Revista de Cultura Brasilena Imágenes de Brasil

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Revista de Cultura Brasilena Imágenes de Brasil
Revista de Cultura Brasilena
Imágenes de Brasil
EMUMADA OfiDRA5rLEN MADRID
Revista de
(l1!!:U,;' Orasilehil N"4
NVeYa serie i Abril 2006
Organl1.adón y coordinadón dei número
Adr Pimema Madeira Filho
5ecúón de (J!tura y PIt:OSd
de la tmbajada de Bril!AI en Madrid
Disefio gráfico
JJliana Serri y Miguel Aogel Beneyto
Edidón y t rad uc dón de textos
Antonio fvlau(i:l
/\jbe r to Azcá rate
© de los textos: sus autores
© de esta edición: Embajada df? Brasil cn Madrid
© de las imágenes: sus autores
Depósito Legal: M-15609-2006
!mpreso en Espaf'ia
N°4 NUEVA SERIE I ABRil 2006
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I
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INDICE
Presentación
Acir Pimenta Madeira Filho
EI
9
ca li dosco pio brasilefio
Antoni o Maura 11
Sobre la "América Portuguesa"
José Manuel Santos 17
Imágenes
e im aginaria dei Brasil colonial
Carlos Javier Castro Brunetto 29
la po esia es pano l a de Murilo Mendes
y João Cabral de Melo Neto
Pablo dei Barco
51
Dinámicas y líneas de fuerza en el interior deI sistema
literario brasileno durante el siglo xx
M. Carmen Villarino Pardo
71
Dei semba ai samba
Rodolfo Poveda
101
B ossa nova: onda sonora para si mundo
Carlos Galilea
1
I
I
I
i­
i
113
Una poética en la arquitectura brasilena
(Justavo Araújo Penna
121
las aporias dei liberalismo periférico: comentarios a la luz
de los gobiernos Dutra
(1946-50) y Cardoso (1994-2002)
Pedro Paulo Zahlu!h Bastos
EI
147
pan o r ama polItico actual en Brasil
José Viegas Filho
185
DINÁMICAS Y LiNEAS DE FUERZA EN EL INTERIOR DEL
SISTEMA LlTERARIO BRASILENO DURANTE EL SIGLO XX
M. Carmen Villarino Pardo
Profesora de Liter�tura Brasilefia de la Universidad
de Santiago de Compostela - Grupo (ialabra
La proclamación de la república en
1890 acentuó las distancias entre las
diversas regiones dei país, cubriéndolas con eI ropaje dei federalismo difuso
de la 'politica de los gobernadores', o dando continuidad a la geografia oli­
gárquica de! poder que, desde el Imperio, diluía eI formalismo dei Estado y
de
las institudones.
La condidón agtada atrasada y subalterna dei país, en el contexto inter­
nacional de una seguuda revolución industrial y tecnológica, también volvió
a ser puesta en destaque con las expectativas creadas por la abolición y por la
repóblíca. De hecho, los primeros anos fueron polIticamente muy complejos
y económicamente bastante desastrosos, creando uua situací6n desesperada
en
el país, que forzó la ascensi6n de São Paulo como precio a pagar por la
supervivencia de la república.
La Belle Époque
Entendieron las autoridades políticas que en esas circnnstancias y a fi­
nales de! siglo XIX la capital necesitaba, después de un siglo de reformas
parciales y esperanzas frustradas, reformas urbanas urgentes, que serían la
matca registrada de su Belle Époque. De ese modo,
e! siglo XX se inicia con
la ciudad de Rio de Janeiro como espado de transformaciones para conver­
tirla en el escaparate dei régi men y de las relaciones más eficientes de una
renovada economía.
Para las autoridades, la situaci6n que presentaba Rio de Janeiro en esos
momentos era insalubre, insegura y de difícil cont raI. Todo eso la predis­
ponía contra la imagen de modernidad aI estilo europeo que se prerendía.
No bastaba con sanear y urbanizar, era necesario modificar la imagen de la
71
importantes edificios
capital. Fue la época de la apertura de avenidas y de
cambios de
públicos (Biblioteca Nacional, Teatro MunicipaL.). En estos
também o que
la beile époque, "a elite celebrava não só o que era feito, mas
favorecidas
era desfeito" (Needell, 1993: (7), en cuanto las c1ases menos
crónicas
socialmente organizaban importantes revueltas. Como ejemplo, las
das mas
periodísticas de João do Rio -sobre todo en A alma encantadora
que
amiento
(1908)- en que encontramos su visión de! proceso de afrances
estaba viviendo la capital.
­
La coLaboración en prensa. además de ampliar el número de interlocu
período
ese
en
ba
tores pata el texto !iterado -no sólo crónicas-, se presenta
res
como La única vía concreta de profesionalización para algunos producto
si­
literarios, además de un aumento en su capital simbólico. La mayoría,
multaneaba el trabajo lirerario con el funcionariado público, el magisterio, la
diplomacia, la vinculación a campanas de alfabetización, el trabajo en libros
escolares o paradidácticos, las conferencias e incluso rrabajos publicitarios
(caso de Bastos Tigre, Olavo Bilac y Emílio de Meneses), la mayor parte de
los hombres de letras dei país en el cambio de siglo encontró en el periodis­
mo un complemento necesario e importante a sus actividades literarias. En
palabras de Sérgio Miceli (2001): "Toda a vida intelectual era dominada pela
graude imprensa, que constituía a principal instância de produção cultural
da época e que fornecia a maioria das gratificações e posições intelectuais".
AI tratar esta cnestión se percibe, sin embargo, que no fue únicamente en
cuamo posibilidad de profesionalización pata escritores que la industria de la
pubUcídad afectó el sistema literario brasileno'. También el libro pasó a ser
visto como mereancía para ser anunciada; aunque como pro dueto todavía de
escasa circulación tuvo poco destaque y apareda en medio a orros anuncias.
De estas iniciativas pareció tomar buena referencia Monteiro Lobato, qne
convirrió la venta de libros en un asunto comercialmente más eficiente a
partir de la década de 1920 (Miceli: 2001).
En ese panorama no parece posible obviar la recJente cteadó" e in­
f luencia de la Academia Brasileira de Letras (1897; ABL) en la adopción
de posiciones más conservadoras en el campo !iterario de los productores
brasilenos en la primera mitad dei siglo XX. Cnn Machado de Assis como
referente básico de ese grupo y primer presidente de la instltudón -necesaria
para la implamación y legitimación dei incipiente sistema literario brasile­
no-, desde el inicio, la ABL se revistió de una dignidad oficial incompatible
con las exaltacÍones de la bohemia dorada de la belle époque. Esa "boêmia
dourada" centralizaba sus actividades en los clubes nocturnos y, posterior­
mente, también en los salones literarios de la época que ruvieron un papel
importante en las dinámicas que viven eI campo !iterario y el culrural de
esos anos.
Anteriormente a la Belle Époque existían pocos salones de este tipo. Júlia
Lopes de Almeida (novelista que, a pesar de "c6mplice" en la fundación
de la ABL, no fue invitada a integraria) y Laurinda Salltos Lobo (una d e
las mayores fortunas de la república) eran las anfitrionas d e "salones -sobre
todo en el caso de Laurinda Santos- muy frecuentados por intelectuales de
la época: Coelho Neto, João do Rio, el grupo más famoso de los parnasia­
nos (Bilac, Oliveira y R. Correia), Luís Edmundo, Aluísio Azevedo y los
más conocidos y prestigiados de la Escola de Belas Artes; la mayoría, pro­
ductores literarios y también artistas plásticos y actores. Allí tenÍan lugar
también conferencias, una moda con gran éxito a partir de 1905, importada
de Paris. Las confetencias incluyen productores literarios que hablan de los
asuntos más diversos, se convierten en reclamo para atraer personas a los
lugares, constituyen más un acto social que un momento de aprendizaje o
un
acto académico, y consagran a los conferenciantes, además de darlos a
conocer, de representar un ingreso económico y de darles una publicidad
que todavía no tenía mecanismos propios para "promover" a los escritores
y, de este modo, aprovechaban el clima de sensacionalismo que vivía buena
parte de la sociedad. De hecho, fueron nn elemento dinamizador de la ac­
tividad cultural de la época, no siempre en torno a un tema !iterado, pero
sí con la participación de los escritores más destacados.
