Conversación con JOÃO TABARRA
Transcrição
Conversación con JOÃO TABARRA
David Barro Conversa com JOÃO TABARRA Conversación con JOÃO TABARRA Conversation with JOÃO TABARRA THE THING WITH FEATHERS, 2003 (Courtesy: Galeria Graça Brandão) “Una película cómica es montada con la misma precisión que el mecanismo interno de un reloj”. Buster Keaton Lo señalaba André Gide: “Todo ha sido dicho, pero dado que nadie escucha tenemos que seguir volviendo atrás y comenzar todo de nuevo”. Pero, la verdad, es que no me cuesta insistir en João Tabarra, artista del que me confieso un convencido. João Tabarra pertenece al pequeño grupo de artistas que entienden que su papel está próximo a la figura de un corredor de fondo. Por eso, una vez dominado el oficio de la fotografía rompió con ella para ganar distancia, para viabilizar un discurso crítico que hoy ha expandido a sus vídeos y que le permite cuestionar, antes de nada, la imagen en un momento en que la profusión de ésta puede ser asumida como síntoma iconoclasta. Pero también porque bajo esa ironía crítica que esconde un sentido político de la vida se esconde cierta fe o creencia en el poder individual para mudar las cosas, o me atrevería a decir, para que no muden para peor de lo que están. Conversamos, como muchas otras veces, en su casa del Chiado. Con la debida calma, y hablando de casi todo, de otras imágenes. Para quien no lo conozca, lo explicaré rápidamente: las fotografías y vídeos de João Tabarra son como una barrera, una llamada de atención, una barricada irónica. La imagen, simple, aunque cuidada al detalle, siempre se impone. Pensemos en todas esas imágenes convertidas en históricas que flotan en nuestra memoria, ya sean fijas o en movimiento. En ninguna de ellas escuchamos el sonido. Siempre la imagen. Porque cuando la imagen impacta suprime el sonido. Los comentarios no estarían a la altura. Éste es un principio básico de la información audiovisual: el impacto de la imagen oblitera el sonido. La imagen es la toma de conciencia de un problema que ya estaba ahí. Es la bofetada –su desvelamiento– la que descubre la problemática a la que dábamos la espalda. En sus últimos trabajos, con el vídeo como medio predominante, continuamos atendiendo a escenas tragicómicas que nacen de lo más simple, aunque en algunas de ellas la producción se torna verdaderamente compleja. Todo para reflexionar un tanto al modo de la metahistoria bachelardiana donde el observador modifica lo observado y lo inconsciente deviene conocimiento científico; la imagen genera realidad y es anterior al pensamiento. Como siempre, Tabarra nos recuerda que la realidad se construye desde la imagen, pero también desde lo imaginado. Ese todo discontinuo de lo científico, ese songe (sueño y pensamiento) y/o rêverie (ensoñación que se dibuja entre lo real y lo imaginado) es ahora el camino para la imagen poética capaz de construir lo real. Nada más. Imagen y concepto; la primera como base para crear nuevos conceptos científicos y el segundo para arropar su viceversa. Tabarra entiende la fotografía como gesto, ese mismo gesto que Agamben entiende como centro del cine y como irremisible engranaje que permite articular la conexión de éste con la filosofía. Por eso crea otros mundos. El acto de generar –pensamiento– sería como aquello que pedía Godard: algo peligroso para el pensador y transformador de lo real, al tiempo. D. B.: Recuerdo un texto de Victor Burgin que hablaba de lo insólito que resulta pasar un día sin ver una fotografía. También de cómo ésta comparte lo estático con la pintura y lo maquinal del uso de la cámara con el cine. Burgin incidía en cómo para la mayoría de la gente, la pintura y el cine son el resultado de un acto voluntario, mientras que la fotografía semeja un ejercicio más gratuito, un contexto, y se hacía eco de una situación: mirar una fotografía más allá de un cierto período de tiempo es arriesgarse a caer en ÉXODO, 2007 (Courtesy: Galeria Graça Brandão / Museu Serralves) d 80 d 81 la frustración, porque la imagen que a primera vista nos producía placer se convierte gradualmente en un ‘velo’ a través del cual desearíamos ver -en palabras de Burgin. Tu que como artista utilizas la fotografía para la deconstrucción de los contextos y ahora el vídeo para esos mismos fines, ¿cómo ves esa relación con el tiempo?, ¿qué tiempo intentas marcarle a tus trabajos? Y ¿qué buscas en el vídeo que no buscas en la fotografía y viceversa? J.T.: Entiendo lo que quiere decir Burgin con eso del velo, pero no estoy totalmente de acuerdo. Por un lado, es algo que puede pasar. Pero también funciona como provocación, porque me hace recordar cómo el receptor cuando mira una imagen trata de completarla de una forma instantánea, como una fotografía romántica en la que hablamos del instante, de la captación del lugar, pero que dura muy poco tiempo. Lo veo una provocación porque mis intenciones nunca son controladas al límite, porque no puedes controlar toda la percepción del espectador. Al construir una imagen como artista deseo conformar un espacio-tiempo, despertar una atención para esa imagen, y cuando digo despertar una atención y construir un espacio-tiempo es que hay un ritmo propio de la fotografía, un movimiento inherente a ésta que está muy dirigido por su autor, incluso de un modo automático. Ahí radica mi oposición, porque yo pienso que veo preconstruido, que la realidad que me encuentro en la gente que está viendo mi trabajo, ese velo del que hablamos, es para mi un preconcepto, como cuando las personas que van a ver una exposición, que quieren ver lo que ya conocen porque no les gusta lo nuevo, buscan el encuentro con lo que creen que conocen, que dominan, parece una paradoja pero es verdad: cuando vamos a un museo, centro cultural o galería es para ver actualidades del pasado. d 82 Particularmente pretendo que las personas a las que me dirijo estén el tiempo que sea necesario para comprender el trabajo (soy ambicioso -risas-), no sólo para entender mis intenciones o propuestas, sino porque también entiendo que hay un complemento, porque puedes ir a ver una obra de un artista a un museo y hay muchas maneras de hacerlo; puedes dedicar media hora para ver la exposición y una hora para estar en la cafetería -normalmente es así-, y ya sales con una idea de lo que se muestra, pero todo esto es una falacia, porque tienes que ir mucho más allá y necesitas de un conocimiento previo, o a posteriori; personalmente espero que una exposición sea capaz de tocar al espectador lo suficiente para impulsarle a buscar textos, otras propuestas, y entender lo que el autor está proponiendo, porque cuando entras en una galería sales con una idea, aunque es tu idea, porque hoy en día el arte es para todos, pero posiblemente el 90 % de los que van a ver una exposición no entienden nada, no comprenden lo que están viendo. Es por eso que no pienso que al dar más tiempo a una imagen se genere un velo, puede ser una construcción de una idea de contenido. En mis trabajos siempre existen pequeñas pistas que a un observador más atento le permitirán entrar en la obra en toda su complejidad. Es un trabajo que contiene el movimiento específico