Under Three Flags: Anarchism and the Anti
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Anderson, B. (2005), Under Three Flags: Anarchism and the Anti-Colonial Imagination, Verso Press, London, 255 p., ISBN 1-84467-037-6. Supuestamente estamos viviendo una nueva época. Habitamos un mundo entrelazado, conectado, y enredado como nunca había sido en el pasado. La geografía ya ha sido conquistada por el tiempo a una escala mucho más amplia de lo que jamás habíamos visto. Ya estamos globalizados. O, por lo menos, eso es lo que se nos dicen. Este discurso habría sido sorprendente para los personajes del nuevo libro −impresionante e impresionista- de Benedict Anderson, Under Three Flags: Anarchism and the Anti-Colonial Imagination. Las figuras humanas que protagonizan su libro -Isabelo de los Reyes (antropólogo de las Islas Filipinas, todavía bajo el control de la España imperial), José Rizal (novelista y ensayista de las mismas islas), Enrico Malatesta (infatigable anarquista y organizador de Italia), Andrés Bonifacio y José Martí (malogrados líderes de los movimientos anti-coloniales de Filipinas y Cuba, respectivamente), y Valeriano Weyler (notable general español que adoptó métodos extremistas para suprimir las rebeliones en las periferias imperiales)- fueron parte de un extraordinario movimiento global de ideas y seres humanos entre las décadas 1870 y 1920. Este fue un periodo que vio la migración más grande de seres humanos hasta aquel entonces (Moyá, 2006). Si se quiere ver la globalización en la práctica, no se necesita mirar más allá de sus pasos por la tierra, bien bajo el sello colonial, bien bajo la señal del internacionalismo. Evidentemente, Anderson emprendió el libro con el reto de entender, de interpretar y de explicar la segunda obra casi desconocida de José Rizal que se llama El Filibusterismo. Rizal fue el famoso escritor de la novela Noli Me Tangere, hoy en día reconocida como un texto decisivo en el movimiento anti-colonial de las Islas Filipinas. La segunda y última novela de Rizal fue tan distinta a la primera, que Anderson se dedica a explicar el por qué; en el proceso, terminó escribiendo un libro con un enfoque bastante más amplio, en el cual figura una gran variedad de personajes y paisajes. Es, ciertamente, un libro global. El libro está dividido en cinco capítulos. El primero se concentra en los trabajos del antropólogo Isabelo de los Reyes. Anderson sitúa su trabajo en un contexto intelectual, notando, por ejemplo, que al contrario de los folkloristas de la Europa decimonónica, que escribieron sus trabajos en la lengua vernácula de sus paisanos, de los Reyes optó por escribir en “la lengua imperial” (el español) y para lectores que no eran necesariamente de las Islas Filipinas. De este hecho, Anderson concluyó que: Isabelo wrote mostly for the early globalizing world he found himself within −to show how Ilocanos and other indios were fully able and eager to enter that world, on a basis of equality and autonomous contribution (p. 22). Es el primer énfasis que se da al tema central del libro: la globalización, que existió ya −en cuanto a ideas, lenguas, pueblos, y pasiones políticas− a fines del siglo XIX. En el segundo capítulo, Anderson cambia de perspectiva para enfocarse en la figura central: José Rizal, novelista, figura importantísima en los movimientos para la independencia de las Islas Filipinas, y hombre que fue fusilado a la 35 años. Pasó alrededor de diez años fuera de su país natal, la mayoría del tiempo en Europa. Noli me tangere (1887) y El filibusterismo (1891) fueron sus dos novelas y el eje central de este libro es entender y explicar la gran diferencia de tema y estilo que existió entre las dos, aunque se publicaron con una diferencia de tan solo cuatro años. Podría parecer que estas novelas llegaron de la nada pero “the situation looks rather different if one reflects on their Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 153 Raymond B. Craib appearance in a wider context”(p. 28). También se dedica a la recuperación del contexto literario, de las “bibliotecas transnacionales,” de donde surgirían los trabajos de Rizal. Aquí tenemos un bosquejo profundo del mundo literario-político de la época, las influencias literarias, pero al mismo tiempo las maneras por las cuales Rizal trató de romper con la herencia metropolitana. Es una investigación nítida y brillante del movimiento de las ideas. Si el segundo capítulo nos había dado el contexto literario, el tercero nos da una visión de los tres mundos políticos dentro del cual se escribió El Filibusterismo. La novela es, como dice Anderson, una “novela mundial”: los protagonistas proceden de varias partes del mundo y aparecen, de una u otra manera, Egipto, Polonia, Perú, Alemania, Rusia, Cuba, Persia, las islas Carolinas, Celón, las islas Molucas, Libia, Francia, China y Japón. Fue un libro escrito dentro del contexto de “tres mundos”: el primero, el de Bismark, la expansión prusiana en Europa y el desarrollo de un sistema “inter-estatal”; el segundo, el de la izquierda global y, particularmente, el del anarquismo internacional; y, finalmente, el mundo decadente y moribundo del imperio español. En cualquiera de los tres casos, estamos hablando de mundos en el sentido literal de la palabra, es decir, fenómenos globales. Con Bismark llegó el imperio alemán que entraba no sólo en el poder de Europa sino que también participó en la colonización de África, Asia, y el Pacífico. La izquierda y el anarquismo en particular fue, por definición, global y opuesta al concepto de nacionalismo. Y el imperio español, a pesar de la pérdida de lo que recientemente se había denominado América “Latina” siguió enraizándose por todo el mundo, desde Madrid al Caribe y al Pacífico. Además, como vemos claramente en el capítulo cuatro “Trials of a Novelist”, en el cual Anderson nos da la imagen de la muerte de Rizal y el nacimiento de nuevo de las insurgencias cubanas y filipinas, fue un imperio al que se trasladaron intelectuales, políticos, militares, e insurgentes: o bien de Filipinas a Madrid y Barcelona; de Madrid a La Habana; de La Habana a Manila; y de Barcelona a las Filipinas. Este viaje, de Barcelona a las Filipinas, fue la última trayectoria de Rizal, donde lo fusilaron el 30 de diciembre de 1896. El siguiente año, esta trayectoria la hizo al revés −de Manila a Barcelona− Isabelo de los Reyes, quien fue trasladado a la ignominiosa cárcel de 154 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 Montjuich, Barcelona. Es un buen ejemplo de la represión constante y de vigor que confrontaron a los anarquistas y a los anti-colonialistas, ya que esta penitenciaría funciona como el lugar más estable del libro. Lo vemos reflejado en el último capítulo de Montjuich, el único que se refiere al nombre de un lugar y que es testamento del poder de la propia palabra y del lugar en las mentes de personajes del libro. Se recuerda el hecho de que la historia del anarquismo −con su énfasis absoluto en la libertad y la solidaridad− es a la vez la historia de la penitenciaria, de la cárcel −con su énfasis en la negación de la libertad y los esfuerzos por quebrar la solidaridad. Es un libro de gran interés para los geógrafos, particularmente por la visión y la reconstrucción de un mundo ya globalizado a finales del siglo XIX y las redes que lo entrelazaron. Anderson ofrece una perspectiva original de la geografía del internacionalismo literario y político, de alianzas transcontinentales, y de intercambios culturales del siglo XIX. De hecho, tal y como destaca, su libro es una historia alternativa de la muy celebrada y problemática idea y proceso que se llama “globalización” y de la relación entre este proceso y los movimientos anarquistas. Como ya es bien conocido, dos de los más importantes pensadores anarquistas fueron geógrafos: el ruso Peter Kropotkin y el francés Eliseo Reclus, los dos participantes en algunos de los eventos discutidos en el libro. Y no debemos estar sorprendidos: Kropotkin, en su decisivo trabajo sobre la geografía notaría que la tarea de esta disciplina es sacar a la luz “the immense likeness which exists among the labouring classes of all nationalities” (Kropotkin, 1996:42). Mientras tanto, Reclus dejó ideas importantes sobre el mundo como un organismo holístico y formado por las relaciones sociales de los seres humanos. Ellos dos, como Rizal y de los Reyes, vivieron el pleno auge de la globalización, en un mundo que lograba un tipo de integración espacial y temporal impresionante. Hablamos de un mundo caracterizado por la aceleración del movimiento y la circulación del capital; un mundo conectado por telégrafos, teléfonos, automóviles, canales a gran escala, la radio, y los ferrocarriles. En 1870, tras la construcción del canal de Suez, el Ferrocarril Transcontinental Americano, y el Ferrocarril Trans-Indiano Peninsular, se publicaba un horario que sugería que se podía viajar alrededor del mundo en sólo ochenta días, hecho que Under Three Flags: Anarchism and the Anti-Colonial Imagination constituiría la base para la famosa novela de Jules Verne (lector de los trabajos de Reclus). Además, la fotografía y las nuevas tecnologías de imprenta significaron un aumento rápido en la distribución de noticias e información, lo que generó experiencias profundas de la simultaneidad y la solidaridad a pesar de las distancias grandes. Con la sistematización de tiempos globales y los tratados internacionales en cuanto a sistemas telegráficos, el mundo se hizo más conectado y coordinado aún. Muchas de estas actividades fueron vinculadas con las necesidades y demandas de una clase internacional de financieros con intereses geopolíticos. No es sorprendente, entonces, que el anarquista protagonista de la novela de Joseph Conrad, El agente secreto, intentara colocar una bomba en el sitio más importante, simbólicamente, en cuanto al tiempo y espacio global: el Observatorio de Greenwich. El libro fue publicado en 1907, unos 15 años después del último libro de Rizal, en el cual figura una lámpara con forma de granada y llena de nitroglicerina, una bomba destinada para una boda a la que asistiría una gran cantidad de oficiales coloniales, y que fue el punto de partida que inspiró a Anderson en su exploración del anarquismo y la globalización. El anarquismo que señala el título de la obra de Anderson queda restringido tan solo al anarquismo del attentat, de la propaganda por el hecho, en la cual, como dijo Alexander Berkman, uno de los más famosos defensores de ese acto: “cualquier medio es justificable, mejor dicho, aconsejable” (Berkman, 2007:28). Berkman hace referencia a un acto individual, y supuestamente heroico, que provocaría una insurrección de la clase trabajadora o de la clase colonizada en contra de sus opresores. Es la respuesta violenta a la violencia de un sistema en plena crisis en las postrimerías del siglo XIX: el sistema imperial de España pero también el sistema de un capitalismo predatorio viviendo ciclos cada vez más cortos de éxito y fracaso. Quizás parezca paradójico que uno de los teóricos más importantes del nacionalismo en los últimos treinta años escribiera un libro sobre una filosofía política −el anarquismo− que se basa en el rechazo completo del nacionalismo. Esta paradoja es, de verdad, una de las contribuciones más importantes de su libro. Como nos muestra Anderson, el anarquismo fue una filosofía que atrajo a varios sectores de la oposición política. En lugar de ser fijo, el anarquismo fue (y sigue siendo) una doctrina anti-doctrinaria, de manera que podía influir tanto a los nacionalistas y anti-colonialistas como a los antinacionalistas. En realidad, Anderson no pretende abordar el complicado tema del anarquismo, sino tratar la relación entre las ideas de una vanguardia política y cultural en Europa y el pensamiento y la política anti-colonial de Rizal y sus camaradas. Nos muestra cómo los movimientos políticos, de comunistas, de ácratas, y otros, afectaban de una manera profunda al pensamiento de “lo posible” en el mente de Rizal y los de sus compatriotas. No debe sorprender que aquéllos en contra de la opresión recurrieran a una variedad de ideologías e ideas para proponer, propagar y justificar su lucha, especialmente en un mundo en que las ideas, las ideologías y las personas se trasladaban con tanta rapidez. Como concluye Anderson, fueron “crucial nodes in the infinitely complex intercontinental networks that characterize the Age of Early Globalization” (p. 233). Para quienes deseen entender mejor la formación temprana de la globalización, una formación que se parece mucho a nuestra propia época (tanto por el resurgimiento del anarquismo como por la existencia de un capitalismo cada día más brutal y avaricioso), este es un libro clave. Referencias Berkman, A. (2007), Memorias de un anarquista en prisión, Fuentes, A. (trad.), Melusina, Barcelona. Kropotkin, P. (1996), “What Geography Ought to Be”, en Agnew, J., D. Livingston and A. Rogers (coords.), Human Geography: an essential anthology, Blackwell, Oxford. Moyá, J. (2006), “A Continent of Immigrants: postcolonial shifts in the Western Hemisphere”, Hispanic American Historical Review, vol. 86, no. 1, pp. 1-28. Raymond B. Craib Departamento de Historia Universidad de Cornell Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 155 Barber, P. (2006), El gran libro de los mapas, Paidós, Barcelona, Buenos Aires, México, 360 p., ISBN 84-493-1922-6. La manera de considerar tradicionalmente a la cartografía ha sido hasta ahora desde una perspectiva geográfica y utilitaria. Es decir, como una ciencia concreta capaz de representar objetivamente un espacio geográfico en papel. La definición de “cartografía” en el diccionario: Les mots de la Geographie de Roger Brunet, aunque integra elementos como “arte, técnica y ciencia”, siempre se esfuerza por representar lo más fielmente posible la realidad (Brunet, 1993:91). En este sentido, el rigor científico y la verdad objetiva son los elementos fundamentales que convencionalmente se han utilizado en el desarrollo de la cartografía. Dentro de este esquema positivista, la historia de la cartografía ha sido vista como la ciencia que estudia la imagen de carácter geográfico y sus diferentes formas de representación dentro de un proceso evolutivo que busca obtener cada vez mayor grado de rigor científico hasta llegar a una “triunfante conclusión”, como lo define Peter Barber (2006:6). Ahora bien, el mismo autor aclara que no se trata de negar que la precisión matemática efectivamente desempeña un papel fundamental en la cartografía. