Prólogo(s)

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Prólogo(s)
Prólogo(s)
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resentar este libro constituye una tarea gratificante porque desde hace ya varios años compartimos la preocupación y el interés por conocer y pensar Iberoamérica
desde su unidad y su diversidad a través de las prácticas que
en el día a día dan forma a la educación, la ciencia y la cultura. Las historias escolares que exponemos en esta ocasión se
suman a este propósito, porque ofrecen importantes elementos para comprender las acciones y los sentidos que un grupo
de educadores construye en los espacios escolares, en una dinámica que conjuga las exigencias institucionales, los intereses de la comunidad y las condiciones de cada centro.
Cuando decidimos efectuar la convocatoria Escuelas que hacen escuela estuvo presente la finalidad de recorrer un camino que permitiera acercarnos a los territorios en los que docentes y alumnos construyen la educación. Proceso creativo
que se desarrolla en un espacio público, pero no siempre
abierto al conocimiento público. Apelo a este juego de palabras, a pesar de sus limitaciones, para expresar una idea cada vez más generalizada, que habla de la necesidad de dar a
luz la propia experiencia para favorecer el diálogo y el intercambio. Hecho promisorio para una recreación de lo educativo que propicie la polifonía y la construcción de saberes en estrecha relación con las prácticas y con las condiciones sociales e institucionales de las que son producto y productoras.
Asumimos el hecho de tomar las consideraciones de los maestros sobre qué es hacer escuela como una forma de ampliar el
saber hacer en un campo focalizado de acción, la escolarización de estudiantes de doce a quince años. De manera particular nos interesaban aquellas modalidades de trabajo que dieran a conocer contenidos formativos, interacciones y condicionamientos que se producen en instituciones singulares; profundizar la comprensión de la escuela por dentro para mirar
despliegues concretos de un ciclo sobre el que se ciernen
grandes esperanzas, pero también enormes dificultades como
consecuencia de la necesidad de garantizar la ampliación de la
obligatoriedad escolar mientras se superan tradiciones selectivas y problemas de ingreso, permanencia, egreso y calidad de
los aprendizajes. Metas que, por cierto, obligan a formular macro y micropolíticas renovadas y a resignificar las nociones de
calidad e igualdad, con un considerable incremento de las responsabilidades de los gobiernos y de las escuelas.
Nos complace sobremanera la acogida que tuvo la convocato-
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ria. Casi quinientas escuelas de la región relataron sus experiencias, dibujando un mapa de procesos institucionales y pedagógicos que muestran los significados que adquiere ser director, docente o alumno en lugares muchas veces recónditos
de la geografía sudamericana. Comenzamos la difusión de estas experiencias con la presentación de las dieciséis escuelas
distinguidas por el jurado, si bien nuestro propósito es -en una
segunda etapa- ampliar las referencias sobre la totalidad de
las instituciones participantes.
Creemos necesario explayarnos a este respecto, porque la imposibilidad fáctica es la razón que nos ha llevado a tomar la
decisión de iniciar el intercambio con un grupo reducido de
escuelas; organizar un seminario y unas pasantías en instituciones de la península ibérica implicaba la necesidad de efectuar un recorte, que, como tal, es siempre limitado. Decidir
cuáles eran las primeras escuelas participantes implicó tomar
decisiones que siempre quedan abiertas a la controversia, sobre todo la que surge de nosotros mismos, lectores de centenares de historias que anuncian múltiples y valederos puntos
de vista y posibilidades de respuestas.
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De allí que las páginas que siguen no tienen el único propósito de mostrar los proyectos mencionados; por el contrario, esta publicación, junto con la convocatoria que le dio origen,
constituye uno de los cimientos de una red de escuelas iberoamericanas. Un espacio concebido como un ámbito de cooperación y un proyecto de dilucidación común para comprometer aportes e instaurar prácticas de enseñanza que superen
las existentes, desde el doble registro del pensar y del hacer.
