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Capítulo Criminológico Vol. 38, Nº 2, Abril-Junio 2010, 123 - 147 ISSN: 0798-9598 ALTERNATIVAS AL SISTEMA PUNITIVO: POSIBILIDADES DE PREVENCIÓN DE LA CRIMINALIDAD URBANA VIOLENTA POR MEDIO DEL CONTROL SOCIAL INFORMAL Davi de Paiva Costa Tangerino* * Estudiante de Doctorado y Maestro en derecho Penal y Criminología (USP), abogado y profesor de Derecho Penal. Coordinador adjunto del Instituto Brasileiro de Ciências Criminais y del Instituto Panamericano de Política Criminal. E-mail: [email protected] Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 125 RESUMEN La criminalidad urbana tiene una dinámica propia ligada a los procesos intrínsecos de la conformación de las metrópolis, especialmente en el contexto del capitalismo periférico. Las fuerzas ecológicas que dan contorno al crecimiento y segmentación de las áreas urbanas generan como resultado determinadas regiones cuya composición las convierten en menos deseables. Paralela y concomitantemente la formación de los grupos poblacionales acompaña dicho crecimiento en el que los individuos son distribuidos ecológicamente. La sumatoria de esos vectores propicia el surgimiento de las áreas de degradación en que la criminalidad urbana y otros problemas sociales graves se multiplican, visto que en éstas, el control social informal no logra ser ejercido satisfactoriamente frente al desmoronamiento del tejido social local, del no-sentimiento de pertenencia y de la fuerza repulsiva de estas regiones. En este contexto, la sanción penal es inocua en lo que respecta a la prevención criminal. Sugerimos que la recuperación de la comunidad -en sus dimensiones social y física- es un camino alternativo al sistema penal como estrategia de enfrentamiento de la criminalidad urbana brasileña. Palabras clave: Ciudad, Áreas de degradación, Control social informal, Escuela de Chicago, Criminalidad urbana, Prevención. ALTERNATIVES TO THE PUNITIVE SYSTEM: POSSIBILITIES FOR THE PREVENTION OF VIOLENT URBAN CRIMINALITY IN BRAZIL THROUGH INFORMAL SOCIAL CONTROL ABSTRACT Urban criminality has its own dynamics directly related to the development of the metropolis, especially in the context of peripheral capitalism. The ecological forces that shape the growth and segmentation of urban areas generate certain regions with less desirable composition. Parallel and at the same time, the Recibido: 28-09-2009 • Aceptado: 18-06-2010 Davi de Paiva Costa Tangerino 126 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 composition of population groups goes along with such growth, whereas the individuals are distributed ecologically. The sum of these factors helps the breeding of degradation areas where urban criminality and other serious social issues exist, whereas that, inside them, the informal social control can’t be fully accomplished due to the tearing of the social tissue, of the feeling of non-belonging and to the repelling strength of theses regions. In this context, criminal sanction is useless to criminal prevention. The recuperation of the community, in its social and physical dimension is the path suggested as an alternative to the criminal system as a strategy to face Brazilian urban criminality. Key words: City, Deterioration areas, Informal social control, Chicago School, Urban criminality, Prevention. 1. INTRODUCCIÓN La construcción jurídica del concepto de delito no guarda alguna relación material con la dimensión real de lo que se llama criminalidad. Bajo el mismo rótulo se agregan delitos tales como homicidio y causar molestia a cetáceos. De la misma forma, la pena como integrante del tipo presenta el mismo grado de abstracción en la teoría y al ser implementada en la práctica no atiende alguno de los efectos defendidos en la doctrina. Dos discursos coexisten a partir de esta constatación: el de la falta de la pena privativa de libertad por una parte, y el de la sobrevaloración del sistema punitivo estatal, por la otra. Los episodios vividos en el estado de São Paulo en mayo y julio del 2006, cuando la organización llamada Primer Comando da Capital (PCC) organizó rebeliones simultáneas en decenas de establecimientos penitenciarios del Estado, así como el ataque masivo a unidades policiales y blancos civiles (por ejemplo la docena de autobuses totalmente quemados). La demostración de los únicos posibles frutos de la política (?) penitenciaria implementada en este estado fue dantesca. Más emblemática fue la respuesta del Senado brasileño: el conjunto de medidas anunciadas repetía todas las viejas y frustradas formas de refuerzo del sistema punitivo institucional patrio, tales como: un régimen de cumplimiento de pena aun más riguroso que el Régimen Disciplinar Diferenciado, la creación del Instituto de la Acusa- Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 127 ción Premiada para Condenados y la prohibición de libramiento condicional para reincidentes en crímenes dolosos, entre otros1. Poco se ha dedicado en el sentido de construir alternativas al sistema de justicia criminal. El presente estudio se encamina por la Escuela de Chicago, rescatando la dimensión concreta, rutinera, cotidiana de la criminalidad urbana, buscando localizarla y detectar algunas de sus raíces, y propone antes un modelo de prevención que de intervención. 