Lecturas Devocionales para Adultos A Través de la Biblia Pr. Israel

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Lecturas Devocionales para Adultos A Través de la Biblia Pr. Israel
Lecturas Devocionales para Adultos
A Través de la Biblia
Pr. Israel Leito
Octubre 9 Yo soy tu socorro
«No temas, gusanito de Jacob; vosotros, los poquitos de Israel. Yo soy tu socorro», dice
Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel. Isaías 41: 14
Es importante escuchar la voz del Señor gritándonos «Yo soy tu socorro». Es como si se
empeñase en preguntarnos: «¿De qué te preocupas?» No es poca cosa tener al Dios del cielo
como nuestro pronto auxilio. Son tantas las veces que él ha llegado al socorro del hombre que
ya difícilmente se pueden contar. Pero, por si hay olvido, consideremos lo que el Señor nos
recuerda.
«Te he comprado con mi sangre». Cristo murió para sacarnos de la condenación eterna
en la que nos encontrábamos. ¿No es este el mayor y mejor socorro que hemos podido recibir de
lo alto? Si esto, que ha sido lo más grande acaecido en el universo, no nos convence de las
buenas intenciones del Señor, entonces nada nos convencerá. El Señor nos asegura que ha hecho
lo máximo que nadie puede concebir, y hará todo lo necesario para garantizarnos que es nuestro
socorro.
«Antes que el mundo fuese, yo te escogí. Decidí ser tu socorro en cualquier
eventualidad». La ayuda no esperó a la necesidad, porque antes que el hombre tuviese
necesidad, Dios proveyó el socorro oportuno. Él hizo pacto eterno con nosotros, dándonos la
garantía de estar siempre a nuestro lado. Para ayudarnos a comprender su disponibilidad a
socorrernos, abandonó su gloria para hacerse hombre y así arrancarnos de las garras del
enemigo. No hay necesidad temporal que Dios no pueda suplir, ni hay situación que resulte
imposible para él. Las cosas que nosotros podamos necesitar son ínfimas cuando nos ponemos a
compararlas con la riqueza inconmensurable de la multitud de dones que el Señor está dispuesto
a otorgarnos.
Y es que nuestras necesidades no son nada en comparación con lo que él ya ha dado
para nuestro beneficio. En materia de poder, no hay nada que pueda ni empezar a compararse
con lo que la Trinidad nos ofrece. En materia de riquezas, todas las del universo están a nuestra
disposición. En materia de necesidades, todas las abundantes provisiones del cielo están
disponibles. Si el Dios de universo ha dado a su Hijo unigénito, no hay nada que él no pueda
hacer para socorrernos. A nosotros nos corresponde confiar en su promesa de socorremos en
todo. «Yo soy tu socorro», asegura Jehová.
Para complementar su lectura lea los siguientes textos, Isaías 39:1 -41: 29; Hechos 23:1
-24:27
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Pr. Israel Leito
10 octubre La visión celestial
Así que, rey Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial. hechos 26: 19, NVI
La visión celestial era la que había recibido en el camino a Damasco y en calle llamada
Derecha. Vio al Señor, y escuchó de labios de su mensajero designado el encargo que Dios le
hacía: «"Ve", insistió el Señor, "porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a
conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. Yo le mostraré
cuánto tendrá qué padecer por mi nombre"» (Hech. 9: 15, 16, NVI).
Tres días después de la visión, recobró la vista y, pocos días después, «se dedicó a
predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios» (Hech. 9: 20, NVI). ¿Por qué
obedeció inmediatamente el mandato? ¿Porque la visión fue muy impresionante? ¿Porque tenía
una disposición obediente por naturaleza? ¿O porque para él era muy agradable y fácil predicar
y enseñar de casa en casa? Él dijo después: «Sin embargo, cuando predico el evangelio, no
tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no
predico el evangelio!» (1 Cor. 9: 16, NVI).
