Edición Completa - Revista de Ciencias Sociales

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Edición Completa - Revista de Ciencias Sociales
Revista de Ciencias Sociales
Nº 31 Segundo Semestre 2013
ISSN 0717-2257 ISSN 0718-3631
La revista de Ciencias Sociales está indexada a:
Hispanic American Peridiocals Index (Hapi)
Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal
(REDALYC) y Latindex-Catálogo (Sistema de Información en Línea para Revistas
Cientificas de América Latina, El Caribe, España y Portugal).
Hasta la edición Nº 15 del año 2005, la Revista de Ciencias Sociales se editaba
una vez al año. A partir del año 2006, se edita semestralmente.
1
REPRESENTANTE LEGAL
Gustavo Soto Bringas
Rector Universidad Arturo Prat
DIRECTOR
Bernardo Guerrero Jiménez
SUBDIRECTOR
Víctor Guerrero Cossio
EDITORA
Miriam Salinas Pozo
DIAGRAMACIÓN y ESTILO
Ediciones Campvs
EDICIÓN WEB
Ricardo Díaz Quezada
(Imagen Digital)
COMITE EDITOR PERMANENTE
Dr. Juan van Kessel Browers
Universidad Libre de Amsterdam
Dr. Juan Podestá Arzubiaga
Universidad Arturo Prat. Chile
Dr. Bernardo Guerrero Jiménez
Universidad Arturo Prat. Chile
Dr. Pedro Bravo Elizondo
Universidad de Wichita. Estados Unidos
Dr. Juan Matas
Universidad Marc Bloch de Estrasburgo
Dr. José Antonio González Pizarro
Universidad Católica del Norte. Chile
Dr. Carlos Donoso Rojas
Universidad Andrés Bello. Chile
2
Dra. Silvia Citro
Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires. Argentina
Dr. Alex Espinoza Verdejo
Universidad de Tarapacá. Chile
Dra. Sonia Reyes Salgado
Universidad de Valparaíso. Chile
Dr. Patricio Silva
Universidad de Leiden. Holanda
Dra. Adriana Maya
Universidad de Los Andes, Bogotá. Colombia
Dr. Herwig Cleuren
Universidad de Leiden. Holanda
Dr. Patricio Rivas H.
Convenio Andrés Bello, Bogotá. Colombia
Dr. Ricardo Salas Astrain
Universidad Católica de Temuco. Chile.
Dra. Jeanne Simon
Universidad de Concepción. Chile.
3
La Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo Prat, se publica en forma
ininterrumpida desde el año 1992. Nuestro eje central es la reflexión acerca de la
realidad del norte grande de Chile, en todas sus dimensiones, entendiendo con
ello que la realidad no se puede reducir, a uno u otros aspectos que la integra.
Nos interesa generar y socializar el conjunto de conocimientos producto de la
investigación social, que nuestros investigadores, sociólogos, historiadores,
antropólogos, entre otros, producen.
Para una adecuada toma de decisiones, se precisa contar con conocimientos que
den cuenta de la compleja realidad del norte grande. Nuestra prioridad es dar a
conocer, por la vía de artículos, los avances que se obtienen, en las diversas
investigaciones que se llevan a cabo.
La Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo Prat, se publica dos
veces al año, posee un Comité Editorial compuesto por destacados investigadores
nacionales y extranjeros. Da cabida, además, a artículos que, sin referirse
necesariamente a nuestro entorno regional, permiten adentrarse en el
conocimiento de otras realidades.
Bernardo Guerrero Jiménez
Director
4
ARTÍCULOS
PRESENTACIÓN
Bernardo Guerrero Jiménez
Bárbara Schausteck de Almeida
César Macías Cervantes
7-9
ARTICULOS
Arthur Andrade Silva
Política com futebol danado: significados politicos do futebol no Brasil
10-22
Tatiana Borín
Megaeventos esportivos no Rio de Janeiro: Continuará a cidade, maravilhosa?
23-38
Alex Ovalle Letelier – Daniel Briones Molina
“…Producir hombres de cuerpo y carácter”: el fútbol a través de la Revista ZigZag, Santiago y Valparaíso (1905-1912)
39-60
Francisco Javier Parada Dueñas
Barras bravas: tensiones y convergencias desde una perspectiva híbrida
61-85
Marcelo Resende Teixeira – Wagner Barbosa Matias – Fernando Mascarenhas
O financiamento do esporte olímpico no Brasil: uma análise do ciclo de Londres
(2009-2012)
86-110
Ítalo San Martín Marín
Plan Estadio Seguro: una intervención biopolíotica a las barras de fútbol
111-124
Débor Paola Di Domizio - Jorge Ricardo Saravi
Prácticas deportivas con adultos mayores en la Ciudad de La Plata (Argentina).
Una revisión crítica respecto de la implementación local del Programa Nacional
HADOB
125-137
Eric Valenzuela Martínez – Carlos Vergara Constela
Hacia los imaginarios urbanos de Valparaíso a través del fútbol.
Santiago Wanderers
El caso de
138-157
5
Daniel Añorve Añorve
La actividad física y el deporte en la edificación de una ciudadanía democrática y
en los objetivos de desarrollo del milenio: el caso de Guanajuato
158-204
RESEÑA DE LIBROS
Hrvoj Ostoic Peric. “Enciclopedia de Iquique. Siglo XIX”.
Marcos Calle Recabarren
205-207
6
Presentación
Deporte y Sociedad en América Latina
El presente volumen de la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Arturo
Prat de Iquique, Chile, trata de las relaciones entre deporte y sociedad en América
Latina.
La realidad del deporte, fue por mucho tiempo tema poco abordado por las
ciencias sociales, a pesar de su evidente presencia en la vida cotidiana. Los
clásicos como Elias, por ejemplo, ayudaron a modelar un objeto de estudio para
esta realidad. Tanto franceses como ingleses, desde variadas posiciones han
contribuido a precisar los abordajes tanto teóricos como metodologicos. En
América Latina, los aportes de Da Matta y de Archetti, de Brasil y Argentina, entre
otros, han ayudado a visibilizar esta realidad en la agenda académica.
Los deportes, fueron por mucho tiempo el tema predilecto de literatos y de
periodistas deportivos. Ellos fueron los que, a su modo, reflexionaron sobre esta
realidad. El cine y la televisión fueron aliados poderosos para mundializar estas
prácticas. El uso que los diferentes regímenes políticos, tanto de izquierda como
de derecha, le han dado a los deportes, ha sido otro marcaje que no ha pasado
inadvertido. Para ello, sólo baste recordar las olimpiadas del 1936. La guerra fría,
aportó con lo suyo, al boicotear, ambos bloques, Estados Unidos y la Unión de
Repúblicas Socialistas, en las olimpiadas, de Moscú (1980) y de Los Angeles
(1984).
Sin embargo, la preocupación por los deportes tiene varias posibles
interpretaciones. Una de ellas, tiene que ver con la realidad de la globalización y
del neo-liberalismo. Ambas producen tremendos impactos por la forma en que se
precibe y se consumen los deportes. No es este el lugar para extendese sobre
este aspecto. No obstante, la realidad de la crisis de la modernidad y la
emergencia de la llamada postmodernidad, el fin de los megarrelatos y la
búsqueda de identidad hizo encontrar en los deportes, sobre todo en el fútbol,
nuevas formas de identidad. No es que anteriormente no existiese, sino que ahora
parecen ser las únicas e irreductibles, adornadas todas con expresiones “más que
una pasión, un sentimiento”, etc. En crisis otras formas de identidades como las
políticas, por ejemplo, las deportivas parecen llenar ese vacío. El tremendo
negocio que se mueve tras el fútbol, el boxeo, el béisbol, el tenis y el básquetbol,
por sólo nombres cinco deportes, es otra arista de este fenómeno.
Pero hay más. La centralidad de los deportes, y en cada cultura uno más que
otros, en América Latina, el fútbol, en Estados Unidos, el básquetbol, el boxeo y el
7
béisbol, ha provocado nuevas formas de sociabilidad. Es el caso de las llamadas
barras bravas, la construcción de mega estadios provoca, en algunos casos, un
rediseño de la morfología urbana, y con ello la aparición de nuevos fenómenos.
Adicionemos el tema de la violencia en los estadios y las formas como tiene el
Estado de enfrentarla, son temas que en esta edición se discute.
La ausencia de políticas públicas en lo deportivo, y la aparición de enfermedades
asociadas a la falta de prácticas deportivas, genera nuevas preocupaciones. Hay
aquí una paradoja interesante. Existe un consumo masivo de deporte, pero no
prácticas masivas de los mismos. Y es que falta desde la base, desde la escuela
primaria y desde los mismos clubes deportivos, políticas que favorezcan el
cuidado del cuerpo.
En el mundo académico cada vez más, el deporte aparece como tema a discutir.
En el reciente congreso de Alas, realizado el año 2013 en Chile, un nutrido grupo
de cientistas sociales, se agruparon para reflexionar sobre los desafíos que para
nuestras disciplinas les impone el estudio de los deportes.
La edición de este número de la revista de Ciencias Sociales, es un esfuerzo de
los tres editores que más abajo firman, por ofrecer un conjunto de trabajos que
tienen como objeto el mundo del deporte. Se encuentran en esta publicación
trabajos que tratan acerca de la realidad de las llamadas barras bravas, como es
el artículo de Parada, que se complementa con el del estudio de la violencia en los
estadios de San Martín. Ocupa también un lugar de importancia las relaciones
entre imaginarios urbanos y deportivos, en este caso del fútbol, como es el caso
de Valparaiso y su vínculo con Santiago Wanderes, tal como señala Valenzuela y
Vergara. El análisis de la construcción de imaginarios deportivos, realizado a
través de estudios de prensa, como la revista Zig-Zag, sirve para entrender como
el fútbol, fue lentamente introduciéndose en la subjetivad de los chilenos. Los
artículos ya mencionados refieren a la realidad chilena.
En el ámbito de las políticas públicas y su relación con la salud, y sobre todo con
los adultos mayores, el trabajo de Di Domizio y Saravi, para el caso del Río de la
Plata es elocuente para entender el impacto de estas políticas. Para el caso
brasileño los tres trabajos ofrecen interesantes perspectivas de análisis. La
dimensión política de un club del fútbol en Brasil, las políticas para los eventos
mayores y la financiación para el deporte olímpico, son de interés en cuanto
permiten calibrar el esfuerzo que realiza el Estado de ese país por inscribir su
nombre en el universo internacional del deporte.
El trabajo de Añorve finalmente, trabaja las ralaciones no siempre asumidas como
tal, aunque evidentes, entre prácticas del deportes y construcción de ciudadanía.
8
En el marco de las democracias modernas, incompletas y a menudos formales, el
reto es pasar de una democracia prodidemental hacia una democracia de calidad.
Las instituciones deportivas juegan o deberían jugar un rol de importancia.
Así, los textos en ese número retratan algunas de las posibilidades de los estudios
del deporte en América Latina, lo que nos parece una cordial invitación para el
involucramiento de nuevos investigadores en las temáticas que están disponibles
en nuestras sociedades y necesitan un análisis profundo de la academia.
Bernardo Guerrero Jiménez
Universidad Arturo Prat. Iquique - Chile
[email protected]
Bárbara Schausteck de Almeida
Universidade Federal do Paraná - Brasil
[email protected]
César Macías Cervantes
Departamento de Historia
Universidad de Guanajuato - México
[email protected]
9
“POLITICA COM FUTEBOL DÁ UM FUTEBOL DANADO: SIGNIFICADOS
POLÍTICOS DO FUTEBOL NO BRASIL1”
Arthur Andrade Silva2
O presente trabalho procura analisar e elucidar os significados políticos do futebol
no Brasil. Como uma forma de alcançar esse objetivo, delimitamos os períodos
que marcam os movimentos futebolísticos ocorridos no Brasil (o movimento da
Democracia Corinthiana e o atual modelo do Futebol Empresa), comparando-os,
no sentido, de demonstrar a importância das transformações ocorridas no futebol
e na própria sociedade brasileira3.
Palavras-Chaves: Sociologia do Esporte, Futebol e Política.
This work seeks to analyze and elucidate the political meanings of soccer in Brazil.
As a way to achieve this goal, we delimit the periods that mark the football
movements occurred in Brazil (the movement of Democracy Corinthiana and the
current model of Soccer-Company) comparing them in order to demonstrate the
importance of the transformations occurred in football and Brazilian society itself.
Keywords: Sociology sport, Football and Politics.
En inglés: “Politics and football, explosive mixture: Political meanings of football in Brazil”. En español:
“Política y fútbol mezcla explosiva: Significados políticos del fútbol en Brasil”.
2Arthur Andrade Silva é graduado em ciências sociais pela Universidade Federal do Tocantins.
Correo
electrónico: [email protected]
3 El trabajo que será expuesto a continuación, tiene como objetivo analizar y elucidar los significados políticos
del fútbol en Brasil. Para lograr dicho objetivo, delimitamos los períodos que marcan los movimientos
futbolísticos ocurridos en Brasil (el movimiento de la Democracia Corinthiana y el actual modelo del Fútbol
Empresa), comparándolos, con el fin, de demostrar la importancia de las transformaciones ocurridas en el
fútbol y en la propia sociedad brasileña. Palabras Claves: Sociología del Deporte, Fútbol y Política.
1
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1. INTRODUÇÃO
Falar sobre o futebol é pensar na importância que este tem para a sociedade
brasileira. No Brasil, a nossa sociedade incorporou a nossa identidade histórica
dentro da prática do futebol, como acontece em demais nacionalidades. O estilo
que um determinado país se expressa, praticando este esporte, é o retrato da
interpretação social deste país. 4 A desenvoltura da ginga, do drible que os
jogadores brasileiros expressam a desorganização posta na Casa Grande Senzala
entre senhores e escravos, a desordem desordenada que nos fez Brasil, nos
dizeres de Freyre é a característica mais identitária do nosso povo, momento que
o colocamos para praticarmos este esporte, nos diferenciando de outras
sociedades. Neste sentido, o futebol é uma prática de revelação e interpretação de
processos culturais e históricos de uma nação5.
O presente trabalho busca analisar e elucidar os significados políticos do futebol
no Brasil. Entretanto, verificamos como se deram diversas políticas dentro do
futebol brasileiro, as políticas dos clubes, federações. Demonstramos as relações
e influências das políticas nacionais para com o futebol, resgatando os períodos
dos movimentos pela à abertura política que começava nos fins dos anos de 1970
e foi até o período da democratização após 1985. Momentos estes que marcam
dois movimentos futebolísticos no Brasil: O movimento da Democracia Corinthiana
e o Futebol Empresa.
Teremos que recorrer a Damatta (1982)6, quando ele fala dessa relação entre
esporte e sociedade, que é uma relação tão interligada entre esses dois espaços.
Falar de futebol sem mencionar aspectos políticos, ou falar de esporte sem
menção a sociedade, é tão enfadonho, que acabaríamos falando nem de um e
nem de outro. Neste sentido poderíamos perceber as influências políticas da
4
O futebol brasileiro como aponta Wisnik (2008), é o elo constitutivo da nossa formação social, sendo ao
mesmo tempo veneno e remédio. O nosso caráter imprevisível, da brincadeira, falta de racionalização que
criamos para jogarmos futebol pode ser o nosso veneno, pois podemos perceber nas derrotas das copas de
1930, 1934, que levamos times malabaristas e desorganizados em campo. Por outro lado, pode ser
considerado também remédio, a nossa elasticidade, surpresa, ginga, este estilo de jogarmos nos caracterizou
como o país do futebol, e eternizaram diversos craques, os dois mais marcantes da história futebolística Pelé
e Garrincha, e foi desta maneira que consagramos campeões mundiais de 1958, 1962 e 1970.
5 “Sem dúvida, o descaso da comunidade acadêmica com relação ao fenômeno esportivo pode ser
considerado um verdadeiro gol contra da sociologia. Afinal, uma disciplina tão atenta e preocupada em
estudar a organização social humana não poderia deixar de lado um fenômeno tão penetrante do cotidiano do
homem moderno. Por isso, o surgimento, mesmo que tardio, da sociologia do esporte representa
metaforicamente um gol decisivo, do tipo que pode modificar todo o rumo de um time que já parecia fadado a
permanecer eternamente na segunda divisão” (Helal, 1990: 15).
6 “A literatura acadêmica sobre o futebol brasileiro começou a se constituir no Brasil alguns anos após a
publicação do livro “Universo do Futebol: esporte e sociedade brasileira”, organizado por Roberto Damatta e
publicado em 1982” (Futebol, jornalismo e ciências sociais: interações. Organização, Ronaldo Helal, Hugo
Lovisolo e Antônio Jorge Gonçalves Soares. Rio de Janeiro: EdUERJ, 2011: 07).
11
sociedade dentro do futebol, ou como as influências políticas oposicionistas a
sociedade estariam presentes também no futebol.
“O esporte faz parte da sociedade, tanto quanto a
sociedade também faz parte do esporte. Impossível
compreender se uma atividade sem referência a totalidade
na qual está inserida. Esporte e sociedade são como as
duas faces de uma mesma moeda e não como o telhado
em relação aos alicerces de uma casa. Enquanto uma
atividade da sociedade, o esporte é a própria sociedade
exprimindo se por meio de uma certa perspectiva, regras,
relações, objetos, gestos, ideologias, permitindo assim,
abrir um espaço social determinado: o espaço do esporte e
do jogo” (Damatta, 1982: 23-24).
A sociedade passa a ser retrato para o esporte, ou seja, as relações políticas da
sociedade passam a ser espelho para o futebol. Segundo Franco Junior (2007),
em anos de chumbo, em plena ditadura militar no Brasil, este discurso chegou à
camada do futebol brasileiro, nas estruturas dos clubes, na seleção. Os
autoritarismos, e mandonismos dos militares eram os discursos dos presidentes
dos clubes e federações de futebol no Brasil.
Seguindo o mesmo autor, já em meados dos anos de 1970, alguns discursos e
práticas da sociedade brasileira eram de oposição a esses modelos, então houve
uma popularização em busca de uma democratização nas relações, sendo que o
discurso do movimento de alguns grupos da sociedade influía no futebol,
originando o movimento da Democracia Corinthiana.
E posteriormente o período das conquistas das democratizações, a nova era da
sociedade brasileira, a sociedade globalizada, novamente recebeu influência no
futebol, resultando no Futebol Empresa. “Estudar o futebol é simplesmente armar
a equação entre esporte e sociedade, o jogo está na sociedade tanto quanto a
sociedade no jogo” (Damatta, 1982: 23).
A metodologia adotada para este trabalho compreende as fontes bibliográficas
relacionadas ao futebol, sociologia do esporte e aos movimentos ocorridos no
futebol no Brasil: Democracia Corinthiana e Futebol Empresa. Disponíveis em
livros: Socrates e Gozzi (2002); Florenzano (2010), Franco Junior (2007) e
Guterman (2010).
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2. SÍMBOLO DE LIBERDADE DENTRO DO FUTEBOL BRASILEIRO
2.1. DEMOCRACIA CORINTHIANA
Segundo Sócrates e Gozzi (2002)7, o movimento da Democracia Corinthiana8 foi
uma experiência liderada por alguns jogadores e diretores do próprio clube,
tornando-se como a grande inovação futebolística do ano de 1982. Esta que veio
a se opor, contra todos os ares de mandonismos, autoritarismos que os dirigentes
de clubes tinham na relação como os atletas. No caso específico no clube
Corinthians.
Podemos afirmar que este movimento, surge para afastar os modelos
paternalistas, expressos pela autoridade determinante dentro de uma hierarquia
superior. Buscavam o discurso da autogestão, onde atletas e dirigentes poderiam
ter uma relação de entendimento para resolver as questões.
Logo, os mesmos autores Sócrates e Gozzi (2002), consideravam o movimento da
Democracia Corinthiana ligado a aspectos políticos, sociais, culturais e esportivos,
que agitava a estrutura do futebol e dos clubes. O Corinthians entrava em campo
com faixas em prol da redemocratização do Brasil, a camisa do time passou a ser
usada como propaganda das campanhas pela abertura política.
Entretanto, é recorrente deduzir o movimento Corinthiano como influente dos
movimentos políticos em torno da busca da redemocratização em nosso país.
Segundo Florenzano (2010), Alguns jogadores intelectualizados como: Sócrates,
Casagrande, Wladimir eram pivôs deste processo democrático dentro do clube
Corinthians. Para Sócrates e Gozzi (2002), o publicitário Washington de Olivetto,
contratado pelo clube para prestar serviços de publicidade, criou o nome
“Democracia Corinthiana”.
Segundo os dados dos autores, foi realizada uma palestra, no auditório da
Pontífice Universidade Católica de São Paulo, no segundo semestre de 1982. Esta
tinha como objetivo um debate entorno de uma democratização maior no futebol
brasileiro, momento que foi criado o nome do movimento Corinthiano. Segundo
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Democracia Corintiana: a utopia em jogo, livro escrito por Sócrates e Ricardo Gozzi. O primeiro formou-se
em medicina pela Universidade de São Paulo campus de Ribeirão Preto, ex-jogador de futebol, o segundo é
jornalista.
8 “A Democracia Corinthiana atraiu simpatizantes e detratores, e, três décadas depois, ainda é um assunto
debatido com paixão nas rodas de futebol. Mais que um registro histórico, democracia corinthiana mostra ser
possível romper com o atual modelo retrógado e corrupto do futebol brasileiro, para enfim, moraliza-lo”
(Sòcrates e Ricardo Gozzi. Democracia Corintiana: a utopia em jogo. São Paulo: Boitempo, 2002).
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Florenzano (2010), neste período o clube Corinthians já desfrutava do discurso da
Democracia em suas relações entre comissão técnica, departamento de futebol e
jogadores. O clube vivia numa Democracia interna, de poucos alardes por parte da
imprensa.
“Foi na esteira do histórico do movimento das Diretas-Já,
que nasceu a Democracia Corinthiana. Se alguém o
inventou não foi alguém. Foram alguéns. Muitos alguéns, a
começar pelo Doutor Sócrates, por Wladimir, por
Casagrande
e
por
Adilson
Monteiro
Alves,
indiscutivelmente. Washington Olivetto teve a sacada de
pegar a expressão à unha, assim que a ouviu num debate
na PUC, proferida por este que vos escreve” (JUCA KfourI,
2002, apud Sócrates e Gozzi, 2002: 11).
Para Florenzano (2010), o ideário do movimento democrático Corinthiano consistia
em superar o estilo de jogo da equipe. De acordo com o movimento o futebol não
teria que ser jogado imperando a força física atlética, uma vez que o futebol
deveria ser praticado também como uma forma de reflexão. Não adiantaria ter um
bom preparo físico, raça, força de vontade e não ter inteligência tática, inteligência
libertária para pensar a melhor jogada, um lance, drible, habilidade, categoria.
“De todos os fatores políticos, filosóficos e esportivos que
contribuíram para a existência da Democracia Corinthiana,
um deles em especial contribuiu para dar um fôlego extra
ao projeto: os títulos. Por mais alienado que seja um
torcedor, ele sabe que nada no futebol resiste sem bons
resultados. Mais difícil ainda é sustentar um movimento
revolucionário como a Democracia Corinthiana sem a
obtenção de resultados e títulos satisfatórios. Na opinião de
Sócrates, os títulos foram importantíssimos para a
longevidade do processo ideológico empregado no
Corinthians democrático. Casagrande destaca que nada no
futebol é tão importante quanto resultado: “Se não
tivéssemos conquistado os títulos que conquistamos e não
tivéssemos mostrado o futebol que sempre mostramos
dificilmente a Democracia Corinthiana teria avançado tanto”
(Sócrates e Gozzi, 2002: 170).
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No entanto, notamos que a Democracia Alvinegra9 se origina no departamento de
futebol, ou seja, tudo que se refere ao elenco do time, as contratações de
jogadores, a comissão técnica são planejamentos do próprio departamento. É
nesta relação entre o dirigente de futebol (responsável pelo departamento de
futebol) e jogadores, onde evidentemente o discurso da Democracia Corinthiana
aparece com maior ênfase.
Entretanto, a necessidade maior deste movimento parte dos jogadores, ideia que
na época foi acolhida pelo sociólogo Adilson Monteiro Alves (dirigente do
departamento de futebol). Segundo Florenzano (2010), os jogadores lutavam por
melhores condições de ambiente de trabalho, na escolha coletiva de seus
companheiros de trabalho e tudo que era direcionado a prática de futebol
deveriam ser decisões tomadas no âmbito da coletividade.
Os coletivos dos jogadores só opinavam no departamento de futebol, enquanto os
demais departamentos eram destinados a administração. Os jogadores não
participavam dos planejamentos dos lucros do time, isto era a função do
departamento financeiro do clube, a não ser em relação aos bichos10, momento
que os jogadores entravam em acordo para dividir o valor dos bichos entre eles.
“Participação na escolha do técnico, participação na
estratégia de jogo decidida pela equipe, participação na
contratação e dispensa dos integrantes do elenco do time,
participação na elaboração das normas disciplinares,
participação nas decisões se os jogadores se
concentrariam11 ou não, e por fim, participação sobre as
questões sociais que o país estava vivenciando”
(Florenzano, 2010: 40).
Constatamos que a Democracia Corinthiana se deu no âmbito entre jogador x
dirigente, e dirigente x presidente. Os dirigentes tinham mais autonomia para gerir
seus departamentos, o presidente não era o centralizador de tudo, o diálogo era
traçado entre os três: jogadores, dirigentes e presidente do clube. Uma
democratização administrativa, ou seja, a autogestão administrativa.
“Alvinegro: nome que é dado ao Corinthians e a todos os clubes que têm as cores branca e preta na sua
bandeira e na camisa de seus jogadores” (Penna, 1998, 39).
10 “Bichos é a gratificação que o clube ou entidade (no caso de uma seleção) dá aos jogadores nas vitórias (e
mesmo nos empates difíceis). Ou seja, uma deformação paternalista do futebol profissional brasileiro, já que
os jogadores, em tese, recebem salários para cumprir uma tarefa: vencer o adversário” (Penna, 1998: 56).
11 “O fim da concentração tinha como principio de que havendo responsabilidade e maturidade, não é preciso
a vigilância, a atitude que caracteriza um autoritarismo” (Adilson, Travaglini, Sócrates, Gazeta Esportiva, 1982,
apud Florenzano, 2010: 292).
9
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“Tudo o que dizia respeito ao grupo ia a voto, se fosse
colocado na mesa tal companheiro deve ou não sair do
grupo? A gente votava. Tudo era votado sem nenhuma
máscara. Se fosse determinada a saída de alguém, a
pessoa sairia. A diretoria cuidaria dos detalhes burocráticos
da transferência. Isso também acontecia com as
contratações. Para contratar um jogador novo, a diretoria
geralmente apresentava uma lista com três nomes e nós
escolhíamos” (Sócrates e Gozzi, 2002: 119).
O movimento da Democracia Corinthiana não passou despercebido pela crítica12.
A maioria dos jornalistas, juntamente com a ditadura, taxava o movimento como
símbolo de jogadores descompromissados13. A crítica se dava também pelos
próprios colegas de elenco deste movimento, tendo influências dos dirigentes
passados, que abominavam esta concepção auto-gestora. “As críticas contra a
Democracia Corinthiana eram compreensíveis. Pois nenhuma experiência de
movimento social coletivo se determina sem contradições, divergências ou
tensões internas” (Florenzano, 2010: 211).
“O bom encontro entre Adilson Monteiro e o grupo de
atletas mudaria a historia do Corinthians e, por extensão, a
do futebol brasileiro. Ao invés de reeditar uma estrada
tantas vezes percorrida rumo á pirâmide hierárquica, aquele
jovem e ousado diretor, vestindo jeans e usando barba,
propunha se suprimir a distancia entre dirigentes e dirigidos,
assegurar o livre debate de ideias e instalar o circulo
democrático através do qual, em conjunto, todos os
envolvidos começavam a esboçar os contornos da nova
geometria do poder. Enquanto jornalistas e torcedores
consideravam no uma incógnita, os jogadores em geral, e
Sócrates em particular, agora não tinham mais nenhuma
dúvida: Ele é um dos nossos” (Florenzano, 2010:180).
“O Corinthians é hoje um clube igual a certos países socialistas, onde você conhece apenas o que há de
bom, pois só isso é mostrado e divulgado” (A Gazeta Esportiva, 23 de março de 1984, apud, Florenzano,
2010: 426).
13 Segundo Florenzano (2010), a imprensa referiam-se á alguns jogadores: o Casagrande, o jogador com uma
condição de hippie, com valores da contracultura, demonstrava o seu inconformismo político e até neste
momento se posicionava favorável na proposta de descriminalização das drogas, era estigmatizado como um
jogador problema. O Dr. Sócrates, dizia-se que ele bebia o dia inteiro e só falava em politica. Ao Wladimir que
era negro e que só lutava contra o racismo. A imprensa e a ordem política considerava a Democracia
Corinthiana como uma farsa, indagando, como se pode ter uma democracia, restrita á um grupo restrito?
(Adilson, Sócrates, Wladimir e Casagrande).
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Muito importante para a Democracia Corinthiana foi o movimento operário, no fim
da década de 1970, que reunia trabalhadores em greves imensas, que exigiam
melhores condições para os trabalhadores das fábricas. Segundo Florenzano
(2010), a Democracia Corinthiana pegava carona com todos esses ares de
soberania popular. Os jogadores e dirigentes perceberam que governar um time
de futebol consistia em dar abertura para o diálogo entre as duas partes.
Após a Democracia Corinthiana, não ouvimos falar mais neste movimento em
algum outro time. Depois que conseguimos a abertura política, a
redemocratização de nosso país, os ecos e manifestações por busca de
democracia foram subtraídos, pois a quebra da ditadura nos tornou uma
sociedade democrática, o ideário era manter este modelo.
O esporte quanto mais se aproximava da atividade política, cada vez mais tornava
os atletas politizados. Ou seja, os jogadores estabeleciam uma relação entre os
movimentos sociais e políticos da sociedade. O atleta reconhecia os seus direitos,
seja na esfera social do país ou no espaço do esporte. Portanto, o ponto chave
para estremecer a estrutura de poder imposta, são as intercomunicações que
tematizam as defesas das causas coletivas e sociais. Por isso, essa relação entre
política e futebol, ou política com esporte é “danada”, momento em que o esporte
se torna mecanismo de representação política de um determinado grupo.
O emblema do futebol depois da abertura política não se daria mais pela
democratização nas relações futebolísticas, mas sim por outro modelo, por uma
nova forma de organizar o futebol: o futebol empresa. O futebol enquanto
empreendimento, cujo objetivo principal era o lucro.
3. O FUTEBOL NO CONTEXTO DA GLOBALIZAÇÃO
3.1. FUTEBOL EMPRESA
Ao mesmo tempo em que se processava uma transição política para a
democratização no nosso país, o futebol também vivia esta transição. Inúmeras
manifestações ocorreram no nosso país em busca do controle civil. No futebol isto
foi expresso, pelo movimento da Democracia Corinthiana.
Nota-se assim, uma passagem do futebol democrático para o futebol empresa. Do
mesmo modo que, a sociedade se reorganizava das turbulências ditatoriais, e
adaptava-se as novas eras, que acompanhavam as aberturas democráticas, ou
17
seja, a famosa globalização que acompanhava o cenário desta nova década de
1990.
Podemos considerar o contexto da globalização como influência do futebol
empresa. A globalização é a nova característica da modernização da sociedade
brasileira, neste período. A mentalidade liberal e mercantil transformou o futebol
em um negócio mundial. Segundo Guterman (2010), os grandes craques dos
clubes passaram a ser cobiçados pelo mercado europeu de futebol, sempre com
muito dinheiro. O futebol torna-se uma relação comercial de transações
mercadológicas movimentando um grande montante monetário.
No entanto, torna-se necessária uma organização para gerir o futebol nestes
moldes comerciais, o qual se denomina futebol empresa. Essa forma de
organização do futebol assume um caráter administrativo, de empreendimento,
que se organiza para a comercialização, ou seja, a venda da mercadoria: o
jogador. O clube teria que saber render esta venda, objetivando o repasse do lucro
para a própria melhoria do clube. Por isso o futebol empresa, torna-se como
modelo ideal para gerenciar as comercializações do clube.
Pode-se observar a modernização que ocorre no futebol. São inúmeras inovações
tecnológicas que abrangem os clubes, tais como, melhoramentos físicos nas
estruturas destes. Entretanto, esta “modernização” futebolística é bastante
contraditória. Porque os dirigentes dos clubes continuavam com práticas passadas
de mandonismos, ideia esta contrária ao ideário de modernização no futebol14.
O futebol era moderno, um grande fluxo de movimentação financeira circulava a
cada dia. O mercado europeu de futebol definia-se como exemplo de globalização.
Os melhores jogadores de diversos países reuniam-se ali, porém o futebol não
deixou de possuir suas práticas desmoralizantes. As atitudes de poder eram as
mesmas da época da ditadura.
Ricardo Teixeira presidente da CBF desde 1989 á 2012, “envolveu-se em diversos escândalos
administrativos, sobretudo em relação a contratos de publicidade obscuros. A esse propósito, formou no
congresso a chamada “bancada da bola”, integrada por parlamentares que eram a “tropa de choque” dos
interesses da CBF. Foi á bancada que esvaziou as tentativas de investigar as suspeitas sobre os contratos”
(Guterman, 2010: 233).
“Em 1997 estourou o escândalo Ivens Mendes, em que o então chefe da comissão de árbitros da CBF, Ivens
Mendes, foi flagrado pedindo dinheiro a cartolas e sugerindo que poderia arranjar resultados no campeonato
Brasileiro. Ninguém, com exceção de Mendes, foi punido, e a CBF aproveitou a ocasião para anular o
rebaixamento de Fluminense e Bragantino, ocorrido no ano anterior” (Guterman, 2010: 253).
“Em 1996 o descenso de Fluminense e Bragantino foi cancelado sob alegação de arbitragens suspeitas e
prejudiciais aos dois clubes, cujas diretorias possuíam intimas relações com os salões da CBF e os gabinetes
de Brasília. Só em 1997, após repetir campanha pífia, o Fluminense seria rebaixado para segunda divisão.
Em 1999 foi a vez do Botafogo recorrer aos bastidores, o que provocaria o rebaixamento do Gama. O clube
brasiliense recorreu á justiça comum e conseguiu o direito de disputar o campeonato de 2000. A virada de
mesa atingiu seu ponto máximo” ( Franco Junior, 2007: 156).
14
18
A crise futebolística aparece quando percebemos que no futebol jogado nesta
nova era globalizada, fez-se com que perdêssemos a nossa identidade própria de
jogador brasileiro. Este período é marcado pelas grandes tecnologias que influem
na capacidade dos jogadores. Parafraseando Guterman (2010), o jogador do
período do futebol empresa não recria por si só à arte de jogar bola, de encarnar a
ginga e malandragem, a malícia do jogador brasileiro, como pensou Gilberto
Freyre15, ao descrever o jogador de futebol brasileiro. A crise futebolística vem
quando o jogador é produto de uma escola global de futebol, onde a sede é a
Europa.
4. CONSIDERAÇÕES FINAIS
Os significados políticos do futebol no Brasil são de grande relevância para
compreendermos o papel que o futebol representa para a sociedade brasileira.
Mas, a maior significação política do futebol brasileiro foi estudar os movimentos
futebolísticos ocorridos no Brasil, juntamente com os aspectos sociais e políticos
da sociedade brasileira.
O futebol empresa apresenta-se como um esporte com pouca qualidade técnica.
Os velhos modelos retrógrados de cartolas ditadores e vitalícios retornam a este
modelo de futebol, a corrupção assolava este momento, seja por parte das
federações, clubes, até escândalo de armações de jogos por parte da arbitragem
surgiram.
Futebol empresa, futebol global, mercadológico e moderno, mas que continuava
pregando as velhas atitudes podres do futebol brasileiro. O que é fato, e
relevante, é que dessa forma, o futebol empresa pouco recebeu as influências da
Democracia Corinthiana, levando consigo um caráter corruptor do espaço
futebolístico. O futebol empresa é o modelo atual, presente nas relações
futebolísticas hodiernas.
O esporte caracterizado como ópio do povo é a grande questão de análise crítica
do fenômeno esportivo. Para os sociólogos críticos, o esporte seria como
instrumento de política de Estado para desviar a atenção do povo. Parafraseando
Damatta (1982), ópios são aquilo que desviam a atenção, são capazes de entreter
a massa no sentido em que ela não perceba que está sendo enganada.
15
No prefácio do livro O Negro no Futebol Brasileiro de Mário Filho, Gilberto Freyre saúda a participação do
negro no futebol e consequentemente brava a miscigenação no futebol brasileiro, considerando agora o início
do futebol nacional, jogado pelo povo brasileiro.
19
Entretanto o esporte também se desvirtua deste contexto de dominação, de ópios.
Tornando-se como elemento de resistência cultural e política. O exemplo maior
disso foi o movimento da Democracia Corinthiana, momento que o esporte se
apresentou como de suma importância para a politização dos esportistas e
torcedores.
O maior resultado deste estudo são estas compreensões sociopolíticas que o
futebol adquiriu na sociedade brasileira. Delimitar os períodos do futebol no Brasil,
relacionando-os com as conjunturas políticas e sociais é propósito interpretativo
tanto de uma sociologia do esporte, quanto de uma análise política no sentido
mais amplo, a fim de compreender as relações entre a sociedade e futebol no
Brasil. Sociologia do esporte esta que é uma ramificação dentro da área de estudo
da sociologia. A compreensão e análise, a busca pela pesquisa dos fenômenos
esportivos enquanto fenômenos sociais é a razão desta ciência do esporte.
REFERÊNCIAS
Damatta, R. (Org.)
1982 “Universo do Futebol: esporte e sociedade brasileira”. Pinakotheke; Rio de
Janeiro, Brasil.
Filho, Mário
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economia patriarcal”. 50. ED. Global; São Paulo, Brasil.
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20
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País”. Contexto; São Paulo, Brasil.
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2011 “Sociologia do Esporte (futebol): conversões argumentativas” En: Helal.
(org.). Futebol, jornalismo e ciências sociais: interações. EdUERJ; Rio de
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1998 “Dicionário Popular de Futebol: O ABC das arquibancadas”. Nova Fronteira;
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Wisnik, José Miguel
2008 “Veneno Remédio: O Futebol e o Brasil”. Companhia das Letras; São Paulo,
Brasil
21
Recibido: Marzo de 2013
Aceptado: Septiembre de 2013
22
MEGAEVENTOS ESPORTIVOS NO RIO DE JANEIRO: CONTINUARÁ A
CIDADE, MARAVILHOSA?
Tatiana Borin1
O Brasil está em um momento de grande visibilidade mundial, visto que sediará os
dois maiores eventos esportivos da atualidade: a Copa do Mundo de Futebol FIFA,
em 2014, e os Jogos Olímpicos, em 2016, na cidade do Rio de Janeiro. Este
trabalho tem por objetivo discutir criticamente para quais propósitos tais
megaeventos esportivos estão sendo realizados no Brasil, especificamente no Rio
de Janeiro. Para isso, foi realizada uma análise documental seguida de crítica a
partir do materialismo histórico dialético. Foram utilizados documentos de
organismos nacionais, além de notícias de jornais, sítios da internet e o dossiê da
Articulação Nacional dos Comitês Populares da Copa (ANCOP). Nossa
sistematização apontou que tais megaeventos têm servido aos interesses
dominantes, com concentração de recursos em determinadas áreas e desrespeito
aos Direitos Humanos. A organização dos comitês locais da copa e da ANCOP é
um importante avanço na luta contra as políticas de criminalização da pobreza nas
suas diversas formas de ataque2.
Palavras-chave: Megaeventos Esportivos; Rio de Janeiro; Copa do Mundo; Jogos
Olímpicos; Olimpíadas.
Brazil is in a time of great global visibility, as they host the two biggest sporting
events of today: World Cup Soccer FIFA in 2014 and the Olympics in 2016 in the
city of Rio de Janeiro. This paper aims to critically discuss what purposes such
mega sporting events are being held in Brazil, especially in Rio de Janeiro. For
this, a document analysis followed criticism from the dialectical historical
materialism was performed. National bodies documents were used in addition to
1
Licenciada em Educação Física pela Universidade Federal do Rio Grande do Sul/Brasil.
Brasil se encuentra en un momento de gran visibilidad global, cuando reciban a los dos eventos deportivos
más importantes de la actualidad: la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA en 2014 y los Juegos Olímpicos en
2016 en la ciudad de Río de Janeiro. Este trabajo tiene como objetivo discutir críticamente qué propósitos
tales grandes eventos deportivos se celebran en Brasil, especialmente en Río de Janeiro. Para ello, un
análisis de documentos seguido las críticas de los que se realizó el materialismo histórico dialéctico.
Documentos nacionales de control se utilizaron además de los informes periódicos, sitios web y archivos de la
Coordinación Nacional de los Comités Populares de la Copa (ANCOP). Nuestra sistemática señalaron que
esas grandes eventos han servido a los intereses dominantes, concentración de recursos en ciertas áreas y
desprecio por los derechos humanos. La organización de los comités locales de la Copa y ANCOP es un
avance importante en la lucha contra las políticas de criminalización de la pobreza en sus diversas formas de
ataque. Palabras clave: Grandes eventos deportivos; Río de Janeiro, Copa del Mundo, Juegos Olímpicos.
2
23
newspaper reports, web sites and file of the National Coordination of Popular
Committees Cup (ANCOP). Our systematic pointed out that such mega events
have served to dominant interests, concentration of resources in certain areas and
disregard for human rights. The organization of local committees Cup and ANCOP
is an important advance in the fight against the policies of criminalization of poverty
in its various forms of attack.
Keywords: Sports mega events; Rio de Janeiro; Football World Cup; Olympics.
CONSIDERAÇÕES INTRODUTÓRIAS
Os olhos do mundo estão voltados para o Brasil – pelo menos no que tange ao
cenário esportivo. Nos próximos anos, o país sediará os dois eventos esportivos
com maior impacto mundial da atualidade: os Jogos Olímpicos de verão e a Copa
Mundial de Futebol – FIFA. Diferentes quanto ao número de sedes (a Copa do
Mundo contará com doze sedes espalhadas por todo seu território e os Jogos
Olímpicos terão como sede a cidade do Rio de Janeiro), os dois megaeventos
assemelham-se com relação ao investimento “no esporte” (sem, contanto,
apresentar a discussão em qual esporte) e aos impactos produzidos na sociedade
brasileira. Desde a escolha do Brasil como sede de ambos, muito se tem
questionado acerca da real possibilidade (em termos políticos, econômicos e
estruturais) de sucesso destes eventos. Diante disso, este trabalho questiona as
consequências que a realização de tais megaeventos traz consigo.
No século XXI, o esporte (como um todo, mas a faceta do alto rendimento em
especial) ainda tem sido utilizado com fins políticos e econômicos e os
megaeventos esportivos reinventam-no, representando um momento de “pão e
circo” à grande massa da população. No Brasil, este cenário mundial repete-se.
Vivemos em um país de dimensões continentais que é mundialmente reconhecido
por ser “o país do futebol”, porém, para a maioria dos brasileiros, tal relação com o
esporte (como um todo) e com o futebol (em específico) se dá de maneira muito
diferente do que “os olhos mundiais” podem enxergar. A cada estrela bordada
sobre o brasão da camiseta da seleção (masculina de futebol) há muitas histórias
que se escondem nas sombras. Como não citar, por exemplo, a Copa do Mundo
de 1970 e as inúmeras relações com torturas, mortes e violência ditatoriais? E
agora, de forma mais recente, os Jogos Pan Americanos no Rio de Janeiro, em
2007, e a não instalação (através de manobras políticas da prefeitura fluminense à
época) da CPI para investigar as denúncias de má gestão de recursos públicos já
que esta “mancharia a imagem da cidade e comprometeria a realização do Pan”
(Thuswohl, 2007, sem página).
24
Apresentamos, então, o objetivo deste trabalho: discutir criticamente para quais
propósitos têm sido construídos os megaeventos esportivos no Brasil,
especificamente no Rio de Janeiro. Dentro desta discussão, abordamos alguns
dos impactos econômicos e sociais produzidos e/ou modificados por causa de tais
megaeventos.
O presente estudo privilegia o método da análise documental, a qual será seguida
de crítica a partir dos referenciais teóricos expostos mais adiante, de forma a
discutir as relações existentes entre os dados apresentados. Podemos citar, de
um modo geral, a utilização de documentos de organismos nacionais (como o
Tribunal de Contas da União, por exemplo). Para a análise crítica, sobressaíram
neste estudo notícias publicadas em jornais de grande circulação nacional, sítios
da internet (principalmente mídia alternativa) e o dossiê da Articulação Nacional
dos Comitês Populares da Copa (ANCOP). Para a busca de tais documentos,
utilizamos um recorte temporal do ano de 2007 até novembro de 2012, o qual
abarca o período de realização dos Jogos Pan-Americanos no Rio de Janeiro, a
escolha do Brasil enquanto sede dos megaeventos e algumas de suas primeiras
consequências – considerando que o limite final deu-se pela finalização do
presente estudo.
Durante todo este estudo, as críticas e relações são realizadas sob a perspectiva
marxista, fundamentada no materialismo histórico dialético. Entendemos que os
fenômenos não podem ser entendidos como acontecimentos isolados, mas a
partir de um processo historicamente construído, o qual afeta a forma como a
realidade é compreendida e modificada. Para tudo há um contexto histórico, uma
relação social que originou (e talvez, proporcionou) tal ocorrência. Tal
entendimento também se aplica aos megaeventos esportivos.
ESPORTE, MEGAEVENTOS E SOCIEDADE
O esporte é um elemento da cultura corporal que, como toda manifestação
cultural, é produzido e modificado pelo homem e, conforme Penna (2011: 67),
desde suas origens “encontra-se atrelado às normas e imposições que passam
pelo controle e pelas transformações colocadas em curso pelo capitalismo”.
De “ópio do povo” até “salvação da humanidade” o esporte (enquanto fenômeno
social) passa, diariamente, por inúmeras significações diante dos muitos assuntos
que podem a ele, ser subjugados. Cientes disto, elucidaremos, então, qual o
nosso entendimento com relação ao esporte:
25
“O esporte, como prática social que institucionaliza temas lúdicos da cultura
corporal, se projeta numa dimensão complexa de fenômeno que envolve códigos,
sentidos e significados da sociedade que o cria e o pratica. Por isso, deve ser
analisado nos seus variados aspectos [...]. Sendo uma produção histórico-cultural,
o esporte subordina-se aos códigos e significados que lhe imprime a sociedade
capitalista e, por isso, não pode ser afastado das condições a ela inerentes [...].”
(Coletivo de Autores, 1992: 70).
O homem, dentro da sociedade capitalista, assume um papel de dominação
(burguês) ou subordinação (proletário). Para que tal dominação seja eficiente e
contínua, a coerção e o consenso (através da hegemonia de ideias) são
constantemente utilizados.
Além de disseminar a hegemonia burguesa através dos seus métodos de
conciliação, o esporte tem papel em estimular a individualidade e a criação
indiscriminada de novas necessidades de consumo (Penna, 2011: 70). Esta
individualidade estimulada vem preenchida com muitos pressupostos
nacionalistas, de pertencimento a um determinado grupo e/ou local.
Estimulação a novas “necessidades”, nacionalismos, propagação da hegemonia
dominante, alienação do proletariado, entre outras, são características do esporte
que se encontram maximizadas com os megaeventos.
“Contando com volumosos recursos públicos e privados, e dispondo de fabulosa
cobertura midiática, os megaeventos esportivos se tornaram, nas últimas três
décadas, em uma das estrelas principais da atual ‘sociedade do espetáculo’.
Considerando basicamente os Jogos Olímpicos de Verão e as Copas do Mundo
de Futebol Masculino, estamos diante de eventos cuja globalidade não se mede
apenas pela mobilização de praticamente todas as nações do mundo, afiliadas às
respectivas entidades organizadoras internacionais e desejosas de participação
nos certames; trata-se de constatar a dimensão simbólica adquirida por tais
eventos, capazes de atrair as atenções em todo o planeta, promovendo
fantásticos rituais periódicos, sem parâmetro de comparação com nenhum outro
fenômeno social.” (Mascarenhas, 2009: 506).
Também podemos trazer a utilização dos megaeventos como porta de entrada
para empresas multinacionais nos novos mercados consumidores. Com o
consentimento e promoção de órgãos como FIFA (Federação Internacional de
Futebol Associado) e COI (Comitê Olímpico Internacional), a “necessidade” de
novas instalações e participação no mundo globalizado impunha-se diante de
diversos países como Brasil e África do Sul – e o governo destes, acena
26
afirmativamente a estes projetos, conforme foi ensinado a fazer, inclusive
aplicando muitos dos seus recursos financeiros.
Diante de tantas “oportunidades” os países realizam verdadeiras batalhas políticas
para ganhar a chance de sediar algum destes eventos. Para a população em
geral, as impressões que surgem antes da realização dos jogos são de aumento
de oportunidades, chances de conhecer os grandes “heróis” esportivos da
atualidade e melhoria da organização urbana. Mais adiante poderemos visualizar
se as impressões são condizentes com a realidade.
OS MEGAEVENTOS E SUAS CONSEQUÊNCIAS NO RIO DE JANEIRO
A vinda dos megaeventos está, a cada dia, alterando a paisagem urbana de
nossas cidades com suas obras e organização, mas não só isto. De forma a
mostrar ao mundo uma imagem bonita e sadia, o governo vem realizando
“limpezas” em toda área periférica e de favelas das grandes cidades brasileiras.
Muitos são os fatores alterados com a vinda dos megaeventos. Dentro desta
pesquisa discutiremos, então, os que possuem maior visibilidade (pelo grande
contingente populacional afetado) atualmente.
SEGURANÇA PÚBLICA E VIOLÊNCIA
Uma das prioridades dos organizadores de megaeventos esportivos é garantir a
segurança pública. No contra fluxo, a violência no Brasil tem atingido níveis
alarmantes. Em um estudo de 2012, temos que “em um ranking de 92 países do
mundo, apenas El Salvador, Venezuela e Guatemala apresentam taxas de
homicídio maiores que a do Brasil (44,2 casos em 100 mil jovens de 15 a 19
anos)” (Costa e Jeronymo, 2012, sem página). Sob o pretexto do “combate ao
tráfico”, inúmeras mortes e outros atos de violência vêm orquestrando-se nas
nossas cidades.
Em maio de 2007 mais de mil policiais (entre civis, militares e de operações
especiais) invadiram o Complexo do Alemão (aglomerado de favelas carioca,
situado próximo ao Estádio Mário Filho – Maracanã), carregados de armas
militares, aterrorizando os cerca de 200 mil moradores. A ação, que ficou
conhecida como “Massacre no Complexo do Alemão”, teve sua culminância no dia
27 de junho – dias antes do início dos Jogos Pan Americanos, e dela resultaram
inúmeros mortos e feridos3.
Segundo os dados oficiais, 42 mortos e 80 feridos, porém “um levantamento realizado pela reportagem
indica cerca de 50 mortos, 10 desaparecidos e aproximadamente 100 feridos. Uma média de quase três
vítimas por dia”. (SALLES, Marcelo. A chacina do Complexo do Alemão. A Nova Democracia. Rio de Janeiro,
3
27
Com repercussão internacional, a ocupação das favelas cariocas, com objetivo de
instalar as Unidades de Polícia Pacificadora (UPP’s), tem vitimado um número
incontável de moradores que não mantinham nenhuma relação com o tráfico –
incluindo crianças, adolescentes e idosos. As ocupações de morros continuaram
nos anos seguintes e ainda constituem-se enquanto política de segurança do
governo.
Para os moradores das áreas ocupadas, os danos não acabam nas mortes e
ferimentos de pessoas sem qualquer culpa criminal - conforme nos mostra o
dossiê de Articulação Nacional dos Comitês Populares da Copa:
“As ações realizadas nas favelas do Complexo do Alemão [...] pelas polícias militar
e civil, Exército e Marinha e a permanência da ocupação militar do local são parte
do plano maior de segurança que também coloca em risco os direitos dos
moradores das comunidades afetadas, com práticas como a busca e apreensão
no interior das residências sem mandado judicial, revistas vexatórias de pessoas
sem indicação de delito, toque de recolher e imposição de “regras especiais”,
como a necessidade de aviso e permissão prévia para realização de quaisquer
reuniões privadas com número de convidados além de um certo limite. Apesar do
elo nem sempre ser expresso na mídia e na fala dos representantes do Poder
Público, em recente entrevista o diretor de Produtos e Destinos da EMBRATUR
defendeu as ações como parte da construção de uma imagem positiva do Brasil
no exterior de modo a alcançar o pleno aproveitamento do potencial turístico dos
megaeventos.” (ANCOP, 2012: 89).
A secretária geral do Instituto Carioca de Criminologia, Vera Malaguti Batista
(2011, sem página) esclarece as ocupações de favelas: “Temos uma avaliação
totalmente negativa de uma ocupação bélica das favelas. É uma estratégia para
fazer uma higienização da cidade para os grandes negócios transnacionais
olímpicos e futebolísticos”. Na sequência da entrevista, ela esclarece o termo
‘pacificação’ e traz dados:
“’Pacificação’, para quem conhece a história do Brasil, equivale a ‘dominação de
território’. [...] Neste momento a polícia do Rio é a que mais mata no mundo. Este
mês estão ‘comemorando’ que houve apenas 800 mortos no ano; há três anos se
chegou a 1.500. Essa é a ‘pacificação’, uma espécie de Pax Romana.” (Batista,
2011, sem página)
Não podemos pensar que a violência atinge todas as pessoas da mesma forma.
As declarações (redigidas abaixo) do Secretário de Segurança Pública do Rio de
n°. 36, agosto de 2007. Disponível em: <http://www.anovademocracia.com.br/no-36/256-a-chacina-docomplexo-do-alemao>. Acesso em 27 de novembro de 2012).