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha superado la idea que se tenía sobre el mapa exclusivamente como un reflejo del grado del saber científico de una determinada época. Cuando en los últimos años se han ensanchado las concepciones teóricas y diversificado los criterios de investigación, los mapas se han puesto a la disposición de otras disciplinas. Lo que las nuevas corrientes tienen en común es que reconocen que, escribir la historia, no es una actividad objetiva, sino que sólo se puede aspirar a interpretar una realidad subjetiva sugiriendo lo probable y sin pretender transmitir una verdad pura. Para llevar este postulado teórico al terreno del mapa, de igual forma, ha sido necesario tomar conciencia de que la aplicación de la cartografía es 156 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 un ejercicio que no puede ser neutral u objetivo. Así, a través del desarrollo de nuevas estrategias interpretativas, se ha hecho una nueva valoración del mapa y puesto al descubierto nuevos significados implícitos en él. Barber, en su muy novedoso y propositivo libro intitulado El gran libro de los mapas, expone que: … ningún mapa está exento de valores, debido al inevitable proceso subjetivo de selección que implica. A lo largo de los siglos, numerosos cartógrafos han intentado trazar el mapa del alma humana a través de la plasmación de su entorno físico y espiritual (Ibid.:149). Para el autor, un mapa siempre será una creación subjetiva donde intervienen las emociones y a través del cual se transmiten mensajes que reflejan el modo de vivir de los hombres y de las sociedades en determinado tiempo y espacio. Por tanto, Barber argumenta, dada la imposibilidad de representar la realidad total, con toda su complejidad, en una superficie plana, se tienen que tomar decisiones difíciles en cuanto a qué características se deben de seleccionar para una representación veraz (Ibidem.). Es decir, la veracidad es un aspecto, que en el trazo o análisis de un mapa, resulta imposible ya que aquélla siempre dependerá de la finalidad de su creador. Más adelante, el autor explica cómo es que este proceso de selección es casi instintivo: El creador de mapas conoce el objetivo al que debe servir su mapa, y más allá de eso es guiado inconscientemente por los valores y las ideas del tiempo en que vive (Ibid.:8). El gran libro de los mapas La información plasmada en cada mapa depende, no de una realidad objetiva, sino que se encuentra en función de lo que para el creador del mapa pareció más relevante, además de que en el proceso de su elaboración estuvo guiado por sus intenciones inconscientes permeadas, a su vez, por los valores e ideas de su cultura en un momento dado. Desde este enfoque, un cierto espacio determinado por el mapa refleja distintas manifestaciones humanas que revelan la propia manera de percibir la realidad geográfica circundante y, a su vez, permite expresar plásticamente algunos rasgos de la propia percepción del mundo, ya sea por parte del cartógrafo o de la sociedad de donde emerge (Harley, 2005:61).1 Una de las definiciones más ilustrativas que nos ofrece John Brian Harley (con la que coincide el concepto de Barber) sobre el mapa en la actualidad es la siguiente: Tanto en la selectividad de su contenido como en sus signos y estilos de representación, los mapas son una manera de concebir, articular y estructurar el mundo humano que se inclina hacia, es promovido por y ejerce un influencia sobre grupos particulares de relaciones humanas (Ibid.:80). Una de las nuevas posturas teóricas recientemente desarrolladas conocida con el término de “historia cultural” introduce una variedad más amplia y abarcadora en las formas de hacer historia. Interesada en los sistemas de creencias y modos de pensamientos (como lo hacía la escuela de los Annales de París), se inserta dentro de una propuesta más abierta en donde las ideas se puedan relacionar con su entorno y la sociedad que las sustenta y con ciertas estructuras e ideologías más globales de largo plazo (Burke, 2006:232-233). Dentro de estos nuevos enfoques metodológicos, las representaciones mentales, textuales y también iconográficas han ido en creciente valoración y así las imágenes visuales son consideradas hoy, ya sean reflejos verdaderos o imaginados de la realidad, constructores del mundo social (Chartier, 2007:12). Por esto, en una lectura De ahí que John Brian Harley defina al mapa como “una construcción social del mundo expresada a través del medio de la cartografía”. 1 cultural del mapa, no se le debe considerar como si existiera por sí mismo, fuera de las voces que transmiten su mensaje (Harley, 2005:63),2 sino siempre dentro de una historicidad. Este libro de Barber es un buen ejemplo de cómo es posible estudiar a los mapas desde una perspectiva social, en contraste con la manera de los geógrafos convencionales. Barber reconoce que la definición de mapa formulada en 1987 por Harley, todavía es vigente ya que no sólo propone atender los elementos geográficos en el espacio que se representan gráficamente sobre el papel, sino también repara en los conceptos, condiciones, procesos y acontecimientos del mundo humano en el mapa. Con este trabajo, Barber quiere mostrar que los mapas no son exclusivamente obra geográfica y que no deben ser estudiados “como si hubieran seguido un camino determinista de perfección científica siempre creciente” (Barber, 2006:9). Por el contrario, el autor, propone que la calidad del mapa no se debe encontrar en el grado de precisión científica sino en su capacidad para servir a su objetivo. En ese sentido, las consideraciones estéticas y de diseño son tan importantes o más que las matemáticas. Y por ejemplo, los aspectos vistos como distorsiones o decoración en el mapa, ya no se desdeñan y resultan hoy particularmente valiosas como elementos que ayudan a transmitir la mentalidad y cultura general de la época (Ibid.:8). El gran libro de los mapas expone una variedad de mapas, tanto por su tipología, como por los soportes y materiales en una larga duración, que va desde el año 1500 a.C. hasta el 2005. Considera ejemplos, principalmente ingleses, de las colecciones de mapas de la Biblioteca Británica, donde trabaja el autor, pero también de China, India, México, Turquía, de tradición judía, entre otras. En cada uno de los mapas seleccionados, el autor señala el objetivo que tuvo su creador dentro de una gama inmensa de posibilidades que juegan los mapas en muy diversas sociedades y momentos históricos. Harley refiere a ellos como “imágenes inherentemente retóricas”; es decir, los mapas vistos como un tipo de lenguaje cargado de símbolos que envían o reciben mensajes y que en última instancia son, en sí mismos, “metáforas o símbolos del mundo”. 2 Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 157 Raquel Urroz Así, por ejemplo, el mapa de Macrobio del siglo IX a.C. ya mostraba todo lo que matemáticamente se infería, era el globo terráqueo y el mundo conocido. El mapa está dividido en cinco zonas y cada una de ellas habitada en alguna parte: dos zonas polares, dos zonas templadas y una zona ecuatorial. Este mapa “zonal” fue la parte de la ciencia clásica, en materia cartográfica, que transmitió Macrobio al mundo medieval. Paradójicamente, esta imagen, con aspiraciones científicas, pudo coexistir con otro mapa europeo totalmente opuesto en su contenido y mensaje. El llamado TO o “diagramático” era la representación más popular que refleja el mundo percibido por la iglesia medieval. El mar océano que rodea la ekumene o mundo conocido y habitado forma la O, dentro del círculo, dos líneas dividen el espacio interior en tres partes que corresponden a los tres continentes del viejo mundo y que simbolizaba la idea tripartita del cosmos. Son dos mapas utilizados en la Edad Media: uno realista, geográfico y científico; otro cultural y de un hondo significado religioso. Ambos conviven sin contraponerse necesariamente, ya que cada uno tiene su propia función, intereses y público diverso (Ibid.:30 y 72). Un ejemplo muy específico que ilustra cómo es posible realizar una lectura cultural del mapa es el de 1804 de James Robertson de la isla de Jamaica como colonia británica y en donde además de registrar los rasgos geográficos básicos de la isla, refleja la importancia del tráfico de esclavos para la Corona Inglesa. El cartógrafo divide la isla en las diferentes plantaciones de caña de azúcar indicando con cuantos esclavos se cuenta en cada una de ellas, incluyendo los nombres de los dueños de cada plantación. Los apellidos allí registrados, confieren un especial significado y uso del mapa: son nombres impuestos que se transmitieron de generación en generación y en el que hoy, muchas familias afro caribeñas, pueden rastrear su árbol genealógico (Ibid.:248). 158 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 Otro ejemplo particular de un mapa que nació con una muy clara finalidad es el elaborado en 1831 de Joseph Forrester del río Duero en Portugal y sus alrededores. Este inmigrante inglés productor de oporto, transportaba sus productos por el Duero donde perdía muchos cargueros en los rápidos no cartografiados. Así fue como tomó la decisión de trazar un mapa que resultó ser el primer estudio con un alto grado de detalle de un río, junto con el registro de varios pueblos, casas y una iglesia. Los mapas, como se puede apreciar, reflejan determinadas visiones del mundo y cosmologías. En el libro de Barber abundan los ejemplos: la cartografía destinada para el uso estratégico de la guerra; otros más que buscan plasmar una fiel descripción del terreno en donde habitan o muestran los recursos y la riquezas materiales con una finalidad defensiva o de protesta; otros que enfatizan un mensaje patriótico o de orgullo urbano, etc. Por lo anterior, anotamos una sugerencia de Barber: “la calidad del mapa no se debe juzgar por su precisión científica sino por su capacidad para servir a su objetivo” (Ibid.:9). Referencias Brunet, R. (1993), Les mots de la geographie: Dictionaire critique, Reclus-La Documentation Francaise, Montpellier, París. Burke, P. (2006), Formas de historia cultural, Alianza Editorial, Madrid. Chartier, R. (2007), La historia o la lectura del tiempo, Ed. Gedisa, Barcelona. Harley, B. (2005), La nueva naturaleza de los mapas, Fondo de Cultura Económica, México. Raquel Urroz Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México Harcourt, W. y A. Escobar (eds.; 2007), Las mujeres y las políticas del lugar,1 Programa Universitario de Estudios de Género, UNAM, México 290 p., ISBN 9-703-24049-6. En el ámbito mundial, el Género incrementa rápidamente su interés para la Geografía, en tanto que muestra la territorialidad derivada de la construcción cultural de hombres y de mujeres. En la investigación tradicional en diferentes ramas de la Geografía, como la Regional, se observan procesos tales como la ocupación poblacional y de dinámica económica, como algo realizado por entes humanos aparentemente cohesionados e indiferenciables, sin que se reconozca el hecho de que el ser mujer u hombre, imprime en el territorio diferencias importantes, de acuerdo con las implicaciones que cada cultura atribuye a uno u otro género, por lo general en condiciones inequitativas. En este contexto surge el libro Women and the Politics of Place, editado en inglés por Kumarian Press (2005), bajo la coordinación de Wendy Harcourt, presidenta de la asociación de Mujeres en Desarrollo-Europa, y Arturo Escobar, profesor de antropología en la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos. El valor de la obra radica en la presentación de diferentes estudios de caso que muestran cómo las mujeres, con atribuciones culturales diferentes, inciden en el territorio en el que viven, con el afán de lograr condiciones dignas de vida y equidad de género. La importancia del tema llevó al Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, a traducir y publicar en el 2007 este libro, con el título en español de Las mujeres y las políticas del lugar. En esta obra vertieron sus ideas diecinueve autoras y un autor, de formación muy variada que va de la Geografía a la Antropología. Contiene 15 artículos, los cuales están agrupados en cuatro secciones que, temáticamente refieren el análisis de las Esta reseña se deriva de la presentación de este libro en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el 21 de febrero de 2008. Agradezco muy especialmente a la Dra. Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Programa Universitario de Estudios de Género, por la invitación que me hizo para comentar esta obra. 1 mujeres, el lugar y: 1. La política del cuerpo. 2. El medio ambiente. 3. Las economías alternativas. 4. Sus movimientos (migraciones). Los primeros capítulos aducen a la parte teórica de la obra, cuya exploración es exhaustiva para los conceptos de “lugar”, “mujer” y “política”. El resto de capítulos muestran las experiencias de las mujeres y la política del lugar en Zanzíbar y Dar-es-Salam, Tanzania; Toronto, Canadá; la Región Zapatista, México; Zambrana-Chacuey en República Dominicana; la costa Pacífica en Colombia; Palestina; Paquistán; India; Filipinas; Karelia del Norte, Finlandia; Italia y Papúa Nueva Guinea. En alusión con el lugar se señala que los territorios son diferenciados entre sí, pues tienen sus propias interacciones sociales, productoras de culturas específicas; los territorios construyen géneros con sus propias interpretaciones del ser mujer y las mujeres tienen su propia interpretación del lugar. Por su parte se señala que la “política del lugar” es la influencia que el lugar y la historia de las acciones políticas tienen en un movimiento social, en este caso, en un movimiento incentivado por las mujeres o con apoyo a las mujeres. Se insiste que no es posible la comprensión de la política del lugar sin una interpretación causa-efecto y que, en tanto predomina el poder patriarcal en casi todo el mundo, la política del lugar desfavorece a las mujeres, por lo que ellas generan resistencias encaminadas a eliminar la desigualdad que les limita, aprisiona y, literalmente, mata. Novísimo en este libro es la revelación que sus autoras hacen de que la política del lugar no es una fórmula extensiva a todo el Mundo, tal como en su momento lo plantearon los movimientos socialista y el propio feminismo tradicional. En este escrito se alude a que las estrategias de acción varían de lugar en lugar, de acuerdo con las condiciones del medio físico, social, económico, su historia específica, la valoración propia de lo que es ser mujer. Aunque de hecho en esta obra no se habla de “mujer” en un sentido universal, globalizador y esencializador, Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 159 Álvaro López López sino más bien de “mujeres” insertas en espacios geográficos con atribuciones variadas y que van de la reivindicación de su valor reproductivo, hasta las interpretaciones más radicales que