Etica II - filosevilla2011

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Etica II - filosevilla2011
Ética II
Profesor:!
Enrique Bocardo Crespo
1º de Filosofía / Turno de tarde
II Cuatrimestre / febrero - junio 2012
http://filosevilla2011.wordpress.com
índice
¿Qué es una corporación?!
Introducción
2
2
Cómo entender la relación de EEUU con los Derechos Humanos
El poder de las corporaciones!
8
14
¿Por qué no nos damos cuenta del poder de las corporaciones?
14
El poder de las corporaciones
19
http://filosevilla2011.wordpress.com
¿Qué es una corporación?
Tema 1
INTRODUCCIÓN
The Corporation (Documental)
15/02/2012
La revista médica The Lancet publicó en 2006 un informe en el que estimaba las bajas
de la Guerra de Irak. Aproximadamente fueron unas 655.000 las bajas durante las seis
semanas de campaña frente a las 20.000 que estimaba la administración Bush.
Otras investigaciones realizadas por el ORB –Opinion Research Bussiness ofrecen
datos más sombríos aún: según éstos, entre marzo y agosto de 2007 aproximadamente
murieron 1,3 millones de personas ¿dónde cuándo?
El profesor asegura que pasará los datos que comenta en clase a través de otros medios.
17/02/2012
¿Es legítimo que las autoridades políticas usen la mentira? Si el gobierno usa
elementos ideológicos para engañar a la población, se pone en crisis la base
democrática del consentimiento libre. Eso es lo que diferencia los estados
democráticos de los totalitarios: los gobernados tienen derecho a acceder a una
información libre. Cuanto más transparentes son los gobiernos, más fácil es que la
ciudadanía pueda evaluar a éstos: la acción del gobierno no debe limitarse al
ejecutivo, sino que debe haber instrumentos que puedan poner en juicio al
ejecutivo.
Veremos algunos aspectos de la conductas de los EEUU: ¿por qué a los EEUU se les
permite actuar con la libertad con la que lo hacen?
En la retórica oficial, la Guerra de Irak se llevó a cabo con la excusa de liberar a ese
pueblo y defender al mundo de un gran peligro. Se apeló así a criterios históricos
para que EEUU pudiese liderar la ocupación. Hay un patrón ideológico de actuación
que conforma la retórica de Washington, que descansa en la insistencia del
excepcionalismo de la nación americana.
La naturaleza excepcional reside en la identidad nacional de EEUU como profetamesías-elegido de la democracia y de la libertad económica.
El ejercicio del poder se basa en el control de la opinión, no tanto en la ejecución de la
fuerza para dominar a la población.
La guerra es el instrumento que usa EEUU para garantizar la presencia de los
derechos humanos, y sin embargo, generaron unas bajas de más de un millón de
personas, lo cual acaba generando una cierta paradoja.
El Derecho Público Internacional regula las normas morales dedicadas al
comportamiento de los países. Hay una serie de países que no suscriben estas
normas, como EEUU.
El carácter excepcional de EEUU no depende de un reconocimiento jurídico positivo,
sino del conjunto de conceptos constructivos que define la identidad de EEUU
como nación, que se basa en la aceptación de una serie de valoraciones sobre la
posición única del país que contribuye a todo tipo de actos indiscriminados
perpetrados por el Gobierno. Seis ideas cimentan esto:
1. Dios ha elegido al pueblo norteamericano como su pueblo, por lo que éste
es el nuevo Israel de dios, el nuevo pueblo elegido, algo que le viene dado
de su tradición anglosajona. La Declaración de la Independencia es el
documento que certifica la elección de dios. El nacimiento de la nación no se
puede explicar como ocurre con el resto en términos de proceso histórico o
de decisiones colectivas, sino apelando a las leyes de dios, que son las que
determinan los designios de la historia humana.
2. La elección de dios se manifiesta en el pacto que contrae la nación
americana con dios. El pacto se entiende como un compromiso entre dios y
el pueblo americano, en virtud del cual, dios se compromete a proteger a
su pueblo, bajo la condición de que el pueblo cumpla siempre la
voluntad de dios.
3. La protección del pueblo elegido se basa en la intervención directa de dios,
comparable por su significación moral a la entrega de los preceptos de la ley
divina por parte de Moisés al pueblo. De forma que dios interviene en la
historia para darle a su pueblo elegido los bienes de la democracia, la
libertad y la búsqueda de la felicidad: dones literalmente revelados por
dios. Esta idea es contraria a los Derechos Humanos que emana de la
Asamblea Francesa y del Parlamento Inglés durante los siglos XVIII y
XIX.
4. Cumplir la voluntad de dios es lo mismo que realizar la misión que dios
otorgó a los EEUU, y realizar la misión es extender por el planeta los
valores políticos que el resto de las naciones son incapaces de conocer. La
posición de privilegio de EEUU es de carácter epistemológico: son los
únicos que tienen acceso a los valores que dios les ha otorgado. EEUU es
la que tiene el poder de definir un patrón de moralidad, que tiene la
obligación de evangelizar en el resto del mundo: EEUU es la ciudad que
está encima de la colina, y es una imagen a la que recurren todos los
presidentes en su discurso inaugural
5. ¿Cómo se sabe lo que dios quiere realmente? No actuar en conformidad con
la misión de dios significa atraer la ira de dios y la pérdida de los privilegios
del pueblo elegido. Así, el éxito de la misión es la confirmación de lo que
quiere dios.
6. La obediencia al pacto define un patrón de actuación específicamente
norteamericano. Así, actuar como el pueblo americano significa lo mismo
que realizar todas aquellas acciones que sean necesarias para asegurarse el
cumplimiento de la misión que dios le dio a EEUU. Eso justifica el
excepcionalismo de EEUU.
Todo esto justifica la posición excepcional de los EEUU conformados como una
religión civil, cuya retórica se sostiene a nivel doméstico para poder trasladar el
mensaje persuasivo a la población americana.
No se trata sólo de entender una forma de hacer política, sino de un criterio de
identidad que ha sido absorbido por la propia cultura americana. En 2010, una
encuesta demostraba la enorme aceptación de esta peculiar doctrina excepcionalista:
una mayoría de americanos del 58% cree que Dios le ha otorgado a América un
papel especial en la historia humana.
22/02/2012
El pacto hace que la política norteamericana se entienda como una religión civil: el
americanismo es una religión. Hay una serie de razones para justificarlo y
concomitancias entre la forma en que el presidente americano se relaciona con dios y
los textos políticos que configuran la identidad de la nación.
Como religión, estos textos son más o menos sagrados de cara a la doctrina
excepcionalista, con equivalencia a las sagradas escrituras o Biblia americana. Cuenta
además narraciones de lucha que dan identidad histórica a la nación. Tienen además
templos de culto, objetos sagrados y dramatis personagem que representan los valores
intrínsecos de América con los que identificarse.
Ejemplos de textos sagrados serían el pacto que hace la tripulación del Mayflower, la
Declaración de Independencia de 1776, la Constitución de 1789, la Ley de Derecho –
The Bill of Rights–, el Discurso de Gettysburg y el texto de la obediencia a la bandera.
También disponen de sus narrativas históricas. Son los mitos culturales con arreglo a
las cuales todas las naciones construyen sus historias nacionales. No sólo son
fabulaciones, sino que constituye un valioso patrón cognitivo para identificarse como
un miembro nacional. Entre las referencias que los americanos asumen como parte de
su identidad están los sufrimientos de el general Washington en el Valle del Forge; el
gran valor de un sujeto, Jeremiah Denton en Janovi ¿?; otra es la conquista del Oeste.
En otro orden de cosas, también tienen lo que hemos llamado sus festividades u
ocasiones particulares. La más conocida es el 4 de julio; otra es el día de los veteranos;
el Memorial Day es el recuerdo a los caídos. Acción de gracias también es muy
conocido, así como el día de Martin Luther King, el momento en que se acepta que los
negros ya no son esclavos.
Tienen también ciertos altares o sitios de cultos, donde se despliegan los símbolos
americanos. Un ejemplo de ello es el Memorial de Lincoln, así como el Capitolio o la
Casablanca; también tenemos el cementerio nacional de Arlington y, por supuesto, el
Gran Cañón.
Los EEUU en virtud del conocimiento de dios revelado a su pueblo resulta ser una
nación superior al resto de las naciones, según se deduce del punto tres de los
elementos que constituyen al país como nación.
La superioridad es epistemológica, ya que es la única nación que tiene acceso a un
conjunto de valores morales que las otras naciones no han conocido porque dios no se
las ha otorgado: sólo gracias a la acción misionera de América pueden tener acceso a
esa información revelada.
Esto no significa que el resto de la humanidad no tenga derecho a disfrutar de los
valores americanos, sino que al contrario que el pueblo americano no está
epistemológicamente capacidad para entenderla. Así, América evangeliza al resto del
mundo los valores de la democracia. Esa es la justificación que se llevó a cabo entre
febrero y marzo de 2003 en The New York Times por un periodista llamado Ignatius,
quien presenta ante los lectores la guerra de Irak la más idealista que jamás se ha
librado, de modo que el mundo pueda entender la capacidad evangelizadora de
América.
Sólo la mente americana ha sido iluminada por el conocimiento divino. El resto de las
naciones permanecen en la oscuridad. George Bush dijo el 4 de julio de 2001 que “un
maravilloso país ha nacido; una idea revolucionaria que ha sido enviada a toda la
humanidad: libertad, no sólo por la gracia de que es algo bueno, sino en virtud de los
derechos de nacimiento que tienen cada uno de los individuos; igualdad, no como
una teoría de los filósofos, sino como el designio del creador”. Para los padres
fundadores, los derechos humanos son dones de dios, pero no gratuitos para la
humanidad, sino sólo para los americanos.
Según Bush, dios es el dador del regalo divino de la dignidad. Somos iguales entre
nosotros porque la lección de la dignidad ha sido impartida por los americanos.
Para ilustrar esta superioridad moral y epistemológica americana también se pueden
usar ciertas imágenes:
1. The city upon the hill: la ciudad sobre la colina, el lugar elegido como el nuevo
Israel.
2. América es la mejor y la última esperanza para la humanidad: la tierra de la
libertad y la promesa.
3. El rayo de luz, con la capacidad de atraer al resto de la humanidad, sobre todo la
que es subyugada, la que sufre y la que anhela encontrar los valores que hacen a
los seres humanos como tales.
La idea es que como la ley que define la actuación de los EEUU como nación es una
ley revelada, los EEUU no están sujetos a las leyes positivas que gobiernan al resto de
las naciones, en virtud de su posición de privilegio epistemológico.
Sin embargo, gracias a la ejemplaridad del pueblo elegido, definida por el hecho
mismo de ser elegido por dios, lo que le da acceso a las leyes morales, EEUU tiene el
deber moral de exigir a las demás naciones una obediencia estricta a la ley positiva, y
por consiguiente tiene el privilegio de desobedecer las leyes positivas para imponer la
ley moral. En consecuencia, EEUU es una nación excepcional.
En virtud de la peculiar relación que existe entre dios y el presidente de los EEUU,
entendido como el jefe de la tribu del pueblo elegido, éste puede actuar como
sacerdote o profeta y pueda transmitir el mensaje al pueblo elegido, de modo que se
asegure de que la nación elegida sigue contando con el apoyo de dios.
El presidente tiene la potestad de interpretar el sentido de las leyes, de acuerdo a
cómo entienda la voluntad divina. En ciertos casos, está autorizado moralmente a
rechazar leyes positivas, e incluso leyes positivas federales, aún cuando hayan sido
aprobadas por la soberanía popular, si a su juicio contradicen la voluntad de dios, que
guía a la nación.