28
Janeiro, José Mariano Beltrame, e do governador do Estado, Sérgio Cabral, feitas
em 2007, vão ao encontro desta política excludente e burguesa exposta sem
nenhum pudor pelos governantes.
“Um tiro em Copacabana é uma coisa; um tiro na [favela da] Coréia, um tiro no
Complexo do Alemão, é outra." (José M. Beltrame, 3 de outubro de 2007 apud
editorial, 2007) "Tem tudo a ver com violência. Você pega o número de filhos por
mãe na Lagoa Rodrigo de Freitas, Tijuca, Méier e Copacabana, é padrão sueco.
Agora, pega na Rocinha. É padrão Zâmbia, Gabão. Isso é uma fábrica de produzir
marginal". (Sérgio Cabral, em 22 de outubro de 2007 apud FREIRE, 2007, sem
página, grifos nossos)
Para além da instalação das UPP’s, outros pontos polêmicos sobre segurança
pública incluem: a utilização de grandes somas de dinheiro público para
contratação de empresas privadas para o serviço de segurança durante os
megaeventos, privatização de espaços públicos (prevista, no contrato entre FIFA e
cidades-sedes, a entrega dos estádios um mês antes do início da Copa) e a
permanência dos sistemas de vigilância (câmeras) após os megaeventos – com a
consequente discussão sobre até que ponto tais sistemas não estariam violando
direitos individuais e de associação coletiva.
Estes dados nos permitem visualizar de que forma tem sido tratada a questão da
segurança pública para os referidos megaeventos. A população está cada vez
mais acuada e sofre os reveses das ações policiais e militares para que
organizações internacionais possam ter garantidos seus lucros e segurança.
MORADIA
Uma das garantias constitucionais, o direito à moradia vem sendo sumariamente
violado com a proximidade dos megaeventos e o avançar de suas obras. Em um
país onde o déficit habitacional em 2008 foi estimado em 5,5 milhões de unidades
(mais de 426 mil unidades somente do estado do Rio de Janeiro), (Brasil, 2011:
29) sendo que boa parte das existentes possuem um grande padrão de
precariedade, a expulsão sumária de indivíduos dos locais onde residem nos
parece, no mínimo, criminosa.
“As violações do direito humano à moradia, cometidas pela Prefeitura Municipal do
Rio de Janeiro, através da prática das remoções não são casos isolados, mas se
constituem numa política de reorganização do lugar dos pobres na cidade do Rio
de Janeiro, conforme os interesses imobiliários e as oportunidades de negócios.
29
O que fica claro no caso do Rio de Janeiro é que o projeto de atração de
investimentos tão propagandeado pelo poder público municipal e estadual com a
realização da Copa do Mundo de Futebol de 2014 e dos Jogos Olímpicos de 2016
tem como um componente importante a expulsão dos pobres das áreas
valorizadas ou que serão contempladas com investimentos públicos.” (COP-RJ,
2012: 8).
Embora não haja dados oficiais, “é estimada a remoção de ao menos 2.000 a
2.500 famílias, sendo a maior parte de áreas de população de baixa renda”
(Comitês, 2012, sem página). Com relação ao Rio de Janeiro, “estão previstos R$
954 milhões para a construção das obras. Mais de 500 famílias serão atingidas,
muitas delas estabelecidas há cerca de quatro décadas nos locais” (Francisco
Neto, 2012, sem página).
As remoções que vêm sendo orquestradas em nome da Copa e das Olímpiadas
caracterizam-se por promover processos de espoliação urbana nos quais os
imóveis em posse das classes populares e marginalizadas são usurpados por
outros agentes sociais-econômicos a preços aviltados. Estes, através de
processos de revitalização ou reurbanização, “são transformados em novos ativos
nos circuitos de valorização econômica, permitindo altos ganhos de capital, na
forma de mais valia fundiária e/ou das novas atividades econômicas as quais
darão lugar” (COP-RJ, 2012: 9).
MOBILIDADE URBANA
A mobilidade urbana está vinculada ao direito à moradia, enquanto direito
humano, visto que este não compreende apenas a instalação domiciliar em si,
mas também o “direito de toda pessoa ter acesso a um lar e uma comunidade
seguros para viver em paz, com dignidade e saúde física e mental” (COP-RJ,
2012: 32).
O morador da periferia está privado de serviços públicos de qualidade próximos a
sua moradia – ou, pelo menos, com a qualidade que se encontra nas áreas
centrais. Para que tal problema possa ser solucionado faz-se necessária uma
redução na desigualdade social com concomitante redistribuição igualitária dos
serviços públicos essenciais. Enquanto isso não acontece, garantir transporte
público e de qualidade a todos é indispensável para que um cidadão da periferia
tenha garantido o acesso aos seus direitos à saúde, educação, cultura e diversão.
Apesar de termos cobrança individual das passagens no transporte coletivo e
estas sofrerem reajustes que não condizem às taxas de inflação do período
30
(ocorrendo sempre o ajustamento do preço para um valor superior às referidas
taxas), este serviço está longe de ser suficiente ao contingente populacional. Em
muitas cidades, como é o caso do Rio de Janeiro, o transporte irregular passa a
ser uma solução paliativa às superlotações, falta de veículos, insuficiência com
relação à tabela horária entre outras deficiências.
Conforme já foi dito, os “reajustes de passagens” não deveriam receber esta
denominação pelo simples motivo que a política tarifária tem se dado a partir de
aumentos abusivos – muito acima dos índices inflacionários. No Rio de Janeiro,
em janeiro de 2012, a passagem de ônibus que custava R$ 2,50 passou a custar
R$ 2,75 (aumento de 10%); a passagem do metrô passou de R$ 2,80 para R$
3,10 (tornando-se a passagem de metrô mais cara do país). As duas linhas de
metrô cariocas, realizam trajetos praticamente retilíneos que cobrem somente
pequena parte da cidade – condição considerada “provinciana” quando
comparada aos sistemas metroviários de outras grandes metrópoles, como São
Paulo e Nova Iorque.
Em fevereiro de 2012, a passagem dos trens foi reajustada de R$ 2,80 para R$
2,90 por viagem. Concomitante a isso, o sistema ferroviário carioca é considerado
um dos piores meios de transporte da cidade - com seus constantes atrasos,
superlotação, truculência dos funcionários para com a população, falta de
segurança e carros com temperaturas bastante elevadas; manifestações
populares clamando pela sua melhoria eclodem com bastante frequência. O
sistema de transporte por barcas, utilizado diariamente por milhares de
passageiros que precisam transpor o trecho Rio-Niterói, passou, em março de
2012, de R$ 2,80 para R$ 4,50 (atingindo a marca inacreditável de 60,7% de
aumento). Com relação a este último serviço, para além dos atrasos e
superlotação, os usuários são obrigados a conviver com a insegurança que coloca
suas vidas em risco de maneira mais contundente que nos transportes terrestres.
O Poder Público promete a “revolução nos transportes”, construindo as vias
Transcarioca, Transolímpica e Transoeste (todas BRT’s), e o metrô Lagoa-Barra
(alongamento da Linha 1) todos ligados à realização da Copa e dos Jogos
Olímpicos. Por outro lado, a população clama por serviços de transporte de massa
em outras direções e para outras regiões da cidade. Ou seja, enquanto hoje o
serviço de transporte coletivo oferecido à população se configura como caro,
precário e insuficiente para a demanda existente, o cenário que se desenha para o
futuro é o de investimentos em transporte no Rio de Janeiro que, ao invés de
atenderem à demanda existente, tornam possível a ocupação de áreas vazias ou
pouco densas, visando e promovendo a valorização imobiliária e a expansão
irracional da malha urbana. (COP-RJ, 2012: 35).
31
Podemos perceber que há uma concentração territorial majoritária para os
investimentos em mobilidade urbana: primeiramente, os investimentos
concentram-se na capital, restando pouco às cidades da região metropolitana
fluminense. Dentro dessa, de forma maciça, as melhorias são concentradas na
Zona Sul e Barra da Tijuca – deixando claro a quem servirão tais melhorias e
excetuando, mais uma vez, os moradores das periferias.
FATORES ECONÔMICOS
A realização da Copa de Mundo e das Olímpiadas tem como agente econômico
protagonista o poder público. O histórico brasileiro, e carioca, relacionado a gastos
com megaeventos esportivos não é nada bom. O Pan-Americano de 2007 foi a
edição mais dispendiosa entre os jogos Pan-Americanos realizados até aquele
ano. Orçado inicialmente em 390 milhões de reais, este evento custou aos cofres
públicos a exorbitante cifra de R$ 3,3 bilhões (envolvendo aqui as três esferas do
governo) e até hoje seus processos de desvios financeiros e superfaturamentos
de obras ainda correm nos tribunais brasileiros (Thuswohl, 2010, sem página).
Segundo o relatório do TCU sobre a Copa do Mundo de 2014, atualmente os
gastos previstos apenas com este megaevento estão estimados em R$ 29,3
bilhões - sendo R$ 6,8 bilhões relacionados à construção dos estádios (23,2%)
(BRASIL, 2012, sem página). Somente no Rio de Janeiro há uma estimativa de
gasto próxima aos R$ 3,9 bilhões de reais (13,7% do total).
“Em relação às Olimpíadas, o Dossiê de Candidatura Rio 2016, documento usado
na seleção de qual cidade iria sediar os Jogos Olímpicos e Paraolímpicos 2016,
prevê R$12.518,24 milhões em investimentos, sendo R$ 11.881,54 milhões
(94,91%) de investimento público e R$ 636,70 milhões do COJO (Comitê
Organizador Rio2016).” (COP-RJ, 2012: 68).
Tendo em vista o montante de recursos e os impactos das intervenções a estes
eventos destinadas, o fato das decisões relativas a tais investimentos não
passarem por uma ampla discussão democrática, envolvendo todos os segmentos
sociais e colocando em pauta o projeto de cidade que está sendo construído,
chama nossa atenção.
“[...] o projeto Olímpico do Rio de Janeiro, não obstante eventuais efeitos pontuais
positivos, expressa um padrão autoritário de intervenção pública e contraria as
diretrizes do Estatuto da Cidade (Lei 10257/2001) que, no seu segundo artigo,
estabelece o direito à participação da população na definição de planos,
programas e projetos de desenvolvimento urbano.” (COP-RJ, 2012: 70).
32
Outras questões que devemos ater nossa atenção já foram abordadas neste
estudo e apontam: 1) concentração territorial para destinação dos gastos totais,
principalmente em áreas como Zona Sul, Barra da Tijuca e centro da cidade –
deixando clara a subordinação das decisões relativas aos grandes interesses
imobiliários; 2) a utilização de todo este investimento público para fins privados –
vide as, já previstas, concessões de grande parte das obras (como estádios e
instalações de delegações) para empresas privadas e também as exigências da
FIFA e do COI quanto aos recursos financeiros gerados durante os eventos.
Trazemos o exemplo do Estádio Mário Filho (Maracanã), cuja obra de
revitalização já consta com mais de R$ 860 milhões provenientes de recursos do
estado (MAGALHÃES, 2012, sem página).
“O valor da outorga anual previsto no edital é de R$ 7 milhões, a serem quitados
em 33 parcelas anuais, com dois anos de carência. Ou seja: o governo estadual
receberá apenas R$ 231 milhões passados os 35 anos, ou 26,86% do total
investido, caso a concessão ocorra pelo valor mínimo.” (Magalhães, 2012, sem
página).
Cabe ainda uma última análise, nesta avaliação dos fatores econômicos. Para os
trabalhos durante a Copa, a FIFA abriu um programa de voluntariado – atitude
habitual nos eventos desta entidade. Em um país onde o salário mínimo traz a
soma irrisória de R$ 622, temos um evento, com estimativa de lucro em uma faixa
de mais de 3,5 bilhões de dólares, no qual sua entidade organizadora não
pretende pagar pelo trabalho de milhares de envolvidos (os mesmos que,
indiretamente pelo uso de seus impostos, já estão arcando com o peso financeiro
da Copa). Esta situação não poderia ser mais absurda! Para tal trabalho voluntário
é feita a exigência de trabalho de 10 horas por dia, durante 20 dias – as quais
terão como benefícios somente a refeição, o transporte e o uniforme. Ratificando o
termo “voluntário-escravo” (muito utilizado nas redes sociais durante o período de
inscrições para o serviço de voluntariado), é facilitada a conclusão da origem de
parte do lucro da Copa.
REVÉS DOS MEGAEVENTOS – A ORGANIZAÇÃO POPULAR
Na contramão dos objetivos aos quais servem os megaeventos, nas cidades que
sediarão os jogos da Copa, surgem os comitês populares da Copa (COP’s). Autoorganização popular que busca, através de ações de divulgação e enfrentamento
(como, por exemplo, divulgação de notas acerca dos temas de interesse dos
COP’s, organização e participação de atos públicos, reuniões com órgãos
33
governamentais), opor-se às constantes violações dos direitos humanos e sociais
que vêm ocorrendo com a construção dos megaeventos.
“Os Comitês Populares Locais são resultado de mobilizações nas cidades-sede da
Copa, de iniciativa de movimentos sociais organizados, universidades e entidades
da sociedade civil. Em cada cidade reflete a organização dos atingidos e da
sociedade local em sua luta contra as Violações de Direitos decorrentes da
realização dos jogos da Copa de 2014, e no Rio de Janeiro, também das
Olímpiadas 2016.” (ANCOP, 2010, sem página)
A mobilização popular constitui-se como um poderoso instrumento contra os
ditames capitalistas e às subordinações que estes impõem, diariamente, à grande
massa da população. De forma a divulgar as violações aos direitos humanos e
constitucionais decorridas da construção dos megaeventos no Brasil, a ANCOP
lançou um dossiê - o qual foi bastante utilizado durante nosso estudo e já está na
sua segunda edição.
Reverenciamos as ações destes comitês, as quais visam à participação popular e
divulgação das atrocidades cometidas na organização e realização dos referidos
megaeventos – a luta pela liberdade individual perpassa a organização coletiva.
Acreditamos que, apesar das limitações dos mesmos, somente através do
fortalecimento destes grupos, com objetivos comuns, atingiremos a meta de
estabelecer um processo amplo e democrático de discussão que defina: qual deve
ser o real legado dos megaeventos, quem deverá pagar seus gastos e qual deve
ser a destinação final das obras (já em construção).
CONSIDERAÇÕES FINAIS
Primeiramente gostaríamos de expor a dificuldade em obter os documentos
oficiais, oriundos das negociações, que tratassem das obrigações políticas do
Brasil para com as entidades organizadoras da Copa (FIFA) e das Olimpíadas
(COI). A existência de tais documentos é atestada por diversos meios de
reportagens, porém os documentos são quase que totalmente indisponíveis.
Também relatamos os problemas e criticamos os portais de transparência do
governo e TCU, os quais possuem dados contraditórios e insuficientes para que
uma análise clara e direta, acerca dos gastos com os megaeventos, seja
desenvolvida. Com objetivos claros, os dados acerca das remoções praticamente
não constam nos meios de comunicação oficiais dos eventos e/ou governo.
34
Os fatores sociais e econômicos aqui criticados representam somente a ponta do
iceberg. Com certeza, durante e após a realização dos megaeventos, novos dados
surgirão de forma a complementar esta pesquisa aqui iniciada.
Entendendo este estudo como apenas o início de uma sistematização crítica,
podemos confirmar que, até o momento, o uso dos megaeventos esportivos no
Brasil (especificamente no Rio de Janeiro) deu-se para fins de manutenção do
poder burguês dominante – visto quea hegemonia dominante está por trás (e pela
frente) da organização e realização destes jogos. As diversas mudanças na
arquitetura urbana e política das grandes cidades brasileiras, e em especial do Rio
de Janeiro, têm utilizado o esporte e os megaeventos como pretexto para
realização de ”higiene social”, ou seja, retirar a população pobre das áreas nobres
e visíveis da cidade, levando-os (mesmo que à força) para a periferia ou a outras
cidades da região metropolitana.
A população como um todo sofre com as remoções, com os investimentos
centralizados em áreas de especulação imobiliária, com a diminuta melhoria na
mobilidade urbana (especialmente quando comparada à elevação de tarifas dos
transportes coletivos), com a aprovação de legislações que inibem direitos
adquiridos entre outras mazelas. A hegemonia, enquanto forma de dominação
burguesa na sociedade capitalista, continua, a cada dia, renovando-se e
ganhando novos instrumentos de intervenções.
Enquanto a Copa e as Olímpiadas ganham bilhões de investimento oriundos dos
cofres públicos, as filas de espera por consultas no SUS aumentam a cada dia,
assim como os índices de analfabetismo funcional e o déficit habitacional.
Acreditamos que as organizações populares têm sido uma das poucas melhorias
que os megaeventos “proporcionaram” ao país. Lutar coletivamente por melhorias
é, de acordo com nosso entendimento, a única maneira que temos de alcançá-las.
Importante destacar que a luta não é contra a vinda dos megaeventos. A luta dáse contra a violação dos direitos, contra a precarização dos serviços essenciais
como segurança, educação e saúde, contra a criminalização da pobreza, contra a
utilização do Estado e do dinheiro público para fins privados. E é contra isso que
continuaremos lutando.
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37
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___2007
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Maior. Rio de Janeiro, 27 de novembro de 2007. Disponível em:
<http://www.cartamaior.com.br/templates/materiaMostrar.cfm?materia_id=1
4729>. Acesso em 11 de dezembro de 2012.
Recibido: Mayo de 2013
Aceptado: Octubre de 2013
38
“…PRODUCIR HOMBRES DE CUERPO Y CARÁCTER”: EL FÚTBOL A
TRAVÉS DE LA REVISTA ZIG-ZAG, SANTIAGO Y VALPARAÍSO (1905-1912)
Alex Ovalle Letelier1
Daniel Briones Molina2
Este trabajo analiza el discurso elaborado por la revista Zig-Zag, en torno a la
práctica del fútbol desarrollada en las ciudades de Santiago y Valparaíso, durante
un período coincidente con la masificación de dicho deporte en nuestro país. Se
pone atención al corte editorial de la publicación, caracterizada por la exaltación y
promoción de ideas liberales además de discursos relacionados con la moral, la
cohesión social, el nacionalismo, la defensa de la raza, la formación ciudadana, la
educación y la pedagogía del cuerpo.
Palabras claves: Futbol-Zig-Zag-nacionalismo-raza-pedagogía-cuerpo
This paper analyzes the speech prepared by the magazine Zig-Zag focus on the
football practice developed in the cities of Santiago and Valparaiso, during a period
coinciding with the mass of the sport in our country. It pays attention to the
publication's editorial section, characterized by encouraging and promoting liberal
ideas related speeches besides morality, social cohesion, nationalism, the defense
of race, citizenship training, education and pedagogy of the body.
Keywords: Football-Zig-Zag-nationalism-race-education-body
Estudiante del Programa de Doctorado en Historia, Universidad de Chile. Becario Nacional Conicyt, para
estudios de Doctorado en Chile. Correo electrónico: [email protected]
2 Estudiante del Programa de Magister en Historia, Universidad de Chile. Correo electrónico
[email protected]
1
39
INTRODUCCIÓN
“Un corazón patriota no puede menos que mirar con íntima
simpatía la implantación en nuestras costumbres un
ejercicio, que tiende a producir hombres de cuerpo y
carácter” (Revista Zig-Zag, 9 de Abril de 1905).
Las ciudades de Valparaíso y Santiago albergaron a diversos clubes aficionados al
fútbol, de acorde a un proceso de "masificación" que se hizo evidente, hacia la
primera década del siglo pasado, y que utilizó a la prensa escrita como principal
medio de propaganda. Tanto el puerto como la capital se transformaron en sedes
multitudinarias de la práctica deportiva, cuyo desarrollo propició la sociabilidad y la
cohesión social de sus habitantes (Pujadas y Santacana, 2003), quienes, desde la
segunda mitad del siglo XIX se venían habituado al contacto con culturas
foráneas, favorecido por el flujo de barcos mercantes, además del constante arribo
de contingentes extranjeros, en un contexto de intensificación del intercambio
comercial, acompañado de un paulatino proceso de modernización que tuvo lugar
en algunas zonas portuarias y espacios urbanos del país.
Dicho escenario trajo consigo la implantación de una serie de prácticas sociales
extranjeras, acompañadas de novedosos gustos e ideales. Este fue el tiempo en
que los deportes comienzan a florecer, siendo catalogados como "buenos para la
sociedad", los cuales, además de atribuírseles cualidades morales, conjuntamente
con el desarrollo de la medicina y el higienismo, fueron considerados benéficos
para combatir los males que azotaban a una sociedad “viciosa” y maltrecha,
producto del cambio de ritmo que experimentaron Latinoamérica y el mundo.
Deportes de raigambre inglesa como el fútbol, fueron hijos de la modernidad y el
liberalismo, debido a que históricamente se desarrollaron en conjunto a
fenómenos como la construcción de los estados-nación, posteriores a la
Revolución Francesa y el coincidente desarrollo de la Segunda Revolución
Industrial, vendrían también de la mano con ideales tales como la secularización,
la igualdad, la burocratización, la racionalidad y la especialización del trabajo
(Cavieres, 2001). Como señala Pablo Alabarces (2009, 2) su difusión en
Latinoamérica implicaba la acción de agentes relacionados a la burguesías
empresariales extranjeras y nacionales, que extendieron su práctica entre los
residentes, especialmente en las comunidades que poseían alguna influencia
ejercida por las escuelas británicas, pero también entre los obreros y empleados.
Efectivamente en Valparaíso y Santiago, la apertura de casas comerciales fue
clave para el desarrollo del balompié, donde tanto marinos como comerciantes
ingleses, dedicaron sus tiempos de ocio a jugar este deporte, en los espacios que
40
cedían los recintos portuarios y lugares acondicionados en la capital
(Modiano,1997). Con el sumar de los días, dicha práctica se hizo famosa entre
lugareños y habitantes del orbe, que imitando los movimientos e intuyendo sus
reglamentos, hicieron propia una actividad lúdica que se manifestó en la
organización de equipos y encuentros deportivos.
Hacia principios de siglo, los sports se hicieron notorios hasta el punto que
llamaron la atención de la opinión pública, hecho que coincidió con la incipiente
propagación de algunos medios de comunicación escrita que dieron impulso a su
desarrollo (Alabarces, 2009: 2). Son precisamente los periódicos, las revistas y la
prensa en general, los soportes escritos que mayores noticias han proporcionado
a los investigadores e historiadores de nuestro pasado deportivo, tema que por lo
demás, ha suscitado un creciente interés durante los últimos años,
acompañándose de nuevas, además de sugerentes perspectivas que enriquecen
el análisis historiográfico, siendo aún un campo abierto de exploración y debate.
Por ello es que a continuación presentamos una propuesta indagatoria desde lo
teórico, para el estudio sistemático de una fuente relacionada con la difusión del
deporte en Chile, vale decir, realizar un ejercicio de lectura que permita establecer
acercamientos metodológicos, a fin de comprender dicho fenómeno a inicios del
siglo XX. Por lo tanto, la principal referencia escogida para desarrollar nuestra
investigación, son las columnas dedicadas al fútbol que circularon en las páginas
de la revista Zig-Zag entre 1905 y 1910, debido a que desde sus inicios, la revista
fundada por Agustín Edwards Mac Clure, se interesó por el balompié y los
deportes. Dicho semanario es también una prueba fidedigna del progreso que
llegó a tener la comunicación escrita, la cultura magazine (Santa Cruz, 2002) y el
periodismo liberal en Chile, que además de escribir para informar, buscaba
entretener a un público variado con temas misceláneos.
Como es lógico, la manera en que dicha revista afrontó la difusión del deporte,
estaba ceñido estrechamente a su corte editorial, por ello es que proponemos que
la Zig-Zag, además de constituirse como un soporte para la promoción del
balompié en las principales ciudades de nuestro país, fue a propósito de éste que
contribuyó a la difusión de un discurso relacionado a la vida saludable, la
educación de las conductas, además de la promoción de ideas patrióticas y
nacionalistas, tópicos a nuestro juicio, irrestrictamente relacionados con el
pensamiento liberal, cuyo fin primordial habría sido la producción de individuos
idóneos, tanto mental como físicamente, para el progreso y la productividad que el
país necesitaba.
Como señala Isabel Torres Dujisin, la prensa constituye un medio sumamente útil
para el estudio de los imaginarios sociales, puesto que las opiniones de prensa
41
permitirían percibir la “visión del mundo” de quienes escriben, eso sí, la autora
sostiene que es necesario realizar una lectura que vaya “del texto a los sub-textos”
(Torres, 2010: 26) y poner atención a la aparición, reiteración, a las maneras de
relatar, además de descubrir las opiniones editoriales, para sólo así poder acceder
a las representaciones “subyacentes”, en definitiva, a la cultura.
Antes de comenzar, es necesario delimitar y definir las principales categorías de
análisis a utilizar, por ello la reiteración sobre el propósito que es, estudiar la
configuración histórica de un discurso, conlleva la utilización de elementos
entendidos desde una perspectiva cultural (Orlandi, 2012) los cuales se relacionan
con la configuración de “imaginarios sociales”, debido a que ya sea considerado
desde una perspectiva práctica o bien, en la complejidad de la abstracción, los
sujetos y grupos humanos serían capaces de crear “representaciones” (Chartier,
2005) al respecto de concepciones que tienen una vinculación mucho mayor a la
inmediatez de un pueblo o una localidad determinada. Esas ideas en común
vendrían a determinar el modo en que los individuos, y así también los distintos
“grupos de pertenencia social” se relacionan.
EL CORTE EDITORIAL DE LA ZIG-ZAG: CONCEPTOS Y DEFINICIONES
Como se sabe el Liberalismo tuvo sus orígenes en la Reforma Protestante, pero
no fue hasta las revoluciones inglesas de finales del siglo XVII y sobre todo,
durante la Revolución Francesa (Hobsbawm, 1999; Vargas Hernández, 2007)
cuando tomó real fuerza ideológica, considerando a la Ilustración racionalista, el
materialismo, el empirismo y el utilitarismo como principales fuentes de
inspiración. Tras su desarrollo, surgió en la intelectualidad una concepción del
hombre “libre” e “individualista”, tal como lo observa Eric Hobsbawm en su obra La
era de la Revolución. 1789-1848, donde considera que el Liberalismo burgués
clásico se caracterizaba por ser: “…rigurosamente racionalista y secular; es decir,
convencida de la capacidad del hombre en principio para entenderlo todo y
resolver todos los problemas utilizando la razón” (Hobsbawm, 1999, 239).
Sin embargo, el liberalismo que inspiró a la Revolución Francesa, sufrió ciertas
modificaciones en manos de pensadores económicos tales como David Ricardo o
Adam Smith. El segundo, que por cierto, sería el más famoso y de mayor
repercusión, comprendía a la sociedad a partir de un orden natural, donde los
individuos convivían en la búsqueda de su propio interés, lo cual, se traducía en
comodidad y bienestar, elementos que posibilitaban tanto la felicidad como la
prosperidad de las naciones (Roll, 2003; 135).
42
Se creía que sólo en la medida que existiera un mercado autorregulado sin
intervención del Estado, se lograría el “progreso” de las naciones. Por lo tanto,
para lograr dicha prosperidad, era necesario el pleno desarrollo y sin restricciones
del Capitalismo, un sistema donde la producción y la distribución de los recursos
se basan en la propiedad de los medios de producción, es aquello que Max Weber
(2001) describe como una “ética” que imbuye a los empresarios a accionar en
favor de la acumulación de capital, a la vez que la libertad de comercio, permitiría
la producción de nuevos bienes para el consumo, gracias al proceso de las
materias primas, así como también, el empleo de mano de obra. Hemos de tener
en cuenta que la estrecha unión entre Liberalismo y Capitalismo, muchas veces,
los confunde en una misma doctrina, pero lo cierto es que juntos tuvieron
importantes consecuencias en términos económicos, políticos y sociales (Polanyi,
2006).
El liberalismo influyó progresivamente en las élites chilenas durante el siglo XIX.
Pensadores jurídicos como Jeremy Bentham o economistas como Smith o Jeann
Gustave Courcelle-Seneuil (Neira, Navarro, 2004; Mc-Clure, 2011) imbuyeron
fuertemente a los círculos intelectuales cercanos a la Universidad de Chile y de
quienes controlaban los medios de prensa escrita como el Mercurio de Valparaíso
o el Ferrocarril. De esa manera, profesores como Miguel Cruchaga Tocornal,
Zorobabel Rodríguez y Melchor Concha y Toro desde la economía y autores como
Diego Barros Arana o Benjamín Vicuña Mackenna desde las letras fueron
principales portavoces de un pensamiento liberal “a la chilena”. Los últimos, según
Carmen McEvoy (2010), contribuyeron durante la Guerra del Pacífico, a la
elaboración de un discurso que apoyaba la “ingeniería ideológica” relacionada al
nacionalismo republicano en Chile, siendo sus trabajos escritos y columnas,
verdaderas “armas de persuasión masiva”, por su capacidad de construir
representaciones imborrables, e influir de manera permanente en el imaginario
colectivo.
El concepto de “nacionalismo” es razonable para comprender la línea editorial que
adoptó la revista Zig-Zag para referirse a los primeros tiempos de práctica del
fútbol en Chile y será entendido desde la definición, clásica a estas alturas, hecha
por Benedict Anderson (2007) cuando se refiere a los “artefactos culturales de una
clase particular” capaces de englobar los sentimientos de pertenencia de los
individuos que la componen, aunque no estén en contacto directo unos con otros,
salvo en un sentido abstracto. A esta idea podemos agregar que la “nación” se
considera como un principio regulador de las relaciones sociales y que su difusión
conjuga indistintamente la idea y la práctica.
Lo anterior justifica la práctica social, que significó el balompié, bajo la etiqueta de
“nacionalista”, tal como lo entienden Ernest Gellner (2001) y Eric Hobsbawm
43
(1998) ya que en sus preceptos debería existir una congruencia entre la unidad
política y la nacional, coincidiendo con este último en que además, debería existir
aquel elemento de “artefacto, invención e ingeniería social” que se transmiten a los
individuos comunes y corrientes, especialmente a aquellos que el Estado-Nación
impondría obligaciones políticas y participación ciudadana, como elemento
fundamental en la denominada “construcción de naciones”. Consideramos que
aquellas estarían presentes en la creación de clubes que fueron capaces de
adoptar una identidad propia, caracterizadas en dichos “artefactos culturales”
otorgados por la élite.
Si seguimos lo que plantea Craig Calhoun (2007) el nacionalismo se manifiesta en
nuestro caso de estudio, de manera discursiva e ideológica. Discursiva puesto que
la revista Zig-Zag, se empeñó en generar una retórica cultural, que haría que las
personas pensaran y encuadraran sus aspiraciones en torno a la idea de la
nación, e ideológica porque se afirmaba que la superioridad de la nación y del
hombre, estaban en la práctica deportiva, para ello las políticas ideológicas
culturales están asociadas con los movimientos sociales y las políticas estatales.
En ese respecto, según Teun Van Dijk (2005: 9) las ideologías “se organizan en
representaciones sociales compartidas y además son las bases de los discursos
(…) y estas a su vez necesitan ser ajustadas a funciones sociales”. Por la tanto, la
Zig-Zag habría formulado discursos nacionalistas sustentando una “ideología
nacional” a propósito de la práctica del fútbol. Dicha práctica, intentaría organizar
socialmente a los sujetos, lo que supondría una forma organizativa de la sociedad,
en palabras de Van Dijk (1996,16) las ideologías: “organizan las actitudes de los
grupos sociales, que consisten en opiniones generales organizadas
esquemáticamente acerca de temas sociales relevantes”.
A todo esto debemos sumarle, la influencia que tuvieron las ideas extraídas del
Darwinismo social en el pensamiento liberal de la época, y que proponían la necesidad de
controlar el carácter y el cuerpo de los ciudadanos de una nación (Sánchez, 2010). Como
lo señala Francisco Pelayo para el caso argentino, la idea de una raza superior y
perfectible, habría de promover la unión política y la unidad nacional, puesto que
contribuiría a definir lo que se consideraría, en nuestro caso, como lo “chileno”. Los
avances teóricos de Charles Darwin fueron la manifestación más clara de los adelantos
científicos hacia finales del siglo XIX, el darwinismo, tuvo adherentes tanto en la izquierda
como en los sectores cercanos al pensamiento liberal (Girón, 2007) en Inglaterra,
Alemania, Francia, y sobre todo en Italia, desde donde fue importado tempranamente a
Sudamérica (Miranda y Vallejo, 2005).
Como señala Hobsbawm, el darwinismo social no fue simplemente una ciencia
sino que se convirtió en una ideología, y estaba relacionada con el pensamiento
burgués liberal, debido a que se necesitaba una convención que permitiese
44
demostrar cualidades morales, relacionadas con la “superioridad”, la cual, sería el
resultado de la selección natural y que se transmitía genéticamente. En ese caso
el burgués se habría sentido formando parte de un estadio superior de la evolución
humana, que se sobreponía a aquellas órdenes inferiores deficientes física y
culturalmente (Hobsbawm, 2001: 256).
UN MULTITUDINARIO “SPORT” A TRAVÉS DE LA ZIG-ZAG
“El Foot-ball va haciendo una invasión lenta pero segura en todos los campos,
todas las instituciones…” sentenciaba radicalmente una columna del 11 de
Octubre del 1908, a propósito del alcance que estaba logrando la actividad
futbolística en la vida cotidiana de las principales ciudades del país, en un proceso
aparentemente espontáneo que no dejaba indiferente a casi ningún miembro de la
sociedad:
“…no solamente de jóvenes, sino de todas las edades,
haciéndoles olvidar los estiramientos y gravedad que se ha
dado al colgar á la gente que pasa de los veinticinco años,
llevándolos a su empuje conquistador al movimiento, á la
alegría y á la salud del cuerpo”(Zig-Zag, 11 Octubre 1908).
La “fiesta sportiva”, hacía olvidar la monotonía del lento acontecer laboral e
invitaba a los hombres adultos a medirse lúdicamente con sus congéneres, en un
acto ritual que poseía un fuerte magnetismo, a la vez que producía una percepción
de habitualidad, de tradición (Hobsbwm y Ranger: 2002) que además de darle
sentido a la existencia vulgar, generaba un sentimiento de pertenencia colectiva,
de un devenir en común:
“Es ya una costumbre establecida por los operarios de la
imprenta de Zig Zag y los de la Barcelona que se jueguen
todos los años por este tiempo un match de foot-ball entre
los clubs que ellos mantienen. Es una bella idea que lejos
de despertar rivalidades sirve para unirnos, para conocerse
más de cerca y confraternizar” (Zig-Zag, 21 Junio 1908)
En ese contexto, la revista Zig-Zag, tomó la consigna de otorgar valor a una
práctica social que podía ser beneficiosa para la sociedad en su conjunto, a fin de
canalizar los entusiasmos propios del deporte, a nuestro juicio, quisieron provocar
una suerte de efervescencia, en cierto sentido, de exacerbar aquella exaltación
que veían en la población, y utilizarlo para un “fin mayor”:
45
“A pesar (sic) con el entusiasmo con que este año se inician
los torneos de foot-ball, parece que este sport va adquirir
dentro de poco un auje estraordinario. En Santiago se han
jugado ya dos o tres matches mui interesantes y en
Valparaíso se verificó el domingo pasado, otro que tuvo una
resonancia estraordinaria” (Zig-Zag, Abril 1908).
A esas alturas el Fútbol se propagaba por casi toda la zona central del país, en
multitudinarias sesiones al aire libre. Vale mencionar una jornada realizada en la
“Cancha del Carmen” en Santiago, cuando se enfrentó en un “intercity match”(ZigZag, 30 Junio 1907) una selección de jugadores de la capital con un combinado
organizado por futbolistas de Valparaíso, que contó con la asistencia de 4000
personas avivando a los equipos. Así también el balompié había logrado insertarse
en contextos pueblerinos del interior de la capital, a modo de ejemplo, podemos
considerar que en 1907, el equipo “Chile F.B.C.” de Melipilla, se coronó campeón
de un torneo organizado por su Municipalidad, que se impuso a los mejores
equipos de la zona que, como señala una columna del 16 de Junio, “…nada tienen
que envidiarles a los de la capital” (Zig-Zag, 16 Junio 1907).
Uno de los hitos de mayor trascendencia para el fútbol criollo de la época, fue la
creación de Asociaciones que organizaron su práctica, mediante la programación
de partidos y la administración de reglas para torneos entre los clubes afiliados.
En 1895 nació la "Football Association of Chile" que determinó el papel de los
clubes y promovió los campeonatos, donde participaban los equipos más
importantes y representativos de la región portuaria, puesto que no fue hasta
1912, cuando se creó la "Asociación de Football de Chile" (Marín, 1995: 6) con
sede en Santiago, cuya finalidad sería velar por los intereses del deporte a nivel
nacional. No obstante, es preciso mencionar que los clubes de Valparaíso,
siguieron rigiéndose por una institución reguladora local, hasta bien entrada la
década del 30.
46
Fotografía Nº1: “Desafío por la Copa”
Fuente Zig-Zag, 20 de Mayo de 1906
En ambas ciudades se observa una importante propagación del balompié, tanto
así, que entre 1896 y 1911, se consideran 39 equipos participantes en las
competencias. (Omnes,1952) Desde 1900, la fundación de clubes se hizo
progresiva, destacándose así, cuadros como el Valparaíso F.C, Mackay and
Sutherland, el Victoria Rangers, el Santiago Wanderers y Valparaíso Wanderers,
el Nathional Football Club, el Unión Chilian F. C., La Cruz, el Britania, el equipo del
Colegio San Luis, el Porteño F. C., el Escuela Naval, el Blue Star, el Western
Athletic, el Liceo Wanderers, el Cordillera, el Liceo Rangers, Red Star, Liceo Star,
London y Chile Brasil, por sólo nombrar algunos.
Además de los equipos mencionados, surgieron diversos clubes acogidos por
instituciones ya establecidas, que vieron en el balompié un espacio idóneo para la
distracción de la clase trabajadora, o bien, como una manera de socializar con los
grupos sociales porteños y capitalinos. Tal es el caso de las agencias de productos
extranjeros como la Williamson Balfour o la Casa Grace, que se sumaban a los
equipos de la editorial Zig-Zag, de la Universo, el Barcelona del Mercurio de
Valparaíso, y el Gutemberg, perteneciente a la imprenta del mismo nombre:
47
"Cada gremio, cada institución, cada sociedad, ha alistado a
sus miembros en los respectivos teams, dispuestos a
aprovechar todo día festivo en vigorosos desafíos que
desarrollan los músculos… Y así se ha visto en cortísimo
tiempo crecer de tal manera el número de los clubs
atléticos, que ya hacen de todo punto estrechos los campos
actuales de ejercicios" (Zig-Zag, 12 Noviembre 1905).
Las reuniones dominicales, se hicieron cada vez más concurridas, y hacia 1909, el
fútbol había adquirido gran popularidad:"Un hermoso día primaveral favoreció la
reunión, asistiendo a presenciar tan importante desafío más de siete mil personas”
(Zig-Zag, 1909) Se menciona en una columna del 21 de Agosto de dicho año, a
propósito de la masividad que habían alcanzado las jornadas deportivas.
Este deporte, en palabras de Luis Ortega (2007) se convirtió en una verdadera
"pasión de multitudes", que cumplió con la función de aglutinar a la comunidad en
torno a un modelo de vida que se entendía como "saludable", y que en cierto
sentido, derribaba las diferencias sociales tan marcadas a inicios del siglo pasado,
y de las crudas consecuencias de una sociedad cada vez más individualista y
liberal.
FÚTBOL Y NACIÓN: EL DISCURSO DE LA ZIG-ZAG
Como menciona Bernardo Guerrero, la literatura especializada ha señalado que el
proceso de “chilenización” ocurrió exclusivamente gracias al despliegue de
artefactos estatales, cuyo proyecto deja de lado el verdadero protagonismo de la
sociedad civil, la cual, habría participado de manera activa y no “mecánica” en su
nacionalización, es decir, aquella “puerta abierta” que dejó Hobsbawm para la
indagación historiográfica sobre los procesos relativos a la construcción de la
nación.
En ese sentido los grupos sociales habrían podido crear instituciones, si bien, no
completamente autónomas, tendrían en ellas un espacio para su propia agencia,
en la medida que fueron capaces de crear materiales simbólicos para dar sentido
a aquello que consideraban como “chilenidad”, por ello es que el fútbol otorgó un
espacio de propia elección que se relacionaba con los equipos, los colores, los
estandartes, los himnos y las consignas (Guerrero, 2006) que en cierto modo,
48
serían utilizados por el Estado para socializar en torno a una identidad nacional y
los avatares propios de su cultura.
En consecuencia, el fútbol también permitiría fomentar en los sectores populares,
un nacionalismo apoyado discursivamente por la prensa y la publicidad (Anderson,
2001: 63ss). Es en esa dirección en que los valores patrios y la cultura de élite
pasó a estar controlada por dicho discurso, (Craig, 2007) visualizando en los
juegos sportivos, los cánones del correcto ciudadano y del hombre patriota. Como
plantea Carlton Hayes (1966: 27), el “amor a la patria” sería la principal ideología
movilizadora, porque generaría sentimientos emotivos, de simpatía, de apego,
fidelidad y lealtad, los cuales se sumarían al instinto gregario y el amor por la
familia, la localidad y la sociedad (Hayes, 1966; 11).
Lo mencionado, fue visto en función de potenciar un sentimiento nacional, que
estaba en boga por aquellos días tras el fin de la Guerra del Salitre, el
subsecuente surgimiento de las ligas patrióticas en el norte y los siempre posibles
enfrentamientos limítrofes con Argentina. Además de ello, -como hemos
mencionado en líneas anteriores- el nacionalismo era una especie de “idea fuerza”
esgrimida por el pensamiento liberal, una suerte de “pilar ideológico” que
complementaba su discurso de “orden y progreso”.
Por ello es que la Zig-Zag le atribuyó al fútbol características formativas, tal como
lo expone una columna de 1905:
"En buena hora ha llegado a Chile la semilla de todos estos
sports que crecen ahora como plantas nacionales y
contribuyen a formar jeneraciones más fuertes que las
actual ", (…) "El foot-ball ha llegado a ser en Valparaíso un
juego nacional” (Zig-Zag, 9 abril 1905).
El deporte cumplía con el papel de proveer cohesión social, en palabras de Julio
Pinto, Verónica Valdivia y Pablo Artaza, (2003) de romper aquellas solidaridades
horizontales, o de clase, por aquellas que vinculaban al pueblo con sus
gobernantes, y con aquellos grupos encumbrados en la escala social, lo que en
definitiva propiciaría, en lo posterior, una unidad nacional:
“Sobre la estensa y pintoresca llanura, cerrada de una parte
por el amplio mar que de ningún punto se ve mas hermoso,
y de otra parte por los límites de la ciudad, que allí concluye
en sucesión de casa bajas y pobres, mezcladas con
algunos chalets y casas-quintas que dan al barrio un
aspecto de población naciente que demuestra ya indicios
claros de que será el porvenir; sobre aquellas llanuras, en
49
que los árboles crecen lozanos y el aire es purísimo y la
tranquilidad perfecta, se derrama con ansia de reposo un
mundo abigarrado de personas de todas las condiciones,
de todos los grados de la fortuna: el empleado, el industrial,
el comerciante, el obrero, llenando las suntuosas avenidas
con el rumor de la charla lijera o grave de jente satisfecha o
pacífica” (Zig-Zag, 9 abril, 1905).
El modelo liberal ofrecía instancias en que los individuos podían desarrollarse, en
cierto sentido, al margen de lo estrictamente laboral, pero respetando las
jerarquías que el propio sistema disponía para tales motivos. De esa forma se
fundaron una serie de espacios de reunión y sociabilidad, que para autores como
Sergio Grez habrían sido una manifestación del “sujeto autónomo” (Grez, 2010) e
incidirían en la futura configuración del movimiento popular, entre ellas podemos
mencionar, las sociedades mutuales, (Illanes, 2003) de socorro mutuo, sociedades
de lectura y filarmónicas, pero también, surgieron espacios para la práctica
deportiva como el box, el fútbol y el básquetbol.
No obstante lo planteado, coincidimos con Hobsbawm cuando propone que en
realidad estas instancias favorecieron a un grupo selecto dentro de la masa
trabajadora y en definitiva ayudaron a diferenciar una especie de “aristocracia
proletaria” que en vez de revelarse ante los patrones, tendió a imitar sus prácticas
sociales, vale decir, habrían sido cooptados socialmente gracias a las instancias
que les brindaban sus superiores, sin embargo, esto no obsta la apropiación e
identificación con cierta autonomía de los sectores populares.
Tal como hemos visto en líneas anteriores, los equipos de fútbol estaban
integrados tanto por operarios como por empleados de escritorio, además de los
patrones de las casas comerciales y las imprentas, participando también del
espacio deportivo, las escuelas y colegios, las fuerzas armadas e incluso los
cuerpos de bomberos:
“La activa juventud que compone el Cuerpo de Bomberos
de Valparaíso, no se resigna a permanecer en la inactividad
y así cuando los ejercicios reglamentarios le dejan libre
algunas horas, las dedican a la práctica de otros ejercicios
no menos útiles que los que le impone el réjimen del
Cuerpo en que están afiliados. La mayor parte de esa
juventud entusiasta y vigorosa, ha fundado instituciones de
football que ya han podido medirse ventajosamente con
clubs mas antiguos que los suyos” (Zig-Zag, 19 mayo
1907).
50
Así es como el discurso nacionalista se imbrica continuamente en el discurso
liberal, siendo posible visualizar la manera en que ambos apuntan hacia la misma
dirección, que sería homogeneizar el imaginario en torno a la configuración de un
ethos que contiene ideas como ser patriota, querer y respetar a la nación, ser
perseverantes, cumplir con el deber en todas las lides, ser productivo, respetar a
los superiores y no revelarse ante la autoridad. Por ello es que en gran medida el
mensaje iba dirigido a la juventud, que poseía, a ojos de la revista, la materia
prima que consistía en el entusiasmo y el vigor, aquellos que podrían ser
necesarios en el momento que su patria lo requiriese, aquellos que deberían
conformar el futuro ejército nacional en caso de un conflicto armado, aquellos que
debían ser ciudadanos y modelos de virtud para el porvenir.
“Los oficiales de mar y tierra del imperio británico entienden
que sirven bien a su patria no solo en el cumplimiento de
sus deberes como militares sino en el desarrollo físico del
cuerpo. Todos son aficionados al atletismo y todas las
ramas de sports. Cuando abandonan las escuelas de sus
respectivas carreras, no dejan por eso de mano su
entusiasmo sportivo sino que siguen perfeccionándolos
entusiastamente. Ejemplo bien claro de esta afición que no
caduca es el recién gran match jugado entre oficiales del
ejército y la marina escojidos entre los campeones de
ambas armas. Este encuentro despertó el mas vivo interés
en toda Gran Bretaña y fué objeto el triunfo de una ruda
contienda en que la marina ganó por solo un punto: 15
contra 14 del ejército” (Zig-Zag, 16 mayo 1907).
Pero ¿Con respecto a qué modelo se quería construir aquella nueva y saludable
juventud? Sin duda, el pensamiento liberal chileno no podía dejar de mirar hacia
Europa, puesto que ése era el molde de progreso, de raza y estirpe que se
necesitaba, aquel que los mozos chilenos debían emular, pero sin dejar de lado
sus raíces, por ello se hizo imprescindible apelar a las bondades raciales de los
futbolistas criollos.
FÚTBOL, EDUCACIÓN Y RAZA
Entre los discursos enunciados por la Revista Zig-Zag, el componente racial se
encontró de manera explícita. El cultivo racial respondería a la necesidad de
proveer a los ciudadanos de una disciplina basada en la búsqueda de la salud.
51
Como se señala en una columna del 9 de abril de 1905, el fútbol había sido capaz
de recuperar la estampa propia del chileno:
“…los clubs de foot-ball están casi todos compuestos de
chilenos. Véanse las fotografías; no aparece en ellas un tipo
exótico. Todos llevan la estampa de nuestra raza,
acentuada y vigorizada con el esfuerzo violento y sabio al
aire libre” (Zig-Zag, 9 abril 1905).
Imagen Nº3: Team I de la Zig-Zag
Fuente Zig-Zag, 27 de Diciembre de 1908
El sustentar una postura de superioridad racial, estuvo relacionada con el contexto
político y social en que Chile se situó a principios del siglo XX, las nociones que
inspiraron los escritos de Nicolás Palacios (1818) y Alejandro Venegas (1910),
contribuyeron a canalizar las visiones que la élite imprimió a los sectores
populares en su necesidad de rescatar la chilenidad. Complementando aquella
perspectiva, las influencias que se albergaron en Chile provenientes del
Darwinismo social y que circulaban en el ámbito científico, proponían la necesidad
de mejorar la constitución racial, mediante el disciplinamiento del carácter y el
cuerpo de sus ciudadanos, a través de la cultura física (Martínez, 2012)
52
En ese respecto, la finalidad que se le entregó al fútbol estuvo dirigida por los
resultados que su práctica significaba:
"los juegos esportivos no producen más que un resultado
indirectamente útil: perfeccionan las cualidades físicas y
morales del individuo, cualidades que podrán utilizarse en la
vida diaria" (Zig-Zag, 13 Noviembre 1905).
“No olvidemos que uno de los fines más importantes de los
juegos esportivos es la formación del carácter y el respeto á
las reglas del juego, pues el que no respeta las leyes del
juego, no sabrá después respetar las leyes del Estado” (ZigZag, 27 junio 1909).
Para Gustavo Vallejo, la biología y la política se mancomunan para controlar el
poder, en este caso, la atribución de una estampa racial y la finalidad moral
asociada a la experiencia y a la industria del individuo, nos permite inferir, que
dentro del contexto de este nacionalismo ideológico fundamentado por la revista,
se intentó “organizar a la sociedad” (Vallejo, 2005) según el conocimiento científico
de la época lo determinaba. Bajo ésta lógica, se consideraba al fútbol desde una
función pedagógica, lo cual suponía dar ejemplos claros del cómo debía
comportarse un sujeto en
sociedad y cuáles eran las enseñanzas más
importantes que debía recibir.
Siguiendo las citas anteriores, el fútbol sería considerado un deporte educativo,
puesto que estaba determinado por reglas y leyes que debían cumplirse: “El Football puede ser un juego libre, de recreo; pero, si algunas reglas intervienen, será
un juego pedagógico” (Zig-Zag, 12 junio 1909). Se exhortaba en la consideración
del balompié como un juego formativo, se fomentaba su estudio a nivel de
logística, o sus lineamientos metodológicos, pero también, como lo postulan
autores como Luis Ferla (2005, 401ss) o Felipe Martínez, (2012) la educación
dirigida al óptimo físico se acondicionaba como un medio, cuya última finalidad era
preparar gente apta para la sociedad, a partir de la corrección de las
imperfecciones mediante el ejercicio, a fin de obtener del cuerpo infantil toda su
potencialidad.
En 1909 una columna de la revista apuntaba: “…Por esto es que hemos indicado
la conveniencia que existe en introducir la enseñanza metódica del foot-ball en la
escuela” (Zigzag, 10 julio 1909). Poniendo hincapié en los beneficios que contrae
su estudio a nivel escolar: “Que aquí aprenda el niño(sic) una comunidad de
individuos no puede existir sin que todos obedezcan á las leyes establecidas” para
luego hacer insistir:
53
“De esta manera, se les enseña que la unidad social es
más grande que la individual, y que la victoria personal no
es nunca tan dulce como la victoria colectiva…”. “…los
jóvenes aprenderán que el primer deber en la vida es
cumplir con sus obligaciones” (Zig-Zag, 10 julio 1909).
“Si queremos que los juegos produzcan todos sus buenos
resultados, es necesario que su enseñanza se haga
metódica y progresiva que se introduzcan los juegos
pedagógicos en los primeros años de escuela, que se
practiquen después, por los cursos superiores…” (Zig-Zag,
10 julio 1909).
En definitiva, es posible aseverar que para los columnistas de la Zig-Zag, el
balompié además de favorecer la cohesión social, era entendido como una
herramienta metodológica que permitiría batallar en dos frentes. Por una parte, el
disciplinamiento destinado a la creación tanto de cuerpos cultivados como
caracteres fuertes, y por otra, una función pedagógica moral, que acondicionaría a
los sujetos a seguir instrucciones, en pos de la transformación del trabajador y del
educando en ciudadanos capaces de discernir las necesidades nacionales.
CONSIDERACIONES FINALES
Como hemos visto a lo largo de estas páginas, la masificación del balompié,
supuso elaborar discursos que serían absorbidos por el liberalismo propio de la
época, acompañado de un nacionalismo ideológico incipiente que encontró en la
categoría de nación y raza, los componentes necesarios para transformar
hombres patriotas. Siguiendo esta línea de análisis, hemos considerado que la
práctica deportiva se difundió a partir de la idea de cohesionar las clases sociales
e insertar un discurso nacionalista y ciudadano. En palabras de Brenda Elsay,
“...the relationship between popular culture and politics that emerged in this period
shaped social struggles for decades. New forms of leisure, like football clubs,
contributed to the organizational capacity of working and middle-class men in the
early 1900s” (Elsey, 2011:17).
El semanario que otorgaba atribuciones pedagógicas a la práctica deportiva, tanto
en el ámbito laboral, cotidiano y en relación con la labor educativa de la escuela,
habría perseguido la finalidad de transmitir símbolos culturales que caracterizaron
54
a un grupo dominante (Scott, 2003), para hacerlos generales y confeccionar una
cultura política y económica en función de las necesidades de la nación. Hemos
de tener en cuenta que durante la época, publicaciones misceláneas como la
Zigzag, tuvieron una amplia difusión entre los sectores más acomodados de la
sociedad chilena de principios del siglo XX, sin embargo, como ha señalado
Jaqueline Dusaillant, (2011) ciertos grupos con capacidad lectora y con menor
poder adquisitivo, ya sea como obsequio de sus patrones, o bien, por compra de
“segunda mano”, habrían tenido acceso a su lectura, y por consiguiente, ser
receptores activos de las ideas perpetuadas en sus columnas.