1 El periódico electrónico Consultor jurídico, en noticia del 18 de mayo del 2006, enumeró los proyectos de ley aprobados para el combate al Primer Comando de la Capital: PLS 135/06 - Veda la posibilidad de libertad condicional para el preso reincidente en crimen doloso que haya sido condenado a una pena de reclusión; PLS 136/06 - Hace de la utilización de teléfono móvil por parte de los presos una falta disciplinar grave. El proyecto establece que si el preso usara, tuviera en su posesión o se provee de un aparato telefónico, de radio o similar, que permita la comunicación con otros presos o con el ambiente externo, será punido con el régimen de aislamiento; PLS 137/06 - Obliga a las empresas operadoras de móviles el bloqueo del la señal de los aparatos en las penitenciarias estaduales y federales para impedir la comunicación por teléfonos móviles en el interior de estos establecimientos; PLS 138/06 - Permite al juez decretar la indisponibilidad de los bienes de personas indiciadas en procesos judiciales, desde que hayan indicios de crimen doloso, que pueda ser punido con reclusión; PLS 139/06 - Permite que interrogatorios y audiencias judiciales puedan ser realizadas por medio de videoconferencias o otros recursos tecnológicos de presencia virtual en tiempo real. Eso puede evitar los constantes desplazamientos de presos para que sean interrogados; PLS 140/06 - Crea la “denuncia premiada” para presos ya condenados permitiendo que ellos colaboren de forma voluntaria con cualquier investigación policial o proceso criminal. A cambio, el preso tendría reducida su respectiva pena de acuerdo con la Ley nº 9.807, del 13 de julio del 1999. Actualmente, sólo es beneficiado por esta ley quien está respondiendo al proceso. PLS 140/05 - Permite que el Estado use los bienes de los presidiarios para reparar daños que ocurran en los presidios durante rebeliones; PLS 179/05 - Instituye el Régimen Disciplinar Diferenciado de Seguridad Máxima (RDMax). La proposición prevé la ampliación del plazo de aislamiento del preso de alta peligrosidad por 720 días, con posibilidad de prórroga o de conversión al régimen disciplinar diferenciado (RDD), ya previsto en la legislación y que es un régimen de aislamiento más blando; PLS 186/04 - Establece que el cumplimiento de pena privativa de libertad, actualmente fijada con periodo máximo de 30 años, no podrá ser reducida por medio de beneficios legales; PLS 220/03 - Determina la implementación del Programa de Subsidio Habitacional para Policías Militares y Civiles (PSHP), para facilitar a los agentes de la policía y bomberos militares la adquisición de viviendas; PLS 474/03 - Aumenta los plazos de prescripción de diversos crímenes. Davi de Paiva Costa Tangerino 128 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 2. LA OCUPACIÓN ECOLÓGICA DE LA CIUDAD La relación entre la criminalidad y la Ciudad fue primeramente percibida en la así denominada Escuela Criminológica de Chicago, cuya producción académica se ha concentrado a grosso modo entre las décadas de los 20´s a los 40´s del siglo pasado y se dio en el Departamento de Sociología de la Universidad de Chicago. Esa relación, aparentemente obvia, representa la superación del paradigma positivista criminológico según el cual el criminoso es un ser perturbado, enfermo, una verdadera degeneración. Admitir que la Ciudad, entidad relativamente nueva en los Estados Unidos del inicio del siglo XX, es un factor para el crimen, implica reconocer al crimen como un fenómeno generado en el seno de la Ciudad misma, y de hecho, de innegable carácter ecológico. En efecto, la escuela de Chicago también es llamada de teoría ecológica justamente por tener como base de sus modelos explicativos la Ecología Humana, entendido el concepto de ecología como “(...) el estudio de los seres vivos, no como individuos, pero como miembros de una compleja red de organismo conexos” (Hollingshead, 1970:53). El primer sociólogo que dio tratamiento sistemático a la ecología humana en Chicago fue Robert Park en su artículo The City, de 1915 (Wirth, 1970). En el entender del autor, dos son los principios ecológicos centrales: el de la dominancia y el de la sucesión. En el reino vegetal, podemos percibir la dominancia en la disputa de las plantas por la luz: aquellas más altas, cuyas hojas se proyectan sobre las demás son las plantas dominantes de una región. En el reino humano, por así decir, la dominancia está presente en varios campos sociales, como fruto de los procesos de competición. En la disputa por áreas de la ciudad, las áreas de dominación serán aquellas cuyos terrenos tengan valor más alto (Park, 1970:47-48). Lo mismo se podría decir de los estatutos social, económico, etc. Otro principio ecológico central es el de la sucesión. Enseña Park que “sucesión es el término usado por los ecólogos para describir y designar la secuencia ordenada de cambios por medio de los cuales una comunidad biótica pasa en el curso de su desarrollo de un estadio primario y relativamente inestable a un estadio relativamente permanente o de clímax”. En el campo de la ecología humana, la sucesión puede ser ilustrada “por los procesos de deterioración física de los predios que llevan a Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 129 una modificación del tipo de población, que produce, por su vez, una tendencia de disminución de los alquileres, seleccionando niveles de población de rendimiento cada vez más bajo, hasta que un nuevo ciclo sea iniciado, sea como cambio de residencia para negocio o por medio de un nuevo desarrollo del uso antiguo, como por ejemplo, el cambio de departamentos para hoteles” (Mckenzie, 1970:51-52). En síntesis, la ecología humana sería un intento de investigar los procesos por medio de los cuales los equilibrios biótico y social se mantienen, así como los procesos por los que dichos equilibrios son perturbados, considerando la interacción de cuatro factores centrales: población, artefactos (cultura tecnológica), costumbres y creencias y recursos naturales2. En 1921, Park aumentó el debate acerca de la ecología humana introduciendo el concepto de competición como el proceso de interacción humana más elemental, universal y fundamental. Aunque sea el más intenso, se trata del proceso social más impersonal, sea en el que hay menos contacto social, o mejor, donde no hay cualquier contacto social. Park y Burgess lo definen como “el proceso por el cual la organización distributiva y ecológica de la ciudad es creada”. Es por medio de la competición que se da la distribución poblacional a lo largo del territorio, es decir, los más fuertes van a ocupar los mejores lugares. También la división social del trabajo será dictada por la competición. En síntesis, “la competición determina la posición del individuo en la comunidad”. 