Topicos Actuales en las Ciudades Latinoamericanas
Transcrição
Topicos Actuales en las Ciudades Latinoamericanas
TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Manuel Ángel Rodríguez y Naú Silverio Niño Gutiérrez Compiladores Consejo Editorial Dr. Guido Pascual Galafassi Universidad Nacional de Quilmas Miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina Dr. Julián Rebon Universidad de Buenos Aires Miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina Dra. Ana Núñez Universidad de Mar del Plata Dr. José Luis Rosas Acevedo Universidad Autónoma de Guerrero Dra. Rocío López Velasco Universidad Autónoma de Guerrero Dra. Gabriela Barroso Calderón Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Universidad Autónoma de Guerrero Dra. Laura Sanpedro Rosas Universidad Autónoma de Guerrero TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS. Primera edición, octubre 2009. Todos los derechos reservados. ISBN Edición y formación tipográfica: Edgar Neri Quevedo Diseño de forros: Juan Balanzar Bibiano Impreso en México/Printed in México Contenido Presentación Naú Silverio Niño Gutiérrez y Manuel Ángel Rodríguez La ciudad: Algunos temas de actualidad Naú Silverio Niño Gutiérrez y Manuel Ángel Rodríguez Políticas urbanas y segregación Nova periferizacao urbana: descentralizacao, focalização e partipacao. A produção teórico-discursiva do Banco Mundial em analise Magda de Lima Lucio Las regiones en crisis y políticas de descentralización Roque Juan Carrasco Aquino Segregación residencial, hábitat popular y políticas públicas Sobre la tierra y vivienda en la ciudad de Buenos Aires, Argentina Juliana Virginia Rofe Políticas urbanas y procesos de renovación del área Sur de la ciudad de Buenos Aires María Carla Rodríguez Participación, turismo y ambiente Ciudades contemporáneas: La tensión entre patrimonio, Turismo y medio ambiente en el nordeste de Brasil Lisabete Coradini O planejamento participativo ea construcao da cidade Turística na região nordeste do Brasil Mansao Dos caras de la globalización: El acceso formal e informal al suelo urbano en la ciudad de México Luís H. Patiño Camacho Los usos de la participación ciudadano en los programas de gobierno de la ciudad de Buenos Aires Matías Landana Seguridad pública ciudadana Implementacao e disseminacao de cameras de monitoramento Para seguranca Marta Mourao Kanashiro Crimen organizado: orden divergente y vecindarios Urbanos vulnerables César Alfonso Velásquez Monroy Cultura y desarrollo en Aguascalientes y la Utopía mexicana Fernando Padilla Lozano Presentación En el marco de estos temas actuales, los días 4-6 de septiembre de 2007 se celebró en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, el XXVI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, bajo el auspicio de la Universidad de Guadalajara y como un esfuerzo continuado derivó en la publicación “Tópicos Actuales en las Ciudades Latinoamericanas” que representa la quinta entrega de la colección “Ciudades Latinoamericanas”. En el Congreso se privilegia el intercambio de conocimientos entre investigadores y estudiantes de posgrado por medio de la exposición oral de los trabajos redactados, el debate y la retroalimentación de los avances y hallazgos en un tema de trascendental importancia como es la ciudad. El objetivo central del grupo de trabajo Ciudades Latinoamericanas en el Nuevo Milenio consistió en analizar los diversos problemas que están en desarrollo en las diversas ciudades de nuestro continente, delimitado geográficamente desde México hasta Argentina. Respondió a dicha inquietud un nutrido número de investigadores e investigadoras que cultivan diversas disciplinas ubicadas en el área del conocimiento de las ciencias sociales. El presente volumen es resultado palpable de este importante evento académico continental. La obra se integra por once de las ponencias presentadas a lo largo del Congreso. La selección de los artículos resultó en un gran esfuerzo por la calidad de sus contenidos, los cuales incluyen mapas, fotografías, croquis y cuadros para ejemplificar las problemáticas presentadas. El libro está organizado en tres secciones; la primera abarca Políticas Urbanas y Segregación; la segunda, Participación, Turismo y Ambiente; la tercera sección analiza la Seguridad Pública Ciudadana. En conjunto, el documento conforma diversos puntos de vista sustentados en corrientes teóricas y metodológicas aplicadas en las ciudades más conocidas de América Latina. La primera sección: Políticas Urbanas y Segregación, incluye cuatro artículos cuyas temáticas abordan fenómenos que cada día cobran mayor importancia desde dos aristas diferentes: una, la visión gubernamental y por otra, la visión de los actores locales, quienes viven y padecen las consecuencias de dichas estrategias de desarrollo urbano. También, es necesario resaltar que hay exclusión social a consecuencia de unidades residenciales de acceso restringido, por ejemplo. La parte visible de la segregación social característica de la ciudad dual se hace tangible en el sector urbano mediante la coexistencia de enclaves altamente tecnificados y la autoconstrucción. La fragmentación de la ciudad o el abandono de la ciudad tradicional se expresa mediante la creación de fraccionamientos de clase media de interés social, en tanto que, los fraccionamientos de la clase acaudalada cada vez se encuentran más aislados y resguardados por alta tecnología. La segunda sección: Participación, Turismo y Ambiente, integrada por cuatro artículos donde el punto de confluencia es el ambiente. Tópico de actualidad toda vez que resulta imperante hacer sostenibles las actividades productivas que realiza el hombre en las áreas verdes reductos de la ciudad. Las áreas naturales protegidas juegan un papel importante entre los escasos territorios reservados para limitar el crecimiento anárquico de los asentamientos humanos y aún así muchas veces dichos espacios verdes son invadidos para habitarlos en la ilegalidad. La tercera sección es Seguridad Pública Ciudadana, compuesta por tres artículos. Esta temática es resultado de la creciente inseguridad que se vive en la ciudades latinoamericanas y que es necesario mantener bajo control a fin de que la población realice sus actividades con regularidad y el estado de derecho prevalezca sobre las acciones delictivas. Este libro está dirigido a todo lector interesado en las problemáticas actuales que se desarrollan en las ciudades latinoamericanas, por lo que esperamos que sea un libro que genere discusión entre la comunidad académica. Naú Silverio Niño Gutiérrez Manuel Ángel Rodríguez Acapulco, Guerrero, México Septiembre de 2009 La ciudad: algunos temas de actualidad Naú Silverio Niño Gutiérrez Manuel Ángel Rodríguez Introducción La ciudad, como tal, es objeto de estudio de la Geografía Urbana, que considera como características particulares de ésta el tamaño, la fisonomía, la concentración de población, los servicios, las actividades económicas secundarias, terciarias y cuaternarias e incluso una forma de vida más acelerada que en la localidad. En la ciudad las edificaciones fungen como viviendas, representan incluso la residencia del poder político o ideológico. Cumple, entre otras funciones, el uso residencial, económico, político-administrativo e incluso cultural. Dichas funciones, en mayor o menor medida han contribuido a que hoy se hable de que la ciudad es un reflejo de la presión que ejerce el ser humano sobre la naturaleza, toda vez que será un reto en este Siglo XXI mantenerlas indefinidamente en el tiempo. A nivel mundial, destacan por su población o por su desarrollo económico ciudades como Nueva York, Londres, Tokio, París, Beijing, Moscú, Seúl, El Cairo, Sidney, Melbourne, Bombay, Calcuta, Sao Paulo, Río de Janeiro, la Ciudad de México, Madrid, Barcelona, Buenos Aires, Lima, Bogotá, Santiago, entre otras. Un gran porcentaje de estas ciudades se ubican en países subdesarrollados. La población se asienta conformando las ciudades que coinciden con terrenos casi planos, clima húmedo, suelos fértiles, escurrimientos fluviales para uso doméstico, industrial, riego y vías de comunicación y vegetación protegida. En este siglo es necesario plantear la necesidad de estimar las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales que influyan sobre las necesidades actuales y futuras e incluso sus satisfactores. En las grandes ciudades y de manera soterrada en las ciudades medias y pequeñas los patrones culturales de la población cambian como resultado de la globalización. En muchos casos la distribución espacial de las ciudades se lleva a cabo para cumplir con los intereses del mercado y el consumo. Lograr el desarrollo sustentable en las ciudades es un reto impresionante ya que a la fecha los estudios para explicar la apropiación de la naturaleza por el hombre incorpora medidas fundadas en el enfoque estado/presión/respuesta, las cuales realzan la dimensión ambiental del desarrollo sustentable por encima de las dimensiones económica y social (poblacional). Ello, ha motivado la elaboración de propuestas de indicadores que hacen Naú Silverio Niño Gutiérrez/Manuel Ángel Rodríguez hincapié en cuestiones demográficas como por ejemplo, la esperanza de vida, mortalidad, interrelacionadas con aspectos socioeconómicos como por ejemplo: ingreso per cápita, escolaridad poblacional, entre otros. Aceptados como evidencia del desarrollo que han llevado al establecimiento del Índice de Desarrollo Humano (IDH) propuesto por la Organización de las Naciones Unidas a finales del Siglo XX y que a principios de este milenio se enriquece con otras variables como pobreza, desigualdad de género, tecnología, etc., con lo cual se pretende ofrecer la radiografía de la calidad de vida de la población de un país. En este Siglo XXI, los habitantes citadinos enfrentan el reto de planear el crecimiento de las ciudades a fin de conciliar las necesidades que ostentan los diferentes sectores de la población y para ello es un buen principio considerar la capacidad de carga del ecosistema a largo plazo, en relación con la imagen de la modernidad, además de los recursos financieros. En este sentido, conviene incrementar en la medida de lo posible los niveles de vida de la población. De ahí que muchos gobiernos y organismos nacionales e internacionales elaboren declaratorias para proteger áreas naturales dentro, en las inmediaciones o en las afueras de las ciudades a fin de garantizar el recreo y el ocio de la población residente de las ciudades-región; es decir, mucho más allá de la ciudad tradicional y la metrópoli. Exclusión social, inequidad y marginación social son tópicos que destacan entre los problemas sociales actuales, siendo la ciudad el principal escenario en el cual se expresan. Las formas de exclusión son variadas y se aprecian tanto en el ámbito clásico de la ciudadanía como en los nuevos modelos resultantes del sistema económico dominante. Cada día los ciudadanos reclaman mayor participación en la toma de decisiones para resolver problemáticas particulares en la ciudad. De esto se desprende que los gobiernos de las capitales de estado, tratan de incluir a todos los actores que conforman el territorio para que entre todos se transforme la ciudad a fin de reducir los contrastes entre los sectores poblacionales con mayores recursos económicos y los que menos tienen. Las arcas de los ayuntamientos de las ciudades latinoamericanas ya enfrentan problemas financieros por las múltiples inversiones que representan pavimentar vialidades y dar mantenimiento a la infraestructura hidráulica de las urbes, por lo que existe la necesidad de planificar estratégicamente el crecimiento espacial y en la medida de lo posible frenar la especulación que se hace con el suelo. Resulta difícil la movilidad en los centros históricos de las ciudades como resultado del uso masivo de los automotores. Aunque hay algunas medidas remediadoras que se implementan hoy día como la restricción del acceso a los vehículos privados y se mejora el transporte público. La contaminación atmosférica es elevada como resultado de la gran cantidad de vehículos que se desplazan a lo largo y ancho de la ciudad además de la contaminación acústica, visual, etcétera. 8 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS El desempleo y la pobreza, son otros de los temas de actualidad en las ciudades latinoamericanas. Además de la dependencia alimentaria de la población rural, la migración del campo a la ciudad ha traído consigo que los sectores secundario y terciario no sean suficientes para cubrir los empleos que demandan los inmigrantes citadinos. Los residuos sólidos urbanos e industriales son descargados en su gran mayoría a escurrimientos superficiales de los cuales en ocasiones se aprovechan sus aguas para riego agrícola, por ejemplo. Es en este tenor, que a continuación se presenta Tópicos actuales en las ciudades latinoamericanas. 9 10 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS NOVA PERIFERIZAÇÃO URBANA Descentralização, focalização e participação: a produção teórico-discursiva do Banco Mundial em análise Magda de Lima Lúcio1 A reflexão acerca da articulação entre a produção discursiva do Banco Mundial e a implementação de políticas sociais urbanas é o objetivo deste artigo. Abordaremos essa questão a partir da análise da produção discursiva do Banco Mundial como estrutura estruturante de uma teoria social que produz impactos nos direitos de cidadania. Essa produção teórico-discursiva foi depreendida de documentos de fundo teórico do Banco Mundial. Essa produção foi cotejada com o estudo de alguns autores, como Lautier (2002), Rose e Pratezi que consideram a posição assumida pelo Banco como uma ação auto-referente, apontando novos parâmetros para a análise da pobreza urbana a exteriori da tradição acadêmica. Esses documentos estruturam a moldura para novas análises sobre os temas sociais trazidos para o proscênio da discussão política, social e econômica por meio dos Relatórios de Desenvolvimento Mundial (Peñafiel: 2000; Lautier: 2002). Interessa-nos aqui compreender o conteúdo atribuído ao termo cidadania nos Relatórios para verificar em que medida os direitos de cidadania estão contemplados nessa produção discursiva. Esse viés não surge como algo aleatório e sim, como um desafio no sentido de compreender em que medida as propostas de políticas públicas engendradas por esse organismo impactam no Estado brasileiro no tocante à expansão do usufruto dos direitos, fundamento da condição cidadã. Esses Relatórios definem a cada ano os temas sociais a serem tratados e propõem estudos dirigidos a temáticas específicas, tais como: cidades, pobreza, micro-crédito e mais recentemente a preservação ambiental. Esses estudos propõem um novo modelo de ação social para enfrentamento dos temas-força enunciados nos Relatórios. A validade temporal dessas análises anuncia o volume de financiamento e a intensidade do enfrentamento dos problemas sociais. Em virtude dessas linhas de financiamentos, muitas vezes os países mutuários se vêem transformados em agentes co-enunciadores das estratégias enunciadas pelos organismos na medida em que aderem ao modelo de ação social proposto orientando sua atuação política, econômica e social para a direção recomendada nos Relatórios e estudos. Pode-se afirmar que essas políticas apresentam novas formas de produção da ocupação das terras urbanas que por sua vez ensejam práticas sociais com efeitos espaciais (Benítez, Roze e Barrios: 2005). 1 Doutora em Sociologia pela Universidade de Brasília. Professora do Programa de Mestrado em Administração e Políticas Públicas do Centro Universitário EURO de Brasília. Pesquisadora do Laboratório Brasília – UnB. 11 Magda de Lima Lúcio O primeiro relatório anual do Banco Mundial, publicado em 1978, com o título de “Pibnerspectivas para a aceleração do crescimento e a redução da pobreza, além da identificação das principais políticas que afetam essas perspectivas”, trazia o tema do enfrentamento da pobreza como um subtema do desenvolvimento. Esse documento apresentava pela primeira vez o enfrentamento da pobreza por meio do fomento ao crescimento. Essa linha de análise vigorou durante as décadas de 1970/1980. Os Relatórios trazem como ponto positivo a disseminação do processo reflexivo acerca das políticas públicas, mas trazem também, um ponto de vista definido por agentes internacionais financiadores, portanto, necessitam de uma reflexão por parte dos agentes nacionais responsáveis pela implantação de políticas públicas. Provavelmente aqui se encontram interesses difusos, pois muitas vezes percebe-se a adesão dos países a essas políticas, sobretudo pelo volume de recursos envolvidos e não como oportunidade de crescimento e desenvolvimento nacional. Além de sistematizar uma proposta pública para circulação em todos os países, esses relatórios, como um todo, instauraram um novo modelo de disseminação das políticas do Banco Mundial. Ao apresentar as atividades do Banco, suas ações nas diversas regiões do mundo e, sobretudo, ao lançar publicamente temas-desafio, tornou-se pedra angular na comunidade internacional no tocante à elaboração conceitual de políticas de desenvolvimento para os países pobres. Esse modelo perdura até os dias atuais. Mas é somente em 1990 que a luta contra a pobreza deixa de ser um subtema do desenvolvimento e ascende, ela mesma, à “organizadora do discurso”, proposição central das publicações do Banco Mundial e de outras instituições co-enunciadoras desse discurso, geralmente instituições menores ou de alcance regional, como é o caso do Banco Interamericano (BID). Segundo Ricardo Peñafiel, “o discurso da luta contra a pobreza não é um discurso único, se trata de uma série de regras compartilhadas e reconhecidas por uma outra série de enunciadores e co-enunciadores de um espaço discursivo dado” (2000, 3). O teor dos documentos e as linhas de ação do Banco Mundial são reconhecidos pela comunidade internacional por meio da adesão desta ao discurso daquelas. Essa estratégia confere legitimidade aos documentos produzidos pelo Banco Mundial fazendo-o se reproduzir no interior dos países por instituições sociais e econômicas, bem como por indivíduos e grupos sociais. A incorporação do tema da luta contra a pobreza como tema-força estrutura um campo discursivo na comunidade internacional na medida em que se transforma em uma teoria e em uma metodologia balizadora para o financiamento, avaliação e acompanhamento de políticas públicas. A questão urbana é um dos temas abordado nesse registro. Nos documentos é proposto um duplo papel: como uma modalidade eficiente na promoção da circulação mais rápida das mercadorias; e no enfrentamento da pobreza urbana. Esse duplo processo visa à integração dos pobres nos circuitos econômicos por meio de uma ação 12 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS social específica, o aumento da produtividade urbana. Essa linha de ação se desenvolve no mesmo período em que ocorre a transição na América Latina, de regimes autoritários para governos eleitos pelas urnas. Ao mesmo tempo em que internamente as sociedades lutam e se organizam em busca da autonomia e democracia, o capital financeiro globalizado se imiscui sutilmente no processo de reestruturação das economias nacionais (Ivo: 2002). A produtividade urbana se transforma em linha mestra para o ordenamento dessa nova estrutura estatal que por sua vez se institui num novo marco para as políticas de atenção social. Esse modelo funda um tipo específico de participação que por sua vez delineia políticas públicas baseadas na focalização e na descentralização. No que concerne à questão urbana essa prática provoca uma nova modalidade de “periferização urbana” 2. Esse modelo propõe o provimento das periferias urbanas de equipamentos e serviços públicos que concomitantemente são disputados por empresas para deixarem de ser serviços públicos e se transformarem em serviços privados. Um novo mercado se vislumbra, portanto, o direito à cidade se encontra submetido às normas de mercado. Há a reprodução histórica da regência do capital no espaço urbano. No Brasil, como em outros países, o direito à cidade surge como uma possibilidade concreta de inserção social: a escola, o hospital, o sistema previdenciário, o transporte coletivo, a água encanada, a energia elétrica. Em síntese, o acesso ao dito progresso. Os movimentos sociais no Brasil, nas últimas décadas do século XX, conseguiram incluir as demandas sociais dos pobres na agenda social e econômica do Brasil, fazendo com que as periferias fossem dotadas, ao menos parcialmente, do mínimo necessário para a sobrevivência. Os movimentos sociais ganham força à medida que a ditadura militar (1964-1985) é enfraquecida internamente pela ação de grupos organizados; e externamente pelo esgotamento de um ciclo da organização internacional do poder em que aos países do Hemisfério Sul foram destinados recursos financeiros e humanos para a consolidação de regimes autoritários (Gohn: 2004). Essa premissa pode ser comprovada na ampliação dos direitos sociais na Constituição Federal de 1998 (Carvalho: 2003). Embora garantido pela Constituição o acesso aos bens e serviços públicos não foi universalizado, não se pode dizer que não tenha havido uma melhora das condições de sobrevivência da população periurbana. Contudo, observa-se um enfraquecimento das políticas universais em troca de políticas focalizadas. Em outras palavras, mesmo garantidas na Constituição as políticas sociais universais foram substituídas por ações que findaram por ensejar a pauperização da população a partir de reformas no aparelho estatal que obrigaram uma nova organização da administração pública o que resultou no deslocamento 2 Em nossa tese de doutoramento essa periferização foi constituída como uma tipologia que diferencia a ocupação urbana na década de 80 e 90. Ver mais em: Lúcio, Magda de Lima. Nova Periferização Urbana– políticas públicas com financiamento internacional e o impacto nos direitos sociais. Brasília: Universidade de Brasília/Departamento de Sociologia, 2007 (mimeo). 13 Magda de Lima Lúcio do Estado Social incompleto para um Estado Gerencial em construção (Benítez, Roze e Barrios: 2005). As políticas focais são imprescindíveis para a consolidação da rede de proteção social, pois faz convergir para setores vulneráveis um aporte maior de recursos até que esses sejam capazes de serem inseridos no fluxo das políticas universais. Para o Banco Mundial desde o fim da década de 1980 os Estados Nacionais não conseguiram desempenhar os papéis para os quais foram criados, isso pode ser verificado em quatro recentes acontecimentos: 1. O colapso da economia da União Soviética e do Leste Europeu; 2. A crise fiscal do Estado do bem-estar social na maior parte dos países industrializados; 3. O papel importante do Estado no “milagre” das economias do Leste Asiático; 4. O colapso dos estados e a explosão de emergências humanitárias em muitas partes do mundo (1997,26). Esses elementos estruturam a tese do Banco de que a crise do Estado é uma crise de eficiência. Segundo essa perspectiva, durante muitos anos os estados nacionais conviveram com um profundo déficit orçamentário por abrigar em seu interior políticas que não geravam lucros e dividendos, ou seja, políticas sociais de cunho universalizantes. Essa tese foi contestada tanto por membros que integraram a equipe gestora do Banco, como Joseph Stiglitz, como por Boaventura Sousa Santos, Ha-joo Chang, dentre muitos outros. Segundo Joseph Stiglitz, execonomista chefe do Banco Mundial, a globalização não cumpriu as promessas feitas. “E como a liberalização do comércio ocorreu antes da implantação de redes de segurança, aqueles que perderam seus empregos foram forçados a viver na pobreza. Por esse motivo, a liberalização não é, em geral, acompanhada do crescimento prometido, mas de mais miséria ainda. Mesmo aqueles que não perderam o emprego são atingidos por uma sensação mais acentuada de insegurança” (Stiglitz, 2002, 44). Nesse ponto a tese de Stiglitz se aproxima à de outro estudioso, o economista sul-coreano Ha-Joo Chang (2004). Ele analisa o acelerado processo de liberalização das últimas décadas conjugado com o incremento da produtividade urbana. Segundo Chang, para alcançar esse objetivo concebe-se um modelo de políticas públicas sustentadas pela autonomia. Essa autonomia requerida é uma condição para harmonização dos princípios de expansão do capital e os interesses dos habitantes da cidade. No longo hiato entre os interesses da população e o avanço do capital financeiro, se dá a construção teórica dos organismos internacionais. Essa construção se estrutura pelo esforço de fazer coincidir 14 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS as demandas internacionais de aumento da lucratividade e a reestruturação de sociedades recém-saídas de ditaduras cruéis. Ao invés da ampliação dos direitos sociais e de espaços públicos vê-se o lento caminhar ou mesmo o recuo das promessas e das ações sociais. Moradores e núcleos familiares se organizam compulsoriamente em função da produtividade e não de suas demandas. Essa circunstância abre um quadro político e econômico instigante, no qual o discurso de erradicação da pobreza se institui num quadro de ação vigoroso, entretanto, falacioso, pois a mitigação da pobreza por meio do aumento da produtividade urbana formula um rol de recomendações que não contribui para o crescimento dos países em desenvolvimento, mas os aproxima do quadro requerido pela expansão financeira do capital internacional. No passado para crescer os países, hoje, altamente desenvolvidos (PADs) se utilizaram de várias estratégias de proteção nacional, dentre elas barreiras alfandegárias, proteção à industria nascente e subsídio estatal à produção interna. A teoria do livre comércio executada atualmente pelos PADs rivaliza com a análise histórica, pois o sucesso de países como a Inglaterra não estaria somente no livre-comércio, mas na adoção de medidas benéficas ao desenvolvimento. Tanto Stiglitz (2002) quanto Chang (2004) concordam que a abertura compulsória dos mercados nacionais dos países subdesenvolvidos à competição internacional antes da consolidação democrática e de uma rede de proteção aos indivíduos é danosa para o país e causa ainda mais pobreza. O modelo de nova periferização urbana, do Século XXI, se insere nesse novo registro, incorpora estratégias de envolvimento e autonomia e projeta um tipo específico de participação, a “participação induzida” (ROZE e PRATESI, 2005). “Uma modalidade com impacto geralmente negativo para as redes sociais é a participação induzida, como produto da aplicação de programas sociais concebidos segundo as normas de agências internacionais. A participação sustenta uma situação paradoxal por sua própria natureza. A iniciativa de participar é uma ação espontânea dos sujeitos, propô-la como requisito a converte em uma obrigação, se produz assim uma dupla mensagem ao que os moradores pobres respondem com a não participação ou com um simulacro de participação. O resultado é uma diferenciação entre as comunidades entre aquelas que por meio da participação se convertem nas destinatárias ideais dos benefícios que o programa oferece para aquelas que têm as mesmas necessidades, mas não respondem ao modelo requerido.” (idem, ibidem, 16). A crise de eficiência do Estado é transferida para as populações pobres e a participação se transforma em uma medida para o controle da eficiência. Ao se separar 15 Magda de Lima Lúcio aqueles que aderem ao modelo requerido daqueles que não o fazem, retoma-se uma discussão inaugurada no século XVI na Inglaterra, a distinção entre o “bom” e o “mau” pobre. A lei dos pobres inglesa procedeu a essa distinção tomando como centro a ética do trabalho, incluso a resignação e obediência. Hoje esse discernimento é atualizado pelos organismos internacionais como um meio de justificar a negação do acesso a todos indistintamente. As políticas sociais são elaboradas discursivamente num imbricamento entre cidade e cidadania, contudo na análise empírica dessas ações se observa o fortalecimento da concentração de poderes, a hierarquia e a manutenção do status quo. Na sociedade moderna o usufruto dos direitos sociais define a condição cidadã. Segundo Jorge Roze e Ana Rosa Pratesi, teoricamente o cidadão uno pertence a um espaço eminentemente público e define seu ser em termos de um conjunto de direitos e deveres para com outra entidade também universal chamada nação. A participação nessa entidade está fundada em um consentimento inicial de modo que o governo da nação é parte desse consentimento, fonte fundamental de sua legitimidade. Os indivíduos ou cidadãos se associam reconhecendo os interesses diversos, mas tendo como interlocutores outros cidadãos. O papel do cidadão é um papel social nivelador que promete uma situação igualitária. Na prática, não obstante, essa universalidade se desvanece e a sociedade funciona de modo desigual e hierarquizado – o papel de cidadão é assim um ponto de partida para alguns e de chegada para outros (2005, 9). Os elementos enumerados pelo Banco Mundial ao serem cotejados com as análises de Pratesi e Roze demonstram percepções diferenciadas em termos explicativos para a questão da participação no interior dos programas com financiamento internacional. Em primeiro lugar as condições apontadas como determinantes para a “condição da pobreza” são autonomizadas de um processo histórico, não-linear e desigual no que se refere à produção das sociedades latino-americanas, ou seja, o baixo nível educacional é colocado como um obstáculo à participação, e não, como uma questão a ser encarada no quadro de um enfrentamento da pobreza. Outro ponto recorrente nos documentos dos organismos internacionais é o registro do Estado como uma instituição que não promove ou coíbe a participação, perspectiva essa que se encontra reiterada em diversos documentos3. Na maioria das vezes o Estado 3 Ver mais em Vozes dos Pobres, in Brasil: Relatório nacional. Relatório participativo sobre a pobreza preparado para o Poverty Reduction and Economic Management Network. Washington: Banco Mundial, 2000. 16 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS é abordado como uma instituição que produz e reproduz suas ações fora, a exteriori das relações sociais. Ao mesmo tempo em que os documentos afirmam que não há apoio institucional para a participação política atribuindo o temor à participação a uma cultura autoritária, eles não sinalizam a relação entre as recentes ditaduras militares às quais esses países foram submetidos por mais de duas décadas ao tipo e à qualidade da participação. Não se produz um conhecimento alinhado com as condições sócio-históricas e políticas da região, razão pela qual as análises imputam aos próprios indivíduos a pouca eficácia da participação, atribuindo esse resultado a uma cultura individualista, sem nenhum vínculo com a realidade. Não se cria teórica e praticamente o vínculo da cidadania com o usufruto dos direitos sociais, por oposto, os indivíduos, cidadãos em potencial, são animados a agir como beneficiários desvinculando-os de uma posição pautada na reivindicação e fomentando a ação na promoção do bem-estar como um objeto de consumo e não direito adquirido. Os processos se consolidam por meio da ambigüidade, por exemplo, o provimento da estrutura urbana é um importante passo para o reconhecimento desse contingente populacional como sujeito de direitos. Entretanto, uma ação paradoxal dos organismos internacionais obsta esse processo ascendente, pois ao mesmo tempo em que se financiam políticas de infra-estrutura também se financiam e recomendam estudos e ações que ensejam as reformas estruturais no aparelho estatal. Ocorre que ditas reformas objetivam um novo modelo de atenção social baseado no usufruto transitório de alguns benefícios sociais e na cobrança de serviços essenciais básicos. Essas reformas visam diminuir os gastos e custos do estado social para aumentar a sua capacidade gerencial. Desse modelo de intervenção decorrem implicações práticas para as periferias urbanas. (i) As oportunidades de emprego ofertadas se circunscrevem ao campo do trabalho precarizado e/ou flexibilizado; (ii) o acesso à educação se restringe às séries iniciais; (iii) quando a população alcança outros níveis de educação o padrão de qualidade tende a cair; (iv) o acesso à saúde é parcial e restrito às doenças que não requerem equipamentos e medicamentos de custo elevado; (v) em caso de invalidez ou velhice não há uma rede previdenciária que seja capaz do amparo requerido de acordo com o acometimento; (vi) as ruas asfaltadas ensejam a condição para a circulação do transporte coletivo, entretanto, (vii) nos fim de semana não há circulação suficiente para que a população possa usufruir de propostas de lazer, recreação e cultura, em outras localidades. Os exemplos são variados e contundentes, o que interessa ressaltar é o deslocamento sofrido pelo atendimento social. Se antes a pobreza era vista como uma paisagem, uma foto em negativo da sociedade brasileira, a negligência, portanto, direta, hoje é constatada como uma série de mecanismos que intentam promover uma ação social nesses espaços desprovida do usufruto do estatuto da cidadania, ou seja, como uma ação entre iguais. Diante do evidenciamento de que as políticas sociais para os pobres, são elas mesmas 17 Magda de Lima Lúcio pobres, alguns conceitos utilizados correntemente nos documentos analisados nos ofertam alguns sinais da consubstanciação de um conceito de cidadania desprovido do usufruto dos direitos sociais. (i) A promoção pura da equidade em substituição à promoção da igualdade é um dos sinais. Enquanto a igualdade se ancora no princípio republicano do acesso universal ao direito, a eqüidade encontra amparo no registro moral da ação política, buscando na justiça social o respeito à pessoa humana. Esse procedimento desencoraja os movimentos sociais a agir baseando-se no pleito de reivindicações sociais a serem incorporadas como garantias no Estado Nacional, ou seja, que fortaleçam o Estatuto do Direito. Novamente faz-se mister retomar que a promoção da equidade, assim como a promoção de políticas focalizadas, é um anteparo para a promoção da igualdade. As duas condições não são rivais, mas sim, complementares. As políticas sociais baseadas no princípio da equidade fortalecem ações que se baseiam num tipo de justiça social que se autonomiza da lei e se ampara em “sentimentos”. Essa prática rompe com a proposição de que todos os indivíduos indistintamente são sujeitos portadores de direitos, impondo um crivo seletivo entre aqueles que serão beneficiados e aqueles que não serão. Ao situar a luta política no nível dos sentimentos abre-se o precedente para a seleção de beneficiários por meio da atribuição de juízo de valor, separando-se aqueles que necessitam e merecem o atendimento daqueles que necessitam, mas não merecem. Volta-se à discussão pré-moderna do bom e do mau pobre. Embora repletas de argumentos morais, essas práticas sustentam a utilização seletiva dos recursos materiais na promoção de políticas públicas, enquanto obstam a universalização do acesso à rede social de atendimento. (ii) As ações que visam a instituir “responsabilidade” para com o indivíduo num espaço alargado de tempo são negadas, em virtude da fluidez do espaço/tempo. Nessa medida, opta-se por políticas pontuais financiadas pelo Estado, sob responsabilidade de instituições sociais desprovidas de pessoal qualificado. Como exemplo corrente pode-se citar atividades financiadas com recursos públicos de complemento escolar, organizadas e dirigidas por instituições sociais sem tradição ou estrutura educativa, que promovem atividades educativas fundadas na repetição de técnicas de atividades as quais são ministradas por indivíduos que se situam entre o voluntariado e o assalariamento precário ou precarizado, regra geral desqualificados profissionalmente, alguns não chegando a ter concluído o Ensino Médio. (iii) Ao mesmo tempo em que se obtém a universalização do ingresso da população no sistema educacional observa-se a desregulamentação da profissão docente e a queda da qualidade do serviço ofertado. Esse procedimento vulnerabiliza tanto o ensinante quanto o aprendiz, ambos oriundos do mesmo estrato social. Enquanto o primeiro por falta de oportunidade e qualificação se predispõe a qualquer tipo de emprego, os segundos são 18 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS formados à luz de uma realidade precária, tendo nos cursos de curta duração a única chance de qualificação. Para captar os nuances do fenômeno foram utilizados dois métodos: a análise discursiva dos documentos dos organismos internacionais e a observação participante acompanhada de um rol de entrevistas individuais em Vila Varjão. Essa estratégia metodológica possibilitou aproximar duas percepções distintas do processo de destituição dos pobres urbanos. Da análise dos documentos internacionais foi possível depreender uma proposta de ação política estruturada a partir do incentivo ao desenvolvimento macroeconômico. A economia se torna a base interpretativa para os desejos e anseios dos pobres de todo o mundo, de acordo com o relatório “Vozes dos Pobres”. Ao interpretarem a fala dessas pessoas os organismos alçam a si mesmos à condição de porta-vozes desse contingente populacional, nada menos que dois terços da humanidade. Essa estratégia oportuniza um lugar de fala com grande poder ilocucionário. Esse procedimento os autoriza a enunciar propostas e recomendações que redundam em um modelo de gestão pública para os países mutuários e de ação social para os beneficiários. As propostas intervêm nas questões nacionais em nível macro e micro. Por meio de políticas focalizadas propõem aos pobres um modelo de participação para que sejam selecionados em detrimento de outros que não sejam capazes, não tenham condições de se organizar ou não concordam com o modelo proposto. Trata-se um processo participativo por indução (Roze e Pratesi: 2005), as pessoas são instadas a participar para se tornarem beneficiárias e também como medida de auto-responsabilização pela sua condição de privação. Ao invés de reivindicar os direitos individuais e coletivos, próprios a todos aqueles nascidos em território nacional, são levados a agir sob uma outra lógica – a organização com base nos recursos disponíveis. Como se trata de cidades pobres, portanto, com recursos mínimos, se vêem obrigados a agir nessa restrita base. A participação induzida se transforma ela mesma em obstáculo para que os pobres possam pleitear direitos e se colocar diante dos governantes como sujeitos de direitos. Esse modelo de participação não permite a essas pessoas a criação de uma imagem política nítida que se constitui no legítimo encontro face a face entre governantes e governados. Esse enfrentamento é silenciado por meio de inúmeras ações sociais nessas cidades que não intentam a transformação da situação do pobre. Diante de recursos escassos o que se pretende é o abrandamento da situação de miséria. Ele continuará a ser pobre, isso é um fato, mas a partir dessas ações e intervenções sociais ele não morará mais numa casa sem condições adequadas de abrigo e segurança. Por meio da capacitação profissional ele poderá pleitear uma vaga de diarista em alguma residência ou de frentista em algum posto de combustível. Cito esses dois exemplos, pois se trata de cursos oferecidos ao universo entrevistado. 19 Magda de Lima Lúcio A observação participante foi utilizada como medida de aproximação da comunidade em análise e também como uma maneira de perceber o que se passava no interior da cidade com o processo de reforma urbana em curso. Esse procedimento metodológico ofereceu condições de construir uma ponte analítica entre o financiamento internacional e o impacto nas cidades periféricas. Essa atitude se tornou a base para o desenvolvimento da tipologia nova periferização urbana. Essa tipologia tem como ambição desvendar os caminhos que provocam a transformação urbana e a incorporação subalterna dos indivíduos beneficiados. Se antes, na segunda metade do Século XX, o problema das periferias era a ausência dos serviços essenciais básicos, saúde, transporte, educação, emprego, saneamento básico, hoje se observa um instigante quadro, esse contingente populacional tem acesso a esses bens sociais, entretanto, persiste a sua condição subalterna no que se refere ao acesso. O acesso à moradia é uma realidade, entretanto, a casa possui 30 m². O acesso à escola existe, entretanto, não há uma formação propedêutica ou profissional consistente, os alunos não têm acesso ao aprendizado de um segundo idioma, ao cinema, ao teatro, a apresentações musicais, não existem bibliotecas, no limite não são formados como sujeitos de cultura. Nesse quadro as políticas de intervenção urbana integrada nas periferias se transformam em pretexto para inserção desse grupo populacional na esfera do mercado e não, na esfera dos direitos individuais e coletivos. A política é esvaziada de poder inaugural e transformador, circunscrevendo-se num patamar em que o homem é desvalorizado em função do aumento crescente das forças que agem em favor da concentração de renda. As intervenções urbanas se tornam veículo operante desse modelo, iniciado por um processo de participação e protagonismo social sem sua contrapartida, a capacidade de definição dos rumos da própria política. Aos pobres urbanos é negado o acesso por meio do reforço da hierarquia institucional, extirpando do domínio da participação a condição de intervir diretamente no núcleo das políticas. O aprofundamento de questões estruturantes da tipologia “nova periferização urbana” se coloca como um elemento fundamental para futuras pesquisas. Por meio da depreensão dos elementos que compõem os conceitos de participação e cidadania nos documentos internacionais abre-se um vigoroso campo de análise para que se compreenda as nuances que envolvem as ações de protagonismo social. Essas ações em muitos casos podem ocultar refinados mecanismos de dominação e controle. Um ponto a ser analisado é a capacidade de absorver o conflito de interesses em políticas dessa natureza, ou seja, em que medida essas políticas poderiam ir adiante caso os pobres demandassem seus direitos e se tornassem cidadãos no percurso da implantação dos projetos? 20 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Referências Bibliográficas: BANCO MUNDIAL (1990). Relatório sobre o desenvolvimento mundial. A pobreza. Washington, D. C. Banco Mundial. ________(1991). Política urbana y desarollo econômico: Un programa para el decénio de 1990. Washington D. C. _______ (2000). Vozes dos pobres. Brasil: Relatório nacional. Relatório participativo sobre a pobreza preparado para o Poverty Reduction and Economic Management Network. Washington: Banco Mundial. BENÍTEZ, Maria Andrea; ROZE, Jorge Próspero; e BARRIOS, Fernando. Expansión urbana de Resistência a fines del siglo. La urbanización periférica. In, PRATESI, Ana Rosa & ROZE, Jorge Próspero (orgs.). Conflictos Centrales en la periferia de la globalización. Libros en red: 2005. Disponível em: www. librosenred.com. CHANG, H (2004). Chutando a escada – a estratégia do desenvolvimento em perspectiva histórica. São Paulo: Editora UNESP. IVO, Anete Leal. Governabilidade e governança na América Latina: teses e paradoxos. In, VII Congresso Internacinal del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11, Outubro, 2002. Disponível em http://unpan1.un.org/ intradoc/groups/public/documents/CLAD/clad0043405.pdf página consultada em 01/06/07 às 12h15. LAUTIER, Bruno (2002). Pourquoi fault-il aider les pauvres? Une étude critique du discours de la Banque Mondial sur la pauvreté. In, Revue Tiers Monde, Paris, Vol. 43, nº 169 (janvier-mars), pp. 137-165. _______ (1986). Representações e regulações estatais da pobreza na América Latina. In, Sociedade e Estado (Departamento de Sociologia da Universidade de Brasília). Brasília: O Departamento. 21 Magda de Lima Lúcio PRATESI, Ana Rosa e ROZE, Jorge Próspero. Las expressiones de protesta en un scenario diferente. In, PRATESI, Ana Rosa & ROZE, Jorge Próspero (orgs.). Conflictos Centrales en la periferia de la globalización. Libros en red: 2005. Disponível em: www. librosenred. com. SANTOS, B (2006). A gramática do tempo–para uma nova cultura política. São Paulo: Cortez. 22 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Las regiones en crisis y políticas de descentralización Roque Juan Carrasco Aquino1 Introducción Desde hace cuando menos, tres décadas, las formas para comprender, estudiar y construir la ciudad, han tenido una dinámica que ya no son las mismas instancias de interrelaciones las que están determinando la transformación espacial. De aquellas relaciones espaciales en el ámbito de la política y los vínculos sociales determinadas por algunos agentes económicos para el uso y nuevas estructuras espaciales, no están fuera del modo de producir, consumir y distribuir los bienes y servicios producidos socialmente; por el contrario, son estas relaciones sociales de producción dominantes las que están determinado las modificaciones sobre el territorio en las ciudades en lo fundamental. Hablar entonces de la región, hoy día, implica que consideremos a la región como una suma de procesos que interactúan al interior de ella y la correlación existente entre otras regiones. Aquí las regiones entran en una transición de múltiples relaciones que ejercen poder entre elementos y agentes socioeconómicos. Al tiempo, es el poder del estado el que define las tendencias de desarrollo y las formas de comprender los espacios de cada región. Por supuesto, podemos comprender a la región como instancia abastecedora de la fuerza de trabajo; de transferencia de recursos hacia regiones que los demandan; es asimismo, el espacio que concentra y centraliza el capital, la fuerza de trabajo en activo o no, las condiciones generales para la producción y; los flujos de inversión que se asientan en las regiones con los elementos necesarios para su reproducción. La región, entonces, es un escenario abierto que permite la concentración de las actividades pertenecientes al llamado “terciario avanzado”; es decir, al espacio donde se reproducen las infraestructuras urbanas; de las concentraciones espaciales del mercado, de los flujos de inversión, de la llamada economía de aglomeración que permite mayor circulación de las mercancías. En muchas de las veces juega un papel de homogeneización de las actividades productivas, pero, que se restringe a las áreas donde los elementos de reproducción tanto para la región como para las ciudades que permiten el desarrollo de espacio para la expresión de una hegemonía de procesos. La ciudad de México y su área conurbana dan cuenta de los procesos que van más allá de lo local para indicarnos que el desarrollo regional se encuentra justamente en los ámbitos del territorio. El territorio, la región y los procesos de concentración y centralización permiten una mayor integración física de los espacios, sin embargo, deja los aspectos sociales en segundo término y provoca 1 Docente e investigador del CIIEMAD y del LAMASUR. Doctor en urbanismo por la Universidad Politécnica de Cataluña, España. 23 Roque Juan Carrasco Aquino la exclusión de las comunidades y de la sociedad en general. Esto cuando menos es la tendencia en la globalización. Con base en las reconversiones territoriales, sobre todo, dentro de los límites entre la Ciudad de México y su área conurbana, presentan ya una tendencia polarizante y segregativa respecto a los habitantes que a principios del siglo pasado se concentraban en la zona del centro histórico y sus partes aledañas. Sin embargo, al cambiar los usos del suelo, la valoración y renta diferencial del espacio, de la parte central de la ciudad, los habitantes no tuvieron las posibilidades de enfrentar la tendencia especulativa ni el apoyo económico de las autoridades. No obstante, ante esa tendencia de privatizaciones del suelo urbano, se pueden extraer algunos hechos contradictorios que han llevado a una mayor segregación: 1 - De un proceso de migración concentrada en las partes centrales de la ciudad de México, debido al “boom” industrial de los cuarenta, desestructuró el campo e integró territorios en la ciudad y su área conurbana. Comienza la parte desvalorativa, pero con transferencia de un valor hacia el mercado, de un uso del suelo que no era ajeno a los procesos de especulación. La región es trastocada por el crecimiento físico, pero sin posibilidades de incluir en una dimensión de su crecimiento a las poblaciones de las periferias. 2 - A medida que las necesidades de un desarrollo urbano, demandante de espacios próximos a los límites de la ciudad central, incrementa los precios en esa posición y disposición, se generan tendencias alcistas que entran bajo la lógica de la reproducción tanto de la ciudad como del capital inmobiliario, bancario, industrial y constructor y, por supuesto, de la fuerza de trabajo en su mayoría de población migrante. En tanto, la región en este proceso, es ya una manifestación de la incorporación de otros centros de población que han sido rebasados por la dinámica de crecimiento. 3 - La ciudad en ese entonces, comienza a crecer dispersándose con tendencia expansiva y concentradora; es la época de la política económica de carácter desarrollista, principalmente, de los años 60 y 70, que marcaba un periodo de concentración desconcentrando; al tiempo la migración de campo ciudad se caracterizaba entonces por la trayectoria de un desarrollo metropolitano sin planificación que mediara entre un crecimiento poblacional y un desarrollo económico. Los límites de una ciudad con una población mayor a las necesidades y demandas de la ciudad entraban en aquel tiempo en un proceso de contradicción Estructuración geográfica y Estado “benefactor” Podemos decir que es a partir del Siglo XX cuado se enmarca la participación del Estado como una estrategia para consolidar las formas de control político e ideológico del status quo reinante en ese entonces. Es un proceso que podemos llamar del Estado benefactor que da sustento y apuntala al capitalismo en todas sus variantes en los ámbitos 24 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS jurídicos y políticos. Se diseña la oportunidad para la democracia que habrá de justificar las tendencias de la clase política como representante de las relaciones capitalistas para continuar su reproducción. Este modo de actuar del Estado Mexicano, es una tendencia que adquiere de la socialdemocracia europea, sobre todo, con base en los partidos políticos que luchan por la toma del poder bajo acuerdos concertados con los grupos de la sociedad civil. Retomando de la idea de Medina, más que la posición de la socialdemocracia per se, se debió a la influencia de Keynes, quien ofreció las bases del modelo teórico del Estado Benefactor. El punto de partida del cambio es la crítica del mecanismo autocorrector del libre mercado (Medina, 1998). En el marco de las transformaciones territoriales de las regiones de México, encontramos que existen unas características propias de las tendencias de readecuación y apropiación de las estructuras territoriales. Ante ello, existe una dinámica de desarrollo que desde nuestra apreciación, se debe más a ciertos intereses de los agentes socioeconómicos y de las políticas de los gobiernos regionales, estatales y federales, en ocasiones a la imposición del exterior. Incluso, retomando de Guillén, en mucho obedece a intereses más de la estructura económica internacional, que a los de la nación, debido a que la economía mexicana y, en especial, las economías regionales no consolidan un proyecto nacional de desarrollo, sino que se plasman desde su inicio en obediencia a intereses transnacionales y de colonización, durante diferentes fases del desarrollo económico del país (Guillén, 1983).2 Si bien es un proceso que, incide en la transformación del territorio, debemos tomar en cuenta las influencias de factores y sectores determinados que intervienen en la política económica; así como en la modificación, apropiación y depredación de los recursos naturales y humanos de las regiones del país. Esto deviene desde los años cuarenta, bajo cuatro instancias interrelacionadas entre sí: a) el crecimiento demográfico que jugó un papel importante en las ciudades que despegaban hacia el desarrollo; esto implicaba necesariamente mayor demanda de suelo urbano, infraestructura y recursos; b) después de la posguerra, incrementó la demanda de bienes y servicios hacia los países que emergían de la guerra; además la producción de recursos baratos hacia el mercado demandante, influyó para que las regiones especializadas en materias primas y productos manufactureros entraran en la dinámica de la competencia; c) las políticas del Estado que permitió un desarrollo del capitalismo “caciquil” más hacia la consolidación del propio estado que el fortalecimiento del proceso de desarrollo y; d) el modelo proteccionista que se llamó de “sustitución de importaciones”, concentró el desarrollo en regiones que despegaban hacia el sector manufacturero: Puebla, Guadalajara, Monterrey, Ciudad de México, Querétaro, etc. Estos factores, entre otros, incidieron en la transformación real de las regiones. 2 Cita retomada de Rionda, Ramírez en “Reforma Institucional, conversión económica y remuneración al trabajo en México”. En página web: http//www.enmed.net/libros/2006b/jirrSb/index.htm. 25 Roque Juan Carrasco Aquino La estrategia de dominación de las regiones estaba encaminada hacia el control del poder político, económico y social para irrumpir sobre los recursos y mantener una hegemonía sobre la política del Estado. En ciertos momentos definía la trayectoria de la economía regional. Sin embargo, desde el planteamiento de las diferentes clases sociales existentes en aquel entonces, determinaban las tendencias de desarrollo. Retomando del planteamiento de Bodemer, nos aproxima al periodo del desarrollo y que, el peligro de la lucha de clases, como consecuencia del avance del sistema capitalista, exigía, desde la perspectiva de la burguesía, medidas de cerco y domesticación; asimismo, optaron por la estrategia del crecimiento económico, por establecer reglas procedimentales de distribución y estándares sociales mínimos, garantizados por el Estado, para asegurar los riesgos individuales de la clase trabajadora (Bodemer, 2005). Esta lógica conducía hacia el dominio directo por parte de quienes detentaban las condiciones económicas para ello. Hacia los años sesenta, pasando por los ochenta, las tendencias daban un salto cualitativo de la economía y la política que, con la influencia directa en la intervención del Estado, que le apostó hacia el modelo de libre mercado,3 se establece el predominio estatal. También llamado patrón de crecimiento neoliberal, aquí se funden la participación de sectores nacientes, pero con influencias decisivas en la determinación regional: la comunicación y la cultura. Estos factores no surgen por las demandas sociales; sino por las necesidades a la incorporación acelerada hacia el mercado mundial (Esteinou, 1997), para subordinar las economías regionales a la lógica de las trasnacionales. Respecto a las políticas que refieren a planes regionales, según Delgadillo, Torres y Gasca (2001), es posible advertir situaciones que han llevado a cuestionar el papel de Estado como un promotor eficiente del desarrollo regional, entre ellas: a) la discontinuidad temporal y territorial de los planes de desarrollo, es decir la planeación sexenal y de planes que privilegiaron sólo a ciertos sectores y regiones; b) el esquema centralizado y vertical de toma de decisiones, que se traduce en imposición de intereses desde el centro y la anulación de las regiones para participar de los beneficios de la riqueza generada en sus propios ámbitos territoriales; c) el predominio de planes y programas meramente normativos que carecieron de controles y evaluaciones; d) la inviabilidad económica de los proyectos durante periodos de recesión o crisis económica y e) el carácter asistencial y clientelar de los programas y sus recursos. Con base en lo planteado, consideramos que es el Estado benefactor quien tuvo una aportación decisiva en la conformación del territorio y de las condiciones de apropiación de las regiones. Al parecer tiene que ver con tres elementos que se insertan en la dinámica del llamado desarrollo regional: primero, con base en una propuesta del 3 Para ahondar al respecto véase artículo: Globalización, desarrollo regional y respuesta local. El impacto de la reestructuración económica en Coahuila, México. En página web: http://igitur-archive.library.uu.nl/dissertartions/2005-1209200002/resumen.pdf. 26 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Estado benefactor del llamado desarrollo regional, pero sin crecimiento en la distribución social, por ejemplo se crean en ese entonces las cuencas hidrológicas, planes y programas (COPLAMAR, SOLIDARIDAD, etc.), estrategia de manera sectorizada para enfrentar las desigualdades, pero sin tocar las verdaderas causas de los fenómenos regionales: las relaciones de producción con base en el modelo capitalista de acumulación. En segundo lugar, las presiones de los sectores de la burguesía naciente que, en paralelo, querían el control económico, político y social de las intervenciones del Estado. Bajo esta condición, son las diferentes empresas las que fueron dando las pautas para el desarrollo: en Monterrey la industria metalmecánica; en Guadalajara, la industria textil; en Guanajuato, la industria del calzado; en Puebla, la industria del vidrio; en la Ciudad de México, el sector manufacturero; entre otras ramas de la producción fueron las que identificaron las rutas del “desarrollo” regional. En tercer lugar, las políticas del Estado que se identifican por dos direcciones: a) un sector del empresariado que antepone sus intereses en detrimento de las grandes mayorías de México; y b) las políticas económicas del Estado que coinciden con el control de la clase trabajadora e impone los topes salariales conformando regiones en la desigualdad (Norte con desarrollo moderno; el Centro con las tendencias hacia la consolidación de estrategias de desarrollo próximos al Norte y; el Sur-Sureste, en la desventaja total respecto de los dos anteriores, es el atraso de la economía regional. De lo anterior, como es de predecir y, coincidiendo con Torres en el siguiente planteamiento, de que en esa perspectiva el gobierno ya no es el promotor ni el inversor directo en las actividades que tienen que ver con el desarrollo territorial sino que aparece como el facilitador de las acciones y el que conecta los agentes locales con el capital internacional a través de la planeación regional (Torres, 2003). Estos planes, son los que en última instancia de alguna manera están alimentándose de la deficiencia del Estado. En tanto que, de no ser por el mismo Estado, es decir, el que invierte, el que promueve y el que facilita las acciones en la inversión, no se reconfiguraría ni se transformaría un nuevo proceso regional. En esta perspectiva, la región en un contexto de los procesos de globalización, adquiere una nueva conformación territorial que sólo las grandes empresas, en su mayoría trasnacionales, son las que en realidad se refieren a la reestructuración del sistema mundial con base en la cuarta división internacional del trabajo. Sin embargo, ni todos los países, ni todas las ramas de producción, ni todas las empresas tienen ventajas competitivas desarrolladas homogéneamente. Más de 115 países se preguntan cuándo y cómo se globalizan. En suma, la innovación se encuentra mancomunada a una estrategia global que apunta a internacionalizar la empresa (Molina, 1999). Aquí se desprende una idea con relación a la estructuración de la ciudad. Según Bustos, la ciudad es en ese contexto un territorio de máxima complejidad donde se articulan procesos de diferentes escalas y se anudan las redes por donde los flujos de información llegan y se movilizan en la sociedad. 27 Roque Juan Carrasco Aquino La ciudad puede interpretarse como un espacio social complejo, de relaciones múltiples, que construye su materialidad a ritmos variables, que dependen tanto de condicionamientos estructurales (Bustos, 2003). México en la división mundial del trabajo En un marco de la reestructuración del territorio, México, juega un papel fundamental en la división internacional del trabajo. Sobre todo en el movimiento migratorio, según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más del 50% de emigrantes del Tercer mundo son mujeres. De ellas, la mayoría viene llamada por la demanda en el sector de los cuidados y los servicios en general (sobre todo en el turismo), a cuya expansión en los países de capitalismo avanzado ya nos referimos anteriormente (Ferret, 2004). Los procesos regionales, los espacios al interior de las regiones y las políticas que se desprenden del desarrollo regional están vinculados a las leyes del capitalismo. Siguiendo el planteamiento de Ceceña, de acuerdo con el análisis de la dinámica y las leyes del capitalismo realizado por Marx -y que no ha dejado de mostrar su pertinencia-, la caída de la tasa de ganancia se combate con el desarrollo de las fuerzas productivas y la desvalorización de los componentes del capital. Al inicio de la década de los setenta la búsqueda de respuestas tecnológicas exigía inmensas inversiones en investigación y desarrollo, correspondientes al grado de objetivación alcanzado por las fuerzas productivas. La desvalorización del capital constante reclamaba, paradójicamente, un aumento significativo de los recursos destinados a la creación de tecnologías superiores (Ceceña, s/f). Actualmente, podemos mencionar que, de un desarrollo regional no diversificado, se ha pretendido un impulso hacia dentro para insertarse en la dinámica del exterior; no obstante, ha dado un vuelco gracias al proceso de globalización. En tanto, las regiones del presente podrían identificarse ya como las regiones globales del espacio territorial. Sus características se encuentran en las mismas formas de expresión de las regiones, por una parte: espacios globales, red urbana en la red de redes de la globalización, concentración y centralización diferenciada de las condiciones generales para la producción,4 una concentración de hábitos de consumo de forma homogeneizante tanto de la fuerza de trabajo como de la producción); por otra parte, según el planteamiento de Dabat existe un: nuevo patrón industrial (telecomunicaciones, microelectrónica, software, entre otros) y que da lugar a un nuevo ciclo 4 Aquí las condiciones generales para la producción las identificamos como las instancias necesarias que permiten la reproducción del capital; sus formas materializadas son: agua potable, red de drenaje, áreas verdes, cines, teatros, red de transportes, infraestructura urbana, red de comunicaciones, mercados, hospitales, escuelas, entre las principales; esto no implica que en su mayoría tengan un buen servicio para la población. Por el contrario, son las condiciones mínimas que produce el capital para la reproducción de tres elementos: la fuerza de trabajo, el capital y la ciudad donde se asienta como parte constitutiva de la reproducción. 28 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS de la actividad industrial en el que antiguos ámbitos como el automotriz, la metalmecánica y el petrolero han sido desplazados(Dabat, 2004). Con base en esta cartografía regional de sectores productivos, se mezclan ya ramas proveedoras que dan forma y contenido a las regiones respecto a las anteriores. Con base en los primeros pasos de la industrialización incipiente de México, en lo fundamental, era la concentración y atracción de la población y materias primas necesarias para la producción; hoy, la dinámica es la de diversificación de la producción, la flexibilización de la fuerza de trabajo, competir en el ámbito de los procesos productivos del mercado mundial (véase mapa Nº 1), en tanto, la heterogeneidad de las mercancías, sólo se resume en el consumo teledirigido por las necesidades de la ideología del consumo per se. De tomar en cuenta que, en México en los años setenta a decir de Boltvinik, México se limitó a los campos en los que podía incursionar la inversión extranjera por sí sola o en participación con el capital nacional; al tiempo que se legisló para estimular la difusión de la tecnología e incentivar su rápida asimilación, se creó el Conacyt para impulsar la ciencia y la tecnología nacionales, y se apoyó vigorosamente la educación superior pública (Boltvinik, 2002). Mapa Nº 1. Porcentaje de exportaciones de alta-tecnología sobre el total de exportaciones de cada país, 2003. Cada país según el porcentaje de las exportaciones totales que son bienes de alta tecnología. Very high (31-100%) High (16-30%) Médium (6-15 %) Low (0-5%) Fuente: Banco Mundial 2003. Hightech_exports.png#filehistory. http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:World_Map_ 29 Roque Juan Carrasco Aquino La política de descentralización En un marco de políticas de descentralización, México, no es la excepción en acciones encaminadas a plantear la necesidad de descentralizar su administración, sus industrias, algunos sectores productivos y ciertos mercados. La idea que tiende hacia la concentración, es una práctica desde el origen mismo de las ciudades, por ejemplo, en el periodo feudal, incluso un poco antes. Aquí la urgencia del mercado y de la producción manufacturera necesariamente demandaba de los momentos de la reproducción del dinero. Sin embargo, en la era moderna del mercado, la descentralización ha jugado una especie de negociación entre la política del Estado y la dominación de las empresas por conquistar espacios en lo político, económico y social. Esta manera de comprender la descentralización, en ocasiones sólo se manifiesta como un acto discursivo de los gobiernos que enfrentan las acciones de grupos identificados con romper las “políticas nacionalistas”, sobre todo, para abrir mercados e insertarse en sectores dominados por el Estado: energéticos, agua y biodiversidad. En tanto, desde el planteamiento de Uvalle, la descentralización política es un sendero para ubicar la expresión real del poder en la sociedad y cuál su articulación con las decisiones del Estado. Determina asimismo, el modus operandi de la descentralización administrativa, ya que ésta alude a un sistema de capacidades de gestión que tiene por objeto dar congruencia y eficiencia a la acción de gobierno. La descentralización administrativa es una forma de administración indirecta, donde se realizan por parte de la administración directa del Estado, la transferencia de funciones o competencias de los órganos de la persona jurídica estatal a las demás personas jurídicas públicas (Uvalle, 2001). Sin embargo, cada política encaminada a la descentralización presenta un hecho histórico, lo que también marcha en paralelo, como lo expresa el balance de las políticas de descentralización en América Latina de France-Diplomatie (2006): “… un análisis de las modificaciones operadas en materia de marco institucional, de reparto de las competencias, de estructura de financiación, de organización de los recursos humanos y de participación ciudadana”. Queremos hacer una precisión, respecto a esta última idea “la participación ciudadana”. Por supuesto que es muy importante la participación, sobre todo, en la toma de decisiones. Esto debe ser un elemento significativo para incorporar los diferentes sectores en la discusión y planteamiento alternativos. Los antecedentes sobre la reforma municipal de 1983, indicaron un punto de partida para conformar una estrategia gubernamental hacia la política de la descentralización. Con Miguel de la Madrid, inicia la gestión de reformas para otorgar a los municipios fuentes de “ingresos intocables que les permitieran dar servicios y fortalecer su independencia política. Sin embargo, al final de su mandato, dicha autonomía no se materializó.”5 (López, 1997). 5 Asimismo, plantea Liliana López Levi que, en el gobierno de Miguel de la Madrid, inició su mandato con varios programas de descentralización en el ámbito burocrático, educativo y de salud. El punto clave de su política, en este sentido, fue la “Reforma municipal”. Dicha reforma permitía a los municipios una mayor autonomía, 30 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Por supuesto, la reforma al artículo 115 de la Constitución marcó la tendencia hacia la apropiación de los recursos pertenecientes a las comunidades para que fuesen traspasados sin trabas hacia el sector demandante. Incluso es el golpe directo en contra de las comunidades ejidales y la expulsión directa de los habitantes para emprender la migración hacia el interior del país y al extranjero. Pese a que permitía “mayor autonomía”, la contradicción entraba en su fase de restricción y convocaba más a la desigualdad y al empeño de las tierras que una verdadera forma de preservarlas y arraigar a sus propietarios. Indudablemente las regiones con esta idea de la reforma constitucional del artículo 115, permitieron que el sector privado permeara las leyes y avanzara más allá de los que permitían las propias leyes mexicanas. Penetran las trasnacionales6 en la tala de los bosques (por ejemplo la Boise Cascade Corporation),7 en el campo era más fácil alquilar o vender propiedades “ociosas” que cultivarlas por parte de los verdaderos dueños. Es el permiso fundado por parte de quienes permitieron que el derecho colectivo fuese un producto más para intercambiar en el mercado especulativo. Sobre todo, los recursos que, bajo la potestad de las comunidades podrían borrarse de un plumazo y mercantilizar lo que pertenecía a todos. Hoy es un hecho histórico la comunidad. Al decir del artículo 115, veamos sus postulados: “los estados adoptaran, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa el municipio libre, conforme a las bases siguientes: (reformado mediante decreto publicado en el Diario Oficial dela Federación el 3 de febrero de 1983).8 Con respecto a las reformas, y las acciones gubernamentales, las regiones entran en una fase de especulación y de incertidumbre tanto para sus habitantes como para los la cual les correspondía por mandato constitucional, sin embargo no se había hecho efectiva. En la reforma al artículo 115 constitucional se incluyeron, entre otros, incisos que regulaban los procesos electorales, reforzaban la municipalidad, señalaban el papel de la municipalidad en el abastecimiento de servicios públicos. Para ahondar al respecto, véase: “Descentralización en México”. En página web: http://polcul.xoc.uam.mx/~polcul/pyc12/245250.pdf. 6 Bajo esa perspectiva, tenemos la presencia de políticas y acciones gubernamentales que benefician a las compañías extranjeras: el Plan Estratégico Forestal para México no es un plan para los mexicanos que habitan los bosques de México. Por el contrario, se trata de un plan elaborado a espaldas de los dueños de los bosques, que apunta a beneficiar a agentes externos conformados por grandes grupos económicos transnacionales. Del Boletín de WRM, del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales. En página web: http://www.wrm.org. uy/boletin/49html#Mexico. 7 Tomado de la página web: http://trianglefreepress.org/html/feb04/noticias.html. Es sabido también que, desde el inicio del TLCAN, el sur de México ha perdido 800,000 Has. de bosques tropicales bajo grandes madereras transnacionales. 8 Tomado de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En página web: http://info4.juridicas. unam.mx/ijure/fed/9/116htm?s. 31 Roque Juan Carrasco Aquino recursos que resguardan. La descentralización que deviene de las instancias oficiales, son más políticas mediatizadoras que un refrendo a la autonomía de los municipios y las administraciones públicas. En tanto, las regiones en un estado de indefinición para sus recursos, se vuelve un acto de la descentralización que beneficia sólo a las trasnacionales y a las empresas que se apropian de las reformas y de las actividades productivas regionales. Pese a que se ha dicho que la descentralización es una demanda social. La realidad es otra por supuesto; según Prado, son más estructuras gubernamentales las que requieren de este recurso para «aliviar» sobrecargas que le impiden actuar con la agilidad y eficacia necesarias. Cualquiera que sea la respuesta, existen factores que explican la presión hacia esquemas descentralizados. Entre estos destacan: la demanda por parte de grupos políticos y sociales por una mayor participación en la toma de decisiones para aumentar la eficiencia y el aprovechamiento de recursos; una estrategia de la élite en el poder que cede parte de éste para lograr perpetuarse (Prado, 2005). Bajo esta perspectiva, la región sólo es un apéndice de las pugnas del poder entre la empresa depredadora y la clase política que interviene sólo para el control del mercado. A nuestro juicio lo que debía de prevalecer en caso de existir un proceso de descentralización, redundará en tres ejes principales: a) en la política (donde la democracia participativa fuese una norma que incluyese a la sociedad en general), b) en lo administrativo (una administración con carácter integrador, resolutivo e independiente) y, c) en la economía (con base en la autonomía de las regiones, los presupuestos deben tener una autonomía e acuerdo a las necesidades locales, municipales y regionales). Tres momentos de un mismo proceso que incorporaran a la sociedad en su inserción y en la toma de decisiones, destacando la democracia, la solidaridad y la inclusión. A manera de conclusión Si bien existe una tendencia a considerar a las regiones como un proceso donde se imbrican fenómenos internos y externos, donde los ámbitos regionales y/o locales tienen un reflejo objetivo, que emergen de las transformaciones globalizadas de las economías. En este sentido existen tres elementos a considerar en la conformación regional: a) Los flujos de las inversiones destinadas a crear fuentes de empleo reales, deben priorizar una economía que destaque una producción destinada al autoconsumo y producir un excedente para el intercambio inter e intraregional, en paralelo, constituir cooperativas de producción y de consumo estrictamente bajo un desarrollo socialmente necesario; b) es importante, tomar en cuenta las ventajas y la riqueza del territorio en cada región. Coincidiendo con Gasca, plantea que existe una valoración del papel estratégico del territorio en el desarrollo nacional y regional por parte del Estado (estamento principal que se impone entre la sociedad y el territorio; 32 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS pero en defensa de una clase sobre la otra).9 Esto implica la búsqueda de formas alternativas de inserción internacional del país como un todo y en sus diferentes regiones (Gasca, 2002); c) desde mediados de los sesenta, tenemos presencia de transformaciones reales en las regiones de México; con base en la lógica del capitalismo, en su fase globalizada, sin duda, ha modificado el papel que mantenían las regiones por todo el territorio. La estructura territorial, los centros de población, la red de carreteras, los nuevos asentamientos, los cambios en los usos del suelo, la dinámica capitalista en el campo, la estructura socioespacial de las grandes ciudades y el dinamismo de ramas productivas de la producción regionales, entre otros factores, alteraron, transforman y cambiarán los espacios urbanos y del campo en sedes de las inversiones externas en detrimento de los habitantes locales. Las regiones que presentan rasgos de un vaciamiento de su población se localizan en prácticamente en todo el territorio. Si antes la estructura regional se diferenciaba entre el norte, el centro y el sur por el grado de marginalidad y basado en el Índice de Desarrollo Humano, hoy, las regiones pierden población por la expulsión de habitantes de sus lugares de origen. Las formas capitalistas en el campo penetran en las sociedades que cohabitan con comunidades precapitalistas de producción. Este fenómeno, es un hecho que repercute en todas las regiones. La frontera norte de México se entrelaza con la zona sur de los Estados Unidos; mientras que en la parte central del territorio nacional (el Bajío y las zonas metropolitanas de la ciudad de México, Puebla, Querétaro y Morelos), son muestras de que sus territorios están en descomposición. En tanto los Estados donde las actividades del campo han sido subordinadas para abastecer de fuerza de trabajo a las maquiladoras de exportación, por cierto, de empresas transnacionales en lo fundamental, han modificado sus patrones de producción y consumo. De ahí entonces, cuando se habla de proceso de descentralización, se puede entender como lo plantea Martínez, en la transferencia del poder de decisión y ejecución de políticas públicas del gobierno central a las entidades federativas y municipios, pero también a la sociedad que ahí habita. Luego entonces es indispensable considerar al menos tres aspectos para que la descentralización pueda llevarse a cabo (Martínez, 1995): 1) La transferencia de competencias administrativas. 2) Los recursos para poder asumir las diversas competencias. 3) La capacidad política para tomar decisiones acerca de cómo administrar las funciones y los recursos descentralizados. 9 Una apreciación personal sobre el carácter clasista del estado. RJCA. Es sabido que en una sociedad de clases como en la que estamos inmersos, el Estado capitalista, no sólo tiene una tendencia hacia la desintegración o desaparición cuando irrumpe el proceso de globalización, sino que, las formas jurídicas y políticas en unas relaciones sociales de producción, el Estado se inclina hacia la clase política enquistada en el poder. 33 Roque Juan Carrasco Aquino En tanto para nosotros, agregaríamos tres aspectos necesarios para llevar el proceso de descentralización democrática: a) La autonomía real de las comunidades, además, se autogestionen para sus propios intereses tanto de clase como de grupos étnicos y culturales. b) Por la conformación de un desarrollo socialmente necesario que establezca los intereses colectivos sobre los particulares e individuales. c) Replantear acciones democráticas en el marco de una planificación territorial, regional y metropolitana de un modelo centralizado, fondista y estructuralista, a una nueva planificación descentralizada (Baigorri, 2004), solidaria, incluyente, tolerante e internacionalista con sociedades en la igualdad. 34 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Bibliografía Baigorri, Artemio (2004): “Del Estado depredador a la región sostenible. Descentralización y Medio Ambiente en España”. En página web: http:www.forestales.net/archivos/forestal/ especial%20extremadura/estado_depredador.html. Bodemer, Klaus (2005): “Democracia y seguridad en un mundo globalizado y de riesgos”. En Revista electrónica Quórum nº 12. De la página web: http://revistasculturales.com/articulos/26/ quorum/444/2/democracia-y-seguridad-en-un-mundo-globalizado-y-de-riesgos.html. Boltvinik, Julio (2002): “De la autodeterminación a la “globaliobediencia”. En página web: http:// www.jornada.unam.mx/2002/03/22/017alpol.php?origen=index.html. Bustos, Cara R (2003): “Proceso de estructuración y desestructuración urbana Caso Bahía Blanca”. En página web: http://proxy.frbb.utn.edu.ar/utec/13/n02.html. Ceceña, Ana Esther (s/f): “Redefinición de la especialidad de la organización capitalista y división internacional del trabajo”. En página web: http://www.bibliodgsca.unam.mx/libros/lib2anec/ lib2an10/lib2an11/sec_3.htm. Dabat, M.A. Rivera (2004): “Globalización y cambio tecnológico. México en el nuevo ciclo industrial mundial”. http://www.ejournal.unam.mx/problemas_des/pde137//PDE13713.pdf. Delgadillo, Macías J; Torres, Torres F y, Gasca Zamora (2001): “Distorsiones del desarrollo regional de México en la perspectiva de la globalización”. http://www.ejournal.unam.mx/momento_ economico/no115/MOE11503.pdf. Esteinou, Madrid J (1997): “Políticas de Comunicación, Estrategia del Mercado y Regionalización Cultural”. Número 8, Año 2, agosto-octubre. Revista electrónica: Razón y palabra. En página web: http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n8/javier3.htm. Ferret, Antoni (2004): “Nueva división internacional del trabajo en función de los cuidados de las personas”. En la web: http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/107049/index. php. Gasca, Zamora J (2002): “Qué le falta y qué le sobra al proyecto Puebla-Panamá”. En página web: http://www.prd.org.mx/ierd/coyuntura102/jgz1.htm. 35 Roque Juan Carrasco Aquino Globalización, desarrollo regional y respuesta local. El impacto de la reestructuración económica en Coahuila, México. http://igitur-archive.library,uu.nl/dissertations/2005-1209-200002/resumen.pdf. Guillén Romo, Arturo (1983): “Planificación económica a la mexicana”. Ed. Nuestro Tiempo. México. http://www.rel-uita.org/old/internacional/economia%20moral.htm. López, Levi L (1997): “Descentralización en México”. En página web: http://polcul.xoc.uam. mx/~polcul/pyc12/245-250.pdf. Martínez, Martínez F (1995): “Federalismo y gobierno local”. En página web: http://www.azc. uam.mx/publicaciones/gestion/num8/doc5.htm. Medina, Núñez I (1998): “Estado benefactor y reforma del Estado”, en página web: http://www. publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/espiral/espiralpdf/Espiral11/23-45.pdf. Molina, Iván (1999): “Nueva Regionalización Mundial y desarrollo local ingobernable”. En páginas web: http://www.redem.buap.mx/semmolina.htm. Prado, del Carmen M (2005): “La descentralización en México”. En página web: http://www. ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/libros/403/prado.html. Revista electrónica: France-Diplomatie (2006): “Balance de las políticas de descentralización en América latina”. En página web: http://www.diplomatie.gouv.fr/es/ministerio-asuntosexteriores_197/publicaciones_945/balance-las-politicas-descentralizacion-americalatina_1813/introduccion_3078.html. Rionda, Ramírez J. I. (2006): “Reforma institucional, conversión económica y remuneración al trabajo en México”. En página web: http://www.eumed.net/libros/2006b/jirr8b/1c. htm. Torres, Torres F (2003): “Desarrollo Regional en México. Un paradigma inconcluso”. En página web: http://www.iiec.unam.mx/notiiiec/notiiiec_20030220.htm. Uvalle, Berrones R (2001): “Descentralización política y federalismo: consideraciones sobre el caso de México”. En Revista electrónica: Gestión y Estrategia de la Universidad Autónoma Mgetropolitana. http://www.azc.uam.mx/publicaciones/gestion/num7/art2.htm. 36 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Segregación residencial, hábitat popular y políticas públicas sobre tierra y vivienda en la ciudad de Buenos Aires, Argentina1 Julia Virginia Rofé Introducción: En esta ponencia2 se analiza la situación habitacional de los diferentes sectores sociales en la ciudad de Buenos Aires frente al permanente déficit existente tratando de estudiar el comportamiento de los diferentes actores sociales implicados tanto públicos como privados, individuales como colectivos. Se indagará sobre las políticas públicas en materia de hábitat popular. Al mismo tiempo es objetivo de este trabajo intentar reconocer y caracterizar áreas de segregación residencial socioeconómica. Para ello, en primer término se tratará de definir qué es la segregación y cómo se expresa en el espacio urbano. Finalmente, cabe tratar de responder si las mencionadas políticas urbanas refuerzan, mantienen o disminuyen los efectos de la segregación socioespacial que impone la lógica mercantil del mercado inmobiliario. Segregación residencial socioeconómica: En este apartado intentaré tratar de encontrar una definición teórica y empírica que permita comprender esta categoría de análisis. Se suele afirmar que sabemos que existe la segregación a partir de la mera observación y por eso para qué medirla; considero que es factible encontrar parámetros que nos permitan conocer y comparar sus transformaciones a través del tiempo. La dimensión espacial es un componente de la sociedad, pero no existe una relación directa entre desigualdades y segregación y por ello resulta necesario conocer aquellos procesos y mecanismos, que estimulan la segregación y/o cuáles son sus consecuencias, incluyendo entre ellos, el funcionamiento del mercado de suelos. La Segregación Residencial Socioeconómica (SRS), puede entenderse como el agrupamiento espacial de familias con similares caracteres económicos, educativos y culturales y supone formas de desigual distribución de grupos de población en el territorio. “Es el grado de proximidad espacial o de aglomeración territorial de las familias 1 Agradezco la colaboración en la tarea de recopilación de datos secundarios de Victoria Gallo Loorente y Natalia Nasep 2 forma parte de la investigación que dirijo: “Unos y otros: la segregación en el espacio. Un estudio sobre la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano”, -período 2006/07-, acreditada en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA 37 Julia Virginia Rofé pertenecientes a un mismo grupo social, sea que éste se defina en términos étnicos, por edad, de preferencias religiosas o socioeconómicos, entre otras posibilidades”. (Sabatini, Sierralta; 2006). Si bien la segregación residencial es inherente a la vida urbana, actualmente su consideración constituye un importante tema de análisis por su mayor visibilidad, al ser su raíz fundamentalmente socioeconómica. (Rodríguez-Arriagada, 2004). Entiendo por segregación aquella disposición espacial aglomerada de los grupos sociales que contribuyen a agravar determinados problemas para unos grupos y/o resolverlos para otros. Desde el punto de vista empírico, importa conocer los indicadores para su medición y la escala geográfica de la aglomeración. En Argentina se pueden señalar dos grandes etapas de reestructuración económica y urbana: una pasiva entre 1975 y 1991 a partir de las políticas iniciadas durante la dictadura militar de 1976 y otra activa en la que se toman decisiones radicales, a partir de 1991 con la presidencia de Carlos Menem (Ciccolella: 1999). En la primera etapa se “exportó” la pobreza hacia los partidos peor servidos del conurbado y durante la segunda se consolidó una ciudad fragmentada y excluyente. Así, el nuevo modelo de acumulación impuesto en la década del 90 y sostenido por una nueva relación entre el Estado y la sociedad civil -evidenció un proceso de destrucción de la socialización basada en la heterogeneidad social y residencial. En un pasado reciente las plazas, calles barriales, los patios de las escuelas estatales le brindaban al individuo una experiencia multiclasista. En la actualidad se observa que parte de los sectores medios y altos se apartan de los espacios públicos. Frente a este avance de lo privado sobre lo público y al considerar la autosegregación de los sectores pudientes, en verdaderos “enclaves amurallados”, con sofisticados sistemas de seguridad, hay que tener en cuenta el juego de intereses de los distintos actores comprometidos en el proceso. Los sectores medios y medio-altos tratan de protegerse de la violencia urbana, problema que se ha extendido y agravado en las ciudades actuales. Pero al mismo tiempo, los medios de comunicación y los promotores inmobiliarios contraponen a la inseguridad existente la posibilidad de conseguir “habitar un mundo natural y seguro” reforzando la fragmentación. Los inversionistas y los promotores inmobiliarios han lanzado al mercado un nuevo producto urbano: “urbanizaciones cerradas”, y los edificios en torres cerradas localizados en la ciudad de Bs. As. , en el AMBA en general y en la zona norte en particular. La segregación de los emprendimientos privados atenta contra la integración de sus habitantes con los demás moradores de la zona, que pertenecen a sectores sociales bajos y que carecen de los recursos para tener servicios que presentan estos emprendimientos. La autosuficiencia de los megaproyectos no contribuye a acrecentar la relación con los núcleos urbanos tradicionales, ni tampoco sirve para aumentar la oferta de servicios para estos 38 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS últimos. Los efectos territoriales de estos emprendimientos ponen en crisis la manzana como unidad del tejido urbano. La inseguridad generada por el aumento del delito y el temor que ella genera, aparece como el principal motivo manifiesto para la radicación de los sectores medios y altos en dichas urbanizaciones cerradas -sean éstas barrios o torres- acompañado de la ilusión de un modo de vida “más natural”, más exclusivo, y de un ámbito de relaciones sociales “entre iguales”, sin olvidar los factores macroestructurales, de fondo, ya planteados, y que se definen a partir de las políticas neoliberales profundizadas en la década del noventa y de los modelos culturales que acompañan a las mismas. Retomando el análisis de Sabattini (2006), este autor propone considerar tres dimensiones de la segregación socioeconómica residencial en el espacio urbano para poder analizar este complejo fenómeno: En primer lugar propone analizar la Concentración y dispersión territorial como la tendencia de los grupos sociales a concentrarse en algunas áreas de la ciudad .Se ocupa de la concentración o dispersión de cada grupo en una localización espacial. Los miembros de un determinado grupo social se localizan mayoritariamente en una determinada zona de la ciudad, aunque en esa misma zona residan también otros grupos sociales; por ejemplo, cuando personas que pertenecen a un grupo se concentran casi exclusivamente en una zona de la ciudad, aunque en esa zona residan también personas pertenecientes a otros grupos. En segundo lugar, el Grado de homogeneidad/ heterogeneidad social de las áreas internas de la ciudad trata de examinar la conformación de áreas o barrios socialmente homogéneos o heterogéneos en términos de composición social. Se refiere a zonas homogéneas en las características económicas, sociales y culturales de su población. Situaciones como ésta se presentan, por ejemplo, cuando en varios barrios de una ciudad residen exclusivamente personas pertenecientes a un determinado grupo social. Por último agrega una Dimensión subjetiva: la percepción subjetiva que los residentes tienen de la segregación “objetiva” (las dos primeras dimensiones) y que se refiere a la percepción de la gente con respecto a formar parte de un grupo social que tiene una manera de ocupar el espacio –por ejemplo, el sentimiento de ser marginal por vivir en una villa aunque se disponga de un empleo formal. Esta dimensión se relaciona con la identidad y prestigio asignados a barrios y/o zonas completas de la ciudad y encontramos dos tendencias bien marcadas: Por un lado, los barrios prestigiosos y exclusivos otorgan status a quienes los habitan: calidad de servicios, infraestructura, etc.; y por el otro los barrios malos producen estigmas territoriales. Sus límites no son precisos y por ende no nos permite conocer o reconocer con precisión los cambios hacia el interior de esas zonas. 39 Julia Virginia Rofé Finalmente, esta tercera dimensión se relaciona con las representaciones que los miembros de un grupo social tienen de los lugares que ellos mismos habitan y de los lugares que habitan personas pertenecientes a otros grupos sociales. En síntesis, a las representaciones que “los otros” tienen de quienes viven en un hábitat segregado (estigmatización). La historia del proceso de urbanización en América Latina y en Argentina nos permite afirmar que la ilegalidad, irregularidad e informalidad son rasgos peculiares del mercado de suelos y de los asentamientos pobres de sus ciudades que conducen a la formación de estigmas territoriales. La segregación tiene escalas diferentes en una misma ciudad y no es lo mismo la segregación a nivel micro local, que en un nivel más general en grandes zonas. Sabatini, Sierralta, J. (2006: 10) proponen definir operacionalmente cada una de estas dimensiones construyendo índices en las dos primeras y empleando técnicas cualitativas en el caso de la tercera. 1. La Concentración/dispersión territorial se puede medir a través de los siguientes índices: - Índice de disimilaridad: que señala la concentración espacial del grupo. - Índice de exposición: que indica aislamiento social del grupo. La segregación es un complejo fenómeno social, basado en relaciones espaciales de vecindad o de contigüidad, que los índices convencionales no miden. En los estudios sobre segregación es imprescindible contemplar la escala territorial: en una ciudad puede ser mayor en los pequeños distritos y allí se pueden formar barrios homogéneos socialmente aunque reducidos en tamaño. En otra ciudad, la segregación podría ser fuerte en una escala superior, con grandes zonas socialmente homogéneas por la vía de la aglomeración de barrios de una misma condición social. Por ello, se propone estudiar la segmentación y sus efectos urbanos según la escala geográfica, dado que puede haber variaciones en un nivel y en el otro. Debemos conocer en qué nivel o escala espacial es más fuerte la segregación. 2. Con respecto al grado de homogeneidad/heterogeneidad social de las áreas internas de la ciudad. Algunos de los indicadores de segregación que permiten mediar la composición social del área son: Dispersión estadística del ingreso de los hogares. % de hogares pobres o discriminados Importancia de la vivienda social en bloque dentro del área Aglomeración de familias de igual condición social priorizando la contigüidad por sobre cercanía. 3. La Dimensión subjetiva de la segregación está relacionada con los problemas de desintegración social y se mide con métodos cualitativos y a través de estudios de casos. 40 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Cada barrio, área tiene una carga simbólica que persiste aunque hay familias enquistadas en esas áreas que no pertenecen socialmente a ellas. Sintetizando, la segregación residencial es una dimensión espacial de la realidad social y no una manifestación espacial de ésta. Mantiene relaciones complejas con varios fenómenos y procesos al mismo tiempo como por ejemplo con las desigualdades, con los procesos de la defensa de las identidades sociales y económicas, y fundamentalmente con la distribución de la renta del suelo. Finalmente, se implica con los procesos culturales tales como la construcción de la noción del “otro” que condicionan las relaciones sociales y con los ambientales como la formación de barrios con diferente calidad ambiental. La segregación no es “per se” un hecho negativo; es un fenómeno que forma parte de los procesos urbanos y que traen efectos positivos o negativos que deben ser analizados caso por caso. Las consecuencias más visibles en el caso de grupos minoritarios étnicos que dan lugar a barrios que enriquecen la vida cultural y social de la ciudad y también para el caso de los grupos pobres en capacidad organizativa y fuerza política mejorando su posición de negociación frente al Estado y otros polos de poder. En este caso se forman Enclaves étnicos que ayudan al fortalecimiento de una minoría de paso, enriqueciendo culturalmente a la ciudad porque son espacios de diversidad e integración social. La dimensión subjetiva de la segregación, da lugar a estigmas territoriales, que conducen a problemas de desintegración social y de formación de ghettos urbanos. En muchas oportunidades se desencadenan problemas sociales cuando se instala vivienda social en un barrio que por ingresos monetarios de sus pobladores indicaría homogeneidad social. Residir en viviendas sociales puede ser una suerte de marca sobre la que se construyen los estigmas territoriales. Este proceso conduce a que los distintos sectores sociales se encierren y sólo interactúen entre sí. La construcción de espacios separados con personas homogéneas en ellos y diferentes de los otros espacios expresa la fragmentación y exclusión social. La segregación residencial socio-económica (SRS), refleja, así con clara evidencia, este complejo proceso de fragmentación socioespacial, Sin duda, la SRS actúa como mecanismo de reproducción de dichas desigualdades; se reducen los ámbitos de interacción de los diferentes grupos socioeconómicos, con un claro deterioro de la vida comunitaria, de la capacidad de acción colectiva integrada, asociándose, por lo tanto esta SRS con altos índices de desconfianza y violencia. Se puede diferenciar una segregación residencial activa, producto de la elección de determinados grupos socioeconómicos (por ejemplo: los que eligen vivir en urbanizaciones o torres cerradas), y la pasiva que se da cuando determinados grupos no tienen posibilidad de radicarse en otros lugares (por ejemplo: los residentes de asentamientos precarios) o 41 Julia Virginia Rofé “por consecuencia de la estigmatización y rechazo por parte de los sectores dominantes” (Schteingart, 2001). A medida que se profundizan las disparidades entre barrios socialmente homogéneos, éstas se van manifestando en diferencias cualitativas en la infraestructura de servicios, educación, salud, transporte, seguridad pública y espacios de recreación, lo cual acentúa el “aislamiento social de los pobres urbanos” y reduce las posibilidades de que puedan insertarse en forma estable en el mercado de trabajo. La segmentación laboral y educativa refuerzan dicho aislamiento (Katzman, 2001) El problema habitacional en Argentina: Ser propietario de la vivienda constituye un anhelo muy preciado por la población argentina y un indicador de movilidad social en el imaginario de la sociedad. Si bien la oferta de vivienda y de los lotes siempre fue insuficiente a la demanda debido a la concentración de la población en la zona pampeana y en particular en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), las condiciones cambiaron de manera radical a partir de 1976 dado que se inició una política tendiente a excluir del mercado de tierras y viviendas a los sectores bajos sin la contrapartida de políticas sociales de contención. (Ley 8912).3 En décadas anteriores el Estado producía vivienda pero lo hacía de manera incompleta y sin contemplar las necesidades de los usuarios. En las Presidencias de Perón (1946-1955) se construyeron monoblocks y barrios de chaletts en el Gran Buenos Aires como Ciudad Evita en Ezeiza, acompañados de infraestructura física y social. Años más tarde y con la ayuda de préstamos externos y el accionar del FONAVI se construyó vivienda social para la erradicación de villas pero con una deficiente calidad constructiva y de materiales. Rápidamente se hizo notorio el deterioro de los Complejos Habitacionales realizados. Las Empresas constructoras fueron las grandes beneficiarias dado que eran las encargadas de concretar los proyectos requeridos por el Estado que obtenían a través de licitaciones. A lo largo de la historia de la Ciudad de Buenos Aires y de la Argentina en general, la población de bajos recursos ha tenido que buscar un lugar donde alojarse a través de múltiples formas de informalidad o ilegalidad. Las diferentes modalidades de hábitat popular incluyen así conventillos; inquilinatos (una de las formas más antiguas de habitación en condiciones de gran 3 Decreto-Ley de ordenamiento territorial del año 1977 que establece condiciones de infraestructura para realizar los loteos y que dificultó el acceso a la tierra de los pobres por el encarecimiento de valor del suelo. Luego la ley 24374 conocida como Ley Pierre trató de regularizar las tierras suspendiendo en muchos casos la 8912 para concretar la titularización del lote. 42 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS hacinamiento), ocupación de tierras fiscales o privadas sin las condiciones de utilización para residencia, autoconstrucción de vivienda en lotes propios,4 ocupación de inmuebles abandonados y tomas de casas,5 hoteles, pensiones y piezas de inquilinato y “villas miseria”.6 En éstas últimas, sus pobladores padecieron violentos procesos de erradicación durante la dictadura militar como parte de un plan de renovación urbana y “embellecimiento de la ciudad” de Buenos Aires.7 Cabe señalar que en el desarrollo histórico de la ocupación de vivienda por parte de los sectores más bajos aparece una variada combinación de hábitat donde no resulta clara la diferenciación entre regular e irregular. La crisis económica y política de diciembre de 2001 aumentó la pobreza, la desocupación y la vulnerabilidad social frente al fin de la convertibilidad y el aumento del precio del dólar. Un importante sector de la clase media pasó a engrosar el número de los “nuevos pobres”. La asunción de Néstor Kirschner como presidente de la nación en mayo de 2003 modificó la estrategia habitacional implementada hasta el presente, ya que se propuso centralizar las políticas sociales en torno a la construcción de viviendas para los sectores populares. Se generó una centralización en las Directivas Generales a cargo del Poder Ejecutivo Nacional (Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios –Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda-); pero las tareas ejecutoras son responsabilidad de los gobiernos provinciales y municipales. Los Institutos de Vivienda Provinciales serán los encargados de convocar a las licitaciones. En la actualidad los Programas de vivienda a nivel nacional son: Programa Federal de Vivienda. Programa FONAVI. Programa Federal de Emergencia Habitacional cuya intención es promover la formación de Cooperativas de Vivienda para tal fin. 4 Su período de mayor crecimiento fue entre 1947 y 1955 consolidando la estructura espacial de los partidos del Gran Bs. As y extendiendo el radio de extensión de la ciudad. (Clichevsky, 2000) 5 La falta de alternativas donde vivir, sumado al parque del 15% de viviendas desocupadas en Buenos Aires, forzaron a la población de bajos ingresos a ocuparlas. Pasaron de 6000 a 12.000. Fuente: Diario El Clarín 29-0705. Con respecto a las casas tomadas los barrios más afectados son San Telmo, Flores, Barracas, Constitución y la zona de Abasto. Sean de propiedad privada o pública son viviendas muy deterioradas y en torno a ellas se constituye un mercado ilegal de subalquileres. El tipo de vivienda ocupada corresponde a la casa chorizo que posee muchas habitaciones fácilmente subdivididas entre varias familias y con altos niveles de hacinamiento por cuarto. 6 Éstas tienen comienzo en los años ‘40 con la expansión urbana y las migraciones internas. La ocupación fue paulatina y sin una acción previa organizada .Este fenómeno comenzó siendo una situación excepcional y percibida como lugar de paso por sus habitantes convirtiéndose en residencia permanente. 7 En la actualidad, la mayoría de las familias que las habitan tienen más de diez años de residencia en el lugar, pero continúan en condiciones de vulnerabilidad respecto de su situación legal. 43 Julia Virginia Rofé Programa de solidaridad habitacional. Programa de Provisión de Agua potable, ayuda social y saneamiento básico (PROPASA). Programa Mejoramiento de barrios. Los Programas arriba mencionados planifican construir 420 mil viviendas en el período 2003-07, divididos en dos etapas. La inversión proviene de recursos propios (Tesoro Nacional) a diferencia de períodos previos que se solventaban con préstamos externos incrementando la deuda. Los primeros resultados de la vivienda entregada por estos programas evidencian que los pobladores cuestionan la baja calidad de los materiales de construcción, y la escasa participación de los beneficiarios en el proceso de producción de la vivienda a pesar del discurso oficial que sostiene lo contrario. El déficit habitacional en la ciudad de Buenos Aires8 De acuerdo al Censo 2001, la CBA tenía una población de 2 millones 776 mil 138 habitantes con una densidad de población de 13 mil 680 habitantes por km2. En base a información de esta misma fuente, y con respecto a los indicadores de bienestar del hogar, se observa que la Ciudad de Buenos Aires tiene un 7.1% de hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI9) y existe un 1.6% de hogares10 hacinados. En otros términos, significa que más de 212 mil personas tienen necesidades básicas insatisfechas y que 6 mil 145 hogares se encuentran hacinados. 8 Las fuentes de datos disponibles para observar las diferentes características habitacionales y de calidad de vida, dividen y clasifican a las distintas áreas de la Ciudad de Buenos Aires de acuerdo a varios criterios. El Censo Nacional de Población divide a la Ciudad de Buenos Aires (CBA) en 21 distritos escolares mientras que la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) divide a la Ciudad según los Centros de Gestión y Participación (CGP). A su vez, las áreas que dependen de cada CGP han sido agrupadas en zonas. La zona Oeste de la ciudad incluye a las áreas correspondientes a los CGP Nº 7, 9, 10, 11 y 12. La Zona Norte incluye a las áreas correspondientes a los CGP Nº 2 Norte, 13, 14 Oeste, 14 Este. La Zona Sur incluye a las áreas correspondientes a los CGP Nº 3, 4, 5 y 8 y la Zona Este, las áreas que dependen de los CGP Nº 1, 2 Sur y 6. Asimismo, algunos organismos han empezado a relevar datos por Comunas, pero todavía es escasa la información recolectada bajo esta modalidad (mapa 1). Varios organismos disponen de información vinculada a la problemática de vivienda. Además de los resultados de encuestas y el censo brindados por el INDEC, se reunió información del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), el área de Estadísticas del Gobierno de la Ciudad y del Ministerio de Derechos Humanos y Sociales de la Ciudad de Bs As. 9 Las Necesidades Básicas Insatisfechas fueron definidas según la metodología utilizada en “La pobreza en Argentina (INDEC, 1984). 10 Se habla de hacinamiento cuando cohabitan más de 3 personas por cuarto. 44 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS En la Ciudad de Buenos Aires hay 155 mil 780 hogares (15.20%) que padecen déficit habitacional total y 128 mil 28 hogares en situaciones irregulares de tenencia de vivienda, de los cuales 47.87% (61 mil 294) padecen déficit habitacional absoluto.11 Los hogares correspondientes a vivienda no deficitaria corresponden a 868 mil 451 (84.69%). El 2.9% de la población habita viviendas irrecuperables, el 10% lo hace en viviendas con diferentes niveles de precariedad (de las cuales algunas podrían ser recuperables) y el 2.43% reside en viviendas de buena calidad aunque con situaciones de hacinamiento por cuarto. En relación con la condición de tenencia de la tierra, en la Argentina en general existe un alto grado de situaciones de irregularidad. Si bien la mayoría de los programas de vivienda actuales tienen como objetivo la regularización dominial de los terrenos en donde habitan o habitarán sus beneficiarios, sigue siendo al día de hoy uno de los mayores problemas sin resolver. En la ciudad de Bs. As. el 7.7% de los hogares presenta una situación de tenencia irregular mientras que en el Gran Bs. As. y para el Total del país los valores alcanzan el 15.7%. Un tema crítico corresponde a los habitantes que viven en hoteles y pensiones en condiciones de hacinamiento y promiscuidad. De acuerdo al Anuario Estadístico 2005 de la Ciudad de Buenos Aires “si al porcentaje de viviendas deficitarias se suman los hogares que viven en hoteles familiares o pensiones, encontramos que el 6% del total de hogares de la ciudad habita en viviendas de tipo inconveniente”. Según el Censo 2001, el 4.9% de los hogares de la ciudad habita en inquilinatos, hoteles, pensiones, construcciones no destinadas a vivienda, ranchos y casillas. De acuerdo al EPH 2005, este porcentaje aumenta significativamente el CGP 3 presenta un 21.3%, el CGP 1 un 12.6%, el CGP 2 Sur el 11.2% y el CGP 4 el 8.7%. De los hogares en viviendas deficitarias en la Ciudad de Buenos Aires casi dos tercios habita piezas en inquilinatos (34%) o piezas en hotel pensión (30.4%). Del tercio restante, un 18% de los hogares en viviendas deficitarias habita casas tipo B,12 un 12% en casillas y el resto en locales no construidos para habitación, ranchos y viviendas móviles. Aunque la mayor parte de los hogares de la CBA cuenta con condiciones sanitarias adecuadas, los distritos Nº 3, 4, 5, 6, 19 y 21 presentan inferiores condiciones en casi 11 Por “déficit habitacional absoluto” se hace referencia al déficit cualitativo, es decir a la situación de precariedad de la vivienda, mientras que al hablar de “déficit habitacional total” se agrega la situación de hacinamiento en la vivienda, es decir el déficit cuantitativo. 12 La categoría “Casa Tipo B” incluye a todas las casas que cumplen por lo menos con una de las siguientes condiciones: tienen piso de tierra o ladrillo suelto u otro material (no tienen piso de cerámica, baldosa, mosaico, mármol, madera o alfombrado) o no tienen provisión de agua por cañería dentro de la vivienda o no disponen de inodoro con descarga de agua. 45 Julia Virginia Rofé todas las categorías, observando diferencias de hasta 8 puntos en relación con el estrato C. Existen diferencias de magnitud entre distritos respecto de la proporción de hogares hacinados, lo cual reviste gran importancia teniendo en cuenta que el hacinamiento es uno de los criterios adoptados por el INDEC para definir las necesidades básicas insatisfechas y tiene una importante repercusión en la situación sanitaria de la población afectada. En cuatro distritos los hogares hacinados superan el 4% de los hogares, siendo el caso de mayor gravedad el distrito electoral 21, correspondiente a Villa Soldatti, Villa Riachuelo y Villa Lugano, con un 6.7% de hogares hacinados, afectando a más de mil 800 hogares en esos barrios. Con respecto a las necesidades básicas insatisfechas, hay diferencias enormes entre distritos. Los distritos con menor grado de pobreza son los Nº 10, 15, 16, 17 y 18, principalmente de la zona. Los distritos con mayor grado de pobreza son los Nº 3, 5, 6, 19, 21 correspondientes a la zona Sur de la Ciudad y al barrio de Constitución. Es significativa la diferencia de 18 puntos entre el distrito Nº 7 (parte de Caballito y Villa Crespo) y el distrito Nº 21, correspondiente a Villa Lugano, Villa Soldatti y Villa Riachuelo, en el que las necesidades básicas insatisfechas alcanzan a más de 100 mil personas . También se observan diferencias considerables respecto a calidad de los materiales del hogar. En el distrito Nº 10 (Núñez y parte de Belgrano) en un 5% de los hogares los materiales no son de la mejor calidad, mientras que en los distritos de la Zona Sur, en especial en los distritos 19 y 21, más de un tercio de los hogares (casi 10 mil 500 hogares) no presentan materiales resistentes y sólidos en todos sus componentes constitutivos (pisos, pared y techo). Por último, el acceso a los servicios públicos es otro factor imprescindible para analizar la situación habitacional de los sectores populares de la Ciudad de Buenos Aires. El proceso de privatizaciones de los mismos no mejoró la situación de los pobres en cuanto a su provisión –los contratos firmados con las empresas no contemplaron de ninguna manera su situación- sino que incrementó la distribución desigual en su acceso y aumentó la prestación irregular de los mismos. Mientras en los barrios con trazado urbano casi el 100% de los hogares cuenta con red de agua corriente y entre el 60 y 70% con las otras redes y servicios urbanos en las villas y asentamientos irregulares, con excepción de la red de agua con la que cuentan más del 90% de los hogares residentes, la cobertura de la infraestructura y servicios es mucho menor. Así, el promedio de disponibilidad de los mismos (recolección de residuos diaria, alumbrado público, calles pavimentadas, veredas completas, desagüe pluvial entubado, red eléctrica, red de agua corriente, red de cloacas, red de gas) alcanza el 42%. “El problema no es sólo la presencia o ausencia de servicios sino en el modo en que estos valores de uso fueron mercantilizados (…) la cañería de agua pasa por la puerta de la vivienda, pero no pueden pagar el servicio” (Clichevsky: 2000). Cabe señalar que los procesos de regularización dominial que dejan librada exclusivamente a la lógica de mercado los inmuebles ahora regulados, pueden impulsar procesos de expulsión 46 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS de sectores populares que por no tener asegurado un nivel de ingreso tal que les permita afrontar los costos de la formalidad, se ven obligados a vender su vivienda y a resolver nuevamente de manera informal su acceso al hábitat. Al diferenciar por sectores se observa que el agua de red, la recolección de residuos, el transporte público y el alumbrado público, estos servicios se hallan ampliamente generalizados en la ciudad, aunque con una menor presencia en los distritos 5, 19 y 21. Con respecto al gas de red, existe una diferencia de más de 27 puntos entre los distritos con 100% de los hogares con gas de red en muchos distritos y el 77% cubierto en los hogares de los distritos 19 y 21, afectando en estos dos casos tomados en conjunto a más de 8 mil 200 hogares. El estudio del tipo de vivienda según su ubicación por CGP observa que en la Ciudad de Buenos Aires13 el porcentaje de viviendas deficitarias se concentra especialmente en la zona Sur de la Ciudad, siendo este déficit especialmente grave en los barrios incluidos en la zona del CGP Nº 1 (especialmente San Nicolás, Monserrat, Constitución y San Telmo) con más de 12% de viviendas deficitarias los barrios Barracas y La Boca, que forman parte del CGP Nº 3, con más de 16% de las viviendas en condición deficitaria. El análisis del tamaño de los hogares indica que los hogares con hasta menos de 3 miembros por hogar suman más del 70% del total de los hogares en la Ciudad de Buenos Aires, aunque con importantes diferencias entre las diferentes zonas de la ciudad. Uno de cada diez hogares de la CBA presenta más de 5 miembros, alcanzando este valor casi un mínimo de 6% en la zona Norte y un máximo de 20% en la zona Sur de la ciudad. En la Zona Sur, casi el 40% de los hogares presenta más de 4 miembros, mientas que en la zona Este y la zona Norte, este porcentaje alcanza solamente un 18%. Por otro lado, respecto al tamaño del hogar según dominio, se observa que las viviendas en las villas de emergencia albergan a 4.5 miembros por hogar en comparación a los 2.55 miembros por hogar en los hogares particulares. De los hogares con viviendas en villas de emergencia, el 70% es habitado por 4 o más miembros. Con respecto a la distribución porcentual de las viviendas por tipo de vivienda según zona se observa que la mayor parte de los inquilinatos o conventillos se encuentra en la zona Sur y Este de la ciudad. Por otro lado, la zona Norte de la ciudad se constituye casi totalmente de departamentos (92.5%) mientras que en la zona Sur y Oeste de la ciudad, sólo alrededor del 60% de las viviendas son departamentos y un tercio de las viviendas son casas. Con relación a la distribución espacial del tipo de vivienda en la CBA según distrito electoral, obtenido del Censo se observa nuevamente que son los distritos de la zona Sur los que presentan mayor porcentaje de viviendas deficitarias. Con respecto a las casas tipo B, los distritos que presentan un mayor porcentaje son el Nº 5, 19 y 21 con más de un 17% de las casas de este tipo, afectando en el caso del distrito 13 Ver mapa anexo 47 Julia Virginia Rofé Nº 21 a 8 mil 200 personas; un quinto de la población del distrito. También es significativo que en el distrito Nº 1, correspondiente a los barrios de San Nicolás y Retiro, un 32.6% de las casas son casas tipo B, aunque en este caso sólo 4% de las viviendas del distrito son casas, lo que implica que las personas afectadas son 4 mil 700. También presentando más de un 5% de casas tipo B del total de casas del distrito, aunque en menor medida que los distritos Nº 8 (parte de Parque Chacabuco, Caballito y Boedo) y Nº 20 (partes de Liniers y Mataderos). En todos los distritos se observa una proporción muy baja de ranchos que no alcanzan en ningún caso el 0.5% de las viviendas de cada distrito. La distribución espacial de casillas en la CBA también es muy dispar. Mientras que en muchos distritos prácticamente no hay (los distrito Nº 2, 3, 6, 7 , 8, 9, 10, 17 y 18), en otros representan un porcentaje significativo del total de viviendas del distrito. Este es el caso nuevamente de los distritos de la Zona Sur (Nº 5, 19 y 21), en los cuales el porcentaje de casillas supera el 5% del total de viviendas, afectando en el distrito Nº 5 a 7 mil 700 personas. Tomados en conjunto los tres distritos, más de 20 mil 400 personas viven en casillas en la Ciudad de Buenos Aires. Los distritos 8 y 20 también presentan un porcentaje importante de casillas, aunque en menor proporción. Observando el porcentaje de departamentos en cada distrito, observamos que en los distritos Nº 1,2, y 9 por lo menos 8 de cada diez personas viven en departamentos, mientras que en muchos otros distritos esta proporción baja a menos del 50% de la población: en la zona Sur, en los distritos 5,19 y 21) y en la zona Oeste los Nº 11, 16, 16, 18 y 20). Otros distritos presentan situaciones intermedias. Con respecto a las piezas en inquilinato, la mayor parte de la población en esta situación se encuentra en los distritos de la zona Este de la ciudad (en particular los distritos 1, 2, 3, 4, 6 y 7) y en algunos de la zona Oeste (los Nº 11, 12 y 14) y Sur (el distrito 19). La mayor proporción de población en esta situación se encuentra en los distritos de la zona Este, en particular los Nº 2, 3,4 y 6, sumando entre ellos a más de 30 mil personas, siendo el caso más significativo el del distrito 4 (que abarca parte de Monserrat, San Telmo y Puerto Madero) con más de 11 mil 300 personas viviendo en piezas en inquilinato. Por otro lado, la mayor parte de las personas viviendo en piezas en hotel o pensión también se encuentran nuevamente en los distritos de la zona Este, siendo especialmente significativo en el distrito Nº 3, donde casi uno de cada diez hogares se encuentra en esta situación, afectando entonces a casi 10 mil 500 personas. El restante porcentaje de la población se encuentra viviendo en locales no construidos para la habitación o viviendas móviles, pero no alcanzando en ningún caso el 0.5% de la población de cada distrito. De las villas de emergencia, N .H .T (Núcleos habitacionales transitorios) y Barrios carenciados (o “Nuevos asentamientos incorporados”), los más importantes en 48 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS cuanto a población son la villa 20 y la 1.11.14 con más de 21 mil 000 y 19mil 800 personas respectivamente.14 Le siguen en importancia la 21, 24 con 13 mil 500 personas y las Nº 6, 31 y el barrio de Soldatti con alrededor de 10 mil personas cada uno. En las villas, la población se duplicó en los años 90, sobre todo en aquellas densamente pobladas, llegando hoy a albergar a 150 mil personas. Retomando a Clichevsky, 1999; Cravino, 1998 y 2001; Cravino, Férnandez Wagner y Varela 2000, las villas constituyen una forma de ocupación irregular e individual de tierra urbana vacante, caracterizada por una acción espontánea, no planificada, dando como resultado un trazado irregular e intrincado donde no están definidas las manzanas y en sus interiores aparecen estrechos pasillos en los que no pueden circular los automóviles. Se concentra una alta densidad de población y altos niveles de hacinamiento por vivienda; con déficit en el equipamiento social y en la provisión de servicios de infraestructura básicos. El tipo de vivienda es precario y construído con materiales de desecho como chapa, cartón, fibrocemento, etc. Aparece el criterio de ir mejorando a lo largo del tiempo el estado de la vivienda En general presentan una localización cercana a los centros de producción y consumo y en zonas donde actualmente es escasa la tierra. A mediados de los años noventa, cuando la tierra urbana disponible en las villas comienza a agotarse y ya no fue posible el desarrollo de nuevas invasiones, se inicia un proceso progresivo de densificación de las urbanizaciones populares. Este agotamiento de la tierra disponible en las villas de emergencia más antiguas de la ciudad, impulsó nuevos procesos de invasión en pequeños intersticios urbanos como, por ejemplo, los bajo autopistas, lotes (en general, de propiedad fiscal) desocupados, bordes de vías del ferrocarril, etc. Otra modalidad, se caracteriza por la construcción en altura para su posterior alquiler, dando origen a un submercado de piezas en alquiler dentro de la villa. Pero al mismo tiempo, durante la última década, se produjo un proceso de revalorización del suelo urbano y el surgimiento de nuevas modalidades residenciales y de distribución comercial junto a la extensión de las vías de acceso y comunicación de los centros urbanos con la periferia de las ciudades. Este proceso hizo visible los espacios ocupados por las villas y asentamientos irregulares, dando lugar a la generación de programas públicos tendientes a regularizar la situación dominial o bien a trasladar a la población hacia áreas más periféricas de la ciudad cuando esos espacios se buscaron destinar para otros usos o para residencia de sectores sociales más altos. Las acciones estatales tratan de urbanizar las zonas a través del Programa Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios. 14 Cifras no oficiales publicadas en los diarios indican que la población de esta villa supera los 70 mil habitantes, 2009. 49 Julia Virginia Rofé En el siguiente cuadro se observan los cambios en la cantidad de población residente en villas de la ciudad de Buenos Aires entre 1960 y 2005.15 Cuadro 1 Población residente en villas de la ciudad de Buenos Aires (1960- 2007) Año 1960 1970 1976 1978 1979 1983 1991 2001 2005 (estimación) 2007 ( estimación Población 34,430 101,000 213,823 103,839 41,234 12,593 50,945 110,387 120,000 144,377 Fuente: Dirección de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2001). La propuesta de integrar las villas a la ciudad pero bajo control de las políticas públicas se vuelve contradictoria cuando se trata de una villa que atenta los intereses de los grupos privados como ocurre con el caso de la villa 31.16 El Instituto de Vivienda de la Ciudad registró un aumento permanente de la demanda de población en situación de calle, así como de población asistida por el Plan de Emergencia Habitacional (PAFSIT) aumentó cuatro veces entre 1999 y 2002: de 2 mil 285 pasó a abarcar 8 mil 90, evidenciando así el deterioro social producido a este respecto.17 15 En el anexo se detalla la ubicación, el número de viviendas, y grupos familiares y personas localizadas en Villas , NHT y Barrios (nuevos asentamientos incorporados). 16 La Villa 31, ubicada en Retiro posee un valor estratégico-representativo, ubicada en una zona de conexión de transportes, considerada como una de las más caras de Buenos Aires. Al haber sido creada en 1991 la corporación de Puerto Madero, S.A., la villa le quita valor a la zona sobre la cual invierte la corporación, (esta corporación es una articulación entre el Ministerio de Obras y Servicios Públicos, el Ministerio del Interior, en representación del Poder Ejecutivo Nacional- y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; el cual se formó para impulsar la urbanización del área Puerto Madero). Hoy en día esta zona es zona turística, de recreación y gastronómica; convirtiéndose en uno de los lugares más modernos, exclusivos y costosos. Este es uno de los motivos por los cuales podría llevarse a cabo la elaboración o concreción de un nuevo Plan con el fin de erradicar las villas para valorizar así aun más la zona de Puerto Madero y Retiro. Fuente: La Nación, 10 de mayo de 2005 www.pagina12.com.ar. 17 Las cifras son obtenidas del Informe Por una política de vivienda respetuosa de los derechos constitucionales y los derechos humanos presentado en 2002 por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y otros. 50 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS La nueva Constitución para la ciudad de Buenos Aires que rige desde 1996 en su Capítulo “IV Ambiente” y “V Hábitat” define el marco general sobre el cual deben desarrollarse las políticas propias, resaltando la definición de un Plan Urbano Ambiental. 18 La ciudad se ocupa del tema habitacional a través de la Legislatura, el Instituto de la Vivienda de la Ciudad y el Ministerio de Derechos Humanos y Sociales. En general no aparecen como una solución integral y abarcadora de la misma, sino que se presentan más bien como normativas de diferentes programas que responden a problemas específicos de distintos grupos sociales. La Comisión Municipal de la Vivienda fue desde 1962 el organismo encargado de diseñar y llevar adelante la política de vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. Como organismo descentralizado y autárquico recibía fondos del FONAVI y también poseía recursos propios.19 En diciembre de 2003, con la sanción de la Ley 1251, la CMV fue transformada en Instituto de Vivienda de la Ciudad. Los recursos con los que cuenta el organismo provienen de los fondos presupuestarios del GCBA, de los aportes del Estado Nacional distribuidos a través del FONAVI y de la recuperación de los créditos que obtiene como consecuencia de su operatoria. Hay programas particulares que incorporan criterios participativos. En la actualidad el Instituto de la Vivienda (IVC) se desenvuelve en un contexto de fuerte crecimiento de la demanda habitacional. Política Habitacional en la Ciudad de Buenos Aires La Ley 1.408 del 29/07/2004 de la legislatura porteña declara el estado de emergencia habitacional. 20 El Ministerio de derechos Humanos y Sociales del GCBA lleva adelante diversos programas (algunos de ellos convenidos con organizaciones no gubernamentales) a través de los cuales se entregan materiales de construcción, subsidios y alojamiento 18 Que “constituye la Ley marco a la que se ajusta el resto de la normativa urbanística y las obras públicas” (art. 29) y el reconocimiento del “derecho a una vivienda digna y un hábitat adecuado” (art. 31). 19 Cabe señalarse que en el área sur de la ciudad se construyeron complejos habitacionales como torres y monoblocks de baja calidad, en zonas sin equipamiento tales como: Barrio Los Perales, Barrio General SalvioLugano I y II, Barrio Cardenal Copello, Barrio Espora, Barrio Presidente Illía, Barrio Ramón Carrillo, entre otros 20 Lo hace explicitando en el artículo N° 2 que se encuentran en emergencia los ocupantes de casas o edificios con sentencia judicial, núcleos habitacionales transitorios y asentamientos, ocupantes de viviendas en estado de hacinamiento, hoteles o pensiones, además de todos aquellos que se encuentran en situación de calle. Asimismo, en el artículo N°7 se hace referencia a la necesidad de suspender los desalojos de los ocupantes de inmuebles pertenecientes al Gobierno de la Ciudad, dado que se encuentran incluidos en el estado de emergencia habitacional citado. 51 Julia Virginia Rofé en hogares propios. Dichos programas no constituyen tampoco parte de una política general que los enmarque sino que representan más bien, diferentes y aisladas respuestas orientadas a resolver situaciones puntuales de emergencia social o habitacional. Es decir, no son programas abiertos a la población en general sino que suelen estar referidos a grupos específicos en función de casos particulares. Se ocupa de las operaciones crediticias relacionadas con la emergencia habitacional.21 Los Programas que actualmente están funcionando son: 1. Programa BAP. Buenos Aires presente que funciona desde mayo de 1999 y atiende casos de adultos en situación de calle derivándolos a los Paradores Nocturnos.22 2. En 1986 se incorporaron los hoteles como posible solución temporal con el Programa ACEIF, que en 1997 se convirtió en el PAFSIT: Programa de atención de familias sin techo. Su objetivo inicial era albergar indigentes por quince días con posibilidad de renovación. Se establecieron convenios con 59 hoteles, ubicados en su mayoría en San Telmo, Montserrat, Constitución y San Cristóbal. Resta indicar las condiciones de hacinamiento y precariedad habitacional de estos hoteles. Esta propuesta, que se inició con carácter provisorio, se convirtió en permanente, costosa y precaria y de ningún modo resolvió la emergencia habitacional sino que reprodujo en los hoteles las condiciones de pobreza de la que estos sectores vulnerables procedían.23 Se produjeron reiteradas denuncias y se reemplazó esta forma por un subsidio monetario a las familias, por el término máximo de seis meses, de $1,800 a pagar hasta en seis cuotas, sin posibilidad de renovación, 3. Programa Vivienda Transitoria: Este programa impulsa la participación de las Organizaciones Sociales. Aquellas cooperativas que están en otros Programas de construcción de vivienda definitiva a través del Instituto de la Vivienda y tienen problemas urgentes habitacionales se les otorga un subsidio de alquiler hasta que obtengan la definitiva. Por su parte el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) se ocupa de otorgar acceso a la vivienda a aquellos sectores sociales que se ven incapacitados para hacerlo vía mercado, reducir el déficit habitacional, reactivar el mercado de vivienda y regularizar la 21 Se refiere a un tipo de demanda que requiere una resolución urgente pero luego de la crisis del 2001, emergencia habitacional y situación de pobreza se confunden. 22 Se cuenta con dos Paradores y un total de de 220 camas y son exclusivos para varones. 23 Llegaron a vivir en hoteles pagados por el GCBA al ser desalojados por falta de pago de alquiler en departamentos, hoteles o inquilinatos. Buena parte sobrevive gracias a percibir el Plan Jefes y Jefas de Hogar. 52 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS situación dominial de los inmuebles, entre otras. Para realizar estas tareas esta organización desarrolla programas para los cuales asume los objetivos de organizar planes de acceso a la vivienda a través de la urbanización de tierras, incluyendo con preferencia a los “sectores organizados colectivamente” a través de acciones autogestivas. Además se propone estimular la oferta y la demanda de viviendas a través de políticas de crédito para la compra de inmuebles, así como también el desarrollo de proyectos de construcción buscando financiamiento en entidades financieras oficiales. Finalmente, impulsan la urbanización de villas, asentamientos y núcleos habitacionales transitorios. En la actualidad el IVC tiene una serie de programas destinados a los sectores populares. El programa mejor vivir se centra en la entrega de créditos a sola firma con un cero por ciento de interés para los propietarios de vivienda única o de propiedad horizontal, a fin de introducir refacciones con el objetivo de mejorar las instalaciones de servicios (baños, cocinas, gas, electricidad) y el estado de la vivienda (impermeabilizar techos y filtraciones), en la actualidad se llevan adelante 5 obras. Algunos de los programas vinculados al tema estudiado son: 1. Programa de Rehabilitación y Mantenimiento de Conjuntos y Barrios y Programa de Regularización Dominial El programa trabaja respondiendo a las demandas de mantenimiento por parte de los vecinos así como también proveyendo asistencia integral a consorcios para consolidar la conformación de los llamados consejos de administración así como también la gestión de los administradores y el programa de regularización dominial. Ahora bien, para lograr estos objetivos el programa es acompañado por dos leyes, las leyes Nº 775 y Nº 177 emitidas en el año 2002. En resumen, lo que implementan estas leyes es la conformación de una comisión que tiene por objetivo generar propuestas para regularizar la situación de los conjuntos habitacionales creados por la CMV así como también un pedido de abstención del poder Ejecutivo para que éste no pueda realizar juicios contra los barrios por deudas referidas al precio de los inmuebles hasta tanto la comisión no cese sus actividades. 2. Programa de autogestión para la vivienda24 El presente programa se basa en la entrega de créditos a familias unidas en organizaciones colectivas con personería jurídicas (Cooperativas, Asociaciones Civiles, 24 En Parque Patricios se construye el primer complejo habitacional de dos manzanas que contará con 326 viviendas para miembros del Movimiento Piquetero Territorial de Liberación, MTL, que se organizó una cooperativa y obtuvo un crédito proveniente de este Programa. 53 Julia Virginia Rofé Mutuales) para la compra de viviendas, hasta un límite de crédito. Acompañando esto el gobierno se compromete a monitorear los fondos y a poner a disposición equipos interdisciplinarios de profesionales en el tema mientras que los beneficiarios asumen la responsabilidad de administrar los recursos y pagar las deudas hipotecarias. (Las leyes Nº 341 y Nº 964 emitidas en el año 2000 y 2002, respectivamente, que detallan el monto máximo del crédito así como también cuestiones sobre la formación de los equipos interdisciplinarios y la preferencia al tipo de familias o individuos para los cuales éstos están dirigidos.) Las Organizaciones Colectivas aportan al proceso autogestionario un equipo de profesionales ajenos al IVC, compuesto por Arquitecto, Abogado, Contador Público, Psicólogo o Sociólogo. El Instituto otorga el Crédito Hipotecario, promueve y controla el proceso social y técnico, así también financia la compra, refacción o construcción del inmueble y también controla el uso del crédito. El crédito se paga en cuotas durante la construcción de la obra.25 Este programa tiene en ejecución 16 proyectos que implican la construcción de 544 viviendas. El principal problema que surge es la falta de suelo para construir vivienda social. Algunas propuestas que lo permitirían podrían ser: reciclaje, permutas, construcción de proyectos en pequeña escala en sectores consolidados de la trama urbana, limitar los efectos de la especulación inmobiliaria y aumentar la oferta de suelo con fines habitacionales. 3. Programa de Radicación, Integración y Transformación en villas Este programa tiene como objetivo principal incrementar la integración urbana de las villas a través de una “urbanización” de este tipo de asentamientos, para lo cual el gobierno se compromete a llevar a cabo una larga serie de medidas entre las que se encuentran: el reordenamiento parcelario, la apertura de calles, la construcción de viviendas y de equipamientos colectivos, entre otras. Se dice también que de este modo el criterio de erradicación queda superado asumiendo así la responsabilidad de integrar a las villas transformándolas en barrios. Para llevar a cabo este plan el gobierno puso en vigencia la ley Nº 148 emitida en el año 1998, en la cual se crea una Comisión Coordinadora Participativa (CCP) que tiene como objetivo el diagnóstico, propuesta, planificación y seguimiento de la ejecución de las políticas sociales habitacionales, para 25 El trámite es gratuito y pueden acceder quienes posean DNI argentino, mayores de 21 años o 18 emancipados, mínima residencia de 2 años en la Capital Federal, no ser propietarios de inmuebles aptos para vivienda, no haber recibido indemnización por expropiación de causa pública, no haber sido beneficiado por crédito o subsidio para la compra o construcción de vivienda en los últimos 10 años, no estar inhibido legal o comercialmente para contraer el crédito. 54 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS lo cual se le adjudican las funciones de diseño de un plan integral de radicación y transformación definitiva de las villas en un plazo de cinco años a partir de promulgada la ley. Para esto la CCP contemplará un relevamiento integral que describa las condiciones poblacionales de los barrios afectados, una regularización de la situación dominial de las tierras, la urbanización integral de los asentamientos, la planificación participativa presupuestaria de los recursos y la incorporación, a través de metodologías autogestionarias, de los pobladores al proceso de diagramación, administración y ejecución del programa, entre otros.26 Este programa plantea la “integración” de estos barrios a la ciudad mediante la realización de obras que incluyen construcción de viviendas, apertura y pavimentación de calles, dotación de servicios de infraestructura y prolongación del transporte público en las villas más extensas. Este programa presenta en ejecución mil 668 viviendas y 3 centros de salud y comunitarios especialmente en las Villas 1-11-14; 3,21-24:17; etc. Merecen una mención especial los programas: Programa de recuperación de la traza ex-AU32728 y el Programa de Rehabilitación del hábitat en el barrio La Boca. En el primer caso se intenta dar una solución a las mil 100 familias que viven en los inmuebles de propiedad de la comuna, mientras que en el segundo otorgar créditos para compra de vivienda en la Boca. La operatoria es muy lenta en resultados. Para el período 2005-2007, el Gobierno de la Ciudad señala que “decidido localizar la mayor parte de estas inversiones en la zona Sur de la ciudad de Buenos Aires. Todas las viviendas se construirán en el sur, y la mitad de ellas se harán en villas de emergencia, donde se seguirá por otra parte invirtiendo para acelerar el proceso de urbanización” 26 la excepción la constituye la Villa 31 al estar localizada en Retiro en tierras de alto valor que son requeridas para otros usos. Una resolución reciente resuelve la erradicación de los residentes más nuevos ubicados en la denominada Villa 31 Bis. 27 La traza de la exautopista 3 recorre la ciudad de Buenos Aires desde la Av. General Paz, en el barrio de Saavedra, hasta Puente Alsina, Nueva Pompeya atravesando los barrios de Coghlan, Belgrano, Villa Crespo, Balvanera y Parque Patricios. Unas 750 familias viven en casas expropiadas para una autopista y están intrusadas desde fines de los 70. 28 La AU3 que iba a atravesar la ciudad desde la General Paz hasta el Riachuelo por iniciativa del exintendente de la dictadura Osvaldo Cacciatore. Cuando se anunció el proyecto, indemnizaron a los dueños de 800 propiedades, la mayoría en la zona Norte, por donde iba a pasar la autovía. En la década del 80 desecharon la mega obra y las casas fueron tomadas por familias carenciadas. Unas 750 familias siguen viviendo en lo que iba a ser su traza. El Gobierno porteño comenzó a demoler algunas de las propiedades tomadas e inauguró dos edificios para reubicar a sus ocupantes en el barrio de Chacarita. El complejo tiene 22 departamentos y es el primero que se inaugura para trasladar a ocupantes de la traza. En el 2006 la Ciudad lanzó un plan para reubicar a la gente y recuperar la traza. Hicieron un censo y cerraron una lista de 938 familias beneficiarias. Ya lograron ubicar a 188 y aseguran que otras 598 están camino a mudarse, 100 de ellas antes de fin de año (77 viviendas en obra). Tienen tres alternativas: créditos para irse fuera de la traza; Facilidades de pago para recuperar las casas en las que viven si no corren riesgo de derrumbe; y compra en cuotas de departamentos sociales como el del Barrio de Chacarita 55 Julia Virginia Rofé El aumento relativo de inversiones en villas no permite observar ni un mejoramiento barrial ni de las condiciones generales de vida de la población. Los planes, si bien desde la letra escrita promueven integración y participación, no reflejan este enunciado en la acción Las mejoras, se dirigen a algunos submercados de venta y alquiler. Se pone de manifiesto que la variable principal es el precio del suelo y por ende las familias sobreviven como pueden. Una pregunta que surge a partir del análisis anterior es si este conjunto de acciones públicas refuerza o no la segregación residencial. Finalmente, resulta pertinente conocer el comportamiento del mercado inmobiliario y de la construcción, conocer los patrones de localización y construcción de vivienda para los sectores medios y altos en la ciudad a través del análisis de las fluctuaciones en el mercado inmobiliario y a las condiciones impuestas por la normativa vigente. La propiedad de la tierra permite a sus dueños la posibilidad de obtener plusvalías urbanas y en el caso de grandes emprendimientos las rentas son extraordinarias porque los lugares donde se ubican los proyectos son zonas de la ciudad de bajo valor por haber quedado relegadas como por ejemplo zonas portuarias, pero cuyo valor final es muy elevado por varios motivos, entre los cuales cabe mencionar la alta calidad edilicia y simbólica de lo que se va a construir en ella. (Cuenya: 2004). El estado es el que genera esta operatoria regulando la normativa vigente en beneficio de los sectores más concentrados. Las últimas estadísticas difundidas29 indican la tendencia a la construcción de torres cerradas en altura de alta calidad, ubicadas en el corredor oeste -Caballito, Flores- y en el corredor norte –Barrio Norte, Recoleta, Belgrano, Puerto Madero. Se observa la tendencia a la desaparición de la ciudad de las estaciones de servicio ubicadas en predios grandes, las casas bajas y los edificios chicos que son reemplazados por estos nuevos emprendimientos. Los vecinos de estos barrios, especialmente Caballito, se oponen a esta nueva modalidad habitacional porque sostienen que falta soporte de infraestructura para albergar a esta nueva población y porque además destruyen la identidad del barrio y terminan con su integración.30 La construcción fue la actividad productiva con mayor expansión interanual en el 2005/6. Durante el segundo trimestre del 2006 verificó un incremento interanual del 34%. La construcción aporta el 3.6% del PB generado en la ciudad y crea un el 6.9% (160,400) de presupuestos de trabajo localizados en el ámbito porteño. En el año 2006 creció el total de la superficie permisada para obras privadas en la ciudad siendo el nivel más alto desde 1998. El uso residencial representó el 89.6% del área total permisada que en el caso de las multiviviendas representa el 120.3%. Al analizar la composición de la superficie permisada dentro del uso residencial, el 97.4% correspondió a multivivienda mientras que sólo el 2.6% restante fue para univivienda. 29 Informe económico, ciudad de Bs. As. n 74. Enero/febrero 2007. CEDEM. 30 Diario El Clarín 5-05-07 56 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Al comparar la localización de la vivienda deficitaria en la ciudad con la localización de los nuevos edificios en torre, resulta evidente la consolidación en el espacio de áreas fragmentadas entre sí consolidando un modelo de polarización social con barrios prestigiosos y exclusivos que otorgan status a quienes los habitan: calidad de servicios, infraestructura, etc.; y por el otro los barrios malos que producen estigmas territoriales. Conclusiones: Los datos indican que se produjo un aumento de la construcción inmobiliaria de grandes y costosos emprendimientos, por un lado, y por el otro un aumento de inversión en la construcción de vivienda social frente a las políticas de la década anterior. Se lanzaron nuevos Planes de Vivienda pero una de las principales dificultades que se presentan para su ejecución fue la falta de tierras regularizadas. Estos nuevos Planes fueron elaborados por técnicos y especialistas y no se dio la suficiente cabida a las organizaciones sociales que desde hace años trabajan sobre el tema habitacional. Con respecto a los pobladores y/o beneficiarios tampoco fueron suficientemente convocados a participar. Se produce una compleja trama de contradicciones y lucha de intereses entre los actores involucrados y el debate y discusión retrasa la acción frente a la urgencia social que no puede esperar.31 Un avance positivo es que se implementan planes que apuntan a la reparación de vivienda recuperable en tanto constituye un importante ahorro de recursos. La creación de un Banco social de Tierras es otro aspecto positivo, pero su regulación es insuficiente dado que no contempla el uso de tierras privadas vacías al mismo tiempo que aún no aparece la reglamentación que permita el acceso a la tierra disponible. La tierra urbana en Buenos Aires es cara y si bien su situación habitacional es menos grave comparada con otras regiones del país o con el conurbano bonaerense, presenta una situación habitacional contrastante hacia el interior de la ciudad. El jefe de Gobierno porteño promulgó en julio de 2004 la “emergencia habitacional “por un término de tres años”. Pero, las soluciones transitorias sin una articulación con proyectos definitivos no hacen sino perpetuar las condiciones de precariedad de aquellos que no tienen donde alojarse. Los organismos del gobierno que se ocupan de la problemática habitacional –Ministerio de Derechos Humanos y Sociales e Instituto de la Vivienda– deberían articularse en una continuidad hacia la vivienda definitiva en una primera etapa. Pero también es importante su vinculación con los programas generadores de empleo y dirigido a los microemprendedores a nivel nacional y de la Ciudad de Buenos Aires. 31 En un reciente seminario internacional sobre vivienda organizado en Buenos Aires por el Cohre se escucharon reclamos por falta de participación en la toma de decisiones de los proyectos por parte de los actores involucrados, por un lado, y por el otro, la preocupación de los investigadores frente a la falta de planes integrales y a la posibilidad de caer nuevamente en la construcción de grandes complejos habitacionales cuyos resultados fueron muy cuestionados en el pasado. 57 Julia Virginia Rofé El Programa de autogestión de la vivienda ofrece una alternativa interesante para las familias con escasos recursos, y entiende al proceso de obtención de la misma como social y que necesita de la organización colectiva. Sin embargo, el largo proceso de constitución de las cooperativas, los innumerables trámites que se tienen que efectuar, limita sus posibilidades, sumados a la falta de tierra urbana disponible para este tipo de emprendimientos y requerido por el mercado. En el caso de los sectores medios que padecen problemas habitacionales y que gozan de cierta capacidad de pago, se deberían elaborar estrategias que garanticen la recuperación de las cuotas para poder generar un fondo que permita dar soluciones a las familias con capacidad de crédito reducida a través, por ejemplo, de subsidios o créditos blandos. Esta puede ser una interesante vía de integración social en la ciudad que rompa con el dualismo y la fragmentación. En la Ciudad de Buenos Aires, ¿la vivienda social es considerada una política de Estado y el sistema de respuestas que actualmente implementa el GCBA una verdadera “política habitacional”? En un contexto en el que la pobreza y desocupación continúan y que impactan fuertemente en la situación habitacional de los sectores populares porteños, sólo parecieran haber distintas respuestas aisladas sin articulación institucional entre sí, como tampoco en relación a los planes nacionales de “vivienda”. Los diferentes programas llevados a cabo, no parecen estar orientados a resolver el “problema de la vivienda” en forma integral y articulada con otras políticas sociales. Los programas “habitacionales” en la Ciudad de Buenos Aires siguen, entonces, sin resolver el problema de fondo –los conflictos de vivienda originados en la pobreza- como tampoco la cuestión urbana: los procesos crecientes de pauperización y fragmentación socioespacial de la población. Cabe aclarar que estos procesos comienzan a manifestarse pero las estructuras territoriales cambian a un ritmo más lento que el de las estructuras sociales, y por ello sus efectos se percibirán más adelante. Comparto con Rodríguez y Arriagada32 que las políticas que ataquen la segregación urbana son aquellas que modifican la segregación pero también eliminan las barreras que favorecen la exclusión. Alejar a la población con problemas habitacionales de las áreas centrales localizándolas en áreas con escasos medios de transporte y de infraestructura contribuye a reproducir las carencias y no a mejorar el hábitat. El gobierno se presenta como uno de los actores del conflicto que expresa la tensión existente entre los sectores excluídos que quieren el acceso al espacio y los límites de las políticas públicas para contrarrestar esa exclusión, teniendo en cuenta siempre que estos límites responden a las contradicciones mismas de las formas de asignación del espacio urbano del actual modelo de acumulación, y que por ende el gobierno busca encontrar un “equilibrio” entre aquellas formas 32 op. cit. 58 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS permitidas de asignación a través del mercado y las políticas públicas que puedan contrarrestar sus consecuencias, a pesar de que esto no tenga siempre los resultados esperados. La ciudad es un escenario de lucha y conflicto social en el cual múltiples factores y agentes sociales inciden sobre su conformación y organización social. Instituciones públicas, agentes privados, familias, organizaciones sociales, se conjugan para conformar el espacio urbano dentro de un proceso histórico: político, económico y sociocultural. (Schteingart: 2001). Sin dudas, la segregación residencial socioeconómica cobra significación dentro del contexto antes desarrollado, en el cual se observa una concentración de la riqueza por un lado y un incremento de los indicadores de pobreza y de segmentación laboral, educativa, además de la residencial, por el otro. Corresponde hacer una evaluación crítica de los grandes conjuntos habitacionales proyectados para vivienda social. Esa estrategia demostró su fracaso; los complejos siguen siendo considerados villas y cuando se analiza la relación entre lo edificado y el espacio que queda en medio, se observa que nunca se transforma en espacio público sino en espacio de inseguridad con áreas de deportes desaprovechadas y áreas verdes que no existen. Hay que enriquecer las tipologías y diferenciarlas cuanto sea posible, dentro de costos razonables, haciendo pequeños condominios —que pueden ser más o menos densos, más o menos verticales— pero siempre rodeados de un entorno preexistente. La inserción de lo nuevo en lo existente requiere un conocimiento de lo que existe, de escucha de las demandas para interpretarlas desde el punto de vista arquitectónico urbanístico en configuraciones consistentes, inclusive en términos estéticos. La arquitectura no tiene que considerar estos proyectos como si se tratara de asistencialismo o de construcciones pobres (Jáuregui: 2006).33 Finalmente podría decirse que la conformación y aplicación de políticas públicas que busquen mejorar la calidad habitacional necesita creación de consenso. Sólo una vez garantizado el mismo podrá pretenderse la efectiva aplicación de las mismas. En último término, al analizar los programas de vivienda popular se observa que su localización reforzó el patrón espacial de distribución del ingreso en la ciudad con una concomitante segregación y concentración de la pobreza y de la riqueza en la ciudad. Hay que proyectar en función de la demanda, respetando la especificidad de los pobladores, el contexto local, incentivar la participación del CGP y las ONG impulsando proyectos en pequeña escala, impulsando la participación de la pequeña y mediana empresa constructora. Al mismo tiempo, es imprescindible conocer el grado de aceptación o rechazo de los habitantes tanto de la vivienda como del entorno a través de una evaluación de satisfacción de los usuarios de vivienda social, para percibir las dimensiones de la habitabilidad del impacto urbano de la vivienda social. 33 El Clarín, 2006 59 Julia Virginia Rofé Están surgiendo protestas de los residentes de las viviendas otorgadas por problemas relacionados con la calidad de la vivienda, de los servicios y de los equipamientos de los conjuntos habitacionales en donde residen. Por ello, resulta urgente dar respuesta a estas demandas para no repetir modelos constructivos que no dieron los resultados esperados como fue el caso de los monoblocks. No alcanza con construir vivienda, importa también dónde, con qué calidad, en qué entorno, y planificar las estrategias que permitan el mantenimiento de las unidades .Es vital construir espacio público que promueva integración social y espacial construyendo estrategias deliberadas para favorecer la inclusión, tales como áreas de juegos, de descanso, paseos, actividades sociales y culturales (capital social). Al fomentarse la participación se permite un mejor uso del espacio común. El análisis expuesto nos permite señalar que se va perfilando barrios estigmatizados (por robos, delincuencia y drogadicción) por un lado y barrios exclusivos por el otro con diferencias de oportunidades y con enormes diferencias en cuanto a la calidad de los servicios. En grandes ciudades de países desarrollados existen experiencias de programas estatales de intervención pública integradora, que buscan conectar lo informal con lo formal de la ciudad y que promueven la integración espacial y social del territorio urbano basadas en otorgar regulaciones e incentivos en materia urbanística, tributaria, educativa, cultural, en el mercado de suelos y de viviendas, en los ingresos ciudadanos, etc. ¿Los procesos de urbanización implementados por las políticas del GCBA antes mencionadas son superadores de la segregación que viven sus pobladores o simplemente la reproducen a pesar de expresar en la letra escrita lo contrario? ¿Como superar esta aparente contradicción? BIBLIOGRAFÍA Améndola G.: “La ciudad post moderna” Celeste Ediciones, Madrid, 2000. Álvarez de Celis , Fernando : “El sur de Bs. As.. Caracterización económico territorial de los barrios de La Boca , Barracas, nueva Pompeya, Villa Riachuelo, Villa Soldati, Villa Lugano y Mataderos”. CEDEM. Cuaderno N.6, Secretaría de Desarrollo Económico del GCBA Arraigada y Rodríguez: 60 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Arrosi, S. Clichevsky, N y Perelma n, P : “El acceso a la tierra en el conurbano bonaerense: nuevas soluciones para un viejo problema”.- en Medio Ambiente y Urbanización, N° 343, Marzo 1991, Bs. As. Augé, Marc : “Los no lugares. Espacios del anonimato”. Una antropología de la sobremodernidad. Gedisa editorial. Barcelona. 1993. Baumann , Z: “Trabajo, consumismo y nuevos pobres, Gedisa ,1999. Borja, J y Castells, M: “Local y global–La gestión de las ciudades en la era de la información”. Taurus-Madrid, 1997. Cardarelli, Graciela; Rosenfeld M.: “ Las participaciones de la pobreza”. Paidós. Bs. As., 1998. El derecho a la vivienda en la Argentina. Centro de derecho a la vivienda y contra los desalojos. COHRE. Informe de misión de investigación, 2004 Cicollela, P. “Grandes inversiones y reestructuración metropolitana en Buenos Aires: ¿Ciudad global o ciudad dual del Siglo XXI?”, en V Seminario Internacional de la RII. Toluca, (1999). Clichevsky , Nora: “Territorios en pugna: las villas de Buenos Aires” en Revista Ciudad y Territorio Vol. XXXV, Nº 136-137, Ed. Separata, Verano-Otoño 2003. Clichevsky, Nora: Pobreza y acceso al suelo urbano. Algunos interrogantes sobre las políticas de regularización en América Latina en Serie Medioambiente y desarrollo. 75. CEPAL. Naciones Unidas. División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos. Santiago de Chile, diciembre de 2003. Coraggio, José Luis: “ Política Social y economía del trabajo”. Miño y Ávila editores. Bs. As. 1999. Coraggio,J.L: “Economía popular urbana; una nueva perspectiva para el desarrollo local”. Colección Extensión. U. N. de Gral. Sarmiento. Nov. 1998. Cuenya, B. y Falú, A. (comp.), Reestructuración del Estado y política de Vivienda en Argentina. Oficina de Publicaciones del CBC, UBA. Buenos Aires (1997). 61 Julia Virginia Rofé Cuenya, Beatriz: Las cuestiones centrales de la investigación urbana en cada época. IV Jornadas de Sociología. Fac. de Cs. Sociales. UBA. Taller Urbano. 2000 Cuenya, Beatriz: “Políticas habitacionales en la crisis”. En: Revista Vivienda Nº 3, Septiembre-Diciembre 1992. Cuenya, Beatriz, Fidel Carlos y Herzer, Hilda, comp. Fragmentos sociales, Problemas urbanos en la Argentina. Siglo XXI editores Argentina, Buenos Aires, 2004. De Mattos, Carlos: Redes, nodos y ciudades: transformaciones de las metrópolis latinoamericanas. Facciolo, A.M.: “Vivienda, Estado y comunidad–Estrategias habitacionales en el área de Bs. As”. Boletín informativo Techint N° 293, Bs. As. enero-marzo 1998. Feijóo, María del Carmen: “Nuevo país, nueva pobreza”. Fondo de Cultura Económica. Bs. As. 2001. Herzer Hilda, Mercedes Di Virgilio, Adriana Redondo, Carla Rodríguez: Hábitat popular e informalidades urbanas en áreas consolidadas (Ciudad de Buenos Aires, Argentina). Área de Estudios Urbanos, IIGG/UBA. Kowarick, Lucio: “Expoliación urbana, luchas sociales y ciudadanía: retazos de nuestra historia reciente, en la revista “Estudios sociológicos” del Colegio de México, Vol. XIV, núm. 42, 1996. Lefebvre, Henry: “El derecho a la ciudad”. Editorial Península. Navarra 1968. Minujin, A–Kessler, G: “La nueva pobreza en la Argentina”. Editorial Planeta. Bs. As.,1995. Nun, Josè: Marginalidad y Exclusión social, FCE-2002. Oszlak, O.: Merecer la ciudad. Los pobres y el Derecho al espacio urbano. Ed. Cedes– Hvmanitas, Buenos Aires (1991). Perez Coscio, L: “Organizaciones no gubernamentales de Promoción y Desarrollo y políticas sociales de vivienda popular en el AMBA”, presentado a las Jornadas “La 62 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS problemática urbana en las grandes ciudades”. Instituto Gino Germani, Fac. de Cs. Sociales. UBA, 1995. Prevot Schapira,M.F.: “Fragmentación espacial y social: conceptos y realidades” en Revista Perfiles Latinoamericanos. Prevot Schapira, M F: “Buenos Aires en los años 90´: metropolización y desigualdades” en Revista EURE (Santiago) V.28 N° 85 Santiago, diciembre 2002 (ww.scielo.cl). Revista Vivienda Nº 515: “Programa federal de viviendas. Evaluación de los resultados en todo el país”. Junio de 2005. Rodriguez, Jorge y Arriagada, Camilo: “Segregación residencial en la ciudad latinoamericana”. En: revista EURE nº 89. Santiago de Chile. Mayo 2004. Rofe, Julia Virginia: Políticas de vivienda popular en el Partido de la Plata. 1990-2000. Mimeo. Bs. As.2000. Sabaté, Alberto: “Los ejes de análisis centrales de las áreas temáticas para abordar la cuestión urbana en la región metropolitana de Buenos Aires”. En: Revista Mexicana de Sociología Nº 4. México. Octubre-Diciembre 1997. Sabattini, Francisco/Sierralta, Carlos: Medición de la segregación Residencial: meandros teóricos y metodológicos, y especificidad latinoamericana. Junio 2006. Versión ampliada del cap. Publicado en Los barrios cerrados en Santiago de Chile. Entre la exclusión y la segregación social. Cáceres, Sabattini. Instituto de Geografía, PUC. Chile. Saboulard, R. “La crisis habitacional en la ciudad de Buenos Aires” en Revista del Centro de Políticas Públicas para el Socialismo (CEPPAS), marzo 2004. Sassen, S. “Las ciudades en la economía global”, presentado en el Simposio La ciudad latinoamericana y del Caribe en el nuevo siglo. Banco Interamericano de Desarrollo. Barcelona, (1997). Stahl, Karin: “Política social en A. Latina. La privatización de la crisis” en “Pobreza urbana y desarrollo”. Fondo de inversión social en A. L. Año 4, N° 9, 1995. Steinghart, Marta: La división social del Espacio en las Ciudades en Perfiles Latinoamericanos. Diciembre 2001. 63 Julia Virginia Rofé Steinghart, Marta: Introducción en “Pobreza, condiciones de vida y salud en la ciudad de México”. Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano. El Colegio de México. Svampa, M-Pereyra, S:” Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteros. Editorial Biblos. 2003. Torres, Horacio: “Procesos recientes de fragmentación socioespacial en Buenos Aires: la suburbanización de las élites”. Ponencia en el seminario de investigación urbana “el nuevo milenio y lo urbano”. Yujnovsky, O.: Claves políticas del problema habitacional argentino. 1955-1981. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires (1984). Ziccardi, A. “Las ciudades y la cuestión social” en Ziccardi (comp.) Pobreza, desigualdad social y ciudadanía. CLACSO, Buenos Aires, Marzo 2001. Leyes consultadas Ley FONAVI. 19929/72; 21.581/77; 24464/95. Ley Pierri 24374/94. Ley 8912/77. Memorias de encuentros: “El buen gobierno local. Experiencias en América Latina”. Colección Institucional. Instituto del Conurbano. U. Nac. De Gral. Sarmiento. Junio 1998 Fuentes Censo Nacional de Población y vivienda 2001. INDEC. Encuesta Anual de Hogares 2002. Dirección General de Estadísticas y Censos, GCBA. Encuesta Permanente de Hogares. INDEC. www,buenosaires.gov.ar/areas/hacienda/sis_estadistico/publicaciones.php. (Estadísticas de la ciudad). www.buenosaires.gov.ar/areas/jef_gabinete/vivienda/sit_habitacional.php. (Situación habitacional: informe del IVC). 64 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS ANEXO (MAPAS) Mapa 1 CGP1: Uruguay 740 1er Piso- CGP2 Sur: Junín 521- CGP 2 Norte: Cnel. Díaz 2120- CGP 3: Av. Martín García 427- CGP 4: Sarandí 1273- CGP 5 Av. Centenera 2902CGP 6 Av. Díaz Vélez 4558- CGP 7 Av. Rivadavia 7202. CGP 8: Av. Roca 5252- CGP 9: Timoteo Gordillo 2212- CGP 10: Fco. Beiró 4629- CGP 11: Fco. Seguí 2125- CGP 12: Miller 2751- CGP 13: Av. Cabildo 3067 1er. Piso- CGP 14 oeste: Av. Córdoba 5690- CGP 14 este: Cnel. Díaz 2120. Respecto a la población de residentes en viviendas particulares ocupadas con moradores presentes censados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Cuadro 3) es posible observar cómo se distribuye su mayor concentración en los CGPs 7-6-11 y 12, estableciéndose la mayor densidad en las áreas del centro y centro-norte de la región. Nos referimos entonces a los barrios Parque Avellaneda, Flores, Caballito, Almagro, Villa del Parque, Villa Pueyrredón y Villa Urquiza. Los restantes CGPs oscilan en un intervalo entre el 4 y el 6% de la totalidad de la población. 