Ver el documental de la BBC The Century of the Selt
Walter Lippmann publica en 1927 un libro en el que se desarrolla el concepto de la
manufacturación del consentimiento: el pueblo es el ganado enloquecido, y no puede
tomar las riendas de los asuntos políticos, y sólo aquellos que saben gobernar son los
que tienen que acceder al poder. En la nueva era moderna todo el mundo tiene mucha
prisa y no hay demasiada inteligencia, por lo que hay que obligarles a consentir
mediante una serie de técnicas que sirvan para generar el consenso. Incluso los nazis,
durante la fuga de cerebros que hubo tras la II Guerra Mundial, llegaron a arribar a
EEUU, donde continuaron sus investigaciones sobre técnicas de control y
manipulación.
En términos prácticos, el carácter excepcional de la nación de EEUU implica la
libertad de poder cometer cualquier atrocidad moral por aberrante que sea si con ello
se cumple el compromiso –el pacto– contraído con la historia, con el papel que le
corresponde o con los designios de dios, que es quien a fin de cuentas mueve la
historia.
Dicho de otro modo. Lo que sería un crimen si lo cometiera un país no sujeto al pacto,
en el caso de los EEUU supone un acto sujeto al pacto: es un criterio de identidad
según el cual la acción es típicamente americana.
Joyce Carol Oates ha observado lo siguiente, “el excepcionalismo americano hace que
nuestro imperialismo sea altruista, que el saqueo de los recursos del mundo sea un
ejercicio saludable de capitalismo y libertad de mercado. Desde la infancia nos han
adoctrinado con la propaganda de que América es superior al resto de las naciones;
que nuestra forma de vida, una democracia basada en el mercado de masas
manipulada por los lobbies es superior a las demás formas de gobierno; que a pesar
de su frivolidad y degradación, nuestra nación es superior, como nuestro lenguaje”.
Lo que expresa el excepcionalismo es la visión laica de el despliegue de la historia
entendida como el plan de salvación que dios le ha hecho conocer a su pueblo
elegido. Así, desde este punto de vista nos ayuda a explicar uno de los problemas más
controvertidos y perplejos: el carácter absoluto de la política internacional americana.
Una vez que los EEUU ponen en marcha su máquina, la decisión es absoluta, y en
consecuencia, es inexorable: nada ni nadie puede impedirla.
¿Por qué no percibimos eso con el mismo rol con el que percibimos los crímenes nazis
o soviéticos? El patrón que define las acciones de los EEUU como necesarias se basa
en lo que podríamos enunciar como un principio de degradación moral: cuando se
aplica este principio, degrada a los seres. Ejemplos de esto, en Derecho Internacional,
contrariamente lo que dice en los artículos 2 y 3 de los Derechos Humanos, EEUU los
puede entender según sus intereses. ¿Por qué Sadam Husein aparece como el malo de
la película en 2001 y no en 1983 o cuando estaba en guerra con Irán? Si EEUU está tan
preocupada por el bien de los seres humanos, ¿por qué no intervino cuando Irak
gaseó a los kurdos? Fue por un principio que enunció Jean Kirpatrick: EEUU verá con
buenos ojos todo régimen, por criminal que sea, que colabore con sus propios
intereses. Se ve claramente la relación de este principio con el principio de
degradación moral. Así, el bien o el mal moral depende de los intereses que tenga
EEUU. El Sha de Persia estaba apoyado por EEUU, a pesar de sus crímenes. Bush
llegó a decir que “los intereses americanos en la libertad son los mismos que los
intereses estratégicos americanos”, lo que representa esa idea de la libertad
instrumentalizada: deja de ser un valor absoluto. La validez de un derecho humano
depende así de los intereses de EEUU. El gran logro moral del siglo XX, en manos de
la interpretación de EEUU se convierte en una gran perversión moral.
24/02/2012
Cómo entender la relación de EEUU con los Derechos Humanos
Se dice que los intereses de EEUU en seguridad son los mismos intereses de América
en libertad. Es una identidad perversa por la perturbación que supone en la
interpretación estándar en los Derechos Humanos. Es un argumento similar al que
estriba Hegel acerca de la vinculación entre el Estado y la Iglesia Evangélica.
La libertad de cualquier habitante de la Tierra estaría, por tanto, sometida a los
intereses de EEUU en seguridad. Generalizando este principio, la validez de los
Derechos Humanos depende de los intereses en cuyos términos la administración
americana define su seguridad.
O se es humano o no se es humano: no hay un grado intermedio, de ahí que se
considere que la dignidad humana es un valor absoluto del hombre, ya que no
podemos dejar de ser seres humanos.
No tiene sentido afirmar que la dignidad humana venga definida en función de los
intereses de EEUU en seguridad, que no tiene el poder de decidir en qué
circunstancias son dignos los seres humanos. Definir la dignidad humana en función
de los intereses de América es un principio totalitario, que se encuentra tras los
crímenes perpetrados por nazis y soviéticos, donde la dignidad humana se define en
manos del partido que gobernaba.
La aceptación de este principio hizo posible el holocausto judío, las purgas soviéticas
y las intervenciones americanas en Sudamérica. El bombardeo masivo de Afganistán
durante la misión Libertad Duradera son el resultado de la aplicación práctica del
principio de degradación humana.
También dejarían de ser inalienables los DDHH. Igualdad significa que no tiene
sentido hablar de seres humanos que sean más humanos que otros, a menos que la
ciencia perfeccione por intervención genética perfeccionar lo humano. Mientras que
eso no ocurra, sí tiene sentido mantener el discurso de que los seres humanos son
iguales. Los DDHH son inalienables porque no se pueden rechazar: es imposible
despojarse de los DDHH.
El artículo 2º de la declaración rechaza cualquier distinción entre los seres humanos
basada en su condición política. No podemos rechazar los DDHH de nadie por su
condición política: no es ésta una razón para negar la humanidad de una persona por
criterios políticos. Tampoco lo es por su condición jurídica o por los derechos del país
en el que viva o el territorio de cuya jurisdicción dependa una persona.
EEUU establece una diferencia entre la identidad americana y la del resto de las
naciones, lo que supuestamente le autorizaría a actuar como expresamente la
declaración de los DDHH prohibe que actúe algún país, ya que América estaría
actuando en contra de esa prohibición expresa de la vulneración de los DDHH.
El carácter excepcional de América no depende de un reconocimiento positivo del
derecho internacional público, sino del conjunto de conceptos –de las seis ideas ya
explicadas– con el que EEUU se concibe a sí mismo.
La Corte Penal Internacional es el primer tribunal basado en tratados que se creó para
promover el imperio del derecho y para asegurarse de que los crímenes
internacionales más graves no queden impunes. El tribunal tiene derecho para
resolver casos de genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad. El Artículo 12
le otorga la jurisdicción sobre los estados nacionales cuando el crimen se comete sobre
el suelo de los estados signatario, incluso en esos casos en que el estado no haya
firmado el acuerdo. EEUU e Israel votaron en contra de la creación de este tribunal,
como otros que no se caracterizan por su respeto a los DDHH –China, Irak, Yemen–.
El último día de la administración Clinton firmaron la entrada, pero rechazaron
firmar los estatutos aduciendo que la Corte no tiene legitimidad para juzgar a los
ciudadanos norteamericanos.
Judy Williams, premio Nobel de la Paz en 1997, citaba la opinión del General Gordon
Sullivan para justificar la posición de la administración americana ante su negativa de
suscribir la petición de prohibición de minas terrestres: si prohibes esa arma, pones en
peligro otros tipos de armamentos de EEUU por razones humanitarias, y es preferible
que se dañen seres humanos antes de poner en peligro los sistemas de armamento
americanos.
29/02/12 ¡¡Muchas gracias a Reyes por estos apuntes!!
En Abril de 2009, Obama aprobó la publicación de documentos que habla sobre la
tortura ejercida por los EEUU, no obstante la documentación mostrada supone tan
sólo el 5% de los casos.
Además de la campaña masiva de propaganda contra Irak, se diseñó un plan con el
conocimiento de la administración, para aprobar el uso de la tortura, llevándola
escrupulosamente a la legalidad, o sea, hacer de la tortura un derecho legítimo del
gobierno de los EEUU.
El presupuesto fundamental que se encuentra detrás de esta violación de derechos
humanos, es que las autoridades de Washintong puedan decidir qué se considera
tortura al margen de los Acuerdos de Ginebra. Irónicamente se puede analizar en un
libro de Blum: “Sin esperanza” (Historias de torturas desde la segunda Guerra
Mundial).
Después del 11S del 2001, Bush dio al personal de la Casa Blanca órdenes secretas:
“No me importa lo que digan los países del Derecho Internacional, vamos a patear a
más de uno”. Con esto, el Presidente marcó la línea que posteriormente se seguiría en
cuanto a la tortura a sospechosos aún incluso saltándose (de nuevo) el Derecho
Internacional.
Así la actuación excepcionalista de este gobierno se detalla en la aprobación jurídica
de una serie de doctrinas de las cuales, tres a destacar:
1. El Presidente está por encima de la Ley. Se vulnera con ello el principio de
autoridad.
2. La tortura es jurídicamente justificable. Por lo que de nuevo se pone de manifiesto
la postura excepcionalista de los EEUU
3. La base de Guantánamo no es territorio de los EEUU. Por lo que se puede
albergar en ella tanto a presos como a violadores de los derechos humanos, sin
que por ello haya de responder dicho gobierno de sus actividades.
A partir de esto, se elaboraron leyes que les otorgaban al Secretario de Defensa y al
Vicepresidente, la autorización para poner en marcha usos de tortura en los casos que
se prevea una conexión entre Sadam Husein y los atentados de Washington.
Así, la tortura se convierte en una práctica del poder, lo que en otros Estados no se
puede contemplar de ninguna manera, para los EEUU es un privilegio en tiempos de
guerra.
El 16S de 2001, el Vicepresidente justifica el espionaje, diciendo que se habrá de hacer
“calladamente sin discusión utilizando los métodos de las agencias”.
El 17S de 2001, Bush firma una directiva presidencial autorizando a la CIA prisiones
secretas Black sites, claro, fuera de los territorios de los EEUU (en Guantánamo y
Afganistán). Autorizó a la CIA a capturar o asesinar a más de una veintena de
individuos incluidos en una lista sin la necesidad de que el Presidente diera su
aprobación a dicha lista, o sea, con la libertad plena para capturar, torturar y asesinar
a todo sospechoso y con la justificación de dar caza a los terroristas implicados en el
11S tanto en Afganistán como en Irak.
El 18S, Bush afirma la autorización para el uso de la fuerza militar en respuesta a los
ataques del 11S, esto otorga al ejército el poder de usar la fuerza necesaria y
apropiada, en contra de quién haya planeado o participado en los ataques terroristas
del 11S, o hayan dado refugio a éstos. Todo, con el fin de prevenir cualquier acto
contra la nación. Con ello, cualquier persona que consideren se puede convertirse en
blanco inmediato de la CIA y en consecuencia pueden ser arrestados, torturados o
asesinados.
Las autoridades de Washington utilizaron la tortura para dar evidencia de que Sadam
Husein había prestado apoyo a Al Qaeda.
Los interrogatorios abusivos incluían técnicas de torturas como:
•
Coger la atención: simulando el ahorcamiento
•
Bofetadas e insultos
•
Confinamiento en lugar estrecho
•
Suspensión en la pared, golpeándolo
•
Posición de tensión
•
Privación de sueño
•
Confinamiento en lugar estrecho con insectos
•
Submarino mojado, simulando el ahogamiento boca abajo y suspendido por
los pies
•
Tratamientos vejatorios, haciéndolo vestir de mujer.
A pesar de estas prácticas los interrogatorios no pudieron demostrar las conexiones
de Al Qaeda y Sadam Husein. Pero se hicieron una serie de documentación para
legitimar el uso de estas técnicas.
