Manual transversalizar la perspectiva de geÌ nero en
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Manual transversalizar la perspectiva de geÌ nero en
GÉNERO Y VIOLENCIAS EN LA ESCUELA. Estrategias de transversalización para docentes Alicia Estela Pereda Alfonso Alejandra González Pereda Odilón Mario Luis Galicia Vélez Mayra Elvira Ordoñez García Laura Patricia Pantoja Soto UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL 1 ÍNDICE Prólogo 5 Introducción 8 Alicia Estela Pereda Alfonso I. El Género en la Escuela 12 Alejandra González Pereda I.1. Género y vida cotidiana 14 I.1.1. Perspectiva y análisis de género 16 I.2. Identidades, roles y estereotipos 20 I.2.1. Identidad de género 20 I.2.2. Estereotipos de género 23 I.2.3. Roles de género 25 I.3. División sexual del trabajo 32 I.3.1. Trabajo productivo y trabajo reproductivo 32 Referencias 43 II. Relaciones de poder en la escuela 45 Alicia Estela Pereda Alfonso Odilón Mario Luis Galicia Vélez II.1. Construcción social de la masculinidad y la feminidad 47 II.1.1. La desigualdad de género 50 II.1.2. La noción de patriarcado 52 II.1.3. Modelos de masculinidades 57 II.2. Igualdad de género y empoderamiento 62 2 II.2.1. Para entender la dominación: Weber 64 II.2.2. Las “sociedades disciplinarias”: Foucault 66 II.2.3. Feminismo, mujeres y poder 69 II.2.4. Contradicciones del empoderamiento 69 II.2.5. Poder y empoderamiento 71 Referencias 76 III. Violencias de género en la escuela 78 Mayra Elvira Ordoñez García Laura Patricia Pantoja Soto III.1. Discriminación por sexo y género 79 III.1.1. Los rostros de la discriminación 80 III.1.2. El sexismo 81 III.2. Violencia contra las mujeres 84 III.2.1. Modalidades de violencia contra las mujeres 84 III.2.2. Violencia de género 90 III.3. Violencias en la escuela con perspectiva de género 93 III.3.1. Interacciones que favorecen las violencias 93 III.3.2. Observar las violencias con perspectiva de género 97 Referencias 103 IV. Estrategias de transversalización para docentes 105 Alicia Estela Pereda Alfonso IV.1. Detener y prevenir el sexismo 106 IV.1.1. Igualdad de oportunidades entre varones y mujeres 107 3 IV.1.2. Equidad de género en educación 108 IV.1.3. Orientaciones para la acción 109 IV.2. Transversalizar la perspectiva de género en educación 113 IV.2.1. Acciones para la equidad de género 118 IV.2.1. Recursos y materiales didácticos 118 IV.2.3. Los usos del lenguaje 120 IV.2.4. Posiciones en la profesión docente 124 Referencias 128 4 PRÓLOGO Género y violencias en la escuela. Estrategias de transversalización para docentes, surge en el marco del proyecto “Incorporar la perspectiva de género como un eje transversal mediante el uso de las nuevas tecnologías”, aprobado en la convocatoria SEP/UPEPE/SESCONACYT, 2008, del Fondo sectorial para investigaciones con perspectiva de género. Presenta la adaptación del diseño pedagógico de un curso en línea, destinado a estudiantes de Licenciatura de las Instituciones de Educación Superior, especializadas en la formación de profesionales del campo educativo en sus distintas dependencias y modalidades. Por tratarse de un curso introductorio a la problemática de las violencias de género en la escuela, combina las experiencias de sensibilización de las y los destinatarios, con la apropiación de herramientas conceptuales, y el desarrollo de competencias para transversalizar la perspectiva y el análisis de género. Así, esta publicación pone énfasis en el potencial de cambio que implica la transversalización del género, una estrategia adoptada en las Bases y Plataforma de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, realizada en Beijin en el año 1995, que aunada a la estrategia de empoderamiento de las mujeres, se orienta a promover acciones destinadas a garantizar la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres, así como al logro de la meta de equidad de género. La información disponible sobre la violencia de género en educación muestra, por un lado, la creciente visibilidad de estas expresiones en las escuelas, por otro, la dificultad para afrontar y/o prevenir estas manifestaciones, y, por último, el papel significativo que pueden desempeñar las y los profesionales de la educación en caso de contar con herramientas que les permitan explicar, comprender e intervenir sobre este fenómeno. 5 De ahí la importancia de volverse hacia las Instituciones donde se forman las y los futuros profesionales de la educación en México ya que, como señala Alfredo Furlán (2005, p. 1107): “Si las escuelas no justifican su existencia cumpliendo una función educativa, cualquiera puede estudiar los fenómenos de violencia que se producen en su seno. La perspectiva pedagógica, que es la nuestra, no tendría razón alguna que ofrecer”. De este modo, resulta necesario entablar un diálogo fecundo entre las distintas disciplinas y campos de investigación que parecen llevar la delantera en la construcción de conocimiento y en la implementación de propuestas, me refiero a las instituciones encargadas de la salud y de la seguridad pública. Por lo anterior, este libro se plantea como una apuesta al futuro, a favor de que las y los agentes educativos del sistema nacional cuenten con la formación y las estrategias necesarias y, a la vez, sean capaces de generar los apoyos institucionales y comunitarios para afrontar esta problemática. Género y violencias en la escuela. Estrategias de transversalización para docentes, surge como resultado del trabajo con un equipo de estudiantes de Licenciatura y Maestría con quienes integramos un Seminario co-curricular de Género y Educación que funcionó desde el año 2008 a 2010, con el propósito de estudiar y problematizar la producción teórica y las experiencias de aprendizaje relacionadas con esta problemática. En el proceso se escribieron tesis, ponencias, y los capítulos de este libro, se realizaron Foros con especialistas y expertos, se diseñó e implementó un Taller para estudiantes y docentes, participamos en la coordinación y como relatores de las mesas de trabajo del seminario internacional: “Aprendiendo a vivir sin violencia: el desafío de los jóvenes y sus escuelas”, organizado por la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la 6 Ciencia y la Cultura (UNESCO); pero, sobre todo, aprendimos a trabajar en conjunto, con nuestras diferencias y gracias a ellas, como uno de los motores para impulsar el proyecto. Deseo agradecer expresamente a quienes compartimos el trabajo académico en ese Seminario: Mayra Ayala Crespo, Perla Berenice Barrales Alcalá, Odilón Mario Luis Galicia Vélez, Beatriz Gayoso Reyes, Alejandra González Pereda, Mónica Hernández Leyva, Dominga Leyva Ochoa, Eulalia Magaña García, María de Jesús Mejía Nájera, Mayra Elvira Ordoñez García, Elizabeth Osorio Romo, Laura Patricia Pantoja Soto e Irbing Sánchez Cervantes. También deseo agradecer al Centro de Atención a Estudiantes (CAE), a la Dra. Amalia Nivón Bolán, a la Licenciada Eunice Sol Pérez y a todo el personal de esa dependencia, quienes con calidez y apertura cobijaron el Taller “Género y Violencia en educación” durante 8 sesiones sabatinas, en las cuales pusimos a prueba muchas de las ideas y estrategias que aportaron a la concreción de este libro. Por último, deseo agradecer a la Universidad Pedagógica Nacional, unidad Ajusco, donde la interacción con colegas, con el personal administrativo del Área 2 “Diversidad e Interculturalidad”, y especialmente con las y los estudiantes de la Licenciatura en Sociología de la Educación y de la Maestría en Desarrollo Educativo, me ha permitido construir un espacio de trabajo académico con libertad y respeto. Alicia Estela Pereda Alfonso Universidad Pedagógica Nacional, Ajusco 7 INTRODUCCIÓN Alicia Estela Pereda Alfonso En este libro abordamos el estudio de las violencias de género en la escuela como expresiones de discriminación por razones de sexo y de género. También, ofrecemos estrategias para la transversalización de la perspectiva y el análisis de género, destinadas a la formación de formadores. De este modo, proponemos un acompañamiento a los procesos de reflexión de las y los futuros profesionales del campo educativo sobre esta problemática. En paralelo, sugerimos orientaciones para actuar a través de actividades que pueden replicarse y adecuarse a otros contextos educativos pero, sobre todo, estimular la creatividad de las y los colegas docentes a fin de detectar, atender y prevenir las manifestaciones de sexismo en los distintos niveles de enseñanza. Entendemos la discriminación como un ejercicio de relaciones de poder donde un grupo, una comunidad, una organización, poseen los recursos y el convencimiento necesarios para trazar líneas de distinción entre “nosotros” y “los otros”. Pero no sólo eso: al plantear la discriminación como relaciones de poder, afirmamos que esas líneas de distinción poseen efectos para el reconocimiento individual y social, la valoración, el trato, el respeto, las oportunidades de todo tipo (laborales, educativas, de salud, de empleo, etcétera) y la calidad de vida de “los otros”, de manera tal que esos “otros” quedan ubicados en una posición desigual porque las líneas de distinción establecen jerarquías, marcan distancias, entre “nosotros” y “los otros”. Lo anterior implica que esas fronteras pueden establecerse a partir de cualquier rasgo o señal que el grupo, la comunidad, la organización definan como evidencia de inferioridad. Desde este punto de vista, la diferencia es una “invención” que establece 8 jerarquías entre los individuos, que permite unir a unos y separarlos de otros, clasificarlos, catalogarlos. Sin embargo, esas posiciones desiguales son siempre inestables, movibles, en construcción, por eso deben apuntalarse, precisamente porque la enunciación del “nosotros” carece de una confirmación definitiva, siempre está en riesgo: en cualquier momento y situación, el “nosotros” puede desplazarse al lugar de los “otros”. Entre las numerosas estrategias y prácticas orientadas a mantener la cohesión del “nosotros”, así como la autoridad y credibilidad en esa enunciación, identificamos las distintas manifestaciones de violencia de género, de las cuales, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, promulgada en México el 1 de febrero de 2007, ofrece una pormenorizada descripción, tanto en lo que respecta a la tipología como a sus modalidades. Por eso hablamos de violencias de género en plural. Aunado a lo anterior, la investigación educativa muestra que en la escuela es posible identificar expresiones de violencia-discriminación por razones de sexo y género que no sólo afectan a las mujeres (en distintas posiciones y roles: maestras, directoras, estudiantes, etcétera), sino también a los varones que se distancian de los modelos de masculinidad dominante en el grupo o la comunidad de que se trate. Por esa razón, en este libro planteamos que las violencias de género pueden dirigirse tanto en contra de las mujeres como de los varones y, también, que pueden ejercerla personas o grupos de ambos sexos. Lo dicho refuerza nuestra decisión de hablar de violencias de género en plural, ya que no sólo podemos identificar distintas tipologías y modalidades de ocurrencia, sino que sus agentes (violentados, violentadores y espectadores) pueden desplazarse y cambiar de posición, de acuerdo con el sexo y el género. Por último, plantear que las violencias de género son expresiones de discriminación implica que los distintos tipos y modalidades de ocurrencia constituyen un medio a través 9 del cual, las jerarquías entre lo masculino y lo femenino permanecen con el menor cambio posible. En paralelo, el énfasis en la concepción de las violencias de género en términos de discriminación supone orientar la mirada hacia las creencias en la inferioridad del “otro”, que hacen permisibles, tolerables e, incluso, justificadas, esas prácticas. Una vez planteadas las ideas que orientan el diseño de esta propuesta, tratamos de ir más allá del aprendizaje de conceptos y tipologías. Por eso, sin descuidar ese aspecto de la formación, también intentamos que las y los destinatarios puedan transformar los contenidos en herramientas de trabajo, por medio de las cuales sean capaces de explicar y comprender las experiencias y situaciones de violencia en el entorno escolar, con una mirada de género. Lo anterior significa que este trabajo también apunta a la comprensión del género, y especialmente, de las expectativas y mandatos asociados con la construcción social de la masculinidad y la feminidad, como factores que incrementan las probabilidades de violencia y discriminación en las escuelas. Por lo expuesto, trabajamos para cuestionar y modificar las expresiones de discriminación sexista, a través de actividades donde se pone en acción una estrategia: la transversalización de la perspectiva de género. Al respecto, queremos enfatizar la dimensión política de dicha estrategia ya que apunta a modificar esa distinción jerárquica, esas relaciones de poder que sostienen la desigualdad no sólo entre varones y mujeres sino también, en el interior de los géneros (entre las mujeres, entre los varones). En este punto, cabe señalar que la transversalización no sólo es una estrategia política porque cuestiona la dimensión del poder, sino porque replantea el significado de “lo político” en términos de acción colectiva que no apunta a ocupar ni desplazar lo que podríamos denominar como “un poder injusto”, “autoritario”, “violento”, “negativo”, sino un poder que actúa 10 simultáneamente y en todos los espacios donde opera la discriminación, un poder y una política de la cual todos somos agentes por acción u omisión. Confiamos en que las actividades planteadas en cada uno de los capítulos proyecten esta intencionalidad de las y el autor de este libro. Si la transversalización de la perspectiva de género se limita a un incremento en el número de mujeres y de varones que ahora resultan visibles en términos de derechos, deberes y de oportunidades, habremos ganado exactamente eso: un incremento en términos numéricos que no necesariamente nos aproxima a deshacer las líneas de la exclusión y, por el contrario, puede favorecer un simulacro de borramiento, donde algo cambia para que todo siga igual. 11 I. EL GÉNERO EN LA ESCUELA Alejandra González Pereda En este primer capítulo nos proponemos ayudarte a desarrollar habilidades de observación y de análisis, para identificar la presencia del género en la vida cotidiana y reflexionar de qué manera ser varón o ser mujer, posee consecuencias concretas en la forma en que organizamos y percibimos la realidad, a nosotros mismos y la relación con los otros. En la escuela en particular, el género impacta en la organización de los espacios y los tiempos, en el diseño de la currícula escolar, en los materiales y recursos pedagógicos y didácticos, en las interacciones de los distintos agentes educativos y en la división del trabajo escolar, entre otros. A partir de los textos y las actividades que presentamos, te invitamos a descubrir los significados de la feminidad y de la masculinidad que nos llegan a través de distintas fuentes y medios de comunicación, con la finalidad de elaborar propuestas sencillas para que tanto el hogar como la escuela, se transformen en espacios libres de discriminación por razones de sexo y de género. Los temas que se abordarán en este capítulo son: I.1. Género y vida cotidiana. I.1.1. Perspectiva y análisis de género. I.2. Identidades, roles y estereotipos. I.2.1. Identidad de género. I.2.2. Estereotipos de género. I.2.3. Roles de género. I.3. División sexual del trabajo. 12 I.3.1 Trabajo productivo y trabajo reproductivo. A continuación, te presentamos algunas ideas centrales que nos orientarán a lo largo del capítulo: La falta de igualdad entre varones y mujeres es una expresión de discriminación. La discriminación consiste en dar un trato de inferioridad a una persona o colectividad por razones diversas, por ejemplo, religiosas, políticas, étnicas, de género, de edad, de clase social, etcétera. La discriminación por razones de género se denomina "sexismo" y puede afectar tanto a las mujeres como a los varones, aunque las mujeres y las niñas de todo el mundo son las más afectadas por esta forma de discriminación. LA DISCRIMINACIÓN ES VIOLENCIA Y COMO TAL ES UNA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS El sexismo, es decir, la discriminación que impide la igualdad (social, política, económica, laboral, educativa, etcétera) entre varones y mujeres es una expresión de violencia. Para profundizar en la comprensión del vínculo entre género, sexismo y violencia, será necesario colocarse unas “lentes de género”. Con ellas, seremos capaces de reconocer las huellas del sexismo y la violencia, dentro y fuera de la escuela. 13 Las “lentes de género” nos ayudarán a descubrir otras formas de percibir la realidad (de observarla, de “escucharla”, de “palparla”), para construir un mundo más justo y equitativo para todas y todos I.1. Género y vida cotidiana Para descubrir las huellas del sexismo en la vida cotidiana, es decir, las señales de la discriminación y la desigualdad que experimentan algunas mujeres y algunos varones, tenemos que comprender y familiarizarnos con varios conceptos. ¿Qué es el género? Género designa la manera en que se construyen social e históricamente las diferencias sexuales (básicamente las diferencias anatómicas y fisiológicas observables a simple vista entre varones y mujeres), en términos jerárquicos y sexistas. Jerárquicos significa que esta construcción social establece distinciones y diferencias de grado entre las personas (más importante/menos importante, más valioso/menos valioso, más útil/menos útil, etcétera), de acuerdo con el sexo. Esta distinción jerárquica se extiende también a las actividades, comportamientos, habilidades, es decir, a todo aquello que se relaciona con las personas y/o los grupos de personas. Entonces, definir el género como un ordenamiento jerárquico de los individuos de acuerdo con su sexo, significa que los valores y los atributos, habilidades, actividades, patrones de comportamiento, etcétera, que se asocian con los varones y la masculinidad 14 serán considerados más valiosos, importantes, prestigiosos y útiles, que los que se atribuyen o asocian con las mujeres y con la feminidad. Sexista significa que estas distinciones y diferencias de grado entre las personas se emplean para discriminarlas, excluirlas, silenciarlas, invisibilizarlas por razones de sexo y género. Existen otras formas de discriminación que se justifican por otras razones o características, por ejemplo, la discriminación por edad que se denomina “etaria” o “edadismo”;; la que se apoya en el color de la piel y se denomina “racismo, la que se justifica por la preferencia sexual y se denomina “homofobia”, etcétera. Todas las formas de discriminación establecen jerarquías entre las personas y los grupos: quienes discriminan se ubican en una posición superior y explican la discriminación apoyándose en algún rasgo o características de los otros (el color de piel, la religión, el origen étnico o racial, etcétera). Definir el género como una construcción social jerárquica y sexista implica afirmar que las identidades, los comportamientos, las actividades, las posiciones, las profesiones, los trabajos de los varones (al menos de cierta clase de varones) son más valorados y reconocidos que las identidades, los comportamientos, las actividades, las posiciones, las profesiones y trabajos de las mujeres, y también de otros varones que se alejan de los modelos de masculinidad aceptados. El concepto género se emplea para problematizar, explicar y comprender que los diferentes comportamientos, actividades y posiciones que ocupan las mujeres y los varones, y la valoración y reconocimiento social desiguales que reciben, no derivan de la biología (de las diferencias sexuales) sino que son socialmente construidos. 15 Los seres humanos no se convierten en hombres y mujeres por su sexo biológico. Las sociedades han creado sistemas de roles y patrones de comportamiento, normas sobre lo que deben hacer y cómo deben actuar los varones y las mujeres en función del género. Al aprender y al actuar estos patrones de identidad y de comportamiento nos convertimos en varones o mujeres I.1. 