Elenco de meditaciones para misioneros Programa

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Elenco de meditaciones para misioneros Programa
¡Venga Tu Reino!
Elenco de meditaciones para misioneros
Programa Adopta un pueblo
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Centro de Promoción Integral, A.C.
www.demisiones.com
ÍNDICE
I.
Meditación 1: Epifanía (1)
2
II.
Meditación 2: Epifanía (2)
3
III.
Meditación 3: La Cuaresma (1)
4
IV.
Meditación 4: La Cuaresma (2)
5
V.
Meditación 5: La Santísima Virgen María (1)
6
VI.
Meditación 6: La Santísima Virgen María (2)
7
VII. Meditación 7: La Santísima Virgen María (3)
8
VIII. Meditación 8: La Santísima Virgen María (4)
9
IX.
Meditación 9: La Eucaristía (1)
10
X.
Meditación 10: La Eucaristía (2)
12
XI.
Meditación 11: El Espíritu Santo (1)
13
XII. Meditación 12: El Espíritu Santo (2)
14
XIII. Meditación 13: La vida de gracia (1)
15
XIV. Meditación 14: La vida de gracia (2)
16
XV. Meditación 15: La vida de gracia (3)
17
XVI. Meditación 16: La vida de gracia (4)
18
XVII. Meditación 17: La confianza
19
XVIII. Meditación 18: El Adviento (1)
20
XIX. Meditación 19: El Adviento (2)
22
XX. Meditación 20: La Navidad (1)
23
XXI. Meditación 21: La Navidad (2)
24
I.
Meditación 1: La Epifanía (1)
Su sabiduría les hizo encontrarle
Que junto al oro, incienso y mirra, junto a los Reyes me veas también a mí.
San Mateo 2, 1-12
”Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente
se presentaron en Jerusalén preguntando: « ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?
Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se
sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país y
les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea,
porque así lo ha dicho el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judea, ni eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel"»...
Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron;
después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra”.
Lectura
Los Reyes Magos no eran como los pastores, no eran del pueblo de al lado, venían de lejos.
eran sabios, sin embargo su sabiduría les había hecho encontrarte. El cielo les había enseñado
muchas cosas, entre otras que detrás de todo aquel orden había un Creador, una mente que
había hecho toda esa maravilla para disfrute del hombre. Y ahora llegaba el gran momento, el
de reconocer al que todo eso había ordenado. Habían encontrado la verdadera ciencia, la
verdadera sabiduría.
Meditación
Los sabios de todas las naciones son los que son capaces de encontrarte. Qué pena, Señor,
tantos estudios, tantas universidades, tantas lecturas, tanta ciencia y no ser capaces de
encontrar la verdadera sabiduría. Conozco muchas cosas, las entiendo, las sé explicar, creo en
ellas, me dejo llevar de muchas opiniones, de lo que oigo y veo, pero no soy a veces capaz de
encontrarte. Me encierro en mi pequeña ciencia de andar por casa y no soy capaz de mirar
más allá del techo que yo mismo me construyo.
Que rompa, Señor, ese límite, que sea capaz de trascender mi pequeñez y me deje llevar de
esa semilla de ti que llevo dentro. Déjame seguir el ejemplo de esos magos, hazme partir con lo
mejor que tengo a adorarte. Que junto al oro, incienso y mirra, junto a los Reyes me veas
también a mí. No te traigo nada especial pero pongo ante tí mi inteligencia, mis ansias de
saber, para que seas tú quien la eduque y quien la llene.
Oración
Señor llena mi inteligencia y mi saber de tí. Que la ciencia de los hombres tan necesaria y tan
buena para seguir con la obra de tu creación no ciegue mi vista y me impida verte en el
horizonte de mi ser.
Actuar
Tomar conciencia que mi inteligencia y mi saber son un don del Señor que están a su servicio.
II. Meditación 2: La Epifanía (2)
Una fe a toda prueba
Los reyes magos nos enseñan a vivir la fe en los momentos difíciles de la vida.
San Mateo 2, 1-12
”Jesús nació en Belén de Judá en tiempo del rey Herodes. Por entonces, Magos de Oriente
llegaron a Jerusalén preguntando: « ¿Dónde está el Rey de los judíos que acaba de nacer?
Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo»... Después de oír al rey, los Magos
se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en oriente los guió hasta que llegó y se
detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría.
Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y postrándose lo adoraron. Abrieron sus
cofres y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra.”
Lectura
En este Evangelio se nos presenta con asombrosa sencillez cómo se van cumpliendo las
Escrituras que hacen referencia a la venida de Cristo. Los magos, guiados por una estrella,
buscan al rey de los judíos. Herodes, temeroso de que le quiten el reinado, cree en las
profecías. Los escribas, fariseos y maestros de la ley son los más incrédulos ante ellas. Los
magos irán a Belén, encontrarán a Jesús y lo adorarán como había anunciado el Antiguo
Testamento.
Meditación
Un hálito de misterio y de leyenda envuelven la figura de estos magos. Realmente no se sabe
cuántos eran, sólo se sabe que venían de algún lugar de Oriente. Seguían una estrella. Esto ya
nos ofrece una pista para imaginar el valor y la fe de estos hombres. No es fácil ponerse a
caminar kilómetros y kilómetros en camello siguiendo una señal que no se sabe con certeza
qué indica y a dónde les dirige. Más aún, esta estrella desaparece pero ellos no desisten y
siguen buscando.
En nuestra vida de cristianos tenemos la estrella de la fe, pero en algunos momentos puede
menguar, ocultarse aparentemente. Lo importante es confiar y seguir esperando, seguir
buscando. Ante las dificultades, como los magos, no hay que desfallecer. La estrella volvió a
aparecer y los llevó hasta la gruta de Belén. Lo más fascinante de este Evangelio es cómo los
reyes, al encontrarse ante un niño envuelto en pañales que se encontraba en una cueva para
animales, supieron descubrir a Dios, lo adoraron y le ofrecieron lo mejor que tenían.
¡Cuántas veces descubrimos que los caminos de Dios no son nuestros caminos, que sus
planes no son los nuestros! De repente fallece un ser querido, nos va mal en estudios o nos
quedamos sin trabajo o sufrimos algún revés en la vida, y no somos capaces de ver las cosas
desde Dios, con sus ojos. Los reyes magos nos enseñan a vivir la fe en los momentos difíciles
de la vida. Esta fiesta de la Epifanía nos invita a adorar de rodillas con fe y amor al niño Dios
que se nos manifiesta desde su humanidad con todo su amor.