"Porque produz Um intelectual cuja profissionallzaçâo está ligada ao seu trabalho como anun�
c!õnte. Porque influenCIa díretamente no aumento do público potencial para a literatura. Porque
_
parece 5e achar ligada organicamente à paixão pelo ornato, pela fachada, em voga nO pais ent50"
(Süssekind.
72
1987: 70)
Durante la década dei veinte, eI salón de Laurinda Santos continuó
siendo un punto de encuentro (de los pocos) de lo que boy se cOllviene
el1 lIamar "Modernismo carioca", y que continúa, en buena medida, las
73
principales líneas de fuerza que funcionan
en
Rio de Janeiro en la década
Río de Janeiro versus São Paulo
anterior.
Ame esta situación que encontramos en la capital, las autorklades po­
Otro eje dinamizador de la activ idad Cllltural durante las dos primeras
líticas de São Paulo, la capital económica y sede dei grupo que impuso y
décadas dei siglo XX en R io de Janeiro -más que en São Paulo- y punto im­
controlaba el régimen republicano, entendieron que la ciudad debia también
portante de encuentro de productores !iterarios fueron las librerías, heredan­
modernizarse y convertirse en una capital a la altura de su élite. Asi, la ciu­
do una práctica que habia tenido gran actividad durante el Romanticismo.
dad paulista vívió la incorporación de símbolos monumentale." de origen o
EI editor más importante en esos momentos es eI responsable de la casa
inspiración europea, bajo una atmósfera densamente cosmopolita.
Gamie,., que frecuentaban Machado de Assis y orros escritores de su grupo.
Carente de una política cultural, como en eI caso carioca, la vida cultural
Es cierto que no era fácil para un escritor que una editora carioca publica­
paulista quedó en manos de particulares que la incentivaron econ6mica­
se su original; circunstancia que !levó a muchos de dlos, principalmente a
mente
aquellos que querian entrar en el campo literario o que acababan de hacerlo,
Valle q�e transfotmó la famosa Villa Kyrial -donde vivía- en un toco de
a enviar sus textos a editores de Portugal. y a ceder muchas veces sus manns­
V
en términos de vitalidad. Fue eI caso dei mecenas José de Freitas
dinam ización en la ciudad todavía provinciana de inicias de siglo y petmitió
critos gratis, por eI simple placer de verlos editados. Fue eso lo que ocurrió,
de manera estable becas de estudios a Europa de que se beneflciaron, entre
por ejemplo, con Lima Barreto -en
otros, Anita MalfattP. En opinión de M. Camargo
1907- que envió a un editor português
los originales de Recordações do escrivao Isaías Caminha.
(2002: 12) se trara dei
ejemplo más completo que hubo en São Paulo de una marca característica
Diferente fue la situación de Graça Ara nha, que vio publicado su Canaa
de la belle époque: la estetización de la vida, basada en la concepdón según
1902; inHuyendo la posición que le conferia en eI
la cual lo cotidiano debe transformarse en obra de arte. Por ese espado cir­
campo eI hecho de ser académico de la ABL; lo que muestra cómo una ins­
cularon autores más próximos aI ambiente mundano de la prímet'a década
titllción recién creada ya f unciona como elemento legití mador en el sistema y
y los principales protagonistas de la Semana de Arte Moderna. De nuevo,
por la editora Garnier en
favorece la consagración de determinados autores. C'artaá
tlIVO
u n gran êxito
y varias ediciones en poco tiempo.
También Euclides da Cunha consiguió que su obra, Os Sertões, encontta­
se editor prestigiado ell Brasil, Laemert & Chl. Algo parecido ocnrrió eon A
Esfinge (1911), de Afrânio Peixoto (también académico), publicado con gran
êxito por la casa Francisco Alves. Era exactamente la irnagen de "sorriso da
sociedade" que Afrânio Peixoto -él mismo integrante de los grupos elegantes
y glamurosos de la ciudad- ofreda a esa misma sociedad.
Para la élite carioca la vida metaf6ricameme "sonde" y buscan una ho­
mología en los productos !itera rios que se les ofrecen. Esas san las selecciones
repertoriales de Peixoto y Coelho Nero, pero también en parte las de Júlia
Lopes de Almeida. Por otro lado está la vida qne quedó oculta por las refot­
mas, disfrazada por detrás del escaparate de la Avenida Central, que vive en
los suburbios, o que simplemente se aleja dei mundanismo de esa sociedad y
la ctítica: esos son los materiales de repertorio ····menos priorizados en térmi­
nos de mercado e institución- con que trabaja Lima Barreto.
74
encontramos conferencias (las famosas que tuvieron lugar durante la Semana
de Arte Moderna, eon Graça Aranha y Menotti dei Picchia), noches musi­
cales, encuentros sociales ... y un anfítrión que ejerció como mecenas, corno
hombre público y como líder cu Itural.
Es la propia M. Camargo, en un libro de
2002, quien recuerda que,
inaugurado en la ptáctíca con la Semana dei 22, eI Modernismo que me­
jO! conocemos ocurrió en la provinciana São Paulo y no en la efervescente
capital fedetal por numerosas razones (sobre las cuales no podemos ahora
detenernos). Como sabemos, en la antigua sede de la corte, desde eI imperío,
se vivía una glamurosa sociabilídad, con bailes, conciettos, espectáculos tea­
trales y compras en sus comercios elegantes. Imitados por otros estados para
2
En palabras dei crítico Sérgio Miceli
(2001:97),
eon quicn coincidimos: "As viagens à EUro03, o
aprendizado dos modelos estéticos e éticos de vanguarda, as forrlas requintadas de conSUmo,
tudo isso impregna as obras dos escritores modernistas que dependiam das prodigalídades dos
trlecena$ que mantinharrl salões na capital do Estado."
75
quienes servían de modelo, los cariocas contaban con i nstituciones como
la Academia Brasileira de Letras, la Escola Nacional
Nacional,
el Instituto Histórico-Geogrdfico,
de Música, la Biblioteca
eI Real Gabinete Português de
Leitura, eI Teatro Municipal y Ia Ercofa Nacional de Beias-Artes, que, bajo el
amparo directo dei gobierno absorbían (Camargo,
2002:46) los presupues­
tos disponibles, manteniendo la hegemonia en el campo cultural.
São Paulo se convirtió también en uno de los principales centros comer­
ciales e industriales dei país desde
1910 y exhibía una prosperidad redente y
una vida sodal intensa. Así, incluso para Mário de Andrade, la futura me­
trópol! era mucho más moderna que Rio de Janeiro a causa de los numerosos
grupos de emigrantes, de la mentalidad industrial y de la pluralidad étnica
derivada de esa suma de factores. La indusrtíali'l.ación y urbanización acele­
radas, a pesar de caóticas, transformaban el semblante de la dudad.
Como herencia dei colonialismo y de la monarquia, durante la 'República
Velha' Rio de Janeiro reinaba como centro cultul'al hegemónico, además
de centro donde prevaleda la funcíón política y administrativa (Carvalho,
1987:13-21). Algunos agentes dei sistemalitetario entendían -hasta mediados
dei siglo XX··- que fuera de Rio únicamente era posible ocupar posiciones
sistémicas muy periféricas.
Modernismo
Los aiios veinre fueron inrensos desde la perspecriva sociopolítka,
pew también en lo que se refiete a la produccÍón cultural. Esa íncorpora­
ción y fabricación de ideas nuevas que enrran en choque con esquemas y
presupuestos todavía decimonónícos Se evidencia en los actos programa­
dos por algu nos inrelectuales paulistas para conmemorar el primer ccn­
tenario de la Independencia. Es la lIamada Semana de Arte Model'na, que
tiene lugar entre
11 y 17 de febrero de 1922 en la cíudad de São Paulo.
Tres noches de actos que incluían exposíciones pictóricas y esculróricas.
música, lecmra de conferencias, maniflestos y poemas, convirtieton esta
fies ta de tono irreverente eon todo eI pasado más reciente en un IllarcO
indispensable para entender los rumbos de la literatura brasileiia durante
el siglo XX.
El Modernismo promovió la reevaluadón de la cultura brasilefia, influyendo
ral vez eI hecho de coincidir can orros factores importantes en eI terreno
76
largo da Carioca,
1890.
