TeTraPygus niger - Universidad Ricardo Palma

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TeTraPygus niger - Universidad Ricardo Palma
Scientia
Scientia
revista del centro de investigación
de la universidad ricardo palma
Año XV, N° 15, 2013
lima, perú
Scientia
revista del centro de investigación
de la universidad ricardo palma
ISSN 1993-422X
Año XV, N° 15, 2013
RECTOR
Dr. Iván Rodríguez Chávez
VICERRECTOR ACADÉMICO
Dr. Leonardo Alcayhuamán Accostupa
VICERRECTOR ADMINISTRATIVO
Dr. José Calderón Moquillaza
DIRECTOR DEL CIURP
Dr. José Matos Mar
COMITÉ EDITORIAL
Dr. Pedro Jacinto Pazos
Dr. Julio Mejía Navarrete
Dr. David Talledo Gutiérrez
Mg. Carlos Sebastián Calvo
CUIDADO DE LA EDICIÓN
Raúl Huerta Bayes
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2005-9218
CORRESPONDENCIA, SUSCRIPCIÓN Y CANJE
Av. Benavides 5440, Lima 33, Perú
Telefax: 708-0000 (0121)
E-mail: centro.investigació[email protected]
IMPRESIÓN
Garden Graf S.R.L.
José León 153, Surquillo, RUC 20303404938
[email protected]
Impreso en Perú / Printed in Peru
CONTENIDO
Presentación9
HUMANIDADES
Max Meneses Rivas (+)
La migración peruana a chile, 2012
15
José Matos Mar
Los pueblos indios de américa en 1990
37
Diogo Valença de Azevedo Costa y Márcia da Silva Clemente
Mariátegui e o Brasil: o socialimo indo-americano
e os dilemas do marxismo na periferia75
Luis Tejada Ripalda
Un americanista en Lima
107
Jorge Silva y Cecilia Jaime
Estrategias de poder político y económico de los incas
115
CIENCIAS
Ana Montero Doig
EFECTOS COMPORTAMENTALES DE LA RESILIENCIA EN EL PODER AFECTIVO EN UN GRUPO DE JINETES DEL HIPÓDROMO
135
Carlos Sebastián Calvo
ENSAYOS NO DESTRUCTIVOS DE LOS MATERIALES
163
Hugo Gonzales, B. Huayanca, T. Noningo y F. Villanueva
FECUNDACIÓN Y DESARROLLO EMBRIONARIO DE Tetrapygus niger
“ERIZO NEGRO DE MAR” EN PRESENCIA DE SULFATO DE ZINC
179
Pedro Huamaní Navarrete
IMPLEMENTACIÓN DE UN CONTROLADOR DIGITAL CON LÓGICA DIFUSA
PARA EL CONTROL DE TEMPERATURA
187
APUNTES DE INVESTIGACIÓN
Marta Zolezzi de Rojas
LA INCLUSIÓN SOCIAL EN EL PERÚ
203
RESEÑAS Y COMENTARIOS
Pedro Jacinto Pazos
LA CULTURA ANDINA EN DEBATE.
A PROPÓSITO DE LA HEROICA RESISTENCIA DE LA CULTURA ANDINA
DE VÍCTOR DOMÍNGUEZ CONDEZO
233
Susan Romero Bellido
Jerjes Loayza Javier. Juventud y clandestinidad en Lima:
Imaginarios y prácticas violentas235
Autores237
presentación
E
En memoria a Max Meneses RIVAS
stamos frente a un mundo homogeneizador global, nutrido de avances tecnológicos
aplicados desde las ciencias básicas donde los conceptos: individuo, individualidad,
libertad, liberalismo amplían sus horizontes en la sociedad actual. Se imponen, de
este modo, el nihilismo y la irracionalidad con un ser humano guiado en las lógicas
mercantiles del consumo y del capital. Renunciamos a las antiguas ideas desde las cuales
se ubicó la intelligentsia, con la búsqueda de un nuevo hombre, en que si bien las ideas de
individuo y de razón lograban primacía era, precisamente, porque se proponía dentro de
un marco solidario, fraternal y copartícipe, para excluirse de los dogmas que aún dentro de
los cánones religiosos implicaban un nuevo pensamiento o una nueva racionalidad, en la
que entonces se desenvolvía el mundo teológico. Es decir, se consiguió irradiar las ideas de
humanismo, razón, libertad, fraternidad e igualdad, por lo cual las humanidades se inician
en confrontación al statu quo que ejercía dominio y expoliación no solo en la subjetividad
de la gente, sino en los ámbitos materiales de existencia de la sociedad. Por lo tanto, el tema
primordial de ser humano pasa por la universidad y desde esa complejidad se introduce y se
retoma actualmente. O sea, el acercarnos y pensar en ser los portadores del desarrollo de una
sociedad nacional, que nos emplaza a autopercibirnos en un espacio poco autocrítico y, más
bien, nos endilga el ser los continuadores de un individualismo que los sistemas modernos
imponen, no en el sentido clásico como lo miraba la antigua academia de los tiempos de la
ilustración. Se trata, entonces, de rescatar ese individuo del siglo de las luces, que no deja de
lado el humanismo como razón de ser, y el desarrollo del ser humano en su trascendental
lógica de lo social, en el que lo fraterno y solidario aún sigan manifiestos pensando no solamente en lo crematístico, sino en la acumulación y la producción de conocimientos que es
hacia donde se dirige la revista Scientia que hoy ponemos al alcance del mundo académico.
En un primer momento tenemos el artículo del profesor Max Meneses Rivas, a quien
dedicamos este número de Scientia. Rescatamos su ímpetu y su arrojo para enfrentarse a
lo que la investigación le desafiaba desde la década del setenta del siglo pasado. Pocos son
los que se encumbran desde la sociología para enfrentarse a los estudios urbanos habiendo
sido originarios del profundo mundo andino. El doctor Meneses ubicaba sus investigaciones
desde la perspectiva de un nuevo Perú, con una nueva sociedad más solidaria y más sensible.
Incluso en este artículo, el último, sigue pensando en los pobladores peruanos y su lucha por
la supervivencia en Chile. Viajaba a Buenos Aires, a Santiago y luego a Quito continuando
con sus preocupaciones por las formas de vida de la gente peruana. Un homenaje en esta
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Presentación
hora de su lejanía, pero aún cada vez más presente en este Centro de Investigación, donde,
además, fue partícipe desde la creación de esta revista.
A continuación se publica el artículo de José Matos Mar, “Los pueblos indios de
América, 1990”, trabajo que se reproduce por su trascendencia histórica y que muy poco
se conoce en las ciencias sociales. Sostiene que a pesar del peligro de extinción inminente
que amenaza a numerosas etnias minoritarias del continente, la tendencia al crecimiento
del conjunto de los pueblos indios es cada vez mayor. Luego sigue el trabajo de Diogo
Valença de Azevedo Costa y Márcia da Silva Clemente “Mariátegui e o Brasil: o socialismo
indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia”. Texto que mantenemos en su
idioma original para celebrar la valía de una propuesta latinoamericanista poco investigada
y, además, como una integración cultural en la búsqueda de su solidez. Por su parte, Luis
Tejada Ripalda escribe “Un americanista en Lima”, preocupado por los límites fronterizos
entre los países vecinos de Chile y Bolivia, y logra pensar una solución al viejo conflicto
limítrofe. Y para terminar la sección Humanidades leemos a Jorge Silva y Cecilia Jaime,
quienes en conjunto escriben sobre las “Estrategias de poder político y económico de los
Incas”. Allí, los autores hacen una interpretación sobre la estructura sociopolítica de los
incas, bajo su carácter eminentemente centralizado y su relevancia en torno a cómo se
utiliza hoy el poder para gobernar el país.
En la sección de Ciencias se publica el trabajo de Ana Montero: “Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo”. Se trata
de ver el trauma efectivo o estrés social en jóvenes jinetes, que de alguna forma se percibe
como producto del contexto sociopolítico de la década del noventa del siglo pasado. Luego
tenemos el artículo de Carlos Sebastián Calvo: “Ensayo no destructivos de los materiales”. Se
investigan los ensayos no destructivos como técnicas que consisten en aplicar principios de
física para determinar defectos o discontinuidades en los materiales sin afectar su utilidad.
Es decir, cualquier tipo de prueba que no implique un daño considerable a la muestra examinada. En otro de los artículos, se trata sobre la “Fecundación y desarrollo embrionario de
Tetrapygus niger “erizo negro de mar” en presencia de sulfato de zinc”, de Hugo Gonzales y
otros. Aquí el planteamiento del autor es que las diluciones logarítmicas de sulfato de zinc,
afectan la capacidad de fecundación y el desarrollo embrionario del erizo negro de mar.
Finalmente, Pedro Huamaní Navarrete publica el trabajo “Implementación de un controlador
digital con lógica difusa para el control de temperatura”, según el autor el controlador planteado en este proyecto manifestó resultados aceptables al controlar la variable temperatura,
sin embargo, esto se encuentra sujeto al planteamiento de las reglas difusas.
Y en la sección Apuntes de Investigación se tiene el trabajo “La inclusión social en el Perú”
de Marta Zolezzi, quien ubica su estudio en la provincia de Huaral, departamento de Lima,
donde observamos que de alguna manera lo que se venía trabajando como marginalidad
y exclusión desde la sociología vemos que desde esta perspectiva tiene nuevos rumbos en
la economía peruana.
10
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Presentación
Y para finalizar, en la sección Resúmenes y comentarios se incluye el texto de Pedro Jacinto
Pazos sobre el libro de Víctor Domínguez Condezo, Heroica resistencia de la cultura andina.
Se pone en debate la cultura en sus distintas modalidades. Una frase sintetiza la propuesta
de Domínguez, pensar en quechua no es lo mismo que pensar en castellano. Y he allí todo
el debate sobre la cultura andina que el libro genera ya en pleno siglo xxi. Por último, Susan
Romero entrega un comentario sobre el libro de Jerjes Loayza, Juventud y clandestinidad en
Lima: Imaginarios y prácticas violentas. Dentro de la anomia que se presenta en la juventud
peruana en realidad existen los resquicios de participación social y económica que quiérase o no lo brinda la familia. Algo que históricamente nos lleva hasta la reciprocidad de la
sociedad peruana.
Esperamos, de este modo, llegar con Scientia al público académico y generar el debate
que las investigaciones proponen.
Los editores.
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humanidades
Scientia
LA MIGRACIóN PERUANA A CHILE, 2012
Max Meneses Rivas (+)
RESUMEN
La presente investigación tiene como finalidad estudiar la migración de peruanos a Chile
en el 2012. Como objetivos específicos pretende conocer, en primer lugar, la situación de la
migración internacional en Chile; en segundo lugar, la inmigración latinoamericana a Chile;
en tercer lugar, el proceso de la migración peruana a Chile, describiendo la situación de los
peruanos antes de la migración, durante la migración, su adaptación y vida en la ciudad de
Santiago de Chile y; en cuarto lugar, los cambios que se observan en el envío de remesas
al Perú después de la crisis económica del 2008.
Palabras clave
Migración internacional, migrantes peruanos, inmigración latinoamericana, las remesas
al Perú.
ABSTRACT
This research aims to study the migration of Peruvians to Chile in 2012. Specific objectives
seeks to know, first, the situation of international migration in Chile, second, Latin American
immigration to Chile, thirdly, the process of Peruvian migration to Chile, describing the
situation of Peruvians before migration, during migration, adaptation and life in the city
of Santiago de Chile and, fourth, the changes observed in remittances to Peru after the
economic crisis of 2008.
Keywords
International migration, Peruvian migrants, Latin American immigration, remittances to Peru.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 15-35 [2013] CIURP
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Max Meneses Rivas (+)
Introducción
D
espués de la crisis económica en 2008, por un lado, frente a los problemas de estabilidad, despidos masivos de trabajadores en general y la expulsión de miles de
inmigrantes ilegales de los países del norte, y, por otro lado, las dificultades cada
vez más duras para el ingreso de los emigrantes peruanos a los países como los
Estados Unidos de América y los de Europa, la tendencia de los flujos migratorios tienden a
orientarse hacia los países limítrofes como Argentina, Chile y Ecuador donde se encuentran
aproximadamente 600 mil migrantes peruanos (Altamirano, 2009; Maguid, 2005; Meneses,
2011, 2009, 2005; Pacecca, 2009; Solimano, 2008), observándose también la tendencia de
los flujos migratorios de los países del norte hacia los países del sur (Meneses, 2011).
El informe de investigación que se presenta describe en la primera parte, la situación de
la migración internacional en Chile. En la segunda parte se estudia la inmigración latinoamericana a Chile. En la tercera parte se analiza el proceso de la migración peruana a Chile,
describiendo la situación de los peruanos antes de la migración, en la migración, la adaptación, la vida en la ciudad de Santiago de Chile y el balance. Finalmente, en la cuarta parte
se presenta los cambios que se han producido en el envío de remesas al Perú después de
la crisis económica del 2008.
I. La migración internacional en Chile
Chile, según el censo de octubre del 2012, cuenta con una población de 15 millones 116 mil
435 habitantes (Censo 2012)1, mientras que la población de extranjeros apenas representa
al 5% de la población total.
A diferencia de lo que ocurrió con la población migrante de otros países receptores
como Estados Unidos y Argentina donde los migrantes extranjeros representaban el 11.2%
en 1920 y el 27% en 1914, respectivamente, la población de inmigrantes en Chile a lo largo
de su historia siempre se mantuvo entre el 1% y el 4.5% de la población total debido a su
ubicación geográfica.
De esta pequeña proporción de inmigrantes extranjeros, la población de origen europeo, siempre representó a la mayor proporción de migrantes extranjeros en Chile hasta
1970, debido a las oleadas provenientes de la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra
Mundial y la Guerra Civil Española. A partir de 1952 la inmigración de europeos a Chile tiende
a disminuir sensiblemente, mientras los inmigrantes latinoamericanos empiezan a presentar
una mayor proporción de migrantes.
En los años 70 y 80, alrededor del 6% de la población total de Chile, es decir, más de un
millón de chilenos, emigraron al extranjero como consecuencia de la dictadura y represión
1Según este censo, la Región Metropolitana de Santiago de Chile cuenta con 6 millones 061 mil 185 habitantes que
representan el 40.33% de la población total de Chile
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La migración peruana a Chile 2012
política del gobierno de Augusto Pinochet y por las recesiones económicas que experimentó
Chile (Stefoni, 2002).
Los inmigrantes europeos que llegaron a Chile desde su independencia, ocurrida el 18
de septiembre de 1810, y a lo largo de los siglos xix y xx, fueron diversos grupos conformados principalmente por españoles, franceses, británicos, alemanes, italianos, portugueses,
croatas, holandeses, rusos, griegos, austriacos, belgas, judíos askenazí, suizos, armenios,
polacos, húngaros, entre otros.
Todos estos pequeños grupos de inmigrantes tuvieron un importante impacto social,
cultural y económico en Chile. Las comunidades de inmigrantes se distribuyeron a lo largo
del territorio chileno. Así, los de origen germano tienen gran influencia en las regiones de la
Araucania, de los Ríos y de Los Lagos; los croatas en las regiones de Antofagasta y Magallanes
y los británicos en Santiago, Magallanes y Valparaíso, y en otros sectores costeros debido a
su estrecha relación con la Armada.
Aunque la mayoría de los inmigrantes de origen europeo provienen de la Europa
Occidental, existen ciertas comunidades de menor envergadura provenientes de Europa
del Este y el Cáucaso, que llegaron al país principalmente escapando de persecuciones en
su contra durante la primera mitad del siglo xx. Los inmigrantes provenientes de Europa
del Este principalmente eran judíos arribados a mediados del siglo xix provenientes de la
ex Unión Soviética, Polonia, Hungría, Rumania y la República Checa que llegaron a Chile
escapando del nazismo y del comunismo entre las décadas de 1930 y 1950.
De igual forma, algunos inmigrantes caucásicos, principalmente de Armenia, se establecieron en Chile durante las primeras décadas del siglo xx, debido a las limpiezas étnicas
realizadas por el Imperio otomano en algunas zonas del oriente de la actual Turquía, Siria
y el Líbano.
Estos pocos migrantes que llegaron a Chile provenientes de países europeos, árabes
y asiáticos fue consecuencia de las políticas migratorias de atracción que implementaron
los gobiernos de Chile durante la segunda mitad del siglo xix hasta mediados del siglo xx
con la finalidad de modernizar el país y “mejorar la raza”. Para ello, “las medidas adoptadas
privilegiaron abiertamente el ingreso de migrantes blancos (europeos). En esta época la
‘idea de mejorar la raza’ fue común a los políticos y gobiernos de Argentina, Perú, Brasil y
Chile” (Stefoni, 2002).
Esta política de colonización tuvo éxito en Argentina y Brasil, donde llegaron millones
de inmigrantes europeos por su situación geográfica, es decir, por encontrarse en la cuenca
del Atlántico, mientras que la migración internacional hacia Chile y Perú no fue significativa
por encontrarse en la cuenca del Pacífico.
Gracias a la ley de migración dictada por el gobierno de Chile en 1850, “llegaron aproximadamente 2,500 colonos alemanes para establecerse en el sur de Chile, en Valdivia y Puerto
Montt”. También llegaron en “1859 y 1890 un importante número de personas de origen
asiático a trabajar en el norte del país. Entre 1883 y 1905 arribaron más de 8 mil ciudadanos
españoles, italianos y suizos” (Naranjo, 2000, citado por Stefoni, 2002).
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Max Meneses Rivas (+)
En la actualidad, los inmigrantes que llegan a Chile, a parte de los países latinoamericanos, son de procedencia norteamericana así como de Asia y Medio Oriente.
El último informe de la Organización Internacional para las Migraciones, contabilizó
en el año 2009 a 565.000 extranjeros legalizados en Chile, lo que representa el 3,6% de la
población nacional (OIM, 2011).
Según este informe, más de 10.000 personas provienen de los Estados Unidos, son los
que han llegado al país principalmente para trabajar en empresas multinacionales, por lo
que poseen títulos profesionales y una buena situación económica.
En general, se puede señalar que a partir de la década de los 50, lentamente la región
latinoamericana dejó de ser receptora de los flujos migratorios provenientes de Europa para
convertirse en expulsora, debido a la inestabilidad política y económica que enfrentaban los
países latinoamericanos y las mejores oportunidades económicas que ofrecían los países
europeos (Gainza, 2006), esto evidenció que durante los años setenta y ochenta, muchos
ciudadanos chilenos, argentinos, uruguayos, brasileños, fueran acogidos por diversos países
europeos (Bélgica, España, Italia, Holanda, Alemania, Suecia, entre otros) como asilados
políticos (Yepes y Herrera, 2007).
En suma, se puede señalar que después de la crisis mundial del sistema capitalista en
el 2008 la tendencia del proceso migratorio empieza a cambiar, pues mientras la migración
del sur hacia los países del norte tiende a disminuir, la migración desde los países ricos hacia
los países del sur tiende a aumentar.
II. La inmigración latinoamericana a Chile
La inmigración de países limítrofes o latinoamericanos a Chile, a lo largo de su historia, ha
sido permanente pero no significativa hasta 1970, fecha a partir del cual los inmigrantes de
origen latinoamericano se han ido incrementando considerablemente, sobre todo a partir
de mediados de los años noventa, debido a la estabilidad económica y la instalación de
gobiernos democráticos ocurridos a partir de entonces.
La mayor cantidad de migrantes latinoamericanos que llegaron a Chile corresponde
a la población migrante argentina y peruana por su cercanía al país y en menor medida a
un buen numero de bolivianos, brasileños, canadienses, centroamericanos, colombianos,
cubanos, ecuatorianos, estadounidenses, mexicanos, uruguayos y venezolanos que han
encontrado buena cogida en Chile, desempeñándose en diversas ramas de actividad como
el comercio, la industria y los servicios.
Como se pude observar en el cuadro 1, la población total de los inmigrantes de países
vecinos a Chile es de 352,344 personas, el primer lugar ocupa el Perú con el 37% de la población migrante, Argentina con el 17%, Bolivia con el 6.7%, Ecuador con el 5.4% y Brasil con
el 2,7%. Uno de los principales factores que explica esta inmigración ha sido el importante
crecimiento de la economía chilena durante las últimas décadas.
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La migración peruana a Chile 2012
Las reacciones de los ciudadanos chilenos ante la inmigración que recibe el país son
diversas y similares a las de otros países receptores de inmigración. Para ciertos grupos, el
crecimiento en el número de inmigrantes representa un problema, debido a que hay una
creencia popular que dice que la inmigración de estos restringe las oportunidades laborales
de los nacionales. Incluso, se han registrado ataques a inmigrantes por parte de grupos e
individuos xenófobos y racistas. En cambio, existen otros grupos que consideran beneficiosa la inmigración como forma de diversificación del país, planteando, además, que la
inmigración es un proceso demográfico natural del ser humano y que también los chilenos
han emigrado por diversas razones a lo largo de la historia.
Cuadro 1: Las 10 mayores comunidades de inmigrantes en Chile 2009
País [
Inmigrantes (2009)
180 544
Porcentaje (%)
37.1%
Argentina
60 597
17.2%
Bolivia
24 116
6.8%
Ecuador
19 989
5.4%
Colombia
12 929
3.7%
España
11 025
3.1%
Estados Unidos
9 720
2.8%
Brasil
9 624
2.7%
Alemania
6 547
1.9%
4 589
1.3%
63 249
352 344
18.0%
Perú
China
Resto
TOTAL
NOTA: Las cifras de esta tabla son actualizaciones del servicio de extranjería de Chile del 2008, basado en el Censo 2002 de
Chile, y este toma en cuenta, como población inmigrante en Chile, solo aquellos nacidos en territorios extranjeros y residentes
en Chile, no considerando a los descendientes de inmigrantes dentro de las cifras últimas.
Actualmente, algunos estudios estiman que el 68% de los inmigrantes totales provienen
de Sudamérica, mientras que el 32% proviene de otras partes del mundo, principalmente
Europa, y que el 50% proviene de países fronterizos.
Según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones, en
2008, se han asentado en Chile 9.000 colombianos, 8.900 brasileños y 5.000 venezolanos.
Estas comunidades han llegado a Chile también en búsqueda de mejores oportunidades
económicas o académicas, pero, en general, se han asimilado en la sociedad por lo que no
sufren de xenofobia y son, en su mayoría, bien recibidos por los chilenos y se desempeñan
en diversas actividades laborales o han establecido locales comerciales.
De igual forma, más de 3.000 cubanos se han establecido en Chile, la mayoría corresponde a personas con títulos profesionales. Durante los últimos años ha crecido el número
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Max Meneses Rivas (+)
de centros médicos atendidos por cubanos, los que han tenido gran éxito debido a sus
bajos costos.
También han llegado a Chile paraguayos, de forma más importante últimamente,
desempeñándose en diversos rubros, como: comercial, industrial, servicios y también en el
fútbol, el número de paraguayos en el país es de 3.000 personas.
Ahora bien, el Censo de 1982 señaló que solamente 83.805 personas extranjeras
residían en el país, y lo particular de esta migración era, salvo la presencia de argentinos,
el gran componente extrarregional: ciudadanos españoles, alemanes, chinos, entre otras
nacionalidades; posteriormente, el Censo de 1992 estima que esta cifra aumenta a 114.531
extranjeros, acentuándose el componente andino en la migración.
Esta connotación se evidencia como consecuencia de la vuelta a la democracia, en1990,
con la elección democrática de Patricio Aylwin Azocar, representante de la Concertación de
Partidos por la Democracia, la paz social y los indicadores económicos con números positivos
y muy por sobre la media regional. Chile comienza a ser un nuevo polo de atracción para
países fronterizos y de la región, que desde muchas décadas ya presentan una vocación
inmigrante. Peruanos, bolivianos, ecuatorianos y últimamente colombianos, empiezan a
llegar al país, y la inmigración no solo llega a las regiones fronterizas, sino que a los grandes
centros urbanos. Santiago de Chile, por su alta concentración económica y laboral, se ofrece
como una alternativa al inmigrante de la región.
Por otra parte, es relevante destacar el rol de las mujeres en la migración, con un 52% ,
destacando principalmente mujeres peruanas y colombianas (Departamento de Extranjería
y Migración, 2008).
En suma, Chile se ha convertido en receptora de la nueva inmigración latinoamericana,
cuyas principales características son su espontaneidad, la migración laboral con experiencia
urbana, que tiene como finalidad mejorar su calidad de vida, trabajando en diversas actividades con bajas remuneraciones como: la construcción, la industria y los servicios domésticos.
III. La migración peruana a Chile
Según estimaciones del Departamento de Extranjería y Migración del Gobierno de Chile, al
año 2011, los ciudadanos peruanos que se encuentran en Chile son alrededor de 280.000
personas.
La migración de peruanos a otros países a partir de los años 80 se debió en primer lugar
a la crisis económica generalizada que experimentó el Perú durante el primer gobierno de
Alan García (1985-1990) que sacudió a las clases más vulnerables como obreros y campesinos.
También se debió a la violencia política desatada por Sendero Luminoso y el Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru durante los gobiernos de Alan García (1985-1990) y de Alberto
Fujimori (1990-2000). Este conflicto que enfrentó a terroristas, Fuerzas Armadas, campesinos
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La migración peruana a Chile 2012
y órganos de gobierno, generó la salida del Perú de 380.000 personas, aproximadamente
(De los Ríos y Rueda, 2005).
En la segunda mitad de la década de los noventa y con la finalización parcial de la guerra
contra el terrorismo y, particularmente, contra Sendero Luminoso, se observa una estabilidad
en el Perú, que conjuntamente a una recuperación económica, que se vio mermada por la
crisis asiática de 1998, la migración de peruanos al exterior se redujo a una cifra que bordeaba
los 17.900, esta cifra fue la menor registrada en los últimos veinte años.
Cabe considerar que las contracciones económicas que afectaron al Perú en temas de
salarios y trabajos, durante este período, intensificaron la salida de ciudadanos peruanos
a otros destinos, considerando que su movimiento migratorio se debió netamente a una
satisfacción laboral y económica, que no encontraban en el Perú. Ante eso, se puede considerar que a finales del siglo xx y comienzos del siglo xxi, 70.900 peruanos dejaron el país
en busca de un mejor horizonte económico.
Ya en los primeros años del siglo xxi, la cifra del saldo migratorio ha seguido en una
creciente tendencia de progreso, considerando que en el año 2002 se registró una salida de
220.000 personas, aunque el año 2004 es cuando la cifra se considera como la más elevada
con respecto a la salida de ciudadanos peruanos a otras latitudes, 399.000 personas.
La composición social de los migrantes peruanos se caracteriza por representar a todas
las clases sociales y grupos culturales del Perú, donde los sectores populares con experiencia
urbana son mayoritarios, seguido de los sectores medios y altos en menor proporción, en
un 80%, concentrados en Santiago de Chile.
La migración peruana al exterior, y en particular a Chile, se da principalmente por un
factor económico-laboral, donde se percibe una mejora institucional y una mejor calidad
de vida en el país vecino, a pesar que los índices económicos de ambos países durante el
último trienio han sido positivos, teniendo un crecimiento económico que fluctúa entre el
5% y el 7%; además de tener una marcada apertura hacia la plataforma Asía-Pacífico, concretando en la última década del siglo xxi una proyección de acuerdos de libre comercio y
asociaciones con principales polos de atracción económica.
Ahora bien, es posible determinar que Chile como país de atracción de una nueva migración, como lo han señalado los gobiernos de la Concertación, se establece como un patrón
a seguir y a imitar por los países de la región, principalmente por su ordenanza económica,
su estructura consolidada en lo político e institucional y por la capacidad de acogida de la
sociedad que lo representa.
En ese sentido, desde el retorno a la democracia en 1990, los partidos de la Concertación
(Patricio Aylwin 1990-1994; Eduardo Frei Ruiz Tagle 1994-2000; Ricardo Lagos Escobar
2000-2006 y Michelle Bachelet Jería 2006-2010) han tenido ciertas acciones relativas al desarrollo y manejo de una política migratoria acorde a la realidad que presenta Chile, como
el fortalecimiento de una red de integración en donde los convenios suscritos desde el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle a la fecha, han incidido y trabajado en esa temática. Otra
acción a considerar es el convenio suscrito por los gobiernos de Chile y Perú con relación al
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Max Meneses Rivas (+)
tránsito de personas en la zona fronteriza chileno-peruana de Arica y Tacna, promoviendo
y acercando lazos de cooperación y colaboración entre las políticas migratorias fronterizas
en ambos países.
La característica que presenta la migración de peruanos a Chile es el ligero predominio
de mujeres independientes o mujeres jóvenes solas, entre 35 y 59 años, que representan al
52% de los inmigrantes, debido a que su inserción laboral es en el servicio doméstico como
asesoras del hogar.
El aumento del índice de masculinidad en los inmigrantes peruanos significa que los
hombres también tienen mejores oportunidades de trabajo en actividades de construcción
y servicios, como en el de la gastronomía que tiende a proliferarse en el centro de Santiago
así como en distritos de clase media y alta. A pesar de los esfuerzos realizados entre los
gobiernos de Perú y Chile en materia de migración, todavía existe entre los peruanos una
elevada proporción de indocumentados que no pueden realizar contratos de trabajo y que
por este motivo se aprovechan y pagan el sueldo mínimo.
Otra característica que presentan los inmigrantes peruanos es la baja representación
de niños y adolescentes, debido a que sus padres viajan solos para enviarles remesas; sin
embargo, se nota el incremento de núcleos familiares que están generando problemas de
hacinamiento y tugurización en los distritos populares de Chile, principalmente en el centro
de Santiago.
Por otro lado, la mayoría de los inmigrantes peruanos presentan elevados niveles de
instrucción formal, en comparación de los inmigrantes bolivianos. Los migrantes peruanos
en su mayoría poseen estudios secundarios completos, estudios técnicos y en algunos casos
universitarios completos. En las entrevistas realizadas se pudo comprobar que los peruanos, antes de salir del Perú, trabajaban en la administración pública, en empresas privadas
dedicadas al comercio y centros educativos, pero con ingresos muy bajos.
El 80% de los inmigrantes peruanos reside en la ciudad de Santiago, particularmente
en las comunas de Santiago Centro, Independencia, Recoleta, Quillicura, Lo Barnechea,
Nuñoa, Huechuraba, San Miguel, Providencia, Maipú, entre otros, donde viven en cuartos
alquilados de viviendas antiguas y en edificios de 15 pisos. En estos lugares, los migrantes
peruanos se reúnen y practican sus fiestas costumbristas de sus lugares de origen como
las fiestas de carnavales, las polladas, las procesiones del Señor de los Milagros y otras
figuras religiosas.
Un aspecto importante a destacar es que entre 1992 y el 2002, la comuna de Santiago
Centro disminuyó su población en un -9.4%, mientras que entre los censos del 2001 y 20012
las viviendas aumentaron en un 93% y la población residente en un 43% por la afluencia de
migrantes extranjeros a Santiago. Los espacios que dejan los chilenos para ir a vivir en otros
distritos mejor equipados son ocupados por los migrantes extranjeros como los peruanos.
Las migrantes peruanas, al igual que los bolivianos, sufren en sus centros laborales por
cuestiones del idioma y los modismos, pues al principio al no entender el modo de hablar
de los chilenos son discriminadas y sometidas al maltrato por parte de sus empleadores.
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Finalmente, los migrantes peruanos han conformado numerosas asociaciones de
peruanos residentes en Santiago donde realizan diversas actividades sociales y culturales.
A pesar de existir esta asociación, la tendencia de los migrantes peruanos es a desarrollar
actividades más individualistas, llegando al extremo de buscar la nacionalidad chilena para
tener mayores ventajas económicas y ciudadanas.
Para conocer las características que presenta el proceso de la migración de peruanos
a Chile presentamos los resultados de la encuesta realizada en la ciudad de Santiago a los
peruanos residentes en Chile en octubre del 2012.
1. Situación antes de la migración
La situación de inseguridad en el Perú, a lo largo de las décadas de los años 80 y 90, así como
el incremento de la pobreza, la desigualdad social, la exclusión social, los bajos ingresos y el
cierre de fábricas por la reestructuración de la economía generada por la globalización hacen
que los peruanos afectados empiecen a pensar en salir del país, pues cada vez más reciben
de amigos, parientes y los medios de comunicación noticias sobre la prosperidad y la estabilidad en los países del exterior donde hay grandes oportunidades para los migrantes del sur.
En los años 90 y 2000 un sector importante de la población peruana, especialmente de
jóvenes, empieza a pensar en emigrar al extranjero para mejorar su calidad de vida y resolver
sus problemas económicos, sociales, políticos y culturales, más aún cuando sus contratos
de trabajo terminan cada tres meses y no logra tener estabilidad.
Los migrantes peruanos que viajaron a Chile proceden en su mayoría de los departamentos de la costa y norte del país. Efectivamente, el 36.4% de los migrantes a Chile proceden
del departamento de Lima, el 20.0% procede del departamento de La Libertad, el 12.7%
procede del departamento de Ancash, el 7.3% procede del departamento de Junín y el 3.6%
procede tanto del departamento de Cajamarca como del departamento de Cusco.
El 18% de los migrantes peruanos entrevistados pertenece al grupo etario de 18 a 24
años, el 80% pertenece al grupo etario de 25 a 44 años y el 1.8% pertenece al grupo etario
de 45 a 64 años.
El 43.6% corresponde a migrantes del sexo femenino y el 56.4% corresponde a migrantes
del sexo masculino.
El 67.3% de los migrantes a Chile eran solteros antes de partir, el 14.5% eran casados,
el 5.5% eran separados y el 12.7% eran convivientes.
Sin embargo, el 49% señala que su estado civil ha cambiado en el nuevo país y el 51% de
los migrantes peruanos a Chile señala que su estado civil no ha cambiado en el nuevo país.
Actualmente, el 43.6% de migrantes peruanos en Chile cuenta de 0 a 2 miembros de su
familia en Chile, el 36.4% cuenta de 3 a 5 miembros de su familia en Chile, el 14.5% cuenta
con 6 a 8 miembros de su familia en Chile y el 5.5% cuenta con más de 9 miembros de su
familia en Chile.
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En cuanto a los miembros de su familia en el Perú, el 25.5% de migrantes peruanos en
Chile dice que cuenta de 0 a 2 miembros de su familia en Perú, el 60.0% cuenta con 3 a 5
miembros de su familia en Perú, el 7.3% cuenta con 6 a 8 miembros de su familia en Perú y
también 7.3% cuenta con más de 9 miembros de su familia en Perú.
El nivel educativo del migrante peruano a Chile es en su mayoría secundaria completa y
técnica no universitaria. El 10.9% de los migrantes peruanos en Chile tienen nivel educativo
primario, el 50.9% tiene nivel educativo secundario, el 20.0% tiene nivel educativo técnica no
universitaria, el 16.4% tiene nivel superior universitaria y tan solo el 1.8% tiene nivel posgrado.
De los migrantes peruanos entrevistados en Chile, el 16.4% tiene el grado de bachiller,
el 1.8% tiene el título de licenciado, otro 1.8% es magíster y el 80.0% no tiene ningún título
o grado académico que haya alcanzado.
Las principales ocupaciones de los padres de los migrantes a Chile en el lugar de origen
son el comercio, las actividades agropecuarias y empleado. Efectivamente, el 43.6% de los
padres de los migrantes en Chile son comerciantes, el 20.0% de los padres son campesinos,
el 12.7% son empleados, el 9.1% son independientes, el 5.5% son profesionales, el 3.6% son
obreros. Otras ocupaciones son cocinero, transportista y pescador, cada uno con el 1.8%.
Las principales ocupaciones de las madres de los migrantes a Chile en el lugar de origen son el comercio, su casa y las actividades agropecuarias. El 38.2% de las madres de los
migrantes en Chile son comerciantes, otro 38.2% de las madres son amas de casa, el 16.4%
son campesinos, el 5.5% son empleadas y el 1.8% son profesionales.
Antes de salir del país, el 34.5% de los migrantes peruanos en Chile vivía en Lima, el 10.9%
vivía en Trujillo, el 5.5% vivía en Casma, otro porcentaje similar vivía en El Agustino, además
de vivir en El Callao, Cusco, Los Olivos y Chimbote, cada uno con el 3.6%, entre los principales.
2. La migración
La decisión de emigrar a Chile ocurre con regularidad creciente desde los años 90 hasta el
2005 y con mayor intensidad entre los años 2006 y 2010, periodos estos cuando la economía
de los países latinoamericanos como Chile, Argentina y el Brasil tienen un alto crecimiento
económico y con una relativa disminución en el 2011 por la notable mejoría de nuestra
economía.
Los factores que explican la decisión de los peruanos por emigrar a Chile son la cercanía de un país vecino, la prosperidad económica de Chile por las altas tasas de crecimiento
económico, la facilidad del idioma, el mayor peso adquisitivo del peso chileno, la buena
disposición del gobierno chileno para recibir a los inmigrantes extranjeros.
El 14.5% de los migrantes peruanos en Chile empezaron a pensar en salir del Perú entre
los años 1993 y 1999, el 21.8% entre los años 2000 y 2005, el 41.8% entre los años 2006 y
2010 y el 21.8% entre los años 2011 y la actualidad.
El 14.5% de los migrantes peruanos en Chile decide emigrar en los años comprendidos
entre 1993 y 1999, otro porcentaje similar decide emigrar entre los años 2000 al 2005, el
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43.6% de los migrantes decide emigrar entre los años 2006 al 2010 y el 27.3% de los migrantes
decide emigrar entre los años 2011 a la actualidad.
Respecto al año en que se emigró, se observa que el 12.7% emigró entre los años 1993
a 1999, el 14.5% emigró entre los años 2000 al 2005, el 45.5% emigró entre los años 2006 al
2010 y el 27.3% emigró entre los años 2011 y la actualidad.
La mayoría de los peruanos que migraron a Chile son jóvenes de 15 a 24 años y adultos
de 25 a 44 años. Efectivamente, el 54.5% de los migrantes a Chile tenía de 15 a 24 años, el
41.8% tenía de 25 a 44 años, el 1.8% tenía menos de 15 años y otro porcentaje similar tenía
de 45 a 64 años.
Las razones principales por la que los peruanos decidieron emigrar a Chile fueron: por
razones económicas el 43.6%, por razones de trabajo el 30.9%, por razones de turismo el
7.3%, para mejorar su calidad de vida el 7.3%, por razones familiares el 5.5%, por razones
sociales el 3.6% y para visitar a algún familiar el 1.8%.
En cuanto a quién decidió emigrar a Chile, el 38.2% lo decidió solo, el 21.8% lo decidió
sola, el 9.1% lo decidió la esposa, el 3.6% lo decidió el marido, otro 3.6% lo decidieron los
padres, otro similar lo decidió la madre, el 1.8% lo decidió el padre, el 12.7% lo decidió la
familia en su conjunto, el 3.6% lo decidieron los amigos y el 1.8% lo decidió el conviviente.
La mayoría de los peruanos que migraron a Chile tuvieron como lugar de destino la
ciudad capital Santiago de Chile. En efecto, el 92.7% de los peruanos que viajaron a Chile
deciden migrar a la capital Santiago de Chile y en menor porcentaje a una ciudad pequeña,
una ciudad mediana, a Argentina y a Concepción, cada uno con el 1.8%.
La información que tenía sobre el lugar de destino era de primera mano, porque provenía de familiares ya instalados y amigos principalmente. El 50.9% de los migrantes tenía
información sobre el lugar de destino por parte de familiares ya instalados, el 29.1% tenía
información de amigos, el 7.3% tenía información de vecinos, el 5.5% tenía información
por las noticias, el 3.6% tenía información por parte de su conviviente y otro 3.6% no tenía
ninguna información sobre el lugar de destino.
El 38.2% emigró a Lima antes del destino final que fue Chile, el 5.9% emigró a Argentina
y el 2.9% emigró a Holanda. El 52.9% no emigró a ninguna ciudad.
Sobre cómo llegó al país de destino, el 34.5% llegó solo, el 25.5% llegó sola, el 20.0%
llegó acompañado, el 9.1% llegó acompañada y el 10.9% llegó con parientes.
El financiamiento del pasaje fue generalmente por ahorro personal y préstamo familiar.
El 58.2% de los migrantes financió su pasaje por medio del ahorro personal, el 30.9% financió
su pasaje por medio de un préstamo familiar, el 9.1% financió su pasaje por medio de su
pareja y el 1.8% financió su pasaje por medio de un préstamo de una entidad financiera.
El 31.4% de los migrantes llegó con cero dólares en el bolsillo hasta 499 dólares, el 54.9%
llegó con 500 a 1000 mil dólares, el 9.8% llegó con 1001 a 2000 dólares y el 3.9% llegó con
más de 2001 dólares a Chile.
El 9.1% de los migrantes a Chile sí necesitó visa para ser aceptado en el país de destino
y el 90.9% no necesitó de visa.
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Del total de migrantes que viajaron a Chile con una visa, el 100% no tuvo problemas
para gestionar la visa.
Respecto al tiempo que pensó que duraría la emigración, el 10.9% pensó que sería
menos de un año, el 43.6% de 1 a 2 años, el 30.9% que duraría de 3 a 6 años, el 7.3% de 10
a 20 años y otro 7.3% pensó que duraría toda la vida.
El 47.3% de los migrantes quiso dejar dificultades económicas cuando salió de su lugar
de origen, el 27.3% quiso dejar problemas personales, el 10.9% quiso dejar problemas familiares, otro 10.9% no quiso dejar nada y el 3.6% quiso dejar problemas políticos.
El 69.1% de los migrantes quiso encontrar otras oportunidades al llegar al país de destino, el 9.1% quiso encontrar otro trabajo, el 7.3% quiso encontrar otro mundo, otro 7.3%
quiso encontrar otra clase social y en menor medida quiso descubrir un nuevo lugar y quiso
encontrar a su familia, cada uno con el 3.6%.
3. La adaptación
Respecto al lugar de instalación, en los primeros días de llegada a la ciudad de Santiago en
Chile o el país de destino, el 56.4% de los migrantes se instaló en la vivienda de sus familiares,
el 29.1% se instaló en la vivienda de sus amigos, el 5.5% se instaló en un hostal, el 3.6% se
instaló en la vivienda de su patrono, otro 3.6% se instaló en una casa alquilada y el 1.8% se
instaló en una habitación.
En cuanto al primer lugar donde vivieron los migrantes peruanos en la ciudad de
Santiago, se aprecia que el 74.5% vivió en el centro, el 16.4% vivió en la periferia, el 7.3% vivió
en zona residencial y el 1.8% vivió en un hostal. Esta distribución de la población refleja la
estructura social de los migrantes peruanos que en función a su extracción de clase se ubican
en distritos populares, distritos de clase media o distritos de personas con altos ingresos.
El 63.6% de los migrantes sí cambió de residencia durante el tiempo que tiene viviendo
en la ciudad de Santiago de Chile, mientras que el 36.4% no cambió de residencia.
Los motivos de cambio de residencia son en primer orden por comodidad con el 54.3%,
en segundo orden con el 22.9% porque querían estar más cerca de su trabajo, en tercer
orden con el 8.6% porque la residencia donde vivía era pequeña, en cuarto orden con el
5.7% se cambió por razones familiares y en quinto orden con el 2.9% porque la familia creció.
Los motivos porque no cambió de residencia son en primer orden porque está cómodo
donde vive con el 36.4%, en segundo orden con el 9.1% porque su trabajo está cerca y no
hay necesidad de cambiar. El 54.5% no sabe, no opina.
El 25.4% de los migrantes peruanos en Chile tuvieron como primer trabajo la de obrero
o albañil, el 9.1% la de empleado y el 25.5% la de asesora del hogar o trabajadora del hogar.
Por sexo, se observa que el 19.4% de los hombres tuvo como primer trabajo el de ser
obrero, el 25.8% como albañil, el 12.9% de empleado y el 6.5% como cocinero, además de
otros trabajos como repartidor, ambulante, copero y garzón o mozo, entre otros, cada uno
con el 3.2%.
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En cambio, el 58.3% de las mujeres tuvo como primer trabajo el de asesoras del hogar
y el 8.3% como costureras, además de otros trabajos como ambulante, copera, empleada,
ayudante en un mercado, etc., cada uno con el 4.2%.
El 50.9% de los migrantes trabaja 8 horas al día, el 36.4% trabaja más de 8 horas, el 9.1%
trabaja menos de 8 horas y el 3.6% no trabaja.
El 71.2% de los migrantes peruanos en Chile tuvo un ingreso promedio mensual en
dólares de 0 a 499 dólares, es decir el sueldo mínimo vital, el 26.9% tuvo un ingreso promedio mensual de 500 a 1000 dólares que equivale al ingreso que reciben los que tienen sus
documentos en regla y pueden firmar contrato, mientras que el 1.9% tuvo un ingreso promedio mensual mayor de 2001 dólares, que corresponde a pequeños, medianos y grandes
empresarios dedicados al comercio, la industria y la gastronomía.
El 23.6% de los migrantes peruanos en Chile sí tuvo problemas con su documentación
cuando llegó al país de destino, en cambio el 76.4% no tuvo problemas con su documentación al llegar al país de destino.
Del total de migrantes que tuvo problemas con su documentación, el 30.8% fue porque no podía hacer contrato de trabajo, otro 30.8% porque no tenía documentos, el 15.4%
porque no tenía visa de trabajo, otros problemas con la documentación fueron porque los
trámites son caros y porque llegó de ilegal, cada uno con el 7.7%.
El 89.1% de los migrantes llegó al país de destino en condición de turista, el 3.6% llegó
en condición de negocios, el 5.5% llegó en condición de tránsito y el 1.8% llegó en condición
de clandestino. Ver Gráfico 11.
El 90.9% de los migrantes ha obtenido los documentos y el 9.1% aún no lo ha obtenido
para poder trabajar y residir sin problemas en el país de destino.
Las modalidades por las cuales se obtuvieron los documentos fueron mediante visa de
trabajo con el 74.0%, mediante amnistía con el 14.0%, mediante unificación familiar con el
10.0% y mediante el matrimonio con ciudadano o ciudadana del país de destino con el 2.0%.
Solo un caso ha obtenido los documentos con nacionalidad chilena. Respecto a la
ciudadanía, se aprecia que el 38.2% de migrantes en Chile sí tiene la ciudadanía y el 61.8%
no tiene la ciudadanía.
Para el caso de los migrantes en Chile, el 28.6% obtuvo la ciudadanía después de 3
meses, el 9.5% obtuvo la ciudadanía en diferentes meses, algunos lo hicieron en 2 meses,
otros en 8 meses, algunos en 9 meses y también en 24 meses. Algunos casos han tenido
que esperar hasta 18 y 36 meses para obtener la ciudadanía.
Las causales de obtención de la ciudadanía en el país de destino fueron por contrato
de trabajo (76.2%), por sus hijos (9.5%) y por matrimonio (4.8%).
En general, las costumbres y hábitos que no entendió cuando llegó al país de destino
fueron la manera de hablar de los chilenos (la jerga popular) con el 58.2%, la comida con el
10.9%, el clima frío con el 7.3%, la puntualidad con el 3.6% y el tránsito con el 1.8%. El 18.2%
señala que todo lo entendió.
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Entre las cosas más chocantes e hirientes que tuvo al llegar al país de destino destaca
el clima frío con el 34.5%, la comida con el 16.4%, el racismo con el 9.1%, la nostalgia con el
7.3%, el calor con el 5.5%, sus costumbres con el 3.6%, además de la soledad, la puntualidad,
la indiferencia de la gente, aprender a cocinar y el trabajo, cada uno con el 1.8%. El 14.5%
considera que nada le fue chocante ni hiriente.
Y entre las cosas más apreciadas y valoradas se destaca la limpieza y el orden con el
27.3%, la familia y el metro con el 10.9% para cada uno, igualmente las mujeres, la amabilidad
de la gente y el trabajo con el 7.3% para cada uno.
Otras cosas apreciadas y valoradas fueron la unión de las familias chilenas, la fuerza de
voluntad, el buen trato de los empleadores, los edificios de Santiago de Chile y la amistad
con los chilenos, cada uno con el 3.6%.
De las cosas que más cambiaron su vida se observa que fue el trabajo con el 49.1%,
los hijos o hijas con el 20.0%, su personalidad con el 9.1%, la familia con el 7.3%, un nuevo
compromiso y la mejora en la calidad de vida con el 3.6% para cada uno.
4. La vida en Chile
El 92.7% de los migrantes sí trabaja actualmente y el 7.3% no lo hace.
Del total de migrantes que trabajan, el 21.2% tiene como ocupación principal la de
obrero, el 30.8% es empleado, el 13.5% es trabajador independiente, el 7.7% es empleador
o patrono, el 3.8% es trabajador familiar no remunerado, el 17.3% es trabajador del hogar,
el 3.8% es jardinero y el 1.9% es chofer.
El total de migrantes peruanos en Chile que no trabajan se dedican a ser amas de casa.
El 78.4% de los migrantes peruanos en Chile trabaja actualmente a tiempo completo,
mientras que el 21.6% trabaja a tiempo parcial.
El 84.3% de los migrantes peruanos trabaja durante todo el año y el 15.7% trabaja por
temporada.
Actualmente el 19.6% de los migrantes gana mensualmente de 0 a 499 dólares mensuales, es decir el sueldo mínimo vital, el 58.8% gana de 500 a 1000 dólares mensuales, por
tener sus documentos en regla y hace contratos, y goza de todos los beneficios, mientras
que el 11.8% gana de 1001 a 2000 dólares mensuales por ser pequeños empresarios emergentes de actividades industriales, comerciales y de gastronomía y el 9.8% gana más de 2001
dólares mensuales por ser medianos empresarios que trabajan en actividades industriales,
comerciales y de gastronomía.
El 78.4% de los migrantes peruanos en Chile ahorra de 0 a 499 dólares, el 13.7% ahorra
de 500 a 1000 dólares, el 3.9% ahorra de 1001 a 2000 dólares y otro 3.9% ahorra más de
2001 dólares.
Respecto a la tenencia de un contrato de trabajo, el 74.5% de los migrantes peruanos
sí tiene un contrato de trabajo y el 25.5% restante no tiene.
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El 35.7% de los migrantes peruanos no tiene un contrato de trabajo porque es trabajador independiente, el 21.4% es ama de casa, el 14.3% porque tiene su propia empresa, otro
14.3% porque trabaja a tiempo parcial y el 7.1% porque los empleadores no quieren pagar
impuestos y porque viajó como turista.
Los principales tipos de trabajo que han tenido los migrantes han sido de obreros, albañiles, asesoras del hogar, cocineros, ambulantes, transportista, mozo y ayudantes, entre
otros trabajos.
Por sexo se observa que el 20.0% de los hombres han tenido trabajos como obreros, el
16.7% como albañil, además han tenido trabajo como cocinero, transportista, soldador y
panadero, cada uno con el 6.7%.
En el sexo femenino se observa que el 56.5% de las mujeres ha tenido trabajo como
asesora del hogar y en menor porcentaje como ayudante para distintas tareas y costurera,
cada una de ellas con el 8.7%.
Respecto a cómo se consigue los trabajos, el 80.4% de los migrantes peruanos en Chile
lo consigue mediante recomendación, el 5.9% lo consigue mediante mecanismos informales, el 7.8% lo consigue por sí solo y el 2.0% lo consigue mediante contactos personales, así
como también mediante una agencia y por internet.
El 33.3% de los migrantes pierde los trabajos por fin del contrato, el 2.1% pierde los
trabajos por reducción de planilla y también por motivos de viajes y finalmente el 62.5%
pierde los trabajos por cese voluntario.
Actualmente, el 3.6% de los migrantes vive en la zona residencial, el 78.2% vive en el
centro de la ciudad y el 18.2% vive en la periferia.
En cuanto a la tenencia de la casa que habita, el 89.1% de los inmigrantes habita una
casa alquilada, el 7.3% habita como alojado o alojada, el 3.6% habita en una casa propia.
El 74.5% de los migrantes vive en una casa, el 23.6% vive en un departamento/piso y
el 1.8% vive en una pieza.
Asimismo, el 49.1% de los migrantes vive en un área menor de 20 metros cuadrados,
el 23.6% vive en un área de 21 a 50 metros cuadrados, el 21.8% vive en un área de 51 a 100
metros cuadrados y el 5.5% vive en un área superior de 101 metros cuadrados.
Respecto al número de cuartos de la vivienda, el 41.8% de los migrantes vive en una
vivienda que tiene de 1 a 2 cuartos, el 36.4% vive en una vivienda que tiene de 3 a 5 cuartos,
el 9.1% vive en una vivienda que tiene de 6 a 8 cuartos y el 12.7% vive en una vivienda que
tiene más de 9 cuartos.
También se comprueba que el 23.6% de migrantes no ha cambiado nunca de domicilio
desde que llegó a su lugar de destino, el 14.5% ha cambiado 1 vez de domicilio, el 29.1%
ha cambiado 2 veces de domicilio, el 16.4% ha cambiado 3 veces de domicilio, el 7.3% ha
cambiado 4 veces de domicilio, el 3.6% ha cambiado 5 veces de domicilio y el 5.5% ha
cambiado 6 veces de domicilio.
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Respecto con quienes comparte su vivienda, el 49.1% lo comparte con un familiar, el
25.5% vive solo con su núcleo familiar, el 18.2% lo comparte con un amigo y el 7.3% vive
solo o sola.
Del total de migrantes que señalaron que se comunican vía correo postal, el 66.7% lo
hace semanalmente y el 33.3% lo hace mensualmente.
Del total de migrantes que señalaron que se comunican vía teléfono con sus familiares,
el 6.0% lo hace a diario, el 54.0% lo hace semanalmente, el 32.0% lo hace mensualmente y
el 8.0% lo hace 1 o 2 veces al año.
Del total de migrantes peruanos que señalaron que se comunican vía correo electrónico
con sus familiares, el 75.0% lo hace semanalmente y el 25.0% lo hace mensualmente.
El 45.5% de los migrantes se relaciona más frecuentemente con amigos peruanos, el
32.7% con sus familiares, el 7.3% con el hermano y otro 7.3% con los chilenos.
En su tiempo libre, el 58.2% de los migrantes peruanos ve televisión y el 41.8% restante
no ve televisión. Igualmente, bajo esta misma perspectiva el 38.2% realiza deportes y el 61.8%
no lo hace; asimismo, el 41.8% se reúne con amigos y el 58.2% no se reúne; el 3.6% va al cine
y/o teatro y el 96.4% no va al cine y/o teatro; el 1.8% se dedica a estudiar y el 98.2% no se
dedica a estudiar; y otro 1.8% se reúne con familiares y el 98.2% no lo hace.
La mayoría de migrantes suele acudir a familiares y amigos en caso de tener algún problema. En efecto, el 50.9% de los migrantes suele acudir a familiares, el 27.3% suele acudir
a amigos, el 16.4% suele acudir a los servicios sociales y el 5.5% de los migrantes no suele
acudir a nadie en caso de tener algún problema.
Respecto a qué le resulta más difícil en Santiago de Chile, el 29.1% menciona los problemas de la jerga chilena, el 27.3% le resulta más difícil resolver los problemas de documentación, el 10.9% le resulta difícil el trabajo, el 7.3% le resulta difícil encontrar amigos y el 1.8%
le resulta difícil la soledad. El 10.9% considera que nada le resulta difícil.
En cuanto al tema del racismo, se aprecia que para el 72.7% de los migrantes peruanos
los chilenos sí son racistas y para el 27.3% no lo son.
Del total de migrantes peruanos que consideran que los chilenos son racistas, el 45.0%
lo considera así porque los chilenos se creen superiores, el 15.0% lo considera así porque
se creen blancos y por la rivalidad que tiene con Perú, respectivamente. Otros motivos son
porque odian a los peruanos y porque los racistas son generalmente los chilenos mayores,
cada uno con el 5.0%.
Del total de migrantes que consideran que los chilenos no son racistas, el 91.7% lo
considera así porque los chilenos son amistosos y el 8.3% porque no ha sentido el racismo.
En cuanto al tema de hacer compras, el 85.5% de migrantes sí le gusta hacer compras
y el 14.5% no le gusta hacer compras.
Al 55.3% de inmigrantes le gusta hacer compras semanalmente, al 10.6% le gusta hacer
compras quincenalmente, al 8.5% le gusta hacer compras mensualmente, al 6.4% le gusta
hacer compras cuando hay dinero y al 4.3% le gusta hacer compras cuando hay ofertas,
entre otros.
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Del total de migrantes que no le gusta hacer compras, el 62.5% argumenta que no
lo hace porque no tiene tiempo, otros motivos son porque le da flojera y porque no tiene
dinero, cada uno con el 12.5%. El 12.5% no sabe.
Respecto al tema de si el migrante desea regresar algún día al Perú, el 89.1% sí desea
regresar a su país y el 10.9% no desea hacerlo.
El 40.8% piensa regresar al Perú en menos de 5 años, el 24.5% piensa regresar solo en
vacaciones, el 6.1% piensa regresar pronto, otro 6.1% aún no sabe cuándo regresará y otros
piensan regresar de 5 a 10 años, cuando haya ahorrado lo suficiente y cuando cumpla sus
metas, cada uno con el 2.0%. El 14.3% no sabe.
Del total de migrantes que no desean regresar al Perú, el 66.7% no regresa porque está
bien en Santiago de Chile, el 16.7% no piensa regresar porque en Santiago se gana más dinero
y otro 16.7% no piensa regresar a Perú porque ya se acostumbró en el país de destino final.
En lo referente a las perspectivas para sus hijos y su familia, el 40.0% de los migrantes
considera que las perspectivas son excelente, el 43.6% considera que las perspectivas son
buenas y el 10.9% considera que las perspectivas son regulares.
El 100.0% señala que no pertenece a ninguna organización social.
5. Balance
Un balance de la migración de los peruanos a Chile revela que la migración ha sido positiva
en general porque casi todos han logrado alcanzar las metas que se habían trazado.
Las principales metas que alcanzó el migrante peruano en Chile fue tener trabajo estable con el 47.3%, tener una familia con el 9.1%, tener un negocio propio con otro 9.1%,
estabilidad económica con el 7.3%, mejorar su calidad de vida con el 5.5% y tener capacidad
de ahorro con el 3.6%, entre los principales.
Del total de inmigrantes peruanos que señalaron que no alcanzaron sus metas en el
país de destino, el 25.5% no alcanzó a tener una profesión, el 16.4% no alcanzó a tener una
vivienda propia, el 12.7% no alcanzó a terminar sus estudios superiores, otro 12.7% no alcanzó a ganar más dinero, el 7.3% no alcanzó a traer a algunos familiares y el 3.6% no alcanzó
muchas cosas. El 9.1% considera que ha alcanzado todas sus metas.
El 45.5% de los migrantes peruanos en Chile declaró que la familia fue solidaria con
ellos, en segundo lugar, el 20.0% señaló que fueron solidarios con ellos los peruanos, en
tercer lugar, el 9.1% señaló que los chilenos fueron solidarios con ellos, en cuarto lugar, el
7.3% declaró que los amigos fueron solidarios, en quinto lugar, el 5.5% señaló que los empleadores fueron solidarios con ellos y, en sexto lugar, el 3.6% declararon que su cónyuge
fue solidario. El 5.5% considera que nadie fue solidario.
Entre las personas o instituciones que a consideración de los migrantes no fueron solidarios figuran con el 12.7% los chilenos, con el 7.3% la familia, con el 5.5% los peruanos.
Sin embargo, el 65.5% considera que no ha existido persona o institución que no haya sido
solidario con el migrante peruano.
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Max Meneses Rivas (+)
Las diferencias que encuentra el migrante entre los que no emigraron y los que migraron
es con el 41.8% que los migrantes tienen más experiencia, con el 14.5% que los migrantes
son emprendedores, con el 7.3% que los migrantes consiguen trabajo y con el 1.8% que los
migrantes ganan bien. El 30.9% considera que no hay ninguna diferencia.
Las semejanzas que encuentra el inmigrante entre los que no emigraron y los que
migraron es con el 70.9% las costumbres, también existe semejanza en la violencia, en el
gusto por la comida, en que la mayoría no son emprendedores, cada uno con el 3.6%. El
12.7% considera que no hay ninguna semejanza.
Respecto si la emigración ha sido un éxito o un fracaso, para el 96.4% de los migrantes
peruanos en Chile la emigración ha sido un éxito, en cambio para el 3.6% la emigración ha
sido un fracaso.
Del total de migrantes que señaló que la emigración ha sido un éxito, el 50.9% lo considera así porque ahora tiene trabajo, para el 15.1% porque logró sus objetivos, para el 9.4%
porque ha mejorado económicamente, para el 5.7% porque tiene estabilidad laboral y para
el 3.8% porque ha podido integrar a su familia.
Del total de inmigrantes que señaló que la emigración ha sido un fracaso, el 100.0%
considera que aún no logra sus objetivos.
Entre los cambios que ha producido la emigración en su lugar de origen, el 29.1% considera que hay pobreza, el 27.3% considera que hay bajos ingresos, el 20.0% considera que ha
disminuido la población, el 12.7% considera que hay ausencia de jóvenes, el 7.3% considera
que hay mayor presencia de niños y ancianos y el 1.8% considera que no hay ningún cambio.
El 100.0% señala que las perspectivas son buenas para el futuro. En cuanto si el migrante
piensa quedarse en el país de destino o regresar a su país de origen, el 60.0% piensa volver,
el 38.2% piensa quedarse y el 1.8% piensa vivir en ambos países.
El 29.1% de los migrantes considera que los chilenos ven por lo general bien a los inmigrantes latinoamericanos, el 18.2% ve con recelo, el 14.5% ve muy mal, el 9.1% piensa que
le quitan el trabajo, ven muy bien y ven que son trabajadores, respectivamente.
En cuanto al perfil del inmigrante más apto para adaptarse a la realidad chilena, el
23.6% considera que la persona tiene que tener buena educación, el 18.2% considera que
tiene que ser trabajador, el 10.9% considera que tiene que ser profesional, el 9.1% considera
que tiene que ser joven y trabajador, otro 9.1% considera que tiene que ser emprendedor,
el 5.5% considera que tiene que ser buena persona, otro 5.5% considera que tiene que ser
soltero y trabajador y el 3.6% considera que tiene que ser respetuoso, entre otros perfiles.
El 94.5% de los migrantes que son ciudadanos latinoamericanos sí considera que hace
ejercicio pleno de su ciudadanía, por el contrario, el 5.5% considera que no siente que hace
ejercicio pleno de su ciudadanía.
Del total de personas migrantes que tiene doble nacionalidad, el 36.4% sí hace ejercicio
pleno de ambas nacionalidades, sin embargo, el 63.6% no hace ejercicio pleno.
El 95.5% de los migrantes considera que no cambia mucho el hecho de no tener la
ciudadanía porque vive sin problemas, pero el 4.5% vive con el permiso de turista.
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La migración peruana a Chile 2012
IV. Los cambios en las remesas al Perú
Hasta el 2007, la evolución de las remesas que enviaban los peruanos del exterior al Perú
fue muy importante llegando a contribuir en un 2% al Producto Bruto Interno (Altamirano,
2009; Meneses, 2011), sin embargo, la crisis mundial que experimentó el sistema capitalista
a nivel mundial en el año 2008 ha generado problemas de estabilidad y despidos masivos
de trabajadores peruanos generando un impacto negativo en el envío de remesas al Perú.
Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), las remesas enviadas por los peruanos
residentes en el exterior subieron un seis por ciento en el periodo enero-setiembre del 2012,
respecto a similar periodo en el 2011, donde hubo una fuerte caída en el número de envíos
y en los montos transferidos del extranjero.
Las remesas sumaron US$ a 108 millones, de los cuales, el 47.3% fueron intermediadas por bancos, mientras que el 35.3% se realizó a través de empresas de transferencia de
fondos (ETF).
El Banco Central de Reserva resaltó que este resultado se da pese al contexto de crisis
que atraviesan las principales economías de donde provienen las remesas, es decir, Estados
Unidos y Europa.
Las remesas de Estados Unidos aumentaron 5.2%, de Chile 16.9%, de Argentina 10.9%
y de Japón 6.8% (Publimetro, 2012.).
En cuanto a las remesas que envían los migrantes peruanos que residen en Chile a sus
familiares en el Perú, el 68.5% de migrantes peruanos envían dinero a sus familiares que
viven en su lugar de origen con regularidad, mientras que el 31.5% no lo hacen.
