Edición Completa - Revista de Ciencias Sociales
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Edición Completa - Revista de Ciencias Sociales
Revista de Ciencias Sociales Nº 31 Segundo Semestre 2013 ISSN 0717-2257 ISSN 0718-3631 La revista de Ciencias Sociales está indexada a: Hispanic American Peridiocals Index (Hapi) Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (REDALYC) y Latindex-Catálogo (Sistema de Información en Línea para Revistas Cientificas de América Latina, El Caribe, España y Portugal). Hasta la edición Nº 15 del año 2005, la Revista de Ciencias Sociales se editaba una vez al año. A partir del año 2006, se edita semestralmente. 1 REPRESENTANTE LEGAL Gustavo Soto Bringas Rector Universidad Arturo Prat DIRECTOR Bernardo Guerrero Jiménez SUBDIRECTOR Víctor Guerrero Cossio EDITORA Miriam Salinas Pozo DIAGRAMACIÓN y ESTILO Ediciones Campvs EDICIÓN WEB Ricardo Díaz Quezada (Imagen Digital) COMITE EDITOR PERMANENTE Dr. Juan van Kessel Browers Universidad Libre de Amsterdam Dr. Juan Podestá Arzubiaga Universidad Arturo Prat. Chile Dr. Bernardo Guerrero Jiménez Universidad Arturo Prat. Chile Dr. Pedro Bravo Elizondo Universidad de Wichita. Estados Unidos Dr. Juan Matas Universidad Marc Bloch de Estrasburgo Dr. José Antonio González Pizarro Universidad Católica del Norte. Chile Dr. Carlos Donoso Rojas Universidad Andrés Bello. Chile 2 Dra. Silvia Citro Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires. Argentina Dr. Alex Espinoza Verdejo Universidad de Tarapacá. Chile Dra. Sonia Reyes Salgado Universidad de Valparaíso. Chile Dr. Patricio Silva Universidad de Leiden. Holanda Dra. Adriana Maya Universidad de Los Andes, Bogotá. Colombia Dr. Herwig Cleuren Universidad de Leiden. Holanda Dr. Patricio Rivas H. Convenio Andrés Bello, Bogotá. Colombia Dr. Ricardo Salas Astrain Universidad Católica de Temuco. Chile. Dra. Jeanne Simon Universidad de Concepción. Chile. 3 La Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo Prat, se publica en forma ininterrumpida desde el año 1992. Nuestro eje central es la reflexión acerca de la realidad del norte grande de Chile, en todas sus dimensiones, entendiendo con ello que la realidad no se puede reducir, a uno u otros aspectos que la integra. Nos interesa generar y socializar el conjunto de conocimientos producto de la investigación social, que nuestros investigadores, sociólogos, historiadores, antropólogos, entre otros, producen. Para una adecuada toma de decisiones, se precisa contar con conocimientos que den cuenta de la compleja realidad del norte grande. Nuestra prioridad es dar a conocer, por la vía de artículos, los avances que se obtienen, en las diversas investigaciones que se llevan a cabo. La Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo Prat, se publica dos veces al año, posee un Comité Editorial compuesto por destacados investigadores nacionales y extranjeros. Da cabida, además, a artículos que, sin referirse necesariamente a nuestro entorno regional, permiten adentrarse en el conocimiento de otras realidades. Bernardo Guerrero Jiménez Director 4 ARTÍCULOS PRESENTACIÓN Bernardo Guerrero Jiménez Bárbara Schausteck de Almeida César Macías Cervantes 7-9 ARTICULOS Arthur Andrade Silva Política com futebol danado: significados politicos do futebol no Brasil 10-22 Tatiana Borín Megaeventos esportivos no Rio de Janeiro: Continuará a cidade, maravilhosa? 23-38 Alex Ovalle Letelier – Daniel Briones Molina “…Producir hombres de cuerpo y carácter”: el fútbol a través de la Revista ZigZag, Santiago y Valparaíso (1905-1912) 39-60 Francisco Javier Parada Dueñas Barras bravas: tensiones y convergencias desde una perspectiva híbrida 61-85 Marcelo Resende Teixeira – Wagner Barbosa Matias – Fernando Mascarenhas O financiamento do esporte olímpico no Brasil: uma análise do ciclo de Londres (2009-2012) 86-110 Ítalo San Martín Marín Plan Estadio Seguro: una intervención biopolíotica a las barras de fútbol 111-124 Débor Paola Di Domizio - Jorge Ricardo Saravi Prácticas deportivas con adultos mayores en la Ciudad de La Plata (Argentina). Una revisión crítica respecto de la implementación local del Programa Nacional HADOB 125-137 Eric Valenzuela Martínez – Carlos Vergara Constela Hacia los imaginarios urbanos de Valparaíso a través del fútbol. Santiago Wanderers El caso de 138-157 5 Daniel Añorve Añorve La actividad física y el deporte en la edificación de una ciudadanía democrática y en los objetivos de desarrollo del milenio: el caso de Guanajuato 158-204 RESEÑA DE LIBROS Hrvoj Ostoic Peric. “Enciclopedia de Iquique. Siglo XIX”. Marcos Calle Recabarren 205-207 6 Presentación Deporte y Sociedad en América Latina El presente volumen de la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo Prat de Iquique, Chile, trata de las relaciones entre deporte y sociedad en América Latina. La realidad del deporte, fue por mucho tiempo tema poco abordado por las ciencias sociales, a pesar de su evidente presencia en la vida cotidiana. Los clásicos como Elias, por ejemplo, ayudaron a modelar un objeto de estudio para esta realidad. Tanto franceses como ingleses, desde variadas posiciones han contribuido a precisar los abordajes tanto teóricos como metodologicos. En América Latina, los aportes de Da Matta y de Archetti, de Brasil y Argentina, entre otros, han ayudado a visibilizar esta realidad en la agenda académica. Los deportes, fueron por mucho tiempo el tema predilecto de literatos y de periodistas deportivos. Ellos fueron los que, a su modo, reflexionaron sobre esta realidad. El cine y la televisión fueron aliados poderosos para mundializar estas prácticas. El uso que los diferentes regímenes políticos, tanto de izquierda como de derecha, le han dado a los deportes, ha sido otro marcaje que no ha pasado inadvertido. Para ello, sólo baste recordar las olimpiadas del 1936. La guerra fría, aportó con lo suyo, al boicotear, ambos bloques, Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas, en las olimpiadas, de Moscú (1980) y de Los Angeles (1984). Sin embargo, la preocupación por los deportes tiene varias posibles interpretaciones. Una de ellas, tiene que ver con la realidad de la globalización y del neo-liberalismo. Ambas producen tremendos impactos por la forma en que se precibe y se consumen los deportes. No es este el lugar para extendese sobre este aspecto. No obstante, la realidad de la crisis de la modernidad y la emergencia de la llamada postmodernidad, el fin de los megarrelatos y la búsqueda de identidad hizo encontrar en los deportes, sobre todo en el fútbol, nuevas formas de identidad. No es que anteriormente no existiese, sino que ahora parecen ser las únicas e irreductibles, adornadas todas con expresiones “más que una pasión, un sentimiento”, etc. En crisis otras formas de identidades como las políticas, por ejemplo, las deportivas parecen llenar ese vacío. El tremendo negocio que se mueve tras el fútbol, el boxeo, el béisbol, el tenis y el básquetbol, por sólo nombres cinco deportes, es otra arista de este fenómeno. Pero hay más. La centralidad de los deportes, y en cada cultura uno más que otros, en América Latina, el fútbol, en Estados Unidos, el básquetbol, el boxeo y el 7 béisbol, ha provocado nuevas formas de sociabilidad. Es el caso de las llamadas barras bravas, la construcción de mega estadios provoca, en algunos casos, un rediseño de la morfología urbana, y con ello la aparición de nuevos fenómenos. Adicionemos el tema de la violencia en los estadios y las formas como tiene el Estado de enfrentarla, son temas que en esta edición se discute. La ausencia de políticas públicas en lo deportivo, y la aparición de enfermedades asociadas a la falta de prácticas deportivas, genera nuevas preocupaciones. Hay aquí una paradoja interesante. Existe un consumo masivo de deporte, pero no prácticas masivas de los mismos. Y es que falta desde la base, desde la escuela primaria y desde los mismos clubes deportivos, políticas que favorezcan el cuidado del cuerpo. En el mundo académico cada vez más, el deporte aparece como tema a discutir. En el reciente congreso de Alas, realizado el año 2013 en Chile, un nutrido grupo de cientistas sociales, se agruparon para reflexionar sobre los desafíos que para nuestras disciplinas les impone el estudio de los deportes. La edición de este número de la revista de Ciencias Sociales, es un esfuerzo de los tres editores que más abajo firman, por ofrecer un conjunto de trabajos que tienen como objeto el mundo del deporte. Se encuentran en esta publicación trabajos que tratan acerca de la realidad de las llamadas barras bravas, como es el artículo de Parada, que se complementa con el del estudio de la violencia en los estadios de San Martín. Ocupa también un lugar de importancia las relaciones entre imaginarios urbanos y deportivos, en este caso del fútbol, como es el caso de Valparaiso y su vínculo con Santiago Wanderes, tal como señala Valenzuela y Vergara. El análisis de la construcción de imaginarios deportivos, realizado a través de estudios de prensa, como la revista Zig-Zag, sirve para entrender como el fútbol, fue lentamente introduciéndose en la subjetivad de los chilenos. Los artículos ya mencionados refieren a la realidad chilena. En el ámbito de las políticas públicas y su relación con la salud, y sobre todo con los adultos mayores, el trabajo de Di Domizio y Saravi, para el caso del Río de la Plata es elocuente para entender el impacto de estas políticas. Para el caso brasileño los tres trabajos ofrecen interesantes perspectivas de análisis. La dimensión política de un club del fútbol en Brasil, las políticas para los eventos mayores y la financiación para el deporte olímpico, son de interés en cuanto permiten calibrar el esfuerzo que realiza el Estado de ese país por inscribir su nombre en el universo internacional del deporte. El trabajo de Añorve finalmente, trabaja las ralaciones no siempre asumidas como tal, aunque evidentes, entre prácticas del deportes y construcción de ciudadanía. 8 En el marco de las democracias modernas, incompletas y a menudos formales, el reto es pasar de una democracia prodidemental hacia una democracia de calidad. Las instituciones deportivas juegan o deberían jugar un rol de importancia. Así, los textos en ese número retratan algunas de las posibilidades de los estudios del deporte en América Latina, lo que nos parece una cordial invitación para el involucramiento de nuevos investigadores en las temáticas que están disponibles en nuestras sociedades y necesitan un análisis profundo de la academia. Bernardo Guerrero Jiménez Universidad Arturo Prat. Iquique - Chile [email protected] Bárbara Schausteck de Almeida Universidade Federal do Paraná - Brasil [email protected] César Macías Cervantes Departamento de Historia Universidad de Guanajuato - México [email protected] 9 “POLITICA COM FUTEBOL DÁ UM FUTEBOL DANADO: SIGNIFICADOS POLÍTICOS DO FUTEBOL NO BRASIL1” Arthur Andrade Silva2 O presente trabalho procura analisar e elucidar os significados políticos do futebol no Brasil. Como uma forma de alcançar esse objetivo, delimitamos os períodos que marcam os movimentos futebolísticos ocorridos no Brasil (o movimento da Democracia Corinthiana e o atual modelo do Futebol Empresa), comparando-os, no sentido, de demonstrar a importância das transformações ocorridas no futebol e na própria sociedade brasileira3. Palavras-Chaves: Sociologia do Esporte, Futebol e Política. This work seeks to analyze and elucidate the political meanings of soccer in Brazil. As a way to achieve this goal, we delimit the periods that mark the football movements occurred in Brazil (the movement of Democracy Corinthiana and the current model of Soccer-Company) comparing them in order to demonstrate the importance of the transformations occurred in football and Brazilian society itself. Keywords: Sociology sport, Football and Politics. En inglés: “Politics and football, explosive mixture: Political meanings of football in Brazil”. En español: “Política y fútbol mezcla explosiva: Significados políticos del fútbol en Brasil”. 2Arthur Andrade Silva é graduado em ciências sociais pela Universidade Federal do Tocantins. Correo electrónico: [email protected] 3 El trabajo que será expuesto a continuación, tiene como objetivo analizar y elucidar los significados políticos del fútbol en Brasil. Para lograr dicho objetivo, delimitamos los períodos que marcan los movimientos futbolísticos ocurridos en Brasil (el movimiento de la Democracia Corinthiana y el actual modelo del Fútbol Empresa), comparándolos, con el fin, de demostrar la importancia de las transformaciones ocurridas en el fútbol y en la propia sociedad brasileña. Palabras Claves: Sociología del Deporte, Fútbol y Política. 1 10 1. INTRODUÇÃO Falar sobre o futebol é pensar na importância que este tem para a sociedade brasileira. No Brasil, a nossa sociedade incorporou a nossa identidade histórica dentro da prática do futebol, como acontece em demais nacionalidades. O estilo que um determinado país se expressa, praticando este esporte, é o retrato da interpretação social deste país. 4 A desenvoltura da ginga, do drible que os jogadores brasileiros expressam a desorganização posta na Casa Grande Senzala entre senhores e escravos, a desordem desordenada que nos fez Brasil, nos dizeres de Freyre é a característica mais identitária do nosso povo, momento que o colocamos para praticarmos este esporte, nos diferenciando de outras sociedades. Neste sentido, o futebol é uma prática de revelação e interpretação de processos culturais e históricos de uma nação5. O presente trabalho busca analisar e elucidar os significados políticos do futebol no Brasil. Entretanto, verificamos como se deram diversas políticas dentro do futebol brasileiro, as políticas dos clubes, federações. Demonstramos as relações e influências das políticas nacionais para com o futebol, resgatando os períodos dos movimentos pela à abertura política que começava nos fins dos anos de 1970 e foi até o período da democratização após 1985. Momentos estes que marcam dois movimentos futebolísticos no Brasil: O movimento da Democracia Corinthiana e o Futebol Empresa. Teremos que recorrer a Damatta (1982)6, quando ele fala dessa relação entre esporte e sociedade, que é uma relação tão interligada entre esses dois espaços. Falar de futebol sem mencionar aspectos políticos, ou falar de esporte sem menção a sociedade, é tão enfadonho, que acabaríamos falando nem de um e nem de outro. Neste sentido poderíamos perceber as influências políticas da 4 O futebol brasileiro como aponta Wisnik (2008), é o elo constitutivo da nossa formação social, sendo ao mesmo tempo veneno e remédio. O nosso caráter imprevisível, da brincadeira, falta de racionalização que criamos para jogarmos futebol pode ser o nosso veneno, pois podemos perceber nas derrotas das copas de 1930, 1934, que levamos times malabaristas e desorganizados em campo. Por outro lado, pode ser considerado também remédio, a nossa elasticidade, surpresa, ginga, este estilo de jogarmos nos caracterizou como o país do futebol, e eternizaram diversos craques, os dois mais marcantes da história futebolística Pelé e Garrincha, e foi desta maneira que consagramos campeões mundiais de 1958, 1962 e 1970. 5 “Sem dúvida, o descaso da comunidade acadêmica com relação ao fenômeno esportivo pode ser considerado um verdadeiro gol contra da sociologia. Afinal, uma disciplina tão atenta e preocupada em estudar a organização social humana não poderia deixar de lado um fenômeno tão penetrante do cotidiano do homem moderno. Por isso, o surgimento, mesmo que tardio, da sociologia do esporte representa metaforicamente um gol decisivo, do tipo que pode modificar todo o rumo de um time que já parecia fadado a permanecer eternamente na segunda divisão” (Helal, 1990: 15). 6 “A literatura acadêmica sobre o futebol brasileiro começou a se constituir no Brasil alguns anos após a publicação do livro “Universo do Futebol: esporte e sociedade brasileira”, organizado por Roberto Damatta e publicado em 1982” (Futebol, jornalismo e ciências sociais: interações. Organização, Ronaldo Helal, Hugo Lovisolo e Antônio Jorge Gonçalves Soares. Rio de Janeiro: EdUERJ, 2011: 07). 11 sociedade dentro do futebol, ou como as influências políticas oposicionistas a sociedade estariam presentes também no futebol. “O esporte faz parte da sociedade, tanto quanto a sociedade também faz parte do esporte. Impossível compreender se uma atividade sem referência a totalidade na qual está inserida. Esporte e sociedade são como as duas faces de uma mesma moeda e não como o telhado em relação aos alicerces de uma casa. Enquanto uma atividade da sociedade, o esporte é a própria sociedade exprimindo se por meio de uma certa perspectiva, regras, relações, objetos, gestos, ideologias, permitindo assim, abrir um espaço social determinado: o espaço do esporte e do jogo” (Damatta, 1982: 23-24). A sociedade passa a ser retrato para o esporte, ou seja, as relações políticas da sociedade passam a ser espelho para o futebol. Segundo Franco Junior (2007), em anos de chumbo, em plena ditadura militar no Brasil, este discurso chegou à camada do futebol brasileiro, nas estruturas dos clubes, na seleção. Os autoritarismos, e mandonismos dos militares eram os discursos dos presidentes dos clubes e federações de futebol no Brasil. Seguindo o mesmo autor, já em meados dos anos de 1970, alguns discursos e práticas da sociedade brasileira eram de oposição a esses modelos, então houve uma popularização em busca de uma democratização nas relações, sendo que o discurso do movimento de alguns grupos da sociedade influía no futebol, originando o movimento da Democracia Corinthiana. E posteriormente o período das conquistas das democratizações, a nova era da sociedade brasileira, a sociedade globalizada, novamente recebeu influência no futebol, resultando no Futebol Empresa. “Estudar o futebol é simplesmente armar a equação entre esporte e sociedade, o jogo está na sociedade tanto quanto a sociedade no jogo” (Damatta, 1982: 23). A metodologia adotada para este trabalho compreende as fontes bibliográficas relacionadas ao futebol, sociologia do esporte e aos movimentos ocorridos no futebol no Brasil: Democracia Corinthiana e Futebol Empresa. Disponíveis em livros: Socrates e Gozzi (2002); Florenzano (2010), Franco Junior (2007) e Guterman (2010). 12 2. SÍMBOLO DE LIBERDADE DENTRO DO FUTEBOL BRASILEIRO 2.1. DEMOCRACIA CORINTHIANA Segundo Sócrates e Gozzi (2002)7, o movimento da Democracia Corinthiana8 foi uma experiência liderada por alguns jogadores e diretores do próprio clube, tornando-se como a grande inovação futebolística do ano de 1982. Esta que veio a se opor, contra todos os ares de mandonismos, autoritarismos que os dirigentes de clubes tinham na relação como os atletas. No caso específico no clube Corinthians. Podemos afirmar que este movimento, surge para afastar os modelos paternalistas, expressos pela autoridade determinante dentro de uma hierarquia superior. Buscavam o discurso da autogestão, onde atletas e dirigentes poderiam ter uma relação de entendimento para resolver as questões. Logo, os mesmos autores Sócrates e Gozzi (2002), consideravam o movimento da Democracia Corinthiana ligado a aspectos políticos, sociais, culturais e esportivos, que agitava a estrutura do futebol e dos clubes. O Corinthians entrava em campo com faixas em prol da redemocratização do Brasil, a camisa do time passou a ser usada como propaganda das campanhas pela abertura política. Entretanto, é recorrente deduzir o movimento Corinthiano como influente dos movimentos políticos em torno da busca da redemocratização em nosso país. Segundo Florenzano (2010), Alguns jogadores intelectualizados como: Sócrates, Casagrande, Wladimir eram pivôs deste processo democrático dentro do clube Corinthians. Para Sócrates e Gozzi (2002), o publicitário Washington de Olivetto, contratado pelo clube para prestar serviços de publicidade, criou o nome “Democracia Corinthiana”. Segundo os dados dos autores, foi realizada uma palestra, no auditório da Pontífice Universidade Católica de São Paulo, no segundo semestre de 1982. Esta tinha como objetivo um debate entorno de uma democratização maior no futebol brasileiro, momento que foi criado o nome do movimento Corinthiano. Segundo 7 Democracia Corintiana: a utopia em jogo, livro escrito por Sócrates e Ricardo Gozzi. O primeiro formou-se em medicina pela Universidade de São Paulo campus de Ribeirão Preto, ex-jogador de futebol, o segundo é jornalista. 8 “A Democracia Corinthiana atraiu simpatizantes e detratores, e, três décadas depois, ainda é um assunto debatido com paixão nas rodas de futebol. Mais que um registro histórico, democracia corinthiana mostra ser possível romper com o atual modelo retrógado e corrupto do futebol brasileiro, para enfim, moraliza-lo” (Sòcrates e Ricardo Gozzi. Democracia Corintiana: a utopia em jogo. São Paulo: Boitempo, 2002). 13 Florenzano (2010), neste período o clube Corinthians já desfrutava do discurso da Democracia em suas relações entre comissão técnica, departamento de futebol e jogadores. O clube vivia numa Democracia interna, de poucos alardes por parte da imprensa. “Foi na esteira do histórico do movimento das Diretas-Já, que nasceu a Democracia Corinthiana. Se alguém o inventou não foi alguém. Foram alguéns. Muitos alguéns, a começar pelo Doutor Sócrates, por Wladimir, por Casagrande e por Adilson Monteiro Alves, indiscutivelmente. Washington Olivetto teve a sacada de pegar a expressão à unha, assim que a ouviu num debate na PUC, proferida por este que vos escreve” (JUCA KfourI, 2002, apud Sócrates e Gozzi, 2002: 11). Para Florenzano (2010), o ideário do movimento democrático Corinthiano consistia em superar o estilo de jogo da equipe. De acordo com o movimento o futebol não teria que ser jogado imperando a força física atlética, uma vez que o futebol deveria ser praticado também como uma forma de reflexão. Não adiantaria ter um bom preparo físico, raça, força de vontade e não ter inteligência tática, inteligência libertária para pensar a melhor jogada, um lance, drible, habilidade, categoria. “De todos os fatores políticos, filosóficos e esportivos que contribuíram para a existência da Democracia Corinthiana, um deles em especial contribuiu para dar um fôlego extra ao projeto: os títulos. Por mais alienado que seja um torcedor, ele sabe que nada no futebol resiste sem bons resultados. Mais difícil ainda é sustentar um movimento revolucionário como a Democracia Corinthiana sem a obtenção de resultados e títulos satisfatórios. Na opinião de Sócrates, os títulos foram importantíssimos para a longevidade do processo ideológico empregado no Corinthians democrático. Casagrande destaca que nada no futebol é tão importante quanto resultado: “Se não tivéssemos conquistado os títulos que conquistamos e não tivéssemos mostrado o futebol que sempre mostramos dificilmente a Democracia Corinthiana teria avançado tanto” (Sócrates e Gozzi, 2002: 170). 14 No entanto, notamos que a Democracia Alvinegra9 se origina no departamento de futebol, ou seja, tudo que se refere ao elenco do time, as contratações de jogadores, a comissão técnica são planejamentos do próprio departamento. É nesta relação entre o dirigente de futebol (responsável pelo departamento de futebol) e jogadores, onde evidentemente o discurso da Democracia Corinthiana aparece com maior ênfase. Entretanto, a necessidade maior deste movimento parte dos jogadores, ideia que na época foi acolhida pelo sociólogo Adilson Monteiro Alves (dirigente do departamento de futebol). Segundo Florenzano (2010), os jogadores lutavam por melhores condições de ambiente de trabalho, na escolha coletiva de seus companheiros de trabalho e tudo que era direcionado a prática de futebol deveriam ser decisões tomadas no âmbito da coletividade. Os coletivos dos jogadores só opinavam no departamento de futebol, enquanto os demais departamentos eram destinados a administração. Os jogadores não participavam dos planejamentos dos lucros do time, isto era a função do departamento financeiro do clube, a não ser em relação aos bichos10, momento que os jogadores entravam em acordo para dividir o valor dos bichos entre eles. “Participação na escolha do técnico, participação na estratégia de jogo decidida pela equipe, participação na contratação e dispensa dos integrantes do elenco do time, participação na elaboração das normas disciplinares, participação nas decisões se os jogadores se concentrariam11 ou não, e por fim, participação sobre as questões sociais que o país estava vivenciando” (Florenzano, 2010: 40). Constatamos que a Democracia Corinthiana se deu no âmbito entre jogador x dirigente, e dirigente x presidente. Os dirigentes tinham mais autonomia para gerir seus departamentos, o presidente não era o centralizador de tudo, o diálogo era traçado entre os três: jogadores, dirigentes e presidente do clube. Uma democratização administrativa, ou seja, a autogestão administrativa. “Alvinegro: nome que é dado ao Corinthians e a todos os clubes que têm as cores branca e preta na sua bandeira e na camisa de seus jogadores” (Penna, 1998, 39). 10 “Bichos é a gratificação que o clube ou entidade (no caso de uma seleção) dá aos jogadores nas vitórias (e mesmo nos empates difíceis). Ou seja, uma deformação paternalista do futebol profissional brasileiro, já que os jogadores, em tese, recebem salários para cumprir uma tarefa: vencer o adversário” (Penna, 1998: 56). 11 “O fim da concentração tinha como principio de que havendo responsabilidade e maturidade, não é preciso a vigilância, a atitude que caracteriza um autoritarismo” (Adilson, Travaglini, Sócrates, Gazeta Esportiva, 1982, apud Florenzano, 2010: 292). 9 15 “Tudo o que dizia respeito ao grupo ia a voto, se fosse colocado na mesa tal companheiro deve ou não sair do grupo? A gente votava. Tudo era votado sem nenhuma máscara. Se fosse determinada a saída de alguém, a pessoa sairia. A diretoria cuidaria dos detalhes burocráticos da transferência. Isso também acontecia com as contratações. Para contratar um jogador novo, a diretoria geralmente apresentava uma lista com três nomes e nós escolhíamos” (Sócrates e Gozzi, 2002: 119). O movimento da Democracia Corinthiana não passou despercebido pela crítica12. A maioria dos jornalistas, juntamente com a ditadura, taxava o movimento como símbolo de jogadores descompromissados13. A crítica se dava também pelos próprios colegas de elenco deste movimento, tendo influências dos dirigentes passados, que abominavam esta concepção auto-gestora. “As críticas contra a Democracia Corinthiana eram compreensíveis. Pois nenhuma experiência de movimento social coletivo se determina sem contradições, divergências ou tensões internas” (Florenzano, 2010: 211). “O bom encontro entre Adilson Monteiro e o grupo de atletas mudaria a historia do Corinthians e, por extensão, a do futebol brasileiro. Ao invés de reeditar uma estrada tantas vezes percorrida rumo á pirâmide hierárquica, aquele jovem e ousado diretor, vestindo jeans e usando barba, propunha se suprimir a distancia entre dirigentes e dirigidos, assegurar o livre debate de ideias e instalar o circulo democrático através do qual, em conjunto, todos os envolvidos começavam a esboçar os contornos da nova geometria do poder. Enquanto jornalistas e torcedores consideravam no uma incógnita, os jogadores em geral, e Sócrates em particular, agora não tinham mais nenhuma dúvida: Ele é um dos nossos” (Florenzano, 2010:180). “O Corinthians é hoje um clube igual a certos países socialistas, onde você conhece apenas o que há de bom, pois só isso é mostrado e divulgado” (A Gazeta Esportiva, 23 de março de 1984, apud, Florenzano, 2010: 426). 13 Segundo Florenzano (2010), a imprensa referiam-se á alguns jogadores: o Casagrande, o jogador com uma condição de hippie, com valores da contracultura, demonstrava o seu inconformismo político e até neste momento se posicionava favorável na proposta de descriminalização das drogas, era estigmatizado como um jogador problema. O Dr. Sócrates, dizia-se que ele bebia o dia inteiro e só falava em politica. Ao Wladimir que era negro e que só lutava contra o racismo. A imprensa e a ordem política considerava a Democracia Corinthiana como uma farsa, indagando, como se pode ter uma democracia, restrita á um grupo restrito? (Adilson, Sócrates, Wladimir e Casagrande). 12 16 Muito importante para a Democracia Corinthiana foi o movimento operário, no fim da década de 1970, que reunia trabalhadores em greves imensas, que exigiam melhores condições para os trabalhadores das fábricas. Segundo Florenzano (2010), a Democracia Corinthiana pegava carona com todos esses ares de soberania popular. Os jogadores e dirigentes perceberam que governar um time de futebol consistia em dar abertura para o diálogo entre as duas partes. Após a Democracia Corinthiana, não ouvimos falar mais neste movimento em algum outro time. Depois que conseguimos a abertura política, a redemocratização de nosso país, os ecos e manifestações por busca de democracia foram subtraídos, pois a quebra da ditadura nos tornou uma sociedade democrática, o ideário era manter este modelo. O esporte quanto mais se aproximava da atividade política, cada vez mais tornava os atletas politizados. Ou seja, os jogadores estabeleciam uma relação entre os movimentos sociais e políticos da sociedade. O atleta reconhecia os seus direitos, seja na esfera social do país ou no espaço do esporte. Portanto, o ponto chave para estremecer a estrutura de poder imposta, são as intercomunicações que tematizam as defesas das causas coletivas e sociais. Por isso, essa relação entre política e futebol, ou política com esporte é “danada”, momento em que o esporte se torna mecanismo de representação política de um determinado grupo. O emblema do futebol depois da abertura política não se daria mais pela democratização nas relações futebolísticas, mas sim por outro modelo, por uma nova forma de organizar o futebol: o futebol empresa. O futebol enquanto empreendimento, cujo objetivo principal era o lucro. 3. O FUTEBOL NO CONTEXTO DA GLOBALIZAÇÃO 3.1. FUTEBOL EMPRESA Ao mesmo tempo em que se processava uma transição política para a democratização no nosso país, o futebol também vivia esta transição. Inúmeras manifestações ocorreram no nosso país em busca do controle civil. No futebol isto foi expresso, pelo movimento da Democracia Corinthiana. Nota-se assim, uma passagem do futebol democrático para o futebol empresa. Do mesmo modo que, a sociedade se reorganizava das turbulências ditatoriais, e adaptava-se as novas eras, que acompanhavam as aberturas democráticas, ou 17 seja, a famosa globalização que acompanhava o cenário desta nova década de 1990. Podemos considerar o contexto da globalização como influência do futebol empresa. A globalização é a nova característica da modernização da sociedade brasileira, neste período. A mentalidade liberal e mercantil transformou o futebol em um negócio mundial. Segundo Guterman (2010), os grandes craques dos clubes passaram a ser cobiçados pelo mercado europeu de futebol, sempre com muito dinheiro. O futebol torna-se uma relação comercial de transações mercadológicas movimentando um grande montante monetário. No entanto, torna-se necessária uma organização para gerir o futebol nestes moldes comerciais, o qual se denomina futebol empresa. Essa forma de organização do futebol assume um caráter administrativo, de empreendimento, que se organiza para a comercialização, ou seja, a venda da mercadoria: o jogador. O clube teria que saber render esta venda, objetivando o repasse do lucro para a própria melhoria do clube. Por isso o futebol empresa, torna-se como modelo ideal para gerenciar as comercializações do clube. Pode-se observar a modernização que ocorre no futebol. São inúmeras inovações tecnológicas que abrangem os clubes, tais como, melhoramentos físicos nas estruturas destes. Entretanto, esta “modernização” futebolística é bastante contraditória. Porque os dirigentes dos clubes continuavam com práticas passadas de mandonismos, ideia esta contrária ao ideário de modernização no futebol14. O futebol era moderno, um grande fluxo de movimentação financeira circulava a cada dia. O mercado europeu de futebol definia-se como exemplo de globalização. Os melhores jogadores de diversos países reuniam-se ali, porém o futebol não deixou de possuir suas práticas desmoralizantes. As atitudes de poder eram as mesmas da época da ditadura. Ricardo Teixeira presidente da CBF desde 1989 á 2012, “envolveu-se em diversos escândalos administrativos, sobretudo em relação a contratos de publicidade obscuros. A esse propósito, formou no congresso a chamada “bancada da bola”, integrada por parlamentares que eram a “tropa de choque” dos interesses da CBF. Foi á bancada que esvaziou as tentativas de investigar as suspeitas sobre os contratos” (Guterman, 2010: 233). “Em 1997 estourou o escândalo Ivens Mendes, em que o então chefe da comissão de árbitros da CBF, Ivens Mendes, foi flagrado pedindo dinheiro a cartolas e sugerindo que poderia arranjar resultados no campeonato Brasileiro. Ninguém, com exceção de Mendes, foi punido, e a CBF aproveitou a ocasião para anular o rebaixamento de Fluminense e Bragantino, ocorrido no ano anterior” (Guterman, 2010: 253). “Em 1996 o descenso de Fluminense e Bragantino foi cancelado sob alegação de arbitragens suspeitas e prejudiciais aos dois clubes, cujas diretorias possuíam intimas relações com os salões da CBF e os gabinetes de Brasília. Só em 1997, após repetir campanha pífia, o Fluminense seria rebaixado para segunda divisão. Em 1999 foi a vez do Botafogo recorrer aos bastidores, o que provocaria o rebaixamento do Gama. O clube brasiliense recorreu á justiça comum e conseguiu o direito de disputar o campeonato de 2000. A virada de mesa atingiu seu ponto máximo” ( Franco Junior, 2007: 156). 14 18 A crise futebolística aparece quando percebemos que no futebol jogado nesta nova era globalizada, fez-se com que perdêssemos a nossa identidade própria de jogador brasileiro. Este período é marcado pelas grandes tecnologias que influem na capacidade dos jogadores. Parafraseando Guterman (2010), o jogador do período do futebol empresa não recria por si só à arte de jogar bola, de encarnar a ginga e malandragem, a malícia do jogador brasileiro, como pensou Gilberto Freyre15, ao descrever o jogador de futebol brasileiro. A crise futebolística vem quando o jogador é produto de uma escola global de futebol, onde a sede é a Europa. 4. CONSIDERAÇÕES FINAIS Os significados políticos do futebol no Brasil são de grande relevância para compreendermos o papel que o futebol representa para a sociedade brasileira. Mas, a maior significação política do futebol brasileiro foi estudar os movimentos futebolísticos ocorridos no Brasil, juntamente com os aspectos sociais e políticos da sociedade brasileira. O futebol empresa apresenta-se como um esporte com pouca qualidade técnica. Os velhos modelos retrógrados de cartolas ditadores e vitalícios retornam a este modelo de futebol, a corrupção assolava este momento, seja por parte das federações, clubes, até escândalo de armações de jogos por parte da arbitragem surgiram. Futebol empresa, futebol global, mercadológico e moderno, mas que continuava pregando as velhas atitudes podres do futebol brasileiro. O que é fato, e relevante, é que dessa forma, o futebol empresa pouco recebeu as influências da Democracia Corinthiana, levando consigo um caráter corruptor do espaço futebolístico. O futebol empresa é o modelo atual, presente nas relações futebolísticas hodiernas. O esporte caracterizado como ópio do povo é a grande questão de análise crítica do fenômeno esportivo. Para os sociólogos críticos, o esporte seria como instrumento de política de Estado para desviar a atenção do povo. Parafraseando Damatta (1982), ópios são aquilo que desviam a atenção, são capazes de entreter a massa no sentido em que ela não perceba que está sendo enganada. 15 No prefácio do livro O Negro no Futebol Brasileiro de Mário Filho, Gilberto Freyre saúda a participação do negro no futebol e consequentemente brava a miscigenação no futebol brasileiro, considerando agora o início do futebol nacional, jogado pelo povo brasileiro. 19 Entretanto o esporte também se desvirtua deste contexto de dominação, de ópios. Tornando-se como elemento de resistência cultural e política. O exemplo maior disso foi o movimento da Democracia Corinthiana, momento que o esporte se apresentou como de suma importância para a politização dos esportistas e torcedores. O maior resultado deste estudo são estas compreensões sociopolíticas que o futebol adquiriu na sociedade brasileira. Delimitar os períodos do futebol no Brasil, relacionando-os com as conjunturas políticas e sociais é propósito interpretativo tanto de uma sociologia do esporte, quanto de uma análise política no sentido mais amplo, a fim de compreender as relações entre a sociedade e futebol no Brasil. Sociologia do esporte esta que é uma ramificação dentro da área de estudo da sociologia. A compreensão e análise, a busca pela pesquisa dos fenômenos esportivos enquanto fenômenos sociais é a razão desta ciência do esporte. REFERÊNCIAS Damatta, R. (Org.) 1982 “Universo do Futebol: esporte e sociedade brasileira”. Pinakotheke; Rio de Janeiro, Brasil. Filho, Mário 2003 “O negro no futebol brasileiro”. Mauad; Rio de Janeiro, Brasil. Franco Junior, Hilário 2007 “A Dança dos Deuses: Futebol, Cultura, Sociedade”. Companhia das letras; São Paulo, Brasil. 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Marques, Carlos José 2003 “O futebol em Nelson Rodrigues: o obvio ululante, o Sobrenatural de Almeida e outros temas”. EDUC/FAPESP; São Paulo, Brasil. Penna, Leonam 1998 “Dicionário Popular de Futebol: O ABC das arquibancadas”. Nova Fronteira; Rio de Janeiro, Brasil. Rodrigues, Décio Luiz José 2003 “Direitos do Torcedor e temas polêmicos do futebol”. Rideel; São Paulo, Brasil. Santos, Luis Tolosa 1990 “Futebol Empresa e a Democracia Corinthiana”. Dissertação de Mestrado. Ciências Sociais. Unicamp; Campinas, Brasil. Socrates e Ricardo Gozzi 2002 “Democracia Corintiana: a utopia em jogo”. Boitempo; São Paulo, Brasil. Wisnik, José Miguel 2008 “Veneno Remédio: O Futebol e o Brasil”. Companhia das Letras; São Paulo, Brasil 21 Recibido: Marzo de 2013 Aceptado: Septiembre de 2013 22 MEGAEVENTOS ESPORTIVOS NO RIO DE JANEIRO: CONTINUARÁ A CIDADE, MARAVILHOSA? Tatiana Borin1 O Brasil está em um momento de grande visibilidade mundial, visto que sediará os dois maiores eventos esportivos da atualidade: a Copa do Mundo de Futebol FIFA, em 2014, e os Jogos Olímpicos, em 2016, na cidade do Rio de Janeiro. Este trabalho tem por objetivo discutir criticamente para quais propósitos tais megaeventos esportivos estão sendo realizados no Brasil, especificamente no Rio de Janeiro. Para isso, foi realizada uma análise documental seguida de crítica a partir do materialismo histórico dialético. Foram utilizados documentos de organismos nacionais, além de notícias de jornais, sítios da internet e o dossiê da Articulação Nacional dos Comitês Populares da Copa (ANCOP). Nossa sistematização apontou que tais megaeventos têm servido aos interesses dominantes, com concentração de recursos em determinadas áreas e desrespeito aos Direitos Humanos. A organização dos comitês locais da copa e da ANCOP é um importante avanço na luta contra as políticas de criminalização da pobreza nas suas diversas formas de ataque2. Palavras-chave: Megaeventos Esportivos; Rio de Janeiro; Copa do Mundo; Jogos Olímpicos; Olimpíadas. Brazil is in a time of great global visibility, as they host the two biggest sporting events of today: World Cup Soccer FIFA in 2014 and the Olympics in 2016 in the city of Rio de Janeiro. This paper aims to critically discuss what purposes such mega sporting events are being held in Brazil, especially in Rio de Janeiro. For this, a document analysis followed criticism from the dialectical historical materialism was performed. National bodies documents were used in addition to 1 Licenciada em Educação Física pela Universidade Federal do Rio Grande do Sul/Brasil. Brasil se encuentra en un momento de gran visibilidad global, cuando reciban a los dos eventos deportivos más importantes de la actualidad: la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016 en la ciudad de Río de Janeiro. Este trabajo tiene como objetivo discutir críticamente qué propósitos tales grandes eventos deportivos se celebran en Brasil, especialmente en Río de Janeiro. Para ello, un análisis de documentos seguido las críticas de los que se realizó el materialismo histórico dialéctico. Documentos nacionales de control se utilizaron además de los informes periódicos, sitios web y archivos de la Coordinación Nacional de los Comités Populares de la Copa (ANCOP). Nuestra sistemática señalaron que esas grandes eventos han servido a los intereses dominantes, concentración de recursos en ciertas áreas y desprecio por los derechos humanos. La organización de los comités locales de la Copa y ANCOP es un avance importante en la lucha contra las políticas de criminalización de la pobreza en sus diversas formas de ataque. Palabras clave: Grandes eventos deportivos; Río de Janeiro, Copa del Mundo, Juegos Olímpicos. 2 23 newspaper reports, web sites and file of the National Coordination of Popular Committees Cup (ANCOP). Our systematic pointed out that such mega events have served to dominant interests, concentration of resources in certain areas and disregard for human rights. The organization of local committees Cup and ANCOP is an important advance in the fight against the policies of criminalization of poverty in its various forms of attack. Keywords: Sports mega events; Rio de Janeiro; Football World Cup; Olympics. CONSIDERAÇÕES INTRODUTÓRIAS Os olhos do mundo estão voltados para o Brasil – pelo menos no que tange ao cenário esportivo. Nos próximos anos, o país sediará os dois eventos esportivos com maior impacto mundial da atualidade: os Jogos Olímpicos de verão e a Copa Mundial de Futebol – FIFA. Diferentes quanto ao número de sedes (a Copa do Mundo contará com doze sedes espalhadas por todo seu território e os Jogos Olímpicos terão como sede a cidade do Rio de Janeiro), os dois megaeventos assemelham-se com relação ao investimento “no esporte” (sem, contanto, apresentar a discussão em qual esporte) e aos impactos produzidos na sociedade brasileira. Desde a escolha do Brasil como sede de ambos, muito se tem questionado acerca da real possibilidade (em termos políticos, econômicos e estruturais) de sucesso destes eventos. Diante disso, este trabalho questiona as consequências que a realização de tais megaeventos traz consigo. No século XXI, o esporte (como um todo, mas a faceta do alto rendimento em especial) ainda tem sido utilizado com fins políticos e econômicos e os megaeventos esportivos reinventam-no, representando um momento de “pão e circo” à grande massa da população. No Brasil, este cenário mundial repete-se. Vivemos em um país de dimensões continentais que é mundialmente reconhecido por ser “o país do futebol”, porém, para a maioria dos brasileiros, tal relação com o esporte (como um todo) e com o futebol (em específico) se dá de maneira muito diferente do que “os olhos mundiais” podem enxergar. A cada estrela bordada sobre o brasão da camiseta da seleção (masculina de futebol) há muitas histórias que se escondem nas sombras. Como não citar, por exemplo, a Copa do Mundo de 1970 e as inúmeras relações com torturas, mortes e violência ditatoriais? E agora, de forma mais recente, os Jogos Pan Americanos no Rio de Janeiro, em 2007, e a não instalação (através de manobras políticas da prefeitura fluminense à época) da CPI para investigar as denúncias de má gestão de recursos públicos já que esta “mancharia a imagem da cidade e comprometeria a realização do Pan” (Thuswohl, 2007, sem página). 24 Apresentamos, então, o objetivo deste trabalho: discutir criticamente para quais propósitos têm sido construídos os megaeventos esportivos no Brasil, especificamente no Rio de Janeiro. Dentro desta discussão, abordamos alguns dos impactos econômicos e sociais produzidos e/ou modificados por causa de tais megaeventos. O presente estudo privilegia o método da análise documental, a qual será seguida de crítica a partir dos referenciais teóricos expostos mais adiante, de forma a discutir as relações existentes entre os dados apresentados. Podemos citar, de um modo geral, a utilização de documentos de organismos nacionais (como o Tribunal de Contas da União, por exemplo). Para a análise crítica, sobressaíram neste estudo notícias publicadas em jornais de grande circulação nacional, sítios da internet (principalmente mídia alternativa) e o dossiê da Articulação Nacional dos Comitês Populares da Copa (ANCOP). Para a busca de tais documentos, utilizamos um recorte temporal do ano de 2007 até novembro de 2012, o qual abarca o período de realização dos Jogos Pan-Americanos no Rio de Janeiro, a escolha do Brasil enquanto sede dos megaeventos e algumas de suas primeiras consequências – considerando que o limite final deu-se pela finalização do presente estudo. Durante todo este estudo, as críticas e relações são realizadas sob a perspectiva marxista, fundamentada no materialismo histórico dialético. Entendemos que os fenômenos não podem ser entendidos como acontecimentos isolados, mas a partir de um processo historicamente construído, o qual afeta a forma como a realidade é compreendida e modificada. Para tudo há um contexto histórico, uma relação social que originou (e talvez, proporcionou) tal ocorrência. Tal entendimento também se aplica aos megaeventos esportivos. ESPORTE, MEGAEVENTOS E SOCIEDADE O esporte é um elemento da cultura corporal que, como toda manifestação cultural, é produzido e modificado pelo homem e, conforme Penna (2011: 67), desde suas origens “encontra-se atrelado às normas e imposições que passam pelo controle e pelas transformações colocadas em curso pelo capitalismo”. De “ópio do povo” até “salvação da humanidade” o esporte (enquanto fenômeno social) passa, diariamente, por inúmeras significações diante dos muitos assuntos que podem a ele, ser subjugados. Cientes disto, elucidaremos, então, qual o nosso entendimento com relação ao esporte: 25 “O esporte, como prática social que institucionaliza temas lúdicos da cultura corporal, se projeta numa dimensão complexa de fenômeno que envolve códigos, sentidos e significados da sociedade que o cria e o pratica. Por isso, deve ser analisado nos seus variados aspectos [...]. Sendo uma produção histórico-cultural, o esporte subordina-se aos códigos e significados que lhe imprime a sociedade capitalista e, por isso, não pode ser afastado das condições a ela inerentes [...].” (Coletivo de Autores, 1992: 70). O homem, dentro da sociedade capitalista, assume um papel de dominação (burguês) ou subordinação (proletário). Para que tal dominação seja eficiente e contínua, a coerção e o consenso (através da hegemonia de ideias) são constantemente utilizados. Além de disseminar a hegemonia burguesa através dos seus métodos de conciliação, o esporte tem papel em estimular a individualidade e a criação indiscriminada de novas necessidades de consumo (Penna, 2011: 70). Esta individualidade estimulada vem preenchida com muitos pressupostos nacionalistas, de pertencimento a um determinado grupo e/ou local. Estimulação a novas “necessidades”, nacionalismos, propagação da hegemonia dominante, alienação do proletariado, entre outras, são características do esporte que se encontram maximizadas com os megaeventos. “Contando com volumosos recursos públicos e privados, e dispondo de fabulosa cobertura midiática, os megaeventos esportivos se tornaram, nas últimas três décadas, em uma das estrelas principais da atual ‘sociedade do espetáculo’. Considerando basicamente os Jogos Olímpicos de Verão e as Copas do Mundo de Futebol Masculino, estamos diante de eventos cuja globalidade não se mede apenas pela mobilização de praticamente todas as nações do mundo, afiliadas às respectivas entidades organizadoras internacionais e desejosas de participação nos certames; trata-se de constatar a dimensão simbólica adquirida por tais eventos, capazes de atrair as atenções em todo o planeta, promovendo fantásticos rituais periódicos, sem parâmetro de comparação com nenhum outro fenômeno social.” (Mascarenhas, 2009: 506). Também podemos trazer a utilização dos megaeventos como porta de entrada para empresas multinacionais nos novos mercados consumidores. Com o consentimento e promoção de órgãos como FIFA (Federação Internacional de Futebol Associado) e COI (Comitê Olímpico Internacional), a “necessidade” de novas instalações e participação no mundo globalizado impunha-se diante de diversos países como Brasil e África do Sul – e o governo destes, acena 26 afirmativamente a estes projetos, conforme foi ensinado a fazer, inclusive aplicando muitos dos seus recursos financeiros. Diante de tantas “oportunidades” os países realizam verdadeiras batalhas políticas para ganhar a chance de sediar algum destes eventos. Para a população em geral, as impressões que surgem antes da realização dos jogos são de aumento de oportunidades, chances de conhecer os grandes “heróis” esportivos da atualidade e melhoria da organização urbana. Mais adiante poderemos visualizar se as impressões são condizentes com a realidade. OS MEGAEVENTOS E SUAS CONSEQUÊNCIAS NO RIO DE JANEIRO A vinda dos megaeventos está, a cada dia, alterando a paisagem urbana de nossas cidades com suas obras e organização, mas não só isto. De forma a mostrar ao mundo uma imagem bonita e sadia, o governo vem realizando “limpezas” em toda área periférica e de favelas das grandes cidades brasileiras. Muitos são os fatores alterados com a vinda dos megaeventos. Dentro desta pesquisa discutiremos, então, os que possuem maior visibilidade (pelo grande contingente populacional afetado) atualmente. SEGURANÇA PÚBLICA E VIOLÊNCIA Uma das prioridades dos organizadores de megaeventos esportivos é garantir a segurança pública. No contra fluxo, a violência no Brasil tem atingido níveis alarmantes. Em um estudo de 2012, temos que “em um ranking de 92 países do mundo, apenas El Salvador, Venezuela e Guatemala apresentam taxas de homicídio maiores que a do Brasil (44,2 casos em 100 mil jovens de 15 a 19 anos)” (Costa e Jeronymo, 2012, sem página). Sob o pretexto do “combate ao tráfico”, inúmeras mortes e outros atos de violência vêm orquestrando-se nas nossas cidades. Em maio de 2007 mais de mil policiais (entre civis, militares e de operações especiais) invadiram o Complexo do Alemão (aglomerado de favelas carioca, situado próximo ao Estádio Mário Filho – Maracanã), carregados de armas militares, aterrorizando os cerca de 200 mil moradores. A ação, que ficou conhecida como “Massacre no Complexo do Alemão”, teve sua culminância no dia 27 de junho – dias antes do início dos Jogos Pan Americanos, e dela resultaram inúmeros mortos e feridos3. Segundo os dados oficiais, 42 mortos e 80 feridos, porém “um levantamento realizado pela reportagem indica cerca de 50 mortos, 10 desaparecidos e aproximadamente 100 feridos. Uma média de quase três vítimas por dia”. (SALLES, Marcelo. A chacina do Complexo do Alemão. A Nova Democracia. Rio de Janeiro, 3 27 Com repercussão internacional, a ocupação das favelas cariocas, com objetivo de instalar as Unidades de Polícia Pacificadora (UPP’s), tem vitimado um número incontável de moradores que não mantinham nenhuma relação com o tráfico – incluindo crianças, adolescentes e idosos. As ocupações de morros continuaram nos anos seguintes e ainda constituem-se enquanto política de segurança do governo. Para os moradores das áreas ocupadas, os danos não acabam nas mortes e ferimentos de pessoas sem qualquer culpa criminal - conforme nos mostra o dossiê de Articulação Nacional dos Comitês Populares da Copa: “As ações realizadas nas favelas do Complexo do Alemão [...] pelas polícias militar e civil, Exército e Marinha e a permanência da ocupação militar do local são parte do plano maior de segurança que também coloca em risco os direitos dos moradores das comunidades afetadas, com práticas como a busca e apreensão no interior das residências sem mandado judicial, revistas vexatórias de pessoas sem indicação de delito, toque de recolher e imposição de “regras especiais”, como a necessidade de aviso e permissão prévia para realização de quaisquer reuniões privadas com número de convidados além de um certo limite. Apesar do elo nem sempre ser expresso na mídia e na fala dos representantes do Poder Público, em recente entrevista o diretor de Produtos e Destinos da EMBRATUR defendeu as ações como parte da construção de uma imagem positiva do Brasil no exterior de modo a alcançar o pleno aproveitamento do potencial turístico dos megaeventos.” (ANCOP, 2012: 89). A secretária geral do Instituto Carioca de Criminologia, Vera Malaguti Batista (2011, sem página) esclarece as ocupações de favelas: “Temos uma avaliação totalmente negativa de uma ocupação bélica das favelas. É uma estratégia para fazer uma higienização da cidade para os grandes negócios transnacionais olímpicos e futebolísticos”. Na sequência da entrevista, ela esclarece o termo ‘pacificação’ e traz dados: “’Pacificação’, para quem conhece a história do Brasil, equivale a ‘dominação de território’. [...] Neste momento a polícia do Rio é a que mais mata no mundo. Este mês estão ‘comemorando’ que houve apenas 800 mortos no ano; há três anos se chegou a 1.500. Essa é a ‘pacificação’, uma espécie de Pax Romana.” (Batista, 2011, sem página) Não podemos pensar que a violência atinge todas as pessoas da mesma forma. As declarações (redigidas abaixo) do Secretário de Segurança Pública do Rio de n°. 36, agosto de 2007. Disponível em: <http://www.anovademocracia.com.br/no-36/256-a-chacina-docomplexo-do-alemao>. Acesso em 27 de novembro de 2012). 28 Janeiro, José Mariano Beltrame, e do governador do Estado, Sérgio Cabral, feitas em 2007, vão ao encontro desta política excludente e burguesa exposta sem nenhum pudor pelos governantes. “Um tiro em Copacabana é uma coisa; um tiro na [favela da] Coréia, um tiro no Complexo do Alemão, é outra." (José M. Beltrame, 3 de outubro de 2007 apud editorial, 2007) "Tem tudo a ver com violência. Você pega o número de filhos por mãe na Lagoa Rodrigo de Freitas, Tijuca, Méier e Copacabana, é padrão sueco. Agora, pega na Rocinha. É padrão Zâmbia, Gabão. Isso é uma fábrica de produzir marginal". (Sérgio Cabral, em 22 de outubro de 2007 apud FREIRE, 2007, sem página, grifos nossos) Para além da instalação das UPP’s, outros pontos polêmicos sobre segurança pública incluem: a utilização de grandes somas de dinheiro público para contratação de empresas privadas para o serviço de segurança durante os megaeventos, privatização de espaços públicos (prevista, no contrato entre FIFA e cidades-sedes, a entrega dos estádios um mês antes do início da Copa) e a permanência dos sistemas de vigilância (câmeras) após os megaeventos – com a consequente discussão sobre até que ponto tais sistemas não estariam violando direitos individuais e de associação coletiva. Estes dados nos permitem visualizar de que forma tem sido tratada a questão da segurança pública para os referidos megaeventos. A população está cada vez mais acuada e sofre os reveses das ações policiais e militares para que organizações internacionais possam ter garantidos seus lucros e segurança. MORADIA Uma das garantias constitucionais, o direito à moradia vem sendo sumariamente violado com a proximidade dos megaeventos e o avançar de suas obras. Em um país onde o déficit habitacional em 2008 foi estimado em 5,5 milhões de unidades (mais de 426 mil unidades somente do estado do Rio de Janeiro), (Brasil, 2011: 29) sendo que boa parte das existentes possuem um grande padrão de precariedade, a expulsão sumária de indivíduos dos locais onde residem nos parece, no mínimo, criminosa. “As violações do direito humano à moradia, cometidas pela Prefeitura Municipal do Rio de Janeiro, através da prática das remoções não são casos isolados, mas se constituem numa política de reorganização do lugar dos pobres na cidade do Rio de Janeiro, conforme os interesses imobiliários e as oportunidades de negócios. 