La única razón por la cual predicaba era porque sentía que Dios le había dado una
comisión seria y solemne y sentía que debía obedecer bajo cualquier circunstancia. Por eso
comenzó a predicar inmediatamente en Damasco, confundiendo y dejando perplejos tanto a sus
amigos como a sus nuevos hermanos. «Después de muchos días» (Hech. 9: 23, NVI), los judíos
hicieron planes para matarlo, porque Pablo «cobraba cada vez más fuerza» (vers. 22, NVI) y
convencía a todos de que Jesús era el Mesías.
Llevaba más de veinticinco años predicando cuando dijo: «No me atreveré a hablar de
nada sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para que los gentiles lleguen a obedecer a
Dios. Lo ha hecho con palabras y obras, mediante poderosas señales y milagros, por el poder del
Espíritu de Dios. Así que, habiendo comenzado en Jerusalén, he completado la proclamación
del evangelio de Cristo por todas partes, hasta la región de Iliria» (Rom. 15: 18, 19, NVI)Desde Palestina hasta el mar Adriático, desde Egipto hasta Eslovaquia y la i República
Checa, no hubo lugar donde no predicara con gran sufrimiento. Con ¡ razón dijo al rey Agripa:
«No fui desobediente a la visión celestial». Lo que posiblemente nos falte hoy es lo que Pablo
tuvo en abundancia: sufrir por Cristo.
Complemente su lectura con los siguientes textos, Isaías 42:1 - 43: 28; Hechos 25:1 –
26.
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Pr. Israel Leito
Octubre 11 Ciro
Así dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien tomó de la mano derecha para someter a su
dominio las naciones y despojar de su armadura a los reyes, para abrir a su paso las
puertas y dejar abiertas las entradas. isaías 45: 1, NVI
Dios llama a Ciro su ungido. La palabra ungido viene del hebreo ma-shíaj, de donde
viene la palabra Mesías. Ese término se aplicaba tanto al sumo sacerdote como al rey. La
palabra Cristo viene del griego justos, y significa "ungido". Sí, Ciro era el ungido, el mesías de
Dios. Era muy importante.
¿Quién era Ciro? La leyenda de Ciro, registrada por Jenofonte en la Ciropedia, lo
presenta como un monarca ideal, fundador de un gran imperio. Su imagen, recordada
nítidamente en la historia y la leyenda, es la de un sabio organizador y gobernante con amplitud
de miras que escribió un nuevo capítulo en la ajetreada historia de Oriente. Las victorias y las
conquistas de Ciro marcan el inicio del dominio ario en detrimento del semítico en amplios
territorios. La caída de Babilonia a manos de Ciro y sus demás conquistas fueron los
fundamentos para muchos desarrollos históricos posteriores. Cuando Ciro murió en un combate
contra los masagetas, en el mes de agosto del año 530 a.C, el mundo perdió a uno de los más
grandes monarcas que han existido.
En la Biblia se recuerda a Ciro como el libertador de los judíos del cautiverio
babilónico. Cien años antes de que naciera Ciro, Dios lo llamó por su nombre (Isa. 45: 3). Dios
anunció claramente el nombre del libertador, y la dirección de donde vendría: el onente. Cuando
Ciro entró en Babilonia, evidentemente porque Dios le había abierto las puertas, como decía la
profecía, los judíos cautivos sabían que él era el libertador.
El profeta Daniel, que entonces vivía en Babilonia, le leyó a Ciro los rollos de los
profetas, y «cuando el rey vio las palabras que habían predicho, más de cien años antes de que él
naciera, la manera en que Babilonia seria tomada; cuando leyó el mensaje que le dirigía el
Gobernante del universo.... su corazón quedó profundamente conmovido y resolvió cumplir la
misión que Dios le había asignado. Dejaría ir libres a los cautivos judíos y les ayudaría a
restaurar el templo de Jehová» (PR 409). Nadie será confundido si confía en la segura palabra
profética.