Esa documentación sería:
1. Memorándum que envía John Yoo (alto cargo del departamento de justicia) el 9 de
enero de 2002, que incluye un informe al Consejero Especial del Departamento
General de Asesoramiento para Defensa, donde le dice al director que las
Convenciones de Ginebra (por la que se asegura que los prisioneros de guerra
tengan un tratamiento humano) y en particular la 3ª Convención, (expresamente
sobre el tratamiento de prisioneros de guerra) no se debe aplicar a los detenidos
Talibanes ni miembros de Al Qaeda, por los que estos pueden ser sometidos a
tortura.
2. Informe que envía Alberto Gonzáles (consejero de la Casa Blanca para asuntos
jurídicos) al Presidente en un Memorándum del 25 de Enero de 2002, donde le
dice que la guerra contra el terrorismo (global) es una nueva clase de guerra y por
consiguiente “hace que se convierta n en obsoletas las limitaciones tan estrictas de
las Convenciones de Ginebra, sobre los interrogatorios de prisioneros enemigos”.
El argumento no es nuevo, es el mismo que utilizaron los nazis para no aplicar la
3ª Convención a los prisioneros rusos.
Asumen así que tienen un poder excepcional que les autoriza a respetar o no
el Derecho Internacional.
Los argumentos que utiliza Gonzales son dos básicamente:
1.- Si se aplica la 3ª Convención de Ginebra no se tiene la flexibilidad necesaria para
eliminar el examen de caso por caso.
2.- Aumentaría así la amenaza para perseguir conductas criminales en las naciiones
bajo la ley de EEUU. En particular, el Estatuto de 1996 prohíbe la Comisión de
Crímenes de Guerra en por o contra de personas nacionalizadas en EEUU. Se dice
“Crímen de guerra se define siguiendo las indicaciones de la 3ª Convención de
Ginebra sobre el tratado”. Así, pues sostener que no se haga valer la 3ºConvención
resulta ser una violación contra los derechos humanos y contra la Convención misma.
El art. 3º del Estatuto de 1996 dice que el uso de la tortura no está permitido con
independencia de que se considere o no prisionero de guerra.
Hay otros documentos más donde se desarrolla estas ideas de justificar la
postura excepcional de EEUU en relación a la tortura a prisioneros de guerra.
No se conoce el nº de personas arrestadas o que han muerto, algunos calculan
entre 120-130 pero se cree que fue más alto (300 0 500) pero no hay evidencia para
afirmar el nº. Tampoco hay noticias en cuanto a los desaparecidos en los
interrogatorios.
Las consecuencias de todo esto son:
1.- Los Derechos Humanos, contrariamente a lo que se afirma en el
preámbulo, no son Universales, a pesar de que formalmente han sido ratificado por la
mayoría de los países.
2.- La validez de los DH dependen de los intereses estratégicos de EEUU, si le
interesa o no promover el respeto a los DH
Un línea de argumentación que se ha seguido se puede encontrar en un
profesor de Harvar d, Michael Ignatcelf, ha escrito defendiendo la postura
excepcionalista y afirma que EEUU tiene el poder de desobedecer los DH para
hacerlos cumplir en virtud del papel garante que le acontece.
Otro como Niam Fergusson, dice que EEUU es un poder benigno y como tal
se puede permitir desobedecer los DH para favorecer políticas económicas que
eventualmente desarrolle la capacidad de países menos desarrollados. Así pueden
violar los DH en los países subdesarrollados por ejemplo, precisamente para
garantizar dichos DH.
3.- Otra consecuencia es que es muy difícil obligar a los países a que cumplan
con los DH sin el uso de la violencia. Si uno asume la excecionalidad de los EEUU
frente a los DH no se pude obligar a este a cumplirlos. No hay un poder lo
suficientemente persuasivo que les obligue a someterse a la 3ª Convención de
Ginebra.
4.- EEUU puede someter en contra de los DH, a un país o a sus ciudadanos a
un régimen que favorezca la violación de DH. Por ejemplo el caso de El Salvador
(años 80), Nicaragua (años del los Sandinistas. Aquí fue condenado los EEUU por el
tribunal internacional de justicia por apoyar EEUU a los terroristas, pero
posteriormente se anularon las sentencias).
Así, los DH dictan mucho de ser representativos, porque no son objetivos. Su
vulneración no acarrea las mismas consecuencias para unos que para otros y su
aplicación depende de los intereses económicos.
(Aconseja ver la película INSIDE JOB)
02/03/2012
El poder de las corporaciones
Tema 2
Bibliografía
¿Por qué no nos damos cuenta del poder de las corporaciones?
El poder político suministra una serie de ficciones para que no percibamos cómo
actúa la influencia de las corporaciones y del propio poder político. Entre esas
ficciones, la más poderosa es la que consiste en la representación política. En la
medida en que se nos haga creer que los políticos que elegimos son nuestros
representantes genuinos, más caemos en esa ficción.
Si los políticos que gobiernan son nuestros representantes, ¿cómo es que toman
decisiones que perjudican tan decisivamente nuestras vidas? Primer, la noción de
representación política es uno de los conceptos más ambiguos, confusos e
irritantemente absurdos del léxico democrático. Según la Constitución del 78, la
soberanía reside en el pueblo, y los gobernantes son los representantes legítimos del
pueblo español.
Decir que el pueblo es soberano es la afirmación de una cualidad absoluta que define
la independencia del pueblo frente a cualquier otra autoridad. No se puede ser
soberano a medias, como no se puede ser humano a medias ni medio libre y medio
esclavo: o soy soberano, o no lo soy.
Si el pueblo es soberano, no se puede inferior que los individuos sean
individualmente soberanos. Yo no puedo ser soberano si el pueblo es soberano. No se
puede inferir que los individuos de una clase tengan las propiedades de la clase. La
soberanía del individuo se supedita a la soberanía del pueblo, y si soy soberano, el
pueblo no sería soberano por haber una serie de individuos soberanos. Si soy
soberano, no lo es el pueblo, y si lo es el pueblo, no soy soberano.
Afirmar que los partidos sean los legítimos representantes, implica negar a los
individuos la posibilidad de actuar con autonomía moral y política en la toma de
decisiones. Si deciden ellos, entonces no decido yo; si decido yo, no deciden ellos. No
encontramos con la misma paradoja.
La concepción más extendida, no la única, es que la elección en las urnas es el acto
por el que se crea la representación: el pueblo se divide en cinco entidades:
1.
el municipio, que es el sujeto de la representación, no sus individuos
2. autonomía
3. provincias a nivel nacional, porque la provincia se representa a nivel autonómico
en los parlamentos autonómicos, y a nivel parlamentario central. Así, son
entidades diferentes aunque los individuos sean los mismos.
4. el senado representa y no representa a la provincia. lo hace cuando es territorial
no circunscrita.
5. el parlamento europeo con 54 eurodiputados
La representación, así, es una pentafrenia o trastorno quíntuple de la personalidad
política que divide la indisoluble soberanía del pueblo en cinco entidades, todas
soberanas.
Casi todas las religiones excepto los budistas se basan en insondables misterios. La
religión civil también tiene su particular disociación personal al estilo del Misterio de
la Trinidad, aunque esta vez segmentada en cinco partes que son una misma.
La representación política es injustificablemente gravosa en relación a la efectividad
que debería tener. El congreso tiene un presupuesto de 98 millones de euros. En
Cataluña el coste es mayor por diputado, y en Andalucía cada diputado cuesta
430.000 euros.
Este sistema es muy efectivo para que los partidos logren la sumisión de la población
burlándose de sus intereses. Cada una de las parcelas de la pentafrenia supone una
importante parcela de poder para los partidos, no para los individuos. Cuantos más
votos obtiene un partido, mayor es su grado de participación y por tanto de poder.
Cuanto más poder tenga el partido, más atraerá los intereses de las empresas y
corporaciones. Si el poder se ejerce a favor de los beneficios del ciudadano, no
obtienen beneficios para la financiación del partido –que se aclara con cinco años de
retraso, que son los que tarda el Tribunal de Cuentas en aclarar la financiación de las
formaciones políticas–.
Un estudio de consultores del gobierno corporativo demostraba que en 2006 10
familias y apenas 20 empresarios controlaba el 20,14 % del capital del Ibex 35. El
profesor Tiago Santos dice que el 0,0035 % de la población española –unas 1.480
personas– poseen los recursos que equivalen al 80,5% del PIB. Esto es poder. El
99,995% de la población se reparten el 19,5% del PIB. El mayor avance en política
social de la democracia española.
Un partido político es fundamentalmente una maquinaria de acumulación de poder.
El poder necesita dinero, y por lo tanto, hay que buscar la financiación del poder.
Según la Ley Orgánica 8/2007 de la financiación de los partidos políticos, cada
partido recibe del estado un dinero en concepto de subvención según el número de
representantes. Entre los dos partidos mayoritarios reciben entre 65 y 80 millones de
euros para financiar datos, más 50 millones para organizar campañas. Los partidos,
además, recurren a la financiación de la banca. Los ciudadanos financian a los
partidos con el fin de mantenerlos.
Los ganadores de este juego perverso son la varios.
La banca que financia a los partidos en unas condiciones ventajosas e inaccesibles
para los ciudadanos medios. La soberanía reside en el pueblo pero sólo los que
ejercen el poder económico pueden imponer al resto una política que convenga a sus
intereses, creando un sistema de ficción para que el pueblo soberano no perciban el
juego. El informe Greco –estados generales contra la corrupción– de 2009 ponía de
manifiesto en una auditoría ad hoc que la deuda de los partidos españoles en 2005
ascendía a más de 144 millones de euros, lo que hace a los partidos españoles los más
vulnerables de los integrantes del crédito. No sólo es un negocio: también hace de los
partidos unos medios para la toma de decisiones que más les interesa. Así, los
partidos juegan a la impostura de la representación, pero quienes deciden son las
entidades financieras. Entre 1997 y 1999 según el informe Greco, los bancos habrían
condonado a los partidos una deuda de 19 millones de euros, lo que da una idea de lo
que piensan los bancos sobre la soberanía popular. En 2006 el Banco Santander
condonó al PSOE una deuda del 6 millones. A fecha de 2011 no hay datos oficiales
sobre la deuda acumulada de los partidos políticos con los bancos. Eso es poder. El
poder de ocultar información.
Imaginemos la deuda viva que los municipios han contraído con la banca. Un
equivalente de más de un tres por ciento del PIB.
07/03/2012
613 euros es la deuda municipal por habitante a fecha de 2006. Esto significa que hay
que reconocer una dependencia económica entre los partidos y las entidades
financieras, que implica una perversión del sistema democrático. Así, la agenda
política viene hasta cierto punto condicionada por los intereses de las entidades
financieras. La propaganda será el instrumento que el gobierno emplee para que sus
políticas no queden sometidas a la imagen de que están a merced de las
corporaciones. Se requiere por ello el control de los medios de comunicación y de la
educación.
Se requiere también de un gran ejército de ideólogos, periodistas y comentaristas que
tienen que reescribir la realidad para que los ciudadanos no perciban el conflicto de
intereses adquirido por la clase política. El compromiso que adquieren los partidos,
así, no se adquiere con la masa electoral, sino con las casas financieras.
Se comprende que la generosidad del banco siempre es recompensada. Hasta que no
sepamos la deuda real con las entidades privadas, no se podrá saber hasta qué punto
el gobierno está implicado en relaciones de dependencia con la banca.
Aproximadamente, ésta podría alcanzar el 20% del PIB, más del doble del gasto en
pensiones.
El informe del Tribunal de Cuentas tiene un retraso de cinco años, y fiscaliza el dinero
que los partidos reciben del estado, pero no éstos no está obligados a publicar los
datos de sus cuentas. Ningún gobierno ha emitido ninguna normativa de regulación
sobre las relaciones tóxicas adquiridas con las financieras.
