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Disertación Dra. Maria Ceci Araujo Misoczky No hay palabras para expresar el honor de estar acá en este momento. Por eso agradezco a todos y especialmente a los colegas de Adenag y de la universidad nacional del sur en la persona de Maria Cristina Lagier que, desde el año pasado, viene insistiendo en mi presencia. Además del honor, estar en esta posición implica en una elevada responsabilidad. En mi experiencia personal ni siempre la presencia de un conferencista extranjero aporta algo significativo para quienes lo oye. Por el contrario. Muchas veces me indigné con conferencistas invitados que se posicionaron como si estuviesen allá para nos enseñar o que presentaran contenidos que nada tenían que ver con nuestro contexto, meramente reproduciendo una ponencia que no fue pensada para aquel espacio e para aquellas personas. Así es que hoy me encuentro en esta posición que tantas veces me desagradó y, sin falsa humildad, me someto a su crítica a pesar del esfuerzo que voy hacer de decir-les algo que produzca por lo menos algún sentido y que contribuya para establecernos procesos de cooperación y reflexión continuada a partir de rasgos y retos que compartimos, de deficiencias comunes y de aspiraciones que, quizás, se pueden transformar en proyectos comunes. Para continuar es necesario disculparme por mi portuñol y, además, reconocer que tenemos importantes diferencias entre el contexto de Brasil y de Argentina en lo que se refiere a la educación y la investigación en nuestro campo disciplinario. Entretanto, más allá de esas diferencias, defenderé que tenemos mucho en común y que eso que tenemos en común es precisamente lo que nos mantiene en una posición prácticamente marginal en el escenario internacional y, en muchas situaciones, irrelevante para el escenario nacional y regional en el cual estamos situados. Las ciencias administrativas en América Latina se constituyen en un producto esencialmente exógeno que, con el pasar del tiempo, sufre algunas pocas influencias endógenas. El hecho de que América Latina no sea, en general, productora de las ciencias y tecnologías administrativas que consume obviamente se relaciona con la situación que nuestros países ocupan en la división internacional del trabajo. Las teorías exógenas llegaran, en el pasado, por cuatro vías principales: la académica, por intermedio de programas de intercambio científico; los procesos de reforma de la administración pública por la cual algunos gobiernos de la región empezaron, en los años treinta, a modernizar-se bajo la influencia de agencias de apoyo al desarrollo con matriz en los Estados Unidos; las misiones de asistencia técnica compuestas por especialistas norte-americanos que fueran tan frecuentes en los años 50 y 60; y la acción de las empresas multinacionales que, al instalar-se en nuestros países, traen para sus subsidiarias ideas y tecnologías concebidas en sus países de origen que rápidamente se expanden también para las empresas de base nacional, para las sociedades de economía mixta y para las empresas estatales (WAHRLICH, 1979). Es interesante remarcar que esa es una especificidad de las ciencias administrativas. En las mismas décadas el pensamiento social latino-americano no conformista vivía el desabrochar de su época áurea. Para que nos acordemos, precisamente en 1950 sale el libro de Raul Prebish Crecimiento, desequilibrio y disparidades: interpretación del proceso de desarrollo económico, considerado por muchos como un Manifiesto LatinoAmericano. Bueno … el pensamiento latino-americano es la reflexión y el análisis proprio que pueblos, comunidades, instituciones y naciones de la región hacen de su propia historia e identidad colectiva en el contexto global. Se constituye, así, en herramienta fundamental para exteriorizar y afirmar nuestra existencia (VALENCIA, 2013). Ese pensamiento social latino-americano que se consolida con identidad propia en medianos del siglo XX tiene características históricas muy marcadas, con su vocación crítica, de búsqueda de alternativas para el cambio social y económico, su visión global de los fenómenos, hechos y acontecimientos sociales y humanos de nuestras formaciones y, sobre todo, su compromiso con la busca de la objetividad del conocimiento. Infelizmente, estas características se pierden en el marco de los procesos represivos de las dictaduras cívico-militares que vivimos en casi todos los países de la región (VALENCIA, 2013). Resulta, entre otras consecuencias, que esta busca de la objetividad de un conocimiento socio-históricamente situado y comprometido queda prácticamente nulificada en beneficio de visiones fragmentadas y comprometidas con el conocimiento que es producido y emana de los países que están en el centro del poder económico mundial. Nuestra especificidad en el campo de