1 AXIS MUNDI

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1 AXIS MUNDI
AXIS MUNDI
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AXIS MUNDI
AÑO 2 - Nº 12
ABRIL 2014
PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA ESCUELA DE FILOSOFÍA INICIÁTICA
Sawu Bona ................................................ 3
Por Phileas del Montesexto
El patito feo .............................................. 5
Por Phileas del Montesexto
La escoba y el inciensario ....................... 11
Discurso de un padre tolteca
El Tao de la Carretera (VI)...................... 14
Por José Rubio Sánchez
Publicación de la Escuela de Filosofía Iniciática y el Programa
de estudios “Opus Philosophicae
Initiationis” (OPI)
Director responsable
Phileas del Montesexto
Articulistas de este número
Phileas del Montesexto
José Rubio Sánchez
Víctor de Castellar
Eduardo Ciotola Mosnich
Joan Almirall
Pallas Atenea
John Tyrson
Articulista invitado
‘Umar
Correctores
John Tyrson
Eladio Ortega
Los conceptos vertidos en cada uno de los
artículos es de completa responsabilidad
de sus autores y no reflejan necesariamente
la opinión del Programa de estudios OPI.
La serie de artículos “La Conquista de
Hastinapura” y “La literatura como
huella, camino y reencuentro del hombre
universal” continuarán en el próximo
número de “Axis Mundi”
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La Fórmula Sagrada .............................. 16
Por John Tyrson
Poema ..................................................... 21
Por Víctor de Castellar
Los orígenes de la Alquimia (II) ............ 22
Por Joan Almirall Arnal
El compañero consumado ..................... 27
Por ‘Umar
Preguntas y respuestas ........................... 33
Por Phileas del Montesexto
Humor .................................................... 35
Por Quino
Atenea, la hija del padre ........................ 36
Por Pallas Atenea
La llama no se apaga .............................. 39
Por el equipo de redacción
Humildad ............................................... 42
Por Eduardo Ciotola Mosnich
Sawu Bona
Phileas del Montesexto
En la recordada película “Avatar”, los Na’vi se saludaban entre sí diciendo: “te veo”, estableciendo un vínculo íntimo más allá de lo visible. Este saludo cordial –de corazón a corazón–
no es un invento hollywoodense sino que se basó en la tradicional filosofía africana “ubuntu”, donde existe una salutación convencional entre los zulúes: “Sawu bona”, que significa “Te
veo”, ante lo cual se contesta “Sikkhona” (“estoy aquí”).
“Ubuntu” significa “Yo soy lo que soy en función de lo que todos somos” y por esto, en esta
corriente filosófica sudafricana se enfatiza la idea de “Comunidad” (común unidad). Si hacemos las conexiones entre el “Sawu bona” y la filosofía que lo sustenta, el Ubuntu, podríamos
concluir que el saludo quiere decir: “Te veo y me ves. Y, juntos, SOMOS”.
Es posible realizar un paralelismo con la reverencia de los indos: “Namasté” o “Namaskar”
que significa: “lo divino en mí reverencia a lo divino en ti”, donde queda patente –una vez
más– la idea tradicional: “puedo verte más allá de lo evidente”. Puedo percibir tu esencia, tu
verdadera naturaleza Y al decírtelo, te recuerdo lo que eres (1).
Y esto se refleja en varios saludos tradicionales, que nos recuerdan lo que somos en realidad:
almas espirituales peregrinando de vuelta a casa. Pero no estamos solos, porque todos constituimos una “común unidad” y SOMOS UNO.
¡Qué importante es ver! ¡Qué fundamental es despertar, sacarnos las telarañas de los ojos y
reconocer que LOS OTROS NO SON LOS OTROS sino que todos constituimos una unidad!
La Fraternidad Universal no es una mera aspiración ni un sueño utópico sino una Ley de
la Naturaleza y nosotros –inmersos en una sociedad que promueve la competencia y el extremo individualismo– no llegamos a darnos cuenta y establecemos barreras de todo tipo:
raciales, sexuales, religiosas, de clase, de casta, de credo, etc. Nos hemos convencido de que
el mundo es un globo con países pintaditos de colores diferentes –como el mapamundi escolar– en lugar de visualizarlo como un gigantesco ser vivo.
No obstante, ¿es posible plasmar en el mundo el ideal de la Fraternidad Universal? O, en
otras palabras, ¿de qué manera la humanidad dormida comprenderá el significado último de
esto? La única manera de construir un mundo nuevo y mejor cimentado en la Fraternidad
Universal y la Unidad en la Diversidad es a través de una re-evolución silenciosa, de una
conspiración de los nobles de corazón que deberán formar –sí o sí– “núcleos de la Fraternidad Universal”, una vanguardia de oro en una edad de hierro.
Esta idea no es nueva. El concepto original de “logia” tiene la misma connotación, pues procede del vocablo sánscrito “loka” que significa “mundo”, “universo” o “cosmos” (2), significando esto “un cosmos en miniatura”, un emplazamiento ordenado y sagrado en medio de la
confusión y el caos profano.
Al fundar la Sociedad Teosófica, Helena Blavatsky priorizó la implantación de estos “núcleos”, estableciendo como el primer objetivo de su institución: “Formar un núcleo de la Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de raza, creencia, sexo, casta ni color”.
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Pero, ¿qué es exactamente un núcleo? Etimológicamente la palabra “núcleo” significa “centro
de la nuez” (nux, nucleus), es decir el corazón de la semilla de la cual deberá nacer un nuevo árbol. Siendo así, todo núcleo es un punto de partida (3). Y si decimos que es necesario
establecer “núcleos de la fraternidad universal” estamos afirmando que es necesario plantar
semillas que germinen y crezcan a fin de que se afiance el ideal iniciático, indisolublemente
ligado a la Fraternidad Universal.
La piedra basal de estos núcleos sinérgicos de la Fraternidad Universal deberá ser el Amor
Consciente, enunciado en todas las tradiciones en forma de la “regla de oro”, que reza: “Trata al prójimo del mismo modo en el que quisieras ser tratado” o “Ama al prójimo como a ti
mismo” (Marcos 12:31).
Y aún, por encima de esto, es de capital importancia insistir en que el prójimo no es el prójimo y que –desde una perspectiva espiritual– no existen ni el “yo” ni el “tú” sino el “nosotros”,
sino una Unidad ultérrima más allá de lo evidente.
Mantengamos la unidad.
Notas del texto
(1) También podemos citar aquí el saludo hawaiiano de “aloha” que significa “aliento de
vida”, por lo cual al decir “Aloha” estamos enviando y recibiendo energía positiva. Esta es la
esencia del “espíritu aloha” de los habitantes de Hawaii y, como tal, fue redactado en forma
de ley en el año 1986. La misma señala: “Aloha significa aprecio, afecto mutuo y calidez en
ser atentos con los demás sin esperar nada a cambio. Aloha es la esencia de las relaciones en
las cuales cada persona es importante para la existencia colectiva”.
(2) Para algunos autores, el origen etimológico de “logia” vendría de la palabra griega “logos”.
(3) En las células, el núcleo es considerado el centro de control y lo mismo ocurre con el
núcleo atómico. Por esto, en la filosofía esotérica se equipara al núcleo con el primer logos:
Voluntad-Ley.
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El patito feo
Phileas del Montesexto
A los cuervos que empiezan a emblanquecer su plumaje
En 1844, el escritor danés Hans Christian Andersen, escribió su cuento clásico “El patito feo”,
donde relata la historia de un cisne que nace y se cría entre patos, inmerso en una realidad hostil donde es menospreciado y rechazado por ser diferente a los demás.
Cansado de las burlas de sus hermanos patos, el patito feo decidió abandonar el corral y viajó al
pantano, donde protagonizó varias aventuras peligrosas. Permaneció lejos de su hogar durante
todo el crudo invierno hasta que, al llegar la primavera, se acercó a un lago para beber agua
fresca. Al observar su imagen reflejada en las aguas calmas, comprobó con sorpresa que ya no
era un pajarraco gris y feo sino un ave hermosa de blanquísimo plumaje. En ese momento, una
bandada de cisnes que volaba por las inmediaciones, observó al solitario aventurero, se acercó
a él y en ese momento el patito feo conoció su verdadera identidad.
Feliz por el grato descubrimiento, el nuevo cisne voló muy lejos de los parajes donde había
sido despreciado y humillado, convirtiéndose en poco tiempo en el cisne más hermoso de la
bandada.
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La vía heroica
Si seguimos el esquema del “mito del héroe” o monomito, desarrollado largamente por Joseph
Campbell, podremos reconocer en el cuento del patito feo, diversos actos heroicos que nos llevan al descubrimiento del sentido oculto del relato tradicional:
a) Todas las historias heroicas comienzan mostrando al protagonista en un entorno que no es
el propio donde lleva una vida desgraciada y llena de frustraciones (el corral como el “mundo
ordinario” o “profano”).
b) El protagonista desconoce su origen noble y las personas que lo han criado no son sus verdaderos padres.
c) Las potencialidades del protagonista son desperdiciadas por ignorancia de su propósito existencial, del mismo modo que los seres humanos que –ciegos a su identidad trascendente– no
recuerdan que son divinos por naturaleza.
d) El héroe debe superar diversas pruebas a lo largo de un viaje peligroso que lo guiará al autodescubrimiento.
Los patos y los cisnes representan dos tendencias que conviven dentro de nosotros y que en
Oriente se llaman Vidya (sabiduría) y Avidya (ignorancia): una nos impulsa a lo alto y otra
nos arrastra a la materia. En el cuento de Andersen, los patos son los profanos, inconscientes,
adaptados al mundo ordinario, sin riesgos y limitándose a comer, dormir, trabajar, reproducirse y entretenerse, mientras que los cisnes, por el contrario, simbolizan la vida espiritual, la
resistencia a una existencia materialista, fuera de los patrones y condicionamientos sociales.
Aunque el mundo profano advierte con el bombardeo publicitario: “Sé un pato obediente. No
te arriesgues ni hagas locuras”, los iniciados de todos los tiempos han dejado indicaciones muy
claras: “Lo que el mundo desecha, recógelo. Lo que el mundo hace, no lo hagas; en todas las
cosas camina en dirección contraria al mundo. Así te aproximarás a lo que estás buscando”. (1)
Por eso, la vía discipular es contracorriente, ascendente y doble: pues implica una transformación interna y externa, el cambio individual para ser un agente transformador de la comunidad
toda.
La primavera y el traje luminoso
En todas las culturas, el cisne blanco representa la luz, la pureza y la elegancia, y según Chevalier: “su blancura, poder y gracia lo presentan como una viva epifanía de la luz” (2)
Max Heindel, por su parte, asocia al cisne con la Iniciación: “El cisne puede moverse en varios
elementos. Puede volar en el aire con gran velocidad; puede pasearse majestuosamente sobre el
agua y por medio de su largo cuello puede explorar las profundidades e investigar lo que haya
en el fondo de un lago no demasiado profundo. Es por consiguiente, un símbolo muy apropiado del Iniciado, quien, por el poder desarrollado dentro de sí mismo, es capaz de elevarse a
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regiones superiores y moverse en diferentes mundos. Al igual que el cisne vuela por el espacio,
el que haya desarrollado los poderes de su cuerpo del alma puede viajar en él por encima de
montañas y lagos. Como el cisne se sumerge debajo de la superficie del agua, así también el
Iniciado puede ir por debajo de la superficie de los abismos en su cuerpo del alma, al cual no
pueden inferirle daño ni el fuego, ni la tierra, ni el aire, ni el agua”. (3)
Si prestamos atención al relato de Hans Christian Andersen, apreciaremos que el patito feo tiene que atravesar un duro, frío y oscuro invierno hasta llegar a la primavera, donde descubre su
verdadera identidad. Simbólicamente, el invierno y sus duras pruebas representan la primera
etapa de la Gran Obra, el Nigredo, que finaliza cuando llega la primavera y el influjo solar de
Luz, Vida y Calor (Amor).
