EL DESAFíO DE LA DERECHA: COLONIZAR UN

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EL DESAFíO DE LA DERECHA: COLONIZAR UN
El desafío
de la derecha:
Colonizar un
territorio de la
izquierda
Marcia Scantlebury
O presente texto foi publicado no Barómetro de Política y Equidad - El primer año.
Modelo para armar, editado pela Fundación Equitas do Chile. A FLACSO agradece
à Fundación Equitas pela autorização para incluir o texto da Professora Marcia
Scantlebury na sua Série de Cadernos. A versão completa do Barómetro está disponível em: http://www.fundacionequitas.org/barometro/barometro.aspx
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Número 5
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sintetizam a posição da FLACSO Brasil sobre os temas em debate.
El desafío de la derecha: Colonizar un territorio de la izquierda
Marcia Scantlebury
ISBN 978-85-60379-05-7
Junho, 2011
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Rio de Janeiro, 2011
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Marcia Scantlebury
(La Serena, Chile, 1945) Uma das mais destacadas intelectuais chilenas contemporáneas. Lutadora pelos direitos humanos, teve que se exiliar durante vários anos, depois de
permanecer detida num dos mais brutais centros clandestinos da Ditadura do Pinochet:
Villa Grimaldi. Ensaista e jornalista. A Presidente Michelle Bachelet lhe encomendou a
tarefa de não esquecer o passado criando o Museu da Memória e dos Direitos Humanos do Chile, instituição que dirigiu no primeiro período da sua fundação.
Índice
Resumen
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Introducción 8
La reconstrucción 8
Financiamiento a la cultura
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Economía y cultura o economía de cultura
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Ministro estrella
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¿Dictadura de las encuestas?
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Música de “fondos”
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Poca lectura y mucha televisión
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Con guitarra
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Anorexia legislativa
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EL DESAFÍO
DE LA DERECHA:
COLONIZAR UN
TERRITORIO
DE LA IZQUIERDA
Marcia
Scantlebury
Resumen
El año que pasó ha traído sorpresa, destrucción, espectáculo y anorexia legislativa al
mundo cultural. El actor y Ministro del ramo, Luciano Cruz Coke se propuso una verdadera hazaña: convencer a la opinión pública y a los artistas que la cultura no es sólo
patrimonio de la izquierda .
Como para el resto del gabinete, su gestión estuvo marcada por el terremoto y
el tsunami que afectaron al país el 27 de febrero del 2010 dejando a la vista la precariedad de las medidas de salvaguarda de nuestro patrimonio. Esto reafirmó su convicción
de que es indispensable redactar una ley de mecenazgo efectiva que involucre a los
privados en esta tarea.
El titular de Cultura alcanza al 75% en las encuestas, sólo superado por el
imbatible titular de Minería, Lawrence Goldborne. Su falta de agenda propia (varios
ministros populares son presidenciables) le han granjeado también la simpatía del Presidente Piñera que comparte la idea de que la cultura aliada con la economía puede
producir empleos y divisas para el país.
El titular de Cultura comparte con el resto del gabinete los afanes de permanente corrección a lo operado por sus predecesores, evaluación, seguimiento de proyectos y elaboración de políticas orientadas por las encuestas de opinión. Sostiene que
en Chile ha aumentado notablemente la oferta cultural, pero esto no se ha traducido
en la ampliación de audiencias y, por eso, está decidido a subsidiar la demanda.
Ha bajado el tono a sus críticas a las administraciones de la Concertación por su
gestión enfocada a la fiesta ciudadana. Hoy este ánimo se ha mantenido y exacerbado.
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Convencido de la necesidad de masificar la cultura ha insistido en la necesidad de una
alianza entre cultura y televisión.
En este tiempo de reconstrucción Luciano Cruz Coke se ha concentrado en las
tareas derivadas de la catástrofe, pero sus críticos apuntan a que, aparte del activismo
cultural y los anuncios, su gestión se ha caracterizado por la ausencia total de proyectos
legislativos. Y advierten que este año será decisivo para evaluar al evaluador.
Introducción
El primer año de la administración del Presidente Sebastián Piñera en el campo de la
cultura estuvo marcado por las tareas de reconstrucción. Hasta tal punto, que el tema
central del pabellón chileno de arquitectura en la Bienal de Venecia fue “Chile 8.8”
aludiendo a la intensidad del terremoto.
Más de 60 edificios históricos quedaron en el suelo o gravemente dañados por
el sismo y maremoto que afectaron al país el 27 de febrero del 2010. El desastre dejó
en evidencia la precariedad de las medidas destinadas a salvaguardar nuestro patrimonio: no se disponía de fondos ni planes de contingencia para una emergencia de
esta magnitud.
La reconstrucción
El Ministro de Cultura, Luciano Cruz Coke, que definió el año 2010 como “duro y emotivo”, se vio obligado a reasignar fondos del Consejo de la Cultura y las Artes (CNCA) a
un Programa de Apoyo a la Reconstrucción del Patrimonio Material. Los recursos salieron fundamentalmente de otros programas como el de la red de centros culturales que
no utilizaron la totalidad de su presupuesto para el año 2010. El CNCA dispone sólo de
una pequeña parte de recursos vinculados al patrimonio inmaterial cuyo presupuesto
alcanza a los $140 millones de pesos. Más involucrados están la Dibam, el Ministerio de
Educación o el Consejo de Monumentos.
El Estado destinó 2.300 millones de pesos a la reconstrucción patrimonial de 39
obras emblemáticas y solicitó el otro 50% a la empresa privada ofreciéndole descuentos tributarios. Esta instancia sirvió para que las empresas utilizasen la Ley de Donaciones Culturales que, en zona de catástrofe, se benefician de una modalidad “express”
cuya tramitación toma sólo siete días.