de la fotografía, aunque a veces necesito el video para que ese movimiento sea entendido como algo más cinematográfico, incluso más humano o reconocible por nosotros, por la especie. Éstas son, básicamente, dos maneras de enfrentarse a una complejidad muy grande producto de trabajar con la imagen. Siempre se dice que debemos ir contra la imagen, ser precavidos respecto a ésta, incluso desconfiar de ella, velarla, y de ahí surgen muchas discusiones... pero paradójicamente siempre volvemos a la imagen y a su producción, porque forma parte de nosotros. Burgin hablaba de la experiencia de pasar un día sin ver una imagen, una fotografía; algo que me parece muy difícil, imposible. Así, yo no creo que el abstraernos de una imagen resuelva los problemas del mundo; es verdad que hay frases célebres sobre eso, pero entiendo que la cuestión está más en fortalecer u operar dentro de la posibilidad de la construcción crítica del receptor. Es decir, ‘el artista’ o ‘el autor’ se dirige a todos, pero preferentemente se dirige a gente inteligente, que tiene dudas, que quiere saber más, y que es capaz de reunir las herramientas necesarias o indispensables para el cuestionamiento de la imagen. Pero detrás de este juego de palabras, claro que tengo que concordar que ese velo del que habla Burgin existe; seguramente sea resultado de este tiempo de tinieblas que vivimos. No existe brújula capaz de salvarnos y es que estas tinieblas actúan y controlan, manipulan a través de lo que en fotografía llamamos sobre exposición, es decir, con mucha luz y mucha claridad, tanta que nos ciega o es capaz de encantarnos... Es por tanto un velo capaz de nivelarlo todo (por abajo) y que normaliza; estamos rodeados e inmersos en millones de imágenes que en su acumulación frenética no permiten al observador distinguir ni escoger, tornando prácticamente imposible la observación y construcción de la crítica, por lo que el resultado es una niebla muy densa, casi gelatinosa, el citado velo. PORTUGUESES NA EUROPA, 1995 (Courtesy: Galeria Graça Brandão) d 83 D. B.: Ese movimiento/tiempo que aplicas a la foto sería lo que los griegos llamaban epokhé, que podríamos traducir como detención. En el estoicismo esa epokhé equivale a una suspensión del juicio sobre la existencia de las cosas. Particularmente creo que en tu trabajo tratas de evitar, también, un juicio claro para dejar que el espectador concluya y decida una posición, para que tome un lugar para el ejercicio crítico. J.T.: No se trata de evitar un juicio claro cuando construyo un trabajo o cuando investigo una idea; por lo menos como objetivo principal. Entiendo que resulta poco interesante o desprovisto de cualquier interés un trabajo artístico que, además de permanecer cerrado sobre sí mismo, contiene una idea moral sobre los demás. Pero también tengo que aceptar que siempre hacemos juicios, aunque prefiero que THIS IS NOT A DRILL (NO PAIN NO GAIN), 1999 (Courtesy: Museu do Chiado) Sería algo así como una abstención, que es precisamente el sentido de epokhé en el positivismo de Husserl, que no afirma ni niega la realidad de las cosas o su existencia aunque sin caer en el escepticismo. ¿Tu trabajo retiene el acto y deja entre paréntesis un texto que hay que completar? d 84 se utilice la palabra ‘elección’. Más centrado en tu pregunta, diría, aún con ciertas dudas, que más que un paréntesis serían ‘reticencias’. Es siempre una tarea difícil -que posiblemente nos puede acompañar hasta la muerte- la labor de intentar construir una conciencia, también política, y una inscripción en la historia de los hombres. nunca observé nada de burlesco en Fellini, sino el mundo tal cual es. D. B.: Pero esa búsqueda de determinada conciencia se da en tu trabajo, donde los personajes resultan siempre enigmáticos y, habitualmente, sumidos en un aire de decadencia. También obedecen a un ejercicio de autorrepresentación. ¿Qué importancia otorgas a esa condición de personaje -tu mismo- que, en todos los casos, trata de mitigar cualquier aspecto autobiográfico que habitualmente está ligado al quehacer fotográfico para procurar ese sentido de conciencia política?. J.T.: Nunca hice una autorrepresentación, ni si quiera cuando propongo un autorretrato. No me resulta interesante ni para mí ni para los demás. El artista como cura, con predicamentos y milagros, no es mi manera de entender el arte. El artista es una persona como otra cualquiera, por lo que esa parte de autorrepresentación es la que me parece menos interesante. D. B.: Lo que sí asumirás es la presencia del artificio, aunque paradójicamente sea el arma que tienes para conectar con lo real, con la fotografía como falso documental. ¿Qué te permite la ficción? J.T.: La ficción construida me permite, igual que al poeta o al narrador, construir algo basado en pilares que son asumidos como realidad. Puede ser una arquitectura, un árbol o un contexto y que no haya una extrañeza total, pero por lo menos habrá una contextualización que sugiera una realidad, algo que conozcas. Lo utilizo mucho porque es una forma de entrar en la obra y eso me permite que el público se detenga un poco más en ésta. Por otro lado, respecto al falso documental del que hablas, me permite continuar tratando asuntos como la historia o la memoria, minando y reorganizando las cosas de manera que en esas confrontaciones encuentre el espacio ideal para eliminar una idea de secuencia histórica organizada, así como su simbología y personajes. La obra podrá ser historia en sí misma y nunca mera representación. Sin querer ser arrogante, me atrevo a decir que con mi obra propongo nuevos caminos, soluciones (risas). La revolución, por tanto (risas). D. B.: ¿De ahí que busques ese enigma del personaje? J.T.: Habitualmente hablan de mi trabajo como algo burlesco. Si por un lado lo acepto, porque es humana la necesidad de etiquetar para poder integrar en un contexto más amplio, más global, confieso que nunca he pensado en ningún personaje u obra como algo burlesco, porque, verdaderamente, éste es mi mundo. Sé que resulta extraño, por ejemplo, un hada que es un hombre. Siento y entiendo las dificultades de conseguir salir de las llamadas reglas en dirección a una cierta libertad o a un despojamiento de certezas adquiridas, pero para mí, las situaciones que creo, los contextos en los que opero con sus símbolos y personajes, son absolutamente banales. Permíteme, con toda la modestia y respeto, hablar de un gran maestro: D. B.: Pero, ¿Existe hoy un arte verdaderamente comprometido políticamente? J.T.: Si es verdaderamente comprometido o no, no lo sé. Hay varios ejemplos en toda la historia del arte de compromisos con el momento. No me parece novedad la existencia de artistas con ese compromiso, aunque a veces sea producto de un período concreto, una necesidad momentánea. Imagina que eres artista en los años veinte en Rusia. O durante el nazismo. O en la posguerra, con el hambre, la tristeza, d 85 BLEU, 2002 (Courtesy: Fundação PLMJ) el drama... Me parece natural que un artista sienta la voluntad y la necesidad de actuar. Así, como hoy, cuando el arte y la cultura atraviesan un período absolutamente sin interés, que se cocina a