Novos olhares sobre a imigração ibérica em América Latina

Transcrição

Novos olhares sobre a imigração ibérica em América Latina
Novos olhares sobre a
imigração ibérica em
América Latina
(séculos XIX e XX)
2
Volume 2
Érica Sarmiento e Ruy Farías
(orgs.)
3
4
Novos olhares sobre a
imigração ibérica em
América Latina
(séculos XIX e XX)
Volume 2
Érica Sarmiento e Ruy Farías
(orgs.)
Editora
UNIVERSO
2013
5
Capa: Carlos Engemann
Diagramação: Carlos Engemann
Imagens da Capa: Montagem feita sobre foto “Chegada dos
Imigrantes” sem referência - obtida no site:
http://historiadesaopaulo.wordpress.com/imigracao/
IMPORTANTE!
Os textos que compõem esta coletânea são de inteira
responsabilidade de seus respectivos autores.
Ficha catalográfica elaborada pela Biblioteca Universo - Campus
Niterói
N945
Novos olhares sobre a imigração ibérica em América Latina
(séculos XIX e XX) organizado por Érica Sarmiento e
Ruy Farías. - Niterói, RJ : Universo, 2011.
2v.
Vários colaboradores.
ISBN 978-8587879-10-3
II Congresso Internacional sobre Ciência, Tecnologia e
Humanidades - Chile, 2010.
1. América Latina - Migração - História. 2. Portugal Migração - Política governamental - História. 3. Espanha Migração - Política governamental - História. 4. Imigrantes América Latina - História. I. Sarmiento, Érica. II. Farías, Ruy.
III. Título.
CDD 980
Bibliotecária: Ana Marta Toledo Piza Viana CRB 7/2224
6
Sumário
Vino viejo en odres nuevos. Las migraciones
entre la Península Ibérica y América Latina
Érica Sarmiento e Ruy Farías
3
El asociacionismo microterritorial gallego en
Buenos Aires: dinámica y evolución a partir de
un estudio de caso
Nadia Andrea De Cristóforis
31
El caso de los españoles y portugueses en
América Latina
Dolores Martin Rodríguez
57
Os logradouros dos imigrantes galegos no
paraíso tropical: as cadeias migratorias e as
redes de solidariedade no Rio de Janeiro
Erica Sarmiento
80
La inmigración zamorana a la Argentina en
base a fuentes nominativas
Marcela Susana Lippi
121
Al sur del Riachuelo. Un análisis de la
presencia e integración laboral gallega en el
Conurbano bonaerense a partir de una fuente
nominativa (1939-1960)
Ruy Farías
145
Sobre silêncios e (in)visibilidades:O pequeno
comércio português em um recorte de gênero
Lená Medeiros de Menezes
7
170
Rumo à América Meridional: os açorianos na
formação do Rio Grande do Sul e do Uruguai
(séculos XVII a XX)
Vera Lúcia Maciel Barroso
188
Rafael Bordallo Pinheiro: presença portuguesa
na imprensa satírica do Rio de Janeiro (18751879)
Ana Rebello Magalhães
210
Causas y factores posibilitadores del proceso
migratorio en el discurso de los emigrantes: los
gallegos en Cuba en la primera mitad del siglo
XX
José Antonio Vidal Rodríguez
234
Representaciones cinematográficas de las
migraciones españolas en la Argentina:
imaginando el retorno
Susana Schmidt
263
2
Vino viejo en odres
nuevos.
Las migraciones entre
la Península Ibérica y
América Latina
3
Vino viejo en odres nuevos. Las migraciones
entre la Península Ibérica y América Latina
Érica Sarmiento1
Ruy Farías2
Entre el 30 de octubre y 1 de noviembre de 2010 se
celebró, en Santiago de Chile, y en el marco del II Congreso
Internacional Ciencias, Tecnologías y Humanidades,
Diálogo entre las disciplinas del conocimiento. Mirando al
futuro de América Latina y el Caribe, el simposio “Nuevos
rumbos en los estudios migratorios: El caso de los españoles y
portugueses en América Latina”. El objeto de aquella reunión,
de la que participaron 23 científicos sociales de Argentina,
Brasil, Chile, España y México, era abordar y debatir las
migraciones españolas y portuguesas en el continente
americano. El mismo se cumplió ampliamente, por lo que el
primer agradecimiento es para los colegas y amigos que en su
día aceptaron la invitación a participar de aquellas tres largas e
intensas jornadas, en las que (nos alegra sinceramente poder
decirlo) reinó el interés general por las ponencias y la
discusión constructiva sobre ellas. Hoy, gracias al apoyo de la
Universidade Salgado de Oliveira (Niterói, RS, Brasil), que
tempranamente manifestó su interés por estos trabajos, hemos
1
Doctora en Historia. Programa de Pós Graduação em Históriamestrado- Universidade Salgado de Oliveira/ Laboratório de Estudos
de Imigração (LABIMI)-Universidade do Estado do Rio de Janeiro
(UERJ). [email protected] .
2
Doctor en Historia. Universidad Nacional de General Sarmiento /
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas / Museo
de la Emigración Gallega en la Argentina.
[email protected]
4
podido reunir y sacar a la luz la mayoría de los que, hace casi
tres años, nos reunieron en Chile. 3
A lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, habitantes
de distintas regiones de Portugal, españoles de Galicia, del
País Vasco, de Zamora, etc., atravesaron en gran número
(muchas veces en ambos sentidos) el océano que media entre
sus respectivas tierras y el continente americano. La mayoría
lo hizo por su propia voluntad, pero también hubo muchos que
llegaron como parte de los diferentes exilios a los que dieron
lugar las cambiantes circunstancias políticas de España. En las
últimas décadas, los estudios sobre las migraciones
ultramarinas desde la Península Ibérica han experimentado
sustanciales avances, que encarnan en una serie de importantes
mutaciones en los enfoques de investigación, las temáticas
desarrolladas y las fuentes utilizadas.
La primera de ellas tiene que ver con las variaciones
que se han venido produciendo en los marcos espaciales y
temporales de análisis. Por un lado, la mirada respecto de la
sociedad de partida experimentó (sobre todo a la hora de
buscar explicaciones al fenómeno migratorio) un progresivo
abandono del tradicional ámbito nacional (estatal), para
centrarse más en la escala regional y microrregional. Así,
dentro del vasto fenómeno migratorio masivo de las dos
últimas centurias, los portugueses de los distritos de Guarda,
3
Por diversas circunstancias no ha sido posible incorporar también
los trabajos de los colegas Ana Karina Morales Fuentealba
(Universidad de Santiago de Chile), Martín Pérez Acevedo (Instituto
de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Morelia), Andrés Suárez González (Universidad de
Santiago de Chile / Centro Gallego de Valparaíso) y Regina Weber
(Universidade Federal do Rio Grande do Sul), a quienes igualmente
deseamos agradecer su entusiasta y valiosa participación en el
simposio.
5
Tras-os-Montes o de la región de Algarve, quienes se
asentaron en las zonas rurales o semirurales al norte y al oeste
de la ciudad de Buenos Aires, los gallegos en Rio de Janeiro,
la capital argentina o en su periferia industrial de Avellaneda,
los vascos en La Habana y otras poblaciones cubanas, los
andaluces en São Paulo, y los zamoranos en distintos puntos
de la dilatada geografía bonaerense se constituyeron -entre
múltiples ejemplos posibles- en otros tantos casos dotados de
singularidad y características propias. De tal modo, el estudio
de las variaciones regionales o provinciales (e incluso aquellas
de realidades casi imperceptibles como las parroquias y
aldeas) demuestra una maduración de los estudios migratorios,
que avanzan hacia una mayor comprensión y conocimiento de
la realidad de origen y recepción de los migrantes, y de las
relaciones que se establecen entre ambos universos. Por otro
lado, se produjo una importante ampliación de los marcos
temporales de estudio, que tendieron a ensancharse por encima
y por debajo del clásico período de la emigración masiva
(1880 a 1930), incorporándose así el estudio del período
tardocolonial, donde muchas veces se halla el origen de las
redes sociales, cadenas migratorias y núcleos emisores de la
etapa masiva, y el posterior a la Segunda Guerra Mundial,
cuando el continente vivió una última oleada migratoria
ibérica, antes de ser reemplazado por Europa Occidental como
destino más importante.
En segundo lugar, se verificó un notable incremento
de las temáticas abordadas. Sin ánimo de ser exhaustivos, debe
recordarse, por ejemplo, el hecho de que los estudios de
género ganaran el espacio que por derecho les correspondía,
dada la evidencia de una problemática propiamente femenina
y el reconocimiento de su rol específico, que excede el de
mero apéndice o efecto colateral de la migración masculina.
6
Asimismo, el análisis de las políticas públicas sobre
migraciones (tanto las de los países emisores como de los
receptores) se ha enriquecido a partir de la constatación de las
notables diferencias entre las primeras y las prácticas
efectivamente desarrolladas. Por su parte, los imaginarios y las
representaciones constituyen cada vez más un espacio tomado
en consideración por los investigadores sociales, mientras las
diferentes miradas (cambiantes, pero a la vez duraderas) que
los países receptores se formaron respecto de los inmigrantes,
se combinan con las que estos articularon a propósito de sí
mismos y de quienes los rodeaban, en un juego especular que
avanza mucho más allá que la simple constatación de la
existencia de escalas de consideración y formas explícitas o
solapadas de racismo y xenofobia. En cuanto a la integración
de los migrantes, se ha hecho un uso abundante de los
indicadores que Milton M. Gordon (1964) llamó de
asimilación estructural informal (patrones de asentamiento,
conducta matrimonial y participación en asociaciones
voluntarias), los cuales han mostrado formas de integración
que revelan sociedades mucho más complejas de las que
tradicionalmente han querido ver las historiografías
americanas. Por último, el exilio (particularmente el
republicano español contemporáneo y posterior a la guerra
civil iniciada en 1936) constituye un campo cada vez mejor
cubierto, y tiende a superar la habitual fascinación por las
élites intelectuales y políticas para privilegiar los abordajes
desde el enfoque de la Historia Social, que incluye entres sus
objetos de estudio a las personas comunes, sin trayectoria
política, intelectual o artística destacada.
En cuanto a las fuentes utilizadas, el pasaje desde los
enfoques nacionales a los regionales y microhistóricos, la
preeminencia de las perspectivas de la Historia Social y el
7
retorno del sujeto a la historiografía académica, han
repercutido en una notable ampliación, valorización o
revalorización de una amplia gama de fuentes, tanto de tipo
cuantitativo como cualitativos, generadas tanto en la sociedad
de partida como en la de acogida. Como muestran varios de
los trabajos aquí reunidos, resultan susceptibles de utilización
fuentes tales como las de hechos vitales (nacimiento,
matrimonio y defunción), los libros parroquiales, registros de
ausentes, notariales y de embarque, las planillas originales de
los censos de población o económicos, los partes consulares,
listas de desembarco, registros de la policía o de asociaciones
políticas, mutualistas y culturales, los listados del personal de
fábricas y comercios, la documentación generada por las
mismas sociedades étnicas fundadas por los migrantes, los
epistolarios, biografías, autobiografías o memorias de los
emigrantes, sus fotografías y testimonios, la prensa nacional,
local o étnica, etc.
Aunque carente de divisiones rígidas, el presente
volumen se ofrece al lector siguiendo un cierto orden en lo que
podrían considerarse apartados temáticos. El primero de ellos
es el de los trabajos que, de modo predominante, se focalizan
en aspectos ligados a las políticas que, de un modo u otro,
afectan (o al menos intentan hacerlo) el movimiento
migratorio. Es el campo privilegiado de la acción del Estado, y
dentro de él caben -lo veremos- temas tales como los acuerdos
bilaterales, las medidas facilitadotas del retorno de los
emigrantes o los intentos de regulación de los flujos. Así, el
texto de Rosario Güenaga (Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas), que en buena medida
se basa en informes diplomáticos de la Embajada española en
Buenos Aires, analiza los problemas administrativos -pero
cuyos fundamentos eran en el fondo ideológicos- que
8
afectaban a aquellos españoles que desearan emigrar a la
Argentina en los años inmediatamente posteriores a la Primera
Guerra Mundial. Tras el final del conflicto, el Estado argentino
comenzó a introducir condiciones especiales para reglamentar
la “calidad” de los futuros inmigrantes. Se trata de los
primeros esbozos de una política selectiva que se hará
particularmente notoria después de 1930, y que en esta
primera versión no sólo se articula en función de cuestiones
ligadas a la aptitud física y moral para los que quisieran ser
admitidos, sino también a otros aspectos económicos, sociales
e ideológicos muy importantes. El intento de regulación,
concluye la autora, se entrelaza con los problemas internos del
país y, en el caso particular de los migrantes hispanos (que a lo
largo de la segunda década del siglo XX habían presentado los
saldos más numerosos entre los extranjeros arribados al país
austral), con la presencia en el territorio argentino de
numerosos españoles de ideología anarquista, con los que el
gobierno de la Unión Cívica Radical mantenía serios
conflictos.
Durante la década de 1910, los sucesos de la
Revolución mexicana afectaron de maneras diversas tanto a la
población civil del país, como también a los extranjeros
asentados en él. Entre los segundos que fueron objeto de daños
por parte de los diversos grupos armados, los españoles fueron
los que concentraron el mayor número de casos, debido a la
desahogada condición económica de algunos de ellos, su
cercanía con los esferas del poder durante el régimen del
general Porfirio Díaz -y más tarde con el gobierno golpista del
general Victoriano Huerta-, la injerencia en la política interior,
etc. Como resume Martín Pérez Acevedo (Instituto de
Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo), esta suma de factores acabó por
9
catalogarlos como “enemigos de la revolución”. Su trabajo,
centrado en las tareas de la Comisión Mixta Hispano
Mexicana de Reclamaciones, demuestra que durante la
contienda, la exposición de los daños sufridos por sus
ciudadanos y la solicitud de indemnizaciones por parte de la
representación diplomática española en el país, distó de
mayores logros. Sin embargo, a finales de 1925, durante el
gobierno de Plutarco Elías Calles, se formalizó la creación de
la Comisión Mixta, que dio curso a las reclamaciones que la
colonia española había presentado. A través de la
documentación diplomática, Pérez Acevedo analiza las labores
de aquel órgano bilateral, reconstruyendo los mecanismos
implementados y la suerte de las negociaciones realizadas
durante las décadas de 1920 y 1930, a fin de brindar una
solución al expolio sufrido por los peninsulares residentes en
el país azteca.
Tras el crack de la bolsa neoyorquina en octubre de
1929, se abrió para las migraciones internacionales un período
signado por la inversión y disminución de los flujos
migratorios. La recesión económica de la década de 1930
acabó con las políticas de puertas abiertas de los países
latinoamericanos, y marcó el comienzo de un período signado
por las medidas restrictivas al movimiento de población. En un
contexto de elevación de la tasa del desempleo, inestabilidad
en los precios y salarios y, en general, de precarización del
empleo, los Estados receptores de población inmigrante
tendieron a restringir el ingreso de nuevos contingentes y a
proteger sus mercados laborales. En ocasiones este cuadro
contribuyó a la extensión entre los nativos de una percepción
negativa respecto a los inmigrantes, que a veces conllevó un
incremento de las actitudes xenófobas contra el extranjero.
Aunque en el caso de los migrantes hispanos radicados en
10
México fueron muchos los que pudieron emprender el regreso
gracias a las ayudas de repatriación sufragadas por el mismo
Estado español, el episodio ha sido poco explorado por la
Historiografía. El trabajo de Alicia Gil Lázaro (Universidad de
Sevilla) apunta a llenar ese vacío, analizando las medidas que
la IIª República Española adoptó, entre 1931 y 1936, en
beneficio de aquellos de sus ciudadanos que deseaban retornar
del país azteca a su tierra de origen. La autora explica cuáles
son las causas del aumento de las repatriaciones por parte de
España, describe los cambios legislativos en esta materia, la
movilización de recursos que la misma comunidad inmigrante
(donde destaca el papel de la Sociedad de Beneficencia
Española) realizó para coadyuvar a dicho fin, y cuál fue el
número y el perfil sociodemográfico de los beneficiados una
política que, en conjunto, fue aprovechada por el 10 % de
todos los españoles radicados en Ciudad de México. Para ello,
Gil Lázaro se basa en los expedientes del Consulado General
español, que incluyen peticiones de pasaje de retorno gratuito,
cartas de recomendación, informes de cónsules y otros
funcionarios,
así
como
también
una
abundante
correspondencia entre los directivos de las asociaciones
asistencialistas de la comunidad, las instancias diplomáticas, el
Ministerio de Estado y las compañías navieras.
A finales de 1946, tras la interrupción de los flujos
hispano hacia América Latina causada por el eslabonamiento
entre la crisis económica ya comentada, la Guerra Civil
Española y la Segunda Guerra Mundial, la reactivación del
tráfico marítimo, sumada a la demanda de mano de obra
extranjera por parte de unas repúblicas hispanoamericanas en
plena expansión, y la crítica situación económica en la que se
encontraba España (afectada por las duras condiciones
económicas de la posguerra, los efectos negativos de la
11
política autárquica del régimen franquista y la presencia de
pertinentes sequías), propiciaron un aumento progresivo del
número de salidas desde esta última hacia aquellas. Es el
comienzo de la “última oleada” migratoria hispana hacia sus
tradicionales destinos ultramarinos. Teniendo como marco el
contexto descrito, María José Fernández Vicente (Universidad
de Paris-Est) aborda la política que la España franquista
desarrolló, entre las décadas de 1940 y 1970, en relación con
las migraciones hacia América Latina. A partir de una
estructuración cronológica, su trabajo nos muestra que, lejos
de constituir una mera reposición y continuidad del marco
jurídico de 1924, los principales ejes de dicha política
presentan una especificidad propia (contradictoria, por su afán
de controlar, seleccionar y planificar el flujo migratorio, con el
espíritu “liberal” de aquel), definida por las características,
evolución y estrategias de supervivencia del régimen, las
políticas migratorias de los países de acogida (por lo general
selectivas, controladoras y dirigistas en relación a los
trabajadores extranjeros), y por la propia naturaleza y
característica del flujo migratorio. De tal modo, concluye la
autora, la política migratoria franquista fue la resultante de una
mezcla de criterios socio-económicos, destinados a hacer de la
emigración un mecanismo de regulación del mercado laboral y
una fuente de entrada de divisas, y de criterios ideológicos
basados en el mito de la Hispanidad, en virtud de los cuales la
emigración a América Latina debía servir para potenciar en
ella la presencia de España y de lo español.
Como señalara hace algún tiempo Xosé Manoel Núñez
Seixas (2010) en un balance sobre la producción
historiográfica, el exilio republicano español es un campo cada
vez mas cubierto por perspectivas y enfoques propios de la
historia social y cultural. Gracias a ello, los nuevos trabajos
12
han aportado visiones no enfocadas únicamente en
descripciones localistas o demasiado centradas en la
producción artístico-cultural de élites y personalidades, cuando
no en las habituales prosopografías heroicas. Por otra parte,
continúa siendo relevante preguntarse por el impacto que los
intelectuales y científicos españoles expatriados generaron en
los países que los acogieron, lo que, a su vez, reafirma la
importancia de la reconstrucción de sus trayectorias sociales,
inserción socio-profesional y experiencia colectiva. En
particular, el trabajo de Juan Maestre Alfonso (Universidad de
Sevilla) vuelve sobre el tema de aquellos científicos sociales
(historiadores, sociólogos, antropólogos, filósofos, juristas,
etc.) que debieron abandonar España tras el desfavorable final
de la Guerra Civil para la República, y su integración en
diversos países latinoamericanos. En su escrito, el autor realiza
una exposición de las trayectorias de algunos de sus más
notables exponentes (José Ortega y Gasset, Luis Recasens
Siches, Wenceslao Roces, Julio Luelmo, José Medina
Echavarría, etc.), valorando su impacto en las sociedades de
acogida (particularmente en la mexicana), y analizando las
razones de la suerte -radicalmente distinta- que en su inserción
en el mundo académico les cupo en aquellas y en la España
tardo y postfranquista, donde muy pocos de ellos lograron
reinsertarse en la universidad.
Hasta hace pocos años, una de las rémoras más
importantes a la hora de encontrar un denominador común de
intereses entre la historiografía del exilio y los estudios
migratorios de índole historiográfica, era la ausencia de
preguntas acerca de la interrelación existente entre inmigrantes
“económicos” y exiliados “políticos”, y de las mutaciones y
continuidades entre las diversas culturas políticas republicanas
en América. La colaboración de Silvina Inés Jensen
13
(Universidad Nacional del Sur / Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas) aborda ambas
temáticas. Pocos meses después del final de la Guerra Civil
Española, antiguos residentes catalanes en la Argentina y
exiliados del mismo origen impulsaron la creación de una
plataforma nacional capaz de aglutinar a todas las entidades y
publicaciones catalanas del país austral. Su resultado fue el
Consell de la Comunitat Catalana de la República Argentina,
trabajoso proyecto de unidad, sometido en todo momento a
tensiones y debates, conflictos y fracturas. La intención de la
autora es, a partir de la exploración de la correspondencia
política del político catalán Carles Pi i Sunyer (exiliado en
Londres) con exiliados y emigrantes residentes en el país
austral, analizar las heterogeneidades y conflictos del Consell.
Una tarea que lleva a cabo atendiendo, por un lado, a
identificar los sectores enfrentados dentro de la comunidad
catalana en la Argentina y, por el otro, a ponderar en qué
medida las disputas tuvieron que ver con el trazado de
fronteras entre viejos residentes y recién llegados, entre
independentistas y legalistas, entre comunistas y republicanos.
Estudiar, en fin, cómo esas tensiones revelaban, desde modos
disímiles de entender lo catalán, diferentes maneras de pensar
a lo largo de la década de 1940 la relación entre Cataluña y el
resto de los pueblos ibéricos, evaluaciones divergentes sobre el
rol de los partidos políticos en el exilio, rivalidades personales
y luchas por conseguir reconocimiento dentro de la sociedad
receptora.
Uno de los aspectos en los que el campo
historiográfico sobre las migraciones muestra últimamente
notables avances, es el que refiere al papel que los órganos de
prensa étnica han jugado en la conformación y delimitación de
los colectivos inmigrantes, de su identidad e imaginario
14
colectivo. Continuando con el caso de los catalanes en la
Argentina, el trabajo de José César Villarruel (Universidad de
Buenos Aires) analiza algunas de las características de dos
publicaciones de dicha comunidad en el país austral:
Ressorgiment y Catalunya. La primera de ellas (fundada en
1916) sobresalió por su prédica favorable al independentismo
y la autodeterminación de los catalanes de América, y por la
defensa de su identidad lingüística. En el contexto de la Guerra
Civil Española, se esforzará en la ayuda humanitaria destinada
a las víctimas catalanas del conflicto, al mismo tiempo que la
confrontación con el fascismo le confiere el perfil universalista
que distingue a la intelectualidad europea comprometida con
la lucha contra los totalitarismos. Por el contrario, Catalunya
(que se publica desde 1930) prescindió de un compromiso
político con las fuerzas en pugna, buscando así eludir posibles
conflictos al interior de la diáspora catalana en la Argentina.
Y, al mismo tiempo que privilegiaba los esfuerzos en
beneficio de la unidad de aquella, bregaba por la preservación
de la lengua y la cultura de origen, un aparente punto de
coincidencia con Ressorgiment, con la que, sin embargo, las
distancias fueron importantes, pues a la depuración del habla o
al interés por transformar el catalán en una lengua literaria,
oponía la necesidad de una cotidiana inclusión del castellano
como una estrategia de integración. En su escrito, Villarruel
repasa también los puntos de vista de ambas publicaciones
sobre la conflictiva realidad catalana, española y europea de la
década de 1930.
Por su parte, Jon Ander Ramos Martínez (Universidad
del País Vasco) se centra en la aparición y finalidades del
semanario Laurac-bat, primera empresa periodística vasca en
la colonia española de Cuba. Surgió en 1886, al amparo de la
Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia de La Habana (un
15
caso “exótico” dentro del movimiento asociativo vasco en
América, puesto que sus fundadores buscaron crear un
imaginario vasco más próximo al objetivo de ejercer la caridad
con sus paisanos necesitados de auxilio, que a los derechos
políticos derogados) y de algunas destacadas personalidades
de la colectividad vasco-cubana. Bajo la guía de su primer
director, el literato Faustino Diez Gaviño, Laurac-bat se
caracterizó por su férrea vindicación de los fueros (abolidos
tras el final de la última de las guerras carlistas) y las
particularidades del pueblo vasco. Sin embargo, tras la muerte
de aquel (y en el contexto del estallido de la segunda y
definitiva guerra de independencia en la isla caribeña), puso
un mayor énfasis en una marcada defensa de la españolidad,
de los intereses económicos metropolitanos y, en definitiva, de
los del grupo que propulsó su aparición. Para el autor, ello
puede deberse también a que las ideas foralistas del semanario
durante su primera época fueron más representativas del
ideario de su director, que del sentir de toda la colonia euskara
de Cuba. Tras analizar la estructura, contenidos y discurso de
la publicación, Ramos Martínez sostiene que la publicación no
sólo cubrió la necesidad de información y conexión de los
vascos (y navarros) de la isla con su tierra de origen, sino que
fue, además, un nexo entre la comunidad euskera y la
Asociación Vasco-Navarra, pudiendo incluso haber llegado a
erigirse -aunque de manera informal- en el portavoz del
colectivo euskaldún en Cuba.
Lejos de ser privativa del caso vasco-cubano, la
inquietud de constituirse en una herramienta de cohesión para
la comunidad emigrada suele encontrarse en todos los medios
de comunicación generados por ese tipo de colectivos. La
prensa (y más tarde también los programas radiales) vehiculiza
dicha aspiración a través del anuncio de enlaces
16
matrimoniales, nacimientos, defunciones, efemérides, viajes,
cambios de residencia, etc. El trabajo de Fernando Carlos
Moura aborda el papel que les cabe a los medios de
comunicación desarrollados por el colectivo portugués en la
Argentina, en la aparición y subsistencia de un sentido de
identidad luso en dicho país. Su estudio, basado en el caso de
los inmigrantes de dicho origen que se asentaron en la segunda
mitad del siglo XX en el Partido (municipio) bonaerense de
Escobar, y realizado a partir de una técnica que combina el uso
de fuentes escritas (prensa), cuestionarios individuales
analizados de manera agregada y entrevistas personales,
examina también algunas de las características básicas de su
inmigración e integración en la zona. El autor establece el
papel que en dicho proceso le cabe a las redes sociales
articuladas a partir de relaciones de parentesco y amistad, la
fuerte polarización que se observa en relación al lugar de
procedencia, el patrón residencial del grupo y su inserción
socioprofesional. El trabajo avanza luego sobre algunos de los
principales rasgos identitarios del grupo, como la conducta
matrimonial, el culto a la Virgen de Fátima, la participación en
asociaciones voluntarias de corte étnico, la gastronomía, la
música o los bailes. En relación con ello, se hace particular
hincapié en la importancia del club portugués de la zona y los
medios de comunicación étnicos (prensa y radio), en tanto
piezas fundamentales a la hora de entender la cohesión del
grupo, su visibilidad y la construcción o recreación de una
identidad capaz de incluir a las segundas y terceras
generaciones de migrantes.
El del asociacionismo étnico es un fenómeno que
alcanza a todos los colectivos españoles y portugueses en
América Latina. Revistiendo diferentes formas y ámbitos de
referencia (clubes, iglesias, hospitales, asociaciones
17
nacionales, regionales, provinciales o microterritoriales), así
como también múltiples propósitos (recreativos, religiosos,
mutualistas, benéficos, culturales, políticos, etc.), canalizan
tanto la necesidad de sociabilidad de los migrantes, como las
aspiraciones de las élites a ejercer su liderazgo en el seno de su
comunidad, al mismo tiempo que construyen y mantienen la
identidad de la misma. En relación con el fenómeno antedicho,
Ada Svetlitza de Nemirovsky (Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales / Instituto Universitario Nacional de Arte)
constata que, a diferencia de otros países donde la vida social
de las colonias portuguesas giró alrededor de las iglesias, en la
Argentina ello se verificó a través de los clubes lusos. De
hecho, prácticamente cada una de las comunidades
portuguesas en el país construyó su propio club. A partir del
caso del Club Portugués del Gran Buenos Aires, ubicado en el
Partido de La Matanza, la autora analiza el rol de estas
instituciones en el proceso de construcción de la identidad
colectiva. Su estudio se centra en el estudio de la celebración
del 10 de Junio, instituido en “Día de Portugal, Camões y de
las comunidades portuguesas”, desde la perspectiva del
llamado paradigma teatral. Su objetivo es estudiar las
estrategias de la política migratoria del Estado portugués sobre
el proceso de reconstrucción de la identidad de sus emigrados
planteando, al mismo tiempo, la relevancia y la significación
de los clubes y de sus líderes en el fortalecimiento de dicho
proceso. En el transcurso de su investigación, Svetlitza de
Nemirovsky identifica dos formas distintas de asumir la
identidad portuguesa: mientras los dirigentes étnicos apelan a
una doble identidad luso-argentina, y reclaman la lealtad de
los asistentes a ambas naciones, los inmigrantes de mayor
edad parecen identificarse, en el contexto del espectáculo de la
18
música y danzas folklóricas portuguesas, sólo a un pasado
rural ya inexistente, mitificado e inamovible.
A diferencia de inmigrantes lusitanos, numéricamente
escasos en la Argentina, la colonia gallega en dicho país
alcanzó desde finales del siglo XIX enormes proporciones. Y
lo mismo ocurrió con su tejido asociativo, una de cuyas
manifestaciones más notables fue la aparición, junto a otras
muchas sociedades panhispánicas y galaicas de rango macro,
de una densa red de instituciones de marco microterritorial. No
sólo fueron un vehículo idóneo para la recreación de los
marcos de sociabilidad propios de la tierra que habían dejado
sino que, en muchos casos, encarnaron también la voluntad de
intervención sociopolítica de los emigrados en su patria chica.
El trabajo de Nadia Andrea De Cristóforis (Universidad de
Buenos Aires / Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas) analiza, a partir de una panoplia de
documentación que incluye la producida por la misma
institución, prensa étnica, etc., las primeras décadas de
existencia de la Sociedad Agrícola, Cultural y Recreativa de
Residentes del Municipio de Vedra en Buenos Aires, fundada
en 1910. La autora explora las causas que motivaron el
surgimiento de la entidad, sus objetivos y características
principales, así como también su relación con el Sindicato de
Agricultores de Vedra, catalizador para la fundación de
aquella, y a través del cual la institución porteña se vinculó
con el movimiento agrarista gallego. La voluntad de los
vedrenses asentados en Buenos Aires de organizarse para
apoyar a su comunidad de origen, se verificó en una serie de
importantes ayudas materiales, cuyos destinatarios fueron el
mencionado sindicato agrícola, varias escuelas diseminadas
por las parroquias del municipio, obras de infraestructura, etc.
No obstante, el fuerte compromiso con su “patria chica” no
19
impidió que la institución se ocupara también de desarrollar
acciones de índole benéfico-mutualista, cuyo objetivo era
cubrir algunas necesidades básicas de sus socios o familiares
cercanos en la capital porteña. Es precisamente esta doble
finalidad, junto con las diferencias de criterio en cuanto al
destino de los fondos remitidos a Galicia, lo que explica buena
parte de las tensiones que durante aquellos años se
desplegaron al interior de la sociedad, del mismo modo que las
escisiones y fusiones que experimentó.
Paralelamente a la existencia de instituciones étnicas,
la preservación de una identidad cultural diferenciada puede
afirmarse también en las pautas de comportamiento cotidianas,
adoptadas a partir del momento de arribar al nuevo país. La
alimentación no sólo constituye un elemento clave en el
ejercicio de la sociabilidad entre aquellos que emigran. Junto a
ello, es necesario poner de relieve el rol que los gustos y
prácticas culinarias juegan como mecanismos de expresión de
una identidad determinada, dada su vocación de reproducir
pautas y costumbres propias de la tierra de origen. Desde
luego, en las sociedades de acogida los migrantes españoles y
portugueses adoptaron nuevas pautas de alimentación, tanto
criollas como propias de otras comunidades inmigrantes. Sin
embargo, la adopción de aquellas se combinó con la
conservación de muchas otras de sus propias tradiciones
culinarias. De tal modo, los gustos gastronómicos de los
inmigrantes experimentaron una simbiosis y un sincretismo. El
conocimiento de la reproducción, conservación, hibridación o
abandono de las prácticas culinarias de aquellos exige,
particularmente en lo que hace a las que se desarrollan en el
ámbito privado, la utilización de fuentes cualitativas, tales
como las orales, prosopográficas y literarias. En el caso
particular de Dolores Martin Rodríguez Corner (Pontificia
20
Universidade Católica-São Paulo), la autora se sirve de una
serie de entrevistas a españoles que en las décadas de 1950 y
1960 se asentaron en la ciudad de São Paulo, para explorar la
suerte corrida en aquel contexto multicultural y de gran
diversidad gastronómica, con los gustos culinarios de gallegos
y andaluces. Su trabajo se mueve tanto en el ámbito de la vida
privada de ambos colectivos, cómo también en el más visible
universo de la oferta gastronómica comercial de la urbe
paulista.
En su trabajo sobre la integración socioprofesional de
los gallegos en Rio de Janeiro, también Erica Sarmiento Da
Silva (Universidade do Estado do Rio de Janeiro - Programa
de Pós Graduação em História / Universidade Salgado de
Oliveira) se sirve de testimonios personales, a los que combina
con fuentes de tipo nominativo, tales como las fichas del
archivo del Consulado Español de Rio de Janeiro, las
matrículas del Hospital Español de dicha ciudad, los libros de
prófugos de algunos municipios gallegos y de “ganhadores
livres” localizados en el Arquivo Geral da Cidade carioca, o
los procesos de expulsión labrados por las autoridades
brasileñas. A partir de esta rica mixtura, la autora reconstruye
las características de las cadenas migratorias que, entre
mediados del siglo XIX y la década de 1960, vincularon a la
freguesía carioca de Santo Antonio y al barrio de Lapa con
distintos puntos de Galicia. La vitalidad de dichas cadenas y
de las redes sociales que las contenían, se manifiesta también
al contemplar el universo habitacional y laboral de los
inmigrantes gallegos en la por entonces capital de Brasil, de
cuya observación se desprende una imagen familiar en otras
ciudades de América que (como ocurrió con La Habana,
Buenos Aires o Montevideo) gozaron de una importante
presencia galaica: alto nivel de agrupamiento en determinadas
21
calles y unidades habitacionales, así como también una
considerable presencia entre los empleados y propietarios de
negocios ligados a la hostelería, sin excluir otras actividades
“emblemáticas”, como las de los propietarios de pequeños
comercios y dependientes de éstos. Mas, en el caso particular
de este sector de la urbe carioca, la búsqueda por parte de los
inmigrantes gallegos de negocios rentables y de bajo nivel de
inversión los llevó a mezclarse en el ramo de las hospedarías,
un tipo de pensión que, debido a las características
socioeconómicas del área (y en particular la presencia del
negocio de la prostitución), fácilmente podía ser confundida
con una casa de lenocinio, lo que muchas veces les aparejó
problemas con las autoridades brasileñas.
Los dos trabajos que siguen hacen también abundante
uso de fuentes de tipo nominativos. El primero de ellos, obra
de Marcela Susana Lippi (Universidad de Buenos Aires), se
basa principalmente en los libros de Registro de Matrícula del
Consulado General de España en Buenos Aires, una fuente
hasta hoy muy poco empleada, a pesar de lo evidente de su
potencial para el estudio de las migraciones españolas en la
Argentina, entre otras razones por incluir el dato clave de la
provincia y comuna de origen del migrante. A través de ella, y
del cruce de la información obtenida con la hallada en los
partes consulares (1910) y con los libros de desembarco del
puerto de Buenos Aires (1923-1929), resguardado en el
Archivo General de la Nación (Buenos Aires), la autora
analiza algunos de los rasgos principales de los flujos
migratorios zamoranos hacia dicho país durante las primeras
tres décadas del siglo XX (como, por ejemplo, su dimensión
aldeana), y del proceso de integración del grupo en la sociedad
de acogida. Operando con la totalidad de los nativos de
Zamora inscriptos en la legación española entre 1939 y
22
mediados de 1945, determina los principales focos migratorios
de la corriente que tomó el camino de la Argentina (y también
la elevada cantidad de aquellos), así como también la
composición profesional, etaria y de género de los
protagonistas del fenómeno. El acceso a información
relacionada con la última residencia de los migrantes, le
permite comprobar que, a comienzos de la pasada centuria, la
enorme mayoría de aquellos salían de la aldea directamente
para cruzar el Atlántico. En cuanto al proceso de inserción en
la tierra de acogida, después de una somera mirada a la
integración económica, Lippi presta una particular atención a
los patrones de asentamiento del grupo (particularmente en el
caso de la ciudad de Buenos Aires, sus alrededores y la
provincia homónima -aunque también había residentes en
otros puntos del territorio argentino), y al lugar que en la
conformación de aquel les cabe a las redes sociales y la
cronología migratoria, determina la existencia de interesantes
diferencias con otros casos regionales y el patrón residencial
español genérico en Buenos Aires.
Por su parte, Ruy Farías (Universidad Nacional de
General Sarmiento / Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas / Museo de la Emigración Gallega en la Argentina)
focaliza su análisis del colectivo gallego en la Argentina entre
los años de 1946 e 1960. Hasta hoy, resume el autor, la mayor
parte de los estudios dedicados a la presencia gallega en dicho
país se centraron en la etapa de la “inmigración masiva”
(1880-1930), siendo escasos los dedicados a analizar los flujos
posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, Buenos
Aires continúa siendo el lugar de observación privilegiado, un
hecho que, sumado a cierta tendencia a generalizar las
características de la colonia galaica de la capital al conjunto de
la Argentina, acaba por generar en ocasiones apreciaciones no
23
del todo exactas sobre las características más salientes de la
comunidad galaica asentada en otros puntos del territorio
nacional. De tal modo, resulta para él evidente la necesidad de
nuevas aproximaciones (de base empírica cuantitativa y
suficientemente representativas) a las distintas dinámicas de
integración laboral y movilidad social de los gallegos en aquel
país, capaces de colaborar en la construcción de tipologías
válidas para áreas cualitativamente distintas del caso clásico
de Buenos Aires y, por eso mismo, susceptibles de matizar los
esquemas generalizantes que de él se desprenden. Por ello, su
trabajo se centra en la colonia gallega residente en los actuales
municipios bonaerenses de Avellaneda e Lanús, un área que
desde fines del siglo XIX se constituyó en la periferia
industrial de la capital argentina. A través del análisis del
Libro de Registro del Consulado General de España en Buenos
Aires, explora sucesivamente la importancia relativa del grupo
galaico en relación al conjunto de la inmigración hispana en la
zona, determina algunas de las características más
sobresalientes de los flujos que hacia allí se dirigieron
(composición sexual y etaria) y del stock galaico, para avanzar
finalmente hacia una primera a la inserción socioprofesional
del grupo (mayoritariamente proletaria).
Los estudios sobre inmigración urbana en Brasil son
relativamente recientes. Sin embargo, los estudios sobre los
inmigrantes portugueses los son todavía más. En Rio de
Janeiro, los vínculos con la era colonial y la gran presencia de
un sujeto que era portador de una cultura muy parecida a la
brasileña, se encuentran en la base de una verdadera
invisibilización de la presencia portuguesa. De acuerdo con
José Murilo de Carvalho (2005), la razón por la que el grupo
luso fue sometido a ello por la historiografía deriva de la
imagen de atraso e inmovilismo asociada a Portugal, y a su
24
protagonismo en un pasado colonial que debía ser olvidado. El
trabajo de Lená Medeiros de Menezes (Universidade do
Estado do Rio de Janeiro) llega para corregir esta situación,
sacando a la luz algunos aspectos de la inserción
socioprofesional de los inmigrantes lusos dentro del ramo del
pequeño comercio en la ciudad carioca del siglo XIX.
Combinando documentación oficial, almanaques y crónicas
sobre la ciudad, la autora aborda la importante presencia
portuguesa en el dinámico comercio de la capital,
particularmente notable en el sector de los secos e molhados,
panaderías, hoteles y casas de pasto. El trabajo aborda también
la cuestión del género y observa que, una vez más, al contrario
de lo sostenido por la historiografía más tradicional, los
negocios del siglo XIX no era exclusividad de los varones y
las mujeres también eran protagonistas de los procesos
históricos, principalmente el caso de las viudas.
Otro caso de invisibilización de un grupo étnico es el
de los açorianos, quienes comenzaron a asentarse en el
territorio del actual Estado de Rio Grande do Sul a mediados
del siglo XVIII. En efecto, los diferentes colectivos que
contribuyeron a la formación del mosaico étnico de la
sociedade gaúcha han corrido historiográficamente una suerte
dispar: mientras algunos grupos (como es particularmente
notable en el caso de alemanes e italianos) han sido objeto de
una importante atención por parte de los historiadores, el
conocimiento acerca de la presencia de los portugueses
insulares aun es escaso. Sin embargo, en los últimos años, las
fuentes y los nuevos trabajos de investigación demunestran la
importancia y la dimensión de la presencia de los açorianos en
la costrucción de la identidad sul-rio-grandense. El trabajo de
Vera Lúcia Maciel Barroso (Faculdade Porto-Alegrense) no
sólo glosa la presencia açoriana en un amplio rango de tiempo,
25
demostrando la importancia de su antigua y primaria
instalación, por razones geopolíticas, en las tierras fronterizas
entre el imperio español y el portugués que hoy corresponden
a los actuales Rio Grande do Sul y Uruguay: también enumera
lo que la autora entiende como “ações de desvendamento da
presença açoriana” en ese lugar. Así, Maciel Barroso enumera
sistemáticamente sus lugares de asentamiento, los posibles
repositorios y la documentación disponible, los estúdios
recientes y las lacunas y posibilidades de investigación a los
que desean reconocer la identidad de la açorianidade gaúcha.
Continuando con los portugueses en Brasil, Ana
Rebello Magalhaes (Universidade do Estado do Rio de
Janeiro) nos acerca a un caso de integración en el mundo
urbano de la sociedad de acogida distinto al clásico de los
sectores terciarios y secundarios. En este contexto, el trabajo
de Rebello Magalhaes se focaliza en el papel que, entre 1875 y
1879, le cupo al artista gráfico luso Rafael Bordallo Pinheiro
en la prensa ilustrada del Río de Janeiro. Se recria el discurso
político, a partir de la narrativa de las caricaturas de los
periódicos O Mosquito, Psit! e O Besouro. Rebello Magalhaes
nos revela una mirada atenta y una consciencia crítica de las
transformaciones sociales, económicas y políticas de la capital
del Brasil en el periodo de sustitución del régimen monárquico
por el republicano. La cuestión de la inmigración es el tema
frecuente de su obra en el periodo brasileiro. Los registros de
Bordallo inmigrante, en sus litografías, indicaban
preocupaciones acerca de la situación vividas por los
portugueses que intentaban ganar la vida en tierras brasileiras.
Pese la partida de Rafael Bordallo Pinheiro haber interrumpido
su participación en la prensa de la capital brasileira, para la
autora, el legado de su obra ha sido fuente de inspiración para
el estilo de muchas revistas ilustradas y para el trabajo de
26
jóvenes artistas en los años posteriores a la imprensa satírica
de Río de Janeiro.
Como sintetizara hace ya tiempo Dora Schwarzstein
(2001), las fuentes orales constituyen un instrumento
privilegiado para la reconstrucción de experiencias como la
migración o el exilio. No sólo contribuyen a revelar las
características de esos procesos, sino también lo que la gente
sintió habiéndolos vivido. Mientras otras fuentes pueden
revelar la creación e instrumentación de políticas migratorias o
los patrones estadísticos de movilidad, instalación y empleo,
los testimonios orales ayudan a comprender la complejidad de
los procesos migratorios. El trabajo de José Antonio Vidal
Rodríguez (Universidad Complutense de Madrid – Seminario
de Fuentes Orales), centrado en el caso de la emigración
gallega a Cuba durante la primera mitad del siglo XX, constata
que además de causas económicas, la percepción de los
protagonistas del proceso incluye en la casuística del
fenómeno migratorio también motivaciones de índole
psicosocial, tales como la huída del servicio militar, la
inducción de los parientes, amigos o vecinos ya emigrados, la
emulación del indiano triunfador, la presencia de ganchos
(contratistas) o el espíritu aventurero de la juventud. Más aún,
hay entre aquellos quienes afirman haber emigrado por
circunstancias estrictamente personales o familiares, como una
súbita orfandad o la imposibilidad de aceptar la nueva pareja
del progenitor que ha enviudado. En el caso de las mujeres,
para muchas el acicate fue la necesidad de cuidar a un pariente
establecido en Cuba, el deseo de seguir a su novio ausente, de
escapar al escarnio por haberse convertido en madre soltera, o
la reagrupación familiar lo que las movilizó a la isla. En
cualquier caso, como también revelan las entrevistas, la
mayoría de estas personas no habría podido concretar la
27
aventura migratoria sin el factor posibilitador de las cadenas
migratorias basadas en redes sociales familiares o paisanas,
que unieron ciertas aldeas, parroquias y comarcas gallegas con
algunas ciudades, comarcas y sectores laborales cubanos.
Estas cadenas migratorias encauzaron y facilitaron el trayecto
a miles de gallegos que lograron establecerse en la isla, gracias
a la información proporcionada, a la financiación del viaje y al
apoyo económico, laboral y afectivo que les brindaron. Del
mismo modo, lograron crear nichos laborales que controlaron
desde finales del siglo XIX ciertas familias o naturales de
algunas comarcas gallegas.
En la Argentina, la idea de que el país moderno fue
construido por inmigrantes europeos forma parte de los mitos
fundacionales de la Nación (Quijada, Bernard, Schneider,
2000). En la coyuntura de crisis que el país atravesó a
comienzos del presente siglo, se ha recurrido a él para
fundamentar la salida de miles de argentinos al exterior en una
tradición migratoria que remite a los orígenes de la sociedad.
En relación con ello, el último trabajo de este libro, obra de
Susana Schmidt (Universidad de Salamanca), aborda el tema
de las representaciones en relación con el retorno. La fuente en
la que se basa es el cine argentino-español de las últimas
décadas, donde han sido frecuentes los filmes de ficción que
remiten a las migraciones de españoles a la Argentina. La
producción de esas películas coincide con un momento en el
que, debido a las crisis políticas, económicas y sociales de
aquel país del Cono Sur, la dirección histórica de los flujos
entre España y la república austral se invirtieron (circa 19992008), tornándose por primera vez importantes las de
argentinos que emigran a la Península. Así, con frecuencia se
trata de historias que cuentan no el devenir de los españoles en
la sociedad de destino, sino la búsqueda de los orígenes,
28
familiares o sociales por parte de sus descendientes. O,
incluso, el relato de lo que se podría denominarse una
migración “de retorno diferido generacionalmente”, construido
sobre la memoria de aquellas migraciones del pasado, que
viene a dar cuenta de un vínculo imaginario entre los
descendientes de españoles en la Argentina y España como
país de origen, dentro de un marco de representaciones que
remite a la cercanía cultural entre ambas sociedades. Y, en
cualquier caso, como acertadamente señala Schmidt, sin
obviar el elemento económico, en unos casos, o difuminándolo
por completo en otros, ofrecen explicaciones complementarias
o alternativas, enriqueciendo de tal modo el discurso sobre las
causas de las migraciones.
En síntesis, los artículos aquí reunidos suponen, en
conjunto, una enriquecedora diversidad de temas, grupos
migrantes, períodos, enfoques y fuentes sobre el fenómeno de
las migraciones entre la Península Ibérica y América Latina.
Dejan entrever también la maduración de una nueva
generación de especialistas, capaces de elaborar
cuestionamientos novedosos en relación con la integración de
esos migrantes en sus diferentes tierras de acogida, la
identidad que en ella mantuvieron o elaboraron, la mirada con
la que fueron contemplados por sus sociedades de recepción,
etc. Los que firmamos estas páginas introductorias nada más
tenemos para añadir, excepto el agradecimiento por haber
podido compartir tan fructífero intercambio de ideas y miradas
con tantos colegas y amigos, y tener la esperanza de seguir
haciéndolo en el futuro.
29
Bibliografía
GORDON, Milton M. Assimilation in American Lyfe: The
Role of Race, Religion and National Origins. New York:
Oxford University Press, 1964.
MURILO DE CARVALHO, José. A formação das almas: o
imaginário da República no Brasil. São Paulo: Companhia das
Letras, 2005.
SEIXAS, Xosé Manoel Núñez. “A historiografía das
migraçoes ultramarinas espanholas: Uma visão global”.
Maracanan, 6, 2010, pp. 11-45.
QUIJADA, Mónica, BERNARD, Carmen y SCHNEIDER,
Arnd. Homogeneidad y nación con un estudio de caso:
Argentina, siglos XIX y XX. Madrid: Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, 2000.
SCHWARZSTEIN, Dora. Entre Franco y Perón: Memoria e
identidad del exilio republicano español en Argentina.
Barcelona: Crítica, 2001.
30
El asociacionismo
microterritorial gallego
en Buenos Aires:
dinámica y evolución a
partir de un estudio de
caso
31
El asociacionismo microterritorial gallego en
Buenos Aires: dinámica y evolución a partir
de un estudio de caso1
Nadia Andrea De Cristóforis 2
Introducción
Los emigrantes gallegos se caracterizaron por generar un vasto
y multiforme movimiento asociativo en sus diferentes ámbitos
de destino. Dicho fenómeno fue particularmente relevante en
ciudades que se convirtieron en importantes espacios de
recepción de las corrientes del noroeste hispánico, como
Buenos Aires, La Habana o Montevideo. Los oriundos de
Galicia no sólo participaron en distintas instituciones
españolas o del país de acogida (como las relacionadas con el
1
Este trabajo forma parte de los siguientes proyectos de
investigación:
UBACyT
20020090200622
y
UBACyT
20020100100435 (Universidad de Buenos Aires); PIP 114-20080100216 (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas);
PICT 1150 (Agencia Nacional de Promoción Científica y
Tecnológica) y Proyecto “Redes, poder y territorialidad en la historia
argentina de los siglos XVIII-XX”, Programa de Incentivos a
docentes–investigadores (Centro de Estudios Sociales de América
Latina - UNICEN). Agradezco a Xosé Manoel Núñez Seixas, Pilar
Cagiao Vila, Rocío Botana Iglesias y Xurxo Cerdeira Louro, por su
valioso asesoramiento en materia documental.
2
Doctora de la Universidad de Buenos Aires, área Historia.
Universidad de Buenos Aires - Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (Centro de Estudios Sociales de América
Latina
–
UNICEN),
Argentina.
E-mail:
[email protected]; [email protected].
32
mundo del trabajo, por ejemplo), sino que también moldearon
sus propias entidades, que cumplieron diversas funciones:
recreativas, mutuales, asistenciales, culturales, políticas,
educativas, entre otras.3
En relación con el asociacionismo originado en la
Argentina, las primeras aproximaciones al tema presentaron
una fuerte tendencia conmemorativa o evocativa, que colocaba
el acento en los elencos dirigentes y su desempeño a lo largo
de las diferentes gestiones. Este tipo de lectura, que ha
persistido en el tiempo, se difundió especialmente en relación
con el conocimiento de los centros de carácter regional o
provincial (el “Centro Gallego de Buenos Aires”, el “Centro
Galicia de Buenos Aires” o los Centros Provinciales, por
ejemplo) (Sánchez Millares y Vázquez Villanueva, 1993;
Rodríguez Díaz, 2000; Vázquez Villanueva, 2004; Padorno,
2007).
Sin embargo, en los últimos años se han introducido
interesantes perspectivas de análisis, en particular, para la
comprensión de la dinámica y desarrollo de las entidades
microterritoriales. Dichas miradas renovadoras han promovido
una mayor atención hacia la acción social, la racionalidad
limitada de los sujetos, los liderazgos o las redes sociales,
entre otras cuestiones.4 Como sostuvo Alejandro Fernández
3
Una interesante clasificación de las instituciones creadas por los
emigrantes del noroeste hispánico en el exterior puede consultarse en
Peña Saavedra, 1991, p. 356. Para una visión global de las
asociaciones gallegas en el exterior, hasta la actualidad, con un rico
aporte a nivel cuantitativo, cfr. Arquivo da Emigración Galega e
Consello da Cultura Galega, 2008.
4
Para el caso argentino, los estudios de Xosé Manoel Núñez Seixas
son particularmente sugestivos y originales. V., entre muchos otros,
Núñez Seixas, 1999, p. 195-233; 2000, p. 23-44; 2011, p. 107-133.
33
(2011, p. 148-149), diversas razones condujeron a esta
preocupación por las sociedades microterritoriales: su estrecha
conexión con las historias locales, el apoyo financiero e
institucional dado al tema por parte de los gobiernos
municipales y autonómico, o el hecho de que el estudio de las
mencionadas entidades se convirtió en un terreno fértil para la
puesta en juego de enfoques microanalíticos, como los
propuestos desde la microhistoria.
Consideramos que algunos de estos factores se
conjugaron en el caso del municipio coruñés de Vedra. En
ocasión de cumplirse los cien años de la fundación de dos
sociedades microterritoriales de dicho ayuntamiento en
Buenos Aires (1910-2010), el gobierno local, con la
colaboración del Arquivo da Emigración del Consello da
Cultura Galega, comenzó a impulsar una importante tarea de
recuperación de documentación perteneciente a las citadas
entidades, al tiempo que promovió interesantes investigaciones
sobre la evolución histórica de las mismas.5 En este contexto,
resultó viable y alentador encarar un estudio sobre la dinámica
y funcionamiento de una de las dos instituciones nacidas en
1910: la “Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra en
Buenos Aires”. En el presente trabajo nos detendremos en las
primeras décadas de su existencia, para poner de relieve sus
objetivos, características e interacciones con núcleos
En relación con contextos emigratorios más amplios, cfr. Núñez
Seixas, 1998.
5
Algunas referencias a las tareas mencionadas pueden hallarse en la
página web: <http://100anosvedraemigrante.com/?q=es>, citada el
7/09/2010. Vale la pena recordar también dos obras que fueron
elaboradas en la coyuntura aludida: Cerdeira Louro y Botana
Iglesias, 2009; Cerdeira Louro, 2010.
34
asociativos de distinta índole, existentes en Vedra y en la
ciudad porteña a comienzos del siglo XX.
De Vedra a Buenos Aires: migraciones y asociacionismo
El Municipio de Vedra se ubica en el sur de la Provincia de La
Coruña, en Galicia. Desde el siglo XII se halla conformado
por doce parroquias.6 Se trata de un distrito con una
predominante estructura agrícola, que experimentó una
importante emigración hacia la Argentina, desde fines del
siglo XIX.
En realidad, las primeras salidas al exterior que se
produjeron en la cuenca media del río Ulla (donde se ubica
Vedra) tuvieron como principal destino la región andaluza,
especialmente, la ciudad de Cádiz. Como pusieron de relieve
Ofelia Rey Castelao y Ricardo Turnes Mejuto (1989, p. 179), a
partir de 1760 estos flujos intrapeninsulares adquirieron una
importancia para nada desdeñable. Se trataba de unas
corrientes temporarias, con cierta presencia femenina. Sin
embargo, a lo largo del siglo XIX la emigración ultramarina se
fue incrementando, por factores que actuaron tanto en la
sociedad de partida (la crisis de la industria textil a domicilio o
de la producción vitivinícola, las pesadas cargas tributarias que
debían soportar los productores, el interés de los jóvenes de
evadir el servicio militar, las limitadas posibilidades de
crecimiento en el marco de la comunidad local o el sistema de
herencia que favorecía a uno de los hijos en detrimento de los
6
San Andrés de Trobe, San Miguel de Sarandón, Santa María
Magdalena de Puente Ulla, Santa Cruz de Rivadulla, San Pedro de
Sarandón, Santa Eulalia de Vedra, San Félix de Sales, San Lamed de
Rivadulla, San Pedro de Vilanova, San Andrés de Illobre, San
Cristóbal de Merín y San Julián de Sales.
35
demás), como en las de recepción (fundamentalmente, las
oportunidades crecientes de inserción laboral y de progreso
social) (Cerdeira Louro y Botana Iglesias, 2009, p. 26-30).
Hacia 1897 ya se había definido una clara tendencia,
en cuanto al destino prevaleciente en las emigraciones
transoceánicas: Buenos Aires ocupaba el primer lugar como
ciudad receptora, seguida a mucha distancia por La Habana y
Cádiz (Botana Iglesias, 2006, p. 32-33). Según nuestras
propias contabilizaciones, en el año mencionado había como
mínimo unos 266 vedraleses en la ciudad porteña, 7 número
que se habría mantenido relativamente estable en las primeras
décadas del siglo XX. Tengamos presente que según el padrón
municipal de habitantes de 1930, en Buenos Aires había unos
244 vedraleses, siendo el predominio de los varones muy
acuciado dentro de dicho colectivo (205 eran hombres y 39,
mujeres) (Botana Iglesias, 2006, p. 40). Tomando en
consideración que en 1930 la “población de hecho” en Vedra
era de unos 5.639 habitantes (Fariña Jamardo, 1993, p. 69),
podríamos afirmar que el número de emigrantes vedraleses en
el destino porteño equivalía a un 4,32% de la población de
hecho del municipio de origen.
Los oriundos de Vedra en Buenos Aires se integraron
a instituciones gallegas ya existentes, al tiempo que crearon
otras nuevas, que intentaron representar al municipio o alguna
de sus parroquias. De este modo, en la ciudad porteña
surgieron unas diez asociaciones microterritoriales, que
tuvieron unas trayectorias y alcances diferentes entre sí. 8
7
Archivo Municipal de Vedra, Padrón Municipal de Habitantes de
1897, caja 326.
8
Gran parte de la documentación perteneciente a las mencionadas
entidades se preserva actualmente en el Archivo de la Emigración de
Vedra, Municipio de Vedra, Galicia.
36
Como ya sugerimos, este movimiento asociativo se inició
hacia 1910, con la fundación de la “Sociedad Agrícola
Residentes de Vedra” y la “Agrícola Ganadera y de
Instrucción de Santa Eulalia de Vedra”. Ambas entidades
fueron modificando sus denominaciones a lo largo de su
existencia. La primera, más conocida como “Sociedad de
Residentes del Municipio de Vedra en Buenos Aires” tenía
como marco de referencia al municipio, mientras que la
segunda, a la parroquia de Santa Eulalia de Vedra.