Complemente su lectura con los siguientes textos, Isaías 44:1 - 45: 25; Hechos 27:1 28: 31
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Pr. Israel Leito
12 octubre El gran desafío
¡Los muchos consejos te han fatigado! Que se presenten tus astrólogos, los que observan
las estrellas, los que hacen predicciones mes a mes, ¡que te salven de lo que viene sobre ti!
Isaías 47: 1 3, NVI
Este es un desafío del profeta y, por ende, de Dios a los astrólogos de Babilonia. Allí los
cielos eran cuidadosamente estudiados para buscar presagios del futuro. Pero el profeta dice que
de nada les valdrían a los babilonios los esfuerzos de sus astrólogos de cara e evitar la hora del
castigo predicho por Dios.
«La astronomía es la ciencia que se ocupa del estudio de los astros y del espacio. En
cambio, la astrología se ocupa de interpretar el futuro mirando las estrellas y los planetas, y
pertenece al orden de las prácticas ocultistas (por eso los horóscopos y los signos del .zodiaco
desempeñan un papel importantísimo en esta disciplina esotérica). La astrología se basa en la
posición relativa de los planetas para confeccionar sus pronósticos del futuro, pero la
interpretación y práctica no tiene apoyo en la verdad divina» (Kurt Hasel, E! encanto de la
superstición, p. 29).
Todos sabemos que casi no hay revista, periódico, o emisora de radio o televisión que
pueda permitirse el lujo de ignorar el horóscopo y los consejos para el futuro. Pero resulta que
es un engaño completo. No solo es un engaño el hecho de que la posición de los astros o los
planetas influya en el futuro y pueda indicar a la persona qué hacer o qué no hacer. Es un
engaño total. Sin embargo, hay quienes no dan un paso durante el día sin consultar el
horóscopo.
También es un engaño en la forma de diseñar el horóscopo en sí. Se cuenta que cierta
vez el astrólogo encargado de hacer los horóscopos para un importante periódico no logró
terminar su artículo a tiempo. Para resolver el problema, un redactor decidió imprimir un
horóscopo viejo, de unos seis años atrás. El redactor contaba con que llegaría una avalancha de
quejas de los lectores, pero no llegó ni una. Siendo así, en el periódico se preguntaron para qué
pagar a un astrólogo pudiendo imprimir los horóscopos viejos. Así lo hicieron, y solo después
de un año un lector envió una carta quejándose de que él ya había leído aquel horóscopo una
vez, y terminaba diciendo: «Aquí hay algo que no está bien». El lector tenía razón. El horóscopo
no era nuevo. Pero el resto, más de cien mil lectores, no se dio cuenta de nada y creyó
ciegamente en aquellos horóscopos viejos (ibíd., p. 34).
Para complementar su lectura lea los siguientes textos, Isaías 46:1 - 48: 22; Romanos
1:1-3.
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Pr. Israel Leito
Octubre 13 El cristianismo está aquí para siempre
Así ha dicho Jehová: «En tiempo favorable te he respondido, y en el día de salvación te he
ayudado. Te guardaré y te pondré por pacto para el pueblo, a fin de que restablezcas la
tierra y poseas las heredades desoladas». Isaías 49: 8
Desde su inicio se dijo que el cristianismo era un fenómeno pasajero, que era solamente
cuestión de tiempo que se dejase de hablar de él. Tal era la predicción realizada por los
dirigentes religiosos judíos. De hecho, ese planteamiento fue usado por Gamaliel en la defensa
de los seguidores de Cristo (Hech. 5: 34-39). La historia citada por Gamaliel mostró que había
verdad en sus palabras, puesto que otros que hablan precedido a Cristo pretendiendo ser algo no
legaron a la posteridad un movimiento que sobreviviese a su propia muerte.