fuego lento, diluyéndose en las guerritas propias de las industrias culturales, todo es arte y todo es fiesta. Pero pienso que el interés reside más en una obra o un autor con una conciencia política del mundo, que en algunas propuestas d 86 que en un primer contacto se leen engagées, pero después no queda nada. D. B.: Hace poco comisarié una exposición tuya dentro de una serie de muestras que titulé Esto no es una broma. En tu obra mucha gente se ríe y, sin embargo, siempre habla de cosas serias. En este sentido, cualquiera podría caracterizarlo como humor negro, aunque no es exac- tamente así. Bajtin habló de la risa reducida en la cultura moderna. Particularmente entiendo que el humor o la ironía inicial de tus trabajos sirve, por encima de todo, para deconstruir un acto que posteriormente construyes y proyectas poéticamente como un estado de resistencia, como intentando que todos asumamos nuestro lugar de pertenencia a una comunidad derrotada en su singularidad social que, sin embargo, no te resignas utópicamente a mejorar. ¿Para qué sirve el humor o la ironía de tus trabajos? J.T.: La verdad es que no sirve para nada. Es más, como todo lo que hago. Pero está claro que el humor funciona como una puerta de entrada. En varias ocasiones asistí a las risas del público ante trabajos u obras que para mí son de una violencia extrema. El fin último, es que a través de una aparente simplicidad, se pueda tocar en asuntos que para muchos están virtualmente resueltos en la historia de las conquistas y glorias de la aventura humana. Es como poder volver a la materia dada y proponer un re-análisis, una y otra vez. Para los más despistados, o para las ‘estrellas de la novedad’, continuamos a analizar propuestas, asuntos, dudas, como en la era Neandertal. Para mí, es un motivo de orgullo. D. B.: En sus últimas obras semeja como si todo convergiese cara a su taller, lo que podría actuar a modo de metáfora sobre la imposibilidad del hombre de aprehender su destino. Tabarra nos hace preguntarnos qué existencia nos queda, o cuál es posible. Y lo hace resistiendo en su condición política. “La cuestión humana no es cuántos pueden sobrevivir dentro del sistema, sino qué especie de existencia es posible para aquellos que sobreviven”; la frase, del primer planetologista de Arrakis, Pardot Kynes, nos lleva, otra vez, a esa preocupación sobre la condición humana tan presente en la trayectoria artística de João Tabarra. El cine conven- cional no ha registrado durante, sino después, esa miseria; Tabarra trata de situarse en la historia como escena, como ese cine capaz de irrumpir en el orden del hecho histórico antes de conformarse con un profético coitus interruptus. Y esa interrupción, con forma de barricada en la conciencia, de penetración en lo oscuro, ese benjaminiano rechazo al relato triunfalista de un hombre que más que nunca es víctima de la pobreza de la experiencia, se pliega y despliega en los trabajos de Tabarra como un palíndromo, en los primeros años de un modo más frontal y más tarde mostrando esa misma condición política pero a partir de una estructura visual más compleja, aunque aparentemente pudiese indicar lo contrario. ¿Cuáles son tus preocupaciones actuales? J.T.: Como sabes, la exposición G me supuso dos años de investigación y construcción hasta la reciente exhibición, lo que fue para mi un trabajo hercúleo aunque me dejó feliz con el resultado. En estos momentos estoy por un lado completando y por otro recomenzando (este proyecto ya sufrió retrasos) un nuevo proyecto para 2008 en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo (Museu del Chiado, Lisboa). Como siempre, comienzo lentamente pero de forma más segura al aislarme de todo, es una especie de construcción de una cápsula donde pasaré la mayor parte de mis días y horas hasta octubre con la intención de dar cuerpo a una nueva exposición. Me atrevo a decir que la muestra G reforzó y me ayudó a madurar algunos ‘temas’ que vengo explorando a lo largo de los años, y a partir de lo que ya tengo escrito intentaré profundizar en la posibilidad de continuar la construcción de una crítica, tarea que nunca acabará... Por ahora no quiero revelar mucho pero puedo señalar algunos asuntos que en este momento rodean los trabajos que estoy desarrollando, como el d 87 O ENCANTADOR DE SERPENTES, 2007 (Courtesy: Galeria Graça Brandão) d 88 d 89 tráfico humano, la nueva esclavitud, fronteras, memoria e historia, el poder, la ideología, las o la identidad, los nuevos príncipes, en fin, me gustaría conseguir -incluso por necesidad personal de garantizar una cierta reflexión sobre el tiempo, nuestro tiempo- o de alguna manera encontrar dentro del arte y en lo que hago, espacio, tiempo y caminos para un cuestionamiento crítico del presente... Así, como una especie de “mode d’emploi” para supervivientes (risas), no sé si lo has advertido pero estamos impregnados PROMENADES AU DESASTRE, 2001 (Courtesy: NMS Vie/ABN AMRO) d 90 de comunicación e información, aunque cada vez estamos más solos y diluidos en la multitud: es aquel velo normalizado (risas) Conversa com João Tabarra pio básico da informação audiovisual: o impacto da imagem oblitera o som. A imagem é a tomada “Monta-se uma comédia cinematográfica com de consciência de um problema que já existia. É a a mesma precisão que o funcionamento interno bofetada – o seu desvelamento – a que descobre a de um relógio.” problemática a que viramos as costas. Buster Keaton Nestes últimos trabalhos, com o vídeo como meio predominante, continuámos atendendo a André Gide apontou: “Tudo já foi dito, mas cenas trágico-cómicas que nascem do mais sim- uma vez que ninguém ouve, temos de continu- ples, ainda que nalgumas delas, a produção se ar a voltar atrás e começar tudo de novo”. Mas torna verdadeiramente complexa. Tudo para re- a verdade é que não me custa insistir em João flectir um tanto a modo da meta-história bache- Tabarra, artista de quem me confesso um conven- lardiana onde o observador modifica o observado cido. João Tabarra pertence ao pequeno grupo de e o inconsciente se torna conhecimento cien- artistas que entendem que o artista está próximo tífico; a imagem gera realidade e é anterior ao da figura de um corredor de fundo. Por isso, uma pensamento. Como sempre, Tabarra recorda-nos vez dominado o ofício da fotografia rompeu com que a realidade se constrói a partir da imagem, ela para ganhar distância, para viabilizar um dis- mas também desde o imaginado. Esse todo des- curso crítico que hoje expande nos seus vídeos contínuo do científico, esse songe (sono e pensa- e que lhe permite questionar, antes de mais, a mento) e/ou rêverie (ensonhação que se desenha imagem num momento em que a profusão des- entre o real e o imaginado) é agora o caminho ta pode ser assumida como sintoma iconoclasta. para a imagem poética capaz de construir o real. Mas também, porque sob essa ironia crítica, que Nada mais. Imagem e conceito; a primeira como esconde um sentido político da vida, se esconde base para criar novos conceitos científicos e o certa fé ou crença no poder individual para mu- segundo para cobrir seu vice-versa. Tabarra en- dar as coisas ou, atrever-me-ia