la administración es que, con rarísimas excepciones, siquiera vivimos ese tiempo de adaptación y producción de un conocimiento inventivo que parte de sí mismo, de lo que somos, de nuestra realidad, sin quedar-se en la mimética repetición de temas e ideas ajenas. Como sabemos, la enseñanza de administración surge apenas al final de los años 50 en Argentina, cuando la Licenciatura en Administración es creada en 1958; en Brasil su creación fue unos pocos años antes, en 1952. La Escuela de Administración de Empresas de la Fundación Getúlio Vargas de São Paulo, por ejemplo, fue creada en 1954 a través de un acuerdo con la USAID, la agencia de cooperación internacional de los EUA. Como parte del acuerdo una misión de especialistas de la Universidad de Michigan se quedó en São Paulo por 12 años. En complemento, la Fundación envió docentes para cursos de pos-grado en los Estados Unidos. Al mismo tiempo, otras tres instituciones, Universidad Federal de Bahia, Universidad Federal de Rio Grande del Sur y la Escuela Brasileña de Administración Pública de la Fundación Getúlio Vargas de Rio, también envían docentes para cursos de pos-grado, principalmente en la Universidad del Sur de California. El proceso es semejante a lo que se pasó en Argentina, con el apoyo financiero en los primeros años de los 60 para cursos de pos-grado para docentes de la Universidad de Buenos Aires en la Universidad de Columbia. Y en medianos de los 60 la aproximación con Harvard. O sea, compartimos la misma cuna y fuimos siendo creados bajo la tutela de grandes hermanas. Se inicia así una trayectoria marcada, aun hoy, por la importación acrítica de conocimiento administrativo y por la poca consideración de su pertinencia para los problemas organizacionales que enfrentamos. Eses son hechos históricos, con los cuales tenemos que convivir. El problema está en tomar una marca de nacimiento como una determinación de destino, como una fatalidad, como un curso natural que nos conduce y por lo cual nos dejamos conducir con la misma naturalidad. Se trata, por lo tanto, de problematizar los condicionantes que nos inducen a la reproducción y a la subordinación. En las palabras de un pensador brasileño, Roberto Schwarz (1987, p. 30), “constantemente experimentamos el carácter postizo, inauténtico, imitado de la vida cultural que llevamos”. El acto de compartir esa crítica no significa, para nada, simplificar o despreciar el proceso de transnacionalización en que vivimos en eses tiempos de aceleración e compresión de espacio y tiempo; también no implica en cualquier posición de nacionalismo ingenuo o de aislamiento. Lo que se busca es problematizar la enseñanza y la investigación con base en una postura refleja en vez de creativa y propositiva. Lo que se propone es la posibilidad de dialogar con la tradición y la herencia del conocimiento sin subalternidad y sin la melancolía de un cierto exilio del centro dicto desarrollado y civilizado. Pero, además de la copia, experimentamos la contradicción entre la realidad en la cual estamos y el prestigio de reproducir las teorías y las prescripciones gerenciales de los países que nos sirven de modelo. El mismo Roberto Schwarz (1987, p. 30), reconoce que, en Brasil, a cada generación, la vida intelectual parece empezar de nuevo y siempre del cero. Dice: “El apetito por la producción reciente de los países avanzados, muchas veces, tiene como complemento el desinterés por el trabajo de la generación precedente y la discontinuidad de la reflexión”. Como parte dese fenómeno se produce una ausencia de relación entre las teorías con el conjunto del movimiento de la sociedad que termina por comprometer la propia relevancia del trabajo y de los asuntos estudiados. No se trata, por supuesto, de defender la continuidad por la continuidad, pero la “constitución de un campo de problemas reales, particulares, con inserción y duración histórica propias que, al mismo tiempo, se alimente de las fuerzas en presencia y demande un paso adelante”. Para que eso ocurra es indispensable reconocer que no nos basta reproducir tendencias y modismos de los países centrales para alcanzar una vida intelectual y práctica más substantiva (SCHWARZ, 1987, p. 31). Claro está que un proyecto de este tipo enfrenta dificultades adicionales en tiempos de globalización. Si tomamos la globalización como un proceso, no como algo que allí está como si fuera parte de una naturaleza a la cual es necesario adaptar-se para sobrevivir … si tomamos la globalización como un proceso la entendemos como una exacerbación de operaciones de jerarquización sobre un sistema de redes con la correspondiente intensificación de los intercambios. Ese proceso propone nuevas cuestiones y problemas para las relaciones entre el global y el local (RIBEIRO, 2002). Para las prácticas de enseñanza y de investigación, eses tiempos de