1. Perspectiva y análisis de género A partir de este momento, vamos a poner en acción estas definiciones que acabamos de presentar para transformarlas en herramientas que nos permitan analizar la realidad, a fin de descubrir las huellas del género y las expresiones de discriminación por razones de sexo en el mundo que construimos entre todas y todos. También, la apropiación y puesta en práctica de estos conceptos nos ayudará a identificar los esfuerzos para superar el sexismo que están presentes en las ideas y en las prácticas de muchas personas con quienes interactuamos cada día. Para desarrollar este apartado nos guiaremos por la siguiente interrogante: ¿Cómo podemos identificar y confrontar las huellas de la desigualdad de género en la vida cotidiana? Vamos a responder a estas interrogantes en tres momentos: 1) Para evitar las desigualdades entre varones y mujeres es necesario “darse cuenta” de que existen 16 2) Para “darse cuenta” de que existen desigualdades de género es necesario utilizar una herramienta teórica y otra metodológica: “la perspectiva de género” y el “análisis de género 3) Una vez que “nos damos cuenta” de que existen las desigualdades de género es preciso comprometerse y actuar para cambiar En síntesis: La perspectiva de género y el análisis de género son dos herramientas teórico-metodológicas que sirven para descubrir y analizar las huellas del género en la vida cotidiana, y para cuestionar los efectos de desigualdad y falta de equidad entre los varones y las mujeres. 17 El siguiente cuadro representa esta idea: Perspectiva de género: es una herramienta teórica que sirve para explicar y comprender de qué manera cada sociedad construye la diferencia sexual, a través de ideas sobre cómo deben ser, cómo deben comportarse y actuar los varones y las mujeres, a través de valores, tradiciones, estereotipos y normas mediante las cuales se favorece la discriminación y la desigualdad. La perspectiva de género (también llamada enfoque de género), ayuda a detectar los desequilibrios entre los géneros y permite identificar qué aspectos de la realidad pueden modificarse para asegurar la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres (INMUJERES, 2007, p.104). Análisis de género: es una herramienta teórico-metodológica que permite conectar la perspectiva de género con los fenómenos de la realidad. El análisis de género permite descubrir y examinar distintos aspectos donde se producen desigualdades o desequilibrios entre los seres humanos por razones de sexo y género. Por ejemplo, las diferentes oportunidades laborales, educativas, personales; la valoración diferente y desigual que 18 reciben las actividades, los comportamientos, las profesiones, etcétera, de acuerdo con el sexo y el género de quién las desempeña. Asimismo, permite identificar las consecuencias no sólo personales y/o familiares de esas desigualdades sino, también, los impactos sociales de las mismas en términos políticos, económicos, educativos, de salud pública, etcétera. El análisis de género se aplica a las políticas públicas para identificar y considerar las necesidades de la población diferenciadas por género, y tomarlas en cuenta en el diseño, ejecución y evaluación del impacto de dichas políticas. El análisis de género debe incluir otras variables tales como la edad, la clase social, la preferencia sexual, la etnia, etcétera, para comprender en toda su magnitud los alcances de la discriminación (INMUJERES, 2007, p. 20). Actividad 1 Observar, escuchar y analizar con perspectiva de género Queremos invitarte a indagar cómo se construyen, social e históricamente, las diferencias sexuales entre varones y mujeres en términos jerárquicos y sexistas. Para ello, te proponemos buscar las señales de la desigualdad entre los géneros, en mensajes producidos a través de distintos medios de comunicación. Una vez que hayas revisado el contenido de anuncios publicitarios audiovisuales, disponibles en la televisión, radio, carteles, revistas, internet, etcétera; elabora un listado en el que enumeres 10 aspectos que distinguen a la publicidad sexista de la no-sexista. 19 I.2. Identidades, roles y estereotipos Estos tres conceptos -identidades, roles y los estereotipos de género- son herramientas teóricas útiles para comprender de qué manera, los conocimientos de sentido común que circulan socialmente, afectan las percepciones, actividades e interacciones con los demás en distintos ámbitos y contextos, al grado que pueden llegar a convertirse en verdaderos limites y obstáculos para establecer relaciones más igualitarias entre las personas del mismo y de distinto sexo. I.2.1. Identidad de género La noción de identidad de género supone la idea de un proceso de identificación por medio del cual un individuo se reconoce a sí mismo como hombre o como mujer; para expresarlo con una imagen podemos decir que se trata de un proceso a través del cual, traza una línea imaginaria entre su persona y un determinado género. En este sentido, construye a su propia persona y desarrolla un “sentimiento” en conformidad con una serie de significados y representaciones sociales asociadas con lo femenino o lo masculino. A su vez, esta correspondencia entre el individuo y un determinado género no se logra de una vez y para siempre: se está haciendo y actuando a lo largo de toda la vida. ¿Cómo aprendemos a ser varones y mujeres? ¿Cómo logramos comportamientos femeninos y masculinos adecuados para relacionarnos con los demás y para ser aceptados? Un ejercicio muy sencillo nos ayudará a responder mejor a estas interrogantes. 20 Actividad 2 ¿Cómo aprendemos a ser varones y mujeres? Lee los siguientes carteles, copia el contenido y ubícalo al lado de la figura del niño o la niña, según corresponda: En su cumpleaños le Se llama Luisa En la escuela destacó regalaron una cocinita de en Matemáticas juguete Al nacer le pusieron una chambrita de color rosa Estudió la licenciatura Se llama Jorge en Educación Estudió Ingeniería y hoy Preescolar y hoy se trabaja en una empresa dedica al hogar constructora Cuando finalice los estudios piensa casarse y tener hijos En su cumpleaños le regalaron un juego de Química Cuando finalice los estudios piensa seguir Al nacer le pusieron una estudios de posgrado chambrita de color azul En la escuela destacó en En los recreos jugaba Lengua y Literatura al futbol En los recreos platicaba y saltaba la cuerda 21 Niña Con toda Niño seguridad, no tuvieron demasiadas dificultades para ubicar “correctamente” los carteles al lado de la niña y del niño. Esto muestra que la socialización de género, es decir, los procesos a través de los cuales aprendemos a ser varones y mujeres, son poderosos, especialmente, porque la mayor parte del tiempo pasan desapercibidos, no les ponemos atención pero, sin embargo, los comprendemos y los empleamos perfectamente. 22 Pero también es posible que al relacionar los carteles con las imágenes tuvieran ideas parecidas a estas: Hay varones que Hay compañeras muy trabajan en preescolar buenas en Matemáticas Los varones Conozco también se algunas dedican al ingenieras hogar Entonces: ¿en qué quedamos? Lo que sucede es que para resolver este ejercicio, echamos mano de los “estereotipos de género”. I.2.2 Estereotipos de género Un estereotipo es una imagen o idea aceptada por sectores y grupos sociales amplios. La construcción de estereotipos es un proceso indispensable para organizar la información que recibimos, con la finalidad de simplificar la comprensión de la misma. Por ejemplo, la imagen del médico con una bata blanca y el estetoscopio alrededor del cuello es un estereotipo. No todos los médicos se visten de ese modo. Sin embargo, esa imagen nos ayuda a comprender quién es, qué hace, cómo debemos comportarnos cuando estamos con él y qué podemos esperar de un sujeto que aparezca ante nosotros con esas características. El problema con los estereotipos es que pueden volverse rígidos para impedir, restringir o negar otras opciones, otras posibilidades, deseos, habilidades que no responden 23 con el estereotipo socialmente aceptado. Por ejemplo, la frase: “los varones no lloran”, expresa uno de los estereotipos asociados con el ejercicio de la masculinidad. Todavía hoy, cuando un niño llora en público se lo regaña con esa frase, lo cual muestra la vigencia de esta idea que limita las manifestaciones afectivas, las emociones a los hombres y, más aún, en público. Estereotipos de género: son las expectativas sociales que prescriben qué es lo apropiado en varones y mujeres. Afectan a ambos sexos; sin embargo, cuando se tornan rígidos e inflexibles poseen un impacto negativo mayor sobre ellas, porque históricamente las mujeres han desempeñado roles y han ocupado posiciones menos valoradas y jerárquicamente inferiores. Por lo tanto, los estereotipos de género contribuyen a mantener a las mujeres, y también a los varones, en posiciones fijas, rígidas. A continuación transcribimos algunos párrafos del Boletín Mensual de la Coordinación General de la Comisión de Equidad de Género del Poder Judicial de la Federación, donde se presenta una clasificación de los estereotipos de género y se ofrecen ejemplos de los efectos que poseen en relación con la impartición de justicia en distintos contextos: Con el fin de clarificar la comprensión de lo que es un estereotipo basado en el género, la Dra. Rebecca Cook, académica de la Universidad de Toronto, distingue tres categorías. La primera corresponde a los estereotipos basados en las diferencias biológicas existentes entre hombres y mujeres. Un ejemplo consiste en la aseveración de que “los hombres son más fuertes que las mujeres”, cuestión que efectivamente puede estar respaldada estadísticamente por la realidad, pero que trata de forma injusta a las personas atípicas del grupo social. Baste pensar en el caso de una mujer que, a pesar de ser más fuerte que varios hombres, se le impide ingresar al cuerpo de bomberos en razón de su sexo. En ocasiones, el Derecho ha recogido este tipo de preconcepciones basadas en una idea particular de la “vulnerabilidad femenina”, impidiendo a las mujeres el ejercicio de determinados empleos, como trabajar en horarios nocturnos, así como participar en ciertas actividades del Ejército. Si bien estas medidas pretenden “proteger” a las mujeres, fomentan su 24 marginación y exclusión de ciertos ámbitos profesionales y las privan de su derecho a elegir. La segunda categoría establecida por Cook se refiere a los estereotipos sobre el comportamiento sexual de hombres y mujeres, demarcando cuáles formas de ejercer la sexualidad son aceptables socialmente. Así, el estereotipo que indica que “la mujer es propiedad del hombre” ha permitido que en ocasiones la ley y su interpretación prescriban, por ejemplo, el débito carnal y la no configuración del delito de violación entre cónyuges, así como que las instituciones toleren la violencia doméstica y los matrimonios forzados. Un ejemplo de una preconcepción generalizada sobre el comportamiento sexual de hombres y mujeres consiste en considerar que “la sexualidad de las mujeres está necesariamente vinculada con la procreación, el matrimonio, las relaciones amorosas y la creación de una familia”. Dicha premisa se refleja jurídicamente en las formas de regular el trabajo sexual y en el hecho de que en varios países se castiga únicamente a la prestadora del servicio y no al consumidor, o incluso ciertos criterios judiciales, en donde en sentencias de divorcio y custodia de menores se penaliza a la mujer por no ajustarse al comportamiento que se espera de ella socialmente. Finalmente, la tercera categoría de estereotipos desarrollada por Cook corresponde a aquellos que prescriben los roles sociales de cada uno de los sexos. El más común y extendido es el que considera que “el hombre debe ser el proveedor y la mujer debe ser la encargada del cuidado de los hijos y del hogar“, independientemente de cuál sea la voluntad de la pareja. Partiendo de dicha idea, el derecho civil de diversos países ha negado capacidad jurídica a la mujer casada, confiriéndole al marido la facultad de representar a la sociedad conyugal y de administrar los bienes. Otra visión estereotipada consiste en que “las mujeres deben ser madres“, sin tomar en cuenta que no todas las mujeres tienen la aspiración, salud, posición económica o circunstancias físicas y emocionales para ello (Cook, 2010, pp.1-2). I.2.3. Roles de género Los roles de género suelen definirse como un papel (casi en un sentido teatral). Sin embargo, de manera más precisa, se refiere a las expectativas sociales, es decir, a lo que se espera socialmente de las personas que ocupan una determinada posición. En este sentido, el rol o papel de género se refiere al conjunto de expectativas que acompañan el sexo de 25 adscripción. Por ejemplo, en la posición o rol de madre se espera que las mujeres sean abnegadas y que posterguen cualquier proyecto personal para atender y satisfacer las necesidades de sus hijos e hijas. Las identidades, roles y estereotipos de género adquieren la fuerza de verdaderos “mandatos”. A su vez, el peso de estos “mandatos” o prescripciones se extiende más allá de las identidades, (del reconocerse como varón o como mujer), para abarcar y organizar amplios sectores del mundo social. Así, estos mandatos se trasladan a las instituciones, a las maneras de percibir el mundo, a las formas de actuar y de pensar. Un ejemplo de ello es la existencia de instituciones como las Fuerzas Armadas que, hasta hace poco, eran exclusivamente integradas por varones; otra es la pareja conyugal heterosexual –ya sea unión libre, matrimonio, concubinato, amasiato, etcétera- como única forma de unión reconocida legalmente en la mayoría de los países del mundo; otra es la existencia de deportes practicados mayoritariamente o casi exclusivamente por varones, por ejemplo, el rugby o el fútbol americano, frente a deportes y actividades que son consideradas más apropiadas para las mujeres, por ejemplo, el ballet, la gimnasia artística. A continuación te proponemos una serie de ejercicios que te ayudarán a descubrir y analizar los modelos e imágenes asociados con las identidades y roles de género que circulan en el lenguaje cotidiano, tales como refranes y dichos populares y en la literatura infantil. Además, revisarás los roles, las actividades, las expectativas y la posición que ocupan los varones y las mujeres en el hogar y en la escuela, lo que te permitirá reflexionar sobre las actitudes y comportamientos que contribuyen a la reproducción del sexismo. Por último, contarás con un espacio para proponer alternativas que favorezcan las experiencias de igualdad de género en el ámbito familiar y escolar. 26 Actividad 3 La reproducción del sexismo en los estereotipos de género A continuación te presentamos una lista de refranes y dichos populares, debes leerlos cuidadosamente y analizar cada uno de ellos, señalando la transmisión de modelos sexistas, explicando el uso de estereotipos de género y el saber popular que comunican: Calladita te ves más bonita _____________________________________________________________________ El casado casa quiere _____________________________________________________________________ El que es buen gallo, dondequiera canta ______________________________________________________________________ ¿Estás trompuda o quieres beso? _____________________________________________________________________ Las mujeres como las flores, cada año hay una nueva cosecha _____________________________________________________________________ Mujer que sabe latín, ni se casa ni tiene buen fin _____________________________________________________________________ 27 Actividad 4 Roles y estereotipos en la familia Lee el siguiente fragmento del cuento de los Hermanos Grimm: El rey picodeloro y realiza las actividades que se piden a continuación: -Esta es nuestra casa. Aquí viviremos juntos. La puerta era tan pequeña, que ella tuvo que bajar la cabeza para entrar. -¿Dónde están los criados?- preguntó la Princesa. -¿criados?- exclamó el mendigo-. Ahora tendrás que hacer todas las faenas tú misma. Encenderás el fuego y harás la cena. Pero enseguida. Tengo hambre y estoy muy cansado. La Princesa no sabía una palabra de encender el fuego ni de cocinar, y como lo hacía tan mal, el mendigo tuvo que hacerlo él. … Por la mañana, el hombre se levantó muy pronto para ir a su trabajo. Así vivieron unos cuantos días, hasta que se hubieron terminado las pobres provisiones que tenían. Entonces dijo el mendigo: -Esposa mía, esto no puede seguir. Hemos de trabajar para vivir. Tú puedes hacer canastos. Es una bonita tarea. Salió al campo, cortó unos cuantos juncos y los trajo a su casa. Ella comenzó a tejerlos, pero los juncos eran duros y le estropeaban las manos. -ya veo que esto no te gusta- dijo el mendigo—Mejor sería que hilaras. Esto tal vez te agradará. Le trajo una rueca y un huso, pero como ella no estaba acostumbrada a manejarlos, se pinchaba los dedos y se hacía sangre. -Ahora veo ya- dijo el mendigo- que no sirves para nada. He hecho un mal negocio contigo: pero voy tratar de convertirte en buhonera. No tendrás más que irte a sentar al mercado y ofrecer tus baratijas al que pase… Al principio todo fue bien. Como la joven era tan linda, los compradores acudían a comprar mercancías y le pagaban. Lo que ella pedía. Con la ganancia iban viviendo y el hombre compraba nuevas mercancías que ella volvía a vender (Grimm, 1978, pp.178-179). 28 Completa el siguiente cuadro con la información que se te pide: Análisis Princesa (esposa) Mendigo (esposo) Características del personaje Rol o papel Actividades (de acuerdo con el rol o papel) Expectativas (lo que se espera de alguien que ocupa desempeña ese rol) Escenario (dónde desempeña ese rol la mayor parte del tiempo) Analiza tres expresiones de sexismo que se dan entre la princesa y el esposo, completa el siguiente cuadro (rellenamos la primera fila para que sirva de ejemplo): Situación Estereotipo ¿Por qué se trata de una (Describirla brevemente (¿Qué estereotipo de género expresión de sexismo? para distinguirla de otras) se pone en juego de Explícalo brevemente con acuerdo con la clasificación tus palabras 29 de la Dra. Rebecca Cook?) La Princesa desarrollar intenta Estereotipo actividades mujeres se de rol: ocupan las Porque el cónyuge se del coloca en una posición domésticas, pero lo hace trabajo doméstico. Son las jerárquica superior desde la mal y el esposo le asigna principales responsables del cual nuevas tareas. se trabajo doméstico aunque derecho siente de con el molestarse también trabajen fuera del porque la mujer no cumple hogar. satisfactoriamente con su rol doméstico. 30 Actividad 5 Diario de género, sexismo en la escuela Te proponemos realizar tu propio diario de género con la finalidad de registrar las situaciones de sexismo que detectes tanto en el salón de clase, como en otros espacios de la escuela. Para ello, es importante observar la interacción entre profesores, alumnos y los distintos agentes que componen la comunidad escolar. También puedes prestar atención al contenido de los libros de texto, el material didáctico, las dinámicas en clase y las formas de organización. Debes realizar mínimo 4 registros en una semana y completar el siguiente cuadro: Situación Interpretación Una maestra les solicita a los niños que Esta maestra reproduce los estereotipos de respondan preguntas muy difíciles de género que afirman la menor capacidad de matemáticas, inmediatamente se vuelve a las mujeres para ciertas áreas del las niñas diciendo que les hará una conocimiento, especialmente, las ciencias pregunta sencilla: cómo se dice una exactas, las matemáticas, etcétera. palabra en otra lengua. 