“Post Tenebras Lux” (Después de las tinieblas, la luz) dicen los antiguos y este enunciado se recoge por innumerables tradiciones iniciáticas donde el candidato necesita atravesar las difíciles
pruebas de los elementos para poder ver la Luz. Es el regreso al punto de origen, el orden que
sucede al Caos: “Ordo Ab Chaos”.
La luminosa victoria de la primavera está ligada a la derrota del Ego, y esta estación (junto con
el signo de Aries) simboliza el triunfo iniciático, el renacimiento de Osiris y de Hiram Abif, la
victoria de lo inmortal sobre lo mortal, la despedida del cuervo negro del Nigredo que da paso
al cisne, imagen vívida de la blancura (Albedo).
En este renacimiento del cuervo, que aparece como blanqueado o decapitado (caput corvi),
el candidato es vivificado y ataviado con una túnica luminosa e incorruptible que representa
el triunfo del sol. Esas vestimentas blancas se conocen como “augoeides” (augo=luz del sol y
eidos=forma), que es el Alma purificada.
La derrota de la oscuridad y la vestimenta luminosa (en el caso del patito feo, el plumaje blanco) también aparece en el Apocalipsis: “Así el vencedor será revestido de vestiduras blancas y
no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5). En ocasiones, esta indumentaria blanca es llamada “traje
de bodas”, en alusión a las bodas alquímicas, y en recuerdo de una parábola evangélica donde
queda clara el sentido de pureza de estas vestimentas: “Entró el rey a ver a los comensales, y al
notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí
sin traje de boda?” Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y
manos, y echadle a las tinieblas de fuera”. (Mateo 22:11-14)
El rosacruz Karl von Eckhartshausen habla de “vestirnos de luz”, abandonando al viejo hombre
(palaios anthropos) y naciendo como seres de luz, renovados y revitalizados (neos anthropos),
en consonancia con las palabras de San Pablo: “Jesús [enseñó] que debían quitarse el ropaje de
la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (Efestios 4:20-24). Teniendo en cuenta esta idea, muchas escuelas
iniciáticas usan túnicas, estolas o mandiles blancos en sus ceremonias, simbolizando la pureza
necesaria para recorrer la vía discipular.
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Arriba: Afrodita. Abajo: Saraswati
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El vehículo hacia la luz
En Oriente y Occidente, el cisne aparece muchas veces como montura de dioses e iniciados, un
vehículo que transporta a sus pasajeros a lo más alto y lo más luminoso.
En la mitología griega encontramos a Afrodita y a Apolo subidos a sendos cisnes, mientras
que en India el cisne es “Vahana”, vehículo de Brahma y su consorte Saraswati. En la tradición
artúrica aparece Lohengrin (hijo de Parsifal), quien usa un cisne como nave segura para acudir
al heroico rescate de una dama, por lo cual se ganó el título de “Caballero del Cisne”.
El carácter sagrado del cisne se acentúa en Oriente en la figura de “Hamsa”, la mística ave que
representa la sabiduría divina y que custodia el pranava o sagrada sílaba: Aum, el cual puede
contemplarse en su cuerpo: A en el ala derecha, U en la izquierda y M en la cola. (4). La misma
palabra “Hamsa” se descompone en “A-ham-sa” o “Yo (soy) Él”, o bien como So-Ham, “Él (soy)
Yo”.
Cisnes, águilas, gaviotas y delfines
Andersen no es el verdadero creador del cuento del patito feo, sino que recogió la historia del
acervo tradicional europeo. En verdad, en Oriente existe una historia similar protagonizada
por un águila en un gallinero, que Anthony de Mello (5), Leonardo Boff (6) y Alfonso Lara
Arriba: Lohengrin y Apolo
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Castilla (7) adaptaron en sus obras, y aún podemos encontrar elementos coincidentes en el hermoso relato de Richard Bach titulado “Juan Salvador Gaviota” e incluso en “El delfín: historia
de un soñador” del peruano Sergio Bambarén.
Todos estos cuentos se centran en esas dos tendencias que conviven en nuestro interior: Avidya
(Ignorancia) y Vidya (Sabiduría), una que nos arrastra a la materia y al olvido de nuestra naturaleza, y otra que nos eleva, llevándonos al recuerdo de lo esencial.
Y así es: no tenemos otra opción que bogar contra la corriente, en discrepancia con la sociedad
profana, que trata de convencernos de que la vida de “pato” es normal y deseable. Sin embargo,
hay una vocecita interior que trata de hacernos re-cordar que tenemos un origen trascendente
y que estamos destinados a realizar cosas grandiosas, pues nuestra naturaleza es heroica.
Remonta vuelo y hazte lo que eres.
El águila y las gallinas (Anthony de Mello)
“Un hombre se encontró un huevo de águila. Se lo llevó y lo colocó en el nido de una gallina de corral.
El aguilucho fue incubado y creció con la nidada de pollos.
Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba
unos metros por el aire, al igual que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos?
Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día divisó muy por encima de ella, en el límpido cielo,
una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes de aire, moviendo
apenas sus poderosas alas doradas. La vieja águila miraba asombrada hacia arriba.
-¿Qué es eso?, preguntó a una gallina que estaba junto a ella.
-Es el águila, el rey de las aves, respondió la gallina. Pero no pienses en ello. Tú y yo somos diferentes
a ella.
De manera que el águila no volvió a pensar en ello. Y murió creyendo que era una gallina de corral”.
Notas del texto
(1) Boehme, Jacob: “Dialogues on the Supersensual Life”
(2) Chevalie, Jean: “Diccionario de los símbolos”
(3) Heindel, Max: “El misterio de las grandes óperas”
(4) Blavatsky, Helena: “La Voz del Silencio”
(5) De Mello, Anthony: “El canto del pájaro”
(6) Boff, Leonardo: “El águila y la gallina: una metáfora de la condición humana”
(7) Lara Castilla, Alfonso: “La búsqueda”
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La escoba y el inciensario
Entre los toltecas, los Calmécac eran instituciones educativas de nivel superior consagradas a
Quetzalcóatl, en donde se formaban los cuadros dirigentes de la sociedad.
Antes de internar a sus hijos en el Calmécac, sus padres realizaban una ceremonia en el hogar,
donde participaban la familia y los amigos, donde se procedía a “despedir” al jovencito y acompañarlo hasta el centro de estudios, donde el padre solía realizar un emotivo discurso. Algunos
de estos discursos fueron recuperados por los cronistas y han sobrevivido al tiempo, mostrándonos la riqueza de la propuesta pedagógica de los nahuas.
En consonancia con la temática del número anterior de AXIS MUNDI, dedicado a la escoba
y al oficio de barrer, deseamos presentar uno de estos bellos discursos de la tradición tolteca:
Discurso de un padre tolteca a su hijo
El que se halla cerca y junto, aquí te viene a poner. Y están aquí tu padre y tu madre, por cuyo
medio has venido al mundo. Y aunque de ambos has resultado, es mucho más competente al
padre la instrucción y el abrirte los ojos, destaparte los oídos. En sus manos y en su boca están
el agua fría y la ortiga.
Oye ahora bien y atiende: Eres tiernecito y te dedico al Calmécac. Yo padre, yo madre te entrego.
Aquí tendrás que barrer, que recoger lo barrido por amor a Quetzalcóatl. Tu madre y tu padre
te entregan y te elevan como ofrenda a este lugar que ahora es tuyo. Eres de él cosa propia, eres
de él cosa adquirida.
Oyeme ahora, hijo mío, mi amado, mi nieto, mi uña y mi pelo, el más pequeño de mis hijos: tú
llegaste a la vida, tú naciste en la tierra: te envió acá nuestro dueño, te envió acá nuestro amo.
Pero no eres cual eras cuando llegaste.
No podías tender los brazos, ni abrir las manos para defenderte. Te ha dado brío tu madre, que
junto a ti se afanó, se cansó, se agotó. Por ti cortó su sueño y limpió tus inmundicias. Y con la
leche de sus pechos te hizo espesarte.
Pero has crecido un poco y quieres ir y ver por todos lados. Quieres moverte por doquier.
Ve pues al sitio a donde te dedicaron entre papeles y entre incienso tu madre y tu padre. Es el
Calmécac, casa de llanto, casa de lágrimas y casa de austeridad. Allí, cual joyas , se forjan y allí
cual flores abren sus corolas los príncipes. Cual esmeraldas son perforadas, como flores dan
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color y aroma. Allí nuestro Señor labra y dispone a sus príncipes como quien forja un plumaje
de quetzal, o un collar de rica hechura.
Allí hace gracia y elige a los hombres Aquel que hace vivir todo. De ahí salen nuestros amos, los
reyes y los señores, los que rigen la ciudad.
Allí hace gracia y elige a los hombres Aquel que hace vivir todo. De ahí salen nuestros amos, los
reyes y señores. Los que tienen dominio y mando. De ahí selecciona el dueño del mundo a los
que han de formar en el Orden de las Águilas y de los Tigres. Esos en cuya mano están la urna
del Águila y el tubo del Águila.
Ve pues, hijo mío, no veas de soslayo para tu casa, ni a su interior. No digas en tu corazón interior: “Allá está mi madre, allá está mi padre, allá hay muchos que habitan. Mis parientes y mis
allegados y allá están mis propiedades.
Allá tengo que comer, allá tengo que beber; en abundancia nací. En sitio de bienestar he llegado
a la vida.”
Pero eso se te acabó, tendrás que reconocerlo.
Lo que tienes que hacer aquí, lo que te tocará obrar es barrer, recoger basura, ir a echarla por
allá lejos. Tendrás que preparar todo, tendrás que velar de noche o levantarte a la aurora.
Lo que te pidan y manden no podrás evadirlo. Habrás de ir con presteza, no con pies de plomo
y pesados.
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Tan pronto como oigas el mandato te levantarás presto. Irás a toda prisa. No hay que llamarte
dos veces. Ir presuroso, realizar lo que te manden, tal es tu Deber.
Oye bien, hijo mío: Allá donde vas, no es para ser honrado, ni para ser obedecido, para que
todos estén atentos a lo que tu rostro indique. No, sino que tendrás que estar atento a lo que se
te mande o imponga. Tendrás que hacer tu oficio y cumplir tu deber.
Y si te sientes sobrado, si se te altera y calienta la carne, refrénate y recátate: no desees ni recuerdes lo que es polvo ni basura.
Pobre de ti, insensato, si en tu interior recuerdas y deseas lo que es inmundo y feo, lo que incita
al mal, el polvo y la basura. Habrás perdido todo tu mérito. Y como sea tu mérito, así será tu
premio.
Haz cuanto puedas. Deja de lado el ardor y la alteración sexual.
He aquí lo que has de obrar, he aquí lo que has de hacer: te has de aplicar al corte de espinas
sacrificiales, a desgajar ramas de abetos, a la ofrenda de espinas ensangrentadas, a la bajada al
agua del baño nocturno.