Los beneficios de la banca son el resultado directo, supuestamente, por la
especulación financiera, amparada y admitida por el gobierno.
Como los bancos no pagan por regla general impuestos en paraísos fiscales, se limita
la capacidad para generar políticas que favorezcan el bienestar de la población: los
gobiernos endeudan a la población inyectando dinero a los bancos para que éstos
multipliquen sus beneficios sin pedir a cambio que inviertan para potenciar las
economías domésticas.
El segundo grupo ganador de este juego está compuesto por las empresas del Ibex 35.
Todos los bancos que cotizan en el I35, excepto Bankinter, tienen presencia en paraísos
fiscales. Se pensaba que en 2008 podrían haber desviado entre 5800 y 12500 millones
de euros, aunque la falta de datos fiscales hacen sospechar que las cantidades sean
aún mayores. Eso por no hablar del supuesto fraude fiscal que se le achaca
oficiosamente a estas empresas, que puede que ascienda, según datos aportados por
el Gobierno de Zapatero, hasta 40.000 millones de euros.
En el 2010 estas empresas alcanzaron beneficios de 50.000 millones de euros.
Telefónica, Repsol, IPF, Endesa, Iberdrola, Ferrovial, etc, tienen directivos que
incrementaron sus sueldos en una media del 20%. Los altos directivos de estas
empresas forman una clase privilegiada. 502 miembros de ellos ganaron una media
anual de 699.000 euros, unos 350 millones de euros en 2009, es decir, un 3,5% más que
en 2008.
En cuanto a los consejeros y ejecutivos con cargos en estas empresas, se llevaron un
76,5% del total del presupuesto de los consejos, con sueldos de 2,7 millones de euros.
Los expertos cualificados –independientes– percibieron el 12,4% de remuneración.
En contraste con el aumento del 22% de beneficios, la renta per cápita de los
españoles se situó 7 puntos por debajo respecto a la eurozona.
Otro problema de estas empresas es que algunas de las compañías tienen notorias
vinculaciones con la clase política. Aznar es consejero de Endesa, González de Gas
Natural, Marcelino Oreja está en Acerinox, EPSC y Repsol; Rato es presidente de
Bankia, Luis Ángel Rojo y Matute están en el Banco de Santander; Miguel Roca está
en ACS, que preside Florentino Pérez.
No conocemos porqué no hay manera de establecer una responsabilidad corporativa, de
forma que la práctica de sobornos de estas empresas no está sujeta a ningún tipo de
control político.
Según un informe del Observatorio de Comunicación de Responsabilidad, ninguna
empresa del I35 aporta información alguna sobre la cantidad de dinero donado,
préstamos condonados o aportaciones en especie donadas a instituciones y partidos
políticos, con desglose por país o con mención de la entidad. No sabemos nada de
nada, de nada, de nada. Sólo 15 de las empresas del I35 incluyen referencias a
sobornos, y algunas se refieren sólo a recibir sobornos, pero no dicen nada sobre su
capacidad para ofrecerlos, que es donde reside el verdadero poder. Ninguna de estas
empresas restringe los pagos de facilitación: un instrumento que se suele utilizar para
encubrir sobornos y tráfico de influencias en los partidos políticos. También estas
empresas tienen activos en paraísos fiscales.
Un informe de la asociación de inspectores de hacienda de octubre de 2009 estimaba
el fraude fiscal en España en 70.000 millones de euros.
El tercer grupo ganador son las empresas vinculadas a los partidos: los sindicatos, las
compañías públicas y las televisiones autonómicas destinados a mantener a la
población en el redil. Desde 1995 hasta 2009, el gobierno andaluz ha subvencionado a
UGT y CCOO con 251 y 253 millones de euros, respectivamente, a precio de mantener
la cohesión social en una región especialmente atacada por la crisis. El número de
afiliados de ambos no pasa del 16% de la masa trabajadora de la comunidad
andaluza.
En 2002, la administración tenía 335 entidades estatales. En 2011, el número de estos
organismos sobrepasa los 4.000, con una deuda pública de 52.000 millones de euros.
Podemos concluir que la representación política del juego democrático descansa en
una gran ficción, es decir, en una manera de entender la realidad. Como ocurre con el
resto de las ficciones, ni es verdadera ni falsa, pero su poder se haya en la fuerza
psicológica que ejerce sobre la población para percibir y atender las cosas de acuerdo
a la manera en que es prescrita por la ficción. Bajo la influencia de una ficción somos
presumiblemente incapaces de ver las cosas de otra manera que sea diferente a la que
impone la ficción.
El origen de la esclavitud política tiene su raíz en la mente: en no darnos cuenta de
que pensamos y actuamos de acuerdo con el guión que define la ficción. Esas
ficciones las llevamos implantadas. La estabilidad de las ficciones se basa en el hecho
de que son creíbles y aceptadas. La única manera de disipar el poder de la ficción de
la representación política consiste en no creerla.
El poder de las corporaciones
Desde la web de Fortune se puede consultar el nivel de beneficios que alcanzan
algunas de las grandes corporaciones del planeta.
William Domhoff publicó un estudio en julio de 2011 en el que dice que la
distribución de riqueza ene EEUU es la siguiente: el 1% de la capa superior de
propietarios tiene el 38,3% de todas las acciones de propiedad privada, el 60,6% de los
bonos financieros y el 62,4% del patrimonio mercantil. El 10% de la clase superior –
dentro de ese 1%– posee entre el 80 y el 90% de las acciones, bonos, fondos de
inversión y patrimonio mercantil, además del 75% de los bienes raíces. Puesto que la
riqueza financiera es lo que cuenta en el control de las estimaciones de lo que produce
ingresos, se puede decir que sólo el 10% de la población de los EEUU es la que
realmente posee a los EEUU.
Así, la distribución de riqueza en EEUU no ha sufrido una variación considerable
desde su creación. La élite que posee el país sigue siendo la élite que la gobierna.
Si atendemos a las estimaciones realizadas por Hacker & Pierson en un trabajo del
año 2010, veremos que se encuentran datos aún más preocupantes. Cuando más
exclusivo es el grupo en esa escala, mayores son las ganancias estratosféricas: el 0,1%
de la población –sobre 150.000 familias, de las más ricas– han visto crecer la porción
de su pastel del 2,7% en 1974 al 12,3% en ingresos: un aumento de 4x. Los datos son
más elocuentes en el 0,01% de la población –las 15.000 familias más ricas–, que han
visto que sus dividendos han aumentado de menos de uno por cada 100 dólares en
1974 a menos de uno por cada 17 dólares, lo que significa que cerca del 7% de la
riqueza del EEUU es poseída por el 0,01% de la población.
Un conjunto de corporaciones divididas en varios estratos se reparten esa cima
económica. El primer grupo son las que forman parte del complejo militar industrial –
¿Login Marting?, Boeing, General Dynamic, Computer Science, etc–; tras éstas,
encontramos las que componen la industria de la energía –Exxon-Mobil, Chebron,
Texaco, Shell US, BP America, etc–; continúa un estrato muy poderoso, con
vinculaciones con el complejo militar y farmacéutica, las de telecomunicaciones –
AOL Warner, Disney, Viacom, News Corp, NBC, AT&T–; siguen las farmacéuticas –
Johnson & Johnson, Pfizer, Abbot, Fluor–; otro grupo es la de alta tecnología –Science
Aplicarion, IBM, Microsoft, HP–; continúan las entidades financieras –Goldman Sach,
JP Morgan Chase, Citi Group, Bank of America, Merryl Lynch, etc–; y ahora las
automovilísticas –General Motors o Ford–.
En la Guerra de Irak también sacaron muchos beneficios otras empresas, como las
aseguradoras, como la American International Group o la Unite Health Group. Las
aseguradoras han sacado este beneficio de la Guerra de Irak porque cuantos más
muertos, más dinero se genera.
La facturación de EPSON fue en 2003 de 247.000 millones de dólares. En su conjunto,
es superior a los ingresos de 185 gobiernos estatales de la época como Brasil, Canadá,
Suecia y Holanda. La General Electric facturó 125.913 millones de dólares, y obtuvo
unos beneficios de 16.000 millones en 2002. En el mismo años los 10 bancos
principales de EEUU controlaban el 55% de todas las operaciones bancarias. Nueve
años después, los seis bancos principales poseen el 62,3% del producto interior bruto
de EEUU.
En España no sabemos cuáles son los mecanismos con los que influyen en el
Gobierno las grandes corporaciones y qué dinero usan para ejercer esa influencia. En
EEUU sí que se conocen.
La capacidad que tienen estas compañías para influir la agenda política es en primer
lugar el resultado directo de su poder económico. Cuanto más dinero, más poder. En
palabras que Schatt Scheider dijo en 1960, el que determina de qué trata la política es el
que gobierna el país porque la definición de alternativas políticas significa la selección de
conflictos, y la selección de conflictos es la que otorga el poder.
Definir alternativas significa la capacidad de decidir qué políticas va a decidir el
gobierno. La selección de conflictos es la decisión en la selección de tal o cual foco como
política prioritaria. La estructura de influencia que detalla Scheider no es política, sino
corporativa.
Las grandes corporaciones son las que seleccionan los conflictos porque son las que
realmente tienen el poder para definir las alternativas en perjuicio de los intereses de
la mayoría. El único fin de las corporaciones es multiplicar los beneficios, de modo
que las alternativas son definidas con objeto de la que la autoridad política favorezca
los intereses corporativos, que no son los intereses, como decimos, de la mayoría,
yendo incluso en detrimento de ella.
La política del partido elegido sólo beneficia a la élite corporativa, que es la que
realmente tiene el poder económico para seleccionar los conflictos. Los dos mandatos
de la administración Bush muestran una gran recuperación de beneficios en
comparación con los anteriores.
09/03/2012
Las características jurídicas de las corporaciones
El año feliz de las corporaciones es 1886. Ese año, aparece una sentencia del juez
Stephen Field, que era miembro de el tribunal supremo de los EEUU. Vierte una
opinión sobre el caso de Santa Clara County contra Southern Pacific Railroad. Lo
importante de esta sentencia es que es la primera vez en la que se reconoce a una
corporación como persona física, no jurídica. Lo que justifica esta distinción es el
reconocimiento de que poseer acciones de la compañía es la asunción de la posesión
de una propiedad sin estar sujeto al tipo de responsabilidad que normalmente los
sistemas jurídicos definen para aquellos que son propietarios –es decir, que poseen
propiedad–.
La distinción que hace Field es que poseer acciones en una compañía permite a una
persona ejercer un tipo de propiedad que no está sujeta al tipo de control jurídico
sobre la posesión de propiedad.
Cuando uno tiene una propiedad se supone que la responsabilidad sobre ella debe
durar un cierto tiempo. Sin embargo, cuando dictó la sentencia el juez Field, las
corporaciones se pueden convertir en personas que pueden poseer una
responsabilidad ilimitada de la propiedad.
La invocación de la 14º enmienda ampara a las corporaciones como si fueran
personas físicas. Esta estrategia favorece la clase de propiedad característica de las
corporaciones: la posesión de acciones, que desde entonces es un derecho subjetivo
propio de personas físicas.
Lo que está tras la expansión del poder de la economía en EEUU es el pensamiento de
Herbert Spencer, la mente que proporciona a los grandes capitalistas del XIX la
justificación moral de la gran explotación a la que fueron sometidos hombres, mujeres
y niños, hasta la aprobación de la jornada de ocho horas. En la obra Dinámica social
ofrece esa justificación. Habla de la supervivencia de los más hábiles en el contexto
social, de forma que el estado no subvencione a los huérfanos, viudas y enfermos.
La conclusión es que con el propósito de proteger los derechos invocando la 14º
enmienda, la propiedad que tienen las corporaciones en relación al comercio y al
negocio, se convierten en la propiedad del individuo corporativo, ahora convertido
en una suerte de individuo físico que no puede ser desposeído de su propiedad.
