El Agua en Iberoamérica. De la Escasez a la

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El Agua en Iberoamérica. De la Escasez a la
Centro de Estudios
Trandisciplinarios del Agua
PROGRAMA IBEROAMERICANO
DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
PARA EL DESARROLLO
EL AGUA EN IBEROAMÉRICA
De la Escasez a la Desertificación
editores
Alicia Fernández Cirelli
Elena Abraham
CYTED XVII
Aprovechamiento y Gestión de Recursos Hídricos
2002
2
EL AGUA EN IBEROAMÉRICA
De la escasez a la desertificación
Editores
Alicia Fernández Cirelli
Elena Abraham
Publicado por:
CYTED XVII
CETA - Centro de Estudios Transdiciplinarios del Agua
Facultad de Ciencias Veterinarias
PROGRAMA IBEROAMERICANO
DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
PARA EL DESARROLLO
Centro de Estudios
Trandisciplinarios del Agua
2002
COMITÉ ACADÉMICO
Alicia Fernández Cirelli (Argentina)
Elena María Abraham (Argentina)
Raymundo Garrido (Brasil)
Milton Cedraz (Brasil)
Carlos Tucci (Brasil)
Eduardo Lana (Brasil)
Heraldo Peixoto (Brasil)
Irma Vila (Chile)
Lucas Fernández Reyes (Cuba)
Remiggio Galárraga (Ecuador)
Fernando López-Vera (España)
Carlos Díaz Delgado (México)
Luis Santos Pereira (Portugal)
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DE LA ESCASEZ A LA DESERTIFICACIÓN
Índice
CYTED XVI ...............................................................................................................7
Prologo - Editores......................................................................................................9
1- Las tierras secas en Iberoamérica.
A. Fernández Cirelli y A. V. Volpedo....................................................................11
2- Lucha contra la desertificación en las tierras secas de Argentina. El caso de Mendoza.
E.M. Abraham ...............................................................................................27
3- Sequía y pobreza.
R. J. Garrido ......................................................................................................45
4- Sistemas intertropicales de altura: humedales altiplánicos.
I. Vila Pinto. ..................................................................................................63
5- Gestión integrada en zonas áridas de la Región Oriental de Cuba.
L. Fernández Reyes. .......................................................................................73
6- Determinación de índices de aridez en la zona sur del Ecuador para analizar la
problemática de la desertificación.
R. H. Galárraga- Sánchez, F. Cazar y V. Vergara ..................................................87
7- La gestión de la demanda de agua como instrumento para un desarrollo sostenible
de regiones áridas y semiáridas.
F. López Vera ..............................................................................................105
8- Impacto de la contaminación de río Las Vacas sobre la calidad del agua del Río
Motagua, Guatemala.
J. F. Pérez Sabino, B. E. Oliva Hernández y B. Callejas. ........................................111
9- Desarrollo de una metodología entrópica para la gestión integrada de cuencas
hidrológicas.
D. Antón, C. Diaz Delgada y E. Quentin. ...........................................................121
10- Gestión sustentable del agua en el semiárido paraguayo.
B. D. Rejalaga Cubas. ...................................................................................137
11- Conservação e poupança de agua para conviver com a escassez e a seca.
L. Santos Pereira..........................................................................................147
12- CYTED-XVII:Cooperación científico-tecnológica iberoamericana.Una herramienta
util para aportar soluciones a la problemática de las tierras secas.
A. Fernández Cirelli. .....................................................................................161
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6
CYTED XVII
Los países de Iberoamérica constituyen una vasta unidad histórica y cultural, que involucra
una gran extensión y diversidad desde el punto de vista de los recursos naturales y del medio
ambiente. El agua es parte indisoluble de éstos, pero está también indisolublemente ligada, en su
uso y manejo, a la cultura de los pueblos.
La mayor parte de los países iberoamericanos tiene un alto porcentaje de su territorio bajo
condiciones de sequedad, afectado por procesos de desertificación en distintos grados. El agua es
un recurso escaso y estratégico para el desarrollo equitativo de las tierras secas. Los pobladores
de estas áreas, al ver disminuída su calidad de vida por el progresivo deterioro de sus condiciones
ambientales, fundamentalmente de escasez de agua, se ven forzados a emigrar a zonas urbanas,
provocando la agudización de los problemas de concentración en áreas periurbanas, con el
incremento de las condiciones de pobreza, violencia y marginalidad.