a dizer, para que tende a fotografia como gesto, esse mesmo gesto não mudem para pior do que já estão. que Agamben entende como centro do cinema Conversamos, como muitas outras vezes, na e como irremissível engrenagem que permite ar- sua casa no Chiado. Com a devida calma, e fa- ticular a conexão deste com a filosofia. Por isso lando de quase tudo, de outras imagens. Para cria outros mundos. O acto de gerar – pensamen- quem não o conhece, explicá-lo-ei rapidamente: to – seria como aquilo que pedia Godard: algo as fotografias e vídeos de João Tabarra são como perigoso para o pensador e transformador do real, que uma barreira, uma chamada de atenção, uma simultaneamente. barricada irónica. A imagem, simples, ainda que cuidada até ao detalhe, impõe-se sempre. Pen- D.B.: Lembro-me de um texto de Victor Bur- semos em todas essas imagens convertidas em gin que falava de quão estranho é passar um dia históricas que flutuam na nossa memória, sejam sem ver uma fotografia. E também de como esta fixas ou em movimento. Em nenhuma delas escu- partilha o estático com a pintura e o aspecto ma- tamos o som. Sempre a imagem. Porque, quando quinal do uso da câmara com o cinema. Burgin a imagem gera impacto, suprime o som. Os co- salientava que para a maioria das pessoas a pintu- mentários não estariam à altura. Este é um princí- ra e o cinema são o resultado de um acto volun- d 91 tário, ao passo que a fotografia parece um exercício mais gratuito, um contexto, e se fazía eco de uma situação: olhar para uma fotografia para além de um certo período de tempo é arriscar cair em frustração porque a imagem que, à primeira vista, nos dá prazer vai gradualmente convertendo-se num ‘véu’ através do qual desejaríamos ver – nas palavras de Burgin. Tu que, enquanto artista, utilizas a fotografia para a desconstrução de contextos e agora o vídeo, para os mesmos fins, como vês essa relação com o tempo? Que tempos tentas imprimir nos teus trabalhos? O que é que procuras no vídeo que não procuras na fotografia e vice-versa? J.T.: Entendo o que Burgin quer dizer com isso do véu, mas não estou totalmente de acordo. Por um lado, é algo que pode passar. Contudo, também funciona como provocação, porque me faz lembrar a forma como o receptor instantaneamente trata de completar a imagem que observa, como uma fotografia romântica em que se fala do instante, da captação do lugar, mas que dura muito pouco tempo. Vejo-o como uma provocação porque as minhas intenções nunca são controladas ao limite, porque não podes controlar toda a percepção do espectador. Ao construir uma imagem, como artista desejo formar um espaçotempo, despertar a atenção para essa imagem, e quando digo despertar a atenção e formar um espaço-tempo é que existe um ritmo próprio da fotografia, um movimento inerente a esta que está muito controlado pelo seu autor, inclusivamente de um modo automático. Aí radica a minha oposição, porque eu penso que eu vejo as coisas préconstruídas, que a realidade que eu encontro nas pessoas que vêem o meu trabalho, esse véu de que aqui falamos, é para mim um preconceito, como quando as pessoas que vão ver uma exposição, que querem ver o que já conhecem porque o novo não lhes agrada, procuram o encontro com d 92 BARRICADES IMPROVISÉES, 2001 (Courtesy: Museu Serralves) d 93 aquilo que acham que conhecem, que dominam, um conhecimento prévio, ou a posteriori; pesso- parece paródia mas é verdade: quando vamos a almente, espero que uma exposição seja capaz um museu, centro cultural ou galeria é para ver de tocar o espectador o suficiente para o impe- actualidades do passado. lir a ir buscar textos, outras propostas e entender Pretendo sobretudo que as pessoas a quem me aquilo que o autor está a propor, porque quando dirijo permaneçam o tempo que for preciso para entras numa galeria sais de lá com uma ideia, compreenderem o trabalho (sou ambicioso – ri- embora seja a tua ideia, porque hoje em dia a sos – ), não só para entender as minhas intenções arte é para todos, mas possivelmente noventa por ou propostas, mas porque também entendo que cento das pessoas que vão ver uma exposição há um complemento, porque podes ir ver a obra não entendem nada, não compreendem o que de um artista a um museu e há muitas maneiras estão a ver. É por isso que não acho que ao se dar de o fazeres; podes dedicar meia hora para ver mais tempo a uma imagem se gere um véu, pode a exposição e uma hora para estares na cafeta- ser uma construção de uma ideia de conteúdo. ria – normalmente é assim – e já sais com uma Nos meus trabalhos existem sempre pequenas ideia do que está exposto, mas tudo é uma falácia pistas que permitirão ao observador mais atento porque tens de ir muito mais além e precisas de entrar na obra, em toda a sua complexidade. É O SONO DO ASTRÓNOMO, 2007 (Courtesy: Galeria Graça Brandão / Fundação Ilídio Pinho) d 94 um trabalho que contém o movimento específi- logo o resultado é um nevoeiro muito denso, qua- co da fotografia, ainda que às vezes preciso do se gelatinoso, o tal véu… vídeo para que esse movimento seja entendido como algo mais cinematográfico, inclusivé mais D.B.: Esse movimento/tempo que aplicas à fo- humano ou reconhecível por nós, pela espécie. tografia seria o que os gregos denominavam de Estas são, basicamente, duas maneiras de enfren- epokhé, que se pode traduzir como detenção. No tar uma complexidade muito grande que resulta estoicismo essa epokhé equivale a uma suspen- do trabalho com a imagem. Sempre se disse que são do juízo sobre a existência das coisas. Penso devemos ir contra a imagem, estarmos preveni- que no teu trabalho também tentas evitar parti- dos em relação a ela, até mesmo desconfiar dela, cularmente um juízo claro para permitires que o e a partir daqui levantam-se muitas discussões... espectador chegue a uma conclusão e tome uma Mas paradoxalmente voltamos sempre à imagem posição, para que assuma um papel no exercício e à sua produção, porque faz parte de nós. Burgin crítico. Seria algo como uma abstenção, que é falava da experiência de passar um dia sem ver precisamente o sentido de epokhé no positivismo uma imagem, uma fotografia; algo que me parece de Husserl, que não afirma nem nega a realidade muito dificil, impossível. Assim, não acredito que das coisas ou a sua existência, mas sem cair no abstrairmo-nos de uma imagem resolva os proble- cepticismo. O teu trabalho retém o acto e deixa mas do mundo; é verdade que há frase célebres entre parêntesis um texto que deve ser comple- sobre isso, mas acho que a questão passa mais tado? por fortalecer ou operar dentro da possibilidade J.T.: Quando construo um trabalho ou quan- da construção crítica do receptor. Ou seja, “o ar- do investigo uma ideia não se trata de evitar um tista” ou “o autor” dirige-se a todos, mas dirige-se juízo claro; pelo menos não como objectivo prin- preferentemente a pessoas inteligentes, que têm cipal. Penso que se torna pouco interessante ou dúvidas, que querem saber mais e são capazes de até mesmo desprovido de qualquer interesse um reunir as ferramentas necessárias ou indispensá- trabalho artístico que, para além de estar fechado veis ao questionamento da imagem. sobre si