Y al comer no has de hartarte, sé moderado en comer, ten por cosa valiosa no estar pleno tu
estómago. Los de pocas carnes, los que casi sólo son huesos, no tienen ardor de huesos, ni su
carne se les altera. Pocas veces hay en ellos alteración sexual.
No vistas con mucha ropa. Haz que tu cuerpo endurezca. Vas a hacer penitencia, vas a dirigir
plegarias y peticiones al Dueño del Cerca y (del) Junto. En el seno y en el regazo del Señor vas
a introducir tu mano.
Y cuando llegue el ayuno, cuando haya que menguar el sustento del estómago, no hagas por
faltar a él. Eso es con lo que se vive, aunque doloroso sea. Cumple con ello bien.
Pon gran esmero en la tinta y el color, el pliego y la pintura. Ponte al lado de los sabios, sigue a
la par de los expertos.
Hijito mío, niño mío; ya eres pajarillo que vuela, ya percibes bien las cosas. Ya las puedes comprender. He dicho yo mi palabra que es deber de viejos y de viejas. Guárdala y atesórala, no la
deseches por allí. Si de ella te ríes serás un pobre infeliz.
Mucho te dirán allá en la casa a donde vas. Es casa de instrucción. Allá tendrás que agregar, allá
tendrás que cotejar las palabras de los ancianos. Y si alguna cosa hubiere que saliere de la recta
norma, no rías de ella.
ANDA, HIJO, ¡ADELANTE, PEQUEÑO MIO! LA ESCOBA Y EL INCIENSARIO SERÁN
TUS OFICIOS.
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El Tao de la Carretera (VI)
Las leyes de la circulación y de la vida
José Rubio Sánchez y José Miguel Cuesta
La tradición hindú nos aporta otro concepto: Los “Señores del Karma”. Entidades abstractas
cuya función es controlar los destinos individuales y colectivos de todos los seres del Universo,
algo parecido a un superordenador cósmico que regula las sucesiones de causa-efecto en cada
uno de los seres del cosmos, y la interrelación entre todos. A veces, como en China, se los representa como dragones guardando las puertas. Desde el punto de vista del Tao de la Carretera, los
Señores del Karma son, en una de sus facetas, como los semáforos que ayudan a organizar los
destinos (dharmas) individuales –cada conductor con su vehículo– dentro del destino (Dharman) colectivo. Regulan el tráfico, dejando pasar a unos u otros en los momentos adecuados, y
permiten que todos circulen con armonía.
Pero son mucho más. Cuando un hombre realiza una acción negativa o positiva, los Señores
del Karma se encargan de que se restablezca el equilibrio dándole un premio o un castigo,
ayudándole a corregirse para poder acceder al Nirvana. En este sentido, son también como la
policía de tráfico que, cuando detectan un infractor, le aplican una sanción o multa, y le quitan
los puntos correspondientes del carné de conducir.
Para explicar la teoría hindú del Dharma y el Karma, que mencionaremos varias veces en este
escrito, creemos que las leyes del tráfico son un buen ejemplo. La doctrina del Dharma y el
Kharma considera el Universo como un lugar donde todos los seres evolucionan al unísono,
pero a distintas velocidades. Cada ser tiene su propia línea evolutiva. Parte de un origen primigenio, burdo, defectuoso y tiene predestinado la Perfección. En realidad, si nos ajustamos a esta
doctrina que podemos descubrir en todas las culturas, lo que de verdad ocurre es que se parte
de un origen luminoso al que se vuelve después de haber descendido a las capas más bajas de
la materia. Como hemos mencionado en el prólogo, en Grecia era Odiseo regresando a Itaca
con Penélope.
En definitiva, la vuelta al origen pasa por la acción, por el movimiento, y la acción engendra
Kharma (Kharma significa acción, pero lleva implícito el concepto causa-efecto, pues cada
acción produce un efecto del que es causa, y el nuevo efecto es causa de otro; una acción es
siempre ambivalente, es efecto y causa), y esa acción será positiva si ayuda a realizar el Dharma
Individual y será negativa si lo detiene o desvía.
Cada ser lleva su propia línea de causas-efectos. Pero, irremediablemente, al actuar en un Universo donde hay más seres, las distintas líneas de causa-efecto se entrecruzan y, para regular
todo eso y que no haya injusticias, están los Señores del Karma.
Lo mismo ocurre en el “Universo” del tráfico. Cada vehículo es independiente, lleva su propio
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camino. Partió de un lugar y se dirige a otro. En su deambular, en su trayectoria, circula por las
calles de la vida, y ha de adaptarse a unas leyes que, semejantes a las Leyes Naturales, no están
ahí para constreñirle, sino para ayudarle. Gracias a las señales de tráfico, a los semáforos, a las
líneas del suelo, “incluso a la policía”, el conductor sabe en todo momento dónde está, qué debe
o no hacer. Al mismo tiempo, esas Leyes o Normas rigen a los otros vehículos, y su respeto
permite la armonía y la marcha general de todo un país.
A veces un conductor se salta una norma, rompe el equilibrio, y entonces los Señores del Karma mandan un policía y ponen una multa. Ni los Señores del Karma ni el policía de tráfico
odian al infractor, sólo corrigen una desviación, velan por el bien individual del conductor, y
por el bien colectivo.
Nuestra opinión es que esta analogía merece ser meditada con profundidad.
Es interesante destacar que en el mundo cotidiano del tráfico, las normas se conocen, las señales se ven. Una te dice: Aquí no adelantes; otra: No sobrepases tal velocidad. Sin embargo,
pensamos que el Universo que nos rodea está lleno de estas señales para aquel que sabe ver y
que a nuestro alrededor, miles de detalles, e incluso las estrellas que brillan en el firmamento,
nos indican cuál es nuestro Destino.
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La fórmula sagrada
John Tyrson
Muchas veces me pregunto el porqué vivimos como vivimos. Y siempre resulta evidente que
es el condicionamiento que proviene de lo que percibimos con nuestros sentidos y con nuestra
mente. Así definimos “la realidad”, y aun más, así definimos “la verdad”.
Justo es decir que ya hace más de veinte siglos que Platón, en su célebre alegoría de La Caverna,
nos advertía que esa realidad no era tal, que lo que percibíamos eran sombras ocasionadas por
una realidad superior.
Todo muy bien, pero no salimos de ese paradigma, tú y yo somos cosas distintas, separadas,
que interpretan sombras y luchan por ver la luz.
No obstante, si algo caracteriza al desarrollo de la cultura humana, es la forma en que el hombre
logró multiplicar su fuerza y su capacidad de percepción.
Hemos logrado levantar miles de veces nuestro propio peso, viajar a velocidades tremendamente superiores a lo que permitirían nuestros miembros, escuchar escalas insospechadas. Y
ver tan lejos y tan pequeño que parece fantasía.
Podríamos... tendríamos que decir que nuestra realidad cambió. Pero no es así.
No obstante el férreo paradigma hagamos un intento más para comprender la nueva propuesta
que nos plantea el desarrollo de la ciencia... propuesta que, curiosamente, nos viene siendo dicha desde hace tantos siglos que los tiempos se pierden en el mito.
Hagamos entonces una rápida incursión por la nueva ciencia, nos estamos refiriendo a los
postulados de la mecánica cuántica. Sí, es verdad, no es tan nuevo. ¡Estos estudios comenzaron
en las primeras décadas del siglo pasado! No obstante ello, no han sido “integrados” a nuestra
realidad.
La mecánica cuántica está compuesta de varios postulados y se refiere específicamente a la física de las partículas subatómicas, y a las acciones y fuerzas que gobiernan ese diminuto mundo.
Para abordar esto volvamos al viejo axioma hermético: “como arriba es abajo”. Y nos preguntamos: ¿cuán abajo debemos ir para encontrar similitudes con lo sagrado?
Pues bien, internémosnos en el mundo subatómico.
Lo primero que nos ha de llamar la atención es el enorme espacio existente entre las partículas
subatómicas. Tan enorme que nunca se ha visto un electrón, tan solo se determina su presencia
por un resultado matemático que indica una cantidad suficiente de probabilidades como para
que “eso”, que hemos predefinido como tal, pueda ser considerado un electrón. Tan enorme que
ese espacio puede muy bien ser considerado un vacío, una nada donde actúan energías.
¡Vaya!, parece que hemos partido de una nada –por lo menos así lo postula la Cábala– y llegamos a una nada. “A imagen y semejanza”, tal cual.
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Otro tanto podríamos decir de la teoría del big-bang, que nos propone un punto inicial de
energía infinita que se expande en una magnífica e inconmensurable explosión. ¿Y antes de
eso?... una nada misteriosa e infinita, sin espacio ni tiempo... ¡El Ein Sof, otra vez la Cábala!,
la Nada que se contrae en sí misma generando un vacío que da lugar a un punto de energía
infinita del cual parte todo, el Tzim-zum. Lo cual me hace recordar una hermosa oración que
comienza diciendo: “desde el punto de luz en la mente de Dios...”
Y después, un universo en enfriamiento y expansión infinitas hasta que pueda considerarse... una nada surcada de energías. Como nuestro propio interior. O la otra alternativa: el bigcrunch, una súbita contracción del universo que colapsa en sí mismo para volver a nacer. ¡Sí,
como cuando algo muere! Si es que la muerte es tal como la concebimos...
Pero volvamos a los electrones. Para poder “ver” esa probabilidad de onda que llamamos electrón, es necesario iluminar el campo de observación. El problema surge que para ello introducimos fotones en el área. Y los fotones son del mismo tamaño que los electrones. Por lo tanto
interfieren, y de alguna forma definen qué es lo que estamos viendo. Bueno... esto nos hace
pensar que esa “realidad objetiva” que estamos persiguiendo es inseparable de la acción del
observador. Y que éste es en último caso quien define aquello que se ve. Podríamos decir que la
realidad y la conciencia del observador son una cosa sola. ¡Uf!, ¿dónde está la realidad y dónde
estoy yo?
Sigamos con los experimentos con los electrones-fotones.
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AXIS MUNDI
Se ha comprobado –ya desde 1801– que la naturaleza de la luz obedece a dos tipos de comportamiento: puede ser percibida (definida o considerada), tanto como partícula o bien como
onda.
Sí, en el célebre experimento de Young –mucho mejor desarrollado con los años– se llega a esa
conclusión: un electrón, o fotón, puede ser considerado tanto como una partícula como por
un tren de ondas de energía. Esa materia que en última instancia “somos” es una cosa y otra.
Somos un enorme vacío surcado –o compuesto– por trenes cuánticos de energía. ¿A dónde fue
a parar la realidad? ¡Y no digamos la “verdad”!
Parecería como si todo fuera solamente un gran pensamiento. Sí, el Principo de Mentalismo,
tal como nos lo viene diciendo el Kybalión desde hace siglos.
O bien: un todo en la mente de Brahman...
Y la ciencia siguió avanzando en pos de la huidiza naturaleza de la realidad.
A lo último que se ha llegado es a la “teoría de la cuerdas”.
Esta teoría plantea que las partículas materiales, aparentemente puntuales “son en realidad estados vibracionales de un objeto extendido más básico llamado cuerda o filamento”. Definición
extraída de Wikipedia que podríamos considerar tan ambigua que preferimos remitirnos –una
vez más– al Kybalión, que nos dice que todo es un estado de vibración, que todo vibra. “Nada
reposa; todo se mueve; todo vibra”, cita al comienzo del estudio de este antiguo principio hermético.