Entre la sociedad de origen y la de llegada: tensiones
dentro de una entidad microterritorial
El día 2 de octubre de 1910, un núcleo de residentes del
municipio de Vedra en Buenos Aires se reunió en la casa del
inmigrante vedralés Manuel Fernández, sita en la calle Alsina
944, para fundar la Sociedad Agrícola Residentes de Vedra (en
adelante: Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra).
Los propósitos declarados de esta última eran auxiliar a la
sociedad agrícola que por ese entonces funcionaba en Vedra
(entidad que luego fue reconocida como “Sindicato Agrícola
de Vedra”) y el “deseo de buscar por todos los medios el
mejoramiento de la región [gallega]”. 9
Como vemos, la institución surgía en estrecha relación
con las necesidades de la tierra de origen, principalmente, para
colaborar con el Sindicato Agrícola. Este último formaba parte
de una red más amplia de sociedades agrícolas que por ese
entonces se estaba desarrollando con gran fuerza en toda
9
Archivo de la Emigración de Vedra (en adelante, AEV), Caja 1,
Libro de Actas Nº 1 (1910-1917) Sociedad Agrícola Residentes de
Vedra (en adelante, SRMV, sigla del nombre más difundido de esta
entidad), Acta de fundación, 2/10/1910, f. 1.
37
Galicia, pero especialmente, en las provincias de Pontevedra y
La Coruña. Este crecimiento de las sociedades agrícolas se
venía produciendo desde fines del siglo XIX, pero encontró un
motivo de impulso en la sanción de la Ley de Sindicatos de
1906, que autorizó la asociación de los agricultores, con la
condición de que la misma tuviera fines principalmente
económicos. Se ha calculado que entre 1907 y 1913 la
provincia de La Coruña pasó a tener unas 55 sociedades
campesinas (Domínguez Almansa, 1997, p. 60).
Según lo refería el art. 1º de su Reglamento, el
Sindicato de Agricultores de Vedra podía constituirse por
“propietarios, labradores, jornaleros, colonos e individuos que
ejerzan profesiones anexas a la Agricultura y Ganadería”. 10
Sus finalidades eran instructivas; económicas y benéficas.
Además de estos objetivos, el Sindicato se proponía tener
representación en el Municipio (art. 53), para garantizar la
protección de los derechos de los campesinos.
¿Cuáles eran los factores que favorecían la
preocupación por la sociedad de origen, entre los inmigrantes
establecidos en Buenos Aires? Se trataba de una combinación
compleja de circunstancias. En primer lugar, la fuerte
expectativa de retorno, por parte de quienes seguían apostando
a volver como “indianos” enriquecidos al hogar que los había
visto nacer. En segundo lugar, el interés por recrear ese ámbito
de pertenencia, en el medio de acogida. El hecho de buscar el
mejoramiento de su sociedad de nacimiento conllevaba el
mantenimiento de los vínculos con aquellos que habían
permanecido en Vedra, materializados en las remesas que se
hacían llegar por vías personales o impersonales (como las
10
Las alusiones al Reglamento del Sindicato se derivan de la
documentación que se encuentra en AEV, Caja Nº 10, Reglamento
del Sindicato de Agricultores de Vedra, 1921 [19/07/1913].
38
entidades bancarias), la correspondencia o los periódicos que
circulaban entre ambos lados del océano. Además, la práctica
de la filantropía en su tierra natal permitía consolidar el
prestigio social de quienes integraban las Comisiones
Directivas de la sociedad. Como vemos, las motivaciones eran
diversas, pero se podrían resumir en algunas frases, que
también serían aplicables a otros dirigentes de asociaciones
microterritoriales gallegas: deseos de “figurar”, propósito de
mantener los límites étnicos de la comunidad de pertenencia, e
interés por legitimar un liderazgo dentro de la misma, de uno y
otro lado del Atlántico. De este modo, y siguiendo una
tipificación propuesta por Núñez Seixas (2006, p. 32-33)
podríamos sugerir que los líderes de la Sociedad de Residentes
del Municipio de Vedra cumplieron diversas funciones (por lo
menos en la etapa inicial de dicha institución): culturales
(recreación del tejido social del mundo de origen y del sentido
de pertenencia al mismo), políticas (representar a los
emigrados de Vedra en Buenos Aires ante el Sindicato
Agrícola, actuando como sus portavoces), sociales (prestación
de ayuda mutua, como veremos más adelante), psicosociales
(contribuir al reforzamiento del prestigio social de la
comunidad).
En esta articulación de objetivos altruistas e intereses
personales, los que quedaban en evidencia a un nivel
discursivo-oficial y propagandístico, eran los primeros. Los
dirigentes de la sociedad hacían un especial esfuerzo por
demostrar que consagraban su trabajo al bien común y al
“engrandecimiento” de su tierra de origen, en todas las
oportunidades posibles. De este modo, tanto en la
documentación de índole institucional, como en los periódicos
39
que representaban a la entidad, se ponía de manifiesto la
supuesta voluntad redentora y transformadora de los líderes. 11
Además, los deseos de figurar entre los benefactores
de la “patria chica”, conducía a que los dirigentes buscaran
aparecer (con nombre y apellido) en los listados de
contribuyentes para la construcción del edificio social (la sede
del Sindicato de Agricultores en Vedra), o también producía
fenómenos llamativos, como la conformación de una
Comisión Directiva con una abultada cantidad de cargos, en
proporción a la masa societaria. Tengamos presente, por
ejemplo, que en los primeros años de existencia de la entidad,
el número de socios no superaba el medio centenar de
personas,12 mientras que la Comisión Directiva integrada por
24 miembros (Director, Vicepresidente, Secretario,
Prosecretario, Tesorero, Protesorero, Contador, Síndico, dos
Revisores de Cuentas, dos Vocales y doce Vocales
auxiliares). 13
11
Un ejemplo muy ilustrativo de ello lo tenemos en las palabras del
Presidente, Eugenio Orosa, dirigidas a los socios, al terminar su
mandato en 1915. V. AEV, Caja Nº 13, Correspondencia SRMV,
Carta enviada por Eugenio Orosa, Bs. As., 24/01/1915.
12
Lamentablemente, no podemos realizar una contabilización exacta
del número de socios en los primeros años de existencia de la
entidad, pues el primer listado que llegó a nuestros días, corresponde
a 1924. La estimación presentada se deduce del número de asistentes
a una Asamblea, el 15 de junio de 1913 (Cfr. AEV, Caja 1, Libro de
Actas Nº 1 (1910-1917) SRMV, Acta de asamblea extraordinaria,
15/06/1913, f. 57).
13
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 1 (1910-1917) SRMV, Acta de
aprobación de cuentas y nombramiento de nuevo directorio para el
año de 1911, 8/01/1911, ff. 5 y 6; Idem, Acta de posesión de cargos
de la nueva Junta para 1911, 10/01/1911, ff. 6 y 7.
40
Ahora bien, si por un lado el objetivo inicial de la
Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra estaba ligado
al mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes
de dicho ayuntamiento, también debemos destacar que la
entidad desplegó acciones de índole benéfico-mutualistas,
encaminadas a cubrir algunas necesidades básicas de sus
socios o familiares cercanos en la capital porteña (auxilio
monetario en caso de enfermedad o accidentes; cobertura de
gastos de repatriación de socios enfermos o inhabilitados para
el trabajo, o de entierros de socios o sus parientes).
Sin embargo, creemos que los propósitos filantrópicos,
ligados con la tierra de origen (ayuda al Sindicato de
Agricultores o contribución al mejoramiento de la
infraestructura pública del municipio de Vedra), entraron en
tensión con aquellos dirigidos a favorecer a los socios
radicados en Buenos Aires. Problemáticas similares se habrían
instalado en otras sociedades microterritoriales gallegas,
siendo ejemplificador el caso de “Hijos del Partido de Lalín”.
Esta institución nació el 7 de agosto de 1908 en la ciudad
porteña, con el objetivo inicial de recolectar dinero para
comprar un terreno y construir un cementerio en Galicia. Al
año de su fundación experimentó una escisión, debido a que
un grupo de sus miembros deseaba profundizar la tendencia
mutualista de la entidad, en detrimento de las acciones
benefactoras en la sociedad natal. Al no ser aceptada esta
propuesta dentro de la sociedad ya constituida, los que estaban
a favor del programa de protección a los emigrados en la
Capital Federal se separaron de Hijos del Partido de Lalín,
dando nacimiento a una nueva entidad: “Asociación Hijos del
Partido de Lalín (Protección)” (Núñez Seixas, 2000, p. 34;
Hervella García y Seijas Montero, s./f., p. 42-43).
41
Dentro de la Sociedad de Residentes del Municipio de
Vedra, la tensión entre fines filantrópicos y mutualistas fue
incrementándose, manifestándose en distintas circunstancias,
como por ejemplo, en el intento de reforma del artículo de los
Estatutos que establecía cómo se debía distribuir el capital
líquido de la institución, o también, en las discusiones
suscitadas sobre cómo repartir los fondos recaudados como
resultado de la realización de un festival. 14 Según lo estipulado
en el Reglamento, existían tres destinos posibles para el dinero
de la entidad: el Sindicato de Vedra, el fondo parroquial y la
protección mutua de los asociados en Buenos Aires.15 En
general, lo que era materia de disensos era el porcentaje
correspondiente a cada rubro.
La tensión entre objetivos filantrópicos y mutualistas
condujo finalmente a la separación de un núcleo de asociados,
quienes fundaron una nueva entidad. Sin embargo, en este
caso, a diferencia del de Hijos del Partido de Lalín, el grupo
que se escindió era el que defendía un programa inclinado a
satisfacer las necesidades de los gallegos en la tierra natal. En
efecto, en 1919, con motivo de la adhesión del Sindicato de
Agricultores a la Confederación Nacional Católica Agraria, la
Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra rompió
relaciones con el primero, tras largas discusiones que
dividieron a quienes estaban a favor o en contra de esa
decisión. Aquellos que sostenían la necesidad de mantener los
vínculos con la sociedad matriz constituyeron una nueva
entidad: la “Sociedad Mutua y Auxiliar de Agricultores del
14
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
asamblea general extraordinaria, 30/07/1917, ff. 42 y 44; Idem, Acta
de asamblea general extraordinaria, 7/07/1918, f. 102.
15
AEV, Caja Nº 10, Estatutos y Reglamento de la Sociedad Agrícola
Residentes del Municipio de Vedra, Art. 6º, 7/05/1932.
42
Municipio de Vedra”. Según sus fundadores, esta última se
originó para preservar los principios que habían inspirado el
surgimiento de la Sociedad de Residentes del Municipio de
Vedra en 1910: favorecer el desarrollo del Sindicato de
Agricultores y su actividad a favor de los labradores de
Galicia.16
La nueva sociedad surgida en Buenos Aires cumplió
una importante labor, contribuyendo económicamente con
distintos emprendimientos en Galicia: el cercado del terreno
del Sindicato de Agricultores, la compra de semillas y
maquinarias destinadas al mismo, la construcción de escuelas
(en Merín y San Pedro de Sarandón) y puentes (en Bazar y
Pedreira), y la apertura de un camino (en la parroquia de
Merín) (Lema Pérez y Fernández, 2000, p. 14).
Pero la ruptura con el Sindicato de Agricultores, por
parte de la Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra, no
se prolongó indefinidamente: en abril de 1932, tras la fusión
de la última entidad con la constituída en 1920, se recuperaron
las relaciones con el citado Sindicato. Se llegó entonces a un
nuevo acuerdo sobre la distribución del capital líquido. Según
el Reglamento sancionado el 7 de mayo de 1932, el 20% sería
destinado al Sindicato, el 30% al fondo parroquial y el 50%
restante, a la protección mutua de los asociados en la Capital
Federal. Como vemos, la asistencia a los inmigrantes en la
ciudad porteña adquiría un importante peso, reequilibrando
una tendencia que durante la primera etapa de vida
16
AEV, Caja 3, Libro de Actas Nº 1 (1920-1921) Sociedad Mutua y
Auxiliar de Agricultores del Municipio de Vedra en Buenos Aires,
Acta de fundación, 1/03/1920, f. 3.
43
institucional se había inclinado a satisfacer las necesidades de
la sociedad gallega.17
La Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra y su
funcionamiento
En la primera década de su existencia, la entidad transitó un
lento camino hacia su progresiva institucionalización. En sus
comienzos, no poseía edificio propio: las reuniones se
realizaban en el domicilio de quien fuera Tesorero de la
primera Comisión Directiva, el señor Manuel Fernández
(Alsina 944). Los primeros fondos recaudados se destinaron a
la compra del edificio social del Sindicato de Agricultores en
Vedra. Desde el momento que las inversiones se encaminaron
a cubrir necesidades de la tierra natal o en menor medida, de
sus socios en Buenos Aires, se dificultó la posibilidad de
adquirir un edificio propio en la ciudad porteña, por lo tanto,
se procedió a alquilar un local para las reuniones de la
Comisión Directiva. Paulatinamente la sociedad adquirió
también algún mobiliario (escritorio, sillas, armario) y una
máquina de escribir. Si bien no llegó a poseer un órgano de
difusión propio, donde se dieran a conocer las vicisitudes de su
desarrollo (como ocurrió en el caso de otras sociedades
microterritoriales gallegas), la entidad referenciada en el
municipio de Vedra publicó periódicamente todas las noticias
relacionadas con su evolución, en distintos medios de la
colectividad: Teo (de 1911 a 1915), El Eco de Teo (de 1916 a
17
Para un detalle de las inversiones realizadas en Galicia entre 1911
y 1932, cfr. AEV, Caja Nº 26, Recortes periodísticos, “Sociedad
Agrícola Residentes del M. de Vedra en B. Aires”, en Correo de
Galicia, 19/03/1933.
44
1920), Hércules (de 1921 a 1927), El Correo de Galicia (de
1928 a 1943) y Galicia (a partir de 1944) (Lema Pérez y
Fernández, 2000, p. 13).
Aparentemente, los años iniciales fueron conflictivos
para el desenvolvimiento de la entidad. Entre 1913 y 1914 la
misma experimentó una crisis institucional bastante
importante, puesta de manifiesto en las sucesivas renuncias a
cargos, presentadas por varios miembros de la Comisión
Directiva (incluidas las del Presidente y Vicepresidente).
Aparentemente, tampoco había muchos socios predispuestos a
asumir los puestos vacantes. 18 A este fenómeno se sumó el
hecho de que los integrantes de la Sociedad, naturales de la
parroquia de San Julián de Sales, liderados por el entonces
Vicepresidente, Jesús Villaverde, se separaron de la Sociedad
de Residentes del Municipio de Vedra el 6 de abril de 1913,
fundando una nueva entidad. 19 No obstante estos primeros
momentos de inestabilidad, la institución referenciada en el
concejo de Vedra logró reorganizarse y mantenerse en
actividad por muchas décadas.
Hacia 1924 el número de socios había llegado a 85. La
distribución de los mismos, por parroquias, era desigual:
algunas, como San Andrés de Trobe o San Miguel de
Sarandón, contaban con mayor número de afiliados que otras,
dentro de la Sociedad (ver el Cuadro 1).
Lamentablemente no disponemos de documentación
que nos permita aproximarnos a la composición
socioprofesional de la masa societaria, pero podríamos sugerir
que la misma pudo haber sido bastante similar a la de otras
entidades microterritoriales gallegas en Buenos Aires. Las
18
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, ff. 53-84.
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
asamblea general extraordinaria, 6/04/1913, f. 53.
19
45
indagaciones de Núñez Seixas (2000, p. 34-36), sobre “Centro
Renovación Ponteareas”, “Unión Progreso Distrito de
Covelo”, “Círculo Social Valle Miñor” y “Residentes de
Mos”, arrojaron como resultado un predominio de empleados
y dependientes de comercio, seguidos de comerciantes y
obreros manuales cualificados y sin cualificación. En el caso
de la Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra podemos
afirmar que incluso los miembros de la Comisión Directiva
tenían largas jornadas de trabajo, a juzgar por las
declaraciones que aparecen en las actas o en la
correspondencia enviada y recibida por la institución. En
muchas situaciones, la inasistencia a una reunión o la renuncia
a un cargo, se justificaba con el argumento de que labores
realizadas para ganar un sustento no dejaban tiempo libre para
las actividades societarias.
Como otras instituciones gallegas y pan-hispánicas de
la época, la participación de las mujeres en la Sociedad de
Residentes del Municipio de Vedra estaba bastante restringida:
se las podía admitir como socias, pero no integraban las
Comisiones Directivas. Al sexo femenino le estaba reservado
el espacio de las actividades recreativas, por eso, a lo sumo,
podían formar parte de las Comisiones de Señoritas,
encargadas de colaborar en la organización de los festivales
que se realizaban para recaudar fondos. 20
20
En la Comisión de Señoritas del año 1918 detectamos que las
mujeres eran familiares o personas próximas a los miembros de la
Comisión Directiva del momento. Cfr. AEV, Caja 1, Libro de Actas
Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de reunión extraordinaria de
Comisión Directiva, 19/03/1918, f. 83.
46
Cuadro 1: Distribución de los socios de la Sociedad de
Residentes del Municipio de Vedra en Buenos Aires, por
parroquias (1924)
Parroquias
Nº socios
San Andrés de Trobe
33
San Miguel de Sarandón
15
Santa María Magdalena de Puente Ulla 12
Santa Cruz de Rivadulla
9
San Pedro de Sarandón
5
Santa Eulalia de Vedra
4
San Félix de Sales
4
San Mamed de Rivadulla
3
San Pedro de Vilanova
--San Andrés de Illobre
--San Cristóbal de Merín
--San Julián de Sales
--Total
85
Fuente: AEV, Caja Nº 8, Registro de Socios de Secretaría de
“Residentes del Municipio de Vedra”, Bs. As., 1924, ff. 12 y
13.
En su primera década de vida, la Sociedad de
Residentes del Municipio de Vedra manifestó una
predominante tendencia al neutralismo, en materia de política
peninsular o local. En general, en las reuniones de Comisión
Directiva o de Asamblea las discusiones en torno a
compromisos políticos eran soslayadas. Sólo encontramos una
adhesión a la invitación del Diario Español (portavoz de la
comunidad española en la ciudad porteña), para la
organización de un homenaje al Presidente de la Nación
Argentina, como testimonio de gratitud a la declaración del 12
47
de octubre como Fiesta Nacional.21 También se aceptó, con
algunas reticencias y objeciones, que el Secretario de la
sociedad firmara un petitorio a favor del pedido de indulto a
los procesados en una huelga general ocurrida en España, en
1917.22 Pero estas serían en cierto modo las “excepciones” que
confirmarían la regla.
Los vínculos con los núcleos parroquiales y con otras
sociedades de Vedra en Buenos Aires
Vale la pena destacar que los debates en torno a las relaciones
de la Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra con las
parroquias que conformaban dicho municipio y que estaban
integradas en la misma, eran bastante frecuentes en las
reuniones de Comisión Directiva y de Asamblea. En este
sentido, los aspectos que podían convertirse en materia de
controversia estaban ligados, por un lado, con la distribución y
destino del fondo parroquial, y por otro, con la separación de
determinados núcleos asociativos, de la institución que nos
preocupa.
El fondo parroquial representaba una suma que se
debía repartir entre las distintas parroquias, en forma
proporcional al número de sus cotizantes, para su utilización
en obras de infraestructura o de caridad, dentro de sus
jurisdicciones en Galicia. Pero ese dinero no sólo se empleaba
con fines materiales concretos, sino también, con propósitos
más simbólicos, ligados a la búsqueda de reconocimiento y
21
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
sesión ordinaria de Comisión Directiva, 27/10/1917, ff. 55 y 56.
22
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
sesión ordinaria de Comisión Directiva, 27/10/1917, ff. 55 y 56;
Idem, Acta de sesión ordinaria de Comisión Directiva y de Fiestas,
27/12/1917, ff. 62 y 63.
48
prestigio social, por parte de aquellos emigrantes-socios que
intermediaban para su obtención e inversión. Recién hacia
1918 se logró determinar el modo en que el fondo en cuestión
sería entregado a cada parroquia: “para poder retirar ese
dinero, sería indispensable que lo solicitara el Delegado por
medio de una nota firmada por lo menos por las dos terceras
partes de los socios de la parroquia que representa,
especificando en qué sería invertido”. 23 Incluso, a comienzos
de la década de 1920 se comenzaron a organizar reuniones
parroquiales (es decir, de los miembros de cada jurisdicción
eclesiástica), a los efectos de decidir colectivamente el destino
de los fondos, una vez que el Delegado ya hubiera sido
autorizado para retirar el dinero. De este modo, los vecinos de
San Pedro de Sarandón, Puente Ulla y Trobe se reunieron por
separado, decidiendo destinar las sumas correspondientes a la
construcción de escuelas y puentes.24
Otro aspecto que se presentaba como más
problemático era la posible escisión de un núcleo parroquial,
perteneciente a la Sociedad de Residentes del Municipio de
Vedra. La mayoría de los miembros de esta última se resistía a
la separación de las parroquias que la integraban, básicamente,
debido a que ese proceso generaba la pérdida de socios y por
lo tanto, la de cuotas sociales, con las cuales se mantenía el
funcionamiento de la entidad. El proyecto propuesto por el
Vicepresidente Jesús Villaverde de que se constituyera una
Federación, que uniera “moralmente” a las doce parroquias de
Vedra, con el mantenimiento de la autonomía administrativa
23
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
asamblea general ordinaria, 20/01/1918, ff. 65 y 66.
24
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
reunión parroquial de San Pedro de Sarandón, 7/02/1920; Idem, Acta
de reunión parroquial de Puente Ulla, 8/02/1920; Idem, Acta de
reunión parroquial de Trobe, 8/02/1920, ff. 199-203.
49
(lo que incluía el aspecto financiero) de cada una de ellas, no
fue aceptado. 25 Ello condujo en 1913 a la separación de los
socios de la parroquia de San Julián de Sales. Como ya
señalamos, estos últimos fundaron una nueva entidad, que se
denominó: “Unión y Progreso de San Julián de Sales”. Dos
años más tarde, en 1915, se constituyó en el lugar de Cibrán
(parroquia de San Julián de Sales, Vedra), la “Sociedad
Agrícola Ganadera Unión y Progreso de San Julián de Sales”,
que tendría funciones similares a las del Sindicato Agrícola de
Vedra (la búsqueda del mejoramiento de la situación de los
labradores, tanto a un nivel económico como cultural, con la
ayuda de la institución establecida en Buenos Aires). 26 Sin
embargo, en el caso de la entidad matriz de San Julián de
Sales, el proceso habría sido inverso al de Vedra: el impulso
para la formación de la institución en Galicia provino del
ejemplo dado por los vecinos instalados en la ciudad porteña,
quienes iniciaron el movimiento asociativo a un nivel
parroquial. Los integrantes de Unión y Progreso de San Julián
de Sales actuaron eficazmente en la recaudación de fondos
para proveer a su parroquia de una importante infraestructura
pública: un campo de recreo, una escuela (cuyo edificio
también sería sede de la sociedad matriz), un puente y un
cementerio (Lema Pérez y Fernández, 2000, p. 16).27
25
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
asamblea general extraordinaria, 6/04/1913, f. 53.
26
AEV, Libro de Actas Nº 1 (1915-1925) Sociedad Agrícola
Ganadera Unión y Progreso de San Julián de Sales, Acta de
constitución de la Sociedad Agrícola Ganadera Unión y Progreso de
San Julián de Sales, 19/01/1915, f. 1.
27
Tengamos presente que a mediados de junio de 1917 la Sociedad
Unión y Progreso de San Julián de Sales, a cuatro años de haber sido
fundada, ya estaba en condiciones de enviar el dinero para sufragar
los gastos de la compra del edificio destinado a escuela y sede de la
sociedad matriz, y además, una suma para las reformas a realizarse
50
La Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra no
sólo vio escindirse uno de sus núcleos parroquiales, sino que
también experimentó una situación casi opuesta: la
incorporación de los miembros de una entidad que se
referenciaba en el municipio de Vedra: el “Comité Auxiliar de
la Sociedad de Agricultores de Vedra en Buenos Aires”,
creado en esta última ciudad para financiar la constitución de
una sección de empréstitos en el Sindicato de Agricultores, en
Galicia. La unión mencionada se concretó el 20 de abril de
1917, tras gestiones iniciadas por la Sociedad de Residentes
del Municipio de Vedra.28
Esta tendencia a la unidad se manifestó en otro
fenómeno de interés: la fusión de la institución que nos
preocupa con el “Centro de Residentes de Teo” (entidad
mutualista de naturales de este último municipio coruñés,
instalados en Buenos Aires) (Botana Iglesias, 2006, p. 86-87),
que dio origen en 1920 a la “Federación de Sociedades
Agrarias e Instructivas de la provincia de la Coruña en SudAmérica”. La Sociedad de Residentes del Municipio de Vedra
abandonó esta última en 1928, por disidencias relacionadas
con su funcionamiento (Lema Pérez y Fernández, 2000, p. 12).
Finalmente, vale la pena destacar que las relaciones
interinstitucionales no estuvieron exentas de fricciones, como
aquellas que se generaron con la sociedad matriz, que
condujeron a la ruptura con la misma, como ya comentamos
anteriormente. Uno de los principales reclamos de los
integrantes de la Sociedad de Residentes del Municipio de
en el mismo. Cfr. AEV, Correspondencia recibida por la Sociedad
Agrícola Ganadera Unión y Progreso de San Julián de Sales, Carta
enviada por la Comisión Directiva de Unión y Progreso de San
Julián de Sales, Bs. As., 30/06/1917.
28
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
reunión de Comisión Directiva, 7/02/1917, f. 8.
51
Vedra era que sus familias pudieran gozar de los mismos
derechos y prerrogativas que las familias de los afiliados al
Sindicato de Vedra, que permanecían en Galicia.29 También
exigían la participación en la administración del Sindicato
Agrícola, en pie de igualdad con los miembros del mismo,
establecidos en Vedra. De allí que, por ejemplo, los socios de
la entidad porteña bregaran a favor de una reforma de los
Estatutos que contemplara la posibilidad de que pudieran
integrar una Junta encargada de administrar el edificio social,
en caso de disolución de la sociedad matriz. 30
Consideraciones finales
A lo largo de este trabajo hemos puesto de relieve que el
asociacionismo microterritorial gallego en Buenos Aires
estuvo condicionado por múltiples factores, que operaron de
ambos lados del Atlántico (una masa crítica de emigrantes,
potenciales líderes en la sociedad receptora, intermediarios en
el ámbito de partida, un grado de difusión importante de los
motivos ideológicos del regeneracionismo, entre muchos
otros). Sin embargo, en el caso de la Sociedad de Residentes
del Municipio de Vedra, el catalizador fundamental para su
surgimiento fue el estímulo dado por la Sociedad Agrícola de
Vedra (el Sindicato Agrícola). La entidad porteña no se
originó en el vacío, sino en el contexto del desarrollo de un
importante movimiento agrarista gallego, capaz de brindar
modelos de organización institucional y de acción concreta,
29
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
acuerdos de la Comisión Directiva, 15/12/1910, f. 4.
30
AEV, Caja 1, Libro de Actas Nº 2 (1917-1924) SRMV, Acta de
reunión de Comisión Directiva, 29/12/1912, ff. 41-43.
52
que podían ser emulados por los emigrantes en el Río de la
Plata.
En las primeras décadas de existencia de la entidad
analizada, la atención a los problemas y requerimientos de la
sociedad gallega se mantuvo, aunque fue objeto de
controversias. No obstante ello, el imperativo de atraer a una
masa societaria que hiciera viable la reproducción de la
institución (mediante el pago de las cuotas sociales), indujo a
la misma a ampliar su campo de acción, en torno a las
actividades recreativas y mutualistas. Estas últimas permitían
alcanzar distintos objetivos: el logro de la cohesión social y la
recaudación de fondos (en el caso de los festivales anuales, por
ejemplo), la ayuda a los más carenciados, la recreación de la
comunidad de pertenencia en el ámbito de destino, entre otras.
Estas metas parecían satisfacer mejor las necesidades de los
emigrados más anónimos, que no tenían como prioridad la
adquisición de un rol de liderazgo o el logro de cuotas de
poder local, en su tierra natal. De allí que creamos de interés
avanzar temporalmente con el examen de la Sociedad de
Residentes del Municipio de Vedra y su red institucional, entre
otras cuestiones, para constatar su dinámica cambiante, en
función de la modificación de los contextos de partida y de
llegada, y de las tensiones generadas en su interior.
53
Bibliografía
ARQUIVO DA EMIGRACIÓN GALEGA e CONSELLO DA
CULTURA GALEGA (orgs.). Nós mesmos. Asociacionismo
galego na emigración. Consello da Cultura Galega, 2008.
BOTANA IGLESIAS, Rocío. Teo y Vedra: os aportes no
eido educativo dos seus emigrantes americanos no primeiro
terzo do século XX. 2006. 178f. Trabajo de Investigación
Tutelado - Universidad de Santiago de Compostela, Santiago
de Compostela.
CERDEIRA LOURO, Jorge y BOTANA IGLESIAS, Rocío.
A Emigración en Vedra. Concello de Vedra, 2009.
CERDEIRA LOURO, Xurxo. Proceso migratorio e
sociedades de emigrantes de Vedra. A viaxe cara a
modernidade. A Coruña: Deputación Provincial da Coruña,
2010.
DOMÍNGUEZ ALMANSA, Andrés. A formación da
sociedade civil na Galicia rural: asociacionismo agrario e
poder local en Teo (1890-1940). Concello de Teo, 1997.
FARIÑA JAMARDO, Xosé, Os Concellos Galegos (Parte
Especial). Fundación Pedro Barrié de la Maza, 1993. T. X.
FERNÁNDEZ, Alejandro. Historiografía das asociacións
galegas: o caso arxentino e algunas comparacións
latinoamericanas. In: DE CRISTÓFORIS, Nadia (coord.).
Baixo o signo do franquismo: emigrantes e exiliados galegos
na Arxentina. Santiago de Compostela: Sotelo Blanco
Edicións, 2011. Cap. 5, p. 141-162.
54
HERVELLA GARCÍA, Gustavo y SEIJAS MONTERO,
María. Lalín-Bos Aires, unha historia compartida. Patronato
Cultural de Lalín – Seminario de Estudios de Deza, s./f.
LEMA PÉREZ, Mariano e FERNÁNDEZ, Marcelino
(coords.). Memoria da Emigración. Concellería de Cultura
do Concello de Vedra e Arquivo da Emigración do Consello
da Cultura Galega, 2000.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M. Deconstruyendo la parroquia
glocal: asociacionismo, redes sociales y hábitat urbano de los
inmigrantes gallegos en Buenos Aires (1900-1930). Historia
Social, nº 70, p. 107-133. 2011.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé Manoel. Modelos de liderazgo en
comunidades emigradas. In: BERNASCONI, Alicia y FRID,
Carina (eds.). De Europa a las Américas. Dirigentes y
liderazgos (1880-1960). Colección “La Argentina Plural”.
Buenos Aires: Biblos, 2006. Cap. 1, p. 17-41.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M. Redes sociales y asociacionismo:
las “parroquias” gallegas de Buenos Aires (1904-1936).
Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe.
v. 11, n 1, p. 23-44. 2000.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M. Asociacionismo local y
movilización sociopolítica: notas sobre los gallegos en Buenos
Aires (1890-1936). In: FERNÁNDEZ, Alejandro E. y MOYA,
José C. (eds.). La inmigración española en la Argentina.
Colección “La Argentina Plural”. Buenos Aires: Biblos, 1999.
Cap 8, p. 195-233.
55
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M. Emigrantes, caciques e indianos.
O influxo sociopolítico da emigración transoceánica en Galicia
(1900-1930). Vigo: Edicións Xerais de Galicia, 1998.
PADORNO, Manuel. Historia del Centro Gallego de
Buenos Aires. Centenario 1907-2007. Buenos Aires:
Ediciones Galicia, Instituto Argentino de Cultura Gallega,
2007.
PEÑA SAAVEDRA, Vicente. Éxodo, organización
comunitaria e intervención escolar. La impronta educativa
de la emigración transoceánica en Galicia. Xunta de Galicia,
1991. Vol 1.
REY CASTELAO, Ofelia y TURNES MEJUTO, Ricardo. La
emigración a América en la cuenca media del Ulla: un ejemplo
de análisis comarcal. Revista da Comisión Galega do Quinto
Centenario. n. 4, p. 177-222. 1989.
RODRÍGUEZ DÍAZ, Rogelio. Historia del Centro Gallego
de Buenos Aires. Buenos Aires: Ancla Editores, Instituto
Argentino de Cultura Gallega, 2000 [1940].
SÁNCHEZ
MILLARES,
Eduardo
y
VÁZQUEZ
VILLANUEVA, Graciana. Medio siglo en la historia del
Centro Gallego de Buenos Aires. Colección “Galicia
Exterior”. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1993.
VÁZQUEZ VILLANUEVA, Graciana (coord.). Una historia
que no cesa: de los Centros Provinciales al Centro Galicia de
Buenos Aires. Xunta de Galicia, 2004.
56
El caso de los españoles
y portugueses en
América Latina.
57
El caso de los españoles y portugueses en
América Latina
Dolores Martín Rodríguez Corner 1
LA GASTRONOMIA GALLEGA Y
ANDALUZA EN LA CIUDAD DE SÃO PAULO
Pensar las diferentes culturas es pensar el alma
de un pueblo: contornos emocionales y míticos
que envuelven determinadas comunidades
dejándolas diferentes de las demás.(VERO,
2003,p.71)
La Inmigración Española a São Paulo
El contingente de españoles que emigró a la ciudad de
São Paulo, aunque siendo el tercer grupo en número, después
de los portugueses e italianos, no ofrece una visibilidad de
expresiones culturales compatible con su presencia. El
recorrido de los inmigrantes está impregnado en la historia de
la ciudad y viceversa, pues los autores de la ciudad son los que
en ella viven y sus experiencias de vida se vuelven la cultura
dela ciudad, que es formada por el conjunto de valores
expresos enlas diversas manifestaciones culturales. Están los
españoles en la raíz de muchos paulistanos, aunque haya una
ausencia de estudios académicos, de investigaciones, de
registros de ellos en São Paulo, especialmente en lo que se
1
Doctorado en curso por la Pontificia Universidade Católica de São
Paulo. PUC-SP. Mestre en Historia por la PUC-SP y Mestre en
Turismo por la UNIBERO – SP. Profesora Instituto Cervantes de
São Paulo. Dirección electrónica: [email protected]
58
refiere a las tradiciones alimentarias, ya que la ciudad es la
tercera capital gastronómica del mundo, por sus diversidad
presente en los restaurantes. Una cocina rica que abarca toda la
cultura de origen presente en los pocos restaurantes de cocina
étnica y en las fiestas de las Asociaciones Regionales
Españolas que aún hacen presente esta cocina a los
descendientes y a los inmigrantes. “La memoria se relaciona
con la historia concebida, no como conocimiento del hombre
en el pasado, sino como el conocimiento de la dimensión
temporal del hombre común, del hombre “sin historia”
(Menezes. 1997. pp 9-91). Los inmigrantes españoles gallegos
y andaluces que llegaron a São Paulo en los años cincuenta y
sesenta, necesitan voz para que puedan expresarse respecto a
su alimentación en tierras extrañas.
La Cocina como Patrimonio Cultural de un Pueblo
Los estudios culturales contribuyeron para un mejor
conocimiento del hombre y de los grupos sociales en todas sus
manifestaciones. Se trata de una análisis de las mentalidades,
de la historia del hombre común, del hombre “sin historia”,
sus valores, tradiciones y costumbres, tal y como recuerda
Chartier (1990), la historia cultural tiene por principal objeto
identificar el modo como en diferentes lugares y momentos
una determinada realidad social se constituye, y es así leída.
Los investigadores en general y los historiadores en
particular, después del aparecimiento de los estudios
culturales, en los años cincuenta del siglo pasado,
profundizaron los estudios del cotidiano y de las costumbres,
momento en que surgieron otros objetos de estudio, como la
alimentación y la moda, por ejemplo. En la segunda mitad del
siglo XX, la alimentación se convirtió en un estudio relevante,
59
de gran interés a los antropólogos, sociólogos e historiadores,
hasta porque al alargarse el significado de patrimonio, con el
reconocimiento del patrimonio inmaterial, que abarca las
costumbres y los hábitos en general, la gastronomía surgió
como uno de los más importantes. Las cocinas étnicas son
consideradas como gastronomías, y forman parte del
patrimonio cultural inmaterial de un grupo social y los
estudios a su respecto salen del ámbito del privado para el
público, del económico para el cultural (Poullain,2004, p.38),
aunque gastronomía es usada en el sentido aristocrático y
burgués, aquella que pertenece a la comunidad francesa.
Desde antaño, la cocina y la alimentación fueron
entendidas como un tema de mujeres, de esclavas, de la plebe
y por eso nada noble, no llevada muy en serio. Revel (1996,
p.7), periodista y filósofo considerado por muchos como una
persona muy “seria”, al escribir el prólogo de su libro “Un
banquete de palabras” confiesa queescribir este libro le fue
muy divertido. Así es porque la cocina siempre fue
considerada un espacio del femenino y el hombre al elaborar
la comida, prefiere platos hechos al aire libre, en el campo,
fuera del ambiente de mujeres, como cuando prepara un
churrasco en Brasil o una paella en España. La cultura
alimentaria tiene algo de singular y amplio, pues es un
conjunto de prácticas que permanecen por toda la vida. Las
culturas no están aisladas, sino en un proceso dinámico, con
un flujo de informaciones mutuas, con interacción entre ellas,
lo que Bosi (1979) llamó de “circularidad cultural”. Así, en las
fronteras de cada una de ellas ocurre el diálogo, los cambios
de técnicas y de procedimientos.
60
La Cocina Presente en la Memoria del Inmigrante
La cocina étnica materializa un eslabón afectivo
poderoso para los inmigrantes, principalmente si hecha por las
manos femeninas, que recuerda el pasado, un tiempo que no
vuelve, un recuerdo de la casa materna, la que construye la
memoria cultural, que es la que los mantienen, los olores y
sabores de la niñez, de los platos ofrecidos en general por la
madre, por ser la persona que lo prepara. La importancia de la
memoria de los sabores de la infancia en la formación del
gusto, se hace presente por toda la vida, es solo pensarse un
poco respecto a nosotros mismos.
Uno de los recuerdos de infancia más
poderosamente arraigados en mi memoria no es otro que
el vasto huerto al cual iba a ayudar a mi abuelo. Entre
sus manos, los melones y las calabazas, los tomates, los
pequeños rábanos y las zanahorias se convertían en obra
de arte. Y así me las sigo mirando hoy en día.Ducasse
(2004, p.28)
La acción de comer identifica, pues ella enseña las
fronteras entre los muchos grupos humanos, en especial entre
los grupos étnicos. Los sabores de los alimentos y sus olores
representan una referencia, una memoria y es además
identidad, resulta del conjunto de formas de ser, de valores y
de códigos en los cuales las personas se reconocen. Por otro
lado la adhesión a ese conjunto desarrolla en las personas el
acogedor sentimiento de pertenecer, que puede ser visto como
estructura del concepto en cuestión.
Es un proceso identitario hecho por figuras
emblemáticas, que se quedan referencias a los grupos sociales
relacionados, porque son conocidas y reconocidas, además
61
están impregnadas de valores y de sentimientos. Los dichos
platos típicos se constituyen en una cocina emblemática y
sirven asimismo para expresar identidades. La identidad
sociocultural es en verdad, un proceso dinámico de
construcción y reconstrucción, de negociaciones de
significados, de una construcción histórica basada en las
memorias y en las experiencias de un grupo, con técnicas y
procedimientos enseñados empíricamente, de generación en
generación. Las identidades pasan por cambios en las diversas
temporalidades.
A identidade plenamente unificada, completa, segura e
coerente é uma fantasia. Ao invés disso, à medida em que os
sistemas de significados e representação cultural se
multiplicam, somos confrontados por uma multiplicidade
desconcertante e cambiante de identidades possíveis, com cada
uma das quais poderíamos nos identificar ao menos
temporariamente. (HALL,2000, p.13)
Buscando lo que tiene que ver la alimentación con la
identidad de un grupo, principalmente los grupos étnicos, “El
comportamiento alimentario será resultado de la reproducción
de pautas de comportamiento y las preferencias alimentarias
ponen en evidencia la pertenencia a un grupo.” (Díaz-Méndez,
2005, p.46) Así hay un interés entre los individuos por
adaptarse a las normas del grupo al cual pertenecen y
lossistemas de clase o de género, operan dentro del pluralismo
gastronómico, según algunos autores.
Además de manifestaciones culturales, el sabor o el
olor de los platos característicos de las inmigraciones, actúan
como estímulos sensoriales de la memoria y evocan el pasado
pues se quedaron impregnados en ella. Según cada inmigrante
es la capacidad para valorar o no esta memoria, que puede
resultar en la manutención o reconstrucción de identidades.
62
Existe una tendencia a destacarse las diversas cocinas
por algunos de sus aspectos.
Teóricamente, cuando alguien se refiere a la cocina
francesa, a la cocina española, a la alta cocina o la nueva
cocina, a la cocina cantonesa, pekinesa, se tiene una idea
inmediata de qué tipo de alimentos y platos se están
describiendo.”(Contreras,1993, p.73).Muchas veces, nuestras
ideas acerca de las cocinas extranjeras pueden ir muy
desencaminadas, por sus imágenes formados a lo largo de los
años, pero, el conocimiento de una cocina étnica solo es
posible después de un estudio profundo de sus condiciones
geográficas, y además de su historia.
El gusto es sobre todo aprendido según el contexto
familiar, histórico, geográfico y las experiencias vividas.
Aunque esté presente en la memoria, forma parte de un
proceso que evoluciona y se va ampliando a lo largo de la
vida. Así, los ingredientes y el modo de preparación de los
platos forman parte del gusto común que se construye según
cada cultura. La aceptación o rechazo a algunos ingredientes o
platos desconocidos son resultantes del gusto colectivo, que
fue formado, por el grupo a que pertenece. “Los ingredientes
penetran en el gusto colectivo e instruyen el paladar, que se
queda saturado con sus memorias, y así empiezan a ser
indiferentes o intolerantes en relación a otros sabores”.
(Fernández-Armesto, 2004, p.209)
El paladar, el gusto y el olor de los platos dejan de ser
solamente reacciones orgánicas o estímulos analizados por la
biología, para adquirir un sentido cultural, aún porque, la
preparación de los alimentos revela un conjunto de
conocimientos que enseñan formas sociales de captar y
arreglar el mundo. Entonces, la cocina es antes cultural que
biológica, los hábitos alimentarios y los gustos son
63
transmitidos de generación en generación de una manera
inconsciente, empírica, que abarca la elección de los
ingredientes, la técnica de preparación, el modo de servir los
alimentos,
su
clasificación,
producción,
cosecha,
conservación, preparación y consumo de los alimentos. El
gusto es portador de lazos sociales, pues factores culturales,
sociales y sicológicos actúan en la formación y en la
transmisión del sabor.
Reproduce normas básicas, habilidades y reglas
culinarias que se interiorizan y reflejan en las particularidades
de actuación de cada grupo. Fichler (1979) en su artículo,
resalta el biológico y el cultural como inseparables en lo que
se refiere a la alimentación, al decir: “el hombre es un animal
omnívoro que se nutre de carne, de vegetales y del imaginario:
en la alimentación el hombre biológico y el hombre social o
cultural están
estrechamenteligados y recíprocamente
implicados”.
La observación de los hábitos alimentarios de un
pueblo que emigra es de fundamental importancia, pues
enseña sus valores, su cultura, revela sus gustos, rechazos, sus
tabúes y costumbres.Ariès (2001) complementa con resaltar
que cada plato es instrumento de memoria, memoria del
sagrado, memoria del pasado, siendo la mesa un lugar
pedagógico y la cocina un lugar de reelaboración de la
historia.
Los estudios de las culturas gastronómicas se
quedaron relevantes, porque ellas poseen raíces profundas en
la identidad individual y colectiva de un grupo. Por la
gastronomía se hace toda una lectura simbólica de los valores,
de las costumbres y creencias de un grupo social, destacada
por muchos sociólogos, entre ellos Poullain (2004) como
siendo uno de los dos símbolos más emblemáticos y
64
reveladores de nuestras sociedades, aunque todas las
manifestaciones culturales deban ser vistas en relación al
contexto social de las instituciones, de las relaciones de poder
y de la historia.
La cocina del inmigrante tiene dimensiones nacionales
y regionales, mantiene huellas de identidad en la combinación
propia de sabores y olores, en las permanencias de las
costumbres, como por ejemplo la salsa de soja en la cocina
china, el orégano en la cocina italiana y la combinación de
aceite y ajo de la cocina española. Se puede decir que la cocina
nacional es representada por la cocina de cada día, aquella
usual de cada grupo, que es la cocina regional. No siempre, la
cocina es reconocida como factor de identidad por los
inmigrantes, como ocurre con otras prácticas socioculturales
más evidentes, como la lengua, la música y la artesanía.
Comprender como cada cultura piensa sus alimentos y su
elaboración permite ingresar en un campo lleno de
significados que enredan el paladar y el olfato, revelan gustos,
rechazos, identidades.
Maciel (1996, p.34) destaca “la dificultad que hay para
trazar las fronteras espaciales que delimiten una cocina, una
vez que los criterios van más allá de los aspectos físicos, pues
abarcan factores sentimentales, de memoria, de valores, que
evocan al grupo”. Las prácticas culinarias son desarrolladas de
formas distintas en los pueblos entre familias, de ciudad a
ciudad. Muchas veces el plato “típico” de un país, no es más
que un plato inventado por el turismo para el consumo en
restaurantes de cocina étnica y ni siempre es el plato cotidiano
de aquel grupo social, como es el caso de la “feijoada”de los
brasileños y de la paella para los españoles.
Es necesario contextualizar la inmigración, observar
las condiciones que llevaron a salir del país para cambiar
65
totalmente de vida y empezarlo todo en otro país. Para
mantener sus costumbres alimentarias se hace necesaria la
adquisición de productos que permitan la elaboración de los
platos cotidianos. Cada grupo de inmigrantes, tiene sus
particularidades, determinadas por el tipo de inmigración, se
familiar, de hombres solos, el período en que ocurrió la
inmigración, país de recepción, etc. Hay que observar también
el grado de proximidad que hay entre la cocina del inmigrante
y aquella que encuentra. Contreras (2004) en entrevista a
autora plantea que si hay mayor contraste tanta más, hay
mayor necesidad de reproducir su cocina de origen. A menor
contraste hay mayores posibilidades de una adaptación más
rápida.
La permanencia de las costumbres alimentarias,
cuando se piensa en la cocina de los inmigrantes, está
pendiente de muchos factores. Al emigrar en familia, hay
mayores posibilidades de continuidad de la alimentación del
país de origen, pues la mujer reproduce lo aprendido en su
familia, sin embargo, si el hombre emigra solo, él buscará
adaptarse a sus necesidades diarias de alimentación, según lo
que encuentre. En general adquieren formas de alimentación
de la clase obrera, de sus compañeros y solamente al
encontrarse con los suyos, en ocasiones especiales, es que
prueban de sus platos y recuerdan el país de origen.
Los hábitos alimentarios tienen raíces profundas en la
identidad social de los que emigran, pues son los hábitos más
duraderos en el proceso de aculturación, por estar impregnados
en las costumbres y en los hábitos, además son los hábitos más
difíciles de abandonar en caso de inmigración. En este
proceso, los inmigrantes en general llevan sus técnicas y
procedimientos de elaboración del alimento, sus maneras a la
mesa, a otro país por formar parte de su cultura. Según
66
Poullain (2004), la sociología de los desplazamientos se
depara con la alimentación como un elemento central de la
construcción de las identidades y constata que las
particularidades alimentares están entre los últimos trazos
diacríticos a desaparecer.
En un artículo a la revista Horizontes Antropológicos,
Maciel (1996, p.34) destaca que la constitución de una cocina
en un país colonizado puede seguir caminos diversos. Las
poblaciones que se desplazaron, o lo fueron, trajeron con ellas
sus hábitos, costumbres y necesidades alimentarias, además de
un conjunto de prácticas, plantas y especias que demuestran
sus preferencias, rechazos y gustos. Mezclando o añadiendo
posibilidades a las prácticas alimentarias existentes en la
nueva tierra, crearon “cocinas” con características particulares.
Así surgió a cocina “criolla”, de una mezcla de la cocina del
colonizador, de los pueblos nativos de América, hecho que
pasó a muchos otros grupos inmigratorios.
Goody (apud Maciel, 1996, p.35) resalta que la
expansión europea y la dominación colonial, en lo que se
refiere a las comidas, presenta también otros aspectos
relacionados con la dominación, pues la cocina del
colonizador, en este caso el blanco europeo, es adoptada por la
población local en detrimento a las prácticas tradicionales, lo
que fue responsable por transformaciones radicales en los
hábitos alimentarios. La cocina del colonizador es apropiada
por las camadas sociales que la utilizan como un medio de
diferenciación social, de poder y de mantenimiento de cierta
jerarquía.
67
Los Españoles en una ciudad Multicultural
De una pequeña villa, São Paulo pasó a ciudad pues
con la llegada de la inmigración masiva europea, más que
dobló su población. “El censo de 1872 apuntaba una población
de 31.385 personas y el censo siguiente 64.934 habitantes. En
1908 eran 270.000 habitantes y en 1920, 579.033
personas.”(Matos, 2004, p.64). Otro gran número de
inmigrantes españoles llegó a São Paulo, el periodo de
posguerras: II Guerra Mundial y Guerra Civil Española. El
fenómeno de las inmigraciones la transformó en una ciudad
multicultural, y los cambios más importantes habidos, fueron
aquellos que ocurrieron en la cultura local.
Esta llegada de inmigrantes trajo una diversidad de
culturas, cada cual con sus manifestaciones propias, entre ellas
la gastronomía que mezclándose a la cultura local hizo de la
ciudad un centro gastronómico importante en América, por su
variedad.
Según Holanda (1995, p. 40) “la experiencia y la
tradición enseñan que toda cultura sólo absorbe, asimila y
elabora, en general, los trazos de otras culturas, cuando
encuentran una posibilidad de arreglarse a sus cuadros de
vida”. Así, cada grupo fue asimilando costumbres,
sustituyendo ingredientes, mezclando procedimientos y
reformulando su cocina, según lo que había en tierras
distantes. Todas estas experiencias resultaron en cambios de la
cocina de los inmigrantes y de los nacidos en la ciudad.
En el Estado de São Paulo, el contacto de los
inmigrantes en las villas de obreros o en núcleos del interior,
en ciudades como São José do Rio Preto y Catanduva
urbanizadas por los inmigrantes, según Fausto (1998), los
llamados platos y los dulces típicos de cada uno de los grupos,
68
representaron un eslabón entre las culturas de diferentes
familias, porque las mujeres tenían la costumbre de ofrecerlos
a sus vecinas. Así los distintos platos como los de bacalao, el
quibe, los macarrones, los pasteles de Santa Clara, los
baklavas pasan a integrar las mesas de portugueses, sirios o
italianos. El mismo autor, relata que mientras la religión
demarca fronteras, la comida revela una tendencia opuesta,
pues aproxima y socializa los gustos que pasan desde entonces
a formar parte del cotidiano de todos. La costumbre de
cambiar los platos entre las mujeres de diferentes orígenes fue
esencial para la mezcla de culturas y costumbres, tanto a la
cocina paulista cuanto para las demás culturas culinarias
presentes.
Hoy, muchos de los platos como los de la cocina
italiana, por ejemplo, forman parte del menú cotidiano
paulistano de las familias o de los restaurantes, los jueves y
domingos. Son hábitos ya incorporados a la cultura local y que
difícilmente podrán ser de ella excluidos. Santos (1981), al
referirse a la ciudad dijo que el trabajo pone en el escenario los
colores y matices de otras experiencias étnicas y culturales,
sin minimizar el peso de las marcas de la presencia italiana en
la definición de los procesos y experiencias sociales que
construyeron la pauliceia.
Los cambios alimentarios del inmigrante español
forma parte del proceso inmigratorio, y ocurre muchas veces
por falta de algunos ingredientes, como el aceite de oliva, poco
utilizado en la cocina brasileña por el alto precio de
importación, fue sustituido por otros aceites como de maíz, de
algodón y por supuesto cambia el sabor de los platos. Por
ejemplo: los gallegos sustituyeron los grelos, inexistentes, por
brócolis, hojas de nabos o mostaza, al preparar su lacón con
grelos. Asimilaron muy pronto las costumbres brasileñas, tal
69
vez por la similitud con los hábitos alimentarios de los
portugueses colonizadores, igualmente ibéricos.
El azafrán que es caro en España, fue sustituido por el
“colorao” o por “corcuma”, que pueden dar un color
semejante, pero no pueden dar al plato, ni el mismo olor, ni el
mismo sabor. Muchos otros ingredientes fueron sustituidos lo
que causó cambio de sabor, como los pimientos por no tener el
mismo sabor que los pimientos de España, a causa de la tierra,
del clima, del tipo distinto del producto. No tenemos el arroz
tipo bomba para la paella. Lo que es común a las familias, lo
que está disponible en los supermercados es el arroz tipo uno o
aguja. El pimiento dulce era sustituido por páprika. Es
evidente que aunque hiciesen sus platos, ellos no llegaban a un
sabor idéntico, solo se acercaban de él.
Los cambios de la cocina, sin embargo, no representan
que hubo un olvido, pues en las fiestas, en los encuentros de
las asociaciones regionales españoles existentes en la ciudad,
la cocina representa los grandes eslabones de la memoria e
identidad a los grupos de inmigrantes.
Al hablarse de cocina étnica hay que llevar en cuenta
el sentido de costumbres y tradiciones alimentarios, pues
muchas veces los platos que son considerados tradicionales de
un país, no siempre son platos de memoria, no se presentaban
a la mesa de un campesino español. Lo que para ellos es
comida de su tierra, depende de la región de origen, pues como
ya fue dicho, España ofrece una gran variedad de cocinas
regionales, presentes en ellas, como las cocinas gallegas,
andaluzas, catalanas, valencianas y un largo etc.
Poco se sabe respecto a la cocina que se mezclaba en
São Paulo, con la llegada del inmigrantes de varios países,
pero se puede comprobar que surgieron en los años cincuenta
del siglo pasado, los primeros restaurantes de cocina étnica en
70
la ciudad, con ellos, los primeros restaurantes de cocina
española. Quizás por no se encontraren algunos de los
ingredientes básicos de su alimentación en España, por precios
accesibles, como el aceite de oliva, el vino, el azafrán, los
mariscos, las gambas, el cordero, etc. Pasaron a cocinar ellos
mismos a sus amigos españoles, surgiendo los primeros bares
que más tarde se volvieron restaurantes. Así ocurrió con La
Alhambra de José Luis Almanza Esquetino un andaluz, como
ejemplo, que explicó:
Es así, en el sur de España se consumen más potaje,
ensopados con lentejas, garbanzos, acelga, escarola, y carnes
de pescado, bacalao o longaniza, pero sin faltar el garbanzo.
En Castilla es más la caza, en la región del Levante, Valencia,
Murcia y Alicante, es la tierra de la paella, con varios tipos de
arroz. El plato de España es el puchero, aunque la paella sea
internacionalmente el plato español, su tarjeta gastronómica.
Igual a lo que pasó al señor Nicolás Manuel Picos
Domínguez nacido en La Coruña y que llegó a Brasil a los 17
años. Vivía cerca de un bar y tenía la costumbre de ir a la
cocina para hacer platos españoles de los cuales echaba de
menos, tanto él cuanto sus amigos. Terminó por comprarse
este bar y lo transformó en el Restaurante La Coruña, uno de
los primeros restaurantes españoles en São Paulo. Cuenta, que
al hacer un viaje a Santos con algunos amigos, llegando a un
restaurante vio que no había más comida, según sus palabras:
“Me ofrecí para hacer un plato a todos, pero como sólo había
gambas, surgió mi plato más famoso la “camaronada”, con
diversos tipos de gambas y camarones a la plancha, fritos o
rebozados.”
Doña Josefa CordoLagace, una gallega de Corda de
Pontevedra, vino a São Paulo con profesión cocinera en su
pasaporte. Su padre tenía una pensión y ella pronto se encargó
71
de la cocina. Con su marido, también gallego de La Coruña,
trabajó toda su vida en bares y restaurantes. En la época de
esta entrevista era propietaria del Restaurante “El Gaiteiro” en
el Club Español. Durante la semana hace comida típica
española y en fines de semana, para atender a los socios y no
socios del club, hace el caldo gallego y la empanada gallega de
bacalao, de pescado y carne, que en general es de lomo.
Prepara siempre los boquerones, chorizos, calamares,
calamares en su tinta, paellas o otros platos como pulpo a
gallega por encargo. Dijo que el cocido no es una comida
diaria a los gallegos, sino la carne de cabrito, ternera o conejo.
Muchos de los españoles entrevistados, dijeron que
conocieron la paella aquí, pues tratándose de un plato
reciente, para representar España en la cocina internacional, no
siempre se la habían probado en su región. En España, la
paella es un plato hecho con arroz y cualquier otro ingrediente
o ingredientes añadidos, muy distinto de la paella cargada de
gambas y mejillones, muy al gusto de los brasileños servida en
los restaurantes de la ciudad. Mientras que los valencianos
hacen sus paellas por apreciar el arroz y no por los demás
ingredientes.
Los españoles inmigrantes añaden más o menos
ingredientes a la paella, en función del presupuesto, del dinero
que está disponible para hacerse el plato, si es para la familia o
si habrá invitados, si es fiesta o no, factores que van a
determinar el tipo de ingredientes del plato a ser hecho.
En los momentos de añoranza los andaluces hacen
unas buenas migas con sardinas fritas o pimientos, los gallegos
una empanada, y todos ellos sus cocidos a su manera, con
garbanzos con mucho aceite y ajo. Algunos inmigrantes
intentan pasar sus costumbres alimentarias a sus
descendientes, haciendo los platos para que los prueben,
72
conozcan y reproduzcan sus gustos y sabores. Un plato que se
puede decir común a todas las regiones españolas es el cocido.
