el@tina N. 30 - iealc - Universidad de Buenos Aires

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el@tina N. 30 - iealc - Universidad de Buenos Aires
f.mAujob!
Revista electrónica de estudios
latinoamericanos
http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
ISSN 1666-9606
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41!
Volumen 8,
Nº 30
enero-marzo
de 2010
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Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires
Buenos Aires, Argentina
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f.mAujob es la revista electrónica de la Unidad de Docencia e
Investigaciones Sociohistóricas de América Latina (UDISHAL),
con sede en el Instituto de Estudios de América Latina y el
Caribe (IEALC), Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
de Buenos Aires. f.mAujob es una revista de publicación
trimestral que busca promover un enfoque transdisciplinario de
las sociedades latinoamericanas.
La UDISHAL es un espacio de articulación entre actividades de
enseñanza y actividades de investigación, generación de conocimiento
científico y de material de difusión sobre las sociedades
latinoamericanas, espacio en el cual los resultados de éstas proveen de
"materia" a aquéllas, al tiempo que el desarrollo de contenidos a través
del ejercicio docente estimula la búsqueda de nuevos conocimientos
mediante la investigación. El objetivo principal de la Unidad es la
formación de latinoamericanistas. La dirección del conjunto de
actividades de ella está a cargo de Waldo Ansaldi. Institucionalmente, la
UDISHAL es una estructura informal que funciona dentro de la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. En materia de
investigación, sus actividades forman parte de las realizadas por el Área
Sociología Histórica del Instituto de Investigaciones Gino Germani.
La UDISHAL está constituida por: 1) el Equipo Docente de Historia
Social Latinoamericana; 2) el Seminario Permanente de Estudios de
América Latina; 3) el Taller de Investigación de Sociología Histórica de
América Latina; 4) el Área de Informática Aplicada a las Ciencias
Sociales; 5) el Área de Difusión.
La UDISHAL tiene como símbolo distintivo una de las esculturas erigidas
en el Memorial da América Latina, en Sâo Paulo, Brasil, diseñada por
Oscar Niemeyer. Ella es una mano de concreto armado, de siete metros
de altura, con los dedos abiertos, en un gesto de desesperación. En la
palma, un mapa esquematizado de América Latina, de color rojo,
representa la sangre y los sufrimientos de la región y, según el propio
Niemeyer,
los “negros tiempos que el Memorial registra con su
mensaje de esperanza y solidaridad”.
f.mAujob!
Revista electrónica de estudios
latinoamericanos
http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
ISSN 1666-9606
Vol. 8, Nº 30
Enero-marzo de 2010
Imagen de tapa: Ceferino Carnacini
(Argentina), El pueblo quiere saber de
qué se trata (1938)
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Los artículos e información publicados en la revista, pueden ser
reproducidos libremente, con el
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explícitamente la prohibición o,
bien, el requerimiento de autorización previa.
El Memorial da América Latina fue construido, entre enero de 1988 y
marzo de 1989, por iniciativa del ex gobernador paulista Orestes
Quércia, con el propósito de promover la integración de América Latina
y representar el testimonio vivo de los brasileños de Sâo Paulo en favor
de la unión de los pueblos latinoamericanos. Oscar Niemeyer fue el
responsable del proyecto arquitectónico y el antropólogo Darcy Ribeiro,
el autor del proyecto cultural.
f.mAujob no se identifica necesaria-
“El Memorial es eso: una presencia física de latinoamericanidad (...). Él
marcará, como obra de arte, nuestra generación en el tiempo, un
tiempo en el que el sueño de una América, unida e fraterna, volvió a
ganar nuevos alientos” (Darcy Ribeiro).
Instituto de Estudios de América
Latina y el Caribe
Facultad de Ciencias Sociales
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La fotografía aquí reproducida fue tomada por Marisa Montrucchio, en
agosto de 1999, y digitalizada en nuestra Área de Informática Aplicada
a las Ciencias Sociales.
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Los artículos originales publicados en f.mAujob han
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CONTENIDO
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Artículos
Magalí Gouveia Engel, A Liga de Defesa Nacional e a construção da hegemonia
burguesa no Brasil
3
Víctor Hugo Algañaraz Soria, Accionar represivo y control en el mundo
académico argentino durante el interregno dictatorial 1976-1983:
el caso de la Universidad Nacional de San Juan
19
Carlos Barros, José Luís Romero y la Historia del siglo XX
39
Resúmenes / Abstracts
65
Congresos, reuniones, jornadas
69
Concursos, becas, subsidios
83
América Latina en los libros
85
Normas para colaboradores
97
Buscando América Latina
Avisos de cortesía
Revistas Electrónicas de la Facultad de Ciencias Sociales
Artículos para Temas y Debates
Cuadernos del Claeh - LiminaR
64
68
84
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Artículos
A LIGA DE DEFESA NACIONAL E A CONSTRUÇÃO
DA HEGEMONIA BURGUESA NO BRASIL*
MAGALI GOUVEIA ENGEL**
O processo de construção de uma ordem burguesa no Brasil, desencadeado a partir da
desestruturação da sociedade escravista no último quartel do século XIX foi marcado por uma
intensa e fundamental atuação das novas gerações de intelectuais que emergiam no cenário científico,
artístico e político a partir dos anos 1870. Entre esses literatos, médicos, engenheiros, juristas,
professores, jornalistas é possível identificar aqueles que atuaram como intelectuais orgânicos
(Gramsci, 1987) das frações da classe dominante comprometidas com o advento e a consolidação do
capitalismo, formulando e/ou difundindo projetos de (re) construção da nação pautados nas noções
burguesas de civilização e de progresso. Vale ressaltar, contudo, as divergências em torno de diferentes
propostas de modernização do país, explicitando as tensões entre os diversos interesses e demandas
dos segmentos dominantes, bem como os questionamentos do caráter hierárquico e excludente das
referidas propostas por representantes das classes subalternas. Exemplo importante dos embates
entre as diferentes frações das classes dominantes que marcaram o cenário político da Primeira
República no Brasil (1889-1930) são as acirradas disputas pelo “controle do aparato estatal”, tais
como as que tiveram lugar em torno de “projetos de ‘modernização agrícola’ divergentes”, que,
conforme observou Sônia Regina de Mendonça, nos levam a relativizar o caráter “monolítico e
incontestável” da hegemonia paulista no referido período (Mendonça, 1998A: 98). Quanto às vozes
que defendiam projetos alternativos para a sociedade brasileira destacou-se a do escritor Lima
Barreto (1881-1922) ao criticar, por exemplo, as reformas urbanas implementadas na capital
*
Esse artigo apresenta resultados da pesquisa “Sonhos de um Brasil letrado e saudável: os intelectuais
em busca de um Povo (1915-1922)” que conta com o apoio da UERJ (bolsa de prociência), do CNPq (bolsa
de produtividade em pesquisa) e da FAPERJ (bolsas de Iniciação Científica e de Incentivo à Graduação).
Participaram do projeto os bolsistas de Iniciação Científica Paulo Vitor Faustino Marinho, Fernanda Souza
(ambos PIBIC-CNPq), Juliane Soares de Sousa e Danielle Christinne de Souza Salgueiro (ambas FAPERJ) e as
bolsistas de Incentivo à Graduação Daniela Vieira dos Santos e Sabrina Soares de Oliveira (FAPERJ).
**
Doutora em História pela Universidade Estadual de Campinas, pesquisadora do CNPq, procientista
da Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Professora Adjunta da Faculdade de Formação de Professores
da UERJ e professora colaboradora do Programa de Pós Graduação em História da Universidade Federal
Fluminense. [email protected] (Autorizo a publicação desse endereço no corpo do artigo, bem como a
livre reprodução do mesmo em outros meios de difusão).
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3
Magali Gouveia Engel
A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
republicana, a partir do governo do prefeito Pereira Passos (1902-1906), dentro do espírito “O Rio
civiliza-se”, denunciando o cunho excludente das intervenções modernizadoras a elas subjacentes.
Completamente desiludido com o regime implantado no Brasil em 15 de novembro de 1889, o
médico e escritor anarquista Fábio Luz também representou um exemplo importante nos
questionamentos aos projetos burgueses de modernização propostos e/ou impostos “de cima” pelos
governos republicanos.
Várias organizações da sociedade civil 1 foram fundamentais como espaços de construção e
veiculação desses projetos que disputavam entre si a hegemonia nos campos intelectual e político. 2
Entre tais agências, a imprensa – não apenas os grandes jornais e revistas, mas também os periódicos
especializados (literários, científicos, religiosos, militares, etc.) – desempenhou papel fundamental no
contexto das primeiras décadas republicanas. No mesmo sentido destacaram-se as associações
acadêmicas, científicas e profissionais – como, por exemplo, a Academia Brasileira de Letras, o
Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, a Academia Nacional de Medicina, a Academia Brasileira
de Ciências e o Clube de Engenharia – e, ainda, as inúmeras Ligas criadas, sobretudo, nas décadas de
1910 e 1920. 3 Reunindo representantes dos mais diversos segmentos sociais, tais instituições
levantavam bandeiras de combate ao que identificavam como os grandes problemas nacionais e,
colocando-se como portavozes do bem comum, promoviam campanhas que deveriam envolver o
conjunto da população brasileira e abrir os caminhos para o progresso do país em bases burguesas.
A Liga de Defesa Nacional, fundada em 7 de setembro de 1916 na cidade do Rio de Janeiro,
objeto central do estudo aqui proposto, destacou-se na defesa do serviço militar obrigatório e no
combate ao analfabetismo. Desde 1912, um grupo de jovens oficiais 4 passou a defender a
modernização do Exército, através da introdução de armamentos e métodos mais atualizados em
relação aos adotados pelas grandes potências européias, bem como do estabelecimento do serviço
militar obrigatório. No ano seguinte fundaram a revista denominada A Defeza Nacional, 5 que
desempenharia papel fundamental na difusão das idéias reformistas e na arregimentação do apoio de
autoridades militares no sentido de implementá-las – entre as quais destacaram-se o próprio
presidente da República, Marechal Hermes da Fonseca e o chefe do Estado Maior do Exército
general José Caetano de Faria. O problema do recrutamento forçado, visto como um dos fatores
determinantes do desprestígio do Exército, foi objeto de discussão desde o primeiro número da
revista.
As fragilidades reveladas nas ações militares de repressão ao movimento do Contestado (Santa
Catarina e Paraná, 1912-1916) foram fundamentais para angariar adesões às propostas de renovação
da instituição, já que reforçavam o questionamento de sua competência no sentido de garantir a
“ordem interna”. 6 Por outro lado, a eclosão da I Guerra Mundial favoreceu a intensificação da
1
Utilizo o conceito de campo conforme formulação de Pierre Bourdieu (1983: 124).
Entendo sociedade civil como uma das dimensões (ao lado da base material e da sociedade política) que, interrelacionadas entre si, constituem o Estado ampliado nos termos propostos por Antonio Gramsci (1978).
Sobre o conceito gramsciano de Estado veja-se, por exemplo, as reflexões de Sonia Mendonça (1998 B).
2
Entre as quais destaque-se, por exemplo, a Liga Brasileira Contra o Analfabetismo (1915); a Liga Pró
Saneamento do Brasil (1918); e, a Liga Brasileira de Higiene Mental (1923).
3
4 Alguns deles estagiaram no Exército alemão entre 1906 e 1912 e ficaram conhecidos como Jovens
Turcos, uma “referência irônica aos reformadores militares de Mustafá Kemal” (Carvalho, 2005:23).
Embora não se tratasse de um órgão oficial do Exército, seus mentores tencionavam “colaborar” com
o Exército (Castro, 2006). Sobre o assunto veja-se, também, a dissertação de Mestrado de Leila Capella (1985).
5
Ressalte-se que a credibilidade do Exército vinha sendo crescentemente abalada desde as fragorosas
derrotas sofridas diante da extraordinária capacidade de resistência dos sertanejos de Canudos (Bahia, 18936
4
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Magali Gouveia Engel
A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
campanha pelo estabelecimento do sorteio no recrutamento para o serviço militar que, em 1915,
ganhou a adesão de Olavo Bilac (1865-1918), um dos mais atuantes e reconhecidos intelectuais
brasileiros da época. Percorrendo várias partes do país o cronista e poeta proferiu conferências
dirigidas, sobretudo, a estudantes dos cursos de Direito e de Medicina, em defesa do serviço militar
obrigatório e da luta contra o analfabetismo, principais responsáveis, segundo ele, pela “gravidade de
nossa situação moral” (Bilac apud Nagle,1977: 262). Como desdobramento concreto do movimento
liderado por Bilac foi criada no ano seguinte a Liga de Defesa Nacional, cujos ideais eram divulgados
através de vários tipos de publicações (entre os quais, panfletos e livros), bem como de conferências
e discursos realizados por todo o país. Criada no contexto profundamente marcado pelas
repercussões da guerra, a LDN defendia o apoio brasileiro aos Aliados e a idéia do “cidadãosoldado”. No discurso dirigido aos estudantes mineiros em 24 de agosto de 1916, Olavo Bilac
afirmou que entre as “vontades” partilhadas pelos integrantes da LDN figurava o desejo de que “o
exército seja o povo, e o povo seja o exército de modo que cada brasileiro se ufane do título de
cidadão-soldado” (Bilac, 1917).7
Em suas palestras, Olavo Bilac conclamava os intelectuais para que se engajassem na causa
nacionalista, devendo ser eles responsáveis pela defesa da pátria e pela modernização das estruturas
sociais. A ampla campanha concretizada pela Liga acabou por atingir a população das principais
cidades brasileiras, especialmente, os estudantes, a quem, como foi dito, muitos discursos de Bilac
eram diretamente dirigidos. Houve também reações contrárias à defesa do serviço militar obrigatório,
entre as quais se destacaram as manifestações explicitamente anarquistas, bem como as críticas de
intelectuais como Lima Barreto e Campos de Medeiros. 8 Mas, apesar das contestações, a campanha
resultou em algumas vitórias concretas, como, por exemplo, a realização do primeiro sorteio militar
em 1916 e, dois anos depois, a imposição de que os candidatos a empregos públicos fossem
obrigados a apresentar a carteira de reservistas.
Pensando na possibilidade de considerarmos a ligas, associações e sociedades que atuaram nas
duas últimas décadas da Primeira República como um partido político no sentido gramsciano,
proponho aqui examinar o exemplo da Liga de Defesa Nacional, buscando identificar e analisar o
projeto de construção do Brasil como nação moderna e civilizada nos termos burgueses, veiculado
pelos intelectuais orgânicos que participaram de sua fundação. De acordo com o filósofo italiano,
instituições que não se encontram pautadas em ações políticas no sentido estrito – tais como a
imprensa e diversos tipos de associações – podem ser consideradas como “’partidos’, ‘frações de
partido’ ou ‘funções de um determinado partido’”, entendidos como “o modo mais adequado para
aperfeiçoar os dirigentes e a capacidade de direção” (Gramsci, 1978: 23 e 20, respectivamente).
Segundo Renato Ortiz, para Gramsci, o partido seria caracterizado, portanto, pela
“... capacidade de compreender e organizar coletivamente as vontades individuais. Sua
organicidade estaria calcada em valores partilhados por todos e conseguiria, inclusive, orientar a
conduta das pessoas. (...) O partido seria o Príncipe dos tempos modernos, o centro de irradiação de
uma ‘grande narrativa’, apreenderia o mundo na sua totalidade, ressignificando-o e conferindo-lhe
1895).
Entre os componentes do primeiro Diretório Central da Liga predominavam os civis – apenas 7 (ou
15,21% dos 46 membros sobre os quais obtive informações relativas a sua inserção sócio-profissional eram
militares, dos quais um era Comandante, um General, dois Marechais e dois Almirantes. Tal fato demonstra
que o clima desencadeado pela I Grande Guerra favoreceu a disseminação do apoio à implementação do
serviço militar obrigatório entre os setores civis.
7
Vale mencionar, nesse sentido, a crônica de Lima Barreto, publicada na revista Careta, em 25/10/1919,
onde as ações da Liga de Defesa Nacional são ridicularizadas pelo escritor, bem como as matérias de Campos
de Medeiros contra o serviço militar obrigatório publicadas no jornal carioca A Época em 1915.
8
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5
Magali Gouveia Engel
A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
inteligibilidade” (Ortiz, 2006: 96).
Assim, o sentido do termo assume amplitude e flexibilidade, podendo ser aplicado à definição
dos espaços da sociedade civil onde alguns grupos constroem sua identidade como intelectuais
orgânicos, ou seja, onde “elementos de um grupo social nascido e desenvolvido como ‘econômico’”,
são transformados “em intelectuais políticos qualificados, dirigentes, organizadores de todas as
atividades e funções inerentes ao desenvolvimento orgânico de uma sociedade íntegra, civil e
política” (Gramsci, 2001:24).
A Liga de Defesa Nacional constituiu-se, sem dúvida, como um espaço deste tipo, o que pode
ser observado nas justificativas que fundamentaram oficialmente a sua criação:
Acha-se fundada no Rio de Janeiro, com sede provisória à rua do
Ouvidor 89, a Liga da Defesa Nacional, sociedade de que fazem parte os
vultos mais eminentes do país, congregados pelo desejo sincero de
soerguer, numa campanha nacionalista, as forças vivas e a energia moral da
nação.
Empenhados, como andamos, pelos mesmos ideais ... é com vivo jubilo
que saldamos a patriótica associação que num âmbito mais vasto se propõe a
fortalecer o caráter nacional, imprimindo aos brasileiros confiança em seu
próprio valor (Estatuto da LDN de 1916).
Tais concepções ficam ainda mais claramente explicitadas no já mencionado discurso dirigido
aos estudantes mineiros, em agosto de 1916, onde Olavo Bilac afirmava que a LDN era patrocinada
pelos “mais belos nomes do país, verdadeiros estadistas, políticos, educadores, juízes, jurisconsultos,
velhos servidores do Exército e da Marinha, comerciantes, industriais, agricultores, publicistas”,
enfim, “representantes de todas as classes produtoras e dirigentes”, configurando-se como “uma
aliança de vontades, centro de conselho e persuasão, de estímulo e conforto” (grifos meus) (Bilac, 1917). Na
definição dada pelo poeta é possível identificarmos o sentido pedagógico que, segundo Gramsci,
deve caracterizar a atuação dos partidos.
De acordo com o Art. 19 das Disposições Gerais do primeiro Estatuto daquela agência da
sociedade civil,
A Liga de Defesa Nacional nunca poderá intervir em lutas eleitorais, nem
em discussões ou propagandas partidárias, políticas ou religiosas; mas
intervirá sempre, a título de centro de conselho e de continuidade, nas
questões de educação, nos problemas sociais de proteção e de defesa
coletiva, dirigindo-se, dentro das garantias da Constituição do país, aos
governos e ao povo.
Observa-se assim, mais uma vez, o papel pedagógico da Liga, atuando como intelectual
orgânico 9 de certas frações da classe dominante republicana, embora, no discurso, expresse-se a idéia
do intelectual como intermediário supostamente neutro entre o “governo e o povo”.
O compromisso com a missão de (re) construir a nação é reforçado nos objetivos relacionados
no Art. 1º dos Estatutos de 1916, entre os quais se destacam, por exemplo:
Manter em todo Brasil a idéia da coesão e integridade nacional; propagar
a educação popular e profissional; difundir, nas escolas primárias,
profissionais secundárias, superiores, civis, militares e religiosas, assim como
em todos os lares, oficinas, corporações e associações, a educação cívica, o
amor à justiça e o culto do patriotismo; apoiar, pela persuasão e pelo exemplo,
a execução das leis de preparo e organização militar; publicar um catecismo
9
6
Sobre o partido como intelectual orgânico veja-se Castro, Celso (2006:101).
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Magali Gouveia Engel
A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
cívico, e livros de educação patriótica, destinados à infância e adolescentes,
para distribuição gratuita (grifos meus).
Assim, a atuação da Liga deveria se orientar no sentido de desempenhar o papel de “persuasor
permanente” (Gramsci, 1987), que caberia ao intelectual orgânico, organizando a vontade coletiva,
construindo e consolidando a hegemonia das frações da classe dominante que representa.
Através da pesquisa de dados relativos à trajetória biográfica dos fundadores que compuseram
o primeiro Diretório Central da LDN 10 foi possível observar que seus perfis revelam uma visível
interseção entre as bases materiais da sociedade, a sociedade civil e a sociedade política no âmbito do
estado ampliado nos termos propostos por Gramsci. Neste sentido, ressalte-se, primeiramente, a
presença significativa de políticos 11 e dos que haviam exercido ou exerciam cargos públicos no
âmbito do executivo (de primeiro e de segundo escalões), do legislativo e do judiciário. 12 Também é
bastante expressiva a inserção dos membros fundadores da LDN na esfera da produção agrária
(cafeicultores, estancieiros, etc.), industrial, comercial e de investimentos. 13
No que se refere a essa questão é interessante observar que os integrantes do Diretório Central
foram apresentados no primeiro Estatuto da instituição através de seus títulos e patentes, 14 dos
cargos políticos que ocuparam / ocupavam15, de suas atividades profissionais 16 e dos cargos de
direção que exerceram/exerciam em outras agências da sociedade civil. 17
Parece, pois, fora de dúvida que os lugares sociais ocupados pelos agentes que viabilizaram o
De acordo com o Estatuto de 1916, a LDN teria um Diretório Central composto por 50 membros
permanentes, cuja sede fixava-se na cidade do Rio, contando com um Presidente, onze Vicepresidentes (eleitos
de dois em dois anos), uma Comissão Executiva (eleita de dois em dois anos) e um Conselho Fiscal (nomeado
pelo Diretório Central de dois em dois anos), além de Diretórios Regionais em todos os Estados (Arts. 2 a 6).
10
Dos 38 membros sobre os quais foram levantadas informações sobre esse aspecto, 19 (ou 50%)
optaram pela carreira política, dos quais 5 (ou 26,31%) eram militares.
11
12
32 (ou 84,21%) dos 38 membros sobre os quais foram obtidas informações sobre tal aspecto.
Entre os 46 integrantes do Diretório Central sobre os quais foram levantados dados sobre sua
inserção sócio-profissional, 7 (ou 15,21% são caracterizados como agricultores) e 9 (ou 19,56% como
industriais, capitalistas, comerciantes, investidores, etc.).
13
Doutores (22), Conselheiros (3), Almirantes (2), Marechais (2), General (1), Comandante (1), Conde
(1), Monsenhor (1).
14
15 Ministros e ex-ministros de Estado (5), deputados (5), senadores (4), ministros do Supremo Tribunal
Federal (2), ex-presidente da República (1) e presidente do Conselho Municipal do Rio de Janeiro (1).
Professores e diretores de estabelecimentos de ensino superior e do Colégio Pedro II (7), estancieiros
(3), agricultores (2), publicistas (2), industriais (2), escrivão da Santa Casa de Misericórdia do Rio de Janeiro (1),
comerciante (1), presidente do Banco do Brasil (1), capitalista (1), diretor Comercial do Lloyd Brasileiro (1),
diretor da Biblioteca Nacional (1), Ministros do Supremo Tribunal Federal (2), Consultor Jurídico do
Ministério das Relações Exteriores (1) e diretor do Instituto Manguinhos (1).
16
Presidentes da Academia Brasileira de Letras (1), do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro (1), da
Academia Nacional de Medicina (1), da Sociedade Brasileira dos Homens de Letras (1), da Associação
Brasileira de Imprensa (1), do Centro Industrial do Brasil (1), da Associação Comercial (1), da Federação
Brasileira de Sport (1), da Federação das Sociedades de Remo (1), da Liga Metropolitana de Sports Athléticos
(1); ex-presidente do Clube de Engenharia (1); vice-presidentes do Centro Industrial e Agricultor (1) e da
Sociedade Nacional de Agricultura (1). Vale mencionar que entre as associações às quais os membros do
Diretório Central encontravam-se vinculados destacavam-se a ABL (12), o IHGB (6) e a ANM (4), o que
assinala o forte traço de seu perfil intelectual.
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
projeto de criação da Liga explicitam uma profunda articulação entre os espaços da sociedade civil e
da sociedade política. Revelando mais claramente seu perfil de “fração de partido”, a instituição
representava mais um dos muitos espaços fundamentais onde certos segmentos da classe dominante
e seus representantes buscavam construir, impor e legitimar sua hegemonia dentro do próprio
universo da dominação. Nesse sentido, é interessante examinar mais detidamente quem, entre os
fundadores, foram indicados para compor os quadros de direção da LDN. De acordo com os
Estatutos de 1916 (Art. 4º, Título III), o presidente da instituição seria sempre o presidente da
República em exercício. Na época, o cargo era ocupado por Wenceslau Braz Pereira Gomes (18681966), bacharel pela Faculdade de Direito de São Paulo e político mineiro que, procurado por uma
Comissão composta por Olavo Bilac, Pedro Lessa (1859-1921) e Miguel Calmon (1879-1935),
“acolheu com a maior simpatia e entusiasmo” a idéia da criação da Liga de Defesa Nacional (Bilac,
1916A).
Em 7 de setembro de 1916 – data especialmente escolhida a fim de que aniversário da
Independência do Brasil fosse celebrado “sem solenidades, mas com o simples e sereno respeito dos
verdadeiros crentes” (Bilac, 1916B) – realizou-se a reunião de instalação da LDN. Na ocasião,
Cândido Gaffrée, um dos integrantes do Diretório Central, propôs os nomes que deveriam compor
o quadro dos vicepresidentes da Liga: General José Caetano de Faria (1855-1920), Ministro da
Guerra; Conselheiro João Alfredo Corrêa de Oliveira (1835-1919), Alexandrino Faria de Alencar
(1848-1926), Ministro da Marinha; Conselheiro Rui Barbosa (1849-1923), presidente da ABL;
Conselheiro Francisco de Paula Rodrigues Alves (1848-1919), ex-presidente da República;
Monsenhor Vicente Lustosa de Lima (?-?); Dr. Gabriel Osório de Almeida (?-1925), presidente do
Conselho Municipal do RJ e vice-presidente do Centro Industrial e Agricultor; Dr. Pedro Lessa
(1859-1921), Ministro do Supremo Tribunal Federal; Dr. João Pandiá Calógeras (1870-1934),
Ministro da Fazenda; Dr. Miguel Calmon Du Pin e Almeida (1879-1935), vicepresidente da
Sociedade Nacional de Agricultura.
Os nomes que deveriam integrar a Comissão de Estatutos também foram sugeridos por
Cândido Gaffrée: Conde de Afonso Celso (1860-1938), diretor da Faculdade Livre de Ciências
Jurídicas e Sociais, presidente do IGHB e membro da ABL; Henrique Coelho Netto (1864-1934),
deputado federal pelo Maranhão e membro da ABL; Félix Pacheco (1879-1935), publicista e
membro da ABL; Homero Baptista (1861-1924), presidente do Banco do Brasil e agricultor; Joaquim
Luiz Osório (?-?), estancieiro e deputado federal pelo Rio Grande do Sul; Alfredo Ellis ( 1850-1925),
senador pelo estado de São Paulo; Marechal José Bernardino Bormann (1944-1919); Almirante Júlio
César de Noronha (1845-1923); Dr. Raul Pederneiras (1874-1953), presidente da Associação
Brasileira de Imprensa; Dr. João G. Pereira Lima (?-?), presidente da Associação Comercial; Alberto
de Faria (1865-1931), capitalista; Bernardo Monteiro (1858-1924), senador federal pelo estado de
MG; Miguel Couto (1864-19134), professor da FMRJ e presidente da ANM; Conselheiro Nuno de
Andrade (1851-1922), professor e publicista; e, Monsenhor Vicente Lustosa de Lima (?-?), do Cabido
Metropolitano. As indicações de Graffrée foram aprovadas por aclamação, depois de incluídos os
nomes de Olavo Bilac, Pedro Lessa e Miguel Calmon, considerados os criadores da “obra cívica” que
resultou na criação da Liga.
Foram, portanto, esses os autores dos primeiros Estatutos, aprovados na sessão de 23 de
setembro de 1916, que ratificavam os nomes dos vicepresidentes indicados por Gaffrée – incluindo
entre eles, o Dr. Miguel Couto – e estabeleceram a seguinte composição para a Comissão Executiva:
18 Pedro Lessa (presidente); Miguel Calmon (vicepresidente), Olavo Bilac (secretário geral), Felix
18 Composta por um presidente, um vicepresidente, um secretário geral, um 1º e um 2º secretários e um
tesoureiro (Art. 6), cabia à Comissão, conforme os Estatutos de 1916: “dirigir todos os trabalhos da Liga”,
bem como administrar, com a “assistência do Conselho Fiscal” os fundos da instituição – compostos por
“donativos, legados. etc. e pelas contribuições dos sócios” (Art. 18). Haveria dois tipos de sócios: as
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
Pacheco (1º secretário), Joaquim Luiz Osório (2º secretário) e o comerciante Affonso Viseu
(tesoureiro). Também foram definidos os três componentes do Conselho Fiscal: Homero Baptista, o
capitalista Alberto de Faria (1865-1931) e o industrial Guilherme Guinle (1882-1960). 19
Primeiramente é importante ressaltar a presença de autoridades públicas de alto escalão no
âmbito dos poderes executivo, legislativo e judiciário, entre os vicepresidentes da Liga, especialmente
no que diz respeito àqueles que exerciam ou haviam exercido o cargo de ministros de estado. Neste
sentido, destaca-se a presença das autoridades máximas das Forças Armadas através dos ministros da
Guerra e da Marinha em exercício quando da fundação da LDN, o que se prende evidentemente ao
fato de ser a defesa nacional uma das finalidades fundamentais da instituição. Entre os
vicepresidentes figurava também o engenheiro, empresário, político e ex-ministro da Agricultura,
Indústria e Comércio, Pandiá Calógeras que então ocupava a pasta da Fazenda. 20 Vale notar ainda
que o Conselheiro João Alfredo havia ocupado as pastas da Agricultura e da Fazenda durante o
império e que Rui Barbosa e Rodrigues Alves haviam sido ministros da Fazenda já no período
republicano – o primeiro entre 1889 e 1891 e o segundo, por duas vezes, entre 1891 e 1892 e entre
1894 e 1896.
Também merece destaque especial o fato de que a indicação da composição da direção da
LDN foi realizada por Cândido Gaffrée, sócio de Eduardo Palassin Guinle, envolvido em grandes
negócios e um dos maiores empresários brasileiros da época. Ambos chegaram a constituir um
“pequeno império” caracterizado por vultosos investimentos em áreas diversificadas, tais como a
produção de café e os setores portuário e de energia elétrica.21 Gaffrée foi também responsável pela
designação de dois dirigentes de importantes órgãos representativos de interesses de certas frações da
classe dominante, o que reforça, ao meu ver, o perfil dos grupos hegemônicos no âmbito da Liga.
Trata-se do vicepresidente do Centro Industrial e Agricultor, engenheiro e empresário Gabriel
Ozório de Almeida e do vicepresidente da Sociedade Nacional de Agricultura, o também engenheiro,
ex-ministro da Viação e Obras Públicas (1906-1909), Miguel Calmon –futuro ministro da
Agricultura, Indústria e Comércio do governo Artur Bernardes (1922-1926).
Como observou Alexandre Saes (2008:147), entre os políticos e industriais que compuseram
alianças estratégicas para a consolidação do poder econômico do grupo Gaffrée e Guinle no Rio de
Janeiro, destacaram-se os que integravam o Clube de Engenharia, entre os quais um dos
vicepresidentes da LDN, Osório de Almeida. Diretor da Escola Politécnica do Rio de Janeiro (1896),
consultor Técnico do Ministério da Indústria e Obras Públicas entre 1902 e 1906 e presidente do
associações (que contribuiriam com 100$000 anuais); e, os indivíduos, divididos em a) honorários (que
prestavam serviços relevantes a Liga); b) beneméritos (que contribuíam com donativos de, no mínimo,
1:000$000 numa única prestação); c) efetivos (que contribuiam com quota anual no valor de 12$000); d)
remidos (corporações que contribuíssem com quota única de 500$000 e indivíduos que oferecessem
contibuição única de 200$000) (Arts. 14 a16).
Note-se que dos 9 componentes da Comissão Executiva e do Conselho Fiscal, 7 (ou 77,77% )
pertenceram à Comissão de Estatutos.
19
20 Calógeras foi ministro da Agricultura, Indústria e Comércio de 1914 a 1915 e da Fazenda entre 1915 e
1918, durante a gestão de Wenceslau Brás. E também Ministro da Guerra do governo Epitácio Pessoa (19181922).
21 Depois da Guinle & Cia, de propriedade dos filhos de Eduardo P. Guinle (Eduardo Guinle,
Guilherme Guinle e Carlos Guinle), os dois sócios foram os maiores acionistas da Companhia Brasileira de
Energia Elétrica (CBEE), fundada no Rio de Janeiro em 1° de junho de 1909, constituindo-se a principal
concorrente de grupos capitalistas estrangeiros (especialmente a Light) nas primeiras décadas do século XX.
Sobre o tema veja-se, por exemplo, os artigos de Ségio Lamarão (2002); de Alexandre Saes (2008A); e, de
Cláudia Hansen, (2008).
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
Clube de Engenharia de 1900 a 1901, era acionista de empresas, tais como a Companhia Nacional de
Tecidos de Juta e a CBEE, e “um dos homens mais importantes do grupo Graffée & Guinle”
(Hansen, 2008:18). 22 Como vimos, o engenheiro e industrial Guilherme Guinle, filho de Eduardo P.
Guinle foi um dos membros do primeiro Conselho Fiscal da LDN. 23 Além disto, entre os
integrantes do Diretório Central da instituição figurava o industrial ligado ao setor têxtil do Rio de
Janeiro e de São Paulo, Jorge Street que participou da diretoria do Centro Industrial do Brasil entre
1904 e 1927. Seu pai, Ernesto Street havia sido amigo e sócio de Cândido Gaffrée e de Eduardo P.
Guinle na construção de ferrovias, o que lhe valeu o apoio financeiro da empresa Guinle & Cia para
adquirir as fábricas que viriam a integrar, em 1908, a Companhia Nacional de Tecidos de Juta em São
Paulo,24 o que viria a consolidar ainda mais profundamente a ligação entre os referidos empresários.
Jorge Street foi também importante acionista e grande defensor da CBEE, outro empreendimento
que, como já foi dito, era liderado pela família Guinle.
Um outro segmento da classe dominante com representatividade bastante expressiva entre os
integrantes da direção da LDN são os grupos ligados às atividades agropecuárias. Neste sentido,
destaque-se as presenças dos gaúchos Homero Baptista no Conselho Fiscal e de Joaquim Luiz
Osório na Comissão Executiva. E mais importante ainda a do ex-ministro da Agricultura, Indústria e
Comércio, Pandiá Calógeras e do vicepresidente da Sociedade Nacional de Agricultura e futuro
ministro da Agricultura, Indústria e Comércio (1922-1926), o usineiro baiano Miguel Calmon.
Ambos integraram o grupo político que ficou conhecido como “Jardim de Infância”, 25 composto
por jovens “intelectuais de sólida formação acadêmica” que “iniciaram suas carreiras públicas como
magistrados, professores, jornalistas, vereadores e deputados estaduais”, constituindo-se numa das
principais bases de apoio ao governo de Affonso Penna (Faquin, 2007:1).
A trajetória intelectual e política de Miguel Calmon, uma das lideranças mais expressivas da
Liga de Defesa Nacional, nos ajuda a delinear melhor o perfil de algumas frações da classe
dominante representadas naquela agência da sociedade civil. Natural da cidade de Salvador, descendia
de uma família aristocrática de proprietários e políticos de grande projeção desde o período imperial
– entre os quais merece destaque o Marquês de Abrantes que era seu tio. Recém formado em
engenharia civil pela Escola Politécnica do Rio de Janeiro, assumiu o cargo de Secretário da
Agricultura da Bahia (1902-1906), tendo sob sua jurisdição os assuntos relacionados à agricultura,
indústria, viação e obras públicas. Com apenas 27 anos foi nomeado Ministro da Viação e Obras
Públicas, exercendo o cargo de 1906 a 1909, durante a gestão de Affonso Penna na presidência da
República. 26 Vale lembrar que este último ficou conhecido como “presidente das ferrovias” tendo
em vista que, em seu governo, este setor foi alvo de grandes investimentos.
Segundo a autora, Ozório, juntamente com outros industriais e políticos defendia “um industrialismo
que visava o conjunto da produção nacional”, assumindo “também a luta dos não industriais, mas produtores
nacionais” (Hansen, 2008: 19).
22
23 Após a morte de Eduardo Palassim Guinle, em 1912, Guilherme passou a controlar os investimentos
familiares, mantendo as relações com os antigos aliados do pai, entre os quais Cândido Gaffrée e Jorge Street.
Trata-se das duas principais produtoras de sacos de juta do Brasil, a Fábrica Santa’Anna e as fábricas
do Conde Álvares Penteado (Saes, 2008B:1).
24
Designação dada “pelas forças de oposição e pela crônica política da época” à “jovem frente
ministerial e parlamentar” alçada ao poder por Affonso Penna logo depois de ascender à presidência da
República em 1906 (Faquin, 2007: p. 1).
25
A carreira política de Miguel Calmon foi deslanchada no plano nacional quando foi eleito deputado
federal pelo Estado da Bahia, através do apoio de Rui Barbosa de quem foi correligionário e admirador, tendo
participado intensamente da Campanha Civilista.
26
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
Os projetos de construção de um Brasil moderno e civilizado de acordo com os padrões
burgueses apostavam na ampliação e na melhoria das vias de comunicação para colocar o país nos
trilhos do progresso. Destaque-se, neste sentido, o papel desempenhado pelos engenheiros que
conquistavam crescente projeção nos campos intelectual e político das primeiras décadas
republicanas. A construção de estradas de ferro marcou as carreiras de muitos deles – entre os quais
as de Gabriel Osório de Almeida e de João Teixeira Soares (?-1927), fundadores da LDN – e foi um
dos destaques entre as realizações de Miguel Calmon na pasta de Viação e Obras Públicas. Segundo
Regina Abreu, para o ministro, a imagem do trem desbravando as matas brasileiras representava “a
utilização da ciência em prol da domesticação da natureza” (Abreu, 1996:80).
Proprietário de terras e usineiro, Miguel Calmon teria ainda atuação de destaque no âmbito das
políticas agrícolas da Primeira República. Além de ocupar a secretaria estadual da Agricultura foi
membro fundador da Sociedade Bahiana de Agricultura (criada em 1902), passando posteriormente a
integrar os quadros da Sociedade Nacional de Agricultura da qual foi vicepresidente e depois
presidente (1921-1922). 27 Conforme assinalou Sonia Regina de Mendonça, a SNA caracterizou-se
como “uma instituição de classe de ampla representatividade”, marcada na Primeira República pela
“completa ausência de representantes da grande burguesia cafeeira paulista junto aos seus quadros”,
onde em contrapartida destacava-se a presença de “representantes dos complexos agrários do eixo
Sul/Nordeste, com ênfase para fluminenses, gaúchos e pernambucanos” (Mendonça, 1998A:98-99).
Traço que, segundo a análise da referida autora, marcaria também o perfil do Ministério da
Agricultura, Indústria e Comércio, criado em 1909, cujos cargos de primeiro escalão seriam
majoritariamente preenchidos por membros da SNA.
Ambas as agências passaram a atuar como espaços de construção e implementação de um
projeto contra-hegemônico pautado na defesa de uma modernização agrícola que divergia do modelo
proposto pelos representantes da cafeicultura paulista. Embora constatemos a presença de
representantes destes últimos na LDN, tais como Alfredo Ellis e Rodrigues Alves, a pesquisa que
vimos realizando aponta para o predomínio da representatividade do projeto alternativo no âmbito
da referida instituição. 28
Para além dos espaços de convergência e de coesão entre os interesses e as concepções
políticas defendidas pelos integrantes do primeiro Diretório Central da LDN, observa-se, portanto, a
presença de certas tensões. No que se refere a este aspecto, vale mencionar que, mesmo tendo
integrado a Comissão de Estatutos por indicação de Gaffrée, Alfredo Ellis era porta-voz das
demandas do setor cafeeiro paulista. Assumindo constantemente posições em defesa dessa lavoura, o
fazendeiro e senador pelo PRP foi um dos principais opositores aos empreendimentos da família
Guinle e de Jorge Street em diversas esferas. Ellis questionava, por exemplo, o monopólio da
fabricação de sacos de juta – onde os grãos de café eram acondicionados para serem exportados –
pelo referido grupo, argumentando que os vultosos custos da empresa acabavam sendo repassados
para os fazendeiros.
Pobre Lavoura. Quando os senhores Street, Gaffrée, Guinle and
27
Em 1923 foi eleito presidente perpétuo da SNA.
Cabe mencionar neste sentido que entre os 37 membros do Diretório Central para os quais
encontramos informações sobre os locais de origem, 14 (ou 37,83%) eram do Rio de Janeiro, 5 (ou 13,51%)
do Rio Grande do Sul, 5 (ou 13, 51%) de Minas Gerais e 8 (ou 21,62%) eram de estados nordestinos – 4 (ou
10,81%) da Bahia, 2 (ou 5,4%) de Pernambuco, 1 (ou 2,7%) do Piauí e 1 (ou 2,7%) do Ceará. Perfil que
também marcaria a primeira direção da instituição: dos seus 18 integrantes, 7 (ou 38,88%) eram do Rio de
Janeiro; 3 (ou 16,66%) do Rio Grande do Sul; 2 (ou 11,11%) da Bahia; 1 (ou 5,55%) de São Paulo; 1 (ou 5,
55%) do Piauí; e, 1 (ou 5,55%) de Pernambuco. Não foi possível identificar os locais de origem de 3 (ou
16,66%) de seus membros. Note-se que 4 (ou 22,22%) são provenientes de estados nordestinos.
28
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
Company, compraram em São Paulo, por doze mil contos, a fábrica de sacos
do Conde Penteado, aqui prevenimos, anunciamos com toda a segurança,
que os sacos iam subir de preço com enorme prejuízo para a lavoura.(...) Pois
bem, já os sacos que custavam 400 réis, estão agora sendo vendidos a 700
réis, segundo informações colhidas numa folha santista (...) os senhores
Street, Gaffrée, Guinle & Co. conseguiram monopolizar o comércio de
sacaria de aniagem, e puseram logo a faca no peito dos pobres lavradores que
não tem outro modo de mandar seu desvalorizado café para os portos de
embarque(...) (Ellis, 1909).