29 O que fica claro no caso do Rio de Janeiro é que o projeto de atração de investimentos tão propagandeado pelo poder público municipal e estadual com a realização da Copa do Mundo de Futebol de 2014 e dos Jogos Olímpicos de 2016 tem como um componente importante a expulsão dos pobres das áreas valorizadas ou que serão contempladas com investimentos públicos.” (COP-RJ, 2012: 8). Embora não haja dados oficiais, “é estimada a remoção de ao menos 2.000 a 2.500 famílias, sendo a maior parte de áreas de população de baixa renda” (Comitês, 2012, sem página). Com relação ao Rio de Janeiro, “estão previstos R$ 954 milhões para a construção das obras. Mais de 500 famílias serão atingidas, muitas delas estabelecidas há cerca de quatro décadas nos locais” (Francisco Neto, 2012, sem página). As remoções que vêm sendo orquestradas em nome da Copa e das Olímpiadas caracterizam-se por promover processos de espoliação urbana nos quais os imóveis em posse das classes populares e marginalizadas são usurpados por outros agentes sociais-econômicos a preços aviltados. Estes, através de processos de revitalização ou reurbanização, “são transformados em novos ativos nos circuitos de valorização econômica, permitindo altos ganhos de capital, na forma de mais valia fundiária e/ou das novas atividades econômicas as quais darão lugar” (COP-RJ, 2012: 9). MOBILIDADE URBANA A mobilidade urbana está vinculada ao direito à moradia, enquanto direito humano, visto que este não compreende apenas a instalação domiciliar em si, mas também o “direito de toda pessoa ter acesso a um lar e uma comunidade seguros para viver em paz, com dignidade e saúde física e mental” (COP-RJ, 2012: 32). O morador da periferia está privado de serviços públicos de qualidade próximos a sua moradia – ou, pelo menos, com a qualidade que se encontra nas áreas centrais. Para que tal problema possa ser solucionado faz-se necessária uma redução na desigualdade social com concomitante redistribuição igualitária dos serviços públicos essenciais. Enquanto isso não acontece, garantir transporte público e de qualidade a todos é indispensável para que um cidadão da periferia tenha garantido o acesso aos seus direitos à saúde, educação, cultura e diversão. Apesar de termos cobrança individual das passagens no transporte coletivo e estas sofrerem reajustes que não condizem às taxas de inflação do período 30 (ocorrendo sempre o ajustamento do preço para um valor superior às referidas taxas), este serviço está longe de ser suficiente ao contingente populacional. Em muitas cidades, como é o caso do Rio de Janeiro, o transporte irregular passa a ser uma solução paliativa às superlotações, falta de veículos, insuficiência com relação à tabela horária entre outras deficiências. Conforme já foi dito, os “reajustes de passagens” não deveriam receber esta denominação pelo simples motivo que a política tarifária tem se dado a partir de aumentos abusivos – muito acima dos índices inflacionários. No Rio de Janeiro, em janeiro de 2012, a passagem de ônibus que custava R$ 2,50 passou a custar R$ 2,75 (aumento de 10%); a passagem do metrô passou de R$ 2,80 para R$ 3,10 (tornando-se a passagem de metrô mais cara do país). As duas linhas de metrô cariocas, realizam trajetos praticamente retilíneos que cobrem somente pequena parte da cidade – condição considerada “provinciana” quando comparada aos sistemas metroviários de outras grandes metrópoles, como São Paulo e Nova Iorque. Em fevereiro de 2012, a passagem dos trens foi reajustada de R$ 2,80 para R$ 2,90 por viagem. Concomitante a isso, o sistema ferroviário carioca é considerado um dos piores meios de transporte da cidade - com seus constantes atrasos, superlotação, truculência dos funcionários para com a população, falta de segurança e carros com temperaturas bastante elevadas; manifestações populares clamando pela sua melhoria eclodem com bastante frequência. O sistema de transporte por barcas, utilizado diariamente por milhares de passageiros que precisam transpor o trecho Rio-Niterói, passou, em março de 2012, de R$ 2,80 para R$ 4,50 (atingindo a marca inacreditável de 60,7% de aumento). Com relação a este último serviço, para além dos atrasos e superlotação, os usuários são obrigados a conviver com a insegurança que coloca suas vidas em risco de maneira mais contundente que nos transportes terrestres. O Poder Público promete a “revolução nos transportes”, construindo as vias Transcarioca, Transolímpica e Transoeste (todas BRT’s), e o metrô Lagoa-Barra (alongamento da Linha 1) todos ligados à realização da Copa e dos Jogos Olímpicos. Por outro lado, a população clama por serviços de transporte de massa em outras direções e para outras regiões da cidade. Ou seja, enquanto hoje o serviço de transporte coletivo oferecido à população se configura como caro, precário e insuficiente para a demanda existente, o cenário que se desenha para o futuro é o de investimentos em transporte no Rio de Janeiro que, ao invés de atenderem à demanda existente, tornam possível a ocupação de áreas vazias ou pouco densas, visando e promovendo a valorização imobiliária e a expansão irracional da malha urbana. (COP-RJ, 2012: 35). 31 Podemos perceber que há uma concentração territorial majoritária para os investimentos em mobilidade urbana: primeiramente, os investimentos concentram-se na capital, restando pouco às cidades da região metropolitana fluminense. Dentro dessa, de forma maciça, as melhorias são concentradas na Zona Sul e Barra da Tijuca – deixando claro a quem servirão tais melhorias e excetuando, mais uma vez, os moradores das periferias. FATORES ECONÔMICOS A realização da Copa de Mundo e das Olímpiadas tem como agente econômico protagonista o poder público. O histórico brasileiro, e carioca, relacionado a gastos com megaeventos esportivos não é nada bom. O Pan-Americano de 2007 foi a edição mais dispendiosa entre os jogos Pan-Americanos realizados até aquele ano. Orçado inicialmente em 390 milhões de reais, este evento custou aos cofres públicos a exorbitante cifra de R$ 3,3 bilhões (envolvendo aqui as três esferas do governo) e até hoje seus processos de desvios financeiros e superfaturamentos de obras ainda correm nos tribunais brasileiros (Thuswohl, 2010, sem página). Segundo o relatório do TCU sobre a Copa do Mundo de 2014, atualmente os gastos previstos apenas com este megaevento estão estimados em R$ 29,3 bilhões - sendo R$ 6,8 bilhões relacionados à construção dos estádios (23,2%) (BRASIL, 2012, sem página). Somente no Rio de Janeiro há uma estimativa de gasto próxima aos R$ 3,9 bilhões de reais (13,7% do total). “Em relação às Olimpíadas, o Dossiê de Candidatura Rio 2016, documento usado na seleção de qual cidade iria sediar os Jogos Olímpicos e Paraolímpicos 2016, prevê R$12.518,24 milhões em investimentos, sendo R$ 11.881,54 milhões (94,91%) de investimento público e R$ 636,70 milhões do COJO (Comitê Organizador Rio2016).” (COP-RJ, 2012: 68). Tendo em vista o montante de recursos e os impactos das intervenções a estes eventos destinadas, o fato das decisões relativas a tais investimentos não passarem por uma ampla discussão democrática, envolvendo todos os segmentos sociais e colocando em pauta o projeto de cidade que está sendo construído, chama nossa atenção. “[...] o projeto Olímpico do Rio de Janeiro, não obstante eventuais efeitos pontuais positivos, expressa um padrão autoritário de intervenção pública e contraria as diretrizes do Estatuto da Cidade (Lei 10257/2001) que, no seu segundo artigo, estabelece o direito à participação da população na definição de planos, programas e projetos de desenvolvimento urbano.” (COP-RJ, 2012: 70). 32 Outras questões que devemos ater nossa atenção já foram abordadas neste estudo e apontam: 1) concentração territorial para destinação dos gastos totais, principalmente em áreas como Zona Sul, Barra da Tijuca e centro da cidade – deixando clara a subordinação das decisões relativas aos grandes interesses imobiliários; 2) a utilização de todo este investimento público para fins privados – vide as, já previstas, concessões de grande parte das obras (como estádios e instalações de delegações) para empresas privadas e também as exigências da FIFA e do COI quanto aos recursos financeiros gerados durante os eventos. Trazemos o exemplo do Estádio Mário Filho (Maracanã), cuja obra de revitalização já consta com mais de R$ 860 milhões provenientes de recursos do estado (MAGALHÃES, 2012, sem página). “O valor da outorga anual previsto no edital é de R$ 7 milhões, a serem quitados em 33 parcelas anuais, com dois anos de carência. Ou seja: o governo estadual receberá apenas R$ 231 milhões passados os 35 anos, ou 26,86% do total investido, caso a concessão ocorra pelo valor mínimo.” (Magalhães, 2012, sem página). Cabe ainda uma última análise, nesta avaliação dos fatores econômicos. Para os trabalhos durante a Copa, a FIFA abriu um programa de voluntariado – atitude habitual nos eventos desta entidade. Em um país onde o salário mínimo traz a soma irrisória de R$ 622, temos um evento, com estimativa de lucro em uma faixa de mais de 3,5 bilhões de dólares, no qual sua entidade organizadora não pretende pagar pelo trabalho de milhares de envolvidos (os mesmos que, indiretamente pelo uso de seus impostos, já estão arcando com o peso financeiro da Copa). Esta situação não poderia ser mais absurda! Para tal trabalho voluntário é feita a exigência de trabalho de 10 horas por dia, durante 20 dias – as quais terão como benefícios somente a refeição, o transporte e o uniforme. Ratificando o termo “voluntário-escravo” (muito utilizado nas redes sociais durante o período de inscrições para o serviço de voluntariado), é facilitada a conclusão da origem de parte do lucro da Copa. REVÉS DOS MEGAEVENTOS – A ORGANIZAÇÃO POPULAR Na contramão dos objetivos aos quais servem os megaeventos, nas cidades que sediarão os jogos da Copa, surgem os comitês populares da Copa (COP’s). Autoorganização popular que busca, através de ações de divulgação e enfrentamento (como, por exemplo, divulgação de notas acerca dos temas de interesse dos COP’s, organização e participação de atos públicos, reuniões com órgãos 33 governamentais), opor-se às constantes violações dos direitos humanos e sociais que vêm ocorrendo com a construção dos megaeventos. “Os Comitês Populares Locais são resultado de mobilizações nas cidades-sede da Copa, de iniciativa de movimentos sociais organizados, universidades e entidades da sociedade civil. Em cada cidade reflete a organização dos atingidos e da sociedade local em sua luta contra as Violações de Direitos decorrentes da realização dos jogos da Copa de 2014, e no Rio de Janeiro, também das Olímpiadas 2016.” (ANCOP, 2010, sem página) A mobilização popular constitui-se como um poderoso instrumento contra os ditames capitalistas e às subordinações que estes impõem, diariamente, à grande massa da população. De forma a divulgar as violações aos direitos humanos e constitucionais decorridas da construção dos megaeventos no Brasil, a ANCOP lançou um dossiê - o qual foi bastante utilizado durante nosso estudo e já está na sua segunda edição. Reverenciamos as ações destes comitês, as quais visam à participação popular e divulgação das atrocidades cometidas na organização e realização dos referidos megaeventos – a luta pela liberdade individual perpassa a organização coletiva. Acreditamos que, apesar das limitações dos mesmos, somente através do fortalecimento destes grupos, com objetivos comuns, atingiremos a meta de estabelecer um processo amplo e democrático de discussão que defina: qual deve ser o real legado dos megaeventos, quem deverá pagar seus gastos e qual deve ser a destinação final das obras (já em construção). CONSIDERAÇÕES FINAIS Primeiramente gostaríamos de expor a dificuldade em obter os documentos oficiais, oriundos das negociações, que tratassem das obrigações políticas do Brasil para com as entidades organizadoras da Copa (FIFA) e das Olimpíadas (COI). A existência de tais documentos é atestada por diversos meios de reportagens, porém os documentos são quase que totalmente indisponíveis. Também relatamos os problemas e criticamos os portais de transparência do governo e TCU, os quais possuem dados contraditórios e insuficientes para que uma análise clara e direta, acerca dos gastos com os megaeventos, seja desenvolvida. Com objetivos claros, os dados acerca das remoções praticamente não constam nos meios de comunicação oficiais dos eventos e/ou governo. 34 Os fatores sociais e econômicos aqui criticados representam somente a ponta do iceberg. Com certeza, durante e após a realização dos megaeventos, novos dados surgirão de forma a complementar esta pesquisa aqui iniciada. Entendendo este estudo como apenas o início de uma sistematização crítica, podemos confirmar que, até o momento, o uso dos megaeventos esportivos no Brasil (especificamente no Rio de Janeiro) deu-se para fins de manutenção do poder burguês dominante – visto quea hegemonia dominante está por trás (e pela frente) da organização e realização destes jogos. As diversas mudanças na arquitetura urbana e política das grandes cidades brasileiras, e em especial do Rio de Janeiro, têm utilizado o esporte e os megaeventos como pretexto para realização de ”higiene social”, ou seja, retirar a população pobre das áreas nobres e visíveis da cidade, levando-os (mesmo que à força) para a periferia ou a outras cidades da região metropolitana. A população como um todo sofre com as remoções, com os investimentos centralizados em áreas de especulação imobiliária, com a diminuta melhoria na mobilidade urbana (especialmente quando comparada à elevação de tarifas dos transportes coletivos), com a aprovação de legislações que inibem direitos adquiridos entre outras mazelas. A hegemonia, enquanto forma de dominação burguesa na sociedade capitalista, continua, a cada dia, renovando-se e ganhando novos instrumentos de intervenções. Enquanto a Copa e as Olímpiadas ganham bilhões de investimento oriundos dos cofres públicos, as filas de espera por consultas no SUS aumentam a cada dia, assim como os índices de analfabetismo funcional e o déficit habitacional. Acreditamos que as organizações populares têm sido uma das poucas melhorias que os megaeventos “proporcionaram” ao país. Lutar coletivamente por melhorias é, de acordo com nosso entendimento, a única maneira que temos de alcançá-las. Importante destacar que a luta não é contra a vinda dos megaeventos. A luta dáse contra a violação dos direitos, contra a precarização dos serviços essenciais como segurança, educação e saúde, contra a criminalização da pobreza, contra a utilização do Estado e do dinheiro público para fins privados. E é contra isso que continuaremos lutando. REFERÊNCIAS ANCOP (Articulação Nacional dos Comitês Populares Da Copa) 2012 “Dossiê Megaeventos e Violações dos Direitos Humanos no Brasil”. [s.l.] 2. ed., Junho de 2012. 124 pp. 35 ___2010 “Apresentação dos Comitês Populares. Portal Popular da Copa e das Olimpíadas. [s.l.] Disponível em: <http://www.portalpopulardacopa.org.br/index.php?option=com_content&vie w=article&id=360&Itemid=278>. Acesso em 14 de dezembro de 2012. Batista, Vera Malaguti 2011 “Dialogos com Vera Malaguti Batista”. [Buenos Aires]: In: Pagina/12, Dialogos, 5 de setembro de 2011. Entrevista concedida a Emilio Ruchansky. 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Se pone atención al corte editorial de la publicación, caracterizada por la exaltación y promoción de ideas liberales además de discursos relacionados con la moral, la cohesión social, el nacionalismo, la defensa de la raza, la formación ciudadana, la educación y la pedagogía del cuerpo. Palabras claves: Futbol-Zig-Zag-nacionalismo-raza-pedagogía-cuerpo This paper analyzes the speech prepared by the magazine Zig-Zag focus on the football practice developed in the cities of Santiago and Valparaiso, during a period coinciding with the mass of the sport in our country. It pays attention to the publication's editorial section, characterized by encouraging and promoting liberal ideas related speeches besides morality, social cohesion, nationalism, the defense of race, citizenship training, education and pedagogy of the body. Keywords: Football-Zig-Zag-nationalism-race-education-body Estudiante del Programa de Doctorado en Historia, Universidad de Chile. Becario Nacional Conicyt, para estudios de Doctorado en Chile. Correo electrónico: [email protected] 2 Estudiante del Programa de Magister en Historia, Universidad de Chile. Correo electrónico [email protected] 1 39 INTRODUCCIÓN “Un corazón patriota no puede menos que mirar con íntima simpatía la implantación en nuestras costumbres un ejercicio, que tiende a producir hombres de cuerpo y carácter” (Revista Zig-Zag, 9 de Abril de 1905). Las ciudades de Valparaíso y Santiago albergaron a diversos clubes aficionados al fútbol, de acorde a un proceso de "masificación" que se hizo evidente, hacia la primera década del siglo pasado, y que utilizó a la prensa escrita como principal medio de propaganda. Tanto el puerto como la capital se transformaron en sedes multitudinarias de la práctica deportiva, cuyo desarrollo propició la sociabilidad y la cohesión social de sus habitantes (Pujadas y Santacana, 2003), quienes, desde la segunda mitad del siglo XIX se venían habituado al contacto con culturas foráneas, favorecido por el flujo de barcos mercantes, además del constante arribo de contingentes extranjeros, en un contexto de intensificación del intercambio comercial, acompañado de un paulatino proceso de modernización que tuvo lugar en algunas zonas portuarias y espacios urbanos del país. Dicho escenario trajo consigo la implantación de una serie de prácticas sociales extranjeras, acompañadas de novedosos gustos e ideales. Este fue el tiempo en que los deportes comienzan a florecer, siendo catalogados como "buenos para la sociedad", los cuales, además de atribuírseles cualidades morales, conjuntamente con el desarrollo de la medicina y el higienismo, fueron considerados benéficos para combatir los males que azotaban a una sociedad “viciosa” y maltrecha, producto del cambio de ritmo que experimentaron Latinoamérica y el mundo. Deportes de raigambre inglesa como el fútbol, fueron hijos de la modernidad y el liberalismo, debido a que históricamente se desarrollaron en conjunto a fenómenos como la construcción de los estados-nación, posteriores a la Revolución Francesa y el coincidente desarrollo de la Segunda Revolución Industrial, vendrían también de la mano con ideales tales como la secularización, la igualdad, la burocratización, la racionalidad y la especialización del trabajo (Cavieres, 2001). Como señala Pablo Alabarces (2009, 2) su difusión en Latinoamérica implicaba la acción de agentes relacionados a la burguesías empresariales extranjeras y nacionales, que extendieron su práctica entre los residentes, especialmente en las comunidades que poseían alguna influencia ejercida por las escuelas británicas, pero también entre los obreros y empleados. Efectivamente en Valparaíso y Santiago, la apertura de casas comerciales fue clave para el desarrollo del balompié, donde tanto marinos como comerciantes ingleses, dedicaron sus tiempos de ocio a jugar este deporte, en los espacios que 40 cedían los recintos portuarios y lugares acondicionados en la capital (Modiano,1997). Con el sumar de los días, dicha práctica se hizo famosa entre lugareños y habitantes del orbe, que imitando los movimientos e intuyendo sus reglamentos, hicieron propia una actividad lúdica que se manifestó en la organización de equipos y encuentros deportivos. Hacia principios de siglo, los sports se hicieron notorios hasta el punto que llamaron la atención de la opinión pública, hecho que coincidió con la incipiente propagación de algunos medios de comunicación escrita que dieron impulso a su desarrollo (Alabarces, 2009: 2). Son precisamente los periódicos, las revistas y la prensa en general, los soportes escritos que mayores noticias han proporcionado a los investigadores e historiadores de nuestro pasado deportivo, tema que por lo demás, ha suscitado un creciente interés durante los últimos años, acompañándose de nuevas, además de sugerentes perspectivas que enriquecen el análisis historiográfico, siendo aún un campo abierto de exploración y debate. Por ello es que a continuación presentamos una propuesta indagatoria desde lo teórico, para el estudio sistemático de una fuente relacionada con la difusión del deporte en Chile, vale decir, realizar un ejercicio de lectura que permita establecer acercamientos metodológicos, a fin de comprender dicho fenómeno a inicios del siglo XX. Por lo tanto, la principal referencia escogida para desarrollar nuestra investigación, son las columnas dedicadas al fútbol que circularon en las páginas de la revista Zig-Zag entre 1905 y 1910, debido a que desde sus inicios, la revista fundada por Agustín Edwards Mac Clure, se interesó por el balompié y los deportes. Dicho semanario es también una prueba fidedigna del progreso que llegó a tener la comunicación escrita, la cultura magazine (Santa Cruz, 2002) y el periodismo liberal en Chile, que además de escribir para informar, buscaba entretener a un público variado con temas misceláneos. Como es lógico, la manera en que dicha revista afrontó la difusión del deporte, estaba ceñido estrechamente a su corte editorial, por ello es que proponemos que la Zig-Zag, además de constituirse como un soporte para la promoción del balompié en las principales ciudades de nuestro país, fue a propósito de éste que contribuyó a la difusión de un discurso relacionado a la vida saludable, la educación de las conductas, además de la promoción de ideas patrióticas y nacionalistas, tópicos a nuestro juicio, irrestrictamente relacionados con el pensamiento liberal, cuyo fin primordial habría sido la producción de individuos idóneos, tanto mental como físicamente, para el progreso y la productividad que el país necesitaba. Como señala Isabel Torres Dujisin, la prensa constituye un medio sumamente útil para el estudio de los imaginarios sociales, puesto que las opiniones de prensa 41 permitirían percibir la “visión del mundo” de quienes escriben, eso sí, la autora sostiene que es necesario realizar una lectura que vaya “del texto a los sub-textos” (Torres, 2010: 26) y poner atención a la aparición, reiteración, a las maneras de relatar, además de descubrir las opiniones editoriales, para sólo así poder acceder a las representaciones “subyacentes”, en definitiva, a la cultura. Antes de comenzar, es necesario delimitar y definir las principales categorías de análisis a utilizar, por ello la reiteración sobre el propósito que es, estudiar la configuración histórica de un discurso, conlleva la utilización de elementos entendidos desde una perspectiva cultural (Orlandi, 2012) los cuales se relacionan con la configuración de “imaginarios sociales”, debido a que ya sea considerado desde una perspectiva práctica o bien, en la complejidad de la abstracción, los sujetos y grupos humanos serían capaces de crear “representaciones” (Chartier, 2005) al respecto de concepciones que tienen una vinculación mucho mayor a la inmediatez de un pueblo o una localidad determinada. Esas ideas en común vendrían a determinar el modo en que los individuos, y así también los distintos “grupos de pertenencia social” se relacionan. EL CORTE EDITORIAL DE LA ZIG-ZAG: CONCEPTOS Y DEFINICIONES Como se sabe el Liberalismo tuvo sus orígenes en la Reforma Protestante, pero no fue hasta las revoluciones inglesas de finales del siglo XVII y sobre todo, durante la Revolución Francesa (Hobsbawm, 1999; Vargas Hernández, 2007) cuando tomó real fuerza ideológica, considerando a la Ilustración racionalista, el materialismo, el empirismo y el utilitarismo como principales fuentes de inspiración. Tras su desarrollo, surgió en la intelectualidad una concepción del hombre “libre” e “individualista”, tal como lo observa Eric Hobsbawm en su obra La era de la Revolución. 1789-1848, donde considera que el Liberalismo burgués clásico se caracterizaba por ser: “…rigurosamente racionalista y secular; es decir, convencida de la capacidad del hombre en principio para entenderlo todo y resolver todos los problemas utilizando la razón” (Hobsbawm, 1999, 239). Sin embargo, el liberalismo que inspiró a la Revolución Francesa, sufrió ciertas modificaciones en manos de pensadores económicos tales como David Ricardo o Adam Smith. El segundo, que por cierto, sería el más famoso y de mayor repercusión, comprendía a la sociedad a partir de un orden natural, donde los individuos convivían en la búsqueda de su propio interés, lo cual, se traducía en comodidad y bienestar, elementos que posibilitaban tanto la felicidad como la prosperidad de las naciones (Roll, 2003; 135). 42 Se creía que sólo en la medida que existiera un mercado autorregulado sin intervención del Estado, se lograría el “progreso” de las naciones. Por lo tanto, para lograr dicha prosperidad, era necesario el pleno desarrollo y sin restricciones del Capitalismo, un sistema donde la producción y la distribución de los recursos se basan en la propiedad de los medios de producción, es aquello que Max Weber (2001) describe como una “ética” que imbuye a los empresarios a accionar en favor de la acumulación de capital, a la vez que la libertad de comercio, permitiría la producción de nuevos bienes para el consumo, gracias al proceso de las materias primas, así como también, el empleo de mano de obra. Hemos de tener en cuenta que la estrecha unión entre Liberalismo y Capitalismo, muchas veces, los confunde en una misma doctrina, pero lo cierto es que juntos tuvieron importantes consecuencias en términos económicos, políticos y sociales (Polanyi, 2006). El liberalismo influyó progresivamente en las élites chilenas durante el siglo XIX. Pensadores jurídicos como Jeremy Bentham o economistas como Smith o Jeann Gustave Courcelle-Seneuil (Neira, Navarro, 2004; Mc-Clure, 2011) imbuyeron fuertemente a los círculos intelectuales cercanos a la Universidad de Chile y de quienes controlaban los medios de prensa escrita como el Mercurio de Valparaíso o el Ferrocarril. De esa manera, profesores como Miguel Cruchaga Tocornal, Zorobabel Rodríguez y Melchor Concha y Toro desde la economía y autores como Diego Barros Arana o Benjamín Vicuña Mackenna desde las letras fueron principales portavoces de un pensamiento liberal “a la chilena”. Los últimos, según Carmen McEvoy (2010), contribuyeron durante la Guerra del Pacífico, a la elaboración de un discurso que apoyaba la “ingeniería ideológica” relacionada al nacionalismo republicano en Chile, siendo sus trabajos escritos y columnas, verdaderas “armas de persuasión masiva”, por su capacidad de construir representaciones imborrables, e influir de manera permanente en el imaginario colectivo. El concepto de “nacionalismo” es razonable para comprender la línea editorial que adoptó la revista Zig-Zag para referirse a los primeros tiempos de práctica del fútbol en Chile y será entendido desde la definición, clásica a estas alturas, hecha por Benedict Anderson (2007) cuando se refiere a los “artefactos culturales de una clase particular” capaces de englobar los sentimientos de pertenencia de los individuos que la componen, aunque no estén en contacto directo unos con otros, salvo en un sentido abstracto. A esta idea podemos agregar que la “nación” se considera como un principio regulador de las relaciones sociales y que su difusión conjuga indistintamente la idea y la práctica. Lo anterior justifica la práctica social, que significó el balompié, bajo la etiqueta de “nacionalista”, tal como lo entienden Ernest Gellner (2001) y Eric Hobsbawm 43 (1998) ya que en sus preceptos debería existir una congruencia entre la unidad política y la nacional, coincidiendo con este último en que además, debería existir aquel elemento de “artefacto, invención e ingeniería social” que se transmiten a los individuos comunes y corrientes, especialmente a aquellos que el Estado-Nación impondría obligaciones políticas y participación ciudadana, como elemento fundamental en la denominada “construcción de naciones”. Consideramos que aquellas estarían presentes en la creación de clubes que fueron capaces de adoptar una identidad propia, caracterizadas en dichos “artefactos culturales” otorgados por la élite. Si seguimos lo que plantea Craig Calhoun (2007) el nacionalismo se manifiesta en nuestro caso de estudio, de manera discursiva e ideológica. Discursiva puesto que la revista Zig-Zag, se empeñó en generar una retórica cultural, que haría que las personas pensaran y encuadraran sus aspiraciones en torno a la idea de la nación, e ideológica porque se afirmaba que la superioridad de la nación y del hombre, estaban en la práctica deportiva, para ello las políticas ideológicas culturales están asociadas con los movimientos sociales y las políticas estatales. En ese respecto, según Teun Van Dijk (2005: 9) las ideologías “se organizan en representaciones sociales compartidas y además son las bases de los discursos (…) y estas a su vez necesitan ser ajustadas a funciones sociales”. Por la tanto, la Zig-Zag habría formulado discursos nacionalistas sustentando una “ideología nacional” a propósito de la práctica del fútbol. Dicha práctica, intentaría organizar socialmente a los sujetos, lo que supondría una forma organizativa de la sociedad, en palabras de Van Dijk (1996,16) las ideologías: “organizan las actitudes de los grupos sociales, que consisten en opiniones generales organizadas esquemáticamente acerca de temas sociales relevantes”. A todo esto debemos sumarle, la influencia que tuvieron las ideas extraídas del Darwinismo social en el pensamiento liberal de la época, y que proponían la necesidad de controlar el carácter y el cuerpo de los ciudadanos de una nación (Sánchez, 2010). Como lo señala Francisco Pelayo para el caso argentino, la idea de una raza superior y perfectible, habría de promover la unión política y la unidad nacional, puesto que contribuiría a definir lo que se consideraría, en nuestro caso, como lo “chileno”. Los avances teóricos de Charles Darwin fueron la manifestación más clara de los adelantos científicos hacia finales del siglo XIX, el darwinismo, tuvo adherentes tanto en la izquierda como en los sectores cercanos al pensamiento liberal (Girón, 2007) en Inglaterra, Alemania, Francia, y sobre todo en Italia, desde donde fue importado tempranamente a Sudamérica (Miranda y Vallejo, 2005). Como señala Hobsbawm, el darwinismo social no fue simplemente una ciencia sino que se convirtió en una ideología, y estaba relacionada con el pensamiento burgués liberal, debido a que se necesitaba una convención que permitiese 44 demostrar cualidades morales, relacionadas con la “superioridad”, la cual, sería el resultado de la selección natural y que se transmitía genéticamente. En ese caso el burgués se habría sentido formando parte de un estadio superior de la evolución humana, que se sobreponía a aquellas órdenes inferiores deficientes física y culturalmente (Hobsbawm, 2001: 256). UN MULTITUDINARIO “SPORT” A TRAVÉS DE LA ZIG-ZAG “El Foot-ball va haciendo una invasión lenta pero segura en todos los campos, todas las instituciones…” sentenciaba radicalmente una columna del 11 de Octubre del 1908, a propósito del alcance que estaba logrando la actividad futbolística en la vida cotidiana de las principales ciudades del país, en un proceso aparentemente espontáneo que no dejaba indiferente a casi ningún miembro de la sociedad: “…no solamente de jóvenes, sino de todas las edades, haciéndoles olvidar los estiramientos y gravedad que se ha dado al colgar á la gente que pasa de los veinticinco años, llevándolos a su empuje conquistador al movimiento, á la alegría y á la salud del cuerpo”(Zig-Zag, 11 Octubre 1908). La “fiesta sportiva”, hacía olvidar la monotonía del lento acontecer laboral e invitaba a los hombres adultos a medirse lúdicamente con sus congéneres, en un acto ritual que poseía un fuerte magnetismo, a la vez que producía una percepción de habitualidad, de tradición (Hobsbwm y Ranger: 2002) que además de darle sentido a la existencia vulgar, generaba un sentimiento de pertenencia colectiva, de un devenir en común: “Es ya una costumbre establecida por los operarios de la imprenta de Zig Zag y los de la Barcelona que se jueguen todos los años por este tiempo un match de foot-ball entre los clubs que ellos mantienen. Es una bella idea que lejos de despertar rivalidades sirve para unirnos, para conocerse más de cerca y confraternizar” (Zig-Zag, 21 Junio 1908) En ese contexto, la revista Zig-Zag, tomó la consigna de otorgar valor a una práctica social que podía ser beneficiosa para la sociedad en su conjunto, a fin de canalizar los entusiasmos propios del deporte, a nuestro juicio, quisieron provocar una suerte de efervescencia, en cierto sentido, de exacerbar aquella exaltación que veían en la población, y utilizarlo para un “fin mayor”: 45 “A pesar (sic) con el entusiasmo con que este año se inician los torneos de foot-ball, parece que este sport va adquirir dentro de poco un auje estraordinario. En Santiago se han jugado ya dos o tres matches mui interesantes y en Valparaíso se verificó el domingo pasado, otro que tuvo una resonancia estraordinaria” (Zig-Zag, Abril 1908). A esas alturas el Fútbol se propagaba por casi toda la zona central del país, en multitudinarias sesiones al aire libre. Vale mencionar una jornada realizada en la “Cancha del Carmen” en Santiago, cuando se enfrentó en un “intercity match”(ZigZag, 30 Junio 1907) una selección de jugadores de la capital con un combinado organizado por futbolistas de Valparaíso, que contó con la asistencia de 4000 personas avivando a los equipos. Así también el balompié había logrado insertarse en contextos pueblerinos del interior de la capital, a modo de ejemplo, podemos considerar que en 1907, el equipo “Chile F.B.C.” de Melipilla, se coronó campeón de un torneo organizado por su Municipalidad, que se impuso a los mejores equipos de la zona que, como señala una columna del 16 de Junio, “…nada tienen que envidiarles a los de la capital” (Zig-Zag, 16 Junio 1907). Uno de los hitos de mayor trascendencia para el fútbol criollo de la época, fue la creación de Asociaciones que organizaron su práctica, mediante la programación de partidos y la administración de reglas para torneos entre los clubes afiliados. En 1895 nació la "Football Association of Chile" que determinó el papel de los clubes y promovió los campeonatos, donde participaban los equipos más importantes y representativos de la región portuaria, puesto que no fue hasta 1912, cuando se creó la "Asociación de Football de Chile" (Marín, 1995: 6) con sede en Santiago, cuya finalidad sería velar por los intereses del deporte a nivel nacional. No obstante, es preciso mencionar que los clubes de Valparaíso, siguieron rigiéndose por una institución reguladora local, hasta bien entrada la década del 30. 46 Fotografía Nº1: “Desafío por la Copa” Fuente Zig-Zag, 20 de Mayo de 1906 En ambas ciudades se observa una importante propagación del balompié, tanto así, que entre 1896 y 1911, se consideran 39 equipos participantes en las competencias. (Omnes,1952) Desde 1900, la fundación de clubes se hizo progresiva, destacándose así, cuadros como el Valparaíso F.C, Mackay and Sutherland, el Victoria Rangers, el Santiago Wanderers y Valparaíso Wanderers, el Nathional Football Club, el Unión Chilian F. C., La Cruz, el Britania, el equipo del Colegio San Luis, el Porteño F. C., el Escuela Naval, el Blue Star, el Western Athletic, el Liceo Wanderers, el Cordillera, el Liceo Rangers, Red Star, Liceo Star, London y Chile Brasil, por sólo nombrar algunos. Además de los equipos mencionados, surgieron diversos clubes acogidos por instituciones ya establecidas, que vieron en el balompié un espacio idóneo para la distracción de la clase trabajadora, o bien, como una manera de socializar con los grupos sociales porteños y capitalinos. Tal es el caso de las agencias de productos extranjeros como la Williamson Balfour o la Casa Grace, que se sumaban a los equipos de la editorial Zig-Zag, de la Universo, el Barcelona del Mercurio de Valparaíso, y el Gutemberg, perteneciente a la imprenta del mismo nombre: 47 "Cada gremio, cada institución, cada sociedad, ha alistado a sus miembros en los respectivos teams, dispuestos a aprovechar todo día festivo en vigorosos desafíos que desarrollan los músculos… Y así se ha visto en cortísimo tiempo crecer de tal manera el número de los clubs atléticos, que ya hacen de todo punto estrechos los campos actuales de ejercicios" (Zig-Zag, 12 Noviembre 1905). Las reuniones dominicales, se hicieron cada vez más concurridas, y hacia 1909, el fútbol había adquirido gran popularidad:"Un hermoso día primaveral favoreció la reunión, asistiendo a presenciar tan importante desafío más de siete mil personas” (Zig-Zag, 1909) Se menciona en una columna del 21 de Agosto de dicho año, a propósito de la masividad que habían alcanzado las jornadas deportivas. Este deporte, en palabras de Luis Ortega (2007) se convirtió en una verdadera "pasión de multitudes", que cumplió con la función de aglutinar a la comunidad en torno a un modelo de vida que se entendía como "saludable", y que en cierto sentido, derribaba las diferencias sociales tan marcadas a inicios del siglo pasado, y de las crudas consecuencias de una sociedad cada vez más individualista y liberal. FÚTBOL Y NACIÓN: EL DISCURSO DE LA ZIG-ZAG Como menciona Bernardo Guerrero, la literatura especializada ha señalado que el proceso de “chilenización” ocurrió exclusivamente gracias al despliegue de artefactos estatales, cuyo proyecto deja de lado el verdadero protagonismo de la sociedad civil, la cual, habría participado de manera activa y no “mecánica” en su nacionalización, es decir, aquella “puerta abierta” que dejó Hobsbawm para la indagación historiográfica sobre los procesos relativos a la construcción de la nación. En ese sentido los grupos sociales habrían podido crear instituciones, si bien, no completamente autónomas, tendrían en ellas un espacio para su propia agencia, en la medida que fueron capaces de crear materiales simbólicos para dar sentido a aquello que consideraban como “chilenidad”, por ello es que el fútbol otorgó un espacio de propia elección que se relacionaba con los equipos, los colores, los estandartes, los himnos y las consignas (Guerrero, 2006) que en cierto modo, 48 serían utilizados por el Estado para socializar en torno a una identidad nacional y los avatares propios de su cultura. En consecuencia, el fútbol también permitiría fomentar en los sectores populares, un nacionalismo apoyado discursivamente por la prensa y la publicidad (Anderson, 2001: 63ss). Es en esa dirección en que los valores patrios y la cultura de élite pasó a estar controlada por dicho discurso, (Craig, 2007) visualizando en los juegos sportivos, los cánones del correcto ciudadano y del hombre patriota. Como plantea Carlton Hayes (1966: 27), el “amor a la patria” sería la principal ideología movilizadora, porque generaría sentimientos emotivos, de simpatía, de apego, fidelidad y lealtad, los cuales se sumarían al instinto gregario y el amor por la familia, la localidad y la sociedad (Hayes, 1966; 11). Lo mencionado, fue visto en función de potenciar un sentimiento nacional, que estaba en boga por aquellos días tras el fin de la Guerra del Salitre, el subsecuente surgimiento de las ligas patrióticas en el norte y los siempre posibles enfrentamientos limítrofes con Argentina. Además de ello, -como hemos mencionado en líneas anteriores- el nacionalismo era una especie de “idea fuerza” esgrimida por el pensamiento liberal, una suerte de “pilar ideológico” que complementaba su discurso de “orden y progreso”. Por ello es que la Zig-Zag le atribuyó al fútbol características formativas, tal como lo expone una columna de 1905: "En buena hora ha llegado a Chile la semilla de todos estos sports que crecen ahora como plantas nacionales y contribuyen a formar jeneraciones más fuertes que las actual ", (…) "El foot-ball ha llegado a ser en Valparaíso un juego nacional” (Zig-Zag, 9 abril 1905). El deporte cumplía con el papel de proveer cohesión social, en palabras de Julio Pinto, Verónica Valdivia y Pablo Artaza, (2003) de romper aquellas solidaridades horizontales, o de clase, por aquellas que vinculaban al pueblo con sus gobernantes, y con aquellos grupos encumbrados en la escala social, lo que en definitiva propiciaría, en lo posterior, una unidad nacional: “Sobre la estensa y pintoresca llanura, cerrada de una parte por el amplio mar que de ningún punto se ve mas hermoso, y de otra parte por los límites de la ciudad, que allí concluye en sucesión de casa bajas y pobres, mezcladas con algunos chalets y casas-quintas que dan al barrio un aspecto de población naciente que demuestra ya indicios claros de que será el porvenir; sobre aquellas llanuras, en 49 que los árboles crecen lozanos y el aire es purísimo y la tranquilidad perfecta, se derrama con ansia de reposo un mundo abigarrado de personas de todas las condiciones, de todos los grados de la fortuna: el empleado, el industrial, el comerciante, el obrero, llenando las suntuosas avenidas con el rumor de la charla lijera o grave de jente satisfecha o pacífica” (Zig-Zag, 9 abril, 1905). El modelo liberal ofrecía instancias en que los individuos podían desarrollarse, en cierto sentido, al margen de lo estrictamente laboral, pero respetando las jerarquías que el propio sistema disponía para tales motivos. De esa forma se fundaron una serie de espacios de reunión y sociabilidad, que para autores como Sergio Grez habrían sido una manifestación del “sujeto autónomo” (Grez, 2010) e incidirían en la futura configuración del movimiento popular, entre ellas podemos mencionar, las sociedades mutuales, (Illanes, 2003) de socorro mutuo, sociedades de lectura y filarmónicas, pero también, surgieron espacios para la práctica deportiva como el box, el fútbol y el básquetbol. No obstante lo planteado, coincidimos con Hobsbawm cuando propone que en realidad estas instancias favorecieron a un grupo selecto dentro de la masa trabajadora y en definitiva ayudaron a diferenciar una especie de “aristocracia proletaria” que en vez de revelarse ante los patrones, tendió a imitar sus prácticas sociales, vale decir, habrían sido cooptados socialmente gracias a las instancias que les brindaban sus superiores, sin embargo, esto no obsta la apropiación e identificación con cierta autonomía de los sectores populares. Tal como hemos visto en líneas anteriores, los equipos de fútbol estaban integrados tanto por operarios como por empleados de escritorio, además de los patrones de las casas comerciales y las imprentas, participando también del espacio deportivo, las escuelas y colegios, las fuerzas armadas e incluso los cuerpos de bomberos: “La activa juventud que compone el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, no se resigna a permanecer en la inactividad y así cuando los ejercicios reglamentarios le dejan libre algunas horas, las dedican a la práctica de otros ejercicios no menos útiles que los que le impone el réjimen del Cuerpo en que están afiliados. La mayor parte de esa juventud entusiasta y vigorosa, ha fundado instituciones de football que ya han podido medirse ventajosamente con clubs mas antiguos que los suyos” (Zig-Zag, 19 mayo 1907). 50 Así es como el discurso nacionalista se imbrica continuamente en el discurso liberal, siendo posible visualizar la manera en que ambos apuntan hacia la misma dirección, que sería homogeneizar el imaginario en torno a la configuración de un ethos que contiene ideas como ser patriota, querer y respetar a la nación, ser perseverantes, cumplir con el deber en todas las lides, ser productivo, respetar a los superiores y no revelarse ante la autoridad. Por ello es que en gran medida el mensaje iba dirigido a la juventud, que poseía, a ojos de la revista, la materia prima que consistía en el entusiasmo y el vigor, aquellos que podrían ser necesarios en el momento que su patria lo requiriese, aquellos que deberían conformar el futuro ejército nacional en caso de un conflicto armado, aquellos que debían ser ciudadanos y modelos de virtud para el porvenir. “Los oficiales de mar y tierra del imperio británico entienden que sirven bien a su patria no solo en el cumplimiento de sus deberes como militares sino en el desarrollo físico del cuerpo. Todos son aficionados al atletismo y todas las ramas de sports. Cuando abandonan las escuelas de sus respectivas carreras, no dejan por eso de mano su entusiasmo sportivo sino que siguen perfeccionándolos entusiastamente. Ejemplo bien claro de esta afición que no caduca es el recién gran match jugado entre oficiales del ejército y la marina escojidos entre los campeones de ambas armas. Este encuentro despertó el mas vivo interés en toda Gran Bretaña y fué objeto el triunfo de una ruda contienda en que la marina ganó por solo un punto: 15 contra 14 del ejército” (Zig-Zag, 16 mayo 1907). Pero ¿Con respecto a qué modelo se quería construir aquella nueva y saludable juventud? Sin duda, el pensamiento liberal chileno no podía dejar de mirar hacia Europa, puesto que ése era el molde de progreso, de raza y estirpe que se necesitaba, aquel que los mozos chilenos debían emular, pero sin dejar de lado sus raíces, por ello se hizo imprescindible apelar a las bondades raciales de los futbolistas criollos. FÚTBOL, EDUCACIÓN Y RAZA Entre los discursos enunciados por la Revista Zig-Zag, el componente racial se encontró de manera explícita. El cultivo racial respondería a la necesidad de proveer a los ciudadanos de una disciplina basada en la búsqueda de la salud. 51 Como se señala en una columna del 9 de abril de 1905, el fútbol había sido capaz de recuperar la estampa propia del chileno: “…los clubs de foot-ball están casi todos compuestos de chilenos. Véanse las fotografías; no aparece en ellas un tipo exótico. Todos llevan la estampa de nuestra raza, acentuada y vigorizada con el esfuerzo violento y sabio al aire libre” (Zig-Zag, 9 abril 1905). Imagen Nº3: Team I de la Zig-Zag Fuente Zig-Zag, 27 de Diciembre de 1908 El sustentar una postura de superioridad racial, estuvo relacionada con el contexto político y social en que Chile se situó a principios del siglo XX, las nociones que inspiraron los escritos de Nicolás Palacios (1818) y Alejandro Venegas (1910), contribuyeron a canalizar las visiones que la élite imprimió a los sectores populares en su necesidad de rescatar la chilenidad. Complementando aquella perspectiva, las influencias que se albergaron en Chile provenientes del Darwinismo social y que circulaban en el ámbito científico, proponían la necesidad de mejorar la constitución racial, mediante el disciplinamiento del carácter y el cuerpo de sus ciudadanos, a través de la cultura física (Martínez, 2012) 52 En ese respecto, la finalidad que se le entregó al fútbol estuvo dirigida por los resultados que su práctica significaba: "los juegos esportivos no producen más que un resultado indirectamente útil: perfeccionan las cualidades físicas y morales del individuo, cualidades que podrán utilizarse en la vida diaria" (Zig-Zag, 13 Noviembre 1905). “No olvidemos que uno de los fines más importantes de los juegos esportivos es la formación del carácter y el respeto á las reglas del juego, pues el que no respeta las leyes del juego, no sabrá después respetar las leyes del Estado” (ZigZag, 27 junio 1909). Para Gustavo Vallejo, la biología y la política se mancomunan para controlar el poder, en este caso, la atribución de una estampa racial y la finalidad moral asociada a la experiencia y a la industria del individuo, nos permite inferir, que dentro del contexto de este nacionalismo ideológico fundamentado por la revista, se intentó “organizar a la sociedad” (Vallejo, 2005) según el conocimiento científico de la época lo determinaba. Bajo ésta lógica, se consideraba al fútbol desde una función pedagógica, lo cual suponía dar ejemplos claros del cómo debía comportarse un sujeto en sociedad y cuáles eran las enseñanzas más importantes que debía recibir. Siguiendo las citas anteriores, el fútbol sería considerado un deporte educativo, puesto que estaba determinado por reglas y leyes que debían cumplirse: “El Football puede ser un juego libre, de recreo; pero, si algunas reglas intervienen, será un juego pedagógico” (Zig-Zag, 12 junio 1909). Se exhortaba en la consideración del balompié como un juego formativo, se fomentaba su estudio a nivel de logística, o sus lineamientos metodológicos, pero también, como lo postulan autores como Luis Ferla (2005, 401ss) o Felipe Martínez, (2012) la educación dirigida al óptimo físico se acondicionaba como un medio, cuya última finalidad era preparar gente apta para la sociedad, a partir de la corrección de las imperfecciones mediante el ejercicio, a fin de obtener del cuerpo infantil toda su potencialidad. En 1909 una columna de la revista apuntaba: “…Por esto es que hemos indicado la conveniencia que existe en introducir la enseñanza metódica del foot-ball en la escuela” (Zigzag, 10 julio 1909). Poniendo hincapié en los beneficios que contrae su estudio a nivel escolar: “Que aquí aprenda el niño(sic) una comunidad de individuos no puede existir sin que todos obedezcan á las leyes establecidas” para luego hacer insistir: 53 “De esta manera, se les enseña que la unidad social es más grande que la individual, y que la victoria personal no es nunca tan dulce como la victoria colectiva…”. “…los jóvenes aprenderán que el primer deber en la vida es cumplir con sus obligaciones” (Zig-Zag, 10 julio 1909). “Si queremos que los juegos produzcan todos sus buenos resultados, es necesario que su enseñanza se haga metódica y progresiva que se introduzcan los juegos pedagógicos en los primeros años de escuela, que se practiquen después, por los cursos superiores…” (Zig-Zag, 10 julio 1909). En definitiva, es posible aseverar que para los columnistas de la Zig-Zag, el balompié además de favorecer la cohesión social, era entendido como una herramienta metodológica que permitiría batallar en dos frentes. Por una parte, el disciplinamiento destinado a la creación tanto de cuerpos cultivados como caracteres fuertes, y por otra, una función pedagógica moral, que acondicionaría a los sujetos a seguir instrucciones, en pos de la transformación del trabajador y del educando en ciudadanos capaces de discernir las necesidades nacionales. CONSIDERACIONES FINALES Como hemos visto a lo largo de estas páginas, la masificación del balompié, supuso elaborar discursos que serían absorbidos por el liberalismo propio de la época, acompañado de un nacionalismo ideológico incipiente que encontró en la categoría de nación y raza, los componentes necesarios para transformar hombres patriotas. Siguiendo esta línea de análisis, hemos considerado que la práctica deportiva se difundió a partir de la idea de cohesionar las clases sociales e insertar un discurso nacionalista y ciudadano. En palabras de Brenda Elsay, “...the relationship between popular culture and politics that emerged in this period shaped social struggles for decades. New forms of leisure, like football clubs, contributed to the organizational capacity of working and middle-class men in the early 1900s” (Elsey, 2011:17). El semanario que otorgaba atribuciones pedagógicas a la práctica deportiva, tanto en el ámbito laboral, cotidiano y en relación con la labor educativa de la escuela, habría perseguido la finalidad de transmitir símbolos culturales que caracterizaron 54 a un grupo dominante (Scott, 2003), para hacerlos generales y confeccionar una cultura política y económica en función de las necesidades de la nación. Hemos de tener en cuenta que durante la época, publicaciones misceláneas como la Zigzag, tuvieron una amplia difusión entre los sectores más acomodados de la sociedad chilena de principios del siglo XX, sin embargo, como ha señalado Jaqueline Dusaillant, (2011) ciertos grupos con capacidad lectora y con menor poder adquisitivo, ya sea como obsequio de sus patrones, o bien, por compra de “segunda mano”, habrían tenido acceso a su lectura, y por consiguiente, ser receptores activos de las ideas perpetuadas en sus columnas. En ese respecto, siguiendo a Homi Bhabha, (1994) los discursos serían capaces de otorgar espacios “ambivalentes”, en donde el sujeto subalterno, tendría la posibilidad de moverse en ciertos márgenes otorgados desde arriba. Según lo anterior, cabría preguntarse si en las ciudades estudiadas, efectivamente los clubes de fútbol fueron capaces de darle el sentido a los discursos sobre la nación y la raza chilena, generando sus propias prácticas y representaciones, vale decir, apropiándose dichos espacios en torno a la construcción de su identidad, sin necesariamente desprenderse de los símbolos y cánones impuestos por la elite. Por último cabe la reflexión, que el futbol no sólo debería ser estudiado historiográficamente como mecanismo de control social, alienación o actividad al servicio del poder, puesto que es necesario considerarlo como una actividad festiva donde los sujetos y grupos sociales, desde su “subalternidad”, serían capaces de expresarse en otras direcciones discursivas y generar formas de resistencia. Tal como lo han mencionado autores como Medina (2009) o Ramírez, (2010) el fútbol otorgaría espacios para que los sectores populares pudiesen desarrollar oportunidades de movilidad, reconocimiento y ascenso social, por tanto, sería necesario abordar futuras indagaciones, poniendo énfasis en las dinámicas de sujetos y grupos sociales, así también, desde perspectivas que aborden contextos tanto nacionales como también locales, a fin de enriquecer el debate sobre nuestro pasado deportivo, poniendo atención a sus consecuencias tanto sociales, como culturales y políticas. BIBLIOGRAFÍA Alabarces, P. 2009 “El deporte en América Latina”. En: Razón y Palabra, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Julio-Agosto; Monterrey, México. Anderson, B. 2007 “Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y difusión del 55 nacionalismo”. FCE; México DF, México. Calhoun, C. 2007 “Nacionalismo”. Zorzal; Buenos Aires, Argentina. Carlton J. H. 