Contreras en entrevista para la autora, destaca respecto a ese
plato que:
Es curioso el cocido aquí en España es un plato
absolutamente ordinario o absolutamente de fiesta, sobre todo
aquí en Cataluña. El cocido ordinario que era sobre todo en
blanco con muy poca carne, porque era cara y luego el plato
típico de navidad, el cocido. El cocido catalán aquí llamado
escudella, tenía que contener los cuatro tipos de carne sino, no
era el cocido de navidad: cordero, pollo o gallina, cerdo y
ternera los cuatro tipos, siendo que primero se servía el caldo.
Así, muchos de los platos del país de origen, se
pierden pasado el tiempo de adaptación en otro país, pero no
se puede decir que es siempre así, pues aquellos que valoran
sus costumbres, la lengua, la cocina son los que se preocupan
en pasar su cultura, en dejar huellas de su tierra a los demás.
Es por eso que en las celebraciones o los encuentros, la
comida es el momento cumbre, y es en el sabor y en la
memoria que recuerdan la cocina de sus hogares, por el olor y
por el sabor, si no veamos:
El sabor de ciertos alimentos y la singularidad de
ciertos condimentos son un testigo del pasado, y prueban que a
pesar de los años el pasado no se perdió, que él sobrevivió en
la manera de asar el pan o en el olor fuerte de ingredientes
que, no siendo encontrados en el nuevo país, son preparados
en casa, impregnando las habitaciones y pasillos de la
memoria. (Heck, 1999,p.14)
Por no haber muchos momentos en que pudiesen estar
entre familia para recordar los platos, o a causa de una
emigración individual, el inmigrante español adaptaba sus
gustos a lo que encontraba. Si vivía a una pensión española,
73
iba a comer un tipo de cocina, si brasileña otro. Si la
circulación no permitía hacer las comidas en la casa, entonces
se hacía necesario encontrar un momento en la semana para la
convivencia ligada a la familia, como señala Díaz Méndez
(2005), momento en que se busca reforzar los componentes
familiares y colectivos a través de una comida común, bien a
diario (esperar para coincidir en el horario de la cena) o de fin
de semana (comidas con la familia de origen), que estas
comidas funcionan como nexo de unión para mantener el
grupo unido, tanto el nuclear como el extenso.
Aunque haya en São Paulo, como en casi todas las
metrópolis del mundo, la hegemonía de la cocina étnica
italiana, incluso fue el grupo que predominó entre los
inmigrantes, la cocina española por ser ibérica, semejante a de
los portugueses, encontró mucha similitud y la adaptación fue
pronta. Los españoles se distribuyeron por los barrios de la
ciudad y no hay, como otros grupos inmigrantes, ninguna
calle o barrio español, y pocos restaurantes de esta cocina.
Además hay una idea de que la cocina española es cara, a
causa de las gambas que se ponen en la paella y son de precios
muy altos.
Casi todas las regiones españolas están representadas
en la Casa de España, donde a cada mes ocurre una
celebración de sus costumbres. Los asturianos hacen
anualmente su fabada como el punto más importante del
encuentro. Los gallegos hacen bacalao, empanadas, lacón con
grelos y otros platos, los valencianos su tradicional paella, los
andaluces sus migas, sus pescaitos fritos, pucheros, etc.
Aunque no haya dejado huellas muy visibles en la ciudad, los
sabores exquisitos de los platos españoles pueden ser probados
en los restaurantes, en hogares españoles y en sus
asociaciones.
74
No se puede pensar reproducir una cocina que se basa
en los productos de sus regiones, y que no son encontrados en
otras ciudades, haciendo con que el inmigrante tenga que
cambiar sus usos, al preparar los alimentos.
Para atender a una búsqueda de ingredientes españoles
para los platos, muy importantes para la manutención de las
tradiciones, tres frigoríficos surgieron en los años cincuenta,
pues la importación no era posible en aquella época:
El Frigorífico Pirineos creado por José Ribas en 1958,
una industria de embutidos catalanes. Al fallecer, su
sobrinoAngel, ingeniero que siempre estuvo a su lado, asumió
el control de la empresa desde entonces, compró un terreno
más grande para la fabricación artesana de los embutidos, con
solo siete obreros.“Los españoles siempre compran en el
Mercado Central de Cantareira, vienen del interior, pues
saben que encuentran lo que necesitan en mi tienda, que tiene
más de cuarenta años en el Mercado”.2Así El describe sus
productos de la cocina catalana y española en general, como
elfuet,la butifarra catalana, blanca y negra, varios tipos
demorcilla como la valenciana hecha de cebollas;de Palma de
Mallorca, la mallorquina, la sobrasada; de Burgos hacela
morcillacon arroz y hace también el chorizo que los españoles
en general prefieren, como el tipo Riojano, picante,
elCantipalo, lomos curados, una longaniza fresca tipo
unabutifarra cruda, y de la región de Pamplona y País
Bascola chistorra. Los productos son de buena calidad e
permiten probarse los embutidos españoles en Brasil.
El Frigorífico Torres fue inaugurado en 1960 por el
andaluz ManoelRecena Torres, que vino solo a São Paulo en
1952, ya fallecido. Por no llamar a su esposa para que viniera
a vivir con él, ella vino con cuatro hijos de edades entre trece y
2
Angel, en entrevista.
75
tres años. Hoy sus hijos, los hermanos Quevedo 3 siguen con la
elaboración de los embutidos: morcilla, chorizo de sangre, la
sobrasada, laslonganizas, chorizos, etc. En la ciudad de Itu
donde fue a vivir había un matadero que tiraba partes de los
bueyes que eran llevadas por italianos y españoles para hacer
embutidos. Trabajó en el Frigorífico Raso, de italianos, donde
aprendió a hacer los embutidos.
El Frigorífico Salamanca fue organizado por tres
hermanos de Guijuello conocida como la capital del jamón
ibérico: Silvestre, Gregorio y Apolinar. Muchos frigoríficos
intentaron reproducir eljamón ibéricoen Brasil, pero solo el
Frigorífico Salamanca logro hacerlo, después de mucho
tiempo para encontrar el tiempo cierto en cámaras frigoríficas.
“Antes de existir el Salamanca había otros frigoríficos como
elBogrolo, Borela y Soquete, intentando hacer el jamón. En
Santa Catarina, una empresa Perdigão los compro y todas se
acabaron”.4Solo se quedo el Salamanca que hace un jamón
igual al de España, si no es mejor, solo pierde al pata negra”.5
Pasados diez años, tenían cinco carnicerías y el frigorífico de
embutidos enCatanduva,en Estado de São Paulo. Empezaron
la fabricación de otros embutidos como longaniza, salchichas
y mortadelas. En una granja creaban los cerdos de manera
especial, el sistema español.Hoy poseen quince cámaras y
3
AGUSTÍN RECENA QUEVEDO. Vino de Linares, Jaén,
Andalucía consolo seis años, en 1953.
4
Sr. Francisco García, socio propietario de la Casa García
enentrevista.
5
BALTAZAR MACIAS GARCÍA, 76 años de edad, nació en
Lomba provincia de León donde vivióhasta 1954, AL emigrar
llegando a São Paulo en un vuelo Iberia. Camarero en El Escorial,
cerca de Madrid, vino a trabajar en Othon Palace Hotel en São Paulo,
socio de su primo en Casa García hace 40 años.
76
hacen 2000 jamones mes, jamón reconocido como de gran
calidad.
Así gracias a la producción de productos y embutidos
españoles los gallegos y andaluces pudieron probar de la
gastronomía española en otro país. También el hecho de haber
bares y restaurantes en la ciudad, les permitía mantener sus
hábitos alimentarios y no olvidarse de sus especias de origen
como el azafrán, los pimientos, el aceite, los ajos que perpetuó
de alguna manera las costumbres de sus regiones españolas.
77
BIBLIOGRAFIA
ARIÈS, Philippe e DUBY,Georges.História da Vida Privada.
Da Primeira Guerra a nossos dias. Nº5 “Ser imigrante na
França”. São Paulo: Cia. Das Letras, 2001.
BOSI, Ecléa. Memória e Sociedade: Lembranças de velhos.
São Paulo: T.A.Queiroz Editor, 1979.
CHARTIER, Roger. A História Cultural: entre práticas e
representações. Rio de Janeiro: Difel/Bertrand, 1990.
CONTRERAS
Hernández,
Jesús.
Antropología
laAlimentación. Madrid:EUDEMA 1993.
de
DÍAZ MENDEZ, Cecilia. (coord.) ¿Cómo Comemos?
Cambios de comportamientos alimentarios de los españoles.
Madrid: Editorial Fundamentos. 2005.
DUCASSE, Alain. Diccionario del amante de la cocina.
Buenos Aires: Paidós. 2004
FAUSTO, Boris. Imigração: Cortes e continuidades. IN:
História da Vida Privada no Brasil. São Paulo: Cia. das Letras,
1998.
FISCHLER,
Claude.
nº31.Seuil. Paris, 1979.
Presentation.Communications,
HALL, Stuart. A identidade cultural na Pós-Modernidade. 4ª
ed. Rio de Janeiro: DP & A, 2000.
HECK, Marina e BELLUZZO, Rosa. Cozinha dos Imigrantes.
Memórias & Receitas. São Paulo: Ed. Melhoramentos, 1999.
78
HOLANDA, Sérgio Buarque de. Caminhos e Fronteiras. São
Paulo: Companhia das Letras. 2005.
MACIEL, Eunice Maciel. TEIXEIRA, Sérgio Alves (org.).
Horizontes Antropológicos: comida. Porto Alegre: Programa
de Pós Graduação em Antropologia Social da Universidade
Federal do Rio Grande do Sul. 1996.
MATOS, Maria Izilda S. de. A cidade que mais cresce no
mundo. In: CAMARGO, Ana Maria de Almeida (org.). São
Paulo, uma longa história. São Paulo: CIEE, 2004. P.64
MENESES, Ulpiano, T.B. CARNEIRO, Henrique.A Historia
da Alimentação: balizas historiográficas. Historia e Cultura
Material. Anais do Museu Paulista. Nova série. Vol.5. p.9-91.
São Paulo: USP 1997
POULAIN, Jean-Pierre. Sociologias
Florianópolis: Ed. da UFSC. 2004.
da
Alimentação.
REVEL, Jean-François. Um banquete de palavras. São Paulo:
Ed. Cia. das Letras, 1996.
VERO, Judith. Alma Estrangeira: Pequena história de
Húngaros no Brasil, processos identitarios. São Paulo: Ed.
Agora, 2003.
79
Os logradouros dos
imigrantes galegos no
paraíso tropical: as
cadeias migratorias e as
redes de solidariedade
no Rio de Janeiro
80
Os logradouros dos imigrantes galegos no
paraíso tropical: as cadeias migratorias e as
redes de solidariedade no Rio de Janeiro1
Erica Sarmiento da Silva2
Percorrendo os logradouros cariocas
A travessa do comércio ostentou ontem à noite o
mesmo triste espetáculo (...) Dezenas de imigrantes
espanhóis e italianos ali procuravam abrigar-se e
passar a noite em promiscuidade e abandono que
quaisquer que sejam as causas é deprimente para a
administração pública. Acreditemos que eles não têm
direito ao acolhimento nas hospedarias do Estado, nem
razão justificada para se queixarem da falta de
ocupação, mas a sua vagabundagem e a sua miséria,
ainda que merecida, não podem continuar daquele
modo sem grave responsabilidade dos poderes
públicos.
Dêem-se lhes agasalhos, ou permita-se-lhes que
voltem aos países de onde vieram ainda mesmo com o
sacrifício do Estado. Os interesses da boa imigração
são muito mais importantes do que os motivos
regulamentares que possam explicar e até justificar o
abandono daquela gente3.
O Paiz, ano de 1889
1
Este artigo foi apresentado na Revista de Estudos Migratorios:
Revista Galega de Análise das Migracións, vol. V, n.1 (2011),
Santiago de Compostela.
2
PPGH-mestrado-UNIVERSO/ Laboratório de Estudos de
Imigração (LABIMI)-UERJ
3
O Paiz, terça-feira, 8 de fevereiro de 1889.
81
No ano de 1889, período auge da imigração de massas,
o jornal O Paiz pede que as autoridades se responsabilizem
pelos emigrantes, ao mesmo tempo em que os julga
merecedores da situação em que se encontram, submersos na
vagabundagem e na miséria. O discurso ambíguo, veiculado
pelo periódico carioca, faz parte do cenário que se formava na
então capital brasileira: o Rio de Janeiro. Receptora de
imigrantes e vivendo o seu período de modernização, a cidade,
no ano de 1920, já abrigava 20% de população estrangeira. No
censo de 1906, dos 210 515 imigrantes, 133 mil eram
portugueses, 25 557 italianos e mais de 20 mil eram espanhóis.
No censo de 1920, o quadro se repete com os espanhóis
mantendo o terceiro lugar como contingente imigratório no
Rio (MOTTA, 1982, p.141).
Nos primeiros anos do século XX, no governo do
prefeito Pereira Passos a cidade passou por uma radical
reestruturação. Era necessário modernizar o país, começando
pela capital. Fazer das suas ruas um espaço digno de se viver,
seguindo os padrões europeus. Remodelar a cidade significava
destruir o que não correspondia esteticamente ao cenário de
beleza idealizado para o convívio de uma elite. As camadas
populares que habitavam as áreas centrais da cidade, onde
estava localizado o comércio e grande parte do mercado de
trabalho, foram as primeiras a serem atingidas pelas
mudanças. Para seguir os padrões estabelecidos pela
modernidade, foram destruídos os cortiços, as estalagens,
todas as moradias baratas que enfeavam o cenário e não
combinavam com o planejamento urbano idealizado pelos
engenheiros e políticos da época. A população de baixa renda
foi a mais afetada, tendo que se deslocar para a periferia,
criando novos bairros, ou permanecendo nas pensões ou
cortiços que resistiam às reformas urbanísticas.
82
A cidade começou a crescer de forma contínua. Suas
ruas e avenidas despontavam em um rápido ritmo, surgiam os
novos transportes como o bonde e o automóvel, apareciam os
bancos e as indústrias. A demografia carioca também
apresentou importantes transformações em sua estrutura
populacional, com a chegada de centenas de migrantes rurais e
o aumento da imigração. A população do Rio, em 1870, se
limitava a 235.381 pessoas, já em 1890 contava com 522.651 e
15 anos depois, em 1906, eram 811.443 os que habitavam a
“cidade maravilhosa”. A população continuou aumentando
desenfreadamente e, em 1920, a cifra alcança o total de
1.157.8734. Junto com esse crescimento, aparecem também as
epidemias de varíola, peste e febre amarela. As enfermidades
contaminam as zonas mais pobres da cidade, onde se
aglomeram os prostíbulos e os cortiços. São as duas faces de
um Rio de Janeiro que se desenvolvia ignorando as classes
populares. Dentro desse contexto, a imigração se intensifica,
acompanhando a transição para uma ordem capitalista, desde
uma sociedade constituída por uma massa de ex–escravos
analfabetos e despreparados. O aumento do custo de vida era
agravado pela chegada dos estrangeiros. Ampliava-se a oferta
de mão-de-obra e a luta pelos escassos empregos disponíveis.
Foi convivendo nesse cenário que muitos galegos
disputaram e conviveram nesses espaços centrais do Rio
4
MENDONÇA MOTTA, Mary Hesler de. Imigração e trabalho
industrial- Rio de Janeiro (1889-1930). Dissertaçao de mestrado
apresentada na UFF, Niteroi, p.141. A autora alerta a imprecisão dos
dados dos censos do Rio de Janeiro dos anos de 1906 e 1920,
alegando que entre os dois censos, para o mesmo ano, os resultados
não correspondem. Por exemplo, a população do Rio para o ano de
1872 está registrada nos dois censos com diferentes resultados. As
estatísticas oficiais sempre contém uma porcentagem de erros.
83
de Janeiro. Alguns bairros, como vermos nas páginas
seguintes, constituíram-se em reduto da coletividade
galega, que encontrou moradia e trabalho, reforçando
suas cadeias imigratórias (CARVALHO, 1987, p.21).
Através do cruzamento de fontes nominativas,
realizamos um estudo sobre a inserção socioprofissional dos
galegos no Rio de Janeiro. As fontes que nos ofereceram
dados substanciais sobre a localização dos galegos pelos
logradouros cariocas foram os arquivos privados do Hospital
Espanhol e do Consulado Espanhol. Essa documentação foi a
base inicial para o diálogo com outras fontes qualitativas,
como podem ser os processos de expulsão, os periódicos da
época ou as entrevistas realizadas com os imigrantes. Os
testemunhos dos imigrantes serviram para corroborar a
existência e importância das localidades e, ao mesmo tempo,
ajudar a identificar a classificação do imóvel, se este era uma
casa de cômodos, pensão ou estabelecimento comercial.
A partir da amostra retirada das matrículas dos sócios
do Hospital e dos inscritos no Consulado Espanhol, formada
por mais de 3500 indivíduos, extraímos as primeiras
informações da coletividade galega como os municípios de
origem, a profissão, o ano de chegada, o número de
repatriados, o estado civil, a alfabetização e a localização
espacial dos imigrantes nas ruas do Rio de Janeiro. Por
primeira vez, vinculou-se o lugar de origem com a sociedade
de destino, encontrando, dessa forma, os focos migratórios.
Apesar da diferença da natureza das duas fontes, alguns dados
como a profissão, o município de origem e a residência na
sociedade receptora foram aproveitados numa única base de
dados.
Nas matrículas dos sócios do Hospital Espanhol,
recolhidas em três livros correspondentes aos anos de 1859 até
84
a década de 20 do século passado, foi a fonte que mais
contribuiu com informações sobre os pioneiros da emigração
de massas. Entre os anos de 1859 e 1880, encontramos 218
imigrantes galegos matriculados no Hospital Espanhol. Essa
informação, junto com os dados pessoais de cada sócio,
possibilitou a localização geográfica dos pioneiros pelos
bairros cariocas, assim como a construção das cadeias
migratórias e a antiguidade da emigração galega no Rio de
Janeiro. Foi possível, por exemplo, distribuir os galegos pelas
ruas do Rio de Janeiro, classificar as suas atividades
profissionais e a partir daí, formular uma série de perguntas: se
as atividades exercidas estavam associadas ou não aos espaços
físicos onde se desenvolviam; se estavam próximos a outros
grupos de imigrantes de maior tradição histórica e relevância
numérica; se havia concentrações de galegos em determinadas
ruas; se os pioneiros procediam de zonas com tradição
migratória a Rio de Janeiro ou se exerciam atividades que
foram seguidas pelos grupos migratórios posteriores; se esses
pioneiros exerceram o papel de mediadores nas redes de
socialização, ajudando os recém-chegados a conseguir o
primeiro emprego e a primeira residência, etc.
A riqueza da documentação relacionada às listas
consulares e de associações em geral, sem dúvida, permite
construir tipologias e ampliar o conhecimento acerca do objeto
de estudo.
A Freguesia de Santo Antonio e A Lapa: Os Arcos da
Lapa, A Lapa e a Rua do Lavradio
Bairro que se tornou famoso na história
cidade pela sua vida nocturna dissoluta, bairro
cabarés baratos, de casas de baixo meretrício,
malandros, de jogadores, valentões e invertidos, e
da
de
de
do
85
“trottoir” de pobres mulheres ditas perdidas, como
consta de muitos crônicas e livros... (BRASIL
GERSON, 2000, p.236)
Essa era a imagem da Lapa e seus arredores desde o
Oitocentismo em diante. Um bairro boêmio, cheio de
pequenos hotéis que serviam de encontros amorosos para a
classe baixa ou simplesmente para hospedar trabalhadores que
não tinham condições de ter uma casa própria ou pagar aluguel
nas áreas mais privilegiadas da cidade. As suas ruas, como a
Joaquim Silva ou as Marrecas, no começo do século XX, se
converteram em ruas cheias de prostíbulos que aí
permaneceram até depois da década de 1940.
Nas Ruas do Lavradio, Lapa, dos Arcos, Joaquim
Silva e Visconde de Maranguape, viveu, trabalhou e teve
negócios uma boa porcentagem da imigração galega do Rio de
Janeiro. Se somarmos os galegos que estiveram nas três ruas
principais da freguesia de Santo Antonio e do bairro da Lapa
(Lavradio, Arcos da Lapa e Rua da Lapa), temos um total de
258 emigrantes, o equivalente a 7,6% de toda a amostra
recolhida5. A província de Pontevedra concentrou 50% dos
258 emigrantes que viviam nesta zona; A Coruña contribuiu
com 36% e Ourense com 14%. Das três ruas mencionadas, a
do Lavradio foi a de maior importância numérica,
aglomerando 135 emigrantes (3,8% do total de toda
emigração), seguida da Rua dos Arcos (2,25%) e por último, a
Rua da Lapa (1,23%). Esta área do Rio de Janeiro acolheu
galegos de todas as províncias, porém com uma maior
5
A amostra utilizada neste artigo, como explicada no item anterior, é
referente a 3500 imigrantes, recolhidos nas matrículas dos sócios do
Arquivo privado do Hospital Espanhol do Rio de Janeiro, a partir de
1859 até os anos 20 do século XX, e do Consulado Espanhol, a partir
de 1877 até 1939.
86
concentração em determinadas províncias, como Pontevedra e
A Coruña.6
A província de Ourense, por exemplo, estava bastante
dispersa entre as ruas do Centro do Rio, e também nos
subúrbios. Aí temos uma realidade condizente com as
características da emigração ourensana, que, ao contrário das
províncias de Pontevedra e A Coruña, não tiveram concelhos
(com a exeção de Melón) com altos índices de emigração.
Entretanto, encontramos alguns focos tanto na freguesia de
Santa Rita (Ruas Senador Pompeu, Camerino e Barão de São
Félix), como na freguesia de Santo Antônio (Rua do Lavradio)
ou na Lapa. Nesta última freguesia, contabilizamos 5,5% do
total da emigração ourensana, que se divide entre vários
concelhos de diferentes áreas geográficas da província, como
podem ser Melón, Pereiro de Aguiar ou Xinzo de Limia. Cada
concelho oferece um pequeno número de emigrantes, que na
maioria das vezes, não ultrapassa cinco pessoas. Daí a
dificuldade de analisar, em nível micro, as cadeias migratórias
desta província e de construir um perfil dessa emigração, tanto
pela sua dispersão por diferentes bairros do Rio de Janeiro,
como pela pouca concentração de vizinhos em uma mesma
localidade. Supostamente, o fato de não ter um grande
contingente dividido em zonas (caso dos municípios
pontevedreses) ou concentrado em um único concelho (caso
de Santa Comba) pode ter colaborado para a sua maior
dispersão, se comparado às outras províncias, como
conseqüência da busca de apoio nas cadeias migratórias mais
antigas e fortalecidas originárias de outras províncias. Seria
uma cadeia em nível interprovincial. Também no caso de
6
Resultados extraídos da matrículas do Hospital Espanhol e das
fichas do Consulado Espanhol, ambas localizadas no Rio de Janeiro,
entre os anos de 1850 a 1939.
87
Ourense, ao ser uma emigração mais tardia para o Brasil, se
comparada aos outros concelhos, predominando nas primeiras
décadas do século XX, obrigou os seus vizinhos a buscarem
sua inserção sócio-profissional naquelas localidades onde já
existiam concelhos com maior tradição7.
Na província de Pontevedra, apareceram 21 concelhos
distribuídos por essas três ruas do Rio de Janeiro, entretanto
algumas zonas apresentam maior contingente migratório que
outras. Na Lapa e na freguesia de Santo Antonio prevaleceram
numericamente os municípios que limitam com o norte de
Portugal e alguns do litoral sul da Galiza, como As Neves,
Arbo, Tui, Gondomar ou O Rosal.
Um dos fatores explicativos para a escolha dos
destinos migratórios dos galegos
é a emigração
intrapensinsular. Para o caso do Brasil, está relacionado a
municípios ou áreas com forte tradição migratória a Portugal.
Como exemplos, segundo estudos realizados por vários
especialistas, temos a área geográfica do sudeste de
Pontevedra, mais especificamente os concelhos de
Pontecaldelas, Fornelos de Montes, A Lama e Cotobade; o
município de Santa Comba, da província de A Coruña, e, por
último, o Concelho de Melón, localizado na província de
Ourense 8. Esses municípios são os que apresentam o maior
7
Para ver a distribuição da emigração galega a Rio de Janeiro por
províncias, vid. SARMIENTO, Érica. Galegos no Rio de Janeiro
(1850-1970). Tese de doutorado apresentada na Faculdade de
Geograf[ia e Historia. Universidade de Santiago de Compostela,
2006.
8
Vid. GONZÁLEZ LOPO, Domingo. “Una aproximación a la
emigración de la Galicia Occidental entre mediados del siglo XVII y
el primer tercio del XX, a través de las fuentes protocolares y
archivos parroquiales”. Revista da comisión galega do quinto
centenario, nº 6, 1990, pp. 135- 169; BARREIRO MALLÓN,
Baudilio. La jurisdicción de Xallas en el siglo XVIII. Población,
88
contingente emigratório a Rio de Janeiro dentre todos os
municípios de suas respectivas províncias9.
Alguns municípios da província de Pontevedra,
aqueles localizados no centro e no sul, têm uma antiga tradição
emigratória ao Brasil, já registrada desde a década de 50 do
século XIX. Segundo estudos realizados por González Lopo
(2000, pp.270-278), nos arquivos paroquiais pertencentes aos
municípios de Ponte Caldelas, Fornelos de Montes, A Lama e
Cotobade aparecem informações que indicam um claro
predomínio de emigração a Portugal, o que facilitaria os
primeiros contatos dos galegos com o Brasil. Em outra zona
pontevedresa, na chamada Terra de Montes, que engloba os
municípios de Beariz, Cerdedo e Forcarei, a partir de meados
do século XIX, Brasil passa a ser o principal destino de
atração americano, principalmente as cidades de Santos e São
Paulo e, em menor medida, Rio de Janeiro (FERNÁNDEZ
CORTIZO, 1990, p.182).
Ainda que nos deparemos com índices emigratórios
em quase todos os concelhos pontevedreses, o centro-sul da
província de Pontevedra é, sem dúvida, a zona de maior fluxo
a Rio de Janeiro. No limite com o Minho português e sofrendo
influência desses vizinhos, essa região galega foi
desencadeando uma emigração que atingiria quase todos os
sociedad y economia. Santiago de Compostela: Secretariado de
Publicaciones de la Universidad de Santiago de Compostela, 1977;
FERNANDEZ RODRIGUES, M.A. “Evolución migratoria en el
municipio de Melón: mediados del siglo XVII a comienzos del siglo
XX”. In: Eiras Roel (ed.). Aportaciones al estudio de la emigración
gallega. Un enfoque comarcal. Santiago de Compostela: Xunta de
Galicia, 1992, p. 167-176.
9
Vid. SARMIENTO, Érica. Galegos no Rio de Janeiro (1950-1970).
Tese de doutorado, Faculdade de Geografia e Historia, Universidade
de Santiago de Compostela, 2006.
89
municípios pontevedreses (com maior ou menor intensidade),
mantendo uma continuidade e a sobrevivência de cadeias
migratórias ao longo de mais de um século. Os portugueses se
adiantaram a essa emigração, claro está, por questões
históricas, alternando, assim como os galegos, os destinos
entre Brasil e as regiões intrapeninsulares (FERNANDES
ALVES, 1994).
Na Rua do Lavradio, onde está a maior concentração
de pontevedreses, com 135 emigrantes (52% do total das três
ruas), o município de As Neves representa 7,75% do total das
três ruas e 15% dos que viveram no Lavradio. É o município
com maior número de emigrantes tanto na Rua do Lavradio
como também na Rua dos Arcos. Foi o
único concelho, para a toda a Galiza, que contou com
mais de 20 emigrantes vivendo na Rua do Lavradio. No
número 77, da mesma rua, existiu uma hospedaria, onde
residiram vários galegos. A documentação, muitas vezes, não
deixa entrever o tipo de moradia que existia nos endereços: se
era quarto, casa de cômodo, comércio, etc. As fontes orais,
nesses casos, contribuíram para relatar este tipo de
informação. Assim ocorreu com o n° 77, onde viveu M. G. G.,
nascido no concelho de As Neves: “Quando cheguei fui morar
sozinho. Era ali no morro de Santo Antonio, na Rua Lavradio,
77. Moravam muitos galegos, era o chamado cabeça-de-porco,
que se disse aqui. Eram mais de 50 famílias que moravam ali.
Havia muita família portuguesa e brasileira também.” 10
Esse emigrante chegou no ano de 1950 e, ainda nessa
época, os galegos continuavam utilizando as pensões do
10
Entrevista a M. G. G. no dia 4 de novembro de 2003, no Rio de
Janeiro. Os emigrantes entrevistados pela autora deste artigo serão
identificados pelas iniciais do nome e sobrenome.
90
Centro do Rio como a forma mais econômica de sobreviver,
tal como ocorria no começo do século. A diferença da segunda
emigração de massas em relação aos que emigravam no
começo do século XX é que, quando conseguiam juntar as
suas economias, buscavam uma casa para alugar ou para
comprar nos subúrbios ou nos arredores da área central, como
podia ser o bairro do Méier, Penha ou, no caso do emigrante
entrevistado, o bairro de São Cristóvão. Os que podiam se
permitir comprar um imóvel nos bairros mais privilegiados,
mudavam-se para a zona sul, perto da praia, nos bairros do
Flamengo, Botafogo ou Copacabana.
Encontramos em décadas anteriores, vivendo no
número 77, da Rua do Lavradio, outros emigrantes: dois do
concelho de As Neves, quatro de Santa Comba, 1 de A Baña, 1
de Ponteareas, 1 de Salvaterra do Miño e 1 de Ourense. O
mais antigo era do Concelho de As Neves. Chamava-se
Eduardo Sanchéz Gil e se registrou no consulado no ano de
1915. Ou seja, desde 1915 até a década de 50 é provável que
muitos galegos procedentes do concelho de As Neves tenham
residido nesta localidade. Como as hospedarias eram lugares
temporais, era relativamente comum encontrar um segundo
endereço nas fichas do consulado. O próprio Eduardo Sanchéz
Gil, na década de 40, vivia na Rua Mem de Sá, outra
localidade próxima à zona central do Rio. Este concelho
pontevedrês, onde mais se aglomeraram seus vizinhos foi no
número 41 da Rua do Lavradio: de 14 galegos, 10 procediam
de As Neves.
As pensões populares, como os pequenos hotéis, os
cortiços e as “cabeças-de-porco11” foi uma realidade da
11
Casas de cômodo, muito comum no começo do século XX, no Rio
de Janeiro, antes das reformas urbanísticas, a partir de 1906. Eram
habitações coletivas, com banheiro e cozinha também coletivos.
91
emigração galega e portuguesa no Rio de Janeiro. O número
77, não era a única casa que alugava quartos. Nas fichas do
Consulado Espanhol, por exemplo, os números 38, 63 e 170 da
Rua do Lavradio também eram casas. Nos dados pessoais do
emigrante Maximino Gesteira Loural, de Redondela, aparece o
seguinte endereço: “Rua do Lavradio, n° 63, Casa 2”. A
antiguidade dessa rua como moradia de galegos remete-se ao
século XIX. A partir de 1879 até o ano de 1899, aparecem 12
emigrantes vivendo aí. A emigração continuou, segundo as
fontes escritas até a década de 1930 e segundo as fontes orais,
até a década de 1950.
As áreas centrais que serviam de moradia estavam
unidas à vida profissional. Por isso, muitos galegos tiveram
seus hotéis, restaurantes ou pequenos comércios também no
centro da cidade. Nas fichas do Consulado Espanhol do Rio de
Janeiro, aparecem no item referente ao endereço, nomes de
hotéis, que podiam tanto ser a residência como o local de
trabalho ou ambas as coisas. Na Largo da Lapa, por exemplo,
encontramos o “Grande Hotel” e o “Hotel Guanabara”. No
primeiro deles, localizado no número 47, encontramos seis
emigrantes vivendo nesta localidade na década de 1920,
oriundos de todas as províncias galegas.
Na Rua do Lavradio, os emigrantes se hospedavam e
também alugavam quartos. Aproveitaram a conjuntura e a
demanda do mercado para abrir suas hospedarias. Não só os
do sul de Pontevedra e os de Ourense estiveram pela Rua do
Lavradio, também os de Santa Comba e municípios vizinhos
deste concelho habitaram essa parte do Rio de Janeiro. M. M.
C., de Santa Comba, não só viveu na Rua do Lavradio, como
também foi sócio de um dos hotéis, no número 68:
92
Quando cheguei estava fazendo negócio com um
hotel na Rua Lavradio, 68, hoje Hotel Casablanca,
naquele tempo Hotel Lavradio. Eram de rapazes
conhecidos e meu pai comprou uns pontos para mim e
eu fui trabalhar ali 6 meses, desde o 31 de agosto de
1957 até os primeiros dias de abril de 1958. Saí dali
porque meu pai construiu o Hotel São Cristóvão. No
lavradio eu tinha 6 pontos de sociedade e em São
Cristóvão tínhamos 25 pontos. Uma casa nós
dividíamos em porcentagens. O Lavradio continuou
bastante tempo, depois eu vendi.12
Os emigrantes costumavam chamar de “pontos” as
pequenas parcelas que compravam em sociedade. À medida
em que as economias aumentam, os “pontos” também
cresciam ou, em outros casos, compravam-se “pontos” em
melhores áreas da cidade. Nesse caso, o Hotel Lavradio, como
disse M. M. C., “eram de rapazes conhecidos”, ou seja, de
vizinhos de Santa Comba ou de galegos. A presença dos
xallenses nesta freguesia era muito mais antiga. O primeiro
emigrante foi encontrado no ano de 1912 e a cadeia migratória
seguiu até a década de 50.
A emigração de Santa Comba ocupou 20,3% do total
dos galegos que viviam na Rua dos Arcos, no Lavradio e na
Lapa. Uma cifra que só está por debaixo do concelho
pontevedrês de As Neves. Somente na Rua do Lavradio, entre
1912 e 1939, viveram 20 xallenses, a maioria dele nos
números 122 (de 18 moradores, 6 eram de Santa Comba) e
número 125.
12
Entrevista com M.M.C. no dia 12de novembro de 2003, no Rio de
Janeiro.
93
No que diz respeito à emigração intrapeninsular do
concelho de Santa Comba, Portugal está entre os destinos
preferidos dos seus habitantes. Segundo Baudilio Barreiro, nos
seus estudos realizados sobre a jurisdição de Xallas, os
emigrantes vão diretamente à cidade do Porto como moços de
serviço, porque é a única capaz de absorver um número
elevado de empregos temporais e de ambulantes. Entre os anos
de 1757 e 1784, a porcentagem de 18% dos varões casados
havia estado em Portugal:
Las preferencias a la hora de elegir destino se las
lleva Portugal ampliamente sobre Castilla. En
porcentajes correspondería el 86 % a Portugal y el 14 %
a Castilla. A Portugal van como mozos de servicio en
sus múltiples variantes: por eso Portugal equivale a
decir Oporto, única ciudad que puede absorber un
número elevado de empleos temporales y callejeros.
Allí trabajan de aguadores, recaderos y mozos de
mercado. A castilla van, en cambio a trabajar en el
campo, a las labores de siega y tal vez de esquileo y
carbôneo(BARREIRO MALLÓN, 1977, 253-254).
A atividade complementar do município também
possibilitou a emigração a Portugal. Apesar das famílias de
Santa Comba viverem predominantemente da agricultura, com
terras arrendadas ou trabalhando nas suas próprias fincas,
havia um trabalho que predominava na zona e que ajudava a
aumentar a economia doméstica: a arriería. Através dos
transportes de mercadorias, principalmente de cereais (trigo,
sal e vinho), de carvão e areia, os camponeses conseguiam o
dinheiro necessário para pagar seus impostos e cobrir o déficit
das colheitas. Levavam as mercadorias a várias cidades
galegas, como Santiago ou Pontevedra e, muitas vezes, se
deslocavam até as fronteiras de Castela e de Portugal, para
94
venderem vinho ou outros produtos (BARREIRO MALLÓN,
1977, p. 422-440).
Na década de 60, os galegos continuaram comprando
hotéis na Rua do Lavradio. J. A. I., de Mazaricos, foi um
deles. Chegou no Rio de Janeiro em 1963 e junto com os
irmãos que já estavam na cidade, comprou uma hospedaria
nessa rua. Segundo palavras do emigrante: “é um lugar muito
ruim, daquela não tanto. Na minha época tinha menos galegos,
mas ainda era um lugar que tinha muitos galegos. Os galegos
aqui no centro moravam na Rua do Lavradio, na Gomes
Freire...”13
Nos livros de prófugos do Concelho de Santa Comba,
na década de 50, encontramos 15 emigrantes vivendo na Lapa,
na Rua dos Arcos e na Lavradio. Os endereços aparecem a
partir da década de 50, mas sabemos que nestas ruas já havia
galegos vivendo desde a primeira emigração. Na Rua da Lapa,
entres os anos de 1951 e 1955, moravam cinco vizinhos, e nas
ruas próximas, como a dos Arcos, a Visconde de Maranguape
e a Joaquim Silva, no mesmo período, havia cerca de 10
emigrantes de Santa Comba. O que está claro é que muitos
xallenses se agruparam nesta freguesia carioca tanto na
primeira emigração massiva como na segunda. Os municípios
vizinhos
de Santa Comba, como Mazaricos, Vimianzo ou Outes
também tinham emigrantes nesta zona. Foi o caso de S. J. P.,
de Vimianzo, que emigrou em 1960. Decidiu sair da Espanha,
porque já tinha o irmão no Rio de Janeiro, além de outros
familiares que emigraram antes dele. O primeiro lugar onde
morou foi na Lapa. O bairro lhe servia somente como
residência, pois se deslocava todos os dias até Copacabana
13
Entrevista a J. A. I. no mês de outubro de 2000, no Rio de Janeiro.
95
para trabalhar de garçom. Quando comprou seu próprio
restaurante, foi viver em Nova Iguaçu, um município da
chamada Baixada Fluminense, onde os imóveis eram mais
acessíveis que nas áreas nobres. Dizia que “na Lapa tinha
muito espanhol. Era tudo espanhol14”.
Na Rua do Passeio, nº 70, ainda no bairro da Lapa,
estava o famoso “Restaurante Cosmopolita”, cujo proprietário
era Raimundo Rodríguez Martínez, natural de Melón, e um
dos sócio-fundadores e diretores do Recreio dos Anciãos. A
Rua do Passeio começou nas proximidades da Rua da Ajuda, a
antiga localidade onde viveram diversos galegos no final do
século XIX. Acreditamos que, com a extinção da Rua da
Ajuda, a freguesia de Santo Antonio foi ganhando espaço e
passando a ser uma das freguesias centrais de maior emigração
galega.
Dos galegos que viveram na freguesia de Santo
Antônio, a maioria deles trabalhou no comércio (67,2%). Não
podemos comprovar em que tipo de comércio, já que
prevalecem as definições de caráter mais geral como
“negociantes” e “empregados”. Entretanto, nos arriscamos a
vincular a profissão dos emigrantes com o setor da hotelaria,
não só pelos depoimentos dos entrevistados, como também
pelas características do próprio bairro, dotado de restaurantes e
pensões. Isso não exclui, por suposto, o pequeno comércio.
Nos processos de expulsão de estrangeiros, uma fonte
rica em informação acerca do cotidiano dos imigrantes,
analisando os casos de crimes de lenocínio, crimes contra a
ordem e moral pública pelo uso da prostituição, percebemos
que muitos galegos eram acusados devido ao tipo de negócios
14
Entrevista a S. J. P., no dia 26 de setembro de 2000, no Recreio
dos Anciãos, Rio de Janeiro.
96
que tiveram no Rio de Janeiro: as hospedarias. Por exemplo, o
caso dos irmãos de Santa Comba, Celestino e Manuel Gerpe
Blanco, acusados de lenocínio. O primeiro foi expulso e o
segundo teve um pouco mais de sorte, porque teve condições
de contratar um advogado e foi posto em liberdade15. As
hospedarias e casa de cômodos, abundantes no começo do
século XX por oferecer serviços baratos aos trabalhadores das
classes baixas, também se transformaram em lugar de
prostituição do baixo meretrício carioca. Localizadas nas ruas
centrais do Rio de Janeiro, esses hotéis serviam de moradia e
de “comércio do prazer” para os brasileiros e estrangeiros que
combinavam as jornadas de trabalho com o ócio. Os donos do
comércio alugavam quartos por hora para todos os tipos de
cliente, inclusive para as prostitutas que trabalhavam nas
vizinhanças.
Neste tipo de comércio, muitos galegos investiram as
suas economias, comprando pequenas participações em
sociedade, sem se importarem com a localização e o tipo de
cliente que freqüentava esses espaços. Era um negócio
rentável, de baixos investimentos e rápida ascensão. A
clientela não era exigente e a escassez e a carestia dos aluguéis
aumentavam a demanda pelos quartinhos de pensões e hotéis
baratos. A classe trabalhadora não tinha muita opção, não
podia permitir-se o luxo de pagar um aluguel de um imóvel e
15
Arquivo Nacional, Processo de expulsão, Pac. IJJ7 169. Só
encontramos o processo de Manuel Gerpe Blanco. No seu expediente
aparecia a informação de que o seu irmão Celestino já havia sido
expulso por lenocinio (não encontramos o ano da expulsão). Os dois
aparecem nos livros de Censo do Concelho de Santa Comba do ano
de 1919 e Manuel Gerpe Blanco estava inscrito no Hospital
Espanhol no ano de 1919.
97
era necessário viver próximo ao local de trabalho para evitar
longos deslocamentos entre um bairro e outro. No jornal A
Gazeta de Notícias, do dia 9 de janeiro de 1908, numa série de
reportagens sobre as hospedarias do Rio de Janeiro, intitulada
Os quartos do vício, um ex-proprietário de hospedarias, cuja
identidade não é revelada pelo jornal, conta para os leitores o
dinheiro que angariou num “quartelzinho de vício bem
atreguezado”:
A hospedaria? O senhor não calcula que bom
negócio é esse. Acredite, se eu não tivesse velho (...) eu
tinha desviado alguns cobres do meu capital para fundar
uma; apesar, sim, apesar das muitas que agora estão
aparecendo e que se fazem uma concorrência dos
diabos. Mas há gente para todas, há gente para todas.”
O comerciante, que depois de enriquecer com as
hospedarias, se aposenta e se dedica a emprestar dinheiro à
juros, lembra, com satisfação, do começo da sua inversão e
dos “conhecimentos” utilizados para abrir esse tipo de
negócio: “Saiba o senhor que com uns dois contos de réis (...)
e uns conhecimentos entre algumas mulheres, e a hospedaria
está preparada a olhos vistos. Os dois contos seriam para a
mobília, só o essencial- camas, cadeiras, lavatórios; para os
quartos nobres mesinhas de cabeceira.”
Tudo estava muito bem calculado, tostão por tostão. O
aluguel da casa podia custar 400$ (réis), o ordenado de um
encarregado uns 150$, os gastos 120$, somando uma despesa
mensal de 660$. Havia truques para diminuir os gastos, como
por exemplo, utilizar os mesmos lençóis de um quarto para o
outro, até mesmo num período de uma semana! Para ter uma
clientela abundante, durante todo dia, era necessário “um
conhecimento entre algumas mulheres”, o que transformava a
98
pensão, durante o dia, em um “lugar de encontros”, e à noite,
em quartos de dormir.
“Numa casa de 400$ consegue-se muito bem uns
dez quartos (...) esses dez quartos nunca se alugam uma
vez, às vezes se alugam três e quatro vezes por dia- a
questão é ser a casa bem afreguezada!...Demos-lhe,
porém, uma média de quinze vezes por dia. Cada
quarto, numa hospedaria, -assim, assim- dá (...) nada
menos de 5$. Temos, portanto, por dia 75$, o subsídio
de um deputado!
É ou não é um bom negócio! Num ano, com o
capital de dous contos, numa hospedaria modesta e uma
freguesia regular, um homem embolsa nada menos de
vinte contos, limpinhos, sem guarda-livros, nem
cobrador!”16
Como as primeiras economias só permitiam comprar
pensões a preços módicos, em locais de baixo meretrício,
muitas foram confundidas com casas de prostituição de baixa
categoria. Entretanto, os comerciantes não tinham vínculos
com as prostitutas, unicamente alugavam os quartos e se
aproveitavam da situação. O emigrante de Santa Comba F. L.
L. toma com bom-humor seus começos no Rio de Janeiro
como dono de hospedarias. Depois de deixar seu trabalho de
camareiro, comprou uma pensão com quatro sócios galegos no
Centro do Rio de Janeiro onde estavam as mulheres (...) eram
onde estavam aquelas mulheres. Era o sítio reservado para
isso, naquele tempo era assim. Tínhamos o preso certo para
cobrar e elas estavam ali praticamente nuas (risos). Tudo pelo
16
A Gazeta de Notícias, 9 de janeiro de 1908.
99
Centro eram só hospedarias. Depois mudei de local e me senti
melhor, já não tinha aquele mau ambiente. 17
O dono de uma agência de viagens, J. S. S. conhecia
bem a atividade dos xallenses no Rio de Janeiro:
Ellos tenían hoteles, pensiones. Era pensión de
origen barato, ¿no? Baratas. Pero entre ellos allí, eran
parejas que iban allí… en Río de Janeiro hay muchos
moteles que pertenecen a gallegos. Hoy en día son
hoteles de lujo, pero de aquella eran (risos)…Hoy,
siguen con el mismo sistema, pero son moteles de lujo. 18
As casas de meretrício, a prostituição e o lenocínio
invadiram o Centro da cidade no começo do século XX e,
junto com o tráfico de mulheres brancas, viraram motivo de
preocupação para a polícia e os órgãos judiciais da República.
Segundo a estatística apresentada pelo delegado do 12º
Distrito Federal, no ano de 1914, contabilizavam-se na sua
circunscrição 94 casas ocupadas por meretrices,
compreendendo as ruas do Lavradio, Gomes Freire, Rezende,
Arcos, Senado, Visconde do Rio Branco, Riachuelo, Mem de
Sá e Praça dos Arcos e Governadores. Nestas casas habitavam
299 mulheres, das quais a maioria, 160, estava composta por
estrangeiras, sendo que desse total, 33 eram rusas, 30 italianas
e 20 espanholas (Medeiros de Menezes, 1992:51). Na maioria
dessas ruas como a do Lavradio, Arcos, Senado, localizadas na
freguesia de Santo Antonio e no bairro da Lapa, era onde
17
Entrevista a F. L. L., no dia 10 de setembro de 2003, em Santa
Comba.
18
Entrevista a J.S. S., em junho de 2002, em Santa Comba.
100
estavam muitos hotéis de galegos, ademais das suas
residências.
O processo de expulsão de Manuel Gerpe Blanco, no
ano de 1921, comprova, mais uma vez, a participação de
galegos nas hotelarias cariocas19. Em 1915, sofreu a primeira
detenção, responsável por ser proprietário de três hospedarias
freqüentadas pelo baixo meretrício. Foi posto em liberdade e
vendeu todas as hospedarias que estavam vigiadas pela polícia,
comprando dos prédios na rua da Harmonia e na Rua Senador
Pompeu (uma das ruas mais frequentadas por galego). Para
esse caso em específico, não acreditamos que o acusado fosse
cáften ou adquirisse hotéis com a única intenção de utilizá-los
como bordéis, ainda que os quartos fossem alugados para
prostitutas. No seu processo, não aparecem depoimentos de
prostitutas, nem acusações que o indicie como explorador de
mulheres, unicamente o processo denuncia a utilização do
imóvel pelas meretrizes.
O advogado contratado para defender Manuel Gerpe
alega a expulsão injusta, explicando que o acusado já cumpriu
a sua pena, mesmo que de forma injusta, já que ele se desfez
dos seus primeiros negócios, passando a viver da renda dos
seus imóveis, um deles, alugado como casa de cômodos. Não
existia nenhuma prova contra Manuel Gerpe, que depois de ter
cumprido a pena que lhe fora imposta, tratou de procurar novo
meio de vida honesto e digno. 20
Para comprovar tal fato, bastava ver as escrituras de
venda das antigas casas.
19
Arquivo Nacional . Processo de expulsão, Pac.IJJ7 169.
20
Arquivo Nacional. Processo de expulsão, Pac.IJJ7 169.
101
Tais documentos provam perfeitamente que o paciente
nada tem com as casas que a polícia diz serem exploradas por
ele, com o comércio do metrício, por assim expulsá-lo do
território nacional, onde vive há 17 anos, só tendo unicamente
contra a sua pessoa a única condenação que sofreu, cuja pena
cumpriu logo após, com um meio de vida honesto. 21
Ademais, o advogado contava com outra arma de
defesa: a expulsão do irmão do seu cliente, Celestino Gerpe
Blanco, “sócio de Francisco Lima na hospedaria da rua D.
Manoel, nº60”, expulso “com as falsas declarações dos
comissários Péricles Barreto e investigador Bosseli, negandolhe o direito de regeneração”. Dessa vez, havia um advogado
brasileiro, envolvido na trama, e um cliente que tinha
condições econômicas para pagar esse tipo de serviço. A
polícia nada pode fazer e, no dia 26 de outubro de 1927, o
delegado enviou uma carta ao Ministro de Justiça declarando
que as provas recolhidas não eram suficientes para expulsar
Manuel Gerpe Blanco e que o acusado havia sido posto em
liberdade.
A história dos indesejáveis da Capital Federal e sua
conseguinte expulsão foi um instrumento utilizado pelas
autoridades brasileiras para impor a ordem pública contra
aqueles estrangeiros pobres e contestadores do sistema. A
história oficial durante muito tempo quis esconder a
participação das massas populares nos períodos mais
conturbados da sociedade brasileira, recriminando o caráter
passivo da população. Entretanto, a forma de atuação desses
excluídos do sistema, existiu de forma não organizada,
dispersa pelas ruas da cidade, coincidindo com o cotidiano
contraditório da cidade, que vivia entre o atraso e o progresso.
21
Arquivo Nacional. Processo de expulsão, Pac.IJJ7 169.
102
Percorrendo outros logradouros: As Ruas Camerino, Senador
Pompeu e adjacentes
Continuamos utilizando as ruas do Rio de Janeiro
como um fator explicativo da concentração espacial dos
galegos. Sabemos que a localização das moradias é uma
variável que não explica totalmente a mobilidade social de um
grupo migratório. Quando encontramos uma rua onde viveram
muitos galegos ao longo de várias décadas, por detrás desse
endereço sabemos que existe uma série de fatores de ordem
cultural e econômicos (as motivações, os projetos) que
envolvem o custo da casa, as possibilidades de economizar
para ser proprietário, ou para um possível retorno, a
proximidade da casa do local de trabalho ou a busca de uma
vivenda próxima a familiares ou vizinhos. Além disso, os
endereços devem ser estudados como um dado inicial que
pode ser alterado facilmente, já que os emigrantes mudavam
de rua, ao longo de suas vidas, segundo a mobilidade
profissional e econômica. A primeira moradia sempre estava
associada com a precária condição econômica na qual chegava
o estrangeiro, por isso costumavam escolher quartos coletivos
e vivendas populares.
O que era mais importante: as possibilidades que
oferecia o mercado de trabalho do lugar escolhido (como a
relação entre a distância casa/trabalho) ou as possibilidades
que ofereciam os conterrâneos que já estavam estabelecidos
em determinados bairros cariocas? Para os pioneiros,
podíamos escolher a primeira alternativa, mas para aqueles
que desembarcaram no Rio de Janeiro na emigração massiva,
as redes de relações sociais é um fator clave tanto na busca do
primeiro trabalho como da primeira casa. Samuel Baily
explica, em seu estudo sobre os italianos em Buenos Aires e
103
em Nova York, que as variáveis estruturais (localização e
disponibilidade de trabalho, o mercado da vivenda)
influenciaram os pioneiros, mas os indivíduos que chegaram
posteriormente na cadeia migratória foram influenciados, em
boa parte, pelas redes de vínculos pessoais já existentes
(BAILY, 1985, p.42). Acreditamos que para o caso dos
galegos no Rio de Janeiro ocorreu o mesmo processo. O seu
espaço social, a priori, estava influenciado pelas condições
sócio econômicas da própria cidade, mas com o tempo, com a
chegada sucessiva de novos emigrantes, algumas ruas
passaram a ser pontos de referências, não só pela sua
localização estratégica, perto dos lugares de trabalho, como
também porque já se havia estabelecido uma rede de
parentesco e de vizinhança que oferecia apoio afetivo,
econômico e profissional.
A localização das principais ruas e bairros onde se
concentravam os galegos serviu como base para defini-los
dentro do contexto urbano carioca, além de vincular o local de
moradia com as profissões exercidas e se essa ocupação
geográfica e profissional tinha relação com as redes sociais.
Próximos às zonas portuárias, na chamada freguesia
de Santa Rita, moraram vários galegos no início do século XX.
Esse dado já era conhecido por algumas bibliografias
relacionadas com a emigração no Rio de Janeiro, que
ressaltavam a concentração espacial de determinados grupos
de estrangeiros.22 O censo de 1906, por exemplo, distribuía a
22
Entre muitas obras bibliográficas, podemos citar a de Lená
Medeiros de Menezes. Os indesejáveis: desclassificados da
modernidade. Protesto, crime e expulsão na Capital Federal (18901930). Rio de Janeiro: EdUERJ, 1996, e a dissertação de Lucia
Maria Paschoal Guimarães, Espanhóis no Rio de Janeiro (18801914). Contribuição a historiografia da imigração. Tese de
104
população espanhola pelas freguesias de São José, Santa Rita,
Santo Antonio e Gamboa, em ordem de importância numérica.
A freguesia de São José teve especial relevância na
comunidade galega desde a segunda metade do século XIX,
como foi o caso da Rua da Ajuda, do bairro Cinelândia e das
suas ruas adjacentes. Como já comentamos nas páginas
anteriores, esse espaço do centro da cidade foi ocupado por
redes que ultrapassavam os limites de uma aldeia ou de um
concelho.
Na freguesia de Santa Rita, no ano de 1890, dos
43.601 habitantes, 12.315 eram portugueses e 1.720 eram
espanhóis. Era uma zona próxima ao porto, onde se
concentravam os estivadores, os carregadores de café, formado
por um contingente de negros escravos e libertos. No início do
século XX, o porto do Rio de Janeiro era um enorme
complexo de unidades independentes que se estendia por
diversas ilhas da baía de Guanabara e se espalhava, no
continente, da região fronteira ao Paço Imperial até as praias
das Palmeiras e São Cristóvão. Em uma sucessão de mais de
60 trapiches, quase sempre colados um ao outro, o sistema
ocupava uma extensão de 12 quilômetros, aproximadamente,
tomando toda a orla marítima das freguesias de Santa Rita e
Santana. É importante marcar, contudo, que os trabalhadores
da área não viviam apenas do porto.
Segundo Velasco e Cruz:
concurso à livre docência de Historiografia apresentada ao Instituto
de Filosofia e Ciencias Humanas da Universidade do Rio de Janeiro
(UERJ), Rio de Janeiro, 1988. Ambas as autoras utilizam os
recenseamentos do Rio de Janeiro dos anos de 1906 e 1920.
105
A região era um importante centro artesanal e
manufatureiro (...) Na região existiam inúmeros
estabelecimentos comerciais, armazéns de secos e
molhados, botequins, restaurantes e várias firmas de
transporte de mercadorias. As duas freguesias
constituíam, portanto, um mercado de trabalho
diversificado, dinâmico, e cujo crescimento contínuo ao
longo da segunda metade do Oitocentos ajudou a
transformar os bairros da Saúde e Gamboa em
importantes locais de moradia (CRUZ, 2000, pp. 275276).
Na Freguesia de Santa Rita, entre negros e
portugueses, pequenos comércios e grandes exportadores de
café, viveram os galegos nas Ruas Camerino, Senador
Pompeu, Barão de São Félix, Visconde da Gávea, Saúde (atual
Sacadura Cabral) e Prainha (atual Rua Acre) 23. Conseguimos
chegar até eles também, como nos casos anteriores, através
dos endereços recolhidos nas matrículas do Hospital Espanhol
e nas fichas do Consulado Espanhol. Na Rua Camerino e
Senador Pompeu viveram 198 (5,6% do total da amostra)
emigrantes galegos desde 1881 até o ano de 1938.
Quem foram os galegos que viveram na Camerino e na
Senador Pompeu? Diferentemente da Rua da Ajuda, onde
encontramos emigrantes do concelho de Santa Comba e da
província de Pontevedra, os concelhos pontevedreses se
aglomeraram arredor dessas ruas formando uma cadeia
intermunicipal que abrangia 86,5% do total de galegos que
23
Vamos analisar principalmente as Ruas Camerino e Senador
Pompeu, porque eram as que reuniram maior número de imigrantes
galegos (mais de 50). As outras ruas serão mencionadas, mas não se
fará uma análise detalhada.
106
viviam nessa localidade. Na Camerino, 23% do total era do
concelho de Cerdedo, 21,1% de Cotobade, 11% de A Lama e
de Forcarei; e na Rua Senador Pompeu, 13,6% pertencia ao
concelho de Cotobade.
Está claro que nesta zona havia habitações coletivas,
pensões ou hotéis onde se hospedavam os emigrantes e que,
através das cadeias migratórias, eram informados da existência
de vizinhos ou parentes que já estavam ali. Na Rua Senador
Pompeu, por exemplo, havia uma conhecida estalagem na
passagem do século XIX para o XX, que servia como
residência para trabalhadores e que foi demolida com as
reformas urbanísticas do Prefeito Pereira Passos (Gerson,
2000: 209 e Aquino Carvalho, 1995:134). Na Antiga Rua dos
Cajueiros, paralela à Senador Pompeu, se localizava a maior
das cabeças-de-porco do Rio, com 4 mil moradores, destruída
nas primeiras décadas do século passado. Em outra rua,
chamada Sacadura Cabral (antiga Saúde), que se encontrava
com a Rua Camerino, havia um hotel, chamado Hotel Europa,
onde viveram 9 galegos na década de 3024.