Sin embargo el Ministro sabe que estas medidas son transitorias y no resuelven
el problema de fondo: “Estamos perdiendo la batalla por conservar nuestra memoria”,
alertó, relevando la urgencia de “remover las actuales rigidez y estrechez normativa
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presentes en nuestra vida cultural”. El propósito expresado por el actor y titular de la
cartera de cultura es redactar una ley de mecenazgo efectiva que proporcione financiamiento para la conservación y restauración de nuestro patrimonio y que contemple
la modificación la Ley de Donaciones Culturales.
Tras dos décadas de aplicación, esta normativa conocida como Ley Valdés (su
autor fue el senador Gabriel Valdés) ha obtenido logros encomiables, pero es aún insuficiente para hacer de la acción de la empresa privada el pilar fundamental de la
actividad cultural. Y Cruz Coke aspira a flexibilizarla para ampliar a los beneficiarios y
donantes. Estos son hoy, en general, grandes empresas que se repiten -como la Minera
Escondida, que está aportando recursos para la ampliación del Museo Precolombino o
la Fundación Luksic- y la cantidad de donantes promedio está estancada.
A todas luces, es evidente la necesidad de modificar esta legislación para incorporar a personas naturales o empresas sin contabilidad completa pequeñas y medianas.
Elevar a 6% el tope para las donaciones con fines culturales y abrir la posibilidad de
donar a empresas que registren pérdidas.
Adicionalmente, se busca crear mecanismos de incentivo para que los propietarios de bienes patrimoniales consideren las declaratorias como un orgullo y no
como una carga. La convicción del ministro es que ampliar la base de donantes evitará casos de abandono de edificios como el Palacio Pereira o el Museo Baburizza que
luego de permanecer 13 años cerrado, en estos días reabrió parcialmente sus puertas
en Valparaíso.
Financiamiento a la cultura
Así como el sello cultural de la Concertación fueron los fondos concursables, el gobierno de la Alianza está determinado a ampliar y diversificar las fuentes de financiamiento para las actividades culturales. Hoy el Estado aporta el 90% del financiamiento de la
cultura y la empresa privada sólo un 10% que se traduce en $9 mil millones de pesos,
lo que al ministro Cruz Coke le parece “vergonzoso”.
En una columna de La Segunda el gestor cultural Ernesto Ottone pone otro
condimento al asunto aclarando que si bien las cifras indican que en los últimos años
los aportes de privados han aumentado considerablemente, se tiende a olvidar que el
50% de esas donaciones son devueltas por el Estado a las empresas al año siguiente por
concepto de rebajas tributarias. Por lo tanto, sostiene que es nuevamente el Estado el
que financia aquella parte, con un gran bemol: no son implementadas como parte de
las políticas públicas en cultura, sino a partir de decisiones tomadas desde una empresa
privada hacia un proyecto determinado por ciertos intereses particulares.
La destrucción afectó también a una gran cantidad de museos y bibliotecas y el
panorama incierto que dejó por delante provocó las críticas de la titular de la Dirección
de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), Magdalena Krebs. La arquitecta lamentó la
ausencia de política museística en el país y aseguró que el chileno es un sistema pensaNúmero 5
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do hace más de un siglo, que no se ha renovado en sintonía con la importancia que ha
ido tomando la cultura patrimonial.
Destapando una tensión latente en los últimos años en el sector, la experta patrimonial acusa desproporción en la asignación de recursos estatales. Se queja de que
hayan nacido varios museos y centros culturales amparados en fundaciones o corporaciones privadas, pero que a la larga terminan captando recursos del Estado que jamás
obtienen los museos públicos. Como ejemplo de la que considera una injusta repartición de los dineros públicos cita el caso del Centro Cultural Palacio de la Moneda que
es un espacio público financiado por el Estado, pero con una administración privada,
“y recibe dos veces y media el presupuesto del Museo Nacional de Bellas Artes (MBA)”.
Agrega que, además, estas instituciones pueden recaudar para su propia gestión los
dineros de la entrada, mientras que en los museos estatales estos van al fondo general
de la Nación.
El terremoto sinceró, así mismo, la precariedad de instituciones como el MBA
que tuvo que financiar su remodelación con fondos privados y que sigue siendo víctima
de la escasez de recursos y de infraestructura. ”No pudimos traer a Miró por falta de
presupuesto” se lamenta su director, Milan Ivelic. Según Krebs, lo más lógico para su
crecimiento natural sería que ocupase la totalidad del edificio y se ampliase hacia el
Museo de Arte Contemporáneo (MAC) que pertenece a la Universidad de Chile y ocupa la espalda del edificio. La reconstrucción del Museo de Historia Natural, levantado
muro por muro, respetando su arquitectura neoclásica original, forma parte de un proyecto Bicentenario aprobado antes del terremoto.
Es evidente la crisis de los museos públicos que incluye la falta de presupuestos
adecuados y carencias materiales que se traducen en escasa o dañada infraestructura
escasa y en falta de personal calificado y bien remunerado. Y el problema se ha hecho
tan candente que los requisitos fundamentales para postular a dirigir estas instituciones parecen ser la capacidad de gestión y de captación de fondos. En estos días el joven
ingeniero comercial, Rafael Garay tomó las riendas del Museo de Artes Visuales (Mavi)
admitiendo con sinceridad no saber nada del tema museístico o curatorial pero atribuyendo esta designación a su capacidad para frenar el déficit presupuestario.
A riesgo de quedar obsoletos, en la actualidad los museos enfrentan también el
desafío de renovar soportes y relatos de lo expuesto ya que hoy las nuevas tecnologías
posibilitan nuevas formas de comunicar como el videoarte, el arte digital, las instalaciones multimediales, las artes integradas y contenidos artísticos que se generan y circulan
por la red.
Economía y cultura o economía de cultura
En nuestro país el aporte de las industrias culturales a la economía es aún muy bajo.