llevan al cuestionamiento de este papel natural de las mujeres en ser sólo “madres”. Así, Fatma Aloo, una autora que habla de Tanzania, señala, en alusión a su lucha: El de África es un movimiento de mujeres que dice que las mujeres somos las procreadoras, somos las madres y productivas […] y en este lugar de lucha buscamos que nuestras necesidades sean cubiertas con una dignidad humana integral. Para lograrlo hay obstáculos y ella reconoce que los obstáculos provienen de hombres y mujeres: “las mujeres pueden causar tanto dolor como los hombres”, pues es más bien el sistema patriarcal el problema, el cual es reproducido por ambos géneros, así, “[…] la mente necesita descolonizarse de los valores patriarcales” los cuales permean el género. Por su parte, la paquistaní Khawar Mumtaz, refiere que las luchas locales surgen desde mantener la vida misma, como la erradicación de la pena de muerte a las mujeres por cuestiones de honor. Pareciera que en el occidente “desarrollado” esto está superado y, en este sentido, las luchas y políticas de lugar son diferentes a las de regiones como el mundo islámico. Por supuesto, desde el punto de vista del feminismo radical y globalizador emanado de países occidentales, entender a la mujer como el ser reproductivo es una crítica central, sin embargo, también en este libro se explora la dificultad de hacer extensivo el planteamiento del feminismo radical y globalizador como la política que tiene la autoridad para decir “qué es la mujer” en todos lados del mundo. Así ser mujer difiere en formas significativas según la geografía procedente. Casi todos los sitios de estudio abordados en este libro pertenecen a los llamados países “en desarrollo”, donde las mujeres tienen doble o triple condición de marginación: ser pobres, ser “mujeres” y/o ser indígenas o negras. Así, sorprende la coincidencia que las autoras tienen, de acuerdo con sus experiencias en el trabajo comunitario, de que una política del lugar para lograr la equidad de género es lograr mejorar la autovaloración de las mujeres en su propia condición. Pero estas autoras también coinciden que no hay éxito si este trabajo no se basa en su independencia económica, es decir, que se 160 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 involucren en proyectos en los que su trabajo físico y remunerado les dé la sensación de independencia económica y les lleve a su empoderamiento. Una vez ocurrido esto, se ha visto que se facilita el hecho de que las mujeres busquen ejercer su voto o intervenir en las políticas locales. Estos análisis se basan en estudios documentados y una base amplia de trabajo de campo. Uno de los casos donde el empoderamiento social de las mujeres no tuvo una base económica en el inicio, fue el de las indígenas zapatistas chiapanecas. Curiosamente fue, valga la expresión, su involucramiento en el potencial campo de guerra y su participación en la discusión de las leyes comunitarias, lo que les llevó a demandar en forma determinante una posición equitativa. Como la autora de este capítulo lo señala, además de luchar con la opresión del sistema económico global, ha sido luchar con los hombres de su propia comunidad, en la búsqueda de su reconocimiento. Otra de las discusiones en este libro ha sido la de responder esta pregunta: ¿dónde se es más eficiente en la lucha por la equidad de género? Cuando las mujeres se sitúan, ¿dentro o fuera del poder establecido? En diferentes capítulos se argumenta que quienes se han mantenido independientes a las estructuras de poder no comprometen sus ideas, su intelecto, su cuerpo, su fuerza de trabajo. Quienes han luchado desde el poder, han actuado en el entendido de que las mujeres tienen gran potencial en la generación de riqueza, pero en una visón globalizadora de la economía y de las mentes, de modo que las luchas han quedado nulificadas y de hecho han servido a las propias estructuras de poder, a fin de cuentas asociadas con el capital trasnacional. En esa misma perspectiva, en este texto se discute la efectividad que la Organización de las Naciones Unidas ha tenido en la equidad de género; se señala que esta organización realiza estudios a partir de indicadores que estandarizan la enorme diversidad de problemáticas en los lugares, luego entonces, se genera una política promedio que ya no coincide con las necesidades locales. Por otra parte, se enfatizan los logros que ha tenido el Foro Social Mundial, en tanto que está al pendiente de rescatar las particularidades locales del lugar, para resolver la inequidad de género. Álvaro López López Departamento de Geografía Económica Instituto de Geografía Universidad Nacional Autónoma de México Londoño Vega, P. (2007), Acuarelas y dibujos de Henry Price para la Comisión Corográfica de la Nueva Granada, Banco de la República, Bogotá, 80 p., ISBN 978-958-664-192-0. Con motivo de la adquisición de 54 acuarelas y dibujos del inglés Henry Price, por parte del Banco de la República, se organizó una exposición al público de Bogotá y la edición del catálogo con un amplio estudio de Patricia Londoño Vega, de la Universidad de Antioquia. Este libro se divide en dos partes. La primera examina el material principal: las acuarelas y dibujos de Price para la Comisión Corográfica y la segunda es el catálogo de obras de Price de 1852, es decir, las acuarelas sobre papel que realizó durante el viaje de ese año, en compañía del ingeniero militar Agustín Codazzi. La figura de Price se relaciona con la de Codazzi y los altos ideales de contar con los mapas de las provincias y cantones, además de la demarcación de los límites internos y externos de la Nueva Granada. Como se ve, el proyecto encargado a Codazzi no era de menor interés desde la óptica del gobierno neogranadino, al contrario, era de primera necesidad para los múltiples retos y nuevas reformas políticas y administrativas (Restrepo, 1984). Las herencias geográficas que había dejado Alejandro de Humboldt en sus viajes y particularmente en los mapas publicados en sus Atlas poco o nada se adaptaban a las nuevas necesidades del gobierno liberal a mediados del siglo XIX. La Comisión Corográfica contaba con amplios objetivos de trabajo tanto de los rasgos físicos como humanos de la Nueva Granada. Su principal responsable, Agustín Codazzi era un italiano con experiencia militar en las guerras napoleónicas. Desde los Estados Unidos viaja, en 1816, para unirse a las fuerzas de independencia de América del Sur, a las que brinda su apoyo. Años más tarde, Codazzi se encuentra en Caracas con el prestigio de su intervención libertadora y se dedica a la elaboración de un volumen de la geografía y un atlas del territorio venezolano, con los mapas impresos en París en 1840. A pesar de la experiencia, el ambiente político le fue adverso y decide pasar a Colombia. En Bogotá ofrece la organización de una comisión científica para el conocimiento del territorio que, luego de la disolución de la Gran Colombia en 1831 y en medio de una serie de tratados de límites internacionales de los países vecinos, cada vez se hace más necesaria una organización geográfica de mayores alcances. La organización política interna de Colombia cambiaba rápidamente al pasar de las provincias a los estados federales. Codazzi propuso una serie de expediciones por el territorio que preparaba cuidadosamente antes de salir. Su trabajo integraba noticias y datos útiles para sus mapas y libros. Los mapas de Codazzi tienen el meridiano de Bogotá como origen e incluyen “tablas de distancias entre las poblaciones, de sus alturas y climas, de la calidad de sus terrenos, una perspectiva de las alturas y noticia de las minas, ríos, lagunas, de las producciones y particularidades de [cada] provincia” (Cortés, 1967).1 Con este panorama, Codazzi opinaba sobre las alternativas para cada región y, a la vez, planteaba su urgente integración. Este punto de vista destacaba, pero también lo que indicaba sobre la intervención del Estado en los proyectos de obras públicas. Simpatizaba con la promoción de las vías de comunicación, principalmente de los ríos para lograr la “conformación de un sistema de mercados y su relación con la consolidación del Estado” (Restrepo, 1984). En resumen, Codazzi encabezaba una delicada misión de trabajo, enfrentada a las cambiantes condiciones políticas, que afirmaba la utilidad del quehacer geográfico ante los desafíos del gobierno y los problemas locales, como la descoordinación regional y el aislamiento. Los mapas de la Comisión Corográfica terminados por Agustín Codazzi, son: Tundama (1850), Socorro (1850), Tunja (1850), Vélez (1850), Soto (1851), Córdova (1852), Medellín (1852), Barbacoas (1853), Túquerres (1853), Casanare (1856) y Cundinamarca (1858). 1 Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 161 Héctor Mendoza Vargas Price fue el segundo de los tres pintores con que contó Codazzi durante los itinerarios que realizó por territorio colombiano. El primero fue Carmelo Fernández, que trabajo con Codazzi en sus mapas, salió de la organización en 1851; el tercero fue Manuel María Paz que, además de secretario del jefe de la comisión desde 1853, fue el topógrafo más adaptado a las condiciones impuestas para el trabajo de la comisión, entre malos caminos, diversos climas y largas jornadas de observación y de mediciones. En el caso de Price, destacan los datos de su juventud en Londres por el gusto a la música y a la pintura de paisajes. Llegado a Bogotá en 1843, desde los Estados Unidos con su esposa, Eliza Castello Brandon, Price se ocupa en los negocios de la exportación del tabaco y de quina, ambos al alza en el mercado mundial. A la vez que dedica tiempo a la música con su participación para la fundación de la Sociedad Filarmónica y la organización de conciertos, algunos dirigidos por el mismo Price. De las reuniones en la sociedad musical, surgió la iniciativa de abrir un colegio moderno en la ciudad para la formación media y superior. Conocido como el Colegio del Espíritu Santo, la nueva escuela abrió sus puertas en 1849 y para 1851 ya tenía ganada una fama por la lista de sus profesores, incluido Price en las clases de música y pintura. En los conciertos de la filarmónica, Price exhibía los dibujos de sus alumnos en las paredes de la misma sede, la parroquia de San Victoriano. Ante el cierre del Colegio por la presión opositora, Price se incorpora a la Comisión Corográfica de la Nueva Granada durante la tercera salida, entre enero y agosto de 1852. Tiempo en el que acompañó a Codazzi por las provincias de Mariquita, Córdova, Antioquia y Medellín. Como resultado, las acuarelas de Price interpretan el paisaje de esas regiones, desde el río Magdalena y los llanos hasta los cerros y volcanes, al igual que los caseríos, iglesias y conventos. Sobre la tercera salida de la Comisión Corográfica no hay una crónica escrita de los mismos participantes, nos indica Patricia Londoño Vega. Salieron el 5 de enero de 1852 desde Bogotá y siguieron hasta Tocaima para atravesar el río Magdalena. De ese primer tramo, Price comenzó a trabajar e hizo, entre otros dibujos, la acuarela del caserío de Santa Ana. El grupo siguió hacia el norte, hacia la parte alta con cuatro mil metros de altura 162 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 en la “Mesa de Herveo” donde Codazzi lleva a cabo algunas observaciones e inician el descenso hacia Manizales y a Sonsón, luego Price dibuja la bajada del río Aures antes de llegar a Ríonegro. En este lugar, Codazzi sigue el camino hacia los cerros de Simití, cercanos a la parte baja del río Magdalena, lugar con importancia minera y también ganadera y agrícola. De regreso, Codazzi se encuentra con los demás miembros de la expedición en Santa Rosa de Osos, desde donde prosiguen hacia Guadalupe. Price continúa su labor y elabora varias acuarelas del entorno, como la “Cascada de Guadalupe” o la “Confluencia del río Grande y el río Chico”. El grupo llega a fines de la primavera a Medellín y Price sólo hace dibujos de los habitantes y su indumentaria. En Antioquia observa las palmas y dibuja cuatro acuarelas. Desde ahí siguen el viaje al río Atrato y se dirigen a Cartago antes de cruzar la cordillera Central y en verano estar de vuelta por Bogotá. En la ciudad, Price se dedica a terminar sus dibujos y acuarelas de los lugares y personajes vistos durante la travesía. Hay otras acuarelas de Price que terminó en los siguientes años −luego de salir de la Comisión Corográfica− que proceden de lugares visitados por Codazzi durante las expediciones por el territorio colombiano, entre 1853 y 1859. Se sabe que las láminas de los pintores completaban una edición con el diccionario geográfico y estadístico del país, una promoción de la época con la finalidad de atraer la “inmigración de extranjeros industriosos” a la Nueva Granada. En total se tiene el registro de 86 acuarelas de Price, 26 bajo resguardo del Fondo Antiguo de la Biblioteca Nacional y las demás de reciente adquisición para las colecciones del Banco de la República. La segunda parte del libro es el “Catálogo de obras de Henry Price”, con las imágenes ordenadas por los meses de su elaboración: 8 en enero, 12 en febrero, 1 en marzo, 7 en abril, 9 entre mayo-junio, 18 entre junio y julio de 1852. Además se añaden las “otras obras de Henry Price” identificadas entre 1853 y 1855 y que corresponden a los sitios y pasos de la Comisión Corográfica con Codazzi al frente de las salidas. La obra termina con una “Cronología” con columnas que fijan la actuación o movimientos de Henry Price, de la Comisión Corográfica y del contexto en Bogotá o de la Nueva Granada. Acuarelas y dibujos de Henry Price para la Comisión Corográfica de la Nueva Granada Finaliza el estudio de Patricia Londoño Vega con la indicación de que ningún otro país de la región contó con iniciativas como la que alentó el “registro pictórico” de la Comisión Corográfica de la Nueva Granada. Tal afirmación requiere de perspectiva, en lugar de exaltar la excepcionalidad del caso neogranadino como hace Londoño Vega, para indagar las posibles similitudes y diferencias con otros trabajos geográficos, además de formular una visión integradora de la actuación tanto de los exploradores como de los artistas. El caso de la frontera entre México y los Estados Unidos nos ofrece un ejemplo pertinente para esta sugerencia,2 ya que este trabajo coincide en el tiempo con lo realizado por Price para la comisión encabezada por Codazzi. Al frente de la comisión estadounidense, compuesta por más de cien personas entre ingenieros y personal de apoyo, John Russell Bartlett se propuso dirigir un plan de observaciones y mediciones por el norte mexicano, lo que hoy son los territorios de Texas, Nuevo Mexico, Arizona, Chihuahua, Sonora y California (Bartlett, 1856). Tanto Russell como el pintor