próprio, contém um julgamento moral Mas fora deste jogo de palavras, claro que sobre os demais trabalhos. Mas também tenho de tenho que concordar que esse véu de que o Bur- aceitar que estamos sempre a emitir juízos de va- gin fala existe; será talvez resultado deste tempo lor, embora prefira que se utilize a palavra “elei- de “novas trevas” que estamos a viver, não hà ção”. Centrando-me mais na tua pergunta, diria, bússula que nos salve. É que estas trevas actuam ainda que com algumas dúvidas, que mais do que e controlam, manipulam através do que em foto- um parêntesis seriam “reticências”. É sempre uma grafia chamamos sobre-exposição, ou seja com tarefa dificil – que possivelmente pode acompa- muita luz e muita claridade, tanta que nos cega nhar-nos até à morte – o trabalho de tentar cons- ou nos encanta… Portanto é um véu que tudo ni- truir uma consciência, também política, e uma vela (por baixo), que normaliza; estamos rodea- inscrição na história dos homens. dos e imersos por milhões de imagens que na sua acumulação frenética não permitem ao observa- D.B.: Mas essa busca de determinada cons- dor distinguir ou escolher. Torna practicamente ciência ocorre no teu trabalho, onde os perso- impossível a observação e construção da critica, nagens acabam sempre por ser enigmáticos e, d 95 THE MOONWATCHER’S DEFEAT, 2007 (Courtesy: Galeria Graça Brandão) d 96 d 97 normalmente, sumergidos num ar de decadên- de que dispões para a ligação com o real, com a cia. Também obedecem a um exercício de auto- fotografia como falso documental. O que é que a representação. Que importância investes nessa ficção te permite? condição de personagem – tu próprio – que, em J.T.: Tal como ao poeta ou ao narrador, a ficção todos os casos, trata de mitigar qualquer aspec- construída permite-me construir algo baseado em to autobiográfico que habitualmente está ligado pilares que são tidos como realidade. Pode ser à tarefa fotográfica para procurar esse sentido de uma arquitectura, uma árvore ou um contexto consciência política?. e que não haja uma estranheza total, mas pelo J.T.: Nunca fiz uma auto-representação, nem menos haverá uma contextualização que sugira sequer quando proponho um auto-retrato. Não é uma realidade, algo que conheças. Utilizo-a mui- interessante nem para mim nem para os outros. O to porque é uma forma de entrar na obra e isso artista como sacerdote, com prestígio e milagres, permite-me que o público se detenha um pouco não é a minha forma de entender a arte. O artista mais nesta. Por outro lado, em relação ao falso é uma pessoa como outra qualquer, pelo que essa documental a que te referes, permite-me continu- parte de auto-representação é a que me parece ar a tratar assuntos como a história ou a memória, menos interessante. minando e reorganizando as coisas de maneira que nessas confrontações encontre o espaço D.B.: E por isso procuras esse enigma da personagem? ideal para eliminar uma ideia de sequência histórica organizada, assim como a sua simbologia J.T.: Normalmente falam do meu trabalho e personagens. A obra poderá ser história em si como burlesco. Se por um lado aceito isso, por- mesma e nunca mera representação. Sem querer que a necessidade de etiquetar para poder inte- ser arrogante, atrevo-me a dizer que com a minha grar num contexto mais amplo, mais global, é obra proponho novos caminhos, soluções (risos). uma necessidade humana; confesso que nunca A revolução, portanto (risos). pensei em nenhuma personagem ou obra como algo burlesco porque este é verdadeiramente o meu mundo. Sei que é estranho, por exemplo, D.B.: Mas hoje em dia existe mesmo uma arte politicamente comprometida? uma fada ser um homem. Sinto e entendo as J.T.: Se é verdadeiramente comprometida ou dificuldades de conseguir sair das chamadas re- não, não sei. Há vários exemplos em toda a his- gras em direcção a uma certa liberdade ou a um tória da arte de compromissos com o momento. despojamento de certezas adquiridas, mas, para Não acho que seja uma novidade a existência de mim, as situações que crio, os contextos em que artistas com esse compromisso, embora às ve- opero com os seus símbolos e personagens, são zes seja produto de um período concreto, uma absolutamente banais. Permite-me, com toda a necessidade momentânea. Imagina que eras um modéstia e respeito, falar de um grande mestre: artista nos anos vinte, na Rússia. Ou durante o nunca vi nada de burlesco em Fellini, a não ser o nazismo. Ou no pós-guerra, com a fome, a tris- mundo tal como ele é. teza, o drama... Parece-me natural que um artista sinta a vontade e a necessidade de actuar. Assim d 98 D.B.: O que, de facto, assumes é a presença do como hoje, quando a arte e a cultura atravessam artifício, ainda que, paradoxalmente, seja a arma um período absolutamente sem interesse, que se cozinha a lume baixo, diluindo-se nas guerritas próprias das indústrias culturais, tudo é arte e D.B.: Nas suas últimas obras parece como se tudo é festa. Mas acho que o interesse reside mais tudo convergisse para o seu estúdio, o que pode- numa obra ou num autor com uma consciência ria actuar enquanto metáfora sobre a impossibili- política do mundo, do que em algumas propostas dade do homem apreender o seu destino. Tabarra que à primeira vista passam por comprometidas, faz-nos perguntar que existência nos resta, ou mas depois não fica nada. qual é possível. E fá-lo resistindo na sua condição política. “A questão humana não é quantos D.B.: Há pouco tempo comissariei uma ex- podem sobreviver dentro do sistema, mas que es- posição tua dentro de uma série de mostras que pécie de existência é possível para aqueles que intitulei Isto não é uma piada. Na tua obra mui- sobrevivem”; a frase, do primeiro planetologista ta gente se ri e, no entanto, sempre fala de coi- de Arrakis, Pardot Kynes, leva-nos, outra vez, a sas sérias. Neste sentido, podia-se caracterizá-la essa preocupação acerca da condição humana como humor negro, embora não seja exactamen- tão presente na trajectória artística de João Tabar- te assim. Bajtin falou do riso reduzido na cultura ra. O cinema convencional não registou durante, moderna. Pessoalmente, acho que o humor ou a mas sim depois, essa miséria; Tabarra trata de se ironia inicial dos teus trabalhos serve sobretudo situar na história como cena, como esse cinema para desconstruir um acto que posteriormente capaz de irromper na ordem do facto histórico constróis e projectas poeticamente como um es- antes de se conformar com um profético coitus in- tado de resistência, como que tentando fazer-nos terruptus. E essa interrupção, com forma de barri- assumir o nosso lugar de pertença a uma comuni- cada na consciência, de penetração na escuridão, dade derrotada na sua singularidade social que, essa recusa benjaminiana ao relato triunfalista de no entanto, não te resignas utopicamente a me- um homem que mais do que nunca é vítima da lhorar. Para que serve o humor ou a ironia dos pobreza da experiência, dobra-se e desdobra-se teus trabalhos? nos trabalhos de Tabarra como um palíndromo, J.T.: A verdade é que não serve para nada. nos primeiros anos de um modo mais frontal e, Aliás, como tudo o que faço. Mas está claro