3. EL CRECIMIENTO DE LA CIUDAD Y LA FORMACIÓN DE ÁREAS DE DETERIORACIÓN El crecimiento urbano sería bastante semejante al de un ser vivo no solo en lo que dice respecto al movimiento centro-periferia, pero en lo que se relaciona a la organización de este fenómeno. No obstante el modelo perfecto de crecimiento organizado sea aquel resultante de un planeamiento an- 2 Aunque la ecología humana parte de un campo más amplio, el de la ecología, difiere sustancialmente de la vegetal y animal. La más importante de ellas se refiere a la existencia de otros ámbitos vitales. Davi de Paiva Costa Tangerino 130 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 terior y vinculante, así como se ha observado en Brasilia, el extremo opuesto - aquel aleatorio y anárquico - no se puede concebir. El objeto primero de las investigaciones de sociología urbana en Chicago fue justamente el mapeo y comprensión de las fuerzas agentes y ordenadoras del crecimiento urbano. Aún en 1925, Ernest Burgess formula un primer modelo teórico de explicación del crecimiento urbano (1921:508 e 574). De las dos posibles acepciones de la expansión urbana, como crecimiento físico y como proceso, nos interesa primordialmente esta última. La expansión puede ser representada esquemáticamente por una serie de cinco círculos concéntricos como se puede ver en la Figura 1. El modelo mismo traduce la idea de que la ciudad crece a partir de su centro, esencialmente comercial, hacia la periferia. La Zona I, conocida como zona del Loop comportaría las actividades bancarias, comerciales e industriales. En la Zona II, o zona de transición, se encuentra una región de la ciudad que está siendo invadida por el comercio e industria leve y donde se concentran las casas de prostitución y juego bien como las viviendas más baratas y decadentes de la ciudad. En seguida, la Zona III puede ser caracterizada como zona de vivienda de los trabajadores de las industrias, “que huyeron del área de decadencia, pero que desean vivir en un punto de fácil acceso en su trabajo”. La zona IV es la zona residencial, compuesta por viviendas más lujosas y por predios de apartamento de alta clase. Finalmente, la Zona V, en rigor fuera de los límites de la ciudad, es la zona de los commuters, trabajadores que residen en pueblos o distritos afuera de la ciudad, pero que a ella se dirigen regularmente para trabajar (1925:356). Figura 1 El crecimiento de la Ciudad Evidentemente el esquema de división de la ciudad en cinco zonas características es mero artificio didáctico puesto que ningún proceso puede ser señalado estadísticamente. Cada una de esas zonas se encuentra en expansión, lo que re- Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 131 sulta en la expansión de la ciudad como un todo. En este proceso sin embargo, un área forzosamente invade la otra para hacer lograr su expansión. Así, la zona comercial para crecer tiene que invadir su zona adyacente, imponiéndole siempre un carácter de transitoria puesto que siempre comporta elementos de la zona I (comercio e industria) y de la zona III (residencias). Este aspecto de la expansión urbana puede ser denominado de sucesión. Aún en 1915, cuando Robert Ezra Park escribe el artículo La ciudad: sugestiones para la investigación del comportamiento humano en el medio urbano, en American Journal of Sociology, obra que inauguró el programa de investigación en sociología urbana de la Universidad de Chicago, el autor señala que son de tres naturalezas las fuerzas que actúan sobre el crecimiento urbano: las de los medios de comunicación y transporte, las económicas y las culturales (1973:27). El primer grupo -las fuerzas de los medios de comunicación y de transporte- comporta “todas las cosas que tienden a ocasionar a un mismo tiempo mayor movilidad y mayor concentración de poblaciones urbanas”. Al analizar el crecimiento de la ciudad de Columbus, Ohio, Estados Unidos, Roderick Mckenzie observa que aquella ciudad acabó por adquirir la forma de cruz griega como resultado de límites geográficos - los ríos Sciotto y Oletangy - y del entroncamiento de las dos importantes avenidas de la ciudad: la Broad Street y la High Street (1923:02). El segundo grupo de fuerzas, de acuerdo con Park, serían aquellas económicas: “Comercio e industria buscan localizaciones ventajosas circundándose de ciertas partes de la población. Surgen manzanas de residencias elegantes, de las cuáles son excluidas las clases más pobres en virtud del aumento del valor de la tierra. Crecen entonces casas de vecindades que son habitadas por grandes números de las clases pobres incapaces de que se defiendan de la asociación con marginales y drogadictos” (1973:30). El último grupo de fuerzas, en el entender de Park, es el compuesto por las fuerzas culturales. Ya tenemos hasta aquí una ciudad ideal dividida de acuerdo con los recortes geográficos, condicionada por las fuerzas económicas en que los más ricos se encuentran en regiones más agradables, notadamente aquellas alejadas del comercio e industrias. Las fuerzas culturales serán las últimas en determinar la ocupación de la ciudad. La dimensión más amplia de ese Davi de Paiva Costa Tangerino 132 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 proceso es el surgimiento de áreas culturales segregadas y bastante homogéneas cuanto a la composición interna. Park enumera algunos ejemplos clásicos: las Chinatowns de San Francisco y Nueva York y la Little Sicily de Chicago (1923:34). Em São Paulo, en el curso principalmente del siglo XX, los inmigrantes formaban grupos bien definidos tal cual observados en las grandes ciudades estadounidenses: la Liberdade, congregaba los pueblos orientales, marcadamente japoneses, los barrios del Brás, Bixiga, Bela Vista y Móoca recibieron principalmente italianos, el barrio del Brooklin se caracterizó como un reducto de alemanes, etc. Todavía hoy algunos barrios pueden ser caracterizados étnicamente: ‘la Liberdade’ aún mantiene fuertes rasgos japoneses, ‘el Bom Retiro’ anteriormente ocupado por pequeños comerciantes judíos, hoy se encuentra marcado por la inmigración china y coreana. Finalmente, el barrio de ‘Higienópolis’ congrega los judíos más ricos. Otra dimensión más específica de la ocupación de la ciudad a partir de las fuerzas culturales es la formación de las vecindades, localidades con sentimientos, tradiciones y una historia común. La vecindad sería la forma más elemental de asociación dentro de la ciudad, marcada