Entonces la realidad estaría compuesta de espacio, tiempo... y vibración. Y la teoría de las cuerdas postula que existen más dimensiones además de las cuatro compuestas por el espacio y el
tiempo. Al considerar las cuerdas vibracionales los científicos han decubierto que la realidad
contiene seis dimensiones más, o bien siete, según otro enfoque de esta teoría, siendo las tres
dimensiones espaciales y el tiempo las cuatro que podemos percibir.
¡Que curioso! Algo muy similar viene planteando la Cábala desde los tiempos de Melquisedec.
El Árbol de la Vida está compuesto de diez “emanaciones sagradas”, u once, si consideramos
a Daat. Y a nivel humano solo podemos percibir las cuatro inferiores. ¿En qué ambito se perciben las superiores? En el ámbito de la Individualidad, de la Mente Superior, o del Espíritu,
como quieran llamarle. O bien son las cuerdas que no llegamos a identificar, ¡y que sin embargo son parte constitutiva de nosotros mismos! Tal como lo es nuestra Individualidad o Mente
Superior. Un complejo energético en permanente vibración... como el Espíritu.
Resulta entonces evidente que ese TODO desconocido necesita de otro nivel de vibraciones,
además de las tres del espacio y el tiempo que constituyen la realidad percibida, para reconocerse, aprender y crecer. Tal vez ese sea el propósito de la vida...
El acceso al ámbito espiritual, o bien, al ámbito de las “cuerdas” superiores, se presenta entonces
como un imperativo evolutivo para las criaturas portadoras de la conciencia de la vida, aquellas
que han desarrollado la autoconciencia. Es decir... nosotros.
La física cuántica tiene más postulados, y les puedo asegurar que todos ellos nos remiten a semejanzas con las antiguas definiciones de la Filosofía Perenne y con las experiencias alcanzadas
en estados de meditación o de conciencia alterada. Al punto que Niels Bohr, uno de los princi18
AXIS MUNDI
pales investigadores de la física cuántica, cuando fue nombrado caballero en 1947, eligió como
escudo de armas la conocida complementaridad de los opuestos, el Principio de Polaridad que
nos plantea el Kybalión, representada por el símbolo chino del t’ai-chi, el ying y el yang, sobre
los cuales Bohr estampó “Contraria sunt complementa”, “los opuestos son complementarios”.
Partícula y onda de energía, dos opuestos que deben ser complementados.
Y si entonces dicha realidad no es tal, ¿qué lugar ocupa la muerte en todo esto?
¿Es posible que un patrón de ondas vibracionales que circunstancialmente se llama Juan o
María, un coágulo de energía en un campo energético infinito, desaparezca sin más ni más? La
energía no desaparece, solo se transforma, nos advertía Lavoisier hace ya mucho tiempo. Lo
que estamos percibiendo ahora es que “somos” energía.
Y el último éxito editorial, el libro “La prueba del cielo: El viaje de un nuerocirujano a la vida
después de la vida”, de Eben Alexander así lo propone basándose en su propia y conmovedora
experiencia y en miles de testimonios recogidos mediante hipnosis. Se pierde el cuerpo físico,
la parte densa, pero la muerte... no es tal. Más allá de esa incertidumbre existimos en otro estado vibracional, seguramente en el ámbito de las “cuerdas“ superiores a las cuatro de espaciotiempo. Alexander no es el único que nos habla de eso, ya los egipcios proponían un Libro
donde se daba instrucciones de cómo deberían comportarse los seres después de muertos. Y en
la época moderna muchos otros autores han abundado en el tema. El planteo de Alexander es
el más moderno y completo... además del hecho no menor de que él es un neurocirujano. Y ya
se están asignando fondos importantes para continuar con este tipo de investigaciones.
En suma, ¿somos materia, somos un conjunto de partículas?, ¿o somos estados vibracionales,
energía? O somos ambas cosas, dependiendo de nuestra conciencia.
Ya hace más de un siglo, un hombre sabio planteó la fórmula sagrada en la que nos decía que
somos ambas cosas, masa y energía, tan solo magnificadas por un simple número. Una es de la
misma naturaleza que la otra.
E=MC²
No existe la separación entre tú y yo, somos lo mismo, creados a partir de, y en la Energía Inicial, a Su imagen y semejanza. Es hora de que vivamos y nos comportemos en consecuencia
con ello.
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Poema
Víctor de Castellar
Áureo tocado, túnica encarnada,
sangre otomana, faz de tierras remotas…
Hija del maestro sufí ataviada
cual granada princesa de Mongolia.
De Asia Central, manan perlas de tu boca,
o hechizos blancos perfumando la sala.
Me haces viajar a otro lugar, a otra época,
y rebrota, en mí, un afán que dormitaba.
Mis manos vibrantes se mueven solas…
Ella, la que pule y deterge las Almas
con la sonrosada Luz de la Aurora,
las mueve con la fragancia de la Rosa,
mientras cantas y buceo en tu mirada,
de honda dignidad plena, que enamora.
Los orígenes de la Alquimia (II)
Juan Almirall Arnal
Principios metafísicos de la Alquimia
1.1.- LA UNIDAD FUNDAMENTAL DE LA NATURALEZA: El principio básico de la Alquimia es, sin duda, “la unidad fundamental de la Naturaleza”, que la tradición tradujo con las
siguientes palabras: “La Naturaleza se regocija en la Naturaleza, la Naturaleza supera la Naturaleza y la Naturaleza contiene la Naturaleza” (La turba de los filósofos), y que los alquimistas
egipcios expresaban así: “Uno es el Todo [hen tó pân], y por él, el Todo, y en él, el Todo, y si no
lo contiene todo, el Todo no es nada” (Crisopeya de Cleopatra).
LA PRIMA MATERIA: La Prima Materia es la materia virginal y metafísica del Todo, concretada y definida en su forma por los cuatro elementos. Los alquimistas de todos los tiempos
buscaban desentrañar este principio metafísico de la naturaleza sensible.
UROBOROS Y LA DUALIDAD: La Unidad del Todo envuelve como en un segundo círculo
a la serpiente que se muerde la cola: el Uroboros. Los alquimistas egipcios lo expresaban así:
“La serpiente es una, y posee el veneno, después de haber sometido a la Naturaleza a los dos
tratamientos” (Crisopeya de Cleopatra). Esto nos indica un segundo momento, el paso de lo
metafísico a lo concreto: el Todo (principio metafísico) rodea y envuelve al Cosmos (naturaleza
sensible), representado por la Serpiente que se muerde la cola, el Uroboros. Para los gnósticos
esta serpiente era el círculo zodiacal que aprisiona a la Naturaleza y la somete con el veneno
de la dualidad, que es el Mercurio, definido por Plinio como “liquor aeternus, venenum rerum
omnium” (licor eterno, veneno de todas las cosas).
LOS CUATRO PRINCIPIOS: “Puesto que se distinguen cuatro causas (o principios) de los
elementos, por combinación de éstos han venido a resultar también cuatro elementos; dos de
dichas causas son activas (masculinas): lo caliente y lo frío, y dos pasivas (femeninas): lo seco
y lo húmedo.” (Aristóteles: Libro IV del Meteorológicos). Por tanto, son cuatro los principios o
causas de la Naturaleza, lo caliente, lo frío, lo seco y lo húmedo, que se agrupan en dos femeninos y dos masculinos, equivalentes a lo que la tradición china denomina el Yin y el Yang. El
principio Yang procede del Cielo y el principio Yin de la Tierra. En el hombre estos dos principios se entrelazan y anudan, formando un árbol de meridianos o corrientes de la energía vital,
el Quí.
Principios físicos de la Alquimia
EL ETER O LA QUINTA ESENCIA: En el Cosmos geocéntrico de las esferas, los antiguos distinguían dos partes, el mundo supra-lunar y el mundo sublunar, es decir, el Cielo por encima
de la esfera de la Luna, y el espacio comprendido entre la Tierra y la esfera lunar. Este segundo
espacio estaba lleno de materia elemental, tierra y agua, la atmósfera o aire, que finalmente
estaba rodeada por una esfera de fuego. El Cielo supra-lunar, por su parte, estaba formado por
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las esferas planetarias de una sustancia desconocida en el mundo inferior o sublunar, la quinta
esencia, el éter divino. A lo largo de toda la Antigüedad se especuló sobre la naturaleza de este
quinto elemento, y muchos pensaban que se trataba de una substancia cristalina, dura como el
diamante.
LOS SIETE METALES Y LOS SIETE PLANETAS: Ocho eran las esferas celestes del Éter: la
esfera de la Luna, la esfera de Mercurio, la esfera de Venus, la esfera del Sol, la esfera de Marte,
la esfera de Júpiter, la esfera de Saturno y la última esfera de las Estrellas Fijas. La esfera de las
Estrellas contenía a las demás, luego la de Saturno contenía a sus inferiores, luego la esfera de
Júpiter, Marte y así hasta la esfera de la Luna, que rodeaba a la Tierra. Este sistema de esferas era
denominado el Anima Mundi, porque era un ser animado, un animal dotado de inteligencia.
Según Hermes Trismegisto cada esfera proporcionaba al Alma un aspecto psíquico: “el llanto
es Saturno, la generación Júpiter, la palabra Mercurio, la ira Marte, el sueño la Luna, el deseo
Venus y la risa el Sol” (De Hermes sobre el Destino, Corpus Hermeticum XXIX). Igualmente,
cada esfera estaba relacionada por afinidad o simpatía con un metal: el plomo con Saturno, el
estaño con Júpiter, el hierro con Marte, el oro con el Sol, el cobre con Venus, el mercurio con
Mercurio y la plata con la Luna.
LOS CUATRO ELEMENTOS: En el mundo sublunar se encontraban los cuatro elementos o
principios informadores de toda materia, surgidos a partir de los cuatro principios o causas: del
calor y de lo seco surge el elemento fuego, que en el hombre es el espíritu o aliento; del calor y
de lo húmedo se forma el aire, el alma; estos dos elementos tienen su lugar natural en el Cielo,
del mundo sublunar. Del frío y de lo húmedo surge el agua, los fluidos corporales en el hombre;
y la tierra se forma por el frío y lo seco, que en el hombre son los huesos y los tejidos; el lugar
natural de estos dos es la Tierra.
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AXIS MUNDI
Alquimia, la ciencia de las transmutaciones
LA TABLA ESMERALDA: “¡Es verdad! ¡Es cierto! ¡Es la verdad plena! Lo que está abajo es
igual a lo que está arriba, y lo que está arriba es igual a lo que está abajo, para que se cumplan
los milagros del Uno. De la misma manera que todo fue engendrado del Uno por un solo intermediario, de igual manera todo ha nacido del Uno por transmisión. Su padre es el Sol, su
madre la Luna, el aire lo ha llevado en su seno, la Tierra es su nodriza. El padre de todos los
talismanes del mundo es omnipresente. Su fuerza, cuando es utilizada en la Tierra, permanece
inmaculada. Separa, lleno de amor, con gran comprensión y sabiduría, la tierra del fuego, lo
sutil de lo que es duro, denso y sólido. De la Tierra sube al Cielo, después desciende de nuevo a
la Tierra, tomando en ti mismo la fuerza de lo alto y de lo bajo. Así poseerás la gloria del mundo
entero, de manera que todas las tinieblas se separarán de ti. Ella es la fortaleza más poderosa
de todas las fortalezas, pues triunfará sobre toda cosa sutil y penetrará toda cosa densa. Así fue
creado el mundo. De él, y de la misma manera, nacerán creaciones maravillosas. Por eso se me
ha dado el nombre de Hermes, el tres veces grande, por que poseo los tres aspectos de toda la
sabiduría del mundo. Lo que he dicho de la preparación del oro, la actividad del Sol espiritual,
se ha cumplido.”