65 Julia Virginia Rofé Mapa 2 66 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Mapa 3 | Porcentaje de viviendas deficitarias por CGP Ciudad de Buenos Aires. Año 2005 67 Julia Virginia Rofé Villas, NHT y Barrios (Nuevos asentamientos incorporados) VILLAS . BARRIOS - N.H.T. 1.11.14 3 6 13 Bis 15 16 17 19 20 21.24 26 31 31 Bis Calacita Piletones Av. Del Trabajo Zavaleta La Loma Alegre Lacarra Bº Rivadavia I (9) Bº Soldati Illia C.S.R.B. AU 7 Bº Carrillo Lacarra 2049 Los Pinos Bº Bermejo Bº Obrero Osvaldo Cruz A. Magaldi El Pueblito Puente Bosch La Toma La Robustiana La Lechería FECHA CENSO UBICACIÓN 1999/2000 Av. P. Moreno, Varela, Club DAOM, Riestra, A. De Vedia 2003 Av.M.Acosta, Somellera, Lacarra, A.M.Janner 2004 Av. Dellepiane Norte, Av.Escalada, Echeandía, Mozart 2000* Av.Castañares, Av.Carabobo, Lautaro, Zelarrayan 2000 Av. Eva Peron, Lisandro de la Torre, Av.Piedrabuena, Av. Argentina, Herrera 1999* Madariaga, Timoteo Gordillo, Lisandro de la Torre, Tabaré 1999 J.L.Suarez,Echeandía,Saladillo, Zubiría 2005 Gral. Paz,Av.Dellepiane Norte,F.F.Belgrano,Fbca.INTA 2007 Av.Cruz, Larraya, B y Ordoñez, Miralla,F.F.Belgrano,Av.Escalada 2001* Luna,Riachuelo,Iguazú,C.S/nombre,Iriarte,F.F.Belgrano 2005 Riachuelo,Perdriel,Villarino,Sta.Elena 2003 Calle 4,5,8,10,9,F.F.San Martín,AU9,Edificio Correo 2004 Villa 31,F.F.San Martín,Calle 4 2003 Barros Pazos,Lacarra, B.y Ordoñez,Laguna 2006 Lacarra, B.Pazos,Parque Indoamericano,Lago Soldati 2003 Av.Eva Perón 6600,Villa 15,Lisandro de la Torre 2002 Av.A.Alcorta,C/S/Nombre, Av.Zavaleta,Av.Iriarte,CEAMSE 2002 Villa 21-24 Mz 25-26 (Sector Loma de Alegre) 2004 Calle S/N (límite del Ba Ramón Carrillo), Lacarra, Calle S/N (limite de villa 3), Somellera 2006 Av.Bonorino,Calle 12,CamiloTorres y Tenorio, Av.Castañares,Av.Carabobo 2002 Av. Mariano Acosta, Av. Lacarra, Av. Roca , Int. Rabanal 2003 Av. Riestra, Torres y Tenorio, Barros Pazos, Agustin de Vedia 2002 Costanera Sur y Av. Brasil ( Av. España 1800 ) 2006 Parque de La Ciudad, Av.Roca, Av.Lacarra, Destacamento Pol.Montada 2004 Mariano Acosta, Castañares,Lacarra Avda. Lacarra 2049 (entre las calles Santander, Fernández y la Avda. Stgo de Compostole) ACTUAL* ACTUAL* Avda. Riestra entre Portela y Mariano Acosta (Bajo Flores) ACTUAL* Avda. Bermejo y Avda. Gral. Paz (frente a Villa 19) ACTUAL* Avda. Piedrabuena y las vías del ferrocarril ACTUAL* Francisco Cruz, Pola, Escalada y Chilavert (Villa 20) ACTUAL* Agustín Magaldi y Riachuelo ACTUAL** Puente Alsina y Riachuelo ACTUAL** Puente Bosch (frente a Villa 26) ACTUAL** Calle Iguazú. Villa 21.24 (Barracas) ACTUAL** Río Cuarto y Avda. Zabaleta (Barracas) ACTUAL** (ex Asoc de Tamberos) Chorrarin, galpones frente a Av. San Martín, Agronomía TOTALES VIV. 3776 1410 1713 75 2063 26 163 800 3751 3050 115 1505 1376 92 620 421 577 336 128 1074 3261 621 212 341 752 28258 GRUPOS FAMILIARES CENS 5087 1836 2330 95 1950 34 187 1076 5359 3450 149 2491 1605 121 985 482 690 298 95 1730 2863 954 225 407 898 40 250 60 27 100 55 48 186 900 180 40 37283 AUS/NEG* 665 187 132 0 506 0 7 80 1124 0 10 369 178 18 120 35 56 94 52 388 633 75 11 38 134 REFERENCIAS 1999*/2000*/2001* Proyección en base a censos anteriores.No relevados por IVC. *AUS/NEG* Grupos familiares no censados por ausencia o se han negado, incluidos en el TOTAL. PERSONAS Total de personas relevadas, adicionando una persona por grupo familiar ausente, negado, vivienda deshabitada y en construcción. ACTUAL* Datos obtenidos a partir de informe de Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires (5/07/06) ACTUAL** Datos suministrados por Presidentes y/o referentes de dichos predios * Crecimiento entre períodos determinados Fuente: IVC, Subgerencia Asistencia Comunitaria, Gerencia de Reintegración Urbana y Social 68 4912 TOTAL 5752 2023 2462 95 2456 34 194 1156 6483 3450 159 2860 1783 139 1105 517 746 392 147 2118 3496 1029 236 445 1032 40 250 60 27 100 55 48 186 900 180 40 42195 PERSONAS 19886 7551 9136 360 8255 135 755 3965 21023 13500 597 8934 5650 430 3741 1869 2814 1129 527 6110 10773 3501 599 1373 3898 167 1043 250 113 417 229 200 776 3753 751 167 144377 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Mapa 4.1 Fuente: GCBA 69 Julia Virginia Rofé Mapa 4.2 70 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS El siguiente plano indica la localización de algunos edificios de primer nivel en construcción. Mapa 5 Fuente: diario El Clarín, mayo 2007. 71 72 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Políticas urbanas y proceso de renovación del Área Sur de la Ciudad de Buenos Aires María Carla Rodríguez 1- Introducción La ponencia trata sobre el rol que han jugado las políticas urbanas en los procesos de renovación del área Sur de la ciudad de Buenos Aires (Argentina) a partir de la década del ´90.1 Se consideran cambios en la normativa, orientación de las inversiones públicas en infraestructura, políticas de vivienda y de fomento turístico cultural. Su lectura integrada, permite caracterizar el tratamiento del espacio urbano, considerado como medio y recurso básico de esas transformaciones; es decir, no sólo como una expresión “de” sino también un medio “para” el despliegue de procesos sociales, económicos, culturales y políticos2 que tienen sectores sociales beneficiarios y perjudicados. Las intervenciones y no intervenciones de los gobiernos nacional y local, aparecen jugando un papel relevante como gestores de las condiciones necesarias, aunque no suficientes, para detonar esos procesos, a través de mecanismos que incluyen modificaciones de roles, adecuaciones de marcos normativos pero también significativas transferencias subsidiadas de activos (vg. suelo urbano, privatizaciones) y la asunción de deuda pública, com el fin de integrar a Buenos Aires en el concierto de la globalización neoliberal. El análisis, combinando aquellos aspectos donde se interviene explícitamente con aquellos no contemplados (por ejemplo las condiciones de vulnerabilidad habitacional de la población de bajos ingresos) da cuenta de cómo y para quiénes se pensó y actúo en los ´90 y cómo y para quiénes se piensa y orienta actualmente el desarrollo de la ciudad, delimitando significativas líneas de continuidad. 2- Cambios en la nomativa urbana y generación de nuevas institucionalidades públicas Se analizan tres instrumentos normativos e institucionales que acompañan el reposicionamiento de la ciudad de Buenos Aires desde los ´90: 1 El estudio de las políticas urbanas es una línea de investigación que coordino en el marco del proyecto Cambios Urbanos en el Sur de Buenos Aires en el marco del Programa UBACYT (2006-2009), dirigido por la Dra. Hilda Herzer. 2 Siguiendo el tipo de orientación señalado en la perspectiva de Henry Lefevbre para dar cuenta de los mecanismos que producen el espacio urbano. 73 María Carla Rodríguez i) En primer lugar, el Plan Urbano Ambiental.3 Como herramienta de planificación indicativa, define una orientación general del desarrollo urbano que condensa un conjunto de lineamientos fundamentales del paradigma neoliberal para los asuntos urbanos. Se caracteriza por un discurso permeado por un tono de neutralidad, compuesto de enunciados desprovistos de connotaciones sociales. Principios genéricos (y no universalistas) de “integración, equidad, diversidad, eficiencia y receptividad” de Buenos Aires, constituyen el fin del planeamiento urbano local.4 Procesos como la privatización de los servicios públicos y la progresiva segregación social,5 se enuncian como tendencias globales y abstractas, que han venido a modificar el “contexto de intervención”, planteando “nuevos desafíos” a la “articulación entre lo local y global”. Este discurso, que hunde sus raíces en el contexto particular de la década de los ´90, constituye un ejemplo de lo que Arantes (2003) denomina la tercera generación “urbanística”. La misma presentó como novedad la introducción del “gerenciamiento”, asumiendo un léxico explícitamente empresarial, articulado con una particular reinterpretación del planeamiento urbano.6 Las nota distintiva es una especie de “animización” de la ciudad, 3 En 1996 la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires estableció la necesidad de elaborar un Plan Urbano Ambiental (PUA) como instrumento rector para el conjunto de las normativas urbanísticas y obras públicas de la ciudad (artículo 29º). La Ley 71/98 designó como organismo encargado para formularlo al Consejo del Plan Urbano Ambiental (CoPUA). Esa entidad, a su vez, debía realizar una convocatoria pública a instituciones académicas, profesionales y comunitarias con el fin de constituir una Comisión Asesora Permanente Honoraria (CoAPH) destinada a desempeñar un rol activo en la preparación, revisión, actualización y seguimiento del Plan. Para concluir el proceso, la aprobación definitiva del Plan debe contar con mayoría absoluta de los miembros de la Legislatura (artículo 81º de la Constitución). El CoPUA comenzó a funcionar a principios de 1999 y trabajó en la producción de tres informes que fueron elevados al Jefe de Gobierno: Diagnóstico y Objetivos (versión final concluida en noviembre de 1999); Modelo Territorial y Políticas Generales de Actuación (entregado al Ejecutivo en junio de 2000); y Documento Final (material publicado en el 2000). Este último fue remitido a la Legislatura, a mediados de 2001. Por entonces, se presentaron dos recursos de amparo. Los demandantes, integrantes del CoAPH, denunciaron la conducta del Gobierno de la Ciudad (GCBA) como arbitraria e ilegal, porque el PUA habría sido elaborado exclusivamente por el CoPUA, sin tomar en cuenta la intervención de la CoAPH. Como medida subsidiaria, solicitaron al Juez que se informara a la Legislatura de la Ciudad la posible inconstitucionalidad de una ley sancionada que tuviera como sustento el Documento Final. Los recursos de amparo fueron rechazados, pero en uno de los expedientes se hizo lugar a la medida subsidiaria, por lo cual, la Legislatura no trató el proyecto de ley durante dos períodos sucesivos. En la actualidad, el PUA se encuentra todavía sin aprobación de la Legislatura. 4 Op. cit. Pág. 44. 5 Op. cit. Pág. 11. 6 Desde distintas aristas que exceden los límites de este trabajo, la crítica posmoderna renegó de la planificación a partir de una crítica al autoritarismo homogeneizante del proyecto moderno. En un plano mucho más pragmático, sectores políticos conservadores asociaron las causas de la crisis capitalista de los ´70 con la 74 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS sostenida en torno a la convergencia de gobernantes, funcionarios y urbanistas alrededor de un teorema axial: que las ciudades se pueden convertir en protagonistas privilegiadas de la “Era de la Información” o de la “globalización”, si cuentan con herramientas de planificación estratégica que les permitan generar respuestas competitivas a los “desafíos de la globalización”. En este marco, cada oportunidad de renovación urbana que se presente, se pensará como una “ventaja comparativa” que debe ser creada y aprovechada. Como lo mostró Zukin para Nueva York (1995), la operación de “animización” urbana se articula de manera distintiva a través de la recreación de un “culturalismo de mercado” (Arantes: 2003). Si a comienzos de la industrialización capitalista la cultura se cristalizaba como una esfera autónoma de valores separada del mercado o incluso antimercantiles, en la etapa actual, se torna su “imagen, representación e interpretación” modelando, por un lado, individuos que se autoidentifican con el consumo ostensivo de estilos y lealtades de todo tipo de “marcas” (como sabe cualquier gerente de marketing) y por otro, sustentando un sistema altamente concentrado de proveedores de productos intangibles y fabulosamente lucrativos. En consonancia con este proceso general, se configura el “acento identitario” de la nueva urbanística. El planeamiento estratégico es así, ante todo, una empresa de comunicación y promoción. Y se promociona un producto inédito hasta este momento: la propia ciudad. Para ello, se requiere una adecuada “política de imagen”, en otros términos, para el caso, una “Actitud + Bs. As., SA”. En el texto del documento final del PUA, la Ciudad de Buenos Aires se define como el centro del área metropolitana más importante del país, principal sede de decisiones e interacciones empresarias y el segundo distrito industrial del país. Como “ventajas” a potenciar de ese perfil, el PUA señala el posicionamiento que ya ocupa Buenos Aires en el rango mundial de ciudades;7 la elevada capacidad económica y física de la ciudad; el perfil internacional de negocios; la oferta en salud, educación y recursos humanos; la importante actividad cultural, pública y privada y, por último, la creciente actividad turística, con el progresivo incremento de servicios especializados.8 planificación “directiva” de la economía o del territorio, en el caso de los países con economías capitalistas. El debate se complejizó más con la crisis y colapso de las sociedades socialistas y la falta de un balance crítico con suficiente refelxión basada en conocimiento sistemático respecto de las relación entre tipos de planificación, procesos de burocratización, reproducción de desigualdades y colapso de esas sociedades. Arantes (2003) advierte cómo el paradigma de la planificación estratégica en las sociedades capitalistas es recreado con el protagonismo y adhesión de profesionales de orientación política “progresista” que reciclaron sus posiciones en la nueva ola capitalista neoliberal. 7 La Ciudad de Buenos Aires estaría ocupando el decimosegundo lugar. (CoPUA, op. cit. Pág. 38) 8 Op. cit. Pág. 38-39. 75 María Carla Rodríguez Entre los aspectos negativos identifica el desajuste funcional y ambiental del sistema y equipamiento del transporte regional y nacional; la baja inversión en reposición, mantenimiento y adecuación del ‘capital urbano’; la excesiva concentración de actividades en áreas centrales de la ciudad y las condiciones de “marginalidad y áreas de vacancia en los bordes”, “desequilibrios físicos y sociales” que afectan particularmente el sur y sudoeste de la ciudad.9 Revertir esos aspectos negativos constituye la línea directriz de las propuestas del PUA. Por un lado, el desarrollo de un sistema de comunicación adecuado y eficiente que asegure la conectividad y circulación de los flujos globales de personas, mercancías e información. Por otro, la promoción de un nivel de vida social y ambiental satisfactorio para el conjunto de la población. Por último, la recuperación de la cuenca Matanza–Riachuelo.10 Para ello, se imagina que las relaciones entre lo público y lo privado exigen un rol del Estado “flexible y de arbitraje”,11 capaz de desarrollar una “articulación equilibrada” entre la inversión privada y la equidad social. Este es un dilema difícil de resolver, o más bien ficticio, cuando el basamento de la propuesta, apunta reforzar la centralidad urbana, ¿flexibles para quiénes, son los parámetros del PUA? La planificación flexible, orienta la política y coloca al Estado y las capacidades públicas al servicio de la dinamización de los mercados de los cuales la ciudad es base material y soporte, comenzando por el suelo. De este modo la integración urbana, o construir la “marca” o la “actitud” “Buenos Aires-ciudad global”, se sustenta reconfirmando la naturalización del derecho a la propiedad privada del suelo como valor prioritario e ilimitado que sustenta la promoción de negocios. Correlativamente, el carácter fiscalista del plan, no resulta nada flexible en relación con el abordaje de la problemática social de la poblacion de menores ingresos, cuyo lugar queda subordinado en los resquicios de la dinámica de desarrollo de los “corredores” del capital. Se favorecen a unos sectores sociales en desmedro de otros y sobre todo, se opaca el carácter social de la producción de la ciudad y del suelo urbano, tanto como la arbitrariedad de dirigir los recursos públicos al servicio de la apropiación privada de unos y no de otros sectores sociales. Porque la “ciudad emprendimiento” es, como planteara Molotch en 1976, ante todo “máquina de crecimiento”, coalición de determinados y precisos agentes urbanos impulsando un conjunto 9 Idenitficación de aspectos positivos y negativos forman parte de una estrategia de marketing territorial, (Benko: 2000) 10 .“De las descargas que llegan al Río de la Plata por pluviales, arroyos y ríos, el Matanza–Riachuelo es el que aporta el mayor volumen de contaminantes [...] En cuanto a su calidad, el río Matanza–Riachuelo difiere según los tramos; en el sector correspondiente a la Ciudad de Buenos Aires el agua se transforma en un líquido similar al cloacal, contaminación que no cesa de incrementarse hasta la desembocadura en el Río de la Plata.” (CoPUA, op. cit. Pág. 44) 11 .Op. cit. Pág. 29. 76 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS de condiciones para poner en movimiento, sostener, impulsar, la maquinaria urbana que permita incrementar las rentas agregadas. Si bien las ciudades modernas siempre estuvieron asociadas a la división social del trabajo y a la acumulación capitalista y hay una relación histórica directa entre la configuración espacial urbana y la reproducción del capital (como lo demostró Lefevbre y en general la geografía humana), esta fase del capitalismo se distingue, por registrar que las ciudades pasan ellas mismas, como tales, a ser concebidas y consumidas como mercancías. Molotoch (1976),12 plantea que este cambio se sustenta en una “fábrica de consensos” acerca de las bondades del crecimiento a cualquier precio, como parte del cual la esencia misma de toda localización urbana se torna una pieza clave para intentar sostener una situación de movilización competitiva permanente. Se requiere para ello, en paralelo, de “una fábrica de ideología” permanente, sobre el territorio, la comunidad, el sentido ciudadano, y la fabulación de un “sentido común económico” según el cual, el crecimiento derramará empleo. A la cabeza de esta coalición, las clases rentistas: banqueros, inversores... y un séquito de de ayudantes coaligados -políticos, medios, universidades, empresas deportivas, cámaras de comercio y también, planificadores urbanos y promotores culturales. No es necesaria demasiada agudeza (aunque investigadores como Logan y Molotch (1987) lo han demostrado fehacientemente en las ciudades norteamericanas que estudiaron y está pendiente hacerlo de manera sistemática para casos latinoamericanos, como la Ciudad de Buenos Aires) para colegir que estas operaciones de crecimiento, en el marco del orden social vigente, implican una transferencia de riqueza y oportunidades de vida de distintos sectores de la sociedad en general hacia los grupos rentistas y sus socios. “Las zonas favorecidas incorporan como lugares el capital cultural que forja, no sólo su futuro privilegiado, sino que reduce el futuro de las áreas menos favorecidas.” (Molotch:1976). Esto es propio de un sistema que jerarquiza y estratifica porque su desarrollo no puede dejar de ser desigual. En definitiva, las nuevas ciudades mundiales son parte de una dinámica de largos ciclos de polarizacíon sistémica que no se han generado como “paquetes de ventajas competitivas” planeados en agencias de consultoría, como la ilusión planificadora, “la fábrica de consesos”. Arantes (2003) señala cómo en París, Berlín, Lisboa, San Sebastián -con o sin Plan Estratégico-, no falta, en ningún caso, ninguno de los ingredientes del modo actual de producir ciudad: megaproyectos emblematicos, urbanismo corporativo, presencia de las marcas globales, procesos de gentryficación en cada oportunidad posible, exhibición arquitectónica de gran estilo, parques museográficos, salas de espectáculos agrupadas en complejos multiservicios, mucha animación cultural las 24 horas. 12 Como señala Cuenya (2004) esta tesis fue formulada orginalmente en 1976, en el artículo de Molotch “The city as a growth machine: towards e political economy of place”, su explicación fue completada en Urban Fortunes (Logan y Molotch: 1987) y reafirmada años más tarde en “Growth machine links: up, down, and across” (Molotch, Harvey: 2000). Desde otra vertiente, la llamada teoría del régimen urbano, otorga mayor autonomía al papel de los gobiernos locales en el papel de las coaliciones urbanas gobernantes, tal como fue formulada por Stone en “Regime Politics” (1989). 77 María Carla Rodríguez Esta singular comedia ideológica, parafraseando a Arantes, incluye urbanistas y arquitectos en muchos casos de ascendencia progresista, proyectando en términos gerenciales, lo que se presenta como garantía de consistencia de las propuestas y, por otro, banqueros e inversionistas enalteciendo “cada plaza, calle o fragmento urbano”. Todos se amalgaman en un mismo vocabulario de “autenticidad urbana “, nuevos ropajes del “culturalismo de mercado” que reproducen de manera “políticamente correcta” viejas desigualdades. La glamorización de la economía de mercado, posibilitó una confluencia de la crítica cultural con la matriz productivista del Movimiento Moderno de tal modo que la fluidez alegada por el nuevo paradigma de la comunicación y la información está cada vez más parecida con la flexibilidad que requiere el mundo productivo actual, organizado, no de modo casual, en redes. Así se asistió a la gestación de un “pensamiento único de las ciudades” (Arantes: 2003), en el cual se enlazan los intereses económicos de la cultura con las aspiraciones culturales del comando económico -ubicando a las ciudades en situación de competencia por el “escaso” financiamiento del sistema mundial, mientras en forma simultánea se utiliza su base territorialen particular la de carácter público -como matriz de nuevos procesos de generación de rentas extraordinarias que son apropiadas y concentradas en pocas manos, potencia ese segundo circuito de la acumulación capitalista que constituyen, precisamente, las ciudades. En este contexto intepretativo proponemos analizar el papel del PUA de Ciudad de Buenos Aires que, en nuestra perspectiva, tiende a coronar con el beneficio de la legimitimidad institucional, tendencias de desarrollo urbano que ya se han desplegado efectivamente y que se pretende consolidar con la profundización institucional, reforzando un escenario de concentración social y de poder . ii) En segundo lugar, el Código de Planeamiento Urbano, instrumento para la regulación del suelo, que tiene un impacto directo sobre los usos y los precios. El Código de Planeamiento Urbano (CPU), reúne el conjunto de reglamentaciones que hacen al ordenamiento del territorio de la ciudad, es decir, a los usos del suelo; las estructuras e instalaciones; la apertura y el ensanche de las vías públicas; la subdivisión de parcelas; los volúmenes edificables; el tejido urbano y la preservación de los ámbitos históricos, arquitectónicos y paisajísticos. El CPU fue modificado en julio de 2000 (Ley 449/00), con el fin de organizar el cúmulo de resoluciones dispersas que modificaban y ampliaban el antiguo Código de 1977. Debe señalarse que, a lo largo de los ´90, el código se había complejizado excesivamente pues la planificación avanzó, en los hechos, por la vía sistemática de la sanción de excepciones en el legislativo local (gran parte de la densificación del barrio de Belgrano, por ejemplo, se concretó de este modo). Aunque el nuevo CPU estableció pautas para la ciudad en su totalidad, el eje de la reforma se situó en la Zona Sur, que fue calificada como ‘área de desarrollo prioritario’.13 13 .“La zonificación preexistente a la delimitación de un área de desarrollo prioritario mantiene plena vigencia en todo lo que no haya sido objeto de un convenio urbanístico. Los polígonos que determinan las áreas de 78 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Se determinó que, con el propósito de jerarquizar los centros barriales del sur, se podrán construir edificios de hasta 24 metros de altura e instalar centros comerciales en lugares de la ciudad donde previamente sólo se autorizaban galpones o depósitos de mercaderías. A la vez, en las zonas residenciales de los barrios del sur tales como La Boca, Barracas, Pompeya, Villa Soldati, Bajo Flores, Villa Lugano y Mataderos, se habilita construir hasta un 25% más de lo permitido en el resto de las áreas residenciales. De este modo, se promueve la densificación de la zona Sur. Asímismo se constituyeron 40 Áreas de Protección Histórica (APH),14 categoría que limita o restringe las modificaciones a la estructura original de las viviendas catalogadas aunque habilita darles fines comerciales, se fijaron Áreas de Renovación Urbana (RU)15 y se promovieron las inversiones inmobiliarias en la Zona Sur a través de ‘convenios urbanísticos’.16 Esos acuerdos se concibieron bajo dos tipos, mediante audiencia pública con vecinos, o a través de los denominados convenios especiales –relativos a la preservación del patrimonio artístico, arquitectónico y paisajístico y/o a las áreas de desarrollo prioritario (GCBA, 2003b: Secc. 8, pág. 8)– que sólo necesitarán de la decisión del Ejecutivo. En términos generales, las definiciones vigentes y efectivas del CPU, resultan consonantes con las orientaciones generales previstas en el aún no sancionado PUA. Sus medidas implican un incremento en la capacidad de construcción de la ciudad –lo cual favorece la dinámica del mercado inmobiliario y, en la actual conyuntura expansiva, al sector de la construcción. A la vez, habilita modalidades de intervención urbana que se ajustan a desarrollo prioritario serán propuestos por el Poder Ejecutivo en consonancia con los lineamientos del Plan Urbano Ambiental y aprobados por la Legislatura [...] Se declara Área de Desarrollo Prioritario (ADP N° 1-Área SUR ) al siguiente polígono: Polígono delimitado por las parcelas frentistas a la Av. San Juan, las parcelas frentistas a la Av. Directorio, el eje de la Av. Olivera, las parcelas frentistas a la Av. J. B. Alberdi, el eje de la Av. General Paz, el Riachuelo, el eje de la Av. Don Pedro de Mendoza, el eje de la Av. Ing. Huergo y las parcelas frentistas a la Av. San Juan” (GCBA: “Código de Planeamiento Urbano” Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2003. Disponible en Internet: http://www.buenosaires.gov.ar/areas/leg_tecnica/ boletines/separatas/CPU.htm [Citado 2 de julio de 2006] Secc. 8. Pág. 6.). 14 “...abarca ámbitos que por sus valores históricos, arquitectónicos, simbólicos y ambientales posee un alto significado patrimonial, siendo merecedores de un tratamiento de protección de sus características diferenciales.” (GCBA, op. cit. Secc. 5. Pág. 262). 15 “Corresponden a áreas en las que existe la necesidad de una reestructuración integral, [sea por] obsolescencia de algunos de sus sectores o elementos; por afectación a obras trascendentes de interés público; por sus particulares condiciones de deterioro en los aspectos físico y económico social. La afectación a Distrito RU implica que, por el término de 2 años a contar desde la adopción de la medida, no se podrá modificar el estado actual de los usos y construcciones, pudiendo solamente llevarse a cabo obras de conservación y mantenimiento.” (GCBA, op. cit. Secc. 5 Pág. 2-3). 16 “...acuerdos celebrados entre organizaciones de la administración de la Ciudad entre sí o con otras organizaciones gubernamentales o particulares para la realización de los objetivos enunciados” (GCBA, op. cit. Secc. 8. Pág. 7). 79 María Carla Rodríguez la noción del proyecto urbano, es decir, un tipo de acción focalizada que, con el atractivo de la rentabilidad, llama a una asociación entre agentes públicos y privados tendiendo a facilitar la promoción de los segundos.17 iii) La creación de las Corporaciones, que constituyeron una innovación institucional característica de intervención directa del Estado en los ´90, estuvo dirigida hacia la activación de los recursos inmobiliarios de propiedad pública, alentando los procesos de renovación de la zona Sur. Se trata de “Corporación Antiguo Puerto Madero, S.A.”, impulsada por el Gobierno Nacional y “Corporación Buenos Aires Sur, S.E.” impulsada por el Gobierno de la Ciudad. Corporación Puerto Madero Uno de los hitos fundamentales que dieron pie al proceso de renovación urbana desarrollado en la ciudad desde la década del ’90, se inicia con la privatización, urbanización y puesta en valor de las tierras portuarias de propiedad nacional de Puerto Madero. El plan significó la incorporación de una importante porción de suelo al área central de la ciudad, reciclando una zona degradada, pero con privilegiado potencial para el desarrollo de emprendimientos comerciales, de servicios y viviendas. Como señala Cuenya (2004), lo especial de un gran emprendimiento como Puerto Madero es que posibilitó la generación de rentas extraordinarias por desarrollarse en zonas de la ciudad cuyo valor de partida es relativamente bajo y cuyo valor final es muy alto por su extensión y por el carácter estratégico de su localización. Como la propiedad de la tierra permite a quienes tienen el derecho a ejercerla obtener pluvalías urbanas, en este caso, esa posiblidad inicial de generación (así como la definición del destino y destinatarios de su transferencia) recayó (y recae) en el Estado. Este proyecto se implementó a través de la creación de una entidad que se denominó Corporación Antiguo Puerto Madero, S.A. Se conformó una sociedad anónima, es decir una especie de empresa de carácter estatal, pero regida por el derecho privado comercial, cuyos accionistas son el Gobierno Nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires, y sus directivos, delegados de los poderes Ejecutivos de la Nación y la Ciudad. Su objetivo era “impulsar la urbanización del área Puerto Madero” para lo cual se le otorgaron tierras públicas y amplios poderes y libertades de acción. La Corporación Antiguo Puerto Madero se creó en noviembre de 1989, mediante el Decreto 1279,18 a partir de la escisión de la Administración General de Puertos Sociedad 17 Los proyectos urbanos como intervenciones puntuales se integran a la concepción flexible de la planificación estratégica de tercera generación. Cuenya (2004) analiza, en particular los “Grandes Proyectos Urbanos” cuya magnitud tiene implicaciones más generales sobre la dinámica urbana. 18 En uso de las facultades emergentes del Art. 86 inc 1 de la Constitución Nacional y Art. 7º de la Ley 23.696, de Emergencia Administrativa, que faculta al Ejecutivo a la creación de nuevas sociedades, el decreto 1279 es firmado por Carlos Menem y Carlos Grosso, por la iniciativa del entonces ministro de Obras y Servicios Públicos, Roberto Dromi. 80 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS (AGP), por parte del Estado nacional, y de la empresa Autopistas Urbanas, S.A., por la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. En el decreto de creación de la Corporación se señala que “la sociedad tendrá por objeto planificar, proyectar y ejecutar la urbanización del área Antiguo Puerto Madero; pudiendo así mismo vender, conceder, permutar, arrendar, total o parcialmente los inmuebles incorporados a su propiedad” para la urbanización de la importante franja costera. La transferencia de tierras a la Corporación tiene vinculación con lo que en su momento fue el proyecto de la Ciudad Deportiva de Boca Juniors, tierras que originariamente pertenecían al Puerto de la Ciudad de Buenos Aires y administraba la Administración General de Puertos (AGP), que era una sociedad del Estado. En 1989, en el marco de la Ley de Reforma del Estado, la AGP se escinde y se constituye la Corporación Puerto Madero como sociedad anónima. En el mismo decreto de su creación, el Estado cede en propiedad a la flamante Corporación las 170 hectáreas del territorio de Puerto Madero -ubicadas entre Av. Córdoba y la calle Brasil, limitadas por Av. Madero e Ing. Huergo-, para que llevara adelante la puesta en valor del área. Luego, a fines del 2002, por medio del decreto 2384/02, en un convenio firmado por el presidente Eduardo Duhalde y el Jefe de Gobierno de la Ciudad Aníbal Ibarra, se le transfieren a la Corporación 150 hectáreas más -90 manzanas en el norte y 60 en el sur-, de los terrenos que corresponden al antiguo Proyecto Retiro y lo que se conoce como Isla Demarchi, con lo cual el territorio de Puerto Madero llegaría hasta la Costanera Norte y se conectaría con el Riachuelo. Desde su creación, la Corporación cumplió efectivamente un rol activo en la transformación y valorización de la zona ampliada de Puerto Madero, a través de la venta de gran cantidad de terrenos e inmuebles para el desarrollo de emprendimientos en general privados y vinculados al capital transnacional y al consumo de sectores de altos ingresos: edificios de oficinas, restaurantes, hoteles de lujo, amarraderos de yates, complejos de viviendas para grupos de altos recursos. En la zona originaria del Puerto Madero, la Corporación puso en marcha un proceso de parcelamiento, licitaciones y venta de los terrenos, junto con la inversión en obras de infraestructura de servicios para el área. Primero llevó adelante el reciclaje de los “docks” de ladrillo, en la línea occidental de los diques, a través de un proceso de licitaciones progresivo a inversores privados, que en pocos años dio lugar a la conformación de un espacio de asentamiento de grandes empresas y un nuevo polo comercial gastronómico orientado en general al consumo de sectores de altos ingresos. Luego procedió de forma similar con el sector Este, mediante procesos licitatorios de las diferentes parcelas y la realización de obras de infraestructura, con la demolición de galpones aduaneros en desuso, reubicación de algunos organismos que operaban en la zona, obras de desmalezamiento, etc. La recuperación y puesta en valor del viejo Puerto Madero convirtió a toda la zona en un polo privilegiado de inversiones y emprendimientos para los grandes capitales privados, 81 María Carla Rodríguez promovido por el Estado y la Corporación. Hoy en día el “30 por ciento de los inversores en Puerto Madero son de origen extranjero, especialmente provenientes de Europa y Estados Unidos”.19 La misma dinámica de renovación fue implementada en los terrenos al norte y al sur del viejo Puerto que, como decíamos, fueron cedidos a la Corporación. El programa ‘Buenos Aires y el Río’, anunciado por el Gobierno de la Ciudad en marzo del 2003, se constituyó en torno al desarrollo de estos emprendimientos ligados a los proyectos llevados adelante por el capital privado. Por un lado, en el extremo sur de Puerto Madero y lindero a la Reserva Ecológica, el terreno de 70 hectáreas de la exCiudad Deportiva de Boca Juniors, fue adquirido por la empresa IRSA (Soros) en julio de 1997 por 50 millones de dólares, para desarrollar un proyecto de viviendas dirigido a los sectores de mayores recursos, denominado Santa María del Plata. Según Antonio Brailovsky, defensor adjunto de la Ciudad de Buenos Aires, se trata de “un barrio cerrado sobre 57 hectáreas; una especie de country metido en el interior de la ciudad”, donde se asentarán “torres de 30 pisos que tendrán acceso a las marinas dispuestas en el hall central (ya que) todo el predio tiene un carácter isleño”.20 En esta zona, las grandes constructoras levantan pisos para vivienda que se cotizan a un promedio de 2 mil 700 dólares por metro cuadrado, y en casos especiales 4 mil dólares por metro cuadrado.21 Las Corporación muestra la acción del Estado, siempre presente y tomando decisiones nada neutrales, al moldear y orientar estos procesos de urbanización. Como señala Cuenya (2003) que ha investigado en forma sistemática estos procesos, el Estado juega un papel clave por su rol de propietario de las áreas de oportunidad y a través de la capacidad de definir la normativa urbana vigente. Este tipo de intervenciones -conocidos como Grandes Proyectos urbanos- expresan una política urbana de neto sesgo económico, acompañada por la implementación de un marco jurídico institucional específico, que adecuó flexiblemente (acá sí) las estructuras del Estado para el desarrollo de estos objetivos. Los actores aglutinados en estas operaciones incluyen una amplia gama de agentes vinculados a los mercados de bienes raíces (desarrolladores, emrpesas inmobiliarias, financieras y constructoras), una multiplicidad de firmas consultoras o consultores individuales de “renombre” que asesoran a entes estatales y empresas privadas a lo largo de las diferentes fases del proyecto y algunos inversores extranjeros.22 Asímismo corporaciones profesionales de los gremios más 19 Diario de Cuyo: “Puerto Madero seduce a inversores extranjeros”. 12 de junio 2006. Disponible en Internet: http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=163126 [Citado 2 de julio de 2006] 20 Portal web La Fogata Digital: “Ibarra y Macri. Sólo buenos negocios” por DILITIO, Carlos. http://www. lafogata.org/05arg/arg2/ar_15.htm [Citado 2 de julio de 2006] 21 Diario de Cuyo, op. cit. 22 Garay (2001) señala que las cuentas efectuadas por un inversor cosideraban costos de obras de 10 millones de US$ y precio de venta de 20 millones. Entre los primeros extranjeros, se contaba Donald Trump, quien sólo se avino a negociar la participación de su firma con el Presidente de la Nación. Canac, la consultora canadiense 82 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS involucrados (ingenieros, arquitectos) y una nueva burocracia pública de “élite” constituida en este proceso, completan la coalición a favor de estos GPU. La Corporación del Sur, una variación a escala local Ya terminando la década del ’90, y en el marco de la explícita política de renovación urbana de la Zona Sur de la Ciudad de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad opta por una modalidad de intervención urbana que va a retomar la experiencia de Puerto Madero, con la creación de otra sociedad de Estado, a la que nuevamente cedería tierras públicas. El Ejecutivo local declara y delimita un ‘Área de desarrollo Sur,’23 como zona de renovación urbana para impulsar transformaciones económicas, sociales y culturales que fomenten su equiparación con los estándares del resto de la ciudad. Se crea, para ello, otra entidad autárquica, una nueva Empresa de Estado, de carácter público-privada, con el nombre de Corporación Buenos Aires Sur, S.E. La Corporación Sur nace un mes después de la sanción del nuevo CPU. En agosto del año 2000 y a través de la Ley 470/00 sancionada por la Legislatura de la Ciudad.24 Surge también como sociedad estatal regida por el derecho privado comercial, donde el poder Ejecutivo de la Ciudad, en principio designa a los directivos y miembros de la sociedad, pero contempla la participación de capitales privados en carácter de socios, en tanto su participación no supere el capital social de los entes estatales.25 En la misma normativa de su creación, se autoriza “al Poder Ejecutivo a disponer la transferencia a la Corporación Buenos Aires Sur S.E. los inmuebles de dominio privado de la Ciudad de Buenos Aires ubicados en el área de competencia”.26 Es decir, que la Legislatura le delega al Ejecutivo el derecho a vender tierras públicas, a través de la Corporación, con el objetivo de ‘promover la imagen de la zona revelando sus potencialidades e incentivando las inversiones’. La Corporación del Sur, después de muchos años sin realizar acciones concretas, llevó adelante algunos emprendimientos que, en muchos sentidos, siguieron la lógica de los ‘proyectos’, vinculados al capital privado. Entre ellas puede mencionarse el Centro Industrial Tecnológico, en las instalaciones de la exfábrica Suchard. El predio de una hectárea, ubicado en la Av. Rabanal al 3200, que realizó el estudio preliminar sobre la situación de los ferrocarrilles, cobró un millón de dólares. (Cuenya: 2003). 23 Polígono comprendido entre la Av. General Paz, el Riachuelo, Av. España, calle Elvira Rawson de Dellepiane, Av. Ing. Huergo, Av. San Juan, Av. Directorio, Av. Escalada, Av. Juan B. Alberdi. 24 En octubre de 2000 se aprueba su estatuto por decreto 1814/00. 25 Véase artículo 5 del Estatuto de la Corporación. Disponible en Internet: http://www.cbas.gov.ar/ institucional/Intro_instituc.asp [Citado 2 de julio de 2006] 26 Ley de creación de la Corporación Buenos Aires Sur. Artículo N° 4. 83 María Carla Rodríguez fue adquirido por el ente en marzo del 2005, para el cual luego se concretó la licitación y adjudicación de los lugares que ocuparán, por un monto de 3 millones de dólares, un total de 12 empresas (firmas farmacéuticas, del calzado, localización de automotores y metalúrgicas). La Comuna porteña gastó 300 mil dólares en la puesta a punto de las instalaciones de servicios en el predio, y la valuación realizada por el Banco Ciudad ascendió a 2.2 millones de dólares.27 El presidente de la Corporación Sur, Enrique Rodríguez, exministro de Educación durante la gestión de Carlos Menem, afirmó que la Corporación del Sur piensa en “repetir la idea a través de la conformación de un Polo Informático en terrenos de la ONABE (Organismo Nacional de Administración de Bienes) en la Estación Buenos Aires en el barrio de Barracas”.28 En el mismo sentido, puede mencionarse el caso de la propiedad de nueve hectáreas ubicada en el cruce de Mariano Acosta y Castañares, en el barrio de Villa Soldati, que se vendió a la empresa Disprofarma, S.A., un consorcio de logística farmacéutica encabezada por el Grupo Bagó. La obra prevé la inversión de 30 millones de pesos para la instalación de un centro de distribución de medicamentos para toda el área metropolitana. La puesta en marcha del proyecto implicó tener que ‘liberar’ el terreno, que se hallaba ocupado; en este sentido, el presidente de la Corporación afirmó que se dieron “subsidios de 15 mil pesos a 61 familias y la provisión de una vivienda a otras 18”.29 Por otro lado, la intervención de la Corporación en el desarrollo del Sur se orientó en el desarrollo de emprendimientos en la industria del esparcimiento y el recreo. “Toda esta zona (el Sur) se va a convertir en el lugar del deporte y lo que se denomina la industria del ocio”:30 en tal sentido se dirige la instalación del ‘Parque Ribera Sur’, un parque acuático y temático en el extremo sur de la ciudad junto al puente La Noria, por detrás del autódromo, a cargo de los empresarios de origen español Acualan de Badajoz. Por otro lado, la Corporación gestionó la construcción de un estadio tubular para 10 mil 200 espectadores para la disputa de la primera ronda de la copa Davis en el Parque Roca, con el fin de “traer al sur, al Parque Roca, para [que quede a] la gente, [y a] los jóvenes del sur como una marca en su recuerdo y como una práctica en su actividad.”31 Además de otros emprendimientos, como la compra de la Usina Ex Italo 27 Portal Web Dólar al Día: “La Corporación del Sur prevé negocios por u$s 400 millones”. http://www. dolaraldia.com/noticias/display.php?ID=1248 [Citado 2 de julio de 2006] 28 Ibid. 29 Ibid. 30 Portal Web SOS Discriminación–Asociación Internacional: “Enrique Rodríguez contra la discriminación urbana” Entrevista a Enrique Rodríguez realizada el 14 de Febrero de 2006 en el programa “Los unos y los otros” en Radio Cultura. http://www.discriminacion.org/discriminacion/corporacion%20del%20sur.htm [Citado 2 de julio de 2006] 31 Ibid 84 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS en la costanera Sur y la construcción de un hotel en Pedro de Mendoza y Almirante Brown en el barrio de la Boca.32 Las acciones llevadas a cabo por las Corporaciones han sido y son objeto de numerosas críticas por parte de asociaciones vecinales, ambientalistas, gremiales y políticas en lo que han llamado ‘la privatización de tierras públicas en la Ciudad de Buenos Aires’. El planteo va desde la inconstitucionalidad de ceder tierras públicas desde el Ejecutivo (ya que éstas sólo pueden ser transferidas de la esfera pública pasando por la Legislatura, a través de una ley del Congreso),33 hasta el tema de los usos de las reservas urbanas cedidas -recursos sociales que no son renovables-, para lo que terminó siendo el desarrollo de programas y negocios del capital privado más concentrado. En este sentido, como señala Cuenya (2003) el proceso de producción y gestión de los “grandes proyectos urbanos”, también desencadenan fuerzas de oposición que intentan hacerse sentir desde el momento mismo que se hacen públicas las determinaciones del Estado. Como modelo de producción urbana, la “ciudad de los polos”, explícita en varios proyectos alentados por la Corporación del Sur, significa un modelo de concentración social y económica articulado sobre los espacios de reserva que -obras nuevas mediante- garantizan una intervención concentrada y de cierta escala para algunos sectores del capital (concreción de la virtuosa relación público-privada). Pero al igual que los “fragmentos de lujo” (Cuenya: 2004) los distintos “polos” también fragmentan el territorio, alteran el sistema espacial urbano y lo rejerarquizan dejando fuera del debate y el espacio a los sectores de menores ingresos y poder político, quienes, como dice Molotch, usan la ciudad como lugar de vida y trabajo. 3- Infraestructuras para “incorporar el sur al norte” Las principales inversiones directas en infraestructura, al elevar las ventajas comparativas de las zonas seleccionadas, crean condiciones materiales para el cambio en los usos del suelo y actúan como disparadoras para futuras iniciativas del sector público y privado y como puntapiés de procesos de valorización del suelo urbano. En particular, se destaca el significado de su articulación con el fomento al turismo. En el marco de un proceso de renovación de la zona, desde la década del ’90 comienzan a implementarse algunas obras de infraestructura que apuntan a mejorar el equipamiento de los barrios del sur, optimizar su conectividad con las áreas centrales de la Ciudad y con el conurbano, ampliar el sistema transporte, e introducir mejoras en el 32 Portal web Reporte Inmobiliario: “Desarrollos Urbanos” 21 de Noviembre de 2005. http://www. reporteinmobiliario.com/nuke/modules.php?name=News&file=article&sid=636 [Citado 2 de julio de 2006] 33 El artículo 75 de la Constitución Nacional, que habla de las competencias del Congreso de la Nación, en uno de sus puntos señala que “corresponde al Congreso disponer del uso y de la enajenación de las tierras de propiedad nacional”. En el caso de la Corporación Puerto Madero, ésta se crea en 1989, cuando la Ciudad no era autónoma, hoy la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires también dictamina las obligaciones que tiene la Legislatura porteña respecto a las tierras públicas o a los inmuebles públicos. 85 María Carla Rodríguez mantenimiento urbano del sector. En este sentido, si consideramos la distribución del gasto público destinado a obras de infraestructura en el período 1988-1997 (GCBA, 1998: 175) correspondiente al distrito IV (que comprende los barrios de La Boca, Barracas, San Telmo y parte de Montserrat), se observa una tendencia ascendente, con dos picos en 1992-93 y en 1996, en los cuales las inversiones en este sector se han más que duplicado. Después de la crisis de 2001, en los últimos años, las inversiones en el Sur tendieron a seguir la misma línea. El Programa General de Acción de Gobierno 2005-2007 proyecta que “el 53% de las obras cuyo impacto se puede territorializar, estarán ubicadas en el Sur. Calculado de este modo, el monto de la inversión asciende a 454 millones de pesos para el 2005”.34 Desde las obras de defensa costera para mitigar las inundaciones realizadas con un préstamo BID a mediados de los ´90 a las diversas obras viales, extensión del subterráneo y numerosas inversiones en mantenimiento urbano y obras de menor magnitud que acompañan el embellecimiento de barrios como La Boca y Barracas, vistas en conjunto, estas inversiones de obra pública acompañan el sentido de una voluntad política que refuerza la centralidad, concentra recursos y fragmenta el territorio. Esta orientación, como se ha venido analizando, trasciende el nivel local de gobierno e involucra decisiones y orientaciones de orden nacional que se sustentan y comprenden en la conformación de coaliciones sociales más amplias, dirigidas a la obtención de la máxima rentabilidad urbana posible (Cuenya: 2004; Molotch: 1976) Si bien se enuncia que, de este modo, se “compensa” el “desequilibrio” que históricamente se fue consolidando al interior de la ciudad entre los barrios del norte y del sur, la integración territorial así promovida, contribuye claramente a valorizar el suelo urbano en un esquema de plena liberalización de su dinámica y, de ese modo, a rejerarquizar el espacio urbano sin contrapartidas que, por un lado, regulen la dinámica del mercado del suelo y por otro, mejoren significativamente la situación de los habitantes cuyas posiciones de empleo e ingresos (en un contexto donde sigue rigiendo la vara indiscutida del mercado) no se modifican al compás de los cambios urbanos en curso. 34 Portal web Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “Programa general de acción de Gobierno 20052007” Pág. 26 http://www.buenosaires.gov.ar/areas/hacienda/proyecto_presupuesto2005/plan_accion_ gobierno_05_07.pdf ?menu_id=9384 [Citado 2 de julio de 2006] 86 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS 4- Políticas de fomento turístico cultural En 1999 un trabajo de diagnóstico del Consejo del PUA planteaba que uno de los aspectos más relevantes de la Ciudad de Buenos Aires es su abundante y calificada actividad cultural.35 Junto con la existencia de un importante patrimonio histórico–cultural tangible e intangible diseminado por todo su territorio, pero particularmente concentrado en la zona del casco fundacional. El CoPUA, también considera el patrimonio histórico como una dimensión del desarrollo económico.36 De este modo, se articulan desarrollos de circuitos turísticos y valores patrimoniales y culturales de la Ciudad focalizados territorialmente en el casco histórico de la Zona Sur. Buenos Aires no tuvo normativa de protección patrimonial sino hasta la década de 1970. En 1977, el Código de Planeamiento Urbano aprobado por la Municipalidad de Buenos Aires delimitó el Distrito–U24 (Catedral al Sur–San Telmo– Avenida de Mayo) como área de preservación arquitectónica y cultural. Un año después la Municipalidad crea la Comisión de Preservación de Áreas Históricas y deja bajo su jurisdicción el denominado Distrito–U24. La intervención de dicha Comisión permitió frenar el proceso de destrucción arquitectónica, pero a la vez, generó duras críticas por su “rigidez excesiva” y la reacción de los agentes del mercado inmobiliario. Al cabo de dos años, las presiones propiciaron una reducción del Distrito–U24 y de las 113 manzanas originales, pasó a 43. En 1992 la Ordenanza 45.517 reemplazó ese Distrito por la primer Área de Protección Histórica (APH1), e incluyó la Av. de Mayo y a los barrios de San Telmo y Montserrat. Previamente ya se había iniciado la tarea de catalogación de edificios históricos. En el 2000 el CPU retoma la APH1 y expande la normativa PAH hacia otras zonas de la ciudad. Pero en lo que concierne al desarrollo de las políticas de preservación y gestión del patrimonio histórico–cultural en el sur de la ciudad, pero el ‘Plan San Telmo– Montserrat‘ es el que tiene mayor alcance y antigüedad, definiendo algunas pautas modélicas en la articulación entre los turístico-cultural, el planeamiento y la promoción de negocios urbanos.37 A lo largo del proceso de intervención, las políticas de preservación patrimonial han transitado desde una impronta fuertemente arquitectónica –característica de los primeros años de implementación, durante los ´70– a un enfoque que puso mayor énfasis en la dimensión intangible del patrimonio, sobre todo después de la devaluación del peso respecto del dólar, con la preocupación por generar espacios atractivos a los emprendimientos turísticos que no sólo ha ido en aumento, sino que se ha transformado en el principal móvil 35 CoPUA: “Indicadores de competitividad de la Ciudad de Buenos Aires” en Plan Urbano Ambiental, tomo 5. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –Secretaría de Planeamiento Urbano–Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Buenos Aires. 1999. 36 En el Documento Final del PUA, la propuesta de promover el desarrollo turístico –en especial en la zona sur– aparece bajo un ítem referido a la configuración productiva deseada. Ver pág. 4 del presente artículo. 37 Data de principio de los ‘90. 87 María Carla Rodríguez del accionar. Este desplazamiento, más allá de la coyuntura de crisis, está vinculado con los significados y el papel preponderante que asume la “gestión cultural” en el nuevo recetario de la planificación y ejecución de políticas urbanas de corte empresarial. Esta segunda vuelta del “giro cultural”, siguiendo la expresión de Arantes (2003), alude a un proceso por el cual la “resistencia identitaria” vinculada con los lugares de la memoria y la producción de sentido, íntimamente entramados con una urbanidad que fuera redescubierta como parte de una “implosión de la edad moderna” en el contexto de fines de los ´60, fue hábilmente rearticulada en el engranaje de la “máquina del crecimiento”, sosteniendo al pie de la letra ese alegato de “autenticidad” y particularismo como parte de la generación de negocios. En palabras de Jameson (1998) en el capitalismo avanzado, la cultura se torna coextensiva con la vida social en general: la economía política de la reproducción capitalista se tornó economía cultural. En los orígenes de esta operación política ideológica de absorción, se destaca el diagnóstico precursor del conservador Daniel Bell (Las contradicciones culturales del capitalismo. 1976), señalando que el riesgo mayor de ingobernabilidad para el sistema provenía de una “cultura adversa”, antiproductivista (¿o autogestionaria y anticapitalista?), que estaba “suelta en las calles”. De este modo, ya prematuramente, se entrevé el papel central asignado a la cultura para contribuir a la gobernabilidad como parte de estrategias de dominación sociopolíticas. La reestructuración capitalista pareciera mostrar que la nueva centralidad de la cultura es económica y que la vieja centralidad de la economía se volvió cultural. La cultura, en definitiva, y con ella el patrimonio, forman parte central de las estrategias de negocios. De este modo, nuevas ventajas competitivas se construyen sobre la base de elementos históricos y culturales. De este modo, las políticas de corte turístico-cultural, constituyen otra de las marcas distintivas asociadas con los cambios producidos con los procesos de renovación de las últimas décadas. En este sentido, Zukin (1995, 1998) señala cómo el capital simbólico, representado por la cultura en épocas precedentes, se transformó en una estrategia comercial, la cultura se convirtió en objeto de consumo, acompañando estrategias de transformación en la producción capitalista del espacio urbano. En lo que la autora denomina modo de producción artístico también destaca, entre otras, la rehabilitación patrimonial como una estrategia económico-cultural orientada justamente a satisfacer esa demanda especializada de consumo, a la vez que señala la alianza establecida entre capital y cultura para orientar la atención hacia aquellos aspectos de la estrategia menos conflictivos; es decir, los culturales, desviando la mirada de esa otra faceta más espinosa: la económica. En el mismo sentido, Marcuse (1995), refiriéndose a la reconstrucción de Berlín como sede del gobierno alemán, destaca la existencia de un amplio foro de discusión acerca de los nuevos espacios que se están construyendo, al que concurren tanto figuras nacionales como internacionales para discutir sobre cuestiones referidas a las formas arquitectónicas, sin que esto signifique el cuestionamiento esencial, es decir, el hecho mismo de la construcción y sus repercusiones 88 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS económicas y sociales. En definitiva, se puede discutir -con un poco de “participación”, quizás- el cómo pero no el qué. Una extensa cobertura de programas y acciones del GCBA (desde instancias de Cultura y Turismo de la Ciudad, Banco Ciudad de Buenos Aires, Autopistas Urbanas, S.A, Dirección General de Museos, Dirección General de Infraestructura, Dirección General de Música de la Ciudad, entre otras) se enmarcan así en el contexto más generalizado de una gestión cultural de la ciudad que es presentada como “capital de cultura” y, en su versión más reciente, como “capital cultural de América Latina”38 expresando una lógica similar a la de otras gestiones culturales de poderes locales: la obtención de un máximo rédito político, a partir de una divulgación masiva, con un acotado gasto económico.39 En general, las políticas públicas aquí sintetizadas se inscriben en el marco de una intervención focalizada, puntual, en función de la vinculación entre los actores directamente involucrados en el perfil turístico que se apunta a construir. De tal suerte que, dinamizando los mercados, la constitución de la ciudad ‘eficiente y competitiva´, con características barriales exclusivas y auténticas (la “marca San Telmo”, más allá de la “marca Buenos Aires”), nuevamente refuerza posiciones de desventaja para el espectro de sectores sociales de bajos ingresos que habitaban (y todavía habitan en algunos casos) las zonas afectadas. Para estos últimos, la inseguridad sobre el futuro, en el contexto que Arantes (2002: 6) denomina “la crisis contemporánea de la cultura pública”: “La proximidad física entre áreas afluentes de gentrificación –la riqueza “world class” creada por los proyectos puntuales de revitalización o de recualificación de zonas patrimoniales- y la pobreza fuertemente instalada en las áreas de desinversión, no ha sido acompañada por la creación de una cultura que favorezca el diálogo, la convivencia y la mayor proximidad social entre ricos y pobres, ni la redistribución de los beneficios materiales de esos emprendimientos (…) Uno de las principales desafíos para la ciudadanía de este fin de siglo es la recualificación (…) de los fundamentos liberales de los derechos civiles. Esto implica la transmutación del principio de igualdad que despolitiza la diferencia cultural, en equidad (…) El desafío que se coloca es reconocer, en un sólo movimiento, el derecho a la diferencia y a la proximidad, lo que es el inverso a la exclusión socio-espacial, explícita o implícita, tan frecuente en nuestras ciudades”. Citado por Carman: 2003. El derecho a la diferencia y a la proximidad... en otras palabras, el derecho a la ciudad, tal como lo planteara Henry Lefevbre, en los ´60, vigente como reivindicación sociopolítica. 38 Extraído de: Plan de Cultura Ibarra-Telerman 2003-2007. 39 89 María Carla Rodríguez 5- Políticas de vivienda y sectores urbanos de bajos ingresos El análisis de las políticas habitacionales dirigidas a los grupos de bajos ingresos pemite evaluar en qué medida existen o no definiciones articuladas desde la política pública que los tomen en cuenta como sujetos de los cambios que se promueven, o si por el contrario, se impone “naturalmente” la variable “ingresos” como factor determinante para delimitar quiénes tienen derecho a habitar los barrios afectados por procesos de renovación urbana. Las acciones llevadas adelante por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en materia de política habitacional durante este período, expresan un cierto acompañamiento al proceso de renovación y valorización del área Sur de la ciudad. Muchas de las acciones llevadas adelante por la Comisión Municipal de la Vivienda (CMV) -organismo responsable de la política habitacional, que luego devendrá en Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC)-, se vinculan de algún modo al proceso de renovación del Sur; y esto en un doble sentido: por un lado, impulsando algunas intervenciones concretas para el mejoramiento del hábitat de la zona, y por otro lado, fundamentalmente, instrumentando respuestas o soluciones parciales en materia habitacional, ante coyunturas de crisis desatadas por el mismo proceso de renovación. En este sentido, si se observa la evolución del presupuesto del IVC en los últimos años, un importante monto del total del presupuesto se orientó a acciones y programas dirigidos a la Zona Sur:40 como definición principal, el Programa de Rehabilitación del Hábitat de La Boca, y las acciones del Programa de Radicación de Villas, que impulsó la “urbanización” -traducida como trazado de calles y provisión de infraestructura- en algunas villas de la Zona Sur. Por otra parte, la Operatoria 525 en los ´90 y las leyes 341/964 en 2000 -instrumentadas a través del Programa de Autogestión para la Vivienda. Una característica saliente de estos instrumentos de política habitacional es que muchos de ellos se desarrollaron con la activa participación de organizaciones sociales constituidas al calor de los conflictos urbanos con base territorial en los ´80 y ´90, y luego, de las nuevas manifestaciones emergidas con la crisis nacional que terminó de desatarse en 2001. Esto refuerza la idea de que toda coalición despierta fuerzas de oposicición (Molotch), aunque sin que constituyan, necesariamente, una “contracoalición” homogénea en su capacidad de desarrollo y expresión política (lo cual también resulta una limitación). De esta manera, en la definición e implementación de muchas de las políticas de vivienda de los ´90 y 2000 de la ciudad, puede verse una suerte de síntesis por un lado, entre la intención política local de promover la renovación de la Zona Sur de la Ciudad, y por el otro, las necesidades y propuestas de las organizaciones sociales que pugnan por los intereses de los sectores populares amenazados por estos procesos. 40 Si bien en términos generales el presupuesto es acotado, constituyendo en 2005 sólo el 5% del presupuesto total de la ciudad. 90 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Las leyes 341/964 son consecuencia directa del desarrollo de organizaciones sociales en el campo de las ocupaciones de edficios y en particular, de la estrategia que configura la maduración del MOI-CTA -Movimiento de Ocupantes e Inquilinos de la CTAcomo actor en la escena urbana porteña. La crisis de 2001 abre un proceso de proliferación de un escenario cooperativo que, en el cauce institucional abierto por esa ley, se apropia de 100 terrenos urbanos de óptima localización, indicando -aunque puntualmente- los cauces posibles de contratendencia por la disputa urbana en el contexto de renovación. La Ley 341/00 -corregida y especificada por la ley 964/02- actualmente vigente, consiste en un programa de créditos con el propósito de posibilitar el acceso a vivienda para hogares de escasos recursos, contemplando a Cooperativas, Mutuales o Asociaciones civiles como destinatarios. En este sentido tiene por aspecto principal el reconocimiento de las organizaciones sociales como sujetos de crédito y ejecutoras de proyectos habitacionales, financiando y promoviendo así la autogestión cooperativa. La ley 341 se enmarca así en los lineamientos planteados en el artículo 31 de la Constitución de la Ciudad (“promoción de los planes autogestionados”), financiando asimismo distintos tipos de intervenciones (obra nueva, rehabilitación, mejoramiento, etc.). Los programas de créditos implementados a través de estas normativas e instrumentos, favorecieron a cooperativas y mutuales que -como el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos, la Mutual de Desalojados de La Boca, los Delegados de la ExAU3, Comedor Los Pibes y MTL Construcciones-, llevaron adelante proyectos de vivienda destinados a sectores de escasos recursos de la Zona Sur, para dar solución a los problemas habitacionales. En 2006, el PAV, con 800 viviendas cooperativas en ejecución, era el tercer programa en magnitud del IVC. Por otro lado, claramente integrado a los planes de renovación de la Zona Sur, se encuentra el Programa de Rehabilitación del Hábitat de La Boca, orientado a mejorar las condiciones de habitabilidad en los conventillos del Gobierno de la Ciudad, “revalorizando el hábitat y la arquitectura popular como patrimonio histórico y cultural de la ciudad”. Con estas acciones, el Gobierno da continuidad a las obras iniciadas a fines de los ’80 por el Programa RECUP-BOCA, a través del cual la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires adquirió 21 conventillos, de los cuales sólo fueron rehabilitados cuatro y el resto de los inmuebles quedaron en propiedad del GCBA. De los 21 conventillos -propiedad del IVC- en los cuales viven 280 familias, tres fueron reciclados y en cuatro se realizaron obras nuevas por ejecución empresarial asignadas a través de licitaciones,41 mientras las familias son temporariamente relocalizadas por el GCBA. Según los programas del IVC, en los próximos 2 años se prevé concluir con la rehabilitación de los conventillos 41 .En 1997 la CMV selecciona cuatro inquilinatos ubicados en las zonas que les permitían mayor capacidad de construcción, para la realización de obras nuevas a través de licitaciones. Se plantea una propuesta proyectual tipo “carpeta” que mantiene la tipología de los edificios, básicamente, los patios. Estos cuatro proyectos involucran 90 viviendas, con un presupuesto estimado de $2´200,000 y un costo promedio unitario de $24,000. (Di Virgilio, et. al., op. cit.) 91 María Carla Rodríguez restantes, beneficiando a 182 familias. Estas obras comenzarían en el año 2006, con posterioridad a la refacción de los hogares de tránsito. Cabe señalar, no obstante, que esta perspectiva de regeneración y densificación de la trama urbana barrial preexistente, ha sido en las últimas décadas una línea más sostenida en el plano discursivo que con decisiones efectivas de inversión. El IVC, históricamente, como máquina de licitaciones empresariales convencionales, ha estado relativamente más preparado para las ejecución de obras nuevas de cierta escala, que suponen otra lógica de intervención. La diversificación de intervenciones es relativamente reciente y su consolidación institucional, incipiente. Ahora bien, asimismo la Zona Sur es el ámbito del Programa de Radicación de Villas, pues aquí es donde se concentrarán la mayor cantidad de villas de emergencia, asentamientos y viviendas precarias de la ciudad. Este programa plantea la “integración” de estos barrios a la ciudad mediante la realización de obras que incluyen construcción de viviendas, apertura y pavimentación de calles, dotación de servicios de infraestructura y prolongación del transporte público en las villas más extensas. La idea de radicación de las villas de emergencia como objetivo de política oficial, data de la sanción de la Ordenanza Nº 39.753, el 31 de enero de 1984, que dio lugar al Programa de Radicación y Solución integral de Villas y Núcleos Habitacionales Transitorios de la Ciudad de Buenos Aires, a ser implementado por la CMV. En 1991, se crea la Comisión de Tierras Fiscales Nacionales (decreto 846/91) que establece el ‘Programa Arraigo’,42 dependiente de la Presidencia de la Nación, para llevar adelante la política de regularización dominial de las villas y asentamientos localizados en tierras fiscales de propiedad pública nacional. La modalidad adoptada por la Comisión fue solamente efectuar la venta en block de los predios ocupados sin asignar ningún tipo de recursos para la urbanización de los asentamientos, generando serias responsabilidades para las entidades intermedias representativas de la comunidad. Durante la década del ’90 el Programa de Radicación de Villas avanzó de manera muy limitada junto con el trabajo desarrollado directamente por el Programa Arraigo en las Villas 21-24, 15 y 20, a partir de una divisoria de aguas establecida entre las tierras de propiedad nacional y el resto. En 1999 la Legislatura de la Ciudad establece el Plan de Radicación y Urbanización de Villas y Barrios Cadenciados a través de la ley N° 148, que declara de atención prioritaria a la problemática social y habitacional en las villas y núcleos habitacionales transitorios, y prevé la creación de la Comisión Coordinadora Participativa (CCP) para elaborar el diagnóstico, propuesta y seguimiento de la ejecución de las políticas sociohabitacionales a desarrollarse en este sentido. 42 .El Programa Arraigo va a instrumentar los decretos 1001 y 1737 promulgados durante el año 2000. El decreto N° 1001 autoriza la venta de los inmuebles propiedad del Estado nacional a sus ocupantes, y el 1737 autoriza la transferencia a la CMV por parte del GCBA de aquellos inmuebles de propiedad de la comuna aptos para la construcción de viviendas destinadas a la población de escasos recursos, y autoriza al gobierno municipal a transferir los inmuebles de su dominio ocupados por asentamientos precarios a sus actuales ocupantes. 92 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS En el marco de este plan de integrar las villas de emergencia al tejido urbano, el Gobierno de la Ciudad señala que en el sur ya se está cumpliendo este objetivo, donde las obras (en ejecución o en inicio próximo) en las villas 3, 1-11-14, 6, 20, NHT Zavaleta y 21-24 entre otras, alcanzan inversiones del orden de $114´082,499, con lo cual “mejorarán la infraestructura de la Zona Sur, para una mayor integración de barrios relegados”. 43 En el Programa General de Acción de Gobierno 2005-2007, el Gobierno de la Ciudad señala que en materia habitacional ha “decidido localizar la mayor parte de estas inversiones en la Zona Sur de la ciudad de Buenos Aires, con el propósito explícito de producir una inyección correctiva de las disparidades que el mercado genera en la asignación de los recursos. Todas las viviendas se construirán en el sur, y la mitad de ellas se harán en villas de emergencia, donde se seguirá por otra parte invirtiendo para acelerar el proceso de urbanización”.44 Dos modelos se perfilan actualmente como alternativas en disputa por la generación de vivienda nueva en villas: el convencional empresarial ejecutado por el IVC, y una nueva forma de articulación públicoprivada que impulsa el Ministerio de Derechos Humanos y asocia ONGs (Asoc. Madres de Plaza de Mayo, incorporando como aliados empresas contructoras que proveen tecnologías de provisión de partes industrializadas, junto con un trabajo social de incorporación de los beneficiarios en la producción). Respecto de las villas, ninguna propuesta avanza con criterios que den reordenamiento territorial y recuperación del tejido preexistente (que es la mayor supercie). En términos generales, la multiplicidad de programas habitacionales tienen, sin embargo, un alcance acotado en términos del conjunto de la población de bajos ingresos. Un aspecto central, cual es el acceso al suelo urbano, en particular para la población dispersa (ocupantes de edificios, inquilinos o inquilinos encubiertos de falsos hoteles pensión que son cerca de 250 mil habitantes) no está para nada resuelto. En efecto, en el marco de un proceso de renovación urbana, las políticas habitacionales y de regulación del suelo urbano constituyen, consideradas en forma conjunta, una de las modalidades de intervención básicas para compensar los efectos adversos que pueden tener estos procesos de cambio sobre los sectores de la población más vulnerables, en particular cuando la renovación apunta a generar condiciones para una ciudad atractiva a los capitales privados vinculados a la globalización. En el diseño de las políticas públicas dirigidas a los grupos locales de menores ingresos, especialmente en relación al acceso a la vivienda, se puede reconocer cierta manifiesta voluntad política de alentar la integración social y de garantizar el acceso a la ciudad a los grupos locales de menores ingresos. Pero esos resquicios, han estado sustentados en los procesos de organización social y movilización de esa población de bajos ingresos. En general, la política habitacional- con históricos bajos niveles de ejecución y sometida a los parámetros de la focalización- también ha buscado privilegiar el modelo de 43 .Corporación Buenos Aires Sur, op. cit. Pág. 63. 44 .Portal web Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, op. cit. Pág. 10. 93 María Carla Rodríguez obra nueva en espacios vacantes por sobre el mejoramiento del tejido residencial existente (Rodríguez: Di Virgilio et al: 2006). Una lógica que, de manera redundante, refuerza la fragmentación territorial, yuxtaponiendo nuevos “fragmentos residenciales para sectores medios bajos” a los “polos tecnológicos” y los “fragmentos de lujo”. Por detrás, de esta opción subyace la elección y el fomento a la intervención empresarial convencional y nuevamente el privilegio de las condiciones de lucro de algunos (como los terrenos de Casa Amarilla en La Boca, donde el agudo conflicto social -y jurídico- que ha generado una nueva categoría social, “los perjudicatarios” del IVC, también se expresa como analizador privilegiado de las lógicas de pérdidas y ganancias presentes en la intervención pública). Las acciones impulsadas por las organizaciones sociales autogestionarias, como las ejecuciones de conjuntos cooperativos generan en este escenario, la coexistencia de algunos hitos de resistencia que conviven en tensión en el marco de la trama de expulsión. 5- Conclusiones El análisis integrado de estas políticas, apunta a profundizar cómo y para quiénes se pensó y orientó en los ´90 y se piensa y orienta actualmente el desarrollo de la ciudad. La caracterización de las normativas y políticas urbanas de las últimas décadas ponen de manifiesto una intervención del Estado –local y nacional– en la que los inmuebles públicos, la optimización de infraestructura y las transformaciones normativas constituyen la base y asimismo promueven algunos negocios privados. Ha existido una intervención y un subsidio del Estado hacia el capital inmobiliario, y sectores vinculados. La planificación flexible junto con el culturalismo de mercado, que caracteriza las políticas de fomento turístico cultural, se comprenden como la faceta privilegiadamente ideológica, en el sentido de “fábrica de consensos”, que incluye el liso y llano trastocamiento de distintas facetas de la dinámica social como parte de su producción hegemónica, en particular en lo referido a la tipificación de los beneficios y perjuicios (así como de los beneficiados y perjudicados), de este proceso privatizador y concentrador. El barrio de La Boca es un ejemplo del proceso público-privado de reforzamiento de algunas inversiones asociadas a la acción del Estado, cuyo puntapié inicial, fue la realización de las obras hidráulicas que mitigan las inundaciones (con una gran asignatura aún pendiente, el saneamiento del Riachuelo). En paralelo, el proceso de renovación urbana, con vaivenes, presiona expulsivamente a los grupos de menores ingresos (recurriendo más actualmente al uso de antiguas estrategias como los incendios intencionales). El barrio de PuertoMadero, por su parte, durante la década del 90, sigue exactamente la misma lógica de utlización de los recursos inmobiliarios estatales, contribuyó a materializar la operación inmobliaria de Puerto Madero. En tal ocasión, el subsidio fueron las tierras nacionales, fundamentalmente de la Dirección Nacional de Puertos y de Ferrocarriles, como base operativa de un negocio del sector concentrado inmobiliario cediendo casi 94 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS gratuitamente de tierras de excepcional localización central y sobre el Río de la Plata. Puerto Madero 2 refuerza esa lógica. El proyecto emplazado sobre uno de los centros de transferencia más importantes de la Ciudad, se sustenta nuevamente en la privatización de tierras nacionales del ONABE Organización Nacional de Bienes (localizadas sobre Av. Libertador). Esas tierras portuarias remanentes se asignan a la ejecución de un nuevo megaproyecto inmobiliario destinado a sectores de altos recursos y que conlleva la erradicación de la villa 31 bis y -dependiendo de la capacidad de negociación de los grupos de menores ingresos, de una parte de la histórica Villa 31. En otros casos, el Estado no interviene en las políticas urbanas: No interviene para congelar los desalojos, ni siquiera en propiedades públicas. No interviene para regular el precio de las locaciones, que siguen una curva ascendente pronunciada (cotizada en dólares) que no se acompaña por la curva de los ingresos familiares. No interviene en el mercado urbano para regular el valor del suelo urbano, ni a través de instrumentos normativos (como los previstos en el Estatuto de la ciudad, en el caso brasileño) ni invirtiendo para conformar bancos de inmuebles al interior de las grandes ciudades (aunque discursivamente lo prevea en la ley de creación del Instituto de Vivienda de la Ciudad). No interviene para derogar en nuestro país la figura de usurpación y su carácter de causalidad penal, sancionada en 1994, que involucra a las familias que materialmente ocupan y que definió la figura de instigadores de las ocupaciones, previendo una fase de penalización de la problemática social. No interviene para castigar impositivamente a los poseedores de inmuebles ociosos. No interviene para exigir el cumplimiento de las obligaciones impositivas por parte de los grandes propietarios. Es decir, no interviene siquiera, para comenzar a debatir el carácter social del suelo urbano y el derecho a la ciudad. Este es el par dominante -intervención-no intervención- que caracteriza, en Ciudad de Buenos Aires, la relación Estado y suelo urbano, configurando las tendencias principales de refrozamiento de la centralidad y la concentración, que modelan las políticas urbanas analizadas. 95 María Carla Rodríguez BIBLIOGRAFÍA Arantes, Antonio (2002) 2002. “Cultura, ciudadanía y patrimonio en América Latina”. En: La Gestión Cultural Hoy. Lacarrieu, Alvarez y Pallini (comp.). Ediciones Ciccus. Buenos Aires. Arantes Fiori, Otilia (2003). “Uma estratégia fatal” en Arantes, Vainer y Maricato (comp). A cidade do pensamento único. Desmanchando consensos. Editora Vozes. San Pablo. Bell, Daniel (1976). The cultural contradictions of capitalism. Londres. Heinemann, 1976. Carman, Maria. (2003). Políticas culturales en el barrio del abasto, o nuevas formas de “merecer la ciudad”. Cuenya, Beatriz. (2004). Grandes proyectos y teorías sobre la política urbana en la era de la globalización. Reflexiones a partir de la experiencia de ciudad de Buenos Aires. en Cuenya, Fidel y Herzer comps. Fragmentos Sociales. Siglo XXI, editores. Argentina. Di Virgilio, Mercedes, Herzer, Hilda, Lanzetta, Máximo, Redondo, Adriana y Rodríguez, Carla: “Políticas de renovación urbana en la Zona Sur de la ciudad de Buenos Aires”, 1999. Disponible en internet www.etica.org.ar/divirgilio.htm [Citado 2 de julio de 2006]. Harvey, David (1973). Justicia y desigualdad social. FCE.Buenos Aires. Herzer, Hilda y otros (1994) “Gestión Urbana en ciudades de tamaño medio de América Latina.” Habitat-ONU, Nairobi (pp. 120). Garay, A. (2001) “Acerca de la gestión de proyectos urbanos: las enseñanzas de Puerto Madero” citado en Cuenya (2004). Jameson, F. Cultural Turn. Verso. Londres. Jordana, J. (1995) “El análisis de los policy networks: ¿una nueva perspectiva sobre la relación entre políticas pública y Estado?”. pp. 77-89. En: Gestión y Análisis de Políticas Públicas. Nro. 3. Mayo/agosto. Lefebvre, Henry. (1972) La revolución urbana. Alianza editorial. Madrid. Logan, J. y Molotch, H. (1987). “The city as a growth machine” en Fainstein, S y Campbell, S (1999). Readings in urban theory.Oxford, Blackwell Publishers, pp. 291-337. Marcuse, P. (1998) “Reflections on Berlin: the meaning of construction and the construction of meaning” International Journal of Urban and Regional Research, vol 22, nro 2, pp. 331-338. Molotch, HL (1976). “The city as a growth machine: towards a Political Economy of Place”, American Journal of Sociology, nro 82, pp. 303,330. Rodríguez, Di Virgilio et al (2006). Producción social del hábitat y políticas en el AMBA: historia con desencuentros. (mimeo) Documento de Trabajo para el IIGG-FOSC-UBA. Stone, C (1993). Urban Regimes and the Capacity to Govern: a Political Economy Approach. Journal of Urban Affairs, vol 5, pp. 1-28. 96 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Topalov, Christian (1980).La urbanización capitalista. Edicol. México. Zukin, Sharon (1995), The Cultures of Cities, Oxford: Blackwell. Zukin, Sharon (1998) “Urban Lifestyles: Diversity and Standardisation in Spaces of Consumption”, Urban Studies, vol. 15, nº 5-6, pp. 825-839. Fuentes Corporación Buenos Aires Sur: “Normativa: Leyes, Decretos, Estatuto” Disponible en internet: http://www.cbas.gov.ar/institucional/Intro_instituc.asp [Citado 2 de julio de 2006] ------------------- “Buenos Aires desde el Sur” Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Disponible en Internet: http://www.cbas.gov.ar/desde_el_sur/bsas_desdelsur.asp [Citado 2 de julio de 2006] CoPUA: “Plan Urbano Ambiental. Documento Final”. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires–Secretaría de Planeamiento Urbano, Buenos Aires, 2000. ------------------- “Memoria de actividades y documentos elaborados” en Plan Urbano Ambiental, anexo I. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires–Secretaría de Planeamiento Urbano, Buenos Aires, 2000. ------------------- “Indicadores de competitividad de la Ciudad de Buenos Aires” en Plan Urbano Ambiental, tomo 5. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires–Secretaría de Planeamiento Urbano–Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Buenos Aires, 1999. Diario El Clarín: “Polémica por el Plan Urbano” por Dodero, Marta; Barreto, Vinchy; Braun, Jassy y Guerrita Echeverría, Osvaldo. Martes 9 de mayo de 2006. (*) ------------------- “Venderían Puerto Madero después de las elecciones” por Reche, Gabriela Domingo 10 de enero de 1999. (*) ------------------- “Denuncia por la venta de tierras en Puerto Madero”. Sábado 8 de febrero de 2003 (*) ------------------- “La zona a urbanizar en Retiro cubre un total de 18 hectáreas” por González Montaner, Berto y Paladín, Eduardo. Jueves 16 de febrero de 2006 (*) (*) Disponible en internet: http://www.clarin.com.ar [Citado 2 de julio de 2006]. Diario de Cuyo: “Puerto Madero seduce a inversores extranjeros” 12 de junio 2006. Disponible en internet: http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=163126 [Citado 2 de julio de 2006]. 97 María Carla Rodríguez Diario La Nación: “Se modificará el perfil edilicio porteño” 29 de julio de 2000. Disponible en internet: http://www.lanacion.com.ar/26657 [Citado 2 de julio de 2006]. Diario Página/12: “Buenos Aires, más cerca del sur” 29 de julio de 2000. Disponible en internet: http://old.pagina12web.com.ar/2000/00-07/00-07-29/pag15.htm [Citado 2 de julio de 2006]. Fundación Ambiente y Recursos Naturales: “El ambiente de la justicia” disponible en internet: http://www.farn.org.ar. [Citado 2 de julio de 2006]. GCBA: “Plan de Manejo del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires. San Telmo– Montserrat” Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires–DGCH. Buenos Aires, 2004. ------------------- “Desarrollo económico y gestión del patrimonio. El Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, el Eje Cívico y su área de influencia” Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires–CEDE–GEPRE–DGCH. Buenos Aires, 2003. ------------------- “Código de Planeamiento Urbano” Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2003. Disponible en Internet: http://www.buenosaires.gov.ar/areas/ leg_tecnica/boletines/separatas/CPU.htm [Citado 2 de julio de 2006]. ------------------- “Plan Urbano Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires. Elementos de diagnóstico. Documento de Trabajo” Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires–Secretaría de Planeamiento Urbano, Buenos Aires, 1998. Punto Doc –programa televisivo– América TV: “Un negocio millonario.” Grabación del programa 22 de octubre de 2003. Disponible en internet: http://www.holistica2000.com. ar. [Citado 2 de julio de 2006]. Por la Reserva -Asociación Civil- Vecinos Autoconvocados: Artículos varios. Disponible en internet: http://www.porlareserva.org.ar/Informes.htm [Citado 2 de julio de 2006]. Portal web Autopista La Plata–Buenos Aires: http//www.au-laplata.com.ar [Citado 2 de julio de 2006]. Portal Web Bolinfo de Carlos: Paolella Fernando: “Puerto Madero y el Proyecto Retiro”. http://www.bolinfodecarlos.com.ar/madero_retiro.htm [Citado 2 de julio de 2006]. Portal web Dólar al Día: “La Corporación del Sur prevé negocios por US$ 400 millones”, 3 de julio de 2006. http://www.dolaraldia.com/noticias/display.php?ID=1248 [Citado 2 de julio de 2006]. Portal web Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “Programa general de acción de Gobierno 2005-2007” http://www.buenosaires.gov.ar/areas/hacienda/proyecto_presupuesto2005/ plan_accion_gobierno_05_07.pdf ?menu_id=9384) [Citado 2 de julio de 2006]. 