Oración
Te adoro Jesús en la cuna del pesebre como los Reyes Magos. Te ofrezco mi pobre nada, que
es todo lo que tengo. Me arrodillo ante tu Majestad y te pido que infundas en mi vida una fe
viva, operante y luminosa, una esperanza gozosa e inquebrantable y un amor ardiente y
generoso.
Actuar
En los momentos de mayor dificultad, confiar mucho en Él, transmitir paz a los demás.
III. Meditación 3: La Cuaresma (1)
La alegría tras el dolor
Vale la pena comunicar la vida que hemos recibido gratuitamente para que otros
descubran su propia vida y tengan ganas de vivir.
San Juan 16, 20-23
”Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis, mientras que el mundo se sentirá satisfecho; pero
vuestra tristeza se convertirá en alegría. Cuando una mujer va a dar a luz, siente tristeza,
porque le ha llegado la hora; pero cuando el niño ha nacido, su alegría le hace olvidar el
sufrimiento pasado y está contenta por haber traído un niño al mundo. Pues lo mismo vosotros:
de momento estáis tristes; pero volveré a veros y de nuevo se alegrará vuestro corazón con
una alegría que nadie os podrá arrebatar.”
Lectura
Cristo sabe que sus discípulos están tristes. Lo ve y los consuela. Afirma que después del dolor
vendrá la alegría, que después del sufrimiento, vendrá el gozo. Con Cristo, cualquier pesar
traerá regocijo, nos llevará a la alegría. La alegría del verdadero apóstol, que, pese a
persecuciones y calumnias, puede seguir transmitiendo el mensaje de Cristo, por la acción
directa de Dios, que jamás nos deja solos.
Meditación
Qué seguridad nos da Cristo en esta vida. El hombre calla ante el dolor, ante la muerte, ante la
injusticia, ante el más allá, ante la traición del mejor amigo. Sólo El tiene una respuesta para
todo: nos enseña a sufrir con gozo y a transformar el dolor en redención. Nos enseña a afrontar
la muerte con esperanza, pues por la muerte estaremos más cerca de Él. Nos enseña a
amarnos sin límites, sin egoísmos, desinteresadamente. Nos enseña a vivir así, desde hoy, ese
más allá que ya es actual cuando vivimos con honestidad, con sentido de responsabilidad
nuestra vida cristiana y humana.
El dolor nos asusta, huimos de él cuando no le encontramos un sentido. Pero cuando nuestra
vida se ilumina con un sentido profundo y trascendente, somos capaces, como la madre que da
a luz, de abrazar el sufrimiento con alegría, incluso escogerlo libremente, pues su fruto, ver la
felicidad en el rostro de mi hermano, supera con creces nuestro dolor. Vale la pena comunicar
la vida que hemos recibido gratuitamente para que otros descubran su propia vida y tengan
ganas de vivir.
Oración
Señor Jesús, te agradezco que seas mi seguridad más profunda, la única que no se tambalea
cuando las cosas fallan. Te agradezco que me ayudes a encontrar, contigo, un sentido a los
momentos difíciles y al sufrimiento. Te agradezco que me ames, que cuentes conmigo a pesar
de mis fallos y mi pequeñez. Confío en ti.
Actuar
Seré positivo el día de hoy y trataré de ver las cosas «por el lado bueno».
IV. Meditación 4: La Cuaresma (2)
El dolor, un compañero de viaje
Con tu resurrección vences la muerte y el dolor, haciéndolos realidades pasajeras.
San Juan 16, 16-20
”En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Dentro de poco dejarán de verme; pero, dentro
de otro poco volverán a verme»... «Estáis preocupados por el sentido de mis palabras: “Dentro
de poco dejaréis de verme, pero dentro de otro poco volveréis a verme”. Yo os aseguro que
lloraréis y os lamentaréis, mientras que el mundo se sentirá satisfecho. Estaréis tristes, pero
vuestra tristeza se convertirá en alegría»”.
Lectura:
Jesús no niega el sufrimiento pero tampoco lo explica. Es una realidad de la vida humana. Sin
embargo, sale al encuentro de todos los que sufren, sus palabras nos dan esperanza, nuestra
tristeza se convertirá en alegría. Sus apóstoles están confundidos, no entienden lo que dice el
Maestro en su última cena. Pocas horas después, Cristo será apresado y crucificado. Prepara a
sus discípulos para que tengan confianza, no niega el dolor y el desconcierto, pero asegura que
acabará, y que Él vendrá a consolar los corazones afligidos.
Meditación:
Al hacerte hombre, Señor, quisiste pasar también por el dolor. El sufrimiento es parte de la
vida, no lo podemos evitar. Sin embargo, Tú también lo viviste, y así nos enseñas a poner los
ojos en ti. ¡Cuántas veces buscamos explicaciones para lo que es un misterio! Con tu muerte
nos enseñas a enfrentarlo con valentía, con la seguridad de que terminará.
Tu resurrección es también un mensaje para mí. Con ella vences a la muerte y al dolor, se
convierten en compañeros pasajeros, tras las cuales te encontramos a ti, que eres la vida.
Enséñame, Señor a tener esperanza. Que sepa afrontar las dificultades con confianza, porque
Tú me aseguras que después se transformarán en alegría.
Oración:
Te pedimos Señor que nos des hoy la fortaleza para enfrentar las dificultades sin buscar
entenderlas ni buscar culpables, sino que hagamos de ellas un camino para llegar a ti.
Actuar:
Intentaré ver el lado bueno de todo lo que me suceda hoy.
V. Meditación 5: La Santísima Virgen María (1)
¿A quién visita María hoy? ¿A quién acude para contarle la gran noticia?
San Lucas 1, 39-56
“María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea. Entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno...
Entonces María dijo: «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi
Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas
las generaciones, porque ha hecho en mí cosas grandes el Poderoso. Su nombre es santo, y
su misericordia es eterna con aquellos que le honran».”
Lecturas:
María, embarazada, se dirige a Aim Karin, donde vive su prima Isabel. El camino es cansado y
difícil, no sabemos cómo viajó, probablemente nadie la acompañaba. Sin embargo, María no se
detiene en las dificultades, sigue adelante para llevar a otros la alegría de Jesús hecho hombre.
Meditación:
María no se queda inmóvil después de conocer la noticia que dividirá en dos la historia de la
humanidad y de cada hombre: se levanta y va donde su prima que, según el anuncio del ángel,
se encuentra embarazada. Este pasaje nos da mucho que pensar, y nos muestran el corazón
de María, presto, abierto, bondadoso, agradecido.
Su corazón estalla de alegría, Dios ha visitado a su pueblo. Esta alegría no puede guardársela,
y la comparte con Santa Isabel. ¿A quién visita María hoy? ¿A quién acude para contarle la
gran noticia?