Museo de Arte Moderno, ,,[o de Janeiro.
io de
político y artístico, dando Ia impresi6n de que en la época dei cemenar
abrÍa
la independencia (1922) Brasil efecruaba una revisión de sÍ rnlsmo y
guerra
nuevas perspectivas, después de las transforllladones Illul1diales de la
un
de 1914-1918, que aceleraron el proceso de industrialización y abrieron
o de
breve periodo de prosperidad para el café, el principal producto btasíleii
exportadón en esos momentos.
Mário de Andrade, Oswald de Andrade, Di Cavalcanti, Tarsíla do Amaral,
,
Anita Malfutti, Manuel Bandeira, Heiror Villa-Lobos, Ronald de Carvalho
Menotri dei Picchia, Vitor Brecheret, etc. itlregraron este movillliento que pre­
rendía no sólo traer la modernidad a Brasil, si no, ante todo, inrrodudt Brasil
en la modernidad. Si hasta esa época los iurelectuales brasileiios f uerDn básica­
mente "importadores" de movimientos estéticos del exterior, prerendían que,
por pri mera vez, se exportase producción cultural de Brasil ('poner los relojes
movi­
en hora'). Subversivos, desafiames, vanguardistas al estilo de algunos
los
mientos emopeos (no esencialmeme el Futurismo) y sobre todo dinâmicos,
e
"modernistas dei 22" revitalIzaron la vida cultural br.!5ileÍla promoviendo qu
77
surgiese un núrnero mu, importame de revistas (de vida efímera), que incen­
tivaron a otros productores literarios y creaton diversidad de grupos,
El libro inicial dei movimiento fue Pau/icéia Desvairada (1922), de
Mário
de Andrade, cuyo principal personaje es la ciudad de São Paulo,
en proceso
de desarrollo vertiginoso y ell vías de transformarse ell la
más importante
dei país por su poblacíón y por ser la potencia económica, basada
en la agri­
cultura y en l a comercíalización dei café, en la industr
ia y en la hegemonía
política. ReElejo de esos cambias sociales san también
las luchas de los obre­
ros en la ciudad de São Paulo en esos anos.
Los modernistas dínamizaron de nuevo eI sistema literari
o, moviendo las
posiciones ocupadas -ell esos momentos- por los
productores !iterados, y
pasaroll ellos a ocupar posiciones próximas a los centro
s dei sistema, a pesar
de alguno de ellos tenet que esperar bastantes anos
para ver consolidada su
posición en lugares centrales. Ocupaban, ai inicio,
posiciones vanguardistas
que les permitlan su alto capital económico y cultura
l y que no los ob!igaba
-en general- a un retorno económico inmediat03.
Esros grupos modernistas ofrecen diferentes "vision
es dei mundo" y,
sobre todo, direrentes "visiones de Brasil". Si por
un lado están aquellos
que defienden un nacionalismo mitico, cargado de
referendas a la ríerra y
la raza, de orientaCÍón de derechas: eI Verde-amare
lismo (1926, de Cassiano
Ricardo, Menotti dei Picchia y Plínio Salgado)
y d movimento Anta; orros,
I�s más destacados, se aproximan a propuestas
que siguen una Iínea muy
dIferente. E I caso má" singular es eI de Oswald de
Andrade, autor dei mani­
flesto Pau-Brasil (192 4) en que revisita la histor
ia brasilena desde eI mismo
momento en que los portugueses lIegaron a esas
tierras. En esa lectura en
retrospectiva en búsqueda de senales de identidad,
los primeros cronistas que
hablaton de Brasil adquieren un destaque especi
al, entte dlos Pêro Vaz de
Caminha y su Carta, y otros ctonistas dei XVI.
EI rerrato literario y cultural de los modernistas es a veces cubista,
otras futurista (pocas de l\.1arinettí), otras surrealista ... y básicamente an­
tropofágíco, La metáfora sugerida por Oswald de Andrade en eI
antropófogo (1928)
Manifosto
es superadora de la idea dei canibalismo de los pueblos
tropicales, sugetente y fundamentalmenre rupturista en la medida en que
entiende que el brasileÍlo, dutante anos, lo que hizo fue asimilar, comer,
devorar lo que orros trajeron de fuera, pero no simplemente por gula, sino
porque fueron asimilando lo que de mejor podían apotrar esas incorpo­
taciones.
De esas visiones de la identidad brasilefia que ofrecen lus "modernistas dd
22", la que
muestra Mário de Andrade en 5U novela (rapsodia)
jl1acunaíma.
O herói sem nenhum ctlráter (1928), es una de las más interesantes, Mezcla la
idea de leyenda, eon un tono épico-lírico e incluso solemne, con un estilo a
veees cómico e incluso de parodia, Este personaje primitivo, nacido en plena
selva amazónica, recorre un largo carnino y supera obstáculos complejos (al­
gunos de dlos vinculados a los avances récn icos tan cantados por los autores
modernistas) hasta lIegat a la moderna São Paulo. Las diferentes metamo r­
rosis que vive representan también eI país "máquina dei tiempo» que es eI
Brasil de esos anos (y no sólo).
EI te trato metafórico de
Mm'una/ma coincide
con la alegoria de Oswald
de Andrade, eI gran agitador y polemista dei Modernismo, eu eI
antropófogo:
Manifosto
eI país es ptesentado como una síntesis de la mezcla en qne se
funden primitivismo y modernidad, "floresta e escola"".
Mário de Andrade es tal vez la figura central dei Modernismo. Poeta, na­
rrador, ensayista, musicólogo, foklotista y líder cultural (Miceli,
2001:103-4).
E n la fase final de su vida organizó eI departamento de cultura de su ciudad,
São Paulo. En esa época realizó una de las mayores obras que Brasil conoeló
en eI terreno de la divulgacíón cultural, procurando con êxito lIevat ai pue­
blo los productos cruditos de la música y de la Iiteratuta por medio de servi­
cios eficientes como bibliotecas anlbulantes, locales para música, promovió
3
78
"Embora quase todos
escritores modernistas sejam originários de antigas
famílias dirigentes,
e es Se di'iti�guem entre si não tanto pelo
volume de capital económiCO OU escolar; mas pela
pro.
xfmldade relativa de suas famílias em relaçào
à fração intelec tual e poJftica da classe dominante c,
por conseguinte, pelo grau de conservação
ou de dilapi dação de seu capital de relações sociais"
(M;coli. 2001:104).
�
05
investigaciones de ernografía y folclore, etc.
Su erudicÍón y cultura le permitieron ser eI principal teórico dei
Modernismo, en obras como A ESCrtlVa
que MO é Isaura (1925), que cOllstitu­
ye con el "Prefácio Interessantíssimo" del libro Paulicéia Desvairada la plata­
forma de la nueva poética en tétminos repertorlales y de tomas de posición,
79
Difídlmente un movimiento elitista como eI dei Modernismo en
Brasil trascendió fuera de determinados círculos restringidos, por lo que
las sugerencias de lectura de la identidad brasilena que ellos proponen
sólo van a ser un poco más divulgadas a partir de las nuevas vanguar­
dias que encontramos a finales de los aÍlos cincuenta y en la década
siguiente, fundamentalmente con el "Tropicallsmo" que lidera Caetano
Veloso.
Después de la euforia de los anos
1922-1930, que Mário de Andrade (en
1942) calificó de "orgia intelectual", la década de 1930 inauguró una nueva
fase en la mirada literaria hacia el país y en la lucha de fuerzas que se dirimen
en el sistema I iterario.
A partir de São Paulo y de Rio de Janeiro, la renovación !iteraria se
difundió por Brasil, ya entonces un país relativamente desarrollado, que
pasaba por una fase de prosperidad económica. A través de grupos, revistas,
secciones de periódicos, manifiestos, imercambio intenso emre las regiones,
eI Modernismo se difundió y aunque no convirtió en completamente perifé­
rica la cultura de tipo académico, creó
lado de ella- una alternativa que
1865,
Museo de Arte Moderno, Rio de Janeiro.
(alie de! Prindpe (actua! 5Hvelra Martins),
acabaría por imponerse como la más viva y creadora.