98 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS ------------------- Planeamiento y Obras Públicas. Artículos varios. http://www.buenosaires. gov.ar/areas/obr_publicas [Citado 2 de julio de 2006]. Portal web La Fogata Digital: Dilitio, Carlos: “Ibarra y Macri. Solo buenos negocios.” 16 de junio de 2003. http://www.lafogata.org/05arg/arg2/ar_15.htm [Citado 2 de julio de 2006]. Portal web Reporte Inmobiliario: “Desarrollos Urbanos” 21 de noviembre de 2005. http:// www.reporteinmobiliario.com/nuke/modules.php?name=News&file=article&sid=636 [Citado 2 de julio de 2006]. Portal web SOS Discriminación –Asociación Internacional: “Enrique Rodríguez contra la discriminación urbana”. Entrevista a Enrique Rodríguez realizada el 14 de febrero de 2006 en el programa “Los unos y los otros”. Radio Cultura. http://www.discriminacion.org/ discriminacion/corporacion%20del%20sur.htm [Citado 2 de julio de 2006]. Entrevistas Manuel Ludueña. Concejero del Plan Urbano Ambiental. Entrevistado por la Lic. Verónica de Valle (noviembre de 2001). Sergio Molina. Diputado de la Ciudad y Miembro de la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura. Entrevistado por Gabriela Mera y Lirio Bañuelos. (mayo de 2006). 99 Ciudades Contemporáneas: la tensión entre patrimonios, turismo y medio ambiente en el nordeste del Brasil Lisabete Coradini Introducción Desde fines de los años ochenta el sector turístico viene recibiendo incentivos de las políticas públicas, generando un nuevo escenario en el paisaje urbano de las capitales nordestinas. Ese proceso desencadenó una red de inversiones orientadas hacia la hotelería y paquetes turísticos, sector de servicios, como también para el ramo de vialidad y aeroportuario. Dentro de este contexto fueron hechas remodelaciones en la orla marítima, revitalización de centros históricos e instalación de nuevos emprendimientos inmobiliarios, tratando de atraer cada vez a más turistas. A partir de estas inversiones las ciudades nordestinas se tornaron una opción atractiva para los visitantes nacionales y extranjeros. El espacio urbano fue modelándose y los cambios promovidos sucedieron en el sentido de construir una nueva imagen de ciudad: la ciudad moderna. Así ese flujo turístico modernizante trajo no sólo cambios en la concepción de ciudad como también en el modo de vida de antiguos moradores y en el perfil da su población actual. Se puede decir que hubo una apuesta a la “vocación natural para el turismo”, reforzada por las campañas publicitarias con sitios en la internet, promociones y vuelos charters. Ese proceso desencadenó una nueva industria –la industria del turismo- muchas veces predatoria, que sirvió de puntapié para muchas de estas transformaciones. En estos últimos años las capitales nordestinas se transformaron en verdaderos “paraísos tropicales”. Una nueva forma de percepción y perspectivas de vivir la ciudad fue construyéndose: “vivir en la ciudad es estar cerca de la naturaleza”. Se suman a esto las nuevas estrategias del mercado utilizadas para atraer cada vez más turistas, nuevas opciones de consumo y de tiempo libre fueron creadas como parques temáticos, deportes náuticos y ecoturismo. Se debe resaltar que el turismo estimula una serie de actividades y en consecuencia crece el número de empleos formales e informales, hoteles, bares, posadas, restaurantes, resort, apart hoteles, flats, campos de golf, grandes y (mega) emprendimientos residenciales y comerciales. Entretanto existen otros factores que producen reflejos directos en la economía y en la población residente. Si por un lado, el turismo dinamiza el comercio, la industria y los servicios, por otro, se constituye en un mecanismo de exclusión socioespacial, provoca la brecha de las desigualdades sociales, acentuada por el movimiento migratorio campo-ciudad y, consecuentemente, el aumento de la pobreza urbana. 100 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Así la ciudad crece dividida, de un lado, áreas exclusivas, ocupada por la élite, vigiladas, amuralladas y por el otro lado, áreas ocupadas por la población de bajos recursos, ocupaciones irregulares, villas miserias, formada por moradores que fueron expulsados de sus lugares de origen, Es evidente que esas transformaciones cambiaron no sólo el paisaje urbano de los grandes centros, como también los hábitos, los estilos de vida, los valores, la cultura. En muchos casos provocó una desestructuración de la economía local (pesca, pequeño comercio, artesanías) en detrimento del surgimiento de nuevos empleos mal remunerados (mozo, empleadas domésticas, vigías, celador). La pesca artesanal fue poco a poco siendo sustituida por la industria pesquera, y antiguos pescadores van en busca de nuevas fuentes de trabajo. El sociólogo francés Jeudy (2005) analiza los síntomas de la “espectacularización de las ciudades”, principalmente las causas y consecuencias de ese fenómeno, denunciando la fuerte tendencia a la eliminación de las singularidades locales de cada espacio urbano para encuadrarlos en un patrón mundial obcecado por el turismo extranjero y por el capital multinacional. Teniendo como base el estudio de caso sobre la ciudad de Natal, Río Grande do Norte, pretendo demostrar cómo el turismo ha avanzado sobre el litoral brasilero comprometiendo cada vez más la ciudad, los moradores y el medio ambiente. Ese turismo conocido como “turismo inmobiliario”, que invade áreas de preservación, lagunas, dunas, arrecifes, mangues, ríos, playas. En muchas capitales se tornan visibles las tensiones y los conflictos por consecuencia del crecimiento urbano desordenado. Delante de la complejidad que caracteriza la dinámica urbana con sus consecuencias en el plano económico, social, cultural, el desafío es grande y se desdobla en varios embates, entre ellos: el sueño y la utopía. O sea, ¿lo que está en juego es el destino de las ciudades nordestinas? ¿Cuál es el camino a seguir? ¿Cuál es su futuro? Este es el gran desafío: construir un proyecto público de ciudad que tenga en consideración los recursos naturales, los estilos de vida, el patrimonio, que tenga como objetivo propiciar el desarrollo cultural de la población local y fortalecer el turismo sustentable. Cabe por lo tanto a las ciencias sociales enfrentar las nuevas cuestiones colocadas por la dinámica urbana, la diversidad cultural y las nuevas formas de sociabilidad, aspectos que vienen desafiando la comprensión del vivir la ciudad en este cambio de siglo. La ciudad de Natal Natal es una ciudad litoraleña turística de porte medio, posee 169.9 Km. de extensión cercada por agua por casi todos sus lados. Es limítrofe con Parnamirim, Macaíba y São Gonçalo do Amarante. Posee 35 barrios distribuidos en cuatro Regiones Administrativas, a saber: Norte, Oeste, Este y Sur y tiene un área urbana de 172 Km2, equivalente a 0.32 101 Lisabete Coradini por ciento de la superficie estatal (IPLANAT, 1996). El relieve es caracterizado por dunas fijas y móviles de arena blanca y por trechos de mata atlántica. En su gran mayoría los moradores despiertan temprano, el sol sale a las cinco de la mañana y se pone a las seis de la tarde. La ciudad descendiente de los indios potiguaras, comedores de camarones, comenzó a recibir a los inmigrantes del interior norte río-grandense. Después llegaron los extranjeros: los franceses, los portugueses, los holandeses. A partir de la segunda guerra mundial fueron implantadas al mismo tiempo una base aérea y otra naval, y cuarteles en varios puntos. Además de recibir a los militares de las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América. La población de 1940 hasta 1950 creció de cincuenta y cinco mil habitantes a ciento tres mil habitantes. Conforme Clementino (1995) este hecho marcó a la ciudad para siempre, a partir de este episodio la ciudad gana un nuevo papel, más dinámico. Si recorremos sus calles, la ciudad nos irá a mostrar el intenso tránsito y esta sensación de dinamismo se torna todavía más fuerte, con el impacto de la modernidad o de la posmodernidad. La imagen de la ciudad nos sorprende por sus contrastes. La ciudad tranquila, pacata de inicios del siglo pasado, gana nuevos signos: el del futuro, el del crecimiento acelerado, el del turismo. La homogeneidad, la armonía de su perfil dibujada por otros hace tiempo se rompen de manera evidente, principalmente a partir del final de los años noventa, cuando en la ciudad se construyen edificios con diferentes alturas y estilos, y son creados nuevos lugares de sociabilidad y de esparcimiento. Finalmente, nuevas perspectivas se abren para una otra ciudad. ¿Qué ciudad es esta? Patrimonio y turismo Con un crecimiento demográfico acentuado, desde los años 40, Natal llega, en 1980, a concentrar una población de 416 mil 898 personas (IBGE, 1982), y, en 1996, alcanza la marca de 656 mil 887 habitantes. El crecimiento demográfico de Natal, en los años 80, sucede paralelamente al crecimiento económico, destacándose el desarrollo del turismo en el Estado de Río Grande do Norte, basado en el eslogan “Sol e Mar”. Como se sabe, en la actualidad, el turismo es una de las actividades económicas que más crecen en el mundo.1 De acuerdo con el censo realizado por el IBGE (Instituto Brasileiro de Geografía e Estadística) en el año 2005, su población era de 778 mil 040 habitantes. Conocida como la Cidade do Sol y dotada de muchas bellezas naturales, atrae alrededor de 2 millones de turistas por año, en busca, por ejemplo, del Carnatal, uno de los mayores carnavales fuera de época del Brasil. “La ciudad del sol”, tiene 8 km2 de playas de aguas tibias y durante todo el año se puede realizar el famoso paseo en buggy por las dunas de Genipabu, en el litoral Norte, a 1 Según Trigo (1993, p. 65), ella ocupa un “lugar entre los tres segmentos más importantes del comercio mundial, junto con el petróleo y la industria automovilística”. 102 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS pocos kilómetros de la ciudad. Cuenta también con 300 días de sol al año, un clima tropical húmedo y una temperatura media de 26º C, atenuados por los permanentes vientos alisios del Sudeste que soplan desde el mar y tornan siempre agradables los días y las noches. Súmese a esto el hecho de Natal tener la mejor calidad de aire de América Latina, además de otras características naturales y su patrimonio histórico. Todas estas características han servido para la producción del paisaje natalense visto como una imagen de “paraíso tropical”. En el Brasil, a partir de los años 60, con la creación de la Empresa Brasileira de Turismo (EMBRATUR), el turismo se tornó una actividad oficial. El discurso oficial postulaba que a través del turismo habría mayor creación de empleos, aumento de presupuesto y una mejora en el nivel de vida de la población. En el Nordeste, a partir de 1960, la actividad turística es incrementada, principalmente a través de incentivos fiscales de la SUDENE (1959).2 En este periodo fueron priorizados proyectos de infraestructura de vialidad, ligando las capitales nordestinas y las ciudades de puerto medio a través de grandes carreteras como la BR 101, BR 116, BR 304. Pero es sólo al final de los años 70 que la región comienza a afirmarse como una región turística, debido al fracaso de las acciones del gobierno que tenía como objetivo la industrialización del nordeste. A partir de este periodo se inaugura una nueva fase en la valorización del turismo, teniendo como la política de Mega Projeto turísticos,3 iniciado en los años 60 y o programa de ação para o desenvolvimento do turismo no nordeste (PRODETUR,NE) iniciado en los años 90. Estas iniciativas vienen consolidando la propuesta de desarrollo regional por medio del turismo. El PRODETUR/NE se caracterizó principalmente por una política de turismo de carácter urbano, resaltando la creación de infraestructura urbana en lugares considerados potencialmente relevantes. Como por ejemplo: el viaducto de Ponta Negra (1974), pavimentación de la ruta de Ponta Negra (1975), urbanización de las playas (1975) y ampliación de la red de hotelería y construcción de la vía costera (1978). La Via Costeira posee 8.5 km. de extensión entre las playas de Areia Preta y Ponta Negra fue inaugurada en 1983 y se constituyó en un marco de referencia en la expansión del turismo. Via Costeira con sus hoteles cinco estrellas se inserta como proyecto de megaproyectos. A partir de ahí el marketing turístico consiste en la divulgación de las bellezas potiguares, como el sol y el mar. 2 Política de inversiones de la SUDENE finalidad estimular el proceso de industrialización de la región nordeste, principalmente el parque textil en Natal. Natal pasa a recibir muchos inmigrantes, hay un vertiginoso aumento de población, implantación de obras de infraestructura y expansión de los conjuntos habitacionales. 3 Megaproyecto es el modelo de la industria turística o modelo Cancún. 103 Lisabete Coradini En los años 80/90, la región nordeste recibió algunos proyectos urbano-turísticos como Rota do Sol-RN, Cabo Branco-PB, Costa Dourada-AL/PE y Linha Verde-BA/SE (Paiva, 1995)- y otros están siendo implantados. El turismo pasa entonces a destacarse como una gran fuente de ingresos para la región (Andrade, 1995). Vale recordar la valorización del fenómeno turístico que hubo en el Brasil a partir de la década del 90. Diversos factores contribuyeron para esto: el crecimiento del sector de servicios en el mudo, la denominada potencialidad turística en el país, la disponibilidad de capitales extranjeros para el financiamiento de proyectos, al lado de inversiones públicas y privadas favorables al desarrollo de la actividad turística. Es interesante resaltar que la política nacional de turismo, surgió en el primer mandato del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-1998). En la década del 90, empresas europeas y el MERCOSUL realizan grandes inversiones en el turismo de Natal, principalmente en lo que se refiere a la construcción de hoteles, posadas, construcción de flats, condominios, etc. En contrapartida el gobierno invierte en la construcción del nuevo aeropuerto, para recibir los vuelos internacionales.4 La ciudad de Natal se integra a una red nacional e internacional, el turismo es impulsado a través de paquetes de promoción de agencias locales y nacionales y, más recientemente, el turismo internacional ha sido intensificado por causa de los vuelos charters semanales para Portugal y España. Sin embargo, los turistas que más procuran Natal son aún de Noruega, Finlandia y Suecia. Al expandirse la actividad turística en Natal promovió la expansión del sector de servicios, evidentemente los restaurantes, hoteles y posadas. Por otro lado, otros aspectos vienen siendo motivo de preocupación por parte del poder público municipal y estatal como es: la recuperación de monumentos históricos. Es el caso de la revitalización del barrio de la Ribeira. Este es uno de los barrios más antiguos de la ciudad. También con relación al área central hubo inversiones en la reforma del Teatro Alberto Maranhão, Capitania da artes, Memorial Câmara Cascudo, entre otros. Sin embrago lo que podemos verificar es que poco se ha hecho en el sentido de preservar o conservar el patrimonio cultural de la ciudad. De forma tardía, hoy, se busca una tentativa de discutir la preservación de su patrimonio histórico y cultural. El proceso de revitalizar algunas de sus antiguas construcciones tiene como objetivo incorporar esas construcciones a la vida cotidiana de la ciudad. Sin embargo según Cruz (2001,56)”el turismo se apropia de este patrimonio, cambiando su significado original... por medio de nuevos usos, como bares, restaurantes, tiendas de souvenir, entre otras estructuras orientadas hacia la atención turística”. 4 Para transformar la ciudad en un polo turístico, el poder público realizó algunas obras: puentes, viaductos, pavimentación de vías expresas, ampliación y restauración de puertos, expansión de la vía ferroviaria, flotas de taxis, etc... 104 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Observamos también en las áreas donde se desarrolla la actividad turística una ocupación desordenada, lo que causa preocupación a todos aquellos que estudian el medio ambiente. Según Gomes e Silva (2001) el turismo obedece a la lógica capitalista de reproducción. Por eso, no podemos dejar de preocuparnos con la compatibilidad del desarrollo de la actividad turística y la fragilidad ambiental. La degradación ambiental ya comienza a ser percibida, principalmente en función del intenso proceso de construcción de emprendimientos y alojamientos en áreas de playas sin una planificación urbana sustentable, considerando no sólo a la naturaleza natural, como también a la sociedad nativa, o sea, del lugar. El debate sobre el Proyecto de Ley de Revisión del Plan Director para la ciudad de Natal, que será votado en mayo, está provocando un debate intenso con la comunidad. Durante los primeros meses del 2007, fueron organizadas reuniones con concejales, asambleas en los barrios, manifestaciones artísticas y culturales, con el objetivo de convocar y sensibilizar a la población sobre la importancia del plan director y consecuentemente sobre el destino de la ciudad. El Plan director vigente es de 1994 y procuraba garantizar un crecimiento armónico de la ciudad, marca democrática, pero se observó un distanciamiento de la realidad urbana de la ciudad: carencia de infraestructura, problemas ambientales, quiebra del programa establecido PD que permitió un crecimiento desenfrenado de barrios, acelerando la verticalización de la ciudad, principalmente en Ponta Negra, Areia Preta, Capim Macio, y más recientemente en el centro de la ciudad. Esta situación demuestra un desinterés hacia el medio ambiente y hacia el patrimonio histórico y cultural. Las construcciones próximas al Morro do Careca (tarjeta postal de la ciudad) ilustran esta situación. Se verifica la destrucción de la flora y de la fauna en las áreas de dunas, polución sonora y visual, aumento de la prostitución, turismo sexual, tráfico de drogas, emprendimientos extranjeros. Y en relación al patrimonio material e inmaterial del lugar no hay incentivos para las actividades tradicionales como la pesca, el tejido y otras manifestaciones culturales. Esta situación ha generado una fuerte segregación espacial derivada de la valorización del suelo urbano, las áreas reciben elementos de infraestructura, consecuentemente la tributación aumenta y la presión inmobiliaria se intensifica. Y las poblaciones de bajos recursos, conocidas como la comunidad nativa, son expulsadas para lugares más distantes. La diferencia de la ciudad de Natal con otras ciudades del litoral nordestino es justamente su patrimonio natural. Según Furtado (2005) las ciudades del litoral del nordeste como Aracaju, João Pessoa, Fortaleza son ciudades que poseen extensas áreas planas inmediatas a la línea de la playa, posibilitando su crecimiento. Natal creció de espaldas a su línea de playa separada geomorfológicamente por un acantilado, por la Av. Getulio Vargas y por la muralla natural que es el Parque das Dunas. En el centro están localizados los barrios 105 Lisabete Coradini chic, alejados de la playa, sin que por eso ocurra una marginación social del área central. Y el barrio que se transformó en un barrio turístico es el barrio de Ponta Negra. El barrio de Ponta Negra: espacio, memoria y identidad Actualmente, de forma muy intensa, el barrio de Ponta Negra viene sufriendo cambios en el paisaje urbano. Según sus moradores más antiguos, la gran influencia turística que el barrio viene recibiendo en los últimos años es la principal responsable de dichos cambios. El barrio de Ponta Negra situado en la zona sur de Natal, está conformado por el Conjunto Ponta Negra, Conjunto Alagamar, la Orla Marítima y la Vila de Ponta Negra. El barrio se sitúa a 15 Km. del centro de Natal, limitando con el barrio de Capim Macio y Jiqui. Con una población de 23 mil 600 habitantes, el barrio de Ponta Negra es uno de los mayores barrios de la ciudad de Natal (ver en anexo el mapa). La villa de Ponta Negra también llamada villa de los pescadores es parte y núcleo originario del barrio. Según Câmara Cascudo (1984) la villa tuvo su ocupación iniciada en el período de la llegada de los holandeses a la costa norte-riograndense, en el inicio del Siglo XVII, desencadenando la aglomeración urbana. Ponta Negra también fue un punto estratégico para la defensa del territorio. El primer nombre de la localidad fue Cabo de São Roque, posiblemente por la fe en el santo. Después pasó a llamarse Ponta Preta –debido a la cantidad de piedras. La capilla del barrio fue construida en 1823. Su localización era estratégica, permitía una buena visibilidad del mar. La capilla tenía dos pisos. En el sótano, eran almacenados materiales bélicos, que podrían ser usados en caso de batallas. Otros estudiosos afirman que la villa surgió concomitantemente al desarrollo de Natal, en 1599. Y otros historiadores se refieren a un vacío histórico. Se sabe que en 1635 comenzó oficialmente el proceso de ocupación. Lentamente, los habitantes comenzaron a llegar, pues hasta 1930, las construcciones sólo circundaban la iglesia o estaban en la playa. Según la antropóloga Garda (1983) en un estudio pionero sobre la familia nuclear y los cambios sociales en la villa de Ponta Negra, habría una laguna histórica oficial sobre la presencia de los holandeses como el primer factor de surgimiento de la villa. Garda, basándose en las entrevistas que hizo, afirma que las familias que se establecieron en la villa de pescadores descendían de tres o cuatro familias procedentes de São Jose de Mipibu, de las localidades de Bonfim, Pirangi y del municipio de Nísia Floresta. Otras familias llegaban del desierto huyendo de la gran sequía que asoló Río Grande do Norte en 1877 y 1879. Para la autora, los moradores son descendientes de tres o cuatro hombres que allí se establecieron junto a otras familias de comunidades vecinas, y no de un sólo hombre. Este es un punto interesante para analizar porque contradice algunos estudios antropológicos sobre el origen de este barrio rural, apartado del centro de la ciudad. 106 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Foto 1. Acervo del autor Foto 2. Acervo del autor Desde que se tienen noticias, la población era constituida por pescadores que inicialmente construyeron sus casas con hojas de coqueros a la vera del mar, trasladándose después para una colina que originó el núcleo de la villa. Durante muchos años el poblado de la villa sobrevivió teniendo como principales actividades el cultivo y la pesca. Según Garda (1983) la agricultura era practicada en un área de 550 hectáreas, que se extendía hasta el río Jiqui, y hasta lo que es hoy la Rota do Sol. Esa área era considerada como propiedad comunal de los moradores. Había áreas destinadas a viviendas y quintas, apropiadas separadamente por cada grupo doméstico, y la mata y los pastizales eran de uso comunal. La pesca era artesanal, en su mayoría con grandes redes, practicada en la orla marítima, en la playa de Ponta Negra. Sin embargo fue a partir de la segunda guerra mundial que la villa rompe con su aislamiento. El desarrollo de la villa, según sus moradores, tuvo inicio en la mitad de los años 40, con la llegada de la energía eléctrica, pavimentación de calles y otros equipamientos urbanos. La segunda guerra marcó significativamente el cotidiano de Natal y también de Ponta Negra. Con la construcción de la base área de Natal, en 1942, fue instalado un balneario militar en la playa y los moradores encontraron otra fuente de ingresos y comenzaron a trabajar como mozos. Las rendeiras fueron también beneficiadas con el crecimiento de las ventas. “Varios de ellos encontraron empleo en la construcción de la base. Otros, trabajaban como mozos en el balneario instalado en la playa de Ponta Negra. Fue en esa época que se comenzó a ver dinero circulando en gran cantidad dentro de la villa, donde antes, a pesar de no faltar harina y pescado, el dinero circulaba en pequeñas cantidades”(Garda, 1983,50). Con la construcción de rutas próximas a la villa, las tierras se valorizaron y varias familias de Natal se apropiaron de lotes a la vera del mar para construir casas de veraneo. Según Garda (1983) estas transformaciones al principio no incomodaron a los moradores que encontraban en esta incipiente modernización algún empleo (caseros, pequeños comercios y servicios). 107 Lisabete Coradini Pero, al final de los años 50 la historia de la villa fue marcada por la lucha jurídica y armada por la toma de tierras. La lucha era entre Fernando Pedrosa (agente inmobiliario, hijo de familia políticamente importante), que reivindicaba la propiedad de aquella área, y los moradores de Ponta Negra. El conflicto fue resuelto con la donación de tierras a la iglesia y al ministerio público. En 1957, Fernando Pedrosa donó una parte del área de la villa a la diócesis de Natal. En 1964, donó 2/3 partes de las tierras de Ponta Negra a la aeronáutica para la construcción de la Barreira do Inferno (cf. Garda,1983). En la década del 60 los moradores de la villa se dedicaban específicamente a la actividad pesquera, y como actividad complementaria: a la cría de animales pequeños y a la extracción de carbón. Las mujeres se dedicaban a actividades artesanales, como es la renda de bilros (artesanía de hilo confeccionada en una especie de telar casero. N. de T.), a la colecta de de frutas (venta de coco, tamarindo, mangaba, manga, cajú). Hasta los años sesenta, Ponta Negra todavía era el espacio del pescador, del agricultor y de la rendeira de bilro. Después de este período la villa sufre un proceso de urbanización teniendo como base las casas de veraneo (Lopes Jr, 1997). Y la tranquila y paqueta villa, pasó a ser el lugar preferido de la clase media/alta natalense que comenzó a construir sus casas de veraneo. La villa pasa a ser un lugar de veraneo y paseo (Machado, 1989). Sin embargo la falta de una legislación urbanística apropiada trajo como consecuencia la ocupación irregular de los terrenos y construcciones sin planeamiento. Para Lopes Jr. (1997, 28): “Hubo una apropiación singular que él llamó de “urbanización turística” que mezcla lo nuevo con lo viejo, constituyendo la base económica y cultural de un proceso de posmodernización tan salvaje como la modernización conservadora”. El espacio sufría las primeras señales de transformación. En la orla, las casas de veraneo contrastaban con las casas de los antiguos moradores. La construcción de la Via Costeira y de la avenida Eng. Roberto Freire permitió un acceso más rápido a la villa y una aproximación con la ciudad. Y consecuentemente, la valorización de los terrenos y la consolidación del pequeño comerciante a la vera del mar con ingresos producidos por la venta de sus productos: pescado y artesanías. Al final de los años setenta, los pescadores comenzaron a levantar sus barracas con la intención de comercializar la pesca allí mismo. Con el incremento de esta actividad las barracas se fueron modificando y diversificando. En la década de los ochenta con el advenimiento del turismo las barracas pasaron a ofrecer otros tipos de servicios y aquel espacio se tornó una opción para diversos tipos de comercio. Se da inicio al período de construcción de barracas en la orla marítima destinadas a la comercialización, o sea, a la venta de caldos, pescado, agua de coco, aguardiente y tapioca. Para los moradores esta actividad se constituyó en una actividad paralela a la pesca y la artesanía. La pesca en la playa decayó. Las barracas comenzaron a transformarse en la segunda actividad principal para los moradores de la villa. Las primeras barracas eran de 108 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS pescadores y caseros de las casas de veraneo. Éstas eran improvisadas, con techos de paja o de lona (Cf. Gapodaglio, 1989). Según Gapodaglio (1989) en este período, en los fines de semana y en la época de verano, aumentó mucho el flujo de bañistas, lo que produjo la necesidad de diversificar los productos, incluyendo la presencia de las mujeres, que quedaron conocidas como las barraqueiras, ahora preparando alimentos dentro de las barracas (mandioca frita, caldos, cangrejos cocinados en leche de coco). Las mujeres aprovecharon el flujo turístico en la época de vacaciones para vender manteles y hamacas. Estas mujeres ofrecían servicios domésticos para las familias veraniegas, algunas residían con sus maridos, caseros en las casas de veraneo. Para la autora, las mujeres que asumieron esta actividad pública y el contacto directo con los clientes debían estar siempre acompañadas de algún pariente que les garantizara integridad y respeto. Las barraqueiras trabajaban todos los días. Los lunes eran días libres, destinado a las tareas domésticas (lavar ropa, hacer compras y pagar a los proveedores, depósitos bancarios). En el inicio de los años ochenta fueron construidos los barrios residenciales: Ponta Negra y Alagamar. La villa, en 1983, tenía quinientas casas y dos mil habitantes. En este período surgen nuevos moradores, de otros barrios o del interior que pasaron a dedicarse a actividades turísticas. La villa recibió muchos inmigrantes al final de los años setenta y a inicio de los ochenta, resultando que un cuarto de la población local era constituida por moradores de otras localidades. Es interesante citar que en este período ocurrieron en el barrio dos manifestaciones populares contra las inversiones estatales y privadas. Como apunta Capodaglio, en su investigación sobre los moradores, la lucha contra los espigones (1985) y el Movimento SOS Ponta Negra (1987). Movimientos de organización popular. En los años noventa, la prefectura resolvió remodelar la orla. Construyó una vereda con kioscos e iluminación pública. Las barracas fueron retiradas y se dio inicio a la reurbanización de la orla de Ponta Negra. A partir de este período, todo el barrio va a sufrir modificaciones impulsionadas por el desarrollo turístico. Surgen hoteles, posadas, restaurantes, edificios, especulación inmobiliaria, turismo sexual, tráfico de drogas y prostitución. 109 Lisabete Coradini Según declaraciones del señor Samuel, nacido y criado en la Villa de Ponta Negra, residente en la calle Bela Vista, descendiente de familia de pescadores, él también pescador “En los años 50 las playas de veraneo del natalense eran; en el litoral Norte la playa de Redinha y en el litoral Sur, la playa de Ponta Negra. Ponta Negra era una playa esencialmente de pescadores que durante los meses de veraneo era invadida por la burguesía natalense, había muchos coqueros en la orla y poquísimos bañistas, no había bares, restaurantes, kioscos, ni ambulantes. Para llegar hasta allá con menor dificultad sólo se podía con automóvil, cortando por la pequeña calle de barro que conectaba Natal con Ponta Negra, eso era cosa sólo para la élite, ¿cuántas personas tenían auto en los años 50?.” En una entrevista reciente al diario Tribuna do Norte, del 27 de junio del 2004, el escritor y periodista Murilo Melo Filho narra lo que era Ponta Negra en los años 50: “A inicios de la década del 50, ir a Ponta Negra era un viaje. El acceso era difícil y el área era reservada, tranquila. Me acuerdo muy bien que la gente iba hasta allá con una marmita con comida porque no había bar ni restaurante. Y como pasábamos el día entero en la playa, era preciso llevar lo necesario. Para llegar hasta allá había que pasar por el Morro Branco, donde las personas traspasaban las dunas para llegar a la playa.” Doña María, que reside en la Villa de Ponta Negra hace muchos años, rendeira, acompañó todos esos cambios, ella cuenta que las mujeres que residían allí tenían como principal ocupación la renda: “la renda tenía una salida muy grande, íbamos a vender allá en el puerto de Natal, en los navíos que anclaban, debido a la gran procura de los turistas que llegaban a Natal, quienes compraban eran aquellas señoras chics, hoy, aún con muchos turistas aquí, no da para vivir de la venta de las rendas”. Según ella, la vida era de mucha pobreza pero nadie pasaba hambre, las cosas eran más difíciles, pero nada faltaba; “Era pobre pero estaba bien, existían las casas de harina, las quintas, muchos pescados, hasta frutas en los morros conseguíamos. Los pescados se conseguían más en la orilla, los pescadores no precisaban entrar tanto, habían peces cerca de la playa, hoy, los que van corren peligro, tienen que entrar mucho para conseguir el pescado, a veces pasan dos o tres días mar adentro, de vez en cuando muere uno, es muy peligroso, hasta eso cambió”... 110 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS A partir de los relatos de los moradores de la Villa de Ponta Negra percibimos que todos hablan de un punto en común, a saber, la relación entre el presente y el pasado de la Villa. Forma parte del discurso de los moradores esa dualidad, o sea, está en todas las voces esa relación entre el pasado (que era tranquilo) y el presente, del turismo (violento). En la voz de los moradores es muy significativa la referencia a la violencia y al tráfico de drogas. Como en las declaraciones de Doña Zeneide: “Antes vivíamos mucho más tranquilos, podíamos andar, caminábamos de noche la villa todita, sin tener horarios para salir de casa, hoy ya no hay más tranquilidad, por causa de la violencia mucha gente ya vendió la casa, otros se fueron. Es bueno por una parte, porque surgió más empleo, más renda para las personas, en esos hoteles esas cosas quedaron mejores, pero sobre la tranquilidad yo no lo veo bien.” Así este nuevo escenario ha provocado cambios significativos y la forma de vivir, trabajar, en la sociabilidad y en el esparcimiento de los moradores. Presenciamos un número notable de hoteles, posadas, restaurantes, casas nocturnas, albergues, alquiler de vehículos, mercados. Un ejemplo bastante esclarecedor de estas transformaciones socioespaciales es la verticalización del barrio, con la construcción de grandes emprendimientos inmobiliarios, como por ejemplo: Corais do Atlântico, Sport Park, Corais de Ponta Negra (emprendimientos inmobiliarios residenciales de la clase media alta, de 20 a 30 pisos, salones de fiestas, gimnasio equipado, área de esparcimiento y dúplex en la terraza). También existe un acelerado aumento de flats y condominios cerrados. Se nota una fuerte inversión en la construcción civil en este espacio, que trae como consecuencia la valorización de los terrenos y de las residencias y, como consecuencia, la fuga de antiguas familias moradoras de la villa, que van vendiendo sus terrenos y casas, por causa de la valorización inmobiliaria del mercado local. Mientras el nuevo Plan Director de la Ciudad no es aprobado por la Cámara Municipal, el mercado inmobiliario no pierde tiempo e invierte en lotes para la construcción de condominios verticales sin control de altura en la Villa de Ponta Negra próximas al Morro do Careca. La principal tarjeta postal de la ciudad corre el riesgo de quedar escondida en medio de un paredón de edificios. Para el Ministerio Público, los emprendimientos que están siendo construidos próximos al Morro do Careca ya tienen el permiso ambiental y de construcción expedidos. Mientras, para los moradores, dos puntos causan inquietud: la cuestión visual y el problema de cloacas sanitarias en Ponta Negra. 111 Lisabete Coradini Foto 3. Foto Lisabete Foto 4 Lisabete Actualmente el barrio vive otro ritmo, atrayendo un número de nuevos moradores, muchos de ellos venidos de otras grandes ciudades. Este flujo con origen en la evasión de los grandes centros urbanos se ha intensificado en el Brasil. Es significativo el número de personas que buscan alternativas de vida más tranquilas en otras ciudades y no soportan más vivir en las metrópolis (violencia, inseguridad, embotellamientos, polución, entre otros factores). Este fenómeno migratorio es marcado como típico de la clase media brasilera. En Ponta Negra, a partir de los datos recolectados en campo, identificamos un grupo compuesto por familias de clase media (paulistas, cariocas, mineiros, gauchos) que tienen negocios en el lugar; y un grupo compuesto por artistas, intelectuales, profesores universitarios, que fueron a vivir allá en estos últimos quince años. Encontramos, más recientemente, otro grupo: turistas extranjeros que acaban instalándose y tornándose los principales inversores. También fue posible identificar a las familias de moradores que continúan viviendo de la pesca, de la renda y con barracas en la orla de la playa; familias de moradores que modificaron su situación social por causa del turismo -poseen pequeños negocios (bares, casas para alquilar, posadas) y un número significativo de individuos solteros y otros desocupados que son mal vistos en la Villa porque están vinculados al tráfico de drogas. Lo local y lo global El barrio de Ponta Negra continúa atrayendo y articulando varios deseos: vivir con calidad, estar en la ciudad, proximidad de escuelas, universidades, supermercados, esparcimiento. Se opta por la naturaleza sin dejar lo urbano. Entre tanto, la llegada de nuevos habitantes tomó tal proporción que acabaron cambiando el paisaje y cambiando también los hábitos, los valores; en fin, la cultura. A pesar de la violenta transformación socioespacial que alcanza al barrio, se percibe por otro lado, un movimiento de reconstrucción o invención de identidades colectivas. 112 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Un movimiento de defensa de la autenticidad, que refuerza los atributos identitarios de la comunidad local, presente en las diferentes manifestaciones culturales como: danza de coco, pastoril, bois de reis, fiestas do padroeiro, fiestas de São João y las conmemoraciones de final de año. Es interesante observar que esas actividades son realizadas por los moradores más antiguos y cuentan con el apoyo de sus hijos y nietos. Así se puede afirmar que existe otro movimiento. Un proceso desencadenado por los propios moradores de Ponta Negra en la defensa de la autenticidad, de la memoria, de la tradición. Esa defensa de lo local puede ser traducida como una dificultad de vivenciar los efectos que la globalización introduce en los contextos locales. Para algunos autores la relación entre la identidad local y el avance de lo global propicia un flujo productor de conjunciones e disyunciones (cf. Featherstone, 1995, Appadurai, 1991). La declaración de Ronaldo, morador de la Villa e hijo de pescador, es muy significativa: “No hay gringo que me saque de aquí. Nací aquí y voy morir aquí, con seguridad. Nacido y criado y aquí continuaré hasta la muerte”. Es interesante resaltar que la denuncia de agresión al panorama paisajístico del Morro do Careca, que puede ser conferida en el sito http://www.sospontanegra.blogspot. com/, fue realizada por el periodista Yuno Silva, habitante de la Villa de Ponta Negra desde 1978, y que hoy ganó la adhesión da la gran mayoría de los moradores.5 Así, frente a los efectos desestructuradores de la globalización nos deparamos con dos movimientos contradictorios pero complementarios: un movimiento de retorno al pasado y, otro, que busca la idealización de un presente. En este sentido estoy de acuerdo con Joanildo Burity (1999, 3) al analizar el impacto de la globalización y el tema del multiculturalismo, él afirma: “(...) las identidades emergen en la estela de los efectos desterritorializantes y desinstitucionalizantes de la globalización, beneficiándose con el debilitamiento de las antiguas unidades políticas y culturales de la modernidad de los noventa. Porque, en fin, las identidades reaccionan, en una tentativa de resincronización espacio-temporal, a los efectos desestruturadores de la globalización, buscando en las raíces del pasado o en la idealización del presente una forma de neutralizar el sentimiento de ansiedad o pánico ante la incerteza, la inestabilidad y la permanente redefinición de las reglas y escenarios que se instalan en nombre de la globalización”. Observar todos los tipos de intervenciones urbanísticas es entender cómo esto produce un simbolismo en el espacio urbano donde los nexos entre lo local y lo global se configuran 5 El derecho al paisaje, derecho asegurado en la constitución brasilera también ha sido irrespetado. La Protección del Medio Ambiente está asegurada en la Constitución Federal, Art. 225 113 Lisabete Coradini de modo más rápido e intenso. Cómo se forman y qué significados cargan esos cambios socioespaciales, y cómo esto provoca la creación de nuevas identidades (étnicas, sociales, históricas, etc.) es lo que todavía se pretende investigar. Como sugiere Magnani (2000): “es preciso observarlos en el contexto en que son realizados, no hay otra forma de evaluar si todavía es posible ver en ellos, a pesar de las profundas transformaciones por la que vienen pasando, una genuina experiencia urbana”. Foto 5. Rendeira Lisabete Foto 6. Pescador Lisabete REFERENCIAS Andrade, Manoel. Estado, capital e industrialização no Nordeste, Rio de Janeiro: Zahar, 1981. Barros, Myriam Moraes Lins de. A Cidade dos Velhos in: Velho, Gilberto (org). Antropologia Urbana: Cultura e sociedade no Brasil e em Portugal. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2002. Bauman, Zygmunt. Globalização: as conseqüências humanas. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor,1998. __________. Comunidade. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1998. Benjamin, Walter. Obras Escolhidas: Magia e Técnica, Arte e Política. São Paulo: Brasiliense, 1994. Bosi, Ecléa. Memória e Sociedade: Lembranças de velhos. São Paulo: Companhia das Letras,1995. Burity, Joanildo. Globalização e identidade: desafios do multiculturalismo. Trabalho apresentado na Mesa Redonda Multiculturalismo, relações inter-étnicas e globalização. I Conferência Latino-americana e Caribenha de Ciências Sociais, Recife, Brasil, 1999. Canclini, Néstor Garcia. Culturas híbridas: estratégias para entrar e sair da modernidade. Tradução Eloísa Pezza Cintrão e Ana Regina Lessa. 2. ed. São Paulo: EDUSP, 1997. 114 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Canclini, Néstor Garcia. Consumidores e cidadãos: conflitos culturais da globalização. Tradução Maurício Santana Dias. 2. ed. Rio de Janeiro: Editora da UFRJ, 1999. Canclini, Néstor Garcia. Cultura y comunicación: entre lo global y lo local. La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 1997. Cardoso, Ruth. (Org.) A aventura antropológica: teoria e pesquisa. 3 ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1997. Cascudo, Luís da Câmara. História da cidade do Natal. 2.ed. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 1985. Clementino, Maria do Livramento. Impacto urbano de uma base militar: a mobilização militar em Natal durante a 2a Grande Guerra. Natal: EDUFRN, 1995. Coradini, Lisabete. Praça XV: espaço e sociabilidade. Florianópolis: Letras Contemporâneas, 1995. Coradini, Lisabete, Memorias del futuro. Imágenes y discursos de la ciudad latinoamericana. 2000. 237 f. Tesis (Doctorado) -Instituto de Investigaciones Antropológicas. Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2000. Coradini, Lisabete; ROCCA, Lourdes, “El uso de las imágenes en antropología”. In: Perez, Rafael Taylor (Org.). Apreender comprender antropología. México: CECSA, 2000. Cruz, Rita de Cássia. Política de turismo e território. São Paulo: Contexto, 2001. Damatta, Roberto. A casa e a rua: espaço, cidadania, mulher e morte no Brasil. Rio de Janeiro: Guanabara, 1987. Delgado, Lucilia de Almeida Neves. História Oral: memória, tempo, identidades. Minas Gerais: Autêntica, 2006. Featherstone, Mike. 1995. Undoing Culture. Globalization, Postmodernism and Identity. London/Thousand Oaks/.New Delhi, SAGE. Furtado, Edna. A onda do turismo na cidade do sol. Tese de Doutorado. PPGCS/UFRN, Natal, 2005. Hall, Stuart.“Old and New Identities, Old and New Ethnicities”, King, Anthony D. (ed.). Culture, Globalization, and the World-System. Contemporary Conditions for the Representation of Identity. Basingstoke/ Binghamton, Macmillan/Department of Art and Art History, State University of New York:1991. ______. A Identidade Cultural na Pós-Modernidade. Rio de Janeiro: DP&A,1997. Gapodaglio, Gigliola. A mulher barraqueira de Ponta Negra: dona-de-casa e dona-debarraca. Dissertação de mestrado, PPGCS/UFRN,1989 Garda, Lois Martin. Família e mudança social. Dissertação de mestrado, PPGCS/UFRN, 1983. Geertz, Clifford, A interpretação das culturas. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 1978. IBGE. Censo Demográfico 2000. Rio de Janeiro, 2001. Jeudy, Henry-Pierre. Memórias do social. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 1990. Jeudy, Henry-Pierre. Entre mémoire et patrimoine. Ethnologie Française: le vertige des traces. Patrimoine en question. Paris: Armand Colin, XXV, n. 1, p. 5-6, janviers-mars,1995. 115 Lisabete Coradini Jeudy, Henri-Pierre. Espelho das Cidades. Rio de Janeiro: Casa da Palavra, 2005. Koury, Mauro Guilherme Pinheiro, (Org.) Imagem e Memória: Estudos em Antropologia Visual. Rio de Janeiro, Garamond, 2001. Lopes Junior, Edmilson. A construção social da cidade do prazer: Natal. Natal: Editora da UFRN, 2000. Machado, Maria Salete. Estado e Movimentos Sociais em Natal. (Tese de doutorado Sociologia) USP, São Paulo, 1989. Magnani, José Guilherme C. Quando o campo é a cidade. In: na metrópole. 2.ed. São Paulo: EDUSP, 2000. Oliveira, Roberto Cardoso. O trabalho do antropólogo. 2. ed. São Paulo: UNESP, 1998. Prefeitura de Natal. Plano Diretor de Natal. Lei complementar n.7, Natal, 1994. Silva, Ângelo Magalhães. Objeto imobiliário e a produção do espaço na zona sul de Natal/ RN, dissertação de Mestrado, 2000. Samain, Etienne, (org). O Fotográfico. São Paulo: Hucitec, 1998. Smith Jr. Clyde. Trampolim para a vitória. Natal: Editora da UFRN, 1993. Velho, Gilberto. Projeto e metamorfose- Antropologia das sociedades complexas. 2.ed. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1999. Velho, Gilberto (org). Antropologia Urbana: cultura e sociedade no Brasil e em Portugal. 2 ed. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2002. Site: http://www.sospontanegra.blogspot.com/, acessado em 30 de jan 2007. Jornal: Tribuna do Norte, 23/09/2006. Mapa: localização do Río Grande do Norte 116 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS O Planejamento Participativo e a Construção da Cidade Turística na Região Nordeste do Brasil Silvana Pirillo Ramos O planejamento com participação da sociedade civil é um fenômeno recente no Brasil. A referência inicial é a cidade de Porto Alegre no Rio Grande do Sul, com seu projeto lançado em 1993. A partir da realização da discussão do orçamento participativo da capital gaúcha, vários municípios brasileiros começaram a seguir o exemplo. A demanda da participação da sociedade civil no desenvolvimento do Turismo é estimulada com o PRODETUR1 na década de noventa com a proposta de formação de conselhos gestores, pelo Programa Nacional de Municipalização do Turismo, implantado entre 1994 e 2001, objetivando descentralizar as políticas públicas de turismo e fortalecer o processo do planejamento nos municípios, e também a partir da criação do Ministério do Turismo, que elaborou o atual Programa de Regionalização. Segundo Ministro do Turismo, Walfrido dos Mares Guia (2007): Com certeza, o Programa de Regionalização do Turismo – Roteiros do Brasil constitui-se em um mo vimento que deve influir na percepção daqueles que atuam no processo de formulação, mobilização, execução e comercialização do produto turístico, e também dos que definem os instrumentos de política e de gestão pública. Trata-se de um modelo de desenvolvimento integral, na perspectiva da inclusão social, com ênfase na igualdade de oportunidades desejada pelas populações, em nome das quais se formula o Programa. Busca-se reafirmar as formas de existência das comunidades, seus costumes e suas crenças, as relações de poder e de interesses que as unem e as distanciam. Enfim, trata-se de uma contribuição para superar obstáculos e divergências e pensar a geração de riqueza vinculada ao movimento de grupos sociais regionalmente organizados, que demandam espaço de participação no processo de decisão e gestão. Desta forma, cresce o número de municípios que elabora seus planos de desenvolvimento turístico consultando a comunidade por meio de oficinas2 que se utilizam 1 A portaria nº. 1 de 29/11/1991 instituiu, conjuntamente com a Sudene (Superintendência do Desenvolvimento do Nordeste) e da Embratur (Empresa Brasileira de Turismo) o PRODETUR –Programa de Ação para o Desenvolvimento do Turismo do Nordeste– tendo como principal proposta promover e organizar o desenvolvimento do turismo na região (nove estados nordestinos e Minas Gerais). 2 Entende-se por “oficinas de participação popular” o encontro de diferentes grupos sociais interessados em um projeto, em um determinado espaço, para a discussão e a construção conjunta de todo um processo de desenvolvimento do mesmo, tendo por base uma metodologia, que geralmente é conduzida por um moderador. 117 Silvana Pirillo Ramos de metodologias que estimulam a participação popular, algumas nem mesmo reconhecidas pela academia ou que se baseiam simplesmente na prática de consultores e moderadores. As dificuldades em se obter a participação popular ou a representatividade da população nas oficinas muitas vezes se justificam por uma critica à metodologia utilizada e a postura do moderador . O discurso presente nas práticas dos consultores que atuam no dia a dia das oficinas aponta os elementos abaixo relacionados para justificar os empecilhos no processo do planejamento participativo: Falta de preparo prévio das oficinas : A oficina é um momento único, espaço de reivindicações que deve ser construído com elementos que estimulem a comunicação e que sensibilizem os participantes, sendo que o ambiente e as dinâmicas propostas devem ser estimulantes. Falta de habilidade do mediador: O mediador das oficinas tem um papel de fundamental importância no desenvolver do processo. Seu compromisso é de honestidade, transparência, visão ampla e muita flexibilidade, pois a metodologia não pode ser confundida com uma receita pré-estabelecida e os grupos devem ser ouvidos e representados em suas reivindicações. Desconhecimento dos profissionais inseridos na construção do planejamento das peculiaridades da comunidade local: É de fundamental importância a pesquisa prévia, ou seja, obter conhecimentos sobre o local, suas origens e conflitos sócio espaciais. Para tanto é necessário levantamento da história do local, compreensão do significado das transformações, identificação das lideranças e de sua representatividade. É evidente que os elementos relacionados dificultam o desenvolvimento da metodologia, mas sua eficiência e eficácia demanda estudos bem mais complexos, uma visão ampla de todo um processo de formação de uma cultura política e das bases estruturais do poder. O Turismo e o Planejamento Participativo O turismo, no Brasil, é caracterizado nos discursos governamentais e empresariais, desde a década de cinqüenta, como potencial impulsionador de desenvolvimento econômico podendo gerar emprego e renda para as comunidades carentes, inclusão social e o exercício da cidadania. Palavras como “desenvolvimento sustentável”, “redução da pobreza”, “cidadania” e “aproveitamento de mão de obra local” são muito presentes nos discursos. Diante da concepção de turismo sustentável que exige, principalmente, visão de futuro, o que se percebe é uma apologia da atividade turística sem uma visão da dimensão dessa atividade o que tem gerado ações incipientes, 118 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS mas a efetiva política como “a espinha dorsal do formular (Planejamento), do pensar (plano), do fazer (projetos e programas), do executar (preservação, conservação, utilização e ressignificação dos patrimônios natural e cultural e sua sustentabilidade), do reprogramar (estratégia) e do fomentar (investimentos e venda) e desenvolvimento turístico de um país ou de uma região e seus produtos finais é praticamente inexistente. (Beni:2001, p.77) Mais especificamente pode-se afirmar, dentro dessa concepção de política, que no Turismo o Brasil passa por um longo processo de “políticas de ausência de políticas”3. As metas e diretrizes presentes que enfeitam os discursos e que se registram em documentos, propondo-se a “salvar o país” criando alternativas para sua problemática situação sócio econômica, em nada se sustentam no cotidiano das ações e têm se revelado paradoxais com relação à redução da pobreza e a melhoria da qualidade de vida. O turismo é uma atividade econômica recente no Brasil, começou a ser organizado no governo Juscelino Kubitschek (1956-1961) por meio da criação da COMBRATUR (Comissão Brasileira de Turismo) que deveria exercer atividades de planejamento, supervisão e execução da política de turismo, mas sua atuação se limitou a um período de quatro anos, sendo extinta em 1962 e não apresentando grandes sucessos no cenário turístico nacional. Em 1966 foi criada a EMBRATUR (Empresa Brasileira de Turismo), vinculada ao Ministério da Indústria e Comércio, o que dá início às intervenções mais diretas do Estado no turismo, com projetos e incentivos fiscais. A atuação da EMBRATUR nas décadas de sessenta e setenta destaca-se pelo trabalho de promoção do Brasil no exterior atrelado à imagem erótica e sensual da mulher brasileira, sempre presente nos cartões postais, nua ou seminua, o que acabou por gerar o estereótipo do Brasil como país do sexo fácil. O período da ditadura militar é marcado, também, pela repressão aos movimentos sociais, pelo autoritarismo, pela negação e redução dos direitos humanos, e é conhecida pela sua concepção de desenvolvimento calcada em indicadores quantitativos, como o aumento do PIB nacional e pelas obras faraônicas, no turismo são realizados os denominados “megaprojetos”, sempre priorizando a implantação de infra-estrutura, preparando um cenário para facilitar investimentos estrangeiros, com a construção de resorts e grandes redes hoteleiras internacionais. Apenas na década de noventa, com as políticas do governo Fernando Collor (199092) é que o discurso do desenvolvimento social sustentável entra em cena e que o turismo passa a se reforçar como potencial gerador de emprego e renda e promotor da redução da desigualdade social. Nesse momento também se inicia a preocupação com a preservação dos recursos naturais justamente como elemento central de constituição do produto turístico. 3 Entende-se política pela definição atribuída por Weber (1970, p.99-100): “conjunto dos esforços feitos em vista de participar no poder ou influenciar a divisão do poder, quer entre os estados, que entre os diversos grupos dentro de um mesmo Estado. 119 Silvana Pirillo Ramos O Brasil se abre ao capital estrangeiro, ao FMI, BID e BIRD, organismos internacionais financiadores e fiscais da dívida externa a fim de dinamizar os projetos turísticos. O projeto de desenvolvimento turístico é marcado significativamente pela criação do Programa de Ação para o desenvolvimento do Turismo (PRODETUR). Ele se constitui por projetos de intervenção em infra-estrutura portuária, saneamento, energia, telecomunicações, recuperação de patrimônio histórico, equipamentos e serviços, estudos e projetos, marketing e recursos humanos. Sua atividade, entre outras, consiste em avaliar, estabelecer prioridades e criar condições para a implementação dos projetos turísticos que os Estados encaminham. O PRODETUR investe inicialmente em infra-estrutura, posicionando-se como a tábua de salvação de algumas regiões, principalmente o Nordeste brasileiro, extremamente pobre, com elevadas taxas de analfabetismo e mortalidade infantil, num ambiente adverso que passa pelo problema da seca. A Região Nordeste tem cerca de 1´500,000 quilômetros quadrados de área e nove estados litorâneos que totalizam, aproximadamente, 3,300 Km de costa, dota-se de um marketing que enfatiza suas belezas, principalmente a praia e o sol, paisagem perfeita. Sua população foi estimada com base no censo de 1991 em 45.3 milhões de pessoas. Alguns indicadores revelam a situação sócio-econômica da região, que conta com menos de 52% das casas conectadas à água potável; menos de 8% das casas conectadas a sistemas de esgoto, sendo tratado somente 4% do esgoto coletado; e um número estimado de 23 milhões de pessoas vivendo abaixo do nível da pobreza (BND, Prodetur-NE:1995) Tanto o PRODETUR como as Políticas de Megaprojetos são excessivamente criticadas pelos inúmeros impactos sociais e ambientais que ocasionam e por não revelarem em suas efetivas ações a preocupação com a população local. Segundo Cruz (2002, p.156) A política de megaprojetos e Prodetur-NE são exemplos nacionais de um processo mundial de expansão das fronteiras espaciais do turismo, da apropriação privada de espaços movida pela atividade turística, da transformação do espaço em mercadoria, do triunfo do valor de troca em relação ao valor de uso do espaço e de uma intrigante supremacia do turismo – na competição com outras atividades produtivas – que tem por finalidade a construção e reconstrução do espaço para seu uso. O PRODETUR é um programa que tem continuidade no governo Fernando Henrique Cardoso e se transforma no atual governo em PRODETUR II que pretende viabilizar projetos anteriores, cuja verba destinada não tenha sido suficiente e o PRODETUR III voltada para a capacitação de mão de obra e a geração de emprego. 120 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Embora a OMT estabeleça que antes de dar início a qualquer projeto turístico devem ser efetuadas análises econômicas, sociais e ambientais, a avaliação dessa política do PRODETUR sempre foi duvidosa, sem uma efetiva preocupação com a qualidade de vida da população local e com os inúmeros impactos que poderia causar. Utilizaram-se indicadores de caráter quantitativos para definir que o turismo era um elemento propulsor de desenvolvimento. Muitas são as conseqüências dessa atividade desenvolvida sem planejamento, sem estudos de impacto, de forma absolutamente incipiente: Especulação Imobiliária: valorização das terras em função dos empreendimentos turísticos e da chegada da infra-estrutura, juntamente com o aumento dos impostos, o que culmina na expulsão da população local ou simplesmente na venda dos terrenos para especuladores, por valores irrisórios. Ou seja, a infra-estrutura do local demandada pelos empreendimentos se torna uma arma contra população local. Há determinadas regiões do país, principalmente a orla do Nordeste brasileiro, que já foram totalmente adquiridas por estrangeiros se constituindo em suas segundas residências que ficam desocupadas parte do ano se transformando em áreas praticamente desertas por longos períodos. Subemprego/ empregos sazonais: embora o turismo seja considerado um campo de geração de empregos, principalmente para a população do local em que se desenvolve, pouco se questiona sobre a natureza desses empregos, muitos sazonais, com baixa remuneração (sempre inferiores à média do mercado de trabalho), operacionais repetitivos, sem oportunidade de ampliação de conhecimentos e desenvolvimento profissional. Segundo o Ministério de Trabalho e Emprego (2001), entre 1999 e 2001 a economia brasileira cresceu em 5,31% e as ocupações turísticas tiveram redução em termos reais, além de pagar salários inferiores à média nacional. Os operacionais não recebem mais que dois salários mínimos. A OMT na publicação Introdução ao Turismo (2001) enumera algumas das principais características do mercado de trabalho turístico em âmbito mundial: Elevada porcentagem de trabalhadores em meio período, temporários e ocasionais. Significativa presença de mulheres com contratos de meio período em hotéis e restaurantes, poucas em cargo de grande responsabilidade. Presença de trabalhadores estrangeiros com contrato de meio período. Grande número de jovens com escassa qualificação ou estudantes empregados no setor esporadicamente, muitos de forma clandestina. Menor retribuição que em outros setores econômicos 121 Silvana Pirillo Ramos Maior número de horas semanais trabalhadas para os empregados do setor, com horário e turno de trabalhos especiais Grau de sindicalização inferior a outros setores. Degradação ambiental: são muitos os impactos ambientais ocasionados pelo turismo. As paisagens sofrem alterações em virtude da construção de equipamentos e instalações para turistas. O turismo provoca transito, poluição sonora e visual além da depredação da natureza, o acúmulo desmedido de lixo e pode acelerar a extinção de determinadas espécies animais que já se encontram ameaçadas. A degradação ambiental provocada pelo turismo é um paradoxo para uma atividade que sobrevive dos recursos naturais, e que faz das belezas naturais de uma localidade seu produto mais viável. Transformações nas manifestações culturais: o turismo promove um fenômeno que extrapola a simples transformação das manifestações culturais, o que seria um processo de sua própria natureza. O que se observa é uma completa ressignificação dessas manifestações, que quase sempre atende a interesses do mercado. Um exemplo pode ser apontado por Figueiredo (1999, p.219) referindo-se ao Carimbó, dança de roda comum no município de Soure, Ilha de Marajó, no Pará: Através da atividade turística, podemos perceber algumas modificações. O Carimbó agora já não é dançado nas festas da comunidade, e sim realizado nos salões de hotéis ou em festivais programados; o lazer do caboclo já é agora trabalho, pois dança para ganhar dinheiro (cada apresentação é paga); o ritmo torna-se rápido; os turistas são chamados para participar; enfim, o que antes era lazer, dançado em todas as festas, transforma-se em espetáculo, em que cada apresentação precisa de uma produção ainda que pequena. Dependência: ocorre principalmente quando a comunidade reduz o turismo a sua única atividade econômica deixando de lado o desenvolvimento de outras frentes e desprezando a possibilidade dessa atividade entrar em decadência. Sobre esse fenômeno Ruschman (1997, p.49) destaca: o grande movimento de pessoas dos países economicamente desenvolvidos para os destinos oferecidos pelo terceiro mundo, dá origem a algumas condições que caracterizam um novo tipo de colonialismo, uma vez que os países em desenvolvimento passam a ter uma grande dependência dos fluxos turísticos do primeiro mundo, a ponto de criar mecanismos internos para facilitar a vinda dos turistas (e dos investimentos estrangeiros), negligenciando, assim, entre outros aspectos, o dos cuidados com o meio ambiente. 122 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Banalização da Pobreza: são muitas as propostas de excursões para visitas a favelas, grupos carentes. Há uma espécie de espetacularização da pobreza e o nativo passa a ser visto como um objeto nesse cenário. Referente a essa questão, Ouriques (2005) aborda notícia de O Estado de São Paulo 28/07/2003, sobre a agência Global Exchange especializada em pacotes alternativos: o estrangeiro visitará o MST (Movimento dos Sem-Terra), considerado pelos organizadores da viagem como o maior movimento social da América Latina. O pacote inclui ainda encontros com organizações que cuidam de crianças de rua, que falarão aos turistas sobre a violência da polícia, tráfico de drogas e turismo sexual. O autor observa ainda que tem sido comum a transformação das Comunidades da periferia, e de sua condição de comunidade excluída em atrativos turísticos. Dessa forma desde que haja visitação turística, a pobreza não precisa ser erradicada, os barracos não precisam ser substituídos por habitações dignas, a eletricidade e a água não precisam ser instaladas e o esgoto pode continuar correndo a céu aberto, pois agora fazem parte do cenário vendido pelo “turismo de realidade”. (Ouriques:2005 p. 144) Prostituição: o desenvolvimento do turismo em determinadas regiões proporciona a criação de áreas de prostituição que facilitam a busca dessa atividade como alternativa de renda bastante interessante para a população local que não tem outras oportunidades de inserção no mercado de trabalho ou sobrevive com baixos salários. Muitos turistas estrangeiros vêm ao Brasil em busca do estereótipo do sexo fácil. Há ainda a forte presença no país da prostituição infantil e do tráfico de mulheres para o exterior para a prostituição. O próprio Ministério do Turismo reconhece a problemática das políticas de turismo até então desenvolvidas no país: As políticas voltadas à promoção do turismo –calcada em pacotes pré-formatados, em fretamentos aéreos e em estruturas hoteleiras de grande porte, principalmente resorts, que, naturalmente, favorece somente a grandes corporações privadas como cadeias hoteleiras, transportadoras aéreas e grandes operadoras turísticas– constituem modelo concentrador de renda cujos impactos sociais e ambientais avaliados pelo custo total, terminam sendo negativos. A renda gerada pelo turismo é, geralmente, apropriada pelos grandes centros que exportam seus produtos e serviços para os destinos turísticos, enquanto são nesses que os principais impactos sociais e ambientais ocorrem. Além disso, esse modelo concentrador não valoriza o local e contraria as principais tendências do “mercado turístico mundial”, caracterizados pela busca da experiência, pela personalização dos pacotes e pela segmentação. (Mtur:2005, p.23) 123 Silvana Pirillo Ramos As transformações do espaço ocasionadas pelo desenvolvimento do turismo são cada vez mais evidenciadas e como se pode perceber ocorrem de forma desordenada sem regulação do Estado e sem controle da sociedade civil que sofre diretamente os impactos. A cidade turística tem se revelado um espaço de exclusão social da população carente e favorecimento de grupos empresariais, muitos deles estrangeiros. O produto turístico apresenta determinadas peculiaridades que exigem uma visão holística em seu processo de planejamento. É preciso considerar que sua constituição baseia-se em um conjunto de componentes capazes de satisfazer as motivações e expectativas de um segmento de mercado determinado. É composto por recursos (natureza, cultura viva, vestígios, equipamentos de ócio adicionado aos serviços e equipamentos turísticos em geral) que permitem ao visitante satisfazer suas necessidades básicas e utilizar os atrativos do destino. (Machin, 2001, p.28) Nesse sentido é de fundamental importância que a sociedade civil discuta suas possíveis formas de intervenção no espaço e como se inserir no processo de desenvolvimento local. O PRODETUR, nos últimos cinco anos, trouxe a proposta da formação dos Conselhos dos Pólos Turísticos que decidem sobre o desenvolvimento do turismo em uma determinada região, projetos e destinos de pequenas empresas, atrativos, produtos, equipamentos e serviços, do qual participam educadores, governos, líderes sindicais, agricultores, instituições religiosas, entre outros. Por outro lado, nem sempre ocorre a representação de interesses múltiplos de vários segmentos da sociedade civil nos conselhos gestores. Alguns grupos atrelados ao poder e controle sobre o desenvolvimento econômico muitas vezes tornam-se hegemônicos. Nesse sentido Silveira (2002, p. 96-97) caracteriza a distinção entre participação ampla em todos os estágios do processo de planejamento, implementação e controle de ações de desenvolvimento, e a simples manipulação de recursos humanos para implementação de projetos, programas ou planos turísticos concebidos de fora e impostos à população de forma mais ou menos autoritária. Há várias formas de participar de um processo; os figurantes de uma telenovela, por exemplo, são membros participantes de um roteiro, no entanto contribuíram apenas com suas imagens. Os atores por sua vez, participaram seguindo roteiros pré-determinados. O autor e o diretor, por sua vez, tiveram sua participação na construção da história e assim ela acontece porque foi por eles determinada. 124 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Quando se discute planejamento participativo é importante definir que se trata da elaboração conjunta de um instrumento que vai nortear uma intervenção promotora de mudanças, em maioria estruturais. É necessário, portanto, como afirma Bordenave (1999), distinguir a verdadeira participação da simples consulta ao povo. Não se trata de um momento em que se buscam aprovações para intervenções já propostas e elaboradas por uma equipe técnica governamental, mas de um momento de nascimentos e percepções conjuntas das necessidades de intervenções, de como elas devem ser realizadas e monitoradas. O Planejamento Participativo é um instrumento, antes de tudo, de caráter educativo, pois é com o exercício da participação é que se aprende a participar. Sua proposta é o estímulo inicial para que o grupo se motive a lançar um olhar questionador para seu cotidiano, identificando problemas, caracterizando as inter-relações entre esses problemas, identificando dificuldades e as responsabilidades coletivas nesse processo. Segundo Demo (1996, p.45), tendo a organização do grupo como estratégia, o planejamento participativo se constitui pela formação da consciência crítica e autocrítica na comunidade, através da qual se elabora o conhecimento adequado dos problemas que afetam o grupo. A comunidade –com seu saber e em consórcio com o saber técnico, um posicionamento crítico diante da realidade e dentro de um contexto planejado e em comum, identifica e prioriza os problemas– formula estratégias concretas de seu enfrentamento e encontra caminhos alternativos e propostas de negociação. Uma gestão democrática de projetos traz em seu cerne uma concepção de participação e envolvimento político se constituindo em um palco para o permanente exercício de cidadania. Trata-se da possibilidade da constituição de espaços de construção e reconstrução da análise das relações cotidianas e das condições sócio-culturais por meio do exercício de um olhar crítico apurado das peculiaridades dos problemas, anseios, expectativas que, às vezes, passam despercebidas. Segundo Telles (1994, p.12) o que emerge em cena é uma nova contratualidade construída em uma negociação que define a medida que baliza a relação conflitiva dos interesses, os ganhos relativos das partes, e o conjunto dos compromissos e responsabilidades, mutuamente acordados, nos usos dos recursos públicos dos quais dependem os resultados do próprio acordo. É nesse sentido que essa contratualidade também redefine as relações entre o público e o privado. O processo de descentralização e a promoção de canais de ação direta do governo junto à população é uma tarefa complexa da construção da democracia e requer mudanças na 125 Silvana Pirillo Ramos concepção de gestão pública, não só dos agentes governamentais, na forma de se relacionar com o cidadão em geral, mas do próprio cidadão que vem de uma tradição de imposição das ações do Estado e do seu não reconhecimento como agente atuante na política. O planejamento participativo consiste na análise conjunta de situações concretas do cotidiano, por diversos atores, na percepção dos problemas e na busca conjunta de alternativas e soluções. Dessa forma um projeto deve trazer, em suas origens, metodologias que possam conduzir essa interação da população envolvida com o órgão de gestão; formas de construir parcerias na condução conjunta de soluções e no atendimento das principais demandas do grupo. Trata-se de uma condição sine qua non para a própria sustentabilidade de um projeto Os Dilemas da Participação O próprio processo e formação do Estado Brasileiro é contraditório com os princípios da participação popular. Para Schwartzman, a formação do Estado Brasileiro se dá em um processo dual constituindo-se de um lado o modelo patrimonialista de dominação e de outro um modelo racional atrelado a modernidade, diante do qual a própria questão da legalidade perde o sentido tornando-se artificial no contexto. No cenário político há uma confusão entre esfera pública e esfera privada, e interesses pessoais de determinados grupos são privilegiados em detrimento de outros sendo que dessa forma possibilita–se a manutenção de poder. O modelo patrimonial ocorre sem a mediação dos grupos sociais organizados ou da representação de interesses diversificados, ou seja o que se tem é um sistema de cooptação com uma permanente negociação do Estado com os diferentes grupos sociais, oferecendo ou não determinados privilégios e favorecimentos Trata-se da constituição de um sistema absolutamente clientelista em que não existe ou não se faz prevalecer nenhuma forma de contrato social. ... o mecanismo principal que faz funcionar esse sistema é o clientelismo (as prebendas são primeiro degrau de uma série de hierarquias clientelísticas) Este sistema de trocas horizontais e verticais de bens que para uma concepção mais racional e moderna da vida social e política são bens públicos, é contraditório com a vigência de um estado de direito, da cidadania e de toda a accountability (O’Donnel,1988, p.66) Diante desse quadro, pensar a participação popular é pensar na ruptura de um sistema absolutamente arraigado na cultura política brasileira, ou em algo que tem se travestido de ruptura mas que se constitui na prevalência das formas de dominação. Benevides (1991) ao discutir as relações de poder e as demandas das novas políticas pela 126 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS participação popular ressalta a questão da “representação teatral do poder diante do povo”, que passa a considerar que as relações aparentemente se transformaram, mas na verdade o que ocorre é mera ficção. Discutir a participação popular, portanto é algo extremamente complexo e requer um olhar sensível, capaz de perceber e compreender as mazelas do poder. O problema principal com os Estados de base neopatrimonial não é que eles mantenham o povo em situação dependente e alienada, mas principalmente, que todas as formas de organização social que eles geram tendem a ser dependentes do poder público e orientadas para a obrenção dos seus favores. O simples transbordamento das estruturas de dominação mais tradicionais, e a criação de novas formas de organização política e social, não garante que este padrão de comportamento não vá se reproduzir. (Schwartzman, 1988, p. 23) É preciso considerar as peculiaridades do país. No Brasil vive-se um fenômeno bem mais preocupante que o da exclusão social, aquilo que Giddens (2004, p. 265) denomina exclusão política: Uma participação política ativa pode estar fora do alcance dos indivíduos socialmente excluídos, aos quais podem faltar informações, as oportunidades e os recursos necessários para o envolvimento no processo político. Fazer lobby, participar de comícios e comparecer a reuniões políticas, tudo isso exige um grau de mobilidade, tempo e acesso a informações que podem estar faltando em comunidades excluídas. Tais desafios crescem em espiral, à medida que as vozes e as necessidades dos socialmente excluídos não conseguem ser incorporadas às agendas políticas. A exclusão política da população torna muito simples a barganha e o favorecimento de determinados atores em detrimento de outros. Além de um Estado com bases patrimonialistas de estruturação do poder, vários elementos, além dos fatores técnicos de planejamento e condução de oficinas, dificultam esse processo e interferem para que se possam colocar em prática os caminhos propostos pelas metodologias e se obter êxito, ou seja a representação e a participação da população envolvida com o desenvolvimento do turismo. Dentre eles é importante destacar: Ausência de Educação Patrimonial: Falta a população princípios de valorização do patrimônio material e imaterial, dos saberes e das práticas cotidianas, da história e do processo de formação do espaço, sendo que as relações com o local têm se revelado absolutamente descartáveis. Desconhecimento pela comunidade local do que é o turismo e suas implicações: O desenvolvimento do turismo é um fenômeno recente no Brasil e a 127 Silvana Pirillo Ramos população desconhece seus impactos, seus efeitos diretos e indiretos, muitas vezes não atribui devida importância à atividade, se sente incapaz de discutir e opinar ou não percebe a necessidade da discussão. Ausência de uma cultura política: Tanto a população envolvida como os organizadores das oficinas sofrem com a falta de prática do processo de participação, uma vez que o fenômeno é recente no país. Isso resulta na não atribuição da importância devida ao processo. A população muitas vezes se nega a participar caracterizando o evento como desperdício de tempo, ou considerando que tomar decisões é papel do governo. Propostas sedutoras atreladas ao capital: Os investidores fazem propostas sedutoras à população, principalmente com relação à especulação imobiliária e geração de emprego que muitas vezes são mais estimulantes que as “chamadas” para as discussões coletivas. O descrédito da população com projetos anteriores não desenvolvidos: Muitas vezes inúmeras oficinas se realizam simultaneamente e as pessoas são chamadas à discussão o que demanda tempo e dedicação sem trazer retorno. A população sofre com uma seqüência de projetos que se iniciam e se não se concretizam, sente-se desrespeitada em seus anseios e expectativas. Isso gera um descrédito muito grande desestimulando o envolvimento e a participação. Cultura da violência: No Nordeste brasileiro é comum o controle das ações dos grupos menos favorecidos por meio de ameaças físicas e psicológicas, sendo que o controle sobre a participação popular se dá pela geração e propagação do medo generalizado. Considerações Finais Participar da elaboração de um diagnóstico significa participar da busca pelas riquezas de um lugar, de suas potencialidades e também de suas fraquezas. A maior riqueza de um lugar é o seu povo, sua gente. Portanto, um diagnóstico social participativo é a busca do povo por si próprio, é a comunidade em movimento conhecendo sua história, suas lutas, suas vitórias e derrotas. É também o esforço de uma comunidade em saber com quem se relaciona, e assim reconstruir sua identidade. Porque só quando uma comunidade conhece sua própria força, a poderá usar para transformar-se em um lugar melhor de se viver. (Bernat & Costa, 2004, p. 06) Percebe-se que, na maioria das vezes, oficinas de participação popular são realizadas como meras etapas de projetos a serem cumpridas, para que conste que a população foi devidamente consultada e se eliminem empecilhos para obtenção de recursos em projetos que, muitas vezes, atendem às necessidades específicas de determinados grupos hegemônicos. 128 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS O que se observa é que Muitas entidades públicas e privadas consentem na participação dos cidadãos, pois muitas vezes os resultados precisam ser apresentados a bancos de financiamento internacionais, além de serem mostrados nas campanhas políticas das eleições seguintes, fato bastante conhecido na história brasileira. (Beni, 2006, p. 63) Sendo assim, proporcionar a “co gestão” de um projeto a determinada população torna-se uma necessidade para a aprovação de verbas e financiamentos oriundos de órgãos internacionais e algumas vezes o processo de participação é imposto ou até mesmo forjado. Como afirma (Graziano, 2000, p. 14), para fortalecer o poder de novos atores sociais emergentes: é preciso criar novos mecanismos de participação das populações locais que vão muito além de se nomearem ‘conselhos de desenvolvimento’ para opinarem sobre o destino das verbas repassadas às prefeituras municipais Não se trata, portanto, simplesmente da escolha de uma metodologia ou de outra, mas de definir posturas diante da condução dessa metodologia, compromissos éticos com as propostas e principalmente olhares críticos diante da pratica. A metodologia é apenas um assessório diante da complexidade do real, um instrumento nas mãos dos sujeitos que nem sempre definiram com clareza suas metas e rumos. A forma imposta como ocorre o processo de planejamento participativo, a ausência de discussão e compreensão das políticas que são os verdadeiros elementos condutores de qualquer processo de planejamento, tem gerado projetos em que a população é mera executora e que acaba por se surpreender com resultados muitas vezes decepcionantes. O que se observa é, que diante da atividade econômica com tantos impactos negativos e que tantas mudanças estruturais ocasiona no espaço, o efetivo planejamento com a participação e a inclusão da sociedade local têm se revelado um fenômeno complexo. Dessa forma, o planejamento participativo ainda permanece muito distante da prática cotidiana da gestão da cidade turística. 129 Silvana Pirillo Ramos Bibliografia Benevides, M. V. M. (1991) A cidadania ativa: referendum, plebiscito e iniciativa popular. São Paulo: Ática. Beni, M.C. (2006) Política e Planejamento de Turismo no Brasil. São Paulo: Aleph. Beni, M. C. (2000). Política e Estratégia do Desenvolvimento Regional –Planejamento Integrado e Sustentável do Turismo. In: Lage, Beatriz Geles e Milone, Paulo César. Turismo: Teoria e Prática, São Paulo, Atlas, pp. 165-171. Bernat, V. e COSTA, M. J. (2004) Diagnóstico Social Participativo: Um Guia de Elaboração. Rio de Janeiro: Muito Especial. Bordenave, J. E. D. (2004) O que é participação. São Paulo: Brasiliense. Bordenave, J.E.D. e Carvalho H. M. (1997) Comunicação e Planejamento. Rio de Janeiro: Paz e Terra. Cruz, R. C. A. (2000). Política de Turismo e Território, São Paulo, Contexto. Dagnino, E. (2004). Sociedade civil, participação e cidadania:de que estamos falando? In: Mato, Daniel (coord), Políticas de ciudadania y sociedad civil em tiempos de globalización. Caracas, Faces, Universidade Central de Venezuela, pp. 95-110. Demo, P. (1996) Educação e qualidade. 