El envío de remesas de Chile al Perú generalmente es mensual. En efecto, el 81.1% de
los migrantes envía dinero todos los meses a sus familiares, el 2.7% envía dinero cada dos
meses, el 5.4% envía dinero cada tres meses, el 2.7% envía dinero cada cuatro meses, el 5.4%
envía dinero cada seis meses y el 2.7% envía dinero cada doce meses.
En cuanto a la cantidad de dinero que envía en dólares, el 29.7% de los migrantes peruanos envía 100 dólares, el 37.8% envía de 101 a 200 dólares, el 10.8% envía de 201 a 300
dólares y el 21.6% envía más de 301 dólares.
En primer lugar, el 43.2% de migrantes envía dinero a sus padres, en segundo lugar el
32.4% envía dinero a los hijos, en tercer lugar el 10.8% envía dinero a sus madres, en cuarto
lugar el 5.4% envía dinero a la pareja e hijos y el 2.7% envía dinero tanto a la familia en
general como a la abuela y hermana respectivamente.
Entre los motivos por el cual envía el dinero se observa que el 29.7% envía el dinero para
cubrir las necesidades básicas de su familia en el país de origen, el 27.0% envía dinero para
gastos, el 21.6% envía dinero para estudios, el 16.2% envía dinero para apoyo económico y
el 2.7% envía dinero para construir la vivienda y para ahorrar.
Según Agustín Pérez Andrade, gerente de Money Gram para Sudamérica, “las remesas
que llegan al Perú mantendrán el crecimiento reflejado en el primer semestre del año,
cuando alcanzaron un aumento del 9.3%”. Asimismo, indicó que esta subida es importante
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Max Meneses Rivas (+)
“considerando que se da después de tres años de crisis económica mundial”. Un aspecto
importante que habría que resaltar en las expresiones de Pérez Andrade es que “han cambiado las tendencias, pues se han debilitado las remesas provenientes de países desarrollados
y se han fortalecido las remesas que llegan de países como Argentina, Chile, Venezuela,
Argentina, Ecuador y Brasil”.
Según cifras del Banco Central de Reserva, en el 2009 las remesas sumaron US$ 2.887
millones y en el 2010 US$ 3.026 millones. En el segundo trimestre del 2011, las remesas al
Perú sumaron 799 millones de dólares. Si se compara este pequeño crecimiento respecto
al primer trimestre en el que las remesas alcanzaron US$ 759 millones, se puede inferir que
las remesas se mantendrán en alza (www. Publimetro.pe. 2011).
Conclusiones
1.Chile ha sido tradicionalmente un país receptor de una gran cantidad de inmigrantes
europeos. Sin embargo, la migración latinoamericana a Chile tiende a aumentar significativamente a partir de la década de los noventa del siglo xx, por la constitución de
gobiernos democráticos y el mejoramiento de la economía chilena, mientras la emigración a los países del norte tiende a disminuir por el impacto de la crisis económica
del sistema capitalista ocurrida el 2008.
2.El perfil demográfico de los inmigrantes peruanos en Chile es una población joven con
un ligero predominio de las mujeres y una composición social heterogénea integrada
por una mayoría de migrantes de extracción urbana popular y una menor proporción
de los sectores medios y altos.
3.El proceso de migración de peruanos a Chile es de carácter económico, debido a que
tiene como finalidad una estrategia de sobrevivencia para mejorar su calidad de vida.
4.Los cambios que se observan en la remisión de remesas al Perú es la tendencia a una
disminución por los problemas de estabilidad laboral y competencia con los migrantes
colombianos, bolivianos, ecuatorianos, haitianos, entre otros. La mayor cantidad de
remesas en dinero se dirige a gastos de consumo.
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Los pueblos indios de América en 19901
José Matos Mar
RESUMEN
La población de los pueblos indios de América al finalizar el siglo xx es estimada en más
de 30 millones de habitantes, distribuidos en tres conjuntos. El primero corresponde a
Mesoamérica (la civilización azteca en México) y al Área Andina (Perú, Ecuador y Bolivia) sede
de la civilización del Tahuantinsuyo de los Incas. El segundo conjunto incluye la población
de los otros países, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, de polo a polo. El tercer conjunto
corresponde a las poblaciones indígenas en las ciudades, su modernización, ciudadanía y
participación en sus respectivos países. Una visión importante y novedosa de la situación
de las poblaciones indígenas del continente americano, necesaria para formular políticas
nacionales de desarrollo para que este conjunto de población de América no sea olvidada,
discriminada y pobre.
Palabras clave: Pueblos indios de América, población, situación, ubicación, presencia en
las ciudades, sociedades pluriculturales, emergencia y modernidad.
ABSTRACT
The population of the indigenous people of the Americas at the end of the 20th century is
estimated in over 30 million people, and is distributed in three groups. The first corresponds
to Central America (the Aztec civilization in Mexico) and the Andean region (Peru, Ecuador
and Bolivia) seat of the Tahuantinsuyu civilization of the Incas. The second group includes the
Indian population of the other countries from Alaska to Tierra del Fuego, from pole to pole.
The third group consists of the Indian population living in the cities, their modernization,
citizenship and participation in their respective countries. An important and novel vision of
the situation of the Indian population of the Americas, necessary to formulate national development policies so that this population group is not left behind, discriminated and poor.
Keywords: Indigenous people of the Americas, population, situation, location, their presence
in the cities, pluricultural societies, emergence and modernity.
1
Publicado en América Indígena. México D.F., Instituto Indigenista Interamericano (I.I.I.), Vol. L, N° 1: 11-62, enero–marzo
1990. Fue parte del informe inicial sobre una nueva política indigenista que el autor elaboró al asumir el cargo de Director
del Instituto Indigenista Interamericano, en 1990.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 37-74 [2013] CIURP
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José Matos Mar
1.Situación
A
l iniciarse la última década del siglo xx, los pueblos indios de América, excluyendo
los sectores de identidad étnica ambigua, alcanzan una población que oscila entre
los treinta y los cuarenta millones de habitantes. Tal imprecisión acusa el escaso
interés de las estadísticas oficiales sobre este importante aspecto de la realidad
americana.
Hace 50 años estos pueblos, en su mayoría monolingüe y aislada en el medio rural y
selvático, constituían aún un conjunto de grupos fácilmente identificables, capaces de ser
categorizados y censados, no solo por el uso de un idioma propio, sino por sus características
culturales. En 1990, la dificultad para identificar quién es indio y la creciente importancia
numérica de la franja bilingüe urbana y activa en el mercado moderno, oscurecen las cifras.
A pesar del peligro de extinción inminente que amenaza a numerosas etnias minoritarias
del continente, la tendencia al crecimiento del conjunto de los pueblos indios es cada vez
mayor. Su acelerado ritmo de aumento y el creciente proceso de migración al mundo urbano
contribuyen a hacer imprecisas las fronteras del universo indígena. La explosión demográfica
afecta, fundamentalmente, a México, Guatemala, Perú, Bolivia y Ecuador, donde la población
indígena acusa la más numerosa y fuerte presencia en todo el continente.
Estos países corresponden a las dos áreas donde se configuraron los mayores procesos
de desarrollo independiente del mundo antiguo americano precolonial. La población indígena de estas áreas, mermada seriamente por la conquista (exterminio, sujeción y opresión),
en los siglos xvi y xvii resultó, además, diezmada por las epidemias y la brutal explotación
colonial, manteniendo un reducido volumen de habitantes hasta fines del siglo xviii. Desde
entonces, hasta avanzado el siglo xx, comenzó una lenta recuperación, hasta la década de
1940 en que empezó a superarse el número de habitantes que existía al momento de la
conquista. A partir de entonces, la población indígena, favorecida por el avance científico y
tecnológico mundial, experimenta un espectacular crecimiento. Las masivas campañas de
erradicación de epidemias y endemias, el empleo de los antibióticos y otros avances científicos, especialmente en el campo de la alimentación y la salud, han reducido la mortalidad
y ampliado las expectativas de vida. En el caso de México, por ejemplo, la población que en
1900 era de dos millones, alcanza en 1990 los ocho millones (10% de la población total). En
1940 en el Perú esta población era ligeramente superior a los dos millones, estimándose en
1990 en más de ocho millones (36% de la población total).
Sin considerar el conjunto ambiguo de población urbanizada, los pueblos indios representan actualmente una minoría que fluctúa entre el 7% y el 9% de la población total
de América. La proporción varía de país a país, de tal manera que en algunos constituyen
minorías numéricamente poco relevantes. En otros, en cambio, como Bolivia, Guatemala,
Perú y Ecuador, no solo constituyen poblaciones significativas que oscilan entre el 30% y
el 60% del total nacional, sino que su destino y su situación están íntima y recíprocamente
entrelazados con la situación general de sus respectivos países y su futuro.
38
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Los pueblos indios de América en 1990
En términos globales los pueblos indios ocupan el nivel más bajo de la estructura social
de América. Continúan deprimidos y discriminados cultural, social, política y racialmente;
viven agobiados por la pobreza y la desnutrición; azotados por enfermedades; sometidos
a la depredación de su medio ambiente por agentes privados e incluso por los mismos gobiernos y, frecuentemente, agraviados por intentos, disimulados o abiertos, de exterminio o
asimilación e integración forzadas. En suma, los pueblos indios, rurales o urbanos, constituyen
el estrato que sufre con mayor crudeza y más directamente la pobreza crítica del continente
y, en especial, de América Latina y El Caribe.
En función de lo señalado, entre las múltiples situaciones y problemas que una política
y una estrategia indigenista modernas deben enfrentar, ha de tenerse en consideración:
• La gran heterogeneidad de las etnias nativas en materia de demografía, hábitat, cultura,
organización social y grado de desarrollo.
• La condición de pobreza y discriminación de los pueblos indios dentro de las estructuras
de las sociedades del continente americano.
• La acelerada movilidad geográfica, cultural y social adquirida por los pueblos indios en
el curso de las últimas décadas. En muchos casos su exitosa inserción en la economía
de mercado y su cada vez mayor participación política.
• La creciente complejidad de los sistemas de articulación intermedia que se generan en su
interacción con la sociedad nacional, especialmente en las ciudades, y su extraordinaria
y cada vez más pujante organización indígena.
• La diferenciación y la especificidad cultural de los pueblos indios que demandan tratamientos, políticas y estrategias acordes con su situación y la realidad de los respectivos
países y sus diversas regiones.
• El contexto ideológico, político, económico, cultural y social de los países de América
Latina y El Caribe, inmersos en una de sus crisis más profundas y decisivas (1990, antes
del impacto del proceso de globalización).
En algunos países la estructura jurídica del Estado establece todavía limitaciones para el
ejercicio de los derechos ciudadanos a quienes no acreditan el dominio de la lengua oficial y
son analfabetos. En otros, pese a haberse concedido el derecho al voto a los analfabetos y monolingües indígenas, estos siguen limitados en el pleno disfrute de tal derecho, por el condicionamiento total de la vida económica, social y política impuesto por el uso de la lengua oficial.
Por una u otra razón, formal o práctica, en ciertos países de América gran parte de los
pueblos indios mantienen una condición ciudadana disminuida o de segunda clase, y de desamparo político, social y económico frente a las arbitrariedades del poder privado o público.
Esta situación, rezago de una dominación secular en las regiones donde la concentración
indígena es mayor, ha ido cambiando de forma a través del tiempo. Inicialmente implicó
despojo de tierras, servidumbre, segregación cultural social, y sojuzgamiento político. En las
últimas décadas ha ido haciéndose más sutil, restándole importancia a los criterios raciales
y étnicos, y enfatizando en las condiciones de clase.
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José Matos Mar
En el tránsito lento y tortuoso de raza segregada a clase explotada, a lo largo de siglos,
los pueblos indios han sido víctimas de distorsiones profundas en sus estructuras sociales,
sus formas de vida y sus mismos rasgos psicológicos. Al empobrecimiento forzado de sus
tradiciones, conocimientos y valores autóctonos, se ha sumado la impregnación de elementos
culturales occidentales y una impronta servil derivada de la opresión y la miseria. Es un hecho
indiscutible que la condición actual de esta población americana se encuentra alienada por
medio milenio de dominio colonial y republicano, y que el desarrollo de sus potencialidades
está bloqueado por la estructura de dominación interna que persiste en América Latina.
Incluso en esta condición heredada de mutilación y empobrecimiento cultural, social y
psicológico, los pueblos indios que sobreviven al largo proceso de despoblamiento y dominio se mantienen aún conscientes y activos en sus continuidades históricas. En las últimas
décadas, América asiste a su resurgimiento. Los grupos indígenas se afirman en sus raíces
culturales, se organizan en el marco de los nuevos contextos que ofrece la historia reciente
de sus respectivos países, establecen variadas alianzas sociales y buscan, vigorosa y activamente, integrar la tradición heredada y los medios modernos en una identidad renovada,
orientada al futuro. Propiciar esta emergencia y liberar potencialidades frustradas y latentes,
se presenta como una de las grandes tareas políticas de América en los próximos años.
En este último medio siglo, una de las consecuencias más importantes de la acción
diferencial de estos factores, ha sido el constante incremento de la heterogeneidad de las
situaciones y tendencias de los pueblos indios en su relación con sus respectivas sociedades
nacionales. Además de los hechos mencionados, la acelerada expansión de los mercados
y contactos, en unos cuantos años, ha puesto fin a su tradicional aislamiento geográfico. A
partir de la década de 1940, los instrumentos de esta expansión han sido las nuevas redes
viales y el enorme crecimiento del parque automotor; la introducción del radio receptor
provisto de transistores, y la ampliación de las comunicaciones radiales y televisivas, todo
lo cual ha redundado en su casi total incorporación al ámbito de interacción de sus sociedades nacionales (décadas después serían la computadora, el Internet y el teléfono celular).
En este mismo periodo también ha venido consolidándose una franja poblacional intermedia e imprecisa. Sus miembros, aun manteniendo vínculos con sus lugares de origen,
participan en forma creciente en la vida política, social, cultural y económica del mundo
moderno. Su hábitat involucró tanto al medio rural como al urbano, el campo y la ciudad.
En ésta los de mayor edad son aún bilingües y los jóvenes muestran una pronunciada tendencia a olvidar sus lenguas nativas y a adoptar los nuevos estilos urbanos. Su participación
en la economía moderna y el mercado es notoria, cuando no como agricultores y ganaderos
modernos, como obreros, como subocupados urbanos, microempresarios informales de la
actividad comercial, la pequeña industria y servicios, así como en la mediana y gran empresa, en los márgenes de la vida legal y en ocupaciones inconfesables. En algunos países de
América Latina y El Caribe este grupo, conjuntamente con los sectores populares urbanos,
actualmente tiende a ser mayoría, a cuestionar el orden oficial e imponer uno nuevo, acorde
con la realidad pluricultural de sus sociedades.
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Los pueblos indios de América en 1990
A la vez que ha avanzado este proceso de diferenciación, los pueblos indios han ido
cambiando rápidamente de su pasividad tradicional e indiferencia frente a su marginación, a formas cada vez más activas y comprometidas de demandas por la igualdad de los
derechos ciudadanos y su participación plena en los beneficios de la sociedad moderna.
Al introducir en la pugna a nuevos actores, su emergencia acelera la crisis del Estado y del
sistema de dominación.
A partir de la década de 1950, en el medio campesino las movilizaciones se modificaron
sustantivamente, pasando de las formas étnico revivalistas de comienzos de siglo, a un estilo
“clasista”, sindical reivindicativo, consecuente con la explosión demográfica, la intensificación
de los contactos con la sociedad nacional y la incesante migración a las ciudades. Desde entonces las demandas se han dirigido a la tenencia de la tierra y el control de los recursos, los
créditos agrarios, la intervención directa en la comercialización de sus productos, la asistencia
técnica y las necesidades en lo que respecta a servicios, educación y nivel de vida en general.
En los grupos tribales las movilizaciones han mantenido su carácter étnico, marcado
frecuentemente por la voluntad explícita de reforzar la propia identidad y recuperar sus
tradiciones. En este sentido se han orientado, particularmente, a la defensa de sus territorios, acosados en forma sistemática por los agentes de colonización de variado origen e
incluso de los ataques de otras etnias indígenas; a la conquista de la soberanía territorial y
a la autonomía en materia de gobierno.
En uno y otro caso la intensificación de los contactos ha favorecido el establecimiento
de relaciones regionales e interétnicas a distinta escala. La tendencia creciente a fortalecer
la estructura emergente de sus organizaciones, también facilita la exteriorización de los
conflictos locales. En todo el continente a la actividad de las organizaciones que operan a
escala internacional responde, a partir de la década de 1970, la proliferación de numerosas
federaciones, centros y movimientos indios espontáneos. Actualmente, en la relación entre
Estados y pueblos indios se imponen nuevas reglas pragmáticas que aún no se concretan
en expresiones jurídicas formales.
En este medio siglo ha desaparecido, también, la proverbial indiferencia de los gobiernos
y de los partidos políticos americanos frente a la “cuestión indígena”, para sustituirla por una
generalizada preocupación, acompañada por acciones que, en general, han revelado buena
voluntad antes que una real comprensión de la naturaleza del problema.
Entre los partidos políticos, el interés por la “cuestión indígena” ha originado movilizaciones sucesivas de grado y signo muchas veces contradictorias. No ha sido menos importante
la que suscitó, a partir de la década de 1950, el auge del movimiento guerrillero que siguió
a la Revolución Cubana y que durante largo tiempo multiplicó los movimientos armados de
reivindicación agraria. Salvo raras excepciones, estos movimientos no alcanzaron a atraer
plenamente a la población indígena y en general quedaron restringidos a la participación
de militantes de origen urbano.
Sin embargo, en algunos casos el impulso iniciado en esta forma condujo a la intensificación de las presiones étnicas y campesinas sobre los sistemas tradicionales de latifundio y
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José Matos Mar
hacienda, cuestionados desde la pionera reforma agraria mexicana (1910). La aplicación de
reformas agrarias en Bolivia (1952) y Perú (1969), y la eliminación del régimen de huasipungos en Ecuador (1964), fueron las respuestas más importantes de algunos de los gobiernos
latinoamericanos ante la intensificación del conflicto agrario-indigenista. Estas medidas, con
toda su importancia histórica y social, al cabo de un tiempo revelaron no ser la panacea que
los reformadores esperaban. Pese a la desaparición del latifundio y paralelamente a la crisis
que agobia a los Estados, el atraso, la desnutrición y la pobreza continuaron creciendo entre
los pueblos indios y los campesinos.
Pero tanto a nivel gubernamental como intergubernamental, la respuesta más generalizada a las movilizaciones y presiones indígenas y campesinas fue la acción desarrollista
y la multiplicación de las agencias internacionales y nacionales, gubernamentales y no
gubernamentales, laicas y religiosas, orientadas a la asistencia técnica, a la planificación y
a la ejecución de toda clase de proyectos de desarrollo. Las críticas a estas acciones se han
multiplicado desde hace unas décadas. Atañen, sobre todo, a la verticalidad y paternalismo
de las concepciones que prescinden de la opinión y opciones de los pueblos indios; a la inadecuación de la tecnología y las graves alteraciones ecológicas que han sido consecuencias
de la ejecución de algunos proyectos; y a la medida en que estas acciones contribuyen a
una homogeneización cultural semiforzada y a la pérdida de tradición e identidad. Desde
otro punto de vista se ha objetado la dispersión y la burocratización de los esfuerzos. Una
nueva corriente de opinión surge, ahora, enfatizando la importancia de la recuperación de
las tradiciones y las tecnologías indígenas, los derechos humanos de los pueblos indios
y la necesidad de preservar el hábitat y el equilibrio ecológico. La respuesta no habrá de
esperar mucho tiempo, en la forma de nuevas concepciones y estilos de colaboración con
los pueblos indios.
Entre tanto, abandonadas las demandas del campesinado exaltado de las décadas
de 1950 y 1960, en el curso de las décadas siguientes fue generándose un nuevo tipo de
violencia en zonas de montaña y selva tropical de Centro y Sudamérica, especialmente en
territorios de tradicional ocupación indígena. Ante la aparente falta de interés de los grupos
étnicos por ideologías y posturas políticas ajenas a su cultura, y por programas de gobierno
inadecuados, los movimientos armados procedieron a reclutarlos a la fuerza. En la persecución de los rebeldes por las fuerzas oficiales, a menudo no se establece discriminación
entre combatientes y no combatientes, y sistemáticamente fue aplicada la política de “tierra
arrasada”. Esta situación comprometió gravemente los derechos humanos en vastas áreas
de nuestro continente, afectando especialmente a los pueblos indios.
A este panorama se añadieron los retos derivados de los cambios que venían operándose en el mundo. Entre ellos, una cuestión de primer plano, puesta nuevamente en debate
por los acontecimientos mundiales, fue la del Estado-nación. La dinámica de la economía,
la política y la cultura desborda las fronteras de los Estados. Los nacionalismos declinan
ante la supranacionalidad de la escala planteada. La región y el planeta se imponen como
plataformas e instancias de acción. Y, al mismo tiempo, el fracaso de los centralismos y
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autoritarismos de Estado y de la planificación vertical agudiza el enfrentamiento creciente
entre sociedad y Estado.
Un rasgo importante de este proceso es el resurgimiento a escala mundial de las aspiraciones y demandas de las minorías étnicas y los grupos marginados. En todo el planeta las
pequeñas y grandes etnias afirman su identidad y reclaman su autonomía y sus fueros. Por
otra parte, hay un creciente interés por revalorizar la tecnología y ciencia tradicionales, tanto
como modo de contrarrestar la depredación de los recursos naturales y la contaminación
ambiental, como de aprovechar conocimientos y prácticas menospreciados.
Un nuevo modelo de estructura mundial se perfila: la etnia-nación en el marco de
Estado supranacional, plural y multiétnico. En el futuro, la cultura mundial y las tradiciones
locales podrían dejar de ser antagónicas. Este proceso corroe y disuelve la vieja ilusión
de las identidades nacionales y pone en tela de juicio las estructuras institucionales del
Estado-nación y el derrotero de la democracia. Por primera vez, estos problemas, eludidos y latentes desde la conquista, no pueden ignorarse. El espectáculo de Estados cuya
autoridad ya cuestionada se reduce, cuyas instituciones se ven no tenidas en cuenta por
las masas, y el de una cultura oficial que desconsidera las lenguas y las tradiciones autóctonas, abre para muchos países de América Latina serios interrogantes sobre la legitimidad
del Estado, la definición de la nacionalidad y el funcionamiento de una real democracia.
La acción creciente de las masas emergentes y la gradual cristalización de sus estilos
organizativos, económicos, culturales y políticos, así como la progresiva paralización del
aparato del Estado por causa de la crisis económica, indican que la situación se seguirá
agravando y que la cuestión de sociedades pluriétnicas y multilingües se planteará con
más urgencia en el curso de los próximos años. La respuesta, sobre todo para México,
Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia, no podrá formularse eficazmente en otros términos
que en los de una reforma profunda de la estructura del Estado y en una redefinición de
las identidades nacionales en la cultura.
Los sectores que hasta ahora monopolizan el poder del Estado no podrán mantener las
condiciones impuestas. Deberán dialogar con los pueblos indios, las mayorías bullentes y las
masas en desborde, a fin de favorecer la verdadera integración de las instituciones emergentes. Para tal fin deberán aceptar los términos de esta emergencia y de la nueva formalidad
en proceso de elaboración espontánea. Solamente así podrán afirmarse la legitimidad de los
Estados, la autenticidad de las naciones y la propia democracia, condiciones indispensables
para el desarrollo integral que requiere América Latina y El Caribe.
2. Ubicación
Los pueblos indios se distribuyen en todo el ámbito americano y mantienen una notable y
fuerte presencia histórica, cultural y social. No existe una relación completa de las actuales
etnias aborígenes americanas. Solo en América del Sur se estima que hay aproximadamente
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más de 400, la mayoría de las cuales conserva sus idiomas, y muchos de estos tienen una
serie de variedades dialectales.
Pese a su heterogeneidad los pueblos indios americanos pueden agruparse en tres
grandes conjuntos, en relación con el grado de desarrollo logrado antes del siglo xvi y con
el proceso histórico de las nuevas naciones americanas donde tuvieron que convivir.
El primer conjunto, el más importante de los tres, se ubica en las áreas donde existieron altos desarrollos antes de la conquista europea. Lo constituyen pueblos y etnias que
mantienen los rasgos básicos de esas altas culturas —idioma, conocimientos, técnicas,
valores, cosmovisión, estilos de vida—, con importante volumen demográfico y que son
indispensables para comprender la situación actual y definir el futuro de países como México,
Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia. Sede de las dos civilizaciones a nivel mundial que existían
al momento del descubrimiento del continente americano.
En cambio, en aquellas áreas donde no se alcanzó este alto desarrollo, por lo general, los
actuales pueblos indios poseen bajos volúmenes demográficos y su situación y sus problemas no son tan significativos para las sociedades donde subsisten. Este segundo conjunto,
constituido por varios cientos de grupos étnicos, está distribuido en todo el continente y
es el más heterogéneo.
A consecuencia del notable incremento de la población, de la expansión urbana y de la
descomposición del mundo rural, existe ahora un tercer conjunto, cada vez más numeroso,
que crece a expensas de los dos anteriores. Es el de la población indígena en proceso de
creciente participación en la vida moderna de sus respectivas sociedades. Este conjunto es
el más complejo debido a su condición étnica ambigua, a su situación de tránsito de grupo
étnico a clase y a su carácter urbano.
a. Primer conjunto
La mayor parte de los pueblos indios de América está concentrada en el primer conjunto y
corresponde a Mesoamérica y el Área Andina. En estas dos áreas habitan alrededor de 30 millones que representan más del 80% de la población indígena total del continente. En su mayoría
son ahora campesinos libres, comuneros, ejidatarios, cooperativistas agropecuarios, peones
agrarios, trabajadores eventuales, comerciantes, artesanos y, en número creciente, migrantes
urbanos subocupados e informales, dedicados al pequeño comercio ambulatorio, los servicios
y diversas actividades eventuales con escasos ingresos y cada vez emigrantes al extranjero.
Todos están articulados, en mayor o menor grado, a sus economías y mercados nacionales.
La situación es marcadamente diferente en estos dos grandes contextos. Mesoamérica
indígena corresponde a México, Guatemala y Belice, tres países fuertemente contrastados.
México, núcleo de la antigua área, es uno de los más desarrollados y dinámicos de América
Latina, y su población considerada indígena alcanza el 9% del total de mexicanos. Guatemala,
en cambio, tiene una población indígena que supera el 60% del total nacional. En Belice, una
antigua colonia de habla inglesa, los grupos étnicos representan más del 15%.
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El Área Andina indígena es ahora Ecuador, Perú y Bolivia. La diferencia entre estos países es
menor y, en términos de las relaciones interétnicas, hay entre ellos gran similitud estructural
e histórica. El Perú, por su posición geográfica, presenta en la costa su mayor desarrollo, en
contraste con la sierra, eje del mundo andino, ahora empobrecida y subordinada. Lima, ciudad
costeña fundada por los españoles, gravita fuertemente en todo el ámbito nacional, mientras
que las ciudades capitales de Quito y La Paz ocupan espacios centrales y predominantes
de lo que fue el mundo precolonial. En Perú más del 40% de su población es indígena. En
Bolivia supera el 60% y en Ecuador gira alrededor del 40%.
El contraste entre Mesoamérica y el Área Andina
La evolución del mundo antiguo americano, a su vez, plantea una importante diferencia entre
estas dos áreas. Al momento de la conquista española no había un Estado mesoamericano,
sino varios desarrollos regionales que habían alcanzado desde 1,500 a 1,000 años a.C. un
grado de evolución notable, no solo a nivel regional sino a nivel universal. Una constelación
de pueblos y culturas regionales, marcadamente diferenciados, habitaba el territorio mesoamericano, sobresaliendo los Totonaca, los Zapoteca, los Mexica, los Nahúa, los Purépecha, los
Maya, los Ayú o Mixe y los Mixtecos. Al momento de la conquista, en 1521, dominaba este
conjunto el pueblo Mexica o Azteca, de habla Náhuatl, desde el centro urbano y religioso
de Tenochtitlan, hoy ciudad de México. Las relaciones entre estos pueblos eran intensas,
unas veces amistosas y otras antagónicas, comerciaban una amplia gama de productos,
compartían rasgos y complejos culturales, como los conocimientos agrícolas, alimentarios
y arquitectónicos, pero en el plano político y administrativo su dependencia respecto a la
triple alianza de mexicas, tepanecas y texcocos, se reducía a la tributación y a la aceptación
de enclaves de habla Náhuatl.
En los Andes, desde el siglo xiv y a partir del Cusco, el pueblo quechua conformó un
Estado centralizado, que no solo ejercía soberanía y control político sobre todos los pueblos
que ocupaban el vasto territorio del Tahuantinsuyo, sino que ponía en práctica en cada uno
de ellos un amplio y profundo proyecto de integración sociopolítica que, hacia comienzos del
siglo xvi, casi había logrado su unificación cultural a través del poder militar y religioso, una
administración centralizada y la difusión del quechua como lengua franca. Esta diferencia
es sustantiva para comprender y tratar el problema de lo antiguo en el presente, además de
la fuerte impronta dejada, en ambos casos, por la dominación colonial, española.
En el Área Andina, en lo que fue el Virreinato del Perú, con las reducciones de los ayllu
en comunidades de indígenas realizadas por el virrey Francisco de Toledo a partir de 1580,
las antiguas formas de organización social indígena dieron paso con las comunidades indígenas a una especie de república de indios donde la población dispersa que dominaba el
escenario rural se mantuvo presente y persistente hasta el presente. Solamente cambiaron
de nombre con la reforma agraria de 1969, desde entonces son comunidades campesinas.
Este fenómeno en Mesoamérica no tuvo similar desarrollo.
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Mientras en México el gobierno nacional actúa directamente sobre el destino de los
pueblos indios, en el Perú, Bolivia y Ecuador, estos han estado librados a su suerte y su desenvolvimiento ha estado al margen e incluso en contra de los gobiernos virreinal y republicano.
En la composición étnica también la diferencia es marcada. En México, Guatemala y
Belice hoy existen más de 80 grupos étnicos, con numerosas variaciones idiomáticas y con
una población de más de 14 millones. En cambio, en los tres países del Área Andina dos
grandes grupos étnicos: quechua y aimara, dominan todo su escenario. El grupo quechua
expandido en casi toda el área tiene una población de más de 12 millones. El grupo aimara,
existente en Bolivia, parte del sur peruano y del norte chileno, tiene un total aproximado de
tres millones. En el territorio quechua, en la serranía de Lima, existen relictos de la familia
lingüística Jaqi: el Jakaru y el Cauque, que suman una población de 5,000 habitantes y que
fueron el origen del tronco lingüístico quechua y aimara. En la parte amazónica selvática del
Área Andina existen además más de 170 etnias tribales, con una población de casi 600,000
habitantes. Históricamente, por la geografía y la cultura, estos grupos han sido marginales y
discriminados respecto al mundo andino precolonial y actualmente lo siguen siendo frente
a sus respectivas sociedades nacionales.
Mesoamérica indígena
La población indígena de México está distribuida en 63 grupos étnicos y lingüísticos,
localizados en casi todo su territorio. En 1990 se estima que de los más de 81 millones de
mexicanos, ocho y medio son indígenas. La población más importante que habla lenguas
nativas radica en los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Yucatán y Puebla. En la capital
del país, Distrito Federal y Estado de México, los hablantes de más de 30 idiomas nativos se
estiman que oscilan entre 1’200,000 y dos millones. El idioma que tiene el mayor número
de hablantes es el náhuatl con cerca de 1’500,000. Esta lengua junto con la maya, yucateca,
zapoteca, mixteca y otomí o ñanhñú, cuentan con el 60% del total de hablantes de lenguas
indígenas del país. Como en el Área Andina, la población exclusivamente monolingüe tiende
a disminuir. En 1980 alcanzaba más de un millón, hoy se estima que apenas llega al medio
millón. Asimismo, la pérdida de lenguas indígenas es muchísimo mayor en México que en
el Área Andina. Aproximadamente son más de 112 las lenguas nativas desaparecidas y sin
registro alguno desde la conquista. En el Perú ellas no pasan de 10. La mayoría de los pueblos indios vive en unidades étnicamente identificables. En general, en ellas predominan
el minifundio, el arrendamiento, la aparcería y la medianía. Son frecuentes las invasiones
de sus tierras y los conflictos intercomunales y con particulares no indígenas. También son
objeto de expropiaciones. En la legislación mexicana vigente se considera a la comunidad
indígena como forma específica de propiedad de la tierra, pero en los hechos se le confunde
con la propiedad ejidal, lo que con frecuencia ocasiona severos conflictos.
Actualmente hay reconocidas y tituladas cerca de 2,000 comunidades indígenas que
ocupan 16 millones de hectáreas, es decir el 8% del territorio nacional. El artículo 27 de la
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Constitución de México norma la restitución del territorio patrimonial a las comunidades
despojadas desde la colonia, y otorga tierras y aguas para la constitución de ejidos. Los terrenos comunales titulados son inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransmisibles.
El 70% de los pueblos indios basa su subsistencia en actividades primarias, especialmente
agricultura. Si bien se les considera dentro de la categoría de campesinos, constituyen un
sector diferenciado. De cada seis habitantes del medio rural uno es indígena. Además, para la
obtención de dinero, se dedican a actividades que articulan las economías indígenas locales
y regionales con la del país. Entre ellas sobresale la producción de café, la más importante
exportación agropecuaria de México, en la cual las dos terceras partes de los productores
son indígenas y aportan el 30% de la producción nacional. Una buena parte trabaja en
artesanías: 13%, y otra en comercio y construcción.
El 29% de los municipios de México es predominantemente indígena. De más de 2,300
municipios existentes en el país, cerca de 800 son clasificados como indígenas. Según el
censo de 1980 el 86% de los pueblos indios está concentrado en 11 entidades federativas:
en Oaxaca el 17.2%, en Veracruz el 12.2%, en Chiapas el 9.5%, en Yucatán el 9.5%, en Puebla
el 9.4%, en México el 7%, en Hidalgo el 5.9%, en Guerrero el 5.3%, en el Distrito Federal el 4%,
en San Luis Potosí el 3.7% y en Michoacán el 2.3%. En Yucatán el 53% de la población habla
una lengua indígena, en Quintana Roo el 44%, en Oaxaca el 44% y en Chiapas el 28%. Más
de 13,000 localidades indígenas en Chiapas, Oaxaca y Veracruz son consideradas marginales.
La presión demográfica y la pauperización provocan aumentos significativos en la migración del campo a la ciudad. En el censo de 1980 se registraron 548,000 indios asentados
en regiones distintas a sus lugares de origen. Las grandes ciudades, especialmente la capital,
son las receptoras más importantes de estos migrantes. Además, la migración temporal en
busca de oportunidades de trabajo agrícola ha originado circuitos migratorios de miles de
kilómetros, no solo en el interior del territorio mexicano sino que cruzan el vecino país del
norte y Canadá.
Las relaciones de producción e intercambio de los pueblos indios con el sector de
empresarios e intermediarios, residentes en los centros urbanos, que hegemonizan cada
región indígena, son en general inequitativas y originan la dependencia económica, política
y cultural de los indígenas respecto a ese sector.
La mayor concentración de los pueblos indios mexicanos está entre la meseta central y
la frontera con Guatemala. En el valle de Toluca, estado de México, predominan los grupos
étnicos Mazahua, Matlatzinca y Otomí. El valle del Mezquital, ubicado al noroeste de la
ciudad de México, puede considerarse como la capital Otomí.
La Huasteca es una amplia área localizada en la Sierra Madre Oriental y una de las más
fértiles del país. Representa un complejo centro de relaciones interétnicas, donde viven,
dispersos en numerosos valles, los grupos étnicos Huasteco, Totonaco y Tepehua, y otros
de habla náhuatl.
La región sur, una de las más complejas, está constituida por la Sierra Madre Oriental
y la Sierra Madre del Sur, e incluye la depresión del istmo de Tehuantepec. Este es otro nú-
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cleo interétnico, en cuyos valles intermontanos reside el mayor número de grupos étnicos:
Zapoteca, Mixteca, Mazateca, Chinanteca, Mixe, Trique, Chocho Popoluca, Huave, Cuicateco,
Chatino, Chontal, lxcateco y Amuzgo y reducidos enclaves de habla náhuatl.
En las mesetas centrales y las vertientes de la Sierra Madre de Chiapas se ubican importantes concentraciones étnicas: Chol, Maya, Tzeltal, Tzotzil, Zoque, Mame, Tojolabal, Quiché,
Mochó, Cakchiquel y Lacandón.
En la península de Yucatán, incluido el estado de Quintana Roo, la población predominante es la maya peninsular.
Las cuencas lacustres de Pátzcuaro y Cuitzeo, en el estado de Michoacán, sirven de
asiento al grupo étnico P’urépecha, que caracteriza esta área.
Fuera de las antiguas fronteras mesoamericanas, están los grupos étnicos Kumiai,
Cucapá, Paipai, Cochimí, Kiliwa, Pima, Guarijío y Pápago, localizados al norte de la península
de Baja California y dentro del estado de Sonora. Los Kikapú son residentes temporales en
el estado de Coahuila y su territorialidad se extiende hasta el condado de Maverick (Texas),
y a la reservación Kikapú de Oklahoma.
Los grupos étnicos Seri, Yaqui y Mayo se localizan dentro del estado de Sonora. Los Seri
tienen como principal actividad económica la pesca, y los Yaqui y Mayo son notables agricultores. Los Cora, Huichol y Tepehuano habitan en la Sierra Madre Occidental, en Nayarit,
Jalisco y Durango. Los Tarahumara o Raramuri, localizados en Chihuahua, tienen una población muy dispersa y trabajan en las empresas forestales de ese estado.
El grupo étnico Yaqui muestra un auge económico superior a muchos campesinos
no indígenas. Caso similar es el de los P’urépecha de la cuenca lacustre, que están
recuperando el antiguo potencial de sus lagos, así como el control de sus bosques.
En la región de la Huasteca, ante el acoso y agresión que sufren sobre su territorio, los
grupos étnicos han comenzado a adoptar posiciones beligerantes. Igual ocurre en la
sierra norte de Puebla.
Oaxaca es una región de gran concentración indígena, con altos índices de emigración
de población económicamente activa. Es el centro de la gran región indígena Mixteca.
Pobladores mixtecos existen en los campos de tomates de Sinaloa, en los de algodón del Valle
Imperial de California y muchos han llegado hasta Alaska. La COCEI (Coordinadora Obrero
Campesina Estudiantil del Istmo) es una entidad que ha propiciado posturas radicales en
favor de los grupos étnicos del área.
Una situación similar a la de Oaxaca es la de la vecina región de Chiapas. En ambas zonas,
los grupos étnicos son objeto de la acción de diversos grupos religiosos que en el curso de
las tres últimas décadas han logrado dividir y enfrentar significativamente a las comunidades.
Por efecto de la intensa violencia política existente en el campo guatemalteco, Chiapas se ha
convertido en receptora de la población indígena que escapa de esa violencia, originando
conflictos entre pobladores nativos, pese a que históricamente Chiapas y Guatemala integraban una sola área cultural. En Yucatán, Quintana Roo y Campeche, los mayas aspiran,
incluso, a constituir una nacionalidad.
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Un alto porcentaje de grupos étnicos habita en regiones húmedas y subhúmedas que,
por sus características, son zonas altamente vulnerables. Por tal razón, son frecuentes las denuncias de las organizaciones indígenas que señalan una creciente actividad en sus territorios
de todo tipo de depredación medioambiental: tala de bosques para convertirlos en pastizales,
introducción de ganado e implantación de monocultivos agroindustriales. Estas denuncias
son indicadoras de la vigilante actitud de los pueblos indios en defensa de sus territorios.
En México existe una fuerte tendencia para revalorar lo étnico. Son múltiples las expresiones de toda índole que dan muestra de esta preocupación. Lo étnico es punto de partida e
inspiración para posiciones que persiguen configurar un nuevo proyecto nacional mexicano,
y penetra cada vez con más fuerza en sindicatos, organizaciones políticas, plataformas de
lucha y reivindicaciones urbanas, organizaciones estudiantiles y movimientos de profesionales. Sin lugar a duda, el problema indígena ha ampliado su complejidad e incide en campos
sociales aparentemente ajenos a los conflictos y tensiones interétnicas.
Frente a los fracasos de los modelos convencionales la política actual, dirigida a los
pueblos indios, se enmarca en el Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994 ejecutada a través
del Programa para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, y forma parte del
Programa Nacional de Solidaridad. En general, esta política se orienta hacia el reconocimiento
del carácter pluricultural y multilingüe de la sociedad mexicana, a combatir frontalmente la
pobreza, a elevar el bienestar y a admitir que las diferencias en lenguajes, conocimientos,
culturas y tradiciones enriquecerán y robustecerán el nacionalismo.
El Instituto Nacional Indigenista, fundado en 1948, es la institución estatal encargada del
bienestar y el desarrollo de los pueblos indios en México. En 1951 organizó el primer Centro
Coordinador Indigenista en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Actualmente cuenta con 98
Centros Coordinadores, distribuidos en todo el país y su programa de trabajo se dirige a la
transmisión del poder de decisión y gestión a los pueblos indios.
Existen, además, numerosas organizaciones locales, regionales y nacionales, que
enarbolan las banderas de reivindicación de los pueblos indios de México en un amplio
abanico de posiciones: el Consejo Nacional de Pueblos Indios (CNPI), el Movimiento Nacional
Indígena (MNI), el Consejo Indígena Permanente (CIP), la Coordinadora Nacional Plan de
Ayala (CNPA), la Coalición Obrera, Campesina y Estudiantil del Istmo (COCEI), la Unión de
Comuneros Emiliano Zapata (UCEZ), el Movimiento Unificado de Lucha Trique (MULT), la
Unión Nacional de Ejidos y Comunidades de la Huasteca Hidalguense (UNECHH), el Frente
Independiente de Pueblos Indios (FIPI), la Federación Mexicana de Origen Prehispánico
(FMOP), la Secretaría de Acción Indigenista de la Confederación Nacional Revolucionaria
(SAI-CNR-CNC) y el Consejo Restaurador de Pueblos Indios (COREPI). Algunas organizaciones
regionales tienen mucha importancia e influencia, especialmente en regiones interculturales
conflictivas como la Huasteca, la región Tarasca, el territorio Yaqui, Oaxaca y Chiapas. También
hay varias organizaciones representativas de los indígenas radicados en la ciudad de México.
Los pueblos indígenas que habitaban el territorio que hoy ocupa Guatemala, pertenecían
al tronco común Maya, uno de los principales desarrollos precolombinos de Mesoamérica.
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Con el desprendimiento colonial, al convertirse en república, Guatemala pasó a integrarse
a Centroamérica. En la actualidad existen 23 etnias que hablan 22 idiomas mayenses y uno
de origen caribe-arauaco. Las etnias principales son: Quiché (925,000), Cakchiquel (688,500),
Mam (405,000), Kekchi (361,000) y Kanjobal (102,000). En total se estima una población
indígena de alrededor de seis millones. Esta población, que habita principalmente en el
altiplano central, a pesar de su origen común se caracteriza por su heterogeneidad cultural.
Su estructura organizativa, en general parecida a la de las etnias mexicanas, se distingue por
la mayor complejidad de sus gobiernos. El poder local en cada comunidad es compartido por
cuatro sectores: el gobierno nacional, representado por los gobernadores departamentales
y las municipalidades; la fuerza castrense, a través de los comisionados militares; el poder
eclesiástico, con sus varias instancias organizativas tales como parroquias, cofradías, comités y asociaciones, y el sistema local tradicional representado por autoridades indígenas,
chamanes y principales. A ellos hay que añadir, en tiempos recientes, la insurgencia que,
indudablemente, tiene también presencia en la compleja estructura del poder local comunitario, sobre todo en las áreas de mayor actividad política militar.
En cuanto al control territorial, un centro rector ladino controla y domina cada región
indígena, determinando en todos los órdenes de la vida la asimétrica relación ladino-indígena. A estos se añaden el minifundio, el bajo rendimiento y la consiguiente extrema
pobreza, todo lo cual, a lo largo de los años ha obligado a los indígenas a trasladarse hacia
la costa, donde alquilan exiguas parcelas en condiciones desventajosas, o hacia lugares
que necesitan braceros, como las fincas de café y de algodón, en las que son víctimas de
los “enganchadores”, bajos salarios y deplorables condiciones de vida.
Las mismas causas de este proceso migratorio, llevan también a los indígenas guatemaltecos a desplazarse masivamente hacia las ciudades. El Censo de 1964 precisó que el
21.9% de la población urbana del país estaba constituido por indígenas, porcentaje que a la
fecha, a pesar del persistente proceso de “ladinización” característico de la región, sin duda
se ha incrementado. Las familias indígenas que emigran a los centros urbanos tienden a
conservar sus idiomas, valores, patrones y características culturales y pasan a formar parte
del estrato social más bajo.
La situación de pobreza y marginación no es, sin embargo, general ni homogénea. Hay
áreas en las que el control por parte de los indígenas de territorios fértiles y ricos les permite
controlar también el proceso de comercialización y, en consecuencia, las posibilidades de
acumulación y enriquecimiento. Esta situación es notable en Quezaltenango, donde existe un
importante sector enriquecido que emplea y subordina a otros indígenas y ladinos pobres.
A partir de la revolución de 1944, la sociedad guatemalteca experimentó importantes
cambios. Con la modernización desapareció el trabajo forzado y un gradual proceso democrático modificó sustancialmente las condiciones de vida de los pueblos indios, aun cuando
no se logró eliminar las barreras socioculturales que todavía los subordinan. Al agudizarse
la crisis económica y la violencia política en la década de 1980, el altiplano guatemalteco
entró en un franco proceso de desestructuración de su organización económica, social,
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cultural y política, afectando seriamente a los pueblos indios y obligándolos a reaccionar de
variada manera. De una actitud inicial de protesta y cuestionamiento, muchos han pasado
a la beligerancia y la lucha armada; otros participan en una gran variedad de proyectos y
programas de asistencia social y desarrollo comunal que impulsan diferentes organismos
oficiales y organizaciones no gubernamentales, tanto nacionales como internacionales.
La emergencia de un vigoroso movimiento indio que plantea reivindicaciones de carácter
étnico y político, además de las convencionales reclamaciones económicas y territoriales,
es también notable. La Sociedad de Indígenas de Quezaltenango, por ejemplo, reclama
participación en la política nacional, que se cree un Ministerio de Asuntos Indígenas, que
sean indígenas los jueces que actúan en sus territorios, que existan procuradores indígenas y
que se les permita tener representantes propios en el Congreso Nacional. Esta efervescencia,
unida a los recientes procesos bélicos, políticos y económicos del país, forma parte, sin duda,
de una de las situaciones más críticas que enfrentan los pueblos indios en el continente.
En 1945, en cumplimiento de la Convención de Pátzcuaro, se creó el Instituto Indigenista
Nacional (IIN) como dependencia adscrita a la Secretaría de Educación. El IIN tiene a su cargo
la definición y la aplicación de la política indigenista, pero dada su categoría administrativa
subalterna su capacidad decisoria es escasa. No es por eso extraño que haya una gran proliferación de entidades, más de 60, públicas y privadas, nacionales y extranjeras, que realizan
actividades relacionadas con los indígenas. Más del 40% de estas entidades son católicas o
protestantes y tienen principalmente fines catequísticos.
En Belice, antigua área de ocupación Maya, los indígenas habían sido prácticamente
exterminados hacia el final del período colonial. El repoblamiento de Belice por grupos étnicos americanos empezó a comienzos del siglo xix, con la llegada de los Garífuna, después
que, en 1757, los ingleses los exiliaron de las islas caribeñas hacia Honduras. Pero el mayor
contingente provino de los Maya de la península de Yucatán, como resultado de la llamada
Guerra de las Castas (1847-1921), y los Kekchí de Guatemala que huían de la conscripción
forzada y los impuestos. Actualmente, de una población nacional aproximada de 200,000
personas, los pueblos de origen Maya-Yucateco, Kekchí y Mopán, constituyen entre el 10%
y el 15%, en tanto que los Garífuna son el 7%. Estos grupos étnicos están representados por
el Toledo Indian Cultural Movement, sólida y activa organización que propugna el reconocimiento de las autoridades étnicas tradicionales, la libertad religiosa, convertir sus reservas
en propiedades comunitarias, independencia económica para buscar mercados y ayuda
financiera externa, y mejoras educativas que, junto con la recuperación de sus idiomas y sus
culturas, les permitan acceder a mejores niveles educativos y profesionales.
Área Andina
La antigua Área Andina comprendía desde el Nudo de Pasto, en Colombia, hasta el río Maule,
en Chile, y el noroeste argentino, una extensión continua de los Andes sudamericanos de más
de 4,000 kilómetros. Desde el siglo xiv el pueblo Quechua se expandió a todo lo largo de la
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cordillera de los Andes, a partir de los Andes centrales, y desarrolló un Estado panandino, cuyo
idioma oficial era el quechua. En el momento de la conquista española su capital y núcleo
hegemónico estaba en el Cusco, valle de Urubamba, y comenzaba a crear un nuevo centro
en Tumipampa, Cuenca (Ecuador). Los cinco grandes grupos étnicos regionales preexistentes
sufrieron el impacto del Estado Inca y perdieron su autonomía. Solamente el pueblo Aimara
mantuvo diferenciadas sus características étnicas y lingüísticas propias en el actual altiplano
peruano y boliviano, área que hoy tiene en La Paz su centro y comprende valles de los Andes
orientales bolivianos, también conocidos como yungas, y el noroeste de Chile.
En el mundo, los Andes constituyen uno de los territorios con mayor diferenciación ecológica. Su diversidad climática se expresa en numerosos microclimas, originados en rápidos
cambios de altitud, lo cual permite la existencia de variados nichos ecológicos en espacios
verticales relativamente próximos. Esta particular configuración de valles interandinos y
costeños permite articulaciones y complementariedades regionales y microrregionales, que
discurren desde el nivel del mar hasta más de 5,000 metros de altitud, para luego descender
a 0 metros en la selva amazónica. Entre 2,500 y 4,500 metros sobre el nivel del mar, estuvo
concentrada una vasta población. Actualmente, allí vive la mayor población que habita en
esas alturas, en el mundo.
La unidad organizativa de la población indígena del Perú, Ecuador y Bolivia es la
comunidad indígena, denominada actualmente comunidad campesina. Originada en los
ayllu de las culturas regionales del mundo andino antiguo, surgió por las reducciones de
aldeas indias en el siglo xvi, como república de indios. Hoy es el establecimiento económico, social y cultural más importante del medio rural. En el Perú ellas controlan más del
60% de las tierras laborables, constituyen el 21% de la PEA agropecuaria y agrupan más
del 50% de las familias campesinas del país. Su población representa más del 25% de la
población total del Perú.
Sus características genéricas son la propiedad comunal de un territorio precisamente
delimitado, aunque el usufructo y la tenencia de las tierras son por lo general individuales
y se trasmiten por herencia entre las familias de cada comunidad; la homogeneidad étnica,
económica, social y cultural entre sus miembros; un marcado énfasis en la reciprocidad y
la redistribución, y un régimen de gobierno de carácter democrático formalizado y con
gran poder de decisión sobre la vida e intereses de la comunidad. El famoso kamachico:
reuniones anuales de todos los comuneros, hombres y mujeres mayores de 18 años, para
tomar decisiones de buen gobierno. En toda el área las comunidades han logrado mantener
espacios que han alcanzado cierta prosperidad por autogestión, y en más de una ocasión
se han comportado como centros de resistencia, ya sea ante expansiones coloniales o ante
las estructuras políticas nacionales. A pesar de las persistentes y graves agresiones sufridas
desde el siglo xvi, la comunidad indígena en los respectivos países andinos conserva diversos rasgos comunes y estilos de vida que las diferencian del resto de la población nacional.
Están reconocidas y protegidas por la Constitución y por leyes especiales. Por lo general,
se encuentran relegadas en las zonas agrícolas más precarias y vinculadas desigualmente
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al sector capitalista que las utiliza como reserva de mano de obra barata, explotándolas a
través de variados mecanismos.
La mayoría de la población indígena de Ecuador, Perú y Bolivia reside en más de 10,000
comunidades de esta naturaleza. Solamente en el Perú existen reconocidas oficialmente
4,890, con una población de cinco millones de personas.
El quechua es el idioma predominante y es la lengua indígena actual más importante del
continente, por la cantidad de personas que la hablan en Perú, Bolivia, Ecuador y noroeste
argentino. Originado en la costa y sierra especialmente central y sur del Perú actual, el quechua está diversificado en dos grandes grupos y varios subgrupos. Lo específico y singular
en el Área Andina es la presencia de los hablantes quechuas en todo el escenario nacional,
en ciudades pequeñas, medianas y grandes, especialmente las capitales, y ubicados en
diversos estratos socioeconómicos, la mayoría en los niveles más bajos y los menos en los
sectores altos. Hay, además, grupos quechuas en la Amazonía, especialmente en la ceja de
selva como colonizadores o migrantes temporales.
El grupo étnico aimara es el otro gran conjunto que agrupa a más de tres millones de
indígenas en toda el área andina. Su núcleo es La Paz, capital de Bolivia, y parte del lago
Titicaca. Ellos también están organizados en su mayoría en comunidades indígenas.
La sierra ecuatoriana está conformada por dos ramales de la cordillera de los Andes, con
una longitud aproximada de 650 kilómetros. Esta región corresponde a la caracterización
de “Andes de paramo” y sus tierras, más bajas que las del Perú y Bolivia, alcanzan altitudes
habitadas máximas de 3,000 metros y habitan un sinnúmero de valles interandinos, donde
los pueblos indios que hablan quechua viven en alrededor de 1,000 comunidades indígenas,
con una población cercana a los dos millones de habitantes que, se estima, constituyen el
20% del total de la población ecuatoriana.
En la región altoandina de Bolivia los pueblos indios son los aimara y quechua, que
circunscriben su hegemonía en sus respectivas regiones. La zona del lago Titicaca, compartida con el Perú, se caracteriza por una población predominantemente aimara, al igual que
gran parte del Altiplano cuyo eje es La Paz, hasta el norte de Potosí donde coexisten ambos
grupos, dando lugar al bilingüismo quechua-aimara, como ocurre en la ciudad de Puno
en Perú. La población aimara hablante se calcula en más de dos millones y la quechua en
casi dos millones y medio. En conjunto, ambos grupos representan más de las dos terceras
partes del total de la población boliviana. Bolivia es uno de los países de América con mayor
población indígena.
Después de la reforma agraria de Bolivia, en 1953, y del Perú, en 1969, a las comunidades
tradicionales se sumaron aquellas que, hasta entonces, habían permanecido cautivas en las
exhaciendas republicanas herederas de las encomiendas coloniales. Estas comunidades
aportaron al agro una nueva dinámica y, junto con las tradicionales, procuran una modernización productiva, sin perder su identidad étnica ni sus tradiciones culturales. En estas
comunidades existe una imbricación de autoridades políticas nacionales con autoridades
comunales tradicionales, lo que da paso a relaciones no siempre de carácter simétrico entre
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autoridades distritales, cantonales, municipales, provinciales, judiciales, incluso de partidos
políticos nacionales, que responden a la organización del Estado nacional, y aquellas de
carácter tradicional como mandones, curacas, mallcus, hilacatas y principales.
Los valores colectivistas y solidarios que sustentan el régimen comunal están profundamente arraigados en la cultura de los pueblos indios del Área Andina. De ahí la importancia
del espacio comunal que articula recursos e identidades con un fuerte estilo de vida, regulando los sistemas de reciprocidad, redistribución y cooperación dentro de las comunidades,
en una continuidad que se mantiene y resurge, pese a los fuertes conflictos originados en
el enfrentamiento con la sociedad nacional.
Es esta fortaleza de la comunidad tradicional lo que le permite enfrentar con éxito, mediante renovadas y cuidadosas estrategias de supervivencia y reproducción, los múltiples
factores que inciden sobre ella a partir de sus relaciones con los sectores no indios, tales
como la penetración del capitalismo; la migración, principalmente de gente joven; la intensificación de programas de desarrollo; la formación de nuevos polos de desarrollos rurales
y urbanos; el incremento de la urbanización; la presencia de nuevos patrones religiosos; la
incidencia de los partidos políticos; la inserción de los medios masivos de comunicación;
los programas escolares y la educación bilingüe; el movimiento guerrillero y el narcotráfico.
En el Área Andina se asiste a un renacimiento de las formas de organización y de los
patrones culturales tradicionales de los pueblos indios. Las expresiones míticas del mundo
andino vigentes en la pachamama, las apachetas, los apus, las achachilas, las expresiones
artísticas y artesanales, la gran riqueza política de ejercicio de la democracia, y sus potencialidades científicas y tecnológicas, se revitalizan, acicateadas por el contexto nacional de crisis
económica y del Estado, violencia generalizada, corrupción y narcotráfico. De este modo, a
pesar de las reiteradas y nuevas dificultades, la comunidad andina, favorece la persistencia,
recreación y reproducción de los pueblos indios.
No se puede ignorar, sin embargo, que la economía comunal mantiene un frágil equilibrio entre recursos y población, casi dentro de una economía de subsistencia, sin lograr
excedentes que les permitan mejorar sus niveles de vida. Los desarrollos desiguales de las
comunidades, y el riesgo constante de no garantizar a sus componentes las condiciones
necesarias para satisfacer sus necesidades básicas, las llevan a la migración y a la búsqueda
de estrategias espontáneas de inserción al mercado moderno.
El mercado está sustituyendo parcialmente la estrategia de articulación de pisos ecológicos, y afectando la ancestral reciprocidad (ayni). Sin embargo, el propio retraso y la debilidad
del capitalismo permiten que rasgos distintivos de la comunidad, como la cooperación y el
intercambio no monetario de fuerza de trabajo, permanezcan y se reproduzcan.
Tres o cuatro décadas atrás, el proceso de movilidad social se producía dentro de
marcos reducidos, solo a nivel individual. En años recientes la migración se ha constituido en uno de los vehículos principales de cambio y emergencia masiva de los pueblos
indios. Junto con la educación, permite superar los sistemas de dominación regional y
acceder a la modernidad con las atrayentes posibilidades del mundo urbano. Para el Área
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Andina este es actualmente el principal mecanismo de tránsito de un sistema basado en
el parentesco y la reciprocidad, al sistema de clases propio de las sociedades nacionales.
Otra forma de pasaje es la presencia de organizaciones políticas que han servido como
catalizadoras del proceso. Mediante ellas se logran nuevas formas de relación con el
mercado y la sociedad nacional.
En los tres países existen organismos oficiales específicos para atender los problemas
de los pueblos indios, pero su capacidad operativa es reducida. El Instituto Indigenista
Boliviano es una dependencia del Servicio Nacional de Desarrollo de la Comunidad, el que
a su vez depende del ministerio de Asuntos Campesinos. El Instituto Indigenista Peruano,
que hasta hace poco era una entidad pública descentralizada, ha estado siempre dentro de
la jurisdicción del Ministerio de Trabajo. En Ecuador, en 1985 el gobierno creó la Dirección
Nacional de Poblaciones Indígenas y el Consejo Nacional de Cooperación Interinstitucional,
como dependencias del Ministerio de Bienestar Social.
Sin embargo, en el área, la principal acción de promoción, estudio y apoyo a los pueblos
indios, la realizan personas y entidades privadas y organizaciones estatales como las oficinas
agrarias, agropecuarias, educativas o de salud, cada una con sus propios puntos de vista
e intereses unilaterales. La emergencia de los pueblos indios se manifiesta también en el
surgimiento de organizaciones locales, regionales y nacionales, articuladas a nivel nacional
y supranacional. En el Ecuador, desde 1986 viene conduciendo el movimiento indígena
la importante Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), la cual
representa e integra al pueblo Quichua con las otras etnias del oriente y la costa.
En el Perú, con la reforma agraria y la disolución de las haciendas, surgieron la
Confederación Nacional Agraria (CNA), y la Confederación Campesina del Perú (CCP). Hay
también un fuerte movimiento que aspira a la reactualización de la cultura autóctona, con
prescindencia de lo occidental, cuyo ideario se inspira en los principios que animaron el
Tahuantinsuyo de los Incas.
En Bolivia, la Revolución de 1952 facilitó la participación sindical en el agro, favoreciendo
al movimiento campesino y la emergencia de los pueblos indios. La organización más fuerte
y con presencia nacional es la Confederación Unida de Trabajadores Campesinos de Bolivia
(CUTCAB), que por su carácter sindical agrupa a diferentes partidos políticos. En la actual
coyuntura, la Confederación de Productores de la Hoja de Coca ha comenzado a adquirir
gran importancia. Por otra parte, también se desarrollan movimientos dirigidos a definir la
identidad andina a partir de la cultura quechua-aimara, sin compromiso con ideologías o
movimientos no indígenas.
La presencia de quechuas y aimaras tiene ahora una connotación nacional y se afirma en
la informalidad generalizada que afecta a los tres países del área. La tradición andina influye
en organizaciones no indígenas, en sindicatos, partidos políticos, asociaciones profesionales
e intelectuales, contribuye a proporcionar una particular fisonomía a los ámbitos urbanos,
especialmente al de los sectores populares. Esa tradición andina comunitaria tiene en la
gran Lima su connotación más expectante y prometedora.
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Este primer conjunto es heredero de las dos civilizaciones que existieron en América
al momento de su descubrimiento en 1492. La civilización mesoamericana Azteca llegó a
alcanzar una escritura propia, en la cual los mayas dejaron importantes códices que describen interesantes aspectos de sus estilos de vida. La otra civilización es el Tahuantinsuyo
de los Incas que fue ágrafa pero de gran trascendencia a nivel mundial; hoy es una de las
cuatro o cinco civilizaciones milenarias vivas donde superviven genes culturales en millones
de sus habitantes. Ambas civilizaciones constituyeron un gran aporte a la historia de las
civilizaciones del planeta Tierra.
b. Segundo conjunto
El segundo conjunto congrega alrededor del 20% de la población indígena de América y
se distribuye en cuatro áreas desde el extremo norte al extremo sur del continente: la subártica, Canadá y los Estados Unidos de América; América Central y la región circuncaribe;
el bosque amazónico; y el cono sur extremo, con una extensión a la isla de Pascua. El total
de la población que habita en estas áreas no excede los siete millones. El rasgo singular del
conjunto es su riqueza lingüística, la multiplicidad de micro etnias y alto grado de desarrollo
de sus poblaciones, especialmente las norteamericanas. Por otra parte, se dan variaciones
extremas en los grados de comunicación y aislamiento. En su mayor parte son sociedades
tribales autosuficientes. Aún quedan etnias que solo tienen contactos limitados y esporádicos
con su sociedad nacional, mientras que otras están tan integradas que han terminado por
ser indistinguibles de la población mestiza y criolla. Caso similar se da en lo concerniente
al desarrollo económico. Mientras que unas viven todavía de la caza y la recolección, otras
participan plenamente de la economía y tecnología modernas.
En términos generales, el gran contraste es que en este conjunto hay cerca de tres millones y medio de pobladores indígenas, los subárticos, los canadienses y los norteamericanos,
diferenciados totalmente del resto de la población indígena de América por estar ubicados
en dos países desarrollados, por la organización y acomodo político, económico y social
logrado y por el carácter singular y pujante que buena parte de ellos mantienen a pesar de
lo sucedido en su largo proceso de desestructuración colonial y republicana.
En Estados Unidos de América la población indígena actual estimada alcanza los dos
millones de habitantes, de los cuales un tercio vive en reservaciones, otro en áreas rurales y
el resto es urbano. Los grupos étnicos mayores son los Navajo y los Esquimales de Alaska, y
los estados en los cuales su presencia es significativa son Arizona, Oklahoma, Nuevo México
y Alaska. De acuerdo al censo indígena de 1970, existían más de 500 tribus que hablaban
cerca de 150 lenguas diferentes.