En ese respecto, siguiendo a Homi Bhabha, (1994) los discursos serían capaces
de otorgar espacios “ambivalentes”, en donde el sujeto subalterno, tendría la
posibilidad de moverse en ciertos márgenes otorgados desde arriba. Según lo
anterior, cabría preguntarse si en las ciudades estudiadas, efectivamente los
clubes de fútbol fueron capaces de darle el sentido a los discursos sobre la nación
y la raza chilena, generando sus propias prácticas y representaciones, vale decir,
apropiándose dichos espacios en torno a la construcción de su identidad, sin
necesariamente desprenderse de los símbolos y cánones impuestos por la elite.
Por último cabe la reflexión, que el futbol no sólo debería ser estudiado
historiográficamente como mecanismo de control social, alienación o actividad al
servicio del poder, puesto que es necesario considerarlo como una actividad
festiva donde los sujetos y grupos sociales, desde su “subalternidad”, serían
capaces de expresarse en otras direcciones discursivas y generar formas de
resistencia. Tal como lo han mencionado autores como Medina (2009) o Ramírez,
(2010) el fútbol otorgaría espacios para que los sectores populares pudiesen
desarrollar oportunidades de movilidad, reconocimiento y ascenso social, por
tanto, sería necesario abordar futuras indagaciones, poniendo énfasis en las
dinámicas de sujetos y grupos sociales, así también, desde perspectivas que
aborden contextos tanto nacionales como también locales, a fin de enriquecer el
debate sobre nuestro pasado deportivo, poniendo atención a sus consecuencias
tanto sociales, como culturales y políticas.
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Recibido: Abril de 2013
Aceptado: Septiembre de 2013
60
BARRAS BRAVAS: TENSIONES Y CONVERGENCIAS DESDE UNA
PERSPECTIVA HÍBRIDA
Francisco Javier Parada Dueñas1
Este artículo abarca el mundo de las barras bravas –específicamente la Garra
Blanca- desde una perspectiva teórica como también empírica. Ver este fenómeno
desde una dimensión identitaria obliga a reflexionar sobre sus procesos que se
mueven entre elementos modernos y posmodernos. En este sentido es
conveniente analizar el fenómeno de las barras bravas como un fenómeno híbrido.
Concretamente, los barras bravas despliegan una serie de estrategias –altamente
pautadas y rutinarias– en distintos contextos interconectados: galería, barrio y
espacios online. Un minucioso análisis de algunos elementos materiales como el
trapo y el bombo da cuenta de esto. Las construcciones discursivas de los
barristas, y que aquí se revisan, ayudan a entender e interpretar estas estrategias.
Palabras claves: Barra brava, Hibridación, Trapos, Bombos, Discursos.
This article deals with the world of barras bravas –especially the Garra Blancafrom a theoretical perspective and an empirical one as well. Seeing this
phenomenon from a dimension of identity makes think about its processes which
are moving between modern elements and postmodern ones. In this sense is
convenient to analyze barras bravas´ the phenomenon as a hybrid phenomenon.
Concretely, the barras bravas spread out a series of strategies – which include
many rules and routines- in distinct interconnected contexts: galleries,
neighborhoods and online spaces. A meticulous analysis of some material
elements such as the trapo and the bombo gives short work of it. The discursive
constructions of the barristas, which are mentioned here, help to understand and
interpret these strategies.
Key words: Barra brava, Hybrid process, Trapos, Bombos, Discourses
1
Sociólogo. Cursa actualmente el doctorado en sociología en la universidad Complutense de Madrid. E-mail:
[email protected]
61
1. INTRODUCCIÓN
A pesar de su masividad y notoriedad dentro del contexto sudamericano, los
estudios sobre las barras bravas son más bien escasos. Quizás una razón sea la
dificultad para acceder a ellas, las metodologías clásicas muchas veces parecen
ser inerte para este sujeto-objeto de estudio. Las técnicas cualitativas como las
entrevistas en profundidad o grupos focales se deben enfrentar a una serie de
problemas de sesgos y ocultamiento de la identidad, problemas para acceder al
amplio de la población debido a su dispersión espacial y dificultad para generar la
confianza que permitiría observar el fenómeno desde técnicas más participativas.
Enmarcado dentro de estas condiciones, los resultados presentados en este
artículo fueron elaborados, en gran medida, a partir del uso de una metodología
online. Etnografía virtual y grupos de discusión online sirvieron para este propósito
(Parada, 2012).
En el presente artículo se puede identificar con facilidad dos apartados que de
alguna forma se encuentran relacionados entre sí. En una primera parte se
discute, desde una perspectiva teórica, la ubicación del fenómeno de las barras
bravas en el contexto del debate –que aún sigue abierto– de la modernidad y
posmodernidad. Focalizar la discusión en estos términos resulta clave para
comprender los nuevos procesos que (re)configuran nuevos o antiguos espacios
en donde las personas construyen su identidad. La clave para entender la postura
aquí presentada es que el lector intente pensar en términos híbridos, procesos
abiertos e interrelacionados, pues, como plantea Canclini (2001) y Larraín (2005)
la modernidad se vive de manera distinta en Sudamérica.
Posteriormente, se presentarán resultados empíricos de una investigación sobre
una barra brava en particular, esta es, la Garra Blanca. El análisis está basado en
dos grandes dimensiones. Primero, se reflexionará sobre el trapo y el bombo. Se
ha seleccionado a estos dos elementos debido a la gran concentración de
significados que aúnan y que son clave en el mundo de las barras bravas. Una
serie de prácticas y patrones se pueden encontrar en estos dos instrumentos
usados por los hinchas. Segundo, se pondrá atención a la construcción discursiva
de los integrantes de la Garra blanca. La importancia aquí radica en que los
discursos denotan una construcción ideológica –en el amplio sentido de la
palabra– (Ibañez, 2003) que permite comprender las acciones de los sujetos y su
propia interpretación sobre lo que ellos dicen y hacen. Dentro de este campo
ideológico en el que construye el relato sobre lo que significa ser un barra brava se
pueden encontrar fragmentaciones discursivas dentro de la misma Garra Blanca,
encontrando así matices dentro de un grupo que suele considerarse homogéneo.
62
Es importante mencionar que el estudio de la hinchada del equipo Colo- Colo de
Chile, se realizó antes de la aplicación de la ya conocida y cuestionada ley
“estadio seguro” en el año 2011, por lo tanto aún los trapos y los bombos era parte
del paisaje de los estadios del fútbol chileno, cosa que aquella ley hoy lo impide.
2. LAS BARRAS BRAVAS EN EL CONTEXTO ¿MODERNO O POSMODERNO?
No es nueva la discusión referente a la situación de las identidades en los en las
últimas décadas. Posturas que fluctúan entre argumentos modernos y
postmodernos han protagonizado un debate que, como suele ocurrir en las
ciencias sociales, nunca se cierra de manera concluyente.
Aquí la intención no es hacer un itinerario de esta larga discusión ni presentar
cada uno de los argumentos surgido en este debate. Sin embargo, para que el
lector se haga una idea general, simplificaremos estas posturas en cuatro:
La Desconocedora: Esta indica que no hay razones para hablar de
posmodernismo debido que el
elemento que los posmodernos creen
constituyente de la posmodernidad es en realidad moderno. Específicamente,
Marshall Berman (1989), afirma que el motor de cambio es la dialéctica, la cual
está presente en pensadores netamente modernos como Karl Marx. Así, la
famosa frase “todo lo sólido se desvanece en el aire” que ilustra lo fugaz de las
relaciones, condiciones o estructuras de la sociedad contemporánea, no puede ser
atribuida por el pensamiento posmoderno.
La progresiva: Esta postura se funda en la tesis de que a pesar de que
actualmente se viven cambios que diferencian la sociedad del siglo XIX y
comienzo del siglo XX, no se puede hablar de un cambio de etapa histórica de la
humanidad, pues actualmente se vive las consecuencias de la modernidad. Esta
es la posición adoptada por Giddens (2008), para el cual si se quiere hablar de un
paso a la posmodernidad se deben experimentar profundas discontinuidades en el
ritmo de cambio, ámbito del cambio y un cambio en la naturaleza intrínseca de las
instituciones modernas. Actualmente solo experimentaríamos cambios radicales
en la primera dimensión. En consecuencia se ha transitado de una modernidad
clásica hacia una modernidad tardía o reflexiva.
La rupturista: Plantea que existe un consenso sobre la existencia de un nuevo
periodo histórico y, en consecuencia, de una nueva sociedad. Jameson (2004)
argumenta que esta nueva sociedad es posmoderna debido a que se ha
63
experimentado un cambio elemental en el sistema de producción, el cual pasó de
un capitalismo clásico a uno tardío y en donde el posmodernismo es la lógica
cultural de este nuevo sistema de producción.
La híbrida: Finalmente se identifica una postura híbrida, desarrollada
principalmente por autores latinoamericanos. Canclini, señala que en el contexto
sudamericano coexisten tanto configuraciones sociales pre, post y modernas en
donde “la sensación de vivir a la vez en varios siglos puede encontrarse en
cualquier otro país de América Latina” (1997: 32). Siguiendo esta línea, Jorge
Larraín propone “la tesis de que la modernidad es simultáneamente una y múltiple
[…] claro está, sin embargo, que puede encontrarse muchos procesos y
perspectivas antimodernos dentro de la época así llamada moderna” (2005: 9-10).
Debido a que las barras bravas son un fenómeno sudamericano, se desarrollan en
un contexto caracterizado por la hibridación. Esta lógica permite describir los
componentes del fenómeno de las barras bravas de una manera inclusiva,
posibilitando entender falsas tensiones entre elementos aparentemente opuestos
o excluyentes bajo la óptica de la clásica dicotomía modernidad/posmodernidad.
Aunque las ideas desarrolladas a continuación apuntan a una coexistencia de
características modernas y posmodernas, se pondrá mayor énfasis en las el
sistema explicativo presentado por Giddens, sin desconocer la presencia
configuraciones posmodernas. Esta mayor presencia dentro de esta hibridación no
imposibilita el proceso mismo de hibridación, pues cada fenómeno social se va
constituyendo de distintas maneras y quizás si nos centráramos en otro fenómeno
veríamos una mayor notoriedad de procesos posmoderno sobre los modernos.
Diagrama nº 1: Elementos modernos y postmoderno en el fenómeno de la barra
brava de Colo- Colo
64
2.1. LA RUTINIZACIÓN Y MECANISMOS DE DESANCLAJE
Un elemento central en la Garra Blanca son los mecanismos de desanclaje
entendido como “el <despegar> de las relaciones sociales de sus contextos
locales de interacción y reestructurarlas en indefinidos intervalos espaciotemporales” (Giddens, 2008: 32). En este sentido, no se puede saber si las
relaciones sociales del barrio son expandidas hacia el estadio y luego al internet o
desde el estadio realizan un contínuum que llega hacia los barrios y
posteriormente a espacios online. Lo que sabemos es que tanto el estadio como el
barrio se refuerzan permitiendo una continuidad en las acciones de las barras
bravas a través del tiempo. Esta expansión temporal, permitida en gran medida
por la expansión espacial, da paso a una institucionalización de la acción, pues,
vemos en los estadios que, partido a partido, se van produciendo las mismas
dinámicas una y otra vez, al mismo tiempo que en los barrios se pueden ver los
mismos patrones estéticos expresados en murales y grafitis.
Esta interacción entre el barrios y el estadio, pensando en ellos como un lugar y
un no lugar, respectivamente, “son más bien polaridades falsas: el primero no
queda nunca completamente borrado y el segundo no se cumple nunca
totalmente: son palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de
la identidad y de la relación” (Augé, 2000: 83). En este sentido, el barrio como
lugar – que implica una connotación identitaria, relacional e histórica– se introduce
en un no lugar (el estadio), expresándose simbólicamente especialmente en los
lienzos o trapos. Esta interacción e interpenetración entre lo moderno y lo
postmoderno, entre el lugar y el no lugar, y que da la posibilidad de la
65
institucionalización y expansión del fenómeno de las barras bravas, expresa de
buena manera la intención de procesos de hibridación (Canclini, 2001) que aquí se
intenta transmitir.
La institucionalización entendida como una constante rutinización de las acciones
de los agentes, como una recursividad (Giddens, 2011:24) implica una
despersonalización, en donde el resultado de determinadas acciones ya no
depende de personas concretas, sino del conocimiento consensuado que tienen
los actores sociales para interpretar determinados recursos válidos en el contexto
de las barras bravas. Es por esto que es importante hablar de los mecanismos de
desanclaje, sobre todo de las señales simbólicas que son un “medio de
intercambio que puede ser pasado de unos a otros sin consideración por las
características de los individuos o grupos que los manejan en una particular
coyuntura” (Giddens, 2008: 32-33). Más adelante veremos la importancia de los
piños2 como un subcomponente de una configuración mayor, y en donde se puede
apreciar que el desenvolvimiento de Garra Blanca como ente mayor no depende
de la actuación de un piño en particular. Todo lo contrario, se verá que la compleja
coordinación entre las diferentes agrupaciones de la barra brava es permitida por
el conocimiento tácito - como también explicito- de los códigos y reglas
establecidas. En definitiva, estas señales simbólicas están impregnadas de poder,
lenguaje y signos impersonalizados que trascienden a las individualidades y pasa
a incorporarse en el sentido práctico (Bourdieu, 2008: 116; 2011:115) o
conciencia práctica (Giddens, 2011) de los agentes.
Debido a la frecuente violencia física y visual que suelen protagonizar las barras
bravas dentro y fuera de los estadios, es fácil pensar que en el interior de
cualquier hinchada predomina la sensación de temor y desconfianza. Pero las
barras bravas al operar como sistema de desanclaje, la confianza se vuelve crucial
para ser sostenible la interacción y la cohesión. La fiabilidad no recae, insisto,
sobre un determinado grupo o líder – aunque estos juegan un papel importante –
sino sobre la rutinización, la cual conlleva regulación, reglas y recursos (Giddens,
2011) impersonalizados. Las señales simbólicas operan principalmente en el
estadio y en contextos online, donde la interacción con otros barristas se sustenta
bajo la fiabilidad derivada de la portación de símbolos del equipo que acreditan ser
parte de un “nosotros” en donde “los individuos se autorreconocen” (Larraín,
2001: 257).
2
Piño: es un término usado por los barristas de cualquier equipo y que hace referencia a un grupo de
barristas organizado dentro de la barra el cual puede poseer sus propios paños, bombos, líder, incluso
cánticos. En términos simple, sería un subgrupo de la barra.
66
En los barras bravas, tanto en el estadio como en el contextos virtuales, la
fiabilidad bajo el alero de la rutinización entrega una cierta seguridad de cómo se
debe actuar para obtener una consecuencia deseada al mismo tiempo que se
puede anticipar las conductas de los demás. Esta continuidad constituye un eje
dentro de la construcción de identidad, pues hay demandas de interacción que le
exigen a los individuos ser personas fiables donde sus acciones sean previsibles
(Revilla, 2003: 9) y con un compromiso inquebrantable con su identidad (Revilla,
1998: 20)
Concretamente, las grandes señales simbólicas de las que se hablará en este
artículo son el bombo, lienzos o trapos, camisetas, murales e incluso el uso del
cuerpo en determinadas situaciones. A pesar de que muchos de estos elementos
mencionados tienen una existencia física, las señales simbólicas trascienden la
materialidad y, por lo tanto, hay que intentar mirar el lenguaje, el poder y los
códigos que estos objetos aúnan. Por ejemplo, el bombo aquí ha sido interpretado
como el corazón de la barra brava, en donde su ubicación y tamaño ya nos
comunica algunas cosas como la importancia que le atribuyen los hinchas y el
poderío organizativo de la barra brava. Así, el bombo puede ser llamado con
propiedad “el corazón de la barra” ya que su utilización permite coordinar y llevar
el ritmo de miles de personas. Visto desde este punto de vista no resulta extraño
que las autoridades chilenas comenzaran a prohibir su ingreso a los estadios con
la finalidad de tratar de disolver a las barras bravas del fútbol chileno.
La importancia de la información (Castells, 1996) y es una de las características
que muchos autores asocian a un nuevo tipo de sociedad. La descentralización
de la información aporta al reforzamiento entre las experiencias vividas en los
barrios y en el estadio. Esta “democratización” de la información expandida a casi
el total de la población es un hito que en el pasado era impensado, pues, los
organismos, casi siempre estatales y privados, eran los encargados de almacenar
y distribuir la información. Ahora en esta tarea también participan los integrantes
de nuevos colectivos como las barras bravas quienes tienen sus propias redes,
plataformas e incluso códigos lingüísticos que permiten ser protagonistas en los
medios de comunicación.
Esta descentralización de la información y la emergente importancia de
plataformas de comunicación que dan paso a las barras bravas a ser
protagonistas, permiten no solo mantener comunicados a los barristas, sino que
también contribuyen a la socialización y legitimación de información que ayuda a
consolidad las señales simbólicas mencionadas anteriormente. De esta forma, en
las redes sociales del internet fluye un conjunto de información y códigos que los
barristas deben manejar para saber interpretar de manera correctas las señales
67
simbólicas. En este sentido la globalización es imaginada (García Canclini, 1999),
donde cada sujeto o agrupación le da forma a las herramientas de la globalización
según sus intereses.
2.2.
SEGURIDAD ONTOLÓGICA
HEDONISTA DEL YO
Y
BÚSQUEDA
RECONOCIMIENTO
La desintegración paulatina de las grandes instituciones que en el pasado
regulaban fuertemente la vida social y que cumplían la misión de intermediar entre
el individuo y la sociedad han traído como consecuencia una serie de
inseguridades, ansiedades y problemas que se expresan psicológicamente, pero
que tienen un origen social. Pero no es el espacio oportuno para hablar en
profundidad de la psicologización de problemas sociológicos -Beck (2000)-. Sin
embargo, dentro del debate aquí planteado sobre las certezas modernas o las
incertidumbres postmoderna, cabe decir que las barras de fútbol entregan por una
doble seguridad:
a) La primera es una seguridad emanada de integración social y/o sistémica
(Giddens, 2011) de las acciones de la barra que permite a los individuos
saber sus movimientos dentro del estadio – principalmente- y en los barrios.
b) La segunda es una seguridad ontológica que subyace de las relaciones
cara a cara en un contexto local de interacción (el barrio), donde la
impersonalización pierde su importancia.
Sin estos dos tipos de seguridad, las barras bravas estarían condenadas a
desaparecer o al menos a renunciar a su expansión. Sin duda, el primer tipo de
seguridad está mucho más vinculado a la vida de la barra brava, mientras que el
segundo tipo de seguridad está relacionada con los sujetos que participan en ella.
Esta interacción entre los caracteres macrosocial y microsocial es la que hace a
este fenómeno sólido en el tiempo y atractivo para sus integrantes, pues el
sentimiento de pertenencia con una institución expandida por territorio nacional y
la posibilidad de reforzar lazos locales son “ofertas identitarias” que comienzan a
escasear, y ya hemos insistido en que “en las condiciones de la modernidad, las
rutinas integradas en los sistemas abstractos son cruciales para la seguridad
ontológica” (Giddens, 2008: 110).
Respecto al primer tipo de seguridad mencionado, “la fiabilidad en los sistemas
abstractos proporcionan la seguridad de la confianza cotidiana, pero, por su
misma naturaleza, jamás puede ofrecer la reciprocidad ni la intimidad que ofrecen
68
las relaciones personales de confianza” (Giddens, 2006: 111). Esta limitación de la
seguridad de la confianza cotidiana propia de la institucionalización y rutinización,
hace necesario que los hinchas establezcan relaciones personales, localizadas
principalmente en el barrio, en donde además de ser garreros, son vecinos,
amigos y hermanos. Al mismo tiempo, la limitación de las relaciones locales y
personalizadas no permite la sensación de pertenencia a algo mayor, a adherirse
a un grupo identitario que vaya más allá de los límites locales del barrio, es por
ello que la deslocalización es tan necesaria para los hinchas de fútbol.
Parafraseando a Daniel Bell, el barrio es muy pequeño para la demanda de
sentirse integrante de algo mayor (como en el pasado fue el Estado o la iglesia) y
la barra brava es demasiada grande para experimentar relaciones personalizadas
y cara a cara que impliquen estatus, reconocimiento y reciprocidad. El puente
entre estos dos extremos son los piños, los cuales incorporan las características
“positivas” de ambos extremos de esta tensión.
La tensión existente entre reducción de las ansiedades ontológicas entregada por
las instituciones modernas y la búsqueda autorealización y reconocimiento de un
“yo” hedonista –en el sentido dado por Maffesoli (2004) asociado fuertemente a la
postmodernidad– a través de la participación en un grupo, es una tensión
insostenible. Pues las características que suelen considerarse propiamente
modernas y las características que se consideras exclusivas de la postmodernidad
se encuentran entrelazadas en el fenómenos de la Garra Blanca y,
probablemente, en todas las barras bravas.
2.3. REFLEXIVIDAD Y LOS METARRELATOS
Aunque resulte difícil, por no decir imposible, determinar con qué grado de
racionalización o conciencia actúan los sujetos3, veremos que existen diversas
estrategias4 de acción las barras bravas. A un nivel concreto, la Garra Blanca
opera tanto en el barrio como en el estadio y se extiende a contextos online. En
cualquiera de estos terrenos es fácil advertir diversos grados de coordinación,
desde la creación de murales que implican movilidad de recursos económicos y
estrategias territoriales, hasta el actuar dentro del estadio en donde los sujetos
3
Giddens identifica tres niveles: inconsciente, conciencia práctica y consciencia discursiva.
Hay que entender por estrategia desde la perspectiva de Bourdieu el cual por “estrategia no se refiere a la
búsqueda intencional o premeditada de metas calculadas, sino al despliegue activo de <líneas de acción>
objetivamente orientadas que obedecen a regularidades y conforman patrones coherentes y socialmente
inteligibles, aun cuando no siguen reglas conscientes o apuntan a las metas premeditadas determinadas por
una estratega” (Bourdieu & Wacquant, 2008: 52)
4
69
adquieren estrategias sobre su presentación del “yo” (Goffman, 2009) o del
“nosotros” ante la barra brava contraria.
Esta reflexividad que opera dentro de la Garra Blanca produce diversas
estrategias discursivas construidas bajo el alero de lo que Giddens (1997) llamó el
proyecto reflejo del yo, es decir, haciendo coherente el relato y las experiencias
vividas con condiciones sociales más amplias. De este modo, hemos detectados
tres perfiles discursivos de garrero: los biológicos, organizativos, familiar. Cada
uno de los discursos se configura a partir de las distintas condiciones sociales,
geográficas o demográficas en la cual se ven envueltos los participantes. En
consecuencia, no se puede afirmar que existe una homogenización de relatos ni
tampoco de las estrategias de acción, a pesar de que desde un primer
acercamiento trivial resulta dificultoso percatarse de esta heterogeneidad.
A pesar de la existencia de condiciones sociales que influyen en las estrategias
adoptadas, estas están lejos de determinar su configuración, puesto que el agente
humano tiene capacidad reflexiva, una conciencia práctica y discursiva (Giddens,
2011) que hace aprovechar las reglas y recursos de su entorno. Con esto se
considera “la construcción del yo como un proyecto reflexivo, parte elemental de la
reflexividad de la modernidad; la persona debe encontrar su identidad entre las
estrategias y opciones que le proporcionan los sistemas abstractos” (Giddens,
2006: 119).
Ahora bien ¿esta reflexividad que permite diferentes estrategias y discursos es un
factor que pone fin a los metarrelatos?
Para que una visión sobre la vida, la sociedad y sobre uno mismo sea considerada
un metarrelato, debe cumplir al menos con tres condiciones: tener un dominio en
el amplio de la sociedad; abarcar desde temas banales y triviales hasta los
aspectos más esenciales de la vida de las personas; tener una larga permanencia
en el tiempo tanto a nivel social como personal.
Si somos rigurosos con estas tres condiciones, difícilmente encontraremos
grandes metarrelatos. Sin embargo, encontraremos nuevas identidades como las
barras bravas que aspiran a ser un metarrelato y aunque no logren una expansión
a toda la población, para algunos de sus participantes –especialmente aquellos
con perfiles discursivos biológicos y organizativos- ser Garra Blanca impacta en
casi todos los sentidos de su vida, extendiéndose en el tiempo, resignándose a
desaparecer a lo largo de las casi tres décadas de existencia de este fenómeno
identitario.
70
2.4. ¿IDENTIDADES SÓLIDAS O LÍQUIDAS?
Hemos visto que a pesar de las diversas estrategias adoptadas, las cuales varían
en el tiempo, las barras bravas son identidades envolventes con una estructura
sólida, esencialmente porque pasan a ser sistemas abstractos, institucionalizados
y con altas cuota de rutinización. Sin embargo, hay que tener claro que son
envolventes porque en algunos discursos de los garreros -como los biológicos y
los organizativos- ser barra brava tiene un impacto en gran parte de su vida
personal, privada y pública. Pero no nos podemos referir a las barras bravas como
un fenómeno envolvente en el sentido de estar expandido en casi toda la sociedad
con amplias influencias económicas, políticas, sociales etc. De esta manera, es
una identidad más cualitativa que cuantitativamente envolvente. En el caso del
discurso de los hinchas "familiares", el nivel de aprehensión es menos en los dos
sentidos mencionado anteriormente, como veremos más adelante.
Descartamos que las barras bravas sean un fenómeno identitario líquido, pues “la
sociedad <moderna líquida> es aquella en que las condiciones de actuación de
sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos
hábitos y en una rutinas determinadas” (Bauman, 2010: 9).
En la actual sociedad se comienza a establecer la sensación de lo pasajero que se
vuelven los gustos y las prácticas. La lealtad como un valor de respetabilidad
comienza a ser cada vez más periférico e incluso desconfiable en algunas
situaciones. Para muchos la lealtad comienza a ser sinónimo de estaticidad,
resistencia al cambio y poca innovación. Esto conlleva a que “en esta sociedad,
nada puede declararse exento de la norma universal de la <desechabilidad> y
nada puede permitirse perdurar más de lo debido” (Bauman, 2010: 11). En
definitiva, para muchos pensadores postmodernos esta sensación ya comienza a
ser prácticamente un ethos, pero no podemos pretender generalizar esta
volatilidad al conjunto de la sociedad.
Es liquidez no puede ser total. Tal como expone Revilla (2003) y Domínguez
(2008), hay fuertes anclajes de la identidad personal que entrega continuidad al
proyecto del yo y entregan un sentido de continuidad, coherencia y también
autenticidad a los relatos. Estos son anclajes son: el cuerpo, el nombre propio, la
autoconciencia y memoria y la demanda de interacción.
Pero además de estos cuatro elementos de anclaje, en el caso particular de las
barras bravas podemos integrar un quinto, el territorio. Como se verá más
adelante, en el análisis de los trapos, el territorio constituye un eje central en el
71
diseño de este elemento material que se suele usar estratégicamente en la
presentación de la barra brava frente a los “otros”.
Una cosa importante es no confundir lealtad (como un valor o una práctica que
permite la continuidad) con solidez. Perfectamente la lealtad puede utilizar algunos
grados de liquidez- sobre todo en la forma- para obtener mejores resultados o
para adaptarse a los nuevos contexto sin que el contenido o la estructura central
identitaria del grupo se vea afectada.
En este sentido es totalmente factible que, por ejemplo, un hincha de un perfil
discursivo organizativo con el pasar de los años y al formar una familia se vaya
moviendo hacia un perfil discursivo más familiar y comience a condenar la
violencia en los estadios, cosa que un hincha organizativo no repudia del todo.
También vemos que la presentación pública de las barras bravas ante su rival
puede ir dejando viejos elementos e ir tomando otros nuevos. Ya es común ver
elementos como trapos, bandas con un gran número de instrumentos de bronces,
banderas gigantes, etc., que en el pasado no existían y que ahora se han
establecido como objetos con un gran poder simbólico. Sin embargo, a pesar de
esta metamorfosis, la lógica de una identidad por identificación, material y por
oposición (Larraín, 2001; 2005) sigue intacta a la hora de hacer su presentación
pública.
Después de haber hecho un repaso por el diagrama nº1, nos puede quedar la
sensación de que el fenómeno de la Garra Blanca como barra brava está más
cercano a lo moderno que a lo postmoderno, sobre todo por su institucionalización
y la solidez de su estructura identitaria. Pero también hay que tener presente que
este fenómeno no corresponde a identidades que crean metarrelatos y tampoco
las barras bravas son instituciones que regulen las acciones como lo fueron en el
pasado el estado o las ideologías políticas. Lo importante aquí es comprender la
imposibilidad de categorizar de manera rotunda un fenómeno que aunque puede
estar más cerca de un tipo de sociedad que a otro, comienzan a ser fenómenos
híbridos que muchas veces surgen como respuesta de la crisis de las instituciones
modernas.
72
3. LA PRESENTACIÓN DEL GRUPO: EL CASO DEL TRAPO Y EL BOMBO
Ahora desarrollaremos un análisis de dos elementos claves en el mundo de las
barras bravas: Los trapos y el bombo. Ambos constituyen elementos materiales de
gran carga simbólica que en torno a ellos giran un vasto número de significantes y
códigos que pueden resultar difíciles de leer para una persona externa a estos
grupos.
Diagrama nº2: La presentación de la Garra Blanca ante los “Otros”
Cualquier persona o grupo de manera consciente o inconsciente se presenta, a
través de una fachada, ante los demás entregando cierta información que ayudan
a definir las situaciones que actuarán como una especie de marco normativo
(Goffman: 2006) e informacional que establecerá un “orden” de las acciones en un
proceso de interacción. La importancia de la fachada radica en que es una:
“parte de la actuación del individuo que funciona
regularmente de un modo general y prefijado, a fin de
definir la situación con respecto a aquellos que observan
dicha actuación. La fachada, entonces, es la dotación
expresiva de tipo corriente empleada intencional o
inconscientemente por el individuo durante su actuación”
(Goffman, 2009: 36).
73
En el mundo de las barras brava la fachada puesta en escena durante los partidos
está compuesta principalmente por los cantos, lienzos, bombos y otros elementos
materiales. Esta presentación de la barra hacia los demás, principalmente hacia la
hinchada rival, opera como una primera información proyectada para definir la
situación. Es importante considerar que los otros “por muy pasivos que sus roles
puedan parecer, proyectarán a su vez eficazmente una definición de la situación
en virtud de su respuesta al individuo y de cualquier línea de acción que inicien
hacia él” (Goffman, 2009: 23). Ambas aficiones presentarán una fachada - y con
ello enviarán al otro grupo información– que esté orientada a poder definir una
situación que les otorgue, lógicamente, una posición privilegiada y de supremacía
respecto al otro. Como se dijo, trapos y bombos son claves para entender la
presentación pública de la barra y por ende es necesaria una correcta lectura
sobre estos componentes de la fachada. Al menos tres ejes son claves en este
sentido: dónde se exhibe, el tamaño y lo que dice.
3.1. LA UBICACIÓN DEL TRAPO
En Latinoamérica es parte del paisaje futbolístico ver colgados trapos en las rejas
del estadio. Si hacemos el ejercicio de mirar panorámicamente el sector de las
barras bravas, sin mucho esfuerzo podríamos calcular el número aproximados de
piños presente en el encuentro. En imágenes recatadas y subidas a sitios web por
los propios barristas de Colo- Colo fácilmente se podían observar entre veinte y
treinta trapos, todos ubicados en un aparente, recalco aparente, desorden y caos.
En una de estas imágenes observadas se hace notoria la centralidad del lienzo
que dice “Garra Blanca”. Aunque la barra esté integrada por decenas o centenares
de piños, siempre están reunidos bajo una organización mayor, bajo un nombre
que los une y los identifica como un todo unificado, con los mismos fines y la
misma conducta. De esta manera, al ser la Garra Blanca el nombre oficial de la
barra en su conjunto, el lienzo que expresa esta unidad debe estar en un
posicionamiento central y exclusivo. Tal fortaleza debe verse reflejada no solo en
la ubicación del trapo, sino que también en el tamaño de este, el cual sin duda
debe ser el más grande, pues, al parecer dentro de la lógica y las normas del
barrista no está permitido que un piño posea un trapo más grande que el central.
La omnipresencia de la Garra Blanca como grupo debe ser mayor que cualquier
piño y esto se debe expresar en la dimensiones de su lienzo.
74
Así, la ubicación del trapo nos señala -en un espacio físico- la importancia de este
y lo que representa, como también su jerarquía. Por lo tanto, es lógico que los
piños con menos poder, menos integrantes, menos historia, en definitiva con
menos jerarquía, tengan trapos más pequeños o posicionados en partes menos
visibles, más periféricas o, en el peor de los casos, sin un espacio en las rejas
donde poder colgarlos y que tengan exhibirlo sujetarlos de pie y con sus manos
durante más de 90 minutos.
3.2. EL TAMAÑO DEL TRAPO
Cada cierto tiempo la Garra Blanca utiliza trapos gigantes que muestran su nivel
de organización, su capacidad para movilizar recursos, su pasión y fanatismo por
el equipo. Todas estas características se expresan en esta mega inversión.
La forma de utilizar estos trapos o banderas gigantes por parte de los barristas
está claramente pauteada. No hay ninguna improvisación al respecto. De
antemano se sabe cuándo mostrar la bandera y cuánto tiempo.
Por lo general, en la salida5 - ritual clave para cualquier barrista- se debe expresar
toda la fuerza de la barra, manifestar el mayor fanatismo y organización posible.
Bajo este contexto, desprender un símbolo de fanatismo y organización como lo
es el trapo gigante parece lo más oportuno. Se muestra a todo el estadio, y más
concretamente a los jugadores, que hay personas altamente comprometidas y
organizadas por el equipo y que esperan que los jugadores den todo en la cancha.
Otra característica del desprendimiento de una bandera gigante es la elaboración
conjunta de esta tarea. En ella participa la gran mayoría de los integrantes, cada
uno ejecuta una pequeña tarea, pero que en conjunto logran concretar un eficiente
desprendimiento. Realizar esta práctica sería imposible para un pequeño grupo de
personas o para un grupo con bajos niveles de organización. De esta manera la
organización, coordinación y cooperación de la barra en su conjunto tiene su
máxima expresión durante 2 o 3 minutos, tiempo que dura el proceso de
desprendimiento, presentación y guardado de la bandera.
5
La salida: con esta palabra la barra se refiere a un momento específico del espectáculo futbolístico, es
cuando los equipos se presentan en la cancha, comenzando así un ritual y una interacción entre barra y
jugadores. Donde la barra le da la bienvenida y el apoyo a través de cantos, papel picado, fuegos artificiales y
extintores, y los jugadores por su lado se acercan a la barra para saludarlos con las manos en alto.
75
3.3. LA LOCALIZACIÓN IMPREGNADA EN EL TRAPO
En el trapo se conjugan tres elementos que resultan prácticamente inseparables:
La territoriedad, los colores institucionales, y la unidad de la barra brava.
Centrándose en la territorialidad o localización de las barras de fútbol, una gran
proporción de los lienzos de la Garra Blanca expresan la ubicación geográfica
donde viven los hinchas. Por ejemplo, es común ver en las galerías o encontrar en
internet fotografías de un trapo que dice “La Florida 12”. Esto quiere decir que en
el paradero número 12 de la comuna de La Florida hay un grupo de hinchas de
Colo- Colo que tienen algún grado de organización y que van desde el barrio al
tablón.
Se encontraron fotografías que manifiestan que, a pesar de pertenecer a distintos
piños, el hecho de vivir en la misma comuna (municipio) ya es un factor que los
une. En consecuencia, distintos piños de la misma comuna interactúan, lo cual
permite una organización mayor, con mayores integrantes, mayor coordinación,
más trapos y más fortaleza física si es necesario acudir a la violencia y pelear
contra otra barra o la policía.
Otra referencia a la territoriedad, en términos de movilidad, es común encontrarla
en fotografías que se autorealizan los piños cuando viajan a otras ciudades o
países. Los barristas a la hora de fotografiarse se centran primero en el trapo, con
lo cual el individuo pierde importancia y se le da una relevancia al grupo. Dentro
de este protagonismo del grupo, se busca fotografiar al trapo en un espacio
simbólico de la ciudad o país, lo cual se refleje un alto nivel de fanatismo y pasión
por el equipo, a tal punto que, juegue donde juegue, el piño estará presente
alentando incondicionalmente.
3.4. LA TRANGRESIÓN LINGÜÍSTICA EN EL TRAPO
Además de encontrar elementos territoriales, los trapos también suelen impregnar
algunos grados de violencia. Muchos nombres de piños, y que están escritos en
sus respectivos lienzos, hacen referencia a palabras con una alta carga de
transgresión. Como ejemplo de esto se pudieron encontrar nombres como de
“Killer”, “Los Sxicidas”6 “The spreciables” que busca intimidar a la barra
contrincante. Esta transgresión lingüística viene acompañada de significados
6
Dentro del fútbol chileno existe una fuerte rivalidad entre Colo- Colo y Universidad de Chile. A este último se
le suele llamar la “U”. A partir de esto, se entiende que los barristas colocolinos omitan escribir la “u” en sus
lienzos.
76
contraculturales o valores que casi siempre (en otros contextos) son mirados de
manera negativa, pero que en los contextos de las barras de fútbol son
reivindicados.
En términos simples, esto es un ejemplo de que los barristas buscan proyectar
una imagen de violentos, marginados y que se manejan bajo valores y lógicas que
son sancionadas por la sociedad.
3.5. EL RESCATE DEL TRAPO
Como se ha dejado en claro durante las páginas anteriores, la construcción y
posición de un lienzo pasa a ser central dentro de la barra de Colo- Colo, pero
mucho más relevante es no perderlo. Dentro del mundo de las barras del fútbol
chileno, se ha creado un concepto llamado “el rescate” que consiste en el trapo a
un piño o la barra del equipo contrario. El rescate es la acción de ir a quitar,
mientras que el resultado positivo (hacerse del lienzo) es llamado “trofeo”.
Para el barrista colocolino es tan importante poseer un trapo propio como lo es
poseer uno de su rival7. Poseer un “trofeo” indica quien es más fuerte, es el
símbolo de quien ha ganado una batalla, es de ahí su nombre (trofeo). Como es
lógico, todo trofeo debe ser exhibido, y en el mundo de las barras de fútbol esto no
es la excepción. Cuando los dos equipos se enfrenten y las barras se vean la cara
se debe mostrar –de manera invertida para denigrar al rival– los lienzos
rescatados del rival y de esta manera recordar quién fue el ganador en aquel
encuentro que terminó en pelea8.
Junto con esto, el rescate también es un medio para quitar la representatividad
visual de la barra o del piño dentro del estadio, pues un piño sin trapo no es piño y
es la lógica subyacente al rescate, hacer invisible al contrario.
7
Como detalle, hay que mencionar que estos trapos rescatados suelen pertenecer a la barra de la
Universidad de Chile (Los de Abajo) tienen los mismos patrones y características antes analizados en los
trapos de Colo- Colo (localización, transgresión lingüística, colores institucionales).
8 Para ver el video de la exposición de un rescate de los lienzos de la barra de la universidad Católica (con
colores blanco y azul), más concretamente del piño “Los Kaos” y la “12” ver siguiente video:
http://www.youtube.com/watch?v=EoQlieF5tjw&feature=related
77
3.6. EL BOMBO, ELEMENTO DE ORGANIZACIÓN Y JERARQUIZACIÓN
El bombo, un instrumento musical, se ha comenzado a integrar desde fines de los
años 80 a la barra de Colo- Colo y en general a todas las del territorio chileno y
sudamericano. El bombo no puede considerarse un elemento periférico y con
menor importancia, puesto que en él opera toda una lógica de organización y
coordinación. Se podría considerar al bombo como el corazón de la barra, su
ubicación dentro de la galería es central, ya que debe ser escuchado por cada
integrante.
Bajo el sonido de este elemento se coordinan los cantos, lo que se hace o no se
hace, qué se debe cantar, a qué velocidad, cuándo se debe cantar, cuál es el
momento apropiado para comenzar a saltar o hacer palmas. Es así como el
bombo puede ser considerado como el instrumento que tiene los líderes de la
barra para transmitir sus órdenes a los demás barristas. Por lo tanto, el bombo es
una señal de jerarquía y poder. Siempre al lado de él están los líderes y las
personas que tienen mayor jerarquía dentro de la barra.
El bombo, además de ser un elemento central en el ritual de la salida, también
tiene su propio ritual al ingresar al estadio. Como muestra algunos videos9, junto al
bombo y la llegada de los líderes de la barra, llega la coordinación, el ritmo, un
elemento que permite a unir todos los piños bajo una misma voz y bajo una misma
actividad. Quizás sin el bombo la coordinación de decenas o centenares de piños
sería imposible.
Al igual que el trapo, el tamaño del bombo da a entender el nivel de organización y
pasión por el equipo, cuanto más grande sea el bombo, más fanatismo y
organización se muestra y por lo tanto – como el trapo-, no puede ser robado por
la barra rival. La barra sin un bombo pierde la coordinación, el ritmo y se rompe la
cadena de órdenes que opera dentro de la Garra Blanca.
Otro común con el trapo son las simbologías impresas en su cuerpo. Por ejemplo,
uno de los bombos la Garra Blanca tiene dibujado la copa Libertadores de
América, el mayor logro alcanzado por el club en la esfera deportiva.
9
http://www.youtube.com/watch?v=ylZU3-t-Pm4
78
4. ALGUNAS CLAVES EN LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DE LOS
GARREROS
Dentro de la Garra blanca coexisten al menos tres configuraciones discursivas.
Cada una de ella se construye a partir de algunos significantes comunes y otros
diferentes, pero la importancia es que el significado atribuido por los sujetos varía.
Cada discurso tiene un eje cohesionador que articula los distintos elementos y
hace compatible componente que a primera vista pueden ser contradictorios en el
espacio semántico. Basándonos en este criterio cohesionador, llamamos a estos
discursos como: Biológico, Organizativo, Familiar.
4.1. EL DISCURSO BIOLÓGICO
Este es un tipo de discurso sustentado principalmente en aspectos biológicos o
étnicos. En él se hacen constantes referencias a la pertenencia del grupo étnico
mapuche, característico de la zona centro-sur de Chile. En este sentido, la sangre
araucana pasa a ser el eje que cohesiona a los garreros, es “el elemento biológico
que tiene todo chileno y especialmente todo garrero”. Desde ahí se desprende,
junto a otras razones, la imagen de que el equipo de Colo- Colo representa a todo
Chile, y como muchas veces expresan sus seguidores “Colo- Colo es Chile”.
Al ser la sangre el elemento central en este discurso, ser colocolino no es una
opción, sino más bien una condición presente desde el día del nacimiento hasta el
día de la muerte. Con esto es fácil entender a los garreros cuando dicen que “la
pasión colocolina es heredable” de padre a hijo, de generación en generación.
Con este condicionante biológico, no hay espacio para ser crítico al estado de las
cosas dentro de la Garra Blanca, pues solo se debe alentar al equipo
incondicionalmente sin importar los resultados o la distancia donde jueguen.
Para el garrero con un discurso biologicista, los viajes son una actividad
importante dentro de su militancia en la barra, ya que viajar cientos o miles de
kilómetros a lo largo de todo Chile reafirma aquella pasión incondicional que su
origen araucano le entrega y a la que debe responder. De este modo, el sacrificio
físico y económico que implica viajar adonde sea que juegue el equipo se entiende
en este discurso como una demostración de incondicionalidad y como de que
Colo- Colo al ser Chile juega de local en cualquier estadio.
Aquí, la violencia vivida dentro de los estadios durante el desarrollo del partido es
consecuencia de la discriminación sufrida especialmente por la policía y a la que
ellos responden. Mientras que dentro de los estadios se practica una violencia
79
pasiva, en el barrio o población se ejerce una violencia ofensiva, es decir, se
busca atacar a los barristas de otros equipos y también a todas sus expresiones
materiales de pasión, como los murales, lienzos, etc. Lo que buscan los garreros
con estas acciones es asegurar el dominio territorial del piño o la Garra Blanca
como elemento central que sustente la heredabilidad de la pasión por el equipo.
4.2. EL DISCURSO ORGANIZATIVO
Aquí el eje central y cohesionador es la organización. Lo que pretende este
sistema discursivo es recalcar que la Garra Blanca, más que una condición (como
en el discurso biológico), es una organización guiada por la pasión de ser
colocolino y donde la mayor virtud de la Garra Blanca es justamente la
organización.
Dentro de este discurso se podría decir que la organización es sinónimo de
pasión, por lo tanto cuantos más grados de organización se logren y se expresen,
más orgullo y satisfacción sienten los garreros. Es por ello que el esfuerzo que
implica coordinar y organizarse entrega grandes alegrías.
A pesar de que los viajes a otras regiones significan sacrificios para los garreros
tanto con un discurso biologicista como organizativo, hay que entenderlos de
manera distinta. Mientras que los viajes para los primeros es un sacrificio que
demuestra su pasión incondicional, para los segundos los viajes son un espacio
para poder demostrar el despliegue organizacional de la hinchada. Llenar los
estadios de los equipos rivales implica una organización de gran magnitud, que,
como declaran algunos garreros, “ni los políticos pueden mover a tanta gente”.
Desde una postura organizacional, cualquier organización puede mejorar su
gestión y este discurso rescata esta visión, pues introducen elementos críticos en
el discurso que apuntan a mejorar algunas acciones. El aspecto más crítico
captado en estos garreros es el hecho de no llenar el estadio en todas las
oportunidades (especialmente de local). Las posibles mejoras, según ellos, deben
focalizarse en la organización interna de la Garra Blanca y comunicación entre los
distintos piños.
Respecto a la violencia, se declaran en contra del accionar de los carabineros
(policía) y la discriminación sufrida por parte de ellos y también de la prensa,
quienes los catalogan de delincuentes. Estos garreros tienen una construcción
discursiva en donde ponen en contradicción los términos delincuencia y
80
organización, incluso expandiendo sus fronteras organizativas a temas ajenos al
fútbol y pasando la Garra Blanca a ser una organización social.
Por otro lado, la violencia ejercida en los territorios barriales es una violencia
activa, al igual como sucede con los barristas biologicistas, pero a diferencia de
estos, los garreros organizativos buscan en el territorio la base de la fortaleza de la
organización a través de los piños. Para manifestar altos grados de organización,
expresar material y simbólicamente el dominio del territorio resulta fundamental, al
mismo tiempo de tratar de disminuir los elementos visuales y materiales (murales,
lienzos, etc.) que indicen la organización de hinchas de los equipos rivales. Esta
tensión sin duda produce hechos de violencia entre piños de distintos equipos.
4.3. EL DISCURSO FAMILIAR
Sin duda este es el discurso que menos se asocia a la violencia. Los y las hinchas
que adhieren a él se muestran reacios a la violencia que emerge en los estadios y
la rechazan de manera categórica debido a que ven al fútbol como un espacio en
donde la familia se puede reunir y disfrutar del espectáculo. Al ser un ambiente
familiar, están presente niños, mujeres y ancianos quienes son considerados
altamente vulnerables en un contexto de violencia. Bajo esta línea argumentativa,
la policía es vista como un enemigo que con frecuenta provoca a los hinchas
originándose así incidentes que ponen en situación de riesgo no sólo a la familia,
sino al espacio social en donde se pueden reunir, espacio que, según dicen, es
escaso en la actual sociedad. Es de esta manera como ponen en posiciones
inconciliables los términos violencia y familia.
Al basar la adhesión al equipo y la actividad familiar en torno al espectáculo del
fútbol, una vez finalizado disminuye la participación como hincha, con lo cual se
ausenta la violencia en los barrios y poblaciones. Una manera de entender bien
esta ausencia de violencia en los barrios, es ver la asociación existente entre este
discurso familiar y el género femenino, pues son principalmente ellas quienes lo
elaboran. Y, como es común en el mundo de las barras bravas, ellas son excluidas
y/o protegidas de las actividades y contextos de violencia en los cuales participan
la barra o piños.
Hemos visto cómo la percepción de espectáculo configura un discurso respecto a
la violencia, pero también a partir de ahí debe entenderse la pasión por el equipo.
Pues cuanto mejor sea el espectáculo brindado por la Garra Blanca (a través de
sus cantos, salidas, presencia de banderas y otros elementos materiales) mayor
es la pasión entregada por los hinchas y recibida por el equipo. Pero todas estas
81
acciones de la hinchada que contribuyen a un buen espectáculo necesitan
acciones que operen bajo la unidad de los hinchas. Desde tal punto de vista de la
unidad del grupo se debe entender la adaptación, especialmente de las mujeres, a
las características de los hinchas masculinos (Binello et al., 2005) y de los piños,
puesto que en esta configuración discursiva la idea no es criticar – excepto en lo
que a violencia respecta- ni dividir a la hinchada.
REFLEXIONES FINALES
Queda la impresión “de que la disolución de la identidad en la postmodernidad
está lejos de estar teniendo lugar. Son todavía muy importante los elementos que
anclan la identidad a los individuos y que impida que ésta se diluya en el juego
libre del ser” (Revilla, 2003: 10). Siguiendo esta óptica se ha argumentado a favor
de reconocer elementos sólidos y también líquidos dentro de la configuración
identitaria de las barras bravas. Como ejemplo de esta liquidez dentro de la lealtad
de los hinchas (continuidad), es posible mencionar que el fenómeno de las barras
bravas llevan en Chile algo más de dos décadas y se ha mantenido en el tiempo e
incluso se ha solidificado llegando a extenderse a los barrios e incluso a contextos
online. A pesar de esto, es dificultoso encontrarse con hinchas longevos que
hayan participado en la génesis del fenómeno. Las barras bravas se han
institucionalizado y rutinizado, lo que nos permite ver que una solidez de la Garra
Blanca, al mismo tiempo que ha existido un recambio generacional de sus
integrantes.
Hemos visto la imposibilidad de mantener el estereotipo de una sociedad moderna
o postmoderna, al menos en el fenómeno de las barras bravas. Aparentes
tensiones se acercan y comienzan a interactuar para dar forma a maneras de
actuar que tienen una lógica híbrida. El fenómeno de las barras bravas pertenece
a esta nueva forma de configurar la identidad de miles de personas y las ciencias
sociales deben preguntarse sobre su naturaleza.
Es común leer en periódicos o ver en la televisión interpretaciones sobre estos
grupos muy alejadas de las nociones aquí planteadas. En vez de apostar por la
idea de que estos grupos producen anomia, invertimos el argumento diciendo que
estos grupos surgen en respuesta de la creciente anomia –en el sentido
durkheriano- de la sociedad chilena. En definitiva, son la consecuencia de la
anomia, no su causa. Pero esta idea se intentará desarrollar en una futura
investigación. Aunque no existe un estudio estadístico que relacione de manera
directa la aparición de las barras bravas con la situación política y económica de
82
Chile y Sudamérica, existen indicios que señalan que las barras bravas chilenas
emergen en un contexto histórico de creciente apolitización (especialmente en los
segmentos jóvenes y en los quintiles más bajos de la distribución económica) y en
una sociedad caracterizada por altos niveles de desigualdad social (una de las
más alta según el coeficiente de Gini) que no puede producir más que exclusión
social y marginalidad.
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Recibido: Junio de 2013
Aceptado: Octubre de 2010
85
O FINANCIAMENTO DO ESPORTE OLÍMPICO NO BRASIL: UMA ANÁLISE DO
CICLO DE LONDRES (2009-2012)1
Marcelo Resende Teixeira2
Wagner Barbosa Matias3
Fernando Mascarenhas4
O estudo busca aferir e analisar o montante de recursos destinado ao esporte
olímpico, bem como identificar as instituições contempladas, sinalizando em quais
ações os recursos foram utilizados. Por meio destes dados foi possível discutir a
estratégia adotada pelo Governo Federal para o desenvolvimento do esporte de
alto rendimento no Brasil, especialmente no ciclo olímpico de Londres (20092012). A investigação pode ser caracterizada como quantitativo-qualitativa e de
cunho documental. Os dados foram coletados a partir das seguintes fontes: a)
Sistema de Convênios do Governo Federal (SICONV); b) Portal da Transparência
do Governo Federal; c) informações disponíveis no site Contas Abertas; d) dados
de relatórios de gestão do Ministério do Esporte e do Comitê Olímpico Brasileiro
(COB). Como resultado, percebeu-se que embora disponibilizados um volume
satisfatório de recursos para as Confederações, em detrimento a momentos
anteriores, tal situação não gerou resultados positivos no quadro de medalhas, e
de uma maneira geral nos principais resultados da delegação brasileira nos
últimos Jogos Olímpicos. Dessa forma, fica evidente que ações do Ministério do
Esporte e das entidades esportivas são pautadas pelas urgências, de acordo com
o interesse de seus gestores, em contraposição dos princípios básicos da
administração, como o planejamento estratégico. Neste sentido, as perspectivas
para o ciclo olímpico do Rio de Janeiro 2016 tendem a reproduzir privilégios e um
modelo centralizado e ineficiente para a organização do esporte de alto
rendimento no país, conforme proposto pelo COB por meio do Programa Time
Brasil5.
1
En Inglés: Financing The Olympic Sport in Brazil: an analysis of cycle London (2009-2012). En Español:
Financiación del deporte olímpico en Brasil: un análisis del ciclo de Londres (2009-2012)
2 Especialista em Administração e Marketing Esportivo\Universidade Gama Filho. Servidor do Ministério do
Esporte.
3 Mestre em Educação Física pela Universidade de Brasília (UnB), integrante do Grupo de Pesquisa e
Formação Sociocrítica em Educação Física, Esporte e Lazer (Avante) da UnB e servidor do Ministério do
Esporte (ME) e da Secretaria de Educação do Distrito Federal.
4 Doutor em Educação Física pela Universidade estadual de Campinas (Unicamp). Docente da Faculdade de
Educação Física da Universidade de Brasília (UnB). Coordenador do Grupo Avante.- UnB. Bolsista do CNPq
– Brasil.