En el Nordeste dei pais, por ejemplo, las influencias modernistas fueron
contrarrestadas por un [uerte movimiento tradicionalista, cuyo programa
consistió en renovar mediante una espeeie de re-consagración eI regionalis­
mo dedmonónico (cfr. Leite,
1978). La ciudad de Recife se convirtió en cen­
tro de ese movimíento., y Gilberto Freyre a través de SlI Martíftsto Regionalista
en uno de los principales artífices.
Entre 1930 Y 1945
Esos modos varían a partir de
1930 y basta
el final de la segunda guerra
porque se asiste, en esos a nos, ai comienw de la gran transformación social,
económica y cultural de Brasil, con el descenso de las vicjas oligarquias de base
agricola y eI ascenso de la burguesía industrial, que pasa a ocupar lentamente
1920 estuvo repleta de aspiraciones y medidas renovado­
los puestos de poder, ai mismo tiempo que las dases medias creeen en volumen
tando una gran vitalidad (hasta entonces desconoeida). Los intelectuales,
Culturalmente esa fase es rica y diversificada, sobre todo con el esta­
La década de
ras en todos los aspectos dei campo culmral y dei espado social, manifes­
y participadón social, y los obreros entran en la vida politica a gran escala.
en general, los artistas y productores líterarios, en particular, pasaron
blecimiemo de las universidades (Mice1i,
insufkiencia de una visión oficial que pareela extender la idea de que eI
inmediata (Derecho, Medicina, Ingeniería, Farmacia, Estudios Agrícolas,
tradicionales.
surge en
a enfrentarse a la realidad con una mirada más crítica, denunciando la
país era una extensión dei modo de ser, de vivir y de pensar de sUs élites
Los modernistas fueroll sensibles a ese Brasil nuevo que surgía (presencias
dei negro, dei emigrante, de! proletado, dei campesino expoliado...), procu­
rando expresar su variedad de diferentes modos.
80
2001), ya que hasta ese momemo
Brasil sólo disponia de escudas superiores carentes de finalidad profesional
etc.). La universidad como algo que no es meramente nominal únicamente
1934 en São Paulo.
Otra nueva marca de esa fase fue la acentuada politizadón de los ime ..
leemales, debido a la presencia de las ideologias que actuaban en Europa
e influÍan en todo
el mundo, sobre rodo e1 comunismo y el fascismo.
81
A eso se vincula la illtensificación y la renovación de los estudios sobre
"Brasil, �uyo pasado fue revisàdo a la luz de nuevas posiciones teóricas, con
desarrollo de invesrigaciones sobre el negro, las pobladones rurales, la in­
migración y el conracto de culturas, gracias a la aplicación de las corrielltes
modernas de la sociologia y alltropologla, y también ai marxismo y a la fi 10sofia de la cultuta, con la aparición de obras como Casa Grande &" Senzala,
de Gilberto Freyre ( 1933); Raizes do Brasil (1936), de Sérgio Buarque de
Holanda y Formaçáo do Brasíl Contemporâneo ( 1 942) de Caio Prado Júnior
(cfr. Mota,
1980).
Simultâneamente se desarrolló la industria del libro, incluso con la for­
maóón de colecciones especializadas en estudios brasílenos, en un momento
en que d país parecía analizat obsesivamente Su"espíritu y su cuerpo", en
rápido desarrollo, para conocer mejor sns Iímites y trazar los rumbos de su
destino sociopolítico. En esos momentos la narrativa se convierte en uno de
los materiales priorizados dei repertorio.
Las diferentes crisis políticas que se venfan produciendo en la década an­
terior desencadenaron, en parte, los acontecimientos que llevaron a Getúlio
Vargas ai poder en 1930, en un primer momento que tuvo su fuse má;; aguda
1937 con la instaladón del Estado Novo Gn el pais.
Las condiciones diferentes que presentaba eI espacio social condi­
cionaron sin duda las selecciones que los productor es literarios hicieron
en
de los materiales de repenorio. EIexperimentalismo de los anos veinte
fue colocado aparte pata escoger asuntos, personajes , 10calizacÍones que
hablasen más dei presente de un país polifacética. Son los aÍlos de la
novela regionalis ta, o de la "novela dei 30" o de la nove/a de ciclos (e1 de
.
Ia "seca", eIde l " cacau", el de l "açucar..
'
''..
··'
) En u n a vlslon
retrospect iva
puede emenders e como una búsqueda de un nuevo document alismo
literario, como la búsqueda de nuevos retratos que miren y enfoquen
la realidad de un modo también naturalista ; por eso es fácil entender
que alguIlos críticos vean en esta producdó n un nuevo naturalism o
(Süssekind, 1 984).
No es únicamente la prosa la que ofrece estas prioridades, pues la poesia
de un autor como Carlos Drummond de Andrade también se contagia de
esta orientación hacia lo social, fundamentalmente en lo relativo ai compro­
miso humano con la sociedad
82
De los producrores literarios que se inician en esOs anos, Jorge Amado
es uno de los nombres más representativos. EIescritor bahiano fne durante
anos (aunque no en sus primeros textos) d retratista más conocido dei país
en eI exterior: lejos de los Hemos de Di Cavalcantí, de Cláudio Poninari,
de José Paulo Rego y de muchos otros, los textos de Jorge Amado pintan­
do el Brasil dei cacao y de Salvador de Bmia ruvieron mucho más êxito,
sobre todo a nivel internacional siendo traducídos a más de veínte lenguas.
Triunfó la visíón pintoresca que ofredan sus libros, confirmada por editores
extranjeros, especialmente franceses, que iban a Brasil en los anos setenta
en busca de autores que, como Jorge Amado, "te tratem uma realidade que
combine com o conceito que os franceses têm do Brasil. Uma visáo tropical
e utópícà' (V. \Veler, Jornal do Brasil, 25/7/81). Con Jorge Amado, y sobre
todo a partir de los textos de los afias cíncuenta (con Gabriela, cravo e cartela,
1958), apareceu buena parte de los estereotipas de los trópicos que tantas
veces procuraron agentes eutopeos en la literarura latinoamerícana (mulatas,
calor, sensualid ad ...) .
Es la época en que se percíbe en determinados agentes dei sistema !iteraria
un af.ín por redescubrir Brasil y de daria a conocer: un ínterés que muestran
tambíén algunos sociólogos y ensayístas, como los citados Gilberto Freyte y
Sérgio Buarque de Holanda. Su trabajo completa la visión que novelistas como
Gracilíano Ramos ofrecieron en rextos que aún hoy se presentan como retratos
descarnados de una crnda realidad: la vida dei sertón a través de los "retirantes"
que muestra en Vidas Secas ( 1938), u arras facetas de ese mismo mundo
nos traslada en Caetés (1933), Sã() Bernardo ( 1934) o Angústia (1936).
En los anos cuarenta entran en
d
ai que
campo literario brasileno dos nuevos
aurores que, de modo dih::rente en cada caso, renuevan la ficCÍón brasileÍla.
Se trata de Guimaráes Rosa y C1arice Lispector. Si en el caso de Líspecror
sus trabajos nos muestra n retratos literarios en [emenino y sobre I a con­
deneia interior vivida por sus personajes, Guimarães Rosa lIevó el experi­
mentalismo COn e1 lenguaje ai terreno dei sertón mineiro. Pera si sus textos
recogen cancíones populares y retratan valentones que defienden la honra
de sus mujeres o conducen bueyes, se diferencían mucho de otras aproxi­
macíones que, desde el terreno literario, se hicieron a esta enorme región de
Brasil en que se incluyen varias estados.Por eso ll1Ísmo, él podrla haber sido
uno más de los regionalistas pintorescos (o "pasadístas"), pero justamente
83
las selecciones de repertorio que establece y el traramiento de esos mismos
materiales convierten sus textos en indicios de sus posiciones centrales en
eI sistema. Su libro más consagrado" Grande Sertão: Veredas, es el largo
monólogo de un viejo bandido, comando su vida y eI extrano amor por un
companero de armas, en realidad una mujer travestida, como se evidencia
después de la muerte.
En eI caso de Clarice Uspector, la repetcusi6n de su novela Perto do
'
coraf-ão selvagem (1943) coincidió con su emrada en el campo !iteraria brasi­
leílO. EI atrevimiento de la joven que pasa a integrar este campo, dominado
todavÍa por un marcado tono social y una f uerte presencia de la temática
regionalista, le hizo pagar un precio alto, que la marro durante anos. La
fama de escritora introspectiva y difícil, además de misteriosa y reservada,
fue cteando la imagen de una autora hermética con pocos lectores y que ,ólo
era reconocida por colegas de ofício.