Na década de 1940, quando chegou, desde o concelho
de As Neves, o emigrante F. F. C., as pensões continuavam
servindo de pousada para os galegos. Na Rua General
Caldwell, atrás da Praça da República, no número 219, estava
a casa da sua sogra, também galega, que alugava quartos para
estrangeiros e nacionais. “Eu vivia num quarto. A minha sogra
sobrealugava quartos na Rua General Caldweel, 219. Eu lhe
paguei tudo: a passagem, quarto, lhe paguei tudo. Não me
24
Arquivo do Consulado Espanhol do Rio de Janeiro. Informação
encontrada nas fichas do Consulado Espanhol.
107
regalaram nada. Paguei tudo, tudo25”. A sogra havia
conseguido o seu primeiro trabalho, em um restaurante de
galegos em sociedade com um português, e o primeiro lugar
para morar. Uma residência coletiva, sem exceções nem
sequer para o próprio genro. As dificuldades para começar a
vida, com dívidas contraídas com parentes para pagar a
passagem de navio, fazia com que as pensões e habitações
coletivas fossem a primeira alternativa para os emigrantes
recém-chegados. Alguns acomodavam toda a família dentro de
um quarto, como o foi o caso de A. C. G., de Xinzo de Limia,
que, da mesma forma, que o emigrante anterior, conseguiu seu
primeiro trabalho por intermédio da sogra, em um restaurante
também de um emigrante português. A.C.G foi viver num
quarto na casa de uma família portuguesa e quando,
posteriormente, levou a esposa e os dois filhos para o Rio de
Janeiro, continuou vivendo com a família em um quarto.
Ainda assim se considerava uma pessoa com sorte, já que a
maioria dos espanhóis compartilhavam espaço com 4 ou 5
patrícios:
Tinha lugar que tinha 4 ou 5 espanhóis que
moravam juntos, no mesmo quarto. Eu morei num
quarto, com uma família que tinha um apartamento e me
alugavam um quarto. Minha sogra quando eu cheguei
me arranjou para eu morar ali. Quando chegou minha
esposa e meus dois filhos ficamos num mesmo quarto.
25
F. F. C., entrevista realizada no dia 27de setembro de 2000 no
Hospital Espanhol (Rio de Janeiro). No ano de 1939, nas fichas
consulares, encontramos um emigrante de Santa Comba, chamado
José Rodríguez Pose, vivendo também na Rua General Caldwell,
219. Antes vivia na Rua do Lavradio, 122, uma rua onde viveram
vários galegos de Santa Comba.
108
Havia um espaço e uma cozinha e o banho era coletivo.
Não havia recursos e teve que ser assim. 26
Assim, os imigrantes galegos não só de dedicaramuma parte deles- ao setor da hotelaria, como também
utilizaram as hospedarias para os recém-chegados. Um
negócio, certamente, frutífero, já que a imigração galega no
Rio de Janeiro não cessou até a década de 60 do século
passado.
A dependência afetiva e econômica entre parentes e
vizinhos não era uma característica exclusiva dos galegos no
Rio de Janeiro. Em Cuba, por exemplo, as relações entre
familiares e vizinhos eram freqüentes no setor terciário,
dominado por espanhóis e galegos. O comércio encontrava-se
majoritariamente nas mãos de espanhóis. Devido à estrutura da
propriedade e o sistema agrário cubano, as possibilidades de
ascensão social e econômica estavam basicamente na cidade e
o setor terciário nãos mãos dos espanhóis, entre os quais,
muitos originários da Galiza. Os comerciantes espanhóis,
segundo Malaquer de Motes, proporcionavam um trato
privilegiado a familiares e patrícios (MALUQUER DE
MOTES, 1992, p.140). Havia motivos de afinidades e
solidariedades, além da confiança e da eficiência empresarial.
A maioria dos balconistas aspirava ser comerciantes ou donos
do seu próprio negócio e, para isso, estavam dispostos a
sacrificar-se ao máximo no trabalho, vivendo com extrema
modéstia e investindo todas as economias na consolidação do
negócio. Frequentemente, empregados e balconistas, que
26
Entrevista a A. C. G. o dia 14 de setembro de 2000, no Recreio
dos Anciãos (Rio de Janeiro). O entrevistado não se lembrou o nome
da rua da sua primeira residência no Rio de Janeiro.
109
costumavam ser escolhidos entre parentes ou patrícios, eram
obrigados a investir a maior parte do seu salário na
participação do negócio.
Outra informação de interesse vinculada com a Rua
Senador Pompeu foi a fundação do Centro Galego. Abriu as
suas portas no ano de 1900 e a sua primeira sede foi na Rua da
Constituição, justamente a transversal à Senador Pompeu,
antes da Construção da Avenida Getúlio Vargas no Estado
Novo. As associações étnicas tendiam a estar localizadas nas
áreas próximas aos seus emigrantes. Assim foi também com os
italianos no Rio de Janeiro, que fundaram uma das suas
primeiras sociedades do
Brasil, o Círculo Italiano de Instrução, na Praça Onze,
freguesia de Santana, uma localidade onde vivia a maior parte
desses emigrantes (BRASIL GERSON, 2000, p.185).
Os índices de retorno (temporal ou definitivo)
estiveram presentes entre os vizinhos da Senador Pompeu e da
Camerino. Entre as retiradas de passaporte no Consulado
Espanhol do Rio de Janeiro, 10,4% era de galegos que viviam
nessas ruas. Curiosamente em esta localidade, encontramos
não só emigrantes que voltaram à Galiza, como também casos
de mobilidade dentro país, principalmente nos estados de São
Paulo, Bahia. As cidades de São Paulo, Santos e Bahia fizeram
parte da emigração de Cotobade. Os municípios vizinhos,
como Pontecaldelas, Pazos de Borbén, A Lama e Cotobade
tiveram uma importante emigração à Salvador da Bahia
(BACELAR, 1994, p.45). De fato, nas listas de Censo do
Arquivo Municipal de Cotobade, encontramos emigrantes de
todos esses concelhos que já haviam estado na Bahia ou que
partiram do Rio de Janeiro para esse estado. Foi o caso do
emigrante José Maria Sueiro, de Cerdedo, de profissão da
canteria, que estava na Bahia em 1934; ou Francelino Vilar
110
Martinez, de Pazos de Borbén, que antes de estar no Rio de
Janeiro, em 1937, já havia vivido na Bahia.
A maioria dos emigrantes que retiraram passaporte era
casada (69%) e maior de 30 anos, o que reforça a idéia do alto
índice de retorno vinculada à hipótese de ver a esposa e os
filhos que haviam permanecido no lugar de origem com as
possessões familiares27. Esses homens casados estavam
sozinhos no Rio de Janeiro, segundo dados estatísticos
referente ao sexo nessas duas ruas, onde só residiam três
mulheres galegas. O emigrante Segundo Souto Couto, por
exemplo, de Pontecaldelas, ausentou-se desde 1922 até o ano
de 1933, quando retornou ao Brasil. O mesmo ocorreu com o
emigrante José Alonso Cerviño, de Cotobade: matriculou-se
em 1922 no Consulado e, nas observações da sua ficha,
encontramos uma segunda data de chegada no Rio de Janeiro,
no ano de 1935.
Desse último emigrante, não encontramos nenhum
membro da sua família nas fontes brasileiras, mas sim nas
fontes galegas. O seu irmão, Avelino Alonso Cerviño, também
estava no Rio de Janeiro, dado comprovado no censo de 1955,
no concelho de Cotobade, paróquia de Carballedo. Estava
casado com Andréa Fernández Vidal, que vivia na mesma
paróquia com uma tia dos irmãos Alonso Cerviño. Além do
seu marido e cunhado, também estavam no Brasil (não
aparecia a informação referente ao Estado), os seus sobrinhos
Valentim e Manuel Vidal. Assim, não só o imigrante José
27
Os emigrantes que retiraram passaportes entre os 20 e 22 anos de
idade foram repatriados para o serviço militar. As informações são
retiradas da interpretação feita das mais de 3 mil inscrições de
galegos do arquivo morto do Consulado Espanhol do Rio de Janeiro,
desde os anos de 1870 a 1939.
111
Alonso Cerviño tinha a esposa em Cotobade, como também o
seu irmão.
A prova da existência de uma colônia galega sólida
nessa freguesia é o número de galegos que viveram na Rua
Camerino. Nesse espaço, encontramos a concentração mais
importante do começo do século XX. No número 96, da Rua
Camerino, residiram nada menos que 103 galegos do total de
126. O tempo em que moraram nesse número ou o ano em que
chegaram é algo quase impossível de saber. O único dado que
disponibiliza essa informação é o ano consular, que começa a
aparecer, de forma freqüente, somente a partir da década de 20
do século passado. Ou seja, dos 103 galegos que viveram no
número 96, sabemos que 93% deles haviam se inscritos no
consulado entre o ano de 1920 e 1938. Essa porcentagem não
demonstra que foi o primeiro endereço dos emigrantes, mas
sim revela que viveram ou trabalharam nesse local durante
essas duas décadas, havendo também a possibilidade de ser o
local de referência de algum imigrante empregador.
O que havia no número 96? Uma pensão ou um
estabelecimento comercial? Ou seria simplesmente um
endereço de referência para os que se matriculavam no
Consulado? Não podemos descartar nenhuma dessas
possibilidades. O endereço do trabalho podia ser mais
importante que o da própria casa, principalmente nos
primeiros anos de chegada, quando o emigrante vivia como
inquilino em quartos de hotéis, pensões ou em casa de
patrícios, mudando constantemente de endereço, conforme a
sua ascensão econômica ou troca de emprego.
Entretanto, algumas características da emigração
galega da Rua Camerino, nº 96, nos leva a pensar na existência
de algum tipo de pensão ou estalagem que abrigou, durante a
primeira metade do século XX, uma importante parcela dos
112
galegos de Cotobade, A Lama, Cerdedo e Forcarei.
Primeiramente, as profissões eram muito variadas. Ainda que
a maioria (60%) estava constituída de jornaleiros, um termo
generalizado, que pode englobar tanto um ofício rural
(vinculado ao lugar de origem) como urbano, os trabalhadores
da construção (pedreiro, carpinteiro, canteiro) formavam 17%
e do comércio 22% e o restante se dividia entre um motorista,
um padeiro, duas donas de casa e um operário. Uma variedade
de ocupações que não podiam estar sob a ordem de um mesmo
estabelecimento, unicamente que fosse um grande centro
comercial, opção que descartamos para o período temporal
utilizado. Um segundo fator seria a inscrição consular desses
moradores, que indica uma grande concentração de vizinhos
em um mesmo ano ou em poucos anos. Só no período de 1926
a 1934, foram registradas 14 e 13 pessoas, respectivamente, e
entre 1925 e 1930, apareceram 40 galegos residindo no
número 96 e, por último, entre os anos de 1931 e 1938, o total
de 43 vizinhos. Seguimos com a hipótese de que, no caso de
que fosse um comércio, teria que ser uma empresa dinâmica e
grande, para abrigar uma diversidade de profissões e um
considerável número de empregados. Além disso, a freguesia
de Santa Rita era uma das mais frequentadas por espanhóis.
Na Rua Camerino nº 80, por exemplo, havia um sobrado, que
funcionou para alojar emigrantes desde a década de 20 até a
década de 50. Descobrimos que era uma casa, quando
investigamos os livros de prófugos do Arquivo Municipal de
Santa Comba, onde no ano de 1950, o emigrante José Maria
Espasandín Serrano apresentava como endereço, a “Rua
Camerino, nº80, sobrado”. Na década de 20, viveu outro
emigrante de Santa Comba, da paróquia de Mallón, chamado
Ramón Santos Varela, um jovem de 19 anos que teria chegado
ao Rio de Janeiro no ano de 1924.
113
As casas estavam perto do local de trabalho, não
descartando, assim, a possibilidade do emigrante morar no
próprio emprego. Tudo estava próximo, moradia e trabalho, no
século XIX e começo do século XX, do Centro da cidade. Na
Rua Visconde da Gávea, n° 70, cruzando com a Senador
Pompeu, havia outra casa de cômodos. Aí viveu F. L. L., da
paróquia de Grixoa (Santa Comba), com mais três vizinhos, na
década de 30 do século passado28. Todos no mesmo quarto. No
mesmo período, encontramos, nas fichas do Consulado
Espanhol do Rio de Janeiro, dois vizinhos da paróquia de
Grixoa que também viviam nessa casa de cômodos. Eram José
Suárez Gulín e Benigno Suárez García, cujas inscrições
consulares correspondiam aos anos de 1934 e 1928,
respectivamente. Seriam os companheiros de quarto de
Francisco López Landeira? Poderia ser, já que eram, inclusive,
da mesma aldeia: Vilar de Céltigos. López Landeira buscou
seu primeiro quarto numa rua proxima ao seu primeiro local
de trabalho, na Rua Camerino n. 62. Era o restaurante “União
Ibérica”, de propriedade de galegos da província de
Pontevedra. Aqui temos um exemplo da extensão das redes de
solidariedade que estavam estabelecidas desde um complexo
sistema de relações de paisanagem e de estrutura, montadas
segundo a disposição geográfica do Centro da cidade.
A importante cadeia migratória das Ruas Camerino,
Senador Pompeu e adjacentes agrupou três tipos de relações:
entre compatriotas de concelhos vizinhos, entre vizinhos do
mesmo concelho e entre parentes. Do município de A Lama,
encontramos vários irmãos e parentes, todos vivendo no
número 96 da Rua Camerino, Foi o caso dos imigrantes
28
Entrevista a F. L. L. (Grixoa-Santa Comba) realizada no dia 10 de
setembro de 2003, em Vila de Céltigos (Santa Comba).
114
Venancio e Arturo Cerdeira Barreiro, que viajaram a sua
aldeia no ano de 1935 ou Manuel e Delfina Cendón Cota, que,
com outro parente, Ricardo Cota Fernández, residiu também
na Camerino, n° 96.
O concelho de Cotobade, que do total da amostra de
emigrantes recolhida das fichas consulares, contribuiu com
18,4% dos vizinhos da Rua Camerino (todos vivendo no
número 96), reuniu diversos familiares nesse logradouro do
Rio de Janeiro. Os irmãos José, Benjamin e Ludvina, da
paróquia de Rebordelo foram alguns deles. As idas e vindas
fizeram parte da tradição migratória dessa família. José foi
repatriado no ano de 1927, mas regressou em 1935, e
Benjamin voltou à Galiza no ano de 1930. Os dois eram
casados e não encontramos referências de suas esposas no Rio
de Janeiro, o que nos leva a concluir que permaneceram em
Cotobade.
No século XIX e nas primeiras décadas do século XX
encontramos somente dois emigrantes de Santa Comba
vivendo nessa rua e quatro na Rua Senador Pompeu.
Entretanto, nas ruas vizinhas, com menor índice migratório,
mas que, possivelmente, sofreram a influência das cadeias
migratórias dos logradouros com mais contingente, como a
Sacadura Cabral (antiga Rua da Saúde), aparecem, na década
de 50, seis emigrantes de Santa Comba vivendo no número
129. Eram todos jovens, com idades entre 19 e 21 anos, que
constavam nos livros de alistamentos militares deste concelho
desde o ano de 1951 até 1955. Mesmo com a possibilidade de
mais xallenses terem habitado esta zona, os que
predominaram, sem dúvida, foram os de Pontevedra, com
maior concentração de alguns concelhos. Com isso, queremos
demonstrar a versatilidade da emigração galega, distribuindo
seus concelhos por áreas cruciais do zona central carioca. É
115
normal que municípios com alto índice emigratório, como o
caso de Santa Comba, estivessem dispersos por muitas ruas do
Rio de Janeiro e que os emigrantes fossem mudando de
endereço segundo as possibilidades do mercado de trabalho.
Mas, no caso da freguesia de Santa Rita, a concentração dos
xallenses pelas suas ruas era pequena, apesar de ser contínua
no tempo, já que encontramos emigrantes até a década de 50
vivendo nos seus arredores.
Concluímos que a Rua Camerino e Senador Pompeu,
mais especificamente a Camerino n° 96, reuniu um importante
contingente de galegos dos concelhos de Cotobade, Forcarei,
Cerdedo e a A Lama. Esta emigração era formada por varões
casados, que retornaram à Galiza, definitiva ou
temporalmente. Eram trabalhadores do comércio e da
construção, que compartilharam casa e/ou trabalho numa
freguesia central disputada por negros e portugueses.
Reconstruir essa história pelos logradouros do Rio de Janeiro
do século XIX/XX, significa comprender a emigração galega
não só desde a perspectiva do lugar de origem, como também
desde a sociedade receptora, analisando as transformações
políticas, econômicas e sociais da sociedade brasileira e
carioca e os outros grupos de emigrantes que compartilhavam
espaço no mesmo período.
116
Bibliografia
ALVES, José Fernandes,1997 – “Peregrinos do traballo.
Perspectivas sobre a inmigración galega en Porto”, In Estudios
Migratorios, nº4, dezembro de 1997, Santiago de Compostela,
pp. 69-81.
BACELAR, Jefferson.Galegos no paraíso racial, Salvador,
Ianamá, 1994.
BAILY, Samuel. “Patrones de residencia de los italianos em
Buenos Aires y Nueva York: 1880-1914”. Estudios
Migratórios Latinoamericano, ano 1, n° 1, dezembro de 1985,
pp.8-47.
_______. “Cadenas migratorias de italianos a la Argentina:
algunos comentarios”. Estudios Migratórios Latinoamericano,
ano 3, n° 8, abril de 1988, pp.125-135.
_______. “Posibilidades y problemas del cruzamiento de
registros nominativos en el estudio del proceso migratorio
italiano”. Estudios Migratórios Latinoamericanos, ano 11, n°
33, agosto de 1996, pp.269-286.
CARVALHO, José Murilo de, 1987 - Os bestializados. O Rio
de Janeiro e a República que não foi, São Paulo, Scwarcz.
BRASIL GERSON. Histórias das Ruas do Rio. 5ª ed., Rio de
Janeiro: Lacerda, 2000.
117
CARVALHO, Lia Aquino. Habitações populares. Rio de
Janeiro: Departamento Geral de Documentação e Informação
Cultural da Secretaria Municipal de Cultura, 1995.
CHALOUB, Sidnei, 1984. Trabalho, lar e botequim: vida
cotidiana e controle social da classe trabalhadora no Rio de
Janeiro da Belle Èpoque, Dissertação de mestrado, Niterói,
Universidade Federal Fluminense.
CRUZ, Maria Cecília. “Tradições negras na formação de um
sindicato: Sociedade de Resistência dos Trabalhadores em
Trapiche e Café, RJ,1905-1930”. Afro-Ásia, Salvador/CEAO,
UFBA, 2000, pp.243-290.
DEVOTO, Fernando. Historia de la inmigración en la
Argentina. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2003.
_______. “Algo más sobre las cadenas migratorias de los
italianos
a
la
Argentina”.
Estudios
Migratórios
Latinoamericano, n° 19, p.323-343, dez., 1991.
MENEZES, Wagner Chagas de. “Costurando retalhos”:
configuração e cotidiano do pequeno comércio do espaço
central da Cidade do Rio de Janeiro, 1899-1903. Dissertação
de mestrado apresentada ao programa de pós-graduação em
Historia da Universidade Federal Fluminense, Niterói, 1998.
MEDEIROS DE MENEZES, Lená. “Jovens portugueses:
histórias de trabalho, histórias de sucessos, histórias de
fracassos”, em Ângela de Castro Gomes (org.), Histórias de
imigrantes e de imigração no Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, 7
letras, 2000, pp.164-182.
118
_______. Os indesejáveis: desclassificados da modernidade.
Protesto, crime e expulsão na Capital Federal (1890-1930).
Rio de Janeiro, EdUERJ, 1996.
_______. Os estrangeiros e o comércio do prazer nas ruas do
Rio (1890-1930). Rio de Janeiro, Arquivo Nacional, Órgão do
Ministério da Justiça, 1992.
NOGUEIRA, Ana Moura. Como nossos pais: uma história da
memória da imigração portuguesa em Niterói (1900-1950).
Dissertação de mestrado apresentada ao programa de pósgraduação em Historia da Universidade Federal Fluminense,
Niterói, 1998.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé Manuel. “A parroquia de além mar:
Algunhas notas sobre o asociacionismo local galego en Bos
Aires (1904-1936)”. In: Cagio, Pilar ed., Galicia nos contextos
históricos. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago
de Compostela, Semata, nº11, 1999, p.345-379.
_______. “Las remesas invisibles. Algunas notas sobre la
influencia socio-política de la emigración transoceánica en
Galicia (1890-1930)”. Estudios migratorios latinoamericano,
n° 27, pp.301-346, ag. , 1994.
PARGA, Eduardo Antonio Lucas. Entre fazendas, secos e
molhados- o pequeno comércio na cidadE do Rio de Janeiro
(1850-1875). Dissertação de mestrado apresentada ao
programa de pós-graduação em Historia da Universidade
Federal Fluminense, Niterói, 1996.
SARMIENTO, Érica. O outro Río. A emigración galega a Río
de Xaneiro. Santa Comba, 3C3, 2006.
119
VÁZQUEZ, Alejandro González. La emigración gallega a
América, 1830-1930. Tese de doutorado apresentada na
Faculdade de Economia, Universidade de Santiago de
Compostela, 1999
120
La inmigración
zamorana a la
Argentina en base a
fuentes nominativas
121
La inmigración zamorana a la Argentina en
base a fuentes nominativas 1
Marcela Susana Lippi2
Introducción
La presente ponencia busca analizar algunos de los aspectos
principales de la inmigración zamorana en la Argentina a
través de fuentes nominativas. En principio, se trata de un
colectivo que formó parte del importante flujo castellano y
leonés que se dirigió hacia nuestro país a principios del siglo
XX. Desde el punto de vista historiográfico, el abordaje de
este tipo de procesos desde una escala regional e incluso
provincial resulta preceptivo (DEVOTO, 1996, 479-506)
debido a los profundos desniveles regionales y comarcales
entre las diferentes experiencias migratorias españolas a lo
largo de casi todo su desarrollo. Llama la atención en el caso
zamorano su escasa participación en el proceso emigratorio al
que asistían, incluso, las provincias vecinas como Oviedo y
León - la primera con fuerte tradición emigratoria desde época
colonial (DE CRISTÓFORIS, 2005) mientras que la segunda
se fue integrando firmemente a ese movimiento a finales del
siglo XIX (FERNÁNDEZ, 2008). Zamora, en cambio, había
1
Agradezco los comentarios del Dr. Hernán Otero en el marco del
Seminario Internacional de Población y Sociedad en América Latina,
SEPOSAL- Gredes, Salta, junio de 2010.
2
Magíster en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de
Luján (Argentina). Pertenencia Institucional: Facultad de Ciencias
Económicas,
Universidad
de
Buenos
Aires.
Email:
[email protected]
122
quedado al margen del proceso hasta principios del siglo XX. 3
Como señala A.Fernández, desde el punto de vista global, la
emigración zamorana puede definirse como un movimiento
casi imperceptible hasta 1900 pero que muestra luego un
aumento muy significativo aunque algo irregular
(FERNÁNDEZ, 2008, 28). Por otro lado, resulta significativo
que en las tres primeras décadas de ese siglo el grueso de los
emigrantes de la provincia se dirigiera hacia nuestro país. 4
Efectivamente, hasta el año 1895 no emigraban a la Argentina
más que unas pocas decenas anuales de zamoranos, excepto en
1889 cuando suman alrededor de 250.5 Desde comienzos de la
década de 1890 Cuba se convierte en el principal destino
3
Para la información estadística correspondiente, véase
FERNÁNDEZ, A. (2005), “La emigración zamorana a la Argentina
a comienzos del siglo XX: primeras perspectivas”, en EML, Año 19,
diciembre, Nº 58, pp.565-594, FERNÁNDEZ, A. (2008), “La
emigración zamorana a la Argentina a comienzos del siglo XX: Una
perspectiva regional”, en De CRISTÓFORIS, N. y A. FERNÁNDEZ
(ed) (2008), Las migraciones españolas a la Argentina.
Variaciones regionales (siglos XIX y XX) y LIPPI, M. (2008), La
inmigración zamorana en la Argentina en la primera mitad del
siglo XX. Factores macroestructurales y mecanismos
microsociales. Tesis de Maestría Inédita, Universidad Nacional de
Luján.
4
Los datos obtenidos son posibles para los años en que la
información estadística española cruza la provincia de origen de los
emigrantes con el país de destino; por ello se excluye para el período
que estudiamos el bienio 1923-1924.
5
Para la información estadística, ver INSTITUTO GEOGRÁFICO
Y ESTADÍSTICO, Estadística de la emigración é Inmigración de
España, 1896-1900, Madrid Imprenta del Instituto, 1903, pp. XXXXII; IBÍDEM, Estadística de Pasajeros por Mar, 1911-1929,
Madrid, Imprenta del Instituto, 1930, passim y FONTANA, J.
(COMP.), Estadísticas básicas de España, 1900-1970, Madrid,
Confederación Española de Cajas de Ahorro, 1971, tablas 1.1, 1.13 y
1.14, por una parte y censos nacionales españoles de 1887, 1910 y
1920.
123
mientras que la emigración al Plata vuelve a los dos dígitos
anuales. Recién volvemos a contar con datos para 1911
cuando la media de los zamoranos al país era de 4.400 en
1911-1913 llegando a un máximo de 5.200 en 1912. A partir
de entonces la corriente estuvo formada por más de 500
individuos por año, con la excepción del bienio 1917-1918. En
conjunto, entre 1911 y 1929 Argentina atrajo al 62, 3% de los
oriundos de Zamora embarcados hacia América.
Ahora bien, como dijimos, buscamos aquí investigar acerca de
la inmigración zamorana en el país en base a fuentes
nominativas. Para ello contamos con una importante
documentación de tipo nominativo como son los libros de
registro del Consulado Español de Buenos Aires. La
información que éstos nos proveen será cotejada con la
proveniente de los partes consulares del año 1910 y los libros
de desembarco del período 1923-1929.6 Creemos que la
complementariedad de fuentes que pretendemos nos permitirá
acceder a una visión más ajustada del proceso estudiado.
Además, debemos destacar que los registros del consulado no
han sido empleados para analizar a ningún grupo provincial o
regional dentro del colectivo castellano-leonés y más en
general, se ha recurrido muy poco a ellos para estudiar a los
inmigrantes españoles.7 El principal problema que presenta
6
En el año 2002 participé en el proyecto “Políticas de inmigración
en la Argentina e incorporación de la población española (18761930)” bajo la dirección del Dr. Alejandro Fernández en el ámbito de
la Universidad Nacional de Luján. Durante esa investigación
habíamos armado una importante base de datos con información
proveniente de la Dirección Nacional de Migraciones que resultó
muy valiosa para mi trabajo subsiguiente y mi propia tesis de
maestría.
7
Los únicos abordajes de este tipo con los que se cuenta hasta el
momento corresponden a la región de Aragón. Véase FERNÁNDEZ,
124
esta fuente es su fragmentaria conservación. No existen datos
anteriores a 1939, es decir, previos a la instalación del cónsul
designado por el gobierno de Franco. La fuente tampoco es
universal desde entonces en adelante ya que, como es sabido,
los registros consulares no tenían en general un carácter
obligatorio, por lo que muchos españoles no acudían a
inscribirse. No obstante ello, no hay razones para suponer un
sesgo regional, por lo que la presencia o ausencia relativa de
los
inmigrantes
zamoranos
debería
corresponder
aproximadamente a la media del conjunto de los españoles. En
cuanto a la información, los libros contienen los datos de
filiación del inmigrante y de su familia, el año de nacimiento,
la ocupación, el domicilio en el momento de la inscripción y el
año de arribo al país. La documentación cuenta, asimismo, con
el dato clave del pueblo de origen del inmigrante - añadiendo
en general la comarca - y de la localidad que se constituyó en
su última residencia en España, en caso de que se trate de otra
distinta a la del nacimiento. Por eso, en tanto la inscripción se
realizaba a medida que los españoles se acercaban al
consulado a realizar el trámite, se pueden encontrar en los
libros a gente ingresada al país mucho antes de 1939, incluso a
comienzos del siglo XX. De esta manera, el universo sobre el
que trabajamos fue el de la totalidad de los zamoranos
inscriptos en el consulado entre octubre de 1939 y junio de
E. y V. PINILLA (2003), La emigración. Los aragoneses en
América (siglos XIX y XX), Zaragoza, Gobierno de Aragón y
FERNÁNDEZ, E., V. PINILLA y J. SILVESTRE (2001), “La
emigración aragonesa a la Argentina, 1880-1960”, en EML, A. 16,
Nº 49, diciembre, pp.515-553.
125
1945.8 Se trataba con ello de remontarnos a los inicios del
registro, fijando una fecha final que nos permitiera evitar la
influencia sobre los datos de la última gran oleada de
inmigración española, posterior a la Segunda Guerra Mundial.
En otras palabras, pensamos que fijando esos límites
temporales podemos concentrarnos en la inmigración de las
primeras décadas del siglo. Así, hemos armado una base de
datos de 1.000 individuos de los cuales 757 son nacidos en la
provincia y el resto corresponde a los cónyuges extranjeros, ya
sean argentinos o de otra nacionalidad.
Por otro lado, los libros de desembarco digitalizados por varias
décadas por el Centro de Estudios Latinoamericanos de
Buenos Aires (CEMLA), y ya trabajados por Fernández,
resultan una fuente de alcance universal ya que en ellos se
consignaban a todos los pasajeros que llegaban por vía
marítima, cualquiera fuera su origen, edad o condición social.
Sin embargo, contienen los datos correspondientes a la
localidad o a la provincia de origen de los inmigrantes –
necesarios para su identificación - recién para la década de
1920 por lo que debemos complementarlos con los partes
consulares de la década anterior, dispuestos a los historiadores
en el Archivo General de la Nación. Esta colección de partes,
listados de inmigrantes a principios del siglo XX, permite
indagar en las dimensiones aldeanas del proceso porque
menciona el dato clave de la comuna y la provincia de origen
y a veces también el de la última vecindad. Se trata, pues, de
documentación que brinda la posibilidad de analizar las
características socio-ocupacionales del flujo así como rastrear
las redes parentales y de vecindad entre emigrantes. Contamos
8
Libros de Registro del Consulado Español en Buenos Aires, Libro
I, Folios 8-151, octubre de 1939-agosto de 1943 y Libro II, Folios 3250, septiembre de 1943-septiembre de 1945.
126
en total con la información de 1.188 zamoranos para el año
1910 y de 1.565 para el período comprendido ente 1923-29.
La inmigración zamorana en los libros del Consulado
Español
Antes de comenzar nuestro análisis señalemos
algunas de las principales características de la inmigración
zamorana en la Argentina. En un trabajo preliminar sobre el
tema, Fernández reconoce a esta inmigración como una
corriente que adquiere fuerza en pocos años aún cuando la
provincia no contaba con la tradición emigratoria que sí tenían
provincias colindantes, por ejemplo, Oviedo. Además, el
historiador resalta el carácter claramente familiar del flujo con
una importante presencia femenina así como de hermanos y
paisanos de la misma localidad (FERNÁNDEZ, 2005). Todo
ello le permite sugerir la presencia de estrategias familiares en
la emigración de Zamora hacia nuestro país, tal como muchos
de los estudios migratorios han señalado en los últimos años. 9
Otra particularidad en el caso zamorano es la alta participación
de localidades en el flujo para 1910. En efecto, de acuerdo a
los partes consulares, los nativos de la provincia que llegaron
al país provenían de 154 pueblos distintos que representan más
de la mitad del total de localidades; por otro lado, también
presentan en sus primeras etapas un índice de concentración de
sus emigrantes por localidades más elevado que los de los
antiguos, por ejemplo León con 60 localidades y Oviedo con
82 para el mismo año (FERNÁNDEZ, 2008, 31). Las aldeas
zamoranas que más proveyeron emigrantes al proceso eran las
9
Véanse los trabajos en la obra de BJERG, M. y H.OTERO (comps.)
(1995), Inmigración y redes sociales en la Argentina moderna,
Tandil, CEMLA-IHES.
127
ubicadas en las comarcas de Sayago, Tierra del Vino, Tierra
del Pan, Aliste y el Valle del Tera (FERNÁNDEZ, 2005, 577),
comarcas claramente dedicadas a la explotación vitivinícola o
bien que combinaban la vid con la cerealicultura. Estos datos
resultan contradictorios con la tendencia según la cual las
regiones que se incorporan más tardíamente al flujo migratorio
masivo cuentan en sus primeras etapas unos índices de
concentración de sus emigrantes por localidades más
elevados que los de las antiguas. Esto es así porque los
vínculos con el país de destino llevan a que se dilate la
atracción emigratoria a través de una suerte de mancha que se
extiende en el país o la región de origen (MOYA, 1999). Por
el contrario, en 1910 Zamora muestra un comportamiento más
cercano a provincias con mayor tradición emigratoria como
por ejemplo la ya mencionada Oviedo o la provincia gallega
de Pontevedra (DEVOTO, 1996). Esto puede deberse a que las
pequeñas localidades zamoranas formaban un mismo foco
emigratorio ya que eran aldeas ubicadas a poca distancia entre
sí y por otro, al impacto de la crisis vitivinícola sufrida por la
provincia en torno a 1910 lo que explicaría la dispersión de la
emigración entre las localidades afectadas por esa crisis.10
Ahora bien, ¿qué nos dicen los libros del Consulado
Español de Buenos Aires al respecto? Las tendencias respecto
de los orígenes comarcales de la emigración zamorana a la
Argentina resultan en general confirmadas por esta nueva
fuente. Así, del total de 730 zamoranos de nuestra base - una
vez descontados los 27 casos en que no se especifica el pueblo
o la comarca de origen -, algo más de la mitad provenía de los
focos que habíamos destacado: Aliste (18,8%), Sayago
10
FERNÁNDEZ, A. (2008), “La emigración zamorana a la
Argentina…”, op.cit. y LIPPI, M. (2008), La inmigración zamorana
en la Argentina…, op.cit.
128
(18,3%) y Tierra del Vino (16,1%). Asimismo, sigue siendo
muy baja la participación de la comarca cerealera por
excelencia, es decir Tierra de Campos (1,7%). Como vemos,
los datos resultan consistentes con la información recabada en
los partes consulares. Incluso, el registro consular también
permite confirmar la enorme dispersión por localidades del
éxodo zamorano a la Argentina, ya que, por caso, Aliste se
encuentra representado en el mismo por 48 pueblos, Sanabria
por 44, Benavente por 41, Tierra del Vino por 37, Sayago y
Tierra del Pan por 30 cada una, etc. Reiteremos que se trata de
un elenco no exhaustivo y que sólo incluye a los inmigrantes
que se apuntaron entre 1939 y 1945 pero, en cualquier caso,
mantiene su adherencia respecto de las características
previamente anunciadas y de otras, como por ejemplo la
significación de algunas localidades concretas dentro del
conjunto, siendo el ejemplo más evidente el de Fermoselle
(Sayago), que por sí sola concentra el 5% del total de los
inscriptos en el registro consular.
Una cuestión relevante que presenta, asimismo, la
fuente es la información referida a posibles movimientos
migratorios en la península, previos al éxodo transatlántico,
aspecto que por otro lado es difícil de rastrear en otro tipo de
documentación. Sobre 700 casos en los que contamos con esta
información, en 603 (86,1%) hay coincidencia entre localidad
de nacimiento y localidad de última residencia. Esto nos
permitiría suponer que se trata de personas que sólo
abandonaron su pueblo de origen para emigrar a la Argentina,
salvo que hayan realizado desplazamientos en el interior de
España de breve duración. Con ello se reforzaría la idea acerca
del gran impacto del proceso emigratorio en Zamora durante
las primeras décadas del siglo, cuando sus habitantes
prácticamente no contaban con experiencia anterior en cuanto
129
a movimientos de larga distancia para obtener un trabajo o un
mejor salario. Además explicaría el “salto” de los indicadores
en lo que hace a la emigración zamorana debido a la situación
de crisis provocada por la filoxera. Por otra parte, casi todos
los zamoranos restantes declaran como localidad de última
residencia otra de la propia provincia, es decir cercana al lugar
de nacimiento, y tan sólo 14 de los 700 (2%) declaran una
ciudad lejana: Madrid en 11 casos, Sevilla en 2 y Barcelona en
1. También conviene destacar que estos últimos casos
corresponden a inmigrantes entrados en la Argentina luego de
1930, lo cual ratificaría la hipótesis de que a comienzos de
siglo se salía de la aldea directamente para cruzar el Atlántico.
Si atendemos ahora a la estructura ocupacional de la
corriente zamorana, otro rasgo en común entre los individuos
que se inscribieron en el consulado y los registrados en partes
consulares y libros de desembarco se encuentra en el
abrumador predominio de quienes formaban parte de las
edades activas en el momento de arribar a la Argentina. En
nuestra muestra de 1939-1945, 406 varones zamoranos sobre
un total de 490 (82,9%) y 274 mujeres sobre un total de 343
(79,9%) se encontraban en esa condición. Sin embargo, unas
significativas diferencias pueden hallarse en cuanto al tipo de
actividad laboral desempeñada en ambos registros. En
realidad, se trata de dos situaciones que corresponden en
buena medida a diferentes mercados laborales. Por un lado, los
partes y libros de desembarco consignaban las ocupaciones de
los inmigrantes en el momento del arribo, es decir las que
venían desempeñando en sus propios pueblos de origen. Por el
otro, el registro consular manifiesta la ocupación en el
momento de la inscripción, que pudo haber ocurrido luego de
varios años de permanencia en la Argentina, correspondiendo
por lo tanto más bien al mercado laboral del país receptor que
130
al del emisor. Para considerar este aspecto, dejamos de lado lo
registrado en los partes consulares ya que el continuo
encomillado en el casillero correspondiente a la ocupación
muestra despreocupación en su registro; en cambio, para la
década de 1920 se muestra mayor cuidado en el mismo. Así, si
bien el 82% de los zamoranos se declara agricultor”,
“labrador” o “jornalero” para los años de 1923-26 el resto del
porcentual está compuesto por comerciantes, empleados y
artesanos, ausentes en el registro anterior. De todas maneras,
es innegable el componente rural de la migración zamorana
por lo que los avatares del sector agrario castellano-leonés son
muy importantes para explicar las magnitudes de la corriente
y sus ritmos a lo largo del tiempo (FERNÁNDEZ, 2008, 34).
En el caso de las mujeres, los libros de desembarco muestran
una abrumadora presencia de mujeres dedicadas a “sus
labores”.
Consideremos entonces qué nos dicen al respecto los
libros del Consulado Español. En el caso de las mujeres, por
ejemplo, si bien seguían siendo muy elevados los porcentajes
correspondientes a las categorías “sus labores” o “ninguna”
actividad, había alrededor de una quinta parte del total que
declaraban ocupaciones, la mitad de ellas aproximadamente
como domésticas y el resto como modistas, porteras, obreras,
costureras, cocineras e incluso maestras. Es decir que si bien el
trabajo femenino sigue resultando en gran medida invisible a
partir de esta nueva fuente, es patente la existencia de una
cierta diversificación en el mismo, así como la desaparición de
oficios vinculados con el campo que, en cambio, estaban
presentes en los registros empleados con anterioridad. Más
clara es todavía la diversificación en el caso de los varones,
puesto que si bien alrededor de un cuarenta por ciento de ellos
siguen declarando ocupación de “jornalero” o “peón”,
131
aparecen muchas otras nuevas, como “empleado de comercio”
o “dependientes de comercio” (10,4% del total, ambos
sumados), “comerciante” e “industrial” (6,4% sumados) y, en
menores cantidades, artesanos y trabajadores calificados como
panaderos, mecánicos, maquinistas, confiteros, ebanistas,
linotipistas, etc. Todo lo cual estaría expresando una
incorporación en proceso avanzado al mercado laboral urbano
de la Argentina, no obstante el origen rural de la gran mayoría
de estos inmigrantes. Ello confirmaría para el caso zamorano
que el salto transatlántico implicó para sus protagonistas el
pasaje del mundo rural al mundo urbano.
Las redes sociales y la localización espacial de los
zamoranos
Desde el punto de vista teórico, en los últimos veinte
años la aplicación del concepto de red social ha permitido
ampliar en forma notoria el panorama de los estudios
migratorios. Ello ha sido así porque dicho concepto permite
superar, o al menos complementar, el enfoque estructuralista
que enfatiza los factores expulsivos, otorgándole en cambio
una centralidad explicativa a la figura de los emigrantes. De
esta manera han resultado cada vez más priorizados las
elecciones y los recursos con los que aquéllos contaban para
llevar a cabo su empresa. Entendemos que el mundo relacional
del emigrante se presentaba como necesario para lograr una
rápida y exitosa inserción en la sociedad de acogida. Sería
justamente el capital de relaciones con que los zamoranos
contaban en la Argentina el que les permitirá ampliar el
universo de sociabilidades -que podía exceder el marco
132
nacional español- para instalarse, acceder a un empleo o
concertar el matrimonio. 11
El papel de las redes sociales primarias en el
mencionado proceso de inserción al mercado laboral y, más en
general, a la sociedad argentina, es más difícil de rastrear en
las fuentes que trabajamos. No obstante, la referida
participación de hermanos y paisanos en los registros de
entrada a la Argentina sugiere el funcionamiento de cadenas
migratorias y, por tanto, de estrategias dentro del movimiento
ultramarino que consideramos (Fernández, 2005; Devoto,
1996). También en el caso de la fuente del Consulado, por sus
peculiares características, evidencia su presencia en algunos
casos. Así ocurre con los treinta y tres grupos de dos o más
hermanos inscriptos en el consulado, cada uno de ellos, en el
mismo momento, pero cuyos integrantes llegaron a la
Argentina en años diversos. Las hermanas Isabel y María
Luisa Gago Castaño, por ejemplo, habían nacido en 1901 y
1905 respectivamente, en el pueblo de Castro de Alcañices, de
la comarca de Aliste, aunque su última residencia en la
península se encontraba en la vecina localidad de Arcillera. La
inscripción de ambas en el registro se produjo en 1942, pero
mientras Isabel, la mayor, había llegado a Buenos Aires en
1922, María Luisa lo hizo en 1927. Ambas estaban casadas
con dos hermanos Fernández, naturales de Alcañices: Hipólito,
11
El concepto de red social se fue desprendiendo de otro que
presentaba una más antigua genealogía, como es el de cadena
migratoria. Esta última ya fue definida por los historiadores
australianos Mac Donald (1964) como el conjunto de contactos
personales, comunicaciones y favores entre familias, amigos y
paisanos en ambas sociedades –de origen y de destino-, que fueron
fundamentales para determinar quién emigraba, cómo elegían su
destino, dónde se establecían, cómo obtenían trabajo y con quiénes
se relacionaban socialmente.
133
esposo de Isabel, y Benigno Santiago, esposo de María Luisa.
A su vez, los Fernández tenían otras dos hermanas que figuran
en el registro, Socorro y Gabina, habiendo todos ellos
emigrado en un período de nada menos que treinta años entre
el primero y el último. Mientras Isabel e Hipólito se instalaron
en el barrio de Liniers, Benigno y María Luisa vivieron en
Valentín Alsina, donde también se radicará Socorro. Por su
parte, Gabina, casada con otro inmigrante zamorano, consignó
como domicilio en 1942 una pequeña localidad del partido de
Pergamino, provincia de Buenos Aires. Un caso comparable es
el de los Álvarez Prada. Se trata de cinco hermanos, todos
nacidos en Sampil (Sanabria): Manuela (1909), Encarnación
(1911), David (1913), María (1916) y Francisca (1918).
Llegaron a la Argentina en forma sucesiva, comenzando por
David, quien lo hizo en 1929, y concluyendo por María, que
arribó en 1936 junto con una cuñada y los tres hijos de ésta.
Cuando se produce la inscripción de todo el grupo en el
consulado, en 1941, sus integrantes estaban viviendo en una
casa en el barrio de Palermo, salvo María, instalada en el de
Monserrat.
Como vemos, es justamente en lo que hace a la localización
espacial que la fuente consular nos permite avanzar, asimismo,
ubicando los lugares de residencia de los zamoranos
inscriptos, a fin de conocer si su instalación encuentra un
correlato con los ámbitos espaciales que algunos estudios han
señalado para otros colectivos españoles. Para realizar este
análisis hemos considerado a quienes tienen asignado un
número de registro individual - fuesen varones o mujeres – y,
en los casos de inscripciones familiares, sólo a los jefes de
familia. De este modo contamos con información para 724
zamoranos, de los cuales sabemos su domicilio y año de
llegada al país. Obviamente, la gran mayoría de ellos vivían en
134
la Capital Federal y el centro-norte de la provincia de Buenos
Aires, aunque también había residentes en La Pampa,
Tucumán, Río Negro y el territorio nacional de Chubut, dado
que el área jurisdiccional del consulado incluía esas zonas. 12
Sin embargo, a los efectos de realizar esta parte del análisis,
hemos excluido a estos últimos, dado que es poco relevante su
número y lo que el registro tiene para informarnos, por lo que
nos concentraremos en la ciudad de Buenos Aires y sus
alrededores así como en la provincia homónima.
Los principales focos residenciales de los zamoranos
no siempre guardan una estrecha correlación con los que han
sido detectados por la literatura sobre la cuestión para otros
grupos peninsulares. Es verdad, por una parte, que los distritos
del centro de la Capital Federal más habitados por los nativos
de Zamora eran, a comienzos de la década de 1940 y en orden
decreciente, Montserrat, Concepción, San Nicolás y Socorro.
Esto resultaría consistente con la teoría dominante respecto de
la inserción residencial de los españoles en el centro de la
ciudad (MOYA, 2004). Sin embargo, conviene hacer dos
aclaraciones. En primer lugar, cuando se compara el centro
con la periferia, se advierte que varios distritos de esta última
(San Bernardo, Flores, San Cristóbal Sud) contaban en
promedio con tantos zamoranos como las mencionadas
jurisdicciones del centro, y que el primero de esos distritos –
situado prácticamente en los bordes de la ciudad – era el más
poblado de todos. En segundo lugar, cuando se realiza el
desagregado por años de llegada de los inscriptos en el
registro, se advierte con claridad que lentamente la zona
céntrica de la ciudad va perdiendo significación, a favor de los
12
En la época a la que corresponde la muestra, además del consulado
español en Buenos Aires, había otros en Córdoba, Rosario, Bahía
Blanca y Mendoza.
135
barrios apartados. Es así que los zamoranos que llegaron en la
tercera década del siglo tendían a vivir más lejos del centro
que los que lo habían hecho veinte años antes.
Como ha sido señalado por Moya, y contrariamente a
lo ocurrido en algunas de las grandes ciudades de inmigración
del hemisferio norte, como por ejemplo New York o Chicago,
la tendencia no es en Buenos Aires a la re-emigración desde el
centro a los barrios por parte de los mismos individuos o
familias que se habían establecido en aquél, sino más bien a
que los nuevos inmigrantes tienden a establecerse en la
periferia, mientras los antiguos mantienen en un alto
porcentaje el patrón residencial del centro.13 Esa tendencia ha
sido corroborada en otros trabajos, que se ocuparon de la
dispersión de los españoles en algunos de los barrios de la
ciudad. 14 En el caso zamorano, este modelo parece cumplirse,
si bien con la salvedad apuntada de que la periferia siempre
tiene más importancia que en otros grupos regionales, como
los vascos, los catalanes, los asturianos o los gallegos. La
razón más probable de esta discrepancia se encuentra en el
momento de arribo, dado que casi toda la inmigración
zamorana corresponde al siglo XX, habiéndose iniciado varias
décadas más tarde que la de cualquiera de los grupos
regionales mencionados. Esto hizo que los nativos de Zamora
debieran insertarse en la geografía porteña en una época en
que la vivienda en el centro, sea para compra o para alquiler,
13
Sobre esta comparación véase MOYA,J. C. (2004), Primos y
extranjeros. La inmigración española en Buenos Aires, 18501930, Buenos Aires, Emecé, capítulo 4.
14
Ver por ejemplo FERNÁNDEZ, A. (1987), “El mutualismo español
en un barrio de Buenos Aires, 1890-1920. Un estudio de caso”, en
136
era ya muy cara, mientras existían nuevas posibilidades
abiertas en los barrios, debido a la extensión de la red
tranviaria, a su posterior electrificación y al fraccionamiento y
loteo de terrenos.15
Podemos entonces sugerir que en un primer momento
los inmigrantes zamoranos pudieron instalarse en la zona
céntrica en casas de familiares o amigos gracias al
funcionamiento de las redes sociales, tal como se desprende de
la fuente consultada. También podemos pensar que el proceso
de periurbanización que protagoniza la ciudad de Buenos
Aires tuvo que haberse constituido en un foco de atracción
para los nuevos inmigrantes, sobre todo al avanzar las décadas.
De acuerdo con nuestra fuente, las presencias zamoranas en el
Gran Buenos Aires alcanzan las 90, predominando las zonas
norte y sur, particularmente, las localidades de Vicente López
y Martínez en la primera y Quilmes en la segunda.
En relación a su instalación en la provincia de Buenos
Aires (150), las localidades que resultan con mayor presencia
zamorana para las cuatro décadas son la capital del partido de
General Pueyrredón, Mar del Plata (24 presencias) y la
cabecera del partido homónimo, Bahía Blanca (15 presencias).
Por detrás, aparecen ciudades como La Plata, Tandil,
Chivilcoy y Pehuajó; todas cuentan con 7 inscripciones cada
una. Estas cifras, aunque acotadas, no resultan casuales. Se
trata de ciudades con un notorio crecimiento al calor de la
expansión de la frontera durante el siglo XIX y, en lo que
respecta a Mar del Plata, hacia 1914 se convirtió en uno de los
Cuadernos de Historia Regional, Luján, Vol. III, Nº 8, abril.
pp.609-642.
15
El proceso ha sido clásicamente descripto por SCOBIE, J. Buenos
Aires, del centro a los barrios, 1870-1910, Buenos Aires, Solar
Hachette, 1977, pp.205 y ss.
137
núcleos urbanos más importantes de la provincia, sobre todo,
al ser elegida como destino balneario de las más destacadas
familias de la oligarquía argentina. Con el transcurso del
tiempo, la incorporación de nuevas clases sociales activó el
desarrollo de la actividad constructora y hotelera marplatenses.
Junto con una importante colectividad española se insertaron
los zamoranos como otros de la región castellana y leonesa.
También Bahía Blanca creció en base a su hinterland
agropecuario. Como en Mar del Plata, su puerto jugó un papel
central en el desarrollo urbano de principios del siglo XX y
también recibió a una importante colonia zamorana.
Conclusiones
Hasta aquí hemos presentado algunas conclusiones
sobre el proceso de inserción del colectivo zamorano en el
país. Nuestra propuesta se apoya en la complementariedad de
fuentes nominativas como son los libros del Consulado
Español, los partes consulares y los libros de desembarco. Así,
a partir de la información que nos brindan, nos propusimos
estudiar un caso de “nueva emigración” como el zamorano,
corriente cuyo principal destino fue la Argentina en las
primeras tres décadas del siglo XX. Con F.Devoto, creemos
que resulta preceptivo este tipo de estudio centrándonos en un
caso en que puede comprenderse la movilización de una mano
de obra agrícola parcialmente ociosa en origen en función de
las demandas de una economía situada del otro lado del
Atlántico. En efecto, la economía argentina estaba basada
principalmente en el sector primario pero que ya incluía una
rápida expansión del secundario y del terciario a comienzos
del siglo. Sobre todo y, como muestran los registros del
Consulado, el gran crecimiento del empleo urbano en la
138
Argentina fueron factores de indudable importancia para atraer
a la mayoría de los emigrantes de la provincia. En ese sentido,
analizamos fuentes que aportan información en cuanto al
impacto de la emigración en localidades y comarcas de una
provincia afectada por la crisis de sus vides. Así, la
documentación con que contamos resulta de gran utilidad para
entender el proceso desde el origen haciendo un seguimiento
de los protagonistas hasta su incorporación en nuestra
sociedad.
En cuanto a este proceso de inserción, creemos que
quienes iniciaron el camino desde Zamora a la Argentina
radicándose en los distintos barrios de Buenos Aires, Mar del
Plata, Bahía Blanca y otras ciudades del país transmitieron
unas informaciones favorables que resultaron claves para la
rápida difusión de la emigración dentro de la provincia
castellana así como su continuidad a lo largo de período
considerado.
De hecho,
los
registros
consulares
confeccionados tiempo después del mismo muestran cómo se
trataba de una colectividad que tenía un fuerte arraigo en el
país y que se había seguido nutriendo con la llegada de
elementos jóvenes, traducido ello en los patrones de
asentamiento que hemos descripto en este trabajo. El pasaje
del mundo rural - al que pertenecía el grueso de los
zamoranos- al mundo urbano propio de la sociedad receptora
es otro de los aspectos del proceso de inserción al que nos
permite acceder la fuente consultada.
Asimismo, en un importante aporte a las discusiones
sobre el papel de las migraciones en escala, la fuente del
Consulado nos da la posibilidad de tratar un tema de difícil
abordaje como es el de la movilidad previa a las migraciones
internacionales. En ese aspecto, Zamora parece tomar
distancia de otros casos como los estudiados por Moya en el
139
norte y en el sur de la península o por Fernández y Silvestre
para Aragón donde es posible pensar las migraciones
interiores y las exteriores como parte de un mismo proceso de
desarrollo. Esta línea de trabajo que permite estudios de tipo
comparativo extendiendo el análisis a otras provincias
castellanas y leonesas será objeto de futuras investigaciones.
Zamora en el mapa de España
140
Las comarcas zamoranas
Bibliografía
BAILY, S. Posibilidades y problemas del cruzamiento de
Registros nominativos en el estudio del proceso migratorio
italiano. In_________ Estudios Migratorios
Latinoamericanos (EML), 1996, A. 11, Nº 33, agosto, p.269285.
BAILY, S. Patrones de residencia de los italianos en Buenos
Aires y Nueva Cork: 1880-1914. In________ EML, 1995, A.
1, Nº 1, diciembre, p.8-47.
141
BERNASCONI, A., Aproximación al estudio de las redes
migratorias a través de las listas de desembarco. Posibilidades
y problemas. In__________ M. Bjerg y H. Otero, (comps.),
Inmigración y redes sociales en la Argentina moderna,
Tandil, CEMLA-IHES, 1995, p.198-202.
BJERG, M. y H. OTERO, (comps.), Inmigración y redes
sociales en la Argentina moderna, Tandil, CEMLA-IHES,
1995.
DE CRISTOFORIS, N., La revitalización de las migraciones
de gallegos y asturianos a Buenos Aires luego de las guerras
de independencia: tendencias y problemas. In_______ EML,
2005, A. 19, Nº 58, diciembre, p.531-564.
_______, Movimientos de gallegos y asturianos hacia y desde
Buenos Aires (1810-1840). In_______ EML, 2004, A. 18, Nº
55, diciembre, p. 427-462.
_______, As migracións internacionais e a cuestión da escala.
In__________ Estudios Migratorios, Nº 3, Xuño, Consello
da Cultura Galega, Santiago de Compostela, 1997.
_______., Las migraciones españolas a la Argentina desde la
perspectiva de los partes consulares (1910). Un ejercicio de
tipología regional. In_________EML, 1996, A.11, N° 34,
diciembre, p.423-505.
FERNÁNDEZ, A., La emigración zamorana a la Argentina a
comienzos del sigloXX: una perspectiva regional. In________
De Cristóforis, N. y A. Fernández, Las migraciones
españolas a la Argentina. Variaciones regionales (siglos
XIX y XX), Buenos Aires, Biblos, 2008, p.25-49.
142
_______., La emigración zamorana a la Argentina a
comienzos del siglo XX: primeras perspectivas: In________
EML, 2005, A. 19, N. 58, diciembre, p.565-594.
_______. (1987), El mutualismo español en Buenos Aires,
1890-1920. Un estudio de caso. In__________ Cuadernos de
Historia Regional, Luján, 1987, Vol. III, Nº 8, abril.
FERNÁNDEZ, E. y V. PINILLA, La emigración. Los
aragoneses en América (siglos XIX y XX), Zaragoza,
Gobierno de Aragón, 2003.
FERNÁNDEZ, E., V. PINILLA y J. SILVESTRE, La
emigración aragonesa a la Argentina, 1880-1960.
In_______EML, 2001, A. 16, Nº 49, diciembre, p.515-553.
GANDOLFO, R., Un barrio de italianos meridionales en el
Buenos Aires de fines del siglo XIX. In_______ Devoto, F. y
M. Madero (coords.), Historia de la vida privada en la
Argentina. La Argentina plural: 1870-1930, Buenos Aires,
Taurus, 1999, p.70-93.
LIPPI, M., La inmigración zamorana en la Argentina en la
primera mitad del siglo XX. Factores macroestructurales y
mecanismos microsociales, Tesis de Maestría Inédita,
Universidad Nacional de Luján, 2008.
MAC DONALD, J. and L. MAC DONALD, Chain Migration,
Ethnic Neighborhood Formation and Social Networks.
In________ Milbank Fund Quarterly, 1964, XIII, 42, pp.8296.
143
MARQUIEGUI, D., La inmigración española de masas en
Buenos Aires, Buenos Aires, CEAL, 1993.
MOYA, J., Primos y extranjeros. La inmigración española
en Buenos Aires, 1850-1930, Buenos Aires, Emecé, 2004.
_______, La historia social, el método nominativo y el estudio
de las migraciones. In_____EML, 1996, A. 11, Nº 33, agosto,
pp.287-301.
OTERO, H. y A. PELLEGRINO, Sharing the city: Residence
Patterns and Immigrant Integration in Buenos Aires and
Montevideo. In________ Baily, S. & E. Míguez (eds.), Mass
Migration to Modern Latin America, Schorlarly Resouces
Inc., Jaguar Books on Latin America, 2003, Nº 24, p.81-112.
PIANETTO, O. y M. GALLIARI, La inserción social de los
inmigrantes españoles en la ciudad de Córdoba, 1870-1914.
In_______ EML, 1989, A. 4, Nº 13, diciembre, p.583-608.
SÁNCHEZ ALONSO, B., Las causas de la emigración
española, 1880-1930, Madrid, Alianza, 1995.
_______, La emigración española a la Argentina. Siglos
XIX y XX, Colombres-Gijón, Júcar-Archivo de Indianos,
1993.
SCOBIE, J. Buenos Aires, del centro a los barrios, 18701910, Buenos Aires, Solar-Hachette, 1977.
144
Al sur del Riachuelo.