EL CAMBIO Y ALTERACIÓN DE LA MATERIA: La clave de la alquimia se encuentra en los
distintos procesos de alteración y cambio de las sustancias, resumidos en la Tabla Esmeralda,
como un proceso inicial de sublimación, de la Tierra sube al Cielo, y, un segundo momento,
de coagulación de las fuerzas celestes en la materia terrestre. El espíritu debe ser encontrado
entre la materia en putrefacción, y una vez descubierto, sublimado por la acción del fuego. Así
aparece el Mercurio Filosófico. Pero este espíritu debe ser calcinado completamente, para que
el Espíritu Celeste pueda encarnarse, por medio de una destilación, apareciendo así el Agua
Viva o Divina y tras una coagulación el Espíritu Solar transfigura la materia.
LAS TINTURAS: En su origen la alquimia era una práctica sacerdotal destinada a tintar los
metales y el vidrio, objetos destinados al culto sagrado y a adornar el entorno del templo. El arte
de tintar se realizaba en los templos y luego en los laboratorios, espacios ambos destinados a la
oración y al trabajo sacerdotal, el arte sagrado. Los sacerdotes realizaban prácticas iniciáticas
de purificación, y también eran capaces de purificar las sustancias impuras que entraban en el
laboratorio. Así los sacerdotes herméticos greco-egipcios conocían cuatro tinturas: la “melanosis” o tintura en negro, que la tradición llamó “nigredo”; la “leucosis” o tintura en blanco o
plata, llamada “albedo”; la “xantosis” o tintura en oro, llamada “rubedo”; y una cuarta, la “iosis”
o tintura en violeta, que se perdió por el camino...
LA PIEDRA DE LOS FILOSOFOS: La piedra filosofal es la medicina universal para todos los
metales imperfectos, que fija lo que éstos tienen de volátil, purifica lo que poseen de impuro, y
les da una tintura y un resplandor más brillantes que en la naturaleza.
Praxis alquímica
LA MATRIZ Y EL ATHANOR: La Matriz es el recipiente en el que tendrá lugar la Gran Obra,
el alquimista sometía al fuego los metales más burdos, el plomo, que se colocaba en distintos
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recipientes, cuyas formas describe Zósimo en sus obras: el “bicos” o el “tribicos”, son alambiques de vidrio, con uno o tres tubos. El athanor es el horno donde se enciende el fuego, son los
vasos donde tiene lugar la obra. El athanor es el horno que permitirá las transmutaciones. Para
los Alquimistas Rosacruces este horno era la Morada Invisible, el Templo del Espíritu Santo, allí
son encendidos los fuegos que permitirán al adepto efectuar todas las transformaciones.
TRIA PRINCIPIA: Cristián Rosacruz, cuando inicia su viaje hacia el triple Templo de las Bodas Alquímicas, va provisto de un triple viático: sal, agua y pan. Este misterioso alimento triple
aparece en los tratados alquímicos como Sal, Mercurio y Azufre. Con ello se quiere indicar que
la Gran Obra afecta tanto al cuerpo, como al alma y al espíritu de la Naturaleza. Por la acción de
la Flama, el azufre filosófico, la materia es purificada de las sustancias inferiores o pasiones. De
allí se eleva, por sublimación hacia la región de la Luna, por la acción del Mercurio filosófico.
Finalmente, por medio de la sal se retiene en la materia al Mercurio volátil. Si el adepto consigue retenerlo, el Mercurio permitirá el milagro de la Metamorfosis o Transfiguración.
EL HUEVO FILOSÓFICO: De este huevo tiene que surgir Fanes (el luminoso), también llamado Eros (el Amor), es decir, el Hombre Original, Espíritu que mantiene en cohesión toda la
Creación. El adepto que ha conseguido retener el Mercurio volátil, debe empujarlo ahora hasta
lo más profundo e inferior de la materia. El huevo filosófico es un mito órfico asimilado por
los gnósticos, que se representa como una serpiente que se muerde la cola, el Uroboros, que se
trata de una representación del Universo, del Anima Mundi.
Alquimistas famosos
HERMES TRISMEGISTO, los sacerdotes egipcios escribían los textos sobre la ciencia sagrada
de forma impersonal. Estos textos eran atribuidos de manera genérica al dios de la ciencia y
de las palabras, Thot-Hermes. Por tanto, tras el nombre de Hermes Trismegisto se ocultan los
sacerdotes que participaron en los Misterios egipcios y consagraron sus vidas a la Ciencia Sagrada y a la purificación del Alma.
DEMÓCRITO, lo mismo sucedió con la nueva clase de sabios que vinieron de Grecia, miembros de determinadas escuelas filosóficas, como pudo ser la Escuela de Atomistas de Alejandría, que firmaban sus obras con el nombre del maestro y fundador de la Escuela, Demócrito.
Esta escuela ya poco tenía que ver con la original del siglo V a.C.
ZÓSIMO DE PANÓPOLIS, seguramente se trate de un gnóstico egipcio, que escribió diversos
tratados de alquimia, en los que contaba lo que había visto en el Templo de Menfis y en el Serapeum de Alejandría.
MARÍA LA JUDIA, los judíos helenizados que vivían en Egipto jugaron un papel muy importante en el desarrollo del pensamiento neoplatónico y gnóstico durante la época imperial,
algunos papiros alquímicos son atribuidos a Moisés o a su hermana, la filósofa María la Judía,
que fue una importante adepta, inventora del “baño María”.
GEBER, tras la persecución del paganismo en el Imperio Romano por los emperadores cristianos, algunos filósofos huyeron a Persia, donde se desarrollaron importantes escuelas filosóficas. En el Imperio Árabe, los Califas de Bagdad dieron un gran impulso a la cultura con
la traducción a lengua árabe de textos filosóficos griegos. En las escuelas árabes se cultivó la
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AXIS MUNDI
filosofía y las ciencias, entre ellas la alquimia, que tuvo como máximo exponente al alquimista
árabe Geber. Será entre los árabes donde la “crisopeya” griega comenzará a llamarse “alquimia”.
NICOLAS FLAMEL, la Europa medieval recibió la tradición filosófica de los árabes y de los judíos, gran cantidad de libros sobre metafísica y filosofía natural fueron traducidos al latín. Nicolás Flamel consiguió un misterioso libro sobre las Figuras Jeroglíficas, atribuido a Abraham
el Judío, príncipe, levita, astrólogo y filósofo. La Alquimia nunca perdió el lenguaje simbólico
de su origen: el jeroglífico egipcio.
BASILIO VALENTÍN, legendario monje benedictino autor de importantes tratados alquímicos sobre el Azoth, las doce claves y el antimonio. Sus obras fueron muy divulgadas entre los
alquimistas de los siglos XV y XVI.
PARACELSO, importantísimo médico y alquimista suizo, cuyas teorías revolucionaron la Europa de la Reforma. Paracelso será un referente para gran parte de los humanistas de la época.
En la Fama Fraternitatis de los Rosacruces se dice de él que era un profundo conocedor del
Liber Mundi, el libro de los secretos de la Naturaleza.
CRISTIAN ROSACRUZ, será el prototipo de los Misterios Cristianos que recogen la Tradición
Hermética. Su profunda aspiración era unir de nuevo a todos los sabios y científicos de Europa,
para el desarrollo del Mundo y de la Humanidad, según las leyes del Espíritu. Pero al ser rechazado por el orgullo de los eruditos, formó la Fraternidad de la Rosacruz, y construyó la Morada
del Espíritu Santo, donde todos los Hermanos y Hermanas de la Rosacruz pudieron llevar a
cabo las Bodas Alquímicas del Alma renovada con el Espíritu Divino.
Crisopeya de Cleopatra
Los tres círculos concéntricos encierran los axiomas místicos. En el primer anillo: “Hén tò pán
kaì di’autou tò pán kaì eis auto tò pán kaì ei mê ejoi to pán ouden estin to pàn”. “Uno es el todo,
y por él el todo y en él el todo y si no lo contiene todo el todo no es nada.”
En el anillo interior: “Eis estin ho ofis ho ejôn tòn ion meta duo synthemata”. “La serpiente es
una, y posee el veneno, que somete a la Naturaleza a los dos tratamientos.”
En el centro los signos del mercurio, de la plata y del oro.
Abajo a la izquierda: la serpiente Uroboros con el axioma central: “Hén tò pán”.
A la derecha un alambique de dos puntas, sobre su horno llevando “fôta” (llamas).
El recipiente inferior: nuestra caldera, se llama “lôpas” (matraz). La montera “fialê”.
El tubo izquierdo: “antijeiros solên” (tubo pulgar).
Algunos de los símbolos de la parte superior derecha aparecen igualmente en el Codex Brucianus, un manuscrito gnóstico conocido como “Los dos Libros de Ieu”, en el que aparecen sellos
y talismanes gnósticos. También el símbolo del Uroboros, la serpiente que se muerde la cola, es
el dragón del que hablan los gnósticos en textos como “Pistis Sophia”, donde el Zodíaco es identificado como un dragón o serpiente celeste, que forma un anillo donde las almas caídas son
encerradas, y separa el cosmos del “Pleroma” o cielo noético. Para los gnósticos esta serpiente
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era el círculo zodiacal que aprisiona a la Naturaleza y la somete con el veneno de la dualidad,
que es el Mercurio, definido por Plinio como “liquor aeternus, venenum rerum omnium” (licor
eterno, veneno de todas las cosas).
Fotograbado según el manuscrito de San Marcos, folio 188v. Kleopatrês jrysopoia
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El compañero consumado
Hombre primordial
‘Umar
Todas las tradiciones auténticas, y, en particular, las tres tradiciones abrahámicas (hebraica, cristiana e islámica) enseñan que la Vía de la realización espiritual que debe comenzar por la realización
del Ser, pasa necesariamente por el centro del Ser que no puede ser, para cada Iniciado, sino su
propio “centro” donde brilla, en la tiniebla aparente en su “corazón”, la Luz divina (1). El Manuscrito GRAHAM lo precisa sin ambigüedad: Pregunta: ¿Qué es una Logia Perfecta? Respuesta “El
centro de un Corazón fiel”.
El centro de un corazón fiel
Por las “causas” propias de la Manifestación, todo ser manifestado está sometido a la dualidad,
engendrada por dos “principios” que son la Esencia y la Substancia.
No decimos “que la crean”, ya que no hay, en el Principio, ninguna dualidad posible. Pero es un
hecho humano que nuestro “mental” sea dualista y que para rebasar esa dualidad, en cierta manera
ontológica, nosotros debemos intentar regresar a la unidad.
Para ilustrar este pasaje a la unidad, no tenemos mejor ejemplo visual que aquél del pasaje de la
elipse al círculo.