5 El estudio busca identificar y analizar el montante de recursos destinado al deporte olímpico en Brasil, bien
como identificar las instituciones contempladas, señalando en cuales acciones los recursos fueran utilizados.
Por medio de estos datos fue posible lidiar la estrategia adoptada por el Gobierno Federal para el desarrollo
86
Palavras chave: Políticas
Confederações esportivas.
de
esporte;
Financiamento;
Esporte
olímpico;
The study seeks to measure and analyze the amount of resources devoted to
Olympic sport in Brazil, as well as identify the institutions included, signaling in
which actions the resources were used. Through these data, it was possible to
discuss the strategy adopted by the Federal Government for the development of
elite sport, especially in the Olympic cycle London (2009-2012). The research may
be characterized as qualitative and quantitative documentary slant. The data were
collected from the following sources: a) Covenants system of the Federal
Government (SICONV); b) Portal of the Federal Government's Transparency; c)
Information available on Open Accounts; d) Reporting data and management of
the Sports Ministry and the Brazilian Olympic Committee. As a result, it was
noticed that although provided a satisfactory volume of resources for the
confederations, rather than the previous times, such a situation did not generate
positive results in the table of medals, and in a general way in the main results of
the Brazilian delegation in recent Olympic Games. Thus, it is clear that actions of
the Ministry of sport and sports organizations are based in the emergency room,
according to the interest of its managers, in contrast of the basic principles of
Administration, as the strategic planning. In this sense, the prospects for the
Olympic cycle of Rio de Janeiro 2016 tend to reproduce privileges and a
centralized model and inefficient for the organisation of sport in the country, as
proposed by the COB through the Brazil Team Program.
Keywords: Sport Policies; Financing; Olympic sport; sport confederations.
de lo deporte de alto rendimiento, especialmente en el ciclo olímpico de Londres (2009-2012). La investigación
pode ser caracterizada tal como cuantitativo- cualitativo de manera documental. Los datos fueran colectados
de las siguientes fuentes: a) sistema de Convenios del Gobierno Federal (SICONV); b) portal de la
Transparencia del Gobierno Federal; c) informaciones disponibles en el sitio Cuentas Abiertas; d) datos de lo
relato de gestión de lo Ministerio del Deporte y del Comité Olímpico Brasileño (COB). Como resultado, se
percebe que la disponibilidad de uno volumen satisfactorio de recursos para las Confederaciones, en
detrimento a los momentos anteriores, tal situaciones no gestó resultados positivos en el cuadro de medallas,
y de una manera general nos principales resultados de las delegaciones brasileñas en los últimos Juegos
Olímpicos. De esa forma, queda evidente que acciones de lo Ministerio de Deporte y de las entidades
deportivas son pautadas pelas urgencias, de acurdo con los intereses de sus gestores, en contraposición de
los principios básicos de la administración, con lo planeamiento estratégico. En esto sentido, las perspectivas
para el ciclo olímpico del Rio de Janeiro 2016 tienden a reproducir privilegios y uno modelo centralizado y
ineficiente para la organización de lo deporte de alto rendimiento en el país, conforme propuesto por lo COB
por medio del Programa Time Brasil.
Palabras clave: políticas deportivas; financiación; deporte olímpico; Confederaciones deportivas.
87
INTRODUÇÃO
Os Jogos Olímpicos da era moderna ocorrem a cada quatro anos e reúnem os
melhores atletas, de diversas modalidades esportivas, de todo o mundo6. A
primeira edição aconteceu em 1896 na cidade de Atenas/Grécia e a última foi em
2012 na cidade de Londres/Inglaterra.
Nesta, o Brasil esteve representado por 259 atletas que disputaram 32
modalidades. Ao final, o país conquistou 17 medalhas (03 de ouro, 05 de prata e
09 de bronze), superando o seu recorde de pódios - 15 em Pequim, 2008 e em
Atlanta, 1996. Ainda assim, ficou apenas na 22ª posição, longe da sua melhor
participação, a 16ª colocação obtida em Atenas, 20047.
Em 2016 o evento será na cidade do Rio de Janeiro8 e a expectativa do Governo
Federal e do Comitê Olímpico Brasileiro (COB) é posicionar o país entre o top 10
do ranking de medalhas9. Para alcançar tal objetivo, o Ministério do Esporte (ME),
está adotando medidas para aumentar o volume de recursos para os atletas e
para as entidades de administração do esporte olímpico. Dentre outras ações, no
fim de 2012, lançou o “Plano Brasil Medalhas Olímpico e Paralímpico”, que
regulamenta alguns aspectos da Lei nº 12.395/2011 e prevê até 2016 a injeção de
mais um bilhão de reais no esporte de alto rendimento
Assim, considerando a meta traçada pelo governo e pelo COB e o aumento do
volume de recursos repassados para os próximos Jogos Olímpicos, torna-se
importante investigar e lançar elementos para o melhor planejamento dos gastos
públicos.
Para os fins desta pesquisa, portanto, buscamos aferir e analisar o montante de
recursos destinado ao esporte olímpico, bem como identificar quais instituições
contempladas e em quais ações os recursos foram utilizados, problematizando a
estratégia adotada para o desenvolvimento do esporte de alto rendimento no país.
6
Para compreender as transformações dos Jogos Olímpicos, consultar Proni (1998) e Rubio (2010).
A classificação dos países no quadro de medalha é realizada pelos veículos de comunicação, não sendo um
procedimento do Comitê Olímpico Internacional (COI). Ela é feita a partir do número de medalhas de ouro,
seguida da quantidade de medalhas de prata e bronze conquistadas.
8 A eleição da capital fluminense ocorreu no dia 2 de outubro de 2009, durante a 121ª assembleia do COI,
realizada em Copenhague. O projeto da cidade do Rio de Janeiro desbancou as propostas das cidades de
Chicago, Tóquio e Madri, respectivamente.
9 O Plano Decenal do Esporte e Lazer (PDEL), resultado da III Conferência Nacional do Esporte (BRASIL,
2010), aponta como horizonte para as políticas esportivas no país, a inserção do Brasil entre as dez potências
olímpicas (FLAUSINO, 2013).
7
88
DELINEAMENTO DO ESTUDO
Para o desenvolvimento da investigação, optamos por uma pesquisa de nível
exploratório, uma vez que o tema do financiamento do esporte olímpico ainda é
pouco estudado no país. Ressalta-se que apesar de se reconhecer a importância
dos estudos no âmbito do financiamento, seja para o desenvolvimento de novos
estudos científicos ou para o processo decisório de formação e de implementação
de agendas governamentais, no campo das ciências do esporte, isto é incipiente
(Athayde, 2013). As poucas iniciativas se restringem a Veronez (2005), Castelan
(2010), Almeida (2010) e Athayde (2013). Sendo que em relação ao esporte
olímpico, a investigação de Almeida (2010), se destaca como precursora.
No que toca aos procedimentos, a investigação pode ser caracterizada como
quantitativo-qualitativa e de cunho documental. Os dados foram coletados a partir
das seguintes fontes: a) Sistema de Convênios do Governo Federal (SICONV)10;
b) Portal da Transparência do Governo Federal11; c) informações disponíveis no
site Contas Abertas; d) dados de relatórios de gestão do ME e do COB.
O escopo de análise desta pesquisa é o período de 2009 a 2012, ou seja o ciclo
olímpico de Londres. No entanto, também apresentamos dados dos anos
anteriores das fontes de financiamento que os tinham disponiveis.
Neste estudo abordamos o repasse de recursos das seguintes fontes: a) Lei
Agnelo/Piva12; b) Transferências Voluntárias do Governo Federal; c) Lei de
Incentivo ao Esporte13; d) Patrocínio de estatais.
Para a análise e discussão dos dados foi adotado o método de análise de políticas
sociais proposto por Boschetti (2009), com atenção para a “configuração do
financiamento e gasto”, em especial, para a “magnitude e direção dos gastos”
O artigo é dividido em três momentos, além da introdução, consta a apresentação
e discussão sobre a organização e o financiamento do esporte olímpico no país, e
breves considerações finais.
10
Sistema de Gestão de Convênios e Contratos de Repasses, instrumento público que viabiliza aos órgãos
concedentes e convenentes o gerenciamento on-line de todos os convênios cadastrados, sendo obrigatório
para todas as operações de transferência voluntária do Governo Federal.
11 O Portal da Transparência do Governo Federal é uma iniciativa da Controladoria-Geral da União (CGU),
lançada em novembro de 2004, para assegurar a boa e correta aplicação dos recursos públicos. O objetivo é
aumentar a transparência da gestão pública, permitindo que o cidadão acompanhe como o dinheiro público
está sendo utilizado e ajude a fiscalizar.
12 A lei 10.264/2001, chamada de Agnelo-Piva em referência aos seus autores no parlamento, destina 2% da
arrecadação bruta das loterias federais do país em favor do COB (85%) e do Comitê Paralímpico Brasileiro
(CPB)- 15%- sendo que dos 85% que cabe ao COB deve ser investido obrigatoriamente 10% no Esporte
Escolar e 5% no Esporte Universitário.
13 A Lei de Incentivo ao Esporte (11.438/2006) isenta em até 6 % pessoas fisicas e 1% pessoas juridicas que
invistam, por meio do ME, no esporte em qualquer modalidade e manifestação esportiva.
89
ORGANIZAÇÃO E FINANCIAMENTO DO ESPORTE OLÍMPICO NO BRASIL
O COI é a entidade máxima representativa do Movimento Olímpico no mundo.
Cada país possui sua representação sendo que no caso brasileiro, o COI é
representado pelo COB, cuja missão é a de: a) atuar no esporte de alto
rendimento; b) liderar a estratégia de desenvolvimento do esporte; c) preparar as
modalidades olímpicas; d) organizar a representação do Brasil em jogos; e) ser o
representante do Brasil internacionalmente; f) representar o Movimento Olímpico
frente aos poderes constituidos; g) contribuir com os formadores (clubes, escolas,
associações, estados e municípios) para a inserção social de jovens através por
meio do esporte, para a prática da cidadania e para a formação de atletas para o
alto rendimento (COB, 2008).
O COB é responsável por seis ações, quais sejam: 1) fomento a Programas e
projetos; 2) manutenção da entidade; 3) formação de recursos humanos; 4)
preparação técnica de equipes, infraestrutura, contratação e remuneração de
comissões técnicas; 5) manutenção de atletas nos treinamentos e competições
nacionais e internacionais; e 6) organização e participação em eventos esportivos
(COB, 2008). Destaca-se que o COB não estipula um percentual mínimo de
recursos para cada uma destas ações, fica a critério dos seus dirigentes a
distribuição e o direcionamento do arrecadado.
Ele se relaciona diretamente com 29 confederações brasileiras de modalidades
esportivas olímpicas, sendo que duas dessas estão associadas aos Jogos
Olímpicos de Inverno. Além disso, há o vínculo e reconhecimento de outras 21
confederações de modalidades não olímpicas14 (Almeida; Marchi Júnior, 2011).
Estas entidades, a partir da Constituição Federal de 198815, passam a ter
autonomia de organização e funcionamento. Destaca-se que o Estado assume um
papel neocorporativista, regulando e provendo o sistema esportivo (Bracht, 2005).
Ou seja, a administração pública continua a financiar o esporte de alto rendimento,
14
Para identificar as Confederações de esporte olímpico e demais ligadas ao COB, basta consultar o seguinte
site: www.cob.org.br.
15 A Constituição Federal de 1988, segundo Behring (2008) não representou a totalidade dos anseios das
elites do país e nem dos movimentos sociais, mas assegurou para os trabalhadores (fruto da luta destes) uma
série de direitos sociais, que até então inéditos para o país que ao longo dos anos passou por “saltos para
frente”, modernização conservadora. Montãno (2010, p. 35) neste mesmo sentido, afirma que a carta magna
de 1988 “[...] consagrou um profundo avanço social, apontava pela primeira vez para a construção de um
“Estado de bem estar social”, enfrentando a “divida social”. Entretanto surgia no momento em que o mundo
discutia outro modelo de estado”. De qualquer forma, o texto constitucional garantiu a população o esporte e o
lazer como direitos, tendo o Estado o dever de desenvolver políticas sociais esportivas, priorizando o esporte
educacional e em casos específicos o esporte de rendimento.
90
afinal, as entidades esportivas não abrem mão do fundo público (Castellani Filho,
2008).
No tocante ao financiamento, a lei Agnelo/Piva é a principal fonte de recursos do
COB. No ciclo olímpico de Londres foi repassado o montante de R$ 677,1
milhões, sendo que desses R$ 250,3 milhões foram destinadas às Confederações,
conforme demonstra a Tabela 1.
Tabela 1: Recursos recebidos pelo COB e repassados as confederações, em milhões de reais.
Ano
Valor recebido pelo COB
Repasse do COB as
Confederações*
2009
R$ 172.416.822,05
R$ 48.736.528,77
2010
R$ 184.543.857,28
R$ 59.110.877,76
2011
R$ 173.139.995,07
R$ 65.223.801,82
2012**
R$ 147.044.052,21
R$ 77.274.184,68
R$ 677.144.726,61
R$ 250.345.393,03
Total
2012
2009-
* Estes são valores estimados pelo COB, pois não estavam disponiveis no site o montante real.
Fonte: www.cob.org.br. Elaboração dos autores (2013).
No ciclo olímpico de Pequim (2005-2008), o COB recebeu via lei Agnelo/Piva o
valor de R$ 615,4 milhões, sendo direcionado às Confederações de esporte
olímpico o montante de R$ 297,2 milhões16 (tabela 2). Portanto, houve um
aumento dos recursos repassados do ciclo olímpico de Pequim para o ciclo de
Londres.
Contudo observa-se a diminuição e uma oscilação nos valores destinados para as
Confederações. Entre 2005 e 2006 houve um crescimento contínuo, no entanto
nos quatro anos seguintes os repasses sofreram queda, com nova elevação
somente a partir de 2010. Registra-se que tal situação interfere na continuidade de
qualquer planejamento.
16
Registra-se que os dados foram atualizados, conforme sistema de débito do Tribunal de Contas da União
na data de 13/3/2012.
91
Tabela 2: Recursos recebidos pelo COB e repassados as confederações, em milhões de reais.
Ano
Valor recebido pelo COB
Repasse
do
Confederações*
COB
2005
R$ 152.159.514,53
R$ 81.005.666,20
2006
R$ 131.095.743,44
R$ 80.890.860,56
2007
R$ 171.972.584,68
R$ 75.835.372,84
2008
R$ 160.254.641,25
R$ 59.567.188,02
R$ 615.482.483,90
R$ 297.299.087,62
Total
2008
2005-
as
Fonte: www.cob.org.br. Elaboração dos autores (2013).
A concentração elevada de recursos no COB em 2007, 2008 e 2009
provalvelmente ocorreu pela realização do Pan-2007 e, posteriormente, pelo
investimento na candidatura do Rio aos Jogos Olímpicos de 2016.
De qualquer forma impressiona a diferença entre o que o COB recebe e o que é
destinado ás confederações. Ora, se a Lei foi criada para "fortalecimento do
esporte a partir dos atletas" porque, por exemplo, no ciclo de Londres de R$ 677
milhões apenas R$ 257, valores arredondados, são destinados á atividade fim?
Em relação ao destino dos recursos da Lei Agnelo-Piva, no ciclo de Londres como
no ciclo anterior, conforme identificou Almeida e Marchi Júnior (2012), tanto o COB
quanto as Confederações têm um maior investimento na organização e
participação em eventos.
Quanto à distribuição de recursos entre as Confederações, persiste no ciclo de
Londres a desigualdade identificada por Almeida e Marchi Júnior (2011) no ciclo
olímpico de Pequim, sendo privilegiadas aquelas modalidades esportivas que
possuem mais visibilidade, melhor organização administrativa e que possuem
patrocínios17.
Assim, o parâmetro meritocrático implementado pelo COB em 2009, acentua a
discrepância entre as confederações e a hegemonia de algumas modalidades,
como o voleibol, o judô, o atletismo, o handebol, os desportos aquáticos, a
ginástica e o basquetebol em relação a outras, como no caso do badminton, do
17
A distribuição dos recursos entre as Confederações encontra-se nos relatórios anuais do COB, com
exceção do ano de 2012 todos os demais estão disponíveis no site da entidade.
92
levantamento de peso, do taekwondo etc, já que essas possuem menos
visibilidade e, consequentemente, menor possibilidade de atrair patrocínios.
Uma segunda fonte de recursos analisada neste estudo são os repasses das
empresas estatais, vejamos abaixo o montante destinado as confederações no
ciclo olímpico de Londres (2009-2012):
Tabela 3. Volume de recursos repassados pelas estatais para Confederações no periodo de 20092012 em milhões de reais.
Estatais
Total investido R$ (milhões)
Banco do Brasil
220,1
Eletrobrás
151,1
Caixa
151,4
Correios
93,1
Petrobras
33,1
Infraero
9,1
BNDES
8,1
Casa da Moeda
0,5
Total
666,5
Fonte: www.contasabertas.com.br. Elaboração dos autores (2013)18.
Sem dúvida, a destinação de recursos das estatais para o esporte olímpico
contribui para a preparação dos atletas, bem como, consolida a marca destas
instituições entre o público consumidor. Entretanto, Cunha (2012), acredita que
embora sejam inegáveis as virtudes do esporte como potencial de mercado, as
parcerias ocorrem principalmente pela aproximação entre os dirigentes das
entidades esportivas e os membros do governo.
De qualquer forma, para os Jogos Olímpicos de 2016, o governo brasileiro definiu
as estatais que vão patrocinar cada uma das modalidades, conforme a seguir:
Banco do Brasil- vela, voleibol de praia, voleibol e pentatlo moderno; Banco do
Brasil e Correios- handebol; Banco do Nordeste (BNB)- triathlon; BNDES18
Para a obtenção destes dados tivemos a contribuição do jornalista José Cruz.
93
canoagem e hipismo; Caixa Econômica- atletismo, ciclismo BMX, futebol feminino,
ginástica, lutas, tiro esportivo e modalidades paralímpicas; Correios- natação,
águas abertas (maratona aquática) e tênis; Eletrobrás- basquetebol; Infraero e
Petrobras- judô; Petrobras- boxe e taekwondo19.
Dentro desse contexto, as entidades esportivas também captam recursos das
estatais e do setor privado por meio da Lei de Incentivo ao Esporte (LIE). O
Tribunal de Contas da União (TCU), em Relatório de Auditoria, datado de
30/1/2013, classifica a LIE como:
[...] uma forma simplificada de utilização de recursos
públicos, pois a tais valores não se aplicam os trâmites e
controles orçamentários estabelecidos, sendo executados
diretamente por organizações não governamentais ou entes
governamentais fora da esfera federal. Além disso, tais
recursos não se submetem a eventuais contingenciamentos
de despesa pelo Poder Executivo (TCU, 2013: 2).
Neste sentido, a LIE criada para aumentar as fontes de financiamento do esporte
e, consequentemente, democratizá-lo (BRASIL, 2006), não se sustenta sob esse
argumento, tendo em vista os dados orçamentários e a priorização do esporte de
alto rendimento (MATIAS, 2013).
Tabela 4 – Valores captados por meio da Lei de Incentivo ao Esporte em reais.
Confederação
Desportos
Aquáticos
Situação
2008
2009
2010
2011
Aprovado
D
-
Captado
2012
TOTAL
-
9.793.891,23
7.115.988,95
19.845.214,30
36.755.094,48
-
-
5.755.000,00
3.764.680,91
10.777.214,44
20.296.895,35
Aprovado
J
2.453.705,71
4.411.351,30
11.460.250,33
11.425.225,88
12.390.601,62
42.141.134,84
Captado
1.979.522,60
2.199.440,00
6.467.473,25
4.155.305,00
4.857.825,00
19.659.565,85
Aprovado
B
-
1.445.786,30
3.027.651,40
3.808.016,48
9.835.758,96
18.117.213,14
Captado
-
304.000,00
2.234.648,08
3.129.886,59
5.473.180,55
11.141.715,22
Aprovado
G
9.158.721,34
6.925.499,39
-
6.569.887,98
-
22.654.108,71
Captado
4.646.820,32
262.656,00
-
2.857.986,40
-
7.767.462,72
Aprovado
T
217.383,77
1.983.393,28
3.736.095,36
1.838.904,86
-
7.775.777,27
Judô
Basquetebol
Golfe
19
Informação disponível em: http://www.brasil.gov.br/noticias/arquivos/2012/09/13/veja-lancamento-do-brasilmedalhas-2016. Acesso em: 23/2/2013.
94
Tênis
Captado
217.383,77
1.175.645,46
3.196.562,09
1.123.065,94
-
5.712.657,26
Aprovado
H
-
4.832.137,15
-
-
-
4.832.137,15
Captado
-
4.832.141,29
-
-
-
4.832.141,29
Aprovado
R
-
-
1.719.108,28
4.352.882,74
3.206.134,84
9.278.125,86
Captado
-
-
633.050,00
1.507.564,45
1.899.192,75
4.039.807,20
Aprovado
T
-
1.286.441,66
2.042.100,75
796.322,65
543.176,42
4.668.041,48
Captado
-
328.320,00
525.760,69
693.348,71
164.673,96
1.712.103,36
Aprovado
H
-
-
2.905.918,19
627.136,98
-
3.533.055,17
Captado
-
-
1.118.722,51
60.440,80
-
1.179.163,31
Aprovado
R
-
-
-
-
2.924.732,80
2.924.732,80
Captado
-
-
-
-
694.450,12
694.450,12
Aprovado
T
-
800.650,00
-
-
-
800.650,00
Captado
-
79.040,00
Aprovado
P
-
-
2.169.419,76
2.034.278,67
-
4.203.698,43
Captado
-
-
11.510,00
34.240,79
-
45.750,79
Aprovado
C
-
-
470.137,46
-
470.137,46
Captado
-
-
4.604,00
-
-
4.604,00
Aprovado
T
11,8 milhões
21,6 milhões
37,3 milhões
38,5 milhões
48,7
157,9 milhões
Captado
6,8 milhões
9,2 milhões
19,9 milhões
17,3 milhões
23,3 milhões
76,5 milhões
Handebol
Rubgy
Tênis de
Mesa
Hipismo
Remo
Tiro
Esportivo
Pentatlo
Moderno
79.040,00
Canoagem
Total
Fonte: Ministério do Esporte. Elaboração dos autores (2013).
Analisando os dados, percebe-se inicialmente uma considerável diferença entre os
recursos aprovados com os de fato captados, tal situação gera dificuldade na
confirmação da realização do objeto pactuado, tendo em vista que o início da
execução só é liberado após a comprovação de no mínimo 20% do valor total do
projeto20.
20
Art. 40 da Portaria Ministerial nº 120 de 2009 diz que: a captação mínima para que o pedido de início da
execução do projeto seja aprovado é de 20% (vinte por cento) do valor total do projeto original. Caso o
percentual de 20% não seja captado pelo período de 02 anos, as instituições são obrigadas a devolver todo
recurso.
95
Neste sentido, também identificamos um crescimento permanente no montante
aprovado para as Confederações, tendo o valor captado sofrido uma oscilação
para baixo em 2011, mas voltando a crescer em 2012.
Com referência aos objetos dos contratos de repasse firmados, observa-se que
esses se resumem à preparação de equipes para competições, financiamento de
eventos e, em alguns casos, aquisição de material esportivo.
Considerando os dados por Confederação, verificamos que das 29 entidades
analisadas apenas 13 entidades21 apresentaram e/ou tiveram projetos aptos a
captar recursos, destaque para aquelas localizadas no topo da Tabela 4.
Cabe destacar a ausência de propostas aprovadas das Confederações com
potencial de atrair investimentos, como o Voleibol, o Atletismo e a Ginástica. Isto
pode ocorrer por dificuldade técnica operacional na elaboração de projetos ou
apenas por opção, tendo em vista o seu acesso a outras fontes de financiamento
e contratos de exclusividade com os atuais patrocinadores.
Por outro lado, chama a atenção o volume elevado de recursos captados pelas
Confederações de Golfe e Rugby, o que possivelmente esteja relacionado com a
primeira participação dessas modalidades numa edição dos Jogos Olímpicos.
Registre-se que o COB também captou recursos no período de 2009 a 2012. O
valor total foi de R$ 2.900.000,00, com o objetivo de subsidiar as equipes
brasileiras na preparação para os Jogos Olímpicos de Londres.
Após realizar um diagnóstico do montante e direcionamento dos recursos da Lei
Agnelo/Piva, das estatais e da LIE, vamos expor os dados financeiros referentes
ao repasse do ME por meio de Convênios22.
Preliminarmente, cabe destacar o papel que o ME possui no cenário esportivo
nacional, potencialmente, o agente indutor da construção de uma política esportiva
para o país de forma sistêmica23. As suas ações refletem a correlação de forças
21
As confederações de Voleibol, Atletismo, Ginástica, Ciclismo, Badminton, Taekwondo, Hóquei de Grama,
Tiro com Arco, Esgrima, Lutas Associadas, Boxe, Desportos na Neve, Desportos no Gelo, Vela e Motor,
Levantamento de Peso e Triathlon não receberam ou não tiveram projetos aprovados.
22 De acordo com a Portaria Interministerial n° 507/2011, convênio se caracteriza por acordo ou ajuste que
discipline a transferência de recursos financeiros de dotações consignadas no Orçamento Fiscal e da
Seguridade Social da União e tenha como partícipe de um lado, órgão ou entidade da administração pública
federal, direta ou indireta, de outro lado, órgão ou entidade da administração pública estadual, do Distrito
Federal ou municipal, direta ou indireta, consórcios públicos, ou ainda entidades privadas sem fins lucrativos.
23 O decreto nº 4.668 de abril de 2003 criou a estrutura e os órgãos do Ministério do Esporte, que sob o
comando Partido Comunista do Brasil (PC do B) desde 2003 possui atualmente três secretarias finalísticas
(Secretaria Nacional de Esporte, Educação, Lazer e Inclusão Social- SNELIS; Secretaria Nacional do Esporte
de Alto Rendimento-SNEAR; e, Secretaria Nacional do Futebol e Direitos do Torcedor). Entretanto até inicio
de 2011 tínhamos as seguintes secretarias: Secretaria Nacional do Esporte Educacional-SNEED; Secretaria
Nacional de Desenvolvimento do Esporte e Lazer- SNDEL e a SNEAR, que continua.
96
estabelecida entre os atores sociais, pertencentes às diferentes classes sociais
(Poulantzas, 2000).
Sendo assim, identificamos que no período entre 2008/2012 foram formalizados
61 convênios entre o ME e as Confederações de esporte olímpico, sendo
repassado pelo Governo Federal o montante superior a R$ 107,5 milhões de reais.
Ao incorporar o valor dos convênios com o COB, então chegamos ao valor de R$
139,6 milhões transferidos24.
Tabela 5: Número de Convênios formalizados e montante repassado as Confederações de esporte
olímpico.
Ano
Nº de Convênios
Valores
milhões
em
2008
2009
2010
2011
2012
Total
02
07
30
19
03
61
R$ 0,21
R$ 1,9
R$ 50,6
R$ 51,6
R$ 3,2
R$ 107,5
Fonte: SICONV. Elaboração dos autores (2013).
A partir desses dados, identificamos um crescimento contínuo no volume de
recursos para as confederações, com exceção do ano de 2012, que teve uma
queda considerável no volume de repasses e de convênios. Os motivos desta
redução precisam ser investigados, entretanto, é preciso considerar a baixa
execução orçamentária neste ano25 e ainda o fato de que até o primeiro quadriênio
de 2012 o ME possuia uma força tarefa para análise de todos os convênios com
Organizações Não Governamentais (ONGs), conforme o Decreto Presidencial nº
7.592/2011, motivado pelas denúncias de desvio e uso inadequado de recursos
por ONGs26. Além disso, ressalta-se ainda que, em Julho de 2012, ocorreram os
Jogos Olímpicos em Londres e, posteriormente, o Governo lançou o “Plano Brasil
Medalhas 2016”. Esse conjunto de fatores podem ter limitado a formalização de
convênios com as Confederações.
As tranferências de recursos por meio de convênios ocorre na medida em que as
24
Os convênios com o COB ocorreram em 2008, sendo todos referentes à candidatura da cidade do Rio de
Janeiro aos Jogos Olímpicos de 2016.
25 “Ministério do Esporte gastou apenas 20,9% do seu orçamento de 2012”. Informação disponível em:
http://josecruz.blogosfera.uol.com.br/2012/12/ministerio-do-esporte-gastou-apenas-209-de-seu-orcamento-de2012/. Acesso em: 12/03/2013.
26 Como consequência o Ministro Orlando Silva deixou o ME em outubro de 2011, assumindo a gestão da
pasta o Deputado Federal Aldo Rebelo.
97
propostas das entidades, apresentadas no SICONV são aprovadas pelo ME.
Deste modo, temos os seguintes valores no período estudado:
Tabela 6: Montante e destino dos recursos dos Convênios do ME para as Confederações de
esporte olímpico( 2008-2012)27.
Confederação
Valores em milhões
Quant. de Convênios
Voleibol
R$ 21,0
07
Handebol
R$ 16,5
07
Atletismo
R$ 12,0
01
Ginástica
R$ 8,3
01
Valores em milhões
Quant. de Convênios
Ciclismo
R$ 6,0
04
Badminton
R$ 5,8
03
Tiro Esportivo
R$ 5,5
03
Desportos Aquáticos
R$ 3,6
03
Pentatlo Moderno
R$ 3,5
04
Taekwondo
R$ 3,3
01
Tênis de Mesa
R$ 3,3
04
Judô
R$ 3,0
01
Basquetebol
R$ 2,9
03
Valores em milhões
Quant. de Convênios
Tênis
R$ 2,5
04
Canoagem
R$ 2,4
01
Hóquei de grama e Indoor
R$ 1,6
03
Bloco 1- acima de 5%
Bloco 2- de 2,1% a 5%
Bloco 3- entre 0,1% a 2%
27
Dados atualizados através do Sistema de Débito do TCU no dia 18/3/2012.
98
Tiro com Arco
R$ 1,5
02
Esgrima
R$ 1,3
01
Lutas Associadas
R$ 1,3
02
Rubgy
R$ 1,1
01
Boxe
R$ 0,4
03
Hipismo
R$ 0,1
01
Desportos na Neve
R$ 0,6
01
Valores em milhões
Quant. de Convênios
Desportos no Gelo
R$ 0,0
00
Golfe
R$ 0,0
00
Vela e Motor
R$ 0,0
00
Levantamento de Peso
R$ 0,0
00
Triathlon
R$ 0,0
00
Remo
R$ 0,0
00
Total
R$ 107,5
61
Bloco 4- 0%
Fonte: SICONV. Elaboração dos autores (2013).
Quando da análise dos dados, anota-se que a divisão em bloco facilita a
compreensão referente à destinação final dos recursos do ME. Neste sentido, as
quatro entidades do Bloco 1 se beneficiaram de quase a metade dos recursos de
todo o período investigado, sendo que todas possuem patrocínios de estatais e
ainda estão entre aquelas que mais recebem recursos da Lei Agnelo/Piva.
O ME, ao centralizar recursos em determinadas entidades, reforça a desigualdade
no financiamento das diferentes modalidades esportivas. Neste sentido, forma-se
um cenário com Confederações “dominantes” e “dominadas” ou “fortes” e “fracas”
(Almeida; Marchi Júnior, 2011).
Portanto, no momento em que é priorizada determinada confederação – ou objeto
a ser executado pelos convênios –, o Governo Federal está manifestando qual é a
sua linha estratégica.
99
Outro dado importante a ser analisado acerca do financiamento do esporte
olímpico no ciclo de Londres, por meio dos convênios, é identificar em qual ação
os recursos foram prioritariamente investidos.
Gráfico 1: Distribuição dos recursos conforme objeto dos convênios.
Distribuição dos recursos
Preparação de atletas e equipes
40,00%
35,00%
30,00%
Aquisição de equipamentos e/ou
reformas e/ou construção de espaços
25,00%
20,00%
15,00%
Realização de eventos
10,00%
5,00%
0,00%
Participação em eventos
Fonte: SICONV. Elaboração dos autores (2013).
Diante disso, percebe-se que um quantitativo considerável de recursos é
destinado para a preparação dos atletas, seja no fornecimento de equipes
multiprofissionais, no pagamento de passagens áereas, nas hospedagens, na
alimentação ou na aquisição e consertos de equipamentos, reformas e/ou
construção de instalações.
Para exemplificar, a Confederação de Tiro Esportivo, estabeleceu um convênio
com o ME em 2012, no montade superior a R$ 2,5 milhões com perspectiva de
preparo dos atletas da Seleção para 2016; à disponibilização de comissão
multidisciplinar e equipe técnica e equipe operacional para atender aos atletas do
Tiro Esportivo.
Quanto à infra-estrutura, como exemplo, citamos o convênio de 2011 da
Confederação de Atletismo, o qual destinou a implementar os Centros Nacionais
de Treinamento de Atletismo de Alto Nível de: Uberlândia, São Paulo, Rio de
Janeiro e Fortaleza; visando a preparação de atletas para os Jogos Olímpicos Rio
2016, bem como de outros importantes eventos internacionais.
100
O terceiro destino de recursos foi a formalização de convênios para a realização
de eventos estaduais, regionais, nacionais e internacionais. Para ilustrar, citamos
o caso da Confederação de Pentatlo Morderno que durante todo o período
estudado fez quatro convênios com o ME, num valor total superior a 3,3 milhões,
sendo todos com a finalidade de promoção da entidade, do esporte e para
realização de eventos.
Por fim, foram estabelecidas ainda quatro parcerias no intuito de possibilitar a
participação de atletas nacionais em competições internacionais, foi o caso do
objeto pactuado pela Confederação de Tiro com Arco, num convênio em 2012,
que visou garantir a participação dos atletas nas competições mundiais: Archery
World Cup Stage 1, 2, 3, 4, final e na World Archery Youth Championship, visando
a preparação e qualificação dos atletas para os Jogos Olímpicos Rio 2016.
Destaca-se que entre todos os convênios formalizados somente a Confederação
de Handebol se preocupou em aproximar o conhecimento científico com o
treinamento dos atletas, bem como, com a qualificação de recursos humanos para
trabalhar com o esporte de alto rendimento.
Diante das informações coletadas, percebemos como foco dos convênios a
preparação dos atletas já “prontos”, o que ocorre, também, através dos
investimentos direto do ME por meio do Bolsa Atleta (lei nº 10.891).
Tabela 7: Volume de recursos repassados para os atletas pelo programa Bolsa Atleta, em milhões
de reais.
Programa
Bolsa
Atleta
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012*
Total
1,5
10,5
12,1
25,1
34,5
47,4
50,2
74,6
255,9
*Em 2012 os valores estão inseridos no programa “Esporte e grandes eventos”.
Fonte: Portal da Transparência. Elaboração do autor (2013).
Este programa é resultante da primeira Conferência Nacional do Esporte (BRASIL,
2004), sendo sancionado em 2004. De acordo com Almeida e Marchi Júnior
(2012, p. 589), ele foi criado para suprir o baixo investimento realizado pelo COB e
pelas Confederações na manutenção dos atletas.
Nos dois Planos Plurianuais do Governo Lula, o Bolsa Atleta foi uma ação do
programa “Brasil no esporte de rendimento” e consumiu um volume de recursos
superior ao destinado para os programas sociais (Matias, 2013).
101
Ressalta-se que no montante destinado pelo programa está incluso os gastos
diretos do Governo Federal com atletas de diferentes modalidades e níveis, não
sendo possível a separação a partir dos dados disponíveis no Portal da
Transparência.
Se consideramos no ciclo olímpico de Londres os valores repassados para as
Confederações por meio de patrocínios (R$ 666,5 mihões), os recursos da Lei
Agenlo/Piva (R$ 250,3), repasses do ME por meio de convênios (R$ 107,5) e
somados com os recursos captados da LIE (R$ 76,5) teriamos, então, um grupo
de sete confederações ”dominantes” e “ricas”. Além das quatro do Bloco 1 da
Tabela 5, temos, ainda, as confederações de Judô, de Basquete e de Desportos
Aquáticos. Essas entidades possuem suas modalidades com considerável
exposição na mídia e maior influência em relação as demais.
Dessa forma, por receber mais recursos, supõe-se que estas entidades possuem
uma melhor estrutura administrativa e infra-estrutura para preparação de atletas.
Contudo, isto não se traduz em resultados. No caso dos Jogos Olímpicos de
Londres, conforme a Tabela 6, com exceção das medalhas conquistadas no Boxe,
no Pentatlo Moderno e na Vela e Motor, todas as outras foram em modalidades
que receberam um volumoso quantitativo de recursos28.
Sobre isso, é preciso considerar, também, que nos sucessos do país em algumas
modalidades existem os “[...] atletas que se destacam por esforços próprios e/ou
com a ajuda de patrocinadores individuais, que mesmo sem o apoio das
confederações brasileiras de suas modalidades, conquistam excelentes
resultados” (Almeida; Marchi Júnior, 2011, p. 163). Este parece ter sido o caso das
exceções citadas, bem como de outros atletas, a exemplo de Artur Zannetti, na
Ginástica29.
Tabela 8: Principais resultados em Londres 2012 por confederação.
Confederação
Desportos
aquáticos
Principais resultados
Saltos ornamentais: 17ª colocação no masculino individual
3m;
Natação: 01 prata, 01 bronze, dois 4º lugar e um 16° lugar;
28
Ressalta-se que a confederação Vela e Motor possui patrocínio privado.
olímpico, Zanetti treina entre goteiras e aparelhos enferrujados”. Disponível
http://esportes.terra.com.br/ginastica/heroi-olimpico-zanetti-treina-entre-goteiras-e-aparelhosenferrujados,2febcfd6b577c310VgnVCM3000009acceb0aRCRD.html. Acesso em: 14/3/2013.
29“Herói
em:
102
Nado Sicronizado: 13° lugar dueto.
Judô
01 ouro, 03 bronzes, 01 semi-final, 01 quartas de final e 04
estiveram nas oitavas de final.
Handebol
Feminino: chegaram as quartas de final
Voleibol
Voleibol de praia: masculino- 01 prata e 01 quartas de final;
feminino- 01 bronze e 01 dupla nas oitavas de final.
Voleibol de quadra: feminino- 01 ouro/masculino- 01 prata
Basquete
Masculino: quartas / Feminino: primeira fase
Atletismo
Salto em distância: 7° lugar masculino;
Marcha Atlética: 39º lugar masculino;
Maratona: 5º, 8° e 13° lugares masculino;
Decatlo: 19° lugar masculino;
Arremesso de peso: 7° Lugar feminino;
Revezamento 4x100: Brasil 7° lugar feminino;
Revezamento 4x400: Brasil 15° lugar feminino.
Tiro Esportivo
Armadilha duplo: 17º lugar masculino;
Pistola 10m e 25m: 39° lugar.
Ginástica
Argolas: 01 ouro.
Tênis
Sem resultados expressivos.
Golfe
Estreia nos Jogos de 2016.
Ciclismo
BMX: 01 quartas masculino/ 01 semi feminino;
Cross country: 24º masculino;
Estrada: 26° masculino individual, 32° masculino equipe/ 18°
feminino individual, 23° feminino equipe.
Badminton
Sem resultados expressivos.
Rugby
Estreia nos Jogos de 2016.
103
Tênis de mesa
Sem resultados expressivos.
Pentatlo moderno 01 bronze.
Taekondo
01 semi-final.
Canoagem
Caiaque individual: 18° feminino.
Hóquei sobre a
grama
O Brasil não se classificou para os Jogos de Londres.
Tiro com arco
Sem resultados expressivos.
Esgrima
Sem resultados expressivos.
Hipismo
Salto individual: 12°, 22° lugares;
Individual CCE: 42°, 44° e 46° lugares;
Salto Equipe: 8° lugar Brasil;
Equipe CCE: 9° lugar Brasil.
Lutas Associadas
Estilo Livre: 01 atleta chegou nas oitavas de final- feminino.
Remo
Sem resultados expressivos.
Desportos na
neve
Modalidade não participante das edições dos Jogos Olimpicos
de Verão.
Boxe
Masculino: 01 prata, 01 bronze, 01 nas quartas de final e 2 nas
oitavas de final;
Feminino: 01 bronze e 01 oitavas.
Vela e motor
Iatismo: 01 bronze (classe estrela), 9º lugar (RS-X) e 6º lugar
(470-feminino)
Levantamento de
peso
Masculino: 12º lugar (+105kg);
Triathlon
Masculino: 36º e 44º lugares/ Feminino: 30° lugar
Feminino: 8° lugar (55kg).
Fonte: www.london2012.com. Elaboração dos autores (2013).
104
Por fim, observando os dados acima e o quantitativo de recursos recebidos pelas
Confederações, nota-se que além de terem sido destinados prioritariamente às
modalidades em que o Brasil já possui alguma tradição e que possui investimento
na base, bem como privilegiaram, também, as modalidades com a maior
possibilidade de medalhas em disputa, como, por exemplo, o Atletismo e os
Desportos Aquáticos30. Entretanto, em várias provas dessas modalidades sequer
houve brasileiro classificado para os Jogos.
CONSIDERAÇÕES FINAIS
Os dados apresentados demonstram que apesar das oscilações entre os anos,
nas diferentes fontes, a cada ciclo olímpico é repassado ao COB e Confederações
um montante elevado de recursos. Entretanto, a distribuição do dinheiro entre as
entidades privilegia os atores e os interesses daqueles envolvidos com as
modalidades que possuem mais visibilidade na mídia com melhor estrutura
administrativa.
Além disso, ressalta-se que o grande volume de recursos disponibilizados para as
Confederações não geraram resultados positivos no quadro de medalhas, tal
fracasso pode estar diretamente relacionado com a falta de planejamento, má
gestão, falta de democracia, participação e de transparência das entidades
esportivas, bem como, pela descontinuidade das ações e sobretudo pela ausência
de uma política nacional de esporte que garanta o desenvolvimento de todas as
modalidades e que estabeleça um controle central na distribuição dos recursos
(Ouriques, 2009; Almeida, 2010; Matias, 2013).
Destaca-se que as ações do ME e das entidades esportivas são pautadas pelas
urgências, de acordo com o interesse de seus gestores, em detrimento dos
princípios básicos da administração, como planejamento estratégico, de médio e
longo prazo (Charnov; Montana, 2001).
A realização dos Jogos Olímpicos em 2016 no Brasil e a meta de estar entre os 10
do quadro de medalhas movimenta ainda mais recursos do fundo público, no
sentido de prover o esporte olímpico. Na mesma proporção cresce a preocupação
com a eficiência na aplicação do recurso público
Neste sentido, consideramos que não basta aumentar as fontes e a verba para o
30
Nos Jogos Olímpicos de Londres (2012), o Atletismo teve 49 provas e os Desportos Aquáticos, 45 provas,
somadas as disputas no masculino e no feminino.
105
esporte olímpico, os resultados do país na edição dos Jogos Olímpicos de
Londres e mesmo nas anteriores confirmam isso, seja no número de medalhas ou
na classificação final dos atletas. É preciso discutir a realidade atual do esporte no
país e rever as ações adotadas.
Acreditamos que a linha a ser seguida já foi definida a partir da I e II Conferência
Nacional do Esporte (Brasil, 2004; Brasil, 2006), ou seja, estabelecer um Sistema
Nacional do Esporte, que tenha como princípio assegurar o esporte como direito
de todos, com investimento na infra-estrutura, na formaçao inicial e continuada de
profissionais, no estabelecimento de um sistema nacional descentralizado de
financiamento, associado com o conhecimento científico produzido nas
universidades.
No entanto, alternativa do COB proposta pelo Programa Time Brasil, não segue
este caminho. A estratégia da entidade e seguida pelo ME, se define a partir de
três eixos, a saber: o primeiro consiste em aumentar o número de medalhas nos
esportes que já são medalhistas – exemplo do voleibol, basquete, futebol,
atletismo, natação, judô, vela e hipismo; o segundo é o de focalizar um esporte
que tenha o potencial de conquistar várias medalhas – exemplo do judô; e, o
terceiro é aumentar o número de modalidades em que o Brasil tenha possibilidade
de pódio.31 Quiçá, o grande diferencial do projeto esteja no estímulo a essas
novas modalidades esportivas, ampliando o acesso e criando estruturas para os
seus praticantes. Porém, como o interesse que prevalece é ampliação do número
de medalhas, o pragmatismo pode se materializar na ausência de continuidade na
promoção dessas modalidades caso seus atletas frustrem a expectativa
(Mascarenhas et al, 2013).
Portanto, apesar de apontarmos que o modelo adotado precisa ser revisto, como
também assegurou Almeida (2010), a perspectiva de mudança é infima, se
considerarmos a estratégia delineada no Programa Time Brasil.
De qualquer forma, continuamos a assinalar que é preciso dirimir a desigualdade
na distribuição dos recursos e, principalmente, garantir o esporte como direito
social, caso o horizonte seja obter sucesso, permanente, no quadro de medalhas.
“Programa Time Brasil e Time Rio”. Disponível em: www.cob.org.br/noticias/noticias_interna.asp?id=15155.
Acesso em: 13 set. 2010.
31
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de julho de 2004, que institui a Bolsa-Atleta; cria os Programas Atleta Pódio
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Recibido: Abril de 2013
Aceptado: Septiembre de 2013
110
PLAN ESTADIO SEGURO: UNA INTERVENCIÓN BIOPOLÍTICA A
LAS BARRAS DEL FÚTBOL
Ítalo San Martín Marín1
El presente artículo analiza el Plan Estadio Seguro, entendido como una
intervención biopolítica cuyo discurso apela a disminuir la violencia dentro y fuera
de los estadios del fútbol profesional chileno, pero que en la práctica se ha
transformado en un mecanismo represivo que intenta erradicar a las barras
organizadas, partiendo por eliminar del espacio público-deportivo aquellos
elementos materiales que configuran la identidad de sus miembros, generando así
nuevas formas de exclusión y violencia. Del mismo modo, se develan los
dispositivos discursivos que promueven la construcción social de un otro extraño,
donde el barrista es estigmatizado y presentado como un sujeto que atenta contra
el proyecto modernizador del Estado y la seguridad pública. Así, se describe a las
barras como un fenómeno de la posmodernidad en constante tensión con los
embates modernizadores del Estado neoliberal, a pesar de que en el pasado
fueron funcionales al modelo, pero que dadas las luchas de poder que genera la
mercantilización del fútbol, han sido proscritas como organización sociocultural
protagonista del carnaval que anima los estadios del fútbol chileno.
Palabras claves: Barras chilenas, biopolítica, identidad, exclusión, violencia.
The present article analyzes the Safe Stadium Plan, understood as a biopolitical
intervention designed to address and diminish the violence both inside and out
professional football stadiums, which in real terms became a repressive
mechanism aiming to eradicate organized football supporters, starting with the
removal of physical elements of the public-sport related space that set the identity
of its members, generating in such a way, new forms of exclusion and violence. In
the same terms, discursive dispositives are being revealed, promoting a social
construction of a ‘strange other’ presenting and stigmatizing the supporter as a
subject that continuously rebels against public security and the modernizing project
of the State. Furthermore, organized supporters are identified as a postmodern
phenomenon continuously in tension with the modernizing onslaughts carried out
1
Sociólogo de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales - ARCIS y estudiante de segundo año del Magíster
en Intervención Social de la Universidad del Bío-Bío. Actualmente vive en Santiago y se desempeña en la
Dirección de Calidad de Proyectos de Fundación Casa de la Paz. E-mail: [email protected]
111
by the neoliberal State, although there were once functional to the model but given
the power struggles generated by the commoditization of the sport, they have been
outcasted as a socio cultural organization, the main character of the carnival that
animates Chilean football stadiums.
Keywords: Chilean supporters, biopolitics, identity, exclusion, violence.
I. INTRODUCCIÓN
En el presente artículo se analiza una intervención impulsada por el gobierno del
presidente Sebastián Piñera denominada Plan Estadio Seguro, la cual es
presentada a través de los medios de comunicación como un dispositivo de
seguridad destinado a prevenir y sancionar hechos de violencia en recintos
deportivos con ocasión de espectáculos de fútbol profesional. Desde un comienzo,
Cristian Barra, jefe del Plan Estadio Seguro, anunció que “la idea es eliminar a las
barras organizadas y que el aliento sea espontáneo” (Sanhueza y Andrade, 2012).
Con esta declaración y la posterior ejecución del Plan en los estadios de fútbol
profesional chileno, surgió inmediatamente la voz de protesta de los hinchas de
distintos clubes, quienes, al ver clausurados algunos de sus derechos civiles y
formas de expresión sociocultural, acusaron el golpe de la autoridad y desplegaron
diversas prácticas de resistencia, pero además, levantaron propuestas alternativas
al Plan Estadio Seguro para controlar la violencia dentro y en los alrededores de
los recintos deportivos; propuestas que, dicho sea de paso, han sido desoídas por
el gobierno, por lo que ha aumentado la tensión entre ambos sectores y los grados
de violencia física y simbólica ejercida por la autoridad y entre los mismo barristas,
lo que al momento de escribir estas líneas ha dejado un saldo de cientos de
hinchas heridos y un muerto, a casi 4 meses de su implementación2.
Ahora bien, el análisis del Plan Estadio Seguro se desarrolla a partir del concepto
de biopolítica de Michel Foucault. Desde esta perspectiva, se desprenden otros
elementos teóricos que ponen de manifiesto las prácticas discursivas que se
materializan en la creación de este dispositivo de control de la pasión popular
ligada al fútbol y las repercusiones mediáticas y sociales que genera, como la
exclusión de los barristas y la construcción social –por parte del Estado- del otro
extraño. Además, se abordan las relaciones de poder que se ejercen utilizando al
fútbol como medio para obtener réditos económicos y políticos en nuestra
sociedad, y se problematizan las estrategias utilizadas para construir una imagen
2
Este artículo fue escrito en agosto del 2012.
112
perversa de las barras chilenas a fin de criminalizarlas y proscribirlas.
II. BARRAS CHILENAS: SUBCULTURAS POSMODERNAS CERCADAS POR
LA MODERNIZACIÓN
Para acercarnos a una comprensión del fenómeno de las barras en nuestro país,
lo primero que me interesa destacar es que hablaré de barras chilenas en vez de
utilizar el adjetivo “bravas”, como suele catalogarlas el periodismo criollo. Esto,
porque la intervención del Plan Estadio Seguro no discrimina entre aquellas barras
que, dado su histórico comportamiento dentro y fuera de los estadios, se han
ganado el apodo de bravas y se autoreconocen como tal (principalmente la Garra
Blanca y Los de Abajo, y en menor medida Los Cruzados y Los Panzers) y el resto
de las barras nacionales, hinchas y simpatizantes que generalmente han
demostrado un comportamiento socialmente aceptado pero que, sin embargo,
fueron “metidos en el mismo saco” que los barras bravas con este Plan. Este
primer antecedente no es menor, pues nos habla de un nuevo paradigma de
intervención que hace un diagnóstico errado del origen de la violencia y de
quienes la ejercen en circunstancias que expondré más adelante. Como dice el
dicho popular, “castiga a justos por pecadores”, al poner en marcha un dispositivo
que homologa a todas las barras, quitando el foco de atención de las personas y
grupos que lucran a través de la violencia y la extorsión bajo el supuesto apoyo a
sus clubes, y de dirigentes, empresarios y políticos que establecen oscuros
negocios con algunas barras a fin de obtener apoyo y mano de obra para sus
respectivos objetivos comerciales o políticos, fenómeno que también profundizaré
en los siguientes acápites.
Realizada esta primera delimitación conceptual, cabe señalar que interpreto el
fenómeno de las barras como un elemento constitutivo de la posmodernidad. Al
respecto, Vattimo (1994), sostiene que la emergencia de la sociedad de la
comunicación generalizada e intensificada por la irrupción masiva de los medios
ha sido la causa determinante de la disolución de los puntos de vistas centrales de
lo que Lyotard denominó “los grandes relatos”. Esto ha propiciado la explosión y
multiplicación de diversas concepciones del mundo y, además, ha permitido la
visibilización de subculturas de toda índole, horizonte en el cual aparecen las
barras del fútbol profesional en países del capitalismo avanzado (Inglaterra,
Alemania, Francia), medianamente avanzado (España, Italia, Rusia) y
subdesarrollado (Argentina, Brasil, Chile). Es decir, desde mediados del siglo XX,
el fútbol pasó de ser una práctica recreativa a un fenómeno social y cultural,
“donde simbólicamente se expresan conflictos, esperanzas, frustraciones y
sueños, individuales y colectivos” (Santa Cruz, 2008: 63) y, a la par, las barras se
113
fueron transformado en una instancia de asociación y reconocimiento donde se
van tejiendo redes sociales y abriendo espacios de participación “fuera de toda
lógica comercial, desarrollados a partir de un compromiso pocas veces mostrado
por tan heterogéneo grupo de sujetos” (Villablanca, 2009: 30). De esta forma, el
vínculo formado entre los barristas va construyendo un variopinto conjunto de
identidades (barriales, regionales, de clase, etc.) que emergen en el seno de una
estructura social en constante proceso de fragmentación y búsqueda de nuevos
arraigos de manera aparentemente libre. No obstante, Vattimo (1994), advierte
que la irrupción de estas nuevas diversidades conlleva una libertad problemática,
debido a que ni sus propios miembros saben demasiado bien qué implicancias
tendrá. Es más, afirma que “la nostalgia de los horizontes cerrados, amenazantes
y, a la vez, aseguradores sigue todavía arraigada en nosotros como individuos y
como sociedad” (1994: 19).