Con su libro de cueutos Laços de fomilia
(1960)
parece iniciarse una
nueva etapa en la escritura de autoda femenina, con una autora osada que
sorprcnde ai lector o lectora con situaciones dei día a día, aparentememe
da lapa", 1858.
Aq'Jeducto de Santa Teresa y "0 casario
a Nacional, Rio de JanelfO.
Litograff0 a p,rtir de fotografia original. Bib!iotec
banales y domésticas, donde siempre ocurre algo que rompe el equilíbrio en
que se basa el enredo de ese 'cotidiano femenino', oblígando a cambiar la
estructura dei texto en ese mismo momento. En palabras de Elódia Xavier
(1991:15-16):
"A partir de Cladee Lispector, a "condição feminina" passa a ser problema­
tizada, pondo em questão a ideologia dominante. Basta a leitura dos contos
c1ariceanos para constatar que a domesticidade da mulher é posta em xeque no
que ela representa de coerção e reptessão; é o momento da ruptura."
Clarice Lispector consigue transmitir un modelo que fructifica eu
eI sis­
tema !iterario brasílefio. Su prosa imimista en que problematiza cuestiones
de género abrió las puenas a muchas otras escritoras que siguieron, en pa rte,
su ejemplo en las selecciones que hicieron de elementos dei repertorio du­
rante esas décadas. El crítico Fausto Cunha (Correio da Manhã,
10112/67)
destacaba como fundamental que "a vertente clariceana permitiu, sobretudo
às escritoras, um novo caminho de assédio à criação. Foi Clarice Lispector
4
Otros libros de su autoria: Sagarana (1946), Primeiras Estórias (1962), TutaméiEI- Terceiras Estórias
(1967). etc
84
pérfida instituição do 'romance
quem pôs fim, de uma vez por todas, a eSsa
fttrJinirlO
m.
den con un período que tiene
Sus inicias como productora literaria coind
nos críticos e histori6grafos de la
en 1945 su fecha más emblemática. Algu
en torno a ese ano d comienzo de
literatura brasilefia se habituaron a ver
de la segunda guerra mundial y,
una nueva fase, que coincide eon el fin
de Andrade. Se maniHesta, pues,
simbólicamente, <:on la muerte de Mário
en la poesía y en la crítica. Esta
una nueva genetaci6n en la prosa narrativa,
la ensenanza superior de las letras,
última comienza a mostrar los efectos de
tigación, con aumento deI número
que motivó la sistemarizaci6n de la inves
de 1960 la crítica uuiversitaria
de monografías; de tal modo que a partir
en diferentes espados dei sistema
se convirti6 en modalidad predominante
literario.
rollo notable, y pasó a ocupar
La dramaturgia también vivió un desar
se via estimulado por la renovadón
posiciones centrales. EI campo teatral
85
poLIas que pas6 el teatro, a partir de experiencias de grupos aficionados
que acabaron transformando completamente la concepci6n dei espectáculo
(Iejos qued an las propuesras de Martins Pena, Alencar o Machado de Assis),
en la que se destacaba la d irección y eI montaje. Dramaturgos que ocupa­
ron una posici6n central en el sistema literario fueron Nelson Rodrigues
(1912-1980), cuya obra Vestido de noiva (1943) fue una verdadera revolu­
dón por el atrevimiento mostrado en Ia composición y por la puesta en
escena. Otros ejemplos fueron Jorge Andrade (1922-1984), analista de l a
decadencia d e l a vieja oligarquía rural, y Ariano Suassuna (1927), que trató
en muchas de sus obras los temas nordestinos. Simultâneamente se crea la
nueva crítica teatral, homóloga de los productores y de sus productos, en
que destacan los nombres de Décio de Almeida Prado y Sábato Magaldi.
En cuanto a la producción poética, es e! momento de la llamada "genera­
ción dei 45", que manifestó sus posiciones en revistas como Orfou y Revista
Brasileira de Poesia, ambas fundadas en 1947 (Sant�'\nna, 1982).
partir de
31 de Marzo
-
J de Abril de
1964 cuando los militares impusieron
su dictadura y derrocaron el gobierno de João Goulart. La recién inaugura­
da capital de! país, Brasília, asiste, todavía con
SlIS
estructutas frescas, a la
insralación dei nuevo régimen. La extraneza que puede producir, ya en la
segunda mitad dei siglo XX, que un país occidental cambie de capital, y más
aún, que construya a propósito una ciudad con ese fiu, no despertó excesivas
curiosidades entre los escritores y escritoras brasilenos, que no convirtieron
sus textos en retratos que rocalizasen esta nueva situación.
A fiuales de los anos sesenta y fundamentalmente durante la década 8i­
;í:
guiente, Ia forma del uentq es uno de los materiales privilegiados dei reper­
todo utilizado en eI Sistema\literario brasileno. Bien por ttatarse de uua for­
ma adecuada a periodos de experimentación (Pellegrini,
1996:17) bien por
otro tipo de condicionantes, lo derto es que en ese camino de reformulación
en que se encontraba la vida literaria brasilena la presencia dei cuento, como
tema de debate o como texto de creaCÍón, fue cada vez más fuerte a medida
Asumiendo una posición crítica frente a las anteriores manifestadones
que entraba la década dei setenta. Ocupaba bastante espado en las (cada vez
modernistas, estos productores poéticos asumen propuestas que pasan por
más escasas) páginas culturales de los periódicos estaba "de moda". D e este
uu tratamiento de "temas más elevados" y de poemas metrificados, sin aban­
modo, reSlllta frecuente encontrar entre esas páginas cuentos originales de
donar el verso libre, ni eI trabajo con la vida cotidiana y familiar. Se trata de
autores y autoras todavía no consagrados en el campo literario brasileno, y
aurores como Lêdo Ivo o Péricles Eugênio da Silva Ramos. De ese conjunto
que prácticamente se dan a conocer en ese espado, al iado de orros con una
se distinguen, por su trayectoria y por la diferente toma de posición que
posición cada vez más central en eI mÍsmo campo literario5•
ocupan en el sistema, João Cabral de Melo Neto y Ferreira Gullar.
Una fertilidad dei género, que se ve favorecida por la repercusión
entre
Grande Sertáo: Veredas en
1956, se inicia una renovación en Ia poesía que se conoce como Concretismo.
un número importante de autores ya destacados (Clarice Lispector, Samuel
Esta corriente tuvo un significado histórico relevante, entre otros motivos por­
Rawet, Lygia Fagundes Telles) y otros nombres que surgierou en la década
que relegó a posiciones perih'ricas a las opciones de tipo nacionalista, buscando
dei ,esenta, como Rubem Fonseca y João Antônio. De ESa cosecha de cuen­
la exportación de la poesía brasilena. Utilizaron el Jornal do
tistas destaca y Ilama la arención la elevada participación de escritoras6• Eu
Anos después, coincidiendo con la publicación de
Brasil como plata­
el público lector y la crítica especializada- de la mayoda de los trabajos de
forma para introducir nuevos modelos a través de las traducciones de Pound,
Cummings o T.S. Eliot por parte de los "concretlstas" y de Ia posición cada vez
5
más central que estos poetas brasilenos pasaba 11 a ocupar a través de espacios
de divulgación como el Jornal de
Poesia dentro de esc mismo periódico.
Vid. Got!ib, 1995: 308-311; Querida, Novembro, 1967; Jornal da Bahla, 15-16/10;67, Jomal do
Comméra-o,7/12/69.
6
AI lado de los nombres de Cla r ice Lispector y lygia Fagundes Te-lIe-s, o de Helena Silveira, Maria
de lourdes Teixeira y Dinah Silveira de Quei ro z, cuyas t rayec toria;, ven{an de aFlos. anteriores,
Retratos posteriores a 1964
Conviviendo con la inflación que durante anos parecía un rasgo inhe­
rente a los retratos socio económicos dei país, la situación política cambió a
86
encontramos una Ilsta más aPlplld de autoras que pr es tig iar 121 género: Hilda Hilst, Nélida Pinon,
.