En Canadá la población india sobrepasa los 1.2 millones de habitantes y está diferenciada
en cuatro grupos según su estatus étnico y legal: los indígenas registrados; los indígenas
que por variadas causas perdieron su condición legal; los Inuit, mal llamados esquimales, y
los Metis. Todos ellos hablan lenguas pertenecientes a los grupos lingüísticos: Algonquino,
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Iroqués, Siouan, Atabasco, Kootenayan, Salishan, Wakashan, Tsimbshiam, Haida, Tlingit y
Esquimal (Innuit-Aleutiano). Los indígenas registrados poseen 2,252 reservaciones con un
área aproximada de 26,525 kilómetros cuadrados. Hacia 1980, un 30% vivía fuera de ellas y
se estimaba que un 65% residía en comunidades rurales o asentamientos remotos. Casi la
totalidad del norte de Canadá (40% del país) es reclamado por los indígenas. Los esquimales,
incluso, aspiran a la soberanía política sobre los territorios que reivindican.
En ambos países los pueblos indios tienen como contexto nacional economías poderosas, opulentas y en continuo crecimiento. Sobre esta base, en comparación con sus
similares del sur, han prosperado, mejorado sus niveles de vida y reforzado su identidad y
tradiciones, al tiempo que han asumido legalmente la ciudadanía de los países a los que
pertenecen y, aunque muchos participan en la cultura occidental, pugnan por hacerse
reconocer como naciones. Han logrado, tras décadas de esfuerzos y conflictos con los
gobiernos y poblaciones no indígenas, un estatus relativo de autonomía y prosperidad,
defendiendo su soberanía, luchando por sus derechos territoriales y sus recursos naturales,
especialmente el agua. Algunos, los del extremo norte, mantienen una economía cazadora
y recolectora, aunque plenamente integrada al mercado. Muchos de los que habitan las
zonas templadas se han convertido en granjeros modernos y en indios urbanos. Sus organizaciones son sólidas, aún a nivel interétnico, y gozan de subsidio oficial. En numerosos
casos mantienen representaciones políticas ante sus gobiernos nacionales. Sin embargo,
la situación de los pueblos indios aún se mantiene precaria porque está afectada por serios
problemas de mortalidad infantil, suicidio, educación, ingresos, desempleo, delincuencia
y expectativas de vida.
En Estados Unidos de América han logrado conformar poderosas organizaciones representativas así como otras de jóvenes, artistas, profesionales y educadores. En una forma
u otra, se han articulado a los movimientos de afroamericanos y chicanos, y de jóvenes y
mujeres. La Oficina Nacional de Asuntos Indígenas, a cargo de un líder indio, es una institución del gobierno federal que cumple una labor coordinadora y de apoyo. La organización
indígena más antigua es el Congreso Nacional de Indios Americanos, fundado en 1944 y
actualmente dirigido por una cheyenne. Sus miembros no son individuos sino tribus. En la
convención anual de 1970, durante el gobierno del presidente Richard Nixon, este Congreso
Nacional sufrió una escisión de la cual surgió la Asociación Nacional de presidentes Tribales.
Como ejemplo, cabe destacar las conquistas y logros de la nación Cree, la cual desde 1944
logró invalidar convenios entre el estado de Nueva York y la provincia de Québec y ganar
un sitial favorable en la construcción de represas hidroeléctricas y evitar que ellas afectaran
sus tierras y el medio ambiente. Las tribus del noroeste obtuvieron acceso a la pesca de
mariscos y, por otra parte, siguen ellos como otros vulnerados por las experimentaciones
de vacunas (hepatitis) y campañas de esterilización. Los blackfeet defienden la pequeña explotación petrolera en el área de Badger. Los shoshone occidentales y los paiute, expuestos
a los ensayos nucleares del campo de pruebas de Nevada, fueron los primeros “la nación
más bombardeada del mundo” por ensayos de norteamericanos e ingleses. Esta nación
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shoshone fue también afectada por los desagües, 30,000 galones por minuto, de las minas
de oro del Proyecto Pipeline. Los apaches de San Carlos luchan desde 1990 en Arizona contra
el Proyecto del Gran Telescopio Binocular en el Monte Graham, porque consideran el lugar
sagrado y comparable con el Monte Sinaí para los cristianos. Hay más de 30 universidades
bajo el control indígena y mantienen el control de las escuelas tribales. Los juegos de azar
fueron legalizados por la Suprema Corte norteamericana desde 1987, confirmados en 1988,
constituyendo la afirmación soberana más visible en el país. Existen en más de 200 tribus
y tienen un ingreso estimado en tres mil millones de dólares (naipes, ruleta, dado, bingo,
tragamonedas). Sus ingresos financian programas de salud, educación, vivienda, cuidados
de niños y ancianos. Han logrado crear así más de 30,000 empleos en las reservas indias, la
mayoría de ellos no indios. Además, aportan más de 100 millones de impuestos, creando
con todo esto un problema de temor para las empresas privadas y el Estado que buscan
regular o eliminar este hecho.
En Canadá funciona la Universidad Indígena de Regina y, dentro de ella, el Centro de
Estudios y Desarrollo Indígena Internacional, fundado en 1976. Esta es la única institución
india de enseñanza universitaria en América. La Federación de Naciones Indígenas de
Saskatchewan, que agrupa a 72 comunidades indias, ha estado fuertemente involucrada en
el desarrollo del movimiento indio internacional, facilitando información, ideas, experiencias
y personal académico en educación para comunidades indígenas. Además, en Canadá tiene
sede el Consejo Mundial de Pueblos Indígenas.
Los actuales pueblos indios de América Central, con excepción de Guatemala y Belice,
proceden mayoritariamente de antiguos grupos Caribe y Chibeha. Sin embargo, hay algunas
etnias de origen Maya y Náhuatl. En Panamá y Costa Rica hay etnias que hablan idiomas de
origen Chibcha. En El Salvador los Pipil son de origen Náhuatl. El panorama general es el de
un archipiélago, debido a la dispersión y aislamiento de los grupos étnicos. Existe una nítida
diferenciación entre los pobladores alteños o serranos y los costeños. Los primeros tienen
marcada influencia mesoamericana y los segundos caribeña y chibeha. La presencia de la
población negra de origen africano es significativa, al punto que afecta la caracterización
de los grupos indígenas centroamericanos.
En elevada proporción los pueblos indios centroamericanos residen en comunidades
rurales dispersas, articuladas en condiciones desfavorables al mercado o integradas en
los estratos serviles urbanos. Son esencialmente pescadores, recolectores, artesanos y
agricultores, y sus niveles de vida son muy bajos. Algunos grupos se encuentran en franco
proceso de extinción.
En los últimos años la región ha sido escenario de una intensa actividad política y organizativa que, en casos, ha generado enfrentamientos armados. Esta nueva dinámica, que
se manifiesta con mayor fuerza en Guatemala y Nicaragua, ha favorecido una generalizada
toma de conciencia en el área sobre la importancia de los pueblos étnicos en el presente y en
el futuro destino de sus sociedades, superando la visión romántica de reconocer solamente
la grandeza del pasado precolombino.
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En Honduras, un país todavía preponderantemente rural, los grupos étnicos autóctonos, con alrededor de 500,000 personas, representan aproximadamente el 12% del total
nacional. Los Garífuna, la etnia mayoritaria de origen afro-antillano (300,000), viven a lo
largo del litoral atlántico y en las principales ciudades. Los Lenca (80,000) en no más de dos
generaciones han perdido su idioma, aunque conservan sus rasgos culturales. Los Mísquito
(35,000), agricultores de roza, cazadores y pescadores, tienen una fuerte presencia africana.
Los Xicaques o Tolupanes (10,000) pierden su idioma y sufren el embate de la economía de
mercado. Los Chortis, considerados como el grupo más meridional de la familia Maya-Quiché,
están reducidos a una población de solo 3,500 individuos. Los Paya, cazadores, recolectores
y cultivadores incipientes en los bosques, son apenas 1,595, y los Sumo, muy vinculados a
los Mísquito, son solo 500. Además hay dos agrupamientos no identificados étnicamente
en El Paraíso y Santa Bárbara. Existe un importante movimiento reivindicativo de las etnias,
expresado en activas organizaciones como la de los Mísquito, MASTA; la de los Xicaque,
FERTRIXI; la de los Garífuna, OFRANEH; y la de los Lenca, ONIL.
En El Salvador el grupo Náhuate o Pipil, de origen azteca, es el más importante. Agrupa,
junto con los Maya y Lenca, alrededor de 50,000 individuos. Cabe destacar la importancia
que en este país tiene la Asociación Nacional Indígena Salvadoreña (ANIS). El clima de violencia y de represión que afecta a la población nativa, así como el generalizado proceso de
ladinización, los pone en riesgo de extinción.
Los pueblos indios de Nicaragua, ubicados en la costa atlántica, representan alrededor del 5% de la población total del país y son: los Mísquito (80,000), los Sumo (8,000), los
Garífuna (1,500) y los Rama (800). Involucrados en una cruenta guerra e intensas negociaciones políticas, propiciadas por las transformaciones que afectan el contexto nacional
y regional, los pueblos indios han contribuido fundamentalmente a que se otorgue a la
región atlántica un Estatuto de Autonomía, amparado por la Constitución Política de 1987.
Esta norma estatuye la naturaleza multiétnica de Nicaragua; el respeto de la identidad de
los pueblos indios, su cultura y su lengua; su derecho a la tierra, así como a los recursos que
tradicionalmente explotaron, y a un sistema de educación diferenciado; el rechazo de toda
discriminación, social y segregacionista; su defensa ante agresiones externas; su libertad
religiosa y su participación en los asuntos políticos, económicos y sociales del país, así como
el derecho a designar a sus propias autoridades.
En Costa Rica, de acuerdo a las estimaciones existentes para 1987, los pueblos indios
representan el 1% de la población total del país (21,350) y pertenecen a ocho etnias, de las
cuales las principales son la Bribri (7,500), la Cabécar (7,000), la Gaymí-Bocotá (3,000) y la
Boruca (2,000). Las demás son microetnias en evidente proceso de extinción: la Chorotega
(500), la Huetar (500), la Térraba (500) y la Malecu (350). Las lenguas nativas aún vigentes
pertenecen a la familia lingüística Chibcha. Pese a que el Estado reconoce 21 reservas indígenas, con un total de 320,000 hectáreas, los pueblos indios sufren serias restricciones. La
Asociación Indígena de Costa Rica “Pablo Presbere” lucha por el respeto a los derechos de los
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indios, contra las amenazas que existen sobre sus territorios y por la unidad del movimiento
indígena, tanto en el plano nacional como en el internacional.
De acuerdo al censo de 1987 los pueblos indios panameños constituyen el 5.5% de la
población total de Panamá. Están distribuidos en los grupos étnicos Guaymí, Cuna, Choco,
Bocotá y Teribe, y se han incrementado en los últimos 20 años en 50%. La etnia Guaymí, con
60,000 habitantes, participa en la economía de mercado. El pueblo Cuna (40,000), integrado a
la sociedad nacional sin perder su identidad étnica y cuya lengua pertenece al tronco Chibcha,
mantiene su sistema tradicional de autoridades electas democráticamente y basadas en un
ágil, permanente y articulado mecanismo de congresos locales en los que participan hombres
y mujeres. El grupo Teribe, con cerca de 1,500 personas, es uno de los más occidentalizados
y se le vincula con el Chibcha de Colombia, aun cuando otros afirman su procedencia Maya.
Está articulado a la economía de mercado por su producción de cacao y por la explotación
de maderas, y afectado por la construcción de la hidroeléctrica Teribe-Changuinola, lo cual
los está llevando a convertirse en asalariados o insertarse en el sector servicios. Frente a los
diversos programas de desarrollo que afectan sus territorios, los pueblos indios se expresan
en congresos y organizaciones, a fin de defenderse o participar en los proyectos nacionales.
También están afectados por el incremento de la malaria, la leishmaniasis y enfermedades
venéreas propagadas por los colonizadores y los trabajadores de los proyectos de presas,
oleoductos, minas, carreteras, agroindustria y explotación forestal. Colonizaciones y colonos
los desplazan a tierras marginales.
En años recientes se ha manifestado un marcado interés por identificar la presencia
indígena en la región del mar Caribe, a partir de la preocupación de los países que la integran, muchos de ellos recientemente liberados del colonialismo, a fin de afirmar su identidad nacional. En este archipiélago de un centenar de islas, que fuera el primer lugar del
continente donde los europeos entraron en contacto con los aborígenes de América, estos
ya no existen, salvo relictos en Trinidad y Tobago, donde los contactos con el continente,
favorecidos por la proximidad, impidieron su total extinción.
La antigua cultura Caribe logró en el siglo xvii, integrar a negros esclavos y cimarrones,
asentados en forma libre en San Vicente y las Granadinas. Expulsada por el imperio británico en el siglo xviii, esta población originaria del continente africano, se había convertido
ya en los Garífuna, una nueva etnia americana que, ante el embate imperial, buscó refugio
en el continente, en las riberas caribeñas de Belice, entonces Honduras Británica, Jamaica y
Antillas Menores. Los Garífuna señalan el derrotero del mundo indígena caribeño: exterminados o expulsados del Caribe insular, los sobrevivientes encontraron refugio en las riberas
continentales vecinas.
En América del Sur la variada multitud de las etnias de la floresta amazónica, muchas de
ellas en vías de extinción y con poblaciones que oscilan en torno a índices que apenas llegan
al 1% y, cuando más, al 5% de las poblaciones totales de sus respectivos países; constituye
un conjunto culturalmente homogéneo distribuido en un vasto espacio selvático, conocido
como la hilea amazónica. Este gran pulmón ecológico, no solo de América sino del mundo,
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agrupa a la población indígena de gran parte de los países del área: Brasil, Guyana, Surinam,
Guyana francesa (colonia), Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Los rasgos genéricos de estas etnias son su aislamiento, dispersión y organización tribal.
Su aislamiento se ha incrementado por la presión de las colonizaciones modernas, las depredaciones del medio y las campañas clandestinas de exterminación, sobre todo en áreas
extensas de la selva profunda donde apenas existe la presencia de los Estados nacionales.
En su mayor parte estos grupos se caracterizan por una economía de autoabastecimiento,
débilmente articulada con el mercado. Sin embargo, su aislamiento no es norma absoluta.
De una parte, en las márgenes de los ríos principales habita una población intermedia, con
horticultura y acceso a manufacturas modernas, intensos contactos y un grado elevado
de integración a mercados. Son grupos, generalmente aborígenes occidentalizados, que
compiten por el control del territorio y del mercado. De otra parte, en las grandes ciudades
de la hoya amazónica, habitan multitudes de migrantes tribales que engrosan las filas del
pequeño comercio, el proletariado local y los servicios.
En las últimas décadas la región amazónica ha sido escenario de una actividad cada
vez más intensa de organización y demandas de las etnias nativas. En unos casos buscando
reivindicaciones de orden territorial y económico; en otros, por razones de autodefensa frente
a intrusiones de colonizadores foráneos o buscadores de oro y, recientemente, afectados
por movimientos guerrilleros, el narcotráfico y el contrabando. Pese a constituir etnias pequeñas, su larga y racional adaptación al bosque tropical, sus potencialidades tecnológicas
y científicas y su importante gama de creaciones culturales, las convierten en sociedades
extraordinariamente bien adaptadas a un espacio donde, mejor que nadie, pueden defender
para la humanidad.
El número de etnias brasileñas supera las 170, con una población de alrededor de
250,000 habitantes. Más del 60% de ellas ocupan el bosque amazónico. Aunque cuentan con
disposiciones legales favorables y reconocimientos constitucionales, siguen discriminadas
y con ciudadanía disminuida.
Los cuatro principales troncos lingüísticos, a los que pertenecen las numerosas lenguas
indígenas brasileñas, son el Tupí-Guaraní, el Gé, el Caribe y el Arauaco. Al sur del río Amazonas
existen, al margen de estos troncos principales, otras 26 lenguas menos extensas y 10 aisladas.
En esta área, los misioneros católicos y de iglesias evangélicas, al igual que en todo el
bosque tropical, tienen marcada influencia, sobre todo para el destino futuro de los pueblos
indios. El surgimiento de ciudades y las políticas de colonización y uso de esta riquísima área
han afectado directamente a las etnias indígenas, depredando sus territorios, exterminándolas, obligándolas a vivir cada vez más en zonas recónditas, o incorporándolas como mano
de obra servil en las zonas urbanas. En muchos casos, la resistencia ha significado guerra y
no han faltado las luchas interétnicas y la degradación cultural.
Un caso penoso e ilustrativo de los grandes riesgos y problemas que enfrentan las etnias
aborígenes en toda la Amazonía es el de los Yanomami. Puestos en la notoriedad por los
graves daños que vienen sufriendo por la presencia y la actividad de gran número de “ga-
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rimpeiros”, buscadores de oro, que han encontrado en su territorio importantes yacimientos,
está expuesta todavía a un peligro mayor. En el proceso de demarcación y regularización de
su territorio por el gobierno federal está tratándose de influir para que, desconociendo su
unidad étnica, se les reconozca y regularice únicamente a reducidos y discontinuos territorios
alrededor de las aldeas, fraccionando así el verdadero y necesario territorio que ocupan y
requieren, lo que originaría su desagregación y disolución étnicas.
En Surinam, Guyana y la Guayana Francesa, vive un conjunto de 21 grupos étnicos que
representan entre el 4% y 6% del total de sus respectivos países, entre los cuales se destacan los Arauacos, los Akauaio, los Kariña y los Wannana-Aparai. Ellos, como sus respectivas
sociedades nacionales, tienen una situación especial diferenciada del resto de países que
participan en la hilea amazónica.
En el territorio venezolano, la Amazonía se vincula, sin solución de continuidad, con la
cuenca del Orinoco, constituyendo una unidad ecológica extendida hasta el mar Caribe. En
esa vasta área viven 22 de los 27 grupos étnicos de Venezuela, los cuales representan casi
el 60% de los 150,000 indígenas que tiene Venezuela. La etnia más numerosa es la Guajiro
(Wayú), establecida en territorio compartido con Colombia, en las proximidades del lago
Maracaibo, con una población de 53,000 habitantes. Las etnias amazónicas más importantes
son los Warao (19,573), Pemón (11,464), Yanomami (9,717), Guajibo (7,256), Piaroa (7,030) y
Kariiía (6,849). El Estado tiene una política indigenista dirigida a integrar a estos indígenas
tribales a la sociedad nacional, mediante énfasis particular en una educación formal específica
para estos grupos. Recientemente, los crecientes problemas comunes y la emergencia del
movimiento indígena, han llevado a las etnias venezolanas a crear el Consejo Nacional Indio
de Venezuela (CONIVE), cuya principal actividad está dirigida a la capacitación y formación
de cuadros dirigentes.
En Colombia la población indígena es de 450,000 habitantes, distribuidos en 81 etnias.
El 50% corresponde a grupos étnicos serranos o de pie de monte, de economía agrícola
articulada al mercado y en su mayoría campesinos. Y aunque muchos han perdido sus
lenguas y sus sistemas organizativos y culturales, hay un resurgimiento de sus tradiciones
indígenas. Comprende este grupo pueblos como los Betoye, Yanacona, Pasto Quillacinga,
Guanaca, Páez, Guambiana, Kamsá, Ingano del Sibundoy y Emberá del Chamí. El otro 50%
está constituido por el mayor número de etnias del país (63), con una población de 250,000
habitantes. Su organización es tribal y ocupan la Amazonía, el litoral pacífico, la región de la
Tunebia y la Motilonia, las sabanas del oriente, la Sierra Nevada de Santa Marta y la península
de la Guajira. Estas etnias conservan sus idiomas, instituciones y culturas tradicionales, y su
economía de subsistencia tiene escasa vinculación con el mercado.
Dentro de este segundo conjunto las etnias amazónicas son 43, con una población de
47,687 personas. Las principales son los Tucano (6,330), los Witoto (5,930) y los Tikuna (4,535).
Buena parte de su población, como las similares de los países vecinos, enfrenta igualmente
serios problemas derivados de las concesiones a empresas transnacionales, interesadas en
sus recursos naturales; de la presencia de grupos religiosos como la misión Nuevas Tribus;
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y del permanente hostigamiento de colonos, aventureros y miembros del movimiento
guerrillero. Pero el mayor problema proviene del narcotráfico, que afecta principalmente a
las etnias de la frontera con Ecuador y Perú.
La gran dispersión de los grupos étnicos amazónicos dificulta su organización, hasta el
punto de que, salvo el Consejo Regional Indígena del Medio Amazonas (CRIMA), y el Consejo
Regional Indígena del Vaupés (CRIVA), no cuentan con otros medios que les permitan participar o expresar sus demandas e intereses. A nivel nacional existe la Organización Nacional
Indígena de Colombia (ONIC), y a nivel regional son importantes el Consejo Regional Indígena
del Cauca (CRIC); el Movimiento de Autoridades Indígenas del Sur Occidente (AISO); y el CRIVA.
El Estado ha venido ejecutando en los últimos años una activa política de creación y
reconocimiento de reservas y resguardos indígenas para los cuales, solamente entre 1966
y 1987, el Instituto Colombiano de Reforma Agraria consolidó en la Amazonía un área de 6
578,203 hectáreas. Otro importante hito fue la entrega, en 1988, del predio Putumayo, de
doce millones de hectáreas, a ocho etnias amazónicas, ubicadas entre los ríos Caquetá y
Putumayo, bajo la figura jurídica de Resguardos Indígenas y Parques Naturales. La población
indígena beneficiada fue de 9,500 personas pertenecientes a las etnias Witoto (5,930), Miraña
(300), Bora (1,640), Andoke (250), Ocaina (380), Muinane (500), Nonuya (380) e Inga (200).
En Ecuador los indios amazónicos están agrupados en seis etnias, de las cuales las
principales son: la Quichua del Napo, la Shuar del Morona, Santiago y Zamora-Chinchipe, y
la Aushiri o Auca. En total se estima una población de alrededor de 100,000 habitantes. Los
últimos miembros de las etnias Tete y Záparo, se asimilaron a las etnias Quichua del Napo y
Aushiri. En las últimas décadas, el hábitat amazónico ha cobrado una gran importancia por
la explotación petrolera, maderera y agroindustrial llevadas a cabo en forma intensa, pero
bajo el supuesto de que estos territorios son tierra de nadie. Por lo general, se ha ignorado
la existencia y los derechos de las etnias aborígenes, ocasionando con ello su resistencia y
justos reclamos. Actualmente está produciéndose en la región una vigorosa reemergencia
étnica que tiene entre sus principales logros, por un lado, la gesta de los Shuar o Jívaros,
quienes han logrado su reconocimiento oficial como nación, administran con mucho éxito
sus territorios, también reconocidos por el Estado, y han emprendido ejemplares proyectos
autogestionarios de desarrollo. Por otro lado, la activación de un poderoso movimiento de
organización que ha llevado a las etnias amazónicas a integrarse a las federaciones y demás
movimientos indígenas de la costa y la sierra, con lo cual se ha dado un fuerte impulso a
la unificación orgánica y programática de todas las etnias del Ecuador. Estos procesos son
coincidentes con una nueva actitud del Estado que, en los últimos años, ha expresado una
nueva política respecto a los pueblos indios, favorable a su desarrollo, al respeto de sus
tradiciones étnicas y a la defensa de sus intereses.
En la Amazonía peruana hay alrededor de 80 grupos étnicos, con un total aproximado
de 300,000 habitantes que hablan idiomas y formas dialectales derivadas de 13 familias
lingüísticas: Arauaca, Cahuapana, Harákambet, Huitoto, Jíbaro, Pano, Peba-Yagua, Quechua,
Tarana, Turano, Tupí-Guaraní, Záparo y una sin clasificación. Las etnias más numerosas son: La
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Campa Asháninca (20,000), la Aguaruna-Huambisa (30,000), la Cocama-Cocamilla (20,000),
la Shipibo-Conibo (18,000), la Machiguenga (15,000), la Quechua de San Martín (18,000) y
la Quechua del Napo (12,000).
Los problemas principales que las afectan se derivan del antes esporádico y ahora ya
permanente interés de la economía nacional y mundial por los recursos naturales de la
selva. También del asedio que sufren de masas de colonos quechuas y aimaras desplazados
de la región serrana por la crisis y la descomposición del régimen agrario. La política agraria
del Estado, por otra parte, las está reduciendo a minúsculas parcelas o “tierras comunales”,
según el modelo de la economía rural serrana o costeña, completamente inviable en el
precario y frágil ecosistema selvático. Pero los problemas más agudos, especialmente en
la zona del Alto Huallaga, derivan de la intensificación del narcotráfico y los movimientos
guerrilleros, que han convertido a la Amazonía en zona de alto riesgo, virtualmente en
una situación de guerra, en la cual las etnias nativas se ven crecientemente involucradas
y dañadas.
Como reacción ante la situación creada por tantos factores externos, los indígenas
responden organizándose y reforzando su conciencia étnica, a la vez que se vinculan con
otros movimientos indígenas nacionales e internacionales. Originada en la etnia AguarunaHuambisa, tiene una presencia muy activa la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva
Peruana (AIDESEP), una de las bases principales de la Coordinadora de Organizaciones
Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA). En la década de 1980 surgió una nueva organización panamazónica, a partir de la etnia Yánesha: la Confederación Amazónica del Perú
(CONAP).
La Amazonía boliviana ha sufrido problemas similares y comunes a la peruana. La explotación del caucho y la quinina diezmó a las etnias del noroeste boliviano. Sin embargo,
sobreviven 29 grupos étnicos, con una población de entre 150,000 y 200,000 habitantes,
que hablan lenguas y dialectos derivados de nueve familias lingüísticas: Arauaca, Chapacura,
Mataco-Maca, Mosetene, Pano, Tacana, Tupí-Guaraní, Chiquito y Zamuco. Las etnias principales son la Chiquitano (20,000), la Chiriguano-Guaraní (15,000) la Arauaco-Baure (5,000) y
la Mosetene (3,000). La mayoría de esta población radica en el departamento de Santa Cruz
(46%) y el resto vive en el Beni, Pando, La Paz, Chuquisaca y Tarija.
Los buscadores de oro y la expansión del cultivo de coca constituyen constantes que
afectan al territorio indígena, no solo por la presencia de nuevos colonizadores que depredan los sistemas ecológicos y propician formas de vida y hábitos consumistas sino porque,
además, como en el Perú, posibilitan la intervención de fuerzas ajenas, no solo bolivianas
sino de otros países en los que se origina y promueve el narcotráfico y su consiguiente represión. Ante las crecientes demandas y presiones de las organizaciones indígenas, el gobierno
boliviano está llevando a cabo una política de asignación de territorios a las etnias, con el fin
de asegurarlas en ellos y permitir la ocupación no conflictiva de los espacios “libres”. Entre
las organizaciones indígenas que se presentan con mayor vigor, se encuentra la Central de
Pueblos y Comunidades Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB).
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El Cono Sur, con la excepción de las prolongaciones quechua, aimara y guaraní del norte
argentino y chileno, presenta también la imagen de un archipiélago en el que, entre algunas
pequeñas etnias, la mayoría en riesgo de extinción, destaca la presencia de los Mapuche. Este
pueblo indio, con una población estimada actualmente en alrededor de 600,000 individuos,
distribuidos entre Chile (92%) y Argentina (8%), es el más numeroso y singular del Cono Sur.
Además, se estima que otros 100,000 mapuches viven en ciudades como Santiago de Chile,
Concepción y Temuco.
Al momento de la conquista española, los mapuches o araucanos constituían la frontera sur del Estado Inca. Aunque no alcanzaron la constitución de un Estado centralizado,
su eficaz organización les permitió ofrecer la resistencia más efectiva e irreducible a los
conquistadores europeos. Se mantuvieron libres y en pie de guerra durante más de 300
años, hasta que, solo en 1880, fueron derrotados por el gobierno nacional. Pero aun después de la derrota, el destino de los mapuches ha seguido un curso diferente al de otros
pueblos indios de América que, o fueron forzados a incorporarse a las haciendas como
siervos, o se refugiaron en las profundidades de la selva tropical y en las inhóspitas alturas
andinas. Los mapuches fueron asentados, a partir de 1884, en reducciones y comunidades
establecidas en sus mismos territorios étnicos. De esta manera su cultura y su organización
social tradicional sufrieron su más importante transformación: el tránsito de una sociedad
organizada para la guerra y la vida autónoma y libre, a una sociedad pacífica pero dominada y expuesta a una relación asimétrica con otra sociedad y otra cultura. No obstante
su gradual aculturación y los procesos de adaptación que les imponía su relación con la
sociedad y el Estado chilenos, los mapuches han logrado mantenerse como una entidad
étnica diferenciada y preservar, en lo fundamental, sus antiguos patrones culturales y
estilos de vida. Pero en 1979, en virtud de los decretos 2568 y 2750 del gobierno militar,
han sido objeto de una imposición que los expone a un cambio quizá más sustancial que el
de 1884. La casi totalidad de las tierras que mantenían en régimen de propiedad comunal
ha sido dividida y entregada a los comuneros con títulos individuales de dominio. Esta
legislación ha sido calificada como etnocida por las organizaciones mapuches, las cuales
han señalado que rompe el vínculo histórico del mapuche con su tierra al establecer un
sistema de tenencia individual, contrario a sus tradiciones; asignárseles parcelas insuficientes para la subsistencia familiar (5.36 hectáreas en promedio), y permitir su enajenación
después de 20 años de adjudicadas.
Esta división compulsiva de las comunidades mapuches tenía como objetivo “terminar
con los problemas indígenas”. Al realizarla se pensó, como a mediados del siglo pasado, que
el “mercado libre” iba a facilitar el desarrollo de los indios al permitir una “selección natural”,
mediante la cual las tierras pasarían a manos de los “más capaces” y, los que no lo fueran,
emigrarían o pasarían a la condición de asalariados.
Aparte de esta política etnocida, hasta antes del reciente cambio de gobierno los
mapuches eran permanentemente objeto de discriminación. Su idioma, su religión y sus
costumbres no eran reconocidos ni aceptados por el Estado, y sus organizaciones fueron du-
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ramente reprimidas por el gobierno militar. Sin embargo existieron esperanzas de un nuevo
trato para este pueblo, y que se adopten medidas concretas que atiendan sus demandas.
Además de los Mapuche, en Chile viven otros pueblos indios como los Aimara, (40,000),
los Quechua (300) los Atacameño o Cumsa (2,000), los Qawaskar y los Yaganes, casi en extinción, reducidos a unas pocas familias en Tierra del Fuego, y los pascuences de Rapa Nui (2,200).
En la Argentina los Mapuche son más de 40,000 y viven en las provincias de Neuquén,
Chubut, Santa Cruz, La Pampa y Buenos Aires. En total hay en el país 16 pueblos indios
entre los cuales, además de los Mapuches, los principales son los Colla (100,000) de Jujuy,
Salta y Catamarca; los Diaguito Calchaquí (65,000), de Tucumán y Catamarca; los Toba
(40,000) del Chaco, Formosa, Salta, Santa Fe y barrios marginales de Buenos Aires y Rosario;
los Quechua-Aimara (40,000) de Jujuy, Salta y barrios marginales de Buenos Aires; los
Chaguanaco Chiriguano (30,000) de Salta y Jujuy, y los Mataco (25,000) del Chaco, Formosa
y Salta. Otros pueblos, como los Chulupí (300) de Formosa y Salta; los Tehuelche (300) de
la Pampa y Chubut, y los de Santa Cruz (200) están en extinción. En 1989, en ocasión del X
Congreso Indigenista Interamericano, celebrado en San Martín de los Andes, provincia de
Neuquén, el gobierno argentino creó el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), el cual
tiene el carácter de entidad descentralizada, cuenta con la participación de los indígenas y
depende del Ministerio de Salud y Acción Social. Por su parte, la notable emergencia de las
etnias argentinas se traduce en congresos, encuentros y organizaciones como la Asociación
Indígena de la República Argentina (AIRA), orientada a la constitución de la Confederación
General Indígena Argentina.
Paraguay es el único país de América en el que una lengua indígena, el guaraní, tiene
actualmente el mismo rango que la lengua europea oficial y aun la supera por su carácter
doméstico y coloquial, y sirve como uno de los principales símbolos y mecanismos de
identidad nacional.
El bilingüismo en Paraguay tiene un alto significado para el indigenismo. Se da el caso
de una lengua indígena que ha sido completamente apropiada por la nación paraguaya y ha
pasado a constituir, para ésta, uno de sus principales elementos articuladores y de identidad.
¿Es este un destino posible para otras lenguas indígenas, como el quechua, el náhuatl o el
aimara? ¿Se ha conseguido con ello lograr una nación moderna multilingüe y pluricultural?
¿Quiénes son hoy los verdaderos guaraníes: los pequeños grupos llamados indígenas que
todavía sufren marginación, agresión y miseria en los bosques y desiertos, o los paraguayos
que dominan el país y no tienen reparos en identificarse a sí mismos como guaraníes?
Hace falta mucho estudio y reflexión para abordar estas y otras interrogantes que suscita
esta nación bilingüe en el contexto latinoamericano. Más aún si se desea explicar cómo, pese
a este bilingüismo y la declarada condición guaraní, es decir indígena de los paraguayos, pudo
haber sido el Paraguay, hasta fines de la década de 1980 uno de los países donde los indígenas
han sido víctimas de discriminaciones y trato etnocida. Aunque algunos autores estiman
entre 70,000 y 100,000 los indígenas existentes, según el censo de 1981, solo el 1.28% de la
población total, es decir 38,703 habitantes, es considerado indígena y está distribuido en 17
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etnias pertenecientes a cinco familias lingüísticas: Tupí-Guaraní, Guaicurú, Maskoy, MatacoMataguayo y Zamuco. Seis de estas cuentan con solo unos pocos centenares de individuos.
Las más numerosas son la Nivaklé o Chulupí (6,667), la Lengua (8,121), la Tavyterá (4,986),
la Ava Guaraní (4,500), la Mbyá-Guaraní (2,460) y la Angaité (2,060). A comienzos del siglo
xvi se estimaba que en el mismo territorio existía una población de casi 280,000 indígenas.
El Paraguay bilingüe de hoy es el resultado, entre otras, de dos causas principales. La
primera fue la generosa actitud de los Guaraní, que los llevó a ofrecer sus mujeres a los
extranjeros, con la esperanza de establecer con estos, de acuerdo a su cultura, vínculos de
parentesco y sólidas alianzas. Los mestizos que surgieron de estas uniones se identificaron
socialmente con sus padres, pero la crianza en el ámbito materno les dotó de la rica lengua
guaraní. La otra causa se originó en la región oriental, entre los ríos Paraguay y Paraná. Allí,
el guaraní fue usado por los jesuitas como lengua de adoctrinamiento y evangelización.
Se produjo así un importante desarrollo lingüístico del guaraní, el Ava ííeé (palabra de la
humanidad). Debido principalmente a estas dos razones, el uso de este idioma se amplió
durante el período colonial. Luego, durante la dictadura de Francia, entre 1813 y 1840, al
cerrarse el país a la influencia extranjera, se consolidó su uso generalizado y su incorporación
al conjunto de los rasgos culturales característicos de la nación paraguaya. La guerra de la
Triple Alianza (1864-1870), en la que el país perdió a la casi totalidad de sus varones hábiles
y su población pasó de 1’337,489 habitantes a solo 221,079, en su mayoría mujeres, niños
y ancianos, y, posteriormente, la guerra del Chaco, con Bolivia, entre 1932 y 1935, en la que
Paraguay resultó vencedor, reforzaron el orgullo nacional y permitieron una fuerte valoración positiva de la identidad y autoimagen paraguayas, donde el idioma guaraní resultó el
signo más conspicuo.
c. Tercer conjunto
Un porcentaje importante y cada vez mayor de la población indígena del continente, habita
actualmente en las grandes y medianas ciudades, como resultado de los intensos procesos
de migración y urbanización de las últimas décadas. El proceso de integración y acomodo
urbano de este tercer conjunto es complejo y novedoso.
La tendencia de las poblaciones rurales, indígenas o no, acosadas por la pobreza y
hambre extremas, ha sido la de mantener un persistente flujo migratorio hacia las ciudades.
Estas, en menos de cuarenta años, han duplicado largamente su población original, mientras
que las tradicionales proporciones demográficas y étnicas rural-urbanas han terminado por
invertirse. En 1990 la presencia de los migrantes indígenas en las ciudades capitales del Perú,
México, Guatemala, Bolivia y Ecuador, es fundamental para comprender no solo su nuevo
proceso urbano, sino la formación de sociedades pluriculturales.
Se está constituyendo así desde la década de 1940 un segmento importante de la
población, de identidad fluida y ambigua, entre indígena y criolla, en tránsito evidente de
etnia a clase, comprometido con los sectores populares urbanos en un diálogo activo en el
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que el intercambio cultural es recíproco. No solo es que los migrantes absorben la actual
cultura urbana, sino que, al mismo tiempo, impregnan a esta de formas indígenas. Su fusión
con el proletariado y clases medias parece ya irreversible. Con todo, el producto visible es,
hasta ahora, un refuerzo y dinamización de los sectores populares urbanos, aun cuando
parece que su impacto rebasa esta simple apreciación. En el caso del Perú, es evidente la
emergencia de una nueva cultura urbana que asocia los patrones culturales indígenas con
los modos de vida de la sociedad urbana contemporánea.
La incapacidad de las ciudades para aumentar la oferta de vivienda, de servicios y de
empleo al ritmo acelerado de la migración, ha precipitado crisis urbanas sucesivas en toda
América Latina y ha terminado por generar problemas de pobreza urbana paralelos a los
de la pobreza rural y tan graves como esta.
En estas condiciones, la mayoría de las ciudades del Área Andina y de Mesoamérica se
han convertido, unas más que otras, en crisoles sociales en los que las diferencias y singularidades étnicas se funden y de los que emergen nuevas identidades populares urbanas. Estas
nuevas identidades irradian poderosamente y aceleran la transformación del poblador rural
nativo. La creatividad y el empuje que se dejan sentir en la adaptación vigorosa del migrante
en las ciudades, se manifiestan también en el medio rural, donde un número creciente de
comunidades indígenas y etnias revalorizan recursos y readaptan sus estrategias económicas, abriéndose camino a la economía de mercado e iniciando procesos autónomos de
modernización y etnodesarrollo. Estas comunidades campesinas de punta señalan caminos
y ofrecen modelos inéditos para el futuro de los pueblos indígenas.
La incorporación de importantes volúmenes de población india migrante a las ciudades
también ocurre en los países de menor población indígena, aunque en ellos su presencia
tiene connotaciones diferentes y, sobre todo, no llega a tener, para los respectivos países y
ciudades, la trascendencia y el peso que tiene en Mesoamérica y los Andes.
Se calcula que un tercio de la población india de los Estados Unidos de América y Canadá
vive en las ciudades, trabajando como obreros de la construcción y, en general, como mano
de obra de baja calificación. Lo mismo sucede en ciudades brasileñas como Campo Grande,
en el centro-sur del país —indios Terena— y Manaos, en el norte amazónico —indios
Bateré-Mawe y Tucano—. En Chile y Argentina los Mapuche y otras etnias tienen importante
presencia en ciudades como Santiago, Concepción, Temuco y Neuquén. Se estima que en
las tres primeras viven alrededor de 100,000 mapuches.
Hasta la década de 1940, el crecimiento de las ciudades se desarrolló principalmente
siguiendo los patrones y normas gubernamentales, orientándose de acuerdo a las previsiones técnicas existentes dentro de los marcos oficiales de los planes de expansión municipal,
nacional o federal. En el Área Andina las migraciones masivas tropezaron, desde sus comienzos, con la rigidez impuesta por regímenes que no concebían la ciudad como hábitat para
poblaciones rurales. El encuentro de la poderosa corriente migratoria con este obstáculo
produjo desde entonces las primeras rupturas del régimen legal establecido. Enfrentadas a
un problema de vivienda, sin solución dentro de los términos impuestos por el desarrollo
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normal de la estructura urbana de la propiedad, las masas migrantes iniciaron las ocupaciones
de facto de terrenos y predios, públicos y privados, imponiendo mediante el compromiso
político y la violencia el reconocimiento de su derecho a un lugar para vivir. A partir de esta
decisión, tanto los migrantes como los lugareños que conforman los sectores populares
urbanos, se convirtieron en invasores de terrenos.
La invasión aparece desde entonces como antesala de una nueva legalidad en emergencia. Los acontecimientos mostrarían, a lo largo del tiempo, que las situaciones de facto
generadas por las masas podían constituirse en una fuente de derecho, siempre que la presión ejercida fuera suficiente para forzar el reconocimiento por parte del Estado o, al menos,
alcanzar de las autoridades una actitud de conveniente indiferencia. Con las invasiones de
predios urbanos y rurales (barriadas, ranchos, callampas, villas miseria) se inició la era de la
nueva contestación de masas.
La crisis económica iniciada a fines de la década de 1970, disipó la ilusión desarrollista
y aceleró la crisis del Estado, rebasado en su capacidad de control, planificación y ordenamiento. Ante el bloqueo de su integración en el mundo criollo y cosmopolita del país
oficial, determinado por los altos costos de incorporación y la incapacidad promocional de
las instituciones del Estado, la masa de migrantes comenzó a hacerse cargo, al promediar
la década de 1980, de su propia dinámica económica, social y cultural. Los nuevos barrios
populares, que fusionan las distintas tradiciones regionales se convierten en focos poderosos
de un nuevo mundo urbano de predominante colorido provinciano y rural en unos países e
indígena en otros, generando formas de comportamiento, opciones económicas y sistemas
de organización que se expanden, sin encontrar mayor resistencia, entre los resquicios de
las estructuras oficiales, desbordando los límites de la legalidad cada vez que se anteponen
como obstáculos.
La inmensa corriente migratoria de las últimas décadas ha reducido su volumen, en la
mayoría de las ciudades, y el fenómeno de desplazamiento demográfico comienza a perder
importancia como tal. Sin embargo, las consecuencias de estos procesos para la vida de las
ciudades, empiezan a manifestarse en forma dramática. Las capitales de muchos de estos
países son hoy escenario de un masivo desborde popular. Este desborde lleva la impronta
de la composición predominante de su nueva población.
En el Perú este fenómeno tiene en Lima su mejor ejemplo. Su centro histórico, el denominado “damero de Pizarro” ha venido esbozando una nueva faz a partir de la década de 1960.
Por vez primera en su proceso histórico, se ha hecho ajeno a los sectores opulentos y medios.
Sus calles han sido convertidas en una suerte de mercados que conjugan la feria rural con
los “mercados informales” de los países de extrema pobreza. La presencia de los principales
centros de poder de la élite tradicional, como el Palacio de Gobierno, la Municipalidad, las
iglesias virreinales, los bancos y centros comerciales, quedan como contrastante telón de
fondo al estilo que imponen estas multitudes populares.
Nuevos fenómenos concurren a alterar no solo el rostro de la vieja y tradicional ciudad,
sino de toda el área metropolitana de más de seis millones de habitantes. Hay nuevos centros
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de gravedad, como los representados por los grandes bazares callejeros que distribuyen
mercaderías y productos de contrabando; los mercados y paraditas desparramados por
doquier; los parques y áreas verdes ocupados por sectores populares los días festivos; los
calvarios que se yuxtaponen a las antiguas apachetas (expresiones materiales de culto prehispánico); las devociones religiosas populares, santuarios y cementerios clandestinos en
barriadas; los múltiples centros de reunión y esparcimiento dominicales de las asociaciones
de provincianos. Esta inmensa gravitación afecta y modifica no solamente el aspecto físico de
la capital, sino también sus patrones culturales y formas de socialización. En la construcción
de casas y servicios vecinales, a la vez que se implantan patrones arquitectónicos derivados
de modelos serranos, se practica en forma creciente sistemas de reciprocidad y trabajo
comunal como la minka y el ayni (ayuda mutua), de raigambre prehispánica.
La vida social de la ciudad hoy acepta y difunde, como parte de sus estrategias de supervivencia, la organización colectiva a partir de vínculos familiares extendidos, y la pone
en uso sobre todo en la actividad artesanal y ambulatoria o para el reclutamiento laboral y
la búsqueda de trabajo.
Particularmente importantes, entre las nuevas formas de organización social urbana que
surgen del aporte migrante, son sus asociaciones que combinan formas de organización gremial con sistemas comunales de reciprocidad y agrupación. En general, el migrante participa
intensamente y despliega gran actividad en sus asociaciones. Semana a semana, sus locales
son centros de reunión familiar. Se festejan bautizos y bodas, cumpleaños y aniversarios. Los
jóvenes juegan fútbol o encuentran, en la intimidad de ese segundo ambiente natural, a la
pareja que les permite formar un hogar sin romper ni debilitar los vínculos de parentesco
e identidad con su lugar de origen. Los mayores conciertan negocios, consiguen trabajo y
obtienen favores de los paisanos que se encuentran en mejor condición económica.
Como en el pueblo de origen, la vida de la asociación provinciana gira en torno a las
fiestas patronales. La conmemoración del santo patrono del pueblo da lugar a la urbanización
del viejo sistema de cargos, con sus alferazgos y mayordomías que ofrecen una referencia
continua de prestigio y estatus. En Lima la gran mayoría de migrantes tienen a la fiesta como
eje importante de organización e identidad.
Aun más, en el ámbito urbano esta asume funciones integradoras que otras actividades
colectivas del pueblo de origen han dejado vacantes en el mundo urbano. Las asociaciones
y clubes que agrupan a los migrantes han proliferado y llegan a casi seis mil, con afiliación
muy variada, según los lugares de origen y su nivel social, enfatizando intereses sociales,
culturales, económicos, políticos, religiosos o deportivos. Sin embargo, siempre tienen algo
en común: congregan y ofrecen una base social e institucional frente al nuevo mundo urbano
y, sobre todo, frente al Estado, reforzando la capacidad del nuevo limeño para transferir el
vínculo orgánico serrano y defender su identidad cultural.
Se impone la música andina, en sus múltiples géneros y expresiones regionales. Su presencia en el mundo urbano ya no es exótica. En Lima residen ahora los mejores intérpretes,
compositores y conjuntos, así como los mejores fabricantes de instrumentos musicales que
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Los pueblos indios de América en 1990
les son propios. Se dirigen a un público urbano más vasto que el que pudieron tener en su
pueblo. En su nuevo ambiente, la música serrana indígena se modifica y urbaniza. Adopta la
tecnología moderna y se vale de ella para recrearla, difundirla y devolverla a sus lugares de
procedencia, dando paso a modalidades de plena aceptación popular. El creciente acceso
del migrante a la radio y la televisión, y la diversificación y multiplicación de sus locales
institucionales, han terminado por superar el coliseo folclórico, que hasta hace tres o cuatro
décadas, constituía el único reducto de la música y el arte andinos en la ciudad.
El número y diversidad de programas folclóricos en las radioemisoras de Lima no ha
dejado de incrementarse desde comienzos de la década de 1950. Las nuevas radioemisoras procuran establecer sus locales en los mismos barrios populares. Algunas trasmiten en
lengua quechua de modo continuo. Se estima que existen no menos de cien programas
diarios de música serrana y que en la gran Lima vive la mayor concentración de población
que habla quechua. El enorme vigor y presencia alcanzados en el medio radial, ofrecen un
ejemplo importante de la dinámica con que el nuevo limeño redefine su identidad en el
contexto urbano.
Gran parte de estos fenómenos constituye la masiva respuesta del sector popular a la
presión e insuficiencias del sistema. Desborde de masas, informalidad y andinización son
parte de la misma respuesta. En ellos se deja notar la continuidad de un proceso que nace
como problema indígena, toma su forma en la migración y las invasiones de terrenos y
predios, encuentra sus modos en las tradiciones de adaptabilidad ecológica y ayuda mutua
andina, y termina rebasando la sociedad tradicional criolla. Desde la extensión de la faena
serrana al enfrentamiento común de problemas de asfalto, alumbrado o agua y alcantarillado
en barriadas, hasta el empleo de estrategias de relación familiar en la economía contestataria, mal llamada informal; desde la organización de clubes provincianos y asociaciones de
vecinos, hasta las rondas vecinales, los juicios populares y los intentos de linchamientos que
llenan los vacíos dejados por la policía y el poder judicial, en todos los rasgos que asume el
nuevo rostro de Lima, está la huella del estilo de los migrantes.
La ilegalidad, la alegalidad y la clandestinidad se convierten en la estrategia principal
para encarar la resistencia y superar el viejo y caduco sistema. Hasta en el terreno de la
organización política se hace sentir esta estrategia: formas inéditas de lucha popular se
manifiestan e imponen su presencia fuera del juego oficial de las izquierdas y derechas.
Contra ellas todas las tácticas y estrategias de represión convencionales se siguen mostrando
inadecuadas. La aparición y el crecimiento de la contestación económica de masas o informalidad, que en estos años ha dado lugar a la atención de gobernantes y estudiosos, no se
muestra sino como la forma más viable de un proceso de desborde popular, de mucho más
amplia envergadura, sin el cual resulta incomprensible.
Las transformaciones sufridas por el Perú desde 1950 se combinan, ahora, cuarenta
años más tarde, para dar lugar a este proceso de gran envergadura, cuyos factores desencadenantes deben ser identificados en los cambios demográficos y sociales que desplazaron
hacia Lima Metropolitana a vastos sectores provincianos; en la rigidez de las estructuras
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José Matos Mar
jurídicas e institucionales que, disecadas desde el antiguo centro virreinal, no han tenido
capacidad ni voluntad de adaptación; en la crisis económica y la recesión generalizadas, y
en la quiebra y deterioro del sistema de controles institucionales y estatales, carente de los
medios y recursos adecuados.
Lima comienza a esbozar así el nuevo rostro peruano que pugna por lograr una forma
definida y que tratará de legitimarse, venciendo toda resistencia de la debilitada maquinaria
de la vieja república criolla. Algunos de los rasgos de este rostro novedoso son ya suficientemente claros como para que podamos imaginarnos su perfil final. Se trata de una fusión
interregional de culturas, tradiciones e instituciones, con fuerte componente andino y dotada
de un sentido propio de la ley y la moral, que depende más de los usos, costumbres, estilos
de vida y decisiones colectivos, que de las fuentes teóricas de derecho que fundamentaron
las constituciones y códigos del Perú republicano.
Este nuevo orden en gestación aparece en un contexto de crisis. Sus manifestaciones
se tiñen de la agresividad que impone el esfuerzo por sobrevivir en un medio hostil. La
reivindicación, la fragmentación y el desorden le imprimen un fuerte matiz de emergencia
y apremio. Su desborde del molde legal no encuentra los límites entre la clandestinidad, la
ilegalidad y el delito, mientras que el sistema político no alcanza a entender el fenómeno y
el sindicalismo tradicional no llega a absorberlo.
Su nacimiento está preñado de escándalo y suscita el temor en los representantes del
mundo oficial. La inorganicidad en que se expande, la espontaneidad, creatividad y acomodo
se imponen como los signos dominantes de un intento masivo de los sectores populares
por conquistar un espacio social y una identidad más acordes con la pluralidad cultural de
la sociedad peruana. Económicamente la emergencia y creatividad de miles de miles de
emprendedores, especialmente mujeres, a través de pequeñas, micro, medianas y grandes
actividades insólitas y novedosas es sorprendente. Así como también el efecto de demostración para los que se quedaron en sus lugares de origen, la provincia, el otro Perú olvidado,
discriminado revive, se recrea y moderniza dando origen a una novedosa integración física
del espacio nacional y el comienzo de una identidad nacional. El Estado es desbordado y
comienza a germinar la aparición de una auténtica sociedad nacional peruana.
El caso de Lima es, ciertamente, extremo. Es un ejemplo de la impresionante modernización de lo rural. Algo similar y con menor intensidad ocurre en La Paz, núcleo del pueblo
Aimara, pero con otro sesgo. En México, un millón o más de indígenas asentados en los
últimos años en su capital, con su carga cultural igualmente rica y original, prácticamente
se diluye en la inmensidad urbana de la gran ciudad. El caso limeño, sin embargo, ilustra un
proceso que es inédito en las relaciones interétnicas del continente, y señala hasta dónde
puede proyectarse la reprimida potencialidad creadora de los pueblos indios.
72
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Los pueblos indios de América en 1990
*****
Al iniciarse el siglo xxi, en América Latina ya no puede funcionar la atávica separación
entre indígenas y no indígenas. El proceso de globalización, el desarrollo capitalista de las
economías, la reconstitución de las sociedades nacionales, el crecimiento del aparato de
Estado y de la educación, la crisis de las ideologías y los partidos políticos han configurado
un escenario al interior del cual se han disuelto muchas de las antiguas diferencias étnicas
y sociales. Existe una nueva relación entre Estado y sociedad. Ya no interesa si el Estado
desea integrar u olvidarse de los sectores populares, en general, o de las comunidades
indígenas, en particular, porque ellas se han integrado a la sociedad nacional a su modo
y se han hecho visibles a la fuerza a través de un original cambio estructural demográfico
fruto de una revolución del poder de la cultura. Mientras el Estado en pleno desborde no
encuentra ni quiere elaborar un plan o programa que recree y potencie la supervivencia de
muchos logros, conocimientos y estructuras ideológicas que los pueblos indios originarios
les ofrecen para lograr un desarrollo humano moderno y no una erradicación total de ellos
considerados como obstáculo.
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73
José Matos Mar
POBLACIÓN DE LOS PUEBLOS INDIOS DE AMÉRICA
PAÍS
POBLACIÓN TOTAL
POBLACIÓN
INDÍGENA
% POBLACIÓN
INDÍGENA
33’900,000
372,996
1.10
2. Belice
200,000
27,300
13.65
3. Bolivia
8’200,000
4’142,187
50.51
155’300,000
254,453
5. Canadá
29’100,000
1’045,885
3.59
6. Chile
14’000,000
989,745
7.06
7. Colombia
35’600,000
620,052
1.74
8. Costa Rica
3’200,000
24,300
0.75
10’600,000
2’634,494
24.85
10. El Salvador
5’200,000
88,000
1.69
11. EE. UU. AA.
260’800,000
1’959,234
12. Guatemala
10’300,000
4’945,511
48.01
13. G. Francesa
104,000
4,100
3.94
14. Guyana
806,000
45,500
5.64
5’300,000
630,000
11.88
91’800,000
8’701,688
9.47
17. Nicaragua
4’300,000
326,600
7.59
18. Panamá
2’500,000
194,719
7.78
19. Paraguay
4’800,000
94,456
1.96
22’900,000
8’793,295
38.39
437,000
14,600
3.34
21’300,000
315,815
1.48
720’647,000
36’224,933
5.03
1. Argentina
4. Brasil
9. Ecuador
15. Honduras
16. México
20. Perú
21. Surinam
22. Venezuela
TOTAL
74
0.002
0.007
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Mariátegui e o Brasil:
o socialismo indo-americano e os dilemas
do marxismo na periferia
Diogo Valença de Azevedo Costa
Márcia da Silva Clemente
Resumo
A investigação sobre a recepção das ideias do marxista peruano José Carlos Mariátegui
no Brasil não representa uma tarefa de mero interesse acadêmico e historiográfico. Ela nos
coloca diretamente diante dos dilemas políticos e teóricos do marxismo latino-americano
e dos marxismos periféricos, em especial o de realizar a síntese dialética entre a teoria
revolucionária e as tradições de lutas populares locais. Um dos pontos que consideramos
de fundamental importância nas revoluções dos povos latino-americanos, a combinação
entre a contestação étnico-racial e a luta de classes, constitui um legado do pensamento
de Mariátegui a ser aproveitado, criticado, reformulado e aprofundado pelas esquerdas
marxistas da atualidade, no Brasil e em todo conjunto da América Latina. A recente tradução de seus textos no Brasil reflete, por parte de nossa intelligentsia socialista e de nossos
centros acadêmicos, o interesse por sua concepção original de socialismo indo-americano.
Palabras clave: Ideias de Mariátegui, debate socialista brasileiro, marxismo latino-americano, marxismos periféricos, contestação étnico-racial, luta de classes.
RESUMEN
La investigación sobre la recepción de las ideas del marxista peruano José Carlos Mariátegui
en Brasil no es una tarea de mero interés académico e historiográfico. Nos pone directamente
frente a los dilemas políticos y teóricos del marxismo latinoamericano y de los marxismos
periféricos, en particular para realizar la síntesis dialéctica entre la teoría y las tradiciones
revolucionarias de las luchas locales populares. Uno de los puntos que consideramos de
fundamental importancia en las revoluciones de los pueblos latinoamericanos, la combinación de la respuesta étnico-racial y la lucha de clases, es una herencia del pensamiento
de Mariátegui de ser analizado, criticado, reelaborado y profundizado por las izquierdas
marxistas hoy en Brasil y en toda América Latina. La reciente traducción de sus textos en
Brasil refleja, por parte de nuestra intelectualidad socialista y nuestros centros académicos,
el interés por su concepción original del socialismo indoamericano.
Palabras clave: Ideas de Mariátegui, debate socialista brasileño, marxismo latinoamericano,
marxismo periférico, contienda racial-étnica, lucha de clases.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 75-106 [2013] CIURP
75
Diogo Valença de Azevedo Costa y Márcia da Silva Clemente
Introdução
O
presente trabalho discute a recepção das ideias do marxista peruano José Carlos
Mariátegui no Brasil. Embora breves referências a seu nome sejam encontradas no
meio socialista brasileiro desde a década de 1920, a incorporação do pensamento do autor dos 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928) possui
como principal marco divisório os anos 70. As mudanças ocorridas no cenário nacional,
com a instauração do regime civil-militar em 1964, ajudam a explicar o repentino interesse
pelo intelectual peruano, até então desconhecido do público brasileiro. Nesse sentido, suas
ideias políticas ajudavam a aprofundar questões relevantes para entender as razões do
golpe de 64, tais como o colonialismo enraizado nas formações sociais latino-americanas, a
existência de uma burguesia nacional pró-imperialista, a junção entre as formas capitalistas
e pré-capitalistas de exploração, o caráter complementar das modalidades de dominação
étnico-racial e de classes e, ainda, a combinação entre subdesenvolvimento e dependência.
Por fim, a recente tradução de seus textos no Brasil reflete, por parte de nossa intelligentsia
socialista e de nossos centros acadêmicos, o interesse por sua concepção original de socialismo indo-americano.
O jornalista peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930) é considerado, a julgar pela
quase totalidade dos comentários sobre o conjunto de sua obra política e de crítica cultural
publicados no Brasil, o primeiro marxista original da América Latina. Apesar dessa opinião
fortemente unânime, grande parte de seus trabalhos, que envolvem reflexões históricas,
sociológicas, políticas, literárias e filosóficas elaboradas de modo combinado, ainda permanece desconhecida do público brasileiro e, em especial, pouco divulgada nos cursos de
história, letras, ciências sociais e serviço social de nossas universidades. A própria divulgação
de parcela substancial de suas ideias no Brasil foi bastante tardia. Seu livro mais importante
e já então internacionalmente divulgado, Sete ensaios de interpretação da realidade peruana,
publicado pela primeira vez em 1928, apenas iria aparecer aqui com quase meio século de
atraso, no ano de 1975, sob os auspícios da Editora Alfa-Ômega e prefaciado por Florestan
Fernandes. Um dos objetivos deste trabalho será, portanto, sugerir algumas hipóteses para
procurar explicar os motivos dessa lacuna cultural, presente não somente na formação de
nossa inteligência socialista, mas também nos currículos universitários brasileiros. Apesar do
teor descritivo da exposição nesta parte do trabalho, a principal hipótese explicativa sobre
a recepção tardia das obras de Mariátegui no Brasil poderá ser assim resumida: a influência
decisiva do Stalinismo, por intermédio da III Internacional, conduziu o Partido Comunista do
Brasil1 (PCB), desde sua fundação em 1922 até o início da década de 1960, à elaboração de
um modelo etapista de revolução, o qual se limitava a reproduzir de forma reducionista as
fases do desenvolvimento histórico europeu, impedindo que interpretações alternativas e
mais próximas das especificidades da formação social brasileira, como a visão de Mariátegui
1Estamos nos referindo ao Partido Comunista do Brasil (PCB). Após a cisão de 1962, que dará origem ao PCdoB, o PCB
passará a se denominar Partido Comunista Brasileiro.
76
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
sobre a América Latina, fossem aproveitadas para a elaboração das táticas e estratégias da
luta socialista.
Outro elemento importante a se levar em consideração neste debate se refere à ausência de uma integração cultural mais sólida entre o Brasil e a América Hispânica. Os estilos
de pensamento e as instituições especializadas na produção dos chamados bens culturais
seguem predominantemente os modelos consagrados nos centros dominantes, Estados
Unidos e Europa Ocidental. O diálogo não é estabelecido em condições de igualdade e de
autonomia entre os países de origem colonial e capitalismo dependente, de um lado, e os
pólos culturais hegemônicos, de outro, mas dentro de uma lógica que reproduz o fenômeno
da dependência ideológica ou do colonialismo mental entre as nações ditas – em que pesem as
restrições ao emprego atual de tais noções – periféricas e centrais. Ora, a obra de Mariátegui
se debruça sobre o caráter específico das formações sociais de nosso subcontinente latino-americano, sem deixar de estabelecer, contudo, os vínculos mais gerais com a dinâmica
política internacional da Europa e Estados Unidos. Esse tipo de reflexão não se pauta pelo
prestígio ou notoriedade científica que se ganha investigando o que seria mais relevante
pesquisar em termos de problemáticas teóricas, práticas e empíricas suscitadas no contexto
político e intelectual dos principais núcleos acadêmicos dos países de capitalismo avançado.
Em outras palavras, a mentalidade colonizada assumiu um papel decisivo nessa divulgação
tardia das ideias de Mariátegui no Brasil e ainda continua atuando como uma barreira para
a efetiva incorporação das sugestões mais originais de seu pensamento político em nossas
preocupações sociológicas, historiográficas, filosóficas e literárias.
A partir da década de 1970, no entanto, o primeiro passo para a divulgação do pensamento de Mariátegui no Brasil foi dado com a publicação de seu livro mais importante, os
Sete ensaios de interpretação da realidade peruana (1975). Mas não apenas isso: um dos mais
importantes intelectuais brasileiros, o sociólogo Florestan Fernandes, utilizou algumas das
diversas indicações deixadas por Mariátegui em sua interpretação do caráter dependente
do capitalismo brasileiro e do tipo de dominação autocrático-burguesa aqui historicamente
implantada. De fato, o golpe de 1964 retira a ilusão de que o País estaria caminhando para
a realização de sua revolução burguesa nos moldes de um regime democrático capaz de
concretizar as reformas de base necessárias à correção das profundas desigualdades sociais
do capitalismo dependente, reproduzindo em linhas gerais o modelo da socialdemocracia
europeia. Nesse sentido, Mariátegui pode ser considerado um dos precursores da teoria
da dependência na América Latina, ao desmascarar o caráter pró-imperialista da chamada
burguesia nacional e ao apontar a persistência estrutural de formas pré-capitalistas de
exploração nas modernas relações sociais de produção capitalistas, dada a posição subordinada das formações nacionais de origem colonial no cenário da divisão internacional do
trabalho. Além de Florestan Fernandes, a ciência social crítica latino-americana dos anos
70 incorpora, em seu conjunto, essas formulações de Mariátegui, a exemplo de sociólogos
e cientistas políticos como Pablo González Casanova (México), Aníbal Quijano (Peru) e
Orlando Fals Borda (Colômbia). Esse primeiro impulso de divulgação da obra de Mariátegui
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Diogo Valença de Azevedo Costa y Márcia da Silva Clemente
no Brasil possui, portanto, fortes relações com as transformações políticas ocorridas na
América Latina a partir da década de 1960, representadas pela instauração de ditaduras
militares com apoio da superpotência mundial, os Estados Unidos. Mas esse impulso terá
um fôlego curto e quase desaparece com o processo de “redemocratização” dos anos 80
no Brasil, pois a chamada Nova República e, em seguida, o governo Collor representam um
novo patamar da incorporação do País aos dinamismos financeiros, políticos, militares e
ideológicos do grande capital internacional. A reflexão sobre a especificidade das formações
sociais brasileira e latino-americana se tornaria mais uma vez obsoleta, dado que, logo após
a queda do Leste Europeu, a mundialização do capital iria homogeneizar, sob a égide das
democracias ocidentais e da ideologia neoliberal triunfante, os diferentes espaços geopolíticos nacionais e suas particularidades culturais. A verdadeira ciência social deveria seguir
os parâmetros universais dos principais centros acadêmicos europeus e norte-americanos,
sem o questionamento das relações de poder e dos preconceitos culturais, alimentados
internamente pelas formações sociais dependentes, que envolvem o intercâmbio intelectual
entre as nações centrais e periféricas. Isso ajuda a explicar em parte por que os livros de
Mariátegui não foram traduzidos para o português no Brasil, depois de uma breve tentativa
de divulgação, ao longo dos anos 90 e só agora, no início do século XXI, é que seus escritos
estão merecendo um tratamento editorial mais sistemático.