Sobre esta base se entiende en qué consiste el poder de las corporaciones. Marcus
Hanna dijo que hay dos cosas importantes en política: primero el dinero, y la segunda no
recuerdo cuál era. En 1907 se aprueba la Ley Tillman, con la que se prohibe a las
corporaciones den dinero a los partidos políticos, cosa que se hacía desde 1886. En el
47 la prohibición se hace extensible la prohibición a los sindicatos.
Pero el que hace la ley, hace la trampa. En 1972, se levantan las prohibiciones que
introdujo la Ley Tillman, desarrollándose una argucia jurídica según la cual las
corporaciones pueden donar dinero a los partidos siempre que éste sea para mejorar la
estructura del partido, y no con fines políticos.
Así, desde ese momento, las corporaciones tienen básicamente tres instrumentos para
poder definir el conflicto político:
1.
hacer donaciones individuales
2. realizar comités de acción política, creados por las corporaciones en los que sus
trabajadores contribuyen con dinero que les quitan de su sueldo para favorecer a
un partido político.
3.
Lobby, o individuos que están concentrados en torno a Washington y establecen
grupos de presión sobre quienes tienen la responsabilidad legislativa mediante
sobornos. Un medio de presión es el llamado revolving doors o puertas giratorias.
Los Lobbies, contrariamente a lo que se cree, desde los años 80 han dejado de
recibir paulatinamente dinero por parte de las corporaciones para cuestiones de
presión electoral. Hacia 1997 había en Washington como 60.000 oficinas de
lobbies.
Un think tank o laboratorio de ideas es un lobby que desarrolla ideas y pensamientos,
como promover falsos datos o generar necesidades que favorezcan la creación de
riqueza a partir de comercialización artificial.
Cuando Bush define la nueva administración, la Lockhead Martin logró colocar ocho
miembros. El lobby de las armas colocó hasta 22 integrantes en esa administración.
Eso da una pista de las conexiones y la influencia de esos grupos de presión en la
cúpula de poder político.
En 1944 tiene lugar en un pueblo cercano a Boston, Bretton Woods, tiene lugar una
famosa reunión a la que asisten, entre otros, Churchill, Roosevelt y John Maynard
Keynes. Dos cosas se concluyen entonces: el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional.
El Banco Mundial proporciona préstamos de reconstrucción para Europa tras la II
Guerra Mundial. El FMI proporciona préstamos a corto plazo para gobiernos
nacionales. 4 años después, en el 48, aparece lo que se llamó el GATT –General
Agreement on Tariffs and Trade–. Inicialmente, se vendió el GATT como un proceso
cuyo objetivo consistía en eliminar las barreras del comercio. Pronto, se observó que
las barreras del comercio que se querían eliminar implicaban leyes para salvaguardar
el medioambiente o para preservar la seguridad de los obreros, que variaban de país
en país. Así, para eliminar estas redes se empiezan a fundar las primeras leyes
globales: así comienza la globalización que acaba explotando en el año 80. El NAFTA
es una consecuencia de los GATT.
En la práctica, el GATT define un cuerpo de nuevos derechos que literalmente
proporcionan a las corporaciones la habilidad de destruir las limitaciones jurídicas
que los estados nacionales tienen impuestas para defender su propio comercio.
Tras la crisis de los años 80, se crea por parte del FMI la política que ha definido desde
entonces la economía global: préstamos de ajustes estructurales o SAL. Estos
préstamos son instrumentos económicos controlados por el FMI el y Banco Mundial
que se pusieron en marcha en Filipinas en el 1980 y en Méjico en 1983 y se conciben
como herramientas de control de deuda que sirva para intervenir en decisiones
políticas.
Las exigencias que demandan el Banco Mundial y el FMI a cambio del SAL consisten
en dos:
1.
Cortar servicios sociales o públicos
2.
Llevar a cabo políticas de privatización de empresas de titularidad pública
14/03/2012
Estrategias de las políticas de reformas estructurales. Joseph Stiglitz distingue cuatro
escalones:
1.
Privatización: Stiglitz lo denomina proceso de soborno. Es muy simple. Según
Joseph Stiglitz el Banco Mundial soborna a los líderes políticos del país
proporcionando un incentivo económico —el dinero que reciben— para que
ponga a la venta el tejido industrial del país. Es el mismo proceso que se
reprodujo en Irak. Básicamente, lo que se pretende controlar es la industria
energética —tanto a nivel de recursos como de infraestructuras—. La idea es que
el político reciba en torno a un 10% del valor de la venta como comisión. Un caso
muy curioso de privatización fue el que se llevó a cabo en Rusia, donde los EEUU
participaron junto con el Banco Mundial para que Yeltsin vendiera las principales
industria que estaban bajo control estatal. La lógica que describe Joseph Stiglitz
parece explicar que el primer paso funciona cuando hay connivencia entre los
administradores del Banco Mundial y las élites corporativas del país. Lo que se
fomenta de este modo es la presencia de una fuerte oligarquía.
2.
Liberalización del capital de mercado: con esto se evita que el estado que controla
el BM o el FMI pueda aprobar leyes que signifiquen un aumento de impuestos
para los nuevos propietarios de las empresas que vende. Irak es otro ejemplo de
ello. Los bancos que controlaba Sadam han pasado a control de EEUU a través del
Banco de Importación y Exportación Americano, con la gravedad de que todas las
ganancias que entran en manos americanas no se reinviertan en Irak. Lo que
implica este segundo paso es que se lleve a cabo un proceso de desregulación
cuyo objetivo fundamental es evitar que las transacciones comerciales sean
controladas en beneficio de los ciudadanos del país. Así, las inversiones que hacen
las multinacionales no redundan en beneficio para el país. Indonesia o Brasil son
ejemplos de este dinero caliente, como lo llama Stiglitz: el dinero líquido entra en el
país para especular sobre propiedades y después sale cuando las corporaciones
empiezan a oler el menor problema. A finales de los 90 esto también pasó cuando
explotó la burbuja inmobiliaria. Esto tiene sin embargo un lado oscuro, ya que
ante la inestabilidad que provoca esto en el país lo normal es que el FMI obligue a
esos países a subir los intereses, que en ocasiones puede vascular entre el 30 y el
80%. Como consecuencia, los altos intereses devalúan el valor de la propiedad.
Otra consecuencia es la caída de la producción industrial, lo que nos lleva a
generar un agujero considerable en las reservas del país. Todas estas políticas son
de imposición externa, como puede comprobarse, y los grandes beneficiarios son
las grandes multinacionales que adquieren las empresas públicas.
3.
Los precios del mercado suben en los alimentos básicos: Stiglitz observa que
asistimos a la implementación del paso tres y medio, que consiste en la rebelión del
fondo monetario internacional. La estrategia es simple: cuando la nación está a punto
de quebrar, el FMI literalmente se aprovecha sacándole hasta el último dólar de la
sangre, como dice Stiglitz. Esto significa la completa eliminación de el sistema de
subsidios públicos a las empresas. En Indonesia sucedió algo así en 1998. Otro
caso muy elocuente es el intento de privatizar el agua en Cochabamba en abril de
2000, donde el agua alcanzó precios impagables por parte de las clases más
pobres. En las mismas fechas, en Ecuador ocurrió algo similar con el gas
doméstico. Stiglitz insiste en que este tipo de rebeliones no le sorprenden a las
autoridades económicas del FMI, definiéndolas como rebeliones casi casi
predecibles. La segunda mitad del plan consiste en que las corporaciones
transnacionales ante el peligro de que exista una gran revuelta nacional acaban
por controlar todos los recursos públicos. Según Stiglitz, hay muchos perdedores
en el juego. No obstante, identifica dos grandes ganadores. Por una parte, los
bancos occidentales —aquellos con los que opera el FMI— y por otra parte, el
departamento del tesoro de los EEUU.
4. La estrategia de reducción de la pobreza o comercio libre: la idea es desarrollar el
comercio en la economía del país de acuerdo a las reglas que estipula la
organización mundial del comercio —WTO—y el Banco Mundial. Esto significa
llevar a cabo un asalto a las políticas nacionales de los países más pobres para
eliminar aranceles que permitan el libre comercio de los productos que venden las
grandes corporaciones. Como indica Stiglitz, el mecanismo es en esencia el mismo
que las potencias europeas siguieron en la Guerra del Opio. Para enriquecerse con
el opio, las potencias europeas usaran el ejército y la armada para forzar a los
mercados a mantener un libre tránsito del opio. En este punto, Stiglitz revela el
grado de perversión moral al que son capaces de llegar las grandes corporaciones.
Dice Stiglitz que el nuevo orden global ha condenado a millares de personas a la muerte,
imponiendo tarifas imposibles y tributos que hay que pagar a las compañías farmacéuticas
que elaboran las medicinas de marca. Dice Stiglitz que a las farmacéuticas no le
importan si la gene vive o muere, sino que la única preocupación que tienen es
recoger esos tributos.
Los requisitos del programa de ajustes estructurales que propone el FMI crean unas
oportunidades de mercado casi libres de riesgo para que las grandes transnacionales
adquieran empresas que estaban hasta entonces bajo control público: desde carreteras
y aeropuertos a industrias energéticas.
Uno de los ejemplos más curiosos es el de la empresa Enron. En 2001, esta empresa
consiguió unos beneficios por inversión exterior de 23.000 millones de dólares. Entre
los mecanismos que empleó para ello, contó con la colaboración del Banco Mundial
para que presionara a gobiernos de países del Tercer Mundo para hacerse con
servicios que estaban hasta ese momento en poder público. Hablamos de casos como
los de Colombia, Guatemala o India. En otros casos, Enron también recibió
financiación del propio Banco Mundial y de los gobiernos de estas naciones. Incluso,
del gobierno de los EEUU, que abonó un crédito de 3.000 millones de dólares.
Este es uno de los mecanismos. En No Logo se describen otro tipo de mecanismos,
como crear zonas especiales industriales en el que se asegura el abaratamiento de los
costes de producción. China es el caso más conocido, donde las marcas de las grandes
empresas como Nike o Adidas decidieron colocar las unidades de producción.
Desde 1980, China empezó a abrir fundamentalmente cinco áreas económicas
especiales, que expertos en economías han descrito como la expansión económica más
espectacular y sin paralelo en la historia. Estas cinco zonas atrajeron en la década de
los 90 una inversión que se calcula de 300.000 millones de dólares, lo que sirvió para
que Walmart, K-Mart fabricaran allí sus productos a muy bajo precio.
Otro dato que se extrae como expansión de la globalización reside en el número de
corporaciones que operan fuera del ámbito territorial del país de origen. Entre los 70
y los 90 el número de corporaciones se triplicó, y a finales de los 90 las
transnacionales representaban aproximadamente un tercio del capital mundial del
sector privado.
Como consecuencia de la expansión y del control del capital privado empezó a
producirse un movimiento por parte de las corporaciones para desarrollar nuevas
doctrinas que eventualmente justificaran los derechos corporativos, es decir, las bases
jurídicas que permiten a estas empresas operar en cualquier parte del planeta. ¿Por
qué no intentar lo que se hace en China pero a nivel global? La idea es que se consiga
una falta de regulación nivel global. Lo que se pretende es conseguir una inversión
para cualquier parte del mundo y que esté exenta de un proceso de regulación.
Básicamente, las corporaciones diseñaron lo que se llama en términos de management
dos canales:
1.
El GATT: Debido a la lentitud de los procesos del mecanismo GATT, las
corporaciones vieron que era necesario crear otro tipo de acuerdo: los acuerdos
del NAFTA.
2.