Consideramos que el tejido de una trama que una a los centros escolares para reflexionar sobre las urgencias y los apremios de cada pequeño mundo y, a la vez, trascenderlo, es una
de las vías más fructíferas para la mejora de los sistemas educativos. En el fondo se trata de una idea que aspira a motorizar y articular intereses, a compartir inquietudes y deseos, a
pesar de la mediatez de la lejanía física. Por esto nos congratulamos ante el surgimiento de iniciativas que comparten esta
perspectiva y amplían nuestras intencionalidades al tratar de
conformar un circuito nacional de intercambio, como el que
están iniciando los docentes chilenos con el conjunto de sus
compatriotas participantes en la convocatoria.
Los textos aquí reunidos reflejan ejemplos de construcciones
escolares en continuo movimiento y en constante transformación por la acción de sus directivos y docentes. Son historias
que dan cuenta de los esfuerzos realizados para concretar po-
líticas de la igualdad y la pluralidad a través de la búsqueda de
condiciones y dispositivos que permitan brindar una educación de calidad a todos los estudiantes, muchos de los cuales
viven a diario la crudeza de perturbadoras historias personales
o situaciones socioeconómicas desfavorables. Coincidimos
por ello con las apreciaciones del jurado, en el sentido de valorar expectativas y proyectos que hacen realidad la misión de
la escuela, aun en contextos de suma dificultad.
Reconocemos en estas experiencias el trasfondo de una cultura en común, tradiciones y huellas construidas a lo largo del
devenir histórico de cada contexto nacional y local. Pero desestimamos el establecimiento de una cierta representatividad
estadística, puesto que nos anima el interés de visualizar cómo un conjunto de creencias arraigadas y de categorías primordiales sobre el fenómeno educativo se localizan y se sitúan
en casos particulares. Interpretación de indicios que no debería remitirnos al acontecimiento en sí, sino a preguntarnos y
continuar analizando en qué medida esas singularidades
constituyen figuras que explican algunas dimensiones de la
realidad educativa de Iberoamérica.
Este volumen no podría salir a la luz sin mencionar nuestro
agradecimiento a todas las personas que brindaron su colaboración. José Gimeno Sacristán, Guiomar Namo de Mello y
Juan Carlos Tedesco tuvieron la difícil tarea de seleccionar un
reducido número de experiencias entre el casi medio millar de
narraciones que teníamos ante la vista. Representantes de los
ministerios de educación de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,
Paraguay y Uruguay participaron junto a nuestros equipos técnicos en la preselección de las experiencias presentadas, en
el marco de una discusión acerca de los criterios que resultaban más apropiados para poner en una misma balanza a experiencias que operan en condiciones diferentes cuando no
desiguales, y en escuelas con historias institucionales no equiparables. Los colaboradores de nuestra Oficina Regional de
Buenos Aires, bajo el impulso entusiasta que ha otorgado a la
convocatoria su director, Antonio Oscar Bonavota, han trabajado bajo exigencias de tiempo sin duda desconsideradas para la paciencia y el rigor intelectual requeridos para proceder
a la reconstrucción discursiva de las experiencias escolares,
tratando de plasmar la riqueza de las interacciones y los esfuerzos de sus directivos y maestros.
Por último, pero no por ello menos importante, resta agradecer a las escuelas que aceptaron hacer pública su experiencia
y a los docentes que brindan como testimonio su saber y sus
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anhelos, con una convicción que es contagiosa. De allí la intención de modificar el canon comunicativo de este prólogo,
convirtiéndolo en prólogos, para incluir también la palabra de
los docentes participantes del Seminario de Viña del Mar ante
quienes asumimos el compromiso de difundir las cartas que
ellos escribieron para iniciar el diálogo con el conjunto de colegas involucrados en la convocatoria.