El corazón de María se llena, además, de bondad. Su prima puede necesita ayuda, y hacia ella
va. No se mira a sí misma, embarazada y en una situación difícil para toda mujer, más en ese
tiempo. Sale de ella y acude al prójimo, buscando así ayudarle. ¿a quién visito yo? ¿a quién
ayudo o busco ayudar?
María entona el Magnificat. Agradece en primer lugar a Dios. Se sabe esclava, se sabe
pequeña. Y por eso mismo Dios se ha fijado en ella. Dios busca lo pequeño para hacer su obra.
¿Cuánto busco yo lo pequeños? ¿no prefiero más bien lo grande? Y sin embargo, Dios obra
distinto. María nos enseña hoy a obrar en la manera de Dios, y no tanto de los hombres.
Oración:
María, ayúdame hoy a acercarme a Jesús y a mis hermanos como lo haces tú, con alegría,
prontitud, paciencia y entrega. Pide a Cristo por mí, para que así me de la gracia de
asemejarme más a ti en la vivencia de mi cristianismo.
Actuar:
Ayudaré a quien me lo pida con alegría y paciencia.
VI. Meditación 6: La Santísima Virgen María (2)
Ella dijo SÍ
Una de nosotros, una hija de Adán y Eva, está ya para siempre con Dios, y nos
acompaña con su cariño de Madre en nuestro caminar hacia Dios.
San Lucas 1, 39-56
”Por aquellos días, María se puso en camino y fue de prisa a la montaña, a una ciudad de
Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y cuando Isabel oyó el saludo de María,
el niño saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces:
«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre... ¡Dichosa tú que has creído!
Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Entonces María dijo: «Mi alma engrandece al
Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí cosas
grandes el Poderoso. Su nombre es santo y su misericordia es eterna con aquellos que lo
honran»”.
Lectura
María es grande porque ha creído. El canto del “Magnificat“es el reflejo de una vida que acoge
la bendición de Dios. La solemnidad de la Asunción nos alegra y nos recuerda de un modo muy
íntimo: una de nosotros, una hija de Adán y Eva, está ya para siempre con Dios, y nos
acompaña con su cariño de Madre en nuestro caminar hacia la patria eterna del cielo.
Meditación
¿Por qué la Virgen Santísima es grande? Su grandeza está en su humildad: se ha hecho la
“esclava del Señor“. Dios la ha predestinado, la ha elegido, la ha hecho un instrumento dócil y
alegre para que pueda iniciarse la gran obra de nuestra salvación: la Encarnación de Cristo.
Al contemplar a María podemos mirar al cielo con un cariño especial. Allí están Cristo y su
Madre. Todos los hombres somos conocidos, somos esperados, somos ayudados en el camino
de la vida. No es fácil vivir sin el amparo de una madre. María nos precede y nos acompaña.
Nos indica el sendero, el modo de dar un sí a Dios sin límites, sin temores, sin tacañerías. Dios
lo merece todo, y quien se da a Dios recibe el ciento por uno.
María es grande porque reconoció y aceptó el Actuar de Dios sobre su vida. Nos toca a
nosotros seguir su ejemplo. Si lo hacemos, el mundo será un poco mejor y un poco más feliz.
Oración
María, concédeme la gracia de sentir una esperanza profunda en la vida eterna. Ayúdame a
vivir como cristiano, a poner mi existencia en las manos de Dios, a dejarme llevar por Él y a dar
mi vida con generosidad al servicio de la Iglesia, como cristiano, según la invitación que Dios
me hace en mi estado de vida.
Actuar
Hacer una breve visita a María para pedir por las almas del purgatorio.
VII. Meditación 7: La Santísima Virgen María (3)
María, modelo de amor
La Santísima Virgen, Reina del cielo y nuestra madre cercana.
San Lucas 1, 46-55
”Dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque
ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones
me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su
nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la
fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los
potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió
a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había
anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos»”.
Lectura
La presencia celeste de María nos anima en el combate cotidiano, y nos permite elevar los ojos
para sobrellevar, con fe y con esperanza, las dificultades y los problemas de cada día.
Meditación
Es bueno contemplar a María. Ella es Madre de Cristo, Ella es el modelo de la nueva creatura
redimida. Ahora, desde el cielo, nos acompaña, nos conduce hacia Cristo, como lo hizo en
Caná, como lo hizo al pie de la Cruz.
Hablar con la Madre es penetrar en el misterio de Cristo. Nuestra oración se hace súplica por
las necesidades del mundo y de la Iglesia, por la paz, por la justicia, por el sufrimiento de tantos
hermanos nuestros que viven en enfermedad física o en angustia moral.
Así hemos de vivir nuestro trato con la Virgen. Así podemos rescatar el rezo del Santo Rosario,
como nos ha pedido Juan Pablo II en su carta “Rosarium Virginia Mariae”. Un Rosario que es
camino para crecer en el amor y para acercarnos al misterio del amor de Dios.
Dios ha hecho cosas grandes en María, y Ella ha sido generosa y disponible al Actuar de Dios
sobre su vida. También en mí Dios puede realizar maravillas. Sólo hace falta abrir el corazón a
la fe y dejarme guiar por ese Dios que, si nos pide un gesto de generosidad, es para poder
ratificar con más firmeza su Alianza de amor con el género humano.
Oración
Virgen María, concédeme vivir como discípulo de Cristo, y ayúdame a caminar, en nuestro
peregrinar terreno, con la mirada puesta en el Amor de Dios, con la esperanza en ese cielo en
el que Tú nos esperas como Madre amorosa y fiel.
Actuar
Rezar al menos un misterio del Rosario hoy ofreciéndolo por las necesidades del Papa y de la
Iglesia.
VIII. Meditación 8: La Santísima Virgen María (4)
Rosario: sinopsis del Evangelio
El Rosario es una meditación gráfica, con imágenes, de los misterios de Jesucristo.
San Lucas 1, 26-38
”En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen
se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo... No temas María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu
vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús»... Y María dijo: «Aquí está la
esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel”.
Lectura
Qué gran privilegio tenemos por haber vivido en primera persona, hace poco tiempo, la
promulgación de la carta del Papa Juan Pablo II sobre el Rosario. Además de enriquecernos
con los nuevos misterios luminosos, nos enseña con palabras sencillas a valorar y a apreciar
esta oración secular, tan llena de sentido. Lo que podía ser una repetición aburrida, pasa a ser
un repaso gráfico de los misterios del Evangelio, que meditados en nuestro corazón, a ejemplo
de María, nos llenan de frutos espirituales y apostólicos.