El NAFTA: el primer esfuerzo de este canal fue la creación de un sistema de
acuerdos comerciales que se llamó NAFTA —un acuerdo comercial que en
principio sólo incluía a Canadá y EEUU, pero luego añadió a México—. La
estrategia de este acuerdo busca asegurar instrumentos jurídicos muy poderosos
para defender los derechos comerciales de la corporación que tiene como base un
país para saltarse el control político o judicial de las decisiones de otro país que
haya firmado dicho acuerdo. El estado así se convierte en un elemento impotente
a la hora de controlar a la corporación. El artículo 1102 del NAFTA requiere que
los gobiernos deben de tratar a las corporaciones extranjeras tan favorablemente
como las propias, es decir, que no hay un régimen de protección con las empresa
domésticas. El artículo 1105 define el derecho de tratamiento mínimo estándar, que
significa que todas las corporaciones deben de tratarse de acuerdo a como se
estipula en el derecho internacional —al modo de personas físicas—. De hecho,
según lo define el artículo 1110, si las nuevas regulaciones que imponga un país
miembro de estos acuerdos reduce eventualmente el valor de la propiedad de una
corporación o los beneficios que espera alcanzar, la corporación tiene derecho a
llevar a juicio al gobierno y acusarlo de daños y perjuicios en un tribunal de
arbitraje, definido por los artículos 1104 a 1112. Esto significa que con el NAFTA
las corporaciones se convierten en elementos más poderosos, y desde luego
bastante más de lo que se había definido con las normas de los 144 miembros de
la organización mundial del comercio. Con esto, lo que en el caso de la WTC era
un derecho, con el NAFTA se convierte en un privilegio de la acción privada
frente a los intereses del gobierno.
16/03/2012
El 13 de septiembre de 1970, en el The New York Times Magazine apareció un artículo
de Milton Friedman que hoy es considerado un clásico: The social responsability of
business is to increase it profits o La responsabilidad social del negocio es aumentar sus
beneficios. Ahí, se postula Friedman como un defensor de la desregularización de las
relaciones económicas.
Friedman afirma que la discusión moderna sobre la responsabilidad social del
negocio se caracteriza por su ambigüedad analítica y ausencia de rigor. ¿Qué significa
decir que el negocio tiene responsabilidades? Sólo la gente puede tener
responsabilidades: una corporación es una persona artificial, con lo cual sólo puede
tener responsabilidades artificiales. Así, el negocio, como un todo, no se puede decir
que tenga responsabilidades. Incluso, afirma que se aplica en su sentido vago. Lo que
propone es que se aclare a qué se atribuye la responsabilidad social de las
corporaciones.
El primer paso, dice, sería intentar clarificar qué es lo que se quiere implicar cuando
se habla de responsabilidad social. Lo que hace Friedman es distorsionar el
planteamiento, ya que empieza negando que las corporaciones como tal puedan tener
responsabilidades. Dice que los individuos que son los que poseen el negocio, son los
que deberían ser considerados responsables en dos sentidos, tanto como propietarios
o como ejecutivos de la corporación. Si se habla de la responsabilidad de las
corporaciones, no es de la responsabilidad social de la corporación como persona
social o física, sino de la responsabilidad social de quienes poseen la corporación o
trabajan en la corporación como ejecutivos.
Dicho esto, Friedman argumenta que la única responsabilidad que tienen propietarios
y ejecutivos de la corporación es con los accionistas y asegurarse que ganen tanto
dinero como sea posible en tanto que respetan las reglas básicas de la sociedad tal y
como se incorporan en el derecho y tal y como se asume en las costumbres éticas y
sociales.
Friedman responde a la pregunta sobre la responsabilidad social del ejecutivo en su
capacidad de hombre de negocios diciendo que si este enunciado no se considera
pura retórica, lo que viene a decir es que tiene que actuar de tal manera que asegure
los intereses de sus empleados. Así, la responsabilidad social del ejecutivo, según
Friedman, consiste en que no utilice el dinero que se ha invertido en la corporación
para sus propios beneficios.
En la medida en que lleve a cabo el ejecutivo un aumento del precio para sus
consumidores, entonces está malgastando el dinero de los consumidores, y en la
medida en que sus acciones bajen el salario de algunos de sus empleados, en ese caso,
está malgastando el dinero de esos empleados, según postula Friedman.
La responsabilidad del ejecutivo, así, consiste en usar el dinero de los accionistas de
tal manera que simplemente aumenten sus beneficios. El principio político que se
encuentra detrás de los mecanismos de mercado según Friedman es la unanimidad,
lo cual explica parte del proceso de globalización o la marketización.
¿Qué es eso de mecanismo de mercado? Sólo es la forma en que funcionan los
mercados según las reglas de oferta y demanda. Según estas reglas, el que es capaz de
colocar un producto ahorrándose costes de producción tiene más probabilidades que
otro de disminuir el precio. Así, el producto que cuesta menos es el que elige el
consumidor. De lo que se trata es de ofrecer al consumidor un producto que le sirva
para ahorrarse en su adquisición. Dice Friedman que un mercado idealmente libre se
basa esencialmente en la propiedad privada. Este argumento es el que usa Friedman
para distinguirlo de otros que no son mercados libres, en el que los individuos se
fuerzan unos a otros o el estado controla economía, aniquilando la iniciativa
individual. Pero en un mercado libre toda cooperación es voluntaria: no hay fuerzas
que obliguen a la cooperación.
Como a nadie se le fuerza a cooperar en un mercado libre, las partes que intervienen
en el proceso de cooperación se benefician, con lo que tienen dos opciones: participar
para beneficiarse, aún a riesgo de perder —o una ganancia que a parar a las manos
del competidor— o no participar, con lo que no hay beneficio —quien quiera obtener
beneficios, debe arriesgarse—. El mercado siempre gana.
En este mercado, según Friedman, no existen valores. Por consiguiente, no se pueden
exigir responsabilidades sociales. Dice que lo único que está dispuesto a admitir es
que si existen valores son los que comparten los individuos que participan en el
mercado, y por consiguiente, si se pueden exigir responsabilidades son las que
podrían surgir sobre la base de esos valores arraigados a los participantes.
La siguiente premisa subyace en que el principio político tras el mecanismo político
—no de mercado, como decía antes—es el de conformidad. Es decir, la unanimidad es
el principio político tras los mecanismos de mercado y la conformidad es el que está
detrás de los mecanismos políticos. Estos mecanismos son aquellas decisiones que
tienen que ver con la elección de alternativas y la definición de conflictos políticos. Si
los mecanismos políticos tienen que ver con estas dos cosas, el poder económico
puede ser que sea una razón necesaria para definir en último extremo los conflictos
políticos imponiéndose su criterio en favor de sus intereses. Pero no es suficiente:
también necesita más poder en el control de información para establecer la
conformidad en los procesos políticos.
El individuo, dice Friedman, debe de servir a los intereses generales-sociales, es decir,
a los intereses de la sociedad, independientemente de quién decida cuáles son esos
intereses generales, ya sea la Iglesia, un dictador o la mayoría. En cualquiera de los
posibles escenarios, lo que tiene que hacer el individuo es obedecer los intereses
mayoritarios por su arraigo con el sistema democrático.
En un sistema democrático, a diferencia de los dictatoriales, los individuos pueden
libremente votar. Cuando votan, deciden. Ahora bien: si al final de la elección pierde
la opción por la que ha votado, debe de someterse según el principio de conformidad.
El problema está en el hecho de quién es quien controla lo que decide la mayoría. La
mayoría no decide, sino que a la mayoría se le hace decidir sobre procesos selectivos
de decisión. ¿Y quién deciden sobre las selecciones? Fácil: quien tiene más dinero, es
decir, quien tiene los mecanismos de mercado y controla el principio de unanimidad.
21/03/2012
...
Dice Friedman que en la medida en que sus actividades se desarrollen en una
competencia libre y abierta, sin engaños y sin fraudes, en la medida que en las
corporaciones persigan la multiplicación de sus beneficios respetando las reglas del
juego, todo está bien.
No obstante, lo normal es que las corporaciones no respeten las reglas del juego,
recurriendo a fraudes y engaños. Veamos algunos ejemplos.
Monsanto: estableció acuerdos para explotación agraria con el reino de Sri-Lanka y
con el de Camboya forzando al gobierno de EEUU a establecer acuerdos comerciales
con ambos en 1995 y en 1996. En el año 2004 se firmó otro acuerdo similar con
Agfanistán que incluía la protección de patentes para cultivos transgénicos. En la
India se da el caso más curioso. Se repite la jugada anterior, imponiéndose el cultivo
de semillas transgénicas, pero al contrario de lo que ocurrió antes, las consecuencias
fueron ahora más dramáticas. Monsanto repite su patrón de actuación: los
representantes de la empresa venden la semilla del algodón Bt —creadas por
Monsanto, y por tanto, bajo propiedad de la empresa— bajo la promesa de
multiplicar sus cultivos en tierra seca. Además, alegan de las semillas transgénicas
son inmunes a las plagas de la zona. Para hacer frente al coste de las semillas, los
agricultores se endeudan con prestamistas y bancos locales. Una de las condiciones
que impone Monsanto es la prohibición de usar semillas de otras cosechas, así que
cuantas más semillas se ven obligados a comprar, más beneficio se lleva Monsanto. El
resultado fue, como informaba el New York Times en 2006 que 17.707 agricultores que
vivían del algodón, en su mayor parte empobrecidos y desesperados por las deudas
contraídas, decidieron quitarse la vida en 2003. En ese año, sin embargo, Monsanto
duplicó la venta de sus semillas transgénicas. Lo mismo hizo dos años después, en
2005. Lo peor del caso es que en esta explotación, según un estudio de la OECD
Watch, además del comité de la India y Holanda, y el Fórum Internacional de
Derechos del Trabajo publicado en septiembre de 2007, denunciaba que en las
cosechas de los años 2006 y 2007 cerca de 416.460 niños menores de 18 años, la mayoría en
cuanto al 54% menores de 14 años, eran empleados en las granjas con semillas de algodón que
vendía Monsanto que representa el 92% de la producción mundial del país. En el estado de
Gujará, con el área de producción más importante, se empleaban 175.260 niños. Varias
compañías están implicadas en esta forma de esclavitud infantil. El informe añadía que
varias compañías Indias utilizan cerca de 200.000 niños que trabajan como asalariados
para los agricultores que los subcontratan en las plantaciones con semillas Bt de
Monsanto.
¿La conducta de Monsanto no implica engaño y decepción? ¿Respeta las reglas del
juego? ¿Realiza una actuación dentro de un mercado libre o usa su influencia en un
mercado que está bajo su control? Los argumentos de Friedman no tienen cabida,
pues.
Barrick Gold Company es una compañía con base en Toronto, Canadá, encargada de
la explotación de oro. Las denuncias que ha acumulado la compañía en el último año
incluyen cargos por haber participado en la quema de 130 casas cerca de la mina de
Porgera, en Nueva Guinea Papua. Además, se la ha acusado de manipular títulos de
propiedad de Australia y Chile. También es acusada del derramamiento tóxico de
Tanzania que provocó un aumento de los índices de arsénico cerca de la mina del
norte de Mara.
Asimismo, ha sido responsable de que se hundiera entre el 56 y el 70 % de los
glaciares en la frontera entre Argentina y Chile. Cuando compañías como Barrick
hacen cosas como estas usan el fraude y el engaño, o incluso es posible que, como
dice Friedman, son resultado de respetar escrupulosamente las reglas del juego.
Otro caso es el famoso de la compañía francesa Total, que ha sido acusada de haber
construido un oleoducto en Myanmar empleando esclavos. Lo más grave fue cuando
se produjo la rotura de un barco en 1999 en la planta de Bretaña, que produjo un
derrame de 30.000 toneladas de petróleo. En Andalucía también ocurrió algo parecido
con la compañía noruega Boliden en Aznalcóllar.