por la proximidad y el contacto entre vecinos. Según Park sería, en la organización social y política de la ciudad, la menor unidad local (1973:30-31). Como señala Burgess, el crecimiento de la ciudad importa especialización de las áreas que surgen, implicando un proceso más amplio de interdependencia (1929:01). Uno de los aspectos de esta diferenciación es la descentralización de las actividades económicas con el surgimiento de un comercio local. En realidad, el crecimiento seguido de la especialización y de la descentralización es fruto de un proceso centrífugo de expulsión de las zonas centrales: la competición entre las unidades comerciales del centro expulsa los menos fuertes a regiones menos interesantes al establecimiento de estas actividades (1973:104). Se trata del mismo proceso delineado arriba en relación a las ocupaciones residenciales humanas: el centro expulsa los individuos para la zona de transición, más barata y deteriorada3. 3 Para un estudio más profundo de los procesos de centralización y descentralización urbanas, ver HOYT, Homer. Centralização e descentralização urbanas. Capítulo XVI de PIERSON, Donald. 1970. Estudos de Ecologia Humana (org.). São Paulo: Martins. Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 133 En estudio realizado por Taschner, que dividió la ciudad de São Paulo en anillos concéntricos, repitiendo la experiencia de Burgués de 1929, ella pudo confirmar el padrón de ocupación de la ciudad por círculos. Se dividió la ciudad en cinco círculos: central, interior, intermediario, exterior y periférico: “[los estudios] señalaron una lógica de ocupación de la metrópolis y de la ciudad de São Paulo con padrón en círculos concéntricos, en que la pobreza se disemina por una periferia gris y sin servicios, y las camadas más altas ocupan espacios más bien servidos y más próximos del centro” (2001:34). En lo que respecta específicamente al crecimiento poblacional, se ha concluido que desde la década de 60, el anillo más distante (periférico) viene ganando población al recibir incluso a la población que venía (y viene) siendo expulsa de los anillos más centrales. “El anillo periférico fue responsable por 43% del incremento poblacional en los años 60, por 55% en los años 70, por 94% entre 1980 y 1991 y por 262% entre 1991 y 96. El aumento de más de 500 mil personas en el anillo periférico ha compensado la pérdida de cerca de 312 mil en los otros anillos. La región entre las avenidas marginales ha perdido casi 130 mil residentes en los años 80 y 230 mil en los seis primeros años de la década de 90. Por otra parte, la periferia ganó cerca de 1,3 millón entre 1980 y 1991 y casi 505 mil entre 1991 y 1996. El número absoluto de nuevos habitantes en São Paulo viene disminuyendo: el aumento de la población era de 2,5 millones entre 1970 y 1980, reduciéndose para 1,130 millón en los años 80, cerca de 105 mil personas por año, y en el inicio de los años 90 diminuye aún más, para 32,6 mil personas por año entre 1991-96. Pero ese incremento se dio exclusivamente en la periferia” (2001:35). Este proceso continuo de crecimiento y diferenciación hace que una zona de la ciudad tienda siempre a invadir su zona adyacente: este proceso, como ya señalado arriba, denominase sucesión (Burgess, 1929:356-358)4. Existen innumerables condiciones que dan inicio a las invasiones intracomunidades: 1) cambio de forma y de vías de transporte, 2) obsolescencia resultante de decadencia física o por cambio del uso o moda, 3) construcción 4 Para un análisis más completo de los conceptos de sucesión, ver PARK. Robert Ezra. 1970. Sucessão. Capítulo XIX de PIERSON, Donald. Estudos de Ecologia Humana (org.). São Paulo: Martins. Davi de Paiva Costa Tangerino 134 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 de importantes estructuras públicas o particulares, predio, puentes, instituciones con significado atrayente o repulsivo, 4) introducción de nuevos tipos de industria o mismo de un cambio en la organización de las industrias existentes, 5) cambios en la base económica las cuales llevan a la redistribución de ingreso, necesitando así cambio de residencia, 6) desarrollo inmobiliario creando la procura repentina de localizaciones especiales, etc. (Makenzie, 1923:107-108). Evidentemente los procesos de invasión y, en consecuencia, de acomodación, aunque continuos y dinámicos tienden a dar un diseño general de la ciudad, es decir, a pesar de que las áreas continúen progresivamente invadiéndose unas a otras, no se debe tener la falsa impresión de que son procesos caóticos o generadores de “anomia urbana”. Al contrario, el efecto general de esos procesos es dar contornos claros a las comunidades, cada cual con características propias, sobretodo culturales. En síntesis, el fruto de los procesos de invasión y acomodación será el surgimiento de áreas relativamente estables, con características propias, principalmente en lo que respecta a las condiciones económicas y culturales. A ese proceso se le denomina segregación y su resultado directo es el surgimiento de las áreas naturales (Zorbaugh, 1970). 4. LAS ÁREAS CRIMINALES Una de las áreas naturales más bien definidas es el área criminal. La construcción de estas áreas es fruto de un intenso trabajo de Cliiford Shaw y Kenry McKay, que distribuyeron en un mapa de la ciudad de Chicago la residencia de 60.000 jóvenes infractores a lo largo de distintos períodos, alcanzando así un índice que permitiera comparar las diversas regiones de la ciudad. Dividida la ciudad en cuadras de media milla cuadrada, se dividió el número de jóvenes infractores por el total de jóvenes, obteniendo así un índice que permitiese comparar las diversas regiones de la ciudad. Finalmente, como había una hipótesis general de la ecología humana de que la ciudad crece del centro hacia la periferia generando zonas de transición inestables y desorganizadas, es de suponer que los índices criminales disminuyeran del centro hacia la periferia. Así, para que eso pudiera ser observado, ochos radiales fueron construidas. Estas radiales eran líneas imaginarias que Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 135 acompañaban aproximadamente el trazado de grandes vías