Henry Cheever Pratt realizaron docenas de dibujos a lápiz y acuarelas de la gran línea natural y artificial entre ambos países (Hall, 1996). Cheever Pratt, un pintor de retratos y de paisaje de Boston, llegó a El Paso en verano de 1851 y rápidamente trabajó en la región. Sus acuarelas atestiguan el paisaje hasta entonces desconocido por la elite social de la Nueva Inglaterra, como los ríos, las montañas y sobre todo el desierto que tanto asombraba y dificultaba los trabajos de alta precisión de las comisiones. Durante ese año, Cheever Pratt terminó los primeros dibujos y acuarelas que su ojo había captado y, en los siguientes años, otros más de los paisajes fronterizos. Las acuarelas de Cheever Pratt de los ríos Gila y Colorado, y los paisajes de Arizona, Chihuahua Al terminar la guerra de los Estados Unidos contra México, el tratado del 2 de febrero de 1848 indicaba la organización de las comisiones de límites entre ambos países. Los trabajos comenzaron el 10 de octubre de 1849 y se prolongaron por varios años y sucesivas exploraciones desde California hasta el Golfo de México. Los pormenores de las mediciones y las condiciones de trabajo han sido estudiados por Luz María Oralia Tamayo Pérez y por Paula Rebert (Tamayo, 2001; Rebert, 2001), 2 y Nuevo Mexico tenían una lectura política similar a las de Price de los parajes colombianos. Su pintura mostraba imágenes ordenadas y humanizadas de regiones lejanas y desconocidas para la elite política e inversionistas de Bogotá y de Washington para fomentar la inmigración y las políticas económicas. En resumen, el progreso técnico y económico llevado al territorio articulaba una filosofía de Estado a mediados del siglo XIX. Los mapas y las acuarelas eran una ventana tecnológica y una metáfora visual para tales objetivos. En ese contexto, el arte de Price como de Cheever Pratt comparten una manera de representar el paisaje contenido de un gran potencial para los planes colonizadores, de agricultura, de ganadería y de minería. Referencias Bartlett, J. R. (1856), Personal narrative of explorations and incidents in Texas, New Mexico, California, Sonora, and Chihuahua, connected with the United States and Mexican Boundary Commission during the years 1850, ’51, ’52, and ’53. D. Appleton & Co., New York, 2 vols. Cortés Alonso, V. (1967), Catálogo de mapas de Colombia, Ediciones de Cultura Hispana, Madrid. Hall, D. (ed.; 1996), Drawing the borderline: artistsexplorers and the U.S.-Mexico Boundary Survey, The Albuquerque Museum, Albuquerque. Rebert, P. (2001), La gran línea. Mapping the United States-Mexico Boundary, 1849-1857, University of Texas Press, Austin. Restrepo Forero, O. (1984), “La Comisión Corográfica: un acercamiento a la Nueva Granada”, en Quipu Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología, vol. 1, núm. 3, México, pp. 349-368. Tamayo Pérez, L. M. O. (2001), La Geografía, arma científica para la defensa del territorio, Colec. Temas Selectos de Geografía de México (I.1.3), Instituto de Geografía, UNAM, México. Héctor Mendoza Vargas Departamento de Geografía Social Instituto de Geografía Universidad Nacional Autónoma de México Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 163 García Martínez, B. (2008), Las regiones de México. Breviario geográfico e histórico, El Colegio de México, 351 p., ISBN 968-12-1322-X. En 1976, Bernardo García Martínez, investigador de El Colegio de México, comenzó a publicar sus primeros estudios sobre una posible regionalización del país. En ese entonces, también algunos geógrafos habían propuesto dividir el territorio nacional siguiendo criterios tanto fisiográficos como socioeconómicos. La manera de abordar el problema dividía a quienes creían con firmeza que las regiones eran realidades objetivas1 de quienes preferían definirlas a partir de la subjetividad del observador.2 Bernardo García se identificaba desde entonces con los estudiosos del territorio que adoptaban este último enfoque. Las regiones –concluye en el libro que ahora reseñamos– “surgen de la percepción y la comprensión de la realidad y mezclan la experiencia de quien las vive o ha vivido con la de quien las estudia”. Da la impresión que la mesura y prudencia de García Martínez provienen en parte de tener como herramienta una visión de larga duración provista por su oficio de historiador. Jorge L. Tamayo realizó, bajo el nombre de “Los paisajes”, una breve revisión del territorio nacional basada en el relieve adicionado de datos sobre el origen étnico de los pobladores y sobre las actividades económicas principales. Con ello suponía, se allanaba el camino para explicar la “realidad de la patria” con “fría objetividad” (Tamayo, 1963:5; Tamayo, 1984). Ángel Bassols, por su parte, desarrolló una división del país en regiones económicas que sirvió como referente para muchos trabajos de geografía aplicada y para la comprensión de una versión de México aceptada por varias generaciones de geógrafos. Para presentarla, afirmaba que las regiones “existen objetivamente en la realidad y son un producto de la interacción sociedad-naturaleza” (Bassols, 1979:24). 1 Claude Bataillon afirmaba entonces que las regiones en México “no están hechas: se hacen y se deshacen ante nuestros ojos” (Bataillon, 1969:2). Bernardo García Martínez aclaraba que si bien las páginas de su texto describían la “realidad geográfica de México” eran “también subjetivas” (García, 1981:7). 2 164 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 Uno de sus textos de 1976 fue reeditado tanto en 1977 como en 1981 bajo el título de “Consideraciones Corográficas” dentro de la Historia General del Colegio de México (García, 1981:5-82). En el 2000, esta institución decidió realizar una nueva edición para la cual Bernardo García sustituyó ese texto por uno que prácticamente anunciaba el que hoy nos ocupa. Cabe decir que varias de sus reflexiones complementarias fueron publicadas bajo el título de El desarrollo regional, siglos XVI al XX, pequeño libro editado por Océano en 2004 en donde expuso una sugerente definición de paisaje (García, 2004:35). Región y paisaje, son los dos conceptos más útiles del análisis geográfico, según parecen coincidir en la práctica los autores que se interesan en explicar los componentes del territorio nacional. Lo son en la medida que permiten describir unidades espaciales en donde la acción de los pueblos y las fuerzas naturales aparecen interrelacionadas. Para García Martínez, la región es “un producto histórico enlazado con un medio físico” (García, 2008:12). Según nos expone, el territorio nacional puede ser analizado a partir de las condiciones del medio, en particular del relieve, en conjunción con la historia de los pueblos que han actuado sobre él. García Martínez señala lo admirable que es el hecho de que estos dos aspectos hayan armonizado de manera tan amplia en tan vastos sectores para producir una “integración que se puede calificar como ecológica” (García, 2008:15). Estas dos condiciones, el relieve (sobre todo el factor altitudinal) y la historia, conducen a suponer que es necesario comenzar por explicar las regiones a partir del México Central, área en donde coinciden las mayores elevaciones montañosas con las gestas en las que comenzó la vida nacional de este país. No es gratuito, nos hace ver el autor, que el país se llame Las regiones de México. Breviario geográfico e histórico como la más prominente de sus ciudades, misma que se ubica casi en el centro geométrico del espacio más densamente poblado. Así, partiendo del México Central, el libro nos guía casi de la mano por los caminos de hierro, asfalto y terracería, sin sobrevuelos impracticables ni fotografía aérea. Más bien, lo hace tropezando a pie con los obstáculos que presenta el terreno y estudiándolos detenidamente para comprender con qué parte del territorio son más afines. De este modo se revisan los valles de Puebla y El Seco, de Toluca, del Mezquital y de México, además de los espacios de la Mixteca Alta, el Valle de Oaxaca, Michoacán, El Bajío, La Ciénega, La Región Tapatía, Los Altos de Jalisco, Las Barrancas y Aguascalientes. Después de analizar el México Central, el autor propone que en su derredor existen tres vertientes que descienden, una hacia el Golfo, otra hacia el Pacífico y una más hacia el Norte. En la primera se detiene a estudiar las regiones de Orizaba-Córdoba, Xalapa, Veracruz, Sierra Norte de Puebla, Tuxpan, Sierra Mazateca, Sierra Zapoteca, Sotavento, Sierra de Hidalgo, Sierra Gorda, Huasteca y Tampico. En el siguiente apartado aborda la vertiente del Pacífico y estudia en ella las regiones de Morelos, Cuenca oriental del Balsas, Mixteca Baja, Montaña, Sierra del Sur, Tierra Caliente del Balsas, Cuenca occidental del Balsas, Sierra y Tierra Caliente de Michoacán, Colima, Sur de Jalisco, Tepic, Costa Grande, Costa Chica, Mixteca de la Costa y Sierra de Miahuatlán, La Vertiente Norte, a su vez, se compone de tres grandes regiones: la del Noroeste, la de Baja California y la del Noreste. La primera abarca Zacatecas, Durango, Parral, Chihuahua, Paso de Juárez, Bolsón de Mapimí, San Luis Potosí, Saltillo, La Laguna, Valle de Conchos, Sierra de los Huicholes y Sierra Tarahumara. La segunda, es decir, la gran región de Baja California, comprende las subrregiones de La Paz, Las Sierras y el desierto Central y la de Tijuana. La tercera, la del Noreste, abarcaría según el autor, las de Tamaulipas, Nuevo León, Bajo Bravo y la subrregión de Monclova y Piedras Negras. Bernardo García Martínez encuentra que el estudio de la Vertiente del Norte podría prolongarse allende la frontera con los Estados Unidos en la medida que observásemos la historia del área, sus paisajes y la dinámica económica que vincula a ambos lados de la línea divisoria. Para explicar el resto del espacio mexicano, es decir, lo que coloquialmente se conoce como el Sureste, García Martínez propone otro término distinto a “vertiente” pero igualmente descriptivo de la organización regional: el de “cadena”. Para él, son claramente distinguibles dos concatenaciones de sistemas regionales: la Cadena Caribeña y la Cadena Centroamericana. A la primera pertenecerían las regiones de Coatzacoalcos, Tabasco, Campeche, Yucatán, Chetumal y Cancún. A la segunda, las de Tehuantepec, Soconusco, Valles Centrales de Chiapas, Altos de Chiapas y El Lacandón. Como en el caso de la Vertiente del Norte, estas cadenas podrían, cultural y paisajísticamente, prolongarse más allá del territorio mexicano hacia Centroamérica y las islas del Caribe. Su decisión de recorrer imaginariamente a pie, en autobús o en ferrocarril los espacios mexicanos y de hacerlo mirando tanto al pasado como al medio físico que se despliega ante la mirada, nos permite pensar en lo que hoy suele llamarse “el enfoque cultural en geografía” (Jackson, 1995; Anderson et al., 2003; Claval, 2003). Dicho enfoque metodológico se distingue del enfoque económico (que por décadas imperó en la conformación de regiones) precisamente en su análisis a pequeña escala, contemplando hasta cierto punto el ensamblaje local y los conflictos que de él derivan. Aunque el libro no nos dice cómo el autor procedió a hacer su investigación, el lector adivina que fue un monumental esfuerzo de síntesis producto de sus observaciones directas en campo y de la recolección de innumerables materiales de archivo y biblioteca durante, al menos, treinta años. Con este producto, Bernardo García recupera algunas de las mejores tradiciones del quehacer geográfico, como aquella de ascender a las cumbres para mirar desde arriba y esa otra de narrar emotivamente lo que sus ojos reconocen como “espacio vivido” (Frémont, 1976). Si bien el libro es producto de una investigación profesional de altísimo nivel y de una maduración que ha llevado décadas, su lenguaje es sencillo y accesible. Está acompañado de mapas bastante amigables y de recursos tipográficos para que el Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 165 Federico Fernández Christlieb lector distinga los aspectos del medio físico de los de la población o los del desarrollo histórico sin que con ello se simplifique un panorama que es de suyo complejo. Tal vez estas facilidades otorgadas por Bernardo García al lector para entender el territorio mexicano, hayan decidido obviar una bibliografía o una serie de referencias sobre sus fuentes (que echamos de menos) para que los interesados pudieran ampliar sus horizontes. Terminemos diciendo que Las regiones de México es el libro que recomendaríamos, desde luego a todos los habitantes y visitantes de este país, pero con insistencia conminativa, a los estudiantes y maestros de cualquiera de las carreras de ciencias sociales de nuestro sistema de educación superior. Referencias Anderson, K., D. Mona, P. Steve and T. Nigel (eds.; 2003), Handbook of Cultural Geography, Sage Publi cations, London. Bataillon, C. (1969), Las regiones geográficas en México, Siglo XXI Editores, México. Bassols Batalla, Á. (1983), México: formación de regiones económicas. Influencias, factores y sistemas, UNAM, México. 