Consecuencias de estos ejemplos:
¿Se puede o no se pueden exigir responsabilidades a las corporaciones? O mejor
dicho ¿cómo llevar a los autores de estos actos a responsabilidad? ¿Cuáles son las
condiciones que deben constituirse para la petición de responsabilidad? ¿Es o no es
necesario desde el punto de vista de la ética de los negocios y desde la ética global
desarrollar una legislación —que se empezó a llevar a cabo hace no mucho— para
controlar y exigir responsabilidad corporativa? Y si es necesario, ¿cómo se justifica?
Y sobre todo, ¿qué argumentos podemos aducir para explicar la responsabilidad
corporativa y que nos proporcionen una teoría convincente para que a las
corporaciones se las pueda acusar de delito?
¿Por qué es necesario ir construyendo una legislación que obligue a la
responsabilidad?
Una ventaja es que una legislación de estas características ayudaría a evitar la
explotación en el trabajo —niños o el uso de esclavos como mano de obra—. Se
podrían controlar incluso los sobornos y la corrupción, lo que implicaría contar con
una legislación que exigiera a las corporaciones una responsabilidad social para que
el balance y la fuente de financiación que adquieren sean eventualmente públicos y
puedan estar controlados por los ciudadanos o los gobiernos locales.
Una segunda ventaja consistiría en que al tener una legislación que exigiera
responsabilidad a las corporaciones definiría la moralidad de las reglas del juego de
las que hablaba Friedman. El gobierno arbitraría el juego y las corporaciones se
implicarían en la construcción del criterio moral de las reglas.
Una tercera ventaja, un aspecto que se está empezando a cultivar de forma
deteriorada por parte de las propias compañías, es que algunos aspectos que se
definen en la legislación referente a la responsabilidad social corporativa pueden ser
buenos para las propias corporaciones y la imagen que las mismas quieren transmitir,
aumentando su reputación, facilitando recursos humanos, encontrando más facilidad
para vender su marca en nuevas comunidades. Eventualmente, la legislación que
regule la responsabilidad podría ayudar a mejorar el beneficio de la corporación. Esto
parece indicar que, visto desde este punto de vista, un número creciente de
corporaciones desarrollan campañas de relaciones públicas vendiendo la imagen de
que la empresa suscribe los criterios de responsabilidad que las grandes compañías
definen. No obstante, en la práctica no pasa de ser una mera estrategia de relaciones
públicas con vistas a vender una buena imagen.
La última ventaja es que aquellas compañías que tienen un comportamiento que en la
ética del negocio se conoce como canalla o Rogue Corporation, se exponen a no
competir en un mercado que alienta que las compañías se salten las reglas para
obtener beneficios.
Frente a estas ventajas se han propuesto otras desventajas:
La primera, y más costosa, es que llevar a cabo una legislación de este alcance exigiría
una inversión adicional de las compañías en burocracia, con lo que se aumentan los
costes. Esto lleva a la compañía a subir los precios de sus productos y servicios. Se
argumenta que los costes de este tipo de operaciones podrían superar el nivel medio
que se exige a una compañía para asegurarse los beneficios.
La segunda es desarrollar argumentos más elaborados y sofisticados cuya conclusión
venga a decir lo mismo que reclamaba Friedman: la única responsabilidad de las
corporaciones es la de multiplicar los beneficios. Si esa es la única responsabilidad
real, no es una buena política insistir en tener un sistema jurídico que controle la
controle porque se argumento que lo único que haría sería publicitar más de lo
debido el único interés que, en términos reales, tienen las corporaciones: multiplicar
los beneficios.
La tercera dificultad que han encontrado es que los criterios que se han de utilizar
para verificar si las corporaciones son responsables o no, varían de corporación en
corporación, de sectores y de países —la heterogénea legislación transnacional lo
impide—. De hecho durante el proceso de globalización se ha favorecido que los
marcos legales de cada país sigan siendo distintos. Además, dicen que están siempre
en continua evolución, por lo que no hay acuerdo para definir una legislación común
que haga a las corporaciones responsables.
Finalmente, surge un problema: ¿quién debe de ser el regulador? Hay varios
candidatos. Por un lado, se traslada el papel a los gobiernos; por otro, que lo sean las
Naciones Unidas; otros, que sea el sector corporativo el que se autorregule.
Respecto al gobierno, casi todos los países tienen sus organismos destinados para ese
papel. EEUU tiene una agencia: la Comisión para Seguridades e Intercambios. Sin
embargo, la CEE parece inclinarse por una política que favorezca la responsabilidad
voluntaria de las corporaciones.
Con respecto a la ONU, es normal que los países en vías de desarrollo acudan a la
Comisión de Naciones Unidas, pero el problema es que no tiene función regulatoria,
y por tanto, está desprovista de poder para intervenir.
Es bastante poco probable que las corporaciones decidan definir los criterios
voluntarios que determinen su propia responsabilidad social.
Ante esto, ¿cómo se ha de entender el funcionamiento de las corporaciones para que
se puedan exigir como agentes responsables?
Parece ser que la responsabilidad no plantea demasiados problemas filosóficos o
jurídicos a la hora de evaluar la responsabilidad social o criminal de un individuo. El
problema es que las corporaciones no son individuos, o al menos, en la legislación
europea. Y si se consideran como tal, siguiendo la legislación de EEUU, las
corporaciones suelen utilizar grandes recursos jurídicos para que lo que en un
principio es un beneficio que favorece los intereses de la corporación al ser
considerada una persona física, no se convierta en una dificultad cuando la misma
consideración tenga que responder por las acciones que lleva a cabo.
Las corporaciones, se suelen presentar en las controversias jurídicas, como una
entidad moral —a pesar de ser física en la legislación americana— que es distinta del
conjunto de los miembros que la forman. Según este argumento, las corporaciones no
se pueden considerar como moralmente responsables, o no con la misma extensión
que a la manera que lo serían los individuos que son juzgados y condenados por sus
acciones.
Sin embargo, el sentido común nos dice que cuando menos podemos distinguir 2
sentidos de la palabra responsabilidad cuando la queremos aplicar a las
corporaciones:
1.
Si una corporación es responsable, implica determinar cuáles son las personas de
la corporación que son responsables ante los accionistas.
2.
A quién se atribuye la responsabilidad una vez que se ha producida la acción que
se considera delictiva, ilegal, desastrosa o criminal. Lo que a nosotros nos interesa
no es determinar el sentido de responsabilidad del primer sentido, sino si es
posible plantear un argumento que eventualmente se le pueda atribuir a la
corporación cuando ha hecho un acto delictivo.
Para desarrollar este tipo de argumentos, podríamos plantear tres cuestiones:
1.
¿Por qué la responsabilidad de una corporación es importante? ¿Por qué merece
la pena desarrollar teorías, argumentos y legislaciones que exijan responsabilidad
corporativa?
2.
¿Podemos considerar a las corporaciones como agentes morales distintos?
3.
¿Tienen las corporaciones la capacidad de causar acciones o de tener creencias o
intenciones —incluso de tener conciencia—?
¿Por qué la responsabilidad de una corporación es importante?
Parece ser que en esta discusión, central en la ética de los negocios, hay dos
concepciones:
1.
Argumentar que las corporaciones sí se entienden como entidades son
responsables por el fraude que realizan en el gobierno local.
2.
No sólo es necesario castigar a las corporaciones por los delitos que cometen, sino
que también es necesario castigar a los actores que llevan a cabo las acciones de la
corporación, y deben ser considerados penalmente responsables.
Esta pregunta tiene implicaciones importantes para aquel que es condenado, ya que
no es igual que sean castigados los individuos o que lo sea el grupo o la propia
corporación. Además, es importante porque si examinamos la función que tienen los
castigos en la legislación penal, éstos funcionan con carácter disuasorio: cuanto más
se pena una acción, más argumentos hay para no hacerla.
Por otro lado, si se considera responsable sólo al grupo o a la entidad, entonces los
miembros que forman parte del consejo directivo de la corporación aparentemente no
tiene nada que ver con la comisión del delito de la misma. Por consiguiente, no son
responsables.
Dicho esto, veamos qué argumentos se han dado en la legislación más reciente para
presentar a las corporaciones como entidades.
Cuando se habla de las corporaciones como entidades, se usa la palabra colectivismo.
Básicamente, las asunciones básicas que se encuentran en la concepción colectivista
son las siguientes:
1.
Las corporaciones son entidades. Si son entidades, pueden actuar en el mundo. Si
pueden actuar en el mundo, pueden actuar con independencia de los individuos
que forman el cuerpo directivo. Pero si las corporaciones no son entidades,
entonces la responsabilidad corporativa es la misma que la responsabilidad
individual, lo cual es esencial para aquellos que quieren defender la idea de
corporación como entidad, y con ello, trasladar la responsabilidad a las
corporaciones, no así a los individuos que las conforman. El clásico argumento
que se construye en este sentido es el siguiente: las corporaciones son algo
diferente a los individuos que la configuran porque hay ciertas propiedades que
se pueden atribuir a la corporación pero no a los individuos. Ahora bien, puesto
que tiene sentido atribuir estas propiedades, debe existir algo diferente a los
individuos a lo que se le puedan atribuir estas propiedades. Por lo tanto, al haber
algo a lo que se le atribuye, las corporaciones son distintas a los individuos que la
conforman.
23/03/2012
Se ha argumentado que las corporaciones persiguen fines, y que tienen una política
que definen y en base a la cual actúan. Los empleados de la propia corporación hacen
un trabajo que se subordina a esos fines y esa política. De hecho, los intereses de los
empleados está en gran parte definido por los intereses corporativos. Se supone que
el comportamiento de los empleados como empleados debe ser hasta cierto punto
consistente con los intereses que persigue la corporación. Nadie que sea vegetariano
trabajaría en McDonalds del modo que un antimilitarista se pondría a trabajar en
Casa.
La posición de la que parte esta concepción la sugirió el propio Kenneth Gailbraith,
sugiriendo que el ejercicio interpersonal del poder, es decir, la interacción de los
miembros de la corporación entre ellos mismos es lo que viene a definir lo que él
llamaba la personalidad corporativa. Gailbraith no usa esa expresión al modo de
metáfora, sino que lo que permite hablar de personalidad de las corporaciones está
marcado por los fines y políticas de las propias corporaciones.
Así que si tiene sentido afirmar que las corporaciones tienen personalidades, se sigue,
según el argumento de French —un autor representativo de la visión colectivista—
que las corporaciones se comportan racionalmente, que además tienen intenciones
deliberadas. Si se comportan racionalmente y tienen intenciones deliberadas, no hay
inconveniente moral en entender a las corporaciones como entidades moralmente
responsables.
Para justificar su conclusión, French argumenta que quienes niegan el carácter
colectivo de las corporaciones suelen perder de vista la estructura de decisión interna
corporativa o EDIC.
EDIC consiste en dos componentes que convierte a la corporación en una entidad
real:
1.
Las funciones y las responsabilidades que distribuye la carta jurídica de la
corporación —los estatutos de la empresa—. Así, dentro de una estructura se
ofrecen razones para entender que la corporación actúa de acuerdo a los índices
de responsabilidad.
2.
La política que persigue la propia corporación o las normas y las regulaciones.
Según esto, la EDIC nos dice exactamente qué posición ocupa cada individuo dentro
de la corporación. De aquí se sigue que cada corporación crea su propia imagen o una
política general característica de esa corporación que la distingue frente a otras
corporaciones. Por lo tanto, cada corporación lucha por definir una imagen externa y
que ésta sea considerada como un signo distintivo de la política que persigue esa
corporación frente a otras. En consecuencia, la EDIC cumple un papel de definir una
corporación como un ser vivo con la capacidad de actuar, sentir e incluso capacidades
antropomórficas.