O renovado interesse pela publicação da obra de Mariátegui está intimamente ligado à
falência do discurso neoliberal nos países da América Latina, dado que a ideologia do Estado
mínimo e da unificação dos mercados não trouxe a tão sonhada estabilidade econômica
acompanhada de justiça social, bem como a harmonização e homogeneização das relações
comerciais em nível internacional. O que houve, de fato, foi uma redefinição dos nexos de
dependência, coloniais e neocoloniais, entre as nações centrais e os pólos de subdesenvolvimento, inclusive no interior dos países capitalistas desenvolvidos, da Ásia, África e América
Latina. Isso provoca a exacerbação das formas de dominação capitalistas em sua combinação
com a exploração colonial baseada no preconceito étnico-racial e em movimentos xenófobos,
a exemplo das sucessivas ondas de perseguição aos trabalhadores imigrantes em diversos
países da Europa. A esse respeito, o marxista peruano foi também pioneiro na proposta de
investigar conjuntamente as dominações de classe e de tipo étnico, que no seu caso específico estava voltada contra os povos indígenas marginalizados. As propostas de um socialismo
indo-americano, defendidas por Mariátegui, encontram um forte eco na atualidade, com a
emergência de movimentos sociais na América Latina não apenas de caráter classista, mas
de acentuado caráter camponês e de raízes indígenas. Não é por acaso que uma das mais
recentes reedições, no Brasil, dos Sete ensaios foi publicada pela Expressão Popular, editora
vinculada ideologicamente ao Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem-Terra. A releitura de
Mariátegui possui o propósito de superar as limitações eurocêntricas do marxismo brasileiro,
concentrado unilateralmente na perspectiva de classes sociais, sem, portanto, a necessária
pesquisa dos nexos existentes entre a exploração econômica e a discriminação racial, dois
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
elementos a serem levados em conta na luta das organizações populares pela eliminação
de nossas desigualdades estruturais e da exploração do trabalho alheio.
O presente trabalho foi dividido em duas partes. Na primeira, será recuperada a fortuna
crítica do pensamento de Mariátegui no Brasil, desenvolvendo as hipóteses interpretativas
sobre as razões históricas, políticas e culturais da existência de momentos diferenciados
na divulgação de suas ideias em nosso meio universitário e nos espaços intelectuais mais
abrangentes do movimento socialista. Na segunda parte, a sua concepção de socialismo
indo-americano será examinada, de um lado, em suas afinidades com o caráter específico da
formação social brasileira, sustentada na dupla dominação de raça e de classe, e, de outro, na
sua aproximação com as exigências políticas dos movimentos sociais pela reforma agrária no
Brasil. Por fim, uma breve comparação entre Mariátegui e autores brasileiros, como Florestan
Fernandes e Caio Prado Jr., poderá evidenciar a atualidade de suas ideias na investigação
dos dilemas do marxismo na periferia latino-americana.
As razões de um silêncio: a fortuna crítica de Mariátegui no Brasil
No intervalo de um decênio tem se tornado cada vez mais expressivo aqui no Brasil, após um
longo período de silêncio, o interesse acadêmico pela obra política e teórica de Mariátegui. A
julgar pelas afirmações de alguns comentadores, a tardia recepção dos textos mariateguianos
não seria uma exclusividade brasileira (Aggio, 2006; Pericás, 2010: 345), pois em outros países
latino-americanos o autor dos Sete ensaios ainda seria um ilustre desconhecido do grande
público pelo menos até meados da década de 1980 e muitos dos seus textos, incluso seu
livro mais importante, só começaram a ser publicados a partir dos anos 60. Talvez o desafio
atual, como sinaliza Luiz Bernardo Pericás2 (2010: 335), seja o de alcançar uma disseminação
mais incisiva dos textos de Mariátegui no meio editorial brasileiro. Um dos maiores obstáculos para tal divulgação reside, contudo, no fato do espírito mariateguiano ser contrário
ao ethos da cordialidade à brasileira, baseada na suposta união harmônica de três raças,
ao constatar que foi obra da colonização hispano-americana e portuguesa a subjugação,
exploração e extermínio dos povos originários. Para a média dos cidadãos brasileiros, a obra
2As ideias fundamentais do presente trabalho já estavam delineadas quando nos deparamos com o artigo de Luiz Bernardo
Pericás, “José Carlos Mariátegui e o Brasil” (2010). Baseado numa pesquisa documental minuciosa e original, o autor
desenvolve outra linha de investigação sobre a recepção dos escritos de Mariátegui no Brasil. Em especial, são ricas as
suas inúmeras indicações sobre as referências de intelectuais brasileiros aos textos de Mariátegui antes mesmo da década
de 1970, dentre os quais Alberto Guerreiro Ramos e Nelson Werneck Sodré, este último tendo utilizado os Sete ensaios
como “referência para seu curso no Instituto Superior de Estudos Brasileiros (Iseb) sobre a formação histórica do Brasil
(que começou a ministrar em 1956), curso esse que resultaria, mais tarde, em seu livro Formação histórica do Brasil, de
1962” (Pericás, 2010: 341). Pode-se dizer que o artigo de Bernardo Pericás sugere novos caminhos de comparação entre
Mariátegui e outros intelectuais brasileiros em alguma medida marginalizados diante das interpretações hegemônicas
de nossa formação nacional. Sugestões igualmente valiosas também podem ser encontradas quanto às apropriações
de Mariátegui por intelectuais e movimentos sociais de esquerda no Brasil pós-1970. Nesse sentido, a leitura do artigo
de Luiz Bernardo Pericás serve como um contraponto às hipóteses aqui apresentadas, de modo a relativizar, reforçar
ou reorientar algumas das proposições gerais que nos serviram de guia.
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Diogo Valença de Azevedo Costa y Márcia da Silva Clemente
de Mariátegui contraria preconceitos profundamente enraizados que atuam como mitos
da nossa identidade nacional. Já no campo da esquerda marxista mais tradicional (leia-se:
stalinista) que predominou em grande parte do século XX na América Latina e Brasil, cujas
análises costumam se circunscrever a um modelo simplificado das relações entre classes
sociais, a dificuldade maior de assimilar Mariátegui talvez esteja na relutância em incorporar
as dimensões étnica e racial, não apenas como particularidades históricas acessórias, mas
como determinações fundamentais das formações sociais periféricas – iniciativa essa que
levou alguns dos representantes da Terceira Internacional a identificar Mariátegui como
um pensador populista e negar-lhe o marxismo3. É nesse sentido que a autora de uma
das primeiras teses acadêmicas sobre Mariátegui defendida em 2004 numa universidade
brasileira – a qual pode ser lida proveitosamente como uma introdução a diversos aspectos
do pensamento mariateguiano, desde a sua crítica artístico-literária a suas análises marxistas da realidade peruana, nas quais incorporou a questão indígena, passando pelo seu
papel de organizador sindical dos trabalhadores peruanos e dirigente partidário socialista
– constata a existência de um “assombroso silêncio” devotado pela “cultura socialista brasileira” a esse pensador clássico do marxismo latino-americano, tanto do “ponto de vista do
tratamento crítico-analítico de sua obra”, como do “ponto de vista da publicidade de seus
textos” (Escorsim, 2006: 10). No que diz respeito a esse último ponto, novas coletâneas dos
escritos de Mariátegui estão sendo publicadas. As mais recentes dos últimos cinco anos são:
Mariátegui sobre educação (2007), As origens do fascismo (2010a) e Revolução russa: história,
política e literatura (2012), com organização e introdução de Luiz Bernardo Pericás; Defesa do
marxismo (2011), introduzida e organizada por Yuri Martins Fontes. Apesar disso, um esforço
mais sistemático de publicação dos escritos de Mariátegui, nos moldes de uma edição crítica
de suas obras completas traduzidas para o português, ainda está por ser feito4. Essa tarefa
seria de fundamental importância num projeto mais amplo de redefinição das pesquisas
acadêmicas nas áreas das Ciências Sociais, Letras, Pedagogia, História, Economia e Serviço
Social em direção a um diálogo mais estreito entre Brasil e América Latina, ou seja, a esforços
de investigação menos pautados por parâmetros eurocêntricos de avaliação de nossas res3
4
80
“No processo de ‘bolchevização’ dos partidos comunistas (leia-se: o enquadramento dos PCs à direção do partido
soviético) que a Terceira Internacional stalinizada implementa, a partir de 1929/1930, a herança mariateguiana é esconjurada pelos novos dirigentes do PC peruano: já num documento de dezembro de 1933 (‘Sob a bandeira de Lênin!’,
parcialmente disponível em Alimonda, 1983), o partido dá início à campanha contra o mariateguismo, que perdurará
por toda a década e cujo líder será Eudócio Ravines. [...] a campanha contra o mariateguismo ganhou a chancela do
oficial Movimento Comunista Internacional, quando um respeitado historiador russo, especialista em América Latina e
destacado assessor do Birô Latino-Americano da Terceira Internacional, V. M. Miroshevski, publicou o ensaio ‘O ‘populismo’
no Peru: o papel de Mariátegui na história do pensamento social latino-americano’ (a versão castelhana saiu na revista
Dialéctica, La Habana, vol. 1, nº 1, maio-junho de 1942)” (Escorsim, 2009: 48).
Quanto à publicação das obras completas, informa Alberto Aggio (2006) que um trabalho desse tipo está sendo realizado
pela família de Mariátegui desde a década de 1950, sem, no entanto, ter sido concluído. Ao mesmo tempo, tais obras
completas não incluem os escritos do período de sua trajetória intelectual que o próprio autor intitulava como Idade da
Pedra, isto é, antes de sua viagem para a Europa em 1919. Em nossas buscas mais recentes não encontramos referências
mais precisas de como andam as compilações dos textos de Mariátegui, a não ser a indicação de um levantamento de
artigos jornalísticos do período da Idade da Pedra (Escorsim, 2006: 55) e a já mencionada publicação de suas “obras
completas”. No site do Partido Comunista do Peru podem ser consultadas as obras completas de Mariátegui: http://
www.patriaroja.org.pe/docs_adic/obras_mariategui/.
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
pectivas formações sociais. Nesse caso, uma publicação das obras completas em português
não deveria se pautar por critérios mercadológicos e, sim, pela necessidade de intercâmbio
cultural entre Brasil e outros países latino-americanos, como meio de fortalecer uma identidade política comum, antagônica à dominação dos centros imperialistas. No que se refere
ao primeiro ponto, o tratamento crítico-analítico da obra de Mariátegui supõe profundas
mudanças políticas, táticas e estratégicas, e teóricas na esquerda latino-americana, já que o
autor dos Sete ensaios não se limitou a transplantar os esquemas de interpretação da evolução
histórica dos povos europeus, característica marcante dos Partidos Comunistas de orientação
stalinista da América Latina. Sob esse prisma, talvez o processo de latino-americanização
do marxismo explique o retorno a Mariátegui e não a mera apreensão intelectualista das
ideias do marxista peruano é que poderia explicar uma maior preocupação das esquerdas
latino-americanas com as lutas sociais de seus povos. Uma análise das mudanças verificadas
nas esquerdas marxistas latino-americanas a partir dos anos de 19705, quando se percebe
uma crescente incorporação por intelectuais brasileiros dos escritos de Mariátegui, superaria
os objetivos do presente trabalho e demandaria um esforço mais amplo de reconstrução
histórica muito além de nossas atuais possibilidades de investigação sobre a diversidade
de situações concretas existentes na América Latina.
Nossos objetivos são mais modestos e se restringem a sugerir hipóteses para explicar,
primeiro, as razões do “assombroso silêncio” em relação a Mariátegui na cultura socialista
brasileira – com notáveis exceções (Pericás, 2010), tendo sido esse silêncio bastante expressivo
entre os anos que vão da fase final de sua produção intelectual, conhecida como a Idade
da Revolução (1923-1930), até meados da década de 1970 – e, segundo, os condicionantes
históricos do renovado, embora ainda tímido, interesse pela sua obra no último quartel do
século XX, ao lado do recente boom representado pelo estímulo editorial às publicações de
seus escritos e pela proliferação em nosso meio acadêmico de comentários sobre aspectos
particulares do pensamento do marxista peruano6. Nesse sentido, o primeiro impulso para
uma divulgação mais efetiva da obra de Mariátegui no Brasil pode ser tomado como a tra5Para um conhecimento mais aprofundado sobre as mudanças e diversidade de posições na esquerda marxista latino
-americana, ver Michael Löwy, Marxismo na América Latina: uma antologia de 1909 aos dias atuais, São Paulo, Fundação
Perseu Abramo, 2003; Giancarlo Santarelli (org.), Il nuovo marxismo latinoamericano, Milão, Feltrinelli, 1970.
6Além das coletâneas dos escritos de Mariátegui já mencionadas, a editora Expressão Popular publicou recentemente,
acompanhada por uma introdução de Rodrigo Montoya Rojas, importante estudioso dos movimentos indígenas sul
-americanos, a segunda edição brasileira dos Sete ensaios de interpretação da realidade peruana (2010). Um indicativo
do crescente interesse pela reflexão mariateguiana são as comunicações apresentadas em eventos acadêmicos de
projeção nacional e internacional. Num rápido bosquejo, encontramos os trabalhos de André Kaysel, Nação e revolução:
a teoria da revolução em Caio Prado Jr. e José Carlos Mariátegui, 35o Encontro Anual da ANPOCS, Caxambu, 2011; Sydnei
Ulisses de Melo Junior, “Mito” e “religiosidade” popular no pensamento político de José Carlos Mariátegui e Antonio Gramsci:
notas para uma pesquisa, VII Colóquio Internacional Marx Engels, Campinas, 2012; Enrico Paternostro Bueno da Silva, O
marxismo de José Carlos Mariátegui, VII Colóquio Internacional Marx Engels, Campinas, 2012; Ricardo Neves Streich, Os
ecos da Revolução Mexicana na obra de José Carlos Mariátegui, VII Colóquio Internacional Marx Engels, Campinas, 2012.
Todos esses trabalhos foram apresentados por mestrandos de universidades brasileiras – o que indica uma renovação
da produção acadêmica no campo do marxismo, talvez por influência dos movimentos sociais da atualidade no Brasil
e América Latina, os quais ampliam os horizontes do debate sobre as classes sociais pela incorporação das lutas e visão
contestatória de outras categorias (indígenas, negros etc.) marginalizadas do processo histórico de constituição e
desenvolvimento das formações sociais periféricas.
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Diogo Valença de Azevedo Costa y Márcia da Silva Clemente
dução para o português dos Sete ensaios e sua publicação em 1975 pela Editora Alfa-Ômega.
O livro conteve um prefácio redigido por Florestan Fernandes, em que procurou argumentar
pela inclusão da referida obra “entre os principais clássicos do pensamento latino-americano”
(Fernandes, 2004: XIII). Talvez tenha sido essa circunstância que levou o sociólogo peruano
Aníbal Quijano a mencionar Florestan Fernandes, na qualidade de prefaciador da primeira
edição dos Sete ensaios no Brasil, como um dos responsáveis pela introdução de Mariátegui
no universo socialista brasileiro (Quijano, 1996: 68). Além do cientista social paulistano,
outros destacados intelectuais marxistas brasileiros – “Carlos Nelson Coutinho, Alfredo Bosi,
Cláudio Nascimento, Jorge Schwartz, José Paulo Netto e Leandro Konder” (Escorsim, 2006:
41) – foram responsáveis pela compreensão da originalidade e importância do pensamento
de Mariátegui para as investigações sobre as especificidades do capitalismo latino-americano.
No entanto, se o exemplo de Florestan Fernandes for tomado como um caso paradigmático
da radicalização política pela qual passou o pensamento socialista brasileiro na década de
1970, simultaneamente como crítica às ideologias nacional-desenvolvimentistas dos anos
50 em suas formulações cepalinas e reação contra a ditadura civil-militar instaurada em 1964,
os condicionantes históricos desse renovado interesse pelos escritos de Mariátegui no Brasil
passam pela compreensão do modo como nossa esquerda marxista passou a reconsiderar,
ideológica e teoricamente, as características específicas do capitalismo nas formações sociais
periféricas e os rumos da revolução na América Latina. Muitos setores das esquerdas marxistas, brasileira e latino-americanas, abandonaram a perspectiva de uma revolução democrático-burguesa e assumiram que o momento atual já seria o da revolução socialista. Essa
tomada de posição possuía fortes afinidades com o pensamento de José Carlos Mariátegui,
que apontava de modo pioneiro na década de 1920 a prioridade da revolução socialista nos
países de origem colonial submetidos à dominação imperialista da Europa Ocidental e dos
Estados Unidos. Os países latinoamericanos, por conta do caráter pró-imperialista das suas
burguesias nacionais, teriam perdido o tempo histórico da revolução democrática nos moldes
estreitos da transformação capitalista. A alternativa seria, portanto, uma revolução socialista
que aprofundaria as transformações democráticas dentro da ordem burguesa capazes de
conduzir a uma ruptura com o próprio modo de produção capitalista.
As mudanças de horizonte ideológico e teórico nas esquerdas latino-americanas a
partir das décadas de 1960 e 70, devido em parte à emergência de ditaduras militares em
seus respectivos países, produziram fortes identidades e aproximações entre as distintas
interpretações das formações capitalistas latino-americanas de cientistas sociais brasileiros,
chilenos, argentinos, peruanos, colombianos, haitianos, cubanos e de outras paragens da
América Latina. Por isso, acompanhar como se processou no Brasil a recepção dos escritos
de Mariátegui potencializa ao mesmo tempo a possibilidade de perceber as afinidades entre
as novas ênfases teóricas em alguns dos trabalhos historiográficos, sociológicos e políticos
aqui produzidos nos anos 70 e as investigações independentes de outros cientistas sociais
latino-americanos pertencentes ao mesmo corte geracional e igualmente importantes no
desenvolvimento de suas respectivas disciplinas em seus países de origem, reconstruindo-se
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
um capítulo de imensa relevância na história intelectual brasileira, hoje esquecido pela
predominância de perspectivas eurocêntricas e norte-americanizadas em nossos centros
universitários de pesquisas sociais. Nesse sentido, o início de uma divulgação mais direta e
sistemática da obra de Mariátegui em nosso meio cultural iria coincidir com a convergência
entre as descobertas e resultados das atividades de pesquisa de sociólogos brasileiros como
Florestan Fernandes, Octavio Ianni, Francisco de Oliveira, Theotonio dos Santos, dentre
outros, e as de pensadores como Pablo González Casanova (México), Aníbal Quijano (Peru),
Orlando Fals Borda (Colômbia), Gérard Pierre-Charles (Haiti), José Nun (Argentina), Julio Le
Riverend e Moreno Fraginals (Cuba), bastante próximos entre si em suas interpretações da
realidade latino-americana, não obstante a diversidade em suas orientações ideológicas,
formação acadêmica, influências teóricas, posições políticas e trajetórias intelectuais7. Dado
que as teses muito antes esposadas por José Carlos Mariátegui, tomando como referência a
fase de transição e consolidação do capitalismo monopolista e da consequente dominação
imperialista (leia-se: estadunidense) pela qual passava a sociedade peruana da década de
1920, serviram de inspiração a muitos desses cientistas sociais, uma rápida interpretação
desse contexto intelectual, em que setores da esquerda latino-americana abandonam suas
antigas teses da revolução democrático-burguesa, ajudará a compreender os condicionantes
históricos do início de um debate mais amplo sobre o pensamento do autor dos Sete ensaios
entre intelectuais marxistas brasileiros. A maior divulgação dos textos de Mariátegui no Brasil
coincide com o enfraquecimento da hegemonia stalinista nos PC’s da América Latina, em
especial após o XX Congresso do Partido Comunista da União Soviética (PCUS) em 1956, e
com as crescentes críticas às ideologias cepalinas do nacional-desenvolvimentismo, cada vez
mais comuns nas ciências sociais brasileiras produzidas sob o impacto da ditadura militar
(1964) e do fechamento às alternativas democráticas representadas pelas alianças políticas
em prol das reformas de base, um sinal decisivo de que a transformação capitalista em
países de capitalismo dependente se pautava pela exacerbação da dominação de classe
da burguesia.
Valendo-se ainda do artifício metodológico de considerar a evolução intelectual de
Florestan Fernandes como um caso paradigmático de redefinição dos rumos do pensamento crítico e militante no Brasil (isto é, um pensamento vinculado à contestação da
ordem capitalista e construção de uma alternativa socialista), será preciso examinar mais
detidamente o significado da mudança de ênfase nos focos de interesse das investigações
histórico-sociológicas das décadas de 1940 e 50 – então permeadas pelos limites teóricos
e políticos dos horizontes nacional-desenvolvimentistas – em relação aos anos de 1960 e
70, agora caracterizadas por um esforço mais substancial de desmascaramento ideológico
da verdadeira natureza das formações sociais dos países de capitalismo dependente da
América Latina. Como informa o próprio Florestan Fernandes, a agenda de pesquisas que
7Nos casos de Aníbal Quijano e Pablo González Casanova, pudemos encontrar uma influência direta do pensamento
de José Carlos Mariátegui. A esse respeito, ver Anibal Quijano, José Carlos Mariátegui: textos básicos, México, Fondo de
Cultura Económica, 1995 e Pablo González Casanova, “Os pioneiros do marxismo na América Latina”, in Paulo Barsotti e
Luiz Bernardo Pericás (orgs.), América Latina: história, ideias e revolução, 2. ed., São Paulo, Xamã, 1998.
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se impôs e expandiu-se dos anos de 1930 em diante aos cientistas sociais latino-americanos,
tornando-se obrigatória por intermédio de iniciativas da Organização das Nações Unidas
para a Educação, a Ciência e a Cultura (UNESCO) e da Comissão Econômica para a América
Latina (CEPAL) especialmente na segunda metade do século passado, foi a questão do desenvolvimentismo8. Essa temática iria se desdobrar aos poucos nas reflexões sobre o subdesenvolvimento, os entraves à mudança e ao desenvolvimento, a dependência e o caráter do
capitalismo periférico (submetido à dominação externa e ao imperialismo), até sofrer uma
inflexão determinante em seu momento de culminância fermentativa na década de 70 e, por
conseguinte, reconfigurar de maneira radical o conjunto de seus diagnósticos anteriores e de
seus pressupostos teóricos e políticos. Situando-se no interior desse complexo e produtivo
contexto cultural, ele iria dizer muito tempo mais tarde:
A temática do desenvolvimentismo expandiu-se no Brasil de 1930 em diante. Mas foi a UNESCO
e em seguida a CEPAL que tornaram o assunto obrigatório nas reflexões e nas investigações dos
cientistas sociais. Já em 1960 fui ao México para fazer parte de uma conferência sobre os aspectos
sociais do desenvolvimento. Daí em diante, escrevi vários trabalhos, que foram da resistência
à mudança e do subdesenvolvimento à dependência e à forma de capitalismo que se irradia a
partir da dominação externa ou do imperialismo. (Fernandes, 1994: 9).
Ainda de acordo com Fernandes, as indagações estimuladas pelos horizontes ideológicos
e utópicos da consciência social desenvolvimentista possuíram uma “grande importância
cultural, científica e política na América Latina” no tocante ao incentivo do exercício crítico
de “análises e explicações macrossociológicas” que, ao vincularem “entre si psicologia, antropologia, sociologia, economia e história”, favoreciam a incorporação da perspectiva marxista
ao trabalho acadêmico e “abriam espaço para uma militância intelectual que conduzia os
acadêmicos para o debate público e o engajamento político” (Fernandes, 1994: 9). Era como se
aos poucos as teias invisíveis, que aprisionavam as sociedades subdesenvolvidas da periferia
capitalista aos dinamismos econômicos internacionais e à hegemonia dos principais centros
imperiais e sua superpotência, fossem sendo desvendadas e desmascaradas pela perspectiva objetiva de uma investigação científica voltada para a mudança social progressista9.
Ora, se a consciência científica de coloração socialista e inclinações timidamente marxistas
da década de 1950 já começara a decifrar os diversos empecilhos à autodeterminação das
nações pobres em decorrência de sua dependência aos dinamismos econômicos internacionais e aos centros imperiais, o substancial de suas reflexões ainda se concentrava excessivamente no exame dos requisitos extraeconômicos, sociais e históricos, para o chamado
8Sobre o papel da CEPAL nos debates sobre o desenvolvimento, ver Fernando Henrique Cardoso, As idéias e seu lugar,
Petrópolis, Vozes, 1993 e Guido Mantega, A economia política brasileira, 8. ed., Petrópolis, Vozes, 1995.
9
“Desmascarava-se a hegemonia externa e as funções dos dinamismos internacionais da economia mundial, como modalidades de associação nas quais as Nações Pobres entravam no rateio do excedente econômico mais como vítimas,
que como beneficiárias dos parceiros ricos” (Fernandes, 1994: 9).
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
“desenvolvimento econômico auto-sustentado” (Fernandes, 1994: 9)10. Acreditava-se como
uma alternativa para o Brasil o desenvolvimento autônomo e auto-sustentado, apesar dos
obstáculos externos da dominação imperialista já identificados pelas investigações históricas
e sociológicas. Em outras palavras, ainda constituía uma hipótese a ideia de que estava em
curso no Brasil a revolução burguesa em moldes clássicos, corporificados nos casos inglês,
francês e norte-americano, de modo a fomentar a ilusão de uma futura articulação entre
crescimento econômico acelerado, democracia política, reformas de base e a conquista de
diversas garantias sociais e direitos civis. Para tanto, a descoberta dos fatores extra-econômicos impeditivos do desenvolvimento serviria de estímulo a tentativas de controle racional
dos ritmos históricos de desencadeamento e aceleração da revolução burguesa pelas forças
sociais supostamente empenhadas em sua concretização. Setores da intelligentsia crítica
brasileira identificavam como uma dessas forças sociais justamente a burguesia nacional,
progressista e antiimperialista. Ainda que alguns cientistas sociais apresentassem opiniões
críticas em relação às perspectivas desenvolvimentistas e não pudessem ser enquadrados
com exatidão nesse campo ideológico, tais como Florestan Fernandes e Costa Pinto, eles
não ficaram alheios a essa grande agenda de debates e aceitaram certos elementos e
pressupostos de tais análises, em especial a visão de aprofundamento de uma revolução
burguesa em atraso e que seria concretizada pela realização de reformas democráticas nas
estruturas sociais de distribuição da riqueza, do prestígio, da cultura e do poder no conjunto
da sociedade brasileira.
As perspectivas de análise, alimentadas pelas ideologias nacionalistas e desenvolvimentistas, seriam abandonadas em consequência dos impactos da ditadura civil-militar de 1964
sobre os horizontes políticos e teóricos da esquerda marxista brasileira. Mas esse abandono
não seria repentino, dado que as novas circunstâncias históricas ainda levariam um tempo
para serem assimiladas nos planos teórico e prático de redefinição dos caminhos a serem
trilhados, no médio e longo prazo, pela mudança social revolucionária. A esse respeito, ainda
em 1965 a “revolução brasileira” teria sido conceituada por Florestan Fernandes como um
“equivalente da revolução burguesa na Europa e nos Estados Unidos” (Fernandes, 1994:
166)11. No entanto, o golpe militar e a aceleração do processo de incorporação do Brasil ao
capitalismo monopolista – um processo cujas raízes podem ser buscadas na atuação dos
governos nacionalistas e desenvolvimentistas da década de 1950 – iriam surgir como os
condicionantes históricos mais imediatos para que a esquerda marxista pudesse desven10Reconhecendo o valor das abordagens desenvolvimentistas, iria dizer o sociólogo brasileiro: “A importância teórica
dessas abordagens era e é evidente. Ela permitia compreender que ‘o desenvolvimento econômico auto-sustentado’
exigia certos requisitos sociais ou premissas históricas, que não podiam ser transplantados com as técnicas, as instituições
empresariais, educacionais ou de pesquisa e os valores sociais assimilados” (Fernandes, 1994: 9).
11 “Eu mesmo, certa vez, num discurso como paraninfo, cheguei a afirmar que nós, gostássemos ou não, tínhamos uma
revolução burguesa em curso e, portanto, quiséssemos ou não, teríamos que apoiá-la para avançar. Não para realizar os
objetivos da burguesia, mas para fortalecer o processo de negação da ordem. [...] Isso foi em março de 1965. (Conceituei
a ‘revolução brasileira’ como o equivalente da revolução burguesa na Europa e nos Estados Unidos)” (Fernandes, 1994:
166). O discurso a que se refere o sociólogo paulistano, que se intitula “A ‘revolução brasileira’ e os intelectuais”, pode
ser encontrado em Florestan Fernandes, Sociedade de classes e subdesenvolvimento, 2. ed., Rio de Janeiro, Zahar, 1972.
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dar o caráter autocrático e antidemocrático do desenvolvimento capitalista dependente,
abandonando as ilusões da aliança com a burguesia nacional. Dentre algumas das obras
mais representativas dessa nova fase, poderíamos citar A revolução brasileira (1966), de Caio
Prado Jr., e A revolução burguesa no Brasil (1975), de Florestan Fernandes. Tomando como
parâmetro os casos clássicos da revolução burguesa, este último iria traçar a particularidade
da revolução brasileira nos seguintes termos:
As revoluções típicas são a francesa, a inglesa e a norte-americana. As revoluções alemã e japonesa são atípicas, não desencadeiam revoluções burguesas “clássicas”, face à debilidade de
suas burguesias. Na Alemanha, a revolução poderia ter sido típica. Porém, para usar a expressão
de Marx e de Engels, sua burguesia era covarde e cedeu terreno, preferindo uma aliança com
a casa imperial e com a nobreza, à realização de sua liberdade através do parlamento. Esse é
o sentido do trabalho que desenvolveram sobre a revolução social na Alemanha. Agora, no
Brasil, como aconteceu na Rússia no passado, houve um momento de ilusão de que havia uma
revolução burguesa em processo. De fato havia, mas era atípica. O próprio Lênin, a quem não se
pode negar a categoria de revolucionário, chegou a escrever um pequeno ensaio intitulado “A
Nossa Revolução”, sobre a revolução burguesa russa. Foi, mais tarde, com as Teses de Abril, em
função das reflexões que fez, na proximidade do momento crítico da desagregação da ordem,
que chegou à conclusão de que a burguesia tinha perdido sua oportunidade histórica. Foram
as Teses de Abril que lhe forneceram a consciência de que a revolução já não era burguesa,
mas proletária. Nós repetimos a mesma ilusão que houve na Rússia. (Fernandes, 1994: 166).
À semelhança dos casos atípicos representados pela Alemanha, Itália, Rússia e Japão, e
diferentemente dos exemplos clássicos tradicionalmente associados à Inglaterra, França e
Estados Unidos, a revolução burguesa no Brasil não se caracteriza por um processo guiado
pelo ímpeto radical, transformador e revolucionário de uma burguesia conquistadora, mas
pela composição feita pelo alto com as classes dominantes da antiga ordem contra qualquer
veleidade de rebelião das classes trabalhadoras e seus potenciais aliados nas camadas populares. Os setores da burguesia brasileira vinculados à transição para o capitalismo monopolista, a fim de resguardarem suas posições nas estruturas de expropriação dual do excedente
econômico (isto é, sob a forma de extração da mais-valia pelas burguesias interna e externa)
e de dominação política de um país capitalista de origem colonial e dependente, se associaram aos interesses imperialistas das nações capitalistas centrais e de sua superpotência, os
Estados Unidos, para garantir uma reserva de poder político, ideológico e militar contra as
ameaças de insubordinação das classes trabalhadoras e demais camadas populares, então
submetidas a novos padrões de superexploração do trabalho, marginalização e concentração
de riquezas no topo da sociedade civil. A burguesia brasileira revela plenamente a sua face
particularista, antinacional e pró-imperialista12. Não haveria, portanto, uma burguesia nacio12Se a revolução brasileira possui fortes semelhanças com os casos atípicos, deve-se prevenir que suas diferenças são
também não menos importantes. Em relação aos casos atípicos, iria observar Florestan Fernandes que “[...] a ‘revolução
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
nal em que os trabalhadores e a massa de despossuídos do campo e da cidade pudessem
mobilizar no combate ao imperialismo. A revolução que então se afigurava não era, sob
esse ponto de vista, uma revolução nacional-democrática e antiimperialista como a haviam
caracterizado o Partido Comunista do Brasil (PCB) e demais setores da esquerda nacionalista,
em especial os intelectuais agrupados em torno do Instituto Superior de Estudos Brasileiros
(ISEB). Ao contrário, a concretização das revoluções burguesas no Brasil e na América Latina
se processou mediante a aceleração do crescimento econômico como negação da autonomia nacional, dada a crescente incorporação dos países de origem colonial e de capitalismo
dependente à esfera dos interesses imperialistas dos Estados Unidos e da Europa Ocidental.
As revoluções burguesas em atraso criavam tão somente as condições para a atuação do
capital monopolista externo nos países capitalistas dependentes, subordinando a organização de suas economias internas às necessidades de acumulação das multinacionais e
conglomerados internacionais situados nos centros hegemônicos. As reformas de base,
que constituíam as bandeiras de luta das forças progressistas da época e poderiam trazer
benefícios mais gerais para a maioria da população brasileira, não contavam nos cálculos
das burguesias nacionais e seus sócios estrangeiros. As análises anteriores, motivadas pelos
objetivos políticos do nacionalismo desenvolvimentista, não seriam capazes de estabelecer tal caracterização das mudanças históricas em curso e, por isso, continuariam a insistir
numa cada vez mais improvável aliança tática e estratégica com os setores progressistas da
burguesia nacional. Contudo, a autocrítica de setores da própria esquerda socialista brasileira de orientação marxista, que se depreende da utilização de Florestan Fernandes como
um exemplo paradigmático da inteligência crítica latino-americana atuante nas décadas
de 1960 e 70, ajudou a provocar o desmascaramento ideológico do caráter conservador
e antidemocrático das transformações do capitalismo dependente na fase de transição e
consolidação do capitalismo monopolista em escala mundial.
Tal reviravolta se deu em grande parte como crítica às formulações cepalinas e rejeição
das práticas populistas e demagógicas do nacional-desenvolvimentismo. Ao mesmo tempo,
a elaboração dessa perspectiva crítica foi o fruto coletivo de uma geração de cientistas sociais
do nosso subcontinente que, trabalhando muitas vezes sem conhecer as conclusões de seus
colegas de outros países, produziram entre as décadas de 1960 e 70 imagens muito semelhantes sobre as especificidades históricas de seus respectivos países e da América Latina.
Florestan Fernandes nos fornece um resumo desse quadro intelectual nos seguintes termos:
Embora tais preocupações se evidenciassem na década de 1950, foi nas décadas de 1960 e
1970 que elas atingiram o clímax científico e político. O desmascaramento das mistificações
burguesa’ no Brasil não se deu pela burguesia nacional, mas pelo capital monopolista. [...] É o imperialismo que tem o
papel hegemônico e realiza as tarefas históricas dos prussianos ou então da dinastia Meiji. O capital estrangeiro moderniza
mas, ao mesmo tempo, retira da modernização o seu conteúdo e sentido revolucionário” (Fernandes, 1994: 166-167).
Nesse sentido, poderíamos concluir que no Brasil – e de modo geral nos países de origem colonial, periféricos e dependentes da América Latina – a revolução burguesa seria ainda mais atípica, pois seu centro de irradiação e sustentação
seria externo.
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engendrou um clima propício para uma profunda revisão da história real (não a oficial) dos
países da América Latina. No Brasil, na Argentina, no México, no Chile, na Colômbia, no Peru,
na Bolívia e em outras nações apareceram reconstruções da história, do passado e do presente
que destoavam das obras anteriores, embora as aproveitassem. Autores que realizavam suas
investigações em condições independentes (e, mesmo, ignorando o que se passava em outros
centros análogos) empreendiam descobertas idênticas ou convergentes, que possuíam as
mesmas implicações teóricas e práticas. Esse foi um momento de grandeza intelectual, em
seguida estrangulado pela invasão de “brasilianistas”, que visavam reduzir as descobertas e
os conhecimentos originais acumulados em “common sense” e em banalidades passageiras
e separar a dominação externa do imperialismo, eliminando este conceito. Não obstante, os
livros publicados ficaram como marcos de referência da “análise macro” nas ciências sociais,
demonstraram a capacidade inventiva dos cientistas sociais latino-americanos e fomentaram o
esplendor do pensamento crítico, por vezes ligado à ação política militante radical, da “reforma
estrutural” ou de intenções revolucionárias. (Fernandes, 1994: 10).
Esse contexto intelectual ajuda a explicar o novo impulso à incorporação de José Carlos
Mariátegui no debate socialista brasileiro dos anos 70. Em primeiro lugar, as perspectivas
teóricas que rejeitavam a aplicação dos modelos simplistas de evolução histórica dos modos
de produção na Europa à realidade latino-americana, uma das heranças dogmáticas do
Stalinismo aos partidos comunistas da América Latina, possuíam afinidades com a proposta
política e ideológica de Mariátegui de produzir um pensamento revolucionário a partir das
condições concretas do Peru. Em segundo lugar, a referida geração de cientistas sociais
latino-americanos considerava Mariátegui, ao lado de outros pensadores fundamentais,
como um dos precursores das concepções que só iriam ser desenvolvidas posteriormente
na segunda metade do século passado, tal como a percepção de que as supostas burguesias nacionais seriam aliadas e sócias menores das nações imperialistas e da superpotência
mundial, os Estados Unidos. É nesse sentido que Florestan Fernandes apresenta Mariátegui
como um pioneiro em relação às conclusões de cientistas sociais latino-americanos, de
filiações marxistas, que somente seriam alcançadas entre as décadas de 1960 e 70. Numa
rápida referência às explicações sociológicas mais radicalizadas produzidas a partir dos anos
1940 sobre a América Latina, contida num ensaio escrito na fase final da ditadura civil-militar
no Brasil, ele iria tecer o comentário a seguir:
Não pretendo, nestra breve incursão, realizar um balanço bibliográfico e, tampouco, marcar o
que se logrou descobrir em vários países da América Latina, através da “investigação científica
engajada”. É surpreendente o quanto se avançou, dos fins da década de 1940 em diante, em
uma obra consistente de revisão da explicação na história, que não se “unificou” à luz de uma
teoria mas levou a resultados francamente convergentes e reforçou de modo considerável uma
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
linha de trabalho intelectual que teve seus grandes pioneiros em José Carlos Mariátegui13, Caio
Prado Júnior e Sérgio Bagu. (Fernandes, 1981: 72).
Uma recepção mais consistente das ideias de Mariátegui no Brasil começa a ocorrer, de
fato, a partir do último quartel do século XX. Esse processo foi capitaneado por intelectuais
socialistas que se distanciavam da ortodoxia stalinista e avançavam reflexões sobre o caráter
específico e particular do capitalismo nos países periféricos e dependentes da América Latina.
É o caso já discutido de Florestan Fernandes14. Mas esse seria também o caso de intelectuais
e militantes socialistas como João Pedro Stedile e Michael Löwy, que travaram contato com
textos de Mariátegui nos anos 70 (Pericás, 2010: 346-347). Ao preparar uma coletânea sobre o
marxismo na América Latina, Löwy iria incluir importantes escritos de Mariátegui. Publicada
na França no ano de 1980, o livro foi traduzido para o português e lançado aqui somente na
década de 90. Nesse período são poucas as fontes e referências sobre Mariátegui no Brasil,
podendo ser lembrados, além dos textos já citados, os seguintes livros e artigos em ordem
cronológica: o artigo de José Paulo Netto (1980), “O contexto histórico-social de Mariátegui”,
publicado na revista Encontros com a Civilização Brasileira; pela editora Brasiliense, Héctor
Alimonda (1983) publicou um pequeno livro intitulado José Carlos Mariátegui, ao mesmo
tempo uma biografia e análise da obra do marxista peruano; o artigo de Alfredo Bosi (1990),
“A vanguarda organizada: o marxismo de Mariátegui”, publicado originalmente na revista
Estudos Avançados e depois incorporado à coletânea organizada por Dênis de Moraes
(2004), Combates e utopias: os intelectuais num mundo em crise. Dois textos de importantes
estudiosos do marxismo latino-americano traduzidos para o português, ainda nos anos
80, podem ser citados: no oitavo volume da coleção História do Marxismo, organizada
pelo historiador inglês Eric J. Hobsbawm, podemos encontrar no artigo de José Aricó, “O
13No acervo particular de Florestan Fernandes, localizado na Biblioteca Comunitária da Universidade Federal de São Carlos
(UFSCar), exemplares dos livros de Mariátegui podem ser encontrados grifados e com diversas anotações à margem.
Como um forte indicativo do papel de pioneiro desempenhado pelo revolucionário peruano em relação ao pensamento socialista latino-americano dos anos 1960 e 70, escreve Fernandes ao final do escrito de Mariátegui “Punto de
vista antiimperialista”: “Provavelmente = o escrito mais pertinente e criador de M. [Mariátegui] = suas conclusões só se
tornariam empiricamente evidentes para os imperialistas com o relatório Rockffer [Rockfeller]; e globais para a esquerda
rev. [revolucionária] na década de 60 → um antecipador”. O referido texto é datado de 1929, tendo sido reproduzido em
José Carlos Mariátegui, Ideologia y política, Lima, Amauta, 1979.
14Outras duas referências de Florestan Fernandes ao autor dos Sete ensaios podem ser encontradas na sua famosa entrevista
publicada sob o formato de livro, A condição de sociólogo (1978: 33-36), em que compara Mariátegui com os modernistas
brasileiros, e num artigo lançado originalmente em 1994 no Anuario Mariateguiano, reproduzido posteriormente na sua
coletânea de retratos políticos de intelectuais revolucionários, A contestação necessária (Fernandes, 1995), afirmando a
atualidade das ideias do marxista peruano e enfatizando sua firmeza ideológica que não o levaria a renegar a adesão
ao socialismo diante dos abalos provocados nas convicções de muitos “comunistas históricos” pela queda do Leste
Europeu em fins da década de 1980 e início dos anos 90. Além disso, na condição de coordenador da Coleção Grandes
Cientistas Sociais da editora Ática, o sociólogo brasileiro acolheu no volume 27 uma seleção de escritos de Mariátegui
sobre política elaborada pelos historiadores Manoel L. Bellotto e Anna Maria M. Corrêa (1982). Uma comparação mais
aprofundada entre José Carlos Mariátegui e Florestan Fernandes, aproximando suas respectivas interpretações das
realidades peruana e brasileira, em relação a temas como colonialismo, liberalismo etc., seria objeto de uma interessante
tese acadêmica. A esse respeito, Héctor Alimonda (1983: 86), em “A Revolução Burguesa no Brasil [...] Florestan Fernandes
utiliza propostas de Mariátegui”. Segundo Carlos Guilherme Mota (1998: 18), entretanto, uma tentativa de realizar um
paralelo entre Florestan e Mariátegui teria sido feita por Alejandro Losada.
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marxismo latino-americano nos anos da Terceira Internacional”, uma seção inteiramente
dedicada a analisar o surgimento do marxismo na América Latina com ênfase específica na
produção política e teórica de José Carlos Mariátegui (Aricó, 1987: 447-59); em outro volume
da mesma coleção há um artigo de Juan Carlos Portantiero (1983) intitulado “O marxismo
latino-americano”, não diretamente tratando de Mariátegui, mas de grande relevância para
compreender o contexto do debate marxista na América Latina, indispensável, portanto,
ao conhecimento das ideias do jornalista peruano. Num intervalo de quase dez anos há
uma interrupção nas referências a Mariátegui, que serão retomadas apenas na antologia
de escritos sobre a América Latina de Paulo Barsotti e Luiz Bernardo Pericás (1998) com
um texto do filósofo espanhol radicado no México, Adolfo Sánchez Vásquez, debatendo as
características essenciais do marxismo de José Carlos Mariátegui. Como um reforço a essa
retomada do debate mariateguiano, podem ser citadas as seguintes referências: o terceiro
capítulo, intitulado “Existe um pensamento marxista latino-americano?”, do livro de Bernardo
Ricupero (2000: 61-91), no qual se encontra uma interessante aproximação entre Mariátegui
e Caio Prado Jr.; a antologia de textos sobre Mariátegui organizada por Enrique Amayo e José
Antonio Segatto (2002), reunindo ensaios de renomados estudiosos da obra do marxista
peruano como Aníbal Quijano, Antonio Melis e Ricardo Melgar Bao; o artigo do historiador e
cientista político Luiz Bernardo Pericás (2006), “Mariátegui e a questão da educação no Peru”,
publicado na revista Lua Nova. De igual modo, a publicação das antologias dos escritos de
Mariátegui ganha um novo impulso em dois livros organizados e introduzidos por Michael
Löwy e Bernardo Pericás (Mariátegui, 2005a; 2005b), que seriam sucedidos por cinco novas
compilações (Mariátegui, 2007; 2010a; 2010b; 2011; 2012). A referida interrupção na divulgação do pensamento de Mariátegui no Brasil, que ocorre na última década do século XX,
talvez possa ser explicada simultaneamente pela emergência de governos neoliberais na
América Latina e pela redefinição da esquerda revolucionária latino-americana após a queda
do Leste Europeu. A falência da hegemonia stalinista nos partidos comunistas da América
Latina e as novas exigências dos movimentos sociais contestatórios da ordem capitalista, de
caráter camponês e indígena, transformaram aspectos do pensamento de Mariátegui – tais
como a proposta de um socialismo indo-americano – em bandeiras de luta das esquerdas
revolucionárias latino-americanas no alvorecer do século XXI. O seu exemplo convida, pois, os
marxistas na América Latina a desenvolverem investigações concretas da situação concreta
de suas formações sociais, com o objetivo de delinear os caminhos da revolução socialista
em escala continental e em consonância com os movimentos contestatórios também no
plano internacional.
O socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
Um dos principais dilemas do marxismo latino-americano – e dos marxismos periféricos
em geral – se concentra nas dificuldades de estabelecer, na produção do conhecimento de
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
cada situação concreta, as necessárias mediações dialéticas entre os elementos universais
da teoria revolucionária e as características particulares das realidades locais. Esse dilema
não é exclusivo do marxismo. As ciências sociais e as doutrinas políticas, de origem europeia,
também enfrentam os mesmos dilemas de adaptação às realidades locais. As críticas que
podem ser feitas a certas expressões do pensamento marxista na América Latina, Ásia e
África, em termos de colonialismo mental, caberiam igualmente a determinadas emanações
do liberalismo e, em geral, ao modo de cultivo institucionalizado das ciências sociais nas
sociedades periféricas e dependentes. No caso do marxismo, entretanto, as distorções da
dependência cultural são mais graves, pois as mudanças revolucionárias nele almejadas
passam inevitavelmente pelo exame das condições históricas específicas de cada formação
social. Dado que não faz parte da lógica política do liberalismo a proposta de subversão do
estado de coisas existentes, pelo menos quando se supõe que as liberdades individuais e
a cidadania são respeitadas no âmbito da convivência internacional, as relações de poder
e dominação nos níveis culturais, econômicos, políticos e militares entre nações centrais e
periféricas estariam distantes do alcance de suas indagações críticas. Se a teoria substitui
as diversas realidades locais, tomando-as como meros apêndices ou ilustrações de seu
conteúdo universal, as forças sociais capazes de impulsionar a revolução socialista em contextos históricos não europeus podem ser desprezados e substituídos no plano imaginário
e ideológico da “falsa consciência” pelas forças sociais produzidas nas situações da luta de
classes das nações de desenvolvimento capitalista hegemônico. Na América Latina, a Terceira
Internacional representou essa tentativa de aplicação universalista do materialismo histórico,
o qual funcionava, numa espécie de ossificação do método dialético, como um modelo teórico pronto e acabado, válido para todos os tempos e lugares. A obra de Mariátegui indicava
uma posição diametralmente oposta, um dos motivos de seu ostracismo intelectual nos
meios marxistas latino-americanos por longo período do século XX, apesar das menções
a seu nome em discursos de ocasião ou de simples conveniência política. Seu objetivo,
ao contrário, foi o de realizar uma análise da formação social peruana e, por conseguinte,
latino-americana, “processada criadoramente com os recursos heurísticos do marxismo”
(Escorsim, 2006: 213). Tal esforço, portanto, era o de uma síntese inventiva entre a teoria
revolucionária do marxismo e as tradições de luta locais. Dentro do falso dilema representado pela escolha entre um marxismo apenas situado na América Latina e um marxismo de
raízes latino-americanas, o autor dos Sete ensaios ficaria com o marxismo latino-americano.
Também situado nesse contexto histórico de hegemonia stalinista na América Latina, Caio
Prado Jr. procurou avançar no seu clássico Formação do Brasil contemporâneo (2000[1942])
um esforço semelhante de “nacionalização” do marxismo, isto é, de adequação da teoria
marxista às condições concretas da realidade brasileira. Ao mesmo tempo, a aproximação
entre o marxismo e a tradição de pensamento radical15 no Peru, em especial o indigenismo
15Para a conceituação de pensamento radical, ver Antonio Candido, “Radicalismos”, Estudos Avançados, São Paulo, 4(8):
4-18, jan./abr., 1990. A vinculação do marxismo com uma linha radical de pensamento autóctone possibilitaria sua
maior aproximação das situações locais, superando as generalizações doutrinárias e abstratas então empobrecedoras
da realidade concreta. Nas palavras do famoso crítico literário paulistano, podemos compreender tais afinidades eletivas
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peruano (González Prada, Luiz Valcárcel etc.), fez com que Mariátegui reunisse elementos que
o conduziriam à elaboração de um dos ensaios mais originais de interpretação marxista da
realidade peruana e, por extensão, da América Latina. Como mencionamos anteriormente,
a realização desse projeto não seria feita sem confrontos políticos e teóricos com os representantes mais puristas do dogmatismo marxista da Terceira Internacional. Nesse sentido,
para entender a concepção mariateguiana de socialismo indo-americano e sua importância
atual para os movimentos sociais camponeses e indígenas de luta pela reforma agrária no
Brasil e América Latina, apresentaremos resumidamente os principais embates enfrentados
por Mariátegui com setores da esquerda latino-americana em consequência de sua rejeição
de um marxismo eurocêntrico e correlata defesa do aproveitamento das tradições do comunismo incaico para a transformação revolucionária da sociedade peruana.
José Carlos Mariátegui, nascido em 1894 na cidade de Moquega, não teve uma formação escolar regular, tendo interrompido seus estudos, por razões de saúde, no nível
equivalente ao do primeiro ano do ensino fundamental. Na adolescência, aos 14 anos,
passa a trabalhar no jornal La Prensa, primeiro como entregador e depois linotipista, procurando ajudar sua mãe, a costureira Amalia La Chira Ballejos, “uma mestiça católica de
origem humilde”, que fora abandonada pelo pai de Mariátegui, Francisco Javier Mariátegui
y Requejo, “um criollo da aristocrática elite limenha” (Pericás, 2006). Não dispondo de
educação formal escolarizada, Mariátegui adquiriu de modo autodidata toda sua cultura
em leituras realizadas nas oficinas dos jornais e nas conversas com personalidades intelectuais e políticas de sua época, como Manuel González Prada, pensador anarquista e
um dos precursores do moderno “indigenismo peruano” (Pericás, 2006). As lacunas em
sua formação escolarizada não iriam impedir que Mariátegui se tornasse um trabalhador
intelectual dos mais profícuos e o autor de uma interpretação marxista para a América
Latina identificada entre as mais criativas16. Apesar da brevidade de sua vida, cessada então
aos 35 anos, a publicação de sua obra completa reunida até hoje, como informa Amayo
(2002: 11), teve que ser compilada em nada menos do que 28 volumes. Só a divulgação
de sua correspondência, “mantida sistematicamente com figuras do mundo político e
intelectual da América Latina e do mundo” (Amayo, 2002: 11-2), precisou de dois grandes
volumes para poder ser dada a lume. Em vida, contudo, Mariátegui só publicou dois de
entre o marxismo e as tradições de pensamento radical das formações sociais periféricas: “Percebi que havia no Brasil
um veio radical que seria interessante explorar, para poder tentar aquilo que foi sempre a aspiração da minha geração:
um pensamento socialista brasileiro que não fosse tributário das normas impostas pela URSS. Observei que o marxismo foi fecundo na América Latina onde havia pensamento radical. Onde não havia, não foi adiante; é o caso do Brasil.
Desenvolvi essa idéia também como contribuição para um aproveitamento adequado do marxismo. À medida que o
marxismo encontrasse uma linha radical local, ele poderia perder a sua generalidade de doutrina ‘pau-para-toda-obra’
e se aplicar às condições concretas de cada lugar, como aconteceu em Cuba, no México, no Peru [talvez referência indireta ao marxismo de Mariátegui], no Uruguai, no Chile e como nunca aconteceu no Brasil. Mas recentemente a coisa
mudou. Depois de Caio Prado Jr. veio, por exemplo, Florestan Fernandes, que fez, a meu ver, uma notável extensão do
pensamento marxista. [...] Eu imaginava um marxismo adaptado às condições brasileiras, como vejo esboçado em Caio
Prado Jr. e Florestan Fernandes. (Candido, 2002: 131-2).
16Para dados biográficos mais específicos sobre Mariátegui e suas etapas intelectuais, ver Bellotto e Corrêa (1982), Pericás
(2005 e 2006) e Escorsim (2006).
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
seus livros, La escena contemporánea (1925) e sua obra mais famosa, os Siete ensayos (1928),
permanecendo parcela substancial de seus textos dispersos por algum tempo em várias
revistas como Mundial, Variedades, Amauta e Labor. A própria história da divulgação dos
escritos de Mariátegui, ao apontar os embates entre suas concepções de socialismo e as
facções de orientação stalinista da Internacional Comunista que acabariam por conduzir
ao seu ostracismo intelectual e a injustificadas acusações de populismo, nos ajuda a entender a repercussão atual de suas ideias nas correntes revolucionárias da América Latina.
Após a morte do jornalista peruano, em 1930, iniciou-se logo em seguida o combate
no seio do antigo Partido Socialista do Peru – fundado em 1928 por Mariátegui e logo
depois denominado Partido Comunista do Peru por pressão direta da Terceira Internacional
– contra os restos de mariateguismo. É nesse sentido que se pode ler no Dictionnaire critique
du marxisme: “O relatório preparatório do Komintern ao VIII Congresso da Internacional
Comunista dava conta, em 1935, de uma luta contra os restos de ‘mariateguismo’ no Partido
comunista peruano” (Fernandez-Diaz, 1999: 710). Com valor pejorativo, o termo mariateguismo servia para designar, dentre outras coisas, “uma espécie de ecletismo, um corpo
doutrinal no qual alguns elementos estrangeiros coexistem com certos temas marxistas”
(Fernandez-Diaz, 1999: 710-1). A própria designação de Mariátegui como marxista era posta
em questão à época por seus críticos soviéticos, Miroshevski e Kossok, sendo-lhe atribuída
mais precisamente a rotulação de “populista” – o que, nos marcos da tradição stalinista,
significava aderir aos horizontes políticos da pequena burguesia e ao conservadorismo dos
campesinos. A autoridade incontestável que tais posições assumiam nos quadros marxistas da América Latina foi responsável, em alguma medida, pelo atraso na divulgação do
conjunto da obra do autor dos Sete ensaios. Apenas na década de 1950, quando os filhos
de Mariátegui fundam a editora Biblioteca Amauta, é que tal situação começaria a ser
contornada. Coletâneas de seus escritos como El alma matinal y otras estaciones del hombre
de hoy (1950) e La novela y la vida (1955) passariam a ser publicadas. Esse esforço, contudo,
só se faria verdadeiramente sentir em 1959, com a edição popular das obras completas de
Mariátegui numa quantidade realmente expressiva de “50.000 exemplares, compreendendo os dez primeiros volumes (sobre um total de vinte)” (Fernandez-Diaz, 1999: 712). Seria,
por fim, na década de 1970 que o conjunto da obra de José Carlos Mariátegui iria receber
um tratamento mais detido e sistemático por parte de seus críticos, superando as opiniões
negativas dos epígonos stalinistas e a mera hagiografia de seus admiradores. “O fim dos
anos 70 testemunha o surgimento de novas tendências nos estudos sobre Mariátegui.
As posições hagiográficas cedem lugar às análises que procuram descobrir o movimento
específico de seu pensamento. Os trabalhos se tornam bem mais rigorosos” (FernandezDiaz, 1999: 711). Esse momento coincide com o enfraquecimento da hegemonia cultural
do Stalinismo na América Latina e com a renovação das investigações nas ciências sociais
latino-americanas, em que outras categorias sociais que não apenas a classe, mas também
o negro, o índio, os condenados da terra, o colonizado etc., passam a ser mobilizadas nas
investigações sociológicas empenhadas em descobrir as potencialidades revolucionárias
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das sociedades periféricas e de capitalismo dependente. No Brasil, por exemplo, setores
do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem-Terra (MST) perceberam a importância da
militância política nas periferias das cidades, nas favelas, e da associação com o movimento
negro. A obra de Mariátegui oferece, nesse sentido, algumas sugestões para a reflexão
teórica sobre o caráter completar da exploração de classe e da dominação étnico-racial nos
marcos históricos da expansão imperialista e consolidação do capitalismo dependente17.
O seu pensamento estaria, portanto, mais sintonizado com a história do marxismo e das
lutas revolucionárias da América Latina no século XXI, do que com os horizontes stalinistas dos partidos comunistas latino-americanos dos anos 20, avançando, por isso, suas
investigações sobre a formação econômico-social peruana em aproximação com outras
forças de esquerda atuantes em seu país e no nosso subcontinente.
Após o retorno de Mariátegui da Europa em 1923, onde residira por quase três anos na
Itália numa espécie de exílio político arquitetado pelo governo peruano do ditador Augusto
Leguía (Escorsim, 2006: 33), sua atuação política – numa reação à estreita perspectiva classista da orientação stalinista – iria ter um rico desdobramento em amplas frentes populares
e ideológicas, destacando-se: (1) a sua atividade como colaborador e conferencista na
Universidade Popular González Prada, ocasião em que pôde debater junto aos trabalhadores
sua visão histórica da realidade peruana e internacional; (2) a militância na facção socialista
ligada à Aliança Popular Revolucionária Americana (APRA) de Víctor Raúl Haya de la Torre,
no início uma ampla frente classista de luta contra o imperialismo e depois desvirtuada em
partido político de orientação pequeno-burguesa; (3) por fim, seu papel decisivo na fundação
do Partido Socialista do Peru (1928), procurando mantê-lo vinculado à III Internacional no
intuito de não dividir as forças revolucionárias mundiais e, ao mesmo tempo, procurando
preservar com vigor sua autonomia política e teórica face às determinações emanadas do
Komintern e sua cúpula stalinista. A hegemonia da Terceira Internacional stalinista sobre a
América Latina – no tocante à definição dos rumos, das táticas e estratégia da revolução nos
países coloniais e semicoloniais – se fazia sentir por intermédio de seu Secretariado LatinoAmericano. Para evitar uma fragmentação das forças de esquerda e manter a articulação
17Não ignoramos alguns limites e insuficiências de Mariátegui no tratamento da questão étnico-racial. Em especial, certas
referências preconceituosas em relação aos negros: “O escravo negro emprestou ao culto católico seu sensualismo
fetichista, sua obscura superstição”; o negro “transpirava por todos os seus poros o primitivismo da tribo africana”
(Mariátegui, 2010b: 175); “O negro, o mulato, o ‘zambo’ representam, em nosso passado, elementos coloniais. [...] A raça
negra constitui um dos aluviões humanos depositados na costa pela colonização. É um dos estratos, pouco densos ou
fortes, sedimentados nas terras baixas do Peru durante o vice-reinado e a primeira etapa da república. E, nesse ciclo,
todas as circunstâncias concorreram para manter sua solidariedade com a colônia. O negro sempre viu com hostilidade
e desconfiança a serra, onde não pode se aclimatar nem física, nem espiritualmente. Quando se misturou com o índio
foi para abastardá-lo, transferindo-lhe sua domesticidade bajuladora e sua psicologia exteriorizante e mórbida. Para
com seu antigo amo branco guardou, depois de sua libertação, um sentimento de liberto afeiçoado” (Mariátegui, 2010b:
316); “A contribuição do negro, vindo como escravo, quase como mercadoria, aparece ainda mais nula e negativa. O
negro trouxe sua sensualidade, sua superstição, seu primitivismo. Não estava em condições de contribuir para a criação
de uma cultura, mas sim, em vez disso, prejudicá-la com a influência crua e vivente de sua barbárie” (Mariátegui, 2010b:
323). Apesar de tais limitações, que devem ser levadas em conta numa análise crítica mais aprofundada, consideramos
que o marxista peruano representou inegáveis avanços quanto à incorporação do elemento étnico-racial no estudo
sociológico das classes sociais.
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
dos grupos revolucionários no plano internacional, sem sacrificar a autonomia de seu pensamento, Mariátegui se sentiu obrigado a fazer pequenas concessões táticas, de um lado, ao
aprismo de Haya de La Torre e, de outro, às frações mais ortodoxas do movimento marxista
mundial. A sua visão do socialismo na América Latina, associada às tradições comunitárias
indígenas18, foi construída no diálogo com e/ou em oposição a essas duas grandes vertentes
revolucionárias. A filosofia da história que atuava como cimento ideológico do novo Estado
soviético e de sua Internacional Comunista estava embasada num acentuado evolucionismo
de corte positivista e no mecanicismo do esquema sequencial dos cinco modos de produção
(escravismo, feudalismo, capitalismo, socialismo e comunismo)19, pelos quais cada sociedade
deveria necessariamente passar. Assim, as antigas colônias da América Latina, ainda supostamente vivendo no estágio feudal da história da humanidade, deveriam lutar para realizar a
revolução democrático-burguesa, contra as oligarquias agrário-exportadoras vinculadas ao
imperialismo. Essa revolução resultaria da aliança o proletariado e as burguesias nacionais,
progressistas e antiimperialistas. Sendo vitoriosa a revolução nacionalista e democrático-burguesa, a nova etapa seria a da revolução socialista na América Latina. Essa foi a orientação
geral preconizada pela quase totalidade dos partidos comunistas latino-americanos que se
fundaram a partir da década de 1920 e não escaparam à hegemonia da União Soviética20. A
originalidade de Mariátegui – apesar da presença constante em seus textos de expressões
como “feudalismo”, “semifeudal”, “feudal” e “feudalidade” para descrever a formação social
peruana – reside na sua recusa a meramente aplicar os modelos de explicação marxista
da realidade histórica produzidos no contexto da sociedade europeia. Em suas palavras,
o socialismo na América Latina não poderia ser simples cópia ou decalque, mas criação
heroica dos povos. A atividade teórica dos intelectuais marxistas latino-americanos deveria, por isso, possuir independência e autonomia em relação às determinações emanadas
da Internacional Comunista, mesmo que se procurasse uma colaboração entre as classes
trabalhadoras dos países socialistas e das nações capitalistas, centrais e periféricas. É nesse
sentido, como veremos logo a seguir, que ele iria divergir da Terceira Internacional também
quanto ao caráter da revolução na América Latina.
A independência e autonomia intelectuais do marxista peruano podem ser observadas
nos relatórios que elaborou para a Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, realizada
no ano de 1929 em Buenos Aires. As intervenções de Mariátegui, intituladas “Punto de vista
18Críticas atuais no campo da antropologia podem ser feitas a certas idealizações de Mariátegui sobre a vida comunitária
incaica. A esse respeito, ver Jean Tible, “José Carlos Mariátegui: Marx e América Indígena”, Cadernos Cemarx, (6): 97-114,
2009.
19Na simplificação stalinista da sequência geral dos grandes modos de produção da história da humanidade, o modo de
produção asiático – presente no famoso Prefácio de Para a crítica da Economia Política – curiosamente foi omitido. Para
Marx, essa sequência não era uniliniar e, muito menos, deveria necessariamente ser seguida por todas as formações
sociais, como parece ser o caso na sua versão stalinista. Seria oportuno lembrar que essa mesma filosofia da história de
cunho evolucionista, positivista, mecanicista e etapista também fazia parte dos horizontes intelectuais do pensamento
marxista do Partido Social Democrata da Alemanha no período de hegemonia da Segunda Internacional (1890-1914),
tendo na ortodoxia de Karl Kautsky sua mais completa expressão.