Este sector representa menos del 1.3% del PIB, mientras en los países desarrollados llega al 5%. De allí que Sebastián Piñera se haya comprometido en su campaña a duplicar
en cuatro años el aporte de la cultura al PIB, hasta llegar al 3.2%.
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Uno de los grandes desafíos que se ha puesto el gobierno de la Alianza -frente
al cual no obtiene aún los resultados esperados- es echar las bases para una economía
creativa o economía de la cultura. Durante un seminario de la Dibam, el experto español en el tema, Pau Rausell, aclaró que detrás de este concepto estaría la idea de que
la cultura ha dejado de ser algo decorativo y ahora se pueden articular estrategias de
desarrollo en torno a ella. También la Unesco la describe como componente del crecimiento económico, empleo, comercio, innovación y cohesión social en las economías
desarrolladas.
Luciano Cruz Coke considera indispensable construir en Chile una verdadera
industria cultural que podría ser una de las más prósperas de la economía creando
empleos, servicios y divisas. Y no viviría, explica, de paternalistas subsidios del Estado.
Frente a las críticas que lo acusan de “comercializar” las actividades culturales, insiste
en que lo que busca es ligar cultura con economía “lo que no significa que todo sea
negociable”. Y sostiene categórico: “En la medida en que las personas sientan que en
la cultura pueden encontrar oportunidades de negocios, me parece un buen signo”. A
su juicio, hoy las economías creativas prosperan en áreas como el turismo, el software,
la propiedad intelectual o la cultura. Así ha sucedido en Dinamarca, Finlandia, Portugal y Corea. Sin ir tan lejos, países como Brasil y Argentina ya cuentan con un enérgico
sistema de gestión para sus industrias creativas y una identidad país bien definida. Este
último es el país con la industria de exportación televisiva más grande en español y la
cuarta en el planeta, detrás de Inglaterra, EE.UU. y Holanda (Asociación Inglesa de Distribuidores de Televisión). Sólo en la ciudad de Buenos Aires, en el año 2009 se grabaron 330 cortos publicitarios, 80 cortos académicos y videoclips, 35 proyectos televisivos
y más de 40 largometrajes locales e internacionales. De 290 estrenos cinematográficos,
71 correspondieron a filmes locales. “Si queremos dejar de ser solo exportadores de
frutas y salmones tenemos que crear lazos culturales con otros países, exportar cultura
y así generar divisas para el país”, plantea Cruz Coke. Y agrega que Chile reúne excelentes condiciones para acoger inversión extranjera.
Empeñado en esta tarea, el titular de cultura ha organizado reuniones de empresarios y artistas y giras internacionales para establecer alianzas más allá de las fronteras. El año pasado viajó con el Presidente Piñera a Los Angeles para convencer a la
comunidad empresarial y artística de Hollywood sobre las ventajas de rodar y producir
películas en nuestro país.
El Consejo de la Cultura organizó en Santiago el seminario “Cultura y Economía: una oportunidad de desarrollo” en el que, según el Director de la Escuela de Arte
de la Universidad Diego Portales, Ramón Castillo “parecía promisorio el escenario de
las industrias culturales y las nuevas audiencias”. Sin embargo, Castillo comentó luego
en una carta a El Mercurio que “en pleno debate del presupuesto 2011, que acaba de
ser aprobado por el Senado y la Cámara de Diputados, nos enteramos de que la reducción presupuestaria para el CNCA corresponde a la asignación más baja desde su creación”. Y agrega que el financiamiento operativo fue eliminado para algunos espacios
o reducido en un 50% mientras que lo que falte será “concursable”. “¿Qué definición
de cultura hay detrás de estas decisiones? ¿Se le considera un “producto” prescindible
y decorativo?”, se interroga.
Acogiendo la repetida acusación de que en Chile, para el presupuesto nacional
siempre habrá urgencias mayores que las culturales, la diputada del PPD, Ximena Vidal,
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concluye que “el discurso político y social tira flores a la cultura, pero esta sigue siendo
el pariente pobre”.
Ministro estrella
Durante la campaña presidencial el grupo Tantauco, dedicado a elaborar el programa
cultural de Piñera, ofreció fundamentalmente continuidad y corrección, profundización y ampliación de políticas. Más adelante, en el Primer Mensaje del Presidente este
le dedicó sólo unas pocas palabras al “fomento de la cultura”. Situación que al integrante del directorio del CNCA, Agustín Squella lo hizo comentar con ironía que no es
que el gobierno menosprecie estos temas sino que “ignora qué hacer con ellos”.
Cruz Coke, que no es Ministro, pero tiene rango de tal, reconoce que al comienzo en el gobierno se percibía a la cultura como “el hermano chico del gabinete”. Sin
embargo, asegura que hoy las cosas han cambiado. Y no cabe duda que en este terreno
que la derecha siempre ha sentido ajeno, su gestión ha sido una verdadera proeza. En
la actualidad, su índice de aprobación ha subido desde el 65% en la primera medición
hasta un 75% que le asigna la encuesta Adimark de marzo. Su popularidad sólo es superada por el imbatible titular de Minería, Lawrence Goldborne y lo ubica sobre pesos
pesados como Lavín y Hinzpeter. Si bien es cierto que su antecesora Paulina Urrutia
también estuvo siempre en los primeros lugares de estas mediciones y, como ella, Cruz
Coke corre con ventaja por ser actor o por el escaso conocimiento que tiene la opinión
pública de los demás ministros, hasta sus críticos reconocen que el titular de cultura ha
cumplido con creces las expectativas del Gobierno.
La meta fundamental que ha perseguido en esta área el gobierno de Piñera ha
sido posicionar a la derecha en el mundo de la cultura. Propósito nada fácil si se toma
en cuenta que la derecha aún es mirada con sospecha por la comunidad artística en la
que todavía no se disipa del todo el fantasma censurador y represivo de la época dictatorial.