No mesmo sentido, criticava o controle de Street e Guinle do porto de Santos, impedindo,
assim a entrada de sacos de juta importados. Por fim, no contexto das disputas entre a CBEE e a
Light, posicionou-se contrário mais uma vez aos interesses de Graffée e Guinle, bem como de Street,
com quem, aliás, entrava em confrontos diretos na imprensa. Talvez esteja aí a razão pela qual,
Alfredo Ellis tenha sido um dos poucos membros da Comissão de Estatutos que, como vimos, não
foram incorporados à direção da LDN.
Finalmente cabe assinalar que em termos da formação acadêmica e/ou profissional, os
componentes do primeiro Diretório Central revelam um perfil fortemente intelectualizado, o que é
reforçado pela sua expressiva inserção em associações literárias e técnico-científicas – entre as quais
predominam a Academia Brasileira de Letras e o Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro. Não por
acaso o local escolhido para a realização da sessão inaugural da Liga de Defesa Nacional foi o salão
de conferências da Biblioteca Nacional, definida pelo próprio Olavo Bilac como “casa dos livros”,
“templo das idéias” e “cérebro do Brasil” (Bilac, 1916A).
A maioria dos 50 membros fundadores da LDN possuía curso superior nas áreas de Direito, 29
de Engenharia,30 e de Medicina.31 A maior parte dos que se diplomaram em Direito optou pela
carreira política assumindo cargos no âmbito dos poderes legislativos e/ou executivos e judiciário nas
três instâncias –municipal, estadual e, sobretudo, federal– e muitos possuíam também empregos
públicos. Pedro Lessa –um dos mentores da criação da LDN e figura de destaque na primeira
direção da instituição– e Viveiros de Castro (1867-1927) foram ministros do Supremo Tribunal
Federal, o primeiro ocupou a cadeira n. 11 da ABL e ambos vincularam-se ao IHGB. Figuras de
grande proeminência no campo intelectual, produziram obras de referência na área dos saberes
jurídicos.
Deve-se ressaltar, por outro lado, a presença significativa de engenheiros entre os
componentes do primeiro Diretório Central que se torna ainda mais expressiva se levarmos em
consideração o quadro dos primeiros dirigentes que, embora predominantemente formado por
advogados e juristas (8 ou 44,44%), incluía 5 (ou 27,77%) membros graduados em Engenharia. 32
Vale registrar ainda que, como foi dito, Cândido Gaffrée, Gabriel Osório de Almeida, Guilherme
Guinle e Jorge Street figuravam entre os sócios de maior projeção social e política do Clube de
19 ou 38%, sendo que 9 (ou 47,36%) pela Faculdade de Direito de São Paulo e 5 (ou 26,31%) pela
Faculdade de Direito de Recife. Não foi possível identificar a instituição superior onde se formaram 5 (ou
26,31%) deles.
29
30
8 ou 16%, metade deles pela Escola Politécnica do Rio de Janeiro.
31 8 ou 16%, 5 (ou 62,5%) pela Faculdade de Medicina do Rio de Janeiro Não obtive informações sobre
a formação de 9 (ou 18%) deles e 6 (ou 12%) não fizeram ou não concluíram cursos superiores. Entre estes
últimos incluem-se os casos de Olavo Bilac e Coelho Netto (1864-1934) que, embora tenham ambos
frequentado os cursos de Medicina e de Direito não chegaram a se graduar em nenhum deles.
32
12
3 (ou 60%) dos quais pela Escola Politécnica do Rio de Janeiro.
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
Engenharia. 33 Criada na corte imperial em 1880, essa importante agência da sociedade civil “reuniu
em suas fileiras engenheiros do Brasil e do exterior, industriais, políticos e negociantes de várias
partes do país, mas principalmente do Rio de Janeiro, interessados no desenvolvimento da
engenharia” concebida, segundo artigo publicado, em 1887, na Revista do Clube de Engenharia, como
instrumento para o “engrandecimento da pátria pelo trabalho” (Turazzi, 1989:39). Compromisso
perfeitamente coadunado com alguns dos objetivos centrais da LDN, no sentido de “estimular o
patriotismo consciente e coesivo” e “defender: com a disciplina – o trabalho”, indicados por Olavo
Bilac no discurso proferido na sessão inaugural daquela instituição.
Atuando “a serviço da engenharia”, posto que aberto à participação de representantes de
diversas categorias sócio-profissionais, o Clube de Engenharia pretendia contribuir, conforme seus
primeiros estatutos com o “desenvolvimento da indústria no Brasil e a prosperidade e coesão das
duas classes – engenheiros e industriais” (Revista do Clube de Engenharia, 1905:151). A instituição
desempenhou papel de grande relevo na formulação e implementação de projetos de modernização
do país pautados em concepções estéticas e políticas de intervenção sobre o espaço urbano
profundamente excludentes e hierarquizadoras, tais como aquelas que marcaram a remodelação da
capital republicana – desencadeada a partir da administração Pereira Passos – e a construção de BeloHorizonte (MG), sob a responsabilidade do engenheiro Aarão Reis (1853-1936). No que se refere ao
primeiro exemplo, vale lembrar que a voz de Bilac, uma das lideranças mais expressivas da LDN,
destacou-se no coro de louvações do tipo “o Rio civiliza-se”. Em muitas de suas crônicas o trabalho
é positivado através de imagens onde operários morigerados empunhavam as “picaretas do
progresso”, promovendo as “luzes do progresso”. 34
Os dados sobre a formação acadêmica e/ou profissional dos integrantes do primeiro Diretório
Central da LDN, anteriormente apresentados, revelam ainda uma presença de médicos tão
significativa numericamente quanto a de engenheiros. Embora em termos da participação nos
quadros de direção da referida instituição haja apenas um membro formado em Medicina, parece-me
que tal inexpressividade, em termos quantitativos, deve ser redimensionada se levarmos em
consideração que se tratava do professor da FMRJ e presidente da ANM, Dr. Miguel Couto, uma das
figuras de maior destaque do movimento sanitarista, desencadeado a partir das expedições científicas
promovidas pelo Instituto Oswaldo Cruz, sobretudo entre os anos de 1911 e 1913. 35 Tal movimento
contribuiu para fundamentar o questionamento dos diagnósticos que condenavam de modo absoluto
e irremediável o futuro da nação brasileira em função das heranças degenerativas da miscigenação
racial. Imagem paradigmática dessa mudança de perspectiva é a do “Jeca Tatu reabilitado” que, de
“parasita da terra”, “homem baldio”, “inadaptável à civilização” sem possibilidade de salvação – tal
Depois da ABL e do IHGB, o Clube de Engenharia, ao lado da Academia Nacional de Medicina,
constituem espaços privilegiados de inserção dos membros da LDN. Vale mencionar que Pandiá Calógeras,
como vimos, ministro da Fazenda em exercício quando da criação da LDN e um de seus vicepresidentes,
formado em engenharia pela Escola de Minas de Ouro Preto, foi eleito presidente da Sociedade Brasileira de
Engenharia em 1928.
33
Veja-se neste sentido, por exemplo, o artigo de minha autoria intitulado “Modernidade, dominação e
resistência: as relações entre capital e trabalho sob a ótica de João do Rio” (Engel, 2004).
34
Em especial a de Penna-Neiva, cujos resultados foram divulgados através de uma série de artigos de
Belisário Penna publicados no jornal carioca Correio da Manhã entre novembro de 1916 e janeiro de 1917 e
reunidos na primeira parte do livro intitulado O Saneamento do Brasil, publicado em fins de 1917. A expedição
que percorreu o norte da Bahia, o sudoeste de Pernambuco, o sul do Piauí e Goiás de norte a sul entre março
e outubro de 1912, foi uma das muitas realizadas por cientistas do Instituto Oswaldo Cruz na época. A
documentação escrita e fotográfica dela resultante é considerada “a mais engajada, crítica e rica em
observações de caráter sociológico” (Thielen e outros, 1991: 7) que, publicada em Memórias do Instituto Oswaldo
Cruz em 1916, teve grande repercussão nos meios intelectuais da época.
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
como foi descrito por Monteiro Lobato no artigo “Velha Praga”, publicado no jornal O Estado de São
Paulo em 12 de novembro de 1914.36 passou a ser diagnosticado pelas lentes do microscópio como
“doente” e “ancilostomado”, cuja redenção dependia de uma única e simples medida: sanear.37
Membro da Liga Pró Saneamento do Brasil, criada em 11 de fevereiro de 1918, 38 como
desdobramento da campanha sanitarista que adquiriu maior legitimidade e sustentação a partir dos
trágicos efeitos da epidemia de gripe espanhola que assolou a capital republicana, Miguel Couto
destacou-se no enfrentamento das questões relativas à construção de um Brasil moderno e civilizado,
sob a ótica do sanitarismo, chegando mesmo a propor a criação de um Ministério de Saúde Pública.
O envolvimento da Liga de Defesa Nacional com as concepções e práticas propostas no âmbito do
sanitarismo pode ser constatada, entretanto, não apenas através da presença de Oswaldo Cruz, de
Miguel Couto e de seu discípulo Aloysio de Castro nos quadros da instituição, mas também em
posições assumidas e ações promovidas por outros de seus membros.
Destaque-se, por exemplo, a íntima relação que se estabeleceu entre Cândido Gaffrée, Eduardo
P. Guinle e o Dr. Carlos Chagas –que assumiu a direção do Instituto de Manguinhos depois da
morte de Oswaldo Cruz em 1917–, responsável pela ação profilática no combate ao surto de malária
que ameaçou paralisar os trabalhos de construção de uma usina hidroelétrica na Fazenda de Itatinga
(Serra de Santos), mais um dos empreendimentos de Gaffrée & Guinle. Segundo Gisele Sanglard, tal
aproximação resultou no estabelecimento de laços de “amizade e confiança”, bem como em apoio
financeiro à ciência laboratorial de Manguinhos (Sanglard, 2004). Além disto, a autora observa que a
fundação do Hospital Gaffrée e Guinle com seus doze ambulatórios antivenéreos representou a
convergência entre o projeto filantrópico dos empresários com as propostas de saneamento do país
formuladas por segmentos médicos da intelectualidade e implementadas pelo governo federal. Neste
sentido, deve-se considerar que a criação da Fundação Gaffrée e Guinle se deu em consonância com
as ações da Inspetoria da Lepra e Doenças Venéreas, fundada em 1920, no bojo da Reforma
Sanitária que instituiu o Departamento Nacional de Saúde Pública naquele mesmo ano.
Outro exemplo da convergência entre as idéias veiculadas pelo movimento sanitarista e as
concepções defendidas pelos integrantes da LDN são as palavras proferidas pelo jurista e deputado
federal Félix Pacheco, em discurso pronunciado por ocasião da solenidade à bandeira, realizada no
Tiro da Imprensa, em 1918:
O nosso homem do interior, fisicamente depauperado e, além do mais,
sem ensino de nenhuma espécie, refará a sua saúde na passagem pelo quartel,
que lhe há de ministrar também, com educação corporal conveniente, as
primeiras letras, tão necessárias à vida dos que nasceram brutos ou
irracionais. Saneamento, instrução e serviço militar constituem problemas
conexos, mais fáceis de solver reunidos do que separados (Pacheco, 1918).
O enfrentamento da “grande questão nacional” teria, portanto, como alvos prioritários os
trabalhadores –sobretudo rurais–, devendo direcionar-se em três sentidos: a defesa nacional, a saúde
O perfil do personagem Jeca Tatu aparece de forma mais completa no texto “Urupês”, também
publicado n’ O Estado de São Paulo pouco depois.
37 O “Jeca redimido” que “não é assim” (preguiçoso, improdutivo, etc.), mas “está assim” por causa
das doenças que grassavam no âmbito rural aparece pela primeira vez nos famosos artigos de Monteiro
Lobato, reunidos em “O Problema vital”, foram originalmente publicados em 1918 no jornal O Estado de São
Paulo depois que o escritor teve contato com os registros de viagem de Arthur Neiva e Belisário Penna
(publicados em Memórias do Instituto Oswaldo Cruz em 1916). Sobre o tema veja-se, por exemplo, os trabalhos
fundamentais de Gilberto Hochman (1998), de Nísia Trindade Lima (1999) e, ainda o artigo de Ricardo
Augusto dos Santos (2003).
36
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A sessão de instalação da LPSB foi realizada na Sociedade Nacional de Agricultura.
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Magali Gouveia Engel
A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
dos corpos e das mentes e a instrução.
Tanto a criação da LDN quanto da LPSB ocorreram em meio ao clima de “entusiasmo pela
educação”,39 disseminado a partir de meados dos anos 1910 e que tem como marco importante a
campanha promovida pela Liga Brasileira Contra o Analfabetismo, criada em 7 de setembro de
1915.40 Propagava-se, assim, a convicção segundo a qual para que os brasileiros pudessem ser
transformados em cidadãos capazes de colocar o país nos trilhos do progresso capitalista tornava-se
imprescindível instruí-los, resgatando-os do obscurantismo e da ignorância, através da luta contra o
analfabetismo. Vale destacar que a educação constituía-se ponto central da pauta dos intelectuais que,
a partir dos anos 1870 e, sobretudo, 1880 se dispuseram a refletir sobre a realidade brasileira,
buscando apontar os caminhos de (re) construção da nação em meio às profundas transformações
que colocavam a abolição da escravidão e a mudança do regime político em horizontes cada vez mais
próximos. Entre estes destacou-se justamente um dos mentores da fundação da LDN, o poeta e
escritos Olavo Bilac.
Proveniente de uma família pertencente aos segmentos médios urbanos e gozando de grande
prestígio nos meios literário e político de sua época Bilac teve uma atuação bastante relevante no
âmbito da educação, não apenas como autor de livros de leitura (entre os quais, destaca-se Através do
Brasil, escrito em parceria com Manuel Bomfim e publicado em 1910) e exercendo cargos na esfera
da instrução pública, mas também pela sua ação na luta contra o analfabetismo, que já o mobilizava
desde os tempos em que atuava como cronista na Gazeta de Notícias (1890-1908), nas revistas A
Semana e Kosmos, no jornal Correio Paulistano, entre outros periódicos importantes do período. Não foi
por acaso, portanto, que Bilac despontou como uma das lideranças mais expressivas da campanha
que resultaria na criação da LDN. No discurso que proferiu na sessão inaugural, afirmava que, além
de promover “o patriotismo consciente e coesivo” e de “defender o trabalho”, através da
“disciplina”, conforme já foi mencionado, os compromissos básicos daquela instituição orientavamse também no sentido de “propagar a instrução primária, profissional-militar e cívica” e de patrocinar
“com a força –a paz; com a consciência– a liberdade; e com o culto do heroísmo a dignificação da
nossa história e a preparação do nosso porvir” (Bilac, 1916B).41
Nos projetos formulados e difundidos pelo movimento sanitarista, a redenção do país e do
povo brasileiro não se daria exclusivamente através da saúde, mas caberia um papel fundamental
também à educação. Assim, além da criação de um Ministério de Saúde Pública, Miguel Couto
defendeu também a necessidade de se estabelecer um Ministério da Educação – composto por dois
departamentos, o do ensino e o da higiene – na famosa conferência proferida na Associação
Brasileira de Educação (ABE),42 em 2 de julho de 1927, intitulada “No Brasil só há um problema
nacional: a educação do povo” (Couto, 1927).
Entre os “assuntos correlatos com a medicina” que mais ocupavam a atenção do professor da
FMRJ distinguia-se a ignorância: “Considero-a não só como doença, senão a pior de todas, porque a
todas conduz; e, quando se instala endemicamente, como na nossa terra, assoma as proporções de
39
Expressão cunhada por Jorge Nagle (2001 e 1977).
A Sessão inaugural foi realizada no Clube Militar, sob a presidência do Sr. Ennes de Souza e vicepresidência da Sra. Maria Santos, diretora da Escola Modelo José Bonifácio.
40
O tema da instrução pública foi objeto da preocupação de muitos dos membros da LDN, entre os
quais destaque-se, por exemplo, Miguel Calmon e Pandiá Calógeras, que o tomaram como objeto de suas
reflexões.
41
A ABE foi criada em 1924 na cidade do Rio por intelectuais comprometidos com a questão da
educação e como desdobramento das discussões em torno das questões nacionais às quais venho me
referindo.
42
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
verdadeira calamidade pública” (Couto, 1933). Resumindo os pilares básicos sobre os quais se
assentava o projeto de Brasil defendido pelos membros fundadores da Liga de Defesa Nacional,
Miguel Couto afirmava que como a saúde, a educação da população brasileira também era uma
questão de defesa nacional:
... como se salvou o Japão quando lhe cobiçaram o território? Pela educação
do povo. Como nos salvaremos nós? Com a cultura do povo, porque da
cultura nasce a ambição, da ambição a atividade, da atividade a riqueza, da
riqueza multiplicada a fortuna coletiva, e desta a confiança, a força, a
durabilidade, a coesão (Couto, 1933).
Espero que a análise aqui apresentada tenha explicitado o sentido político das “frações de
partido” constituídas pelas academias, sociedades científicas, associações de classe e ligas organizadas
no Brasil, a partir, sobretudo, do advento do regime republicano, através do exemplo da Liga de
Defesa Nacional. Pelo que foi visto aqui, parece-me possível concluir que essa agência da sociedade
civil pode ser vista como um dos muitos espaços onde integrantes de certas frações da classe
dominante e seus intelectuais orgânicos articularam as bases de sustentação para a implementação de
um projeto político contra-hegemônico que colocava em xeque o predomínio dos interesses da
cafeicultura paulista e de seus aliados. Para além das divergências e tensões a maioria dos fundadores
da LDN comungava certas idéias, valores e práticas que fundamentavam a via para a construção do
capitalismo no Brasil que defendiam. Entre estas se destacaram, por exemplo, as críticas ao
liberalismo da Primeira República e a defesa de um Estado interventor, seja no âmbito da economia,
seja no que se refere à saúde e à educação.
Em completa harmonia com o capital, o trabalho, executado por corpos mental e fisicamente
saudáveis, civilizados pelas luzes da instrução e imbuídos do sentimento patriótico constituía-se, aos olhos
desses intelectuais orgânicos, um dos pilares fundamentais no sentido de promover o progresso e a
modernização do Brasil, elevando-o ao patamar das grandes potências. Projeto que se tornaria
hegemônico a partir de 1930, com a ascensão de Vargas e das frações de classe que este representava
ao poder. Não por acaso, naquele mesmo ano foi criado o Ministério da Educação e Saúde Pública.
Por outro lado, Jorge Street participou da montagem do Ministério do Trabalho, Indústria e
Comércio (também criado em 1930), colaborando na elaboração de diversas leis trabalhistas,
enquanto Guilherme Guinle integraria o Conselho Técnico de Economia e Finanças do Ministério
da Fazenda depois do golpe que instituiu o Estado Novo (1937-1945), bem como a Comissão
Executiva do Plano Siderúrgico Nacional, em 1940, assumindo a presidência da Companhia
Siderúrgica Nacional (CSN) no ano seguinte. Tais exemplos revelam com clareza as articulações
entre a sociedade civil e a sociedade política que fundamentam o conceito de Estado ampliado de
Gramsci.
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A Liga de Defensa Nacional e a construção da hegemonia burguesa no Brasil
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Aires, enero-marzo de 2010, pp. 3-18, en <http://
<http://www.ieal.fsoc.uba.ar/hemeroteca.elatina/elatina30.pdf>
Artículo recibido: 15 de diciembre de
2009 - Aprobado: 3 de febrero de 2010
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f.mAujob/!Revista electrónica de estudios latinoamericanos - ISSN 1666-9606
Artículos
ACCIONAR REPRESIVO Y CONTROL EN EL MUNDO
ACADÉMICO ARGENTINO DURANTE EL INTERREGNO
DICTATORIAL 1976-1983: EL CASO DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE SAN JUAN
VICTOR HUGO ALGAÑARAZ SORIA∗
Introducción
El proceso autoritario-represivo acaecido en Argentina durante el interregno 1976-1983,
autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” (PRN), fue un acontecimiento altamente
significativo -en lo material, simbólico y social- caracterizado por dejar una huella imborrable en la
estructura social y en la memoria nacional.
El gobierno de facto que tomó por asalto el poder estatal en aquel entonces, tenía como meta
central realizar una intensa reestructuración del cuerpo social -considerado “descarriado”- y del
Estado Nacional -diagnosticado como corrompido y demagógico-. El objetivo principal de quienes
detentaron el poder, fue exterminar toda forma de oposición e imponer el terror en la población,
para remover las bases del modelo económico anterior y cambiar el patrón de acumulación vigente,
lo que permitiría finalmente la instauración de un plan económico neoliberal en el país.
Específicamente, el ámbito académico nacional fue profundamente perturbado -removido- tras
el advenimiento de la última dictadura, dado el ineluctable establecimiento e imposición de una
política científica y universitaria acorde al modelo económico-político que se buscaba instaurar. Tal
política autoritaria-procesista, vigente entre 1976 y 1983, marcó profundamente el ámbito de la
investigación científica -en especial el área de Ciencias Sociales- así como el desenvolvimiento mismo
de los diferentes núcleos nacionales de educación superior. En su conjunto, estos núcleos
académicos (tanto universidades estatales y privadas como centros independientes de enseñanza
superior) se vieron duramente afectados por el accionar represivo y el fuerte disciplinamiento y
control ejercido por la dictadura militar.
Por lo antedicho, este trabajo procura no sólo contextualizar socio-históricamente la
problemática, sino recorrer en líneas generales las tensiones generadas alrededor del ámbito
académico-universitario nacional durante el interregno militar, reflexionando particularmente sobre la
política académico-científica implementada y su ensamble con el programa autoritario-represivo del
autodenominado “PRN”. Se procura además, ahondar en el develamiento de los mecanismos y/o
dispositivos utilizados por el régimen de facto para imponer una política de disciplinamiento social,
∗
Licenciado y Profesor en Sociología (UNSJ). Becario de Posgrado (CONICET). Doctorando en
Ciencias Sociales (UNCuyo). Integrante del Proyecto de Investigación 21/852 dirigido por el Mg. José Casas:
“Genocidio y Control Social en San Juan” (IISE-UNSJ). Miembro del equipo de investigación dirigido por la
Dra. Fernanda Beigel: "Autonomía y Dependencia Académica en el Cono Sur: Las ciencias sociales en Chile y
Argentina 1957-1980”, PICT-Redes N°02008, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica,
Proyecto SECYT N° 06/F213 (UNCuyo). Correo electrónico: [email protected]
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Víctor Hugo Algañaraz Soria
Accionar represivo y control…
control académico y represión de los agentes -así como del conocimiento y de la actividad intelectual
misma- en los núcleos universitarios.
En este sentido, cabe destacar que el interrogante trascendental y orientador del trabajo es el
siguiente: ¿Cuáles fueron las políticas y/o mecanismos concretos, desplegados por el régimen militar
para reorientar y reformar -material y simbólicamente- el accionar académico-universitario argentino,
y ensamblarlo así dentro de su programa autoritario-represivo?
Ahora bien, aunque los núcleos académico-universitarios en general fueron profundamente
afectados durante el período dictatorial iniciado en 1976 (en tanto constituían un blanco indiscutido
del accionar represivo desplegado en el país), en el presente trabajo se prestará especial atención a lo
acontecido en la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) durante dicho interregno, procurando
vincular este trabajo -aunque exploratoriamente- con los principales hallazgos empíricos -así como
reflexiones, conclusiones parciales e interrogantes significativos- provenientes de algunos estudios de
investigación realizados con antelación por el autor.
La “Refundación Nacional”
El 24 de marzo de 1976 fue el principio de una compleja -y ominosa- etapa en la historia
reciente nacional (poco más de treinta años), que dejó una huella imborrable en la sociedad y en la
memoria argentina. “Se trata de un pasado abierto e inconcluso, cuyos efectos en los procesos
individuales y colectivos interpelan nuestro presente. De un pasado que entreteje la trama de lo más
intimo y privado con la trama de lo público y colectivo. [...] De un pasado que convoca actores y
espacios muy diversos y que concita el interés y la atención del grueso de la sociedad que demanda
no sólo explicaciones sino también reparación y justicia” (Levin, 2009).
El gobierno militar que tomó coercitivamente el poder estadual argentino en 1976, derribando
el endeble y deteriorado -pero democrático- gobierno de Isabel Perón, y que dio inicio al
denominado “PRN”, procuró realizar una fragosa reestructuración del Estado y la sociedad. El
fantasma de la “disolución nacional” -largo ciclo de inestabilidad política, declive económico y
conflictividad social, cuyo inicio se remonta a la primera mitad del siglo XX-, tal como indicara
Marcos Novaro (2009), actuó como bisagra de legitimación del golpe y permitiría explicar el “rol
refundacional”1 que se autoadjudicaron las Fuerzas Armadas en 1976, y que fuera -aunque
parcialmente- convalidado por amplios sectores sociales.
“Fue así que el fantasma de la “disolución nacional” que recorrió durante esos meses la
sociedad argentina terminó otorgando a los militares la condición que estos siempre se habían
atribuido a sí mismos, la de garantía última de la unidad y el orden de la nación. [...] Estas se
hilvanaron en un discurso sobre el proceso histórico que tenía la virtud de darle a los uniformados
un rol refundacional, [...] era el momento de recuperar el orden en todos los terrenos, un orden
completamente trastocado por “décadas de decadencia, subversión y demagogia”. ¿Y en qué
consistía concretamente ese orden perdido? Esencialmente, en una articulación entre el Estado y la
Las principales variables en que se sustentaba el autoadjudicado “rol refundacional” de las
Fuerzas Armadas y que suscitó ciertas simpatías y apoyos en determinados grupos sociales fueron: la
necesidad de modificar profundamente el sistema político-institucional señalado como corrompido y
carente de legitimidad; eliminar el Estado populista-industrial considerado como demagógico; disciplinar
el conjunto social diagnosticado como descarriado; aniquilar aquellos sectores sociales considerados
subversivos, peligrosos, anormales; y encarrillar al país por la senda occidental y cristiana, entre otras.
1
Más detalles en Marcos Novaro (2009). “Pasado reciente y escritura de la Historia”, en La Historia
Reciente como desafío a la investigación y al pensamiento en Ciencias Sociales, CAICYT-CONICET
(http://ecursos.caicyt.gov.ar), Buenos Aires.
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Víctor Hugo Algañaraz Soria
Accionar represivo y control…
sociedad que diera estabilidad a las relaciones de autoridad, tanto en la economía como en la política,
la educación y la religión”. (Novaro, 2009)
Esta pretendida “refundación nacional” emprendida por la última dictadura militar fue muy
distinta a las intervenciones castrenses sobrevenidas con anterioridad en la nación argentina, e incluso
superadora de aquellas, en tanto sus pretensiones no se circunscribían al carácter meramente
“ordenador” de la vida institucional, sino que iba mucho más lejos. Tal reordenamiento de la
sociedad y del Estado -refundación nacional- buscaba en última instancia la implantación -mediante
la violencia- de una nueva dinámica de acumulación. Se trató de un plan económico de
recomposición capitalista con centro en la dimensión represiva, pues había que aniquilar toda
posibilidad de realizar un proyecto alternativo. Como dice Marcos Novaro (2009), era necesario
remover las bases del Modelo de Industrialización Sustitutivo de Importaciones, había que refrenar
-cuando no eliminar- la Argentina populista e industrial, pues el “proteccionismo industrialista y el
estatismo”, aparecían a la luz de la óptica financiero-miliar como principios asociados a la
politización de las masas, a la proliferación de conflictos sectoriales y, por tanto, a la “penetración
subversiva”.
Para cumplimentar lo anterior, fue necesario -tal como lo hicieron- desatar desde el mismo
aparato del Estado un plan operacional y sistemático de represión -Terrorismo de Estado-. “La
historia reciente argentina, al igual que la de otros países del llamado Cono Sur, está surcada por la
violencia, la masacre, la muerte y la desaparición de miles de personas (y también de diversos
proyectos de cambio y transformación social) en el marco del accionar de un aparato de Estado
terrorista” (Levin, 2009).
Así, el impacto -extendido e insondable- de este proceso autoritario-financiero no sólo alcanzó
la vida institucional del país, sino incluso las mismas estructuras económico-sociales y hasta el mundo
de la vida de los individuos, identificándose la dictadura militar iniciada en 1976 como la más atroz e
inhumana de toda la historia nacional. “El saldo de esta historia es una sociedad totalmente
fragmentada y desarticulada, una estructura socioeconómica paralizada y destruida, y la trágica cifra
de 30.000 personas desaparecidas” (Levin, 2009).
Sobre las coacciones y restricciones devenidas en el mundo
académico argentino durante los años del autoritarismo militar
Partiendo de la consideración de que todo núcleo de enseñanza superior tiene dos principios
rectores -complementarios e indisociables-: la libertad académica y la autonomía institucional,2 es
factible considerar que tras el avasallante advenimiento del último régimen de facto en el país, el
control académico y el accionar represivo fueron reemplazando -gradual y abruptamente- aquellos
principios y abriendo paso a una de las etapas más sombrías y nefastas para los núcleos de
investigación y educación superior.
Cabe decir además, que la misma noción de democracia así como la de autonomía universitaria
se retroalimentan y determinan una a la otra. En este sentido, y considerando que toda institución
educativa constituye en sí misma un ámbito que concretiza, a nivel singular, el modelo político2
Se entiende por libertad académica, la libertad de los miembros de la comunidad universitaria
(investigadores, profesores y alumnos) de desenvolver sus actividades en el ámbito de las normas éticas y
académicas establecidas por la misma comunidad, sin presión externa alguna. A su vez, la autonomía
institucional se define como el grado necesario de independencia ante toda intervención externa, que los nueve
cleos universitarios requieren en cuanto al respeto a su organización y administración, asignación de recursos,
obtención de presupuestos suplementarios, contratación de personal, organización curricular, y por supuesto la
libertad de educación e investigación, es decir, libertad académica. El principio de la libertad académica
concierne a cada uno de los miembros de la comunidad universitaria, mientras que la autonomía refiere a la
universidad como institución. Características desarrolladas en profundidad por Luiz Antônio Cunha (2006).
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Víctor Hugo Algañaraz Soria
Accionar represivo y control…
educativo de tipo universal vigente en la cultura nacional, es posible pensar que la misma anulación
del régimen democrático argentino en 1976, conllevó a una profunda transformación del ámbito
académico nacional.
Con anterioridad al advenimiento de la dictadura militar de 1976, los núcleos universitarios
argentinos. habían experimentado un profuso proceso de reconocimiento institucional y social,
conformándose como trascendentes instituciones en línea con el halo de modernidad y desarrollo
social vigente. “Desde mediados del siglo XX, estas universidades habían experimentado un rápido
proceso de modernización -introducción de nuevos campos de estudio y carreras, incremento en la
accesibilidad, expansión de la cantidad de docentes con dedicación exclusiva, etcétera- de acuerdo
con el sostenido impulso democratizante originado en los tumultuosos (y todavía inconclusos)
procesos de ciudadanización de las clases populares. [...] En esos momentos las universidades
gozaban de altos niveles de autonomía institucional y buenas asignaciones presupuestarias por parte
de los gobiernos nacionales” (Borón, 2008: 44).
Fue precisamente a comienzos de la segunda mitad del siglo XX, que los núcleos nacionales de
educación superior además de recuperar las riendas sobre la autonomía y autarquía financieroinstitucional, gozaban de una fuerte presencia y centralidad en la vida social dado el grado de apertura
y difusión del conocimiento, lo que conllevó al fortalecimiento de su vínculo dialéctico y orgánico
con la sociedad misma.
Al respecto, cabe destacar que el movimiento estudiantil se había constituido en un actor
protagónico de la coyuntura, no tanto por el notorio incremento de la matrícula estudiantil como por
la militancia universitaria que crecía día a día. Los movimientos estudiantiles universitarios se
caracterizaron por acompañar el movimiento social epocal, que quería cambiar el "modelo" y
transformar la vida político-social del país. Tal como advierte Marcos Novaro: “Una sucesión de
huelgas y movilizaciones en que confluyeron sectores sindicales, estudiantiles y organizaciones
peronistas y de izquierda, con centro en los polos industriales más pujantes del país (el más resonante
fue el levantamiento de la ciudad de Córdoba, en Mayo de 1969) [...] fue apenas el preludio de una
escalada de protestas, levantamientos de poblaciones y ciudades enteras y atentados guerrilleros que
acorralaron a los militares y los obligaron finalmente a convocar a elecciones libres” (Novaro, 2009)
No obstante, el prolongado atardecer de aquellas experiencias que habían confluido en la
construcción de una “cultura de la militancia universitaria” -que más tarde convergería en la creación
de la Juventud Universitaria Peronista (JUP)- y en la consolidación de los núcleos académicouniversitarios como instituciones de desarrollo social, había comenzado ya tras el advenimiento de la
denominada “Revolución Argentina” en 1966.3 Pero asimismo, otro punto de inflexión significativo
para la educación superior nacional fue la llegada de Oscar Ivanissevich al Ministerio de Cultura y
Educación de la Nación durante la presidencia de Isabel Perón, pues la política educativa por él
promulgada constituyó un verdadero prolegómeno de la política de la dictadura militar de 1976 para
la educación superior argentina.4
3 El régimen militar de 1966, autodenominado "Revolución Argentina", profundizó los conflictos
dentro de la sociedad mediante una salvaje represión, una vez más, contra la "amenaza comunista". Se
reprimió no sólo en fábricas, clubes, villas de emergencia y barrios populares sino también en universidades.
Onganía, fue el primer presidente de facto que se fijó en la universidad como un enemigo político. El
advenimiento de la “Noche de los Bastones Largos” (violenta irrupción militar en la Facultad de Ciencias
Exactas de la Universidad de Buenos Aires, acaecida el 29 de Junio de 1966) marca el inicio de las
intervenciones en los núcleos académico-universitarios argentinos y el fin de su autonomía institucional.
Con Oscar Ivanissevich en el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación y Alberto Ottalagano
como rector-interventor de la UBA, se inaugura un período de liquidación de las conquistas alcanzadas por las
universidades públicas, un clima de represión que, como un continum se vivió hasta fines de los setenta en las
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Accionar represivo y control…
Este fue el comienzo del fin, pues cuando la dictadura cívico-militar toma por asalto el poder
del Estado en 1976, el disciplinamiento y control en los núcleos universitarios argentinos se
encontraba ya en pleno proceso de consolidación. Por entonces, el ámbito académico-universitario
fue obstruyéndose -parcial pero profundamente- sobre un esquema de férreo control institucional y
fuerte disciplinamiento académico, culminando por entonces el clima de primavera democrática y
académica que había caracterizado el proceso de expansión y fortalecimiento experimentado por los
núcleos universitarios a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta.
Entre 1976 y 1983, los grupos militar y económicamente dominantes promovieron e
instauraron un proyecto socio-político y económico sin precedente alguno en la historia nacional.
“La dictadura que se inició el 24 de marzo de 1976 fue explícita en su voluntad de no simplemente
sustituir a un gobierno, sino al entero orden social, económico e institucional hasta entonces
conocido, por otro nuevo. [...] La crisis inédita que lo enmarcó dio paso a un régimen mesiánico que
pretendió producir cambios irreversibles en la economía, el sistema institucional, la educación, la
cultura y la estructura social, partidaria y gremial”. (Novaro, 2009)
El proyecto dictatorial promovido desde 1976, comprendía profusos aspectos: una intensa
reconfiguración de la vida organizacional de la sociedad (puesta en marcha de un plan operacional de
represión, suspensión de actividades políticas, sindicales y gremiales, disolución de partidos políticos,
intervención y ocupación de las principales dependencias estatales, censura mediática, etc.), una
modificación radical de las relaciones económicas (tendientes a desarticular el modelo económico
anterior, pues la ecuación era desindustrializar-desproletarizar el país e instaurar una política
económica neoliberal de corte netamente financiero-militar) y una profunda transformación de la
cultura vigente, para lo cual se requería articular una nueva política educativa, esto es: un programa
del gobierno militar-estadual para introducir una radical modificación en el ámbito de la educación y
la cultura nacional (Algañaraz, 2009).
Tal política-educativa consistió en la redefinición axiomática y posterior ejecución sistemática
de una serie de acciones -y en algunos casos omisiones- necesarias para efectuar aquella
transformación del ámbito educativo, en lo concerniente al formato curricular (organización formal
de los contenidos académicos) de los núcleos universitarios, al rol asignado a la enseñanza y la
investigación, a la relación tripartita y consecuente interacción establecida entre conocimiento, cultura
y sociedad, así como una profunda redefinición -devenida en cesantías y reposicionamientos- de los
agentes vinculados al ámbito educacional.
Con la ejecución de aquella política, los grupos represivo-dominantes procuraban -explícita e
implícitamente-, en líneas generales, redefinir y transformar el accionar de los núcleos universitarios
argentinos, vistos ya no como espacios democráticos dedicados a la investigación, la educación y el
pensamiento crítico, sino como espacios de difusión de ideas subversivas, ateas y antinacionales,
ámbitos propicios para el reclutamiento de -lo que Novaro denomina- “agitadores animados por
ideas peligrosas”. “Un castigo ejemplar a todos esos “agitadores animados por ideas peligrosas”,
conjunto de límites borrosos en que se incluía a militantes juveniles, delegados sindicales e
intelectuales radicalizados, de los que se había alimentado la guerrilla, y que tantas simpatías habían
sabido concitar poco tiempo antes, aparecía ahora como algo necesario, que permitiría purgar las
culpas más difusas de una sociedad que deseaba olvidarse de todo aquello” (Novaro, 2009).
Ahora bien, alcanzado este punto del análisis cabe preguntarse específicamente ¿Cuáles fueron
los dispositivos y/o mecanismos concretos, desplegados por el régimen militar devenido en
Argentina en 1976, para reorientar y reformar el ámbito académico-universitario, y ensamblarlo así
dentro de su programa autoritario-represivo?
distintas universidades y facultades del país.
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Considerando que la política educativo-universitaria propugnada por el “PRN” procuró
controlar, depurar, “normalizar” tanto las actividades de investigación y enseñanza como a los
agentes universitarios mismos -esto es: tanto los cuerpos como las mentes, tanto las personas como
el conocimiento-, es factible pensar que para la ejecución de dicha política, fue menester que los
grupos militar-dominantes erogaran e impusieran -mediante coerción física e ideológica-, tal como lo
hicieron, una serie de normativas universitarias.
En principio, las leyes 21.276 y 21.809 abrieron una etapa de control, disciplinamiento y
depuración en la universidad. La sanción de la primera de estas leyes, prohibía toda actividad de
proselitismo, adoctrinamiento, propaganda por parte de alumnos, docentes y personal no docente en
el espacio universitario; su complemento fue la ley 21.260 que autorizaba la cesantía de todo aquel
personal de la administración pública que presuntamente se hallara vinculado a actividades
subversivas. Pero por su parte, la ley 21.809, promovía la descentralización-regionalización de la
educación, pues el Estado Nacional buscó des-responsabilizarse de su rol educador, profundizando
el proceso de transferencia del servicio educativo a las provincias y acentuando el mecanismo de
privatización-fragmentación del sistema educativo.
Asimismo, hacia el final del interregno militar, la ejecución de la ley 22.207 procuró acentuar la
etapa de normalización y orden en el ámbito académico-universitario. Esta ley proclamada en 1980,
conocida como la `Nueva Ley Orgánica de las Universidades Nacionales´ (similar a la ley 17.245
promulgada durante la dictadura de Onganía en 1966-1970), concebía los núcleos universitarios
como aparatos del Estado, reproductores de supuestos valores tradicionales y centros de formación
profesional, manifestando además que es ajeno al ámbito educativo superior toda actitud de
propaganda, agitación política o adhesión a concepciones subversivas. (Vessuri, 1992)
La aplicación de aquellas leyes, tuvo como consecuencia directa el retroceso de los núcleos
universitarios nacionales hacia el “pasado prereformista”, pues el gobierno nacional arremetía en su
intromisión en el ámbito académico, aboliendo la autonomía institucional y neutralizando el gobierno
tripartito, conquistados con la reforma de 1918.
Sin embargo, el tenaz sojuzgamiento del espacio académico-universitario nacional se debió en
gran medida al despliegue por parte de los grupos militar-dominantes de una serie de mecanismos
concretos de disciplinamiento (social, ideológico, práctico y corporal) y dispositivos de férreo control
académico y vigilancia institucional. Se trata de operaciones concretas, amparadas y promovidas por
políticas estatales y ejecutadas por el régimen militar y sus grupos allegados (autoridades académicas,
directores de institutos de investigación, interventores universitarios, nuevos agentes -docentes,
investigadores y personal administrativo- así como agentes re-posicionados en los núcleos
universitarios) que -complementando la erogación de las leyes señaladas con anterioridadprocuraban “des-institucionalizar” el espacio académico -tal y como estaba configurado hasta el
momento-5 y consecuentemente “reestructurarlo” articulando en él la nueva política educativa de la
dictadura para la universidad.
En este sentido, y para ejecutar primariamente la pretendida des-institucionalización y el
correlativo desmantelamamiento del campo académico argentino -y depurarlo así de todos los
“males” que lo aquejaban-, los grupos militar-dominantes pusieron en marcha una serie operaciones
de represión, disciplinamiento y control en el ámbito universitario. Por un lado se promovió la
Una de las apuestas del régimen de facto de 1976, fue realizar una ruptura radical de las redes
educativo-universitarias constituidas por largos años en el ámbito académico argentino y fortalecidas tras el
gobierno peronista de 1973, desmantelando agudamente los núcleos universitarios (material y simbólicamente)
tanto de su actividad de investigación como de docencia, tanto institucional como individualmente.
5
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“depuración académica”6 de los núcleos de enseñanza superior mediante mecanismos tales como:
expulsiones y detenciones, torturas y desapariciones de agentes universitarios, implementación de
políticas de cupos de ingreso, selección de docentes en función de criterios y prácticas arbitrarias
(ningún valor tenía la trayectoria académico-curricular por ejemplo, más si lo tenía el vínculo familiar
e ideológico con los grupos militar-interventores y allegados), despliegue incluso de prácticas de
censura, control y depuración bibliográfica. Por otro lado se establecieron cruentas modificaciones
institucionales, tales como: cambios drásticos en planes y programas de estudio, cierre de carreras,
desaliento o desfinanciación de departamentos, programas y experiencias de investigación y de
extensión universitaria, prescripción de resoluciones que permitían a las nuevas autoridades
académicas nacionales -así como a la gestión interventora de cada núcleo superior- reorganizar,
supervisar y controlar toda experiencia de docencia e investigación.