Cada uno sabe, más o menos, que una elipse es
un curva cerrada engendrada por dos “focos” o
“centros”, situados en un mismo eje de simetría,
uno ve bien que se trata de una suerte de “círculo”
deformado, aplastándose más en la medida en
la cual los dos centros se alejan uno del otro. A
la inversa, el círculo verdadero puede ser definido como una elipsis cuyos focos se han acercado
hasta fundirse en un centro único. Hay mucho
que meditar sobre la elipse en relación a su círculo circunscrito, pero este no es aquí nuestro
propósito principal. En este sentido, René GUÉNON nos dice: “Agregaremos incidentalmente a
este propósito que, los planetas describen elipses
en las cuales el sol ocupa uno de los focos. Pudiéramos preguntarnos a qué corresponde el otro
centro; como no se encuentra ahí efectivamente
nada de corporal, debe haber algo que sólo puede
referirse al orden sutil….” (2)
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Sin pretender imponer al lector una explicación que GUÉNON no ha desarrollado, podemos sin
embargo proponer que una ausencia tal de formalización nos sugiere bastante claramente que este
mundo, elíptico como es, no se mantiene sino por la “voluntad divina” y que el centro aparentemente vacío representa el “dharma” no manifestable, cuyo sol es el reflejo “kármico” manifestado
(3).
Es evidente que no es sino haciendo que el aspecto kármico se conforme al orden dármico, dicho
de otra manera acercando los dos “centros” hasta “unificarlos” que uno puede transformar la elipse
en un círculo, cuyo centro se convierte así en el “el lugar” desde donde el Compañero Consumado,
contempla todas las cosas con una visión igual y donde él ya no puede perderse.
El centro informal de la elipse está indicado por la Perpendicular que desciende del Zenit de la
Logia, lo que indica igualmente que esta Perpendicular es bien el símbolo del “dharma” polar referencial. De manera, que aquel que desea ir hacia su “centro” no debe orientarse hacia la falsa “luz”
del sol sino, bien al contrario, someter la “luz” de este mundo a la “voluntad del Cielo” y para ello,
acercar hasta confundirlos e identificarlos, los dos Polos aparentes en un “Centro universal” que
se convierte en el “Centro de un Corazón Fiel”.
Son, a la vez, el reconocimiento de la “fuerza” del Verbo divino (centro vacío de la elipse) y el
acercamiento progresivo de “las luces de este mundo” (el sol) al verdadero centro único, que constituyen esta “fidelidad”, ya expresada por la expresión “Logia de San Juan”, el “fiel” de Cristo cuya
cabeza reposa sobre el Corazón del Señor.
Por lo tanto es en el Centro del Círculo, que triunfó definitivamente de la elipse ilusoria, que el
Compañero Consumado puede aspirar a la Maestría, porque ha logrado “confundir” su corazón
sentimental y mental (kármico) y someterlo a la verdadera Luz del “Corazón divino” hasta hacer
que ambos coincidan.
La cúspide de la piedra cúbica en punta
Si nos referimos al simbolismo masónico de la “Piedra”, comprendemos que el Aprendiz se prepara al Compañonazgo “tallando” (por la Escuadra) la Piedra bruta en Piedra Cúbica, símbolo
de puesta en orden de un mundo caótico. El utiliza igualmente para hacerlo una “herramienta”,
la Plomada, símbolo aplicado de la Perpendicular, sugiriéndole muy justamente que ella es una
“fuerza”, que puede traducirse en la manifestación formal como una “gravitación” a la cual los objetos corporales parecen obedecer (4).
Así el Compañero “nace” en un mundo que se ha convertido en “ordenado”, dicho de otra forma
reconocido como sometido al “dharma”. Pero a pesar de su ordenamiento, la Piedra cúbica sigue
sin mostrar su “centro”, que se puede deducir a partir de las formas externas, pero que permanece
aún escondido, como en la elipse uno de los centros no está manifestado porque no es manifestable.
Resulta de esto que todo el “trabajo” del Compañero va a consistir en hacer aparente ese centro
invisible, que nosotros hemos sugerido en un artículo precedente publicado en V.L.T. (5)
Y para hacer aparente este Centro de la Piedra Cúbica, el Compañero va a proceder a un “viraje”,
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AXIS MUNDI
un “vuelco” vertical del “corazón” que va a emerger de la Piedra y a dominarla en la cúspide de la
pirámide que la culmina. Uno se dará cuenta de que esta “pirámide” es la imagen invertida de las
rectas que unen teóricamente los ángulos del Cubo a su centro. Es el primer acto de “construcción
espiritual” que transforma en real y operativa la Iniciación hasta entonces sólo virtual.
Uno ve así que la “Pirámide” de la Piedra Cúbica en Punta es un edificio exclusivamente “espiritual” (6) y no ya funcional en el sentido constructivo del término. Y es en su cúspide, convertida
en “generadora” de la Piedra Cúbica, pues la domina, que se sitúa en lo sucesivo el “Centro de un
Corazón fiel” porque reúne en él el “dharma” (Perpendicular) y el “karma” (reuniendo lo disperso).
Es en este “Centro” convertido en aparente (hacer circular el cuadrado) que el Compañero realizado va a poder convertirse en Maestro potencial, es decir en “Hombre primordial”, pues este centro,
emergido de la forma, se convierte en el de toda la Manifestación, formal e informal, macrocósmica y microcósmica, donde ningún ser que hasta allí haya llegado podrá en lo sucesivo perderse
en la dualidad, cualquiera que esta sea.
El ser que allí llega está entonces, conscientemente, al pie de la Perpendicular desde donde puede
considerar todas las cosas con una mirada igual, en conformidad con la Ley divina y, progresivamente desde un punto de vista “Principial”, en el seno de los Grandes Misterios a los cuales puede
acceder el nuevo Maestro.
Como ya hemos expresado, recordando aquello que ha expresamente dicho René GUÉNON (7 Y
8), es en este punto que se terminan los “Pequeños misterios” y que comienza la Vía totalmente
informal, y en consecuencia indescriptible, de los “Grandes Misterios”.
La Maestría
La cúspide de la Piedra Cúbica en Punta resume y contiene toda la Manifestación formal e informal y se convierte así en el “reflejo” del Principio único, es decir el “trazo” del Ser puro en la Manifestación. Y no nos equivoquemos, se trata aquí de un estado espiritual de muy alto nivel y al cual
muy pocos pueden acceder. Es por esto que los aumentos de “salario” anual son una verdadera
parodia, el Primer Vigilante cesa en sus funciones ya que no tiene, victima del calendario, nadie a
quien “vigilar”.
Pero por elevado que sea el “estado” de Hombre Primordial no es aún sino un “reflejo” que pudiese
engendrar la ilusión de un logro. En efecto, el ser que se ha convertido en Maestro puede creerse
“maestro del mundo” que él contiene identificándose con el Principio, tomando su reflejo por su
realidad.
Así el Maestro debe franquear este peligro través de una “segunda muerte”, que no es otra en realidad que la “Muerte al Hombre Primordial”. Es lo que significa muy claramente la “muerte” del
Maestro HIRAM, al borrar la posibilidad de la peligrosa ilusión que acabamos de evocar, así como
la “muerte” de Jesús borra todos los “pecados” del mundo.
El acceso a los Grandes Misterios pasa así necesariamente por una segunda muerte, por un cambio
de estado, con miras a una consecutiva “resurrección”.
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Solamente aquí comienza la pura “espiritualidad”, aquella que, partiendo de la comprensión de
este mundo, es capaz de rebasar “este mundo”, en lo sucesivo “unificado”, con el fin de profundizar
el Conocimiento metafísico más alto, que conduce al “Hombre Universal”.
En este nuevo estado, y por un nuevo “vuelco” del Corazón” (convertido en Centro del Mundo al
final de los Pequeños Misterios), en “Centro divino”, este “Grial” de lo Absoluto, el Maestro, de aquí
en adelante “re-nacido” en el Centro del Círculo, recibe el mandato de “velar” y por consiguiente
de ser “Caballero de la Tabla Redonda”.
Se convierte en “Templario” y por consiguiente en “guardián del Templo” edificado a lo largo de
los Pequeños Misterios.
En efecto, el Hombre Primordial en el que se supone que se convertió el Compañero Consumado,
no puede ser “guardián” de aquello que aún lo constituye: para llegar a ser “guardián del Templo”,
hay que estar por encima o fuera del Templo.
Es por esto que el Hermano Retejador se coloca simbólicamente al exterior del Templo. En apariencia el más humilde, es en efecto el más avanzado en el Conocimiento, no tiene necesidad de
los Trabajos formales y rituales cuyo buen desenvolvimiento protege, velando sobre el Atanor de la
búsqueda de aquellos que están en la Vía. Y como consecuencia de este necesario “nivel”, ningún
Masón osa quedarse fuera del Templo, porque la modestia le impide pretender poseer tal grado de
Conocimiento. Seguramente algunos lo deben poseer, pero ninguno pretendería afirmarlo ante
los otros. Y, el Hombre Universal no pudiendo aparecer sino como un Hombre Primordial (8),
ningún Masón osaría adjudicarse la función de retejador aún si en realidad, su nivel en el seno de
los Grandes Misterios puede hacer de él un verdadero “velador” sereno sobre la ortodoxia de la
Logia y un eficaz instructor de sus Miembros.
Los Maestros por lo tanto se han presuntamente convertido en “Caballeros del Grial” y su reunión
exclusiva, en Cámara del Medio formal, o informal a semejanza de los Rosa Cruces, los hace “Caballeros de la Mesa Redonda” en el centro de la cual no es ya el “Corazón fiel” que los reúne y unifica, sino el “Corazón divino” que resplandece y desborda repartiendo sus “gracias” por la “herida”
abierta por la “Lanza” que es la “Plegaria de un Corazón fiel”.
Mientras que el Hombre Primordial reúne “al mundo en él”, el Maestro resucitado “difunde” la
Luz divina, porque él se ha convertido en “corazón receptáculo” de las Posibilidades del Verbo
todopoderoso.
Mientras que el Hombre Primordial corre aún el peligro de creerse el Autor del Mundo que él
“contiene”, el Maestro realmente “muerto a este mundo” se convierte en el verdadero “Arquitecto”,
sabiendo que él no engendra ni sostiene al mundo sino por el Verbo que ha recibido y reconocido
del Principio.
Puede entonces, todo a la vez, velar sobre este mundo y defender el ordenamiento por la Orden o
“sanatana dharma” (9) cuya verdadera inspiración conoce. Es el papel del Caballero. Y, como la
caballería nos ha sido grandemente esclarecida e incluso rectificada por la transmisión islámica,
podemos decir que el Maestro está en una guerra santa permanente, sea en gran guerra contra
toda desviación de su propio deber, sea en pequeña guerra contra las desviaciones que pudiesen
surgir del exterior.
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Se trata entonces aquí de la Caballería del Corazón, ese centro de la Inteligencia de las cosas divinas y del orden que ellas implican y que no se puede verdaderamente identificar con el Grial del
Amor divino sino al nivel de la transcendencia del “Hombre Universal”. (10)
A pesar de que se practica –de manera temprana– el Rito de Armadura por la Espada flamígera
en los Rituales del Primero y Segundo grados, el Iniciado descubrirá que la realización del estado
de Caballero, que debe ser la consecuencia, no podrá ser efectivo sino en el grado de Maestro, y a
condición que éste sea bien comprendido en tanto que “Viva el Santo Amor”.