Sônia Coutinh o Dinorath do Vale, fdla Van Steen, Cristma de Queiroz, Ana Mada Martins, Julie­
,
ta de Godoy Ladeira, Judith Gro5smann, Vilma Arêas, Marcia Denser, Marina Cola�a'üi, Mírjam
Campelo.
87
el cambio hacia la década siguiente destaca la arenôón dada en la prensa
brasilena a los temaS vinculados a la mujer, especialmente a la mujer escri­
rora7 que durante los anos sesenta cuenta ya con una presencia destacada en
el campo !iteraria brasileÍlo. Conquistas estas que no consiguieron lIevar a
ninguna escrirora a la
Academia Brasileira de Letras hasta 1977, uno de los
últimos reductus de exclusividad masculina, a pesar de la insistencia de es­
critoras ya consolidadas como Lygia Fagundes TeIles, Nélida Pinon, Clarice
Lispector, Dinah Silveira de Queiros (ésta especialmente), Maria Alice
Barroso, Heloneida Srudart, Maria Lúcia Amaral o Rachel de Queiroz (que
terminaría por ser la primera en entrar). Unas interesadas
una
en
candidatarse a
vaga à imortalidade, otras simplemente por tratarse de una nueva batalla
para conquistar en el terreno de los derechos de la mujer.
Si el balance general de la década dei sesentaB fue importante para la
literatura brasileÍla, no podemos olvidar la indiferencia con que eI escritor
nacional era, habitualmente, tratado y considerado (en el mejor de los casos,
porque generalmente ni siquiera era conocido) y la ausencia cada vez mayar
de los escritores en los suplementos !iterarias o culturales de los periódicos.
Panorama d e Rio di:' JanEiro. Hospital de Mise-ricon:f,a, 1858.
" Desalojados de las columnas que babitualmente les pertenecían", como
Litografia a partir de fo::ografia originaL Biblioteca Nacional, Rio de Jar'eico.
también oc urrió con la crítica !iteraria que dejó de orientar a los lectores, los
pocos suplementos !iterarios que continuabao existiendo cambiaroo sus co­
laboradores'. A partir de ese momento, los periódicos privilegian las noticias
de tipo político o económico (sobre todo después de 1968 ai entrar en vigor
el AI-5) Y menos las de carácter cultural.
l.os responsables de la recién instaurada dictadura permiten a los inte­
lectuales contrarios a su ideología, durante los primeros cuatro anos, uo
margen de actuacÍón relativamente amplio. Antes de partir hacia el exilia
7
carlos A de Sá, "Mulher
"
5f'X ,
x
Academia", A Noticia, 25/1/70; campos, "A luta por uI») fardão UrlS-
larna; do Bra5ir Caderno B, 717170,
europeo (a veces con parada interrnedia en Santiago de Chile), Caetano
Veloso
v
Gilberto Gil hablaron y çantaron dei pais de contrastes que era
Brasil, ;ecordando que convivían, como ya senaló Oswald de Andrade en
1928, la "floresta" (lo indígena y primitivo) y la "escolà' (la civilízación
y lo urbano). l.as letras de sus canciones san textos literarios que rniran
hacia el presente a través de la recuperación histórica, y que no se con­
forman con la visión unitaria y sin ningún tipo de fragrnentación que
desde el campo del poder se quiere ofrecer de la sociedad brasilena de esos
momentos,
Algo parecido, pera en una línea diferente, hizo AntÔnio Callaclo
en
una no­
8
Vid. entre otros, Assis Brasil, O Cruzeiro, 12/1/71.
9
Criticos como Alvaro Uns dejawn de ser conocidos '1' leidos er\ los periódjcos para es:ar presentes
vela,
l'lnicamente cn .'.lU:; libras. "Afora Os noticiaristas literários �que nunca tém o espaço que merecernM
para acompanar los cambios socíales a través de la figura de un sacerdote.
a orientaçao das novidades editoriais passou ás mãos ineptas dos colunistas sociais e notlcaristas
políticos, Que de modo geral nunca estão preparados para U'ila tarefa que náo pediram e só
coube a eles pelo desaparecimento dos supleme'1tos literários", Maria Alice Barroso, Minas Gerais.
Suplemento Literário, 2i/9/67, p. 13,
88
QU4rup (1967), que recorre la hisroria brasilefia a lo largo de varias décadas
Es el caso tarnbién de! cineasta Glauber Rocha con películas intelectua­
lizadas (con escaso público) que conviven, conviene recordarIo, con otras
que se incluyen en el género de las "pornochanchadas" y que divierten y
89
r
enrretienen a una población de más de 1 3 0
millones de habitantes que, ma­
yoritariamente, no se preocupa por otras cosas
que no sea 5U ptopia situacÍón
personal y famil iar en el día a día.
EI endurecimiento dei régimen milit ar
se dio a partir dei dia 13 de
diciembre de 1968 , produciéndose lo que
algu nos denomina ron "o golpe
dentro do golpe". Con la entrada en vigo
r dei Ato Institucional n" 5 (AI-5),
se elim inaba el derecho ai habeas corpus
que debe tener todo ciudadano.
Después dei AI-5 se produjo una desor
ganización (pero no la desapa­
rición) dei debate ideológico y de buen
a parte de las iniciativas culmrales
que se desarrollaron durante los anos prev
ios. Sin embargo, se presenta una
situación de apa rente paradoja:
"Se, por um lado, a produção cultural
foi influenciada por esre clima
de terror que atravessou a década com
maior ou menor peso, provocando
a auto censura, a introspecção e, às
vezes, a paralisia (situaçáo que muitos
chamaram de 'vazio cultural'), por
outro lado, apresentou man ifestações
significativas de resistência e, principa
lmente, de busca de novas linguagens
e novas formas de criação." (Habert
, 1996 :74).
De modo que cu ando se inició la déca
da de 1970 se vivía en Brasil la
etap a más dura de la dictadura milit
ar impl anta da en 1964 . Realmente
durante e! periodo de vigencia de! AI-5
(196 8-78) no parece exacto habl ar
de u n actitud única por part e de! cam
po dei poder en re!ación ai campo
�
ltterarlo y ai campo cultural (Süssekin
d, 1985 ). Dei mismo modo que la
ce sma no actuó por igual sobre eI cine,
el teatro, l a música o l a producción
�
e tonal (197 5 fue el ano de mayor
producción y censura de libros), tam­
blen hubo momentos en que en luga
r de recurrir a prohíbiciones e! Estado
adoptó na actitud paternalista (que
recordaba épocas de Getúlio Vargas)
�
, a los
en relaclOn
llltelectuales y a sus productos1o• Por eso
coincidimos con
estudiosos como F. Süssekind (198 5),
el brasilenista Malcolm Sílverman
(199 5) y Silviano Santiago (1982) en que
la censura no acabó con la pro­
ducCÍón literaria de esos anos , a pesa
r ··-claro- de influenciaria de diversos
modos. En palabras de Silviano Sant
iago (198 2:19 6):
�:
"Um dos problemas mais graves da repressão e da censura culturais que
nos atingiram nesta década é o de que elas conseguiram, náo tanto dimi­
nuir o número e o valor das obras artÍsticas produzidas no Brasil, mas levar
a população em geral a se desÍllteressar pela cultura, tal qual expressa em
livro, por exemplo. A meu ver, a grande ação nefasta da censura cultural não
é contra a obra artística em si, mas contra o consumidor da obra."
Los anos siguientes a la impla Iltadón dei AI-5 volvieron " colocar a
los productores culturales y a los productores literarios en la complicada
selección de los materiales que nutriesen sus productos; sobre todo, porque
el compromiso social evidenciado por mucbos de ellos a nive! particular
fue visto como insuficiente por aquellos orros que consideraban e! texto
literario como uno de los escasos vehícu los posibles pata luchar contra la
dictadura.
En esos momentos, hablar de Brasil se convirtió
en
un tema prioritario,
práctícamente una obsesión para determinados productores literarios y cul­
turales; las formas para hacerlo no siempre fueron las mismas, aunque las
llaves para interpretarias eran compartidas. Hubo "retratos de flcciún" que se
aproximaron, otra vez, dei realismo-naturalismo (Süssekind, 1984): cuando
la prensa periódica (Chinem, 1995) no pudo publicar noticias políticas que
cuestionasen la d ictadura, ni siquiera a través de metáforas, el texto literario
pasó a tener funciones paraliterárias (Bastos, 1993) y se aproximó bastante
de un documento o de un reportaje (como muestran algunas obras de José
Louzeiro).