Esta característica de la posmodernidad relevada por Vattimo (1994) es central en
el artículo que nos convoca, pues remite a una experiencia humana en constante
oscilación, en donde se abren múltiples y nuevas vías de acceso para
experimentar nuestra condición humana, sin embargo, las barras chilenas
despliegan sus identidades en un contexto en donde son violentamente
interpeladas por el gobierno –a través del Plan Estadio Seguro- para insertarlas en
su proyecto modernizador. Y es bastante obvio pues, en la actualidad, el estatus
del fútbol como espectáculo representa un objeto de codicia para el poder, incluso
puede llegar a considerarse tan o más importante que otros fenómenos generados
por la industria cultural moderna (Santa Cruz, 2008: 65). Por tal razón, y siguiendo
a Antezana (2003), sostenemos que “el tema de la identidad (social) en el fútbol
podría ser considerado como parte del debate entre las identidades culturales vs.
las metaidentidades –o identidades universales” (2003: 91). El debate comienza
cuando, por un lado, reconocemos la necesidad de aprender a valorar la
multiplicidad de identidades culturales que emanan de la posmodernidad y a
respetar el derecho a vivir en diversidad, y por otro lado, los proyectos
modernizadores del Estado y el mercado nos ofrecen una sola dirección y
contenidos posibles, en donde los fines y supuestos del orden social se nos
presentan naturalizados (Santa Cruz, 2008: 67). En este sentido, notamos una
doble articulación de identidades, en la que una tiene que ver con la que
construyen los barristas a modo de subcultura contraria al status quo de la
sociedad, mientras que la otra se relacionaría con “la construcción del
pensamiento moderno como oposición a ese otro, ratificando la necesidad de
controlar y disciplinar” (Carballeda, 2008: 55). Esta doble articulación da cuenta de
la contradicción inherente a las diferentes modalidades de intervención social que
emergen en la modernidad y que se tensionan hasta la posmodernidad, pues “la
promesa de emancipación, ligada a prácticas y fundamentos que derivan en la
114
sujeción y la coerción, marcan sus orígenes y han generado hasta la actualidad
una serie de discusiones y rupturas” (Carballeda, 2008: 56).
Entonces, tenemos un Plan que -en el papel- está diseñado para “que la familia
vuelva a los estadios”, pero en la práctica, opera bajo el supuesto de que todos los
hinchas son potenciales delincuentes, pues al ingresar a los estadios, no sólo las
barras, sino que todas las personas quedan a merced de una especie de estado
de sitio, en donde la policía tiene absoluta libertad para ejercer su poder sobre los
asistentes; lo que se ha traducido en que cada policía interpreta a su manera las
indicaciones del Plan, llevando hasta el absurdo la represión ejercida sobre
hinchas de todas las edades y géneros. A esto se le suma la prohibición de
ingresar con banderas, lienzos, bombos y otros instrumentos musicales que
constituyen importantes símbolos identitarios para los barristas, cuestión que
profundizaremos a continuación.
III. UNA INTERVENCIÓN BIOPOLÍTICA EN LA IDENTIDAD POPULAR
Como venimos sosteniendo hasta aquí, las barras chilenas son un fenómeno de la
posmodernidad que está en permanente conflicto con el proyecto modernizador
del Estado que, en 1994, publicó la Ley 19.327 sobre violencia en recintos
deportivos con ocasión de espectáculos de fútbol profesional (más conocida como
Ley de Violencia en los Estadios), que busca castigar específicamente el actuar
violento de las barras dentro y fuera de los estadios. No obstante, como señala
Villablanca (2009):
“Durante todo el proceso de tramitación en el Congreso
Nacional, ningún integrante de las barras, que a su vez son
los que más saben de esta realidad, fue incluido en las
discusiones parlamentarias. No se tomó en cuenta su
opinión, sus aportes y reparos frente a una medida que los
afecta directamente. Mostrando una vez más la tan
característica miopía institucional frente a los actores civiles
de nuestra sociedad” (2009: 62).
El hecho anteriormente citado se repitió en el contexto de la discusión y posterior
aprobación de la norma denominada Plan Estadio Seguro, que finalmente fue
incluida en la Ley de Violencia en los Estadios. Este Plan, ente otras cosas,
prohíbe el ingreso de armas de fuego, elementos punzantes, envases rígidos y
todo tipo de fuegos de artificio. A mi juicio, lo que dice relación con dichos objetos
es una medida necesaria, dado que a principios de año tanto la Garra Blanca
como Los de Abajo ocasionaron serios incidentes lanzando bombas de ruido y
115
bengalas mientras jugaban sus respectivos equipos, poniendo en peligro la
integridad de los espectadores y de los propios jugadores. Con estos y otros
hechos de violencia producidos dentro y fuera de los estadios reconocemos que
ciertos comportamientos de algunos barristas son delito y, por ende, el control de
ese tipo de manifestaciones violentas se vuelve necesario. Sin embargo, al leer la
norma publicada en el Diario Oficial (Ministerio del Interior, 2012), en ningún lado
se refiere a eventuales prohibiciones de hacer ingreso de bombos, banderas,
lienzos, instrumentos musicales y paraguas, como lo está haciendo la policía
hasta ahora. Dichos objetos configuran el aspecto material de la identidad de las
barras, pues constituyen su identificación colectiva y son parte del comunitarismo
íntimo que desarrollan los barristas. Del mismo modo, representan elementos
materiales en los que depositan cualidades que los distinguen y son enormemente
valorados por ellos. Por ejemplo, como grafica Recasens (1999):
“Cuando va entrando el bombo al estadio (…), la barra
entera se pone de pie porque sabe que el bombo está
haciendo un llamado a los suyos. Y cuando finaliza el
partido, una numerosa ‘cohorte’ de barristas acompaña al
bombo hasta la sede del club, cuidándolo de posibles
agresiones o de robos. Pues el bombo se reconoce como el
‘corazón’ de la barra” (1999: 15-16).
Desde esta perspectiva, advertimos que estos objetos son portadores de valores y
significados profundos para los barristas, por eso enfatizamos en que forman parte
de las manifestaciones físicas de sus identidades, y como tal, su libre utilización
debería considerarse un derecho pues, a diferencia de los objetos que aparecen
explícitamente mencionados en la nueva Ley de Violencia en los Estadios, no
generan violencia y son parte del folclor del fútbol chileno. No obstante, Sergio
Jadue, presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), señaló
que el Plan Estadio Seguro no está en contra de los bombos y lienzos, sino en
contra del “contenido” de ellos (Cooperativa.cl, 2012).
116
La declaración de Jadue representa el aparente fin de una relación clientelar que
los dirigentes del fútbol establecieron durante años con los barristas, donde estos
últimos fueron institucionalizados, financiados y protegidos, pero se empoderaron
hasta tal punto que los dirigentes perdieron el control sobre sus líderes y cuando
se salieron del libreto que les habían designado dejaron de ser funcionales para el
negocio del fútbol y comenzaron a ser estigmatizados y excluidos de las
decisiones que tomaban los principales accionistas de sus clubes. De esta forma,
constatamos la existencia de una relación de fuerza entre los dirigentes y las
barras, por ende, se puede poner en relieve cómo se expresa el poder del Estado
a través de la puesta en marcha del mecanismo de represión denominado Plan
Estadio Seguro. En este sentido, Michel Foucault (1979), sostiene que el poder
político tiene “el papel de reinscribir, perpetuamente, esta relación de fuerza
mediante una especie de guerra silenciosa” (1979: 136). En este caso, notamos
cómo el Estado inscribe dicha relación en un dispositivo de control que representa
“la guerra continuada por otros medios”, en donde mantiene el desequilibrio de
fuerzas contra las expresiones identitarias de los sectores más excluidos de la
sociedad que buscan visibilizarse en el espacio público (tanto en el estadio como
en los medios de comunicación masivos) a través de sus cánticos, banderas y
lienzos que muestran aquella realidad escondida de sus barrios marginales o
comunas periféricas. Entonces, no es menor que el presidente de la ANFP diga
que ellos –dirigentes y gobierno- estén contra el contenido de estos objetos
identitarios, pues con esto no sólo estarían interviniendo en el escenario del
producto fútbol para imponer una estética europea en nuestros estadios, sino que
además estarían estableciendo una biopolítica cuyo poder totalizador optimiza la
existencia de determinados sujetos a la vez que posibilita estigmatizar, negar o
hacer desaparecer la existencia de aquellas subjetividades avizoradas como no
funcionales o improductivas desde dicha lógica de poder (Díaz, 2010: 47). Esto
corresponde a lo que Foucault (1979) denomina el esquema dominaciónrepresión, en el que la oposición pertinente no es la de legítimo e ilegítimo, sino la
de lucha y sumisión. En otras palabras, se trata de la continuación de una relación
de dominación, en donde la represión que el Estado ejerce sobre las barras a
través del Plan Estadio Seguro operaría como la evidencia del despliegue de
aquella relación de fuerza que señala Foucault y que funciona dentro del cuerpo
social.
Acorde con Hardt y Negri (2005), observamos la naturaleza biopolítica del Plan
Estadio Seguro en tanto apunta a regular un campo específico de la vida social de
nuestro país desde su interior. Esto quiere decir que el poder del Estado no se
enfrenta a las barras para someterlas, sino que se adentra en los procesos de su
cotidianeidad para gobernarlos mejor desde su interior mismo (Muhle, 2009: 144).
Por lo tanto, en el contexto de la sociedad de control, la biopolítica representa el
117
terreno exclusivo de referencia de aquellas técnicas y tecnologías de
normalización de aquellos cuerpos y subjetividades consideradas disfuncionales
por los sistemas de poder. De este modo, los otros –en este caso, los barristas-,
son producidos discursivamente por esta lógica de poder-saber en la que se
sumerge la biopolítica. El poder se expresa pues como un control que se hunde en
las profundidades de las conciencias y los cuerpos de la población y, al mismo
tiempo, penetra en la totalidad de las relaciones sociales (Hardt y Negri, 2005: 45).
En consecuencia, el Plan Estadio Seguro representa un mecanismo que intenta
hacer desaparecer aquellas subjetividades indeseables para la biopolítica,
creando dispositivos discursivos que niegan la alteridad de quienes representan
un peligro para el proyecto neoliberal; expresado aquí en aquellos sujetos que,
dada su “intrínseca bestialidad”, constituyen de facto un obstáculo para el
progreso de la sociedad. Con esto, observamos cómo la estigmatización de los
barristas sindicados como residuales pone de manifiesto los mecanismos de
exclusión y disolución de los lazos sociales construidos alrededor de la pasión por
el fútbol.
IV. LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL OTRO EXTRAÑO
La pertinencia de la lectura foucaultiana radica en la descripción de la
programación neoliberal que apunta a organizar, intervenir y acondicionar el medio
en el cual se desenvuelve la población y sus subjetividades. Como sostiene
Pincheira (2009), la biopolítica crea un “espacio de libertad vigilada a fin de hacer
posible los mecanismos del mercado” (2009: 97). Es por eso que el Estado aplica
estrictos “criterios racionales” que le permiten canalizar los deseos, intereses y las
emociones de los ciudadanos hacia metas definidas por él mismo; y es ese intento
de crear perfiles de subjetividad estatalmente coordinados lo que conlleva a la
denominada “invención del otro”. Al hablar de la “invención del otro” no nos
referimos solamente al modo en que cierto grupo de personas se representa
mentalmente a otras, sino apuntamos, más bien, a los dispositivos de saber-poder
a partir de los cuales esas representaciones son construidas. De lo que se trataría
es del abordaje de los procesos de construcción material y simbólica de ese otro
(Pincheira, 2009: 99-100), pues, tal como sostiene Foucault:
“no hay ejercicio de poder sin una cierta economía de los
discursos de verdad (…) Estamos sometidos a la producción
de verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder
más que a través de la producción de verdad” (1979: 140).
Asimismo, nuestro autor señala que estamos sometidos a la verdad y a sus
118
efectos de poder cuando se convierte en ley. En este sentido, observamos cómo
el discurso del Estado en torno a las barras se cristaliza en la creación del Plan
Estadio Seguro, lo que conlleva algunos de los efectos específicos que he descrito
anteriormente; facultándolo para desplegar estrategias violentas de intervención
que se dirigen hacia cuerpos periféricos y múltiples para configurarlos a
semejanza del simpatizante común y corriente que asiste eventualmente a los
estadios y que ve el partido sentado, callado o escuchando radio. “Así, el propio
estatuto del hincha es el que está cuestionado o reemplazado por el espectadorconsumidor, que además debe constituirse en un número más del espectáculo”
(Santa Cruz, 2008:72).La diferencia entre el mero simpatizante y el hincha, radica
en que aunque este último puede contemplar el partido cómodamente por la
televisión,
“prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde
puede ver en carne y hueso a sus ángeles batiéndose a
duelo contra los demonios de turno […] Bien sabe este
jugador número doce que es él quien sopla los vientos de
fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como
bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada
es como bailar sin música” (Galeano, 2010: 7).
Con lo anteriormente señalado intentamos develar algunos elementos que nos
aporten para la reflexión sobre la construcción social de lo que podemos
denominar el “otro extraño”, que opera como un mecanismo de control de un
aspecto de la sociedad que se relaciona con aquellos sujetos que, además de
alentar a sus equipos, articulan –a través del fútbol- su descontento con un
sistema que los excluye y violenta. No obstante, es importante destacar que la
implementación del Plan Estadio Seguro emerge en una coyuntura precisa,
cuando las barras comenzaron a generar más problemas - económicos, políticos y
deportivos- a los clubes que los beneficios que antaño dirigentes, empresarios y
políticos obtenían de ellas; además, en ese momento era políticamente correcto
aplicar mano dura a la escalada de violencia que se venía reproduciendo en los
últimos años. Por tal razón, Foucault (1979), sentencia que el sistema ha
encontrado su propio interés en la técnica y en el procedimiento mismo de la
exclusión: “Son los instrumentos de exclusión, los aparatos de vigilancia, la
medicalización de la sexualidad, de la locura, de la delincuencia, toda esa
microfísica del poder, la que ha tenido, a partir de un determinado momento, un
interés para la burguesía” (1979: 146).
119
Por otro lado, Bauman
citado por Ribeiro, 2009:
14), sostiene que el
problema con los extraños
se refiere, principalmente,
al
problema
de
la
identidad. “La oposición
entre el ‘nosotros’ y ‘ellos’
es la base sobre la cual es
posible
desarrollar
el
significado de la identidad”
(Ribeiro, 2009:124). En
este sentido, los miembros
de las barras crean sus propias redes de capital social, configurándose en grupos
específicos y definidos con reglas internas que dan sentido de pertenencia y son
fuentes de socialización, considerando que la exclusión generada por del Plan
Estadio Seguro representa un debilitamiento o quiebre de los lazos que unen a los
barristas con el resto de la sociedad. Dentro de esta construcción identitaria de las
barras, sus valores, discursos y prácticas se confrontan con la “normalidad” de la
sociedad, que emana desde el discurso hegemónico. Esto da pie para que en este
espacio autocreado se permitan acciones que en otros contextos se ocultan o
disfrazan, potenciando un sentido de libertad, apropiación y distinción al interior de
las barras, que está en contraposición a los otros que no participan en este
universo cultural (Villablanca, 2009: 81-82). Por ello, Bauman, afirma que la
modernidad, en su obstinado intento por establecer un mundo homogéneo, sin
diferencias ni anormalidades, ha ignorado las consecuencias destructivas de su
propia ideología. Así, una de las consecuencias más negativas del Plan Estadio
Seguro es que, buscando la armonía en los recintos deportivos, ha profundizado
todavía más la violencia dentro de ellos, pues concibe a las barras como el origen
de la violencia y no como la manifestación pública de una violencia que tiene
raíces más profundas. En consecuencia, la intención del jefe del Plan Estadio
Seguro de eliminar las barras, significa acabar con una parte importante del
patrimonio cultural de los sectores populares, marginando una vez más a los que
ya lo están, generando aún más violencia.
120
V. A MODO DE CIERRE
Como expuse a lo largo del presente artículo, el Plan Estadio Seguro se expresa
como una intervención biopolítica que opera en la vida cotidiana de nuestra
sociedad y, a través de la articulación de una serie de dispositivos discursivos,
crea una imagen maléfica de los barristas en los medios de comunicación a fin de
criminalizarlos y excluirlos de la esfera del fútbol-espectáculo. Esto nos lleva a
contextualizar esta intervención dentro del proceso de modernización del fútbol, en
el sentido de adecuarlo a los ritmos y exigencias de los mercados culturales
globalizados. En esa perspectiva, el fútbol nacional y las barras no podían quedar
exentos de algo que ha sucedido con otras prácticas y relaciones sociales y
culturales, es decir, de los efectos propios de la modernización globalizante. En
este escenario, el fútbol mediatizado aparece ligado al flujo ininterrumpido de
ofertas de espectáculos, informaciones y productos futbolísticos que circulan en
los medios y en distintos mercados. “Así, construye y deconstruye identidades,
crea y destruye popularidades y fidelidades, utiliza el pasado y la tradición o
glorifica un presente continuo” (Santa Cruz, 2008: 78). De esta forma, la actividad
se centra más en la rentabilidad económica que en la reproducción de ciertas
formas de vida ligadas al fútbol propiamente tal. Por eso, el Plan Estadio Seguro,
en su funcionalidad biopolítica, “sacrifica” a las barras para proteger al poder de la
misma violencia que genera el modo de vida neoliberal que él mismo reifica.
El sistema judicial en el que se ampara el Plan requiere de un principio que
asegure un control preventivo de la violencia, pero lo que hemos visto durante los
primeros meses de su implementación es que en muchas ocasiones ese principio
se vuelve ambiguo y la violencia legítima e ilegítima que ejerce el Estado sobre los
cuerpos de los barristas se confunde. Al parecer, estaríamos frente a una
necesidad de recurrir al rito sacrificial –con el valor “expiatorio” asignado a una
víctima- en determinadas circunstancias (Baeza, 2008: 49). En este sentido, la
violencia ejercida por el Estado contra los barras bravas –y por extensión, contra
todos los hinchas- contiene una fuerte ambivalencia pues, al mismo tiempo,
representa el veneno que toda sociedad teme y el antídoto que la salvaría de la
violencia que envuelve al mundo del fútbol profesional.
Por otro lado, podríamos sostener que las sociedades nunca dejan de producir
violencia, a pesar de que existan los más sofisticados mecanismos de vigilancia y
punición. Cada día presenciamos nuevas tensiones, nuevos conflictos de
intereses o nuevas intolerancias que se manifiestan en el entramado social, con
motivo del hacinamiento en las grandes urbes, de la explotación laboral, de la
deshumanización de las relaciones sociales, etc. Con la aparición de estos
síntomas sociales se diseñan dispositivos de disimulación de la violencia, como el
Plan Estadio Seguro, sin lograr erradicarla definitivamente. Frente a este
121
escenario, destaca la propuesta de Carballeda (2008), en tanto plantea una nueva
mirada al contexto de la intervención, donde es necesario aproximarse a los lazos
sociales para “comprenderlos como elementos relevantes en la construcción de
procesos de identificación, subjetivación y socialización” (2008: 95). Esto, pues
como sostiene el mismo autor, uno de los principales problemas que se observan
en los escenarios de la intervención refieren a una fuerte crisis de las formas y los
lugares típicos de socialización. Y es precisamente en esos espacios donde los
sujetos se van reconstruyendo en relación con los otros, con su historia y su
cultura.
De allí entonces que la “vuelta del carnaval” que exigen los hinchas se pueda
interpretar como una forma de “reinscripción” de estos grupos que han sido
criminalizados y excluidos por el Plan Estadio Seguro. En este sentido, el
concepto de reinscripción desarrollado por Carballeda es fundamental para pensar
una intervención social que apele a la deconstrucción de los estigmas sociales
creados por la biopolítica, y que se manifiestan en padecimientos materiales y
subjetivos. Y, dado que gran parte de los barristas proviene de barrios populares
con escasa cohesión social y con altos niveles de segregación, para disminuir los
niveles de violencia en los estadios es necesario partir por recuperar su condición
sociohistórica, pues en las barras encuentran un mecanismo de integración, que si
bien es precario, les brinda una vinculación relacional con el medio social,
incompleta pero necesaria. Entonces, la superación del Plan Estadio Seguro
supone el diseño de una intervención que reconstruya las subjetividades negadas
de los barristas, entendiéndola como un medio que contribuye a la integración de
la sociedad desde una perspectiva inclusiva. Quizá, este enfoque de intervención,
nos enseñe a llevar la fiesta en paz en los estadios y nos permita recuperar el
carnaval prohibido.
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124
PRÁCTICAS DEPORTIVAS CON ADULTOS MAYORES EN LA CIUDAD DE LA
PLATA (ARGENTINA). UNA REVISIÓN CRÍTICA RESPECTO DE LA
IMPLEMENTACIÓN LOCAL DEL PROGRAMA NACIONAL HADOB
Débora Paola Di Domizio1
Jorge Ricardo Saraví2
En este artículo realizaremos un análisis de algunos aspectos del Programa
Nacional Hadob, implementado por el Instituto Nacional de Servicios Sociales para
Jubilados y Pensionados (INSSJP) en la Republica Argentina y cuyo propósito es
incidir sobre la salud de los sujetos que en él participan mediante la modificación
del estilo de vida3. Desde una perspectiva crítica analizaremos las prácticas
deportivas que se llevan adelante en dicho programa gubernamental -incluidas en
el denominado “Subcomponente Movimiento”- tanto en su vertiente metodológica
(implementación práctica) como en sus aspectos conceptuales (documentos
oficiales). Nuestro punto de partida concreto serán los proyectos del Programa
Hadob implementados por el I.N.S.S.J.P. en la Ciudad de La Plata desde el año
2008 hasta 2011.
Nos interesaremos particularmente en el rol otorgado a los profesionales de la
Educación Física, que en este caso se encuentran bajo la coordinación de
especialistas en medicina. El mencionado programa ubica la organización e
implementación de actividades y experiencias deportivas exclusivamente en la
atención a la enfermedad, y en un lugar en el cual el cuidado de la salud se
caracteriza por un marcado acento en el eje biológico que no permite otros niveles
de explicación. Desde esa perspectiva, la práctica deportiva posibilita beneficios,
pero que quedan limitados en una visión de salud restringida casi exclusivamente
a la rehabilitación de enfermedades físicas (Vendruscolo, 2006).
1
Especialista en gerontología comunitaria e Institucional. Magister en Educación Corporal. Área de Estudios e
Investigaciones en Educación Física (AEIEF), Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias
Sociales (IdIHCS). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata.
Mail: [email protected]
2 Magister en Educación Corporal. Profesor en Educación Física. Área de Estudios e Investigaciones en
Educación Física (AEIEF), Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS).
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata. Mail:
[email protected]
3 Una versión preliminar de este trabajo fue presentada como comunicación libre en el III Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Estudios Socioculturales del Deporte. Deporte y Actividad Física en
los Procesos de Integración Latinoamericana, realizado en Concepción, Chile. 2012.
125
Palabras claves:
públicas-salud
Prácticas deportivas-adultos y adultos mayores-políticas
This article makes an analysis of some aspects of Hadob National Program,
implemented by the National Institute for Retirees and Pensioners (INSSJP) in the
Republic of Argentina4. Hadob aims to affect the health by changing the lifestyle of
its participants. From a critical perspective, we analyze sports practices that are
carried out in this governmental program, including the so-called "subcomponent
Movement" - both in its methodological (practical implementation) and conceptual
aspects (official documents). Our emphasis is the projects of Hadob Program
implemented by the INSSJP in the City of La Plata from 2008 to 2011.
We are particularly interested in the role given to the professionals of Physical
Education, which in this case are under the supervision of medical specialists. The
scheme places the organization and implementation of activities and sports
experiences exclusively on disease care, and in a place where health care is
characterized by a strong emphasis on biological axis that does not allow other
levels of explanation. From this perspective, sport allows benefits for the
participants, but they are limited in a comprehension of health restricted almost
exclusively to the rehabilitation of physical illnesses (Vendruscolo, 2006).
Keywords: Sports activities, adults and seniors, public health policies.
4
A preliminary version of this paper was presented as oral communication at the 3rd Congress of the Latin
American Association for the Socio-cultural studies in Sport (ALESDE) - Sport and Physical Activities in the
process of Latin American integration at Concepción, Chile in 2012.
126
INTRODUCCIÓN
Comenzaremos explicitando ciertos conceptos y a tal efecto, tomaremos como
punto de partida la definición de Sandra Huenchuan Navarro, cuando afirma que
una política es “una toma de posición de parte del Estado respecto de un
problema que ha causado interés público (agenda pública) y que se ha logrado
instalar como cuestión en la agenda de gobierno” (Huenchuan Navarro, 2003: 1).
Estas acciones (públicas) no pueden entenderse por fuera de un contexto histórico
social que las origina. Asimismo podemos mencionar a Dunn, quien afirma que
“las políticas públicas son un conjunto de opciones colectivas interdependientes
que se asocian a decisiones que adoptan los gobiernos y sus representantes y
que se formulan en áreas tales como: defensa, salud, educación, bienestar,
previsión social, entre otras” (Dunn, citado por Espinoza, 2009: 3). Entre estas
últimas consideramos que sería pertinente la inclusión del deporte. Algunas de
esas áreas podrían articular entre sí, como por ejemplo en el caso de salud y
deporte, educación y deporte, entre otros5.
Dante Steffano afirma: “El deporte y la actividad física, en general, se plantean
como parte del universo de las políticas públicas, ya que sus problemas son
planteados, estructurados y atendidos con los recursos intelectuales, legales,
fiscales, políticos y administrativos que hay a disposición en el órbita del Estado”
(Steffano, 2000: 2). A partir de ello, y a efectos de este texto, postulamos que sería
necesario poder definir y clarificar con más precisión algunos conceptos, entre
ellos “deporte”. En ese sentido, Parlebas afirma que “una fuente persistente de
malentendidos reside en la confusión entre los diferentes sentidos atribuidos a la
misma palabra. Los autores que emplean el término deporte ¿se refieren a las
mismas realidades?” (Parlebas, 1992: 860). Muchos escritos han abordado ya la
polisemia del concepto “deporte”, demostrando que no es fácil comprender sus
alcances al querer abarcar un fenómeno social tan complejo, cambiante y
diverso6. Gran parte de los especialistas que han profundizado el tema,
mencionan entre los aspectos claves que caracterizan al deporte, la competencia
y la institucionalización. Bracht (1996) resume sumariamente las características
básicas que asume el deporte a las siguientes: “principio de rendimiento atléticodeportivo, competición, comparación de rendimientos y marcas, reglamentación
rígida, sucesos deportivos y sinónimo de victoria, racionalización de medios y de
5
En Argentina durante los primeros gobiernos del peronismo (1946-1955) por ejemplo, fueron concretadas
formas de articulación entre varias áreas. María Graciela Rodríguez afirma al respecto: “La intervención del
estado en este período se tradujo en políticas sociales macro, que operaban en varias dimensiones: la salud,
la educación, la promoción de la mujer, los beneficios sociales, la distribución de los bienes culturales, etc.”
(Rodríguez, 2009: 95).
6 Si bien esta cuestión ha sido analizada por muchos autores, al respecto remitimos a los lectores al texto de
Carballo y Hernández (2003).
127
técnicas” (Bracht, 1996: 23). Teniendo en cuenta esos elementos, y referido al
análisis del Programa Hadob que llevaremos adelante en este texto, el concepto
de deporte no parecería ser el más adecuado para nuestro caso, dado que no son
características que aparecen en el mismo (a excepción quizás, la de
racionalización). Analizando las actividades que se llevan adelante en nuestras
sociedades y que solemos llamar genéricamente “deporte”, tomamos conciencia
que utilizar solamente ese término para definir una determinada práctica es
insuficiente, dado que se incluyen dentro de un mismo grupo o clasificación,
actividades que por sus objetivos, intereses o repercusión son diametralmente
distintas.
¿PRÁCTICAS DEPORTIVAS O PRÁCTICAS CORPORALES?
Carballo y Vaz definen al concepto de “práctica” como “un conjunto de acciones
atravesadas -y a la vez constituidas- por una racionalidad o una lógica común, con
un sentido que las direcciona y las distingue socialmente, y una regularidad que
frecuentemente las ritualiza y las hace previsibles hasta cierto punto” (2003: 9798). Con argumentos similares, Crisorio afirma que “se entiende a estas últimas
como formas de hacer, pensar, decir dotadas de cierta racionalidad y cierta
recurrencia, de tal manera que se incluye en el concepto práctica a toda la
producción material y simbólica, actual e histórica, hecha en el campo” (2003: 36).
El concepto "prácticas" es de por si atractivo y parece ser pertinente en este caso.
Pero, ¿A qué prácticas debemos hacer referencia? ¿Prácticas deportivas o
prácticas corporales? La bibliografía existente en español no arroja demasiada
claridad en relación al concepto de “prácticas corporales”. Al respecto Minkevich
(2000: 61) plantea un interesante punto de vista al afirmar: “El cuerpo -en tanto
cuerpo-, no realiza ninguna práctica. En todo caso el que realiza una práctica es
un sujeto. Un sujeto que en definitiva puede llegar a realizar prácticas deportivas,
laborales, gimnásticas, lúdicas, etc. Que es tal por encontrarse existiendo en un
contexto socio-cultural determinado, que se destaca condicionado por las
circunstancias como un ser íntegro, que piensa, siente, se relaciona y actúa”.
Desde esa mirada las prácticas corporales son el resultado de las acciones de los
sujetos, que se modifican y cambian según los ambientes, las regiones, los países
y las culturas, en un marco signado obviamente por cuestiones sociales,
históricas, culturales y biológicas. Las prácticas, la elección de las mismas, el
cómo se llevan adelante, son un elemento fundante en la construcción de
corporalidades específicas.
128
Por otro lado, “prácticas deportivas” podría ser analizada desde una perspectiva
más amplia. Por ejemplo, si tomamos la definición de Archetti lo veremos con
claridad: “El imaginario deportivo es amplio, diverso y heterogéneo. Los deportes
pueden evocar lo fútil, lo inútil, lo accesorio, y por último, lo lúdico... El deporte
encierra un conjunto de prácticas corporales y de reglas muy variadas” (Archetti,
1998: 10-11). Esta cita puede ser ampliada con las observaciones de Carballo y
Hernández (2003:3) cuando afirman que “conviene reconocer que deporte es lo
que la gente significa como tal, independientemente de los elementos que
permiten diferenciarlo de otras formas de actividad corporal. De este modo, las
más variadas formas de ejercitación se asocian a deporte, quizás por ser este el
modo oficial y legítimo de ejercitarse, la especie de juego universalmente
aceptada. La presencia permanente del deporte en diferentes organismos del
estado (nacional, provincial o municipal) y en los medios masivos de comunicación
(prensa, radio, televisión) parecen dar cuenta de ello”. No obstante, se las
denomine prácticas deportivas o prácticas corporales tendremos en claro que son
prácticas sociales, cuyo valor cultural nos permite trascender las limitaciones que
engloba definirlas como un simple conjunto de actividades o ejercitaciones físicas
(del cuerpo orgánico), y-o considerarlas como ahistóricas y universales. A efectos
de este texto, hemos decidido elegir y utilizar el sintagma “prácticas deportivas”
para dar cuenta de las prácticas implementadas en el programa Hadob. En
particular consideramos que aquí es clave el concepto de prácticas, y que con su
uso se pueden incluir dentro de la misma muchos usos del cuerpo diferentes y de
una manera no excluyente7.
EL PROGRAMA HADOB: CONCEPCIONES Y LINEAMIENTOS
Desde el año 2007 en la República Argentina, y en nuestro caso concreto, en la
ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, se viene ejecutando el Programa
Nacional Hadob -denominado así por las iniciales de "Hipertensión Arterial,
Diabetes y Obesidad"-, cuyo propósito es mejorar la salud de los sujetos que en él
participan, básicamente mediante la modificación del estilo de vida. A través de su
implementación se busca controlar los factores de riesgo conjuntamente con el
cambio de los hábitos alimentarios y el abandono del sedentarismo mediante la
realización de caminatas, baile, gimnasia, deportes, danzas, actividades acuáticas,
administradas según las posibilidades físicas de cada participante. El plan tiene
por objeto mejorar la calidad de atención a la población adulta afiliada al Instituto
7
Somos concientes de que es posible (y quizás necesario) plantear un debate en relación a este punto: por
un lado parecería más completo y abarcador el sintagma prácticas corporales, y por el otro, frente a la
ambigüedad del concepto deporte, la idea de prácticas deportivas se manifiesta como superadora e inclusiva.
Creemos sin duda, que es una cuestión a ser retomada en trabajos futuros.
129
Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP)8 Programa de Asistencia Médica Integral (PAMI) con patologías crónicas en la
última parte del ciclo de vida -hipertensión arterial, diabetes y obesidad-, mediante
la aplicación conjunta de los denominados “Tratamientos Terapéuticos
Convencionales (TC)” y de las “Actividades Terapéuticas No Medicamentosas
(ATNM) del Subcomponente Movimiento”. Estas últimas se desarrollan “bajo
modalidades grupales y comunitarias que garanticen los resultados específicos de
cada una de ellas en un marco de participación e integración social” (INSSJPPAMI, 2008: 2). Las Actividades Terapéuticas No Medicamentosas (ATNM) del
Subcomponente Movimiento abarcan diferentes acciones que según el Programa
Hadob brindan “estimulación neurolocomotora”. Entre estas se mencionan:
gimnasia, yoga, técnicas de trabajo corporal (eutonía, expresión corporal),
caminatas, actividades acuáticas, deportes, danzas “y otras similares”9. Además
se acota que “Las actividades tenderán a lograr una participación estable de los
afiliados a lo largo del tiempo constituyéndose en factor de cambio de hábitos de
vida” (INSSJP-PAMI, 2008: 2)10.
En los documentos del Programa Hadob que hemos analizado se asocia a las
prácticas deportivas con el concepto de “movimiento”, y éste a su vez y casi con
exclusividad a la idea de brindar “estimulación neurolocomotora”11. Si
consideramos que estos conceptos encontrados se traducen en prácticas
efectivas, parecería ponerse en evidencia que estamos frente a una concepción
donde el moverse es tomado unilateralmente desde lo biomecánico, aferrado a
una perspectiva biomédica e higiénica. Parlebas fundamenta al respecto que “el
término movimiento denota una concepción antigua que tiene en cuenta el
producto y no el agente productor. El concepto de movimiento responde a la idea
de un cuerpo biomecánico y definido por desplazamientos captados desde afuera;
se preocupa por describir “enunciados” gestuales de los que se excluye al sujeto
como tal (y cuya finalidad es “la” técnica o el gesto como modelo abstracto y
despersonalizado)” (Parlebas, 2001:.86).
8
El 13 de mayo de 1971 se crea por Ley 19032 el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y
Pensionados (INSSJP). Esta institución tiene por principal objeto “la prestación, por sí o por intermedio de
terceros, a los jubilados y pensionados del régimen nacional de previsión y a su grupo familiar primario, de
servicios médicos asistenciales destinados al fomento, protección y recuperación de la salud”. Ley 19032
disponible en: www.safjp.gov.ar/digesto_2/index/normas
9
La Disposición 070-08 deja abierto a que se pueden agregar otras actividades, si bien no aclara cuales.
Esta frase parece ser la única referencia a posibles alcances educativos de las actividades del
Subcomponente de Movimiento que hemos hallado en la documentación consultada.
11 Ver: Disposición 070-08, Anexo I. Guía de implementación local del Programa Hadob. Febrero de 2008.
10
130
ORGANIZACIÓN DE LAS ACTIVIDADES Y ALCANCES DE LA PROPUESTA
EN LA CIUDAD DE LA PLATA
El Programa Nacional Hadob está dirigido a todos los afiliados del INSSJP-PAMI
independientemente de sus condiciones socioeconómicas, de género, culturales,
históricas, geográficas, demográficas y étnicas. Abarca en su mayoría a la
población adulta mayor del país, es decir, la franja etárea comúnmente
denominada “tercera edad”12. El desarrollo de las prácticas deportivas se realiza
en talleres, cursos o clases de dos horas semanales de duración y no
consecutivas, que siguen la “estructura tradicional” de una clase de Educación
Física, donde se imparten contenidos de gimnasia, deportes, danzas, caminatas o
aquagym. Los talleristas que están a cargo de las mismas son Profesores en
Educación Física que trabajan con grupos muy heterogéneos, tratando de
contemplar las particularidades del envejecimiento en cada participante. De todas
maneras, y desde una perspectiva crítica, es necesario señalar que el Programa
Hadob no ofrece lineamientos u orientaciones didáctico-pedagógicas a los
docentes que en él se desempeñan. Tampoco se les brindan cursos de
capacitación o actualización sobre la temática del envejecimiento y-o sobre las
prácticas deportivas con adultos mayores (es decir, parecería que las prácticas
llevadas adelante no son consideradas en tanto actos de enseñanza).
Para la Presidencia de la Nación (2008): “El eje sustancial del Programa lo
constituyen los Médicos de Cabecera, que deben elaborar el diagnóstico y
efectuar la vigilancia de la evolución del cuadro clínico asociado al esquema
terapéutico”. Los adultos mayores que participan lo hacen “por prescripción de su
médico de cabecera”. Partiendo de esa premisa podríamos preguntarnos: ¿cómo
es la relación que se establece entre los Profesores en Educación Física a cargo
de los talleres o clases, y el médico que estimula a sus pacientes a concurrir a
esas sesiones? El médico clínico posee un padrón o listado donde sus pacientes
están identificados con alguna de las tres patologías mencionadas: Hipertensión
Arterial, Diabetes Mellitus y Obesidad (Disp. 070-08, Anexo I, 2008). A partir de
ello, el docente de Educación Física diseñará su clase en función de dar
respuesta a lo que el médico prescribió: prácticas deportivas para mejorar tal
aspecto biológico del cuerpo y-o para paliar una enfermedad determinada. De
este modo, quizás podríamos retomar la relación entre el paidotriba y el
gimnastes analizada por Crisorio (2000), donde en la Grecia Clásica, el
gimnastés era quien prescribía las actividades a realizar (aquí, el médico de
PAMI) y quien dictaba las clases era el paidotriba (en este caso el Profesor de
12
Es pertinente señalar que el Informe de la Asamblea Mundial sobre Envejecimiento (1982), denomina adulto
mayor a toda persona de más de sesenta años.
131
Educación Física o tallerista)13. El carácter de técnica adjudicado a la Educación
Física en los últimos años no ha ayudado a reconocer en la disciplina un saber
particular o importante como es el saber enseñar. No obstante ello, algunos
docentes logran incorporar miradas críticas en torno a esta cuestión, entendiendo
aquí “el término crítica en el sentido de negación del orden social vigente; o sea,
no crítica en función de un procedimiento presumiblemente científico, sino en
función del cuestionamiento del contenido” (Bracht, 1996: 50).
Las experiencias de prácticas deportivas son realizadas en distintas instituciones.
A efectos del Programa Hadob dichas instituciones son definidas como “efectores
comunitarios”, puesto que estos se presentan como el dispositivo articulador entre
la agencia local -denominadas UGL, Unidades de Gestión Local- y la comunidad o
los beneficiarios (Disp.070-08). Muchas de las organizaciones que se utilizan
como efectores comunitarios (centros de jubilados, asociaciones barriales o
entidades de la Tercera Edad) no son espacios especializados en el deporte y las
actividades gimnástico-deportivas, con el consiguiente problema de que en esos
sitios es necesario adaptar las instalaciones, materiales, recursos y horarios a
estas “nuevas” actividades. Si tenemos en cuenta las posibles barreras
arquitectónicas, espaciales o culturales que suelen presentarse, las instituciones
en donde se desarrollan esas prácticas deportivas pueden constituirse en
elementos que faciliten la participación y permanencia de los adultos participantes,
o bien podrán ser elementos obstaculizadores para que esas experiencias se
lleven a cabo correctamente. Las organizaciones mencionadas se transforman en
una herramienta de importancia en la implementación del Programa al constituirse
como un espacio de encuentro, participación y desarrollo pleno para los adultos
mayores. Estos espacios tienen gran relevancia social para las personas mayores,
ya que favorecen la comunicación entre pares, crean un ambiente de bienestar,
potencian la socialización, contribuyen a una mayor integración y promueven
situaciones que facilitan la expresión individual y la relación con los otros. El grupo
proporciona la posibilidad de crear nuevos vínculos, vínculos tan necesarios en
esta etapa generalmente signada por las pérdidas (Di Domizio, 2004).
Partimos de la idea de que las intervenciones sobre y en los cuerpos de los
sujetos a través de las prácticas deportivas, no son neutras, sino que vehiculizan
ideologías y modos de pensar y entender el mundo. Retomando lo señalado en
páginas anteriores, se podría señalar la falta de referencias pedagógicodidácticas que en ese sentido, guíen la tarea docente de los profesores que
Al respecto afirma Crisorio: “El paidotriba -literalmente, el maestro de gimnasia, modernamente, el Profesor
de Educación Física- debía saber cómo hacer los ejercicios pero no de sus efectos sobre el cuerpo; eso lo
sabía y debía saberlo el gimnastés, especie de médico deportólogo de la antigüedad”. Para ampliar este tema
ver el texto de Ricardo Crisorio: “¿Qué investigar? ¿Para qué educación física?”, Conferencia dictada en el
Séptimo Congreso de la COPIFE, 2000.
13
132
trabajan en el Programa Hadob. Ello crea un vacío en el cual cada profesor o
tallerista a cargo de la actividad debe elegir cómo abordar el trayecto que le
queda por delante (a partir de lo que ya está marcado y delineado por el médico).
En relación a ello, y si bien el programa analizado no persigue fines educativos,
es significativo que las cartillas y documentos existentes refieran sólo a aspectos
biomédicos, y que no existan capacitaciones que acompañen la labor docente de
los responsables de las prácticas deportivas.
CONCLUSIONES
El Programa Hadob ubica la organización de experiencias de prácticas deportivas
exclusivamente en la atención a la enfermedad, y en un lugar en el cual el
cuidado de la salud se caracteriza por un marcado acento en el eje biológico que
no permite otros niveles de explicación. Asimismo, la perspectiva biomédica o
higiénica también impregna la implementación concreta y las orientaciones de las
“actividades terapéuticas no medicamentosas” del Subcomponente de
Movimiento. Como consecuencia, la práctica de experiencias deportivas posibilita
beneficios, pero que no ultrapasan una visión de salud que se restringe a la
rehabilitación de enfermedades físicas (Vendruscolo, 2006). En este caso, el
destinatario del programa es un adulto mayor con un cuerpo enfermo, lo cual
restringe a ver al sujeto desde una única mirada, y donde no aparecen como
relevantes dimensiones de compromiso ético, social, político, etc. Al respecto,
coincidimos con Branco Fraga cuando afirma “en esta perspectiva más utilitaria e
individualista puesta en marcha por los promotores de actividad física y salud, la
construcción de lazos de sociabilidad y el aspecto lúdico pierden importancia, no
porque estos elementos hayan sido deliberadamente expulsados del proceso de
difusión de la vida activa sino porque el mayor valor atribuido a la práctica física
esta cada vez más vinculado a los rendimientos orgánicos que ella proporciona”
(Branco Fraga, 2008: 176).
Sería necesario pensar a las prácticas deportivas no como si estuvieran
constituidas por un único patrón (hegemónico), sino más bien como un campo que
posibilite la construcción de modelos alternativos de apropiación de prácticas
deportivas con intereses diversos por diferentes grupos sociales (Blessmann,
2007). Consideramos que es necesario abordar el diseño de este tipo de
programas para adultos y adultos mayores de tal manera que incluyan en su
abordaje la posibilidad de empoderamiento de estos sujetos, además de generar
espacios de encuentro para compartir emociones, diálogos, afectos, sentimientos
y placeres. Estos valores, que consolidan y fortalecen las relaciones humana, se
contraponen a la “vida líquida” (Baumann, 2005) que caracteriza nuestras
133
sociedades occidentales y en la cual los vínculos tienden a ser precarios, efímeros
e inestables. El objetivo sería posibilitar la construcción de modelos alternativos de
apropiación de prácticas deportivas que tengan incidencia en otros aspectos de la
vida de los sujetos que son destinatarios de dichas políticas públicas.
Desde nuestra perspectiva, el Programa Hadob es sin lugar a dudas un espacio
de socialización adecuado para ofrecer posibilidades de encuentro entre personas
y en el cual el ambiente colectivo es valorizado14. Pero más allá de los logros
válidos y aspectos positivos del Programa, en la medida que quienes tienen el
poder de decisión para diseñar políticas públicas no logren ampliar su mirada, el
riesgo es que las propuestas de prácticas deportivas sean limitadas en sus
alcances, abarcando apenas lo funcional y dejando escapar otros aspectos que
son tan o más importantes.
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Recibido: Abril de 2013
Aceptado: Septiembre de 2013
137
HACIA LOS IMAGINARIOS URBANOS DE VALPARAÍSO A TRAVÉS DEL
FÚTBOL. EL CASO DE SANTIAGO WANDERERS1
Eric Valenzuela Martínez2
Carlos Vergara Constela3
El artículo presenta avances de la investigación titulada “Imaginarios Urbanos de
Valparaíso a través de Santiago Wanderers”. Entendiendo que el fútbol es un
deporte donde se dramatizan valores sociales y que posibilita visualizar procesos
sociales relacionados con otros campos, y ante la necesidad propia de los
imaginarios de expresarse a través de símbolos, se toma al club de fútbol
profesional de Valparaíso “Santiago Wanderers” como tal. Se propone, en primera
instancia, una revisión teórica que posibilita la relación entre imaginarios urbanos y
fútbol; luego se especifica el estudio de caso considerando aspectos urbanos y
sociales de la época donde se funda este club; finalmente se proponen cuatro
líneas de trabajo (a modo de hipótesis) que intentan articular un(os) imaginarios(s)
urbano(s) de Valparaíso, a través de Santiago Wanderers.
Palabras claves: Imaginarios Urbanos, Símbolos, Valparaíso, Fútbol
The paper presents research advances of “Valparaiso Urban Imaginary through
Santiago Wanderers”. Understanding that football is a sport where dramatize social
values and enables visualizing social processes related to other fields, and the
need of the imaginary self expression through symbols, take the professional
football club of Valparaiso "Santiago Wanderers "as such. The paper proposes
internal structure primarily a theoretical review that enables the relationship
between urban imaginary football; then specify the case study considering urban
and social aspects of the period where the club was founded; and finally there are
four lines of work trying (a mode of hypothesis) to articulate a urban imaginary of
Valparaiso, through Santiago Wanderers.
Keywords: Urban Imaginaries, Symbols, Valparaiso, Football
Este artículo presenta avances de la investigación titulada “Imaginarios urbanos de Valparaíso, a través de
Santiago Wanderers”, financiada por la Beca de Investigación Joao Havelange del Centro de Estudios
Internacional del Deporte (CIES) – Universidad de Neuchatel, Suiza.
2 Sociólogo. Integrante del Núcleo de Estudios en Sociología del Fútbol (Universidad de Valparaíso). Correo
electrónico: [email protected]
3 Sociólogo. Estudiante de Máster en Estudios Territoriales y de la Población (Universitat Autónoma de
Barcelona). Integrante del Núcleo de Estudios en Sociología del Fútbol (Universidad de Valparaíso). Correo
electrónico: [email protected]
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ASPECTOS INTRODUCTORIOS
Enmarcado en los estudios sobre las ciudades, los imaginarios urbanos permiten
interiorizarnos en las representaciones, imágenes, estereotipos, memorias,
deseos, proyecciones, etc., de los habitantes de un determinado espacio (Lindón,
2007). Dicho de otra manera, los imaginarios urbanos permiten adentrarnos en
esquemas de representación, guías actuantes, matrices de pensamiento y/o
formas en cuanto a cómo, desde un territorio, los habitantes se piensan a sí
mismos y a los “otros”.
Como ha señalado Ley (1978), desde la geografía humana, la construcción social
de la realidad es, también, la construcción social del lugar; significados, hitos,
narrativas, identidades y símbolos que emanan en marcos territoriales delimitados,
generando sentidos de pertenencia y apropiaciones para unos y diferenciándose
de otros (Silva, 2006). Adoptando esta lógica, los imaginarios urbanos son
constructos, por lo que no están presentes en cada recoveco de la realidad
cotidiana. Los imaginarios necesitan de símbolos para expresarse e introducirse
en la estructura de una ciudad (Melgar, 2001; Lindón, 2007b; Margulis, 2009).
En este sentido, los clubes de fútbol, profesionales y/o amateurs, poseen la
potencialidad de proyectarse como símbolos representativos para algunas
ciudades, condensando, sedimentando y expresando elementos que se
encuentran más allá de los estadios, fuera de los límites de cualquier cancha
(Dávila y Londoño, 2003;). Si bien estos símbolos poseen un origen y raigambre
territorial definida, se construyen, moldean y transforman a partir de relaciones con
alteridades que refuerzan a los elementos constituyentes de los imaginarios. En
esta tónica, las rivalidades entre clubes – “clásicos”-, no sólo expresan una
competencia deportiva, sino que a través de éstas es posible visualizar conflictos,
tensiones y/o malestares en torno a identidades territoriales, nacionales, de clase,
etc. (Ramírez, 2003).
La ciudad de Valparaíso, a lo largo de su historia ha sufrido vastas
transformaciones. Desde la originaria y apacible bahía Alimapu, pasó a ser el
puerto oficial del reino de Chile en la época de la colonia española. Luego de la
independencia se situó como uno de los puertos más importantes de la costa
pacífico, decayendo la actividad portuaria desde 1930 a la fecha, producto de
factores locales y globales. Hoy en día es parte de un entramado urbano mayor,
concebido como el área metropolitana del gran Valparaíso y se ha optado por la
patrimonialización vía UNESCO, como estrategia de rehabilitación y reconversión.
Desde 1892 a la fecha existe un club de fútbol que ha ido trazando la historia de
Valparaíso y del fútbol chileno; hacemos referencia a Santiago Wanderers, quien
139
ha sido posicionado por Santa Cruz (1996) como uno de los símbolos más
importantes de la ciudad. En esta perspectiva, son dos los principales objetivo del
presente artículo: por un lado, cimentar la posibilidad de investigar los imaginarios
urbanos de Valparaíso mediante el fútbol; y por otro, analizar qué imaginarios de
Valparaíso podemos visualizar a través del fútbol. En términos de relevancia
investigativa se intenta posicionar al fútbol, debido a su popularidad, capacidad de
producción identitaria y condensación de diversos elementos socioculturales
(Alabarces, 2000), como una vía legítima para el estudio de las ciudades
(Frydenberg, 2011). También se pretende aportar a la construcción histórica de la
memoria colectiva de Valparaíso en general y de Santiago Wanderers y Everton,
en específico. De hecho, se entiende que la rivalidad Wanderers – Everton puede
aportarnos una mirada exógena que represente a Valparaíso desde Viña del Mar.
Por último, se cree que a través del estudio de los imaginarios urbanos de
Valparaíso es posible generar contribuciones relevantes sobre las formas de vida,
apreciaciones, valoraciones y significados de los habitantes, para la elaboración
de políticas urbanas, culturales y/o patrimoniales.
Como plantea el objetivo central del presente artículo, éste intenta instaurar la
vinculación del fútbol con los estudios urbanos, especificando la relación en la
ciudad de Valparaíso. Más allá que no se presentan resultados finales de
investigación (actualmente en curso), sí se da cuenta de tres líneas de trabajo
para el desarrollo del estudio. La elaboración de éstas ha sido a través de la
revisión de diversas fuentes bibliográficas y algunas concepciones metodológicas.
Entre las primeras destaca la exploración de revistas deportivas como “Los
Sports”, “Estadio”; algunos filmes de Aldo Francia: “Valparaíso mi amor” y “Ya no
basta con rezar”; documentales como “A Valparaíso” de Joris Ivens, “El Wanderers
de Valparaíso” de Patricio Muñoz y “Postal Valparaíso” de Rommina Mizala;
imágenes de Valparaíso y Viña del Mar mediante postales y dibujos de artistas
populares; y variados textos históricos de Benjamín Vicuña Mackenna, revistas y
libros de la época.
Respecto a los aspectos metodológicos, se utiliza a los “hologramas espaciales”
como propuesta que sustenta la elaboración de hipótesis y respaldará la
continuidad de la investigación; reiterando la proclividad y condición del símbolo
como vinculador de elementos primariamente no vinculados o invisibilizados, se
posibilita la unificación de diversos fragmentos espacio-temporales de las
ciudades, con el fin de establecer los recorridos imaginarios de éstas en diferentes
periodos (Lanceros, 1997; Lindón 2007b)4.
4En
palabras de Lindón (2007): “El holograma espacial sería un escenario situado en un lugar concreto y en
un tiempo igualmente demarcado, con la peculiaridad de que en él están presentes otros lugares que actúan
140
En este marco, se propone una estructura del artículo en tres apartados: el
primero contiene un marco conceptual centrado en los imaginarios urbanos, dando
énfasis a la relevancia del espacio urbano, lugares, símbolos y las posibilidades de
abordarlos desde el fútbol. Luego se presentan cuatro líneas de trabajo (a modo
de hipótesis), y finaliza con conclusiones y perspectivas futuras.
DE IMAGINARIOS URBANOS Y FÚTBOL
La contemporaneidad obliga a replantear nuevas formas de realizar investigación
en ciencias sociales, por un lado en base a nuevas formas metodológicas y, por
otro, bajo nuevos lineamientos investigativos que nos lleven a conjeturar nuevas
respuestas al complejo entramado que han representado siempre nuestras
sociedades, pero que con el avanzar del tiempo pareciera que el velo que las
cubre es aún más difícil de quitar para poder vislumbrar un horizonte de posibles
respuestas. Es quizá en este punto donde entran en juego los imaginarios
urbanos, por cuanto representan una posibilidad de adentrarse en ese entramado,
a veces, difuso que pareciera ser el estudio de nuestras sociedades. Representa
un complejo constructo teórico que
muestra bastantes posibilidades de
aplicabilidad y, con el paso de los años, se siguen incluyendo aristas que
contribuyen a ampliar su espectro de acción y bondad teórica, lo que muchas
veces tiende a generar que algunas investigaciones caigan en errores, pues la
definición de su margen de acción aún no está completamente definida.