El propio Ministro confesó hace unos días su compromiso personal consistente
en demostrar que la cultura no es sólo patrimonio de la izquierda, sino “un mundo que
nos importa y que lo podemos hacer bien”.
Durante la campaña, Cruz Coke desplazó a otras figuras que podrían haberle
hecho sombra como las de Roberto Ampuero o Jorge Edwards y durante su gestión ha
neutralizado posibles críticas de sectarismo incorporando a su gabinete a gente como
Justo Pastor Mellado, Carlos Leppe o Luis Gnecco que vienen del mundo progresista.
Simultáneamente, ha ido matizando su trabajo con invitaciones a La Moneda
e inclusión en actos oficiales de artistas claramente alineados con ese sector. Ha escenificado la entrega entusiasta y mediática del Premio Nacional a Isabel Allende por parte
del Presidente Piñera o, ahora último, ha seleccionado a Los Jaivas- previo pago de siete millones de pesos- como música de fondo para la visita de Barak Obama.
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Desde marzo “ Arquitectura y diseño”, “Nuevas tecnologías” y “Artes circenses” son parte de las nuevas áreas del CNCA, pero el Ministro avanza también en el
plano de la multiculturalidad criticando el paternalismo y abordando el tema mapuche
con un enfoque cultural. Esto, aunque sus críticos, advierten que lo que hará en este
plano, aún está por verse. “Creo que este año se han establecido las confianzas con
el sector cultural respecto de un gobierno que no pretende hacer tabla rasa de todo,
sino solucionar en forma pragmática y beneficiosa las carencias del sector” comenta
satisfecho.
El sabe que tiene “muñeca” para lidiar con los diversos intereses del sector
cultural y en el plano administrativo. Le tocó enfrentar una situación de desorden al
asumir su cargo: $1.500 millones de pesos en deudas y el Consejo instalado en la peor
categoría de morosidad en Dicom. Hoy el CNCA ya salió de esa lista, ha repactado sus
deudas y pagado un buen porcentaje de ellas. Sobre lo que fue presentado al comienzo
como un caso “de corrupción” no se acreditaron situaciones dolosas, sino como señaló
Drina Rendic, la presidenta del Comité de Políticas Públicas del Consejo, “un pésimo
manejo de recursos humanos y finanzas públicas”.
Cruz Coke reconoce que en esto ha contado con el trabajo a tiempo completo
del Subdirector de su institución que ha ordenado la casa y lo ha ayudado a manejar el
descontento de los funcionarios del CNCA por su política de despidos. El de Cultura es
hoy uno de los ministerios con más reducción de costos y, de un gasto de $733 millones
en el último semestre de la administración de Michelle Bachelet, la cifra se redujo a
$474 millones.
Además- ¿qué duda cabe?- a favor de Luciano Cruz Coke juega para Piñera el
hecho de que este no integre la lista de ministros presidenciables- y que, por lo mismo,
no tenga agenda propia. El personero hace extensivo y desparrama con generosidad
su buen posicionamiento hacia el Primer Mandatario, de allí que se haya transformado
en su infaltable acompañante en giras y actividades en Chile y el exterior.
Luciano Cruz Coke se sabe hijo de este tiempo mediático en que exposición y
look son un gran capital, por lo que personaliza su gestión cortando cintas en inauguraciones, estrenos y lanzamientos de todo tipo. Esto le permite, a la vez, dar visibilidad
al más mínimo cumplimiento de las promesas de campaña de la Alianza. Y marca presencia en iniciativas donde el Estado ha tenido o no ha tenido nada que ver. Está en
la apertura del Teatro del Lago en Frutillar, en la reinauguración del Centro Cultural
Gabriela Mistral, en el homenaje a la “Negra Ester” o en la conferencia de prensa destinada a anunciar la ampliación del Museo Precolombino.
¿Dictadura de las encuestas?
Con habilidad, el Ministro de Cultura ha logrado sobrevolar episodios bastante desafortunados. Como el relacionado con el desplazamiento de los fondos destinados a la
reconstrucción del Centro Nacional de las Artes Escénicas y Musicales Gabriela Mistral
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(GAM) hacia el Teatro de la Teletón. Entonces se habló incluso de su renuncia, que él se
apuró en desmentir.
Al columnista Cristián Warnken le pareció que lo sucedido implicaba borrar
con el codo lo prometido a los cuatro vientos y se quejó: “Sentí el zarpazo del atávico
ninguneo ‘a la chilena’”. A su juicio, el primer ninguneado era el propio Ministro de la
Cultura que trabajaba por desmentir con hechos el prejuicio de que para la derecha la
cultura sólo era un lujo o adorno superfluo.
Lo calificó como una afrenta a las artes y culturas de Chile desplazadas, como
siempre, por otras prioridades de la agenda. Y agregó que Don Francisco lograba en
minutos lo que el mundo de la cultura y las artes venía demandando hace décadas.
Según sus cercanos, la inesperada medida anunciada por el Presidente Sebastián Piñera efectivamente descolocó al Ministro ya que las festividades del Bicentenario
fueron bastante pobres y esta era la obra más emblemática y potente de esa celebración. “Me siento como Condorito. Exijo una explicación. El Gabriela Mistral quedará
con apenas dos salitas? Una locura!” comentó Carmen Romero, miembro del Directorio
del Centro. La segunda etapa de la reconstrucción del GAM cuyos fondos fueron reasignados al Teatro de la Teletón incluía una sala para dos mil personas programada como
el gran escenario para las artes escénicas.
Se escucharon voces llamando la atención sobre los vínculos del Presidente Piñera con personas vinculada a la Fundación. Entre estas, su amigo Carlos Alberto Délano, presidente del Directorio de la Teletón. O el ex Presidente y actual Ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno, que la encabezó desde el 2007 y la dejó al asumir
la cartera en marzo.