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Palabras claves: Barra brava, Hibridación, Trapos, Bombos, Discursos. This article deals with the world of barras bravas –especially the Garra Blancafrom a theoretical perspective and an empirical one as well. Seeing this phenomenon from a dimension of identity makes think about its processes which are moving between modern elements and postmodern ones. In this sense is convenient to analyze barras bravas´ the phenomenon as a hybrid phenomenon. Concretely, the barras bravas spread out a series of strategies – which include many rules and routines- in distinct interconnected contexts: galleries, neighborhoods and online spaces. A meticulous analysis of some material elements such as the trapo and the bombo gives short work of it. The discursive constructions of the barristas, which are mentioned here, help to understand and interpret these strategies. Key words: Barra brava, Hybrid process, Trapos, Bombos, Discourses 1 Sociólogo. Cursa actualmente el doctorado en sociología en la universidad Complutense de Madrid. E-mail: [email protected] 61 1. INTRODUCCIÓN A pesar de su masividad y notoriedad dentro del contexto sudamericano, los estudios sobre las barras bravas son más bien escasos. Quizás una razón sea la dificultad para acceder a ellas, las metodologías clásicas muchas veces parecen ser inerte para este sujeto-objeto de estudio. Las técnicas cualitativas como las entrevistas en profundidad o grupos focales se deben enfrentar a una serie de problemas de sesgos y ocultamiento de la identidad, problemas para acceder al amplio de la población debido a su dispersión espacial y dificultad para generar la confianza que permitiría observar el fenómeno desde técnicas más participativas. Enmarcado dentro de estas condiciones, los resultados presentados en este artículo fueron elaborados, en gran medida, a partir del uso de una metodología online. Etnografía virtual y grupos de discusión online sirvieron para este propósito (Parada, 2012). En el presente artículo se puede identificar con facilidad dos apartados que de alguna forma se encuentran relacionados entre sí. En una primera parte se discute, desde una perspectiva teórica, la ubicación del fenómeno de las barras bravas en el contexto del debate –que aún sigue abierto– de la modernidad y posmodernidad. Focalizar la discusión en estos términos resulta clave para comprender los nuevos procesos que (re)configuran nuevos o antiguos espacios en donde las personas construyen su identidad. La clave para entender la postura aquí presentada es que el lector intente pensar en términos híbridos, procesos abiertos e interrelacionados, pues, como plantea Canclini (2001) y Larraín (2005) la modernidad se vive de manera distinta en Sudamérica. Posteriormente, se presentarán resultados empíricos de una investigación sobre una barra brava en particular, esta es, la Garra Blanca. El análisis está basado en dos grandes dimensiones. Primero, se reflexionará sobre el trapo y el bombo. Se ha seleccionado a estos dos elementos debido a la gran concentración de significados que aúnan y que son clave en el mundo de las barras bravas. Una serie de prácticas y patrones se pueden encontrar en estos dos instrumentos usados por los hinchas. Segundo, se pondrá atención a la construcción discursiva de los integrantes de la Garra blanca. La importancia aquí radica en que los discursos denotan una construcción ideológica –en el amplio sentido de la palabra– (Ibañez, 2003) que permite comprender las acciones de los sujetos y su propia interpretación sobre lo que ellos dicen y hacen. Dentro de este campo ideológico en el que construye el relato sobre lo que significa ser un barra brava se pueden encontrar fragmentaciones discursivas dentro de la misma Garra Blanca, encontrando así matices dentro de un grupo que suele considerarse homogéneo. 62 Es importante mencionar que el estudio de la hinchada del equipo Colo- Colo de Chile, se realizó antes de la aplicación de la ya conocida y cuestionada ley “estadio seguro” en el año 2011, por lo tanto aún los trapos y los bombos era parte del paisaje de los estadios del fútbol chileno, cosa que aquella ley hoy lo impide. 2. LAS BARRAS BRAVAS EN EL CONTEXTO ¿MODERNO O POSMODERNO? No es nueva la discusión referente a la situación de las identidades en los en las últimas décadas. Posturas que fluctúan entre argumentos modernos y postmodernos han protagonizado un debate que, como suele ocurrir en las ciencias sociales, nunca se cierra de manera concluyente. Aquí la intención no es hacer un itinerario de esta larga discusión ni presentar cada uno de los argumentos surgido en este debate. Sin embargo, para que el lector se haga una idea general, simplificaremos estas posturas en cuatro: La Desconocedora: Esta indica que no hay razones para hablar de posmodernismo debido que el elemento que los posmodernos creen constituyente de la posmodernidad es en realidad moderno. Específicamente, Marshall Berman (1989), afirma que el motor de cambio es la dialéctica, la cual está presente en pensadores netamente modernos como Karl Marx. Así, la famosa frase “todo lo sólido se desvanece en el aire” que ilustra lo fugaz de las relaciones, condiciones o estructuras de la sociedad contemporánea, no puede ser atribuida por el pensamiento posmoderno. La progresiva: Esta postura se funda en la tesis de que a pesar de que actualmente se viven cambios que diferencian la sociedad del siglo XIX y comienzo del siglo XX, no se puede hablar de un cambio de etapa histórica de la humanidad, pues actualmente se vive las consecuencias de la modernidad. Esta es la posición adoptada por Giddens (2008), para el cual si se quiere hablar de un paso a la posmodernidad se deben experimentar profundas discontinuidades en el ritmo de cambio, ámbito del cambio y un cambio en la naturaleza intrínseca de las instituciones modernas. Actualmente solo experimentaríamos cambios radicales en la primera dimensión. En consecuencia se ha transitado de una modernidad clásica hacia una modernidad tardía o reflexiva. La rupturista: Plantea que existe un consenso sobre la existencia de un nuevo periodo histórico y, en consecuencia, de una nueva sociedad. Jameson (2004) argumenta que esta nueva sociedad es posmoderna debido a que se ha 63 experimentado un cambio elemental en el sistema de producción, el cual pasó de un capitalismo clásico a uno tardío y en donde el posmodernismo es la lógica cultural de este nuevo sistema de producción. La híbrida: Finalmente se identifica una postura híbrida, desarrollada principalmente por autores latinoamericanos. Canclini, señala que en el contexto sudamericano coexisten tanto configuraciones sociales pre, post y modernas en donde “la sensación de vivir a la vez en varios siglos puede encontrarse en cualquier otro país de América Latina” (1997: 32). Siguiendo esta línea, Jorge Larraín propone “la tesis de que la modernidad es simultáneamente una y múltiple […] claro está, sin embargo, que puede encontrarse muchos procesos y perspectivas antimodernos dentro de la época así llamada moderna” (2005: 9-10). Debido a que las barras bravas son un fenómeno sudamericano, se desarrollan en un contexto caracterizado por la hibridación. Esta lógica permite describir los componentes del fenómeno de las barras bravas de una manera inclusiva, posibilitando entender falsas tensiones entre elementos aparentemente opuestos o excluyentes bajo la óptica de la clásica dicotomía modernidad/posmodernidad. Aunque las ideas desarrolladas a continuación apuntan a una coexistencia de características modernas y posmodernas, se pondrá mayor énfasis en las el sistema explicativo presentado por Giddens, sin desconocer la presencia configuraciones posmodernas. Esta mayor presencia dentro de esta hibridación no imposibilita el proceso mismo de hibridación, pues cada fenómeno social se va constituyendo de distintas maneras y quizás si nos centráramos en otro fenómeno veríamos una mayor notoriedad de procesos posmoderno sobre los modernos. Diagrama nº 1: Elementos modernos y postmoderno en el fenómeno de la barra brava de Colo- Colo 64 2.1. LA RUTINIZACIÓN Y MECANISMOS DE DESANCLAJE Un elemento central en la Garra Blanca son los mecanismos de desanclaje entendido como “el <despegar> de las relaciones sociales de sus contextos locales de interacción y reestructurarlas en indefinidos intervalos espaciotemporales” (Giddens, 2008: 32). En este sentido, no se puede saber si las relaciones sociales del barrio son expandidas hacia el estadio y luego al internet o desde el estadio realizan un contínuum que llega hacia los barrios y posteriormente a espacios online. Lo que sabemos es que tanto el estadio como el barrio se refuerzan permitiendo una continuidad en las acciones de las barras bravas a través del tiempo. Esta expansión temporal, permitida en gran medida por la expansión espacial, da paso a una institucionalización de la acción, pues, vemos en los estadios que, partido a partido, se van produciendo las mismas dinámicas una y otra vez, al mismo tiempo que en los barrios se pueden ver los mismos patrones estéticos expresados en murales y grafitis. Esta interacción entre el barrios y el estadio, pensando en ellos como un lugar y un no lugar, respectivamente, “son más bien polaridades falsas: el primero no queda nunca completamente borrado y el segundo no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y de la relación” (Augé, 2000: 83). En este sentido, el barrio como lugar – que implica una connotación identitaria, relacional e histórica– se introduce en un no lugar (el estadio), expresándose simbólicamente especialmente en los lienzos o trapos. Esta interacción e interpenetración entre lo moderno y lo postmoderno, entre el lugar y el no lugar, y que da la posibilidad de la 65 institucionalización y expansión del fenómeno de las barras bravas, expresa de buena manera la intención de procesos de hibridación (Canclini, 2001) que aquí se intenta transmitir. La institucionalización entendida como una constante rutinización de las acciones de los agentes, como una recursividad (Giddens, 2011:24) implica una despersonalización, en donde el resultado de determinadas acciones ya no depende de personas concretas, sino del conocimiento consensuado que tienen los actores sociales para interpretar determinados recursos válidos en el contexto de las barras bravas. Es por esto que es importante hablar de los mecanismos de desanclaje, sobre todo de las señales simbólicas que son un “medio de intercambio que puede ser pasado de unos a otros sin consideración por las características de los individuos o grupos que los manejan en una particular coyuntura” (Giddens, 2008: 32-33). Más adelante veremos la importancia de los piños2 como un subcomponente de una configuración mayor, y en donde se puede apreciar que el desenvolvimiento de Garra Blanca como ente mayor no depende de la actuación de un piño en particular. Todo lo contrario, se verá que la compleja coordinación entre las diferentes agrupaciones de la barra brava es permitida por el conocimiento tácito - como también explicito- de los códigos y reglas establecidas. En definitiva, estas señales simbólicas están impregnadas de poder, lenguaje y signos impersonalizados que trascienden a las individualidades y pasa a incorporarse en el sentido práctico (Bourdieu, 2008: 116; 2011:115) o conciencia práctica (Giddens, 2011) de los agentes. Debido a la frecuente violencia física y visual que suelen protagonizar las barras bravas dentro y fuera de los estadios, es fácil pensar que en el interior de cualquier hinchada predomina la sensación de temor y desconfianza. Pero las barras bravas al operar como sistema de desanclaje, la confianza se vuelve crucial para ser sostenible la interacción y la cohesión. La fiabilidad no recae, insisto, sobre un determinado grupo o líder – aunque estos juegan un papel importante – sino sobre la rutinización, la cual conlleva regulación, reglas y recursos (Giddens, 2011) impersonalizados. Las señales simbólicas operan principalmente en el estadio y en contextos online, donde la interacción con otros barristas se sustenta bajo la fiabilidad derivada de la portación de símbolos del equipo que acreditan ser parte de un “nosotros” en donde “los individuos se autorreconocen” (Larraín, 2001: 257). 2 Piño: es un término usado por los barristas de cualquier equipo y que hace referencia a un grupo de barristas organizado dentro de la barra el cual puede poseer sus propios paños, bombos, líder, incluso cánticos. En términos simple, sería un subgrupo de la barra. 66 En los barras bravas, tanto en el estadio como en el contextos virtuales, la fiabilidad bajo el alero de la rutinización entrega una cierta seguridad de cómo se debe actuar para obtener una consecuencia deseada al mismo tiempo que se puede anticipar las conductas de los demás. Esta continuidad constituye un eje dentro de la construcción de identidad, pues hay demandas de interacción que le exigen a los individuos ser personas fiables donde sus acciones sean previsibles (Revilla, 2003: 9) y con un compromiso inquebrantable con su identidad (Revilla, 1998: 20) Concretamente, las grandes señales simbólicas de las que se hablará en este artículo son el bombo, lienzos o trapos, camisetas, murales e incluso el uso del cuerpo en determinadas situaciones. A pesar de que muchos de estos elementos mencionados tienen una existencia física, las señales simbólicas trascienden la materialidad y, por lo tanto, hay que intentar mirar el lenguaje, el poder y los códigos que estos objetos aúnan. Por ejemplo, el bombo aquí ha sido interpretado como el corazón de la barra brava, en donde su ubicación y tamaño ya nos comunica algunas cosas como la importancia que le atribuyen los hinchas y el poderío organizativo de la barra brava. Así, el bombo puede ser llamado con propiedad “el corazón de la barra” ya que su utilización permite coordinar y llevar el ritmo de miles de personas. Visto desde este punto de vista no resulta extraño que las autoridades chilenas comenzaran a prohibir su ingreso a los estadios con la finalidad de tratar de disolver a las barras bravas del fútbol chileno. La importancia de la información (Castells, 1996) y es una de las características que muchos autores asocian a un nuevo tipo de sociedad. La descentralización de la información aporta al reforzamiento entre las experiencias vividas en los barrios y en el estadio. Esta “democratización” de la información expandida a casi el total de la población es un hito que en el pasado era impensado, pues, los organismos, casi siempre estatales y privados, eran los encargados de almacenar y distribuir la información. Ahora en esta tarea también participan los integrantes de nuevos colectivos como las barras bravas quienes tienen sus propias redes, plataformas e incluso códigos lingüísticos que permiten ser protagonistas en los medios de comunicación. Esta descentralización de la información y la emergente importancia de plataformas de comunicación que dan paso a las barras bravas a ser protagonistas, permiten no solo mantener comunicados a los barristas, sino que también contribuyen a la socialización y legitimación de información que ayuda a consolidad las señales simbólicas mencionadas anteriormente. De esta forma, en las redes sociales del internet fluye un conjunto de información y códigos que los barristas deben manejar para saber interpretar de manera correctas las señales 67 simbólicas. En este sentido la globalización es imaginada (García Canclini, 1999), donde cada sujeto o agrupación le da forma a las herramientas de la globalización según sus intereses. 2.2. SEGURIDAD ONTOLÓGICA HEDONISTA DEL YO Y BÚSQUEDA RECONOCIMIENTO La desintegración paulatina de las grandes instituciones que en el pasado regulaban fuertemente la vida social y que cumplían la misión de intermediar entre el individuo y la sociedad han traído como consecuencia una serie de inseguridades, ansiedades y problemas que se expresan psicológicamente, pero que tienen un origen social. Pero no es el espacio oportuno para hablar en profundidad de la psicologización de problemas sociológicos -Beck (2000)-. Sin embargo, dentro del debate aquí planteado sobre las certezas modernas o las incertidumbres postmoderna, cabe decir que las barras de fútbol entregan por una doble seguridad: a) La primera es una seguridad emanada de integración social y/o sistémica (Giddens, 2011) de las acciones de la barra que permite a los individuos saber sus movimientos dentro del estadio – principalmente- y en los barrios. b) La segunda es una seguridad ontológica que subyace de las relaciones cara a cara en un contexto local de interacción (el barrio), donde la impersonalización pierde su importancia. Sin estos dos tipos de seguridad, las barras bravas estarían condenadas a desaparecer o al menos a renunciar a su expansión. Sin duda, el primer tipo de seguridad está mucho más vinculado a la vida de la barra brava, mientras que el segundo tipo de seguridad está relacionada con los sujetos que participan en ella. Esta interacción entre los caracteres macrosocial y microsocial es la que hace a este fenómeno sólido en el tiempo y atractivo para sus integrantes, pues el sentimiento de pertenencia con una institución expandida por territorio nacional y la posibilidad de reforzar lazos locales son “ofertas identitarias” que comienzan a escasear, y ya hemos insistido en que “en las condiciones de la modernidad, las rutinas integradas en los sistemas abstractos son cruciales para la seguridad ontológica” (Giddens, 2008: 110). Respecto al primer tipo de seguridad mencionado, “la fiabilidad en los sistemas abstractos proporcionan la seguridad de la confianza cotidiana, pero, por su misma naturaleza, jamás puede ofrecer la reciprocidad ni la intimidad que ofrecen 68 las relaciones personales de confianza” (Giddens, 2006: 111). Esta limitación de la seguridad de la confianza cotidiana propia de la institucionalización y rutinización, hace necesario que los hinchas establezcan relaciones personales, localizadas principalmente en el barrio, en donde además de ser garreros, son vecinos, amigos y hermanos. Al mismo tiempo, la limitación de las relaciones locales y personalizadas no permite la sensación de pertenencia a algo mayor, a adherirse a un grupo identitario que vaya más allá de los límites locales del barrio, es por ello que la deslocalización es tan necesaria para los hinchas de fútbol. Parafraseando a Daniel Bell, el barrio es muy pequeño para la demanda de sentirse integrante de algo mayor (como en el pasado fue el Estado o la iglesia) y la barra brava es demasiada grande para experimentar relaciones personalizadas y cara a cara que impliquen estatus, reconocimiento y reciprocidad. El puente entre estos dos extremos son los piños, los cuales incorporan las características “positivas” de ambos extremos de esta tensión. La tensión existente entre reducción de las ansiedades ontológicas entregada por las instituciones modernas y la búsqueda autorealización y reconocimiento de un “yo” hedonista –en el sentido dado por Maffesoli (2004) asociado fuertemente a la postmodernidad– a través de la participación en un grupo, es una tensión insostenible. Pues las características que suelen considerarse propiamente modernas y las características que se consideras exclusivas de la postmodernidad se encuentran entrelazadas en el fenómenos de la Garra Blanca y, probablemente, en todas las barras bravas. 2.3. REFLEXIVIDAD Y LOS METARRELATOS Aunque resulte difícil, por no decir imposible, determinar con qué grado de racionalización o conciencia actúan los sujetos3, veremos que existen diversas estrategias4 de acción las barras bravas. A un nivel concreto, la Garra Blanca opera tanto en el barrio como en el estadio y se extiende a contextos online. En cualquiera de estos terrenos es fácil advertir diversos grados de coordinación, desde la creación de murales que implican movilidad de recursos económicos y estrategias territoriales, hasta el actuar dentro del estadio en donde los sujetos 3 Giddens identifica tres niveles: inconsciente, conciencia práctica y consciencia discursiva. Hay que entender por estrategia desde la perspectiva de Bourdieu el cual por “estrategia no se refiere a la búsqueda intencional o premeditada de metas calculadas, sino al despliegue activo de <líneas de acción> objetivamente orientadas que obedecen a regularidades y conforman patrones coherentes y socialmente inteligibles, aun cuando no siguen reglas conscientes o apuntan a las metas premeditadas determinadas por una estratega” (Bourdieu & Wacquant, 2008: 52) 4 69 adquieren estrategias sobre su presentación del “yo” (Goffman, 2009) o del “nosotros” ante la barra brava contraria. Esta reflexividad que opera dentro de la Garra Blanca produce diversas estrategias discursivas construidas bajo el alero de lo que Giddens (1997) llamó el proyecto reflejo del yo, es decir, haciendo coherente el relato y las experiencias vividas con condiciones sociales más amplias. De este modo, hemos detectados tres perfiles discursivos de garrero: los biológicos, organizativos, familiar. Cada uno de los discursos se configura a partir de las distintas condiciones sociales, geográficas o demográficas en la cual se ven envueltos los participantes. En consecuencia, no se puede afirmar que existe una homogenización de relatos ni tampoco de las estrategias de acción, a pesar de que desde un primer acercamiento trivial resulta dificultoso percatarse de esta heterogeneidad. A pesar de la existencia de condiciones sociales que influyen en las estrategias adoptadas, estas están lejos de determinar su configuración, puesto que el agente humano tiene capacidad reflexiva, una conciencia práctica y discursiva (Giddens, 2011) que hace aprovechar las reglas y recursos de su entorno. Con esto se considera “la construcción del yo como un proyecto reflexivo, parte elemental de la reflexividad de la modernidad; la persona debe encontrar su identidad entre las estrategias y opciones que le proporcionan los sistemas abstractos” (Giddens, 2006: 119). Ahora bien ¿esta reflexividad que permite diferentes estrategias y discursos es un factor que pone fin a los metarrelatos? Para que una visión sobre la vida, la sociedad y sobre uno mismo sea considerada un metarrelato, debe cumplir al menos con tres condiciones: tener un dominio en el amplio de la sociedad; abarcar desde temas banales y triviales hasta los aspectos más esenciales de la vida de las personas; tener una larga permanencia en el tiempo tanto a nivel social como personal. Si somos rigurosos con estas tres condiciones, difícilmente encontraremos grandes metarrelatos. Sin embargo, encontraremos nuevas identidades como las barras bravas que aspiran a ser un metarrelato y aunque no logren una expansión a toda la población, para algunos de sus participantes –especialmente aquellos con perfiles discursivos biológicos y organizativos- ser Garra Blanca impacta en casi todos los sentidos de su vida, extendiéndose en el tiempo, resignándose a desaparecer a lo largo de las casi tres décadas de existencia de este fenómeno identitario. 70 2.4. ¿IDENTIDADES SÓLIDAS O LÍQUIDAS? Hemos visto que a pesar de las diversas estrategias adoptadas, las cuales varían en el tiempo, las barras bravas son identidades envolventes con una estructura sólida, esencialmente porque pasan a ser sistemas abstractos, institucionalizados y con altas cuota de rutinización. Sin embargo, hay que tener claro que son envolventes porque en algunos discursos de los garreros -como los biológicos y los organizativos- ser barra brava tiene un impacto en gran parte de su vida personal, privada y pública. Pero no nos podemos referir a las barras bravas como un fenómeno envolvente en el sentido de estar expandido en casi toda la sociedad con amplias influencias económicas, políticas, sociales etc. De esta manera, es una identidad más cualitativa que cuantitativamente envolvente. En el caso del discurso de los hinchas "familiares", el nivel de aprehensión es menos en los dos sentidos mencionado anteriormente, como veremos más adelante. Descartamos que las barras bravas sean un fenómeno identitario líquido, pues “la sociedad <moderna líquida> es aquella en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en una rutinas determinadas” (Bauman, 2010: 9). En la actual sociedad se comienza a establecer la sensación de lo pasajero que se vuelven los gustos y las prácticas. La lealtad como un valor de respetabilidad comienza a ser cada vez más periférico e incluso desconfiable en algunas situaciones. Para muchos la lealtad comienza a ser sinónimo de estaticidad, resistencia al cambio y poca innovación. Esto conlleva a que “en esta sociedad, nada puede declararse exento de la norma universal de la <desechabilidad> y nada puede permitirse perdurar más de lo debido” (Bauman, 2010: 11). En definitiva, para muchos pensadores postmodernos esta sensación ya comienza a ser prácticamente un ethos, pero no podemos pretender generalizar esta volatilidad al conjunto de la sociedad. Es liquidez no puede ser total. Tal como expone Revilla (2003) y Domínguez (2008), hay fuertes anclajes de la identidad personal que entrega continuidad al proyecto del yo y entregan un sentido de continuidad, coherencia y también autenticidad a los relatos. Estos son anclajes son: el cuerpo, el nombre propio, la autoconciencia y memoria y la demanda de interacción. Pero además de estos cuatro elementos de anclaje, en el caso particular de las barras bravas podemos integrar un quinto, el territorio. Como se verá más adelante, en el análisis de los trapos, el territorio constituye un eje central en el 71 diseño de este elemento material que se suele usar estratégicamente en la presentación de la barra brava frente a los “otros”. Una cosa importante es no confundir lealtad (como un valor o una práctica que permite la continuidad) con solidez. Perfectamente la lealtad puede utilizar algunos grados de liquidez- sobre todo en la forma- para obtener mejores resultados o para adaptarse a los nuevos contexto sin que el contenido o la estructura central identitaria del grupo se vea afectada. En este sentido es totalmente factible que, por ejemplo, un hincha de un perfil discursivo organizativo con el pasar de los años y al formar una familia se vaya moviendo hacia un perfil discursivo más familiar y comience a condenar la violencia en los estadios, cosa que un hincha organizativo no repudia del todo. También vemos que la presentación pública de las barras bravas ante su rival puede ir dejando viejos elementos e ir tomando otros nuevos. Ya es común ver elementos como trapos, bandas con un gran número de instrumentos de bronces, banderas gigantes, etc., que en el pasado no existían y que ahora se han establecido como objetos con un gran poder simbólico. Sin embargo, a pesar de esta metamorfosis, la lógica de una identidad por identificación, material y por oposición (Larraín, 2001; 2005) sigue intacta a la hora de hacer su presentación pública. Después de haber hecho un repaso por el diagrama nº1, nos puede quedar la sensación de que el fenómeno de la Garra Blanca como barra brava está más cercano a lo moderno que a lo postmoderno, sobre todo por su institucionalización y la solidez de su estructura identitaria. Pero también hay que tener presente que este fenómeno no corresponde a identidades que crean metarrelatos y tampoco las barras bravas son instituciones que regulen las acciones como lo fueron en el pasado el estado o las ideologías políticas. Lo importante aquí es comprender la imposibilidad de categorizar de manera rotunda un fenómeno que aunque puede estar más cerca de un tipo de sociedad que a otro, comienzan a ser fenómenos híbridos que muchas veces surgen como respuesta de la crisis de las instituciones modernas. 72 3. LA PRESENTACIÓN DEL GRUPO: EL CASO DEL TRAPO Y EL BOMBO Ahora desarrollaremos un análisis de dos elementos claves en el mundo de las barras bravas: Los trapos y el bombo. Ambos constituyen elementos materiales de gran carga simbólica que en torno a ellos giran un vasto número de significantes y códigos que pueden resultar difíciles de leer para una persona externa a estos grupos. Diagrama nº2: La presentación de la Garra Blanca ante los “Otros” Cualquier persona o grupo de manera consciente o inconsciente se presenta, a través de una fachada, ante los demás entregando cierta información que ayudan a definir las situaciones que actuarán como una especie de marco normativo (Goffman: 2006) e informacional que establecerá un “orden” de las acciones en un proceso de interacción. La importancia de la fachada radica en que es una: “parte de la actuación del individuo que funciona regularmente de un modo general y prefijado, a fin de definir la situación con respecto a aquellos que observan dicha actuación. La fachada, entonces, es la dotación expresiva de tipo corriente empleada intencional o inconscientemente por el individuo durante su actuación” (Goffman, 2009: 36). 73 En el mundo de las barras brava la fachada puesta en escena durante los partidos está compuesta principalmente por los cantos, lienzos, bombos y otros elementos materiales. Esta presentación de la barra hacia los demás, principalmente hacia la hinchada rival, opera como una primera información proyectada para definir la situación. Es importante considerar que los otros “por muy pasivos que sus roles puedan parecer, proyectarán a su vez eficazmente una definición de la situación en virtud de su respuesta al individuo y de cualquier línea de acción que inicien hacia él” (Goffman, 2009: 23). Ambas aficiones presentarán una fachada - y con ello enviarán al otro grupo información– que esté orientada a poder definir una situación que les otorgue, lógicamente, una posición privilegiada y de supremacía respecto al otro. Como se dijo, trapos y bombos son claves para entender la presentación pública de la barra y por ende es necesaria una correcta lectura sobre estos componentes de la fachada. Al menos tres ejes son claves en este sentido: dónde se exhibe, el tamaño y lo que dice. 3.1. LA UBICACIÓN DEL TRAPO En Latinoamérica es parte del paisaje futbolístico ver colgados trapos en las rejas del estadio. Si hacemos el ejercicio de mirar panorámicamente el sector de las barras bravas, sin mucho esfuerzo podríamos calcular el número aproximados de piños presente en el encuentro. En imágenes recatadas y subidas a sitios web por los propios barristas de Colo- Colo fácilmente se podían observar entre veinte y treinta trapos, todos ubicados en un aparente, recalco aparente, desorden y caos. En una de estas imágenes observadas se hace notoria la centralidad del lienzo que dice “Garra Blanca”. Aunque la barra esté integrada por decenas o centenares de piños, siempre están reunidos bajo una organización mayor, bajo un nombre que los une y los identifica como un todo unificado, con los mismos fines y la misma conducta. De esta manera, al ser la Garra Blanca el nombre oficial de la barra en su conjunto, el lienzo que expresa esta unidad debe estar en un posicionamiento central y exclusivo. Tal fortaleza debe verse reflejada no solo en la ubicación del trapo, sino que también en el tamaño de este, el cual sin duda debe ser el más grande, pues, al parecer dentro de la lógica y las normas del barrista no está permitido que un piño posea un trapo más grande que el central. La omnipresencia de la Garra Blanca como grupo debe ser mayor que cualquier piño y esto se debe expresar en la dimensiones de su lienzo. 74 Así, la ubicación del trapo nos señala -en un espacio físico- la importancia de este y lo que representa, como también su jerarquía. Por lo tanto, es lógico que los piños con menos poder, menos integrantes, menos historia, en definitiva con menos jerarquía, tengan trapos más pequeños o posicionados en partes menos visibles, más periféricas o, en el peor de los casos, sin un espacio en las rejas donde poder colgarlos y que tengan exhibirlo sujetarlos de pie y con sus manos durante más de 90 minutos. 3.2. EL TAMAÑO DEL TRAPO Cada cierto tiempo la Garra Blanca utiliza trapos gigantes que muestran su nivel de organización, su capacidad para movilizar recursos, su pasión y fanatismo por el equipo. Todas estas características se expresan en esta mega inversión. La forma de utilizar estos trapos o banderas gigantes por parte de los barristas está claramente pauteada. No hay ninguna improvisación al respecto. De antemano se sabe cuándo mostrar la bandera y cuánto tiempo. Por lo general, en la salida5 - ritual clave para cualquier barrista- se debe expresar toda la fuerza de la barra, manifestar el mayor fanatismo y organización posible. Bajo este contexto, desprender un símbolo de fanatismo y organización como lo es el trapo gigante parece lo más oportuno. Se muestra a todo el estadio, y más concretamente a los jugadores, que hay personas altamente comprometidas y organizadas por el equipo y que esperan que los jugadores den todo en la cancha. Otra característica del desprendimiento de una bandera gigante es la elaboración conjunta de esta tarea. En ella participa la gran mayoría de los integrantes, cada uno ejecuta una pequeña tarea, pero que en conjunto logran concretar un eficiente desprendimiento. Realizar esta práctica sería imposible para un pequeño grupo de personas o para un grupo con bajos niveles de organización. De esta manera la organización, coordinación y cooperación de la barra en su conjunto tiene su máxima expresión durante 2 o 3 minutos, tiempo que dura el proceso de desprendimiento, presentación y guardado de la bandera. 5 La salida: con esta palabra la barra se refiere a un momento específico del espectáculo futbolístico, es cuando los equipos se presentan en la cancha, comenzando así un ritual y una interacción entre barra y jugadores. Donde la barra le da la bienvenida y el apoyo a través de cantos, papel picado, fuegos artificiales y extintores, y los jugadores por su lado se acercan a la barra para saludarlos con las manos en alto. 75 3.3. LA LOCALIZACIÓN IMPREGNADA EN EL TRAPO En el trapo se conjugan tres elementos que resultan prácticamente inseparables: La territoriedad, los colores institucionales, y la unidad de la barra brava. Centrándose en la territorialidad o localización de las barras de fútbol, una gran proporción de los lienzos de la Garra Blanca expresan la ubicación geográfica donde viven los hinchas. Por ejemplo, es común ver en las galerías o encontrar en internet fotografías de un trapo que dice “La Florida 12”. Esto quiere decir que en el paradero número 12 de la comuna de La Florida hay un grupo de hinchas de Colo- Colo que tienen algún grado de organización y que van desde el barrio al tablón. Se encontraron fotografías que manifiestan que, a pesar de pertenecer a distintos piños, el hecho de vivir en la misma comuna (municipio) ya es un factor que los une. En consecuencia, distintos piños de la misma comuna interactúan, lo cual permite una organización mayor, con mayores integrantes, mayor coordinación, más trapos y más fortaleza física si es necesario acudir a la violencia y pelear contra otra barra o la policía. Otra referencia a la territoriedad, en términos de movilidad, es común encontrarla en fotografías que se autorealizan los piños cuando viajan a otras ciudades o países. Los barristas a la hora de fotografiarse se centran primero en el trapo, con lo cual el individuo pierde importancia y se le da una relevancia al grupo. Dentro de este protagonismo del grupo, se busca fotografiar al trapo en un espacio simbólico de la ciudad o país, lo cual se refleje un alto nivel de fanatismo y pasión por el equipo, a tal punto que, juegue donde juegue, el piño estará presente alentando incondicionalmente. 3.4. LA TRANGRESIÓN LINGÜÍSTICA EN EL TRAPO Además de encontrar elementos territoriales, los trapos también suelen impregnar algunos grados de violencia. Muchos nombres de piños, y que están escritos en sus respectivos lienzos, hacen referencia a palabras con una alta carga de transgresión. Como ejemplo de esto se pudieron encontrar nombres como de “Killer”, “Los Sxicidas”6 “The spreciables” que busca intimidar a la barra contrincante. Esta transgresión lingüística viene acompañada de significados 6 Dentro del fútbol chileno existe una fuerte rivalidad entre Colo- Colo y Universidad de Chile. A este último se le suele llamar la “U”. A partir de esto, se entiende que los barristas colocolinos omitan escribir la “u” en sus lienzos. 76 contraculturales o valores que casi siempre (en otros contextos) son mirados de manera negativa, pero que en los contextos de las barras de fútbol son reivindicados. En términos simples, esto es un ejemplo de que los barristas buscan proyectar una imagen de violentos, marginados y que se manejan bajo valores y lógicas que son sancionadas por la sociedad. 3.5. EL RESCATE DEL TRAPO Como se ha dejado en claro durante las páginas anteriores, la construcción y posición de un lienzo pasa a ser central dentro de la barra de Colo- Colo, pero mucho más relevante es no perderlo. Dentro del mundo de las barras del fútbol chileno, se ha creado un concepto llamado “el rescate” que consiste en el trapo a un piño o la barra del equipo contrario. El rescate es la acción de ir a quitar, mientras que el resultado positivo (hacerse del lienzo) es llamado “trofeo”. Para el barrista colocolino es tan importante poseer un trapo propio como lo es poseer uno de su rival7. Poseer un “trofeo” indica quien es más fuerte, es el símbolo de quien ha ganado una batalla, es de ahí su nombre (trofeo). Como es lógico, todo trofeo debe ser exhibido, y en el mundo de las barras de fútbol esto no es la excepción. Cuando los dos equipos se enfrenten y las barras se vean la cara se debe mostrar –de manera invertida para denigrar al rival– los lienzos rescatados del rival y de esta manera recordar quién fue el ganador en aquel encuentro que terminó en pelea8. Junto con esto, el rescate también es un medio para quitar la representatividad visual de la barra o del piño dentro del estadio, pues un piño sin trapo no es piño y es la lógica subyacente al rescate, hacer invisible al contrario. 7 Como detalle, hay que mencionar que estos trapos rescatados suelen pertenecer a la barra de la Universidad de Chile (Los de Abajo) tienen los mismos patrones y características antes analizados en los trapos de Colo- Colo (localización, transgresión lingüística, colores institucionales). 8 Para ver el video de la exposición de un rescate de los lienzos de la barra de la universidad Católica (con colores blanco y azul), más concretamente del piño “Los Kaos” y la “12” ver siguiente video: http://www.youtube.com/watch?v=EoQlieF5tjw&feature=related 77 3.6. EL BOMBO, ELEMENTO DE ORGANIZACIÓN Y JERARQUIZACIÓN El bombo, un instrumento musical, se ha comenzado a integrar desde fines de los años 80 a la barra de Colo- Colo y en general a todas las del territorio chileno y sudamericano. El bombo no puede considerarse un elemento periférico y con menor importancia, puesto que en él opera toda una lógica de organización y coordinación. Se podría considerar al bombo como el corazón de la barra, su ubicación dentro de la galería es central, ya que debe ser escuchado por cada integrante. Bajo el sonido de este elemento se coordinan los cantos, lo que se hace o no se hace, qué se debe cantar, a qué velocidad, cuándo se debe cantar, cuál es el momento apropiado para comenzar a saltar o hacer palmas. Es así como el bombo puede ser considerado como el instrumento que tiene los líderes de la barra para transmitir sus órdenes a los demás barristas. Por lo tanto, el bombo es una señal de jerarquía y poder. Siempre al lado de él están los líderes y las personas que tienen mayor jerarquía dentro de la barra. El bombo, además de ser un elemento central en el ritual de la salida, también tiene su propio ritual al ingresar al estadio. Como muestra algunos videos9, junto al bombo y la llegada de los líderes de la barra, llega la coordinación, el ritmo, un elemento que permite a unir todos los piños bajo una misma voz y bajo una misma actividad. Quizás sin el bombo la coordinación de decenas o centenares de piños sería imposible. Al igual que el trapo, el tamaño del bombo da a entender el nivel de organización y pasión por el equipo, cuanto más grande sea el bombo, más fanatismo y organización se muestra y por lo tanto – como el trapo-, no puede ser robado por la barra rival. La barra sin un bombo pierde la coordinación, el ritmo y se rompe la cadena de órdenes que opera dentro de la Garra Blanca. Otro común con el trapo son las simbologías impresas en su cuerpo. Por ejemplo, uno de los bombos la Garra Blanca tiene dibujado la copa Libertadores de América, el mayor logro alcanzado por el club en la esfera deportiva. 9 http://www.youtube.com/watch?v=ylZU3-t-Pm4 78 4. ALGUNAS CLAVES EN LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DE LOS GARREROS Dentro de la Garra blanca coexisten al menos tres configuraciones discursivas. Cada una de ella se construye a partir de algunos significantes comunes y otros diferentes, pero la importancia es que el significado atribuido por los sujetos varía. Cada discurso tiene un eje cohesionador que articula los distintos elementos y hace compatible componente que a primera vista pueden ser contradictorios en el espacio semántico. Basándonos en este criterio cohesionador, llamamos a estos discursos como: Biológico, Organizativo, Familiar. 4.1. EL DISCURSO BIOLÓGICO Este es un tipo de discurso sustentado principalmente en aspectos biológicos o étnicos. En él se hacen constantes referencias a la pertenencia del grupo étnico mapuche, característico de la zona centro-sur de Chile. En este sentido, la sangre araucana pasa a ser el eje que cohesiona a los garreros, es “el elemento biológico que tiene todo chileno y especialmente todo garrero”. Desde ahí se desprende, junto a otras razones, la imagen de que el equipo de Colo- Colo representa a todo Chile, y como muchas veces expresan sus seguidores “Colo- Colo es Chile”. Al ser la sangre el elemento central en este discurso, ser colocolino no es una opción, sino más bien una condición presente desde el día del nacimiento hasta el día de la muerte. Con esto es fácil entender a los garreros cuando dicen que “la pasión colocolina es heredable” de padre a hijo, de generación en generación. Con este condicionante biológico, no hay espacio para ser crítico al estado de las cosas dentro de la Garra Blanca, pues solo se debe alentar al equipo incondicionalmente sin importar los resultados o la distancia donde jueguen. Para el garrero con un discurso biologicista, los viajes son una actividad importante dentro de su militancia en la barra, ya que viajar cientos o miles de kilómetros a lo largo de todo Chile reafirma aquella pasión incondicional que su origen araucano le entrega y a la que debe responder. De este modo, el sacrificio físico y económico que implica viajar adonde sea que juegue el equipo se entiende en este discurso como una demostración de incondicionalidad y como de que Colo- Colo al ser Chile juega de local en cualquier estadio. Aquí, la violencia vivida dentro de los estadios durante el desarrollo del partido es consecuencia de la discriminación sufrida especialmente por la policía y a la que ellos responden. Mientras que dentro de los estadios se practica una violencia 79 pasiva, en el barrio o población se ejerce una violencia ofensiva, es decir, se busca atacar a los barristas de otros equipos y también a todas sus expresiones materiales de pasión, como los murales, lienzos, etc. Lo que buscan los garreros con estas acciones es asegurar el dominio territorial del piño o la Garra Blanca como elemento central que sustente la heredabilidad de la pasión por el equipo. 4.2. EL DISCURSO ORGANIZATIVO Aquí el eje central y cohesionador es la organización. Lo que pretende este sistema discursivo es recalcar que la Garra Blanca, más que una condición (como en el discurso biológico), es una organización guiada por la pasión de ser colocolino y donde la mayor virtud de la Garra Blanca es justamente la organización. Dentro de este discurso se podría decir que la organización es sinónimo de pasión, por lo tanto cuantos más grados de organización se logren y se expresen, más orgullo y satisfacción sienten los garreros. Es por ello que el esfuerzo que implica coordinar y organizarse entrega grandes alegrías. A pesar de que los viajes a otras regiones significan sacrificios para los garreros tanto con un discurso biologicista como organizativo, hay que entenderlos de manera distinta. Mientras que los viajes para los primeros es un sacrificio que demuestra su pasión incondicional, para los segundos los viajes son un espacio para poder demostrar el despliegue organizacional de la hinchada. Llenar los estadios de los equipos rivales implica una organización de gran magnitud, que, como declaran algunos garreros, “ni los políticos pueden mover a tanta gente”. Desde una postura organizacional, cualquier organización puede mejorar su gestión y este discurso rescata esta visión, pues introducen elementos críticos en el discurso que apuntan a mejorar algunas acciones. El aspecto más crítico captado en estos garreros es el hecho de no llenar el estadio en todas las oportunidades (especialmente de local). Las posibles mejoras, según ellos, deben focalizarse en la organización interna de la Garra Blanca y comunicación entre los distintos piños. Respecto a la violencia, se declaran en contra del accionar de los carabineros (policía) y la discriminación sufrida por parte de ellos y también de la prensa, quienes los catalogan de delincuentes. Estos garreros tienen una construcción discursiva en donde ponen en contradicción los términos delincuencia y 80 organización, incluso expandiendo sus fronteras organizativas a temas ajenos al fútbol y pasando la Garra Blanca a ser una organización social. Por otro lado, la violencia ejercida en los territorios barriales es una violencia activa, al igual como sucede con los barristas biologicistas, pero a diferencia de estos, los garreros organizativos buscan en el territorio la base de la fortaleza de la organización a través de los piños. Para manifestar altos grados de organización, expresar material y simbólicamente el dominio del territorio resulta fundamental, al mismo tiempo de tratar de disminuir los elementos visuales y materiales (murales, lienzos, etc.) que indicen la organización de hinchas de los equipos rivales. Esta tensión sin duda produce hechos de violencia entre piños de distintos equipos. 4.3. EL DISCURSO FAMILIAR Sin duda este es el discurso que menos se asocia a la violencia. Los y las hinchas que adhieren a él se muestran reacios a la violencia que emerge en los estadios y la rechazan de manera categórica debido a que ven al fútbol como un espacio en donde la familia se puede reunir y disfrutar del espectáculo. Al ser un ambiente familiar, están presente niños, mujeres y ancianos quienes son considerados altamente vulnerables en un contexto de violencia. Bajo esta línea argumentativa, la policía es vista como un enemigo que con frecuenta provoca a los hinchas originándose así incidentes que ponen en situación de riesgo no sólo a la familia, sino al espacio social en donde se pueden reunir, espacio que, según dicen, es escaso en la actual sociedad. Es de esta manera como ponen en posiciones inconciliables los términos violencia y familia. Al basar la adhesión al equipo y la actividad familiar en torno al espectáculo del fútbol, una vez finalizado disminuye la participación como hincha, con lo cual se ausenta la violencia en los barrios y poblaciones. Una manera de entender bien esta ausencia de violencia en los barrios, es ver la asociación existente entre este discurso familiar y el género femenino, pues son principalmente ellas quienes lo elaboran. Y, como es común en el mundo de las barras bravas, ellas son excluidas y/o protegidas de las actividades y contextos de violencia en los cuales participan la barra o piños. Hemos visto cómo la percepción de espectáculo configura un discurso respecto a la violencia, pero también a partir de ahí debe entenderse la pasión por el equipo. Pues cuanto mejor sea el espectáculo brindado por la Garra Blanca (a través de sus cantos, salidas, presencia de banderas y otros elementos materiales) mayor es la pasión entregada por los hinchas y recibida por el equipo. Pero todas estas 81 acciones de la hinchada que contribuyen a un buen espectáculo necesitan acciones que operen bajo la unidad de los hinchas. Desde tal punto de vista de la unidad del grupo se debe entender la adaptación, especialmente de las mujeres, a las características de los hinchas masculinos (Binello et al., 2005) y de los piños, puesto que en esta configuración discursiva la idea no es criticar – excepto en lo que a violencia respecta- ni dividir a la hinchada. REFLEXIONES FINALES Queda la impresión “de que la disolución de la identidad en la postmodernidad está lejos de estar teniendo lugar. Son todavía muy importante los elementos que anclan la identidad a los individuos y que impida que ésta se diluya en el juego libre del ser” (Revilla, 2003: 10). Siguiendo esta óptica se ha argumentado a favor de reconocer elementos sólidos y también líquidos dentro de la configuración identitaria de las barras bravas. Como ejemplo de esta liquidez dentro de la lealtad de los hinchas (continuidad), es posible mencionar que el fenómeno de las barras bravas llevan en Chile algo más de dos décadas y se ha mantenido en el tiempo e incluso se ha solidificado llegando a extenderse a los barrios e incluso a contextos online. A pesar de esto, es dificultoso encontrarse con hinchas longevos que hayan participado en la génesis del fenómeno. Las barras bravas se han institucionalizado y rutinizado, lo que nos permite ver que una solidez de la Garra Blanca, al mismo tiempo que ha existido un recambio generacional de sus integrantes. Hemos visto la imposibilidad de mantener el estereotipo de una sociedad moderna o postmoderna, al menos en el fenómeno de las barras bravas. Aparentes tensiones se acercan y comienzan a interactuar para dar forma a maneras de actuar que tienen una lógica híbrida. El fenómeno de las barras bravas pertenece a esta nueva forma de configurar la identidad de miles de personas y las ciencias sociales deben preguntarse sobre su naturaleza. Es común leer en periódicos o ver en la televisión interpretaciones sobre estos grupos muy alejadas de las nociones aquí planteadas. En vez de apostar por la idea de que estos grupos producen anomia, invertimos el argumento diciendo que estos grupos surgen en respuesta de la creciente anomia –en el sentido durkheriano- de la sociedad chilena. En definitiva, son la consecuencia de la anomia, no su causa. Pero esta idea se intentará desarrollar en una futura investigación. Aunque no existe un estudio estadístico que relacione de manera directa la aparición de las barras bravas con la situación política y económica de 82 Chile y Sudamérica, existen indicios que señalan que las barras bravas chilenas emergen en un contexto histórico de creciente apolitización (especialmente en los segmentos jóvenes y en los quintiles más bajos de la distribución económica) y en una sociedad caracterizada por altos niveles de desigualdad social (una de las más alta según el coeficiente de Gini) que no puede producir más que exclusión social y marginalidad. BIBLIOGRAFÍA Auger, Marc 2000 “Los no lugares, espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad”. Editorial Gedisa; Barcelona, España. Bauman, Zygmunt 2010 “Vida liquida”. Paidós; Barcelona, España. Berman, Marshall 1989 “Todo lo sólido se desvanece en el aire: La experiencia de la modernidad”. Siglo XXI editores; Buenos aires, Argentina. 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Recibido: Junio de 2013 Aceptado: Octubre de 2010 85 O FINANCIAMENTO DO ESPORTE OLÍMPICO NO BRASIL: UMA ANÁLISE DO CICLO DE LONDRES (2009-2012)1 Marcelo Resende Teixeira2 Wagner Barbosa Matias3 Fernando Mascarenhas4 O estudo busca aferir e analisar o montante de recursos destinado ao esporte olímpico, bem como identificar as instituições contempladas, sinalizando em quais ações os recursos foram utilizados. Por meio destes dados foi possível discutir a estratégia adotada pelo Governo Federal para o desenvolvimento do esporte de alto rendimento no Brasil, especialmente no ciclo olímpico de Londres (20092012). A investigação pode ser caracterizada como quantitativo-qualitativa e de cunho documental. Os dados foram coletados a partir das seguintes fontes: a) Sistema de Convênios do Governo Federal (SICONV); b) Portal da Transparência do Governo Federal; c) informações disponíveis no site Contas Abertas; d) dados de relatórios de gestão do Ministério do Esporte e do Comitê Olímpico Brasileiro (COB). Como resultado, percebeu-se que embora disponibilizados um volume satisfatório de recursos para as Confederações, em detrimento a momentos anteriores, tal situação não gerou resultados positivos no quadro de medalhas, e de uma maneira geral nos principais resultados da delegação brasileira nos últimos Jogos Olímpicos. Dessa forma, fica evidente que ações do Ministério do Esporte e das entidades esportivas são pautadas pelas urgências, de acordo com o interesse de seus gestores, em contraposição dos princípios básicos da administração, como o planejamento estratégico. Neste sentido, as perspectivas para o ciclo olímpico do Rio de Janeiro 2016 tendem a reproduzir privilégios e um modelo centralizado e ineficiente para a organização do esporte de alto rendimento no país, conforme proposto pelo COB por meio do Programa Time Brasil5. 1 En Inglés: Financing The Olympic Sport in Brazil: an analysis of cycle London (2009-2012). En Español: Financiación del deporte olímpico en Brasil: un análisis del ciclo de Londres (2009-2012) 2 Especialista em Administração e Marketing Esportivo\Universidade Gama Filho. Servidor do Ministério do Esporte. 3 Mestre em Educação Física pela Universidade de Brasília (UnB), integrante do Grupo de Pesquisa e Formação Sociocrítica em Educação Física, Esporte e Lazer (Avante) da UnB e servidor do Ministério do Esporte (ME) e da Secretaria de Educação do Distrito Federal. 4 Doutor em Educação Física pela Universidade estadual de Campinas (Unicamp). Docente da Faculdade de Educação Física da Universidade de Brasília (UnB). Coordenador do Grupo Avante.- UnB. Bolsista do CNPq – Brasil. 5 El estudio busca identificar y analizar el montante de recursos destinado al deporte olímpico en Brasil, bien como identificar las instituciones contempladas, señalando en cuales acciones los recursos fueran utilizados. Por medio de estos datos fue posible lidiar la estrategia adoptada por el Gobierno Federal para el desarrollo 86 Palavras chave: Políticas Confederações esportivas. de esporte; Financiamento; Esporte olímpico; The study seeks to measure and analyze the amount of resources devoted to Olympic sport in Brazil, as well as identify the institutions included, signaling in which actions the resources were used. Through these data, it was possible to discuss the strategy adopted by the Federal Government for the development of elite sport, especially in the Olympic cycle London (2009-2012). The research may be characterized as qualitative and quantitative documentary slant. The data were collected from the following sources: a) Covenants system of the Federal Government (SICONV); b) Portal of the Federal Government's Transparency; c) Information available on Open Accounts; d) Reporting data and management of the Sports Ministry and the Brazilian Olympic Committee. As a result, it was noticed that although provided a satisfactory volume of resources for the confederations, rather than the previous times, such a situation did not generate positive results in the table of medals, and in a general way in the main results of the Brazilian delegation in recent Olympic Games. Thus, it is clear that actions of the Ministry of sport and sports organizations are based in the emergency room, according to the interest of its managers, in contrast of the basic principles of Administration, as the strategic planning. In this sense, the prospects for the Olympic cycle of Rio de Janeiro 2016 tend to reproduce privileges and a centralized model and inefficient for the organisation of sport in the country, as proposed by the COB through the Brazil Team Program. Keywords: Sport Policies; Financing; Olympic sport; sport confederations. de lo deporte de alto rendimiento, especialmente en el ciclo olímpico de Londres (2009-2012). La investigación pode ser caracterizada tal como cuantitativo- cualitativo de manera documental. Los datos fueran colectados de las siguientes fuentes: a) sistema de Convenios del Gobierno Federal (SICONV); b) portal de la Transparencia del Gobierno Federal; c) informaciones disponibles en el sitio Cuentas Abiertas; d) datos de lo relato de gestión de lo Ministerio del Deporte y del Comité Olímpico Brasileño (COB). Como resultado, se percebe que la disponibilidad de uno volumen satisfactorio de recursos para las Confederaciones, en detrimento a los momentos anteriores, tal situaciones no gestó resultados positivos en el cuadro de medallas, y de una manera general nos principales resultados de las delegaciones brasileñas en los últimos Juegos Olímpicos. De esa forma, queda evidente que acciones de lo Ministerio de Deporte y de las entidades deportivas son pautadas pelas urgencias, de acurdo con los intereses de sus gestores, en contraposición de los principios básicos de la administración, con lo planeamiento estratégico. En esto sentido, las perspectivas para el ciclo olímpico del Rio de Janeiro 2016 tienden a reproducir privilegios y uno modelo centralizado y ineficiente para la organización de lo deporte de alto rendimiento en el país, conforme propuesto por lo COB por medio del Programa Time Brasil. Palabras clave: políticas deportivas; financiación; deporte olímpico; Confederaciones deportivas. 