que mais tarde, mostrando essa mesma condição po- o humor funciona como uma porta de entrada. lítica mas a partir de uma estrutura visual mais Em várias ocasiões assisti às risadas do público complexa, ainda que aparentemente pudesse in- perante trabalhos ou obras que para mim são de dicar o contrário. Quais são as tuas preocupações uma violência extrema. O fim último é que atra- actuais? vés de uma simplicidade aparente, se possa tocar J.T.: A exposição G, como sabes, ocupou-me em assuntos que para muitos estão virtualmente dois anos só de investigação e construção até à fixos na história das conquistas e glórias da aven- sua exibição recentemente, o que foi para mim tura humana. É como poder voltar à matéria dada um trabalho “hercúleo” mas que me deixou feliz e propor uma re-análise, uma e outra vez. Para os com os resultados. Neste momento estou por um mais despistados, ou para as “estrelas da novida- lado a completar e por outro a recomeçar (este de”, continuamos a analisar propostas, assuntos, projecto já sofreu adiamentos) um novo projecto dúvidas, como na era Neandertal. Para mim é para 2008 no Museu Nacional de Arte Contem- motivo de orgulho. porânea (Museu do Chiado, Lisboa). Como sem- d 99 TEST II, 2004 (Courtesy: Galeria Graça Brandão) pre, começo lentamente mas de forma segura a cravatura, as fronteiras, a memória e a historia, o afastar-me de tudo. É uma espécie de construção poder, a ideologia, as ou a identidade e os novos de um casulo onde irei passar a maior parte dos principes. Enfim, gostaria de conseguir isso até meus dias e horas até Outubro de forma a dar por necessidade pessoal de garantir uma certa re- corpo a uma nova exposição. flexão sobre o tempo, o nosso tempo, de alguma A G reforçou e, atrevo-me a dizer, ajudou-me maneira encontrar dentro da arte e no que faço, o a amadurecer alguns “temas” que tenho vindo a espaço, o tempo e os caminhos para um questio- explorar ao longo dos anos, e, pelo que já tenho namento critico do presente… Assim como uma escrito, vou tentar aprofundar a possibilidade da espécie de “mode d’emploi” para sobreviventes continuação de construção de uma critica, tarefa (risos). Não sei se tens reparado mas estamos im- que nunca terminará… Não quero por agora re- pregnados de comunicação, de informação, mas velar muito, mas posso assinalar alguns assuntos cada vez mais sós e diluidos na multidão. É o tal que por agora andam à volta dos trabalhos que véu normalizado (risos…) estou a desenvolver: o trafico humano, a nova es- d 100 Conversation with João Tabarra slap –its unveiling– that uncovers the problem we have turned our backs on. “A film comedy is assembled with the same precision as the inner workings of a watch” Buster Keaton In these latest works, with video as the predominant means, we continue to witness tragi-comic sense that are born out of the most simple things, although in some of them the production becomes André Gide pointed out: “Everything has been truly complex. All to reflect somewhat in the man- stated, but as no one listens we have to keep on ner of Bachelardian meta-history, where the specta- going back and starting over again”. But the truth tor modifies what is observed and the uncoinscious is that I don’t find it hard to insist on João Tabarra, becomes scientific knowledge; the image gener- an artist about whom I confess I am convinced. ates reality and is previous to thought As always, João Tabarra belongs to the small group of artists Tabarra reminds us that reality is constructed from who feel that an artist is like a long distance run- the image, but also from what is imagined. This dis- ner. Thus, having mastered the field of photography, continuous whole of the scientific, this songe (dream he broke away from it in order to gain distance, in and thought) and/or rêverie (slumbering state that order to make viable a critical discourse that today goes between the real and the imagined) is now has expanded to his videos and which allows him to the path for the poetic image capable of construct- question, before anything else, the image at a time ing the real. Nothing else. Image and concept; the when its profusion might be seen as an iconoclas- first as the base to create new concepts and the tic symptom. But also because beneath that critical second to clothe its vice-versa. Tabarra understands irony hiding a political sense of life there is a certain photography as a gesture, that same gesture that faith or belief in individual power to change things, Agamben sees as the centre of the cinema and as or, I might dare state, to stop them getting worse. the irremissible gearing that allows an articulation of its connection with philosophy. For that reason We talked, like so many times, in his house in he creates other worlds. The act of generating Chiado. With due calm, and speaking about almost –thought– would be like that one that Godard re- everything, about other images. For those who don’t quested: somewhat dangerous for the thinker and know him I will briefly explain him: João Tabarra’s transformer of the real at the same time. photographs and videos are like a barrier, an alerting, an ironic barricade. The image, which is simple, D. B.: I recall a text by Victor Burgin that spoke although carefully detailed, always stands out. Let about how strange it is to spend a day without see- us think of all those images converted into historic ing a photograph. Also about how photography ones that float in our memory, whether they are still shares the static element with painting and shares or moving ones. We never hear the sound in any of the mechanical aspect of using a camera with the them, Always the image. Because when the image cinema. Burgin stressed how for most people paint- takes impact it suppresses the sound. Commentar- ing and cinema are the result of a voluntary act, ies wouldn’t be up to this. This is the basic principle while photography seems to be a more gratuitous of audiovisual information: the impact of the image exercise, a context, and was the echoing of a situa- obliterates the sound. The image is a becoming tion: to look at a photograph longer than a certain aware of a problem that was already there. It is the period of time is to risk falling into frustration, be- d 101 d 102 DRAMA, 2006 (Courtesy: Galeria Graça Brandão) d 103 cause the image that at first sight grants us pleasure the work. I am ambitious (laughs), not only about gradually becomes a ‘veil’ through which we would understanding my intentions or proposals, but also wish to see – in Burgin’s words. You as an artist use because I consider that there is a complement, photography to deconstruct contexts and now because you can go and see an artist’s work at a video for the same purposes. How do you see that museum and there are many ways of doing it; you relationship with time? What time do you intend can devote half an hour to looking at the exhibi- to impress on your works? And what do you look tion and an hour to being in the café –it’s normally for in video that you don’t look for in photography like that– and then you come out with an idea of and vice-versa? what is