Francisco José Piñón
Secretario General
A
presentar este livro é para mim uma tarefa gratificante
já que faz vários anos que compartilhamos a
preocupação e o interesse por conhecer e pensar
Ibero-américa desde sua unidade e sua diversidade através
das práticas que, no dia-a-dia, dão formas à educação, à
ciência e à cultura. As histórias escolares que mostramos
nesta oportunidade fazem parte deste propósito, porque
oferecem importantes elementos para compreender as ações
e os sentidos que um grupo de educadores constrói nos
espaços escolares, em uma dinâmica que conjuga as
exigências institucionais, os interesses da comunidade e as
condições de cada centro.
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Quando decidimos fazer a convocatória para participar de
Escolas que fazem escola esteve presente a finalidade de
percorrer um caminho que permitisse nos aproximar aos
territórios onde os docentes e os alunos constroem a
educação. Processo criativo que se desenvolve em um espaço
público, mas não sempre aberto ao conhecimento público.
Apelo a este jogo de palavras, apesar de suas limitações, para
expressar uma idéia cada vez mais generalizada, que fala da
necessidade de dar à luz a própria experiência para favorecer
o diálogo e o intercâmbio. Fato que vai contribuir a uma nova
criação do educativo que propicie a polifonia e a construção
de saberes em uma vasta relação com as práticas e com as
condições sociais e institucionais que as produzem, das quais
são produto e produtoras.
Levar em conta as considerações dos professores sobre o que
é fazer escola é uma forma de ampliar o saber fazer em um
campo focalizado de ação, a escolarização de estudantes
entre doze e quinze anos. Estávamos particularmente
interessados em aquelas modalidades de trabalho que
dessem a conhecer conteúdos formativos, interações e
condicionamentos que se produzem em instituições
singulares; aprofundar a compreensão da escola por dentro
para olhar desdobramentos concretos de um ciclo sobre o que
se depositam grandes expectativas, mas também enormes
dificuldades, como conseqüência da necessidade de garantir
uma obrigatoriedade escolar maior enquanto se superam
tradições seletivas e problemas de ingresso, permanência,
egresso e qualidade dos aprendizados. Metas que obrigam a
formular macro e micro-políticas renovadas e a dar novos
significados as noções de qualidade e igualdade, com um
considerável incremento das responsabilidades dos governos
e das escolas.
Ficamos muito satisfeitos pela resposta das escolas à
convocatória. Quase quinhentas instituições da região
relataram suas experiências, desenhando um mapa de
processos institucionais e pedagógicos que mostram o
significado de ser diretor, docente ou aluno em lugares muitas
vezes afastados da geografia da América do Sul. Começamos
a difusão destas experiências com a apresentação das
dezesseis escolas distinguidas pelo jurado, embora nosso
propósito seja -em uma segunda etapa- ampliar as referências
sobre a totalidade das instituições participantes.
Achamos preciso falar ainda mais no que tange a este tema,
já que a impossibilidade fática é a razão que nos levou a tomar
a decisão de iniciar o intercâmbio com um grupo reduzido de
escolas; organizar um seminário e uns estágios em instituições
da península ibérica significava a necessidade de efetuar um
recorte. Decidir quais seriam as primeiras escolas
participantes significou tomar decisões que sempre podem
trazer controvérsia, principalmente de nós mesmos, leitores de
tantas histórias que anunciam múltiplos pontos de vista, todos
valiosos, e possibilidades de respostas.
As páginas que seguem, por tanto, não têm como único
propósito mostrar os projetos mencionados; pelo contrário,
esta publicação, junto com a convocatória que lhe deu origem,
constitui um dos fundamentos de uma rede de escolas iberoamericanas. Um espaço concebido como um âmbito de
cooperação e um projeto de esclarecimento comum para
comprometer aportes e instaurar práticas de ensino que
superem as existentes desde o dobro registro do pensar e do
fazer. Acreditamos que um tecido de uma trama que ligue aos
centros escolares e os ajude a refletir sobre as urgências e as
necessidades de cada pequeno mundo e, também,
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trascendê-lo, é uma das vias mais frutíferas para a melhora
dos sistemas educativos. No fundo se trata de uma idéia que
aspira a motorizar e articular interesses, a compartilhar
inquietações e desejos, apesar da distância física. Por isso nos
alegramos diante o surgimento de iniciativas que
compartilham esta perspectiva e ampliam nossas intenções ao
tentar conformar um circuito nacional de intercâmbio, como o
que estão começando os docentes chilenos com o conjunto
de seus compatriotas participantes da convocatória .