87 INTRODUÇÃO Os Jogos Olímpicos da era moderna ocorrem a cada quatro anos e reúnem os melhores atletas, de diversas modalidades esportivas, de todo o mundo6. A primeira edição aconteceu em 1896 na cidade de Atenas/Grécia e a última foi em 2012 na cidade de Londres/Inglaterra. Nesta, o Brasil esteve representado por 259 atletas que disputaram 32 modalidades. Ao final, o país conquistou 17 medalhas (03 de ouro, 05 de prata e 09 de bronze), superando o seu recorde de pódios - 15 em Pequim, 2008 e em Atlanta, 1996. Ainda assim, ficou apenas na 22ª posição, longe da sua melhor participação, a 16ª colocação obtida em Atenas, 20047. Em 2016 o evento será na cidade do Rio de Janeiro8 e a expectativa do Governo Federal e do Comitê Olímpico Brasileiro (COB) é posicionar o país entre o top 10 do ranking de medalhas9. Para alcançar tal objetivo, o Ministério do Esporte (ME), está adotando medidas para aumentar o volume de recursos para os atletas e para as entidades de administração do esporte olímpico. Dentre outras ações, no fim de 2012, lançou o “Plano Brasil Medalhas Olímpico e Paralímpico”, que regulamenta alguns aspectos da Lei nº 12.395/2011 e prevê até 2016 a injeção de mais um bilhão de reais no esporte de alto rendimento Assim, considerando a meta traçada pelo governo e pelo COB e o aumento do volume de recursos repassados para os próximos Jogos Olímpicos, torna-se importante investigar e lançar elementos para o melhor planejamento dos gastos públicos. Para os fins desta pesquisa, portanto, buscamos aferir e analisar o montante de recursos destinado ao esporte olímpico, bem como identificar quais instituições contempladas e em quais ações os recursos foram utilizados, problematizando a estratégia adotada para o desenvolvimento do esporte de alto rendimento no país. 6 Para compreender as transformações dos Jogos Olímpicos, consultar Proni (1998) e Rubio (2010). A classificação dos países no quadro de medalha é realizada pelos veículos de comunicação, não sendo um procedimento do Comitê Olímpico Internacional (COI). Ela é feita a partir do número de medalhas de ouro, seguida da quantidade de medalhas de prata e bronze conquistadas. 8 A eleição da capital fluminense ocorreu no dia 2 de outubro de 2009, durante a 121ª assembleia do COI, realizada em Copenhague. O projeto da cidade do Rio de Janeiro desbancou as propostas das cidades de Chicago, Tóquio e Madri, respectivamente. 9 O Plano Decenal do Esporte e Lazer (PDEL), resultado da III Conferência Nacional do Esporte (BRASIL, 2010), aponta como horizonte para as políticas esportivas no país, a inserção do Brasil entre as dez potências olímpicas (FLAUSINO, 2013). 7 88 DELINEAMENTO DO ESTUDO Para o desenvolvimento da investigação, optamos por uma pesquisa de nível exploratório, uma vez que o tema do financiamento do esporte olímpico ainda é pouco estudado no país. Ressalta-se que apesar de se reconhecer a importância dos estudos no âmbito do financiamento, seja para o desenvolvimento de novos estudos científicos ou para o processo decisório de formação e de implementação de agendas governamentais, no campo das ciências do esporte, isto é incipiente (Athayde, 2013). As poucas iniciativas se restringem a Veronez (2005), Castelan (2010), Almeida (2010) e Athayde (2013). Sendo que em relação ao esporte olímpico, a investigação de Almeida (2010), se destaca como precursora. No que toca aos procedimentos, a investigação pode ser caracterizada como quantitativo-qualitativa e de cunho documental. Os dados foram coletados a partir das seguintes fontes: a) Sistema de Convênios do Governo Federal (SICONV)10; b) Portal da Transparência do Governo Federal11; c) informações disponíveis no site Contas Abertas; d) dados de relatórios de gestão do ME e do COB. O escopo de análise desta pesquisa é o período de 2009 a 2012, ou seja o ciclo olímpico de Londres. No entanto, também apresentamos dados dos anos anteriores das fontes de financiamento que os tinham disponiveis. Neste estudo abordamos o repasse de recursos das seguintes fontes: a) Lei Agnelo/Piva12; b) Transferências Voluntárias do Governo Federal; c) Lei de Incentivo ao Esporte13; d) Patrocínio de estatais. Para a análise e discussão dos dados foi adotado o método de análise de políticas sociais proposto por Boschetti (2009), com atenção para a “configuração do financiamento e gasto”, em especial, para a “magnitude e direção dos gastos” O artigo é dividido em três momentos, além da introdução, consta a apresentação e discussão sobre a organização e o financiamento do esporte olímpico no país, e breves considerações finais. 10 Sistema de Gestão de Convênios e Contratos de Repasses, instrumento público que viabiliza aos órgãos concedentes e convenentes o gerenciamento on-line de todos os convênios cadastrados, sendo obrigatório para todas as operações de transferência voluntária do Governo Federal. 11 O Portal da Transparência do Governo Federal é uma iniciativa da Controladoria-Geral da União (CGU), lançada em novembro de 2004, para assegurar a boa e correta aplicação dos recursos públicos. O objetivo é aumentar a transparência da gestão pública, permitindo que o cidadão acompanhe como o dinheiro público está sendo utilizado e ajude a fiscalizar. 12 A lei 10.264/2001, chamada de Agnelo-Piva em referência aos seus autores no parlamento, destina 2% da arrecadação bruta das loterias federais do país em favor do COB (85%) e do Comitê Paralímpico Brasileiro (CPB)- 15%- sendo que dos 85% que cabe ao COB deve ser investido obrigatoriamente 10% no Esporte Escolar e 5% no Esporte Universitário. 13 A Lei de Incentivo ao Esporte (11.438/2006) isenta em até 6 % pessoas fisicas e 1% pessoas juridicas que invistam, por meio do ME, no esporte em qualquer modalidade e manifestação esportiva. 89 ORGANIZAÇÃO E FINANCIAMENTO DO ESPORTE OLÍMPICO NO BRASIL O COI é a entidade máxima representativa do Movimento Olímpico no mundo. Cada país possui sua representação sendo que no caso brasileiro, o COI é representado pelo COB, cuja missão é a de: a) atuar no esporte de alto rendimento; b) liderar a estratégia de desenvolvimento do esporte; c) preparar as modalidades olímpicas; d) organizar a representação do Brasil em jogos; e) ser o representante do Brasil internacionalmente; f) representar o Movimento Olímpico frente aos poderes constituidos; g) contribuir com os formadores (clubes, escolas, associações, estados e municípios) para a inserção social de jovens através por meio do esporte, para a prática da cidadania e para a formação de atletas para o alto rendimento (COB, 2008). O COB é responsável por seis ações, quais sejam: 1) fomento a Programas e projetos; 2) manutenção da entidade; 3) formação de recursos humanos; 4) preparação técnica de equipes, infraestrutura, contratação e remuneração de comissões técnicas; 5) manutenção de atletas nos treinamentos e competições nacionais e internacionais; e 6) organização e participação em eventos esportivos (COB, 2008). Destaca-se que o COB não estipula um percentual mínimo de recursos para cada uma destas ações, fica a critério dos seus dirigentes a distribuição e o direcionamento do arrecadado. Ele se relaciona diretamente com 29 confederações brasileiras de modalidades esportivas olímpicas, sendo que duas dessas estão associadas aos Jogos Olímpicos de Inverno. Além disso, há o vínculo e reconhecimento de outras 21 confederações de modalidades não olímpicas14 (Almeida; Marchi Júnior, 2011). Estas entidades, a partir da Constituição Federal de 198815, passam a ter autonomia de organização e funcionamento. Destaca-se que o Estado assume um papel neocorporativista, regulando e provendo o sistema esportivo (Bracht, 2005). Ou seja, a administração pública continua a financiar o esporte de alto rendimento, 14 Para identificar as Confederações de esporte olímpico e demais ligadas ao COB, basta consultar o seguinte site: www.cob.org.br. 15 A Constituição Federal de 1988, segundo Behring (2008) não representou a totalidade dos anseios das elites do país e nem dos movimentos sociais, mas assegurou para os trabalhadores (fruto da luta destes) uma série de direitos sociais, que até então inéditos para o país que ao longo dos anos passou por “saltos para frente”, modernização conservadora. Montãno (2010, p. 35) neste mesmo sentido, afirma que a carta magna de 1988 “[...] consagrou um profundo avanço social, apontava pela primeira vez para a construção de um “Estado de bem estar social”, enfrentando a “divida social”. Entretanto surgia no momento em que o mundo discutia outro modelo de estado”. De qualquer forma, o texto constitucional garantiu a população o esporte e o lazer como direitos, tendo o Estado o dever de desenvolver políticas sociais esportivas, priorizando o esporte educacional e em casos específicos o esporte de rendimento. 90 afinal, as entidades esportivas não abrem mão do fundo público (Castellani Filho, 2008). No tocante ao financiamento, a lei Agnelo/Piva é a principal fonte de recursos do COB. No ciclo olímpico de Londres foi repassado o montante de R$ 677,1 milhões, sendo que desses R$ 250,3 milhões foram destinadas às Confederações, conforme demonstra a Tabela 1. Tabela 1: Recursos recebidos pelo COB e repassados as confederações, em milhões de reais. Ano Valor recebido pelo COB Repasse do COB as Confederações* 2009 R$ 172.416.822,05 R$ 48.736.528,77 2010 R$ 184.543.857,28 R$ 59.110.877,76 2011 R$ 173.139.995,07 R$ 65.223.801,82 2012** R$ 147.044.052,21 R$ 77.274.184,68 R$ 677.144.726,61 R$ 250.345.393,03 Total 2012 2009- * Estes são valores estimados pelo COB, pois não estavam disponiveis no site o montante real. Fonte: www.cob.org.br. Elaboração dos autores (2013). No ciclo olímpico de Pequim (2005-2008), o COB recebeu via lei Agnelo/Piva o valor de R$ 615,4 milhões, sendo direcionado às Confederações de esporte olímpico o montante de R$ 297,2 milhões16 (tabela 2). Portanto, houve um aumento dos recursos repassados do ciclo olímpico de Pequim para o ciclo de Londres. Contudo observa-se a diminuição e uma oscilação nos valores destinados para as Confederações. Entre 2005 e 2006 houve um crescimento contínuo, no entanto nos quatro anos seguintes os repasses sofreram queda, com nova elevação somente a partir de 2010. Registra-se que tal situação interfere na continuidade de qualquer planejamento. 16 Registra-se que os dados foram atualizados, conforme sistema de débito do Tribunal de Contas da União na data de 13/3/2012. 91 Tabela 2: Recursos recebidos pelo COB e repassados as confederações, em milhões de reais. Ano Valor recebido pelo COB Repasse do Confederações* COB 2005 R$ 152.159.514,53 R$ 81.005.666,20 2006 R$ 131.095.743,44 R$ 80.890.860,56 2007 R$ 171.972.584,68 R$ 75.835.372,84 2008 R$ 160.254.641,25 R$ 59.567.188,02 R$ 615.482.483,90 R$ 297.299.087,62 Total 2008 2005- as Fonte: www.cob.org.br. Elaboração dos autores (2013). A concentração elevada de recursos no COB em 2007, 2008 e 2009 provalvelmente ocorreu pela realização do Pan-2007 e, posteriormente, pelo investimento na candidatura do Rio aos Jogos Olímpicos de 2016. De qualquer forma impressiona a diferença entre o que o COB recebe e o que é destinado ás confederações. Ora, se a Lei foi criada para "fortalecimento do esporte a partir dos atletas" porque, por exemplo, no ciclo de Londres de R$ 677 milhões apenas R$ 257, valores arredondados, são destinados á atividade fim? Em relação ao destino dos recursos da Lei Agnelo-Piva, no ciclo de Londres como no ciclo anterior, conforme identificou Almeida e Marchi Júnior (2012), tanto o COB quanto as Confederações têm um maior investimento na organização e participação em eventos. Quanto à distribuição de recursos entre as Confederações, persiste no ciclo de Londres a desigualdade identificada por Almeida e Marchi Júnior (2011) no ciclo olímpico de Pequim, sendo privilegiadas aquelas modalidades esportivas que possuem mais visibilidade, melhor organização administrativa e que possuem patrocínios17. Assim, o parâmetro meritocrático implementado pelo COB em 2009, acentua a discrepância entre as confederações e a hegemonia de algumas modalidades, como o voleibol, o judô, o atletismo, o handebol, os desportos aquáticos, a ginástica e o basquetebol em relação a outras, como no caso do badminton, do 17 A distribuição dos recursos entre as Confederações encontra-se nos relatórios anuais do COB, com exceção do ano de 2012 todos os demais estão disponíveis no site da entidade. 92 levantamento de peso, do taekwondo etc, já que essas possuem menos visibilidade e, consequentemente, menor possibilidade de atrair patrocínios. Uma segunda fonte de recursos analisada neste estudo são os repasses das empresas estatais, vejamos abaixo o montante destinado as confederações no ciclo olímpico de Londres (2009-2012): Tabela 3. Volume de recursos repassados pelas estatais para Confederações no periodo de 20092012 em milhões de reais. Estatais Total investido R$ (milhões) Banco do Brasil 220,1 Eletrobrás 151,1 Caixa 151,4 Correios 93,1 Petrobras 33,1 Infraero 9,1 BNDES 8,1 Casa da Moeda 0,5 Total 666,5 Fonte: www.contasabertas.com.br. Elaboração dos autores (2013)18. Sem dúvida, a destinação de recursos das estatais para o esporte olímpico contribui para a preparação dos atletas, bem como, consolida a marca destas instituições entre o público consumidor. Entretanto, Cunha (2012), acredita que embora sejam inegáveis as virtudes do esporte como potencial de mercado, as parcerias ocorrem principalmente pela aproximação entre os dirigentes das entidades esportivas e os membros do governo. De qualquer forma, para os Jogos Olímpicos de 2016, o governo brasileiro definiu as estatais que vão patrocinar cada uma das modalidades, conforme a seguir: Banco do Brasil- vela, voleibol de praia, voleibol e pentatlo moderno; Banco do Brasil e Correios- handebol; Banco do Nordeste (BNB)- triathlon; BNDES18 Para a obtenção destes dados tivemos a contribuição do jornalista José Cruz. 93 canoagem e hipismo; Caixa Econômica- atletismo, ciclismo BMX, futebol feminino, ginástica, lutas, tiro esportivo e modalidades paralímpicas; Correios- natação, águas abertas (maratona aquática) e tênis; Eletrobrás- basquetebol; Infraero e Petrobras- judô; Petrobras- boxe e taekwondo19. Dentro desse contexto, as entidades esportivas também captam recursos das estatais e do setor privado por meio da Lei de Incentivo ao Esporte (LIE). O Tribunal de Contas da União (TCU), em Relatório de Auditoria, datado de 30/1/2013, classifica a LIE como: [...] uma forma simplificada de utilização de recursos públicos, pois a tais valores não se aplicam os trâmites e controles orçamentários estabelecidos, sendo executados diretamente por organizações não governamentais ou entes governamentais fora da esfera federal. Além disso, tais recursos não se submetem a eventuais contingenciamentos de despesa pelo Poder Executivo (TCU, 2013: 2). Neste sentido, a LIE criada para aumentar as fontes de financiamento do esporte e, consequentemente, democratizá-lo (BRASIL, 2006), não se sustenta sob esse argumento, tendo em vista os dados orçamentários e a priorização do esporte de alto rendimento (MATIAS, 2013). Tabela 4 – Valores captados por meio da Lei de Incentivo ao Esporte em reais. Confederação Desportos Aquáticos Situação 2008 2009 2010 2011 Aprovado D - Captado 2012 TOTAL - 9.793.891,23 7.115.988,95 19.845.214,30 36.755.094,48 - - 5.755.000,00 3.764.680,91 10.777.214,44 20.296.895,35 Aprovado J 2.453.705,71 4.411.351,30 11.460.250,33 11.425.225,88 12.390.601,62 42.141.134,84 Captado 1.979.522,60 2.199.440,00 6.467.473,25 4.155.305,00 4.857.825,00 19.659.565,85 Aprovado B - 1.445.786,30 3.027.651,40 3.808.016,48 9.835.758,96 18.117.213,14 Captado - 304.000,00 2.234.648,08 3.129.886,59 5.473.180,55 11.141.715,22 Aprovado G 9.158.721,34 6.925.499,39 - 6.569.887,98 - 22.654.108,71 Captado 4.646.820,32 262.656,00 - 2.857.986,40 - 7.767.462,72 Aprovado T 217.383,77 1.983.393,28 3.736.095,36 1.838.904,86 - 7.775.777,27 Judô Basquetebol Golfe 19 Informação disponível em: http://www.brasil.gov.br/noticias/arquivos/2012/09/13/veja-lancamento-do-brasilmedalhas-2016. Acesso em: 23/2/2013. 94 Tênis Captado 217.383,77 1.175.645,46 3.196.562,09 1.123.065,94 - 5.712.657,26 Aprovado H - 4.832.137,15 - - - 4.832.137,15 Captado - 4.832.141,29 - - - 4.832.141,29 Aprovado R - - 1.719.108,28 4.352.882,74 3.206.134,84 9.278.125,86 Captado - - 633.050,00 1.507.564,45 1.899.192,75 4.039.807,20 Aprovado T - 1.286.441,66 2.042.100,75 796.322,65 543.176,42 4.668.041,48 Captado - 328.320,00 525.760,69 693.348,71 164.673,96 1.712.103,36 Aprovado H - - 2.905.918,19 627.136,98 - 3.533.055,17 Captado - - 1.118.722,51 60.440,80 - 1.179.163,31 Aprovado R - - - - 2.924.732,80 2.924.732,80 Captado - - - - 694.450,12 694.450,12 Aprovado T - 800.650,00 - - - 800.650,00 Captado - 79.040,00 Aprovado P - - 2.169.419,76 2.034.278,67 - 4.203.698,43 Captado - - 11.510,00 34.240,79 - 45.750,79 Aprovado C - - 470.137,46 - 470.137,46 Captado - - 4.604,00 - - 4.604,00 Aprovado T 11,8 milhões 21,6 milhões 37,3 milhões 38,5 milhões 48,7 157,9 milhões Captado 6,8 milhões 9,2 milhões 19,9 milhões 17,3 milhões 23,3 milhões 76,5 milhões Handebol Rubgy Tênis de Mesa Hipismo Remo Tiro Esportivo Pentatlo Moderno 79.040,00 Canoagem Total Fonte: Ministério do Esporte. Elaboração dos autores (2013). Analisando os dados, percebe-se inicialmente uma considerável diferença entre os recursos aprovados com os de fato captados, tal situação gera dificuldade na confirmação da realização do objeto pactuado, tendo em vista que o início da execução só é liberado após a comprovação de no mínimo 20% do valor total do projeto20. 20 Art. 40 da Portaria Ministerial nº 120 de 2009 diz que: a captação mínima para que o pedido de início da execução do projeto seja aprovado é de 20% (vinte por cento) do valor total do projeto original. Caso o percentual de 20% não seja captado pelo período de 02 anos, as instituições são obrigadas a devolver todo recurso. 95 Neste sentido, também identificamos um crescimento permanente no montante aprovado para as Confederações, tendo o valor captado sofrido uma oscilação para baixo em 2011, mas voltando a crescer em 2012. Com referência aos objetos dos contratos de repasse firmados, observa-se que esses se resumem à preparação de equipes para competições, financiamento de eventos e, em alguns casos, aquisição de material esportivo. Considerando os dados por Confederação, verificamos que das 29 entidades analisadas apenas 13 entidades21 apresentaram e/ou tiveram projetos aptos a captar recursos, destaque para aquelas localizadas no topo da Tabela 4. Cabe destacar a ausência de propostas aprovadas das Confederações com potencial de atrair investimentos, como o Voleibol, o Atletismo e a Ginástica. Isto pode ocorrer por dificuldade técnica operacional na elaboração de projetos ou apenas por opção, tendo em vista o seu acesso a outras fontes de financiamento e contratos de exclusividade com os atuais patrocinadores. Por outro lado, chama a atenção o volume elevado de recursos captados pelas Confederações de Golfe e Rugby, o que possivelmente esteja relacionado com a primeira participação dessas modalidades numa edição dos Jogos Olímpicos. Registre-se que o COB também captou recursos no período de 2009 a 2012. O valor total foi de R$ 2.900.000,00, com o objetivo de subsidiar as equipes brasileiras na preparação para os Jogos Olímpicos de Londres. Após realizar um diagnóstico do montante e direcionamento dos recursos da Lei Agnelo/Piva, das estatais e da LIE, vamos expor os dados financeiros referentes ao repasse do ME por meio de Convênios22. Preliminarmente, cabe destacar o papel que o ME possui no cenário esportivo nacional, potencialmente, o agente indutor da construção de uma política esportiva para o país de forma sistêmica23. As suas ações refletem a correlação de forças 21 As confederações de Voleibol, Atletismo, Ginástica, Ciclismo, Badminton, Taekwondo, Hóquei de Grama, Tiro com Arco, Esgrima, Lutas Associadas, Boxe, Desportos na Neve, Desportos no Gelo, Vela e Motor, Levantamento de Peso e Triathlon não receberam ou não tiveram projetos aprovados. 22 De acordo com a Portaria Interministerial n° 507/2011, convênio se caracteriza por acordo ou ajuste que discipline a transferência de recursos financeiros de dotações consignadas no Orçamento Fiscal e da Seguridade Social da União e tenha como partícipe de um lado, órgão ou entidade da administração pública federal, direta ou indireta, de outro lado, órgão ou entidade da administração pública estadual, do Distrito Federal ou municipal, direta ou indireta, consórcios públicos, ou ainda entidades privadas sem fins lucrativos. 23 O decreto nº 4.668 de abril de 2003 criou a estrutura e os órgãos do Ministério do Esporte, que sob o comando Partido Comunista do Brasil (PC do B) desde 2003 possui atualmente três secretarias finalísticas (Secretaria Nacional de Esporte, Educação, Lazer e Inclusão Social- SNELIS; Secretaria Nacional do Esporte de Alto Rendimento-SNEAR; e, Secretaria Nacional do Futebol e Direitos do Torcedor). Entretanto até inicio de 2011 tínhamos as seguintes secretarias: Secretaria Nacional do Esporte Educacional-SNEED; Secretaria Nacional de Desenvolvimento do Esporte e Lazer- SNDEL e a SNEAR, que continua. 96 estabelecida entre os atores sociais, pertencentes às diferentes classes sociais (Poulantzas, 2000). Sendo assim, identificamos que no período entre 2008/2012 foram formalizados 61 convênios entre o ME e as Confederações de esporte olímpico, sendo repassado pelo Governo Federal o montante superior a R$ 107,5 milhões de reais. Ao incorporar o valor dos convênios com o COB, então chegamos ao valor de R$ 139,6 milhões transferidos24. Tabela 5: Número de Convênios formalizados e montante repassado as Confederações de esporte olímpico. Ano Nº de Convênios Valores milhões em 2008 2009 2010 2011 2012 Total 02 07 30 19 03 61 R$ 0,21 R$ 1,9 R$ 50,6 R$ 51,6 R$ 3,2 R$ 107,5 Fonte: SICONV. Elaboração dos autores (2013). A partir desses dados, identificamos um crescimento contínuo no volume de recursos para as confederações, com exceção do ano de 2012, que teve uma queda considerável no volume de repasses e de convênios. Os motivos desta redução precisam ser investigados, entretanto, é preciso considerar a baixa execução orçamentária neste ano25 e ainda o fato de que até o primeiro quadriênio de 2012 o ME possuia uma força tarefa para análise de todos os convênios com Organizações Não Governamentais (ONGs), conforme o Decreto Presidencial nº 7.592/2011, motivado pelas denúncias de desvio e uso inadequado de recursos por ONGs26. Além disso, ressalta-se ainda que, em Julho de 2012, ocorreram os Jogos Olímpicos em Londres e, posteriormente, o Governo lançou o “Plano Brasil Medalhas 2016”. Esse conjunto de fatores podem ter limitado a formalização de convênios com as Confederações. As tranferências de recursos por meio de convênios ocorre na medida em que as 24 Os convênios com o COB ocorreram em 2008, sendo todos referentes à candidatura da cidade do Rio de Janeiro aos Jogos Olímpicos de 2016. 25 “Ministério do Esporte gastou apenas 20,9% do seu orçamento de 2012”. Informação disponível em: http://josecruz.blogosfera.uol.com.br/2012/12/ministerio-do-esporte-gastou-apenas-209-de-seu-orcamento-de2012/. Acesso em: 12/03/2013. 26 Como consequência o Ministro Orlando Silva deixou o ME em outubro de 2011, assumindo a gestão da pasta o Deputado Federal Aldo Rebelo. 97 propostas das entidades, apresentadas no SICONV são aprovadas pelo ME. Deste modo, temos os seguintes valores no período estudado: Tabela 6: Montante e destino dos recursos dos Convênios do ME para as Confederações de esporte olímpico( 2008-2012)27. Confederação Valores em milhões Quant. de Convênios Voleibol R$ 21,0 07 Handebol R$ 16,5 07 Atletismo R$ 12,0 01 Ginástica R$ 8,3 01 Valores em milhões Quant. de Convênios Ciclismo R$ 6,0 04 Badminton R$ 5,8 03 Tiro Esportivo R$ 5,5 03 Desportos Aquáticos R$ 3,6 03 Pentatlo Moderno R$ 3,5 04 Taekwondo R$ 3,3 01 Tênis de Mesa R$ 3,3 04 Judô R$ 3,0 01 Basquetebol R$ 2,9 03 Valores em milhões Quant. de Convênios Tênis R$ 2,5 04 Canoagem R$ 2,4 01 Hóquei de grama e Indoor R$ 1,6 03 Bloco 1- acima de 5% Bloco 2- de 2,1% a 5% Bloco 3- entre 0,1% a 2% 27 Dados atualizados através do Sistema de Débito do TCU no dia 18/3/2012. 98 Tiro com Arco R$ 1,5 02 Esgrima R$ 1,3 01 Lutas Associadas R$ 1,3 02 Rubgy R$ 1,1 01 Boxe R$ 0,4 03 Hipismo R$ 0,1 01 Desportos na Neve R$ 0,6 01 Valores em milhões Quant. de Convênios Desportos no Gelo R$ 0,0 00 Golfe R$ 0,0 00 Vela e Motor R$ 0,0 00 Levantamento de Peso R$ 0,0 00 Triathlon R$ 0,0 00 Remo R$ 0,0 00 Total R$ 107,5 61 Bloco 4- 0% Fonte: SICONV. Elaboração dos autores (2013). Quando da análise dos dados, anota-se que a divisão em bloco facilita a compreensão referente à destinação final dos recursos do ME. Neste sentido, as quatro entidades do Bloco 1 se beneficiaram de quase a metade dos recursos de todo o período investigado, sendo que todas possuem patrocínios de estatais e ainda estão entre aquelas que mais recebem recursos da Lei Agnelo/Piva. O ME, ao centralizar recursos em determinadas entidades, reforça a desigualdade no financiamento das diferentes modalidades esportivas. Neste sentido, forma-se um cenário com Confederações “dominantes” e “dominadas” ou “fortes” e “fracas” (Almeida; Marchi Júnior, 2011). Portanto, no momento em que é priorizada determinada confederação – ou objeto a ser executado pelos convênios –, o Governo Federal está manifestando qual é a sua linha estratégica. 99 Outro dado importante a ser analisado acerca do financiamento do esporte olímpico no ciclo de Londres, por meio dos convênios, é identificar em qual ação os recursos foram prioritariamente investidos. Gráfico 1: Distribuição dos recursos conforme objeto dos convênios. Distribuição dos recursos Preparação de atletas e equipes 40,00% 35,00% 30,00% Aquisição de equipamentos e/ou reformas e/ou construção de espaços 25,00% 20,00% 15,00% Realização de eventos 10,00% 5,00% 0,00% Participação em eventos Fonte: SICONV. Elaboração dos autores (2013). Diante disso, percebe-se que um quantitativo considerável de recursos é destinado para a preparação dos atletas, seja no fornecimento de equipes multiprofissionais, no pagamento de passagens áereas, nas hospedagens, na alimentação ou na aquisição e consertos de equipamentos, reformas e/ou construção de instalações. Para exemplificar, a Confederação de Tiro Esportivo, estabeleceu um convênio com o ME em 2012, no montade superior a R$ 2,5 milhões com perspectiva de preparo dos atletas da Seleção para 2016; à disponibilização de comissão multidisciplinar e equipe técnica e equipe operacional para atender aos atletas do Tiro Esportivo. Quanto à infra-estrutura, como exemplo, citamos o convênio de 2011 da Confederação de Atletismo, o qual destinou a implementar os Centros Nacionais de Treinamento de Atletismo de Alto Nível de: Uberlândia, São Paulo, Rio de Janeiro e Fortaleza; visando a preparação de atletas para os Jogos Olímpicos Rio 2016, bem como de outros importantes eventos internacionais. 100 O terceiro destino de recursos foi a formalização de convênios para a realização de eventos estaduais, regionais, nacionais e internacionais. Para ilustrar, citamos o caso da Confederação de Pentatlo Morderno que durante todo o período estudado fez quatro convênios com o ME, num valor total superior a 3,3 milhões, sendo todos com a finalidade de promoção da entidade, do esporte e para realização de eventos. Por fim, foram estabelecidas ainda quatro parcerias no intuito de possibilitar a participação de atletas nacionais em competições internacionais, foi o caso do objeto pactuado pela Confederação de Tiro com Arco, num convênio em 2012, que visou garantir a participação dos atletas nas competições mundiais: Archery World Cup Stage 1, 2, 3, 4, final e na World Archery Youth Championship, visando a preparação e qualificação dos atletas para os Jogos Olímpicos Rio 2016. Destaca-se que entre todos os convênios formalizados somente a Confederação de Handebol se preocupou em aproximar o conhecimento científico com o treinamento dos atletas, bem como, com a qualificação de recursos humanos para trabalhar com o esporte de alto rendimento. Diante das informações coletadas, percebemos como foco dos convênios a preparação dos atletas já “prontos”, o que ocorre, também, através dos investimentos direto do ME por meio do Bolsa Atleta (lei nº 10.891). Tabela 7: Volume de recursos repassados para os atletas pelo programa Bolsa Atleta, em milhões de reais. Programa Bolsa Atleta 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* Total 1,5 10,5 12,1 25,1 34,5 47,4 50,2 74,6 255,9 *Em 2012 os valores estão inseridos no programa “Esporte e grandes eventos”. Fonte: Portal da Transparência. Elaboração do autor (2013). Este programa é resultante da primeira Conferência Nacional do Esporte (BRASIL, 2004), sendo sancionado em 2004. De acordo com Almeida e Marchi Júnior (2012, p. 589), ele foi criado para suprir o baixo investimento realizado pelo COB e pelas Confederações na manutenção dos atletas. Nos dois Planos Plurianuais do Governo Lula, o Bolsa Atleta foi uma ação do programa “Brasil no esporte de rendimento” e consumiu um volume de recursos superior ao destinado para os programas sociais (Matias, 2013). 101 Ressalta-se que no montante destinado pelo programa está incluso os gastos diretos do Governo Federal com atletas de diferentes modalidades e níveis, não sendo possível a separação a partir dos dados disponíveis no Portal da Transparência. Se consideramos no ciclo olímpico de Londres os valores repassados para as Confederações por meio de patrocínios (R$ 666,5 mihões), os recursos da Lei Agenlo/Piva (R$ 250,3), repasses do ME por meio de convênios (R$ 107,5) e somados com os recursos captados da LIE (R$ 76,5) teriamos, então, um grupo de sete confederações ”dominantes” e “ricas”. Além das quatro do Bloco 1 da Tabela 5, temos, ainda, as confederações de Judô, de Basquete e de Desportos Aquáticos. Essas entidades possuem suas modalidades com considerável exposição na mídia e maior influência em relação as demais. Dessa forma, por receber mais recursos, supõe-se que estas entidades possuem uma melhor estrutura administrativa e infra-estrutura para preparação de atletas. Contudo, isto não se traduz em resultados. No caso dos Jogos Olímpicos de Londres, conforme a Tabela 6, com exceção das medalhas conquistadas no Boxe, no Pentatlo Moderno e na Vela e Motor, todas as outras foram em modalidades que receberam um volumoso quantitativo de recursos28. Sobre isso, é preciso considerar, também, que nos sucessos do país em algumas modalidades existem os “[...] atletas que se destacam por esforços próprios e/ou com a ajuda de patrocinadores individuais, que mesmo sem o apoio das confederações brasileiras de suas modalidades, conquistam excelentes resultados” (Almeida; Marchi Júnior, 2011, p. 163). Este parece ter sido o caso das exceções citadas, bem como de outros atletas, a exemplo de Artur Zannetti, na Ginástica29. Tabela 8: Principais resultados em Londres 2012 por confederação. Confederação Desportos aquáticos Principais resultados Saltos ornamentais: 17ª colocação no masculino individual 3m; Natação: 01 prata, 01 bronze, dois 4º lugar e um 16° lugar; 28 Ressalta-se que a confederação Vela e Motor possui patrocínio privado. olímpico, Zanetti treina entre goteiras e aparelhos enferrujados”. Disponível http://esportes.terra.com.br/ginastica/heroi-olimpico-zanetti-treina-entre-goteiras-e-aparelhosenferrujados,2febcfd6b577c310VgnVCM3000009acceb0aRCRD.html. Acesso em: 14/3/2013. 29“Herói em: 102 Nado Sicronizado: 13° lugar dueto. Judô 01 ouro, 03 bronzes, 01 semi-final, 01 quartas de final e 04 estiveram nas oitavas de final. Handebol Feminino: chegaram as quartas de final Voleibol Voleibol de praia: masculino- 01 prata e 01 quartas de final; feminino- 01 bronze e 01 dupla nas oitavas de final. Voleibol de quadra: feminino- 01 ouro/masculino- 01 prata Basquete Masculino: quartas / Feminino: primeira fase Atletismo Salto em distância: 7° lugar masculino; Marcha Atlética: 39º lugar masculino; Maratona: 5º, 8° e 13° lugares masculino; Decatlo: 19° lugar masculino; Arremesso de peso: 7° Lugar feminino; Revezamento 4x100: Brasil 7° lugar feminino; Revezamento 4x400: Brasil 15° lugar feminino. Tiro Esportivo Armadilha duplo: 17º lugar masculino; Pistola 10m e 25m: 39° lugar. Ginástica Argolas: 01 ouro. Tênis Sem resultados expressivos. Golfe Estreia nos Jogos de 2016. Ciclismo BMX: 01 quartas masculino/ 01 semi feminino; Cross country: 24º masculino; Estrada: 26° masculino individual, 32° masculino equipe/ 18° feminino individual, 23° feminino equipe. Badminton Sem resultados expressivos. Rugby Estreia nos Jogos de 2016. 103 Tênis de mesa Sem resultados expressivos. Pentatlo moderno 01 bronze. Taekondo 01 semi-final. Canoagem Caiaque individual: 18° feminino. Hóquei sobre a grama O Brasil não se classificou para os Jogos de Londres. Tiro com arco Sem resultados expressivos. Esgrima Sem resultados expressivos. Hipismo Salto individual: 12°, 22° lugares; Individual CCE: 42°, 44° e 46° lugares; Salto Equipe: 8° lugar Brasil; Equipe CCE: 9° lugar Brasil. Lutas Associadas Estilo Livre: 01 atleta chegou nas oitavas de final- feminino. Remo Sem resultados expressivos. Desportos na neve Modalidade não participante das edições dos Jogos Olimpicos de Verão. Boxe Masculino: 01 prata, 01 bronze, 01 nas quartas de final e 2 nas oitavas de final; Feminino: 01 bronze e 01 oitavas. Vela e motor Iatismo: 01 bronze (classe estrela), 9º lugar (RS-X) e 6º lugar (470-feminino) Levantamento de peso Masculino: 12º lugar (+105kg); Triathlon Masculino: 36º e 44º lugares/ Feminino: 30° lugar Feminino: 8° lugar (55kg). Fonte: www.london2012.com. Elaboração dos autores (2013). 104 Por fim, observando os dados acima e o quantitativo de recursos recebidos pelas Confederações, nota-se que além de terem sido destinados prioritariamente às modalidades em que o Brasil já possui alguma tradição e que possui investimento na base, bem como privilegiaram, também, as modalidades com a maior possibilidade de medalhas em disputa, como, por exemplo, o Atletismo e os Desportos Aquáticos30. Entretanto, em várias provas dessas modalidades sequer houve brasileiro classificado para os Jogos. CONSIDERAÇÕES FINAIS Os dados apresentados demonstram que apesar das oscilações entre os anos, nas diferentes fontes, a cada ciclo olímpico é repassado ao COB e Confederações um montante elevado de recursos. Entretanto, a distribuição do dinheiro entre as entidades privilegia os atores e os interesses daqueles envolvidos com as modalidades que possuem mais visibilidade na mídia com melhor estrutura administrativa. Além disso, ressalta-se que o grande volume de recursos disponibilizados para as Confederações não geraram resultados positivos no quadro de medalhas, tal fracasso pode estar diretamente relacionado com a falta de planejamento, má gestão, falta de democracia, participação e de transparência das entidades esportivas, bem como, pela descontinuidade das ações e sobretudo pela ausência de uma política nacional de esporte que garanta o desenvolvimento de todas as modalidades e que estabeleça um controle central na distribuição dos recursos (Ouriques, 2009; Almeida, 2010; Matias, 2013). Destaca-se que as ações do ME e das entidades esportivas são pautadas pelas urgências, de acordo com o interesse de seus gestores, em detrimento dos princípios básicos da administração, como planejamento estratégico, de médio e longo prazo (Charnov; Montana, 2001). A realização dos Jogos Olímpicos em 2016 no Brasil e a meta de estar entre os 10 do quadro de medalhas movimenta ainda mais recursos do fundo público, no sentido de prover o esporte olímpico. Na mesma proporção cresce a preocupação com a eficiência na aplicação do recurso público Neste sentido, consideramos que não basta aumentar as fontes e a verba para o 30 Nos Jogos Olímpicos de Londres (2012), o Atletismo teve 49 provas e os Desportos Aquáticos, 45 provas, somadas as disputas no masculino e no feminino. 105 esporte olímpico, os resultados do país na edição dos Jogos Olímpicos de Londres e mesmo nas anteriores confirmam isso, seja no número de medalhas ou na classificação final dos atletas. É preciso discutir a realidade atual do esporte no país e rever as ações adotadas. Acreditamos que a linha a ser seguida já foi definida a partir da I e II Conferência Nacional do Esporte (Brasil, 2004; Brasil, 2006), ou seja, estabelecer um Sistema Nacional do Esporte, que tenha como princípio assegurar o esporte como direito de todos, com investimento na infra-estrutura, na formaçao inicial e continuada de profissionais, no estabelecimento de um sistema nacional descentralizado de financiamento, associado com o conhecimento científico produzido nas universidades. No entanto, alternativa do COB proposta pelo Programa Time Brasil, não segue este caminho. A estratégia da entidade e seguida pelo ME, se define a partir de três eixos, a saber: o primeiro consiste em aumentar o número de medalhas nos esportes que já são medalhistas – exemplo do voleibol, basquete, futebol, atletismo, natação, judô, vela e hipismo; o segundo é o de focalizar um esporte que tenha o potencial de conquistar várias medalhas – exemplo do judô; e, o terceiro é aumentar o número de modalidades em que o Brasil tenha possibilidade de pódio.31 Quiçá, o grande diferencial do projeto esteja no estímulo a essas novas modalidades esportivas, ampliando o acesso e criando estruturas para os seus praticantes. Porém, como o interesse que prevalece é ampliação do número de medalhas, o pragmatismo pode se materializar na ausência de continuidade na promoção dessas modalidades caso seus atletas frustrem a expectativa (Mascarenhas et al, 2013). Portanto, apesar de apontarmos que o modelo adotado precisa ser revisto, como também assegurou Almeida (2010), a perspectiva de mudança é infima, se considerarmos a estratégia delineada no Programa Time Brasil. De qualquer forma, continuamos a assinalar que é preciso dirimir a desigualdade na distribuição dos recursos e, principalmente, garantir o esporte como direito social, caso o horizonte seja obter sucesso, permanente, no quadro de medalhas. “Programa Time Brasil e Time Rio”. Disponível em: www.cob.org.br/noticias/noticias_interna.asp?id=15155. Acesso em: 13 set. 2010. 31 106 REFERÊNCIAS Almeida, Bárbara Schausteck 2010 “O financiamento do esporte olímpico e as suas relações com a política no Brasil”. 119f. Dissertação (Mestrado em Educação Física)- Departamento de Educação Física, Universidade Federal do Paraná; Curitiba, Brasil. Almeida, Bárbara Schausteck; Marchi Júnior, Wanderley 2011 “Comitê Olímpico Brasileiro e o Financiamento das Confederações Brasileiras”. Em: Rev. Bras. 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Recibido: Abril de 2013 Aceptado: Septiembre de 2013 110 PLAN ESTADIO SEGURO: UNA INTERVENCIÓN BIOPOLÍTICA A LAS BARRAS DEL FÚTBOL Ítalo San Martín Marín1 El presente artículo analiza el Plan Estadio Seguro, entendido como una intervención biopolítica cuyo discurso apela a disminuir la violencia dentro y fuera de los estadios del fútbol profesional chileno, pero que en la práctica se ha transformado en un mecanismo represivo que intenta erradicar a las barras organizadas, partiendo por eliminar del espacio público-deportivo aquellos elementos materiales que configuran la identidad de sus miembros, generando así nuevas formas de exclusión y violencia. Del mismo modo, se develan los dispositivos discursivos que promueven la construcción social de un otro extraño, donde el barrista es estigmatizado y presentado como un sujeto que atenta contra el proyecto modernizador del Estado y la seguridad pública. Así, se describe a las barras como un fenómeno de la posmodernidad en constante tensión con los embates modernizadores del Estado neoliberal, a pesar de que en el pasado fueron funcionales al modelo, pero que dadas las luchas de poder que genera la mercantilización del fútbol, han sido proscritas como organización sociocultural protagonista del carnaval que anima los estadios del fútbol chileno. Palabras claves: Barras chilenas, biopolítica, identidad, exclusión, violencia. The present article analyzes the Safe Stadium Plan, understood as a biopolitical intervention designed to address and diminish the violence both inside and out professional football stadiums, which in real terms became a repressive mechanism aiming to eradicate organized football supporters, starting with the removal of physical elements of the public-sport related space that set the identity of its members, generating in such a way, new forms of exclusion and violence. In the same terms, discursive dispositives are being revealed, promoting a social construction of a ‘strange other’ presenting and stigmatizing the supporter as a subject that continuously rebels against public security and the modernizing project of the State. Furthermore, organized supporters are identified as a postmodern phenomenon continuously in tension with the modernizing onslaughts carried out 1 Sociólogo de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales - ARCIS y estudiante de segundo año del Magíster en Intervención Social de la Universidad del Bío-Bío. Actualmente vive en Santiago y se desempeña en la Dirección de Calidad de Proyectos de Fundación Casa de la Paz. E-mail: [email protected] 111 by the neoliberal State, although there were once functional to the model but given the power struggles generated by the commoditization of the sport, they have been outcasted as a socio cultural organization, the main character of the carnival that animates Chilean football stadiums. Keywords: Chilean supporters, biopolitics, identity, exclusion, violence. I. INTRODUCCIÓN En el presente artículo se analiza una intervención impulsada por el gobierno del presidente Sebastián Piñera denominada Plan Estadio Seguro, la cual es presentada a través de los medios de comunicación como un dispositivo de seguridad destinado a prevenir y sancionar hechos de violencia en recintos deportivos con ocasión de espectáculos de fútbol profesional. Desde un comienzo, Cristian Barra, jefe del Plan Estadio Seguro, anunció que “la idea es eliminar a las barras organizadas y que el aliento sea espontáneo” (Sanhueza y Andrade, 2012). Con esta declaración y la posterior ejecución del Plan en los estadios de fútbol profesional chileno, surgió inmediatamente la voz de protesta de los hinchas de distintos clubes, quienes, al ver clausurados algunos de sus derechos civiles y formas de expresión sociocultural, acusaron el golpe de la autoridad y desplegaron diversas prácticas de resistencia, pero además, levantaron propuestas alternativas al Plan Estadio Seguro para controlar la violencia dentro y en los alrededores de los recintos deportivos; propuestas que, dicho sea de paso, han sido desoídas por el gobierno, por lo que ha aumentado la tensión entre ambos sectores y los grados de violencia física y simbólica ejercida por la autoridad y entre los mismo barristas, lo que al momento de escribir estas líneas ha dejado un saldo de cientos de hinchas heridos y un muerto, a casi 4 meses de su implementación2. Ahora bien, el análisis del Plan Estadio Seguro se desarrolla a partir del concepto de biopolítica de Michel Foucault. Desde esta perspectiva, se desprenden otros elementos teóricos que ponen de manifiesto las prácticas discursivas que se materializan en la creación de este dispositivo de control de la pasión popular ligada al fútbol y las repercusiones mediáticas y sociales que genera, como la exclusión de los barristas y la construcción social –por parte del Estado- del otro extraño. Además, se abordan las relaciones de poder que se ejercen utilizando al fútbol como medio para obtener réditos económicos y políticos en nuestra sociedad, y se problematizan las estrategias utilizadas para construir una imagen 2 Este artículo fue escrito en agosto del 2012. 112 perversa de las barras chilenas a fin de criminalizarlas y proscribirlas. II. BARRAS CHILENAS: SUBCULTURAS POSMODERNAS CERCADAS POR LA MODERNIZACIÓN Para acercarnos a una comprensión del fenómeno de las barras en nuestro país, lo primero que me interesa destacar es que hablaré de barras chilenas en vez de utilizar el adjetivo “bravas”, como suele catalogarlas el periodismo criollo. Esto, porque la intervención del Plan Estadio Seguro no discrimina entre aquellas barras que, dado su histórico comportamiento dentro y fuera de los estadios, se han ganado el apodo de bravas y se autoreconocen como tal (principalmente la Garra Blanca y Los de Abajo, y en menor medida Los Cruzados y Los Panzers) y el resto de las barras nacionales, hinchas y simpatizantes que generalmente han demostrado un comportamiento socialmente aceptado pero que, sin embargo, fueron “metidos en el mismo saco” que los barras bravas con este Plan. Este primer antecedente no es menor, pues nos habla de un nuevo paradigma de intervención que hace un diagnóstico errado del origen de la violencia y de quienes la ejercen en circunstancias que expondré más adelante. Como dice el dicho popular, “castiga a justos por pecadores”, al poner en marcha un dispositivo que homologa a todas las barras, quitando el foco de atención de las personas y grupos que lucran a través de la violencia y la extorsión bajo el supuesto apoyo a sus clubes, y de dirigentes, empresarios y políticos que establecen oscuros negocios con algunas barras a fin de obtener apoyo y mano de obra para sus respectivos objetivos comerciales o políticos, fenómeno que también profundizaré en los siguientes acápites. Realizada esta primera delimitación conceptual, cabe señalar que interpreto el fenómeno de las barras como un elemento constitutivo de la posmodernidad. Al respecto, Vattimo (1994), sostiene que la emergencia de la sociedad de la comunicación generalizada e intensificada por la irrupción masiva de los medios ha sido la causa determinante de la disolución de los puntos de vistas centrales de lo que Lyotard denominó “los grandes relatos”. Esto ha propiciado la explosión y multiplicación de diversas concepciones del mundo y, además, ha permitido la visibilización de subculturas de toda índole, horizonte en el cual aparecen las barras del fútbol profesional en países del capitalismo avanzado (Inglaterra, Alemania, Francia), medianamente avanzado (España, Italia, Rusia) y subdesarrollado (Argentina, Brasil, Chile). Es decir, desde mediados del siglo XX, el fútbol pasó de ser una práctica recreativa a un fenómeno social y cultural, “donde simbólicamente se expresan conflictos, esperanzas, frustraciones y sueños, individuales y colectivos” (Santa Cruz, 2008: 63) y, a la par, las barras se 113 fueron transformado en una instancia de asociación y reconocimiento donde se van tejiendo redes sociales y abriendo espacios de participación “fuera de toda lógica comercial, desarrollados a partir de un compromiso pocas veces mostrado por tan heterogéneo grupo de sujetos” (Villablanca, 2009: 30). De esta forma, el vínculo formado entre los barristas va construyendo un variopinto conjunto de identidades (barriales, regionales, de clase, etc.) que emergen en el seno de una estructura social en constante proceso de fragmentación y búsqueda de nuevos arraigos de manera aparentemente libre. No obstante, Vattimo (1994), advierte que la irrupción de estas nuevas diversidades conlleva una libertad problemática, debido a que ni sus propios miembros saben demasiado bien qué implicancias tendrá. Es más, afirma que “la nostalgia de los horizontes cerrados, amenazantes y, a la vez, aseguradores sigue todavía arraigada en nosotros como individuos y como sociedad” (1994: 19). Esta característica de la posmodernidad relevada por Vattimo (1994) es central en el artículo que nos convoca, pues remite a una experiencia humana en constante oscilación, en donde se abren múltiples y nuevas vías de acceso para experimentar nuestra condición humana, sin embargo, las barras chilenas despliegan sus identidades en un contexto en donde son violentamente interpeladas por el gobierno –a través del Plan Estadio Seguro- para insertarlas en su proyecto modernizador. Y es bastante obvio pues, en la actualidad, el estatus del fútbol como espectáculo representa un objeto de codicia para el poder, incluso puede llegar a considerarse tan o más importante que otros fenómenos generados por la industria cultural moderna (Santa Cruz, 2008: 65). Por tal razón, y siguiendo a Antezana (2003), sostenemos que “el tema de la identidad (social) en el fútbol podría ser considerado como parte del debate entre las identidades culturales vs. las metaidentidades –o identidades universales” (2003: 91). El debate comienza cuando, por un lado, reconocemos la necesidad de aprender a valorar la multiplicidad de identidades culturales que emanan de la posmodernidad y a respetar el derecho a vivir en diversidad, y por otro lado, los proyectos modernizadores del Estado y el mercado nos ofrecen una sola dirección y contenidos posibles, en donde los fines y supuestos del orden social se nos presentan naturalizados (Santa Cruz, 2008: 67). En este sentido, notamos una doble articulación de identidades, en la que una tiene que ver con la que construyen los barristas a modo de subcultura contraria al status quo de la sociedad, mientras que la otra se relacionaría con “la construcción del pensamiento moderno como oposición a ese otro, ratificando la necesidad de controlar y disciplinar” (Carballeda, 2008: 55). Esta doble articulación da cuenta de la contradicción inherente a las diferentes modalidades de intervención social que emergen en la modernidad y que se tensionan hasta la posmodernidad, pues “la promesa de emancipación, ligada a prácticas y fundamentos que derivan en la 114 sujeción y la coerción, marcan sus orígenes y han generado hasta la actualidad una serie de discusiones y rupturas” (Carballeda, 2008: 56). Entonces, tenemos un Plan que -en el papel- está diseñado para “que la familia vuelva a los estadios”, pero en la práctica, opera bajo el supuesto de que todos los hinchas son potenciales delincuentes, pues al ingresar a los estadios, no sólo las barras, sino que todas las personas quedan a merced de una especie de estado de sitio, en donde la policía tiene absoluta libertad para ejercer su poder sobre los asistentes; lo que se ha traducido en que cada policía interpreta a su manera las indicaciones del Plan, llevando hasta el absurdo la represión ejercida sobre hinchas de todas las edades y géneros. A esto se le suma la prohibición de ingresar con banderas, lienzos, bombos y otros instrumentos musicales que constituyen importantes símbolos identitarios para los barristas, cuestión que profundizaremos a continuación. III. UNA INTERVENCIÓN BIOPOLÍTICA EN LA IDENTIDAD POPULAR Como venimos sosteniendo hasta aquí, las barras chilenas son un fenómeno de la posmodernidad que está en permanente conflicto con el proyecto modernizador del Estado que, en 1994, publicó la Ley 19.327 sobre violencia en recintos deportivos con ocasión de espectáculos de fútbol profesional (más conocida como Ley de Violencia en los Estadios), que busca castigar específicamente el actuar violento de las barras dentro y fuera de los estadios. No obstante, como señala Villablanca (2009): “Durante todo el proceso de tramitación en el Congreso Nacional, ningún integrante de las barras, que a su vez son los que más saben de esta realidad, fue incluido en las discusiones parlamentarias. No se tomó en cuenta su opinión, sus aportes y reparos frente a una medida que los afecta directamente. Mostrando una vez más la tan característica miopía institucional frente a los actores civiles de nuestra sociedad” (2009: 62). El hecho anteriormente citado se repitió en el contexto de la discusión y posterior aprobación de la norma denominada Plan Estadio Seguro, que finalmente fue incluida en la Ley de Violencia en los Estadios. Este Plan, ente otras cosas, prohíbe el ingreso de armas de fuego, elementos punzantes, envases rígidos y todo tipo de fuegos de artificio. A mi juicio, lo que dice relación con dichos objetos es una medida necesaria, dado que a principios de año tanto la Garra Blanca como Los de Abajo ocasionaron serios incidentes lanzando bombas de ruido y 115 bengalas mientras jugaban sus respectivos equipos, poniendo en peligro la integridad de los espectadores y de los propios jugadores. Con estos y otros hechos de violencia producidos dentro y fuera de los estadios reconocemos que ciertos comportamientos de algunos barristas son delito y, por ende, el control de ese tipo de manifestaciones violentas se vuelve necesario. Sin embargo, al leer la norma publicada en el Diario Oficial (Ministerio del Interior, 2012), en ningún lado se refiere a eventuales prohibiciones de hacer ingreso de bombos, banderas, lienzos, instrumentos musicales y paraguas, como lo está haciendo la policía hasta ahora. Dichos objetos configuran el aspecto material de la identidad de las barras, pues constituyen su identificación colectiva y son parte del comunitarismo íntimo que desarrollan los barristas. Del mismo modo, representan elementos materiales en los que depositan cualidades que los distinguen y son enormemente valorados por ellos. Por ejemplo, como grafica Recasens (1999): “Cuando va entrando el bombo al estadio (…), la barra entera se pone de pie porque sabe que el bombo está haciendo un llamado a los suyos. Y cuando finaliza el partido, una numerosa ‘cohorte’ de barristas acompaña al bombo hasta la sede del club, cuidándolo de posibles agresiones o de robos. Pues el bombo se reconoce como el ‘corazón’ de la barra” (1999: 15-16). Desde esta perspectiva, advertimos que estos objetos son portadores de valores y significados profundos para los barristas, por eso enfatizamos en que forman parte de las manifestaciones físicas de sus identidades, y como tal, su libre utilización debería considerarse un derecho pues, a diferencia de los objetos que aparecen explícitamente mencionados en la nueva Ley de Violencia en los Estadios, no generan violencia y son parte del folclor del fútbol chileno. No obstante, Sergio Jadue, presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), señaló que el Plan Estadio Seguro no está en contra de los bombos y lienzos, sino en contra del “contenido” de ellos (Cooperativa.cl, 2012). 