3. ed. Campinas: Papirus. Demo, P. (2005). Miragem do Emprego - Boletim Técnico do Senac [online], vol.01, n.01- janeiro/abril de 2005. Disponível em <www.senac.br/informativo/bts/index.asp> [consultado em 21/06/2006] Figueiredo, S. L. (1999). Turismo e Cultura: um estudo das modificações culturais no município de Soure em decorrência da exploração do turismo ecológico. In: Lemos, A. (org.) Turismo e Impactos Socioambientais. 2ª ed. São Paulo, Hucitec, pp.207-222. Gadotti, M. (1993) Educação comunitária e Economia popular. Cortez Editora, São Paulo. Giddens, A. (2005) Pobreza, Previdência Social e Exclusão Social. In: Sociologia, Porto Alegre, p.254-281. Graziano, J. (2000) Local sustainable developement: a new challenge for underveloped countries? In: What is maning of rural social sustainability? of Xth World Congress of Rural Sociology, Rio de Janeiro, 30/07/2000. Guia, W. M. (2007) Turismo: geração de riqueza e igualdade de oportunidades, In: Diretrizes Políticas. Disponível em <http://www.turismo.gov.br/regionalizacao/> Acesso em: 10 mar. 2007. Machín, C. A., (2001) Marketing y Turismo: Introducción al marketing de empresas y destinos turísticos. 2. ed. Madri: Editorial Sintesis S.A. Ministério do Trabalho e Emprego (2001). Relação Anual de Informações Sociais (RAIS). Brasília. 130 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Ministério do Turismo–Mtur (2003). Plano Nacional de Turismo: Diretrizes, metas e programas – 2003/2007. Brasília/DF:MT. Ministério do Turismo–Mtur (2005). Turismo Sustentável e Alívio da Pobreza no Brasil. Brasília/ DF. Organizacão Internacional do Trabalho (2001). Em busca de um turismo socialmente responsável. [em linha] InformeTrabalho, no 39, junho de 2001. Disponível em <www.oit. org> [consultado em 02/03/2006] Organizacão Mundial do Turismo (1996). Planejamento para o Desenvolvimento de Turismo Susatentável em nível municipal. Madrid. Organizacão Mundial do Turismo (2001). Introdução ao Turismo. São Paulo, Rocca. O’Donell, G. (1988) Hiatos, instituições e perspectivas democráticas. In: A democracia no Brasil: dilemas e perspectivas. São Paulo: Vértice. Ouriques, H. (2005). A Produção do Turismo-Fetichismo e Dependência. São Paulo, Alínea. Silveira, M. A. Planejamento Territorial de Dinâmica Local. In RODRIGUES, A. B. (Org.). Turismo e desenvolvimento local. 3. ed. São Paulo: Hucitec, 2002. Schwartzman, S. (1998) As bases autoritárias do Estado Brasileiro. Rio de Janeiro: Campus. Weber, M (1970). Lê judaïsme antique. Paris, Plon, pp. 99-101. 131 Dos caras de la Globalización: el acceso formal e informal al suelo urbano en la Ciudad de México Luis H. Patiño Camacho . Presentación El objeto de estudio de este trabajo es de gran interés para el desarrollo urbano que, como el de la Ciudad de México, se produce de manera contrastada para los diferentes estratos de la población. Al poner en el centro del análisis la cuestión del acceso al suelo en dos casos extremos de ocupación reciente del espacio urbano, nos permite conocer qué nuevos mecanismos se están produciendo tanto para los más pobres como para los que ocupan los niveles más altos de la escala social, así como obtener conclusiones importantes de los nuevos procesos urbanos que se dan en el contexto de la globalización en la metrópoli más grande de Latinoamérica. El trabajo enfatiza las transformaciones sociales y territoriales recientes en la agudización de la división y segregación espacial, causada por los cambios iniciados a finales del Siglo XX. Además, diferencia los cambios vinculados a la globalización de aquellos consecuencia de otros procesos más relacionados a factores locales. Con un análisis comparativo se realiza un estudio de dos casos extremos: mercado formal e informal de suelo: Centro Urbano Santa Fe y Asentamientos Irregulares en Cuajimalpa, Distrito Federal. Las fuentes de información han sido la revisión bibliográfica de estudios académicos y de documentos oficiales como censos e informes de trabajo, así mismo se ha recopilando información a través de entrevistas a informantes clave. La Zona Metropolitana de la ciudad de México (ZMCM) Nuestro objeto de estudio se ubica en la Ciudad de México. En diversos estudios sobre la red mundial de ciudades, la Ciudad de México ocupa un lugar de segundo orden, debajo de ciudades mundiales como Nueva York, Tokio o Londres, pero tiene un significado específico para América Latina (Sassen, 1991, 2001; Parnreiter, 1998). La Ciudad de México está caracterizada por un inmenso crecimiento tanto físico como demográfico desplegado en los últimos 50 años del siglo pasado. Y hace más de 10 años, el tipo de desarrollo económico puesto en marcha provocó una serie de transformaciones urbanas, que se inscriben dentro del paradigma “estratégico”, caracterizado por la ejecución de proyectos urbanos estructuradotes para revitalizar la economía. Dentro de esta estrategia no se han 132 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS incorporado las necesidades de la mayoría de la población, en particular la oferta de suelo para los grupos urbanos más necesitados, por lo cual continúa la apropiación irregular del suelo y la formación de espacios segregados. El presente documento desarrolla el planteamiento del problema, una hipótesis de trabajo, los referentes conceptuales y teóricos y avances en el estudio de casos de los Asentamientos Irregulares en Cuajimalpa y el Centro Urbano Santa Fe y, Distrito Federal. El interés tanto de académicos como la atención gubernamental se ha centrado en el análisis por separado del acceso formal e irregular al suelo urbano, como si fueran fenómenos excluyentes e independientes. Sin embargo, pensamos que son dos caras del mismo problema, una que ve hacia lo global y otra más local. El mercado impone una lógica de ocupación; los terrenos mejor ubicados tienen un costo más alto, aquellos que puedan pagar más, adquieren las áreas más deseadas; lo que resta, generalmente las periferias, son invadidas o vendidas en transacciones fraudulentas sin permisos y sin servicios. Los dos en sus extremos han creado patrones de segregación residencial y los dos siguen reproduciéndose en la Ciudad de México y otras áreas metropolitanas como Monterrey, Guadalajara y Puebla. El interés de este trabajo se enfoca a responder, en la medida de lo posible, a la siguiente pregunta: ¿Qué transformaciones importantes e implicaciones en la organización del espacio urbano en la Ciudad de México se presentan en el acceso al suelo para la formación de asentamientos irregulares en Cuajimalpa y la urbanización del Centro Urbano Santa Fe, en la presente etapa de globalización? ¿Cómo, en qué medida y a qué ritmo se han dado las transformaciones en las grandes intervenciones urbanas actuales y en el fenómeno de la irregularidad? ¿De las transformaciones cuáles son producto de la globalización y cuáles se deben a factores locales? Una de las hipótesis de este trabajo es que el acceso diferencial al suelo urbano en la Ciudad de México a partir de los años 90, ha originado una acentuación en la diferenciación socioespacial en la zona poniente de la ZMCM. Surgen nuevas modalidades de actuación pública-privada, cambios en la utilización de la tierra de propiedad pública, que facilitan la construcción de grandes centros urbanos de servicios y habitacionales para estratos altos como el proyecto urbano Santa Fe, con zonas de usos mixtos orientados al comercio, servicios de alta calidad y conjuntos habitacionales para población de altos ingresos, con la concentración de equipamientos e infraestructura. Por otro lado, con la pérdida del poder adquisitivo de los grupos mayoritarios, la rigidez y endurecimiento de las normas urbanas y la escasez de terrenos, lo nuevo en la ocupación irregular es que se ha hecho más difícil la adquisición y la urbanización popular se lleva a cabo en suelo clasificado por la norma urbana como de “conservación ecológica”. Así mismo, parece ser que otro cambio importante en el acceso al suelo urbano es la liberación del suelo de propiedad social. 133 Luis H. Patiño Camacho Discusión sobre segregación y fragmentación urbana En las últimas dos décadas del siglo pasado, con las transformaciones económicas el concepto de ciudad y su organización socioespacial ha tenido relevancia en el debate político y académico, y desde nuestra perspectiva se han definido mediante generalizaciones que no han contribuido al conocimiento de la ciudad en la era de la globalización. Como una primera aproximación hemos realizado una revisión bibliográfica sobre los conceptos involucrados en la investigación en Latinoamérica y algunos ejemplos en ciudades de otros contextos. El resultado de este trabajo es la siguiente clasificación: a) Los trabajos que analizan la segregación residencial, con sus factores o fuerzas que la determinan, las consecuencias y su discusión en Latinoamérica; b) Estudios que se orientan a estudiar el proceso de “fragmentación” urbana en la nueva era de cambios sociales y económicos que se presentan después de las crisis de los años ochenta; y c) Este término tan debatido (la fragmentación) se ha visto acompañado al de una “ciudad dual”, desarrollados principalmente para ciudades como New York y Los Ángeles en Estados Unidos. Dentro del primer grupo podemos ubicar los trabajos que se dedican a medir la división social del espacio, utilizando estadísticas censales principalmente y métodos estadísticos factoriales. Los académicos que analizan la segregación y la fragmentación urbana, han estipulado que la organización que presentan las ciudades en la actualidad no ha escapado de las transformaciones económicas globales, que han modificado la división internacional del trabajo y renovado los procesos de acumulación capitalistas, los cuales cayeron en crisis en los años setenta y ochenta. En este momentos nos encontramos ante un acervo importante de estudios sobre el tema de la globalización y los cambios en la estructura económica mundial, que valdría tomarlos con reserva, ya que es poco adecuado hacer referencia a la ciudad globalizada, dual o neoliberal, en el momento en que los cambios apenas están tomando asiento (Schteingart, 2001) en áreas urbanas de países en desarrollo. Sin embargo, son pocos los trabajos que se encargan de profundizar sobre el acceso al suelo y su incidencia en la configuración espacial. Es conveniente explorar las posibilidades de llevar a cabo estudios en los que se puedan observar procesos más específicos de los factores como el mercado de suelo urbano en la división social del espacio, con un enfoque histórico, que parta de un conocimiento preciso de los procesos anteriores, para contrastarlos con los nuevos, ya que como expresa Schteingart (2001, 28) se puede llegar a conclusiones muy precipitadas y poco sustentadas acerca de los cambios que los fenómenos mundiales están provocando en las grandes ciudades. Entre numerosas variables que pueden ser estudiadas en este contexto, nos parece esencial realizar una revisión histórica sobre el acceso al suelo y la estructuración del espacio. 134 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS El proceso histórico del acceso al suelo y la estructuración del espacio metropolitano diverso, 1950-2000 Este apartado intenta concretar un panorama, no exhaustivo sino representativo de la relación que se establece entre el esquema del acceso al suelo con el esquema del desarrollo urbano y la lógica del crecimiento de las ciudades en la formación de la estructura urbana. En el aspecto económico en la ZMCM se muestra un tránsito de una economía de producción industrial a una de servicios: las actividades de comercio, financieras y de servicios especializados, en las dos últimas décadas, han tomado gran predominio en la metrópoli, particularmente en las principales vialidades que forman corredores urbanos y la zona central de la ciudad. De acuerdo a las cifras censales los trabajadores agrupados en el sector secundario presentan una reducción en su participación al pasar de 36.7 en 1970 a 21.2 por ciento en el 2000 y el principal cambio observado en la estructura económica del DF en tres décadas está en el sector terciario, al crecer casi 18 puntos porcentuales, al concentrar tres cuartas partes de la población ocupada (75%) actualmente. En el territorio, se sustituyen los usos habitacionales e industriales originales por otros de tipo comercial, de almacenamiento o de servicios, más rentables, al impulso de la terciarización de su economía. En la ciudad el desarrollo urbano ha sido un proceso rápido y con manifestaciones marcadas por la evolución de la dinámica demográfica y de la superficie urbana, cuyo resultado ha sido un patrón de ocupación del territorio extensivo; ello, ha conformado una estructura urbana metropolitana. A partir de 1950 se observan dos fenómenos territoriales marcados: el poblamiento masivo, de baja densidad en la periferia urbana y semirural, y el despoblamiento progresivo de las áreas centrales. Estos procesos territoriales se inician en la década de los 40, cuando el ritmo de crecimiento de la población urbana adquiere grandes magnitudes: 5.7% anual, dinámica demográfica que se mantiene hasta la década de los 70; después, el ritmo comienza a disminuir hasta ubicarse por debajo del promedio nacional. Hasta 1940, el seguimiento de la expansión urbana se pudo realizar de manera puntual, en las décadas siguientes ha sido casi imposible continuar con la evolución del área urbana, debido a la gran actividad inmobiliaria formal e informal que tuvo como resultado la proliferación de colonias, barrios populares, unidades habitacionales y fraccionamientos residenciales creados para alojar el acelerado crecimiento demográfico manifestado en los sesenta años posteriores, con un claro patrón de segregación urbana. 1950-1960 Es a partir de los cincuenta que la ciudad creció en todas direcciones, pero con una característica muy particular, el crecimiento se orientó siguiendo el trazado de las carreteras 135 Luis H. Patiño Camacho a Querétaro, Pachuca y Puebla. Por otra parte, el proceso de metropolización también tuvo su punto de partida en estos años, con la urbanización y conurbación del municipio de Tlalnepantla que se integra a la ciudad como consecuencia del desarrollo de la zona industrial de Vallejo creada en 1929, el freno a la implantación de nuevas zonas industriales y habitacionales en el DF desde 1952 a 1966 y por los estímulos del Estado de México para la localización industrial en su territorio. Este proceso no se ha detenido desde entonces, e implica el cambio continuo de usos del suelo agrario, forestal y de reserva natural, a urbano y la integración de un número creciente de municipios mexiquenses a la ZMCM. En estas primeras cinco décadas del siglo pasado, la población para satisfacer la demanda de suelo para vivienda utilizó siete mecanismos: uno fue la compra de un terreno en un fraccionamiento o subdivisiones autorizadas. En este tipo de urbanización el promotor inmobiliario realizaba la urbanización previa, con la introducción de la red de servicios. Este mercado inmobiliario, estaba dirigido a grupos de ingresos altos, medios y trabajadores. Esta actividad estaba dirigida por destacadas familias del porfiriato como Escandón, Mier y Pesado, así mismo se crearon sociedades inmobiliarias donde participaban mexicanos y extranjeros o sólo extranjeros (Connolly, 1989). El segundo fueron los programas habitacionales gubernamentales para trabajadores localizados en la periferia de la ciudad, como el caso de San Juan de Aragón. La tercera modalidad la constituyó el fraccionamiento ilegal en tierras de propiedad privada, generalmente son los propietarios quienes venden lotes sin haber obtenido la licencia correspondiente y sin la introducción de los servicios, debido a la existencia de normas muy laxas.1 Esto creó conflictos urbanos con los fraccionadores y el gobierno por el incumplimiento, lo cual provocó el surgimiento de demandas urbanas ante las difíciles condiciones de habitabilidad. El cuarto mecanismo fue la cooperativa, que el artículo 123 de la Constitución de 1917 consideraba de utilidad pública para construir vivienda barata para los trabajadores. Por este medio se agrupaba población trabajadora de una fábrica o dependencia gubernamental con el objetivo de formar cooperativas de vivienda. El terreno en ocasiones era donado por la empresa o el gobierno o por medio de un préstamo se podía adquirir (Cruz, 1994 y Ziccardi, 1982). En la década de los veinte se fundaron Sociedades Cooperativas de Trabajadores como la de los ferrocarrileros y la de los trabajadores del Hierro (Cruz, 2004; 383). Como quinto mecanismo apareció la invasión, en el cual los pobladores y las organizaciones que participan incurren en la violación de la norma jurídica. Las acciones eran planeadas y ejecutadas de una manera muy ordenada en terrenos baldíos. La población que participaba era de escasos recursos, cuya procedencia eran las zonas rurales o de áreas 1 Durante las primeras décadas del Siglo XX no existía una reglamentación notoria para obligar a los fraccionadores en la formación de una colonia a introducir previamente los servicios, en estricto sentido no se presentaba la ilegalidad. 136 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS centrales donde eran inquilinos, a los cuales la invasión les presentaba una oportunidad de acceso a la propiedad. Al convertirse en un caso delicado socialmente, el gobierno optó por la regularización de la tenencia de la tierra, a través de la expropiación, que representa el sexto mecanismo de acceso al suelo. La intervención estatal fue de dos tipos: una la fundación de nuevas colonias y otra la regularización de las colonias existentes. Dentro del primer tipo se incluyen los casos en que el Departamento del Distrito Federal expropiaba terrenos de propiedad privada y los vendía a precios bajos a los miembros de alguna organización creada al efecto. El segundo comprende las colonias formadas por invasiones o por operaciones llevadas a cabo por los propietarios al margen de las disposiciones legales y los procedimientos administrativos previstos en ellas. Un ejemplo de esta política es el gobierno de Ávila Camacho (1940-1946), por la gran cantidad de expropiaciones de predios de propiedad privada para formar y regularizar colonias populares. Se publicaron 71 decretos en el Diario Oficial y se formaron y regularizaron 48 mil 082 lotes por la vía de la negociación (Azuela y Cruz, 1989). Además, se concreta otra forma de acceso al suelo mediante la permuta de terrenos ejidales; es decir, se cambia terrenos que no se podían enajenar como los ejidales por otros terrenos localizados en otros estados de la República. El ejemplo fue el fraccionamiento privado del Pedregal de San Ángel. El ejido de San Jerónimo Aculco permutó 83.52 hectáreas de su terreno, por una superficie de 101.33 hectáreas del predio denominado Santa Rita, Municipio de Metepec, Hidalgo. Los alcances de las políticas gubernamentales fueron modestos y no lograron evitar la formación de colonias proletarias en la periferia, ciudades perdidas y zonas de vecindades precarias o tugurios, formando territorios segregados, no obstante que estas últimas se ubicaban en áreas céntricas de la ciudad. En esta década se limitó el acceso al suelo urbano,2 principalmente a la población trabajadora de escasos recursos. La ciudad se seguía desarrollando aceleradamente, los problemas urbanos se tornaban más agudos, particularmente el acceso a la propiedad de las clases medias emergentes y de la población inmigrante. La organización de la ciudad se transformó, dejó de ser compacta y centralizada alrededor del Zócalo, los grupos de ingresos altos buscaron nuevos espacios de acuerdo al nuevo estilo de vida que se asemeja al anglosajón o norteamericano en la periferia cada vez más alejada. Aparecieron nuevos fraccionamientos residenciales como Ciudad Satélite en 1954, punto estratégico para el desarrollo de grandes fraccionamientos habitacionales a lo largo de la carretera México-Querétaro. De la misma manera los pobres que vivían en las vecindades sobrepobladas del centro, fueron buscando mejores condiciones de alojamiento en las zonas periféricas, porque las áreas existentes estaban saturadas. Ante esta situación surgió una nueva forma urbana, cuyo caso más representativo es Ciudad Nezahualcóyotl, que se conoció como colonia proletaria. 2 Administración de Ernesto P. Uruchurtu (1952-1964). 137 Luis H. Patiño Camacho 1960-1980 En paralelo a la construcción de nuevos elementos arquitectónicos que se incorporaban a la estructura urbana por la celebración de las olimpiadas y la modernización de la ciudad, se inició otra dinámica que marcaría una nueva etapa en el desarrollo urbano: el despoblamiento y la desconcentración de actividades de las delegaciones centrales. Desde los años 60, las delegaciones Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo experimentan una pérdida continua de población, que se extiende a los 70 en Venustiano Carranza y Benito Juárez, en los 80 a las delegaciones contiguas de Azcapotzalco, Iztacalco y Gustavo A. Madero y en los 90 a Coyoacán. Entre 1970 y 2000 las cuatro delegaciones centrales perdieron 1 millón 210 mil habitantes. Por otro lado, las delegaciones Iztapalapa, Tlalpan, Tláhuac y Xochimilco, fueron las que han crecido más en población. En estos años se presentan nuevos mecanismos de acceso al suelo y la vivienda aparte de los existentes en los cincuenta: la invasión de terrenos de propiedad ejidal y comunal se intensifica y se convierte en un problema urbano importante de irregularidad. Las invasiones tienen una importancia limitada como método de acceso al suelo, sin embargo sus dimensiones, los conflictos urbanos y políticos presentados y la intervención estatal le ha atribuido notoriedad. Otro tipo de acceso al suelo que se intensifica o masifica a partir de los setenta es la compra de tierra en fraccionamientos sin servicios en predios ejidales, comunales y privados, por parte de familias de bajos y medios ingresos para autoconstruir su vivienda, creando colonias populares. Este fenómeno fue causado por los problemas económicos que atravesaba el país, que afectaba más a los nuevos migrantes desempleados o subempleados. El salario mínimo era de subsistencia y no alcanzaba para adquirir una vivienda o ser sujeto de crédito para acceder a suelo urbanizado. Entonces el camino fue la irregularidad que creaba más áreas segregadas. El tercero fue a través de la creación de fideicomisos y la emisión de Certificados de Participación Inmobiliaria (CPI), como por ejemplo en Tlatelolco, Villa Olímpica y Villa Coapa. Banobras emitió dos tipos de CPI: uno, no amortizable para la población que quería una vivienda y otro amortizable para personas que sólo deseaban hacer una inversión. El primero otorga al adquiriente el derecho de uso y disfrute de una vivienda; mientras que el segundo entrega un rendimiento por la inversión. Este tipo acceso a la propiedad de una vivienda ha presentado cierta complejidad en la administración y mantenimiento del conjunto habitacional, así como en el proceso de cambio de régimen de propiedad que inició en los años ochenta. El Estado crea diversos organismos de vivienda como Indeco, Infonavit y Fovissste, entre otros. Por ello, se generalizó la construcción de grandes unidades habitacionales y el acceso al suelo y la vivienda a través de esta política estatal de vivienda representa el cuarto mecanismo. Estas unidades se integraban de viviendas terminadas, con equipamiento mínimo y servicios básicos, que han sufrido procesos de degradación y se han convertido 138 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS en zonas dormitorio. Los grandes conjuntos se asentaron en el Oriente (UH Vicente Guerrero, UH Iztacalco y CU Ermita Zaragoza) y en la periferia Norte (CU El Rosario y Vallejo Patera). 1980-2000 El despoblamiento de las delegaciones centrales fue creando vacíos: predios sin uso, baldíos e inmuebles desocupados, subocupados o abandonados que han sido tomados por nuevas actividades. Estas transformaciones modifican los patrones de utilización del suelo y la estructura urbana. Con el vaciamiento poblacional, las delegaciones centrales perdieron 113 mil 483 unidades de vivienda entre 1980 y 2000. A ello contribuyeron los programas de modificación de usos del suelo en áreas centrales, que permitieron la terciarización del centro, transformando su uso habitacional tradicional. Al mismo tiempo, en las delegaciones intermedias creció el parque habitacional en 293 mil 888 unidades, mientras que en las periféricas lo hizo en 196 mil 234 entre 1980 y 2000. En los municipios conurbados el incremento fue de 1 millón 168 mil 507 unidades. Ante la situación económica en crisis, los conjuntos habitacionales construidos por el Estado disminuyen en importancia como grandes áreas concentradoras de población y como acceso al suelo y la vivienda. En la otra cara, continúa el acceso irregular al suelo por medio de fraccionamientos en propiedad ejidal, comunal y privada, ubicada en la periferia, lo cual provoca la expansión de la ZMCM hacia el norte (Gustavo A. Madero, Ecatepec y Coacalco), (Iztapalapa, Tláhuac, Valle de Chalco, Chimalhuacán, Iztapaluca y Texcoco), debido principalmente al crecimiento de los municipios conurbados del Estado de México. A este tipo de urbanización se le ha denominado “popular” por los sectores que se asientan en un suelo de bajo precio. En el DF inicia la ocupación del suelo clasificado como de conservación por los planes urbanos. Con los principios neoliberales, en la década de los noventa se propone una modernización de la estructura económica de la ciudad. La metrópoli se estaba desindustrializando, las políticas federales relacionadas con el medioambiente y la descentralización provocaron que algunas industrias dejaran el territorio metropolitano. Por otro lado, el aparato administrativo gubernamental se recortó, lo que también disminuyó la vida económica de la ciudad. Entonces, se decidió por impulsar “la ciudad de los servicios”. El resultado fue Santa Fe y la edificación de miles de metros cuadrados de edificios en zonas como Polanco, Paseo de la Reforma e Insurgentes. Bajo el modelo neoliberal el acceso de los sectores populares al suelo sigue siendo un asignatura pendiente, no se presenta una política de suelo y vivienda integral para ellos y las colonias populares son resultado del acceso irregular, con la intervención de agentes privados, públicos y sociales, bajo procesos de autoconstrucción que generan un proceso de producción de la vivienda lento y una imagen de deterioro en estas colonias, la urbanización 139 Luis H. Patiño Camacho popular ocupa terrenos privados, públicos, ejidales y comunales de forma ilegal, sin servicios y se localizan en zonas poco aptas para el desarrollo urbano, con baja calidad de vida de la población que las habita, esto continúa incrementando las zonas de segregación urbana. Las actividades terciarias son las que actúan como determinantes de la estructura urbana actual. Ellas combinan, en grado diverso: comercios de distintas formas; oficinas públicas y privadas, agencias de viajes, restaurantes y hoteles; bancos, casas de bolsa, de cambio, aseguradoras, crédito o de préstamo; instituciones de asistencia pública; etcétera. Estas actividades comparten o compiten por el espacio entre sí, y sobre todo, desplazan a las que antes estructuraban el área, como la vivienda, la industria, la gestión institucional, la cultura, o el patrimonio monumental. Esas nuevas zonas urbanas son de grandes dimensiones, articuladas en muchos casos por corredores urbanos. La localización de los megaproyectos urbanos ha provocado incremento en los precios del suelo y la transformación de usos residenciales, flujos de migración de la población residente y desaparición de los pequeños negocios no competitivos; destrucción, degradación o desarticulación, directa o indirecta, de antiguos entornos y tramas urbanas, de las zonas de reserva ecológica y culturales o productivas de los poblados rurales; aumento del flujo vehicular y la saturación vial, insuficiencia de los sistemas de transporte y la elevación de la contaminación ambiental; presión puntual y masiva sobre la dotación y abastecimiento de agua, la infraestructura de drenaje y la red eléctrica, y deterioro de la habitabilidad de las áreas vecinas. En resumen, podemos observar que la relación acceso al suelo y sus implicaciones con la configuración del espacio metropolitano ha dado como resultado que las zonas habitacionales ocupen la mayor parte del tejido urbano. Los desarrollos residenciales se ubican al poniente y al sur poniente y en los municipios conurbados al norte, que cuentan con la mayor dotación de servicios, en cantidad y en calidad. Hacia el oriente y sur oriente proliferan los usos habitacionales de los grupos de menores ingresos, que se asentaron en áreas inundables del exlago de Texcoco, rebasando los límites del DF para extenderse sobre el Estado de México. En los últimos 40 años, ante la carencia de espacios adecuados y accesibles a esta población, ha surgido una ocupación mayoritariamente ilegal hacia el sur y sur poniente, que pone en peligro el equilibrio ecológico del valle, debido a la sustitución de áreas agrícolas y forestales indispensables para la recarga del acuífero en las delegaciones de Xochimilco, Tláhuac, Tlalpan, Álvaro Obregón, Magdalena Contreras y Cuajimalpa. Las áreas de servicios y los grandes equipamientos han ocupado la zona que va del poniente al sur y en torno a los centros patrimoniales correspondientes a la ubicación de los poblados prehispánicos como Azcapotzalco, Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, San Ángel, Coyoacán, Tlalpan, Xochimilco, Iztacalco y Villa de Guadalupe. Por su parte, las grandes concentraciones industriales se ubican al norte del DF y continúan en los municipios colindantes del Estado de México. 140 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Parece ser que la formación actual de la estructura urbana de la ZMCM ha estado vinculada estrechamente a los modelos económicos puestos en marcha en el país, a las políticas públicas nacionales, metropolitanas y urbanas y al proceso de poblamiento, en el cual la población ha tenido una participación importante. El acceso al suelo en dos casos extremos de ocupación reciente del espacio urbano en la ciudad de México En este apartado nuestra atención se centra en dos casos que ya hemos tocado de manera general en el capitulo anterior, el denominado al acceso informal al suelo que constituye la irregularidad y el acceso formal. Nuestros objetivos de análisis son los procesos sociales mediante los cuales se forman las relaciones de propiedad, que se operan al interior y en apariencia fuera del marco jurídico y de los aparatos estatales que controlan y regulan los procesos de urbanización. En primer término, nos referiremos a la irregularidad y a la urbanización popular que esta modalidad produce en la zona poniente de la ZMCM, en la que habita un sector importante de la población urbana, que ha representado la única opción de acceso a la ocupación y vivienda para la población de bajos ingresos. El poblamiento de estas colonias se presenta en suelo clasificado por la norma urbana como de “conservación ecológica” y se lleva a cabo antes de que se introduzcan los servicios públicos de agua, drenaje, energía eléctrica, transporte y alumbrado público, formando zonas altamente segregadas de la ciudad. Al constituir la expresión más distintiva de cómo los pobres urbanos se apropian del espacio, la urbanización popular ha sido objeto de análisis desde diversas perspectivas como la geografía, economía, antropología, política y sociología. Sin embargo, poco se ha estudiado el acceso al suelo y sus implicaciones en la organización del espacio urbano, se ha tenido poco interés en determinar la naturaleza de dicha cuestión. Para mostrar la relevancia del acceso al suelo a través de la irregularidad presentamos algunas cifras relacionadas, según el Consejo Nacional de Población, en 1990 calculaba que los barrios populares de origen ilegal en la ZMCM representaban el 62 por ciento de la población total y el 50 por ciento de la superficie de la metrópoli, mientras que en las colonias residenciales medias y altas las habitaban el 12 por ciento de la población metropolitana ocupando el 15 por ciento del territorio (CONAPO, 1998; 45). La irregularidad en la Delegación de Cuajimalpa Cuajimalpa de Morelos se encuentra ubicada al Sureste de la Ciudad de México y tiene una extensión de 8 mil 095 hectáreas, que representa el 5.5 por ciento del área total del Distrito Federal y ocupa el 8° lugar de las Delegaciones en cuanto a su superficie territorial. Cuajimalpa hasta el término del mandato presidencial del General Lázaro Cárdenas todavía era considerada como una comunidad rural; sin embargo, su actividad primaria fue en 141 Luis H. Patiño Camacho decaimiento y a partir de los años 50 se manifiesta un crecimiento acelerado, sostenido e incontrolado y se integra a la ciudad. El II Conteo de Población y Vivienda del 2005, registra 173 mil 625 habitantes en Cuajimalpa de Morelos; esta cifra nos indica que se ha incrementado su población 3.8 veces entre 1970 y 2005, ya que en el primer año el volumen de población era de 36 mil 200 personas. En el 2005 su población representa el 2.0 por ciento del total del Distrito Federal, con una tasa de crecimiento de 2.5 por ciento. Comparando esta dinámica con la del DF, la población de éste se incrementa cada año en dos personas por cada mil habitantes. En contraste, Cuajimalpa se encuentra entre las dos primeras con mayor crecimiento, el incremento es de 25 personas por cada mil, lo cual muestra una acelerada dinámica demográfica. En cuanto al uso de suelo, según el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de 1997, se presenta la siguiente distribución: el área de conservación ecológica representa el 80 por ciento de su superficie territorial; dentro de esta zonificación primaria se establece una clasificación secundaria que incluye zonas forestales, agrícolas y pecuarias, además de poblados rurales y asentamientos con programas parciales. El suelo urbano representa el 20 por ciento de esta superficie. El equipamiento existente en la delegación en su mayoría es de servicio básico y distrital. Durante el último decenio sobresale la instalación de equipamientos educativos privados, quienes han preferido a esta parte de la ciudad para su relocalización, lo que ha su vez ha originado el incremento de población flotante procedente de otras zonas de la metrópoli. Asentamientos irregulares (AI) La presión urbana sobre áreas ubicadas en el suelo de conservación en los últimos años, ha tenido como consecuencia su ocupación a través de AI. Con base en los levantamientos de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENADER) en el 2001 existían 904 AI en suelo de conservación en el DF. Por el número de asentamientos Xochimilco, Tlalpan, Iztapalapa y Milpa Alta concentraban el 75 por ciento del total. En cuanto al número de viviendas en las tres primeras delegaciones se asentaba el 60 por ciento del total. En superficie Tlalpan, Xochimilco y Cuajimalpa representaban el 60 por ciento. La ocupación promedio anual del suelo de conservación es de casi 200 hectáreas y el incremento del promedio anual de viviendas es de 7 mil 153 unidades (Cuadro 1). Cuajimalpa, se encuentra un poco arriba de la media en número de asentamientos y de viviendas, no obstante en superficie ocupa el tercer lugar. Por estas características y porque en la actualidad se presenta un crecimiento demográfico de 2.4 en promedio anual, se consideró que Cuajimalpa representa un ejemplo del acceso al suelo de manera irregular en la periferia del Distrito Federal considerada de conservación. 142 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Estas cifras muestran cómo la pérdida del poder adquisitivo de los grupos mayoritarios, la rigidez y el endurecimiento de las normas urbanas y la escasez de terrenos en la ciudad, ha hecho más difícil la adquisición en suelo urbano y lo nuevo en la urbanización popular es que se lleva a cabo en suelo clasificado por la norma urbana como de “conservación ecológica”. Cuadro 1 Asentamientos Irregulares en Suelo de Conservación DF, 2000-2001 2000 Delegación Álvaro Obregón Cuajimalpa Magdalena Contreras Gustavo A. Madero Iztapalapa Tlalpan Tláhuac Milpa Alta Xochimilco Total AI 13 68 21 23 102 136 53 95 196 707 Viviendas 3,249 4,199 4,299 3,501 12,797 8,278 3,524 2,725 16,804 59,376 % 5.5 7.1 7.2 5.9 21.6 13.9 5.9 4.6 28.3 100.0 2001 Superficie (hectáreas) 74.00 542.40 351.58 58.52 259.40 717.20 280.90 231.80 630.00 3,145.80 % 2.4 17.2 11.2 1.9 8.2 22.8 8.9 7.4 20.0 100.0 AI 16 73 22 24 125 174 94 132 244 904 Viviendas 3,329 5,019 6,205 3,737.00 12,897 8,733 4,287 4,789 17,533 66,529 % 5.0 7.5 9.3 5.6 19.4 13.1 6.4 7.2 26.4 100.0 Superficie (hectáreas) 76.95 605.40 371.03 58.90 259.60 757.57 301.74 242.00 670.30 3,343.49 % 2.3 18.1 11.1 1.8 7.8 22.7 9.0 7.2 20.0 100.0 Fuente: GDF-SMA, Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural. Levantamientos 2000 y 2001 En esta delegación el problema de los AI no era significativo en la década de los años setenta. Es hasta la segunda mitad de los ochenta (con la crisis económica) que este fenómeno tomó relevancia, debido al desdoblamiento familiar y a la construcción de obras urbanas. Con base en dos diagnósticos elaborados por las autoridades delegacionales tenemos que el incremento en el número de asentamientos en 10 años ha sido de 16. En 1996 se identificaron 51, de éstos 49 se localizaban en suelo de conservación y dos eran urbanos. Para el 2006 se obtuvieron 67, en área de conservación 64 y 3 urbanos. Las viviendas construidas ascienden a mil 851 y 5 mil 549 en 1996 y 2006 respectivamente; la superficie ocupada es de 398 has y 541 has en los dos años mencionados. En estos 10 años, el mayor incremento presentado es en suelo de conservación tanto en el número de viviendas como en la superficie: para el primer caso el aumento fue de 3 mil 629, con una construcción promedio de 363 viviendas por año. La superficie se incrementó en 125 has, con un promedio anual de incorporación de 13 has (cuadro 2). La antigüedad promedio de los asentamientos censados en el 2006 fue de 20 años. La población es mayoritariamente de escasos recursos, con rezagos en la dotación de servicios urbanos, de topografía irregular con pendientes que han dificultado la accesibilidad y la introducción de servicios. 143 Luis H. Patiño Camacho Cuadro 2 ASENTAMIENTOS IRREGULARES EN LA DELEGACIÓN CUAJIMALPA, 1996-2006 Año 1996 Asentamientos irregulares Urbano Conservación 2 49 Viviendas Urbano Conservación 85 Superficie Has. Urbano Conservación 1,766 64 154 5,395 2006 3 15 69 3,629 Incremento 1 Tasa de crecimiento 4.1 2.7 6.1 11.8 Fuente: Programa de Desarrollo Urbano de la Delegación Cuajimalpa. 1997. Dirección General de Obras y Desarrollo Urbano, Delegación Cuajimalpa. 2006. Totales viviendas superficie 0.7 397.7 1,851 398.4 18.3 17.6 38.6 523.3 125.7 2.8 5,549 3,698 11.6 541.6 143.3 3.1 La irregularidad en la delegación ha sido causada en parte por las políticas permisivas del gobierno, basadas en el “laissez-faire”, para luego “regularizar”, vigentes desde 1940 y se generalizó a partir de la década de los años cincuenta. La inexistencia de una política de suelo urbano en la delegación, posibilitó que los asentamientos se fueran consolidando. A los asentamientos en suelo de conservación la administración delegacional los considera como irregulares por el uso del suelo, ya que los Programas de Desarrollo Urbano vigentes no fijan una norma habitacional, ya que la mayoría cuenta con servicios públicos, muchos de estos servicios públicos se les otorgaron a través de programas como PRONASOL. Acceso al suelo Todos los AI se formaron a través de fraccionamiento irregular tanto en tenencia ejidal y comunal como en privada; no se han presentado invasiones en este territorio. La población accede al suelo mediante un contrato de compra-venta privado que sólo tiene efectos jurídicos entre las partes, debido a que no es reconocido por ningún órgano del Gobierno del DF, esta operación es catalogada de “buena fe”, ya que adquieren el terreno para autoconstruir su vivienda y formar el patrimonio familiar. El proceso es el siguiente: en suelo ejidal y comunal, las autoridades agrarias locales vendían los lotes aislados3 para cubrir el desdoblamiento familiar de la población nativa conocida, a los compradores se les otorga un documento de sesión de derechos, que ampara la ocupación. Vale la pena comentar que en este tipo de acceso no es un mercado abierto, las transacciones se dan entre conocidos, por eso son pocas las denuncias que se presentan. Esto ha significado también el reconocimiento por parte de los colonos de los derechos que el propietario tiene sobre los terrenos, lo cual ha dado como resultado una ocupación no conflictiva. Actualmente, los terrenos que se compran están en el rango 200 a 300 metros cuadrados y los costos fluctúan entre 60 y 100 mil pesos, el metro cuadrado va de 200 a 500 pesos. El precio depende de las características físicas del terreno, los terrenos 3 En esta delegación no se presenta antes de la venta el fraccionamiento de los ejidos y comunidades, se asignan primero porciones de terrenos que por sus condiciones no tienen uso agropecuario y de acuerdo a como se va vendiendo se van asignando. 144 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS planos y sin mucha vegetación son los de mayor costo; mientras los de menor monto presentan irregularidades y pendientes considerables. En propiedad privada se distinguen las siguientes características: los fraccionamientos ilegales los venden personas que heredaron en suelo de conservación 10 mil o 15 mil metros cuadrados, la operación es a través de contratos de compra-venta privados, tanto a conocidos como a población de otras zonas de la metrópoli. Los costos, superficie y condiciones físicas son parecidos a los de terrenos ejidales y comunales, es un mercado informal muy homogéneo, parece ser que se mantienen las redes de información comunitaria tradicionales que han dado identidad a Cuajimalpa. El pago del terreno se realiza a plazos, son excepcionales los casos de pago al contado. El enganche es del 15 al 20 por ciento del costo total del terreno y el resto se amortiza en 5 años y para la población más pobre en 10 años. El pago mensual va de los mil a los mil 500 pesos, dependiendo de las dimensiones del terreno. Los actuales colonos no cuentan con escrituras y no han realizado ningún trámite ante las autoridades competentes para que se les regularice. La población que adquiere o se asienta irregularmente pertenece a los sectores medio y bajo y son en algunas ocasiones madres jefas de familia, que rentaban y buscan su seguridad comprando un patrimonio para la familia. En un 90 por ciento la vivienda que se autoconstruye es precaria, aunque se encuentran viviendas residenciales en los bolsones de pobreza, esto lo observamos claramente en el AI Loma Bonita. La construcción de las viviendas en la etapa inicial se realizó mediante autoconstrucción, con los tradicionales materiales de desecho como son las láminas de cartón, metálicas y madera. Posteriormente, cuando se tienen los ahorros familiares suficientes se contrata a un albañil para que les construya un cuarto con tabique gris y cuando son sobrados los recursos económicos se echa la loza de concreto armado. En su mayoría las viviendas tienen un nivel y son pocas las de dos niveles o más. No existe servicio de transporte para esta zona, la población se debe desplazar caminando a las avenidas principales sobre caminos muy accidentados, es decir, calles con pendientes altas. A esto la población no lo considera como un obstáculo. Cuando la población tiene la necesidad de llegar directamente a su casa, debido a que trae mandado, artículos voluminosos o por urgencia, aborda un taxi. Los equipamientos educativos de primaria, secundaria, educación técnica y preparatoria se ubican cercanos a la colonia. El comercio al menudeo se lleva a cabo en las tienditas tradiciones de la colonia y para comprar los alimentos se desplazan al centro de Cuajimalpa y algunas tiendas de autoservicio que se localizan en la delegación. Los colonos mediante el trabajo comunitario, de fines de semana, tendieron las redes de servicios, por cuenta propia, en las nuevas zonas ocupadas, ya que no ha existido otro programa como el de Solidaridad, esto posibilitó la organización social al interior de los asentamientos. 145 Luis H. Patiño Camacho Organización social vecinal En los años ochenta y noventa los colonos se aglutinaron en organizaciones sociales urbanas, con la finalidad de demandar la introducción de los servicios y la regularización de la tenencia de la tierra. El instrumento de presión que utilizaron fueron las movilizaciones y los plantones en la sede delegacional, con estas acciones lograron la introducción de los servicios ya sea por Pronasol o por la instalación irregular solapada por las autoridades, esto último con el argumento de cuestiones sanitarias que se tenían que corregir. La regularización de la tenencia de la tierra no la han logrado. En los inicios de la organización de colonos, el PRI era quien aglutinaba todos los asentamientos, por ellos, actualmente los que presentan la mayor consolidación son afines a este partido. En los noventa, el PRD logró agrupar los asentamientos que presentaban condiciones precarias como los ubicados en la Cañada, Vista Hermosa, Km 13, Km 16.5, algunas zonas de Acopilco, San Mateo y en Chimalpa. El PAN no tenía presencia en estos espacios, sin embargo en el 2000 este partido ganó las primeras elecciones para Jefe Delegacional, las razones son objeto de otro tipo de análisis. Con la llegada del PRD al gobierno de la delegación, la organización de colonos presentó un severo descenso. El gobierno perredista ha tratado de buscar la forma de garantizar la seguridad de los asentamientos, garantizar en el sentido de que se llevaran a cabo los cambios al uso del suelo, se hicieron censos, se tenían muy bien registradas a las personas, y se promovía la introducción del cambio de uso del suelo, siempre se pugnó por eso, más que por los servicios, que ya de alguna manera los servicios estaban. Ese es el compromiso de las autoridades, que esperan cumplir con el decreto del nuevo Programa Delegacional, que se encuentra en proceso de elaboración y discusión. El Proyecto Urbano Santa Fe Esta zona sigue los nuevos lineamientos de intervenciones urbanas propuestas en esta nueva etapa de globalización. El Proyecto Urbano de Santa Fe surgió dentro del principio general de que la Ciudad de México se tenía que modernizar en su estructura económica. La ciudad y el país venían de un periodo en el que no se había hecho nada importante en el sector inmobiliario o se hicieron construcciones muy modestas. Debido a la crisis, los inversionistas que antes consideraban al mercado inmobiliario una inversión especulativa interesante, preferían tener su dinero en instrumentos financieros o en la Bolsa de Valores, que eran más rentables. Ante esta situación la administración de la ciudad de 1988-1994, junto con los representantes del sector inmobiliario decidieron impulsar “la capital de los servicios”, para ello buscaron una zona para que los servicios se otorgaran. La única reserva considerable que pertenecía al entonces Departamento del Distrito Federal (DDF) era la de Santa Fe. Con base en el modelo de planeación estratégica se sustenta este proyecto, con este nuevo concepto se transita de una concepción racional y rígida a otra 146 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS más flexible y pragmática, cuyo interés es más el proceso que el producto; “el proyecto”, que la ciudad en su conjunto. Localización del Centro Urbano Santa Fe La zona de Santa Fe se ubica al poniente de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), en la Sierra de las Cruces, por ello, el relieve que presenta está formado principalmente por barrancas. A mediados del siglo pasado, las minas de arena en la zona contribuyeron en la construcción de la ciudad, proveyendo de este insumo a la industria de la construcción, ante el acelerado proceso de urbanización. Esta actividad atrajo a población para la explotación del material pétreo. A sus alrededores se formaron asentamientos populares Cruz de Palo, Cruz Manca, la Rosita, el Ocho y medio, el Pedregal, La Fe y la Cuchilla (Ramírez, 1994: 126). Esta zona estaba mal explotada por los mineros, en lugar de tener un plan como los que se elaboran en Europa y muchas ciudades de Estados Unidos, en donde se programa la extracción del material con el fin de dejar las plataformas, que permitan el uso en el futuro, lo que llaman medidas de remediación, para un parque o para cubrir las necesidades de espacio del gobierno, aquí lo que hicieron los mineros fueron agujeros, iban cortando por todos lados. Con el trabajo de excavaciones se configuró una topografía accidentada caracterizada por grandes cráteres que posteriormente el Departamento del DF convertiría en tiraderos de basura. De esta forma, los tiraderos de basura y las empresas mineras ubicadas en Santa Fe conformaron una de las zonas más deterioradas de la Ciudad de México. Origen de suelo urbano donde se asienta el Proyecto Santa Fe Cuando los rellenos sanitarios y la explotación de materiales para la construcción llegaron a su fin, la zona se tornó conflictiva con asentamientos irregulares, por lo cual el Gobierno del Distrito Federal el 7 de julio de 1984 publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto presidencial que expropiaba 22 predios de la delegación Álvaro Obregón y Cuajimalpa de Morelos, con superficie de 426 hectáreas (Villagordoa, 1994). Los asentamientos irregulares existentes en la zona se reubicaron en la colonia Jalalpa en Álvaro Obregón y en la delegación Cuajimalpa. El Proyecto Urbano de Santa Fe se diseñó en una superficie de 843.79 has; con la expropiación mencionada se obtuvieron 426 has., la superficie restante de 417.43 has. fue adquirida por las autoridades del Distrito Federal y Servicios Metropolitanos (Servimet) entre 1982 y 1984. La decisión de intervenir en los tiraderos de Santa Fe tuvo por objeto la regeneración urbana de la zona, facilitar de acceso vehicular desde Toluca hacia el sur poniente de la ciudad; consolidar un subcentro urbano; desarrollar zonas habitacionales de baja densidad e intensidad y reforestar las áreas necesarias para el equilibrio ecológico. El instrumento de planeación que se utilizó en 1988 fue el establecimiento de una ZEDEC, con objetivos 147 Luis H. Patiño Camacho diferentes a los originalmente fijados en 1987. Con esta reserva territorial, se decidió que Servicios Metropolitanos (Servimet) administrara y desarrollara esta zona, por lo cual encargaron el proyecto del plan maestro a dos distinguidos arquitectos mexicanos. Este plan sólo fue para cumplir con la normatividad existente, ya que estableció normas muy sencillas y flexibles que desregulaban las normas urbanas rígidas vigentes en el Programa General de Desarrollo Urbano del DF. Con este proyecto el interés era más la venta y el desarrollo de la zona de manera rápida. Acceso al suelo Después de que ya contaba con la normatividad, en 1989 se iniciaron las obras de equipamiento y el proceso de comercialización de los predios, para lo cual se fijaron los siguientes criterios (SEDUVI; 1995): Los predios considerados como únicos deberían ser licitados públicamente, mientras que los predios repetidos serían ofrecidos en venta directa. Servimet no podía hacer uso de recursos fiscales ni crediticios para el desarrollo del proyecto. Se daba preferencia, en los desarrollos comerciales, a promotores que manejaran dichas inversiones atendiendo a criterios inmobiliarios, mientras que en los predios corporativos se buscaron aquellas empresas que garantizaran anclaje de calidad y excelencia. Los compradores al firmar los contratos de compra-venta, firmaban a su vez la aceptación de las normas de diseño vigentes para cada zona, que incluía arquitectura del paisaje y jardinería. Al comprador se le hacía pagar el 80 por ciento del valor del terreno, con la condición de que no se escriturara hasta que empezara la construcción, con esto se pretendió evitar la especulación. Al mes, el desarrollador tenía que presentar el anteproyecto para que fuera aprobado por la Comisión y antes de un año tenía que haber empezado la obra. Cuando iniciaron las obras la Comisión estableció una regla en coordinación con la Contraloría que consistía en: cada terreno con el mismo uso y la misma densidad siempre se vendía más caro que el anterior. Por ejemplo, “no se podía vender a uno a 600 dólares y al otro a 400, si vendía uno a 600, otro terreno equivalente tenía que valer a 650” (Entrevista a Gamboa de Buen). El dinero que se obtenía se invertía en la urbanización de la propia zona, aunque cuando se obtuvieron excedentes éstos se orientaron a la delegación Iztapalapa, al Museo del Niño y a otros proyectos, sobre esto no se conoce el monto y qué proyectos en específico se apoyaron. Al inicio se tenía la conciencia muy clara que había que urbanizar bien Santa 148 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Fe, aspecto que luego fue abandonado entre 1994 y 2000. Ahora se presentan conflictos, especialmente en la dotación de agua y la operación de la planta de tratamiento de agua. Hasta aquí el criterio de esta administración no era la ganancia en la venta de los terrenos, lo que se pretendía era facilitar el actuar de los desarrolladores inmobiliarios, a través de esta asociación pública y privada. El negocio del gobierno se deseaba que fuera el cobro del impuesto predial. No obstante, esto tampoco ha sucedido, debido a que los colonos han interpuesto amparos para no pagar los altos montos de este impuesto. La primera etapa fue la más importante, ya que se presentó el efecto demostración, al lograr que empresas como Bimbo, Hewlett Packard y Televisa construyeran sus oficinas, captándose montos de inversión importantes. En esta fase se construyó el centro comercial, ubicado en el predio denominado Totolapa, y el parque corporativo Peña Blanca. Por otro lado se llevó a cabo la reubicación de los asentamientos irregulares que aún existían en la zona. Esta primera etapa fue culminada en 1994. En la segunda etapa se desarrolla la urbanización del centro de Ciudad y la construcción de la zona escolar; mientras continuaban las obras de urbanización del parque corporativo Peña Blanca que ahora abarcaban 7.5 has. En esta fase se da inicio a la urbanización de la zona habitacional llamada La Loma, (Barros, 1993:127). En 1989 fueron comercializados 52 mil metros cuadrados por los que se obtuvieron 28 millones de dólares, el proceso de compra-venta continuó y en 1994 el resultado era de 261 millones de dólares (Cuesta, 1997). Debido al error de diciembre de este último año las inversiones se vieron frenadas. En los primeros años de esa década, y con la puesta en marcha del TLCAN, México experimentó un comportamiento ascendente en las construcciones para espacios corporativos, donde Santa Fe era considerada una de las muestras más claras de que se avanzaba por buen camino hacia el Siglo XXI (Aguilar, 2004: 21). Cuando se recuperó la confianza, el problema a enfrentar era el desplome de los precios que pasaron de 25 a 18 dólares por m2 (Olguín, 2003: 53), lo cual generó una subocupación de 84.8 por ciento (Aguilar, 2004:22). Con el dinero obtenido por las ventas de suelo urbano se continúo con las obras de equipamiento urbano. Durante esta fase, los primeros pasos para desarrollar la zona se localizan en la parte norte del polígono, donde se encontraba la demanda de servicios que se deseaba atender; así como las principales arterias de acceso. En estas etapas nació una nueva generación de desarrolladores inmobiliarios, algunos de ellos muy jóvenes, con edades que fluctuaban entre los 25 y 28 años, que ahora son importantes en el medio. De ahí se fundó la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) que acaba de cumplir 15 años. La promoción de la zona se llevó a cabo a través de la formación de Consejos de Desarrollo Económico de la ciudad, que se formaban con eminentes empresarios como Carlos Slim, Roberto Hernández, Bailleres, entre otros. Ahí los funcionarios de la 149 Luis H. Patiño Camacho ciudad exponían el proyecto de ciudad de servicios con la construcción de miles de metros cuadrados nuevos de oficinas, centros comerciales y vivienda. La intención era también frenar el crecimiento horizontal de la urbe. Las críticas que se expresaban en los inicios del Proyecto fueron que no había vivienda y la vivienda propuesta era para sectores ricos, no hay vivienda media para los trabajadores: “Es una zona demasiado elitista, una secretaria que vaya a trabajar a Santa Fe, ¿dónde va a vivir”, decía Dionisio Sánchez, Director General de Sare (Monjarás, 1993: 35). Después empezó la vivienda lentamente y ahora en Santa Fe parte del problema es que hay mucha vivienda y están construyendo más, eso genera tráfico que se conjunta con el de las oficinas. Hoy en Santa Fe se puede vivir, trabajar, ir a la escuela, curarse si se enferma y divertirse, hay familias que viven en Santa Fe sin salir de Santa Fe. En este desarrollo al principio entraron los pequeños desarrolladores mexicanos que contrataron arquitectos con mucho prestigio en el país e internacionalmente. No todo fue un éxito, Javier Cervantes como desarrollador (Director General del Grupo Ciervo) y Legorrreta como arquitecto en la zona denominada Centro de Ciudad, construyeron un edificio llamado “Pasaje Santa Fe”, con la idea de Polanco: abajo comercios, con portalitos, restaurantes y arriba oficinas y departamentos habitacionales. A este proyecto le fue muy mal cuando se quiso comercializar, nadie quería ir ahí, ni los comerciantes querían rentar porque no había nadie que les comprara, nadie quería vivir ahí, le fue muy mal y quebró. Ahora es un éxito, por la concentración de personas que se presenta ahí, tal vez el desarrollador se precipitó. La otra crítica que se hace y que sus creadores la aceptan es el tema de la segregación, en Santa Fe es demasiado claro eso, sus límites son muy contundentes, no se buscó su articulación con la ciudad, en términos sociales es sólo para los ricos. Es caricaturesco ver el cerro de la entrada con vivienda hacinada y en donde hay una integración económica diversa, todos los servicios que no puede haber en Santa Fe están ahí (papelerías, restoranes, cantinas y tiendas de muebles) en esa pequeña superficie. Por su ubicación las rentas son altísimas. Santa Fe no ha estado exento de problemas con la propiedad, los cuales vienen acompañados por un proceso de expropiación delicado. Baste recordar que aquí empezó el proceso de desafuero de Jefe de Gobierno del DF, López Obrador, en el 2004. El gobierno del DF se mantiene en litigio y ha ganado algunas porciones de tierras que ahora han puesto en venta. Organización social vecinal Con las transformaciones económicas recientes se plantean serias interrogantes en el medio urbano, respecto a la formación de actores colectivos del sector empresarial y su capacidad de incidir en el espacio urbano para acondicionarlo de acuerdo a sus intereses. 150 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS En este desarrollo inmobiliario se ha creado la Asociación de Colonos de Santa Fe que es la encargada de autoadministrar la zona con recursos públicos. Los medios que utilizan para reivindicar sus demandas no son los mismos que utilizan las movilizaciones populares. La relación y reconocimiento de los gobiernos locales, también es muy diferente (demanda seguridad, arborización, condiciones adecuadas para que circulen los automóviles y prohibir ciertos usos, mantenimiento y señalización urbana), así mismo la estructura interna y organizativa presenta otras características, parecidas a como se organizan las empresas. Las nuevas modalidades de acceso al suelo urbano Como ya se explicó, el mecanismo tradicional ha sido el mercado formal: el Gobierno del DF fracciona, introduce la infraestructura, promociona y vende los terrenos a desarrolladores bajo ciertas normas. Posteriormente, éstos realizan el proyecto, obtienen las licencias correspondientes, construyen y venden su producto. Pero en la construcción de este gran centro urbano se ha presentado otro tipo de mecanismos para obtener suelo, particularmente en el suelo de conservación. Estas nuevas modalidades son la asociación ejidal-privada y el sistema de actuación por cooperación e intercambio. Asociación ejidal-privada Los antecedentes a esta operación están cuando a los ejidatarios de San Mateo Tlaltenango, en Cuajimalpa, las autoridades no les permitieron la construcción de viviendas en un perímetro aproximado de 100 hectáreas de vocación forestal y recarga del acuífero, situación que los obligó a “aportar” sus tierras a diversas inmobiliarias (filiales de la empresa CAABSA4) en una sociedad mercantil, pero con el compromiso de que desarrollarían proyectos ambientales. En la operación fungió como mediador el entonces regente Manuel Camacho Solís. Esta operación es el inicio de la urbanización de una zona dentro del complejo de Santa Fe conocida como Hueyatla, ahora de gran plusvalía debido a la construcción de los puentes de la avenida de los Poetas, sobre las cañadas Puerta Grande, Atzoyapan y Los Helechos. Esta liberación de terrenos ejidales fue posible por las reformas al Artículo 27 de la Constitución y a la Ley de la Reforma Agraria. En primera instancia los ejidatarios participan en conjunto con empresas privadas en proyectos para construir circuitos ecuestres, con la responsabilidad de mantener el equilibrio ecológico de las barrancas. Después en el Club de Golf Reforma y el Club Hípico La Sierra, con el propósito de desarrollar actividades hípicas, ecológicas y recreativas, mejorar y conservar las áreas naturales y construir la infraestructura necesaria para estos fines. En marzo de 1997 hubo una nueva “aportación” 4 Grupo Caabsa (Constructora Aboumrad, Amodío y Berho, S.A. de C.V.), fueron los desarrolladores del Centro Comercial Santa Fe y socios con 75 empresas más en la construcción del Centro de Exposiciones Internacionales Santa Fe, con más de 170 mil metros cuadrados y un valor cercano a 100 millones de dólares. 151 Luis H. Patiño Camacho de casi 40 hectáreas a la sociedad anónima Río de Santa Fe, y en julio de 1999 casi 30 a la empresa Cumbres de Santa Fe, que sumaron cerca de 146 hectáreas en total. Una vez que ya estaban hechas las aportaciones de tierra, por parte de los ejidatarios, los socios capitalistas los presionaron para que ellos también aportarán capital a las empresas. Los ejidatarios al no contar con recursos económicos fueron convencidos de que lo mejor era vender su parte de la sociedad en 40 pesos el metro cuadrado, respetando los acuerdos de preservación ecológica. Y no obstante que les habían dicho que esos terrenos no tenían mayor utilidad, tras ser fraccionados por desarrolladoras inmobiliarias ahora se venden hasta en 10 mil pesos el metro cuadrado. Los ejidatarios han presentado una denuncia para demandar una indemnización adecuada o bien la restitución de sus tierras, acto que creemos imposible. Sistema de Actuación social, privada y por cooperación En 1999 se hicieron diversas modificaciones a la Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, propuestas por el presidente Ernesto Zedillo, de las cuales destaca el Capítulo II, artículos 67 al 73, donde se fijan las atribuciones de la Administración Pública del Distrito Federal y la ejecución de programas en el DF, bajo las siguientes modalidades de participación: suscripción de convenios de concertación; la aportación de bienes y/o recursos y la aportación de bienes y/o recursos al fideicomiso o asociación privada que se constituya. Con base en esta norma la administración de 2000-2006 del Gobierno de la Ciudad de México estableció un convenio con ocho empresas desarrolladoras inmobiliarias, con el objeto de construir tres puentes sobre las barrancas de la Delegación Álvaro Obregón a cambio de tierra con una superficie de 38 hectáreas, predio (R-42), que estaba destinado a la construcción del Reclusorio Poniente. Sobre el costo de los terrenos, en el 2000 el avalúo de las 38 has. ascendía a 329 millones de pesos y en el 2004, cuando se terminaron las obras, el precio era de alrededor de 680 millones (información publicada por Seduvi en un desplegado pagado). Sin embargo, y de acuerdo con estimaciones de los propios inversionistas, sólo por la venta de los terrenos en el R-42 lograrán una suma de mil 200 millones de pesos, en el mismo año. Las empresas participantes en la construcción de los tres puentes desembolsaron 840 millones de pesos, los cuales, de acuerdo con el gobierno del DF, beneficiarán a cerca de un millón de habitantes, a 59 colonias y a tres pueblos de Cuajimalpa y Álvaro Obregón. El primer puente que cruza la barranca de los Helechos se edificó sobre 69 metros de altura y casi 400 metros de longuitud, el segundo en Atzoyapan y el tercero en Puerta Grande, ambos de casi 230 metros de longitud y por lo menos 30 metros de altura. Es importante recordar que cuando expropió el gobierno federal pagó en 1997 10 pesos el metro cuadrado a los ejidatarios de San Mateo Tlaltenango, en el 2004 el costo del metro cuadrado es de más de mil 800 pesos. En el 2007 el desarrollador COPRI, quien 152 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS participó en este intercambio, vende los terrenos de 400 metros cuadrados a 310 mil dólares, esto es que el metro cuadrado tiene un costo de 755 dólares. En pesos, con una cotización de $11 por dólar tenemos que el costo es de 8 mil 305 pesos. Como se observa la plusvalía se ha incrementado con la construcción de los puentes y se la apropian los empresarios. Otro caso que se presentó con esta modalidad, fue el Convenio firmado entre el Gobierno del DF y la empresas cementeras Cemex y Apasco en el 2004, con la finalidad de que éstas surtan al gobierno de 252 mil metros cúbicos de cemento para diversas obras a cambio de dos terrenos de 28 mil 212 metros cuadrados en conjunto en suelo urbano. Los lotes fueron valuados en 277 millones 880 mil 990 pesos, es decir, el precio por metro cuadrado se fijó entre 9 mil 560 y 10 mil 438 pesos, según el avalúo practicado. El concreto que recibiera el GDF era para concluir la segunda etapa del distribuidor vial de San Antonio, un hospital en Iztapalapa, puentes y túneles en el Eje 5 Poniente. Según información del gobierno se consiguió un descuento de 51 por ciento sobre el precio de lista, con lo que ahorró para la ciudad de un poco más de 260 millones de pesos, ya que el valor del cemento entregado tenía un valor aproximado de 540 millones de pesos. Conclusiones De acuerdo al estudio realizado podemos destacar las siguientes conclusiones: 1. Los ejemplos resumidos nos permiten concluir que la segregación urbana y la formación actual de la estructura urbana de la ZMCM, es el resultado de un largo proceso en el que intervienen múltiples factores como los modelos económicos puestos en marcha en el país, las políticas públicas nacionales, metropolitanas y urbanas, el mecanismo de precios en el mercado de suelo urbano y el proceso de poblamiento, en el cual la población ha tenido una participación importante. En este sentido, pensamos que las transformaciones resultado de la globalización no han madurado lo suficiente para poder concluir que se presenta un nuevo modelo de organización espacial en la actualidad, parece ser que estamos presenciando el inicio de una nueva tendencia en la conformación de un nuevo patrón urbano. 2.- La ciudad ya no es vista como un todo (proyecto de ciudad), ahora son “los proyectos” urbanos en zonas específicas lo que predomina, usando el modelo de la planeación estratégica (modelo ejecutado por influencia de la globalización) que reivindica la participación de todos los sectores. En la Ciudad de México sólo se han sentado a la mesa el agente inmobiliario, cuyo interés es construir “la ciudad de los servicios”, edificando miles de metros cuadrados para oficinas, comercios y vivienda residencial para los ricos. Se han dejado en segundo término los programas que faciliten el acceso al suelo a la población pobre de la ciudad (factor local) y por la escasez de terrenos en suelo urbano, lo nuevo en la ocupación irregular es que la urbanización popular se lleva a cabo en suelo de conservación, necesario para lograr el equilibrio ambiental de la metrópoli. 153 Luis H. Patiño Camacho 3.- A pesar de ser un proyecto modelo de la globalización en la Ciudad de México, en cuanto al acondicionamiento previo a la ocupación, entre 1994 y 2000 en Santa Fe se dejaron de hacer obras de infraestructura y su mantenimiento, porque las administraciones de Oscar Espinosa Villareal y Cuauhtémoc Cárdenas no les tomaron importancia (factor de política local). Por ello, en la actualidad se presentan problemas en cuanto al abasto de agua y desalojo y tratamiento de las aguas residuales. Esto le costará a la ciudad recursos que se podrían orientar a programas sociales para la población pobre. 4.- Se muestra un desarrollo arquitectónico importante en varias zonas de la ciudad y en particular en Santa Fe. La aglomeración de obras extraordinarias, sus grandes dimensiones y su estilo monumental con formas geométricas y materiales de acero y vidrio y la ocupación del espacio de manera generosa, son un ejemplo de la influencia de la globalización. 5.- El Complejo Santa Fe, representa el desarrollo arquitectónico y urbanístico posmoderno, en donde se construyen edificios inteligentes (Edificio Calakmul, 19941997), centros comerciales, financieros y grandes corporativos empresariales (Corporativo Arcos Bosques, 1990-1996), que en contraste con el “viejo” Santa Fe con el que colinda: de casas populares y sin planificación, aparece como una expresión más alta y clara de signos arquitectónicos posmodernos, heterogéneos y contrastantes de la Ciudad de México. 6.- Santa Fe muestra cómo es apropiada y transformada la periferia urbana por grandes inversiones públicas y privadas y crean una “nueva centralidad”, la cual está más conectada con redes transnacionales de manera principal, que con la ciudad donde se ubica, formando una zona segregada, con deficiencias en la comunicación vial e interacción con otros sectores de la población vecinos. 7.- Con las transformaciones económicas recientes se plantean serias interrogantes en el medio urbano respecto a la formación de actores colectivos del sector empresarial y su capacidad de incidir en el espacio urbano para acondicionarlo de acuerdo a sus intereses. El estudio de la Asociación de Colonos de Santa Fe nos muestra que la aparición de organizaciones de sectores de altos ingresos no es generalizada, que se circunscriben a ciertos ámbitos y los medios que utilizan para reivindicar sus demandas no son los mismos que utilizan las movilizaciones populares. La relación y reconocimiento de los gobiernos locales, también es muy diferente (demanda seguridad, arborización, condiciones adecuadas para que circulen los automóviles y prohibir ciertos usos, mantenimiento y señalización urbana), así mismo la estructura interna y organizativa presenta otras características. Además, trabajan con recursos públicos para una administración privada. 8.- Se crean nuevos mecanismos para facilitar el acceso al suelo urbano por parte de las empresas desarrolladoras inmobiliarias, a través de modificaciones legales se ha liberado el suelo, particularmente el ejidal. Sin embargo, el gobierno no es un facilitador de programas sociales para las mayorías que no tienen la capacidad económica para acceder a un terreno para construir su vivienda y formar un patrimonio familiar, segregándolos de manera pasiva en territorios inhóspitos. 154 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS 9.- Con la globalización y el modelo económico neoliberal se acentúa la segregación urbana en la ciudad de México, no obstante que este ha sido un proceso claro en la Ciudad de México durante toda su historia. Se construyen nuevas zonas aisladas como el Centro Urbano Santa Fe, sin comunicación con la ciudad e interacción con los grupos sociales próximos que en un porcentaje alto son de escasos recursos. En estos nuevos espacios predomina la desregulación y la privatización: desregular para quitar los límites que se han impuesto a la propiedad dictados por el interés público, por ejemplo se crean instrumentos de planeación ad hoc para incentivar el desarrollo inmobiliario. La privatización reconoce que el mercado es quien regula los procesos, por ello no se controla el precio de la tierra y la vivienda. En la otra cara de lo local, el gobierno presta poca atención a la integración de los sectores pobres y agrava las desigualdades sociales. En las ciudades renuncia al control del espacio urbano y permite la aparición de zonas mal comunicadas, con poca densidad, terrenos con grandes pendientes, mal servidas y con irregularidad en la tenencia de la tierra. Con un mercado de suelo irregular no abierto, la información se intercambia mediante redes sociales comunitarias que le dan identidad a Cuajimalpa, por ello no se presentan denuncias ante las autoridades y la población reconoce el derecho que los propietarios tienen sobre los terrenos, lo cual ha dado como resultado una ocupación no conflictiva. 155 Luis H. Patiño Camacho BIBLIOGRAFÍA Aguilar, David (2004), “Oficinas: ¡multiplicaos!”; México, Expansión, Vol. 35, pp. 22. ---- (2004), "Metamorfosis corporativa"; México Expansión, Vol. 35, núm. 882, pp. 155-163. Azuela, Antonio (1989). “La ciudad, la propiedad privada y el derecho”, México, El Colegio de México. ---- (1993).”Los Asentamientos populares y el orden jurídico en la urbanización periférica de América Latina”, México, Revista Mexicana de Sociología, Vol. LV, N° 3; Universidad Nacional Autónoma de México. ---- y Tomas Francois (Coordinadores) (1997). El acceso de los pobres al suelo urbano, México, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, UNAM, Instituto de Investigaciones Sociales Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de México. Barros N., Manuel (1993), “Programa Santa Fe”, en Ramírez Hernández, Guillermo y Stolarski, Noemí (comp.), Proyectos urbanos y metropolitanos. Los retos de la Ciudad de México, México, Fundación Cambio XXI, México, pp. 123-130. Consejo Nacional de Población, CONAPO (1998). Escenarios Demográficos y Urbanos de la ZMCM, 1990-2000, México, CONAPO. Connolly, Priscilla (1989). “Promoción inmobiliaria en la ciudad de México (1920-1940), México, UAM-Azcapotzalco, Sociológica, Año 4, Nº 9, págs. 78-110. Cruz, María Soledad (2004). “El poblamiento popular en la Ciudad de México en la primera mitad del Siglo XX”; en Collado, María del Carmen (coordinadora), Miradas recurrentes I. La ciudad de México en los Siglos XIX y XX; México, Universidad Autónoma Metropolitana e Instituto Mora. Cuesta Zarco, Ornar (1997), Capital inmobiliario y metrópoli. Análisis de la transformación de un espacio en el actual contexto de desarrollo urbano de la Ciudad de México: Proyecto Santa Fe, 1984-1996, tesis de licenciatura, México, Universidad Nacional Autónoma de México. Departamento del Distrito Federal (DDF) (1996). “Programa General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal”, Gaceta Oficial del Distrito Federal, sexta época, 11 de julio de 1996, Tomo IV, Núm. 371, México. ---- (1997a), Cuajimalpa de Morelos: monografía, Departamento del Distrito Federal, México. Gamboa de Buen, Jorge (1994), Una visión de la modernización de México, México, FCE. Gobierno del Distrito Federal (GDF) (2005), Ley de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, ---- (2005a), Ley Orgánica de la Administración Pública del Distrito Federal, (10 de junio: http://www.df.gob.mx). Monjarás, Moreno Jorge (1993). Ciudad de México. Un rompecabezas urbano; México, Expansión, Vol. 25, núm. 613, pp. 34-39. 156 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Olguín, Claudia (2003), “Oficinas Fantasma”, México, Expansión, Vol.34, núm. 865, pp. 43-57. Parnreiter, Christof (1998) “La Ciudad de México, ¿una ciudad global?”; México, Anuario de Estudios urbanos, 1998, Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco. Ramírez, del Prado Barrios Andrés, Azucena Sánchez Camacho, Alejandro Santana Cabrera y Mayra Velasco Pérez (1994), Planta procesadora de basura y centro de investigación y educación sobre el manejo de los desechos en Santa Fe, México D.F, tesis de licenciatura, México, Universidad Nacional Autónoma de México. Sassen, Saskia (1991), The global City. New York, London, Tokyo, Princeton University Press, Princeton. Schteingart, Martha (2001). “La división social del espacio en la ciudades”, México, en Revista Perfiles Latinoamericanos, , FLACSO, Vol. 10, Núm. 19, diciembre, pág. 13-31. ---- (1989). Los productores del espacio habitable: Estado, empresas y sociedad en la Ciudad de México. México, El Colegio de México. Secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI) (1995), Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Santa Fe, México. Servimet (1988), Memoria de gestión de diciembre de 1982 a noviembre de 1988, Departamento del Distrito Federal, México. Villagordoa Meza, Felipe (1994), Centro cultural Santa Fe en México, DF; Ciudad de México, tesis de licenciatura, México, Universidad Nacional Autónoma de México. ENTREVISTAS Director de Desarrollo Urbano de la Delegación Cuajimalpa: Fernando Cruz. Arq. Jorge Gamboa de Buen, ExCoordinador General de Reordenación Urbana y Vivienda del DDF (1988-2004). 157 Los usos de la participación ciudadana en los programas de gobierno de la ciudad de Buenos Aires Matías Landau Presentación Las reflexiones que expondremos a continuación resumen algunos de los puntos más significativos de una investigación desarrollada entre los años 2004 y 2006 para la tesis de la Maestría en Investigación en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (FCS/UBA)1 e incorporan algunas ideas en estado embrionario surgidas de un trabajo de tesis en curso en el marco del Doctorado en Sociología en cotutela entre l’École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), de París y la Universidad de Buenos Aires (UBA). A fin de lograr una exposición clara y sintética hemos decidido estructurar el trabajo en seis apartados. En el primero se describe cuál fue el enfoque adoptado en la investigación. En el segundo se presentan los rasgos centrales del diseño de investigación desarrollado. En el tercero, cuarto y quinto se desarrollan los puntos más importantes del análisis empírico. Por último, en el sexto, se hace un cierre y se plantean algunas conclusiones. I. Cuestión de ciudadanía, autoridad estatal y participación ciudadana La investigación desarrollada pretende ser un aporte al debate actual en torno a la articulación existente entre Estado, ciudadanía y participación. Hemos partido de un supuesto teórico claro: no tratar a la ciudadanía como un concepto teórico cerrado sino como un proceso socio-histórico abierto en permanente transformación.2 La diferencia entre estos dos enfoques es clara. Las miradas que parten de pensar a la ciudadanía como un concepto cuyas características estarían determinadas a priori, corren el riesgo de caer en un análisis netamente normativo, en el que se tiende a medir el estado “actual” o “real” de la ciudadanía en relación con su meta “ideal”. Este es el caso de quienes basan 1 Landau, Matías: La participación promovida por el Estado. Transformaciones en el vínculo entre las autoridades estatales y los ciudadanos en la ciudad de Buenos Aires, mimeo, 2006. 2 En este punto nos basamos en los aportes de varios autores, entre los que podemos citar Procacci, G., “Ciudadanos pobres, la ciudadanía social y la crisis de los Estados de Bienestar”; en García, Soledad y Lukes, Steven: Ciudadanía: justicia social, identidad y participación, Siglo XXI, Madrid, 1999; Andrenacci, L. “Imparis Civitatis. Elementos para una teoría de la ciudadanía”; ponencia presentada en el Vº Congreso Nacional de Ciencia Política de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), Universidad Nacional de Río Cuarto, 14 al 17 de noviembre de 2001; Isin, E.: “Who is the new citizen? Towards a genealogy” en Citizenshio Studies (Londres) Vol 1, Nro 1, 1997; Osborne, T. y Rose, N.: “Governing cities: notes on the spacialisation of virtue” en Revista Enviroment and Planning D: Society and Space, volume 17, Londres, 1999. 