166 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 Claval, P. (2003), Geographie culturelle. Une nouvelle approche des sociétés et des milieux, Armand Colin, Paris. Frémont, A. (1976), La region: espace vécu, Presses Universitaires de France, Paris. García Martínez, B. (1981), “Consideraciones corográficas”, en Cosío Villegas, D. (coord.), Historia General de México, tomo 1, El Colegio de México, México, pp. 5-82. García Martínez, B. (2000), “Regiones y paisajes de la geografía mexicana”, en Historia General de México, El Colegio de México, México, pp. 25-91. García Martínez, B. (2003), El desarrollo regional, siglos XVI al XX, Océano/UNAM, México. Jackson, P. (1995), Maps of meaning: an introduction to Cultural Geography, Routledge, London, N.Y. Tamayo, J. L. (1963), Geografía económica y política, UNAM, México. Tamayo, J. L. (1984), Geografía Moderna de México, Trillas, México. Federico Fernández Christlieb Departamento de Geografía Social Instituto de Geografía Universidad Nacional Autónoma de México II Simposio Iberoamericano de Historia de la Cartografía. La cartografía y el conocimiento del territorio en los países iberoamericanos. [II Simpósio Ibero-americano de História da Cartografia. A cartografia e o conhecimento do território nos países ibero-americanos], Ciudad de México, 21-25 de abril de 2008 Por que é que os actuais estudiosos da cartografia antiga insistem na existência de vínculos estreitos entre objectos aparentemente tão díspares entre si como a rebbelib –um dos vários tipos de carta náutica de varetas de palmeira, fibras de coqueiro e conchas construídos nas ilhas Marshall– e o Mao Kun, protótipo da cartografia que assinala as célebres rotas marítimas que Zheng He e outros almirantes Ming sulcaram entre Nanquim, Ormuz e os portos da África oriental? Por que é que os mais recentes livros dedicados aos mapas dos anos decisivos do início da Idade Moderna por regra reservam um espaço relativamente nobre para tratar objectos cartográficos tão esquivos a uma representação objectiva da Terra, ou de uma parte dela, como o mundo em forma de trevo, a Ásia em forma de Pégaso ou a Europa em forma de mulher idealizados por Heinrich Bunting? Enfim, por que é que os autores desses mesmos livros tendem a servirse de equivalentes aparatos críticos quer quando tratam as madeiras e as araras que são o primeiro e o mais realista dos símbolos iconográficos do Brasil oferecidos pelo planisfério de Cantino, quer quando tentam descodificar o quase puro traço azteca da águia pousada sobre o cacto que está no centro da Tenochtitlán estilizada do Códice Mendoza? Une toda esta série de questões o facto de exemplificarem à perfeição as novas perspectivas de trabalho cultivadas numa área do saber tão apostada na renovação metodológica como o é a história da cartografia. Na verdade, passado parece estar o tempo em que os mapas eram estudados como meros artefactos e as atenções se centravam na tipologia dos respectivos materiais e na identificação das características de um conjunto de “escolas nacionais” de cartografia mais ou menos estanques e, sobretudo, europeias. É que, mais do que representar um pedaço da superfície da Terra, ou a Terra toda, o mapa corresponde a uma ideia dessa mesma parcela, ou desse todo. É que, mais do que um objecto de papel ou de tela –mas também de madeira e conchas, de argila, papiro ou amate, marcado na base de um ataúde, esculpido no mármore ou desenhado no vazio de uma gruta–, todo o mapa começa a fazer sentido quando considerado o conjunto de condicionantes históricas, sociais, económicas e culturais que acompanharam a sua elaboração. É que, mais do que representativa de um esquema antes de tudo europeu ou ocidental de fixar o espaço, a cartografia corresponde a um impulso eminentemente universal, logo a modos de ver que devemos sempre tentar confrontar, mesmo quando as soluções visuais ou as geografias particulares que são alvo do traço parecem demasiado distantes ou até inconciliáveis entre si (Buissert, 2003:XI-XIV). Os organizadores e os participantes no II Simpósio Ibero-americano de História da Cartografia, que decorreu na Cidade do México entre 21 e 25 de abril de 2008, deram mais um contributo importante para este esforço de actualização da prática da disciplina que se vem fazendo desde há cerca de três décadas nos centros académicos de referência. Tratou-se de uma iniciativa organizada em conjunto pelo Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora e pelo Instituto de Geografía da Universidad Nacional Autónoma de México. A coordenação esteve a cargo dos geógrafos históricos José Omar Moncada Maya (coordenação geral), Eulália Ribera Carbó, Héctor Mendoza Vargas e Pere Sunyer Martín (comité organizador local), tendo os trabalhos decorrido nas instalações privilegiadas do Palácio de Minería, no centro histórico da capital mexicana. A primeira edição deste evento aconteceu em 2006, na Argentina, organizada pelo Instituto de Geografía da Facultad de Filosofia y Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 167 Francisco Roque de Oliveira Letras da Universidad de Buenos Aires (Lois, 2006; Troncoso, 2007). Procedentes de universidades e centros de investigação da Argentina, Brasil, Chile, Colômbia, Estados Unidos da América, México e Portugal, a quase meia centena de participantes no Simpósio de 2008 veio confirmar o sentido da aposta lançada há dois anos. Em simultâneo, tornou-se patente que os seus organizadores também souberam tirar partido da dinâmica suscitada pela realização do VIII Colóquio Internacional de Geocrítica, que o mesmo grupo acolheu na Cidade do México em maio de 2006, subordinado ao tema da geografia histórica e da história do território e durante o qual funcionou uma mesa exclusivamente orientada para a investigação e a didáctica da cartografia antiga (Mendoza e Arroyo, 2006; Abreu, 2007). À semelhança do que já havia acontecido em Buenos Aires, quando o evento foi pensado para tratar a questão muito geral das imagens e linguagens cartográficas nas representações do espaço e do tempo, o programa deste II Simpósio foi organizado em torno do tema substancial e propositadamente genérico da cartografia e do conhecimento do território nos países ibero-americanos. A respectiva convocatória visava articular três dimensões de análise: teoria e epistemologia da cartografia; cartografia temática; cartografia de quatro períodos históricos principais (a tradição pré-hispânica, da época colonial às independências, das independências à consolidação dos novos Estados nacionais e a época contemporânea). Os trabalhos seleccionados foram apresentados ao longo de 10 sessões sucessivas, tanto em castelhano como em português, enquadrados pela seguinte lista de tópicos: teoria e epistemologia da cartografia; arquivos e mapotecas; cartografia de tradição indígena; cartografia do período colonial; cartografia do período entre as independências e a consolidação das soberanias ibero-americanas; história da cartografia urbana; história da cartografia náutica; protagonistas e instituições; história da cartografia das fronteiras; atlas e mapas nacionais. Da longa lista de intervenções que preencheram a semana de trabalhos no Palácio de Minería, começamos por destacar aquelas que incidiram sobre o fundo cartográfico do Archivo Histórico do Estado de Zacatecas (José Arturo Burciaga Campos) e a importância instrumental dos arquivos agrários 168 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 como fonte para a análise dos usos e da repartição da terra a partir do caso do ejido de La Concepción, Tanlajás, San Luís de Potosí (Gerardo Alberto Hernández Cendejas). A exploração dos conteúdos e da relevância das importantes colecções oitocentistas reunidas por Pedro de Angelis (1784-1859), na Argentina, e Manuel Orozco y Berra (1816-1881), no México, constituiu o assunto das comunicações intituladas “Especulaciones sobre la Colección Pedro De Angelis en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro” (Teresa Zweifel) e “La mapoteca Manuel Orozco y Berra de la ciudad de México” (Claudia Pérez Toledo e Héctor Mendoza Vargas). Outra colecção particular que está a ser alvo de um estudo sistemático corresponde às mais de 2000 fichas sobre bibliografia, arquivos, espécimes cartográficos e cartógrafos dos séculos XV a XVII organizadas pelo Almirante Max Justo Guedes, conforme exposto na conferência relativa ao plano de digitalização deste espólio desenvolvido pelo Laboratório de Estudos de Cartografia Histórica da Universidade de São Paulo no quadro do projecto temático “Dimensões do Império Português: 1414-1822” (Íris Kantor e Flora Lahuerta). Duas comunicações alusivas ao Mapa de Cempoala (c. 1580) introduziram a inesgotável linha de pesquisa que explora o hibridismo de tradições autóctones e europeias na cartografia e na generalidade do reportório pictográfico produzido na Nova Espanha nas décadas imediatamente subsequentes à Conquista: enquanto uma se centrou na exposição da qualidade das diferentes convenções cartográficas aí articuladas (Elva Margarita Montfort Mallorquín), a segunda explorou as possibilidades de reconstituição da organização social do espaço representado pelo mesmo objecto (Osvaldo Sterpone). A decifração dos elementos topográficos de um documento pictográfico oriundo de uma das áreas menos centrais do império azteca foi ensaiada a propósito do Lienzo de Aztactepec y Citlaltepec (Flor Yenin Cerón Rojas). Na mesma linha, expuseram-se as certezas e as dúvidas que resultam da análise espacial dos signos convencionais da pintura de Atlatlahuca, de 1588 (Ana Elsa Chávez Peón Herrero, Federico Fernández Christlieb e Gustavo Garza Merodio). Ainda a respeito deste género de representações, foi apresentada uma sólida reflexão A cartografia e o conhecimento do território nos países ibero-americanos sobre a natureza mítica e a complexidade dos códigos iconográficos ou cartográficos que se revêem nos elementos paisagísticos fundamentais expostos em corografias indígenas como a do Códice Vaticano 3738 (Ángel Julián García Zambrano). Conseguiram-se resultados igualmente felizes ao ler-se o jogo marcado pela invasão da linguagem europeia e a concomitante subsistência de elementos próprios da cultura visual nativa numa série de quatro mapas do altepetl de Cholula, concebidos entre 1545 e 1586 (María Elena Bernal García). Encerrou este conjunto de apresentações uma tentativa de síntese sobre a ambivalência técnica pré-hispânica e europeia que caracteriza o conjunto dos mapas apensos às Relaciones geográficas da Nova Espanha (Enrique Delgado López). Ao avançar para o tratamento da cartografia de raiz ocidental dos períodos anterior e imediatamente posterior às independências das áreas americanas dos impérios português e espanhol, detectaram-se vários pontos de contacto entre o trabalho que incidiu sobre a produção do espaço colonial na Província de Santa Marta (Colômbia) a partir do exame de três mapas do final do século XVIII (Santiago Muñoz Arbelaez), a discussão sobre o conceito de sertão, sugerida pela cartografia que representa o avanço da fronteira metropolitana na capitania do Rio de Janeiro entre 1765 e 1820 (Flora Lahuerta), e a exposição sobre o significado dos itinerários percorridos e do legado escrito e cartográfico do engenheiro Miguel Constanzó para o reconhecimento da Alta Califórnia, no último terço do século XVIII (Omar Moncada Maya). Também houve especial coincidência ou continuidade de tópicos entre as leituras que incidiram sobre o uso e a manipulação intencional da toponímia como elemento de consolidação da soberania no Brasil colónia e no Brasil império (Íris Kantor), a questão toponímica e o desenho territorial na cartografia da Argentina moderna a partir dos casos da Patagónia e do Chaco (Carla Lois) e a análise dos trabalhos realizados pelo Instituto Geográfico Militar argentino entre 1904 e 1979 (Madalena Mazzitelli Mastricchio). Dizemos o mesmo a respeito do exemplo que a Huasteca Potosina oferece sobre a relevância que os mapas e planos insertos nas Noticias Estadísticas do início do século XIX tiveram na construção do Estadonação mexicano (Ricardo A. Fagoaga Hernández), bem assim como sobre a leitura que relacionou a função pedagógica e instrumental atribuída ao influente Atlas do Império do Brazil (1868) de Cândido Mendes de Almeida com o conteúdo da Corografia Brazílica (1817) de Aires de Casal (Valéria Trevizani Burla de Aguiar). O tratamento do legado cartográfico de Antonio Garcia Cubas (1832-1912) inseriu-se numa linha de pesquisa relativamente próxima destas, porquanto destacou a importância que alguns dos principais levantamentos geográficos e geodésicos por si coordenados tiveram para a negociação dos limites territoriais do México (Hugo Pichardo Hernández). Um trabalho sobre a figura um pouco anterior de Duarte da Ponte Ribeiro (1795-1878) possibilitou uma leitura contrastada sobre aquele que, tendo sido um dos mais notáveis diplomatas do Império do Brasil, foi também um dos mais decisivos intervenientes na resolução das suas questões fronteiriças (Manoel Fernandes de Sousa Neto). Ainda a propósito do fértil tema das cartografias de fronteira na América Latina, ilustrou-se o caso das indefinições que acompanharam o traçado dos limites internacionais da região andino-amazónica em muitos dos mapas divulgados até às primeiras décadas do século XX por vários dos países envolvidos no respectivo controlo –Bolívia, Brasil, Colômbia, Equador e Peru (Sebastián Díaz Ángel). Uma grande incidência em casos de cidades mexicanas acabaria por assinalar a abordagem dos temas de cartografia urbana. Entre outros, refiram-se os resultados obtidos a propósito da eleição de motivos pictóricos “nacionais” num conjunto representativo de mapas e planos urbanos da Cidade do México do século XX (María Alejandrina Escudero Morales), bem como a análise das relações existentes entre a representação isométrica da paisagem urbana de Guadalajara patente no plano de Grant Higley (1906) e a tradição de vistas panorâmicas representada pelas cidades francesas traçadas por Alfred Guesdon c. 1860 e pela pintura de Hannibal assinada por Albert Ruger em 1869 (Luis Felipe Cabrales Barajas e Mercedes Arabela Chong Muñoz). Para casos não mexicanos, sublinhamos o tratamento Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 169 Francisco Roque de Oliveira conjugado da documentação textual e do material cartográfico produzido pela Comissão Construtora da Nova Capital de Minas Gerais (1893-1897) aquando da decisão de transferir a cabeça do Estado de Ouro Preto para Belo Horizonte (Maria do Carmo Andrade Gomes). Para os temas de cartografia náutica, apresentaram-se aspectos relativos ao cruzamento de genealogias portuguesa e castelhana nas primeiras representações do arquipélago filipino (Miguel Rodrigues Lourenço), aproveitou-se o exemplo das intermitentes representações insulares da Califórnia nos mapas do século XVI para expor a fragilidade das leituras assentes sobre a ideia de que a construção do saber geográfico se processa de forma linear (Alfredo Ruiz Islas) e, enfim, articularam-se os mais importantes trabalhos cartográficos de Juan Francisco de la Bodega y Cuadra com as expedições hispano-mexicanas enviadas pelo governo do vice-rei Bucareli ao extremo noroeste americano, na sequência da afirmação das ambições russas pelo domínio da mesma área que acontece a partir de meados do século XVIII (Guadalupe Pinzón Ríos). Dois dos congressistas voltariam à cartografia do século XVI para apresentar os resultados de um apurado inquérito às múltiplas fontes que desembocam no mapa da Nova Galiza (México), publicado em 1579 por Abraham Ortelius (Elizabeth del Carmen Flores Olague e Thomas Hillerkuss Finn). Outro estimulante estudo relativo à mesma época tratou de interpretar as soluções cartográficas encontradas para a representação do Peru na Geografía y Descripción Universal de las Índias de Juan López de Velasco, contejando-as tanto com diversos outros mapas da época, como com o ambivalente tratamento que esse território obteve nas secções escritas dessa Geografía de 1574 (Alejandra Vega Palma). O programa do II Simpósio Ibero-americano de História da Cartografia incluiu ainda um painel consagrado ao restauro de mapas antigos a cargo de Carlos Enrique Ruiz Abreu (Archivo Histórico de la Ciudad de México), uma visita técnica à Mapoteca Manuel Orozco y Berra (Tacubaya, Cidade do México) e uma jornada de trabalho de campo consagrada à análise de uma pintura