116 La declaración de Jadue representa el aparente fin de una relación clientelar que los dirigentes del fútbol establecieron durante años con los barristas, donde estos últimos fueron institucionalizados, financiados y protegidos, pero se empoderaron hasta tal punto que los dirigentes perdieron el control sobre sus líderes y cuando se salieron del libreto que les habían designado dejaron de ser funcionales para el negocio del fútbol y comenzaron a ser estigmatizados y excluidos de las decisiones que tomaban los principales accionistas de sus clubes. De esta forma, constatamos la existencia de una relación de fuerza entre los dirigentes y las barras, por ende, se puede poner en relieve cómo se expresa el poder del Estado a través de la puesta en marcha del mecanismo de represión denominado Plan Estadio Seguro. En este sentido, Michel Foucault (1979), sostiene que el poder político tiene “el papel de reinscribir, perpetuamente, esta relación de fuerza mediante una especie de guerra silenciosa” (1979: 136). En este caso, notamos cómo el Estado inscribe dicha relación en un dispositivo de control que representa “la guerra continuada por otros medios”, en donde mantiene el desequilibrio de fuerzas contra las expresiones identitarias de los sectores más excluidos de la sociedad que buscan visibilizarse en el espacio público (tanto en el estadio como en los medios de comunicación masivos) a través de sus cánticos, banderas y lienzos que muestran aquella realidad escondida de sus barrios marginales o comunas periféricas. Entonces, no es menor que el presidente de la ANFP diga que ellos –dirigentes y gobierno- estén contra el contenido de estos objetos identitarios, pues con esto no sólo estarían interviniendo en el escenario del producto fútbol para imponer una estética europea en nuestros estadios, sino que además estarían estableciendo una biopolítica cuyo poder totalizador optimiza la existencia de determinados sujetos a la vez que posibilita estigmatizar, negar o hacer desaparecer la existencia de aquellas subjetividades avizoradas como no funcionales o improductivas desde dicha lógica de poder (Díaz, 2010: 47). Esto corresponde a lo que Foucault (1979) denomina el esquema dominaciónrepresión, en el que la oposición pertinente no es la de legítimo e ilegítimo, sino la de lucha y sumisión. En otras palabras, se trata de la continuación de una relación de dominación, en donde la represión que el Estado ejerce sobre las barras a través del Plan Estadio Seguro operaría como la evidencia del despliegue de aquella relación de fuerza que señala Foucault y que funciona dentro del cuerpo social. Acorde con Hardt y Negri (2005), observamos la naturaleza biopolítica del Plan Estadio Seguro en tanto apunta a regular un campo específico de la vida social de nuestro país desde su interior. Esto quiere decir que el poder del Estado no se enfrenta a las barras para someterlas, sino que se adentra en los procesos de su cotidianeidad para gobernarlos mejor desde su interior mismo (Muhle, 2009: 144). Por lo tanto, en el contexto de la sociedad de control, la biopolítica representa el 117 terreno exclusivo de referencia de aquellas técnicas y tecnologías de normalización de aquellos cuerpos y subjetividades consideradas disfuncionales por los sistemas de poder. De este modo, los otros –en este caso, los barristas-, son producidos discursivamente por esta lógica de poder-saber en la que se sumerge la biopolítica. El poder se expresa pues como un control que se hunde en las profundidades de las conciencias y los cuerpos de la población y, al mismo tiempo, penetra en la totalidad de las relaciones sociales (Hardt y Negri, 2005: 45). En consecuencia, el Plan Estadio Seguro representa un mecanismo que intenta hacer desaparecer aquellas subjetividades indeseables para la biopolítica, creando dispositivos discursivos que niegan la alteridad de quienes representan un peligro para el proyecto neoliberal; expresado aquí en aquellos sujetos que, dada su “intrínseca bestialidad”, constituyen de facto un obstáculo para el progreso de la sociedad. Con esto, observamos cómo la estigmatización de los barristas sindicados como residuales pone de manifiesto los mecanismos de exclusión y disolución de los lazos sociales construidos alrededor de la pasión por el fútbol. IV. LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL OTRO EXTRAÑO La pertinencia de la lectura foucaultiana radica en la descripción de la programación neoliberal que apunta a organizar, intervenir y acondicionar el medio en el cual se desenvuelve la población y sus subjetividades. Como sostiene Pincheira (2009), la biopolítica crea un “espacio de libertad vigilada a fin de hacer posible los mecanismos del mercado” (2009: 97). Es por eso que el Estado aplica estrictos “criterios racionales” que le permiten canalizar los deseos, intereses y las emociones de los ciudadanos hacia metas definidas por él mismo; y es ese intento de crear perfiles de subjetividad estatalmente coordinados lo que conlleva a la denominada “invención del otro”. Al hablar de la “invención del otro” no nos referimos solamente al modo en que cierto grupo de personas se representa mentalmente a otras, sino apuntamos, más bien, a los dispositivos de saber-poder a partir de los cuales esas representaciones son construidas. De lo que se trataría es del abordaje de los procesos de construcción material y simbólica de ese otro (Pincheira, 2009: 99-100), pues, tal como sostiene Foucault: “no hay ejercicio de poder sin una cierta economía de los discursos de verdad (…) Estamos sometidos a la producción de verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder más que a través de la producción de verdad” (1979: 140). Asimismo, nuestro autor señala que estamos sometidos a la verdad y a sus 118 efectos de poder cuando se convierte en ley. En este sentido, observamos cómo el discurso del Estado en torno a las barras se cristaliza en la creación del Plan Estadio Seguro, lo que conlleva algunos de los efectos específicos que he descrito anteriormente; facultándolo para desplegar estrategias violentas de intervención que se dirigen hacia cuerpos periféricos y múltiples para configurarlos a semejanza del simpatizante común y corriente que asiste eventualmente a los estadios y que ve el partido sentado, callado o escuchando radio. “Así, el propio estatuto del hincha es el que está cuestionado o reemplazado por el espectadorconsumidor, que además debe constituirse en un número más del espectáculo” (Santa Cruz, 2008:72).La diferencia entre el mero simpatizante y el hincha, radica en que aunque este último puede contemplar el partido cómodamente por la televisión, “prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles batiéndose a duelo contra los demonios de turno […] Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música” (Galeano, 2010: 7). Con lo anteriormente señalado intentamos develar algunos elementos que nos aporten para la reflexión sobre la construcción social de lo que podemos denominar el “otro extraño”, que opera como un mecanismo de control de un aspecto de la sociedad que se relaciona con aquellos sujetos que, además de alentar a sus equipos, articulan –a través del fútbol- su descontento con un sistema que los excluye y violenta. No obstante, es importante destacar que la implementación del Plan Estadio Seguro emerge en una coyuntura precisa, cuando las barras comenzaron a generar más problemas - económicos, políticos y deportivos- a los clubes que los beneficios que antaño dirigentes, empresarios y políticos obtenían de ellas; además, en ese momento era políticamente correcto aplicar mano dura a la escalada de violencia que se venía reproduciendo en los últimos años. Por tal razón, Foucault (1979), sentencia que el sistema ha encontrado su propio interés en la técnica y en el procedimiento mismo de la exclusión: “Son los instrumentos de exclusión, los aparatos de vigilancia, la medicalización de la sexualidad, de la locura, de la delincuencia, toda esa microfísica del poder, la que ha tenido, a partir de un determinado momento, un interés para la burguesía” (1979: 146). 119 Por otro lado, Bauman citado por Ribeiro, 2009: 14), sostiene que el problema con los extraños se refiere, principalmente, al problema de la identidad. “La oposición entre el ‘nosotros’ y ‘ellos’ es la base sobre la cual es posible desarrollar el significado de la identidad” (Ribeiro, 2009:124). En este sentido, los miembros de las barras crean sus propias redes de capital social, configurándose en grupos específicos y definidos con reglas internas que dan sentido de pertenencia y son fuentes de socialización, considerando que la exclusión generada por del Plan Estadio Seguro representa un debilitamiento o quiebre de los lazos que unen a los barristas con el resto de la sociedad. Dentro de esta construcción identitaria de las barras, sus valores, discursos y prácticas se confrontan con la “normalidad” de la sociedad, que emana desde el discurso hegemónico. Esto da pie para que en este espacio autocreado se permitan acciones que en otros contextos se ocultan o disfrazan, potenciando un sentido de libertad, apropiación y distinción al interior de las barras, que está en contraposición a los otros que no participan en este universo cultural (Villablanca, 2009: 81-82). Por ello, Bauman, afirma que la modernidad, en su obstinado intento por establecer un mundo homogéneo, sin diferencias ni anormalidades, ha ignorado las consecuencias destructivas de su propia ideología. Así, una de las consecuencias más negativas del Plan Estadio Seguro es que, buscando la armonía en los recintos deportivos, ha profundizado todavía más la violencia dentro de ellos, pues concibe a las barras como el origen de la violencia y no como la manifestación pública de una violencia que tiene raíces más profundas. En consecuencia, la intención del jefe del Plan Estadio Seguro de eliminar las barras, significa acabar con una parte importante del patrimonio cultural de los sectores populares, marginando una vez más a los que ya lo están, generando aún más violencia. 120 V. A MODO DE CIERRE Como expuse a lo largo del presente artículo, el Plan Estadio Seguro se expresa como una intervención biopolítica que opera en la vida cotidiana de nuestra sociedad y, a través de la articulación de una serie de dispositivos discursivos, crea una imagen maléfica de los barristas en los medios de comunicación a fin de criminalizarlos y excluirlos de la esfera del fútbol-espectáculo. Esto nos lleva a contextualizar esta intervención dentro del proceso de modernización del fútbol, en el sentido de adecuarlo a los ritmos y exigencias de los mercados culturales globalizados. En esa perspectiva, el fútbol nacional y las barras no podían quedar exentos de algo que ha sucedido con otras prácticas y relaciones sociales y culturales, es decir, de los efectos propios de la modernización globalizante. En este escenario, el fútbol mediatizado aparece ligado al flujo ininterrumpido de ofertas de espectáculos, informaciones y productos futbolísticos que circulan en los medios y en distintos mercados. “Así, construye y deconstruye identidades, crea y destruye popularidades y fidelidades, utiliza el pasado y la tradición o glorifica un presente continuo” (Santa Cruz, 2008: 78). De esta forma, la actividad se centra más en la rentabilidad económica que en la reproducción de ciertas formas de vida ligadas al fútbol propiamente tal. Por eso, el Plan Estadio Seguro, en su funcionalidad biopolítica, “sacrifica” a las barras para proteger al poder de la misma violencia que genera el modo de vida neoliberal que él mismo reifica. El sistema judicial en el que se ampara el Plan requiere de un principio que asegure un control preventivo de la violencia, pero lo que hemos visto durante los primeros meses de su implementación es que en muchas ocasiones ese principio se vuelve ambiguo y la violencia legítima e ilegítima que ejerce el Estado sobre los cuerpos de los barristas se confunde. Al parecer, estaríamos frente a una necesidad de recurrir al rito sacrificial –con el valor “expiatorio” asignado a una víctima- en determinadas circunstancias (Baeza, 2008: 49). En este sentido, la violencia ejercida por el Estado contra los barras bravas –y por extensión, contra todos los hinchas- contiene una fuerte ambivalencia pues, al mismo tiempo, representa el veneno que toda sociedad teme y el antídoto que la salvaría de la violencia que envuelve al mundo del fútbol profesional. Por otro lado, podríamos sostener que las sociedades nunca dejan de producir violencia, a pesar de que existan los más sofisticados mecanismos de vigilancia y punición. Cada día presenciamos nuevas tensiones, nuevos conflictos de intereses o nuevas intolerancias que se manifiestan en el entramado social, con motivo del hacinamiento en las grandes urbes, de la explotación laboral, de la deshumanización de las relaciones sociales, etc. Con la aparición de estos síntomas sociales se diseñan dispositivos de disimulación de la violencia, como el Plan Estadio Seguro, sin lograr erradicarla definitivamente. Frente a este 121 escenario, destaca la propuesta de Carballeda (2008), en tanto plantea una nueva mirada al contexto de la intervención, donde es necesario aproximarse a los lazos sociales para “comprenderlos como elementos relevantes en la construcción de procesos de identificación, subjetivación y socialización” (2008: 95). Esto, pues como sostiene el mismo autor, uno de los principales problemas que se observan en los escenarios de la intervención refieren a una fuerte crisis de las formas y los lugares típicos de socialización. Y es precisamente en esos espacios donde los sujetos se van reconstruyendo en relación con los otros, con su historia y su cultura. De allí entonces que la “vuelta del carnaval” que exigen los hinchas se pueda interpretar como una forma de “reinscripción” de estos grupos que han sido criminalizados y excluidos por el Plan Estadio Seguro. En este sentido, el concepto de reinscripción desarrollado por Carballeda es fundamental para pensar una intervención social que apele a la deconstrucción de los estigmas sociales creados por la biopolítica, y que se manifiestan en padecimientos materiales y subjetivos. Y, dado que gran parte de los barristas proviene de barrios populares con escasa cohesión social y con altos niveles de segregación, para disminuir los niveles de violencia en los estadios es necesario partir por recuperar su condición sociohistórica, pues en las barras encuentran un mecanismo de integración, que si bien es precario, les brinda una vinculación relacional con el medio social, incompleta pero necesaria. Entonces, la superación del Plan Estadio Seguro supone el diseño de una intervención que reconstruya las subjetividades negadas de los barristas, entendiéndola como un medio que contribuye a la integración de la sociedad desde una perspectiva inclusiva. Quizá, este enfoque de intervención, nos enseñe a llevar la fiesta en paz en los estadios y nos permita recuperar el carnaval prohibido. BIBLIOGRAFÍA Antezana, Luis 2003 “Fútbol: espectáculo e identidad”. En: Alabarces, P. (compilador). Futbologías: Fútbol, identidad y violencia en América Latina. (pp. 85-98). 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Villablanca, Cristóbal 2009 “Fútbol y ciudad: Los piños de Los de Abajo”. Memoria para optar al título de Antropólogo Social. Universidad de Chile. Recibido: Junio de 2013 Aceptado: Noviembre de 2013 124 PRÁCTICAS DEPORTIVAS CON ADULTOS MAYORES EN LA CIUDAD DE LA PLATA (ARGENTINA). UNA REVISIÓN CRÍTICA RESPECTO DE LA IMPLEMENTACIÓN LOCAL DEL PROGRAMA NACIONAL HADOB Débora Paola Di Domizio1 Jorge Ricardo Saraví2 En este artículo realizaremos un análisis de algunos aspectos del Programa Nacional Hadob, implementado por el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP) en la Republica Argentina y cuyo propósito es incidir sobre la salud de los sujetos que en él participan mediante la modificación del estilo de vida3. Desde una perspectiva crítica analizaremos las prácticas deportivas que se llevan adelante en dicho programa gubernamental -incluidas en el denominado “Subcomponente Movimiento”- tanto en su vertiente metodológica (implementación práctica) como en sus aspectos conceptuales (documentos oficiales). Nuestro punto de partida concreto serán los proyectos del Programa Hadob implementados por el I.N.S.S.J.P. en la Ciudad de La Plata desde el año 2008 hasta 2011. Nos interesaremos particularmente en el rol otorgado a los profesionales de la Educación Física, que en este caso se encuentran bajo la coordinación de especialistas en medicina. El mencionado programa ubica la organización e implementación de actividades y experiencias deportivas exclusivamente en la atención a la enfermedad, y en un lugar en el cual el cuidado de la salud se caracteriza por un marcado acento en el eje biológico que no permite otros niveles de explicación. Desde esa perspectiva, la práctica deportiva posibilita beneficios, pero que quedan limitados en una visión de salud restringida casi exclusivamente a la rehabilitación de enfermedades físicas (Vendruscolo, 2006). 1 Especialista en gerontología comunitaria e Institucional. Magister en Educación Corporal. Área de Estudios e Investigaciones en Educación Física (AEIEF), Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata. Mail: [email protected] 2 Magister en Educación Corporal. Profesor en Educación Física. Área de Estudios e Investigaciones en Educación Física (AEIEF), Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata. Mail: [email protected] 3 Una versión preliminar de este trabajo fue presentada como comunicación libre en el III Congreso de la Asociación Latinoamericana de Estudios Socioculturales del Deporte. Deporte y Actividad Física en los Procesos de Integración Latinoamericana, realizado en Concepción, Chile. 2012. 125 Palabras claves: públicas-salud Prácticas deportivas-adultos y adultos mayores-políticas This article makes an analysis of some aspects of Hadob National Program, implemented by the National Institute for Retirees and Pensioners (INSSJP) in the Republic of Argentina4. Hadob aims to affect the health by changing the lifestyle of its participants. From a critical perspective, we analyze sports practices that are carried out in this governmental program, including the so-called "subcomponent Movement" - both in its methodological (practical implementation) and conceptual aspects (official documents). Our emphasis is the projects of Hadob Program implemented by the INSSJP in the City of La Plata from 2008 to 2011. We are particularly interested in the role given to the professionals of Physical Education, which in this case are under the supervision of medical specialists. The scheme places the organization and implementation of activities and sports experiences exclusively on disease care, and in a place where health care is characterized by a strong emphasis on biological axis that does not allow other levels of explanation. From this perspective, sport allows benefits for the participants, but they are limited in a comprehension of health restricted almost exclusively to the rehabilitation of physical illnesses (Vendruscolo, 2006). Keywords: Sports activities, adults and seniors, public health policies. 4 A preliminary version of this paper was presented as oral communication at the 3rd Congress of the Latin American Association for the Socio-cultural studies in Sport (ALESDE) - Sport and Physical Activities in the process of Latin American integration at Concepción, Chile in 2012. 126 INTRODUCCIÓN Comenzaremos explicitando ciertos conceptos y a tal efecto, tomaremos como punto de partida la definición de Sandra Huenchuan Navarro, cuando afirma que una política es “una toma de posición de parte del Estado respecto de un problema que ha causado interés público (agenda pública) y que se ha logrado instalar como cuestión en la agenda de gobierno” (Huenchuan Navarro, 2003: 1). Estas acciones (públicas) no pueden entenderse por fuera de un contexto histórico social que las origina. Asimismo podemos mencionar a Dunn, quien afirma que “las políticas públicas son un conjunto de opciones colectivas interdependientes que se asocian a decisiones que adoptan los gobiernos y sus representantes y que se formulan en áreas tales como: defensa, salud, educación, bienestar, previsión social, entre otras” (Dunn, citado por Espinoza, 2009: 3). Entre estas últimas consideramos que sería pertinente la inclusión del deporte. Algunas de esas áreas podrían articular entre sí, como por ejemplo en el caso de salud y deporte, educación y deporte, entre otros5. Dante Steffano afirma: “El deporte y la actividad física, en general, se plantean como parte del universo de las políticas públicas, ya que sus problemas son planteados, estructurados y atendidos con los recursos intelectuales, legales, fiscales, políticos y administrativos que hay a disposición en el órbita del Estado” (Steffano, 2000: 2). A partir de ello, y a efectos de este texto, postulamos que sería necesario poder definir y clarificar con más precisión algunos conceptos, entre ellos “deporte”. En ese sentido, Parlebas afirma que “una fuente persistente de malentendidos reside en la confusión entre los diferentes sentidos atribuidos a la misma palabra. Los autores que emplean el término deporte ¿se refieren a las mismas realidades?” (Parlebas, 1992: 860). Muchos escritos han abordado ya la polisemia del concepto “deporte”, demostrando que no es fácil comprender sus alcances al querer abarcar un fenómeno social tan complejo, cambiante y diverso6. Gran parte de los especialistas que han profundizado el tema, mencionan entre los aspectos claves que caracterizan al deporte, la competencia y la institucionalización. Bracht (1996) resume sumariamente las características básicas que asume el deporte a las siguientes: “principio de rendimiento atléticodeportivo, competición, comparación de rendimientos y marcas, reglamentación rígida, sucesos deportivos y sinónimo de victoria, racionalización de medios y de 5 En Argentina durante los primeros gobiernos del peronismo (1946-1955) por ejemplo, fueron concretadas formas de articulación entre varias áreas. María Graciela Rodríguez afirma al respecto: “La intervención del estado en este período se tradujo en políticas sociales macro, que operaban en varias dimensiones: la salud, la educación, la promoción de la mujer, los beneficios sociales, la distribución de los bienes culturales, etc.” (Rodríguez, 2009: 95). 6 Si bien esta cuestión ha sido analizada por muchos autores, al respecto remitimos a los lectores al texto de Carballo y Hernández (2003). 127 técnicas” (Bracht, 1996: 23). Teniendo en cuenta esos elementos, y referido al análisis del Programa Hadob que llevaremos adelante en este texto, el concepto de deporte no parecería ser el más adecuado para nuestro caso, dado que no son características que aparecen en el mismo (a excepción quizás, la de racionalización). Analizando las actividades que se llevan adelante en nuestras sociedades y que solemos llamar genéricamente “deporte”, tomamos conciencia que utilizar solamente ese término para definir una determinada práctica es insuficiente, dado que se incluyen dentro de un mismo grupo o clasificación, actividades que por sus objetivos, intereses o repercusión son diametralmente distintas. ¿PRÁCTICAS DEPORTIVAS O PRÁCTICAS CORPORALES? Carballo y Vaz definen al concepto de “práctica” como “un conjunto de acciones atravesadas -y a la vez constituidas- por una racionalidad o una lógica común, con un sentido que las direcciona y las distingue socialmente, y una regularidad que frecuentemente las ritualiza y las hace previsibles hasta cierto punto” (2003: 9798). Con argumentos similares, Crisorio afirma que “se entiende a estas últimas como formas de hacer, pensar, decir dotadas de cierta racionalidad y cierta recurrencia, de tal manera que se incluye en el concepto práctica a toda la producción material y simbólica, actual e histórica, hecha en el campo” (2003: 36). El concepto "prácticas" es de por si atractivo y parece ser pertinente en este caso. Pero, ¿A qué prácticas debemos hacer referencia? ¿Prácticas deportivas o prácticas corporales? La bibliografía existente en español no arroja demasiada claridad en relación al concepto de “prácticas corporales”. Al respecto Minkevich (2000: 61) plantea un interesante punto de vista al afirmar: “El cuerpo -en tanto cuerpo-, no realiza ninguna práctica. En todo caso el que realiza una práctica es un sujeto. Un sujeto que en definitiva puede llegar a realizar prácticas deportivas, laborales, gimnásticas, lúdicas, etc. Que es tal por encontrarse existiendo en un contexto socio-cultural determinado, que se destaca condicionado por las circunstancias como un ser íntegro, que piensa, siente, se relaciona y actúa”. Desde esa mirada las prácticas corporales son el resultado de las acciones de los sujetos, que se modifican y cambian según los ambientes, las regiones, los países y las culturas, en un marco signado obviamente por cuestiones sociales, históricas, culturales y biológicas. Las prácticas, la elección de las mismas, el cómo se llevan adelante, son un elemento fundante en la construcción de corporalidades específicas. 128 Por otro lado, “prácticas deportivas” podría ser analizada desde una perspectiva más amplia. Por ejemplo, si tomamos la definición de Archetti lo veremos con claridad: “El imaginario deportivo es amplio, diverso y heterogéneo. Los deportes pueden evocar lo fútil, lo inútil, lo accesorio, y por último, lo lúdico... El deporte encierra un conjunto de prácticas corporales y de reglas muy variadas” (Archetti, 1998: 10-11). Esta cita puede ser ampliada con las observaciones de Carballo y Hernández (2003:3) cuando afirman que “conviene reconocer que deporte es lo que la gente significa como tal, independientemente de los elementos que permiten diferenciarlo de otras formas de actividad corporal. De este modo, las más variadas formas de ejercitación se asocian a deporte, quizás por ser este el modo oficial y legítimo de ejercitarse, la especie de juego universalmente aceptada. La presencia permanente del deporte en diferentes organismos del estado (nacional, provincial o municipal) y en los medios masivos de comunicación (prensa, radio, televisión) parecen dar cuenta de ello”. No obstante, se las denomine prácticas deportivas o prácticas corporales tendremos en claro que son prácticas sociales, cuyo valor cultural nos permite trascender las limitaciones que engloba definirlas como un simple conjunto de actividades o ejercitaciones físicas (del cuerpo orgánico), y-o considerarlas como ahistóricas y universales. A efectos de este texto, hemos decidido elegir y utilizar el sintagma “prácticas deportivas” para dar cuenta de las prácticas implementadas en el programa Hadob. En particular consideramos que aquí es clave el concepto de prácticas, y que con su uso se pueden incluir dentro de la misma muchos usos del cuerpo diferentes y de una manera no excluyente7. EL PROGRAMA HADOB: CONCEPCIONES Y LINEAMIENTOS Desde el año 2007 en la República Argentina, y en nuestro caso concreto, en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, se viene ejecutando el Programa Nacional Hadob -denominado así por las iniciales de "Hipertensión Arterial, Diabetes y Obesidad"-, cuyo propósito es mejorar la salud de los sujetos que en él participan, básicamente mediante la modificación del estilo de vida. A través de su implementación se busca controlar los factores de riesgo conjuntamente con el cambio de los hábitos alimentarios y el abandono del sedentarismo mediante la realización de caminatas, baile, gimnasia, deportes, danzas, actividades acuáticas, administradas según las posibilidades físicas de cada participante. El plan tiene por objeto mejorar la calidad de atención a la población adulta afiliada al Instituto 7 Somos concientes de que es posible (y quizás necesario) plantear un debate en relación a este punto: por un lado parecería más completo y abarcador el sintagma prácticas corporales, y por el otro, frente a la ambigüedad del concepto deporte, la idea de prácticas deportivas se manifiesta como superadora e inclusiva. Creemos sin duda, que es una cuestión a ser retomada en trabajos futuros. 129 Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP)8 Programa de Asistencia Médica Integral (PAMI) con patologías crónicas en la última parte del ciclo de vida -hipertensión arterial, diabetes y obesidad-, mediante la aplicación conjunta de los denominados “Tratamientos Terapéuticos Convencionales (TC)” y de las “Actividades Terapéuticas No Medicamentosas (ATNM) del Subcomponente Movimiento”. Estas últimas se desarrollan “bajo modalidades grupales y comunitarias que garanticen los resultados específicos de cada una de ellas en un marco de participación e integración social” (INSSJPPAMI, 2008: 2). Las Actividades Terapéuticas No Medicamentosas (ATNM) del Subcomponente Movimiento abarcan diferentes acciones que según el Programa Hadob brindan “estimulación neurolocomotora”. Entre estas se mencionan: gimnasia, yoga, técnicas de trabajo corporal (eutonía, expresión corporal), caminatas, actividades acuáticas, deportes, danzas “y otras similares”9. Además se acota que “Las actividades tenderán a lograr una participación estable de los afiliados a lo largo del tiempo constituyéndose en factor de cambio de hábitos de vida” (INSSJP-PAMI, 2008: 2)10. En los documentos del Programa Hadob que hemos analizado se asocia a las prácticas deportivas con el concepto de “movimiento”, y éste a su vez y casi con exclusividad a la idea de brindar “estimulación neurolocomotora”11. Si consideramos que estos conceptos encontrados se traducen en prácticas efectivas, parecería ponerse en evidencia que estamos frente a una concepción donde el moverse es tomado unilateralmente desde lo biomecánico, aferrado a una perspectiva biomédica e higiénica. Parlebas fundamenta al respecto que “el término movimiento denota una concepción antigua que tiene en cuenta el producto y no el agente productor. El concepto de movimiento responde a la idea de un cuerpo biomecánico y definido por desplazamientos captados desde afuera; se preocupa por describir “enunciados” gestuales de los que se excluye al sujeto como tal (y cuya finalidad es “la” técnica o el gesto como modelo abstracto y despersonalizado)” (Parlebas, 2001:.86). 8 El 13 de mayo de 1971 se crea por Ley 19032 el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP). Esta institución tiene por principal objeto “la prestación, por sí o por intermedio de terceros, a los jubilados y pensionados del régimen nacional de previsión y a su grupo familiar primario, de servicios médicos asistenciales destinados al fomento, protección y recuperación de la salud”. Ley 19032 disponible en: www.safjp.gov.ar/digesto_2/index/normas 9 La Disposición 070-08 deja abierto a que se pueden agregar otras actividades, si bien no aclara cuales. Esta frase parece ser la única referencia a posibles alcances educativos de las actividades del Subcomponente de Movimiento que hemos hallado en la documentación consultada. 11 Ver: Disposición 070-08, Anexo I. Guía de implementación local del Programa Hadob. Febrero de 2008. 10 130 ORGANIZACIÓN DE LAS ACTIVIDADES Y ALCANCES DE LA PROPUESTA EN LA CIUDAD DE LA PLATA El Programa Nacional Hadob está dirigido a todos los afiliados del INSSJP-PAMI independientemente de sus condiciones socioeconómicas, de género, culturales, históricas, geográficas, demográficas y étnicas. Abarca en su mayoría a la población adulta mayor del país, es decir, la franja etárea comúnmente denominada “tercera edad”12. El desarrollo de las prácticas deportivas se realiza en talleres, cursos o clases de dos horas semanales de duración y no consecutivas, que siguen la “estructura tradicional” de una clase de Educación Física, donde se imparten contenidos de gimnasia, deportes, danzas, caminatas o aquagym. Los talleristas que están a cargo de las mismas son Profesores en Educación Física que trabajan con grupos muy heterogéneos, tratando de contemplar las particularidades del envejecimiento en cada participante. De todas maneras, y desde una perspectiva crítica, es necesario señalar que el Programa Hadob no ofrece lineamientos u orientaciones didáctico-pedagógicas a los docentes que en él se desempeñan. Tampoco se les brindan cursos de capacitación o actualización sobre la temática del envejecimiento y-o sobre las prácticas deportivas con adultos mayores (es decir, parecería que las prácticas llevadas adelante no son consideradas en tanto actos de enseñanza). Para la Presidencia de la Nación (2008): “El eje sustancial del Programa lo constituyen los Médicos de Cabecera, que deben elaborar el diagnóstico y efectuar la vigilancia de la evolución del cuadro clínico asociado al esquema terapéutico”. Los adultos mayores que participan lo hacen “por prescripción de su médico de cabecera”. Partiendo de esa premisa podríamos preguntarnos: ¿cómo es la relación que se establece entre los Profesores en Educación Física a cargo de los talleres o clases, y el médico que estimula a sus pacientes a concurrir a esas sesiones? El médico clínico posee un padrón o listado donde sus pacientes están identificados con alguna de las tres patologías mencionadas: Hipertensión Arterial, Diabetes Mellitus y Obesidad (Disp. 070-08, Anexo I, 2008). A partir de ello, el docente de Educación Física diseñará su clase en función de dar respuesta a lo que el médico prescribió: prácticas deportivas para mejorar tal aspecto biológico del cuerpo y-o para paliar una enfermedad determinada. De este modo, quizás podríamos retomar la relación entre el paidotriba y el gimnastes analizada por Crisorio (2000), donde en la Grecia Clásica, el gimnastés era quien prescribía las actividades a realizar (aquí, el médico de PAMI) y quien dictaba las clases era el paidotriba (en este caso el Profesor de 12 Es pertinente señalar que el Informe de la Asamblea Mundial sobre Envejecimiento (1982), denomina adulto mayor a toda persona de más de sesenta años. 131 Educación Física o tallerista)13. El carácter de técnica adjudicado a la Educación Física en los últimos años no ha ayudado a reconocer en la disciplina un saber particular o importante como es el saber enseñar. No obstante ello, algunos docentes logran incorporar miradas críticas en torno a esta cuestión, entendiendo aquí “el término crítica en el sentido de negación del orden social vigente; o sea, no crítica en función de un procedimiento presumiblemente científico, sino en función del cuestionamiento del contenido” (Bracht, 1996: 50). Las experiencias de prácticas deportivas son realizadas en distintas instituciones. A efectos del Programa Hadob dichas instituciones son definidas como “efectores comunitarios”, puesto que estos se presentan como el dispositivo articulador entre la agencia local -denominadas UGL, Unidades de Gestión Local- y la comunidad o los beneficiarios (Disp.070-08). Muchas de las organizaciones que se utilizan como efectores comunitarios (centros de jubilados, asociaciones barriales o entidades de la Tercera Edad) no son espacios especializados en el deporte y las actividades gimnástico-deportivas, con el consiguiente problema de que en esos sitios es necesario adaptar las instalaciones, materiales, recursos y horarios a estas “nuevas” actividades. Si tenemos en cuenta las posibles barreras arquitectónicas, espaciales o culturales que suelen presentarse, las instituciones en donde se desarrollan esas prácticas deportivas pueden constituirse en elementos que faciliten la participación y permanencia de los adultos participantes, o bien podrán ser elementos obstaculizadores para que esas experiencias se lleven a cabo correctamente. Las organizaciones mencionadas se transforman en una herramienta de importancia en la implementación del Programa al constituirse como un espacio de encuentro, participación y desarrollo pleno para los adultos mayores. Estos espacios tienen gran relevancia social para las personas mayores, ya que favorecen la comunicación entre pares, crean un ambiente de bienestar, potencian la socialización, contribuyen a una mayor integración y promueven situaciones que facilitan la expresión individual y la relación con los otros. El grupo proporciona la posibilidad de crear nuevos vínculos, vínculos tan necesarios en esta etapa generalmente signada por las pérdidas (Di Domizio, 2004). Partimos de la idea de que las intervenciones sobre y en los cuerpos de los sujetos a través de las prácticas deportivas, no son neutras, sino que vehiculizan ideologías y modos de pensar y entender el mundo. Retomando lo señalado en páginas anteriores, se podría señalar la falta de referencias pedagógicodidácticas que en ese sentido, guíen la tarea docente de los profesores que Al respecto afirma Crisorio: “El paidotriba -literalmente, el maestro de gimnasia, modernamente, el Profesor de Educación Física- debía saber cómo hacer los ejercicios pero no de sus efectos sobre el cuerpo; eso lo sabía y debía saberlo el gimnastés, especie de médico deportólogo de la antigüedad”. Para ampliar este tema ver el texto de Ricardo Crisorio: “¿Qué investigar? ¿Para qué educación física?”, Conferencia dictada en el Séptimo Congreso de la COPIFE, 2000. 13 132 trabajan en el Programa Hadob. Ello crea un vacío en el cual cada profesor o tallerista a cargo de la actividad debe elegir cómo abordar el trayecto que le queda por delante (a partir de lo que ya está marcado y delineado por el médico). En relación a ello, y si bien el programa analizado no persigue fines educativos, es significativo que las cartillas y documentos existentes refieran sólo a aspectos biomédicos, y que no existan capacitaciones que acompañen la labor docente de los responsables de las prácticas deportivas. CONCLUSIONES El Programa Hadob ubica la organización de experiencias de prácticas deportivas exclusivamente en la atención a la enfermedad, y en un lugar en el cual el cuidado de la salud se caracteriza por un marcado acento en el eje biológico que no permite otros niveles de explicación. Asimismo, la perspectiva biomédica o higiénica también impregna la implementación concreta y las orientaciones de las “actividades terapéuticas no medicamentosas” del Subcomponente de Movimiento. Como consecuencia, la práctica de experiencias deportivas posibilita beneficios, pero que no ultrapasan una visión de salud que se restringe a la rehabilitación de enfermedades físicas (Vendruscolo, 2006). En este caso, el destinatario del programa es un adulto mayor con un cuerpo enfermo, lo cual restringe a ver al sujeto desde una única mirada, y donde no aparecen como relevantes dimensiones de compromiso ético, social, político, etc. Al respecto, coincidimos con Branco Fraga cuando afirma “en esta perspectiva más utilitaria e individualista puesta en marcha por los promotores de actividad física y salud, la construcción de lazos de sociabilidad y el aspecto lúdico pierden importancia, no porque estos elementos hayan sido deliberadamente expulsados del proceso de difusión de la vida activa sino porque el mayor valor atribuido a la práctica física esta cada vez más vinculado a los rendimientos orgánicos que ella proporciona” (Branco Fraga, 2008: 176). Sería necesario pensar a las prácticas deportivas no como si estuvieran constituidas por un único patrón (hegemónico), sino más bien como un campo que posibilite la construcción de modelos alternativos de apropiación de prácticas deportivas con intereses diversos por diferentes grupos sociales (Blessmann, 2007). Consideramos que es necesario abordar el diseño de este tipo de programas para adultos y adultos mayores de tal manera que incluyan en su abordaje la posibilidad de empoderamiento de estos sujetos, además de generar espacios de encuentro para compartir emociones, diálogos, afectos, sentimientos y placeres. Estos valores, que consolidan y fortalecen las relaciones humana, se contraponen a la “vida líquida” (Baumann, 2005) que caracteriza nuestras 133 sociedades occidentales y en la cual los vínculos tienden a ser precarios, efímeros e inestables. El objetivo sería posibilitar la construcción de modelos alternativos de apropiación de prácticas deportivas que tengan incidencia en otros aspectos de la vida de los sujetos que son destinatarios de dichas políticas públicas. Desde nuestra perspectiva, el Programa Hadob es sin lugar a dudas un espacio de socialización adecuado para ofrecer posibilidades de encuentro entre personas y en el cual el ambiente colectivo es valorizado14. Pero más allá de los logros válidos y aspectos positivos del Programa, en la medida que quienes tienen el poder de decisión para diseñar políticas públicas no logren ampliar su mirada, el riesgo es que las propuestas de prácticas deportivas sean limitadas en sus alcances, abarcando apenas lo funcional y dejando escapar otros aspectos que son tan o más importantes. BIBLIOGRAFÍA Archetti, Eduardo 1998 “Prólogo”. En: Alabarces, P. Di Giano, R. y Frydenberg, J. (comps.): Deporte y sociedad. Eudeba; Buenos Aires, Argetina. Bauman, Zygmunt 2005 “Vida líquida”. 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Entendiendo que el fútbol es un deporte donde se dramatizan valores sociales y que posibilita visualizar procesos sociales relacionados con otros campos, y ante la necesidad propia de los imaginarios de expresarse a través de símbolos, se toma al club de fútbol profesional de Valparaíso “Santiago Wanderers” como tal. Se propone, en primera instancia, una revisión teórica que posibilita la relación entre imaginarios urbanos y fútbol; luego se especifica el estudio de caso considerando aspectos urbanos y sociales de la época donde se funda este club; finalmente se proponen cuatro líneas de trabajo (a modo de hipótesis) que intentan articular un(os) imaginarios(s) urbano(s) de Valparaíso, a través de Santiago Wanderers. Palabras claves: Imaginarios Urbanos, Símbolos, Valparaíso, Fútbol The paper presents research advances of “Valparaiso Urban Imaginary through Santiago Wanderers”. Understanding that football is a sport where dramatize social values and enables visualizing social processes related to other fields, and the need of the imaginary self expression through symbols, take the professional football club of Valparaiso "Santiago Wanderers "as such. The paper proposes internal structure primarily a theoretical review that enables the relationship between urban imaginary football; then specify the case study considering urban and social aspects of the period where the club was founded; and finally there are four lines of work trying (a mode of hypothesis) to articulate a urban imaginary of Valparaiso, through Santiago Wanderers. Keywords: Urban Imaginaries, Symbols, Valparaiso, Football Este artículo presenta avances de la investigación titulada “Imaginarios urbanos de Valparaíso, a través de Santiago Wanderers”, financiada por la Beca de Investigación Joao Havelange del Centro de Estudios Internacional del Deporte (CIES) – Universidad de Neuchatel, Suiza. 2 Sociólogo. Integrante del Núcleo de Estudios en Sociología del Fútbol (Universidad de Valparaíso). Correo electrónico: [email protected] 3 Sociólogo. Estudiante de Máster en Estudios Territoriales y de la Población (Universitat Autónoma de Barcelona). Integrante del Núcleo de Estudios en Sociología del Fútbol (Universidad de Valparaíso). Correo electrónico: [email protected] 1 138 ASPECTOS INTRODUCTORIOS Enmarcado en los estudios sobre las ciudades, los imaginarios urbanos permiten interiorizarnos en las representaciones, imágenes, estereotipos, memorias, deseos, proyecciones, etc., de los habitantes de un determinado espacio (Lindón, 2007). Dicho de otra manera, los imaginarios urbanos permiten adentrarnos en esquemas de representación, guías actuantes, matrices de pensamiento y/o formas en cuanto a cómo, desde un territorio, los habitantes se piensan a sí mismos y a los “otros”. Como ha señalado Ley (1978), desde la geografía humana, la construcción social de la realidad es, también, la construcción social del lugar; significados, hitos, narrativas, identidades y símbolos que emanan en marcos territoriales delimitados, generando sentidos de pertenencia y apropiaciones para unos y diferenciándose de otros (Silva, 2006). Adoptando esta lógica, los imaginarios urbanos son constructos, por lo que no están presentes en cada recoveco de la realidad cotidiana. Los imaginarios necesitan de símbolos para expresarse e introducirse en la estructura de una ciudad (Melgar, 2001; Lindón, 2007b; Margulis, 2009). En este sentido, los clubes de fútbol, profesionales y/o amateurs, poseen la potencialidad de proyectarse como símbolos representativos para algunas ciudades, condensando, sedimentando y expresando elementos que se encuentran más allá de los estadios, fuera de los límites de cualquier cancha (Dávila y Londoño, 2003;). Si bien estos símbolos poseen un origen y raigambre territorial definida, se construyen, moldean y transforman a partir de relaciones con alteridades que refuerzan a los elementos constituyentes de los imaginarios. En esta tónica, las rivalidades entre clubes – “clásicos”-, no sólo expresan una competencia deportiva, sino que a través de éstas es posible visualizar conflictos, tensiones y/o malestares en torno a identidades territoriales, nacionales, de clase, etc. (Ramírez, 2003). La ciudad de Valparaíso, a lo largo de su historia ha sufrido vastas transformaciones. Desde la originaria y apacible bahía Alimapu, pasó a ser el puerto oficial del reino de Chile en la época de la colonia española. Luego de la independencia se situó como uno de los puertos más importantes de la costa pacífico, decayendo la actividad portuaria desde 1930 a la fecha, producto de factores locales y globales. Hoy en día es parte de un entramado urbano mayor, concebido como el área metropolitana del gran Valparaíso y se ha optado por la patrimonialización vía UNESCO, como estrategia de rehabilitación y reconversión. Desde 1892 a la fecha existe un club de fútbol que ha ido trazando la historia de Valparaíso y del fútbol chileno; hacemos referencia a Santiago Wanderers, quien 139 ha sido posicionado por Santa Cruz (1996) como uno de los símbolos más importantes de la ciudad. En esta perspectiva, son dos los principales objetivo del presente artículo: por un lado, cimentar la posibilidad de investigar los imaginarios urbanos de Valparaíso mediante el fútbol; y por otro, analizar qué imaginarios de Valparaíso podemos visualizar a través del fútbol. En términos de relevancia investigativa se intenta posicionar al fútbol, debido a su popularidad, capacidad de producción identitaria y condensación de diversos elementos socioculturales (Alabarces, 2000), como una vía legítima para el estudio de las ciudades (Frydenberg, 2011). También se pretende aportar a la construcción histórica de la memoria colectiva de Valparaíso en general y de Santiago Wanderers y Everton, en específico. De hecho, se entiende que la rivalidad Wanderers – Everton puede aportarnos una mirada exógena que represente a Valparaíso desde Viña del Mar. Por último, se cree que a través del estudio de los imaginarios urbanos de Valparaíso es posible generar contribuciones relevantes sobre las formas de vida, apreciaciones, valoraciones y significados de los habitantes, para la elaboración de políticas urbanas, culturales y/o patrimoniales. Como plantea el objetivo central del presente artículo, éste intenta instaurar la vinculación del fútbol con los estudios urbanos, especificando la relación en la ciudad de Valparaíso. Más allá que no se presentan resultados finales de investigación (actualmente en curso), sí se da cuenta de tres líneas de trabajo para el desarrollo del estudio. La elaboración de éstas ha sido a través de la revisión de diversas fuentes bibliográficas y algunas concepciones metodológicas. Entre las primeras destaca la exploración de revistas deportivas como “Los Sports”, “Estadio”; algunos filmes de Aldo Francia: “Valparaíso mi amor” y “Ya no basta con rezar”; documentales como “A Valparaíso” de Joris Ivens, “El Wanderers de Valparaíso” de Patricio Muñoz y “Postal Valparaíso” de Rommina Mizala; imágenes de Valparaíso y Viña del Mar mediante postales y dibujos de artistas populares; y variados textos históricos de Benjamín Vicuña Mackenna, revistas y libros de la época. Respecto a los aspectos metodológicos, se utiliza a los “hologramas espaciales” como propuesta que sustenta la elaboración de hipótesis y respaldará la continuidad de la investigación; reiterando la proclividad y condición del símbolo como vinculador de elementos primariamente no vinculados o invisibilizados, se posibilita la unificación de diversos fragmentos espacio-temporales de las ciudades, con el fin de establecer los recorridos imaginarios de éstas en diferentes periodos (Lanceros, 1997; Lindón 2007b)4. 4En palabras de Lindón (2007): “El holograma espacial sería un escenario situado en un lugar concreto y en un tiempo igualmente demarcado, con la peculiaridad de que en él están presentes otros lugares que actúan 140 En este marco, se propone una estructura del artículo en tres apartados: el primero contiene un marco conceptual centrado en los imaginarios urbanos, dando énfasis a la relevancia del espacio urbano, lugares, símbolos y las posibilidades de abordarlos desde el fútbol. Luego se presentan cuatro líneas de trabajo (a modo de hipótesis), y finaliza con conclusiones y perspectivas futuras. DE IMAGINARIOS URBANOS Y FÚTBOL La contemporaneidad obliga a replantear nuevas formas de realizar investigación en ciencias sociales, por un lado en base a nuevas formas metodológicas y, por otro, bajo nuevos lineamientos investigativos que nos lleven a conjeturar nuevas respuestas al complejo entramado que han representado siempre nuestras sociedades, pero que con el avanzar del tiempo pareciera que el velo que las cubre es aún más difícil de quitar para poder vislumbrar un horizonte de posibles respuestas. Es quizá en este punto donde entran en juego los imaginarios urbanos, por cuanto representan una posibilidad de adentrarse en ese entramado, a veces, difuso que pareciera ser el estudio de nuestras sociedades. Representa un complejo constructo teórico que muestra bastantes posibilidades de aplicabilidad y, con el paso de los años, se siguen incluyendo aristas que contribuyen a ampliar su espectro de acción y bondad teórica, lo que muchas veces tiende a generar que algunas investigaciones caigan en errores, pues la definición de su margen de acción aún no está completamente definida. Principalmente, se puede decir que los estudios sobre la ciudad generaron un vuelco en el que, tal como señala Silva (2006) en el prólogo a su libro Imaginarios Urbanos: “hemos pasado de vivir unas ciudades definidas en sus límites físicos a otras donde lo urbano define una condición ciudadana con independencia de su referencia material”. Por ende, bajo esta contextualización el constructo de imaginario urbano es entendido como un conjunto de “redes o tramas de significados específicos, reconocidas socialmente, que le otorgan cualidades a la ciudad y sus lugares” (Líndon, 2007, p. 36). Es el mismo imaginario el que ayuda en el proceso de construcción del espacio urbano (Lindón, 2007), un espacio que se construye socialmente y que nos permite vislumbrar (en el más amplio espectro de esta palabra) distintos lugares. Estos últimos responden a un frondoso tejido que resguarda y potencia su singularidad dentro de una ciudad que se nos abre paso frente a nuestros ojos, pero que cuyo velo no nos permite adentrarnos en ella sin antes aventurarnos en una intrincada búsqueda enntre una realidad que se como constituyentes de ese lugar. Esos otros lugares traen consigo otros momentos o fragmentos temporales, otras prácticas y actores diferentes aunque también pueden ser semejantes a las que se están realizando en ese escenario” (41-42). 141 tiende más a cerrar que abrir. El lugar, que tiende a definir un espacio urbano determinado, se juega su reproducción, sus resistencias, sus transformaciones en el cotidiano, y es ese mismo cotidiano que entra en un vaivén de influencias con los sujetos. En este sentido la realidad cotidiana, entendida como realidad por excelencia o suprema realidad, que se presenta como “una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente” (Berger y Luckmann, 1999: 36), y que en definitiva está “sustentado por todos”, conquista al sujeto, pero este también puede influir en ella, prolongándose así un juego que es perdurable, es latente y genera una doble acción. Esta doble acción se da en un transar continuo de intercambios simbólicos entre los sujetos que habitan la ciudad y el lugar observable en donde se producen esos intercambios, tanto de manera objetiva como subjetiva. He aquí donde radica una importancia radical de lo simbólico en el trabajo de los imaginarios urbanos. Los símbolos, entendiéndolos como nos lo propone Lindón (2007) resultan de la capacidad imaginaria de los sujetos sociales, y unen lo que no estaba unido” (2007: 39), además de entrar en unos procesos que le dan forma y configuran un entramado que producen o dan vida a los imaginario. Es la misma objetivación de estos resultante de las formas materiales de los lugares que se encuentran en una ciudad determinada. Es decir, sin el símbolo el imaginario urbano no podría existir. Es así como el imaginario urbano constituye “la inevitable re-presentación, la facultad de simbolización de la cual emergen continuamente todos los miedos, todas las esperanzas y sus frutos culturales” (Durand, 1994 en Hiernaux, 2007). Son esos mismos símbolos que ayudan a comprender en base a una unión de continuas singularidades, sobre un tejido complejo de objetividades y subjetividades, una cierta realidad. Un símbolo lleva consigo procesos de vinculación de fuerte raigambre, pero que por lo mismo conlleva procesos que responden, muchas veces, a cuestiones históricas. Es así como se pueden unir cuestiones propias al imaginario de un lugar ligadas a otras de carácter subjetivas, que consiguen su correlato en el mundo de la materialidad. El símbolo juega aquí su rol fundamental, pues ayuda a unificar y ponerle rostro, en dialogo constante con la imaginación de los sujetos habitantes de un o unos lugares, a procesos o activos materiales que a veces pueden cumplir un rol que pareciera ajeno a esa misma subjetividad. He aquí donde se juega sus cartas una investigación imbricada al mundo del fútbol, en cuanto que los procesos antes mencionados verían su reificación, en un primer momento, en la entidad material de un club deportivo que aúne ciertas cuestiones simbólico identitarias; y, en una segunda instancia, en el estilo de juego de esa entidad deportiva (pero ante todo: social) que reviste en ese mismo estilo aspectos 142 simbólicos (singulares) que materializan la subjetividad de un o unos lugares determinados en un tiempo y unos espacios dados. El estilo de juego, entendido como espacio simbólico donde se expresan ciertos estereotipos de diversas escalas territoriales, como barrios, ciudades, regiones y países (Archetti, 2001), acordona aspectos imaginarios, que subyacen en lo simbólico, tremendamente unificadores y referenciales para entender un lugar urbano, construyendo o articulando un imaginario que, como bien advierte Lindón (2007), permiten contar historias, atribuir valores y significados, imaginar futuros y reconstruir pasados… “para poder, de alguna manera, contribuir a entender cada vez más la realidad que habitamos y que habita en nosotros” (2007:37). EL “GRAN VALPARAÍSO” DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX: ESPECIFICIDADES DEL CASO DE ESTUDIO ¿Cómo eran Valparaíso y Viña del Mar cuando fueron fundados Santiago Wanderers y Everton? ¿Cuál era el concierto organizativo-futbolístico de la época? Ambas preguntas guiarán esta introducción al caso de estudio y serán base para comprender la elaboración de las hipótesis o líneas de trabajo que serán presentadas más adelante. Ante todo comenzamos bajo la premisa que Valparaíso y Viña del Mar no pueden ser comprendidos como entidades urbanas autónomas (Booth, 2003; Cáceres, 2003). El fundamento radica en que la construcción del ferrocarril Valparaíso – Santiago de 1855 actúa como agente urbanizador en la zona donde se ubicaba la Hacienda de Viña del Mar y el Fundo de las Siete Hermanas (Méndez & Ejsmentewicz, 2003). A través de variadas investigaciones en materia de Historia Urbana (Cáceres, Booth y Sabatini, 2002; Booth, 2003; Cáceres 2003; Cáceres y Sabatini, 2007) se ha concluido que durante el primer periodo de urbanización de Viña del Mar, ésta fue tipificada como un suburbio predominantemente aristocrático de Valparaíso. Por lo tanto ya era posible hablar de un “Gran Valparaíso” a fines del siglo XIX, debido al incipiente establecimiento de la conurbación entre Valparaíso-Viña del Mar. Por un lado, Valparaíso, a principios del siglo XX, se situaba como la capital económica del país debido a su intensa actividad portuaria y financiera. No obstante, la sociedad porteña, a pesar de su heterogeneidad social, presentaba importantes desigualdades en materia socioeconómica (Cáceres y Sabatini, 2007), las cuales se verían acrecentadas luego de algunos hitos de extrema relevancia 143 para la historia de la ciudad: el terremoto de 1906, la apertura del canal de Panamá en 1914 y la crisis de la bolsa de 1929, por recordar los más relevantes. Por otro lado, a comienzos del siglo XX, Viña del Mar mostraba tener un uso mixto (industrias, comercio, alojamiento) posibilitado por las construcciones del ferrocarril y de Avenida España (principal eje conector entre Valparaíso y Viña del Mar). No obstante, comenzó a estructurarse como una zona balnearia donde se localizaba, en gran medida, la elite del Gran Valparaíso (Cáceres, 2003). En palabras de Poirier (1910), “los pintorescos pueblos de Viña del Mar y Miramar, que se diría no son sino los aristocráticos suburbios de Valparaíso”. El loteo y venta de los terrenos de la Población Vergara en 1892 y luego la constitución de la Sociedad Anónima Balneario en 1912 asientan la apertura de Viña del Mar, al mar, constituyéndolo en un balneario de primer orden (Orrego Luco, 1911). Esta imagen de ciudad balneario es reestructurada y repotenciada por la intervención estatal de Ibáñez del Campo entre 1927 y 1931, la cual buscó abiertamente situar a Viña del Mar, a través de la construcción del Casino y hoteles emblemáticos, como el balneario por excelencia de Chile (Booth, 2003). APUNTES SOBRE EL FOOT-BALL PORTEÑO A FINES DEL SIGLO XX Ahora bien, ingresando de lleno al plano deportivo, y futbolístico, específicamente, Santa Cruz (1996) ha señalado que Valparaíso fue la cuna del fútbol chileno debido a la importancia cultural y social de los inmigrantes ingleses en los albores del siglo XX. De hecho en 1893 se jugaron los primeros intercities entre Valparaíso y Santiago, generándose y manifestándose las primeras rivalidades por la hegemonía del país (Santa Cruz, 1996), y por 1895 se forjó la primera asociación de clubes de fútbol en Chile mediante una junta de cinco teams porteños: Valparaíso F.C., McKay and Sutherland, Chilean F.C., Victoria Rangers y Valparaíso Wanderers (Marín, 1995). Actualmente, Santiago Wanderers fundado en 1892, y Everton F.C en 1909, son los únicos equipos profesionales sobrevivientes del periodo fundacional del fútbol en Valparaíso5. Si bien no se puede datar el inicio de la presente rivalidad entre ambos clubes, sí es posible mencionar algunas pistas útiles, no sólo para comprender los orígenes del “clásico”, sino que para entender la gestación y la posibilidad de visualizar imaginarios urbanos de Valparaíso, a través de estos clubes. 