Hay voces que predicen que la "era del pez" (el pez es el símbolo del cristianismo)
pasará y que lo que venga después no tendrá nada que ver con el cristianismo. Sin embargo, los
seguidores de Cristo sabemos que la realidad es muy diferente. El cristianismo no está destinado
a desaparecer como otras religiones del pasado. Tenemos la certeza de que estaremos aquí hasta
el final de los días, y sabemos que tenemos que predicar el evangelio del reino antes de que el
Señor regrese.
En la profecía de Isaías, el Señor nos dio la promesa de que seremos «pacto para el
pueblo». Los cristianos somos esperanza para el mundo. Cristo es la suma y sustancia de este
pacto y sus dones. Los cristianos tenemos el privilegio de mantener vivo ese pacto con los
pueblos de este mundo, y, mediante nuestra presencia aquí en la tierra, garantizar la salvación
para todo aquel que cree. La ayuda y salvación que hemos recibido de Jehová no debieran ser
egoísta-mente guardadas para nosotros solamente. Se debe recordar que las hemos recibido para
compartirlas y hacer que otros lleguen al conocimiento de la gracia salvadora de Cristo. Por eso
nos dice el Señor: «Te guardaré y te pondré por pacto para el pueblo, a fin de que restablezcas la
tierra y poseas las heredades desoladas» (Isa. 49: 8).
Que hoy sea un día en el que el Señor nos pueda usar para cumplir su pacto hecho con
el mundo desde el Edén: que él traería salvación a los hombres que quieran aceptar a su Hijo
Jesucristo como Salvador.
Para complementar su lectura lea los siguientes textos, Isaías 49:1 - 51: 23; Romanos
2:1-29.
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Pr. Israel Leito
14 octubre Me es un gozo hacer tu voluntad
Luego, ¿invalidamos la ley por la fe? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la ley.
romanos 3: 31
Cuando el creyente acepta a Jesús y es adoptado en la familia de Dios, su relación con la
ley cambia al instante, porque la ley ya no lo condena, siendo que Cristo lo ha justificado. Sin
embargo, como hijo de Dios ahora se deleita en obedecer a su Padre celestial. Tal obediencia no
es la de un esclavo, sino la de un hijo: la de un hijo que ama tanto al padre que su mayor gozo es
obedecer los más mínimos requisitos del padre. Esto no es para llegar a ser hijo, sino porque es
hijo.
Pablo no estaba poniendo la fe en contraposición con la ley. El hijo cree en las promesas
del padre; el hijo no busca minar la autoridad del padre; el hijo no intenta cambiar al padre. El
hijo que ama a su padre de verdad acepta sin más todo lo que el padre le pide sin quejarse ni
murmurar. A esto se refiere el aposto! Pablo: a aceptar al Padre por la fe en Cristo, gozosos de
senario como hijos obedientes, no a intentar cambiar al Padre.
La fe pone a la ley en el lugar correcto en el plan de la salvación, porque ayuda al
creyente a entender que la ley no salva, que la salvación es solamente en Cristo, pero que la ley,
la voluntad expresa de Dios, no estorba, sino más bien guia y orienta para conocer ía voluntad
del Padre, mientras que el Espíritu da la gracia para hacer la voluntad del Padre gozosamente,
como hace un hijo que admira a su padre y desea ser como él. El propósito del hijo agradecido
no es establecer un nuevo régimen o una nueva dinastía, sino promover y mantener en alto el
buen nombre de la familia. La fe que nos salva, por lo tanto, no nos separa de lo que el Padre
había hecho hasta este momento, sino que, con gozo, nos pone en la misma trayectoria del
Padre.
La voluntad del Padre no fue la causa de la perdición del hombre, sino más bien ía
inclinación de este a hacer su propia voluntad. La. fe que nos restaura con el Padre no elimina la
voluntad del Padre, sino que, más bien, nos ayuda a comprender que cuando decimos «Señor,
gracias por tu salvación», estamos didéndole al Padre: «Te acepto con todo lo que ello conlleva
desde la eternidad, y te obedezco gozoso».