Un análisis de la
presencia e integración
laboral gallega en el
Conurbano bonaerense
a partir de una fuente
nominativa (1939-1960)
145
Al sur del Riachuelo. Un análisis de la presencia e
integración laboral gallega en el Conurbano
bonaerense a partir de una fuente nominativa (19391960)
Ruy Farías1
Introducción
Entre 1857 y 1930 arribaron a la Argentina 2.070.874
inmigrantes hispanos, de los que alrededor de un millón se
radicarían de forma permanente en ella. En el período 19461960 se sumarían otros 237.190. Teniendo en cuenta que entre
un 45 % y 55 % del total había nacido en Galicia, se estima en
unos 600.000 el número de gallegos definitivamente radicados
en el país, lo que hizo del mismo el más importante destino
mundial de su diáspora.2 Los estudios dedicados a indagar los
flujos y la presencia galaica en la Argentina por lo general se
centraron en la etapa conocida como de “inmigración masiva”
(1880-1930). Gracias a ello, contamos hoy con una masa
1
Doctor en Historia. Universidad Nacional de General Sarmiento /
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas / Museo
de la Emigración Gallega en la Argentina.
[email protected]
2
Para una visión de conjunto del fenómeno migratorio español en la
Argentina, y del caso particular de los gallegos en dicho país, vid.
FERRANDO, Salvador Palazón. Capital humano español y
desarrollo latinoamericano. Evolución, causas y características
del flujo migratorio (1882-1990). Valencia: Institut de Cultura
“Juan Gil-Albert”, 1995; VILLARES, Ramón y FERNANDÉZ,
Marcelino. Historia da emigración galega a América. Santiago de
Compostela: Xunta de Galicia, 1996; VILA, Pilar Cagiao y
SEIXAS, Xosé Manoel Núñez. Os galegos e o Río da Prata. A
Coruña: Arrecife Edicións, 2007; FARÍAS, Ruy (coord.). Bos Aires
galega. Noia: Toxosoutos, 2010
146
crítica de estudios de caso (y algunas obras de síntesis) que,
además de la cuantificación del número de personas
transplantadas de uno a otro país desde mediados del siglo
XIX, han permitido comprender las políticas públicas de
ambos estados en relación a la cuestión migratoria, los factores
macroestructurales y microsociales que la hicieron posible, la
inserción espacial y laboral de los inmigrantes gallegos en su
principal destino rioplatense (Buenos Aires y su periferia), su
obra socioeducativa en la urbe porteña, la dinámica política y
cultural del asociacionismo emigrante, la aparición y el
desarrollo en su seno de identidades alternativas u opuestas a
la española, las imágenes, estereotipos, prejuicios y formas
latentes o concretas de xenofobia en la Argentina, etc. 3 Sin
3
Sin pretender agotar la bibliografía sobre el tema, además de los textos ya
mencionados conviene citar otros de obligada referencia: RODRÍGUEZ,
Alberto Vilanova. Los gallegos en la Argentina. Buenos Aires: Ediciones
Galicia, 1966, 2 vols.; PÉREZ-PRADO, Antonio. Los gallegos y Buenos
Aires. Buenos Aires: La Bastilla, 1973; PALMÁS, Ricardo. A emigración
galega na Argentina. Sada: Ediciós do Castro, 1978; VÁZQUEZ, Bieito
Cupeiro. A Galiza de alén mar. Sada: Ediciós do Castro, 1989;
SAAVEDRA, Vicente Peña. Éxodo, organización comunitaria e
intervención escolar. La impronta socio-educativa de la emigración
transoceánica en Galicia. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1991,
2 vols.; ROEL, Antonio Eiras (Editor). Aportaciones al estudio de la
emigración gallega. Un enfoque comarcal. Santiago de Compostela: Xunta
de Galicia, 1992; SEIXAS, Xosé Manoel Núñez. O galeguismo en
América, 1879-1936. Sada-A Coruña: Ed. do Castro, 1992; Id. Emigrantes,
caciques e indianos. O influxo sociopolítico da emigración transoceánica
en Galicia (1900-1930). Vigo: Xerais, 1998; Id. “A parroquia de alén mar:
Algunhas notas sobre o asociacionismo local galego en Bos Aires (19041936)”. In: P. Cagiao VILA (ed.). Semata. Ciencias Sociais e
Humanidades. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de
Compostela, 11, 2000, pp. 345-79; Id. (ed.), La Galicia Austral. La
inmigración gallega en la Argentina, Buenos Aires: Biblos, 2001; Id. O
inmigrante imaxinario. Estereotipos, identidades e representacións dos
galegos na Arxentina (1880-1940). Santiago de Compostela: Universidade
de Santiago de Compostela, 2002; Id. “Modelos de liderazgo en
comunidades emigradas. Algunas reflexiones a partir de los españoles en
América (1870-1940). IN: A. BERNASCONI y C. FRID. De Europa a las
147
embargo, la mayoría de los trabajos se detienen en la línea
1930/1936, por lo que poco informan sobre las características
generales de la “última oleada” inmigratoria gallega, entre
1946 y 1960, período en el que el país austral fue nuevamente
Américas. Dirigentes y liderazgos (1880-1960). Buenos Aires: Biblos,
2006, pp. 17-41; SEIXAS, Xosé Manoel Núñez y VÁZQUEZ, Raúl Soutelo.
As cartas do destino. Unha familia galega entre dous mundos, 19191971. Vigo: Galaxia, 2005; SEIXAS, Xosé Manoel Núñez y FARÍAS, Ruy.
“Transterrados y emigrados: Una interpretación sociopolítica del exilio
gallego de 1936”. Revista Arbor. Ciencia, pensamiento y cultura, 735,
2009, pp. 113-27; Id. “Las autobiografías de los inmigrantes gallegos en la
Argentina (1860-2000): Testimonio, ficción y experiencia”. Migraciones &
Exilios: Cuadernos de la AEMIC, 11, 2010, pp. 57-80; GALDO, María
Xosé Rodríguez. Galicia, país de emigración. Colombres: Archivo de
Indianos, 1993; VILA, Pilar Cagiao. Muller e emigración. Santiago de
Compostela: Xunta de Galicia, 1997; Id. “A vida cotiá dos emigrantes
galegos en América”. In: P. Cagiago VILA (comp.). Galegos en América e
americanos en Galicia. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1999,
pp. 115-35; CASTRO, Víctor Manuel Castiñeira y GARCÍA, Alfredo
Martín. Dun Finisterre a outro: A emigración galega á Patagonia.
Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 1999; GONZÁLEZ, Alejandro
Vázquez. La emigración gallega a América, 1850-1930. Santiago de
Compostela: Universidade de Santiago de Compostela, 2000 (CD-Rom); DE
CRISTÓFORIS, Nadia A. “El último ciclo de la emigración gallega en la
Argentina: una aproximación a sus rasgos principales”. In: N. DE
CRISTÓFORIS y A. FERNÁNDEZ (editores). Las migraciones españolas
a la Argentina. Variaciones regionales (siglos XIX y XX). Buenos Aires:
Biblos, 2008, pp. 77-105; Id. Proa al Plata: Las migraciones de gallegos y
asturianos a Buenos Aires (fines del siglo XVIII y comienzos del XIX).
Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2009; Id. Bajo la
Cruz del Sur: gallegos y asturianos en el Buenos Aires (1820-1870). A
Coruña: Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2010; DÍAZ, Hernán M.
Historia de la Federación de Sociedades Gallegas. Identidades políticas
y prácticas militantes, Buenos Aires: Fundación Sotelo Blanco/Biblos,
2007; LOJO, María Rosa, DE SÁNCHEZ, Marina Guidotti y FARÍAS, Ruy.
Los “gallegos” en el imaginario argentino. Literatura, sainete, prensa. A
Coruña / Vigo: Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2008; IGLESIAS, Ruy
Gonzalo Farías. La inmigración gallega en el Sur del Gran Buenos Aires,
1869-1960. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de
Compostela, 2010 (CD-Rom); DA ORDEN, María Liliana. Una familia y
un océano de por medio. La emigración gallega a la Argentina: una
historia a través de la memoria epistolar. Rubí (Barcelona): Antrhopos,
2010.
148
para Galicia su principal destino migratorio latinoamericano. 4
Además, Buenos Aires continúa siendo el lugar de
observación privilegiado, un hecho que, sumado a cierta
tendencia a generalizar las características de la colonia galaica
de la capital al conjunto de la Argentina, en ocasiones generó
apreciaciones no del todo exactas sobre los rasgos más
salientes de los migrantes asentados en otros puntos del país.
En parte, el vacío historiográfico puede achacarse a la
falta de fuentes idóneas. Además de las diferencias existentes
entre las españolas y argentinas acerca del número de
emigrantes peninsulares arribados al país austral, existe el
problema básico referido a la imposibilidad de desagregar a
partir de aquellas al colectivo hispano de acuerdo con la región
o provincia de origen de cada persona, lo que supone un
escollo para el conocimiento de la proporción de cada una de
las regiones españoles dentro del total del flujo peninsular, así
como también de sus ritmos de llegada al país. 5 En lo que hace
a la integración espacial y socioprofesional de los migrantes en
la sociedad de destino, la destrucción y/o pérdida de las
“cédulas censales” (libretas originales de los recuentos) de los
censos nacionales de población argentinos posteriores a 1895,
sumada a la escasa utilidad de los resúmenes estadísticos
derivados de ellos, impiden para el período de la posguerra
4
Una primera aproximación colectiva a la inmigración gallega
posterior a 1945 en DE CRISTÓFORIS, Nadia Andrea (comp.).
Baixo o signo do franquismo: emigrantes e exiliados galegos na
Arxentina. Santiago de Compostela: Sotelo Blanco Edicións, 2011.
5
Se trata, en el primero de los casos, de las estadísticas elaboradas
por el Instituto Geográfico y Estadístico Español y el Ministerio de
Trabajo del mismo país, en tanto que por el lado argentino son las
Estadísticas del Movimiento Migratorio de la Dirección Nacional de
Migraciones. Vid. DE CRISTÓFORIS. “El último ciclo...”, pp. 7982,
149
cualquier aproximación estadísticamente confiable a las
cuestiones más trascendentes para un estudio migratorio.
No obstante, existe una fuente todavía poco explotada
que encierra un enrome potencial para el estudio del último
ciclo de la inmigración gallega (y española) en la Argentina: el
Registro de Matrícula del Consulado General de España en
Buenos Aires [en adelante, RGM]. 6 Iniciado en 1939, y
compuesto por libros y fichas individuales es, por el territorio
que abarca, el volumen de gente que incluye, y la cantidad y
calidad de la información consignada, una herramienta
excepcional para el estudio de algunas de las características
esenciales de las diferentes corrientes migratorias hispanas
posteriores a 1946, y de sus indicadores básicos de integración
en el país.7
6
La riqueza de este tipo de fuentes ya fuera demostrada por Erica
Sarmiento Da Silva, quien explotó con sumo provecho el archivo del
Consulado español en Río de Janeiro para estudiar el caso de la
corriente migratoria española que se dirigió a la ciudad carioca en el
primer tercio del siglo XX. En el caso argentino, la primera en hacer
uso de la misma fue Marcela Susana Lippi, quien se sirvió del
archivo consular español de Buenos Aires para abordar la
inmigración zamorana en la Argentina. Vid. DA SILVA, Erica
Sarmiento. O outro río. A emigración galega a Río de Xaneiro.
Santa Comba: TresCtres, 2006; LIPPI, Marcela Susana. “La
inmigración zamorana en la Argentina en la primera mitad del siglo
XX. Factores macroestructurales y mecanismos microsociales”.
Tesis de Maestría inédita: Universidad Nacional de Luján, 2008.
7
El actual Registro se inició en septiembre de 1939, por haber
desaparecido el anterior con la finalización de la Guerra Civil
española. La demarcación consular de Buenos Aires se extiende
sobre el área donde se produjo el mayor asentamiento hispánico en la
Argentina, pues no sólo comprende el territorio de la ciudad de
Buenos Aires y los municipios que la rodean, sino también todos los
del interior de la Provincia de Buenos Aires situados al norte de la
línea Carlos Pellegrini - Trenque Lauquen – Pehuajó - Hipólito
Yrigoyen – Bolívar – Olavarría - General Lamadrid – Laprida -
150
A partir de la utilización de esta fuente, analizaremos
un caso de inmigración gallega en la Argentina
cualitativamente distinto del clásico de Buenos Aires: el que se
desarrolló en los actuales partidos (municipios) de Avellaneda
y Lanús entre 1939 y 1960. Determinaremos primero la
importancia relativa del grupo étnico-regional galaico dentro
de la colonia española de la zona, abordando luego su
composición sexual e inserción socioprofesional.
Los gallegos en Avellaneda y Lanús
Los partidos de Avellaneda y Lanús se encuentran
ubicados inmediatamente al sudeste de la ciudad de Buenos
Aires. Integran lo que se conoce como Conurbano bonaerense,
Benito Juárez - Necochea. Según hemos podido comprobar, tan sólo
para el período 1939 y 1960 el RGM contiene información sobre
unas 312.320 / 358.400 personas, incluidos españoles, argentinos y
otras nacionalidades. La información consignada en los libros se
compone de: apellidos y nombres de los inscriptos, provincia y
municipio de origen, fecha de nacimiento, última residencia en
España, fecha de llegada a la Argentina, fecha en que se produjo el
“alta consular”, y lugar de residencia al momento de formalizarse
esta. Todo ello permite abordar temas tales como los lugares de
procedencia de los migrantes españoles (desagregándolos por región,
provincia y municipio), los volúmenes, periodicidad y composición
sexual de sus flujos, sus patrones de asentamiento en el país
(discriminando a estos por municipio, localidad e incluso barrio) y,
finalmente, sus variados tipos de inserción socioprofesional. Por su
parte, las fichas individuales asociadas a los libros son
particularmente relevantes a la hora de determinar el patrón de
asentamiento del grupo, pues contienen la dirección exacta donde
reside cada nuevo inscripto, mientras que muchas veces los libros del
RGM sólo consignan el municipio en el caso de aquellos que viven
fuera de la ciudad de Buenos Aires. Y también, aunque con menor
asiduidad, es posible seguir a través de ellas la posterior movilidad
espacial de la persona.
151
un grupo de municipios que rodean a la capital argentina por el
norte, el oeste y el sur, conformando un megaespacio urbano
sin solución de continuidad. Entre 1856 y 1944, Avellaneda y
Lanús fueron un único distrito llamado primero Barracas al
Sud y, a partir de 1904, Avellaneda. A partir de las últimas dos
décadas del siglo XIX, hicieron su aparición en esta zona hasta
entonces básicamente rural y despoblada cuatro grandes
frigoríficos (factorías dedicadas a la matanza y procesamiento
del ganado vacuno), así como una enorme cantidad de
lavaderos de lana y de tripas, molinos harineros, fabricas de
embutidos y de antisárnicos, fabricas de fósforos, de cola y
jabón, de aceites y gas, de papel de lija, de electricidad, de
ladrillos, destilerías de alcohol, fábricas de textiles, talleres
metalúrgicos, curtiembres, astilleros, etc. De tal modo, en el
pasaje de un siglo al otro quedó establecida en el municipio
una formidable concentración industrial que fue, cuando
menos hasta la década de 1960, la marca distintiva de la zona.
Esta gran expansión del entramado industrial conllevó,
a su vez, un fuerte requerimiento de mano de obra, lo que
redundó en una transformación de la estructura
sociodemográfica del área bajo el impacto de la oleada
inmigratoria, por entonces predominantemente europea. De
acuerdo con los resúmenes estadísticos argentinos, entre 1895
y 1960 el número de habitantes en el territorio del primitivo
Partido se multiplicó casi por 38, pasando de 18.574 a 701.929
(en el último año 326.531 correspondían a Avellaneda y
375.428 en Lanús).8 En 1895 un 45 % de la población era
8
Sobre el desarrollo demográfico, urbano e industrial de Avellaneda
y Lanús entre los siglos XIX y XX, vid. LARRAIN, Federico
Fernández. Historia del Partido de Avellaneda. Reseña y análisis,
1580-1980, Avellaneda: La Ciudad, 1986; DE PAULA, Alberto S.
J., GUTIERREZ, Ramón y VIÑUALES, Graciela María. Del Pago
152
extranjera, siendo el número de españoles de 2.598, lo que
hacía de ellos el segundo grupo foráneo más numeroso, y el 14
% del total de los habitantes del municipio. Por su parte, en
1914 (último año para el que contamos con datos
desagregados respecto de la nacionalidad de los extranjeros),
los nacidos fuera de la Argentina representaban el 46,1 % de
todos los habitantes, ascendiendo por entonces los oriundos de
España a 31.564 individuos, lo que equivalía al 21,8 % del
total poblacional, y los convertía en el conjunto más numeroso
entre los extranjeros.9
A fin de analizar la presencia gallega en la zona,
hemos extraído una muestra del 10 % de RGM labrado entre
1939 y 1960. En ella, entre un total de 31.232/35.840
individuos registrados (comprendiendo españoles, argentinos y
otras nacionalidades), hallamos 2.081 españoles residentes en
los actuales municipios de Avellaneda y Lanús. 10 Si, como
del Riachuelo al Partido de Lanús, 1536-1944, La Plata: Archivo
Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 1974. Para una
contextualización con el desarrollo industrial argentino,
SCHVARZER, Jorge. La industria que supimos conseguir. Una
historia político-social de la industria argentina [2000], Buenos
Aires: Ediciones Cooperativas, 2005.
9
Vid. REPÚBLICA ARGENTINA, Segundo Censo de la
República Argentina, mayo 10 de 1895, Buenos Aires, Taller
Tipográfico de la Penitenciaría Nacional, 1898, tomo II, pp. 51, 85;
REPÚBLICA ARGENTINA, Tercer Censo Nacional, levantado el
1º de Junio de 1914, Buenos Aires, Talleres Gráficos de L. J. Rosso
y Cía, 1915, tomo II, pp. 5, 153.
10
Este número representa apenas entre el 5,81 y el 6,67 % del total
presente en la fracción del RGM consultado, y el 0,5-0,6 % del total
de la información consignada por la fuente entre 1939 y 1960).
Teniendo en cuenta que el RGM no sólo abarca la Capital Federal,
sino también los municipios que la rodean y a la mayoría de los del
interior de la Provincia de Buenos Aires, aún en ausencia números
153
demostramos en otra parte a partir del uso de las Actas de
Matrimonio de los registros civiles y del Registro de Socios de
la Asociación Española de Socorros Mutuos de Barracas al
Sud / Avellaneda, en el balance del período 1890-1930 la
colonia hispana en la zona se hallaba compuesta de forma
mayoritaria (68-70 %) por inmigrantes gallegos, 11 en el lapso
temporal 1939-1960 esa proporción no sólo no disminuyó,
sino que incluso creció hasta representar el 73,8 % del total
(Cuadro 1). 12 Se trata de un porcentaje verdaderamente
impactante, teniendo en cuenta que históricamente los nacidos
en Galicia suponen entre el 45 y el 55 % de los inmigrantes
españoles en la Argentina.
Si en lugar de las regiones observamos las provincias
en las que estos españoles nacieron vemos que, como era de
esperarse, una enorme mayoría procede de las cuatro gallegas
(A Coruña, Pontevedra, Lugo y Ourense, con el 31, 15,9, 14,3
y 12,7 %, respectivametne), seguidas a distancia por los de
Oviedo (5,6 %), León (2,8 %), Barcelona (2,2 %), Madrid (1,4
%) y Salamanca (1 %). Por su parte, al descender al nivel
municipal, destacan casos como los de Fisterra (A Coruña), A
Fonsagrada (Lugo) y Lalín (Pontevedra), municipios de donde
habría partido nada menos que el 7,5 % de todos los españoles
asentados en la zona.
absolutos es posible formarse una idea de la enorme importancia de
la instalación española en ambos municipios.
11
Vid. FARÍAS, Ruy. “Peóns, obreiros e xornaleiras: Patróns de
asentamento e inserción socioprofesional dos galegos en Avellaneda
e Lanús, 1890-1930”. In: Id. (coord.). Bos Aires galega, pp. 82-5.
12
Les siguen en importancia numérica los asturianos (5,5 %),
leoneses (4,4 %), oriundos de Castilla la Vieja (3,1 %), andaluces
(2,8 %), catalanes (2,7) y vascos (2,3 %). El resto presenta
porcentajes de 1-2 % (Castilla la Nueva, Levante), o se sitúan por
debajo del 1 % (Aragón, Baleares, Canarias, Extremadura).
154
Cuadro 1: Composición regional y sexual de los españoles residentes en
Avellaneda y Lanús (1939-1960)
Total casos Hombres
Mujeres
Sin datos Índice
masc.
Región
Nº
%
Nº
%
Nº
%
Nº
%
%
Andalucía
59
2.8
33 55.9 26 44.1
0
0.0
127
Aragón
11
0.5
4
36.4
7
63.6
0
0.0
57
Asturias
114 5.5
62 54.4 52 45.6
0
0.0
119
Baleares
9
0.4
6
66.7
3
33.3
0
0.0
200
Canarias
9
0.4
6
66.7
3
33.3
0
0.0
200
Castilla la
Nueva
40
1.9
20 50.0 20 50.0
0
0.0
100
Castilla la
Vieja
65
3.1
34 52.3 31 47.7
0
0.0
110
Cataluña
56
2.7
37 66.1 19 33.9
0
0.0
195
Extremadura
9
0.4
6
66.7
3
33.3
0
0.0
200
Galicia
1535 73.8 862 56.2 672 43.8
1
0.1
128
León
92
4.4
54 58.7 38 41.3
0
0.0
142
Levante
30
1.4
13 43.3 17 56.7
0
0.0
76
País Vasco
48
2.3
25 52.1 23 47.9
0
0.0
109
Dudosos
4
0.2
1
25.0
3
75.0
0
0.0
33
Total
2081 100 1163 55.9 917 44.1
1
0.0
127
En el conjunto del lapso temporal examinado, el
componente femenino representa el 43 % del stock galaico,
una proporción muy alta, que no se encuentra en todos los
destinos migratorios gallegos en América (por regla general, la
Argentina solía atraer más mujeres que Cuba o Brasil, por citar
otros dos destinos importantes), y que no presenta grandes
alteraciones en los diferentes períodos de llegada al país de los
miembros de la muestra (1887-1930, 1931-1945, 1946-1960).
Ello, a su vez, se refleja en el bajo “índice de masculinidad”
del grupo (la ecuación resultante de la cantidad de hombres
155
presentes por cada 100 mujeres), que apenas llega al 132 x 100
(Cuadro 2).13 No obstante, si nos centramos en el último
período (1946-1960) y lo dividimos en dos partes separadas
por la crisis económica argentina de 1951 (Cuadro 3), vemos
que es en el primero de ellos (cuando el flujo migratorio es
más importante) donde la proporción femenina en el total del
flujo resulta más baja (36,4 %), mientras se mantiene alto el
índice de masculinidad (175 x 100). Por el contrario, el
porcentaje de mujeres tiende a aumentar entre 1952 y 1960,
cuando llega incluso a ser levemente mayoritario (52,9 %),
mientras el índice de masculinidad se desploma hasta el 89 x
100.
Cuadro 2: Evolución del porcentaje de los géneros y del índice de
masculinidad de los gallegos (1887-1960)
Período
llegada al
país
1887-1930
1931-1945
1946-1960
Total
Hombres Mujeres
370
72
372
814
285
54
276
615
Total
%
hombres
%
mujeres
Índice
masc
%.
655
126
648
1429
56.5
57.1
57.4
57.0
43.5
42.9
42.6
43.0
130
133
135
132
Cuadro 3: Evolución del porcentaje de los géneros y del índice de
masculinidad (período 1946 y 1960)
Subperíodo
1946-1951
1952-1960
Total
13
Hombres Mujeres
257
115
372
147
129
276
Total
404
244
648
%
hombres
%
mujeres
63.6
47.1
57.4
36.4
52.9
42.6
Índ.
Masc.
%
175
89
135
Elaborado a partir de los 1.429 casos (93,1 %) en los que
contamos con el dato de la fecha de llegada al país.
156
La razón de ello es que en momentos de auge de la
emigración gallega a la Argentina, mientras la economía del
país se mantuvo boyante, la misma se compone por lo general
de hombres solos que parten en busca de trabajo, y que
únicamente más adelante llamaran a sus mujeres e hijos (si los
tienen). Por ello la tasa de masculinidad es más alta. Pero
cuando las condiciones macroeconómicas, políticas, etc. se
vuelven negativas para la emigración, la tasa de masculinidad
tiende a descender porque es entonces cuando, siguiendo una
dinámica de reagrupamientos familiares, parten hacia ultramar
las mujeres y/o familias de aquellos hombres que permanecen
en la emigración.14 Prueba de ello es cómo varía entre un
subperíodo y otro el rango de edad de las personas que arriban
al país entre 1946 y 1960 (Cuadro 4a y 4b). Al pasar del
primero al segundo, aumenta la proporción de personas
situadas en los grupos de edad comprendidos entre los 0 y 17
años, y en los de 48 en adelante. 15 Indudablemente, ello es un
reflejo de la presencia en el flujo de una mayor cantidad de
niños, mujeres adultas (muchas veces las madres de estos
niños) y ancianos, que viajan a reunirse con sus novios,
esposos o hijos.16
14
Sobre las características de la emigración femenina desde Galicia a
la Argentina, vid. Cagiao VILA. Muller e emigración..., pp. 127-59.
15
Particularmente significativo resulta el 17,3 % de personas con 48
o más años presente en el segundo subperíodo, cuando en el lapso de
1946-1951 esa proporción había sido de apenas el 5 %.
16
Conviene señalar que ésto no constituye una característica
excepcional del caso gallego. Por el contrario, se trata de un
fenómeno que afectó al conjunto de la inmigración europea en la
Argentina. Para Fernando Devoto aquella experimentó en la década
de 1950 un cambio en su estructura de edad, que hizo que aumentase
primero el número de los menores y luego el de mayores de 41 años.
157
Cuadro 4a: Rango de edad (0-37) de los gallegos en el
momento de llegar a la Argentina, 1946-1960 (por
subperíodos)
Rango de edad
0 a 13
14 a 17
18 a 27
28 a 37
Subperíodo Nº
%
Nº
%
Nº
%
Nº
%
1946-1951
32 8.0 21 5.2 146 36.3 138 34.3
1952-1960
37 15.2 17 7.0 77 31.7 51 21.0
Total
69 10.7 38 5.9 223 34.6 189 29.3
Cuadro 4b: Rango de edad (38-más de 60) de los gallegos en el
momento de llegar a la Argentina, 1946-1960 (por subperíodos)
Rango de edad
68 o
Subperíodo
38 a 47
48 a 57
58 a 67
Total
más
Nº % Nº % Nº % Nº %
1946-1951
45 11.2 14 3.5
2
0.5 4 1.0 402
1952-1960
19 7.8 18 7.4 14 5.8 10 4.1 243
Total
64 9.9 32 5.0 16 2.5 14 2.2 645
Ello vendría a demostrar que “la nueva inmigración [europea] había
descendido mucho más abruptamente de lo que indican los datos
brutos y que ahora se trataba de procesos de reunificación familiar,
en los que predominaba, en un primer momento, la llegada de las
mujeres y los niños y luego de mayores de la generación
precedente.” DEVOTO, Fernando. Historia de la inmigración en la
Argentina. Buenos Aires: Sudamericana, 2003, p. 411;
158
Respecto de la inserción socioprofesional de los
inmigrantes gallegos en la zona, por desgracia el RGM no
parece escapar a la sempiterna falencia de las fuentes
argentinas del período: una grosera omisión del rol de la mujer
en tanto trabajadora. Esto se manifiesta en el enorme número
de las que aparecen adscriptas a ocupaciones definidas como
“Sus labores” (vid. Cuadro 5), lo que deriva en su
encuadramiento generalizado dentro de la categoría
ocupacional de los “Trabajadores domésticos”. Siendo difícil
de aceptar que en un ámbito marcadamente proletario como el
de los municipios de Avellaneda y Lanús existiera una
población femenina que en sus ¾ partes atiende únicamente
tareas del hogar, resulta evidente que cualquier análisis sobre
el trabajo femenino extradoméstico basado de modo exclusivo
en esta fuente resultará inevitablemente menos sólido que el
que pudiera hacerse sobre los hombres. En razón de ello,
preferimos abordar aquí únicamente el trabajo masculino.
159
Cuadro 5: Inserción socioprofesional de los gallegos en Avellaneda y Lanús,
discriminados por sexo (1939-1960)
Hombres
Mujeres
dudosos
Total
Categoría ocupacional
Nº
%
Nº
% Nº %
Nº
%
Trabajadores urbanos no
cualificados
202 23.6
2
0.3
0
0.0 204 13.3
Trabajadores domésticos
9
1.1 523 77.0 0
0.0 532 34.7
Trabajadores urbanos
cualificados
190 22.2 20
2.9
0
0.0 210 13.7
Trabajadores artesanos
35
4.1
0
0.0
0
0.0
35
2.3
Empleados
100 11.7
7
1.0
0
0.0 107 7.0
Comerciantes e
industriales
45
5.3
3
0.4
0
0.0
48
3.1
Funcionarios y
profesionales
5
0.6
7
1.0
0
0.0
12
0.8
Rentistas, empresarios y
emp. pecuarios
56
6.5
3
0.4
0
0.0
59
3.8
Trabajadores rurales no
especializados
9
1.1
0
0.0
0
0.0
9
0.6
Trabajadores rurales
especializados
2
0.2
0
0.0
0
0.0
2
0.1
Pequeños empresarios
agrícolas
1
0.1
0
0.0
0
0.0
1
0.1
Marinos
39
4.6
0
0.0
0
0.0
39
2.5
Estudiantes
27
3.2
31
4.6
0
0.0
58
3.8
100.
Dudosos
98 11.5 27
4.0
1
0
126 8.2
Ninguna
0
0.0
7
1.0
0
0.0
10
0.7
Sin datos
37
4.3
49
7.2
0
0.0
76
5.0
Total
855 100 679 100 1 100 1535 100
160
Al observar el Cuadro 5 (donde agrupamos en un
puñado de categorías ocupacionales los múltiples oficios o
trabajos consignados por el RGM), 17 lo primero que destaca es
la elevada proporción de varones gallegos cuyas ocupaciones
se inscriben en las categorías de los “Trabajadores urbanos”
sin y con cualificación (23,6 y 22,2 %, respectivamente), así
como también entre los “Trabajadores artesanos” (4,1 %). Es
lícito agregar a estos obreros manuales (que de por sí suponen
17
“Trabajadores urbanos no cualificados” = vendedor ambulante,
camarero, estibador, jornalero/a, lavacopas, mozo, obrero bracero,
ordenanza, peón, repartidor y sereno; “Trabajadores domésticos”:
cocinero/a, costurera, doméstica, lavandera, mucama, planchador/a,
servicio doméstico, sus labores, zurcidora; “Trabajadores urbanos
cualificados”: ajustador, albañil, ayudante de maquinista, camisero/a,
carpintero, carrocero, chapista, chofer, cochero, conductor, cortador,
curtidor, electricista, engrasador, ferroviario, gráfico, guarda,
hojalatero, jardinero, limpiador, maquinista, mecánico y aprendiz de
mecánico, metalúrgico, modista, motorman, panadero y obrero/a
panadero/a, pastelero, peluquero/a, pintor, pulidor, radiotécnico,
rebajador, señalero, soldador, tabaquero, tapicero, tejedor/a,
tranviario y tranviario jubilado. “Trabajadores artesanos” =
dibujante, ebanista, fresador, fundidor, grabador, herrero, impresor,
joyero, licorista, marmolero, marroquinero, mueblero, relojero,
sastre, tornero y zapatero; “Empleados” = corredor, corredor de
comercio, dependiente, dependiente de almacén, comercio o
ferrocarril, empleado y viajante; “Comerciantes e industriales” =
carnicero, comerciante, comisionista e industrial; “Funcionarios y
profesionales” = abogado, artista, constructor, director, enfermero/a,
farmacéutico, ingeniero, maestro, martillero público, modelista,
músico, óptico, periodista, profesor/a, radiólogo y religioso/a;
“Rentistas, empresarios y empresarios pecuarios” = contratista,
ganadero, jubilado/a, jubilado del ferrocarril, pensionista, propietario
y rentista; “Trabajadores rurales no especializados” = agricultor y
labrador; “Trabajadores rurales especializados” = lechero y
yerbatero; “Pequeños empresarios agrícolas” = quintero; “Marinos”
= marinero, marineros de pesca, pescador y tripulante; “Estudiantes”
= estudiante; “dudosos” = fletero, textil, obrero/a, operario/a,
fogonero y foguista.
161
casi la mitad de la muestra) una enorme mayoría de los casos
“dudosos” (11,5 %), ya que si bien se trata de “obreros” u
“operarios” de los que no podemos precisar su nivel de
cualificación, indudablemente se ubican también entre los
trabajadores urbanos. Los “empleados” (11,7 %) representan
el tercer grupo en importancia, mientras que los comerciantes
(por lo general de giro pequeño) y los industriales apenas
alcanzan al 5,3 %. Si bien estos últimos se ven superados por
el 6,5 % de los “rentistas, empresarios y empresarios
pecuarios”, se trata en realidad de una nueva distorsión de la
fuente, pues en la mayoría (51 casos sobre 56) son jubilados
sobre los que no tenemos mayores datos, pero de los que
puede presumirse que se trata de personas con ingresos
modestos. Vale la pena destacar la interesante proporción de
“Marinos” (4,6 %), aunque su presencia es en realidad menos
sorprendente de lo que inicialmente pudiera suponerse pues,
como veremos, un elevado número de marineros del municipio
de Fisterra (el municipio español con mayor presencia en
Avellaneda) continuó desarrollando en la emigración tareas
navales, ocupados como tripulantes a bordo de las naves de la
marina mercante argentina. El resto de las categorías
(“Trabajadores domésticos”, “Funcionarios y profesionales”,
“Trabajadores rurales no especializados”, “Trabajadores
rurales especializados” y “Pequeños empresarios agrícolas”)
presentan porcentajes muy minoritarios, como cabía esperar en
una población mayoritariamente urbana, industrial y
proletaria. Tampoco resulta extraño que de algunas
ocupaciones con alta incidencia entre los españoles de Buenos
Aires, como las de los encargados de edificios o almaceneros
(que el imaginario colectivo asoció férreamente con la
condición de gallego), no existan en absoluto en nuestra
162
muestra.18 Y apenas el 1,1% de los varones españoles declara
ocupaciones correspondientes a la categoría de “Trabajadores
domésticos”.
¿Qué sucede al comparar estas cifras con las
correspondientes al resto de los varones españoles en la zona?
Como podemos ver en el Cuadro 6, parecen existir en algunos
oficios ciertas sobrerrepresentaciones de unos u otros grupos
regionales o provinciales por sobre otros. 19
Los gallegos presentan un porcentaje más alto que sus
vecinos españoles entre los “trabajadores urbanos no
cualificados” (23,6 %, contra el 17,4 %), los “trabajadores
domésticos” (2,1 / 1 %), los “comerciantes e industriales” (5,2
/ 4,3 %) y entre los “marineros” (4,4 / 0,7 %). En cambio, se
hallan infrarrepresentados (a veces incluso en términos
absolutos, como es el caso de los “funcionarios y
profesionales”) entre los “trabajadores urbanos cualificados”
(22,2 / 29,3 %), los “trabajadores artesanos” (4,1 / 4,3 %), los
“empleados” (11,6 / 15,7 %), los “funcionarios y
profesionales” (0,6 / 2,7 %), y los “rentistas, empresarios y
empresarios pecuarios” (6,5 / 6,7 %).20 De modo que, en
conjunto, los españoles nacidos en otros puntos del territorio
del
Estado
presentan
un
perfil
socioprofesional
tendencialmente más elevado que el de los gallegos.
¿Cuál podría ser la causa de ello? ¿acaso un mayor
tiempo de residencia en el país al momento de inscribirse en el
18
Sobre la imagen que la sociedad argentina forjó a propósito de la
integración socioprofesional de los inmigrantes gallegos en el país,
vid. Núñez SEIXAS. O inmigrante...; LOJO et al. Los “gallegos”...
19
Así, por ejemplo, el 82 % de españoles que se desempeñaban
como carpinteros eran gallegos, lo mismo que el 97,7 de los
fogoneros, foguistas y marineros.
20
Su proporción también es menor entre los “estudiantes” (3,1 / 4,3
%), lo que también constituye un dato relevante.
163
Consulado? No parece ser este el caso. Si bien es cierto que
entre los varones gallegos el promedio de años transcurridos
entre el momento de arribar al país y el de inscribirse en el
RGM es inferior al del resto de sus compatriotas españoles
(15,9 contra 16,3 años), la diferencia es demasiado pequeña
para ser un factor de peso. 21 ¿La inserción socioprofesional
estará determinada entonces por las diferentes características
de la economía y/o especialización productiva de la zona del
Partido (o de los partidos, después de 1944), en la que cada
individuo o grupo se asentaron? Dada la época a la estamos
refiriéndonos, tampoco en principio no tendría por que ser así.
En la medida en la que mejora el sistema de transporte y su red
se vuelve más tupida, cada vez es mayor la posibilidad de
separar físicamente el trabajo del hogar y, en consecuencia, la
correlación lugar de residencia / inserción socioprofesional
debería tender a decrecer.
21
Promedio obtenido de a partir de 803 gallegos y 289 españoles del
resto de los grupos étnico-regionales, para los que fue posible
determinar tanto el año en el que llegaron al país como aquel en el
que se inscribieron en el Consulado General de España en Buenos
Aires. Posiblemente, el elevado promedio general de tiempo
transcurrido sea el producto de otra distorsión, pues al haber
desaparecido en 1939 el RGM y tener que iniciarse uno nuevo,
durante los años anteriores a la reapertura de la emigración masiva
desde España a la Argentina los libros del registro consignaron sobre
todo a los antiguos residentes que debían reinscribirse en él. No
obstante, ello no altera en absoluto lo dicho más arriba.
164
Cuadro 6: Inserción socioprofesional de los varones españoles en Avellaneda y
Lanús, discriminados entre gallegos e no gallegos (1939-1960)
Total
Gallegos
Resto esp.
dudosos
español
Categoría ocupacional
Nº
%
Nº
%
Nº
%
Nº
%
Trabajadores urbanos no
cualificados
201 23.3
52
17.3
1
100.0 254 21.8
Trabajadores domésticos 18
2.1
3
1.0
0
0.0
21
1.8
Trabajadores urbanos
cualificados
191 22.2
88
29.3
0
0.0
279 24.0
Trabajadores artesanos
35
4.1
13
4.3
0
0.0
48
4.1
Empleados
100 11.6
47
15.7
0
0.0
147 12.6
Comerciantes e
industriales
45
5.2
13
4.3
0
0.0
58
5.0
Funcionarios y
profesionales
5
0.6
8
2.7
0
0.0
13
1.1
Rentistas, empresarios y
emp. Pecuarios
56
6.5
20
6.7
0
0.0
76
6.5
Trabajadores rurales no
especializados
8
0.9
5
1.7
0
0.0
13
1.1
Trabajadores rurales
especializados
2
0.2
0
0.0
0
0.0
2
0.2
Pequeños empresarios
agrícolas
1
0.1
0
0.0
0
0.0
1
0.1
Marinos
38
4.4
2
0.7
0
0.0
40
3.4
Estudiantes
27
3.1
13
4.3
0
0.0
40
3.4
Dudosos
98
11.4
28
9.3
0
0.0
126 10.8
Ninguna
0
0.0
0
0.0
0
0.0
0
0.0
Sin datos
37
4.3
8
2.7
0
0.0
45
3.9
Total
862 100.0 300 100.0
1
100.0 1163 100.0
En realidad, creemos que sólo apelando a otro tipo de
fuentes (cualitativas) puede develarse el factor de mayor peso
165
a la hora de determinar la inserción socioprofesional, tanto del
conjunto de los españoles, como de los diferentes grupos
étnico-regionales: la red social que cada individuo integra.
Una y otra vez los epistolarios, 22 memorias,23 autobiografías 24
y fuentes orales 25 han sido determinantes en explicar el rol de
las redes sociales como elemento explicativo de primer orden
para la especialización o sobrerrepresentación de un
determinado grupo en determinados oficios u ocupaciones. A
modo de ejemplo, mencionaremos uno de los tantos casos en
los que se combinan un mismo origen municipal e igual
inserción socioprofesional en la sociedad de destino: el de los
fisterráns empleados como tripulantes en los buques de la
marina mercante argentina. La última oleada migratoria
gallega (y, como ya vimos, en particular el caso de los nacidos
en Fisterra) coincidió en lo temporal con la etapa más
expansiva de dicha flota, que entre 1946 y 1955 duplicó su
tonelaje de registro bruto, y llegó a superar el millón cien mil,
lo que suponía en 1950 el 1,08 % del tonelaje mundial. 26 El
22
Vid. Núñez SEIXAS y Soutelo VÁZQUEZ. As cartas...; DA
ORDEN. Una familia...
23
Vid., por ejemplo, PUGA, José. Así fue nuestro destino. S. l.
[Buenos Aires]: s. ed., 1988.
24
Vid. BODELÓN, Julio. Vida azarosa de un emigrante. Lugo:
Alvarellos, 1995; VARELA, Luis. De Galicia a Buenos Aires —
Así es el cuento—. Recuerdos desde el Bar La Cancha. Buenos
Aires: Eds. Volpe, 1996.
25
Vid. FARÍAS, Ruy. “Unha análise da experiencia dos emigrantes
galegos á Arxentina a través das fontes orais (1936-1971)”. In. DE
CRISTÓFORIS (comp.), Baixo o signo..., pp. 109-35.
26
Vid. VIVERO, Javier Alejandro. “La flota mercante argentina”.
In:
http://www.monografias.com/trabajos10/flota/flota.shtml
(última
consulta: 30-III-2013); “Breve historia de la marina mercante
argentina”. In:
166
ingreso masivo de aquellos marineros se halla ligado,
indudablemente, a esa coyuntura favorable. Sin embargo, para
algunos protagonistas y testigos directos de ese fenómeno, la
clave explicativa del asunto reside en que, por lo general, esa
gente emigraba con un puesto de trabajo casi asegurado,
porque los contramaestres de los buques solían ser sus
parientes o paisanos, e intercedían ante las compañías navieras
para que aquellos fuesen reclutados. 27
En realidad, creemos que sólo apelando a otro tipo de
fuentes (cualitativas) puede develarse el factor de mayor peso
a la hora de determinar la inserción socioprofesional, tanto del
conjunto de los españoles, como de los diferentes grupos
étnico-regionales: la red social que cada individuo integra.
Una y otra vez los epistolarios, 28 memorias,29 autobiografías 30
y fuentes orales 31 han sido determinantes en explicar el rol de
las redes sociales como elemento explicativo de primer orden
para la especialización o sobrerrepresentación de un
determinado grupo en determinados oficios u ocupaciones. A
modo de ejemplo, mencionaremos uno de los tantos casos en
http://www.histarmar.com.ar/BuquesMercantes/HistMarinaMercArg
/10Declinacion.htm
27
Entrevista del autor a Alberto Rivas Lorenzo, Buenos Aires, 17VI-2008. Otras referencias sueltas aparecen en la entrevista del autor
a Perfecto Canosa Marcote, Fisterra, 14-III-2006.
28
Vid. Núñez SEIXAS y Soutelo VÁZQUEZ. As cartas...; DA
ORDEN. Una familia...
29
Vid., por ejemplo, PUGA, José. Así fue nuestro destino. S. l.
[Buenos Aires]: s. ed., 1988.
30
Vid. BODELÓN, Julio. Vida azarosa de un emigrante. Lugo:
Alvarellos, 1995; VARELA, Luis. De Galicia a Buenos Aires —
Así es el cuento—. Recuerdos desde el Bar La Cancha. Buenos
Aires: Eds. Volpe, 1996.
31
Vid. FARÍAS, Ruy. “Unha análise da experiencia dos emigrantes
galegos á Arxentina a través das fontes orais (1936-1971)”. In. DE
CRISTÓFORIS (comp.), Baixo o signo..., pp. 109-35.
167
los que se combinan un mismo origen municipal e igual
inserción socioprofesional en la sociedad de destino: el de los
fisterráns empleados como tripulantes en los buques de la
marina mercante argentina. La última oleada migratoria
gallega (y, como ya vimos, en particular el caso de los nacidos
en Fisterra) coincidió en lo temporal con la etapa más
expansiva de dicha flota, que entre 1946 y 1955 duplicó su
tonelaje de registro bruto, y llegó a superar el millón cien mil,
lo que suponía en 1950 el 1,08 % del tonelaje mundial.32 El
ingreso masivo de aquellos marineros se halla ligado,
indudablemente, a esa coyuntura favorable. Sin embargo, para
algunos protagonistas y testigos directos de ese fenómeno, la
clave explicativa del asunto reside en que, por lo general, esa
gente emigraba con un puesto de trabajo casi asegurado,
porque los contramaestres de los buques solían ser sus
parientes o paisanos, e intercedían ante las compañías navieras
para que aquellos fuesen reclutados. 33
A modo de cierre
Creemos que lo hasta aquí expuesto ha demostrado algunas de
las potencialidades del RGM para el estudio de la última
oleada migratoria gallega (y española) a la Argentina. La
32
Vid. VIVERO, Javier Alejandro. “La flota mercante argentina”.
In:
http://www.monografias.com/trabajos10/flota/flota.shtml
(última
consulta: 30-III-2013); “Breve historia de la marina mercante
argentina”. In:
http://www.histarmar.com.ar/BuquesMercantes/HistMarinaMercArg
/10Declinacion.htm
33
Entrevista del autor a Alberto Rivas Lorenzo, Buenos Aires, 17VI-2008. Otras referencias sueltas aparecen en la entrevista del autor
a Perfecto Canosa Marcote, Fisterra, 14-III-2006.
168
observación de esta pequeña muestra nos ha permitido poner
de relieve la importancia (numéricamente superlativa) del
grupo étnico-regional gallego, hasta el punto de que, en el área
acotada de los municipios bonaerenses de Avellaneda y Lanús,
resulta mucho más apropiado hablar de inmigración gallega (y
del Norte peninsular), e incluso de algunos municipios
específicos, que de otra genéricamente española. Ello viene a
recordarnos que, en ocasiones, las “medias” nacionales pueden
ser apenas la expresión de un caso regional dominante,
resultando por consiguiente ineludible la realización de
estudios sectoriales capaces de poner de manifiesto las
diferentes dinámicas migratorias regionales, provinciales y
municipales. Hemos visto también como fluctuó en el tiempo
la composición sexual y rango de edad de quienes los
integraron. Por último, a grandes rasgos (y a despecho de la
imagen clásica del trabajador gallego en la Argentina), la
inserción socioprofesional del grupo parece haberse verificado
de modo predominante entre los trabajadores urbanos con o
sin cualificación. Desde luego, estudios más minuciosos, con
una base cuantitativamente más amplia de la que hoy hicimos
uso, y capaces de combinar con este tipo de fuentes otras
cualitativas, permitirán aproximaciones más profundas y
menos esquemáticas a las características del grupo estudiado.
169
Sobre silêncios e
(in)visibilidades:O
pequeno comércio
português em um
recorte de gênero
170
Sobre silêncios e (in)visibilidades:O pequeno
comércio português em um recorte de gênero 1
Lená Medeiros de Menezes 2
Analisar a inserção do imigrante no mundo do
trabalho na cidade do Rio de Janeiro implica travar contato
com sonhos - transformados ou não em realidade - em terra
estrangeira, em um processo realimentado, continuamente,
pelo sonho do negócio próprio como possibilidade concreta
de ascensão social. Ainda que nem todos os imigrantes
tenham conseguido transformar sonho em realidade,
havendo até mesmo casos de total indigência em terras
brasileiras (cf. Menezes, 1996), muitos conseguiram
transformar desejo em ato de vontade e realização.
Dentre as possibilidades existentes, o pequeno
comércio foi, sem dúvida alguma, o caminho preferido de
realização, tanto para aqueles que migravam com um
pequeno capital quanto para aqueles que migravam sem
quaisquer posses, mas que optavam por viver no limite da
sobrevivência, com o anseio de se tornarem seus próprios
patrões, através de uma poupança forçada, que regra geral,
1
O artigo é desdobramento de pesquisa registrada no CNPq
(Bolsa de Produtividade) e na UERJ (PROCIÊNCIA),
contando com taxa de bancada da FAPERJ (Programa
“Cientista do Nosso Estado”).
2
Doutora em História Social pela Universidade de São
Paulo (USP), com Pós-doutoramento pela Pontifícia
Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP).
Professora Titular de História Contemporânea da
Universidade do estado do Rio de Janeiro (UERJ).
[email protected]
171
durava entre quinze e vinte anos, conforme demonstram
trajetórias reconstruídas com base nos dados do Tribunal de
Comércio do Rio de Janeiro (cf. Menezes e Cypriano,
2009).
A expansão do pequeno comércio na cidade do Rio
de Janeiro teve dois impulsos iniciais. O primeiro foi a
abertura dos portos às nações amigas, em 1808: primeiro
ato do príncipe regente D. João ao chegar ao Brasil, no
contexto do Bloqueio Continental decretado por Napoleão
Bonaparte em 1806. O segundo, o fim do tráfico de
escravos, com a entrada em execução das leis Eusébio de
Queirós (1850) e Nabuco de Araújo (1854), o que
disponibilizou capitais, antes utilizados no tráfico, para a
expansão urbana.
Como medidas complementares às referidas leis,
foram propostas medidas para afastar os escravos
(dedicados ao comércio ambulante, aos carretos e ao
trabalho nas oficinas) da cidade para o campo, bem como
do litoral para o interior, em um momento no qual a
expansão do café demandava mão-de-obra para a lavoura e,
em decorrência dessa expansão, o porto do Rio de Janeiro
tornava-se um dos maiores portos do mundo.
O resultado mais imediato dessas transformações3
foi a expansão do comércio, envolvendo comerciantes
estrangeiros das mais diferentes nacionalidades , tornando a
capital brasileira centro principal do comércio de
3
Dentre as mudanças marcantes então ocorridas podem ser
citadas a Lei de Terras, que possibilitou o acesso à terra
através do mercado (compra e venda)e o Código
Comercial, ambos datados de 1850, o mesmo não da Lei
Eusébio de Queirós, que aboliu o tráfico negreiro.
172
exportação e importação, conectada com o progresso e as
conquistas da industrialização.
No caso específico dos portugueses, estes se
transformaram de colonos em imigrantes no pós
Independência (1822); processo que os inseriu na
imigração de massa que marcou a segunda metade do
oitocentos. Com o crescimento da diáspora portuguesa,
enormes contingentes de trabalhadores pobres chegaram ao
Brasil, provenientes, a partir de 1870, em sua esmagadora
maioria, do norte de Portugal. No Brasil, fixaram-se,
principalmente, na cidade do Rio de Janeiro, onde, ao
longo dos séculos XIX e XX, constituíram a porção
majoritária da população estrangeira.
173
Com relação às ocupações desenvolvidas pelos
portugueses fixados na cidade, o comércio, sem dúvida,
destacou-se como um espaço preferencial no processo de
construção de uma nova vida, conforme demonstra
estatística paradigmática, referente ao ano de 1866 (tabela
1).
Tabela 1 - Estatística das Casas Comerciais,
Fabris e Industriais (Corte e Distrito Federal – 1866,
excetuada a freguesia de Sant’Anna
Nacionalidade
Negociantes
Caixeiros
Brasileiros
980
1.117
Portugueses
3.960
6.413
Ingleses
100
66
Franceses
383
190
Outros
236
148
Totais
5.753
7.937
Fonte: BRASIL. Arquivo Nacional. Relatório do
Ministério de Agricultura, Comércio e Obras Públicas de
1866. Disponível em www.crl.edu/brazil
A presença de um comércio, essencialmente
estrangeiro, com destaque para portugueses, na cidade do
Rio de Janeiro foi continuamente observada por viajantes
europeus que visitaram a capital brasileira ao longo do
século XIX. Essa observação recorrente encontra
comprovação numérica quando consultamos jornais,
revistas e almanaques de época, fontes preciosas para o
estudo da vida urbana oitocentista, com destaque para o
Almanak Administrativo, Mercantil e Industrial do Rio de
Janeiro, mais conhecido como Almanaque Laemmert
174
(1844-1890). Através das listagens por ele publicadas,
podemos travar contato com um florescente comércio da
moda em mãos francesas, de um comércio português de
secos e molhados em contínua expansão, bem como com
padarias, confeitarias, hotéis, casas de pasto e restaurantes,
nos quais imigrantes franceses, portugueses e galegos
disputavam a preferência dos clientes. 4
Um exercício quantitativo, elaborado com base nas
listagens do Laemmert, demonstra o dinamismo comercial
conhecido pela cidade-capital a partir de 1850,
comprovando o impacto ocorrido com o fim do tráfico de
escravos.5 A tabela 2, organizada a partir da quantificação
de comerciantes dos setores dos secos e molhados,
padarias, hotéis e casas de pasto, que comandavam
negócios entre os anos de 1845 e 1865, constitui excelente
demonstração desse dinamismo. Nesses setores,
portugueses
e galegos
eram,
indiscutivelmente,
majoritários.
4
5
Observe-se que, no Rio de Janeiro, havia profunda
identidade entre portugueses e galegos, ao ponto dos
primeiros serem chamados, de forma depreciativa, de
galegos. Nesse caso, reproduzia-se, de forma inversa, a
discriminação que, em Portugal, era dada aos galegos:
trabalhadores que se empregavam por baixos salários,
competindo, no mercado, com os portugueses.
Deve ser destacado, no tocante aos comerciantes
estrangeiros, que o Almanaque Laemmert não menciona a
nacionalidade dos que estão listados. Dessa forma, é
necessário que seja feito um trabalho minucioso baseado
nos sobrenomes publicados, o que, certamente, mesmo
assim, impõe cuidados e limites.
175
Tabela 2 - Comerciantes de Secos e molhados,
Padarias, Hotéis e Casas de Pasto (1845-1865)
Tipo de
Armazéns de
Padarias
Hotéis e
Comércio
Secos e
Casas de
/Ano
Molhados
pasto
1945
132
40
25
1950
277
50
31
1955
535
85
53
1959
639
122
92
1965
1085
133
176
Percentuais
Crescimento
Crescimento
Crescimento
em 20 anos
de 821,96%
de 332,5%
de 704%
Fonte: Almanak Laemmert para os anos de 1845,
1850, 1855, 1859 e 1865. Tabela organizada pela autora do
artigo.
O crescimento acima demonstrado encontra igual
visibilidade em fontes oficiais, que registram, por exemplo,
a matrícula de 110 comerciantes no ano de 1855 (42,27%
dos quais eram estrangeiros); de 143 em 1857 (sendo
76,22% estrangeiros); de 223 em 1860 (participação
estrangeira na ordem de 48,87%) e de 202 em 1865
(contando-se 45,54% estrangeiros) (RMJ, 1855, 1857, 1860
e 1865). A ligeira desvantagem dos estrangeiros frente aos
nacionais nesses totais desaparece quando o olhar é focado
em determinados ramos de comércio, nos quais os
imigrantes são indiscutível maioria, com destaque para
aqueles que constituem os exemplos contemplados na
tabela. Isso sem ser considerada a questão das
176
naturalizações,
que
foram
sempre
expressivas,
principalmente, no caso português.
Ao ultrapassarmos as evidências numéricas no
sentido da promoção de análises qualitativas, que
contemplem a questão do gênero, é possível observar que,
ao contrário do que é destacado pela historiografia, os
registros do referido almanaque permitem constatar que os
negócios oitocentistas não eram exclusivamente
masculinos e que a mulher assumia papel de protagonismo
em determinadas situações, principalmente quando afetada
pela viuvez.
É certo que costureiras-modistas, floristas,
perfumistas, negociantes de ‘quinquilharias’ e outras
mulheres - regra geral francesas - ganharam visibilidade na
história do Rio de Janeiro, bem como nas crônicas sobre a
cidade, canalizando contra si, por conta dos preconceitos
existentes e da simbiose entre moda e prostituição, a
inevitável ‘fama’ de mulheres fáceis (Cf. Macedo, 1988).
Outras mulheres, de outras nacionalidades, porém, fizeramse também presentes no espaço comercial da cidade, com
várias delas tendo sobrenomes portugueses e atuando em
nichos de mercado nos quais esta nacionalidade estava
mais presente. Sobre essas mulheres e, especialmente,
sobre comerciantes portuguesas, por razões variadas,
abateram-se o silêncio e o esquecimento da história e da
historiografia. Em última instância, resultado da
invisibilidade sob a qual se protegiam os próprios
comerciantes (independentemente de serem homens ou
mulheres), associada às exclusões impostas pela
modernidade, tal como esta foi absorvida em cidades
periféricas como o Rio de Janeiro.
177
Considerada a questão mais geral da opção da
invisibilidade assumida pelos próprios comerciantes,
observamos que, no caso dos pequenos comerciantes, estes,
ao longo do Império, tenderam a evitar a matrícula nos
Tribunais de Comércio, instituídos pelo Código Comercial
de 1950, ainda que, com sua atitude, tivessem que arcar
com os prejuízos de possíveis falências.
Em recente dissertação de mestrado, defendida na
Universidade do Rio de Janeiro (2010), Paula Cypriano
comprovou que os comerciantes registrados estavam
constituídos, principalmente, por atacadistas, vinculados ao
grande comercio de importação e exportação, sendo poucos
os varejistas que aceitavam arcar com as obrigações que o
registro acarretava.
Para além desse dado oficial, devem ser
consideradas
determinadas
representações
que
acompanharam o processo de modernização, relegando os
portugueses às imagens do atraso e do imobilismo (vd.
Menezes in Benzoini, 2008), que se contrapunham à
imagem do progresso e da civilização dirigida a outras
nacionalidades, com destaque para os franceses e os
ingleses, comerciantes de produtos considerados ‘limpos’,
‘glamurosos’ e ‘sofisticados’, com destaque para artigos
vinculados ao “bem vestir”, muito distanciados, nos
escritos sobre a cidade, dos estabelecimentos ‘
ultrapassados’, ‘sujos’, engordurados’ e ‘antihigiênicos’ de
propriedade portuguesa.