5 Debemos recordar que La Cruz F.C., club que tuviese un fugaz paso por el profesionalismo, aún persiste en la escena del fútbol amateur de Valparaíso. 144 a) Origen socio-territorial. Santiago Wanderers fue fundado por jóvenes criollos en respuesta al Valparaíso Wanderers, de origen británico. Específicamente, el lugar de la gestación del club fue en la actual Plaza Wheelright, ubicada en el límite oriente del Barrio Puerto, sitio heterogéneo socialmente pero tipificado negativamente desde las elites de la época hasta la actualidad. Everton, en cambio, fue fundado por jóvenes aristócratas de Cerro Alegre, lugar que, desde que fue urbanizado, ha albergado a la elite de Valparaíso (Cáceres, 2003). b) El clásico porteño en 1924. Como se atestigua en la edición n°80 de la extinta revista Los Sports, la mayor rivalidad del fútbol porteño por 1924 era entre Santiago Wanderers y La Cruz F.C. De hecho, Everton desapareció del orbe futbolístico en la segunda mitad de la década de 1930, y por decisión de los dirigentes fue trasladado y refundando en Viña del Mar en 1942. c) Ingreso al profesionalismo y el rol de revista Estadio. En 1944, Wanderers y Everton ingresan a la Asociación Central de Fútbol (actual ANFP), dejando atrás su participación en la Asociación Porteña de Fútbol. En este marco, la incipiente rivalidad posee un marco nacional y un medio de comunicación como Estadio que hace eco de las diferencias de ambos asentamientos urbanos, comenzando a caracterizar estilos de juego que van condensando no sólo las representaciones e imágenes expresadas por Valparaíso y Viña del Mar, sino que también la forma de vivir, es decir, la cotidianeidad proyectada e idealizada de cada ciudad. HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE IMAGINARIOS URBANOS DE VALPARAÍSO A TRAVÉS DEL FÚTBOL Bajo la premisa que los deportes -y por sobre todo el fútbol- son un campo privilegiado donde se dramatizan valores morales y sociales de diversa índole (Archetti, 1996), proponer la construcción de un imaginario urbano de Valparaíso es relevante puesto que las representaciones construidas en torno a Santiago Wanderers y Everton pueden revelar contradicciones no resueltas en la vida social; lejos de ser un mero espejo de la sociedad, es un “caleidoscopio complejo” (Archetti, 2003). ¿Qué valores, características, estereotipos, formas de vida, imágenes y representaciones se visualizan en Valparaíso, a través de estos clubes de fútbol? En otras palabras ¿Cómo se construye y cuál es el universo simbólico que da forma a un imaginario urbano de Valparaíso? Para desarrollar 145 estas interrogantes se plantean cuatro líneas de trabajo entrelazadas, a modo de hipótesis, que buscan hilar el mosaico imaginario. A saber: a) Wanderers y Everton como metáforas de la imagen urbana de Valparaíso y Viña del Mar: la ciudad puerto y la ciudad balneario. b) Santiago Wanderers de Valparaíso, Valparaíso de Santiago Wanderers. c) La geografía de Valparaíso y la conformación de un estilo de juego. d) Wanderers como patrimonio de Valparaíso. WANDERERS Y EVERTON COMO METÁFORAS DE LA IMAGEN URBANA DE VALPARAÍSO Y VIÑA DEL MAR: LA CIUDAD PUERTO Y LA CIUDAD BALNEARIO Cuando el urbanista norteamericano Kevin Lynch (2008) comenzó a preguntarse por la existencia de imágenes públicas en las ciudades, no sólo buscaba conocer las representaciones construidas que giraban en torno a éstas, sino que también buscaba sintetizar, ordenar y organizar la forma en cómo un territorio, en un espacio y tiempo determinados, es capaz de proyectar una representación mental que simplifique la forma en cómo comprendemos la dinámica social de un territorio. En una tónica similar Fuentes (2000) ha indicado que una imagen urbana corresponde a una representación mental de un espacio urbano definido, no obstante, las imágenes urbanas no son la realidad, sólo son una representación homogeneizada de un territorio. De hecho, “la imagen es el producto de una acción intencional de recorte y selección, donde prima el valor construido desde el acto de la memoria” (Lacarrieu, 2007: 53), por lo tanto la construcción de imagen urbana de una ciudad no sólo está inserta en un campo de lucha, también es una acción política sobre cómo determinados agentes urbanos quieren representar, recordar y olvidar un territorio. En este sentido, Santiago Wanderers y Everton son hijos de los contextos territoriales donde nacieron. En éstos ya podíamos advertir imágenes urbanas bastante definidas. Por ejemplo, el Valparaíso de fin de Siglo XIX se muestra como “la Inglaterra” de Chile: de rápida industrialización, religiosamente dominada por el protestantismo pero de todas formas diversa, de alta interacción comercial e innovación tecnológica, globalizada, y acogedora del inmigrante europeo por sobre todo.(Ugarte, 1910) En definitiva la conformación de la imagen de una ciudad próspera y heterogénea, o bien como la denominan Cáceres y Sabatini (2007): el paraíso de Valparaíso. No obstante como ha señalado Santa Cruz (1991) y como también se intenta retratar a través del documental El Wanderers de Valparaíso 146 del año 20016, el nacimiento de Santiago Wanderers es contestatario a la dominación inglesa del escenario deportivo porteño y es realizado bajo la organización y gestión de jóvenes criollos de extracción social baja. En cambio Everton, fundado por jóvenes aristócratas de Valparaíso en 1909, renace en la Viña del Mar post Ibañez del Campo; en la ciudad balneario (Cáceres, 2003; Booth, 2003), en la ciudad de la convivencia monoclasista. Una es la ciudad del trabajo, la otra es la ciudad del ocio7. No obstante, los territorios se van transformando. Hitos como la apertura del Canal de Panamá, la crisis de la bolsa de 1929 o procesos como las migraciones campociudad del siglo XX, la expansión de las ciudades y el cambio de la matrices productivas de éstas, nos advierten que Valparaíso y Viña del Mar no son las mismas …de perogrullo. Hoy Valparaíso es promocionada como la capital cultural de Chile, en su condición patrimonial y universitaria. Viña del Mar es presentada por la municipalidad como “ciudad bella”, una especie de decantación estética de su antigua imagen. Sin embargo los clubes han persistido como entidades simbólicas representativas de sus territorios, y en tal condición tienen algo más que decirnos sobre éstos En este sentido, planteamos una línea de trabajo que sostenga a Wandereres y Everton como metáforas de las imágenes urbanas de Valparaíso y Viña del Mar, correspondientemente. Ahora bien, la operación no es tan simple como parece. A modo de hipótesis se debe señalar que las transformaciones de la imagen urbana hegemónica de Valparaíso no siempre ha tenido un correlato coherente con el club de fútbol de Valparaíso. Por otro lado, el caso de Everton parece tener mucha más simplicidad en la representación condensada. De todos modos el desafío es doble: se debe conocer qué elementos simbólicos de los clubes cuestionan o reproducen las imágenes urbanas hegemónicas a lo largo del siglo XX y cómo contribuyen a la articulación de un imaginario urbano de Valparaíso. SANTIAGO WANDERERS DE VALPARAÍSO, VALPARAÍSO DE SANTIAGO WANDERERS Es necesario mencionar que se debe tener clara la importancia, que en un estudio sobre imaginarios urbanos, juegan los tejidos que llevan a la conformación del símbolo, pues “ (…) el imaginario tiene necesidad del símbolo para expresarse, para salir de su condición de virtualidad, ‘para existir’ [...]” (Vergara, 2001, en 6 http://www.youtube.com/watch?v=ueLEosn6zOc Entendemos Ocio bajo la concepción de que éste es propio de las características que posee una clase más acomodada que tiene los capitales necesarios para hacer nacer ese sitial en su vida (Veblen, 2005). 7 147 Lindón, 2007, 39), es este proceso el que permite desarrollar una visibilidad de las dinámicas que yacen en el imaginario y que nos permiten unir partes de la realidad que se creían separada o particularizada, más allá de la lejanía o cercanía del tiempo. Wanderers de Valparaíso, como símbolo, condensa y, por sobre todas las cosas, une prácticas, valores, formas de vida de la ciudad de Valparaíso pertenecientes a una cierta época de la ciudad que se condensaron en materialidades como lo es el club Santiago Wanderers, y cuyos “fantasmas” han recorrido los años, han perdurado en el tiempo y se han enraizado fuertemente en éste, siempre teniendo en cuenta que estos fantasmas “hacen efecto en la construcción de sus espacios (físicos) y de sus símbolos” (Silva, 2006, 27), por lo que se entrelazan en la realidad casi en las dos dimensiones que la construyen. Si bien, la ciudad a lo largo de sus años adoptó diferentes modelos de funcionamientos en base a su desarrollo, se advierte que son ciertas formas de vida de la comunidad, las que ayudarían a construir, en la primera mitad del siglo xx, una cotidianeidad que incluye prácticas bajo patrones simbólicos que generaron la conquista de un devenir de los habitantes de la urbe porteña. Los fantasmas que esa vida generó se habrían incrustado en diversas manifestaciones de esos procesos, esas formas de vida conquistaron el cotidiano del habitante de aquella época y el club fue uno de los símbolos que condensó esas subjetividades creadas. En este sentido, la investigación mayor, de la cual estas páginas son un apéndice de importancia, es el intento por escarbar y hacer el recorrido de las subjetividades que se conformaron y que subyacen en el club de la ciudad, esto a modo de desarrollar investigativamente una de las hipótesis que nace como una concepción emergente en el desarrollo de esa investigación planteada. Esto surge del profundo análisis documental (que se basa en un recorrido acucioso de publicaciones como revista Estadio, Los Sports o crónicas de Valparaíso, documentales, novelas, etc) en donde sobresale una asociación constante de atributos del segmento de la clase obrera porteña en relación con las estructuras que yacen en los cimientos imaginarios del club, cuestión que genera un doble direccionamiento sistemático de formas subjetivas entrelazadas con patrones materiales que dan pie a parte importante de la estructura final de la imagen construida del símbolo S. Wanderers…, cuestión que termina expresada en el relato que une a Valparaíso con el club y viceversa, ese segmento de la población porteña encuentra parte de su relato en las formas que toman vida y luz en el club que termina habitando la ciudad a través de esa estructura de conformación. 148 Yacen en la esencia imaginaria de S. Wanderers una parte de los residuos que fue dejando el desarrollo de la ciudad de Valparaíso, parte de los efectos que produjo la vida del puerto, el significado de habitar Valparaíso para los grupos perteneciente al segmento obrero de la ciudad, fueron trasladados, es decir: sus representaciones, valores y formas subjetivas fueron apropiadas por este símbolo. S.Wanderers sería depositario de esa memoria que se enraízo en las formas en que el discurso y las prácticas sobre el “ser wanderino” conllevan hasta nuestros días, casi un siglo después de su creación. Este aspecto relativiza el tiempo, lo transgrede y lo hace responder a las energías resguardadas en las subjetividades que resisten ese tiempo y los lugares que se transfiguran en la ciudad de Valparaíso. LA GEOGRAFÍA DE VALPARAÍSO Y LA CONFORMACIÓN DE UN ESTILO DE JUEGO ¿En qué medida el espacio físico de un territorio puede apoyar la construcción de estereotipos? ¿De qué forma el espacio físico de un territorio también puede definir el estilo de juego de un club de fútbol determinado? ¿Cómo el estilo de juego de una alteridad, en este caso Everton, refuerza el estilo de Santiago Wanderers? Cuando se dice que Valparaíso es una ciudad con tintes “particulares” y “pintorescos”, debido a que su población lo habita principalmente en cerros, es una falacia que podría ser fácilmente desmentida. Pero que la cotidianeidad del cerro se realice en un espacio físico como el de Valparaíso puede llegar a tener otros tintes. Como muestra el documental A Valparaíso del cineasta holandés Joris Ivens, el subir y bajar calles y escaleras por los cerros es parte del día a día de la ciudad. Los niños y jóvenes que realizan sus actividades en los cerros las hacen en este marco físico. Las canchas de fútbol, o una especie de potrero si se quiere, son improvisadas en cualquier pasaje o terreno baldío, muchas veces tienen el desnivel característico de cerro: un arco de subida, otro de bajada. Sin embargo nada de esto tiene validez si esta característica no se legitima como práctica. En el documental El Wanderers de Valparaíso, Armando Tobar, Juan Olivares y otros ilustres antiguos jugadores de este club cuentan cómo “el Gallego” Pérez, técnico argentino que se mantuvo ligado con Wandereres desde 1958 hasta poco antes de su muerte (en la década del 80), impulsó la política de incorporar jugadores provenientes de los cerros de Valparaíso. A lo anterior se suma otro factor físico: 149 la zona de Playa Ancha, donde se encuentra el estadio en que hace de local Santiago Wanderers, es recorrida por fuertes vientos durante las tardes. “Sabíamos jugar a favor y en contra del viento” señalaba Juan Olivares, quien perteneció a un equipo campeón de Wandereres denominado “Los Panzers”, reconocido ampliamente por su fuerza física. Los logros deportivos tienen la capacidad cristalizan estilos, sobre todo cuando ese estilo es reforzado por medios de comunicación de la estirpe de Revista Estadio y asimilados por la población local como algo totalmente propio. Los estilos de juego tienen la potencialidad de dar vida a las proyecciones sobre cómo los habitantes de un territorio se pretenden ver representados (Archetti, 2001). Además, siendo el fútbol un espacio simbólico donde se dramatizan diferentes valores sociales (algunos con raigambre territorial), la existencia de un clásico, es decir, un club de fútbol que parece expresar elementos totalmente opuestos, refuerza ciertas narrativas extrapoladas a nivel de ciudad. Como se observa en Estadio, el “estilo Everton” se aprecia como totalmente opuesto: juego cancino, ordenado y bello para la vista. También cristalizado a través de la obtención de dos campeonatos y de un ídolo de la talla de René Meléndez, a quien se le atribuye la personificación de ciertos aspectos de la ciudad balneario: pulcritud, “buen gusto” y soberbia. De acuerdo a lo anterior surgen preguntas para guiar la continuidad de la investigación ¿Cómo este estilo fortalece o impugna la imagen urbana de una ciudad a lo largo del tiempo? ¿Cómo los estilos de juego de Santiago Wanderers y Everton pueden contribuir a la formación de un imaginario urbano de Valparaíso? WANDERERS COMO PATRIMONIO DE VALPARAÍSO Valparaíso es más que una ciudad característica, es una ciudad con carácter. Este aspecto la ha llevado a sitiales de importancia, como el nombramiento el año 2003 de ciudad patrimonio de la humanidad, además de capital cultural de Chile. Situaciones que han constituido, como se ha mencionado al principio de estas páginas, la base del nuevo impulso que se le ha querido dar a la ciudad. Los procesos de patrimonialización contienen unos ejes fundamentales, la raíz de sentido a dicha denominación que estriba en aspectos como los de “identidad, tradición, historia, monumentos- delimitan un perfil, un territorio, en el cual ‘tiene sentido’ su uso” (García Canclini, 1999; 16) y en el cual entran en juego dimensiones tanto objetivas como subjetivas. Bajo esta noción, Valparaíso, constituye un universo simbólico que engloba una serie de valores que se conectan con lo patrimonial y reflejan un activo de la 150 memoria del habitante, en el cual subyacen ciertos valores y sentidos con los cuales se puede leer, interpretar y concebir un o unos relatos de ésta misma, aspecto semejante a la idea en la que se produce una especie de punto de vista respecto de un patrimonio cultural que se puede encontrar implícito y que “actúa como sugerencia identificadora”(Silva, 2006, 45). Así mismo, estos procesos conllevan una dinámica de constante dialogo entre esta especie de tejido entre los movimientos cognitivos de los habitantes de un lugar con las estructuras objetivas desarrolladas en ese mismo espacio en donde se produce la escenificación de tales eventos, los cuales “aportan, a cambio, argumentos de identidad, hitos innumerables y capaces de establecer la memoria colectiva para las sociedades que los producen” (Di Meo, 1999, en Lindón, 2007). Santiago Wanderers, que es constituido por procesos que le atribuyen una estructura subjetiva que contiene aspectos fundamentales y reflectantes de la ciudad a la cual pertenece, es parte del patrimonio de la ciudad de Valparaíso. Estos aspectos que lo ponen en un estado de poder concebir el lugar al cual pertenece como un espacio diferencial, conlleva aspectos identitarios relevantes que interactúan directa o indirectamente con la memoria de la ciudad, develando hitos o elementos objetivos que son constitutivos del patrimonio cultural de la ciudad de Valparaíso. El mismo patrón anclado en esa sugerencia identificadora, que de inmediato nos conecta con representaciones propias de un lugar y con una historia común con otros habitantes de un mismo territorio, se conecta con la idea sobre la constitución de un cierto patrimonio. Valparaíso es evocado a través de S. Wanderers, el club ayuda a través, incluso reafirmar la identificación con la ciudad a través de los hitos marcados por el club y que configuraron logros, como hazañas deportivas cohesionadoras. La vinculación que proporciona Wanderers hacia Valparaíso a través de constituirse como un símbolo de la ciudad, en el cual se condensan procesos de resguardo identitario, revela un cierto asidero no ázimo en la condormación de parte de un patrimonio cultural. A este respecto, es relevante la conservación de un equipo que cuenta la historia de una ciudad, que retrata el lamento, el fracaso y, también, la alegría de parte importante de los habitantes de Valparaíso. Pero por sobre todo, constituye el escenario donde ha quedado enmarcada la gloria de la ciudad a través de algunos héroes o hitos que también han contribuido a la construcción del relato del porteño. La distinción a través de atributos propios de Santiago Wanderers, como se ha explicado con anterioridad, han transgredido las fronteras y han actuado como imagen y representación de Valparaíso, pues ha valido su memoria en tradición. 151 A MODO DE CONCLUSIÓN La configuración de estudios sobre imaginarios representa, para el entendimiento de los autores de estas páginas, una clara vertiente que se abre paso en el siempre desafiante estudio de la ciudad. Es esta una cuestión que abre nuevos caminos y se ve retroalimentada por nuevas investigaciones –sobre todo en Latinoamérica- que vienen a permear las investigaciones sobre nuestros territorios ahora poniendo el énfasis en los procesos que yacen en el meollo de nuestras culturas, utilizando a la urbe como el escenario de estas. Así, de esta manera, se logra plantear cualquier interrogante sobre la dinámica fundamental que hace caminar estos estudios y que yace sobre la relación existente entre la ciudad y los que la habitan. Frente al desarrollo de lo expuesto en páginas anteriores y a modo de concluir ciertos aspectos que son el fruto del menester encausado en el universo de los imaginarios urbanos se puede decir, en un primer término que la investigación ha arrojado ciertas perspectivas emergentes que se corresponden con una pequeña ampliación de los márgenes de estudio. Esto, principalmente, porque para cierta comprensión de los procesos que tejen algunos de los imaginarios que se terminarían presentando, es necesaria la inclusión de la ciudad de Viña del Mar en la comprensión y el análisis que se pueda hacer sobre Valparaíso y el mismo Santiago Wanderers. Si bien la rivalidad simbólica de las dos ciudades, a través de sus dos equipos representativos, es visible a no mucho escarbar entre uno y otro historial respectivo, es la conformación, al menos en parte de su esencia y su, desde luego, amplia complejidad la que tiende a comportarse de forma difusa. Valparaíso y Viña del Mar se configuran como una conurbación, pero no como cualquier otra…, poseen unas características que, al menos en el plano simbólico, las diferencian ampliamente. Viña del Mar, se constituye bajo un cierto imaginario ligado a una ciudad balneario. Esto conllevaría ciertos atributos que contradicen en su esencia a la raíz del tejido simbólico que trasfiguraría el o los imaginarios del club Santiago Wanderers, que a su vez lo unifica a través de los simbólico con la ciudad de Valparaíso, esto teniendo en cuenta la construcción de los tejidos estructurales de los imaginarios (Lindón, 2007), en los cuales se desprende la necesidad del símbolo para la expresión de estos. Santiago Wanderers, como símbolo, habría condensado los imaginarios referentes de la vida de un Valpraíso como ciudad puerto, y los fantasmas que esa vida produjo, es decir: todos los factores que se articulan en la configuración de las actividades que conllevaba una vida en el puerto, sus valores, las erosiones sociales, las contradicciones, el torque de hombres y mujeres que padecieron esa vida; y de donde, a fin de cuentas, salieron los que poblaron el club. El concebir a Viña del Mar como ciudad balneario, conlleva detrás aspectos, que como se expuso en líneas 152 anteriores, trasformaría a la ciudad como depositaria de un imaginario que la ligaría más a aspectos burgueses, principalmente por una cuestión histórica. Esta es la del acceso a cierto tipo de ocio que estaría imbricado con el apelativo que recibe Viña del Mar y que lo opone directamente en oposición con los elementos que unifican el tejido de la composición de Wanderers como símbolo de la ciudad de Valparaíso. He aquí una de las aristas emergentes de la investigación8 sobre los imaginarios existentes en Valparaíso que habitan en Santiago Wanderers. Pues, a través de la revisión, principalmente, documental (revistas Los Sports, Estadio y otras, sumado a ciertos trabajos audiovisuales), se ha avizorado la gestación, el recorrido y la escisión de la raigambre del cuadro porteño por oposición al viñamarino, aspecto que ha formado parte de la historia de Wanderers y de la ciudad a través de éste. Es por esto que, necesariamente, para hablar de Santiago Wanderers hay que hablar de Everton, para retratar la oposición de Valparaíso bajo los valores que se encarnan en el símbolo Wanderers, hay que mencionar a Viña del Mar y rastrear la oposición que se ha planteado históricamente. Bajo estos aspectos que confluyen en posibles conclusiones, es determinante, por otro lado para este trabajo, la configuración delimitante del espacio de una ciudad a partir de los lindes simbólicos del territorio. Bajo la idea en la que se debe mantener presente que “el uso social de un espacio marca los bordes dentro de los cuales los usuarios ‘familiarizados' se auto reconocen” (Silva, 2006, 59), S. Wanderers, como símbolo, articula una gama de elementos que van otorgando activos subjetivos que confluyen en prácticas, las cuales hacen reconocible un lugar dentro de un territorio. Esas prácticas ancladas y proyectantes desde lo imaginario (en dialogo constante con una realidad material, de ahí qué la metáfora ocupada por Di Meo [en Lindón 2007, p. 35] al hablar de fuego cruzado resulte tan eficaz) apropian y delimitan los lugares territorializándolos, además lo demarcan y contrastan con la figura de cualquier agente extranjero ante esa delimitación. Así mismo, se desprende que bajo la idea en la que se conciben dos grandes tipos de espacio en lo urbano, uno oficial y otro diferencial (Silva, 2006), y entendiendo a este último como “una marca territorial que se usa e inventa en la medida que el ciudadano lo nombra o inscribe” (2006, 61), cabe mencionar que ese espacio diferencial sería absolutamente inclusivo con las variables que utilizan a S. Wanderers como depositario de estas, y que estarían en confabulación con ese tejido material e inmaterial en doble dialogo simbólico, estableciendo s 8 Recordar que este paper configura parte de los resultados de una investigación mayor correspondiente a la investigación “Imaginarios urbanos de Valparaíso, a través de Santiago Wanderers”, financiada por la Beca de Investigación Joao Havelange del Centro de Estudios Internacional del Deporte (CIES) – Universidad de Neuchatel, Suiza. 153 configuraciones que dan cierta dimensión simbólica a un lugar distinguiéndolo de otro. Por último, lo que queda planteado en líneas anteriores son los aspectos que retroalimentarían el tejido constructivo de unos imaginarios de Valparaíso que subyacen en el club S. Wanderers, que actúa como elemento simbólico condensando una serie de aspectos subjetivos que actúan en un fuego cruzado con una materialidad producida desde las vértebras de lo imaginario. Es el camino hacia la construcción de un o unos imaginarios de Valparaíso a través de los recovecos y de las zonas mudas9 que por todos lados pareciera atrapar a la ciudad, el rincón vacío en el que el juego de ver nuestro rostro sobre un espejo toma vida, se nos hace presentes: se visibiliza. S. Wanderers sería para Valparaíso, en base a esos imaginarios que conllevan dentro de sí los elementos antes mencionados, más que un punto de referencia para encontrar su propio rostro que, muchas veces, suele perderse en la penumbra. BIBLIOGRAFÍA Alabarces, P. 2000 “Los estudios sobre deporte y sociedad: objetos, miradas, agendas”. 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El símil a tal concepto es utilizado acá para dar cuenta de lo que no se muestra de los lugares, lo que pareciera no decirse o mantenerse difuso, lo que tiende a concebirse oscuro entre la grieta que finalmente termina uniendo lo simbólico. 154 Berger, P y Luckmann, T. 1999 “La construcción social de la realidad”. Amorrortu Editores; Buenos Aires, Argentina. Dávila, A. y Londoño, C. 2003 “La nación bajo un uniforme: fútbol e identidad nacional en Colombia 19852000”. En: Alabarces, P. (editor). Futbologías. Clacso; Buenos Aires, Argentina. Cáceres, G. 2003 “Viña del Mar, de suburbio ferroviario a ciudad balneario: momentos de un itinerario (1860-1935)”. Relics & Selves. Iconographies of the national in Argentina, Brazil and Chile 1880-1890. URL: http://www.bbk.ac.uk/ibamuseum/texts/Caceres01a.htm Cáceres, G. y Sabatini, F. 2007 “Suburbanización y segregación urbana en el Chile decimonónico: hipótesis sobre la formación histórica del Gran Valparaíso”. En: Valenzuela, J. 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En: Revista ARCHIVUM, n°5, año IV. Ilustre Municipalidad de Viña del Mar; Viña del Mar, Chile. 156 Orrego Luco, L. 1911 "Hechos y notas". En: Sucesos, Año II, N° 12 Poirier, U. 1910 “Chile en 1910”. Imprenta y Litografía y Encuadernación Barcelona: Santiago; Santiago, Chile. Ramirez, J. 2003 “Fútbol e identidad regional en el Ecuador”. En: Alabarces, P. (editor). Futbologías. CLACSO; Buenos Aires, Argentina. Santa Cruz, E. 1996 “Origen y futuro de una pasión (Fútbol, cultura y modernidad)”. Ediciones LOM; Santiago, Chile. ___1991 “Crónica de un encuentro: fútbol y cultura popular”. Ediciones Instituto ARCOS; Santiago, Chile. Silva, A. 2006 “Imaginarios urbanos”. Arraigo Editores; Bogotá, Colombia. Ugarte, J. 1910 “Valparaíso 1536-1910. Recopilación histórica, comercial y social”. Imprenta Valparaíso; Valparaíso, Chile. Veblen, T. 2005 “Teoría de la clase ociosa”. FCE; México DF, México. Recibido: Junio de 2013 Aceptado: Octubre de 2013 157 LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL DEPORTE EN LA EDIFICACIÓN DE UNA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EN LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO: EL CASO DE GUANAJUATO1 Daniel Añorve Añorve2 Tras la victoria de la democracia liberal sobre sus alternativas autoritarias/totalitarias del siglo XX, la preocupación central parece ya no radicar tanto en la democracia procedimental, sino en la calidad de ésta. El presente trabajo explora la posible relación e impacto entre la práctica del deporte y la edificación de una ciudadanía democrática, así como los objetivos de desarrollo del milenio. El trabajo incluye un estudio de campo, mismo que analiza el impacto del deporte en valores, actitudes y prácticas democráticas. Se argumenta, que dada la naturaleza y exigencias disciplinarias, asociativas y de virtud activa de la prática deportiva, ésta podría ser visto como un elemento importante y coadyuvar a la transición de una democracia procedimental hacia una democracia de calidad. Palabras claves: Democracia procedimental, calidad de la democracia, deporte, Objetivos de Desarrollo del Milenio. After the victory of liberal democracy over its authoritarian-totalitarian alternatives of the 20th Century, the main concern is no longer placed on the survival of the procedimental democracy, but on the quality of it. The present paper explores the possible relationship and impact between sport practice and the construction of a democratic citizenship, as well as the achievement of the development goals of the millennium. The paper includes field work that analyzes the impact of sports on values, attitudes, and democratic practices. We argue that, given the nature and the requirements of sports (discipline, associative, and the active virtues), sports practice could be seen as an important component that could ease the transition from a procedimental democracy into a quality democracy. Keywords: Procedimental democracy, quality of democracy, sport, the Millennium development objectives. 1 Quiero agradecer a los alumnos(as) Mauricio Valtierra Vargas, Karla Chávez Cervantes, Estefanía Hernández Herrera, Ezequiel Nombarasco Miragaya, Brenda Alrlet Maldonado Cano, María Alejandra Mejía García y Leonardo Teniente Anguiano por el apoyo en la aplicación del sondeo. En especial, mi reconocimiento a Mauricio, Karla y Estefanía por ofrecer un apoyo y cumplimiento que superó cualquier expectativa que yo pudiera haber tenido inicialmente. 2 Doctor en Ciencias Políticas y Sociales (FCPYS- UNAM). Profesor-Investigador de tiempo completo del Departamento de Estudios Políticos de la División de Derecho, Política y Gobierno de la Universidad de Guanajuato- Campus Guanajuato. [email protected]. El financiamiento de esta investigación corrió a cargo del PROMEP (Programa del Mejoramiento del Profesorado). El financiamiento cubrió el año 2013. 158 INTRODUCCIÓN Tras la victoria de la democracia liberal sobre las alternativas autoritarias, sean éstos regímenes militares o pseudo-democracias, que estuvieron presentes durante la mayor parte del siglo XX, la discusión en el inicio del nuevo milenio parece ya no girar en torno a la disyuntiva democracia vs. autoritarismo, sino que se centra en el perfeccionamiento de la primera, o en lo que podríamos llamar la calidad de la democracia. Terminada la Guerra Fría y con una mayoría de Estados-Nación democráticos dentro del seno de la Organización de Naciones Unidas, al iniciar el siglo XXI se plantearon los objetivos de desarrollo del milenio, mismos que podemos inferir, a pesar de precisar de sociedades abiertas, no pueden ser logrados por medio de la simple existencia de una mayoría de regímenes democráticos, sino que precisa de la elevación de la calidad de las democracias existentes. Si lo que se pretende es trascender los requisitos mínimos de una democracia y lograr el desarrollo ulterior de facto tanto de las democracias con cierto camino recorrido, como de las democracias nacientes, es preciso ir más allá de los componentes procedimentales de la democracia y centrarnos en los componentes sustantivos de la democracia, claro está si queremos evitar regresiones hacia regímenes autoritarios como parece sugerir Freedom House ha sucedido en años recientes. Mucho se ha debatido sobre el avance de la democracia en México y sobre la etapa del proceso democratizador en el que se encuentra el país. Al parecer la decisión de ubicar a México en determinado proceso evolutivo, depende de los índices que organizaciones como Freedom House puedan darle al país o de la confiabilidad de sus estructuras electorales. El presente trabajo por diversas limitantes presupuestales, y por ser promovido desde la Universidad de Guanajuato, delimita su estudio de caso al Municipio de Guanajuato. Se plantea estudiar la doble relación e impacto existente entre la práctica de la actividad física y el deporte3 (en lo sucesivo referidas ambas de forma genérica como deporte)4 y la edificación de una ciudadanía democrática en un primer lugar; y, en un segundo momento, sobre la viabilidad del cumplimiento de algunos de los objetivos de desarrollo del milenio. De los resultados que nuestro estudio de campo arroje dependerá en gran medida la posibilidad de 3 La actividad física y el deporte para efectos de este trabajo se entienden de la manera más amplia posible. Se busca englobar todas las formas de actividad física que contribuyen al bienestar físico, el bienestar mental y la interacción social. No se hace distinción alguna entre la práctica del deporte organizado y el espontáneo, entre la práctica colectiva e individual del deporte, ni entre la práctica en instalaciones ad hoc y la práctica en espacios no diseñados exclusivamente para la práctica de la actividad física y/o deporte. 4 A menos que el sentido, lógica o propósito de la idea ameriten lo contrario. 159 ampliar nuestro objeto de estudio, primero a un plano estatal y posteriormente a otros ámbitos (ya sea regional o nacional). Como preguntas de investigación tenemos las siguientes: ¿Cómo impacta (si es que lo que hace) la práctica del deporte en la edificación de una ciudadanía democrática? ¿Puede la práctica del deporte influir en la viabilidad del cumplimiento de algunos de los objetivos de desarrollo del milenio? Nuestra hipótesis busca comprobar que los valores, actitudes, así como los requerimientos ambientales que exige la práctica del deporte, impactan positivamente, si bien no determinan, los valores y actitudes para la edificación de una ciudadanía democrática y coadyuvan al cumplimiento de algunos de los objetivos de desarrollo del milenio, toda vez que los valores y actitudes que impactan en la edificación de una ciudadanía democrática resultan también centrales para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio. La primera parte del trabajo confronta el entendimiento mínimo o procedimental contra el entendimiento de lo que significa e implica una democracia de calidad. En un segundo momento se estudian los principios, valores, prácticas democráticas y derechos necesarios para la edificación de una ciudadanía democrática, y que suponemos pueden dotar a una democracia procedimental naciente con los cimientos para el tránsito hacia una democracia sustantiva o de calidad. En el tercer apartado buscamos encontrar los puntos de coincidencia entre los valores y práctica que ayudan a vertebrar una ciudadanía democrática y los valores y prácticas que pueden coadyuvar al cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio. Por último, en el cuarto apartado, interpretaremos los datos obtenidos de nuestro estudio de campo con el fin de comprobar o refutar nuestra hipótesis. 1. LA DEMOCRACIA MÍNIMA O PROCEDIMENTAL VS. LA DEMOCRACIA DE CALIDAD El fin de la Guerra Fría resultó promisorio por diversas razones entre las que podemos encontrar: un mundo con una menor amenaza de una guerra termonuclear, un mundo no dividido en bandos político-económicos irreconciliables, la posibilidad (incumplida hasta el momento) de canalizar gran parte del gasto militar y de seguridad hacia las necesidades más apremiantes de los sectores socioeconómicos más desfavorecidos, la preponderancia de las relaciones de cooperación sobre las relaciones de conflicto, etc. Desde el punto de vista político, lejana debiera parecer la apreciación de Norberto Bobbio (2011: 446): 160 “A lo largo de todo el siglo XIX la discusión en torno de la democracia se desarrolla principalmente a través de un enfrentamiento con las doctrinas políticas predominantes de la época: el liberalismo por un lado y el socialismo por el otro”. A inicios del siglo XXI, incluso los países que aún se consideran socialistas, han optado por cierto grado de liberalización, ya sea ésta política o económica, o un híbrido con ciertas “dosis” de ambos. A pesar de que una mirada al actual mapa político mundial o bien, a los indicadores de Freedom House5 nos hagan pensar que el mundo se ha vuelto más democrático, los indicadores de bienestar, de igualdad social, de bienestar medioambiental no necesariamente parecen ir de la mano con las olas democratizadoras que han tenido lugar en el mundo. Lo anterior, desde nuestra óptica, se debe al énfasis desproporcionado que se pone en las libertades que ofrece la democracia liberal, sin poner la misma atención o interés en los resultados o el performance de las democracias nacientes. Así, el Estado liberal, promotor no de la democracia per se, sino de una democracia representativa o parlamentaria, reconoce y garantiza algunos derechos fundamentales como la libertad de pensamiento, de culto, de imprenta, de asociación, etc. En la visión liberal, según Bobbio, la democracia se desarrolla si logra ampliar el derecho de voto, anteriormente restringido por criterios económicos, culturales o sexuales; y, cuando se logra la multiplicación de los órganos representativos. Así las cosas: “el proceso de democratización, como se está desarrollando en los Estados que hoy son llamados de democracia liberal, consiste en una transformación más cuantitativa que cualitativa del régimen representativo” (Bobbio, 2011: 446). Para Leonardo Morlino (2007) no basta con que el régimen democrático sea dominante en más de la mitad de los países del mundo, el problema es analizar qué tipo o qué calidad de la democracia está vigente en los países que se proclaman democráticos. Un segundo problema que percibe, es el mismo que Sartori planteó hace medio siglo, es decir discernir qué predomina en las democracias, si las referencias reales o ideales de ésta. 5 Según datos de Freedom House (Puddington, 2013: 4), 90 países (de un total de 195) son considerados países libres, lo cual en términos del total de la población mundial representa a un 46% de la población mundial viviendo en entidades políticas libres. La misma institución reporte a 58 países, es decir un 30% del total como parcialmente libres, lo que como porcentaje de la población mundial representa el 23%. 47 países son clasificados como no libres. En términos porcentuales, esto significa que el 34% de la población mundial habita en países no libres. Llama sin embargo la atención, que 117 de los 195 países, es decir, el 60% de las entidades políticas están catalogadas como democracias electorales, lo cual fortalece los argumentos a favor de la insuficiencia y limitantes de la democracia formal o procedimental. 161 Morlino (2007) asegura que para estudiar la calidad democrática se debe partir de las definiciones de la democracia mínima, es decir, desde el umbral sobre el cual se puede iniciar un análisis de calidad en la medida que el país estudiado tenga un régimen político que forme parte del genus democrático. Dentro de la definición mínima de democracia se fijan los siguientes elementos: 1) sufragio universal, masculino y femenino; 2) elecciones libres, competitivas, recurrentes, correctas; 3) más de un partido; 4) diferentes y alternativas fuentes de información. Considera que una vez cumplido con el umbral mínimo, es necesario ver qué tanto se ha cumplido o se puede cumplir con la realización más plena de los dos objetivos centrales de una democracia ideal: libertad e igualdad. Bobbio (2011: 449-450), en una clara crítica a la democracia liberal-procedimental, advierte que “en la teoría política predominante en los países de tradición democrático-liberal las definiciones de democracia tienden a resolverse y a agotarse en un elenco más o menos amplio de reglas del juego o de “universales de procedimiento”6. El politólogo italiano agrega “Como se ve, todas estas reglas establecen cómo se debe de llegar a la decisión política y no qué se debe decidir” (Bobbio, 2011: 450) Por lo mismo considera que, junto a la noción procesal de la democracia, dominante en la teoría política occidental, está el entendimiento de la democracia sustancial. Observa que mientras en la democracia formal las reglas de procedimiento funcionan independientemente de los fines, en la democracia sustancial se busca un cierto conjunto de fines, como lo es sobre todo, el fin de la igualdad no solamente jurídica sino también social cuando no económica, independientemente de los medios adoptador para lograr tales fines. Otro entendimiento que contrapone los entendimientos de la democracia procedimental o formal con la democracia sustantiva es el de Jesús Silva-Herzog Márquez (1996), quien contrasta la democracia simple con la democracia compleja. Este segundo entendimiento se caracteriza por el reconocimiento de las múltiples dimensiones del proceso democrático. La democracia compleja a la cual se refiere el autor versa sobre la forma en que el régimen democrático es vivido por la gente, más allá de los procedimientos e instituciones de la democracia. Se trata de un modelo que resalta las estructuras que impiden la arbitrariedad, los instrumentos que permiten a los ciudadanos entender y cuestionar al poder, las 6 Bobbio (2011) observa las siguientes reglas del juego, no como irrelevantes, pero sí como insuficientes: 1) El máximo órgano político (legislativo) debe ser elegido por el pueblo; 2) Junto al poder legislativo debe de haber otras instituciones con dirigentes elegidos; 3) Los electores deben ser todos los ciudadanos mayores de edad, independientemente de su procedencia social, económica, cultural, sexual; 4) Voto igual para todos los electores; 5) Voto libre; 6) Debe haber alternativas reales dentro de una elección; 7) Debe prevalecer el principio de mayoría, independientemente del criterio elegido para determinar dicha mayoría; 8) La decisión de la mayoría no debe limitar los derechos de las minorías, y 9) El órgano de gobierno debe gozar de la confianza del parlamento o bien del jefe del poder ejecutivo a su vez elegido por el pueblo. 162 organizaciones que canalizan la participación, las asociaciones que permiten a los individuos promover sus intereses. Como destaca Silva-Herzog (1996: 18): “No puede entenderse el régimen democrático que, a fin de cuentas, forma todo un universo de significación sin comprender este tejido de fibras que se entrelazan. ¿Qué es el voto sin prensa libre y crítica? ¿Qué es la competencia electoral sin capacidad de organización? ¿Qué es un gobierno democrático sin frenos al poder? ¿Qué es de la ciudadanía en la intemperie de la ilegalidad?”. Las consideraciones anteriores nos hacen pensar que, si no basta con la existencia y propagación de la democracia a lo largo del mundo, el reto para el siglo XXI no es el de la adopción de jure de regímenes democráticos sino la edificación de una democracia de calidad. Al respecto, Morlino (2007: 5) señala que “una democracia de calidad es una buena democracia” y sugiere “Una buena democracia o bien una democracia de calidad, esa ordenación institucional estable que a través de instituciones y mecanismos que funcionan correctamente, realiza la libertad y la igualdad de los ciudadanos.” Agrega que una buena democracia es un régimen ampliamente legitimado, estable en el cual los ciudadanos están plenamente satisfechos con el resultado. Menciona seis dimensiones de calidad de la democracia: las primeras tres son procedimentales: 1) El rule of law o respeto a la ley; 2) La accountability electoral o responsabilidad electoral; 3) la accountability inter-institucional o responsabilidad interinstitucional. Las siguientes dimensiones son sustantivas: 4) La responsiveness o reciprocidad tiene que ver con el resultado en el sentido de la capacidad de respuesta que encuentra la satisfacción de los ciudadanos y de la sociedad civil, en general7; 5) la libertad, entendida como el simple respeto de un conjunto de derechos políticos y civiles; y 6) la igualdad o solidaridad, entendida como una mayor igualdad política, social, económica o bien respeto y garantía de los derechos sociales. Morlino (2012) considera que se pueden agregar dos dimensiones procedimentales: 7) la competencia entre partidos y de otra naturaleza; 8) la participación de diferentes actores, ciudadanos incluidos8. 7 Esta dimensión de la calidad es de particular interés para nosotros. Morlino (2007: 7) profundiza en el entendimiento del responsiveness. Explica que puede ser vista a través de cuatro componentes principales en relación a las políticas en el centro de la atención pública, a los servicios para asegurar a los individuos y grupos que se representan, a la distribución de beneficios materiales a los propios representados a través de la administración pública o, de oro modo, a la donación de bienes simbólicos que crean, refuerzan o reproducen un sentido de confianza y apoyo de los representantes hacia los presentados. 8 Si uno atiende el texto de 2007 se puede percibir cierta vacilación en la aceptación de las últimas dos dimensiones. 163 Morlino (2012: 28), no obstante reconocer el valor de los aspectos procedimentales de la democracia, que sirven por cierto para establecer el umbral de lo que puede ser considerado como tal, reconoce que “la democracia es y será tal si proporciona en grados diferentes aspectos tangibles de uno o los dos valores democráticos: la libertad y la igualdad.” Incluso señala que el futuro de la democracia parece descansar en el grado y formas en que las instituciones democráticas son capaces de proveer esos bienes públicos. Morlino vincula las dimensiones usadas para evaluar la calidad democrática a explicaciones primarias y secundarias. Dentro de las primeras incluye a la participación, la información, la eficiencia burocrática, la estructura institucional, la elección de líderes y las estructuras intermedias. Para fines de este trabajo, nos interesa analizar la participación y la eficiencia burocrática. Las explicaciones secundarias las vincula a las herencias autoritarias, y aunque no estudia a México, es innegable que la democracia mexicana es deudora de una tradición autoritaria (Durand, 2004). Entre las herencias autoritarias que destaca Morlino (2007: 11) y su impacto o condicionamiento del nuevo ordenamiento democrático nos interesa entender qué sucede con el conjunto de creencias, valores y actitudes. Al igual que a Morlino, nos preocupan la atenuación, inercia o desaparición de las creencias, valores y actitudes en el proceso de transición democrática mexicano. Entre las herencias que pueden impactar en una buena democracia, es decir la calidad democrática, nos interesa en este trabajo el papel que tiene el escaso o nulo respeto por el estado de derecho dentro de las instituciones y normas; la pasividad, conformismo y cinismo; la alienación de la política; y, las actitudes no democráticas que pueden impactar en la cultura política a nivel de masa. Morlino (2012: 37-40) hace una tipología de democracias buenas y malas. Entre las primeras se encuentran las democracias efectivas, las democracias responsables, las democracias participativas, las democracias competitivas, las democracias completamente legitimadas, las democracias libres o igualitarias y las democracias perfectas. Sin importar de cual hablemos, creemos que es necesario analizar elementos que son deseables para cualquiera de estas democracias positivas o buenas, que se diferencian de las democracias ineficientes, las democracias pasivas o apáticas, las democracias bloqueadas, las democracias pobremente legitimadas o ilegitimadas, las democracias reducidas, las democracias inequitativas y las democracias mínimas o imperfectas. Como ya hemos señalado anteriormente, y basándonos en las preocupaciones del reporte 2013 de Freedom House (Puddington, 2013) sobre el estado de la democracia en el mundo, no podemos descartar no sólo un impasse en la “ola 164 democratizadora”, sino peor aún, ciertas regresiones autoritarias9. En su observación regional (latinoamericana), y aunque se trata de un estudio que tiene casi 10 años de publicado, Víctor Manuel Durand (2004) muestra una preocupación similar. Al tomar en cuenta las trayectorias democráticas en Chile, Brasil, Ecuador, México y Venezuela, observa: “La lección que nos dejan esos años es que el desarrollo de la democracia no sigue una pauta, un proceso preestablecido; en cada país se han ido labrando las instituciones políticas, o se han destruido y sustituido por otras que no resultan plenamente democráticas”. Durand (2004) plasma en su obra una fuerte preocupación por la insuficiencia de los procesos electorales democráticos, competitivos y transparentes, advirtiendo que éstos no son garantía para la consolidación de la democracia. Nosotros nos sumamos al entendimiento de Durand en cuanto al proceso más lento de cambio en la cultura política y en la construcción de una ciudadanía cuando lo comparamos con la transición más o menos rápida de los procesos institucionales. Puesto de otra manera, no basta con la liberalización ni con la transición hacia la democracia. En cualquiera de estas dos etapas está siempre latente la posibilidad de que el proceso democratizador se descarrile. Durand (2004) considera que en tanto no esté plenamente consolidado el régimen democrático, las conductas y actitudes de la ciudadanía, resultan tan importantes como la institucionalidad y las decisiones de las elites. De esta manera la calidad de la ciudadanía, reflejada según Durand en la participación, la crítica y el compromiso, es necesaria para limitar el margen de acción de líderes políticos antisistema, líderes populistas o golpistas que pongan en riesgo al nuevo régimen democrático. La insistencia de Durand en no aceptar como sinónimo el cambio de régimen con la consolidación parte del supuesto de que el cambio de régimen no se refiere más que a la derrota del régimen anterior, lo que no confirma la plena vigencia del nuevo régimen, vigencia que sólo se alcanza con la consolidación democrática o lo que sin decirlo, podemos leer como “con la consecución de una democracia de calidad”. Se trata en la visión de Durand, de un triple proceso: uno conductual, otro actitudinal y uno constitucional. Es nuestra intención sumarnos a este esfuerzo por escapar del electoralismo como criterio para evaluar el desarrollo democrático del país, teniendo siempre en mente la siguiente advertencia: “El cambio no es 9 El reporte 2013 de Freedom House, más allá de la clasificación de los Estados como libres, parcialmente libres o no libres menciona los avances y retrocesos de las diferentes entidades políticas. El reporte observa que es el séptimo año consecutivo en que los países con avances son menores que los países que muestran retrocesos democráticos. Para el año 2012 (reportado en el 2013) nota avances en 16 países y retrocesos en 28 (Puddington, 2013: 2). 165 sincrónico: una modificación en una parte no acarrea automáticamente transformaciones en la otra” (Durand, 2004: 31). Parece conveniente concluir el presente apartado con una importante advertencia de Morlino (2012: 43) “…en la primera década del siglo XXI, la responsividad es el talón de Aquiles de toda democracia, incluso en aquellas con más alta calidad.” Sólo logrando un impacto claro en las dimensiones sustantivas de la democracia, las cuales pueden quizá condensarse en el responsiveness o responsividad es que se cerrará la inexplicable brecha que nota Freedom House, entre el número de países que están consideradas como democracias electorales y los que están catalogados como países libres. 