La oración del hijo de Dios no debiera ser «Oh Padre, libéranos de tu ley», sino más
bien «Oh Padre, danos la gracia para obedecerte en todo».
Para complementar su lectura lea los siguientes textos, Isaías 52:1 -54:17; Romanos 3:131.
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Pr. Israel Leito
Octubre 15 Promesa completa, cumplimiento parcial
En efecto, no fue mediante la ley como Abraham y su descendencia recibieron la promesa
de que él sería heredero del mundo, sino mediante la fe, la cual se le tomó en cuenta como
justicia. romanos 4: 13, NVI
Dios le hizo una promesa solemne a Abraham: «Y apareció Jehová a Abram, y le dijo:
"A tu descendencia daré esta tierra"» (Gen. 12: 7; 15: 18). Dios les repitió la promesa a
Abraham, Isaac y Jacob muchas veces.
Cuando Josué y el pueblo de Israel estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida, la
promesa ya se había extendido: «Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar
que pisare la planta de vuestro pie» (Jos. 1:3). Pero el plan era, en realidad, que Israel llegara a
poseer todo el mundo. «Los hijos de Israel debían de ocupar todo el territorio que Dios les había
señalado... A medida que aumentara el número de los israelitas, estos habían de ensanchar sus
fronteras, hasta que su reino abarcara todo el mundo» (PVGM 232-3).
Las promesas territoriales hechas a Israel estaban sujetas a las mismas condiciones de su
elección como pueblo escogido. Los pequeños límites de la nación y reino de Israel en el Medio
Oriente nunca constituyeron el cumplimiento de las promesas territoriales hechas a Abraham.
Es evidente que los padres, Abraham, Isaac y Jacob, que recibieron las promesas,
comprendieron que la tierra que se les prometía no era solo un país geográficamente limitado al
Medio Oriente. Ellos buscaban una tierra nueva y una ciudad "con fundamento, artífice y
hacedor de la cual es Dios".
Es significativo que ni Cristo ni los escritores del Nuevo Testamento aplicaron las
promesas territoriales de Jerusalén y Palestina a la Iglesia de Cristo, que es el remanente o resto
fiel de Israel. Esto está de acuerdo con la naturaleza del Israel actual, o sea, la Iglesia, como una
nación espiritual.
»Pero esto no significa que los escritores del Nuevo Testamento espiritualicen las
promesas territoriales que la nación judía restringió a los estrechos límites de Palestina; se hacen
universales cuando se aplican a la iglesia, en cumplimiento de la promesa hecha a Abraham que
sería "heredero del mundo"» (Félix Cortés A., Más allá del futuro, pp. 89, 90).
Cristo, la Simiente de Abraham, nos está preparando el cumplimiento final de la
promesa que le hizo de seria «heredero del mundo (Rom. 4: 13).
Para complementar su lectura lea los siguientes textos, Isaías 55:1 -57: 21; Romanos
4:1-25
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Pr. Israel Leito
16 octubre Las luces del mundo
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti
amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los
reyes al resplandor de tu nacimiento. Isaías 60: I -3
Este texto parece que tiene su contrapartida en el Nuevo Testamento: «Ustedes son la
luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una
lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a
todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver
las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en los cielos» (Mat. 5: 14-16, NVI).
Parece que ya no le queda ninguna duda a nadie de que esto sea así. Grandes tinieblas
espirituales y morales cubren la tierra en la actualidad. La humanidad anda a ciegas
espiritualmente en medio del brillo cegador del conocimiento científico, tecnológico y
filosófico. Un autor adventista lo expresó así: «La perspectiva es sombría. Serios peligros
nublan el horizonte de la civilización. La humanidad, al parecer, está recorriendo el tramo más
oscuro de su historia. Los peligros acechan en las sombras. El temor y la confusión caracterizan
la conciencia del hombre contemporáneo. En esta hora confusa y oscura, las doctrinas
filosóficas y los sistemas religiosos que pretendían señalar el camino parecen haberse agotado.