exhibited, but its all a fallacy, because you have to go much further and you need advance or d 104 J.T.: I understand what Burgin means about a posteriori knowledge; I personally hope that an that veil, but I don’t agree completely. On the one exhibition is able to touch the spectator enough to hand it is something that might happen. But it also impel him to look for texts, other proposals, and to works as a provocation, because it makes me re- understand what the author is proposing, because call how when the receiver looks at an image he when you go into a gallery you come out with an attempts to complete it in an instant manner like idea, even though it is your idea, because nowadays a romantic photograph in which we speak of the art is for everyone, but possibly 90% of those who moment, of the capturing of the place, but which go to see an exhibition don’t understand anything. lasts a very short time. I see a provocation because They don’t understand what they are seeing. This is my intentions are never totally controlled, because why I don’t think that giving more time to an image you can’t control all of the spectator’s perception. generates a veil; it may be the construction of an On building an image as an artist I wish to form idea of content. In my works there are always small a space-time, arousing attention to this image, and clues that allow a more aware observer to enter the when I say arouse attention and build a space-time work in its full complexity. It is a work that contains it means that there is a rhythm suited to photogra- the specific movement of the photograph, although phy, a movement inherent to it and that is very di- sometimes I need video so that this movement can rected by its author, even in an automatic way. That be understood as something more cinematograph- is where my opposition lies, because I think that ic, even more human or recognisable by us, by the I see things pre-constructed, that the reality that I species These are basically two ways of dealing with find in the people who see my work, that veil we a great complexity, the product of working with the spoke about, is a preconceived notion for me, like image. One always says that we should go against when the people who go to see an exhibition, who the image, be forewarned about it, even distrustful want to see that which they already know because of it, watching it, and a lot of arguments come from they don’t like what is new, and are looking for an this... But paradoxically we always come back to the encounter with what they believe they know, what image and its production, because it is a part of us. they dominate. This seems like a paradox, but it is Burgin spoke about the experience of spending a true: when we go to a museum, cultural centre or day without seeing an image, a photograph, some- gallery, it is to see current work from the past. thing which seems very difficult or impossible to I particularly intend for the people I direct my me. So I don’t believe that our removing ourselves work at to be there long enough to understand from an image solves the world’s problems; it is true that there are famous sayings about this, but I think frenetic accumulation do not allow the spectator that the issue is more one of strengthening or op- to distinguish or choose. It makes observation and erating within the possibility of the receiver’s critical construction of criticique practically impossible, and construction. That is, “the artist” or “the author” is so the result is a very thick, almost gelatinous fog, directed at everyone, but preferably at intelligent that veil… people, who have doubts, who wish to know more, and who are able to bring the necessary or indis- D. B.: That movement you apply to the photo pensable tools together for questioning the image. may be what the Greeks called epokhé, which we But outside this game of words, of course I have may call ‘arrest’. In stoicism that epokhé is equivalent to agree that the veil that Burgin talks about ex- to a suspending of a decision on the existence of ists; it is perhaps the result of that time of “new things. I particularly believe that in your work you darknesses” that we are living through, and not the also try to avoid a clear judgement in order to allow compass that might save us. These darknesses act the spectator to conclude and decide on a position, and control, manipulating through that which we to take a stance for the critical exercise. It would call over-exposure in photography.That is, too much be something like an abstaining, which is precisely light and too much clarity, so much that it blinds us the meaning of epokhé in Husserl’s positivism, which or enchants us … So it is a veil that levels every- neither affirms nor denies the reality of things or thing (down), that normalises; we are surrounded their existence, although it does not fall into scepti- by and immersed in millions of images that in their DANCE ME TILL THE END OF TIME, 2004 (Courtesy: Galeria Graça Brandão) d 105 cism. Does your work retain the act and leave a text into a wider and more global context, I confess that to be completed in parenthesis? I have never thought of any character or work as J.T.: It’s not a matter of avoiding a clear judge- something burlesque, because this is truly my world. ment when I construct a work or when I investigate I know that a fairy that is a man is strange. I feel and an idea; at least as a main aim. I think that there is understand the difficulties of managing to get out little interest or none at all in an artistic work that, of the so-called rules and moving towards a cer- besides being closed in upon itself, contains a moral tain freedom or a stripping of acquired certainties, idea about other ones. But I also have to accept that but for me the situations I create, the contexts in we are always making judgements, even though I which I operate with their symbols and characters prefer one to use the word “choice”. But as to your are absolutely banal. Allow me, with all modesty and question, I would state, albeit with certain doubts, respect, to speak of a great maestro: I have never that rather than a parenthesis this would be a “res- seen anything burlesque in Fellini except the world ervation”. It is always a difficult task –one that may just as it is. possibly remain with us until death– to try to build a consciousness that is also political and an inscription in the history of men. D.B.: What you are assuming is the presence of the artifice, although it is paradoxically the soul you have in order to connect with the real, with the D.B.: But that search for a determined con- sciousness takes place in your work, where the photograph as a false documentary. What allows you this fiction? characters are always enigmatic and habitually sub- J.T.: The constructed fiction allows me, just like merged in an air of decadence. They also follow an the poet or the narrator, to construct something exercise of self-representation. What importance based on pillars that are assumed as reality. It may do you attribute to that condition of the character be an architecture, a