Meditación
Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo. Has sido bendecida entre todas las
mujeres por el fruto incomparable de tus entrañas. El Altísimo se ha fijado en ti, en tu humildad,
en tu sencillez. Ante su propuesta de ser madre del Creador has respondido con un SÍ
incondicional, con una hoja en blanco donde Dios irá escribiendo su plan de salvación a los
hombres por medio de ti. Gracias a ti, un torrente de bendiciones se ha vertido sobre toda la
humanidad. Gracias a tu generosidad, nuestras obras, nuestros dolores, nuestra vida entera,
han sido cubiertos por la redención de tu Hijo.
Todo esto lo repasamos en cada avemaría, y también pedimos que intercedas por nosotros,
pecadores, que en este valle de lágrimas, vamos consumiendo nuestro tiempo hasta la hora de
nuestra muerte. Allí, tú, como la mejor Madre, estarás aguardando a cada uno de tus hijos e
hijas para acompañarnos hasta el Padre, a fin de gozar con Él por los siglos de los siglos.
Oh María, Madre de nuestras vidas, consuelo de los afligidos, refugio de los pecadores,
condúcenos hacia la Verdad y aparta de nuestra vida todo lo que nos separe de ti.
Oración
por tu inmaculada concepción, oh María, purifica mi cuerpo y santifica mi alma.
Actuar
Invitaré a una persona a rezar el rosario.
IX. Meditación 9: La Eucaristía (1)
Tres regalos en uno
Jesucristo mismo que entrega su Cuerpo y su Sangre por amor a cada uno de nosotros,
para salvarnos de la muerte y del pecado.
San Juan 13, 31-33a. 34-35
”Cuando Judas salió del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora va a manifestarse la gloria del Hijo del
hombre, y Dios será glorificado en él. Y si Dios va a ser glorificado en el Hijo del hombre,
también Dios lo glorificará a él. Y lo va a hacer muy pronto. Hijos míos, ya no estaré con
ustedes por mucho tiempo. Os doy un mandamiento nuevo: Que os améis unos a otros. Como
yo os he amado, así también amaos unos a otros. Por este amor reconocerán todos que son
discípulos míos»”.
Lectura
Cristo, en el momento supremo de su vida, se reúne con sus discípulos en el Cenáculo. Ahí les
abre su corazón y les ofrece sus mejores regalos: la institución de la Eucaristía, el sacerdocio y
el mandamiento nuevo del amor. Estos regalos, en realidad, son uno solo: Jesucristo mismo
que entrega su Cuerpo y su Sangre por amor a cada uno de nosotros, para salvarnos de la
muerte y del pecado.
Al inicio de la Última Cena se produce el diálogo sobre quién va a entregar a Jesucristo. El
Maestro está tenso e incómodo con la presencia del traidor. Aún así ha tratado todos los modos
para el corazón de Judas se abra y no obre para su perdición. Ahora ha salido Judas del
cenáculo. Jesús respira. Su corazón se expande y ofrece el primero de sus regalos: os doy un
mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado.
Meditación
El mandamiento nuevo de Jesús es un regalo, no es una orden o una imposición. Eso significa
que si lo vivimos, seremos felices, recibiremos un bien que llenará nuestro corazón. Jesús nos
invita a amar pero como El nos ha amado. Muchas veces tratamos de amar a los demás.
Estamos convencidos de que el mundo iría mucho mejor si todos nos amaramos más. Pero a
veces pensamos que amamos pero no amamos como Jesús nos ha enseñado.
A veces nos gusta hacer favores porque nos sentimos bien, nos lo agradecen, nos sonríen.
Otras nos gusta ayudar porque así nos sentimos útiles. En otras ocasiones hacemos las cosas
por que así pensarán bien de nosotros. O ayudamos sólo a determinadas personas que nos
caen bien, que nos agradan y de quienes buscamos el aprecio. Pero todo esto no es verdadero
amor. En realidad estamos buscando sacar algo para nosotros. Yo doy algo pero recibo a
cambio aprecio, gratitud, consideración. El amor que Jesucristo nos enseña es un amor
desinteresado.
Hay muchas personas en nuestros días que no se han enterado de lo que Jesucristo ha hecho
por ellas. Pero Jesucristo murió por cada uno de nosotros en la Cruz aún sabiendo que muchos
nunca le agradeceríamos que hubiera muerto por salvarnos. Jesús curaba a los enfermos y
huía de los agradecimientos y aclamaciones. Cambió el agua en vino en Caná sin que se
supiera que El lo había hecho. Jesús nos enseña que la verdadera felicidad está en amar al
otro sin esperar recompensa. Ayudarle sin que se de cuenta.
Hablar bien, pensar bien, apoyar y ayudar a aquellos que no nos caen bien y a quienes
nosotros tampoco somos gratos. El fruto de este tipo de amor es aquella alegría y resplandor
del que habla Jesucristo: «La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os
amáis unos a otros».
Oración
Señor Jesús, gracias por amarme desinteresadamente, desde siempre, sin esperar nada a
cambio. Quiero corresponder a tu amor amando a todos.
Actuar
Seré generoso hoy ayudando a los que me rodean sin buscar ser reconocida.
X. Meditación 10: La Eucaristía (2)
Gracias por amarme
En la redención de las almas Él hace lo difícil, abre la puerta del cielo y nos invita a
pasar. Tú y yo sólo tenemos que dirigirnos a esa puerta y entrar.
San Lucas 22, 14-20
”Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: «He deseado enormemente
comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la
volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios». Y, tomando una copa, pronunció la
acción de gracias y dijo: «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé
desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios»”.
Lectura
«Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros...» Jesús sabe lo que le va a ocurrir,
el padecimiento, el dolor, la humillación, y todo esto lo esperaba con ansia. ¿Qué tenía en su
corazón Jesús mientras pronunciaba estas palabras?
Meditación
Piensa, medita, reza. Cuánto amor humano y divino, cuánta entrega, y lo más sorprendente,
cuánta confianza en nosotros. En todos y cada uno de nosotros. Esto lo hace porque confía en
ti y en mí.
En la redención de las almas Él hace lo difícil, abre la puerta del cielo y nos invita a pasar. Tú y
yo sólo tenemos que dirigirnos a esa puerta y entrar.
A veces nos parece tan difícil, y en ocasiones lo es, por eso es importante no olvidar nunca que
Cristo es quien hizo lo verdaderamente difícil. Y es gratificante saber que nos ha dejado un
modo de recordarlo en la Santa Misa donde cada día se repite este sacrificio, este milagro.