31 I.3 División sexual del trabajo Este tema refiere a la organización del trabajo social y a la división del mismo de acuerdo con el sexo-género de quienes lo realizan. Por eso hablamos de una división no sólo social sino sexual del trabajo. En particular, nos interesa destacar la escasa visibilidad, reconocimiento económico y menor prestigio que tienen los trabajos que se realizan en el ámbito doméstico, frente a los que se concretan fuera del hogar. Una prueba de ello es que estos últimos son remunerados económicamente, a diferencia de las actividades domésticas que no se consideran como “trabajo” en sentido estricto y, por ende, se da por supuesto que no requieren de remuneración. Un ejemplo de esta división sexual del trabajo social surge cuando las mujeres que perciben un salario afirman que es una “ayuda” o un “complemento” del sueldo de la pareja; mientras que los varones, cuando realizan algún trabajo en el hogar, lo definen como una “colaboración”. En el primer caso, las mujeres están reconociendo que “proveer económicamente” es una responsabilidad de los varones;; en el segundo ejemplo, los varones que “colaboran”, responsabilizan a las mujeres por el trabajo en el hogar (inclusive, si surgen problemas de cualquier tipo con los hijos, la mirada familiar y social tiende a volverse hacia las mujeres y las madres como principales garantes de la educación en el hogar). I.3.1Trabajo productivo y trabajo reproductivo La presencia de las mujeres en el ámbito laboral es una constante a lo largo de la historia de la humanidad. Ellas han aportado al desarrollo económico tanto de las sociedades como de las familias. Pero, con frecuencia, la aportación de las mujeres permanece invisible o es 32 poco reconocida. En diferentes épocas y sociedades el trabajo se ha dividido de acuerdo con el sexo y el género de quien lo realiza; esto trajo como consecuencia la concentración de las mujeres en tareas reproductivas, mientras que los varones ocuparon los espacios de la producción social. Las actividades reproductivas son las que se desarrollan en el ámbito doméstico y poseen escasa o nula visibilidad. No se consideran “trabajo” en sentido estricto y comprenden todas aquellas actividades asociadas con la reproducción material y simbólica de la sociedad. Por eso, en el espacio privado se ubican los trabajos relacionados con la organización, atención a la familia y el cuidado del hogar (lavar, planchar, cocinar, cuidar a las y los menores, atención a personas dependientes). Se trata de actividades no mercantiles y, por lo tanto, permanecen en un segundo plano ya que no se cambian por dinero. El trabajo productivo define el espacio público y comprende las tareas relacionadas con la vida económica, política y social. Aún hoy, se trata de un ámbito ocupado y adjudicado mayoritariamente por y para los hombres. Las actividades productivas son visibles y poseen carácter mercantil, por lo tanto, tienen un valor de cambio. La división sexual del trabajo es una expresión de la desigualdad entre varones y mujeres que se pone de manifiesto en la segregación de las mujeres al trabajo doméstico no remunerado, en la menor participación de las mujeres en los puestos de conducción y de toma de decisiones, en la existencia de ocupaciones masculinas y femeninas donde, con frecuencia, estas últimas poseen menor prestigio y reconocimiento social, etcétera. 33 Actividad 6 ¿Los hombres a la calle y las mujeres a la cocina? Te invitamos a reflexionar sobre argumentos y ejemplos que se utilizan a favor y en contra de la división sexual del trabajo, de este modo estarás alerta y contarás con argumentos para tomar posiciones en favor de la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres, cuando surjan controversias sobre este tema en otros espacios. Lee el siguiente par de afirmaciones: La tarea más importante de las mujeres consiste en la atención de la familia, la crianza de los hijos y la administración y organización del hogar. Cuando las mujeres dedican demasiado tiempo a trabajar, capacitarse, estudiar, etcétera, corren el riesgo de desatender a los hijos y de favorecer situaciones muy perjudiciales para ellos. Los varones son el principal sostén económico del hogar, por eso deben encargarse de satisfacer las necesidades de la familia. Cuando la pareja también sale a trabajar, ese aporte debe ser un complemento, una ayuda, y no el principal ingreso económico del hogar. Elabora un documento no mayor a dos cuartillas en el que desarrolles argumentos a favor y en contra de las dos ideas arriba enunciadas, por último incluye tu propia posición personal con respecto a dicho par de afirmaciones. 34 Actividad 7 La inserción laboral de los varones y de las mujeres en México La resolución de esta actividad te brindará evidencias e información estadística de alcance nacional y estatal sobre la situación laboral de las mujeres y de los varones en México. Analiza los siguientes cuadros estadísticos y gráficas que tomamos de la publicación: Mujeres y Hombres en México 2011, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y responde el cuestionario que viene al final: Tasa de participación en el trabajo por sexo 2005-2010 99 98 97 96 95 Hombres 94 Mujeres 93 92 91 90 2005 2006 2007 2008 2009 2010 (INEGI-INMUJERES, 2011, p. 128). 35 Tasa de participación en el trabajo no remunerado por sexo 2005-2010 2005 2006 2007 Mujeres 2008 Hombres 2009 2010 0 10 20 30 40 50 60 70 (INEGI-INMUJERES, 2011, p. 141) Promedio de horas semanales de trabajo no remunerado por grupos de edad, nivel de escolaridad y situación conyugal según sexo 2010 Grupos de edad, nivel de escolaridad Hombres Mujeres y situación conyugal Brecha (m-h) 17.7 37.5 19.8 14-29 15.2 31.5 16.3 30-59 26.3 46.4 20.1 60 y más 16.9 30.4 13.5 Sin escolaridad y primaria incompleta 23.7 38.2 14.5 Primaria completa y secundaria 16.7 35.9 19.2 Total Grupos de edad Nivel de escolaridad 36 incompleta Secundaria completa y más 16 38.1 22.1 Soltero(a) 14.7 21.3 6.6 Casado(a) o unido(a) 23.6 47.0 23.4 Separado(a), divorciado(a) y viudo(a) 16.2 31.0 14.8 Situación Conyugal (INEGI-INMUJERES, 2011, p.144) Proporción de hombres y mujeres por tipo de trabajo no remunerado 2010 Hombres Mujeres Actividades económicas no remuneradas 9.3 90.7 Autoconstrucción de la vivienda 76.8 Mantenimiento de la vivienda y reparación de los bienes del hogar Quehaceres domésticos Servicios gratuitos a la comunidad Cuidado de niños, enfermos y ancianos 23.2 83.9 24.5 16.1 75.5 33 67 57.5 42.5 (INEGI-INMUJERES, 2011, p. 145) 37 Tasa de participación en el trabajo remunerado por sexo 2005-2010 Mujeres Hombres 33.9 2005 68.7 35.1 2006 2007 35.8 2008 36.3 2009 35.5 2010 36.1 70.6 69.8 70.2 67 67.7 (INEGI-INMUJERES, 2011, p.148) Tasa de participación en el trabajo remunerado por sexo y nivel de escolaridad 2010 Mujeres Hombres 44.2 Sin escolaridad y primaria incompleta Primaria completa y secundaria incompleta Secundaria completa y más 73 27.4 60.2 25.3 61.2 (INEGI-INMUJERES, 2011, p. 149) 38 Mediana del ingreso por hora de trabajo remunerado por grupos de edad, nivel de escolaridad y situación conyugal según sexo 2010 Grupos de edad, nivel de escolaridad y Hombres Mujeres 20.4 19.4 14-29 18.5 17.4 30-59 22.5 20.2 60 y más 16.6 15.0 Sin escolaridad y primaria incompleta 15.2 13.7 Primaria completa y secundaria incompleta 18.5 16.7 Secundaria completa y más 23.6 22.5 Soltero(a) 18.6 17.9 Casado(a) o unido(a) 21.3 20.4 Separado(a), divorciado(a) y viudo(a) 20.4 18.0 situación conyugal Total Grupos de edad Nivel de escolaridad Situación conyugal (INEGI-INMUJERES, 2011, p. 152) Cuestionario: ¿En qué trabajan los hombres y las mujeres en México?, (¿cuáles son los espacios de inserción laboral más frecuentes para ambos sexos?) ¿Cuánto tiempo dedican los varones y las mujeres a las actividades laborales? 39 ¿Cuál es el monto promedio de las remuneraciones que reciben? ¿Qué relación existe entre el nivel de estudios alcanzado, los trabajos que realizan, y las remuneraciones que perciben los varones y las mujeres en México? Actividad 8 Y en la escuela, ¿cómo estamos? En esta actividad te pedimos que elabores una propuesta por escrito sobre la manera de distribuir las actividades y responsabilidades en la escuela, de manera que favorezcan la igualdad de oportunidades y la equidad de género. Para ello, debes revisar la forma en que se distribuyen las actividades en la escuela donde estudias o trabajas. En el siguiente cuadro marca con una “X” quiénes realizan con más frecuencia las actividades escolares que se describen, de acuerdo con las siguientes opciones: Mujeres= cuando ellas realizan estas actividades la mayor parte del tiempo Varones= cuando ellos realizan estas actividades la mayor parte del tiempo. Ambos= cuando no se diferencia entre varones y mujeres porque la mayoría realiza estas actividades Nadie= muy pocas o ninguna persona realiza estas actividades en la escuela N° Actividad 1 Dar clases en los salones 2 Impartir talleres de Peluquería 3 Dar clases de Educación Física 3 Hablar en público frente a los familiares Mujeres Varones Ambos Nadie 40 de estudiantes y/o autoridades 4 Hacerse cargo de arreglar el salón de actos y/o el patio en las fiestas escolares 5 Limpiar los baños como una forma de castigo 6 Pasar al frente para resolver ejercicios en las clases de Matemáticas 7 Poner apodos a las maestras y maestros 8 Controlar la disciplina y “anotar” en el pizarrón cuando la maestra o el maestro salen del salón 9 Pedir permisos para atender a un hijo o hija enfermos 10 Hablar en las reuniones de Consejo Técnico 11 Actuar en los números bailables en las fiestas escolares 12 Hacer comentarios sexuales o subidos de tono en clase 13 Aparecer en fotografías y en reseñas dentro de los libros de texto en el área de ciencias 14 Encargarse de preparar el buffet para las fiestas escolares 15 Dar “zapes”, empujones y patadas a otras 41 personas en los recreos 16 Estudiar en los talleres de Carpintería 17 Formar parte del equipo de futbol de la escuela 18 Pararse en el patio de la escuela durante un tiempo prolongado como una forma de castigo 19 Usar el género femenino y masculino para dirigirse a las y los demás en los salones de clase 20 Cargar y mover objetos pesados A partir de las opciones seleccionadas escribe una propuesta en dos párrafos sobre cómo podrían distribuirse las actividades y responsabilidades en el centro escolar, para favorecer la igualdad de oportunidades y la equidad de género. 42 REFERENCIAS LIBROS De Barbieri, T. (1997). Certezas y malos entendidos sobre la categoría género. En L. Guzmán Stein & G. Pacheco Oreamuno (Edc.), Estudios Básicos sobre Derechos Humanos IV (p. 47). San José, Costa Rica: IIDH-ASDI-Comisión de la Unión Europea. Grimm, L.C. & Grimm, W. Cuentos de los hermanos Grimm. León, España: Everest. Scott, J. W. (1996). El género: una categoría útil para el análisis histórico. En M. Lamas (comp.), El Género: La construcción cultural de la diferencia sexual (p.265). DF, México: Porrúa/ PUEG. Tenti Farfani, E. (1999). Sociología de la Educación. Buenos Aires, Argentina: Universidad Nacional de Quilmes. PERIÓDICOS Y REVISTAS Cook, R. (2010, noviembre). Estereotipos de género. Género y Justici: Boletín mensual de la Coordinación General del Programa de Equidad de Género, 17, 1-2. Lamas, M. (1995, diciembre). La perspectiva de Género. La tarea. Revista de educación y Cultura, 8, 14-20. 43 FUENTES ELECTRÓNICAS Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI (2012). Hombres y Mujeres en México Recuperado 2011. el 17 de agosto de 2012 de http://www.equidad.scjn.gob.mx/IMG/pdf/MyH2011.pdf Instituto Nacional de las Mujeres, INMUJERES (noviembre, 2007). Glosario de género. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://cedoc.inmujeres.gob.mx/Publicaciones.php?criterio=Glosario&filanio=0&sea rch=Buscar Real Academia Española (2012). Diccionario de la lengua española. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://lema.rae.es/drae/ 44 II. RELACIONES DE PODER EN LA ESCUELA Alicia Estela Pereda Alfonso Odilón Mario Luis Galicia Vélez Con frecuencia escuchamos afirmaciones sobre los cambios que han experimentado las mujeres y los hombres en la sociedad, en especial en el caso de las mujeres quienes, desde el siglo pasado, se han incorporado masivamente al mercado de trabajo, han accedido a mayores niveles de educación, han ocupado –aunque en menor medida- puestos de poder y toma de decisiones en el ámbito político, económico y en organizaciones sociales. A pesar de lo anterior, todavía podemos preguntarnos: ¿por qué razón, cuando las mujeres ingresan a espacios laborales a los que tenían un acceso restringido, corren el riesgo de percibir un salario inferior al de un varón que posea la misma preparación y experiencia para realizar la tarea?, ¿cómo se explica que los puestos de mayor jerarquía sean ocupados por varones, incluso, en las profesiones o actividades donde ellas son mayoría, tal el caso de la docencia y la educación en general?, ¿por qué se han exacerbado en distintos lugares del mundo las prácticas violentas (que van desde los golpes hasta los asesinatos masivos) en contra de las mujeres y también en contra de los varones que son diferentes? Las interrogantes anteriores ponen de manifiesto que el camino hacia la igualdad entre las mujeres y los varones, así como el tránsito hacia la equidad de género, están plagados de obstáculos. Entre estos impedimentos destaca la forma en que nos hacemos hombres y mujeres, es decir, las ideas y las prácticas a través de las cuales reproducimos la feminidad y la masculinidad, y aprendemos a aceptar como “naturales” y legítimas las 45 relaciones desiguales de poder, donde las mujeres están subordinadas a los hombres, así como el rechazo a la posibilidad de que existan distintas formas de ejercer la masculinidad. Una manera de lograr una sociedad más justa e igualitaria es que tanto hombres como mujeres se sensibilicen y cuestionen los modelos de género, y que reconozcan que el ejercicio de la masculinidad entendida en términos de dominio sólo crea falsos privilegios; situaciones de ventaja que generan graves consecuencias para ambos sexos. Este capítulo tiene como finalidad reflexionar sobre las formas en que nos hacemos hombres y mujeres, en particular dentro de la escuela, y sensibilizarnos sobre la posibilidad de que se produzcan situaciones de violencia en contra de las mujeres y/o de violencia de género, a partir de las desigualdades o asimetrías de poder entre los distintos agentes educativos. Para ello, nos adentraremos en las características y consecuencias que tiene, en el ámbito educativo, la reproducción de distintas expresiones de la masculinidad: hegemónica, subordinada, marginal y/o cómplice. Todo ello, a partir de la idea de que las claves para lograr la igualdad en el ámbito educativo dependen del reconocimiento y cuestionamiento de las formas en que nos hacemos hombres o mujeres, y de sus conexiones con el ejercicio de la autoridad y el poder. Los temas que se abordarán en este capítulo son: II.1. Construcción social de la masculinidad y la feminidad. II.1.1. La desigualdad de género. II.1.2. La noción de patriarcado. II.1.3. Modelos de masculinidad. II.2. Igualdad de género y empoderamiento. 46 II.2.1. Para entender la dominación: Weber. II.2.2. Las “sociedades disciplinarias”: Foucault. II.2.3. Feminismo, mujeres y poder. II.2.4. Poder y empoderamiento. II.1 Construcción social de la masculinidad y la feminidad Para introducirnos a este tema, resulta indispensable hacer una revisión del concepto de “construcción social”, esto nos ayudará comprender los procedimientos a través de los cuales emergen los modelos de masculinidad y feminidad socialmente aceptados. En el artículo “Certezas y malos entendidos sobre la categoría de género”, Teresita De Barbieri (1996, p. 68) nos alerta sobre el empleo del concepto “construcción social”, al que define de la siguiente manera: Conocimiento espontáneo, aprendido desde el Construcción momento del nacimiento y perpetuado en la acción social social. Este conocimiento define lo que las cosas son y cómo deben ser, cómo deben comportarse las distintas categorías de individuos entre sí y con el mundo que los rodea La autora destaca que este conocimiento posee un carácter impositivo, obligatorio, sobre los individuos y los grupos. De este modo, De Barbieri confronta una interpretación errónea del concepto que equipara una construcción social con una construcción subjetiva, como si este conocimiento fuera producido y dependiera de cada individuo en particular que lo elabora de manera aislada y, por lo tanto, como si cada quien pudiera modificarlo a voluntad. 47 Si definimos el género como una construcción social y perdemos de vista el carácter obligatorio, coercitivo, forzoso, que poseen esos conocimientos, se corre el riesgo de pensar que la feminidad o la masculinidad dependen de las ideas particulares de cada quien y, por ende, que los cambios necesarios para modificar las situaciones de desigualdad son el resultado de un esfuerzo de buena voluntad de las personas, como individuos aislados, o de un cambio en nuestros esquemas de conocimiento, valores, percepciones, en lugar de comprender que se trata de conocimientos de larga data, socialmente compartidos y aceptados, que empleamos y reproducimos en nuestra vida cotidiana casi sin darnos cuenta, sin reflexionar sobre ellos, excepto cuando realizamos el esfuerzo intencional de “poner entre paréntesis” dichos conocimientos, para observarlos, revisarlos y cuestionarlos. Cuando perdemos de vista el carácter social e histórico de estos conocimientos (es decir, que son elaborados y compartidos colectivamente, aprobados, transmitidos y recreados entre generaciones), también corremos el riesgo de pensar que la construcción de la masculinidad y la feminidad son resultado del capricho o de la mala voluntad de un grupo de personas (fundamentalmente de ciertos varones), que se benefician con la asignación arbitraria de una serie de características, atributos y cualidades “propios” de las mujeres (feminidad) y “propios” de los hombres (masculinidad). Más aún, no conformes con estas asignaciones, estos grupos también habrían ubicado a las mujeres en el espacio privado-doméstico para que se desempeñen exclusivamente como cónyuges, madres, amas de casa y, en paralelo, habrían reservado el espacio público-político sólo para los varones, de quienes se espera que sean lo suficientemente competitivos y exitosos como para desempeñarse adecuadamente como proveedores, no sólo económicos sino de prestigio social para la familia. 48 Finalmente, si perdemos de vista que estos conocimientos están construidos socialmente, nos exponemos al peligro de pensar que es “inevitable” o “natural” que todos los aspectos relacionados con la masculinidad (las actividades, los deportes, las profesiones, etcétera), tengan un mayor prestigio y reconocimiento, incluso económico, en comparación con las actividades que ejercen mayoritariamente las mujeres, las cuales, de manera “natural” e “inevitable” recibirían una valoración inferior, en orden de prestigio y/o reconocimiento económico. Lo anterior no significa desconocer las desigualdades en las relaciones entre los géneros. Tampoco negamos que los varones se benefician de este orden social que los ubica en una posición de dominio sobre otros varones y sobre las mujeres. En este sentido, como señala Mara Viveros (2008, p. 33), existen resistencias masculinas al cambio social en favor de la igualdad de oportunidades y de la equidad, a través de comportamientos individuales y colectivos que realizan los hombres (muchas veces apoyados por mujeres), con el fin de mantener sus privilegios y de conservar los beneficios que obtienen de esa posición dominante en las relaciones de género. Sin embargo, queremos enfatizar la necesidad de “darse cuenta”, de revisar los modelos de relaciones de género que contribuimos a reproducir, de analizar las formas en que aprendimos a ser varones y mujeres, y a relacionarnos entre nosotros, porque, reiteramos: la obligatoriedad de estos modelos dificulta que podamos cuestionarlos y modificarlos. Es necesario trabajar individual y colectivamente, y mantenerse alertas, para construir caminos hacia la igualdad de oportunidades y hacia la equidad entre los géneros. 