de transporte en Chicago y que atraviesan sumadas casi todas las regiones de Chicago. Este instrumento permitiría visualizar como se comportan los índices en la medida en que se distancia del centro de la ciudad. El resultado ha sido sorprendente: todas las muestras señalaban la concentración de los jóvenes infractores en las mismas regiones de la ciudad. Se contrastó aún, con datos de criminalidad adulta, confirmándose más una vez el padrón. El mapa 01, abajo, trae la construcción de las mencionadas radiales para el grupo de jóvenes infractores llevados a la corte juvenil en el año del 1926. Si se recurre a las radiales allí señaladas, se ve en el inicio de la radial II, una región cuyo índice es de 22,5, el más alto de la ciudad. Se trata de la primera milla cuadrada después del Loop. Esa región era conocida como Little Italy, “que se distribuye al norte y al este de las propiedades industriales que acompañan el brazo del río Chicago. Es típicamente una área de cambio rápido y deterioración con concomitante desorganización social” (Shaw, 1929:48). En la obra The Gang de Frederic Thrasher, tenemos una descripción de esta región: “En el horror monótono de los slums, no obstante un éxodo continuo para distritos más deseables, personas están amontonadas en la razón de más de 50.000 por milla cuadrada. La vida está enmarañada en una red de carriles, canales y diques, industrias y cervecerías, almacenes e industrias madereras. No hay nada fresco para acariciar la vista; por todos los lados están predios en peligro, no están pintados, están ennegrecidos y manchados con el humo de la industria” (Idem, 1929:47). En las dos millas cuadradas subsecuentes, con índices de 14,3 y 8,0, se han fijado poblaciones polonesas, áreas con marcada concentración poblacional. En este punto Shaw considera que las organizaciones comunitarias espontáneas y de auto-apoyo interesadas en desarrollar programas comunitarios son virtualmente inexistentes en las slums. “Dichas organizaciones parecen desempeñar un papel más relevante en la vida de las comunidades más alejadas donde los objetivos sociales y los deseos personales tienden a convertirse integrados” (Idem, 1929:48). Davi de Paiva Costa Tangerino 136 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 Mapa 1: Índice de delincuentes por milla cuadrada con base en 9.243 jóvenes del sexo masculino llevados a la Corte Juvenil, a lo largo de ocho radiales (1926) (Shaw, 1929:63) El hecho de que estas áreas sean siempre criminales a lo largo de los años, al ser cierto que hubo marcada alteración poblacional, genera la conclusión de que ellas contienen en sí elementos propiciadores del crimen y no sus residentes. Shaw indica como su composición poblacional se ha alterado sensiblemente sin impacto en la reducción de los índices: “En la década de los 80 [del siglo XIX] el área que contorna el Loop era ocupada largamente por alemanes, irlandeses y ingleses. Conforme los inmigrantes más recientes llegaban, ellos se establecían en las mismas áreas y apartaban los primitivos ocupantes. Por ejemplo, a lo largo de la Avenida Milwaukee, inmediatamente al noroeste del Loop, los escandinavos sucedieron los alemanes y ingleses, expulsándolos de allá. En un corto espacio de tiempo, sin embargo, dieron camino al influjo de los poloneses y a los italianos inmigrantes. Estos se están ahora retirando en razón de la ocupación negra. Luego al oeste del Loop, los Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 137 alemanes e irlandeses se han mudado ante la llegada de los judíos. Ahora, estos están siendo expulsos por los negros. En South Side, los alemanes y irlandeses se han mudado cuando de la llegada de los italianos. Los italianos por su vez, han dado lugar a los negros. El área directamente al Sur del Loop, entre la State Street y la Cottage Grove Avenue hasta la Calle 51 es prácticamente sólo compuesta por negros y este grupo aún está presionando al sur a lo largo de la State Street. En esta conexión es interesante notar que entre los negros el mismo proceso general ocurre. Los nuevos inmigrantes se establecen en áreas de mayor deterioración y impelen los moradores precedentes hacia áreas de menor deterioración física”. La explicación del fenómeno estaría en la desorganización social y en la consecuente falta de control social local existentes en estas regiones, que además de concentrar los mayores índices criminales, también concentraban los peores indicadores sociales de la ciudad. En su intento de interpretación de la distribución y génesis del fenómeno criminal, aún en 1929, Shaw señaló que las mayores concentraciones criminales coincidían justamente con las áreas más deterioradas, con población descendiente y en franco proceso de desintegración de la cultura convencional de la vecindad y de su organización. Esta desconfiguración de la vecindad, según el autor, hace que esta deje de funcionar efectivamente como un medio de control social (Shaw, 1929:205). En 1942, en una formulación más sintética, se tiene que “en comunidades donde los controles convencionales está enflaquecidos por tradiciones divergentes y por cambio social, las tasas de delincuencia son altas” (Shaw y McKay, 1942: xv). Este diagnóstico, además, atesta Faris, ya era sugerido por Burgess quien enfatizaba que el crecimiento rápido y la redistribución poblacional afectan los índices de criminalidad porque minan las instituciones y sus controles (Reiss, 1987:05). En efecto, Shaw y Mckay infieren de sus análisis que “altos índices de criminalidad (...) están asociados con la disminuida capacidad de instituciones locales y organizaciones de controlar el comportamiento de los residentes” (Idem, ibidem: 05), condición llamada de desorganización social. En las palabras de Reiss Junior: “la conclusión de ellos fue que las diferencias en valores sociales comunitarios y organización eran responsables por las diferencias en los índices de delincuencia. En comunidades que son caracterizadas por divergentes sistemas de valores, los índi- Davi de Paiva Costa Tangerino 138 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 ces de delincuencia son exacerbados porque la divergencia enflaquece el control