globalización se expresan por la hegemonía de un cierto discurso ‘modernizador’ que se instituye en las universidades por medio de más normas, de la delimitación y control del hacer académico, por la diseminación de evaluaciones en términos de productividad y de mediciones por indicadores como, por ejemplo, la cantidad de publicaciones en algunos periódicos académicos, especialmente periódicos de circulación internacional (MATO, 2002). Hay que considerar, aun, que muchos entre nosotros creen que lo que se hace en los países del norte global tiene una calidad superior a lo que hacemos. Hace pocos años en un debate sobre ese aspecto, Vieira e Carvalho (2003) alertaban para el hecho de que, como la mayor parte de la producción sobre administración tiene origen en los Estados Unidos, parece natural que se disemine un campo de normas y valores que serán por veces copiados, por veces impuestos. La gran cuestión es saber hasta qué punto las normas y valores que ellos institucionalizan son las más adecuadas para nosotros y preguntan si, por ese camino, no estaremos sujetos a sermos ‘copias mal hechas’ al mismo tiempo en que no reconocemos la existencia de espacios para la identidad propia y la creatividad. Esa circunstancia puede llevarnos a proponer respuestas inadecuadas para los intereses de las organizaciones en nuestro contexto de práctica, equivocar-se en la comprensión de la realidad, dejar de explotar potencialidades. O sea, una práctica como esa poco contribuye para el autoconocimiento de nuestra realidad organizacional, para lo reconocimiento de nuestras especificidades, para el perfeccionamiento de nuestras instituciones. La cuestión que se pone con urgencia es como salir adelante. Como pasar a otra etapa de la enseñanza e de la investigación en administración en nuestros países. Como compartir experiencias y tentativas en esa dirección para que acumulemos conocimiento y potencialicemos nuestros esfuerzos. Estoy convencida que cualquier esfuerzo en esa dirección pasa por la apropiación de los clásicos: los clásicos del pensamiento universal, patrimonio de la humanidad; los clásicos del pensamiento administrativo; los clásicos del pensamiento social latino-americano. Apropiar-se de los clásicos no significa estudiar para reproducir, ni estudiar para aplicar inmediatamente sin las justas mediaciones de tiempo y contexto. Como proponía el sociólogo y autor del campo de los estudios organizacionales, Alberto Guerreiro Ramos (1965), al final de los 50, en nuestros países, la adopción sistemática de un punto de vista universal orientado para el futuro implica un esfuerzo más allá de la mera adquisición de ideas y de información especializada, implica en apropiarse de los contenidos teniendo por referencia preguntas concretas que posibiliten la selección de los que es significativo y funcionalmente adecuado a los problemas que enfrentamos en nuestro contexto especifico de práctica. Con algunas diferencias conceptuales, eso no es mucho diferente de lo que, por ejemplo, objetiva la Universidad Nacional de Córdoba en la formación del administrador: Los profesionales egresados de esta carrera disponen del conocimiento para adaptar modelos y métodos a la realidad de cada organización, pública o privada, en el contexto económico y social en que éstas actúan y respetando los objetivos de la administración. Para que eso ocurra es necesario tener contacto con la obra de los autores, no solamente con fragmentos y jamás por medio de manuales. Tenemos que facilitar el acceso de los estudiantes, desde el principio de su formación, a los textos originales. La organización de estudios que algunas universidades argentinas ofrecen, con un ciclo general y un ciclo profesional propicia espacio curricular para traer los pensadores clásicos de las diferentes áreas de conocimiento. En mi país no es así. En mi país la formación del administrador es, en general, orientada directamente a la formación profesional. Tendríamos mucho que aprender con algunas experiencias de enseñanza desarrolladas aquí. Sin el aporte de los clásicos del pensamiento universal nos quedamos ciegos a la multiplicidad de opciones epistemológicas y metodológicas que tenemos, y continuamos a reproducir el positivismo funcionalista como si fuera la única manera de hacer trabajos científicos. De la misma manera, sin la apropiación de los clásicos de pensamiento administrativo, apropiación que implica en conocer la obra, su contexto de emergencia, sus intencionalidades, sus debilidades, su vigencia y los aspectos en que no hacen más sentido, nos quedamos sin la posibilidad de avanzar en la producción de conocimiento específico y de contribuir no solamente para una mayor pluralidad de los enfoques y temáticas con que podemos trabajar, pero también y quizás más importante, sin condiciones de proponer enfoques que correspondan a