49 II.1.1 La desigualdad de género ¿Cómo se construyen las desigualdades de género? ¿En qué se apoyan? ¿Cómo se sostienen? Existen diversas teorías a través de las cuales, las y los estudiosos del género tratan de explicar la desigualdad. Entre ellas podemos mencionar las siguientes: Teorías de la diferencia entre los Teorías para explicar la subordinación de las mujeres (y el dominio de géneros Teorías de la desigualdad entre los géneros los varones) Teorías de la opresión entre los géneros Teorías de la diferencia entre los géneros: explican la desigualdad entre hombres y mujeres básicamente por las diferencias biológicas, las cuales traen aparejadas diferencias psicológicas y diferencias en las formas de relacionarse con el entorno. Así, estas teorías plantean que existen diferencias entre los varones y las mujeres en cuanto a valores e intereses básicos, a su modo de hacer juicios de valor, a su construcción de metas, a su creatividad literaria, a sus fantasías sexuales, a su sentido de la identidad, a sus procesos generales de conciencia e individualidad, en la relación con su descendencia biológica, en la relación con su mismo sexo, en síntesis, diferencias relacionadas con toda la experiencia 50 vital. Desde esta perspectiva surgen en la sociedad patrones o estereotipos específicos y esperados de personalidad y conducta asignados a hombres y mujeres. Y esas diferencias – que tienen su origen básicamente en las dimensiones biológica y psicológica- se emplean para justificar las desigualdades entre los sexos (Castillo Beltrán, 2005). Teorías de la desigualdad entre los géneros: los representantes de estas teorías explican la desigualdad entre hombres y mujeres como algo generalmente reforzado por la sociedad. Estas teorías se caracterizan porque comparten las siguientes afirmaciones: a) los hombres y las mujeres no sólo están situados en la sociedad de manera diferente sino también desigual. En concreto, las mujeres tienen menos recursos materiales, estatus social, poder y oportunidades para la autorrealización que los hombres de idéntica posición social, ya se base esa posición en la clase, la raza, la ocupación, la etnicidad, la religión, la educación, la nacionalidad o cualquier otro factor socialmente relevante. b) esta desigualdad procede de la misma organización de la sociedad, no de diferencias biológicas o de personalidad entre los hombres y las mujeres. c) aunque los seres humanos individuales puedan variar en cuanto al perfil de capacidad y rasgos, ningún modelo de variación natural relevante distingue a los sexos. d) todas las teorías de la desigualdad suponen que tanto los hombres como las mujeres responderán mejor ante estructuras y situaciones sociales más igualitarias (Boserup, 1970; Giddens, 1990; Kabeer, 1994 citado según Castillo Beltrán, 2005). Teoría de la opresión entre géneros: para la mayoría de los teóricos de la opresión, las diferencias de género y la desigualdad entre los géneros son subproductos del patriarcado 51 que constituye una estructura primaria de poder (Giddens, 1992; Lengermann et al., 1993 citado según Castillo Beltrán, 2005). II.1.2 La noción de patriarcado El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la noción de patriarcado como una organización social primitiva donde la autoridad es ejercida por el varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje. Al respecto Castillo Beltrán (2005, p. 76) señala lo siguiente: Desde una perspectiva más sociológica Millet (1970), Nash y Safa (1980), Walby (1990) y Lagarde, (1990) entre otros, sugieren que el patriarcado puede ser entendido como una forma de poder universal (tanto en términos geográficos como históricos) que resulta de la subyugación de las mujeres por parte de los hombres. Martha Moia (1981), por su parte, agrega que el patriarcado es el orden social caracterizado por relaciones de dominación y opresión que subordina no sólo a las mujeres sino también a otros hombres. El patriarcado, como forma de organización social, está orientado por normas, leyes, tradiciones, actividades y tipos de relaciones, marcadas por el uso de la fuerza masculina, con el objetivo de controlar y organizar la vida de las personas. El patriarcado se sostiene, legitima y reproduce a través instituciones como la escuela, la familia, el Estado, la Iglesia, etcétera, las cuales se apoyan en la dominación masculina y la subordinación femenina. De esta forma, el patriarcado promueve relaciones contrapuestas que se dan de manera simultánea: dominación-subordinación. 52 La Organización social patriarcal en la familia, la política y la escuela: FAMILIA Bajo una organización social patriarcal, en una institución como la familia, por ejemplo, el papel de proveedor económico corresponde al padre, mientras la madre ocupa la posición de cuidadora del hogar. Esta división social y sexual del trabajo implica que el papel de productor sea valorado por encima del papel de reproductora, porque el primero lo realizan los varones y el segundo les corresponde mayoritariamente a las mujeres (y si lo realiza un varón, se lo considerará “extraño”, y probablemente se hablará de un “cambio de roles” de manera peyorativa). Cuando pensamos detenidamente en este ejemplo, nos damos cuenta de que no hay nada que haga mejor, superior o más importante a una u otra forma de trabajo; la supervivencia de la vida social depende de ambos trabajos por igual. Por lo tanto, debemos concluir que en una organización social patriarcal lo que determina las distintas jerarquías de los trabajos, las ocupaciones y los roles depende del sexo y del género de quien la realice. 53 POLÍTICA En el ámbito de la política ocurre algo semejante: la mayoría de los varones ocupan los puestos donde se toman las decisiones, precisamente, porque la masculinidad está asociada con la asertividad, es decir, con la capacidad de afirmarse, de decidir por sí mismo, mientras que la feminidad se relaciona con las características contrarias: falta de asertividad, incapacidad para decidir por sí misma, inseguridad, etcétera. Así, en el ámbito del Estado, ellos desempeñan cargos de diputados, senadores, presidentes, etcétera, mientras que hasta el presente existe una gran desigualdad en relación con la participación de las mujeres, especialmente en los puestos donde se debaten asuntos tan sustanciales como la asignación del presupuesto para el gasto público. ESCUELA En la escuela, el currículo se organiza con base en un lenguaje que privilegia lo masculino, que subordina a las mujeres inadvertidamente e invisibiliza otras formas de ser hombres o mujeres (indígenas, afro-descendientes, homosexuales, etcétera). Las imágenes y textos que se presentan en los materiales de estudio, muchas veces reproducen ideas como la de que es el hombre quien trabaja, quien ocupa puestos de mayor prestigio, quien escoge carreras científicas, tecnológicas, agropecuarias o de ingeniería; las mujeres, por su parte, se ubicarán en actividades y profesiones que tienen que ver con el cuidado de los demás: educación, enfermería, administración, etcétera. 54 En una organización patriarcal, estas divisiones y desigualdades se presentan como si estuvieran de acuerdo con un orden “natural” de las sociedades, con lo cual adquieren más fuerza las relaciones asimétricas entre hombres y mujeres. Por eso, a pesar de la existencia de políticas públicas y de organizaciones varias que luchan por la igualdad de oportunidades y por la equidad, aún persiste la idea de que son los hombres quienes tienen el derecho y el deber de dirigir, controlar y sancionar las formas de relación de todos los miembros de la sociedad (otros hombres, mujeres, niños, etcétera). Mantener este modelo de organización social patriarcal requiere un aprendizaje muy cuidadoso de las identidades de género, es decir, que tanto los varones como las mujeres incorporen las expectativas, depositadas sobre la masculinidad y la feminidad, que las actúen correctamente en las distintas situaciones cotidianas, así como que las transmitan y enseñen a otras y otros. Actividad 1 Diario de las relaciones de género y ejercicio de poder en la escuela En esta actividad continuaremos llevando el Diario de Género. En esta ocasión, tienes que dedicarte a observar y registrar la presencia del género en el centro educativo donde estudias o trabajas. Observa diariamente las situaciones o acontecimientos relacionados con la construcción social de la feminidad, de la masculinidad, a través del ejercicio de poder entre las y los agentes educativos. Pueden ser fragmentos de conversaciones, juegos y actividades en el patio de recreo, puedes narrar experiencias personales o de otras personas, reflexiones sobre lo que observas en los libros de texto, las lecturas, imágenes, actividades, etcétera. Registra cuatro observaciones que te parezcan las más significativas, en el cuadro 55 que viene a continuación: Observación Interpretación Elabora dos listados, uno en el que consideres los aspectos negativos y otro en el que incluyas los aspectos positivos de las relaciones de poder observadas. Actividad 2 ¿Cómo se aprende a ser hombre y a ser mujer? Analiza el fragmento del texto de Laura Asturias que aparece a continuación y redacta un ensayo donde reflexiones sobre la siguiente pregunta: ¿Qué mantendrías y qué modificarías de las formas como aprendiste a ser varón o a ser mujer? Aunque se reconoce que las cosas están cambiando, un elevado porcentaje de niñas y niños continúa aprendiendo desde muy temprana edad que “el mundo de la mujer es la casa y la casa del hombre es el mundo”. De acuerdo con este guión socialmente determinado, los varones juegan a ver quién es el más fuerte y audaz en este mundo que es su casa; quién es el más hábil y el más valiente, el más capaz de desafiar las normas establecidas y de salirse con la suya. Es decir, aprenden a jugar a “ser hombres” y se supone que todo ello afianza la masculinidad tal como nuestra sociedad la percibe. A las niñas, por su lado, se las induce a no jugar a “ser mujeres” sino a jugar a “ser madres”;; así se las provee de los implementos necesarios –muñecas, cacerolas y planchas diminutas- que les permiten desempeñar el papel que se le asigna para beneficio de la comunidad en su conjunto: el de las amas de casa, esposas y madres (Asturias, 2004, p.66). 56 II.1.3. Modelos de masculinidades Las características que definen la masculinidad no son “innatas” ni “naturales”;; por el contrario, son aprendidas socialmente. Con lo anterior, queremos decir que no existe un modelo único de masculinidad, pues, en la vida diaria, los varones asumen formas muy diversas de ser hombres; sin embargo, a los efectos de estudio resulta útil retomar las caracterizaciones de las masculinidades propuestas por Robert W. Connell (1997). Este autor identifica varios modelos o tipos de masculinidad que a veces se suceden unas a otras, y en muchas ocasiones coexisten. Las relaciones que se dan entre las masculinidades se basan en jerarquías, a partir del lugar que los hombres ocupan en la sociedad, y de la valoración que se les otorga. Así, Connell (1997) presenta la siguiente clasificación: Masculinidad hegemónica Masculinidad subordinada Modelos de masculinidad Masculinidad cómplice Masculinidad marginal 57 a) Masculinidad hegemónica: se identifica con el modelo de la organización social patriarcal, no constituye una esencia, sino una ideología de poder y opresión que tiende a justificar la dominación de ciertos varones, sobre otros varones y sobre las mujeres. Se caracteriza por presentarse como un “deber ser” cuya reproducción asegura los dividendos patriarcales que reciben algunos agentes masculinos. Por dividendos patriarcales, se entienden aquellas ventajas que obtienen los hombres de la subordinación de las mujeres. Estos beneficios pueden ser en términos de honor, de prestigio y del derecho a mandar, o en términos materiales, por ejemplo, en el ámbito educativo: mayor probabilidad que las mujeres de tener cargos de director, de supervisor, etcétera. Los representantes de la masculinidad hegemónica no son siempre las personas con poder económico o político, pueden ser actores, héroes de comics, etcétera. En la escuela, el profesor o el director pueden encarnar este modelo a seguir, o bien, los personajes de la historia mexicana. Entre los varones también se dan relaciones de género de dominación y subordinación; así, ante la masculinidad hegemónica encontramos una serie de masculinidades que se alejan del modelo dominante. Connell identifica tres: subordinada, marginal y complaciente. b) Masculinidad subordinada: se asocia con estilos de vida, conductas y sentimientos atribuidos a las mujeres, por lo que es considerada como ilegítima y afeminada. La expresión más importante de esta masculinidad en la sociedad europea/americana contemporánea, consiste en la dominación de los hombres heterosexuales y la subordinación de los hombres homosexuales. Si bien, la masculinidad 58 gay es la masculinidad subordinada más evidente, no es la única; algunos hombres y jóvenes heterosexuales también son expulsados del círculo de legitimidad. El proceso suele estar marcado por un rico vocabulario denigrante: enclenque, pavo, mariquita, cobarde, amanerado, hijito de la mamá, etcétera (Connel, 1997). c) Masculinidad cómplice: se refiere a aquellos individuos que si bien no cumplen con la totalidad de los requisitos para ser ubicados dentro de la “masculinidad hegemónica”, se benefician de las ventajas de la misma. Aunque no son integrantes de esta supremacía, ya que realizan actividades y asumen conductas tales como no ejercer la violencia, respetar conjuntamente a las mujeres, y/o hacer parte de los quehaceres domésticos, se aferran al papel de proveedores del sustento familiar, y pueden estar dispuestos a aceptar que las feministas son mujeres extremistas “que queman sus sostenes” o referirse a ellas en términos peyorativos (Connell, 1997). d) Masculinidad marginal: se fundamenta en relaciones de raza y/o de clase entre los varones. Esta masculinidad alude a la de grupos históricamente excluidos como los indígenas, los inmigrantes, los latinos, los afro-descendientes, entre otros, quienes sufren opresión sin distanciarse de las conductas machistas. Por conductas machistas se entiende prácticas, comportamientos y dichos ofensivos en contra de las mujeres. Se trata de una expresión de la violencia que discrimina a las mujeres y a los varones que se alejan de la masculinidad hegemónica. Los varones que se distancian de la masculinidad hegemónica o dominante, sufren todo tipo de injusticias y de opresiones, en sociedades lideradas por los hombres que, sin ningún pudor, ejercen las formas más opresivas e injustas de la masculinidad hegemónica (en especial, blancos de clase media). Sin embargo, todavía pueden ejercer su dominio 59 sobre las mujeres de su familia y de su comunidad por el sólo hecho de ser varones (Connell, 1997). A partir de lo anterior, podemos decir que hay múltiples formas en que los varones asumen su masculinidad, es decir, hay diversas formas y concepciones de lo que es “ser hombre” y “actuar como hombre”, por eso se habla de “masculinidades” en plural. Pero este reconocimiento de la diversidad no debe desdibujar aquello que las masculinidades tienen en común: el ejercicio del poder, como una característica de las relaciones de género. Actividad 3 Distintos modelos de masculinidad A continuación te presentamos una serie de imágenes de varones; observa cuidadosamente cada una ellas y ubica su número en el siguiente cuadro, de acuerdo a los 4 modelos de masculinidad que propone Connell. Describe las características de la imagen que te ayudaron a realizar tu clasificación. Masculinidad hegemónica Masculinidad subordinada Masculinidad cómplice Masculinidad marginal 60 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) 9) 10) 11) 12) 61 Actividad 4 Había una vez cierto individuo que………. ¿Conoces a alguna persona que por su comportamiento, estilo de vida, formas de vestirse y de interactuar con las demás personas se aproxime al modelo de masculinidad hegemónica? A continuación te proponemos un ejercicio de escritura: En no más de 1 cuartilla describe a esa persona, explica por qué piensas que se aproxima al modelo de masculinidad hegemónica, comenta qué ideas, pensamientos y sentimientos experimentas al recordar a esa persona. NOTA: Si no conoces a nadie, piensa en un personaje público o histórico (actor, político, deportista, etcétera) y realiza la actividad. II.2. Igualdad de género y empoderamiento A pesar de las diferencias entre los distintos modelos de masculinidad, no debemos perder de vista aquello que tienen en común: la relación entre el ejercicio de la masculinidad y el ejercicio del poder, la posición dominante que ocupan los varones sobre las mujeres, y el reconocimiento de la autoridad que ejercen. Pero, ¿qué es el poder? Existen diversas teorías para responder a esta interrogante. Sin embargo, para analizar las relaciones de dominio y de subordinación a las que hace referencia el género, vamos a recurrir a la definición de Max Weber (1999, p.43), quien define la dominación como: 62 Probabilidad de obtener obediencia, de Dominación imponer la propia voluntad en una relación social, contra cualquier tipo de resistencia ¿Cómo es que tal obediencia es posible? ¿Cómo se logra una obediencia que va en contra de cualquier resistencia u oposición por parte de los subordinados? La respuesta de Weber es muy interesante: no se trata de una obediencia lograda por la fuerza, ni como resultado de la resignación;; quien obedece “cree” en la legitimidad de quien manda, es decir, la obediencia se apoya en la creencia de los subordinados acerca del derecho y el deber que tiene la autoridad para ejercer el poder. A eso se denomina “autoridad legítima”. 63 II.2.1. Para entender la dominación: Weber Weber definió tres tipos puros de dominación legítima: Racional-legal El poder se expresa en un sistema de normas y la probabilidad de encontrar obediencia descansa en la autoridad de las leyes, no de las personas Tradicional Tipos de dominación legítima La probabilidad de obtener obediencia descasa en la creencia en las tradiciones y costumbres Carismática La obediencia surge por la creencia en las características especiales, únicas, e incluso sobre humanas de un individuo: profeta, redentor, líder, héroe, mártir, etcétera. En la realidad, estos tipos de dominación pueden aparecer combinados. Así, por ejemplo, en una organización como la escuela, acatamos las normas generales y los reglamentos (dominación racional-legal) pero, al mismo tiempo, podemos respetar las decisiones de un maestro o directivo que posee ciertos rasgos que resultan “carismáticos”, es decir, que logran la adhesión de las y los estudiantes y colegas, incluso, en contra de las normas establecidas (dominación carismática). 