Observe-se que, por volta de 1850, já se havia
consagrado a divisão da Europa entre uma Europa ativa portanto, dinâmica e industrial - e uma Europa passiva –
‘atrasada’ e agrícola. Quando as elites brasileiras
discursavam em prol da imigração, tinham seus olhos
178
voltados para a primeira das Europas mencionada, que não
incluía a Europa mediterrânica.
As representações do atraso e do imobilismo
lançadas aos portugueses – e também aos galegos com eles
identificados - advinham, por outro lado, da identificação
dos portugueses com um passado colonial a ser esquecido,
em um momento no qual a colonização inglesa era
contraposta à portuguesa, como forma de demonstrar que
aquela, mais avançada, propiciava os sucessos conhecidos
pelos Estados Unidos (Cf. Kidder e Fletcher, 1941).
Nesses enquadramentos mentais, o comércio
português, identificado com produtos tradicionais da mesa
portuguesa, tendeu a ser silenciado, em prol da defesa do
comércio desenvolvido por imigrantes voltados para o
oferecimento de bens identificados com os avanços da
civilização, oriundos de portos como Liverpool, Bordeaux
ou Marselle. Vejamos a forma como Walsh, viajante
europeu no Brasil do século XIX, referiu-se ao comércio
francês na cidade:
Suas lojas ocupam algumas ruas da cidade, onde
se destacam por serem as mais elegantes. Elas se
distinguem, principalmente, por suas cortinas,
espelhos, relógios ornamentais e vasos de louça
esmaltados, que dão uma certa elegância e luxo à rua
do Ouvidor, do Ourives e outros lugares em que
vivem (Walsh, 1985, p. 197).
No pólo oposto, Kidder e Fletcher, destacariam, em
sua obra, o que, segundo eles, representava o passado
colonial português para o Brasil:
179
Os brasileiros (...) herdaram contudo muitas
características de seus antepassados portugueses, e
uma das mais dominantes é a antipatia pelas
inovações.
As leis, a maneira de fazer negócios, assim
como de pensar e agir, que aí prevalecem
geralmente, são as dos portugueses. Tudo isso está a
exigir decisiva renovação, a fim de apropriar-se às
circunstâncias de um novo Império que surge para
vida no meio dos progressos do século XIX (Kidder
e Fletcher, 1941, p. 29 e 352).
A antipatia pelas inovações, certamente, não se
confirma quando analisamos os pedidos de registro de
patentes, que demonstram grande dinamismo no sentido de
caminhar em direção ao “progresso”.
Quando abandonamos as análises gerais para
priorizar o recorte de gênero, constatamos que outros
silêncios justapõem-se aos já mencionados. Bem sabemos
dos silêncios que afetam as mulheres na documentação
concernente à imigração, como é o caso dos passaportes
coletivos e das estatísticas assexuadas a que se refere
Michelle Perrot (1998). No tocante ao mundo dos negócios,
por outro lado, os silenciamentos são bastante amplos,
resultado da representação do mundo empresarial como
espaço masculino. Disso resultam dois aspectos
fundamentais. O primeiro, a necessidade das mulheres
necessitarem da permissão de pais ou maridos para
gerenciarem estabelecimentos comerciais, conforme
dispunha o Código Comercial Brasileiro, segundo o qual
poderiam comerciar no Brasil:
180
As mulheres casadas maiores de 18 (dezoito)
anos, com autorização de seus maridos para poderem
comerciar em seu próprio nome, provada por
escritura pública. As que se acharem separadas da
coabitação dos maridos por sentença de divórcio
perpétuo, não precisam da sua autorização. Os
menores, os filhos-famílias e as mulheres casadas
devem inscrever os títulos da sua habilitação civil,
antes de principiarem a comerciar, no Registro do
Comércio do respectivo distrito (Lei 556, de 25 jun.
1850, at. 1º, inciso 4)
Para comerciar, portanto, a mulher casada
necessitava da autorização do marido, “provada por
escritura pública”. O segundo aspecto era cultural,
constituído pela representação de que o trabalho da mulher
era um trabalho secundário ou complementar e, nos
estabelecimentos comerciais onde o marido era o
proprietário, uma simples extensão dos fazeres do marido.
Bem sabemos, entretanto, que mulheres portuguesas
estavam presentes no universo comercial, conduzindo, lado
a lado com o marido, os negócios familiares, por vezes,
tendo papel fundamental no empreendimento; caso das
casas de pasto e, posteriormente, dos bares, nos quais a
experiência feminina na cozinha, garantia, quase sempre, o
sucesso do negócio.
Acostumadas às lides da lavoura, muitas mulheres
estrangeiras reinventaram, no espaço urbano, o trabalho
enquanto empreendimento familiar. Se o exemplo da
esposa de Manuel Sendas, que se tornou um gigante no
ramo dos supermercados no Brasil, ganhou visibilidade
graças ao relato do filho, que, em livro biográfico sobre o
181
pai, lembra da forma pela qual a mãe atendia aos fregueses,
acomodando as crianças por detrás do balcão (SENDAS,
1994), o trabalho da esmagadora maioria das mulheres
perdeu-se no silêncio da história.
Nesse contexto do silêncio, as viúvas tem uma
situação privilegiada, a medida que, com a morte dos
maridos, ao adquirirem a liberdade social interditada à
mulheres casadas, podiam gerir seus próprios negócios,
passando a adquirir visibilidade documental (vd.
MAZZEO, 2009).
A presença de viúvas estrangeiras no mundo dos
negócios da praça do Rio de Janeiro tem visibilidade nas
listagens publicadas pelo Almanak Laemmert, ao qual já
nos referimos anteriormente. A consulta aos almanaques
publicados entre 1844 e 1890 evidenciou, por exemplo, a
existência de 32 viúvas listadas como comerciantes no
ramo dos secos e molhados. Muitas delas não conseguiram
vencer as dificuldades do primeiro ano de atividades;
várias, porém, permaneceram na condução do negócio
durante um tempo que podemos considerar significativo, 6
mulheres que enfrentaram uma concorrência quase que
exclusivamente masculina.7 Mulheres, regra geral, privadas
do nome de batismo, referenciadas apenas pela autoridade
6
Serve de exemplo a viúva Cabral que, entre 1863 e 1867,
foi proprietária de loja situada à rua de São Cristovão, no
Rio de Janeiro, nas proximidades do palácio imperial,
localizado no mesmo bairro.
7
Um exemplo disso nos é dado pelo ano de 1847, quando,
em um total de 231 comerciantes do ramo, figuravam
apenas duas mulheres, ambas viúvas. Ou pelo ano de
1877, quando aparecem, novamente, apenas duas viúvas,
ambas com lojas situadas no centro da cidade. Cf.
Laemmert, 1847 e 1877.
182
marital, as viúvas revelam o quanto de coragem e de
determinação que marcou suas vidas.
Em um único caso, o fato da viúva anunciar-se pelo
nome completo do marido possibilitou acompanhar melhor
a trajetória descrita pelo casal no espaço comercial da
cidade. Trata-se da viúva do comerciante Antonio José
Barbosa Pereira que abriu casa comercial à rua Direita, nº
35, no ano de 1845, administrando-o até 1850. Neste ano
ou no ano que se seguiu, Antonio José faleceu. Dessa
forma, sua viúva assumiu os negócios da família em 1851.
Sua incursão no mundo dos negócios, porém, foi efêmera,
pois, em 1852, ela desapareceu das listagens do almanaque,
não tendo sido possível saber se devido à sua morte, ao seu
retorno a Portugal, à falência da empresa ou devido à
simples decisão de fechar as portas do estabelecimento.
Possivelmente, essa presença efêmera decorreu do fato da
viúva ter pouca afinidade com o ramo de negócios por ela
herdado: o das ferragens.
A presença de viúvas portuguesas nos armazéns,
açougues, restaurantes e bares da cidade do Rio de Janeiro,
porém, não ficou perdida no passado. Sua presença no
pequeno comércio ainda visível na cidade demonstra que a
longa duração dessa presença. Nesse sentido, o presente
permite iluminar o passado, possibilitando o preenchimento
de algumas lacunas documentais. Na fala das próprias
protagonistas dessa vivência comercial, algumas facetas do
trabalho feminino podem ser demonstradas, como
exemplifica a trajetória de Maria Augusta da Silva
Martins, marcada por muitos deslocamentos e recomeços.
Natural de Oliveira das Aziméis, no distrito de
Aveiro, Maria Augusta nasceu em 1932. Tinha 18 anos
quando partiu de Portugal, em companhia da família (mãe,
183
padrastro e irmãos). Segundo recorda, não queria partir.
Pensou, inclusive, em fugir, o que não fez por medo da
reação da mãe, que, segundo ela, era muito severa. A
viagem, de acordo com sua narrativa, foi terrível, pois ela
enjoou durante todo o tempo de travessia. Lembra que, se
não tivesse casado, teria ido ao Consulado para pedir para
voltar a Portugal, principalmente por conta dos maltratos
da mãe.8
Seu primeiro emprego foi o de empregada
doméstica. A seguir foi operária de fábrica e ajudante de
lanchonete de propriedade de um patrício. Casou-se em
1952, com 20 anos, com marido também português e
sapateiro por profissão.
Com o nascimento dos filhos (três ao todo) o casal
resolveu mudar de vida e abrir uma quitanda, que parecia,
então, uma forma de garantir uma vida melhor. O
empreendimento, porém, não deu o retorno esperado,
levando o casal a abrir um novo negócio. Com a doença e
morte do filho mais velho e, logo depois, do marido, Maria
Augusta, viúva aos 34 anos, teve que recomeçar.
Recorrendo a empréstimos, optou pela compra de um
armazém, mas, após 12 anos de trabalho, por conta de
múltiplas dificuldades, foi obrigada a vendê-lo aos antigos
proprietários. Como bem se lembra, pelo dobro do preço de
compra.
Não esmoreceu, porém, e continuou a sonhar em
dar uma vida melhor para o filho. Com novos empréstimos,
abriu o bar que, com o filho, administra desde 1980. Ou
8
Dados recolhidos em entrevista realizada pela
pesquisadora em 22 de abril de 2011.
184
seja, há 32 anos, conhecido na região pela boa comida que
oferece.
Como D. Maria Augusta, mulheres e homens
anônimos, com trajetórias marcadas pela luta cotidiana e
pela tenacidade, marcaram o passado e continuam a
marcam a marcar o presente da cidade, tornando-se parte
da história vivida nos bairros cariocas. Para além das
grandes análises, essa história empírica, deve, também,
tornar-se história da imigração, promovendo a dialética
necessária entre casos individuais e processos coletivos.
185
Bibliografia
BRASIL. Relatório do Ministério da Justiça (RMJ). Rio de
Janeiro: Imprensa Nacional, 1855, 1857, 1860 e 1865.
BRASIL. Código Comercial Brasileiro. Título I, parte
primeira, art. 1º - do comércio em geral. Lei nº 556, de 25
de junho de 1850.
CYPRIANO, Paula Leitão. Imigração, negócios e poder: o
comerciante português como agente dinâmico das relações
intersociais Brasil-Portugal (1850-1875). 2010. 135 f.
Dissertação (Mestrado em História) – Instituto de Filosofia e
Ciências Humanas, Universidade do Estado do Rio de Janeiro,
Rio de Janeiro. Dissertação de Mestrado.
KIDDER, Daniel e FLETCHER, James C. O Brasil e os
brasileiros. São Paulo: Cia Editora Nacional, 1941.
LAEMMERT,
Eduardo
&
Henrique.
Almanak
Administrativo, Mercantil e Industril do Rio de Janeiro (a
partir de 1848, da Corte e da Província do Rio de Janeiro).
Rio de Janeiro: Eduardo & Henrique Laemmert, 18441890.
MACEDO, Joaquim Manuel de. Memórias da Rua do
Ouvidor. Brasília: Ed. UnB, 1988. 148 p. (Coleção Temas
Brasileiros, 63).
MAZZEO, Tilar J. A viúva Cliquot. A história de um
império do champagne e da mulher que o construiu.
[Trad.]. Rio de Janeiro: Rocco, 2009.
186
MENEZES, Lená Medeiros de. Os Indesejáveis:
Desclassficados da Modernidade. Protesto, Crime e
Expulsão na Capital Federal (1890-1930). Rio de Janeiro:
EdUERJ, 1996.
MENEZES, Lená Medeiros de. “Les portugais em tant que
représentation de l’immobilisme dans la modernisation
républicaine”. In: BENZONI, Marie Matilde; FRANK,
Robert; PIZETTI, Silvia Marie (org.). Images des peuples
et histoire des relations internationales du XVIe siècle à
nos jours. Paris: Publications de la Sorbonne, 2008. p.
271-280.
PERROT, Michelle. Les femmes ou les silences de
l’histoire. Paris: Champs/Flammarion, 1998.
SENDAS, Márcia Maria. Meu avô, comendador Manuel
Antonio Sendas. Origens da família Sendas no Brasil. Rio
de Janeiro: Four Print, 1994.
WALSH, R. Notícias do Brasil (1828-1829) [Trad.]. São
Paulo: Itatiaia/Ed. USP, 1985, p.197 (Reconquista do
Brasil, 74).
187
Rumo à América
Meridional: os
açorianos na formação
do Rio Grande do Sul e
do Uruguai (séculos
XVII a XX)
188
Rumo à América Meridional: os açorianos na
formação do Rio Grande do Sul e do Uruguai
(séculos XVII a XX)
Véra Lucia Maciel Barroso1
Introdução
No Brasil, não só o Rio Grande do Sul (RS) acolheu
açorianos. Também Santa Catarina, São Paulo, Espírito Santo,
Rio de Janeiro, Bahia, Paraná, Maranhão e Pará,além de outros
estados foram palco de sua instalação. Sobre sua presença no
Brasil, muito pouco está escrito. São os catarinenses que têm
sua pesquisa mais divulgada. Posteriormente, outros estados
acolheram açorianos, pelas migrações internas, e outros
chegaram esparsos no século XX, entretanto em número bem
menor do que os chegados nos anos 1700.
O Rio Grande do Sul, o estado situado no extremo-sul
brasileiro, pode ser melhor e mais nitidamente visualizado
através do seu mosaico étnico. Portugueses (continentais e
insulares) somados aos índios e africanos, a contar do século
XVIII, aliados aos alemães, italianos, poloneses e tantos
outros, a partir do século XIX, impulsionaram a formação da
sociedade gaúcha. Entretanto, a historiografia regional revela
que, acerca dos alemães e italianos, a produção do
conhecimento sobre suas presenças é vastíssima. Incontáveis
são seus estudos, pesquisas e publicações. Suas fontes,
riquíssimas e diversificadas, têm possibilitado trazer à luz
trabalhos interessantes e importantes que demonstram sua
1
Doutora em História/PUCRS, Professora da FAPA e Historiógrafa
do Centro Histórico-Cultural da Santa Casa de Misericórdia de Porto
Alegre. Endereço eletrônico: [email protected]
189
efetiva participação na construção da História do estado sulrio-grandense.
Se este é o cenário dos teutos e itálicos chegados ao
Rio Grande do Sul, respectivamente a partir de 1824 e 1875,
diferenciada é a realidade dos açorianos trazidos à Capitania
no século XVIII. Destes, poucos, salvo raros trabalhos, foram
escritos. E suas fontes, ao contrário das demais que nos
arquivos estão identificadas e são numerosas, as referentes aos
ilhéus, inventariadas, estão reunidas apenas em três códices
custodiados no Arquivo Histórico do Rio Grande do Sul.
Outras que informam a temática açoriana se encontram
dispersas e esparsas em vários fundos documentais, que para
encontrá-las, os pesquisadores têm que realizar uma busca
como a de localizar agulha no palheiro.
Diante deste quadro, a produção do conhecimento
sobre a presença açoriana no Rio Grande do Sul é pobre. Por
isso há muitas perguntas sem respostas dadas. Procurá-las têm
sido um desafio difícil e empreendido por poucos.
Entretanto, é indiscutível que a contribuição dos
portugueses insulares na História do Rio Grande do Sul é
sensível e pontual, especialmente porque aqui eles chegaram
quando das lutas de fronteiras entre os domínios português e
espanhol na América Meridional. Eis que o papel do açoriano
na economia e na estratégia político-militar do espaço sulino
foi demarcatório na arrancada da fixação e domínio luso no
Rio Grande do Sul. Assim, permitir que o desconhecimento,
para não dizer ignorância, sobre a presença açoriana no RS
continue como uma impossibilidade de sua reversão não é
mais possível. Quer-se aqui, pois, contribuir para avançar e ir
além do já escrito e reescrito, por alguns.
Eis que o presente trabalho objetiva:
190
1° - configurar o cenário-palco da instalação dos
açorianos no RS, e, por extensão, no Uruguai;
2° - revelar os lugares (espaços) das propriedades
territoriais concedida aos açorianos no Rio Grande do Sul;
3º - elencar as ações empreendidas para superar o
desconhecimento da trajetória açoriana no RS;
4° - trazer a lume as pesquisas e sua divulgação
realizadas mais recentemente, e/ou projetadas para um futuro
próximo, com o fim de rastrear os campos da revelação do
fazer açoriano no contexto da história e da cultura do Rio
Grande do Sul.
Movimento açoriano no Cone Sul: RS (Brasil) e Uruguai
Situado na extremidade meridional do Brasil, o estado
do Rio Grande do Sul tem uma história marcada por
especificidades e uma singularidade que o distingue dos
demais estados brasileiros.
Tardiamente conquistado pelos portugueses (eis sua
singularidade), o espaço sul-rio-grandense foi no século
XVIII, cenário de intermitentes e sucessivas guerras,
contracenadas por tratados que objetivavam acomodar os
interesses dos dois estados europeus na América.
Assim, em 1750, o Tratado de Madrid determinava a
entrega do território missioneiro, a oeste, para Portugal. Em
contrapartida, ficaria aos espanhóis, a Colônia do Sacramento,
um posto avançado que os portugueses fundaram em frente a
Buenos Aires, no ano de 1680, quando então puseram em
prática o ousado sonho, de fazer do Rio da Prata o limite
natural de sua possessão frente a da Espanha na América
Meridional.
191
Com esta realidade de avanço para além do que rezava
o Tratado de Tordesilhas (1494), Portugal, de imediato,
projetou garantir as novas terras conquistadas com povoadores
a seu serviço, visto que a área missioneira até então reunia
jesuítas a serviço de Espanha, através de aldeamentos
indígenas – os Sete Povos das Missões.
Do arquipélago dos Açores, ilhas situadas no Atlântico
norte, a noroeste da África, já vinham chegando açorianos em
Santa Catarina, desde a década de 1740, para alimentar a
lógica defensiva que Portugal procurava desenvolver na área
sulina brasileira. Igualmente, ilhéus esparsos já estavam
localizados na Colônia do Sacramento, Maldonado e
imediações (áreas, posteriormente, do território uruguaio),
cumprindo o papel de povoadores e defensores dos interesses
portugueses no espaço em disputa.
Assim, para garantir o Tratado de Madrid, foi dada a
ordem para virem casais de número à então Capitania do Rio
Grande de São Pedro, correspondendo à necessidade de
aliviarem as ilhas dos Açores, superpovoadas, cuja carência de
alimentos era uma realidade. Do outro lado do mar, no sul do
Brasil, havia falta de braços e de “defensores”. Nessa
conjuntura favorável começaram a chegar pelo porto de Rio
Grande, em 1752, os açorianos ao Rio Grande do Sul.
São contraditórios os números apresentados dos que
efetivamente foram trazidos. Para uns, teriam chegado cerca
de 350, para outros, 585 casais, números distantes do projeto
de enviar 4 mil casais.
A ordem era transportá-los para além de Rio Pardo
(centro-oeste do RS), retaguarda militar portuguesa fundada
quando da demarcação dos limites, situando os açorianos na
área missioneira onde exerceriam o papel de cunha, para
garantir o domínio português na região. Esta era a real função
192
que então lhes era imposta – a de serem defensores de
território que Portugal recebera pelo Tratado de Madrid.
Entretanto, as resistências ao acordo entre as coroas
aconteceram. A confirmar a Guerra Guaranítica, que pode ser
definida como um verdadeiro manifesto indígena de que a
terra em disputa era deles, acima dos interesses colonialistas
que os submetiam.
Na espera das demarcações e impasses, os açorianos
foram se fixando, plantando e produzindo.
Anulado o Tratado de Madrid, em 1761, com o
Tratado de El Pardo, caía por terra o projeto de colonização
açoriana no oeste missioneiro.
A seguir, a invasão espanhola, em 1763, sobre a vila
de Rio Grande forçou o processo de fuga das imediações,
quando então os açorianos se espalharam em várias direções,
reassentando-se pelo disperso espaço sulino em conflito.
Assim, muitos se fixaram em núcleos portugueses já
existentes, como em Santo Antônio da Patrulha e Conceição
do Arroio (Osório), somando-se aos ilhéus, já lá instalados,
migrados pelo Litoral Norte de núcleos açoritas de Santa
Catarina. Outros deram origem a novos núcleos povoadores
como Encruzilhada, Triunfo e Taquari, esta projetada pelo
Governador da Capitania, Custódio de Sá e Faria, em 1764.
Para o Porto do Dorneles (atual Porto Alegre – capital
do RS), vértice do ângulo que unia as duas fronteiras, a do mar
(Rio Grande) e a da terra (Rio Pardo), foram levados 60 casais.
Ali instalados, povoaram as chácaras com trigais e outros
cereais. Em datas de 272 ha, a pequena propriedade era
implantada na Capitania, contrastando com a sesmaria, a
grande propriedade, com cerca de 10 a 13.000 ha, já lastreada
em grande parte do leste sulino. Foi neste contexto que Porto
dos Casais despontou como importante centro abastecedor de
193
alimentos da região, quando se estruturava então, mais
claramente, uma sociedade de classes no Rio Grande do Sul. É
que com os açorianos se inaugurava a agricultura na Capitania,
que passou não só a fornecer alimentos para o mercado local,
como a render lucros à coroa portuguesa com a crescente
exportação da produção tritícola. Eis em Porto Alegre, os
moinhos de vento e as azenhas a moerem o grão, fruto da faina
açoriana. Daí na toponímia da capital, os bairros Moinhos de
Vento e Azenha.
Dentre os que foram feitos soldados, na defesa das
terras portuguesas no sul, pelos serviços militares prestados,
alguns receberam como pagamento a doação de uma ou mais
sesmarias. Surgia então o açoriano-estancieiro. Entretanto se,
de um lado, ocorria a ascensão social de alguns açorianos,
muitos outros tiveram, ao contrário, suas pequenas
propriedades tomadas e incorporadas, às já grandes
propriedades de muitos estancieiros.
É neste clima de tensão que se avizinha, em 1777, o
Tratado de Santo Ildefonso. Com ele perdia Portugal a área
missioneira e a Colônia do Sacramento. Porém, apesar do
tratado, Portugal passou a conceder mais terras, através de
cartas de sesmarias, avançando os seus domínios na direção
oeste. A saída, para tanto, viável, era pelo menos incorporar,
através da política de concessão de sesmarias, o amplo
território das Missões, objetivo projetado para os açorianos
quando do Tratado de Madrid. Sem dúvida, esta seria uma
estratégia eficaz e sem ônus para a Coroa, na medida em que o
sesmeiro, ao ganhar a propriedade, tratava logo de transformar
sua posse numa verdadeira fortaleza. Assim, ao resguardar
seus bens estava garantindo a posse portuguesa na área em
conquista. Com este projeto, Portugal, sem descanso, foi
concedendo terras na direção centro-oeste.
194
Ao iniciar o século XIX, em maio de 1801, um
servidor da coroa espanhola no Rio Grande do Sul, Félix de
Azara, fundador da primitiva povoação de São Gabriel,
percebeu o perigo que a Espanha estava correndo. Escreveu
ele a Memória Rural do Rio da Prata, na qual destaca que
estabelecimentos portugueses (povoados) estavam sendo
espalhados em seus domínios. (AZARA. In: FREITAS, 1989,
p. 17). E alertava ele que se não fossem tomadas providências
urgentes, instalando ali núcleos espanhóis, em menos de
quatro anos a Espanha perderia a posse do referido território.
Todavia, o alerta de Azara fora tardio. Não quatro
anos, mas quatro meses após, as Missões foram conquistadas
definitivamente para Portugal. A partir dai o território do Rio
Grande do Sul passou ao domínio luso e, como tal,
incorporado, consolidou raízes que vinham sendo implantadas
ao longo do processo da conquista.
Destaque-se que esta movimentação militar espalhou
os ilhéus no espaço sulino (migrações internas), do que
resultou sua presença expressiva no número populacional do
RS. Assim, inegavelmente, no final do século XVIII, em mais
de 50% das famílias gaúchas, açorianos e/ou seus
descendentes estão nelas inseridos. Esta é uma frente de
pesquisa, a ser ainda realizada.
E boa parte dos açorianos deslocou-se em fuga para o
Uruguai, notadamente para San Carlos de Maldonado. Anos
depois, em tempo de paz, alguns voltaram ao Rio Grande do
Sul. Portanto, impõem-se pesquisas para lincar os laços
familiares entre os dois espaços, em decorrência do processo
migratório imposto na área de fronteira viva, resultante dos
conflitos regionais.
195
Enfim, deste apanhado da História Colonial do Rio
Grande do Sul deve ficar claro que os açorianos estão
presentes no seu espaço, em não pequeno número, chegados:
- antes do Tratado de Madrid (1750):
- vindos de Santa Catarina e
- vindos da Colônia do Sacramento;
- após o Tratado de Madrid:
- quando a partir de 1752 chegam os casais de número.
Sistematizando o processo: os casais de número foram
estimulados por Gomes Freire de Andrada, conforme Bando
Convocatório de 16 de janeiro de 1752, a virem para o Rio
Grande do Sul a fim de resguardarem o espaço missioneiro aos
portugueses como se demonstrou. Mas as resistências
indígenas, sobretudo expressas pela Guerra Guaranítica (175256) dispersaram os açorianos que foram ocupando os espaços.
Soma-se nesta conjuntura a invasão espanhola de 1763 que
promoveu uma verdadeira migração interna no espaço sul-riograndense, esparramando os açorianos que buscavam situarse. Portanto, o período a seguir que medeia entre o Tratado de
Santo Ildefonso (1777) e o Tratado de Badajós (1801) deve ser
considerado o da fase do assentamento territorial efetivo dos
açorianos no RS. Foi entre os anos de 1770 e 1880 que se deu
a legitimação de posse das terras que vinham sendo por eles
ocupadas ou das que passaram a requerer após as migrações
com as guerras. Este é o período balizador do delineamento
dos espaços açorianos, conforme demonstram os códices
F1229, F1230 e F1231 custodiados no Arquivo Histórico do
RS.
Mas, afinal, transcorridos aproximadamente 260 anos
da chegada oficial dos açorianos ao Rio Grande do Sul indagase: quais sobrevivências evidenciam sua presença na formação
196
social do estado gaúcho-brasileiro? Quais evidências? Quais
suas manifestações culturais visíveis? E quais fontes
documentais informam acerca da sua atuação?
O evento em curso é oportunidade motivadora para
reconhecer as marcas identitárias da açorianidade gaúcha.
Todavia, não é o objeto desta intervenção. A questão fulcral
aqui é apontar possíveis causas/motivos da sua invisibilidade.
Eis alguns:
- passaram-se mais de 250 anos de sua instalação no
RS, se levado em conta que alguns vieram antes da
colonização programada (1752);
- há poucos pesquisadores da história e da cultura
açoriana;
- o conhecimento histórico (historiografia existente é
limitada e repetitiva (nos erros e acertos);
- a documentação é rara. No Arquivo Histórico do RS,
apenas três códices tratam de açorianos, diante de centenas dos
alemães e italianos. Outros dados e referências avulsas estão
esparsas em diversos fundos documentais, cuja tarefa de
desvendamento é árdua e penosa.
Todavia estes fatores não encobrem o reconhecimento
de que os portugueses – continentais e insulares foram os
atores centrais da História do Rio Grande do Sul no século
XVIII.
Ações de desvendamento da presença açoriana no
Rio Grande do Sul
Dentre as ações desencadeadas, mais especificamente,
a partir da região Litoral Norte do Rio Grande do Sul, com
vistas à identificação das nossas raízes açorianas destacam-se:
197
a. Ciclo de Palestras especificamente sobre os
açorianos no RS, realizado em 1991, reunindo especialistas
nos temas de História e Cultura, para professores e animadores
culturais da região.
b. Publicação da obra Açorianos no Rio Grande do
Sul: documentos interessantes, pela Editora Caravela, em
1991. Transcrição feita pela paleógrafa Maria Helena Peña
Ghisleni de documentos custodiados no Arquivo Histórico do
Rio Grande do Sul. Sob a coordenação de Santa Ineze da
Rocha e Véra Lucia Maciel Barroso participaram as
Prefeituras de Osório, Santo Antônio da Patrulha e Tramandaí,
e a Associação dos Amigos do Arquivo Histórico do RS.
c. Publicação da obra Presença Açoriana em Santo
Antônio da Patrulha e no Rio Grande do Sul, reunindo os
textos dos palestrantes do Ciclo de Palestras realizado em
1991 (1ª parte), e a genealogia de açorianos situados em Santo
Antônio da Patrulha pesquisada por Moacyr Domingues.
Organizada por Véra Lucia Maciel Barroso e editada pela EST
tem 216p. e sua 2ª edição foi lançada em 1997.
d. Artigos de autoria de Véra Lucia Maciel Barroso,
em obras coletivas e revistas trazendo novos elementos acerca
da presença açoriana no RS, como: Lusos e açorianos no RS:
conquista e legado. In: Ciências & Letras. Revista da FAPA.
Porto Alegre. n. 13. 1993. p. 127-131. Os açorianos no Rio
Grande do Sul. In: RS no contexto do Brasil. Porto Alegre:
CIPEL, Ediplat, 2000. p.125-134.
e. Artigos de pesquisadores sul-rio-grandenses
tratando do tema açoriano no evento Raízes de Santo Antônio
da Patrulha (município gaúcho de origem lusitana) e
publicados na obra Santo Antônio da Patrulha re-conhecendo
sua História. Porto Alegre: EST, 2000. 1.104p. Destacam-se
dois trabhos: A contribuição açoriana para a formação do Rio
198
Grande do Sul de Leo Pedro Schneider (p.26-37) e A
arquitetura popular dos Açores e o Rio Grande do Sul de
Günter Weimer (p. 37-60).
f. Pesquisa iniciada em março de 2000 coordenada
pela Profª. Véra Lucia Maciel Barroso, com o apoio da
Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado do Rio Grande do
Sul (FAPERGS), Faculdade Porto Alegrense (FAPA) e
Arquivo Histórico do Rio Grande do Sul (AHRS). Trata-se da
transcrição paleográfica realizada com a participação da
bolsista Tatiani Tassoni, aluna do Curso de História da FAPA.
Os documentos reunidos em três códices (total de aprox. 700
p.), e custodiados no AHRS permitem desenhar a Geografia
Açoriana do Rio Grande do Sul. Tais fontes documentais
constituem as concessões de terras aos açorianos,
especialmente entre 1770 e 1800, nos diferentes espaços da
Capitania. Suas informações são riquíssimas, o que permitirá
aos pesquisadores levantar aspectos nunca antes revelados
acerca da atuação dos açorianos no RS.
A lista da localização dos ilheús, ora apresentada, é
provisória:
- Rio Grande (cidade portuária)
- Rincão Bravo
- Passo das Pedras
- Povo Novo
- Torotama/Tororotama
- São José do Norte
- Capão do Meio (ao lado de Tororotama)
- N. Srª da Conceição do Estreito
- entre Estreito e Capão do Meio
- Rincão do Cristóvão Pereira
- São Luís de Mostardas
- Rincão do Mina
199
- Pelotas
- Rincão de Correntes
- Rincão de Pelotas
- Rincão de São Gonçalo
- Cerrito (Jaguarão)
- Herval
- Serra do Herval
- Camaquã
- entre o Rio Camaquã e Santo Antônio
- Porto Alegre (São Francisco dos Casais e Madre de
Deus)
- Estância de Itapuã
- ilhas às margens
- Vila Real de Santa Ana/Santa Ana do Morro Grande
- Viamão
- Capela de Viamão
- Serra de Viamão (que pode ser Santo Antônio da
Patrulha)
- Gravataí (Aldeia dos Anjos)
- Rio Gravataí
- entre o Passo da Miraguaia e o Passo Grande
- Miraguaia/ fundo do Rio dos Sinos
- Rio dos Sinos
- à margem do Rio dos Sinos
- Santo Antônio da Patrulha (Guarda Velha)
- Palmares
- N. Sra. da Conceição do Arroio (Osório)
- Rio Mampituba
- Jacui / Rio Jacui
- Santo Amaro (General Câmara)
- Triunfo
- Taquari
200
- Cachoeira (Cachoeira do Sul)
- Rio Pardo
- Capão Grande
- Cavalhada
- Irapuã
- Galhos de Irapuã
- Serro de Irapuã
- Pequeri
- Ponta de Pequeri
Outras localidades (por identificar onde se situam):
- Arroio Velhaco
- Barro Vermelho
- Capão do Tavares (Tavares no Litoral Norte?)
- Estreito da Serra
- Ilha da Ponta Rasa
- Morro de Botucarai (São Gabriel, entre Rio Pardo,
Cachoeira e Soledade)
- Rincão das Alegrias
- Rincão dos Barros
- Serro Pelado
- Rio Capivari
201
Mapa do estado do Rio Grande do Sul com indicação de
povoações de base açoriana
Fonte: Mapa produzido pela autora.
É notório que o processo de migrações internas no
território sulino, forçou a relocalização de açorianos, em
outros espaços, ampliando sua participação na composição
social de diversos povoados do Rio Grande do Sul nos séculos
XVIII e XIX. Daí a grande dificuldade dos historiadores
realizarem o “mapeamento açoriano-gaúcho” e o estudo de
suas sobrevivências. Destaque-se também que nem todas as
povoações nascidas com a identidade lusa são açorianas
também. Ou seja, algumas são originárias dos portugueses
continentais. Como a fronteira cultural entre o insular e o
continental é tênue em alguns aspectos, divisá-los para os que
202
não os conhecem devidamente é um desafio e pode levar a
inferências indevidas.
g. Pesquisa na documentação do Centro HistóricoCultural da Santa Casa de Misericórdia de Porto Alegre
(capital do RS) para identificação dos açorianos hospitalizados
e/ou sepultados no seu cemitério, no período de 1850 a 1900.
Como o período é quase um século posterior ao início
da chegada dos açorianos se supunha não encontrá-los na
Santa Casa como pacientes ou falecidos. A surpresa é dada
com a identificação de 32 açorianos que ingressaram como
doentes no Hospital, só no período entre 1845 e 1873. Para se
ter uma idéia: 31 são homens e 1 é mulher. Solteiros (22),
casados (6) e viúvos (4). E a origem? 16 não indicam a ilha.
Da Terceira, 7; de São Miguel,6; do Faial, 2 e do Pico, 1.
Quanto à idade: até 25 anos (7), entre 26 e 40 anos (9), entre
41 e 70 anos (11) e mais de 71 anos (5). E suas profissões?
Marinheiros (9), pedreiros (2), carpinteiro (1), serrador (1),
lavrador (1), artesão (1), jornaleiro (1) e 16 não informaram.
Destaque-se que um foi declarado pensionista da Santa Casa e
outro criado da Sua Majestade Imperial.
Quanto aos sepultados no Cemitério da Santa Casa,
para o período de 1850-1875, os dados preliminares informam:
Total de óbitos
18.793
Brasileiros
16.776
Outros estrangeiros
1.134
Portugueses
883 (destes, 27
açorianos)
Dos 27 açorianos, 17 são homens e 12 são mulheres.
Da Terceira (6), do Faial (5), de São Miguel (1) e 15 não
informaram a ilha de origem. É importante frisar que um era
irmão da Irmandade de São Miguel e Almas, a que reunia
membros de maior poder aquisitivo da cidade.
203
A publicação da obra Açorianos no Brasil em três
partes apresenta:
1ª - trabalhos sobre a presença açoriana no Pará,
Maranhão, Paraná e Santa Catarina.
2ª - trabalhos sobre a presença açoriana no Rio Grande
do Sul, trazendo temas e dados novos.
3ª - transcrição de documentos do AHRS relativos às
concessões de terras aos açorianos no RS, no período de 1770
a 1800.
Com estas ações se está ajudando a:
- des-ocultar a açorianidade presente na formação
social e cultural do Rio Grande do Sul, especialmente, e a
- re-descobrir e re-conhecer as raízes açorianas
presentes na identidade do sul-rio-grandense.
Inventário de obras/artigos de periódicos sobre
portugueses continentais e insulares no Rio Grande do Sul
ou escritos por autores gaúchos acerca do tema
AGRIFOGLIO, Rose Marie Reis (Org.). Contribuições lusoaçorianas no Rio Grande do Sul. Porto Alegre: Comissão
Gaúcha de Folclore, 2002.
ALVES, Luis Antônio. Memorial açoriano para Santo Antônio
da Patrulha. In: BARROSO, Véra Lucia Maciel et al. (Org.).
Raízes de Capão da Canoa. Porto Alegr: EST, 2004. (p. 655659).
____. Memorial açoriano: genealogia do século XVIII- Rio
Grande do Sul. Porto Alegre: EST, 2005. (Obs.: obra
interessante que contém textos e depois a lista dos açorianos
vindos para o RS no século XVIII; portanto, ainda que no
título contenha a palavra genealogia, na verdade, não se trata
de árvore genealógica).
204
____. Memorial açoriano: descendentes de Manoel de Souza
Feijó- amostragem genealógica. In: BARROSO, Véra Lucia
Maciel. (Org.). Raízes de Alvorada: memória, história e
pertencimento. Porto Alegre: EST, 2006. (p. 53-78).
____. Famílias açorianas em Santo Antônio da Patrulha. In:
BARROSO, Véra Lucia Maciel et al.. Raízes de Igrejinha.
Porto Alegre: EST, 2008. (p. 499-525).
BARROS, Maria Cláudia Machado. A colonização açoriana
nos Campos de Viamão e a Igreja Matriz Nossa Senhora da
Conceição. In: BARROSO, Véra Lucia Maciel. (Org.). Raízes
de Viamão. Porto Alegre: EST, 2008. (p. 143-157).
BARROSO, Véra Lucia Maciel. (Org.). Presença Açoriana
em Santo Antonio da Patrulha e no Rio Grande do Sul.
Porto Alegre: EST, 1993.
____. Lusos e açorianos no RS: conquista e legado. In:
Ciências & Letras. Revista da FAPA. Porto Alegre, n. 13, p.
127-131.
____. A presença portuguesa no quadrante histórico
patrulhense. In: BARROSO, Véra Lucia Maciel; DAROS,
Marília. (Org.). Raízes de Gramado. Porto Alegre: EST,
1994.
____. Os açorianos no Rio Grande do Sul. In: NEUBERGER,
Lotário (Org.). RS: no contexto do Brasil. Porto Alegre:
CIPEL; EDIPLAT, 2000. (p. 125-134).
____. (Org.). Açorianos no Brasil: história, memória,
genealogia e historiografia. Porto Alegre: EST, 2002.
____. (Org.). Os açorianos no Rio Grande do Sul – Brasil:
uma
presença
desconhecida.
In:
I
Jornadas
Emigração/Comunidades.
Lisboa;
Angra
do
205
Heroísmo/Açores/Portugal: Tipografia Moderna, 2002, v. 1, p.
219-230.
____. Sobrevivências culturais açorianas no Rio Grande do
Sul. In: Atlântida. Revista de Cultura. Angra do Heroísmo:
Instituto Açoriano de Cultura. V. XLIX, 2004, p. 69-74.
____; BRITO, Gabriela Martins de; ROSA, Angelita da.
(Org.). Arquitetando Santo Amaro a partir de suas raízes.
Venâncio Aires: Traço, 2008.
____. O passado como passaporte do futuro. In:
Andarilhagem. Angra do Heroísmo/Ilha Terceira. Açores,
Portugal: Direcção Regional das Comunidades/Governo
Regional dos Açores, 2007. p. 29-32.
CAMPOS, Vanessa Gomes de. Açorianos em Viamão:
casamentos e autos matrimoniais (1753-1763). In:
BARROSO, Véra Lucia Maciel. (Org.). Raízes de Viamão.
Porto Alegre: EST, 2008. (p. 157-167).
CÉSAR, Guilhermino. Açorianos e alemães no Rio Grande do
Sul. In: Boletim do Gabinete Português de Leitura. Porto
Alegre, 1974, n. 23 p. 23-35.
DOMINGUES, Moacyr. Portugueses no Uruguai: São
Carlos de Maldonado (1764). Porto Alegre: EST, 1994.
FORTES, Joao Borges. Os casais açorianos: presença lusa
na formação do Rio Grande do Sul. 2.ed. Porto Alegre:
Martins Livreiro, 1978.
FRANZEN, Beatriz Vasconcelos. A presença açoriana no
Vale do Rio dos Sinos. In: Estudos Leopoldenses. v. 28, n.
128, jul-ago, 1992, p. 79-88.
206
GHISLENI, Maria Helena Peña. Açorianos no Rio Grande
do Sul: documentos interessantes. Porto Alegre: Caravela,
1991.
GRAEBIN, Cleusa Maria Gomes. Os açorianos e a construção
historiográfica de uma identidade coletiva. Diálogo. Canoas,
n. 4, p. 55-64, 2003.
LAYTANO, Dante de. Legado luso-açoriano na formação
do Rio Grande do Sul. Porto Alegre: CERPES, 1974.
____. Arquipélago dos Açores. Porto Alegre: Nova
Dimensão, 1987.
MACEDO, Francisco Riopardense de. Açoriano: colono e
soldado. In: Boletim do Gabinete Português de Leitura.
Porto Alegre, 1974, n. 23 p. 99-106.
____. Açorianos para o Sul do Brasil. Boletim do Instituto
Histórico da Ilha Terceira. Angra do Heroísmo, Ilha
Terceira/Açores/Portugal, v. LVII, 1999, p. 731-759.
MAGALHÃES, Doris Rejane Fernandes. A ocupação
portuguesa e alemã no Vale do Paranhana. In: BARROSO,
Véra Lucia Maciel Barroso et al. (Org.). Raízes de Igrejinha.
Porto Alegre: EST, 2008. (p. 51-59).
MENESES, Avelino de Freitas. Os açorianos na colonização
do Brasil: do descobrimento ao advento de Pombal. In:
Ciências & Letras. Revista da FAPA. Porto Alegre, n. 41,
jan./jun. 2007, p. 9-34
PREFEITURA MUNICIPAL DE VIAMÃO. Dos Açores a
Viamão - 250 anos de povoamento açoriano no Rio Grande
do Sul. Viamão; Secretaria Municipal da Cultura, Esporte e
Turismo, 1998.
207
ROCCA, Luísa Durán. Açorianos no Rio Grande do Sul: o
espaço urbano no século XVIII. Tese de Doutoramento.
Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Faculdade de
Arquitetura. Programa de Pesquisa e Pós-Graduação em
Planejamento Urbano e Regional PROPAR, 2009.
ROCHA, Santa Inèze Domingues da. (Org.). Açorianos no
Rio Grande do Sul: Brasil. Porto Alegre: EST; Caravela,
2005.
SALVI, Rejane. Panorama açoriano. Ponta Delgada:
Instituto Cultural de Ponta Delgada, 1990. (a autora é gaúcha,
jornalista da Rádio da UFRGS – residiu por 6 meses nos
Açores, com bolsa para pesquisa que resultou nesta obra).
SCHNEIDER, Leo Pedro. A contribuição açoriana para a
formação do Rio Grande do Sul. In: BARROSO, Véra Lucia
Maciel et al. (Org.). Santo Antônio da Patrulha
reconhecendo sua história. Porto Alegre: EST, 2000. (p. 2637).
SOARES, Antonio. (Org.). Portugueses no Rio Grande do
Sul. Porto Alegre: Caravela, 1988.
VELLOSO FILHO, René Boeckel. Muralhas lusitanas no
Baixo Jacuí: os primeiros tempos de Santo Amaro e Rio
Pardo. Porto Alegre: EST, 2008.
WEIMER, Günter. A arquitetura açoriana popular dos Açores
e o Rio Grande do Sul. In: In: BARROSO, Véra Lucia Maciel
et al. (Org.). Santo Antônio da Patrulha reconhecendo sua
história. Porto Alegre: EST, 2000.
WIEDERSPAHN, Oscar Henrique. A colonização açoriana
no Rio Grande do Sul. Porto Alegre: EST/ Instituto Cultural
Português, 1979.
208
Açorianos no sul do Brasil: lacunas historiográficas
Ainda que na última década tenha crescido o interesse
pelo tema, na academia e fora dela, muito está ainda por ser
feito, para cobrir lacunas do conhecimento acerca da presença
açoriana no Cone Sul, especialmente no Rio Grande do Sul e
Uruguai, que têm uma história próxima e indissociável,
sobretudo com relação ao povoamento açoriano em seus
espaços. Afinal, migrações internas e externas em área de
fronteira viva, “esparramaram” açorianos chegados ao Rio
Grande do Sul no século XVIII, em tempo de guerra lusoespanhola, o que dificultou a preservação de fontes
documentais sobre esse tempo, focando os povoadores
chegados dos Açores. Portanto, ainda se têm mais perguntas
do que respostas sobre a presença açoriana na América
Meridional.
Efetivamente, no tempo presente, a ideia de pertença a este
grupo, ainda não é devidamente reconhecida, exatamente pelos
motivos apontados. O desafio está posto aos pesquisadores que
vêm se debruçando sobre a formação étnica das sociedades
situadas no Cone Sul.
209
Rafael Bordallo
Pinheiro: presença
portuguesa na imprensa
satírica do Rio de
Janeiro (1875-1879)
210
Rafael Bordallo Pinheiro: presença
portuguesa na imprensa satírica do Rio de
Janeiro (1875-1879)
Ana Maria Rebello Magalhães 1
Este artigo constitui parte de trabalho mais amplo,
desenvolvido na tese de doutorado no Programa de Pós
Graduação em História da Universidade do Estado do Rio de
Janeiro2. Prioriza caricaturas como fontes históricas, por serem
estas, até o momento, insuficientemente ou, apenas
superficialmente, contempladas pela historiografia. Pouco se
tem feito no sentido de valorizá-las como textos ricos em
informações sobre contextos de época, bem como, não têm
sido consideradas sob o aspecto de arte e projeto gráfico, com
atenção à sua autoria e estilo, ampliando perspectivas de
abordagem e reflexão.
No decorrer da pesquisa, observou-se a importância do
desempenho de imigrantes europeus, em especial portugueses,
na imprensa da Capital brasileira, no século XIX. Desenhistas,
gravadores, litógrafos, com a experiência trazida de suas
origens, tornaram-se pioneiros em empreendimentos que
alargaram horizontes técnicos e artísticos, num contexto
1
Doutora em História no PPGH/UERJ. Mestre em História e
Antropologia da Arte pela EBA/UFRJ. Bacharel em Comunicação
Visual pela EBA/UFRJ. Pesquisadora do Labimi/UERJ. Endereços
eletrônicos: [email protected] e; [email protected]
2
MAGALHÃES, Ana Maria Rebello. Visíveis porque risíveis.
Presença portuguesa na caricatura do Rio de Janeiro: sopros de
modernidade no traço e no humor de Julião Machado (1895-1920).
2011. 281 f. Tese (Doutorado em História) – Instituto de Filosofia e
Ciências Humanas, Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Rio
de Janeiro.
211
carente de pessoal especializado. Uma percepção
fundamentada no olhar “de fora” dirigido à política e
costumes, representa outro aspecto especialmente relevante da
contribuição dos artistas estrangeiros, pois, a seu modo,
fixaram imagens sobre o Império e o Imperador do Brasil,
enriquecendo a cultura visual brasileira.
Na década de 1870, acirravam-se as discussões acerca
da Abolição e República ensejando intensa participação de
intelectuais, comprometidos com o jornalismo abolicionista e
republicano, nas revistas ilustradas da Capital brasileira.
Abria-se espaço para o humor gráfico nas publicações. Os
temas políticos e todas as nuances de acontecimentos
relacionados, passaram a ser os alvos preferenciais da
caricatura de então.
Nesse âmbito inscrevem-se os trabalhos de Rafael
Bordallo Pinheiro no Rio de Janeiro. Como desenhista,
caricaturista e ceramista talentoso tornou-se um dos artistas
mais destacados da História da Cultura Portuguesa no último
quartel do século XIX e início do século XX. Já era conhecido
por sua participação crítica na imprensa satírica de seu país,
quando escolheu instalar-se e trabalhar na imprensa da Capital
brasileira. Afirmara a caricatura como visão e voz do
jornalismo político, inovando na forma de narrativa gráfica no
Álbum humorístico a correr do lápis, publicado n’ A Berlinda,
entre 1870 e 1871. Na sétima folha ilustrada da série, datada
de 5 de julho de 1871, intitulada
Conferências
Democráticas, o litógrafo registrava, indignado, o fim das
Conferências do Cassino, encerradas pela censura. Tal
episódio marcou a trajetória dos intelectuais portugueses da
Geração de 70, com os quais Bordallo compartilhava ideias e
ideais.
212
Neste artigo procura-se refletir sobre a presença de
Bordallo na cidade do Rio de Janeiro, entre 1875 e 1879,
dimensionando sua contribuição por meio da caricatura que,
incontestavelmente, ultrapassa o valor documental de seu
legado. Nos campos técnico e estético, seu experimentalismo
gráfico repercutiria, inspirando o trabalho de novos
caricaturistas brasileiros e portugueses nas décadas que se
seguiram.
Embora o artista tenha permanecido no Brasil por
apenas quatro anos e meio, caracterizando um caso de
imigração temporária, a obra publicada no Rio, dá visibilidade
a percepções específicas e processos comuns a muitos
estrangeiros que se dirigiam ao Brasil em busca da terra
prometida. A realidade vivenciada estava longe de se parecer
com o ideal. Sobreviver no novo espaço urbano significava
adaptar-se ao clima tropical, à insalubridade, aos preconceitos,
além de familiarizar-se com novos costumes, crenças, valores
e normas de comportamento, diferentes da cultura de origem.
Bordallo aludia, com frequência, à questão dos
imigrantes portugueses, o que denota a importância por ele
atribuída ao tema. Suas impressões registradas em litografias
revelam um olhar atento e a consciência crítica das
transformações sociais, econômicas e políticas da Capital do
Brasil nos últimos anos do Segundo Reinado, quando se
aproximava a substituição do regime monárquico pelo
republicano. O artista expôs as relações tensas entre
portugueses e brasileiros na cidade. Segundo José Murilo de
Carvalho (2005, p.79-80), este estado de coisas “possuía uma
venerável tradição no Rio de Janeiro, remontando à época da
Independência e da Regência”, e se intensificou na República,
quando se buscava negar o passado colonial e os portugueses
eram acusados de imobilismo e identificados com o atraso.
213
Procurando abarcar os significados circunscritos pela
caricatura de Bordallo, analisaram-se imagens assinadas por
ele, utilizando preferencialmente, como fontes, as revistas
satíricas O Mosquito, Psit! e O Besouro, em que suas
narrativas visuais foram publicadas no Rio, sendo as duas
últimas fundadas e dirigidas pelo artista.
Tiveram grande valor para esta pesquisa, consultas
empreendidas no acervo do Real Gabinete Português de
Leituras do Rio de Janeiro, nas seções de iconografia e obras
raras microfilmadas da Fundação Biblioteca Nacional. Foram
realizadas, ainda, compilações de imagens e reproduções
fotográficas, a partir de periódicos da Coleção Plínio Doyle, da
Fundação Casa de Rui Barbosa.
As revistas ilustradas da Capital oferecem aos
pesquisadores terreno fértil para estudos de imagem, texto,
técnica e visões de mundo. Nestes veículos de comunicação,
documentos carregados de historicidade, a ilustração era o
componente fundamental, quando ainda estavam indisponíveis
os recursos fotográficos. Nas revistas, a opinião circulava de
forma mais leve e acessível que nos textos dos jornais da
época. As reportagens ilustradas sobre os fatos marcantes da
semana cabiam ao redator artístico que as apresentava de
modo bem humorado em seus comentários gráficos. Bordallo
cumpriu essa função. Dirigia sua lupa a todos os aspectos da
vida política, social ou cultural da cidade e do País. Nada
escapava de ser irreverentemente registrado por seu traço. Nas
alegorias, retratos e charges, apresentou-nos a um Brasil
desgovernado, como trem fora dos trilhos, conduzido
negligentemente pelo Imperador, à mercê das ambições dos
partidos políticos e outros interesses particulares.
Ironicamente, mostrou-nos o Rio de Janeiro como cidade
ambígua e difícil, imagem muito diferente do paraíso
214
idealizado, para onde tantos patrícios se dirigiam em busca de
melhor qualidade de vida.
Julio Cesar Machado (1876, p.28) nos dá algumas
indicações no prefácio do Álbum de caricaturas, frases e
anexins da língua portuguesa, sobre a motivação de Bordallo
para emigrar. Refere-se aos “planos” do artista para deixar
Lisboa e instalar-se no Rio de Janeiro, sinalizando que ele se
sentia insatisfeito com a recepção a seu trabalho em Portugal.
Fig. 1. Bordallo. O Mosquito, Rio de Janeiro, 11.09.1875,
Litografia.
O convite de Manuel Rodrigues Carneiro Junior,
proprietário d’O Mosquito, para que o caricaturista assumisse
a redação artística da revista, tornou realidade o sonho antigo
de viver no “Império d’além mar”. Ao chegar ao Brasil, em
setembro de 1875, Bordallo expressou em auto-caricaturas
215
(Fig. 1) suas primeiras impressões acerca da sociedade
brasileira, o assombro ao descortinar um “país magnífico” e o
conforto de ser calorosamente acolhido por amigos
portugueses, que já viviam na cidade. Entre eles figurava o
maestro Hugo Napoleão. Mais tarde, este grupo de amigos
lusos formaria a República das Laranjeiras.
Assumindo seu lugar na imprensa ilustrada da Corte,
ao lado dos artistas italianos, Luigi Borgomainerio e Ângelo
Agostini, fez parte do grupo dos “3 estrangeiros”, como
ficaram conhecidos. Estiveram à frente dos principais
combates da época, empregando a sátira como arma.
Continuando, imediatamente, a campanha que seu
predecessor, Agostini, vinha empreendo n’O Mosquito, o
caricaturista português pronunciou-se a respeito dos episódios
da efervescente Questão Religiosa, que já se prolongava por
três anos. Em 18 de setembro de 1875, numa charge de página
inteira, mostrou o Imperador, diante do Papa Pio IX, dando “a
mão à palmatória”. As atitudes dos ministros e do clero,
presentes à cena, insinuam o estremecimento das relações
entre Monarquia e Igreja.
As representações de D. Pedro II, em que atributos do
poder legitimam solenemente a autoridade imperial,
contrastam com outras, em que surge como Professor Pedro de
Alcântara, caracterizado como viajante “malas artes ou mala
3
às costas” , numa crítica severa a suas prolongadas ausências
do Brasil.
A partir de outubro de 1875, Bordallo iniciou n’O
Mosquito o processo de modernização do conteúdo e projeto
3
Expressões usadas por Bordallo Pinheiro para referir-se a D. Pedro
II, encontram-se em No Lazereto de Lisboa. Lisboa: Empresa
Literária Luso Brasileira, 1881, p. 19.
216
gráfico, imprimindo seu estilo às páginas. Modificou a capa e
a diagramação interna. Modernizou o conteúdo, inseriu
anúncios, entre as seções da revista. Renovou a linguagem da
caricatura executando desenhos em traço mais leve e fluido,
delineando narrativas visuais orgânicas que, aos poucos, se
afastavam do enquadramento tradicional. Em 2 de outubro de
1875, na Revista à galope, antecipava o dinamismo dos
desenhos animados, envolvendo os fatos numa tira vibrante e
movimentada que emoldurava a página.
Observa-se que as criações gráficas de Bordallo
refletem sua paixão pelo teatro. Os tipos criados por ele,
dotados de forte apelo expressionista, eram instrumentalmente
eficazes. Trazendo ao centro da cena as falas do povo,
materializadas nas caricaturas, conferiam visibilidade aos
combates políticos e polêmicas culturais.
Um fato curioso, narrado por Herman Lima (1963, p.
890-892) envolve o surgimento de Manel 30 botões, um dos
tipos nascidos no Rio de Janeiro. Consta que o Barão de
Lavradio, irritado, dirigira uma queixa ao Senado contra
alguns estrangeiros, janotas, que faziam fortuna no Brasil, mas
retribuíam a hospitalidade do País que os acolhia, com ofensas
às autoridades. O Barão prosseguia, considerando bem vindos
os portugueses simples que, trajando suas “jalecas de 30
botões e tamancos”, contribuíam com seus braços e seu
trabalho.
O caricaturista sentiu-se diretamente atingido pelo
comentário, por ser imigrante, profissional de imprensa e
manifestar-se criticamente sobre a política e costumes. Como
réplica à alusão contida nas palavras do Barão que, por esse
motivo, mereceu ser repetidamente alvejado por seu lápis, o
caricaturista denunciou o preconceito, mandando fazer, para
seu uso, um jaquetão azul com 30 vistosos botões de
217
madrepérola. Assim vestido, desfilava pela Rua do Ouvidor e
outras do centro da cidade.
Fig. 2. Bordallo Pinheiro. A Colonização. O Mosquito. Rio de
Janeiro, 18.12. 1875. Litografia.
Não satisfeito, desenhou A colonização – Trinta
Botões e sócos (Fig. 2), em que aludia graficamente ao
interesse manifesto por “braços” para o trabalho. Surgiu nesta
oportunidade o Manel 30 botões, que passava a representar o
imigrante português no Brasil. Manel envergava “jaleca” e
“sócos”, o mesmo que tamancos, elementos simbólicos já
atrelados ao estereótipo dos portugueses na cidade.
Encontramos na mesma imagem, assinaladas num registro
raro, tornadas visíveis, as imigrantes portuguesas,
218
representadas como “Rosadas Marias”, simpáticas,
sorridentes, em seus trajes de aldeãs.