Las tierras secas, en general clasificadas en zonas semiáridas, áridas y desiertos, están
definidas en función de las lluvias. Las condiciones climáticas no se pueden modificar, pero sí se
pueden mejorar las condiciones de manejo de estos ecosistemas, para evitar el proceso de
desertificación creciente al que están sometidos por prácticas incorrectas y no planificadas. La
Convención Internacional de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía
(CCD) considera que las tres principales causas de la desertificación son el sobrepastoreo, la
deforestación y las prácticas agrícolas deficientes, que eliminan los nutrientes del suelo,
salinizándolo, desecándolo, compactándolo o sellando su superficie y provocando la acumulación
de sustancias tóxicas.
Las Universidades y Centros de Investigación y Desarrollo, como parte inseparable de la
sociedad están obligados a la consideración de sus problemas más acuciantes y a la búsqueda de
soluciones creativas, seguras y económicas.
El gran desafío que enfrentan todos los países iberoamericanos es el abastecimiento de
agua en cantidad y calidad adecuadas para todos sus habitantes. El planteo conceptual
subyacente a este logro en el CYTED-XVII: Aprovechamiento y gestión de recursos hídricos, es
privilegiar el conocimiento del vínculo existente entre la utilización del agua y de los ecosistemas
que la abastecen.
La vinculación entre las diferentes disciplinas relacionadas con la compleja temática del
agua, así como la articulación entre la investigación y la gestión, son necesidades evidentes para
lograr un manejo integrado y sustentable de las zonas secas. En estas zonas, es necesario analizar
la relación oferta-demanda de recursos hídricos, para poder actuar no sólo en la gestión de la
oferta, sino también en la gestión de la demanda. La escasez de agua determina más que en otras
zonas de mayor abundancia relativa, un uso eficiente del agua, el análisis del deterioro de su
calidad, las posibilidades de reuso, las tecnologías apropiadas para un manejo integrado de todos
los recursos naturales. Es en estas poblaciones de regiones de menor desarrollo relativo,
normalmente con economías de subsistencia, donde se hace evidente recurrir a la recuperación de
conocimientos tradicionales, revalorizando el papel de los pobladores.
Las técnicas a aplicar en cada una de las situaciones deben ser apropiadas y validadas
localmente.
Desde el CYTED-XVII queremos realizar un aporte desde los estudios básicos hasta los
sistemas de gestión, del conocimiento y las experiencias en Iberoamérica. Científicos de
diferentes áreas del conocimiento han analizado la problemática de las regiones semiáridas y
áridas, diseñando diferentes técnicas para abordar el tema de la escasez de agua y las prácticas
productivas en esas condiciones, con un desarrollo heterogéneo en los distintos países. Las
jurisdicciones involucradas en la gestión del agua también muestran estructuras diferentes en las
distintas regiones. Estos hechos, unidos a las raíces históricas y culturales comunes, auspician
excelentes resultados cuando desde la cooperación se fomenta el conocimiento de las
problemáticas y de los actores, y los intercambios de información y experiencias.
En la primera publicación de “El agua en Iberoamérica”, se reunieron visiones del estado de
7
acuíferos, lagos y embalses en los diferentes países, enfatizando la necesidad de la colaboración
para su estudio. En la segunda publicación, se presentaron visiones de los humedales
iberoamericanos y aspectos de la purificación y depuración de aguas, para garantizar agua segura
a la población. En el tercer volumen, se mostró un panorama desde los estudios limnológicos de
cuerpos de agua lénticos en Sudamérica, en particular, el problema de eutrofización, hasta las
alternativas de manejo, a través de medidas estructurales y no estructurales.
En este cuarto volumen de “El agua en Iberoamérica”, se describe la magnitud del
problema de aridez en varios países y se presentan experiencias de manejo y gestión en tierras
semiáridas y áridas, y posibles medidas estructurales y no estructurales orientadas a mitigar el
efecto de la escasez de agua. El intercambio de información y experiencias en los distintos países a
través del análisis de situaciones particulares, el esfuerzo sintético y la sinergia en la interrelación
será beneficioso a la hora del planteo de soluciones para lograr un desarrollo equilibrado y evitar
los procesos de desertificación por influencia antrópica en estos ecosistemas vulnerables.