No obstante, mientras el proceso de “des-institucionalización” procesista -y sus mecanismosparece ser más manifiesto, el proceso mismo de “reestructuración” del ámbito académicouniversitario mediante la articulación de un programa militar para la educación superior y la
investigación no parece vislumbrase con tanta claridad. Aún treinta años después de aquellos
acontecimientos, indagar sobre los mecanismos (reposicionamiento de agentes,7 reasignación y/o
transferencia de recursos -financieros principalmente- de ciertos núcleos académicos a otros, etc.)
que coadyuvaron en la articulación de este programa político-militar para la educación superior,
resulta una tarea para nada sencilla. Sin embargo, es factible advertir la existencia de un plan claro de
la dictadura para reducir las dimensiones del sistema educativo, redistribuir la matrícula estudiantil
hacia el interior (profundizando el proceso de transferencia del servicio educativo a las provincias) y
finalmente canalizar la investigación científica hacia ámbitos ajenos a los núcleos universitarios de
gestión estatal, es decir, hacia universidades privadas, fundaciones dependientes de organismos de
financiamiento externo, y algunos núcleos académicos nacionales catalogados por Brunner (1986)
como “centros académicos independientes” (CAI).
Con el proceso mismo de “desinstitucionalización-reestructuración” del espacio académico
argentino se pretendía en suma modificar la relación sociedad-conocimiento (provocando una
importante grieta entre el conocimiento teórico y el conocimiento aplicado, lo que se traduce en la
desvinculación de la producción de conocimiento científico respecto al proyecto económico
industrial-popular-nacional antecedente), reformar-moldear a los formadores o educadores mismos,
redefinir el rol del estudiantado (considerados ya no como agentes partícipes y activos en la
producción crítica del conocimiento, sino como mera materia pasiva en la apropiación de los
contenidos de enseñanza), y orillar incluso a los más brillantes investigadores a trabajar desde un
método inútil, “el método-censura”, tal como señala Facundo Ortega (1993).
El feroz desmantelamiento experimentado por los núcleos académicos nacionales fue tal que
abarcó no sólo a personas (investigadores, docentes, alumnos y personal administrativo) sino que
El accionar represivo-militar imponía por sí mismo un sistema selectivo de ingreso en los núcleos
universitarios, en muchos casos las fichas de los candidatos eran férreamente controladas, requiriendo entre
otras cosas un “certificado de buena conducta”. También se impuso en los claustros universitarios examen y
“cupos” de ingreso. A partir de 1977 se instituyó en el ámbito universitario el pago de aranceles. Con un
cuerpo docente “depurado” y un estudiantado sometido a varios mecanismos de selección se esperaba
conformar un sistema universitario más pequeño, más eficaz, más controlable. Sobre esto, ver Pérez Lindo
(1985).
6
Dada la acentuada expulsión de agentes universitarios, los grupos militar-dominantes promovieron en
el ámbito académico -y también en el científico- un proceso de reposicionamiento, agentes que comienzan a
ocupar (y hasta en algunos casos acumular) cargos directivos o asesores y muchos otros que ingresan en estos
años a los núcleos académico-universitarios sin trayectoria previa alguna.
7
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alcanzó incluso investigaciones, teorías, orientaciones ideológicas, y disciplinas completas. Pero si
bien la devastación, producto del ensañamiento dictatorial, golpeó profundamente la actividad
científica y académica nacional en general, fueron las Ciencias Sociales el área más vulnerada,
experimentando un giro teórico-metodológico importante. Desde la óptica militar era prioritario
recortarlas -limitarlas- en tanto podían constituirse en un peligroso instrumento de transformación
social y política, eran percibidas como proclives a la penetración-proliferación ideológica subversiva y
vistas como instancias que indefectiblemente conducirían al estallido social.
Tal como indica Vessuri (1992) la dictadura se ensañó contra un “enemigo” que estaba mal
herido: las Ciencias Sociales en general, y la Sociología, Antropología y Psicología en particular;
disciplinas éstas, que no sólo perdieron apoyo económico al no ser priorizadas con la distribución de
subsidios universitarios, sino que tal contracción presupuestaria se tradujo en el acentuado
desmantelamiento institucional de los núcleos universitarios para las Ciencias Sociales, en cuanto a
método científico y práctica disciplinar. Hubo núcleos universitarios en los que directamente se
cerraron carreras del área de Ciencias Sociales y otros en los que lograron sobrevivir aunque con
cambios drásticos en los planes de estudio, contenidos programáticos limitados, docentes
cesanteados y hasta sustituidos por profesionales nuevos (reposicionados en sus cargos), incluso la
política de cupos de ingreso y la expulsión de estudiantes de aquellas disciplinas actuaron como
tamizador y purgador en el ámbito de las Ciencias Sociales.
En función de lo antedicho, cabe preguntarse si acaso una de las apuestas del régimen de facto
no fue recortar las Ciencias Sociales hasta reducirlas prácticamente a la docencia. Según indica
Facundo Ortega, “la desarticulación de la investigación, el sobredimensionamiento de una crítica
unilateral fundida en las estrategias de un poder autoritario y, posteriormente, la re-aparición de
oposiciones -algunas por resabios ideológicos, otras por la rigidez pretendidamente científicaconsolidaron aun más el docente-reduccionismo y la “blandura” de algunas ciencias” (Ortega, 1993:
65).
Sobre los corolarios de la misión “depuradora” y “normalizadora” de 1976 en la UNSJ
Aunque el proceso de “des-institucionalización y reestructuración”-así como sus mecanismosfue una constante en el campo académico nacional mientras éste fuera sojuzgado por el accionar de
la última dictadura militar, no es posible ni apropiado realizar una lectura u análisis monolítico del
viraje padecido por la educación y la universidad en aquel contexto epocal, en tanto fueron variados
los modos en cómo se llevó a cabo y viabilizó hacia el interior de cada núcleo académicoinstitucional. Por ello, en esta parte del trabajo, se vuelve imprescindible recurrir al estudio de un
caso concreto, el caso de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ)8 y aproximarse así a un
aterrizaje empírico sobre lo planteado conceptualmente en líneas generales.
La UNSJ, desde el mismo momento de su génesis, fue articulándose en torno a las inquietudes
y demandas científicas y culturales de la sociedad sanjuanina, abriendo desde entonces una etapa de
numerosos debates y enfrentamientos entre los distintos actores y sectores ligados a ella. Al igual que
otras varias universidades nacionales, nació en el contexto socialmente convulsionado de fines de
1960 y comienzos de 1970, siendo creada en el marco de un ambicioso plan de expansión y
diversificación (descentralización-despolitización) del sistema universitario, el plan Taquini.9
8
Esta sección del trabajo está vinculada a dos investigaciones desarrolladas con antelación por el autor:
Algañaraz Soria (2008 y 2009).
9 En materia de educación superior, el gobierno de Onganía -dado su rotundo fracaso frente a la activa
participación estudiantil en el Cordobazo de 1969- comenzó a aplicar el proyecto elaborado por Alberto
Taquini, hasta entonces decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Dicho programa
procuraba reestructurar el sistema mediante la creación de universidades pequeñas y regionalizadas,
dispersando así la población de las que estaban en proceso de masificación, especialmente La Plata y la UBA.
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En principio, la UNSJ no estaba prevista en el listado inicial de creación de nuevas
universidades, sin embargo, los más diversos sectores de la comunidad provincial se movilizaron y
aunaron esfuerzos para que San Juan tuviera una universidad cofinanciada desde la nación. La
llamada "Comisión Pro Universidad" -originada en las gestiones de aquel grupo- cobró fuerza y
relevancia cuando se sumaron a su accionar quienes eran partícipes de la Universidad Provincial
Domingo Faustino Sarmiento10 (debido a que por entonces el gobierno de la provincia encontraba
serios inconvenientes para sostener presupuestariamente esta institución), así como agrupaciones
estudiantiles de nivel medio que aspiraban a no tener que cambiar drásticamente su lugar de
residencia y continuar sus estudios superiores en la provincia.
Bajo el Gobierno dictatorial del Teniente General Alejandro Agustín Lanusse -quien, en
materia de políticas para la educación superior, continuó instrumentalizando el proyecto de
descentralización regional universitaria- y dados los innumerables esfuerzos realizados por aquellas
organizaciones de la sociedad civil sanjuanina -organizados en una comisión-, se consigue no sólo la
realización de un estudio de factibilidad en la provincia de San Juan, sino la posterior creación de la
UNSJ el 10 de Mayo de 1973, mediante la ley 20.367. “Desde ese momento hasta la actualidad, la
Universidad Nacional de San Juan ha sufrido diferentes reorganizaciones, algunas parten de su
propia dinámica y otras vinculadas a los procesos socio históricos en los que ha vivido, tales como
los procesos de interrupción democrática”. (García, 2008: 184)
El proceso de creación de la UNSJ se vivió con intensidad en medio de un contexto sociopolítico marcado por el repliegue del poder dictatorial y la restauración democrática.11 “Creada en
1973, la UNSJ comenzó a funcionar como tal usando las reglamentaciones vigentes en la Facultad de
Ingeniería y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que hasta ese año pertenecían a la Universidad
Nacional de Cuyo. Sus máximas autoridades fueron por ese entonces el Delegado Organizador,
convertido después en Rector Normalizador, cargos que ocupó entre 1973 y diciembre de 1974, el
ingeniero Julio Rodolfo Millán”. (Yornet, 2005: 17)
Con Julio R. Millán, redesignado como rector normalizador de la UNSJ durante su
intervención el 23 de junio de 1973 -en cumplimiento de la Ley 20.654 de normalización de la
actividad universitaria, efectuada durante la gestión de Taiana12 como Ministro de Educación y por
El proyecto se articulaba en torno a la compatibilización de dos propósitos centrales: la expansión del sistema
universitario y por ende el incremento de la matrícula estudiantil, y la diversificación de la oferta de carreras y
el fomento a la investigación científica (estimulando particularmente el desarrollo de las ciencias exactas y la
tecnología). Este plan de modificación del mapa universitario argentino posibilitó la expansión de la enseñanza
universitaria en el interior del país, siendo creadas nuevas universidades nacionales como las de Rio Cuarto,
San Luis, Comahue, San Juan, entre otras. Ver más en Buchbinder (2005).
Producto de la misma ley que en 1958 posibilitó la creación de universidades de gestión privada, se
viabilizó también la creación de universidades provinciales en el país. Fue así que, en 1964, el gobierno de
Leopoldo Bravo crea la Universidad Provincial de San Juan, que llevó el nombre de Domingo Faustino
Sarmiento. Tal creación se efectúo mediante la ley 3.092 del 12 de agosto, iniciándose precisamente las
actividades académicas el 11 de septiembre, en homenaje al destacado educador sanjuanino. Su primer rector
fue el ingeniero Juan Carlos Cámpora, desaparecido años más tarde por el accionar terrorista de la dictadura
militar de 1976.
10
El peronismo había ganado las elecciones nacionales y provinciales bajo las filas del “Frente
Justicialista de Liberación” (FREJULI), resultando electos Héctor Cámpora como Presidente de la Nación y el
Profesor Eloy Próspero Camus como Gobernador de San Juan, quienes asumieron sus respectivos cargos el
25 de Mayo de 1973.
11
Perón, como parte de su política para el sistema universitario, mantuvo a Jorge Taiana -distinguido
médico y reconocido dirigente peronista, vinculado a los sectores más progresistas del aparato partidario y de
claras simpatías hacia la juventud peronista-, en el Ministerio de Educación.
12
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decreto presidencial de Cámpora-, se iniciaba en el ámbito académico provincial un proceso de
“reconstrucción universitaria”, en línea con el proceso de “reconstrucción nacional” impulsado por
el tercer gobierno peronista.
Los primeros años de la década de 1970 en la provincia de San Juan, se caracterizaron por el
fortalecimiento de una militancia estudiantil -secundaria y universitaria- mucho más masiva que la de
años anteriores, e incluso mucho más politizada, siempre enmarcada en un contexto de fuertes luchas
y debates contra el poder autoritario y coercitivo dominante. La “resistencia a la dictadura” y la
“resistencia a la represión” eran por aquellos años, la consigna social que regía el creciente activismo
estudiantil sanjuanino.
“En lo que respecta a la UNSJ, el movimiento estudiantil universitario estaba compuesto en
mayor medida por jóvenes provenientes del comunismo (PC), por jóvenes procedentes de la
resistencia peronista (JUP) sobre todo desde 1973, y en menor medida por jóvenes del radicalismo
revolucionario e incluso por jóvenes cristianos revolucionarios. Esta creciente movilización /
participación de los distintos actores universitarios que componían la naciente UNSJ, se vio plasmada
en el progresivo aumento de la militancia juvenil en los Centros de Estudiantes de cada facultad”.
(Algañaraz, 2008: 127)
Millán, durante su gestión como rector normalizador de la UNSJ, contó con el consenso y
apoyo de la JUP -agrupación juvenil de extensión nacional inserta en las filas peronistas-, que revirtió
la tendencia minoritaria del peronismo en los claustros universitarios sanjuaninos y se convirtió en la
fuerza mayoritaria -y por tanto más influyente- del movimiento estudiantil. Con el advenimiento y
consolidación de esta agrupación en la UNSJ, se promovió no sólo una base horizontal y deliberativa
de democracia estudiantil, sino que se propagó además un profuso espacio de organización /
discusión política y participación/movilización estudiantil, sembrando de este modo sus objetivos de
cambio político y transformación social en el seno del espacio universitario provincial.
El ingeniero Carlos Graffigna, -decano de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ entre marzo de
1973 y fines de 1974- relata (en una entrevista para la Revista de la Universidad) su experiencia frente a
la creciente participación de la juventud universitaria en la vida política: “Nunca se trabajó mejor en
la Facultad de Ingeniería que en los años 1972 y 1973, con todo el hervidero político que había
después de un largo período de gobiernos militares y otra vez la vuelta a la democracia. Fluían por
todos lados las ganas de hacer; los mejores alumnos de la facultad eran todos dirigentes políticos de
diferentes pensamientos, realmente había una formación política en serio” (Galleguillo, 2007: 2)
No obstante, los avatares políticos acaecidos en el país con posterioridad a la muerte de Perón,
se hicieron notar muy pronto en la estructura universitaria provincial. La Presidenta María Estela
Martínez de Perón y el Ministro de Educación Oscar Ivanissevich -ligado a los sectores derechistas
del peronismo- resolvieron intervenir la UNSJ, y demás casas de altos estudios, con objeto de
depurarla de los elementos anárquicos y subversivos efervescentes en ella. Tal intervención se llevo a
cabo el 27 de diciembre de 1974, debiendo renunciar el hasta entonces rector ingeniero Julio Rodolfo
Millán. “Millán dejó el cargo en manos de un abogado estrictamente ligado al partido gobernante, el
doctor Antonio Rodolfo Lloveras, quien asumió con carácter de interventor” (Rodríguez, 2009)..
Dado el giro conservador y autoritario del gobierno conducido por Isabel Perón en materia de
política universitaria, acontecieron ciertos cambios sustanciales en la casa de estudios superiores de
San Juan, siendo su corolario más directo el vaciamiento gradual de la institución y la
desmovilización parcial de los estamentos que la componen. Se produjo una notable discontinuidad
en la trayectoria político institucional de la UNSJ y particularmente en el itinerario de profesores,
investigadores y estudiantes, lo cual anticipaba el desarrollo de las políticas represivo-autoritarias del
PRN.
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La etapa de incorporación masiva de estudiantes al ámbito universitario y la extraordinaria
ampliación del movimiento estudiantil provincial, se vio fuertemente cohibida y replegada tras el
avance de la vocación represiva anidada en la autodenominada misión Ivanissevich. El pase a la
clandestinidad de numerosos militantes estudiantiles -que otrora sostuvieron y acompañaron el
proyecto de reconstrucción universitaria de 1973-, la desmovilización y acefalia de los cuerpos de
dirigentes estudiantiles de la JUP -dada la creciente expulsión y/o detención de alumnos militantes-,
la ablución y clausura de los Centros de Estudiantes de algunas facultades, el exilio -por fuertes
intimidaciones- y las crecientes exoneraciones -violentas en algunos casos- de profesores y personal
administrativo universitario, ponían de manifiesto que la política autoritaria-represiva que regía por
aquellos años en la provincia, había encontrado en la UNSJ uno de sus escenarios más fértiles.
Al respecto, Graffigna relata: “Fui decano de la Facultad de Ingeniería desde marzo de 1973
hasta fines de 1974, cuando debí abandonar el cargo por no acordar con algunas medidas que ya por
entonces anticipaban una etapa caracterizada por la intolerancia y la violencia [...] Fue entonces
cuando desde la Nación mandaron un formulario que teníamos que llenar de cada docente; nos
pedían documentos de identidad, orientación política, ideas personales, etc., para hacer un análisis y
luego echarlos. Cuando vi el contexto de ese formulario, que incluso nos llegó oficialmente desde el
rectorado, llamé a los decanos de Filosofía y de Artes y les expliqué que no podíamos llenarlo porque
era mandarlos al “muere”. Ellos me entendieron y opinaron igual que yo, así que elaboramos una
renuncia conjunta y arrastramos también al director del Instituto del Profesorado y al Rector. [...] Me
desvinculé directamente de la universidad porque no soportaba ver cómo se caía todo lo que
veníamos construyendo con los alumnos, además sabía que cada vez que le daba cuerda a alguien
sobre el tema, terminaba secuestrado o muerto, entonces era preferible que huyeran y salvaran sus
vidas; pensé que cuando esto se serenara, recién llegaría el momento de rescatar lo que quedara en
pie” (Galleguillo, 2007: 2),
No obstante, la anticipada instrumentalización de la política represiva en el ámbito
universitario local, se vio tenazmente acentuada y amplificada a todo el sistema educativo sanjuanino
desde marzo de 1976, a razón de que los sectores militares dominantes tomaran el poder y
emprendieran el reordenamiento de una sociedad que -según diagnosticaban- estaba desbordada y sin
rumbo; claro está que tal reordenamiento precisó de un proceso de reestructuración educativa.
Dentro del sistema educativo sanjuanino, el ámbito académico-universitario fue uno de los más
gravemente afectados con la instauración del programa educativo del régimen militar. La UNSJ
constituía por entonces un blanco claramente identificado del accionar represivo desplegado a nivel
local, viéndose afectada su dinámica interna propia y duramente truncados los principios y el ideario
con los que esta casa de altos estudios nacía en 1973. “La universidad en general fue muy afectada.
Su intervención, el 24 de marzo de 1976, no es un hecho más, sino un símbolo porque la
Universidad constituía un centro de generación de ideas y a partir de allí un motor que movilizaba la
sociedad” (Kuchen, 2006: 2)
La UNSJ tenía poco más de dos años cuando el advenimiento del régimen de facto de 1976
promovió la derogación de todos los reglamentos y estatutos universitarios vigentes en ella hasta ese
momento, los cuales connotaban su autonomía respecto del Estado Nacional y organizaciones de la
sociedad civil en materia ideológica, política y religiosa, asegurando además la más amplia libertad de
investigación y enseñanza y un no desentendimiento de los problemas sociales, políticos e
ideológicos, sino más bien un estudio científico de ellos. Tales bases institucionales, fundamento
académic.o de la vida universitaria sanjuanina, constituían prácticamente un manifiesto
revolucionario (subversivo) para los grupos militar-dominantes que ostentaban el poder por
entonces, por lo que mediante la sanción de nuevas leyes -particularmente la ley 21.276- se dictaminó
la potestad del ejecutivo en la designación de rectores y decanos, abriéndose conjuntamente una
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etapa de “normalización universitaria” en la UNSJ, esto es: establecimiento de un orden disciplinario
interno, clarificación administrativa y regularización de la docencia y del alumnado.
El mismo el 24 de marzo de 1976 se produce la renuncia del doctor Antonio Rodolfo
Lloveras, rector interventor designado por el gobierno nacional desde fines de 1974. “Un Delegado
Militar ocuparía entonces el despacho del Rector: el Capitán Odontólogo Jorge Ricardo Fernández
Monjes, de cuya gestión queda el tremendo recuerdo de las persecuciones y la separación de sus
cargos de docentes, personal de apoyo e investigadores incluidos en las “Listas Negras” (Yornet,
2005: 17).
Durante la gestión de Jorge Fernández Monjes, a cargo del rectorado de la UNSJ desde marzo
a Septiembre de 1976, se dictaminaron nuevas legislaciones intra-institucionales que -en consonancia
con la política educativa del régimen de facto- promovieron cruentas modificaciones tanto en la
organización académica universitaria como en la misma estructura institucional.
Mediante una nueva ordenanza, erogada el 14 de julio de 1976 por el flamante rector, se
depuso la normativa Nº 33/75 -vigente desde octubre de 1975- referida a la organización académicoinstitucional de la UNSJ y que había dado origen a la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) y
promovido además la separación de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN)
de la Facultad de Ingeniería (FI). Fernández Monjes frustró el proyecto de conformaciónconsolidación de la FCEFyN mediante un explícito bloqueo en el proceso de traspaso de los
Departamentos de Matemática y Físico Química desde la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes
(FFHA) al por entonces Departamento de Ciencias Naturales, obstruyéndose de este modo, todo
intento de delimitación homogénea de las unidades académicas de la UNSJ. “El capitán Jorge
Fernández Monjes, suspendió el traspaso de ambos departamentos […] alegando razones de orden
presupuestario, falta de cumplimiento de la aprobación de la nueva estructura del Poder Ejecutivo
Nacional en cuanto a creación de nuevas unidades académicas y carreras, y que era necesario
adecuarse a exigencias de orden práctico existentes en la actualidad” (Rodríguez, 2009).
Más que significativa fue la profunda consonancia entre la retórica -y las maniobras- del capitán
odontólogo Fernández Monjes con el discurso y el accionar sostenido por las Fuerzas Armadas, cuyo
cometido era extirpar el “cáncer” de la sociedad. En diversas ocasiones el delegado militar a cargo del
rectorado afirmó que era necesario emprender una “intransigente depuración ideológica
institucional” para que la universidad pudiera cumplir una destacada labor en sus funciones
específicas, y mejorar así la “deprimente” situación del área de la cultura y educación de la provincia,
liberándola de las “garras apátridas y traicioneras de la subversión”. Desde la óptica del nuevo rector
y grupos allegados, se consideraba que los diferentes agentes universitarios (docentes, estudiantes y
personal administrativo) estaban demasiado enviciados de subversión, por lo cual ya no bastaba sólo
con imponer una reforma académica en los claustros, siendo necesario acudir a la represión -más
cruenta- de los agentes mismos. “Se afirmó -respecto del nuevo rector- que debía proceder ‘a realizar
las extracciones de las piezas con caries’, connotando esta expresión la función de censura y de
eliminación de todo mal presente en la institución universitaria” (García, 2008: 202)
Como se indicó precedentemente, uno de los propósitos estratégicos del régimen militar fue el
reorganizar la vida político-institucional del país, articulando el sistema universitario en pos de ese
objetivo; para concretarlo -en lo que refiere a la UNSJ- fue de vital importancia la sustitución de
quien hasta entonces fuera el rector-interventor Jorge Fernández Monjes por un reconocido geólogo
local: el Dr. Emiliano Pedro Aparicio, el 17 de septiembre de 1976. Con objeto de presidir la
ceremonia de traspaso, estuvo presente el Subsecretario del Ministerio de Educación de la Nación,
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contraalmirante Enrique Rodolfo Carranza, quien en una primera etapa dirigió el llamado plan
“Operación Claridad”.13
La presencia de Carranza durante la transferencia de la responsabilidad en la conducción de la
UNSJ, ponía de manifiesto la vigorosidad que, a partir de entonces, tomaría la política autoritariaprocesista en las claustros sanjuaninos y que dio lugar a una buena cantidad de inhabilitaciones y
cesantías, y probablemente también a encarcelamientos y desapariciones. Se reflejaba así, un nuevo
intento de los grupos dominantes por hacer encajar la reorganización del sistema universitario con el
“PRN”. En una entrevista para Diario de Cuyo, el propio Enrique Carranza así lo manifestaba: “se
trata de ese trabajo armónico, pleno de riqueza en los aportes que son capaces cada uno de sus
miembros a lograr que el proceso educativo, y dentro de él el proceso universitario se integre
plenamente con el proceso de reorganización que se ha emprendido el 24 de marzo. Aspiramos a
devolverle a las universidades, la plena vigencia de sus niveles académicos, que hacen que la
Universidad sea la plena orientadora fundamental de nuestra juventud” (Algañaraz, 2008: 138)
Con la llegada del Dr. Emiliano Pedro Aparicio, subordinado técnicamente a las decisiones del
Ministerio de Educación de la Nación -desde 1978 bajo exclusiva responsabilidad del destacado
abogado y profesor de la UCA, Juan Rafael Llerena Amadeo-, se estabilizó por un largo tiempo la
pertinaz sucesión de rectores en la UNSJ, conservando el destacado geólogo el cargo de rector por
más de dos años.
La política de “reordenamiento universitario” impulsada por Llerena Amadeo tuvo su anclaje
en la UNSJ durante la gestión de Aparicio, expresada concretamente en la supresión de la carrera de
Ingeniería Civil de la FI14 de la UNSJ, dimisión realizada alegando exiguas e insensatas razones, un
bajo nivel académico por ejemplo, que en el fondo encubría la creación de esta misma carrera en la
provincia de Mendoza. “En San Juan se sancionó la resolución Nª 1.232 por la cual se creaba la
carrera de Ingeniería Civil en Mendoza y se eliminaba la de San Juan, con la explicación de que no
podía haber dos iguales en la región” (Rodríguez y Soprano, 2009: 10)
La resolución firmada por el ministro, desató una serie de conflictos internos entre los grupos
de poder de la órbita nacional y local, resultando de ello la renuncia indeclinable del entonces rector y
la creciente manifestación de disconformidad del sector universitario y de amplios sectores de la
sociedad sanjuanina. “Cuando en febrero de 1980 el ministro viajó a esta ciudad, el comercio local
mantuvo cerradas sus puertas durante media hora en señal de protesta por su presencia” (Rodríguez
y Soprano, 2009: 10).
13 El llamado plan “Operación Claridad”, eufemismo para denominar un conjunto de acciones de
espionaje e investigación de funcionarios y personalidades vinculadas con la cultura y la educación, fue
implementado por Pedro Bruera -primer Ministro de Educación de la Junta Militar- y consistió en el diseño y
ejecución de un sistema de control ideológico en el ámbito educativo. La “Operación Claridad” incluyó la
creación, en 1976, del Área de Recursos Humanos y de la Asesoría de Comunicación Social como secciones
del Ministerio de Educación de la Nación, se trató de organismos encubiertos de control, censura y represión
del personal y del material utilizado en todo el ámbito educativo. Fue dirigido en una primera etapa por el
contraalmirante Enrique Carranza y desde 1978 por el coronel Agustín C. Valladares (bajo la responsabilidad
de Roberto Viola). Ver más en Chanfreau y otros (2001)..
Es de destacar, que la Facultad de Ingeniería (o mejor dicho, la tradicional Facultad de Ingeniería,
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales dependiente originariamente de la Universidad Nacional de Cuyo) había
alcanzado un importante prestigio a nivel local y un gran reconocimiento nacional e internacional a su
trayectoria, sobre todo durante el primer gobierno peronista, cuando numerosos científicos de primer nivel
provenientes de grandes universidades nacionales -en especial de las universidades de La Plata y Buenos Airesse asentaron en San Juan y cimentaron una época de gran producción científica en la región, plasmada en la
creación de los distinguidos institutos de investigación que hoy llevan el nombre de sus destacados
investigadores precursores.
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No obstante, tras la indefectible renuncia de Aparicio en 1979 remontó nuevamente la
inestabilidad en el rectorado de la UNSJ, el cuál pasó a estar en manos de un rector sustituto
designado por el Poder Ejecutivo Nacional: el doctor Roberto López Aragón, cargo que fue
reemplazado finalmente en 1980 por el arquitecto Eduardo Mario Caputo Videla.
Es destacable que más allá de la acentuada inestabilidad en el rectorado -y en las sucesivas
gestiones de los rectores- durante el Proceso, no hubo cambios rotundos en cuanto a la
implementación de la política autoritaria-represiva diseñada por la dictadura militar para la
universidad. Es imposible cualquier intento de pensar las distintas modalidades de concreción que la
política educativa-procesista tuvo en el ámbito universitario sanjuanino fuera de los cánones
militarizados promovidos por el mismo régimen, y que impactaron contundentemente en la UNSJ y
en sus unidades académicas dependientes.
La vida universitaria sanjuanina se vio fuertemente alterada, durante estos duros y dificultosos
años devenidos con el PRN. Fue modificado en forma severa el reglamento académico de la UNSJ,
se redujo el período de toma de exámenes y se volvieron más exigentes las condiciones para obtener
la regularidad, determinándose además cupos de ingreso según carreras y exámenes de admisión.
Asimismo, se revisaron y rediseñaron los planes de estudio existentes y fueron suprimidas algunas
materias consideradas peligrosas en el nivel de carreras de grado. También se prohibieron subsidios a
investigadores, hubo gran pérdida de acervo cultural debido a la incautación de libros, se cerraron
carreras -sospechadas de formar futuros “subversivos”-, concretizándose incluso una coordinación y
organización sistemática de persecución ideológica y represión que incluía todo el arco universitario.
El ingeniero Carlos Graffigna denota algunos de los corolarios que aquella política educativaprocesista dejó en la estructura universitaria: “La Universidad perdió todo en manos de los militares.
Se frustraron muchos proyectos con el golpe militar. Con el gobernador Eloy Camus [...] se estaban
iniciando las obras del Complejo Universitario Islas Malvinas (CUIM). La idea era que las facultades
de Ingeniería y Filosofía pasaran a ser colegios secundarios y concentrar la universidad en el CUIM,
pero derrocado el gobernador se anuló el proyecto. En ese momento, nadie en San Juan se levantó
para defender a la universidad. Yo creo que esta va a ser una de las pocas universidades que no
tendrá a futuro una ciudad universitaria como corresponde, todos sus predios han quedado
encerrados por la urbanización realizada sin planificación alguna. Y todos sabían cuál era la razón por
la cual se suspendía la obra: el gobierno militar quería a todos los alumnos dispersos, para que no
hicieran alboroto, “por razones de seguridad” se decía. Todo se frustró con el golpe; fui a pedir
explicaciones sobre el tema y me recibieron con el arma sobre el escritorio... no me quiero ni acordar.
Otro proyecto fue el de la Empresa de Fabricaciones Universitarias que se creó en 1975 y la cerró el
gobierno militar nueve meses después, a pesar que hacía un muy buen trabajo. En ese tiempo la
empresa le devolvió al gobierno y a la UNSJ el 100% del capital que habían invertido en su creación
y tenía contratados trabajos por cuatro años y medio. El régimen militar tenía bien claro que la
universidad de ese momento era formadora de críticos en serio y todo lo relacionado con ésta debía
ser desarticulado. La universidad lo perdió todo en manos de los militares” (Galleguillo, 2007: 2)
Ahora bien, lo hasta aquí dicho no es sino un modo categórico de adentrarse en los corolarios
más profundos que el accionar represivo y el control académico-institucional desplegado por la
dictadura militar -y grupos académicos allegados- imprimió a la UNSJ, pues durante el proceso de
militarización educativa sostenido por el PRN no sólo fueron removidos en su total plenitud la
organización académica e institucional de la universidad, sino que gran parte de la misma comunidad
universitaria pasó a integrar las denominadas “listas negras”.
Por aquel entonces, un importante número de agentes que formaban parte del personal
docente, administrativo y de apoyo universitario padeció cesantía de sus tareas, pasando a conformar
parte de una nueva categoría social: la de “muertos civiles y laborales”. La exoneración de gran parte
del personal de UNSJ, al igual que numerosos trabajadores de la administración pública provincial y
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municipal, se efectúo en conformidad con los decretos dictatoriales: acuerdo Nº 00033-Bis-G del 29
de marzo de 1976 y el Nº 0010-Bis-G del 12 de abril de 1976, que promulgaban la separación de sus
cargos de todo personal de la administración pública que presuntamente se encontrase vinculado a
actividades “subversivas” o “disociadoras”, aduciendo razones de “seguridad”. (Agüero, 2008)
También hubo docentes que por mantener su puesto de trabajo, fueron víctimas de una
fortísima “persecución ideológica”, traducida en fuertes amenazas, presiones interminables, siendo
obligados a tener que reorganizar el contenido de sus asignaturas, a suprimir determinados
contenidos bibliográficos, incluso en muchos casos a omitir sus expresiones, su voluntad. Pero
adicionalmente a la censura, la pérdida de la libertad académica y el cercenamiento de las ideas, el
estamento docente de la UNSJ sufrió además irreparables pérdidas, pues muchos sufrieron el
ostracismo y otros desaparecieron sin dejar rastros.
Entre los docentes desaparecidos de la UNSJ, es destacable el caso de los sociólogos Rafael
Olivera y su esposa Nora Jurado Rodríguez, ambos militantes de la Juventud Peronista y docentes
del Departamento de Sociología de la FACSO. Rafael Olivera se desempeñaba además como director
de dicho departamento. Ambos se marcharon fuera de la provincia dada la fortísima persecución que
sufrían y fueron secuestrados finalmente en julio de 1976 en la localidad de San Rafael, Mendoza.
También sobresale el caso del ex-rector de la Universidad Provincial Domingo Faustino Sarmiento:
el ingeniero Juan Carlos Cámpora, militante peronista que sufrió fuerte acoso policial y allanamiento
de una de sus viviendas -en la que presuntamente se escondían subversivos-, desapareció en la ciudad
de San Juan en febrero de 1977.
En lo que respecta al personal de apoyo universitario, se destaca el caso de los imprenteros de
la UNSJ desaparecidos: José Rolando Scadding y Florentino Arias Berón, secuestrados en la ciudad
de San Juan el 23 de octubre de 1976. En una entrevista para Diario de Cuyo, la esposa de Arias
revela las vicisitudes de la desaparición de su esposo y del otro imprentero: “Arias era un empleado
de la imprenta de la Universidad Nacional de San Juan que con 42 años, 9 hijos y otro en camino,
desapareció en la mañana del 23 de octubre de 1976 de la puerta de una imprenta que tenía en pleno
centro de la ciudad. […] Arias que era delegado en el gremio de los gráficos y militante peronista,
había ido a trabajar esa mañana en el auto de su amigo de toda la vida y socio, José Rolando
Scadding. […] Mientras Scadding estacionaba el auto, Arias se bajó a abrir el negocio, cuando
llegaron dos Ford Falcon de color verde y bajaron 3 o 4 personas armadas, que rápidamente se
llevaron a Arias. Scadding intentó seguirlos algunas cuadras, pero perdió de vista los autos. [...] A
mediodía fue hasta la casa de Arias, a avisar lo que había pasado [...] pero antes llegaron 4 personas
armadas que dijeron que iban a buscar a Arias. […] Cuando llegó Scadding ya lo estaban esperando.
Lo detuvieron y se lo llevaron por el fondo de la casa. Tampoco se volvió a saber más de él” (Leiva,
2008).
Sin embargo, no caben dudas de que el sector estudiantil fue el más duramente golpeado
durante los años de autoritarismo militar. Considerados “semilleros de subversión” desde la égida
militar-dominante, se promovió la enajenación de todo intento de expresión juvenil universitaria y se
emprendió la tarea de anestesiar y desbaratar cada uno de los Centros de Estudiantes que componían
la UNSJ. Durante el periodo 1976-1983, “se desactivaron las organizaciones estudiantiles, sus
principales dirigentes fueron apresados o bien desaparecieron siendo víctimas del terrorismo de
Estado. Muchos de los militantes partidarios estudiantiles pasaron a la clandestinidad, se convocaron
al silencio y fueron abandonando en este clima tan hostil, las aulas y la vida universitaria”.(García,
2008: 202)
Durante aquellos años, gran parte del estudiantado universitario sanjuanino fue suspendido por
realizar actividades contrarias a las leyes dictadas durante el proceso militar (debates, manifestaciones
callejeras, pintadas, lectura de materiales literarios “prohibidos”, etc.) La sanción que infligía el
sistema universitario en época militar para los estudiantes considerados “subversivos” era la
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suspensión y/o la expulsión. Lo perverso es que la expulsión de la institución de enseñanza superior
era un complemento de la posterior detención-tortura-desaparición de muchos estudiantes. En este
sentido, si bien la mayor parte de los estudiantes de la UNSJ fueron suspendidos, otros tantos
expulsados y algunos detenidos -puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN)-, hubo
también muchos estudiantes “desaparecidos”.
Por referir a los casos más emblemáticos de alumnos de la UNSJ desaparecidos, se puede
mencionar el caso de los primeros estudiantes desaparecidos: Portillo José Andrés -estudiante de
Ingeniería- y Olivares Narváez José Luis -estudiante de Geología-, ambos militantes peronistas.
Portillo desapareció en julio de 1976 en la ciudad de Córdoba y Olivares fue secuestrado en San Juan
en Agosto del mismo año. Otro caso significativo fue la desaparición del estudiante de Ingeniería
Química y por entonces presidente del Centro de Estudiantes de esa facultad: Víctor Hugo García,
militante de la Juventud Peronista y oriundo de la localidad de Jáchal, San Juan. García fue detenido
en Agosto de 1975, trasladado al penal de Chimbas y liberado un año después. Dos meses más tarde
de su planificada liberación, fue secuestrado de su domicilio en Jáchal, el 1º de octubre de 1976.
Asimismo llama la atención el caso del estudiante de Ingeniería Juan Antonio Gutiérrez y de la
estudiante de Sociología María Luisa Alvarado Cruz -de nacionalidad peruana-, militantes también de
la Juventud Peronista en la UNSJ. La desaparición conjunta de ambos acontece en Mendoza el 29 de
Septiembre de 1976. Se tienen noticias de que Alvarado estuvo hasta mediados de Diciembre de
1976 secuestrada en “La Marquesita”, 15 principal centro clandestino de detención en San Juan.
En función de lo antedicho, no caben dudas que la consecuencia más aberrante que la
represión dictatorial dejo en la UNSJ se expresa en términos de vidas humanas perdidas, pues el
genocidio perpetrado alcanzó toda una generación de agentes universitarios. Gran parte de los
secuestrados-desaparecidos de San Juan, habían sido agentes activos en los claustros universitarios de
la provincia. Se puede señalar que hubo no menos de 18 personas secuestradas-desaparecidas en
época de la dictadura pertenecientes a la UNSJ: 13 estudiantes, 3 docentes y 2 agentes del personal de
apoyo universitario. La mayor parte de los secuestros y desapariciones se produjo entre Agosto de
1976 y marzo de 1978. La edad promedio de los secuestrados era de 25 años. La mayoría de ellos
fueron estudiantes de Ingeniería y de Sociología.16 (Algañaraz, 2008).
Finalmente, y a modo representativo, resulta significativo referirse a la experiencia padecida
por una de las unidades académicas de la UNSJ más duramente abatida durante el periplo de
ejecución de la política educativa del régimen procesista para la universidad: la FACSO.
El proceso de afianzamiento de la identidad propia y el profundo reconocimiento social que la
FACSO había alcanzado en un período relativamente corto, debido a la alta calidad de sus
investigaciones -plasmado en la creación del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas (IISE) en
1974- se vio gravemente afectado durante los años de dictadura. El ejercicio de toda práctica que
En líneas generales, pueden señalarse tres grandes escenarios provinciales en los que fueron
torturados y -en algunos casos- asesinados o desaparecidos muchos de los detenidos y secuestrados durante el
PRN: el Penal de Chimbas, la Marquesita y el viejo edificio de la Legislatura. Cabe destacar que la penitenciaría
local -sita en el departamento Chimbas- funcionó como centro “legal” de detenciones bajo la égida del PEN,
mientras que los otros dos funcionaron como Centros Clandestinos de Detención (CCD). El edificio de la
Legislatura Provincial -ubicado por aquellos años en el Estadio Parque de Mayo- se puso en marcha desde
iniciado el golpe militar, pero como CCD tuvo muy corta duración. La “Marquesita” (camping de suboficiales
del Ejército -RIM 22-, ubicado en la localidad de Marquesado) fue en cambio uno de los principales CCD
locales, se trató de una organización estructurada militarmente para efectivizar el plan sistemático de represión
implementado por los grupos militar-dominantes en San Juan. Más detalles en: Algañaraz (2009).
15
16
Más detalles sobre las personas secuestradas-desaparecidas durante el PRN pertenecientes a los
estamentos de la UNSJ, ver: <http://www.facso.unsj.edu.ar/paginas/novedades/libro.pdf >
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permitiera el desarrollo de una actividad crítica, es decir asambleas, discusiones académicas, debates
sociales, etc. -que por entonces caracterizaban notablemente a la FACSO-, fueron desapareciendo
procesual pero agudamente de esta casa de estudios. El silencio impuesto por el miedo y la represión
ponían de manifiesto que la libertad de pensamiento, expresión y reunión había sido truncada. “El
régimen de censura y el temor impuesto por la dictadura produjeron en poco tiempo la
desmovilización total de docentes, estudiantes y personal de apoyo universitario”. (García, 2008: 202)
Hubo también muchos docentes de la FACSO que, por cuestionamientos políticos e
ideológicos, fueron cesanteados de sus cargos. “En el caso de la Facultad de Ciencias Sociales, casi
inmediatamente de producido el golpe, se dio a conocer por los medios de prensa una lista de
docentes que fueron exonerados de sus cargos, pudiendo retornar a los claustros en los tiempos
democráticos. (García, 2008: 202)
Inclusive, el amplio grupo de carreras de grado que se dictaban en la FACSO se vieron
seriamente amenazadas de supresión, medida de extrema gravedad que finalmente se concretó en la
carrera de Sociología, suspendiéndose la inscripción en la misma por el período de dos años. Durante
los años 1979 y 1980 Sociología no tuvo ingreso a primer año, se trató de una forma de cierre parcial
de la carrera, una medida tomada como forma de desactivar coercitivamente todo pensamiento o
sistema de ideas que cuestionaran política e ideológicamente el accionar del régimen militar.