Os textos aqui reunidos refletem exemplos de construções
escolares em movimento e transformação constante pela ação
de seus diretivos e docentes. São histórias que demonstram os
esforços realizados para concretizar políticas da igualdade e
da pluralidade através da procura de condições e dispositivos
que permitam brindar uma educação de qualidade a todos os
estudantes, muitos deles convivem todos os dias com cruéis e
perturbadoras histórias pessoais ou com situações sócioeconômicas desfavoráveis. É por isso que concordamos com
as apreciações do jurado, no que tange ao sentido de valorar
expectativas e projetos que fazem realidade a missão da
escola, ainda em contextos de grandes dificuldades.
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Reconhecemos nestas experiências a raiz de uma cultura em
comum, tradições e vestígios construídos no decorrer histórico
de cada contexto nacional e local. Porém desestimamos o
estabelecimento de uma certa representatividade estatística,
já que nos anima o interesse de visualizar como um conjunto
de crenças arraigadas e de categorias primordiais sobre os
fenômenos educativos que se localizam e se situam em casos
particulares. Interpretação de indícios que não deveria levarnos ao acontecimento em se, sinão a perguntar-nos e
continuar analisando em que medida essas singularidades
constituem figuras que explicam algumas dimensões da
realidade educativa de Ibero-américa.
Este volume não poderia sair à luz sem mencionar nosso
agradecimento a todas as pessoas que brindaram sua
colaboração. José Gimeno Sacristán, Guiomar Namo de Mello
e Juan Carlos Tedesco tiveram a difícil tarefa de selecionar um
reduzido número de experiências entre quase meio milhar de
narrações que tínhamos diante de nossos olhos.
Representantes dos Ministérios de Educação da Argentina,
Bolívia, Brasil, Chile, Paraguai e Uruguai participaram junto a
nossas equipes técnicas na primeira seleção das experiências
apresentadas, no marco de uma discussão sobre os critérios
mais apropriados para pôr em uma mesma balança as
experiências que operam em condições diferentes quando
não desiguais, e em escolas com histórias institucionais não
equiparáveis. Os colaboradores de nosso Escritório Regional
de Buenos Aires, sob o impulso entusiasta de seu diretor,
Antonio Oscar Bonavota, tem outorgado à convocatória
Escolas que fazem escola, têm trabalhado sob exigências de
tempo, sem sombra de dúvida, desconsideradas para a
paciência, sob o rigor intelectual requeridos para proceder à
reconstrução discursiva das experiências escolares, tentando
plasmar a riqueza das interações e os esforços de seus
diretores e professores.
Por último, mas não por isso de menor importância, resta
agradecer às escolas que aceitaram fazer pública sua
experiência e aos docentes que brindam como testemunha seu
saber e seus anelos, com uma convicção que é contagiosa. Por
essa razão foi que se modificou a norma comunicativa deste
prólogo, transformando-o em prólogos, para incluir também a
palavra dos docentes participantes do Seminário de Viña del
Mar, cumprindo com o compromisso assumido de difundir as
cartas que elles escreveram para iniciar o diálogo com o
conjunto de colegas envolvidos na convocatória.
Francisco José Piñón
Secretário Geral
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Estimados compañeros docentes de Iberoamérica
En Viña del Mar nos hemos reunido durante cuatro días, cincuenta docentes de países que trabajamos en diversos proyectos; hemos reflexionado acerca de lo que significa “hacer
escuela” y deseamos compartirlo.