de 1580 (Oaxtepec, Morelos, coordenada por Héctor Mendoza 170 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 Vargas). Entre os materiais produzidos para este Simpósio, salienta-se um catálogo comentado dos estudos mexicanos de história da cartografia denominado Los mapas de México: autores y contextos e assinado por Raquel Urroz (textos) e Héctor Mendoza Vargas (selecção e apresentação). Urroz e Mendoza Vargas resenham aí cerca de uma centena de títulos produzidos entre 1871 (o seminal Materiales para una cartografia mexicana de Orozco y Berra) e 2007. A oportunidade serviu ainda para o lançamento de um número temático da revista Terra Brasilis, de História do Pensamento Geográfico no Brasil (Rio de Janeiro, número 7/8/9) sobre a história da cartografia nos países ibero-americanos (Manoel Fernandes de Sousa Neto). Como se expôs, a qualidade eminentemente interdisciplinar da história da cartografia esteve bem representada neste Simpósio através da presença de investigadores praticantes de áreas das ciências sociais e humanas tão diversas como a geografia, a história, a antropologia, a sociologia, os estudos culturais, o urbanismo, a arquitectura ou as belas artes. Saliente-se o esforço realizado pela generalidade dos participantes no sentido de explorarem a dimensão espacial dos respectivos objectos de estudo, mormente no caso dos inquéritos originários daquelas disciplinas em que este aspecto tende a eclipsar-se ante outras prioridades de análise. Do mesmo modo, há que salientar o empenho que a organização colocou em assegurar a participação simultânea de nomes com trajectória científica já consagrada e a mostra de trabalhos produzidos por estudantes e jovens investigadores. Tal como foi feito com os textos escritos para a primeira edição deste Simpósio, os promotores da reunião do México deram conta dos preparativos em curso para a edição próxima das comunicações nela apresentadas. Há ainda que realçar o mérito que os organizadores demonstram ao criarem as condições institucionais necessárias para tornar gratuita a inscrição de todos aqueles que quiseram participar nos trabalhos deste encontro, tanto conferencistas como assistentes. Por tudo isto, é alta a expectativa colocada na celebração do III Simpósio Ibero-americano de História da Cartografia, em 2010, que os presentes deliberaram confiar aos colegas brasileiros da Universidade de São Paulo. A cartografia e o conhecimento do território nos países ibero-americanos Referências Abreu, M. A. (2007), “Geocritica: historical geography and the history of territory”, Journal of Historical Geography, no. 33, pp. 197-199. Buisseret, D. (2003), The Mapmaker’s Quest – Depicting New Worlds in Renaissance Europe, Oxford University Press, Oxford/Nova York. Lois, C. (coord.; 2006), Imágenes y lenguajes cartográficos en las representaciones del espacio y del tiempo: I Simposio Iberoamericano de Historia de la Cartografía, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires [disponível na Web: URL <http://www.historiacartografia.com.ar> Consultado a 12/05/2008]. Mendoza Vargas, H. e M. Arroyo (eds.; 2006), “Geografía histórica e historia del territorio”, Número extraordinario dedicado al VIII Coloquio Internacional de Geocrítica. Actas del Coloquio. Ciudad de México, 22-26 de mayo 2006, em: Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, vol. 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Esta produção, no entanto, tem encontrado relativamente poucos espaços para ser debatida adequadamente. Poucos têm sido os eventos especificamente voltados para o tratamento do tema e a congregação desses pesquisadores, sendo o último evento, de caráter nacional, aquele realizado em 1999, na Universidade Estadual Paulista-UNESP, de Rio de Claro (1º. Encontro Nacional de História do Pensamento Geográfico). O I Colóquio Brasileiro de História do Pensamento Geográfico, realizado entre os dias 27 e 30 de abril de 2008, veio atender uma intensa angústia de todos os que se debruçam sobre a história da Geografia, em particular, mas também daqueles que procuram compreender o pensamento geográfico em sentido mais amplo, passados, como se vê nove (9) anos da primeira iniciativa. Realizado na Universidade Federal de Uberlândia-UFU (Instituto de Geografia), portanto em um dos centros de excelência de pesquisa no Brasil, embora localizada na cidade de Uberlândia-MG,1 um centro de importância intermediária na rede urbana brasileira, o evento congregou em torno de 180 participantes, entre professores, pesquisadores, estudantes de graduação e pós-graduação. É de se A cidade de Uberlândia está localizada no chamado Triângulo Mineiro e conta com uma população de 608.369 habitantes, sendo um centro econômico voltado para o processamento de grãos, carnes, frutas e laticínios, bem como para o segmento de biotecnologia animal e vegetal. Entretanto o grande destaque para a cidade dá-se na função de centro atacadista e varejista, sendo ponto de entroncamento ou de interligação entre as áreas mais dinâmicas da economia nacional (São Paulo e Rio de Janeiro) com as áreas mais interiorizadas do território (Goiás, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso e a capital do país, Brasília). destacar a participação de professoras da Universidade de Buenos Aires-UBA, dando continuidade aos trabalhos conjuntos iniciados em Rio Claro. O Colóquio foi organizado tendo em mente três frentes de trabalho complementares. Primeiramente as Mesas Redondas procuraram recobrir os acontecimentos e a renovação da Geografia nos anos de 1980, no Brasil, e isto remete justamente ao aparecimento mais intensivo das discussões em torno da HPG2 em nosso meio. Os principais horizontes teórico-metodológicos: a lógica formal, o humanismo, a fenomenologia e a crítica radical marxista, foram abordados em sua influência direta sobre o campo disciplinar da Geografia por professores e pesquisadores que sofreram diretamente seus impactos e por outros que a estudaram a fundo. A chamada Geografia Física foi também contemplada nas várias influências que sofreu durante esse período sendo abordada por estudiosos comprometidos com a compreensão teórica desse campo. Deste modo, foram compostas quatro mesas assim distribuídas: 1. Perspectiva lógico-formal. Uma nova geografia para pensar o Brasil. Profa. Dra. Vera Lucia Salazar Pessoa-UFU; Prof. Dr. Archimedes Perez Filho-UNICAMP; Prof. Dr. Paulo Roberto Albuquerque Bomfim-USP. 1 172 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 Siglas utilizadas: HPG: História do Pensamento Geográfico; UFU: Universidade Federal de Uberlândia; UBA: Universidade de Buenos Aires; UNESP-RC: Universidade Estadual Paulista-Rio Claro; UNESP-PP: Universidade Estadual Paulista-Presidente Prudente; USP: Universidade de São Paulo; CEFET: Centro Federal de Educação Tecnológica de São Paulo; UFF: Universidade Federal Fluminense; UNICAMP: Universidade Estadual de Campinas; PUCMG: Pontifícia 2 Universidade Católica de Minas Gerais. I Colóquio 2. Perspectiva humanista. O resgate do lugar pela geografia no Brasil. Profa. Dra. Marlene Terezinha de Muno Colesanti-UFU; Prof. Dr. Werther Holzer-UFF; Prof. Dr. Oswaldo Bueno Amorim FilhoPUCMINAS. 3. Perspectiva crítico-radical. Uma geografia nova para (re)pensar o Brasil. Profa. Dra. Vânia Rubia Farias Vlach-UFU; Prof. Dr. Ruy Moreira-UFF; Prof. Dr. Antonio Carlos Robert Moraes-USP. 4. Perspectivas da geografia física. A natureza na geografia produzida no Brasil. Profa. Dra. Rita de Cassia Martins de SouzaUFU; Prof. Dr. Luis Antonio Bittar VenturiUSP; Prof. Dr. João Osvaldo Rodrigues NunesUNESP-PP. Os anos correspondentes à renovação da Geografia no Brasil foram extremamente tumultuados e talvez por isso mesmo tenham tornado possível a recepção das idéias novas e da oxigenação da “velha” Geografia regional francesa, desgastada e incapaz de responder aos reclamos dos novos tempos. Os governos militares (1964-1985) implementavam um desenvolvimento econômico acelerado à custa de empréstimos impagáveis após as crises do petróleo. Um país que procurava modernizar o campo e estender direitos trabalhistas via Estatuto da Terra ou do Estatuto do Trabalhador Rural, mas que, no entanto, enfrentava paralelamente a dura reação dos grandes proprietários de terra e dos empresários urbanos. O crescimento grandioso e desordenado das cidades enquadrava-se num contexto de boom econômico nacional e internacional. As coisas mudavam desenfreadamente. A absorção dos métodos quantitativos e da Teoria dos Sistemas pela geografia brasileira desses anos pode ser entendida no esforço de adequação aos novos tempos, à adesão à lógica formal conforme vinha sendo proposta principalmente nos EUA, o novo modelo a ser seguido. A crise mundial dos anos de 1970 levou inevitavelmente à reavaliação dos métodos dessa interpretação da realidade e permitiu o desenvolvimento de outras abordagens metodológicas, principalmente as ligadas ao mate- Brasileiro de História do Pensamento Geográfico rialismo histórico, mas também de algumas frentes chamadas humanísticas. O maior desafio para aqueles que compuseram as Mesas Redondas citadas foi justamente fazer uma revisão do que foram as propostas apresentadas àquele tempo e de quais as principais transformações sofridas pela geografia praticada no Brasil, desde o tempo da redemocratização em 1985, com o fim do período militar. Paralelamente às Mesas Redondas ocorreram os Grupos de Discussão levando em conta as várias frentes ligadas à História do Pensamento Geográfico que vêm se constituindo no Brasil nos últimos anos, demonstrando uma preocupação muito significativa em relação a uma historiografia da disciplina. Algumas frentes têm se ocupado essencialmente com o pensamento social e a atuação dos intelectuais brasileiros no sentido de construir um pensamento geográfico, independentemente de sua área de formação. São destaques desse Grupo de Discussão as questões ligadas à Geografia e Literatura, à Geografia pré-institucional, à Geografia acadêmica propriamente dita e à Geografia e outros profissionais. Este eixo de trabalho foi denominado Geografia e pensamento social brasileiro (onze trabalhos), e coordenado pelo Prof. Dr. Paulo R. Albuquerque Bomfim (CEFET-SP) e pelo Prof. Dr. Paulo R. T. de Godoy (UNESP-RC); Outra frente tem se preocupado com as instituições e as formas de elaboração e de sistematização de um saber geográfico. Neste sentido, não somente são levados em conta os cursos de Geografia, mas também outras instituições de pesquisa imbuídas da idéia de construir um pensamento de ordem espacial ou geográfica. São aqui consideradas como fontes de pesquisa: universidades, sociedades geográficas, órgãos técnico-administrativos, agências estatais, revistas e congressos de Geografia. O Grupo de Discussão Espaços institucionais do saber geográfico (oito trabalhos) foi coordenado pelo Prof. Dr. Sergio Nunes Pereira (UFF) e pela Profa. Dra. Perla B. Zusman (UBA); ligados aos estudos diretamente institucionais aparecem aqueles especificamente direcionados para uma geografia escolar, ou seja, para a produção de um conhecimento acerca da adoção e da aplicação (ou transmissão) de uma Geografia nas escolas, seja no Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 173 Rita de Cassia Martins de Souza Anselmo nível básico, médio ou superior. São fontes básicas destas pesquisas: legislação, programas curriculares oficiais, livros didáticos, bem como podem servir de aportes interessantes os escritos de professores e alunos, os registros em cadernos, e a história de vida de professores. O Grupo de Discussão História da geografia escolar brasileira (seis trabalhos) foi coordenado pelo Prof. Dr. Sérgio L. Miranda (UFU) e pela Profa. Dra. Vânia R. F. Vlach (UFU). A partir dos trabalhos recebidos3 o eixo Epistemologia da Geografia (como foi denominado no I Encontro Nacional de Rio Claro) foi desdobrado em três (3) novos eixos: Epistemologia e historiografia do pensamento geográfico (dez trabalhos), coordenado pelo Prof. Dr. Eliseu Savério Spósito (UNESPPP), no qual foram discutidas principalmente as bases epistemológicas de autores, conceitos como tempo e teoria e aportes disciplinares. A pluralidade das bases teóricas e metodológicas dos trabalhos sinaliza a importância do mantenimento de um grupo de discussão voltado essencialmente para as questões dessa ordem. Conceitos e técnicas da Geografia (nove trabalhos), coordenado pela Profa. Dra. Maria Laura Silveira (USP), esteve focado principalmente sobre espaço e território, diferenciação espacial, região, territorialidade, paisagem e natureza. A preocupação central é a de percorrer a história dos conceitos e debates próprios à disciplina, problematizando justamente a atualidade e a pertinência ou não das categorias e conceitos da tradição geográfica e daqueles incorporados pela Geografia. Matrizes do pensamento geográfico (oito trabalhos), coordenado pelo Prof. Dr. Werther Holzer (UFF), está centrado na discussão acerca da delimitação e da incorporação das diversas matrizes pelo pensamento geográfico, bem como sua introdução no Brasil, de forma a possibilitar o aprofundamento da pesquisa epistemológica. A Os textos relativos aos trabalhos aceitos para apresentação no Colóquio foram divulgados com antecedência no site do evento http://www.ig.ufu.br/coloquio/index.htm permitindo assim a leitura prévia pelos participantes. Vale destacar que os anais completos com os textos das mesas e das conferências bem como a apresentação também estão disponíveis nesse mesmo site. 3 174 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 indefinição metodológica e o excessivo ecletismo na utilização dos métodos de pesquisa empobrecem o trabalho científico em geral e manifestam-se na produção geográfica impondo a necessidade de uma reflexão mais concisa e séria elevando o nível das discussões. A terceira frente de trabalho do Colóquio esteve composta pelas conferências magnas dando coerência ao evento. A Conferência de Abertura foi oferecida pelo Prof. Dr. Silvio Carlos Bray, um dos primeiros a pesquisar e orientar dissertações e teses sobre o pensamento geográfico no Brasil, em meio às grandes contestações à Geografia na década de 1980. A Conferência sobre “Humanismo na geografia: a contribuição brasileira”, foi ministrada por uma figura muito expressiva na academia brasileira da década de oitenta: a Prof. Dra. Lívia de Oliveira foi uma das introdutoras no Brasil das discussões sobre a percepção do meio ambiente sob o enfoque piagetiano e dos textos de Yi-Fu Tuan. A Conferência de Encerramento intitulada “A história do pensamento geográfico no Brasil: Perspectivas”, oferecida pelo Prof. Dr. Manoel Fernandes Sousa Neto, um dos mais jovens pesquisadores da HPG no Brasil centrou suas atenções nas mais recentes