Introducción

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Introducción
cole+ón
estudios
41
Ll
CIBIAN
Anabal
Pinto
Empleo
Antecedentes
Comercio
Santa
In Memonam
Cruz (1920-1996)
y partlclpaclón
Pablo
en Chlle
SebastMn
SBez
Juan Salazar
Ricardo Vicuña
y resultados
de la estrategia
comerclal
del Gobierno
Aylwln
y desarrollo
industrial
Garcfa
Ricardo Ffrench-Davis
Raúl E. Sber
en Chile
Algunas
reflexiones
sobre la polftlca de
reconverslón
en la industria
del carbón
Oscar
Muñoz
DOCUMENTOS
Comentarlos
Políticas
al Ilbro “Polfticas
económicas
sociales en el Chlle democtitico”
económicas
para
la superación
de la pobreza
y
Jo& J. Brunner
Andrés Blanchl
Joaquín
Vial
G.
COLECCION
DICIEMBRE
DE ESTUDIOS
CIEPLAN
DE 1993, PP 5-6
IN MEMORIAM
ANIBAL PINTO
(1920-1996)
N” 4 1
SANTA CRUZ
Silenciosamente, recién iniciado este año de 1996, nos ha dejado Aníbal Pinto
Santa Cruz. Trabajo hasta el último día en lo que fue su pasión por décadas: et
estudio de las economías latinoamericanas con una visión regional y de largo plazo.
Son muchas las generaciones de economistas y cientistas sociales que le deben a
Pinto la perspectiva latinoamericana, ésa que nos permite compararnos, no por
anhelos pretenciosos, sino para entender mejor de qué se trata la economía de esta
región y la naturaleza estructurat de sus problemas.
Fui de la generación de alumnos de Aníbal Pinto en la Escuela de Economía de
la Universidad de Chile dc fines de los años 50. De esa Escuela que buscaba
fomentar entre los estudiantes el compromiso con la cosa pública, una obsesión por el
desarrollo y por la justicia social. Estaba en boga la modernización de los estudios
economices, y ya regresaban los primeros egresados dc los post-grados en Estados
Unidos con su bagaje de nuevas teorías, modelos y abstracciones analíticas.
Comenzaba a despreciarse el contenido institucional de los problemas porque, se
decía, ése es un aspecto accidental y muy espccítico de cada país y cada situación. Lo
importante era poder generalizar y abstraer las cuestiones centrales que incidían en la
toma de decisiones. Pero ahí estaba Pinto dando la batalla por la relevancia del
análisis, por la referencia a las estructuras, a las instituciones, a las especificidades.
No era lo mismo un país exportador de minerales, concentrados regionalmente, de
propiedad extranjera, con tecnologías intensivas en capital y de gran escala, con un
Estado que podía captar una proporción importante de ingresos a través de los
impuestos, que otro país, también exportador, pero de bienes agrícolas diseminados a
lo largo y ancho de un gran territorio, con productores nacionales y un Estado
incapaz de imponer tributación.
Su oratoria punzante, gustosa de imágenes elocuentes y su pluma fértil fueron
instrumentos eficaces de su visión crítica de la realidad. Muchos lo denostaron por
ser “sólo un economista intuitivo”, pero tcómo hubieran querido tener esa intuición!
Tuvo Pinto esa capacidad de ver siempre más allá de lo que todos estaban viendo,
para abrir caminos de análisis y de reflexión que ni los más recalcitrantes académicos
formales podían imaginar. Sus debates apasionados con los representantes de la
ortodoxia económica y de misiones extranjeras que venían a proponer políticas
monetaristas allá por los años 50, se inspirahan en la preocupación por el costo social
y el estancamiento económico que implicaban esas políticas. “Ni estabilidad ni
desarrollo”, escribió. Fue pionero de un debate que dcspucs, en los años SO, se ha
repetido a nivel internacional cuando esas mismas organizaciones preconizaron las
políticas dc ajustes para los paises insolventes. No rmenos crítico fue de la llamada
“izquierda oficial” cuando ésta pretendía elaborar análisis en base a teorías abstractas
y generales sin atender suficicntcmcntc las características propias de nuestros países.
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IN MEMORIAM
Muchas veces se creó la imagen en torno a Pinto de ser un partidario irrestricto
de las políticas de industrialización que estuvieron en boga en los años 50 y 60.
Ciertamente estaba convencido de la necesidad de desarrollar una base industrial y
tecnológica fuerte y diversificada. Su análisis sobre cl desarrollo histórico de la
economía chilena, especialmente en el periodo salitrero, lo convencieron de los
peligros y precariedad de una estrategia basada exclusivamente en la exportación de
recursos naturales. Cuando se vino abajo el mercado internacional del salitre, el país
se encontró con un “desarrollo frustrado”, concepto que acuñó cn su obra ya clásica.
Esa frustración significó varias décadas de enormes dificultades para superar las
restricciones que el comercio exlerior le imponía al resto de la economía. Visualizó a
Chile como “una economía dificil”.
Pero su defensa de las políticas de industrialización de ningún modo fueron una
aprobación de las ineficiencias y distorsiones que se generaban desde el Estado. En
sus propias palabras, uno dc los “blancos sobresalientes para la crítica-atañe a la
escasa claridad respecto de tines y medios escogidos. El país...siguió una política
genéricamenle llamada de industrializac?m, pero más por la presión de los hechos
que por una elección consciente que involucra dominio de su naturaleza, implicancias
y requisitos. De allí han emergido inevitablemente las incoherencias y las
contradicciones, la persecución de tines a menudo incompatibles y la selección de
medios muchas veces tan ineficaces como reiiidos con otros que se aplicaban al
mismo tiempo”. “La maquinaria institucional . ..no estaba a la altura de tan compleja
misión...el manejo inadecuado de los grandes instrumentos de la política económica
(política fiscal, monetaria, de cambios, de fomento, de remuneraciones, etc.) trató
vanamente de compensarse con los controles específicos o directos, cuyo lugar en
cualquier acción de envergadura no puede subestimarse, pero que son en esencia
herramientas complementarias, dc “refuerzo” de las decisiones u orientaciones
generales o “indirectas”. Ya a fines de los años 50, anlicipaba la dirección en que
debían ir las reformas a la política económica.
Más allá de sus aportes específicos al estudio del desarrollo, que ciertamente
fueron pioneros, Pinto nos deja una demostración palmaria de cómo se cumple un
compromiso vital con la causa del progreso y la justicia a través de la reflexión, el
análisis y el debate público. Nunca quiso aceptar un cargo público, a pesar de
ofrecimientos recibidos, pero sus escritos y opiniones fueron de consulta obligada por
muchas generaciones de políticos y hombres de Estado. En una época de creciente
obsesión por los purismos metodológicos y por la especialización, Aníbal Pinto dio
ejemplo de cómo el rigor y la profundidad pueden ir de la mano con la visión
general, con una cosmovisión del desarrollo de una sociedad, sin amarras a
convenciones académicas que a menudo terminan en la esterilidad intelectual. Fue
una mente fértil que le hará falta al Chile dc fines de siglo.
OSCAR MUÑOZ
GOMA