Asimismo, durante este largo período, la biblioteca de la FACSO atravesó por una experiencia
devastadora, pues durante los meses posteriores al golpe militar se procedió (mediante un índex) a
seleccionar primero y retirar luego de los anaqueles de la biblioteca, aquellas obras consideradas
“subversivas” y desde entonces “prohibidas”. “Militares y fuerzas de seguridad procedieron al
secuestro de todo el material bibliográfico considerado de carácter subversivo. En este operativo
fueron secuestrados numerosos volúmenes provocando un menoscabo al patrimonio cultural de
nuestra casa de estudios” (García, 2008: 202)
En fin, las consecuencias de aquella nefasta época fueron terribles para muchos sanjuaninos, y
en especial para muchos universitarios: dolor, silencio, encierros, entierros, destierros, fueron el
destino de la gran mayoría. Las secuelas del accionar represivo han marcado a fuego a la sociedad
sanjuanina en general -y concretamente a la UNSJ-, tal que sus heridas aún están vivas y presentes en
la realidad social y lo seguirán estando en tanto no pueda realizarse una acción social reparadora, que
es la acción de transmitir el conocimiento de la verdad y el reconocimiento social de los hechos
sucedidos. Sólo así logrará elaborarse el duelo histórico-social de la tragedia acaecida.
Reflexiones finales
Con el autodenominado “PRN”, los grupos militar-dominantes procuraron sobrellevar un
profundo reordenamiento de la sociedad y el Estado argentino. Esta intensa modificación del sistema
político-institucional, incluyó hacia su interior el establecimiento e imposición en los núcleos
universitarios nacionales de una política académica-cientista acorde al modelo económico-político
que se pretendía instaurar, lo que se tradujo en una de las etapas más nefastas para el espacio
académico-universitario argentino. Con la implantación de esta política de purga institucional, control
académico y accionar represivo, el gobierno militar procuró crear un ámbito aséptico para el
desarrollo de la docencia y la investigación, eliminando consecuentemente el gobierno tripartito y la
autonomía universitaria.
La supresión de autonomía y la extensión del control académico en los diferentes núcleos
nacionales de educación superior, traducidas en las crecientes restricciones a la libertad académica y
de investigación, la emigración masiva y, en algunos casos, el exilio de muchos científicos argentinos,
así como las cruentas persecuciones ideológicas y el marcado accionar represivo-militar sobre los
núcleos universitarios, ponían de manifiesto el viraje padecido por la política educativa nacional, y
dentro de ella la política universitaria.
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Sin dudas, el campo académico nacional fue uno de los blancos preferidos de la represión
desatada por el último régimen militar, que dejó en nuestro país significativas consecuencias,
traducidas en el desmantelamiento de los núcleos universitarios tanto en su actividad de investigación
como de docencia y la degradación de la vida institucional misma -por la pérdida de invalorables
cuadros técnicos, científicos y políticos-. Además, detener la dinámica y creciente marcha técnica y
cientista del momento así como sus planes de proyección a futuro, se tradujo pronto en un
importante freno para el ulterior desarrollo socio-económico del país. No obstante, las consecuencias
pueden advertirse además en términos de vidas humanas perdidas, pues la depredación académica
dejó un saldo de miles de asesinados, secuestrados, desaparecidos, detenidos y exiliados.
Sin embargo, el autoritarismo, el terror y la violencia procuraron anular (aniquilar) -material y
simbólicamente- no sólo a los agentes universitarios considerados descarriados y peligrosos
(subversivos), sino disciplinar además la capacidad de pensamiento crítico, la voluntad de alcanzar
conocimiento, así como. la libertad de investigación y enseñanza en los núcleos nacionales de
educación superior.
En suma, este complejo proceso de “desinstitucionalización-restructuración” del campo
académico universitario (y también del campo científico) no pretendió más que remover las bases y
fundamentos de la política técnica, cientista y educativa con notable prelación durante largo tiempo
en Argentina, siendo el corolario de tal avasallamiento un profundo debilitamiento institucional del
campo académico y científico nacional.
Con el desenvolvimiento del presente trabajo y teniendo en cuenta el estado de la cuestión, se
procuró recorrer reflexivamente, y desde una perspectiva integradora, tal que reúna la Historia y la
Sociología, el devenir del campo académico nacional bajo el periodo de subyugación dictatorial y
aproximarse -aunque exploratoriamente- a lo acontecido en la UNSJ. Echar luz sobre aquellos
rincones del pasado con menos presencia en las reconstrucciones realizadas desde la memoria y la
historia es una de las tantas formas posibles de ampliar las fronteras de conocimiento, incluir nuevos
actores y posibilitar la transmisión generacional. Pues como bien indica Marcos Novaro (2009) “La
historia reciente nos puede ayudar, y mucho, a entender las tendencias, los problemas y las
posibilidades que definen nuestro presente”.
Finalmente, cabe destacar que, como perspectiva futura se procura continuar incursionando
sobre el complejo proceso de “desinstitucionalización-restructuración” instaurado en los núcleos
académicos nacionales durante el interregno dictatorial 1976-1983, tratando de encontrar respuestas a
interrogantes prometedores -sobrevenidos del análisis precedente-, tales como: ¿Cuáles fueron las
implicancias y corolarios en materia de desarrollo económico-social y técnico-científico que este
proceso de “desinstitucionalización-restructuración” procesista trajo aparejado para el país?; ¿Con
qué finalidad la dictadura militar de 1976 sistematiza y exacerba este proceso de desmantelamiento de
universidades estatales?; ¿Cómo se explicita la situación de auge y consolidación experimentada por
las universidades privadas, durante el marcado proceso de desarticulación de los núcleos académicos
nacionales en los años setentas?; ¿Los llamados “CAI”, eran del todo independientes del campo
científico y del sistema universitario?
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1976: Testimonios de distintos Actores Sociales de la UNSJ que sufrieron represión, IISE, FACSO, Secretaria de Ciencia
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Artículos
JOSÉ LUIS ROMERO Y LA HISTORIA DEL SIGLO XX*
CARLOS BARROS**
Queremos ante todo felicitar a los organizadores de las Jornadas, y a la familia del historiador
homenajeado, por el éxito conseguido, prueba del poder de convocatoria de José Luis Romero, de la
vigencia de su obra en este nuevo siglo. El objetivo final de nuestra intervención es, pues, argumentar
el interés y la importancia internacional de la vida y obra del historiador argentino para hacer frente a
los retos del presente: caída de las grandes escuelas del siglo XX (Annales, Past and Present) y nuevas
realidades históricas e historiográficas del siglo XXI, marcado por globalizaciones de distinto signo.
Todo ello sin retornar al viejo positivismo ni renunciar al “oficio”, como piden los posmodernos
genuinos. Lo que exige pensar por nosotros mismos, aceptando como dijo Peter Burke en el I
Congreso Internacional Historia a Debate (1993) que la renovación ahora va por la periferia1: el
mejor ejemplo es José Luis Romero y sus “pensamientos anticipatorios”.2
Primeramente ubicaremos a José Luis Romero en la historiografía del siglo XX, haciendo
hincapié en una excepcionalidad que explica que su obra histórica -y política- haya resistido mejor
que otras aportaciones coetáneas de tipo individual, de ámbito nacional o internacional, al paso del
tiempo.
Formado en el periodo de entreguerras, hegemonizado historiográficamente por el
positivismo, buscó siempre nutrientes intelectuales menos estrechos, más diversos, en detrimento de
una cómoda y segura carrera académica3. Declara Romero, un año antes de morir (1977, con 68
Versión escrita, revisada, anotada y ampliada por el autor de la conferencia dictada el 1 de abril de
2009 en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional de Argentina, durante las Jornadas
Internacionales “José Luis Romero”, organizadas por la Universidad Nacional de San Martín en Buenos Aires.
*
**
Universidad de Santiago de Compostlea. Coordinador de la red Historia a Debate.
Intervención profética de Peter Burke en la mesa D sobre el “Tournant critique’ de Annales”: “The
comtemporary historical world is polycentric, in the sense that innovations now arise in many different places,
notably in the so-called ‘peripheries’, in Europe and outside”, Historia a Debate. I. Pasado y futuro, Santiago, 1995,
p. 52.
1
Carlos Astarita, “Estudio preliminar” a José Luis Romero, Crisis y orden en el mundo feudoburgués [1980],
Buenos Aires, 2003, p. XXVI.
2
El valor intelectual e historiográfico de la obra de José Luis Romero es también consecuencia de su
escaso interés por una “convencional carrera académica” (loc. cit., p. XXX), y de su compromiso ciudadano,
3
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39
Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
años), en ese magnífico testamento, historiográfico y vital4, que son las conversaciones con Félix
Luna: “Como usted se imaginará, yo nunca me he sentido muy cómodo entre mis colegas, porque,
por mi formación, nunca he tenido la vocación de ser un documentalista. Y como era la única
historia admitida, la única manera admitida de hacer historia, yo siempre me he sentido un poco
marginado”5. Aunque está hablando, concretamente, de cuándo y por qué organizó su revista crítica
Imago Mundi6, en oposición a la academia argentina de los años cincuenta, la verdad es que nunca le
abandonó cierto sentimiento de relegación, extensible a los años sesenta y setenta, también patente
en el ámbito internacional, dominado en aquel entonces por Annales y el marxismo historiográfico,
corrientes teóricamente próximas a su posición historiográfica. No sobra insistir en que de su
carácter relativamente “aislado” y “periférico” en la historiografía del siglo XX, deriva no poco su
actualidad y proyección de futuro.
Un historiador fuera de carril
El desarrollo de José Luis Romero como historiador discurre paralelo al nacimiento y difusión
de Annales (la revista nace en 1929, cuando él tenía ya 20 años) y la historiografía marxista. En
general, no se consideró ni le consideraron seguidor de tan importantes movimientos
historiográficos, pese a la evidente semejanza de temas y enfoques de investigación e interpretación.
Annales y el marxismo historiográfico, conjuntamente y por separado, fueron ciertamente tendencias
pujantes y preponderantes en los años sesenta-ochenta, entre los historiadores avanzados de las
universidades europeas y latinoamericanas.7 También gracias a la colaboración entusiasta y paradójica
de José Luis Romero, principalmente en Argentina, donde introdujo –y tradujo- autores principales
de Annales y marxistas a través de su cátedra y centro de Historia Social General (1958)8 en la
Universidad de Buenos Aires. Yo mismo, cuando hace más de dos décadas leí por vez primera a
Romero, como medievalista e historiador social de las mentalidades, lo consideré -simplemente- un
historiador influido por la escuela francesa y el marxismo, pese a la originalidad de su obra, nada
habitual entre los seguidores “periféricos” de las “grandes escuelas” europeas del pasado siglo.
José Luis Romero fue, por tanto, un historiador “fuera de carril”. Casi todos los que lo han
estudiado coinciden en resaltar su “espíritu libre”, “autonomía intelectual” e “independencia de
criterio”9, en general y en su relación con las tendencias historiográficas de su tiempo, de las cuales
Luis Alberto Romero aporta datos significativos sobre una “marginalidad institucional” agudizada por sus
ideas liberales y socialistas: “Solo entre 1958 y 1965, apenas ocho años, tuvo una experiencia universitaria
plena”, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, La Nación, 4 de abril de 2009
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1113936).
4
“Maravilloso testimonio de su pensamiento maduro”, ibídem.
Félix Luna, Conversaciones con José Luis Romero. Sobre una Argentina con Historia, Política y Democracia,
Buenos Aires, 1976, p. 138.
5
Con Imago Mundi Romero pretendió, en 1953, una “toma de posición en el campo historiográfico”
defensora de “una concepción integral de la historia que no terminaba en la historia política”, ibídem.
6
Carlos Barros, “El paradigma común de los historiadores del siglo XX”, Medievalismo, Madrid, nº 7,
1997, pp. 235-262 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/paradigma_comun.htm).
7
8 Desde donde “impulsó la renovación entre los historiadores, conjugando diversas corrientes nuevas,
como la francesa de Annales, la del desarrollo económico y la marxista”, Luis Alberto Romero, “José Luis
Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.
Sería lamentable confundir la singularidad innovadora, creativa y constructiva de Romero con el
individualismo típico de nuestro medio, con frecuencia academicista y conformista, provocador en ocasiones
de un hipercriticismo destructivo.
9
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José Luis Romero y la historia del siglo XX
gustaba aparecer ciertamente distante10. Pero no por falta de visión colectiva de la historia y
capacidad personal de compromiso.
Romero hizo algo más difícil, poco común entre académicos de ayer y de hoy: actuar como un
“hombre de partido”, sin abandonar la investigación y otras actividades universitarias, durante los 16
años (1945-1961) de militancia más o menos activa -según qué épocas- en el histórico Partido
Socialista argentino.11 Adhesión política movida por ideales de igualdad y progreso social, militancia
desinteresada al ser el PS de una fuerza de oposición con nulas perspectivas de alcanzar cuotas de
poder en la Argentina peronista (1945-1955) y aun posteriormente. Después de la caída de Perón,
José Luis Romero fue impulsado -desde la base estudiantil12- al rectorado de la Universidad de
Buenos Aires (1955-1956)13, que ejerció sin dejar de lado su compromiso socialista, todo lo contrario.
Llega a ser uno de los dirigentes importantes del Partido Socialista entre 1956 y 196014, alineado
hasta donde pudo con su corriente más juvenil e izquierdista15. Formada por jóvenes estudiantes y
docentes vinculados muchos de ellos a Romero16 por medio de su cátedra de Historia Social General
en la UBA, tertulias en su casa, etc.17 Difícilmente un hombre así, capaz de compatibilizar la
militancia socialista (incluyendo sus desagradables luchas internas18) con la investigación y la vida
académica, tendría reparos de soberbia, academicismo o personalismo para formar parte de unas
corrientes historiográficas19 por su carácter colectivo. En el caso de José Luis Romero, su
“Era algo ambiguo” ante las corrientes historiográficas del momento, reconoce prudentemente Luis
Alberto Romero en “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.
10
11
Omar Acha, La trama profunda. Historia y vida en José Luis Romero, Buenos Aires, 2005, pp. 44-61.
12
í Acha, La trama profunda, op. cit., p. 51.
A decir de Luis Alberto Romero y otros, el rectorado de José Luis Romero constituyó “la más
brillante etapa de la Universidad de Buenos Aires” (La Nación, 4 de abril de 2009), consiguiendo en sus siete
meses de gestión desplazar del poder al catolicismo integrista y sacar adelante la reforma universitaria, Luis
Alberto Romero, Prólogo a José Luis Romero, Latinoamérica, las ciudades y las ideas, Buenos Aires, 2001, pp. XIXII.
13
La prolongada espiral de división y fragmentación interna del Partido Socialista iniciada en 1958, y el
contexto de radicalización política (véanse las notas 15, 73), acabaron por distanciarlo de manera irreversible,
en la primera mitad de los años sesenta, del partido, de la política activa y de la institución universitaria (véase
la nota 74).
14
Hasta que “en 1962 decidió que no podía seguir ni a quienes se incorporaban al peronismo ni a los
que optaban por la lucha armada”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.
15
16 También Marc Bloch se vio influido por estudiantes y jóvenes colegas, además de por sus hijos,
cuando entra en la resistencia antinazi de Lyon; recomendado por un estudiante de filosofía de 20 años,
Maurice Pessis, Bloch comparece ante un dirigente clandestino, a quien le dice humildemente (tiene 57 años y
morirá fusilado un año después): “Sí, yo soy el novato de Maurice”, Carole Fink, Marc Bloch. Uma vida na
história (ed. original, Cambridge, 1989), Oeiras, 1995, pp. 283-284, 303.
17 Donde se discutían copias de libros y artículos de la nueva historia social en paralelo con un
compromiso político de orientación marxista -que implicaba a una parte de los asistentes- influido por la
evolución de la exitosa revolución cubana, Omar Acha, Acha, La trama profunda, loc. cit.
Con la cura de humildad que suponía para un historiador conocido y valorado soportar las refriegas
de la política partidaria de las izquierdas; algunos utilizaron contra Romero, en los debates internos, su estatus
intelectual y académico, con las típicas insidias de que no comprendía las reglas de la política, conduciéndose
mediante “abstracciones de realidad… citas de citas o comentarios de glosas”, Omar Acha, Acha, La trama
profunda, op. cit., pp. 53-54.
18
Una hipotética pertenencia, explícita y reconocida, de Romero a las escuelas de Annales o marxista le
habría aportado, a qué dudarlo, una mayor proyección nacional e internacional (véase la nota 36).
19
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José Luis Romero y la historia del siglo XX
justificación como “historiador-fuera de carril”, en tiempos de fuertes compromisos de todo tipo,
hay que buscarla por otro lado.
Romero fue un historiador singular, crítico y creativo, con una ambición historiográfica20 que
lo situaba por encima de la mayoría de los historiadores de su tiempo21 y le condujo a ingentes
proyectos de investigación histórica y teórica. Además de interesarse continuamente por la historia de
Argentina y América Latina, madura tres grandes objetivos históricos-historiográficos22: una historia
general de Europa y Occidente (Proceso histórico del mundo occidental23), una monumental historia urbana
(La ciudad occidental24), y una teoría de la historia (Teoría general de la vida histórica), que quedaron
inconclusos por la brevedad de lo humano individual25 y la variedad de dimensiones que ocuparon su
tiempo vital, enriquecieron su vida terrena (la espiritual continúa en la memoria familiar, histórica e
historiográfica) y coadyuvaron a formarlo como historiador de excepción.
El problema de la difusión e irradiación internacional de la obra de historiadores importantes,
y las corrientes colectivas que puedan generar, es que dependen más del lugar donde nacen y se
desarrollan humana y académicamente, y por lo tanto del idioma en que se expresan, que de la propia
calidad, novedad y profundidad de sus investigaciones y reflexiones26. José Luis Romero era
argentino, ni francés ni inglés,27 y pretendía ni más ni menos que reescribir la historia de Europa y del
20 La ambición de Romero era, desde luego, realizable dado su talento para conectar trabajo empírico
y reflexión teórica; tenía además determinación, “optimismo radical” (Luis Alberto Romero, “José Luis
Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.) y capacidad de trabajo; en consecuencia, su ambición venía siendo
una virtud profesional, una bendición para la historia, peligrosa por consiguiente para sus posibles
competidores (véase la nota 27).
21 Romero era equiparable en obra y ambición con el Marc Bloch de la Sociedad Feudal (1939), el Fernand
Braudel del Mediterráneo (1949) y el Jacques Le Goff de la Civilización del Occidente Medieval (1965), separándose
de ellos en lo teórico: ninguno de los representantes de la gran escuela de Annales –ni tampoco de Past and
Present, todo hay que decirlo- se atrevió siquiera a proyectar algo así como una teoría general de la vida
histórica; tampoco fueron capaces en general de transcender sus especialidades académicas (más fuertes en
Europa que en América Latina), mientras que el historiador argentino, aún considerándose medievalista, hizo
además mucha y buena historia antigua, moderna y contemporánea: otro rasgo “fuera de carril”.
22
Félix Luna, op. cit., pp. 127-128.
De los cuatro tomos previstos del Proceso histórico del mundo occidental se redactaron y publicaron los dos
correspondientes a la Edad Media (el segundo, póstumamente): La revolución burguesa en el mundo feudal (1967) y
el ya citado Crisis y orden en el mundo feudoburgués (1980), del que se hizo una segunda edición, en 2003, con
espléndidos prólogos de Jacques Le Goff y Carlos Astarita.
23
Acaba de publicarse, en base a sus clases y algunos textos (1965-1973), por iniciativa de su hijo Luis
Alberto Romero, historiador y albacea de nuestro universal historiador (con la ayuda de su nieta, Laura
Muriel): La ciudad occidental. Culturas urbanas en Europa y América, Buenos Aires, 2009.
24
Cuando se jubila tempranamente de la UBA en 1965, con 56 años, se plantea culminar sus grandes
proyectos historiográficos y teóricos (plan iniciado a los 27 años, Luis Alberto Romero, prólogo a
Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. III) contando con disponer de 20 años de “vida intelectual útil” (Luis
Alberto Romero, prefacio a La ciudad occidental, p. 11), que la naturaleza redujo a 12 años al morir
imprevistamente como ya dijimos en 1977, con 68 años, durante un viaje al Japón para asistir al Consejo
Directivo de la Universidad de las Naciones Unidas.
25
26
Véase el párrafo a que hace referencia la nota 135.
27 Sergio Bagú dice, justamente, que La revolución burguesa de Romero está al nivel de la obra de Bloch y
se pregunta por qué no ha sido traducida al francés o al inglés, respondiendo que “se trata de un problema
vulgar de competencia profesional, porque su autor es un latinoamericano que escribe sobre un tema
europeo”, De historia e historiadores. Homenaje a José Luis Romero, México, 1982, p. 37; la cuestión, con todo, va
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
mundo, desde Roma hasta el siglo XX. Es obvio que, desde América Latina, Romero no hubiese
podido dirigir una tendencia historiográfica organizada por el mismo28 de ámbito internacional como
hubiese correspondido por su temática y enfoques de orden global, aun teniendo la capacidad y las
ideas para ello, surgidas de la productiva29 vía de nutrirse de escuelas divergentes para crear una
metodología y teoría propias.30 Tampoco generó un movimiento historiográfico de ámbito nacional,
por motivos distintos: la influencia agobiante del positivismo (tanto clásico como revisionista) y el
tipo de marxismo que imperaba en la Argentina de su tiempo31. Aunque lo intentó modestamente a
través de Imago Mundi. Revista de Historia de la cultura (1953-1956), con anhelos de “historia total”32,
que respondía a una clara intención de organizar una tendencia intelectual de base historiográfica: “El
subtítulo de IMAGO MUNDI caracteriza exactamente a esta revista, mediante la cual quiere sumarse
a una corriente de pensamiento…” (editorial en el nº 1). A la hora del balance, Romero destaca ante
todo, veinte años después, el papel político de grupo de Imago Mundi33 en la renovación de la
Universidad pos-peronista, aportando contactos con la nueva generación estudiantil que llevará al
propio Romero al rectorado de la UBA34 y relanzará después hasta el límite su compromiso
socialista, según vimos.
En realidad, el historiador Romero no fue más allá de formar sus discípulos y rodearse de
colegas más jóvenes, por medio de la docencia docente en el UBA y las reuniones en su casa,
tampoco pretendió otra cosa35, y no parecía que quienes lo rodeaban y sostenían le demandasen que
más allá que la mezquina envidia -extendido vicio académico- y los celos profesionales, tiene que ver con el
condicionamiento -decisivo en los siglos XIX y XX- de las relaciones académicas por las relaciones
económicas y políticas entre lenguas, países y continentes (Waldo Ansaldi, “José Luis Romero, la mala suerte
de nacer en el Sur”, en e-l@tina, volumen 7, número 27, abril-junio de 2009).
Tampoco le ofrecieron, según veremos más adelante, jugar un papel mínimamente relevante en la
escuela de Annales, cuyos dirigentes y representantes siempre fueron franceses, incluso después de su
internacionalización, a partir de la II Guerra Mundial, que siguió el viejo esquema centro-emisor / periferiarecepción.
28
El ejemplo mayor es Carlos Marx que se inspiró en el idealismo hegeliano, la economía política
burguesa y el socialismo utópico, para construir su teoría materialista y dialéctica de la historia, la economía y
la política.
29
30
Carlos Astarita, op. cit., p. XXX.
31 El contexto político de esta bipolarización historiográfica cambia en 1983, y José Luis Romero, que
había muerto cinco años atrás, “devino un padre fundador de la historiografía argentina”, Omar ACHA, op.
cit., p. 171; fama póstuma debida sobre todo a los proyectos desarrollados después de su jubilación, entre
1965 y 1977, años en los que, precisamente, “su estilo intelectual, riguroso y matizado, no encajaba con la
polarización militante de entonces. Mucho menos, en tiempos de revolución, sus aspiraciones democráticas y
socialistas…”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.
32
Véase la nota 6.
Constituido por críticos del peronismo: “los mejores intelectuales marginados dela universidad, junto
con el grupo más joven y contestatario de la revista ‘Contorno”, Luis Alberto Romero, “José Luis Romero:
una historia ejemplar”, loc. cit.
33
34
Félix Luna, op. cit., pp. 140-141.
35 En la cátedra de Historia Social General, Romero no parecía interesado en generar consenso tan sólo
debate (que no era poco), Carlos Astarita, op. cit., p. XXIX; sobre la evolución dispar posterior de los asistentes
a su cátedra, véase una lista de participantes en Waldo Ansaldi (“José Luis Romero, la mala suerte de nacer en
el Sur”, loc. cit.), quien ratifica nuestra interpretación: “No dejó discípulos, al menos en el sentido estricto de la
expresión. Los avatares políticos del país tampoco contribuyeron a que generara una ‘escuela’… También aquí
[en Argentina] tuvo la mala suerte de nacer en el Sur. Pero sigue siendo, como decía Romano, uno de los
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José Luis Romero y la historia del siglo XX
organizara una tendencia historiográfica, al menos con la misma intensidad que le pidieron que
encabezará el cambio universitario en Buenos Aires, primero, y la tendencia izquierdista en el Partido
Socialista argentino, después. Experiencias políticas breves, en tiempos de grandes cambios, que
demostraron que Romero podía estar a la altura de las circunstancias poniéndose temporalmente al
frente de colectivos en ámbitos más difíciles y duros que los estrictamente historiográficos.
Ante la falta de opciones reales para constituir una corriente de historiadores a la medida de sus
propuestas y ambiciones, se entiende finalmente que el historiador Romero hiciese de la necesidad
virtud y dedicase su tiempo a cultivar una obra individual36, sin casi citar a sus pares, nacionales e
internacionales: solamente las fuentes (“tan documentalista como cualquiera”, declara suspicaz37) y lo
que salía de su propia cabeza, florida donde las haya. Le llegó incluso a decir a Félix Luna: “yo no soy
un devoto”.38 Se refería concretamente a Dilthey, pero vale también para comprender una actitud
que se repite en Romero ante otras figuras intelectuales, del pasado y del presente, sobre todo si se
trataba de historiadores. Sólo desde una interpretación superficial se puede confundir su oposición a
la idolatría de los considerados “grandes autores” con la vulgar arrogancia.39 Vicio mimético que no
tenía además sentido, en los años cincuenta, hacia historiadores contemporáneos suyos como, por
ejemplo, Febvre y Braudel, que sólo después alcanzaron la fama de “grandes historiadores”, gracias
al movimiento que supieron desencadenar o mantener.
Justo es reconocer, por otro lado, que las tendencias historiográficas más activas e influyentes
en el siglo XX, marxismo y Annales, aunque organizadas y efectivas, desarrollaron una cierta
estrechez de miras, con sus dosis de dogmatismo y sectarismo.40 Las circunstancias agravantes en el
trato recibido por una figura ilustrada como Romero fueron: el tipo de marxismo mayormente
difundido en la Argentina de su tiempo,41 y su ubicación periférica para una escuela tan jacobinocentralista como la francesa: el único trabajo que publicaron en la revista Annales de José Luis
Romero, pese a antiguas relaciones con sus promotores, versó precisamente sobre la influencia
francesa sobre la historiografía latinoamericana, o al menos así lo entendieron sus editores.42 Les
problèmes de l’histoire sociale en Amérique Latine (1965).43 Nunca hubiesen aceptado, por lo demás, un
grandes”.
36 La diferencia con los historiadores europeos más significativos de las vanguardias siglo XX es una
representatividad colectiva que promovió altamente sus obras individuales; no fue el caso de Romero, salvo
para quienes lo podamos considerar hoy en día precursor de nuestras posiciones historiográficas.
37
op. cit., p. 23.
38
ibídem.
Arrogancia académica más típica que quienes, incapaces de cualquier humildad, se muestran
superiores y altaneros sin aportar compromisos y alternativas (véanse las notas 9, 18).
39
Las escuelas historiográficas no escaparon del hábito -muy del “siglo de los extremos”- de estimar
que sólo lo propio vale y que el “deber” de su imposición hace necesario descalificar las propuestas del otro;
tanto es así que nos ha costado identificar los paradigmas compartidos que tanto han renovado nuestra
disciplina (véase la nota 7).
40
La “aplicación mecánica y esquemática de los criterios más rudimentarios del análisis marxista”,
condicionados por la “política del partido”, constituyen un problema general del marxismo historiográfico
latinoamericano del siglo XX, Sergio Guerra, Tres estudios de historiografía latinoamericana, Morelia, 2002, pp. 151
ss.
41
42
43
44
Véase la manipulación del título en la nota 99.
Annales, 1965, vol. 20, nº 2, pp. 209-215.
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
trabajo suyo de mayor ambición; tampoco reseñaron sus obras.44 A Romero le tocaba como latino un
papel subalterno en la escuela francesa, y lo sabía. Aunque no hay mal que por bien no venga. El
hecho de mantenerse Romero organizativamente, en los años cincuenta-sesenta, al margen de
Annales y del marxismo mayoritario en Argentina tuvo, por otro lado, la ventaja de mantenerle
asimismo al margen de los errores y las desviaciones economicistas (determinismo vulgar),
estructuralistas (negación del sujeto histórico) y sectarias (conmigo o contra mí), que tanto
contribuyeron a la decadencia de los Annales braudelianos y del marxismo elemental, y -desde los
años ochenta- a la supervivencia y renovada actualidad de la historiografía de Romero, que hoy
celebramos y redescubrimos.
El marxismo de Romero
Si algo me ha sorprendido de las lecturas historiográficas que acabo de hacer sobre Romero, a
fin de completar y ampliar mi anterior conocimiento de su obra medievalística, es un extendido
interés por “negar” su marxismo45: Romero “no era marxista…. Sabía que no lo era y acertaba”46.
Elegimos este seguro bienintencionado47 rechazo de Sergio Bagú por su contundencia y tipo de
argumentación: justifica la distancia de Romero del marxismo por su formación humanista (como si
no hubiese existido un humanismo marxista48), porque no siempre coincidía con Marx (sólo la
escolástica marxista lo hace) y le interesaba poco la economía (confundiendo marxismo con
economicismo). Prueba de que, en Argentina, imperaba como ya dijimos un marxismo de catecismo,
esquemático, fruto de una codificación estalinista que tuvo una especial difusión, precisamente, en
los países latinoamericanos en los años de Romero por la férrea dependencia económica, política e
He encontrado solamente una cita de La revolución burguesa incluida por Jacques Le Goff -que siempre
lo valoró- en un artículo sobre la encuesta de Centre des Recherches Historiques sobre las ordenes mendicantes,
Annales, 1970, vol. 25, nº 4.
44
Impugnación del Romero marxista que acabó afectando a su relación con la juventud estudiantil,
incluyendo su propio hijo: “comencé a inquietarme por las críticas que circulaban en el ambiente estudiantil.
Particularmente las de quienes ponían en duda ‘el marxismo de Romero’. Mis lealtades estaban en conflicto,
pues en mi Facultad, en los tempranos sesenta, nada valioso podía existir fuera del marxismo”, Luis Alberto
Romero, “José Luis Romero: una historia ejemplar”, loc. cit.
45
46
Sergi Bagú, op.cit. pp. 37-38.
Estamos seguros de que el “no marxismo” de Bagú tenía el mismo sentido que en Marx cuando le
confesó a Lafargue, a finales de los años setenta del siglo XIX: “Ce qu'il y a de certain, c'est que moi je ne suis
pas marxiste”; criticando la simplificación de su pensamiento por determinados “marxistas” franceses (carta de
Engels a Bernstein, 2 de noviembre de 1882).
47
El autor y político más representativo en América Latina de esta corriente interna del marxismo fue
Salvador Allende que dijo en 1971: “Pisamos un camino nuevo; marchamos sin guía por un terreno
desconocido; apenas teniendo como brújula nuestra fidelidad al humanismo de todas las épocas particularmente al humanismo marxista-" (http://es.wikipedia.org/wiki/Marxismo_humanista); con
anterioridad Alexander Dubcek intentó en Checoslovaquia un “socialismo de rostro humano” (1968); en
Europa importantes teóricos marxistas, de tradición política comunista y/o socialista, definieron y
reivindicaron el humanismo marxista: Antonio Gramsci (Cuadernos de la cárcel, Buenos Aires, 1958-1962, véase
la nota 62); Jean-Paul Sartre, Crítica de la razón dialéctica, Buenos Aires, 1963; Adam Schaff, La filosofía del hombre,
Buenos Aires, 1964; así como Ernest Bloch, Roger Garaudy, Herbert Marcuse y otros presentes en el volumen
colectivo coordinado por Eric Fromm, Humanismo socialista, Buenos Aires, 1966; para una visión plural del
marxismo resulta útil: Leszek Kolakowski, Las principales corrientes del marxismo, 3 vol., Madrid, 1980; Alvin W.
Gouldner, Los dos marxismos, Madrid, 1980; en Argentina era bien conocida, por lo demás, la posición del
intelectual italoargentino Rodolfo Mondolfo, El humanismo de Marx, México, 1964; véase también Pablo Ponza,
“Existencialismo y marxismo humanista en los intelectuales argentinos de los sesenta” (2006)
(http://nuevomundo.revues.org/index2923.html).
48
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45
Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
ideológica de la Unión Soviética de sus partidos comunistas nacionales.
Afortunadamente tenemos, contradiciendo la “negación” de su amigo Bagú,49 la propia palabra
de José Luis Romero, además de su obra. Romero así como adopta una postura de silencio espeso
ante Annales (como si prefiriese no decir lo pensaba50), explicita de manera apasionada, nítida y
sugerente su deuda con el marxismo de Marx. Ante Félix Luna, iniciada ya la dictadura militar,
Romero se declara marxista51: “creo sinceramente que en el mundo contemporáneo hay muy poca
gente que, en alguna medida, no sea marxista… si se entiende por marxismo -y es su expresión más
válida- un conjunto de principios de la dinámica histórica”52. Criticando, como otros autores,
marxistas y no marxistas, la subestimación del “papel de las ideas en la historia”53, que Engels
reconoció, en los años noventa del siglo XIX, al decir autocríticamente como él y Marx se vieron
“obligados” a subrayar, ante el idealismo dominante, el papel de la economía en la historia54. La
lectura no dogmática y crítica que Romero hacía del Marx original, que como bien sabemos gustaba
de no considerarse marxiste55, era asimismo consecuencia de su oposición a la degeneración
autocrática y burocrática de la revolución bolchevique56.
La verdad es que la mejor parte del “marxismo occidental” (Perry Anderson57) de los años
sesenta y setenta se parecía más a lo que decía Romero que a lo que se entendía mayoritariamente por
marxismo en Argentina y Latinoamérica58 (salvo excepciones59) en su tiempo60. Queremos decir que
Preservando la originalidad de Romero, inasimilable al marxismo latinoamericano, Sergio Bagú
defiende su propia especificidad y alta creatividad, como historiador asimismo deudor el marxismo; véase
Márgara MIllán, “Sergio Bagú: los caminos de la historiografía”, Estudios latinoamericanos, México, 1994, año I,
nº 1.
49
50
Véase la nota 85.
Un acto de valor: el 24 de marzo de 1976 los militares habían tomado el poder y las entrevistas
tuvieron en lugar en los meses de setiembre y octubre del mismo año, la editorial Siglo XXI donde participaba
y publicaba Romero, había sido allanada por los golpistas, y el editor de Conversaciones con José Luis Romero, que
publica en diciembre de 1976, Jacobo Timerman, “desaparece” meses después, Luis Alberto Romero, Prólogo
a Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. I.
51
52
53
Félix Luna, op.cit., p. 91.
ídem, p. 93.
54 Carta a Karl Schmidt (27/10/1890): “lo que nosotros llamamos ‘concepción ideológica’ repercute a
su vez sobre la base económica y puede, dentro de ciertos límites modificarla”; Carta a Franz Mehring
(14/7/1893): “ni Marx ni yo hemos hecho bastante hincapié en nuestros escritos… En lo que nosotros más
insistíamos -y no podíamos por menos de hacerlo así- era en derivar de los hechos económicos las ideas
políticas, jurídicas, etc., y los actos condicionados por ellas. Y al proceder de esta manera, el contenido nos
hacía olvidar la forma, es decir el proceso de génesis de estas ideas, etc. Con ello proporcionamos a nuestros
adversarios un buen pretexto para sus errores y tergiversaciones”, Carlos Marx, Federico Engels, Obras
escogidas, vol. 2, Madrid, 1975, pp. 527, 530.
55
56
57
Véase la nota 47.
Omar Acha, La trama profunda, op. cit., p. 74.
Perry Anderson, Consideraciones sobre el marxismo occidental, Madrid, 1979.
58 Del marxismo-leninismo estalinista de los viejos PP. CC. se pasó en los años setenta al marxismo
estructuralista de Althusser, propagado exitosamente a modo de catecismo en América Latina por Marta
Harnecker a partir de 1969, sin que hiciese demasiado efecto la crítica feroz de E. P. Thompson (Miseria de la
teoría, Barcelona, 1981), respondida por Anderson (Teoría política e historia. Un debate con E. P. Thompson, Madrid,
1985), donde se demuestra que este último no supo ni quiso ver las diferencias esenciales entre el marxismo
occidental en su conjunto (dominado por la escuela de Frankfurt y Antonio Gramsci) y el neoestalinismo
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
Romero en Europa hubiese sido considerado marxista, y se hubiese aceptando con mayor
normalidad la importancia que le daba a conceptos extraídos de otras tradiciones filosóficas e
historiográficas, a la manera del Marx original. Hubiese tenido su lugar natural entre los historiadores
marxistas de Gran Bretaña61, Francia, Italia y España (influidos también, como los historiadores
marxista franceses, por Annales). Con todo José Luis Romero desarrolló, desde Buenos Aires, una
obra historiográfica individual con ciertos paralelismos temáticos y de enfoque con los Quaderni del
Carcere (1929-1935) de Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista Italiano62:
antidogmatismo, antiestalinismo; inspiración conjunta en Marx, Maquiavelo y Benedetto Croce (al
igual que Mariátegui63); enfatizar en el papel de las ideas y la cultura (sin renunciar al estudio de la
sociedad, el poder y la economía, como buenos marxistas).
Otra discrepancia de Romero con la ortodoxia marxista, comunista y revolucionaria, derivada
de su propia formación político-cultural que se vio reforzada por los resultados obtenidos en la
Unión Soviética y su zona de influencia, es su temprano posicionamiento en favor de un socialismo
reformista y democrático, cuya inspiración marxista reivindicaba con claridad64: “La relación entre la
teoría y la política en Marx, en mi opinión, no es unívoca, no hay una política para una teoría: hay
una teoría y muchas políticas posibles”65. No sólo en su opinión, obviamente: cualquiera persona
culta e informada sabe que el marxismo inspiró la II Internacional socialista, creada en 1889 por
Engels (Marx muere en 1883) para aglutinar a los partidos socialistas o socialdemócratas que
adoptaron el marxismo como principio rector cuando menos hasta bien avanzado el siglo XX66. El
propio Engels apoyó explícitamente, antes de su muerte en 1895, la posibilidad de acceder
democrática y pacíficamente al poder en Alemania con su partido socialdemócrata. La escisión del
althusseriano.
Ante todo, el intelectual y líder peruano del socialismo de izquierdas José Carlos Mariátegui (18941930), formado en Italia donde conoció a Gramsci y la obra de Labriola, Croce y Maquiavelo (véase su obra
La defensa del marxismo -1930- en www.lahaine.org/index.php?p=34904).
59
60
Véase la nota 41.
La revista Past and Present, creada en 1952 por el grupo de historiadores del Partido Comunista
Británico, generó sin duda la escuela o corriente más valiosa de la historiografía marxista del siglo XX,
incluyendo en su seno sin asomo de sectarismo a historiadores liberal-progresistas como Lawrence Stone o
John Elliott.
61
Con seguridad Romero habló de Gramsci con los obreros de la construcción italianos “comunistas
y filósofos” que laboraron en su casa de Adrogué (Luis Alberto Romero, “José Luis Romero: una historia
ejemplar”, loc. cit.), desconocemos si hubo, o hay, obras originales del gran italiano en sus bibliotecas de
Adrogué (1948) o Pinamar (1958); el pensamiento teórico-político de Romero estaba, por otro lado, ya
formado (Luis Alberto suele decir que, en un momento dado, dejó de seguir las revistas académicas y leer a
otros autores, prólogo a Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. VIII) cuando el intelectual comunista Héctor
Pablo Agosti edita en Argentina los Cuadernos de la Cárcel en su versión temática (Editorial Lautaro) entre 1958
y 1962, y jóvenes gramscianos fundan en 1963 la editorial Pasado y Presente (siendo expulsados ipso facto del
prosoviético Partido Comunista Argentino), difundiendo el pensamiento gramsciano y otros marxismos
críticos y minoritarios en Argentina y el universo latino, Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos. Cultura y política
en la experiencia de Pasado y Presente, Buenos Aires, 2005.
62
63
Véase la nota 59.
Otro caso notorio es el historiador marxista y político socialista chileno, Julio César Jobet (véase
Sergio Guerra, op. cit., pp. 158-160).
64
65
Félix Luna, op.cit., p. 92.
66
En España, el PSOE no “renunció” al marxismo en sus estatutos hasta 1978.
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
partido bolchevique y la izquierda de Zimmerwald para formar la III Internacional Comunista en
1919, no significó por lo demás la desaparición de una Internacional Socialista, reconstruída en
1951, que mantuvo vivo internacionalmente un socialismo marxista de tipo reformista, humanista y
democrático cuando menos hasta la muerte de Salvador Allende67 (1973). He nombrado al presidente
Allende, precisamente por representar en América Latina el primer éxito electoral de un socialismo
democrático inspirado en el marxismo, que puso en práctica un reformismo muy revolucionario68.
Patente así mismo en los escritos políticos de Romero desde 1948, año de publicación de El ciclo de la
revolución contemporánea, donde acepta que en su culminación el movimiento reformista de orientación
socialista habría de acabar por la fuerza con los restos del sistema -capitalista- caduco procediendo
“como la maceta constriñe al limonero… Entonces sí habrá llegado el momento de la violencia, más
sólo a condición de que el tronco sea robusto y las raíces estén ya desbordando… Antes de ese
momento…, la violencia esconde tantos peligros como la injusticia contra la que aparentemente se
dirige”69. Consecuentemente Romero apoyó de forma abierta la revolución cubana de 1959, y su
viraje marxista posterior (denunciando el acoso de la “gran prensa” contra Cuba castrista).