20Michael Löwy (2003: 9-66) caracteriza de modo mais aprofundado o contexto histórico do surgimento do marxismo na
América Latina e do referido período de hegemonia soviética.
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antiimperialista” e “El problema de las razas en América Latina”, foram lidas por dois de seus
companheiros do Partido Socialista do Peru, Julio Portocarrero e Hugo Pesce. Por razões de
saúde, Mariátegui não pôde estar presente na conferência. As diferenças de posições entre
o grupo de Mariátegui e a Internacional Comunista se devem fundamentalmente a formas
distintas de encarar a utilização do marxismo como ideologia, teoria revolucionária e método de interpretação da realidade. No caso dos porta-vozes da Terceira Internacional, como
o dirigente do Partido Comunista da Argentina e do Secretariado Sul-Americano, Vittorio
Codovilla, o marxismo se limitava à aplicação esquemática do simplista modelo sequencial
dos modos de produção à América Latina. Para Mariátegui e seus companheiros do Partido
Socialista do Peru, ao contrário, a interpretação marxista consistia no estudo detalhado das
condições concretas de cada realidade específica. O que interessava pesquisar seriam as
configurações efetivas das classes sociais de determinada formação social, sua história e
raízes culturais, suas dimensões e frações diversas, os níveis de consciência das classes trabalhadoras e das camadas populares, suas potencialidades de oposição às classes burguesas
e, por fim, a própria articulação do poder burguês, nos planos nacionais e internacionais.
Segundo tal óptica, portanto, a aplicação de modelos teóricos supostamente válidos para
toda e qualquer formação social estaria sempre fadada ao fracasso. São essas diferenças
teóricas e metodológicas, que também se revelam de cunho político-ideológico, os principais motivos das divergências com a IC quanto ao caráter da revolução latino-americana e
o papel da luta antiimperialista a ser nela desempenhado. Partindo da “análise concreta da
situação concreta”, segundo Lênin “a alma viva”, “a essência do marxismo”, Mariátegui chega
à conclusão de que a revolução no Peru e na América Latina não seria nacional-democrática
e antiimperialista, já que os setores burgueses em ascensão, a classe média e a pequena-burguesia, não representam camadas autenticamente nacionalistas e antiimperialistas, como
interpretava não só a Internacional Comunista, mas também a APRA. Esses setores sociais
–como explicava o Amauta21– podiam ser solidários ao imperialismo em dadas circunstâncias
e dele tirar proveito. Desse modo, a luta antiimperialista não seria a meta principal, a etapa
atual da revolução peruana, como pensava a Terceira Internacional. Essa luta só poderia ter
algum sentido se vinculada à revolução socialista:
Sem prescindir do emprego de nenhum elemento de agitação antiimperialista, nem de nenhum
meio de mobilização dos setores sociais que eventualmente podem concorrer para esta luta,
nossa missão é explicar e demonstrar às massas que só a revolução socialista irá opor ao avanço
do imperialismo uma vala definitiva e verdadeira. (Mariátegui, 1995b: 206).
21Mariátegui é identificado, por muitos de seus estudiosos, como o Amauta. Em quéchua, essa palavra quer dizer “mestre”
ou “sábio”. Amauta é também o título da revista fundada por Mariátegui em 1926, cujo propósito era inserir o Peru no
panorama dos debates internacionais, por isso publicando textos de Sorel, Trotsky, Barbusse, Romain Rolland, Vallejo e
outros (Löwy, 2005: 27). Dessa revista foram publicados ao todo 32 números. A vida dessa publicação apresenta fases
distintas. É o que se pode inferir da leitura do editorial do segundo aniversário da revista (setembro de 1928), intitulado
“Aniversario y balance” e reproduzido em Quijano (1995: 125-8). Para uma contextualização histórica da revista Amauta,
ver Leila Escorsim, Mariátegui: vida e obra, op. cit., p. 198-211.
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
Essa tese, então exposta no ensaio Punto de vista antiimperialista, acabaria por conduzir
à ideia de que a revolução latino-americana, ou seria socialista, ou não passaria de uma
caricatura de revolução. Mariátegui só alcançou tal conclusão graças ao estudo concreto
da formação social peruana vista comparativamente em relação ao conjunto da América
Latina, situando-as nas determinações gerais da economia capitalista mundial a partir de
suas relações com os centros imperialistas e os Estados Unidos. Isso, porém, não o levou
a desconsiderar as distinções fundamentais entre as condições concretas das diversas
formações nacionais do nosso subcontinente, de modo que não costumava generalizar
indevidamente o resultado de suas análises para o conjunto da América Latina. Cumpriria,
a esse respeito, ressaltar a especificidade que atribui à revolução mexicana em sua brilhante análise política desse processo e a diferenciação por ele estabelecida entre países
da América Central e os da América do Sul. O valor de suas análises estava, portanto, no
modo como situava as particularidades históricas e evitava generalizar de forma apressada.
Igualmente nesse plano altamente específico do historicamente particular, Mariátegui
examina a formação social peruana articulando as percepções da dominação étnico-racial
e da exploração de classe. Nesse terreno o pensamento de Mariátegui iria se contrapor
de maneira muito mais veemente às formulações da Internacional Comunista, ao apontar
que a questão do índio no Peru não é uma questão nacional de autodeterminação dos
povos como queriam os intérpretes soviéticos e stalinistas, mas que estaria relacionada ao
problema da terra, da propriedade gamonal (latifundiária) e deteria também um conteúdo
econômico-social associado à luta de classes22. Na leitura de Mariátegui, o capitalismo – tal
como surgiu e se desenvolveu em países sul-americanos como Peru, Bolívia e Equador,
cujo contingente indígena da população é bastante forte e expressivo – apresenta um
irredutível componente de dominação étnico-racial. As novas formas de exploração tipicamente capitalistas se entrelaçam às antigas fórmulas expropriatórias, pré-capitalistas, a
exemplo da instituição da mita – trabalho servil, compulsório, gratuito e coletivo exercido
pelos indígenas nas minas peruanas – que fora eliminado pela República liberal apenas
formalmente em sua na carta constitucional, porém existindo de fato. Dada a intensidade
de sua exploração, Mariátegui identifica como uma das forças motrizes da revolução peruana o campesinato indígena23 e enxerga em algumas características de sua vida comunal,
apesar da ação deletéria sobre ele dirigida pela presença colonial dos espanhóis e em
seguida da burguesia criolla, elementos que poderiam ser aproveitados na construção
de uma moderna sociedade comunista no Peru e América Latina.
As afinidades entre as ideias de Mariátegui sobre o comunismo incaico e as teses
políticas do populismo russo, relativas à importância da comunidade camponesa numa
22Para compreender como Mariátegui situou o problema do índio em relação à questão agrária e atribuiu ao campesinato
indígena uma importância revolucionária, ver o segundo e terceiro capítulos dos Sete ensaios de interpretação da realidade
peruana (2010b).
23Para situar a atuação política de Mariátegui no conjunto da tradição revolucionária peruana, ver José Luis Rénique, A
revolução peruana, São Paulo, Unesp, 2009.
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futura transformação socialista, são evidentes24. Nesse sentido, haveria alguma pertinência
na identificação entre o marxista peruano e as variantes revolucionárias das correntes
populistas. Na América Latina, entretanto, elas assumiram uma dimensão predominantemente conservadora e demagógica. O interesse de Mariátegui pelo passado incaico não
deve, por isso, ser confundido com uma adesão ao sonho romântico e sentimentalista de
“restauração” do Tahuantinsuyo, o Estado ou Império Inca, numa espécie de idealização
da identidade nacional peruana. Não somente ele apontava elementos autocráticos no
comunismo incaico, como também não acreditava que as divisões da sociedade peruana
e sua “dualidade de raça, de língua e de sentimento, oriunda da invasão e da conquista
do Peru autóctone por uma etnia estrangeira, que não conseguiu fundir-se com a raça
indígena” (Mariátegui apud Escorsim, 2006: 225) seriam eliminadas demagogicamente
nos planos retórico e literário, intenção muito presente numa literatura de exaltação do
passado colonial. Para Mariátegui, na verdade, a comunidade indígena, o ayllu, deveria
ser assimilada pelas formas modernas de organização socialista das relações de produção,
devido às exigências do avanço tecnológico e ao caráter continental e internacional das
mudanças que afetam, não apenas a sociedade peruana, mas também os demais países
da América Latina. A herança cultural do ayllu, da comunidade indígena, ainda presente
no Peru, seria enriquecida com a incorporação das “conquistas da civilização ocidental”
(Mariátegui, 2003: 103) e, ao mesmo tempo, traria para essa civilização suas próprias
contribuições civilizatórias mais originais, compatíveis com as relações humanas no socialismo, menos egoístas e individualistas, mais comunitárias e autênticas. O socialismo
indo-americano de Mariátegui assume uma dimensão latino-americana (Quijano, 1995:
XV) e se vincula ao movimento antiimperialista de forte expressão na década de 20 que
lutava pela libertação da Indo-América, a Aliança Popular Revolucionária Americana (APRA).
O revolucionário peruano não aderiu, contudo, inteiramente ao aprismo e sempre teve
divergências profundas, teóricas, políticas e ideológicas, com seu fundador e dirigente
máximo, Victor Raúl Haya de la Torre, pois sabia das limitações pequeno-burguesas desse movimento demagógico-nacionalista e percebia agudamente as inconsistências de
uma luta antiimperialista que se esgotava em si mesma, sem objetivos socialistas. Para o
marxista peruano, não seria “possível ser, realmente, ser nacionalista e revolucionário sem
ser socialista” (Mariátegui, 2004: 23). O aprismo pretendia transformar a situação social
das massas indígenas, libertando-a do jugo imperialista sem propor o fim da exploração
capitalista. Na visão de Haya de la Torre essa era uma tarefa para os países de capitalismo
desenvolvido, que detinham condições objetivas para esse salto maior25. Tal concepção não
difere muito, apesar de serem inteiramente opostas em outros aspectos de suas doutrinas
24Sobre o populismo russo e suas distintas vertentes, ver Andrzej Walicki, “Socialismo russo e populismo”, in Eric J. Hobsbawm
(org.), História do marxismo: o marxismo na época da Segunda Internacional, Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1984, v. 3.
25Sobre o pensamento de Haya de la Torre, ver Oliveiros Ferreira, Nossa América: Indoamérica (A ordem e a revolução no
pensamento de Haya de la Torre), São Paulo, Livraria Pioneira Editora, 1971; sobre as divergências ideológicas entre Haya
de la Torre e José Carlos Mariátegui, ver José Aricó, “O marxismo latino-americano nos anos da Terceira Internacional”, in
Eric J. Hobsbawm (org.), História do marxismo: o marxismo na época da Terceira Internacional, Rio de Janeiro, Paz e Terra,
1987, v. 8.
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
políticas, da visão stalinista sobre o necessário desenvolvimento das forças produtivas no
capitalismo para alcançar o socialismo.
A presença de Mariátegui nas fileiras da APRA se deve basicamente a duas circunstâncias que se relacionam com sua estratégia da frente popular como instrumento de luta pelo
socialismo. Em primeiro lugar, havia a intenção de aproveitar o impulso da agitação antiimperialista dessa Aliança Popular, composta por uma ampla frente continental de classes,
para fazer junto às massas uma propaganda política especificamente socialista. Mariátegui
e o grupo que o acompanhava percebia a importância de uma atuação autônoma dos trabalhadores e camponeses nessa frente continental. Essa foi a razão de se constituírem como
fração independente no interior da APRA, a fim de impulsionarem a luta antiimperialista
para objetivos socialistas mais radicais de transformação da ordem capitalista, construindo
sua atuação num movimento de baixo para cima, isto é, com o suporte dos setores sociais
mais espoliados e, no caso da realidade específica do Peru, com base na rebeldia histórica
das massas do campesinato indígena. Uma segunda circunstância, talvez mais importante
que a anterior em termos de conjuntura, se refere ao forte apelo demagógico-populista
de massas existente no aprismo, acentuado então pelo caráter populista, personalista,
demagógico e messiânico de Haya de la Torre. Partir para o ataque direto ao aprismo seria
isolar-se das massas, de modo que era necessário resguardar uma atuação autônoma da
fração socialista no seio da própria APRA como um meio de evitar o isolamento e garantir
a conquista ideológica dos trabalhadores para o socialismo. Não devemos esquecer aqui o
importante papel de Mariátegui como conferencista nas Universidades Populares González
Prada e o significado profundo que para ele detinha o debate direto com os trabalhadores.
A ruptura com Haya de la Torre iria se tornar inevitável quando este deu os primeiros passos
para fazer da APRA um partido político pequeno-burguês e populista, extinguindo seu caráter
de frente de classes. É nesse momento justamente, em fins de 1928, que Mariátegui e seus
companheiros de luta iriam fundar o Partido Socialista do Peru, que, apesar de vinculado à
Internacional Comunista, procura manter sua autonomia tática e estratégica frente à realidade peruana. Num dos documentos mais representativos de sua ruptura com a Aliança
Popular de Haya de la Torre26, o marxista peruano terá a oportunidade de desenvolver suas
concepções ideológicas sobre a necessidade de construir vínculos políticos entre a revolução
socialista mundial, a civilização ocidental e o indigenismo peruano:
O socialismo não é, certamente, uma doutrina indo-americana. Mas nenhuma doutrina, nenhum
sistema contemporâneo o é, nem pode sê-lo. E o socialismo, embora nascido na Europa, como o
capitalismo, também não é específica nem particularmente europeu. É um movimento mundial
do qual não se exclui nenhum dos países que atuam na órbita da civilização ocidental. Esta
civilização leva, com uma força e recursos não-disponíveis para nenhuma outra civilização, à
universalidade. A Indo-América, nesta ordem mundial, pode e deve ter individualidade e estilo;
26Outros importantes documentos produzidos por Mariátegui na sua polêmica com a Apra podem ser encontrados em
Quijano (1995: 125-45).
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mas não uma cultura nem um destino particulares. Há cem anos devemos nossa independência
como nações ao ritmo da história ocidental, que desde a colonização nos impôs inexoravelmente
seu ritmo. Liberdade, democracia, parlamento, soberania do povo, todas as grandes palavras
pronunciadas por nossos homens de então procediam do repertório europeu. A história, porém,
não mede a grandeza desses homens pela originalidade de suas idéias, mas pela eficácia e gênio
com que as serviram. E os povos que são vanguarda no continente são aqueles em que elas se
enraizaram melhor e de forma mais rápida. No entanto, a interdependência, a solidariedade
dos povos e dos continentes eram naquele tempo muito menores do que neste. O socialismo,
enfim, está na tradição americana. A mais avançada organização comunista primitiva registrada pela história é a incaica.
[...] Em nossa bandeira inscrevemos apenas uma grande e simples palavra: socialismo (com
este lema afirmamos nossa absoluta independência diante da idéia de um partido nacionalista
pequeno-burguês e demagogo). (Mariátegui, 2003: 112-3).
O Amauta revolucionário (Escorsim, 2006: 9) procurou evitar as armadilhas de um marxismo
eurocêntrico, apoiando-se nas tradições locais do comunismo incaico e no potencial de mobilização indígena para identificar as forças sociais da luta pelo socialismo no Peru. O jornalista
peruano procurou rebater não somente as acusações que se lhe são feitas de europeísmo27,
mas também encarou como inevitável a estreita relação entre socialismo e indigenismo num
país onde a grande maioria da classe trabalhadora é constituída por indígenas:
Por minha conta, o que afirmo é que, em relação à convergência ou articulação de ‘indigenismo’
e socialismo, ninguém que considere o conteúdo e a essência das coisas pode surpreender-se. O
socialismo ordena e define as reivindicações das massas, da classe trabalhadora. E, no Peru, as
massas – a classe trabalhadora – são indígenas na proporção de quatro quintos. Nosso socialismo, pois, não seria peruano – sequer seria socialismo – se não solidarizasse, primeiramente,
com as reivindicações indígenas. Nesta atitude, não se esconde nenhum oportunismo. Não se
descobre nenhum artifício, se se pensa por dois minutos no que é socialismo. Esta atitude não
é postiça, fingida ou astuta. É apenas socialista. (Mariátegui, 2005: 110).
A acusação de europeísmo lhe era dirigida principalmente pelos seus opositores apristas,
que acreditavam representar o Peru indígena. No aprismo, o indo-americanismo precedia
o socialismo, de modo que os objetivos de luta locais suplantavam a necessária articulação,
para combater o imperialismo, entre as classes trabalhadoras dos países subdesenvolvidos
e das nações capitalistas avançadas. Os objetivos socialistas eram deixados em segundo
plano pela Aliança Popular. A partir do momento em que Haya de la Torre propôs a trans27Na advertência dos seus Sete ensaios, ele iria prevenir preliminarmente: “Não faltará quem me considere um europeizante, alheio aos fatos e aos problemas do meu país. Que a minha obra me faça justiça contra esta barata e interessada
conjectura. Fiz na Europa o meu melhor aprendizado. E acredito que não haja salvação para a Indo-América sem a ciência
e o pensamento europeus ou ocidentais. Sarmiento, que é ainda um dos criadores da argentinidade, foi na sua época
um europeizante. Não achou melhor maneira de ser argentino” (Mariátegui, 2004: XXII).
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
formação da APRA de ampla frente antiimperialista num partido político burocratizado e
centralizado, ficou ainda mais evidente que sua finalidade não era a luta pelo socialismo, a
qual pressupõe participação ativa das massas trabalhadoras na definição política dos rumos
dos acontecimentos e na construção de uma democracia popular. Ao contrário, Haya de la
Torre relutava fortemente em confiar na “capacidade do proletariado e dos camponeses para
se constituírem autonomamente como sujeito políticos” (Aricó, 1987: 454-5), daí porque as
mudanças revolucionárias por ele retoricamente apregoadas partiriam das intervenções do
Estado, ou seja, de cima para baixo, impulsionadas por uma liderança política providencial
e redentora. A ausência de uma perspectiva socialista, capaz de vincular o radicalismo indigenista peruano a um processo de autoeducação política das classes trabalhadoras e camponesas, fez com que a vertente populista representada por Haya de la Torre se reduzisse a
práticas de apelo demagógico às aspirações dos setores médios da pequena burguesia, mais
receptivas a um discurso que os elegia como os porta-vozes e condutores das massas rurais e
urbanas espoliadas pelo gamonalismo e exploradas pelo desenvolvimento capitalista. “Suas
prédicas confusionistas e messiânicas [Haya de la Torre], que embora pretendam estarem
situadas no plano da luta econômica, apela na realidade particularmente aos fatores raciais
e sentimentais, reúnem as condições necessárias para impressionar a pequena burguesia
intelectual” (Mariátegui, 1995b: 206). É por isso que a estrutura do Estado burguês sequer é
questionada por Haya de la Torre e seu estilo de atuação política acabaria por resvalar para
o autoritarismo personalista (Rénique, 2009: 53-68). Em Mariátegui, ao contrário, o indigenismo fazia parte de uma proposta mais ampla de construção do projeto nacional-popular de
transição para o socialismo, com apoio numa ampla frente de trabalhadores e camponeses,
que iriam constituir suas próprias lideranças autonomamente a partir de suas organizações e
de seus movimentos políticos. A síntese criativa, dialética, entre indigenismo e socialismo fez
com que Mariátegui percebesse a íntima relação entre as reivindicações indígenas no Peru,
a luta antiimperialista no subcontinente latino-americano e o internacionalismo proletário.
As ideias do socialismo indo-americano de Mariátegui assumem uma dimensão
continental latino-americana e – ao enfatizarem a solidariedade entre a dominação de
tipo étnico-racial e a expansão imperialista dos países da Europa Ocidental e dos Estados
Unidos, então motivada pelas necessidades de crescimento de suas respectivas economias
capitalistas – tornam-se extremamente atuais para os movimentos sociais contemporâneos
de origem camponesa, anticapitalistas, atuantes no conjunto da América Latina, tais como
a Via Campesina, os zapatistas no México, os movimentos indígenas na América do Sul e o
MST no Brasil. Tais ideias nos fazem pensar, igualmente, sobre a necessidade de efetuar uma
análise concreta das nossas formações sociais levando em conta o uso conjunto das categorias sociológicas de raça e classe. Os marxistas mais ortodoxos relutariam, por exemplo, em
abordar a questão racial e admitir a existência do racismo no Brasil. De outro lado, setores
do movimento negro passam a desconsiderar a classe como um dos fatores de estruturação
das desigualdades sociais no capitalismo e se situam apenas na luta antiracista. Ambas as
lutas devem ser combinadas, já que as dominações de raça e classe são entre si solidárias.
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Distintas vertentes críticas e revolucionárias do pensamento latino-americano perceberam
a íntima associação entre racismo e imperialismo, dominação étnico-racial e exploração
econômica, que se torna difícil creditar a desvios ideológicos na percepção da realidade
suas convergências de opiniões e de pontos de vista elaborados a partir de variadas matrizes filosóficas. Essa confluência pode ser apontada entre dois pensadores tão diferentes
como José Martí, não propriamente um socialista, mas um nacionalista revolucionário de
influência liberal, e o próprio José Carlos Mariátegui, marxista e socialista convicto. Ambos
escreveram e atuaram em situações históricas muito diversas, mas cada um dos dois poderia
ter subscrito a palavra do outro. Em 1890, escreveria Martí:
[Os Estados Unidos] acreditam na necessidade, no direito bárbaro, como único direito: ‘isto será
nosso, porque dele necessitamos’. Acreditam na superioridade incontrastável da ‘raça anglosaxônica contra a raça latina’. Acreditam na baixeza da raça negra, que escravizaram ontem e
humilham hoje, e da indígena, que exterminam. Acreditam que os povos hispano-americanos
são formados, principalmente, de índios e de negros. Enquanto os Estados Unidos não saibam
mais de hispano-américa e a respeitem mais ... podem os Estados Unidos convidar a hispano
-américa a uma união sincera e útil para hispano-américa? Convém à hispano-américa a união
política e econômica com os Estados Unidos? (Martí apud Ayerbe, 2004: 25).
Escrevendo em fins da década de 1920, as palavras de Mariátegui teriam muitas semelhanças
com as do poeta revolucionário cubano:
O sentimento racial atua na classe dominante num sentido absolutamente favorável à penetração imperialista. Entre o senhor ou o burguês criollo e seus peões de cor, não há nada de
comum. A solidariedade de classe se soma à solidariedade de raça ou de preconceito, para
fazer das burguesias nacionais instrumentos dóceis ao imperialismo ianque ou britânico.
Este sentimento se estende a grande parte das classes médias, que imitam a aristocracia e a
burguesia no desdém pela plebe de cor, mesmo que sua própria mestiçagem seja demasiado
evidente” (Mariátegui, 1995a: 214-5).
“Na Indo-América [...] a aristocracia e a burguesia criollas não se sentem solidárias com o povo
pelo laço de uma história e cultura comuns. No Peru, o aristocrata e o burguês brancos desprezam o popular. Eles se sentem, antes de tudo, brancos. O pequeno-burguês mestiço imita esse
exemplo. A burguesia limenha fraterniza com os capitalistas ianques e, ainda com seus simples
empregados, no Country Club, no Tennis e nas ruas. O ianque desposa sem inconvenientes de
raça ou de religião à senhorita criolla, e esta não sente escrúpulo de nacionalidade nem de
cultura ao preferir o matrimônio com um indivíduo da raça invasora” (Mariátegui, 1995b: 204).
Os dilemas do marxismo periférico são superados por Mariátegui na medida em que ele
consegue conciliar o enfoque mais abrangente da teoria revolucionária, e suas categorias
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Mariátegui e o Brasil: o socialismo indo-americano e os dilemas do marxismo na periferia
fundamentais, com a investigação das particularidades históricas concretas de sua formação
social específica, o Peru, e da América Latina. Nesse sentido, ele exercita em suas investigações a necessária síntese marxista entre o internacionalismo proletário e as tradições
nacional-populares locais.
À guisa de conclusão
A investigação sobre a recepção das ideias de Mariátegui no Brasil não representa uma
tarefa de mero interesse acadêmico e historiográfico. Ela nos coloca diretamente diante
dos dilemas políticos e teóricos do marxismo latino-americano e dos marxismos periféricos,
em especial o de realizar a síntese dialética entre a teoria revolucionária e as tradições de
lutas populares locais. Um dos pontos que consideramos de fundamental importância nas
revoluções dos povos latino-americanos, a combinação entre a contestação étnico-racial
e a luta de classes, constitui um legado do pensamento de Mariátegui a ser aproveitado,
criticado, reformulado e aprofundado pelas esquerdas marxistas da atualidade, no Brasil e
em todo conjunto da América Latina.
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UN AMERICANISTA EN LIMA
Luis Tejada Ripalda
RESUMEN
A casi doscientos años de la independencia de América Latina, el problema de los límites
fronterizos entre los países de esta región parece llegar a su fin. Hace apenas unas semanas el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya resolvió los límites entre Nicaragua y
Colombia, ahora dilucida este mismo problema entre Perú y Chile y probablemente pronto
lo hará entre Bolivia y Chile. Solucionados estos últimos, se cerrará, después de 133 años,
uno de los más dolorosos capítulos en la historia latinoamericana: el conflicto del Pacífico.
Palabras clave: Formación de Estados, conflictos limítrofes, patriotismo, americanismo.
abstract
To almost two hundred years of the independence of Latin America, the problem of the
frontier limits between the countries of this region seems to come to his end. Only a few
weeks ago Court International of Justice of beech solved the limits between Nicaragua and
Colombia, now it explains the same problem between Peru and Chile and probably soon
it will do it between Bolivia and Chile. Solved the above mentioned, there was closed, after
133 years, one of the most painful chapters and the Latin-American history: the conflict of
the Pacific one.
Keywords: State formation, territorial disputes, patriotism, Americanism.
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Luis Tejada Ripalda
«En medio de tanta sombra me preservaron tres idealismos
anacrónicos. La convicción de haber servido fundamentalmente
a América. La conciencia de mi limpieza de hombre. La fe católica
que me inculcaron en la niñez y que he conservado siempre.
Gracias a esos aletazos líricos puedo ser hasta hoy el muerto
recalcitrante que no se deja enterrar».
Manuel Ugarte.
I. Introducción
A
casi doscientos años de la independencia de América Latina, el problema de los
límites fronterizos entre los países de esta región parece llegar a su fin. Hace apenas
unas semanas el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya resolvió los límites
entre Nicaragua y Colombia, ahora dilucida este mismo problema entre Perú y Chile
y probablemente pronto lo hará entre Bolivia y Chile. Solucionados estos últimos, se cerrará,
después de 133 años, uno de los más dolorosos capítulos en la historia latinoamericana: el
conflicto del Pacífico.
En esta larga historia de conflictos fronterizos ha habido momentos de alta belicosidad
que enfrentaron o pusieron en vilo a las sociedades y los Estados. El actual reclamo que entabla el Perú contra Chile ante el Tribunal de La Haya es un claro ejemplo de esto. En efecto,
este acontecimiento ha acelerado y concentrado el tiempo histórico: de un lado, los Estados
defienden sus intereses ante este Tribunal y las sociedades reverdecen sus patriotismos;
de otro lado, las ideologías e intereses enfrentan y alinean a los individuos, poblaciones,
generaciones y grupos de interés. Pero, además, esta confrontación nos lleva a recorrer la
historia pasada, evaluar la presente y vislumbrar la futura relación entre ambos países, lo
que evidentemente está asociado a la historia de la integración latinoamericana.
Quien conozca la historia de América Latina podrá certificar que aquí se han producido
varios momentos como estos, muchos de ellos vinculados a uno de los temas inconclusos del siglo xix en la formación de los Estados: la deficiente demarcación territorial y los
consecuentes conflictos limítrofes entre los países. Uno de ellos, y tal vez el más revelador
de la historia continental, es la coyuntura generada durante los primeros meses de 1913,
cuando el argentino Manuel Ugarte recorría varios países latinoamericanos. Como podrá
apreciarse en lo que relataré, la gira de Ugarte produjo el mismo resultado que ahora causa
este juicio en La Haya. Antes de ver esta interesante coyuntura política creemos necesario
ubicar históricamente a Manuel Ugarte y a su generación.
Como se sabe, Ugarte era miembro de la generación latinoamericana del 900 y uno de
los más importantes integracionistas de la época. Entre los miembros de esta generación
destacaban el nicaragüense Rubén Darío, los peruanos José Santos Chocano y los hermanos García Calderón, los argentinos José Ingenieros y Manuel Ugarte, la chilena Gabriela
Mistral, el boliviano Alcides Arguedas, los mexicanos José de Vasconcelos y Amado Nervo,
el colombiano José María Vargas Vila, el uruguayo Enrique Rodó, entre otros. En los primeros
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Un americanista en Lima
años del siglo xx varios de estos intelectuales recorrieron América Latina llevando el mensaje
unionista, dando así prueba de la voluntad misionera de esa generación.
Esa generación, como las anteriores y posteriores, se esforzó en rescatar y difundir los
llamados «designios unionistas» de los próceres de la independencia. Eso lo hacían porque
estaban convencidas que, por su historia, lengua, religión y razas, América Latina es una gran
nación; y que había que unir a sus países en un gran Estado o confederación de repúblicas.
Así organizada y aprovechando sus inmensas riquezas y potencialidades, podría convertirse
en una poderosa región, capaz de defenderse y progresar, en beneficio de sus pueblos y la
humanidad. Esta ideología, conocida como el americanismo, recorre ya dos siglos la historia
de este continente y su presencia la sentimos aun ahora con todo su vigor.
II. Los límites, intereses y conflictos en América
La gira de Manuel Ugarte por algunos los países latinoamericanos coincide con una serie de
hechos que van dando forma y contenido a este acelerado tiempo histórico. El mes de enero
de 1913 se inicia con la noticia de la presión que hacía Estados Unidos sobre el gobierno
del Ecuador para iniciar los trabajos de saneamiento de Guayaquil, así como los reclamos
pendientes y el juicio arbitral entre ambos países por el ferrocarril entre Guayaquil y Quito.
En realidad, la presión de EE.UU. por el saneamiento de los puertos latinoamericanos del
Océano Pacífico se hacía debido a la inminente apertura del Canal de Panamá al comercio
mundial y la necesidad de impedir el peligro de un foco infeccioso en estos puertos. Ya lo
habían hecho en Cuba y Panamá, y ahora presionaban para hacerla en Quito y Lima, pero la
prensa ecuatoriana consideraba inaceptable esta presión y exigía que el gobierno entregue
la ejecución de las obras de saneamiento a algún país europeo o formara una junta de saneamiento, pero rechaza la idea de entregar estos trabajos a alguna compañía norteamericana.
Pero el Canal de Panamá tenía un doble correlato: de un lado, mostraba el enorme poderío de Estados Unidos y su consolidación como la primera potencia mundial; de otro lado,
enfrentaba a EE.UU. con países que tenían gran comercio, como Francia, Inglaterra y Japón,
quienes exigían justicia ante tribunales internacionales con respeto a las tarifas del cabotaje
en el canal. Esta situación genera opiniones en conflicto en la sociedad norteamericana: los
que querían consolidar su poder e impulsar el expansionismo; y los que abogaban por la
neutralidad del canal, la equidad en las tarifas del cabotaje y la consecución de la paz mundial, además, pedían el cambio de la abusiva política exterior norteamericana con respecto
a los países latinoamericanos.
Otro tema que aparece ese mes fueron los conflictos limítrofes entre los países latinoamericanos. Salían nuevamente a la luz los problemas limítrofes entre Perú y Chile por
Tacna y Arica, conflicto irresuelto que, según decía, «facilitaría otros arreglos en la América
Meridional»; además, los problemas entre Bolivia y Chile por la mediterraneidad del primero y su demanda por una salida al Pacífico, los problemas con el ferrocarril de Arica a
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La Paz y la cuestión de la región del Toco; asimismo, los problemas limítrofes entre Bolivia
y Paraguay por la región de El Chaco, los de Venezuela y Colombia por la zona de Monroa,
los de Ecuador y Colombia que disputaban el aérea amazónica del Putumayo al Perú, los
de Bolivia con Argentina y Brasil… Como se observa, en esa época los límites entre estos
países no estaban claros, lo que generaba permanentes conflictos militares, e incluso entre
civiles, en las zonas limítrofes. Esto revelaba una serie de hechos: el desconocimiento, la
despoblación e incomunicación de grandes áreas de América Latina, las nula o ineficientes
políticas colonizadoras de los Estados, así como la indigencia y permanente opresión de los
pueblos indígenas por parte de autoridades políticas e individuos «civilizados»; finalmente,
descubría los intereses y la permanente manipulación de estos conflictos por parte de los
gobiernos y la prensa del continente.
A mediados de enero aparecen dos hechos bélicos que aceleran la coyuntura americana:
primero, el armamentismo de Bolivia, lo que genera en la prensa latinoamericana rumores
de guerra entre estos países y los consecuentes pedidos de vigilancia fronteriza y el rearme
de los Estados; segundo, la Revolución Mexicana, que produce alarma en el continente,
particularmente el gobierno norteamericano que inmediatamente envío varios cruceros y
marines a las costas de México, para proteger sus intereses y los de sus ciudadanos. Frente a
la posible intervención en México, desde Estados Unidos se escuchan unas voces que piden
la intervención y otras que piden la neutralidad. Esta posible amenaza agudizó la campaña
americanista y antiimperialista. Como para que no hubiera duda sobre sus intenciones,
Estados Unidos exigía al gobierno de Cuba la firma del Tratado que le daba el arriendo de
Guantánamo, intimidando a su gobierno con el envío a esa zona del escuadrón del Atlántico
Sur; además, envía cruceros a Nicaragua y Panamá para vigilar América Central. Esto traía a
la memoria el comportamiento de Estados Unidos al provocar la separación de Panamá de
Colombia, la invasión de Nicaragua, el deseo de apropiarse de Guantánamo en Cuba y las islas
Galápagos en Ecuador. Así, mientras la revolución mexicana agudizaba las contradicciones
entre la América sajona y la latina, el armamentismo de Bolivia agudizaba los problemas
limítrofes entre los países de las costas del Pacífico sur.
En este contexto, la opinión mundial parecía ponerse del lado de América Latina. A mediados de enero el periódico Le Figaro, de Francia, aplaudía el reinicio de las conversaciones
entre Perú y Chile por Tacna y Arica, porque, según decía, el arreglo del litigio pondría fin a
uno de los más importantes litigios del Nuevo Mundo; pero además, porque en esa solución
«tiene puestas sus miras grandes intereses, no solamente sudamericanos, sino también europeos, a causa de los grandes capitales invertidos en las industrias y bancos de la América
del Sur»; asimismo, criticaba el proceder imperialista de Estados Unidos y sostenía que era
un elemento contrario a la concordia de los países latinoamericanos y que incluso mantenía
la discordia entre los que estaban en conflicto. Finalmente, decía que los pueblos de esta
región eran sus aliados en los esfuerzos por propagar en el mundo la civilización occidental.
Con esto Le Figaro daba cuenta de los intereses económicos y políticos que tenía Europa
en América Latina, pero además, del rechazo mundial a la política exterior norteamericana.
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Un americanista en Lima
III. Manuel Ugarte y «Nuestra América»: entre realidades e ideologías
Mientras esto sucedía, Manuel Ugarte llegaba a Ecuador, donde fue recibido por intelectuales
y estudiantes universitarios; luego fue agasajado por clubes, entidades del Ejército, centros
de empleados y asociaciones estudiantiles, donde encontró franca adhesión a los ideales
americanistas. Fue recibido por el presidente ecuatoriano, el general Plaza; y recibió a intelectuales, como Ricardo Cornejo, Luis F. Lazo, Virgilio Drouet, Aurelio Falconí, Emilio Gallegos,
entre otros. Pero al lado de estas adhesiones, aparecían las agresiones y manipulaciones
de alguna prensa continental que lo calificaban de «aventurero» y «agitador», intentando
así disminuir la importancia de su prédica. No obstante, la visita de Ugarte generaba gran
entusiasmo y reverdecía los principios bolivarianos. En sus conferencias en Guayaquil y
Quito habló de su «amor a la raza latina», sobre la unidad de los países latinoamericanos y
el rechazo a los conflictos entre estos países, además criticó severamente las exigencias de
Estados Unidos por el saneamiento de Guayaquil y criticó la expansionista doctrina Monroe.
Después de esta conferencia se formó el Comité Pro América Latina, donde se reunieron los
más importantes intelectuales y políticos americanistas del Ecuador.
Pero los países latinoamericanos no solo tenían problemas limítrofes, sino también
gran inestabilidad política. En efecto, el mes de enero de ese año se inició con la noticia del
derrocamiento y deportación de Castro, expresidente de Venezuela; en febrero se descubre
un complot revolucionario en Paraguay, donde estaban comprometidos militares y algunos
dueños de periódicos de oposición; a inicios de febrero es asesinado en la Plaza pública el
presidente de El Salvador; a fines de febrero el golpe militar en México termina con el asesinato del presidente Madero; a inicios de marzo se produce un intento de golpe de Estado
en Venezuela; en mayo es envenenado el presidente de Haití...
En esta coyuntura Manuel Ugarte llega a Lima. Su arribo a esta ciudad fue el 20 de febrero
y fue recibido por políticos, intelectuales y estudiantes universitarios, quienes lo reconocían
como el «apóstol» del latinoamericanismo y se sumaban a su campaña por la confederación
de estos pueblos, contra el llamado imperialismo yanqui. Fue recibido por el presidente
Guillermo Billinghurst, luego visitó al director de la Biblioteca Nacional, el anarquista don
Manuel González Prada, y al célebre escritor don Ricardo Palma; asimismo, fue visitado por
varios miembros de su generación, como Alberto y Luis Ulloa, Riva Agüero, Mariano Cornejo,
entre otros. Apenas llegó, Clemente Palma, editor de la revista Variedades, salió al frente
para afirmar que la agresión de Estados Unidos era «hipotética» y que la prédica de Ugarte
era una «propaganda de odio» contra el poderoso estado del norte. Ugarte le respondió
indicando algunos hechos históricos que avalaban su opinión sobre la amenaza de Estados
Unidos a los países latinoamericanos. Así, este corto intercambio de opiniones mostró dos
lógicas del conocimiento: a Clemente Palma como defensor de la patria (lo individual) y a
Ugarte de la América Meridional (lo particular).
A inicios de marzo Ugarte dio su conferencia titulada: «América Latina frente al imperialismo». Ahí habló del «abismo que separa» a las dos Américas, de la política absorbente
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de Estados Unidos y la necesaria resistencia de América Latina; pedía la solución de los
conflictos limítrofes entre estos países e impulsar su confederación; recordó a los héroes
continentales, como Bolívar y San Martín; criticó las «palabras teatrales» en defensa de los
indios del Putumayo, cuando Estados Unidos y otros países «civilizados» habían casi exterminado indios en sus respectivos territorios.
Esta conferencia se hizo en un contexto muy particular y generó polémica entre partidarios de diversas ideologías. Con respecto al contexto, habían dos hechos registrados en esos
días en la prensa: primero, los abusos contra los trabajadores y la negativa de la compañía
Peruvian Corporation de obedecer a las leyes sobre accidentes de trabajo y otros derechos
laborales; segundo, los abusos cometidos por gamonales y autoridades políticas en la sierra
y los asesinatos cometidos por indígenas a la guarnición peruana del río Morona, en la zona
del Putumayo. El primer hecho avalaba la opinión de Ugarte sobre los abusos, desacatos
a la ley, así como la intromisión de empresarios norteamericanos en la política interna de
estos países; pero los sucesos del Morona ponían en tela de juicio su división de América
entre sajones y latinos, el abandono de los pueblos originarios, su grado de «salvajización»,
así como el significado y alcances de los criterios de «progreso» y la «civilización» que tenía su prédica. Con esto último las ideologías parecían chocar con una realidad negada o
subordinada en los discursos: la lamentable situación en que se encontraban los pueblos
originarios de América.
En este contexto surge, terciando entre la realidad y la ideología, la opinión de algunos miembros del movimiento indigenista. Efectivamente, el mismo día en que los
diarios publican la conferencia de Ugarte, aparece un artículo de Pedro Zulen, director de
la Asociación Pro Indígena, donde critica la idea de civilización y defiende a las misiones
católicas en la Amazonía, oponiéndose así a las ideas esbozadas por el americanista Luis
Ulloa, quien pedía una agresiva y hasta expropiadora política colonizadora por parte del
Estado contra los pueblos y tribus amazónicas. Asimismo, a mediados de marzo, Dora Mayer,
también miembro de la Asociación Pro Indígena, publica un artículo donde afirma que
los hombres que asesinan indígenas son de todas las nacionalidades y no solo peruanos
y latinoamericanos; sostiene que el hombre civilizado tiene actitudes despóticas frente
al indígena y que el mundo industrial acecha ya a las zonas desconocidas del planeta en
busca de riquezas.
La tercera ideología que se enfrentó a la prédica de Ugarte fue la socialista, en este caso
enarbolada por un anarquista que firma como «Uno que asistió a la conferencia». En este
artículo, publicado en el diario El Comercio dos días después de la conferencia de Ugarte,
el ácrata critica la idea de «raza latina», propia del americanismo, pide oponerse a todos
los imperialismos y no solo al de Estados Unidos, critica al nacionalismo exacerbado y al
imperialismo yanqui; y frente a esto propone la ideología socialista que lucha contra todos
los egoísmos, rechaza la exclusión de las razas por el poder y aboga por la unidad de toda
la humanidad. Así, frente a la ideología patriota (individual) y la americanista (particular) se
yergue la socialista (universal).
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Un americanista en Lima
IV. Epístolas para el futuro
Pero hubo un acontecimiento que mostró la importancia de la prédica americanista y la
respuesta norteamericana frente a ella. Nos referimos al cambio de gobierno en los Estados
Unidos. En efecto, el 4 de marzo Guillermo Howard Taft dejó el poder y asumió la presidencia
Tomás Woodrow Wilson. Esta era una excelente oportunidad que Ugarte aprovecha para
exponer al nuevo presidente la posición americanista frente al poderoso país del norte. En
efecto, el 9 de ese mes Ugarte publica en varios periódicos de la región una «Carta abierta al
presidente de Estados Unidos», donde dice que le hablará de una verdad que él probablemente no conoce: que América sajona da a la latina un odioso trato, que las nobles tradiciones
de Washington y Lincoln palidecen frente a estos abusos, que sus empresarios actuaban
en estas tierras violando derechos, falseando información, promoviendo insurrecciones,
desconociendo las leyes de estos países y convirtiéndose en agentes de su expansionismo;
le dice que estos pueblos han sufrido mucho, pero que «dejando de lado los agravios viejos
y las cóleras justificadas» y haciendo un llamado a la suprema justica, se acercan al nuevo
gobierno de Estados Unidos, no para pedir favores, sino «para reivindicar lo que es nuestro,
lo que conquistaron nuestros padres, lo que todos los pueblos están dispuestos a defender
en cualquier forma: el honor y la dignidad». Finalmente, le dice que las dos Américas pueden
estar juntas, siempre y cuando en ellas impere la fraternidad y la equidad, para el bien de
todo el continente y de la humanidad.
Si bien es cierto que la prédica de Ugarte concitaba el interés continental, el gobierno
de Estados Unidos no podía desconocer que el ideal americanista estaba vigente y atraía
a muchos, no solo de América del Sur sino incluso de respetables ciudadanos de su propio país. Probablemente por esto es que el 13 de ese mes sale publicado una carta del
presidente Wilson, donde dice —en una clara respuesta a Ugarte— lo siguiente: «Nada
tenemos que buscar en la América Latina, sino los durables intereses de los pueblos y el
desarrollo de las relaciones comerciales. Permítanme entonces extender a los gobiernos
de América Latina la mano de una amistad desinteresada y empeño mi palabra de honor
en que tanto yo como mis colegas dedicaremos esfuerzos a cultivar la paz y la amistad»,
pero recalcó que ellos siempre estarán opuestos a toda acción revolucionaria que atente
contra la estabilidad continental.
Este diálogo epistolar entre Ugarte y Wilson es inédito en la historia de este continente.
Mirado desde una perspectiva histórica, esa fue la primera vez que representantes de ambos
pueblos se miraban y decían sus verdades, parecía que el «latino» pedía respeto y justicia al
«sajón», que el primero lo perdonaba y el segundo le estrechaba con pesar y sincera amistad
las manos. Pareciera ser que frente a la historia, ambos personajes, en nombre de sus pueblos,
se entendían y comprometían a impulsar el desarrollo equitativo de todo el continente. Lo
que sucedería después entre las dos Américas ya es parte de la historia.
A inicios de marzo, Manuel Ugarte recibe un telegrama del presidente de Bolivia,
donde le manifiesta su agrado por la visita que haría a su país. Pocos días después Ugarte
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Luis Tejada Ripalda
emprende viaje a Bolivia, luego a Chile y finalmente regresa a Argentina, terminando así su
gira propagandística por el continente americano.
Pero por esos días sale en los diarios otra noticia que parece ser el colofón de este intenso
período histórico. El 17 de marzo se informa desde Santiago de Chile que un ministro chileno,
acreditado en Europa, se ha reunido varias veces con el general Montes, futuro presidente
de Bolivia. Según ese ministro, al referirse al problema de los límites entre los países vecinos,
el general Montes expresó el deseo o premonición de que «el porvenir reservará a Chile,
Bolivia y Perú, la federación de todos en un gran Estado».
Premonición o no, lo cierto es que esa idea no es mala. Tal vez habría que precisarla
y acaso mejorarla, pero es la única posible solución que conozco donde todos ganan. En
todo caso, esta es una historia interesantísima, aleccionadora y llena de esperanzas para el
presente y futuro de este continente.
Referencias bibliográficas
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continental latinoamericano)». Investigaciones Sociales. Revista del Instituto de
Investigaciones Histórico Sociales de la UNMSM. Año VIII / N°. 12 / Lima, abril.
Ugarte, Manuel (1943). El porvenir de América Latina (1911); El destino de un continente
(1923) y Los escritores iberoamericanos del 900.
Diarios: El Comercio, La Prensa y La Crónica.
Revistas: Variedades.
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Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
ESTRATEGIAS DE PODER POLÍTICO Y
ECONÓMICO DE LOS INCAS
Jorge Silva y Cecilia Jaime
Resumen
Del análisis de las evidencias arqueológicas y documentales los investigadores han derivado
más de una interpretación sobre la estructura sociopolítica de los incas. Todos coinciden en
su carácter eminentemente centralizado. Esa vieja interpretación tiene hoy relevancia en
tanto que propicia otras reflexiones en torno a cómo se utiliza hoy el poder para gobernar
el país. La centralización del poder en Cusco no fue impedimento para la cadena jerárquica
del gobierno en todas sus manifestaciones, económica, militares, administrativas sea eficiente no importando donde se hallaren, sea en el extremo norte en Chinchaysuyo, o en
el extremo sur del Collasuyo.
Palabras clave: Estado cusqueño, ciudades, cabezas de región, centralismo, expansión.
Abstract
Of the analysis of the archaeological and documentary evidences the investigators have
derived mas from an interpretation on the structure sociopolítica from the Incas. They all
coincide with his eminently centralized character. This old interpretation has today relevancy while it propitiates other reflections concerning how the power is in use today for
governing the country. The centralization of the power in Cuzco was not an impediment
for the hierarchic chain of the government in all his manifestations, economic, military
men, administrative officers, be efficient not mattering where they will be situated, be in
the north end in Chinchaysuyo, or in the south end of the Collasuyo.
Keywords: Cuzco state, cities, heads of region, centralism, expansion.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 115-132 [2013] CIURP
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Jorge Silva y Cecilia Jaime
Introducción
T
ras la caída de Atahualpa ante Francisco Pizarro en la tarde del 16 de noviembre de
1532 en Cajamarca, se interrumpió una vertiginosa y exitosa trayectoria política y
militar protagonizada por los antiguos cusqueños y que se expresaba en lo que se
ha denominado el Tawantinsuyo o “las cuatro regiones juntas”, la misma que desde
las categorías que se utilizan para asignarle un calificativo corresponde a una forma de gobierno imperial. Quizá sobrepasaba los 94 años, uno o dos años más que el azteca, desde
que el noble cusqueño Cusi Yupanqui se impusiera sobre los chancas en algún momento
de la década de 1430 o tal vez a comienzos de la década subsiguiente. Como se recordará
Cusi Yupanqui asumió inmediatamente el liderazgo y luego de algunos inconvenientes relativos a la sucesión se convirtió en Inca y se hizo llamar Pachacutec o “el que hace temblar
el mundo”. Ese hecho marca también la etapa imperial del Estado cusqueño.
¿Qué hechos propiciaron la conversión del Estado cusqueño en Imperio? ¿Qué situaciones promovieron las campañas expansivas de sus gobernantes, quienes en 1532 habían conquistado un extenso territorio desde el sur de Colombia hasta el noroeste argentino y Chile
central? No existe todavía respuesta definitiva aun cuando muchos coinciden al señalar que:
a.Los incas tuvieron la habilidad para aprender el viejo legado cultural de sus antecesores.
b.Los incas construyeron un Estado fuerte y eficiente, con capacidad para organizar recursos, poblaciones y territorios.
c.Simultáneamente desarrollaron la flexibilidad suficiente para interrelacionarse con
sociedades con sistemas económicos y políticos diferentes.
En efecto, el territorio que logró controlar alcanzó unos 984,000 kilómetros cuadrados
el cual fue dividido en cuatro partes o suyus existiendo al momento de la conquista ochenta
ciudades o centros administrativos construidos a la medida y las exigencias del Estado, y cada
una con dos o tres unidades políticas llamadas sayas. Estos centros a su vez tuvieron bajo su
control más de una comunidad o ayllu (grupos de parentesco endogámico que habitan un
territorio o zona y utilizan comunalmente sus recursos) (D’Altroy, 1992).
El gobierno cusqueño tuvo naturaleza vertical y desde Cusco, la capital, se manejó los
destinos del imperio a través de una administración o burocracia gubernamental que se
designaba entre los miembros de la nobleza cusqueña. Ellos hacían cumplir directamente
la voluntad del soberano y cuando la situación demandaba gobernaban con el apoyo de
sus aliados o socios locales. En cualquier caso, el Estado Inca intervenía directamente diseñando en Cusco con ayuda de maquetas sus centros provinciales o cabezas de región,
tampus y el sistema de caminos, en el contexto de una política de gobierno con proyectos
de expansión territorial.
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Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Estrategias de poder político y económico de los incas
El territorio del antiguo Perú años antes de su conquista en 1532
Pisac, en el valle sagrado de los inkas. Un centro político por excelencia.
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Jorge Silva y Cecilia Jaime
Ciudades, cabezas de región o centros provinciales
¿Qué era una ciudad o centro provincial? ¿Corresponde el vocablo tampu al de ciudad y qué
rol cumplieron? ¿Para qué se construyeron cientos de collcas? En lo que sigue intentaremos
responder estas interrogantes ofreciendo antes una somera revisión de los datos que se
disponen tanto en la vertiente etnohistórica como arqueológica.
El cronista Pedro Cieza de León, las “ordenanzas” de Vaca de Castro, entre otros documentos, consignan listas de tampus y edificaciones para usos especiales que los incas planificaron.
Sin embargo, la lista que proporciona Felipe Guaman Poma de Ayala (1980) es al parecer más
útil toda vez que el indicado cronista indio clasificó las antedichas construcciones conforme
a sus tamaños y sus funciones económicas y políticas. Ciertamente esa clasificación es una
de las más antiguas referida a lo que hoy llamamos patrones de poblamiento inca. Para esa
clasificación utilizó claves para diferenciar un sitio de otro, y arribó a la siguiente descripción:
• 17 ciudades y villas (que aparecen con un globo o mundo)
• 66 pueblos y tambos reales (una casa para identificarlos)
• 64 tambos sin pueblo (un círculo para reconocerlos)
• 32 tambillos (una cruz)
En total, Guaman Poma de Ayala documentó 179 edificaciones estatales. La citada
clasificación presenta ciertas inconsistencias en la medida que más de una edificación que
llevan categoría de ciudad y villa se incluyeron en el grupo de “tambillos” (una cruz en el
manuscrito del cronista). Es así que “Guanaco Biejo” o Huánuco Pampa está marcado con una
cruz, es decir, Guaman Poma lo ubicó en la categoría de “tambillo”. C. Morris (1981) desde la
vertiente arqueológica nos ofrece por su parte una ampliación sobre el significado político
y económico, además de lo propiamente urbano, de este centro Inca.
Por su parte, Pumpu o “Bombom”, a orillas del lago Chinchaycocha en la puna de Junín,
fue identificado con un círculo que corresponde a la categoría de “tambo sin pueblo”. Con
relación a este tema, Murra y Adorno (1980: 1160; 1097: 2) manifestaron en las notas aclaratorias que acompañan a la reedición por la Editorial Siglo XXI del manuscrito de Guaman
Poma El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno que tanto Pumpu y Huánuco Viejo deberían
identificarse con un “globo”, toda vez que los documentos y los estudios arqueológicos han
demostrado que ambos fueron centros provinciales o ciudades.
La citada lista es corta según J. Hyslop (1992: 140) toda vez que si se toma en cuenta
que el camino real inca alcanzó 23,139 kilómetros, entonces debieron existir por lo menos
mil tampus a lo largo y ancho del Tawantinsuyo. Sin poner en tela de juicio lo afirmado por
Hyslop, es indispensable distinguir un centro administrativo o ciudad de un tampu, toda
vez que el segundo de los nombrados no tuvo función de cabeza de región o provincia.
Para aclarar este punto revisemos los criterios de C. Morris (1972) quien utilizando datos
etnohistóricos y arqueológicos definió las características básicas de un centro administrativo o ciudad:
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Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Estrategias de poder político y económico de los incas
Centro provincial de Huánuco Pampa o Huánuco Viejo
Dimensiones: Los más grandes corresponden fundamentalmente a ciudades o centros
administrativos. Los más pequeños son tampus que generalmente sirvieron para alojar a los
chasquis (mensajeros del Estado), a los viajeros en misión oficial, y también como depósitos
temporales de víveres u otros artículos.
Ubicación y distancia: Estas instalaciones o edificaciones del Estado se dispusieron
a la vera de las rutas oficiales del Imperio y de acuerdo a C. Morris (1972: 394) los centros
urbanos se encontraban entre 4 a 6 días de distancia a pie, a diferencia de los tampus que
estaban a menores distancias, esto es a una jornada o un día de camino a pie.
Distribución diferencial de actividades: Estas instalaciones servían para distintos fines
en el engranaje de la administración cusqueña, sean actividades políticas, económicas o
ceremoniales, y que se materializaban en edificaciones diseñadas para dichos fines. Resaltan
en este tema aquellas construcciones relacionadas con una “marcada estratificación social y
económica” en la que la elite ocupaba la sección más importante del complejo (en Huánuco
Pampa ese espacio de la elite mide medio kilómetro cuadrado).
Afirma Morris (1972: 399) que estas ciudades contaban con personal trabajando para el
Estado, destacando, aparte de los mitmaquna, las aqllaquna dedicadas a la manufactura de
mantas y ropa para el Estado, además de otras funciones tales como preparar la chicha. Sin
embargo, lo más destacable fue el almacenamiento de la producción local en innumerables
graneros o depósitos especialmente construidos llamados collca.
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Estos complejos arquitectónicos se definen también por sus características constructivas
propiamente cusqueñas, sus objetos de neto estilo cusqueño, los cuales revelan su naturaleza foránea. Quiere decir pues que los materiales cusqueños aparecen principalmente en
los centros administrativos o ciudades y en contadas ocasiones en los poblados locales. En
otras palabras, estos centros fueron impuestos expresamente por el gobierno cusqueño
constituyendo edificaciones artificiales habida cuenta que fueron construidas en el contexto
de las estrategias expansivas del imperio.
Por eso, fueron abandonados apenas se produjo la caída de Atahualpa. Esa artificialidad
se sustenta también por la inexistencia de cementerios en los centros urbanos (aunque esta
puede ser “evidencia negativa”, es decir aún no se encuentra el vestigio correspondiente
que corrobore su ocurrencia), pues la administración encargada de estos centros urbanos
no era del lugar o la localidad y en consecuencia retornaba a su pueblo de origen luego de
cumplir con sus funciones.
Quiere decir que estas ciudades representaban la estructura político-militar cusqueña,
centralizada, que aplicó un conjunto de medidas para controlar la fuerza laboral y la producción de la zona conquistada, y a la vez para apoyar operativos militares en gran escala,
muy frecuentes por cierto en los reinados de Tupac Yupanqui y Huayna Capac.
Por otra parte, Morris (1972: 397) afirma que estos centros tuvieron vital importancia en un territorio accidentado y agreste, de más de 2,500 km., al cual se enfrentó
con una tecnología de transporte y comunicación con rasgos neolíticos. Estos centros
fueron, pues, eslabones comunicantes o bisagras del poder, que sirvieron para movilizar
y desplazar centenares de personas, objetos, mensajeros o chasquis, mitmaquna, etc.,
siempre en función de los intereses y requerimientos económicos y políticos que se
definían en el Cusco.
El cuidado y mantenimiento de estas provincias o ciudades fue encomendado a los
mitmaquna y en el caso de Huánuco Pampa se menciona 30,000 personas en servicio, que
fueron reclutadas de las comunidades campesinas vecinas. Advierte Morris (1972) que estas características no deben generalizarse a todo el Tawantinsuyo, por existir variantes, no
solo en sus funciones sino también por la forma como fueron construidos. Ciertamente, la
configuración geográfica del territorio peruano y las características sociopolíticas de cada
región gravitaron en la forma de los centros y en la modalidad de control de los territorios,
directo o indirecto.
Por otro lado, S. Niles (1994: 154, 170) ha propuesto la existencia de una clase especial
de construcción que asigna a la categoría de “provincias reales”, que no son más que las
posesiones o propiedad privada de los incas, localizadas principalmente en el valle sagrado
de los incas y en los alrededores de la capital cusqueña (cf. fig. 6.1 en Niles 1994:147 para la
ubicación de esas posesiones reales). Niles agrega que estas propiedades tuvieron enorme
importancia para el Imperio al proporcionar un significativo sustento económico, manteniendo a las panacas y los cultos. Remarca también que dichas propiedades son diferentes
a los centros administrativos (Huánuco Pampa, Hatun Colla, entre otros), pues estos últimos
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Fachada del palacio de Pachacutec, Cusco
sirvieron para mantener operaciones militares y administrativas en gran escala planificadas
en la capital imperial.
En consecuencia, Niles asevera que esta categoría constructiva debe considerarse al
tratar la relación del Cusco con sus numerosas ciudades o centros administrativos, y al
estudiar el funcionamiento mismo del sistema estatal o gobierno inca.
En lo concerniente a los tampus Hyslop (1992: 142) opina que es difícil precisar tamaños
y funciones concretas de estas construcciones, no debiendo generalizarse la idea de un
día de camino entre un tampu pequeño y otro, y asumir que se alternaban con los centros
urbanos mayores. Por ejemplo, entre el Titicaca y Quito existen tampus de tamaños diferentes, siendo difícil determinar una separación homogénea entre centro provincial y tampu.
En ocasiones estas instalaciones estaban en los propios poblados. Por eso, para Hyslop el
modelo de “urbanismo obligado” propuesto por C. Morris se aplica fundamentalmente para
casos de la sierra central.
¿Qué características arquitectónicas y funciones tenían entonces los tampus? Hyslop
define seis elementos básicos: kancha, albañilería de piedra labrada, accesos trapezoidales,
kallanka, muros de doble fila, y collcas o almacenes. La presencia de estas últimas en los tam-
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pus y centros provinciales revela que una de las funciones primordiales de estos complejos
fue el almacenamiento de objetos y provisiones en unas estructuras llamadas precisamente
collcas o graneros.
En otras regiones del imperio la situación fue distinta, pues los centros inca más grandes al sur del lago Titicaca (Inkallacta en Bolivia, Pucará de Andalgalá en Argentina) fueron
construcciones militares y no administrativas. Por ello, Hyslop propuso que no existiendo
“urbanismo obligado” al sur de Bolivia, el dominio de esa zona se ejerció sin necesidad de
construir centros urbanos específicos. Hubiera sido costoso para el gobierno cusqueño diseñar una infraestructura estatal, más aun si el beneficio no compensaba las energías invertidas.
En este caso se podría aventurar la proposición que la disuasión fue una estrategia que los
incas utilizaron para someter a las poblaciones de esa zona, que por lo demás no tenían,
hasta donde sabemos, organizaciones sociopolíticas complejas como las que se observan
en otros puntos de los Andes, sobre todo en el Chinchaysuyo.
Almacenamiento: collcas
Un estudio sobre las collcas aplicando métodos arqueológicos fue realizado por Morris (1967)
en dos centros provinciales urbanos, uno en Huánuco Pampa, La Unión y Huánuco, y otro en
Pumpu, a orillas del lago Chinchaycocha, Junín. Excavó 112 collcas y aunque se concentró
en Huánuco Pampa, sus interpretaciones también toman en cuenta datos procedentes de
Pumpu, Tarmatambo y Jauja.
Estas construcciones son fácilmente distinguibles en los asentamientos por manifestarse en grupos de recintos circulares o cuadrangulares dispuestos en hilera y en secciones
visibles, sea sobre la ladera de un cerro o sobre secciones elevadas del terreno, de manera
que son fáciles de identificar. El interior de estas collcas tiene pisos de piedra y pequeños
canales que serían ventiladores y a la vez drenes.
Una característica de estas construcciones es su ocurrencia en grupo, dispuestas en
hilera, desde 4 hasta 497 en el caso de Huánuco Pampa, y con frecuencia las collcas circulares y rectangulares aparecen formando sus propias hileras y quizá se relacionan con
tipos específicos de productos. Morris encontró en Huánuco Pampa maíz en las circulares,
y tubérculos en las rectangulares, hecho que posiblemente se relacionó con el propósito
de homogeneizar el almacenamiento de los productos y ganar espacio, pero no se puede
generalizar esa distribución toda vez que en Jauja no se identificó relación alguna entre
forma de collca y producto almacenado según los estudios de T. Earle et al. (1987).
En Huánuco Pampa el maíz desgranado se almacenó en vasijas grandes de barro, pues
ocupaba menos espacio y estaba protegido de insectos y roedores, pero además disminuyó
el efecto de la temperatura diurna sobre los granos. Según Morris (1981: 336) a temperaturas
debajo de 5 grados centígrados el efecto negativo de los hongos se reduce posibilitando
el almacenaje de maíz desgranado hasta por cuatro años sin que el deterioro del producto
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sea grande. En Huánuco Pampa las temperaturas nocturnas se ubican por debajo de cero
grados, y si se logra una temperatura semejante en el día, el maíz es conservable en buenas
condiciones por tiempo prolongado.
Los tubérculos se almacenaron de otra manera, pues eran colocados entre capas
de paja y luego amarrada formando bultos. Su conservación es más elaborada por la
humedad que estos contienen por lo que fue indispensable controlar la temperatura y la
ventilación para evitar que germinen, debiendo almacenarlos a temperaturas por debajo
de los 4 grados centígrados. Por eso, en Huánuco Pampa las collcas rectangulares para
tubérculos estaban 300 metros más arriba que las collcas para maíz (a 4,000 metros sobre
el nivel del mar).
Asimismo, los recintos fueron construidos para que circule el aire, colocando piedras
separadas en el piso y haciendo pequeñas aberturas en las paredes, y ventanas pequeñas. Por
datos de Cajamarca y Cusco se sabe que por sobre los 3,500 metros de altura se controla la
germinación de la papa. C. Morris agrega que las papas se habrían almacenado en Huánuco
Pampa poco menos de 1 año sin presentar problemas de germinación.
El almacenamiento fue una tecnología avanzada en tiempos incas quienes se preocuparon también por obtener el mayor provecho de los productos conservándolos adecuadamente. La administración de las collcas de Huánuco Pampa necesitó de un personal
designado específicamente para tal fin, en la medida que esta ciudad habría tenido alrededor
de 12 personas dedicadas a cumplir las numerosas funciones propias de un centro de esta
naturaleza. De las 4,000 estructuras de este sitio, un 12% corresponden a collcas, con 39,700
metros cúbicos de capacidad. Las provisiones que Huánuco Pampa recibía y almacenaba se
transferían posiblemente a otros lugares, pero la mayor parte de sus productos se empleaba
en actividades del Estado, sobre todo para apoyar campañas militares.