Na caricatura, Manel e Zé Povinho eram mediadores e
comunicavam os sentimentos de Bordallo acerca da condição
de imigrante no ambiente urbano. Zé Povinho, provavelmente
a figura mais conhecida da iconografia bordaliana, nascera em
Lisboa, em junho de 1975, n’A Lanterna Mágica. Reaparece
no Brasil, conservando o mesmo ar de eterno espectador que o
caracterizara na imprensa portuguesa. Assim como o Manel,
Zé sofre com as manipulações políticas, negligências e
desmandos das autoridades brasileiras. Ao captar e expor as
tensões entre sonho e realidade nas vivências de Zé e Manel, o
desenhista nos ajuda a resgatar aspectos da presença
portuguesa no Rio de Janeiro.
Zé Povinho estreou na imprensa brasileira em outubro
de 1875, n’O Mosquito. Seu aspecto físico lembra o típico
português da aldeia, entretanto, os elementos simbólicos
contidos na representação apontam para algumas
características comuns aos Zés brasileiros, na atitude crédula
de observador e dificuldade para se mobilizar diante das
instituições políticas, cujo peso carrega às costas. Ainda hoje
se emprega a expressão Zé Povinho quando se quer
caracterizar a desigualdade social, numa referência aos menos
privilegiados. Faz parte do imaginário popular e da tradição
oral brasileira. O tipo do Zé foi atualizado, mudado na
aparência mas, não na essência, nas criações de vários
caricaturistas cariocas do século XX, dando origem a uma
vasta galeria de Zés, dentre os quais destacamos o Zé Povo, de
Raul Pederneiras e o Zé Bocó de K-Lixto.
As dificuldades da vida na cidade do Rio de Janeiro,
causadas principalmente pela necessidade de saneamento,
suscitavam críticas no exterior. O medo da febre amarela, um
219
dos pesadelos da população, evidencia-se nas imagens de
campanhas deflagradas na imprensa. Em comentário gráfico
intitulado Lamúrias4, Bordallo desenhou esgotos abertos,
urubus e carniças. Evocava, assim, as causas ambientais da
doença, protestando contra as razões da epidemia, que se
alastrava em 1876. Diz o texto: “Só há vontade de chorar e
lamentar que a municipalidade durma e o povo morra.”
Fig. 3. Bordallo Pinheiro. O Mosquito, Rio de Janeiro,
8.05.1876. Litografia.
Entre a cruz e a caldeirinha, charge publicada em 8 de
abril de 1876 (Fig. 3), resume as desventuras dos portugueses
que tentavam a vida no Brasil. Zé Povinho observava
4
Bordallo Pinheiro. O Mosquito. Rio de Janeiro, n. 337, 29 jan.
1876.
220
estupefato, enquanto o imigrante luso, indefeso, representado
por Manuel 30 Botões, era disputado pelo Rei D. Luís I, de
Portugal, e o Barão de Lavradio, presidente da Junta Central
de Saúde Pública do Brasil. Prometendo riquezas e comendas,
o Barão pretende seduzi-lo, ocultando a ameaça da febre
amarela. Insinua-se uma advertência sobre o possível malogro
da jornada imigratória, um final trágico, indicado por um
caixão aos pés da devastadora febre.
Em outra oportunidade, a personagem símbolo d’O
Mosquito assume a palavra:
A V. M. dedico esse quadro de desolação: sou
brasileiro e dói-me no fundo d’alma ver os destinos de
minha pátria nas mãos de um Governo que afugenta a
imigração, envergonhando-nos aos olhos estrangeiros!
A Europa afasta-se amedrontada do lazarento Brasil.
Caminhem homens de Estado, caminhem! Acabem de
destruir um colosso, que a glória será vossa! (Pinheiro,
1876)5
Tal apelo vem ilustrado pela representação da morte,
encarregada de contratar colonos, que fogem espavoridos. A
trágica figura alada sobrevoa todo espaço da página
ameaçando, com sua foice, uma família de imigrantes doentes.
Diz a legenda: “Perde o país centenas de colonos”.
Bordallo queixava-se do imenso calor e da falta
d’água. No número de 18 de março de 1876, o Manel 30
Botões questionava, aturdido, alguns conselhos do Barão de
Lavradio sobre a adoção dos hábitos de higiene pessoal como
forma de evitar as doenças que dizimavam a população. Estes
ensinamentos conflitavam com as ruas sujas, a falta d’água em
5
Bordallo Pinheiro. O Mosquito. Rio de Janeiro, n. 339, 2 fev. 1876.
221
pleno verão e valas abertas, condições reais do ambiente
urbano. Manel conclui que a única solução era fugir para as
cidades serranas e, recomenda: “O melhor remédio é
Petrópolis ou Friburgo. Eu vou para lá e V Excia, não
facilite!”.
Fig. 4. Bordallo Pinheiro. O Mosquito, Rio de Janeiro,
8.04.1876. Litografia.
Procurando solucionar o problema, a seu modo, Zé
Povinho fazia propaganda das virtudes farmacêuticas do vinho
do Porto (Fig. 4) contra a febre amarela. O temível flagelo
seria definitivamente debelado, apenas vinte anos mais tarde,
graças aos esforços da gestão do Prefeito Pereira Passos e à
222
campanha empreendida pelo sanitarista Oswaldo Cruz – uma
outra história, fartamente documentada pelas caricaturas.
Vitimado pela febre amarela, o próprio Bordallo
referiu-se espirituosamente à experiência: “Vi-lhe a cor, mas
não lhe senti o gume da foice. Os meus sinceros
agradecimentos à febre”6. Enquanto se recuperava, afastado
temporariamente de suas funções, soube que Ferreira de
Meneses, redator dos folhetins do Jornal do Comércio, dirigira
críticas ácidas aos “caricaturistas estrangeiros”, devido a uma
charge considerada ofensiva ao Duque de Caxias. Os artistas
italianos defenderam-se em suas revistas. Bordallo Pinheiro
fez o mesmo n’ O Mosquito, em 12 de fevereiro de 1876:
Desde logo dirigir-me-ia a V Excia se a
enfermidade que acabo de debelar não me houvera
contrariado o intuito. (...) A estima pública, à custa de
sacrifícios inúmeros conquistada palmo a palmo, não
será para o artista uma propriedade digna de respeito?
(...) É tanto mais, quando o artista vitimado, sobre ser
caricaturista, trabalha em terras que não as do seu
berço.
Declarando-se conhecedor da hospitalidade verdadeira
e amiga da sociedade brasileira, considera injusto e
preconceituoso o julgamento do folhetinista sobre seus
trabalhos: “Medite-os V Excia e verá, mais uma vez, quanto
foi leviana a condenação em massa de todos nós, os
caricaturistas estrangeiros”.
6
Bordallo fala sobre esta e outras experiências vividas durante os
anos em que residiu no Rio de Janeiro em: No Lazareto de Lisboa.
Lisboa: Empresa Literária Luso Brasileira, 1881.
223
Este fato aponta a necessidade de lidar com o
preconceito como preocupação constante na vida dos artistas
imigrantes. Era, contudo, mais difícil resistir à febre amarela
que, embora tenha poupado Bordallo, tirou a vida do
caricaturista italiano Luigi Borgomainerio. Em 30 de março de
1876, Bordallo Pinheiro registrava n’O Mosquito, consternado,
o falecimento do artista, em conseqüência da epidemia,
dedicando “à memória do querido mestre e amigo” uma
página de homenagem.
Encerrando a publicação d’O Mosquito em 1877,
Bordallo lançou O Psit!, que, em três meses de curtíssima
existência, priorizava as artes e outros temas culturais. Para
este hebdomadário cômico criou personagens-tipo que
sintetizavam as ambiguidades sociais e culturais do Rio de
Janeiro. Psit e Arola representavam o bairro chic de
“Botafogo” e a pobreza do “Canal do Mangue”. Psit
personificava o janota, de casaca engomada e monóculo,
refinado nas maneiras, expressava-se com traços delicados de
lápis litográfico e encarregava-se da crônica sobre a fina-flor
da sociedade. Arola, desajeitado e grosseiro, lembrava o
aspecto do Zé Povinho. Sujo de graxa, manejava o “crayon”
de forma ameaçadora, misturava-se à multidão quando era
preciso, ouvia o povo nas ruas, confidências “às portas das
cozinhas” ou de “cocheiros e lacaios”.
Bordallo entrava em contato com os problemas
cotidianos e rotinas das ruas. Estreitava os laços com a cidade
assumindo a perspectiva do imigrante. Buscando a
proximidade dos comerciantes patrícios do centro do Rio de
Janeiro, dava visibilidade e reforçava essa presença, tendo a
cidade como pano de fundo. Em 31 de janeiro de 1877,
desenhou-se de pé à porta de um armazém: Ao Mosquito Secos
e Molhados (Fig. 5), estabelecimento comercial semelhante a
224
muitos da capital brasileira, cujos proprietários eram, em geral,
portugueses.
Fig. 5. Bordallo Pinheiro. O Mosquito. Rio de Janeiro,
31.03.1877. Litografia.
225
Dizia o texto que acompanhava a imagem:
[...] temos a honra de anunciar-lhes que estamos ricos!
Vamos estabelecer-nos convidando desde já os nossos
assinantes a fornecerem-se de nossa casa. A manteiga,
a banha, e demais gêneros serão envolvidos em
números desse semanário, tornar-se-á assim mais
cômodo, coerente e útil. Haverá liquidações todos os
sábados. 7
Apresentava o jornal O Mosquito como espaço de
sociabilidade onde os leitores podiam abastecer-se de
especialidades variadas. Ampliava-se a ironia com sua própria
imagem repetindo atitudes habituais dos comerciantes
patrícios, a seu modo, afirmando-se português na capital
brasileira.
Meses depois, no Psit!, publicava uma História da
Chouriçada, explicando ao colega Ângelo Agostini, da Revista
Ilustrada, que passava a representar, no Brasil, a “acreditada
firma Vale e Silva, exportadores de carne ensacada e toucinho
da Província do Alentejo, do Reino de Portugal, Algarves e
Ilhas adjacentes”. Anunciava, ainda que executava, à vontade
do freguês, “retrato a óleo, crayon, lápis” e “por desfastio,
algumas caricaturas”. A propósito destas páginas, Agostini
lançou-lhe suas farpas, iniciando-se entre os dois, longo
desentendimento, um combate restrito a ofensas lançadas em
forma de caricaturas.8
7
Bordallo Pinheiro. O Mosquito. Rio de Janeiro, n.408, 31 mar.
1877. p.8
8
Sobre esta polêmica ver Monteiro Lobato, A caricatura no Brasil.
In: Idéias de Jeca Tatu. São Paulo: Revista do Brasil, 1919; ver
ainda: Antonio Cagnin. Bordalo x Agostini:“nestas mal tratadas
intrigas” In: Catálogo da Exposição Rafael Bordalo Pinheiro: o
português tal e qual. O caricaturista. São Paulo: Pinacoteca do
226
Última das publicações editadas por Bordallo, O
Besouro (1878-1879) alçava o primeiro vôo, em abril de 1878,
avisando na primeira capa: “Começamos a zumbir!” Assumia
tom político e revolucionário: “O Besouro tem uma legião de
inimigos: os vícios. E uma só arma: a gargalhada (...) A
gargalhada é a Revolução”. Entre os redatores, figurava o
jornalista José do Patrocínio (1854-1905), que ficaria
conhecido como Tigre da Abolição, por sua atuação na
campanha abolicionista. Patrocínio aparece junto a Bordallo,
na página de abertura, sobre enorme besouro, a sobrevoar a
Baía de Guanabara.9 Demonstraram compreender as
implicações éticas da militância na imprensa, em especial, por
meio das imagens humorísticas, temidas pelo poder, na
medida em que o povo as apreciava e compreendia com
facilidade.
Em 14 de dezembro de 1978, n’O Besouro, em
litografia intitulada Abertura das Câmaras (Fig. 6), surgiu o
"fagundes”, mais um tipo bordaliano criado no Brasil. Com o
nome propositalmente grafado em minúsculas pelo autor,
"fagundes”, um político oportunista e incompetente, constituía
uma representação instrumental para alfinetar a política do
Império. Indicando a multiplicação da mediocridade por meio
dos muitos “fagundes”, todos semelhantes fisionomicamente,
o caricaturista ridicularizou, em vários exemplares da
publicação, suas “fagundices” e “pensamentos fagúndicos”!
Estado, 1996. A querela é mencionada, ainda, por: Marcus Tadeu
Daniel. A arte de alfinetar. Nossa História. Rio de Janeiro, n. 30, p.
70-74, 30 abr. 2006.
9
A aludida litografia de Bordalo estampou-se n’ O Besouro. Rio de
Janeiro, 6 jan. 1878.
227
Fig. 6. O Besouro, Rio de Janeiro, 14.12.1877. Litografia.
Semanalmente debatiam-se n’ O Besouro, questões
ligadas à escravidão, às fragilidades da Monarquia, à situação
dos imigrantes, à pobreza cultural do povo. Ao lado de
Patrocínio, Bordallo procurou atualizar o debate ibérico,
recriando-o na imprensa da Capital da Corte. Afirmara certa
vez, n’O Mosquito: “não há manifestação artística sem
finalidade moral.”10 Justificou esta crença em “Páginas Tristes,
Cenas e aspectos do Ceará”, litografia criada para a capa d’O
Besouro, em 20 de julho de 1878, reproduzindo, com
fidelidade, originais fotográficos remetidos por José do
Patrocínio. Havia urgência em comunicar as condições
precárias em que se encontravam os brasileiros vitimados pela
seca prolongada do nordeste e, apontar a negligência das
10
O Mosquito. Rio de Janeiro, 12 fev. 1876.
228
autoridades a respeito. Possivelmente fez-se uso da fotografia,
pela primeira vez, como instrumento de denúncia, em
periódico da imprensa do Rio de Janeiro (Andrade, 2005,p.1314)
Fig. 7. O Besouro, Rio de Janeiro, 1.6.1878. Litografia.
Era impossível para Bordallo ficar indiferente às
causas humanitárias e desmandos políticos. A participação e a
veemência dos comentários gráficos ensejavam, algumas
vezes, reações adversas. As publicações, disputadas e bem
recebidas pelo público leitor, granjeavam a antipatia dos
conservadores e políticos, ameaçados pela visibilidade
reveladora do desenho humorístico.
229
N’ O Besouro de 1 de junho de 1878, numa página
intitulada Insídias contra nós, caricaturistas (Fig.7), Bordallo
lamentava:
Caminhamos todos, os do lápis, sobre alfinetes,
para sermos justos, único fim a que visamos. Em
política – se atacamos os conservadores – riem os
liberais e acham-nos razão. Se atacamos os liberais
riem os conservadores e acham-nos razão (...) Agora
uma explicação: não estamos filiados a nenhum
partido; se o estivéssemos não seríamos decerto
conservadores nem liberais. A nossa bandeira é a da
verdade.
Várias razões motivaram a volta de Bordallo Pinheiro
para Portugal em 1879. Dentre elas, a repercussão da querela
com Agostini, que afetou o prestígio d’O Besouro, resultando
no fechamento do periódico. Os ataques mútuos desferidos em
cartas desenhadas, veiculadas pelas respectivas revistas,
inseriam-se na questão mais ampla do antilusitanismo. No
acirramento da disputa, Agostini lançara mão da representação
visual do português, de calças arregaçadas e tamancos, para
hostilizar o adversário.
Além deste fato, Bordallo foi vítima de dois
atentados, no início do ano de 1879. Os episódios, dos quais
escapou ileso, ocorreram à noite, nas ruas próximas a sua
residência e, estão descritos por ele, detalhadamente, em
caricaturas, no “pequeno memorial” intitulado No Lazareto de
Lisboa.11 Foram, possivelmente, “atentados não só decorrentes
11
Além da narrativa gráfica do próprio caricaturista em: No
Lazareto de Lisboa. Lisboa: Empresa Literária Luso Brasileira,
1881, p. 18, o episódio foi narrado por Herman Lima (1963. p.
892).
230
de sua ação política, como de certo jacobinismo dum grupo de
exaltados.” (Lima, 1963, p.892).
Regressando a Portugal, o caricaturista levava,
segundo suas próprias palavras, “alguns macaquinhos no
sótão” e, “em vez de ‘contos’, muitas histórias para contar e
experiência para guardar”. Avaliava, assim, o amadurecimento
profissional proporcionado pelo difícil aprendizado na
“academia” da Rua de Ouvidor, onde funcionaram as redações
de seus periódicos. Referiu-se afetuosamente aos amigos que
deixava ao se despedir da cidade: “Parto enviando um abraço
saudoso aos amigos!”12
Vinte anos mais tarde, em 1899, o artista português
voltou ao Brasil para a exposição de suas cerâmicas de Caldas
da Rainha. Foi recebido com carinho por todos. Deixou no
Brasil a Jarra Beethoven, hoje incorporada ao acervo do
Museu Nacional de Belas Artes, no Rio de Janeiro.
Embora a partida de Rafael Bordallo Pinheiro tenha
interrompido sua participação na imprensa da Capital
brasileira, as experiências de vida do imigrante, do artista
gráfico, do jornalista, permanecem em suas litografias. O
exemplo de sua obra inspirou o estilo das revistas ilustradas e
o trabalho de jovens artistas nos anos que se seguiram. Após
sua passagem, sem dúvida, a imprensa satírica do Rio de
Janeiro não seria mais a mesma.
12
As avaliações de Bordallo Pinheiro mencionadas neste parágrafo,
foram escritas e ilustradas em: No Lazareto de Lisboa. Lisboa:
Empresa Literária Luso Brasileira, 1881. O livreto foi produzido
durante sua permanência forçada, em quarentena, na instituição.
231
Referências:
Fontes:
O Besouro, Rio de Janeiro: Typ. de G. Leuzinger & Filhos,
1878 a 1879.
O Mosquito, Rio de Janeiro: Typ. Fluminense; Typ. Da Gazeta
de Notícias, 1876 a 1877.
O Mosquito, Rio de Janeiro: Typ. de Almeida Marques & C.
R., 1877.
No Lazareto de Lisboa. Lisboa: Empresa Literária Luso
Brasileira, 1881.
Psit !!!, Rio de Janeiro: Lith. A Vapor Ângelo & Robin, 1877.
Bibliografia:
ANDRADE, Joaquim Marçal Ferreira de. Do gráfico ao fotográfico: a presença da fotografia nos impressos. In:
CARDOSO, Rafael (Org.). O design brasileiro antes do
design: aspectos da história gráfica, 1870-1960. São Paulo:
Cosac Naify, 2005, p. 13-14.
CARVALHO, José Murilo de. A formação das almas: o
imaginário da República no Brasil. São Paulo: Companhia das
Letras, 2005, p. 79-80.
232
FRANÇA, José-Augusto. Rafael Bordalo no Brasil. Colóquio
Artes. Lisboa: Fundação Caluste Gulbenkian, n. 38, set. 1978,
p. 3-15.
LIMA, Herman. História da Caricatura no Brasil. Rio de
Janeiro: José Olympio, 1963.
LOBATO, Monteiro. A caricatura no Brasil. In: Idéias de Jeca
Tatu. São Paulo: Revista do Brasil, 1919.
MACHADO, Julio Cesar. Profácio. In: Album de Caricaturas
Frases e anexins da língua portuguesa. Lisboa: Tipografia
Editora de Matos Moreira e Cia., 1876, p.3-30.
RIBEIRO, Marcus Tadeu Daniel. A arte de alfinetar. Nossa
História. Rio de Janeiro, n. 30, 30 abr. 2006, p. 70-74.
233
Causas y factores
posibilitadores del
proceso migratorio en
el discurso de los
emigrantes: los gallegos
en Cuba en la primera
mitad del siglo XX
234
Causas y factores posibilitadores del proceso
migratorio en el discurso de los emigrantes:
los gallegos en Cuba en la primera mitad del
siglo XX
José Antonio Vidal Rodríguez 1
En este artículo voy a tratar de resaltar, a través de
diferentes tratadistas del siglo XIX y XX y de testimonios
orales de inmigrantes gallegos en Cuba, como además de las
causas económicas, actuaron también, y con frecuencia
decisivamente, otros factores de tipo sicosocial en la decisión
migratoria de muchos de los gallegos que emigraron a Cuba en
la primera mitad del siglo XX, sin las cuales nunca se
hubiesen decidido a abandonar sus hogares. Hecho que bien se
podría hacer extensivo a muchos otros movimientos
migratorios del pasado y del presente.
La miseria del campesinado gallego era para los
escritores y tratadistas regionalistas y nacionalistas gallegos
del siglo XIX y primer tercio del siglo XX la causa principal
de la emigración masiva de sus paisanos en el último tercio del
siglo XIX. Para el galleguista M. Marfil (A Nosa Terra 1908:
p. 2), de Galicia: “solo sale el menesteroso, el necesitado, el
pobre, el que se halla sin energías ni esperanzas”. Pues bien, la
necesidad es también uno de los motivos más frecuentes que
aducen muchos de los entrevistados que emigraron a Cuba,
1
Licenciado en Antropología Americana y Doctor en Historia y
miembro del Seminario de Fuentes Orales de la Universidad
Complutense de Madrid.
235
como José que dejó su empobrecida aldea natal del municipio
orensano de Parada de Sil en 1949:
Yo vine por las necesidades que había allí. Yo
vivía en una aldea que no tenía más que campo, y el
campo allí daba muy poco. La vida allí estaba muy
mal; no se podía comer, no se podía vestir. Teníamos
muy pocas tierras, y muy malas; aquello es un
desfiladero que eso es tremendo, aquello da miedo. Al
lado del río, un poco de vino, en las lomas del
desfiladero un poco de castaño, y arriba, ya en el
pueblo, lo poco que se podía arar y los prados para los
animales. ¡Figúrese usted! En esos años cuarenta se
vivía muy mal, el pan no se veía ni por asomo”. (E #
71. Santa Clara, 5/5/98)
Según sostenía en 1930 el nacionalista Vicente Risco,
sólo emigra “o que non tén senón un modo de vivir
insuficiente ou modestísimo (...). Todos, absolutamente todos
os que emigran, pretenden mellorar de fortuna” (1976: 62).
Esta es la misma razón por la que Ramón, campesino de
Castrelo de Val, afirma haber emigrado a la isla en 1919:
¡Figúrese! Yo vine a Cuba por el instinto de
mejorar. Porque yo soy de una familia, no pobrecitos,
pero pobre; agricultores de una aldea y ese negocio. Y
como vino muchísima gente de la aldea, yo me animé
también (...). Yo me recuerdo que mi padre me
escribía cuando la revolución española: -Aquí no
quedamos más que los ancianos y los niños, porque la
juventud emigró toda. (E # 42. Las Tunas, 31/7/99).
Una de las principales causas de la miseria de los
labriegos gallegos fue “la extrema subdivisión de la tierra”
236
existente en la mayor parte del agro gallego. Así lo sostenía
también el anarquista Ricardo Mella (1934:2934) y algunos
entrevistados como Antonio de Nogueira de Ramuín:
Mis padres eran campesinos pobres, vivían de la
tierra (...). En Nogueira de Ramuín hay mucha
tradición de paragüeros y afiladores (...). Allí hay poca
tierra y está muy dividida y no daba para vivir.
Nosotros éramos cinco hermanos … y la herencia la
tuvimos que dividir entre los cinco. A mí me tocaron
cinco parcelas de tierra, y a mis hermanas las mismas.
La tierra producía lo necesario para vivir; se
cosechaban castañas, la patata, las legumbres, el maíz
y lo necesario para vivir justito, por eso se hacía
necesario salir en la época que se acaban las cosechas,
para sacar algunas pesetas para comprar otras cosas,
como la ropa, el calzado y los productos de la tienda.
Y por esa situación tuve que venir a trabajar a Santa
Clara. (E # 79. Santa Clara, 2/5/98).
Pero, la herencia igualitaria entre los hijos no era
norma general en toda Galicia. También la tradición de dejar
al hijo mayor toda la propiedad, arraigada en ciertas comarcas
del centro y este de la provincia de Lugo, parece que indujo a
muchos jóvenes campesinos desheredados a emprender el
trayecto migratorio hacia Cuba. Este fue el caso de la familia
de Aurora de Palas de Rei, que emigró a la isla debido a que el
cabeza de familia había quedado sin herencia familiar:
Mi mamá se casó con mi papá que era hijo de
labradores fuertes y ella era pobre, y usted ya sabe
cómo era eso allí. El que se quedó con la casa y las
tierras fue el hermano mayor de mi papá y nosotros
nos quedamos pobres. Éramos cinco hermanos y para
que pudiéramos vivir mejor mi mamá decidió venir a
237
Cuba con mi hermana mayor para trabajar y
mandarnos los ahorros. Luego vinimos los demás. (E #
23. La Habana, 10/2/98).
No obstante, además de estas causas económicas, los
testimonios de los inmigrantes entrevistados aducen con
frecuencia motivaciones de tipo social, familiar, sicológico o
estrictamente personales. La huida del servicio militar fue la
causa más frecuente entre los hombres jóvenes a la hora de
decidirse a emigrar antes de 1928, tratando así de escaparse de
la movilización al conflicto marroquí. Por lo general la
decisión era colectiva, entre un grupo de mozos de una misma
parroquia o comarca rural. Unos arrastraban a otros ante la
angustia de ser destinados al frente marroquí, y de perder así
los mejores años de la vida improductivamente, o incluso la
propia vida, cuando su pobre economía familiar más
necesitaba su contribución laboral:
Yo me embullé por el servicio. Tenía que ir al
servicio, y de aquella había guerra en Marruecos, que
morían muchos soldados españoles, porque a los
españoles no nos dejaban matar moros, había que
civilizarlos (…). Yo de aquella sólo tenía dieciséis
años, pero si aguardaba a tener dieciocho o diecinueve
ya entraba en quintas. De aquella los jóvenes no
queríamos hacer el servicio militar, sobre todo los
pobres, los del campo, porque los ricos, esos iban para
la capital, pero a los que estábamos en Galicia y eso
nos mandaban para Marruecos. Así que le dije al
viejo: -“Yo no voy para Marruecos, me voy para
Cuba”. Vinimos como ocho o diez muchachos,
vecinos míos, todos los quintos de allí. (E # 100.
Morón, 3/12/97).
238
No todos los prófugos fueron empujados por la
situación de miseria de sus familias, algunos de ellos, como
Antonio de Pontedeume, pertenecían a familias con un cierto
desahogo económico, quienes sin la inminente amenaza del
servicio militar en Marruecos difícilmente hubiesen iniciado
su trayecto migratorio:
En 1920 me vine con unos jóvenes conocidos de
Puentedeume (...). Yo lógicamente no tenía necesidad,
porque teníamos muchas tierras para trabajar.
Nosotros sembrábamos de todo, teníamos un hórreo y
se llenaba todos los años. Vivíamos muy bien, en una
casa muy linda, con una parra de uvas, y por el centro
de la finca pasaba el camino real (...). Pero yo vine
huyéndole al servicio militar. Antes de cumplir los
veinte años yo salí de España, porque si no me tocaba
el servicio, y tenía que ir donde ellos querían. (E # 98.
Sagua la Grande, 5//5/98).
El conflicto marroquí terminó en 1927 con la
detención de Abdelkim. A partir de entonces, y a los largo del
período republicano, fueron remitiendo las huidas
transatlánticas de prófugos. De modo que la mayoría de los
jóvenes quintos decidieron cumplir con sus deberes militares.
Con todo, ni las condiciones económicas ni tampoco la
objeción al servicio militar fueron las causas exclusivas de la
decisión migratoria. La pobreza era común a la mayoría de los
campesinos gallegos hasta la segunda mitad del siglo XX, sin
embargo, no todos emprendieron el camino de la emigración,
y de los que emigraron no todos tuvieron el mismo destino. La
decisión de emigrar y la elección de país de destino
dependerán en muchas ocasiones de la influencia determinante
de los vecinos y familiares retornados. Frecuentemente la
pretendida inducción procedía de los amigos o vecinos
239
emigrados, quienes con sus historias, más o menos fantásticas,
animaban a emigrar a los jóvenes sin expectativas de futuro,
como le ocurrió a María de A Estrada:
Me animé a venir a Cuba porque allá trabajábamos
mucho. Yo salía al jornal ya de chiquitica. Yo tenía
diez años y ya salía a trabajar en el campo. A mí me
buscaban para trabajar porque yo era una muchacha
que trabajaba sin mirar. Y entonces, tanto trabajo, y
siempre luchando, y me empezaron las amigas a
embullar porque algunas venían para acá de visita. Así
que yo me decidí también a venir. Y me dijo mi
mamá: -“Mi hija, tu quieres irte y yo no quiero quitarte
la idea. Vete. A ver si tienes más suerte que aquí”. Y
me fui y más nada. Me vine con esas tres amigas, una
ya estaba en La Habana trabajando, fue la que nos
animó. (E # 12.La Habana, 6/4/98).
Cuando las historias más o menos fantásticas de
amigos y vecinos no eran capaces de animar a los menos
ingenuos, la presencia del emigrante triunfador, el indiano, en
la comarca hacía fantasear a muchos jóvenes campesinos; a
pesar de que muchas veces su pretendida riqueza fuera pura
fantasía. Aún así, fueron muchos los jóvenes gallegos
empujados a Cuba por el ejemplo y la emulación de algún rico
indiano retornado a sus contornos. Así, de Justo Díaz
Rodríguez, natural de Becerreá, uno de los inmigrantes
gallegos más ricos de Cuba a mediados del siglo, cuenta el
libro Españoles en Cuba que emigró a la isla empujado por el
ejemplo de un afortunado emigrado del pueblo vecino de
Triacastela, quien en 1909, cuando Justo era un pastor
huérfano de 19 años, regresó a su aldea natal después de haber
240
amasado una cuantiosa fortuna en Perico (Matanzas),
difundiéndose la noticia por toda la comarca, llegando incluso
a su aldea de Guilfrey. Justo acudió a la fiesta que el rico
indiano dio a sus paisanos en su aldea, y:
... aprovechando la euforia del acontecimiento, el
joven pastor, audaz y emprendedor, visitó al recién
llegado, exponiéndole sus anhelos de trasladarse con
él a Cuba, pues al igual de muchos de sus compatriotas
vislumbraba en la Perla de las Antillas un ambiente
propicio a la realización de sus sueños (…) Al
emprender este viaje que colmaba sus ilusiones, don
Justo, que tenía a la sazón 19 años, acariciaba el sueño
de volver rico un día a su pueblo y de asegurar la
felicidad de su bondadosa madre y de sus hermanos.
(Monge Muley 1953: 276)
Don Justo emigró a Cuba protegido por este indiano
vecino, y tras varios años de penalidades y fracasos
económicos logró construir un imperio comercial e
inmobiliario en Elia (Camagüey), regresando como triunfador
a su aldea en 1925, reproduciendo el espejismo del indiano
que 16 años antes le había empujado a emigrar:
Al llegar a Becerreá alquiló un caballo para
transportar sus equipajes hasta su aldea natal de
Guilfrey. (…) se desbordó la alegría en el pueblo por
tan grata sorpresa, congregándose todos los habitantes
para felicitarle y darle la bienvenida. Al mes de su
llegada, obsequió a todo el vecindario del pueblo con
una magna fiesta que principió con una misa solemne
en la Iglesia Parroquial. Se celebró una procesión a los
acordes de una banda de música, y durante tres noches
consecutivas se prolongó el festejo con toda clase de
diversiones y bailes. Careciendo Guilfrey de
alumbrado eléctrico tuvo don Justo el acierto de hacer
instalar una espléndida iluminación al estilo
241
veneciano, con típicos farolillos verbeneros”. (Monge
Muley 1953: 276).
Sin duda estos fastos indianos empujaron a otros
jóvenes de la comarca de Becerreá a emigrar a la Perla de las
Antillas. Todavía a principios de los años cincuenta, la llegada
a la comarca de uno de los emigrantes triunfadores con toda la
parafernalia del indiano enriquecido -gran coche americano,
trajes impecablemente blancos y prendas de oro- era capaz de
convencer hasta a los más escépticos de que el oro corría por
las calles y campos de la isla, como cuenta el actual presidente
de la Beneficencia Gallega, natural de esa misma comarca
lucense:
La mayoría de los de Lugo procedían de las zonas
de Vivero, Villalba, Chantada ... Unos embullaban a
otros. Venía uno de una aldea, escribía que le iban
bien las cosas y embullaba a otros familiares y
vecinos, y así unos iban animando a otros. Este ha sido
uno de los errores que ha traído la emigración
española a este país. Sobre finales de los años 40 y
principio de los 50 comenzaron a regresar algunos
como turistas, de visita, y a llevar algunos sus carros,
que por esa época se les decía por las aldeas haigas. Y
claro, usted llegaba con esos carros, todo poderoso, a
su pueblo y por su presencia los demás calificaban a
los emigrantes de ricos; los americanos o cubanos les
decían entonces. Aunque de cincuenta que se habían
ido de la aldea a Cuba sólo regresara uno rico.
Entonces qué sucede, que venía la ilusión, porque en
Galicia todo el mundo se creía que era llegar aquí y
hacerse rico, y eso no era así. Para hacerse rico había
242
que trabajar mucho, ahorrar mucho y pasar muchos
años, porque usted empezaba aquí a cero,
primeramente tenía que aclimatarse, tenía que tener un
punto de apoyo. (E # 6. La Habana, 25/10/97).
Efectivamente, la mayoría de los que regresaron lo
hicieron derrotados, sin dinero, pero con muchos cuentos
fantásticos sobre las riquezas y bellezas de la isla y con la
vestimenta urbana y tropical que utilizaban los domingos para
asistir a las romerías y bailes de salón de las asociaciones
regionales, que con el tiempo se convertían en harapos de la
nostalgia cubana. Estos indianos de sainete influirán con sus
atavíos habaneros y sus fantásticas y exageradas historias en la
decisión de migrar de muchos jóvenes incautos y
desesperados. El escritor cubano, nacido en Galicia, Lino
Novás retrata magistralmente al “habanero” derrotado cuando
describe a las personas que le fueron a despedir la víspera de
su partida hacia Cuba en 1910:
Era un hombre flaco, alto y encorvado de hombros,
con largos bigotes largos y lacios. Vestía un traje de
dril sucio y raído, con cuello de celuloide abierto,
semejante a una corteza de árbol seco. En la cabeza
traía un sombrero de pajilla y por debajo de él se le
salían largas y veteadas quedejas grises. El hombre
caminaba arrimado a un bastón tallado, y se quebraba
al hacerlo por más debajo de la cadera. Al hablar lo
hizo en castellano, con una voz forzada y sonora
(1990: 130).
Este deslumbramiento ante el éxito del emigrante
triunfador se produjo incluso en casos en que la necesidad de
emigrar no era tan acuciante. De este modo, algunos de los
entrevistados afirman que su decisión de emigrar a Cuba fue
243
generada más por las historias fantásticas de los retornados
que por su extrema precariedad familiar. Así lo testimonian
Bernardo de Mesía:
Yo vine por un embullo. Me embulló un hombre,
de un pueblo colindante, un hombre que había estado
aquí, que era incluso capataz. Me embulló, y entonces
me vine para Cuba con él. Incluso vino un pariente de
nosotros también que era contratista de obras públicas
y le dijo a mi padre: -“¡Déjalo conmigo de socio!
Tiene que depositar 40.000 pesetas”. Y entonces le
dijo mi papá: -“Lo que Ud. Quiera”. Pero yo le dije
que no, que no me iba por dinero. Y entonces le dije a
mi papá: -“Papi, si usted no me da permiso, yo me voy
por la libre”. El embullo de muchachos. De aquella a
los jóvenes nos embullaban con cuentos de caminos.
(E # 48. Camagüey, 7/12/97).
Aún así, cuando los “cuentos de indianos” no
conseguían convencer totalmente a una gran parte de los
campesinos, comenzaban a actuar los agentes a sueldo de las
compañías navieras, de las empresas mineras y de la
Asociación de Fomento de la Inmigración de Cuba. A partir de
principios del siglo XX comenzaron a arribar a la isla no pocos
gallegos enrolados por los ganchos enviados a algunas
comarcas de Galicia por las compañías norteamericana
Ponupo Manganese Company y The Spanish Américan Iron
Company para trabajar en las minas de Daiquirí, Firmeza y el
Cobre, situadas en la provincia cubana de Oriente, cerca de
Santiago. Para la captación de mano de obra, estas compañías
se valieron de la intermediación de consignatarios de algunas
comarcas del interior de Galicia, preferentemente de las
provincias de Ourense y Lugo, que desde la última década del
siglo XIX habían comenzado a aportar grandes contingentes
244
de emigrantes. Pero, lejos de encontrarse con esas
prometedoras condiciones laborales, de vivienda y
manutención, los incautos emigrantes tuvieron que soportar
condiciones laborales de casi esclavismo, aislados en sus
poblados de barracones de la vida cotidiana de la sociedad
cubana y sometidos a la estricta disciplina laboral de la
compañía y de la Guardia Rural a su servicio.
Pero la gravedad del estado en que se encontraban sus
paisanos, noticia que llegaba desde Cuba a través de los
testimonios de los retornados y de algunos artículos de la
prensa española de la Habana, era opacada por engañosas
campañas de prensa financiadas por diferentes compañías
colonizadoras y mineras a través de la sociedad de Fomento de
la Inmigración, constituida por la patronal cubana, y aprobado
bajo la iniciativa de Orestes Ferrara, por el parlamento cubano
el 18 de mayo de 1912. Éstos agentes reclutadores no sólo
estaban al servicio de las grandes empresas cubanas, sino que
también ejercían como agentes intermediarios de las
concesionarias navales, y cuya tarea era reclutar el mayor
número de pasajeros para los buques que éstas representaban,
sobre todo jóvenes reclutas:
La emigración grande de gallegos vino a mediados
del siglo pasado. Mi abuelo vino en el siglo pasado, a
cortar caña (...), aunque se fue al poco tiempo para
allá... Mi padre vino después, porque entonces iban
para allá unos cuantos contratistas a embullar a los
muchachos de allá a venir a Cuba a trabajar, porque a
los muchachos los querían sacar de allí sus padres por
lo de la guerra de Melilla. Entonces iban esos famosos
contratistas y los sacaban, bajo cuerda... Mi papá me
contaba que entones en su pueblo había unos
contratistas que sacaban a los muchachos por cierta
cantidad de dinero, para que los dejaran montar en el
245
barco para irse a Cuba. En la familia de mi papá eran
seis varones y los seis se fueron de España embullados
por esos contratistas. (E # 122. La Habana 1/9/98).
Estos “contratistas”, o “ganchos” o “garroteros”, como
también eran llamados, junto a su labor de atracción de
candidatos a emigrar hacia las oficinas de determinadas
concesionarias de compañías navieras, trataban de conducir a
sus azorados clientes a ciertas fondas y pensiones del puerto
de embarque con el fin de obtener una comisión de los
posaderos. En muchas ocasiones los agentes clandestinos eran
los propios hosteleros:
Los ganchos esos, eran los agentes que había cerca
del puerto, que tenían su busca allí. Por lo regular, la
mayoría tenían casas de huéspedes. Entonces los
emigrantes iban a parar a su casa los días esos. Yo
estuve allí y lo vi. [E # 1. La Habana, 24/11/97].
Muchos tratadistas sobre la emigración gallega han
apuntado como una de sus causas principales el metafísico
“afan de aventura” de sus paisanos, sin embargo sólo hemos
recogido un testimonio que sostiene ese pretendido afán de
aventura de la juventud como desencadenante de su decisión
de emigrar a Cuba, el de un marinero de la ría de Vigo,
Severino, que, junto con otros jóvenes compañeros, decidió
quedarse en Santiago de Cuba, después de la escala en su
puerto del cablero británico en el que navegaban durante la
Segunda Guerra Mundial:
En 1941 yo andaba embarcao en un cablero inglés,
donde me metió mi suegro, y entonces llegamos a
Santiago, y unos cuantos nos embullamos a
quedarnos; otros dos y yo, el espíritu de la juventud.
246
Uno de los que se quedó nos embulló a todos. Aquí no
teníamos a nadie, nos quedamos a la aventura. (E # 75.
Boniato, 10/3/98).
Pero, si para gran parte de los varones entrevistados la
causa de su decisión migratoria oscila entre las necesidades
económicas, la huida del servicio militar, la inducción y la
emulación del indiano, para muchas de las mujeres fue el
cuidado de un familiar establecido en Cuba o la reagrupación
familiar lo que las movilizó a la isla. De manera que, un
número importante de mujeres entrevistadas aseguran que no
llegaron a Cuba para trabajar sino más bien para ocuparse de
la casa de algún familiar sin hijos, de hacerles compañía, o
simplemente para visitarlos durante una temporada, aunque al
final nunca retornaron a Galicia:
Llegamos el 10 de marzo de 1948, yo iba a cumplir
16 años. Yo vine con mi mamá, porque a mi tío se le
había muerto la señora, y tenía dos hijos. Entonces él
quería que una hermana suya le ayudase a cuidar su
casa por un año. Entonces escribió a la hermana más
joven para saber si nosotros vivíamos, pues desde la
guerra no tenía noticias nuestras (...). Entonces mis
abuelos pensaron en mi mamá, que estaba viuda ya
(...). Y vinimos junto a mi tío. Yo no lo conocía, él
llevaba treinta y pico años en Cuba y ya había perdido
el contacto con la familia. Tuvo ese problema y fue
que escribió. (E # 78. Santa Clara, 4/5/89).
No obstante, bajo la cobertura de hacer compañía a
algún familiar masculino, en muchas ocasiones estas mujeres
eran llamadas para servir de criadas a sus propias familias:
247
Aquí el padre, el tío o el hermano mandaba llamar
a la hija, la sobrina o la hermana para que viniera a
cuidarle, es decir ya venía como sirvienta de su propia
familia, era la servidumbre casera; que mientras sus
familiares hombres trabajaban, ella atendía la casa e
inclusive criaba los hijos de ese tío o hermano. Era
verdaderas criadas de la familia, y por lo general no se
casaban. (E # 7. La Habana, 28/10/97).
Esto es lo que le sucedió a Carmen, hija de unos
tenderos de Meira, que llegó a La Habana en 1930:
Yo misma me embullé a venir para Cuba. Llegué
en el 30, con diecisiete años. Yo tenía al hermano
mayor aquí, que cuando llegué tenían el niño de
brazos. Entonces mi hermano no me dejaba trabajar.
Digo: -“Mira, yo no vine aquí a vivir de mano blanca”.
Entonces, cuando él estaba en el trabajo, me fui al
reparto La Sierra a trabajar a casa de una familia que
tenía dos niños. El trabajo me salió por un anuncio en
el Diario de la Marina”. (E # 63. La Habana, 17/4/98).
Pero, como hemos apuntado, no todas las causas que
empujaron a emigrar tenían un origen económico, político o
social. Un número destacable de entrevistas resaltan que en
muchos casos las condiciones económicas y sociales no fueron
exclusivas a la hora de decidirse a emigrar, sino que más bien
fueron circunstancias familiares y estrictamente personales las
que determinaron su embarque hacia Cuba.
La orfandad no aparece como una de las causas
importantes del fenómeno migratorio en los trabajos sobre
emigración, con todo, son numerosísimos los testimonios
recogidos que aseguran que ésta fue la motivación principal de
su decisión de emigrar. Motivo, por otra parte, estrechamente
ligado a la necesidad económica más extrema. Unas veces el
248
emigrante se embarcó con el progenitor superviviente y con
sus hermanos, emprendiendo en otras ocasiones el trayecto
migratorio individualmente, aunque en compañía de otros
jóvenes de su generación. La muerte del cabeza de familia fue
lo que precipitó a muchos jóvenes a lanzarse a la aventura de
la emigración. Por lo general estos huérfanos se dirigían a la
protección de algún familiar próximo residente en la isla, pero
otras veces se lanzaban en alas de la aventura. La mayoría
viajaron con su madre viuda y sus hermanos, reclamados por
algún familiar, pero en otras ocasiones, la viuda se embarcaba
sola, o acompañada de uno de los hijos de más edad, para
trabajar de sirvienta y así poder mantener a los hijos pequeños
que había dejado con la familia en la aldea, como hizo la
madre de Evaristo, que en 1924 dejó Chantada para instalarse
en la capital cubana:
Mi padre murió cuando yo tenía siete años,
entonces se quedó mi mamá con cuatro chiquillos. Mi
papá trabajaba en una fábrica de curtidos (...). Al morir
él, mi madre no podía sostenernos, éramos cuatro.
¿Qué hizo? Teníamos parientes aquí en La Habana,
hizo las gestiones y vino para Cuba, con la idea de
trabajar aquí y mandar la mensualidad para los
hermanos que quedaban allá. A mí, que era el mayor,
me trajo con ella. Llegamos en el 24, yo tenía ocho
años. Ella vino aquí a trabajar de sirvienta. Entonces,
en la casa que se lo permitían, me tenía con ella, y
cuando no, me dejaba en casa de unos parientes que
teníamos aquí. Hasta que pasaron cuatro o cinco años,
y entonces a mí me dejaron en una casa para que
hiciera de mandadero, por la comida nada más. (E #
65. La Habana, 14/11/97).
249
Por otro lado, las desavenencias familiares, tras el
nuevo matrimonio del cabeza de familia viudo, fueron para
algunos la principal motivación para emigrar; por llevarse mal
con su madrastra o padrastro:
Yo tenía aquí una tía de mi mamá y unas primas
hermanas de mi mamá, una de ellas fue en el cincuenta
a Galicia, y oyendo yo sus cuentos ya comencé a
idear venir a Cuba cuando fuese mayor. En el 54 fue la
tía abuela y empezó a decirle a todas las sobrinas que
por qué no iban con ella a Cuba. Ya de regreso a
Cuba, le escribí una carta diciéndole mi deseo de ir
allá, porque yo no me entendía muy bien con mi
padrastro, que siempre andábamos regañados. Él tenía
un carácter muy fuerte. Yo no llevaba bien el trato
diferente que me daba respecto a mi hermana, que si
era hija suya, me sentía desplazada (…). A los
diecinueve ya me dieron permiso, me dijeron que me
viniera para acá por cinco años, hiciera dinerito para
fabricar una casa para la familia y después que
volviera. Pero aquello no pudo ser porque en vez de ir
a un país con posibilidades vine a Cuba, y, sin
saberlo, me encontré con un país en revolución, era
octubre del 58, a poco más de dos meses de que
triunfara la Revolución, y hacer dinero ya no era
posible como antes. (E # 24. Santiago de las Vegas,
27/7/99).
Pero si la orfandad y el desamor fueron causas
desencadenantes de la decisión migratoria de algunos, para
otros, curiosamente, el amor fue su principal impulsor.
Algunos entrevistados, preferentemente mujeres, aseguran que
250
emigraron por amor, para poder casarse con el hombre o la
mujer que querían o por no tener que hacerlo con quién no
deseaban. En su mayoría fueron mujeres como Virtudes:
Yo tenía mi novio que, estaba aquí en Cuba, y nos
queríamos casar. Él era de San Saturnino, cerca de
Ferrol. Le conocí en Sobrado cuando volvió en un
viaje de paseo, y me enamoré de él. Él ya aquí tenía
una tintorería y era mayor que yo. Pero mis papás no
querían que yo me casará con él porque yo era una
niña de dieciséis años, pero yo me enamoré y quedé de
acuerdo con él que vendría a Cuba en secreto. Así que
yo no vine aquí a trabajar como otras, vine ya con
compromiso de boda. (E # 27. Cienfuegos, 6/5/98).
En otras ocasiones eran los propios enamorados los
que, contra la voluntad de sus progenitores, acordaban emigrar
juntos con el fin de poderse casar en Cuba, como lo hicieron
los padres de José:
Mi mamá tenía aquí un tío, y ella vino para la casa
de él. Parece que mis papás ya se conocían de allá, y
entonces mi mamá reunió dinero para venir a Cuba y
mi papá también. Parece que quedaron de acuerdo
para escaparse de allá y venir aquí para casarse (...). El
tío, un día le dijo a mi mamá que él no estaba para
cuidar a nadie. Le dio a entender que sabía que eran
novios (…). Entonces se casó con mi papá y se fueron
para Santa Clara, al Central Washington. (E # 124. La
Habana, 12/10/97).
Otras veces fue una proposición de un matrimonio
arreglado la causa de la decisión migratoria, como fue el caso
de Hortensia de O Incio:
251
Mi papá tenía un amigo que vivía aquí y que quería
casarse conmigo. Entonces este señor me compró el
pasaje de avión y me fue a esperar al aeropuerto. Él
fue el que me reclamó. Ese gran amigo de mi padre,
respondía por mí. Este señor estaba ya instalado aquí,
tenía una bodega; era del mismo pueblo que soy yo
(...). La hermana trabajaba de ama de llaves y fue la
que me buscó trabajo en otra casa como sirvienta. Él
ya era una persona de edad. Él viniera aquí antes de yo
nacer, y cuando volvió al pueblo, ya de mayor, vino a
ver a mi padre y le animó a que me mandara a Cuba
para trabajar como criada. Yo hice los trámites y él me
reclamó. Él tenía intención de casarse conmigo, era ya
viejo y se había quedado soltero, había trabajado toda
la vida en la bodega, y no había salido de allí para
poder ahorrar y volver a Galicia y casarse. Pero se le
echó el tiempo encima. Yo era una muchacha de
veintiún años, y no me gustaban los viejos, así que
encontré al que ahora es mi esposo y me casé. Él se
quedó soltero. (E # 30. La Habana, 15/10/97).
Con menor frecuencia, algunas muchachas decidían
emprender el trayecto migratorio con el fin de alejarse de la
imposición familiar de casarse con alguien que ellas no
querían, como le ocurrió a Adela, que con diecisiete años
decidió acompañar a su hermano a Cuba, que iba todos los
años al inicio de la zafra y retornaba cuando ésta acababa:
Yo nací en la aldea de Mugares, en el municipio de
Toén. Mi padre era de familia rica de allí (...), tenía
fincas individuales y una casa muy grande con un
patio muy grande por donde entraban los carros
cargados con leña, toxos y fentos. Entonces andaba
siempre mucha gente de fuera trabajando para la casa.
Se recogía mucho vino, mucho maíz, muchas papas,
un poco centeno, granos de toda clase, se cosechaban
252
cebollas y ajos para todo el año. Yo vine con mi
hermano y mi cuñada (...). Ellos vinieran muchas
veces a Cuba a trabajar, y una de esas veces me
invitaron a que me fuera con ellos, yo era la única que
quedaba de la familia con mi mamá (...). Cuando
llegué aquí me enamoré y me casé. A mi mamá no le
gustó, porque quería que me casara con un vecino,
pero a mí no me gustaba, por eso me vine con mi
hermano. (E # 9. La Habana, 21/10/97).
Otras mujeres solteras, más que por amor, emigraron
por desamor, por haberse quedado embarazadas. El sacerdote
y sociólogo gallego Vales Failde (1902: 87-99) constataba a
principios del siglo XX que en los contingentes migratorios
gallegos que se dirigían a América por entonces se podían ver
muchas solteras embarazadas, quienes con su viaje
transoceánico pretendían alejar su deshonra, crearse una nueva
vida en el país de destino y poder mantener a su hijo. En los
testimonios recogidos no son pocas las mujeres que afirman
haber llegado a Cuba solteras y con sus hijos, y muchos más
los que dicen ser hijos de madre soltera.
Yo trabajaba esos viñedos solita; cavaba las cepas,
araba, echaba sulfato y vendimiaba, y la hija mía tenía
ocho años y araba la tierra con una xugada de
bueyes... Yo quisiera que tú vieras a esa niña de ocho
años arando con los bueyes, trabajando muy duro las
dos solitas; se me murieron los padres de jóvenes. Yo
tenía un hermano que era comunista, y yo era la que le
llevaba de comer a la sierra donde estaban las cuevas.
La vida no es fácil (...). ¡Pasé tantas cosas! Y luego,
quedar embarazada por ese maestro que me engañó.
253
Así que me vine con mis tíos que estaban viejos y no
tenían hijos. (E # 114. La Habana, 23/8/99).
También algunas hijas de solteras emigraron a Cuba
aconsejadas por sus propias madres, con el fin de que no les
sucediera lo que a ellas, pudiendo sacarse así de encima el
estigma de hijas de soltera, como le ocurrió a Ángela, que
emigró aconsejada por su madre:
Pues mire usted, mi madre me tuvo de soltera y
cogió miedo a que me ocurriera lo que a ella. Y por
eso vine a Cuba, y me hizo jurar que tendría que
casarme con un hombre trabajador, aunque fuera
pobre, y entonces me dijo estas palabras, y me va a
perdonar: -“Si te lleva el demonio que te lleve en
coche, porque para ser puta y no vender nada vale más
ser mujer honrada” . Y esa palabra de honrada me
mantuvo a mí firme. Por eso estoy en Cuba. (E # 10.
La Habana, 27/11/97).
De manera que, según los testimonios recogidos, las
necesidades económicas, la falta de futuro para los jóvenes, la
amenaza del servicio militar, la inducción, el espíritu
aventurero, las circunstancias personales y familiares fueron,
los principales factores de empuje de la emigración gallega a
Cuba. Sin embargo, la mayoría de las personas que tuvieron
que emigrar por alguna de estas causas, no habría podido
hacerlo sin el factor posibilitador de las cadenas migratorias
familiares y vecinales que unían ciertas aldeas, parroquias y
comarcas gallegas con algunas ciudades, comarcas y sectores
laborales cubanos. Estas cadenas migratorias encauzaron y
facilitaron el trayecto a miles de gallegos que lograron
254
establecerse en la isla, gracias a la información proporcionada,
a la financiación del viaje y al apoyo económico, laboral y
afectivo que les brindaron. A principios del siglo XX el gran
propagandista de la emigración española a la Gran Antilla,
Rafael Mª de Labra, reconocía el protagonismo indiscutible de
las cadenas familiares en el proceso migratorio español a
Cuba: “Nuestros emigrantes van a Cuba generalmente
llamados por sus familias y allí encuentran siempre atención y
preferencia, por motivos de sangre” (Labra 1910: 25). Sin
embargo, no todas las cadenas migratorias que unieron
España, y concretamente Galicia, con Cuba 1959 fueron
exclusivamente familiares, pues las relaciones de paisanaje y
vecindad fueron tan importantes o a veces más que aquellas.
Un buen ejemplo de estas cadenas familiares y vecinales fue la
que unió la comarca orensana de Viana do Bolo con la región
central de Cuba, concretamente con Santa Clara y Ciego de
Ávila, gracias al apoyo, entre otras, de la familia Prieto,
exitosamente instalada en el sector de los productos
petrolíferos y del alcohol, cuya distribución y venta
monopolizaban en esas provincias, y que lograron atraer a
Cuba a muchos familiares y paisanos suyos:
Nosotros trajimos a mucha gente de la familia de
allá, y los pusimos a trabajar con nosotros. También
colocamos y ayudamos a muchos vecinos de allá. A
muchos les prestamos dinero para que se establecieran
como bodegueros y cantineros, que luego nos
compraban las bebidas a nosotros. (E # 141. Santa
Clara, 1/5/98).
Muchas de estas cadenas migratorias lograron crear
nichos laborales que controlaron desde finales del siglo XIX
ciertas familias o naturales de algunas comarcas gallegas. Los
255
propietarios, gerentes o incluso los propios trabajadores de
esos nichos laborales trataban de emplear en el negocio o
sector laboral a familiares y paisanos suyos en vez de a los
cubanos nativos o a inmigrantes de ámbitos familiares y
comarcales ajenos. El control gallego de las bodegas y
almacenes de víveres de toda la isla es sobradamente
conocido. Por lo general, estos bodegueros, almacenistas e
importadores de víveres llegaban muy jóvenes a Cuba, casi
unos niños, a trabajar de aprendices junto a un pariente,
generalmente un tío materno, y cuando lograban establecerse
por su cuenta mandaban llamar a sus hermanos más jóvenes, a
sus sobrinos, o a hijos de vecinos de la parroquia natal;
trasmitiéndose así los puestos de trabajo en el sector comercial
de unos familiares o paisanos a otros. José Adriano, natural
Ortigueira, como muchos comerciantes establecidos en Cuba,
explica así la dinámica de estas cadenas familiares y vecinales
que unían Galicia con el sector comercial cubano:
Cuba en esos pueblecitos tenía fama de ser un país
rico. Hubo mucha emigración gallega para Cuba (...).
Porque vinieron unos y trabajaron. Unos se metieron
en el comercio, otros en fincas, otros en fábricas, y
después trajeron familias, traían amistades de Galicia
para trabajar aquí, porque de aquella no había
problemas de emigración aquí. El que tenía padrino
aquí se bautizaba, venía para acá y trabajaba. Y, a
parte de eso, venían muchas personas a trabajar a la
agricultura: cortadores de caña, trabajaban en centrales
y eso. Nosotros veníamos tan jóvenes porque
naturalmente vinieron antepasados que trabajaron e
hicieron capitales, montaron industrias, otros tenían
fincas. El que venía, lo mismo se iba a trabajar en una
tienda de ropa, que a un central que a la agricultura,
porque si tenía un primo o un hermano, un pariente
256
que tenía posibilidades de darle trabajo, ya venía
asegurao (...).Yo tenía familia en Cuba. Tenía un tío,
hermano de mi mamá, que era comerciante en el
pueblo de Abreus, y me llamó para trabajar en la
tienda mixta que tenía. De aquella los que tenían
comercio iban a pasear a Galicia y en su aldea hablaba
con algún pariente o vecino y le decía: -“Yo tengo un
hijo que tiene catorce años ...” Y todos tenían la
ilusión de mandarlo para acá porque el que venía para
acá, el 80 o 90 %, hacía capital, porque trabajaban. (E
# 39. Cienfuegos, 8/5/98).
El funcionamiento de estas cadenas migratorias se
basaba, pues, en lazos solidarios entre familiares, que se
concretizaban por la financiación del pasaje del pariente que
quería emigrar y su el apoyo prestado para su inmediata
inserción laboral nada más llegar a la isla, de modo que éste
una vez establecido continuaba financiando el proyecto
migratorio de otro familiar más joven, y así sucesivamente:
Mi papá era el menor de cuatro hermanos que
había (...). Cuando llegó el primero, que era sastre,
vino con el compromiso de pagar el pasaje a sus papás
que habían contribuido a pagárselo y a su vez a pagar
el pasaje del próximo, y el otro del próximo y así
sucesivamente. Fue una aventura, un salto. Ya cuando
el sastre vino mandó a buscar al segundo y después
éste el tercero, y mi papá vino el último. Llegó en el
98. Papá asistió aquí, según él me decía, cuando
andaban en la guerra y cuando la gente gritaba; “Viva
Cuba libre”. O sea, mi papá estuvo bajo el gobierno
español, bajo la intervención norteamericana y bajo el
gobierno cubano. (E # 44. La Habana, 18/7/98).