possibilidades da exploração do tema. Finalmente, cabe destacar o sucesso alcançado com este evento no sentido de consolidar efetivamente as pesquisas iniciadas no Brasil acerca da História do Pensamento Geográfico. O caráter incipiente desse campo de pesquisa entre nós destoa de vários outros países no mundo em que estas pesquisas encontram-se bem estruturadas. É necessário reconhecer que foram empreendidos vários esforços desde os anos de 1980, quando começaram a aparecer as primeiras dissertações e teses acerca da temática. O I Encontro Nacional de História do Pensamento Geográfico, como já destacado, foi de fundamental importância, inclusive porque vários dos pesquisadores e interessados no assunto estiveram aqui presentes, participando e apresentando suas contribuições. Muito embora não se tenha conseguido arregimentar as forças necessárias para organizar outro evento de igual porte até aqui, o esforço permaneceu. Prova disso, são os grupos de discussão mantidos durante os Encontros Nacionais de Geógrafos I Colóquio da Associação Brasileira de Geógrafos-AGB e no Encontro da Associação Nacional de Pós Graduação e Pesquisa em Geografia-ANPEGE. A Revista Terra Brasilis, de História do Pensamento Geográfico no Brasil, cujo número mais recente (7/8/9) foi lançado neste Colóquio, pode ser considerada também como baluarte desse esforço. O volume integra um grupo de trabalhos de autores do mundo acadêmico, especialmente convidados e reconhecidos especialistas, que representam a Península Ibérica e de uma parte significativa da América Latina. Contam-se ainda as dissertações de mestrado defendidas à época do I Encontro Nacional que se desdobraram em teses de doutoramento e passaram a alimentar linhas de pesquisa mais consistentes em vários pontos do território brasileiro, e, portanto, só agora podemos começar a colher os frutos. Brasileiro de História do Pensamento Geográfico Notável ainda é que todos esses esforços contaram sempre com um grupo de pesquisadores sérios e comprometidos com a compreensão e deslindamento da história do pensamento geográfico no Brasil. Enfim, o I Colóquio Brasileiro de História do Pensamento Geográfico atingiu os objetivos propostos. Fica ainda a missão de prosseguir na consolidação das discussões desenvolvidas em torno dos eixos temáticos e, nesse sentido, ficou agendado o próximo Colóquio para maio de 2010, nesta mesma instituição, encontro que, espera-se, sirva de base local para os futuros Encontros Nacionais. Rita de Cassia Martins de Souza Anselmo Instituto de Geociências Universidade Federal de Uberlândia Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 175 La gala de Gea, la madre Tierra, Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco, 27 de abril de 2008 La ONU declaró al 2008 como el Año Internacional del Planeta Tierra, bajo el lema: “Ciencias de la Tierra para la Sociedad”, con un objetivo principal: crear conciencia entre el hombre y el planeta, y dar a conocer el papel que los científicos juegan en el estudio y la comprensión del mismo. Fue así que el Comité Nacional Mexicano del Año Internacional del Planeta Tierra, principal organizador, convocó a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de varios de sus institutos, a participar en dichos festejos. Uno de ellos, “La gala de Gea, la madre Tierra”, se llevó a cabo el domingo 27 de abril de 2008, de las 11 a las 17 horas, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco y estuvo a cargo de los Institutos de Geografía, Geología (el Museo de Geología fue el responsable de tramitar los permisos para efectuar dicho evento), Geofísica, Ciencias del Mar y Limnología, Centro de Ciencias de la Atmósfera, de la UNAM. Además, participó el Instituto de la Juventud del Distrito Federal. El maestro de ceremonias, Armando Peralta, coordinador de Vinculación del Instituto de Geografía, dio la bienvenida a los asistentes. La inauguración estuvo a cargo del Rector de la UNAM, José Narro Robles, quien entre otros puntos señaló el compromiso que tiene la Universidad con la sociedad mexicana para avanzar en la búsqueda de diagnósticos y soluciones a los problemas nacionales. Afirmó que este tipo de eventos son fundamentales para traducir el conocimiento y quehacer de los universitarios en beneficio de la sociedad, y que debemos tener conciencia de que es el único planeta que tenemos. Por su parte, Irasema Alcántara Ayala, directora del Instituto de Geografía, destacó que la Tierra es un ser vivo que reacciona ante los estímulos que los pueblos ejercen sobre ella. 176 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 Mencionó que: asistimos a un profundo deterioro ambiental que parece incontrolable como la desertificación, el calentamiento atmosférico, las migraciones masivas, hambre y violencia y que la Universidad está comprometida con la parte que le toca en esta problemática y que: así como aceptamos que el planeta sea el hogar de todos los seres vivos, debemos pugnar porque el país sea un hogar autosuficiente para todos los mexicanos. Axel Didriksson Takanyanagui, secretario de Educación del Gobierno del Distrito Federal, mencionó la importancia de una buena educación, crear conciencia entre los seres humanos, así como la participación de la sociedad. Julieta Fierro, investigadora del Instituto de Astronomía, ofreció una original conferencia introductoria titulada: “Las entrañas mamberas de Gea, la madre Tierra. A la par de las explicaciones científicas, invitó al público a dividirse en dos grupos y con ayuda de sismógrafos profesionales que medirían los movimientos telúricos provocados por, literalmente, “sus brincos”, se constató qué grupo produjo el “temblor” más intenso. También invitaron a subir al escenario para efectuar un experimento, y al ritmo del mambo número 4.5, Y sin embargo se mueve, se brincó para producir ondas sísmicas, registradas en dichos aparatos. Dentro de esta sui géneris “conferencia”, las “mamberas” representaron los movimientos de la Tierra ayudadas con material reciclable. Por parte del Instituto de Geofísica, Carlos Valdés presentó la Conferencia Magistral “Todo lo que usted desearía saber y nunca se atrevió a La gala de Gea, la madre Tierra preguntar acerca de los próximos sismos”, donde explicó ampliamente que es un sismo, causas que los originan; la propagación de ondas, la tectónica de placas, la sismicidad en el Distrito Federal y cómo prevenirse, entre otros temas. Se presentaron otros videos sobre desertificación, cambio climático; el video “Un solo planeta” fue elaborado especialmente para ese día. Estudiantes, académicos y vecinos de Tlatelolco se entretuvieron por algunas horas con estas actividades científico-recreativas. Entre ellas, se efectuó una mega-lotería −inspirada en el juego tradicional− con tableros de lona plastificada de 4.80 x 3.20 (cada cuadro de 80 x 1.20) con 16 imágenes referentes al estudio de la Tierra, donde participaron el público asistente e invitados del Instituto de Geografía. La idea resultó muy divertida, ya que las personas iban ocupando los lugares de cada tablero conforme se leían las cartas referentes a temas científicos. Armando Peralta, con singular alegría, fue el encargado de cantar la lotería y conforme leía los versos que acompañaban cada carta, explicaba brevemente la utilidad de las herramientas de investigación y de algunos fenómenos naturales impresos en los tableros (entre otros, la mariposa Monarca, los humedales, el glaciar, la deforestación, el cenote, la estación meteorológica, el mareógrafo, el observatorio, el smog, la ciudad, el remolino, el planeta, la niebla, el ciclón, la libélula). Las fotos utilizadas para estos tableros fueron donadas por investigadores de los institutos participantes. Al público también se le dio la oportunidad de participar cantando la lotería. Los premios otorgados a los ganadores, consistieron en paquetes de libros y revistas (donados por Universum, Geología, Geografía y Ciencias de la Atmósfera). Finalmente, la actriz Ofelia Medina, invitada a esta celebración, deleitó al público presente con un poema de Rosario Castellanos: “El resplandor del ser”, que forma parte de su espectáculo titulado Íntimamente, concebido como una concatenación de poemas de Castellanos. Entrevistados para Gaceta-UNAM, algunos niños coincidieron en que su mayor preocupación es la contaminación del aire, agua y el suelo, misma que los seres humanos han provocado. Con ello “se acabará la vida” y “se terminará el mundo”. Todos estuvieron de acuerdo en que la participación debe ser mutua, de niños y adultos, no tirando basura, ahorrando agua y energía eléctrica. También coincidieron en que las nuevas generaciones serán las que sufran por el deterioro ambiental. El apoyo de personal académico y administrativo de los Institutos de Geofísica, Geología, Geografía, Biología, Ecología y de Universum; así como de los alumnos de José Juan Zamorano Orozco, del departamento de Geografía Física (Geografía-UNAM), hicieron que el evento fuera todo un éxito. Que mejor escenario que Tlatelolco, la zona arqueológica más grande de la ciudad, que recibe el nombre de Plaza de las Tres Culturas ya que logra fusionar las tres más importantes etapas que ha vivido México a través de su historia: la prehispánica, la colonial y la moderna o actual. A Tlatelolco le falta el edificio Nuevo León; sin embargo, esa mañana del 27 de abril, la explanada lucía en todo su esplendor, tanto, que permitió que la madre Tierra ofreciera su mejor Gala. Martha Pavón Instituto de Geografía Universidad Nacional Autónoma de México Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 177 Seminario Internacional, Organización del espacio en el México Colonial: puertos, ciudades y caminos, Morelia, Michoacán, 2 al 4 de junio de 2008 El Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo se dio a la tarea de organizar un evento académico poco común en México, puesto que no es frecuente que en las reuniones se privilegie el estudio de los establecimientos portuarios, así como sus vínculos con el resto del territorio. Como parte de un proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (47-705), a cargo de Lourdes de Ita Rubio, se organizó una serie de conferencias a las que fueron invitados investigadores de diferentes disciplinas, como la Geografía e Historia, especializados en el estudio de los puertos, ciudades y caminos del México colonial. Este evento significó jornadas de trabajo intensivas para los participantes, congregados en el Centro Cultural Universitario, ubicado en el Centro Histórico de Morelia, lugar que cuenta con auditorios con todo lo necesario para realizar jornadas de trabajo, como ha quedado de manifiesto con la participación del profesor Miles Ogborn, de la Universidad de Londres, pues contó con un sistema de traducción simultánea. Las sesiones incluyeron mesas de trabajo y ponencias magistrales; además de un itinerario, al final de la reunión. Cabe destacar que el número de asistentes fue reducido. El comité organizador sólo invitó a un número máximo de investigadores, a fin de permitir que las discusiones entre todos fueran más amplias y enriquecedoras. El trabajo permanente de esta reunión fue rico y propositivo ya que las discusiones se prolongaron a la lo largo del día. La multidisciplinariedad que aportaron los participantes también posibilitó el intercambio de ideas de los temas abordados, los cuales abarcaron el desarrollo y funcionamiento de establecimientos portuarios novohispanos, los vínculos establecidos por vía marítima con otros territorios, las actividades comerciales que se practicaron tanto por mar como por tierra, las relaciones establecidas entre los puertos y los establecimientos 178 ][ Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 de tierra adentro, la piratería y sus repercusiones en los litorales novohispanos y las transformaciones del paisaje ante la presencia humana. A la reunión fueron invitados sólo 16 académicos, de las cuales asistieron 15. Las presentaciones de cada uno abarcaron media hora y se permitió que durante 15 minutos se desarrollaran las discusiones sobre dichas exposiciones. Respecto a las ponencias magistrales, éstas contaron con una hora para desarrollar sus presentaciones, además de que se dio un tiempo para la formulación de preguntas. Debido a que el tema central del evento, como ya se mencionó, fue la organización del espacio colonial a partir de los puertos, ciudades y caminos, los trabajos se agruparon en cuatro temáticas principales, que son: los puertos; la presencia de piratas en ellos; los vínculos con el interior del territorio; y las transformaciones del territorio a lo largo del tiempo. Para ver la forma en la que los trabajos se complementaron entre sí, es pertinente conocer cada una de las exposiciones presentadas. Respecto al tema de los puertos, Flor Trejo expuso la forma en la que los marineros demarcaron derroteros que reconocían y por los que se movían en el Golfo de México a partir de los indicios geográficos que lograron detectar en el siglo XVI; Carmen Yuste explicó la relación transpacífica de la Nueva España, su importancia y adecuaciones a lo largo del periodo colonial, así como distintas líneas de investigación que esta temática ofrece; Guadalupe Pinzón hizo referencia a algunos aspectos que evidenciaron los cambios sufridos en los puertos del Pacífico novohispano a lo largo del siglo XVIII; y Dení Trejo analizó el papel del comercio de cabotaje en la conformación de los puertos del golfo californiano desde fines del siglo XVIII, los vínculos que establecieron con territorios distantes así como los cambios que sufrieron desde inicios del siglo XIX. Sobre el tema de los piratas, puede verse el trabajo de Lourdes de Ita, quien analizó varias fuentes Organización del espacio en el México Colonial: puertos, ciudades y caminos inglesas del siglo XVI relacionadas con la piratería y que dejan ver la organización y funcionamiento de los puertos novohispanos, así como la importancia de abordar este tipo de fuentes en las investigaciones. Por su parte, Clara Elena Suárez Argüello analizó el caso del ataque a Veracruz del pirata Lorencillo en el siglo XVII, lo cual permite conocer el funcionamiento de este puerto y la manera en la que se vio trastocada su cotidianeidad. Respecto al tema de los vínculos con el interior del territorio, se presentaron trabajos como el de Carmen López, quien analizó la organización del espacio y modos de producción como por ejemplo el caso de Valladolid; el de Edurné Farías, que investigó sobre los caminos de Michoacán que comunicaban las costas y las poblaciones del interior del territorio; el de Pedro Urquijo, quien expuso las transformaciones del territorio y sus comunicaciones en la Huasteca Potosina durante el periodo colonial; y