Pumpu es otro centro administrativo, al sur de Huánuco Pampa, a orillas del lago
Chinchaycocha, justo donde nace el Mantaro, a 4,000 metros de altura. Es más pequeño
que el anterior, pero desempeñó funciones similares. C. Morris identificó unas 146 collcas en
el sureste del centro y sobre una colina, con 9,800 metros cúbicos, llamado Shongoymarca
(1981). Los estudios de Terry LeVine (1985) elevaron esa cifra a 325, y las investigaciones de
Ramiro Matos (1994) la incrementaron a 589 collcas, de las cuales 79 no fueron utilizadas,
lo que quiere decir que solamente se utilizaron 510 collcas, como se recordará en Huánuco
Pampa se registraron 497 graneros.
Por otro lado, Ramiro Matos (1994) identificó cuatro grupos de collcas en Pumpu: en la
sección este, Shongoymarca, con 179 collcas, en la zona sur otros tres grupos, como parte
del poblado, junto a las viviendas de los comuneros. Es decir, los graneros, rectangulares y
circulares, se construyeron tanto en el cerro como en la pampa junto a las viviendas.
Por ubicarse en la puna fueron utilizados para almacenar tubérculos y deshidratarlos para
preparar chuño y charqui o carne seca de llama. Ramiro Matos opina, por otro lado, que Pumpu
habría sido un lugar para procesar fibra de camélidos y confeccionar todo tipo de prendas.
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Otro asentamiento en Junín es Tarmatampu, en Tarma, pero Morris (1981: 361) advierte
la dificultad de tipificarlo como centro administrativo o solo como tampu. Es más pequeño
que Huánuco Pampa y está a un día de Jauja. Tiene veintiocho collcas y cerca de Tarmatampu
se halla otro lugar llamado Pirwa Pirwa, y están entre 1,500 a 1,700 msnm, sugiriendo que
sus almacenes sirvieron para otros productos. Los tubérculos habrían sido guardados por
muy poco tiempo debido a las condiciones menos frías en comparación a las temperaturas
de Pumpu y Huánuco Pampa.
Jauja o Xauxa Tampu fue a su vez un significativo centro urbano provincial cuyos restos
se hallan la mayor parte debajo de la ciudad moderna de Jauja, aunque una significativa
cantidad de sus collcas se han conservado al localizarse en los cerros aledaños. C. Morris
identificó 683 collcas cerca de Jauja y calculó que unos 550 grupos de collcas habrían desaparecido. Su capacidad de almacenamiento sería 38,500 metros cúbicos, pero asciende
a 50,000 con las destruidas. Su capacidad posiblemente superó a la de Huánuco Pampa y
están a menor altura (3,350 msnm). Por esa razón, Morris piensa que en Jauja se almacenó
principalmente maíz.
Las collcas de Jauja y sus alrededores fueron estudiadas por arqueólogos de la
Universidad de California, Los Angeles, dirigidos por Timothy Earle, Terence D’Altroy, Catherine
LeBlanc, Christine Hastorf, Glenn Russell, etc. (1987). Cieza de León recogió información según
la cual en 1547 las collcas de Jauja fueron empleadas diariamente, y menciona que La Gasca
y cien soldados estuvieron siete semanas en esta ciudad y se alimentaron con los productos
que estaban almacenados en las collcas (Murra, 1980; D’Altroy, 1992).
Los estudios de Parsons, Hastings y Ramiro Matos (1978) identificaron 1,825 collcas en
la zona aledaña a Jauja y entre los productos encontrados en estos graneros figuran quinua,
cañihua, maíz y papas; pero también fueron utilizados para otros menesteres, pues los incas
tuvieron personal trabajando en carpintería, metales, textilería y preparación de chicha.
Los incas para controlar la producción y la población dividieron el territorio de los pueblos
huancas en tres sayas. Hubo alrededor de 30,000 habitantes, de las cuales 8,000 prestaban
servicio rotativo en la infraestructura estatal atribuyéndose a mitmaquna yauyos el cuidado
del camino real y los tampus de la región. Otros pueblos, como Marca, fabricaban cerámica
y apoyaban la administración de las collcas.
Su construcción respondió a la política expansiva del Estado. Acumular producción y
bienes permitió al Inca disponer de cuantiosos bienes, una parte era utilizada por la corte,
otra cantidad se redistribuía en el ejército y los mitmaquna, otra porción se reservaba como
presentes o “dádivas” en señal de la “generosidad” del soberano. Las collcas se insertaron
pues en el sistema de administración de los ingresos del Estado, por eso los almacenes se
construyeron a lo largo del imperio. Murra (1989: 179) afirma que cada centro provincial
tenía sus collcas pero no se sabe qué cantidades llegaron a almacenarse, aun cuando las
cifras de los cronistas son reveladoras:
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Laguna Paca, Jauja, Junín.
Hubo collcas rectangulares también.
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Cieza menciona setecientas casas con maíz y armas en Vilcas (Ayacucho).
Xerez revela que en Coaque (Ecuador) los españoles hallaron tejidos y alimentos que
podían durar 3 o 4 años.
En Huancabamba (Piura) se encontraron depósitos de sandalias y otros objetos para
uso exclusivo del ejército de Atahualpa.
En Cajamarca los depósitos estaban repletos a tal punto que a pesar de haber sido saqueados por los españoles, aún quedaba tanto que daba la impresión que nadie tomó
objeto alguno. En 1547, 15 años después, las collcas de Cajamarca continuaban en uso.
Polo de Ondegardo estimó que los depósitos de Jauja podían alimentar 2,000 personas
durante siete semanas.
La enorme cantidad de objetos y víveres en los depósitos del Estado reflejan “operaciones estatales en gran escala”, afirma Murra (1980: 180). Por otro lado, en Cusco los víveres del
Estado y la religión se almacenaban por separado. Fuera de la capital imperial se conoce
menos sobre cómo se guardaban los víveres. Por ejemplo, no se sabe cuánto se destinaba
a las tejedoras-aclla, a los criados, a los artesanos.
Tampoco se sabe cuán separados estaban los bienes de la religión con respecto a los
depósitos de las panacas. Sin embargo, había collcas para el sol, el trueno, cerro Huanacauri,
las momias de los incas, el Estado, el ejército. Murra cita el caso de un cargador que llevó
maíz desde Cajamarca a las collcas de Cusco y agrega que estos traslados se hacían para la
fiesta de la cosecha que se celebraba en abril-mayo de cada año.
Asimismo, posiblemente hubo depósitos comunales (sapsi) para alimentar a viudas y
huérfanos, pero advierte J. Murra que no se debe asumir que el Estado actuaba como una
beneficencia pública, pues los víveres y objetos que se almacenaban servían para cubrir las
necesidades del Estado.
Lo almacenado estaba al cuidado de los quipucamayoc. Cuando Hernando Pizarro
vino a Pachacamac observó que llevaban cuentas de todos los bienes mediante unas
cuerdas con nudos llamados quipus. Al recibir o entregar productos, los quipucamayoc
cambiaban de lugar los nudos en el sistema de cordeles que portaban (Murra 1989: 185).
Quiere decir pues que en cada centro provincial y tampu había un quipucamayoc encargado de esta función.
Murra remarcó que los bienes servían al Estado y el ejército. Por ejemplo, los tejidos y
mantas de los depósitos de Cajamarca y de Sacsahuaman fueron para la burocracia y el ejército. Los depósitos de Cusco sirvieron a Hernando Pizarro casi por un año en 1535, cuando la
ciudad fue sitiada por Manco Inca. En tal sentido, Murra discrepa con Blas Valera y Garcilaso
quienes afirmaron que el inca utilizaba las provisiones para socorrer a los más necesitados.
En opinión de Murra, la comunidad asumía la responsabilidad por su bienestar y alimentación, pues era autosuficiente. Incluso los incapacitados para el trabajo eran mantenidos
por sus grupos o ayllus y no con provisiones de las collcas estatales.
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Cantalloc, valle de Nasca, Ica. Infraestructura Inka.
Los cronistas coinciden al indicar que fue Tupac Yupanqui el Inca que ordenó construir
las collcas que como tal ya se conocía desde antes. Los incas más bien se preocuparon por
construirlas masivamente y ponerlas al servicio de su política de expansión imperial.
Las investigaciones arqueológicas sobre los centros provinciales, tampus y graneros
incas son necesarias en la medida que estas instalaciones las conocemos desde la vertiente
etnohistórica, de ahí la importancia de lo logrado por C. Morris en Huánuco Pampa, Parsons,
Matos y Hastings en el Mantaro y las punas de Junín, Earle y su equipo en el Alto Mantaro,
o los logrados por J. Hyslop en lo que respecta a los caminos del inca.
Consideraciones finales: centralismo y expansión
Carlos Williams (1980) hizo hincapié en el hecho que los incas difundieron, como parte de
su política imperial, un modelo o patrón arquitectónico homogéneo y formalizado, recayendo esa responsabilidad en tres soberanos: Pachacutec (noveno inca): posiblemente entre
1438/1471; Tupac Yupanqui: posiblemente entre 1471/1493; HuaynaCapac: posiblemente
1493/1525/6.
Se asume que a la vez que se extendía el estilo arquitectónico cusqueño, se imponía
también una estructura política emanada del Cusco y es por ello que C. Williams (1980), G.
Gasparini y L. Margolies (1977) lo denominan “arquitectura del poder”. La homogeneidad
del diseño arquitectónico y sus debidos ajustes a las condiciones políticas y ambientales de
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las zonas conquistadas se correlacionaría también a una estructura de gobierno cada vez
más fuerte y a una burocracia especializada y profesional.
S. Niles (1994: 155) hizo hincapié en la variación arquitectónica que se observa en el asentamiento y su relación con la importancia de las actividades que se realizaron. Ciertamente,
con Pachacutec destaca el manejo deliberado del territorio con fines de control, que no
necesariamente promovió integración cultural, y para que el sistema de gobierno funcione
eficazmente en todos los rincones del Tawantinsuyo.
Por eso, el camino real, los centros administrativos, los tampus y graneros respondieron a
un proyecto político definido por el soberano en la capital imperial. Para ilustrar este punto,
basta indicar que la transmisión de información por los chasquis fue rápida y fluida, pues un
mensaje de Quito a Cusco requería de cinco días, de Lima a Cusco se demoraba 36 horas y
de Huamanga a Cusco tomaba 24 horas (Morris, 1972).
Este sistema permitió que el imperio funcione sincrónicamente, pues las decisiones
tomadas en Cusco tardaban en llegar al punto más alejado en un máximo de 15 días. Esto
justifica el carácter centralizado del imperio, pues la distancia y el territorio no fueron obstáculos insalvables. Paul Kosok (1978) dijo por eso, que el camino real no fue una infraestructura
vinculada al comercio, sino más bien al poder.
No queremos concluir estas breves notas sin antes caracterizar la naturaleza imperial
de los incas. Para entenderlo deben observarse los mecanismos utilizados para captar recursos humanos y bienes, así como la toma de decisiones en el plano político, pues así se
garantiza el control administrativo de extensos territorios. Es decir, todo imperio desarrolla
estrategias para canalizar recursos a través de instituciones que se crean para tales fines,
centros provinciales, depósitos y redes de comunicación.
A su vez se desarrollan formas distintas de control, sea hegemónico o indirecto, y territorial o directo. Por otro lado, es necesario distinguir las características expansivas en sentido
secuencial. S. Niles (1994: 147) distingue dos aspectos en este fenómeno. En un primer
momento la conquista se produjo a través de matrimonios, concertados y por libre elección,
siendo la zona alrededor del Cusco el caso mejor conocido, y que se convirtió en propiedad
de los incas. En un segundo momento, las conquistas fueron apoyadas militarmente.
D’Altroy (1992) propuso que los incas ejercieron control “hegemónico-territorial” expresado en la aplicación combinada de tres tipos de poder: militar, político y económico. El
cuarto tipo de poder (el ideológico) es complementario en esta propuesta. El poder político
no es más que la habilidad para negociar con los pueblos sometidos, teniendo en cuenta
sus grados de organización sociopolítica. El poder económico supone control total de los
recursos, bienes, servicios, trabajo y sistemas productivos (Silva, 1995). El poder militar aunque
costoso, pues demanda movilizar soldados e invertir en armas y alimentos, es determinante
sobre todo cuando se enfrentan grupos con tecnología de guerra y personal diferentes.
En los imperios antiguos se perseguía por lo menos dos metas: proveer recursos suficientes al gobierno y sus instituciones, y proveer objetos de prestigio para las relaciones públicas,
el culto, legitimar el estatus social. De ahí que las collcas y los tampus fueron imprescindibles
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Camino inka, margen norte del río Lurín
para los incas. Por otro lado, debe decirse que el poder militar aun siendo primordial y su
costosa aplicación, no siempre es efectiva, y a menudo cumplió funciones disuasivas.
Para concluir, remarcamos que las collcas fueron una forma eficiente de manejo de los
bienes de consumo, cuyo destino primordial fue, entre otros, satisfacer las demandas del
Estado y apoyar las campañas militares. Jauja ilustra este enunciado no solo por encontrarse
a la vera del camino real, sino también por su gran capacidad de almacenamiento: 3,000
graneros que habrían albergado 1’500,000 productos y objetos (D’Altroy, 1992). Pero no
solo Jauja tuvo esa capacidad, en Cochabamba (Bolivia) se descubrieron 2,400 graneros
dedicados exclusivamente para almacenar maíz (Murra, 1989). Esa tecnología es desaprovechada en nuestros días.
Del análisis de las evidencias arqueológicas y documentales los investigadores han derivado más de una interpretación sobre la estructura sociopolítica de los incas aunque, como
se indicó en párrafos anteriores, todos coinciden en su carácter eminentemente centralizado.
Esa vieja interpretación tiene hoy relevancia en tanto que propicia otras reflexiones en torno
a cómo se utiliza hoy el poder para gobernar el país. La relevancia de esa interpretación
parte de la presunción que la centralización del poder en Cusco no fue impedimento para
que la cadena jerárquica del gobierno en todas sus manifestaciones, económicas, militares,
administrativas, sea eficiente no importando dónde se hallaren, sea en el extremo norte del
Chinchaysuyo o en el extremo sur del Collasuyo.
La citada reconstrucción sobre cómo se materializó el uso del poder central se apoya
por varios componentes interdependientes que arqueológicamente son verificables: las
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cabezas de región o suyos, los mismos que designaban un territorio o espacio, que a pesar
de las dificultades de identificar sus verdaderos límites la arqueología está en condiciones
de proponerlos mediante intensivos trabajos de campo, los centros provinciales o centros
administrativos deliberadamente impuestos por los cusqueños en cada suyo, y la red de
caminos de la sierra y la costa con sus correspondientes conexiones. Estos, más el personal o
los funcionarios designados para todas las reparticiones de esa cadena de mando, perfilaron
un sistema que al paso del tiempo habría alcanzado un importante nivel de homogeneización
o unidad política en el extenso territorio del Tawantinsuyo.
Debe indicarse, no obstante, que esa homogeneización encontró más de una dificultad.
Por una parte, la diversidad cultural y política en los territorios conquistados, por ejemplo en
el extremo norte del Chinchaysuyo la presencia de tianguecez y mindalaes (algo parecido a
mercados y mercaderes), además de sociedades que se hallaban políticamente organizados
bajo la forma de jefaturas relativamente militarizadas, socavaron el proyecto político de los
cusqueños; por eso, no es casual que Huayna Capac pasó gran parte de su gobierno procurando pacificar la zona ecuatoriana de manera que pudiese aplicar sus planes. Situación
parecida encontramos en el altiplano peruano boliviano cuyas jefaturas se resistían permanentemente a la política de los cusqueños.
De todos modos, a pesar de las dificultades que un gobierno centralizado enfrenta y debe
resolver, en este caso el Tawantinsuyo, pensamos que esa mentalidad colectiva de aceptar
líderes con origen y derecho divino para gobernar se fue construyendo en el imaginario de
los pueblos andinos y convirtiéndose en un universal cultural compartido por todos ellos por
centenares de años. Por ello, nos inclinamos a plantear que esta característica sirvió para que
tras la caída del Imperio del Tawantinsuyo, en 1532, se impusiera con una aparente facilidad
un régimen distinto y extraño pero igualmente altamente centralizado, analógicamente
semejante al sistema Inca: el Virreinato español. Esa modalidad se conserva hasta nuestros
días, pero de manera distinta, pues la declaración de la independencia en 1821 consagró
esa cadena de mando pero con nuevos actores. Por ello, sentimos que la regionalización,
en lugar de promover la autonomía administrativa, económica, y segregar el poder, tiende a
reforzar la ideología centralizada del poder político en la medida que surgen nuevos órganos
de control y poder locales.
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Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
ciencias
Scientia
EFECTOS COMPORTAMENTALES DE LA RESILIENCIA
EN EL PODER AFECTIVO EN UN GRUPO
DE JINETES DEL HIPÓDROMO
Ana Montero Doig1
RESUMEN
La presente investigación radica en indagar el impacto de la resiliencia o sufrimiento inconsciente sobre ciertos sectores de la población de jinetes del hipódromo que tuvieron
una crisis desatada en noviembre del 2011 basada en los conceptos de estrés, trauma o
resiliencia, ahora se trata de indagar sobre cuáles fueron los eventos percibidos como más
significativamente desestabilizadores, y sobre los comportamientos del poder afectivo
adaptivos descritos como más frecuentes y eficaces.
Palabras clave: Hechos violentistas, jinetes, resiliencia, estrés social, enfermedades
psicosomáticas.
Abstract
The present investigation takes root in investigating the impact of the resiliencia or unconscious suffering on certain sectors of the population of riders of the racetrack who had a crisis
untied in November, 2011 based on the concepts of stress, trauma or resiliencia, now it is
a question of investigating on which they were the events perceived as more significantly
destabilizing, and on the behaviors of the affective power adaptivos described like more
frequent and effective.
Keywords: Acts violent ones, riders, resilience, social stress, psychosomatic illnesses.
1Con la colaboración de la veterinaria Dra. Vivian Fletcher y José Tarazona, interno URP Psicología.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 135-162 [2013] CIURP
135
Ana Montero Doig
C
abe destacar que la crisis institucional en el Perú, que durante el año 2000 fue
marcado por la violencia de algunos grupos terroristas, tal como son descritos por
algunos políticos, se inició en 1998 y se puso álgido en instituciones públicas y privadas afectando la economía del país, y la población padeció de brotes violentistas
que hoy por hoy se buscan mitigarlos. En definitiva, los daños y sus paliativos, descritos por
las víctimas del terrorismo y sus protagonistas, causaron desadaptaciones variadas, entre
ellas frustraciones y violencia, no me refiero aquí a las causas, ni a los métodos profesionales,
pero sí investigar cómo resolver o aliviar sus efectos en la resiliencia (trauma efectivo o estrés
social generacional en hoy jóvenes jinetes del 2012).
Desde la profesión de psicóloga comprometida con un grupo de profesionales multidisciplinarios en temas de salud —en su acepción más general de bienestar físico, psicosocial
y espiritual—, no puedo dejar de percibir que la mayoría de la población, individualmente
o en los grupos a los que pertenecen, que ha pasado por esas épocas violentistas han sido
afectadas en su bienestar en distintos grados y de diversas maneras.
En nuestra experiencia de consultorios o instituciones de salud pública-privada, recibíamos a diario mensajes que nos ayudaban a detectar de una manera sistemática, cuánto y
cómo las personas se sentían avasalladas en su dignidad humana, en sus valores y principios
de vida, en la calidad de los vínculos más significativos, y en sus actitudes hacia sí mismos
y los demás.
Esta percepción nos motivó a diseñar esta investigación que comenzamos en nuestra
ciudad y en la población de clase media: jinetes, en parte porque son muestras que requiere
definir ciertas constantes, de estrés postraumático y en parte porque a priori el año pasado
recibieron implantaciones de microchips donde se registró que sus funciones cognitivas,
afectivas, de dicha clase social de trabajadores, se vio especialmente afectada en su visión
del mundo en cuanto motivos de consultas privadas donde los índices de separaciones de
parejas y conflictos familiares fueron altos.
Si en esta investigación percibimos algunos de los datos significativos que se recojan,
y contaran los supuestos preliminares de sus consultas recogidos en una etapa preliminar,
se observará con la colaboración metodológica clínica profesional (de Veterinaria y psicólogos equinos, médicos, paramédicos, entrenadores), con la participación de alumnos de la
carrera de Psicología y con el apoyo de nuestra Universidad Ricardo Palma verificar dichos
efectos de la resiliencia.
Se parte de la concepción de que los individuos estamos siempre inmersos en contextos
de significación e interacción que nos influencian y transforman, y a los que también reaccionamos adaptándonos de diferentes maneras. En esta investigación buscamos determinar
cómo los hechos violentistas de la época del 2000 en el Perú han tenido un impacto en los
niveles de resiliencia y estrés en los jinetes que son objeto de estudio.
136
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
Objetivo general
Detectar en qué medida la población estudiada, que había sufrido el impacto de los eventos estresantes acaecidos en la época del 2000, muestra efectos de resiliencia afectiva en
la actualidad.
Objetivos específicos
1.1Determinar qué eventos fueron percibidos por los individuos investigados como estresores sociales intensos.
1.2Determinar cuáles fueron los efectos sobre el nivel de estrés actual en el grupo de
estudio.
1.3Determinar si existe estabilidad fisiológica en la actualidad, medida a través de los niveles
de glóbulos blancos, en la población de estudio.
Marco teórico referencial
Investigaciones previas en otros contextos se formularán como marco teórico, López Rosetti
(2010) define el estrés como una situación en la cual las demandas externas (sociales) o las
internas (psicológicas) superan nuestra capacidad percibida de respuesta ”... si el autor lo
hubiera definido en una palabra diría que es desequilibrio psíquico”.
Cabe aclarar que se provoca así una alarma orgánica fisiológica y comportamental que
actúa sobre los sistemas nervioso, cardiovascular, endocrino e inmunológico, produciendo
un desequilibrio psicofísico, que puede llevar a la aparición de una enfermedad física cuando
el desequilibrio es suficiente.
El estrés no es absolutamente personal; más aún si es postraumático colectivo, se percibe
a través del prisma de las interacciones sociales y la relación que las personas tienen con lo
trascendente, por lo que dichas interacciones o la fe religiosa u otro tipo de espiritualidad,
pueden aumentar o disminuir el estrés psicológico.
Se entiende por trauma, siguiendo a Green, Lind y Grace (2004), “la percepción de estar
sobreabrumado y desorganizado por una situación de daño, que implica el ser tomado por
sorpresa, atrapado o expuesto a dicha situación hasta el punto de quedar exhausto”.
Eric Erickson, ya en 1950, decía que los eventos traumáticos atentan contra la confianza
básica de la persona, debido que se asientan sobre condicionamientos cuyo fundamento
es la creencia en la continuidad de la vida, en el orden de lo natural y social existente y en
el orden trascendente de lo divino.
Con algunas variaciones, la mayoría de los autores dedicados al tema de resiliencia
definen a la resiliencia como “la capacidad humana para enfrentar el poder afectivo de salir
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137
Ana Montero Doig
adelante, sobreponerse y ser fortalecido o transformado, afrontado, por superar experiencias
de adversidad” (Grotberg, Walsh y otros, 2007).
La apreciación de los efectos de la resiliencia están ligados al desarrollo y crecimiento
humanos, y también está en relación con las interacciones, grupos de apoyo y relaciones
con lo trascendente, en las diversas etapas y contextos de la vida (Spera y Lanto, 2009).
Hipótesis
Hipótesis general
H₀: Se encuentran efectos de resiliencia en los jinetes que fueron impactados negativamente
por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
H₁:No se encuentran efectos de resiliencia en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
Hipótesis específicas
1.El desempleo o subempleo es un estresor intenso estadísticamente significativo.
2.La inseguridad laboral es un estresor intenso estadísticamente significativo.
3.La violencia en los medios de comunicación social es un estresor intenso estadísticamente significativo.
4.La disminución del acceso a la capacitación es un estresor intenso estadísticamente
significativo.
5.La emigración al exterior es un estresor intenso estadísticamente significativo.
6.Presencia actual de bajos niveles de estrés en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
7.Nivel actual de glóbulos blancos normales en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
Metodología
Es una investigación descriptiva, donde las variables de estudio son las siguientes:
Variables psicológicas
• Nivel de resiliencia
• Nivel de estrés
Variables fisiológicas
• Recuento de glóbulos blancos
138
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Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
Variables psicosociales
• Desempleo o subempleo
• Inseguridad laboral
• Violencia en los medios de comunicación
• Disminución del acceso a la capacitación o educación a distancia
• La emigración de jóvenes jinetes o fugas de capacitados al exterior
Instrumentos
1) La construcción de la encuesta sobre resiliencia y estresores
Se construyó una primera encuesta piloto con preguntas abiertas, aplicadas a 30 sujetos
jinetes del hipódromo de Monterrico. A partir de las respuestas otorgadas se diseñaron las
categorías para la encuesta final por acuerdos entre los investigadores. Como resultado
de estos acuerdos se fijaron impactos lesivos por niveles (leves, moderados y severos) se
formalizaron las diversas preguntas en categorías de 20 ítems.
La encuesta consta de preguntas con una mayoría de alternativas múltiples cerradas
(Encuesta de Cohen y Manion, 1990) y algunas pocas preguntas abiertas. Las respuestas se
cuantificaron de 1 a 6 para las siguientes categorías: “muy levemente intenso”, “levemente
intenso”, “intenso”, “bastante intenso”, “muy intenso”, “no contesta”.
2) El diseño de la muestra
Consta de dos etapas de tratamiento cuantitativo de los datos:
– 1ª Etapa. Estratificación de datos: Para ello se recogerá información censal y de la encuesta permanente de jinetes sobre sus hogares, cuya fuente de información confidencial
será la data en el “Programa de Información de base de datos clínicos de los grupos de
jinetes, unidades de observación mínimas (Fracciones y Ratios Censales).
• Cantidad de servicios prestados dentro Perú y fuera en el extranjero.
• Cantidad de viviendas propias o alquiladas ocupadas.
• Cantidad de viviendas colectivas.
• Población total de 30 jinetes.
• Cantidad de jinetes que asisten al consultorio.
• Cantidad de jinetes que nunca asistieron al consultorio .
• Cantidad de jinetes que no asisten al consultorio pero sí a un establecimiento de
salud clínico público (EsSalud-Minsa).
• Cantidad de hogares de jinetes que viven en hacinamiento.
Se identificará y agruparán datos en un Análisis por conglomerados (Clúster Análisis)
—método estadístico de agrupamiento de unidades de observación de acuerdo a su
proximidad en términos de distancia— que permite la construcción de estratos sociales
que serán clasificados, de manera aproximada, como de “Clase Alta”, “Clase Media” o
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139
Ana Montero Doig
“Clase Baja”. De esta manera, se seleccionaron aquellas vecinales cuyas características
eran de “Clase Media “ con resiliencia y efectos nocivos en su comportamiento.
Además, se usará una clasificación y selección de las edades-sexos que debían tener los
encuestados. En este sentido, se clasificaron las edades entre el intervalo de 18 a 29 años,
de 30 a 39 años y de 40 a 50 o más. Cada encuestador debe seleccionar al jinete y aplicar
la encuesta con el fin de obtener opiniones de personas de diversas edades y sexo. La
muestra preliminar fue de 50 jinetes reduciéndose después a 30 jinetes participantes.
– 2ª Etapa. Análisis estadístico de los datos: A medida que las encuestas se apliquen se
ingresarán los datos al sistema informático, tanto de los niveles de estresores, niveles de
resiliencia y hechos que impactaron negativamente en los jinetes en los periodos 2000
al 2012 utilizando el software específico para análisis estadístico de ciencias humanas
del SPSS 12. Las primeras conclusiones estarán basadas en el análisis de frecuencias
relativas porcentuales de cada categoría correspondiente a cada pregunta de la encuesta. La relevancia estadística se obtiene de este modo, en consideración al porcentaje e
intensidad de las respuestas otorgadas a cada categoría. Los hechos que impactaron
negativamente en el bienestar de los jinetes.
Resultados – pruebas de hipótesis
Hipótesis general
H₀: Se encuentran efectos de resiliencia en los jinetes que fueron impactados negativamente
por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú
H₁: No se encuentran efectos de resiliencia en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú
Operativización de la hipótesis
Variable: Puntuación del nivel de resiliencia por jinete
Hipótesis de media
H₀: u ≥ 155 (El promedio de resiliencia sea de grado potente o más)
H₁: u < 155 (El promedio de resiliencia sea de grado ligero)
Estadísticos descriptivos
Total
n
30
Media
219.57
Desviación típ.
88.96
T calculado
140
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Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
T calculado = 3.98
T crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
T crítico = -1.70
T calculado
3.98
T crítico
-1.70
Rechazo H₀ cuando t calculado < t crítico Interpretación
No rechazo Ho
No se rechaza que u ≥ 155 (Se acepta)
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, no rechazamos H₀, es decir, aceptamos que existen
niveles superiores de resiliencia en los jinetes que fueron impactados negativamente por
los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
Lo anterior indica que los niveles de resiliencia de estos jinetes en promedio tiene un
grado pontente o más.
Gráfico
Nivel de resiliencia en los jinetes
Ligero nivel
de resiliencia
(menos de 150)
43%
Grado máximo
de resiliencia
(300 a más)
34%
Grado potente
de resiliencia
(155 a 295)
23%
Hipótesis específica 1
H₀: El desempleo o subempleo es un estresor intenso estadísticamente significativo
H₁: El desempleo o subempleo no es un estresor intenso estadísticamente significativo
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141
Ana Montero Doig
Operativización de la hipótesis
Variable: Proporción de jinetes que sufrieron desempleo o subempleo
Hipótesis de proporción
H₀: p ≥ 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron desempleo o subempleo es significativa)
H₁: p < 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron desempleo o subempleo no es significativa)
Estadísticos descriptivos
Total
n
30
Proporción de la muestra
0.57
Z calculado
Z calculado =-0.37
Z crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
Z crítico = -1.64
Z calculado Z crítico
-0.37
-1.64
Rechazo H₀ cuando Z calculado < Z crítico
No rechazo Ho
Interpretación
No se rechaza que p ≥ 0.6 (Se acepta)
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, no rechazamos H₀, es decir, aceptamos que el subempleo
o desempleo es un estresor intenso estadísticamente significativo.
Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los jinetes fueron
afectados por el subempleo o desempleo durante la época del 2000 en el Perú.
142
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Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
Gráfico
Jinetes que sufrieron desempleo o subempleo
Sí
57%
No
43%
Hipótesis específica 2
H₀: La inseguridad laboral es un estresor intenso estadísticamente significativo
H₁: La inseguridad laboral no es un estresor intenso estadísticamente significativo
Operativización de la hipótesis
Variable: Proporción de jinetes que sufrieron inseguridad laboral
Hipótesis de proporción
H₀: p ≥ 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron inseguridad laboral es significativa)
H₁: p < 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron desempleo o subempleo no es significativa)
Estadísticos descriptivos
n
Total
30
Proporción de la
muestra
0.7
Z calculado
Z calculado =1.12
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
143
Ana Montero Doig
Z crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
Z crítico = -1.64
Z calculado Z crítico
1.12
-1.64
Rechazo H₀ cuando Z calculado < Z crítico
No rechazo Ho
Interpretación
No se rechaza que p ≥ 0.6 (Se acepta)
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, no rechazamos H₀, es decir, aceptamos que la inseguridad laboral es un estresor intenso estadísticamente significativo.
Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los jinetes fueron
afectados por la inseguridad laboral durante la época del 2000 en el Perú.
Gráfico
Jinetes que sufrieron inseguridad laboral
No
30%
Sí
70%
Hipótesis específica 3
H₀: La violencia en los medios de comunicación social es un estresor intenso estadísticamente significativo
H₁: La violencia en los medios de comunicación social no es un estresor intenso estadiíticamente significativo
144
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Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
Operativización de la hipótesis
Variable: Proporción de jinetes que sufrieron violencia en los medios de comunicación social
Hipótesis de proporción
H₀: p ≥ 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron violencia en los medios de comunicación
social es significativa)
H₁: p < 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron violencia en los medios de comunicación
social no es significativa)
Estadísticos descriptivos
Total
n
30
Proporción de la muestra
0.87
Z calculado
Z calculado =2.98
Z crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
Z crítico = -1.64
Z calculado Z crítico
2.98
-1.64
Rechazo H₀ cuando Z calculado < Z crítico
No rechazo Ho
Interpretación
No se rechaza que p ≥ 0.6 (Se acepta)
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, no rechazamos H₀, es decir, aceptamos que la violencia
en los medios de comunicación social es un estresor intenso estadísticamente significativo.
Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los jinetes fueron
afectados por la violencia en los medios de comunicación social durante la época del 2000
en el Perú.
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Ana Montero Doig
Gráfico
Jinetes que sufrieron violencia en los medios de
comunicación social
No
13%
Sí
87%
Hipótesis específica 4
H₀: La disminución del acceso a la capacitación es un estresor intenso estadísticamente
significativo
H₁: La disminución del acceso a la capacitación no es un estresor intenso estadísticamente
significativo
Operativización de la hipótesis
Variable: Proporción de jinetes que sufrieron una disminución del acceso a la capacitación
Hipótesis de proporción
H₀: p ≥ 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron una disminución del acceso a la capacitación es significativa)
H₁: p < 0.6 (La proporción de jinetes que sufrieron una disminución del acceso a la capacitación no es significativa)
Estadísticos descriptivos
Total
146
n
30
Proporción de la muestra
0.80
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
Z calculado
Z calculado =2.24
Z crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
Z crítico = -1.64
Z calculado
2.24
Z crítico
-1.64
Rechazo H₀ cuando Z calculado < Z crítico
No rechazo Ho
Interpretación
No se rechaza que p ≥ 0.6 (Se acepta)
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, no rechazamos H₀, es decir, aceptamos que la disminución del acceso a la capacitación es un estresor intenso estadísticamente significativo.
Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los jinetes fueron afectados por una disminución del acceso a la capacitación durante la época del 2000 en el Perú.
Gráfico
Jinetes que sufrieron una disminución del acceso
a la capacitación
No
20%
Sí
80%
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Ana Montero Doig
Hipótesis específica 5
H₀: La emigración al exterior es un estresor intenso estadísticamente significativo
H₁: La emigración al exterior no es un estresor intenso estadísticamente significativo
Operativización de la hipótesis
Variable: Proporción de jinetes que tuvieron que emigrar al exterior
Hipótesis de proporción
H₀: p ≥ 0.6 (La proporción de jinetes que tuvieron que emigrar al exterior es significativa)
H₁: p < 0.6 (La proporción de jinetes que tuvieron que emigrar al exterior no es significativa)
Estadísticos descriptivos
Total
n
30
Proporción de la muestra
0.33
Z calculado
Z calculado =-2.98
Z crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
Z crítico = -1.64
Z calculado
-2.98
Z crítico
-1.64
Rechazo H₀ cuando Z calculado < Z crítico Interpretación
Rechazo Ho
Se rechaza que p ≥ 0.6
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, rechazamos H₀, es decir, aceptamos que la emigración
al exterior no es un estresor intenso estadísticamente significativo.
Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, menos del 60% de los jinetes tuvieron
que emigrar al exterior durante la época del 2000 en el Perú.
148
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
Gráfico
Jinetes que sufrieron emigración al exterior
Sí
33%
No
67%
Hipótesis específica 6
H₀: Presencia actual de bajos niveles de estrés en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú
H₁: Presencia actual de altos niveles de estrés en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú
Operativización de la hipótesis
Variable: Puntuación del nivel de estrés por jinete
Hipótesis de media
H₀: u ≤ 10 (El promedio de estrés sea de nivel bajo o moderado)
H₁: u > 10 (El promedio de resiliencia sea de nivel alto y muy alto)
Estadísticos descriptivos
Total
n
30
Media
11.63
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Desviación típ.
6.40
149
Ana Montero Doig
T calculado
T calculado = 1.40
T crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
T crítico = 1.70
T calculado T crítico
1.40
1.70
Rechazo H₀ cuando T calculado < T crítico
No rechazo Ho
Interpretación
No se rechaza que u ≤ 10 (Se acepta)
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, no rechazamos H₀, es decir, aceptamos que existen
niveles bajo o moderado de estrés en los jinetes que fueron impactados negativamente
por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
Lo anterior indica que el nivel de estrés de estos jinetes en promedio tiene un grado
moderado o menos.
Gráfico
Nivel de estrés de los jinetes
Muy alto
33%
Moderado
10%
150
Alto
23%
Bajo
34%
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
Hipótesis específica 7
H₀: Nivel actual de glóbulos blancos normales en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú
H₁: Nivel actual de glóbulos blancos bajos en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú
Operativización de la hipótesis
Variable: Recuento de glóbulos blancos por jinete (año 2012)
Hipótesis de media
H₀: u ≥ 4,000 (El recuento promedio de glóbulos blancos es normal)
H₁: u < 4,000 (El recuento promedio de glóbulos blancos es bajo)
Estadísticos descriptivos
Total
n
30
Media
6878.67
Desviación típ.
450.97
T calculado
T calculado = 34.96
T crítico
Nivel de significancia (α) = 5%
T crítico = -1.70
T calculado
34.96
T crítico
-1.70
Rechazo H₀ cuando t calculado < t crítico
No rechazo Ho
Interpretación
No se rechaza que u ≥ 4000 (Se acepta)
Conclusión
Con un nivel de significancia de 5%, no rechazamos H₀, es decir, aceptamos que existen
actualmente niveles normales de glóbulos blancos en los jinetes que fueron impactados
negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
Lo anterior indica que los niveles de glóbulos blancos de estos jinetes en promedio es
normal.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
151
Ana Montero Doig
Gráfico
Nivel de glóbulos blancos en los jinetes
Nivel normal
100%
Discusión de resultados
La resiliencia como “la capacidad humana para enfrentar el poder afectivo de salir adelante, sobreponerse y ser fortalecido o transformado, afrontado, por superar experiencias de
adversidad” (Grotberg, Walsh y otros, 2007).
La apreciación de los efectos de la resiliencia en esta investigación están ligados al
desarrollo y crecimiento humanos, y también está en relación con las interacciones, grupos
de apoyo y relaciones con lo trascendente, en las diversas etapas y contextos de la vida
(Spera y Lanto, 2009).
Se ha observado en esta investigación que los jinetes presentaron respuesta del organismo consecutiva a cualquier pedido o solicitud ejercidas sobre presión y violencia atípica
del periodo 2000 a 2012 a la obligación laboral , la tensión impuesta a una estructura mecánica laboral de correr carreras en el Perú y otras partes del mundo hacen referencia a la
capacidad de enfrentar el estado de tensión agudo del organismo obligado a movilizar sus
defensas para hacer frente a una situación amenazante. Por lo que los supuestos de Devay
se corroboran en esta investigación dado que la costumbre de enfrentar la violencia es una
reacción de estrés del agente estresante que la provoca.
En tanto que respuesta no específica a un agente estresante, el estrés no conduce inevitablemente a un estado patológico. Seyle (1974) habla de estrés sin angustia (ingl. Stress
Without Distress) y Stone (2011) postula que en los procesos normales de adaptación, la
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Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
resiliencia es un factor de apoyo en la toma de decisiones. La posible evolución eventual
hacia una enfermedad de estrés depende de las capacidades del sujeto para hacer frente
(ingl. Copingl- copingl) y para adaptarse a situaciones difíciles. La resiliencia y el estrés pueden
conducir directamente a una enfermedad de la adaptación; a menudo, llega a asociarse a
otros agentes patógenos, como por ejemplo infecciosos. Así se explica la cura espontánea
de un paciente cuando otro sucumbe ante la misma enfermedad.
Medición del estrés ambiental
Así como los autores Lazarus y Cohen (1977-2011) recomiendan tres tipos de medición para
evaluar los efectos psicológicos del estrés ambiental: mediciones somáticas, mediciones de
conducta y mediciones subjetivas, aquí en esta investigación se observó y comprobó sus
componentes fisiológico, funcional y afectivo de las reacciones de estrés.
En forma similar, esta investigación junto con los hallazgos de Stokols (1979 al 2010)
incluyó que la noción de estrés se manifiesta a través de muchas reacciones fisiológicas, de
conducta y emocionales.
Nuestras evaluaciones psicológicas pueden utilizarse incluso para medir reacciones de
estrés, tanto a corto plazo como a largo plazo.
Los índices a corto plazo son de tres tipos. Primero, se encuentran las estimaciones de
las reacciones del cuerpo que están controladas por el sistema nervioso autónomo, como
por ejemplo, cambios cardiovasculares, alteraciones en el ritmo respiratorio, reducción de
la resistencia de la piel, aumento en la actividad muscular y trastornos digestivos.
En el segundo tipo se encuentran las estimaciones de la secreción de catecolaminas,
como la adrenalina (o las reacciones corporales que estas estimulan), producida en la región
medular de las glándulas suprarrenales.
Por último, se puede estimar el estrés mediante la secreción de corticosteroides de la
corteza de las glándulas suprarrenales cuando estas son estimadas por la glándula hipófisis.
Autores como Lazarus y Cohen señalan que pueden estimar las reacciones somáticas a
largo plazo en función de las enfermedades relacionadas con el estrés (las provocadas por
una prolongada exposición al estrés interno). Los mismos efectos han sido comprobados
en esta investigación.
Incluso efectos acumulados de las reacciones de estrés a corto plazo pueden causar un
serio daño somático. Incluyeron en el registro historias clínicas enfermedades de los jinetes
relacionadas con el estrés la hipertensión, los dolores de cabeza, los trastornos estomacales
y las úlceras gástricas y duodenales.
Mediciones de conducta
En esta investigación observamos que los jinetes que padecen estrés no se comportan como
lo hacen ordinariamente, y que estos cambios de conducta sirven para que se afiancen sus
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niveles de resiliencia o capacidad de afronte combativa, al enfrentar el estrés (renunciar al
empleo que lo produce) o aliviar sus síntomas (tomar tranquilizantes).
El estrés también se puede deducir del funcionamiento desorganizado que provoca,
como son las actitudes impropias, rigidez de conducta e incapacidad para realizar el trabajo.
Sin embargo, una limitación de las mediciones del funcionamiento desorganizado es que se
ven influidas por la capacidad del individuo para enfrentarlo con alto grado de resiliencia.
No se deterioró, inevitablemente, el funcionamiento fisiológico e incluso tuvieron un
efectivo manejo de la situación violentista del país en los años 2000.
Otros síntomas conductuales habituales están presentes en ellos, como morderse los
labios, pasearse de un lado a otro y desasosiego. Pero nunca bajaron sus performances de
rendimiento en sus carreras en el hipódromo.
Mediciones subjetivas
El estrés también puede medirse por los índices subjetivos, o de autorreporte, de sus componentes emocionales o afectivos. Cabe señalar que si hubo estimaciones subjetivas han
sido los índices de estrés más ampliamente utilizados. Las mediciones subjetivas pueden
consistir en una evaluación del grado del malestar emocional provocado por el estrés en una
sola dimensión, o en estimaciones de algunos de los estados emocionales asociados característicamente con el estrés, como la ira, la ansiedad o la depresión, en varias dimensiones.
Fisiologia del estrés
El conjunto del eje hipotálamo-hipofiso-suprarrenal (H.H.S.) es estimulado en el curso de las
reacciones de estrés, incluso si existe una disociación de la respuesta endocrina en función
del tipo de agente agresor.
El cuerpo utiliza dos tipos de reacciones fisiológicas para mantener este proceso homeostático. Primero, las reacciones sintóxicas entran en acción cuando un elemento “agresivo” ataca al
cuerpo pero no representa una seria amenaza para su funcionamiento. Estas reacciones operan
para calmar los tejidos del cuerpo, lo que les permite funcionar en un estado de tolerancia o
de “coexistencia pacífica” con el agente agresor. Las reacciones catatóxicas se inician cuando
el cuerpo es atacado por un elemento agresor que amenaza seriamente su funcionamiento.
Los patógenos son atacados por agentes químicos, tales como las enzimas destructoras, que
aceleran su descomposición metabólica. Estas reacciones de adaptación fisiológica surgieron
supuestamente en el curso de la evolución, cuando el individuo aprendió a enfrentar diversos
elementos agresivos. Dependen de un complejo patrón de estímulos y retroalimentación en
el que intervienen mensajeros químicos (por ejemplo, corticosteroides) y estímulos nerviosos.
El concepto de estrés es muy frecuente en el vocabulario popular; se habla mucho de
estrés en el trabajo, en las reacciones interpersonales, etc. Sin embargo, la definición que
se tiene del estrés es a menudo vaga, y la palabra puede tener diferentes significados para
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diferentes personas, los psicólogos, que han estudiado el estrés ambiental consideran que
se debe empezar por establecer una definición precisa de lo que es el estrés (véase Appley
y trumbull, 1967; Cofer y Appley, 1964; McGrath, 1970). Se ha llegado a distinguir dos tipos
de estrés: orgánico y psicológico.
El estrés orgánico
La definición inicial de estrés, que se elaboró a través de la investigación medica, ponía
énfasis en los aspectos orgánicos o fisiológicos del estrés. El pionero en esta área fue Hans
Selye (1956, 1973, 1976), quien ha realizado investigaciones en Canadá durante más de
cuarenta años. Selye define el estrés orgánico como la respuesta no específica del cuerpo
a la acción del ambiente. Denomina productores de estrés a los factores ambientales que
causen estrés, como los productos tóxicos o las temperaturas extremas.
En la definición de Selye es fundamental la noción que el estrés implica una respuesta
no específica del cuerpo, bioquímicamente, el organismo responde de una manera idéntica
a la amplia gama de productores de estrés ambiental (drogas, hormonas, frío, calor). No
importa si el productor del estrés es agradable o desagradable; un partido de tenis o un
beso apasionado pueden provocar la misma reacción de estrés orgánico que un producto
químico nocivo. Las reacciones bioquímicas del cuerpo hacia los diferentes productores
de estrés tienen como objetivo enfrentar las alteraciones que provocan en el organismo.
Selye identifica tres distintas etapas en la respuesta orgánica del individuo a las condiciones productoras de estrés, a las que denomina síndrome de adaptación general o GAS
(por su nombre en inglés: general adaptación síndrome). La primera etapa del GAS es la
reacción de alarma del sistema nervioso autónomo, que implica un aumento de la secreción
de adrenalina, el ritmo cardíaco, la presión arterial y la conductancia de la piel. Esta reacción
representa un “llamado a las armas” para las defensas del cuerpo. El estado de alarma es
seguido por una etapa de resistencia o adaptación, que incluye una variedad de respuestas
fisiológicas. Estos cambios fisiológicos son bastantes diferentes (y a menudo opuestos) a los
de la reacción de alarma. La tercera etapa, el agotamiento, sobrevendrá si el productor del
estrés es fuerte y de bastante duración, o si fracasan los esfuerzos por resistirlo.
Selye pone énfasis en la importancia del GAS para enfrentar el estrés ambiental. El GAS
es el esfuerzo del cuerpo por seguir funcionando en forma estable mientras se encuentra
sometido a estrés. La capacidad del cuerpo de mantener un funcionamiento constante a
pesar de las condiciones externas cambiantes se denomina homeostasis. Para que el cuerpo
se mantenga saludable, no se debe permitir que ninguno de estos procesos internos se desvíe de su nivel normal de funcionamiento. La homeostasis involucra diversos mecanismos
complejos y coordinados.
El estrés psicológico
Una definición posterior del estrés enfoca sus aspectos psicológicos y fisiológicos. Richard
Lazarus y sus colaboradores (Gal y Lazarus, 1975; Lazarus 1966, 1968, 1971; Lazarus y Cohen,
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1977; Lazarus, Cohen, Folkman, Kanner y Schaefer, 1979; Lazarus y Launier, 1978) son los
investigadores que han realizado el trabajo más extenso sobre el estrés psicológico. Lazarus
pone énfasis en que el estrés implica un elemento psicológico esencial; el individuo evalúa
el significado personal y la importancia del productor del estrés.
Lazarus propone el concepto de la evaluación cognoscitiva como una variable mediadora
entre el productor de estrés ambiental y las reacciones de adaptación del individuo. El estrés
psicológico ocurre cuando el individuo estima que una condición ambiental productora
de estrés representa una amenaza o excede su capacidad para enfrentarla. La percepción
de la situación de estrés por parte de l individuo es esencial para definición del estrés; una
situación objetivamente neutra que es percibida como una amenaza causará un estrés psicológico. Entonces, según Lazarus, la evaluación cognoscitiva no es una percepción pasiva
de los elementos de la situación amenazante, sino un proceso psicológico activo en el cual
el individuo asimila y juzga los elementos de la situación confrontándolos con un patrón
establecido de ideas y expectativas.
Lazarus y sus colaboradores (Folkman y Lazarus, 1980) identificaron dos tipos principales
de estrategias que los individuos emplean para enfrentar situaciones de estrés. La respuesta
enfocada en el problema consiste en conductas o actos cognoscitivos dirigidos hacia la
fuente del estrés para modificar la condición ambiental que lo provoca o la conducta personal para enfrentarla, o ambas. El manejo de la situación con la respuesta enfocada en las
emociones implica conductas o actos cognoscitivos orientados a reducir o a tolerar mejor
las reacciones emocionales ante una situación de estrés. Se debe subrayar que los conceptos
de estrés psicológico y estrés orgánico no se excluyen mutuamente; el proceso del estrés
psicológico puede incluir aspectos de la reacción del estrés orgánico, Richard Lazarus y Judith
Cohen describen el estrés ambiental con reacciones somáticas (por ejemplo, la secreción
de catecolominas y corticosteroides) y con reacciones de conducta y emocionales. De la
misma manera, Selye observó que si una situación inofensiva se interpreta como amenaza,
provocará una situación de estrés orgánico. Aunque las diferencias entre estrés psicológico
y estrés orgánico se han subrayado típicamente, tal vez resulte más útil considerar ambos
conceptos y destacar los diferentes aspectos de una misma reacción de estrés que incluye
elementos tanto psicológicos como somáticos.
Identificación de los productores de resiliencia
Después de definir la resiliencia como capacidad de soporte psicológico del sujeto, los psicólogos que han estudiado han tratado de identificar las condiciones ambientales que operan
como productores de estrés. Este ha sido uno de los principales objetivos de la mayoría de
las investigaciones en esta área. Las características del ambiente físico-urbano que se han
investigado más ampliamente como productores como el ruido físico y social de las personas
(rumores desfavorables), la contaminación del aire, suelos y aguas por descuido ambiental
y tensiones varias, frente a las temperaturas extremas. Según Daniel Stokols (2012) , explica
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Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
que la resiliencia tiene variables que típicamente se han clasificado como productores de
estrés no se restringen a los ámbitos urbanos, aunque prevalecen en las ciudades.
Una gran cantidad de estudios identifica al ruido como productor de estrés urbano.
Los investigadores se han interesado en estudiar los efectos potenciales en la salud de las
personas, por la prolongada exposición al ruido de tránsito de automóviles, construcción
de edificios, ulular de sirenas y reconstrucción de calles (véase recuadro: “Consecuencias a
lo largo plazo del estrés ambiental”). Una cuestión de particular interés es la relacionada
con los efectos psicológicos del ruido sobre el cual el individuo puede ejercer cierto control
personal, en contraste con el ruido que es incontrolable.
Otro productor de estrés urbano, que ha sido centro de la atención de muchos investigadores, es la contaminación del aire (Waldbott). La composición química del aire, si se
considera que es el primer alimento del hombre, cuando este está contaminado en la ciudad
o el campo esta situación es muy compleja, según se desprende de los estudios a través
de los cuales se ha identificado una creciente lista de substancias contaminantes (Montero,
amenazas medioambientales, 2009). La creencia inicial de que el aire contaminado se compone CO2 carbón, hollín, polvo, polen, a veces proteínas descompuestas, caso de algunas
fábricas o industrias de pescado con la convicción de que los principales contaminantes
son monóxido de carbono y dióxido de sulfuro. Algunas investigaciones posteriores han
revelado la presencia de contaminantes adicionales, entre otros, óxidos de nitrógeno y
foto-oxidantes provenientes de los motores de automóviles, partículas de asbesto procedentes de los forros de frenos y de los aislantes de construcción, y substancias coloidales
generadas por la acción de las llantas sobre el pavimento. Sin embargo, más de la mitad de
los contaminantes urbanos del aire no han sido identificados. Se requiere realizar mayores
investigaciones para identificarlos y determinar sus efectos a largo plazo en la salud y la
conducta humanas.
Las enfermedades psicosomáticas
A menudo, un recuento alto de glóbulos blancos significa que hay una infección en el cuerpo,
lo que ocurrió el periodo 2000-2005, y un número bajo puede significar que una enfermedad
crónica o que cierta medicación ha afectado la capacidad de la médula ósea para producir
nuevas células.
Recuento diferencial de glóbulos blancos (Differential White Blood Cell Count): Es un
recuento del número o porcentaje de cada uno de los subtipos importantes de glóbulos
blancos. Los neutrófilos (en inglés, neutrophils), también llamados leucocitos polimorfonucleares (polymorphonuclear leukocytes o PMNs) son glóbulos blancos que combaten la
mayoría de las infecciones bacterianas, lo que fue observable el periodo 2000 a 2005.
El recuento de los neutrófilos puede disminuir con el uso de ciertos medicamentos
usados por personas que viven con VIH, tales como Retrovir (AZT) y Cytovene (ganciclovir).
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Los linfocitos (lymphocytes) son los principales responsables de la respuesta inmunológica
(ver recuento de CD4 más adelante) y a menudo disminuyen a causa de la infección grave
como sería con el VIH. Si el recuento de linfocitos disminuye a niveles muy bajos, aumenta
el riesgo de padecer una enfermedad bacteriana. Los monocitos (monocytes) cumplen un
rol importante en la lucha contra ciertas infecciones, porque maduran y se convierten en
macrófagos, los cuales pueden ingerir bacterias y desechos celulares. Los eosinófilos (eosinophils) combaten ciertas infecciones parasitarias y algunas veces se eleva su nivel debido
a reacciones alérgicas. La función de los basófilos (basophils) aún no está bien definida.
Subtipos de Linfocitos - Recuento de CD4 (CD4 Count): Contar el número de células T
colaboradoras —técnicamente llamadas linfocitos CD4+— es tal vez la herramienta más
importante para evaluar el estado del sistema inmunológico en individuos infectados
bacteriológicamente.
Las células T colaboradoras, como el nombre lo indica, son las responsables de informar
a otras células del sistema inmunológico que deben combatir una infección en el cuerpo.
El recuento normal de células CD4 oscila entre 500 y 1.500 células por milímetro cúbico de
sangre. Las personas con problemas bacterológicos no reciben tratamiento, observan una
disminución promedio en el recuento de las células T colaboradoras de 50 a 100 células por
milímetro cúbico cada año.
Las infecciones oportunistas tales como la neumonía por Pneumocistis o PCP, comienzan
a ocurrir una vez que el recuento de las células T colaboradoras disminuye por debajo de
200. Hay otras infecciones que típicamente ocurren cuando el recuento de CD4 está entre
50 y 100. Por esta razón, una vez que el recuento de las células T colaboradoras disminuye
a ciertos niveles, se inicia la toma de medicamentos como medida profiláctica (preventiva)
de ciertas enfermedades, tales como 200 en el caso de la profilaxis para la PCP. El recuento
de las células T colaboradoras también puede ayudar a tomar la decisión de cuándo comenzar el tratamiento anti-VIH. En la actualidad el 2012 el Departamento de Salud y Servicios
Humanos del hipódromo (laboratorio) recomienda un recuento de células T colaboradoras
inferior a 200 y aconseja tratamiento para las personas con un recuento de células T colaboradoras inferior a 350.
Porcentaje de CD4 (CD4 Percentage): En un adulto sano, las células T colaboradoras
representan entre el 32% y el 68% del número total de linfocitos (los cuales incluyen las
células B y otro tipo de células T). El porcentaje de CD4 es una medida más confiable que el
número absoluto de CD4 porque tiende a variar menos. Por ejemplo, el recuento de CD4 en
un mismo individuo puede variar entre 160 y 240 en un período de varios meses, mientras
que el porcentaje de CD4 se mantiene constante, digamos a un 15%. Esto se debe a que el
número de CD4 no se mide directamente, sino que es un cálculo que utiliza los resultados
de otros 3 exámenes (el porcentaje de CD4, el porcentaje de linfocitos y el recuento de glóbulos blancos), cada uno de los cuales puede variar ligeramente cada vez que se miden. A
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Efectos comportamentales de la resiliencia en el poder afectivo en un grupo de jinetes del hipódromo
veces el recuento de CD4 puede ser relativamente alto, mientras que el porcentaje de CD4
puede ser bajo (menos de 21%). En esta situación, muchos proveedores de atención médica
considerarían que el sistema inmunológico está significativamente debilitado, basándose
en el porcentaje de CD4.
Recuento de CD8, porcentaje de CD8, proporción de células T (CD8 Count, CD8
Percentage, T-cell ratio): Las células CD8 también llamadas células T supresoras combaten
infecciones virales tales como el VIH. Un adulto sano, generalmente tiene entre 150 y 1.000
células CD8 por milímetro cúbico de sangre. Al revés que con las células CD4, las personas
que viven con el VIH tienen números elevados de células CD8, no se sabe con certeza cuál
es el significado de este valor. Los análisis de laboratorio también pueden incluir la proporción de las células T, lo cual representa el número de células CD4 dividido por el número
de células CD8. Como el recuento de CD4 es usualmente más bajo y el de CD8 es más alto
que lo normal, las personas generalmente tienen una proporción baja. Una proporción
normal de células T está entre 0,9 y 6,0. La respuesta esperada a una combinación efectiva
de tratamiento antirretroviral es un aumento en el recuento de CD4, una disminución en el
recuento de CD8, y un aumento en la proporción de las células T.
La resiliencia, estrés y otros factores psicológicos cumplen un papel destacado en estas
afecciones (sobre todo úlceras gastroduodenales, enfermedades de las tiroides, poliartritis
reumatoide, rectocolitis hemorrágica, asma, hipertensión arterial, etc.) que están ligadas a
auténticas lesiones orgánicas. (F. Alexander, T. French y H. F. Dunbar ) estos autores intentaron hacer corresponder enfermedades específicas, trastornos de personalidad y comportamientos anormales sean neuróticos o psicóticos (Montero, Morales, Tomatis) y otros
investigadores particulares.
Las personalidades de tipo A (R. Rosenman y M. Friedman,), caracterizada por la agresividad,
la impaciencia y el espíritu de competencia y asociadas a una fuerte incidencia de enfermedades
coronarias, acaso sea el ejemplo más conocido de esas correspondencias lineales, cuya validez
casi siempre queda por ser demostrada. Alexander ponía más el acento en la especificidad
de la situación vital (estresante) en el momento en que se declaraba la enfermedad. Engel y
A. Schmale describieron un estado de agotamiento de los recursos individuales que conduce
a un estado de abandono (ingl. Given-Up) propicio al desarrollo de enfermedades psicosomáticas, como también a estados depresivos. El estrés ha sido considerado como causa de
numerosas enfermedades, que permite calificarlas, de manera demasiado extensiva para
algunos, como “afecciones psicosomáticas”. En efecto, la mayoría de las afecciones responden
a la ecuación: estresante específico (agente patógeno) + reacción específica + reacción de
estrés no específico = enfermedad.
Los cánceres y las infecciones en particular parecen ser favorecidos por el estrés, probablemente mediante una disfunción del sistema inmunológico.
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Conclusiones de la investigación
Luego de aplicar las correspondientes pruebas de hipótesis se ha determinado lo siguiente:
Del grupo de estudio correspondiente a 30 jinetes que fueron afectados negativamente
por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú, se pudo determinar lo siguiente:
Conclusiones sobre la hipótesis general
Se concluye que existen niveles superiores de resiliencia en los jinetes que fueron impactados
negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
Lo anterior indica que los niveles de resiliencia de estos jinetes en promedio tiene un
grado pontente o más.
Dado los hechos de violencia social vividos por el país en los años 2000, en este estudio se evidencia que los 30 jinetes estudiados, actualmente, reconocen que impactaron
negativamente su bienestar general, y que vivieron en ese entonces estresores intensos,
sin embargo sus niveles de resiliencia fueron de grado máximo y potentes como capacidad
personal de afronte de los jinetes para enfrentar dichas épocas violentistas. Actualmente
el 30% de los mejores jinetes del mundo son peruanos. Que entre el 75% y el 90% de los
encuestados con respuestas de “Grado máximo de resiliencia “ y “Grado potente”.
Ya pasados 12 años pudieron atentar contra la confianza básica de la persona, debido
que se asientan sobre condicionamientos cuyo fundamento es la creencia en la continuidad de la vida, en el orden de lo natural y social existente y en el orden trascendente de lo
divino, sin embargo estos jinetes han demostrado que su resiliencia ha sido una llevada a su
grado máximo y potente como para enfrentar el poder afectivo de salir adelante, sobreponerse
y ser fortalecido o transformado, afrontado, por superar experiencias de adversidad” (Grotberg,
Walsh 2007 y Colab. Stone Montero 2012).
La apreciación de los efectos de la resiliencia están ligados al desarrollo y crecimiento
humanos, y también está en relación con las interacciones, grupos de apoyo y relaciones
con lo trascendente, en las diversas etapas y contextos de la vida.
Se concluye entonces, que estos jinetes, dada la experiencia vivida, han desarrollado
un mayor nivel de resiliencia.
Conclusiones sobre las hipótesis específicas
1)El subempleo o desempleo es un estresor intenso estadísticamente significativo. Se
acepta que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los jinetes fueron afectados por el subempleo o desempleo durante la época del 2000 en el Perú.
2)La inseguridad laboral es un estresor intenso estadísticamente significativo. Se acepta
que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los jinetes fueron afectados por
la inseguridad laboral durante la época del 2000 en el Perú.
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3)La violencia en los medios de comunicación social es un estresor intenso estadísticamente significativo. Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los
jinetes fueron afectados por la violencia en los medios de comunicación social durante
la época del 2000 en el Perú.
4)La disminución al acceso a la capacitación es un estresor intenso estadísticamente significativo. Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, el 60% o más de los jinetes
fueron afectados por la disminución al acceso a la capacitación durante la época del
2000 en el Perú.
5)La emigración al exterior no llega a ser un estresor intenso estadísticamente significativo.
Se acepta que, a un nivel de significancia del 5%, menos del 60% de los jinetes tuvieron
que emigrar al exterior durante la época del 2000 en el Perú.
6)Existen niveles bajo o moderado de estrés en los jinetes que fueron impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
7) Se concluye entonces, que estos jinetes, dada la experiencia vivida, han desarrollado
un mayor control del estrés.
Existen actualmente niveles normales de glóbulos blancos en los jinetes que fueron
impactados negativamente por los hechos violentistas de la época del 2000 en Perú.
Se concluye entonces, que estos jinetes, fisiológicamente, han logrado superar los
impactos negativos de la época del 2000.
Según los hallazgos obtenidos en los 30 jinetes estudiados presentan sus glóbulos
blancos, también llamados leucocitos, promedios e hicieron frente defiendo su cuerpo
contra las infecciones.
Los leucocitos se forman en la médula ósea y existen varios tipos y subtipos. Un adulto
sano entre los jinetes estudiados tiene un promedio general durante los 12 años entre
4.000 y 11.000 glóbulos blancos por milímetro cúbico o microlitro de sangre.
Conclusión general
En el grupo de estudio perteneciente a jinetes que fueron afectados negativamente por los
hechos violentistas de la época del 2000 se ha encontrado un nivel de resiliencia potente a
más, un nivel de estrés moderado a bajo y glóbulos blancos en cantidades normales. Esto
indicaría que la experiencia vivida ha permitido que estos jinetes desarrollen altos niveles
de resiliencia y un control efectivo del estrés, así como una estabilidad fisiológica (medida
a través de los glóbulos blancos).
Por otro lado, se ha encontrado que los estresores intensos estadísticamente significativos corresponderían al desempleo o subempleo, la inseguridad laboral, la violencia en los
medios de comunicación social y la disminución del acceso a la capacitación. La emigración
al exterior se ha determinado como un factor poco significativo.