64 A partir de esta clasificación, podemos afirmar que las relaciones de dominación a las cuales han estado y están sujetas las mujeres, las niñas y los niños, coinciden con el segundo tipo: la tradicional. Precisamente, las características del patriarcado, como uno de los tipos de dominación tradicional, aparecen descritas en la obra de Weber (1999). Un ejemplo de esta dominación consiste en la autoridad de los padres sobre las hijas, la cual, en muchos casos, luego se delega al cónyuge y, en ausencia de éste, a un hermano varón. La fuerza de estos “mandatos” se asienta en la creencia - tanto de los dominadores como de los subordinados- en la legalidad de los mismos. De este modo, la obediencia no es un asunto de pasividad sino de creencias, de convencimiento, de reconocimiento del otro. Y si el convencimiento y la creencia no funcionan, también existen normas sociales e instituciones que, a la vez que enseñan a obedecer, sancionan las resistencias y las transgresiones. Una de ellas es la familia, que transmite una educación donde, por ejemplo, se respeta al padre como “el que manda”. En este sentido, las amenazas verbales, como “Ya vas a ver cuando llegue tu padre”, expresadas en momentos de enojo, muestran el papel dominante de los varones en la familia, pero también, la ausencia de autoridad de quien profiere esta amenaza, razón por la cual, debe respaldarse en la figura paterna. En la escuela sucede algo semejante: la autoridad descansa en la probabilidad de que las y los docentes sean obedecidos sin resistencia. Precisamente, la pérdida de credibilidad de la autoridad pedagógica –tema que sólo podemos mencionar de pasoayudaría a explicar algunos aspectos (no todos) de los problemas de disciplina e indisciplina. La concepción del poder, de la autoridad y la dominación propuestas por Weber es muy útil, sobre todo, porque ponen énfasis en una dimensión que podemos considerar como “no racional”, es decir, en las creencias. Cuando decimos “no racional”, significa que no 65 existe ningún argumento lógico, por así decirlo, ninguna evidencia científica que justifique, por ejemplo, el derecho que en ciertas épocas y sociedades, han tenido y tienen los varones para “disciplinar” a su cónyuge e hijos, incluso, por medio de castigos físicos. El reconocimiento de este derecho hasta en la legislación, se apoya en una creencia que afirma la superioridad moral (o de cualquier otro tipo) de los varones. Y con eso basta. En síntesis, podemos concluir que para Weber: Obedecemos porque “creemos” (confiamos, estamos convencidos) en la legitimidad de las leyes y en el derecho y en el deber que asiste a quien ejerce la autoridad: contra toda duda, contra toda resistencia. II.2.2. Las “sociedades disciplinarias”: Foucault Michel Foucault se interesa por “las múltiples formas de dominación que pueden ejercerse en el interior de la sociedad”. En este sentido, la propuesta de Foucault pone la mirada en las formas sutiles, inadvertidas, casi invisibles mediante las cuales, el poder atraviesa todas las instituciones, todas las relaciones sociales, para constituir “sujetos sujetados”, es decir, subjetividades sometidas y obedientes. Estas subjetividades sometidas y obedientes se logran gracias a procesos ínfimos, microscópicos (tan pequeños que necesitaríamos de un microscopio para observarlos en el mundo social), a través de los cuales, los sujetos incorporan los discursos dominantes en una sociedad y los hacen propios. De este modo, ya no es necesaria la vigilancia sobre los sujetos;; las sociedades modernas son “disciplinarias”, cada quien aprende a ejercer control sobre sí mismo, y el poder está presente en todas las relaciones sociales y en todos los 66 ámbitos: en la familia, en la escuela, en las instituciones de salud, en el Estado, en las relaciones íntimas y en todas las organizaciones de la sociedad civil y del ámbito político (Tenti Farfani, 1999). En la escuela, este disciplinamiento no está orientado a “reprimir” sino, más bien, a construir conductas y “cuerpos dóciles”, útiles, productivos, eficientes. Para ello, la escuela utiliza varios instrumentos, entre los cuales, Foucault menciona: “la vigilancia jerárquica”, que se ejerce a través de funcionarios especializados, entrenados para “mirar sin ser vistos”;; también, por medio de la “sanción normalizadora”, que controla todas las pequeñas conductas, aquéllas que se escapan a los grandes códigos y reglamentos, precisamente, con el propósito de reducir las más mínimas desviaciones. El tercer instrumento es el “examen”, el cual no se limita a certificar el logro de un aprendizaje sino que permite clasificar y distribuir a los sujetos (los mejores, los peores, los más y los menos aptos para ciertas actividades, para ciertas profesiones, etcétera), al mismo tiempo que castiga los bajos resultados (Tenti Farfani, 1999). De este modo, mientras que Weber nos ayuda a comprender las características formales, generales, de la dominación, Foucault nos invita a desmenuzar los procedimientos, las estrategias, las tecnologías que se ponen en movimiento en las organizaciones modernas, a fin de asegurar el sometimiento y la disciplina que acompañan el modo capitalista de expansión. Aunque ninguno de los dos autores incorporó explícitamente la perspectiva de género en sus análisis, las reflexiones anteriores pueden ayudarnos a pensar: 67 Los cambios que siempre se mencionan en relación con la posición de las mujeres y de los varones: ¿Realmente han traído una modificación en las relaciones de poder entre los géneros? La incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, a los puestos de elección popular en los partidos políticos, a los cargos de conducción en el ámbito público, ya sea en el Estado o en la empresa privada: ¿Han logrado cambios en las relaciones de dominio y subordinación, tal como las hemos estudiado en los apartados anteriores? Las “nuevas masculinidades” que experimentan y comparten algunos varones: ¿Han contribuido a modificar esos procedimientos ínfimos, esas tecnologías que han disciplinado los cuerpos para que actúen una feminidad y una masculinidad eficientes? Actividad 5 Relaciones de poder entre los género Trata de responder de manera general a las tres preguntas anteriores, a través de un texto de dos cuartillas como máximo, donde expliques y comentes tus puntos de vista. 68 II.2.3. Feminismo, mujeres y poder Como señala Magdalena León (2001) en su artículo: El empoderamiento de las mujeres: encuentro del primer y tercer mundo en los estudios de género; el movimiento social de mujeres comenzó a emplear el término “empoderamiento” a mediados de los años setenta del siglo XX para analizar el impacto del desarrollo económico, social, político (en las regiones del denominado “Tercer Mundo”), en la vida de las mujeres, pero también, para hacer referencia a la relación de las mujeres con el poder y los desafíos que ellas deben enfrentar para invertir los esquemas que las marginan o excluyen de su ejercicio. No existe un significado único del concepto empoderamiento. Así, el término se emplea para referirse a: Capacidad de adquirir el control de la propia vida, la habilidad de hacer cosas y de definir las propias agendas (temas, preocupaciones e intereses que deben ingresar al ámbito del Empoderamiento debate público) Expresión de un cambio deseable II.2.4. Contradicciones del empoderamiento El empoderamiento, ¿es una práctica que deben llevar a cabo las personas individualmente o en conjunto con otros, es decir, de manera colectiva? La respuesta a esta pregunta enmarca uno de los debates en torno al uso de este concepto y muestra una de las 69 principales contradicciones en la práctica. Veamos en qué consiste cada una de estas posturas: Para quienes utilizan el término empoderamiento como una práctica individual, toma un sentido de dominio y control individual, personal. Es “hacer las cosas por uno mismo”, es “tener éxito sin la ayuda de otros”. Ésta es una visión individualista que lleva a señalar como prioritarios a los sujetos independientes y autónomos con un sentido de dominio sobre sí mismos, y desconoce las relaciones entre las estructuras de poder y las prácticas de la vida diaria de los individuos y grupos. Además desconecta a las personas del amplio contexto socio-político e histórico, de lo solidario, de lo que representa la cooperación y de lo que significa preocuparse por el otro. El empoderamiento individual puede ser una simple y mera ilusión si no está conectado con el contexto y si no se vincula con acciones colectivas dentro de un proceso político. Si bien es importante reconocer las percepciones individuales, no se puede reducir el empoderamiento de manera que ignore la dimensión histórica y política de la subordinación de las mujeres. El empoderamiento incluye tanto el cambio individual como la acción colectiva. El empoderamiento como confianza y autoestima debe integrarse como parte de un proceso de cooperación y de solidaridad en la comunidad. Sólo así se hace evidente la necesidad de alterar las estructuras sociales vigentes; es decir, la necesidad de reconocer el imperativo del cambio (León, 2001, p. 96-97). 70 II.2.5. Poder y empoderamiento Para comprender la importancia del empoderamiento les proponemos diferenciar entre distintos tipos de poder que aparecen descritos en el artículo de Magdalena León (2001): Poder "para" Poder Sumapositivo Poder "con" Tipos de poder Poder "desde dentro" Poder Sumacero Poder "sobre" Poder suma-cero.- Es aquél en que el aumento de poder de una persona o de un grupo implica la pérdida de poder de otra persona o grupo. Poder suma-positivo.- Es aquél en que el poder de una persona o de un grupo incrementa el poder disponible para todos. Es un poder generativo, productivo. Permite compartir el poder y favorece el apoyo mutuo. Poder “para”.- Está centrado en la realización solidaria de proyectos. Poder “con”.- Permite visibilizar a los otros para llevar adelante el proyecto y definir las alianzas necesarias. 71 Poder “desde dentro”.- Se refiere a la capacidad de transformar la propia conciencia y de reinterpretar la realidad en que nos movemos. Poder “sobre”.- Es el poder entendido como dominación, capaz de controlar e imponer decisiones sobre otros. Es un poder que tiene la capacidad de “decidir sobre lo que se decide”. Se impone a los subordinados de manera tal que no son capaces de reconocer que se encuentran en esa situación, la perciben como natural y llegan a defender la asimetría de poder dominador-dominado. Las mujeres no han estado ni están siempre carentes o excluidas del poder (“desempoderadas”), esto significa que en ciertas relaciones, en ciertos espacios, ellas ejercen poder. Pero se trata de poderes limitados, que socialmente no se reconocen como tales. Son poderes de lo privado, de lo doméstico, y en gran medida, de lo familiar. Los procesos de empoderamiento son un desafío a la organización social patriarcal porque implican confrontar las desigualdades de género, cuestionar la construcción social de la feminidad y de la masculinidad, en definitiva, se trata de un desafío a las relaciones de poder existentes para lograr una sociedad más justa, equitativa y no violenta para todas y todos. En síntesis, te presentamos algunas características del empoderamiento: Es un proceso individual y colectivo a la vez Es un proceso diferente para cada individuo o grupo según su vida, el contexto social y el momento histórico Toma en cuenta las experiencias diversas de subordinación en lo personal, familiar, comunitario, nacional, regional y global Es un proceso político para la emancipación de los individuos y grupos subordinados 72 Actividad 5 Análisis de caso El propósito de esta actividad es analizar e interpretar una situación problemática, de acuerdo con los distintos tipos de poder que ejercen los agentes educativos involucrados en ella. Lee atentamente el caso que aparece a continuación y elabora un cuadro donde relaciones cada uno de los tipos de poder con los personajes involucrados. Por último, responde las preguntas que vienen al final del texto: El episodio ocurrió en un Jardín de Infantes que se quedó sin directora por varios meses. Para afrontar esta carencia, se comisionó a una maestra para ejercer la función de manera provisoria. Entonces, en diálogo entre colegas, las maestras decidieron que en lugar de tener a su cargo un mismo grupo durante todo el año, ellas adoptarían un criterio similar al que se aplica en Secundaria y Preparatoria para la distribución de las asignaturas. En sucesivos encuentros, cada quien comentó cuáles eran las áreas donde se sentían mejor formadas, más capacitadas o con más entusiasmo y ganas de trabajar. De este modo, cada una cubrió un área, de acuerdo con el Programa de Preescolar, y se reorganizó la escuela para que los grupos rotaran de maestra. Cada día, ellas permanecían un tiempo extra-‐clase para analizar cómo habían desempeñado el trabajo, qué dificultades tenían; y así, cuando detectaban problemas se acompañaban y daban clase entre dos para identificar las soluciones. Hablaron con la Supervisora quien accedió a esta nueva organización, con la condición de que no se generaran problemas entre las colegas y/o con los familiares de los estudiantes. 73 Las docentes fueron delineando un espacio donde era posible decir “no sé”, un espacio para pedirse y darse ayuda entre ellas, habían interesado a los familiares de los niños y niñas para que entendieran y opinaran sobre la propuesta. Se respetaba el currículum pero varió la forma de apropiárselo, de abordarlo, de distribuirlo. De acuerdo con el relato de este episodio, las docentes se sentían más motivadas, incluso, fueron capaces de aceptar a quien no deseaba sumarse a esta propuesta: una de las compañeras quien permaneció durante todo ese tiempo con el mismo grupo de alumnos sin rotarlos y ella se hacía cargo de todas las áreas. Mientras tanto, las demás compañeras se responsabilizaron de sus decisiones, las pusieron a consideración de los padres y madres de familia y, entre ellas, privilegiaron el trabajo grupal, potenciaron las posibilidades de cada una y se apoyaron en las diferencias: de formación, de intereses, de personalidad, de antigüedad, para sostener el proyecto. Algunos meses después designaron a una nueva directora quien se manifestó en desacuerdo con esta modalidad de trabajo y la supervisora la apoyó. La organización volvió a la modalidad habitual, se explicó a los familiares que la adopción de esta propuesta obedeció a la ausencia de directivo y, que en ese tiempo de excepción, “las maestras hicieron su mejor esfuerzo”. La designación del directivo garantizó un regreso a las funciones que una de las maestras sintetizó tan acertadamente: enseñar, gestionar, controlar y obedecer. (Pereda, 2009, p. 10) a) ¿Por qué piensas que la propuesta del grupo de maestras tuvo tan poca aceptación por parte de los directivos? b) ¿Por qué piensas que las maestras aceptaron la orden de la nueva directora sin 74 oponer resistencia? 75 REFERENCIAS LIBROS Asturias, L. E. (2004). La construcción de la masculinidad y las relaciones de género. En C. Lomas (Edc.), Los chicos también lloran. Identidades masculinas, igualdad entre los sexos y coeducación, Barcelona, España: Paidós. Connell, R. W. (1997). La organización social de la masculinidad. En T. Valdés & J. Olavarría (Edc.), Masculinidades: poder y crisis (p. 31). Santiago, Chile: ISISFLACSO. De Barbieri, T. (1997). Certezas y malos entendidos sobre la categoría género. En L. Guzmán Stein & G. Pacheco Oreamuno (Edc.), Estudios Básicos sobre Derechos Humanos IV (p. 47). San José, Costa Rica: IIDH-ASDI-Comisión de la Unión Europea. Foucault, M. (1996). Vigilar y castigar, nacimiento de la prisión. DF, México: Siglo XXI. Tenti Farfani, E. (1999). Sociología de la Educación. Buenos Aires, Argentina: Universidad Nacional de Quilmes. Weber, M. (1999). Economía y Sociedad. DF, México: FCE. PERIÓDICOS Y REVISTAS León, M. (2001, julio). El empoderamiento de las mujeres: encuentros de primer y el tercer mundos en los estudios de género. La ventana, revista de estudios de género, 13, 94-116. 76 Lenton, R. (1995, julio). Power versus feminist theories of wife abuse. Canadian Journal of Criminology, 37, 305-330. FUENTES ELECTRÓNICAS Castillo Beltrán, Y. (2005). Género y violencia en la pareja en México. (Tesis de maestría en Estudios de Población y Desarrollo Regional). UAEM-CRIM. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://132.248.35.1/bibliovirtual/Tesis/Castillo/cap2.pdf Viveros Magoya, M. (2008). Teorías feministas y estudios sobre varones y masculinidades. Dilemas y desafíos recientes. La manzana de la discordia. Recuperado el 7 de septiembre de 2012 de: http://es.scribd.com/doc/61809967/Teorias-Feminist-As-yEstudios-Sobre-Varones-Mara-Viveros OTRAS FUENTES Pereda Alfonso, A. (2009). Entre la autoridad y la discrecionalidad. Las relaciones de poder entre docentes de Educación Básica en el Distrito Federal. Memoria Encuentro Nodo Mexicano Espacios de la Democracia y Democracias del Espacio. DF, México: UNAM. 77 III.- VIOLENCIAS DE GÉNERO EN LA ESCUELA Mayra Elvira Ordoñez García Laura Patricia Pantoja Soto De todos los rostros que pueden adoptar las violencias en la escuela, nos interesan particularmente dos manifestaciones: la violencia en contra de las mujeres y la violencia de género, ya que ambos fenómenos expresan una modalidad de la violencia social que consiste en la discriminación por razones de sexo y de género. En el primer capítulo llamamos “sexismo” a esta forma de discriminación y aclaramos que constituye una violación de los derechos humanos, es un acto de violencia. En el presente capítulo proponemos identificar las huellas de la discriminación en la escuela y, en paralelo, analizar de qué manera, estas violencias aparecen a través de distintos medios, tales como los mensajes publicitarios, las imágenes, las canciones, y también, en las ideas, creencias y valores, a partir de los cuales se construye y reproduce la discriminación en contra de las mujeres y de algunos varones: los niños, los ancianos, los varones con preferencias sexuales distintas de la heterosexualidad, entre otros. De esta manera, buscamos no sólo conocer y nombrar las expresiones de la violencia en contra de las mujeres y de género, sino específicamente, “atar” los nudos de la comunicación entre los agentes educativos, para tejer entre todas y todos una fuerte red de comprensión, diálogo y escucha con el propósito de detener y prevenir la discriminación sexista en la escuela. Los temas que se abordarán en este capítulo son: III.1. Discriminación por sexo y género. III.1.1. Los rostros de la discriminación. 78 III.1.2. El sexismo. III.2. Violencia contra las mujeres. III.2.1. Modalidades de violencia contra las mujeres. III.2.2. Violencia de género. III.3. Violencia en la escuela con perspectiva de género. III.3.1. Interacciones que favorecen las violencias. III.3.2. Observar las violencias con perspectiva de género. III.1. Discriminación por sexo y género ¿Qué es y cómo se concreta la discriminación sexista? Para tratar de responder a esta interrogante, retomamos la “Presentación” del Cuaderno de Resultados sobre Diversidad Sexual, de la Encuesta Nacional sobre Discriminación realizada en 2010 por la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación. En dicho documento podemos leer: La discriminación se basa en un conjunto de estigmas inmerecidos, prejuicios desventajosos, estereotipos enraizados, y tabúes aceptados acríticamente. Comparte la sinrazón del machismo, la intolerancia religiosa, el racismo, el antisemitismo, la homofobia, el clasismo y la xenofobia. Disminuye la esperanza de vida, la protección contra los riesgos y el acceso a los servicios. Fortalece la intolerancia a la diversidad y facilita los abusos de la autoridad. Promueve la ruptura de las familias y el odio entre los grupos. Legitima la ley del más fuerte. Es caracterización de superioridad y de inferioridad, y negación de igualdad en derechos. Se expresa en maltrato, en abusos, en exclusión, en miedo y en ruptura del tejido social. La discriminación es negación de la dignidad humana, afianza la pobreza, es tierra fértil para la violencia y cáncer para la democracia. (Bucio Mújica, 2010. p. 11) 79 III.1.1. Los rostros de la discriminación En el siguiente esquema te presentamos algunos ejemplos de discriminación. Revisa cada uno de ellos y realiza la actividad que se pide a continuación. Por sexo y género (sexismo): Negar o Por edad: Condicionar las impedir que los varones puedan posibilidades de realizar estudios en ejercer como maestros en el nivel los niveles de educación obligatorios a preescolar ciertos topes de edad Por preferencia sexual: Por discapacidad: Negar o limitar las Negar o impedir el posibilidades de ejercicio de la profesión permanencia o ascenso docente a las personas en los empleos a con alguna discapacidad personas homosexuales Por origen étnico o racial: Prohibir el ingreso a un lugar público a las personas que hablan una lengua indígena o que utilizan la vestimenta de los pueblos originarios física (ceguera, sordera, Por opción religiosa: etcétera) Impedir el ingreso y/o permanencia en las Por nacionalidad: escuelas a las personas Prohibir a los que profesen una extranjeros que religión distinta de la practiquen sus bailes mayoría o que no regionales o que profesen ninguna festejen sus días patrios 80 Actividad 1 Los rostros de la discriminación Completa el siguiente cuadro proponiendo ejemplos sobre los distintos tipos de discriminación, específicamente referidos al contexto escolar: Discriminación Ejemplos Por sexo y género: Por edad: Por discapacidad: Por opción religiosa: Por origen étnico: Por nacionalidad: Por preferencia sexual: III.1.2 El sexismo Muchas de las expresiones de discriminación se confunden con cualquier otra forma de violencia (golpes, insultos, burlas, empujones, descalificación, etcétera), sin embargo, no todas las manifestaciones de violencia implican necesariamente un ejercicio de discriminación. Cuando dos estudiantes discuten por la respuesta correcta a un ejercicio plateado en clase y terminan enojándose hasta insultarse, no es tan claro que se trate de discriminación, aunque haya un claro gesto de violencia en las agresiones proferidas. Cuando alguien utiliza la fuerza, los insultos o cualquier tipo de descalificación para poner en evidencia alguna diferencia social, para producir un trato desigual o, para excluir 81 y/o invisibilizar a otro de un espacio colectivo en función de dicha diferencia, tales golpes, burlas, ofensas o violencias son discriminatorios. Así, toda discriminación es violencia y como tal constituye una violación de los derechos humanos. En este sentido, el sexismo es una expresión de la discriminación e implica el ejercicio de la violencia: Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etcétera Discriminación Sexismo Discriminación de personas de un sexo y género por considerarlo inferior al otro. A continuación te presentamos algunas características del sexismo: Es una modalidad de discriminación porque se basa en la creencia en la inferioridad de los otros (en este caso, de un sexo sobre otro) En el mundo social esta creencia se traduce en desigualdades: de trato, de oportunidades, de obligaciones, de derechos, de remuneración, de acceso a bienes y servicios, de