El nuevo gobierno parecía haber sucumbido una vez más a la dictadura de las
encuestas que advertían que al gobierno le daría dividendos responder a los requerimientos de Don Francisco y su cruzada benéfica. Cruz Coke salió a calmar los ánimos
hablando de “postergación” y explicó que solo se habían aplazado los flujos de dinero:
antes del 2012 estaría terminada la segunda fase y en el 2014, la tercera.
El asuntó desapareció de la agenda mediática sin aclaraciones muy convincentes-aún no se sabe de donde saldrán los fondos para las etapas pendientes- y lo único
cierto es que el GAM sufrió una reducción de más de 400 millones en su presupuesto.
Sin embargo, aunque el final de este episodio no haya sido del todo feliz porque, como
el mismo Ministro lo reconoció, el GAM es la punta de lanza del programa de centros
culturales del Gobierno, lo ocurrido no logró rayarle la pintura al Ministro que fue percibido como una víctima de su propio gobierno.
Hoy el 60% de la actividad cultural tiene lugar en Santiago y la actual administración ha expresado su propósito de descentralizar la cultura potenciando los centros
culturales y teatros regionales. Su compromiso es terminar su período con 51 de estos
espacios construidos y el diseño de una red que los integre en términos de gestión. El
último inaugurado en estos días fue el de Alto Hospicio en Iquique.
Durante la campaña presidencial Piñera dio un paso en falso al anunciar que
acabaría con la discrecionalidad de los fondos concursables determinando mediante
consultas ciudadanas lo que la gente desearía ver financiado. En esa oportunidad y, a
raíz de las críticas que desató el anuncio, se le echó tierra al asunto. Sin embargo, en
los últimos días el tema resucitó volviendo a sacar ronchas.
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En una consulta a más de tres mil personas a través de Internet, el CNCA puso
a disposición de la ciudadanía un cuestionario de 26 preguntas sobre promoción de las
artes, patrimonio cultural y participación ciudadana. ¿Su objetivo? Utilizar las respuestas como insumo para el diseño de las políticas culturales del período 2011-2016. Como
lo recordó Drina Rendic estas directivas se elaboran cada cinco años para que trasciendan a los gobiernos de turno. La opción más votada fue incentivar la descentralización
de actividades culturales para llegar a la mayor cantidad de provincias posible y la menos mencionada, fortalecer los mecanismos de defensa de la propiedad intelectual.
El compositor Eduardo Carrasco argumentó por la prensa que el arte es de interés de unas minorías y que, por eso, la utilización de las consultas ciudadanas para
construir políticas culturales podría ser un arma de doble filo. Por ejemplo, en lo que
respecta a la promoción de la lectura, considerando que en Chile las masas no leen, se
corre el riesgo de tomar decisiones incorrectas. “Los expertos deberían tener más peso
en cuestiones culturales. Debe haber un equilibrio entre la opinión de la élite cultural
y la opinión pública”, afirmó.
El columnista Sagitario recordó en El Mercurio a una empresa editorial que creó
un Club de Lectores que proporcionaba a sus suscriptores obras de grandes escritores
como Flaubert o Tolstoi logrando una gran acogida. Recuerda con ironía que “esto
terminó al incurrirse en el populismo de pedirle al público que sugiriera que libros publicar”. Y comenta que este recomendó libros que conocía: “En general obras ramplonas, desechables. Nadie pidió a Stendhal, Mann, Faulkner. No los conocían. Los habrían
conocido si la lista hubiera seguido elaborada por los que saben”.
Encuestas más o menos, lo que en los últimos años ha quedado de manifiesto
es que al menos en materias urbanísticas y medioambientales, sin que medie consulta
alguna, la ciudadanía está dispuesta a hacerse escuchar a través de los medios y redes
sociales cuando la ocasión lo amerita. Así quedó en evidencia en los casos de la posible
instalación de la Termoeléctrica en Punta Choros, de la anunciada pavimentación del
Parque Forestal o de la instalación de un Papa Juan Pablo II gigante frente a la Escuela
de Derecho de la Universidad de Chile.
Música de “fondos”
Otra prolongada polémica que ha agitado el ambiente cultural es la que envolvió a una
propuesta originada en el Parlamento que establece la obligación de transmitir por lo
menos un 20% de música nacional y de raíz folklórica en las radios. Luego de un áspero
debate en la Comisión de la Cultura y las Artes de la Cámara de Diputados integrada
por una mayoría opositora, fue aprobada en forma transversal por esta instancia y ahora deberá ser revisada por el Senado.
La norma, impulsada por el diputado Enrique Estay (UDI) busca confirmar la
presencia del repertorio nacional en el dial de más de 1200 emisoras que se agrupan
en el país bajo la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi) y establece multas de 5
a 50 UTM para quienes no la cumplan. El proyecto generó el inmediato rechazo de la
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Archi que la considera inconstitucional y algunas posiciones encontradas entre los artistas. Para la Directora del Grupo de Radios Dial, Anita Holuige este es un error garrafal,
“un atropello a las personas, a la libertad de expresión y al orden económico y jurídico
de nuestro país”. En carta dirigida a los medios sostuvo que la parrilla musical de cada
radio es parte esencial de su línea editorial, libre, autónoma e inviolable.
El Ministro se declaró contrario a esta iniciativa parlamentaria y ha estado trabajando en la creación de un Fondo de Incentivo para las Radios que entrará en los
próximos días al Congreso. Este, que ya antes de su envío despierta controversia, se
encuentra en Hacienda donde se está efectuando el informe financiero para la firma
de Cruz Coke. “En esta materia, preferimos la zanahoria al garrote: si usted toca música
nacional, recibe premio. Por mí que existiera un cien por ciento de música nacional en
radios pero esa elección debe ser libre. Sin duda, algunos prefieren una cuota fija, pero
ello terminaría en el corto plazo siendo impugnado ya que puede lesionar las libertades editoriales de quienes son concesionarios de las señales de radio, en cambio esta
solución solo genera incentivos”, comentó Cruz Coke.