La otra opción -en los tenos en prosa- escogida mayoritariamente du-
rante los anoS setenta fue la de las metáforas e hipérboles, la de la ironía para
decir, ocultándolo y disfrazándolo, aquello que estaba prohibido. Haciendo
caso dei lema que alguna canción de protesta de esos atios deda, los intelec­
tuales entendieron que "estava proibido proibir" y hablaron de la censura,
de la tortura, de la "iolenda, de la militarizaciún de la sociedad, dei miedo
impuesto, de las patrullas ideológicas y de muchas cosas que los oprimían
situando las escenas de los textos o la accÍón que se trataba en orros lugares
o en orros momentos históricos, o colocando en aCCÍón personajes muertos
10
90
"
"
Mecenas interessado, o governo militar chama para si a função de julgar as novidades que
(Incidente
en
Antares, Érico Veríssimo, 1971), rozando casi e1 surrealismo e
Interessam ou não, o que é excessivo, apontar os 'mClles', éstimular o que julga de 'qualidade'"
incluso el 'realismo maravilloso' (Tebas do meu <,oração, Nélida Pinon, 1974).
(Sussek ind, 1985:22).
Quien queda (y quien sabía) leía en las entrelíneas del texto e interpretaba el
91
retrato que estaba esbozado a lápiz entre todos los colores con que lo había
maquillado el autor o autora.
Las experíencias personaJes de quicn vivió las crueldades de la dictadura
en propia carne aparecen habitualmente en primera persona, ya sea en forma
de memoria (los textos de Pedro Nava), ya en forma de relato de fícción que
está más próximo dei relato autobiográfico y de ser considerado corno no­
ficción. Son las memorias de Fernando Gabeira antes, durante y después dei
exilio o los juegos de Sérgio Sant'Anna en las Confusões de Raljo (1976).
Con el final dei AI-5 y el regteso de los exiliados ai país, los retratos
de Brasil y de la sociedad focalizada adquieten otros matices y mayor co­
lorido. Dei "yo" se pasa a la colectividad, a mirar hacia lo que nos rodea
e intentar esbozar la histotia dei pueblo brasileno, en ocasiones incluso
en novelas de varias centenas de páginas que rompen eI fragmentarismo
que empieza a imponerse de modo general a inicios de la década. Como
ejemplos destacados, A República dos Sonhos ( 1 984), de Nélida Pinon; Viva
o povo brasileiro (1984), de Joáo Ubaldo Ribeiro e Tocaia Grande (1984),
de Jorge Amado.
La novela-teportaje de los anos setenta cambia, en general, hacia las
convenciones de la novela polidaca que ejemplifica, entre otros, Rubem
Fonseca. La entrada de un número mayor de ptoductores en el campo
literario y las rransformaciones (importantes) en eI espacio social collta­
gian la idea de una ampliacióu en términos genéricos que afecta tanto a
la diversidad de asuntos, como a la apatición de nuevas editoras y nuevas
posibi lidades para que los escritores vean publicados SUs textos. EI merca­
do editorial se manifiesta ya, sobte todo después de eliminada la censura,
como una fuerza fundamental en eI sistema; aunque para los produclores
literarios se coloca la duda de si la via de la profesionalizaciónll -tan desea­
da por muchos- es una nueva forma de "censura" o, como algunos decían,
el (dios rabioso dei) "mercado escreve torro através de linhas retas". Había
determinados escritores y escritoras (entre ellos, Ivan Ângelo, Ignácio de
Loyola Brandão, João Antônio, Roberto Drummoncl, Nélida Pinon, João
O;:morama de
Utografla
Vid. "'Escritores de briga. Dez exe mplos da geração que pode escrever o grande romance brasi�ei­
ro", Isto É, 12/5/82, p. 60-63; Silviano Santiago (1984. 46-48); Flora Süssekind (1985:88-91); José
Castello, "Os anos 80 deram romance?" , Jornal do Brasil, Idéias, 2012/88, p. 7.
92
de JJoe:ro. Castillo y Hospital Mlhtd( 1858,
original. Biblioteca NaCional. KIO de Janeiro.
la vía de la profesionali­
Ubaldo Ribeiro, Jorge Amado... ) que escogieron
entre los lectores, para que
zación para conquistar prestigio, por una parte
nados y reconociesen la
éstos no los siguiesen viendo como simples aficio
para poder negociar con
dignidad dei oficio; y, cn el caso de los editores,
y que las casaS editoriales
ellos sin recurrir a ningún tipo de patetnalismo
as e incluso conquista r
se esforzasen por ma ntener sus principales figur
rgo, la opción de la profe­
algunos nombtes de la comperencia. Sin emba
campo !iterario, algo que
sionalización significaba perder autonomía en el
no rodos estaban dispucstos a aceptaru.
.
....
desconfiaban de Que
Nassar y MárCIO Souza quíenes, en 1982.
1 2 Entre eUos, Antôn',o TOffes, Raduan
"ingerência into­
una
ta)", corno la denominan, I!evaria a
esa "profissionalização plena {ou absolu
Dez exernplos
briga,
mercado sobre a obra" ("Escritores de
lerável da editora sobre c- autor e do
62).
p.
romance brasileiro", Isto é, 12/5/82,
da geração Que pode escrever o grande
-_
11
Rio
a part ir Oe fotografia
_ _. - ..-
93
De todos modos, conviene no olvidar que el libro es un objeto de lujo
(Santiago,
1982:26)
y que la lectura contillúa siendo una actividad elitista.
com os autores hispano-americanos de fala espanhola, que despertaram o
interesse do mercado europeu e dos Estados Unidos) na tentativa de alterar
EI mismo público que consumía dne nacional u orros productos nacionales
um quadro negativo, pois nem o mercado interno nem o externo eram, de
era eI mismo que estaba "consumindo o autor nacional". Esta reflexión dei
modo natural, receptivos à produção literária brasileira. Pretendiam dar a
editor Paulo R. Rocco (O Pasquim,
colocaba el dedo en la Baga
conhecer, como fazia um titular da revista Isto é (511 0177) que todos amam
sobre varios problemas que, durante bastantes anos, continuaron vigentes
Gabriela. Mas há outras, além dela. Nossa literatura começa a se mostrar ao
en el sistema !iterario brasileno: para un país de dimensiones continentales
mundo"lS,
parecen ridículas las cifras de
3.000
1975,
o
p.
5.000
9)
ejemplares para un libro; pero
todavia snenan peor los datos relativos a índices de lecrura.
A
A partir dei éxito experimentado por la editora Ática con ediciones es­
colares de más de
30.000
Rubião
algunos agentes dei sistema Iiterario entendieton que la
(1975-76),
ejemplares de un libro, pot ejemplo, de Mnrilo
via abierta por los libros didácticos (obligatorios en los currícula escolares),
con distribución fnera dei eje Rio-São Paulo, podia solucionar parte dei
modo de balance...
AI pensar en un posible balance literario de la década dei setenta Cen­
tre varias opciones) escogemos el que pnblicó el Jornal del Brasil en
29/12/79
el día
y que en cíerto modo puede extenderse a consideraciones sobre las
décadas siguientes;
"Os anos
70 assistiram
a um considerável aumento do número de títulos
problema de la distribnción del Iibro en Brasil. Las editoras creyeron que
de obras literárias e de idéias nO Brasil. Embora boa parte da produção co­
podían "aumentar sna fatia no bolo do mercado de consumo" (Marcos Peri,
rresponda a livros estrangeiros, raramente bem traduzidos, a verdade é que o
Opinião,
autor nacional foi pouco a pouco ganhando a preeminência na programação
9/4176)
e invirtieron en marketíng.
En esta situación varios grupos de escritores celebraron encuentros como
eI Projeto Cultur 76 y Cultur 77 en Porto Alegre o eI 10 Encontro com a
Literatura Brasileira
-1977,
São Paulo- (Villarino,
2004)
y propiciaron
editorial, até se chegar ao pomo de proclamar a ocorrência de uma explosão
da literatura brasileira, principalmente na área do conto."