Sosteniendo incluso como correcta “la socialización de los medios de producción, único camino para
acabar con la situación colonial que caracteriza a la economía cubana” (“Cuba: una experiencia”,
Situación, nº 5, 1960)70. Compromiso socialista y marxista que le llevó a participar, fracasado el
desembarco de Playa Girón, en actos públicos en solidaridad con Cuba71. La opción posterior por la
lucha guerrillera en Argentina, imitando la experiencia cubana, de una parte de los jóvenes socialistas
que le seguían, marcó el límite de su compromiso personal72, contribuyendo73 a su decisión de volver
de manera total al estudio y la investigación, abandonando para ello la vida pública y la propia
institución universitaria, en 196574. Así y todo, la historia ¿no le ha dado política y teóricamente la
razón a Salvador Allende, por un lado, y a José Luis Romero, políticamente más modesto, por el
67
Véase la nota 48.
68 Nada que ver, por consiguiente, con la socialdemocracia que, en América Latina y otros lugares,
antes y sobre todo después del socialismo reformista, democrático pero radical, de Romero o Allende, se
integró en el establishment, legitimando en algunos países hasta hoy en día las desigualdades y cualquier renuncia
a una verdadera transformación social.
69
Omar Acha, La trama profunda, op.cit., pp. 74-75.
70
Acha, La trama profunda, op.cit,, p. 58.
71
Waldo Ansaldi, loc. cit.
Seguramente pensaba que no existía, en aquel momento, un movimiento social y socialista en
Argentina que desbordara la maceta del capitalismo, y que una violencia revolucionaria generaría -como así
fue- una reacción todavía más violenta y destructiva, etc.; además de consideraciones propias que podemos
suponer relativas a la edad y la profesión; dos décadas antes, Marc Bloch, con unas circunstancias individuales
parecidas (no así el contexto histórico), había ingresado en la resistencia francesa (véase la nota 16) aportando
su escritura a la lucha política y armada contra la ocupación nazi (que posibilitaba y justificaba mejor una
violencia patriótica), lo que no lo libró –su pacífica pluma- de ser ignominiosamente torturado y fusilado por
los alemanes el 19 de junio de 1944.
72
Junto con las críticas que recibía su heterodoxia marxista y la entrada en las filas peronistas (también
guerrilleras en los años setenta) de la otra parte de los jóvenes socialistas que le venían apoyando, Luis Alberto
Romero, prólogo a Latinoamérica, las ciudades y las ideas, pp. XII, XIV (véase también la nota 15).
73
Ídem; sobre lo que ganó la historia y la historiografía después de su jubilación política-universitaria,
véase la nota 25; la politización de la vida universitaria (sobre todo en la Facultad de Filosofía y Letras de la
UBA, hasta hoy) le condujo a tomar esa doble decisión, que tenía su motivación más profunda en la vocación
investigadora y reflexiva de José Luis Romero.
74
48
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
otro?75
Pero volvamos al marxismo historiográfico que Romero jamás abandonó, como componente
esencial de su pensamiento histórico, en contraste con un socialismo reformista pero marxista que
tuvo que sentir fracasado en 1973. Romero utiliza con su rigor habitual en los análisis políticos de
los años cincuenta, la terminología de clase, lucha de clases, clase obrera, proletariado, enemigo de
clase…76. Con un lenguaje más académico, y adaptado a la Edad Media (donde no había clase
obrera), pero no menos marxista nos habla, veinte años después, en la obra que dejó inédita sobre la
crisis bajomedieval, de “conflictos” y “tensiones sociales” entre burguesía y clase nobiliaria, de clases
dominantes y clases subordinadas, campesinas, urbanas o populares, sin dejar de indagar el
dinamismo de las “facciones” y los “grupos sociales”.77 Ajeno, en este sentido, a un estructuralismo
althusseriano que minusvaloraba el papel de subjetividad social y humana en la historia. Más en línea,
por tanto, con el Marx humanista y subjetivista de los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 y del
Manifiesto comunista de 1848 que del objetivismo, estructural y economicista, del Prólogo a la Contribución
a la crítica de la economía política de 1859.
En cualquier caso, el Romero marxista, fiel a sí mismo, tampoco es devoto. Aprovechando la
real subestimación de la “influencia de las ideas sobre la realidad” que atribuía a Marx, suelta eso de
que: “yo también tengo una teoría de la historia, así que para mi Marx es un competidor”.
Anunciando que tenía “muy adelantado” un libro sobre “la teoría general de la vida histórica”78, que
fundamentaba en un “juego de la realidad y las ideas” superando la dialéctica como “unidad de los
contrarios” por una “dialéctica múltiple y plural, más variada y menos lógica”, puesto que a la vida
histórica -añade- se “la distorsiona cuando se intenta explicarla de una manera demasiado racional”79.
Para lo cual se remonta a Vico, Hegel y Marx, recuperación de las fuentes idealistas de marxismo, que
pudo llevarle a encontrar en el camino lo que pudo perderse entre el joven y el viejo Marx. A quién
siguió asimismo cuando se puso a estudiar detenidamente, en la larga duración, la historia de la
burguesía con el fin de extraer enseñanzas para implantar un socialismo que habría de superar al
capitalismo80.
Al margen de Annales
Si Marx era para Romero un competidor ¿qué serían los historiadores de Annales, sus
contemporáneos? En el mejor de los casos, sus iguales81; cuando no inferiores por sus deficiencias
Primero, con la “inesperada” transición del llamado socialismo real al capitalismo en el Este de
Europa, entre 1989 y 1991, que vino a demostrar la inviabilidad histórica de un socialismo autoritario y
burocrático (“dictadura del proletariado”); segundo, con la emergencia y extensión en América Latina, desde
1999, de un movimiento político y social, electoral y gubernamental, reformista-revolucionario en sus
intenciones, que se plantea, desde 2005, construir un “socialismo del siglo XXI” en Venezuela, Bolivia y
Ecuador, aceptando -por el momento -la propiedad privada y la democracia representativa, sin reivindicar
claramente -todo hay que decirlo- como antecedente la temprana experiencia en Chile de Salvador Allende
entre 1970 y 1973; véase Carlos Barros, "Historia inmediata: marxismo, democracia y socialismo del siglo
XXI", prólogo a José Luis Monzant, La conversión de K. La diatriba ideológica del poder, Maracaibo, 2009. [Se
publicará en un próximo número de e-l@tina. Nota de los editores].
75
76
Véanse sus artículos políticos de los años 1957-1958 en Acha, La trama profunda, op.cit., pp. 56-57.
77
Crisis y orden en el mundo feudoburgués, pp. 90-95.
78
En mi opinión es la pérdida mayor de los proyectos inacabados de José Luis Romero.
79
80
Félix Luna, op.cit., pp. 92-93.
Acha, La trama profunda, op.cit , p. 75
Compartían la influencia de Henri Pirenne (1862-1935), historiador de su tiempo y precursor de la
historia económico-social de la Edad Media europea.
81
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
teóricas.
En 1953, publica en su recién estrenada revista, Imago mundi82, una reseña de la Introducción a la
historia83 de Marc Bloch, donde reconoce la naciente escuela de Annales, al referirse a “Bloch y su
escuela”,84 y aplica un doble criterio muy en su estilo: iconoclasta pero comprometido. Por un lado,
se muestra sensible y solidario, como buen socialista e historiador progresista, con la lucha de Bloch
contra los nazis, admira su humanismo, lamenta las condiciones precarias en las que tiene que
redactar la obra -incluso llega a decir por ello que “sería injusto exigir…. mayor rigor y más precisión
en el planteo sistemático de los problemas”- y se horroriza ante su muerte terrible en 1944. Por el
otro, hace una crítica breve pero severa al libro (y por extensión a la escuela de Annales85) atacando
su falta de ambición teórica, valiéndose para ello de la inadecuada traducción -responsabilidad de la
editorial- del título original (realmente, son dos, uno de Bloch y otro de Febvre86) como la Introducción
a la historia que no es, por ausencia de una teoría de la historia. Correspondiendo realmente el
contenido del libro –argumenta Romero- al subtítulo de Febvre, Métier d’historien (le gustaría más sin
duda, el que puso inicialmente Bloch: “Cómo y porqué trabaja un historiador”87), puesto que
tampoco es una “apología por la historia”. Sentencia, en resumen, nuestro crítico de Bloch: “parece
verse limitado a anotar las observaciones acumuladas a lo largo de un sostenido ejercicio de la
investigación”. Ello después de iniciar su recensión con las “humildes palabras” de Bloch
declarándose un simple “artesano” de la historia, que confiesa haber cultivado “sin creerse por eso
matemático”. Hace sangre pues Romero de las atribuidas limitaciones pragmáticas y empiristas de
Bloch, reconocidas humildemente –insiste Romero- por tan “ilustre medievalista” e “investigador
asiduo y sagaz de la sociedad feudal”, y también por el propio Febvre en su tarea de editor cuando
introduce por su cuenta en el titulo a modo de concreción las palabras “oficio de historiador”.
Romero era, desde luego, capaz de trabajar con dos ideas a la vez en la cabeza: a) “vehemente
simpatía” con el historiador francés por su compromiso ético-político y trabajo de investigación; b)
impugnación sin concesiones de una parte de sus presupuestos de fondo. Reconocimiento sentido
de Bloch por su “mucho saber y mucha humanidad, virtudes con las que se hace un buen
historiador”,88 pero dura conclusión final de su corta pero sustancial reseña: “No se busque, pues, en
82
Imago mundi, diciembre de 1953, nº 2, pp. 99-100.
Libro escrito en 1941-1943 como Apologie pour l’histoire ou Comment et pourquoi travaille un historien;
publicado en 1949 por Lucien Febvre como Apologie pour l’histoire ou Métier d’historien (véase la edición crítica de
Étienne Bloch, con un prólogo de Jacques Le Goff, 1993, pp. 39-42); seguramente Romero no leyó la obra
hasta su edición española con título ajeno al autor y presuntamente comercial: Introducción a la historia, FCE,
1952.
83
Aunque identifica a Febvre como cofundador de Annales, lo sitúa –tal vez, injustamente- en un
segundo plano, no lo que es óbice para que aproveche para criticar a Bloch y defender su concepto de “vida
histórica” (véase la nota 89), la siguiente cita de, primer editor de Apologie pour l’histoire: “Ni una sola vez, salvo
error, aparece en el libro la palabra evolución”.
84
85 Romero valora de los annalistes sus trabajos de investigación, que casi no los cita aunque los conoce y
utiliza sin sectarismo como material docente, al tiempo que se calla bastante -consciente, supongo, de que iban
en el mismo barco- para no tener que exponer sus diferencias con ellos de tipo personal, metodológico y
teórico; cosa que no hacía con Marx y el marxismo de sus seguidores más cerrados, que eran legión, con los
que discrepaba además políticamente.
86
Véase la nota 83.
87
ídem.
Hoy, sin embargo, cuando se dice, ante la caída de las “grandes escuelas”, que lo que importa es
ser “buen historiador” se suele valorando ante todo el uso de fuentes, el trabajo de archivo, Carlos Barros,
“El retorno de la historia”, Historia a debate. I. Cambio de siglo, Santiago, 2000, pp. 153-173 (http://www.h88
50
e-l@tina, Vol. 8, núm. 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010 – htpp://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
este libro un sistema de la vida histórica ni un cuadro acabado de los problemas del saber histórico”.
Cuestionando a la par la -posteriormente archiconocida y asumida- definición de historia del
fundador de Annales (escribe Romero: “ciencia de los hombres en el tiempo”, dice Bloch), porque el
historiador argentino considera superior el concepto crociano de “vida histórica”89 en lugar de los
“hombres en el tiempo”: “Bloch no discurre sobre la vida histórica sino en cuanto a objeto de
conocimiento, y prefiere reflexionar sobre… una disciplina que quiere alcanzar el más alto rigor”.
Otra vez, sugiere Romero con sutileza un Bloch cuyo positivismo y objetivismo,90 viene a decirnos,
le impide usar conceptos y reflexiones más abstractas (no era “matemático”), cosa que cuando menos
Romero intentaba. Probablemente, su lectura de Bloch desde esa simpatía tan competidora le
conduce a infravalorar la importancia renovadora -más fácil de ver a posteriori- de Annales y sus
libros fundadores91, al tiempo que pone en valor la superior ambición, inquietud y conocimiento
teórico de sí mismo92, junto con la doble y paradójica actitud –jamás explicada- de Annales ante el
positivismo alemán: a) cuestionamiento (público) de orden temático como “historia historizante”,
superficial, descriptiva, política, narrativa, acontecimental, etc.; b) continuidad (oculta) de orden
epistemológico de la manera positivista de investigar que tuvo efectos positivos (fuentes) pero
también muy negativos93 para la “nueva historia” que tanto defendió y promovió la pasada escuela
francesa. Paradoja que contribuye no poco a explicar su crisis final y el retorno actual de la vieja
historia metódica de Seignobos y Langlois.94
Por propia voluntad pero también forzado por el “imperialismo” francés, José Luis Romero se
mantuvo en los márgenes de Annales, aunque tuvo sus relaciones personales no fueron al parecer
nada buenas en el caso de Fernand Braudel, que dirigió el gran movimiento historiográfico entre
1956 y 1968 de manera especialmente personalista.95 Ruggiero Romano, historiador italiano que
debate.com/cbarros/spanish/articulos/nuevo_paradigma/retornohistoria.htm).
También Antonio Gramsci importa de Benedetto Croce la noción de “vida histórica” que incluye a
la vez el objeto y el sujeto, el pasado y el presente, etc., facilitando enfoques de historia total / global; si bien
hoy en día, además de insistir en la relación inseparable entre el objeto y el sujeto de la historia, lo más
importante es subrayar la interacción continua entre el objeto y el sujeto del conocimiento histórico
(historiadores), redefiniendo la historia como una ciencia con sujeto social y sujeto cognoscente (véase punto I
del Manifiesto historiográfico de Historia a Debate en
www.h-debate.com/Spanish/manifiesto/manifiesto_had.htm).
90 El propio Romero no quería ser menos “documentalista” que otros, aunque por su formación y
posicionamiento tenía claro que había que elevar el umbral intelectual del trabajo de historiador por encima de
Annales, superando incluso al materialismo histórico.
89
91 El otro es Combats pour l’histoire (1952; trad. esp. Barcelona, Península, 1959) del propio Lucien
Febvre, más radical en su antipositivismo temático que Bloch, pero igualmente deficitario en lo epistemológico
y lo teórico (si comparamos con los fundadores del marxismo); así y todo, tampoco los historiadores marxistas
franceses e ingleses intentaron como Marx -y Romero- trabajar en una teoría de la historia (salvo quizás
Gordon Childe, 1892-1957).
92 Descalificado por colegas retardatarios como “filósofo” que no historiador, fueron los saberes e
intereses filosóficos y teóricos de José Luis Romero los que le permitieron elevarse por encima de las
tendencias de la época (al tiempo que aprendía de ellas), sobreviviendo mejor al fin de la “revolución
historiográfica del siglo XX”.
93 Véase el apartado II.1 de “Historiografía autocrítica” en Carlos Barros, “Defensa e ilustración del
Manifiesto historiográfico de Historia a Debate”, e-l@atina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos,
UDISHAL, Buenos Aires, vol. 1, números 3 y 4, 2003 (http://www.iigg.fsoc.uba.ar/elatina.htm).
Carlos BARROS; “La Escuela de los ‘Annales’ y la historia que viene” (2001) en www.hdebate.com/cbarros/spanish/articulos/historiografia_inmediata/escueladeannales.htm.
94
95
En 1969, tuvo lugar una asamblea de investigadores de la VI Sección de Ciencias Sociales de la École
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
entró por medio de Braudel en el grupo de Annales y en la École Practique des Hautes Études (donde
permaneció hasta 1965), y además amigo y admirador de Romero (“para mi es uno de los grandes”),
nos informa elípticamente de lo que pasó entre ellos: “Braudel y Romero de hecho no se entendieron
nunca. Braudel sabía que Romero era el historiador más inteligente de Argentina, pero no se
entendieron… Tengo cartas, pero de eso no quiero hablar. No se entendieron, punto”.96 Se
sobreentiende que hubo choque de caracteres, también cuestiones de fondo historiográfico, seguro.97
Empezando por el problema de la jerarquía internacional de las relaciones historiográficas98. Será
justamente durante los segundos Annales de Braudel cuando se intensifican y promueven los rasgos
más miméticos de la recepción periférica en parte de Europa y América de la escuela de Annales99.
Luis Alberto Romero ha escrito en 2001: “José Luis Romero no era un seguidor acrítico de
Practique des Hautes Études en el Collège de France, dónde se decidió reemplazar en la dirección de Annales (1969)
-y después en la École (1972)- a Fernand Braudel por el triunvirato formado Jacques Le Goff (presidente de la
VI Sección desde 1972), Emmanuel Le Roy Ladurie y Marc Ferro, véase “La contribución de los terceros
Annales y la historia de las mentalidades. 1969-1989", loc.cit.; la principal biógrafa de Braudel evita
prudentemente hablar de la defenestración de Braudel en 1969, pero aporta indicios -no por interesados
menos útiles- al comentar el radicalismo marxista de la nueva generación de Annales, que ilustra contando los
ataques personales que recibió Braudel por parte de algunos de aquellos jóvenes historiadores (Maurice
Agulhon, Annie Kriegel; ambos ex miembros del PCF) de un “féroce anti-américanisme” (estábamos en plena
guerra del Vietnam, recordemos), por la financiación de las Fundaciones Ford y Rockefeller de la analista VI
Sección de la EPHE, Giuliana GemellI, Fernand Braudel, Paris, 1995 (Venezia, 1990), pp. 164-165.
Entrevista a Ruggiero Romano en Todo es historia, nº
(http://www.elhistoriador.com.ar/entrevistas/r/romano.php).
96
251, mayo de 1988, p. 38
Véase la nota 99; Romero prefiguró desde Argentina el tránsito, al calor de mayo del 68, de los
segundos a los terceros Annales, del “gran patrón” a una dirección colectiva, del estructuralismo económicosocial a la historia de las mentalidades, malamente por tanto podía estar de acuerdo con la renuncia braudeliana
a la corta duración, las mentalidades y una historia con sujeto social.
97
La historia de Annales ni sufrió cambios en cuanto a la relación centro-periferia a pesar de Jacques Le
Goff, cuya concepción de unos cuartos Annales realmente internacionales, compartimos a principios de los
años noventa; de la frustración este tournant critique de Annales surgió, en parte, Historia a Debate como foro y
tendencia historiográfica internacional pero de iniciativa latina; sobre los terceros Annales (1969-1989) y el
intento fracasado de tournant critique (1989), véase “La contribución de los terceros Annales y la historia de las
mentalidades. 1969-1989", La otra historia: sociedad, cultura y mentalidades, Bilbao, 1993, pp. 87-118 (www.hdebate.com/cbarros/spanish/contribucion.htm); "La 'Nouvelle Histoire' y sus críticos", Manuscrits. Revista
d'Història Moderna, nº 9, Barcelona, 1991, pp. 83-111 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/nouvelle.htm); "El
'tournant critique' de Annales", Revista de Història Medieval, Valencia, nº 2, 1991, pp. 193-197 (www.hdebate.com/cbarros/spanish/tournant.htm); “La Escuela de los ‘Annales’ y la historia que viene”, La historia
que se fue, Suplemento Cultural, Diario de Sevilla, nº 99, 18 de enero de 2001 (www.hdebate.com/cbarros/spanish/articulos/historiografia_inmediata/escueladeannales.htm).
98
99 Braudel publica en Annales (nº 2, 1965), el texto de la conferencia en la EPHE cuyo título original
era “Los puntos de vista: historia política o historia social”, donde Romero proclama que “en todas partes la
historia social es inseparable de la historia política”, que la historia política no se debe abandonar –como
lamentablemente hizo Annales- sino ir a “una total reconsideración” reemplazando los criterios tradicionales de
tipo político, “por otros más ricos y complejos”, empezando por su entronque con la historia social,
anticipando en una o dos décadas la “nueva historia política” como historia social del poder; como ya vimos la
redacción de la revista cambió el título por “Les problèmes de l'histoire sociale en Amérique latine”, quitando
la referencia a la denostada historia política y añadiendo el ámbito geográfico latino, dando a entender
erróneamente que el artículo trata de la implantación de la historia social en América Latina, bajo la égida
francesa, naturalmente; articulo y título original se reproducen en José Luis Romero, Latinoamérica: situaciones e
ideologías, Buenos Aires, 1967, pp. 13-23; las citas están en pp. 9, 16-17.
52
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
Annales”.100 Desde luego, ni lo era ni podía serlo; tampoco creo que se le pueda en rigor considerar
“seguidor”, aunque pudiera parecérnoslo por la historia que hacía. Desligazón digamos orgánica de
Romero respecto de Annales, en los años 1950-1970, que no podemos menos que lamentar los que
valoramos altamente la pasada escuela francesa, cuyo unilateralismo relacional, con la subsiguiente
desvalorización de las culturas históricas consideradas periféricas como la latina, fue compartido, por
otra parte, por otras tendencias historiográficas e intelectuales surgidas en los países dominantes de la
Europa contemporánea, situación que hoy en día está en proceso de reversión como efecto
(beneficioso) de la globalización.
Una consecuencia práctica del distanciamiento persistente del “historiador más inteligente de
Argentina” (según Romano) respecto de Annales, es que en su historia de la Edad Media europea
publicada en dos tomos, La revolución burguesa en el mundo feudal (1967) y Crisis y orden en el
mundofeudoburgués (1980), presta más atención a Italia y España que a Francia, centro del feudalismo
medieval “clásico” según nos enseñó la historiografía francesa. Otra originalidad que le permitió, en
general, marcar también distancias con el estructuralismo mecanicista de Sausurre, Levi-Strauss y
Althusser, paradigma hegemónico en las ciencias sociales francesas de los años sesenta, al que se
plegaron en exceso los Annales de Braudel, desviándose de los paradigmas fundadores. Se habría
entendido mejor, sin duda, con la corriente marxista francesa de George Lefebvre, Albert Soboul,
Michel Vovelle y Pierre Vilar, que siempre se consideró de alguna forma el ala izquierda de la escuela
historiográfica fundada por Bloch y Febvre, pero tampoco hubo encuentro: bien por la no
dedicación a los estudios medievales de sus miembros (en su mayoría, modernistas), bien porque el
desinterés de Romero por los hegemónicos Annales arrastró al resto de los historiadores franceses.
El evidente paralelismo en cuanto a descubrimientos historiográficos entre los historiadores de
Annales y José Luis Romero, no quiere decir que éste no aprenda de los avances de los franceses, por
ejemplo, en lo relativo a la “historia de las mentalidades”. Hasta los años sesenta, Romero trabaja
con una idea de la historia de la cultura en apariencia clásica, ya que la entendía como una
“concepción integral de la historia”.101 Utilizando para ello nociones que iban más allá de la vieja
historia intelectual de autor y obra como: “espíritu burgués”, “concepción de la vida”, “ideales de
vida”, “pensamiento histórico-político”.102 Hasta abrazar finalmente el concepto de ‘mentalidad’103
en La revolución burguesa en el mundo feudal (1967), a tiempo por tanto de ser un precursor -no leído,
ciertamente, y menos aún reconocido- de los terceros Annales. Si definimos la ‘mentalidad’ por sus
componentes principales (lo racional, lo emocional, el imaginario, el inconsciente y las prácticas104),
encontramos en Bloch y Febvre, en los años 30-40, esa misma búsqueda de un término abarcador
de toda la subjetividad mental, más allá de la conciencia clara y la ideología, que inicialmente no
pasaba por utilizar el término “mentalidad”105 que conocían bien a través de la antropología y la
100
101
Prólogo a José Luis Romero, Latinoamérica, las ciudades y las ideas, p. XIII.
Véase la nota 6.
102 José Luis Romero, ¿Quién es el burgués? y otros estudios de historia medieval, Buenos Aires, 1984, pp. 17, 45,
108-109, 172.
103
Omar Acha, La trama profunda, op.cit, p. 101.
Carlos Barros, "Historia de las mentalidades: posibilidades actuales", Problemas actuales de la Historia,
Salamanca, 1993, pp. 49-67 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/hm_posibilidades.htm).
104
105 En 1924, Marc Bloch publica un trabajo paradigmático sobre mentalidades (religiosas), y sólo usa
una vez la palabra “mentalités”, junto con otros términos incluso más habituales como “habitudes de pensée”,
“idées collectives”, “opinion commune”, “représentations sociales”, “représentations mentales”, Jacques Le
Goff, préface à Les rois thaumaturges, Paris, 1983, pp. XXVII-XXVIII; en 1939-1940, pasa algo parecido en La
société féodale (trad. esp. Madrid, 1986) donde, en lugar de valerse del concepto de “mentalidad”, titula el libro
segundo “Condiciones de vida y atmósfera mental”, y sus capítulos II y III, “Formas de sentir y de pensar” y
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
psicología. Los segundos Annales promueven lo económico-social marginando lo mental, como se
puede ver en la Méditerranée (1949) de Fernand Braudel,106 o en la práctica desaparición del término
“mentalité” en la revista Annales de los años cincuenta-sesenta.107. Un artículo de George Duby de
1961 sobre la “Histoire des mentalités” trae de nuevo a la memoria historiográfica el tema de forma
definida108, sin demasiados efectos, tal vez por el carácter “externo” del renombrado historiador a la
revista Annales y sus instituciones, todavía bajo el control braudeliano. Será más efectivo trece años
después, otro artículo, también de orden metodológico-historiográfico de Jacques Le Goff publicado
en Faire l’histoire109 (primera gran obra colectiva de los Annales post-Braudel) en 1974 (siendo
presidente de la VI sección de la EPHE), donde se lanza definitivamente la “historia de las
mentalidades110, pese a su título ambiguo y las dudas heredadas de los fundadores111, como banderín
de enganche de los terceros Annales.
En ese momento, Romero llevaba años manejando, paralelamente a Duby y Le Goff, incitado
como ellos por los avances iniciales de Bloch112, un concepto claro de mentalidad en sus trabajos
sobre la Edad Media europea. No tengo duda de que Romero, como historiador de las mentalidades,
estuvo influido por sus lecturas previas de los fundadores de Annales.113 Sin que resulte afectado por
“La memoria colectiva”; en una carta del 8 de mayo de 1942, Bloch confiesa incluso a Febvre que “mentalité”
le parece un “terme médiocre” que se “prête à certains équivoques”, Marc Bloch, Lucien Febvre,
Correspondance. III. Les Annales en crises, 1938-1943, Paris, 2003, p. 197; por otro lado, Lucien Febvre que nos
dejó valiosos trabajos metodológicos sobre el nuevo enfoque que después llamaremos “historia de las
mentalidades”, maneja más bien “utillaje mental”, “sensibilidades” y otros términos vecinos, “Une vue
d'ensemble. Histoire et psychologie (1938), “La sensibilité et l'histoire. Comment reconstituer la vie affective
d'autrefois? (1941), republicados en Combats pour l'histoire, Paris, 1953 (eliminados de la edición española de
Ariel, Barcelona, 1970).
Posteriormente, Fernand Braudel llega a hacer una historia moderna de la vida cotidiana desde un
ángulo económico, en Civilisation matérielle, économie et capitalisme, XVe-XVIIIe siècle, Paris, 1979; el estudio de la
vida cotidiana es un tema de origen antropológico que sólo años después (1985-1987) George Duby
introduce como “historia de la vida privada” en el campo de las mentalidades, añadiendo la sensibilidad y las
representaciones mentales a la vida material, tratada por Braudel.
106
107
108
Véase la nota 114.
George Duby, “Histoire des mentalités”, L'histoire et ses méthodes, París, 1961 (no fue traducido al
español).
Jacques Le Goff, “Las mentalidades: una historia ambigua”, Hacer la Historia, III, Barcelona, 1980
(París, 1974).
109
Le Goff viene incluyendo las mentalidades desde los años sesenta, en contraste con Braudel, en sus
investigaciones sobre la Edad Media (véase la nota 113).
110
111
112
Véase la nota 113.
Véase la nota 105.
Como medievalista, Romero sigue, desde las primeras ediciones en francés, las obras de investigación
económico-social de Bloch; en La revolución burguesa en el mundo feudal (1967) cita excepcionalmente -lo que
prueba que su reconocimiento de 1953 es sincero- seis veces, a pié de página, al fundador de Annales (pp. 88,
89, 101, 133, 268 y 358); interesa la primera mención a La société féodale (Les Éditions Albin Michel, Collection
‘L’évolution de l’Humanité’, tomes XXXIV et XXXIV bis, Paris, 1939-1940, 1949), donde, fiel a su estilo
diferenciador, explica que lo que Bloch llama primera y segunda edad feudal, él denomina periodo feudal y
feudoburgués (p. 88 n. 8); no cabe dudar, pues, que leyó en el tomo I de “La sociedad feudal” la parte de las
mentalidades, que Bloch relaciona con las “condiciones materiales” de vida, interconexión que Annales
abandonará en los años setenta pese al magisterio de Le Goff, quien desde los años sesenta, siguiendo el
enfoque global de Bloch, integra las mentalidades con el resto de la historia medieval en La civilisation de
l’Occident médiéval, Paris, Arthaud, 1965.
113
54
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
“edad oscura” de Braudel (para la historia de las mentalidades), durante la cual Annales admite con
todo algunas referencias aisladas al término: un raro artículo con “mentalidad” en el título se publica
en 1949, y siguen siete más durante las dos décadas de los años cincuenta y sesenta.114
De este ir y venir entre lecturas y reflexiones propias, surge la peculiar historia de las
mentalidades de Romero, que no deja de lado el enfoque global, a diferencia de los franceses, cuya
historia de las mentalidades se desarrolló, en los años setenta y cohenta, cada vez más separada del
resto de la historia, sobre todo de la historia social.115 Por el contrario, el historiador “periférico”
incluye la mentalidad en sus investigaciones históricas de conjunto junto -entrelazadamente- con los
aspectos social y económico, político y cultural, con mayor fidelidad por tanto al proyecto original de
Bloch y Febvre (si bien eso a Romero, la verdad sea dicha, ni le movía, ni le preocupaba). Así analiza
nuestro historiador pionero en su gran obra de los años 1960, La revolución burguesa en el mundo feudal,
las mentalidades señorial, religiosa y burguesa, así como el cambio de mentalidades medievales que
provoca la burguesía a partir de la Plena Edad Media, cuyo estudio pretendía prolongar hasta los
tiempos contemporáneos116. Dejando para su continuación bajomedieval, Crisis y orden en el mundo
feudoburgués, publicada póstumamente, el análisis de la “mentalidad popular” y el “conflicto de las
mentalidades” en el tardo medioevo, previsto para una “cuarta parte” que no llegó a redactar.117 Es
evidente que Romero hace lo que hemos llamado, en los años 1980, una “historia social de las
mentalidades”.118 No olvida su marxismo cuando investiga la subjetividad humana y mental, otra
prueba más de la coherencia entre sus investigaciones históricas concretas y un marxismo que hace
hincapié en las “ideas”, antidogmático y no estructuralista, “dialéctico múltiple”, humanista.
Así y todo, no toda la gente de Annales trató de la misma manera a José Luis Romero,
inteligente historiador pero argentino: las excepciones son el ya citado Ruggiero Romano (él mismo
latino-europeo de origen), en la época de Braudel, y sobre todo Jacques Le Goff, el representante
más genuino de los terceros Annales.119 Quien, tres años después de publicarse La revolución burguesa en
el mundo feudal, ejecutado ya el giro radical que puso fin a los Annales braudelianos, incluye una cita de
la obra de Romero en un artículo de historia medieval en Annales120. Si bien será, ya jubilado, fuera de
Albert Silbert, “Ouvrages sur la mentalité des Américains”, Annales, 1949, vol. 4, num. 2, pp. 248251 (trata de los EE. UU.); aparecen otros siete más sobre mentalidades en los años cicuenta-sesenta hasta el
artículo definitivo de Le Goff en Faire l’histoire (1974), después crecen exponencialmente hasta un total de
1.752 referencias hasta 2002.
114
115 Carlos Barros, "Historia de las mentalidades, historia social", Temas Medievales, Buenos Aires, nº 2,
1992, pp. 205-230 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/hm_historia_social.htm); “La contribución de los
terceros Annales y la historia de las mentalidades. 1969-1989", La otra historia: sociedad, cultura y mentalidades,
Bilbao, 1993, pp. 87-118 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/contribucion.htm).
116
Su interés por la revolución burguesa tenía para Romero, además de su intrínseco interés
historiográfico, una dimensión comprometida con su lucha por el socialismo, (véase la referencia de la nota
80).
117
118
Luis Alberto Romero, prólogo a Crisis y orden en el mundofeudoburgués, México, 1980, pp. 9-10.
Véanse las referencias bibliográficas de las notas 104, 115.
119 Representatividad de Jacques Le Goff que no todo el mundo, dentro y fuera de Francia, le
reconocía, lo que plantea una duda que algunos nos hemos planteado: Le Goff no tuvo tal vez la posibilidad
real de orientar en los años 1970 la escuela de Annales como él hubiese deseado, manteniendo la “historia
total” y abriéndose bilateralmente a otras historiografías, generando unos terceros Annales más globales que
hubieran facilitado sin duda una mejor adaptación de los historiadores franceses a la mundialización en curso.
120
Véase la nota 44.
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55
Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
cualquier responsabilidad en boulevard Raspail y desaparecida Annales como corriente colectiva121,
cuando conoce más textos de Romero y redacta una presentación realmente elogiosa para la segunda
edición (2003) de Crisis y orden en el mundo feudoburgués.122 Dice el gran Le Goff de José Luis Romero
que “fue un gran medievalista, uno de los que revolucionaron, que renovaron profundamente, la
imagen de la Edad Media”,123 y que su obra inconclusa “permanece como uno de los monumentos
más impresionantes y más notables de la historiografía del siglo XX”124. Siendo importante este
reconocimiento formal (viniendo de un francés), lo es más125 que se valore retrospectivamente el
vanguardismo, la creatividad y la autonomía intelectual de Romero, sea anticipándose a Annales, sea
triunfando justamente donde más fracasó la escuela francesa.
Escribe, por ejemplo, Jacques Le Goff en su prólogo que “José Luis Romero volvió a
encontrar en los textos medievales la concepción de Georges Dumézil, que tal vez no había leído, de
una idea indoeuropea del esquema de la sociedad tripartita (oratores, bellatores, laboratores), casi al
mismo tiempo en que Jean Batany, Georges Duby y yo mismo la descubríamos”.126 En realidad, el
descubrimiento del sistema trifuncional por parte de Romero es anterior a Dumézil (1958127), Batany
(1963128), Le Goff (1968129) y Duby (1973130), ya que el artículo que llamó la atención a Le Goff, El
espíritu burgués y la crisis bajomedieval, fue originalmente escrito y publicado en Montevideo por Romero
tan pronto como en 1950.131 Texto donde concluye, con espíritu anticipador, que “dentro de la
concepción organicista de la sociedad que prevalece durante la Edad Media, se admitía que la
integraban tres brazos… Defensores, oradores y labradores”132. Concepción cuyo lejano origen sitúa
121 Carlos Barros; “La Escuela de los ‘Annales’ y la historia que viene”, La historia que se fue, Suplemento
Cultural
del
Diario
de
Sevilla,
nº
99,
18
de
enero
de
2001
(www.hdebate.com/cbarros/spanish/articulos/historiografia_inmediata/escueladeannales.htm).
122
Véase la nota 23.
123
Crisis y orden en el mundo feudoburgués, Buenos Aires, 2003, p. VII.
124
ídem, p. XI.
Por lo que pueda tener de autocrítica del dernier annaliste: para nosotros, Jacques Le Goff es el
historiador actual más relevante que permanece todavía fiel, de alguna manera, en Francia a los presupuestos
historiográficos y cívicos de la escuela que fundaron Marc Bloch y Lucien Febvre en 1929; otros que
integraron en el pasado las filas de Annales se consideran hoy solamente parte de una historiographie française que
integra su pasado annaliste, pero no lo reivindica públicamente.
125
126
Crisis y orden en el mundo feudoburgués (2003), p. VIII.
Georges Dumézil, L’Idéologie tripartite des Indo-Européens, Paris, 1958; se trata de la obra que difunde
en las ciencias humanas francesas la idea de la trifuncionalidad, que el filólogo francés venía usando en sus
investigaciones antropológicas.
127
128
Jean Batany, “Des ‘trois fonctions’ á ‘trois états’’, Annales, vol. XVIII, 1963, pp. 933-938.
Jacques Le Goff, “Note sur société tripartie, idéologie monarchique et renouveau économique dans
chrétientié du IXe au XIIe siècle”, L’Europe aux IXe-XIe siècle (Colloque 1965), Varsovia, 1968, pp. 63-72.
129
Georges Duby, “Aux origines d’une système de classification sociale”, Mélanges à l’honneur de Fernand
Braudel, Paris, 1973, tome II, pp. 183-188.
130
131 Pensamos que Le Goff conoce el texto sobre el espíritu burgués
hacia 2003 a través de la
recopilación editada por la UBA, en 1961, como Ensayos sobre la burguesía medieval. Ensayos de Historia Social
(Crisis y orden en el mundo feudoburgués, p. VIII).
José Luis Romero, “El espíritu burgués y la crisis bajomedieval”, Revista de la Facultad de Humanidades y
Ciencias, nº 6, Montevideo, abril de 1950; reproducido también en ¿Quién es el burgués?, y otros estudios de historia
medieval, Buenos Aires, 1984, pp. 18-19.
132
56
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
Romero en la Política de Aristóteles e infiere, para el periodo medieval, de la conocida frase del
francés Adalberto de Laon (siglo XI), seguida de una rica serie de textos españoles del siglo XIII al
siglo XV (Alfonso X, Ramón Llull, Juan Manuel, Diez de Games), terminando con el italiano
Marsilio de Padua, lo que le permite enlazar con el surgimiento del “subgrupo” de los burgueses del
tercer estado de los labradores.133
La difusión de la mentalidad trifuncional en el medievalismo internacional, tiene lugar, 28 años
después del descubrimiento de Romero134, gracias a la obra crucial de Georges Duby, Les trois ordres
ou l’imaginaire du féodalisme (Paris, 1978), sobre fuentes exclusivamente francesas, por supuesto.
Constituyó este libro uno de los grandes éxitos de las mentalidades de los terceros Annales, aunque
tuvo poco seguimiento investigativo. Difusión que muestra, en cualquier caso, la importancia135 de
estar respaldado por una corriente historiográfica generada en este caso desde un país que, en el
pasado siglo, irradió internacionalmente con enorme efectividad su idioma, su cultura y grandeur, con
el apoyo ejemplar del Estado.
Con este arranque de honestidad y sinceridad que muy pocos historiadores franceses serían
capaces de emular, incluso hoy (a toro pasado), Jacques Le Goff reconoce en José Luis Romero un
“pionero de las representaciones y del imaginario”, puesto que, según vimos, el argentino descubre
historiográficamente lo mental en 1950 (dice Le Goff en 1961, porque manejó una edición
posterior136), cuando publica su trabajo sobre el “espíritu” de la burguesía medieval137. Admirando,
por lo demás, su “visión optimista de la historia”,138 vinculada -añadimos nosotros- con sus
convicciones profundas de socialista ilustrado. Pero donde el reconocimiento, en 2003, del
prologuista parisino es más autocrítico, generoso y historiográficamente significativo es cuando
afirma que José Luis Romero triunfó historiográficamente en algo muy importante que Annales
pretendió y no consiguió: hacer una “historia total”.139 Confesión que explica lo que decíamos supra
sobre cómo la imposible integración de Romero en los Annales de Braudel140, evitó que reprodujera
individualmente sus defectos y fracasos, haciendo posible por consiguiente, desde finales del siglo
XX, un interés renovado, nacional e internacional, por su obra y vida, inversamente proporcional al
agotamiento de las escuelas historiográficas que pudieron servir de referencia crítica, e iconoclasta, en
su difícil andadura para nada devota.
Romero y la historia que viene
A modo de resumen, vamos a definir ocho aportaciones vitales de José Luis Romero como
historiador avanzado del siglo XX al nuevo consenso (paradigma) sobre la escritura de la historia, en
el siglo XXI, que estamos construyendo otros que venimos de parecidas proximidades e influencias
133
Ibídem
Sobra decir que los historiadores franceses seguidores de Georges Dumézil (1898-1986) no
conocieron ni podían conocer el texto de Romero: en general, no leían español y cierta mentalidad
“imperial”, “legitimada” en parte por la rica tradición francesa, dificultaba cualquier acercamiento libre de
prejuicios a la “periferia” latina.
134
Para un historiador con ambiciones historiográficas, además de tener talento, que a Duby le sobraba
-al igual que a Romero-, lo importante era estar en el lugar y en el momento adecuado.
135
136
Véase la nota 131.
137
Crisis y orden en el mundo feudoburgués, pp. X-XI.
138
ibídem.
139
ídem, p. IX.
Los terceros Annales (1969-1989) llegaron tarde para Romero, tampoco cambiaron la mentalidad
jerárquica centro-periferia de la historiografía francesa.
140
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
históricas e historiográficas, junto con nuevas generaciones de historiadores que quieren afrontar los
desafíos del presente, aprendiendo de los errores del pasado, procurando así una nueva primavera
para la historia que nos toca escribir y vivir.
1.- Nueva historia global. Ya lo dijo Jacques Le Goff en su reconocimiento autocrítico sobre
Romero de 2003: “Su obra es el más bello ejemplo que conozco de este historia global preconizada y
jamás realizada en su totalidad por los historiadores franceses de Annales”141. Tres son los rasgos de
la obra de Romero que interesan, en nuestra opinión, para una nueva historia “total” que, al igual que
Le Goff, preferimos llamar “global” superando el tono idealista -utópico en el sentido de imposibledel concepto de “totalidad” utilizado por las vanguardias historiográficas del siglo pasado:
a) Su constante huida de la historia fragmentada, especializada, haciendo converger
géneros y temas de investigación (lo que hemos llamado “historia mixta como historia
global”142) o reemplazando como objeto de investigación el hecho histórico por la vida
histórica143.
b) Romero buscó siempre, en verdad, la interrelación de las cosas, aconsejándole a
Ruggiero: “Romano, le recomiendo, usted debe mostrar, subrayar, el entronque que existe
entre los distintos problemas”, quien tal vez no conocía la palabra ‘entronque’ (ni había
aprendido en París lo que le quería decir historiográficamente) pero concluye: “No se hace
historia sin imbricación, conexión, intercambio de problemas, o sucesivas convergencias
hacia un centro. De esto José Luis Romero ha sido un incomparable Maestro”144.
c) No era un estructuralista al uso, su objetivo era captar globalmente el cambio
histórico. El ángulo metodológico elegido para entender la vida histórica medieval fue el
conflicto burguesía / nobleza feudal, aun sabiendo que la contradicción señores /
campesinos provoca la crisis del feudalismo, que -añade- resulta acelerada y profundizada por
la burguesía urbana como factor exógeno145 (un ejemplo de lo que entendía Romero como
entronque o dialéctica multilateral). Justamente, lo característico de la nueva historia global
que propugnamos -desde HaD- es definir hipótesis de partida que permitan obtener
aproximaciones globales, dejando atrás eso de “la historia total como un horizonte utópico”
al que nunca se llega. La opción de Romero es investigar globalmente la Edad Media (siglos
XI-XV) empleando como hilo conductor, y punto de vista, la burguesía y las ciudades
(siguiendo a Pirenne), lo que no excluye -más bien sugiere- otros enfoques concurrentes,
como el aplicado por la tradición historiográfica marxista que el autor conoce, valora y logra
mejorar.