158 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS sus estudios en una concepción cerrada de la visión marshalliana de la ciudadanía:3 una delimitación apriorística de los derechos que conformarían la ciudadanía impide analizar el proceso histórico y político mediante el cual se constituyen algunos derechos mientras que otros pierden significado o interés. Proceso que, en todos los casos, supone relaciones conflictivas y construcciones temporarias de equilibrios de poder. En otras palabras, no permiten responder al interrogante de por qué y cómo es que determinada demanda social puede llegar a ser concebida como un derecho mientras que otras no. Pero es también el caso de quienes vinculan, con una fuerza inusitada en los últimos años, a la ciudadanía con la participación ciudadana. Si la ciudadanía plena es aquella que se expresa en el espacio público sólo a partir del acceso a diversos canales de participación institucionalizados, todo repliegue sobre el mundo privado o toda irrupción de una forma de participación no englobada en los términos deseados es visto como un déficit ciudadano que debe ser resuelto a partir de una “educación” que permita el desarrollo del compromiso cívico.4 No nos oponemos a los ideales que se plantean en estas dos formas de concebir a la ciudadanía. En efecto, ¿quién podría abiertamente mostrarse en contra de la universalización de derechos civiles, políticos y sociales? y ¿quién podría plantearse manifiestamente en contra del desarrollo de espacios institucionalizados de participación? Lo que impugnamos a estas visiones no es el ideal a alcanzar sino la utilización de este ideal en la práctica de investigación social. En primer lugar, porque conducen a investigaciones que tienden a mensurar la ciudadanía. Partiendo de un estado “ideal”, tienden a plantear cuánto más “cerca” o más “lejos” nos encontramos de alcanzar la meta deseada. En segundo 3 En el famoso ensayo “Ciudadanía y clase social”, publicado en 1949, T. H. Marshall plantea que la constitución de la ciudadanía se da a partir de un proceso histórico que está determinado por la creciente adquisición de derechos que tienen momentos formativos en épocas diferentes. Los tres elementos son: el elemento civil que alude a los derechos necesarios para la libertad individual; el elemento político que refiere al derecho de participar en el ejercicio del poder político ya sea como miembro o elector; y finalmente, el elemento social que se asocia a los derechos tendientes a gozar de un mínimo de bienestar económico y seguridad, al derecho a gozar del patrimonio social y a vivir conforme a los estándares de la sociedad. Por esto la más plena expresión de la ciudadanía requiere en términos un Estado de Bienestar liberal democrático ya que es el único que garantiza todos los derechos. Cf. Marshall, T. H.: “Ciudadanía y clase social”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, Nro. 79, Madrid, 1997. Para una buena reseña sobre la discusión posmarshalliana en las teorías sobre la ciudadanía cf. Ágora Nro. 7, Buenos Aires, invierno de 1997. 4 Esta elección teórica favorece la circulación de discursos que tienden a valorar positivamente ciertas formas de participación y negativamente a otras. La participación ciudadana sería aquella destinada a velar por el “bien común”, y se diferenciaría de otras formas de participación sectorial como la política o sindical. Este mismo esquema interpretativo lleva a calificar a ciertas movilizaciones sociales como “ciudadanas” frente a otras que no lo serían. En Argentina la distinción es clara, por ejemplo, en la forma en que los medios de comunicación tratan diferencialmente las marchas o protestas hechas por grupos que velan por la seguridad de los “vecinos” (particularmente las convocadas por Juan Carlos Blumberg) y las realizadas por grupos sindicales, políticos o piqueteros. 159 Matías Landau lugar, porque conducen a estudios en los se elimina de la ciudadanía todo elemento de contingencia histórica. En efecto, o bien tienden a plantear marcos de referencia ahistóricos, universalizando la categoría de ciudadanía que defienden (el “ciudadano participativo”, el “ciudadano social”), o bien enmarcan los análisis en una historicidad lineal, evolutiva y desiderativa (la ciudadanía “debería” deslizarse hacia una forma determinada de Estado, la ciudadanía “debería” conducir a una total participación de los ciudadanos en el espacio público). A nuestro modo de ver, un análisis social debe enfocarse principalmente en dos direcciones. En primer lugar, al estudio de los modos de conformación de las ideas, los conceptos, los discursos y las prácticas sociales que en la actualidad se plantean como naturales. En otras palabras, a problematizar lo que aparece como aproblemático. En segundo lugar, al estudio de las consecuencias que tiene en la actualidad la circulación de esas ideas, conceptos, discursos y prácticas. Es decir, a interpretar cómo todo ello se hace presente en la configuración del mundo social.5 En lo referente a los problemas asociados a la ciudadanía, esto nos conduce en una dirección que nos separa nítidamente de las ya mencionadas. A nuestros ojos la ciudadanía debe ser tratada desde una perspectiva estratégica. Más que hablar de ciudadanía a secas nos parece más pertinente hablar de cuestión de ciudadanía y de estrategia de ciudadanía.6 Para ser breves, resumiremos estos dos conceptos en pocas palabras.7 Plantear que la ciudadanía es una cuestión supone subrayar su carácter problemático. Ello no está fundado en una mera decisión teórica sino en una constatación histórica, expresada por primera vez en la historia de las democracias liberales luego de los sucesos parisinos de 1848. Por entonces se creía fervientemente en que, a partir de la puesta en práctica por primera vez del sufragio universal, se expresaría finalmente la soberanía del pueblo. Esta idea estaba sustentada en una fe ciega en los valores republicanos y en el lenguaje del derecho que llevaba a creer que 5 No pretendemos originalidad alguna en esta elección, puesto que creemos fervientemente, siguiendo las enseñanzas que nos dejaron los padres fundadores de la sociología, de Marx a Weber y de Durkheim a Elías, que para comprender sociológicamente qué pasa hoy hay que hacer, como plantea Castel, una “historia del presente”. Cf. Castel, R. “Michel Foucault et l’histoire du présent”, en Hatchuel, A, Pezet, E, Starkey, K y Lenay, O, Gouvernement, organisation et gestion: l’héritage de Michel Foucault, Presses de l’Université de Laval, Québec, 2005, p. 52. Esta aclaración, que en otro momento quizá hubiese sido innecesaria, en la actualidad debe ser explicitada dada la pérdida de perspectiva histórica en la que ha caído gran parte de la producción de la sociología actual. 6 La expresión “estrategia de ciudadanía” la hemos tomado de Procacci para quien “la ciudadanía puede describirse como una estrategia para gobernar procesos de cambio social que afectan a las relaciones políticas... Una estrategia, en realidad, para la creación social de ciudadanos”. Cf. Procacci, G, op. cit, p. 16. Aclaremos que cuando hablamos de estrategia no nos referimos a un proceso que puede ser atribuido a la decisión maniquea de una persona o grupo en particular, sino que refiere como ha planteado Foucault a un efecto de conjunto. 7 Para una profundización teórica ver Landau, M.: La participación promovida por el Estado. Transformaciones en el vínculo entre las autoridades estatales y los ciudadanos en la ciudad de Buenos Aires, op. cit.. 160 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS un cambio en la condición política de los ciudadanos tendría una consecuencia inmediata en la modificación de sus condiciones de vida. En otras palabras, que la novedad de su status político (expresado mediante el derecho al voto) redundaría en una alteración de su situación social (expresado fundamentalmente a partir del derecho al trabajo). Sin embargo esto no fue así, lo que llevó al enfrentamiento del pueblo de París con sus representantes en la Asamblea. Estos hechos inauguraron la dimensión problemática de la ciudadanía. Ésta se había convertido en una cuestión a resolver, compuesta por dos problemas que surgen conjuntamente como dos caras de la misma moneda: la cuestión política y la cuestión social. En cuanto a la cuestión política, nos encontramos con una problemática asociada al fenómeno de la representación. Los ciudadanos de París consideraban a los miembros de la Asamblea como sus primeros representantes legítimos. Su “traición” dará lugar a que, como plantea Donzelot, el pueblo no se sienta desde entonces “representado más que por él mismo”.8 Este cuadro da muestra de una fragilidad que, a la luz de los hombres políticos de la época, habrá que resolver si no se quiere caer recurrentemente en sucesos de este tipo. Para ello habrá que modificar sustancialmente la forma en que se piensa el vínculo entre los ciudadanos y sus representantes. En cuanto a la cuestión social, se hace presente una problemática vinculada a las relaciones de gobierno. Por entonces había quedado de manifiesto que el lenguaje del derecho no era una herramienta eficaz para la regulación de los conflictos sociales. Se hacía menester, entonces, la construcción de “lo social”, una nueva realidad que no podrá ser reducida ni a lo civil ni a lo político y cuya resolución, si bien opera sobre determinadas personas o problemas concretos, se hace en nombre del bienestar de la sociedad en su conjunto.9 Ahora bien, para actuar sobre lo social habrá que modificar la concepción acerca de qué significa gobernar, puesto que las teorías contractualistas aún intentaban infructuosamente “hacer derivar la idea de gobierno de los principios de la soberanía”.10 Este nuevo escenario va a permitir que comiencen a difundirse las voces de aquellos que proclamaban pensar al poder desde la óptica del “arte de gobierno”, y a desarrollarse el proceso que Foucault denomina gubernamentalización del Estado.11 A 8 Donzelot, J. : L’ invention du social. Essai sur le déclin des passions politiques, Éditions du Seuil, Paris, 1994, p. 32. 9 Sin duda, uno de los aportes más valiosos sobre el proceso de construcción de “lo social” junto al ya mencionado de Donzelot es el ya clásico libro de Castel, R. La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado, Paidós, Buenos Aires, 1995. 10 Foucault, M. “La gubernamentalidad”, en Foucault, Michel y otros, Espacios de poder, La Piqueta, Madrid, 1991, p. 20. 11 f. sobre este punto Michel Foucault, Sécurité, territoire, population, Ed. Gallimard, Paris, 2004 ; Michel Foucault, «La gubernamentalidad», op. cit; Michel Foucault, “Omnes et singulatim: hacia una crítica de la razón política”, en Tecnologías del yo y otros textos, Paidós, Barcelona, 1990 (1981); Michel Foucault, “El sujeto y el poder” en H. Dreyfus y P. Rabinow, Michel Foucault, más allá de la hermenéutica y el estructuralismo, UNAM, México, 1988. 161 Matías Landau través de él las diferentes autoridades estatales comenzarán a conformarse a partir del desarrollo de un saber científico-técnico asociado fundamentalmente a las nacientes ciencias del comportamiento como la psicología, la criminología, la sociología, etc. Las diferentes formas de resolver la cuestión de ciudadanía darán lugar a lo que hemos denominado estrategia de ciudadanía. Una determinada estrategia define un modo específico a la vez de concebir y de resolver los problemas asociados a la cuestión política y a la cuestión social. El análisis estratégico permite correr el eje de la normatividad asociada al concepto de ciudadanía puesto que cada estrategia de ciudadanía puede ser caracterizada por una forma específica de concebir una imagen ideal de lo que debería ser el ciudadano y de la forma en que éste debería vincularse con las instituciones estatales. En este sentido, las valoraciones normativas propias de cada época pueden ser interpretadas como respuestas específicas a las particularidades históricas de los problemas asociados a la cuestión de ciudadanía. Si seguimos este enfoque es posible interpretar la irrupción de la asociación “ciudadanía-participación” como parte fundamental de la estrategia de ciudadanía contemporánea. A fin de ganar en brevedad, y con el riesgo de sonar simplistas, podemos plantear que la necesidad de resolver los problemas asociados a la cuestión política y a la cuestión social dieron origen a la constitución de dos tipos de autoridad: la autoridad representativa y la autoridad gubernamental. La primera supone que su palabra está autorizada para hablar en nombre de sus representados. La segunda supone el reconocimiento de un saber científico-técnico en nombre del cual se configuran diversas acciones tendientes a mejorar la vida de la población. Desde mediados del Siglo XIX, las democracias liberales han encontrado dos modos bien diferentes de resolución de la cuestión de ciudadanía. Hasta la década del ’70 del Siglo XX, la cuestión de ciudadanía fue resuelta a partir de un proceso de estatalización de las autoridades representativas y gubernamentales. La construcción de las burocracias estatales y el desarrollo de los Estados Sociales dieron cuenta de este proceso. Las autoridades estatales se conformaron a partir de esta doble dimensión representativa y gubernamental: ellas encarnaban a la vez el saber científico-técnico y la representación. Su palabra tenía un valor universal, en tanto que encarnaba a la vez el valor del conocimiento y la voz del pueblo. Y su acción podía plantearse como una acción desinteresada, cuyo única misión estaba destinada a la búsqueda del bien general.12 Este marco comenzará a cambiar hacia mediados de los años ’70 del siglo pasado. Si hasta entonces el desarrollo de la autoridad estatal podía ser visto como una herramienta para hacer frente a la cuestión de ciudadanía, desde ese momento se volverá ella misma una cuestión. La autoridad estatal comenzará a ser fuertemente cuestionada tanto desde su 12 Los análisis realizados por Bourdieu en relación a la constitución del campo burocrático permiten percibir este proceso. Cf. Bourdieu, P. “Espíritus de estado. Génesis y estructura del campo burocrático”, en Razones prácticas, Anagrama, Barcelona, 1997. 162 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS dimensión representativa como en su dimensión gubernamental. La ciudadanía dejará de ser pensada entonces como un proceso de adquisición de derechos, como en el esquema marshalliano, y tenderá a asociarse cada vez más al ideal de la participación. Es en este marco que comenzarán a tomar fuerza diversos discursos que plantean la necesidad de desarrollar la democracia participativa, de “empoderar” a los ciudadanos para que colaboren con las autoridades en el marco del “buen gobierno”,13 de dejar de lado modos de gestión estadocéntricos para privilegiar la “governance”,14 de fomentar los proceso de descentralización a los fines de “acercar” el Estado a los ciudadanos.15 II. La participación promovida por el Estado en la ciudad de Buenos Aires En este esquema, el espacio de la ciudad adquiere un interés renovado ya que es percibido como el ámbito ideal para generar políticas que favorezcan los procesos de descentralización y participación ciudadana. Es en este marco que debe comprenderse el proceso de autonomización de la ciudad de Buenos Aires, llevado a cabo en 1996 y el posterior desarrollo de diversos programas estatales implementados de manera participativa que hemos investigado. Enmarcar la participación ciudadana dentro de la estrategia de ciudadanía contemporánea nos permite evitar caer en una mirada ahistórica y normativa y problematizar lo que aparece como natural. Sin embargo, aún nos queda la tarea de analizar qué efectos tiene la puesta en práctica de esta idea respecto a la ciudadanía. Esto lo intentamos hacer a partir del análisis de lo que hemos denominado la participación promovida por el Estado en la ciudad de Buenos Aires. Dentro de la participación promovida por el Estado comprendemos los programas gubernamentales cuya implementación supone un llamado a la participación de los vecinos en asambleas abiertas coordinadas por autoridades estatales en las diversas zonas de la ciudad. Este tipo de participación se caracteriza por: 1. Plantear una modalidad de participación abierta a cualquier grupo, y poner como única condición para participar la pertenencia 13 Respecto al “buen gobierno”, Stoker indica que “el buen gobierno reconoce la capacidad de obtener que las cosas sean hechas, pero no se basa en el poder del gobierno en emplear la autoridad. Considera que el gobierno puede emplear técnicas e instrumentos nuevos para dirigir y guiar”. Cf: Stoker “El “buen gobierno” como teoría”: cinco propuestas”. En: www.unesco.org/issj/rics155/stokerspa.html. En sus proposiciones la palabra autoridad desaparece y es reemplazada por los conceptos de “coordinación”, “integración” o “regulación”. 14 Una de las definiciones más difundidas de la governance es la de Renate Mayntz, que plantea la gouvernance como “una nueva manera de gobernar, menos jerárquica, donde los actores públicos y privado toman parte y cooperan en la formulación y aplicación de políticas públicas”. Cf. Mayntz, R: “El Estado y la sociedad civil en la gobernanza moderna”, en Revista del CLAD Reforma y Democracia No. 21, Caracas, 2000, p. 151. 15 En 1997, el BM publica el Informe sobre Desarrollo Mundial “El Estado en un mundo cambiante”, en el que se promueve una amplia gama de reformas estatales tendientes no ya a reducir su injerencia en relación a la economía, sino a “acercar el Estado a la sociedad” (p. 125) y “salvar la distancia entre el Estado y el ciudadano” (p. 147). 163 Matías Landau territorial al barrio en el que se desarrollan las discusiones. 2. No poner abiertamente en juego recursos económicos. Muchas otras iniciativas de fomento de participación se vinculan con una novedosa modalidad de distribución de recursos públicos. Aquí se pueden englobar los programas de capacitación laboral, de desempleo, etc., que fomentan el desarrollo de organizaciones vecinales para que éstas se constituyan en vehiculizadoras de la ayuda estatal. 3. No poder ser reducida a ningún mecanismo formal de participación establecidos por la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, como contrapeso de los mecanismos representativos de elección de autoridades, como son por ejemplo, la audiencia pública o el juicio político. 4. No ser reductible a ninguna temática en particular. La participación promovida por el Estado solamente identifica un punto de partida desde el cual se piensa una modalidad específica de implementación de un programa estatal. Es por ello que la misma se hace presente en problemáticas muy diversas entre sí. Al no estar limitada ni por el universo de participantes, ni por la lucha por apropiación y distribución de recursos económicos, ni por un marco jurídico rígido, ni por una problemática específica, la participación promovida por el Estado se constituye en un medio ideal para responder al principal interrogante que nos hemos planteado. Esto es: ¿qué consecuencias tiene la incorporación de la participación ciudadana en los programas de gobierno para la constitución del vínculo que une a las autoridades estatales y los habitantes de la ciudad? En la Ciudad de Buenos Aires este tipo de participación la hemos observado en tres programas estatales implementados por distintas secretarías porteñas16 en vinculación con los distintos Centros de Gestión y Participación (CGP).17 Éstos son el Presupuesto Participativo (PP), el Programa de Prevención del Delito (PPD) y el Programa de Diseño Participativo del Paisaje (PDPP). Estas iniciativas tienen como punto de partida la idea de descentralizar la acción del Estado y fomentar la participación ciudadana en las políticas de gestión estatales del presupuesto, la seguridad y los espacios verdes públicos, respectivamente. La lógica común que las engloba y las diferentes temáticas a las que refieren hicieron factible y enriquecedora la comparación entre ellas. 16 A partir de la asunción de Jorge Telerman como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2005, se sancionó una nueva ley de Ministerios, que entre otras cosas modificó la denominación de Secretaría por la de Ministerio. Sin embargo, como nuestro trabajo de campo fue previo a estas transformaciones, mantendremos la denominación que existía entonces. 17 Al momento de hacer la investigación la base de la desconcentración administrativa de la Ciudad de Buenos Aires eran los Centros de Gestión y Participación (CGP), hoy transformados en Centros de Gestión y Participación Comunal (CGPC). La Ciudad estaba dividida en 16 CGPs, en los cuales los vecinos podían realizar distintos trámites administrativos. A la vez, los CGPs eran los ámbitos de participación local, a través de los cuales se llevaban adelante distintos programas englobados dentro de la participación promovida por el Estado. 164 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS El PP se puso en marcha en 2002, como respuesta a la crisis política de finales de 2001. El proceso del PP ´05 se dividía en diversas etapas. En el foro promotor, las autoridades del CGP establecían, junto a organizaciones barriales, la implementación del PP en la zona. A partir de allí se establecía un cronograma para el ciclo de asambleas barriales en donde se desarrollaba el trabajo en comisiones temáticas. Durante cuatro encuentros, coordinados por personal de los CGPs, los participantes desarrollaban diversos proyectos vinculados a cada una de las temáticas. Luego se establecía una ronda de consultas con las secretarías involucradas y finalmente se desarrollaba el cierre del proceso, con una jornada en la que, mediante una votación, los vecinos elegían algunos de los proyectos presentados, a los cuales se los denominaba “prioridades”. Este era el momento también de la elección de “Consejeros del Presupuesto Participativo”,18 entre los distintos Delegados que se postularan para ocupar dicho cargo. El PPD nace en el año 2000 de la mano de un convenio firmado entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el gobierno nacional para implementar en territorio porteño el “Plan Nacional de Prevención del Delito Urbano”, cuyo objetivo principal estaba dado por el desarrollo de una estrategia de prevención basada en la participación de los vecinos en asambleas coordinadas por autoridades estatales. La modalidad del programa está basada en la realización de reuniones regulares (en general se hace por lo menos una al mes) en las que los vecinos acuden para transmitir sus inquietudes a los coordinadores de los programas. Uno de los objetivos fundamentales que se plantea el programa es el de la elaboración de un “mapa del delito” de la zona, a partir de los aportes de los participantes. La información obtenida les permitiría a los coordinadores establecer una estrategia de resolución de los problemas, en colaboración directa con las autoridades que se consideran pertinentes en cada caso. El PDPP se crea en el año 2003 a partir de la iniciativa de un funcionario del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el objetivo de desarrollar una metodología participativa para consensuar los usos de los espacios verdes públicos de la ciudad. Durante 2003 se realizaron diversas experiencias en distintas plazas de escala barrial, aunque luego muchas de las obras que debían ejecutar lo que se había consensuado con los participantes, no se realizaron. En 2004, año en el que realizamos el seguimiento de la implementación del programa, el PDPP se encargó de desarrollar un proceso participativo en el Parque Indoamericano, el segundo espacio verde en extensión de la Ciudad de Buenos Aires, situado en una de las zonas más desfavorecidas de la ciudad. El proceso contempló diversos momentos: la difusión de la experiencia a partir de la realización de unas Jornadas de Diagnóstico Participativo, la conformación de comisiones temáticas que trabajaban 18 El Consejo del Presupuesto Participativo es un órgano compuesto por dos Consejeros elegidos en cada uno de los 16 CGP de la ciudad. Su tarea es hacer un seguimiento de las prioridades votadas, y confeccionar junto a las autoridades estatales, el reglamento que regirá el PP del año siguiente. 165 Matías Landau semanalmente en las instalaciones del CGP coordinadas por personal estatal, la realización de las Jornadas de Diseño Participativo en las que se consensuaron diversos usos para el parque y la conformación posterior de un grupo estable y la elección de autoridades de la Mesa de Trabajo y Consenso (MTC)19 del Parque Indoamericano. Con la finalidad de hacer un seguimiento exhaustivo de cada uno de los programas seleccionamos tres zonas diferentes de la ciudad a través de la elección de tres CGPs (situados respectivamente en el norte, centro y sur) que refieren a diferentes sectores socioeconómicos predominantes.20 Hemos realizado observaciones participantes en las reuniones semanales llevadas a cabo por cada uno de los programas analizados. Nuestra presencia regular a lo largo de un período anual en cada uno de los programas la obtuvimos a partir de presenciar 29 reuniones del PP, 18 del PPD y 21 del PDPP.21 Esta información fue complementada con análisis de documentos y con la realización de entrevistas a autoridades estatales de los distintos niveles del gobierno (secretarios, subsecretarios, directores de los programas analizados, directores de los CGPs, coordinadores de los programas analizados en el ámbito de los CGPs) y a participantes de los mismos. En total, se realizaron 50 entrevistas. Pese a algunas diferencias que pudimos encontrar en la implementación del mismo programa en diversas zonas o de distintos programas en la misma zona, hemos ponderado un análisis que no se plantea hacer una mera comparación sino que privilegia una reflexión tendiente a dilucidar los aspectos generales que pueden encontrarse subyacentemente en todos los casos analizados. Es decir, más allá de las diferencias lo que nos interesa es analizar las características particulares enmarcadas en la relación autoridad estatal-participante que se construye en la participación promovida por el Estado. El análisis parte de una constatación paradójica que hemos denominado la “crisis de nacimiento” de las autoridades estatales en la Ciudad de Buenos Aires. El proceso de autonomización inaugura por primera vez en la ciudad la cuestión de ciudadanía en toda su 19 La MTC es una asociación constituida por vecinos a instancias del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que tiene a su cargo tareas de colaboración en la gestión y cuidado del parque. Esta modalidad es implementada desde hace más de diez años en el Parque Avellaneda, otro gran espacio verde situado al sur de la ciudad. 20 Para mantener el anonimato de nuestros entrevistados, hemos decidido referenciar a los tres CGPs seleccionados como CGP-norte, CGP-centro y CGP-sur. Como dato de relevancia, la Encuesta Anual de Hogares del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, realizada en 2004, muestra que mientras que en el CGPnorte, el ingreso promedio por habitante es de mil 586 pesos, y en el CGP-centro es de 996, en el CGP-sur es de sólo 623 pesos (Diario El Clarín, 19/09/05). Por otra parte, según datos del Instituto de la Vivienda de la Ciudad, en la zona del CGP-sur se concentran 14 de las 21 villas de emergencia de la Ciudad (Diario El Clarín, 27/09/05). 21 La diferencia en el número de observaciones tiene dos causas. Por un lado, en el caso del PPD, en momentos de comenzar la investigación la presencia del plan en la zona sur era muy escasa, puesto que estaban en proceso de cambio de coordinadores. Por otro, en el caso del PDPP, el proceso se realizó solamente en una de las áreas estudiadas. 166 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS magnitud, puesto que hasta entonces los habitantes de la ciudad eran sólo “vecinos” de ésta, pero no sus “ciudadanos”, en tanto que no constituían su propio poder político. Esto conduce a que por primera vez las autoridades estatales de la ciudad desarrollen a la vez la dimensión gubernamental y representativa. Sin embargo, esto se desarrolla en un contexto marcado por el descreimiento y la crítica respecto de la autoridad estatal en general. Es más, nos atreveríamos a decir que el nacimiento de las autoridades estatales en la ciudad de Buenos Aires es una consecuencia de esta situación de descrédito de las autoridades estatales. En este sentido, las autoridades estatales a nivel urbano, a diferencia de lo que ocurrió a nivel nacional, nacen en crisis. Las críticas a las que tienen que hacer frente son dos. De un lado, a la mirada que plantea que la acción estatal es intrínsecamente ineficiente. Del otro, al pensamiento que asegura que los funcionarios no representan más un interés universal sino su propio objetivo personal. Como vemos estas dos críticas apuntan a las dos dimensiones constitutivas de la autoridad estatal. En los dos próximos apartados nos concentraremos en analizar cómo el universo construido por la participación promovida por el Estado puede ser pensado como una consecuencia de esta situación. Y cómo la implementación de los programas tiene un impacto significativo en la construcción de la naturaleza del vínculo que une a autoridades estatales y ciudadanos. III. La búsqueda de eficiencia, el efecto bumerang y la desmitificación del mito del distanciamiento Al poco tiempo de asumir el primer Jefe de Gobierno electo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, estableció por decreto la creación de un programa de descentralización administrativa. Entre los considerandos del decreto que lo creó decía que “resulta indispensable descentralizar determinadas prestaciones y servicios, con el propósito de lograr una mayor celeridad en la tramitación, toma y ejecución de decisiones, acercando el gobierno de la ciudad a la gente y facilitando la participación (Decreto N° 13-GCBA-96, las cursivas son nuestras). Esta vinculación entre participación, descentralización, eficiencia y acercamiento entre “el gobierno” y “la gente” aparecerá recurrentemente tanto en las justificaciones que dieron lugar al proceso descentralizador en la ciudad como en los argumentos planteados, aquellos que deciden implementar el PP, el PDPP y el PPD. En estos casos, la incorporación de la participación ciudadana desarrollada en el ámbito de los CGPs, parte del supuesto de que ella constituye el mejor camino para lograr una eficiencia en la gestión del problema concreto que se quiere resolver, ya sea porque permitiría generar un diagnóstico más claro del problema, porque facilitaría una acción estatal más rápida, o porque conduciría a una mejor distribución de los recursos públicos. En todos estos casos, se construye una relación directa entre mayor eficiencia y mayor “cercanía” entre autoridades estatales y ciudadanos. 167 Matías Landau Ahora bien, lo que muestra el análisis del complejo relacional en el que se desenvuelven los programas22 es que quienes implementan y coordinan los programas no tienen el manejo de los diversos órganos ejecutivos que tienen a su cargo la realización de las obras o las acciones que se han decidido participativamente. En el caso del PP o del PDPP, las decisiones acordadas participativamente sólo pueden hacerse efectivas a partir de la implicancia de diversas secretarías u entes gubernamentales que no son los que tienen a su cargo la coordinación del proceso. En lo relativo al PPD, los coordinadores sólo pueden actuar en tanto mediadores entre la demanda de los participantes y diversas agencias gubernamentales (secretaría estatales, policía, etc.) y privadas (por ejemplo la empresa Trenes de Buenos Aires). Hay varias situaciones problemáticas que aparecen durante la implementación de los programas analizados: el problema de escala, puesto que hay varias decisiones tomadas participativamente que son en realidad en una escala ciudad, como la decisión de abrir una escuela en determinado barrio; los tiempos del estado, puesto que hay varias decisiones participativas que contradicen una planificación estatal hecha previamente, como por ejemplo un plan anual de poda de árboles; los diagnósticos técnicos, puesto que hay decisiones tomadas por los participantes que son inviables, como por ejemplo la construcción de un puente en una zona no apta para ello; y por último, las disputas entre las distintas secretarías, ya que el Estado no es un todo uniforme sino que dentro del mismo conviven diversas agencias que no siempre tienen el mismo objetivo ni la misma visión. Esta situación hace que los participantes y coordinadores de los programas presenten recurrentemente el miedo, muchas veces hecho realidad, de que no se materialicen los acuerdos alcanzados. Esto hace surgir lo que hemos denominado el temor del “efecto bumerang”, definido claramente a partir de las palabras del coordinador del PDPP: “Nosotros transferíamos después lo que habíamos hecho y el que tenía que hacer la obra no la hacía. (…) No importa que la experiencia participativa haya sido exitosa, porque lo que genera es el bumerang desalentador que es todo lo contrario de lo que quisiste generar”. Este miedo latente nos permite ver que la inclusión de la participación no es sinónimo necesario de mayor eficiencia de la acción estatal. El efecto bumerang amenaza con desencadenar, a los ojos de los involucrados, una consecuencia paradójica: los procesos participativos, en lugar de contribuir a “acercar” y regenerar el vínculo entre gobernantes y gobernados, pueden contribuir a agudizar la debilidad del mismo. 22 La extensión de la ponencia nos impide presentar una descripción empírica minuciosa que permita clarificar el análisis que proponemos. Una descripción más profunda de los procesos puede leerse en Landau, M. La participación promovida por el Estado, op. cit; Landau, M. “Las tensiones de la participación. Apuntes sobre la implementación del Presupuesto Participativo en la Ciudad de Buenos Aires” en Revista Lavboratorio (Buenos Aires), 2004, Año 6, Nro. 16; Landau, M. La inclusión de la participación en los programas de gobierno del GCBA. El caso del Diseño Participativo del Parque Indoamericano. VII Seminario Red-Muni “La gestión local en Argentina: Situación y perspectivas”, Buenos Aires, 2005; Landau, M. “La paradoja de la representación en los programas de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, en Revista Question, Nro. 10, La Plata, otoño de 2006. 168 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Un análisis simplista de esta situación podría plantear que, en tanto que la ineficiencia proviene del complejo entramado de vínculos que trascienden a las autoridades y a los programas que llevan adelante la participación promovida por el Estado, y que ésta es la causa de la susceptibilidad que se genera entre los diversos actores involucrados, si se concentraran las funciones en manos de unos pocos, quizá podría lograrse un nivel de eficiencia mayor y un mayor “acercamiento” gobernante-gobernado. Sin embargo, no es esta clase de pregunta la que nos parece fructífera hacer. Si la hiciéramos, no saldríamos de plantear un ideal (“la participación como solución de los problemas de ineficiencia estatal y de “lejanía” entre gobernantes y gobernados”) y un diagnóstico que tendría como único objetivo mostrarnos cuánto más cerca o más lejos estamos de acceder a ese ideal. Caeríamos en un análisis normativo y en una mensurabilidad de la participación, dos elementos que expresamente queremos evitar, como ya hemos planteado. Pero además cometeríamos otro error: el de creer que la relación que se establece entre los coordinadores de los programas y los participantes puede aislarse e independizarse respecto del complejo entramado relacional que es el Estado. Por otro lado, una explicación de este tipo no nos permitiría comprender por qué los programas se mantienen en el tiempo aún cuando los mismos funcionarios plantean que la eficiencia de los programas no depende sólo de ellos y temen por el “efecto bumerang” que les pueda generar. En otras palabras, no nos interesa preguntarnos: ¿por qué los programas no son eficientes? o, ¿cómo deberían ser para serlo? Sino: ¿por qué los programas se mantienen en el tiempo, aún cuando su postulado de eficiencia es por lo menos problemático? Una frase expresada por un exCoordinador General del PP, nos permite comenzar una explicación posible de este fenómeno. Este funcionario nos decía: “El juego consiste en que con recursos escasos tenés que dar resolución a muchos problemas (...) El buen gobierno consiste en la buena administración o la administración óptima de esos recursos. Sumar a los ciudadanos de pie a pensar en la construcción de esos “óptimos” es desmitificar al gobierno”. Esta frase nos inspiró para desarrollar una categoría analítica, la desmitificación del gobierno, que puede ser utilizada para interpretar los programas seleccionados y, con ello, abrir una posible puerta de entrada para descifrar las nuevas modalidades de relación que intentan construir estos procesos. Para plantear a qué nos referimos con desmitificación del gobierno, nos parece útil recordar brevemente los aportes que hiciera Roland Barthes en relación al análisis del mito. Para este autor el mito es un “sistema semiológico segundo”23 en el que el significado del sistema lingüístico es capturado y detenido por el significado mítico. Barthes diferencia al significante lingüístico y al significante mítico otorgándoles los nombres de sentido y forma respectivamente. “Al devenir forma, el sentido aleja su contingencia, se vacía, se empobrece, no queda más que la letra”.24 La significación mítica se hace posible justamente 23 Cf. Barthes, Roland, Mitologías, Siglo XXI, Buenos Aires, 2003, p. 205. 24 Ibidem, p. 208. 169 Matías Landau porque la forma suplanta al sentido: de esta manera, “detiene” la palabra e impone una sola interpretación. En este sentido, la significación mítica tiene un carácter imperativo, que construye un habla “despolitizada”25 donde se evidencia una “pérdida de su cualidad histórica”.26 Ahora bien, ¿cuál es el mito sobre el gobierno, que las autoridades quieren desmitificar? Creemos que es el mito del distanciamiento, que funda como “natural” la idea según la cual la ineficiencia estatal debía ser explicada por la distancia creciente de las autoridades respecto de los ciudadanos. Aboy Carlés describe cómo diversos análisis sociales, a partir de mediados de los ´60, comienzan a reflexionar sobre el vínculo que los ciudadanos tienen con la política a partir de lo que denomina el fenómeno del distanciamiento. Según el autor: “el distanciamiento político se define así a partir de dos dimensiones constitutivas: una práctico social y otra ético crítica. En su aspecto práctico social el distanciamiento es el proceso progresivo y continuo de alejamiento de individuos y grupos de la actividad política. En su aspecto ético crítico, el distanciamiento consiste en la generalización de una actitud de desconfianza y/u hostilidad hacia la actividad política”.27 Aboy Carlés muestra cómo esta noción de distanciamiento está fundada sobre la idea de que existe una clara escisión entre lo político y lo social, y en relación a ello una identidad previa de los ciudadanos en tanto representados, respecto a los políticos en tanto representantes. Lo que la idea de distanciamiento pretende plantear es que “la política no expresa la sociedad”, o en términos del lenguaje cotidiano “que los políticos están lejos de la gente”.28 Retomando la definición de la noción de distanciamiento acuñada por Aboy Carlés, podemos plantear que, en los últimos años, la dimensión ético crítica se fue escindiendo de la práctico social. Con esto no queremos decir que los ciudadanos dejaron de alejarse de la actividad política. Sino que se naturalizó una concepción que mostraba a los políticos como seres autosuficientes a los que nos les interesaba en lo más mínimo “acercarse” a los ciudadanos para resolverles los problemas. En otras palabras, la idea de distanciamiento se constituyó como un mito. La significación de esta mitología del distanciamiento se estableció a partir de una multiplicidad de significantes diferentes: noticias en los diarios, notas periodísticas, construcción de categorías de análisis políticos, etc. Nos parece que en 25 Ibidem, p. 231. 26 Ibidem, p. 238. 27 Aboy Carlés, G. Las dos fronteras de la democracia argentina. La reformulación de las identidades políticas de Alfonsín a Menem, Homo Sapiens, Rosario, 2001, p. 23. 28 Ibidem, p. 28. La crítica que Aboy Carlés establece a los análisis que parten de la idea del distanciamiento político le permite luego avanzar sobre una mirada alternativa sobre la constitución del proceso de representación y la construcción de identidades políticas. Nosotros compartimos su planteamiento. Sobre la vinculación entre la dimensión representativa de la autoridad estatal y el mito del distanciamiento hablaremos en el siguiente apartado. 170 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS el mito del distanciamiento, cualquier significante asociado a la ineficiente acción del Estado era impelido a significar la “lejanía” entre gobernantes y gobernados. La construcción de este mito supuso una abolición de la historicidad del signo, construyendo un habla despolitizada y “eterna” que mostraba a los políticos y autoridades estatales como seres interesados únicamente en su provecho personal, y desinteresados absolutamente en establecer cualquier vínculo con los gobernados y resolverles a éstos sus problemas. En este sentido, creemos que si bien los análisis sobre la “ineficiencia” estatal y la “crisis de representación”, en un primer momento pudieron establecerse sobre un análisis histórico-político, luego fueron “capturados” por la significación mítica, obligándolos a despojarse de lo histórico y lo político, “naturalizando” y “eternizando” la imagen de los políticos que el mito del distanciamiento obligaba a significar: éstos son egoístas, no les interesa acercarse a los problemas de la gente, no escuchan las demandas ciudadanas y consecuentemente no les dan solución alguna, por ello es que el Estado es ineficiente. Esto nos permite plantear que al mismo nivel de la búsqueda de nuevas herramientas tendientes a generar eficiencia estatal se encontraba el deseo de desmontar el vínculo mítico que une “ineficiencia” con “lejanía” entre autoridades estatales y ciudadanos. En otras palabras, dentro del escenario construido por el mito del distanciamiento, no es sólo la cuestión de la eficiencia lo que hace que los programas cobren sentido. Es por ello que pese a que los programas están atravesados por problemas respecto a la resolución práctica de las demandas planteadas participativamente, los mismos mantienen una de sus razones de ser. Esto nos permite plantear que las autoridades estatales a cargo de los programas tienen una tarea desmitificadora: la incorporación de los participantes en relación a ellos, la apertura de la “trastienda” del Estado, tiene como objetivo desarticular el mito del distanciamiento. En los tres programas analizados se percibe el esfuerzo de los coordinadores por mostrar su “buena intención” y su receptividad respecto a los participantes. En todos los casos hemos podido comprobar que en general, cuando se logra sortear la desconfianza inicial, se establece una buena relación entre los coordinadores de los programas a nivel barrial o las autoridades de los CGPs con los participantes. Los primeros se esfuerzan por mostrar que intentan “todo lo posible” y los segundos valoran la actitud, y comprenden que su accionar está sumamente limitado a causa del complejo relacional que ya hemos mencionado. IV. La paradoja de la representación y el juego del doble reconocimiento El argumento que plantea que la “cercanía” entre ciudadanos y autoridades estatales contribuiría a establecer una gestión más eficiente también se expresa en lo relativo a la relación de representación. En este caso se planteará la idea según la cual una mayor “cercanía” permitiría recuperar el reconocimiento del vínculo representativo. En efecto, la 171 Matías Landau gran mayoría de los funcionarios entrevistados, como muchos otros, están genuinamente preocupados por la reconstrucción del vínculo que los une con sus representados y creen ver en los procesos participativos una forma efectiva de avanzar hacia la resolución de esta cuestión. Ahora bien, sin entrar en el análisis de los diversos aportes teóricos que muestran la difícil complementariedad de representación y participación,29 lo que podemos plantear a partir de los datos obtenidos mediante el análisis empírico realizado es que la incorporación de la participación promovida por el Estado crea una paradoja: aunque surge como una forma de reconstruir el vínculo de representación institucional, construye un ámbito de deliberación del que surgen nuevos representantes. En el caso del PP se eligen “delegados temáticos” en cada una de las comisiones y luego, entre todos ellos, dos “Consejeros del PP” que representan a cada CGP en el “Consejo del PP”, un ente compuesto por los consejeros de todos las zonas de la ciudad y las autoridades estatales. Este Consejo tiene a su cargo la elaboración del reglamento y el seguimiento de las prioridades luego de finalizado el proceso participativo. En cuanto al DPP, el proceso contempla la construcción de una Mesa de Trabajo y Consenso (MTC), que representa a los vecinos de la zona y se encarga de coadministrar el parque en relación directa con el encargado gubernamental para hacerlo. La MTC es dirigida por un presidente. El caso del PPD es el más particular. Allí no existe elección de autoridades como en los otros dos casos. Sin embargo, esto no impide que en algunos casos surjan asociaciones de vecinos que tienden a constituirse como los referentes de los participantes y en autoerigirse en representantes de los vecinos de la zona. Denominaremos a la representación surgida de los programas analizados como representación participativa, para diferenciarla de la representación institucional que detentan los funcionarios. Se crea así un escenario en el que la representación participativa podría llegar a enfrentarse con la representación institucional. La paradoja se crea sobre el siguiente círculo: 1. Los procesos de participación suspenden los procedimientos habituales de la representación institucional. Todas las opiniones se presentan como iguales en tanto que forman parte del espacio conjunto de deliberación. 2. A través de la deliberación, surge, de distintas formas, un nuevo espacio de representación. En tanto que la posibilidad de participar es universal, el nuevo representante se ve tentado a arrogarse la representación de quien no ha tomado parte de la deliberación, pero podría haberlo hecho. 3. Este nuevo representante, muchas veces, se plantea como el verdadero representante de los “vecinos” o los “ciudadanos” del barrio. Esta nueva forma de representación participativa amenaza con enfrentarse a la representación institucional que detentan las autoridades estatales que 29 Cf. Bourdieu, P. “La delegación y el fetichismo político” en Cosas Dichas, Gedisa, Buenos Aires, 1988; Bourdieu, P. “La representation politique. Elements pour une théorie du champ politique”, en Actes de la Recherche en Sciences Sociales Nro 36-37, París, 1981; Novaro, M. Representación y liderazgo en las democracias contemporáneas, Homo Sapiens, Rosario, 2000. 172 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS coordinan cada uno de los programas. Por lo tanto, lo que comenzó siendo pensado como un remedio, corre el riesgo de agudizar la enfermedad. La situación creada por la paradoja de la representación también da lugar, retomando la expresión ya utilizada, a otro posible “efecto bumerang”. Esto es así porque, por un lado, se genera una mediación adicional entre los participantes y los funcionarios, encarnada en los representantes participativos. Y, por el otro, porque estos últimos tienden a arrogarse la representación de “los vecinos”, y poner en entredicho de este modo a la representación encarnada en los funcionarios. Esta situación no puede ser interpretada como una falencia de funcionamiento de los programas, sino que, a nuestro criterio, es el resultado de la lógica misma del proceso de representación que se instituye a partir del carácter participativo de los programas analizados. Ahora bien, la emergencia de la representación participativa no es una consecuencia no deseada de la implementación de los programas sino que constituye, en diverso grado y forma, un elemento constitutivo fundamental de los mismos. La pregunta que surge naturalmente es: ¿por qué los programas tienden a construir esta representación participativa aún con las consecuencias que tiene ésta para la emergencia de la paradoja de la representación? Para esbozar una posible respuesta a esta cuestión es menester incorporar la relación entre representación y reconocimiento, lo que nos permitirá alejarnos de la metáfora espacial sobre la que se asienta la idea de clásica de representación que está en la base del mito del distanciamiento. A nuestro criterio la noción de autoridad remite a tres dimensiones inescindibles: decisión, autonomía y reconocimiento. Para que una autoridad sea tal no sólo debe tener una relativa autonomía en la toma de decisiones sino que las mismas deben ser reconocidas por quien se ve afectado por ellas. Esto implica que la dimensión del reconocimiento supone la participación de los dos polos de la relación. Esto nos permite ver que la dimensión del reconocimiento es inherente a cualquier proceso de constitución de autoridades representativas. Ahora bien, si la constitución de la autoridad representativa supone un proceso que involucra tanto a quien reconoce como a quien es reconocido, podemos afirmar que la dimensión del reconocimiento no sólo constituye a las autoridades representativas como tales sino también a los representados.30 Lo que subyace al proceso de distanciamiento en sus dimensiones histórico-social y ético-crítica planteadas por Aboy Carlés (y que luego deviene en mito del distanciamiento a partir de la deshistorización y la despolitización del signo), no es otra cosa que la crisis de un modelo de reconocimiento mutuo entre las autoridades representativas tradicionales (encarnadas fundamentalmente en los líderes políticos, sindicales 30 Aquí hay que recordar que en tanto que el representante inscribe el interés del representado en un medio diferente del que había sido formulado, construye y transforma ese interés. El representante no es un mero agente pasivo sino que es activo, y mediante esa actividad construye la identidad de los representados. Cf. Laclau, E. Emancipación y diferencia, Ed. Ariel, Buenos Aires, 1996. 173 Matías Landau y en las autoridades estatales) y sus representados. En el caso de las autoridades representativas constituidas en un proceso organizativo (como por ejemplo un representante sindical, estudiantil o de una organización comunitaria), plantear que las mismas no representan el interés del grupo supone desconocerlas en el sentido de negarles el reconocimiento. En el caso de las autoridades estatales este proceso de desconocimiento está en la base de la creencia de que no se rigen por una búsqueda del bien público sino de un provecho personal. El problema del reconocimiento está en la base de lo que hemos denominado la crisis de nacimiento de las autoridades estatales en la Ciudad de Buenos Aires. Frente a esta situación, desde el mismo momento de la autonomización se han dado lugar a la constitución de diversos intentos de resolución de esta cuestión. Una de ellas está asociada con la creación, por parte de las instituciones estatales, de mecanismos de consulta y reclamo individual.31 Otra forma está dada por la construcción de diversos “Consejos” de los que participan variadas organizaciones políticas, sociales o profesionales. A partir de ellos se construye un proceso de consulta sobre temas específicos en donde las decisiones se toman por consenso.32 En el caso de la construcción de vías institucionales para canalizar el reclamo individual, nos mantenemos dentro de la relación autoridad estatal-ciudadano, sin mediación organizativa alguna. En el modelo de los Consejos Consultivos, por el contrario, se establece una relación autoridad estatal-organización, y los ciudadanos se presuponen ya representados por éstas.33 Ahora bien, pese a esta diferencia, podemos encontrar en 31 Como analiza López una de las funciones otorgadas a los Directores Generales mediante la resolución que creó los CGPs es la de recibir quejas, reclamos y denuncias de los vecinos de la ciudad. Paralelamente se consolidó un sistema de reclamo individual canalizado a través de diversas modalidades. En el caso del PPD, por ejemplo, los vecinos pueden hacer su reclamo directamente a través de Internet. Cf. López, Leandro: “La participación ciudadana a través del reclamo vecinal a principios del siglo XXI”, Informe Final Becas de Investigación Junior, CLACSO, Buenos Aires, 2005. 32 En la Ciudad de Buenos Aires la Constitución prevé el funcionamiento del Consejo de Planeamiento Estratégico, del Consejo de Salud, del Consejo del Plan Urbano Ambiental, entre otros. Si bien en un contexto diferente del analizado por nosotros, encontramos en Frederic un análisis profundo sobre el lugar que ocupa la noción de reconocimiento en esta última modalidad, la autora analiza profundamente cómo un proceso de descentralización llevado a cabo por un municipio del Gran Buenos Aires en la década del ´90 tuvo como resultado la centralización del poder en manos de los funcionarios estatales. Esto surge porque para ser incluidas dentro de los Consejos de Organizaciones Comunitarias (COC), y constituirse en interlocutores del Estado, éstas debían inscribirse previamente en una lista elaborada por la municipalidad. Esta situación, dice la autora, llevaba a que “más que las asociaciones fueran consideradas representativas de los individuos que las integraban, era el Estado quien instituía la representación, designándolo reconocimiento”. Cf. Frederic, S.: Buenos Vecinos, Malos políticos. Moralidad y política en el Gran Buenos Aires, Ed. Prometeo, Bs. Ass, 2004, p. 190. 33 Por ejemplo en la presentación del Consejo de Planeamiento Estratégico en el sitio del GCBA se expresa que “no hay participación directa de los ciudadanos por sí mismos, sino en representación de organizaciones”. Véase: http://www.buenosaires2010.org.ar/consejo/consejo.asp 174 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS estas dos modalidades algo en común, que separan a ambas de la participación promovida por el Estado: ellas no se configuran como una instancia de construcción de una representación participativa. La dimensión del reconocimiento se juega en el primer caso entre autoridades y ciudadanos y en el segundo entre autoridades y organizaciones. La inclusión de la representación participativa, una instancia adicional de construcción de un lazo representativo que sólo existe a través del programa que lo establece, es lo que va a hacer de la participación promovida por el Estado un proceso en el que la cuestión del reconocimiento se hace presente de una forma más compleja, dando origen a lo que llamaremos el juego del doble reconocimiento. Éste estará constituido por dos procesos simultáneos: uno, vinculado con el reconocimiento entre las autoridades estatales y los representantes participativos; otro, relacionado con el reconocimiento de los representantes participativos y los participantes. Estos dos procesos forman parte de un juego simultáneo: los participantes reconocen a los representantes participativos porque éstos son reconocidos a su vez por las autoridades en tanto figuras que encarnan la representación institucional. La actividad de los representantes institucionales construye la identidad de los representantes participativos y la de éstos últimos la identidad de los participantes. El reconocimiento que las autoridades estatales hacen de los representantes participativos les permite a éstos últimos acceder a un nivel de representación que excede al que poseían antes de su participación en el programa. Pero a la vez este mismo proceso les posibilita a las primeras recuperar, aunque mediadamente, la imagen perdida de las autoridades estatales como encarnación misma del bien público y el interés general. Esto se da porque para que las autoridades participativas sean reconocidas por los participantes como representantes de “los vecinos” o del “barrio” es necesario reconocer a la vez que son sólo las autoridades estatales las que pueden otorgarles ese lugar, puesto que son ellas las que encarnan la representación de la sociedad toda y la búsqueda del bien público general. En este sentido es posible afirmar que lo novedoso de estos procesos no es la relación de reconocimiento (pues ésta es constitutiva de cualquier forma de construcción de autoridad representativa) sino el modo a través del cual el mismo se establece, que supone que para profundizar el reconocimiento es necesaria la constitución de la representación participativa, aún cuando ésta presente los peligros e inconvenientes mencionados a partir de la paradoja de la representación. El juego del doble reconocimiento no sólo hace de contrapeso a la paradoja de la representación sino que posibilita que las tensiones expresadas entre autoridades institucionales y participativas no puedan estallar en una conflictividad directa y manifiesta. Mediante este juego las autoridades estatales invisten de autoridad, es decir reconocen, a determinados grupos o sujetos en tanto representantes participativos, haciéndolos portadores de la voz de los vecinos. Y éstos últimos, a la vez, para ser reconocidos como tales deben reconocer a la representación institucional que constituye a la autoridad estatal que los está invistiendo de autoridad. 175 Matías Landau Para cerrar este apartado, nos parece conveniente resaltar una cuestión que nos parece central. Como hemos visto, los programas analizados introducen una diferencia respecto a los procesos de incorporación de reclamos individuales mediante una descentralización administrativa, a la construcción de Consejos Consultivos, o incluso a la implementación de programas sociales organizaciones vía organizaciones de la sociedad civil. En todos ellos los individuos o las organizaciones se mantienen como tales y construyen un espacio de interlocución vis-à-vis con el Estado. Ahora bien, la particularidad del juego del doble reconocimiento está dada en que a través de él no sólo se tiende a generar o regenerar un reconocimiento entre autoridades estatales e individuos u organizaciones sino que emerge un espacio nuevo que tiende, en el extremo, a reconfigurar a los individuos y las organizaciones que participan, en tanto que los representantes participativos ya no representan solamente a su organización originaria sino que gozan de un status representativo más amplio. Así, no se crea un espacio vis-à-vis con el Estado sino un espacio común en el que las diferencias se tornan borrosas. Analizar cómo se establece este vínculo nos conducirá al último apartado de esta ponencia. V. El rol pedagógico y el gobierno de la desconfianza El reconocimiento de un universo de desconfianza y la retórica de la construcción de la confianza forman parte del vínculo cotidiano que se construye en los programas analizados. Algunas se expresan entre los participantes entre sí, puesto que muchos ven en los otros actitudes mezquinas tendientes a sacar provecho personal sin importar el bien colectivo. Otras se interponen entre los participantes y las autoridades estatales. Los primeros tienden a creer que las decisiones están tomadas de antemano o que son manipuladas por los funcionarios. También sobrevuela la idea de que las autoridades no materializarán las decisiones tomadas en el proceso. Las segundas tienden a creer, por un lado, que algunas organizaciones utilizan estos espacios para confrontar con el gobierno, boicotear el espacio participativo y, en definitiva, hacer fracasar el programa. Y, por el otro, tiende a descreer de las capacidades técnicas y de la posibilidad de trabajar conjuntamente con los participantes. Hay varias cuestiones a remarcar en relación con la presencia recurrente de esta desconfianza. En primer lugar, que la misma no puede ser pensada como una consecuencia no deseada de los programas. Por el contrario, es justamente esta desconfianza la que está en el origen de las iniciativas y la que se plantea que es posible erradicar a partir del “acercamiento” entre autoridades y ciudadanos. En segundo lugar, que pese a que la desconfianza está presente desde el momento mismo en que los programas se ponen en marcha, ésta no es tan fuerte como para hacerlos naufragar. Esto es así por razones que son a la vez de carácter valorativo (tantos unos como otros creen en el Estado) y práctico (los programas son, para muchos participantes, una ventanilla más del Estado a donde recurrir). Ahora bien, el reconocimiento de la desconfianza existente es visto por parte de los involucrados como un problema a resolver. Esta situación lleva a que la “construcción 176 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS de la confianza” aparezca como uno de los objetivos fundamentales que se proponen los actores. En una de las entrevistas realizadas a un subsecretario, éste nos decía en alusión a los programas participativos: “Me parece que el secreto es si podemos construir confianza. Si los vecinos pueden creernos a nosotros, y si yo puedo creer que los vecinos no son todos chiflados”. El problema que se plantea es justamente cómo hacer para lograr tal objetivo. La respuesta que encontramos recurrentemente en las palabras de nuestros entrevistados es que para evitar que la desconfianza sea tal que haga fracasar a los programas, se hace necesario el desarrollo de un “aprendizaje” tanto sobre los participantes como sobre las autoridades estatales. Esto supone pensar que los programas, para poder sobrevivir, deben desarrollar un rol pedagógico sobre los diversos involucrados. Los participantes deberían aprender a plantear sus demandas en un lenguaje técnico y dejar de lado los reclamos vagos de difícil solución. Para ello no sólo deberían comenzar por conocer los límites e incumbencias del Estado, sino que además deberían comprometerse en el seguimiento y control de su pedido. Las autoridades deberían aprender a ser flexibles a los aportes de los participantes y adquirir los conocimientos necesarios que les permitan maniobrar frente a las diversas tensiones que atraviesan las distintas fases de los procesos participativos. En otras palabras, deben aprender una tarea de coordinación. El objetivo de máxima sería lograr la posibilidad de alcanzar que todos los involucrados hablen un “mismo lenguaje”. Para ello el espacio destinado al “diagnóstico participativo”, presente en los tres programas, es central: éste es visto como el espacio en que se desarrollaría la posibilidad de la construcción de un verdadero diálogo entre los involucrados.34 Mediante el diagnóstico se busca, por un lado, la afinidad entre los mismos participantes. Como expresaba el Coordinador General del PDPP: “Para nosotros el diagnóstico es central. El lugar donde se generan las tensiones más fuertes [entre los vecinos]. En todo el proceso tratamos de estimular un concepto más bien solidario que contrarreste la imposición de posturas, haciéndoles entender que en esto tenía que haber un acuerdo común de cómo usamos la plaza. Y, por el otro, una sintonía entre participantes y autoridades. En palabras de una coordinadora del PP, uno de los mayores desafíos es “mejorar la información previa con la que entran los vecinos al proceso, lo que se llama diagnóstico participativo. Los vecinos lo interpretan como una rendición de cuentas acerca de qué se ha hecho con lo que ya se votó, nosotros creemos que tiene que ver con tener una mirada compartida acerca de cuáles son los problemas más urgentes en la agenda de cada barrio”. La matriz temporal que subyace a la idea de un “aprendizaje” no puede ser comprendida si no es en relación con otra idea que aparece recurrentemente: la creencia 34 Los tres programas otorgan un lugar central al diagnóstico. El PP se abre, en cada zona, con una reunión en la que las organizaciones de la zona, los consejeros del PP y los funcionarios del CGP tratan de generar un diagnóstico de los principales problemas que deberían ser tratados en el proceso. En el PDPP se realizaron unas Jornadas específicamente de Diagnóstico Participativo, y luego, las Jornadas de Diseño Participativo se abrieron con un espacio de elaboración de un diagnóstico grupal. En el caso del PPD, el diagnóstico se hace presente mediante la figura del “mapa del delito”, que hace referencia a la construcción de un estado de situación de las diversas situaciones de inseguridad vividas en el barrio. 177 Matías Landau de que los recelos entre los participantes y las autoridades son causa de la “novedad” que implican estos programas participativos y que, por tanto, serán eliminadas paulatinamente. Ahora bien, esta visión nos parece que debe ser problematizada. Las autoridades estatales se conformaron a partir de un proceso de diferenciación del campo burocrático respecto del campo político.35 Esto es lo que hace posible que toda autoridad estatal pueda hablar en nombre de la sociedad toda y no solamente de aquellos que la eligieron. En otras palabras, ella existe en tanto que puede presentarse como encarnando el bien general y no un interés particular. Esto sólo se hizo posible a partir de un proceso de autonomización de las autoridades estatales, y por ende, de diferenciación respecto de los simples ciudadanos. La figura que se crea es la de un Estado que está vis-à-vis respecto de la ciudadanía. Ahora bien, la incorporación de la participación promovida por el Estado tiene como consecuencia una transformación profunda en este esquema. En el escenario planteado por los programas, el Estado no aparece como un “otro” sino como un actor más, encarnado en las diversas autoridades estatales que toman parte del proceso. A partir del proceso de “aprendizaje” de los participantes, los “vecinos” no están vis-à-vis frente al Estado sino que se conforman como un actor más interno al proceso de implementación de la política pública. Ahora bien, la eliminación de la imagen del vis-à-vis entre Estado y ciudadanos conduciría que los límites entre unos y otros, que en otro momento estuvieron claramente definidos, tiendan a borronearse. Pero, como hemos podido presenciar en diversas ocasiones, los límites tienden a reaparecer recurrentemente. Y esto es porque en determinados momentos las autoridades estatales marcan claramente la diferencia de valor de su opinión, en tanto encarnación del “interés de todos” respecto a los puntos de vista “particulares” de los participantes, aun de quienes son elegidos como representantes.36 Esta situación no debe interpretarse como una falta de compromiso de las autoridades respecto de los programas, o como una mentira que éstas les plantean a los participantes. Más bien, es el resultado del lugar que ocupan unos y otros en el proceso. Estas palabras nos permiten plantear que la idea del aprendizaje que da lugar al rol pedagógico es de difícil concreción, ya que de llevarse al extremo se borrarían las diferencias que separan a autoridades estatales y ciudadanos, algo que parece difícil que pueda ocurrir. Es por ello que creemos que el rol pedagógico no debe ser interpretado como un objetivo realmente alcanzable sino como la manera misma de estructurar el vínculo dentro de un modo que denominamos gobierno de la desconfianza. Veamos cómo se expresa esta cuestión. 35 Cf. Bourdieu, P. “La delegación y el fetichismo político” op. cit.; Bourdieu, P. “La representation politique. Elements pour une théorie du champ politique”, op. cit. 36 En relación con esta cuestión, el coordinador del DPP nos decía: [Nosotros le decimos a los vecinos] “Esto es para que Uds. puedan debatir entre Uds. y entre Uds. debatir con el gobierno”(…). Y lo que suceda con los vecinos que no participaron, que los representamos nosotros porque estamos en el gobierno, porque los vecinos que no están también son parte de la plaza. 178 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Si estamos de acuerdo en que la diferenciación entre autoridades estatales y participantes reaparecerá una y otra vez, será sumamente improbable que se elimine por completo la sensación de desconfianza que se pretende erradicar, puesto que en todo momento los participantes tenderán a pensar que las autoridades estatales no reconocen lo hecho en el proceso participativo, y las primeras tenderán a percibir que los participantes quieren imponer sus visiones “particulares” y por ende, “pasarles por encima”. Esta situación constituye un límite para la constitución de un “aprendizaje perfecto”. En efecto, es muy difícil pensar que en algún momento estas desconfianzas mutuas sean superadas. Ahora bien, esta última afirmación nos conduce a repensar el estatus mismo de la noción de desconfianza. Esto es porque la misma ya no puede ser considerada únicamente con una dimensión de confrontación que se eliminaría con el tiempo, sino que ocuparía una plaza esencial en la estructuración del vínculo mismo generado por los programas. Ahora bien, en razón de verdad, sugerir que la desconfianza es constitutiva del vínculo que une a autoridades y ciudadanos no traería consigo ninguna novedad. En un libro reciente Rosanvallon se ocupa precisamente de esta cuestión. Según su análisis, lo que constituye a las autoridades estatales en las democracias representativas no es sólo su legitimidad sino fundamentalmente la confianza depositada en ellas. Mientras que la primera hace referencia a cualidad jurídico-procedural, la segunda constituye un fenómeno más complejo que añade una dimensión moral (la integridad) y una dimensión sustancial (la preocupación por el bien común).37 Esta disociación entre legitimidad y confianza supone, para el autor, un problema central de la historia de las democracias. Desde el mismo momento en que se establece la “fractura del derecho” comienza a establecerse lo que Rosanvallon denomina la “entropía representativa”.38 A nuestro criterio, esta entropía está en la base del proceso mismo de autonomización que forma la autoridad estatal en sus dimensiones representativa y gubernamental. Ahora bien, lo que introduce de interesante Rosanvallon es la idea de que esta entropía representativa va a dar lugar a un proceso que él denomina de “desconfianza democrática”, cuyo objetivo es “velar para que el poder elegido se mantenga fiel a sus compromisos, encontrar los medios que permitan mantener la exigencia inicial de un servicio al bien común”.39 Esto le lleva a plantear que si uno analiza la historia de las democracias, éstas no sólo tienden a organizar un sistema electoral-representativo sino también una serie de contrapoderes tendientes a vigilar, controlar y juzgar a las autoridades. Es decir, que toda democracia organiza a su vez una contrademocracia. “Esta contrademocracia no es lo contrario a la democracia, es más bien (…) la democracia de los poderes indirectos diseminados en el cuerpo social, la democracia de la desconfianza organizada frente a la 37 Cf. Rosanvallon, P. La contre-democratie. La politique à l’âge de la défiance, Ed. Seuil, Paris, 2006, p. 11-13. 38 Ibidem, p. 20. 39 Ibidem, p. 15. 179 Matías Landau democracia de la legitimidad electoral”.40 Si bien es cierto, entonces, que la desconfianza no constituye un desvío de la democracia sino que es constitutiva de ésta, también lo es que ésta ha crecido a niveles inéditos en los últimos años, constituyendo lo que Rosanvallon denomina una “sociedad de la desconfianza”.41 En las palabras de Rosanvallon podemos ver que, en razón de verdad, la relación de confianza absoluta entre autoridades y representantes es imposible. Por lo tanto, plantear que la desconfianza constituye una parte esencial del vínculo no traería nada de nuevo dentro del universo democrático. ¿Qué es, a nuestro criterio, lo verdaderamente novedoso? Creemos que es un modo particular de organización de la desconfianza que podríamos denominar el gobierno de la desconfianza. El universo “contrademocrático” del que nos habla Rosanvallon está constituido por una clara diferenciación de actores y funciones. Mientras que los gobernantes tienen como función administrar y gestionar, los diversos actores e instituciones que conforman el universo contrademocrático tienen como objetivo controlar, vigilar, juzgar, evaluar. Este esquema, que no es nuevo, se intensificó con la consolidación de la “sociedad de la desconfianza”, dando lugar a la emergencia de una serie de nuevas instancias mediante las cuales se hace presente la organización de la desconfianza: organizaciones de la sociedad civil encargadas de velar por la “transparencia” de los gobernantes, difusión de programas de televisión encargados de denunciar actos de corrupción, creación de Defensorías del Pueblo, proliferación de diversos “Observatorios”, construcción de “ratings de transparencia” para comparar a diferentes países, utilización creciente de internet como medio de control sobre los agentes del Estado,42 etc. En algunos casos son instituciones no gubernamentales las que llevan a cabo estas tareas (por ejemplo, aquellas destinadas a controlar la transparencia en el uso de recursos públicos, las declaraciones patrimoniales de los candidatos, etc.). En otros son empresas privadas (por ejemplo los medios de comunicación que incluyen distintos medios de denunciar casos de corrupción, malversación de fondos, etc.). Existen también mecanismos formales estructurados por el mismo Estado para su control (como son las Oficinas Anticorrupción o las Defensorías del Pueblo). Ahora bien, pese a las claras diferencias existentes entre estas distintas instancias, hay un punto en común: la separación clara entre quienes tienen la tarea de gobernar y quienes tienen la de controlar. El supuesto que subyace a todas estas instancias es que las autoridades estatales son las que representan el interés común y las que tienen el saber técnico para gestionar los problemas de la sociedad. El control que hay que ejercer sobre ellas es sólo para velar que no se aparten 40 Ibidem, p. 16. 41 Idem. 42 En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, el Jefe de Gobierno Jorge Telerman llegó a instalar una cámara en su despacho para que los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires pudieran observarlo mientras trabajaba. 180 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS de su camino, no para reemplazarlas. Es decir, para velar que efectivamente trabajen en representación del “bien público” y lo hagan con “eficiencia”. En este sentido el modo de estructurar la desconfianza es “externo” a la acción de gobierno. Los ciudadanos controlan, evalúan y vigilan a las autoridades, pero no actúan junto a ellas. En todos estos mecanismos se constituye un universo en el que se mantiene el esquema clásico de relación vis-à-vis entre autoridades y ciudadanos. La participación promovida por el Estado, a diferencia de todos estos procedimientos, modifica profundamente el modo de organización de la desconfianza ya que la incorpora dentro del mismo espacio de gobierno, dando origen a lo que denominamos el gobierno de la desconfianza. Los participantes y los representantes participativos están incluidos dentro del proceso de toma de decisión y de construcción de políticas públicas. En este sentido, no son actores “externos” que interpelan a las autoridades estatales desde una posición no gubernamental. Por el contrario, son nuevos actores “internos” dentro del complejo proceso de toma de decisión. Los ciudadanos actúan conjuntamente en un espacio de interacción con las autoridades. El simple movimiento que nos conduce a organizar la desconfianza por fuera del proceso de toma de decisión de gobierno a incorporarla al interior de los programas mismos trae aparejado consecuencias de relevancia en la construcción del vínculo entre las autoridades estatales y los ciudadanos, con las tensiones a las que nos hemos referido. Esto nos permite comprender por qué el rol pedagógico no debe ser interpretado como un objetivo a ser alcanzado sino como un modo de articulación de relaciones en si mismo, que no puede ser comprendido si no es en relación directa con el gobierno de la desconfianza. Si recuperamos las categorías propuestas en los dos apartados previos podemos ver que lo que caracteriza al gobierno de la desconfianza es un juego de tensiones antagónicas. El efecto bumerang y la paradoja de la representación tienen un efecto que tiende a la confrontación. La desmitificación del gobierno y el juego del doble reconocimiento establecen un contrapeso que hace posible la integración. Los programas se mantienen siempre en el límite entre estas dos tendencias, generando un delicado equilibrio. Es por eso que los programas parecen estar siempre en crisis, siempre por hacerse, siempre por aprenderse. Sin embargo, esta característica de aparente fragilidad es la base misma de su constitución. Palabras finales Las líneas que hemos volcado en esta ponencia pretenden ser un aporte al análisis del modo en que la incorporación de la participación en los programas de gobierno impacta en el modo de estructuración del vínculo que une autoridades estatales y ciudadanos en el ámbito urbano. En la elección de nuestro enfoque hemos tratado de alejarnos explícitamente de un modelo normativo que conduciría a una evaluación de los mismos. Por el contrario, hemos privilegiado una mirada que pretende situar la emergencia de la “participación 181 Matías Landau ciudadana” como parte de una estrategia de ciudadanía contemporánea sin por ello caer en una explicación histórico-estructural que desatienda la pregunta por la estructuración del universo de interacción de los diversos actores involucrados. Es por ello que prestando particular interés en las tensiones que se expresan en la implementación de los programas, hemos avanzado a la construcción de categorías analíticas que, si bien sólo deben ser comprendidas como parte del proceso vivido en la Ciudad de Buenos Aires y en ese sentido no pretenden ser universalizables, pueden contribuir al análisis de otras situaciones en las que se incorpora la participación de los ciudadanos en espacios de deliberación y decisión compartidos con autoridades estatales. 182 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Implementação e disseminação de câmeras de vigilância para segurança Marta Mourão Kanashiro1 1. Introdução A inserção de câmeras de vigilância em espaços de circulação pública é um fenômeno cada vez mais recorrente no mundo. Hoje em dia é difícil percorrer cidades, ruas, praças, parques sem deparar-se com esses dispositivos. Utilizados em sistemas eletrônicos de segurança, tais equipamentos são geralmente definidos como um recurso para inibir assaltos, evitar depredações e identificar criminosos. Instigada por esse panorama e pela premência de um debate que vá além dessa definição, realizou-se uma pesquisa que analisou o processo de inserção das câmeras para segurança, a partir de um estudo de caso realizado no Parque da Luz, região que vem sendo revitalizada no centro da cidade de São Paulo. O presente trabalho apresenta elementos da implementação e disseminação das câmeras a partir dos discursos que possibilitam essa prática, dos produzidos por ela e das articulações associadas à sua freqüente presença. Tais elementos inserem-se nos debates sobre privatização da segurança e revitalização urbana, que incluem a questão como um elemento constituinte do processo. No entanto, este trabalho vislumbra tal inserção apontando as câmeras também como um dispositivo de funcionamento do poder na atualidade, que vai além da análise foucaultiana de panóptico. Esse exercício da vigilância guarda com ambos os processos uma relação simbiótica, de elementos que se reforçam mutuamente e compõem um amplo panorama de transformações sociais, políticas e econômicas. A articulação entre revalorização e segurança Amplamente tematizado e debatido no Brasil, o modelo de revalorização das cidades em focaliza antigas áreas nobres centrais que se degradaram por falta de interesse público, e a partir da década de 1990, como parte de um novo modelo de gerenciamento das cidades alinhado com o capitalismo global, passaram a reunir ações e interesses de governos locais, grupos empresariais, combinando financiamentos de agências multilaterais, e dos setores público e privado (Frugoli 2001). A revalorização da área da Luz, região central da cidade de São Paulo (Brasil) não foge a esse modelo urbanístico caracterizado pelo processo de gentrification2 e seguido em várias cidades do mundo. O mesmo padrão de intervenções já 1 Marta Mourão Kanashiro é pesquisadora da Universidade Estadual de Campinas, onde atua no Laboratório de Jornalismo (Labjor) e no Grupo de Pesquisa: Conhecimento, Tecnologia e Mercado (CTeMe). 2 Seguindo os passos de Rogério Proença Leite (LEITE, 2002), adota-se aqui o termo gentrification, um neologismo derivado do inglês gentry, que não tem uma tradução consensual entre autores e tradutores brasileiros, podendo ser encontrado como gentrificação ou enobrecimento. 183 Marta Mourão Kanashiro foi realizado em várias cidades brasileiras, em especial aquelas participantes do Programa Monumenta, como Recife, Salvador e Rio de Janeiro.3 Valorizando determinadas áreas da cidade, o processo de gentrification altera a paisagem urbana, transforma seus significados, e direciona circulação e permanência nesses locais para segmentos sociais específicos, que possam consumir os novos produtos da cidade, ela mesma tornada mercadoria4 e administrada ou gerenciada de forma empresarial. Nesse processo de revalorização vão sendo atribuídos novos usos ao lugar, reconstruindo-o, reinventando-o, e revalorizando-o a partir da promoção de uma determinada interpretação da memória e da história. É nesse contexto que cultura, natureza, pluralidade, inclusão social e cidadania, passam a compor uma grande peça publicitária. Esse nível local de transformações articula-se também com uma agenda internacional para as cidades e com os financiamentos de agências multilaterais. Fernanda Sanchez (2001) sinaliza a convergência de interesses para vender as cidades como indicativo de um processo de mercantilização do espaço, que atinge outro patamar - ressalta-se aqui a cidade como produto do desenvolvimento do mundo da mercadoria, da realização do capitalismo e do processo de globalização em sua fase atual. No processo de revalorização, a área da Luz passa a concentrar grande fluxo de capitais, pessoas e signos,5 investimentos variados em setores como imobiliário, cultural ou comercial, por meio da instalação de bares, restaurantes, faculdades, galerias, centros de compras que vão empurrando para outras áreas figuras como meninos de rua, prostitutas, vendedores ambulantes, usuários de drogas, enfim, todos aqueles que não podem consumir tais produtos e que não representam o projeto modernizador que se quer imprimir na cidade. Restam para essa população as áreas marginalizadas, que permanecem em condições precárias. Quase que ironicamente, as intervenções, modificações de fachadas, as restaurações de prédios e calçadas ou melhorias no sistema de iluminação e segurança das áreas revalorizadas são repercutidas como prova da eficiência e da preocupação dos 3 Especificamente sobre as cidades brasileiras, destacam-se aqui os trabalhos de Leite (2004), Pinho (1996), e Oliveira (1998). O Programa Monumenta visa a recuperação do patrimônio cultural urbano brasileiro, e é executado pelo Ministério da Cultura e financiado pelo BID - Banco Interamericano de Desenvolvimento. 