Esperamos que este material sea de utilidad en nuestra región para lograr un mejor
aprovechamiento y gestión del agua.
Alicia Fernández Cirelli
Coordinadora Internacional CYTED-XVII
Directora del Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua
Facultad de Ciencias Veterinarias
Universidad de Buenos Aires
Septiembre 2002
8
Prólogo Editores
En este libro se reúnen contribuciones de distintos países iberoamericanos que tratan la
problemática de las tierras secas en la región desde distintas ópticas. Es nuestra intención
difundir estos conocimientos en forma amplia para lograr un manejo adecuado de estas zonas
altamente vulnerables y evitar así su desertificación.
Las tierras secas, que reciben menos de 500 mm anuales de precipitación, han sido
clasificadas como zonas semiáridas, áridas, predesérticas o desérticas, pero en realidad no hay
un límite entre ellas sino hay una continuidad en la naturaleza. En estas tierras vive el 38% de
la población mundial, y la creciente presión demográfica provoca una degradación acelerada de
sus suelos y una agravación de la sequía.
En Iberoamérica, todos los países poseen tierras secas. En la península ibérica, su
extensión comprende el 50% en España y 20% en Portugal. Situaciones disímiles se presentan
también en Latinoamérica. En Argentina, el 75% de su territorio está afectado por problemas
de sequía, pero en esta zona sólo habita el 30% de su población. En Brasil, en cambio, sólo el
18% de su territorio es árido o semiárido, pero allí viven 18,5 millones de personas. En las
tierras secas peruanas que alcanzan el 38% del territorio, habita casi el 90% de la población.
Por otra parte, Uruguay y Venezuela presentan una muy baja proporción de tierras áridas y
semiáridas, pero no están exentos de problemas causados por actividades antrópicas.
La sobreexplotación del recurso, allí donde es escaso, generalmente destinado a
actividades agropecuarias de subsistencia, provoca la salinización de suelos con pérdida de
productividad y trae como consecuencia el éxodo rural. El proceso de urbanización es creciente
en los países en desarrollo donde en los últimos cincuenta años se cuadruplicó la población de
muchas ciudades, como por ejemplo Bogotá, México DF, Sao Paulo y Managua. En México,
donde las tierras áridas alcanzan casi el 40% de su territorio, el 18,3% de la población (17
millones de personas) viven en el distrito federal, que representa el 0,3% del territorio. Esta
situación ha provocado la sobreexplotación del acuífero del Valle de México, que trajo como
consecuencia el hundimiento de la ciudad.
En las tierras secas, por su vulnerabilidad, y por lo imprescindible del agua como factor
de desarrollo y calidad de vida, la relación oferta-demanda debe ser cuidadosamente analizada.
La conservación y el manejo del agua están relacionados con la eficiencia en su uso y el
deterioro de su calidad incide en su disponibilidad. Un tema central es el debate sobre el precio y
el valor del agua en estas zonas. Por otra parte, es necesario analizar la gestión del agua en
estas regiones y el proceso de desertificación. La desertificación no es un problema de los
desiertos: es la consecuencia de la sobreexplotación que el hombre hace de las tierras secas. El
clima juega un papel catalizador, pero no es determinante del proceso. Sí lo son las prácticas
agrícolas inadecuadas, el sobrepastoreo, la deforestación, los procesos de urbanización, la
expansión de la frontera agropecuaria, el mal manejo del recurso hídrico que favorece el
anegamiento y la salinización de los suelos, o los procesos de empobrecimiento de la población,
que generan miseria y migración. Por eso es importante la evaluación de los condicionantes
naturales y la presión antrópica, valorando la recuperación de los conocimientos tradicionales,
generando o adaptando tecnologías adecuadas y priorizando la participación de la población en
el manejo del recurso. La gestión sustentable del agua trasciende los aspectos de orden técnico,
es un desafío que compromete a la sociedad en su conjunto.