Muchas veces en la oración te he dicho que quiero sufrir por ti, que quiero padecimientos para
ofrecértelos como desagravio, lo he pedido de corazón, lo sigo pidiendo de corazón, sin
embargo cuando llega la más mínima contrariedad me altero, me enfado, pataleo como un
bebé, a veces desconfío,... soy pequeño.
Gracias por amarme tanto, gracias por cuidarme, gracias por sufrir por mí, gracias por
salvarme, gracias por confiar.
Oración
Dios mío, gracias por crearme, gracias por amarme, gracias por mostrarte, gracias por
elegirme, gracias por darte a nosotros. Gracias.
Actuar
Viviré con conciencia la Santa Misa.
XI. Meditación 11: El Espíritu Santo (1)
El tiempo del Espíritu
En Pentecostés comienza el tiempo del espíritu con una realidad sorprendente: los
apóstoles hablan y dan gloria a Dios en todas las lenguas.
San Juan 20, 19-23
”Al anochecer del día de la resurrección, estaban reunidos los discípulos en una casa con las
puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo:
«La paz esté con vosotros». Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo: «La paz esté con vosotros». Y añadió: «Como
el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el
Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los
retengáis, Dios se los retendrá»”.
Lectura:
Los discípulos están asustados después de la muerte de Cristo. Están escondidos de los
judíos, no saben qué hacer ahora que el maestro ya no está. En esta situación se aparece
Jesús, y les da el Espíritu Santo, para que sea Él quien los fortalezca y dirija en su misión.
Los Hechos de los Apóstoles (Hech 2, 1-32) nos muestran al Espíritu Santo venir sobre la
Iglesia en oración. Es el Espíritu quien guiará ahora el actuar y las palabras de los seguidores
de Cristo, a partir de ese momento la Iglesia cuenta con el Defensor que Cristo prometió, que
no ceja en su empeño de santificar a la Iglesia y a los hombres.
Meditación:
En Pentecostés comienza el tiempo del espíritu. Y comienza con una realidad sorprendente, los
apóstoles hablan y dan gloria a Dios en todas las lenguas.
El mensaje de Cristo satisface todos los corazones, y la Iglesia, que posee este mensaje, debe
ir a compartirlo con todas las naciones. La paz que nos trae Cristo no nos la podemos quedar,
debemos compartirla con todos los hombres, pues la vida que Él nos trae es para todos. La
dimensión apostólica nace de la urgencia de compartir con los hombres la novedad, la riqueza
del mensaje salvador de Jesucristo.
El Espíritu Santo es quien guía a la Iglesia, y la hace abrirse a todos los pueblos y naciones. Es
Él quien va marcando su paso, y hace que hoy, veinte siglos después, la Iglesia siga dando las
respuestas que el hombre busca. La vemos dialogando, acogiendo, defendiendo al hombre.
También ahora habla todas las lenguas, porque es la obra de Dios, y Dios quiere consigo a
todos sus hijos.
Yo soy parte de esa Iglesia, y la misión de llevar su mensaje es también mía. ¿Qué hago yo
para acercar a mis hermanos a Cristo? ¿Comparto en mis distintas realidades – estudios,
trabajo, descanso, familia- la alegría de ser cristiana?
Oración:
Gracias, Señor por guiar a tu Iglesia con tu Espíritu. Hazme amarla cada vez más como obra
tuya, y defenderla como hijo, de los ataques que recibe.
Actuar:
Dejaré al Espíritu Santo actuar en mi vida, siendo dócil a las cosas que me va diciendo.
XII. Meditación 12: El Espíritu Santo (2)
Consolado y consolador
Debo ser consuelo para el hermano que sufre, para el compañero de trabajo o estudio,
para el hijo o el padre enfermo.
San Juan 14, 23-29
”Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el
Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os
dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni
se acobarde”
Lectura:
Antes de irse, Jesús nos promete enviar al Espíritu Santo. Será Él quien nos lo explicará todo y
nos consolará. Paráclito significa eso, consolador. Dios no quiere dejar solos a los hombres, se
queda en la Eucaristía y envía a quien puede renovar el corazón, consolar, iluminar, explicar
aquello que no entiende. Nos deja además la paz, paz que tanto pedimos y buscamos, y que
encontramos en Dios, en su amor. El mundo no nos puede dar esa paz, porque nuestro
corazón está hecho para Dios.
Meditación:
Jesús sabe cuánto necesitan los hombres el consuelo y la paz. Él conoce la angustia y la
soledad, y no queriéndolo para nosotros, no nos deja solos. Envía a su Espíritu.
Este consuelo debe llenar nuestro corazón, y transformarse en alivio para otras almas. Yo debo
ser consuelo para el hermano que sufre, para el compañero de trabajo o estudio, para el
hermano o el padre enfermo. Si Cristo nos deja su alegría, debemos de compartirla con quien
no la tiene. Durante toda su vida, Cristo repartió amor y paz. Son los dos dones que nos deja
en su despedida. Lo que hemos recibido, debemos compartirlo; de esa manera estaremos
siendo realmente cristianos.
Oración:
Jesús, permíteme ser alegría para los que están a mi alrededor, consuelo para los que sufren,
paz para los que sufren angustia. Que a través mío puedan los hombres encontrarte a ti, para
que lleguen así al verdadero amor y paz.
Actuar:
Sonreír a aquellos con quienes me encuentre, ofreciendo una palabra de apoyo a quien lo
necesite.
XIII. Meditación 13: La vida de gracia (1)
Mis ovejas escuchan mi voz
Si no lo conocemos, no podemos descubrir en sus palabras la respuesta a eso que tanto
buscamos
San Juan 14, 6-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre
si no es por mí. Si vosotros me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ya desde ahora
lo conocéis y lo habéis visto".
Lectura
Los judíos, con los ojos velados y el corazón frío, no creen en Jesucristo. Han sido testigos de
innumerables curaciones, milagros, grandes señales. Aún así, no reconocen la voz del pastor
que lo único que desea es saciar su sed, darles la vida eterna. Jesucristo quiere hacerles
entender que nadie les ama más que Él, que si realmente lo conociesen, no dudarían en seguir
su voz.
Meditación
Cuánta similitud entre nosotros y los judíos que rodeaban a Jesús y le cuestionaban. Cuántas
veces le exigimos explicaciones, cuántas veces le reprochamos su aparente silencio ante
algunas dificultades o situaciones adversas. Nos sentimos perdidos. Sin embargo, Jesucristo
nos abre los ojos y nos dice que aprendamos a reconocer su voz.
Nos hace ver que, si no lo conocemos, no podemos descubrir en sus palabras la respuesta a
eso que tanto buscamos. Nos hace caer en la cuenta de que con Él no corremos peligro. Nos
da la certeza en la vida, porque estamos en las manos del Padre. Nos hace una promesa que
nadie en el mundo puede hacernos: la promesa de la vida eterna. Él quiere saciar nuestra sed.