Para nosotros “hacer escuela” abre un abanico de interrogantes que generan un rico debate frente al cual no logramos una
resolución definitiva.
Transcribimos para ustedes las preguntas que han surgido de
la discusión planteada: ¿Qué es hacer escuela?
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¿Es cumplir un mandato social?
¿Es garantizar conocimientos significativos y de calidad, más
allá de los diferentes contextos socioculturales?
¿Es habilitar espacios de intercambio de saberes y experiencias previas?
¿Es generar espacios de formación permanente del profesorado?
¿Es propiciar una convivencia democrática en todos los espacios de la cultura institucional?
¿Es comprender lo propio y lo ajeno, enriqueciendo la interacción cultural?
¿Es rescatar una trama de valores para gestar una transformación social que resignifique la relación escuela-comunidad?
¿Es un estilo de gestión institucional?
¿Es generar un sentimiento de pertenencia para todos?
¿Es enriquecer el capital cultural de la sociedad?
¿Es gestar estrategias de intervención dignas y creativas en lo
pedagógico y social?
¿Es promover la coherencia entre lo que decimos y lo que
hacemos?
¿Es un factor importante del cambio social?
¿Es propiciar acciones concretas que den respuesta a los problemas locales?
¿Es formar personas críticas, felices, comprometidas y reflexivas, posibles agentes de cambio?
¿Es dejar una señal y marcar un camino?
Estos interrogantes apenas reflejan una pequeña parte de la riqueza del intercambio generado entre nosotros.
Esperamos que sea una invitación a la reflexión, con la esperanza de que sus opiniones puedan sumarse para un intercambio productivo.
Un grupo de docentes
Viña del Mar, noviembre de 2001
¿Qué es hacer escuela?
Dejando establecido que el interrogante no tiene sólo una respuesta, aparece en primer término, y como un asunto absolutamente central, la capacidad que un determinado centro
educativo pueda tener para impactar positivamente, en forma
directa o indirecta, e independientemente de sus características cuanti y cualitativas en el alumno, la familia, la comunidad
externa y/o en otra institución u organización, a partir de la
creación de espacios o del establecimiento de determinados
ejes estructurales propios y previamente definidos que contribuyan a su desarrollo.
En segundo término, pareciera que el hacer escuela responde
a determinadas motivaciones -que en su origen no necesariamente tienen carácter colectivo- y son capaces de generar
efectos multiplicadores que potencian las capacidades de
quienes intervienen en los distintos procesos, en donde pudieran éstos iniciarse como experiencias innovadoras, y posteriormente terminan formalizándose e institucionalizándose, formando parte de la institución educativa de que se trate.
Importa, asimismo, que la escuela que efectivamente lo sea,
atienda y sea capaz de aceptar la diversidad, reconociendo en
cada uno, las fortalezas y debilidades de su esencia y contextualización. Entendiendo que la escuela debe fortalecer y contribuir al desarrollo respetando las características más profundas (tradiciones) de la comunidad en que se encuentre inserta.
Por otra parte, aparece la necesidad que la escuela sea lo suficientemente atractiva para que todos los actores se sientan
protagonistas del proceso, especialmente el alumno, que debe sentirse efectivamente incorporado (cultura juvenil). Así se
señala también que ella debe tener establecidos procesos de
evaluación y retroalimentación, con indicadores claros y constantes que vayan dando cuenta de los avances o retrocesos
que el centro educativo experimenta.
La “escuela” está preocupada explícitamente por el aprendizaje de todos y no sólo de algunos. En sus procesos se observa la participación colectiva: hay trabajos de equipo en los que
se acepta el disentimiento y se otorga importancia a todas las
contribuciones. Los más claros efectos de esto pueden obrar
ser la disminución de la repetición y deserción escolar.
Finalmente, se enfatiza que no es un tema agotado.