convencional” (Reiss, 1987:18). Esta hipótesis es confirmada por un estudio de Angell, independiente de la Universidad de Chicago, del mismo año de Juvenile Delinquency and Urban Areas, 1942. A partir del documento The Community Welfare Picture as reflected in health and Welfare Statistics in 29 Urban Areas (Children’s Bureau of the United States Department of Labor), Angell buscó verificar la validad del índice “del esfuerzo de la comunidad para el bien común” (Community Welfare Effort - CWE), construido en la investigación como un índice positivo de integración social. Para ello, contrastó los índices de CWE con los criminales, una vez que el crimen “es generalmente considerado como uno de los mejores indicadores de desorganización social”. Así, se esperaba que las ciudades con altos índices criminales tuvieran bajos WCE, lo que fue razonablemente confirmado por Angell. Así, el autor concluyó, entre otras cosas, que la integración social de una ciudad tiende a ser tan mayor cuanto (i) las escuelas, bibliotecas y servicios recreativos hayan sido apoyados en el pasado y (ii) menor sea la disparidad de renta entre las varias clases sociales (Angell, 1942). En síntesis, se tiene que la tasa criminal es un reflejo del nivel de desorganización de los mecanismos de control en una sociedad (Faris, 1955:194), en la medida en que la raíz ecológica de la criminalidad se encuentra (i) en la capacidad de un grupo social de imponer conductas en conformidad con las normas, o aún (ii) en la intensidad de organización social de un grupo, o finalmente (iii) en la capacidad del grupo de ejercer el control social informal correspondiente. Innegable, sin embargo, que la criminalidad acaba también reforzando la condición de desorganización social de una dada región, en la exacta medida en que también es un problema social que afloja los lazos sociales y fragmenta aún más la dimensión comunitaria. Al contrario, el rótulo que se impone al criminoso -objeto central de estudios posteriores a los de Chicago- reforzará la bipartición comunitaria entre los que obedecen la ley y los criminosos, solapando aún más las fuerzas sociales autóctonas. En la ponderación de Shecaira: “La pena, de la forma como aún es aplicada en Brasil, actúa como generadora de desigualdades. Ella crea una reacción de los círculos familiares, de amigos, de conocidos, que acaba por generar una mar- Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 139 ginalización en el ámbito del mercado de trabajo y escolar. Llevar una conducta desviada para el ámbito de la reprobación estigmatizadora tiene una función reproductora de control social” (Shecaira, 2000:405). 5. RECUPERACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE URBANO: UN CAMINO DE PREVENCIÓN DE LA CRIMINALIDAD Hasta este momento, en las palabras de Garcia-Pablos de Molina, la prevención del crimen era solamente pensada como el evitación de la conducta indeseada a partir de la intimidación del agente por medio de la amenaza de la pena (modelo clásico) o del refuerzo de validad del sistema normativo (modelo neoclásico) (García-Pablos, 1999:886-889). Prevenir, asume en Chicago por primera vez, el contenido de evitar que se produzcan las causas productoras de la criminalidad misma, en cualquier relación directa con el sistema de justicia criminal, en especial con el Derecho Penal. En las palabras de Garcia-Pablos de Molina: “prevención, pues, y comunidad son conceptos necesariamente interrelacionados. Hasta el punto que ya no se puede comprender la prevención del crimen ni en un sentido “policial”, ni “situacional”, desligada de la comunidad: la prevención es prevención comunitaria, prevención “en la” comunidad y prevención “de la” comunidad. Reclama una movilización de todas las fuerzas vivas, una dinamización social y una actuación o compromiso de todas ellas en el ámbito local (Idem, ibidem: 917). En este punto, se debe considerar que las acciones intencionales de prevención de la criminalidad urbana se encuentran agrupadas en dos grandes categorías: las estatales y las patrocinadas por la sociedad civil. Cuanto a las estatales, merece atención otra división posible de las mencionadas acciones: las políticas de seguridad pública vinculadas al poder punitivo estatal o aún al control social formal: policía, leyes penales, política penitenciaria, etc. Las últimas, aquellas acciones que, no obstante públicas, no están ligadas al sistema de justicia criminal: educación, habitación, transporte público, intervención urbanística, etc. Clásicamente, el tema de la prevención es pensado dentro de políticas de control social formal. El derecho criminal brasileño, todo el erigido a partir de la idea de pena, en la mayoría de las veces de naturaleza aflicti- Davi de Paiva Costa Tangerino 140 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 va, tiene su racionalidad en la utilidad y necesidad de la pena para la reprevención y la prevención del delito, como se puede leer en el artículo 59 del Código penal. En consecuencia, se ha vivenciado en Brasil una coincidencia semántica entre política criminal (así entendido el conjunto de medidas adoptadas para la represión y prevención del delito) y política penal (así entendido el conjunto de medidas de refuerzo o ampliación del sistema de justicia criminal). 