Jesucristo pronuncia el nombre de cada uno con el gran anhelo de que le sigamos.
Oración
Señor, enséñame a descubrir tu voz en mi vida diaria. Enséñame a buscarte en mi interior, en
cada situación que Tú permites. Quiero encontrarte en las alegrías que me regalas. Quiero
saber que Tú estás conmigo en las dificultades que se me presentan. Gracias, Señor, por
cuidar de mí, por no desistir en llamarme una y otra vez.
Actuar
Viviré el día de hoy tratando de descubrir la voz de Dios en los acontecimientos que se me
presenten.
XIV. Meditación 14: La vida de gracia (2)
Filiación divina
Ser hijos en el Hijo, enseñanza que Jesús nos transmite con su vida y ejemplo: mi
alimento es hacer la voluntad del Padre
San Juan 5 , 17-30
”Os aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta; él hace únicamente lo que ve
hacer al Padre; lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo. Pues el Padre ama al Hijo y le
manifiesta todas sus obras; y le manifestará todavía cosas mayores, de modo que vosotros
mismos quedarán maravillados. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta. Juzgo según lo que
Dios me dice, y mi juicio es justo, porque no pretendo actuar según mi voluntad, sino que
cumplo la voluntad del que me envió”.
Lectura
Jesús revela que es Hijo de Dios, también, su amor y unión con el Padre, y busca en todo su
Voluntad. Esta revelación de sí mismo, será la causa que mueva a los judíos a perseguirlo
hasta su muerte.
Meditación
La vida cristiana consiste en tomar conciencia del amor que Dios nos tiene a cada uno y vivir
esa convicción desde el amor que responde abrazando las actitudes y criterios del Evangelio,
opuestos tantas veces a los de la sociedad en que vivimos. De este modo intensificamos la
relación filial con Dios que nos hace partícipes de su verdad y de su amor. Esta filiación la
recibimos en el Hijo y la alimentamos y acrecentamos con la recepción de los sacramentos,
tanto de la Confesión como de la Eucaristía.
Ser hijos en el Hijo, («de su plenitud todos hemos recibido, gracia sobre gracia»), nos adentra
en su vida divina. Por ello, Jesús nos enseña cómo vive su filiación con el Padre, con la
conciencia clarísima de que nada hace por sí mismo, que todo le es dado por el Padre, y nos
marca la dirección concreta de ese caminar: buscar en todo su voluntad. Remarca incluso que
ése es su alimento, hacer lo que agrada al Padre.
Ésta es la vida íntima de Jesús y nos la revela para enseñarnos el camino, pues Él mismo se
definió como el camino, la verdad y la vida. Adentrarnos en la persona de Jesús, en su
intimidad, en este momento de la cuaresma ha de llevarnos a optar siempre por la Voluntad de
Dios Padre en unión personal con Cristo Jesús, en su misterio pascual de muerte y vida.
Oración
Padre, perdona el no haber vivido como hijo y haz que mi nuevo caminar esté bien dirigido.
Actuar
Concretar hoy en qué aspecto he de mejorar mi relación con el Padre.
XV. Meditación 15: La vida de gracia (3)
Amar siempre
¡Qué bien se está en la casa del Padre! ¡No tengamos miedo de volver a la casa del
Señor!
San Lucas 15 3-7
”En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si
pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió
hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y
llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: "Alegraos conmigo, porque he
hallado la oveja que se me había perdido". Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el
cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan
necesidad de conversión»”.
Lectura
Jesucristo propone a quienes le escuchan una parábola. Una vez más, Dios Encarnado
propone al ser humano una opción de vida sin imponer nada. Respeta al máximo la dignidad de
la persona que ha creado, dotándola de libertad de acción. Ése es el camino del amor de Dios
a los hombres: un camino lleno de proposiciones que no busca más que el bien de sus
criaturas, especialmente de aquellas más débiles que se dejan llevar por el pecado.
Meditación
En esta parábola Jesús utiliza un escenario muy cercano al hombre de su tiempo, como es el
campo y el trabajo de pastor, para acercarnos la misericordia y el amor de Dios Padre para con
nosotros.
En esta escena campestre del pastor y sus ovejas, aquél representa al Padre que
constantemente está involucrado, interesado, preocupado por las vidas de sus ovejas y sobre
todo, de aquellas que se pierden por culpa del pecado y que reiteradamente ayuda a encontrar
el camino de vuelta al rebaño, al hogar, a la casa del Padre. ¡Qué bien se está en la casa del
Padre! ¡No tengamos miedo de volver a la casa del Señor!
Debemos vencer el orgullo, la soberbia y reconocer nuestras caídas que nos alejan del amor de
Dios. Utilicemos todos los medios que la Iglesia Católica nos ofrece para llevar una vida de
gracia. Recurramos con frecuencia al sacramento de la confesión, a la Eucaristía, a la dirección
espiritual, a la lectura y meditación de la Palabra de Dios, como medios eficaces que nos
acercan y permiten vivir junto a Dios.
Resaltemos la alegría del Pastor-Padre cuando recobra o encuentra una oveja descarriada.
Enseguida desea compartir su alegría con los demás. Para Dios, la conversión de un pecador
es motivo de júbilo y de gloria, que desea compartir con todas su criaturas. Jesucristo ha
venido a salvar a todos,, especialmente a los pecadores. No ha venido a sanar el corazón de
los sanos sino de los enfermos. Reconozcámonos como enfermos de espíritu para que Jesús
nos busque y nos sane. Muchos lo hicieron y consiguieron una amistad eterna con Él.
Oración
¡Sagrado Corazón de Jesús, se Tú mi pastor y yo la oveja descarriada que encuentra una vez
más tu ardiente corazón en la noche oscura del campo!
Actuar
Hoy buscaré incrementar mi amistad con Cristo con algún acto concreto (confesión, una visita a
la capilla, una comunión espiritual…).
XVI. Meditación 16: La vida de gracia (4)
Amaos...
No reducir los mandamientos de Dios a nimiedades. No mato a nadie, pero ¿expongo
arriesgadamente mi vida a situaciones peligrosas?
San Mateo 5. 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la ley y los
profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la
tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los
preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el
reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».
Lectura
Jesucristo sigue hablando a sus discípulos sobre la nueva ley, la ley del amor, que ha venido a
traernos. Aclara que esta ley no deroga la ley del Antiguo Testamento, sino que la perfecciona.