En
1980,
en eI inicio ya de la nneva década, los estudios sobre eI sector
nuevos espados para eI debate, en un periodo en que las polémicas fueron
editorial revelan la existencia de nn público más amplio y de uu mayor
nn elemento importante para d inamizar la vida cultural brasilena. De esos
número de títulos a disposición de los lecrores. EI rema "libro y mercado
encuentros salieron con la evidencia de que necesitaba n reforzarse a través de
editorial" centra poco a poco eI debate cnltural en eI país especialmente en
sindicatos que "restaurem a dignidade profissional do escritor" (Ivo Stigger,
acontecimientos como las Bienales de! Libro de Rio de Janeiro y São Paulo.
Correio do Povo,
Y asÍ, se constata que "existe j á entre nós uma indústria editorial que, se
31110/76),
porque se hacía evidente la necesidad de evitar
situaciones injustas, en términos editoriales, como la sufrida por Clarke
não atingiu ainda, está às vésperas da maioridade" (Leia Livros
Lispector en Argentina y BrasilY
especialmente a partir de! inusitado espectáculo que significaba en Brasil ver
En palabras -que asumimos- de los críticos M. da Paz Rodrigues y Paulo
Moreira Leite (Folha de São Paulo,
5/lO/7?),
5, 1988, 2),
una exposición de varios kilómetros de Iibros visitados y más de
600.000
visitantes eu esos momentos.
"Inconscientemente, os nacionais tinham a esperança de que se produzis­
se um boom literário brasileiro exportáveP' (como suc�xlera uns anos antes
ros venharn aqui atrás: de um 'baú de exótICOS', do tipo de Gabriel Garcia Mârquez"-"Uma criaçao
13 Cfe. o Estado de S/jo Paulo, 29/101i6: Correio do Povo. 2 1 1 1 1 176; O Globo, 919/81; Veja, 311 1176;
O Estado de Sâo Paulo, 29110176; Correio do Povo, 2 1 / 1 1 176; Isto é, 1 215182, p.60.
14 Algunos convenc idos, como el critico leo Gilson Ribeiro, de no aceptar "'que os editorés estrangei-
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ilhada que o mundo não pode desconhecer", O Estado de São Paulo, 4/9/77.
1 5 Especialmente si se entiende, como Ignado de loyola Brandão ya subrayó, que "a publicaçao no
exterior reforça d pOSIção do escritor aqui dentro", Folha de São Paulo, 28/9177.
95
La precariedad continuó todavía bastantes afios más, a pesar de conse­
guir mayor intetés entre el público nacional y extranjero, corno muestran las
visitas a Brasil de representantes de editoriales de otros países, básicamente
francesas, en busca de obras para publicar'6 en los inicios de la década dei
ochenta (además de las obras ya traducídas anteriormente -no sin proble­
mas- de autores corno Mário de Andrade, Guimarães Rosa o Graciliano
Ramos) y de nuevos nombres que incluir eu la lista de autores brasileiíos
divulgados eu Eutopa. Había llegado la hora de que Jorge Amado dejase de
ser, en el exterior, el único "Brazilian wríter))17.
Y en Brasil, a pesa r de uo haber conseguido que durante la década dei
ochenta se mejoraseu algunas cosas relativas aI Iibro, aI menos la industria
editorial inicíó una expansión considerable y d oficio de escritor adquitió
un estatuto diferente, siendo algunos de dlos objeto de disputas por las
editoras, que colocan sobre la mesa ci fra s nunca imaginadas para negociar
cou una u otra estrella dei mundo de las letras y que ésta pasase a figurar en
sus catálogos. EI ejemplo más evidente fue la "dança de cadeiras" que vivió
eI mercado editorial brasileÍÍo en
1997. EI cambio de algunos pesos pesados
Pan de AZ\Jcar,
de unas editoriales a otras produjo un movimienro inédito en la (todavía
reciente) industria de Iibros brasilefia'8•
16 Entre e!l05, Mário Carelh (en busca de material para bibliof.ecas y para aconsej ar a las editoriales
francesas Stock y Galiimard. Jornal do Brasil, 2517JS1), Ugné Karvelis (de Gallímard. O Estado de
Sao Paulo, 4J4/8 1.), .A lice Raillard (destacada traductora de :a literatura brasilefía ai francês, por la
editorial Stock) y Clélia Piza, también de la edilorial Ga;limard. O Estado de s. Pauio, 28/5/83.
Utogratía a part:r
1858.
de fotogra·rfa or;ginal. Biolioteca Nacional, R.lo de Janeiro.
Poco a poco, eI slogan escogido a finales de la década dei setenta pa ra
la Feria de Frankfurt por la agente !iteraria Carmen Balcells, "Conheça a
literatura brasileira", se fue convirtiendo en realídad dentro y fuera de las
fronteras dei país. Cada vez es más difícil "olvidar" la actual literatura bra­
silefia en Ferias Internacionales (Frankfurt, París, Madrid, B arcclona. )'9
..
tlama la atendón este interés de las casas editoriales francesas por los libros y autores brasileno$,
posiblemente despertado por 12. curiosidad literaria (y cultural) que los autores hispa:lOamericano$
provoCafO:l en
5U
exilio europeu, fLndamentalmente en Paris,
17 uTras anos de silencio (en cuanto se refiere a difusión mas no a creatividad), motivado acaso por
o Glob o Segundo Caderno, 24/8/97, p. 4; Sol Fuertes, "Voces de Brasil en Uber 97", Ef Pa r5,
.
4110/97"
la instauraélón de los mEitares en el poder; tras anos de ba(:eras idiomáticas {que natura!men::e
19 También la actitud dei gobierno brasileflo camb;ó, siendo cada vez más las iniciativas que, par­
desembocan en la ausencia de traducciones), la literatura brasJ1efia de la segunda mitad de este
tiendo de éI, organizan viajes de grupos de e:>critores para partiapar en e l 1St> 5al6n dei libra
siglo, empieza a levantarse oe su involuntaria catalepsia para fascinar y sorprender", Jennie Os­
de ParI:; (20�25 de Marzo, 19 98) y en general para divulgar la literatura brasilena en el exterior
trosky, "Nélida Pinon: el SUeflo como verosimilitud", Excelsíor, MéxíCD, 2217/83,
(Escoda, País de Gales, Francia, Espana, Alem&oia. . . Vid. André luiz Barros, " literatura tipo expor·
18 "Desde que Ra(he! de Queiroz trocou a editora José Olympio pela Siciliano, no lnrdo da década, o
tação", Jornal do Brasil, 2110/94; "Ofensiva cultural brasileira. Governo a"ticula viagem de grupo
mercado editorial brasileiro não vivia tanta movimentaçao, Em uma verdadeira da:l�a das cadeiras,
de escritores para divulgar a literatura nacional no exterior", Jornal do Brasíl, 23/5/97; "BraSileiros
96
do ano passado para cá pelo menos sete autores de peso mudaram de editora': Jornal da Tarde,
lançam livros na Grã�Breta nha"; O Est&do de Sáo Paulo, 28/5/97; Sol Fuertes, "Voces de Brasil en
14/6/97. Foi o caso de Eric Nepomuceno, Antônio Torres, Nélida Pinon, Ivan Ângelo, Paulo Coelho
Liber 97", fi Pafs, 411 0/97; Philippe Nourry, " Evénement: te dix�huitibme Saloo dú Livre accueille
e lygia Fagundes Telles. Vld. também: Dar1lela Name, "Uma página virada em meio a conflitos",
le BrÉ'si\", Le Point. Hebdomadaire d'information du samedi, n, 1331, 21 /3/98, p, 83�85), etc.
97
r menos aÚ ll no darse cuenta de esa conquista dei campo literario y dei
campo cultural brasilefios y de su presencia a nivel internacionaL De modo
que hor bien p odriamos
oir decir metaforicamente a la literatura brasilena
(utilizando p alabras de la novelista Nélida Pinon aplicadas a su propia
travectoria20).
.
,
"Eu náo surgi do nada. Sáo anos e anos de labuta, de compromisso com
a palavra e com as institnições éticas. Acredito que vivo conquistando um
reconhecimento. Sei que o público já identifica a minha voz, a minha cons.
."
"
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