4 Compartilha-se aqui a idéia da cidade transformada em mercadoria e da aproximação de cultura e economia como proposta por Arantes (2000: 47) 5 Como apontado por Oliveira (2000: 212), há uma competição entre cidades para sediar as recorrentes retorrializações e desterritoriaçizações dos fluxos globais de capitais, pessoas e signos. O autor afirma que nesse processo tornam-se fundamentais as capacidades locais de produção e difusão de imagens positivas capazes de garantir a inserção diferenciada de determinada metrópole nos circuitos claramente hierarquizados da economia global. Oliveira cita como exemplo a repercussão da “excelência na prestação de serviços worldclass com a função de vincular o nome de um lugar à possibilidade imaginária do desfrute de ambientes confortáveis, seguros e ricos em oportunidades de lucro para os executivos internacionais em constante trânsito pelos diversos mercados transnacionais”. 184 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS setores público e privado com as demandas da cidade e da população, cercando as ações de um caráter elogiável, bem sucedido, enfim, inquestionável. Aos poucos são acionadas localmente idéias como a de pertencimento a um lugar esteticamente reformulado, limpo, belo, seguro e moderno, e internacionalmente, a cidade como local de turismo, consumo ou negócios, seguindo os padrões das “cidades modelo”,6 para competir pelo fluxo global de investimentos. Seguindo os jargões dos urbanistas, os “equipamentos históricos e culturais” e “o potencial de cultura, lazer e turismo” na Região da Luz “agregam valor” e atraem investimentos para as cidades, os quais são convertidos em ganhos para que esses lugares se tornem “auto-sustentáveis”. Dentre muitas outras intervenções na Região da Luz, medidas como desocupação de prédios, remoção de vendedores ambulantes, operações policiais na região da Cracolândia, fiscalizações de hotéis e de estabelecimentos comerciais vêm sendo realizadas. Textos publicados pelos veículos de comunicação da Associação Viva o Centro revelam parte do discurso proferido por órgãos governamentais, em consonância com o dessa associação que congrega interesses empresariais. Uma reportagem de julho de 2005 sobre as intervenções realizadas pelo poder municipal, intitulada Preparando terreno para a iniciativa privada, enumera as realizações na área adjetivando-as como “medidas de caráter emergencial” e “fundamental” para incitar outras iniciativas do poder público, mas especialmente, para que se estimule o interesse do setor privado. No terceiro mandato de gestões municipais e estaduais que dá continuidade ao projeto de revalorização do centro, além de se “preparar o terreno para a iniciativa privada” realizando a “limpeza” do lugar, estimula-se a presença de empresários na área por meio da isenção de impostos como ISS (Imposto Sobre Serviços), IPTU (Imposto Predial e Territorial Urbano) ou e ITBI (Imposto de Transmissão de Bens Imóveis). Como sinalizado por Sanchez (2001), o estímulo local ao empresariado relacionase a articulação entre mercados, empresas,7 corporações com interesses sobre o local, mercado imobiliário, de consumo, de turismo, de consultoria em planejamento e políticas públicas, aos quais acrescenta-se aqui o de segurança eletrônica e de câmeras de vigilância, que está relacionado a um controle contínuo do fluxo de transeuntes. 6 Entende-se a expressão ‘cidades modelo’ como discutida por Sánchez (2001: 31), a saber, “imagens construídas pela ação combinada de governos locais, atores hegemônicos com interesses localizados, agentes multilaterais e redes mundiais de cidades. A partir de alguns centros de decisão e comunicação que, em variados fluxos e interações, parecem conformar um campo político de alcance global, os atores que participam desse campo realizam as leituras das cidades e constroem as imagens tornadas dominantes mediante estratégias discursivas, meios e instrumentos para sua difusão e legitimação em escalas variadas” (Sanchez, 2001: 31). 7 “O elenco de fatores locacionais é cuidadosamente mensurado por empresas vinculadas ao capital financeiro, industrial, comercial e de serviços como também é avaliado na localização de novas sedes de organismos internacionais. As diferenças são submetidas à ordem do capital que tira proveito delas.” (Sanchez, 2001: 33) 185 Marta Mourão Kanashiro Tal controle articula-se com o processo de revalorização, dentre outras formas, concretizando e reforçando aquele direcionamento da circulação e permanência nesses locais para segmentos sociais específicos. No Parque da Luz as prostitutas, os cafetões e usuários de drogas, que aí circulavam, representavam um entrave a esse direcionamento e de acordo com muitos dos depoimentos coletados causavam incômodo e constrangimento às famílias que deveriam usufruir o parque. As câmeras instaladas (ou simplesmente a fixação de avisos), a presença da polícia militar e da guarda civil metropolitana, as ameaças de projetos que previam a instalação de catracas e cobrança para circulação no Parque, diminuíram a presença desses “incômodos”, e disciplinaram aqueles que ali permaneceram.8 Para a revalorização do centro aos poucos se promove o desaparecimento do conflito, seu esvaziamento, ou nas palavras de Otília Arantes, realiza-se a necessidade modernizadora de “escamotear conflitos, esconder a miséria”. A revalorização realoca forçadamente a população e o acesso aos ‘lugares’ requalificados tornam-se gradativamente uma impossibilidade para aqueles que foram expulsos dessas regiões.9 A segurança e a vigilância nas cidades têm sido abordadas por alguns autores. Dentre eles, Zukin (1995 e 2003) afirma esses dois elementos como uma característica essencial dos processos de revalorização. A autora identifica no início da década de 1980, nos Estados Unidos, um processo de desinstitucionalização, que levou a visível presença em massa, nas ruas, parques, praças ou sob pontes, de uma população considerada perigosa: famílias sem-teto, mendigos, doentes mentais, usuários abusivos de drogas, e a incorporação de um projeto urbano, via empresa privada, para limpar os distritos comerciais. 8 “Os projetos de restauro e recuperação do centro histórico de São Paulo avançam sem encontrar solução definitiva de inclusão social para a população marginalizada. Depois dos viciados da Cracolândia, chegou a vez das ‘meninas’ do quase bicentenário Parque da Luz, o ponto de prostituição mais antigo da cidade. Ao assumir a administração do local, há um ano, as prostitutas representavam o problema mais simples do historiador Fernando Aquino, 29. ‘Aqui era um espaço para o uso de drogas, cafetinagem, e ponto de encontro de bandidos. Com as câmeras e a guarda, eles desapareceram’. Elas, muitas sem alternativa, ficaram (...) O jeito, diz o administrador, foi dialogar com as ‘meninas’. As regras foram aceitas pela maioria das prostitutas. Cafetões foram barrados. Blusas decotadas, saias curtas e batom vermelho foram excluídos do figurino. Tampouco poderiam continuar com o mesmo ‘psiu-psiu’ para atrair os clientes. ‘Até agora, temos conseguido um convívio muito pacífico entre todos’, diz. Aquino” “Luz embeleza e modifica suas meninas”, Sérgio Duran e Célia Chaim. Folha de São Paulo, Caderno Cotidiano, 29/04/2001. As mesmas declarações de Aquino também foram encontradas em matérias de outros veículos de comunicação. 9 “(...) regiões em que se concentravam os antigos centros nobres e administrativos da cidade e cuja deterioração subseqüente transformava em cortiço e refúgio dos homeless; com algum humor negro seria o caso de dizer que os usuários tradicionais daqueles espaços degradados só poderiam visitá-los agora na qualidade de turistas ocasionais. Numa palavra, os centros restaurados acabaram se convertendo em cenários para uma vida urbana impossível de ressuscitar. Para os novos excluídos, no máximo um lugar de lazer; em geral muito pouco e de natureza duvidosa; como disse, pura encenação. Imagens de uma cidade dita ‘comunicante’ (...) onde a pluralidade não passa de décor cultural (...) Assim, a reabilitação de certos bairros, especialmente dos centros urbanos, não passa de uma verdadeira consagração da eternidade da cena – bem polida, limpa, enfeitada, transformada ela mesma em museu” (Arantes, 1998: 135). 186 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Já no final da década de 1980, Davis (1993: 206) analisando a cidade de Los Angeles observa a “militarização do espaço público” ou uma “obsessão por sistemas de segurança física e controle arquitetônico das fronteiras sociais” por meio de uma tendência sem precedentes no sentido da fusão do urbanismo, da arquitetura e de um esforço abrangente de segurança. O autor detecta, nesse processo, arranjos que envolvem, por um lado, a ocultação da violência econômica cotidiana da cidade e, por outro, a definição de determinados grupos como perigosos. Os locais revalorizados tornam-se “seguros” via um processo de esteticização do medo e das cidades, por meio da escolha da compra de proteção contra uma população indesejada, e o conseqüente impulso ao crescimento da indústria privada de segurança. Tanto Caldeira (2000), como Zukin (1996) identificam a formação de um “exército privado” de vigilantes ou guardas, que em muitos países – dentre os quais o Brasil ainda é exceção– tornou-se maior do que a força policial pública. Para Zukin, do ponto de vista da economia política, essa mudança é característica dos processos de privatização em geral, que abrangem não apenas a segurança, mas a precarização do trabalho ou a saúde entre outros.10 Ao reservar partes da cidade para serem asseguradas por esse exército privado, e destinadas a uma parcela da população, as áreas e grupos excluídos desse processo ficam a mercê da segurança a ser promovida por uma autoridade pública erodida. Revela-se assim, a radicalização da promoção do desaparecimento do conflito, que de forma mais contundente, é realizado por meio do desaparecimento de certa parte da população, no limite, uma política de extermínio menos custosa.11 As câmeras de vigilância conjugam-se assim com idéias como a de permanência e circulação, e também, por mais paradoxal que possa parecer, de desaparecimento, que não é para todos, mas apenas para aqueles que não podem contribuir nem com a propaganda de 10 “As public authority eroded, employement in the private security industry tripled, growing from over half milion to 1.5 milion jobs, from 1970 to 1992 (…) Private armies, those of the security companies, have grown faster and stronger than public security forces. In the late 1960s or early 1970s – estimate of the date vary – employment in private security firms of all kinds began exceed that in public law enforcement agencies. From the mid 1970s, when municipal budgets began to tighten, public agencies have grown to smaller extend than private firms. In California today, there are 3.9 private security employees for every public security employee”. (Zukin, 1996: 40). Caldeira (2000: 199) afirmou que o número de 100 mil vigilantes, quase igual aos 105 mil policiais do estado de São Paulo, em 1996, ainda não se comparava à relação existente em outros países, nos quais a segurança privada supera o policiamento público. 11 “As previsões terríveis da Comissão Nacional sobre as causas e prevenção da violência de Richard Nixon, em 1969, se cumpriram tragicamente: nós vivemos em cidades fortaleza brutalmente divididas entre células fortificadas da sociedade afluente e lugares de terror onde a polícia guerreia com o pobre criminalizado”. A passagem do relatório (do comitê norte americano sobre as causas e a prevenção da violência) retomada por Davis (1993: 206), adquire maior complexidade pela idéia de descartabilidade de determinados grupos sociais. Para Davis (1993), nas áreas reservadas aos excluídos detecta-se uma “curva real ascendente da violência”, um nível maior de lesões corporais. 187 Marta Mourão Kanashiro aparente cidadania e pluralidade, enfim, com uma certa “cultura local” que pode capitalizar investimentos. Inspirando-se em Virilio (1996), para quem a segurança deve passar pela imobilização dos corpos, a supressão das vontades e dos gestos, ressalta-se aqui que mais do que sobre os gestos ou trajes, a câmera de vigilância nesse panorama realiza sua função focalizando a mobilidade e os fluxos. Não apenas Virilio (1996), mas também Davis (1993) sinaliza esse fluxo, quando observa a revalorização da cidade “eclipsada por uma reestruturação paralela do espaço eletrônico, igualmente policiado, onde o acesso pago a ‘comunidades de informação’, banco de dados e assinaturas de serviços por cabo se apropriam de partes da invisível ágora.” Ambos os processos para esse autor espelham a desregulamentação da economia e a recessão de direitos não advindos do mercado. Observar esse processo leva a uma retomada mais radical do que alguns autores observaram na proliferação de condomínios fechados monitorados em conjunto com a nova forma de gerenciamento das cidades, a saber, o enclausuramento de uma parcela da sociedade em enclaves fortificados (Caldeira, 2000 e Davis 1993)12, que reflete uma idéia de isolamento por meio de um limite “murado”. A promoção da “solução” privada de segurança e o monitoramento ou vigilância em espaços abertos, mais especificamente do centro da cidade, fazem emergir para além desse isolamento, um investimento de um grupo social sobre a expansão de sua própria mobilidade. Em outras palavras, um processo de imobilização e desaparecimento de alguns grupos sociais em prol da perpetuação de seu próprio movimento. Assim, quando a questão é pensada a partir da idéia de mobilidade, a expansão e o movimento da elite revelam a brutalidade do extermínio.13 No contexto brasileiro, as câmeras do Parque da Luz remetem ainda a um agravante: a representação da tecnologia como ascensão à modernidade. A simples instalação de um artefato tecnológico (e da exaltação da “cultura”) pode trazer esses ares de modernidade, mesmo que esse projeto mantenha e aprofunde assimetrias e desigualdades. A utilização da tecnologia confere um caráter de aparente modernização da segurança e se conjuga, nos espaços públicos do centro de São Paulo, com um projeto “moderno” de gerenciamento das cidades, que acarreta em segregação espacial, discriminação social e restrição da acessibilidade aos lugares. Os “modernos” dispositivos de segurança, como as câmeras de vigilância, representam em nível local, não apenas uma solução para a diminuição do medo e 12 “Os enclaves fortificados são espaços privatizados, fechados, monitorados, destinados a residência, lazer, trabalho e consumo. Podem ser shopping centers, conjuntos comerciais e empresariais, ou condomínios residenciais”. (Caldeira, 2000: 12). 13 As idéias de isolamento e mobilidade não estão aqui colocadas em relação de oposição, mas de radicalização de um processo. 188 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS da insegurança, mas uma espécie de sensação de ascensão a um outro patamar de desenvolvimento, que a tecnologia parece representar.14 Por outro lado, os mais recentes produtos oferecidos nas feiras de segurança sinalizam um certo “atraso” e o regime de obsolescência que rege o mercado. O limite máximo de atuação da câmera, a mais “moderna” tecnologia, é apresentado pelo mercado, que opera com um limite infinito, sempre sinalizando um fosso a ser transposto. Um novo regime de visibilidade Os debates sobre revitalização urbana normalmente incluem a questão da inserção das câmeras de vigilância como mero elemento constitutivo desse processo. No entanto, esses equipamentos vão além, na medida em que sinalizam um novo dispositivo de funcionamento do poder na atualidade. Esse exercício da vigilância guarda com a revitalização dos centros urbanos uma relação simbiótica, de elementos intercambiáveis, que se reforçam mutuamente e compõe um amplo panorama de transformações sociais, políticas e econômicas. As câmeras de vigilância podem ser vislumbradas assim em sua conexão com a transformação da segurança em mercadoria, com o processo de minimização do Estado, com as mudanças no capitalismo, com a velocidade de avanço e obsolescência das tecnologias. Enquanto parte de um dispositivo de poder, as câmeras de vigilância são apreendidas aqui em consonância com a abordagem deleuziana sobre o que é um dispositivo em Foucault. Partindo da idéia do que são dispositivos, como na abordagem deleuziana (1996), é necessário observar essas tecnologias como um emaranhado que têm em sua composição linhas de visibilidade, linhas de enunciação, linhas de força, de subjetivação, de ruptura, de fissura, de fratura, que se misturam, seguem direções diferentes e formam processos em desequilíbrio. A visibilidade aqui é formada de linhas de luz que formam figuras variáveis e inseparáveis deste ou daquele dispositivo. Assim as prisões, os hospitais e as escolas eram instituições que vinculavam-se ao poder disciplinar. Eram dispositivos que tinham um certo regime de luz e faziam nascer um objeto que era o indivíduo. “Cada dispositivo tem seu regime de luz, a maneira em que esta cai, se esvai, se difunde ao distribuir o visível e o invisível, ao fazer nascer ou desaparecer o objeto que não existe sem ela. Não é apenas pintura, mas arquitetura também: tal é o “dispositivo prisão” como máquina ótica para ver sem ser visto. Se há uma historicidade dos dispositivos, ela é a dos regimes de luz; mas é também a dos regimes de enunciação”. (Deleuze, 1996). Apesar de alguns autores aproximarem as câmeras de vigilância da análise foucaultiana (1987) do panóptico de Jeremy Bentham, como forma de afirmar que as pessoas estão sendo vigiadas todo o tempo, sem que vejam seu observador, essas novas 14 Bosi (1993), Santos (1998), Oliveira (2000), Telles (2003). 189 Marta Mourão Kanashiro tecnologias não compartilham de várias características das sociedades disciplinares. E é na medida em que se afastam dessas características que é possível compreendê-las como parte de uma tecnologia política atual, em que participam regimes de luz e de enunciação próprios da contemporaneidade. De acordo com Foucault (1986), os mecanismos de poder disciplinares não supliciavam ou castigavam os corpos, como era típico do poder de soberania. A disciplina adestra os corpos, aprimora e permite extrair deles tempo e trabalho, mais do que bens e riqueza. Por meio das instituições disciplinares, como a escola, a fábrica, o hospital, a prisão, e para além delas. Os recursos para esse adestramento são a sanção normalizadora - um modelo de penalidade que tem como função a redução dos desvios em direção a uma normalização, e o estabelecimento das competências, qualidades e aptidões; a vigilância hierárquica - que permite um controle do interior, articulado e detalhado, sendo algumas construções circulares, como o panóptico, as formulações arquitetônicas dos mecanismos de poder disciplinares; e o exame - uma visibilidade obrigatória, que detalha e documenta os corpos e constitui o indivíduo como objeto descritível e analisável em traços específicos ou de população. É este último recurso que está no centro dos processos que constituem o indivíduo como efeito e objeto do poder e do saber. De fato, as câmeras de vigilância têm como um de seus efeitos a sensação de contínua visibilidade por parte dos que são alvos da câmera, sem que vejam seu observador, assim como provoca a internalização dessa sensação que prescinde uma vigilância ininterrupta. Esses dispositivos também “despersonalizam” ou “desindividualizam” a figura do observador. Por outro lado, essas tecnologias estão deslocadas para espaços abertos, o parece ser um contraponto mais frágil para procurar afirmar que não se trata mais de disciplina, panóptico ou indivíduo. O argumenta fragiliza-se diante da própria metodologia proposta por Foucault, de sua concepção de poder, da idéia de construção do indivíduo como efeito e objeto do poder e da importância de se levar em conta a produção de saberes e práticas como forma de apreender seu mecanismo e funcionamento. Distanciados da genealogia foucaultiana, os dispositivos atuais de vigilância e controle assumem um caráter puramente repressivo ou restritivo, introduzindo uma concepção de poder pela sua negatividade, numa análise que se propunha justamente a desconstrução dessa óptica. As câmeras de vigilância participam de uma nova visibilidade, um novo regime de enunciação e novos mecanismos de funcionamento do poder. A introjeção da sensação de vigilância permanece, a invisibilidade do observador continua garantida, mas com essas novas tecnologias, relacionadas a coleta de informações sobre pessoas, não há correção dos desvios ou sanção normalizadora corretiva e típica das sociedades disciplinares, não há esse investimento sobre o individuo. Esses dispositivos não se vinculam mais ao lugar ou tempo adequados para a punição exemplar, e sim à permissão ou recusa do acesso, que desloca e dilui a punição para o momento sempre imediato da circulação. E em lugar do indivíduo o 190 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS que aparece é a mobilidade do fluxo e sua regulação, é isso que se sobressai neste contexto como fundamental para o exercício do poder. Vigilância e segurança nesses moldes congregam também investimentos sobre o medo, por meio da construção do que é perigo, e relacionam-se como uma série de novos técnicos, novos saberes sendo produzidos, assim como novas formas de exclusão. Nesse sentido, a atualidade das câmeras de vigilância coincide com uma sociedade que não é mais a disciplinar, ela participa de uma nova racionalidade política, compõe com novas tecnologias políticas e com a desconversão do social. No atual contexto de senhas de acesso, banco de dados, comunicação imediata e controle contínuo, é possível compreender as câmeras e os dispositivos biométricos como muito mais próximos da sociedade de controle deleuziana do que do panóptico de Bentham ou das sociedades disciplinares. Possíveis caminhos de compreensão das tecnologias eletrônicas de segurança nesse contexto são aqueles que apontam elementos tais como a automação deslocando a decisão e seu caráter político, o investimento na sensação de medo, a redefinição do conceito de segurança, a participação ativa e voluntária dos usuários no sistema de vigilância. É necessário focalizar, como indica Deleuze, a atualidade do dispositivo. A esta altura vale recuperar ainda que segundo Deleuze (1996), o atual não é o que somos, mas aquilo em que estamos nos transformando. “É necessário distinguir, em todo o dispositivo, o que somos (o que não seremos mais), e aquilo que somos em devir: a parte da história e a parte do atual. A história é o arquivo, é a configuração do que somos e deixamos de ser, enquanto o atual é o esboço daquilo em que vamos nos tornando. Sendo que a história e o arquivo são o que nos separa ainda de nós próprios, e o atual é esse outro com o qual já coincidimos”. No atual contexto de senhas de acesso, banco de dados, comunicação imediata e controle contínuo, sinaliza-se aqui a possibilidade de procurar compreender as câmeras muito mais próximas da sociedade de controle deleuziana. Possíveis caminhos de compreensão das câmeras nesse contexto são aqueles que apontam a automação deslocando a decisão e seu caráter político, o investimento na sensação de medo, a redefinição do conceito de segurança, a participação ativa e voluntária dos usuários no sistema de vigilância. Fluxo como efeito e objeto do poder Em atuação, as câmeras de vigilância capturam gestos, movimentos, mas ao olhar dos vigilantes a situação prevalece em relação ao indivíduo. A massa de transeuntes, a cadência desses movimentos, ou uma interrupção brusca do fluxo, uma mudança de direção são alguns dos elementos observados pelos vigilantes no Parque da Luz, ou por aqueles que monitoram as estradas ou entradas de condomínios. As atitudes de cada um ainda estão em pauta, um sujeito deitado no banco da praça ou na grama ou alguém embriagado, são tipos que chamam a atenção dos vigilantes como representantes de perigo ou inadequação. 191 Marta Mourão Kanashiro No entanto, nesse cenário, aquele título midiático comum – cuidado, você está sendo vigiado – sob a rubrica Big Brother,15 só tem lugar enquanto introjeção de uma individualidade vigiada, pois a produção, o efeito e o objeto do poder e do saber, do gerenciamento das cidades ou do risco, não é mais o indivíduo. Da mesma forma a contestação da presença das câmeras pela via da privacidade individual ou da proteção da “individualidade” humana, perde-se ao centrar-se nessa figura disciplinar – o indivíduo – que não está mais em questão, nem como efeito, nem como objeto desse funcionamento de poder. Mesmo que esteja proliferada pela mídia, pelos sistemas de vigilância, via avisos de presença da câmera, ou pelos grupos de contestação,16 aquela visibilidade não individualiza, não é para todos, apesar da vigilância estar em funcionamento em muitos lugares. A sensação de estar visível molda o comportamento, na mesma medida em que o torna invisível, porque incita a integração ao fluxo.17 A invisibilidade nesse sentido é diferente do desaparecimento, como discutido anteriormente. 15 A alusão refere-se ao livro de George Orwell “1984”, que versa sobre um Estado totalitário, prefigurado pelo Grande Irmão, que exerce um controle total sobre a vida das pessoas, dentre outras formas, através da teletela. Não apenas a mídia, mas alguns teóricos têm analisado a vigilância na atualidade fazendo analogias à obra. A idéia de poder como constrangimento absoluto presente nesses trabalhos, afasta a concepção foucaultiana de poder como relação, da qual a pesquisa procurou se aproximar. 16 A referência é aos movimentos internacionais: Privacy International Organization, Electronic Frontier Foundation (EFF) e o New York Civil Libertation Union (NYCLU). É importante sublinhar que este texto não explora as formas de atuação desses movimentos, mas unicamente sugerir que as relações de poder não passam mais pelo direito focalizado por esses movimentos. Vale ressaltar que no Brasil não foram encontrados movimentos que tenham este tipo de demanda. 17 Vale destacar que essa integração ao fluxo não é entendida numa via repressiva, mas relaciona-se também a aceitabilidade e participação ativa dos usuários nos sistemas de segurança. O artigo “Introdução à segurança pessoal”, do Jornal da Segurança, oferece imagens instigantes dessa integração entorno de um destaque no centro da página: “Temos que interagir com vizinhos e com pessoas que estão à nossa volta para que todos sejamos armas preventivas contra a criminalidade”. Segurança como responsabilidade individual procura reunir desta forma a participação voluntária do usuário. É interessante notar como na mídia, em associações de bairro, condomínios e nas publicações do setor de segurança a sociedade é chamada a interagir e é representada atuando de forma integrada aos equipamentos eletrônicos de segurança. A aceitabilidade da câmera de vigilância nos mais variados espaços parece relacionar-se com essa inclusão dos usuários e vigilantes como participantes desse sistema, como conexões, partes de um amplo circuito integrado. A participação voluntária nos sistemas que possibilitam aumenta do controle e vigilância é apontada por alguns estudiosos do tema como algo característico desses sistemas. A questão é discutida, sobretudo quando se focaliza o fornecimento de informações pessoais para bancos de dados, seja na utilização de buscas ou serviços na Internet, por exemplo. A participação ativa de usuários em sistemas de vigilância, seja no fornecimento de dados na Internet ou no sistema de monitoramento por câmeras salienta o funcionamento dos atuais mecanismos de poder, por uma via não repressiva e além do panóptico. Paralelamente, no que concerne à vigilância relacionada aos discursos aqui expostos de segurança e prevenção, é interessante sugerir como interessante para futuras pesquisas verificar a aceitabilidade em conexão com a representação de proteção (ou cuidado) desses sistemas. Com esse mesmo intuito, também se sugere aqui a possibilidade da análise da proliferação de reality shows para compreensão dessa aceitabilidade. 192 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Para esclarecer um pouco essa idéia, pode-se pensar que aquele que se torna visível para a câmera, é porque se destacou do fluxo, é o embriagado deitado sobre a grama no parque, o garoto consumindo droga sentado em um banco. Nesse sistema, eles se tornam visíveis como erro que não será corrigido por um castigo exemplar, eles simplesmente são erros a serem eliminados, que devem, portanto, desaparecer. Os que se tornam visíveis ao sistema só não desaparecem quando são reintegrados ao fluxo, para poder funcionar como marketing inclusivo da nova gestão das cidades. “Liverpool street station, uma movimentada estação de trens a leste de Londres. Meados de abril. Cerca de 15 pessoas esperam o próximo trem. Entra em cena uma mulher de meia-idade. Vestindo tailleur marrom-claro, bolsa de cor creme, ela não representa um perigo para as novas câmeras, equipadas com um programa que detecta comportamentos suspeitos. Sua silhueta, portanto, está coberta de pontos verdes, sabem os oficiais de segurança na sala da estação repleta de monitores , que apenas servem para repousar os olhos. O trem chega, todos os presentes desaparecem no interior – mas a mulher de tailleur marrom-claro permanece imóvel. Num piscar de olhos, os pontos verdes ficam vermelhos, o sinal de alarme. O chefe de segurança ordena - É melhor ir perguntar a essa senhora se está tudo bem”. (Carta, 2001) O início dessa matéria publicada em maio de 2001, pela revista brasileira Carta Capital, retrata a forma de funcionamento de um sistema de câmeras em teste no metrô londrino. São câmeras digitais que enviam imagens para telas de computador, as quais são analisadas por meio de um software, o qual detecta aquilo que se destaca do fluxo, que não está adequado ao esperado. É a máquina que reconhece uma “situação de perigo”. Em outras palavras, a vigilância que se dá via formato analógico passa para o formato digital que permite a armazenagem de informações e interação com bancos de dados e posterior integração com sistemas biométricos de reconhecimento facial. É nesse formato digital, ou na interação entre captação analógica e sistemas digitais, que controle da mobilidade, redirecionamento dos fluxos, extermínio do erro, velocidade e automação tornam-se mais claros, em detrimento da idéia de controle do indivíduo. O exercício da vigilância e da segurança nesses moldes congrega investimentos sobre o medo, também por meio da construção do que é perigo, risco e insegurança. Mesmo sem explorar detidamente esta questão, é importante destacar a construção do medo como um dos elementos vinculados aos mecanismos de poder aqui tratados. As narrativas sobre o medo vinculam-se na mídia as narrativas sobre o terror, que ganharam mais expressão com os discursos sobre o atentando de 11 de setembro nos Estados Unidos, a violência nas cidades e a determinados tipos que passam a ser identificados como representantes do perigo.18 No processo de inserção das câmeras de monitoramento e de outras tecnologias de vigilância emerge uma gestão política do medo e dos fluxos. 18 Diferente da aproximação feita nesta pesquisa entre os mecanismos de vigilância e controle e o processo de exclusão nas cidades, grande parte dos estudos internacionais sobre o tema focalizam questões relativas à migração e a representação de perigo relacionada ao tema. 193 Marta Mourão Kanashiro Por outro lado, a existência de softwares utilizados em alguns sistemas de câmeras de vigilância, para detectar situações de perigo remete a automação desse processo, presente mesmo quando, no caso brasileiro de transição, apenas o vigilante conectado a esse sistema é instigado a agir tão automaticamente quanto a máquina, e mimetiza-se câmera dentro do circuito integrado. Em Velocidade e Política, Paul Virilio (1996) analisa uma mudança de perspectiva nas sociedades capitalistas ao notar que a questão da guerra resume-se na questão da velocidade. Com a possibilidade de um ataque nuclear e a redução de seu aviso prévio de 15 minutos, em 1962, para 10 minutos (mísseis balísticos) e 2 minutos (armas guiadas por satélite), em 1972, promove-se uma progressiva contração do tempo, que desloca o poder de reflexão e decisão em favor de uma automação. Nessa configuração, não é mais necessário aviso prévio de um ataque para que se iniciem estratégias de defesa, pois a suspeita é suficiente para isso. É nessa contração do tempo, que antecipação ou prevenção surgem como formas de atuação e funcionamento do poder. Quando se considera a suspeição constante, a forma de atuação do software que detecta o perigo automaticamente, a condução do vigilante que deve detectar a intenção ou a do usuário desse sistema, instigado a antecipar riscos, parece estar em jogo justamente esse deslocamento da decisão e de seu caráter político, como pontuado por Virilio. Nesse cenário em que a velocidade é a medida, Virilio ainda esboça considerações sobre o estado de emergência no qual passamos a viver. Nele antecipação sobrepõe-se a imaginação “até o ponto em que governar seria apenas prever, simular, memorizar as simulações” (Virilio, 1996: 131). Deste conceito apenas sugerido pelo autor no último capítulo de seu livro, vale reter a idéia de que esta pode ser uma via de análise interessante para futuras pesquisas.19 Enfim, a meta das câmeras não é a punição exemplar, como também revelam as entrevistas com os empresários, mas a prevenção, já que, como colocam esses entrevistados “a punição é um trabalho da polícia”, “a câmera apenas registra” e quando se destaca uma situação, quando ocorre um crime, as imagens são acionadas para funcionar como prova 19 Vale destacar Bietlot (2005), que propõe a convivência de mecanismos de poder disciplinares e biopolíticas (Foucault) aperfeiçoadas, seguidas de mecanismos de controle (Deleuze), e ainda uma reaparição do velho poder soberano e do estado permanente de exceção (Agamben) face às ameaças de insegurança. Passetti (2004) parece percorrer caminho semelhante, sobrepondo controle, disciplina e soberania. Essa proposta é denominada pelo autor como sociedade securitária, que sucederia sociedades disciplinares. Em sua opinião, a desregulação neoliberal criou inevitavelmente e voluntariamente uma situação de insegurança (incerteza, falta de garantia) (mais nenhuma escolha é certa, tudo é precário), e de incerteza (instabilidade e obscuridade das regras do jogo) que os indivíduos são incitados. As desordens sociais engendradas por essa mesma situação fornecem as razões de ser aos seus controles e violências. Os dispositivos securitários se encarregariam não somente de prevenir a desordem, mas de defini-la e, eventualmente, suscitá-la. 194 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS no moroso sistema jurídico, que se conecta com as instituições de confinamento em crise. Ao chegar ao nível legal, o registro da câmera tem como principal função a exaltação da importância do esquema privado de segurança e do benefício das tecnologias para esse sistema. Interessa detectar também que enquanto supostas tentativas de limitar o funcionamento das câmeras focalizam o indivíduo20, via privacidade, o sistema de monitoramento com câmeras digitais já transforma em puro fluxo de zeros e uns esses que ainda chamamos de indivíduos. É no sistema binário que a máquina pode detectar, com cada vez menos interferência humana, os erros a serem corrigidos, os fluxos a serem reorientados, os sinais de alerta ou perigo, pois essa forma de monitoramento e vigilância tem uma forma correlata de tomada de decisão e de interação com bancos de dados de informações. Quanto mais refinado o mecanismo digital de monitoramento, sejam câmeras de vigilância ou bancos de dados, menos interação humana para decidir o que é risco, e maior agilidade para redirecioná-lo, para compor o fluxo ou deletá-lo, fazê-lo desaparecer. As tecnologias de vigilância congregam assim elementos para invisibilidade e desaparecimento numa velocidade cada vez mais ilimitada e menos humana, na contração do tempo presente na antecipação e na automação, possibilitando uma intensificação, por exemplo, de processos como o de extermínio nas cidades, ou se preferir exclusão e discriminação, sem precedentes. É nesse panorama que Deleuze (2000) dá a direção ao afirmar que os indivíduos identificados por assinatura ou por um número, tornaram-se dividuais, divisíveis, identificáveis por cifras ou senhas, e as massas tornaram-se amostras, dados, mercados ou bancos. Para esse filósofo, uma nova correlação de forças e novos agenciamentos coletivos relacionam-se com a mutação do capitalismo de concentração do século XIX, com a crise das instituições. Em consonância com este autor, a inserção de câmeras de vigilância encontra-se como dispositivo de poder funcionando muito mais por controle contínuo, via comunicação imediata, num capitalismo de sobre-produção, que tem como objetivo a compra de ações e a venda de serviços, dentre eles, os relacionados à segurança ou oferecidos pela cidade revalorizada. Gilles Deleuze também fornece uma chave de compreensão desse panorama empresarial, quanto aponta o marketing como instrumento de controle social contínuo e 20 Dentre as dezenove proposições legais observadas na Assembléia, três não versavam sobre a obrigatoriedade de instalação das câmeras: a moção 173, do ano de 2000, e os projetos de lei 291, de 2001 e 109, de 2004. Apesar de serem apresentadas e justificadas como tentativas de limitar a inserção das câmeras como dispositivo de segurança nos mais variados espaços, de fato elas reforçam argumentos da própria inserção e introduzem outros temas como privacidade e intimidade ou a diminuição de postos de trabalho em conseqüência da utilização das câmeras. Nada semelhante foi encontrado não apenas entre as outras dezesseis proposições legais da Assembléia Legislativa de São Paulo, como também nas 31 proposições legais das outras esferas do legislativo pesquisadas. 195 Marta Mourão Kanashiro ilimitado. No contexto da revalorização, o marketing das cidades é constantemente acionado para a venda de um lugar turístico, cultural, histórico ou de negócios, e para a elevação da ação governamental e do empresariado ao patamar de preocupação com as demandas da população e da própria cidade. O funcionamento do negócio da inserção de câmeras de vigilância e da segurança também tem, como se viu, suas estratégias de marketing. Se por um lado, o gerenciamento das cidades coloca seu marketing na colonização da memória e da história, para ampliar os ecos da vocação natural de um lugar, o gerenciamento da segurança o faz via colonização do medo, da sensação de insegurança. De fato, a inserção de câmeras de vigilância relaciona-se com os processos de revalorização, auxiliando-os e intercambiando elementos, mas por isso também é um processo mais amplo, que merece ser descolado da questão da revalorização. Afastar a possibilidade de análise das câmeras de vigilância via sistema panóptico de Bentham e aproximá-la do pensamento de Gilles Deleuze, sinaliza a possibilidade de vislumbrar uma rede de relações atuais, invisíveis aos moldes disciplinares, e mais próximas das sociedades de controle. Isso não quer dizer que o pensamento de Foucault não tem mais lugar nesse novo panorama. Por isso mesmo voltar às análises de Foucault é necessário para sublinhar que o poder disciplinar não substituiu o poder soberano, pois na visão do filósofo a teoria da soberania continuou a existir como ideologia do direito, organizando os códigos jurídicos do século XIX, ao lado da existência de discursos próprios do poder disciplinar. A sobreposição desses dois regimes de poder teve como papel fundamental mascarar os procedimentos disciplinares. “(...) uma vez que as coerções disciplinares deviam ao mesmo tempo exercer-se como mecanismos de dominação e ser escondidas como exercício efetivo de poder, era preciso que fosse apresentada no aparelho jurídico e reativada, concluída, pelos códigos judiciários, a teoria da soberania” (Foucault, 2002: 44). O foco da legislação sobre a idéia de indivíduo, via questão da privacidade, como limite à atuação das câmeras, soa então como forma de acionar ou reativar um efeito e um objeto das disciplinas, apagando as técnicas e o funcionamento do poder na atualidade, que já ocorre de outra forma, numa sociedade de controle. Acerca do foco sobre a privacidade, Stalder (2002) procura argumentar que a coleta e processamento de dados pessoais colocam os corpos físicos à sombra de um “corpo de dados”. Tanto as câmeras, como outras tecnologias de vigilância, garantem a inevitabilidade da transformação do indivíduo em fluxo e a interação constante com bancos de dados, na medida em que é nesse processo que se tem acesso a serviços, lugares, ou informações, por exemplo. Sinalizando a inexorabilidade desse processo, Stalder conclui pela completa inexistência da privacidade individual neste contexto. Ele afirma que o foco sobre a privacidade, que ele denomina como “uma espécie de bolha que cerca cada um” aplica uma estrutura conceitual do século XIX a um problema do século XXI. 196 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Ir além do panóptico a partir dos autores aqui abordados para a compreensão das câmeras significa assim respeitar sua inscrição numa época específica, que é a do aumento da capacidade de vigilância e controle nas sociedades contemporâneas ocidentais, da velocidade transformada em valor, da focalização sobre os fluxos e sobre a mobilidade. Observar esse contexto significa relacionar um dispositivo de poder a um regime de luz, enunciados e subjetividade às transformações. Bibliografia Arantes, O.; Vainer, C.; Maricato, E. A cidade do pensamento único: desmanchando consensos– Petrópolis, RJ: Vozes, 2000. Bietlot, M. “Du disciplinaire au sécuritaire: de la prison au centre fermé”, Multitudes, Revue trimestrielle, politique, artistique et culturelle, n. 11, Hiver 2003. Bosi, Al. “Post-Scriptum 1992” in Dialética da colonização, 4a ed, São Paulo: Companhia das Letras, 1992 (p. 347-375). Caldeira, T. P. R. Cidades e muros, crime, segregação e cidadania em São Paulo. São Paulo: Editora 34 e Edusp, 2000. Carta, G. “Olhos frios, novas tecnologias podem abolir a vida privada”, Revista Carta Capital, ano VII, n. 147, maio, 2001. Costa, R. “Sociedade de controle”. São Paulo em Perspectiva, vol.18, n.1, pp.161-167, 2004. Cubas, V. O. A expansão das Empresas de Segurança Privada em São Paulo. Tese de Mestrado, USP, São Paulo, 2002. Davis, M. Cidade de Quartzo, escavando o futuro de Los Angeles. São Paulo: Editora Página Aberta, 1993. Deleuze, G. Conversações. 1972-1990. Rio de Janeiro: Editora 34, 2000. ____________. Foucault. Paris: Editions de Minuit, 1986. ____________.O anti-édipo, capitalismo e esquizofrenia. Lisboa: Assírio & Alvim, 1968 ____________.”O que é um dispositivo”. O mistério de Ariana. Lisboa: Vegas, 1996 Foucault, M. Em defesa da sociedade, curso no Collège de France (1975-1976). São Paulo: Martins Fontes, 2002. ____________ Vigiar e Punir, história da violência nas prisões. Petrópolis: Vozes, 1987. ____________. História da sexualidade I, A vontade de saber – Rio de Janeiro:Edições Graal, 1988. ___________ “La gubernamentalidad” in Espacios de Poder, La Piqueta: Madrid, pp. 9-26, 1991. 197 Marta Mourão Kanashiro ___________ “La securité et l’État, entretien avec R. Lefort”. Dits et Écrits. Paris: Gallimard, 1994 (a). ___________ “La société disciplinaire en crise, Conférence à L’Instiutut franco-japonais de Kansai, Kyoto”. Dits et Écrits. Paris: Gallimard, 1994 (b). Frugoli Jr., H. “A questão da centralidade em São Paulo. O papel das associações de caráter empresarial” in Rev. Sociol. Polit., n.16, pp. 51-66, 2001. Leite, R. P. “Contra-usos e espaço público: notas sobre a construção social dos lugares na Manguetown”. Revista Brasileira de Ciências Sociais, vol.17, n. 49, pp. 115-134, 2002. Jones, R. “Digital Rule, punishment, control and technology”. Punishment & Society, January, n. 2, pp. 5 – 22, Sage Publications: London, 2000. Koskela, H. “Cam Era – the contemporary urban Panópticon”. Surveillance & Societ, vol. 1, n. 3, pp. 2392-313, 2003. Lianos, M. “Le contrôle social après Foucault”. Surveillance & Society vol. 1, n. 3, pp. 431448, 2003. Lyon, D. El ojo electronico, el auge de la sociedad de vigilância. Alianza Editorial,: Madrid, 1995. ____________. “Technology vs ‘Terrorism: Circuits of City Surveillance since September 11th”. International Journal of Urban Regional Research, vol. 27, n.3, 2003. Machado, Arlindo. “Máquinas de Vigiar”, dossiê Tecnologias, n. 7, Revista USP, set/nov, pp. 23-32, 1990. Machado, R. (org). Microfísica do Poder (textos, entrevistas de Michel Foucault). Rio de Janeiro: Edições Graal, 1979. Maia, A. C. “Sobre a analítica do poder em Foucault”, Tempo Social, Revista de Sociologia da USP, São Paulo, vol.7, n. 1-2, pp. 83-103, 1995. Marinis, P. “Gobierno, gubernamentalidad, Foucault y los anglofoucaultianos–un ensayo sobre la racionalidad politica del neoliberalismo” In: Fernando Selgas y Ramón Ramos Torres (org.) Retos actuales de la teoria social: globalidad, reflexividad y riesgo, Centro de Insvetigaciones Sociológicas: Madrid, 1999. Marx, G. T. “What’s news about the new surveillance? Classifying for change and continuity”. Surveillance & Societ, vol. 1, n 1, pp. 9-29, 2002. Ocqueteau, F. “A expansão da segurança privada na França, privatização submissa da ação policial ou melhor gestão da segurança coletiva?”. Tempo Social; Revista de Sociologia da USP, São Paulo, vol. 9, n 1, pp. 185-195, 1997. Oliveira, M. A. N. Avenida Paulista: a produção contemporânea de uma paisagem de poder, Tese de Doutorado, Unicamp, Campinas [SP: s.n], 1998. Pallamin, V. (org). Cidade e cultura: esfera pública e transformação urbana. São Paulo: Estação Liberdade, 2002. Passetti, E. “Segurança, confiança e tolerância, comandos da sociedade de controle” in São Paulo em Perspectiva, vol. 18, n 1, pp. 151-160, 2004. 198 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Pelbart, P. P. A vertigem por um fio, políticas da subjetividade contemporânea. São Paulo: Iluminuras, 2000. Rifkin, J. A era do acesso, a transição de mercados convencionais para Networks e o nascimento de uma nova economia. São Paulo: Makron Books, 2001. Sanchez, F. “A reinvenção das cidades na virada do século, agentes, estratégias e escalas de ação política”, Rev. Sociol. Polit., n.16, jun., pp. 31-49, 2001. Santos, L. G. Politizar as novas tecnologias, o impacto sócio técnico da informação digital e genética, São Paulo: Editora 34, 2003. Silva, T. T. (org) O Panóptico / Jeremy Bentham, Belo Horizonte: Autentica, 2000. Souza, L. A F. “Obsessão securitária e a cultura do controle”, Rev. Sociol. Polit, n.20, jun. 2003, pp. 161-165. Stalder, F. “Opinion: Privacy is not the antidote to surveillance.” Surveillance and Society, n 1, vol. 1, pp. 120-124, 2002. Virilio, P. Velocidade e Política – São Paulo: Estação Liberdade, 1996. Vitalis, A.; Virilio, P. “Le regard omniprésent de la vidéosurveillance”, Le Monde Diplomatique, mars, 1998. Wood, David. “Foucault and Panopticism Revisited” in Surveillance & Society 1 (3): 234-239, 2003. Zukin, S. “Aprendendo com Disney World” in Espaços e Debates, vol. 23, n. 43-44, jan/dez, 2003. ____________. “Paisagens do século XXI: notas sobre a mudança social e o espaço urbano” in Antonio A. Arantes (org). O espaço da diferença. Campinas: Papirus, 2000. ____________. The Culture of Cities, Oxford: Blackwell Publishers, 1995. 199 Crimen oranizado: orden divergente y vecindarios urbanos vulnerables César Alfonso Velásquez Monroy1 Introducción Hablar de crimen organizado en Colombia nos puede llevar a pensar en los denominados carteles de la droga, dedicados al tráfico internacional de estupefacientes, o en los grupos armados al margen de la ley, para los que prefieren no dilucidar si estos grupos ejercen una lucha política. Aún más si tenemos en cuenta que la figura jurídica del crimen organizado en el país, y su correspondiente tipificación penal, tuvieron lugar desde que los carteles de la droga representaron una amenaza a ojos del orden estatal. En el caso de Bogotá, capital de la República de Colombia, los pensamientos pueden apuntar al famoso anuncio de llevar la guerra hasta las ciudades que hiciera la organización guerrillera conocida como FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo), luego del frustrado proceso de paz que sostuviera con el gobierno nacional hasta el año 2002. Las alusiones a carteles o grupos armados ilegales están dominadas por una percepción del crimen organizado que lo identifica, por lo general, según el grado de planificación de sus actividades y el control que pueda ejercer sobre un mercado ilegal determinado. Sin embargo, desde el análisis económico se ha sugerido que el crimen es organizado si ofrece servicios de protección y de justicia a uno o varios mercados ilegales específicos. Podríamos, incluso, llevar el planteamiento más lejos y sugerir la existencia de conductas, tipificadas como delitos, que responden o están sustentadas en un sistema de regulación propio. La exploración de esta hipótesis nos permite indagar qué tan vulnerables son los vecindarios urbanos bogotanos a la acción del crimen organizado, independiente de quiénes lo ejerzan. Es decir, si los vecindarios reúnen condiciones que facilitan la operación de bandas y redes delincuenciales en general que, a su vez, efectúan alguna forma de regulación o se apoyan en ella. Si hay evidencia al respecto, también cabe preguntar sobre el alcance social de estas regulaciones ilegales y el papel que juegan frente al orden institucional imperante. En la siguiente sección discutiremos la posibilidad teórica del crimen organizado que cuenta con unos servicios de protección y de justicia. Luego, en la tercera sección, revisaremos qué cabida puede tener esta noción de crimen organizado dentro de las teorías 1 Analista del Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía Metropolitana de Bogotá (CIC-MEBOG). Economista, Universidad Externado de Colombia. 200 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS centrales de la criminología ambiental para abordar, en la cuarta sección, las posibilidades de desarrollo del crimen organizado en ámbitos urbanos de América Latina. En la quinta sección, ofreceremos evidencia acerca del grado de vulnerabilidad de distintos vecindarios urbanos de Bogotá a la operación del crimen organizado. Para ello nos enfocaremos en las localidades y sectores más afectados por homicidios y hurtos a residencias, en los últimos años. El homicidio puede ser una forma violenta de regulación social utilizada por las personas involucradas en actividades ilegales e, incluso, legales. Mientras que el hurto a residencias afecta el espacio vital más íntimo de un ser humano y, por tanto, es uno de los delitos contra el patrimonio económico que más incide sobre la percepción en materia de seguridad urbana. Después, en la sexta sección, haremos algunas advertencias sobre el desempeño policial y, al final, plantearemos las conclusiones. Crimen organizado: una noción en discusión ¿Es el crimen organizado un mal o un bien? A primera vista la pregunta puede sonar absurda si asumimos que todo lo que ha sido considerado ilegal en la sociedad es, por definición, un mal. Para los economistas lo malo pueden ser las costosas imperfecciones (externalidades negativas y asimetrías de información) de los mercados que suelen estar asociados al crimen organizado. Ejemplos de externalidades negativas en el mercado de estupefacientes son los delitos que cometen los adictos a estas sustancias para financiar su consumo y la atención médica que reciben de entidades públicas o caritativas, pues ellos no tienen dinero suficiente para costear un tratamiento médico. Mientras que los demandantes de órganos, con bajos ingresos, poseen información asimétrica con respecto a los oferentes pues no pueden verificar la calidad de lo que pretenden comprar, bajo situaciones apremiantes de vida o muerte (Rose-Ackerman (1985); citada en Fiorentini, 2000, 446-447). De ahí que los economistas aboguen por mantener la condición de ilegalidad de los mercados en los que suele operar el crimen organizado. No obstante, hay argumentos a favor de la legalización. El crimen organizado puede sustituir al Estado en la protección de los supuestos derechos de propiedad que se transarían en un mercado ilegal y percibir ingresos por esa labor. Sucedería lo contrario si se legaliza (Fiorentini, 2000, 445-446). Buchanan (1973; citado en Backhaus, 1979, 623-631), por su parte, propone una represión no severa. Si el crimen organizado es una empresa que monopoliza un mercado ilegal, buscará restringir la oferta de su producto e impedir el ingreso de otros competidores para aumentar el precio de venta y los beneficios percibidos. Entonces, se desviarían menos recursos de la producción legal hacia la ilegal que en un mercado ilegal competitivo, surgido de una atomización de la oferta provocada por la represión estatal. Por supuesto, la discusión sobre lo que es un bien o un mal en una sociedad va más allá de la eficiencia económica y la cuantificación monetaria o real de costos sociales. 201 César Alfonso Velásquez Monroy Involucra consideraciones de orden moral y cultural que son concretadas en una decisión política. No existe una conducta que sea criminal por naturaleza (Beltrán y Silva, 2006, 282). Durante la época de la Inquisición fueron torturadas personas que cuestionaron dogmas de fe de la religión Católica (Gaitán, 2006, 239) y, sin embargo, hoy estaríamos lejos de aceptar este tipo de acciones. Al parecer, ha existido una tendencia a considerar la figura del crimen organizado, y a atribuirle una connotación jurídica, desde que algunas organizaciones delictivas fueron percibidas como una amenaza sobresaliente al orden institucional imperante. Según Beltrán y Silva (Ibíd., 282, 285), así sucedió con la Cossa Nostra (mafia italiana) en los Estados Unidos y en Colombia ante la aparición de los Carteles de la Droga. Quizá la acepción de organizado dentro de las actividades consideradas criminales es lo que ha resultado más problemático o controvertible de definir; al punto que Beltrán y Silva (Ibíd., 291-292) terminan por sugerir la adopción de una noción de crimen organizado por convención; es decir, de acuerdo a la comprensión generalizada que tienen sobre el particular los formadores de opinión (medios de comunicación) o las voces que suelen ser autorizadas en este tipo de temas (políticos o policías). Para Hagan (2006, 127-133), la discusión entre criminólogos, sociólogos o autores de escritos sobre justicia criminal ha girado en torno a los atributos que distinguen al crimen organizado de lo que la Policía de nuestro país denomina delincuencia común. De acuerdo a la revisión realizada por este mismo autor, los atributos que se atribuyen al crimen organizado con mayor frecuencia son la capacidad para efectuar acciones violentas, el concurso de empresas delictivas, la capacidad para disuadir a la justicia y a la policía, la no existencia de propósitos ideológicos en su interior, la monopolización de un mercado ilegal y una estructura jerárquica.2 Sin embargo, ¿la presencia de estos atributos depende del grado de complejidad de las actividades delictivas emprendidas? Finckenauer (2005, 75) presenta el ejemplo de una “cadena de fraude de seguros que podría parecer compleja y organizada y, sin embargo, no usaron violencia, ni monopolizaron mercados o corrompieron oficiales, y sus integrantes ejercían profesiones legales”. En realidad, todo delito, por sencillo que parezca, requiere algún grado de planificación y de organización, independiente de que lo cometa una o más personas. De ahí que para Beltrán y Silva (Ibíd., 288) no sea clara la distinción entre lo organizado o desorganizado del crimen y, por ende, ponen en duda la búsqueda de una definición para el crimen organizado. Para superar esta dificultad, Hagan (Ibíd., 134-136) propone una distinción entre actividades y grupos de crimen organizado, en las que las primeras pueden demandar una organización 2 En la ciudad de Bogotá (capital de Colombia), la Policía Metropolitana considera los atributos: división del trabajo, estructura jerárquica, existencia de un fin común que distinga a la organización, vinculación a una red de comercialización de bienes ilegales, destrezas criminales de los integrantes, empleo de medios técnicos y de armamento, y contactos políticos (Entrevista a oficial del Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía Metropolitana de Bogotá (CIC-MEBOG)). 202 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS aunque no sean efectuadas por grupos organizados. De esta manera, quedan abiertas las alternativas de que una actividad delictiva más compleja pueda estar ligada o no a un grupo específico. Otro tipo de actividad o atributo del crimen organizado que resalta Schelling (1971, 71-84), ya mencionado más atrás, es la provisión de protección y de justicia (governance, en palabras de Fiorentini, Ibíd., 434), en el ámbito de la ilegalidad, por parte de una organización especializada en estas labores o de forma descentralizada, en una estructura de red. Como en cualquier mercado, quienes efectúan transacciones ilegales demandan una protección de los bienes que negocian y una garantía del cumplimiento de los precios, formas de pago y características pactadas de estos bienes (Backhaus, Ibíd., 625-628). En últimas, un sistema de reglas y de sanciones, en caso de no seguirlas, entre los participantes de mercados ilegales. En la medida que este sistema amplíe su cobertura hacia un mayor número de oferentes y demandantes y de mercados ilegales diversos, mayores serán las economías de escala o ahorros en cuanto a la defensa de ‘unos’ derechos de propiedad y el monitoreo o acopio de información sobre clientes confiables (reducción de costos de transacción, en el lenguaje neoinstitucional). Por lo tanto, puede emerger una organización con la tecnología militar suficiente para ejercer un monopolio de violencia y de justicia, a cambio de una cuota de tributación, y que, además, seleccione la entrada de nuevos oferentes o competidores en uno o varios mercados ilegales y disuada la represión o control de las autoridades consideradas legales o legítimas. Sin embargo, también puede existir un crimen organizado integrado por una red de empresas ilegales que comparten un sistema de reglas y en el que cada una asume parte de los costos de sostenimiento de tal sistema y los cubre con cargo a los precios de ‘sus’ mercancías. Así podría suceder entre quienes se dedican a actividades delictivas de tipo apropiativo (Dick, 1995; citado en Fiorentini, Ibíd., 451), como los hurtos o delitos contra el patrimonio que maneja la Policía Metropolitana de Bogotá, pues requieren de algún grado de tecnología militar para su desempeño que, en un momento dado, les puede servir de autoprotección, aunque no hasta alcanzar una posición monopólica en la provisión de servicios de governance. Allum y Sands (2004, 137-152) comentan que una, si no la principal, fortaleza de los grupos representativos del crimen organizado que opera en Europa es el conjunto de identidades culturales y nacionales, códigos secretos y normas de conducta que les permiten extender y diversificar sus redes de actividad a través del continente, y en varios casos desde fuera del mismo, e incluso entablar acuerdos de cooperación con grupos de distintas nacionalidades. Ejemplos de estos grupos son las Mafias italianas, las Triadas de China, los carteles colombianos de la droga, y los de nacionalidad nigeriana, turca o rusa. A excepción de los carteles colombianos que, en general, se han especializado en el tráfico de estupefacientes, las actividades de estos grupos comprenden trata de personas, 203 César Alfonso Velásquez Monroy prostitución, tráfico de estupefacientes, de armas y de automóviles, contrabando, lavado de dinero, extorsiones, fraudes financieros, estafas, robo de automóviles y juegos ilegales de apuestas. Al interior de sus países, la importancia de los nexos de tipo nacional, cultural u organizacional en el desempeño de los grupos criminales, con alcance transnacional, se ve opacada por el uso que hacen de la violencia para disputar el dominio de mercados ilegales o de territorios (si los mercados ilegales están circunscritos a un área específica), para disuadir la acción de los organismos estatales de justicia y de policía y para infiltrar (participar en) negocios legales. De ahí que los mismos autores consideren que, en sus ámbitos domésticos de operación, estos grupos se asemejan más al perfil, según ellos apuntado por Schelling (Ibíd.), de organizaciones que buscan apropiar para sí rentas monopólicas en mercados ilegales. Por supuesto, esta es una lectura estrecha sobre el planteamiento de Schelling. La competencia violenta de tipo económico y el poder que les confiere el uso de la fuerza para imponer o promover unas normas informales de conducta en el desarrollo de negocios ilegales, y de la vida económica en general (las Mafias italianas y las Triadas chinas serían los ejemplos más ilustrativos al respecto (Allum y Sands, 2004, 137-139, 141-142, 147-150)), evidencian que el “negocio” (en palabras de Schelling) o el atributo que distingue a un crimen organizado es, como ya lo hemos anotado, el sostenimiento de un sistema de reglas y penalizaciones para el funcionamiento de mercados ilegales. La propuesta de Schelling (Ibíd.), de un crimen organizado-regulador, encuentra fundamento en la idea de divergencia que plantea Silva (2006, 296-314) para definir las conductas criminales, de forma alternativa a la idea de desviación que ha sido dominante en la criminología. Las funciones de protección y de justicia que detenta el crimen organizado pueden ser actividades divergentes al orden social instituido por el Estado, que expresan intereses, valores, creencias y actitudes distintos, y, en consecuencia, son declaradas ilegales. En cambio, la existencia de un orden divergente y alternativo queda descartada cuando asumimos que un crimen o delito3 es una conducta desviada o anormal pues, a priori, esa conducta queda descalificada y no se discute la legitimidad de aquellas consideradas legales. Tampoco se evalúa si las legales son en realidad prácticas generalizadas entre la población y la contraposición de intereses y valores entre las legales e ilegales. En el intento por tratar de demostrar que una conducta criminal es desviada o errónea validamos las no criminales. Desde este punto de vista, el debate sobre el crimen organizado se restringe a su grado de planificación, en cuanto a actividades, productos y organizaciones, y no alcanza para estudiar su capacidad de resistencia e, incluso, de funcionalidad, con respecto al orden político imperante. 3 Dentro de nuestra exposición no es necesario diferenciar entre crimen y delito en términos de la gravedad con que se cometieron como, menciona Silva (Ibíd., 299), sí sucede en el derecho francés. 204 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS ¿Qué posibilidades de desarrollo, en ámbitos urbanos, tiene un crimen organizado que ofrece servicios de governance; es decir, que detenta un monopolio de la violencia y de la justicia? Al respecto, es poco lo que se ha dicho desde el campo de la llamada criminología ambiental. No obstante podemos revisar, por ahora, las aportaciones en este campo sobre la distribución espacial del crimen urbano. Algunas teorías-hipótesis sobre la distribución espacial4 del crimen urbano Teoría del desorden social Las comunidades y vecindarios con un elevado grado de privación económico y social, explosión demográfica, movilidad residencial, descomposición familiar, urbanización, o heterogeneidad étnica son más propensas a presentar tasas elevadas de criminalidad o a que sus habitantes efectúen acciones criminales en un momento dado. En el estudio sociológico (Shaw y McKay, 1942; citados en Bottoms y Wiles, 2002, 621-623) precursor de esta teoría, que hizo parte de la llamada ‘Escuela de Chicago’ durante los años veinte y treinta del Siglo XX, se planteó que la influencia de factores, como los mencionados, en las conductas criminales, estaba mediada por la ausencia de una cultura colectiva que expresara y reprodujera los valores de quienes residían en estos vecindarios. Por supuesto, los valores tendrían que estar enfocados a una neutralización del crimen. Una versión ampliada de esta teoría del desorden social (Sampson, Raudenbush y Earls, 1997; citados en Bottoms y Wiles, 2002, 643-644) sugiere denominarla falta de eficacia colectiva para aludir a una débil capacidad organizacional, al interior de una comunidad, para inhibir comportamientos delictivos, en especial de parte de su población infantil o juvenil. Esta versión ampliada de la teoría se encuentra influenciada por la idea de capital social, planteada por Putnam (1993; citado en Siisiäinen, 2000, 3-9), en cuanto a la confianza, normas sociales, obligaciones recíprocas y asociaciones voluntarias que, para el caso que nos atañe, se presentan entre los residentes de un vecindario. La delincuencia sería uno de los resultados del deterioro del capital social o de un incipiente estado del mismo. Incluso autores como Gaviria (2000) han hablado de un capital social perverso; es decir, de redes delincuenciales que se expanden y reproducen porque representan una posibilidad de ascenso social expedita para jóvenes ambiciosos, o que no tienen oportunidades claras para avanzar proyectos de vida en actividades legales. Además, el tamaño de las redes y la participación en éstas de autoridades judiciales o policiales contribuyen a congestionar el sistema de justicia y al aumento de los niveles de impunidad. 4 A partir de dos componentes: estructura y procesos. El primero hace alusión a las organizaciones o disposición funcional de objetos en un espacio físico y el segundo a los mecanismos que permiten la estructura. Ambos componentes se pueden retroalimentar, pues la estructura también incide en la forma en que se desarrollan los procesos y sus posibilidades de cambio. 205 César Alfonso Velásquez Monroy En todo caso, los apelativos de perverso o desorden social nos recuerdan la misma connotación negativa que lleva implícita la criminología cuando su objeto de estudio es una conducta desviada, mas no divergente. Las condiciones y los alcances de expansión y reproducción del capital social perverso, que menciona Gaviria (Ibíd.), nos invitan a pensar en si ese tipo de capital puede ser un hecho marginal o en si adquiere tal nivel de generalización que el apelativo de perverso queda en entredicho y, entonces, habría que indagar para quién es perverso. Al fin y al cabo, no podemos olvidar que la idea de capital, proveniente de la economía, alude a un proceso temporal de acumulación (ahorro) que, en un momento dado, es incorporado a la producción de otros bienes, valorados por el flujo monetario de rentas esperadas que se pueden derivar de su venta. En otras palabras, es un concepto dinámico que no se puede reducir a la valoración estática de un instante, que se impone sobre lo sucedido en el pasado y lo que ha de seguir en el futuro. O, desde el punto de vista político, tampoco se puede restringir a la valoración de un status quo sobre un orden legal (legítimo) y unas cuantas conductas desordenadas (desviadas). Por el contrario Bourdieu (1980; citado en Siisiäinen, 2000, 9-19), antes que Putnam (Ibíd.), había establecido que las redes de asociación que conforman el capital social hacen de canales de transmisión de otras formas de capital, como el cultural y el simbólico, además del económico, que sirven, y por eso mismo representan un capital, para sostener estructuras de poder que no tendrían que ser inmutables. Al final, podríamos entender al capital social, desde Bourdieu, como un sistema de interconexiones entre individuos, grupos y entre ambos que, en forma permanente, les permite definir y redefinir posiciones en una distribución y redistribución del poder al interior de una sociedad o población. Ahora bien, en una sociedad con patrones colectivos de conducta que se perciben de manera continua (incluidos los consignados en sus marcos jurídicos), la sensación de redistribución (cambio) del poder tiende a ser pequeña, al igual que la que se tiene de las variaciones en la estructura y volumen de los capitales que trata Bourdieu en cabeza de los distintos individuos y grupos. Pero en una donde la sensación de cambio es alta y, por ende, la percepción de referentes colectivos ‘estables’ es débil, lo común sería la emergencia y cesación de órdenes sociales alternativos (p. ej. crimen organizado) al ofrecido desde un Estado que, así planteado, también sería débil. Tampoco cabrían las historias lineales de etapas inexorables,5 como las narradas acerca de la influencia del mercado inmobliario (housing market, en inglés) en los niveles de criminalidad de un vecindario (Schuerman y Kobrin, 1986; citados en Bottoms y Wiles, Ibíd., 645). Estas historias inician con una comunidad cohesionada cuyos lazos se deterioran 5 El hecho de mostrar sucesiones de etapas en trayectorias lineales no constituye una explicación de un proceso dinámico. En cada etapa hacemos una (re)presentación arbitraria de los atributos de un objeto de estudio que cambian y de los que no se modifican; por lo tanto lo que tenemos es una secuencia de fotografías en un ejercicio de estática comparativa (Roegen, 1996, 109-145). 206 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS ante los cambios en los usos del suelo de su vecindario que, a su vez, van aparejados a variaciones en las actividades económicas que allí se desarrollan, a la llegada y salida de población y a modificaciones en los avalúos y precios de las viviendas y de los bienes inmuebles en general. En medio de la transición del vecindario, la comunidad original es desarticulada y queda inerme a la aparición de conductas delictivas. Sin embargo, el tipo de variables involucradas no nos asegura sendas específicas de reducción de la eficacia colectiva en un vecindario dado y de emergencia de criminalidad; menos aún si no tenemos claro el tipo de cohesión deseable para una comunidad específica al comienzo y durante la transición que afronta en su vecindario. Hay todo un espectro de ordenaciones sociales, y de grados de cohesión, que puede asumir una comunidad. Somerville (2005, 2-3), por ejemplo, sugiere tres ejes o coordenadas sobre los cuales encontraríamos diversas ordenaciones; es decir, de acuerdo al grado de autonomía-heteronomía de una comunidad para fijar sus reglas de conducta, de inclusión-exclusión con respecto a las personas y grupos de su entorno, y de prioridad asignada a sus integrantes individuales con respecto a sus necesidades colectivas. Por lo tanto, la transición de un vecindario puede ser un momento de oportunidad para la marcha de procesos desarticuladores o cohesivos, de diversa índole, y para aumentar o disminuir el margen de acción de un orden criminal en la comunidad. En ello incide la lectura personal (percepción) que cada uno de los habitantes, y asistentes frecuentes del vecindario, haga sobre el momento de transición y sobre la capacidad organizacional de la comunidad para afrontarlo. Estas percepciones incluyen a las expectativas que se forman entre las personas acerca de las decisiones de los demás sobre si revitalizar o abandonar la comunidad hasta que la mayoría de las expectativas se unifica en una de estas direcciones. Teoría de actividades rutinarias Los exponentes de esta teoría (Cohen y Felson, 1979; citados en Bottoms y Wiles, Ibíd., 629-630) tratan de identificar condiciones de vulnerabilidad frente al crimen en las actividades cotidianas de las personas. Estas actividades incluyen lugares de vivienda, trabajo, estudio, diversión o de consumo y de producción, en general, y el desplazamiento entre los mismos. El examen de la vulnerabilidad ha estado ligado al de las condiciones de protección que permiten contrarrestar la acción de ‘agresores motivados’ quienes, a su vez, gozan de rutinas de conocimiento y de experticia para detectar los objetivos adecuados, en términos de su valor, facilidades de transporte y accesibilidad (Bottom y Wiles, Ibíd., 629-630). Al interior de la teoría de actividades rutinarias se ha acuñado el término de ‘espacio defendible’ para identificar el conjunto de controles disponibles en una comunidad para resguardar su espacio vital de actividades delictivas o criminales. Es posible que la defensa sea un indicador del grado de apropiación territorial; es decir, del intento de un grupo 207 César Alfonso Velásquez Monroy humano por derivar de un espacio un significado funcional (uso privativo o exclusivo) y simbólico (identidad) (Rocke, 2002, 63); sin embargo, es poco lo que podemos decir en cuanto a un ejercicio de la territorialidad si, como declara Rocke (Ibíd., 64), los desarrollos de esta teoría se han centrado en los controles formales (p. ej. aquellos de tipo legal que no regulan situaciones específicas de tiempo y lugar) y descuidado los informales (producto de la interacción con un medio en particular) a los que acuden las comunidades para defender los espacios en los que se desenvuelven. Además, es difícil comprender la defensa o el grado de vulnerabilidad si no se entiende la amenaza: el por qué de la conducta delictiva o criminal (¿qué ‘motiva’ a los agresores?); tema que, también nos comentan Bottom y Wiles (Ibíd., 630), ha tenido poca importancia dentro de la teoría de actividades rutinarias. De acuerdo a Rock (Ibíd., 59-61), ello se debe a que esta teoría es heredera de la influencia de un análisis económico en el que se considera al potencial criminal como un individuo, amoral y asocial, que hace una valoración costo-beneficio de evadir los mecanismos de control dispuestos en una sociedad para evitar o reprimir el crimen y que actúa en consecuencia. De esta manera, son obviadas todas aquellas consideraciones normativas, ideológicas o emocionales realizadas por el potencial criminal para tomar una decisión, al igual que los conocimientos, conductas y visiones que ha interiorizado o adoptado como guía en su contorno social. ¿Es posible integrar ambas teorías? El principal objeto de estudio de los teóricos del desorden social han sido los agresores (criminales) en o cerca de las áreas donde ellos habitan. Por su parte, el de los dedicados a la teoría de actividades rutinarias han sido las ofensas y su distribución espacial. Entonces, resulta obvio esperar que el intento de integración de ambas teorías esté enfocado en una explicación conjunta de agresores y de ofensas. Uno de esos intentos es el de Brantingham y Brantingham (1981; citados en Bottom y Wiles, Ibíd., 638) quienes hablan de la conformación de mapas mentales de la ciudad en las cabezas de los agresores, a partir de la familiaridad que adquieren para ellos los espacios que suelen transitar dentro de sus actividades cotidianas de tipo legal. Sus mapas mentales les guían para saber dónde delinquen. En consecuencia, las distancias físicas y los costos de desplazamiento quedan en un segundo plano, pues son más relevantes el conocimiento y la experticia para efectuar los movimientos indispensables en el acto criminal. Podríamos agregar que, en este planteamiento, los agresores tienen la opción de jugar el rol de las posibles víctimas implicadas en sus objetivos criminales al experimentar, al menos en parte, las actividades rutinarias de las mismas. Si bien el intento de Brantingham y Brantingham (Ibíd.) relaciona ofensas y agresores, en últimas representa una extensión de la teoría de actividades rutinarias a la cotidianidad de un agresor, que no actúa todo el tiempo de forma ilegal. En cambio, la 208 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS versión ampliada del ‘desorden social’ nos permite otro intento de integración teórica más promisorio. El deterioro acerca de la percepción de seguridad de un vecindario podría estar asociado a la ya mencionada debilidad en su capacidad organizacional para afrontar actividades criminales, independiente de si los agresores habitan allí mismo o provienen de otros sectores de la ciudad. En otras palabras, hay una condición de vulnerabilidad en el vecindario que permite la emergencia o la atracción del crimen y de sus ejecutores. Las personas sostienen y reproducen o, por el contrario, debilitan un orden colectivo en el vecindario que residen y frecuentan mediante el conjunto de actividades rutinarias que practican en sus vidas diarias. Es así como, en este conjunto de actividades, se puede evidenciar qué tanto las personas han incorporado medidas (capacidad organizacional) de autoprotección, vigilancia y coordinación entre ellas y con las autoridades para prevenir y reprimir actos delictivos de acuerdo, además, a los factores socioeconómicos y habitacionales que las afectan. Notemos que, bajo este orden de ideas, los delitos adquieren una connotación más amplia que la simple violación de la ley (formal) pues involucra la trasgresión del orden colectivo, y de sus códigos informales de conducta adjuntos, al interior de una comunidad. Un ejemplo de la incidencia de factores socioeconómicos en las rutinas de una comunidad y su capacidad de respuesta frente al crimen sería el cambio en el uso de un suelo urbano en el que antes predominaban viviendas familiares y luego comienzan a ganar terreno actividades comerciales y de negocios. Entonces, ingresa una población flotante, trabajadora o consumidora, que se vuelve blanco para los ladrones de bienes y de objetos personales. Las familias aún residentes en el sector tienen que acordar ahora formas de protección distintas con personas también distintas en cuanto a los activos que están en riesgo y pretenden defender, lo que redunda en dificultades para llegar y sostener estos acuerdos. Según Alfonso (2007, inédito), la gente se preocupa más por el vecindario que por la vivienda misma, cuando trata de elegir dónde vivir, porque le interesa establecer relaciones con otras personas que le faciliten un eventual ascenso social o vivir al lado de quienes le garanticen un estatus. Entonces, cabe decir que un vecindario deteriorado representa a una comunidad desarticulada. Este tipo de comunidades no puede hacer una resistencia colectiva (débil capacidad organizacional) a las amenazas criminales externas y, lo que es peor, no puede evitar la infiltración criminal pues la desconfianza entre sus integrantes hace difícil identificar a, por ejemplo, un ladrón en particular cuando todos los residentes del vecindario son potenciales sospechosos. Ahora bien, ¿qué sucede si la capacidad organizacional surge del crimen organizado? Bottoms y Wiles (Ibíd., 644) prefieren evadir esta pregunta pues proponen dirigir la mirada sólo a la capacidad organizacional de los no criminales. Sin embargo su salida, de tipo normativo, no es satisfactoria pues no basta con decir que el desorden de la gente buena 209 César Alfonso Velásquez Monroy es aprovechado por la gente mala (criminal o desviada). ¿Qué pasa, por ejemplo, si la defensa de un espacio corresponde a un intento de segregación espacial de la población más pobre?, ¿serían criminales las reacciones ‘defensivas’ de esta población?, ¿son claras las delimitaciones entre espacios privados, comunales y públicos en tales circunstancias?, ¿quiénes defienden qué espacios? Es distinto ver las conductas criminales como desviaciones (anormalidades) de una sociedad que vive en armonía y habita bajo un modelo ideal de ciudad o de espacio urbano, a pensar en una ciudad en la que el crimen es considerado un hecho o producto social que se deriva de las dislocaciones habituales de una sociedad dinámica la cual, a su vez, busca articular a sus integrantes, aunque sólo sea de forma parcial. Tales dislocaciones emergen del interés por alcanzar objetivos particulares y disímiles, que se disputan o complementan, de parte cada persona o de segmentos de la población y que dotan de un sentido los espacios ocupados o transitados por ellos. Por ejemplo, cuando existen contradicciones entre los ámbitos urbanos de lo público y lo privado, tales como la privatización de ganancias por parte de empresas de vigilancia privada que, al mismo tiempo, socializan pérdidas asumidas por la policía y que discutiremos más adelante, surgen territorialidades difusas que podrían sustentar el desempeño del crimen organizado, como en el caso de las bandas dedicadas al hurto de residencias en la ciudad de Bogotá. Sin embargo, antes de entrar en materia con respecto a lo sucedido con este delito y el del homicidio, haremos una revisión general, a modo de aproximación preliminar, sobre el desempeño del crimen organizado en ámbitos urbanos de América Latina. Crimen organizado y formas de violencia urbana en América Latina El desarrollo del crimen organizado estaría en función de la facilidad para establecer un sistema que regule las actividades delictivas y funcione de forma paralela, más no sustituta,6 a la economía legal. De acuerdo a Winton (2004, 165-184), en las ciudades de América Latina subsiste una cultura (valores y normas) de la violencia, como legado de guerras (en Colombia serían episodios de guerra) y de regímenes autoritarios. Esta cultura se mantiene entre sus poblaciones porque no se han tramitado del todo las tensiones sociales que condujeron a los períodos de mayor confrontación violenta. Además, los sistemas político y de justicia son corruptos y excluyentes, los arsenales militares utilizados quedaron 6 Existen servicios complementarios entre los ámbitos ilegales y legales de actividad. Entre estos, el crimen organizado puede respaldar la estabilidad de acuerdos colusivos (p. ej. cartel) entre los oferentes de un mercado legal, o forjar barreras de entrada a oferentes potenciales. Por su parte, las empresas legales pueden ayudar a ocultar ingresos u otros negocios ilegales del crimen organizado, a ‘lavar’ los beneficios monetarios de éste o servirle de fuente de diversificación de activos. Ambos se pueden proveer productos finales e intermedios entre sí, necesarios para sus operaciones respectivas (Fiorentini, Ibíd., 447-449). 