El Ministro declaró que este proyecto habría sido trabajado con la Archi y la
Sociedad Chilena de Derechos de Autor (SCD), sin embargo, Alejandro Guarello, su Presidente, le salió al paso. Aseguró desconocer esta iniciativa paralela a la presentada por
Estay que sigue pendiente de discusión en el Senado “y cuyo fin nos parece necesario
promover”. Expresó también su preocupación por la falta de coordinación entre los dos
proyectos.
Finalmente, las dos normativas que tienen el propósito de difundir la música
chilena, avanzarán en forma paralela compitiendo por los favores parlamentarios.
Poca lectura y mucha televisión
Uno de los puntos centrales de la gestión de Cruz Coke ha sido conseguir un público
masivo para la cultura. Aunque él aclara que “más que masividad, nosotros hablamos
de acceso a la cultura”. Explica que si bien el presupuesto cultural saltó entre el 2003 y
el 2010 de $13 mil a $62 mil millones, este incremento de los mecanismos de fomento
a la creación “no se ha traducido en un aumento sustantivo del consumo cultural ni de
las audiencias”.
Chile lee menos y el 70% de los chilenos confiesa no haber comprado un solo
libro en los últimos doce meses. Aumentan los no lectores (52.8%), es decir, más de la
mitad de la población. “La lectura sigue siendo una actividad que no motiva y para la
cual no se encuentra tiempo”, es una de las conclusiones del estudio “Hábitos de lectura, tenencia y compra de libros” de Fundación La Fuente con el apoyo de Adimark
realizada en noviembre del 2010.
Para revertir esta tendencia, el Gobierno comenzó en el año 2007 un Plan de
Fomento a la Lectura radicado en el Consejo Nacional del Libro y la Lectura que se apoya en una serie de políticas, proyectos educacionales y acciones de la empresa privada y
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la sociedad civil. Este plan se realiza en coordinación con el Mineduc y la Dibam y se ha
incorporado también al mundo editorial en el programa “Lee Chile Lee” que se lanzará
en mayo. La idea es evitar descoordinaciones, duplicaciones y dispersión de recursos,
especialmente en este tema que hoy está desparramado en distintos ministerios.
En varias oportunidades el Presidente y personeros de la Alianza han reiterado
su convicción de que la columna vertebral de la gestión del gobierno es la lectura, por
lo que el CNCA se propone dar un impulso muy importante a las bibliotecas públicas y
restaurar a las que fueron afectadas por el terremoto.
Este dejó un desastre en estas instituciones. Noventa y ocho sufrieron daños y
diez de ellas quedaron completamente destruidas. Por eso, la mayoría se han instalado
temporalmente en escuelas o juntas de vecinos y hoy quedan sólo ocho cerradas. Lo
grave es que en una de cada tres comunas del país este es el único espacio público con
acceso gratuito a internet, en banda ancha y con buenos equipos.
El Mineduc ha aumentado también las bibliotecas en las salas de párvulos y ha
distribuido paquetes de 23 libros y de CDs de cuenta cuentos con las voces de actores
conocidos.
Pero no sólo la lectura está en dificultades. El Anuario de Cultura y Tiempo
Libre 2009” concluye que crecen las funciones de teatro- de 15.356 a 16.579, pero se
registran 280 mil asistentes menos.
El cine chileno vive uno de los mejores períodos de su historia. Se estrenaron
películas como “La Nana”, “Turistas”, “El poder de la palabra”, “La vida de los peces”,
“Post Mortem”. Y muchas de ellas obtuvieron gran éxito en el extranjero. Los festivales
locales han continuado consolidándose y aumentaron los fondos estatales de fomento
para esta actividad. Sin embargo, aunque la industria terminó el 2010 con un nivel histórico de tickets vendidos (más de l4.7 millones) y se estrenaron quince películas chilenas, estas fueron vistas por apenas 351.243 espectadores. Es la desalentadora cifra consignada por el informe anual de la Cámara de Exhibidores Multisalas de Chile (Caem)
que revela un desplome del 35.8% respecto de los 547.511 asistentes de 2009.
Cruz Coke cuestiona que a pesar de los recursos destinados y el aumento de la
oferta cultural, no se han creado mayores audiencias ni fidelizado a los beneficiados
por esta. Por lo tanto, hace presente su intención de dejar de financiar sólo a los artistas y subsidiar al público con bonos especiales para los sectores más vulnerables. A su
juicio, deben apuntalarse también las instituciones mediadoras que son el nexo entre el
creador y el público. Planteamiento que le ha allegado unas cuantas críticas. Como las
del artista plástico, Iván Navarro que no está de acuerdo con el apoyo del Consejo a las
galerías comerciales para que salgan al exterior en desmedro de los artistas.
Como él, hay quienes no comparten la idea de que, con el propósito de fortalecer el vínculo entre creadores y espectadores y captar más público, el gobierno se haya
propuesto modificar los fondos concursables para entregar recursos directamente a los
distribuidores, sellos discográficos y salas de espectáculos. Según el aludido Cruz Coke,
si se fortalece al mediador y le exigimos cumplir con ciertos parámetros, lograremos
que el universo crezca y que la difusión sea mejor.
Luciano Cruz Coke está convencido de que para llevar la cultura más allá de
una élite es indispensable una estrecha alianza con la televisión. Porque es un hecho
que este medio sigue siendo clave para ampliar las audiencias. Según cifras de Time
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Marcia Scantlebury
Ibope, en 2009, los chilenos vieron un promedio de tres horas y veinte minutos de televisión al día.
Y mientras sus declaraciones exigiendo un asiento en el CNTV- organismo que
se ha convertido en vehículo protagónico del financiamiento de la programación cultural-, le granjearon el entusiasta aplauso de los artistas, motivaron una categórica
negativa del Presidente del Consejo Nacional de Televisión, Herman Chadwick.