valoración y reconocimiento social, etcétera En el caso específico del sexismo, la violencia asegura que las condiciones y situaciones de desigualdad se mantengan: que los varones y las mujeres desempeñen correctamente sus papeles de género y que las organizaciones e instituciones sociales reproduzcan el orden de dominación masculina Las violencias en contra de las mujeres y las violencias en contra de los varones por razones de sexo y de género expresan esta desigualdad que puede tomar distintas formas: insultos, golpes, descalificación, despojo de bienes y pertenencias e, incluso, la muerte 82 Actividad 2 El observatorio de la discriminación Esta actividad tiene la finalidad de que detectes señales de discriminación de acuerdo con las categorías que se presentaron en el apartado: “Los rostros de la discriminación”. Para ello, puedes servirte de fotografías, poesías, caricaturas, imágenes publicitarias, pensamientos, notas periodísticas y/o titulares, reflexiones y relatos breves de algún episodio de discriminación. Selecciona 3 de los recursos, situaciones o materiales que observaste y analizaste, inclúyelos en el siguiente cuadro indicando el tipo de discriminación que está operando en cada caso, y tu interpretación al respecto (completamos el primer cuadro a modo de ejemplo): Discrimi- Ejemplos/Interpretación nación Por origen Esta imagen apareció en el periódico étnico italiano Gazzetta dello Sport el 27 de junio (racismo) de 2012 y retrata al futbolista Balotelli como King Kong, tras la victoria de Italia sobre Inglaterra en la Euro 2012. Para muchos lectores esta imagen resultó ofensiva. Para mí también pues considero que si el jugador no fuera afro-descendiente y por lo tanto de piel oscura, no se habría hecho tal analogía, ya que King Kong no es futbolista y en la película King Kong llega a 83 Nueva York no a Londres, pero sí es un gorila y en tanto tal es negro. Esta violencia es difícil de identificar y de reconocer porque las desigualdades se consideran "naturales", incluso, por las mismas personas que la padecen. III.2. Violencia contra las Mujeres En el año 2007, se aprobó en nuestro país la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. El objeto de dicha ley es: “Establecer los principios y criterios que, desde la perspectiva de género, orienten las políticas públicas para reconocer, promover, proteger y garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia; así como establecer la coordinación interinstitucional para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”. III.2.1. Modalidades de violencia contra las mujeres. Esta Ley General caracteriza distintas modalidades de violencia. A continuación te presentamos un esquema de las modalidades de la violencia, más abajo podrás leer la definiciones que adopta la Ley. 84 Laboral Acoso sexual Modalidades de la Institucional violencia en Docente contra de las Violencia feminicida mujeres Hostigamiento sexual Violencia en la comunidad Violencia familiar: Es el acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial, económica y sexual a las mujeres dentro y fuera del domicilio familiar, cuyo agresor tenga o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato o mantengan o hayan mantenido relaciones entre ellos. Título II, Capítulo I Artículo 7. Violencia laboral: Es la negativa ilegal a contratar a la víctima o a respetar su permanencia o condiciones generales de trabajo; la descalificación del trabajo realizado, las amenazas, la intimidación, las humillaciones, la explotación y todo tipo de discriminación por condiciones de género, Título II, Capítulo II, Artículo 11. Violencia docente: Son aquellas conductas que dañen la autoestima de las alumnas con actos de discriminación por su sexo, edad, condición social, académica, limitaciones y/o características físicas que les infligen maestras o maestros. Título II, Capítulo II, Artículo 12. 85 Hostigamiento sexual: Es el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva. Título II, Capítulo II, Artículo 13. Acoso sexual: Es una forma de violencia en la que, si bien no existe subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos Título II, Capítulo II, Artículo 13. Violencia en la comunidad: Son los actos individuales o colectivos que transgreden derechos fundamentales de las mujeres y propician su denigración, discriminación o exclusión en el ámbito público. Título II, Capítulo III, Artículo 16. Violencia institucional: Son los actos u omisiones de los servidores públicos de cualquier orden de gobierno, que discriminen o tengan como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce de los derechos humanos de las mujeres, así como el acceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia. Título II, Capítulo IV, Artículo 18. Violencia feminicida: Es la forma extrema de violencia de género en contra de las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y que puede culminar en homicidio u otras formas de muerte violenta de mujeres. Título II, Capítulo VI, Artículo 21. 86 Actividad 3 Modalidades de violencia Identifica las frases que ejemplifican cada una de las modalidades de violencia que define la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, relaciona ambas columnas: Violencia familiar a) El profesor regañó a Laura por llegar tarde y le dijo que estaba más preocupada por ponerse minifaldas y “echar novio”. Violencia laboral b) La participación política de las mujeres indígenas en México es mínima, ya que sólo alcanza el 2 por ciento. Violencia docente c) Nuestra jefa sólo exige el cumplimiento de horas extras a las empleadas que no tienen hijos. d) En la delegación, Hostigamiento sexual un funcionario le recomendó a Marta no denunciar a su marido golpeador por el bienestar de la familia. e) Cuando papá se queja porque no le gusta la Acoso sexual comida, le da menos dinero a mamá para el gasto, pero es porque está muy presionado. f) Decían se dedicaba a la “vida galante”, yo Violencia en la comunidad sólo sé que una mañana la encontraron muerta detrás de la gasolinera. g) El consejo de maestros determinó que 87 únicamente irían al museo los y las alumnas con Violencia institucional promedio sobresaliente. h) María entró llorando, después de que Carlos se sentó en sus piernas e intentó quitarle la blusa Violencia feminicida delante de sus amigos. Actividad 4 Tipos de violencia Lee el Artículo 6 que transcribimos de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y proporciona los ejemplos que se te piden: ARTÍCULO 6. Los tipos de violencia contra las mujeres son: I. Violencia Psicoemocional: Toda acción u omisión dirigida a desvalorar, intimidar o controlar sus acciones, comportamientos y decisiones, consistente en prohibiciones, coacciones, condicionamientos, intimidaciones, insultos, amenazas, celotipia, desdén, indiferencia, descuido reiterado, chantaje, humillaciones, comparaciones destructivas, abandono o actitudes devaluatorias, o cualquier otra, que provoque en quien la recibe alteración autocognitiva y autovalorativa que integran su autoestima o alteraciones en alguna esfera o área de su estructura psíquica; II. Violencia Física: Toda acción u omisión intencional que causa un daño en su integridad física; III. Violencia Patrimonial: Toda acción u omisión que ocasiona daño o menoscabo en los bienes muebles 88 o inmuebles de la mujer y su patrimonio; también puede consistir en la sustracción, destrucción, desaparición, ocultamiento o retención de objetos, documentos personales, bienes o valores o recursos económicos; IV. Violencia Económica: Toda acción u omisión que afecta la economía de la mujer, a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, en la restricción, limitación y/o negación injustificada para obtener recursos económicos, percepción de un salario menor por igual trabajo, explotación laboral, exigencia de exámenes de no gravidez, así como la discriminación para la promoción laboral; V. Violencia Sexual: Toda acción u omisión que amenaza, pone en riesgo o lesiona la libertad, seguridad, integridad y desarrollo psicosexual de la mujer, como miradas o palabras lascivas, hostigamiento, prácticas sexuales no voluntarias, acoso, violación, explotación sexual comercial, trata de personas para la explotación sexual o el uso denigrante de la imagen de la mujer; VI. Violencia contra los Derechos Reproductivos: Toda acción u omisión que limite o vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y voluntariamente sobre su función reproductiva, en relación con el número y espaciamiento de los hijos, acceso a métodos anticonceptivos de su elección, acceso a una maternidad elegida y segura, así como el acceso a servicios de aborto seguro en el marco previsto por la ley para la interrupción legal del embarazo, a servicios de atención prenatal, así como a servicios obstétricos de emergencia; y VII. Violencia Feminicida: Toda acción u omisión que constituye la forma extrema de violencia contra las mujeres producto de la violación de sus derechos humanos y que puede culminar en homicidio u otras formas de muerte violenta de mujeres. Busca ejemplos de 3 tipos de violencia en contra de las mujeres en los siguientes escenarios: a) el hogar (3 ejemplos de 3 tipos de violencia distintos) 89 b) la calle u otro espacio público (3 ejemplos de 3 tipos de violencia distintos) c) la comunidad (3 ejemplos de 3 tipos de violencia distintos) Los ejemplos pueden ser fotografías, poemas, letras de canciones, titulares de periódicos, imágenes, publicidad, fragmentos de películas, humor gráfico, cuentos y/o relato de situaciones que has vivido o que te han contado, etcétera. III.2.2. Violencia de género Más allá de los distintos términos que a lo largo de un poco más de tres décadas se han usado para referirse a lo que hoy llamamos violencia de género, hay una suerte de acuerdo tácito entre las feministas para emplearlo como toda expresión de violencia en contra las mujeres de cualquier edad y condición, que se despliega o ejerce en su contra por el solo hecho de ser mujeres. Pero hay otro acuerdo tácito de mayor importancia: la violencia a la que aluden es de carácter social, es decir, que su explicación no se encuentra en los genes ni en la psique masculina, sino en los mecanismos sociales que hacen de la diferencia sexual un sustento de la subordinación de las mujeres. Significa, en suma, que el debate feminista sobre la hoy llamada violencia de género, ha sido parte de la búsqueda de explicaciones sobre la subordinación femenina. De manera esquemática podríamos diferenciar tres términos que han dominado el debate en momentos distintos, así como las acciones ante la violencia de género. En una primera etapa, que comienza en el inicio de los años setenta hasta mediados de los ochenta, donde el actor principal fue el feminismo norteamericano, el término dominante fue “violencia sexual”. En una segunda fase, de mediados de los ochenta a mediados de los noventa, cuando salta a la palestra el feminismo de los países del Tercer Mundo, empiezan a resonar conceptos como “violencia contra las mujeres”, “violencia machista”, “violencia 90 patriarcal” y “violencia masculina”. En la tercera etapa que va de mediados de los noventa a la fecha, toman la batuta los organismos internacionales de Naciones Unidas mientras el feminismo se institucionaliza y, de manera concomitante, la temática cobra relevancia en el medio académico. En este periodo el término dominante es “violencia de género” (Lenton, 1995; Johnson y Ferraro, 2000). Por su parte Alejandra Massolo (2007, p. 133), en su artículo Análisis y propuestas para la acción de los gobiernos locales en la seguridad de las mujeres en las ciudades, menciona que “La violencia de género no es sólo violencia en contra de las mujeres ya que adoptar dicha mirada invisibiliza otro tipo de violencia como la violencia en contra los varones, los homosexuales, los niños, personas transgénero, etcétera”. De esta manera, Massolo (2007) advierte que la violencia de género se basa en las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres en detrimento de las últimas, lo cual determina que una significativa mayoría de las personas violentadas sean mujeres. Esto explica que se utilice el término ‘violencia de género’ como un sinónimo de violencia contra las mujeres; sin embargo, también se da —aunque en menor número— violencia de género ejercida contra hombres, como la que afecta a hombres homosexuales y transgénero, o el abuso infantil, o hacia los adultos mayores, por ejemplo. La violencia de género contra los hombres es ejercida mayoritariamente por hombres, y es producto de ese modelo de masculinidad, autoritario y dominador, que rechaza otras opciones sexuales y se siente cuestionado frente a otros modelos de masculinidad. En definitiva, podemos decir que la violencia de género incluye la violencia en contra de las mujeres y la violencia en contra de los varones como expresiones de la construcción social de la feminidad y de la masculinidad en términos jerárquicos y sexistas. 91 Violencias en Violencia de Violencias en contra de las género contra de los mujeres varones Actividad 5 Campaña en contra de la violencia de género en el ambiente laboral Contesta las siguientes preguntas y, con base en tus respuestas, elabora 3 mensajes para una campaña publicitaria destinada a prevenir y evitar las violencias de género que afectan a varones y mujeres. ¿Qué podrían hacer los varones para detener y evitar la violencia en contra de las mujeres en un ambiente laboral? ¿Qué podrían hacer las mujeres para detener y evitar las violencias en contra de las mujeres en un ambiente laboral? ¿Qué podrían hacer los varones y las mujeres para detener y evitar la violencia en contra de otros varones en un ambiente laboral? 92 III.3. Violencias en la escuela con perspectiva de género Hemos llegado a uno de los apartados centrales de este capítulo, para desarrollar este tema quisiéramos destacar las siguientes ideas: Las distintas expresiones de violencia en las escuelas pueden observarse y analizarse con la perspectiva de género Usar la perspectiva de género para el análisis de las distintas violencias en la escuela permite "ver" nuevos aspectos de este problema, ver el problema con otros ojos Usar la perspectiva de género para el análisis de las distintas violencias en la escuela puede ayudar a detener y evitar este problema III.3.1. Interacciones que favorecen las violencias Después de la familia, la escuela es uno de los ámbitos más importantes de convivencia entre las personas. En la escuela, se concretan relaciones interpersonales entre todos los agentes que en ella participan. La calidad y el carácter de dichas experiencias de relación pueden ser más o menos positivos debido a factores personales o del mismo grupo, de la escuela en su conjunto e, incluso, por las relaciones entre la escuela y la comunidad. Resulta indispensable hacer una nueva lectura de la sociedad, ya que como señala Antonio Monclús (2006), la violencia en las escuelas aparece como un microcosmos de la violencia social. Al mismo tiempo, también es necesario centrar la mirada en el ámbito educativo, a fin de reconocer el fenómeno de la violencia interpersonal que afecta la autoestima, el desarrollo individual, el rendimiento y la permanencia en las escuelas. 93 La violencia no es propia de un entorno determinado sino que surge y se difunde donde están dadas las condiciones para ello. Por eso, la escuela puede ser un entorno propicio, especialmente, cuando en ella se observa un deterioro en la forma de relacionarse entre los distintos agentes de la comunidad educativa. El desinterés, la indisciplina, los actos de vandalismo que afectan las instalaciones escolares y las violencias por parte del alumnado, aunados a la permanente desautorización familiar y social de la escuela, hacen que también se observe un evidente deterioro personal y profesional en los educadores. La convivencia se aprende y se va construyendo en los diferentes espacios sociales, entre ellos, la escuela que debe ser un lugar en donde personas distintas, con intereses diferentes, puedan encontrarse, estar bien y llevar a cabo planes y proyectos en conjunto. Por lo expuesto, es importante identificar las interacciones que pueden afectar la calidad de la convivencia escolar. Cabe resaltar que no todas implican violencia, pero al ser fuente de diversos conflictos, pueden ser precursoras de maltrato, abuso o acoso. Entre ellas podemos incluir: 1. Disrupción en 2. Indisciplina o transgresión el aula a las normas establecidas 3. Vandalismo o 4. Maltrato o violencia violencia contra interpersonal (directo- De los bienes de indirecto, ocasional o la escuela persistente, acoso escolar) 94 Conducta disruptiva: refiere a la que ocurre en a aquellas situaciones de aula donde un alumno o varios, interrumpen con su comportamiento el desarrollo normal de la clase, obligando a emplear cada vez más tiempo en controlar el orden (Castro Santander, 2007). Indisciplina: no siempre implica violencia interpersonal. Promover la disciplina, significa desarrollar una actitud interior de la que se derive una conducta externa. La violencia tiene todas las posibilidades de irrumpir, en un clima en el cual las normas sean arbitrarias, elaboradas al margen de la participación de los alumnos, inconsistentes y poco claras (Castro Santander, 2007). Vandalismo: es un tipo de violencia que se proyecta sobre los bienes de la escuela, como son bancos, paredes, material didáctico, baños, en general todo aquello que esté al alcance y sin testigos. Este fenómeno se considera una expresión de “Violencias contra la escuela” (Castro Santander, 2007). Maltrato: puede consistir en la opresión esporádica o reiterada (acoso), tanto psicológica como física, hacia una persona con menos poder, por parte de otra con un poder mayor (Castro Santander, 2007). Actividad 6 Las condiciones que favorecen las violencias en la escuela El propósito de esta actividad es que identifiques algunas condiciones que favorecen o pueden favorecer las violencias en la escuela. A continuación te presentamos 4 escenarios distintos que forman parte del territorio escolar, debes escoger alguno de ellos y contestar el siguiente cuestionario conforme al escenario que elegiste: a) el patio de recreo y las áreas comunes (por ejemplo, los pasillos y los sanitarios); 95 b) los salones de clase; c) los alrededores de la escuela; los laboratorios y talleres; d) las actividades recreativas al aire libre (dentro y fuera de la escuela, con supervisión y sin supervisión de los adultos) Cuestionario: 1.- ¿Cuáles son las manifestaciones más habituales de: a) disrupción, b) indisciplina o transgresión de las normas, c) vandalismo o violencia en contra de los bienes de la escuela, c) maltrato o violencia interpersonal en el escenario que escogiste? 2.- ¿En qué situaciones se producen estos episodios con más frecuencia? 3.- ¿Quiénes intervienen con más frecuencia en estos episodios? 4.- ¿Cuál suele ser la respuesta de las y los espectadores, (cuándo los hay)? 5.- ¿Cuál suele ser la reacción más frecuente de los docentes y de las autoridades de la escuela (cuando se enteran)? 6.- ¿Cuál suele ser la reacción más frecuente de las y los familiares (cuando se enteran)? 7.- ¿Cómo se resuelven estas situaciones? 8.- ¿Quiénes se muestran más interesados y activos en los esfuerzos por atender, evitar y/o prevenir estos episodios? 9.- ¿Quiénes se muestran más desinteresados y apáticos en relación con las violencias en el escenario que les fue asignado? 10.- ¿Qué conclusiones extraes acerca de las condiciones que favorecen las violencias en la escuela, específicamente en el escenario que elegiste? 96 III.3.2.Observar las violencias con perspectiva de género ¿Qué podemos observar con “las lentes de género” sobre las violencias en la escuela? Podemos hacer nuevas preguntas Podemos encontrar nuevas respuestas a viejas preguntas Con la perspectiva de género Podemos descubrir nuevos espacios donde intervenir para cambiar Podemos poner en duda las viejas respuestas Analicemos cada una de estas afirmaciones con más detenimiento 1.- Podemos hacer nuevas preguntas: Por ejemplo, en las distintas violencias que se manifiestan en las escuelas: a) ¿Existe alguna diferencia entre varones y mujeres en relación con las interacciones disruptivas, la indisciplina, el vandalismo y/o el maltrato?, ¿participan más los varones?, ¿participan más las mujeres?, ¿participan por igual?, ¿las consecuencias son las mismas para unas y otros? b) ¿Existe alguna diferencia de sexo en relación con los agentes de la violencia (los violentadores son varones, son mujeres, son ambos sexos por igual)? 