Principalmente, se puede decir que los estudios sobre la ciudad generaron un
vuelco en el que, tal como señala Silva (2006) en el prólogo a su libro Imaginarios
Urbanos: “hemos pasado de vivir unas ciudades definidas en sus límites físicos a
otras donde lo urbano define una condición ciudadana con independencia de su
referencia material”. Por ende, bajo esta contextualización el constructo de
imaginario urbano es entendido como un conjunto de “redes o tramas de
significados específicos, reconocidas socialmente, que le otorgan cualidades a la
ciudad y sus lugares” (Líndon, 2007, p. 36). Es el mismo imaginario el que ayuda
en el proceso de construcción del espacio urbano (Lindón, 2007), un espacio que
se construye socialmente y que nos permite vislumbrar (en el más amplio espectro
de esta palabra) distintos lugares. Estos últimos responden a un frondoso tejido
que resguarda y potencia su singularidad dentro de una ciudad que se nos abre
paso frente a nuestros ojos, pero que cuyo velo no nos permite adentrarnos en ella
sin antes aventurarnos en una intrincada búsqueda enntre una realidad que se
como constituyentes de ese lugar. Esos otros lugares traen consigo otros momentos o fragmentos
temporales, otras prácticas y actores diferentes aunque también pueden ser semejantes a las que se están
realizando en ese escenario” (41-42).
141
tiende más a cerrar que abrir. El lugar, que tiende a definir un espacio urbano
determinado, se juega su reproducción, sus resistencias, sus transformaciones en
el cotidiano, y es ese mismo cotidiano que entra en un vaivén de influencias con
los sujetos. En este sentido la realidad cotidiana, entendida como realidad por
excelencia o suprema realidad, que se presenta como “una realidad interpretada
por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo
coherente” (Berger y Luckmann, 1999: 36), y que en definitiva está “sustentado
por todos”, conquista al sujeto, pero este también puede influir en ella,
prolongándose así un juego que es perdurable, es latente y genera una doble
acción.
Esta doble acción se da en un transar continuo de intercambios simbólicos entre
los sujetos que habitan la ciudad y el lugar observable en donde se producen esos
intercambios, tanto de manera objetiva como subjetiva. He aquí donde radica una
importancia radical de lo simbólico en el trabajo de los imaginarios urbanos. Los
símbolos, entendiéndolos como nos lo propone Lindón (2007) resultan de la
capacidad imaginaria de los sujetos sociales, y unen lo que no estaba unido”
(2007: 39), además de entrar en unos procesos que le dan forma y configuran un
entramado que producen o dan vida a los imaginario. Es la misma objetivación de
estos resultante de las formas materiales de los lugares que se encuentran en una
ciudad determinada. Es decir, sin el símbolo el imaginario urbano no podría existir.
Es así como el imaginario urbano constituye “la inevitable re-presentación, la
facultad de simbolización de la cual emergen continuamente todos los miedos,
todas las esperanzas y sus frutos culturales” (Durand, 1994 en Hiernaux, 2007).
Son esos mismos símbolos que ayudan a comprender en base a una unión de
continuas singularidades, sobre un tejido complejo de objetividades y
subjetividades, una cierta realidad. Un símbolo lleva consigo procesos de
vinculación de fuerte raigambre, pero que por lo mismo conlleva procesos que
responden, muchas veces, a cuestiones históricas.
Es así como se pueden unir cuestiones propias al imaginario de un lugar ligadas a
otras de carácter subjetivas, que consiguen su correlato en el mundo de la
materialidad. El símbolo juega aquí su rol fundamental, pues ayuda a unificar y
ponerle rostro, en dialogo constante con la imaginación de los sujetos habitantes
de un o unos lugares, a procesos o activos materiales que a veces pueden cumplir
un rol que pareciera ajeno a esa misma subjetividad. He aquí donde se juega sus
cartas una investigación imbricada al mundo del fútbol, en cuanto que los
procesos antes mencionados verían su reificación, en un primer momento, en la
entidad material de un club deportivo que aúne ciertas cuestiones simbólico
identitarias; y, en una segunda instancia, en el estilo de juego de esa entidad
deportiva (pero ante todo: social) que reviste en ese mismo estilo aspectos
142
simbólicos (singulares) que materializan la subjetividad de un o unos lugares
determinados en un tiempo y unos espacios dados.
El estilo de juego, entendido como espacio simbólico donde se expresan ciertos
estereotipos de diversas escalas territoriales, como barrios, ciudades, regiones y
países (Archetti, 2001), acordona aspectos imaginarios, que subyacen en lo
simbólico, tremendamente unificadores y referenciales para entender un lugar
urbano, construyendo o articulando un imaginario que, como bien advierte Lindón
(2007), permiten contar historias, atribuir valores y significados, imaginar futuros y
reconstruir pasados… “para poder, de alguna manera, contribuir a entender cada
vez más la realidad que habitamos y que habita en nosotros” (2007:37).
EL “GRAN VALPARAÍSO” DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX:
ESPECIFICIDADES DEL CASO DE ESTUDIO
¿Cómo eran Valparaíso y Viña del Mar cuando fueron fundados Santiago
Wanderers y Everton? ¿Cuál era el concierto organizativo-futbolístico de la época?
Ambas preguntas guiarán esta introducción al caso de estudio y serán base para
comprender la elaboración de las hipótesis o líneas de trabajo que serán
presentadas más adelante.
Ante todo comenzamos bajo la premisa que Valparaíso y Viña del Mar no pueden
ser comprendidos como entidades urbanas autónomas (Booth, 2003; Cáceres,
2003). El fundamento radica en que la construcción del ferrocarril Valparaíso –
Santiago de 1855 actúa como agente urbanizador en la zona donde se ubicaba la
Hacienda de Viña del Mar y el Fundo de las Siete Hermanas (Méndez &
Ejsmentewicz, 2003). A través de variadas investigaciones en materia de Historia
Urbana (Cáceres, Booth y Sabatini, 2002; Booth, 2003; Cáceres 2003; Cáceres y
Sabatini, 2007) se ha concluido que durante el primer periodo de urbanización de
Viña del Mar, ésta fue tipificada como un suburbio predominantemente
aristocrático de Valparaíso. Por lo tanto ya era posible hablar de un “Gran
Valparaíso” a fines del siglo XIX, debido al incipiente establecimiento de la
conurbación entre Valparaíso-Viña del Mar.
Por un lado, Valparaíso, a principios del siglo XX, se situaba como la capital
económica del país debido a su intensa actividad portuaria y financiera. No
obstante, la sociedad porteña, a pesar de su heterogeneidad social, presentaba
importantes desigualdades en materia socioeconómica (Cáceres y Sabatini, 2007),
las cuales se verían acrecentadas luego de algunos hitos de extrema relevancia
143
para la historia de la ciudad: el terremoto de 1906, la apertura del canal de
Panamá en 1914 y la crisis de la bolsa de 1929, por recordar los más relevantes.
Por otro lado, a comienzos del siglo XX, Viña del Mar mostraba tener un uso mixto
(industrias, comercio, alojamiento) posibilitado por las construcciones del
ferrocarril y de Avenida España (principal eje conector entre Valparaíso y Viña del
Mar). No obstante, comenzó a estructurarse como una zona balnearia donde se
localizaba, en gran medida, la elite del Gran Valparaíso (Cáceres, 2003). En
palabras de Poirier (1910), “los pintorescos pueblos de Viña del Mar y Miramar,
que se diría no son sino los aristocráticos suburbios de Valparaíso”. El loteo y
venta de los terrenos de la Población Vergara en 1892 y luego la constitución de
la Sociedad Anónima Balneario en 1912 asientan la apertura de Viña del Mar, al
mar, constituyéndolo en un balneario de primer orden (Orrego Luco, 1911). Esta
imagen de ciudad balneario es reestructurada y repotenciada por la intervención
estatal de Ibáñez del Campo entre 1927 y 1931, la cual buscó abiertamente situar
a Viña del Mar, a través de la construcción del Casino y hoteles emblemáticos,
como el balneario por excelencia de Chile (Booth, 2003).
APUNTES SOBRE EL FOOT-BALL PORTEÑO A FINES DEL SIGLO XX
Ahora bien, ingresando de lleno al plano deportivo, y futbolístico, específicamente,
Santa Cruz (1996) ha señalado que Valparaíso fue la cuna del fútbol chileno
debido a la importancia cultural y social de los inmigrantes ingleses en los albores
del siglo XX. De hecho en 1893 se jugaron los primeros intercities entre Valparaíso
y Santiago, generándose y manifestándose las primeras rivalidades por la
hegemonía del país (Santa Cruz, 1996), y por 1895 se forjó la primera asociación
de clubes de fútbol en Chile mediante una junta de cinco teams porteños:
Valparaíso F.C., McKay and Sutherland, Chilean F.C., Victoria Rangers y
Valparaíso Wanderers (Marín, 1995).
Actualmente, Santiago Wanderers fundado en 1892, y Everton F.C en 1909, son
los únicos equipos profesionales sobrevivientes del periodo fundacional del fútbol
en Valparaíso5. Si bien no se puede datar el inicio de la presente rivalidad entre
ambos clubes, sí es posible mencionar algunas pistas útiles, no sólo para
comprender los orígenes del “clásico”, sino que para entender la gestación y la
posibilidad de visualizar imaginarios urbanos de Valparaíso, a través de estos
clubes.
5
Debemos recordar que La Cruz F.C., club que tuviese un fugaz paso por el profesionalismo, aún persiste en
la escena del fútbol amateur de Valparaíso.
144
a) Origen socio-territorial. Santiago Wanderers fue fundado por jóvenes
criollos en respuesta al Valparaíso Wanderers, de origen británico.
Específicamente, el lugar de la gestación del club fue en la actual Plaza
Wheelright, ubicada en el límite oriente del Barrio Puerto, sitio heterogéneo
socialmente pero tipificado negativamente desde las elites de la época
hasta la actualidad. Everton, en cambio, fue fundado por jóvenes
aristócratas de Cerro Alegre, lugar que, desde que fue urbanizado, ha
albergado a la elite de Valparaíso (Cáceres, 2003).
b) El clásico porteño en 1924. Como se atestigua en la edición n°80 de la
extinta revista Los Sports, la mayor rivalidad del fútbol porteño por 1924 era
entre Santiago Wanderers y La Cruz F.C. De hecho, Everton desapareció
del orbe futbolístico en la segunda mitad de la década de 1930, y por
decisión de los dirigentes fue trasladado y refundando en Viña del Mar en
1942.
c) Ingreso al profesionalismo y el rol de revista Estadio. En 1944, Wanderers y
Everton ingresan a la Asociación Central de Fútbol (actual ANFP), dejando
atrás su participación en la Asociación Porteña de Fútbol. En este marco, la
incipiente rivalidad posee un marco nacional y un medio de comunicación
como Estadio que hace eco de las diferencias de ambos asentamientos
urbanos, comenzando a caracterizar estilos de juego que van condensando
no sólo las representaciones e imágenes expresadas por Valparaíso y Viña
del Mar, sino que también la forma de vivir, es decir, la cotidianeidad
proyectada e idealizada de cada ciudad.
HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE IMAGINARIOS URBANOS DE VALPARAÍSO A
TRAVÉS DEL FÚTBOL
Bajo la premisa que los deportes -y por sobre todo el fútbol- son un campo
privilegiado donde se dramatizan valores morales y sociales de diversa índole
(Archetti, 1996), proponer la construcción de un imaginario urbano de Valparaíso
es relevante puesto que las representaciones construidas en torno a Santiago
Wanderers y Everton pueden revelar contradicciones no resueltas en la vida
social; lejos de ser un mero espejo de la sociedad, es un “caleidoscopio complejo”
(Archetti, 2003). ¿Qué valores, características, estereotipos, formas de vida,
imágenes y representaciones se visualizan en Valparaíso, a través de estos
clubes de fútbol? En otras palabras ¿Cómo se construye y cuál es el universo
simbólico que da forma a un imaginario urbano de Valparaíso? Para desarrollar
145
estas interrogantes se plantean cuatro líneas de trabajo entrelazadas, a modo de
hipótesis, que buscan hilar el mosaico imaginario. A saber:
a) Wanderers y Everton como metáforas de la imagen urbana de Valparaíso y
Viña del Mar: la ciudad puerto y la ciudad balneario.
b) Santiago Wanderers de Valparaíso, Valparaíso de Santiago Wanderers.
c) La geografía de Valparaíso y la conformación de un estilo de juego.
d) Wanderers como patrimonio de Valparaíso.
WANDERERS Y EVERTON COMO METÁFORAS DE LA IMAGEN URBANA DE
VALPARAÍSO Y VIÑA DEL MAR: LA CIUDAD PUERTO Y LA CIUDAD
BALNEARIO
Cuando el urbanista norteamericano Kevin Lynch (2008) comenzó a preguntarse
por la existencia de imágenes públicas en las ciudades, no sólo buscaba conocer
las representaciones construidas que giraban en torno a éstas, sino que también
buscaba sintetizar, ordenar y organizar la forma en cómo un territorio, en un
espacio y tiempo determinados, es capaz de proyectar una representación mental
que simplifique la forma en cómo comprendemos la dinámica social de un
territorio. En una tónica similar Fuentes (2000) ha indicado que una imagen urbana
corresponde a una representación mental de un espacio urbano definido, no
obstante, las imágenes urbanas no son la realidad, sólo son una representación
homogeneizada de un territorio. De hecho, “la imagen es el producto de una
acción intencional de recorte y selección, donde prima el valor construido desde el
acto de la memoria” (Lacarrieu, 2007: 53), por lo tanto la construcción de imagen
urbana de una ciudad no sólo está inserta en un campo de lucha, también es una
acción política sobre cómo determinados agentes urbanos quieren representar,
recordar y olvidar un territorio.
En este sentido, Santiago Wanderers y Everton son hijos de los contextos
territoriales donde nacieron. En éstos ya podíamos advertir imágenes urbanas
bastante definidas. Por ejemplo, el Valparaíso de fin de Siglo XIX se muestra
como “la Inglaterra” de Chile: de rápida industrialización, religiosamente dominada
por el protestantismo pero de todas formas diversa, de alta interacción comercial e
innovación tecnológica, globalizada, y acogedora del inmigrante europeo por sobre
todo.(Ugarte, 1910) En definitiva la conformación de la imagen de una ciudad
próspera y heterogénea, o bien como la denominan Cáceres y Sabatini (2007): el
paraíso de Valparaíso. No obstante como ha señalado Santa Cruz (1991) y como
también se intenta retratar a través del documental El Wanderers de Valparaíso
146
del año 20016, el nacimiento de Santiago Wanderers es contestatario a la
dominación inglesa del escenario deportivo porteño y es realizado bajo la
organización y gestión de jóvenes criollos de extracción social baja. En cambio
Everton, fundado por jóvenes aristócratas de Valparaíso en 1909, renace en la
Viña del Mar post Ibañez del Campo; en la ciudad balneario (Cáceres, 2003;
Booth, 2003), en la ciudad de la convivencia monoclasista. Una es la ciudad del
trabajo, la otra es la ciudad del ocio7.
No obstante, los territorios se van transformando. Hitos como la apertura del Canal
de Panamá, la crisis de la bolsa de 1929 o procesos como las migraciones campociudad del siglo XX, la expansión de las ciudades y el cambio de la matrices
productivas de éstas, nos advierten que Valparaíso y Viña del Mar no son las
mismas …de perogrullo. Hoy Valparaíso es promocionada como la capital cultural
de Chile, en su condición patrimonial y universitaria. Viña del Mar es presentada
por la municipalidad como “ciudad bella”, una especie de decantación estética de
su antigua imagen. Sin embargo los clubes han persistido como entidades
simbólicas representativas de sus territorios, y en tal condición tienen algo más
que decirnos sobre éstos
En este sentido, planteamos una línea de trabajo que sostenga a Wandereres y
Everton como metáforas de las imágenes urbanas de Valparaíso y Viña del Mar,
correspondientemente. Ahora bien, la operación no es tan simple como parece. A
modo de hipótesis se debe señalar que las transformaciones de la imagen urbana
hegemónica de Valparaíso no siempre ha tenido un correlato coherente con el
club de fútbol de Valparaíso. Por otro lado, el caso de Everton parece tener mucha
más simplicidad en la representación condensada. De todos modos el desafío es
doble: se debe conocer qué elementos simbólicos de los clubes cuestionan o
reproducen las imágenes urbanas hegemónicas a lo largo del siglo XX y cómo
contribuyen a la articulación de un imaginario urbano de Valparaíso.
SANTIAGO WANDERERS DE VALPARAÍSO, VALPARAÍSO DE SANTIAGO
WANDERERS
Es necesario mencionar que se debe tener clara la importancia, que en un estudio
sobre imaginarios urbanos, juegan los tejidos que llevan a la conformación del
símbolo, pues “ (…) el imaginario tiene necesidad del símbolo para expresarse,
para salir de su condición de virtualidad, ‘para existir’ [...]” (Vergara, 2001, en
6
http://www.youtube.com/watch?v=ueLEosn6zOc
Entendemos Ocio bajo la concepción de que éste es propio de las características que posee una clase más
acomodada que tiene los capitales necesarios para hacer nacer ese sitial en su vida (Veblen, 2005).
7
147
Lindón, 2007, 39), es este proceso el que permite desarrollar una visibilidad de las
dinámicas que yacen en el imaginario y que nos permiten unir partes de la
realidad que se creían separada o particularizada, más allá de la lejanía o
cercanía del tiempo.
Wanderers de Valparaíso, como símbolo, condensa y, por sobre todas las cosas,
une prácticas, valores, formas de vida de la ciudad de Valparaíso pertenecientes
a una cierta época de la ciudad que se condensaron en materialidades como lo es
el club Santiago Wanderers, y cuyos “fantasmas” han recorrido los años, han
perdurado en el tiempo y se han enraizado fuertemente en éste, siempre teniendo
en cuenta que estos fantasmas “hacen efecto en la construcción de sus espacios
(físicos) y de sus símbolos” (Silva, 2006, 27), por lo que se entrelazan en la
realidad casi en las dos dimensiones que la construyen. Si bien, la ciudad a lo
largo de sus años adoptó diferentes modelos de funcionamientos en base a su
desarrollo, se advierte que son ciertas formas de vida de la comunidad, las que
ayudarían a construir, en la primera mitad del siglo xx, una cotidianeidad que
incluye prácticas bajo patrones simbólicos que generaron la conquista de un
devenir de los habitantes de la urbe porteña. Los fantasmas que esa vida generó
se habrían incrustado en diversas manifestaciones de esos procesos, esas formas
de vida conquistaron el cotidiano del habitante de aquella época y el club fue uno
de los símbolos que condensó esas subjetividades creadas.
En este sentido, la investigación mayor, de la cual estas páginas son un apéndice
de importancia, es el intento por escarbar y hacer el recorrido de las subjetividades
que se conformaron y que subyacen en el club de la ciudad, esto a modo de
desarrollar investigativamente una de las
hipótesis que nace como una
concepción emergente en el desarrollo de esa investigación planteada.
Esto surge del profundo análisis documental (que se basa en un recorrido
acucioso de publicaciones como revista Estadio, Los Sports o crónicas de
Valparaíso, documentales, novelas, etc) en donde sobresale una asociación
constante de atributos del segmento de la clase obrera porteña en relación con las
estructuras que yacen en los cimientos imaginarios del club, cuestión que genera
un doble direccionamiento sistemático de formas subjetivas entrelazadas con
patrones materiales que dan pie a parte importante de la estructura final de la
imagen construida del símbolo S. Wanderers…, cuestión que termina expresada
en el relato que une a Valparaíso con el club y viceversa, ese segmento de la
población porteña encuentra parte de su relato en las formas que toman vida y luz
en el club que termina habitando la ciudad a través de esa estructura de
conformación.
148
Yacen en la esencia imaginaria de S. Wanderers una parte de los residuos que fue
dejando el desarrollo de la ciudad de Valparaíso, parte de los efectos que produjo
la vida del puerto, el significado de habitar Valparaíso para los grupos
perteneciente al segmento obrero de la ciudad, fueron trasladados, es decir: sus
representaciones, valores y formas subjetivas fueron apropiadas por este símbolo.
S.Wanderers sería depositario de esa memoria que se enraízo en las formas en
que el discurso y las prácticas sobre el “ser wanderino” conllevan hasta nuestros
días, casi un siglo después de su creación. Este aspecto relativiza el tiempo, lo
transgrede y lo hace responder a las energías resguardadas en las subjetividades
que resisten ese tiempo y los lugares que se transfiguran en la ciudad de
Valparaíso.
LA GEOGRAFÍA DE VALPARAÍSO Y LA CONFORMACIÓN DE UN ESTILO DE
JUEGO
¿En qué medida el espacio físico de un territorio puede apoyar la construcción de
estereotipos? ¿De qué forma el espacio físico de un territorio también puede
definir el estilo de juego de un club de fútbol determinado? ¿Cómo el estilo de
juego de una alteridad, en este caso Everton, refuerza el estilo de Santiago
Wanderers?
Cuando se dice que Valparaíso es una ciudad con tintes “particulares” y
“pintorescos”, debido a que su población lo habita principalmente en cerros, es
una falacia que podría ser fácilmente desmentida. Pero que la cotidianeidad del
cerro se realice en un espacio físico como el de Valparaíso puede llegar a tener
otros tintes. Como muestra el documental A Valparaíso del cineasta holandés
Joris Ivens, el subir y bajar calles y escaleras por los cerros es parte del día a día
de la ciudad.
Los niños y jóvenes que realizan sus actividades en los cerros las hacen en este
marco físico. Las canchas de fútbol, o una especie de potrero si se quiere, son
improvisadas en cualquier pasaje o terreno baldío, muchas veces tienen el
desnivel característico de cerro: un arco de subida, otro de bajada. Sin embargo
nada de esto tiene validez si esta característica no se legitima como práctica. En el
documental El Wanderers de Valparaíso, Armando Tobar, Juan Olivares y otros
ilustres antiguos jugadores de este club cuentan cómo “el Gallego” Pérez, técnico
argentino que se mantuvo ligado con Wandereres desde 1958 hasta poco antes
de su muerte (en la década del 80), impulsó la política de incorporar jugadores
provenientes de los cerros de Valparaíso. A lo anterior se suma otro factor físico:
149
la zona de Playa Ancha, donde se encuentra el estadio en que hace de local
Santiago Wanderers, es recorrida por fuertes vientos durante las tardes.
“Sabíamos jugar a favor y en contra del viento” señalaba Juan Olivares, quien
perteneció a un equipo campeón de Wandereres denominado “Los Panzers”,
reconocido ampliamente por su fuerza física. Los logros deportivos tienen la
capacidad cristalizan estilos, sobre todo cuando ese estilo es reforzado por medios
de comunicación de la estirpe de Revista Estadio y asimilados por la población
local como algo totalmente propio.
Los estilos de juego tienen la potencialidad de dar vida a las proyecciones sobre
cómo los habitantes de un territorio se pretenden ver representados (Archetti,
2001). Además, siendo el fútbol un espacio simbólico donde se dramatizan
diferentes valores sociales (algunos con raigambre territorial), la existencia de un
clásico, es decir, un club de fútbol que parece expresar elementos totalmente
opuestos, refuerza ciertas narrativas extrapoladas a nivel de ciudad. Como se
observa en Estadio, el “estilo Everton” se aprecia como totalmente opuesto: juego
cancino, ordenado y bello para la vista. También cristalizado a través de la
obtención de dos campeonatos y de un ídolo de la talla de René Meléndez, a
quien se le atribuye la personificación de ciertos aspectos de la ciudad balneario:
pulcritud, “buen gusto” y soberbia.
De acuerdo a lo anterior surgen preguntas para guiar la continuidad de la
investigación ¿Cómo este estilo fortalece o impugna la imagen urbana de una
ciudad a lo largo del tiempo? ¿Cómo los estilos de juego de Santiago Wanderers y
Everton pueden contribuir a la formación de un imaginario urbano de Valparaíso?
WANDERERS COMO PATRIMONIO DE VALPARAÍSO
Valparaíso es más que una ciudad característica, es una ciudad con carácter. Este
aspecto la ha llevado a sitiales de importancia, como el nombramiento el año 2003
de ciudad patrimonio de la humanidad, además de capital cultural de Chile.
Situaciones que han constituido, como se ha mencionado al principio de estas
páginas, la base del nuevo impulso que se le ha querido dar a la ciudad. Los
procesos de patrimonialización contienen unos ejes fundamentales, la raíz de
sentido a dicha denominación que estriba en aspectos como los de “identidad,
tradición, historia, monumentos- delimitan un perfil, un territorio, en el cual ‘tiene
sentido’ su uso” (García Canclini, 1999; 16) y en el cual entran en juego
dimensiones tanto objetivas como subjetivas.
Bajo esta noción, Valparaíso, constituye un universo simbólico que engloba una
serie de valores que se conectan con lo patrimonial y reflejan un activo de la
150
memoria del habitante, en el cual subyacen ciertos valores y sentidos con los
cuales se puede leer, interpretar y concebir un o unos relatos de ésta misma,
aspecto semejante a la idea en la que se produce una especie de punto de vista
respecto de un patrimonio cultural que se puede encontrar implícito y que “actúa
como sugerencia identificadora”(Silva, 2006, 45). Así mismo, estos procesos
conllevan una dinámica de constante dialogo entre esta especie de tejido entre
los movimientos cognitivos de los habitantes de un lugar con las estructuras
objetivas desarrolladas en ese mismo espacio en donde se produce la
escenificación de tales eventos, los cuales “aportan, a cambio, argumentos de
identidad, hitos innumerables y capaces de establecer la memoria colectiva para
las sociedades que los producen” (Di Meo, 1999, en Lindón, 2007).
Santiago Wanderers, que es constituido por procesos que le atribuyen una
estructura subjetiva que contiene aspectos fundamentales y reflectantes de la
ciudad a la cual pertenece, es parte del patrimonio de la ciudad de Valparaíso.
Estos aspectos que lo ponen en un estado de poder concebir el lugar al cual
pertenece como un espacio diferencial, conlleva aspectos identitarios relevantes
que interactúan directa o indirectamente con la memoria de la ciudad, develando
hitos o elementos objetivos que son constitutivos del patrimonio cultural de la
ciudad de Valparaíso. El mismo patrón anclado en esa sugerencia identificadora,
que de inmediato nos conecta con representaciones propias de un lugar y con una
historia común con otros habitantes de un mismo territorio, se conecta con la idea
sobre la constitución de un cierto patrimonio. Valparaíso es evocado a través de S.
Wanderers, el club ayuda a través, incluso reafirmar la identificación con la ciudad
a través de los hitos marcados por el club y que configuraron logros, como
hazañas deportivas cohesionadoras. La vinculación que proporciona Wanderers
hacia Valparaíso a través de constituirse como un símbolo de la ciudad, en el cual
se condensan procesos de resguardo identitario, revela un cierto asidero no ázimo
en la condormación de parte de un patrimonio cultural.
A este respecto, es relevante la conservación de un equipo que cuenta la historia
de una ciudad, que retrata el lamento, el fracaso y, también, la alegría de parte
importante de los habitantes de Valparaíso. Pero por sobre todo, constituye el
escenario donde ha quedado enmarcada la gloria de la ciudad a través de algunos
héroes o hitos que también han contribuido a la construcción del relato del
porteño. La distinción a través de atributos propios de Santiago Wanderers, como
se ha explicado con anterioridad, han transgredido las fronteras y han actuado
como imagen y representación de Valparaíso, pues ha valido su memoria en
tradición.
151
A MODO DE CONCLUSIÓN
La configuración de estudios sobre imaginarios representa, para el entendimiento
de los autores de estas páginas, una clara vertiente que se abre paso en el
siempre desafiante estudio de la ciudad. Es esta una cuestión que abre nuevos
caminos y se ve retroalimentada por nuevas investigaciones –sobre todo en
Latinoamérica- que vienen a permear las investigaciones sobre nuestros territorios
ahora poniendo el énfasis en los procesos que yacen en el meollo de nuestras
culturas, utilizando a la urbe como el escenario de estas. Así, de esta manera, se
logra plantear cualquier interrogante sobre la dinámica fundamental que hace
caminar estos estudios y que yace sobre la relación existente entre la ciudad y los
que la habitan.
Frente al desarrollo de lo expuesto en páginas anteriores y a modo de concluir
ciertos aspectos que son el fruto del menester encausado en el universo de los
imaginarios urbanos se puede decir, en un primer término que la investigación ha
arrojado ciertas perspectivas emergentes que se corresponden con una pequeña
ampliación de los márgenes de estudio. Esto, principalmente, porque para cierta
comprensión de los procesos que tejen algunos de los imaginarios que se
terminarían presentando, es necesaria la inclusión de la ciudad de Viña del Mar en
la comprensión y el análisis que se pueda hacer sobre Valparaíso y el mismo
Santiago Wanderers. Si bien la rivalidad simbólica de las dos ciudades, a través
de sus dos equipos representativos, es visible a no mucho escarbar entre uno y
otro historial respectivo, es la conformación, al menos en parte de su esencia y su,
desde luego, amplia complejidad la que tiende a comportarse de forma difusa.
Valparaíso y Viña del Mar se configuran como una conurbación, pero no como
cualquier otra…, poseen unas características que, al menos en el plano simbólico,
las diferencian ampliamente. Viña del Mar, se constituye bajo un cierto imaginario
ligado a una ciudad balneario. Esto conllevaría ciertos atributos que contradicen
en su esencia a la raíz del tejido simbólico que trasfiguraría el o los imaginarios del
club Santiago Wanderers, que a su vez lo unifica a través de los simbólico con la
ciudad de Valparaíso, esto teniendo en cuenta la construcción de los tejidos
estructurales de los imaginarios (Lindón, 2007), en los cuales se desprende la
necesidad del símbolo para la expresión de estos. Santiago Wanderers, como
símbolo, habría condensado los imaginarios referentes de la vida de un Valpraíso
como ciudad puerto, y los fantasmas que esa vida produjo, es decir: todos los
factores que se articulan en la configuración de las actividades que conllevaba una
vida en el puerto, sus valores, las erosiones sociales, las contradicciones, el
torque de hombres y mujeres que padecieron esa vida; y de donde, a fin de
cuentas, salieron los que poblaron el club. El concebir a Viña del Mar como
ciudad balneario, conlleva detrás aspectos, que como se expuso en líneas
152
anteriores, trasformaría a la ciudad como depositaria de un imaginario que la
ligaría más a aspectos burgueses, principalmente por una cuestión histórica. Esta
es la del acceso a cierto tipo de ocio que estaría imbricado con el apelativo que
recibe Viña del Mar y que lo opone directamente en oposición con los elementos
que unifican el tejido de la composición de Wanderers como símbolo de la ciudad
de Valparaíso.
He aquí una de las aristas emergentes de la investigación8 sobre los imaginarios
existentes en Valparaíso que habitan en Santiago Wanderers. Pues, a través de la
revisión, principalmente, documental (revistas Los Sports, Estadio y otras, sumado
a ciertos trabajos audiovisuales), se ha avizorado la gestación, el recorrido y la
escisión de la raigambre del cuadro porteño por oposición al viñamarino, aspecto
que ha formado parte de la historia de Wanderers y de la ciudad a través de éste.
Es por esto que, necesariamente, para hablar de Santiago Wanderers hay que
hablar de Everton, para retratar la oposición de Valparaíso bajo los valores que se
encarnan en el símbolo Wanderers, hay que mencionar a Viña del Mar y rastrear
la oposición que se ha planteado históricamente.
Bajo estos aspectos que confluyen en posibles conclusiones, es determinante, por
otro lado para este trabajo,
la configuración delimitante del espacio de una
ciudad a partir de los lindes simbólicos del territorio. Bajo la idea en la que se debe
mantener presente que “el uso social de un espacio marca los bordes dentro de
los cuales los usuarios ‘familiarizados' se auto reconocen” (Silva, 2006, 59), S.
Wanderers, como símbolo, articula una gama de elementos que van otorgando
activos subjetivos que confluyen en prácticas, las cuales hacen reconocible un
lugar dentro de un territorio. Esas prácticas ancladas y proyectantes desde lo
imaginario (en dialogo constante con una realidad material, de ahí qué la metáfora
ocupada por Di Meo [en Lindón 2007, p. 35] al hablar de fuego cruzado resulte tan
eficaz) apropian y delimitan los lugares territorializándolos, además lo demarcan y
contrastan con la figura de cualquier agente extranjero ante esa delimitación.
Así mismo, se desprende que bajo la idea en la que se conciben dos grandes tipos
de espacio en lo urbano, uno oficial y otro diferencial (Silva, 2006), y entendiendo
a este último como “una marca territorial que se usa e inventa en la medida que
el ciudadano lo nombra o inscribe” (2006, 61), cabe mencionar que ese espacio
diferencial sería absolutamente inclusivo con las variables que utilizan a S.
Wanderers como depositario de estas, y que estarían en confabulación con ese
tejido material e inmaterial en doble dialogo simbólico, estableciendo s
8
Recordar que este paper configura parte de los resultados de una investigación mayor correspondiente a la
investigación “Imaginarios urbanos de Valparaíso, a través de Santiago Wanderers”, financiada por la Beca de
Investigación Joao Havelange del Centro de Estudios Internacional del Deporte (CIES) – Universidad de
Neuchatel, Suiza.
153
configuraciones que dan cierta dimensión simbólica a un lugar distinguiéndolo de
otro.
Por último, lo que queda planteado en líneas anteriores son los aspectos que
retroalimentarían el tejido constructivo de unos imaginarios de Valparaíso que
subyacen en el club S. Wanderers, que actúa como elemento simbólico
condensando una serie de aspectos subjetivos que actúan en un fuego cruzado
con una materialidad producida desde las vértebras de lo imaginario. Es el camino
hacia la construcción de un o unos imaginarios de Valparaíso a través de los
recovecos y de las zonas mudas9 que por todos lados pareciera atrapar a la
ciudad, el rincón vacío en el que el juego de ver nuestro rostro sobre un espejo
toma vida, se nos hace presentes: se visibiliza. S. Wanderers sería para
Valparaíso, en base a esos imaginarios que conllevan dentro de sí los elementos
antes mencionados, más que un punto de referencia para encontrar su propio
rostro que, muchas veces, suele perderse en la penumbra.
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9
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palabra, lo que lenguaje deja como indecible, parte del fracaso de la palabra o la duda sobre la misma. El símil
a tal concepto es utilizado acá para dar cuenta de lo que no se muestra de los lugares, lo que pareciera no
decirse o mantenerse difuso, lo que tiende a concebirse oscuro entre la grieta que finalmente termina uniendo
lo simbólico.
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Aceptado: Octubre de 2013
157
LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL DEPORTE EN LA EDIFICACIÓN DE UNA
CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA Y EN LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL
MILENIO: EL CASO DE GUANAJUATO1
Daniel Añorve Añorve2
Tras la victoria de la democracia liberal sobre sus alternativas
autoritarias/totalitarias del siglo XX, la preocupación central parece ya no radicar
tanto en la democracia procedimental, sino en la calidad de ésta. El presente
trabajo explora la posible relación e impacto entre la práctica del deporte y la
edificación de una ciudadanía democrática, así como los objetivos de desarrollo
del milenio. El trabajo incluye un estudio de campo, mismo que analiza el impacto
del deporte en valores, actitudes y prácticas democráticas. Se argumenta, que
dada la naturaleza y exigencias disciplinarias, asociativas y de virtud activa de la
prática deportiva, ésta podría ser visto como un elemento importante y coadyuvar
a la transición de una democracia procedimental hacia una democracia de calidad.
Palabras claves: Democracia procedimental, calidad de la democracia, deporte,
Objetivos de Desarrollo del Milenio.
After the victory of liberal democracy over its authoritarian-totalitarian alternatives
of the 20th Century, the main concern is no longer placed on the survival of the
procedimental democracy, but on the quality of it. The present paper explores the
possible relationship and impact between sport practice and the construction of a
democratic citizenship, as well as the achievement of the development goals of the
millennium. The paper includes field work that analyzes the impact of sports on
values, attitudes, and democratic practices. We argue that, given the nature and
the requirements of sports (discipline, associative, and the active virtues), sports
practice could be seen as an important component that could ease the transition
from a procedimental democracy into a quality democracy.
Keywords: Procedimental democracy, quality of democracy, sport, the Millennium
development objectives.
1
Quiero agradecer a los alumnos(as) Mauricio Valtierra Vargas, Karla Chávez Cervantes, Estefanía
Hernández Herrera, Ezequiel Nombarasco Miragaya, Brenda Alrlet Maldonado Cano, María Alejandra Mejía
García y Leonardo Teniente Anguiano por el apoyo en la aplicación del sondeo. En especial, mi
reconocimiento a Mauricio, Karla y Estefanía por ofrecer un apoyo y cumplimiento que superó cualquier
expectativa que yo pudiera haber tenido inicialmente.
2 Doctor en Ciencias Políticas y Sociales (FCPYS- UNAM). Profesor-Investigador de tiempo completo del
Departamento de Estudios Políticos de la División de Derecho, Política y Gobierno de la Universidad de
Guanajuato- Campus Guanajuato. [email protected]. El financiamiento de esta investigación corrió a cargo
del PROMEP (Programa del Mejoramiento del Profesorado). El financiamiento cubrió el año 2013.
158
INTRODUCCIÓN
Tras la victoria de la democracia liberal sobre las alternativas autoritarias, sean
éstos regímenes militares o pseudo-democracias, que estuvieron presentes
durante la mayor parte del siglo XX, la discusión en el inicio del nuevo milenio
parece ya no girar en torno a la disyuntiva democracia vs. autoritarismo, sino que
se centra en el perfeccionamiento de la primera, o en lo que podríamos llamar la
calidad de la democracia.
Terminada la Guerra Fría y con una mayoría de Estados-Nación democráticos
dentro del seno de la Organización de Naciones Unidas, al iniciar el siglo XXI se
plantearon los objetivos de desarrollo del milenio, mismos que podemos inferir, a
pesar de precisar de sociedades abiertas, no pueden ser logrados por medio de la
simple existencia de una mayoría de regímenes democráticos, sino que precisa de
la elevación de la calidad de las democracias existentes.
Si lo que se pretende es trascender los requisitos mínimos de una democracia y
lograr el desarrollo ulterior de facto tanto de las democracias con cierto camino
recorrido, como de las democracias nacientes, es preciso ir más allá de los
componentes procedimentales de la democracia y centrarnos en los componentes
sustantivos de la democracia, claro está si queremos evitar regresiones hacia
regímenes autoritarios como parece sugerir Freedom House ha sucedido en años
recientes. Mucho se ha debatido sobre el avance de la democracia en México y
sobre la etapa del proceso democratizador en el que se encuentra el país. Al
parecer la decisión de ubicar a México en determinado proceso evolutivo, depende
de los índices que organizaciones como Freedom House puedan darle al país o de
la confiabilidad de sus estructuras electorales.
El presente trabajo por diversas limitantes presupuestales, y por ser promovido
desde la Universidad de Guanajuato, delimita su estudio de caso al Municipio de
Guanajuato. Se plantea estudiar la doble relación e impacto existente entre la
práctica de la actividad física y el deporte3 (en lo sucesivo referidas ambas de
forma genérica como deporte)4 y la edificación de una ciudadanía democrática en
un primer lugar; y, en un segundo momento, sobre la viabilidad del cumplimiento
de algunos de los objetivos de desarrollo del milenio. De los resultados que
nuestro estudio de campo arroje dependerá en gran medida la posibilidad de
3
La actividad física y el deporte para efectos de este trabajo se entienden de la manera más amplia posible.
Se busca englobar todas las formas de actividad física que contribuyen al bienestar físico, el bienestar mental
y la interacción social. No se hace distinción alguna entre la práctica del deporte organizado y el espontáneo,
entre la práctica colectiva e individual del deporte, ni entre la práctica en instalaciones ad hoc y la práctica en
espacios no diseñados exclusivamente para la práctica de la actividad física y/o deporte.
4 A menos que el sentido, lógica o propósito de la idea ameriten lo contrario.
159
ampliar nuestro objeto de estudio, primero a un plano estatal y posteriormente a
otros ámbitos (ya sea regional o nacional).
Como preguntas de investigación tenemos las siguientes: ¿Cómo impacta (si es
que lo que hace) la práctica del deporte en la edificación de una ciudadanía
democrática? ¿Puede la práctica del deporte influir en la viabilidad del
cumplimiento de algunos de los objetivos de desarrollo del milenio?
Nuestra hipótesis busca comprobar que los valores, actitudes, así como los
requerimientos ambientales que exige la práctica del deporte, impactan
positivamente, si bien no determinan, los valores y actitudes para la edificación de
una ciudadanía democrática y coadyuvan al cumplimiento de algunos de los
objetivos de desarrollo del milenio, toda vez que los valores y actitudes que
impactan en la edificación de una ciudadanía democrática resultan también
centrales para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio.
La primera parte del trabajo confronta el entendimiento mínimo o procedimental
contra el entendimiento de lo que significa e implica una democracia de calidad.
En un segundo momento se estudian los principios, valores, prácticas
democráticas y derechos necesarios para la edificación de una ciudadanía
democrática, y que suponemos pueden dotar a una democracia procedimental
naciente con los cimientos para el tránsito hacia una democracia sustantiva o de
calidad. En el tercer apartado buscamos encontrar los puntos de coincidencia
entre los valores y práctica que ayudan a vertebrar una ciudadanía democrática y
los valores y prácticas que pueden coadyuvar al cumplimiento de los objetivos de
desarrollo del milenio. Por último, en el cuarto apartado, interpretaremos los datos
obtenidos de nuestro estudio de campo con el fin de comprobar o refutar nuestra
hipótesis.
1. LA DEMOCRACIA MÍNIMA O PROCEDIMENTAL VS. LA DEMOCRACIA DE
CALIDAD
El fin de la Guerra Fría resultó promisorio por diversas razones entre las que
podemos encontrar: un mundo con una menor amenaza de una guerra termonuclear, un mundo no dividido en bandos político-económicos irreconciliables, la
posibilidad (incumplida hasta el momento) de canalizar gran parte del gasto militar
y de seguridad hacia las necesidades más apremiantes de los sectores socioeconómicos más desfavorecidos, la preponderancia de las relaciones de
cooperación sobre las relaciones de conflicto, etc. Desde el punto de vista político,
lejana debiera parecer la apreciación de Norberto Bobbio (2011: 446):
160
“A lo largo de todo el siglo XIX la discusión en torno de la
democracia se desarrolla
principalmente a través de un
enfrentamiento con las doctrinas políticas predominantes de la
época: el liberalismo por un lado y el socialismo por el otro”.
A inicios del siglo XXI, incluso los países que aún se consideran socialistas, han
optado por cierto grado de liberalización, ya sea ésta política o económica, o un
híbrido con ciertas “dosis” de ambos. A pesar de que una mirada al actual mapa
político mundial o bien, a los indicadores de Freedom House5 nos hagan pensar
que el mundo se ha vuelto más democrático, los indicadores de bienestar, de
igualdad social, de bienestar medioambiental no necesariamente parecen ir de la
mano con las olas democratizadoras que han tenido lugar en el mundo. Lo
anterior, desde nuestra óptica, se debe al énfasis desproporcionado que se pone
en las libertades que ofrece la democracia liberal, sin poner la misma atención o
interés en los resultados o el performance de las democracias nacientes. Así, el
Estado liberal, promotor no de la democracia per se, sino de una democracia
representativa o parlamentaria,
reconoce y garantiza algunos derechos
fundamentales como la libertad de pensamiento, de culto, de imprenta, de
asociación, etc. En la visión liberal, según Bobbio, la democracia se desarrolla si
logra ampliar el derecho de voto, anteriormente restringido por criterios
económicos, culturales o sexuales; y, cuando se logra la multiplicación de los
órganos representativos. Así las cosas:
“el proceso de democratización, como se está desarrollando en
los Estados que hoy son llamados de democracia liberal,
consiste en una transformación más cuantitativa que cualitativa
del régimen representativo” (Bobbio, 2011: 446).
Para Leonardo Morlino (2007) no basta con que el régimen democrático sea
dominante en más de la mitad de los países del mundo, el problema es analizar
qué tipo o qué calidad de la democracia está vigente en los países que se
proclaman democráticos. Un segundo problema que percibe, es el mismo que
Sartori planteó hace medio siglo, es decir discernir qué predomina en las
democracias, si las referencias reales o ideales de ésta.
5
Según datos de Freedom House (Puddington, 2013: 4), 90 países (de un total de 195) son considerados
países libres, lo cual en términos del total de la población mundial representa a un 46% de la población
mundial viviendo en entidades políticas libres. La misma institución reporte a 58 países, es decir un 30% del
total como parcialmente libres, lo que como porcentaje de la población mundial representa el 23%. 47 países
son clasificados como no libres. En términos porcentuales, esto significa que el 34% de la población mundial
habita en países no libres. Llama sin embargo la atención, que 117 de los 195 países, es decir, el 60% de las
entidades políticas están catalogadas como democracias electorales, lo cual fortalece los argumentos a favor
de la insuficiencia y limitantes de la democracia formal o procedimental.
161
Morlino (2007) asegura que para estudiar la calidad democrática se debe partir de
las definiciones de la democracia mínima, es decir, desde el umbral sobre el cual
se puede iniciar un análisis de calidad en la medida que el país estudiado tenga un
régimen político que forme parte del genus democrático. Dentro de la definición
mínima de democracia se fijan los siguientes elementos: 1) sufragio universal,
masculino y femenino; 2) elecciones libres, competitivas, recurrentes, correctas; 3)
más de un partido; 4) diferentes y alternativas fuentes de información. Considera
que una vez cumplido con el umbral mínimo, es necesario ver qué tanto se ha
cumplido o se puede cumplir con la realización más plena de los dos objetivos
centrales de una democracia ideal: libertad e igualdad.
Bobbio (2011: 449-450), en una clara crítica a la democracia liberal-procedimental,
advierte que “en la teoría política predominante en los países de tradición
democrático-liberal las definiciones de democracia tienden a resolverse y a
agotarse en un elenco más o menos amplio de reglas del juego o de “universales
de procedimiento”6. El politólogo italiano agrega “Como se ve, todas estas reglas
establecen cómo se debe de llegar a la decisión política y no qué se debe decidir”
(Bobbio, 2011: 450) Por lo mismo considera que, junto a la noción procesal de la
democracia, dominante en la teoría política occidental, está el entendimiento de la
democracia sustancial. Observa que mientras en la democracia formal las reglas
de procedimiento funcionan independientemente de los fines, en la democracia
sustancial se busca un cierto conjunto de fines, como lo es sobre todo, el fin de la
igualdad no solamente jurídica sino también social cuando no económica,
independientemente de los medios adoptador para lograr tales fines.
Otro entendimiento que contrapone los entendimientos de la democracia
procedimental o formal con la democracia sustantiva es el de Jesús Silva-Herzog
Márquez (1996), quien contrasta la democracia simple con la democracia
compleja. Este segundo entendimiento se caracteriza por el reconocimiento de las
múltiples dimensiones del proceso democrático. La democracia compleja a la cual
se refiere el autor versa sobre la forma en que el régimen democrático es vivido
por la gente, más allá de los procedimientos e instituciones de la democracia. Se
trata de un modelo que resalta las estructuras que impiden la arbitrariedad, los
instrumentos que permiten a los ciudadanos entender y cuestionar al poder, las
6
Bobbio (2011) observa las siguientes reglas del juego, no como irrelevantes, pero sí como insuficientes: 1) El
máximo órgano político (legislativo) debe ser elegido por el pueblo; 2) Junto al poder legislativo debe de haber
otras instituciones con dirigentes elegidos; 3) Los electores deben ser todos los ciudadanos mayores de edad,
independientemente de su procedencia social, económica, cultural, sexual; 4) Voto igual para todos los
electores; 5) Voto libre; 6) Debe haber alternativas reales dentro de una elección; 7) Debe prevalecer el
principio de mayoría, independientemente del criterio elegido para determinar dicha mayoría; 8) La decisión de
la mayoría no debe limitar los derechos de las minorías, y 9) El órgano de gobierno debe gozar de la
confianza del parlamento o bien del jefe del poder ejecutivo a su vez elegido por el pueblo.
162
organizaciones que canalizan la participación, las asociaciones que permiten a los
individuos promover sus intereses. Como destaca Silva-Herzog (1996: 18):
“No puede entenderse el régimen democrático que, a fin de
cuentas, forma todo un universo de significación sin comprender
este tejido de fibras que se entrelazan. ¿Qué es el voto sin
prensa libre y crítica? ¿Qué es la competencia electoral sin
capacidad de organización? ¿Qué es un gobierno democrático
sin frenos al poder? ¿Qué es de la ciudadanía en la intemperie
de la ilegalidad?”.
Las consideraciones anteriores nos hacen pensar que, si no basta con la
existencia y propagación de la democracia a lo largo del mundo, el reto para el
siglo XXI no es el de la adopción de jure de regímenes democráticos sino la
edificación de una democracia de calidad. Al respecto, Morlino (2007: 5) señala
que “una democracia de calidad es una buena democracia” y sugiere “Una buena
democracia o bien una democracia de calidad, esa ordenación institucional estable
que a través de instituciones y mecanismos que funcionan correctamente, realiza
la libertad y la igualdad de los ciudadanos.” Agrega que una buena democracia es
un régimen ampliamente legitimado, estable en el cual los ciudadanos están
plenamente satisfechos con el resultado. Menciona seis dimensiones de calidad
de la democracia: las primeras tres son procedimentales: 1) El rule of law o
respeto a la ley; 2) La accountability electoral o responsabilidad electoral; 3) la
accountability inter-institucional o responsabilidad interinstitucional. Las siguientes
dimensiones son sustantivas: 4) La responsiveness o reciprocidad tiene que ver
con el resultado en el sentido de la capacidad de respuesta que encuentra la
satisfacción de los ciudadanos y de la sociedad civil, en general7; 5) la libertad,
entendida como el simple respeto de un conjunto de derechos políticos y civiles; y
6) la igualdad o solidaridad, entendida como una mayor igualdad política, social,
económica o bien respeto y garantía de los derechos sociales. Morlino (2012)
considera que se pueden agregar dos dimensiones procedimentales: 7) la
competencia entre partidos y de otra naturaleza; 8) la participación de diferentes
actores, ciudadanos incluidos8.
7
Esta dimensión de la calidad es de particular interés para nosotros. Morlino (2007: 7) profundiza en el
entendimiento del responsiveness. Explica que puede ser vista a través de cuatro componentes principales en
relación a las políticas en el centro de la atención pública, a los servicios para asegurar a los individuos y
grupos que se representan, a la distribución de beneficios materiales a los propios representados a través de
la administración pública o, de oro modo, a la donación de bienes simbólicos que crean, refuerzan o
reproducen un sentido de confianza y apoyo de los representantes hacia los presentados.
8 Si uno atiende el texto de 2007 se puede percibir cierta vacilación en la aceptación de las últimas dos
dimensiones.
163
Morlino (2012: 28), no obstante reconocer el valor de los aspectos
procedimentales de la democracia, que sirven por cierto para establecer el umbral
de lo que puede ser considerado como tal, reconoce que “la democracia es y será
tal si proporciona en grados diferentes aspectos tangibles de uno o los dos valores
democráticos: la libertad y la igualdad.” Incluso señala que el futuro de la
democracia parece descansar en el grado y formas en que las instituciones
democráticas son capaces de proveer esos bienes públicos.
Morlino vincula las dimensiones usadas para evaluar la calidad democrática a
explicaciones primarias y secundarias. Dentro de las primeras incluye a la
participación, la información, la eficiencia burocrática, la estructura institucional, la
elección de líderes y las estructuras intermedias. Para fines de este trabajo, nos
interesa analizar la participación y la eficiencia burocrática. Las explicaciones
secundarias las vincula a las herencias autoritarias, y aunque no estudia a México,
es innegable que la democracia mexicana es deudora de una tradición autoritaria
(Durand, 2004). Entre las herencias autoritarias que destaca Morlino (2007: 11) y
su impacto o condicionamiento del nuevo ordenamiento democrático nos interesa
entender qué sucede con el conjunto de creencias, valores y actitudes. Al igual
que a Morlino, nos preocupan la atenuación, inercia o desaparición de las
creencias, valores y actitudes en el proceso de transición democrática mexicano.
Entre las herencias que pueden impactar en una buena democracia, es decir la
calidad democrática, nos interesa en este trabajo el papel que tiene el escaso o
nulo respeto por el estado de derecho dentro de las instituciones y normas; la
pasividad, conformismo y cinismo; la alienación de la política; y, las actitudes no
democráticas que pueden impactar en la cultura política a nivel de masa.
Morlino (2012: 37-40) hace una tipología de democracias buenas y malas. Entre
las primeras se encuentran las democracias efectivas, las democracias
responsables, las democracias participativas, las democracias competitivas, las
democracias completamente legitimadas, las democracias libres o igualitarias y las
democracias perfectas. Sin importar de cual hablemos, creemos que es necesario
analizar elementos que son deseables para cualquiera de estas democracias
positivas o buenas, que se diferencian de las democracias ineficientes, las
democracias pasivas o apáticas, las democracias bloqueadas, las democracias
pobremente legitimadas o ilegitimadas, las democracias reducidas, las
democracias inequitativas y las democracias mínimas o imperfectas.
Como ya hemos señalado anteriormente, y basándonos en las preocupaciones del
reporte 2013 de Freedom House (Puddington, 2013) sobre el estado de la
democracia en el mundo, no podemos descartar no sólo un impasse en la “ola
164
democratizadora”, sino peor aún, ciertas regresiones autoritarias9. En su
observación regional (latinoamericana), y aunque se trata de un estudio que tiene
casi 10 años de publicado, Víctor Manuel Durand (2004) muestra una
preocupación similar. Al tomar en cuenta las trayectorias democráticas en Chile,
Brasil, Ecuador, México y Venezuela, observa:
“La lección que nos dejan esos años es que el desarrollo de la
democracia no sigue una pauta, un proceso preestablecido; en
cada país se han ido labrando las instituciones políticas, o se
han destruido y sustituido por otras que no resultan plenamente
democráticas”.