257
Pero, no todas las cadenas migratorias tenían como
destino el sector comercial. Existieron en Cuba algunas
actividades laborales controladas por los naturales de ciertas
comarcas gallegas que fueron la meta laboral de cientos de
emigrantes procedentes de esas zonas. Este era el caso de los
jardineros del cementerio Colón, ocupación en la que los
naturales de algunas parroquias del valle del Ulla, de los
municipios de A Estrada, Silleda y Vedra aún hoy son
mayoría:
Aquí en el cementerio, antes de que llegaran mi
padre y mi tío, ya había muchos de la Estrada
trabajando. Cuando yo llegué había por arribita de 40
y pico de allí trabajando en el cementerio de una
plantilla de 120. Yo calculé que había unos 70
gallegos, la mayoría de Pontevedra (...).Había muchos
de la parroquia nuestra de Arnois, y de Oca, de
Loemil, Berres, Riobó, Sia, San Miguel de Castro,
Ribadulla... Yo entiendo que unos habían traído a
otros. (E # 5. La Habana, 6/11/97).
Estas cadenas de origen familiar y vecinal ya existían desde
las últimas décadas de la Colonia, no desapareciendo con la
llegada de la administración norteamericana, ni mucho menos
tras la proclamación de la República de Cuba:
Mi papá vino aquí ocho veces. A la vuelta de cada
viaje a Galicia trajo un hijo. Mi papá vino a Cuba por
primera vez después de la guerra de Independencia, a
principios de siglo, sobre 1908, 1910. Él ya tenía a su
vez mucha familia en Cuba; hermanos, primos...Uno
de ellos ya estaba bien situado aquí, tenía una buena
mueblería, había venido antes de la guerra de
Independencia. Luego mi papá se casó allá y nos fue
trayendo uno a uno a los ocho hermanos. Yo
258
personalmente no me puedo quejar, porque mis
hermanos, los que vinieron primero, me ayudaron
mucho; para mí realmente fue un cambio de casa y no
un cambio de familia. (E # 7. La Habana, 28/10/97).
En conclusión, si bien la gran mayoría de los gallegos que
emigraron a Cuba lo hicieron por motivos económicos,
muchos de ellos fueron empujados también por causas
sicosociales y circunstancias personales, e incluso algunos por
situaciones afectivas, viéndose facilitado el trayecto migratorio
de todos por activas cadenas y redes migratorias de tipo
familiar y local. Estas mismas causas de empuje y factores
posibilitadores de la emigración se podrían aplicar también a
otros movimientos migratorios del pasado y del presente.
259
Bibliografía
CSE: La emigración española transoceánica, 1911-1915,
Madrid, 1916.
MELLA, Ricardo: “El problema de la emigración en Galicia”,
en Ensayos y conferencias, Gijón, Tip. La Industria, 1934.
(Primera edición, Barcelona, Imp. Ortega, 1885).
MONGE MULEY, Servando y Gerardo: Los españoles en
Cuba, Barcelona, 1953.
NOVÁS, Lino: Obra narrativa, La Habana, Letras Cubanas,
1990.
RISCO, Vicente: O problema político de Galiza, Vigo, Ed.
Sept, 1976. (Primera edición en castellano, Madrid, CIAP,
1930).
VALES FAILDE, J.: La emigración gallega, Madrid,
Tipografía Antonio Haro, 1902.
Prensa
A Nosa Terra (1908), La Habana.
Eco de Galicia, La Habana.
Galicia, La Habana.
Entrevistas
E # 71. José: nacido en Parada de Sil (Ourense). Emigró a
Cuba en 1949. Entrevista realizada en Santa Clara el
5/5/91988.
E # 42. Ramón: 1903 Castrelo de Val (Ourense). Emigró en
1919. Las Tunas 31/7/99.
E # 79. Antonio: 1936 Nogueira de Ramuín (Ourense). Emigró
en 1951. Santa Clara 2/5/1998.
E # 23. Aurora: 1914 Palas de Rei (Lugo). Emigró en 1925. La
Habana 10/2/98.
260
E # 100. Jesús: 1904 Gomesende (Ourense). Emigró en 1920.
Morón 3/12/97.
E # 98. Antonio: 1902 Pontedeume (Coruña). Emigró en 1920.
Sagua la Grande 5//5/98.
E # 12. María: 1904 A Estrada (Pontevedra). Emigró en1929.
La Habana 6/4/98.
E # 6. Alfredo: 1930 Becerreá (Lugo). Emigró en 1957. La
Habana 25/10/97.
E # 44. José: 1935 Rois (Coruña). Emigró en 1949. La Habana
18/7/98.
E # 48. Bernardo: 1908 Mesía (Coruña). Emigró en 1928.
Camagüey 7/12/97.
E # 7. Jesús: 1924 Ourol (Lugo). Emigró en 1949. La Habana
28/10/97.
E # 122. Olga: 1923 La Habana, hija de orensanos. La Habana
1/9/98.
E # 1. José: 1907 Castroverde (Lugo). Emigró en 1924. La
Habana 24/11/97.
E # 75, Severino: 1919 Vigo (Pontevedra). Emigró en 1941.
Boniato 10/3/98.
E # 78. José Ramón: 1932 Muros (Coruña). Emigró en 1948.
Santa Clara 4/5/89.
E # 63. Carmen: 1912 Meira (Lugo). Emigró en 1930. La
Habana 17/4/98.
E # 65. Evaristo: 1916 Chantada (Lugo). Emigró en 1924. La
Habana 14/11/97.
E # 24. Concha: 1939 Cesuras (Coruña). Emigró en 1958.
Santiago de las Vegas 27/7/99.
E # 27. Virtudes: 1908 Sobrado dos Monxes (Coruña). Emigró
en 1925. Cienfuegos 6/5/98.
E # 124. José: 1932 La Habana. La Habana 12/10/97.
261
E # 30. Hortensia: 1931 O Incio (Lugo). Emigró en 1952. La
Habana 15/10/97.
E # 9. Adela: 1902 Toén (Ourense). Emigró en 1919. La
Habana 21/10/97.
E # 114. Dolores: 1912 Toén (Ourense). Emigró en 1942. La
Habana 23/8/99.
E # 10. Ángela: 1907 Lugo. Emigró en 1927. La Habana
27/11/97.
E # 44. José: 1935 Rois (Coruña). Emigró en 1949. La
Habana, 18/7/98
E # 141. Fidel: 1899 Viana do Bolo (Ourense). Emigró en
1915. Santa Clara 1/5/98.
E # 39. José Adriano: 1909 Ortigueira (Coruña). Emigró en
1922. Cienfuegos 8/5/98.
E # 5. Alfonso: 1929 A Estrada (Pontevedra). Emigró en 1947.
La Habana 6/11/97.
262
Representaciones
cinematográficas de las
migraciones españolas
en la Argentina:
imaginando el retorno
263
Representaciones cinematográficas de las
migraciones españolas en la Argentina:
imaginando el retorno1
Susana Schmidt 2
Los intercambios poblacionales que se vienen
produciendo dentro del sistema migratorio (Kritz, Lim y
Zlotnik, 1992) conformado por Argentina y España refieren a
una historia cuyos orígenes remontan en el tiempo a la época
colonial. No obstante, es a partir de 1880 –coincidiendo con la
consolidación de la Argentina como República- cuando se
ponen las bases de los estrechos lazos que unen a ambas
sociedades hasta la actualidad. Fue principalmente entonces,
durante las llamadas migraciones “masivas”, que alcanzan
hasta 1930, cuando más de dos millones de españoles se
trasladaron a la Argentina, contribuyendo a conformar el
carácter de la sociedad tal y como la conocemos hoy en día.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial –y hasta la década de
1960- se reanudaron los traslados desde España a Argentina,
que durante la década de 1930 habían quedado estancados, a
raíz de la Gran Depresión y la Guerra Civil española. Durante
el último cuarto del siglo XX cambió la direccionalidad de los
flujos migratorios entre ambos países. Primero –
principalmente desde la dictadura argentina de 1976, aunque
habría que incluir también los años previos al golpe- sería el
1
En el marco del Proyecto de investigación HUM 2007-65645,
apoyado por el Ministerio de Educación y Ciencia de España.
2
Doctora en Historia, Universidad de Salamanca. [email protected]
264
exilio político, desde el retorno democrático en 1983 las
migraciones económicas las que fueron engrosando el
volumen de argentinos radicados en España, pudiéndose
contabilizar unos 300 mil argentinos a principios de 2009
(Actis, 2010).
Son estas migraciones entre ambas orillas del
Atlántico las que, de manera sustantiva, han contribuido a
conformar, a lo largo del tiempo y a pesar de los kilómetros de
distancia, esos espacios transnacionales en los que los
migrantes de hoy articulan sus relaciones (Schmidt, 2009). Se
trata de espacios sociales y simbólicos que se extienden más
allá de las fronteras estatales (Faist, 2000), a través de los
cuales no solamente circulan personas, sino también capitales,
productos tangibles e ideas intangibles, prácticas culturales,
películas, canciones…
Entre ambos polos del sistema migratorio se han
producido también migraciones de retorno, es decir, aquellas
protagonizadas por personas que habiéndose trasladado con
intención de quedarse a vivir (y trabajar) al otro lado del
Océano, deciden, en un determinado momento regresar al país
de origen, también de manera más o menos duradera. Todos
los procesos migratorios suelen venir acompañados por
retornos, al menos individuales. Ocurre que, como fenómenos
colectivos, los retornos son uno de los aspectos, en general,
menos estudiados (Núñez, 2005); y el caso de las migraciones
entre Argentina y España no es una excepción. De los dos
millones de españoles que emigraron a la Argentina, un millón
se asentaron de manera definitiva en el país – con lo que es de
suponer que el otro millón retornaron a España (Yáñez, 1989,
p. 469). Se cuenta, para esa época, con diversos estudios que
enfocan la influencia social, económica, política y cultural en
origen de esas migraciones y sus retornos (Duarte, 1998; Frid,
265
2001; Hernández, 1989; Núñez, 1994; 1998; 1999). Un caso
específico de retorno es la repatriación de españoles
subvencionada por el gobierno de la Segunda República
(Tabanera, 1988). La investigación exploratoria sobre el
retorno de migrantes españoles (Marsal y Mandilovitch,
19673) no encontraría continuidad, hecho que parece
sintomático del escaso interés que despertó el tema.
En cuanto a los exiliados argentinos establecidos en
España, durante la primavera democrática post 1983, en la
“coyuntura del retorno” del exilio (Jensen, 2007, cap. 7) se
pusieron en marcha diversas indagaciones orientadas a
reinsertar a los expatriados en la sociedad, enfocando el tema
como “fuga de cerebros” o emigración de carácter económico,
antes que como exilio político (Lattes y Oteiza, 1986; Maletta,
Szwarcberg y Schneider, 1986). Entre las investigaciones que
abordan las migraciones económicas desde Argentina hacia
España, centradas en la última oleada –en torno a la crisis de
2001-, se encuentran algunas que abordan de manera inicial,
los procesos de retorno, planteándolos como resultado del
fracaso de los proyectos migratorios y de la frustración de las
expectativas creadas (Castellanos, 2006; Palomares,
Castiglione y Nekamkis, 2007).
No se agota con esto la casuística de retornos posibles
en el sistema migratorio formado por Argentina y España. El
punto de partida para las reflexiones que quisiéramos
compartir en esta ponencia lo constituye la constatación de que
los flujos poblaciones recientes desde Argentina hacia España,
3
Poco después Marsal, de origen español, tras haber construido su
carrera como sociólogo en la Argentina, regresaría a España, sin
continuar (hasta donde hemos podido indagar) con esta línea de
investigación. Sobre su trayectoria, véase: Morales y Rodríguez
(2009).
266
esos que mayormente están vinculados a causas económicas,
han sido caracterizados en no pocas ocasiones como
migraciones de retorno, tanto en los medios de comunicación
como en indagaciones de científicos sociales. Así,
encontramos en la prensa española –especialmente en la más
conservadora- titulares como “Emigrantes españoles
emprenden el viaje de vuelta” (Medel, 27-12-2001)
estableciendo una clara distinción de esta inmigración,
étnicamente afín, frente a la de otros colectivos procedentes de
países extracomunitarios, considerados “más distintos” y, por
ende, más problemáticos de integrar en la sociedad. Es
cuestionable hasta qué punto se puede hablar de “retornos”
cuando quienes parten a España –aún cuando poseen el
pasaporte español o cuando, al ser descendientes de españoles,
tienen derecho a solicitarlo4- son, sociológicamente hablando,
argentinos: han nacido y crecido en la Argentina, y ahí tienen
sus referentes familiares, sociales y culturales. En todo caso
habría que hablar de “retornos diferidos generacionalmente”,
“retornos a las raíces” o “falsos retornos” (Oso, Golías y
Villares, 2008). Al calificar estas migraciones como retornos,
se está queriendo significar un vínculo imaginario entre los
descendientes de españoles en la Argentina y España como
país de origen, dentro de un marco de representaciones que
remite a la cercanía cultural entre ambas sociedades. Además,
el hecho de la afinidad étnica tiene consecuencias en el plano
de las políticas migratorias, puesto que, por diversas vías y
desde los distintos niveles de gobierno (nacional, autonómicos,
4
Con la reforma del Código Civil en 2003 queda estipulado que
pueden optar a la nacionalidad española sin límite de tiempo y edad,
y sin requisito de residencia legal en España, aquellas personas cuyo
padre o madre hubieran sido originariamente españolas y nacidos en
España.
267
municipales) se vienen implementando iniciativas que buscan
privilegiar los colectivos con ascendencia española (CookMartin, Viladrich, 2009).
En lo que sigue se pone la mirada sobre un conjunto
de películas de ficción producidas en el espacio argentinoespañol durante la última década para indagar en el significado
que atribuyen a las migraciones españolas a la luz de los
procesos sociales que acaecen a inicios del siglo XXI: un
momento en el que el auge de los desplazamientos inversos
iluminan aquellas migraciones históricas desde un nuevo
ángulo. Se referirá a la construcción en el imaginario de la
sociedad argentina de una idea del retorno a Europa/España en
un contexto de crisis económico-social y búsquedas personales
de diversa calaña.
El auge que a lo largo de la última década tuvo la
producción fílmica –tanto con la aparición del “novísimo cine”
como con el más asentado “mainstream”- guarda relación con
la inquietud de un considerable número de cineastas por
pensar los problemas de la sociedad argentina actual (Pena,
2009). La riqueza de estas propuestas alcanza desde la
variedad de las tematizaciones y los sectores sociales
enfocados hasta la diversidad de lenguajes y recursos. Por otro
lado, durante este tiempo se ha consolidado el instrumento de
la coproducción cinematográfica como mecanismo de
financiación y comercialización de películas en otros
mercados, pudiendo además beneficiarse de los recursos
aportados por los sistemas de subvención de los respectivos
estados (Bonet y González, 2006, pp. 186 y ss.). Para el caso
de la coproducción Argentina-España, en el proceso de
elaboración participan directores, guionistas, actores y
técnicos que pertenecen a ambos países y, al mismo tiempo,
268
los públicos a las que van dirigidas se encuentran tanto en una
sociedad como en la otra.
En otro lugar se analizaron las construcciones de
sentido observadas en el espacio cinematográfico español
acerca de la emigración argentina reciente, considerando
aspectos como el marco explicativo que se confirió a este
fenómeno, las perspectivas desde las cuales se narran las
historias de migración o la inscripción de las migraciones
argentinas de hoy en los ciclos históricos (Schmidt, 2009, cap.
6; Schmidt, 2010). Aquí nos interesa retomar ese último
aspecto para enfocar con más detalle las representaciones que
vinculan pasado y presente en torno a la cuestión migratoria.
La hipótesis de partida es que en la coyuntura actual de la
sociedad argentina (ca. 1999-2008), cuando los flujos de
argentinos hacia España han tomado relevancia, hay una
necesidad o una demanda social de contar las historias de los
españoles que a lo largo del siglo XX migraron a la Argentina
y, especialmente, de vincularlas con historias de “retornos” de
sus descendientes a España, enfatizando en las raíces
españolas del árbol genealógico de la sociedad.
En el lapso de los últimos años se han producido
películas tan distintas como son Las huellas borradas, Un día
de suerte, Herencia, Lugares comunes, Bar “El Chino”, El
abrazo partido, Luna de Avellaneda, Como mariposas en la
luz5, Abrígate o la miniserie de televisión Vientos de agua que,
desde planteamientos diversos hacen referencia a las
migraciones españolas (y en algunos casos europeas) en la
Argentina. Al citar este conjunto de películas no estamos
queriendo señalar que todas ellas tengan el propósito expreso
5
Hasta el momento nos ha sido imposible localizar esta película.
Encontramos una descripción bastante detallada de la misma en:
Neveleff y Montforte (2008, pp. 67 y ss., 83).
269
de contar historias de migración referidas a la época de las
migraciones europeas masivas, a los exilios vinculados a los
fascismos de los años 30 o a la Guerra Civil española, o a las
migraciones tardías. En unos casos se trata simplemente de
pequeños guiños a las migraciones y exilios del pasado,
relevantes de algún modo para la trama central, o para
caracterizar a los personajes y entender su actuación. En otros
filmes encontramos una propuesta explícita de comparación de
los procesos migratorios de ayer y hoy. Todas estas
producciones tienen en común que se acercan a las
migraciones españolas/europeas en la Argentina desde la
perspectiva actual, partiendo de una historia que ocurre en el
presente y para la cual aquellas migraciones del pasado son
relevantes. Además, se trata de miradas desde la perspectiva
del “nosotros” –no de miradas hacia “los otros”, los
“inmigrantes extranjeros” 6-, relatos desde el punto de vista de
los migrantes, facilitando la identificación con los
protagonistas, con los argentinos/españoles que retornan.
La primera de las películas, por orden cronológico de
producción, es Las huellas borradas, de Enrique GabrielLipschutz. Trata de Higueras, un pueblo ficticio situado en la
provincia de León (España), a punto de desaparecer –quedará
engullido por las aguas de una represa que será construida en
la zona-, y de las rencillas entre sus habitantes, que se pelean
por ver quién le saca más partido a la indemnización recibida a
cuenta de la expropiación. Quienes todavía viven en Higueras,
sobre todo personas en edad avanzada, deben trasladar su
6
No son encuadrables, por lo tanto, dentro de lo que se podría
denominar el nuevo cine social, orientado a la concienciación sobre
determinadas problemáticas vinculadas a la inmigración, la
integración de los inmigrantes, o la denuncia de prácticas de
explotación y/o racismo, tal como se describe en: Varela-Zapata
(2009).
270
domicilio a otra población. Esta historia le sirve a GabrielLipschutz para reflexionar sobre la tensión entre los tiempos
modernos, que arrasa con los restos del medio rural, y la
necesidad humana de guardar recuerdos, referentes del pasado
a los que agarrarse (Martínez, 12-02-2000; Márquez, 04-061999). Pero, al mismo tiempo, Las huellas borradas narra el
intento, y el fracaso, del retorno a Higueras por parte de
Manuel Perea, un ilustrado escritor y periodista, ya mayor, que
originariamente procede de ese pueblo y que, siendo joven,
emigró a la Argentina. El espectador no alcanza a saber mucho
de la vida de Manuel en el exterior, al contrario, la historia
está centrada en el deseo que siente de recuperar sus raíces, de
volver a sus orígenes. Según se desarrolla la trama, el
protagonista comprende que volver es un despropósito. Por un
lado, se da cuenta de la imposibilidad de recuperar a Virginia,
su viejo amor y, al mismo tiempo, su cuñada (la mujer de su
hermano ya fallecido). Por otro lado, se da cuenta de que su
familia le ha usurpado la parte que le correspondía de la
herencia, hecho que le habían ocultado. Además, siente un
recibimiento hostil por parte de los vecinos, que se le
enfrentan con una mezcla de curiosidad y rencor. Curiosidad
por la Argentina, esa tierra lejana y mítica a la que se fue a
vivir, y por cómo fue su vida, que presuponen exitosa. Y
rencor por las libertades y triunfos que Manuel pudo vivir
afuera, mientras ellos aguantaron la escasez material y la
sequía espiritual. Finalmente, el intento de volver se ve
frustrado: para Manuel no hay retorno posible. Sin lugar a
duda, este tema de los vínculos que un migrante mantiene con
el lugar de procedencia, es una cuestión que ocupa
personalmente a Enrique Gabriel-Lipschutz, él mismo de
origen argentino y residente en España desde 1974. Explica:
271
La importancia de las raíces siempre está presente
en mi obra, porque en el fondo uno siempre hace la misma
película. En parte yo soy un desarraigado, o más bien una
persona con muchas raíces pero con ninguna en concreto.
Pero no encuentro ningún motivo de frustración en ello,
sólo es la obsesión más latente de ml (sic) temática
cinematográfica (Reviriego, 14-11-1999).
La mayoría de las películas producidas recientemente
que vuelven sobre las migraciones históricas parten de las
migraciones actuales de argentinos a España o Europa. La
ficción cinematográfica refiere a un componente de los
procesos migratorios que tiene que ver con crisis personales y
búsquedas identitarias. Sin obviar el elemento económico, en
unos casos, y difuminándolo por completo, en otros, ofrecen
explicaciones complementarias o alternativas, enriqueciendo
el discurso sobre las causas de las migraciones. Como veremos
a continuación, la presencia española en la Argentina y los
vínculos con España son puestos de relieve de distintos modos
y ofreciendo diversas matizaciones.
El film Bar “El Chino”, de Daniel Burak, y la serie
televisiva Vientos de agua, dirigida por Juan José Campanella,
cuentan historias que giran en torno a la migración,
contraponiendo las experiencias actuales de traslado a España
con las de los españoles y europeos que en su momento
partieron para asentarse en la Argentina. En estas
representaciones en las que pasado y presente se miran en el
espejo, hay un sentido claro de explicar “nuestra historia
argentina” como aquella de la cual forman parte sustantiva los
desplazamientos migratorios: de recordar que la sociedad fue
construida por los migrantes y, al mismo tiempo, mostrar que
ahora se debe poner en marcha para buscar su futuro en otra
parte. En relación con este doble papel de país receptor y
272
emisor de migrantes se encuentra otro de los elementos
contenidos en estas construcciones imaginarias: los vínculos
sociales y simbólicos con España que se han ido construyendo
históricamente a raíz de los intercambios poblacionales.
En Bar “El Chino” se relata la historia de Jorge, un
realizador cinematográfico argentino cuya vida, en el contexto
de la debacle multidimensional de 2001, está marcada por el
sinsentido. Por un lado, sufre el desarraigo, fruto del exilio en
España durante la dictadura argentina de 1976 –y del posterior
retorno-. Si bien tiene claro que no se quiere volver a marchar,
quedándose extraña a su hijo, que vive en Madrid (también la
ex mujer de Jorge se quedó en España cuando él regresó a la
Argentina). Por otro lado, su quehacer profesional está
condicionado por la lógica del neoliberalismo imperante:
sobrevive de realizar documentales publicitarios, actividad que
le parece ridícula y desempeña sin entusiasmo. Además sufre
de modo directo las consecuencias del flujo de salidas que se
articulan alrededor de la crisis cuando su amada, Martina,
decide partir a Madrid, respondiendo a una oferta de trabajo.
Únicamente hay algo que otorga un poco de sentido a su vida:
la pasión por “El Chino”, el boliche de tango en el barrio de
Pompeya sobre el cual filma un documental. En paralelo a la
historia de Jorge, el espectador de Bar “El Chino” accede a la
historia del boliche y sus gentes, a través de la visualización de
fragmentos de ese documental al mostrarse cómo Jorge y
Martina realizan el montaje. De este modo, algunas
interrogantes que provocan las experiencias vitales de estos
personajes, condicionadas por los hechos de irse y quedarse,
encuentran una respuesta en el relato de experiencias
anteriores de migración. Los testimonios en “El Chino”
explican que los migrantes viven en el eterno desarraigo, un
dolor natural del extrañamiento que dio fuerza al tango –como
273
dice El Tano, uno de los cantantes-. De esta manera se facilita
la identificación con el “ser migrante”, independientemente de
las coyunturas en las que se produce el proceso migratorio.
La miniserie televisiva Vientos de agua, cuenta, a
través de la ficción, dos historias particulares que a su vez
encajan en dos momentos de la historia española y argentina.
Por un lado, el destino de José/Andrés Olaya, que se presenta
ante los ojos del espectador pasado por el tamiz de los
recuerdos que invaden sus pensamientos a la edad de 80 años.
Siendo un joven minero asturiano abandonó en 1934 su patria
por motivos económicos y políticos, para empezar en Buenos
Aires una nueva vida. Recuerda su juventud en el pueblo natal,
cuando él todavía se llamaba José; su vida familiar, las juergas
con sus amigos, el trabajo en la mina, el accidente mortal de su
hermano Andrés y las circunstancias convulsas en las que él
mismo debió adoptar el pasaporte y el nombre de su hermano
para emprender el viaje que, en principio, estaba pensado para
aquél. Recuerda también la travesía en barco, donde conoce a
algunos de los que formarían parte de su nueva familia en la
Argentina: su amigo Juliusz, de origen ruso y judío, con quien
compartirá cuarto en el conventillo durante el primer tiempo
en Buenos Aires; Laia, una mujer que marcha a la Argentina
para dedicarse a la prostitución y que será su amante durante
años; Gemma, la niña italiana, que se criará con Andrés y
Juliusz y que terminará siendo la mujer de este último,
etcétera. En los sucesivos capítulos se accede también a
conocer distintos acontecimientos y circunstancias de su nueva
vida en la Argentina… desde sus primeros trabajos, las luchas
en el movimiento anarquista y el noviazgo con una joven
abogada argentina, pasando por su matrimonio con una
pianista francesa, con quien tiene dos hijos, hasta el
nacimiento de su tercer hijo, Ernesto, fruto de su segundo
274
matrimonio, esta vez con una argentina. Paralelamente a la
historia de José/Andrés, en Vientos de agua se narra una
historia que transcurre en el presente, la de su hijo Ernesto.
Éste, arquitecto, casado con una médica y con dos hijos casi
adultos, inicia un viaje semejante al de su padre, pero en
sentido inverso, y en un momento histórico distinto. Se relatan
sus problemas laborales en el marco de la crisis económica y
social en la Argentina de 2001, la decisión de la partida como
proyecto familiar, aunque las circunstancias le obligan a
emprender solo este viaje a España, las dificultades a las que
se enfrenta en Madrid (el alquiler de una vivienda, la soledad,
el reconocimiento de su título de arquitecto, los primeros
empleos, el trámite de su nacionalidad española, la
comunicación a la distancia con su mujer y su familia…), la
formación de un círculo de amigos y, finalmente, el inicio de
una nueva relación de pareja con una mujer colombiana, con
quien tiene un hijo: le ponen el nombre de Andrés, con lo que,
simbólicamente, se cierra el círculo.
El realizador de la serie, quien se mueve en el
“mercado global del audiovisual”, saltando entre las ficciones
televisivas estadounidenses y la realización cinematográfica –
en la que se ocupa de la sociedad y la historia reciente de la
Argentina-, incluye en Vientos de agua elementos de estas dos
líneas de trabajo7. Campanella en esta serie se acerca al pasado
7
Más que una serie, Vientos de agua “es una película que se desgaja
en 13 capítulos”, refiriéndose a la calidad de la realización y su estilo
cuidado (Pérez, 13-01-2006). Se trata de una coproducción
internacional en el marco de televisión española en la que participan
el canal Telecinco, así como la productora española Icónica SA y las
argentinas 100 bares y Pol-ka. Más acerca de la producción en:
Cerdán y Quílez (2009, pp. 293 y ss.).
275
a través de la evocación desde el presente, considerando la
historia (el discurso histórico) como representación (Cerdán y
Quílez, 2009, pp. 301-302). El juego de repeticiones que borra
las fronteras entre los tiempos históricos se consigue mediante
distintas estrategias narrativas: los desdoblamientos y
paralelismos entre 1934 y 2001, la réplica de cada detalle del
pasado en el presente, el montaje en paralelo de las dos tramas
(Cerdán y Quílez, 2009, pp. 302-303).
Entendiendo que la propuesta es recuperar la
“memoria migratoria” de la Argentina, se pueden señalar
algunos aspectos relativos a la cuestión que aquí nos ocupa: el
imaginario del retorno construido sobre la memoria de
aquellas migraciones del pasado. En Vientos de agua se busca
explicar qué le está pasando a la sociedad y, en particular, a
“los que se están yendo” y en el exterior se deben enfrentar a
la experiencia de no ser del lugar, etcétera, a través de la
narración de “la historia de nuestros abuelos”. De esta manera
se resalta, por un lado, lo universal de los procesos
migratorios: contar que “nos está pasando algo semejante a lo
que ya vivieron otros, bajo otras circunstancias”. Campanella
señala en una entrevista:
No importa la época ni los motivos que le hayan
impulsado a mudar de país. El mismo vacío lo experimenta
cualquier emigrante (Wurgaft, 08-01-2006).
En otra ocasión explica:
Estábamos formando esta productora y la verdad es
que quería hacer algo en televisión. Manejamos varias
ideas, pero este tema de la inmigración me rondaba.
He sido emigrante e inmigrante y justamente cuando
esto empezó era el año 2002. Los primeros capítulos
los empezamos a escribir antes de filmar “Luna de
276
Avellaneda”. De hecho, algo de esta historia apareció
en la película en el papel del hijo del personaje de
Darín que se quería ir a vivir a España. Me quedaron
ganas de desarrollar este tema tipo saga familiar.
Además, me interesaba mostrar las diferencias y
similitudes entre la inmigración de principios del siglo
pasado de los europeos para acá y la de ahora para allá
(Trzenko, 21-05-2006).
Al mismo tiempo, se propone un redescubrimiento de
lo propio: de la historia familiar y de la historia de la Nación
Argentina, inseparable de los fenómenos migratorios. Y esto
no lo hace escribiendo la historia con mayúsculas (de grandes
acontecimientos y personajes importantes), sino relatando una
pequeña historia particular. La afirmación de que la sociedad
argentina fue construida por inmigrantes europeos forma parte
de los mitos fundacionales de la Nación. En la historia
reciente, especialmente en la coyuntura de la crisis de inicios
del siglo XXI, se ha recurrido a él para fundamentar la
emigración al exterior en una tradición migratoria que remite a
los orígenes de la sociedad y, concretamente, forma parte de
muchas historias familiares (Trzenko, 21-05-2006). El propio
Campanella tuvo un abuelo procedente de un pueblo asturiano
(Wurgaft, 08-01-2006) y, sin embargo, constata que en
realidad no sabía nada del pasado de su abuelo, de quién era
antes de migrar a la Argentina:
A mi abuelo siempre lo vi como un dandi porteño
que iba a jugar al billar y a las carreras de caballos.
Ahora, saber que daba de pastar a las vacas, que se
marchó por hambre, que llegó a Buenos Aires
calzando madreñas… (Baragaño, 31-07-2005).
277
De ahí que, como explica en la entrevista, la
realización de Vientos de agua le sirviera para conocerle de
nuevo. Lo mismo ocurre con los personajes de ficción en la
serie. Para el anciano José/Andrés recordar su pasado es una
necesidad, aunque lo hace en silencio: siempre mantuvo en
secreto su historia, de modo que su hijo Ernesto lo desconoce
prácticamente todo acerca de su padre. No es hasta que él
mismo pasa por la experiencia de ser migrante argentino en
España que se empieza a preguntar por la vida de su padre
antes de que él tuviera uso de razón. La sociedad argentina
pasaría por el mismo proceso de redescubrimiento de su
pasado migratorio en el momento en que sectores de la
población se ponen en marcha para buscar su futuro en otra
parte.
En Vientos de agua se pone de relieve que más allá de
la afirmación de que “los argentinos descendemos de los
barcos” y de la sensación de afinidad cultural con España, la
historia de los millones de migrantes que vinieron a poblar la
Argentina no es tan conocida como esa idea generalizada
podría hacer suponer, aún cuando las experiencias migratorias
constituyan la memoria personal de sus protagonistas. Al
respecto es significativa la primera escena en la que aparece
José/Andrés de mayor. Se encuentra trabajando en su taller de
carpintería cuando su mirada se clava en un afiche de una
costa asturiana; la misma donde él de joven estuvo sentado
junto a su hermano mirando al horizonte, soñando con la
Argentina lejana y hablando del futuro. En el cartel reza un
reclamo: “Quedará en tus recuerdos”. Para José/Andrés no se
trata de una fotografía cualquiera, al contrario, representa un
lugar muy especial para él. Mientras para otros no es más que
un afiche turístico.
278
Detengámonos brevemente en la conversación que
tienen Ernesto y Cecilia, su mujer, con sus hijos, Alicia y
Tomás. Los padres les hablan de su proyecto migratorio:
Cecilia: Pensábamos en España.
Tomás: ¡No, España no! ¿Por qué España? Mamá.
¿Por qué vamos a ir a España?
C.: ¡Qué sé yo! El idioma. Además, Papá es hijo de
españoles. Y es más fácil por los papeles.
Alicia: ¡Ah! ¿Y por eso yo voy a elegir dónde
desarrollar mi vida? ¿Porque es más fácil con los
papeles?
T.: ¿Y por qué no vamos a Estados Unidos? (…) Ya
que la vamos a hacer, hagámosla bien. Vayamos al
primer mundo en serio. No a un quinto carbónico.
E.: ¡Pero dime! Con España tenemos una herencia,
una tradición.
A.: ¿Qué herencia? Acá lo único que llega a España
es la cuenta de teléfono y siempre con plata de más.
¿De qué herencia me hablás? Yo a España no me voy.
Entre los argumentos aportados por los padres para
justificar la elección del destino se encuentran las típicas
razones basadas en la afinidad cultural con España, una idea
repetida una y otra vez por los migrantes de la última oleada.
Aunque ni siquiera ellos saben explicar exactamente en qué
consiste esa herencia compartida. Para los hijos es aún más
difícil de entender: para Tomás España es sinónimo de atraso
económico, para Alicia de colonialismo de sus empresas, y
ninguno de los dos considera que en España se sentirían como
en casa. La cuestión de la cercanía étnica/cultural de
argentinos y españoles –de la que tan frecuentemente se hace
uso en la opinión pública para fundamentar la idea de las
279
ventajas comparativas que supuestamente tienen los argentinos
en España frente a otros colectivos de inmigrantes- aparece a
lo largo de toda la narración de las vivencias de Ernesto en
España: mostrando que también él, a pesar de ser argentino,
sufre las dificultades de los migrantes económicos y que a
pesar de que su padre es español, para él España es un país
desconocido, en el que la adaptación significa empezar de
nuevo.
A lo largo de los trece capítulos que componen la serie
se narra cómo fue la vida de un asturiano emigrado a la
Argentina en la década de los años 30 y cómo es la de un
migrante argentino en la España actual, describiendo
situaciones con frecuencia parecidas, si bien también ofrecen
algunas diferencias sustantivas. Así, la partida de José/Andrés
estaría marcada por la pobreza y el exilio político, mientras la
migración de 2001 es dibujada como un fenómeno propio de
las clases medias, que buscan mantener un determinado nivel
de vida y estatus social a través de la migración. Y mientras
que entonces migrar habría significado en buena medida
“nacer de nuevo” –hasta el punto de que José cambia su
nombre por el de Andrés (pues ingresa en Buenos Aires con el
pasaporte de su hermano muerto)-, hoy las distancias son
mucho más cortas, siendo posible volver, sea temporal o
definitivamente, al lugar de origen. Campanella en una
entrevista:
Aquéllas [las emigraciones del pasado] implicaban
la decisión heroica de cambiar tu vida y no ver nunca
más a los tuyos. Realmente se volvía a nacer. Ahora,
en nuestros países, la gente emigra para mantener un
nivel de clase media (Baragaño, 31-07-2005).
280
En las películas Lugares comunes, de Adolfo
Aristarain, y Luna de Avellaneda, de Campanella, también está
presente el tema de las migraciones entre España y la
Argentina, si bien ocupando un segundo plano. Lugares
comunes cuenta la historia de Fernando y Liliana, una pareja
mayor felizmente casada, perteneciente a la clase media
intelectual e ideológicamente de izquierdas, pero afectada por
la crisis multidimensional que atraviesa la Argentina, y por el
rumbo de las políticas neoliberales, fruto de las cuales cada
vez queda menos espacio para la cultura. Cuando Fernando,
profesor de literatura, es prejubilado por decreto, siente que ya
no hay lugar para él en la sociedad. Ante esta “expulsión”, la
pareja decide no emigrar, sino emprender algo así como el
“exilio interno” y probar suerte en la utopía agraria: venden su
departamento en Buenos Aires y compran una chacra en la
provincia de Córdoba, donde intentan dedicarse al destilado de
lavanda para la fabricación de perfumes. La historia familiar
de Fernando y Liliana está atravesada por experiencias de
migración de diversa índole, hecho que condiciona su
existencia. En primer lugar, Liliana es hija de españoles
republicanos que al final de la Guerra Civil se exiliaron
primero en Francia y, cuando Liliana tenía 20 años, se
trasladaron a la Argentina. Para ella ser exiliada forma
irremediablemente parte de su identidad. Durante la dictadura
del 76 Fernando y Liliana vivieron el exilio madrileño;
después de 6 años pudieron regresar a la Argentina. Más tarde,
Pedro, el hijo de la pareja, junto con su joven familia, partió a
Madrid por causas económicas; esta última migración es
narrada desde el punto de vista de los padres y explicada como
esa salida buscada por muchos miembros de los sectores
clasemedieros para recuperar (o mantener) un estatus que en la
281
Argentina no logran alcanzar. Los padres critican el estilo de
vida del hijo, quien no duda en sobrecargarse con largas
jornadas laborales en una compañía de computación, a cambio
de bienestar material para sus hijos, sintiéndose en el fondo
infeliz y soportando una relación de pareja llena de tensiones.
En una discusión en la que Pedro intenta convencer a su padre
de que ellos también se vayan a vivir a Madrid, Fernando hace
referencia a la cuestión de la supuesta identidad española de
los argentinos que, como su hijo, parten a España a buscarse el
futuro:
Fernando: El futuro no lo tenés, no es tuyo. Te
guste o no, eres un exiliado y un sudaca, que le está
quitando el puesto a un gallego desocupado. Y cuando
tu querida empresa tenga que achicarse porque llegó la
recesión, al primero que le van a dar una patada en el
culo es a vos. ¿Tenés alguna duda?
Pedro: Yo no soy ningún sudaca. Soy español,
tengo nacionalidad española.
Fernando: Sabés por dónde me paso yo eso de la
patria, la bandera y la escarapela. Vos te vendiste,
Pedro. Vos dejaste tu país por guita porque te
conviene. Vos no sos español, sos otra cosa.
Luna de Avellaneda cuenta la historia de la debacle de
un club social y deportivo de la Argentina de fines del siglo
XX. El deterioro del tejido barrial descrito en este film
también se podría extrapolar al conjunto de la sociedad,
devorada por el neoliberalismo: lo único que cuenta es el
beneficio económico de los empresarios, mientras las
relaciones personales y la sociabilidad vecinal carecen de
valor. Una de las respuestas a esta desarticulación social es la
282
solución que plantea el hijo del protagonista, siendo casi un
adolescente: emprender el viaje a España. El padre, sin
embargo –y este es el mensaje que transmite la película, opta
por quedarse y luchar por la reconstrucción de los lazos de
vecindad y solidaridad. Por otro lado, la cuestión migratoria
también está presente al mostrar la raíz migratoria de la
sociedad argentina: el club fue fundado por tres gallegos.
Como mariposas en la luz, de Diego Yaker, enfoca la
crisis económica y social de cambio de siglo en Mar del Plata,
una ciudad marcada por la desocupación y el fracaso de la
reconversión industrial. Después del cierre de la fábrica
procesadora de pescado en la que trabajaba su padre, el joven
protagonista, que desde hace tiempo juega con la idea de partir
a España (concretamente a Barcelona), se pone en marcha,
como tantos otros marplatenses. Se trata de un film centrado
en la problemática de la migración actual y, una vez más,
aparece la cuestión de los vínculos con España: el joven tiene
ascendencia catalana, a través de la cual ansía conseguir su
pasaporte europeo, aunque una vez que se encuentra en
Cataluña –todavía sin haber conseguido ‘los papeles’- se da
cuenta de que no es tan bien recibido como esperaba (Neveleff
y Monforte, 2008, p. 83).
Otro conjunto de películas refieren, no a las
migraciones españolas, sino a las procedentes de otros países
europeos, respondiendo al mismo patrón interpretativo que las
anteriores: representan las migraciones actuales como retorno
a Europa, siendo que con frecuencia se difuminan las diversas
procedencias nacionales. Se produce una identificación con lo
europeo a partir de los procesos migratorios que llevaron a
gallegos, españoles, italianos, polacos, judíos, etc., a constituir
la sociedad argentina. En Un día de suerte, de Sandra
Gugliotta, se cuenta la historia de una joven que, en medio de
283
la debacle argentina, anhela marcharse a Italia, de donde
procede su abuelo y donde espera encontrar su amor. El
abrazo partido, de Daniel Burman, relata la historia de
búsqueda identitaria de un joven de raíces polacas y judías. La
galería de pequeñas tiendas del porteño barrio de Balvanera en
la que se desarrolla la mayor parte de la película es, además,
un colorido mosaico étnico, del cual forman parte no sólo
personas de origen europeo, sino también migrantes
procedentes de la región, así como asiáticos. En el caso de
Herencia, de Paula Hernández, es una mujer de mediana edad,
dueña de un pequeño restaurante en Buenos Aires, la que
indaga en sus orígenes italianos, animada por un joven alemán
que llegó a la Argentina buscando a una mujer.
El tema de la identidad cultural de raíz española
aparece una y otra vez en las películas de la última década,
bien para reafirmarla, bien para cuestionarla. En Abrígate, de
Ramón Costafreda, se enfoca la identidad gallega. Es la única
película de las analizadas que fue dirigida por un español
(nótese que el guionista, Fernando Castets, es argentino).
Abrígate trata de los hijos de los migrantes gallegos en la
Argentina –las llamadas segundas generaciones- y, más
concretamente, de lo que regresan a Galicia. La productora
ejecutiva del film, Carmen de Miguel, explica en una
entrevista:
La idea de Ramón era hablar de la tercera
generación de emigrantes, de los hijos de los
emigrantes gallegos que fueron a Argentina y que
vienen aquí a buscar sus raíces (making of incluido en
el DVD de la película).
284
En este film el elemento económico está obviado casi
por completo: el espectador desconoce los motivos exactos por
los cuales Valeria, la joven protagonista, migró a Galicia, si
bien está claro que se queda en Betanzos (A Coruña) por
amor. Y se sabe, también, de su fascinación por lo que va
descubriendo de la cultura y las costumbres gallegas (el
idioma, festividades como la noche de San Juan, la comida,
etcétera) y por sus gentes (el maravilloso personaje de Adela,
la peluquera). Miguel, el padre de Valeria, llegó a la Argentina
siendo muy joven –junto con su padre; marcharon por motivos
políticos (la familia era republicana) y económicos durante el
primer franquismo. En el caso del padre de Valeria, que
también emprende el viaje a Galicia, sí hay unas sutiles
referencias a la precariedad económica que vive en Argentina,
impidiéndole llevar a cabo su proyecto artístico; a pesar de
eso, lo que parece predominar es, también, la búsqueda de las
raíces. E igual que se hija, se enamora de Galicia, y de la
peluquera gallega. En el centro de esta historia está, por lo
tanto, la búsqueda personal por recuperar los orígenes,
poniendo de relieve la construcción de una identidad unida a
los intercambios sociales y simbólicos entre Galicia y el Río
de la Plata: “Es lo que somos, un poquito de cada lado”, dice
Valeria en algún momento, refiriéndose a la filiación paterna y
materna y, al mismo tiempo, a su filiación argentina y gallega.
Nótese que en Abrígate se habla antes de la región (Galicia, el
Río de la Plata) que del país (España, Argentina), para
referirse al lugar de origen o el de destino.
En relación a las migraciones transatlánticas, uno de
los aspectos más desarrollados en Abrígate es la cuestión de
los vínculos que los afectos mantienen entre Galicia y el Río
de la Plata. Con frecuencia se ponen de relieve las diferencias
entre ayer y hoy. Valeria, en Betanzos, mantiene un contacto
285
muy cotidiano con su padre en Buenos Aires por vía
telefónica. De hecho en las primeras secuencias de la película
recibe una llamada de su padre. En contraposición, el abuelo
de Valeria se dedicaba en Betanzos –antes de marchar a la
Argentina- a realizar retratos de los familiares de los
emigrados, para enviárselos. Valeria está fascinada con esas
fotografías y por descubrir cómo vivían sus antepasados. La
familia gallega de Miguel está formada por dos primas que
viven apartadas del pueblo. Ellas sintieron que se quedaron
abandonadas cuando Miguel partió, junto a su padre, y por eso
le guardan rencor. Coco, el barquero, también vive
desarraigado entre dos mundos: siendo de origen gallego,
regresó de la Argentina porque extrañaba; pero en Galicia
sigue extrañando.
El panorama descrito muestra cómo, antes que a la
migración en sí, el cine argentino y argentino-español reciente
se refiere, sobre todo, al retorno (real o imaginario, en el
sentido de vuelta a la tierra de los ancestros), hoy en día. En la
medida que se presentan historias de retornos de personas que
en su momento llegaron desde España, éstas refieren,
obligadamente, a casos que se inscriben en la última oleada
migratoria (los que arribaron a la Argentina antes de la década
del 30 ya no están vivos). Se podría argumentar que la ficción
recurre a la migración tardía para relatar acerca de trayectorias
de ida y vuelta desde/a España y, así, forzar el imaginario del
retorno. Pero al mismo tiempo parecen sugerir lo oportuno que
podría ser profundizar en el análisis de esta última oleada –
hasta ahora descuidada por los estudios migratorios- para
seguir con más detalle la pista de las redes y las cadenas
migratorias, y ver hasta qué punto éstas propician los
movimientos de retorno.
286
En cuanto a su recepción social, el imaginario del
retorno parece funcionar mejor en la Argentina que en España.
Así, por ejemplo, la serie Vientos de agua, tan elogiada por la
crítica, por la calidad del rodaje y su mensaje social
(Lamazares, 02-09-2005; Pàmies, 05-01-2006; Longo, 05-082006), no tuvo en su proyección televisiva el respaldo de la
audiencia española que se esperaba8. En la Argentina, en
cambio, resulta más fácil y cercano explicar la emigración
actual como viaje de vuelta a los orígenes.
Bibliografía
ACTIS, Walter. Argentinos en España. En AYUSO, Anna;
PINYOL, Gemma (eds.). Inmigración latinoamericana en
España. El estado de la investigación. Barcelona: Fundació
CIDOB, 2010, pp. 147-165.
BARAGAÑO, Techu. ‘No vengo a dar una lección a los
españoles’. El País, 31-07-2005.
BONET, Lluis; GONZÁLEZ, Carolina. El cine mexicano y
latinoamericano en España. En GARCÍA CANCLINI, Néstor
(et al., coords.). Situación actual y perspectivas de la
industria cinematográfica en México y en el extranjero.
Guadalajara: Universidad de Guadalajara - Instituto Mexicano
de Cinematografía, 2006, pp. 135-208.
CASTELLANOS ORTEGA, Mari Luz. Si te parás a pensar,
perdimos. Relatos de vida y expectativas frustradas de la
8
En España Telecinco llegó a retirar la emisión. En Argentina Canal
13 tampoco le dio un lugar privilegiado en la parrilla. Sí tuvo éxito
su comercialización posterior en formato DVD (Pérez-Lanzac, 2402-2007).
287
inmigración argentina en España. Estudios Migratorios
Latinoamericanos, n. 60, pp. 363-412. 2006.
CERDÁN, Josetxo; QUÍLEZ ESTEVE, Laia. Vientos de
Agua: la construcción de la memoria como narración histórica
de las migraciones. En LÓPEZ, Francisca; CUETO ASÍN,
Elena; GEORGE JR., David (eds.). Historias de la pequeña
pantalla: representaciones históricas en la televisión de la
España democrática. Madrid - Frankfurt am Main:
Iberoamericana - Vervuert, 2009, pp. 293-316.
COOK-MARTIN, David; VILADRICH, Anahí. The Problem
with Similarity: Ethnic Affinity Migrants in Spain”. Journal
of Ethnic and Migration Studies, v. 35, n. 1, pp. 151-170.
2009.
DUARTE I MONTSERRAT, Ángel. La república del
emigrante. La cultura política de los españoles en Argentina
(1875-1910). Lleida: Milenio, 1998.
FAIST, Thomas. Grenzen überschreiten. Das Konzept
Transstaatliche Räume und seine Anwendungen”. En FAIST,
Thomas (ed.). Transstaatliche Räume. Politik, Wirtschaft
und Kultur in und zwischen Deutschland und der Türkei.
Bielefeld: transcript, 2000, pp. 9-56.
FRID DE SILBERSTEIN, Carina. Mobilidade transatlántica e
circuitos migratorios: Perspectivas analíticas e problemas
metodolóxicos das migracións de retorno dos españois desde
Arxentina (1880-1930). Estudios migratorios, n. 11-12, pp.
53-74. 2001.
HERNÁNDEZ GARCÍA, Julio del Pino. Acerca de la
repatriación de españoles de Argentina y Uruguay (circa 19301932). En Tandeter, Enrique (et al.). Los canarios en el
estuario del Río de la Plata. Santa Cruz de Tenerife:
288
Confederación Española de Cajas de Ahorro, 1989, pp. 97115.
JENSEN, Silvina I.. La provincia flotante. El exilio argentino
en Cataluña (1976-2006). Barcelona: Casa Amèrica
Catalunya, 2007.
KRITZ, Mary M.; LIM, Lin Lean; ZLOTNIK, Hania (eds.).
International Migration Systems. A Global Approach. Oxford:
Clarendon, 1992.
LAMAZARES, Silvina. Una historia de inmigrantes en dos
tiempos. Clarín, 02-09-2005.
LATTES, Alfredo E.; OTEIZA, Enrique (dir.). Dinámica
migratoria argentina (1955-1984): Democratización y retorno
de expatriados. Ginebra: Instituto de Investigaciones de las
Naciones Unidas para el Desarrollo Social - Centro de
Estudios de Población, 1986.
LONGO, Fernanda. Mano a mano con los recuerdos. Clarín,
05-08-2006.
MALETTA, Héctor; SZWARCBERG, Frida; SCHNEIDER,
Rosalía. Exclusión y reencuentro: Aspectos psicosociales del
retorno de los exiliados a la Argentina. Estudios Migratorios
Latinoamericanos, n. 3, pp. 293-350. 1986.
MÁRQUEZ, Héctor. Un drama argentino reúne a los actores
Luppi y Alterio. El País, 04-06-1999.
MARSAL, Juan Francisco; MANDILOVITCH, Miko.
Retorno de inmigrantes españoles de la Argentina. Buenos
Aires: Instituto Torcuato Di Tella, 1967.
MARTÍNEZ, Adolfo C.. El cine cruza las fronteras. La
Nación, 12-02-2000.
289
MEDEL, Aurelio. Emigrantes españoles emprenden el viaje de
vuelta. ABC, 27-12-2001.
MORALES
MARTÍN,
Juan
Jesús;
RODRÍGUEZ
RODRÍGUEZ, María Carmen. Juan Francisco Marsal.
Madrid: Agencia Española de Cooperación Internacional para
el Desarrollo, 2009.
NEVELEFF, Julio; MONFORTE, Miguel. Mar del Plata. 100
años de cine (1908-2008). Buenos Aires: Corregidor, 2008.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M.. Las remesas invisibles. Algunas
notas sobre la influencia socio-política de la emigración
transoceánica en Galicia, (1890-1930). Estudios Migratorios
Latinoamericanos, n. 27, pp. 301-346, 1994.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M.. Retornados e inadaptados: el
'Americano' Gallego, entre mito y realidad (1880-1930).
Revista de Indias, v. 58, n. 214, pp. 555-593. 1998.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M.. Asociacionismo local y
movilización sociopolítica: notas sobre los gallegos en Buenos
Aires (1890-1936). En FERNÁNDEZ, Alejandro E.; MOYA,
José C. (eds.). La inmigración española en la Argentina.
Buenos Aires: Biblos, 1999, pp. 195-233.
NÚÑEZ SEIXAS, Xosé M.. Visible and Invisible
Remittances: Some Notes on Transatlantic Return Migration
and its Effects on Iberian Societies, 1850-1950. Przeglad
Polonijny, v. 31, pp. 117-142. 2005.
OSO CASAS, Laura; GOLÍAS PÉREZ, Montserrat;
VILLARES VARELA, María. Inmigrantes extranjeros y
retornados en Galicia: la construcción del puente
transnacional. Política y sociedad, v. 45, n. 1, pp. 103-117.
2008.
290
PALOMARES,
Marta;
CASTIGLIONE,
Celeste;
NEKAMKIS, Lucila. Emigración reciente de argentinos: el
regreso a casa. En NOVICK, Susana (dir.). Sur-Norte.
Estudios sobre la reciente emigración de argentinos. Buenos
Aires: Catálogos, 2007, pp. 149-176.
PÀMIES, Sergi. Asturianos porteños. El País, 05-01-2006.
PENA, Jaime (ed.). Historias extraordinarias: El nuevo cine
argentino (1999-2008). Barcelona: T & B, 2009.
PÉREZ DE ALBÉNIZ, Javier. “Vientos de agua”. El Mundo,
13-01-2006.
REVIRIEGO, Carlos. Enrique Gabriel estrena ‘Las huellas
borradas’. El Mundo, El Cultural, 14-11-1999.
PÉREZ-LANZAC, Carmen. Las series de ficción, reinas del
DVD. El País, 24-02-2007.
SCHMIDT, Susana. De Argentina a España: historias
vividas e intercambios imaginados en las migraciones
recientes. 2009. 418 pp.. Tesis doctoral - Universidad de
Salamanca, Salamanca.
SCHMIDT, Susana. Historia reciente y cine. Relatos
migratorios en los albores del siglo XXI argentino. En REY
TRISTÁN, Eduardo; CALVO GONZÁLEZ, Patricia (eds.).
Actas del XIV Encuentro de Latinoamericanistas
españoles. Santiago de Compostela: Centro Interdisciplinario
de Estudios Americanistas “Gumersindo Busto” - Consejo
Español de Estudios Iberoamericanos - Universidade de
Santiago de Compostela, 2010, pp. 1542-1554.
TABANERA GARCÍA, Nuria. Emigración y repatriación de
españoles en Iberoamérica durante la Segunda República
Española (1931-1936). En PÉREZ HERRERO, Pedro (comp.).
291
Inmigración, integración e imagen de los latinoamericanos
en España (1931-1987). Apuntes introductorios. Madrid:
Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación,
la Ciencia y la Cultura, 1988, pp. 99-136.
TRZENKO, Natalia. Con destinos cruzados. La Nación, 2105-2006.
VARELA-ZAPATA, Jesús. Extrañamiento versus integración
social: inmigrantes en el cine actual. Iberoamericana.
América Latina – España – Portugal, 34, pp. 77-87. 2009.
WURGAFT, Ramy. La serie que inspiró el abuelo emigrante.
El Mundo, 08-01-2006.
YÁÑEZ GALLARDO, César R.. Argentina como país de
destino. La emigración española entre 1860 y 1930. Estudios
Migratorios Latinoamericanos, n. 13, pp. 467-497. 1989.
Referencias cinematográficas
Abrígate. Argentina – España, 2007. Dir.: Ramón Costafreda.
Guión: Fernando Castets y Ramón Costafreda. Estreno en
Argentina: 11-09-2008 y en España: 23-05-2008 [DVD:
Cameo, Barcelona, 2008].
Bar “El Chino”. Argentina, 2003. Dir.: Daniel Burak. Guión:
Mario Lion, Beatriz Pustiknik y Daniel Burak. Estreno en
Argentina: 16-10-2003 y en España: 24-11-2006 [DVD:
Vocación y Adara, Buenos Aires, 2003].
Como mariposas en la luz. Argentina – España, 2004. Dir. y
guión: Diego Yaker. Estreno en Argentina: 14-12-2006.
292
Herencia. Argentina, 2001. Dir. y guión: Paula Hernández.
Estreno en Argentina: 20-06-2002 y en España: 23-05-2003
[DVD Alumination, Woodland Hills, California, 2007].
El abrazo partido. Argentina – España – Francia – Italia,
2003. Dir.: Daniel Burman. Guión: Marcelo Birmajer y Daniel
Burman. Estreno en Argentina: 25-03-2004 y en España: 0204-2004 [DVD: El País, Madrid, 2006].
Las huellas borradas. Argentina – España. 1999. Dir. Enrique
Gabriel-Lipschutz. Guión: Lucía Lipschutz y Enrique GabrielLipschutz. Estreno en Argentina: 17-02-2000 y en España: 1911-1999 [DVD: Manga Films, Barcelona, 2006].
Lugares comunes. Argentina – España, 2002. Dir.: Adolfo
Aristarain. Guión: Adolfo Aristarain y Kathy Saavedra (según
novela de Lorenzo F. Aristarain El renacimiento). Estreno en
Argentina: 12-09-2002 y en España: 04-10-2002 [DVD:
Manga Films, Barcelona, 2003].
Luna de Avellaneda. Argentina – España, 2004. Dir.: Juan
José Campanella. Guión: Fernando Castets, Juan José
Campanella, Juan Pablo Doménech. Estreno en Argentina: 2005-2004 y en España: 05-11-2004 [DVD: El País, Madrid,
2006].
Un día de suerte. Argentina – España, 2001. Dir.: Sandra
Gugliotta. Guión: Sandra Gugliotta, Marcelo Schapces y Julio
Cardoso. Estreno en Argentina: 16-05-2002 y en España: 2908-2003 [VHS: AVH, Buenos Aires, 2002].
Vientos de agua [serie de televisión en 13 capítulos].
Argentina – España, 2005. Dir.: Juan José Campanella. Guión:
293
Juan José Campanella, Aída Bortnik, Alejo Flah, Juan Pablo
Doménech, Aurea Martínez. Estreno en Argentina: 21-052006 y en España: 03-01-2006 [DVD: Divisa, Madrid, 2006].

Documentos relacionados