Un grupo de docentes
Viña del Mar, noviembre de 2001
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Sin innovación no se avanza en educación
El perfil de la escuela ha cambiado a través del tiempo: hoy
en día constituye un agente crítico de cambio al asumir una
postura contestataria, respondiendo a las necesidades de la
comunidad.
Escuela es atenerse a la dualidad de atender a la comunidad
y a la formación integral de los alumnos.
Es integrar a los procesos de gestión a la comunidad y evaluar
de forma participativa los resultados.
Es reconocer la responsabilidad ineludible del estado, de asumir la educación como un servicio. De no hacerlo el Estado
pierde su función, aumenta la inequidad, pierde la justicia
educativa y se pone en total riesgo la justicia social.
Es buscar la forma de mantener a los alumnos en el sistema,
brindándole herramientas para el éxito.
Es atender las necesidades educativas básicas, posibilitando
alternativas que no vislumbra todavía la comunidad, administrando de manera diferente los recursos obtenibles.
Es provocar alternativas, ya que nuestro universo son alumnas
y alumnos que: trabajan, provienen de familias sin trabajo, están en riesgo y/o proceden de comunidades diferentes.
Es reconocer la importancia de la profesionalización docente
más que el voluntarismo, porque éste pone en riesgo el proceso educativo. El voluntarismo individual no ayuda porque responde a diferentes impulsos, no construye las propuestas alternativas ni asegura la continuidad.
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Es tener una visión holística, no respondiendo impulsivamente a problemáticas coyunturales.
Es aprovechar los intersticios que dejan los sistemas para desarrollar espacios innovadores, aquí nos encontramos con las
escuelas que “viven”, las cuales aspiran a los cambios, plantean propuestas, asumen una actitud propositiva, preparan al
niño elevando su autoestima, transforman la unidad educativa
en una instancia atractiva.
Es formar un ciudadano a partir de la calidad de los profesionales, del entorno físico y la infraestructura, valorando las experiencias del alumno o alumna.
Es asumir un compromiso social que no debe caer en el paternalismo ya que esto lleva a subestimar la potencialidad del
sujeto-alumno.
Es generar espacios de participación evaluativa, así como admitir que la necesidad de articularse con otras instancias.
Un grupo de docentes
Viña del Mar, noviembre de 2001
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La respuesta es la tristeza de la pregunta1
Comenzamos este texto cuestionándonos: ¿estamos haciendo
escuela en Iberoaméricna? La respuesta a este interrogante
planteado en el seminario realizado en Viña del Mar, Chile, nos
hizo reflexionar en profundidad sobre qué es hacer escuela
para cada una de las experiencias involucradas.
Muchas y riquísimas fueron las posturas y los temas surgidos
en el debate. Mencionamos algunos:
• La construcción de la escuela debería ser el resultado del
diálogo entre el saber popular -que recoge entre otras las voces de los excluidos de los circuitos escolares- y el saber técnico -que aporta la visión, producto de la instrumentación que
la escuela les dio históricamente.
• Es necesario que la escuela sea un mojón de historicidad
para poder construirnos (todos los actores) como sujetos que
encuentren en ella el sitio en el cual espejarse para edificar el
presente.
• Hacer escuela es llevarla a los lugares donde no ha existido,
acercando la igualdad de oportunidades. Es dar respuesta a
las necesidades globales y locales, procurando provocar cambios en las sociedades y, a la vez, conservar lo esencial de cada una de ellas.
• Creemos que es muy importante reconocer el trabajo en
equipo y la problemática para conformarlos, articulando posturas personales en beneficio del logro de objetivos comunes.
• Al tratar el tema de las reformas educativas, y en el marco
que ellas delimitan, consideramos que los docentes pueden
hacer y buscar alternativas y proyectos provocadores de cambio, apuntando a modificar aspectos de las mismas y promover nuevas reformas. Pensamos que existe la necesidad de
crear redes que vinculen estos proyectos innovadores y que
potencien la realización de los mismos.