el de Gerardo Sánchez Díaz, sobre los cambios en la población de las costas michoacanas a lo largo del siglo XVI, basándose en fuentes tanto documentales como cartográficas. Por último, respecto al tema del territorio, pueden verse los trabajos de Gustavo Garza, quien explicó las transformaciones del paisaje mesoamericano durante el periodo colonial a partir de casos que iban desde la sierra hasta la costa; y el de Igor Cerda, quien explicó las formas en que, durante el periodo colonial, se fueron apropiando y modificando caminos prehispánicos al nuevo sistema. Hubo además tres ponencias magistrales. La que dio inicio al evento estuvo a cargo de Jaime Olveda, quien con su trabajo “Los puertos novohispanos del noroeste” explicó la importancia y necesidad de estudiar los establecimientos portuarios como una forma de entender cómo México ha vivido de espaldas al mar y cómo el hecho de estar rodeado de litorales no lo hizo un pueblo marinero. La siguiente presentación quedó a cargo de Miles Ogborn, quien con su trabajo “Making Conections: Port Geography and Global History” analizó la necesidad de estudiar los establecimientos portuarios como nodos que comunican a los territorios tanto al interior como al exterior, los que deben ser abordados en estudios tanto particulares como generales, y los cuales pueden ser analizados a partir de la estructura del lugar, los mercaderes, los marineros, entre otros. Por último, la presentación que dio fin al evento fue de Guillermina del Valle, en cuyo trabajo, “La centralidad de la ciudad de México y sus conexiones con los principales puertos y centros productivos de Nueva España”, explicó los vínculos y el desarrollo que desde el siglo XVI se establecieron entre los puertos, la ciudad de México, las zonas mineras, así como las ramificaciones territoriales surgidas a lo largo del tiempo; además, explicó el papel de los comerciantes en ese proceso. El evento concluyó con una visita guiada a Pátzcuaro, la cual permitió a los asistentes conocerse mejor, intercambiar opiniones sobre los temas del foro y conocer directamente el paisaje de la zona visitada. Al final del evento, se reiteró lo mucho que falta por investigar sobre el mar, los puertos, los vínculos interportuarios, las relaciones con tierra adentro y las trasformaciones del territorio a partir de los vínculos establecidos entre diversos establecimientos. En nuestra opinión, conviene dar continuidad a este tipo de eventos, así como a las temáticas que se abordaron. La revisión y publicación de los trabajos permitirá compartir las ideas principales y las conclusiones logradas en el evento; además de promover la organización, la formación de vínculos académicos y la difusión de temáticas marítimas y portuarias. Es importante dar a conocer los resultados de la reunión con la intención de despertar el interés de los estudiosos de dichos temas para que se realicen trabajos de investigación de forma conjunta y fomenten la difusión de sus estudios. Por otro lado, también sería conveniente que más instituciones de investigación del país apoyen y promuevan estos trabajos en sus planes de trabajo. Finalmente, un país rodeado de litorales, como es el caso de México, no puede dejar los temas marítimos y portuarios fuera de la reflexión y problemas actuales debido a la importancia que éstos le han significado a lo largo de su historia. Guadalupe Pinzón Ríos Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México Investigaciones Geográficas, Boletín 66, 2008 ][ 179 Normas para los autores Investigaciones Geográfica es una revista científica mexicana, de excelencia en el campo de la Geografía. Los autores que deseen someter a dictamen sus trabajos deberán considerar las normas publicadas y también disponibles en el portal del Instituto, de acuerdo con los siguientes criterios: 1. Los escritos, en original (impreso y en versión digital) y tres copias, deben hacerse llegar al Editor Técnico del Boletín Investigaciones Geográficas, acompañados de una carta donde el autor(res) deberá(n) confirmar que se trata de un trabajo original que no ha sido publicado ni sometido a otra revista, incluso en Internet, a la siguiente dirección: Sección Editorial Instituto de Geografía, UNAM Circuito Exterior Cd. Universitaria 04510 México, D. F. sin el nombre de los autores. Inmediatamente abajo un resumen en español y otro en cualquiera de los idiomas siguientes: inglés, francés o portugués, que no superen las 200 palabras. Asimismo, dos espacios abajo de cada resumen se incluirán palabras clave que revelen la naturaleza del trabajo y cuyo número no supere seis. 5. A lo largo del escrito deben quedar claramente indicados los acápites referidos a introducción, las distintas secciones que constituyen el estudio, la secuencia de las figuras indicadas a lo largo del texto y las conclusiones. En la introducción aparecerá el objetivo del trabajo, la idea central de la investigación y la importancia del tema desarrollado. Se sugiere que la extensión de esta primera parte del texto no rebase las tres hojas. 6. En caso de haber agradecimientos, éstos no ocuparán más de un solo párrafo, después de las conclusiones y antes de las notas. 2. La extensión máxima de los trabajos es de 30 cuartillas incluyendo espacios, texto, resumen, notas, referencias, mapas, figuras, gráficas, tablas y cuadros, a doble espacio y con tamaño de letra de 12 puntos. 7. Las notas que acompañen al cuerpo principal del escrito se numerarán en forma progresiva y aparecerán al final del texto, justo antes de las referencias bibliográficas. Se sugiere elaborar un número mínimo de notas y de corta extensión. 3. En la primera hoja, no incluida en las 30 cuartillas antedichas, llevará el título del trabajo, el nombre completo del autor (es), adscripción institucional, dirección, teléfonos de contacto y correo electrónico, sin abreviaturas y en español. 8. Los mapas, fotografías y gráficas se denominan “Figuras”. Se recomienda a los autores que envíen las figuras en formato digital y en archivos aparte del manuscrito. Si no se cuenta con los archivos digitales, los originales en “camara-ready” y tamaño carta deberán ser proporcionados. Por favor, numere todas las figuras. Las tablas y cuadros se numeran como “Tablas”. Las leyendas, pies de figura o encabezados, deben ser ordenados en archivos aparte. Las fotografías y archivos raster, deben tener No debe añadirse ningún otro texto en esta hoja. 4. En la primera hoja de las 30 que constituyen el texto, debe aparecer, otra vez, el título del trabajo, una resolución de cuando menos 300 dpi con un tamaño no inferior a 20 x 26 cm, en formato TIFF. Cualquier otra ilustración deberá proporcionarse en archivos de Corel Draw, Adobe Illustrator o Freehand. Tambíén se aceptan archivos en formato Postscript Encapsulado (EPS). Las Ilustraciones, mapas y tablas que no reúnan dichos lineamientos no serán aceptados. Las fotografías pueden ser en blanco y negro. Se pueden enviar figuras a color y, según la cotización de estas últimas el costo debe ser asumido por el(los) autor(es). 9. Las referencias bibliográficas deben aparecer al final del escrito, como sigue: Publicación periódica: Córdoba y Ordóñez, J. y A. García de Fuentes (2003), “Turismo, globalización y medio ambiente en el Caribe mexicano”, Investigaciones Geográficas, Boletín, núm. 52, Instituto de Geografía, UNAM, México, pp. 117-136. Publicación no periódica: Luke Gallup, J., A. Gaviria y E. Lora (2003), Is Geography Destiny?, Lessons from Latin America, Stanford University Press/World Bank, Palo Alto, Calif., Washington D. C. Fuentes electrónicas: parecidas a la fuente habitual, pero al final se pondrá entre corchetes [la liga completa y la fecha de consulta], ejemplo: Tort, J. (2004), “Hacia la geografía”, Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, vol. IX, núm. 538, 5 de octubre de 2004. [http://www.ub.es/geocrit/b3w538.htm: 10 de octubre de 2004]. Disco compacto: Aguirre Sacasa, F. X. (2003), Un Atlas histórico de Nicaragua/Nicaragua, An historical Atlas, Colección Cultural de Centro América, [InForma/Conservation Imaging Systems Inc.], edición bilingüe, Nicaragua [cd-rom]. INEGI (2000), México en el siglo XX (panorama estadístico), México [cd-rom]. Dentro del cuerpo del trabajo se preferirá el sistema de referencia usado comúnmente por diversas publicaciones internacionales: Ejemplo (Coll, 2003:75). 10. Las Notas y Noticias son aquellas dedicadas a la divulgación de sucesos, eventos académicos relevantes tanto de la Geografía regional, nacional e internacional, así como de perspectivas de interés geográfico, podrán tener una extensión de hasta tres páginas. 11. Las Reseñas serán críticas y/o informativas de libros recientes. Las primeras serán preferidas en la política editorial del Boletín sobre los libros geográficos o de carácter interdisciplinario, de temas novedosos, de interés social y económico; del ambiente y de la tecnología geográfica, así como de la reflexión teórica, histórica y cultural del territorio. La extensión no rebasará de cuatro páginas. 12. Los editores del Boletín se reservan el derecho de devolver los artículos que no cumplan con las Normas para los autores Norms to authors Investigaciones Geográficas is a peer-reviewed journal. For a paper to be considered for publication, authors should observe the following norms: 1. One original (printed and digital version) and three photocopies of the manuscript must be sent with a letter in which the author(s) state that the paper is a contribution not previously published or submitted to any other journal, including internet, to the following address: Sección Editorial Instituto de Geografía, UNAM Circuito Exterior Cd. Universitaria 04510 México, D. F. 2. We can only consider manuscripts with an extension of up to 30 letter-size pages, double-spaced and using font size 12, including text, figures and references. 3. In addition to the 30 pages mentioned above, authors should send a separate title page that contains the title of the paper, followed by the full name(s) author(s)’s, base institution affiliation, contact address, and telephone number and email address, without abbreviations and all in Spanish Language. No other information should appear on this page. 4. The first page of the submitted manuscript should include the following information: title of the paper on top, followed by two abstracts: one in Spanish and another in either English, French or Portuguese, not to exceed 200 words. In each case, four to six key words should be provided two space lines below the abstract, defining the nature of the paper. Please note: names of authors should not appear on this page. 5. The different sections of the text, including introduction and conclusions, must be clearly indicated. In the introductory part of the paper, the objective of the work, the key issue that the investigation addresses and the importance of the study should be stated. This section should be kept to a maximum of three pages. 6. Acknowledgements, if any, should be included at the end of the paper, after the conclusions and before any notes. 7. Notes should be kept short and to a minimum, numbered progressively and included before the references. 8. Maps, photographs and graphs are named “Figures”. Authors are strongly encouraged to submit figures in digital format separately of the manuscript. If digital files are not included, camera-ready originals should be provided, preferably at full page size. Please number all figures. Tables and charts should be numbered as “Tables”. Captions are to be provided separately. For photographs and other raster files, TIFF images should be used with resolution of at least 300 dpi and 20 x 26 cm of size. Any other illustrations should be submitted as Corel Draw, Adobe Illustrator or Freehand files. Encapsulated Postscript files (EPS) are also accepted. Illustrations, maps and tables which do not meet these guidelines will not be accepted. Black-and-white photographs are acceptable. Color figures may be included, at the author’s expensive. 9. References must appear at the end of the paper, as follows: INEGI (2000), México en el siglo XX (panorama Periodicals: Córdoba y Ordóñez, J. y A. García de Fuentes (2003), “Turismo, globalización y medio ambiente en el Caribe mexicano”, Investigaciones Geográficas, Boletín, núm. 52, Instituto de Geografía, UNAM, México, pp. 117-136. Throughout the text, authors should adhere to the reference system commonly used in many countries. For instance: (Coll, 2003:75). Books: Luke Gallup, J., A. Gaviria y E. Lora (2003), Is Geography Destiny?, Lessons from Latin America, Stanford University Press/World Bank, Palo Alto, Calif., Washington D. C. Electronic sources: Similarly to the usual source, including the website reference between brackets [website reference and date of consultation], as in the following example: Tort, J. (2004), “Hacia la geografía”, Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, vol. IX, núm. 538, 5 de octubre de 2004, [http://www.ub.es/geocrit/b3w538.htm: 10 de octubre 2004]. CD: Aguirre Sacasa, F. X. (2003), Un Atlas histórico de Nicaragua/Nicaragua, An historical Atlas, Colección Cultural de Centro América, [InForma/Conservation Imaging Systems Inc.], edición bilingüe, Nicaragua [cd-rom]. estadístico), México [cd-rom]. 10. The “Notes and Newsletter” are devoted to communicating facts, relevant academic events in the field of Geography at regional, national and/or international levels, as well as insights of interest for geographers. These contributions should not exceed three pages. 11. The “Book reviews” include critical reviews and/or informative descriptions of recently published books. In accordance with the Bulletin’s editorial policy, preference will be given to books addressing geographical or interdisciplinary topics that are either novel or of social and economic interest; focused on the environment and geographic technology as well as on the territory’s theoretical, historical and cultural thinking. These contributions should not exceed four pages. 12. The Bulletin’s editors are entitled to reject any papers that fail to meet the provisions mentioned above. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, núm. 66, fue impreso en agosto de 2008, en los talleres de Impretei, S.A. de C.V. Almería 17, Col. Postal, Del. Benito Juárez, 03400, México, D.F. El tiraje consta de 500 ejemplares, sobre papel couché de 135 grs. Para la formación de galeras se usó la fuente tipográfica Adobe Garamond Pro, en 9.5/10, 10/12, 11.2/12.7 y 16/19 puntos. El diseño, formación y cuidado de impresión estuvieron a cargo de Raquel Martínez Campos, de la Sección Editorial de la Dependencia.
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