Esta política general de la corporación se llama en la ética corporativa como la
creencia básica de la corporación, es decir, los principios a los que apela. Nike, por
ejemplo, apela a la integración de la mujer en los eventos deportivos.
Esto no es sólo una obra de márketing comercial. Lo que constituye la creencia
fundamental de la corporación se usa dentro de la misma como un criterio de
decisión para saber quiénes son los que actúan al por la corporación y quieres lo
hacen en contra. Si es un criterio distintivo, entonces hay que asumir una cierta
entidad en la corporación.
French concluye según esto que tiene sentido considerar a una corporación como un
agente moral responsable por las acciones que lleva a cabo, sólo en la medida en que
uno perciba que la acción colectiva de la corporación es una conclusión de la EDIC
que es aceptada por sus empleados.
Teniendo esto en cuenta, una de las implicaciones que se siguen de la visión
colectivista es que las propias corporaciones, con independencia de la teoría que uno
utilice para explicar la acción corporativa, es que las propias corporaciones trabajan
para dar un sentido antropomórfico a su actuación, incluso para cosificar su propia
identidad.
Es conveniente para la propia corporación que sea vista como una entidad, y la
propia estrategia de esta trabaja para que el público la perciba como un ser vivo. Así,
aquellos que trabajan en los departamentos de RRPP de las corporaciones saben que
el marketing de la corporación se beneficia extraordinariamente cuando la audiencia
la ve como un ser animado con entidad propia.
De hecho, Naomi Klein habla sobre la marca o brand como la entidad de la
corporación. Entender las corporaciones como marcas es entenderlas como entidades.
La corporación es una persona con la capacidad de actuar, visto de este modo. Y como
tal, tiene sentido preguntar quién es y qué quiere.
Así, se ha llegado a decir que las corporaciones entendidas como marca tienen alma.
Por eso, Klein habla de la expresión No logo como una acción de rebeldía.
Pensemos en las marcas como aquello que le permite a una corporación crear un
vínculo intelectual y emotivo con aquellos grupos de los que depende. En esencia, lo
que Klein enseña es que el éxito de las corporaciones depende de la comprensión que
los demás tengan en ellas.
A través de una marca, la corporación establece un vínculo con la gente de la que
depende, es decir, consumidores, empleados, accionistas e incluso, los responsables
políticos que regulan la actividad corporativa. Eso es lo que en realidad hace casi
inmune a las corporaciones, según Klein.
En el extremo opuesto, se puede ver el esfuerzo de otras corporaciones para que la
corporación sea percibida como un individuo real como KFC o General Mills
Corporation, que tiene en Betty Crocker a su imagen.
El hecho de que los responsables del marketing político se esfuercen por cosificar la
corporación forma parte de una estrategia de RRPP. Como suele ocurrir con
conceptos cosificados, la corporación representa de una manera concreta y definida el
mensaje que la corporación quiere que se perciba de ella. Y un logo no es ni más ni
menos que eso: la filosofía de la corporación.
Lo que se encuentra detrás de esta tendencia a cosificar las corporaciones es que la
gente no se dé cuenta de qué es realmente una corporación. Desde el punto de vista
jurídico, una corporación es un constructo legal o jurídico, como existen otros.
Cuando se habla del logo de la corporación, lo que hace esta es que la gente no
perciba qué es lo que persigue la propia corporación.
28/03/2012
Cuando se habla de responsabilidad moral se asumen dos criterios de decisión:
1.
Actus Reus: que el sujeto que actúa pueda llevar a cabo acciones. Ser moralmente
responsable significa en primer lugar ser capaz de actuar en el mundo.
2.
Mens Rea: que el sujeto tenga la capacidad vinculada a los procesos cognitivos de
concebir o proyectar, es decir, deliberación. Se habla de la capacidad que se le
atribuye a los seres humanos de llevar a cabo acciones con intención. Lo que
distingue las acciones voluntarias de las involuntarias es la deliberación de llevar
a cabo esas acciones.
Hay que asumir, por tanto, desde el colectivismo, el primer criterio de actuación, o
que las corporaciones pueden actuar en el mundo, alguien que nadie pondría en
duda. En los casos más aberrantes de actuaciones corporativas, se demuestra que
efectivamente pueden llevar a cabo acciones. La cuestión yace en la idea de saber si la
corporación, como entidad aparte de los individuos, tiene la capacidad de actuar.
Las corporaciones, además, de alguna manera, están dotadas de una cierta
intencionalidad, y que lejos de ser metafórico, deben asumir que tienen una cierta
conciencia de intención. Según la concepción colectivista, las corporaciones satisfacen
el primer y el segundo criterio, por lo que se les puede considerar la capacidad de
actuar con responsabilidad moral.
Este argumento, sin embargo, no es concluyente: está abierto a algunas objeciones. El
objetivo es comprobar si las corporaciones son o no son agentes morales, con lo que se
asume la capacidad de actuar en las corporaciones. Las objeciones serían:
1.
Asumir que las corporaciones tienen la capacidad de actuar se basa en dos errores
lógicos. Velasques dice que el primer error es similar al que se infiere de la idea de
que las corporaciones son algo diferente a los individuos que las componen. Así,
el hecho de poder describir una acción como el resultado de una cierta
colectividad y que no le podamos atribuir una responsabilidad individual a los
sujetos que la componen no es una razón para creer que las corporaciones tengan
la capacidad de actuar Actus Reus: la corporación como corporación no tienen
porque recibir el peso de la relación causal de llevar a cabo una acción. Incluso
asumiendo que las corporaciones tienen una carta que regula sus actuaciones, ésta
no es un motivo de peso, la que los que actúan son los individuos que forman
parte de la corporación, y no la corporación en sí.
2.
Asumir que pensar que si no podemos describir una acción en referencia al agente
que la lleva a cabo no significa que el agente no pueda realizarla. El peso moral de
la acción cae entonces sobre el agente efectivo de la acción.
En relación al presupuesto Mens Rea también encontramos ciertos errores en el
planteamiento. No podemos suponer que las corporaciones tengan una cierta
intención con una proyección determinada. Si en un sentido podemos decir que una
corporación tenga la intención de proyectar una imagen, sólo podemos afirmar esto
en sentido metafórico. En ese sentido, la intención de la corporación es diferente a la
intención de los individuos de los integrantes del consejo ejecutivo de la corporación.
Esto no debe, sin embargo, llevarnos a suponer que la corporación tiene una cierta
conciencia o una cierta intención. Por lo tanto, en este sentido, las corporaciones no
tendrían Mens Rea.
Las corporaciones no se pueden considerar como sujetos con responsabilidad moral.
La responsabilidad de las corporaciones no es de la corporación, sino de los
individuos que la forman. Por eso los argumentos que se emplean en La Corporación
son interesantes, a la hora de considerar que los responsables de las acciones son los
integrantes de la corporación.
Balkan argumenta que las corporaciones fundamentan son seis rasgos distintivos de
la psicopatía, la cual está ligada a los individuos que las forman. Siguiendo el
diagnóstico clínico que Balkan coge directamente de Robert Hare, se plantean seis
tendencias de la psicopatía:
1.
Un despiadado desinterés por los sentimientos de los demás, que se manifiesta en
una ausencia de empatía, es decir, que no tiene la habilidad emotiva de sentir
dolor por el sufrimiento que causa en los demás.
2.
Incapacidad de mantener relaciones duraderas, debido a la naturaleza superficial
y cambiante de las emociones.
3.
Manifiesta los psicópatas un desprecio temerario hacia la seguridad de los demás,
que por regla general conduce a un rechazo generalizado para asumir
responsabilidad ante las acciones que uno lleva a cabo.
4. El engaño; el uso repetido de mentiras y artimañas con objeto de aumentar los
beneficios corporativos.
5.
Incapacidad psicológica de experimentar culpa o remordimiento.
6. Egocentrismo y grandiosidad, que es la responsable de la incapacidad que sufren
para conformar su conducta a normas sociales o a patrones de actuación
socialmente admitidos.
Con esto, sacamos varias conclusiones. Esto no significa que todos los individuos que
trabajen en una corporación sean psicópatas, sino que hay que asumir un patrón de
comportamiento institucional que reproduce literalmente el de los psicópatas y que
además reciben una sustanciosa recompensa económica si se someten a ese patrón. El
patrón social característico del psicópata, por tanto, no es de la corporación, sino de
los individuos que actúan como tales.
En 2005, dos profesores británicos de psicología llamados Board y Fritzon publicaron
un estudio realizado sobre el comportamiento de 39 gerentes y altos cargos de las
empresas de UK más importantes, en el que demostraron según sus pruebas que los
pacientes del psiquiátrico de Broadmore que habían sido condenados por serios crímenes y
estaban encarcelados igualaban o superaban resultados psicopáticos de los gerentes y
altos cargos en ciertos referentes. Los experimentos también demostraban que en
relación a esos criterios o referentes —a las tendencias psicopatológicas de los presos
—, los altos ejecutivos de las corporaciones batían incluso al subconjunto de pacientes que
habían sido diagnosticados con desórdenes psicopáticos de la personalidad.
Una corporación, independientemente de su personalidad jurídica, no es un ente
colectivo con la capacidad de tomar sus propias decisiones. Para empezar, es
propiedad de sus accionistas, y el interés de la corporación es el mismo que el de sus
accionistas, por lo que su política está definida por las decisiones de sus propietarios,
que son las que regulan cuáles son los objetivos y el patrón de actuación de la
corporación. La responsabilidad de las acciones de la corporación no es de la
corporación, sino de quienes dirigen la corporación.
Así pues, extremando el argumento de Balkan, si el patrón de actuación de las
corporaciones coincide con el de los psicópatas, habría que aceptar que los rasgos
distintivos de los altos puestos con los mismos que los de ésos.
Las perspectivas psicológicas de quienes no tengan esos rasgos pero tengan que
trabajar en la corporación, tendrán que afrontar un dilema moral. Debe elegir entre
dos conjuntos de valores contradictorios: por un lado los valores corporativos y por
otro los valores personales; puede renunciar a sus valores morales o renunciar a los
beneficios económicos de la corporación.
La salida, según Hurt, es la esquizofrenia.
La esquizofrenia es la salida para aquellos que, careciendo de las características del
psicópata se quede en la corporación y trate de conservar el respeto moral que
demandan sus acciones. El doctor Jeckyll no es consciente de lo que hace Mister
Hyde. Es la versión pura de la dualidad de la mente de un sujeto que se disocia en
dos. Los valores humanos y la moralidad sobreviven al ataque de la patología
corporativa únicamente a través del cultivo de la esquizofrenia.
La solución del dilema puede ser perversa: o asumir la esquizofrenia como la única
vía de escape, o mantener la integridad moral, a riesgo de perder el empleo. Pero
dado que no se puede perder el empleo, habrá que asumir la esquizofrenia.
Veamos el caso de LB Campbell, de Textron, quien ganó más de 47 millones de
dólares durante 2005 en beneficios y compensaciones. La compañía fabrica las
bombas de racimo tipo CBU-105, que además están prohibidas, a pesar de que se
usaron en la operación Libertad Iraquí. Es probable que Campbell, asumiendo que no
llegara a la esquizofrenia, que los 10 millones de dólares que sacaba cada año
amortiguaran el remordimiento de conciencia que no debió sentir.
Ante esto hay que entender que la actuación corporativa implica amoralidad y que
las decisiones políticas no se rigen por normas del derecho público internacional. Uno
de los grandes desafíos de hecho de la ética global es justamente el creciente poder de
las corporaciones.
Las guerras presentan la ventaja de ser un campo de pruebas para contrastar la
eficacia del armamento que venden las corporaciones. Naturalmente es una gran
oportunidad para conocer de cerca las innovaciones del mercado de las armas.
30/03/2012
estoy más espeso que un chicle de cemento, así que los apuntes de hoy los recuperaré de otro
compañero. disculpen las molestias :(

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