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• Hacer escuela es permitirnos habilitar espacios que hagan
posible el pasaje de los lazos afectivos familiares a ámbitos sociales más amplios, donde la pedagogía de proceso sea promover actividades y contenidos vinculados con los intereses
de niñas y niños.
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Fernando Pessoa
Al finalizar nuestro debate, quedan abiertos otros interrogantes que queremos compartir con ustedes:
Como docentes, al pensar en la formación de ciudadanos críticos, ¿es posible dejar la dimensión política fuera de la escuela?
¿Es una realidad la escuela transformadora, provocadora de cambios?
¿Le corresponde generar el cambio social, o esta modificación se produce naturalmente como parte del entramado social?
A medida que avanzamos en la búsqueda de respuestas, nacen otras preguntas. Por ahora, la convocatoria a considerar
estos cuestionamientos queda abierta.
Un grupo de docentes
Viña del Mar, noviembre de 2001
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Presentación
E
ste volumen es el primero de una serie editorial que se
propone acompañar el proceso de difusión y análisis de
innovaciones que la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura está llevando a cabo a través del desarrollo de una red de escuelas
iberoamericanas. El trabajo representa el esfuerzo de realizar
una síntesis y, en cierta forma, una reconstrucción de un grupo de proyectos desarrollados por instituciones participantes
de la convocatoria Escuelas que hacen escuela, organizada
por la Oficina Regional Buenos Aires con el apoyo del programa Desarrollo escolar y administración educativa.
En esta oportunidad se han incorporado las historias que caracterizan a las dieciséis instituciones distinguidas en la mencionada convocatoria; el relato de estas experiencias tiene como complemento un conjunto de segundas miradas: algunas,
fruto de una nueva reflexión realizada por los maestros protagonistas de esas historias; otras, producto del análisis de quienes formularon el proyecto Escuelas que hacen escuela. Se incluyen, además, las aportaciones de especialistas que acompañaron el desarrollo del proceso.
Las restricciones de espacio que acompañan toda edición impiden incorporar a estas páginas el conjunto de las voces que
han poblado el camino recorrido. Hemos tratado de suplir estas limitaciones recogiendo un conjunto de opiniones que representaran las diferentes posiciones y ubicación de los actores participantes en el campo constituido a partir de la convocatoria: los maestros, los académicos que apoyaron su realización, el equipo de la OEI. Teníamos que hacer una selección
y un recorte y, en este sentido, nuestra mayor preocupación
fue tratar de que a través de la palabra de unos pocos docentes -entre los muchos involucrados- pudiéramos dar cuenta de
la multiplicidad de factores asociados con las experiencias, tales como representatividad de cada uno de los países participantes, ubicación geográfica de las escuelas, problemáticas
abordadas en los proyectos.
La mayoría de los textos que conforman este libro tienen directa relación con el proyecto Escuelas que hacen escuela, y han
sido elaborados especialmente para esta edición por miembros del equipo de la Oficina Regional Buenos Aires de la OEI,
bajo la dirección de Ana Vitar, coordinadora del programa Desarrollo escolar y administración educativa. Se incluyen, además, dos artículos que reflejan desde otros campos de actua-
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ción las problemáticas que atraviesan las escuelas. Es una forma de mostrar algunas de las innumerables actividades que
convergen en la necesidad de producir nuevas formas de pensar y de hacer.
La estructura del libro se organiza en cuatro partes. La primera titulada El proyecto Escuelas que hacen escuela, cumple
con la finalidad de informar sobre los tópicos principales de la
convocatoria: las finalidades perseguidas, las modalidades de
trabajo practicadas y las posibilidades de cooperación e intercambio que se abren a futuro.