Meditación
¿Somos fieles en el seguimiento de Cristo? En muchas ocasiones oímos decir: «No robo ni
mato, no hago mal a nadie». Reducimos así la ley de Dios a nimiedades o considerando el
pecado únicamente como crímenes contra la humanidad.
Jesús nos dice que viene a dar cumplimiento a la ley, nos pide ese cumplimiento. Pero para
cumplir la ley hay que conocerla y no siempre nos interesa profundizar en ella. Cojamos un
mandamiento de la Ley de Dios, por ejemplo, no matarás. Es evidente que quitar la vida a otro
es un gran pecado y esto casi ninguno de nosotros lo hacemos, pero ¿nos callamos frente al
aborto? ¿Atentamos contra nuestra salud fumando o bebiendo en exceso, no cuidando nuestro
cuerpo? ¿Somos dóciles a las recomendaciones de los médicos cuando estamos enfermos?
¿Comemos en exceso o en defecto? ¿Conducimos temerariamente? ¿Cruzamos con el
semáforo en rojo poniendo en peligro nuestra vida o la de otros? Cualquier atentado contra
nuestra salud o la de otros, cualquier riesgo premeditado atenta contra el mandamiento No
matarás.
Es cierto que en muchas ocasiones dudamos y no sabemos qué camino seguir, y aquí también
Jesús nos da la respuesta: «Amaos los unos a los otros... » Cuando no sepamos qué hacer o
decidir, busquemos la senda del amor, porque esa siempre nos lleva a Cristo.
Oración
Señor, dame luz para discernir en los momentos de duda y fuerza para seguirte.
Actuar
Profundizaré en un mandamiento de la Ley de Dios.
XVII. Meditación 17: La confianza
Confiar siempre
Dios es confianza, nos pide confianza. Cuando sabemos que alguien es sincero no
necesitamos pruebas de su sinceridad, no dudamos de él.
San Mateo 5, 33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No
jurarás en falso” y “Cumplirás tus votos al Señor”. Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni
por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por
Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco
o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir “sí” o “no”. Lo que pasa de ahí viene del
Maligno».
Lectura
Jesús sigue haciendo una revisión de los mandamientos de la Ley de Dios dados a Moisés. En
esta ocasión habla de no tomar el nombre de Dios en vano, de no jurar. Pero va más allá, el
juramento surge como una necesidad de confirmar la verdad frente a una duda. El otro me cree
porque juro, es decir, que el otro inicialmente duda de mi palabra, y entonces surge la
necesidad de jurar como fruto de la desconfianza.
Meditación
Dios es confianza, nos pide confianza. Cuando sabemos que alguien es sincero no
necesitamos pruebas de su sinceridad, no dudamos de él. La desconfianza surge cuando
alguien ha mentido o nos ha engañado. También puede ser que como algunas personas en el
pasado nos engañaron pues ya no confiamos en nadie.
A los católicos Dios nos pide dos cosas, por un lado sinceridad, que no engañemos a otros,
que no nos engañemos a nosotros mismos, que seamos fieles a nuestras palabras, firmes en
nuestras creencias. Por otro lado, confianza en los demás, porque la inducción también es
pecado. Si no exigimos un juramento al otro será más difícil que él jure y, en este sentido,
ayudamos a evitar la ocasión de pecar.
Es importante resaltar la fidelidad que se nos pide en el evangelio de hoy, fidelidad en la vida
cristiana, en el trato con los otros, en el seguimiento de Cristo.
Oración
Jesucristo, fiel amigo de mi alma, ayúdame a corresponder con fidelidad a todo tu amor.
Actuar
Hoy confiaré en Dios ante algo que me cueste especialmente.
XVIII.
Meditación 18: El Adviento (1)
Anunciación a José
Los misterios más intrincados, las historias más enrevesados, todo tienen para Dios una
claridad sencilla; lo va hilvanando con su providencia infinita.
San Mateo 1, 18-24
”El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José
y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obre del Espíritu Santo. José, su
esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas
había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José,
hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella
viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará
a su pueblo de los pecados»... Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el
ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer”.
Lectura
Antes de los desposorios definitivos de María y José, María ya se encontraba con un hijo en su
seno, engendrado por el Espíritu Santo. José sabe que si la delata, será condenada por
adúltera ante la sociedad. Por otra parte, él no había engendrado a este niño. Por ello, decide
despedir a la virgen en secreto. Aparece un ángel para pedirle, de parte de Dios, que acepte al
niño como suyo y lo introduzca así en la estirpe de David, como anunciaban las profecías. Por
esto el ángel se dirige a José como «hijo de David» y le pide que no tenga reparos en aceptar a
María con el niño que ha de venir. En especial, le pide que le imponga el nombre de Jesús,
«Dios salva», al niño. Por medio de este rito de «imponer el nombre», el padre acepta un niño
como hijo suyo. De esta forma, Jesús entra en la descendencia de David gracias a la
obediencia de José a Dios y a las Escrituras.
Meditación
Dios tiene su camino para cada una de sus creaturas. Todo tiene su razón de ser en la mente
de Dios. Los misterios más intrincados, las historias más raras, todo tiene para Dios una
claridad sencilla; lo va hilvanando con su providencia infinita. Hemos meditado mucho en la
proposición que hace Dios a María, por medio del Arcángel Gabriel, de ser Madre de Dios. San
José también tiene un papel importantísimo. No por ello, Dios deja de interpelarle, mandándole
un ángel para pedirle que se preste al proyecto divino.
María daría a Jesús su carne mortal; José le daría su linaje. María y José desempeñarán
papeles distintos en el plan de Dios, pero ambos insustituibles. José es el varón justo, justo
porque quería proceder fielmente según la ley y la verdad, sobre todo obedeciendo a Dios, que
es el Fiel por excelencia. Cuando Dios le cambia los planes y le pide el compromiso de casarse
y vivir virginalmente con María aceptando a Jesús como hijo suyo, no duda en acatar la
voluntad de Yavé. Su vida está al servicio de Dios, en función del querer de Dios. Especial
matrimonio, especial paternidad. ¡Qué cambios respecto a lo que el bueno de José hubiera
esperado cuando vivía en Nazaret antes de comprometerse con María! ¡Qué ejemplo de
disponibilidad y prontitud al plan divino!
Oración
Danos la gracia, Señor, de tener los ojos y los oídos abiertos a tu voz que nos habla en lo
profundo de nuestras conciencias y seguir lo que nos pidas.
Actuar
Hoy aceptaré con gusto mi misión en la vida y me entregaré a ella con fe y generosidad,
siguiendo los criterios de Dios.