2. PRINCIPIOS, VALORES, PRÁCTICAS DEMOCRÁTICAS Y DERECHOS PRESENTES PARA EDIFICAR UNA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA En el apartado anterior mencionamos algunos de los retos que implica trascender la concepción formal o procedimental de la democracia. En el presente apartado centraremos nuestras reflexiones en torno a los elementos necesarios para edificar una ciudadanía democrática, misma que puede tener un impacto positivo en las dimensiones procedimentales de la democracia, pero cuyas virtudes no se limitan a la promoción de una democracia política, que como ya vimos puede ser entendida como una democracia pasiva limitada a la garantía de ciertas libertades y procedimientos que bien pueden o no impactar en dimensiones sustanciales como la libertad, la igualdad o el responsiveness. En la actualidad, podemos ver que el entendimiento minimalista de la democracia ya no sólo es cuestionado por la sociedad civil, grupos contestatarios y/o partidarios de una democracia radical, sino que es trascendido incluso por las instituciones oficiales encargadas del funcionamiento oficial de la democracia. Un claro ejemplo de lo anterior puede ser encontrado en la “Estrategia Nacional de Educación Cívica para el Desarrollo de la Cultura Política Democrática en México 2011-2015” (IFE, 2011). Dicha estrategia, en lo sucesivo referida como la ENEC, tiene como misión “orientar las acciones institucionales para el diseño y desarrollo de una política pública de alcance nacional enfocada fundamentalmente a la formación de ciudadanía” (IFE, 2011: 3). La ENEC, al referirse a la “democracia de ciudadanía” la conceptualiza como una propuesta cuyo sentido: “… tiene en el régimen electoral un elemento fundamental, pero no se reduce a las elecciones; es una forma de organización del poder; implica la existencia y buen funcionamiento de las burocracias y organizaciones de un Estado dotado de poder, e 166 implica el ejercicio de una ciudadanía integral de acuerdo con las dimensiones civil, política y social” (IFE, 2011: 3). Además de los derechos que deben tener las personas para ejercer una participación electoral informada, la ENEC (IFE, 2011: 3) pone énfasis en “una convivencia cotidiana basada en los valores de la democracia”10 como rasgos de una ciudadanía activa. Jesús Silva-Herzog (1996: 21) presenta un argumento concreto de lo que significa ser ciudadano, entendimiento que consideramos evita abstracciones nebulosas sobre el poder popular: “Podríamos decir que la democracia no es tanto el poder del pueblo como el poder del ciudadano, de cada ciudadano”. De lo anterior, de la necesidad de contar con un sujeto democrático concreto de enunciación y no un sujeto retórico, es que en este trabajo tenemos la preocupación central de edificar una ciudadanía democrática. Luis Salazar y José Woldenberg (2001) también reflexionan en torno a la ciudadanía. Parten del presupuesto básico de que existen en una sociedad moderna hombres con capacidad de discernir racionalmente entre las ofertas que se les presentan, que pueden contribuir con su opinión a la toma de acuerdos, que ellos mismos pueden agruparse para participar en los asuntos públicos y que como individuos gozan de una serie de derechos. En una palabra, que los individuos son considerados ciudadanos. Podemos también afirmar que la racionalidad, el discernimiento y una amplia gama de reacciones no predeterminadas son algunas de las características que presenta una ciudadanía democrática. Salazar y Woldenberg advierten que no obstante la familiaridad que la palabra ciudadano ha adquirido, no se trata de un entendimiento que siempre haya estado presente, sino de un proceso histórico que precisamente se engarza con la modernidad y tiene su cabal expresión en un régimen democrático. Consideran al ciudadano como piedra de toque del edificio democrático y le adscriben una triple serie de derechos y obligaciones a los que se refería T.H. Marshall (1991): derechos civiles, derechos políticos y derechos sociales, así como obligaciones en esos mismos terrenos. Lo que en su visión distingue a los regímenes democráticos de los autoritarios es que estos últimos suprimen algunos o todos los derechos ciudadanos. Observan que no es raro que los golpes militares, asonadas y cuartelazos sean inmediatamente sucedidos por la supresión de algunos de los derechos ciudadanos básicos, por ejemplo, el derecho de reunión, de asociación, de publicación, etcétera. La ENEC sugiere (y nosotros nos adherimos en este trabajo) que la construcción de ciudadanía implica un cambio cultural que empodere a los ciudadanos para 10 Las cursivas son mías. 167 ejercer sus derechos y que sean capaces de participar activamente en la toma de decisiones públicas por la vía democrática, pero advierte que dicho cambio necesita un cierto tiempo de gestación, por lo que todos los proyectos en materia de educación cívica deben tener continuidad y estar orientados al logro de este propósito (IFE, 2011: 5). La ENEC, en un esfuerzo por trascender las limitantes que implica una visión minimalista de la ciudadanía, como una ciudadanía predominantemente enfocada a promover y garantizar derechos político-electorales, reconoce su adhesión al concepto de ciudadanía propuesto por el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), mismo que concibe a la ciudadanía: “como un tipo de igualdad básica asociada al concepto de pertenencia a una comunidad, que en términos modernos es equivalente a los derechos y obligaciones de los que todos los individuos están dotados en virtud de su pertenencia a un Estado nacional” (IFE, 2011: 61). Más allá de los atributos que reconoce corresponden a la ciudadanía, la ENEC parte de un enfoque de democracia de ciudadanía que reconoce los tres conjuntos de derechos a los que hacía referencia Marshall (1991): civiles, políticos y sociales (IFE, 2011: 61). Destaca además que con este triple entendimiento: “…se busca destacar que la democracia de ciudadanía excede el régimen político, el mero ejercicio de los derechos políticos. Su consolidación exige la consideración y ampliación hacia los derechos civiles y sociales. Éste es el aspecto que justifica concebir a la democracia desde un enfoque amplio y complejo” (IFE, 2011: 61). La ENEC también destaca un elemento que considera de la “mayor relevancia” dentro del nuevo informe elaborado por la OEA y el PNUD (mismos que toma como base para la formulación de su propia estrategia): “el ejercicio de la ciudadanía no es un fenómeno espontáneo, sobre todo porque unos tienen más poder que otros y no están naturalmente dispuestos a conceder derechos, a igualar lo que es desigual. Esa función esencial, que pretende otorgar a cada individuo lo que es parte de su naturaleza, es la función de la democracia, corregir los desbalances de poder para equilibrar los derechos ejercidos. Implica la existencia del Estado, condición necesaria para equilibrar el poder naturalmente 168 asimétrico en la sociedad, y el control de sus acciones a través del Estado democrático de derecho” (OEA y PNUD, 2010: 41). Como ya lo hemos mencionado, es nuestra intención en este trabajo centrarnos en el tercer conjunto de derechos que la ENEC adscribe a una democracia de ciudadanía: los derechos sociales, en específico el derecho a la práctica del deporte; sin embargo, no es nuestra intención estudiar este importante derecho social en aislamiento de los otros dos conjuntos de derechos ciudadanos. De hecho, la intención es encontrar la relación existente entre uno de los varios derechos sociales, y el acceso y ejercicio de los otros dos conjuntos: los derechos civiles y los derechos políticos. De la lectura de la ENEC consideramos importante destacar un hecho que nos parece de la mayor importancia: la capacidad de agencia del individuo está necesariamente asociada al concepto de ciudadanía (IFE, 2011: 62), noción misma que nos permite entender a la ciudadanía no desde una visión pasiva-contemplativa, sino desde una visión activa-transformativa. Esta visión requiere de un entendimiento ciudadano que nos permita distinguir a la ciudadanía plena, cívica, política y social, de una ciudadanía parcial o limitada. En opinión de Durand (2004: 25), la carencia de uno o dos de los tres tipos señalados por Marshall (1991) cuestiona la propia existencia de la ciudadanía. Durand (2004: 25) va más allá: “…la ciudadanía es un ejercicio real, cotidiano de los individuos, de los actores; por lo tanto, no basta su existencia formal en los códigos o normas del derecho, en las constituciones políticas, para decir o aceptar que existen; esos derechos deben de ser válidos en la vida cotidiana, deben regir la sociabilidad concreta. Veremos que en el caso mexicano la discrepancia entre lo formal y lo real es un problema toral”. La ciudadanía que tenemos en mente es la que Peschard (1995) afirma, retomando a Gabriel Almond y Sydney Verba (1963), ayuda a construir una cultura política participativa en la que los ciudadanos tienen conciencia del sistema político nacional y están interesados en la forma cómo opera. En ella, consideran que pueden contribuir con el sistema y que tienen capacidad para influir en la formulación de las políticas públicas. Nuestro argumento sostiene que el derecho social a la práctica del deporte, por la propia naturaleza activa y participativa de dicho derecho, promueve la edificación de una ciudadanía democrática que a la larga ayuda a construir una cultura política participativa que deje atrás la cultura política parroquial y/o la cultura política de súbditos o subordinada. Jacqueline Peschard (1995) aborda los componentes de una cultura política democrática: la ciudadanía, la participación, una sociedad abierta, activa y 169 deliberativa, la formación de asociaciones y organizaciones, la secularización11, la competencia o eficacia cívica, la legalidad, la pluralidad, la cooperación con los ciudadanos y una autoridad política responsable. Para fines del presente estudio, nos interesa la ciudadanía, no como producto terminado, definido o con componentes predeterminados, sino como proceso, como un proyecto sujeto a un constante mejoramiento. De hecho, partimos de la idea que todos los componentes que Peschard enlista no son componentes aislados de una cultura política democrática, sino que todos pueden converger en la edificación de una ciudadanía democrática, sin la cual no existe una cultura democrática, lo que a su vez es una condición para trascender la democracia esencialmente formal o procedimental y llegar a una democracia sustantiva, mucho menos propensa a sufrir algún tipo de involución en lo que toca a la democracia procedimental o formal, involuciones que como ya vimos, Freedom House (Puddington, 2013) reconoce, tienen lugar en la segunda década del siglo XXI. Debemos entonces evitar caer en triunfalismos anticipados cuando hablamos de democracias nacientes o recientes. La observación de Peschard (1995) resulta prudente: “Una cultura política democrática es el ideal para las sociedades en proceso de cambio, sobre todo si dicho cambio se quiere en sentido democrático, en la medida que constituye el mejor respaldo para el desarrollo de instituciones y prácticas democráticas. Es una barrera de contención frente a las actitudes y comportamientos anticonstitucionales que violenten la vigencia de un Estado de derecho. Al mismo tiempo, es un muro en contra de eventuales inclinaciones a la prepotencia o a la arbitrariedad del poder, ya que se resiste a reconocer autoridades políticas que no actúen con responsabilidad, es decir, que no estén expuestas al escrutinio permanente de las instancias encargadas de hacerlo”. La centralidad de nuestra atención en la edificación de la ciudadanía, como ya hemos mencionado, componente esencial de una democracia de calidad, resulta más importante y de hecho el requisito previo para la construcción de instituciones de la democracia. La ciudadanía, al ser vista como una institución para la democracia puede tener una mayor durabilidad, un menor riesgo de corromperse que las instituciones de la democracia, necesarias para la existencia de una democracia procedimental. Durand (2004: 34) sugiere que el cambio democrático, realizado básicamente en el proceso electoral, no ha logrado alterar significativamente las viejas instituciones políticas ni su forma de tratar a los 11 Para fines del presente trabajo, no consideramos que la práctica del deporte pueda influir decididamente en la secularización, por lo cual no la analizaremos. 170 individuos. Por lo tanto, considera que la conformación de una ciudadanía es un elemento básico para romper con el círculo vicioso del autoritarismo y/o para la consolidación democrática. Para fines de nuestro trabajo nos interesan, los componentes que Peschard (1995) asume como parte de una cultura política democrática, sólo que en nuestro caso, nos interesan en tanto ayudan a la edificación de una ciudadanía con calidad. Con el fin de edificar una ciudadanía con calidad entonces debemos de tomar en cuenta en primer lugar los componentes de la ciudadanía, y en segundo lugar los principios, valores, prácticas democráticas y derechos que deberían de tener dichos ciudadanos. 2.1 COMPONENTES DE LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA En el último apartado de nuestro trabajo, operacionalizaremos los diversos componentes de una ciudadanía democrática. Por lo pronto, basta hacer una brevísima reflexión-justificación del porqué es importante llevar a cabo un estudio empírico de los componentes de la ciudadanía democrática: La participación Dentro de la lógica de una democracia de calidad, una democracia sustantiva, el ciudadano no puede limitarse a ser un ciudadano elector, un miembros más de la sociedad con capacidad para nombrar a sus representantes y a sus gobernantes; también quiere organizarse en defensa de sus derechos, para ser escuchado por el gobierno y, en fin, para influir en los rumbos y direcciones de la vida política en el sentido más amplio (Peschard, 1995). La participación, siempre voluntaria, debe de trascender el momento de las urnas y darse, si no de forma permanente, sí siempre que se requiera vigilar los actos del gobierno o bien, cuando el ciudadano esté interesado en hacerse oír por éste. (Peschard, 1995). En una tesitura similar tenemos a Silva-Herzog (1996: 20) quien sostiene: “Como la democracia no se agota en las elecciones, la ciudadanía tampoco se limita al acto electoral. Los derechos de ciudadanía deben incluir la capacidad de participar en la selección de los gobernantes. Pero una vez constituido el gobierno, el ciudadano cuenta con muchos espacios para hacerse presente en la toma de decisiones políticas. Si la democracia fuera simplemente el proceso de integración del gobierno mediante el voto, Rousseau habría tenido razón: sólo se es libre el día de las elecciones y se es esclavo el resto del tiempo. Pero el ciudadano no existe solamente cuando decide su 171 voto y lo deposita en una urna. Vive su ciudadanía al leer el periódico, al irse a huelga, al organizar una asociación vecinal, al pagar sus impuestos, al comparecer ante los tribunales, al ocupar un cargo público, al decir lo que piensa. Las esferas de la democracia son las múltiples esferas de la ciudadanía”. La sociedad abierta, activa y deliberativa Inspirada en principios liberales que defienden la concepción de una sociedad con amplios márgenes de autonomía frente al Estado, una cultura política democrática concibe a la sociedad como entidad abierta en la que se fomentan y se recrean la discusión de los problemas, el intercambio de opiniones, la agregación y articulación de demandas, es decir, las virtudes cívicas de asociación y participación. Peschard destaca que las sociedades democráticas modernas se caracterizan por la gran cantidad de organizaciones y asociaciones que se forman y a las que se incorporan los ciudadanos para promover los más diversos ideales y demandas sociales. Competencia o eficacia cívica Un ciudadano capaz de desarrollar virtudes cívicas, en el sentido de participar en los asuntos públicos, es alguien con un sentido de competencia o eficacia cívica, es decir, que está convencido de que se puede hacer algo, tanto para reclamar del gobierno soluciones a problemas, como para defenderse y reaccionar ante arbitrariedades o injusticias del poder y de que existen canales y condiciones para hacerlo. Salazar y Woldenberg (2001) hacen referencia a las prácticas deseables de una sociedad democrática, a la competencia regulada. Al respecto sostienen que es el espíritu de dicha práctica que toda iniciativa, toda propuesta, puede y debe ser confrontada racionalmente con otras. La democracia asume la pluralidad y la tolerancia, pero reconoce que dada la necesidad de gobernabilidad que requiere una sociedad es necesario optar por las diferentes propuestas que se encuentran en juego. Legalidad La cultura política democrática hereda de la tradición liberal el principio del respeto a un orden jurídico objetivo que regula solamente la conducta externa de los hombres y que es universalmente obligatorio, es decir, que se aplica a todos por 172 igual. Jesús Rodríguez (2007), al igual que Leonardo Morlino12 ponen un énfasis claro en el componente de la legalidad sin desconocer la importancia de los demás componentes de una cultura democrática. Rodríguez considera que una sociedad democrática requiere, para su adecuado funcionamiento, de la existencia de una cultura política de la legalidad, misma que implica confianza ciudadana en que las decisiones provenientes de los poderes públicos están ajustadas a principios de imparcialidad y orientadas a la defensa de los derechos fundamentales. Si en una sociedad moderna el sistema legal se ha convertido en una institución independiente y objetiva, su necesario correlato --el elemento subjetivo-- es la continua aceptación ciudadana de su justicia y capacidad para procesar racionalmente los conflictos. La permanencia del sistema legal depende, en consecuencia, de la fortaleza y extensión de una cultura política de la legalidad. Para Rodríguez (2007), el gobierno de la ley supone la existencia de una cultura política de la legalidad que haga de cada individuo un verdadero ciudadano. Observa que las sociedades con larga tradición democrática han aprendido el respeto a la legalidad en su propia experiencia histórica, pero aun así han tenido que consolidar este aprendizaje por conducto de sus instituciones familiares, educativas, privadas, etc. Por otro lado, advierte que las sociedades con menor tradición democrática, como lo es el caso de México, tienen que realizar este aprendizaje como una constante defensa del principio de legalidad contra los valores de las sociedades autoritarias previas, de las que emergieron. Pluralidad Una ciudadanía democrática conlleva la idea de pluralidad y, muy ligada a ésta, la de competencia, en el sentido de lucha o juego político, pues se parte de la convicción de que cada cual tiene el mismo derecho a ejercer todas las libertades individuales (de creencia, de expresión, de agrupación, etc.), de manera que en ella sólo tiene cabida una actitud de tolerancia frente a creencias diferentes y hasta contradictorias, y una convicción de que éstas pueden coexistir en un mismo espacio político. La cooperación con los conciudadanos La cultura política democrática contempla la creencia de que la cooperación con los conciudadanos es no sólo deseable sino posible, lo cual implica que se tiene 12 En un texto de 2007, Morlino le otorga a la dimensión del rule of law o respeto a la ley un lugar muy especial, ya que afirma: “Ninguna libertad o igualdad o incluso responsabilidad, finalmente son posibles si el respeto de la ley no tiene carácter de eficiencia y también de eficacia resolutiva en las instituciones de gobierno y de la administración”. 173 confianza en los otros. Esto ayuda a elevar el potencial de influencia de los individuos frente al gobierno al estimular la integración social y la potencialidad para agregar demandas. Una autoridad políticamente responsable Una cultura política democrática contempla un esquema particular de autoridad política entendida como aquélla en la que ha sido depositado legal y legítimamente el poder, y que por ello está obligada a utilizar dicho poder con responsabilidad política. Para efectos del presente trabajo, podemos vincular este componente de una ciudadanía democrática con la preocupación que Morlino (2012: 43) plasma al referirse al responsiveness como el talón de Aquiles de toda democracia, incluso las de mejor calidad. 3. PRINCIPIOS, VALORES, PRÁCTICAS DEMOCRÁTICAS Y DERECHOS PRESENTES EN LA EDIFICACIÓN DE UNA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Luis Salazar y José Woldenberg (2001) discurren sobre el conjunto de procedimientos para formar gobiernos y para autorizar determinadas políticas dentro de las democracias modernas. Presumen que el método presupone un conjunto de valores éticos y políticos que lo hacen deseable y justificable frente a sus alternativas históricas, el autoritarismo o la dictadura. Identifican tres valores básicos de la democracia moderna y de su principio constitutivo (la soberanía popular): la libertad, la igualdad y la fraternidad. En el caso de nuestro estudio, los valores éticos y políticos no nos interesan como un simple procedimiento para formar un gobierno y/o promover una política. Nos interesan en tanto valores que pueden tener un impacto cotidiano, en la esfera política o fuera de ésta, y como valores que acaban forjando ciudadanos virtuosos, cuyo valor impacta y trasciende el mundo de la política episódica o los meros procedimientos para los relevos gubernamentales. Salazar y Woldenberg (2001) analizan de forma explícita los principios y valores de la democracia, así como las prácticas democráticas y los derechos ciudadanos de forma implícita. Reflexionan en torno a tres principios democráticos: el principio de soberanía popular, el de mayoría y el de la representación. De la lectura del texto, puede uno inferir el reconocimiento de un cuarto principio, el de la legalidad. Entre los valores, distinguen tres valores básicos de la democracia: la libertad, la igualdad y la fraternidad, así como un par de valores que se derivan de aquéllos: el pluralismo y la tolerancia. Aunque no es el objetivo de su texto, estudian las prácticas políticas que deben prevalecer en una sociedad democrática: la 174 participación, la competencia regulada y la pluralidad. Quizá, más que profundizar en las prácticas democráticas, ponen especial atención a lo que consideran prácticas contrarias a la democracia, que ponen en riesgo el ideal de la democracia: el fanatismo, la intolerancia, el dogmatismo, el pensamiento mágico, el autoritarismo, el abuso de poder, la discrecionalidad y la transgresión de la legalidad. Finalmente toman en cuenta algunos derechos que deben garantizarse en una democracia: los derechos de las minorías, los derechos individuales y los derechos de asociación. Los principios de la democracia Como hemos mencionado anteriormente, el principio de la soberanía popular, si bien encomiable y ampliamente reconocido, resulta con frecuencia ser un recurso más retórico y abstracto que un concepto útil para entender el ejercicio real del poder y la resistencia a los abusos de éste en una democracia. Por lo tanto, consideramos que es difícil hacer una operacionalización de este principio. Más bien, lo que debemos hacer es entender qué es lo que fortalece, edifica o debilita al verdadero titular del poder, la ciudadanía. En cuanto al principio de mayoría sí es de nuestro interés su medición en nuestro trabajo, siempre y cuando tengamos presente la aclaración de Salazar y Woldenberg (2001): no obstante, a primera vista la idea de que la mayoría decide parecería un criterio procedimental orientado a la toma de decisiones, tiene el efecto de integrar y hacer parte del todo social a los individuos. Su posibilidad de trascender el momento electoral y convertirlo en un principio de toma de decisiones en muy diversos ámbitos de la vida en sociedad, lo hace susceptible de ser incluido en nuestro estudio. Por lo que concierne al tercer principio del que hemos hablado, el de la representación, nos parece que no obstante parece condición sine qua non para el funcionamiento de una democracia moderna, el principio de representación, si bien puede y debe de funcionar óptimamente para las decisiones políticas, puede resultar antitético para la intención y finalidad de edificar una ciudadanía democrática, cuya principal virtud, la acción, parece contraria a la lógica de la representación, lógica que puede asumirse conduce a cierta pasividad. En consecuencia, la medición del principio de la representación buscará más bien identificar la confianza ciudadana hacia lo que implica un gobierno democrático-representativo. Hemos mencionado un cuarto principio, implícito en Salazar y Woldenberg (2001): el de la legalidad. Dado que dicho principio ya ha sido considerado como uno de los componentes de una cultura democrática (Peschard, 1995) y por nosotros como parte de una ciudadanía democrática, no profundizaremos en éste dentro del presente apartado. Basta decir que nuestro estudio lo considera un elemento central de cualquier esfuerzo para edificar una ciudadanía democrática, por lo cual el estudio 175 contempla operacionalizar el impacto que la práctica del deporte tiene en el principio de la legalidad. Los valores de la democracia El primer valor básico de la democracia que analizan Salazar y Woldenberg (2001) es el de la libertad. Mencionan que existen al menos dos sentidos decisivos de libertad: el primero remite a la posibilidad de actuar sin interferencias ni amenazas. Destacan que así entendida, la libertad se institucionaliza en una serie de derechos o libertades específicas: de pensamiento, de expresión, de asociación, de reunión, de tránsito, de empleo, de religión, etc. Consideran estos derechos como libertades formales, debido a que se refieren a condiciones puramente procedimentales, haciendo abstracción de capacidades y condiciones concretas; sin embargo, hacen también referencia a un segundo sentido de la libertad democrática según el cual ésta significa capacidad de autogobernarse o autodeterminarse y, por lo tanto, de asumir como legítimas sólo las obligaciones y vínculos que cuenten con su aprobación tácita o explícita. Entonces, si bien las libertades son similares, el enfoque más pasivo en un caso, más activo en otro, lo que nos interesa en este trabajo es aquellos que le brinda cierta calidad a dichas libertades. Un segundo valor básico de la democracia para Salazar y Woldenberg (2001) es la igualdad jurídica y política de todos los ciudadanos. Este valor no significa que se cancelen todas las diferencias o incluso desigualdades de corte económico, social, cultural o físico, sino que ninguna de tales diferencias o desigualdades puede legitimar el dominio de unos seres humanos sobre otros y, por ende, la preeminencia política de los primeros sobre los segundos. Por eso, es un principio básico de los procedimientos democráticos que cada ciudadano tenga derecho a un voto y sólo a un voto, y que ningún voto valga más que los demás. Pero el valor de la igualdad política no sólo se realiza en los comicios: implica, por el contrario, que todo ciudadano goza de los mismos derechos y de las mismas obligaciones y, por consecuencia, que no existan grupos, clases o capas sociales privilegiadas con derechos políticos especiales. Para efectos de nuestro trabajo es importante trascender la igualdad política y analizar el acceso verdaderamente efectivo a derechos sancionados por las leyes, con los cuales podemos empezar a hablar de una igualdad efectiva y fáctica y no de una simple igualdad teórica. Por lo anterior, nuestro estudio lleva a cabo importantes mediciones sobre la igualdad jurídica y de acceso a un derecho constitucional como lo es la práctica del deporte. Lo anterior tiene el fin de entender si el acceso efectivo a un derecho social como el deporte es limitado por la siguiente consideración estructural de la que advierten Salazar y Woldenberg (2001): 176 “Aun si la igualdad política no equivale a igualdad social, económica o cultural, es evidente que desigualdades extremas en la sociedad, sean de corte económico o en materia de acceso al conocimiento, pueden limitar o incluso anular los derechos, o la posibilidad de ejercerlos, de muchos presuntos ciudadanos. Por todo ello, las democracias políticas modernas estables parecen suponer un compromiso social para promover una equidad económica y cultural creciente, capaz de servir de base para un ejercicio efectivo de la igualdad ciudadana. Y a la inversa, los procedimientos democráticos favorecen a su vez, cuando son respetados, la promoción de una mayor justicia social y de una mejor integración cultural”. El tercer valor básico de la democracia al que refieren Salazar y Woldenberg (2001) es el de la fraternidad. Respecto a éste señalan: “Afirmar el valor de la fraternidad, es decir, afirmar que todos los seres humanos deben tratarse como hermanos significa, en primer lugar, enfatizar los valores antes mencionados de la libertad y la igualdad de los ciudadanos. Pero significa algo más, que resulta importante para el buen funcionamiento de los procedimientos democráticos. A saber, que a pesar de sus diferencias y conflictos de intereses o de opinión, los miembros de una sociedad no deben verse como enemigos, es decir, como divididos en bandos contrapuestos e irreconciliables, sino, en todo caso, como copartícipes parcialmente conflictivos en la formación de la voluntad política nacional. En otras palabras, la democracia requiere, para funcionar correctamente, que los conflictos no excluyan la cooperación, y que la cooperación no excluya los conflictos”. Podemos ver cierta nebulosidad o subjetividad en el valor de la fraternidad según la acotación de Salazar y Woldenberg, por lo cual quizá un mejor entendimiento (y más fácil de operacionalizar) sea el de la cooperación dentro de la diversidad y la posibilidad de disenso. Consideramos que nuestra alternativa le quita el romanticismo o misticismo y carga emocional a la noción de fraternidad, tan confusa ésta como la soberanía popular. El deporte ayuda a ilustrar lo que Salazar y Woldenberg (2001) llaman fraternidad o lo que nosotros preferimos denominar 177 cooperación dentro de la diversidad y el disenso. Veamos el siguiente fragmento para que se entienda mejor la compatibilidad con el deporte: “El deporte es ciertamente indicativo en muchos casos de diferentes partes de una comunidad geográfica que se reúne para un propósito común, aun cuando se persigue una meta conflictiva. Una liga de beisbol puede reunir a dos grupos de jóvenes pertenecientes a barrios de diferentes clases sociales. El juego sería el propósito común, mientras que el deseo de ganarlo es la meta conflictual. El deporte provee una experiencia social compartida, y frecuentemente, en los deportes de equipo, un sentimiento de identidad compartida” (Hughson, Inglis y Free, 2005: 64). El primero de los valores derivados es el del pluralismo, en el cual no profundizaremos pues ya ha sido mencionado en el apartado sobre los componentes de una ciudadanía democrática. Al reconocer como algo positivo la coexistencia de la pluralidad política, el trato entre las diferentes corrientes y organizaciones políticas tiende a modificarse. Si bajo un esquema integrista los otros aparecen como los enemigos a vencer o a aniquilar y el código de comportamiento beligerante aparece como el más propio y ajustado a los fines de esa política, el código democrático obliga a la tolerancia (el segundo valor derivado), a la coexistencia, al trato cívico, a intentar apreciar y evaluar en los otros lo que puede ser pertinente y valioso para todos (Salazar y Woldenberg, 2001). Las prácticas políticas para una sociedad democrática Salazar y Woldenberg (2001) observan las siguientes prácticas como deseables para toda sociedad que se precie de ser democrática: la participación, la competencia regulada y la pluralidad. Anteriormente, dentro de los componentes de la ciudadanía democrática (Peschard, 1995) ya han sido consideradas dichas prácticas por lo cual no es necesario volver a tratarlas. Los derechos en la democracia Para Salazar y Woldenberg, entre los derechos que deben de garantizarse en una democracia están los derechos de las minorías, los derechos individuales y los derechos de asociación. Respecto a los primeros, los derechos de las minorías, Salazar y Woldenberg observan que el criterio de mayoría no puede imponerse de una vez y para 178 siempre. Por el contrario, mayoría y minorías pueden modificar sus respectivos lugares, y esa es una de las características centrales de las reglas democráticas. Las minorías observan, tienen, por una parte, derechos consagrados, y por otra, pueden legítimamente aspirar a convertirse en mayoría. En un régimen democrático, a diferencia de uno autoritario, en el cual las minorías son proscritas, tienen derecho a existir, organizarse, expresarse y competir por los puestos de elección popular. Por lo que toca a los derechos individuales, Salazar y Woldenberg (2001) consideran que lo más importante para la gente común, para el ciudadano estándar es que, en interacción con la tradición liberal, la democracia presupone una serie de derechos garantizados por el Estado, para todos y cada uno de los ciudadanos. Asumen que los derechos humanos “no encuentran mejor régimen tutelar que la democracia.” Así, la igualdad y la no discriminación, el derecho a la vida, la libertad y la seguridad personales, la ausencia de servidumbres, torturas y privaciones ilegales de la libertad, la igualdad ante la ley, las garantías hacia los infractores, la protección de la vida privada, el libre tránsito, la libertad de conciencia y religiosa, la de opinión y de expresión, etc., encuentran en el sistema democrático mayores probabilidades de volverse realidad. Consideran que los derechos humanos o cívicos básicos, los derechos políticos y sociales también pueden desplegarse de mejor manera bajo una institucionalidad democrática, toda vez que en la democracia, la dependencia de los gobernantes con respecto a los gobernados y la institucionalidad política que pone en pie el sistema democrático, en todo momento tienden a evaluar el cumplimiento o no de los mencionados derechos. Uno podría preguntarse si el derecho a la educación física es de mayor acceso real en una democracia que en los regímenes autoritarios. Abundan ejemplos, por lo menos relacionados con el performance o resultados, que indican que las sociedades socialistas en la era de la Guerra Fría tuvieron mejores resultados que en las sociedades liberales. El tercer núcleo de derechos, el relativo al (los) derecho(s) de asociación, guarda una estrecha relación con uno de los componentes que Peschard (1995) observa dentro de la ciudadanía democrática: la participación. Podría decirse que el derecho de asociación efectivo y la participación se condicionan mutuamente. Los clásicos se han sorprendido desde hace siglos con las posibilidades que abre la asociación efectiva y la participación en una sociedad democrática. Como señala Suárez-Iñiguez (2001: 211) en la república democrática (Estados Unidos) estudiada (y admirada) por Alexis De Tocqueville son tres las instituciones que configuran el carácter estadounidense y le dan sentido a la igualdad de condiciones: los partidos políticos, los periódicos y las asociaciones. Sin duda, lo 179 que más sorprendía a Tocqueville (Cfr. Suárez-Iñiguez, 2001), y que es de gran utilidad para nuestro trabajo es el hecho de que en ningún otro país había tantas asociaciones como en aquel país, más allá del carácter de dichas asociaciones (civiles, educativas, morales, etc). Silva-Herzog (1996: 43) también pasa lista al pensamiento de Tocqueville, señalando que el autor francés vio en el "arte asociativo" la vitalidad profunda de la sociedad democrática y que en la capacidad de los hombres para agruparse y defender sus intereses se expresaba a plenitud la ciudadanía. Frente a las adscripciones rígidas y forzosas del "antiguo régimen", comenta, para Tocqueville la democracia saltaba a sus ojos como un mundo en que los individuos eran libres para formar y deshacer "asociaciones voluntarias". Silva-Herzog (1996: 43-44) entiende la participación asociativa como una práctica propia de los regímenes democráticos, ya que los sistemas autoritarios, por el contrario, sienten una instintiva aversión por las asociaciones espontáneas. Incluso considera, una vez más en línea con Tocqueville, que “el vigor asociativo muestra el vigor del régimen democrático”, además de percibir a las barreras a la organización voluntaria de los individuos como “una severa mutilación de los derechos ciudadanos.” A doce años de la conducción de la segunda encuesta que compone el estudio de Durand (2004), no está de más replicar la conclusión a la que él llegó al estudiar los valores, actitudes e ideología de los mexicanos, tiempo después de iniciada la transición hacia la democracia: “La transición del régimen político mexicano, exitoso en el plano electoral- en las reglas de selección de los gobernantes y legisladores- no lo ha sido todavía en la democratización de los valores, actitudes y de la ideología de los mexicanos. El estudio de los mismos entre 1993 y 2000 nos ha mostrado que los viejos anclajes del sistema autoritario aún están presentes entre la población mexicana. La mayoría abraza valores no democráticos; el consenso democrático todavía está lejos, no sólo hay una proporción significativa que no abraza la democracia como el mejor régimen, sino que hay indicios de regresiones, que algunos piensan que los líderes duros pueden ser una solución para los problemas del país […]” (Durand, 2004: 154). Los resultados obtenidos por Durand en cuanto a la tolerancia y la confianza, reconoce él, eran todavía más desalentadores. Lo mismo sucedía con la confianza interpersonal y con la confianza en las instituciones (Durand, 2004: 154-155). Si la 180 situación no ha sufrido mayores cambios, entonces es nuestro deber buscar soluciones, aunque sean paliativas. Nuestra apuesta en este estudio es que el deporte, si bien no representa la solución, puede ser parte de ésta. 4. EL PAPEL DE LA PRÁCTICA DEL DEMORTE Y LA ACTIVIDAD FÍSICA EN EL CUMPLIMIENTOS DE ALGUNOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO Y EN LA EDIFICACIÓN DE UNA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Para muchos estudiosos de las ciencias políticas y de las ciencias sociales resulta difícil aceptar que pueda existir una relación importante entre la práctica del deporte y la edificación de una ciudadanía. Por lo anterior, el investigador que sugiere estudios poco ortodoxos corre el riesgo de ser mirado por sus pares con cierto grado de escepticismo. Como señalan Roger Levermore y Aaron Beacom (2012: 15), el reconocimiento del papel que juega el deporte como potencial motor de desarrollo, está prácticamente ausente en la literatura de las Ciencias Sociales.13 Sin embargo, con el propósito de incentivar la revisión de los trabajos que vinculan al deporte y a la democracia, vale la pena informar al lector, que la vinculación entre el deporte y las virtudes ciudadanas no son nuevas, ni la ocurrencia del autor del presente texto. La vinculación explícita entre el cultivo del cuerpo, la virtud y la vida de la cosa pública se remonta a la antigua Grecia. Gilberto Guevara (1998), al hablar de los griegos asegura que hay evidencia de la existencia en Atenas de escuelas públicas que preparaban para el ejercicio de la ciudadanía. Refiere al diálogo Critón de Platón en el cual se sugiere la justicia de las leyes educativas que obligaban a los padres a educar física y musicalmente a sus hijos. Recupera también el discurso de Esquines contra Ti, el cual invita a recordar que las leyes que establecían las horas de asistencia a la escuela (didaskaleion) y a la sala de gimnasia (palaistra), contenían advertencias morales para el niño y el maestro. Historiadores como James Bowen, afirman que, en la Grecia antigua, los niños eran instruidos en cinco asignaturas: música, gimnasia (educación física), lectura, escritura y cálculo (Cfr. Guevara, 1998). En la filosofía política de Platón, como advierte Enrique Suárez-Iñiguez (2001: 20), para lograr la perfección humana el camino era hacer a los hombres más virtuosos. Educación y política, en Platón, son dos partes de un mismo todo: hacer al hombre mejor en tanto hombre. La idea de esta primera enseñanza, como comenta Suárez-Iñiguez (2001), era la de formar los sentimientos y templar el carácter. La base curricular de la educación platónica la representan la gimnasia y la música. El objeto de la 13 Levermore y Beacom (2012: 15) ilustran el escepticismo respecto al deporte como potencial motor del desarrollo con un dato ilustrativo: durante los últimos 15 años de entre más de 70 000 resultados contenidos en International Development Abstracts, sólo 12 resultados mencionan al deporte, lo cual representa aproximadamente el 0.017%. 181 gimnasia en Platón no tenía como único fin la perfección del cuerpo, también contribuiría a la perfección moral del hombre. Aristóteles, al igual que Platón otorgaba un lugar central a la educación física. Para él, el punto de partida de la educación ciudadana debía reconocer que el hombre es un ser moral que percibe el bien y el mal. El alma del hombre tiene dos partes: una parte irracional y otra racional. Para cultivar la parte racional se precisaba de la educación, y la secuencia de ésta: primero debía de tener lugar la educación del cuerpo, enseguida el instinto y luego la inteligencia. No sorprende entonces que el currículum básico del ciudadano comprendiera las letras, la gimnasia, la música y el dibujo (Guevara, 1998). Aristóteles, preocupado con el binomio felicidad-virtud, consideraba al segundo componente del binomio como un hábito acompañado de razón. Hace algunas precisiones sobre la virtud, mismas que podemos extender a la consideración sobre el deporte: “La virtud no es pasión o emoción, es hábito. No germina en nosotros naturalmente, la construimos. Si la virtud no fuera acción, el más virtuoso sería el dormido” (Suárez-Inñiguez, 2001: 34). Podemos ver cómo la virtud para Aristóteles precisa de la acción y no de la actividad pasiva (sic). Por la propia naturaleza del deporte, aun sin tener como objetivo consciente el desarrollo de la virtud, y por el hábito de su práctica activa tiende a desembocar en la virtud de tipo aristotélica. El papel de la actividad física también fue reconocido durante la época de la Revolución francesa. Guevara explica cómo dicha revolución no se limitó a una transformación radical en el orden institucional, al proclamar la democracia como sistema, sino que subrayó la necesidad de crear escuelas populares que contribuyeran a formar un nuevo hombre. Nicolás de Condorcet, en 1792, presentó ante la Asamblea Legislativa un Reporte y proyecto de decreto sobre instrucción pública en cuyo preámbulo se precisaba que el objetivo de la instrucción era cultivar en cada generación las facultades físicas, intelectuales y morales y, a través de eso, contribuir al desarrollo general y gradual de la especie humana, objetivo final hacia el cual debe dirigirse toda institución. La importancia del deporte no sólo ha sido reconocida por los regímenes democráticos o progresistas. También los regímenes totalitarios le han asignado un valor a la educación física. Guevara (1998) vincula la primera reforma global de 1938 de la educación básica alemana bajo la dirección del Dr. Bernhardt Rust, ministro del ramo en la época, con los objetivos militares y doctrinarios de los centros de estudio. Bajo dicho régimen, la escuela no admitía debilidades entre los 182 infantes. Aquellos niños que eran débiles de cuerpo, que traicionaban o que no tenían disposición absoluta para obedecer, eran expulsados. En la Alemania nazi, el currículum otorgaba un papel central a la educación física y tenía como objetivo moldear al futuro hombre ideal del régimen. 4.1 EL DEPORTE, EL DESARROLLO, LA ONU Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO Más allá de cualquier interés, sesgo o preferencia que pueda uno tener con el deporte, es un hecho que el deporte y el juego son considerados (en el caso mexicano sancionados constitucionalmente) como derechos humanos; sin embargo, existe un reporte de la ONU (UN Inter-Agency Task Force on Sport for Development and Peace, 2003) que afirma que no siempre ha sido considerado prioritario el deporte, incluso al grado de poder ser llamado el “derecho olvidado”.14 Dicho reporte agrega que el deporte es visto como un producto del desarrollo y no como un motor de éste. El reporte considera que la negación frecuente del derecho al deporte y al juego suele ser resultado de la negligencia política en torno la importancia del deporte en la sociedad, lo cual suele verse reflejado en un bajo gasto en el rubro de la educación física. Desde luego, el multicitado documento, balanceado y objetivo, no deja de reconocer que el deporte a fin de cuentas es un reflejo de la sociedad, y que a sus enormes beneficios podemos sumar algunos de los peores rasgos de la humanidad como son violencia, corrupción, discriminación, hooliganismo, nacionalismo excesivo, trampas y abuso de drogas. Como destacan Levermore y Beacom (2012) probablemente ante el fracaso relativo de políticas e instituciones desarrollistas, que entendían la modernización como un proceso lineal, medible y vinculado a la industrialización y el crecimiento económico, es que ahora los defensores del deporte, entre ellos personajes como Nelson Mandela y Kofi Annan, ven en él importantes factores que contribuyen a su potencial de lograr cambios vinculados al desarrollo. Levermore y Beacom ofrecen muestras cuantitativas del crecimiento de las iniciativas del deporte para el desarrollo. Advierten que para 2012 había 255 proyectos listados tan sólo dentro del sitio web sportanddev.org. Sin embargo, destacan que 93% de dichos proyectos cobraron vida desde el año 2000 y que tan sólo en el año 2006, 28% de éstos fueron formados. Son varios los rubros a los que se suscriben dichos proyectos. Para fines de nuestro trabajo vale la pena señalar cuatro de los seis grandes grupos: resolución de conflictos y entendimiento intercultural; 14 El deporte es un derecho humano explícitamente contenido en el Artículo 1 de la Carta para la Educación Física y el Deporte de la UNESCO de 1978. También el Artículo 31 de la Convención sobre los Derechos de los Niños reconoce el derecho al juego. La Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer reconoce la importancia y el acceso al deporte. 183 construcción de infraestructura física, social y deportiva; toma de conciencia, particularmente por medio de la educación; y, empoderamiento (Levermore y Beacom, 2012: 9-10). Desde luego, es importante reconocer que pretendemos que el deporte sea la panacea o la llave mágica que conduzca al desarrollo o a la democracia. Después de todo, Fred Coalter (2012: 55) advierte que cierta retórica ha presentado al deporte como una vacuna social y útil para cualquier propósito. Él considera que esa retórica, que sin duda ha contribuido al escepticismo con el cual se ve al deporte como motor del desarrollo, parece estar anclado más en la naturaleza casi mítica del deporte y apoyado por ilsutraciones falaces y anécdotas, que en evidencia producto de una investigación substantiva. Reconoce que el deporte por sí mismo, no tiene poderes causales; sin embargo, pese no poder generar resultados o impactos medibles por sí solo, Coalter considera que es por medio del proceso de participación que se puede explicar el éxito e impactos que puede tener el deporte. No obstante las limitaciones que indiscutiblemente tiene el deporte, como cualquier otro mecanismo para el desarrollo, tampoco puede negarse a priori su utilidad, sin estudiar los impactos de éste en el desarrollo y la democracia. Así, si partimos del reconocimiento que algunas de las características del mundo en desarrollo incluyen en mayor o menos grado, según el país del que hablemos, estándades de vida material bajos, infraestructura limitada (incluyendo la educativa), estándares nutricionales bajos, acceso limitado al agua potable, prevalencia de la enfermedad o un sistema de salud con carencias, sistemas políticos ya sea autoritarios o inestables, niveles significativos de discriminación y exclusión y bajos niveles de comercio, inversión y bienestar económico general (Levermore y Beacom, 2012: 7), debemos tener claro en qué aspectos y cómo puede ayudar el deporte a generar un mayor desarrollo. Para fines del presente estudio, partimos de la idea de que en el caso mexicano, el deporte podría ayudar a consolidar un sistema democrático estable, así como a aminorar los niveles de discriminación y exclusión. No pretendemos pues que el deporte sea una respuesta, al menos no significativa para aumentar los estándares de vida material, los niveles de nutrición ni los niveles de comercio y/o inversión. Es preciso entonces, reconocer con toda claridad que creemos que los beneficios que el deporte pueden traer a la democratización, en primera instancia, y al desarrollo (integral) de México, si es que pueden darse, estarán más bien vinculados al mejoramiento de lo que Levermore y Beacom (2012: 7) llaman “las posibilidades de vida”, algo ciertamente diferente a la noción de desarrollo como modernización vinculada a la industrialización y el crecimiento económico. Nuestra aproximación pues, está en línea con la perspectiva funcionalista de Levermore y Beacom 184 (2012) para quienes el deporte y la sociedad pueden contribuir en formas menos tangibles (que el proyecto desarrollista-modernizador), quizá inmateriales al desarrollo de un país. Coalter (2012: 66) por su parte ve posibilidades reales en las que el deporte puede impactar en el desarrollo de los países; sin embargo, aclara que los programas deportivos no generarán de inicio o mecánicamente resultados espectaculares. Para él, del deporte puede conducir sobre todo a impactos intermedios específicos como cambios en la auto-percepción de los individuos y en sus actitudes) y sólo después a resultados intermedios más amplios (cambios en la conducta individual). De lo anterior podemos deducir que no podemos esperar que el deporte genere cambios estructurales cuantificables en la política o en la economía de una sociedad, por lo menos no si tomamos al deporte como fuerza causal. A pesar de que no es una novedad que el deporte sea visto, particularmente por los gobiernos, como una actividad con el potencial para ayudar a inducir el orden social y en cierta grado el desarrollo económico (Coalter, 2012: 57), llama la atención que no fue sino hasta el año 2005 que la ONU lo declaró su Año Internacional del Deporte y la Educación Física (Levermore y Beacom, 2012: 1) En septiembre de 2000 en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se organizó la Cumbre del Milenio en Nueva York con la participación de 189 Estados. En dicha reunión se acordaron los siguientes objetivos15 de desarrollo para el nuevo milenio, también conocidos como los Objetivos del Milenio (en lo subsecuente ODM): 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Erradicar la pobreza extrema y el hambre Lograr la enseñanza primaria universal Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. Reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años. Mejorar la salud materna Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente Fomentar una alianza mundial para el desarrollo Sería absurdo e incluso soberbio pretender que todos los ODM pueden ser promovidos, más aun cumplidos a través de la práctica del deporte, como también resulta insostenible un impacto “necesario” en los valores y prácticas democráticas necesarias para la edificación de una ciudadanía democrática; no obstante las limitantes que pueda tener el impacto de la actividad física, también consideramos, sería un error e incluso un desprecio negar de antemano, sin estudio previo o posibilidad de análisis, que la actividad física puede, por sus características, 15 Dichos objetivos a su vez tienen metas e indicadores puntuales. 185 impactar positivamente en el logro de los ODM y/o en los valores y prácticas edificantes de una ciudadanía democrática. Así, teniendo en mente los posibles alcances y limitantes del deporte, parece prudente recuperar la afirmación de Hughson, Inglis y Free (2005: 51): “El deporte no puede ser un modelo para la vida pública pero puede proveer un baluarte perdurable para la vida pública.” Al considerar al deporte como un baluarte de la vida pública, por un lado nos vemos obligados a reconocer las limitaciones que el deporte presenta como fuerza desencadenadora de cambios estructurales o de impactos materiales cuantificables y sin ambigüedades; por otro lado, consideramos que la propia naturaleza y lógica de la práctica del deporte puede coadyuvar en: la construcción de capacidades; mayor sentido de pertenencia, entendimiento e integración; y, una reflexión y análisis de nuestras actitudes, creencias y conductas, lo cual puede impactar tanto en la democracia como en el desarrollo humano. Si uno contrasta los ocho ODM con las cinco dimensiones procedimentales que Morlino (2012) lista, seguramente tendremos la impresión de que es una ociosa ocurrencia estudiar el potencial doble impacto de la práctica del deporte en cosas tan disimiles como el desarrollo y la democracia, ya que aunque existan algunos puntos de encuentro, el primero pertenece primordialmente al ámbito de la economía y el segundo a la esfera de la política. Sin embargo, si tomamos en cuenta las tres dimensiones sustantivas- libertad, igualdad y responsiveness, la perspectiva cambia notablemente. Al darnos licencia para realizar un análisis “ensanchado”, podemos vincular los tres primeros ODM a la dimensión democrática de la igualdad. Prácticamente los ocho ODM pueden vincularse directamente a la dimensión del responsivness, toda vez que dichos objetivos son parte fundamental de las demandas mundiales que todo régimen democrático está obligado a atender, sea desde el punto de vista jurídico o desde el punto de vista ético. La dimensión de la libertad está directamente relacionada con los ODM 2 y 3, toda vez que resulta difícil sostener la existencia de la libertad ante condicionantes estructurales que coarten el ejercicio de ésta mediante limitantes educativas o de género. Teniendo lo anterior en mente, y no sólo como resultado automático de estas correlaciones, nuestro sondeo ayudará a estudiar el impacto que tienen la práctica del deporte en el municipio de Guanajuato en lo que toca a los ODM 3, 7 y 8. En lo que resta del presente apartado, haremos un análisis de los argumentos que presenta el reporte que la ONU encargó al UN Inter-Agency Task Force on Sport for Development and Peace para conducir un estudio sobre el deporte16 como herramienta para el desarrollo y la paz. Consideramos valioso revisar el reporte, 16 Es necesario señalar que el reporte define al deporte desde una amplia perspectiva, como todas las formas de actividad física que contribuyen al bienestar físico, el bienestar mental y la interacción social. 186 ya que en éste encontramos una serie de valiosos argumentos que nos hacen pensar, no desde el voluntarismo o un optimismo infundado, que el deporte en efecto puede coadyuvar a avanzar (difícilmente creemos que a cumplir) los ODM. El reporte si bien no reflexiona ni contiene una sola referencia sobre la democracia, es alentador en una serie de consideraciones que podemos usar para fortalecer nuestro argumento de que el impacto es múltiple, por lo cual puede avanzar tres de los ODM (3, 7 y 8), así como una serie de valores y actitudes necesarias para la edificación de una ciudadanía democrática. El reporte considera de inicio al deporte como “un socio natural del sistema de Naciones Unidas”. Observa, que por su propia naturaleza, el deporte se trata de la participación. Sostiene que su esencia también es la de la inclusión y la de la ciudadanía (UN Inter-Agency Task Force on Sport for Development and Peace, 2003: i). Así como sucede con la democracia, la cultura política y ultimadamente, según nuestro argumento, la ciudadanía precisa de actitudes, valores, principios y derechos. El deporte, señala el reporte en cuestión, es un foro en el que convergen el aprendizaje de habilidades tales como la disciplina, la confianza, el liderazgo, a la vez que enseña principios como la tolerancia, la cooperación y el respeto. Adicionalmente, el deporte enseña valores como el esfuerzo y cómo lidiar tanto con la victoria como con la derrota17. Este último punto es de enorme importancia y uno que puede ser atendido de manera natural y práctica por el deporte. De acuerdo con Hughson, Inglis y Free (2005: 69) “A través del compromiso con el deporte, la gente observa las reglas de conducta del juego; el deporte es una forma de teatro social en el que el actor social se involucra en el arte de la actuación.” También ayuda, agregan, a interiorizar los códigos de civilidad. MYSA (Mathare Youth Sports Association) es un ejemplo de cómo el éxito en los programas deportivos para el desarrollo pueden impactar en las relaciones sociales más amplias, en la interdependencia y confianza que logran desarrollar entre sus miembros y especialmente, según Coalter (2012: 60), en la reducción del asilamiento de las mujeres jóvenes. Para Coalter entonces podemos ver cómo MYSA parece haber generado una especie de capital social. De hecho, sus conclusiones nos hacen pensar que la gran promesa o el gran potencial del deporte no radica en esperar resultados fácilmente cuantificables sino en la construcción de ciudadanos, equipados con modelos para la práctica ética, con capacidad de tomar decisiones, de atender asuntos vinculados al género. En resumidas cuentas, de lo que se trata es de generar formas de capital social 17 El reporte de la ONU lista las habilidades y valores aprendidos a través del deporte: cooperación, comunicación, respeto de las leyes, resolución de problemas, entendimiento, asociación, liderazgo, respeto hacia los demás, valorar el esfuerzo, aprender a ganar, aprender a perder, lidiar con la competencia, el juego limpio, compartir, la auto-estima, la confianza, la honestidad, el respeto a uno mismo, la tolerancia, la resistencia, el trabajo en equipo, la disciplina y la seguridad o confianza en uno mismo. 