6. POSIBILIDADES DE PREVENCIÓN POR MEDIO DE LA INTERVENCIÓN EN EL MEDIO AMBIENTE URBANO EN SÃO PAULO El término “periferia” cuando se trata de la ciudad de São Paulo asume un contenido que ultrapasa aquel geográfico, o sea, de distancia en relación a un centro. Las periferias paulistanas no están sólo lejos del centro; ellas están fuera de la urbe, fuera de la mancha urbana a la que se puede denominar ciudad. Y más triste, no están dentro de lugar alguno; la periferia paulistana es el no lugar. Las consecuencias de la condición de no lugar, como se sabe, son nefastas. Nadie elige vivir en las periferias paulistanas. Se trata evidentemente, de la única elección posible, pues además de concentrar los peores indicadores sociales de la ciudad, las periferias están muy lejanas de los locales de trabajo, lo que aumenta la jornada semanal para números cercanos de aquellos de la Revolución Industrial. Cómo establecer vínculos sociales en una región que a uno le causa repulsa, donde no se quiere morar, donde uno poco permanece - esencialmente para dormir - y que, finalmente, es violenta? Superados estos obstáculos, cuando un ciudadano quiere integrarse armónicamente en aquel medio, qué espacios de socialización encontrará? Los Mapas “Principal Causa de Óbito Según el Distrito de Salud de Residencia del Fallecido - Municipio de São Paulo - 2000" e ”Índice de Desarrollo Humano (IDH) - 2000 - Subprefecturas y Distritos del Municipio de São Paulo" señalan, geográficamente, la coincidencia entre las regiones de São Paulo cuya principal causa de muerte es el homicidio y aquellas de menores Índices de Desarrollo Humano (IDH): Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 141 El desafío de prevención de la criminalidad en la ciudad de São Paulo empieza por la integración de los barrios periféricos a la ciudad propiamente dicha, o sea, por el acceso de estas poblaciones segregadas a los servicios públicos tales como salud, educación, ocio, etc. La ciudad es el locus de las posibilidades, de la infraestructura, del saneamiento básico, de los medios eficientes de transporte, de los empleos y del ingreso. Esta condición debe ser extendida a los barrios excluidos del pacto urbano. La creciente tensión entre los barrios más ricos y los periféricos alimenta aún más la sensación de segregación urbana. Teresa Caldeira, en su obra Cidade de Muros (2000), aclara este proceso de formación de enclaves urbanos, o sea, construcciones inspiradas en la sensación de inseguridad, volcadas al aislamiento de los que tienen miedo. Surgen así condominios cerrados en todas partes de la ciudad, incluso en barrios periféricos, se sustituyen las calles de comercio por shopping centers, se abandona el precario sistema de transporte colectivo para la utilización de vehículos particulares, no es raro que sean blindados. Las construcciones viarias son siempre inspiradas en corredores que llevan Davi de Paiva Costa Tangerino 142 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 más rápidamente el ciudadano motorizado a su residencia con la menor interacción posible con el cuadro urbano. “Por otra parte, como consecuencia del incremento de los delitos violentos y del aumento del terror frente a ellos, en prácticamente todas las ciudades latino-americanas se han construido murallas alrededor de los conjuntos residenciales. Esa tendencia ha empezado en barrios más acomodados donde han ido apareciendo condominios o zonas controladas e delimitadas para el uso exclusivo de sus residentes. Durante la década pasada ese fenómeno también se fue expandiendo hasta zonas donde habitan familias que disponen de menos recursos, con lo cual se realizaron cambios visibles en la conformación de la trama urbana y se ha debilitado la sociabilidad entre vecinos” (Lafoy y Rojas, 2000:53). La consecuencia de este fenómeno es el vaciamiento del espacio público físico. En São Paulo son raros los locales en que las más diversas clases sociales pueden interaccionar armónicamente. Con eso, la distribución ecológica de la población y de los problemas sociales asume aires mucho más cristalizados, creando un verdadero apartheid no sólo social, pero también urbano, lo que alimenta aún más la tensión social entre las clases. La creación de espacios públicos en la ciudad, con especial atención a los barrios periféricos, es de fundamental importancia. Más allá de la cuestión de la convivencia de las diferentes clases sociales, se trata de espacio privilegiado de interacción de los moradores de aquella comunidad, lo que estimula la socialización y la creación de lazos comunitarios, redundando en un mayor control social informal. En este aspecto, se debe mencionar el llamado Programa Bairro Legal, desarrollado por la Secretaria de Habitação e Desenvolvimento Urbano (Sehab) del Municipio de São Paulo, “que tiene como foco la urbanización y la regularización de la tierra de áreas deterioradas, ocupadas desordenadamente y sin infraestructura. El objetivo es transformar favelas y condominios irregulares en barrios, garantizando a sus habitantes el acceso a la ciudad, con calles asfaltadas, saneamiento básico, iluminación y servicios públicos”5. 5 Extraído do sítio http://www6.prefeitura.sp.gov.br/secretarias/habitacao/programas/0002, consultado en 25 de enero del 2005. Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 143 La parte del proyecto Bairro Legal dedicada al barrio de Cidade Tiradentes, en un análisis realizada en esa región, sirve como forma de ilustrar como políticas de recuperación urbana no se confunden con políticas meramente habitacionales. El barrio de Cidade Tiradentes fue construido por el poder público en la década de 1980, bajo la condenada forma de gigantesco conjunto habitacional. De su actual población de 220 mil habitantes, nada menos que 150 mil han sido trasferidos de forma compulsoria hacia allá en razón de políticas denominadas poblacionales. Como no podría dejar ser, existen muy pocos empleos, uno para cada cerca de 400 habitantes, de suerte que casi todos los moradores tienen que salir del barrio para trabajar6. Como ya se puede señalar en este trabajo, el centro de São Paulo viene sufriendo un proceso creciente de expulsión poblacional, generando como consecuencia, un alto índice de unidades de habitación desocupadas. Con vistas a reocupar la región central, donde se concentran los empleos y servicios de la ciudad, la Prefeitura de São Paulo creó el programa denominado Morar no Centro, desarrollado por la Secretaria de Habitação e Desenvolvimento Urbano (Sehab) y Companhia Metropolitana de Habitação de São Paulo (Cohab-SP). La idea del proyecto es la “rehabilitación de la región central, que incluye el rescate histórico y arquitectónico (...) El objetivo del programa es mejorar las condiciones de vida de aquellos que ya residen en el área central, atraer nuevos moradores, de todas las clases sociales, y promover la reforma y reciclaje de predios ociosos para residencia. El repoblamiento de esta área de la ciudad es estratégico para su preservación y para el desarrollo equilibrado de la