La humanidad se tambalea al borde del abismo en la hora más sombría de su historia, sin luz y
sin esperanza ante el mañana» (Félix Cortés A. Más allá del futuro, p. 53).
Hay quienes se preguntan: ¿Será posible que Dios haya depositado toda la luz que un
mundo en tinieblas necesita en una iglesia tan pequeña, tan débil, tan poco ferviente, tan lenta
para creer y tan poco activa?
No existe la menor duda. Así es. Como decía San Pablo: «Pero tenemos este tesoro en
vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros» (2 Cor.
4: 7, NVI). Pero no debemos preocupamos demasiado. Así como el silencioso poder de la
levadura leuda toda la masa, así el silencioso poder del testimonio cristiano se está ejerciendo en
el mundo.
Un ejército de fieles portaestandartes está dando su testimonio y pronto la tierra será
alumbrada con la gloria del Señor.
Para complementar su lectura lea los siguientes textos, Isaías 58:1 - 60: 22; Romanos
5:1-21.
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Pr. Israel Leito
Octubre 17 Grande para salvar
¿Quién es este que viene de Edom, de Bosra, vestido con vestiduras brillantes? ¿Quién es
este de ropa esplendorosa, que marcha en la grandeza de su poder? «Soy yo, que hablo en
justicia, grande para salvar». isaías 63: 1
Hay personas que se quedan sentadas a un lado esperando ver quién va a ganar para así
subirse a última hora al carro del vencedor. Así, sin pasar por las vicisitudes de la lucha, confían
en disfrutar de los frutos de la victoria. En toda gran empresa hay quienes se apuntan cuando el
trabajo ya está hecho.
Nuestro versículo de hoy dice de nuestro Salvador que es «grande para salvar». Regresa
de Edom, símbolo de la conquista de sus enemigos, pero no viene cansado de la batalla, ni con
heridas de guerra, sino triunfante tras una victoria total sobre el mal y con ganas de seguir
luchando. Cuando Cristo regrese por los suyos, el lema de «grande para salvar» será de suma
actualidad. Jesús nos dirá: «Lo he hecho con gusto, y si tuviera que repetirlo, lo haría de mil
amores». La victoria de Cristo no es consecuencia del agotamiento del enemigo, ni de que este
quedase sin reservas, ni de que le faltasen ganas para pelear. La victoria se deriva de la decisión
divina de que, no importa el poderío del enemigo, él, Cristo, será victorioso.
Es importante que nos percatemos de esta realidad, porque vencer al enemigo por
cansancio o por agotamiento no es victoria. Es una derrota del enemigo, pero no victoria del
vencedor. Nuestro Salvador es y será poderoso para salvar, porque no hay salvación en ningún
otro. Esto debe impulsarnos a no esperar para ver quién va a ganar para luego correr a subirnos
al carro del vencedor. Independientemente de los detalles, el resultado de la lucha es cierto:
Cristo será victorioso.
Los poderes de Cristo son incomparables porque solo él, a través del Espíritu Santo,
puede causar el arrepentimiento; solo él puede darnos un nuevo corazón; solo él puede darnos
fe; solo él puede hacer que los que odian la verdad lleguen a amarla hasta el extremo de dar la
vida por ella. Solo él puede hacer que los blasfemos acaben arrodillándose al nombre de Cristo.
Él es poderoso para salvar. No hace falta esperar al final de la lucha para unirse al bando
victorioso. No habrá otro vencedor. Debemos unirnos y permanecer unidos a nuestro Señor y
sus santos ahora. Él es grande para salvar.
Para complementar su lectura lea los siguientes textos, Isaías 61:1 - 64:12; Romanos
6:1-23.

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