Durand (2004) plasma en su obra una fuerte preocupación por la insuficiencia de
los procesos electorales democráticos, competitivos y transparentes, advirtiendo
que éstos no son garantía para la consolidación de la democracia. Nosotros nos
sumamos al entendimiento de Durand en cuanto al proceso más lento de cambio
en la cultura política y en la construcción de una ciudadanía cuando lo
comparamos con la transición más o menos rápida de los procesos institucionales.
Puesto de otra manera, no basta con la liberalización ni con la transición hacia la
democracia. En cualquiera de estas dos etapas está siempre latente la posibilidad
de que el proceso democratizador se descarrile. Durand (2004) considera que en
tanto no esté plenamente consolidado el régimen democrático, las conductas y
actitudes de la ciudadanía, resultan tan importantes como la institucionalidad y las
decisiones de las elites. De esta manera la calidad de la ciudadanía, reflejada
según Durand en la participación, la crítica y el compromiso, es necesaria para
limitar el margen de acción de líderes políticos antisistema, líderes populistas o
golpistas que pongan en riesgo al nuevo régimen democrático.
La insistencia de Durand en no aceptar como sinónimo el cambio de régimen con
la consolidación parte del supuesto de que el cambio de régimen no se refiere más
que a la derrota del régimen anterior, lo que no confirma la plena vigencia del
nuevo régimen, vigencia que sólo se alcanza con la consolidación democrática o
lo que sin decirlo, podemos leer como “con la consecución de una democracia de
calidad”. Se trata en la visión de Durand, de un triple proceso: uno conductual, otro
actitudinal y uno constitucional. Es nuestra intención sumarnos a este esfuerzo por
escapar del electoralismo como criterio para evaluar el desarrollo democrático del
país, teniendo siempre en mente la siguiente advertencia: “El cambio no es
9
El reporte 2013 de Freedom House, más allá de la clasificación de los Estados como libres, parcialmente
libres o no libres menciona los avances y retrocesos de las diferentes entidades políticas. El reporte observa
que es el séptimo año consecutivo en que los países con avances son menores que los países que muestran
retrocesos democráticos. Para el año 2012 (reportado en el 2013) nota avances en 16 países y retrocesos en
28 (Puddington, 2013: 2).
165
sincrónico: una modificación en una parte no acarrea automáticamente
transformaciones en la otra” (Durand, 2004: 31).
Parece conveniente concluir el presente apartado con una importante advertencia
de Morlino (2012: 43) “…en la primera década del siglo XXI, la responsividad es el
talón de Aquiles de toda democracia, incluso en aquellas con más alta calidad.”
Sólo logrando un impacto claro en las dimensiones sustantivas de la democracia,
las cuales pueden quizá condensarse en el responsiveness o responsividad es
que se cerrará la inexplicable brecha que nota Freedom House, entre el número
de países que están consideradas como democracias electorales y los que están
catalogados como países libres.
2. PRINCIPIOS, VALORES, PRÁCTICAS DEMOCRÁTICAS Y DERECHOS
PRESENTES PARA EDIFICAR UNA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
En el apartado anterior mencionamos algunos de los retos que implica trascender
la concepción formal o procedimental de la democracia. En el presente apartado
centraremos nuestras reflexiones en torno a los elementos necesarios para
edificar una ciudadanía democrática, misma que puede tener un impacto positivo
en las dimensiones procedimentales de la democracia, pero cuyas virtudes no se
limitan a la promoción de una democracia política, que como ya vimos puede ser
entendida como una democracia pasiva limitada a la garantía de ciertas libertades
y procedimientos que bien pueden o no impactar en dimensiones sustanciales
como la libertad, la igualdad o el responsiveness.
En la actualidad, podemos ver que el entendimiento minimalista de la democracia
ya no sólo es cuestionado por la sociedad civil, grupos contestatarios y/o
partidarios de una democracia radical, sino que es trascendido incluso por las
instituciones oficiales encargadas del funcionamiento oficial de la democracia. Un
claro ejemplo de lo anterior puede ser encontrado en la “Estrategia Nacional de
Educación Cívica para el Desarrollo de la Cultura Política Democrática en México
2011-2015” (IFE, 2011). Dicha estrategia, en lo sucesivo referida como la ENEC,
tiene como misión “orientar las acciones institucionales para el diseño y desarrollo
de una política pública de alcance nacional enfocada fundamentalmente a la
formación de ciudadanía” (IFE, 2011: 3). La ENEC, al referirse a la “democracia de
ciudadanía” la conceptualiza como una propuesta cuyo sentido:
“… tiene en el régimen electoral un elemento fundamental, pero
no se reduce a las elecciones; es una forma de organización del
poder; implica la existencia y buen funcionamiento de las
burocracias y organizaciones de un Estado dotado de poder, e
166
implica el ejercicio de una ciudadanía integral de acuerdo con las
dimensiones civil, política y social” (IFE, 2011: 3).
Además de los derechos que deben tener las personas para ejercer una
participación electoral informada, la ENEC (IFE, 2011: 3) pone énfasis en “una
convivencia cotidiana basada en los valores de la democracia”10 como rasgos de
una ciudadanía activa.
Jesús Silva-Herzog (1996: 21) presenta un argumento concreto de lo que significa
ser ciudadano, entendimiento que consideramos evita abstracciones nebulosas
sobre el poder popular: “Podríamos decir que la democracia no es tanto el poder
del pueblo como el poder del ciudadano, de cada ciudadano”. De lo anterior, de la
necesidad de contar con un sujeto democrático concreto de enunciación y no un
sujeto retórico, es que en este trabajo tenemos la preocupación central de edificar
una ciudadanía democrática.
Luis Salazar y José Woldenberg (2001) también reflexionan en torno a la
ciudadanía. Parten del presupuesto básico de que existen en una sociedad
moderna hombres con capacidad de discernir racionalmente entre las ofertas que
se les presentan, que pueden contribuir con su opinión a la toma de acuerdos, que
ellos mismos pueden agruparse para participar en los asuntos públicos y que
como individuos gozan de una serie de derechos. En una palabra, que los
individuos son considerados ciudadanos. Podemos también afirmar que la
racionalidad, el discernimiento y una amplia gama de reacciones no
predeterminadas son algunas de las características que presenta una ciudadanía
democrática. Salazar y Woldenberg advierten que no obstante la familiaridad que
la palabra ciudadano ha adquirido, no se trata de un entendimiento que siempre
haya estado presente, sino de un proceso histórico que precisamente se engarza
con la modernidad y tiene su cabal expresión en un régimen democrático.
Consideran al ciudadano como piedra de toque del edificio democrático y le
adscriben una triple serie de derechos y obligaciones a los que se refería T.H.
Marshall (1991): derechos civiles, derechos políticos y derechos sociales, así
como obligaciones en esos mismos terrenos. Lo que en su visión distingue a los
regímenes democráticos de los autoritarios es que estos últimos suprimen algunos
o todos los derechos ciudadanos. Observan que no es raro que los golpes
militares, asonadas y cuartelazos sean inmediatamente sucedidos por la supresión
de algunos de los derechos ciudadanos básicos, por ejemplo, el derecho de
reunión, de asociación, de publicación, etcétera.
La ENEC sugiere (y nosotros nos adherimos en este trabajo) que la construcción
de ciudadanía implica un cambio cultural que empodere a los ciudadanos para
10
Las cursivas son mías.
167
ejercer sus derechos y que sean capaces de participar activamente en la toma de
decisiones públicas por la vía democrática, pero advierte que dicho cambio
necesita un cierto tiempo de gestación, por lo que todos los proyectos en materia
de educación cívica deben tener continuidad y estar orientados al logro de este
propósito (IFE, 2011: 5).
La ENEC, en un esfuerzo por trascender las limitantes que implica una visión
minimalista de la ciudadanía, como una ciudadanía predominantemente enfocada
a promover y garantizar derechos político-electorales, reconoce su adhesión al
concepto de ciudadanía propuesto por el PNUD (Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo), mismo que concibe a la ciudadanía:
“como un tipo de igualdad básica asociada al concepto de
pertenencia a una comunidad, que en términos modernos es
equivalente a los derechos y obligaciones de los que todos los
individuos están dotados en virtud de su pertenencia a un
Estado nacional” (IFE, 2011: 61).
Más allá de los atributos que reconoce corresponden a la ciudadanía, la ENEC
parte de un enfoque de democracia de ciudadanía que reconoce los tres conjuntos
de derechos a los que hacía referencia Marshall (1991): civiles, políticos y sociales
(IFE, 2011: 61). Destaca además que con este triple entendimiento:
“…se busca destacar que la democracia de ciudadanía excede
el régimen político, el mero ejercicio de los derechos políticos.
Su consolidación exige la consideración y ampliación hacia los
derechos civiles y sociales. Éste es el aspecto que justifica
concebir a la democracia desde un enfoque amplio y complejo”
(IFE, 2011: 61).
La ENEC también destaca un elemento que considera de la “mayor relevancia”
dentro del nuevo informe elaborado por la OEA y el PNUD (mismos que toma
como base para la formulación de su propia estrategia):
“el ejercicio de la ciudadanía no es un fenómeno espontáneo,
sobre todo porque unos tienen más poder que otros y no están
naturalmente dispuestos a conceder derechos, a igualar lo que
es desigual. Esa función esencial, que pretende otorgar a cada
individuo lo que es parte de su naturaleza, es la función de la
democracia, corregir los desbalances de poder para equilibrar
los derechos ejercidos. Implica la existencia del Estado,
condición necesaria para equilibrar el poder naturalmente
168
asimétrico en la sociedad, y el control de sus acciones a través
del Estado democrático de derecho” (OEA y PNUD, 2010: 41).
Como ya lo hemos mencionado, es nuestra intención en este trabajo centrarnos
en el tercer conjunto de derechos que la ENEC adscribe a una democracia de
ciudadanía: los derechos sociales, en específico el derecho a la práctica del
deporte; sin embargo, no es nuestra intención estudiar este importante derecho
social en aislamiento de los otros dos conjuntos de derechos ciudadanos. De
hecho, la intención es encontrar la relación existente entre uno de los varios
derechos sociales, y el acceso y ejercicio de los otros dos conjuntos: los derechos
civiles y los derechos políticos. De la lectura de la ENEC consideramos importante
destacar un hecho que nos parece de la mayor importancia: la capacidad de
agencia del individuo está necesariamente asociada al concepto de ciudadanía
(IFE, 2011: 62), noción misma que nos permite entender a la ciudadanía no desde
una visión pasiva-contemplativa, sino desde una visión activa-transformativa. Esta
visión requiere de un entendimiento ciudadano que nos permita distinguir a la
ciudadanía plena, cívica, política y social, de una ciudadanía parcial o limitada. En
opinión de Durand (2004: 25), la carencia de uno o dos de los tres tipos señalados
por Marshall (1991) cuestiona la propia existencia de la ciudadanía. Durand (2004:
25) va más allá:
“…la ciudadanía es un ejercicio real, cotidiano de los individuos,
de los actores; por lo tanto, no basta su existencia formal en los
códigos o normas del derecho, en las constituciones políticas,
para decir o aceptar que existen; esos derechos deben de ser
válidos en la vida cotidiana, deben regir la sociabilidad concreta.
Veremos que en el caso mexicano la discrepancia entre lo
formal y lo real es un problema toral”.
La ciudadanía que tenemos en mente es la que Peschard (1995) afirma,
retomando a Gabriel Almond y Sydney Verba (1963), ayuda a construir una cultura
política participativa en la que los ciudadanos tienen conciencia del sistema
político nacional y están interesados en la forma cómo opera. En ella, consideran
que pueden contribuir con el sistema y que tienen capacidad para influir en la
formulación de las políticas públicas. Nuestro argumento sostiene que el derecho
social a la práctica del deporte, por la propia naturaleza activa y participativa de
dicho derecho, promueve la edificación de una ciudadanía democrática que a la
larga ayuda a construir una cultura política participativa que deje atrás la cultura
política parroquial y/o la cultura política de súbditos o subordinada.
Jacqueline Peschard (1995) aborda los componentes de una cultura política
democrática: la ciudadanía, la participación, una sociedad abierta, activa y
169
deliberativa, la formación de asociaciones y organizaciones, la secularización11, la
competencia o eficacia cívica, la legalidad, la pluralidad, la cooperación con los
ciudadanos y una autoridad política responsable. Para fines del presente estudio,
nos interesa la ciudadanía, no como producto terminado, definido o con
componentes predeterminados, sino como proceso, como un proyecto sujeto a un
constante mejoramiento. De hecho, partimos de la idea que todos los
componentes que Peschard enlista no son componentes aislados de una cultura
política democrática, sino que todos pueden converger en la edificación de una
ciudadanía democrática, sin la cual no existe una cultura democrática, lo que a su
vez es una condición para trascender la democracia esencialmente formal o
procedimental y llegar a una democracia sustantiva, mucho menos propensa a
sufrir algún tipo de involución en lo que toca a la democracia procedimental o
formal, involuciones que como ya vimos, Freedom House (Puddington, 2013)
reconoce, tienen lugar en la segunda década del siglo XXI. Debemos entonces
evitar caer en triunfalismos anticipados cuando hablamos de democracias
nacientes o recientes. La observación de Peschard (1995) resulta prudente:
“Una cultura política democrática es el ideal para las sociedades
en proceso de cambio, sobre todo si dicho cambio se quiere en
sentido democrático, en la medida que constituye el mejor
respaldo para el desarrollo de instituciones y prácticas
democráticas. Es una barrera de contención frente a las
actitudes y comportamientos anticonstitucionales que violenten
la vigencia de un Estado de derecho. Al mismo tiempo, es un
muro en contra de eventuales inclinaciones a la prepotencia o a
la arbitrariedad del poder, ya que se resiste a reconocer
autoridades políticas que no actúen con responsabilidad, es
decir, que no estén expuestas al escrutinio permanente de las
instancias encargadas de hacerlo”.
La centralidad de nuestra atención en la edificación de la ciudadanía, como ya
hemos mencionado, componente esencial de una democracia de calidad, resulta
más importante y de hecho el requisito previo para la construcción de instituciones
de la democracia. La ciudadanía, al ser vista como una institución para la
democracia puede tener una mayor durabilidad, un menor riesgo de corromperse
que las instituciones de la democracia, necesarias para la existencia de una
democracia procedimental. Durand (2004: 34) sugiere que el cambio democrático,
realizado básicamente en el proceso electoral, no ha logrado alterar
significativamente las viejas instituciones políticas ni su forma de tratar a los
11
Para fines del presente trabajo, no consideramos que la práctica del deporte pueda influir decididamente en
la secularización, por lo cual no la analizaremos.
170
individuos. Por lo tanto, considera que la conformación de una ciudadanía es un
elemento básico para romper con el círculo vicioso del autoritarismo y/o para la
consolidación democrática.
Para fines de nuestro trabajo nos interesan, los componentes que Peschard
(1995) asume como parte de una cultura política democrática, sólo que en nuestro
caso, nos interesan en tanto ayudan a la edificación de una ciudadanía con
calidad. Con el fin de edificar una ciudadanía con calidad entonces debemos de
tomar en cuenta en primer lugar los componentes de la ciudadanía, y en segundo
lugar los principios, valores, prácticas democráticas y derechos que deberían de
tener dichos ciudadanos.
2.1 COMPONENTES DE LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
En el último apartado de nuestro trabajo, operacionalizaremos los diversos
componentes de una ciudadanía democrática. Por lo pronto, basta hacer una
brevísima reflexión-justificación del porqué es importante llevar a cabo un estudio
empírico de los componentes de la ciudadanía democrática:
La participación
Dentro de la lógica de una democracia de calidad, una democracia sustantiva, el
ciudadano no puede limitarse a ser un ciudadano elector, un miembros más de la
sociedad con capacidad para nombrar a sus representantes y a sus gobernantes;
también quiere organizarse en defensa de sus derechos, para ser escuchado por
el gobierno y, en fin, para influir en los rumbos y direcciones de la vida política en
el sentido más amplio (Peschard, 1995). La participación, siempre voluntaria, debe
de trascender el momento de las urnas y darse, si no de forma permanente, sí
siempre que se requiera vigilar los actos del gobierno o bien, cuando el ciudadano
esté interesado en hacerse oír por éste. (Peschard, 1995). En una tesitura similar
tenemos a Silva-Herzog (1996: 20) quien sostiene:
“Como la democracia no se agota en las elecciones, la
ciudadanía tampoco se limita al acto electoral. Los derechos de
ciudadanía deben incluir la capacidad de participar en la
selección de los gobernantes. Pero una vez constituido el
gobierno, el ciudadano cuenta con muchos espacios para
hacerse presente en la toma de decisiones políticas. Si la
democracia fuera simplemente el proceso de integración del
gobierno mediante el voto, Rousseau habría tenido razón: sólo
se es libre el día de las elecciones y se es esclavo el resto del
tiempo. Pero el ciudadano no existe solamente cuando decide su
171
voto y lo deposita en una urna. Vive su ciudadanía al leer el
periódico, al irse a huelga, al organizar una asociación vecinal, al
pagar sus impuestos, al comparecer ante los tribunales, al
ocupar un cargo público, al decir lo que piensa. Las esferas de la
democracia son las múltiples esferas de la ciudadanía”.
La sociedad abierta, activa y deliberativa
Inspirada en principios liberales que defienden la concepción de una sociedad con
amplios márgenes de autonomía frente al Estado, una cultura política democrática
concibe a la sociedad como entidad abierta en la que se fomentan y se recrean la
discusión de los problemas, el intercambio de opiniones, la agregación y
articulación de demandas, es decir, las virtudes cívicas de asociación y
participación. Peschard destaca que las sociedades democráticas modernas se
caracterizan por la gran cantidad de organizaciones y asociaciones que se forman
y a las que se incorporan los ciudadanos para promover los más diversos ideales
y demandas sociales.
Competencia o eficacia cívica
Un ciudadano capaz de desarrollar virtudes cívicas, en el sentido de participar en
los asuntos públicos, es alguien con un sentido de competencia o eficacia cívica,
es decir, que está convencido de que se puede hacer algo, tanto para reclamar del
gobierno soluciones a problemas, como para defenderse y reaccionar ante
arbitrariedades o injusticias del poder y de que existen canales y condiciones para
hacerlo. Salazar y Woldenberg (2001) hacen referencia a las prácticas deseables
de una sociedad democrática, a la competencia regulada. Al respecto sostienen
que es el espíritu de dicha práctica que toda iniciativa, toda propuesta, puede y
debe ser confrontada racionalmente con otras. La democracia asume la pluralidad
y la tolerancia, pero reconoce que dada la necesidad de gobernabilidad que
requiere una sociedad es necesario optar por las diferentes propuestas que se
encuentran en juego.
Legalidad
La cultura política democrática hereda de la tradición liberal el principio del respeto
a un orden jurídico objetivo que regula solamente la conducta externa de los
hombres y que es universalmente obligatorio, es decir, que se aplica a todos por
172
igual. Jesús Rodríguez (2007), al igual que Leonardo Morlino12 ponen un énfasis
claro en el componente de la legalidad sin desconocer la importancia de los
demás componentes de una cultura democrática. Rodríguez considera que una
sociedad democrática requiere, para su adecuado funcionamiento, de la existencia
de una cultura política de la legalidad, misma que implica confianza ciudadana en
que las decisiones provenientes de los poderes públicos están ajustadas a
principios de imparcialidad y orientadas a la defensa de los derechos
fundamentales. Si en una sociedad moderna el sistema legal se ha convertido en
una institución independiente y objetiva, su necesario correlato --el elemento
subjetivo-- es la continua aceptación ciudadana de su justicia y capacidad para
procesar racionalmente los conflictos. La permanencia del sistema legal depende,
en consecuencia, de la fortaleza y extensión de una cultura política de la legalidad.
Para Rodríguez (2007), el gobierno de la ley supone la existencia de una cultura
política de la legalidad que haga de cada individuo un verdadero ciudadano.
Observa que las sociedades con larga tradición democrática han aprendido el
respeto a la legalidad en su propia experiencia histórica, pero aun así han tenido
que consolidar este aprendizaje por conducto de sus instituciones familiares,
educativas, privadas, etc. Por otro lado, advierte que las sociedades con menor
tradición democrática, como lo es el caso de México, tienen que realizar este
aprendizaje como una constante defensa del principio de legalidad contra los
valores de las sociedades autoritarias previas, de las que emergieron.
Pluralidad
Una ciudadanía democrática conlleva la idea de pluralidad y, muy ligada a ésta, la
de competencia, en el sentido de lucha o juego político, pues se parte de la
convicción de que cada cual tiene el mismo derecho a ejercer todas las libertades
individuales (de creencia, de expresión, de agrupación, etc.), de manera que en
ella sólo tiene cabida una actitud de tolerancia frente a creencias diferentes y
hasta contradictorias, y una convicción de que éstas pueden coexistir en un mismo
espacio político.
La cooperación con los conciudadanos
La cultura política democrática contempla la creencia de que la cooperación con
los conciudadanos es no sólo deseable sino posible, lo cual implica que se tiene
12
En un texto de 2007, Morlino le otorga a la dimensión del rule of law o respeto a la ley un lugar muy
especial, ya que afirma: “Ninguna libertad o igualdad o incluso responsabilidad, finalmente son posibles si el
respeto de la ley no tiene carácter de eficiencia y también de eficacia resolutiva en las instituciones de
gobierno y de la administración”.
173
confianza en los otros. Esto ayuda a elevar el potencial de influencia de los
individuos frente al gobierno al estimular la integración social y la potencialidad
para agregar demandas.
Una autoridad políticamente responsable
Una cultura política democrática contempla un esquema particular de autoridad
política entendida como aquélla en la que ha sido depositado legal y
legítimamente el poder, y que por ello está obligada a utilizar dicho poder con
responsabilidad política. Para efectos del presente trabajo, podemos vincular este
componente de una ciudadanía democrática con la preocupación que Morlino
(2012: 43) plasma al referirse al responsiveness como el talón de Aquiles de toda
democracia, incluso las de mejor calidad.
3. PRINCIPIOS, VALORES, PRÁCTICAS DEMOCRÁTICAS Y DERECHOS
PRESENTES EN LA EDIFICACIÓN DE UNA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
Luis Salazar y José Woldenberg (2001) discurren sobre el conjunto de
procedimientos para formar gobiernos y para autorizar determinadas políticas
dentro de las democracias modernas. Presumen que el método presupone un
conjunto de valores éticos y políticos que lo hacen deseable y justificable frente a
sus alternativas históricas, el autoritarismo o la dictadura. Identifican tres valores
básicos de la democracia moderna y de su principio constitutivo (la soberanía
popular): la libertad, la igualdad y la fraternidad. En el caso de nuestro estudio, los
valores éticos y políticos no nos interesan como un simple procedimiento para
formar un gobierno y/o promover una política. Nos interesan en tanto valores que
pueden tener un impacto cotidiano, en la esfera política o fuera de ésta, y como
valores que acaban forjando ciudadanos virtuosos, cuyo valor impacta y
trasciende el mundo de la política episódica o los meros procedimientos para los
relevos gubernamentales.
Salazar y Woldenberg (2001) analizan de forma explícita los principios y valores
de la democracia, así como las prácticas democráticas y los derechos ciudadanos
de forma implícita. Reflexionan en torno a tres principios democráticos: el principio
de soberanía popular, el de mayoría y el de la representación. De la lectura del
texto, puede uno inferir el reconocimiento de un cuarto principio, el de la legalidad.
Entre los valores, distinguen tres valores básicos de la democracia: la libertad, la
igualdad y la fraternidad, así como un par de valores que se derivan de aquéllos:
el pluralismo y la tolerancia. Aunque no es el objetivo de su texto, estudian las
prácticas políticas que deben prevalecer en una sociedad democrática: la
174
participación, la competencia regulada y la pluralidad. Quizá, más que profundizar
en las prácticas democráticas, ponen especial atención a lo que consideran
prácticas contrarias a la democracia, que ponen en riesgo el ideal de la
democracia: el fanatismo, la intolerancia, el dogmatismo, el pensamiento mágico,
el autoritarismo, el abuso de poder, la discrecionalidad y la transgresión de la
legalidad. Finalmente toman en cuenta algunos derechos que deben garantizarse
en una democracia: los derechos de las minorías, los derechos individuales y los
derechos de asociación.
Los principios de la democracia
Como hemos mencionado anteriormente, el principio de la soberanía popular, si
bien encomiable y ampliamente reconocido, resulta con frecuencia ser un recurso
más retórico y abstracto que un concepto útil para entender el ejercicio real del
poder y la resistencia a los abusos de éste en una democracia. Por lo tanto,
consideramos que es difícil hacer una operacionalización de este principio. Más
bien, lo que debemos hacer es entender qué es lo que fortalece, edifica o debilita
al verdadero titular del poder, la ciudadanía. En cuanto al principio de mayoría sí
es de nuestro interés su medición en nuestro trabajo, siempre y cuando tengamos
presente la aclaración de Salazar y Woldenberg (2001): no obstante, a primera
vista la idea de que la mayoría decide parecería un criterio procedimental
orientado a la toma de decisiones, tiene el efecto de integrar y hacer parte del todo
social a los individuos. Su posibilidad de trascender el momento electoral y
convertirlo en un principio de toma de decisiones en muy diversos ámbitos de la
vida en sociedad, lo hace susceptible de ser incluido en nuestro estudio. Por lo
que concierne al tercer principio del que hemos hablado, el de la representación,
nos parece que no obstante parece condición sine qua non para el funcionamiento
de una democracia moderna, el principio de representación, si bien puede y debe
de funcionar óptimamente para las decisiones políticas, puede resultar antitético
para la intención y finalidad de edificar una ciudadanía democrática, cuya principal
virtud, la acción, parece contraria a la lógica de la representación, lógica que
puede asumirse conduce a cierta pasividad. En consecuencia, la medición del
principio de la representación buscará más bien identificar la confianza ciudadana
hacia lo que implica un gobierno democrático-representativo. Hemos mencionado
un cuarto principio, implícito en Salazar y Woldenberg (2001): el de la legalidad.
Dado que dicho principio ya ha sido considerado como uno de los componentes
de una cultura democrática (Peschard, 1995) y por nosotros como parte de una
ciudadanía democrática, no profundizaremos en éste dentro del presente
apartado. Basta decir que nuestro estudio lo considera un elemento central de
cualquier esfuerzo para edificar una ciudadanía democrática, por lo cual el estudio
175
contempla operacionalizar el impacto que la práctica del deporte tiene en el
principio de la legalidad.
Los valores de la democracia
El primer valor básico de la democracia que analizan Salazar y Woldenberg (2001)
es el de la libertad. Mencionan que existen al menos dos sentidos decisivos de
libertad: el primero remite a la posibilidad de actuar sin interferencias ni amenazas.
Destacan que así entendida, la libertad se institucionaliza en una serie de
derechos o libertades específicas: de pensamiento, de expresión, de asociación,
de reunión, de tránsito, de empleo, de religión, etc. Consideran estos derechos
como libertades formales, debido a que se refieren a condiciones puramente
procedimentales, haciendo abstracción de capacidades y condiciones concretas;
sin embargo, hacen también referencia a un segundo sentido de la libertad
democrática según el cual ésta significa capacidad de autogobernarse o
autodeterminarse y, por lo tanto, de asumir como legítimas sólo las obligaciones y
vínculos que cuenten con su aprobación tácita o explícita. Entonces, si bien las
libertades son similares, el enfoque más pasivo en un caso, más activo en otro, lo
que nos interesa en este trabajo es aquellos que le brinda cierta calidad a dichas
libertades.
Un segundo valor básico de la democracia para Salazar y Woldenberg (2001) es
la igualdad jurídica y política de todos los ciudadanos. Este valor no significa que
se cancelen todas las diferencias o incluso desigualdades de corte económico,
social, cultural o físico, sino que ninguna de tales diferencias o desigualdades
puede legitimar el dominio de unos seres humanos sobre otros y, por ende, la
preeminencia política de los primeros sobre los segundos. Por eso, es un principio
básico de los procedimientos democráticos que cada ciudadano tenga derecho a
un voto y sólo a un voto, y que ningún voto valga más que los demás. Pero el valor
de la igualdad política no sólo se realiza en los comicios: implica, por el contrario,
que todo ciudadano goza de los mismos derechos y de las mismas obligaciones y,
por consecuencia, que no existan grupos, clases o capas sociales privilegiadas
con derechos políticos especiales. Para efectos de nuestro trabajo es importante
trascender la igualdad política y analizar el acceso verdaderamente efectivo a
derechos sancionados por las leyes, con los cuales podemos empezar a hablar de
una igualdad efectiva y fáctica y no de una simple igualdad teórica. Por lo anterior,
nuestro estudio lleva a cabo importantes mediciones sobre la igualdad jurídica y
de acceso a un derecho constitucional como lo es la práctica del deporte. Lo
anterior tiene el fin de entender si el acceso efectivo a un derecho social como el
deporte es limitado por la siguiente consideración estructural de la que advierten
Salazar y Woldenberg (2001):
176
“Aun si la igualdad política no equivale a igualdad social,
económica o cultural, es evidente que desigualdades
extremas en la sociedad, sean de corte económico o en
materia de acceso al conocimiento, pueden limitar o incluso
anular los derechos, o la posibilidad de ejercerlos, de
muchos presuntos ciudadanos. Por todo ello, las
democracias políticas modernas estables parecen suponer
un compromiso social para promover una equidad
económica y cultural creciente, capaz de servir de base
para un ejercicio efectivo de la igualdad ciudadana. Y a la
inversa, los procedimientos democráticos favorecen a su
vez, cuando son respetados, la promoción de una mayor
justicia social y de una mejor integración cultural”.
El tercer valor básico de la democracia al que refieren Salazar y Woldenberg
(2001) es el de la fraternidad. Respecto a éste señalan:
“Afirmar el valor de la fraternidad, es decir, afirmar que
todos los seres humanos deben tratarse como hermanos
significa, en primer lugar, enfatizar los valores antes
mencionados de la libertad y la igualdad de los ciudadanos.
Pero significa algo más, que resulta importante para el buen
funcionamiento de los procedimientos democráticos. A
saber, que a pesar de sus diferencias y conflictos de
intereses o de opinión, los miembros de una sociedad no
deben verse como enemigos, es decir, como divididos en
bandos contrapuestos e irreconciliables, sino, en todo caso,
como copartícipes parcialmente conflictivos en la formación
de la voluntad política nacional. En otras palabras, la
democracia requiere, para funcionar correctamente, que los
conflictos no excluyan la cooperación, y que la cooperación
no excluya los conflictos”.
Podemos ver cierta nebulosidad o subjetividad en el valor de la fraternidad según
la acotación de Salazar y Woldenberg, por lo cual quizá un mejor entendimiento (y
más fácil de operacionalizar) sea el de la cooperación dentro de la diversidad y la
posibilidad de disenso. Consideramos que nuestra alternativa le quita el
romanticismo o misticismo y carga emocional a la noción de fraternidad, tan
confusa ésta como la soberanía popular. El deporte ayuda a ilustrar lo que Salazar
y Woldenberg (2001) llaman fraternidad o lo que nosotros preferimos denominar
177
cooperación dentro de la diversidad y el disenso. Veamos el siguiente fragmento
para que se entienda mejor la compatibilidad con el deporte:
“El deporte es ciertamente indicativo en muchos casos de
diferentes partes de una comunidad geográfica que se
reúne para un propósito común, aun cuando se persigue
una meta conflictiva. Una liga de beisbol puede reunir a dos
grupos de jóvenes pertenecientes a barrios de diferentes
clases sociales. El juego sería el propósito común, mientras
que el deseo de ganarlo es la meta conflictual. El deporte
provee
una
experiencia
social
compartida,
y
frecuentemente, en los deportes de equipo, un sentimiento
de identidad compartida” (Hughson, Inglis y Free, 2005: 64).
El primero de los valores derivados es el del pluralismo, en el cual no
profundizaremos pues ya ha sido mencionado en el apartado sobre los
componentes de una ciudadanía democrática. Al reconocer como algo positivo la
coexistencia de la pluralidad política, el trato entre las diferentes corrientes y
organizaciones políticas tiende a modificarse. Si bajo un esquema integrista los
otros aparecen como los enemigos a vencer o a aniquilar y el código de
comportamiento beligerante aparece como el más propio y ajustado a los fines de
esa política, el código democrático obliga a la tolerancia (el segundo valor
derivado), a la coexistencia, al trato cívico, a intentar apreciar y evaluar en los
otros lo que puede ser pertinente y valioso para todos (Salazar y Woldenberg,
2001).
Las prácticas políticas para una sociedad democrática
Salazar y Woldenberg (2001) observan las siguientes prácticas como deseables
para toda sociedad que se precie de ser democrática: la participación, la
competencia regulada y la pluralidad. Anteriormente, dentro de los componentes
de la ciudadanía democrática (Peschard, 1995) ya han sido consideradas dichas
prácticas por lo cual no es necesario volver a tratarlas.
Los derechos en la democracia
Para Salazar y Woldenberg, entre los derechos que deben de garantizarse en una
democracia están los derechos de las minorías, los derechos individuales y los
derechos de asociación.
Respecto a los primeros, los derechos de las minorías, Salazar y Woldenberg
observan que el criterio de mayoría no puede imponerse de una vez y para
178
siempre. Por el contrario, mayoría y minorías pueden modificar sus respectivos
lugares, y esa es una de las características centrales de las reglas democráticas.
Las minorías observan, tienen, por una parte, derechos consagrados, y por otra,
pueden legítimamente aspirar a convertirse en mayoría. En un régimen
democrático, a diferencia de uno autoritario, en el cual las minorías son proscritas,
tienen derecho a existir, organizarse, expresarse y competir por los puestos de
elección popular.
Por lo que toca a los derechos individuales, Salazar y Woldenberg (2001)
consideran que lo más importante para la gente común, para el ciudadano
estándar es que, en interacción con la tradición liberal, la democracia presupone
una serie de derechos garantizados por el Estado, para todos y cada uno de los
ciudadanos. Asumen que los derechos humanos “no encuentran mejor régimen
tutelar que la democracia.” Así, la igualdad y la no discriminación, el derecho a la
vida, la libertad y la seguridad personales, la ausencia de servidumbres, torturas y
privaciones ilegales de la libertad, la igualdad ante la ley, las garantías hacia los
infractores, la protección de la vida privada, el libre tránsito, la libertad de
conciencia y religiosa, la de opinión y de expresión, etc., encuentran en el sistema
democrático mayores probabilidades de volverse realidad.
Consideran que los derechos humanos o cívicos básicos, los derechos políticos y
sociales también pueden desplegarse de mejor manera bajo una institucionalidad
democrática, toda vez que en la democracia, la dependencia de los gobernantes
con respecto a los gobernados y la institucionalidad política que pone en pie el
sistema democrático, en todo momento tienden a evaluar el cumplimiento o no de
los mencionados derechos. Uno podría preguntarse si el derecho a la educación
física es de mayor acceso real en una democracia que en los regímenes
autoritarios. Abundan ejemplos, por lo menos relacionados con el performance o
resultados, que indican que las sociedades socialistas en la era de la Guerra Fría
tuvieron mejores resultados que en las sociedades liberales.
El tercer núcleo de derechos, el relativo al (los) derecho(s) de asociación, guarda
una estrecha relación con uno de los componentes que Peschard (1995) observa
dentro de la ciudadanía democrática: la participación. Podría decirse que el
derecho de asociación efectivo y la participación se condicionan mutuamente. Los
clásicos se han sorprendido desde hace siglos con las posibilidades que abre la
asociación efectiva y la participación en una sociedad democrática. Como señala
Suárez-Iñiguez (2001: 211) en la república democrática (Estados Unidos)
estudiada (y admirada) por Alexis De Tocqueville son tres las instituciones que
configuran el carácter estadounidense y le dan sentido a la igualdad de
condiciones: los partidos políticos, los periódicos y las asociaciones. Sin duda, lo
179
que más sorprendía a Tocqueville (Cfr. Suárez-Iñiguez, 2001), y que es de gran
utilidad para nuestro trabajo es el hecho de que en ningún otro país había tantas
asociaciones como en aquel país, más allá del carácter de dichas asociaciones
(civiles, educativas, morales, etc). Silva-Herzog (1996: 43) también pasa lista al
pensamiento de Tocqueville, señalando que el autor francés vio en el "arte
asociativo" la vitalidad profunda de la sociedad democrática y que en la capacidad
de los hombres para agruparse y defender sus intereses se expresaba a plenitud
la ciudadanía. Frente a las adscripciones rígidas y forzosas del "antiguo régimen",
comenta, para Tocqueville la democracia saltaba a sus ojos como un mundo en
que los individuos eran libres para formar y deshacer "asociaciones voluntarias".
Silva-Herzog (1996: 43-44) entiende la participación asociativa como una práctica
propia de los regímenes democráticos, ya que los sistemas autoritarios, por el
contrario, sienten una instintiva aversión por las asociaciones espontáneas.
Incluso considera, una vez más en línea con Tocqueville, que “el vigor asociativo
muestra el vigor del régimen democrático”, además de percibir a las barreras a la
organización voluntaria de los individuos como “una severa mutilación de los
derechos ciudadanos.”
A doce años de la conducción de la segunda encuesta que compone el estudio de
Durand (2004), no está de más replicar la conclusión a la que él llegó al estudiar
los valores, actitudes e ideología de los mexicanos, tiempo después de iniciada la
transición hacia la democracia:
“La transición del régimen político mexicano, exitoso en el plano
electoral- en las reglas de selección de los gobernantes y
legisladores- no lo ha sido todavía en la democratización de los
valores, actitudes y de la ideología de los mexicanos. El estudio
de los mismos entre 1993 y 2000 nos ha mostrado que los viejos
anclajes del sistema autoritario aún están presentes entre la
población mexicana. La mayoría abraza valores no
democráticos; el consenso democrático todavía está lejos, no
sólo hay una proporción significativa que no abraza la
democracia como el mejor régimen, sino que hay indicios de
regresiones, que algunos piensan que los líderes duros pueden
ser una solución para los problemas del país […]” (Durand,
2004: 154).
Los resultados obtenidos por Durand en cuanto a la tolerancia y la confianza,
reconoce él, eran todavía más desalentadores. Lo mismo sucedía con la confianza
interpersonal y con la confianza en las instituciones (Durand, 2004: 154-155). Si la
180
situación no ha sufrido mayores cambios, entonces es nuestro deber buscar
soluciones, aunque sean paliativas. Nuestra apuesta en este estudio es que el
deporte, si bien no representa la solución, puede ser parte de ésta.
4. EL PAPEL DE LA PRÁCTICA DEL DEMORTE Y LA ACTIVIDAD FÍSICA EN
EL CUMPLIMIENTOS DE ALGUNOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL
MILENIO Y EN LA EDIFICACIÓN DE UNA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
Para muchos estudiosos de las ciencias políticas y de las ciencias sociales resulta
difícil aceptar que pueda existir una relación importante entre la práctica del
deporte y la edificación de una ciudadanía. Por lo anterior, el investigador que
sugiere estudios poco ortodoxos corre el riesgo de ser mirado por sus pares con
cierto grado de escepticismo. Como señalan Roger Levermore y Aaron Beacom
(2012: 15), el reconocimiento del papel que juega el deporte como potencial motor
de desarrollo, está prácticamente ausente en la literatura de las Ciencias
Sociales.13 Sin embargo, con el propósito de incentivar la revisión de los trabajos
que vinculan al deporte y a la democracia, vale la pena informar al lector, que la
vinculación entre el deporte y las virtudes ciudadanas no son nuevas, ni la
ocurrencia del autor del presente texto. La vinculación explícita entre el cultivo del
cuerpo, la virtud y la vida de la cosa pública se remonta a la antigua Grecia.
Gilberto Guevara (1998), al hablar de los griegos asegura que hay evidencia de la
existencia en Atenas de escuelas públicas que preparaban para el ejercicio de la
ciudadanía. Refiere al diálogo Critón de Platón en el cual se sugiere la justicia de
las leyes educativas que obligaban a los padres a educar física y musicalmente a
sus hijos. Recupera también el discurso de Esquines contra Ti, el cual invita a
recordar que las leyes que establecían las horas de asistencia a la escuela
(didaskaleion) y a la sala de gimnasia (palaistra), contenían advertencias morales
para el niño y el maestro. Historiadores como James Bowen, afirman que, en la
Grecia antigua, los niños eran instruidos en cinco asignaturas: música, gimnasia
(educación física), lectura, escritura y cálculo (Cfr. Guevara, 1998). En la filosofía
política de Platón, como advierte Enrique Suárez-Iñiguez (2001: 20), para lograr la
perfección humana el camino era hacer a los hombres más virtuosos. Educación
y política, en Platón, son dos partes de un mismo todo: hacer al hombre mejor en
tanto hombre. La idea de esta primera enseñanza, como comenta Suárez-Iñiguez
(2001), era la de formar los sentimientos y templar el carácter. La base curricular
de la educación platónica la representan la gimnasia y la música. El objeto de la
13
Levermore y Beacom (2012: 15) ilustran el escepticismo respecto al deporte como potencial motor del
desarrollo con un dato ilustrativo: durante los últimos 15 años de entre más de 70 000 resultados contenidos
en International Development Abstracts, sólo 12 resultados mencionan al deporte, lo cual representa
aproximadamente el 0.017%.
181
gimnasia en Platón no tenía como único fin la perfección del cuerpo, también
contribuiría a la perfección moral del hombre.
Aristóteles, al igual que Platón otorgaba un lugar central a la educación física.
Para él, el punto de partida de la educación ciudadana debía reconocer que el
hombre es un ser moral que percibe el bien y el mal. El alma del hombre tiene dos
partes: una parte irracional y otra racional. Para cultivar la parte racional se
precisaba de la educación, y la secuencia de ésta: primero debía de tener lugar la
educación del cuerpo, enseguida el instinto y luego la inteligencia. No sorprende
entonces que el currículum básico del ciudadano comprendiera las letras, la
gimnasia, la música y el dibujo (Guevara, 1998). Aristóteles, preocupado con el
binomio felicidad-virtud, consideraba al segundo componente del binomio como un
hábito acompañado de razón. Hace algunas precisiones sobre la virtud, mismas
que podemos extender a la consideración sobre el deporte:
“La virtud no es pasión o emoción, es hábito. No germina en
nosotros naturalmente, la construimos. Si la virtud no fuera
acción, el más virtuoso sería el dormido” (Suárez-Inñiguez,
2001: 34).
Podemos ver cómo la virtud para Aristóteles precisa de la acción y no de la
actividad pasiva (sic). Por la propia naturaleza del deporte, aun sin tener como
objetivo consciente el desarrollo de la virtud, y por el hábito de su práctica activa
tiende a desembocar en la virtud de tipo aristotélica.
El papel de la actividad física también fue reconocido durante la época de la
Revolución francesa. Guevara explica cómo dicha revolución no se limitó a una
transformación radical en el orden institucional, al proclamar la democracia como
sistema, sino que subrayó la necesidad de crear escuelas populares que
contribuyeran a formar un nuevo hombre. Nicolás de Condorcet, en 1792,
presentó ante la Asamblea Legislativa un Reporte y proyecto de decreto sobre
instrucción pública en cuyo preámbulo se precisaba que el objetivo de la
instrucción era cultivar en cada generación las facultades físicas, intelectuales y
morales y, a través de eso, contribuir al desarrollo general y gradual de la especie
humana, objetivo final hacia el cual debe dirigirse toda institución.
La importancia del deporte no sólo ha sido reconocida por los regímenes
democráticos o progresistas. También los regímenes totalitarios le han asignado
un valor a la educación física. Guevara (1998) vincula la primera reforma global de
1938 de la educación básica alemana bajo la dirección del Dr. Bernhardt Rust,
ministro del ramo en la época, con los objetivos militares y doctrinarios de los
centros de estudio. Bajo dicho régimen, la escuela no admitía debilidades entre los
182
infantes. Aquellos niños que eran débiles de cuerpo, que traicionaban o que no
tenían disposición absoluta para obedecer, eran expulsados. En la Alemania nazi,
el currículum otorgaba un papel central a la educación física y tenía como objetivo
moldear al futuro hombre ideal del régimen.
4.1 EL DEPORTE, EL DESARROLLO, LA ONU Y LOS OBJETIVOS DE
DESARROLLO DEL MILENIO
Más allá de cualquier interés, sesgo o preferencia que pueda uno tener con el
deporte, es un hecho que el deporte y el juego son considerados (en el caso
mexicano sancionados constitucionalmente) como derechos humanos; sin
embargo, existe un reporte de la ONU (UN Inter-Agency Task Force on Sport for
Development and Peace, 2003) que afirma que no siempre ha sido considerado
prioritario el deporte, incluso al grado de poder ser llamado el “derecho olvidado”.14
Dicho reporte agrega que el deporte es visto como un producto del desarrollo y no
como un motor de éste. El reporte considera que la negación frecuente del
derecho al deporte y al juego suele ser resultado de la negligencia política en torno
la importancia del deporte en la sociedad, lo cual suele verse reflejado en un bajo
gasto en el rubro de la educación física. Desde luego, el multicitado documento,
balanceado y objetivo, no deja de reconocer que el deporte a fin de cuentas es un
reflejo de la sociedad, y que a sus enormes beneficios podemos sumar algunos de
los peores rasgos de la humanidad como son violencia, corrupción, discriminación,
hooliganismo, nacionalismo excesivo, trampas y abuso de drogas.
Como destacan Levermore y Beacom (2012) probablemente ante el fracaso
relativo de políticas e instituciones desarrollistas, que entendían la modernización
como un proceso lineal, medible y vinculado a la industrialización y el crecimiento
económico, es que ahora los defensores del deporte, entre ellos personajes como
Nelson Mandela y Kofi Annan, ven en él importantes factores que contribuyen a su
potencial de lograr cambios vinculados al desarrollo. Levermore y Beacom ofrecen
muestras cuantitativas del crecimiento de las iniciativas del deporte para el
desarrollo. Advierten que para 2012 había 255 proyectos listados tan sólo dentro
del sitio web sportanddev.org. Sin embargo, destacan que 93% de dichos
proyectos cobraron vida desde el año 2000 y que tan sólo en el año 2006, 28% de
éstos fueron formados. Son varios los rubros a los que se suscriben dichos
proyectos. Para fines de nuestro trabajo vale la pena señalar cuatro de los seis
grandes grupos: resolución de conflictos y entendimiento intercultural;
14
El deporte es un derecho humano explícitamente contenido en el Artículo 1 de la Carta para la Educación
Física y el Deporte de la UNESCO de 1978. También el Artículo 31 de la Convención sobre los Derechos de
los Niños reconoce el derecho al juego. La Convención para la Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra la Mujer reconoce la importancia y el acceso al deporte.
183
construcción de infraestructura física, social y deportiva; toma de conciencia,
particularmente por medio de la educación; y, empoderamiento (Levermore y
Beacom, 2012: 9-10).
Desde luego, es importante reconocer que pretendemos que el deporte sea la
panacea o la llave mágica que conduzca al desarrollo o a la democracia. Después
de todo, Fred Coalter (2012: 55) advierte que cierta retórica ha presentado al
deporte como una vacuna social y útil para cualquier propósito. Él considera que
esa retórica, que sin duda ha contribuido al escepticismo con el cual se ve al
deporte como motor del desarrollo, parece estar anclado más en la naturaleza casi
mítica del deporte y apoyado por ilsutraciones falaces y anécdotas, que en
evidencia producto de una investigación substantiva. Reconoce que el deporte por
sí mismo, no tiene poderes causales; sin embargo, pese no poder generar
resultados o impactos medibles por sí solo, Coalter considera que es por medio
del proceso de participación que se puede explicar el éxito e impactos que puede
tener el deporte.
No obstante las limitaciones que indiscutiblemente tiene el deporte, como
cualquier otro mecanismo para el desarrollo, tampoco puede negarse a priori su
utilidad, sin estudiar los impactos de éste en el desarrollo y la democracia. Así, si
partimos del reconocimiento que algunas de las características del mundo en
desarrollo incluyen en mayor o menos grado, según el país del que hablemos,
estándades de vida material bajos, infraestructura limitada (incluyendo la
educativa), estándares nutricionales bajos, acceso limitado al agua potable,
prevalencia de la enfermedad o un sistema de salud con carencias, sistemas
políticos ya sea autoritarios o inestables, niveles significativos de discriminación y
exclusión y bajos niveles de comercio, inversión y bienestar económico general
(Levermore y Beacom, 2012: 7), debemos tener claro en qué aspectos y cómo
puede ayudar el deporte a generar un mayor desarrollo. Para fines del presente
estudio, partimos de la idea de que en el caso mexicano, el deporte podría ayudar
a consolidar un sistema democrático estable, así como a aminorar los niveles de
discriminación y exclusión. No pretendemos pues que el deporte sea una
respuesta, al menos no significativa para aumentar los estándares de vida
material, los niveles de nutrición ni los niveles de comercio y/o inversión. Es
preciso entonces, reconocer con toda claridad que creemos que los beneficios que
el deporte pueden traer a la democratización, en primera instancia, y al desarrollo
(integral) de México, si es que pueden darse, estarán más bien vinculados al
mejoramiento de lo que Levermore y Beacom (2012: 7) llaman “las posibilidades
de vida”, algo ciertamente diferente a la noción de desarrollo como modernización
vinculada a la industrialización y el crecimiento económico. Nuestra aproximación
pues, está en línea con la perspectiva funcionalista de Levermore y Beacom
184
(2012) para quienes el deporte y la sociedad pueden contribuir en formas menos
tangibles (que el proyecto desarrollista-modernizador), quizá inmateriales al
desarrollo de un país. Coalter (2012: 66) por su parte ve posibilidades reales en
las que el deporte puede impactar en el desarrollo de los países; sin embargo,
aclara que los programas deportivos no generarán de inicio o mecánicamente
resultados espectaculares. Para él, del deporte puede conducir sobre todo a
impactos intermedios específicos como cambios en la auto-percepción de los
individuos y en sus actitudes) y sólo después a resultados intermedios más
amplios (cambios en la conducta individual). De lo anterior podemos deducir que
no podemos esperar que el deporte genere cambios estructurales cuantificables
en la política o en la economía de una sociedad, por lo menos no si tomamos al
deporte como fuerza causal.
A pesar de que no es una novedad que el deporte sea visto, particularmente por
los gobiernos, como una actividad con el potencial para ayudar a inducir el orden
social y en cierta grado el desarrollo económico (Coalter, 2012: 57), llama la
atención que no fue sino hasta el año 2005 que la ONU lo declaró su Año
Internacional del Deporte y la Educación Física (Levermore y Beacom, 2012: 1)
En septiembre de 2000 en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
se organizó la Cumbre del Milenio en Nueva York con la participación de 189
Estados. En dicha reunión se acordaron los siguientes objetivos15 de desarrollo
para el nuevo milenio, también conocidos como los Objetivos del Milenio (en lo
subsecuente ODM):
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Lograr la enseñanza primaria universal
Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
Reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años.
Mejorar la salud materna
Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades.
Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
Fomentar una alianza mundial para el desarrollo
Sería absurdo e incluso soberbio pretender que todos los ODM pueden ser
promovidos, más aun cumplidos a través de la práctica del deporte, como también
resulta insostenible un impacto “necesario” en los valores y prácticas democráticas
necesarias para la edificación de una ciudadanía democrática; no obstante las
limitantes que pueda tener el impacto de la actividad física, también consideramos,
sería un error e incluso un desprecio negar de antemano, sin estudio previo o
posibilidad de análisis, que la actividad física puede, por sus características,
15
Dichos objetivos a su vez tienen metas e indicadores puntuales.
185
impactar positivamente en el logro de los ODM y/o en los valores y prácticas
edificantes de una ciudadanía democrática. Así, teniendo en mente los posibles
alcances y limitantes del deporte, parece prudente recuperar la afirmación de
Hughson, Inglis y Free (2005: 51): “El deporte no puede ser un modelo para la vida
pública pero puede proveer un baluarte perdurable para la vida pública.” Al
considerar al deporte como un baluarte de la vida pública, por un lado nos vemos
obligados a reconocer las limitaciones que el deporte presenta como fuerza
desencadenadora de cambios estructurales o de impactos materiales
cuantificables y sin ambigüedades; por otro lado, consideramos que la propia
naturaleza y lógica de la práctica del deporte puede coadyuvar en: la construcción
de capacidades; mayor sentido de pertenencia, entendimiento e integración; y,
una reflexión y análisis de nuestras actitudes, creencias y conductas, lo cual
puede impactar tanto en la democracia como en el desarrollo humano.
Si uno contrasta los ocho ODM con las cinco dimensiones procedimentales que
Morlino (2012) lista, seguramente tendremos la impresión de que es una ociosa
ocurrencia estudiar el potencial doble impacto de la práctica del deporte en cosas
tan disimiles como el desarrollo y la democracia, ya que aunque existan algunos
puntos de encuentro, el primero pertenece primordialmente al ámbito de la
economía y el segundo a la esfera de la política. Sin embargo, si tomamos en
cuenta las tres dimensiones sustantivas- libertad, igualdad y responsiveness, la
perspectiva cambia notablemente.
Al darnos licencia para realizar un análisis “ensanchado”, podemos vincular los
tres primeros ODM a la dimensión democrática de la igualdad. Prácticamente los
ocho ODM pueden vincularse directamente a la dimensión del responsivness, toda
vez que dichos objetivos son parte fundamental de las demandas mundiales que
todo régimen democrático está obligado a atender, sea desde el punto de vista
jurídico o desde el punto de vista ético. La dimensión de la libertad está
directamente relacionada con los ODM 2 y 3, toda vez que resulta difícil sostener
la existencia de la libertad ante condicionantes estructurales que coarten el
ejercicio de ésta mediante limitantes educativas o de género. Teniendo lo anterior
en mente, y no sólo como resultado automático de estas correlaciones, nuestro
sondeo ayudará a estudiar el impacto que tienen la práctica del deporte en el
municipio de Guanajuato en lo que toca a los ODM 3, 7 y 8.