El reclamo de Cruz Coke apuntaba a que su cartera debiera tener mayor ingerencia en la asignación de los $4 000 mil millones que entrega el CNTV a programas de
canales y productoras que fomenten la calidad de la TV. “Veo dos alternativas. O se integra al Ministro de Cultura en el directorio del CNTV o sencillamente ese fondo- que el
Consejo traspasa al CNTV- es administrado por el Consejo Audiovisual, institución que
cuenta con representación del sector y donde sí participa el CNTV”, advirtió. Chadwick
le hizo presente la autonomía de la institución que preside y la calidad de funcionarios
públicos de los miembros del CNCA que los inhabilita para integrar este organismo. Y
las cosas quedaron ahí.
Eso no impidió que estos dimes y diretes estimularan un apasionado debate en
torno al rol del CNTV en el campo cultural. Se discutió sobre el control de calidad de
los programas, el lenguaje utilizado, la chabacanería y truculencia televisivas y los incentivos y financiamiento. También en torno a la responsabilidad de la publicidad que
financia y de los televidentes que premian con el rating a los contenidos de la televisión
y luego se lavan las manos.
Con guitarra
En lo que a masividad se refiere, en los últimos años el espectáculo ha sido el protagonista indiscutible de la escena local. Empujadas por la decadencia de la industria
discográfica mundial ahogada por la piratería, cientos de figuras musicales de primera
línea suben a los escenarios nacionales de la mano de productoras que compiten y
mueven cifras millonarias en el rubro. Santiago se ha sumado a un circuito de ciudades
de América Latina, como Buenos Aires o Río de Janeiro, en que se realizan espectáculos
de nivel mundial que el Intendente de Santiago, Fernando Echeverría califica como “un
aporte inestimable a la cultura”.
En la Intendencia se calcula que más de medio millón de personas habrán concurrido en el primer semestre del 2011 a estos eventos en la capital . El primero fue el
recital de Shakira en el Estadio Nacional ante 45 mil fanáticos. En marzo, el turno de
U2 en el Coliseo, en abril, Iron Maiden y luego, Lollapalooza donde se calcula una asistencia de más de 100 mil personas.
Instalado en el CNCA, Luciano Cruz Coke bajó el tono a sus críticas al “eventismo” que habría caracterizado las administraciones de sus predecesores. Al comienzo
de su mandato señaló que, a su parecer, gran parte de la percepción negativa del país
respecto del CNCA respondería a que hubo un poco de circo y que muchos de sus pro18
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El desafío de la derecha: colonizar un territorio de la izquierda
yectos se enfocaron a la fiesta ciudadana. “Se hizo una cultura que no tuvo gran poder
de transformación, sino que se basó más en la celebración para la entretención de las
masas”. Aclara que en este afán se habrían gastado demasiados recursos y no se habría
enfrentado bien el tema de seguridad pública.
Sin embargo, lejos de desaparecer, este ánimo masivo y espectacular hoy se ha
mantenido y exacerbado. El gobierno de la Alianza continúa apoyando estos espectáculos, financiando con entusiasmo festivales como el antes vilipendiado “Santiago a
Mil” y en Valparaíso sólo se reemplazaron los Carnavales Culturales por un rebautizado
Festival de las Artes.
“Ministro, ¿cree que nosotros venimos a darle las gracias?”, fue la frase que le
lanzó el edil de Lo Prado, Gonzalo Navarrete a Luciano Cruz-Coke después de que este
hubo anunciado las actividades gratuitas que para esta temporada traería “Santiago
a Mil” a 15 comunas de Santiago. A continuación, los futuros beneficiados alegaron
que les parecía muy bien la posibilidad de tener acceso a las actividades artísticas, pero
le entregaron un listado de peticiones con el fin de exigir más dinero para la gestión
cultural de los municipios.
El Ministro Cruz Coke tampoco ha estado ajeno al afán “evaluador” del gobierno piñerista. Insiste en la imperiosa necesidad de que el impacto de los productos culturales que financia el Estado y su rentabilidad social sean medidos y le parece pertinente
investigar si la inversión pública en producción e infraestructura artística está dando los
frutos esperados en lo que se refiere a lograr un acceso más masivo a la cultura.
Para medir resultados el CNCA ya cuenta con el Anuario de Cultura y Tiempo
Libre que realiza con el INE y con la Encuesta de Consumo Cultural, pero él quiere más.
Tiene también la convicción de que los análisis de las políticas culturales de un Estado,
suelen focalizarse en la participación del presupuesto de Cultura en el Presupuesto
General de la Nación. Sin embargo, esto no bastaría para conocer efectivamente la
calidad de estas políticas.
En este punto focaliza Cruz Coke sus críticas al Fondart, rebautizado como Fondos de Cultura. Afirma que, además de debilidades burocráticas y falta de transparencia, su problema fundamental reside en la falta de seguimiento a los proyectos para
evaluar si alcanzaron sus objetivos. Apunta también a las deficiencias en su circulación
y difusión. De allí que anuncia modificaciones que comenzarán a implementarse en el
2012. A su juicio, el hecho de que estos fondos concursables dispongan de recursos que
sobrepasan los $19.000 millones de pesos, unos $1600 millones más que el año pasado,
implica un reconocimiento de que este es un instrumento exitoso para el desarrollo
cultural del país, pero le parece que puede mejorar.
Su primera medida de corrección fue organizar el año pasado una amplia convocatoria anual en el mes de septiembre. Ahora el CNCA trabaja para digitalizar en
un 100% las postulaciones y gran parte de la evaluación. Quienes critican esta opción
argumentan que, aunque se prometa capacitar a los analfabetos digitales a través de
las direcciones regionales de Cultura, un importante sector de la población quedará
marginado de los concursos.