210 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS disponibles para ser traficados y existen vacíos de poder que pretenden ser llenados por grupos en disputa, aunque también puede haber alianzas temporales entre algunos de ellos, aparte de otras razones. Una de las tensiones sociales que destaca Winton (Ibíd., 166-167, 171-172) es la concentración del ingreso y la privación de bienes y servicios básicos del grueso de la población (p. ej. alimento, vestido, transporte, vivienda, agua, luz, educación o salud). Bajo estas circunstancias, las ofertas criminales se vuelven atractivas como fuentes de sustento e, incluso, de poder y prestigio. Sin embargo, aumentan la vulnerabilidad de los más pobres pues los esfuerzos policiales, o del Estado en general, para reprimir las conductas ilegales se concentran en ellos. De esta manera, la relación con el Estado se hace aún más contradictoria y el crimen se convierte en un mecanismo de defensa. De acuerdo a Winton (Ibíd., 170, 172-174), la incapacidad de las autoridades para refrenar el crimen ha conducido al llamado vigilantismo, que consiste en un conjunto de actividades mediante las cuales la población civil asume parte de la responsabilidad por su propia seguridad. En principio la población se organiza por sí sola, o en colaboración con las autoridades, para detectar cualquier conducta que consideren sospechosa, pues amenaza la seguridad de su vecindario; de esta manera facilitan, además, la persecución de delincuentes potenciales o en ejercicio, como traficantes de drogas y bandas de delincuencia juvenil. La imagen más negativa del vigilantismo ha surgido cuando de la identificación de los sospechosos se ha pasado a la justicia por mano propia, con la ignorancia, omisión o complicidad del Estado (p. ej. en los países surafricanos, luego de haber finalizado sus contiendas armadas internas). No es extraño que el vigilantismo degenere en mecanismos privados de justicia dado que promueve un sentimiento colectivo de temor, en el que cada persona que nos rodea puede ser un potencial criminal, y estimula la percepción de que resulta válido acudir a acciones defensivas o preventivas, tal vez violentas, frente a cualquier evento que juzguemos amenazante de nuestra integridad personal o de nuestros bienes. Un ejemplo de esas percepciones erradas serían los grupos de población estigmatizados por las representaciones mentales que los asocian a conductas delictivas, como los grupos de jóvenes reunidos en la esquina de una cuadra cualquiera de nuestras ciudades o los que portan atuendos alegóricos a integrantes de bandas de música rock. A su vez, el desbordamiento de los niveles de criminalidad, por encima de las capacidades de las autoridades estatales para controlarlo y prevenirlo, y la respuesta vigilantista corresponden a la expansión y afianzamiento global de una economía capitalista, en la que el orden social está basado en el mercado. El monopolio estatal de violencia y de la justicia queda enfrentado a la competencia de empresarios particulares, legales o ilegales según sus productos específicos, que ofrecen servicios de protección ajustados a las necesidades concretas de sus clientes, mientras que las autoridades no pueden atender 211 César Alfonso Velásquez Monroy estas demandas una por una sino en forma generalizada. El vigilantismo y otros métodos policiales seudoprivados, tales como resolución informal de conflictos, policía comunitaria, justicia restaurativa o distritos seguros de negocios,7 representan un cúmulo de esfuerzos estatales para trabajar en alianza con el sector privado, a modo de red, dadas las circunstancias que impone una sociedad de mercado (Kempa, et al, 1999, 207-213). En las urbes latinoamericanas que describe Winton, la tendencia a construir vías de cooperación con el sector privado en las labores policiales se podría entender como una forma de aproximación a las comunidades de más bajos recursos para evitar su estigmatización social y su criminalización indiscriminada. No obstante, es difícil hablar de comunidades y de un sector privado reconocible cuando el ejercicio de unos derechos ciudadanos, mediante los cuales nos reconocemos integrantes de una ‘comunidad’ política representada en el Estado, es vulnerado por intervenciones judiciales y políticas corruptas y, por lo tanto, no imparciales, por la oferta de arsenales de armas y vacíos de poder institucional, de acuerdo a lo comentado por la misma Winton. Por el contrario, estaríamos ante poblaciones divididas, en curso de una atomización que el propio mercado facilita. Las transacciones rentables entre particulares demandan la privatización de toda clase de información y la que se maneja en materia de seguridad no sería la excepción por parte de empresarios ávidos de ganancias, para quienes puede ser un recurso la disponibilidad de habilidades militares o autodefensivas entre la población. En consecuencia las autoridades estatales, más que alcanzar acuerdos de cooperación (redes) con un supuesto sector privado, se encuentran en franca competencia con otras opciones de seguridad que a la vista desprevenida de la población pueden ser más confiables y viables para defender sus intereses y necesidades. Prueba de ello sería el uso de indicadores cuantitativos de gestión (metas) como instrumento único para evaluar el desempeño de los organismos de seguridad del Estado, al estilo de los indicadores financieros y de rentabilidad de las compañías privadas. Se supone que, de esta manera, las personas del común pueden verificar que la policía, por ejemplo, cumpla sus labores como la más eficiente de las empresas. Empero, la presión por exhibir indicadores favorables conduce a actuar sobre la representación (el indicador, la cifra, el dato) y a perder de vista lo representado (el crimen, 7 De acuerdo a Kempa et al (1999, 207-213), la resolución informal de conflictos alude a la conciliación privada en el ámbito local. Aunque en Bogotá se utiliza para dirimir desavenencias mediante procedimientos que no siguen todo el protocolo estipulado en la ley y tienen el respaldo de las autoridades públicas del Estado. Con la policía comunitaria se pretende que la gente fije las prioridades de la seguridad en sus vecindarios y oriente la labor de las autoridades, dado los conocimientos puntuales que poseen sobre su entorno. La justicia restaurativa consiste en la imposición de penas leves cuya supervisión es encargada a entidades civiles, en acuerdo con las autoridades públicas, para rehabilitar al agresor y reintegrarlo después a la comunidad. Por último, los distritos seguros de negocios demandan el concurso de la policía y de diferentes entidades privadas para preservar la seguridad de los vecindarios donde hay alguna concentración importante de actividades económicas. 212 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS sus raíces y sus soportes). Caemos, por completo, en una imagen y percepción determinada del mundo. Entonces, lo importante es lo que se muestra, al posible costo de un subregistro de la información o de actuar sobre grupos de población estigmatizados para proporcionar una sensación de seguridad. La continuidad y la planificación de las intervenciones policiales son sustituidas por la inmediatez del servicio al cliente temeroso. Así volvemos al terreno de las inseguridades colectivas generalizadas que el mismo vigilantismo puede escalar y que entre personas de bajos recursos económicos no se reducen a las amenazas de daños físicos directos, como los ocasionados en casos de homicidios y lesiones, sino también a las de la falta de un cubrimiento de necesidades básicas y las de los resultados inciertos que acarrean las múltiples interacciones mercantiles. Una población que padece este tipo de inseguridades opta con facilidad por mecanismos de protección y de justicia privados, de modo que el reconocimiento de conductas criminales se torna difuso y la demanda por servicios de governance permite a sus proveedores actuar entre el ámbito de lo legal e ilegal. Por lo tanto, queda allanado el ambiente para la operación de un crimen organizado que, en las urbes de América Latina, encuentra en la explotación de la pobreza un factor adicional a su favor, pues puede ofrecer protección frente a la inseguridad económica a cambio de trabajo y de lealtad. Homicidios y hurto a residencias: una mirada a los escenarios vulnerables al crimen organizado en Bogotá8 Los homicidios y el hurto a residencias son dos conductas, tipificadas como delitos en Colombia, que se distribuyen en sectores específicos y diferenciados entre sí en la ciudad de Bogotá. Mientras que el primero sucede con mayor frecuencia en sectores urbanos deprimidos, el segundo se suele presentar en las viviendas de las personas de más altos ingresos o que mantienen costosos hábitos de consumo. Los autores y las víctimas de homicidios viven, por lo general, en las mismas jurisdicciones policiales y de tipo político-administrativo, también denominadas localidades, donde suceden los hechos. Por su parte, el domicilio de los autores del hurto a residencias se encuentra en estos sectores empobrecidos de la ciudad en los que se cometen los homicidios. Detrás de estos hechos 8 Las descripciones y apreciaciones de esta sección están basadas en los informes, bajo mi autoría, Homicidios en Bogotá (primer cuatrimestre de 2007): Explicaciones Posibles y Dificultades Policiales y Una Reflexión sobre el Hurto a Residencias en la Ciudad: ¿Una Mirada a la Bogotá que Queremos?, elaborados para el Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía Metropolitana de Bogotá. Los informes fueron realizados a partir de entrevistas estructuradas y no estructuradas, y de observaciones participantes en campo. Las entrevistas se aplicaron a oficiales y suboficiales de policía que laboran en la vigilancia de los sectores estudiados de la ciudad, a efectivos de policía judicial encargados de la investigación de casos de homicidios y de hurtos a residencias, a líderes comunitarios identificados como tales y a víctimas. Debido a las limitaciones de recursos, incluido el tiempo, se prefirió indagar, en forma detallada, a personas que dispusieran de un volumen de información representativo, a riesgo de no contar con una muestra más grande de entrevistados. 213 César Alfonso Velásquez Monroy delictivos puede haber bandas o redes criminales que operan bajo determinadas pautas organizativas, a modo de regulación y de autoprotección, susceptibles de ser extendidas a otras actividades ilegales, e incluso legales. Los vecindarios serán vulnerables en tanto existan condiciones favorables a la acción de las bandas y redes criminales. Homicidios Los vecindarios más afectados pueden ser clasificados en tres escenarios principales. El primero es el de la localidad de Kennedy, ubicada al suroccidente de la ciudad, en el área de influencia de la central de acopio y distribución de alimentos perecederos más importante de Bogotá, conocida bajo el nombre de CORABASTOS. El segundo agrupa las localidades del sur bogotano, Ciudad Bolívar y Usme, en las que no hay una base económica para sus habitantes. Y el tercero, alude a dos localidades del centro histórico, Santafé y Mártires, objeto de un proceso de transición de un uso residencial del suelo a uno comercial. El orden de presentación de los escenarios no indica que alguno sea más importante que otro. La apertura de CORABASTOS en la localidad de Kennedy, en el año de 1972, atrajo a un sinnúmero de personas de escasos recursos que buscaba deducir algún ingreso de los flujos monetarios y de mercancías que circulaban desde y hacia la central. Entre las formas legales de participar en ellos se han destacado la contratación en alguna labor al interior de la Central (vendedor, almacenista, carguero, transportador de mercancías y personas); la venta de mercancías que fueran atractivas a la salida de los clientes de la Central; la comercialización de alimentos entre consumidores finales, dentro o fuera de la Central; o el reciclaje de los desechos que allí se producen. En cuanto a las formas ilegales tenemos el hurto a personas, la extorsión de comerciantes a cambio de la protección de sus negocios, la venta de mercancías hurtadas, la venta o alquiler encubierto de armas de fuego y la venta de estupefacientes. Es posible que la influencia de CORABASTOS no se extienda de manera uniforme. Hay personas que no derivan su sustento de las actividades que se desenvuelven en torno a la Central, a pesar de vivir o trabajar en sus alrededores, mientras que otras, ubicadas a mayor distancia de la Central, sí lo hacen. Es posible que quienes efectúan los hurtos a personas en las inmediaciones de CORABASTOS habiten en el sector de Patio Bonito, que no rodea a la Central. Además, Patio Bonito surgió por la invasión de predios, como sucedió con otras edificaciones residenciales agolpadas en el entorno de CORABASTOS. Por ahora, parece existir un vacío de seguridad dejado por el apaciguamiento de milicias de grupos subversivos, primero, y luego de grupos paramilitares que detentaban el control de labores de protección financiadas mediante extorsiones sobre actividades económicas, legales e ilegales. En consecuencia, los atracadores han encontrado la oportunidad para retornar y delinquir solos o agrupados de manera ocasional. En parte, los homicidios han sido provocados por estos atracadores para reducir a sus víctimas. También 214 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS han estado ligados a riñas a la salida de establecimientos con venta de licor y al negocio de las ‘ollas’ (lugares de venta y consumo de estupefacientes). En las localidades de Ciudad Bolívar y de Usme los jóvenes (entre los dieciséis y los treinta y cinco años de edad) son quienes suelen cometer los homicidios. Los jóvenes crecen en ambientes hostiles en los que asumen respuestas violentas a tensiones cotidianas y asimilan prácticas delictivas para satisfacer sus necesidades, desde las más básicas hasta las menos indispensables. En Ciudad Bolívar, por ejemplo, los homicidios pueden ocurrir en cualquier parte de la localidad y cuando alguien lesiona a otro, en medio de una riña, le inflinge heridas de gravedad que resultan en la muerte de quien sufrió la lesión. Los jóvenes sufren contradicciones desde su concepción pues, por lo general, son producto de un embarazo no deseado entre padres, también jóvenes y con un nivel de escolaridad básico, que se debaten entre la decisión de abortar o no. Luego, la madre es abandonada por su pareja o asume la crianza de sus hijos al lado de una pareja que los maltrata a ella y a sus niños. Para sostener el hogar la madre o ambos padres recurren a un trabajo no calificado (empleada doméstica, vigilante, vendedores ambulantes, conductor de vehículo de transporte público, cargador de bultos, obrero de la construcción), en sectores de la ciudad menos deprimidos, y dejan a sus hijos solos la mayor parte del tiempo. Los niños crecen hasta su juventud en la calle y en los centros educativos, bajo el imperativo de la ley del más fuerte, con el deseo de asumir roles de adultos para ganar independencia económica y sobrevivir por su cuenta lo más pronto posible, sin tener en claro un proyecto de vida. En los dos escenarios narrados, el de la localidad de Kennedy y el conformado por las localidades de Ciudad Bolívar y Usme, las personas invadieron los terrenos sobre los que han construido sus casas, primero con materiales desechados (latas y cartón) y luego, poco a poco, introducen ladrillo y teja zinc. A la larga, cada cual construye su vivienda como puede y, de ser posible, habilita un espacio de la misma para abrir un negocio comercial o un sitio de baile y venta de bebidas embriagantes; en especial, si la vivienda queda ubicada sobre una vía que, con el tiempo, comienza a presentar un tráfico relativo mayor de personas y de vehículos al de otras vías cercanas. Como es de esperar, el trazado de las vías no responde a un plan de expansión de la ciudad y, por ende, son estrechas y permanecen en mal estado por un tiempo, antes de ser pavimentadas. El ingreso de las redes de alumbrado público y de servicios públicos domiciliarios (agua, luz, teléfono) también es tardío. En las localidades de Santafé y de Mártires, los homicidios surgen, en especial, de la disputa por el control del mercado de estupefacientes entre los ‘jíbaros’ (distribuidores mayoristas). Otras causales son los ajustes de cuentas que los mismos jíbaros aplican a los vendedores minoristas, cuando éstos incumplen los acuerdos sobre la distribución del producto de las ventas, o los hurtos a muerte cometidos por los consumidores para conseguir con qué comprar su dosis y las peleas entre ellos por tener una. Al servicio de los jíbaros 215 César Alfonso Velásquez Monroy labora un grupo de vigilantes armados, vestidos de particular, denominados ‘los sayaeyines’ que velan por el funcionamiento de las ollas. Portan pistolas, hasta con tres proveedores, legalizadas y, algunas, con permiso especial. No pelean con los policías. Tratan de evitarlos y se dejan requisar cuando los requieren. También existen los ‘campaneros’ ubicados en puntos clave de los tejados de las construcciones para monitorear los recorridos y tiempos de las patrullas de policía y avisar cuando se avecina algún operativo de allanamiento o control policial sobre las ollas. Los campaneros son pagos para cumplir su función todo el tiempo (veinticuatro horas al día). Las ollas funcionan en viviendas deterioradas que fueron vendidas o abandonadas por las familias de los propietarios originales, cuando éstos envejecieron o murieron y sus hijos se habían hecho adultos.9 Parte de los nuevos dueños dieron un uso comercial y de servicios a las edificaciones que, en conjunto, perdieron valor para su uso residencial. Algunas de las actividades que se han establecido es la venta de autopartes, de repuestos para motos y automotores, talleres mecánicos, ferreterías, venta de bienes importados de consumo final, duraderos y no duraderos, que ingresan de contrabando, venta de mercancía robada y prostitución. El arribo de tales actividades, y de sus empleados y clientela respectiva, estimularon el abandono de otras viviendas que aún funcionaban como residencias familiares, aunque han surgido inquilinatos en los que la gente se puede albergar por dos mil pesos la noche y sirven de estadía a delincuentes. Todo parece indicar que este último escenario de las localidades del centro histórico bogotano es el más proclive a la presencia del crimen organizado. De un lado por el control, en disputa, del mercado ilegal de estupefacientes y, de otro lado, por las medidas de protección para resguardar la operación del propio mercado. Con estas dos razones, tomadas en conjunto, la operación de los jíbaros adquiere una connotación casi territorial. La pelea a muerte entre los jíbaros tiene como fin establecer quién es el principal proveedor (posición dominante) de estupefacientes en una olla o sector de la ciudad en vista de, además, el mercado-base cautivo conformado, en general, por los habitantes de la calle (mal llamados indigentes). Y, aparte de las labores de protección y control que cumplen los sayaeyines y los campaneros en las ollas, los habitantes de la calle siguen algunas pautas de convivencia como respetar los establecimientos de negocios legales que funcionan en los alrededores de las ollas, si bien no por completo y bajo la intervención de la policía, guardar respeto entre sí al interior de las ollas y seleccionar la entrada de los que pueden consumir en la olla más estable de la ciudad (la calle del ‘Bronx’), mientras que el grueso de habitantes de la calle tiene que conseguir su dosis en otras ollas (p. ej. ‘cinco huecos’). El Bronx es la más estable en cuanto a la posición dominante ejercida y afianzada allí por determinados jíbaros. 9 Declaración de agente de la Policía Metropolitana de Bogotá quien acompañó la visita de campo realizada al sector. 216 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Sin embargo, el deambular de los habitantes de la calle al interior de las localidades, en especial en la de Mártires, y las ventas ambulantes de mercancía robada molestan a los comerciantes y dueños de negocios, en general, y a su clientela. De ahí la oferta persuasiva de servicios de protección y de desalojo de sujetos ‘indeseables’, a modo de campaña de ‘limpieza social’, que hizo un grupo de hombres mediante el asesinato del dueño de un juego callejero. El grupo se identificó como parte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), aunque la mayoría de jefes de esta organización armada se encuentra en un proceso de paz oficial con el gobierno colombiano. También parece haber oportunidad para una campaña de ‘limpieza social’, en la localidad de Kennedy, pues los residentes del área de influencia de CORABASTOS comienzan a mirar con recelo a los vecinos dedicados al reciclaje porque consideran que también son los responsables de los hurtos y la inseguridad, en general, de sus vecindarios, a pesar que los recicladores viven allí desde hace alrededor de treinta años. Tanto en el escenario de Kennedy como en el de Ciudad Bolívar y Usme es difícil que la población se pueda articular y, más bien, hay un ambiente de tensión social que facilita una emergencia o ingreso eventual de bandas y redes de un crimen organizado. El grueso de los habitantes de estas localidades intenta, por separado, captar un ingreso insuficiente fuera de las mismas e invertir como pueda en su vivienda y núcleo familiar establecidos sobre terrenos invadidos. La excepción serían aquellos que logran captar alguna participación en los flujos económicos que se producen en torno a CORABASTOS, aunque las formas legales e ilegales de participación evidencian una desintegración entre la fuente de riqueza que representa CORABASTOS y la vida de las gentes que habitan en su entorno. Como anotamos más atrás, los jóvenes suelen crecer solos y los referentes colectivos que reciben en los centros educativos contrastan con sus descompuestos cuadros familiares. La ubicación y desarrollo individual de las viviendas, que no responden a una planificación o patrón residencial previo, obstruye la entrada de las autoridades policiales a los vecindarios. En consecuencia, hay quienes pueden ejercer como reguladores violentos de la vida colectiva. De hecho, existen casos de personas que contratan a otras, denominadas sicarios, para asesinar a quienes los han agraviado, incluso, por desavenencias menores como haberle coqueteado a su pareja. Esta labor de regulación social, que en un tiempo fue ejercida por milicias de los grupos armados ilegales (guerrillas o paramilitares), ha sido sustituida, en parte, por la policía y la implementación de otros programas como jueces de paz, comisarías de familia, casas de justicia, entre otros. Por tanto, las funciones de regulación extorsiva se han dirigido hacia objetivos que garanticen un rédito económico a quienes no tienen otra fuente de ingreso. Por ejemplo, en algunos vecindarios de Usme se intentó formar el gremio de los ‘calibradores’, quienes monitoreaban y supervisaban los tiempos de recorrido de las rutas de buses de compañías de transporte público. Si no les pagaban por este servicio, amenazaban 217 César Alfonso Velásquez Monroy con averiar los buses y con aportar información a los ladrones para que robaran a los pasajeros en algún lugar de la ruta o al final de la misma. Otra opción es organizar bandas o redes para que actúen en otros puntos rentables de la ciudad, como en el caso del hurto a residencias. Hurto a residencias La observación en campo de los lugares de la ciudad más afectados por el hurto a residencias nos permitió apreciar que las viviendas son, en su mayoría, edificios de apartamentos y conjuntos de casas o de apartamentos encerrados por rejas; con una entrada peatonal, otra para vehículos y una portería con uno o más vigilantes contratados quienes, además, ejercen un control a la entrada y salida de los no residentes en el lugar; cámaras de seguridad alrededor del predio que se convierten en extensiones de la mirada de los vigilantes privados; citófonos que sirven para mantener una comunicación entre la portería y las viviendas y entre estas mismas; comunicación directa con la policía; rejas internas o externas en las ventanas de las viviendas y, en fin, toda una serie de características que más parecen una caricatura de un fortín medieval o producen la sensación de arribar a una cárcel y no a un espacio de habitación. De hecho, el uso de la palabra residencia en el código penal colombiano, para identificar el posible objeto afectado por un hurto, refleja esa percepción de ingreso a un sitio en el que los individuos y las familias se confinan y poco interactúan entre sí,10 a menos que exista el liderazgo de los integrantes de alguna instancia de representación comunal, como los consejos o juntas de administración.11 Los residentes de un lugar que no mantienen vínculos estrechos y que, en general, no actúan en comunidad no pueden ofrecer respuestas de grupo a desafíos colectivos, como la amenaza a su patrimonio económico. Patrimonio que, además, se hace más visible por las medidas técnicas de seguridad ya mencionadas (rejas, porterías, cámaras) a los ojos de los transeúntes desprevenidos y de los ladrones. Las aparentes soluciones técnicas, más no sociales, en materia de seguridad, bien pueden ser una medida de los miedos de unos residentes que no tienen claro qué espacio intentan defender. Es decir, si el vecino es un desconocido, pues la interacción con éste es reducida, es difícil que me inspire confianza y lo puedo ver como una amenaza a mi seguridad personal y patrimonial, en últimas, al espacio privado de mi residencia. A su vez, el espacio comunal, el de interactuar con los vecinos, no es desarrollado y se vuelve hostil para nosotros. Por ejemplo, las cámaras de vigilancia no sólo sirven para que los 10 “Entran y salen de sus casas y no conocen ni al vecino”. Palabras del suboficial encargado de la recepción de denuncias por hechos delictivos en la estación de Policía de la localidad de Usaquén, afectada con relativa frecuencia por el hurto a residencias. 11 Algunos de los temas tratados en estas instancias son manejo presupuestal, organización de eventos recreativos, condiciones de seguridad personal y patrimonial en el vecindario, entre otros. 218 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS porteros puedan alertar sobre posibles invasiones sospechosas al predio del conjunto cerrado o del edificio de apartamentos. También pueden ser usadas para observar nuestros movimientos en ese (supuesto) espacio comunal, de modo que todos nos convertimos en sospechosos potenciales de hurto o de cualquier conducta considerada impropia dentro de los protocolos de seguridad, como tomar una foto digital que capte, en parte, a un bloque de apartamentos. Ahora bien, cuando las cámaras son enfocadas hacia la calle, el espacio público se diluye. Los transeúntes son monitoreados sin su autorización para satisfacer un deseo (temor) de (in)seguridad de los residentes del conjunto o edificio; de quienes intentan preservar y extender ‘su’ espacio que, por lo dicho hasta ahora, puede ser comunal y privado a la vez. La calle ya no es el lugar que comparto con los demás, no es vía pública, sino el escenario en el que compito para residir o moverme con ‘tranquilidad’. Entonces, surge un atributo adicional a las características de seguridad del conjunto o edificio que lo hace aún más notable en el vecindario: exclusión social. Basta observar el cambio de paisaje en el barrio San Cristóbal, al nororiente de la ciudad, al pasar de unas cuadras conformadas por conjuntos cerrados a otras con casas construidas por cada dueño en su lote respectivo. Estos conjuntos, estilo fortín, se convierten en objetivos nítidos para los ladrones y podríamos pensar, en principio, que sus predios, en apariencia inexpugnables, requieren el concurso de delincuentes con una elevada capacidad técnica y operativa en el hurto a residencias. Sin embargo, lo que revelan las modalidades empleadas por las bandas dedicadas a este delito es una habilidad para infiltrar los espacios comunales y privados de residencia, o aprovechar la indefinición de los mismos, en vista del confinamiento y aislamiento en el que día a día se sumergen las personas, convencidas de la autosuficiencia que les podría conferir una capacidad adquisitiva para comprar servicios de vigilancia y recursos humanos y materiales relacionados. Las modalidades conocidas por la policía como ‘ventosa’12 o ‘violación de cerraduras’, en las que los bienes hurtados pueden ser transferidos de una residencia a otra del conjunto cerrado, antes de ser llevados a otro punto de la ciudad, muestran que en una población de extraños el nuevo no es notorio para nadie y es uno más; en cambio, en una 12 La ‘ventosa’ sucede cuando se abre un hueco en la pared de una vivienda desde otra vivienda vecina y así extraer los objetos hurtados. En el ‘atraco’ suele haber un uso desmedido de la fuerza (p. ej. empleo de armas, sujeción de las víctimas) para ingresar a una vivienda y ejecutar el hurto. El ‘abuso de confianza’ es cometido por alguien que hurta en una vivienda a la que se le ha autorizado el ingreso. Otras modalidades frecuentes, aparte de la ‘violación de cerraduras’, son el ‘descuido’, cuando alguien deja la puerta de su casa abierta por accidente y entran a robarle; ‘llaves maestras’ y ‘palancas’ para abrir una puerta de la vivienda; el ‘engaño’ o distracción de la persona encargada de la casa para que otra ingrese a cometer el hurto; ‘suplantaciones’ de funcionarios públicos (judiciales, de policía o de empresas de servicios domiciliarios) que manifiestan su obligación de hacer algún registro de la vivienda; y la ‘llamada millonaria’ en la que inventan el secuestro o retención policial de algún integrante de la casa para que otro integrante de la misma se convenza de entregar objetos valiosos para pagar un supuesto rescate, soborno o fianza, en un punto de la ciudad fuera de la vivienda. 219 César Alfonso Velásquez Monroy comunidad, el nuevo es un extraño. De otro lado, la participación de empleadas del servicio doméstico y, sobre todo, de vigilantes contratados en las modalidades mencionadas y en las de ‘atraco’ y ‘abuso de confianza’ pone de presente la capacidad del crimen organizado para convertir lo que parecía ser una de sus principales desventajas en una de las ventajas más importantes, si se tiene en cuenta que el número de vigilantes privados (alrededor de 90 mil),13 es superior al pie de fuerza de la Policía Metropolitana (21 mil). No basta con decir que el número desproporcionado de vigilantes privados frente a efectivos de la policía se deba a que las empresas de vigilancia son un negocio. El hecho de vender un servicio, como el de seguridad, ya lo hace un negocio. Lo relevante es su rentabilidad. La tasa de ganancia de estas compañías es lo que las sostiene e incentiva su expansión. Es la posibilidad de extraer una renta ante una amenaza (hurto a residencia), real o ficticia, que va de la mano con el tipo de residencia que se impone en la ciudad por cuenta de los promotores inmobiliarios o los estructuradores residenciales, quienes también se guían por una lógica de costo-beneficio. Bajo esta lógica deciden producir una serie de apartamentos en altura o un conjunto cerrado de casas o de apartamentos y no construir un barrio de antaño, donde las casas sólo estaban organizadas en manzanas. Inmobiliarios y familias retroalimentan una percepción de inseguridad que se concreta en la construcción de conjuntos cerrados de viviendas los cuales se convierten, entonces, en una convención urbana que mantiene la renta extraída por las empresas de vigilancia privada. Aún así, la fuente de la extracción de renta por parte de las empresas de vigilancia no se limita a la amenaza del hurto sobre la residencia. Involucra una transferencia o socialización de costos de su operación hacia otros entes estatales, como la policía, y hacia la población misma, junto con una privatización de las ganancias. Las empresas de vigilancia no tienen necesidad de asumir mayores costos en la preparación y mantenimiento (selección, entrenamiento, sueldos, seguridad social) de su personal para desestimular la complicidad de sus efectivos, por acción u omisión, con las bandas delincuenciales, mientras que la policía y los funcionarios judiciales sean los que tengan que asumir toda la responsabilidad en la prevención y la represión del hurto a residencias. Además de las dificultades presentes en la investigación judicial para comprobar esa complicidad. La población contrata y patrocina los servicios de seguridad privados, tal vez porque desconfía de la protección y justicia que le pueda brindar el Estado; sin embargo, acude y exige de la Policía su atención cuando se presenta el hecho delictivo. De nuevo, estamos ante una indefinición de los ámbitos públicos y privados de actuación que facilita la actividad de las bandas organizadas. Las autoridades tienen que reaccionar frente a un problema que se desborda, pues las labores de prevención quedan en manos de agentes privados que no cumplen a cabalidad con sus obligaciones contractuales. 13 De acuerdo a la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, entidad reguladora del Estado colombiano en esta materia. 220 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Para completar el cuadro, los ladrones de residencias han mostrado una profesionalización y cualificación de su desempeño.14 Su operación conjunta en bandas responde a uniones ocasionales, de acuerdo a la oportunidad para actuar y a la evaluación que hagan de riesgos y beneficios esperados. Es decir, su desempeño es descentralizado y los liderazgos son asumidos por aquel que posea la información pertinente para cometer el hurto. Tales conformaciones coyunturales de la bandas dan cuenta de personas que, pese a realizar tareas específicas en el hurto, pueden adaptar sus conocimientos y destrezas a múltiples formas de coordinación delictiva, pues no están sujetos a un ‘modus operandi’ distintivo de una organización en particular. Estaríamos, entonces, en presencia de auténticas carreras delictivas pues para llegar a ese nivel de versatilidad en un oficio se requiere de un tiempo prolongado de aprendizaje; de ahí que no sea raro encontrar capturados que han hecho sus ‘fortunas’ dedicados al hurto. Los objetos hurtados preferidos son joyas y dinero plástico (tarjetas de crédito) y en efectivo; es decir, de valor, fáciles de transportar y de ocultar. Ya no son muebles o electrodomésticos. Los ladrones toman medidas de precaución, como guantes desechables de cirugía o gorros para el cabello, para no dejar huellas y no ser detectados con posterioridad, mediante el empleo de instrumentos o pruebas de la última tecnología disponible en el momento. Por último, la ‘llamada millonaria’, seguida de las ‘suplantaciones’ (p .ej. falsos fiscales) y, de nuevo, la ‘ventosa’ y la ‘violación de cerraduras’, son modalidades que indican una selección y seguimiento cuidadoso del objetivo; aunque, más importante aún, revelan un conocimiento detallado de las víctimas que residen en sectores específicos y pudientes de la ciudad, de sus rutinas individuales y colectivas e, incluso, de sus temores: un conocimiento del espacio urbano donde pueden actuar y hacer presencia y que, tal vez, los moradores de la ciudad no poseemos. Aún así, la tendencia vigilantista gana terreno en la ciudad por cuenta de la construcción de edificaciones estilo conjunto cerrado y la contratación de empresas de vigilancia privada. De ahí que el tamaño del reto para la Policía Metropolitana de prevenir y controlar el hurto de residencias o los homicidios puede depender de su posición dentro o frente a esta tendencia. Algunos comentarios en materia de política pública sobre seguridad urbana Por ahora la policía ha incentivado el modelo vigilantista con la organización de la población en labores de información y observación de sus vecindarios; tal vez, sin advertir que con estas medidas dinamiza los procesos de atomización social en curso, en vecindarios de estratos socioeconómicos altos o bajos. En consecuencia, la policía se ve expuesta al desgaste adicional de verificar las informaciones de personas a las que todo les parece sospechoso o sólo se quieren desquitar del vecino. 14 Declaración de funcionario de la Unidad de Contra-atracos de la Policía Judicial en Bogotá. 221 César Alfonso Velásquez Monroy Sin embargo, surgen inquietudes adicionales acerca del desgaste de la policía. La policía ha ganado presencia con los programas de arreglos de vías, de andenes y de otros aparentes espacios públicos (p. ej. parques), junto con la multiplicación de Comandos de Acción Inmediata (CAI) en barrios marginales y, de paso, reprimir a milicias que pertenecen a grupos armados al margen de la ley y desarticular bandas delictivas. Ahora lo más difícil es mantener ese esfuerzo si tenemos en cuenta que estos programas, liderados por las últimas administraciones distritales, tienden a mejorar el paisaje de sectores urbanos cuyos usos del suelo fueron decididos por cada familia conforme arribaban a la ciudad y, entonces, validan la ausencia de una planificación territorial de orden colectivo. Es así como la policía aún tiene que lidiar con callejones y vías estrechas que, aunque pavimentadas, asemejan los vecindarios a laberintos. En términos de ordenación espacial, otra dificultad que surge para la policía y la administración distrital es la delimitación de las localidades bajo un criterio político-administrativo que poco o nada tiene que ver con la distribución espacial de las conductas delictivas. Por ejemplo, dentro de la jurisdicción de La Candelaria, en su límite con la localidad de Santafé, centro histórico de la ciudad, existen lotes vacíos como resultado de las expropiaciones de terrenos y derrumbes de edificaciones que hacen parte de un programa de renovación urbana. A pesar de estas medidas, los lotes han atraído la atención de habitantes de la calle de Santafé que llegan hasta allí para consumir estupefacientes, dada la cercanía de algunas ollas ubicadas en la misma localidad. Además, es posible que la policía pueda ser absorbida por el modelo vigilantista si sus demás esfuerzos por extender vínculos con la población y el sector privado, en general, quedan supeditados, de nuevo, a las labores de organización de observadores y de informantes de conductas consideradas sospechosas. Ello es así si la llamada policía comunitaria no logra un conocimiento detallado del grado de articulación de las personas en sus vecindarios, sus necesidades, patrones de conducta y vulnerabilidad frente al crimen organizado. De igual manera, si los pactos de seguridad y convivencia con ciertos grupos de población (p. ej. taxistas, comerciantes) no son evaluados y ajustados en forma permanente, o si la proporción entre efectivos de policía de judicial y de policía de vigilancia es reducida, en detrimento de las investigaciones sobre hechos delictivos. Más aún si, como suele suceder, los asignados a policía comunitaria y a policía judicial tienen que cubrir servicios de vigilancia de carácter obligatorio. Por el contrario, el margen de acción de la policía queda restringido a la asunción de costos que provoca la instauración del modelo vigilantista como el controlar, no sólo a los ladrones de residencias, sino también a los vigilantes o capacitarlos en servicios policiales y, de paso, competir con los oferentes potenciales, en gestación o efectivos de servicios de governance. 222 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Conclusiones A partir de la lectura sobre lo acontecido en los vecindarios más afectados por homicidios y hurto a residencias en Bogotá, podemos identificar tres formas de desarrollo residencial que revelan patrones sociales de conducta con implicaciones sobre la seguridad urbana: viviendas marginales, vecindarios en transición y conjuntos cerrados. En el primero, la ausencia de un patrón de construcción residencial es parte de la lucha particular de cada hogar por sobrevivir a costa, incluso, de disputas frecuentes con los vecinos. En el segundo, la transición en el uso del suelo ha traído consigo el posicionamiento y aglomeración de mercados legales e ilegales, incluido el de la distribución de estupefacientes. Y, en el tercero, subsiste una percepción generalizada de inseguridad entre las personas, que las incentiva al confinamiento y aislamiento bajo medidas técnicas de protección abastecidas desde el mercado. Esta percepción se ha generalizado a tal punto que el desarrollo residencial que ha tendido a ganar terreno es el de los conjuntos cerrados, de casas o de apartamentos. Por ejemplo, los proyectos públicos de vivienda de interés social comparten este modelo de vivienda y son implementados en sectores de barrios marginales y de vecindarios en transición. En los espacios urbanos donde predominan las viviendas marginales no hay evidencia contundente sobre la presencia de un crimen organizado que provea protección y justicia en forma centralizada, mediante unas pocas bandas con poder económico y militar, o en forma descentralizada, con redes de bandas y de delincuentes. Los homicidios emergen de disputas violentas de tipo personal y privado, y de ladrones inexpertos que provocan lesiones graves a sus víctimas que luego terminan muertas. Sin embargo, estos homicidios revelan que existe la oportunidad para que ingrese un crimen organizado que regule el desempeño de los delincuentes o se encargue de tramitar en forma violenta las desavenencias personales de modo que asuma, en parte, la seguridad de los vecindarios y la regulación de la vida colectiva, por ejemplo, mediante el ejercicio del sicariato. Otros son los homicidios que surgen del ejercicio de la ilegalidad. Un espacio para los conflictos violentos en el mundo de las bandas y redes delincuenciales se ha configurado en torno al negocio de las denominadas ‘ollas’, y su multiplicación en sectores de viviendas marginales y de vecindarios en transición, en vista, además, de las diferentes actividades de protección, defensa y regulación que implica este negocio (alerta de operativos policiales, vigilancia del funcionamiento del mercado, control de la población consumidora, entre otros). Otro eventual espacio de confrontación violenta sería la especialización en alguna forma de regulación ilegal, como la que han intentado ejercer los llamados ‘calibradores’ de las rutas de buses de compañías dedicadas al transporte de pasajeros. El lugar para las bandas ocasionales y las redes delincuenciales se puede haber desplazado, en parte, hacia el hurto a residencias donde habitan, en conjuntos cerrados, personas que pertenecen a los estratos socioeconómicos (cuatro al seis) más elevados. La 223 César Alfonso Velásquez Monroy complicidad o participación en estas bandas de vigilantes privados y de empleadas del servicio doméstico, oficios que requieren una baja calificación laboral, y de jóvenes (entre dieciséis y treinta y un años de edad) que provienen de estratos socioeconómicos bajos (cero al dos) de la ciudad, evidencian la importancia de este delito como fuente de sustento alternativo. Así también, el rol que cumple el crimen organizado como una reacción, en progreso, frente a los intentos de segregar el espacio urbano, de acuerdo a las condiciones socioeconómicas de sus ‘habitantes’, mediante medidas técnicas de protección privada que delimitan espacios vitales a modo de burbujas de seguridad. El vigilantismo y su expresión o convención residencial urbana (conjunto cerrado) facilitan la infiltración del crimen organizado en labores de protección privada, aparejadas de una tecnología militar determinada. De esta manera, el crimen organizado puede extraer una renta (pago del servicio) de forma legal, extender sus relaciones y acopio de información hacia otros ámbitos de actividad económica (p. ej. establecimientos comerciales, industriales, financieros) mediante las mismas labores de vigilancia y el concurso de personas empleadas en oficios de baja o mediana calificación, y socavar el monopolio estatal de la violencia. Otro efecto de la tendencia vigilantista y de la proliferación de los conjuntos cerrados es que el bien o servicio seguridad urbana deja de ser una dotación de vecindario; es decir, parte de aquellas amenidades que permiten la coordinación de las personas en sus lugares de vivienda y hacen posible distinguirlos de otros. En cambio, la seguridad urbana es convertida en un requisito más para la habitabilidad urbana, de tipo local y privada. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Alfonso, O. 2007. “Aportes para una Teoría Económica Institucional Urbana de la Estructuración Residencial de las Metrópolis Latinoamericanas”, Revista de Economía Institucional, 9, 16, próximo a ser publicado. Allum, F. y Sands, J. 2004. “Explaining Organized Crimen in Europe: Are Economists Always Right?, Crime, Law and Social Change, 41, 133-160. Backhaus, J. 1979. “Defending Organized Crime? A Note”, The Journal of Legal Studies, 8, 3, 623-631. 224 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Beltrán, I. y Silva, G. 2006. “Problemas Sociológicos y de Tipificación Penal relacionados con el Crimen Organizado”, en Martínez, A. (compiladora) Violencia y Crimen. Ensayos en Memoria de Fernando Gaitán Daza, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 279-292. Bottoms, A. y Wiles, P. 2002. “Environmental Criminology”, en Maguire, M., Morgan, R. y Reiner, R. (eds.) The Oxford Handbook of Criminology, Oxford, Oxford University Press, 620-656. Bourdieu, P. 1980. Le Capital Social. Actes de la Recherche en Sciences Sociales, 31, 2-3. Brantingham, P. y Brantingham, P. 1981. “Notes on the Geometry of Crime”, en Brantingham, P. y Brantingham, P. (eds.), Environmental Criminology, Beverly Hills, Ca., Sage Publications. Buchanan, J. 1973. “A Defense of Organized Crime?”, en Rottenberg, S. (ed.) Economics of Crime and Punishment, 119, Am. Enterprise Inst. Cohen, L. y Felson, M. 1979. “Social Change and Crime Rate Trends: A Routine Activities Approach”, American Sociological Review, 44, 508-608. Dick, A. 1995. “When Does Organized Crime Pay? A Transaction Cost Analysis”, International Review of Law and Economics, 15, 25-45. Finckenauer, J. 2005. “Problems of Definition: What Is Organized Crime?”, Trends in Organized Crime, 8, 3, 63-83. Fiorentini, G. 2000. “Organized Crime and Illegal Markets”, en Bouckaert, B. y De Geest, G. (eds.), Encyclopedia of Law and Economics, Volume V, The Economics of Crime and Litigation, Cheltenham, Edward Elgar, 434-459 (http://encyclo.findlaw.com/8400book.pdf). Gaitán, F. 2006. “El Crimen Organizado en Colombia. Una Breve Revisión”, en Martínez, A. (compiladora) Violencia y Crimen. Ensayos en Memoria de Fernando Gaitán Daza, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 237-266. Gaviria, A. 2000. “Increasing Returns and The Evolution of Violent Crime: The Case of Colombia”, Journal of Development Economics, 61, 1, 1-25. Hagan, F. 2006. “ ‘Organized Crime and ‘organized crime’: Indeterminate Problems of Definition”, Trends in Organized Crime, 9, 4, 127-137. Kempa, M. et al. 1999. “Reflections on the Evolving Concept of Private Policing”, European Journal on Criminal Policy and Research, 7, 197-223. Putnam, R. 1993. Making Democracy Work. Civic Traditions in Modern Italy, Princeton, Princeton University Press. Rocke, P. 2002. “Sociological Theories of Crime”, en Maguire, M., Morgan, R. y Reiner, R. (eds.) The Oxford Handbook of Criminology, Oxford, Oxford University Press, 51-82. Roegen, N. 1996. La Ley de la Entropía y el Proceso Económico, Madrid, Fundación Argentaria. Rose-Ackerman, S. 1985. “Inalienability and the Theory of Property Rights”, Columbia Law Review, 85, 931-969. 225 César Alfonso Velásquez Monroy Sampson, R., Raudenbush , S. y Earls, E. 1997. “Neighborhoods and Violent Crime: A Multi-Level Study of Collective Efficacy”, Science, 277, 918-924. Schelling, T. 1971. “What is the Business of Organized Crime?”, Journal of Public Law, 20, 71-84. Schuerman, L. y Kobrin, S. 1986. “Community Careers in Crime”, en Reiss, A. y Tonry, M. (eds.), Communities and Crime, Chicago, III.: University of Chicago, III. Press. Shaw, C. y McKay, H. 1942. Juvenile Delinquency and Urban Areas, Chicago, III., University of Chicago Press. Silva, G. 2006. “De la Desviación a la Divergencia: Introducción a la Teoría Sociológica del Delito”, en Martínez, A. (compiladora) Violencia y Crimen. Ensayos en Memoria de Fernando Gaitán Daza, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 293-322. Siisiäinen, M. 2000. “Two Concepts of Social Capital: Bourdieu vs. Putnam”, documento presentado a la cuarta conferencia internacional ISTR: The Third Sector: for What and for Whom?, Dublin, Trinity College. Somerville, P. 2005. “Community Order”, documento presentado a la conferencia Securing the Urban Renaissance: Policing, Community and Disorder, Glasgow. Winton, A. 2004. “Urban Violence: A Guide to Literature”, Environment and Urbanization, 16, 2, 165-184. 226 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Cultura y desarrollo en Aguascalientes y la utopía mexicana Fernando Padilla Lozano1 La gran transformación de la ciudad de Aguascalientes y sus tradicionales espacios inicia en la década de los ochenta, donde súbitamente la población percibió que algo pasaba en la ciudad, además de la Feria y la Romería de todos los años: repentinamente Aguascalientes comenzó a ser nombrado en los medios de comunicación nacional (diarios, revistas y principalmente TV). Paulatinamente la ciudad se fue convirtiendo en un lugar donde se encuentran cientos de negocios que ofrecen productos y servicios especializados de toda índole, lugar de alternancia de gobiernos municipales de tricolores a blanquiazules, grandes negocios que juegan a la bolsa, empresarios con amplio futuro (hasta político), niños de la calle, franquicias de comida rápida luchando por el mercado de las tradicionales tortas, los cotizados tacos y las abundantes gorditas, espacio de cibercafés para cybernautas2 y al mismo tiempo origen y lugar de paso de cientos de sanjuaneros que se mueven entre la proliferación de templos o lugares de oración no católicos. La ola migratoria de 1980 al 2000 hace que el origen y la composición de la población se modifiquen, sin embargo estos cambios no habrían sido posibles si la población de la ciudad no hubiera contado con una estructura eminentemente joven que ha alterado su dinámica interna con el mismo cambio de la ciudad. La pequeña ciudad con huertas y viñedos, alfareros, bordadoras y ferrocarrileros, ha sido sustituida en pocos años por la gran ciudad repleta de población, autos y comercios, una ciudad diversificada, heterogénea, donde el ruido se apodera del ambiente y se produce el desgaste de los individuos, los grupos y sus organizaciones; sitio donde se pierde la identidad o según se quiera ver, sitio donde adquirimos una nueva identidad. La vitalidad de la ciudad se refleja de inmediato en su expansión física pero ésta ha sido muy heterogénea: varios sectores urbanos crecen a mayor velocidad y en condiciones relativamente mejores que otras, el norte es más próspero y lucrativo que el oriente y el sur.3 Para nosotros los habitantes, es claro que el funcionamiento de la misma se complica cada vez más a causa 1 Integrante del Cuerpo Académico: Estudios Sociales, Departamento de Sociología, UAA. 2 El chat y el messenger se vuelven lugar de encuentro, donde se reconocen los cibernautas, es común escuchar “me encontré a...” como si se tratase de una calle, el patio de una vecindad, el cine o una plaza. La noción de distancia se reduce poco a poco. 3 Romo, Arnoldo. (2004) “La mecánica del crecimiento económico de la ciudad de Aguascalientes”, en Gaceta UAA, Universidad Autónoma de Aguascalientes, año 7, época 3, número 56, noviembre, p. 11. 227 Fernando Padilla Lozano del aumento incesante de los volúmenes de población y del parque vehicular, y lo que esto conlleva como el aumento de casas habitación, edificios destinados a la prestación de servicios, calles, semáforos que regulen el tráfico cotidiano, pasos a desnivel y “vueltas inglesas” (cruceros de flujo continúo) que permitan la circulación con mayor fluidez. Como resultado se han producido tensiones sociales, productivas y funcionales que revelan signos de crisis en el modo de habitar la ciudad. Más allá de esta metamorfosis física, ha habido en la ciudad de Aguascalientes una transformación de tipo cultural cargada de una gran complejidad pues convive con factores constitutivos de su perfil pasado, así como con impulsos y proyectos de futuro. La ciudad de hoy es resultado del explosivo crecimiento urbano y demográfico y de la multiplicación de ambientes y nichos sociales varios en los cuales los ciudadanos se expresan en el consumo y la creación de espacios sociales urbanos. Se aprecia el paso de la ciudad tradicional familiar y segura, a la ciudad moderna, en incesante movimiento, inabarcable de una sola mirada y donde ha aparecido la experiencia del miedo, el paso de una identidad unitaria apoyada en unos cuantos emblemas, a identidades que se multiplican, que van mostrando la variedad y pluralidad. La ciudad es un enorme escenario donde sus habitantes aceptan de manera creciente los modelos externos y se vuelven cada día más receptivos a la información que transmiten los medios de comunicación. Hoy habitamos varias ciudades a la vez en donde conviven distintas generaciones: el Aguascalientes del pasado, el del presente y que esboza una perspectiva hacia futuro: el de los jóvenes que luchan por incorporar un estilo de vida diferente al de sus antecesores, el de los adultos que ven extinguirse sus creencias y costumbres con la modernidad del espacio urbano. En el lado opuesto, la ciudad se apropia de otras formas: en los nuevos fraccionamientos encontramos calles desiertas, circuladas por automóviles –no por peatones-, que no son utilizadas como espacio de socialización. La vida en estos sitios gira en torno al video, la computadora, el sistema de cable o la parabólica convirtiendo la vivienda en un ambiente tecnologizado en el que se realiza un consumo cultural desde la sala del hogar, el comedor, hasta las habitaciones más íntimas. La declinación de población en el centro inicia a principio de los noventa cuando por orden gubernamental se clausuran vecindades y sus moradores se integran a la periferia de la ciudad (dando origen a los fraccionamientos Solidaridad I y II). En ese instante “ellos” sintieron que los habían desarraigado y que ya no pertenecían a Aguascalientes, creían vivir afuera de la ciudad. Se reorganizan las rutas de los camiones urbanos.4 Se crean las llamadas ciudades satélite “Morelos” y “Jesús Terán”. Éstas se ubican en terrenos que pertenecían a los ejidos de Ojocaliente, Las Cumbres y Salto de Ojocaliente. Es decir, lo urbano se nutre del campo o mejor dicho, el ejido se incrusta en la ciudad. Para este momento, la estructura de la ciudad se 4 Desaparecen las empresas que controlaban las rutas Apostolado –los rojos-, Petróleos –los verdes-, Madero –azules-, y Oriente –amarillos-, se integran en una asociación –ATUSA. 228 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS ve modificada por nuevos desarrollos inmobiliarios, centros comerciales y obras y servicios que le dan una nueva fisonomía. Pero, cabe hacer la anotación, el proceso de modernización ocurre en primera instancia cuando intervienen las instituciones para producir la infraestructura que modifica y favorece las comunicaciones internas y externas (el antiguo aeropuerto se convierte en parque, teatro y museo y se construye uno nuevo con mayor capacidad y mejor tecnología). El arribo del capital industrial se acompañó del capital comercial a través de sus grandes almacenes, y la consecuencia inmediata ha sido el cierre de empresas y almacenes de capital local como La Casa de Vidrio, La Primavera, El Número 8, Zapatería Pardo, La Quemazón, Farmacia Colonial y Moderna. Hemese (Muebles Colonial) cerró sus puertas en agosto de 2004. Al señalar que la familia tradicional transita hacia la familia moderna, referimos que cada vez más se consolida la imagen de que la familia pequeña es el modelo a seguir constituyéndose actualmente el hogar de tipo nuclear como predominante. Quizá no sea posible demostrar que el tamaño de la familia sea resultado directo de la urbanización, pero es precisamente en este periodo cuando se generaliza la construcción de casas (INFONAVIT e IVEA) cuyas dimensiones espaciales son bastante limitadas. En la mayoría de las llamadas viviendas populares es difícil pensar que vivan familias ampliadas o con más de cuatro hijos cuando el espacio habitable no es mayor a los 60 metros cuadrados con dos o tres recámaras. El mensaje es claro: se predispone para que se piense dos veces antes de tener muchos hijos. Se perfila la consolidación de una ideología propia cuyo origen histórico ha justificado etapas mediante las cuales hemos encontrado sentido y significado en las actividades económicas y sociales, prueba de ello son los talleres del ferrocarril de los cuales fue decisivo para su instalación las características privilegiadas de geografía, abundancia de agua, clima y las relaciones de trabajo con la clase obrera que en ese momento prevalecían. Curiosamente, la nueva etapa de inserción en la red nacional de producción se promovió exactamente a partir de las mismas imágenes: situación geográfica estratégica, mano de obra dócil, estado tranquilo y en consecuencia una lucha de clases contenida por una aparente paz, estabilidad y orden social. Ya no es el Sindicato Ferrocarrilero el instrumento activo que durante muchos años favoreció al aparato corporativo gubernamental con mítines y apoyo electoral o el brazo fuerte y funcional de cuanta reunión masiva se realizaba, como desfiles y elecciones para reina de la feria. Los trabajadores “del riel” dejaron en la historia de la ciudad su huella, pero en los años de transformación son sustituidos por los obreros de las nuevas maquiladoras como la Nissan. La expansión de la ciudad también es guiada por el proceso globalizador en que nos vemos inmersos, el sentido de las transformaciones vividas se amolda a las interacciones culturales en el entorno global y al liberalismo modernizador que avanza sobre el espacio privado al tiempo que reduce a su mínima expresión las manifestaciones públicas de la cultura (Reguillo 1999: 72). 229 Fernando Padilla Lozano La noción de lo público asimilado al papel e intervención del Estado, y de lo privado asociado a la privatización a cargo de empresas o agentes particulares, ha limitado a determinados actores y recluido en pocos ámbitos la discusión acerca de los asuntos de la gestión de las ciudades. Se ha establecido que la relación, controvertida y tensa de lo público y lo privado en la dinámica de los problemas urbanos, se sitúa exclusivamente en la esfera de la acción estatal y de la acción del capital privado. Esa visión parcial ignora otras dimensiones y terrenos donde se juegan interrelaciones entre lo público y lo privado que inciden sobre las formas de vida. Las implicaciones culturales del desarrollo urbano son múltiples y complejas pero acusan expresiones que facilitan su comprensión, la seguridad pública, la religión, la dinámica demográfica, y sobre todo la educación facilitan la explicación de lo que se desea mostrar en este capítulo, dado que la cultura es fundamental para entender las relaciones y las diferencias sociales. La población está alfabetizada y ha cursado la educación básica completa, este nivel de educación impulsa el desarrollo económico, se ha reducido la deserción escolar, se han generado procesos de movilidad social y se ha formado el adecuado número de recursos humanos para los sectores dinámicos de la economía, contradictoriamente, no ha disminuido la delincuencia debido a la ampliación del mercado de trabajo y a la profesionalización de los cuerpos policíacos. En el periodo de referencia (1980-2000) la ciudad se caracteriza por su ampliación hacia los terrenos agrícolas públicos y privados y por la paulatina conurbación con el municipio de Jesús María. En su continua expansión y ensanchamiento, se fue integrando el mundo rural a la ciudad, acortando la distancia del campo, favoreciendo que élites agrícolas y de ganaderos vivan en el área urbana al mismo tiempo que Aguascalientes se consolida también como centro distribuidor de productos agrícolas. La urbanización popular jugó un papel principal en este proceso, pero también destaca la participación de los fraccionamientos para clases medias y altas en la periferia norte y poniente, acentuando la paradoja del vaciamiento del centro con la consecuente declinación de su población y el crecimiento de la ciudad más allá del segundo anillo. La zona urbana se reestructura por la división de la ciudad a través de nuevas avenidas y zonas urbanizadas y por la consolidación de nuevos espacios sociales de consumo a través de esferas y ambientes urbanos emergentes como los centros comerciales y franquicias que llegan desde el exterior y que, como clones, rediseñan prácticas sociales de algunos sectores de la población, así como la introducción de nuevos sistemas y tecnologías de información (complejos cinematográficos, televisión y radio digital, internet, etcétera) que son los primeros avisos de las otras organizaciones, dinámicas, relaciones y actores que comienzan a emerger y a vivir virtualmente en la ciudad (Gómez 2001). Además, la concentración en la ciudad se acentúa por la necesidad de contar con un ejército industrial de reserva disponible para operar las nuevas plantas instaladas a partir de la reestructuración industrial observada a principios de los años ochenta. La ciudad se modifica y con ella los 230 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS usos del espacio. Asumo a la ciudad como un producto cultural, resultado de diversos y múltiples elementos de tipo histórico, económico, político, social y cultural que caracterizan y conforman un conjunto urbano que da vida a nuevas formas de producción, circulación y consumo de significaciones y sentidos, lo cual a su vez define el comportamiento y sentido de identidad del habitante de esta urbe. Las significaciones se materializan, se hacen evidentes y pueden contribuir a pensar la ciudad a partir de sus fragmentos y diferencias. En estos términos, la sociedad de Aguascalientes ya no es la misma. Ha cambiado su composición, su actividad económica, su dinámica demográfica, su escolaridad, sus atributos y su imagen. Ya son pocas amas de hogar las que se preocupan por barrer el frente de su casa temprano por la mañana, y en cambio la ciudad muestra señas de suciedad que antes no eran visibles, los usuarios de autobús se integran en un ritual cotidiano: se encuentran todos los días en el mismo lugar de reunión (la parada del camión), suben juntos al autobús donde ya vienen usuarios, cada uno ve dónde baja cada uno, ve si continúa su camino… en este proceso difícilmente son capaces de conversar entre sí, de reconocerse o saludarse, a lo mucho llegan a intercambiar una mirada escueta y fugaz. El “otro” Aguascalientes es el que surge a partir de los ochenta del Siglo XX. A partir de ese momento, la ciudad crece porque la población se incrementa, se construye el segundo anillo de circunvalación y con él se urbaniza la mayoría de los lotes cercanos. El surco, la parcela, la huerta y el ejido son sustituidos por calles, banquetas, tuberías, casas y postes. Aparecen en el escenario urbano Bosques, La Concepción, Las Arboledas como fraccionamientos. En el otro aspecto del crecimiento, se urbaniza -nuevamente por invasión, aunque esta forma no haya sido predominante en el proceso- el ejido “Las Cumbres” y se fraccionan las llamadas 7 Hermanas. Se puede apreciar cómo la ciudad se impone sobre el campo y destruye con su complicidad los ejidos y la economía agraria que la circunda y con ello las formas tradicionales de la vida rural. Para los años noventa la ciudad había dejado de crecer de manera compacta, cuando aparecen zonas verdes y lunares urbanos entre espacios construidos. Figura 1 Fotografía: Fernando Padilla Lozano 231 Fernando Padilla Lozano La ciudad de Aguascalientes se convirtió en una ciudad para el automóvil. Ahora bien, es patente el hecho de que el tráfico condiciona las relaciones sociales; es decir, cuanto mayor es el número de automóviles circulando, menos frecuentes son las relaciones entre los vecinos. Por el contrario, si el tráfico es ligero, la calle se convierte en una extensión de la casa, la gente se detiene a platicar, se saluda, convive.5 Sin embargo, la ciudad de Aguascalientes se perfila a grandes pasos hacia la masificación, donde estará habitada no por vecinos o ciudadanos, quizá por entes anónimos. La ciudad ha cambiado no sólo su apariencia, sino también su escala, sus distancias, el tamaño de los edificios y avenidas; y lo ha hecho a tal punto que ya las distancias las estamos midiendo por el tiempo que hacemos en recorrer un lugar a otro y no por los kilómetros que median entre ellos. Figura 2 Fotografía: Fernando Padilla Lozano Habitamos una ciudad en la que la clave ya no es el encuentro sino el flujo de la información y la circulación vial. Hoy una ciudad bien ordenada es aquella en la cual el automóvil pierde menos tiempo en su traslado. Como el menor tiempo se pierde en línea recta, la línea recta exige acabar con los recodos y las curvas, con todo aquello que estaba hecho para que la gente se quedara, se encontrara, dialogara o incluso se pegara, discutiera, peleara. Vivimos en una ciudad “invisible” en el sentido más llano de la palabra y en sus sentidos más simbólicos. Cada vez más gente deja de vivir en la ciudad para vivir en un pequeño entorno y mirar la ciudad como algo ajeno, extraño. 5 Un estudio de la Universidad de California realizado en San Francisco demuestra esa afirmación. Ver Muy Interesante, año XIV, No. 10, 1999 p. 13. 232 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS Figuras 3 y 4 Fotografías: Fernando Padilla Lozano El trabajo de observación permite constatar que hay zonas en las cuales simplemente no se encuentran niños o jóvenes jugando en la calle nunca: las de clase media alta, donde viven los profesionales de relativo éxito, industriales, empresarios y políticos. Mientras los niños que todavía gozan de la libertad de jugar en el espacio socializado de las calles, los jardines y las plazas, son hijos de empleados, pequeños comerciantes, técnicos, clases medias y bajas. La ciudad es hoy un espacio plural, cuya dimensión es múltiple, polifacética, Coexisten en ella distintas condiciones simbólicas del espacio, las cuales configuran la diversidad de nuestra integración e identidad, en virtud de que nos reconocemos como una cultura particular dentro de la ciudad. Y esto no es espontáneo dado que tiene referentes históricos: la historia de Aguascalientes está ligada a la segregación de los espacios (desde los momentos posteriores a su fundación se asignaron espacios diferenciados para los españoles e indígenas, pero contradictoriamente, la edificación del asentamiento requirió la mano de obra indígena). Por lo tanto, el proceso intenso de expansión de la mancha urbana observado en el periodo 1980-2000 ha tenido como constante la segregación, la dimensión espacial se define en función de clase y usos del suelo diferenciado. Queda claro que la ciudad se reestructura y en ese proceso se define una lucha por los espacios entre las clases, de forma general, la principal característica: las clases bajas se localizan al oriente, las clases altas tienden hacia el norte y la clase media se dispersa en el resto de la ciudad (con excepción del centro). 233 Fernando Padilla Lozano Así, las actividades se ven influenciadas por el conflicto de los espacios, donde a manera de arco reflejo aparece un nuevo escenario del comercio informal6 como un espacio conformado por fuerzas en las que se tiene poco control. Se genera así el escenario del crucero (nodo vehicular) como un mercado en el cual entran en conflicto vendedores (periódicos, dulces, lámparas, franelas, estampitas, figuras, máscaras, etc.), distribuidores de volantes, limosneros, limpiaparabrisas, payasos, malabaristas y no se diga las infaltables Marías, pero sin llegar al nivel que señala Herrera: “En el Aguascalientes de los noventa hay: limosneros en cada esquina...” (1996: 99). El marco internacional muestra al proceso de globalización como otro elemento que modela la estructura urbana. La industrialización7 por medio del capital extranjero desplaza al capital local; la consecuencia directa fue la relocalización del mercado inmobiliario local conforme se presentaba la explosión urbana, la terciarización de la economía sienta las bases para ciertas prácticas culturales (diversificación). Figura 5 Fotografía: Fernando Padilla Lozano Debemos considerar que la cultura capitalista implica la reconfiguración simbólica de la ciudad en la cual se incorporan prácticas netamente urbanas, para favorecer la reproducción de una sociedad capitalista y donde, obviamente, la construcción de la ciudad está mediatizada por el conflicto ligado al territorio. Es decir, la cultura capitalista equivalente a los procesos de mercantilización de la cultura. Se descubre la lucha del valor simbólico confrontado a la construcción del espacio, el cual paradójicamente es colectivo (nosotros 6 Al menos en Aguascalientes, esta es una expresión nueva del uso del suelo. 7 La cual coincide con el proceso y periodo de referencia. 234 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS los habitantes, ustedes los gobernantes, ellos los ricos). Sin embargo en los hechos se toman decisiones unilaterales que favorecen a particulares. Es lógico, el uso y la apropiación diferencial del espacio subyace entre lo público y lo privado, es decir, concebidos como espacios de negociación y tensiones que dan forma y sentido. Lo anterior nos muestra un contexto sociocultural donde una serie de instituciones se ha agrupado a través de varios procesos para producir las formas y bienes simbólicos; donde sus habitantes han conformado una vida social, una identidad y una memoria (Thompson 1993). Es en estos elementos donde podemos ver las dinámicas de la sociedad en su complejidad. La ciudad creció la mayor parte del periodo 1980-2000 al ritmo de una colonia o fraccionamiento nuevo cada quince días. Junto con Querétaro es la ciudad de provincia con mayor crecimiento dándole un perfil urbano moderno (Herrera 1998: 97). Su población es cada vez más heterogénea y pluralista y los patrones de conducta social se han diversificado. Se percibe particularmente la influencia (histórica y reciente) de la inmigración8 cuyo resultado inmediato ha evidenciado en corto tiempo un mosaico de culturas. No obstante, a partir de algunos rasgos descritos como La Romería, La Feria de San Marcos y algunas cifras sociales como la religión y la educación se muestra que Aguascalientes es una sociedad conservadora, cuyos rasgos de identidad se han asociado conforme evoluciona la actividad económica o deportiva: de agricultores y ganaderos a ferrocarrileros; de vitivinicultores y bordadores a comerciantes y obreros industriales; de panteras a rieleros; de cebras y gallos a hidrorayos. Finalmente, el hidrocálido percibe que dejamos atrás nuestras características tradicionales y transitamos por la modernidad, aunque la modernidad está hecha de la tradición; y aunque aparentemente hay una oposición es innegable que la tradición no es permanente, hay cambios. En otras palabras, la sociedad de Aguascalientes se ha transformado en los últimos años, hay nuevas relaciones sociales, se han producido cambios en algunas instituciones y esto, en el campo de la cultura significa dos cosas importantes: a) que la producción de bienes culturales se ha incrementado y b) que la producción, circulación y consumo de estos mismos bienes culturales modifica las relaciones simbólicas entre los miembros de la sociedad. Llegamos a lo que hoy somos, una ciudad eminentemente moderna que vive la era de las computadoras, de los cambios democráticos y del crecimiento, una ciudad en continua transformación. A simple vista no se observa, pero las fuerzas sociales se reacomodan, reagrupan y con ello la concepción misma de la ciudad, donde los más viejos expresan su temor por el cambio, añoran la ciudad provinciana, y los jóvenes, apuestan por el cambio, lo impulsan, lo necesitan. 1980-2000 se representan por dos conceptos, elevado crecimiento y 8 Varias oleadas de Alteños sobre todo los años anteriores a 1980; de 1980 al 2000 un grupo numeroso del Distrito Federal y en menor escala de estados vecinos como Zacatecas, Jalisco y Guanajuato. 235 Fernando Padilla Lozano elevada urbanización, con ellos se transforman el espacio y el tiempo y con ellos la forma de vivir la ciudad se percibe diferente, se ve diferente. Se ha recorrido un gran trayecto, territorio dual: ciudad vieja-ciudad nueva, espacio tradicional-espacio moderno, centroperiferia, dos ciudades formando una sola, integrando un sistema simbólico en estructura, tiempo y espacio. Así, el crecimiento urbano-poblacional observado en la capital de nuestro Estado no es un fenómeno mecánico, sino la expresión de un proceso mediado por la generación de infraestructura, mobiliario, equipamiento y una serie de servicios que consolidó el proceso de desarrollo y reestructuración urbana, en el cual modifica la percepción del espacio y la estructura de la ciudad; es decir, se modifica el uso del suelo (de rural a urbano, de periferia a centro, de agrícola a industrial) y por lo tanto se modifica su significado, adquiriendo un nuevo valor simbólico, múltiple y complejo: de lo tradicional hacia la modernidad. Este valor es simbólico en la medida en que es la expresión de las relaciones de los habitantes entre sí con su entorno. Habitar la ciudad ya no representa la misma experiencia, sobre todo para quienes han visto cómo la sociedad se ha transformado conforme ocurrían los cambios. Sin duda en este conglomerado urbano de 700 mil habitantes, si bien no dejan de existir lugares y símbolos que operan hasta cierto punto como referentes urbanos compartidos de modo generalizado, es imposible pretender que las prácticas urbanas estén estructuradas por medio de una jerarquía ordenada y fácilmente legible de centralidades y referentes espaciales. Por consiguiente, las experiencias urbanas de los habitantes de la ciudad, resultan múltiples y fragmentadas. En el caso específico de la ciudad de Aguascalientes se pueden observar diversos síntomas derivados del proceso de urbanización: la presencia de la industria, el culto a la modernidad, el diluvio de franquicias (MacDonalds en adelante) la conversión del problema de la seguridad en un tema central de la agenda pública, la proliferación del llamado comercio ambulante y de todo tipo de actividades económicas informales en la vía pública en una escala sin precedentes con respecto a las décadas anteriores; el despoblamiento acelerado del centro; la decadencia de algunas áreas comerciales y equipamientos recreativos y culturales tradicionales y el crecimiento acelerado del área conurbada como resultado directo de la presión del mercado inmobiliario. Los años noventa son los años en que estas transformaciones se traducen en cambios ostensibles en la organización y las formas de producción y gestión del espacio urbano: proliferación de grandes proyectos inmobiliarios conducidos por el capital privado; auge de la producción de espacios públicos cerrados y privadamente controlados, estratificados de acuerdo con los sectores sociales a los que están destinados; renovación de espacios urbanos en decadencia o en desuso destinados a convertirse en referentes simbólicos y turísticos; creciente difusión de urbanizaciones cerradas y del cierre y control de acceso 236 TÓPICOS ACTUALES EN LAS CIUDADES LATINOAMERICANAS de áreas urbanas previamente abiertas, así como de complejos urbanos multifuncionales aislados del espacio urbano tradicional; abandono de espacios públicos tradicionales por parte de las clases media y alta y colonización de los mismos por los sectores populares. La ciudad capital presenta transformaciones derivadas del fenómeno urbano no solamente por las grandes cadenas comerciales de capital extranjero y nacional como Villa Asunción, Soriana, Wall-Mart, El Dorado y Sam’s Club, entre otras, sino también por las franquicias de comida, zonas industriales y una significativa cantidad de grandes complejos habitacionales como Pilar Blanco, Ciudad Satélite Morelos, Ojocaliente y la Ciudad Jesús Terán Peredo, por mencionar sólo algunos de ellos. Se multiplican los talleres de automóviles y las estéticas unisex, la avalancha de casitas de clase media y las unidades habitacionales, aquí están los mercados que recuerdan nuestros abuelos y los “supermarket” o malls que deslumbran a los descendientes. La transformación económica y social de Aguascalientes tiene efectos de largo plazo que recién comienzan a desatarse en la coyuntura actual, una vez que la vieja armazón sociourbana se ha debilitado. Aquí aparece, primero una fragmentación política entre poder local y estatal, que se rearticulan ambos entre fuerzas e intereses ajenos al ciudadano.La consecuencia del proceso social global en el caso de Aguascalientes, es el surgimiento de importantes desigualdades plenamente identificadas por la concentración de la población, actividades, riqueza, poder y oportunidades en una sola ciudad. La incorporación de las dinámicas territoriales de la población y las actividades aparece como el resultado de los procesos mayores del desarrollo del conjunto complejo de determinaciones históricas que caracterizan el desarrollo de las formaciones sociales. Para cerrar este trabajo, puedo decir que, la dinámica económica sociocultural, urbana y política observada en la ciudad durante el periodo 1980-2000, ha transformado a Aguascalientes de manera sustancial dando como resultado un complejo entramado cultural inscrito en un contexto urbano -no se puede hablar de lo urbano sin nombrar procesos históricos-, en donde la sociedad ha cambiado su composición, su actividad, sus atributos y su autoimagen. Hoy existe una sociedad en tránsito, distinta a la que inició el periodo de referencia; y que, como el proceso de transformación no ha terminado, se está gestando una nueva sociedad en perspectiva para los siguientes años, la cual quedaría definida por: la presencia de empresas trasnacionales y de instituciones (como el INEGI) que han modificado de manera sustancial la composición social de la población, además de la modificación del modelo trilateral de poder representado por gobernantes, empresarios y jerarquía eclesiástica que salvaguardaba una trama de intereses y de valores entendidos, así como la agudización de los problemas ecológico-ambientales que comienzan a causar mella en el sentir de la población. Donde, las zonas habitacionales periféricas de la ciudad no tienen la misma identidad que las comprendidas dentro del primer cuadro y su interacción social responde a otros intereses y necesidades. 237 Fernando Padilla Lozano No obstante, aun y cuando la sociedad hidrocálida ha dejado de ser tradicional (o está en ese proceso, según características particulares o de grupo de edad), para convertirse en una sociedad urbana, dinámica, que se reconoce con actividades industriales y de servicios, el cambio se ha dado en forma armónica, hasta hoy. Así, en síntesis las dimensiones del cambio urbano están representadas por la recomposición de la estructura de producción y difusión de los medios de comunicación en vastas redes industriales, asociadas a grupos. BIBLIOGRAFÍA Altamirano, Carlos (Director) Términos Críticos de Sociología de la Cultura. Argentina: Paidós, primera edición, 269 p. 2002. Herrera Nuño, Eugenio. (1996) Aguascalientes: sociedad, economía, política y cultura, México, D. F. UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, segunda edición, 147 p. Gómez Vargas, Héctor. Cartografías urbanas y el equipamiento cultural en León. Primera edición, México: CONACULTA, Universidad Iberoamericana, Instituto Municipal de Planeación de León, 2001. Reguillo Cruz, Rossana. La construcción simbólica de la ciudad: sociedad, desastre y comunicación. ITESO, Tlaquepaque, Jalisco, primera edición, 1999. Soja, Edwar. Geografias Posmodernas: a reafirmacáo do espacio na teoria social crítica. Brasil: Zahar, 1993. 238