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Ana Montero Doig
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162
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ENSAYOS NO DESTRUCTIVOS
DE LOS MATERIALES
Carlos Sebastián Calvo
RESUMEN
El objetivo principal de la metodología de ensayos no destructivos (END) es la aplicación
de métodos físicos indirectos cuya finalidad es verificar la sanidad de las piezas examinadas. No buscan determinar las propiedades de las piezas, sino verificar la homogeneidad
y continuidad de estas. Los END son realizados directamente sobre la pieza que deberá
prestar servicios, por lo tanto no hay duda respecto a los resultados. Se aplican sobre el
total o parte de la producción sin necesidad de desmontar.
Palabras clave: Ensayos no destructivos, inspección visual, líquidos penetrantes, partículas
magnéticas, ultrasonido, radiografía industrial.
ABSTRACT
The main objective of the methodology of non-destructive testing (NDT) is the application
of indirect physical methods whose purpose is to verify the health of the parts examined.
Not seek to determine the properties of the parts, but check the homogeneity and continuity of these. The END are performed directly on the piece that should be serviced, so
there is no doubt about the results. Apply on all or part of production without dismantling.
Keywords: Non-destructive testing, visual inspection, liquid penetrant, magnetic particle, ultrasonic, industrial radiography.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 163-178 [2013] CIURP
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Carlos Sebastián Calvo
1. Fundamentos
S
e denomina ensayo no destructivo (END) (en inglés NDT, de non destructive testing)
a cualquier tipo de prueba practicada a un material que no altere de forma permanente sus propiedades físicas, químicas, mecánicas o dimensionales. Los ensayos no
destructivos implican daño alguno en el material. Los diferentes métodos de ensayos
no destructivos se basan en la aplicación de fenómenos físicos tales como ondas electromagnéticas, acústicas, elásticas, emisión de partículas subatómicas, capilaridad, absorción
y cualquier tipo de prueba que no implique un daño considerable a la muestra examinada.
Los ensayos no destructivos buscan únicamente verificar la homogeneidad y continuidad del material analizado, por lo que se complementan con los datos provenientes de los
ensayos mecánicos destructivos.
Los ensayos no destructivos son técnicas que consisten en aplicar principios de física
para determinar defectos o discontinuidades en los materiales sin afectar su utilidad.
El objetivo principal de la metodología de ensayos no destructivos es la aplicación de
métodos físicos indirectos cuya finalidad es verificar la sanidad de las piezas examinadas.
No buscan determinar las propiedades de las piezas, sino verificar la homogeneidad y
continuidad de estas.
Los END son realizados directamente sobre la pieza que deberá prestar servicios, por lo
tanto no hay duda respecto a los resultados. Se aplican sobre el total o parte de la producción
sin necesidad de desmontar.
2. Ensayos no destructivos por inspección visual
Sus principales características se indican a continuación:
• Método de evaluación muy popular y la que más se emplea.
• Barato y muy efectivo en el control de calidad de las piezas soldadas.
• Asegura la conformidad con el procedimiento, detectando errores durante las primeras
etapas de soldadura.
• Es necesario que el inspector de soldadura se informe de las características de la pieza
a inspeccionar.
• Puede usarse durante todo el ciclo de producción de una construcción soldada.
3. Ensayos no destructivos por líquidos penetrantes
Empleado para detectar e indicar discontinuidades que afloran a la superficie de los materiales examinados.
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Ensayos no destructivos de los materiales
Consiste en aplicar un líquido coloreado o fluorescente en la superficie a examinar.
Este líquido penetra a las discontinuidades del material debido al fenómeno de capilaridad.
Después de cierto tiempo, se remueve el exceso de penetrante y se aplica un revelador
(polvo). El revelador absorbe el líquido que ha penetrado a la discontinuidad delineando
el contorno de esta.
La imagen de la discontinuidad, es decir, del líquido penetrante poniendo en contraste
con el revelador es entonces visible. Las etapas de este ensayo, representadas en la figura
1, son:
a) Preparación y limpieza de la superficie
El objetivo de la limpieza es quitar la tinta protectora, las capas, los óxidos, la arena, la grasa,
el aceite, el polvo o cualquier residuo que obstaculice al penetrar para entrar en la discontinuidad. Para quitar estos residuos sin la contaminación de la superficie del análisis, debe
utilizarse solvente de desengrasantes o de otras maneras apropiadas.
b) Aplicación del líquido penetrante
Consiste en aplicar un líquido, generalmente de color rojo o fluorescente, capaz de penetrar
en las discontinuidades después de un determinado tiempo en contacto con la superficie
del análisis.
c) Retiro del exceso de penetrante
El exceso de penetrante debe ser retirado, de manera que la superficie del análisis esté
exenta totalmente del líquido. Esta etapa del análisis puede ser hecha con un paño o papel
humedecido con el solvente: en otros casos, es parte lavada con agua, secándola. Una
operación de la limpieza deficiente puede enmascarar los resultados, divulgando hasta
discontinuidades inexistentes.
d) Revelado
Para divulgar las discontinuidades, se aplica un talco. Este talco se puede aplicar al seco o
mezclado en algún líquido. El revelador actúa aspirando el penetrador de las discontinuidades, divulgándolas.
e) Inspección
Para los líquidos penetrantes fluorescentes, las indicaciones llegan a ser visibles en ambientes
oscuros, bajo presencia de la luz negra.
f) Limpieza
Después de la inspección de la pieza de deben remover los residuos; estos residuos pueden
dañar una etapa posterior en curso de fabricación del producto o hasta su uso propio.
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Carlos Sebastián Calvo
Ventajas:
Simplicidad, por lo tanto es fácil interpretar sus resultados.
• El entrenamiento es simple y requiere pocas horas.
• No tiene limitaciones en cuanto tamaño, forma de las piezas que se probarán, ni cuanto
al tipo de material.
• El análisis puede divulgar discontinuidades extremadamente finas, del orden de 0,001
milímetros de ancho.
Limitaciones:
• El análisis solamente detecta abrase y las discontinuidades superficiales, puesto que el
líquido tiene que penetrar en la discontinuidad.
• La superficie del material a ser examinado no puede ser porosa o absorbente puesto
que no podríamos quitar el exceso total del penetrante, enmascarando resultados.
• El análisis puede llegar a ser impracticable en partes de geometría complicada.
Fig.1 Etapas del ensayo por líquidos penetrantes
4. Ensayos no destructivos por partículas magnéticas
Permite detectar discontinuidades superficiales y subsuperficiales en materiales ferromagnéticos (fracturas, fisuras, porosidades e inclusiones). Es largamente utilizado para detectar discontinuidades hasta aproximadamente 3mm de profundidad, en materiales ferromagnéticos.
Consiste en magnetizar la zona a inspeccionar, induciendo a la pieza un campo magnético como el creado por el imán permanente de la figura 2, y aplicar a la superficie partículas
magnéticas finamente divididas, bien en forma seca o en forma de suspensión. Las partículas
magnéticas son atraídas hacia las regiones con falta de uniformidad magnética, produciendo
así las indicaciones que se observan visualmente de manera directa o bajo luz negra.
La formación de campos magnéticos no es exclusividad de las regiones polares terrestres
ni de imanes permanentes. Una conducción eléctrica también genera el campo magnético
(figura 3). Las etapas para la ejecución del ensayo son las siguientes: 1) Preparación y limpieza
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Ensayos no destructivos de los materiales
de la superficie; 2) Magnetización de la pieza; 3) Uso de partículas magnéticas; 4) Inspección
de la pieza y de la limpieza y 5) Desimantación de la pieza.
Fig.2 Magnetización con imán permanente
Fig.3 Métodos de magnetización por corriente
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Carlos Sebastián Calvo
5. Ensayos no destructivos por ultrasonido
Aplicando una carga eléctrica en la superficie de un cristal piezoeléctrico, se obtiene una
vibración en el cristal. Este principio se utiliza en la generación y la recepción del ultrasonido.
Si se aplica carga alterna de alta frecuencia en un cristal piezoeléctrico, este vibrará en la
misma frecuencia, generando el ultrasonido. En la recepción, ocurre a la inversa: el ultrasonido
hará vibrar el cristal, generando una señal eléctrica de alta frecuencia.
El aprovechamiento del ultrasonido ha ganado espacio importante entre las técnicas
de Ensayos No-destructivos. Se considera ultrasonido a aquellas oscilaciones de presión que
poseen frecuencias por encima de la gama audible (esto es, superior a 20 000 Hz).
El equipamiento utilizado para la aplicación de estas técnicas es capaz de generar, emitir
y captar haces de ondas muy bien definidas sujetas a las leyes de reflexión al encontrar en
su trayectoria un cambio en las propiedades físicas del medio en el cual se propagan. Al ser
captadas, son analizadas según el objetivo del equipamiento y con la determinación del
tiempo transcurrido desde su emisión hasta su recepción, puede conocerse la distancia
recorrida, al ser la velocidad previamente establecida.
El ensayo por ultrasonido es un método no destructivo, en el cual un haz sónico de
alta frecuencia (125 KHz a 20 MHz) es introducido en el material a ser inspeccionado con el
objetivo de detectar discontinuidades internas y superficiales. El sonido que recorre el material es reflejado por las interfaces y es detectado y analizado para determinar la presencia
y localización de discontinuidades.
Tipos de ondas ultrasónicas
Se clasifican en:
OL. Onda longitudinal: se propaga en tres medios.
OT. Onda transversal: se propaga en sólidos únicamente.
OR. Onda Rayleigh: se propaga en sólidos únicamente.
Generación de ondas ultrasónicas
Para generar existen varios métodos. Para el ultrasonido se hace uso de cristales piezoeléctricos o de materiales cerámicos ferroeléctricos.
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Ensayos no destructivos de los materiales
Piezoelectricidad: propiedad de algunos cristales como el cuarzo de convertir energía
eléctrica en energía mecánica vibratoria y viceversa.
Ferro electricidad: propiedad de algunos materiales cerámicos previamente polarizados
de comportarse como los cristales piezoeléctricos. Ejemplo: titanato de bario, sulfato de litio.
Palpadores o transductores
Tipos:
a. Incidencia normal.
b. Incidencia angular.
Los transductores pueden ser de:
1. Un solo cristal emisor y receptor.
2. Doble cristal, uno emisor y otro receptor.
3. Múltiples cristales para aplicaciones especiales.
Agentes acoplantes
Es un medio fluido que permite que el ultrasonido pase del transductor al material de ensayo.
Los medios de acople pueden ser: grasa, aceite, vaselina, agua. A mayor rugosidad mayor
viscosidad del acoplante.
5.1 Técnicas de ensayo por ultrasonido
Por el tipo de transductor utilizado, podemos clasificar el ensayo de ultrasonido en cuatro
técnicas: por transparencia, por pulso-eco, por doble cristal y por transdutores angulares.
a. Técnica de transmisión
Observe la figura 4. No habiendo discontinuidades en el material, el receptor recibe aproximadamente 100% de la señal emitida. Si hay discontinuidades, el receptor recibe un
porcentaje inferior a la señal emitida.
Esta técnica es más indicada para procesos automáticos que involucran grandes producciones. No es apropiada para procesos de mediciones manuales, por diversas razones:
–Cansancio en asegurar dos cabezales;
–La cara posterior de la pieza puede ser inaccesible;
–Dificultad de buen acoplamiento de los dos lados;
–Dificultad de posicionar correctamente los dos cabezales;
–Dificultad en el manipuleo del equipo y los dos cabezales al mismo tiempo.
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Carlos Sebastián Calvo
Fig.4 Técnica por transmisión
b. Técnica por pulso-eco
En los ensayos por ultrasonido en procesos manuales, generalmente usamos los transductores de tipo monocristal, emisor y receptor (pulso-eco, figura 5), por la facilidad de
manipulación y de operación. Es posible hacer una medición precisa cuando el transductor
no está emitiendo señal durante la llegada de un eco. En este caso, las ondas ultrasónicas
tienen que ser pulsantes para que el cristal pueda recibir los ecos de retorno en los intervalos
de pulsación (figura 6).
Fig.5 Técnica por pulso-eco
Fig.6 Señales de la técnica pulso-eco
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Ensayos no destructivos de los materiales
Es claro que si el pulso emisor impacta en una discontinuidad muy próxima de la superficie, habrá un eco retornando antes de terminar la emisión. En este caso la señal de la
discontinuidad no es percibida.
c. Técnica del doble cristal
Para ensayar piezas con poco espesor, en las cuales se espera encontrar discontinuidades
próximas a la superficie, los transdutores pulso-eco no son adecuados, por los motivos ya
vistos. En este caso, usamos otro tipo de transductor: el transmisor y receptor (TR), por doble
cristal. La zona muerta, en este caso, es menor.
Fig.7 Técnica del doble cristal
Los transductores TR son usados frecuentemente para verificar dimensiones de materiales y detectar, localizar y evaluar fallas subsuperficiales.
d. Técnica con transductores angulares
Imagine la colocación de cualquiera de los transductores vistos anteriormente sobre un
cordón de soldadura. No tendríamos acoplamiento suficiente para el ensayo. En este caso,
usamos los transductores angulares, que posibilitan un acoplamiento perfecto y la detección
de las discontinuidades.
Fig.8 Técnica con transductores angulares
5.2 Equipamiento para el ensayo por ultrasonido
En el ensayo, lo que nos interesa es medir la intensidad de la señal eléctrica de retorno
(tensión), recibido por el transductor, y el tiempo transcurrido entre la emisión del pulso y
el retorno del eco.
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Carlos Sebastián Calvo
El equipo que realiza las medidas es un tipo de osciloscopio. Las señales eléctricas
recibidas del transductor son tratadas electrónicamente en el aparato y mostradas en una
pantalla a partir de la cual el técnico en ultrasonido interpreta los resultados. En la pantalla
(figura 9), vemos en la vertical la intensidad de la señal eléctrica de salida del eco y de retorno; en la horizontal, el intervalo entre a emisión y la recepción del pulso. Además de operar
como osciloscopio, efectuando mediciones (fuente receptora), el aparato posee también una
fuente emisora de señales eléctricas, para generar el ultrasonido a través de los transductores.
Fig.9 Esquema básico de la respuesta obtenida en el ensayo por ultrasonido
Ventajas del ensayo por ultrasonido:
• Localización de discontinuidades existentes sin procesos intermedios, como por ejemplo
revelación de películas;
• Alta sensibilidad al detectar discontinuidades pequeñas;
• Una penetración grande para detectar discontinuidades internas en la pieza;
• Respuestas inmediatas para el uso de equipo electrónico.
Desventajas del ensayo por ultrasonido:
• Requisito de buen conocimiento técnico del operador;
• Atención durante todo el análisis;
• Obediencia a los estándares para la calibración del equipo;
• Necesidad para aplicar sustancias acoplantes entre el equipo y la pieza.
Se inspeccionan tanto metales ferrosos y no ferrosos como en no metales. El análisis
consiste en hacer que el ultrasonido sea emitido, por un transductor, hacia la superficie del
material que se inspeccionará, efectuando la verificación de los ecos recibidos en el retorno,
para el mismo u otro transductor.
El transductor es el dispositivo que convierte un tipo de energía en otro. En el ensayo
de ultrasonido, los transductores son necesarios para convertir la energía eléctrica en vibraciones mecánicas.
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Ensayos no destructivos de los materiales
6. Ensayos no destructivos por radiografía industrial
Empleado para detectar discontinuidades internas (defectos) en juntas soldadas y en piezas
forjadas y fundidas.
Es un proceso similar a la fotografía, con la diferencia principal de que la radiografía
industrial emplea radiación x o gamma, cuya naturaleza es similar a la luz visible pero con
menor longitud de onda y mayor energía.
Una parte de los rayos emitidos es absorbida por el material y la otra parte irá a cruzarla,
sensibilizando la película y produciendo en ella una imagen del material probado. Después
de la revelación, hacemos que una radiografía de la placa sea analizada e interpretada por
un técnico especializado.
Naturaleza y generación de rayos x
Se trata de una radiación electromagnética penetrante, con una longitud de onda menor
que la luz visible, producida bombardeando un blanco —generalmente de wolframio— con
electrones de alta velocidad.
Los rayos x son radiaciones electromagnéticas cuya longitud de onda va desde unos
10 nm hasta 0,001 nm (1 nm o nanómetro equivale a 10-9 m). Cuanto menor es la longitud
de onda de los rayos x, mayores son su energía y poder de penetración. Tanto la luz visible
como los rayos x se producen a raíz de las transiciones de los electrones atómicos de una
órbita a otra.
La luz visible corresponde a transiciones de electrones externos y los rayos x a transiciones de electrones internos. Los rayos gamma, cuyos efectos son similares a los de los rayos x,
se producen por transiciones de energía en el interior de núcleos excitados.
Los rayos x se producen siempre que se bombardea un objeto material con electrones
de alta velocidad. Gran parte de la energía de los electrones se pierde en forma de calor;
el resto produce rayos x al provocar cambios en los átomos del blanco como resultado del
impacto. Los rayos x emitidos no pueden tener una energía mayor que la energía cinética
de los electrones que los producen. La radiación emitida no es monocromática, sino que se
compone de una amplia gama de longitudes de onda, con un marcado límite inferior que
corresponde a la energía máxima de los electrones empleados para el bombardeo.
El tubo de rayos x, siempre está montado en una carcasa protectora, formada de plomo,
y diseñada para controlar los serios peligros que afectaron a la radiología en sus principios,
(exposición excesiva a la radiación, descarga eléctrica). La carcasa protectora proporciona
también un soporte mecánico al tubo de rayos x, y lo protege frente al posible daño producido por la manipulación descuidada.
El cátodo tiene dos partes principales: el filamento y la copa de enfoque. El filamento
es una espiral de alambre que emite electrones al ser calentado. Cuando la corriente que
atraviesa el filamento es lo suficientemente intensa, de aproximadamente 4 a 5 amperes,
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Carlos Sebastián Calvo
los electrones de la copa externa del filamento entran en ebullición y son expulsados del
filamento, este fenómeno se conoce como emisión termoiónica. Los filamentos suelen estar
formados por tungsteno tórico, el tungsteno proporciona una emisión termoiónica mayor
que otros metales. Su punto de fusión es de 3410 °C, de forma que se funde con el calor,
además no se vaporiza, puesto que si lo hiciera el tubo se llenaría rápidamente de gas. La
adición de uno a dos por ciento de torio al filamento de tungsteno, incrementa la eficacia
de la emisión de electrones y prolonga la vida del tubo.
El ánodo es de dos tipos: estacionarios y rotatorios. El ánodo tiene tres funciones en el
tubo de rayos x:
• Es un conductor eléctrico
• Proporciona soporte mecánico al blanco.
• Debe ser un buen conductor térmico, cuando los electrones chocan con el ánodo, más
del 99% de su energía cinética se convierte en calor, que debe ser eliminado rápidamente
antes de que pueda fundir el ánodo. El cobre es el material más utilizado en el ánodo.
El punto focal es el área del blanco desde la que se emiten los rayos x. Constituye la
fuente de radiación.
El blanco es el área del ánodo con la que chocan los electrones procedentes del cátodo.
En los tubos de ánodo estacionario, el blanco consiste en una pequeña placa de tungsteno
que se encuentra encastrado en un bloque de cobre. En los tubos de ánodo rotatorio, el disco
que gira es el blanco, normalmente está formado por una aleación de tungsteno mezclada
con torio, que proporciona una resistencia adicional para soportar el esfuerzo de la rotación
rápida. El tungsteno es el material elegido para el blanco.
Fig.10 Tubo de Coolidge para rayos-X
Un dispositivo usado para generar rayos x es el tubo de Coolidge (figura 10), que es un
tubo de rayos catódicos modificado. Consiste en una ampolla de vidrio con alto vacío, que
contiene un cátodo hecho de un filamento calentado y un ánodo hecho de metal duro, con
alto punto de fusión (tungsteno). Los voltajes utilizados en la producción de rayos x son del
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Ensayos no destructivos de los materiales
orden de 80000 a 500000 voltios (80 a 500 kV). La intensidad de los rayos x es determinada por
la corriente eléctrica que pasa por el filamento. Cuanto mayor es la intensidad de la corriente,
mayor es el calentamiento del filamento y mayor el número de electrones que él libera.
Debido al calentamiento causado en el blanco (ánodo), por el bombardeo de electrones,
es necesario refrigerarlo por aletas o por circulación de agua. El poder de penetración de
los rayos x es, por tanto, mayor cuanto menor sea su longitud de onda, que es función del
voltaje que acelera los electrones del filamento al blanco.
Naturaleza y origen de los rayos gamma
El núcleo atómico es formado por los protones y los neutrones llamados de las partículas.
Los elementos químicos se definen en función del número de los protones presentes en
el núcleo del átomo. Sin embargo, es posible el hallazgo de un elemento químico cuyos
átomos contienen diversas cantidades de neutrones en su núcleo. Estos son los isótopos
de un elemento.
Muchos de los isótopos de los elementos encontrados en la naturaleza son radiactivos,
es decir, emiten espontáneamente partículas o radiaciones electromagnéticas del núcleo.
Las partículas y las radiaciones electromagnéticas emitidas por los isótopos radiactivos son
de tres tipos: alfa (α), beta (β) y gamma (γ). Las partículas están formadas por dos protones y
dos neutrones. Las partículas beta son similares a los electrones. Estos dos tipos de partículas
poseen las cargas eléctricas y, por lo tanto, pueden ser desviados por campos magnéticos.
Por otra parte, su alcance es pequeño, limitándolo pocos centímetros en aire. Los rayos
gamma son radiaciones electromagnéticas con poder de penetración. Por lo tanto, esta
radiación se utiliza en los ensayos.
Las emisiones alfa y beta suelen ir asociadas con la emisión gamma. Los rayos gamma
no poseen carga ni masa; por tanto, la emisión de rayos gamma por parte de un núcleo no
conlleva cambios en su estructura, sino simplemente la pérdida de una determinada cantidad
de energía radiante. Con la emisión de estos rayos, el núcleo compensa el estado inestable
que sigue a los procesos alfa y beta. La partícula alfa o beta primaria y su rayo gamma asociado se emiten casi simultáneamente. Sin embargo, se conocen algunos casos de emisión
alfa o beta pura, es decir, procesos alfa o beta no acompañados de rayos gamma; también
se conocen algunos isótopos que emiten rayos gamma de forma pura.
Existen dos tipos de isótopos: naturales y artificiales. Los primeros se encuentran normalmente en la naturaleza, mientras que los artificiales se producen en los reactores nucleares
que bombardean neutrones en los núcleos de átomos.
En gammagrafía se utilizan los isótopos artificiales. Los más utilizados son el Iridio 192,
el Cesio 137, el Tulio 170 y el Cobalto 60. Cuando se trabaja con los isótopos, un aspecto
importante es saber la actividad de la fuente, que mide la velocidad de la desintegración
nuclear. La unidad de la medida es Becquerel (Bq), que es equivalente a una desintegración
por segundo. Otra unidad usada es el Curie (Ci), que es equivalente 3,7 x 1010 Bq.
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Carlos Sebastián Calvo
Se debe conocer el periodo de semidesintegración o media vida del isótopo radiactivo. Con las desintegraciones nucleares, la actividad de la fuente disminuye. El periodo de
semidesintegracion o media vida es el tiempo necesario para que la actividad de la fuente
llegue a la mitad de su valor inicial.
Para controlar la sensibilidad radiográfica, se colocan penetrómetros. Los penetrómetros
o indicadores de la calidad de la imagen son dispositivos (láminas o alambres de diámetros
diversos), colocados en la pieza, para verificar sensibilidad radiográfica, es decir, la claridad
de estos dispositivos en la radiografía. Los penetrómetros consisten en alambres o plaquetas
escalonadas del mismo material que el objeto a radiografiar, cuyos diámetros o espesores
representan, por ejemplo, el 1%, 2%, 3% del espesor máximo del objeto, permitiendo evaluar
por comparación la calidad radiográfica.
Este indicador se coloca sobre la cara del objeto que enfrenta la radiación en la parte más
alejada del film (zona de mayor espesor) y en la posición geométricamente más desfavorable, por ejemplo, en el extremo más alejado respecto del punto en que la radiación incide
normalmente. El espesor del hilo o escalón más delgado que sea visible en la radiografía es
el que permite evaluar la calidad de la técnica radiográfica.
Radioisótopos (fuentes radiactivas) de mayor uso en radiografía industrial
Al equipo gammagráfico en términos generales se le denomina contenedor gammagráfico. Este nombre hace referencia a que la misión del equipo es guardar (contener) el material
radiactivo con el que se realizan las gammagrafías o radiografías con isótopos radiactivos. Por
lo tanto, será un contenedor blindado provisto de sistemas de enclavamiento para garantizar
la posición segura de la fuente radiactiva encapsulada y que dispone además de elementos
auxiliares como son sistemas de telemando y las mangueras de conducción de la fuente.
En esencia un equipo de gammagrafía se compone de:
• Material radiactivo.
• Contenedor blindado de almacenaje.
• Sistema de telemando.
• Tubos o mangueras de conducción de la fuente.
Ventajas del END por radiografía industrial:
• Puede ser aplicado a casi todos los materiales.
• Una radiografía es un excelente registro permanente del estado interno del objeto
inspeccionado.
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Ensayos no destructivos de los materiales
•
•
•
•
La evidencia o registro de calidad se obtiene directamente de la pieza inspeccionada.
Permite ver la naturaleza de la discontinuidad.
Detecta determinados errores de fabricación y muchas veces proporciona suficiente
información sobre las medidas correctivas.
Descubre las discontinuidades estructurales y los errores de montaje.
Limitaciones del END por radiografía industrial:
• Peligro de irradiación.
• El personal debe estar calificado y requiere entrenamiento y experiencia en la técnica
en seguridad (protección contra la radiación), procesado de las películas fotográficas,
evaluación de tiempos de exposición y selección adecuada del tipo de películas.
• Se requiere tener acceso por los lados opuestos del material para producir la radiografía.
• La forma de la pieza (geometría complicada) puede dificultar el producir una radiografía
que proporcione la información adecuada.
• Está limitado por el espesor del material. Resulta costoso siempre que se trate de examinar objetos muy gruesos los cuales requieren equipos con gran poder de penetración.
• El costo del equipo generalmente es alto.
Defectos detectados por radiografía industrial:
• Porosidades y huecos, inclusiones, fracturas, fisuras, falta de fusión, variaciones de
alineación o de corrosión, adelgazamiento, espesor, traslapes y sobreexposición, desalineamiento, variaciones de densidad, mal ensamble, corrosión y adelgazamiento por
desgaste.
Fig.11 Ejemplos de arreglos radiográficos para bloques y tubos
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Fig.12 Arreglo radiográfico para una pieza tubular (Método de doble pared desde un único lado)
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FECUNDACIÓN Y DESARROLLO EMBRIONARIO DE
Tetrapygus niger “ERIZO NEGRO DE MAR” EN
PRESENCIA DE SULFATO DE ZINC
Hugo Gonzales, B. Huayanca, T. Noningo y F. Villanueva
RESUMEN
El presente trabajo tuvo como finalidad analizar los efectos del sulfato de zinc en el desarrollo embrionario de Tetrapygus niger. Se emplearon 20 especímenes sexualmente maduros
de erizo de mar. Para el seguimiento del desarrollo embrionario, se utilizó la técnica de
fecundación in vitro observándose desde zigote hasta larva pluteus a una temperatura de
15 ± 2 °C, con oxigenación constante y con poca intensidad lumínica. Los óvulos fueron
colocados en agua de mar filtrada, se realizaron tres lavados utilizando 100 ml de agua en
cada uno. Se preparó una solución patrón al 5% (5 ml de óvulos en 100 ml de agua). La masa
espermática fue recibida en seco a una temperatura de 4 °C. Se realizó la activación de los
espermatozoides utilizando 50 uL. de masa espermática en 10 ml de agua. La fecundación
y el desarrollo embrionario in vitro se hizo en agua de mar filtrada y esterilizada (control)
y en agua de mar con diluciones logarítmicas de 0.1 mg/l, 1mg/l y 10 mg/l de sulfato zinc,
respectivamente.
Palabras clave: Fecundación, desarrollo embrionario, sulfato de zinc.
Abstract
The aim of this work is to analiyze effects of sulfate zinc in embryonic development of
Tetrapygus niger. Were employed 20 specimens sexually mature of sea urchin. For monitoring
of embryonic development, was used fertilization technique in vitro observed since zigote
until larva pluteus to a temperature of 15 ± 2 °C, with constant oxygenation and with little
light intensity.The ovules were placed in filtered seawater, three washes were performed
using 100 ml water in each. A solution was prepared pattern 5% (5 ml of ovules in 100 ml of
water). Sperm mass was received dry to a temperature of 4 °C. Was performed activation of
spermatozoa using 50 uL. of mass spermatic in 10 ml of water. Fecundation and embryonic
development in vitro, it became in seawater filtered and sterilized (control) and in seawater
with logarithmic dilutions of 0.1 mg /L, 1mg/L y 10 mg/ L of sulfate zinc respectively.
Keywords: Fertilization, embryo development, sulfate zinc.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 179-185 [2013] CIURP
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Hugo Gonzales, B. Huayanca, T. Noningo y F. Villanueva
Introducción
E
l desarrollo embrionario del erizo de mar desde zigote hasta larva pluteus está mediado por una serie de procesos moleculares y celulares, que se ven influenciados
por el ambiente en el que se encuentran.
La contaminación con metales pesados es común en las costas de países en los
cuales la minería es una actividad económica importante, en las que muchas veces se deja
de lado una correcta fiscalización en cuanto al manejo de desechos tóxicos; los cuales se
vierten al mar alterando el ecosistema y el equilibrio del ambiente.
La presencia de estos compuestos produce alteraciones en el desarrollo embrionario de
los equinodermos y de otros organismos. Compuestos que contienen Hg(II), Ag(I), Cu(II) y
Pb(NO3)2, bloquean la fecundación y detienen el desarrollo embrionario en equinodermos
(Warnau et al., 1996; Ghirani et al., 2013). La presencia de zinc en el medio provoca embriotoxicidad, bloqueo de fecundación y citotoxicidad en equinodermos (King C. et al., 2001) y
malformaciones en el pez cebra (Melek K., 2013).
En el mar peruano la concentración de zinc es de 58.67 mg/g, lo cual no supera el valor
mínimo permitido (IMARPE, 2008). Por ello, en el presente trabajo se evaluará el efecto tóxico
que produce el zinc en concentraciones de 0.1 mg/L, 1 mg/L y 10 mg/L en el desarrollo embrionario del Tetrapygus niger, “erizo negro”, que es la especie más común que se encuentra
en las costas peruanas.
Materiales y métodos
Se usaron 20 ejemplares de la especie Tetrapygus niger provenientes del terminal pesquero
de Chorrillos (12° 9’54.79”S 77° 1’47.50”O), los cuales fueron transportados al Laboratorio
de Biotecnología y Fisiología Animal. Se realizaron tres pruebas control con agua de mar
filtrada y tres tratamientos con tres repeticiones respectivamente para cada una. Después
del traslado los especímenes fueron inducidos al desove por una inyección de 0.5 y 1 ml
de KCl 0,5 M a través de la membrana peristomial. Los gametos femeninos y masculinos de
erizos de mar se recogieron por separado.
Los óvulos fueron colocados en agua de mar filtrada, se realizaron tres lavados utilizando
100 ml de agua en cada uno. Se preparó una solución patrón al 5% (5 ml de óvulos en 100
ml de agua) y se mantuvo a una temperatura de 15 °C.
La masa espermática fue recibida en seco a una temperatura de 4 °C. Se realizó la activación de los espermatozoides utilizando 50 ul. de masa espermática en 10 ml de agua. Se
evaluaron antes de la fecundación.
180
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Fecundación y desarrollo embrionario de tetrapygus niger “Erizo negro de mar” en presencia de sulfato de zinc
Fecundación in vitro en agua de mar filtrada
Los gametos fueron tomados a partir de cada una de las soluciones preparadas para cada
uno de estos. Se utilizó vasos de precipitación, en 40 ml de agua se agregó 4 ml de óvulos
y 0.4 ml de espermatozoides. Observada la fecundación bajo un microscopio, los vasos se
mantuvieron a una temperatura de 15 °C, en un ambiente con poca intensidad lumínica, con
una oxigenación de 40 burbujas por minuto. Las observaciones de cada fase completada
se realizó en diferentes tiempos : 10’ (Zigote),1h (2 células), 2h (4 células), 3h (8 células), 6h
(16 células), 12h (mórula), 31h (blástula), 55h (gástrula) y 111 horas.
Fecundación in vitro en agua de mar filtrada con sulfato de zinc
Las diluciones logarítmicas utilizadas contenían 0.1 mg/l, 1 mg/l y 10 mg/l de zinc. Estas
diluciones se hicieron a partir de una solución madre de ZnSO4, 0,01 mg/l. Luego se siguió
el procedimiento realizado en el control. Las observaciones también fueron realizadas en
los mismos tiempos agregándose una a las 131 horas para la concentración 0.1 mg/l.
Resultados
Se tienen las observaciones de las etapas de desarrollo embrionario (figura 1 y figura 2). Con
relación al control la concentración de 0.1 mg/l de ZnSO4 obtuvo una reducción porcentual
en el desarrollo embrionario de Tetrapygus niger, para la concentración de 1mg/l de ZnSO4
no solo se obtuvo una reducción sino que se paralizó la muestra en blástula (Tabla 1) y en
la concentración de 10 mg/l ZnSO4 no se produjo fecundación.
FIGURA 1: Aumento de 400X. A) Zigote; B) 2 CÉlulas; C) 4 CÉlulas;
D) 8 CÉlulas; E) 16 CÉlulas; F) 32 CÉlulas
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Hugo Gonzales, B. Huayanca, T. Noningo y F. Villanueva
FIGURA 2: Aumento 400x. G) Mórula; H) BlÁstula;
I) GÁstrula; J) Prisma; K) Larva pluteus
Tabla 1: Comparación del control y las concentraciones 0.1 mg/l
y 1mg/l de sulfato de zinc
ESTADIO
CONTROL
Zigoto
88.64 ± 1.58
0.1 mg/l de
ZnSO4
57.00 ± 2.64
1 mg /l de
ZnSO4
6.00 ± 2.00
*P C VS T1
*P C VS T2
0.00
0.00
2 células
4 células
8 células
16 células
Morula
Blástula
88.89 ± 0.46
83.37 ± 2.57
80.99 ± 2.98
88.81 ± 2.76
79.97 ± 1.08
83.69 ± 2.76
52.33 ± 1.52
52.00 ± 4.00
54.66 ± 2.51
54.66 ± 1.15
40.33 ± 4.50
32.33 ± 2.08
7.33 ± 2.08
11.00 ± 2.00
5.66 ± 1.52
6.00 ± 1.73
6.00 ± 2.00
3.33 ± 1.52
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
Gástrula
Prismas
Pluteus
75.82 ± 0.37
75.82 ± 0.37
76.35 ±13.93
26.00 ± 3.00
26.00 ± 3.00
23.00 ± 2.64
-
0.00
0.00
0.00
-
* Diferencia significativa P < 0.00
Estadístico utilizado ANOVA
Tabla 2: Concentraciones con sulfato de zinc reportan toxicidad
CONTROL
0.1 mg/l de ZnSO4
1 mg/l de ZnSO4
Promedio de células %
82,96
42,66
6,47
Desviación estándar
5,39
12,99
2,32
182
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Fecundación y desarrollo embrionario de tetrapygus niger “Erizo negro de mar” en presencia de sulfato de zinc
Figura 3: Desarrollo embrionario de Tetrapygus niger en diferentes
concentraciones
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Control
0.1 mg/l de ZnSO4
1 mg/l de ZnSO4
Figura 4: Efecto del sulfato de zinc en la eclosión de la blástula
Discusión
Existe evidencia de que los metales pesados afectan el desarrollo embrionario de Tetrapygus
niger. En nuestro trabajo utilizamos concentraciones de 0.1 mg/l, 1 mg/l y 10 mg/l de sulfato
de zinc.
King C. et al. (2001) demostraron que la presencia del zinc en el medio durante el desarrollo de Sterechinus neumayeri (equinodermo) en concentraciones menores a mg/L no
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183
Hugo Gonzales, B. Huayanca, T. Noningo y F. Villanueva
ocasionaban alteraciones significativas; en cambio a una concentración mayor solo un 50%
llegaba a larva pluteus. Nuestros resultados indican que una concentración de 0.1 mg /l de
sulfato de zinc afecta el desarrollo embrionario puesto que solo el 23% llega a larva pluteus.
Warnau et al. (1996) y Thongra (1997) obtuvieron una reducción en el porcentaje de
fecundación con altas concentraciones de Hg (II), Ag (I), Cu(II) y Cd(II) respectivamente;
tanto para Paracentrotus lividus (erizo de mar) como para Diadema setosum (erizo de mar).
Las concentraciones altas de zinc también reducen y a veces bloquean el proceso de fecundación, lo que indicaría que al igual que los metales pesados el zinc provoca un efecto
citotóxico en los gametos del erizo negro de mar. Se puede observar que una concentración de 1 mg/L no solo reduce la tasa de fecundación del 6% sino que también paraliza el
desarrollo embrionario en la etapa de blástula, lo que supone que también ejerce un efecto
embriotóxico en Tetrapygus niger.
El efecto embriotóxico podría deberse a que el sulfato de zinc inhibiría la actividad de
la enzima de la eclosión, una proteasa específica que es sintetizada y secretada para liberar
a las blástulas móviles de su membrana de fecundación. Lepage et al. (1992) observaron en
Paracentrotus lividus la expresión temporal y espacial del gen de la enzima de la eclosión de
la blástula, concluyendo que el gen de la enzima de la eclosión, probablemente esté controlado en el nivel de transcripción: esta expresión es restringida a una región de la blástula
que corresponde aproximadamente al territorio del ectodermo. En similitud podría decirse
que el efecto embriotóxico del sulfato de zinc podría inhibir la actividad de la enzima de la
eclosión, una proteasa específica que es sintetizada y secretada para liberar a las blástulas
móviles de su membrana de fecundación.
Conclusiones
Las diluciones logarítmicas de sulfato de zinc afectan la capacidad de fecundación y desarrollo embrionario del erizo negro de mar. Dentro de nuestros resultados las diluciones de
0.1 y 1 mg/l de ZnSO4 causaron un efecto cito tóxico deteniendo incluso el desarrollo en el
estado de blástula (concentración: 1mg /L), mientras que en la muestra de 10 mg/l inhibió
por completo la fecundación.
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Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
185
IMPLEMENTACIÓN DE UN CONTROLADOR DIGITAL CON
LÓGICA DIFUSA PARA EL CONTROL DE TEMPERATURA
Pedro Huamaní Navarrete
Resumen
Este artículo presenta la implementación de un controlador digital utilizando los conceptos
de lógica difusa, en el control de temperatura de un módulo educativo conformado por
lámparas incandescentes. El controlador implementado fue del tipo proporcional-integral-difuso, el cual fue programado utilizando SubVi´s en el software Labview, que asimismo,
complementado con una tarjeta de adquisición de datos, USB-6009, de la empresa National
Instruments, se procedió a la adquisición y generación de señales analógicas en tiempo
real. El controlador PI-difuso contó con dos señales de entrada y una de salida, donde las
entradas fueron designadas como señal de error y acumulación del mismo, y, por otro lado,
una señal de salida de voltaje utilizado sobre un módulo de acondicionamiento de señal,
que posteriormente influyó de manera directa sobre el módulo educativo. Asimismo, el
diseño del módulo de acondicionamiento de señal representó la etapa de potencia, la cual
permitió controlar la intensidad de las lámparas a partir de la limitación de la corriente que
circula por las mismas.
ABSTRACT
This paper presents the implementation of a digital controller using the concepts of fuzzy
logic, in the temperature control of an educational module formed by incandescent lamps.
The implemented controller was Proportional-Integral-Fuzzy type, which was programmed
using subVI’s in the Labview software, further supplemented with an acquisition data device,
USB-6009, from National Instruments, we proceeded to the acquisition and generation of
analog signals in real time. The PI-Fuzzy controller had two inputs and an output, where
the inputs were designated as error signal and error accumulation, and on the other an
output signal voltage used on a module signal conditioning, which influenced directly
on the educational module. Also, the design of signal conditioning module represented
the power, which allowed controlling the lamp intensity from the limitation of the current
flowing through them.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 187-199 [2013] CIURP
187
Pedro Huamaní Navarrete
Introducción
A
pesar del transcurso de los años, el controlador industrial PID viene utilizándose
continuamente en la mayoría de los procesos industriales, tales como siderúrgicos,
químicos, alimenticios, cerveceros, oleoductos, mineros, textiles, petroleros, entre
otros. Pues, en la mayoría de situaciones, la variable a controlar o a veces llamada
variable de proceso, se mantiene en un valor constante por un periodo determinado de
tiempo, lo que hace posible a través de estos controladores lineales alcanzar el valor deseado
a partir de la sintonización de los parámetros de ganancia proporcional, tiempo integral y
tiempo derivativo.
Sin embargo, con el avance de la tecnología, estos controladores industriales han dejado
de ser implementados a partir de elementos discretos, tal es el caso de elementos pasivos
(resistencias, condensadores y bobinas) o elementos activos (circuitos), pasando más bien
a implementarse en forma digital sobre microcontroladores o microprocesadores con sus
respectivos convertidores analógico-digital y digital-analógico. Esto hace posible obtener
cierta ventaja frente al diseño analógico, otorgando así flexibilidad para la implementación
de diversas estrategias de control tales como control en cascada, control de razón, de rango partido, etc., y, asimismo, facilidad para comunicación a distancia, configuración, entre
otros aspectos.
El controlador PID presenta ciertas desventajas de acción, aun siendo implementado en
forma digital, esto se debe principalmente al comportamiento del proceso que se controlará.
Es decir, no todos los procesos o plantas mantienen un valor de referencia por un periodo
determinado de tiempo, sino también pueden presentar cambios continuos e irregulares,
lo que haría que un clásico controlador PID, bajo cualquiera de las estrategias de control
anteriormente citadas, no siempre conseguirá mantener un control sobre la variable de
proceso. O, en caso lo logre, lo conseguiría con características insuficientes como un alto
sobre impulso, mayor tiempo de establecimiento, entre otros.
Por dicha razón, actualmente existen alternativas de controladores que se encuentran
basados en el término acuñado en 1960 por John McCarthy: inteligencia artificial, que es
utilizado para definir los métodos algorítmicos capaces de hacer pensar a los ordenadores
(Bonifacio, 2007). Más aún con la evolución de los microprocesadores y la aparición de millones de ordenadores o computadoras más veloces que en aquella época, la implementación
de algoritmos computacionales ha logrado resultados satisfactorios pudiendo emular ciertos
comportamientos del ser humano: percepción, raciocinio, aprendizaje y adaptación. Tal es
el caso de las redes neuronales, los algoritmos genéticos y la lógica difusa.
Es así que se optó por elegir la lógica difusa para utilizarla como controlador principal
en el sistema de control de temperatura propuesto. Ello se debe a que es una herramienta
que en la actualidad es utilizada para lograr el modelamiento de modos imprecisos de
raciocinio, con lo cual es posible la toma de decisiones. Pero, para mantener el concepto
de los controladores industriales clásicos se optó por utilizar un modelo de controlador
188
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Implementación de un controlador digital con lógica difusa para el control de temperatura
Proporcional-Integral (PI), haciendo que el algoritmo de lógica difusa procese tanto la señal
de error como su acumulación, de tal forma que manifieste un comportamiento similar a los
controladores industriales, tal es el caso particular de un Proporcional-Integral.
Metodología
La realización de este proyecto involucró la implementación de diversas etapas, desde la
recopilación de archivos digitales, revisión de bibliografía, implementación de circuitería para
el acondicionamiento de la señal, hasta la implementación del algoritmo computacional de
lógica difusa en la PC a partir del software Labview en su versión demostrativa.
Para el desarrollo de este proyecto, algunas etapas fueron implementadas y probadas
inicialmente en el software Matlab en su versión licenciada 6.5, para luego llevarlo de manera
definitiva al software de programación gráfica Labview. En este último caso, solamente se
utilizó la versión 8.5 del tipo demostrativa, por tal razón fue necesario realizar la implementación total del algoritmo sin hacer uso de librerías existentes. Esto obligó el uso de SubVI’s
para optimizar el tamaño de la programación.
A continuación se detalla cada una de las etapas implementadas para el desarrollo de
este proyecto de investigación, así como también se muestra en la figura 1 una representación general del diagrama de bloques del proceso controlado en conjunto.
Selección de la planta a controlar e instrumento de medición utilizado
La estrategia de control elegida para este proyecto fue la de lazo realimentado, que corresponde a un tipo de control muy utilizado y a su vez fácil de implementarse. Para ello se
utilizaron: un controlador programado en una PC, un transmisor de temperatura, un acondicionador de señales y un módulo educativo compuesto por lámparas incandescentes que
representaron la planta a controlar. En la mayoría de procesos industriales, la temperatura
es una de las variables más comunes que se puede encontrar, lo cual brinda la facilidad
para implementar módulos que permitan su representación, facilitar su medición y lograr
el control de dicha variable. Tal es el caso que se utilizó un módulo educativo conformado
por tres lámparas incandescentes, conectadas en paralelo y con orientación interna hacia un
cubo de material acrílico. Tal módulo pertenece al Laboratorio de Control de la Facultad de
Ingeniería, y que en su momento fue confeccionado por alumnos de la carrera de Ingeniería
Electrónica para ser utilizado en experiencias de laboratorio de las asignaturas del área de
control y automatización. A continuación, las figuras 2a y 2b muestran una fotografía del
módulo conformado por las tres lámparas incandescentes alimentadas directamente por 220
VAC, y el transmisor de temperatura: Smar TT300 Series, respectivamente. Este transmisor se
caracteriza por proporcionar una señal de corriente proporcional a la variable de temperatura medida, la cual es medida utilizando dispositivos RTDs (resistive device) o termocuplas.
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Pedro Huamaní Navarrete
Esta serie también se encuentra compuesta por transmisores de temperatura inteligentes,
extremadamente versátiles y poderosos. Dicho transmisor necesitó de una etapa simple de
acondicionamiento para transformar la señal de corriente de 4 a 20 mAmp cc. en señal de
voltaje de 1 a 5 voltios DC, utilizándose para ello una resistencia de precisión de 250 ohmios.
Figura 1. Diagrama de bloques general del proceso controlado
Adquisición y generación de señales a través de la DAQ
Para la etapa de adquisición y generación de señales se utilizó una tarjeta de adquisición de
datos (DAQ) de la empresa National Instruments, con la finalidad de adquirir y generar en
tiempo real señales del tipo analógicas. La DAQ elegida para esta tarea fue la NI USB 6009
cuyas principales características se detallan en: [http://sine.ni.com/nips/cds/view/p/lang/
es/nid/201987]
FIGura 2. Fotografías a) del módulo conformado por tres lámparas
incandescente. b) del transmisor de temperatura Smar TT300 Series
190
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Implementación de un controlador digital con lógica difusa para el control de temperatura
La DAQ NI USB 6009 utilizada en este proyecto, usó un puerto de salida analógica y otro
de entrada analógica. La configuración de la entrada y salida fue realizada directamente en
el software Labview a partir de la opción DAQ ASSIST de la ventana diagrama de bloques
de dicho software. La señal adquirida por la DAQ fue configurada para trabajar en el rango
de 0 a 5 voltios, la cual representó a la señal entregada por el convertidor de corriente a
voltaje utilizado en conjunto con el transmisor de temperatura. Por otro lado, la señal de
salida trabajó en el rango de 0 a 5 voltios y fue empleado directamente en el módulo de
acondicionamiento de señales, el cual fue diseñado con el apoyo de un exalumno de la
carrera de Ingeniería Electrónica de la Universidad Ricardo Palma.
Acondicionamiento de señal. Etapa de potencia
Una de las limitaciones encontradas en la implementación del controlador para el proceso
de temperatura, fue el uso de una señal analógica para controlar la intensidad de las lámparas incandescentes del módulo educativo de temperatura. Pues, como la señal generada
a través de la DAQ fue del tipo analógica en el rango de 0 a 5 voltios DC, y con una corriente
menor a los 20 mAmp DC, no era posible controlar el encendido y apagado gradual de las
lámparas incandescentes. Por tal motivo se hizo necesario diseñar un circuito eléctrico de
potencia capaz de controlar la intensidad de las lámparas a partir de la limitación en el paso
de la corriente que circula por dicha carga. Para ello fue necesario utilizar componentes como
rectificador de diodo, circuito integrado opto acoplador, microcontrolador PIC, transformador,
triacs, entre otros. La figura 3 muestra el esquema de dicho diseño.
Controlador PI-Difuso
Figura 3. Esquema del circuito diseñado para el acondicionamiento
de la señal (control de potencia)
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Pedro Huamaní Navarrete
Para este proyecto se optó por elegir un controlador proporcional-integral, el cual está basado en la expresión matemática mostrada en la ecuación 1, con la finalidad de simplificar
el número de parámetros desconocidos, así como también considerar una mejor respuesta
en la parte estacionaria.
K t
(1)
u(t) = Kpe(t) + —p oe(t)dt + uo
Ti
Donde:
Kp :
Ti :
e(t) :
u(t) :
uo :

ganancia proporcional.
tiempo integral para la acción integral.
señal de entrada al controlador (error).
señal de control o salida del controlador.
salida del controlador cuando el error es cero.
De esta forma, se definió por variables de entrada al controlador PI-difuso: el error y la
acumulación del error, mientras como variable de salida una señal de voltaje que se utiliza
sobre el módulo de acondicionamiento de señal (ver la figura 4). Las siguientes ecuaciones
matemáticas muestran la manera cómo se obtienen las dos variables de entrada. La ecuación
2 indica cómo la variable error es obtenida a partir de la diferencia entre el Set Point (SP) y
la variable de proceso (VP) que varía con respecto al tiempo y que asimismo corresponde a
la señal medida a través del transmisor de temperatura. Por otro lado, la ecuación 3 señala
la manera cómo se representa la integral del error de la ecuación 1. Esto quiere decir que
la segunda variable de entrada se obtiene a partir de una acumulación del error por cada
periodo de tiempo, teniendo presente que el error en algunos casos será positivo, y en otros
casos será negativo.
(2)
e(t) = SP – VP(t)
t
e(t)dt
e[n]
(3)
o


n=o
El controlador difuso se caracteriza por utilizar variables lingüísticas que a su vez
tienen como valores los conjuntos difusos o las funciones memberships. Por lo tanto,
para este proyecto se ha determinado el uso de cinco conjuntos difusos para cada una
de las variables de entrada, y solamente tres conjuntos difusos para la variable de salida.
Ver las figuras 5, 6 y 7.
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Implementación de un controlador digital con lógica difusa para el control de temperatura
Figura 4. Entradas y salidas al controlador PI-Difuso en forma general
Variable de Entrada: ERROR
GrandeNeg:Error grande negativo.
BajoNeg:Error bajo negativo.
Nulo:Error nulo.
BajoPos:Error bajo positivo.
GrandePos:Error grande positivo.
Figura 5. Conjuntos difusos de la variable lingüística de entrada: ERROR
Variable de Entrada: ACUMULACIÓN_ERROR
GrandeNeg:Error grande negativo.
BajoNeg:Error bajo negativo.
Nulo:Error nulo.
BajoPos:Error bajo positivo.
GrandePos:Error grande positivo.
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Pedro Huamaní Navarrete
Figura 6. Conjuntos difusos de la variable lingüística de entrada:
ACUMULACIÓN_ERROR
Variable de Salida: VOLTAJE_ACONDICIONADOR
Apagar:Apagar el voltaje del acondicionador.
Mantener:Mantener el voltaje del acondicionador.
Encender:Encender el voltaje del acondicionador.
Figura 7. Conjuntos difusos de la variable lingüística de salida:
VOLTAJE_ACONDICIONADOR
Para definir las reglas o leyes difusas es necesario tener un conocimiento del comportamiento del proceso a controlar, pues la mala elección de las mismas podría traer problemas
de inestabilidad en el proceso. A continuación, la tabla 1 muestra de forma simplificada las
reglas difusas utilizando el conector “y” entre las dos variables de entrada.
El software Matlab cuenta con una opción para visualizar tridimensionalmente la relación entre dos variables de entrada. Para ello se utiliza las siguientes funciones del Toolbox
Fuzzy Logic.
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Implementación de un controlador digital con lógica difusa para el control de temperatura
>> A = readfis(‘controlfuzzy.fis’);
>> surfview(A)
De esta manera, a partir de dicho gráfico se hace posible analizar y conocer la sensibilidad
de las reglas difusas seleccionadas para este proyecto. Asimismo, es necesario aclarar que
se optó por utilizar el método de implicación mínimo, el método de agregación máximo y
el método de defuzificación centroide.
VARIABLE_01:
Error
Tabla 1. Matriz de memoria asociativa difusa
GrandeNeg
BajoNeg
nulo
BajoPos
GrandePos
GrandeNeg
APAGAR
APAGAR
APAGAR
MANTENER
MANTENER
VARIABLE_02: Acumulación_error
BajoNeg
Nulo
BajoPos
APAGAR
APAGAR
MANTENER
APAGAR
MANTENER
MANTENER
MANTENER
MANTENER
MANTENER
MANTENER
MANTENER
ENCENDER
MANTENER
ENCENDER
ENCENDER
GrandePos
MANTENER
MANTENER
ENCENDER
ENCENDER
ENCENDER
Con lo mencionado anteriormente, se puede notar que el controlador PI-Difuso planteado para este proyecto, fue fácil de implementar con ayuda del Toolbox Fuzzy Logic del
Matlab. Sin embargo, el objetivo de este trabajo señala el uso del Software Labview sin utilizar
las librerías Fuzzy debido a que este software se utilizó en su versión demostrativa. Por lo
tanto, seguidamente se muestra en las figuras 8, 9 y 10 parte de la programación utilizada
en el Software Labview para implementar el procedimiento de fuzificación, defuzificación
y visualización del controlador, respectivamente.
Figura 8. Rutina de programación en Labview para la fuzificación
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Pedro Huamaní Navarrete
Resultados alcanzados
El uso del controlador PI-difuso dio resultados aceptables al momento de controlar la variable temperatura, sin embargo fue necesario definir adecuadamente los parámetros del
controlador para lograr un mejor control de dicha variable. A continuación, en la figura 11, se
observa el control de la intensidad de las lámparas para dos situaciones diferentes. Primero,
cuando se señaló un Set Point de 40°C, y segundo para el caso de un Set Point de 55°C. En
ambas figuras se puede apreciar la baja y alta intensidad de encendido de las lámparas
incandescentes, lo cual señala un control de la variable temperatura de forma proporcional.
Además, puede notarse la participación de la DAQ conectándose directamente al módulo
de acondicionamiento de señal, asimismo al módulo educativo de temperatura.
Figura 9. Rutina de programación en Labview para la defuzificación
Figura 10. Rutina de programación en Labview para el controlador difuso:
ventana Diagrama de Bloques
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Implementación de un controlador digital con lógica difusa para el control de temperatura
FIGURA 11. MÓDULO DE CONTROL PI-DIFUSO A) CON SP=40°C B) CON SP=55°C
Conclusiones
En cuanto a las conclusiones de este trabajo, citamos:
a)Se ha estudiado e implementado, a través de una programación algorítmica en el sofware Labview, la teoría de Lógica Difusa. Para ello fue necesario estudiar la forma de
fuzificación y defuzificación, así como los métodos de implicación y agregación útiles
para realizar el procesamiento lingüístico de las variables utilizadas. Esta rama de la
inteligencia artificial, denominada lógica difusa, ha sido complementada con la teoría
de controladores industriales, en especial del Proporcional-Integral con el fin de llegar a
contar con un mejor control de la variable temperatura. Se optó solamente por utilizar
un controlador PI sin acción derivativa, por el hecho que todo controlador PI satisface
la mayor parte de características deseadas, lo que no hace tan necesario la implementación de la acción derivativa. Sin embargo, para trabajos futuros es posible plantear
el uso de un controlador PID de tal forma que permita un mejor control de la variable
de proceso, lo cual necesitará de trabajar con la diferencia del error en referencia a un
periodo de muestreo. Cabe resaltar que se ha utilizado inicialmente el sofware Matlab
en la versión 6.5 para simular las funciones memberships y el desempeño de las reglas
difusas. Posteriormente, se ha programado tales algoritmos en el Software Labview en
la versión demo 8.5, sin hacer uso de librerías. Esto obligó la realización de rutinas de
programación encapsuladas en elementos virtuales denominados: SubVI’s, debido a la
abundancia de conexiones en el código fuente de programación.
b)Con el desarrollo de este proyecto se logró poner en práctica los conceptos estudiados
en algunos cursos de pregrado, en especial en la carrera de Ingeniería Electrónica.
Asimismo, se mostró la facilidad con la cual es posible desarrollar proyectos a partir de
una investigación e innovación haciendo uso de instrumentos y módulos con los que
cuentan actualmente los laboratorios de la Facultad de Ingeniería, lo cual incrementará
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Pedro Huamaní Navarrete
el interés en el desarrollo e implementación de diferentes temas de tesis que podrían
complementar el controlador PI-difuso propuesto en este proyecto.
c)El controlador planteado en este proyecto manifestó resultados aceptables al controlar
la variable temperatura, sin embargo esto se encuentra sujeto al planteamiento de las
reglas difusas. Esto quiere decir que si las reglas fueron mal planteadas, el desempeño
del controlador PI-difuso no hubiera sido el esperado. Por tal motivo, se concluye que
la implementación de un controlador difuso recae más sobre el conocimiento del
comportamiento de la planta y por dicha razón es indispensable plantear la relación
que existirá entre las variables de entrada y salida. A pesar que el periodo de muestreo
en la generación de datos es pequeño, no se presentaron problemas debido a que la
temperatura es una variable que cambia lentamente, sin embargo el proyecto planteado
puede ser mejorado si utilizamos un módulo educativo de temperatura más apropiado,
así como un controlador PID-difuso donde la acción derivativa se puede implementar
a partir de una diferencia entre dos errores obtenidos de dos medidas consecutivas. La
elección de los parámetros del controlador, Kp y Ti, también cumplen un rol importante
al momento de controlar la variable temperatura. Esto indica que su elección correcta
determinó también un buen desempeño del controlador ante presencia de perturbaciones o ruido que siempre acompaña a un proceso de automatización.
Impacto esperado
Con el desarrollo de este proyecto se espera contribuir con el aprendizaje de la teoría de lógica
difusa aplicado en el control y automatización de procesos; donde los alumnos podrán cambiar y/o modificar las reglas difusas con la finalidad de estudiar su influencia sobre el control
de la variable temperatura. De la misma forma como se trabajó con la variable temperatura,
también se espera que sea posible la modificación del proyecto con la intención de controlar
otros tipos de variables de ingeniería tales como presión, caudal y nivel, lo cual podría formar
parte de nuevas tesis de pregrado y proyectos de investigación que involucren la participación
de software y hardware a la vez. Asimismo, es posible incrementar el controlador PI-difuso a
uno PID-difuso. Para ello bastaría con añadir algunas subrutinas para considerar la situación de
la acción diferencial del error. De igual manera, se hace viable el incremento de reglas o leyes
difusas, así como su control en forma remota a través de una interface serial RS-232 o USB.
198
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Implementación de un controlador digital con lógica difusa para el control de temperatura
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Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
199
apuntes de investigación
Scientia
La inclusión social
en el Perú
Marta Zolezzi de Rojas
RESUMEN
Investigación realizada durante el año académico 2012 en cinco poblados de la provincia
de Huaral, en el departamento de Lima, partiendo de la costa (nivel del mar) hasta la sierra
del norte de Lima, para identificar la capacidad del Estado peruano en la coordinación de
acciones dirigidas al desarrollo humano de la población y el acceso a los servicios esenciales
por las ciudades intermedias y menores.
Palabras clave: Pobreza, densidad del Estado, índice de desarrollo humano, identidad,
salud, educación.
ABSTRACT
Research conducted during the academic year 2012 in five towns of the province of Huaral
in the Department of Lima, starting from the coast (sea level) to the highlands north of Lima,
to identify the capacity of the Peruvian State in coordinating actions directed to human
development of the population and access to essential services for medium and minor cities.
Keywords: Poverty, State density, human development indicators, identity, health,
education.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 203-230 [2013] CIURP
203
Marta Zolezzi de Rojas
El problema de investigación
E
l artículo aborda la problemática y el análisis de los aspectos que deberían comprender una política de desarrollo inclusivo respecto de las necesidades que apremian
a la sociedad peruana. La premisa de la cual se parte es que toda persona tiene
derecho al desarrollo, lo que implica ampliar las opciones de los ciudadanos y el
mejoramiento de sus capacidades y libertades (PNUD, 2009). Para el logro de este propósito
intervienen no solo las personas de manera individual, sino los organismos de la sociedad
civil, el sector privado y el Estado que, en principio, deberían actuar en forma combinada y
coordinada. Si bien el desarrollo humano es responsabilidad de los sectores mencionados,
desde sus recursos y capacidades, son necesarias las relaciones que mantengan con el
Estado y este con la sociedad.
Se trata de complementar otros estudios realizados sobre la relación entre el desarrollo
humano y la acción del Estado, puesto que es el órgano que debe cumplir con proveer a
las personas de los servicios básicos impulsando la ampliación de las capacidades de cada
ciudadano y contribuyendo a las satisfacciones de sus necesidades esenciales dentro del
proceso de inclusión social que le corresponde por derecho. El desempeño del Estado en
estos niveles es lo que últimamente se concibe como “la densidad del Estado” (PNUD, 2009).
Esto supone su intervención directa y su presencia activa como ente regulador de entrega
de bienes y servicios, públicos o privados, sobre todo en el caso de las ciudades intermedias
y menores donde las brechas de acceso a estos servicios son más elevadas.
En las marchas y contramarchas del Estado peruano respecto a la inclusión de la población ha sido necesario evaluar los indicadores que utiliza el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD) en sus informes 2009 y 2010, y así identificar los avances
en identidad, salud, educación, saneamiento, electrificación, densidad de las instituciones
del Estado. Nosotros hemos agregado el indicador de seguridad ciudadana para responder
a las siguientes interrogantes:
¿En qué medida el Estado peruano desarrolla las políticas y acciones necesarias en vías
de la inclusión de la población en los servicios mencionados?
¿Hasta qué punto el Estado cumple con las expectativas de la población?
Para dar respuesta a estas interrogantes hemos seleccionado cinco poblados de la
provincia de Huaral en el departamento de Lima, dos de ellos en el distrito de Chancay (Los
Laureles Sur y el pueblo de Chancay) y las capitales distritales del distrito de Acos y Santa
Cruz de Andamarca, y Vichaycocha que pertenece a Santa Cruz. Es decir, hemos partido de
la costa (nivel del mar) adentrándonos en la sierra del norte de Lima, para realizar la evaluación del servicio de inclusión social en los siguientes términos: servicio de municipalidad
distrital o agencia municipal; servicios de establecimiento de salud; servicio de instituciones
educativas; servicio de saneamiento (agua y alcantarillado); servicio de electricidad, servicio
de seguridad policial.
204
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
Como hipótesis de investigación tenemos lo siguiente: “La densidad del Estado sería
más evidente y observable en las ciudades capitales de distrito que en centros poblados
menores pertenecientes a dicho distrito”.
Para realizar este estudio hemos consultado entre otros los siguientes documentos: Censo
Nacional de Población y Vivienda 2007; Encuesta Nacional de Hogares 2011 (ENAHO), Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI); Informe de Ministerio de Inclusión y Desarrollo
Social (MIDIS): “100 días: Rendición de cuentas y lineamientos básicos de la política de desarrollo e inclusión social “ (Lima, 2012); los informes del Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD): a) “Por una densidad del Estado al servicio de la gente”, 2009. b) Informe
sobre el Desarrollo Humano 2010; los informes del Banco Mundial: a) “Informe sobre el desarrollo mundial: igualdad de género y desarrollo” (2010), b) “World Development Indicators”:
Washington D.C. 2011; Zolezzi de Rojas, Marta: “Percepción y representación de democracia
en Perú y América Latina, México, 2007; Vásquez Huamán, Enrique: “El Perú de los pobres no
visibles para el Estado: la inclusión social pendiente a julio del 2012 – Centro de Investigación
de la Universidad del Pacífico, 2012. En esta última investigación, se establece la confrontación
entre el Índice de Pobreza Multidimensional en el Perú y el Indicador de Pobreza Monetaria
construido por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). De donde se concluirá
que según el IPM en el país existen 3.6 millones de pobres no visibles para el Estado debido
a las privaciones en educación, salud y condiciones de vida que son medidas por el Índice
de Pobreza Multidimensional. Este nuevo indicador ha sido presentado en el Informe del
desarrollo humano 2010 del PNUD con el objetivo de medir más completamente la pobreza
y que sea el indicador estándar en la asignación de recursos para el desarrollo de manera más
efectiva en los países. De acuerdo a esta metodología los resultados para el país al 2011 son
de 11´930,000 de personas pobres multidimensionales, es decir 39.9% de la población total.