XIX. Meditación 19: El Adviento (2)
Canto de gozo
El amor crece en la persona que se percibe amada
San Lucas 1, 46-56
”En aquel tiempo, María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu
en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su
nombre es Santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a lo poderosos y
enaltece a los humildes... María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su
casa”.
Lectura
Al recibir la noticia del arcángel Gabriel de que Isabel, en su avanzada edad, esperaba un niño,
María había salido inmediatamente a prestarle servicio y ayuda. Al llegar a la casa y recibir el
saludo de Isabel, María agradece y alaba a Dios por el bien que le ha hecho, habiéndole
escogido como la madre del Salvador. María dice un canto de acción de gracias en lo personal
y en favor de los pobres de Israel, que ven así acercarse su redención. María se hace
representante de las esperanzas de todo Israel en su alabanza a Dios.
Meditación
Acción de gracias, qué virtud tan rara.
A pesar de la humildad y pobreza de la propia vida, María da gracias a Dios porque ha puesto
en ella su mirada. Reconoce que muchas veces Dios se vale de lo sencillo y humilde para
llevar a cabo sus planes de salvación. El que ella sea la elegida la envuelve en un sentimiento
de amor a Dios que así la ha señalado, no sólo para sí, sino ante todos nosotros: «y todas las
generaciones me llamarán bienaventurada».
El amor crece en la persona que se percibe amada. Amor con amor se paga. Cada uno de
nosotros somos destinatarios personales de un amor y obrar de Dios Nuestro Señor, desde
nuestra creación y a lo largo de la vida con el sin fin de bendiciones que Dios nos da. También
María piensa en las almas: todo el pueblo que será redimido por su Hijo. Todas las promesas
de Dios a los antepasados ahora se cumplen en este niño. Dios es misericordioso y tiene
compasión de los débiles. Los que cuentan para Dios no son los que están llenos de sí mismos
y viven de vanidades humanas ante los demás, sino los humildes que se dedican a cumplir la
voluntad de Dios aunque sea desapercibidamente. Dios hace grandes cosas con pequeños
instrumentos.
Oración
Gracias, Señor, por todo lo que nos has dado, desde el don de la vida, de la familia, del
nacimiento a tu gracia por el Bautismo, por la Iglesia y los sacramentos, por el mundo y seres
con los que me rodeas.
Actuar
Hoy haré una visita a una Iglesia, repasaré las bendiciones recibidas de Dios en mi vida, y se
las agradeceré de corazón.
XX. Meditación 20: La Navidad (1)
Hoy Dios mío quiero ser un pastor más que vence sus miedos, que llega a ti, que te alaba
como único Dios y te glorifica sin cesar
San Lucas 2, 1-20
”En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La
Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no
se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los
hombres. La luz brilla en las tinieblas, y la tiniebla no la recibió... Al mundo vino, y en el mundo
estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los
suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios... Y la
Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria”.
Meditación
El Rey del cielo nace en unas circunstancias que le acercan a la pobreza extrema. Nace hijo de
una familia humilde, pero no es suficiente. Para que la entrega sea total, tenía que ser en un
pesebre. Nace más criatura que ninguno.
En la posada no los reciben. Cuántas veces he hecho yo así... Pero Señor, ahora que te
conozco no me dejes volver a hacerlo, quiero recibirte siempre. Si el posadero hubiera sabido...
Dame entendimiento. Si el posadero hubiera acogido a todos, aunque no te reconociera no
hubieras nacido en un pesebre. ¿Por qué, eso es lo que me pides, verdad? Que reciba a todos
porque en ellos estas Tú.
Naces, y el ángel se aparece a los pastores. Ellos tienen miedo, como nosotros, por eso los
entendemos. «Los pastores comenzaron a decirse unos a otros: Vamos, pues, hasta Belén...»
No sabemos qué hubiera ocurrido si el ángel sólo hubiera visitado a uno, pero lo hizo a un
grupo, y quizá esto nos enseña la senda para llegar a ti, porque «se decían unos a otros..., se
apoyaban unos a otros...
En la Iglesia actualmente hay muchos grupos: religiosos y laicos de los que formar parte,
porque es más fácil llegar a ti en grupo que en solitario, y es muy importante que cada uno
busque en cuál estar. Unidos en la fe es mas fácil mantenerse fiel.
Hoy Dios mío quiero ser un pastor más que vence sus miedos, que llega a ti, que te alaba
como único Dios y te glorifica sin cesar.
¡Feliz cumpleaños, Jesús!
Oración
Transforma mi corazón en un corazón de niño para amarte plenamente.
Actuar
Dedicaré unos minutos del día a contemplar el misterio de la Navidad.
XXI. Meditación 8: La Navidad (2)
Volver a empezar
Hoy todo tiene que ser alegría, porque llega el niño Jesús, porque se cumple la promesa
del Padre, porque se renueva el misterio otra vez.
San Mateo 1, 20-25
”María, su madre, estaba desposada con José, y, antes de vivir juntos, resultó que ella
esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería
denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le
apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en
llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo...”
Lectura
Por fin llega el día tan esperado. Hoy nace Él, Jesús, el Salvador. La espera a veces tan larga,
tan costosa, tiene su recompensa. Él, que cuando llega a nuestra vida la llena de alegría y
esperanza. El Evangelio nos recuerda la sencillez y la sublimidad de este momento.
Meditación
Nos preparamos, preparamos la casa, hacemos una cena especial, nos juntamos con la
familia, preparamos nuestro corazón, para celebrarlo.
Algunos sienten la Navidad como algo triste porque están solos. Notan la ausencia de algún ser
querido o tienen problemas. Y no nos damos cuenta de que es Jesús quien llena nuestra
soledad y alegra nuestra vida cuando nos preparamos para recibirlo.
Muchas veces en esta sociedad inundada de materialismo convertimos la celebración de la
llegada del Mesías en la fiesta del consumo, transformando los medios para celebrarlo en un
fin, nos agobiamos por los adornos, la comida, los regalos... y un montón de cosas absurdas
que nos alejan del misterio que rememoramos.
Hoy todo tiene que ser alegría, porque llega el niño Jesús, porque se cumple la promesa del
Padre, porque se renueva el misterio otra vez.
Alegría, esperanza, celebración porque a pesar de todas nuestras debilidades el niño vuelve, y
debemos recibirle con corazón de niños para que renueve nuestra vida, para empezar a vivir
aquí en su reino, como uno de los suyos, con amor inocente, ilusionado, pleno.
Oración
Que la Navidad inunde de alegría y amor nuestros corazones, que los transforme en
generosos.
Actuar
Hoy no dejaré que las prisas y el estrés me agobien, y usaré la sonrisa como protagonista del
día.

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