nuestras necesidades específicas. Además, por lo menos en el posgrado es necesario conocer y reflexionar sobre la situación específica en que ideas, teorías y prescripciones se originaron. Ayer por la noche, en la clase en la UNS, debatimos sobre la no cientificidad de los estudios de Elton Mayo, sobre sus relaciones con el sponsor Rockefeller e sobre como el circuito en el cual estaban involucradas la elite empresarial norte-americana y la elite académica de Harvard, producen activamente la transformación de un estudio sin rigor, sin objetividad y lleno de ideología en un mítico grande avanzo para la administración (BRUCE; NYLAND, 2011). Aller, también, en otro ejemplo, debatimos el hecho de que la pirámide de Maslow no es de Maslow, que le no la reconoce como parte de sus proposiciones en razón de que su diseminación fue totalmente separada del contexto teórico en el cual fue elaborada. Ese hecho la transformó en otra cosa, en algo que pude ser de cualquiera, pero no es de Maslow según Maslow (DYE; MILLS; WEATHERBEE, 2005). Así que ejercitar la historia de las ideas es esencial para una relación saludable y no reverencial con los clásicos de nuestra área. Bien como es imprescindible para un conocimiento reflexivo, no mecanicista y propositivo. Finalmente, sin la apropiación de los clásicos del pensamiento latino-americano nos quedamos sin referencias propias y nos mantenemos en la posición de dependencia intelectual. Hace pocos años, en conjunto con la FGV de Rio y la UFF, desarrollamos un proyecto de apropiación del pensamiento social brasileño para la enseñanza y la práctica de la administración en nuestro espacio organizacional. Como parte de esa iniciativa, incluimos un curso sobre ese tema en la licenciatura y clases sobre autores brasileños en los cursos de maestría y doctorado. Además, la contribución de algunos de eses autores se muestra imprescindible cuando investigamos temas específicamente brasileños. Creo que acá tenemos un área en la cual podríamos compartir experiencias y ampliar el enfoque en nuestros proyectos para abarcar el pensamiento latino-americano además del brasileño. Para tenernos proyectos en común y salirnos de una situación en que, mayoritariamente, tendemos a reproducir el pensamiento exógeno en administración, necesitamos espacios de intercambio, articulación y construcción colectiva de conocimiento sobre y para nuestras realidades organizacionales. Acuerdos o convenios como es que la Univesidad Nacional del Sur tiene con la Universidad Federal de Rio Grande del Sur es, sin duda, un camino en esa dirección. La consolidación de redes entre nosotros, docentes y investigadores, así como entre nuestras instituciones sería un paso a más. En ese sentido, invito a la participación en la Red de Postrados de Investigación Latinos en Administración y Estudios Organizacionales así como en el III Congreso Internacional que se realizará de 2 a 5 de septiembre de 2014 en Porto Alegre (BR) bajo el tema “Especificidades de la administración y de los estudios organizacionales en el contexto latino-americano”. Eses son pocos ejemplos de lo que podemos hacer teniendo en cuenta lo mucho que hay por hacer, las inquietudes que compartimos, los retos de todos los tipos que tenemos que enfrentar. Agradesco una vez más la oportunidad y el honor. Termino con mucha confianza en la maduración de nuestra área de conocimiento, un área aún tan joven entre nosotros, y con mucha esperanza que al madurar-se seamos capaces de de mover el eje y poner nuestras ideas creativas y contextualizadas en el centro. Referencias BRUCE, Kyle; NYLAND, Chris. Elton Mayo and the deification of human relations. Organization Studies, v. 32, n. 3, p. 383-405, 2011. DYE, Kelly; MILLS, Albert J.; WEATHERBEE, Terrance. Maslow man interrupted – reading management theory in context. Management Decision, v.43, n.10, p.1375-1747, 2005. GUERREIRO RAMOS, Alberto. A redução sociológica (introdução ao estudo da razão sociológica). 2. Ed. Rio de Janeiro: Tempo Brasileiro Ltda., 1965. MATO, D. Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Caracas: Clacso, 2002. RIBEIRO, G. L. Post-imperialism: para una discusión después del post-colonialismo y multiculturalismo. In: MATO, D. Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder. Caracas: Clacso, 2002. p.161-181. SCHWARZ, R. Que horas são? São Paulo: Companhia das Letras, 1987. VALENCIA, A. S. América Latina: entre la globalización neoliberal y la alternativa de desarrollo. Disponible en: http://members.multimania.co.uk/apuntesdesociologia/archivos/sotelo1.pdf. Accedido en: 24 mayo 2013. VIEIRA, M. M. F.; CARVALHO, C. A. Tréplica ao professor Bertero. Organização & Sociedade, v.10, n.27, p.179-180, 2003. WAHRLICH, B. de S. Evolução das ciências administrativas na América Latina. Revista de Administração Pública, v.13, n.1, p. 31-68, 1979.