Comparando este dato con aquel dado por la pobreza monetaria (8,33 millones), la diferencia entre ambas mediciones es de 3´600,000 peruanos. Los datos usados para calcular la PM
provienen de la misma base de datos con la que se calcula la Pobreza Monetaria: la Encuesta
Nacional de Hogares publicada anualmente para el INEI. Estos peruanos pobres “no visibles
por el Estado (3´600,000) representan el 12% de la población peruana. Son ciudadanos que
al no contar con una calidad de vida digna dejan de ser considerados sujetos de derecho,
corriendo el riesgo que las políticas públicas y sociales y los programas de apoyo social se
fundamentan en las mediciones y mapas de pobreza realizados por el INEI, como el autor lo
expresa más arriba, bajo el enfoque monetario.
Metodología
En cuanto a la metodología aplicada, a la observación bibliográfica documental sobre el
tema hemos sumado la investigación de campo de carácter cuantitativo en las poblaciones
anteriormente citadas.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
205
Marta Zolezzi de Rojas
•
Diseño muestral
Universo: Compuesto por aproximadamente 2,943 habitantes distribuidos en cinco
centros de poblados (A. H. Buena Vista de Chancay, Los Laureles del Sur, Acos, Santa Cruz y
Vichaycocha), según el INEI: Censo Nacional del 2007.
• Tamaño de la muestra: Conformado por un total de 152 habitantes elegidos en forma
aleatoria.
Muestra de la encuesta
Distritos de la provincia de Huaral, Lima
Chancay
Chancay
San Miguel de Acos
Santa Cruz de Andamarca
Santa Cruz de Andamarca
TOTAL
Centro Poblado
Los Laureles Sur
A. H. Buena Vista (Chancay)
Acos
Santa Cruz
Vichaycocha
Población
544
988
507
430
474
2,943
Muestra
30
32
30
30
30
152
Fuente: INEI Censo Nacional 2007.
Desarrollo de la encuesta
I. IDENTIDAD
Posesión de acta o partida de nacimiento
Según la encuesta, en general, el 96.3% de la población posee acta o partida de nacimiento,
en cambio, el 3.7% no posee el acta o partida. Por localidades, se aprecia que la tendencia
de no poseer acta o partida de nacimiento es similar en las localidades de estudio, entre el
3.0% y el 4.9% no cuenta con dichos documentos. Ver Gráfico 1.
Gráfico 1: Posee acta o partida de nacimiento según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
206
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
Posesión de DNI
En el caso del DNI, el 99.1% posee dicho documento y el 0.9% no posee dicho documento.
Tanto en los Laureles Sur como en Chancay y Santa Cruz, el 100.0% cuenta con el DNI, caso
contrario ocurre en Acos y Vichaycocha donde el 1.1% y el 3.9% no cuenta con dicho documento, respectivamente. Estos dos lugares se encuentran más alejados de la capital de la
provincia, pese a que Acos es capital de distrito, notándose también que Vichaycocha tiene
un mayor porcentaje de personas sin DNI.
Principal razón por la que no tiene acta o partida de nacimiento
La principal razón por la que no tienen acta o partida de nacimiento, según los encuestados,
es porque no lo necesita con el 37.5%, no asentaron su partida de nacimiento con el 18.8%
y porque nunca se preocupó con otro 18.8%, entre las principales razones.
En los Laureles Sur el 75.0% de los que no tienen acta o partida de nacimiento señala
que la principal razón que no tiene el acta o partida de nacimiento es porque no lo necesita,
en Chancay el 66.7% porque no asentaron su partida de nacimiento. Ver Tabla 1.1
Tabla 1.1: Principal razón por la que no tiene acta o partida de nacimiento
según localidades
Principal razón
No lo necesita
No asentaron su partida de
nacimiento
Nunca se preocupó
Distancia significativa entre
el Centro Poblado y el lugar
donde se inscribe
Se quemaron documentos en
la municipalidad
Le robaron
No encuentran su partida
Total
Los Laureles Sur
75.0
...
Chancay
33.3
66.7
...
25.0
...
...
...
...
...
100.0
Localidad
Acos
...
33.3
Total
Santa Cruz
33.3
...
Vichaycocha
33.3
...
37.5
18.8
33.3
...
33.3
...
33.3
...
18.8
6.3
...
33.3
...
...
6.3
...
...
100.0
...
...
100.0
33.3
...
100.0
...
33.3
100.0
6.3
6.3
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Principal razón por la que no tiene DNI
Del total que señalaron que no tienen DNI, el 40.0% menciona que no tiene dicho documento
porque no tiene partida de nacimiento y también porque hay distancia entre el centro poblado y el lugar donde se solicita el DNI, le robaron el DNI o porque nunca se preocupó de
tramitarlo. Por localidades vemos que del total que señalaron que no tienen DNI, el 100.0%
en Acos y el 100.0% en Santa Cruz es porque no tiene partida de nacimiento y porque le
robaron; en Vichaycocha porque no tiene partida de nacimiento, por la distancia y porque
nunca se preocupó, cada una con el 33.3%. Ver Tabla 1.2.
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Marta Zolezzi de Rojas
Tabla 1.2: Principal razón por la que no tiene DNI según localidades
Principal razón por la que no tiene DNI
Localidad
Total
Acos
Santa Cruz
Vichaycocha
Porque no tiene partida de nacimiento
100.0
...
33.3
40.0
Distancia entre el Centro Poblado y el
33.3
20.0
...
...
lugar donde se solicita DNI
Le robaron
...
100.0
...
20.0
Nunca se preocupó
...
...
33.3
20.0
Total
100.0
100.0
100.0
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012.
Ejerció el derecho al voto en las elecciones presidenciales del 2011
El 92.1% sí votó en las últimas elecciones presidenciales del 2011 y el 7.9% no votó. Por
localidades se observa que en Los Laureles y Chancay el 100.0% sí votó en las elecciones
presidenciales, en cambio, el 6.7% en Acos, el 16.7% en Santa Cruz y Vichaycocha no votaron.
Ver Gráfico 2.
Gráfico 2: Ejerció derecho a votar en las últimas elecciones presidenciales
del 2011 según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Por qué no ejerció el derecho al voto en las elecciones presidenciales del 2011
Los motivos principales porque no votó en las elecciones presidenciales del 2011 fueron
que carecía del DNI y la distancia significativa entre la localidad y el lugar donde se ubica el
sufragio, cada uno con el 41.7%. Otros casos fueron la pérdida del DNI y porque no cree en
las elecciones, cada uno con el 8.3%.
208
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
Por localidades, se observa que en Acos, del total que no votaron, el 50.0% no lo hizo
por la distancia y el otro 50.0% porque no cree en las elecciones; en Santa Cruz porque
carecía de DNI y por la distancia con el 40.0%, respectivamente, además de un 20.0% por la
pérdida del DNI; y en Vichaycocha porque carecía del DNI y por la distancia, cada uno con
el 60.0% y 40.0%, respectivamente.
En conclusión, en cuanto al derecho a la identidad se observa claramente que hay diferencias significativas entre localidades de la costa (Chancay y Los laureles Sur) y localidades
de la sierra (Acos, Santa Cruz y Vichaycocha), pues estos últimos señalan que tienen menor
acceso a servicios del Estado para registrarse y hacer uso de sus documentos de identidad.
II. SALUD
Cobertura del servicio de salud
De las cinco localidades estudiadas, solo Los Laureles del Sur, que es un centro poblado rural
de la costa de Chancay, no cuenta con establecimiento de salud, en cambio, el resto (Chancay,
Acos cuenta con Centro de Salud, Santa Cruz y Vichaycocha cuentan con Puesto de Salud
que son de gestión pública). El equipamiento no es el ideal para atender a la población, sin
embargo cuentan con ambulancia, camillas, laboratorio, balanza, refrigeradora. Cuentan con
el mínimo personal médico y los servicios que brindan a la población son medicina general,
obstetricia, enfermería, emergencia, entre otros.
Chancay cuenta con el Hospital de Chancay que tiene categoría II-2, el tipo de gestión es
pública y cuenta entre su equipamiento con 78 camas, laboratorio, equipo de cirugía, rayos
x, ambulancia, equipo de ginecología, odontología. El personal médico está conformado
por 51 médicos, 3 odontólogos, 4 químicos, 18 farmacéuticos, 60 obstetras, 4 enfermeras, 11
nutricionistas, 7 tecnólogos médicos, 91 técnicos en enfermería y los servicios que brinda son
medicina, cirugía, traumatología, ginecología, pediatría, odontología, psicología, nutrición,
materno, consulta externa y hospitalización.
Chancay cuenta con 15.7 médicos por cada 10,000 habitantes, 3.0 técnicos de salud por
cada 10,000 habitantes, 1.2 enfermeras por cada 10,000 habitantes y 28.1 técnicas enfermeras
por cada 10000 habitantes; Acos cuenta con cuenta con 1.0 médico, 0 técnicos de salud, 0
enfermeras y 1.0 técnica enfermera por cada 10,000 habitantes; Santa Cruz y Vichaycocha
cuentan con personal médico pero insuficiente para 10,000 habitantes.
En otras palabras, en Chancay hay la razón de 01 médico por cada 633 habitantes, en
Acos hay 01 médico por cada 169 habitantes, en Santa Cruz hay 01 médico por cada 430
habitantes y en Vichaycocha hay 01 médico por cada 474 habitantes.
Si bien es cierto que en las localidades más alejadas de las capitales la razón de médicos
es mayor que en Chancay, el servicio, la infraestructura y el equipamiento de Chancay es
mayor que otros lugares. Ver Tabla 2.1.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
209
Marta Zolezzi de Rojas
Tabla 2.1: Personal de salud por habitantes según localidades
Población (Censo 2007)
Número de médicos
Número de médicos por cada 10,000 habitantes
Técnicos de salud
Técnicos de salud por cada 10,000 habitantes
Enfermeras
Enfermeras por cada 10,000 habitantes
Técnicas en enfermería
Técnicas en enfermería por cada 10,000 habitantes
TOTAL de personal de salud
TOTAL de personal de salud por cada 10,000 habitantes
Médico por habitantes
Los Laureles Sur
544
...
...
...
...
...
...
...
...
…
…
Localidad
Chancay Acos Santa Cruz Vichaycocha
32312
507
430
474
51
3
1
1
15.7
1.0
0
0
10
1
...
...
3.0
0
0
0
4
1
1
1
1.2
0
0
0
91
3
1
1
28.1
1.0
0
0
156
8
3
3
48
1.0
0
0
633
169
430
474
Fuente: MINSA. Dirección de Estadística y Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012.
Tanto en Acos como en Vichaycocha el costo de la consulta es de 3.00 nuevos soles y
en Santa Cruz es de 5.00 nuevos soles. Existen medicinas pero es insuficiente para atender
a la población.
El hospital de Chancay cobra por consulta médica 7.00 nuevos soles, se dispone de
medicinas pero estas representan solo el 90.0% del total.
Seguro de salud
Respecto al tema de seguro de salud, el 44.7% no cuenta con ningún tipo de seguro, el 30.3%
tiene seguro del SIS/AUS (Sistema Integral de Salud/Aseguramiento Universal de Salud), el
24.3% tiene seguro de EsSalud y el 0.7% tiene seguro de las FFAA/FFPP.
Las localidades con mayor incidencia de no contar con ningún tipo de seguro de salud
son Acos con el 40.0%, Santa Cruz con el 73.3% y Vichaycocha con el 63.3%.
Establecimiento de salud donde se atienden
El 78.9% acude a los establecimientos de salud del Minsa como son hospitales, centros de
salud, puestos de salud y postas médicas, el 17.8% acude a EsSalud, el 2.0% acude a médico
particular, el 0.7% no se atiende en ningún lugar (se atiende en casa) y otro 0.7% acude a
una clínica.
Por localidades se observa que principalmente acuden a establecimientos de salud del
Minsa y en segundo lugar a EsSalud.
Motivos de atención en el establecimiento de salud
Por localidades vemos que los motivos de atención de la salud son distintos. Efectivamente,
en Los Laureles (centro poblado rural de Chancay) se atienden en médico particular porque
no tiene establecimiento de salud o se van a Chancay a atenderse en el Minsa o EsSalud.
210
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
En los asentamientos humanos urbanos de Chancay como Buena Vista, tampoco tienen un
establecimiento de salud en su localidad pero tienen las facilidades para trasladarse a uno del
centro de Chancay. En cambio, en Acos, Santa Cruz y Vichaycocha, la mayoría se atiende en el
centro de salud porque está cerca a su domicilio, es decir en el mismo pueblo. Ver Tabla 2.2.
Tabla 2.2: En caso de enfermedad por qué se atendió en ese lugar según localidad
Localidad
Los Laureles Sur
Razones
En mi pueblo no hay
establecimientos de salud
Hay de todo
Es seguro
Está cerca
No sabe, No opina
Total
En mi pueblo no hay
A.H. Buena
Vista (Chancay) establecimientos de salud
Hay de todo
El SIS no es adecuado
Porque tengo EsSalud
Es grande
Es mejor
No sabe, No opina
Total
Acos
Hay de todo
Está cerca
El SIS no es adecuado
Porque tengo EsSalud
Aquí nos atienden bien
En mi pueblo no me atienden
No sabe, No opina
Total
Santa Cruz
Está cerca
Porque tengo EsSalud
Es mejor
Es el único
No sabe, No opina
Total
En caso de enfermedad o accidente, ¿Ud. o su familia adónde
acuden normalmente? No se atendió
en ningún
lugar
Médico
particular
100.0
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MINSA ESSALUD
85.0
5.0
100.0
100.0
100.0
68.4
5.3
5.3
5.3
5.3
10.5
6.7
6.7
10.0
6.7
100.0
59.4
3.1
3.1
21.9
3.1
6.3
3.1
100.0
3.3
73.3
3.3
3.3
6.7
3.3
6.7
100.0
80.0
10.0
3.3
3.3
3.3
100.0
50.0
100.0
70.0
22.2
22.2
22.2
100.0
41.7
8.3
100.0
33.3
100.0
84.6 3.8 33.3
3.8
3.8
3.8
100.0
85.7
3.6
3.6
3.6
3.6
100.0
Clínica
33.3 10.0 Total
100.0
33.3 100.0
100.0
100.0 100.0 211
Marta Zolezzi de Rojas
Vichaycocha
Hay establecimientos de
Salud pero no hay médicos
Hay de todo
Está cerca
Es el único
Lo prefiere
En mi pueblo no hay EsSalud
Total
100.0 14.8 16.7
3.7 74.1 7.4 100.0 100.0 3.3
66.7
6.7
3.3
3.3
100.0
100.0
100.0 100.0 100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Beneficios de campaña de salud
En cuanto si ha sido beneficiado con algún tipo de campaña de salud para prevención de
enfermedades de parte del Minsa, el 77.0% sí ha recibido algún tipo de campaña de salud
y el 23.0% no ha recibido.
Por localidades se aprecia que las localidades con mayor incidencia que no han recibido
algún tipo de campaña de salud para la prevención de enfermedades de parte del Minsa son
Los Laureles del Sur con el 36.7%, Chancay con el 28.1% y Acos con el 36.7%. Esta situación es
comprensible puesto que los lugares más alejados de la provincia de Huaral son priorizados
para este tipo de campañas. Ver Gráfico 3.
Gráfico 3: Ha recibido algún tipo de campaña de salud para prevención de
enfermedades de parte del MINSA según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
212
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
Distancia que recorre para llegar al establecimiento de salud más cercano
El 46.1% debe recorrer menos de 1 kilómetro para llegar al establecimiento de salud más
cercano, el 33.6% debe recorrer de 2 a 5 kilómetros, el 8.6% debe recorrer de 6 a 10 kilómetros
y el 11.8% debe recorrer más de 11 kilómetros.
El 93.3% en Acos, el 83.3% en Santa Cruz y el 56.7% en Vichaycocha deben recorrer
menos de 1 kilómetro para llegar al establecimiento de salud más cercano, en cambio, el
100.0% en Los Laureles Sur deben recorrer entre 2 a 5 kilómetros.
Tiempo que le toma para llegar al establecimiento de salud más cercano
Respecto a los minutos que le toma para llegar al establecimiento de salud más cercano, al
79.6% le toma menos de 10 minutos, al 7.9% le toma de 11 a 20 minutos, al 0.7% le toma de
21 a 30 minutos y al 11.8% le toma más de 31 minutos.
El 96.7% en Laureles Sur, el 87.5% en Chancay, el 80.0% en Acos, el 83.3% en Santa
Cruz y el 50.0% en Vichaycocha toma menos de 10 minutos para llegar al establecimiento
de salud más cercano.
En salud, se aprecia una menor brecha entre localidades, salvo por los seguros de salud
donde las localidades más alejadas de la sierra cuentan con menor porcentaje de aseguramiento social. Asimismo, la tasa de personal médico por habitante es baja en Chancay e
inexistente en otros lugares. Según la Organización Mundial de la Salud, el indicador mínimo
debe ser por lo menos 25 médicos por 10,000 habitantes.
III. EDUCACIÓN
Cobertura de servicio de educación
En todas las localidades de estudio el Estado ha promovido el servicio de educación en los
distintos niveles: inicial, primaria y secundaria. Chancay cuenta con un total de 29 instituciones educativas, 15 de ellas son de gestión pública y 14 de gestión privada. Tiene los niveles
educativos de inicial, primaria, secundaria, básica regular y superior técnica contando con
una población de 8,446 alumnos y 553 docentes. La deserción escolar se estima en 3.0%,
el tipo de enseñanza es polidocente y los padres de familia están organizados en Apafa.
Las instituciones educativas son de gestión estatal en los niveles de inicial, primaria y
secundaria, la población estudiantil no es muy numerosa y del total de docentes la mayoría
son contratados y menos del 50.0% son nombrados.
La deserción escolar representa al 1.0%, el tipo de enseñanza es polidocente y en todas
las instituciones educativas existe Apafa. Ver Tabla 3.1.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
213
Marta Zolezzi de Rojas
Tabla 3.1: Características generales de Instituciones Educativas
según localidades
Características
Nombre de la IE
Tipo de gestión
Nivel educativo
Número de alumnos
matriculados
Número de docentes
Tipo contrato
Deserción escolar %
Tipo de enseñanza
Hay Apafa
Localidad
Los Laureles Sur
Chancay
Acos
21568
29 I.E.
20424
Estatal
15 estatal y 14 privada
Estatal
Inicial, primaria y
Inicial, primaria,
Inicial,
secundaria
secundaria, básica
primaria y
regular y superior
secundaria
162
8446
114
20
10, 4 contratados
y 16 nombrados
1
Polidocente
Sí
553
contratados y
nombrados
3
Polidocente
Sí
Santa Cruz
Santa Cruz
Estatal
Inicial,
primaria y
secundaria
78
Vichaycocha
20420
Estatal
Inicial,
primaria y
secundaria
120
15
14
9
6 contratados y contratados y contratados
9 nombrados
nombrados y nombrados
1
1
1
Polidocente
Polidocente Polidocente
Sí
Sí
Sí
Fuente: MINEDU. Escale 2012 y Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012.
Las instituciones educativas ubicadas en los Laureles Sur, Chancay y Vichaycocha son
construidas básicamente con material de construcción noble, en tanto que en Acos y Santa
Cruz el material predominante es el adobe o tapia y los techos de calamina.
Todas las instituciones educativas cuentan con el servicio de agua y luz, además, las
aulas son adecuadas para la enseñanza. Las instituciones educativas fueron construidas por
el Estado con el apoyo de los padres de familia. Ver Tabla 3.2.
Tabla 3.2: Calidad de infraestructura educativa según localidades
Infraestructura
Material de construcción
Agua
Luz
Aula adecuada pedagógica
Construcción del local (padres, Estado)
Chancay
Noble
Acos
Santa Cruz
Vichaycocha
Adobe o tapia,
Adobe o tapia,
Noble
techo calamina
techo calamina
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Padres de familia y Padres de familia y Padres de familia y Padres de familia y
Estado
Estado
Estado
Estado
Fuente: Minedu. Escale 2012 y Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012.
Asistencia a estudios secundaria
Casi la totalidad de la población escolar asiste a la escuela secundaria, la tasa de asistencia
es de 94.0% al 100.0%, el horario de ingreso es a las 8 a.m. y la salida es a las 13:30 p.m., los
días de enseñanza son de lunes a viernes. Ver Tabla 3.3.
214
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La inclusión social en el Perú
Tabla 3.3: Asistencia a secundaria según localidades
Características
Población entre 12 a 16 años
Población total que asiste a secundaria
entre 12 a 16
Tasa de asistencia neta a secundaria
entre 12 a 16 años (%)
Horario entrada
Horario salida
Días de enseñanza
Los Laureles Sur
100
100
Chancay
3408
3201
100
94
8:00
13:30
Lunes a viernes
8:00
13:00
Lunes a
viernes
Localidad
Acos
60
48
Santa Cruz
34
34
Vichaycocha
70
70
100
100
99
8:00
13:30
Lunes a
viernes
8:00
13:30
Lunes a
viernes
8:00
13:30
Lunes a
viernes
Fuente: Minedu. Escale 2012 y Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012.
Distancia que recorren los escolares para llegar a su institución educativa
El 98.7% de los escolares deben recorrer menos de 1 kilómetro para llegar a la institución
educativa más cercana, el 0.7% debe recorrer de 2 a 5 kilómetros y otro 0.7% debe recorrer
de 6 a 10 kilómetros.
El 100.0% en Los Laureles Sur, Acos y Vichaycocha deben recorrer menos de 1 kilómetro
para llegar a la institución educativa más cercana, en cambio, el 3.1% en Chancay deben
recorrer entre 6 a 10 kilómetros y el 3.3% en Santa Cruz deben recorrer entre 2 a 5 kilómetros.
Tiempo que les toman a los escolares para llegar a su institución educativa
En cuanto a los minutos que le toma para llegar al escolar a la institución educativa más
cercana, el 94.1% le toma menos de 10 minutos y el 5.9% le toma de 11 a 20 minutos.
El 3.1% en Chancay, el 16.7% en Acos, el 3.3% en Santa Cruz y el 6.7% en Vichaycocha
le toma de 11 a 20 minutos para llegar a la institución educativa más cercana.
En síntesis, en el sector educación, el Estado cubre la demanda de servicio educativo
de la población, por ser este un servicio básico como el sector salud.
IV. SANEAMIENTO
Según el INEI, en el censo del 2007 existía déficit de servicio higiénico en algunas localidades
como Los Laureles Sur (actualmente están realizando los primeros trabajos del sistema de
agua y alcantarillado) y Vichaycocha, las demás localidades cuentan con servicio higiénico
pero aún es insuficiente para la totalidad de viviendas. Igualmente hay déficit del servicio
de agua, especialmente en Los Laureles Sur y Vichaycocha. Ver Tabla 4.1.
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215
Marta Zolezzi de Rojas
Tabla 4.1: Saneamiento según localidades
Características
Total viviendas
Número de viviendas con servicio higiénico
% de viviendas con servicio higiénico
Número de viviendas con abastecimiento
de agua
% de viviendas con abastecimiento de agua
Número de viviendas con acceso a agua y
desagüe a la vez
% de viviendas con acceso a agua y desagüe
a la vez
Localidad
Los Laureles Sur
250
25
10
25
Chancay
7633
5717
74.9
7051
Acos
150
150
100
150
Santa Cruz
125
88
70
119
Vichaycocha
125
38
30
100
10
25
92.4
5717
100
150
95
125
80
38
10
74.9
100
70
30
Fuente: INEI. Censo Nacional 2007 y Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Estos datos coinciden con el resultado de la encuesta. Efectivamente, la principal fuente
de abastecimiento de agua es la red pública dentro de la vivienda (agua potable) con el
67.1%, le sigue pozo de agua con el 24.3%, pilón de uso público con el 3.9%, río/acequia/
manantial o similar con otro 3.9% y agua entubada (agua sin tratar) con el 0.7%.
En Los Laureles Sur el 23.3% se abastece de agua de red pública pero el 76.7% se abastece de agua de pozo; en Chancay el 56.3% se abastece de agua de red pública y el 43.8%
se abastece de agua de pozo; en Acos el 93.3% se abastece de agua de red pública y el 6.7%
usa el agua de río/acequia/manantial o similar; en Santa Cruz el 96.7% se abastece de agua
de red pública y el 3.3% de pilón de uso público; y en Vichaycocha el 66.7% se abastece de
agua de red pública, el 16.7% de pilón de uso público, el 13.3% de río/acequia/manantial y
el 3.3% de agua entubada.
El 63.2% tiene el baño conectado a red pública de desagüe dentro de la vivienda, el
19.1% no tiene baño, el 7.2% tiene pozo ciego o negro/letrina o silo, el 3.9% utiliza el río/
acequia/canal para sus necesidades básicas, el 3.3% tiene el baño conectado a red pública
de desagüe fuera de la vivienda y otro 3.3% tiene pozo séptico.
Más de la mitad de las viviendas tienen baño conectado de red pública de desagüe
dentro de la vivienda, a excepción de Vichaycocha donde solo el 26.7% tiene baño conectado
a red pública dentro de la vivienda y el 53.3% no tiene baño.
En suma, el saneamiento (agua potable y alcantarillado) es un servicio aún restringido
en localidades rurales, tanto de la costa como de la sierra. En ese sentido, las capitales de
distrito han accedido a ese servicio básico.
V. ELECTRIFICACIÓN
Según el INEI, casi la totalidad de las viviendas del área de estudio cuenta con el servicio de
electrificación por red pública.
216
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La inclusión social en el Perú
En la encuesta también se ha obtenido parecidos resultados, es decir, el 98.0% de las
viviendas cuentan con alumbrado eléctrico de red pública. El 3.3% en Acos, Santa Cruz y
Vichaycocha no cuentan con alumbrado eléctrico de red pública. Ver Gráfico 4.
Gráfico 4: La vivienda tiene alumbrado eléctrico de red pública según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
En conclusión, pese a que el servicio eléctrico es un servicio que la mayoría de la población ha accedido, aún se observa ciertas diferencias con las localidades alejadas como
Aco, Santa Cruz y Vichaycocha, que cuentan con algunas viviendas que todavía no acceden
a este servicio.
VI. SEGURIDAD CIUDADANA
En el estudio de campo se ha identificado que solo existe una Comisaría en Chancay y un
Puesto Policial en Acos. En Acos el número de policías es de siete efectivos para una población de 507 habitantes (72 habitantes por policía). En Chancay existen 41 policías para una
población de 32,312 habitantes (788 habitantes por policía), estando muy por encima de la
media mundial según la ONU, de un policía por cada 357 habitantes. Prácticamente no hay
serenazgo en el área de estudio, de vez en cuando las municipalidades de Chancay y Huaral
envían a las zonas más altas de la provincia a serenazgo para que hagan sus recorridos. Ver
Tabla 6.1.
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217
Marta Zolezzi de Rojas
Tabla 6.1: Seguridad ciudadana según localidades
Características
Población (Censo 2007)
Existe puesto policial
Número de policías
Policía por habitantes
Policía por cada mil
habitantes
Serenazgo
Rondas o seguridad
ciudadana
Los Laureles Sur
544
No
...
...
...
Chancay
32312
Sí
41
788
1.3
Localidad
Acos
507
Sí
07
72
6
Santa Cruz
430
No
...
...
...
Vichaycocha
474
No
...
...
...
De vez en cuando
Sí hay
Viene de Huaral No
No
No
De vez en cuando De vez en cuando De vez en cuando
No
Fuente: INEI. Censo Nacional 2007, Policía Nacional de Chancay y Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012.
El 82.9% señala que no existe rondas de seguridad vecinal y el 17.1% considera que
sí existe. La tendencia se repite por localidades, solo una pequeña parte afirma que sí hay
rondas de seguridad vecinal, pero la mayoría señala que no existen. Ver Gráfico 5.
Del total que manifiesta que sí existen rondas de seguridad vecinal, lo consideran así
porque a veces trabajan y a veces no trabajan y por la existencia de abigeato y por seguridad
ciudadana, cada uno con el 3.8%. El 92.3% no expresa argumento sólido.
Del total que considera que no existen rondas de seguridad vecinal, el 25.4% lo considera así porque no se organizan, el 10.3% porque el pueblo es tranquilo, el 9.5% porque
son desunidos, el 0.8% porque hay falta de interés, el 0.8% porque no hay apoyo de la municipalidad y otro 0.8% porque hay desacuerdo de la municipalidad. El 52.4% no argumenta
su opinión. Ver Tabla 6.2.
Gráfico 5: Existen rondas de seguridad vecinal
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012.
218
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La inclusión social en el Perú
Tabla 6.2: Por qué motivo existen o no existen rondas de seguridad vecinal
según localidades
Existen rondas Motivos
de seguridad
vecinal
Sí
No
A veces trabajan a
veces no
Por abigeato y
seguridad ciudadana
No sabe, No opina
Total
No se organizan
El pueblo es tranquilo
Son desunidos
Falta interés
No hay apoyo de la
municipalidad
Hay desacuerdo de la
municipalidad
No sabe, No opina
Total
Localidad
Total
Los Laureles Sur
11.1
Chancay
...
Acos
...
Santa Cruz
...
Vichaycocha
...
3.8
...
...
...
25.0
...
3.8
88.9
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
75.0
100.0
100.0
100.0
92.3
100.0
14.3
...
23.8
4.8
...
50.0
...
7.1
...
3.6
13.0
21.7
4.3
...
...
11.5
26.9
...
...
...
32.1
3.6
14.3
...
...
25.4
10.3
9.5
.8
.8
...
...
4.3
...
...
.8
57.1
100.0
39.3
100.0
56.5
100.0
61.5
100.0
50.0
100.0
52.4
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
VII. DENSIDAD DE INSTITUCIONES DEL ESTADO
En este acápite se pidió a los encuestados que opinen sobre la presencia suficiente o insuficiente de las principales instituciones del Estado que tienen como objetivo realizar inclusión
social a la población excluida de la sociedad a través de sus órganos competentes.
Según los encuestados no existe ninguna oficina de la Reniec en las cinco localidades
de estudio.
En el 60.5% de los casos los encuestados manifiestan que no existe agencia municipal,
el 25.7% considera que su presencia es suficiente y el 13.8% que su presencia es insuficiente.
En Los Laureles Sur, Chancay y Vichaycocha los encuestados señalan que no existe la
presencia del gobierno local. Sólo en Santa Cruz el 76.7% considera su presencia como suficiente, en cambio en Acos no existe mucha diferencia entre los que señalan que la presencia
de la municipalidad es suficiente o insuficiente. Ver Gráfico 6.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
219
Marta Zolezzi de Rojas
Gráfico 6: Opinión sobre presencia insuficiente o suficiente de la municipalidad
distrital o agencia municipal según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Respecto a establecimientos de salud, el 21.1% considera que su presencia es insuficiente
y el 37.5% que es suficiente. La gran mayoría en Acos y Santa Cruz considera que su presencia
es suficiente, en cambio en Vichaycocha (que está más alejada de Santa Cruz, capital del
distrito), el 56.7% considera que su presencia es insuficiente. Ver Tabla 7.1.
Tabla 7.1: Opinión sobre presencia insuficiente o suficiente de Establecimientos de
Salud según localidades
Opinión
Insuficiente, debería ser
mayor
Suficiente
No hay en la localidad
No sabe, No opina
Total
Localidad
Los Laureles Sur
...
Chancay
...
Acos
20.0
...
100.0
...
100.0
...
100.0
...
100.0
76.7
...
3.3
100.0
Total
Santa Cruz Vichaycocha
30.0
56.7
70.0
...
...
100.0
43.3
...
...
100.0
21.1
37.5
40.8
.7
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Respecto a la presencia de médicos del Minsa, el 42.8% considera que su presencia
es insuficiente y el 15.8% que es suficiente. La gran mayoría, tanto en Acos como en Santa
Cruz y Vichaycocha consideran que la presencia de médicos del Minsa es insuficiente. Ver
Tabla 7.2.
220
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
Tabla 7.2: Opinión sobre insuficiente o suficiente la presencia de médicos del MINSA
según localidades
Opinión
Insuficiente, debería ser
mayor
Suficiente
No hay en la localidad
No sabe, No opina
Total
Localidad
Total
Los Laureles Sur
...
Chancay
...
Acos
60.0
Santa Cruz
83.3
Vichaycocha
73.3
42.8
...
100.0
...
100.0
...
100.0
...
100.0
36.7
...
3.3
100.0
16.7
...
...
100.0
26.7
...
...
100.0
15.8
40.8
.7
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
En general el 72.4% considera que la presencia de instituciones educativas es suficiente,
la misma tendencia se repite a nivel de localidades a excepción de Los Laureles Sur donde
el 56.7% considera suficiente y el 43.3% lo considera insuficiente. Ver Gráfico 7.
Gráfico 7: Opinión sobre insuficiente o suficiente presencia de instituciones educativas según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
221
Marta Zolezzi de Rojas
Para el 17.1% la presencia de colegios secundarios es insuficiente, para el 61.2% es suficiente y el 0.7% no opina. En el A.H. Buena Vista de Chancay no existe colegio secundario
que representa el 21.1% del total. Para el 63.3% en Los Laureles Sur, el 76.7% en Acos, el
93.3% en Santa Cruz y para el 76.7% en Vichaycocha la presencia de colegios secundarios
es suficiente. Ver Tabla 7.3
Tabla 7.3: Opinión sobre insuficiente o suficiente presencia de colegios
secundarios según localidades
Opinión
Insuficiente, debería ser mayor
Suficiente
No hay en la localidad
No sabe, No opina
Total
Localidad
Total
Los Laureles Sur
36.7
Chancay
...
Acos
23.3
Santa Cruz
3.3
Vichaycocha
23.3
17.1
63.3
...
...
100.0
...
100.0
...
100.0
76.7
...
...
100.0
93.3
...
3.3
100.0
76.7
...
...
100.0
61.2
21.1
0.7
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Para el 32.2% la presencia de empresa de agua potable y alcantarillado es insuficiente y
para el 67.1% es suficiente. Para el 50.0% en Los Laureles Sur, el 56.3% en Chancay, el 93.3%
en Acos, el 90.0% en Santa Cruz y para el 46.7% en Vichaycocha la presencia de empresas
de agua potable y alcantarillado es suficiente, sin embargo, se debe señalar que tanto en
Los Laureles Sur como en Chancay y Vichaycocha gran parte de la población considera que
la presencia de agua potable y alcantarillado es insuficiente. Ver Tabla 7.4
Tabla 7.4: Opinión sobre insuficiente o suficiente la presencia de empresa de agua
potable y alcantarillado según localidades
Opinión
Insuficiente, debería ser
mayor
Suficiente
No sabe, No opina
Total
Los Laureles Sur
Chancay
50.0
43.8
50.0
...
100.0
56.3
...
100.0
Localidad
Acos
Total
Santa Cruz
Vichaycocha
6.7
6.7
53.3
32.2
93.3
...
100.0
90.0
3.3
100.0
46.7
...
100.0
67.1
0.7
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Para el 99.3% la presencia de empresa de electricidad es suficiente, a nivel de localidades la tendencia se repite en Los Laureles Sur, Chancay, Acos, Santa Cruz y Vichaycocha.
Ver Gráfico 8.
222
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
Gráfico 8: Opinión sobre insuficiente o suficiente presencia de empresas de electricidad según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Para el 4.6% la presencia de puestos policiales es insuficiente y para el 15.1% es suficiente. Para el 76.7% en Acos la presencia de puestos policiales es suficiente. Ver Tabla 7.5
Tabla 7.5: Opinión sobre insuficiente o suficiente presencia de puestos policiales
según localidades
Opinión
Insuficiente, debería ser
mayor
Suficiente
No hay en la localidad
Total
Localidad
Total
Los Laureles Sur
...
Chancay
...
Acos
23.3
Santa Cruz
...
Vichaycocha
...
4.6
...
100.0
100.0
...
100.0
100.0
76.7
...
100.0
...
100.0
100.0
...
100.0
100.0
15.1
80.3
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Para el 7.2% la presencia de policías es insuficiente y para el 12.5% es suficiente. Para el
63% en Acos la presencia de policías es suficiente. Ver Tabla 7.6
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
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Marta Zolezzi de Rojas
Tabla 7.6: Insuficiente o suficiente presencia de policías según localidades
Opinión
Localidad
Insuficiente, debería ser mayor
Suficiente
No hay en la localidad
Total
Los Laureles Sur
...
...
100.0
100.0
Chancay
...
...
100.0
100.0
Acos
36.7
63.3
...
100.0
Total
Santa Cruz
...
...
100.0
100.0
Vichaycocha
...
...
100.0
100.0
7.2
12.5
80.3
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
No existe la presencia de serenazgo en las localidades de estudio.
VIII. EVALUACIÓN DEL SERVICIO DE INCLUSIÓN SOCIAL
En este capítulo se aprecia la evaluación de los ciudadanos de estas pequeñas localidades sobre las instituciones públicas que operan en sus localidades brindando servicios de inclusión
social como desarrollo local, salud, educación, agua y alcantarillado, electricidad y seguridad.
Evaluación del servicio de la municipalidad distrital o agencia municipal
En general, el 25.0% de los encuestados considera que la municipalidad distrital o agencia
municipal brinda un servicio malo, el 43.3% considera que brinda un servicio regular y el
31.7% considera que brinda un servicio bueno.
En Acos el 46.7% considera que la municipalidad de ese distrito brinda un servicio
malo, el 40.0% considera que brinda un servicio regular y el 13.3% considera que brinda
un servicio bueno; por el contrario, en Santa Cruz el 3.3% considera que su municipalidad
distrital brinda un servicio malo, el 46.7% considera que brinda un servicio regular y el 50.0%
considera que brinda un servicio bueno. El resto de localidades de la encueta no tiene local
municipal en su territorio. Ver Tabla 8.1.
Tabla 8.1: Evaluación del servicio de la municipalidad distrital o agencia
municipal según localidades
Evaluación
Malo
Regular
Bueno
Total
Los Laureles Sur
...
...
...
...
Chancay
...
...
...
...
Localidad
Acos
46.7%
40.0%
13.3%
100.0%
Total
Santa Cruz
3.3%
46.7%
50.0%
100.0%
Vichaycocha
...
...
...
...
25.0%
43.3%
31.7%
100.0%
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Evaluación del servicio de establecimiento de salud
En general, el 7.8% considera que el establecimiento de salud brinda un servicio malo, el 72.2%
considera que brinda un servicio regular y el 20.0% considera que brinda un servicio bueno.
224
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
En Acos el 3.3% considera que brinda un servicio malo, el 66.7% considera que brinda
un servicio regular y el 30.0% considera que brinda un servicio bueno; en Santa Cruz el 6.7%
considera que brinda un servicio malo, el 66.7% considera que brinda un servicio regular
y el 26.7% considera que brinda un servicio bueno; y en Vichaycocha el 13.3% considera
que brinda un servicio malo, el 83.3% considera que brinda un servicio regular y el 3.3%
considera que brinda un servicio bueno. Ver Tabla 8.2.
Tabla 8.2: Evaluación del servicio de establecimiento de salud según localidades
Evaluación
Malo
Regular
Bueno
Total
Los Laureles Sur
...
...
...
...
Chancay
...
...
...
...
Localidad
Acos
3.3%
66.7%
30.0%
100.0
Total
Santa Cruz
6.7%
66.7%
26.7%
100.0
Vichaycocha
13.3%
83.3%
3.3%
100.0
7.8%
72.2%
20.0%
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Evaluación del servicio de instituciones educativas
El 3.3% considera que las instituciones educativas brinda un servicio malo, el 71.7% considera que brinda un servicio regular, el 20.4% considera que brinda un servicio bueno y el
4.6% no sabe, no opina.
En Los laureles Sur el 3.3% considera que brinda un servicio malo, el 66.7% considera
que brinda un servicio regular y el 30.0% considera que brinda un servicio bueno; en
Chancay el 62.5% considera que brinda un servicio regular y el 15.6% considera que brinda
un servicio bueno; en Acos el 10.0% considera que brinda un servicio malo, el 73.3% considera que brinda un servicio regular y el 16.7% considera que brinda un servicio bueno; en
Santa Cruz el 3.3% considera que brinda un servicio malo, el 66.7% considera que brinda
un servicio regular y el 30.0% considera que brinda un servicio bueno; en Vichaycocha el
90.0% considera que brinda un servicio regular y el 10.0% considera que brinda un servicio
bueno. Ver Tabla 8.3.
Tabla 8.3: Evaluación del servicio de instituciones educativas según localidades
Evaluación
Los Laureles Sur
Malo
3.3
Regular
66.7
Bueno
30.0
No sabe, No opina
...
Total
100.0
Localidad
Chancay
...
62.5
15.6
21.9
100.0
Acos
10.0
73.3
16.7
...
100.0
Total
Santa Cruz
3.3
66.7
30.0
...
100.0
Vichaycocha
...
90.0
10.0
...
100.0
3.3
71.7
20.4
4.6
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
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225
Marta Zolezzi de Rojas
Evaluación del servicio de saneamiento (agua y alcantarillado)
El 9.9% considera que la empresa de agua potable y alcantarillado brinda un servicio malo,
el 73.7% considera que brinda un servicio regular y el 16.4% considera que brinda un servicio bueno.
En Los Laureles Sur el 90.0% considera que brinda un servicio regular y el 10.0% considera
que brinda un servicio bueno; en Chancay el 100.0% considera que brinda un servicio regular;
en Acos el 3.3% considera que brinda un servicio malo, el 70.0% considera que brinda un
servicio regular y el 26.7% considera que brinda un servicio bueno; en Santa Cruz el 60.0%
considera que brinda un servicio regular y el 40.0% considera que brinda un servicio bueno;
en Vichaycocha el 46.7% considera que brinda un servicio malo, otro 46.7% considera que
brinda un servicio regular y el 6.7% considera que brinda un servicio bueno. Ver Gráfico 9.
Gráfico 9: Evaluación del servicio de saneamiento (agua potable y
alcantarillado) según localidades
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Evaluación del servicio de electricidad
El 59.9% considera que la empresa de electricidad brinda un servicio regular y el 40.1%
considera que brinda un servicio bueno.
En Los Laureles Sur el 66.7% considera que brinda un servicio regular y el 33.3% considera que brinda un servicio bueno; en Chancay el 56.3% considera que brinda un servicio
regular y el 4.3.8% considera que brinda un servicio bueno; en Acos el 66.7% considera que
226
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
brinda un servicio regular y el 33.3% considera que brinda un servicio bueno; en Santa Cruz
el 53.3% considera que brinda un servicio regular y el 46.7% considera que brinda un servicio bueno; y en Vichaycocha el 56.7% considera que brinda un servicio regular y el 43.3%
considera que brinda un servicio bueno. Ver Tabla 8.4.
Tabla 8.4: Evaluación del servicio de electricidad según localidades
Evaluación
Regular
Bueno
Total
Localidad
Los Laureles Sur
66.7
33.3
100.0
Chancay
56.3
43.8
100.0
Acos
66.7
33.3
100.0
Total
Santa Cruz
53.3
46.7
100.0
Vichaycocha
56.7
43.3
100.0
59.9
40.1
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Evaluación del servicio de seguridad policial
Sólo en el pueblo de Acos hay la presencia permanente de policías. El 6.7% de los encuestados de esa localidad considera que el puesto policial brinda un servicio malo, el 50.0%
considera que brinda un servicio regular y el 43.3% considera que brinda un servicio bueno.
Ver Tabla 8.5.
Tabla 8.5: Evaluación del servicio de seguridad policial según localidades
Evaluación
Malo
Regular
Bueno
Total
Los Laureles Sur
...
...
...
…
Chancay
...
...
...
…
Localidad
Acos
6.7
50.0
43.3
100.0
Total
Santa Cruz
...
...
...
…
Vichaycocha
...
...
...
…
6.7%
50.0%
43.3%
100.0%
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Razones generales por la que consideran mal los servicios brindados por las
instituciones públicas
El 33.3% considera que los servicios son malos porque no hay obras, el 13.3% porque la
municipalidad no hace nada, el 10.0% porque trabajan mal, otro 10.0% porque el alcalde no
se preocupa de la población, también porque el establecimiento de salud es de baja calidad,
porque no hay buena atención, porque no cumplen lo que prometen y porque la institución
educativa es de baja calidad, cada uno con el 6.7%, entre otros. Ver Tabla 8.6.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
227
Marta Zolezzi de Rojas
Tabla 8.6: Razones generales por la que consideran mal los servicios brindados
por las instituciones públicas según localidades
Razones
Los Laureles Sur
No hay obras
...
La municipalidad no hace nada
...
Trabajan mal
...
El alcalde no se preocupa por la
...
población
El establecimiento de salud es
...
de baja calidad
No hay buena atención
...
No cumplen lo que prometen
...
Institución Educativa es de baja
100.0
calidad
Serenazgo no hace nada
...
La policía no cumple con sus
...
funciones
Total
100.0
Acos
28.6
14.3
...
14.3
Localidad
Santa Cruz
...
...
50.0
...
Total
Vichaycocha
46.2
15.4
15.4
7.7
33.3
13.3
10.0
10.0
7.1
50.0
...
6.7
7.1
14.3
...
...
...
...
7.7
...
7.7
6.7
6.7
6.7
7.1
7.1
...
...
...
...
3.3
3.3
100.0
100.0
100.0
100.0
Fuente: Encuesta Socioeconómica URP. Setiembre 2012
Conclusiones
1.A pesar del crecimiento macroeconómico del país, la situación de pobreza se mantiene
y aún retrocede en la población peruana a una menor velocidad que dicho crecimiento.
2.Los conflictos sociales se suceden día a día, ofreciendo un panorama de insatisfacción
en sus necesidades básicas por parte de la ciudadanía.
3.Los recursos públicos derivados del Estado y de las empresas privadas en busca del
alivio de la pobreza no cumplen su cometido puesto que en los programas sociales se
advierten niveles de filtración, subcobertura y yuxtaposición ocasionando pérdida de
riqueza al país, antes que un soporte valioso para disminuir el estado de pobreza.
4.El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presenta indicadores de
pobreza efectivos que nosotros hemos asumido en nuestra investigación y hemos agregado el indicador de seguridad ciudadana, identificando que no existe serenazgo, rondas
de seguridad vecinal ni presencia policial en la gran mayoría de las localidades estudiadas.
5.El Índice de Densidad del Estado, es decir, presencia del Estado como agente de inclusión
social se evidencia y se observa con mayor intensidad en capitales de distrito antes que
en centros poblados menores pertenecientes a dichos distritos.
6.En los sectores de servicios básicos como salud y educación las brechas de exclusión
social son mínimas dada la inversión social que realiza el Estado en estos sectores.
7.Las brechas de exclusión social se aprecian más en los sectores de identidad, saneamiento, seguridad ciudadana.
228
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
La inclusión social en el Perú
8.Los habitantes de estas poblaciones consideran que los servicios municipales o agencia
municipal van de una escala de regular a mala; consideran que los servicios de salud
brindan un servicio regular del mismo modo que las instituciones educativas. Respecto a
los servicios de agua potable y alcantarillado consideran que brinda un servicio regular,
así como el servicio de electricidad donde evalúan que brindan un servicio de regular
a bueno.
9.Las autoridades deben actuar para regularizar la documentación de los habitantes;
tomar medidas sobre seguros de salud y seguridad ciudadana.
10.Igualmente los servicios municipales deben mejorar y tomar parte en la búsqueda de la
inclusión social, preocupándose por el funcionamiento de los establecimientos de salud,
instituciones educativas, agua potable, alcantarillado, electricidad, puestos policiales.
Recomendaciones
1.Si bien es cierto que solo un pequeño sector de la población no tiene acta o partida de
nacimiento y un porcentaje mucho menor no tiene DNI, se debe alertar a las autoridades
con la finalidad de regularizar la documentación respectiva, considerando que algunos
pobladores no consideran necesario dicha documentación.
2.Tomar las medidas correspondientes en el tema de seguro de salud considerando que
un poco menos de la mitad de la población no cuenta con ningún tipo de seguro de
salud y que solo la tercera parte cuenta con seguro del SIS/AUS.
3.Considerar que solo en Acos existe presencia de puesto policial y en las demás localidades de estudio no cuenta con dicha presencia.
4.Tener en cuenta que consideran de regular a malo los servicios de inclusión social como
municipalidad distrital, establecimientos de salud, instituciones educativas, agua potable y alcantarillado, electricidad y puesto policial. Esto es importante para mejorar las
políticas públicas de servicios estatales.
Referencias bibliográficas
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pobreza”, en Pobreza, desigualdad y desarrollo en el Perú (Informe Anual OXFAM), Lima.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
229
Marta Zolezzi de Rojas
López Jiménez, Sinesio (1997). Ciudadanos reales e imaginarios. Instituto de Diálogo y
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“Sostenibilidad y equidad: un mejor futuro para todos”. Nueva York, EE.UU.
Vásquez Huamán, Enrique (2012). El Perú de los pobres no visibles para el Estado: La inclusión social pendiente a julio del 2012. Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, Lima.
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Perú y América Latina”, en Sociedad civil y desarrollo local. Edit Purrúa, México.
Zolezzi de Rojas Marta (2008). Situación de la mujer en el Perú: Un estudio en la población de
Lima Metropolitana. CIURP, Lima.
230
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
reseñas y comentarios
Scientia
LA CULTURA ANDINA EN DEBATE
A propósito de La heroica resistencia de la cultura andina
de Víctor Domínguez Condezo.
Lima, Edit. San Marcos/UDH, 247 pp.
Pedro Jacinto Pazos
U
na de las grandes preocupaciones que se
presentan en el libro de Víctor Domínguez,
es la reivindicación por la cultura o la racionalidad andina. Sus objetivos centrales se reiteran
a lo largo de sus páginas ofreciendo un cuadro de
“resistencias” y más que resistencias de denuncias
académicas sobre las cuales gran parte de las
ciencias sociales y sobre todo la antropología está
dejando de lado. En realidad, las categorías claves,
podríamos decir, giran alrededor de la cultura, de
las clases sociales, de lo popular, del folclore y algo
todavía, que es lo más incisivo: la educación. Es un
imperativo el momento, para hablar de educación
en el país, tan venido a menos y tan vapuleada a
nivel básico por las instituciones oficiales.
Sin ir tan lejos, y además sin hurgar en la
antropología clásica, Víctor Domínguez se nos
presenta como el descubridor de las ideas desde
el lado empírico-etnográfico, y establece que
parte del sentido de dominación no solo tiene
sus procesos históricos establecidos en su forma
unilineal clasista. Sino, en ella está la dominación
racional-cultural que jerarquiza a su población
y luego, la clasifica. A la discriminación, el racismo, la expoliación material de la existencia de
nuestros pueblos, se añade el soterramiento de
nuestra cultura y de nuestra racionalidad andina,
expresada en su lengua, sus modismos, sus giros
ajenos a las reglas de la lingüística occidentales.
Incluso desde los tonos de voz en el cual la cultura
peruana es tan diversa y tan rica. Donde, además,
las relaciones vocálicas o las pronunciaciones
defectuosas del mundo quechua, las quieren
inscribir desde una falta de cultura, cuando en
realidad aún no se entienden las grandes diferencias culturales que en ella existen, en relación con
la cultura criolla. O lo que Domínguez denomina
cultura popular frente a la cultura burguesa. Es
quizá esta dicotomía lo que complica el análisis
del autor, entonces, da la sensación de que las
clases sociales como categoría son suficientes
para explicar la cultura, cuando continuando con
la lectura del texto, vemos que su riqueza se reivindica en la etnografía —precisamente— sobre
el mundo andino cultural quechua en Huánuco.
De este modo, si bien, la primera parte del
libro se inscribe en las clásicas teorías de las clases sociales, algo sobresale en todo ello: la idea
de cultura. Es decir, esta es una categoría que
no puede escapar de disciplina alguna. Y Víctor
Domínguez lo retoma para decirnos que no existen esas jerarquías con las cuales se denomina
y domina al mundo quechua, sino que en ella
se inserta una racionalidad que va más allá del
lenguaje, cuya característica se demanda por el
pensamiento y la subjetividad de esta población.
Es decir, “pensar en quechua no es lo mismo que
pensar en castellano”.
Y es allí donde observamos el rescate de la
cultura andina que tanto le preocupa al autor.
Esas especies de bibliotecas o Kilkas matemático-cósmicas que tanto hace falta estudiar; las
danzas y canciones; toda esa arqueología andina
existente en la parte de los Andes wanuqueños; y
las leyendas mágico-religiosas regionales en las
que tanto insiste.
Es cuando entramos en las segunda parte
con los cambios lingüísticos y la revaloración de
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 233-234 [2013] CIURP
233
Pedro Jacinto Pazos
los significados; de la ecología andina o los qollqa-s y pata-s (depósitos de alimentos); el mito
de Mama Rayguana; los valores medicinales de
la hoja de coca; y sobre todo, en los Ushnu-s y
el sistema de comunicación en la cultura Yacha,
cuando todo el panorama comienza a dar un
vuelco espectacular en el trabajo de Domínguez.
Es decir, en el fondo su crítica de cómo la
toponimia sufre un giro trascendental en sus
significados, iniciándose así, todo una serie de
alteraciones de nombres de lugares “afectando
lo andino del signo lingüístico”, con algunas palabras que ilustran el texto.
Luego en su descripción de los qollqa-s pata-s, que no son sino los depósitos de alimentos,
en sí huellas monumentales de cómo la sociedad
andina tenía en mente para procurar su bienestar
en tiempos de carencias alimenticias. Es decir, la
revaloración de la agricultura ecológica cósmica
que tanto hoy en día sale a la palestra en el
mundo oficial. Y lo que quizá amarra toda una
antropología cultural, al estilo de Domínguez,
es su mito de la Mama Rayguana, que explica de
alguna forma esa relación, hombre-cultura-naturaleza. Pero aquí no solo se trata del final feliz del
mito o de la realidad, sino en ella se dan la mano,
el hambre y la condición de la danza como forma
de no pasar más hambre. Es decir, la fecundidad de
Mama Rayguana (que hace nacer, crecer y madurar las comidas) no puede ser estropeada por los
hombres y de igual manera la fiesta, la alegría la
danza que es parte de la sociedad peruana: “De
algunos pueblos Mama Rayguana se está yendo,
llevándose las comidas porque están olvidando de
presentar la danza de la Mama Rayguana”. En sí:
la producción de vida y de cultura.
Hay bastante que analizar en el libro de Víctor
Domínguez. Pero su sorpresa mayor es cuando
entra a los Ushnu-s para explicarnos los sistemas de
comunicación del hombre andino. Aquí las colinas
piramidales se nos presentan como lugares especialmente construidas para: “la comunicación, con
el cosmos, la naturaleza viva, los fenómenos atmosféricos, medios de relación entre los pueblos, con los
animales y las plantas, a través del signo más natural:
la voz humana”. Esta última tesis tiene para seguir
investigándose no obstante, si bien cabe a los
lingüistas un trabajo adicional, creo que la antropología y la etnografía cultural desde Domínguez
ya tienen un mérito propio. Y he allí la valía de un
libro con estas pretensiones. No en vano, desde
fines de los años ochenta del siglo pasado, en que
genera la propuesta con su Heroica resistencia de
la cultura andina, Flores Galindo en su prólogo
“Rescate de la tradición” al libro de Carlos Arroyo
(1989) alentó la producción de Víctor Domínguez
como parte de la “profusión de estudios recientes
sobre el mundo andino”, junto con las enjundiosas
publicaciones de autores como Juan Ansión, María
Rostworowski, Scarlett O’Phelan, Pablo Macera,
Manuel Burga, entre otros1.
Qichwa hablante puro e iletrado hasta los 8
años de edad, que recibió y bebió directamente
la vieja sabiduría a través de sus padres, nacido en
la comunidad de Coquín (cultura Yacha), Ambo,
Huánuco, como me contaba. Y, donde además,
a veces pareciera no querer reseñar sus grados
académicos, sino sus orígenes de humildad y
sencillez andina-Qichwa, Víctor Domínguez nos
emplaza con la rigurosidad de su convicción académica, que pienso es suficiente para advertir la
envergadura de su gran trabajo de investigación.
1Ver: Flores Galindo, Alberto. “Rescate de la tradición”
(Prólogo). En: Arroyo, Carlos. Encuentros. Historia y
movimientos sociales en el Perú. Lima, Memoria Angosta,
1989, p. 10.
234
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Jerjes Loayza Javier
Juventud y clandestinidad en Lima: Imaginarios y prácticas violentas
Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lima, 2011, 282 pp.
Susan Romero Bellido
A
través del título Juventud y clandestinidad Loayza asociará dos categorías
íntimamente ligadas en el análisis que
se percibe desde la primera página: una juventud que se expresa desde una clandestinidad
alejada de los valores y la moral consignada
por una sociedad de la cual ni ellos ni ellas se
sentirán aun parte. El libro nos ofrece desde sus
propuestas teóricas iniciales una contextualización de la juventud peruana, dando cuenta de
los procesos sociales, educativos y políticos por
los cuales vienen sorteando los y las jóvenes
en sus diversas particularidades de vida. Poco
a poco Loayza nos prepara para sumergirnos
en aquel ámbito social dramáticamente representativo de la Lima popular: Huaycán. Para
ello el autor advierte no concebir a las pandillas
como lo venimos imaginando. Lo liminal tendrá
especial consideración en este ámbito: las juventudes pandillales serán referidas como grupos
juveniles liminales. Se afirmará, de ese modo,
su condición transicional, evitando juzgarlas
como meros grupos delincuenciales que aún
no cumplen la mayoría de edad. Evitará en todo
momento que imaginemos aquellos jóvenes
como simples pandilleros.
Desde aquella perspectiva teórica es que
Loayza nos presentará a quienes consideró sus
amigos y sus amigas, con quienes compartió
por un año encuentros en las inmediaciones de
dos colegios que él denominará el anómico y el
rígido. Si bien en todo momento no se hará uso
de los nombres verdaderos de los actores, así
como de las instituciones educativas, Loayza nos
presenta a jóvenes cuya violencia los transforma
en peligrosos y osados, aunque en su intimidad
sean capaces de expresar amor por sus familias y
por sus propios compañeros. En aquel anonimato
Loayza será capaz de permitirnos conocer la más
profunda humanidad de mujeres y hombres que
sin acabar aun el colegio, son capaces de robar,
pelear, prostituirse y colindar con la delincuencia
más avezada. Asimismo, se atreve a rebasar los
límites de los prejuicios y de los romanticismos,
para analizar desde el paradigma interactivo y fenomenológico de la sociología, perspectivas que
no dejan de ser estructuradas desde contextos
injustos y belicosos.
Con la paciencia y dedicación necesaria para
este tipo de estudios, el autor hallará grupos de
violencia juvenil territoriales, así como barras
bravas que obedecen a impulsos vinculados
a equipos de fútbol. Desde la complicidad de
historias de vida y entrevistas a profundidad,
aquellos jóvenes relatarán sus más tristes proezas acaparando en una especie de heroísmo en
donde los esperará cierta redención a manos de
la justicia o de la propia muerte. Las drogas y el
alcohol no dejarán escapar su papel en la vida de
aquellas jóvenes vidas, en quienes ni la educación
podrá penetrar: Loayza descubre cómo la propia
educación propicia formas de cultivar interacciones clandestinas que atentan contra las vidas de
aquellos jóvenes y de sus posibles víctimas. Sin
embargo para nuestro autor no hay víctimas sin
victimarios, para Loayza no hay simple acción alejada de cualquier forma de constitución estructural que defina los ámbitos de socialización. Es
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15, pp. 235-236 [2013] CIURP
235
Susan Romero Bellido
así como ingresaremos a la parte más dramática
del libro: la violencia doméstica.
A través de crudos testimonios rastrearemos,
junto al autor, aquellos contextos que estallan
en torno a la vida de dichas juventudes. Son
amenazadas por violencia por parte de quienes
más aman, sus propios padres. Serán las mujeres
quienes carecerán de protección alguna debido
a su condición de mujeres, hijas y menores de
edad. Inclusive se identificarán estrategias de
prostitución que nos llevan a interacciones de género que rayan en la violencia más cruel. Loayza
identificará grupos juveniles femeninos capaces
de resignificar los comportamientos masculinos,
imitándolos y haciéndolos suyos, proclamándose
como versiones violentas femeninas de lo que
muchos tildarán sencillamente como “pandillas”.
Gracias a esta perspectiva de género Loayza no
se perderá en la visión abstracta de lo “humano”
y percibirá en aquellas diferencias, los vínculos
sexuales que inundan los cuerpos adolescentes
estudiantiles.
236
Venganzas cíclicas de las que muchos no
podrán escapar, estrategias de sobrevivencia
ante contextos dinamitados por la violencia y
permeabilidades tan violentas como temerosas
de los propios colegios que los albergan, son
algunas de las pistas que Loayza desarrolla a
lo largo del libro. No hay espacio psíquico y
social que escape al análisis del autor, quien en
todo momento trata de rastrear por doquier en
dónde radican aquellas causas o aquellas raíces
de tanta violencia. Sin embargo, en la búsqueda
de la génesis de aquella violencia desatada por
doquier, encontrará la confianza y la calidez de
hombres y mujeres que no han perdido la fe en
sus familias ni en sus amigos, de juventudes que
abrigan la esperanza de tener un trabajo digno
y de fundar las bases de una familia digna de
sentirse orgullosa de ellos y de ellas. Juventud y
clandestinidad en Lima sienta, así, las bases de un
análisis de la violencia juvenil desde paradigmas
capaces de integrar lo racional y lo irracional en
ámbitos juveniles polícromos.
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
autores
HUAMANÍ NAVARRETE, Pedro
Ingeniero Electrónico de la Universidad Ricardo Palma, con grado de Maestría
en Procesamiento de Señales y Control de Procesos (Brasil) y grado de Doctor en
Ingeniería de Sistemas (Perú). Profesor de la Universidad Ricardo Palma. phuamani@
mail.urp.edu.pe
JACINTO PAZOS, Pedro
Doctor en Antropología por la UNMSM. Profesor de la Universidad Ricardo Palma
y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. [email protected]
Jaime, Cecilia
Licenciada en Arqueología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima.
Profesora de la Escuela de Arqueología, UNMSM.
MATOS MAR, José
Doctor en Antropología y profesor Emérito por la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. Director del Centro de Investigación de la Universidad Ricardo Palma.
[email protected]
MEJÍA NAVARRETE, Julio
Doctor en Sociología por la Universidad de Salamanca. Profesor de la Universidad
Ricardo Palma y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. jvmena1@hotmail.
com
MENESES RIVAS, Max (+)
Doctor en Sociología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesor
de la Universidad Ricardo Palma y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
MONTERO DOIG, Ana
Ph. D. Psicóloga Analista Internacional. Profesora de la Universidad Ricardo Palma.
[email protected]
SEBASTIÁN CALVO, Carlos
Magíster en Ingeniería Industrial. Director de Investigación y Desarrollo en el
Instituto Peruano de Energía Nuclear. Es profesor de la Universidad Ricardo Palma.
[email protected]
Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
237
Autores
Silva, Jorge
Ph. D. en Antropología, The University of Michigan, Ann Arbor, USA. Arqueólogo
por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima. Profesor Principal de la
Escuela de Arqueología, UNMSM. Profesor de la Universidad Ricardo Palma.
Tejada Ripalda, Luis
Doctor en Sociología por la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, París.
ZOLEZZI DE ROJAS, Marta
Doctora en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Profesora
de la Universidad Ricardo Palma. [email protected]
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Scientia ISSN 1993-422X | Vol. XV N° 15
Scientia Vol. XV, N° 15,
se terminó de imprimir en Garden Graf SRL. Diciembre, 2013,
José León 153, Surquillo, Tiraje: 500 Unid.
RUC. 20303404938

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