97 c) ¿Existe alguna diferencia de sexo en relación con las personas que padecen la violencia (las personas violentadas son varones, son mujeres, son ambos sexos por igual)? d) ¿Existe alguna diferencia de sexo en relación con el tipo de violencia que padecen y la posición o papel que desempeña esa persona en la escuela (por ejemplo, las maestras son violentadas de la misma manera que los maestros)? e) ¿Dónde ocurren con más frecuencia los episodios de violencia y quiénes se ven más afectados en esos espacios? 2.- Podemos encontrar nuevas respuestas para viejas preguntas: Esta posibilidad surge al utilizar las nociones y desarrollos de la teoría de género que hemos revisado de manera sintética en los Módulos 1 y 2: Género, identidades, roles y estereotipos de género, división social y sexual del trabajo, masculinidades, dominación masculina, sexismo, violencia en contra de las mujeres, violencia de género, igualdad de género, etcétera. Un ejemplo. En lugar de explicar la mayor frecuencia de agresiones que reciben las maestras- en relación con la que reciben los maestros- porque ellas son más frágiles, o maternales, o débiles, o porque no saben imponer autoridad en el salón de clases, ahora que contamos con la perspectiva de género podemos interpretarlo como una expresión de la desigualdad que afecta negativamente las posibilidades de las mujeres para ser reconocidas y respetadas como “autoridades” en distintos contextos, entre ellos, la escuela. 3.- Podemos poner en duda las viejas respuestas: Esta posibilidad surge al utilizar los conceptos y desarrollos de la teoría de género, los cuales nos permiten poner en duda las ideas y creencias sobre las que se sostiene la discriminación sexista. Por ejemplo: “Los varones son violentos por naturaleza", “Como las mujeres son más frágiles y sensibles, entonces, están menos capacitadas que los varones para defenderse”, “No conviene que las 98 mujeres realicen actividades en el ámbito público (en la política, por ejemplo) porque no poseen la agresividad suficiente y se dejan llevar por sus emociones antes que por la razón”, etcétera. 4.- Podemos descubrir nuevos espacios y ámbitos donde intervenir para cambiar. Con las lentes de género se pueden identificar aspectos o espacios donde conviene intervenir, ya sea para prevenir, atender o modificar las relaciones de género a fin de lograr la igualdad de oportunidades. Por ejemplo, el salón de clases, en ciertos horarios y con ciertos grupos, frente a ciertos maestros o maestras, en relación con los contenidos de los Planes de estudio, etcétera. Actividad 7 Juegos, disrupciones, indisciplinas y violencias con perspectiva de género A continuación les proponemos que analicen con la perspectiva de género, algunos casos que pueden recibir interpretaciones diversas: ¿se trata de juegos que pueden salirse de control?, ¿acaso pueden interpretarse como disrupciones?, ¿son manifestaciones de indisciplina o violencia? Pensamos que la perspectiva de género contribuye a descubrir algunos aspectos significativos en estos casos que se proponen para el análisis. Caso Carlos: Un grupo de estudiantes varones de 3° año de secundaria arrastran a Carlos hacia el baño y ahí le jalan el cabello, le dan patadas y golpes y lo empujan contra la pared. El joven se deja arrastrar y va riendo durante el camino, también mientras ocurre el episodio en el baño. 99 Cuestionario caso Carlos: Indica si se trata de una situación de: disrupción SI ( ) NO ( ) indisciplina Si ( ) NO ( ) violencia interpersonal SI ( ) NO ( ) es un juego SI ( ) NO ( ) a) Justifica tu punto de vista: (respuesta abierta) b) ¿Consideras que es una forma común de relacionarse entre varones? SI( ) No( ) c) ¿Cuál sería el desenlace de la historia, sí se tratara de una mujer? (respuesta abierta) Caso Sara: Sara cursa el segundo año de secundaria. Es una alumna con excelentes notas y forma parte de la escolta. Cuando el maestro de matemáticas le corrige la tarea, se le aproxima por detrás, tanto que parece como si la estuviera abrazando, actitud que parece no incomodarla. Cuestionario Caso Sara: Indica si se trata de una situación de: disrupción SI ( ) NO ( ) 100 indisciplina Si ( ) NO ( ) violencia interpersonal SI ( ) NO ( ) no tiene nada de particular SI ( ) NO ( ) a) Justifica tu punto de vista: (respuesta abierta) b) ¿Consideras que es una forma frecuente de relacionarse entre los maestros y las alumnas SI( ) NO( ) c) ¿Cuál sería el desenlace de la historia, si Sara se sintiera incómoda con la situación? (respuesta abierta) Caso María Elena María Elena está en el quinto semestre de la Licenciatura. Al inicio de la carrera obtenía muy buenas calificaciones y comenzaba a hacerse de un equipo de trabajo. Durante el segundo semestre, una compañera difundió el comentario de que se había aprovechado de sus trabajos para obtener buenas calificaciones en las materias y María Elena notó que ya no la invitaban al equipo. Luego, otra compañera la acusó de querer quitarle el novio;; en tercer semestre, otras personas del grupo comentaron que “se creía mucho porque los profesores la trataban bien”. Actualmente corre el rumor de que ella obtiene buenas calificaciones porque “se hace la simpática” con varios profesores. María Elena trata de no poner atención a los comentarios porque, realmente le gusta su carrera y le va muy bien. 101 Cuestionario Caso María Elena: Indica si se trata de una situación de: disrupción SI ( ) NO ( ) indisciplina Si ( ) NO ( ) violencia interpersonal SI ( ) NO ( ) no tiene nada de particular SI ( ) NO ( ) a) Justifica tu punto de vista: (respuesta abierta) b) ¿Consideras que es una forma frecuente de relacionarse entre las compañeras mujeres? SI( ) NO( ) c) ¿Piensas que esta situación podría pasarle a un estudiante varón? (respuesta abierta). 102 REFERENCIAS LIBROS Castro Santander, A. (2007). Violencia silenciosa en la escuela. Dinámica del acoso escolar y laboral. Buenos Aires, Argentina: Bonum. Massolo, A. (2007), Análisis y propuestas para la acción de los gobiernos locales en la seguridad de las mujeres en las ciudades. En A. Falú & O. Segovia (Edit.), Ciudades para convivir sin violencia hacia las mujeres (p. 133). Santiago, Chile: UNIFEM y Ediciones Sur. Monclús, A. & Saban, C. (2006). La violencia escolar. Actuaciones y propuestas a nivel internacional. Barcelona, España: Davinci. PERIÓDICOS Y REVISTAS Johnson, M. P. & Ferraro, K. J. (2000, noviembre). Research on domestic violence in the 1990s: Making distinctions. Journal of Marriage and the Family, 62, 948–963. Lenton, R. (1995, julio). Power versus feminist theories of wife abuse. Canadian Journal of Criminology, 37, 305-330. FUENTES ELECTRÓNICAS Bucio Mújica, R. (2010). Presentación. Resultados sobre diversidad sexual. Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS).Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://www.conapred.org.mx/userfiles/files/Enadis-2010-DS-Accss-001.pdf 103 Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión (junio, 2012). Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia. Diario Oficial de la Federación (DOF). Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV.pdf Castillo Beltrán, Y. (2005). Género y violencia en la pareja en México. (Tesis de maestría en Estudios de Población y Desarrollo Regional). UAEM-CRIM. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://132.248.35.1/bibliovirtual/Tesis/Castillo/cap2.pdf Consejo Nacional para la Prevención de la Discriminación (2012). Discriminación e igualdad. ¿Qué es la discriminación? Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=pagina&id=84&id_opcion=142 &op=142 104 IV. ESTRATEGIAS DE TRANSVERSALIZACIÓN PARA DOCENTES Alicia Estela Pereda Alfonso En este último capítulo pondremos énfasis en la distinción entre dos conceptos: igualdad entre varones y mujeres, por un lado, y equidad de género, por el otro, ya que ambos se encuentran estrechamente relacionados pero no significan lo mismo. También se analizará la transversalización del género, como una estrategia para promover la igualdad y la equidad y, como un medio para detener y prevenir la discriminación sexista en la escuela. A través de distintas actividades, trataremos de responder a una pregunta que no es sencilla: ¿qué podemos hacer para transformar los comportamientos, las relaciones y las prácticas cotidianas, a fin de detener y evitar las violencias en contra de las mujeres y de género en el ámbito escolar? Responder a esta interrogante no significa desconocer que con la buena voluntad no alcanza para revertir un problema tan complejo, en el que intervienen muchos factores, algunos que dependen de los individuos, otros, ubicados en las interacciones, y otros más en el nivel social. Sin embargo, entendemos que el “hacer con otros” puede ser un camino adecuado para construir una convivencia con justicia y dignidad para todas y todos. Por eso, las actividades previstas apelan a la creatividad de las y los docentes a fin de identificar los lugares donde es posible intervenir, con propuestas originales, no invasivas, para no reproducir prácticas impositivas ya que, como hemos enfatizado en capítulos anteriores, las violencias de género y la discriminación en general, se experimentan como “naturales”, se apoyan en creencias de larga data, arraigadas socialmente y, por esa razón, resultan muy difíciles de reconocer y de cambiar. Los temas que se abordarán en este capítulo son: 105 IV.1. Detener y prevenir el sexismo. IV.1.1. Igualdad de oportunidades entre varones y mujeres. IV.1.2. Equidad de género en educación. IV.1.3. Orientaciones para la acción. IV.2. Transversalizar la perspectiva de género en educación. IV.2.1. Acciones para la equidad de género. IV.1. Detener y prevenir el sexismo El concepto de transversalización de la perspectiva de género se acuñó en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, organizada en 1995 en Beijin, para nombrar una estrategia básica que consiste en la incorporación de la perspectiva de género en las legislaciones, las políticas, los programas y proyectos públicos, y en la cultura de las organizaciones. A su vez, está estrechamente ligada a una segunda estrategia, también definida en la Declaración y Plataforma de Acción de Beijin, el empoderamiento de las mujeres, entendido como un proceso de cambio tanto individual como colectivo, que requiere de la cooperación y solidaridad comunitaria a fin de modificar las estructuras que obstaculizan la participación de las mujeres, en condiciones de igualdad, en todas las esferas sociales, incluida la participación en los procesos de toma de decisiones y de acceso al poder. En materia educativa, México ha logrado grandes avances en cuanto al diseño de política pública, y en relación con planes y programas que incorporan la perspectiva de género a fin de promover cambios en el sistema y en las instituciones; sin embargo, la meta de la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres dista de haberse alcanzado plenamente. Una de las tareas pendientes es el trabajo con las y los agentes educativos, en 106 sus espacios laborales para desarrollar competencias que les permitan valorar la importancia de ambas estrategias, apropiarse de ellas y emplearlas de manera conjunta en la práctica docente. IV.1.1. Igualdad de oportunidades entre varones y mujeres De acuerdo con el Artículo 6° de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 2 de agosto de 2006, “La igualdad entre hombres y mujeres implica la eliminación de toda forma de discriminación en cualquiera de los ámbitos de la vida, que se genere por pertenecer a cualquier sexo”. Dado que la violencia contra las mujeres tiene sus raíces en la desigualdad entre los géneros y la discriminación, los esfuerzos para eliminar dicha violencia deben centrarse en lograr una igualdad sustantiva entre los seres humanos, y en promover y proteger los derechos de las mujeres. Para lograrlo, se necesita un esfuerzo coordinado y polifacético de una serie de partes interesadas, entre las que cabe señalar gobiernos, organizaciones no gubernamentales y otros actores. Es indispensable que los hombres y los niños participen en la lucha para transformar las relaciones entre los géneros y eliminar la violencia contra la mujer (ONU, 2008, p. 11-12). El objetivo de la lucha por la igualdad de género no es que los hombres y las mujeres sean idénticos, sino conseguir que tanto unas como otros tengan las mismas oportunidades en la vida. Por igualdad de género se entiende una situación en que mujeres y hombres, efectivamente, gozan de las mismas oportunidades y posibilidades: tener acceso 107 a los mismos recursos y bienes, además de la posibilidad de controlar dichos bienes y recursos. En síntesis: La igualdad de género implica que se han considerado los comportamientos, aspiraciones y necesidades específicas de las mujeres y de los hombres, y que éstas han sido valoradas y favorecidas de la misma manera. Significa que sus derechos, responsabilidades y oportunidades no dependerán del hecho de haber nacido mujer u hombre (INMUJERES, 2007, p. 79). IV.1.2. Equidad de género en educación La equidad es un principio de justicia estrechamente relacionado con la idea de igualdad sustantiva y el reconocimiento de las diferencias sociales. Puede ser definida como una “igualdad en las diferencias”, e incluye el respeto y garantía de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades. Equidad de género se refiere al trato diferenciado que pueden recibir mujeres y hombres según sus necesidades, con el objetivo de generar mayor igualdad o equivalencia beneficios, de derechos, obligaciones y oportunidades. Las medidas institucionales que se implementan en función de la equidad de género tratan de compensar las desventajas históricas que condicionan la vida de las mujeres. Sin 108 embargo, “las políticas de equidad no se limitan a una dimensión de oportunidades de acceso al bienestar material, sino que suponen cambios en la configuración socio-cultural de las relaciones de poder” (INMUJERES, 2007, p. 60). De este modo, la equidad de género plantea la necesidad de modificar la organización social, lo que implica, necesariamente, transformar las relaciones de poder para eliminar la discriminación sexista. IV.1.3. Orientaciones para la acción En nuestras sociedades, la escuela cumple un papel fundamental, tanto en el desarrollo de los individuos a través de los procesos de socialización, como en la reproducción de ideas, valores y representaciones sociales. En este sentido es que se ha llegado a plantear el paso por la escuela como un ejercicio preparatorio para el ingreso al mundo público; como un proceso de formación de futuros ciudadanos. Sin embargo, en la escuela no sólo se aprenden contenidos temáticos para el desarrollo de conocimientos científicos y teóricos; también se transmiten ideas, creencias, valores, expectativas, imágenes, modelos, etcétera, que no forman parte de los objetivos explícitos de la formación escolar y que influyen en las aptitudes y competencias para la vida diaria; esto forma parte del denominado “currículum oculto”. Así, la escuela cobra un papel central en la transmisión, formación y reproducción de ideas, creencias y valores con respecto a los significados de los masculino o lo femenino: la distinción de tareas y hasta de juegos por sexo es un ejemplo de esto. La forma de organizar los espacios y los tiempos escolares en función de una mayor valoración de las materias asociadas con lo masculino (ciencias exactas), las cuales deben impartirse en las primeras horas del día, que es cuando los estudiantes están más atentos y en lugares especiales para su aplicación (laboratorios); a la par de una menor importancia concedida a 109 las materias asociadas con lo femenino (música, arte, literatura), también ponen en evidencia la intromisión del género como un factor decisivo en la organización escolar. Pero la escuela puede actuar no únicamente como reproductora de las ideas tradicionales de la desigualdad de género. En cumplimiento de su papel en la formación y socialización de los futuros ciudadanos, la escuela puede actuar como agente de cambio social, promoviendo otras ideas y valores; pero también modificando las formas de organización y las relaciones, con vistas a una mayor equidad. ¿Perspectiva de ¿Transversalizar la género? perspectiva de género? Para recordar… La perspectiva o enfoque de género implica una forma de mirar la realidad (una herramienta teórica) que permite reconocer la existencia de desigualdades que se sostienen en las diferencias de sexo, y observar las variaciones que estas desigualdades adquieren según el contexto geográfico, cultural, económico, etcétera. 110 ¿Qué permite observar la perspectiva de género en educación? Relaciones entre agentes educativos Programas de estudio Organización escolar • Chicos y chicas no reciben siempre el mismo trato debido a prejuicios de género • Los maestros y las maestras no gozan de la misma autoridad • Las mujeres, (alumnas o maestras,) están más expuestas a sufrir violencia y malos tratos de sus colegas y compañeros • Existen asignaturas y materias enteras donde nunca se menciona la trayectoria de alguna mujer destacada • Los saberes, los temas y los problemas de las mujeres quedan olvidados o subordinados a las preocupaciones e intereses de los varones, por ejemplo, los estudios sobre la vida cotidiana, sobre la vida privada • No existe equilibrio en el reparto de cargos, de tareas y responsabilidades entre colegas de ambos sexos • Las mujeres que ocupan puestos donde se toman decisiones son una minoría 111 Distribución y uso de los espacios En el lenguaje Recursos y materiales didácticos • Los varones ocupan el centro del patio de juegos y las chicas se sientan alrededor • Los varones acaparan los lugares del centro de la clase • En ocasiones, las niñas no pueden participar de los juegos, talleres y/o actividades "de niños" y vivecersa • Se emplea el masculino para referirse a varones y mujeres, con lo cual, ellas quedan invisibilizadas. • Se emplea exclusivamente el masculino en las comunicaciones, en los libros de texto, en la normativa escolar • En los libros de texto, las actividades del ámbito público (economía, política, investigación científica, etc.) casi siempre están ilustradas por figuras de varones • Las imágenes femeninas aparecen asociadas a actividades domésticas y de cuidado (de los niños, de los ancianos, de los esposos, etc.) 112 IV.2.Transversalizar la perspectiva de género en la educación Con el propósito de evitar la discriminación, se requiere que la escuela y sus miembros se comprometan con la perspectiva de género y adopten la transversalización como una estrategia para favorecer la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres. Por esa razón, resulta indispensable no sólo transversalizar la perspectiva de género en las Instituciones de Educación Superior, sino formar nuevas generaciones de profesionales comprometidos con la equidad de género en todos los escenarios donde les toque actuar: La contribución de las instituciones universitarias al desarrollo nacional a través de la formación de recursos humanos y el desarrollo científico y tecnológico no se constriñe a sus integrantes, sino que tiene una función socializadora y un efecto multiplicador que impacta hacia afuera de sus comunidades, por lo que los logros que estas instituciones alcancen en relación con la equidad de género tendrán siempre repercusiones sobre los distintos ámbitos que conforman nuestras sociedades (Buquet Corleto, 2011, p. 217). En este punto, queremos enfatizar que la transversalización y el empoderamiento son dos estrategias políticas, que requieren trabajarse de manera articulada ya que apuntan a modificar esa distinción jerárquica, esas relaciones de poder que sostienen la desigualdad no sólo entre varones y mujeres sino también, en el interior de los géneros (entre las mujeres, entre los varones). Cuando las aplicamos de manera conjunta, cuestionan la dimensión del poder porque replantean el significado de “lo político” en términos de acción colectiva, de la cual todos somos agentes por acción u omisión. Si la transversalización de la perspectiva de género se limita a un incremento en el número de mujeres y de varones que ahora resultan visibles en términos de derechos, deberes y de oportunidades, habremos ganado exactamente eso: un incremento en términos 113 numéricos que no necesariamente nos aproxima a deshacer las líneas de la exclusión y, por el contrario, puede favorecer un simulacro de borramiento, donde algo cambia para que todo siga igual. La transversalización de la perspectiva de género en la escuela implica trabajar por la igualdad de oportunidades en todos los ámbitos del trabajo escolar. Así, implica una revisión crítica de los materiales con los que enseñamos y aprendemos, de las dinámicas que proponemos en los salones de clase, de la forma en que están distribuidas las bancas, de las actividades que asignamos a niños y a niñas por separado, de los contenidos temáticos que abordamos, de los autores teóricos que elegimos para guiar nuestro trabajo, de la normativa que pauta la convivencia escolar y, junto con todo ello, la revisión de los valores e ideas que se transmiten a través del currículo oculto. ¿Dónde y cómo aplicar el principio de igualdad de oportunidades en la escuela? A fin de garantizar la igualdad de oportunidades se requiere de acciones positivas orientadas a corregir la discriminación por razones de sexo y de género que se vive en las escuelas. 