En lo que resta del presente apartado, haremos un análisis de los argumentos que
presenta el reporte que la ONU encargó al UN Inter-Agency Task Force on Sport
for Development and Peace para conducir un estudio sobre el deporte16 como
herramienta para el desarrollo y la paz. Consideramos valioso revisar el reporte,
16
Es necesario señalar que el reporte define al deporte desde una amplia perspectiva, como todas las formas
de actividad física que contribuyen al bienestar físico, el bienestar mental y la interacción social.
186
ya que en éste encontramos una serie de valiosos argumentos que nos hacen
pensar, no desde el voluntarismo o un optimismo infundado, que el deporte en
efecto puede coadyuvar a avanzar (difícilmente creemos que a cumplir) los ODM.
El reporte si bien no reflexiona ni contiene una sola referencia sobre la
democracia, es alentador en una serie de consideraciones que podemos usar para
fortalecer nuestro argumento de que el impacto es múltiple, por lo cual puede
avanzar tres de los ODM (3, 7 y 8), así como una serie de valores y actitudes
necesarias para la edificación de una ciudadanía democrática.
El reporte considera de inicio al deporte como “un socio natural del sistema de
Naciones Unidas”. Observa, que por su propia naturaleza, el deporte se trata de la
participación. Sostiene que su esencia también es la de la inclusión y la de la
ciudadanía (UN Inter-Agency Task Force on Sport for Development and Peace,
2003: i). Así como sucede con la democracia, la cultura política y ultimadamente,
según nuestro argumento, la ciudadanía precisa de actitudes, valores, principios y
derechos. El deporte, señala el reporte en cuestión, es un foro en el que
convergen el aprendizaje de habilidades tales como la disciplina, la confianza, el
liderazgo, a la vez que enseña principios como la tolerancia, la cooperación y el
respeto. Adicionalmente, el deporte enseña valores como el esfuerzo y cómo lidiar
tanto con la victoria como con la derrota17. Este último punto es de enorme
importancia y uno que puede ser atendido de manera natural y práctica por el
deporte. De acuerdo con Hughson, Inglis y Free (2005: 69) “A través del
compromiso con el deporte, la gente observa las reglas de conducta del juego; el
deporte es una forma de teatro social en el que el actor social se involucra en el
arte de la actuación.” También ayuda, agregan, a interiorizar los códigos de
civilidad. MYSA (Mathare Youth Sports Association) es un ejemplo de cómo el
éxito en los programas deportivos para el desarrollo pueden impactar en las
relaciones sociales más amplias, en la interdependencia y confianza que logran
desarrollar entre sus miembros y especialmente, según Coalter (2012: 60), en la
reducción del asilamiento de las mujeres jóvenes. Para Coalter entonces podemos
ver cómo MYSA parece haber generado una especie de capital social. De hecho,
sus conclusiones nos hacen pensar que la gran promesa o el gran potencial del
deporte no radica en esperar resultados fácilmente cuantificables sino en la
construcción de ciudadanos, equipados con modelos para la práctica ética, con
capacidad de tomar decisiones, de atender asuntos vinculados al género. En
resumidas cuentas, de lo que se trata es de generar formas de capital social
17
El reporte de la ONU lista las habilidades y valores aprendidos a través del deporte: cooperación,
comunicación, respeto de las leyes, resolución de problemas, entendimiento, asociación, liderazgo, respeto
hacia los demás, valorar el esfuerzo, aprender a ganar, aprender a perder, lidiar con la competencia, el juego
limpio, compartir, la auto-estima, la confianza, la honestidad, el respeto a uno mismo, la tolerancia, la
resistencia, el trabajo en equipo, la disciplina y la seguridad o confianza en uno mismo.
187
(Coalter, 2008). Aun siendo modestos, los impactos que podemos esperar del
deporte, según Coalter, están vinculados a los cimientos sociales del desarrollo,
los cuales requieren de estas pequeñas y puntuales aportaciones que el deporte
puede proveer.
Un elemento de la mayor trascendencia es el impacto que el deporte puede tener
en el ODM 7, el relacionado a la sostenibilidad del medio ambiente18. A reserva de
los resultados que arrojen los sondeos, existen diversas razones que permiten
anticipar un impacto en el ODM 7: 1) la actividad física por su propia naturaleza,
activa, resulta de inicio menos depredadora de energía y de recursos naturales
que otras formas pasivas de recreación y esparcimiento; 2) la actividad física,
generalmente requiere para su práctica efectiva de un entorno limpio,
especialmente de aire de la mejor calidad, por lo cual el deportista requiere de
estos elementos vitales para el ejercicio cotidiano; 3) la actividad física, al ocupar
una parte importante del tiempo de ocio de las personas, logra reducir el consumo
“excedente” que se genera en momentos de inactividad o de actividad pasiva
(Flores, 2013).
El reporte de la ONU también vincula al deporte con el desarrollo holístico de los
jóvenes, con la prevención de actividades dañinas (drogas y crimen) y el
aprovechamiento escolar. El reporte lamenta que no obstante la evidencia del
impacto positivo del deporte en el desempeño escolar, la investigación conducida
en 126 países muestra que la marginalización de la educación física es casi
universal (UN Inter-Agency Task Force on Sport for Development and Peace,
2003: 10) Esta parte del reporte está vinculada al ODM 2 y a prácticamente las
ocho dimensiones de la democracia que Morlino (2012) toma en cuenta, ya que es
difícil pensar en el ejercicio efectivo de la libertad, la igualdad, y los derechos
formales de la democracia en una población que no acabe la educación primaria.
A pesar de que tampoco abordaremos el ODM 1 dentro de nuestro estudio, el
reporte de la ONU destaca que una población saludable y activa tiene una mayor
productividad laboral y ayuda a reducir los costos médicos al sector productivo.
Por lo que toca al ODM 3, el deporte, según el reporte, es una de las formas más
espontáneas y naturales de romper con estereotipos sobre las mujeres, lo que
ayuda a romper actitudes “atrincheradas” (UN Inter-Agency Task Force on Sport
for Development and Peace, 2003: 9). Martha Saavedra (2012: 126-127) plantea
algunas preguntas que revelan el particular impacto que puede tener el deporte en
lo relativo a los estudios de género: ¿Por qué resulta sorprendente o impactante
que las mujeres en cualquier lugar del mundo jueguen fútbol, rugby, boxeo, o bien
18
Recientemente en un estudio que condujo CONACYT entre instituciones y la sociedad civil, la educación,
el agua y el medio ambiente ocuparon los primeros lugares dentro de las prioridades de desarrollo científico
de México (Flores, 2013).
188
que una mujer entrene a los equipos de varones? ¿Por qué es una noticia
relevante que un jugador de basquetbol sea homosexual? ¿Por qué, a pesar de
ahora tener participación deportiva, los equipos o ligas femeniles siguen siendo ya
sea marginales o consideradas “un caso especial” dentro del deporte? ¿Por qué
es que se considera normal que un hombre practique un deporte pero se
considera un hecho extraordinario que una mujer lo practique? Saavedra ve el
potencial de usar el deporte para atender algunas desigualdades e injusticias que
enfrentan niñas y mujeres. Más aún, Saavedra no sólo ve la conexión deportedesarrollo, sino que ve una clara conexión deporte-política, ya que el deporte está
repleto de consideraciones de poder, por lo cual la vinculación entre ambas
esferas, aparentemente inconexas en la literatura de las Ciencias Políticas y de las
Ciencias Sociales, puede ayudar a afectar las actuales distribuciones de poder
(Saavedra, 2012: 130). Por lo anterior, el deporte puede tener metas sociales,
políticas y económicas.
Saavedra (2012) estudia el caso de Moving the Goalposts, organización de fútbol
para mujeres en Kilifi, Kenia. Más allá de los impactos esperados en materia de
salud y de condición física de la mujer, Saavedra observa que dicha organización
emplea múltiples formas para edificar habilidades y capacidades más allá de la
cancha de fútbol, lo cual demuestra a la comunidad y a las propias mujeres que
existen formas alternativas y poderosas para que las mujeres y niñas se
comprometan socialmente. Al igual que hemos ya observado con Coalter (2012),
Saavedra (2012: 143) en el caso de Moving the Goalposts, observa que los
mayores impactos del deporte se dan en el proceso (podemos inferir que se
refiere a los impactos intermedios) y no tanto en los resultados. Por lo que toca al
caso de MYSA, Coalter (2012: 60-61) considera que a través del fútbol, se ha
logrado con cierta efectividad desafiar estereotipos de género, en lo que hasta
hace poco el espacio público (incluído el del fútbol) era considerado como el
espacio del hombre. Tal como lo hace Caolter, intentaremos probar que la
participación de la mujer en el deporte puede comenzar a cambiar las normas de
la comunidad acerca de los roles y capacidades de cada sexo. Mediante estos
cambios el deporte puede representar un verdadero revolucionador o
transformados societal.
Finalmente, en lo que respecta al ODM 8, el reporte destaca que por su atractivo
popular el deporte es una de las herramientas más poderosas para la
comunicación, lo cual asumimos impacta en el ODM 8, así como en prácticas y
valores necesarios para la edificación de una ciudadanía democrática, como lo
son: asociación, deliberación, participación, competencia, derechos de las
minorías y derechos individuales. El deporte puede fomentar alianzas
transnacionales para el desarrollo, de formas que otros grupos con intereses más
189
particularistas y menos difundidos difícilmente podrían lograr. Si bien no todos los
proyectos que vinculan al deporte con el desarrollo (o la democracia) generan
impactos “evidentes”, hay proyectos del deporte para el desarrollo con un impacto
innegable. Se cree que MYSA pudiera ser la organización de base más grande en
Kenia (Willis, 2000).19
Antes de pasar a la interpretación de los datos obtenidos en la aplicación del
sondeo20, quisiéramos dar una explicación, anticipando lo que puede ser una
pregunta común entre los lectores del presente trabajo: ¿en qué radica la “magia”
que el autor parece adjudicarle a la práctica del deporte? ¿Qué razonamiento
conduce al autor a proponer la posibilidad de un doble impacto- en el desarrollo y
en la edificación de una ciudadanía democrática- de una actividad humana que en
principio no pertenece ni al ámbito de la economía ni al ámbito de la política? La
respuesta preliminar que queremos ofrecer parte de las siguientes
consideraciones:
1. El deporte por su naturaleza, ya sea asociativa o competitiva (o ambas),
logra de forma natural, libre y espontánea reunir a individuos y
comunidades, con lo cual aumenta las posibilidades de ejercitar y
experimentar directamente prácticas y valores como la tolerancia y la
pluralidad.
2. Partiendo de una lógica aristotélica, el deporte, sin mayor intención, quizá
incluso de forma involuntaria termina por generar virtudes entre sus
practicantes, entendiendo desde luego la virtud como una acción habitual y
racional.
3. Algunos proponentes del aprendizaje activo (Annette y Mayo, 2010;
Silberman, 2005), entendido éste como una serie de acciones o eventos
que invitan al participante a procesar, aplicar, interactuar y compartir
experiencias como parte del proceso educativo, parecen corroborar
sistemáticamente la validez del proverbio chino21: “Dime y lo olvidaré;
enséñame y es posible que recuerde; involúcrame y lo entenderé”. Sobra
decir, que el deporte es un excelente y natural vehículo para el aprendizaje
de tipo hands on.
19
Coalter (2012: 59) considera que si no se trata de la organización de base más grande en Kenia, por lo
menos se trata de la organización juvenil deportiva más grande de África con más de 1000 equipos y unos 17
000 miembros.
20 Al momento de escribir estas líneas, está siendo aplicado el sondeo, por lo cual no contamos aún con
resultados.
21 Existen versiones también de que se trata de un proverbio amerindio.
190
4. Algunos autores que se han dedicado a los usos políticos, económicos y
culturales del deporte como Hughson, Inglis y Free (2005: 55) sostienen
que el deporte es comúnmente considerado como un sitio cultural e
institucional a través del cual se promueve un sentido de comunidad, aun
dentro de sociedades crecientemente atomizadas, por lo cual los clubes y
asociaciones deportivos pueden ser vistos como puntos tangibles de
contacto comunitario.
Quisiéramos concluir el presente apartado advirtiendo, que si bien, es
perfectamente posible ser ciudadano de una democracia y no tomar parte en la
práctica regular del deporte, la inactividad, las formas de vida sedentarias, las
modalidades pasivas promovidas por la televisión, la computadora y los medios
pasivos de transporte, pueden impactar negativamente, coadyuvando
involuntariamente, al surgimiento de una serie de prácticas anti-democráticas.
5. RESULTADOS DEL TRABAJO DE CAMPO
En el presente apartado nos daremos a la tarea de presentar y analizar los
resultados derivados de nuestro estudio de campo, el cual consistió en la
aplicación de un sondeo a 300 personas en diferentes espacios públicos22 tanto de
la ciudad de Guanajuato como de algunas localidades23 pertenecientes al
Municipio.
Tabla 1
Datos Generales de Acceso al Deporte
Rubro
Lugar de práctica del deporte
Porcentaje
No respondió (no practica)
40.2
Al aire libre
21.3
En algún espacio destinado
específicamente al deporte
23.8
En ambos
8.0
En casa
9.8
22
Entre los espacios públicos en los que se aplicó el sondeo en la ciudad de Guanajuato están las
instalaciones del CEDAF, camino a Valenciana; la plazuela de San Fernando, Pueblito de Rocha, el Baratillo,
las escalinatas de la Universidad de Guanajuato y la plazuela de San Roque.
23 Entre las localidades del municipio de Guanajuato, se aplicó el sondeo en Yerbabuena, el kiosko de Marfil,
Puentecillas y Santa Rosa.
191
En caso de pagar por instalaciones
deportivas, ¿qué opinas sobre el
costo?
En caso de no practicar deporte, ¿cuál
es la razón para no hacerlo?
En la oficina
0.7
No respondió (no paga o no
practica deporte)
67.4
El costo es bajo
6.4
El costo es razonable
18.8
El costo es alto
4.6
El costo es excesivo
2.8
No respondió (si practica
deporte)
59.3
Falta de instalaciones
atractivas
1.4
Hay instalaciones suficientes
y adecuadas pero el costo es
alto
1.8
El costo está fuera de mis
posibilidades
2.8
Hay instalaciones, pero a mí
no me agrada el ejercicio
6.0
Hay instalaciones, pero no
tengo tiempo de acudir a
éstas
¿Conoces las instalaciones deportivas
con que cuenta el Municipio?
Según tu conocimiento, el deporte es:
14.4
Simplemente no me interesa el
deporte
2.1
Tengo otras prioridades
13.3
Todas
3.1
La mayoría
21.7
Algunas
44.1
Pocas
21.3
Ninguna
4.9
No me interesa
3.1
No respondió
1.7
No respondió
1.7
Un derecho educativo
16.4
192
Una forma de diversión y
esparcimiento
45.1
Una actividad como cualquier
otra
19.9
Un derecho constitucional
14.3
No es un derecho jurídico
2.4
Tomando en cuenta tu experiencia en
la primaria, secundaria y preparatoria,
el deporte en tu(s) escuela(s):
Sí practica
deporte
4.1
No practica
deporte
4.3
Tenía mayor importancia que
otras materias
Tenía la misma importancia
que otras materias
36.5
29.3
Tenía menor importancia que
otras materias
28.2
33.6
Se practicaba a veces sí, a
veces no
25.9
25.0
Mis escuelas generalmente
no contaban con programas
de educación física
4.7
6.9
De la tabla anterior podemos ver que la mayor parte de la gente que practica
deporte lo hace, ya sea en un espacio destinado específicamente al deporte o al
aire libre, por lo cual la existencia de instalaciones ad hoc no parece ser un factor
determinante en la posibilidad de acceso al deporte.
Respecto a la gente que no practica deporte podemos inferir que sólo para el 4.6%
del total de los sondeados o para el 11% de quienes respondieron a la pregunta,
¿cuál es la razón para no practicar deporte?, es el costo el principal obstáculo que
posibilita o impide la práctica de éste. La falta de instalaciones también resulta
insignificante como razón por la cual no se practica el deporte. Las razones que
parecen tener un mayor impacto son aquellas que obedecen a los gustos o
preferencias de la gente. Sumados, el 35.8% de todos los respondientes del
sondeo o el 85.5% de quienes respondieron la pregunta anterior, no practican
deporte por elección propia más que como resultado de un impedimento
económico o estructural.
193
El conocimiento (parcial o total) de las facilidades deportivas tampoco parece ser
un candado para el ejercicio efectivo del derecho al deporte. Sólo el 26.2 de
quienes tomaron parte en el sondeo parecen tener un conocimiento bajo o total de
las posibilidades que el Municipio ofrece en materia deportiva. Una vez más,
parece que la oferta deportiva, las instalaciones y el costo no son determinantes
en la decisión de la gente de ejercer o no su derecho a la práctica del deporte.
Lo que sí sorprende, es que sólo el 30.7% de los participantes en el sondeo sepan
que el deporte es un derecho; más grave aún, sólo el 14.3% saben que se trata de
un derecho constitucional. Para la mayoría de los participantes en el sondeo, el
deporte es percibido entonces, como un “no-derecho”; tiende más bien a
entenderse como una forma de diversión o como una actividad cualquiera (lo
entienden en uno u otro sentido el 65% de los sondeados).
Por último, un factor que no debemos dejar de lado, es que un factor que parece
impactar, si bien no de manera decisiva, en la práctica del deporte de la gente, es
su experiencia con el deporte durante su formación educativa. Existe un diferencial
porcentual positivo de 5.4% favor de quienes practican deporte en la actualidad,
entre las personas que respondieron que la educación física no tenía un papel
menos importante que otras materias en sus escuelas. También con un diferencial
positivo de 2.2% a favor de quienes practican deporte, está el hecho de que las
escuelas a las que asistían contaban con programas de educación física. En
ambos casos, cuando los programas escolares o bien menospreciaban el valor
asignado a la educación física o de plano no existían programas de educación
física, se puede ver una menor participación de la gente en el deporte en un
futuro.
Tabla 2
Resumen de resultados según la práctica o no práctica del deporte
194
Derechos de las
minorías32
Actitud ante la
derrota31
Cooperación30
Confianza29
Medioambiente28
Tolerancia27
Participación26
Género25
Legalidad24
La pregunta 1 de legalidad corresponde a la pregunta “Cuándo te has encontrado (o te pudieras encontrar)
en una situación en que una autoridad quisiera imponerte una sanción por una conducta o acción que no
realizaste o que realizaste dentro de la ley, ¿cuál ha sido (o sería) tu reacción?”. Dos respuestas son
consideradas como positivas para mantener la legalidad: b) he obedecido (u obedecería) pero he reportado la
actitud incorrecta de la autoridad y e) no obedecí (no obedecería) y lo denuncié (o denunciaría). La opción b
fue elegida por 30.8% de quienes sí practican deporte y por 31% entre quienes no practican. El inciso e fue
elegido por 16.6% de quienes sí practican deporte y por 19.8% de aquéllos que no lo practican. El diferencial
positivo para quienes no practican el deporte es de 3.4%. Dos respuestas son consideradas negativas: c) he
obedecido independientemente de la arbitrariedad de la autoridad y d) no obedecería ya que considero que mi
actuar fue correcto. La opción c fue elegida por 15.4% de quienes practican deporte por 11.2% de quienes no
lo practican. El inciso d fue elegido por 14.8% de quienes practican deporte y por 17.2% de quienes no lo
hacen. El diferencial negativo para quienes sí practican deporte es de 1.8%. La pregunta 2 de legalidad
corresponde a la pregunta “Cuando usas el transporte público, ¿cuál es tu opinión de los lugares
preferentes?”. Las respuestas a) cedo el lugar aun cuando creo que la persona no lo necesita. Lo hago pues
es un reglamento y hay que respetarlo cediéndole el lugar a las personas para quienes está reservado y e)
son valiosos y siempre los respeto, pueden ser consideradas positivas. El inciso a fue elegido por 23.8% de
quienes sí practican deporte y por 18% de quienes no lo practican. El inciso e fue elegido por 29.9% de
quienes practican deporte y por 32.4% de quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes sí
practican deporte es de 3.3%. Las respuestas b) cedo el lugar si me parece que la persona lo necesita, c)
considero que quien llegue primero es quien debe de ocupar el lugar y d) no cedo el lugar, porque yo pago mi
pasaje y eso me da el derecho igual a los demás de sentarse en donde esté disponible aunque el reglamento
diga lo contrario, pueden ser consideradas como negativas. La opción b fue elegida por 45.1% de quienes sí
practican deporte y por 42.3% entre quienes no practican deporte. La respuesta c) fue elegida por 1.2% entre
quienes sí practican deporte y por 3.6% entre quienes no lo practican. Por último, la opción d no fue elegida
entre quienes sí practican deporte y fue elegida por el 3.6% de las personas que no practican deporte. El
diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 3.2%. La pregunta 3 de legalidad corresponde a
la pregunta “¿Cuál es tu opinión sobre lo que pasó en las elecciones presidenciales pasadas?”. Las
respuestas b) las instituciones electorales velan por el interés de algunos, pero aún así deben de respetarse
los resultados y d) se debe respetar el resultado y no hablar más, pues la decisión fue tomada por la autoridad
competente, pueden ser consideradas como positivas. El inciso b fue elegido por 25% de quienes sí practican
deporte. Entre quienes no practican deporte 24.1% eligió dicha respuesta. La opción d fue elegida por un
38.4% de quienes practican deporte mientras que 47.3% eligieron dicha opción entre quienes no practican
deporte. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 8%. Dos respuestas a) aunque los
resultados sean legales no se puede respetar una decisión injusta y c) no respeto la decisión tomada por las
autoridades competentes porque hubo injusticias, pueden ser consideradas como negativas. La respuesta a
fue elegida por 12.8% de quienes practican deporte y por 13.4% de quienes no practican deporte. Mientras
tanto, c fue elegida por 23.8% de quienes practican deporte y por 15.2% de quienes no lo practican. El
diferencial negativo para quienes practican deporte fue de 8%.
25 La pregunta 1 de género, que corresponde a la pregunta “Si tienes o tuvieras hijos, ¿qué tareas deberían
ser encomendadas al hombre?”, tiene dos respuestas que pueden ser consideradas como positivas: a) ayudar
en las tareas domésticas además de ser el proveedor económico y b) en realidad, no creo que deban
diferenciarse las tareas de un hombre y de una mujer. La respuesta a fue elegida por 33.7% de los que sí
practican deporte y por 31.9% de quienes no practican deporte. La respuesta b fue elegida por 52.7% de
quienes practican deporte y por 46.6% de quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes
practican deporte es de 7.9%. Dos respuestas, d) es la mujer la que debe de encargase de los hijos, no el
hombre y e) ser el proveedor económico únicamente pueden ser consideradas como negativas. El inciso d fue
elegido por 4.7% entre quienes practican deporte y por 9.5% entre quienes no practican deporte. Por su parte,
e fue elegido por 7.7% entre quienes practican deporte y por 10.3% entre quienes no lo practican. El
diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 7.4%. La pregunta 2 de género corresponde a la
pregunta “¿Qué opinas de la creciente superación y desarrollo que las mujeres han tenido en años
recientes?”. Hay una sola respuesta que puede ser considerada positiva: c) me parece perfecto que la mujer
se supere, respuesta que fue elegida por el 66.9% de quienes practican deporte y por el 56% de quienes no
practican deporte. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 10.9%. Dos respuestas
son consideradas como negativas: b) me es indiferente, no veo beneficios ni perjuicios y d) no estoy de
acuerdo en que busquen un desarrollo, pues eso perjudica la integridad familiar. La opción b fue elegida por
10.7% de quienes practican deporte y por 13.8% de quienes no practican deporte. Por su parte, d fue elegida
por 3.6% de quienes sí practican deporte y 6.9% entre quienes no lo practican. El diferencial negativo para
quienes no lo practican es de 6.4%. La pregunta 3 de género corresponde a la pregunta “Desde tu
perspectiva, ¿qué opinas de la participación de la mujer en el deporte?” Sólo la opción b) es bueno que
24
195
participe en el deporte es considerada positiva. Tal opción fue elegida por el 82.1% de quienes sí practican
deporte y por 75% de quienes no lo hacen. El diferencial positivo a favor de quienes sí practican deporte es de
7.1%. Las respuestas a) bueno, siempre y cuando no practique deportes de "hombres", c) es malo que
participe en el deporte, d) malo, porque pone en riesgo su salud e integridad física y e) malo, pues así
descuida el hogar pueden ser consideradas negativas. La opción a fue elegida por 4.8% entre quienes sí
practican deporte y por 7.8% entre quienes no practican deporte. El inciso c fue elegido por 1.8% entre
quienes practican deporte. Nadie eligió c entre quienes no practican deporte. El inciso d fue elegido por 1.2%
entre quienes practican deporte. Una vez más nadie eligió dicho inciso entre quienes no practican deporte.
Por último, el inciso e fue elegido por 0.6% entre quienes si practican deporte y por 1.7% entre quienes no lo
practican. El diferencial negativo para no practican deporte fue de 1.1%.
26 La pregunta 1 de participación corresponde a la pregunta “En materia electoral, ¿cómo participas o
participarías?”. Las respuestas a) alentando a la ciudadanía a que vote, b) como representante de casilla, e)
votando cada 6 años y f) votando cada 3 y 6 años son consideradas respuestas positivas. La opción a fue
elegida por el 24.3% de quienes sí practican deporte por 20.7% en el caso de quienes no practican deporte. El
inciso b fue elegido por 9.5% de quienes practican deporte por 12.9% entre quienes no practican deporte. La
respuesta e fue elegida por 5.9% de quienes sí practican deporte y por 16.4% de quienes no lo practican;
mientras tanto, la respuesta f fue elegida por 47.4% de quienes sí practican deporte y por 31.9% de quienes
no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes sí practican deporte es de 5.2%. Las respuestas c)
no voto y d) no voto ni participo como representante de casilla son consideradas negativas. La opción c fue
elegida por 8.3% de quienes sí practican deporte por 12.1% entre quienes no practican deporte. Mientras
tanto, d fue elegida por 3.6% de quienes practican deporte y por 2.6% entre quienes no practican deporte. El
diferencial negativo es de 2.8% para quienes no practican deporte. La pregunta 2 de participación
corresponde a la pregunta “¿Perteneces a alguna organización o asociación civil?”. El 10.1% de los que
practican deporte
27 La pregunta 1 de tolerancia corresponde a la pregunta “El 12 de diciembre es un día feriado, ¿estarías de
acuerdo en que feriaran los días festivos importantes de otras religiones?” Una sola respuesta es considerada
positiva: d) todas las religiones deben ser tratadas por igual , independientemente del número de seguidores
que tengan; una como neutra C) sí, siempre y cuando no interrumpan mis actividades cotidianas, y dos como
negativas: a) no deben celebrarse, pues la mayoría es católica y debe prevalecer lo que convenga a la
mayoría y b) no, pues las otras religiones son paganas y un peligro para las buenas costumbres. Respecto a
d, el 47.4% estuvieron de acuerdo entre los que practican deporte y un 40.% entre quienes no practican
deporte. Por lo que toca a la opción a, el inciso fue elegido por 20.4% de los que practican deporte y por
32.4% de los que no practican deporte; por lo que toca a b, esta opción fue elegida por un 3.2% de los que
practican deporte y 3.6% de los que no practican, lo cual da un diferencial negativo de 12.7% para quienes no
practican deporte. La pregunta 2 de tolerancia corresponde a la pregunta “¿Qué opinas sobre la manifestación
gay (homosexual) que hubo en días recientes en la ciudad de Guanajuato?”. Las respuestas a) deberían ser
multados o retirados de la calle y b) no estoy de acuerdo porque daña a la sociedad con valores y prácticas
negativas, pueden ser interpretadas como muestras de intolerancia. Estuvieron de acuerdo con a el 7.4% de
quienes practican deporte y 3.6% de quienes no practican deporte. Respecto a la opción b, ésta fue elegida
por 9.8% de quienes practican deporte por 13.4% de quienes no lo practican. El diferencial negativo fue de
0.20 a favor de quienes practican deporte. Por lo que toca a las respuestas que demuestran una tolerancia,
están c) no simpatizo con esas ideas pero reconozco su derecho a expresarse y d) es bueno que la gente
pueda expresarse libremente. Entre quienes practican deporte la opción c fue elegida por el 36.2% y d por el
46.6%; mientras tanto, c fue elegida por el 41.1% de quienes no practican deporte y d por el 42% de quienes
no practican deporte.
28 La pregunta 1 de medioambiente corresponde a la pregunta “La economía requiere de fuentes de empleo y
de inversiones. Algunas fábricas o instalaciones pueden contaminar el medio ambiente. Tomando en cuenta
costos y beneficios, ¿estás de acuerdo con la creación de fábricas y/o industrias en el Municipio?” Entre las
respuestas a) si, son necesarias y no puede detenerse su establecimiento por consideraciones
medioambientales, puede considerarse como la que menos preocupación manifiesta por el medioambiente o
quizá que considera que el medioambiente no puede tener prioridad sobre el desarrollo económico. En este
caso, el 8.9% de los que sí practican deporte eligió tal inciso, por un 6.9% entre quienes no practican deporte.
Respecto a las respuestas que muestran una preocupación medioambiental, tenemos b) no, el costo al medio
ambiente es demasiado alto por lo cual no deben establecerse y c) sí, siempre y cuando estén ampliamente
reguladas para no contaminar el medio ambiente. El inciso b fue elegido por el 10.7% entre quienes practican
deporte y por un 15.5% entre quienes no lo practican. Mientras tanto, c fue elegido por 80.5% de quienes
practican deporte y por 77.6% entre los que no practican deporte. El diferencial positivo a favor de quienes no
realizan deporte para esta pregunta fue de 1.9%. El diferencial negativo para quienes practican deporte en lo
que toca a la respuesta a fue de 2%. La pregunta 2 de medioambiente corresponde a la pregunta “¿Qué tan
importante te parece la existencia de áreas verdes en la ciudad o pueblo en donde vives?” Entre las cinco
respuestas, dos pueden ser entendidas como favorables para el medioambiente a) muy importante y b)
196
importante. Entre quienes practican deporte, a fue elegido por el 79.3% y por 74.1% entre quienes no
practican deporte; por su parte, b fue elegido por el 14.2% de quienes practican deporte y por el 14.7% entre
quienes no lo practican. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 4.7%. Las
respuestas d) poco importante y e) no es importante, pueden ser consideradas como negativas. El 1.8% de
quienes practican deporte eligieron d, y por un 6% entre quienes no lo practican; por su parte, 1.2% de
quienes practican deporte eligieron e, mientras que el 0.9% de quienes no lo practican eligieron dicha opción.
El diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 3.9%.
29 La pregunta 1 de confianza corresponde a la pregunta “Hablando en términos generales, ¿qué tanta
confianza tienes en tus vecinos?”. La única respuesta positiva es a) bastante confianza. Me atrevería a poner
cosas importantes para mí en sus manos. Esta ocpión fue elegida por el 25.8% de quienes practican deporte y
por un 26.8% de quienes no lo practican. El diferencial positivo fue de 1% a favor de quienes no practican
deporte. Las respuestas b) no tengo confianza en mis vecinos y c) poca confianza, aunque habría cosas poco
importantes que compartiría con ellos, son consideradas como un impacto negativo en la confianza. El inciso
b fue elegido por 49.1% de quienes practican deporte y por un 53.6% de quienes no lo practican. Mientras que
c fue elegido por 25.2% de quienes practican y por 19.6% de quienes no practican. El diferencial negativo fue
de 1.1% para quienes practican deporte. La pregunta 2 de confianza corresponde a la pregunta “¿Cómo
calificas tu confianza en el gobierno?”. Las respuestas a) muy alta, del gobierno generalmente se esperan
cosas buenas y b) alta, el gobierno es eficiente en la provisión de algunos servicios son consideradas
positivas. La respuesta a fue elegida por 6.5% de quienes practican deporte y por 0.9% entre quienes no
practican deporte. La opción b fue elegida por 7.1% de quienes practican deporte y por 8.6% de quienes no lo
practican. El diferencial positivo a favor de quienes practican deporte es de 4.1%. Las respuestas d) baja, el
gobierno sólo cumple en época electoral y e) muy baja, del gobierno no puede esperarse nada bueno son
consideradas negativas. El inciso d fue elegido por 18.9% de quienes sí practican deporte y por 21.6% de
quienes no lo practican. Por su parte, el inciso e fue elegido por 16% de quienes practican deporte y por
23.3% de quienes no lo practican. El diferencial negativo para quienes no practican deporte es de 10%.
30 La pregunta de cooperación corresponde a la pregunta “En toda comunidad hay problemas que requieren
de cooperación para su solución. ¿Bajo qué condiciones estás dispuesto a cooperar con vecinos para
resolverlos?”. Entre las respuestas, sólo una es tendiente hacia la cooperación: c) no me importan las
diferencias que tenga con los vecinos, lo importante es resolver los problemas. En este caso, el 47.8% de los
que practican deporte se manifiestan a favor de este inciso. Entre las respuestas que son consideradas como
inhibidoras de la cooperación están: a) es obligación de las autoridades, no de los ciudadanos resolver los
problemas y d) cada uno debe resolver la parte del problema que le corresponda. Entre los que practican
deporte, el 10.6% eligieron el inciso a por 9.5% de los que no practican deporte. En cuanto al inciso c) las
cifras fueron de 16.1% entre los que practican el deporte y 19.8% entre quienes no lo practican. El diferencial
negativo para quienes no practican deporte es de 2.6%. La respuesta restante b) tengo disposición para
cooperar con gente con intereses y opiniones similares a los míos, fue de 25.5% entre los que practican
deporte y 26.7% entre los que no practican deporte.
31 La pregunta 1 de actitud ante la derrota corresponde a la pregunta “Varios marchistas (de caminata)
mexicanos han sido descalificados en diversas competencias internacionales ¿Qué opinas de ello?” Entre las
respuestas que denotan una actitud positiva o responsable ante la derrota están: a) creo deben mejorar su
técnica y así evitar descalificaciones y b) han sido descalificados por no cumplir con las reglas; seguramente
los marchistas de otros países que no cumplen con las reglas también son descalificados. La aceptación de
las respuestas anteriores son: en el caso del inciso a un 26.9% entre los que practican deporte y un 25.7%
entre los que no practican deporte; en el caso del inciso b, éste fue elegido por un 34.4% entre los que si
practican deporte y por un 26.5% entre los que no practican deporte, es decir hay un diferencial de 9.1% a
favor de quienes practican deporte. Entre las respuestas que denotan una baja aceptación de la derrota están
las opciones c) me parece extraño que siempre descalifiquen a los mexicanos y d) si fueran atletas de un país
más poderoso no hubieran sufrido tantas injusticias. El inciso c fue elegido por un 20% de quienes practican
deporte por un 24.8% de quienes no practican deporte; mientras tanto, el inciso d fue elegido por 18.8% de
quienes si practican deporte y un 23% de quienes no lo practican, lo cual da un diferencial negativo de 9%
para quienes no practican deporte.
32 a pregunta 1 de derechos de las minorías corresponde a la pregunta 23 de la encuesta, pregunta lo
siguiente: “¿Respetas los lugares de estacionamiento, tránsito o uso del sanitario destinado únicamente a las
personas discapacitadas?” Aquellos que sí respetan los lugares de estacionamiento, tránsito o el uso de
sanitario destinado a las personas discapacitadas y que practican deporte son el 92.72%; mientras que los
que sí respetan y no practican son el 80.31%. Mientras tanto lo que no respetan y sí practican deporte
representan el 0%; entre los que no practican deporte y no respetan tenemos un 5.31%. En consecuencia, el
diferencial positivo a favor de quienes sí practican deporte es de 12.4% y el diferencial negativo es de 5.31%
para El resto de los porcentajes es ocupado por aquellos que respetan según apremie el tiempo. La pregunta
2 de derechos de las minorías corresponde a la pregunta “Los padres solteros son una minoría dentro de la
población, ¿Qué opinas de darles derechos iguales a los de las madres solteras?” Entre las respuestas que se
197
3
1
2
X
X
1
2
X
1
2
1
X
2
Total
2
X
Sí practica deporte
X
1
Total
3
Total
2
Total33
1
Total
3
Total
2
Total
1
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
No practica deporte
X
-5.0%)
Impacto medio positivo (5.1-10.0%)
X
Impacto bajo negativo (0.1-5.0%)
Impacto medio negativo (5.1-
Impacto alto positivo (más de 10.1%)
Tal como advertimos desde la introducción y posteriormente en el apartado “El
papel de la práctica del deporte y la actividad física en el cumplimiento de algunos
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y en la edificación de una ciudadanía
democrática”, el deporte no puede ser entendido ni como la panacea de la
democracia ni del desarrollo. De hecho, manifestamos nuestra adhesión a la
aproximación de Coalter (2012), quien ve la posibilidad de que el deporte, sin
generar resultados espectaculares, sí pueda conducir a impactos intermedios
específicos (como cambios en la auto-percepción de los individuos y en sus
actitudes) y sólo después a resultados intermedios más amplios (cambios en la
conducta individual).
pueden considerar como positivas para los derechos de las minorías están las siguientes: a) por ser minorías
es que deben incrementarse sus derechos y b) los derechos deben ser iguales, independientemente del sexo
del padre o la madre. Entre las respuestas positivas, entre los que practican deporte el 9.9% está a favor de la
respuesta a, por un 9.7% entre los que no practican deporte; en el caso de la pregunta b, el 75.3% está de
acuerdo con el enunciado, por un 71.7% entre quienes no practican deporte. La diferencia combinada a favor
de los que practican deporte es de 3.8%. Entre las respuestas negativas están: c) cuando sean mayoría que
se les den derechos, hoy son minoría, y d) los hombres no deben tenerlos mismos derechos de la mujer. En
cuanto a la respuesta c, el 6.2% de los que practican deporte están de acuerdo con la afirmación, por el 10.6
% entre quienes no practican deporte. En lo que toca a la respuesta d, el 8.6% de los que practican deporte
piensa así, por el 8.0% entre quienes no practican deporte. El diferencial negativo de ambas respuestas es de
3.8% para quienes no practican deporte.
32 Toda vez que existen dos preguntas, sumaremos las diferencias entre ambas preguntas y las dividiremos
entre 2 para saber el promedio de diferenciales.
33 Toda vez que existen 2 preguntas, sumaremos las diferencias entre ambas preguntas y las dividiremos
entre 2.
198
Los resultados de nuestro sondeo nos permiten corroborar impactos intermedios
específicos. En realidad, a pesar de que los impactos positivos a toda luz parecen
mayores que los impactos negativos entre quienes practican algún deporte en el
municipio de Guanajuato, también debemos de reconocer que en ninguno de los
nueve ámbitos analizados el deporte parece convertirse en la fórmula mágica para
la edificación de una ciudadanía democrática ni para cumplir con los Objetivos de
Desarrollo del Milenio.
De los nueve ámbitos en los que se midieron los impactos de la práctica del
deporte, en cuatro ámbitos (género, cooperación, actitud ante la derrota y
derechos de las minorías) los resultados nos permiten ver un claro impacto
positivo entre la práctica del deporte y la creencia, la actitud o conducta de los
participantes en el sondeo. En otros cuatro ámbitos (participación, tolerancia,
medioambiente y confianza) aunque los resultados son mixtos, aún encontramos
un impacto positivo, aunque más moderado, que en los primeros ámbitos
señalados en este párrafo. Sólo en el caso del ámbito de la legalidad es que
encontramos un impacto negativo entre quienes practican deporte en el municipio
de Guanajuato.
Desde luego, la valoración de la profundidad del impacto (bajo, medio, alto) es una
cuestión discrecional del investigador. Con fines de dar un mayor sentido a los
impactos, y no sólo considerarlos como positivos o negativos, determinamos que
un impacto entre el 0.1% y el 5.0% sería considerado como un impacto bajo,
independientemente de si este impacto es positivo o negativo. En el rango de
5.1%-10.0% lo consideramos como un impacto medio y en el caso de un 10.1% lo
consideramos como un impacto alto.
Tabla 3
Impactos de la práctica/no práctica del deporte
Número de impactos altos
Número
medios
de
impactos
Número de impactos bajos
Positivos
Negativos
Positivos
Negativos
Positivos
Negativos
Sí practican
deporte
3
0
8
1
8
6
No practican
deporte
0
2
1
6
6
11
De la tabla anterior se desprende que los impactos altos positivos sólo los
hallamos entre quienes sí practican deporte. Los impactos altos negativos, de la
199
misma forma, sólo se encuentran entre quienes no practican deporte. Los
impactos medios positivos predominan entre los participantes en el sondeo que
practican deporte. En contraposición, los impactos medios negativos predominan
entre quienes no practican deporte. Por último, los impactos bajos positivos,
aunque ya no de forma tan clara, aún son mayores que los impactos bajos
negativos entre quienes sí practican deporte; por lo que toca a los impactos bajos
negativos, éstos siguen siendo mayores que los impactos bajos negativos entre
quienes no practican deportes.
6. CONCLUSIONES
Producto de la combinación del análisis teórico y del sondeo que llevamos a cabo
en el municipio de Guanajuato, podemos ver que en efecto, el deporte ha sido el
derecho “olvidado”. En el caso del municipio de Guanajuato, sorprenderá a
muchos de los críticos de la labor y la eficiencia del Estado, que el derecho no ha
sido negado u olvidado por los encargados de la administración pública, ya sea del
municipio o de la entidad federativa; más bien, puede leerse, de los resultados que
se desprenden de nuestro sondeo, que es la propia población del municipio la que
presenta un bajo conocimiento respecto al hecho de que el deporte no es una
actividad como cualquier otra, sino un derecho sancionado en la Constitución
Mexicana. Más allá del conocimiento de este derecho, también podemos ver que
los factores de decisión personal son mucho más significativos que los
impedimentos infraestructurales o económicos para que la población no haga un
uso efectivo del derecho de acceder al deporte.
Independientemente de que el acceso a un derecho constitucional como lo es el
deporte se vea obstaculizado por la libre autodeterminación de la gente o por falta
de promoción por parte de las autoridades, lo que queda claro es que la práctica
del deporte tiene impactos, primordialmente positivos en los valores, actitudes y
prácticas de la población que practica el deporte. No obstante los impactos,
mayoritariamente positivos del deporte en los componentes de una ciudadanía
democrática, también debemos de reconocer que dichos impactos no son lo
suficientemente fuertes ni concluyentes como para adjudicarle poderes míticos a
éste, muchos menos verlo como la llave que llevará irremediablemente a la
edificación de una ciudadanía democrática. Más bien, nuestro estudio de campo
demuestra que el deporte puede conducir a impactos intermedios específicos
(como cambios en la auto-percepción de los individuos y en sus actitudes), lo cual
podría argumentarse, puede conducir posteriormente a resultados intermedios
más amplios. De manera específica, podemos afirmar que el deporte tiene un
impacto positivo en el ODM 3, relativo a la promoción de la igualdad entre los
200
géneros y la autonomía de la mujer; también, por medio de la cooperación en el
ODM 8, relativo al fomento de una alianza mundial para el desarrollo. Por lo que
respecta a los componentes de una ciudadanía democrática, el deporte impacta
positivamente en la competencia o eficacia cívica por medio de la actitud ante la
derrota, en la pluralidad por su claro impacto en materia de derechos de las
minorías y en la cooperación de los ciudadanos. En lo que toca a los valores de la
democracia, advertimos sobre nuestra reticencia a usar de forma acrítica el valor
de la fraternidad, pues nos parece nebuloso. En su lugar, propusimos el uso de la
cooperación dentro de la diversidad y la posibilidad de disenso como alternativa.
La actitud ante la derrota y la cooperación, que parecen ser apoyados por nuestro
estudio, alimentan el valor alternativo propuesto.
La preocupación de los griegos, de los revolucionarios franceses e incluso de los
nazis con el deporte parece tener fundamentos: el deporte no es una actividad
como cualquier otra. Producto de la disciplina que genera, de la cultura del
esfuerzo y la auto-superación que promueve, de la actividad vs. la pasividad, de la
necesaria aceptación tanto de la derrota como de la victoria, hace que sin
proponérselo como meta, la naturaleza y lógica de la práctica del deporte sea un
facilitador de una serie de cambios que tienen el potencial de impactar en la
edificación de una ciudadanía democrática y en la consecución de algunos de los
ODM.
Para finalizar, es preciso señalar que por razones tanto de espacio como de
nuestra delimitación, no hemos incluido los resultados del sondeo en los cuales la
variable sí práctica/no práctica del deporte se cruza con variables como el sexo y
la escolaridad. En ambos casos, los resultados obtenidos nos permiten concluir
que ya sea que la sola variable sí práctica del deporte/no práctica del deporte, o la
combinación de ésta variable con las otras dos mencionadas34, el deporte hace
una diferencia
Nos limitaremos a un ejemplo. En la pregunta 1 de género, que corresponde a la pregunta “Si tienes o
tuvieras hijos, ¿qué tareas deberían ser encomendadas al hombre?”, hay dos respuestas que pueden ser
consideradas como positivas: a) ayudar en las tareas domésticas además de ser el proveedor económico y b)
en realidad, no creo que deban diferenciarse las tareas de un hombre y de una mujer. La respuesta a fue
elegida por 30.3% de los hombres que sí practican deporte y por 22.0% de los hombres que no practican
deporte. La respuesta b fue elegida por 48.5 de los hombres que sí practican deporte y por 39.0% de quienes
no lo practican. El diferencial positivo a favor de los hombres que sí practican deporte es de 17.8%. Dos
respuestas, d) es la mujer la que debe de encargase de los hijos, no el hombre y e) ser el proveedor
económico únicamente pueden ser consideradas como negativas. El inciso d fue elegido por 8.1% entre los
hombres que sí practican deporte y por 9.8% entre los hombres que no practican deporte. Por su parte, e fue
elegido por 10.1% entre los hombres que sí practican deporte y por 22.0% entre los hombres que no lo
practican. El diferencial negativo para los hombres que no practican deporte es de 13.6%.
34
201
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Recibido: Agosto de 2013
Aceptado: Noviembre de 2013
204
HRVOJ OSTOJIC PERIC. “Enciclopedia de Iquique. Siglo XIX”. Editorial Pino
Oregón; Iquique, Chile, 2013. 578 páginas.
El texto que reseñamos está dividido en preámbulo; introducción; temas
económicos, sociales, políticos, culturales y biografías, todo ello ordenado
alfabéticamente y complementado con numerosos croquis, planos, mapas y
fotografías. Además, una reflexión, conclusión inconclusa y un apéndice sobre
minería.
En la primera parte, compuesta de preámbulo e introducción, constatamos
elementos centrales para entender Iquique de manera integral y visual, a través de
sus procesos de explotación minera (plata, guano y salitre) que el autor define así:
ubicado estratégicamente como puerta de salida de este preciado recurso, logra
aprovechar esta coyuntura para crecer aceleradamente y posicionarse como el
puerto salitrero más importante del planeta.
Según lo puntualizara en la introducción de la obra, comienza con la siguiente
exclamación ¡Nunca ha sido fácil vivir en Iquique! y responde: descrito
magistralmente por Darwin, en 1835, como un barco, al que se le debe hacer
llegar todo su abastecimiento, Iquique tuvo esa realidad hasta muy avanzado el
siglo XIX. Seguidamente afirma: Iquique, a partir de 1828, ha comenzado un
crecimiento que se convertirá en vertiginoso y que lo llevará a convertirse en el
puerto salitrero más importante del mundo y eso será a pesar de su falta de agua
y su ubicación ante el desierto más árido del planeta.
Además, describe retrospectivamente Iquique con bastante detalle, desde la
llegada de los primeros changos pescadores y contrabandistas de plata, hasta su
consolidación como puerto y vinculación con el ciclo económico salitrero. Junto
con ello, el autor señala que documentar gráficamente a Iquique desde sus
inicios, es una tarea difícil, por decir lo menos. Por más de 250 años este puerto
sin fecha de fundación, no pasó de ser una humilde caleta de pescadores, sin
interés para nadie, que languideció igual como lo hace la modesta vegetación que
sobrevive en la costa tarapaqueña gracias a la mísera humedad que le entrega la
camanchaca. Sin duda, este objetivo central, evidencia y reitera lo que otros han
escrito sobre hombres y mujeres de la costa y pampa de Tarapacá y su lucha
permanente por la sobrevivencia y adaptación al medio ambiente árido.
Al proseguir la lectura del cuerpo central del texto, se advierten historias de
instituciones, actividades económicas, personajes, sociabilidad, monumentos,
educación, arquitectura y fenómenos físicos de la región. A nuestro entender los
contenidos están a la altura de los mismos y pueden ser base para construir
205
modelos de cómo hacer historia regional y local, y dentro de ellas, cómo
representar el comportamiento humano.
En ese sentido, valoramos en el texto las temáticas mineras referidas a la plata,
guano y salitre, haciendo una descripción de cómo la vida en la pampa giraba en
torno a su puerto, los zarpes y especialmente los arribos de inmigrantes
fronterizos, europeos y asiáticos. Seguidamente, el comercio y los comerciantes,
es otro de los temas tratados con propiedad, al igual que las colectividades
extranjeras, consulados, viceconsulados, clubes, guerras, desastres naturales,
incendios y mucho más.
Un comentario especial, merecen las biografías de los personajes más
conspicuos de la elite regional, puesto que, fueron abordados con prolijidad
utilizando el método prosopográfico que nos sumergen de tal forma en Iquique,
que es inevitable no transportarse a la vida pública y privada de ellos, a saber:
Ramón Castilla, John Dawson, de La Fuente, Lisandro Carlos Gallagher, familia
Gibbs, William Russell Grace, Thaddaeus Haënke, Robert Harvey, George Hicks,
James Humberstone, David Mac-Iver, Francisco Valdés Vergara, Juan Nairn, Juan
Williamson, Joachim Darquistade y otros.
De la lectura que hicimos sobre biografías de británicos, implícitamente se
encuentra el siguiente planteamiento: la cobertura y eficacia en la acción de sus
inversiones mineras, industriales, financieras y comerciales, con sus agencias
conectadas entre sí a través de una fuente común de capitales, provenientes de
Londres, Valparaíso, Concepción e Iquique, se explican como consecuencia de los
procesos de modernización y política librecambista que vivía América Latina.
Además, sus inversiones tuvieron una directa relación con el potencial económico
que representaban desde su país de origen. En ese sentido resultaban
favorecidos especialmente aquellos que contaban con el poderío económico de
Gran Bretaña, representado por la navegación, banca, compañías aseguradoras,
importadoras-exportadoras y demás. En efecto, Gibbs, North, Harvey, Jewell,
Williamson, Balfour, Dawson y otros, dispusieron de una extensa cadena y red
cuya eficacia funcionó, pues desarrollaron habilidades adecuadas y de ese modo
obtuvieron los beneficios económicos y poder que ansiaban.
En su conjunto, la obra posee un plan expositivo, coherente, lenguaje sobrio y
algunos pasajes con estilo elegante y ameno. Por tanto, Ostoic alcanza su
propósito haciendo un aporte al conocimiento histórico de la tierra de que es
oriundo e inicia un camino como investigador, no exento de dificultades, como el
mismo señala: la guerra del Pacífico y la transición de la región, de un país a otro,
hizo perder acceso a valiosos datos, imágenes y documentos que quedaron
literalmente traspapelados en distintas bibliotecas e instituciones del mundo. No
206
obstante ello, el autor supera las dificultades y estudia fuentes bibliográficas
tradicionales y modernas que demuestran su preocupación por estar actualizado y
se aproxima a su objeto de estudio en perspectiva microhistórica.
Incluso más, la obra califica por su gran factura material en lo tocante a papel,
tipografía, ilustraciones, fotografías y demás. En consecuencia, es un libro que
debe ser bien recibido, estudiado y referenciado por quienes deseen contribuir al
conocimiento de la historia regional. Además, lo merece, porque su tono templado
nos transmite su interés por el conocimiento y el afán por comprender el devenir
histórico de personajes notables que forjaron la provincia de Tarapacá, los que su
vez, acompañados con un don inigualable para la representación visual, hace a
quienes estudian esta obra, brotar la imaginación y reflexión histórica de manera
prolífica.
En último término, tras la lectura general de este texto, quedamos a la espera que
Hjvor Ostojic siga incursionando y persevere en la investigación con “ejercicios de
la memoria”, porque, constituyen un acervo de oro blanco muy preciado para todo
aquel que quiera estudiar de primera fuente, la historia de los habitantes de una
antigua caleta de pescadores que se convirtió en un entrepot de la costa
sudamericana y forjó notables personajes a Perú y Chile, aunque no exenta del
centralismo de ambos.
Marcos Agustín Calle Recabarren
Investigador Asociado
Instituto de Estudios Internacionales INTE
Universidad Arturo Prat
207
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208
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1998 “La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas”. Ariel; Buenos
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1994 “Mujeres Aymaras y Trabajo Remunerado”. En: Revista Temas Regionales.
Corporación Norte Grande. Año 1, pp. 30-41; Arica, Chile.
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resumen deberá ser escrito en inglés y en español. Debe indicar además los
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La cita deberá ir entrecomillas. En el caso que haya comillas en el texto citado,
éstas deberán ir en comillas simples. Así por ejemplo:
“En el extremo del que hoy es un inmenso arenal, y frente á Cavancha,
se construirá por la Municipalidad, un hermoso parque, marcado ya en
el nuevo plano que servirá para el deshago de la población. Todas
estas ‘mejoras’ darán gran impulso á la nueva población de la
península de Cavancha” (Riso Patrón 1890: 44).
10.- El título como los subtítulos deberán ir en letra común (sin subrayarlos ni
ennegrecerlos), tal como se indica a continuación: La Identidad Cultural entre los
Aymaras el Norte Grande de Chile.
209
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