2.- Ejemplo de futuro: una historia pensada. Todavía hoy bastantes colegas siguen reduciendo el
oficio de historiador al documentalismo (que decía Romero), a conocer el pasado “tal como fue” a
través de las fuentes, condición desde luego necesaria pero insuficiente para una historia realmente
141
Crisis y orden en el mundo feudoburgués (2003), p. IX.
Carlos Barros, “La historia mixta como una historia global”, Enfoques. Revista de la Universidad
Adventista
del
Plata,
Argentina,
año
XVIII,
nº
1-2,
2006,
pp.
91-118
(http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/IndArtRev.jsp?iCveNumRev=6913&iCveEntRev=259&institu
cion); con este título y enfoque hemos organizado, en 2004, con la participación de Ciro F. Cardoso, Carlos
Martínez Shaw y Raquel García Bouzas, un apartado temático en el último congreso de Historia a Debate,
Historia a debate. III. Historiografía global (Carlos Barros, edit.), Santiago, 2009, pp. 39-71.
142
143
Véase la nota 89.
144¿Quién
145
58
es el burgués? y otros estudios de historia medieval, p. 14.
Crisis y orden en el mundo feudoburgués (1980), pp. 102-103.
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
profesional. Por ello recordar a Romero y su modo de trabajar, refuerza nuestra idea146 de que para
ser buen historiador hay que reflexionar sobre metodología, historiografía, teoría de la historia,
relación con la sociedad...
Sobre metodología véase la compilación de artículos de Romero editada por su hijo Luis
Alberto como La vida histórica (Buenos Aires, 1988). Sobre historiografía lo más significativo sea tal
vez el libro Maquiavelo historiador (1943), en cuya introducción a la segunda edición (1970) José Luis
Romero lamenta que el “análisis historiográfico” siga siendo un “género de investigación….
deficientemente discriminado”147. Celebrando como una excepción que, a la hora de investigar
historiográficamente a Maquiavelo, además de inferir datos de sus obras históricas, se pueda
completar éstos con los extraídos de “una actividad pareja en el campo teórico”148. Invitándonos, en
suma, a cultivar ambos campos, tanto a la hora de producir historia como de investigar a
historiadores. Considerando muy necesario, pues, hacer la historia “de cómo se ha historiado un
tema… para desarmar las subjetividades que hayan podido incurrir” los propios historiadores.
Mostrando una vez más su sorpresa, en 1976, porque la “historia de la historiografía” como tipo de
conocimiento “no ha conseguido la acogida y el interés de la gente, cuando es tan seductor”149.
Sobre teoría de la historia, ya hablamos de su gran proyecto inconcluso, Teoría general de la vida
histórica: “una investigación que nunca se ha hecho de una manera definitiva”150, declaró Romero a
Félix Luna un año antes de morir, después de afirmar la necesidad y la posibilidad de superar
dialécticamente al propio Marx.151 Tarea abandonada entonces por otros, y hoy todavía pendiente:
por la escasez en el siglo XX de historiadores annalistes y/o marxistas con el interés, la ambición y
formación teórica de José Luis Romero; la evolución de la filosofía de la historia al margen de los
historiadores profesionales,152 y la crisis intelectual del marxismo iniciada justamente a finales de los
años setenta, en la Europa latina y otros lugares, profundizada para muchos de forma irreversible a
partir de 1989.
Según nuestro criterio, sin embargo, acertó José Luis Romero cuando se planteó inspirarse en
el marxismo para superar al marxismo, no en vano fue la filosofía de la historia más influyente en el
siglo XX, también entre los nuevos historiadores. Debería ser, por consiguiente, obligatorio punto de
partida para repensar crítica y autocríticamente la teoría de la historia en el siglo XXI; no sólo el
papel las ideas (junto con la base material) o la multiplicidad dialéctica y global que preocupaban a
Romero, también en lo relativo a la “sucesión de modos de producción”, cuyo fracaso -que el
historiador argentino no llegó a conocer plenamente- puso en evidencia la “inesperada” transición,
de 1989 en adelante, del socialismo soviético al capitalismo, dando vía libre, de un lado, a filosofías
occidentales de la historia pronto desmentidas desbordadas por la aceleración histórica
Véase el punto 13 de “La historia que viene”, Historia a debate. I. Pasado y futuro, Santiago, 1995, pp.
95-117 (www.h-debate.com/cbarros/spanish/historia_que%20viene.htm).
146
147
José Luis Romero, Maquiavelo historiador, Buenos Aires, 1986 (3ª edición), p. 18.
148
idem, p. 21.
Félix Luna, op.cit., p. 72; la respuesta está, sin lugar a dudas, en la prolongada pervivencia del
positivismo y su “idolatría de las fuentes”.
149
150
ídem, p. 128.
151
ídem, pp. 92-93.
Véase, en sentido contrario, María Luz Pintos Peñaranda, “Sobre la utilidad de la Filosofía para la
Historia. Propuesta de distinción y de confluencia”, Historia a debate. III. Problemas de historiografía, Santiago,
2000, pp. 209-223; “Desde la interdisciplinaridad, modelos de “actitud” crítica y de compromiso ante la
historia. La convergencia entre Historia a Debate y la Fenomenología”, Historia a debate. III. Historiografía global,
Santiago, Historia a Debate, 2009. pp. 163-173.
152
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
(posmodernidad, Fukuyama, Huntington) y, por el otro, a los rebrotes violentos de un
fundamentalismo islámico con afán de gobierno global (califato universal). Globalización sin rumbo
y retorno del irracionalismo que nos obligan a seguir reflexionando sobre la evolución objetiva y
subjetiva de la humanidad, sin poder renunciar a que la razón guie la relación
pasado/presente/futuro, sabiendo ahora como sabemos que no existe un final inevitable, que todo
depende de nosotros.
3.- Historia comprometida. El modelo (parcial) de Romero es Maquiavelo como historiador,
admiraba sobre todo su “pleno compromiso” con su tiempo.153 Consecuentemente el profesor
Romero defendió como dirigente político la necesidad de combinar teoría y práctica154, de basar las
políticas socialistas en “una investigación profunda de nuestra realidad”, según escribía en su artículo
“Estudio y militancia” (Futuro socialista, nº 1, 1958)155. Doble faceta de José Luis Romero que
conocemos (junto con los prólogos de Luis Alberto a sus obras) gracias al libro de Omar Acha, La
trama profunda. Historia y vida en José Luis Romero (Buenos Aires, El cielo por asalto, 2005), muy a
considerar cuando lo habitual es que se nos ofrezcan visiones exclusivamente académicas de los
historiadores biografiados. Ciertamente no suele haber que decir vitalmente de otros historiadores
académicos, salvo situar autor y obra en el contexto socio-político, pero no es el caso que nos ocupa,
ya que el sujeto historiador quiso ser también sujeto histórico. Es por ello que Romero, a menudo,
no distingue su objeto de historiador de su ideología como ciudadano: “soy un socialista reformista,
que hoy es, a mi juicio, la máxima expresión de la vivencia del proceso histórico”156, a cuya
investigación dedicó buena parte de su vida. Un socialismo de base ilustrada que ilumina su obra,
tanto historiográfica como política: “Yo no creo que el hombre sea siempre igual. En esto sí soy un
optimista constitucional y filosófico. Yo creo que el hombre es cada vez mejor”157. Visión optimista
de la historia -que tanto admiraba Le Goff, como vimos,158 y que Romero también aplicó a sus
estudios medievales que supo relacionar, en la larga duración, con la historia contemporánea y actual
de Argentina y América Latina. Llegó a decir que “yo no conozco más grandes historiadores que los
comprometidos, de alguna manera”.159 Ponía en práctica –a veces con mayor consecuencia- una
relación pasado / presente parecida a la defendida por la historiografía marxista y los primeros
Annales: “es el presente el que le pregunta al pasado. Y si no, no hay historia”.160 Cara al futuro, pese
a su vinculación a la Ilustración y al marxismo fundacional (otra vez autonomía de criterio), se opone
tempranamente a cualquier concepción finalista de la historia: “los objetivos que el hombre persigue
no los veo en la línea del finalismo metafísico como se entiende esto en el sentido teológico o
filosófico. Sin perjuicio de que haya quien pretende imponer ese finalismo, creo que hay más bien
objetivos de corto plazo, de mediano plazo, de largo plazo, establecidos, impuestos, inventados,
creados por el hombre, que resultan tener después una cierta coherencia”161. Posición anticipatoria
sobre el debate de los fines de la historia que hemos recogido como punto de consenso (número
XIV) en el Manifiesto historiográfico de HaD (2001). Porque Romero también se preocupaba por el
153
154
155
156
157
Se le criticaba acerbamente por ello (véase la nota 18).
Omar Acha, La trama profunda, op.cit op. cit., p. 57.
Félix Luna, op.cit., p. 143.
ídem, p. 107.
158
Véase la cita de la nota 138.
159
Félix Luna, op.cit., p. 22.
160
161
60
Maquiavelo historiador, p. 9.
ídem, p. 21.
ídem, pp. 100-101.
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
futuro (abandonado hoy por tantos, cuando más falta hace), atreviéndose a incursionar en la
prospectiva histórica. Como cuando considera irreversible, en la Argentina peronista, la “toma de
conciencia social por parte de las clases populares”, lanzando “una previsión a largo plazo”:
“Argentina será un país en el cual las clases populares tengan un papel decisivo”162. De alguna
manera fue así, si atendemos al peso histórico de las masas peronistas. Y tal vez lo sea todavía más
en países que están viviendo en el nuevo siglo un importante proceso de concienciación popular
como Venezuela, Bolivia y Ecuador.
4.- Contra el espíritu de especialidad (Lucien Febvre). Una enseñanza de Romero para jóvenes
historiadores de este siglo que quieran seguir los mejores ejemplos pasados es su difícil etiquetación,
dentro de la historia académica. En tiempos de hiperespecialización, fragmentación y no poco
corporativismo historiográfico, José Luis Romero es referencia saludable, y muy necesaria.
Ciertamente se tenía por medievalista, lo que nos place, pero fijémonos como lo argumenta ante
Félix Luna, cuanto le pregunta: “Usted es un medievalista. Le pregunto si su especialidad le sirve
para entender mejor los procesos históricos argentinos”. Respuesta: “Tengo miedo de contestarle lo
que pienso, porque me inclino a creer que sólo los medievalistas los entendemos bien”, sobre todo si
estudian como él -que analizaba Argentina como parte de la historia occidental, pese al
eurocentrismo dominante- la historia de la burguesía..El caso es que Romero era un medievalista
atípico: estudió asimismo historia antigua, moderna, contemporánea y actual, fue un “historiador
total”, tanto temporal como espacialmente, a lo que tenemos que añadir su compromiso y una
dedicación a la metodología, la historiografía y la teoría de la historia, que aportó coherencia a sus
dimensiones varias como historiador (y persona). Práctica global y diversa que le quitó ciertamente
tiempo para terminar tal o cual proyecto, pero hizo posible que, tres décadas después, estamos aquí
proponiéndolo como precedente de nuevo paradigma global, siendo como es, la segmentación
interna de la disciplina, el mayor problema historiográfico a resolver en este siglo XXI.
5.- El universalismo de Romero. Un rasgo asimismo heterodoxo de José Luis Romero, derivado de
los puntos anteriores, fue la orientación universal de su obra historiográfica, y también vital. Recorrió
más de doscientas ciudades del mundo, fue un activo viajante-historiador que publicaba crónicas en
revistas no académicas y no dejaba de sacar notas para su gran historia mundial de las burguesías y
ciudades occidentales163. Internacionalismo muy apropiado en tiempos de una globalización que ha
generado una valorada World History como nueva historia global164 de la cual también fue Romero
precursor ignorado. Supo combinar las historias de Argentina, América Latina y Europa,
practicando un eurocentrismo al revés: en lugar de ver el mundo desde Europa, veía Europa desde el
mundo, como sólo se podía hacer desde una de las ciudades latinoamericanas más internacionales:
Buenos Aires. Ya dijimos que Romero fue un latinoamericano medievalista por vocación, pero nada
corporativo: hizo además historia antigua, moderna y contemporánea, nada histórico le resultó ajeno.
Unos verán en ello dispersión, académicamente poco “apreciada” -al menos en Europa- pero
historiográficamente excepcional, nos acerca al historiador global que fue Romero: lo echamos de
menos en la presente sociedad global de información.
6.- Historia inmediata. Su concepción global de la historia, escaso academicismo y elevado
compromiso ético, social y político, llevó a Romero a desplazar hasta la actualidad su mirada de
historiador, desde Las ideas políticas en Argentina (1946) hasta Latinoamérica: las ciudades y las ideas (1976).
162
Idem, p. 113.
163 Resultado de ello fue su monumental La ciudad occidental. Culturas urbanas en Europa y América, Buenos
Aires, 2009; véase también Omar Acha, La trama profunda, op.cit., pp. 147-167.
Carlos Barros, “Primeras conclusiones del III Congreso Internacional Historia a Debate (14-18 de
Julio de 2004)”, Historia a debate. I. Reconstrucción, Santiago, Historia a Debate, 2009, .p. 73 (www.hdebate.com/cbarros/spanish/articulos/nuevo_paradigma/conclusiones.../primeras%20conclusiones.htm).
164
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
Del primer trabajo comentó en 1976. “Yo he tratado de ser lo más objetivo posible, pero como soy
un hombre de partido y mis opiniones políticas son tales y cuales, las declaro para que el lector las
tenga presentes”165. Sinceridad que hace sobresalir a nuestro historiador de otros colegas, de ayer y
de hoy, que se escudan en un caduco concepto hiperobjetivista de ciencia166 dejando, en ocasiones
inconscientemente, que sus subjetividades influyan bajo cuerda en sus investigaciones, dificultando el
trabajo del historiógrafo futuro. La reconocida subjetividad objetiva de Romero le conduce,
decíamos, a una historia menos mediata, más reciente, actual, que reivindica ante Félix Luna: “Yo
creo que hay que hacer la historia contemporánea” (en sentido literal, no académico, remarcamos), al
tiempo que insiste en la “educación para la objetividad” y el uso de las fuentes orales (rehabilitando a
Herodoto167) a fin de captar directamente los sujetos en acción. Teniendo como referente de nuevo a
Maquiavelo, antes por su compromiso político ahora por su rigor al estudiar la realidad inmediata
(“la historia reciente de Florencia e Italia”), con fuentes .y datos,,criticándolo por no aplicar también
un enfoque empírico al analizar “la historia antigua”, los “procesos históricos remotos”, dejándose
llevar por esquemas preconcebidos, derivados de un “idealismo racionalista”, de una “filosofía de la
historia dogmática”, que le “constriñe a deformar” los hechos, frustrando así sus “dotes innegables
de historiador”. Dotes de historiador (según criterios positivistas, se entiende) que reconocía
paradójicamente en sus trabajos sobre la historia inmediata de la Florencia y la Italia tardomedievales
a través de crónicas y otras fuentes, incluidas sus vivencias. El temor de Romero era más bien el
contrario. Le inquietaba no ser suficientemente “documentalista” como medievalista y tenía mala
conciencia -como si ello no fuese también normal - por su subjetividad política al hacer -con el rigor
habitual- Historia Inmediata sobre Argentina. Con pesar su amigo Ruggiero reconoció que “su
independencia de espíritu lo llevaba muchas veces a ciertas contradicciones”, negándose a hacerle la
“autopsia”, por ejemplo, de su “parte griega, la romana, la medieval, la americana, la argentina”, o de
su definición compleja del ser historiador como “oficio” y como “pasión”168. Realmente no era fácil,
hace tres o cuatro décadas, entrever avant la lettre el historiador global que era Romero. El mismo, que
iba más allá del puro “documentalismo”, quería ser “normal”. Procuraba ciertamente el rigor
empírico pero no dejaba de ser teórico. Se decía medievalista, pero hacía cosas que no hacían ni
estudiaban los medievalistas comunes. Cultibaba la Historia Inmediata, confesando su ideología
social-democrática al tiempo que define su línea de trabajo historiográfico sobre la actualidad no
“exactamente la de la militancia, sino la de la preocupación por las cosas de mi tiempo, en mi país y
en el mundo”, añadiendo curiosamente que no es “el campo estrictamente intelectual de mis
intereses”, concluyendo: “Yo digo siempre que soy un medievalista”. En fin, vacilaciones y paradojas
de un historiador adelantado a su tiempo, en el contexto de un siglo XX en que ni Annales ni la
historiografía académica marxista, entendían realmente el presente como objeto de investigación
histórica en sí mismo.
7.- Historiador individual, tendencias colectivas. Hemos analizado en detalle la complicada relación de
José Luis Romero con el marxismo y Annales, para entender mejor la forma, el contenido y la función
de los nuevos movimientos historiográficos del siglo XXI. Partiendo de la base que las tendencias
actuales existen, desde mediados de los años noventa en versiones más o menos larvadas y
organizadas,169 y son imprescindibles para asegurar el carácter colectivo (en tiempos de
165
Félix Luna, op. cit., p. 86.
Véase una crítica actualizada en Carlos Barros, “Por un nuevo concepto de la historia como ciencia”
(2005) en http://www.youtube.com/user/HistoriaDebate.
166
167
Félix Luna, op. cit., pp. 84-88.
168
¿Quién es el burgués? y otros estudios de historia medieval, pp. 9-10.
Carlos Barros, “Últimas tendencias de la historiografía española" (2007) en www.hdebate.com/Spanish/presentaciones/lugares/montevideo3/audio.htm; “Tendencias generales de la
169
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Carlos Barros
José Luis Romero y la historia del siglo XX
fragmentación), el dinamismo y la adaptación a nuestro tiempo de la disciplina histórica. La
experiencia de Romero nos reafirma, pues, en la necesidad hoy de un tipo de corrientes
historiográficas más abiertas, reflexivas y globales, sujetas a una dialéctica continua de debate y
consenso. De manera que sea posible combinar un mínimo común denominador y un debate
permanente,170 un pensamiento crítico y un pensamiento autocrítico, trabajando siempre con dos
ideas a la vez en la cabeza. Romero lo hacía, como seguidor al tiempo que crítico de sus autores de
referencia, como Marx y Maquiavelo. Hoy debería resultarnos más sencillo: por la complejidad de las
mentalidades actuales, por las nuevas tecnologías que están democratizando la comunicación social y
también académica.
8.- Iniciativa latina. Dejamos para el último lugar la contribución que mejor resume buena parte
de lo dicho: el precoz ejemplo de José Luis Romero como historiador latino de ambición global.
Romero “sólo” pudo ser una rareza171 en un siglo XX en que la innovación “sólo” podía irradiar de
Europa hacia el mundo latino, y no al revés. La globalización en curso ha cambiado radicalmente los
datos del problema: se puede y se debe innovar desde las periferias172 y conseguir además una
importante proyección internacional.173 Los conocimientos historiográficos del siglo XX están ya en
gran medida extendidos y asumidos en otros continentes, podemos y debemos buscar con la propia
cabeza, autocrítica e internacionalmente, nuevas respuestas a nuevos problemas. Aprovechemos a tal
fin que el español es ahora la segunda lengua franca occidental, después del inglés, por delante del
francés y otros idiomas europeos, dentro y fuera de Internet, medio nivelador por excelencia de la
comunicación historiográfica. Recuperemos, en suma, al avanzado José Luis Romero para la nueva
historiografía global del siglo XXI.
Carlos Barros, “José Luis Romero y la Historia del siglo XX”,
en e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos [en línea],
Vol. 8, nº 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010, pp. 39-63,
<http://www.ieal.fsoc.uba.ar/hemeroteca.elatina/elatina30.pdf>
Artículo recibido: 15 de febrero de 2010 Aprobado: 1 de marzo de 2010
historiografía actual" (2008) en www.h-debate.com/Spanish/presentaciones/lugares/caceres/caceres1.htm.
Carlos Barros, “Historia a Debate, un paradigma global para la escritura de la historia”, Historia a
debate. I. Reconstrucción, Santiago, Historia a Debate, 2009, pp. 133-137.
170
171
172
Véase la nota 27.
Véase la nota 1.
La experiencia de Historia a Debate es, al respecto, el mejor argumento, véase “Primeras
conclusiones del III Congreso Internacional Historia a Debate (14-18 de Julio de 2004)”, loc. cit., pp. 77-78.
173
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63
REVISTAS ELECTRÓNICAS DE LA FACULTAD DE CIENCIAS
SOCIALES UBA
La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires cuenta con
cinco revistas electrónicas: Argumentos, Conflicto Social, e-l@tina, Lavboratorio,
OSERA.
Premiada en el Primer Concurso (2008) del Fondo de Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales
“Juan Carlos Portantiero” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO
f.mAujob!
Revista electrónica de estudios latinoamericanos
Premiada en el Primer Concurso (2008) del Fondo de Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales
“Juan Carlos Portantiero” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO.
Invitamos a leerlas. Se encuentran en:
Argumentos: http://argumentos.fsoc.uba.ar/
Conflicto Social:
http://www.iigg.fsoc.uba.ar/conflictosocial/revista/
f.mAujob; http://www.iigg.fsoc.uba.ar/elatina.htm
Lavboratorio: http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/lavbo.htm
OSERA: http://www.iigg.fsoc.uba.ar/empresasrecuperadas/index.htm
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Resúmenes / Abstracts
MAGALI GOUVEIA ENGEL
A LIGA DE DEFESA NACIONAL E A CONSTRUÇÃO
DA HEGEMONIA BURGUESA NO BRASIL
O processo de construção de uma ordem burguesa no Brasil, desencadeado a partir do último
quartel do século XIX foi marcado por uma intensa e fundamental atuação das novas gerações de
intelectuais brasileiros que emergiram no cenário científico, artístico e político a partir dos anos 1870.
Entre esses literatos, médicos, juristas, professores, jornalistas é possível identificar aqueles que
atuaram como intelectuais orgânicos das frações da classe dominante comprometidas com o advento
e a consolidação do capitalismo, formulando e/ou difundindo propostas de (re) construção da nação
pautados nas noções burguesas de civilização e de progresso. Várias organizações da sociedade civil
foram fundamentais como espaços de construção e veiculação desses projetos que disputavam entre
si a hegemonia nos campos intelectual e político. Entre tais agências, não apenas a imprensa, mas
também a Academia Brasileira de Letras, o Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, bem como as
inúmeras Ligas criadas nas décadas de 1910 e 1920, desempenharam papel fundamental. Pensando
na possibilidade de considerarmos tais instituições como um partido político no sentido gramsciano,
proponho aqui examinar o exemplo da Liga de Defesa Nacional RJ, 1916), buscando analisar o
projeto de construção do Brasil como nação moderna e civilizada nos termos burgueses, veiculado
pelos intelectuais orgânicos que participaram de sua fundação.
Palavras chave: intelectuais, hegemonia, nação, ordem burguesa, Liga de Defesa Nacional.
THE "LIGA DA DEFESA NACIONAL" AND THE CONSTRUCTION
OF BOURGEOIS HEGEMONY IN BRAZIL.
The process of construction of bourgeois hegemony in Brazil, which took place from the
second half of the Nineteenth Century onwards, was made possible by the agency of a new
generation of brazilian intellectuals, who emerged in the political, artistic and scientific scenery
around 1870. Among those writers, politicians, doctors, professors and journalists it is possible to
identify those who acted as organic intellectuals for the ruling classes and were committed to the
advancement of capitalism and to the building of the nation according to the bourgeois values of
civilization and progress. Countless civil organizations were also deeply involved in that process,
such as the Academia Brasileira de Letras (Brazilian Letters Academy), the Instituto Histórico e
Geográfico Brasileiro (Brazilian Historical and Geographical Society) and other civil alliances, created
along the 1910`s and the 1920`s. This article focuses on the Liga da Defesa Nacional (National
Defense League), considering it as a "political party" in the sense proposed by Antonio Gramsci, in
order to discuss the political agenda of constructing brazilian nation according to those bourgeois
values of civilization and progress.
Key words: intellectuals, hegemony, nation, Bourgeois Order, Liga da Defesa Nacional
Ω
VÍCTOR HUGO ALGAÑARAZ SORIA
ACCIONAR REPRESIVO Y CONTROL EN EL MUNDO ACADÉMICO
ARGENTINO DURANTE EL INTERREGNO DICTATORIAL 1976-1983: EL CASO DE
LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
El proceso autoritario-represivo acaecido en Argentina durante el interregno 1976-1983,
e-l@tina, Vol. 8, núm. 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010 – htpp://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
65
Resúmenes
autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, procuro reestructurar fragosamente el
cuerpo social -considerado descarriado- y el Estado Nacional -diagnosticado como corrompido y
demagógico-, con el objetivo de exterminar toda forma de oposición e imponer el terror en la
población, para remover las bases del modelo económico anterior y cambiar el patrón de
acumulación vigente.
Específicamente, el ámbito académico nacional fue profundamente perturbado -removido- tras
el advenimiento de la última dictadura, dada la ineluctable imposición de una política científica y
educativa acorde al modelo económico-político que se buscaba instaurar, la cual marcó
profundamente el ámbito de investigación cientista -especialmente el área de Ciencias Sociales- así
como el desenvolvimiento mismo del ámbito universitario, duramente cohibido por el fuerte
disciplinamiento, control y represión ejercidos por el régimen militar. Por ello, este trabajo procura
contextualizar socio-históricamente la problemática, recorriendo en líneas generales las tensiones
devenidas en el ámbito académico- universitario durante el interregno militar, reflexionando
particularmente sobre la política académico-científica implementada y prestando especial atención a
lo acontecido en la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) durante aquel periodo.
Palabras claves: Ámbito Académico// Política Educativo-Universitaria // Control Académico//
Accionar Represivo// Mecanismos de des-institucionalización y reestructuración//
REPRESSIVE ACTIONS AND CONTROL IN THE ARGENTINE ACADEMIC
WORLD DURING THE DICTATORIAL INTERREGNUM 1976-1983: THE CASE OF
THE SAN JUAN NATIONAL UNIVERSITY
The authoritarian-repressive process occurred in Argentina during the interregnum 1976-1983,
calling itself "National Reorganization Process", abruptly tried to restructure the social body considered astray- and the national state -diagnosed as corrupt and demagogic-. Its principal
objective was exterminating all forms of opposition and impose terror on the population, to remove
the bases of the previous economic model and change the pattern of force accumulation.
Specifically, the national academic scope was deeply disturbed-removed-after the advent of the
last dictatorship, given the ineluctable imposition of a scientific and educational policy according to
the economical-political pattern that was wanted to be establish, which strongly mark the scientist
research (specially the Social Sciences area) as well the same university scope, severely restrained by
the strong discipline, control and repression exercised by the military dictatorship. Therefore, this
work aims at socio-historically contextualizing the problem, covering in general lines, the tensions
happening in the academic-university scope during the military interregnum, reflectively particularly
on the academic and scientific policy implemented, given with special attention to happened at the
University National de San Juan (UNSJ) during that period.
Key words: Academic Scope// Educative University Policy// Academic Control// Repressive
Actions// Mechanisms of deinstitutionalization and restructuring//
Ω
CARLOS BARROS
JOSÉ LUIS ROMERO Y LA HISTORIA DEL SIGLO XX
Análisis de la trayectoria del historiador José Luis Romero, su vida y su obra, en relación con
el contexto histórico del siglo XX, donde se hace hincapié en su peculiar relación con el marxismo y
la escuela de Annales, y el interés actual por sus reflexiones, investigaciones e ideología política
(socialismo democrático).
66
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Resúmenes
Interesa especialmente verificar cómo el estatus argentino y latinoamericano de Romero, y su
autonomía de criterio, que significaron un hándicap en su tiempo, se convierten hoy en ventaja
mediante la globalización histórica e historiográfica en curso.
En su condición de coordinador de Historia a Debate, Carlos Barros reconoce en José Luis
Romero un valioso precedente de la reconstrucción paradigmática que impulsa la citada red
internacional de historiadores.
Palabras claves: José Luis Romero – historia – siglo XX
JOSÉ LUÍS ROMERO AND THE HISTORY OF CENTURY XX
Analysis of the trajectory of the historian Jose Luis Romero, his life and work in conjunction
with the historical context of the twentieth century, which emphasizes its special relationship with
Marxism and the Annales school, and the current interest in his reflections , research and political
ideology (democratic socialism).
Interest to verify how the status of Argentine and Latin American, and independence of mind,
that meant a handicap in his time, become the lead today through globalization ongoing historical
and historiographical.
As the coordinator of Historia a Debate, Carlos Barros recognized in Jose Luis Romero a
valuable precedent for the reconstruction paradigm that drives the international network of
historians.
Key words: José Luís Romero - history- century XX
Ω
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AVISO
PRESENTACION DE ARTICULOS Y RESEÑAS PARA TEMAS Y DEBATES, REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIA
POLITICA Y RELACIONES INTERNACIONALES, UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO. CONVOCATORIA PERMANENTE
•
Los trabajos con pedido de publicación deben ser remitidos al Comité Editorial de la Revista de la Facultad de
Ciencia Política y R.R.I.I., y entregados, con nota de pedido en Mesa de Entradas.
•
Deberán presentarse 3 copias impresas y una en disquete, en formato RTF.
•
La extensión de los artículos deberá ser de un máximo de 20 páginas, en letra Times New Roman, tamaño 12, a
espacio simple; las reseñas un máximo de tres páginas.
•
Los cuadros, gráficos y mapas se incluirán en hojas separadas del texto, numeradas y tituladas. Los gráficos y
mapas se presentaran confeccionados para su reproducción directa.
•
Toda aclaración con respecto al trabajo (presentación previa, agradecimientos, etc.) así como la pertenencia
institucional se consignaran en notas al pie de página mediante asteriscos remitidos desde el nombre del autor.
•
Las citas al pie se enumeraran correlativamente y observaran el siguiente orden: a) nombre y apellido del autor;
b) título de la obra, en bastardilla; c) volumen, tomo, etc.; d ) editor; e)lugar y fecha de publicación; f)numero de la
pagina. Cuando se trate de un artículo se lo mencionara entre comillas, bastardilla el libro, revista o publicación
en la que haya sido publicado.
•
Si se insertara bibliografía se la incluirá al final del trabajo, ordenándola alfabéticamente por autor y colocando
primero el apellido y luego la inicial del nombre.
•
Los trabajos serán sometidos a la evaluación de 2 árbitros, sobre la base del principio de anonimato.
•
Los artículos remitidos deberán ser inéditos en lengua española.
•
En ningún caso serán devueltos los originales.
CORRESPONDENCIA:
Comité Editorial Revista Temas y Debates
Facultad de Ciencia Política y R.R.I.I.
Universidad Nacional de Rosario
Berutti 2353 Monoblock 1
(2000) Rosario - Argentina
TEL: 54-0341- 4808521/22
FAX: 54-0341- 4808520
Email: [email protected]
68
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Congresos, reuniones, jornadas
X CONGRESO CENTROAMERICANO DE HISTORIA
“LAS APORTACIONES DE LA HISTORIA A LA INTEGRACIÓN E
IDENTIDAD DE LOS PUEBLOS CENTROAMERICANOS Y DEL
CARIBE”
Recinto Universitario Rubén Darío “Rubén Darío”, UNAN
Managua (Nicaragua), 12 al 15 de julio de 2010
Entidades e instituciones co-auspiciadoras:
- Consejo Nacional de Universidades (CNU), Nicaragua
- Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA)
- Asociación Latinoamericana y del Caribe de Facultades, Escuelas e Institutos de Ciencias Sociales
(ALACFEICS)
- Unión de Universidades de América Latina (UDUAL)
- Instituto Nicaragüense de Cultura (INC)
- Comité Nicaragüense de Ciencia y Tecnología (CONYCIT)
- Departamentos y Escuelas de Historia de las universidades de Centroamérica
- Academia de Geografía e Historia de Nicaragua (AGHN)
- Asociación Nicaragüense de Historia Oral (ANIHO)
- Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (Universidad Centroamericana)
- Centro de Historia Militar (Ejército de Nicaragua)
- Centro de Investigaciones Históricas (UNAN-León)
Presentación
Desde que en el año 1992 se reunieran en Tegucigalpa, Honduras, diversos historiadores e
historiadoras con el fin de reflexionar sobre el desarrollo de la ciencia histórica se han celebrado
hasta la actualidad nueve congresos con un intervalo de dos años entre cada uno de ellos. Así, en
1994, el II Congreso tuvo lugar en la ciudad de Guatemala, el III en la Universidad de Costa Rica,
el IV en Managua, Nicaragua, el V en la Universidad de El Salvador, el VI en la Universidad de
Panamá, el VII de nuevo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, con lo que se
inauguraba una nueva ronda de congresos. El VIII Congreso se realizó en Antigua Guatemala en el
mes de julio de 2006, organizado por la Universidad de San Carlos y el IX Congreso
Centroamericano de Historia tuvo su sede en la Universidad de Costa Rica (UCR) en las fechas
comprendidas entre el 22 y el 26 de julio de 2008.
De nuevo, le corresponde a los historiadores e historiadoras nicaragüenses ser anfitriones a una
nueva cita: el X Congreso Centroamericano de Historia, que supone no solo un compromiso de la
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69
Congresos, reuniones, jornadas
institución que toma la iniciativa, es decir la UNAN-Managua, sino de toda la comunidad nacional,
centroamericana, latinoamericana y caribeña y de todos los académicos con vocación
centroamericanista vinculados con la historia. Representa un esfuerzo colectivo de estudiantes,
docentes e investigadores centroamericanos y de otras latitudes que aprovechan esta excelente
oportunidad para debatir, intercambiar y poner a punto los distintos avances y expresión de
resultados en el campo de la investigación y la docencia de la historia y su relación con las demás
ciencias, estableciendo redes de trabajo en conjunto con colegas y promoviendo la participación de
los que en el futuro les corresponderá establecer el relevo generacional en el quehacer histórico: los
estudiantes. Este congreso representará, además, una excelente oportunidad para el conocimiento y
reflexión sobre la realidad social, política y económica de nuestros países, con el objetivo de buscar
una mayor relación del mundo académico con la problemática de los pueblos centroamericanos y
caribeños.
Objetivos del congreso
1. Promover el desarrollo de la historia en los diversos ámbitos de la realidad
centroamericana y caribeña.
2. Valorar la inserción de los historiadores e historiadoras en la realidad social de los
diversos países centroamericanos y latinoamericanos.
3. Promover los vínculos de trabajo y reflexión entre la Historia y las demás ciencias
sociales.
4. Contribuir a la integración entre las distintas redes de historiadores
centroamericanos.
5. Analizar, desde una perspectiva histórica, los procesos independentistas y preindependentista en el marco de la conmemoración del segundo centenario
6. Analizar el estado de la docencia e investigación histórica en las universidades
centroamericanas y otras instituciones educativas que comparten objetivos similares.
7. Preparar un plan de acción a mediano y largo plazo que fortalezca la actividad
docente e investigadora en los diversos ámbitos.
8. Contribuir desde diversas perspectivas al enriquecimiento curricular de los planes
y programas de las carreras de Historia.
9. Contribuir a la difusión de los fondos documentales existentes en pro de su
valoración en el quehacer historiográfico.
10. Conocer e intercambiar las publicaciones existentes en los diversos países.
11. Desarrollar, por medio de actividades sociales y culturales, el conocimiento e
intercambio de las distintas expresiones de identidad.
1.
Participantes
- Docentes e Investigadores de Historia y especialidades de las ciencias sociales y las
humanidades de las universidades centroamericanas, latinoamericanas y del Caribe.
- Estudiantes de las carreras de Historia y de otras ciencias sociales de las
universidades centroamericanas y del Caribe.
Docentes e investigadores centroamericanistas y del Caribe que laboran en
distintas universidades.
- Personalidades invitadas.
- Docentes y autoridades del MINED (Ministerio de Educación de Nicaragua) y de
otros países.
70
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Congresos, reuniones, jornadas
-
Ciudadanos y ciudadanas interesados en el quehacer de la historia.
Principales ejes temáticos del Congreso:
La historia y las demás ciencias sociales, la interdisciplinariedad a debate.
- Los procesos pre e independentistas centroamericanistas y su relación continental
- El papel de los historiadores e historiadoras ante los nuevos retos de las sociedades
centroamericanas y caribeñas.
- El análisis de las sociedades del Caribe centroamericano: su pasado y presente
- Balance y perspectivas de la enseñanza de la Historia en Centroamérica y el Caribe
y el relevo generacional en la profesión de historiadores e historiadoras
- Estado de la historiografía y las fuentes centroamericanas y del Caribe.
Mesas de trabajo:
• Historia social y movimientos sociales
Coordinadores: Ligia Peña (Nicaragua) [email protected]
y Luis Alfredo Lobato (Nicaragua) [email protected]
• Historia de los procesos políticos en los siglos XIX y XX. Las
relaciones internacionales
Coordinadores: Xiomara Avendaño (El Salvador) [email protected]
y Justin Wolf (EE.UU.)
• Historia Militar en Centroamérica y el Caribe
Coordinador: Francisco Barboza (Nicaragua) [email protected]
• Historia Económica
Coordinadores: Ronnie Viales [email protected] (Costa Rica)
• Historia Colonial en Centroamérica y el Caribe
Coordinadores: Stephen Webre (EE.UU.) [email protected] y Coralia
Gutiérrez (México) [email protected]
• Historia Cultural y del pensamiento
Coordinadores: Miguel Ayerdis (Nicaragua) [email protected]
Patricia Vega (Costa Rica), [email protected] José Cal Montoya (Guatemala
[email protected]
• Masonería y sociedades patrióticas
Coordinadores:
Ricardo
Martínez
Esquivel
(Costa
Rica
[email protected]; Roberto Valdés (El Salvador) [email protected]
• Las relaciones entre el medio ambiente, los fenómenos físicos y la
historia
Coordinadores. Francisco Enríquez (Costa Rica) [email protected]
y Antony Gobbels (Costa Rica) [email protected]
La Historia del tiempo presente y las aportaciones de la historia oral
Coordinadoras: Jilma Romero (Nicaragua) [email protected]
y Marcela Camargo (Panamá) [email protected]
• La Historia y las Literaturas centroamericanas
Coordinadores: Werner Makemback (Alemania) [email protected] y Patricia Fumero (Costa Rica) [email protected]
• Historia y Género en Centroamérica.
Coordinadoras: Eugenia Rodríguez (Costa Rica) [email protected]
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Congresos, reuniones, jornadas
y Sandra Centeno (Nicaragua)[email protected]
• Enseñanza de la Historia
Coordinadores: Gerardo Zelaya (Honduras), [email protected]
Margarita Torres (Costa Rica), [email protected]
• La participación estudiantil en el desarrollo de las carreras de Historia
Coordinadores: Eimeel Carolina Castillo (Nicaragua) [email protected] y
José Gerardo Moreno (Nicaragua) [email protected]
• Archivo y Memoria en Centroamérica
Coordinadoras: Ligia Madrigal (Nicaragua) [email protected]
y Yessenia Martínez (Honduras) [email protected]
• Los proyectos de investigación en Historia Regional
Coordinadores: Juan José Marín (Costa Rica) [email protected]
y Urías W. Ramos (Nicaragua) [email protected]
• El desarrollo de la Arqueología y el estado del Patrimonio cultural en
Centroamérica
Coordinadoras: Sagrario Balladares (Nicaragua) [email protected] y
Olga Joya (Honduras) [email protected]
Conferencias magistrales
Se desarrollarán a lo largo del congreso diversas conferencias a cargo de especialistas de
amplio prestigio académico internacional.
Mesas redondas
Se desarrollarán durante el Congreso mesas redondas relacionadas con los ejes temáticos. Las
mismas estarán a cargo de diversos especialistas
Presentaciones de libros y documentales video-orales
Se llevarán a cabo en el marco de las diferentes mesas temáticas del Congreso. Deberán ser
inscritos a través del formato que oportunamente se hará llegar a los participantes.
Presentaciones artísticas y visitas culturales
Habrá una velada cultural amenizada por distintos grupos y solistas que ofrecerán un
programa variado recogiendo las diversas expresiones de la riqueza folklórica y artística nicaragüense.
Además, se incluirán en el programa general del Congreso visitas a lugares históricos y tradicionales.
De igual forma, durante el evento, habrá un área de exposición y venta de publicaciones en diversos
formatos.
Requisitos para la presentación de resúmenes y ponencias:
Especificaciones
• Se recomienda cumplir con el formato solicitado para facilitar el trabajo de
los organizadores.
• Indicar expresamente si aceptan la inclusión de su trabajo en la Web y en la
edición en CD y formato libro y/o revista.
• Tanto los resúmenes como las ponencias serán enviados a los respectivos
coordinadores de mesa con copia a la coordinación general del evento.
Fecha definitiva de entrega de ponencias para poder ser presentadas en el Congreso:
30 de mayo de 2010
Cuotas de inscripción y participación
Ponentes: 60 dólares; Asistentes: 30 dólares; Estudiantes de licenciatura o equivalente (con
carnet): 10 dólares
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Congresos, reuniones, jornadas
Se entregarán a todos los inscritos carpetas con Programa y resúmenes de todas las ponencias,
así como certificados de asistencia y /o participación y otros materiales.
Para más información consulte el sitio: www.unan.edu.ni/fhumanidades/historia
ψ
XXX° ENCUENTRO DE GEOHISTORIA REGIONAL
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOHISTORICAS - CONICET
Resistencia (Argentina), 19-21 de agosto de 2010
Los Encuentros de Geohistoria Regional tienen por objetivo lograr el acercamiento, la
colaboración mutua y el intercambio de experiencias y conocimientos entre los investigadores en
ciencias humanas y sociales que estudian la temática regional del Nordeste argentino, en sentido
geográfico amplio, incluyendo el área de Misiones Jesuíticas, el Paraguay, sur de Brasil y Bolivia.