114 ACCIONES POSITIVAS Medidas orientadas a corregir la discriminación. En el ámbito escolar también se denominan co-educación o de educación no sexista Actividad 1 Acciones Positivas Lee el siguiente fragmento del artículo de Marina Subirats (2012): La co-educación hoy: 10 ideas base y completa el siguiente mapa conceptual, de acuerdo a los tipos de acción positiva que propone la autora para favorecer la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres, tanto en el ámbito educativo como en la escuela. La co-educación hoy: 10 ideas base (fragmento) Crear una escuela coeducativa no es fácil, ni se presta a recetas. Pero ensayemos diez ideas, para quien comprenda que ha llegado el momento de actuar en este campo. Y ojalá sea desde la sociedad civil, desde el profesorado, desde las familias, pero también desde las instituciones, como está sucediendo ya en algunas zonas de nuestro país, especialmente en Andalucía. 1. Hacer el máximo esfuerzo para que niñas y niños vayan a la escuela, al menos en las edades de escolarización obligatoria. Analizar qué pasa con las niñas de determinadas étnias o religiones, que a veces desaparecen de la escuela a los diez u once años, y presionar a las familias con todos los recursos legales disponibles para que no abandonen los centros educativos antes de los 16 años. 115 2. Seguir afirmando la necesidad de que niñas y niños acudan a los mismos centros educativos y compartan las mismas aulas, afianzando y mejorando las escuelas mixtas, aunque ocasionalmente puedan crearse grupos sólo de niños o sólo de niñas para tratar algunas materias o algunas actitudes específicas. 3. Promover el acceso de las niñas, en igualdad de condiciones, a todas las formas de cultura, conocimientos, curricula, actividades, recursos, juegos, deportes, etc. a los que tienen acceso los niños. 4. Analizar los elementos de poder y autoridad, de uso del lenguaje, de uso de los espacios y los tiempos, los libros de texto, el currículo oculto, las formas del deporte, etc. Presentes en los centros educativos y ver hasta que punto ocultan la presencia de mujeres y invisibilizan a las niñas. 5. Establecer un plan de trabajo para modificar las pautas sexistas que han aparecido en el análisis y crear mecanismos regulares para la intervención y el cambio de contenidos y actitudes. 6. Modificar la distribución de poder en los centros de modo que los cargos de dirección y de toma de decisiones tiendan a ser paritarios entre mujeres y hombres o que sigan las proporciones de presencia de mujeres y hombres entre el profesorado. 7. Rescatar e introducir sistemáticamente la figura de mujeres que tuvieron relevancia en algún ámbito de la cultura o la sociedad e integrarlas en la cultura escolar paralelamente a la figura de hombres prominentes. 8. Rescatar e introducir sistemáticamente elementos característicos de las tareas de género que tradicionalmente se consideraron propias de mujeres y mostrar su interés y su importancia para la sociedad, así como el valor educativo que tienen también para los chicos. Al mismo tiempo, reconsiderar los contenidos de los curricula desde el punto de vista de los aprendizajes básicos para la vida productiva y reproductiva, y utilizar ejemplos procedentes del ámbito productivo y también del ámbito doméstico. Eliminar los estereotipos de género en la elección de estudios profesionales y estimular la elección de estudios técnicos en las chicas y de estudios sociales en los chicos. 9. Enseñar a las niñas a participar con eficacia en los juegos y deportes típicamente masculinos y socialmente más valorados y al mismo tiempo enseñar a los niños a jugar y participar en los juegos de las niñas, valorando los aspectos positivos y educativos que estos contienen, así como los 116 elementos de diversión. Eliminar toda forma de etiquetaje respecto de lo que "es normal" para los chicos o para las chicas, así como cualquier juicio de valor respecto de los comportamientos que difieren de los estereotipos de género. 10. Reconsiderar toda la cultura escolar a la luz de valores tradicionalmente femeninos, como el respeto a la vida, la cooperación, el apoyo a las personas, etc. mostrando toda la importancia humana que tales valores contienen y dándoles mayor realce en el mundo educativo, mientras se rebaja, al mismo tiempo, el valor de la competitividad, la violencia y la agresividad y los elementos que enfatizan la importancia de la destrucción de la vida frente a los que enfatizan su preservación (Subirats, 2012, p. 4-5). Acciones positivas en educación: Ideas Base 117 IV.2.1. Acciones para la equidad de género Con frecuencia, al participar en cursos, talleres, diplomados u otras acciones formativas sobre distintos temas, ya sea en la modalidad presencial y/o virtual, surge una inquietud relacionada con la aplicación posterior de los aprendizajes realizados en nuestros espacios de estudio y de trabajo. ¿Qué podemos hacer?, ¿cómo?, ¿con quiénes?, ¿de qué manera se puede aplicar lo que aprendimos? son preguntas recurrentes cuando se acerca el momento del cierre y volvemos la mirada hacia nuestros espacios cotidianos. A continuación proponemos algunas actividades que se pueden aplicar, adaptar, modificar y/o adecuar a los distintos escenarios, a fin de brindar algunas orientaciones para responder a esta interrogante: ¿Dónde y cómo intervenir para promover la igualdad de oportunidades y la equidad de género en educación a fin de detener y prevenir la violencia en contra de las mujeres y de los varones en los centros escolares? IV.2.2. Recursos y materiales didácticos Quienes se forman para ejercer la profesión docente, tal vez, no tienen injerencia en el diseño de política pública en materia educativa ni en los planes destinados a promover la igualdad de género en la escuela; la mayoría no interviene en la elaboración de los libros de texto ni en los materiales didácticos (a menos que sean de fabricación personal, como las láminas, murales, etcétera). Sin embargo, pueden utilizar esos mismos materiales con sus alumnos y alumnas, para analizarlos con perspectiva de género, a fin de identificar y cuestionar las huellas del sexismo y, al mismo tiempo, para destacar las lecturas, imágenes y textos que favorecen la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres. 118 A continuación, les proponemos una actividad que pueden trasladar y aplicar con los recursos y materiales didácticos que utilizan y encuentran en las instituciones donde estudian o trabajan. Consiste en modificar el final de un cuento, a fin de poner en evidencia de qué manera, las expectativas depositadas sobre las mujeres y los varones, aparecen en la literatura infantil para contribuir a la reproducción de estereotipos de género, en este caso, en relación con las princesas y los caballeros. Esta actividad se puede, inclusive, aplicar a situaciones históricas, a otros productos artísticos y literarios, y analizar las variaciones y cambios derivados de una mayor igualdad de oportunidades y equidad de género. Actividad 2 La perspectiva de género en los recursos y materiales didácticos Lee el cuento inconcluso: La princesa “bolsa de papel” y redacta (en una extensión no mayor a dos párrafos) dos finales posibles: Para el primer final debes utilizar las significaciones y sentidos tradicionales asociados con las identidades, roles y estereotipos femenino y masculino Para el segundo final debes incorporar la perspectiva de género poniendo en cuestión las identidades, los roles y los estereotipos asociados con la masculinidad y la feminidad. La princesa “Bolsa de papel” Este cuento narra la historia de una princesa llamada Elizabeth, quien llega a extremos increíbles para salvar a su príncipe de un fiero dragón. En el comienzo del cuento, la princesa Elizabeth y el príncipe Ronaldo se encuentran planeando su matrimonio, pero entonces irrumpe en escena el dragón, prende fuego al castillo de Elizabeth y a sus vestidos y se marcha volando a la distancia llevándose consigo al 119 príncipe Ronaldo, transportado por los fondillos de los pantalones. La princesa Elizabeth está furiosa. Encuentra una bolsa de papel, se viste con ella y sigue al dragón. Lo engaña haciéndole exhibir sus poderes mágicos hasta que el dragón, exhausto, se duerme. A continuación, se apresura a introducirse en la cueva del dragón para salvar a Ronaldo y encontrarse con la sorpresa de que no quiere ser salvado por una princesa cubierta de hollín y sin nada más que ponerse que una bolsa de papel. Elizabeth queda estupefacta ante el repentino giro de los acontecimientos, entonces……( Davies, 1994) IV.2.3. Los usos del lenguaje En la siguiente actividad les proponemos revisar los usos sexistas del lenguaje, a través de los cuales, las mujeres, sus actividades, intereses, preocupaciones y oficios quedan invisibilizados. Ya sea porque se emplea el género masculino para referirse a ambos sexos, como por el hecho de que las mujeres aprenden a reconocerse como el grupo humano que permanece en el silencio de lo que se enuncia: de lo que está incluido sin nombrarse. Así, el lenguaje aparece como un espacio de intervención para transversalizar la perspectiva de género en las escuelas, tanto en la comunicación oral y escrita, formal e informal, que circula cada día en los ambientes de estudio y trabajo. Dos objetivos orientan esta preocupación: el primero de ellos se relaciona con visibilizar a las mujeres y la diversidad social para evitar expresiones de desprecio, subordinación o ridiculización; el segundo remite a la función modeladora del lenguaje “que incide en los esquemas de percepción de la realidad” (CONAPRED, 2009: 11). Lo anterior significa que lo que no se nombra queda reducido a la invisibilidad y el silencio de tal manera que no nos llama la atención, nos parece “natural” y, por ende, imposible de modificar. En el caso del lenguaje, resulta llamativa la resistencia, las burlas y la ridiculización -inclusive por parte de las propias mujeres- cuando alguna figura pública de 120 la política, de la comunicación, etcétera, emplea el masculino y el femenino para referirse a sus interlocutores de ambos sexos. Es hora de comenzar a revisar los libros de texto, los reglamentos escolares, los carteles y anuncios, los comunicados y citaciones, la forma en que nos dirigimos a las y los estudiantes, madres y padres de familia, colegas, para modificar esta situación de exclusión. Actividad 3 El lenguaje de los libros de texto escolares Esta actividad está diseñada para analizar y reescribir un texto, utilizando un lenguaje nosexista. Lee atentamente la situación que se describe en el siguiente relato: La pregunta de Anita, responde a la pregunta que se plantea al final y reescribe el texto con un lenguaje inclusivo desde la perspectiva de género. Relato: La pregunta de Anita En tercer grado de una escuela primaria, la maestra organizó grupos de trabajo para leer y resolver la actividad que aparecía en el libro de texto de Español. Las y los alumnos se organizaron y comenzaron a leer la propuesta de trabajo que transcribimos a continuación: 121 La historia de tu familia Todas las familias viven experiencias y acontecimientos que forman su historia. Tú puedes conocer la historia de tu familia si le pides a tus papás o a tus tíos que contesten algunas preguntas o que te enseñen alguna foto, o un objeto antiguo que les haya pertenecido. Reúnete descubran con las tus compañeros semejanzas y y las diferencias entre las familias. Dialoga con ellos acerca del respeto que merecen nuestros padres. Luego de leer el texto, Anita levantó la mano y preguntó: Maestra, mientras los niños se reúnen para hacer la tarea, ¿nosotras qué hacemos? 122 Completa el siguiente cuadro, explica con tus palabras: ¿por qué Anita hizo esa pregunta? Luego, reescribe el texto “La historia de tu familia” en el recuadro de la derecha: La historia de tu familia Todas las familias viven experiencias y acontecimientos que forman su historia. Tú puedes conocer la historia de tu familia si le pides a tus papás o a tus tíos que contesten algunas preguntas o que te enseñen alguna foto o un objeto antiguo que les haya pertenecido. Reúnete con tus compañeros y descubran las semejanzas y las diferencias entre las familias. Dialoga con ellos acerca del respeto que merecen nuestros padres. 123 IV.2.4. Posiciones en la profesión docente Otro de los elementos relacionados con los procesos de socialización y la formación que se imparte en los centros educativos, son los modelos que los propios docentes transmiten a sus alumnas y alumnos en relación con las posiciones y roles que desempeñan en la profesión docente. Por ello, además de revisar nuestras prácticas cotidianas, se vuelve indispensable reconocer que la distribución de cargos y responsabilidades en la propia organización escolar se halla atravesada por el sexismo. En este sentido, cabe preguntar: ¿Qué modelos son los que enseñan y transmiten las y los docentes, si las maestras suelen rebasar en número a los profesores varones, pero los cargos directivos y de toma de decisiones son ocupados en su mayoría sólo por varones? Emilia Moreno (2000, p. 20) ofrece una respuesta tentativa a esta interrogante, al respecto señala que la baja presencia femenina en cargos directivos puede obedecer al siguiente condicionante: Las mujeres prefieren otro tipo de relaciones menos competitivas, lo que favorece la cesión de cargos y posiciones de prestigio que, por otra parte, son generalmente ofrecidas a los hombres. Así, se potencian los cargos para los varones y sólo para aquellas mujeres que intentan parecerse a los hombres, ya que los patrones de comportamiento masculinos están más valorados. La devaluación de lo femenino sigue reforzando el papel secundario de las mujeres también en el trabajo. La próxima actividad está diseñada para reflexionar sobre las causas y posibles efectos de la organización sexista de la profesión docente, en los aprendizajes que realizan los y las alumnas. 124 Actividad 4 La presencia de los varones y las mujeres en la profesión docente El propósito de esta actividad consiste en expresar tus ideas a través de un ensayo donde expongas las razones que, desde tu punto de vista, explican las diferentes posiciones que ocupaban las y los profesionales de la educación en la carrera docente en el año 2002. Para ello, debes revisar y comparar las gráficas que se ofrecen a continuación, con datos estadísticos relacionados con la distribución de las y los docentes en los distintos niveles del sistema educativo (Gráfica 1) y la distribución en cargos jerárquicos diferenciados por género (Gráfica 2) en el año 2002. Gráfica 1: Distribución de docentes, según nivel del sistema educativo por género, 2002 47.5 52.5 NORMAL TOTAL BACHILLERATO GENERAL TOTAL 42.2 BACHILLERATO TÉCNICO GENERAL 37.6 Mujeres 62.4 Varones 50.2 49.8 SECUNDARIA PRIMARIA GENERAL PREESCOLAR GENERAL 57.8 32 1.2 68 98.8 (INMUJERES, 2004, p. 43) 125 Gráfica 2.- Distribución de directivos, según nivel de docencia por género, 2002 43.5 NORMAL BACHILLERATO GENERAL BACHILLERATO TÉCNICO 34 30 36.5 PRIMARIA PREESCOLAR 66 70 33 SECUNDARIA 56.5 MUJERES VARONES 67 63.5 5.5 94.5 (INMUJERES, 2004, p. 44) Para ayudarte a elaborar el ensayo te sugerimos responder al menos 3 de las siguientes interrogantes: 1. ¿En qué niveles y posiciones del sistema educativo nacional se observaba la mayor concentración de mujeres en el año 2002? 2. ¿En qué niveles y posiciones del nivel educativo nacional se observaba la mayor concentración de varones en el año 2002? 3. ¿Cuáles han sido las ideas y argumentos tradicionales, para explicar esta diferencia de posición de las mujeres y de los varones? 4. ¿Cómo puedes refutar esas explicaciones si utilizas la perspectiva de género? 5. ¿Cómo piensas que estas posiciones diferenciadas por sexo entre las y los docentes pudieron afectar las actividades y funciones de los centros escolares? 6. Qué piensas que “aprendieron” sobre las relaciones de género en educación, las y los estudiantes que se formaron en el sistema educativo con estas diferencias en las posiciones que ocupaban las y los maestros y directivos? 126 7. ¿Cómo podrían revertirse o modificarse estas diferencias? 8. ¿Sería conveniente modificar estas diferencias?, ¿por qué? Actividad 5 ¿Cómo podemos intervenir para asegurar la igualdad de oportunidades y evitar la discriminación de género en la escuela? Esta actividad está diseñada para que elabores un listado en el que propongas medidas para transversalizar la perspectiva de género en la escuela. Las sugerencias deberán considerar todos los aspectos siguientes: 1. Uso del lenguaje en las comunicaciones cotidianas 2. Uso del lenguaje en los libros de texto 3. Imágenes de los libros de texto escolares 4. Contenidos de los libros de texto 5. Relaciones de los agentes educativos dentro del salón de clase 6. Relaciones de los agentes educativos en el patio de recreo 7. Reglamentos y/o régimen de convivencia del centro escolar 8. Distribución de tareas en la escuela 127 REFERENCIAS LIBROS Davies, B. (1994). Sapos y culebras y cuentos feministas. Los niños de preescolar y el género. Madrid, España: Cátedra. Moreno, E. (2000), La transmisión de modelos sexistas en la escuela. En M.A. Santos Guerra (Coord.), El harén pedagógico. Perspectiva de género en la organización escolar (p. 20). Barcelona, España: Graó. PERIÓDICOS Y REVISTAS Buquet Corleto, A. G. (2011). Transversalización de la perspectiva de género en la educación superior. Problemas conceptuales y prácticas. Perfiles Educativos 33, 211-223. Furlán, A. (2005). Entre las “buenas intenciones” y los “acuerdos funcionales”. La formación inicial de los profesores de secundaria en México. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 27, 1083-1108. FUENTES ELECTRÓNICAS Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación, CONAPRED (2009). 10 Recomendaciones para el uso no sexista del lenguaje. Recuperado el 5 de julio de 2012 de http://www.conapred.org.mx/documentos_cedoc/C-01-2.pdf 128 Diario Oficial de la Federación, D.O.F. (2006). Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres. Recuperado el 2 de agosto de 2012 de http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGIMH.pdf Instituto Nacional de las Mujeres, INMUJERES (noviembre, 2007). Glosario de género. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://cedoc.inmujeres.gob.mx/Publicaciones.php?criterio=Glosario&filanio=0&sea rch=Buscar Instituto Nacional de las Mujeres, INMUJERES (2004). El enfoque de género en la producción de estadísticas en México. Una guía para usuarios y una referencia para productores de información. Recuperado el 4 de marzo de 2012 de http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100665.pdf Naciones Unidas (diciembre 2008). El papel de los hombres y los niños en el logro de la igualdad entre los géneros. Recuperado el 5 de junio de 2012 de http://www.un.org/womenwatch/daw/public/w2000/0852641_Women2000_SP_FIN.pdf Real Academia Española (2012). Diccionario de la lengua española. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://lema.rae.es/drae/ Subirats, M. (marzo, 2012) La co-educación hoy: 10 ideas base. Igualdad de Género y Educación. Educación en valores. Recuperado el 28 de agosto de 2012 de http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/subirats.pdf 129
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