Parte V: VELY, LA MÁS MODESTA En 1956 nació Vely, la tercera

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Parte V: VELY, LA MÁS MODESTA En 1956 nació Vely, la tercera
Parte V: VELY, LA MÁS MODESTA
En 1956 nació Vely, la tercera hija española de Raita. La potranca, de capa alazana, era hija
de Windsor Slipper, ganador de la Triple Corona irlandesa en 1942 e irregular semental, y no
mostró gran clase en la pista; menos, en cualquier caso, que sus medias hermanas Rokyra y
Razzia. No era Vely el nombre original de la yegua, a la que Ramón Beamonte impuso el de
Ra, manteniendo la erre inicial de la madre y sus anteriores hijas. Con él corrió para los
colores blanquiverdes hasta la primavera de 1961, completando un muy rentable historial,
dentro de su nivel, de 5 victorias y 8 colocaciones. La última de esas victorias se produjo,
montada por Carudel, en el premio Le Friand, carrera de venta, y en la puja posterior fue
reclamada por 41.000 pesetas por José Luis Carrera, uno de los propietarios más importantes
de la época. Fue su nuevo dueño el que le impuso a la yegua el nombre de Vely y para el
ganó una carrera y obtuvo una colocación en liso; dedicada a las vallas, la hija de Windsor
Slipper ganó una vez y se colocó otra en la especialidad.
En 1963, Vely pasó a la yeguada y al año siguiente nació su primer producto, una potranca
por Wildsun. Esta yegua, llamada Malvaloca, corrió durante cuatro temporadas y consiguió
un total de 7 victorias, además de 6 colocaciones, siempre en pruebas de poco relieve. No
tuvo descendencia en las pistas. El siguiente producto de Vely fue otra hembra, Lucy, nacida
en 1965 e hija del buen fondista y excelente ejemplar de obstáculos Salvador, asimismo
defensor de los colores morados de Carrera. Lucy no fue una competidora notable, pues solo
fue capaz de conseguir una victoria modesta y seis colocaciones de calibre similar en tres
años de vida deportiva y veinte salidas a correr. Dedicada a la reproducción, no llegó a poner
ningún hijo en pista.
Descarada (Touragua – Vely,
por Windsor Slipper),
montada por Ceferino
Carrasco, saliendo a la pista a
disputar el Premio Valderas,
‘poule’ de potrancas
nacionales, en su edición de
1969. Terminó tercera, por
detrás de Herves y Katimba,
ésta otra descendiente de
Raita. (Foto cedida por Amigos
del Moyate).
Vely siguió criando con regularidad para su propietario y así en 1966 dio una hija del gran
semental Touragua que con el nombre de Descarada defendió los colores de la Cuadra
Rosales, y lo hizo con bastante dignidad, pues fue ganadora del Premio Paris (en su día una
buena carrera para los 2 años) y del Gran Handicap de los Tres Años y se colocó en el
Valderas cerrando el trío que completaron Herves y Katimba (ésta, una pariente cercana de
Descarada de la que hablaremos más adelante). En total, la hija de Vely ganó cuatro
carreras y se colocó siete veces en veintidós carreras. Al final de su vida fue vendida a
Manuel Delgado Sánchez-Arjona, quien crio con ella algunos productos que, sin embargo, no
llegaron a correr.
Después de dar en 1967 a un macho por Nertal que no llegó a debutar, la regularidad de Vely
como madre se quebró y entre 1968 y 1972 la yegua solo dio dos productos. El primero de
ellos fue Rickya, una hija de Ricky (caballo que había ganado el Cimera para José Luis
Carrera en 1965). La yegua, como sus hermanos, demostró bastante utilidad (pues logró seis
victorias y doce ecolocaciones en las cuatro temporadas que estuvo en entrenamiento) pero
no llegó al primer nivel de la competición, ni tuvo descendencia en los hipódromos, por otra
parte. El segundo de esos productos de Vely fue Verybeau (1972, por Julius), un alazán
pequeño y que solo cinco modestas colocaciones en diecinueve salidas a la pista. El propio
año del nacimiento de Verybeau su madre fue vendida a la Yeguada Ainhoa, el ambicioso
establecimiento de cría del PSI que Jean-Marc Valerio mantuvo durante varios años en
Baquio (Vizcaya), pero la yegua no dio nada para su nuevo propietario.
Vely no aportó pues grandes éxitos a la descendencia de Raita, pero sí dio varios caballos
muy útiles. Es una lástima en cualquier caso que ninguna de sus hijas, por las circunstancias
que fuesen, no resultaran capaces de dar continuidad a la línea de su abuela y su madre.