La entidad organizadora se compromete a brindar local y elementos que faciliten el desarrollo
de las sesiones y la información a los participantes sobre alojamiento y transportes. Los gastos de
traslado y estadía correrán por cuenta de los participantes.
La entidad organizadora designará una Comité Organizador, que se integrará con un
Coordinador General, quien presidirá las sesiones plenarias, Coordinadores Adjuntos y Secretarias.
El Comité Organizador estará facultado para aplicar el Reglamento, fijará los horarios de actividades
y sesiones, el programa de exposiciones y decidirá sobre cuestiones que eventualmente no contemple
el reglamento.
Para ser miembro pleno del Encuentro se deberá presentar un trabajo original de investigación
ajustado a la temática del mismo, de extensión máxima de 15 páginas, tamaño A4, a espacio sencillo,
letra Times New Roman cuerpo 12, incluido aparato erudito, gráficos, mapas e ilustraciones. La
presentación se hará en un disquete o CD en programa Microsoft Word o por correo electrónico a
los coordinadores de la Mesa con copia a la Comisión Organizadora.. No se aceptarán trabajos que
impliquen informes de avances, ni proyectos de investigación. Las notas deberán estar a pie de página
e incorporadas mediante el sistema automático del procesador de texto (se enviarán pauta en
próxima Circular).
Al 8 de mayo de 2010 los participantes deberán enviar un resumen de su trabajo, de no
más de 15 renglones, el cual será evaluado por el Coordinador de cada Mesa temática notificando la
aceptación del mismo en el plazo de 15 días.
Para el 30 de junio de 2010 los participantes deben remitir el trabajo completo, que será
enviado a los comentaristas de las sesiones. Se requieren 2 copias en papel y una en disquete (ver
punto 4).
Cada investigador dispondrá de 15 minutos para exponer los aspectos más salientes y las
conclusiones de su investigación. Se realizarán luego los comentarios y a continuación los
participantes podrán solicitar explicaciones o ampliaciones sobre lo expuesto, con intervenciones de
no más de 10 minutos de duración.
Todos los trabajos expuestos por sus autores serán editados en un CD que se distribuirá entre
los participantes luego de finalizado el Encuentro. No se incluirán aquellos trabajos cuyos autores no
participen en el Encuentro.
El Comité Organizador, conjuntamente con los comentaristas de sesión y mediante consulta
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Congresos, reuniones, jornadas
con otros especialistas si fuera necesario, seleccionará los trabajos aceptados para su publicación en
las Actas del Encuentro, en soporte papel. La entidad organizadora podrá requerir una cooperación
pecuniaria -a establecerse oportunamente- a los autores de los trabajos seleccionados para dicha
publicación.
Durante la sesión de clausura del Encuentro, se debatirán las mociones que por escrito
pudieran presentar los participantes.
Recepción de Mesas temáticas: hasta el 27 de febrero de 2010 por correo electrónico a
[email protected]
Recepción de Resúmenes: hasta el 8 de mayo de 2010 (serán remitidas al coordinador de mesa
y a la Comisión Organizadora)
Recepción de Ponencias: hasta el 30 de junio de 2010
Comisión Organizadora
Coordinador General: Lic. Enrique Schaller
Coordinadores Adjuntos: Dra. María del Mar Solís Carnicer y Dr. Norberto Lanza
Secretarias: María Marta Mariño y Mabel Caretta
ψ
VIII BIENAL DEL COLOQUIO de TRANSFORMACIONES
TERRITORIALES
Comité Académico de Desarrollo Regional de la Asociación de Universidades
del Grupo Montevideo (AUGM)
Buenos Aires, 25 al 27 de agosto 2010
El Comité de Desarrollo Regional de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo
(AUGM, organizan la VIII Bienal del Coloquio de Transformaciones Territoriales, que se realizará
en Buenos Aires (Argentina) entre el 25 y el 27 de agosto de 2010.
El Coloquio de Transformaciones territoriales se realiza cada dos años por los países
componentes de AUGM y tiene por objetivo promover un encuentro de profesores, investigadores y
estudiantes en el ámbito de las universidades asociadas, promoviendo el debate académico y
contribuyendo para las discusiones y para el avance tanto de la enseñanza, como de la producción de
conocimiento sobre el desarrollo regional, en la zona sur de América del Sur, así como fortalecer los
vínculos entre las instituciones integrantes. Tales objetivos serán articulados en el VIII Coloquio por
medio del Tema General” Territorio y territorialidades en movimiento”, de las conferencias, mesas
redondas y mesas temáticas, que propiciarán la profundización de las discusiones.
Mesas Temáticas:
1. Ordenamiento y gestión territorial
2. Transformaciones en los modelos de producción y acumulación.
3. Desarrollo rural y la cuestión agraria.
4. La acción colectiva en el desarrollo territorial.
5. Patrimonios, culturas e identidades.
6. Integración y fronteras.
7. Gestión de riesgos y sustentabilidad ambiental.
8. Redes, sistemas e infraestructuras territoriales.
9. Sistemas de innovación.
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Congresos, reuniones, jornadas
Normas generales del VIII Coloquio:
Las lenguas oficiales del Coloquio son el portugués y el español. Los trabajos pueden ser
enviados en cualquiera de las dos lenguas.
Se habilitará la presentación de ponencias y posters, reservando al Comité Académico del
evento la capacidad de aceptar y reorientar los trabajos como posters o ponencias
Los trabajos serán enviados al Coloquio en su versión completa, con una extensión máxima de
20 (veinte) carillas, en tamaño A4 (incluyendo figuras, tablas y gráficos), espacio interlineal de 1,5;
fuente Arial 12, márgenes (todos) de 2,5cm; el Título, el resumen (máximo de 200 palabras) y las
palabras clave (máximo cuatro), deberán estar en una de las dos lenguas del Coloquio: portugués y
español.
Cada proponente podrá inscribir como máximo 2 (dos) trabajos, individualmente o en equipo.
Los trabajos que sean aceptados para la presentación oral, compondrán las Mesas Temáticas de
coloquio.
La selección de los trabajos será realizada por el Comité Científico del Coloquio, compuesto
por miembros de distintas nacionalidades, de los países pertenecientes a la AUGM.
Solamente serán publicados los trabajos efectivamente en el Coloquio.
La presentación del trabajo en el evento podrá ser realizada solamente por uno de los autores
del texto.
Comité Académico Organizador
Carlos Schiavo : Universidad de la República
Hugo Arrillaga: Universidad Nacional del Litoral
José Rubioli: Universidad Nacional de Córdoba
Julio Talín: Universidad Nacional del Litoral
M. Cristina Tamburrini: Universidad Nacional de Rosario
M. Estela Crisci: Universidad Nacional de Córdoba
Marta Casares: Universidad Nacional de Tucumán
Marta Panaia:
Universidad de Buenos Aires
Olga Firkowski: Universidade Federal do Paraná
Alberto Riella:
Universidad de la República
Vicente C.P.Silveira: Universidade Federal de Santa María
Néstor Bono: Universidad de la Plata
Coordinación Universidad de Buenos Aires: Marta Panaia
Informaciones. [email protected]
ψ
4as JORNADAS DE HISTORIA DE LA PATAGONIA
Santa Rosa (La Pampa, Argentina), 20-22 de septiembre de 2010
La Comisión Organizadora de las Jornadas de Historia de la Patagonia convoca a
investigadores/as, docentes y estudiantes que han desarrollado, realizan o se proponen emprender
algún trabajo de investigación y/o divulgación sobre la Historia de la Patagonia, a presentar sus
avances e iniciativas en las 4as Jornadas, que se realizarán en Santa Rosa (La Pampa) del 20 al 22 de
septiembre de 2010.
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Congresos, reuniones, jornadas
Las Jornadas se abren a la presentación de ponencias y demás iniciativas en el campo de la
Historia de la Patagonia, enfocada en todos sus períodos (prehispano, colonial, nacional, Territorios
Nacionales, Provincias, historia reciente y actualidad), desde cualquiera de sus perspectivas
(económica, política, social, intelectual o cultural, teórica, metodológica, historiográfica, etc.) y sin
atenerse necesariamente a los límites espaciales impuestos a priori o a los marcos naturales,
administrativos o jurídicos-políticos actuales (atendiendo a las distintas realidades territoriales
indígenas, hispanocriollas, regionales, nacionales e internacionales en las que se ve inscripta la actual
región). También se alienta la presentación de trabajos comparativos con casos o problemas similares
de otras regiones, territorios o lugares, por la fertilización cruzada que esto puede suponer para las
investigaciones históricas.
Con esta reunión nos proponemos dar continuidad a los contactos, intercambios y espacios de
diálogo generados en las Jornadas anteriores (Viedma 2002, Roca 2006 y San Carlos de Bariloche
2008). La cantidad de ponencias y de mesas fue creciendo notablemente de una a otra reunión, hasta
las 24 mesas temáticas y cerca de 230 ponencias presentadas en 2008. Para las 4as Jornadas (2010)
prevemos una participación cuantitativamente similar a la de las 3as, organizada en torno de ejes
tanto temáticos como problemáticos. La cantidad y los perfiles de las mesas de trabajo se
determinarán como resultado de la presente convocatoria. Esperamos abrir mesas de trabajo
representativas de los avances más recientes en la investigación disciplinaria e interdisciplinaria de la
historia de la Patagonia.
Es de destacar el carácter abierto de la reunión, a investigadores/as y equipos de todo el país y
del exterior. No se trata de una reunión cerrada al nivel regional, sino que, como ya se experimentó
en las ediciones anteriores, el campo de la Historia de la Patagonia despierta interés en diversos
lugares del mundo y admite múltiples posibilidades de trabajo comparativo con otras regiones de la
Argentina, de América y de otros continentes. También se espera recibir trabajos que se ocupen de la
enseñanza y la difusión de la historia de la Patagonia tanto en el sistema educativo nacional como en
el público no especializado de todo el país.
En la medida de nuestras posibilidades, invitaremos a conferencistas extrarregionales que con
sus aportes enriquezcan nuestras perspectivas de trabajo. También esperamos poder implementar
una ayuda económica para la asistencia de quienes no cuenten con recursos provenientes de becas u
otros fondos institucionales.
La mayor carga horaria se prevé que esté puesta en las mesas de trabajo, que son el objetivo
central de la reunión y el espacio en el que los/as investigadores/as y equipos pondrán a
consideración de sus pares los avances y resultados de sus tareas de investigación, siendo la instancia
de intercambio más enriquecedora. Sin embargo, y a la luz de diversas experiencias, la Comisión
Organizadora también valora otros espacios que sirven al intercambio de información y de ideas, a la
discusión y construcción de acuerdos de trabajo, a la optimización de recursos y la coordinación de
líneas de trabajo entre instituciones, equipos y personas de la región, del resto del país y del exterior.
Con esos propósitos, se facilitarán los espacios de presentación de publicaciones y de presentación de
proyectos de investigación. Los proyectos, equipos y centros de investigación también serán
invitados a presentarse en un lugar de exposición permanente, mediante pósters. En próximas
circulares se precisarán las formas y tiempos de organización de estos espacios.
Mesas temáticas
Se convoca a los/as interesados/as en coordinar mesas temáticas, a enviar propuestas de mesas
orientadas a reunir un número de entre un mínimo de cinco y un máximo de doce ponencias en
torno de un tema o problema común de la Historia de la Patagonia.
La propuesta debe ser formulada, en lo posible, por dos investigadores/as de distintos lugares
o ámbitos institucionales, que actuarán como coordinadores/as del debate. Debe contener un título
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Congresos, reuniones, jornadas
que exprese claramente el problema convocante, y una presentación de unas 200 palabras que
explique qué perfil de trabajos se espera recibir. También los nombres, apellidos, pertenencia
institucional y direcciones de correo electrónico de los/as coordinadores/as.
Los/as coordinadores/as actuarán como pares evaluadores de las propuestas de ponencias.
El tope máximo de trabajos por mesa responde a la necesidad de organizar las jornadas de
trabajo en tiempos razonables y en núcleos temáticos/problemáticos que permitan enriquecer el
debate; si los/as coordinadores/as reciben un número alto de propuestas de ponencias podrán hacer
una selección fundamentada, o bien desdoblar la mesa. En caso de proponerse mesas de temática
similar la Comisión Organizadora podrá consultar a los/as coordinadores/as la posibilidad de
fusionar mesas bajo un eje común. Cada expositor/a no podrá presentar más de una ponencia en las
jornadas, y en lo posible cada coordinador/a no coordinará más de una mesa.
Cuestiones-ejes
Las Jornadas contendrán un simposio central dedicado a La política en la Patagonia: miradas
desde lo local, el territorio y el Estado. También nos proponemos dar un lugar especial al tema del
Bicentenario de las revoluciones independentistas, que nos permita generar una reflexión desde una
perspectiva regional.
Se convoca a los/as interesados/as en participar en alguna de estas propuestas, a ofrecer ideas
concretas para su realización, en la misma forma que las propuestas de mesas temáticas: dos
investigadores/as de distintos lugares o ámbitos institucionales que actúen como coordinadores/as
del debate, un título que exprese claramente el problema o el subtema convocante, y una
presentación de unas 200 palabras que explique qué perfil de trabajos se espera recibir. También los
nombres, apellidos, pertenencia institucional y direcciones de correo electrónico de los/as
coordinadores/as.
Publicaciones
La Comisión Organizadora prevé difundir la producción de las Jornadas por dos medios. Un
CD-ROM conteniendo las ponencias completas, proyectos de investigación, etc., como en
oportunidades anteriores, será entregado a los participantes en el momento de su inscripción.
También se editará un libro posterior a las Jornadas, con la colaboración de los coordinadores de
mesas, cuyo contenido consistirá en una selección y reelaboración de ponencias realizada en un plazo
relativamente acotado, de acuerdo con pautas de trabajo que se comunicarán oportunamente.
Comisión Organizadora
Prof. Edda Crespo [email protected]
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), Sede Comodoro Rivadavia.
Mag. Graciela Iuorno [email protected]
Facultad de Humanidades y Centro de Estudios Históricos de Estado, Política y Cultura
(CEHEPyC) de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).
Lic. José M. Mendes [email protected]
Instituto de Formación Docente de El Bolsón / Centro de Estudios de Historia Regional
(CEHIR) de la UNCo.
Dra. Laura Méndez [email protected]
CEHIR y Carrera de Historia, Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB) y Facultad de
Humanidades de la UNCo.
Dra. Marisa Moroni [email protected]
CONICET / Instituto de Estudios Sociohistóricos de la Universidad Nacional de La Pampa
(UNLPam).
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Congresos, reuniones, jornadas
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1º JORNADAS INTERNACIONALES DE HISTORIA DE LA IGLESIA Y LA
RELIGIOSIDAD
3º JORNADAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA EN EL NOA
Santiago del Estero, 16, 17 y 18 de septiembre de 2010
Ante los avances alcanzados por los estudios referidos a la Iglesia, sus instituciones y las
formas de religiosidad, realizados desde diferentes perspectivas teóricas y disciplinares, estas jornadas
organizadas por historiadores del NOA se proponen reunir a investigadores de la Argentina y del
exterior que investigan en esta temática. De esta forma, nuestro objetivo es consolidar un espacio de
diálogo y actualización ya iniciado en las anteriores ediciones nacionales (Salta 2006 y Tucumán 2008)
Objetivos
- Convocar a los investigadores de todo el país y del extranjero que trabajan en temas
relacionados a la Historia de la Iglesia y la Religiosidad en sus distintas expresiones.
- Trazar el estado actual de las investigaciones sobre la temática (fuentes disponibles y
bibliografía)
- Reforzar vínculos de investigación y discusión en torno a las preguntas que emergen del
estudio de la historia de la Iglesia y la Religiosidad en Latinoamérica.
- Fortalecer un espacio que posibilite la difusión de las investigaciones.
- Ampliar y afianzar las perspectivas teóricas de análisis y el abordaje interdisciplinario de
nuestras investigaciones.
Ejes temáticos
Creación Artística y Religiosidad
Religión, Violencia y Política
Religiosidad en el mundo andino
Laicidad y Secularización
Iglesia: Revolución e Independencia.
Órdenes y Congregaciones Religiosas
Clero y Episcopados
Asociaciones Laicales
Mujeres y Experiencia Religiosa
Archivos, Bibliotecas Eclesiásticas y Nuevas Tecnologías.
Prácticas de Evangelización.
Formas de Diversidad Religiosa
Comisión Académica
Marcelo Lagos (UNJu)
Susana Bianchi (UBA -UNCPBA)
Pilar García Jordán (Universidad de Barcelona)
Ana Teresa Martínez (CONICET, UNSe)
Roberto Di Stefano (CONICET-UBA)
Gustavo Morello (UCC)
Alicia Fraschina (UBA)
Victoria Cohen Imach (CONICET, UNT)
Gabriela Caretta (UNSa)
María Mercedes Tenti (UCSE)
Isabel Zacca (UNSa)
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Congresos, reuniones, jornadas
Cynthia Folquer (UNSTA)
Comisión Organizadora
Alonso Sánchez (Prelatura de Humahuaca)
Sara Mata (CONICET, UNSa)
Lucia Santos Lepera (UNT - UNSTA)
Osvaldo Geres (UNSA)
Federico Medina (UNSA)
Esteban Abalo (UNT - UNSTA)
Dely Brunelli de Antoraz (UCSE)
Alonso Sánchez cmf (Prelatura de Humahuaca)
María Mercedes Tenti (UCSE)
Ana Cecilia Aguirre (UNSTA - UNT)
Mariano Gusils (UNSa)
Presentación de resúmenes y trabajos
Los resúmenes serán recibidos hasta el 3 de Mayo de 2010 y los trabajos hasta el 14 de junio
de 2010. En el encabezado de los resúmenes y ponencias/comunicaciones deberá constar:
Autor/es:
Título:
Área/s temática/s sugerida/s
Universidad o Institución de pertenencia:
Dirección postal:
Teléfono:
E-mail:
Los resúmenes no podrán superar las 200 palabras, y las ponencias los 40.000 caracteres (con
espacios), ambos en letra Arial 12 a espacio y medio y deberán remitirse por correo electrónico a la
siguiente dirección: [email protected]
Las imágenes que deseen incorporar al trabajo deben estar en formato JPG (definición alta) e
incluirse como anexo al final del mismo, al igual que los cuadros y gráficos.
Inscripción y formas de pago
Enviar por mail la ficha de inscripción con todos los datos requeridos (se encuentra al final de
esta circular)
Confirmar la inscripción mediante el pago de la misma:
- Expositor: $ 200 (doscientos pesos argentinos)
- Asistente: $ 100 (cien pesos argentinos)
- Estudiante expositor: $ 100 (cien pesos argentinos)
- Estudiante asistente: $ 50 (cincuenta pesos argentinos)
Participantes extranjeros:
- Expositor: US$ 200 (doscientos dólares)
- Asistente: US$ 100 (cien dólares)
- Estudiante expositor: US$ 100 (cien dólares)
- Estudiante asistente: US$ 50 (cincuenta dólares)
La inscripción a las Jornadas puede realizarse al inicio de las mismas en la sede Jujuy de la
UCSE.
Cada autor/a abonará la correspondiente inscripción, incluso en casos de trabajos de autoría
compartida. Sólo se admitirán hasta dos autores/as por trabajo. Asimismo, un autor/a podrá
presentar hasta dos trabajos. Los autores/as deben tener en cuenta que se otorgarán certificados sólo
a aquellos que expongan sus trabajos.
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Congresos, reuniones, jornadas
Lic. M. de los Milagros Pierini [email protected]
Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), Unidad Académica Río Gallegos.
Dr. Pedro Navarro Floria [email protected]
CONICET / Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio
(IIDyPCa) de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).
Dra. Martha Ruffini [email protected]
Centro Universitario Regional Zona Atlántica (CURZA) de la UNCo.
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III ENCUENTRO DE LA RED INTERNACIONAL MARC BLOCH
ESTUDIOS COMPARADOS EN HISTORIA EUROPA-AMERICA LATINA
San Salvador de Jujuy, 20-22 de octubre de 2010
La constitución de la Red Internacional Marc Bloch de Estudios Comparados en Historia
Europa-América Latina surgió como inquietud de los equipos que en ese momento formaban parte
de un PIP de CONICET titulado “«La conformación del poder en Pampa-Patagonia. Políticas de
estado, instituciones económicas y actores sociales (siglos XIX y XX)», constituido por el Programa
«Estado, Mercado y Sociedad. Continuidades y discontinuidades en la construcción del poder
económico, político y social», del IEHS (Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del
Centro de la Provincia de Buenos Aires), el CEHIR (Centro de Estudios de Historia Regional) de la
Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue y el CESOR (Centro de Estudios
Sociales Regionales) de la Universidad Nacional de Rosario, con la co-participación del Programa
Prioritario I+D: «Continuidades y cambios en la Argentina rural del siglo XX», de la Universidad
Nacional de Quilmes; el Programa de Pós-Graduação em História de UNISINOS (Brasil) y el
FRA.M.ESPA de la Universidad de Toulouse (Francia).
La primera convocatoria se realizó en Tandil (Argentina) los días 17, 18 y 19 de mayo de 2006
e incluyó a muchos colegas de centros y universidades de Argentina así como de Europa (España y
Francia) y América Latina (México y Brasil), quienes, en torno a los temas centrales de las mesas de
discusión, confrontaron los resultados de sus investigaciones.
Durante este encuentro se integró a la Red Marc Bloch la Unidad de Investigación en Historia
Regional (UNHIR) de la Universidad Nacional de Jujuy, a la vez que los colegas de Brasil se
ofrecieron para oficiar de anfitrión del II Encuentro, que se llevó a cabo del 21 al 24 de 2008 en la
Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul.
En esta oportunidad la sede del evento será la Unidad de Investigación en Historia Regional
(UNIHR) de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy,
Argentina.
La UNIHR integra conjuntamente con el CESOR (Facultad de Humanidades y Artes de la
Universidad Nacional de Rosario), el CEHIR (Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional
del Comahue) y el CESAL (Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires), la Unidad
Ejecutora en Red de CONICET “Investigaciones Socio-históricas Regionales” (ISHIR), creada en
diciembre de 2007 bajo la dirección general de la Dra. Marta Bonaudo
Centros participantes
-Unidad Ejecutora en Red en Investigaciones Socio-Históricas Regionales. ISHIR- CONICET.
Nodos: CESOR (UNR), CESAL (UNCPB), CEHIR (UNCo)
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Congresos, reuniones, jornadas
-Centre de Recerca d'Història Rural de la Universitat de Girona
-CERHIO (Centre de Recherches Historiques de l'Ouest/CNRS) UMR 6258 - Université
Rennes
-Programa Regional de Historia Andina (CIFFyH-UNCba).
-INTE (Instituto de Estudios Internacionales) Universidad Arturo Prat, Iquique.
- Programa I+D: La Argentina Rural del siglo XX (UNQ).
Comité académico
Susana Bandieri (Universidad Nacional del Comahue, Argentina)
Michel Bertrand (Universidad de Toulouse, Francia)
Marta Bonaudo (Universidad Nacional de Rosario, Argentina)
Daniel Campi (Universidad Nacional de Tucumán, Argentina)
Luc Capdevilla (Universidad de Rennes II, Francia)
Rosa Congost (Universidad de Girona, España)
Noemí Girbal (Universidad Nacional de Quilmes, Argentina)
Sergio González Miranda (Universidad Arturo Prat, Chile)
Flavio Heinz (Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul, Brasil)
Nelson Manrique (Pontificia Universidad Católica del Perú)
Erick Langer (Georgetown University, USA))
Silvia Palomeque (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina)
Andrea Reguera (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina)
Gustavo Rodríguez Ostria (Universidad Mayor de San Simón, Bolivia)
Gabriela Sica (Universidad Nacional de Jujuy, Argentina)
Comité ejecutivo
Viviana Conti. (CIC CONICET/ ISHIR UNJu)
María Silvia Fleitas. (ISHIR UNJu)
Gabriela Sica (CIC CONICET/ ISHIR UNJu)
Ana A. Teruel (CIC CONICET/ ISHIR UNJu)
Secretaría:
María Teresa Bovi (ISHIR UNJu)
Características de la reunión
Las reuniones anteriores de la Red Marc Bloch partieron de la premisa de la necesidad de
establecer la comparación como método en los estudios históricos, cuestión implícita como un tema
obligado en la invocación del nombre del gran historiador francés. Tanto los encuentros realizados
en Tandil (2006) y Porto Alegre (2008) avanzaron sobre esta cuestión: ¿qué y para qué comparar?
Los resultados (plasmados en publicaciones) han demostrado que esta perspectiva permite
identificar, en la diversidad de situaciones, trayectorias y regiones, las especificidades y caracteres
comunes en las diferentes dimensiones de tiempo y espacio, y las articulaciones de los distintos
procesos de la vida social. Entendemos que este nuevo encuentro permitirá complejizar los aportes
obtenidos en las reuniones anteriores, profundizando además las perspectivas comparativas entre las
historias regionales de nuestro país, de otros países de Latinoamérica y de Europa, de acuerdo a las
problemáticas propuestas en las Mesas. Las mismas tratan de expresar la riqueza de enfoques y temas
que permite la perspectiva comparada abarcando procesos económicos, políticos, sociales, culturales
e historiográficos.
Del encuentro se espera no sólo el afianzamiento y mayor difusión de trabajos ya concluidos o
con un grado de avance significativo, sino la oportunidad para socializar y debatir nuevas
investigaciones y enriquecer hipótesis con el aporte que significan los estudios comparados, elemento
esencial del perfil de este evento. Las mesas propuestas son las siguientes:
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Congresos, reuniones, jornadas
Mesa I: FRONTERAS EN LA HISTORIA. DINÁMICAS SOCIO-ECONÓMICAS,
CULTURALES Y POLÍTICAS.
Mesa II: CULTURA POLÍTICA, INSTITUCIONES Y CIUDADANÍA. MIRADAS
COMPARADAS EN SOCIEDADES DECIMONÓNICAS Y DE PRINCIPIOS DEL SIGLO
XX.
Mesa III: CONTACTOS E INTERCAMBIOS
CONFLICTOS Y REPRESENTACIONES
CULTURALES:
PRÁCTICAS,
Mesa IV: LOS CAMINOS DE LA HISTORIA SOCIAL LATINOAMERICANA: VIEJAS
Y NUEVAS PERSPECTIVAS
Mesa V: ECONOMÍAS REGIONALES, ACTORES
RELACIONALES EN PERSPECTIVA COMPARADA.
SOCIALES
Y
FORMAS
Pautas para presentación de trabajos
Se trata de una reunión abierta a la presentación espontánea de ponencias que se adecuen a las
temáticas de las mesas propuestas y que propongan explícitamente un abordaje comparativo. Las
ponencias podrán tener las siguientes modalidades:
A- individuales o en coautoría, con enfoque comparativo;
B- presentación de dos trabajos de autoría individual, con previo acuerdo en el tratamiento de
determinados ejes de análisis en regiones diferentes, a fin de posibilitar la comparación. Esos trabajos
deberán enunciar explícitamente ese propósito y ser enviados en forma conjunta.
Las propuestas de participación deberán ser presentadas en un resumen, de no más de 300
palabras, que explicite claramente la Mesa elegida, el abordaje comparativo en la temática de análisis
y la modalidad de trabajo (opción “a” u opción “b”). Se comunicará a los investigadores la
aceptación de su propuesta para proceder a la recepción de ponencias.
Las ponencias no deberán superar las 25 páginas tamaño A4, espaciado 1.5, fuente Times New
Roman 12.
Plazos de presentación:
Resúmenes: 2 de julio de 2010
Ponencia: 6 de setiembre de 2010
Aranceles:
Expositores: $80
Asistentes: $40
Estudiantes: $15
Contacto: [email protected]
Este encuentro cuenta con el auspicio de f.mAujob
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Concursos, becas, subsidios
2DA CONVOCATORIA INTERNACIONAL DE ENSAYOS Y
AUDIOVISUALES
“BICENTENARIOS EN ACCIÓN: CONMEMORACIÓN, CRISIS
ECONÓMICA Y MOVILIZACIÓN POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA”
Dirigida a la comunidad académica y la sociedad civil, esta 2da Convocatoria está organizada
por el Programa Bicentenarios de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad
de Buenos Aires (FADU/UBA), el Observatory on Latin America (OLA), The New School, Nueva
York, y el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México
(IIH/UNAM), con la colaboración de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), la Universidad
Central de Chile (UCEN), la Organización Latinoamericana y del Caribe de Centros Históricos de
Ecuador (OLACCHI), y la Universidad de la República de Uruguay (UDELAR).
En tanto los años de los bicentenarios coinciden con el creciente impacto de la crisis
económica mundial y el recambio de varios gobiernos nacionales en América Latina, constituyen una
oportunidad histórica para la reflexión, la acción y el diseño de nuevos caminos para el desarrollo, la
inclusión y la justicia social en la región.
En este marco, se solicitan ensayos y audiovisuales sobre alguna de las siguientes líneas de
trabajo:
1. Documentación e interpretación de los diferentes modos en que los países latinoamericanos
conmemoran sus bicentenarios nacionales a través de iniciativas públicas, privadas y de la sociedad
civil.
2. Documentación e interpretación de la relación entre las conmemoraciones de los
bicentenarios y los efectos de la crisis económica global en las economías locales.
3. Documentación e interpretación de la relación entre las conmemoraciones de los
bicentenarios y las movilizaciones políticas locales.
Se otorgarán:
5 Premios: Pasaje y estadía en México, para participar en una Conferencia Internacional a
realizarse en el año 2011; y publicación de los trabajos en el libro Bicentenarios en Acción.
7 Menciones: Publicación de los trabajos en el libro Bicentenarios en Acción.
Los abstracts deben ser enviados antes del 31 de mayo de 2010 y las presentaciones finales
antes del 1° de noviembre de 2010.
Más información en www.bicentenarios.edu.ar o en www.observatorylatinamerica.org.
Contactos:
Ileana Versace y Gabriela Sorda
Coordinación Programa Bicentenarios, FADU, UBA
[email protected]
ℵ
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Cuadernos del CLAEH
Cuadernos del Claeh es la revista del Centro Latinoamericano de Economía
Humana, institución que en 2007 celebró su primer cincuentenario. Es también
la más antigua publicación periódica de ciencias sociales de Uruguay. Ha sido
testigo y portavoz de una parte importante de la historia del CLAEH y
receptáculo de autores y temas de Uruguay y del mundo
Zelmar Michelini 1220
11100 Montevideo, República Oriental del Uruguay
Internet: http://www.claeh..org.uy
LiminaR
Estudios sociales y humanísticos
LiminaR. Estudios sociales y humanísticos, revista semestral de investigación
científica, publica no sólo los resultados de investigación de quienes integran el
Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (de la Universidad
de Ciencias y Artes de Chiapas), sino también de los científicos sociales
interesados en reflexionar desde la frontera sur de México y Centroamérica.
En la publicación se reflexiona y dialoga sobre las cuestiones que atañen
al mundo contemporáneo desde enfoques disciplinarios que incluyen la
economía, la historia, la sociología, la antropología, la ciencia política y las
humanidades.
La revista recibió Mención Honorífica en el Primer Concurso Fondo de
Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales de América Latina y el Caribe “Juan
Carlos Portantiero”, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO).
Calzada Tlaxcala, 76
Barrio de Tlaxcala
San Cristóbal de Las Casas
Chiapas, México
Correo electrónico: [email protected]
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América Latina en los libros
Anna Ayuso y Gemma Pinyol, editores, Inmigración Latinoamericana en España. El
estado de la investigación, Centro de Estudios Internacionales de Barcelona CIDOB
(Colección Interrogar la Actualidad; 29), Barcelona, 2010 (336 páginas). ISBN 13: 978-849251118-1
En los últimos años, España se ha convertido en uno de los destinos privilegiados de la
emigración latinoamericana, a la vez que los emigrantes de estos países se consolidaban como origen
principal de la inmigración extracomunitaria en España, superando por primera vez en 2005 a los
nacionales procedentes de los países del norte de África o del este europeo. La velocidad a la que se
ha desarrollado este fenómeno ha suscitado el interés de las instituciones públicas, tanto en la
vertiente reguladora como en el desarrollo de respuestas políticas a los cambios sociales sobre todo
en la sociedad de acogida, pero teniendo en cuenta el impacto en los países de origen.
Ello ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con informaciones y estudios de calidad
que ayuden a la toma de decisiones sobre bases sólidas y adaptadas al contexto local, pero que a la
vez tengan en cuenta las experiencias nacionales e internacionales. La comunidad investigadora
española ha pasado en pocos años de atender estas dinámicas migratorias desde el punto de vista de
país emisor al del país receptor y ese es un bagaje del cual se pueden derivar enfoques característicos.
Esta publicación, fruto de un seminario homónimo celebrado en CIDOB, pretende examinar el
estado de las investigaciones abiertas en torno a los principales aspectos relacionados con estos flujos
migratorios, prestando atención tanto a los países de origen como a la sociedad de acogida. Los
diferentes aspectos de las políticas migratorias, la dimensión económica de los procesos migratorios,
la inserción en el mercado de trabajo o los efectos sobre la cohesión social y las relaciones familiares
son algunos de los temas presentes en los artículos que firman reconocidos expertos en estos
ámbitos.
Joan Calzada, Antón Costas y Jacint Jordana, Más allá del mercado. Las políticas de
servicio universal en América Latina, Centro de Estudios Internacionales de Barcelona
CIDOB, Barcelona, 2009 (416 páginas). ISBN: 978-84-92511-15-0
A principios de los noventa, la mayoría de los países latinoamericanos inició la liberalización de
las industrias de red. Esto afectó especialmente a las telecomunicaciones, los servicios postales, el
transporte, la energía y la distribución de agua. Desde entonces, los mayores esfuerzos de los
reguladores y responsables públicos sectoriales se han orientado al desarrollo de políticas de fomento
de la competencia, que tienen como objetivo asegurar el funcionamiento efectivo de los mercados
liberalizados. Sin embargo, en los últimos años han ido surgiendo señales de descontento respecto a
los resultados de la liberalización. En esta situación se hace más necesario que nunca asegurar que
ningún colectivo social o región se queden sin acceso a los servicios públicos básicos en unas
condiciones de calidad y precio aceptables. En efecto, es probable que la sostenibilidad a largo plazo
de las reformas liberalizadoras dependa en buena medida de un despliegue adecuado de las políticas
de servicio universal.
En la última década, todos los países latinoamericanos han impuesto a los prestadores de los
servicios liberalizados diversas obligaciones de servicio universal. Estas obligaciones pueden variar
considerablemente según las características del sector y del país donde se apliquen. Este libro analiza
el desarrollo y la situación actual de estas políticas. Los trabajos incluidos abordan el análisis del
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América Latina en los libros
servicio universal desde una aproximación teórica y empírica, aportando argumentos económicos,
análisis políticos y experiencias prácticas que son útiles para los responsables públicos de estos
sectores y para investigadores especializados en las industrias de red.
Manuel Cienfuegos y José Antonio Sanahuja, editores, Una región en construcción.
UNASUR y la integración en América del Sur, Centro de Estudios Internacionales de
Barcelona CIDOB, Barcelona, 2010. ISBN: 978-84-92511-15-0
Desde los primeros años noventa, distintos estados latinoamericanos optaron por las
estrategias de integración del regionalismo abierto para mejorar su inserción internacional y
responder a los retos de la globalización. Veinte años después, surgen iniciativas con un enfoque
distinto, como el ALBA-TCP y la UNASUR que, de manera paradójica, coexisten con grupos que
parecen estancados o en crisis, como el Mercosur y la Comunidad Andina. El papel de estas
iniciativas en el desarrollo, la gobernanza democrática y la cohesión social se debatió en el seminario
internacional «La integración regional en América del Sur», organizado por CIDOB y el Instituto
Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) en Barcelona los días 14 y 15 de febrero de 2008.
Esta monografía recoge las ponencias más destacadas del mismo.
Aníbal Pérez-Liñan, Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política en
América Latina, Fondo de Cultura Ecoonómica, Buenos Aires, 2009 (383 páginas). ISBN
978-950-5577903
Tras el colapso de los regímenes autoritarios de América Latina durante la década de 1980 y
principios de la de 1990, una nueva era de libertades civiles, prosperidad, democracia y estabilidad
política parecía iniciarse en la mayoría de los países. Sin embargo, el legado económico y político de
los años noventa no resultó el esperado: el crecimiento económico fue esquivo, la pobreza persistió y
los gobiernos electos continuaron fracasando a pesar de la ausencia de los militares en la arena
política. Así, a partir de los primeros años de la década de 1990, fueron removidos de sus cargos
presidentes de Brasil, Venezuela, Guatemala, Ecuador, Paraguay, Perú, Argentina y Bolivia; en
algunos de estos países, de manera recurrente.
Entre 1992 y 2004, seis presidentes fueron procesados y cuatro depuestos. Esta multiplicación
de las crisis en tan corto lapso ¿indica un cambio fundamental en las democracias latinoamericanas?
¿Los juicios políticos cumplen las funciones de los antiguos golpes militares? ¿Hay modificaciones en
las relaciones entre el poder Ejecutivo y el Legislativo? En este libro, Aníbal Pérez-Liñán explora los
orígenes y las consecuencias de este nuevo patrón de inestabilidad y analiza el juicio político como un
rasgo distintivo del nuevo panorama político de América Latina.
La recurrencia de crisis presidenciales sin que se interrumpiera la democracia implicó un
cuestionamiento a muchas concepciones predominantes entre los politólogos. Debido a esto, este
libro propone una exploración interdisciplinaria que incluye la sociología política, la comunicación, el
comportamiento político, el análisis institucional, la democratización y el estudio de los movimientos
sociales. Su objetivo es demostrar que los juicios políticos indican el surgimiento de un nuevo patrón
de inestabilidad política en la región, ya que implican el uso de instrumentos constitucionales para
remover presidentes impopulares.
El agudo e innovador análisis desarrollado en Juicio político al presidente y nueva inestabilidad política
en América Latina por Aníbal Pérez-Liñán es esencial para comprender y actualizar las teorías de la
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América Latina en los libros
democracia y el presidencialismo en América Latina.
Pablo Artaza, Sergio Gonzáles, Susana Jiles, editores, A cien años de la Masacre de
Santa María de Iquique, Lom Ediciones, Santiago de Chile, 2009 (420 páginas) ISBN: 978-
956-00-0123-8
Los obreros pampinos se ofrendaron a las generaciones venideras y éstas deben devolverles el
don para que se pueda cerrar un círculo de vida, el cual implica hacer el vínculo con las generaciones
futuras: relatar, explicar, interpretar, deconstruir, y un largo etcétera, el suceso de 1907, pues en la
restitución de ese don que nos legaron (enviaron) hay demandas que trascendieron tiempo y espacio
para transformarse en misión y destino de toda la sociedad nacional. A cien años… intenta restituir el
sacrificio realizado para que no sea olvidado y sea comprendido desde todos sus ángulos.
Julián Bastias Rebolledo, Memorias de la lucha campesina, Santiago de Chile, Lom
Ediciones, 2009. (244 páginas) EAN: 978-956-00-0117-7
Se relata el encuentro entre jóvenes chilenos y un sector del pueblo mapuche que en los años
sesenta y setenta dieron una lucha común por la recuperación de tierras antes pertenecientes al
pueblo indígena y por el proceso de Reforma Agraria. Relatos que no pretenden describir la
complejidad de factores objetivos como lo harían sociólogos o historiadores, sino que pretenden
mostrar el accionar de personas movidas por sus valores de justicia social. No es una apología ni de
una denigración de la lucha revolucionaria, sino un esfuerzo de autenticidad y desmitificación de los
estereotipos clásicos de militantes.
Eduardo Basualdo, Estudios de Historia económica argentina. Desde mediados del
siglo XX a la actualidad, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010 (496 páginas). ISBN
978-987-629-118-7
Este libro presenta un recorrido por los procesos de la historia económica argentina que
afectaron la política y la estructura social del país en la segunda mitad del siglo XX. Con notable
destreza analítica y explicativa, Eduardo Basualdo logra una aguda revisión de aquellas creencias más
arraigadas acerca de la economía nacional.
Ese recorrido se inicia con el fin del modelo oligárquico agroexportador de la década de 1940,
atraviesa la política de sustitución de importaciones instrumentada durante los gobiernos peronistas,
la instauración de un nuevo régimen de acumulación tras el golpe de Estado de 1976, la crisis de las
finanzas públicas durante el gobierno de Alfonsín, el estallido hiperinflacionario, la convertibilidad y
su crítico desenlace, y concluye con la profunda crisis que se abatió sobre nuestra economía en 2002.
El proceso de endeudamiento externo y su contracara, la fuga de capitales al exterior, enmarcan este
derrotero. Lejos de presentar una sucesión de acontecimientos económicos, en este libro abundan la
política, los conflictos de intereses y la desigual distribución del poder.
Nueva edición revisada de un libro central para comprender, con datos elocuentes, las
modificaciones estructurales derivadas del sucesivo desplazamiento de las lógicas económicas, cuyos
efectos macroeconómicos y sobre la economía real persisten hasta la actualidad.
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América Latina en los libros
Fernando Camacho Padilla, Suecia por Chile. Una historia visual del exilio y la
solidaridad 1970-1990, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2009 (126 páginas) ISSN: 978-956-
00-0120-7.
Las imágenes de este libro presentan las actividades del movimiento de solidaridad con Chile y
la vida de los exiliados en Suecia. Por ello, la obra comienza con la victoria de la Unidad Popular en
1970 y termina con la restauración de la democracia en 1990, haciendo un recorrido temporal por
cada año de la vida en Suecia durante el periodo del Régimen Militar. Esta fotografía son el rostro
histórico de la lucha por la libertad y un ejemplo de la cotidianeidad del exilio, concretamente en el
país europeo que más refugiados chilenos recibió a partir del golpe de Estado. A partir de ellas, se
ilustran las campañas, los encuentros y las consignas que acercaron a ambos pueblo, siendo así, un
documento visual excepcional y necesario para poder entender la historia común que con tanta
fuerza une a Chile y Suecia desde hace cuatro décadas.
Vasco Castillo, La creación de la República., Lom Ediciones, Santiago de Chile 2009
(96 páginas). EAN: 978-956-00-0124-5
La creación de la República es un estudio de las ideas políticas fundacionales en Chile (período
de la emancipación) en clave republicana, una clave muy poco utilizada hasta ahora en Chile y que
proporciona nuevas perspectivas sobre el nacimiento de la república en Chile. En él se explora la
conciencia de los escritores de la época, que pensaron la república como parte de la empresa misma
de fundarla, siendo posible así evitar el olvido del vínculo original de la república con la libertad y lo
central del mensaje heredado de nuestros “padres fundadores”.