En la segunda parte, Historias de dieciséis escuelas, se presentan las características que definen la singularidad de cada
una de estas dieciséis experiencias, lo que ha llevado a una labor de reelaboración de los textos soporte de cada proyecto
institucional. Tarea que no hubiera sido posible sin la tenacidad y el espíritu atento de Karina Mallamaci, Sandra Rodríguez y Susana Sozzo, integrantes del equipo de profesionales
de la Oficina Regional de Buenos Aires. La experiencia acumulada por María Beatriz Vitar en la tradición de la investigación y la narrativa etnohistórica, ha permitido enriquecer y
conjugar los aspectos técnicos con la metáfora, con la intención de inscribir cada experiencia en el mundo de referencia
de sus protagonistas.
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En un tercer momento, denominado Reconstruyendo las dieciséis historias, se plantean algunos interrogantes, acerca de
los cuales se ensayan interpretaciones y conjeturas, que podrían servir como base para la realización de estudios posteriores. Destacamos, en esta línea, las modalidades que adquiere la construcción cotidiana de la escuela así como las
formas y los mecanismos a través de los cuáles se esboza el
proceso de consolidación de la autonomía escolar. La elaboración de estas notas estuvo a cargo de Ana Vitar y de Silvana Campanini, quienes tuvieron que realizar el esfuerzo de
visualizar los sentidos que los maestros otorgaban a la escuela, asumiendo el riesgo de inferir y tematizar sobre marcos de
referencia y condiciones asociadas a experiencias pobladas
de numerosos enigmas, consecuencia de los escasos datos
disponibles.
En estas hipótesis preliminares, la figura de los maestros adquiere un importante relieve, si bien también aquí la información resulta insuficiente para conjeturar sobre las influencias e
interacciones que constituyen sus identidades e imágenes laborales. A pesar de ello, los testimonios ofrecidos enriquecen
la visión sobre una subjetividad construida en íntima vinculación con las tradiciones del normalismo, las condiciones institucionales y laborales y los contenidos de los nuevos movimientos políticos, sociales e intelectuales, que promueven una
democracia más justa y más plural.
Por último, la cuarta parte, La escuela: entre la historia y la innovación, tiene la finalidad de acercar la palabra de quienes aunque no estuvieron vinculados en forma directa al proyecto- comparten similares preocupaciones y ocupaciones. Jenny
Assaél e Isabel Guzmán, asesoras del Colegio de Profesores
de Chile que acompañaron el desarrollo del seminario en Viña
del Mar, analizan el Movimiento Pedagógico, un espacio concebido para aprender y construir pensamiento en y desde la
organización gremial del magisterio chileno, mostrando una
práctica de renovación de la enseñanza que tiene la doble impronta del trabajo in situ y el tejido de redes interinstitucionales e interregionales. El artículo final es un documento elaborado en el marco del proyecto de la OEI La gestión escolar como escenario de la innovación. Estudio de casos orientado a
generar propuestas de acción, desarrollado en forma conjunta por el Observatorio de la educación iberoamericana y el programa Desarrollo escolar y administración educativa. El trabajo presenta una síntesis -elaborada por María Rosa Almandozde las producciones que hicieron Justa Ezpeleta (DIE-CINVESTAV, México), Ramón Casanova y Patricio Chaves Z. (CENDES;
Venezuela) y Ángel Pérez Gómez (Universidad de Málaga),
convocados por la OEI para aportar a la definición del marco
teórico y la estrategia metodológica del estudio.
Juanita Bonilla y Alicia Tallone, del equipo de la Oficina Regional Buenos Aires de la OEI, lectoras incansables, han brindado sus comentarios críticos sobre diversas cuestiones planteadas en el texto, sumados a la tarea de corregir gran parte de
los originales. Luis Scasso y María Fernanda Gilardoni, quienes han garantizado la coordinación logística y operativa de la
Convocatoria Escuelas que hacen escuela. Las fotografías que
se incluyen en la publicación son una gentileza de los docentes de las escuelas aquí mencionadas y de Roberto Vacca.
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