tree or a context, and there –you yourself– who in all cases deals with mitigating may be no total strangeness, but at least there will some autobiographical aspect that is usually associ- be a contextualization that suggests a reality, some- ated to the photographic task in order to seek out thing that you know. I use it a lot because it is a that sense of political consciousness? way of entering the work, and that allows me to let I’ve never made a self-representation, not even the public linger a little longer on it. On the other when I propose a self-portrait. It is of no interest for hand, I respect the false documentary you are talk- me or for others.The artist as a priest, with prestige ing about; it allows me to carry on dealing with and miracles, is not my way of seeing art. The art- subjects like history or memory, undermining and ist is a person like anyone else, and therefore that reorganising things so that in these confrontations aspect of self-representation is what seems of least I find the ideal space for eliminating an idea of or- interest to me. ganised historical space, as well as its symbology and characters. The work might be a story in itself and D.B.: Is that where you get that enigma of the character? J.T.: People usually talk about my work as some- thing burlesque. If on one hand I accept this, because it is only human to need to give labels for one to fit d 106 never a mere representation. Without wishing to be arrogant, I dare say that with my work I am proposing new paths and solutions (laughs).The revolution, therefore (laughs). D.B.: Then, is there a truly politically committed art nowadays? the humour works as an entrance. On several occasions I have witnessed the public’s laughter at pieces J.T.: Whether it is truly committed or not, I don’t or works that for me are extremely violent.The ulti- know. There are several examples of commitment mate aim is that through something apparently sim- to the moment throughout the history of art. The ple one can touch on subjects that for many people existence of artists with this commitment doesn’t are virtually fixed in the history of the conquests seem to be a new thing to me, although often it may and glories of the human adventure. It is like being be the product of a specific period, a momentary able to go back to ground covered and propose a need. Imagine you were an artist in the twenties in re-analysis, once and again. For those who are most Russia. Or during the Nazi period. Or the post-war distracted, or for the “stars of the novelty”, we con- period, with starvation, sadness and drama... I think tinue to analyse proposals, subjects and doubts just it is natural for an artist to feel the will and the as in the Neanderthal era. For me it’s a reason for need to act. Just like today, when art and culture are pride. going through a period that is absolutely without any interest, that is on a back burner, being diluted D.B.: In his latest works it seems like everything in petty little wars befitting the cultural industries, has converged to his workshop, which might be a everything is art and everything is a party. But I think metaphor about man’s inability to apprehend his that the interest lies more in a work or in an au- destiny. Tabarra makes us ask what existence is left thor with a political conscience of the world than in to us, or what is possible. And he does so resisting some proposals that at first sight seem committed in his political condition. “The human question is not but after which nothing remains. how many can survive inside the system, but what sort of existence is possible for those who survive”; D.B.: A short while ago I curated an exhibition the expression, by the first planetologist of Arrakis, of yours within a series of showings I entitled This Pardot Kynes, leads us once again to that concern is not a Joke. In your work a lot of people laugh, about the human condition that is so present in and yet it always deals with serious things. In this João Tabarra’s artistic career. Conventional cinema sense one could characterise it as black humour, al- has not registered during, but after, that misery; though it isn’t exactly like that. Bajtin spoke of the Tabarra locates himself in the story as a scene, like reduced laughter in modern culture. I particularly that cinema capable of breaking out in the order consider that the initial humour or irony in your of historical fact before conforming to a prophetic works serves above all to deconstruct an act that coitus interruptus. And that interruption, in the shape you later construct and project poetically as a state of a barricade in awareness, of penetration in the of resistance, as if intending us all to assume our dark, that Benjaminian rejecting of the triumphalist position as belonging to a defeated community in report of a man who is more and more the victim its social uniqueness that you nevertheless are not of the poverty of experience, folds and unfolds in resigned to improve in a utopian manner. What is Tabarra’s work like a palindrome, in the first years in the function of the humour or the irony in your a more direct manner and later showing that same works? political condition but from a more complex visual J.T.: The truth is that it doesn’t serve any func- tion. Indeed, like everything I do. But it is clear that structure, although he may apparently indicate the opposite. What are your current concerns? d 107 J.T.: As you know, the G exhibition took me two years of research and construction until its recent exhibition, which was a Herculean task for me, but which left me pleased with the results. At the moment I am on the one hand completing and on the other hand restarting (this project has had delays) a new project for 2008 at the National Museum of Contemporary Art (Chiado Museum, Lisbon). As always, I start out slowly but surely withdrawing myself from everything. It is a sort of construction of a cocoon in which I will spend most of my days and hours until October in order to give shape to a new exhibition. G has reinforced and I dare say helped me to mature certain subjects that I have been exploring over the years, and, from what I have written, I am going to try to deepen the possibility of continuation of the construction of a critique, a never-ending task … I don’t want to reveal too much right now, but I can highlight some subjects around the works I am developing at the moment: human trafficking, the new slavery, frontiers, memory and history, power, ideology, identity and the new princes. So, I would like to manage this, even due to a personal need to guarantee a certain reflection on time, our time, in some manner to encounter, within art and in what I do, space, time and the paths for a critical questioning of the present… As well as a sort of “mode d’emploi” for survivors (laughs). I don’t know whether you’ve noticed, but we are impregnated with communication, information, but we are increasingly alone and diluted into the crowd. It’s that normalised veil (laughs…) LA ISLA, 2006 (Courtesy: Galeria Graça Brandão / Ellipse Foundation Collection) d 108 d 109