187 (Coalter, 2008). Aun siendo modestos, los impactos que podemos esperar del deporte, según Coalter, están vinculados a los cimientos sociales del desarrollo, los cuales requieren de estas pequeñas y puntuales aportaciones que el deporte puede proveer. Un elemento de la mayor trascendencia es el impacto que el deporte puede tener en el ODM 7, el relacionado a la sostenibilidad del medio ambiente18. A reserva de los resultados que arrojen los sondeos, existen diversas razones que permiten anticipar un impacto en el ODM 7: 1) la actividad física por su propia naturaleza, activa, resulta de inicio menos depredadora de energía y de recursos naturales que otras formas pasivas de recreación y esparcimiento; 2) la actividad física, generalmente requiere para su práctica efectiva de un entorno limpio, especialmente de aire de la mejor calidad, por lo cual el deportista requiere de estos elementos vitales para el ejercicio cotidiano; 3) la actividad física, al ocupar una parte importante del tiempo de ocio de las personas, logra reducir el consumo “excedente” que se genera en momentos de inactividad o de actividad pasiva (Flores, 2013). El reporte de la ONU también vincula al deporte con el desarrollo holístico de los jóvenes, con la prevención de actividades dañinas (drogas y crimen) y el aprovechamiento escolar. El reporte lamenta que no obstante la evidencia del impacto positivo del deporte en el desempeño escolar, la investigación conducida en 126 países muestra que la marginalización de la educación física es casi universal (UN Inter-Agency Task Force on Sport for Development and Peace, 2003: 10) Esta parte del reporte está vinculada al ODM 2 y a prácticamente las ocho dimensiones de la democracia que Morlino (2012) toma en cuenta, ya que es difícil pensar en el ejercicio efectivo de la libertad, la igualdad, y los derechos formales de la democracia en una población que no acabe la educación primaria. A pesar de que tampoco abordaremos el ODM 1 dentro de nuestro estudio, el reporte de la ONU destaca que una población saludable y activa tiene una mayor productividad laboral y ayuda a reducir los costos médicos al sector productivo. Por lo que toca al ODM 3, el deporte, según el reporte, es una de las formas más espontáneas y naturales de romper con estereotipos sobre las mujeres, lo que ayuda a romper actitudes “atrincheradas” (UN Inter-Agency Task Force on Sport for Development and Peace, 2003: 9). Martha Saavedra (2012: 126-127) plantea algunas preguntas que revelan el particular impacto que puede tener el deporte en lo relativo a los estudios de género: ¿Por qué resulta sorprendente o impactante que las mujeres en cualquier lugar del mundo jueguen fútbol, rugby, boxeo, o bien 18 Recientemente en un estudio que condujo CONACYT entre instituciones y la sociedad civil, la educación, el agua y el medio ambiente ocuparon los primeros lugares dentro de las prioridades de desarrollo científico de México (Flores, 2013). 188 que una mujer entrene a los equipos de varones? ¿Por qué es una noticia relevante que un jugador de basquetbol sea homosexual? ¿Por qué, a pesar de ahora tener participación deportiva, los equipos o ligas femeniles siguen siendo ya sea marginales o consideradas “un caso especial” dentro del deporte? ¿Por qué es que se considera normal que un hombre practique un deporte pero se considera un hecho extraordinario que una mujer lo practique? Saavedra ve el potencial de usar el deporte para atender algunas desigualdades e injusticias que enfrentan niñas y mujeres. Más aún, Saavedra no sólo ve la conexión deportedesarrollo, sino que ve una clara conexión deporte-política, ya que el deporte está repleto de consideraciones de poder, por lo cual la vinculación entre ambas esferas, aparentemente inconexas en la literatura de las Ciencias Políticas y de las Ciencias Sociales, puede ayudar a afectar las actuales distribuciones de poder (Saavedra, 2012: 130). Por lo anterior, el deporte puede tener metas sociales, políticas y económicas. Saavedra (2012) estudia el caso de Moving the Goalposts, organización de fútbol para mujeres en Kilifi, Kenia. Más allá de los impactos esperados en materia de salud y de condición física de la mujer, Saavedra observa que dicha organización emplea múltiples formas para edificar habilidades y capacidades más allá de la cancha de fútbol, lo cual demuestra a la comunidad y a las propias mujeres que existen formas alternativas y poderosas para que las mujeres y niñas se comprometan socialmente. Al igual que hemos ya observado con Coalter (2012), Saavedra (2012: 143) en el caso de Moving the Goalposts, observa que los mayores impactos del deporte se dan en el proceso (podemos inferir que se refiere a los impactos intermedios) y no tanto en los resultados. Por lo que toca al caso de MYSA, Coalter (2012: 60-61) considera que a través del fútbol, se ha logrado con cierta efectividad desafiar estereotipos de género, en lo que hasta hace poco el espacio público (incluído el del fútbol) era considerado como el espacio del hombre. Tal como lo hace Caolter, intentaremos probar que la participación de la mujer en el deporte puede comenzar a cambiar las normas de la comunidad acerca de los roles y capacidades de cada sexo. Mediante estos cambios el deporte puede representar un verdadero revolucionador o transformados societal. Finalmente, en lo que respecta al ODM 8, el reporte destaca que por su atractivo popular el deporte es una de las herramientas más poderosas para la comunicación, lo cual asumimos impacta en el ODM 8, así como en prácticas y valores necesarios para la edificación de una ciudadanía democrática, como lo son: asociación, deliberación, participación, competencia, derechos de las minorías y derechos individuales. El deporte puede fomentar alianzas transnacionales para el desarrollo, de formas que otros grupos con intereses más 189 particularistas y menos difundidos difícilmente podrían lograr. Si bien no todos los proyectos que vinculan al deporte con el desarrollo (o la democracia) generan impactos “evidentes”, hay proyectos del deporte para el desarrollo con un impacto innegable. Se cree que MYSA pudiera ser la organización de base más grande en Kenia (Willis, 2000).19 Antes de pasar a la interpretación de los datos obtenidos en la aplicación del sondeo20, quisiéramos dar una explicación, anticipando lo que puede ser una pregunta común entre los lectores del presente trabajo: ¿en qué radica la “magia” que el autor parece adjudicarle a la práctica del deporte? ¿Qué razonamiento conduce al autor a proponer la posibilidad de un doble impacto- en el desarrollo y en la edificación de una ciudadanía democrática- de una actividad humana que en principio no pertenece ni al ámbito de la economía ni al ámbito de la política? La respuesta preliminar que queremos ofrecer parte de las siguientes consideraciones: 1. El deporte por su naturaleza, ya sea asociativa o competitiva (o ambas), logra de forma natural, libre y espontánea reunir a individuos y comunidades, con lo cual aumenta las posibilidades de ejercitar y experimentar directamente prácticas y valores como la tolerancia y la pluralidad. 2. Partiendo de una lógica aristotélica, el deporte, sin mayor intención, quizá incluso de forma involuntaria termina por generar virtudes entre sus practicantes, entendiendo desde luego la virtud como una acción habitual y racional. 3. Algunos proponentes del aprendizaje activo (Annette y Mayo, 2010; Silberman, 2005), entendido éste como una serie de acciones o eventos que invitan al participante a procesar, aplicar, interactuar y compartir experiencias como parte del proceso educativo, parecen corroborar sistemáticamente la validez del proverbio chino21: “Dime y lo olvidaré; enséñame y es posible que recuerde; involúcrame y lo entenderé”. Sobra decir, que el deporte es un excelente y natural vehículo para el aprendizaje de tipo hands on. 19 Coalter (2012: 59) considera que si no se trata de la organización de base más grande en Kenia, por lo menos se trata de la organización juvenil deportiva más grande de África con más de 1000 equipos y unos 17 000 miembros. 20 Al momento de escribir estas líneas, está siendo aplicado el sondeo, por lo cual no contamos aún con resultados. 21 Existen versiones también de que se trata de un proverbio amerindio. 190 4. Algunos autores que se han dedicado a los usos políticos, económicos y culturales del deporte como Hughson, Inglis y Free (2005: 55) sostienen que el deporte es comúnmente considerado como un sitio cultural e institucional a través del cual se promueve un sentido de comunidad, aun dentro de sociedades crecientemente atomizadas, por lo cual los clubes y asociaciones deportivos pueden ser vistos como puntos tangibles de contacto comunitario. Quisiéramos concluir el presente apartado advirtiendo, que si bien, es perfectamente posible ser ciudadano de una democracia y no tomar parte en la práctica regular del deporte, la inactividad, las formas de vida sedentarias, las modalidades pasivas promovidas por la televisión, la computadora y los medios pasivos de transporte, pueden impactar negativamente, coadyuvando involuntariamente, al surgimiento de una serie de prácticas anti-democráticas. 5. RESULTADOS DEL TRABAJO DE CAMPO En el presente apartado nos daremos a la tarea de presentar y analizar los resultados derivados de nuestro estudio de campo, el cual consistió en la aplicación de un sondeo a 300 personas en diferentes espacios públicos22 tanto de la ciudad de Guanajuato como de algunas localidades23 pertenecientes al Municipio. Tabla 1 Datos Generales de Acceso al Deporte Rubro Lugar de práctica del deporte Porcentaje No respondió (no practica) 40.2 Al aire libre 21.3 En algún espacio destinado específicamente al deporte 23.8 En ambos 8.0 En casa 9.8 22 Entre los espacios públicos en los que se aplicó el sondeo en la ciudad de Guanajuato están las instalaciones del CEDAF, camino a Valenciana; la plazuela de San Fernando, Pueblito de Rocha, el Baratillo, las escalinatas de la Universidad de Guanajuato y la plazuela de San Roque. 23 Entre las localidades del municipio de Guanajuato, se aplicó el sondeo en Yerbabuena, el kiosko de Marfil, Puentecillas y Santa Rosa. 191 En caso de pagar por instalaciones deportivas, ¿qué opinas sobre el costo? En caso de no practicar deporte, ¿cuál es la razón para no hacerlo? En la oficina 0.7 No respondió (no paga o no practica deporte) 67.4 El costo es bajo 6.4 El costo es razonable 18.8 El costo es alto 4.6 El costo es excesivo 2.8 No respondió (si practica deporte) 59.3 Falta de instalaciones atractivas 1.4 Hay instalaciones suficientes y adecuadas pero el costo es alto 1.8 El costo está fuera de mis posibilidades 2.8 Hay instalaciones, pero a mí no me agrada el ejercicio 6.0 Hay instalaciones, pero no tengo tiempo de acudir a éstas ¿Conoces las instalaciones deportivas con que cuenta el Municipio? Según tu conocimiento, el deporte es: 14.4 Simplemente no me interesa el deporte 2.1 Tengo otras prioridades 13.3 Todas 3.1 La mayoría 21.7 Algunas 44.1 Pocas 21.3 Ninguna 4.9 No me interesa 3.1 No respondió 1.7 No respondió 1.7 Un derecho educativo 16.4 192 Una forma de diversión y esparcimiento 45.1 Una actividad como cualquier otra 19.9 Un derecho constitucional 14.3 No es un derecho jurídico 2.4 Tomando en cuenta tu experiencia en la primaria, secundaria y preparatoria, el deporte en tu(s) escuela(s): Sí practica deporte 4.1 No practica deporte 4.3 Tenía mayor importancia que otras materias Tenía la misma importancia que otras materias 36.5 29.3 Tenía menor importancia que otras materias 28.2 33.6 Se practicaba a veces sí, a veces no 25.9 25.0 Mis escuelas generalmente no contaban con programas de educación física 4.7 6.9 De la tabla anterior podemos ver que la mayor parte de la gente que practica deporte lo hace, ya sea en un espacio destinado específicamente al deporte o al aire libre, por lo cual la existencia de instalaciones ad hoc no parece ser un factor determinante en la posibilidad de acceso al deporte. Respecto a la gente que no practica deporte podemos inferir que sólo para el 4.6% del total de los sondeados o para el 11% de quienes respondieron a la pregunta, ¿cuál es la razón para no practicar deporte?, es el costo el principal obstáculo que posibilita o impide la práctica de éste. La falta de instalaciones también resulta insignificante como razón por la cual no se practica el deporte. Las razones que parecen tener un mayor impacto son aquellas que obedecen a los gustos o preferencias de la gente. Sumados, el 35.8% de todos los respondientes del sondeo o el 85.5% de quienes respondieron la pregunta anterior, no practican deporte por elección propia más que como resultado de un impedimento económico o estructural. 193 El conocimiento (parcial o total) de las facilidades deportivas tampoco parece ser un candado para el ejercicio efectivo del derecho al deporte. Sólo el 26.2 de quienes tomaron parte en el sondeo parecen tener un conocimiento bajo o total de las posibilidades que el Municipio ofrece en materia deportiva. Una vez más, parece que la oferta deportiva, las instalaciones y el costo no son determinantes en la decisión de la gente de ejercer o no su derecho a la práctica del deporte. Lo que sí sorprende, es que sólo el 30.7% de los participantes en el sondeo sepan que el deporte es un derecho; más grave aún, sólo el 14.3% saben que se trata de un derecho constitucional. Para la mayoría de los participantes en el sondeo, el deporte es percibido entonces, como un “no-derecho”; tiende más bien a entenderse como una forma de diversión o como una actividad cualquiera (lo entienden en uno u otro sentido el 65% de los sondeados). Por último, un factor que no debemos dejar de lado, es que un factor que parece impactar, si bien no de manera decisiva, en la práctica del deporte de la gente, es su experiencia con el deporte durante su formación educativa. Existe un diferencial porcentual positivo de 5.4% favor de quienes practican deporte en la actualidad, entre las personas que respondieron que la educación física no tenía un papel menos importante que otras materias en sus escuelas. También con un diferencial positivo de 2.2% a favor de quienes practican deporte, está el hecho de que las escuelas a las que asistían contaban con programas de educación física. En ambos casos, cuando los programas escolares o bien menospreciaban el valor asignado a la educación física o de plano no existían programas de educación física, se puede ver una menor participación de la gente en el deporte en un futuro. Tabla 2 Resumen de resultados según la práctica o no práctica del deporte 194 Derechos de las minorías32 Actitud ante la derrota31 Cooperación30 Confianza29 Medioambiente28 Tolerancia27 Participación26 Género25 Legalidad24 La pregunta 1 de legalidad corresponde a la pregunta “Cuándo te has encontrado (o te pudieras encontrar) en una situación en que una autoridad quisiera imponerte una sanción por una conducta o acción que no realizaste o que realizaste dentro de la ley, ¿cuál ha sido (o sería) tu reacción?”. Dos respuestas son consideradas como positivas para mantener la legalidad: b) he obedecido (u obedecería) pero he reportado la actitud incorrecta de la autoridad y e) no obedecí (no obedecería) y lo denuncié (o denunciaría). La opción b fue elegida por 30.8% de quienes sí practican deporte y por 31% entre quienes no practican. El inciso e fue elegido por 16.6% de quienes sí practican deporte y por 19.8% de aquéllos que no lo practican. El diferencial positivo para quienes no practican el deporte es de 3.4%. Dos respuestas son consideradas negativas: c) he obedecido independientemente de la arbitrariedad de la autoridad y d) no obedecería ya que considero que mi actuar fue correcto. La opción c fue elegida por 15.4% de quienes practican deporte por 11.2% de quienes no lo practican. El inciso d fue elegido por 14.8% de quienes practican deporte y por 17.2% de quienes no lo hacen. El diferencial negativo para quienes sí practican deporte es de 1.8%. La pregunta 2 de legalidad corresponde a la pregunta “Cuando usas el transporte público, ¿cuál es tu opinión de los lugares preferentes?”. Las respuestas a) cedo el lugar aun cuando creo que la persona no lo necesita. Lo hago pues es un reglamento y hay que respetarlo cediéndole el lugar a las personas para quienes está reservado y e) son valiosos y siempre los respeto, pueden ser consideradas positivas. El inciso a fue elegido por 23.8% de quienes sí practican deporte y por 18% de quienes no lo practican. El inciso e fue elegido por 29.9% de quienes practican deporte y por 32.4% de quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes sí practican deporte es de 3.3%. Las respuestas b) cedo el lugar si me parece que la persona lo necesita, c) considero que quien llegue primero es quien debe de ocupar el lugar y d) no cedo el lugar, porque yo pago mi pasaje y eso me da el derecho igual a los demás de sentarse en donde esté disponible aunque el reglamento diga lo contrario, pueden ser consideradas como negativas. La opción b fue elegida por 45.1% de quienes sí practican deporte y por 42.3% entre quienes no practican deporte. La respuesta c) fue elegida por 1.2% entre quienes sí practican deporte y por 3.6% entre quienes no lo practican. Por último, la opción d no fue elegida entre quienes sí practican deporte y fue elegida por el 3.6% de las personas que no practican deporte. El diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 3.2%. La pregunta 3 de legalidad corresponde a la pregunta “¿Cuál es tu opinión sobre lo que pasó en las elecciones presidenciales pasadas?”. Las respuestas b) las instituciones electorales velan por el interés de algunos, pero aún así deben de respetarse los resultados y d) se debe respetar el resultado y no hablar más, pues la decisión fue tomada por la autoridad competente, pueden ser consideradas como positivas. El inciso b fue elegido por 25% de quienes sí practican deporte. Entre quienes no practican deporte 24.1% eligió dicha respuesta. La opción d fue elegida por un 38.4% de quienes practican deporte mientras que 47.3% eligieron dicha opción entre quienes no practican deporte. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 8%. Dos respuestas a) aunque los resultados sean legales no se puede respetar una decisión injusta y c) no respeto la decisión tomada por las autoridades competentes porque hubo injusticias, pueden ser consideradas como negativas. La respuesta a fue elegida por 12.8% de quienes practican deporte y por 13.4% de quienes no practican deporte. Mientras tanto, c fue elegida por 23.8% de quienes practican deporte y por 15.2% de quienes no lo practican. El diferencial negativo para quienes practican deporte fue de 8%. 25 La pregunta 1 de género, que corresponde a la pregunta “Si tienes o tuvieras hijos, ¿qué tareas deberían ser encomendadas al hombre?”, tiene dos respuestas que pueden ser consideradas como positivas: a) ayudar en las tareas domésticas además de ser el proveedor económico y b) en realidad, no creo que deban diferenciarse las tareas de un hombre y de una mujer. La respuesta a fue elegida por 33.7% de los que sí practican deporte y por 31.9% de quienes no practican deporte. La respuesta b fue elegida por 52.7% de quienes practican deporte y por 46.6% de quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 7.9%. Dos respuestas, d) es la mujer la que debe de encargase de los hijos, no el hombre y e) ser el proveedor económico únicamente pueden ser consideradas como negativas. El inciso d fue elegido por 4.7% entre quienes practican deporte y por 9.5% entre quienes no practican deporte. Por su parte, e fue elegido por 7.7% entre quienes practican deporte y por 10.3% entre quienes no lo practican. El diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 7.4%. La pregunta 2 de género corresponde a la pregunta “¿Qué opinas de la creciente superación y desarrollo que las mujeres han tenido en años recientes?”. Hay una sola respuesta que puede ser considerada positiva: c) me parece perfecto que la mujer se supere, respuesta que fue elegida por el 66.9% de quienes practican deporte y por el 56% de quienes no practican deporte. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 10.9%. Dos respuestas son consideradas como negativas: b) me es indiferente, no veo beneficios ni perjuicios y d) no estoy de acuerdo en que busquen un desarrollo, pues eso perjudica la integridad familiar. La opción b fue elegida por 10.7% de quienes practican deporte y por 13.8% de quienes no practican deporte. Por su parte, d fue elegida por 3.6% de quienes sí practican deporte y 6.9% entre quienes no lo practican. El diferencial negativo para quienes no lo practican es de 6.4%. La pregunta 3 de género corresponde a la pregunta “Desde tu perspectiva, ¿qué opinas de la participación de la mujer en el deporte?” Sólo la opción b) es bueno que 24 195 participe en el deporte es considerada positiva. Tal opción fue elegida por el 82.1% de quienes sí practican deporte y por 75% de quienes no lo hacen. El diferencial positivo a favor de quienes sí practican deporte es de 7.1%. Las respuestas a) bueno, siempre y cuando no practique deportes de "hombres", c) es malo que participe en el deporte, d) malo, porque pone en riesgo su salud e integridad física y e) malo, pues así descuida el hogar pueden ser consideradas negativas. La opción a fue elegida por 4.8% entre quienes sí practican deporte y por 7.8% entre quienes no practican deporte. El inciso c fue elegido por 1.8% entre quienes practican deporte. Nadie eligió c entre quienes no practican deporte. El inciso d fue elegido por 1.2% entre quienes practican deporte. Una vez más nadie eligió dicho inciso entre quienes no practican deporte. Por último, el inciso e fue elegido por 0.6% entre quienes si practican deporte y por 1.7% entre quienes no lo practican. El diferencial negativo para no practican deporte fue de 1.1%. 26 La pregunta 1 de participación corresponde a la pregunta “En materia electoral, ¿cómo participas o participarías?”. Las respuestas a) alentando a la ciudadanía a que vote, b) como representante de casilla, e) votando cada 6 años y f) votando cada 3 y 6 años son consideradas respuestas positivas. La opción a fue elegida por el 24.3% de quienes sí practican deporte por 20.7% en el caso de quienes no practican deporte. El inciso b fue elegido por 9.5% de quienes practican deporte por 12.9% entre quienes no practican deporte. La respuesta e fue elegida por 5.9% de quienes sí practican deporte y por 16.4% de quienes no lo practican; mientras tanto, la respuesta f fue elegida por 47.4% de quienes sí practican deporte y por 31.9% de quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes sí practican deporte es de 5.2%. Las respuestas c) no voto y d) no voto ni participo como representante de casilla son consideradas negativas. La opción c fue elegida por 8.3% de quienes sí practican deporte por 12.1% entre quienes no practican deporte. Mientras tanto, d fue elegida por 3.6% de quienes practican deporte y por 2.6% entre quienes no practican deporte. El diferencial negativo es de 2.8% para quienes no practican deporte. La pregunta 2 de participación corresponde a la pregunta “¿Perteneces a alguna organización o asociación civil?”. El 10.1% de los que practican deporte 27 La pregunta 1 de tolerancia corresponde a la pregunta “El 12 de diciembre es un día feriado, ¿estarías de acuerdo en que feriaran los días festivos importantes de otras religiones?” Una sola respuesta es considerada positiva: d) todas las religiones deben ser tratadas por igual , independientemente del número de seguidores que tengan; una como neutra C) sí, siempre y cuando no interrumpan mis actividades cotidianas, y dos como negativas: a) no deben celebrarse, pues la mayoría es católica y debe prevalecer lo que convenga a la mayoría y b) no, pues las otras religiones son paganas y un peligro para las buenas costumbres. Respecto a d, el 47.4% estuvieron de acuerdo entre los que practican deporte y un 40.% entre quienes no practican deporte. Por lo que toca a la opción a, el inciso fue elegido por 20.4% de los que practican deporte y por 32.4% de los que no practican deporte; por lo que toca a b, esta opción fue elegida por un 3.2% de los que practican deporte y 3.6% de los que no practican, lo cual da un diferencial negativo de 12.7% para quienes no practican deporte. La pregunta 2 de tolerancia corresponde a la pregunta “¿Qué opinas sobre la manifestación gay (homosexual) que hubo en días recientes en la ciudad de Guanajuato?”. Las respuestas a) deberían ser multados o retirados de la calle y b) no estoy de acuerdo porque daña a la sociedad con valores y prácticas negativas, pueden ser interpretadas como muestras de intolerancia. Estuvieron de acuerdo con a el 7.4% de quienes practican deporte y 3.6% de quienes no practican deporte. Respecto a la opción b, ésta fue elegida por 9.8% de quienes practican deporte por 13.4% de quienes no lo practican. El diferencial negativo fue de 0.20 a favor de quienes practican deporte. Por lo que toca a las respuestas que demuestran una tolerancia, están c) no simpatizo con esas ideas pero reconozco su derecho a expresarse y d) es bueno que la gente pueda expresarse libremente. Entre quienes practican deporte la opción c fue elegida por el 36.2% y d por el 46.6%; mientras tanto, c fue elegida por el 41.1% de quienes no practican deporte y d por el 42% de quienes no practican deporte. 28 La pregunta 1 de medioambiente corresponde a la pregunta “La economía requiere de fuentes de empleo y de inversiones. Algunas fábricas o instalaciones pueden contaminar el medio ambiente. Tomando en cuenta costos y beneficios, ¿estás de acuerdo con la creación de fábricas y/o industrias en el Municipio?” Entre las respuestas a) si, son necesarias y no puede detenerse su establecimiento por consideraciones medioambientales, puede considerarse como la que menos preocupación manifiesta por el medioambiente o quizá que considera que el medioambiente no puede tener prioridad sobre el desarrollo económico. En este caso, el 8.9% de los que sí practican deporte eligió tal inciso, por un 6.9% entre quienes no practican deporte. Respecto a las respuestas que muestran una preocupación medioambiental, tenemos b) no, el costo al medio ambiente es demasiado alto por lo cual no deben establecerse y c) sí, siempre y cuando estén ampliamente reguladas para no contaminar el medio ambiente. El inciso b fue elegido por el 10.7% entre quienes practican deporte y por un 15.5% entre quienes no lo practican. Mientras tanto, c fue elegido por 80.5% de quienes practican deporte y por 77.6% entre los que no practican deporte. El diferencial positivo a favor de quienes no realizan deporte para esta pregunta fue de 1.9%. El diferencial negativo para quienes practican deporte en lo que toca a la respuesta a fue de 2%. La pregunta 2 de medioambiente corresponde a la pregunta “¿Qué tan importante te parece la existencia de áreas verdes en la ciudad o pueblo en donde vives?” Entre las cinco respuestas, dos pueden ser entendidas como favorables para el medioambiente a) muy importante y b) 196 importante. Entre quienes practican deporte, a fue elegido por el 79.3% y por 74.1% entre quienes no practican deporte; por su parte, b fue elegido por el 14.2% de quienes practican deporte y por el 14.7% entre quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 4.7%. Las respuestas d) poco importante y e) no es importante, pueden ser consideradas como negativas. El 1.8% de quienes practican deporte eligieron d, y por un 6% entre quienes no lo practican; por su parte, 1.2% de quienes practican deporte eligieron e, mientras que el 0.9% de quienes no lo practican eligieron dicha opción. El diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 3.9%. 29 La pregunta 1 de confianza corresponde a la pregunta “Hablando en términos generales, ¿qué tanta confianza tienes en tus vecinos?”. La única respuesta positiva es a) bastante confianza. Me atrevería a poner cosas importantes para mí en sus manos. Esta ocpión fue elegida por el 25.8% de quienes practican deporte y por un 26.8% de quienes no lo practican. El diferencial positivo fue de 1% a favor de quienes no practican deporte. Las respuestas b) no tengo confianza en mis vecinos y c) poca confianza, aunque habría cosas poco importantes que compartiría con ellos, son consideradas como un impacto negativo en la confianza. El inciso b fue elegido por 49.1% de quienes practican deporte y por un 53.6% de quienes no lo practican. Mientras que c fue elegido por 25.2% de quienes practican y por 19.6% de quienes no practican. El diferencial negativo fue de 1.1% para quienes practican deporte. La pregunta 2 de confianza corresponde a la pregunta “¿Cómo calificas tu confianza en el gobierno?”. Las respuestas a) muy alta, del gobierno generalmente se esperan cosas buenas y b) alta, el gobierno es eficiente en la provisión de algunos servicios son consideradas positivas. La respuesta a fue elegida por 6.5% de quienes practican deporte y por 0.9% entre quienes no practican deporte. La opción b fue elegida por 7.1% de quienes practican deporte y por 8.6% de quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 4.1%. Las respuestas d) baja, el gobierno sólo cumple en época electoral y e) muy baja, del gobierno no puede esperarse nada bueno son consideradas negativas. El inciso d fue elegido por 18.9% de quienes sí practican deporte y por 21.6% de quienes no lo practican. Por su parte, el inciso e fue elegido por 16% de quienes practican deporte y por 23.3% de quienes no lo practican. El diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 10%. 30 La pregunta de cooperación corresponde a la pregunta “En toda comunidad hay problemas que requieren de cooperación para su solución. ¿Bajo qué condiciones estás dispuesto a cooperar con vecinos para resolverlos?”. Entre las respuestas, sólo una es tendiente hacia la cooperación: c) no me importan las diferencias que tenga con los vecinos, lo importante es resolver los problemas. En este caso, el 47.8% de los que practican deporte se manifiestan a favor de este inciso. Entre las respuestas que son consideradas como inhibidoras de la cooperación están: a) es obligación de las autoridades, no de los ciudadanos resolver los problemas y d) cada uno debe resolver la parte del problema que le corresponda. Entre los que practican deporte, el 10.6% eligieron el inciso a por 9.5% de los que no practican deporte. En cuanto al inciso c) las cifras fueron de 16.1% entre los que practican el deporte y 19.8% entre quienes no lo practican. El diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 2.6%. La respuesta restante b) tengo disposición para cooperar con gente con intereses y opiniones similares a los míos, fue de 25.5% entre los que practican deporte y 26.7% entre los que no practican deporte. 31 La pregunta 1 de actitud ante la derrota corresponde a la pregunta “Varios marchistas (de caminata) mexicanos han sido descalificados en diversas competencias internacionales ¿Qué opinas de ello?” Entre las respuestas que denotan una actitud positiva o responsable ante la derrota están: a) creo deben mejorar su técnica y así evitar descalificaciones y b) han sido descalificados por no cumplir con las reglas; seguramente los marchistas de otros países que no cumplen con las reglas también son descalificados. La aceptación de las respuestas anteriores son: en el caso del inciso a un 26.9% entre los que practican deporte y un 25.7% entre los que no practican deporte; en el caso del inciso b, éste fue elegido por un 34.4% entre los que si practican deporte y por un 26.5% entre los que no practican deporte, es decir hay un diferencial de 9.1% a favor de quienes practican deporte. Entre las respuestas que denotan una baja aceptación de la derrota están las opciones c) me parece extraño que siempre descalifiquen a los mexicanos y d) si fueran atletas de un país más poderoso no hubieran sufrido tantas injusticias. El inciso c fue elegido por un 20% de quienes practican deporte por un 24.8% de quienes no practican deporte; mientras tanto, el inciso d fue elegido por 18.8% de quienes si practican deporte y un 23% de quienes no lo practican, lo cual da un diferencial negativo de 9% para quienes no practican deporte. 32 a pregunta 1 de derechos de las minorías corresponde a la pregunta 23 de la encuesta, pregunta lo siguiente: “¿Respetas los lugares de estacionamiento, tránsito o uso del sanitario destinado únicamente a las personas discapacitadas?” Aquellos que sí respetan los lugares de estacionamiento, tránsito o el uso de sanitario destinado a las personas discapacitadas y que practican deporte son el 92.72%; mientras que los que sí respetan y no practican son el 80.31%. Mientras tanto lo que no respetan y sí practican deporte representan el 0%; entre los que no practican deporte y no respetan tenemos un 5.31%. En consecuencia, el diferencial positivo a favor de quienes sí practican deporte es de 12.4% y el diferencial negativo es de 5.31% para El resto de los porcentajes es ocupado por aquellos que respetan según apremie el tiempo. La pregunta 2 de derechos de las minorías corresponde a la pregunta “Los padres solteros son una minoría dentro de la población, ¿Qué opinas de darles derechos iguales a los de las madres solteras?” Entre las respuestas que se 197 3 1 2 X X 1 2 X 1 2 1 X 2 Total 2 X Sí practica deporte X 1 Total 3 Total 2 Total33 1 Total 3 Total 2 Total 1 X X X X X X X X X X No practica deporte X -5.0%) Impacto medio positivo (5.1-10.0%) X Impacto bajo negativo (0.1-5.0%) Impacto medio negativo (5.1- Impacto alto positivo (más de 10.1%) Tal como advertimos desde la introducción y posteriormente en el apartado “El papel de la práctica del deporte y la actividad física en el cumplimiento de algunos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y en la edificación de una ciudadanía democrática”, el deporte no puede ser entendido ni como la panacea de la democracia ni del desarrollo. De hecho, manifestamos nuestra adhesión a la aproximación de Coalter (2012), quien ve la posibilidad de que el deporte, sin generar resultados espectaculares, sí pueda conducir a impactos intermedios específicos (como cambios en la auto-percepción de los individuos y en sus actitudes) y sólo después a resultados intermedios más amplios (cambios en la conducta individual). pueden considerar como positivas para los derechos de las minorías están las siguientes: a) por ser minorías es que deben incrementarse sus derechos y b) los derechos deben ser iguales, independientemente del sexo del padre o la madre. Entre las respuestas positivas, entre los que practican deporte el 9.9% está a favor de la respuesta a, por un 9.7% entre los que no practican deporte; en el caso de la pregunta b, el 75.3% está de acuerdo con el enunciado, por un 71.7% entre quienes no practican deporte. La diferencia combinada a favor de los que practican deporte es de 3.8%. Entre las respuestas negativas están: c) cuando sean mayoría que se les den derechos, hoy son minoría, y d) los hombres no deben tenerlos mismos derechos de la mujer. En cuanto a la respuesta c, el 6.2% de los que practican deporte están de acuerdo con la afirmación, por el 10.6 % entre quienes no practican deporte. En lo que toca a la respuesta d, el 8.6% de los que practican deporte piensa así, por el 8.0% entre quienes no practican deporte. El diferencial negativo de ambas respuestas es de 3.8% para quienes no practican deporte. 32 Toda vez que existen dos preguntas, sumaremos las diferencias entre ambas preguntas y las dividiremos entre 2 para saber el promedio de diferenciales. 33 Toda vez que existen 2 preguntas, sumaremos las diferencias entre ambas preguntas y las dividiremos entre 2. 198 Los resultados de nuestro sondeo nos permiten corroborar impactos intermedios específicos. En realidad, a pesar de que los impactos positivos a toda luz parecen mayores que los impactos negativos entre quienes practican algún deporte en el municipio de Guanajuato, también debemos de reconocer que en ninguno de los nueve ámbitos analizados el deporte parece convertirse en la fórmula mágica para la edificación de una ciudadanía democrática ni para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. De los nueve ámbitos en los que se midieron los impactos de la práctica del deporte, en cuatro ámbitos (género, cooperación, actitud ante la derrota y derechos de las minorías) los resultados nos permiten ver un claro impacto positivo entre la práctica del deporte y la creencia, la actitud o conducta de los participantes en el sondeo. En otros cuatro ámbitos (participación, tolerancia, medioambiente y confianza) aunque los resultados son mixtos, aún encontramos un impacto positivo, aunque más moderado, que en los primeros ámbitos señalados en este párrafo. Sólo en el caso del ámbito de la legalidad es que encontramos un impacto negativo entre quienes practican deporte en el municipio de Guanajuato. Desde luego, la valoración de la profundidad del impacto (bajo, medio, alto) es una cuestión discrecional del investigador. Con fines de dar un mayor sentido a los impactos, y no sólo considerarlos como positivos o negativos, determinamos que un impacto entre el 0.1% y el 5.0% sería considerado como un impacto bajo, independientemente de si este impacto es positivo o negativo. En el rango de 5.1%-10.0% lo consideramos como un impacto medio y en el caso de un 10.1% lo consideramos como un impacto alto. Tabla 3 Impactos de la práctica/no práctica del deporte Número de impactos altos Número medios de impactos Número de impactos bajos Positivos Negativos Positivos Negativos Positivos Negativos Sí practican deporte 3 0 8 1 8 6 No practican deporte 0 2 1 6 6 11 De la tabla anterior se desprende que los impactos altos positivos sólo los hallamos entre quienes sí practican deporte. Los impactos altos negativos, de la 199 misma forma, sólo se encuentran entre quienes no practican deporte. Los impactos medios positivos predominan entre los participantes en el sondeo que practican deporte. En contraposición, los impactos medios negativos predominan entre quienes no practican deporte. Por último, los impactos bajos positivos, aunque ya no de forma tan clara, aún son mayores que los impactos bajos negativos entre quienes sí practican deporte; por lo que toca a los impactos bajos negativos, éstos siguen siendo mayores que los impactos bajos negativos entre quienes no practican deportes. 6. CONCLUSIONES Producto de la combinación del análisis teórico y del sondeo que llevamos a cabo en el municipio de Guanajuato, podemos ver que en efecto, el deporte ha sido el derecho “olvidado”. En el caso del municipio de Guanajuato, sorprenderá a muchos de los críticos de la labor y la eficiencia del Estado, que el derecho no ha sido negado u olvidado por los encargados de la administración pública, ya sea del municipio o de la entidad federativa; más bien, puede leerse, de los resultados que se desprenden de nuestro sondeo, que es la propia población del municipio la que presenta un bajo conocimiento respecto al hecho de que el deporte no es una actividad como cualquier otra, sino un derecho sancionado en la Constitución Mexicana. Más allá del conocimiento de este derecho, también podemos ver que los factores de decisión personal son mucho más significativos que los impedimentos infraestructurales o económicos para que la población no haga un uso efectivo del derecho de acceder al deporte. Independientemente de que el acceso a un derecho constitucional como lo es el deporte se vea obstaculizado por la libre autodeterminación de la gente o por falta de promoción por parte de las autoridades, lo que queda claro es que la práctica del deporte tiene impactos, primordialmente positivos en los valores, actitudes y prácticas de la población que practica el deporte. No obstante los impactos, mayoritariamente positivos del deporte en los componentes de una ciudadanía democrática, también debemos de reconocer que dichos impactos no son lo suficientemente fuertes ni concluyentes como para adjudicarle poderes míticos a éste, muchos menos verlo como la llave que llevará irremediablemente a la edificación de una ciudadanía democrática. Más bien, nuestro estudio de campo demuestra que el deporte puede conducir a impactos intermedios específicos (como cambios en la auto-percepción de los individuos y en sus actitudes), lo cual podría argumentarse, puede conducir posteriormente a resultados intermedios más amplios. De manera específica, podemos afirmar que el deporte tiene un impacto positivo en el ODM 3, relativo a la promoción de la igualdad entre los 200 géneros y la autonomía de la mujer; también, por medio de la cooperación en el ODM 8, relativo al fomento de una alianza mundial para el desarrollo. Por lo que respecta a los componentes de una ciudadanía democrática, el deporte impacta positivamente en la competencia o eficacia cívica por medio de la actitud ante la derrota, en la pluralidad por su claro impacto en materia de derechos de las minorías y en la cooperación de los ciudadanos. En lo que toca a los valores de la democracia, advertimos sobre nuestra reticencia a usar de forma acrítica el valor de la fraternidad, pues nos parece nebuloso. En su lugar, propusimos el uso de la cooperación dentro de la diversidad y la posibilidad de disenso como alternativa. La actitud ante la derrota y la cooperación, que parecen ser apoyados por nuestro estudio, alimentan el valor alternativo propuesto. La preocupación de los griegos, de los revolucionarios franceses e incluso de los nazis con el deporte parece tener fundamentos: el deporte no es una actividad como cualquier otra. Producto de la disciplina que genera, de la cultura del esfuerzo y la auto-superación que promueve, de la actividad vs. la pasividad, de la necesaria aceptación tanto de la derrota como de la victoria, hace que sin proponérselo como meta, la naturaleza y lógica de la práctica del deporte sea un facilitador de una serie de cambios que tienen el potencial de impactar en la edificación de una ciudadanía democrática y en la consecución de algunos de los ODM. Para finalizar, es preciso señalar que por razones tanto de espacio como de nuestra delimitación, no hemos incluido los resultados del sondeo en los cuales la variable sí práctica/no práctica del deporte se cruza con variables como el sexo y la escolaridad. En ambos casos, los resultados obtenidos nos permiten concluir que ya sea que la sola variable sí práctica del deporte/no práctica del deporte, o la combinación de ésta variable con las otras dos mencionadas34, el deporte hace una diferencia Nos limitaremos a un ejemplo. En la pregunta 1 de género, que corresponde a la pregunta “Si tienes o tuvieras hijos, ¿qué tareas deberían ser encomendadas al hombre?”, hay dos respuestas que pueden ser consideradas como positivas: a) ayudar en las tareas domésticas además de ser el proveedor económico y b) en realidad, no creo que deban diferenciarse las tareas de un hombre y de una mujer. La respuesta a fue elegida por 30.3% de los hombres que sí practican deporte y por 22.0% de los hombres que no practican deporte. La respuesta b fue elegida por 48.5 de los hombres que sí practican deporte y por 39.0% de quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de los hombres que sí practican deporte es de 17.8%. Dos respuestas, d) es la mujer la que debe de encargase de los hijos, no el hombre y e) ser el proveedor económico únicamente pueden ser consideradas como negativas. El inciso d fue elegido por 8.1% entre los hombres que sí practican deporte y por 9.8% entre los hombres que no practican deporte. Por su parte, e fue elegido por 10.1% entre los hombres que sí practican deporte y por 22.0% entre los hombres que no lo practican. El diferencial negativo para los hombres que no practican deporte es de 13.6%. 34 201 BIBLIOGRAFÍA Almond, G. y Verba, S. 1963 “The civic culture: political attitudes and democracy in Princeton University Press; Princeton, United States. five nations, Annete, J. y Mayo, M. 2010 “Taking part?: Active learning for active citizenship and beyond”; NIACE, United Kingdom. Bobbio, N; Mattelucci, N. Y Pasquino 2011 “Diccionario de Política”. (3ra ed.). Siglo XXI Editores; México DF, México. Coalter, F. 2012 “Sport-in-development: accountability or development?”. En: Levermore R., y Beacom A., Sport and international development. Palgrave MacMillan; London, England. pp. 55-75. ___2008 “Sport-in-development: development for and through sport?”. En: Nicholson, M., y Hoye, R. 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Editorial Pino Oregón; Iquique, Chile, 2013. 578 páginas. El texto que reseñamos está dividido en preámbulo; introducción; temas económicos, sociales, políticos, culturales y biografías, todo ello ordenado alfabéticamente y complementado con numerosos croquis, planos, mapas y fotografías. Además, una reflexión, conclusión inconclusa y un apéndice sobre minería. En la primera parte, compuesta de preámbulo e introducción, constatamos elementos centrales para entender Iquique de manera integral y visual, a través de sus procesos de explotación minera (plata, guano y salitre) que el autor define así: ubicado estratégicamente como puerta de salida de este preciado recurso, logra aprovechar esta coyuntura para crecer aceleradamente y posicionarse como el puerto salitrero más importante del planeta. Según lo puntualizara en la introducción de la obra, comienza con la siguiente exclamación ¡Nunca ha sido fácil vivir en Iquique! y responde: descrito magistralmente por Darwin, en 1835, como un barco, al que se le debe hacer llegar todo su abastecimiento, Iquique tuvo esa realidad hasta muy avanzado el siglo XIX. Seguidamente afirma: Iquique, a partir de 1828, ha comenzado un crecimiento que se convertirá en vertiginoso y que lo llevará a convertirse en el puerto salitrero más importante del mundo y eso será a pesar de su falta de agua y su ubicación ante el desierto más árido del planeta. Además, describe retrospectivamente Iquique con bastante detalle, desde la llegada de los primeros changos pescadores y contrabandistas de plata, hasta su consolidación como puerto y vinculación con el ciclo económico salitrero. Junto con ello, el autor señala que documentar gráficamente a Iquique desde sus inicios, es una tarea difícil, por decir lo menos. Por más de 250 años este puerto sin fecha de fundación, no pasó de ser una humilde caleta de pescadores, sin interés para nadie, que languideció igual como lo hace la modesta vegetación que sobrevive en la costa tarapaqueña gracias a la mísera humedad que le entrega la camanchaca. Sin duda, este objetivo central, evidencia y reitera lo que otros han escrito sobre hombres y mujeres de la costa y pampa de Tarapacá y su lucha permanente por la sobrevivencia y adaptación al medio ambiente árido. Al proseguir la lectura del cuerpo central del texto, se advierten historias de instituciones, actividades económicas, personajes, sociabilidad, monumentos, educación, arquitectura y fenómenos físicos de la región. A nuestro entender los contenidos están a la altura de los mismos y pueden ser base para construir 205 modelos de cómo hacer historia regional y local, y dentro de ellas, cómo representar el comportamiento humano. En ese sentido, valoramos en el texto las temáticas mineras referidas a la plata, guano y salitre, haciendo una descripción de cómo la vida en la pampa giraba en torno a su puerto, los zarpes y especialmente los arribos de inmigrantes fronterizos, europeos y asiáticos. Seguidamente, el comercio y los comerciantes, es otro de los temas tratados con propiedad, al igual que las colectividades extranjeras, consulados, viceconsulados, clubes, guerras, desastres naturales, incendios y mucho más. Un comentario especial, merecen las biografías de los personajes más conspicuos de la elite regional, puesto que, fueron abordados con prolijidad utilizando el método prosopográfico que nos sumergen de tal forma en Iquique, que es inevitable no transportarse a la vida pública y privada de ellos, a saber: Ramón Castilla, John Dawson, de La Fuente, Lisandro Carlos Gallagher, familia Gibbs, William Russell Grace, Thaddaeus Haënke, Robert Harvey, George Hicks, James Humberstone, David Mac-Iver, Francisco Valdés Vergara, Juan Nairn, Juan Williamson, Joachim Darquistade y otros. De la lectura que hicimos sobre biografías de británicos, implícitamente se encuentra el siguiente planteamiento: la cobertura y eficacia en la acción de sus inversiones mineras, industriales, financieras y comerciales, con sus agencias conectadas entre sí a través de una fuente común de capitales, provenientes de Londres, Valparaíso, Concepción e Iquique, se explican como consecuencia de los procesos de modernización y política librecambista que vivía América Latina. Además, sus inversiones tuvieron una directa relación con el potencial económico que representaban desde su país de origen. En ese sentido resultaban favorecidos especialmente aquellos que contaban con el poderío económico de Gran Bretaña, representado por la navegación, banca, compañías aseguradoras, importadoras-exportadoras y demás. En efecto, Gibbs, North, Harvey, Jewell, Williamson, Balfour, Dawson y otros, dispusieron de una extensa cadena y red cuya eficacia funcionó, pues desarrollaron habilidades adecuadas y de ese modo obtuvieron los beneficios económicos y poder que ansiaban. En su conjunto, la obra posee un plan expositivo, coherente, lenguaje sobrio y algunos pasajes con estilo elegante y ameno. Por tanto, Ostoic alcanza su propósito haciendo un aporte al conocimiento histórico de la tierra de que es oriundo e inicia un camino como investigador, no exento de dificultades, como el mismo señala: la guerra del Pacífico y la transición de la región, de un país a otro, hizo perder acceso a valiosos datos, imágenes y documentos que quedaron literalmente traspapelados en distintas bibliotecas e instituciones del mundo. No 206 obstante ello, el autor supera las dificultades y estudia fuentes bibliográficas tradicionales y modernas que demuestran su preocupación por estar actualizado y se aproxima a su objeto de estudio en perspectiva microhistórica. Incluso más, la obra califica por su gran factura material en lo tocante a papel, tipografía, ilustraciones, fotografías y demás. En consecuencia, es un libro que debe ser bien recibido, estudiado y referenciado por quienes deseen contribuir al conocimiento de la historia regional. Además, lo merece, porque su tono templado nos transmite su interés por el conocimiento y el afán por comprender el devenir histórico de personajes notables que forjaron la provincia de Tarapacá, los que su vez, acompañados con un don inigualable para la representación visual, hace a quienes estudian esta obra, brotar la imaginación y reflexión histórica de manera prolífica. En último término, tras la lectura general de este texto, quedamos a la espera que Hjvor Ostojic siga incursionando y persevere en la investigación con “ejercicios de la memoria”, porque, constituyen un acervo de oro blanco muy preciado para todo aquel que quiera estudiar de primera fuente, la historia de los habitantes de una antigua caleta de pescadores que se convirtió en un entrepot de la costa sudamericana y forjó notables personajes a Perú y Chile, aunque no exenta del centralismo de ambos. Marcos Agustín Calle Recabarren Investigador Asociado Instituto de Estudios Internacionales INTE Universidad Arturo Prat 207 REGLAMENTO DE PUBLICACIONES Las personas que deseen publicar sus artículos en la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo Prat deberán cumplir con los requisitos más abajo enumerados, a fin de facilitar su edición y presentación. La aceptación de los artículos para ser publicados se notificará a los respectivos autores, un mes después de ser recepcionados. Con posterioridad a la fecha de recepción de los mismos, no se aceptarán modificaciones. Todos los artículos serán sometidos a evaluación de pares externos. Se le enviará a éstos una ficha en la que deben expresar sus apreciaciones sobre el trabajo leído. La Revista de Ciencias Sociales, publicará artículos que aborden temas desde ya sea de interés regional, nacional o internacional. Se evaluarán positivamente aspectos como: originalidad del tema, contribución a las ciencias sociales, fundamentación teórica y metodológica, discusión bibliográfica, calidad en la presentación de los resultados, fundamentación de conclusiones, claridad y organización del trabajo, título y resumen del trabajo, entre otros. A partir del año 2006, la Revista de Ciencias Sociales se publicará dos veces al año. Para apoyar la versión online, se solicita que cada articulista acompañe su trabajo con una fotografía en formato digital (jpg o tif), tamaño pasaporte. Normas para la Presentación de artículos enviados a la Revista de Ciencias Sociales 1.- Los artículos deben ser enviados por correo electrónico, a la siguiente dirección: [email protected] Además de una copia impresa en hoja tamaño carta y a doble espacio, no superando las 15 carillas, a nombre de Bernardo Guerrero Jiménez, Casilla 121. Iquique, Chile. 2.- El artículo deberá consignar el nombre y apellido y una pequeña reseña (no más de tres líneas) del o los autores. Se deberá indicar grado académico y Facultad o Departamento en que trabaja. Deberá indicar además su correo electrónico. 208 3.- Las notas deben aparecer al pie de las respectivas páginas, siendo enumeradas consecutivamente a lo largo del artículo. 4.- Las referencias bibliográficas dentro del texto irán con el apellido del autor, seguido inmediatamente del año de la publicación y de la página. Ej.: (Rojas, 1974:63). 5.- La bibliografía utilizada deberá ir al final del artículo, en orden alfabético y el apellido con mayúsculas. Ej.: SARLO, Beatriz 1998 “La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas”. Ariel; Buenos Aires, Argentina. 6.- Si la referencia bibliográfica cita un artículo, el título del artículo irá entre comillas y el título de la revista en cursiva. Ej.: CARRASCO, Ana María 1994 “Mujeres Aymaras y Trabajo Remunerado”. En: Revista Temas Regionales. Corporación Norte Grande. Año 1, pp. 30-41; Arica, Chile. 7.- Cada artículo deberán llevar un resumen que indique el tema del trabajo. El resumen deberá ser escrito en inglés y en español. Debe indicar además los conceptos claves que contienen. Por ejemplo: IDENTIDAD/RELIGION/ MODERNIDAD. 8.- Los artículos que utilicen palabras que no sean españolas deberán ir en letra cursiva. Por ejemplo: El ayllu andino se moviliza... 9.- Cuando la cita textual sobrepase las tres líneas deberá encuadrarse en los márgenes izquierdo y derecho a por lo menos una pulgada en ambos extremos. La cita deberá ir entrecomillas. En el caso que haya comillas en el texto citado, éstas deberán ir en comillas simples. Así por ejemplo: “En el extremo del que hoy es un inmenso arenal, y frente á Cavancha, se construirá por la Municipalidad, un hermoso parque, marcado ya en el nuevo plano que servirá para el deshago de la población. Todas estas ‘mejoras’ darán gran impulso á la nueva población de la península de Cavancha” (Riso Patrón 1890: 44). 10.- El título como los subtítulos deberán ir en letra común (sin subrayarlos ni ennegrecerlos), tal como se indica a continuación: La Identidad Cultural entre los Aymaras el Norte Grande de Chile. 209 11.- Cuando se quiera destacar alguna palabra o frase en especial, se deberá usar letra cursiva. Por ejemplo: El tema del arraigo en la ciudad de Iquique... 12.- La Revista de Ciencias Sociales asegura el anonimato de los evaluadores externos. 13.- La Revista de Ciencias Sociales, por otro, lado, asegurar que los evaluadores externos, recibirán los artículos sin ninguna referencia de autor y/o autora. 14.- Si los evaluadores externos coinciden en la calidad del trabajo, que se expresa en el formulario que se le envía, se procede a informarle al autor de la aprobación de su artículo. De este modo se publica. 15.- En el caso de que no haya consenso en los dos informes, el trabajo no se publica. Se le hace llegar al autor los comentarios, en forma anónima, para que el autor, lo considere y si estima pertinente lo envía. Pero se somete a un nuevo proceso de evaluación. 210