La maestría cristiana
En los Rituales occidentales de la Iniciación de Oficios, cada Logia se dice “Logia de San Juan”.
En efecto, la iniciación de oficios, siendo “universal” debe insertarse fácilmente en la tradición
dominante en el cual se ejerce. Como el Occidente es, histórica y culturalmente, el medio donde
la Tradición Cristiana ha marcado más fuertemente su influencia, los símbolos de esta iniciación
deben reflejar la doctrina de esta tradición.
Mas aún dado que el simbolismo de la “piedra” ha sido empleado por el Cristo para fundar su Iglesia exotérica: “Eres Piedra y sobre esta piedra edificaré mi iglesia” (Mateo XVI-18)
Por otra parte, como lo recuerda Denis ROMAN (11), “René GUÉNON valoraba mucho que en
los Rituales, la expresión “Respetable Logia” fuese siempre completada por las palabras “de San
Juan”. Lo que parece justificarse por la respuesta de Jesús a Pedro, a propósito del estatus conferido
a Juan. “Si yo deseo que él permanezca hasta que yo venga, ¿qué te importa?” (Juan XXI-22). San
Juan es entonces considerado como el símbolo de la Iglesia Esotérica o, más exactamente, como el
Patrón de la Iniciación cristiana.
Ahora bien, diversos pasajes del Evangelio de Juan nos dan las “claves” para la realización de los
Grandes Misterios:
a) El día del aniversario de la consagración del Templo, Jesús dijo: “Mi Padre y yo somos uno”
(Juan X.30)
b) En el capítulo XV.15, Juan refiere esta otra Palabra de Jesús: “Yo no os llamo más servidores,
porque el servidor no sabe lo que hace su maestro, sino os he llamado amigos, porque todo lo que
he escuchado de mi Padre, yo os lo he hecho conocer”.
c) El Salmo 81.6 dice expresamente: “Vosotros sois dioses, vosotros sois todos los hijos del Muy
Alto”
No insistiremos excesivamente sobre las consecuencias que puede y debe extraer un Maestro de
las meditaciones sobre estas afirmaciones doctrinales, sino para agregar que, según lo que decía
muy acertadamente Henri CORBIN, el estado de caballero se transforma así en el clerical en su
verdadero sentido, es decir en el estado sacerdotal de la iglesia interior y del Templo espiritual.
Ahora bien, la Iglesia interior es el Atanor hermético de un Corazón fiel cuyo Templo espiritual es
el verdadero Centro.
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Conclusión
Ya que a partir del Tercer Grado simbólico, se abre la Vía de la Maestría, donde no aparece ya ninguna piedra, ni siquiera “en Punta”, resulta que el fin de los Pequeños Misterios se sitúa bien en el
Segundo Grado simbólico.
Lo que significa que la poca importancia dada a este Grado en los Rituales contemporáneos es una
verdadera “herejía” que los “Conocedores” deberían rectificar sin tardar, si no desean que la Francmasonería se desvíe y no sea ni siquiera capaz de mantener su rol conservador al acercarse el “gran
viraje” de la escatología crística anunciada en las tres Tradiciones abrahámicas.
Notas del texto
1) René Guénon. (1962). “Symboles Fondamentaux...” Chap. LXXV- “La Cité divine”. (Gallimard, Ed.)
Paris.
2) René Guénon. (1972). “Le Règne de la Quantité...” Chap. XX, p. 136, note 1. (Gallimard, Ed.) Paris.
3) René Guénon. (1982). “Études sur l’Hindouïsme”, pp 62/74. Paris: Édit. Trad.
4) ‘UMAR. (Juin/Aout de 1996). “Symboles géométriques de l’Initiation”. V.L.T. , p. 29.
5) ‘UMAR. (Juin/ Août de 1995). “La Pierre Cubique à Pointe”. V.L.T. , 60, p. 3.
6) ‘UMAR. (Juin/ Août de 1966). “Introduction générale à l’étude du Fil à Plomb”. (63), p. 38.
7) René Guénon. (1952). “Initiation et réalisation spirituelle”. Paris: Édit.Trad.
8) René Guénon. (1974). “La Grande Triade”, p. 154, (Gallimard, Ed.) Paris.
9) Op.cit. “Études sur l’Hindouïsme”, On peut dire que le “sanatana dharma” est l’universalisation, au
niveau des Grands Mystères, de l’Ordre divin reconnu comme “dharma” au niveau des Petits Mystères.
10) Op.cit. “Symboles fondamentaux...”, Chap. LXIX à LXXIV, “Le Symbolisme du Cœur”.
11) Denis Roman. (1995). “Réflexions d’un Chrétien sur la Franc-Maçonneries”, page 253-note 2. Paris: Trad.
Sobre ‘Umar
Nacido en Paris en 1937, ‘UMAR fue iniciado en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (R.E.A.A.)
el año 1969. Ha consagrado su tiempo no profesional a la exploración de la naturaleza espiritual
fundamental de la Francmasonería. De formación científica, él ha buscado toda su vida con esperanza, en sus recorridos espirituales hasta en el Extremo Oriente y el Magreb, una síntesis posible
de las tres grandes Religiones monoteístas y de las enseñanzas metafísicas hinduistas y taoístas.
El estudio profundo de la obra de René Guénon lo ha convencido de que una síntesis tal es evidente gracias a la metodología masónica de la “Iniciación de Oficio”. Su obra, «Propos sur l’Architecte
– Manuel de Géométrie sacrée» lo demuestra de una manera evidente e indiscutible.
‘UMAR ha producido diversos artículos que no han sido incluidos en su obra más reciente, por lo
que nos ha confiado la traducción al español y su publicación en este idioma. Traducción: Fundación Fermín Vale-Amesti, Joël Pozarnik
Edición: Esther Francis
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Preguntas y respuestas
Phileas del Montesexto
Pregunta Mario S. desde Argentina: “¿Qué es el antakarana?” y “¿Qué relación tienen la Teosofía y
la Pansofía?”
El puente en relación al Antakarana
La Ascesis Iniciática, o el camino de entrenamiento discipular a través de los Cuatro Elementos,
finaliza simbólicamente ante la Puerta del Templo, que resguarda el secreto del Sancta Sanctorum
o Santuario del Ser.
En otras ocasiones el elemento separador entre el peregrino y el lugar sagrado aparece en la forma
de un río, por lo cual varias tradiciones hablan de la necesidad de la construcción de un puente que
una las dos orillas, convirtiendo al discípulo en “pontífice” (pons=puente y facere=hacer).
Este puente que separa a la personalidad (Cuaternario Inferior) del Alma Espiritual y sus vehículos
auxiliares (Cuaternario Inferior) es también llamado “antakarana” y diversas corrientes espirituales enseñan la mejor forma de construirlo.
Desde un punto de vista iniciático, el puente-antakarana es aquel que separa al buscador de lo
buscado, al noble viajero de su Maestro Interno, por lo cual la mejor manera de construir este
puente es establecer una vía de comunicación segura, que nos permita atravesar el río y abrir sin
problemas la Puerta del Templo.
Las dos vías tradicionales de conexión con el Maestro Interno (Dios en nosotros) son la Oración
y la Meditación, y ambas tienen como punto de partida el control de la mente. Una mente turbulenta no puede establecer contacto con el Ser porque la más mínima interferencia imposibilita una
comunicación fluida. De ahí que las tradiciones orientales nos intimen a “matar la mente”, lo que
significa ordenarla, armonizarla y ponerla al servicio de lo alto.
Una meditación con pensamientos intrusos no es meditación, del mismo modo que una oración
con elementos egoicos (peticiones, súplicas, etc.) no es una oración. Para meditar, debemos aprender a concentrarnos y a controlar los pensamientos intrusos. Para orar, debemos saber que la oración íntima es una actitud de apertura y de entrega, sin ninguna intención de trocar favores con
un Dios comerciante.
Pansofía y Teosofía
La Pansofía no tiene diferencias sustanciales con la Sabiduría Antigua, también conocida como
Teosofía, Brahma Vidya, Gnosis, Filosofía Perenne, etc., pero el prefijo “pan” (es decir, “Todo”)
acentúa el carácter integrador de este saber primordial.
Ninguna disciplina es ajena a esta Pan-sofía, pues desde una perspectiva tradicional toda actividad
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humana posee un propósito que debe ser restaurado y que remite a una sociedad primordial constituida en torno a un eje sagrado.
El esquema de la pirámide que incluimos en el libro “Los Pilares de la Pansofía” nos muestra la
confluencia de la Ciencia, la Política, el Arte y la Religión que ascienden al unísono hacia la Verdad
integradora, pero en este modelo podrían agregarse muchas otras disciplinas humanas.
Platón y Aristóteles son dos referentes antiguos de esta sabiduría integradora, y en tiempos más
cercanos podemos encontrar a otros sabios como Leonardo Da Vinci, Goethe, Rudolf Steiner, que
encontraron puntos de conexión entre disciplinas tan disímiles (en apariencia) como la medicina,
la religión, la danza, la cocina, la educación, la arquitectura, etc. No obstante, cuando se parte de
un modelo de ser humano integrado, todas las disciplinas encuentran un punto de encuentro, un
elemento de cohesión que no es otra cosa que el mismo hombre microcósmico a imagen y semejanza de una divinidad macrocósmica.
¿Qué sucede hoy en día? Desde el siglo XVIII, las corrientes materialistas, el positivismo y la profanación enciclopedista fragmentaron el conocimiento y el saber integrador fue olvidado, dando
paso a la ultra-especialización, completamente ajena a toda trascendencia. Ortega y Gasset lo dijo
muy claramente: “El especialista “sabe” muy bien su mínimo rincón de universo; pero ignora de
raíz todo el resto”, concluyendo que hoy en día hay mayor número de “hombres de ciencia” que
nunca, pero hay muchos menos “hombres cultos” o “sabios”.
A falta de un elemento integrador, el hombre moderno entronizó al dinero como el único elemento cohesionador entre los hombres, priorizando las unidades mercantiles en detrimento de
las uniones fraternales (Mercosur, Comunidad Económica Europa, Alianza del Pacífico, Mercado
global, etc.).
Una Comunidad humana reunida en función de un propósito trascendente necesita un saber reintegrador, donde todos los esfuerzos se canalicen hacia lo Bueno, lo Justo, lo Bello y lo Verdadero.
Y ese saber no es otra cosa que la Pansofía: una sabiduría holística, espiritual, donde los saberes
parcelados encuentran una piedra de toque que los unifica, convirtiéndolos en elementos de autorrealización y trascendencia.
Los lectores de Hermann Hesse encontrarán semejanzas evidentes de esta Pansofía con el abstracto “Juego de Abalorios” que practicaban los monjes de la Orden de Castalia, una actividad lúdica
que permitía relacionar el arte, las ciencias y la cultura en general observando sus conexiones por
encima de lo evidente.
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Humor
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Atenea, hija del padre
Pallas Atenea
Según la mitología griega, Atenea es la Diosa de la Sabiduría, de las Artesanías, de la Guerra
y de la Estrategia. Patrona de la ciudad de Atenas, fue nacida de la cabeza de Zeus totalmente
armada.
Se dice que Atenea, nació de la frente de Zeus, luego de que éste se tragara a su madre, Metis,
por temor a tener hijos más poderosos que él. Lo que no tuvo en cuenta, fue que Metis estaba
encinta, y luego de muchos dolores de cabeza, pidió a Hefesto que se la abriera con su labrys;
y Atenea salió de su frente completamente adulta y armada de pies a cabeza.