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Anorexia legislativa
Los atrasos en el envío de proyectos de ley no son hechos aislados en la administración
de Sebastián Piñera. Así lo afirman expertos de los opositores centros de estudios, Chile 21 y Cieplan.
El análisis realizado durante los últimos meses por ambos think tanks consigna
que las demoras entre los anuncios de las autoridades y el ingreso a tramitación legislativa de los proyectos han marcado la pauta del primer año de Gobierno , y las razones
serían desde dificultades presupuestarias hasta la inexperiencia en la dinámica de estos
procesos.
La situación refleja también las dificultades que ha tenido el Ejecutivo para consensuar las posturas de diversos actores antes de enviar las iniciativas.
En este panorama de anorexia legislativa, la cultura no ha sido una excepción.
Los parlamentarios del bloque opositor acusan al Ministro de no pisar jamás el hemiciclo y de mostrarse renuente a las iniciativas que vienen de gobiernos anteriores. En
la Comisión del Senado afirman que su capacidad de legislar se ve sobrepasada por los
temas de Educación y la Cámara de Diputados advierte que gastan horas y horas discutiendo sobre monumentos.
Es indudable que no se ha materializado la agenda legislativa prometida por
el gobierno y que permitiría avanzar en la modernización de la normativa sobre monumentos nacionales, la reformulación del sistema de premios nacionales o la implementación de iniciativas que estimulen la participación del sector privado en el financiamiento cultural.
La modificación de la Ley de Propiedad Intelectual fue el único proyecto vinculado a la cultura que se trató en marzo del año pasado en la Cámara Alta. Y en el período legislativo reciente los cinco integrantes de la Comisión de Educación, Cultura y
Ciencia y Tecnología sesionaron casi 46 horas, período en que sólo esa iniciativa le quitó
tiempo a las del área educacional. La creación del Premio Nacional de Artes Populares,
que ingresó el año 2008 al Senado, tampoco se discute todavía.
La Comisión acaba de recibir la propuesta del 20% de música chilena obligatoria
para las radios uno de los acuerdos de mayor impacto que logró la Comisión de Cultura
y las Artes de la Cámara Baja integrada en su mayoría por diputados de oposición.
El diputado del PPD, Ramón Farías denuncia lentitud del Ejecutivo y advierte
que hay más de 80 proyectos de monumentos congelados obstaculizando su trabajo.
Se ha trabajado en el trámite express para aplicar la Ley de Donaciones en las regiones
afectadas por el terremoto y se avanzó con dedicación exclusiva desde enero hasta
ahora en la discusión sobre fomento audiovisual y en la TV digital.
En medio del conflicto mapuche, a la Comisión de Cultura de la Cámara Baja
llegó un solo proyecto a través de Mensaje del Ejecutivo: cambiar el nombre del Museo
Juan Antonio Ríos por Ruka Moñen Tayu Folil Juan Cayupi Huechicura. Su despacho
tomó cuatro sesiones. Mientras tanto, la polémica iniciativa del Instituto del Patrimonio, destinada a fusionar la Dibam y el Consejo de Monumentos, duerme el sueño de
los justos. Ampliamente debatida y firmada por la Presidenta Michelle Bachelet, ingresó a la Cámara el 1 de septiembre del 2009, pero el Ministro la considera excesivamente
burocrática y su equipo la está reformulando.
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El desafío de la derecha: colonizar un territorio de la izquierda
En el caso de la Ley de Monumentos Nacionales, el titular de cultura sostiene
que se le harán las indicaciones como Consejo, pero aclara que esta iniciativa depende
del Ministerio de Educación.
El gobierno prometió enviar en septiembre al Congreso la modificación a la ley
de Donaciones Culturales que trabaja con Hacienda y la Segpres, pero ha extendido
el plazo hasta abril porque este proyecto tiene sus complicaciones ya que implica una
menor recaudación fiscal.
Cruz Coke ha anunciado que a fines de año estará listo el proyecto de la nueva
institucionalidad cultural que contempla aunar bajo una misma figura a quien lidere
patrimonio e industrias culturales. Y afirma que esta iniciativa persigue evitar la dispersión que conspira contra la eficiencia, hace perder recursos e impide una visión de
largo plazo. Detecta duplicidades en varios terrenos y sostiene que hoy la institucionalidad funciona en base a las buenas intenciones de las partes: la Dirac, el Consejo de
Monumentos, la Dibam. Sin embargo precisa que según la Ley 19.891 el órgano que
establece las políticas públicas en cultura es indudablemente el CNCA.
Ante la dispersión de las instancias que promueven la cultura, Luciano Cruz
Coke sugiere que no hay que satanizar la idea de un Ministerio de la Cultura. Postura
que despierta aprehensiones en quienes perciben la posibilidad de que en este plano
pudiese estar germinando la idea de centralizar la actividad cultural, lo que les parece
abiertamente contradictorio con las premisas de un gobierno liberal.
A quienes lo acusan de inercia legislativa el Ministro les responde que, desde la
creación del Consejo, el tráfico legislativo nunca ha sido mayor y advierte que se tomará las cosas con la calma que requieren: “Esta no es una carrera para sacar conejos de
un sombrero…”.
Sin embargo, y si bien es comprensible que el año pasado la autoridad se
dedicara en cuerpo y alma a la reconstrucción patrimonial de las zonas afectadas por
el terremoto, sería impresentable que esta situación siguiese paralizando la actividad
legislativa durante el 2011. Más aún si se toma en cuenta que a finales de este año se
completa la mitad del período de la actual administración.
A fines de mayo el CNCA estará de mudanza. Se trasladará desde el espacio que
le prestaba el Ministerio de Educación en la torre de la calle Fray Camilo Henríquez
a tres pisos arrendados en Ahumada. Así, el Ministro Cruz Coke pretende subrayar la
autonomía del Consejo. “No podemos ni siquiera en términos administrativos ser un
apéndice de Educación. No se condice con la institucionalidad cultural que se creó”.
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