Álvaro Couso, Memorias impersonales. Fantasmas en el exilio, Imago Mundi, Buenos
Aires, 2009 (196 páginas). ISBN: 978-950-793-087-4
El exilio como respuesta o alternativa a la persecución y el exterminio de opositores y
militantes populares, desatados por los regímenes dictatoriales de la década del setenta en nuestros
países, ha sido un elemento determinante de la experiencia política (y de vida) de miles de
sudamericanos, más aquéllos oriundos del Cono Sur, entre los que se incluyen los rioplatenses,
uruguayos y argentinos. Mujeres y hombres arropados en otras pieles, ensayando pasos desconocidos
y mimetizándose en una tundra social no siempre receptiva, con la esperanza de volver a empezar,
pero también con la premisa de no olvidar. Otra vida que lleva como impronta pérdida y dolor, pero
también la alegría de vivir, y la obligación de hacerlo, como homenaje a los que ya no están.
Memorias impersonales. Fantasmas en el exilio, traza un puente entre las dos orillas del Plata, (no sin
paradas intermedias), aunando pasiones y desasosiegos: de Sendic y los peludos, a la Argentina
conflictiva del retorno de Perón, de Alberto Spencer, Peñarol y Rampla, al River de Amadeo Carrizo;
de Valizas, a París, Roma, Ámsterdam o Buenos Aires. Sendero a veces sinuoso, contradictorio y
resbaladizo, con muchas preguntas, buena pluma y algunas certezas: festejar la amistad, el placer, los
afectos, la memoria y a los compañeros. No es poco.
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América Latina en los libros
Gabriela Delamata, coordinadora, Movilizaciones sociales: ¿nuevas ciudadanías?
Reclamos, derechos, Estado en Argentina, Bolivia y Brasil,, Biblos, Buenos Aires, 2009 (342
páginas). ISBN: 978-950-786766-8
Este libro aborda la política contemporánea de la Argentina, Bolivia y Brasil a través de
cambios en la política de derechos suscitados en la interacción entre reclamos sociales y respuestas
estatales. Una constante los atraviesa: la revitalización de la ciudadanía en su dimensión de
participación y derechos, junto con la transformación de los sentidos y la sustancia de la pertenencia
nacional.
Escriben: Gerardo Aboy Carlés, Gabriela Delamata, Pablo Díaz Estévez, Marina Farinetti,
Juan Pablo Ferrero María Silvana Gurrera, James Houston, Astor Massetti, Carolina Schillagi,
Alejandro Sehtman, Pablo Stefanoni.
Fernando Devoto, director, Historiadores, ensayistas y gran público. La historiografía
argentina, 1990-2010, Biblos, Buenos Aires, 2010 (140 páginas). ISBN 978-950-786778-1
Es bastante sencillo coincidir con un diagnóstico: la historiografía actual vive momentos que
pueden definirse, a la vez o alternativamente, como de crisis y de transformación. Si la historia
profesional argentina parece gozar de buena salud y sus avances cuantitativos y cualitativos son
innegables en los últimos veinte años, no es menos cierto que fuera del ámbito de las comunidades
académicas (o en sus bordes) también se han producido muchos otros fenómenos que si no indican
siempre una contratendencia, sí obligan a matizar el análisis.
La reflexión sobre el papel del historiador en un mundo “presentista”, la situación de la
historia social, el análisis de las continuidades y las innovaciones en la historiografía reciente, los
relatos “exitosos” sobre el pasado y la controversia que ellos provocan, son algunos de los temas que
este libro aborda. A la vez, provee diagnósticos, estados de la cuestión e interrogantes de distinto tipo
acerca de la situación de la historiografía hoy.
Enrique Dussel, Eduardo Mendieta, Carmen Bohórquez, editores, El pensamiento
filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” [1300-2000]: historia, corrientes, temas y
filósofos, Siglo Veintiuno Editores, México, 2009. (1111 páginas) ISBN 978-607-03-0128-5
Esta obra fue proyectada, más que como un libro, como el inicio de un movimiento filosófico
continental. Es decir, los autores de las contribuciones tienen conciencia de que la tarea que han
asumido es de tal envergadura que no pueden sino cumplirla parcialmente. Los trabajos a todo lo
largo y ancho de toda la región latinoamericana sobrepasan a los especialistas de la historia o de
temas expuestos en el orden nacional. Cuando debe abordarse la temática tal como lo exige una obra
sobre la filosofía latinoamericana, se encuentran dificultades tales como la falta de bibliotecas
especializadas en este tema regional, de especialistas que hayan tratado los temas, de que se hayan
estudiado suficientemente los asuntos para poder instaurar diversas hipótesis que permitan fecundos
debates. Todo comienza entonces por obtener los materiales bibliográficos y temáticos necesarios.
Esto no se logra en corto tiempo: exige años de perseverancia en los que los autores se dan cuenta de
los límites de la empresa. Por ello, mucho más que el lector, son los mismos editores y autores de
esta obra los que tienen conciencia de que solo se ha iniciado la extracción de un precioso metal de
una rica mina casi inexplorada en su conjunto.
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América Latina en los libros
José María Ferri Coll y José Carlos Rovira, editores, Parnaso de dos mundos. De
literatura española e hispanoamericana en el Siglo de Oro, Iberoamericana / Vervuert,
Madrid / Frankfurt, 2010 (580 páginas) ISBN: 9788484895077
Se analizan obras y autores, corrientes estéticas y principios ideológicos al abrigo de la idea de
que el hallazgo de lo ajeno representa la revisión de lo propio y a un tiempo su enriquecimiento.
Contenidos: “El Romancero en América: un recorrido temático”, “El Romancero y América en el
Siglo de Oro”, “Última América: los vaticinios imperiales de Ercilla”, “Lectura surrealista del
barroco: Sor Juana Inés de la Cruz y Octavio Paz”, “Lo que cantó Sor Juana a los reyes de España:
las loas en celebración de los cumpleaños reales”, “Fernando Díez de Leiva y las letras coloniales en
Santo Domingo”, “Góngora en la poesía hispanoamericana del siglo XVII: revisión histórico-crítica,
claves comparativas y ejemplos eminentes”, “De viajes, conquistadores y lecturas: humanismo y
Nuevo Mundo en la poesía sevillana de la segunda mitad del siglo XVI”, “La Grandeza mexicana:
ámbito y orbe de un poema descriptivo”, “Del antipetrarquismo en la América colonial: Agustín de
Salazar y Torres”, “Filografía y razón dialogística en los sonetos amorosos de Aldana”, “La sintaxis
del enredo en Los empeños de una casa”, “La Trilogía de los Pizarros de Tirso de Molina”, “Una
aproximación a la novela pastoril hispana”,“Mitos clásicos en la novela pastoril de Bernardo de
Balbuena”, “Las cinturas de América. Alegoresis, recurrencias y metamorfosis en la iconología
Americana”, “De la conquista a la colonia: Carlos V y don Quijote en una mascarada novohispana de
1621”, “Espacios imaginarios del Nuevo Mundo en la literatura española del Siglo de Oro”,
“Imágenes de la mujer en el Siglo de Oro español e hispanoamericano”, “Ecos renacentistas en el
mundo andino: la Nueva coronica i buen gobierno de Guaman Poma de Ayala”, “Ecos renacentistas
en el mundo andino: los Comentarios reales del Inca Gracilazo”.
Autores: Giuseppe Bellini, Aurelio González, Guillermo Serés, Teodosio Fernández, Javier de
Navascués, José Carlos Rovira, Joaquín Roses, Francisco Javier Escobar Borrego, Mercedes LópezBaralt, Mar Langa Pizarro, Joaquín Roses, Jaime José Martínez Martín, Ángel L. Prieto de Paula,
Ulpiano Lada Ferreras, José María Ferri Coll, Luis Beltrán Almería, Trinidad Barrera, Remedios
Mataix, Eva María Valero Juan, Rosa Pellicer.
Roberto Gargarella, María Victoria Murillo, Mario Pecheny, compiladores, Discutir
Alfonsín, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2010. (224 páginas) ISBN 978-987-629-121-
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En 1983 el entusiasmo democrático invadió el espacio público con la fuerza de un momento
fundacional: imperaba la ilusión, casi el encantamiento, de que todos los problemas de la Argentina
podían resolverse y de que el orden político podría recrearse desde la nada. Esa ilusión desmesurada
y los temores que entrañaba afectaron la marcha del gobierno de Alfonsín y también las evaluaciones
que se hicieron de sus logros y fracasos.
¿Cómo evaluar hoy aquellos años? ¿Cuál es finalmente el legado que nos han dejado? El
propósito central de este libro es estudiar ese legado, con sus claroscuros y ambivalencias, a la luz de
las promesas incumplidas de una democracia que, tal como se reiteraba, sería la condición de
posibilidad para que todos comieran, se curaran y se educaran. El objetivo no es establecer consenso
ni ofrecer un diagnóstico final, sino abrir un debate que nos permita distinguir entre los
condicionamientos, los errores y los vaivenes, haciendo propia aquella idea de Alfonsín sobre lo que
“no pudo, no supo o no quiso hacer” durante su gobierno.
En el libro, se analiza la cuestión militar y la política de derechos humanos, los procesos de
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América Latina en los libros
laicización encarnados en la Ley de Divorcio, el tema de la seguridad, las disputas con el sindicalismo
por la política laboral y las tensiones con las corporaciones, como el agro o la industria.
Escrito por un conjunto de intelectuales que ingresaron a la vida política durante esos años de
la transición democrática, este libro rescata la voluntad de renovación política y la cultura del diálogo,
a la vez que reflexiona sobre el papel que juegan el voluntarismo y el liderazgo personalista en la
construcción institucional democrática. En este sentido, clarifica las marcas que tanto Alfonsín como
los otros actores principales de ese primer gobierno democrático dejaron en la evolución política
posterior.
Elda E. González Martínez y Andrea Reguera, Descubriendo la nación en América.
Identidad, imaginarios, estereotipos sociales y asociacionismo de los españoles en
Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, siglos XIX-XX, Biblos, Buenos Aires, 2010 (190 páginas)
ISBN 9789507867767
El objetivo de este libro es analizar, en forma conjunta y desde una perspectiva
multidisciplinaria, algunos aspectos de las migraciones pasadas y actuales, que emergen de las
prácticas discursivas elaboradas por los distintos actores sociales (el Estado con sus políticas
migratorias y sus discursos, las instituciones en su conformación y objetivos como asociaciones
étnicas, la Iglesia, la escuela, etc.; y experiencias y comportamientos individuales vistos a través de
diarios, memorias y autobiografías) en la Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. A este propósito
apuntan los autores reunidos en este volumen: Carlos Zubillaga, Nadia A. De Cristóforis, Marta
Bonaudo, Andrea Reguera, Karl Monsma, Esmeralda Broullón Acuña, Blanca Zeberio, Alejandro
Fernández y Elda E. González Martínez.
Luis Herrera-Lasso M., coordinador, México país de migración., Siglo Veintiuno
Editores, México, 2009 (344 páginas) ISBN: 978-607-03-0127-8
México país de migración, es una obra oportuna y pertinente. Oportuna, porque nunca antes
como en la primera década del siglo XXI la migración internacional se ha convertido en un tema
central en la agenda política, económica, social e internacional de México. Pertinente, porque los
autores plantean retos, problemas y oportunidades que resultan de utilidad como insumos para la
formulación de políticas públicas.
La migración es un tema difícil de manejar por la cantidad y diversidad de de factores y actores
que en él participan, tanto en México como en el extranjero. Sin duda el reto más grande se halla en
torno a las condiciones de vida y trabajo de los migrantes, obligación de todo Estado, pues está en su
agenda la responsabilidad de promover y asegurar el bienestar de todos los que habitan en su
territorio. En el ámbito económico está sin duda el mayor reto estructural. Una economía que no
genera los empleos necesarios para su fuerza laboral, de alta y baja calificación, es una economía
destinada a tener altos índices de emigración, si los empleos se encuentran en otras latitudes.
Las aristas internacionales de la migración se han complicado. Ya no se trata solamente de la
situación de los mexicanos en Estados Unidos, tema de por si difícil. Se trata también de las
migraciones que vienen del sur, en tránsito para Estados Unidos o para permanecer en México. Por
si fuera poco, la migración hoy en día no puede desvincularse de otros grandes temas de la agenda
internacional; la seguridad es el mejor ejemplo.
México país de migración, es una invitación explícita a reflexionar sobre los temas centrales de
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América Latina en los libros
la migración y de como estos afectan al país. Es también una obra propositiva, pues no sólo alude a
los problemas y su diagnóstico, sino también a posibles líneas de acción. La migración es un tema sin
un solo dueño y en esta medida, mientras mayor sea el interés y participación de nuestra sociedad en
el tema, mayor podrá ser nuestra comprensión, la riqueza de nuestros enfoques y la pertinencia de
nuestras políticas.
Inés Izaguirre y colaboradores, Lucha de clases, guerra civil y genocidio en Argentina.
1973-1983. Antecedentes- Desarrollo. Complicidades, EUDEBA, Buenos Aires, 2010 (461
páginas). ISBN 978-950-23-1689-5
El análisis y los relatos que presentamos en este libro son un aporte más al esclarecimiento de
un proceso de lucha de clases en el Cono Sur latinoamericano y en particular en Argentina, que
transcurre durante la segunda mitad del siglo XX y culmina en guerra civil. Nuestra periodización de
este ciclo de luchas se inicia en 1955, con el derrocamiento de Perón, y la guerra militar que lo
produce, dirigida no sólo contra la fuerza cívico-militar peronista sino contra la gran masa obrera que
lo apoya. A partir de ese momento la lucha de clases en Argentina se desenvuelve en condiciones de
guerra civil, en el sentido clásico del término: un proceso de lucha de clases que se va desarrollando
hasta alcanzar su estadio político-militar, porque la alianza social que contiene a la mayoría de la clase
obrera es excluída políticamente durante 18 años y es el motor que alimentará las confrontaciones del
período hasta culminar en guerra civil abierta. Nuestra interpretació n se centra en un proceso de
características excepcionales en la historia argentina: la formación y desarrollo de una fuerza social de
carácter revolucionario desde fines de los años 1960, su derrota militar y política a cargo de las
fuerzas del régimen y el genocidio que le sigue -una matanza política de la que todavía no conocemos
la totalidad de las bajas -que toman la forma de muertos y desaparecidos y cuyas consecuencias
sociales se siguen desplegando. Las Madres, las Abuelas y los Familiares instalaron una cifra-símbolo:
30.000. Y aunque no tenemos todos los nombres y los datos de los 30.000, sabemos que todos los
días aparecen nuevos nombres, nuevos testimonios, y también sabemos que muchos de los que
fueron aniquilados no tendrán nunca nadie que los reclame, porque el exterminio alcanzó a toda su
familia, o porque quienes quedaron siguen silenciados por el miedo o la ignorancia.
La invesgación procruró indagar las causas de semejante matanza, tratando de avanzar hacia
una respuesta no naturalizada, reflexiva, acerca del carácter histórico, político, de clase de ese orden
social. El final está abierto y hoy estamos dedicados a analizar sus consecuencias.
Equipo de Investigación: Pablo Bonavena, Flabián Nievas, Agustín Santella, Matías Artese,
Gabriela Roffinelli, Marta Danieletto, Fanny Brudny, María Maneiro, María Carla Bertotti.
Autores Invitados: Paula Guitelman, Gabriel Pèriés, Carlos del Frade.
Silvina Jensen, Los exiliados. La lucha por los derechos humanos durante la dictadura,
Sudamericana, Buenos Aires, 2010 (210 páginas) ISBN: 978-9500-731584
¿Cuáles fueron las relaciones entre los militares golpistas de 1976 y los exiliados argentinos?
¿Por qué la denuncia exterior de la dictadura se definió en términos de defensa de los derechos
humanos? ¿Qué hitos marcaron las luchas entre los exiliados y el gobierno castrense a lo largo del
"Proceso de Reorganización Nacional"? ¿En qué medida la visita de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos de la OEA en septiembre de 1979 fue un momento bisagra en el cerco exterior
del régimen y en el esclarecimiento de la situación de los "desaparecidos"? Esta obra narra la historia
de los exiliados políticos, aquellos que los militares calificaban de "subversivos derrotados y en fuga".
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América Latina en los libros
Como protagonistas de la lucha antidictatorial ellos intentaron convertirse en "puentes" con los miles
de otros argentinos que vivían "sojuzgados por la represión y la censura que no podían hacer conocer
al mundo el genocidio". Haciendo foco en la visita de la CIDH, el libro responde a cuestiones
fundamentales que atraviesan la historia argentina en dictadura, dentro y fuera de las fronteras del
país, no sólo permitiendo comprender las luchas entre el régimen y sus opositores, sino también
iluminando las tensiones, contradicciones, complejidades y debates en el campo de los "derrotados".
Judith Kalman y Brian V. Street, coordinadores, Lectura, escritura y matemáticas como
prácticas sociales: diálogos con América Latina, Siglo Veintiuno Editores, México, 2009 (410
páginas). ISBN: 978-607-03-0126-1
El propósito de este libro es difundir las nuevas direcciones que toma la investigación actual
acerca de la cultura escrita en América Latina, recurriendo a los avances recientes de las perspectivas
de las prácticas sociales, Nuevos Estudios de Cultura Escrita y la sociolingüística.
La intención de este volumen consiste en difundir la teoría y la investigación empírica vigentes
a un público más amplio en ambos contextos y en otros más; hacer progresar este campo de estudio
al darle mayor visibilidad a los nuevos estudios de cultura escrita realizados en América Latina y
ayudar a que los lectores comprendan de que manera la sinergia con el trabajo, desde otras
perspectivas y otros lugares del mundo, puede contribuir al campo más amplio de la investigación y a
sus implicaciones para la teoría y la práctica. Prevemos que el trabajo en materia de la cultura escrita y
matemática en toda América Latina como en otros lugares se verá estimulado por este encuentro, en
la medida en que los investigadores involucrados en la exploración de su relación aprendan unos de
otros.
Luis A. Ortiz López, El español y el criollo haitiano: contacto lingüístico y adquisición
de segunda lengua, Iberoamericana / Vervuert, Madrid / Frankfurt, 2010 (280 páginas).
ISBN: 9788484894797
Mediante datos recogidos in situ, este libro reflexiona sobre los procesos externos e internos
que intervienen en el contacto entre el criollo haitiano y el español dominicano en la frontera entre
ambos países.
Ana Peluffo e Ignacio M. Sánchez Prado, editores, Entre hombres: masculinidades del
siglo XIX en América Latina, Iberoamericana / Vervuert, Madrid / Frankfurt, 2010 (335
páginas). ISBN: 978-848489491-9
Propuesta de una lectura sexo-genérica del siglo XIX que busca deconstruir el carácter
aparentemente homogéneo de la fraternidad letrada, desvelando la masculinidad como constructo
cultural y performativo.
Karina Ramacciotti, La política sanitaria del peronismo, Biblos, Buenos Aires, 2009
(144 páginas). ISBN: 978-950-786768-2
Abordar la salud pública en los tiempos peronistas puede remitir a ciertas imágenes, discursos y
relatos que sirven de indicios para reflejar una época en la cual el reconocimiento de los derechos
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América Latina en los libros
sociales constituyó una prioridad dentro de la agenda del gobierno. En este abordaje se encontrará,
sin lugar a duda, la figura del neurocirujano Ramón Carrillo, quien fue designado primer secretario de
Salud de la Argentina en 1946. Durante los primeros años de su gestión, la cercanía con el presidente
Juan Domingo Perón se plasmó en múltiples eventos –lo cual daba cuenta de la confianza
presidencial hacia el joven funcionario estatal– y en un presupuesto aparentemente ilimitado que
permitió la creación de nosocomios y campañas sanitarias en diferentes lugares del país. No obstante,
hacia 1950, estas imágenes comienzan a desdibujarse ya que Carrillo ocuparía en lugar opacado y
secundario en las publicaciones oficiales y en los actos públicos.
Raanan Rein y Claudio Panella, compiladores, El retorno de Perón y el peronismo en
la visión de la prensa nacional y extranjera, Edulp, La Plata, 2009 (458 páginas) ISBN: 978-
950-34-0601-4
Con toda la prensa en contra, ganamos y con toda la prensa a favor, nos derrocaron” aseveraba
Juan Domingo Perón. Quizás aquella máxima determinó que en el período comprendido entre los
meses previos al primer regreso de Perón en noviembre de 1972 hasta el golpe de Estado que
derrocó a Isabel Martínez de 1976, el justicialismo, señalando un manifiesto contraste con sus dos
primeras presidencias, se abstuviese de aplicar medidas de censura contra los principales medios
gráficos. Las visiones y las tensiones que, desde la prensa nacional y extranjera, se presentaron en
esos artículos periodísticos del retorno peronista al poder conciben una pauta explícita de la
turbulenta relación que los medios de comunicación privados y el peronismo han sostenido a lo largo
de la historia. El carácter masivo y determinante del movimiento en su aparición como en los años
70, dividió aguas y empujó a las empresas periodísticas a una toma de posición. Este suceso incluso
se repitió en los años 90 y al momento de edición de este material, durante otras presidencias
peronistas. Los enfoques de periódicos norteamericanos, israelíes, europeos y latinoamericanos,
sumados a un estudio sobre la cobertura del retorno de Perón según las fuentes televisivas, formulan
las heterogéneas concepciones a la hora de acercar respuestas sobre este fenómeno típicamente
argentino, de compleja categorización en comparación a las clasificaciones políticas habituales.
Daniel Schávelzon, Arte y falsificación en América Latina, México, Fondo de Cultura
Económica, México, 2009. (303 páginas) ISBN: 978-950-557819-1
¿El Museo del Louvre borró la firma del autor de la Venus de Milo para hacerla pasar por una
escultura de otro período? El Laocoonte, la más espectacular obra de arte grecolatina, ¿fue tallada en
pleno Renacimiento por un joven falsario llamado Miguel Ángel Buonarroti? La Gioconda, que
cuelga en París, ¿es auténtica o una magnífica copia? Al menos la mitad de los productos culturales
del pasado son falsos, han sido alterados o están mal atribuidos. Sin embargo, los museos los
atesoran y los exhiben; incluso muchos de ellos consideran la falsificación como un mero hecho
policial e impiden su estudio y divulgación.
¿Qué es lo falso y qué es lo auténtico? ¿Por qué ambos son conceptos culturales? ¿Qué roles
desempeñan la oferta y la demanda en el mercado de lo falso en el arte y la arqueología? ¿Cuál es la
responsabilidad de los museos y los coleccionistas? ¿Qué objetivo persiguen los falsarios? En
América Latina, las falsificaciones han engañado a los profesionales desde el siglo XVIII. El
discutido Códice Grolier y el burdo Códice de La Malinche, el libro colonial fundante de la historia
peruana adjudicado a un autor incorrecto, los cuadros de un artista guatemalteco que nunca existió,
las urnas zapotecas y las cerámicas negras de Tlatelolco falsificadas en México, el supuesto origen
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América Latina en los libros
medieval del bastón de piedra del Uritorco en la Argentina, los cráneos de cristal de roca en Belice
atribuidos a seres extraterrestres y el antropolito brasileño símbolo de la identidad uruguaya son
algunas de las muchas imposturas que constituyen el objeto de análisis y reflexión de este libro.
Arte y falsificación en América Latina es una obra excepcional dentro de las investigaciones
culturales, ya que se ocupa de un tema que siempre ha sido minimizado y ocultado.
Laura Vazquez, El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina., Paidós,
Buenos Aires, 2010. (352 páginas) ISBN: 978-950-12-2732-1
El oficio de las viñetas nos propone una aventura tan extraordinaria como su propio objeto de
estudio: reconstruir el campo de producción de la historieta argentina como un espacio que revela
una serie de tensiones entre el arte, el oficio y la cultura de masas. La investigación –generosa,
exhaustiva e inédita en su enfoque– ubica la historieta en el marco de la historia cultural y política
argentina del período 1968-1984. La reconstrucción y el análisis de las políticas editoriales, de las
revistas y de las trayectorias profesionales abordadas permiten abrir la discusión sobre las
interrelaciones entre política y mercado, y pensar la compleja relación entre los intelectuales y sus
objetos de estudio. Esta obra de Laura Vazquez pone en escena algunas de las contradicciones de ese
proceso, obligando a una relectura de la historieta como fenómeno cultural. La relevancia de esta
investigación radica tanto en el carácter original de su abordaje, basado en el nuevo modo de
periodización del objeto, como en la profundidad del análisis del mismo. La autora reconstruye un
fragmento de la historia de la historieta que aparecía como un área desierta en las Ciencias Sociales y
aporta nueva empiria a un campo de estudios que, en la Argentina, todavía se encuentra en
formación.
Sergio Visacovsky y Enrique Garguin, compiladores, Moralidades, economías e
identidades de clase media. Estudios históricos y etnográficos, Editorial Antropofagia,
Buenos Aires, 2009 (362 páginas). ISBN: 978-987-1238-56-9
Identificar gente de clase media no pareciera algo difícil; lo hacemos cotidianamente,
guiándonos por el aspecto, la ropa, el modo de hablar, el lugar de residencia, de compras o
esparcimiento. Sociólogos, economistas, administradores y profesionales del marketing delimitan
segmentos de la población como clase media, para decirnos cuánto ha crecido o disminuido. Los
aumentos de precios golpean a la clase media, la cual también decide los resultados de una elección,
nos dicen los medios de comunicación. Pero, ¿existe tal franja social con semejante homogeneidad en
sus niveles de vida, valores y actitudes? Una comparación entre diferentes países o regiones, o una
mirada al pasado, nos mostrarán cuán diversa es la clase media como sector social y como idea.
Entonces, ¿por qué insistir desde los escritorios en la búsqueda de criterios axiomáticos para
delimitar a la clase media? En contraste, los trabajos reunidos en este volumen aceptan su pluralidad
y complejidad. Sergio Visacovsky y Enrique Garguin presentan diferentes trabajos de investigación
histórica y etnográfica sobre la Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Chile y Nepal, donde la clase
media, lejos de todo apriorismo universalista, es un proceso histórico abierto, una práctica social.
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América Latina en los libros
Pablo Yankelevich, Ráfagas de un exilio. Argentinos en México, 1974-1983. Fondo de
Cultura Económica, Buenos Aires, 2010 (367 páginas) ISBN: 978-950-557829-0
Argentina vive una explosión de memorias. El exilio no ha escapado a este deber de recordar,
aunque durante muchos años el tema no generó investigaciones atentas a reconstruir la suerte corrida
por aquellos que optaron por salir del país escapando de la muerte, la tortura o la cárcel.
En fechas muy recientes este panorama se ha modificado. El perseverante flujo de memorias,
la posibilidad de consultar fondos documentales de variada naturaleza y la activación de una reflexión
sobre lo sucedido en los años setenta generaron que el exilio cobrara un renovado interés, lo cual
posibilitó que se sumara a la formación de un nuevo campo historiográfico dedicado a revisar el
pasado reciente. Ráfagas de un exilio se inscribe en ese campo, cuyo expansivo crecimiento es una
muestra clara de la necesidad de encontrar explicaciones a la barbarie militar que desgarró a nuestra
sociedad.
Este libro examina la historia del exilio argentino en México. Se trata de una exploración sobre
diversos temas derivados del encuentro entre mexicanos y argentinos. Se estudia el destierro en su
dimensión cuantitativa, reconstruyendo los perfiles sociodemográficos de millares de argentinos que
escaparon de la represión y los crímenes perpetrados por los militares. En materia de asilo, se indaga
la actuación de la diplomacia mexicana en Buenos Aires, en función de la sostenida negativa del
poder castrense a entregar los salvoconductos a un puñado de asilados. Las ideas y las prácticas
políticas de los argentinos exiliados así como sus espacios asociativos son analizados para dar cuenta
de las divisiones y las polémicas de un destierro muy fracturado en su conformación política.
Finalmente, el libro se interna en las memorias del exilio para explicar el surgimiento de nuevas
identidades, evaluando el significado de los años mexicanos en la vida de quienes huyeron de la
barbarie militar y encontraron en México un refugio donde repensar su país y repensarse a sí mismos.
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NORMAS PARA COLABORADORAS Y COLABORADORES
1.
f.mAujob recibe textos sobre temas que analicen las sociedades latinoamericanas, desde las perspectivas
de la antropología, la ciencia política, la economía, la historia, la sociología, la sociología histórica, dándose prioridad
a los enfoques transcidiplinarios o de hibridación de disciplinas. Se aceptan asimismo trabajos de orden teórico y
metodológico, como también textos y notas de avance de proyectos en curso, críticas a artículos ya publicados en la
revista, todos suficientemente objetivos y documentados, y notas sobre novedades de Internet relativas a América
Latina. Todos serán evaluados mediante arbitraje académico interno y anónimo de evaluadores externos y los
resultados de la evaluación serán comunicados a los autores en un lapso no mayor a los tres meses. En los casos en
que se trate de textos publicados o enviados para su publicación en otros medios, deberá indicarse la referencia
correspondiente en la presentación del texto o en un párrafo que anteceda a la introducción. El Colectivo Editor dará
prioridad a los textos originales o aquellos que, habiendo sido ya publicados, ameriten su difusión en la revista. Si el
texto ha sido ya objeto de evaluación previa también debe consignarse en la referencia.
2. Las colaboraciones pueden referirse a América Latina y el Caribe en su conjunto, a subpartes de la región
o a alguno(s) de los países que la integran. La dimensión temporal que nos interesa es la de los siglos XXI, XX y
XIX, en ese orden de prelación. Podrán considerarse, con menor grado de interés, trabajos referidos al período
colonial. Distinguimos entre artículos, contribuciones y reseñas. Todas las colaboraciones serán enviadas por vía
electrónica (E-mail) a (sólo) una de estas direcciones [email protected] o [email protected], como
archivos adjuntos. La presentación deberá hacerse conforme las normas indicadas en el punto 5.
3. Artículos: Se considerarán tales aquellos aportes de investigación empírica o teórica en proceso de
discusión y/o ya consolidados, que constituyen un intento de avanzar o renovar los análisis relativos al mejor
conocimiento de las sociedades latinoamericanas y caribeñas. Su extensión no debe superar las 25 (veinticinco)
páginas en tamaño carta con un máximo de 3 (tres) imágenes o gráficos, y de 5 (cinco) cuadros o tablas.
Criterios de evaluación: Novedad en el aporte, claridad y coherencia en la presentación, soporte bibliográfico
y/o empírico de las consideraciones incluidas en el texto, formato de artículo y relevancia para el mejor
conocimiento de las sociedades latinoamericanas.
4. Contribuciones: Se considerarán bajo esta categoría textos que adelantan resultados parciales de una
investigación empírica o teórica en proceso de elaboración y/o discusión. La extensión no debe superar las 12
(doce) páginas.
Criterios de evaluación: Claridad y coherencia en la presentación, soporte bibliográfico básico, estilo
divulgativo y correspondencia con el objetivo de ofrecer aportes para el mejor conocimiento de América Latina.
5. Configuración de página y condiciones de estilo: Las colaboraciones deberán enviarse teniendo en
cuenta el siguiente formato:
5.1 Procesador de texto: puede utilizarse cualquier procesador de texto. Se enviarán dos archivos de un
mismo texto: uno, en el procesador de texto empleado por el autor o autora, cualesquiera sea el mismo; el otro, en
Formato de Texto Enriquecido (RTF). En caso de que el artículo incluya gráficos, éstos deberán facilitarse en formato
original, en un archivo aparte, con las siguientes extensiones .jpg, .tiff o .gif.
5.2. Papel y márgenes: tamaño carta, con márgenes
izquierdo y derecho: 2,5 cm.
superior e inferior de 2 cm superior e inferior;
5.3. Fuente: Garamond. Título principal: Garamond 16, mayúsculas, negrita. Sin punto final o aparte.
Autoro/a: Garamond 14, mayúsculas, negrita. Cuerpo principal: 12. Subtítulos dentro del texto principal:
Garamond 12, negrita, justificado a la izquierda. Sin punto aparte al final. Notas al pie, la bibliografía al final y
las citas documentales (no la de autores) en el cuerpo principal, Garamond 11.
5.4. Espacio: Sencillo. Separar cada párrafo con un solo golpe de Enter.
5.5. Formato: Al final de título el autor/a indicará, si corresponde, el proyecto de investigación del que el
artículo es resultado y la institución que financia el proyecto. Se usará una nota al pie indicada con asterisco *
Al finalizar la indicación de autor/a se pondrá una nota al pie, con *, para dar cuenta del cargo y la
pertenencia institucional. Es optativa la inclusión de dirección electrónica en dicha nota.
Tanto en el cuerpo principal como en las notas al pie y la bibliografía final: alineación justificada (salvo en el
nombre y apellido del autor/a, que irá justificado a la derecha), comenzando cada párrafo con sangría de 1 cm. (No
emplear Tab ni espacios). Interlineado sencillo. Incluir salto de página al pasar del cuerpo principal a la bibliografía
final y/o al anexo (si lo hubiere), y/o cuando se produzcan cambios de orientación de vertical a apaisado o de
apaisado a vertical.
5.6. Referencia de obras citadas: Se utilizará el sistema autor y fecha. Paréntesis, Apellido del autor, año
de edición –eventualmente letras a, b…, si se citan dos o más obras del autor aparecidas en el mismo año-, dos
puntos, página; paréntesis. Ejemplo: (Palomeque, 1997: 35).
5.7. Notas al pie: utilizando la función “Insertar nota al pie”, con numeración continua, siendo la primera
e-l@tina, Vol. 8, núm. 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010 – htpp://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
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que aparezca en el cuerpo principal (es decir, prescindiendo del título que autor, que emplearán asterisco *) la
número 1. Los números de las notas deben colocarse luego de los signos de puntuación (incluidas las comillas). Se
pondrá especial cuidado en indicar la función “Reiniciar cada sección”.
5.8. Bibliografía: Debe ir al final del cuerpo principal, ordenada alfabéticamente (ordenada alfabéticamente
y colocando primero el apellido y luego el/los nombre(s), completo(s). En los casos de ser varios (tres o más) los
autores de un libro, capítulo o artículo, sus nombres se indicarán en el orden en el que aparecen en la publicación
(no siempre el orden es alfabético), separados por punto y coma (;) y el último precedido por la conjunción
copulativa y. Ejemplos:
Bagú, Sergio (1970). Tiempo, realidad social y conocimiento, Siglo XX Editores, México DF
(1985):
Jaguaribe, Helio; Iglesias, Francisco; Santos, Wanderley Guilherme; Chacos, Vamirch y Comparato, Fabio
En casos como este -cuatro o más autores- suele apelarse a la forma Jaguaribe, Helio y otros (1985), o
bien, Jaguaribe, Helio et all( (1985); ): Brasil, sociedade democrática, José Olimpio J.O. Editora, Rio de Janeiro
Los títulos de los libros, las revistas, los diarios, los filmes, las obras de teatro, los poemas, etc.) se indicarán
en itálica (o bastardilla o cursiva). Los títulos de los artículos de revistas o de capítulos van entre comillas,
indicándose, al final de la referencia, las páginas inicial y final. Ejemplos:
Fernández Retamar, Roberto (1995). “Nuestra América y el Occidente”, en Leopoldo Zea, editor, Fuentes
de la cultura latinoamericana, Fondo de Cultura Económica, México DF, pp.153-184.
Palomeque, Silvia (1997): “El sistema de autoridades de ‘pueblos de indios’ y sus transformaciones a fines
del período colonial. El partido de Cuenca”, en Revista Memoria Americana, Nº 6, Buenos Aires, Facultad de Filosofía
y Letras, Universidad de Buenos Aires, pp. 9-49.
5.9. Citas: van entre comillas y en fuente Normal (no en itálica, salvo que así se encuentre en el texto
origina), lo cual deberá señalarse). Si hay lagunas (texto que el autor decide saltear) poner corchetes con tres
puntos: [...], no paréntesis, para señalar que se trata de una marca ajena al autor de la cita. Lo mismo para
cualquier acotación del autor dentro de una cita. Los paréntesis sólo se utilizarán si están en el texto original citado.
5.10. Comillas dentro de una expresión que a su vez lleva comillas: utilizar, para la expresión interna,
apóstrofos simples. Ejemplo: “El ‘clima de época’ afectó libertades”.
5.11. Palabras o expresiones en otro idioma que no sea el de escritura del texto (salvo los nombres
propios): en itálica (bastardilla o cursiva). Ejemplos.: “Fue el triunfo del statu quo”; “En 1933 los marines se
retiraron por completo de Nicaragua”.
5.12 La primera vez que aparezcan siglas deberá escribirse su significado completo; posteriormente, sólo las
siglas. Por ejemplo: Universidad de Buenos Aires (UBA)
5.13. Las mayúsculas llevarán acento cuando éste corresponda (Á É Í Ó Ú).
5.14. No se escribirá, por ejemplo, los 60, sino los sesenta, los años sesenta, o los años 1960, o la década
de 1960.
5.15. Los nombres de las ciudades no se abreviarán. No se escribirá Cba. o Mza., sino Córdoba o Mendoza.
No se escribirá Sta. Fe o Bs. As., sino Santa Fe y Buenos Aires.
6. .Condiciones varias:
6.1. Verificar (usando buscar/reemplazar) que no haya dobles espacios no deseados ni espacio/dos puntos ni
espacio/coma ni espacio/punto, etc.
6.2. Acentos: prestar atención a “éste” en vez de “este”, según el caso, y a “sólo” en vez de “solo”,
“aún”/“aun” (no lleva acento cuando es sinónimo de incluso, y sí lleva cuando es sinónimo de todavía, pero de un
todavía temporal. Ejemplo: “No llegó nadie aún”. “Aun más”).
6.3. No dejar palabras ni expresiones marcadas en rojo, amarillo, etc., comentarios, etc.
6.4. La palabra Estado va con mayúscula cuando se refiere a la institución jurídico-política.
7. Idioma: Los trabajos podrán enviarse en castellano o portugués.
8. Resúmenes: Cada artículo o contribución deberá ser acompañado por dos resúmenes –uno en castellano
o portugués, según corresponda, y otro en inglés-, con una extensión de entre 12 y 15 líneas, espaciado sencillo, en
Garamond 11. El resumen en inglés también deberá incluir, en este idioma, el título. Al final de cada resumen se
incluirán no más de cinco palabras claves en cada idioma.
9. El autor o autora del artículo o la contribución deberá indicar, explícitamente, si autoriza o no la libre
reproducción del artículo en otros medios de difusión o si, autorizándolo, se requiere su expresa aprobación.
10. Los artículos y contribuciones recibidos serán objeto de arbitraje interno y/o externo.
11. Se devolverán las contribuciones no ajustadas a las presentes normas.
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e-l@tina, Vol. 8, núm. 30, Buenos Aires, enero-marzo de 2010 – htpp://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
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AIBR. Revista de Antropología Iberoamericana.
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Araucaria. Revista Interamericana de Filosofía, Política y Humanidades, Universidad de Sevilla,
http://www.institucional.us.es/araucaria/redaccion.htm
Argumentos. Revista Electrónica de Crítica Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de
Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, www.fsoc.uba.ar/invest/iigg/argumentos/index.htm
Ariadna Tucma Revista Latinomericana ,Historia, Ciencias Sociales, Arte y Cultura
www.ariadnatucma.com.ar
Cuadernos Digitales. Publicación electrónica de Historia, Archivística y Estudios Sociales, Universidad
de Costa Rica: www.fcs.ucr.ac.cr/∼historia/cuadernos
EIAL. Estudios
www.tau.ac.il/eial
Interdisciplinarios
de
América
Latina
y
el
Caribe,
Tel
Aviv
University:
Escenarios Alternativos, Fundación Centro de Estudios para el Cambio Estructural, Buenos Aires:
www.escenariosalternativos.org
Gramsci e o Brasi: www.artnet.com.br/gramsci
Interpretaciones. Revista de Historiografía y Ciencias Sociales de la Argentina,
http://www.historiografia-arg.org.ar
Lavboratorio. Informe de coyuntura laboral, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires:
www.catedras.fsoc.uba.ar/sociologia/salvia/index.htm
Mercosul nas Universidades. Edición del Proyecto Mercosur, Pontificia Universidad Católica Minas Gerais:
www.pucminas.br/Mercosul
Novamérica/Nuevamérica. Revista de la Patria Grande: http://www.novamerica.org.br/
Nuevo Mundo-Mundos Nuevos, Centre de Recherches sur les Mondes Américains (CERMA), Paris,
http://nuevomundo.revues.org
Páginas, Revista Digital de
http://www.revistapaginas.com.ar
la
Escuela
de
Historia,
Universidad
Nacional
de
Rosario,
Pensar Iberoamérica. Revista de Cultura. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la
Ciencia y la Cultura: www.campus-oei.org/pensariberoamerica/ind
Política y Cultura. Departamento de Política y Cultura, División de Ciencias Sociales y Humanidades,
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco: http://polcul.xoc.uam.mx
Procesos históricos. Revista de Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Los Andes, Venezuela,
www.saber.ula.ve/procesos historicos
Revista de Sociologia e Politica: http://www.revistasociologiaepolitica.org.br
Revista Tema Livre, Eletrônica de História, Niterói, www.revistatemalivre.com
Temas. Cultura, Ideología, Sociedad, Cuba, http://www.temas.cult.cu/
Trabajo y Sociedad. Revista del Programa de Investigaciones sobre Trabajo y Sociedad (PROIT), Universidad
Nacional de Santiago del Estero, www.unse.edu.ar/trabajoysociedad
Sugerimos también consultar los siguientes sitios de Internet:
Asociación Historia Actual: www.historia-actual.com
ALACIP Asociación Latinoamericana de Ciencia Política: www.aclcpa.com/alcp
Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de América Latina y el Caribe de la Red CLACSO.
http://www.biblioteca.clacso.edu.ar:8080/biblioteca/biblioteca
Casa de América: http://www.casamerica.es/
Ciudad política. Praxis y ciencia política: http://www.ciudadpolitica.com
Noticias del Sur. Observatorio de política latinoamericana: http://noticiasdelsur.com/
Taller de Historia Económica (THE): http://the.pazymino.com/
Asimismo, encontrarán numerosos enlaces, dentro de Internet, en nuestra página web
www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal

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