De acuerdo con Olama Perez Lugo, Atenea es la síntesis femenina actual: Una mujer comprometida con la sociedad, con el trabajo, la sabiduría, en el hogar. Pacifista, mediadora o guerrera
y siempre vencedora.
Ella agrega: Palas Atenea, nacida adulta, armada de la cabeza a los pies es el símbolo de la mujer
dedicada a su patria, protectora de sus habitantes y generadora de su desarrollo cultural y científico. Protectora del pensamiento, de la sabiduría y de la victoria. Diosa combativa cuando defiende el hogar o el Estado de sus enemigos. Estratega en la Paz y en la Guerra. Preocupada por
la Seguridad, Estabilidad y la Paz. Sabia y doméstica. Síntesis femenina completa: en el hogar,
las artes aplicadas, la ciudadanía, la sabiduría. Dedicada a hombres y mujeres como integrantes
de un todo: la Sociedad.
El arquetipo de Atenea, en su aspecto positivo, nos muestra a una mujer emprendedora, que
ama las artes, es una estratega por naturaleza. Gusta de estudiar por el simple hecho de saber,
busca la sabiduría en todas sus formas y en todas partes, incluso en la vida cotidiana. También
es compañera de su padre e intentará estar al servicio de los demás.
El aspecto negativo puede mostrarnos una mujer perfeccionista en extremo, que sentirá frustración si no puede lograr aquello que se propone. Será combativa en exceso lo que podría
llevarla a tener dificultades en su trabajo o en su familia. Puede llegar a facetas en que necesite
el combate cotidiano para sentirse viva.
En el aspecto de “hija de su padre” será muy compañera, y disfrutará de conversaciones profundas, con contenido. Puede llegar a hacer hasta lo imposible para que su padre se sienta
orgulloso de ella, incluso si esto le genera una insatisfacción a nivel personal. Es importante
destacar que la línea divisoria entre el aspecto positivo y el negativo, en este punto es muy fina
y puede pasarse de uno al otro casi imperceptiblemente. ¿Hasta cuándo satisfacer los deseos y
el orgullo de un padre es positivo o perjudicial para una hija? Es interesante utilizar la autobservación para no caer en el aspecto negativo.
También en este aspecto, Atenea es la mujer que, de manera natural gravita alrededor de los
hombres poderosos, que también, naturalmente, encajan en el arquetipo del padre patriarcal o
jefe. La misma Atenea, una vez que le otorga su fidelidad es su más ferviente defensora y, por
supuesto, su mano derecha.
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Los arquetipos de las diosas pueden presentarse desde la más temprana edad. En el caso de la
niña cuya Atenea es bien marcada desde su infancia, será curiosa, con una inclinación hacia
lo intelectual, se interesara por los libros y por el funcionamiento de las cosas. Se volcará a su
padre para que éste le enseñe cómo funcionan las cosas a no ser que su madre también sea una
Atenea, con sentido práctico.
Un aspecto interesante de Atenea, es que a diferencia de Hestia o Artemisa, ella gusta de la
compañía de los hombres, con los cuales puede trabajar codo a codo sin por ello, enredarse
en situaciones eróticas o emocionales. Ella puede ser amiga, colega, confidente sin que ello la
coloque en una situación de “amante”.
Si bien Atenea es la diosa de la guerra, ella no gusta de luchar por el simple hecho de luchar,
sino más bien cuando sabe que puede ganar. No malgastará sus energías.
No cabe duda de que parte importante en la vida de una mujer, es la maternidad. En esta etapa
salen a la luz aspectos dormidos, aspectos no tan trabajados; es una etapa de cambios, de sentimientos a flor de piel, de nuevas energías. Generalmente, durante la maternidad, el aspecto
de Atenea en una mujer, deja paso a otros aspectos más maternales, pero tarde o temprano, si
Atenea es el arquetipo preponderante, luchará por aflorar.
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Es importante que la mujer comprenda esto, ya que de lo contrario, no podrá sobrellevar sentimientos tan ambivalentes. Es decir, por un lado, deseará ser la madre ideal para sus hijos pero
a su vez, necesitará desarrollarse.
Lo ideal es buscar un equilibrio, sin reprimir el aspecto de Atenea, dedicarse unos momentos
al día para leer un buen libro, dedicarse al arte, a algún emprendimiento personal. Con un arquetipo de Atenea como el más sobresaliente, una mujer debe negociar continuamente con las
diosas internas ya que Atenea no es un aspecto maternal sino más bien virginal.
Atenea hará todo lo posible por sentirse realizada a través de las artes, los estudios, sus proyectos personales. Al ser un arquetipo virginal, siempre necesitará de un espacio y un tiempo
para ella sola, para poder encontrarse consigo misma, un espacio que no compartirá con nadie,
un espacio que no permitirá ser penetrado por otras personas. De esta manera se asegurará su
salud y su integridad.
Atenea es una mujer crítica y analítica pero además, es justa y de sentimientos nobles.
Si bien en muchas ocasiones la diosa fluye y se manifiesta, en muchos otros casos, es necesario
trabajar internamente para desarrollar este aspecto de una mujer. Realizando aquellas actividades que nos conectan con la diosa, podemos ir desarrollándola, ya que en la diversidad hay más
herramientas para transitar el sendero. Si utilizamos la autobservación, podremos detectar
cuáles son los aspectos en los que nos falta trabajo y cuáles son los más desarrollados.
La energía femenina es un elemento imprescindible para que el Universo se torne manifiesto.
Nosotras, como mujeres, debemos armarnos y estar preparadas, como Atenea, para dar lo mejor de nosotras mismas, a nuestros hijos, a nuestras familias, a nuestra sociedad y al Universo
mismo.
Referencias bibliográficas
Jean Shinoda Bolen “Las Diosas de cada mujer”
Olama Pérez Lugo “Discurso Solsticial”
ESPACIO PARA EL CRECIMIENTO PERSONAL
Consulado 3279 esq. Juana de Arco (Montevideo - Uruguay)
Contacto: [email protected] - Web: www.silencioserrano.com
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La llama no se apaga
Celebración del equinoccio de marzo 2014
Arriba: Pereira (Colombia). Abajo: Lima (Perú)
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Arriba: Conferencia “La Sabiduría Antigua” de Phileas del Montesexto en el local de “Silencio
Serrano” (Montevideo), con la presencia de 26 estudiantes. Abajo: Celebración equinoccial en Rivera (Uruguay). Página siguiente: preparación de la mesa equinoccial en Rancagua (Chile), Lima
(Perú), Tegucigalpa (Honduras) y La Paz (Bolivia).
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Humildad
Eduardo Ciotola Mosnich
“Cuando no hay Humildad, las personas se degradan”
(Agatha Christie)
El mejor ejemplo de Humildad, se encuentra en la propia historia de esta palabra hasta lograr
hoy, la relevancia que tiene y el haber alcanzado la categoría de Virtud.
En efecto, Humildad es una palabra que no tiene antecedentes en el mundo antigüo. Si algún
antecedente podemos encontrar, lo hallamos aparentemente por primera vez, en versión de San
Pablo quien la entendía como “ausencia del espíritu de competencia y vanagloria”, según reza
en Filipenses, 11.
Pensadores posteriores, San Agustín incluido, se ocupan del tema, destacando la opinión de
Santo Tomás, quien considera la Humildad como una suerte de Virtud, “que atempera y frena
el ánimo para que no tienda sin medida hacia las cosas más altas”, para luego sostener que la
Humildad lleva a conseguir las cosas grandes, según la recta razón.
Durante el medioevo, la Humildad sufrió momentos de vapuleo, llegándose a quitarle su condición de Virtud y asignarle un rol afectivo al nivel de Pasión, en versión de Spinoza.
Luego de superar la mordacidad de Nietzsche, quien la calificó de “la moral de los esclavos”
entra a los tiempos contemporáneos navegando en aguas más calmas y atemperadas.
Hoy, desde nuestra Obra, buscamos recuperar para la Humildad, el rol sencillo pero trascendente que quizá en su momento tuvo y hoy debe tener.
En versión actual de Etimologías de Chile:
“La palabra “humildad” viene del latín humilitas y ésta viene de la raíz humus que significa ‘tierra”. La palabra humildad está relacionada con la aceptación de nuestras propias limitaciones,
bajeza, sumisión y rendimiento. Cualidades muy humanas (de la tierra) si son comparadas con
los dioses que estaban en el cielo”.
Si lo vemos simbológicamente, podemos observar que la expresión “Humus”, se encuentra
fuertemente asociada al concepto de Fertilidad o Fertilización o hacer Fértil a algo (en este
caso: a alguien).
En este aspecto, el filósofo Jorge Ángel Livraga comparte sus “Meditaciones sobre la Humildad”,
señalando con sabiduría, que:
“Si entendemos la humildad como la carencia de vanidades; como una no sobre valoración de
este mundo pasajero; como una actitud de vigilia y respeto hacia todos los seres vivos, especialmente hacia aquellos más virtuosos y sabios que nosotros; la humildad es, sin lugar a dudas,
una característica distintiva de las Almas inclinadas a todo lo noble y, sobre todo, a la existencia
viva de Dios”.
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Carencia de Vanidades, exacta valoración, vigilancia y respeto universal, son expresiones de
Humildad y condiciones de Almas nobles orientadas a Dios vivo.
Como podemos observar, la Humildad pertenece pues, a todo un sistema de Virtudes, dado
que su ejercicio activa automáticamente la vivencia de otras fuerzas conducentes hacia la Trascendencia, como por ejemplo la Tolerancia, la Generosidad permitiendo así, el alcance de la
Justicia y de lo Justo.
Por otro lado debe ejercerse como un hábito constructivo. Sin miramientos y sin regodeo en lo
vivido.
A la vivencia del gesto Humilde le debe acompañar el sano Olvido del mismo, porque la rememoración del gesto Humilde nunca viene solo. Viene acompañado de presencias no gratas
como la Vanidad, la Soberbia cuando no del Orgullo. Y así, el gesto Humilde y generoso se
desdibuja en su recuerdo envileciendo la Humildad verdadera para tras-descenderla a falsa
Humildad.
Así, el ejercicio de la Humildad también invita al ejercicio de la Solidaridad y la Gratitud porque nuevamente, según Livraga:
“La humildad es, entonces, carencia de fantasía insana, Amor por todos y Servicio para todos,
pues el realmente humilde, se hace pequeñito para que más cómodamente, quepan sus hermanos, en la sombra benéfica del Árbol de la Vida”.
Por eso, Rabindranath Tagore decía que: “Cuando somos grandes en Humildad, estamos más
cerca de lo grande”.
Y el mismo Victor Hugo iba más allá cuando señalaba que: “La humildad tiene dos polos: lo
verdadero y lo bello”.
En ese sentido, es condición indispensable e innegociable del estudioso de lo Iniciático y Perenne, vivir el ejercicio diario, cotidiano, constante y –sobre todo– silencioso, de la Humildad, que
no significa bajo ningún concepto, humillación y genuflexión impensada y rastrera.
Significa postración meditada y reflexiva con Devoción, del Alma ante la grandiosidad de los
hechos.
Grandiosidad y hechos detrás de los cuales siempre encontraremos la omnipresencia, generosa,
silenciosa y por tanto Humilde, de Dios, del cual hemos sido hechos a su imagen y semejanza.
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