metrópolis”. Tres son las estrategias centrales de consecución de este objetivo: el Programa de Arrendamento Residencial (Renta Residencial) en asociación con la Caixa Econômica Federal, dirigido hacia familias con ingreso de hasta seis sueldos mínimos; el programa de Locação Social para familias con ingreso inferior a tres salarios mínimos, variando el alquiler de modo proporcional, y la recalificación de áreas deterioradas en los barrios centrales y 6 FUNDAÇÃO ABRINQ. A história de Ana e Ivan. Consultado en la red mundial de computadores en el sítio http://www.fundabrinq.org.br/biblioteca/acervo/1152.pdf en 25 de enero del 2005. Davi de Paiva Costa Tangerino 144 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 producción de nuevas viviendas con el programa Perímetros de Reabilitação Integrada do Habitat 7. Aunque no se pueda trazar una relación directa entre esos programas y la reducción de la violencia, en la medida en que inciden positivamente en las causas de la criminalidad ya identificadas en este trabajo, es razonable suponer que van a corroborar, aún que indirectamente, en la mejora de los índices criminales. La simple apuesta en la mejora de las condiciones de vida ya es una apuesta en el impacto de los índices de criminalidad; aunque así no lo fuera, la recuperación de la dignidad humana debería ser el supuesto de cualquiera intervención estatal. La recuperación de las regiones deterioradas supone la integración con la ciudad formal por medio de los transportes públicos. Robert Park señalaba en su La Ciudad que las fuerzas de los medios de comunicación y de transporte son las primeras en dar conformidad a la ciudad, pues conllevan “todas las cosas que tienden a ocasionar a un mismo tiempo mayor movilidad y mayor concentración de poblaciones urbanas”. En São Paulo, la adopción del llamado Bilhete Único ha representado una verdadera revolución en la integración de la periferia con el centro urbano. La necesidad de cambiar de transporte público para trasladarse hacia el centro, pagando nueva tarifa cada vez, representaba un costo altísimo para el trabajador. Con la posibilidad de trasladarse por dos horas pagando una única vez, disminuye el presupuesto familiar destinado a transporte y se permite que nuevas viajes sean realizadas, sea para buscar empleo o para que gocen los habitantes de esta región de los beneficios de la ciudad formal. Finalmente, se debe señalar que a la par de grandes programas de inserción urbana de barrios periféricos, son posibles intervenciones puntuales de naturaleza urbanística con vistas a la mejora de la calidad de vida y a la organización comunitaria. Hay en Brasil diversas experiencias en este sentido que se narran en seguida como ejemplos. 7 Extraido del sítio http://www.saopaulo.sp.gov.br/home/index.htm, consultado en 25 de enero del 2005. Alternativas al sistema punitivo: posibilidades de prevención de la criminalidad urbana violenta en Brasil por medio del control social informal 145 En el estado de Pernambuco, el centro del municipio de Recife era una región extremamente deteriorada, con alta concentración de prostitución y explotación sexual de menores. Aprovechando la riqueza de las antiguas construcciones que dominaban el barrio, el poder público incentivó la restauración de las fachadas, que han sido pintadas con colores vivos, atrayendo bares y restaurantes. Hoy, se transformó en un barrio de entretenimiento, mantenido inclusive, por turistas del Brasil y del Mundo. Los barrios más centrales de São Paulo también concentran casas cuyas fachadas remontan a los siglos XIX y XX y que podrían sufrir la misma forma de intervención. Lo mismo se puede decir de determinadas regiones de barrios hoy periféricos y en otros tiempos núcleos urbanos independientes de São Paulo como la Freguesia do Ó. Otro ejemplo paulista es la conocida Estação Júlio Prestes, en la región central de la ciudad, El predio, de grande riqueza arquitectónica, estaba abandonado y sufrió obras de restauración, convirtiéndose en uno de los mejores espacios musicales del mundo, siendo bautizada con el nombre de Sala São Paulo. Experiencias semejantes pueden ser señaladas como la reforma del Mercado Municipal y el Projeto Pomar, este último dirigido para el cultivo de plantas ornamentales a lo largo de la fea y gris marginal del Rio Pinheiros. Es indefendible un conjunto de intervenciones a priori para cualquiera metrópolis brasileña. Cada región comportará sus áreas más o menos deterioradas que demandarán esfuerzos diferentes. Muchas veces lo que se necesita es la jardinería de una plaza y el arreglo de los juegos allí presentes. Otras veces, se trata de la mejora de los juegos infantiles por medio de una planeación del paisaje, como ya se observa en las avenidas Brigadeiro Faria Lima, Rebouças y Nove de Julho. Finalmente, podrá ser una obra de gran envergadura la que demandaría el rescate de las regiones circunvecinas de excrecencias urbanísticas como el Elevado General Costa y Silva. La perspectiva como se ve es de la creación de un espacio ecológicamente equilibrado, propicio a la ocupación urbana y facilitador de la convivencia comunitaria. En este ambiente el control social tenderá a ser el más eficaz posible restando al sistema punitivo la intervención de ultima ratio, destinada a una reducida parcela de personas que por cualquier motivo pongan en riesgo la coexistencia colectiva, dimensión ética que deberá inspirar necesariamente del Derecho Penal (Zaffaroni y Pierangeli, 1999: 98). Davi de Paiva Costa Tangerino 146 Cap. Crim. Vol. 38, Nº 2 (Abril-Junio 2010) 123 - 147 LISTA DE REFERENCIAS ANGELL, R. (1942). “The social integration of selected American Cities”. The American Journal of Sociology, vol. 47, enero, No. 4, pp. 575 a 592. BURGESS, E.W. (1923). 1925. O crescimento da cidade: introdução a um projeto de pesquisa in: BURGESS, E. (1929). As áreas urbanas. Traducción de Mário Antonio Eufrásio del original Urban Areas, capítulo VIII de SMITH, T. V. & WHITE, L. D. (Eds.). Chicago, an experiment in social science research. Chicago: The Chicago University. CALDEIRA, T. (2000). Cidade de muros. São Paulo: 34. 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