Los trabajos reunidos en este volumen fueron presentados y discutidos en el “II
Seminario Internacional CYTED-XVII. Un Enfoque Integrado para la Gestión Sustentable del
Agua. Experiencias en regiones semiáridas”, realizado en Salvador, Bahía, Brasil, en marzo de
2002, que contó con la presencia de especialistas de once países iberoamericanos.
La extensión de las tierras secas en Iberoamérica hacen que esta problemática sea
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común a todos nuestros países y que deba ser atendida, ya que el manejo sustentable del agua
y las medidas estructurales y no estructurales que ello conlleva, serán efectivas en la lucha
contra la desertificación.
La relación entre sequía y pobreza analizada para las regiones secas de Brasil, abre la
discusión acerca de un binomio que debe tenerse en cuenta a la hora de plantear soluciones.
Nuestros países no pueden seguir conviviendo con los efectos perversos de ambos términos del
binomio. Las iniciativas que contribuyan a atenuar estos efectos deben ser alentadas y puestas
a disposición de los decisores de políticas públicas, ambientales y sociales.
Se presenta una metodología novedosa para la gestión integrada de cuencas
hidrológicas, basada en las leyes de la termodinámica, procurando establecer un conjunto de
criterios que permitan determinar la magnitud de degradación del agua y la energía necesaria
para devolverla a su condición original, o bien para destinarla a otro uso en función de la
demanda y volumen de agua requerida. Se analizan los principales instrumentos de gestión de
la demanda, como forma de liberar recursos y poder incrementar la oferta de una forma
sostenible, y cómo las medidas de gestión y prácticas de uso deben adaptarse a las condiciones
de escasez de agua, teniendo en cuenta los indicadores de desempeño para distintos usos.
Los problemas que se presentan en distintas regiones de Iberoamérica se analizan
desde el conocimiento científico y técnico y se rescatan las experiencias de gestión en distintos
países, como por ejemplo Argentina, Brasil, Cuba, España y Paraguay, cuyas recomendaciones
pueden ser de utilidad en situaciones similares.
El manejo del agua en las tierras secas debe contemplar un sistema integrado de
gestión, que sea económicamente viable, ecológicamente sostenible y socialmente apropiado.
Para ello se requiere conocer la existencia, estado y ubicación de los recursos y condiciones
naturales y los aspectos socioeconómicos, así como sus interrelaciones funcionales, ya que la
sobreexplotación de cualquiera de estos recursos producirá la ruptura del equilibrio funcional
con trastornos irreversibles para el ecosistema.
En todos los trabajos se pone de manifiesto la necesidad de la integración de
conocimientos y la importancia de una gestión integrada y participativa del agua para que la
escasez no dé lugar a la desertificación.
Los editores agradecen a los autores de los trabajos la participación en este volumen de
“El Agua en Iberoamérica. De la escasez a la desertificación”, al Comité Académico por la
revisión de los trabajos y al CYTED por haber permitido un intercambio fructífero entre
especialistas de varios países con amplia experiencia en la generación de conocimientos y la
gestión del agua en tierras secas.
Alicia Fernández Cirelli
Elena Abraham
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LAS TIERRAS SECAS DE IBEROAMERICA
Alicia Fernández Cirelli1,2 y Alejandra V. Volpedo2
Coordinadora Internacional CYTED XVII. 2.Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua
(CETA) Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad de Buenos Aires
1
Palabras clave: zonas áridas y semiáridas, disponibilidad de agua y población, gestión del
agua
Resumen
Se presenta una visión de las zonas semiáridas y áridas de Iberoamérica, la
disponibilidad de agua en los diferentes países, su uso por sectores y el impacto del crecimiento
poblacional y el proceso de urbanización en los países de América Latina. Se enfatiza la
necesidad de una gestión integrada del recurso, que contemple no sólo aspectos económicos,
sino también sociales y ambientales.
Key words: Semi-arid and arid areas, water disponibility and population, water management.
Abstract
Semi-arid and arid areas in Iberoamérica, are described and analyzed, as well as water
disponibility in the different countries, its use by different sectors, and the impact of population
growth and the urbanization process in Latin America countries. The need of an integrated
water management is emphasized taking in account economic, social and environmental
aspects.
Introducción
Las tierras secas también llamadas zonas áridas, semiáridas y desiertos, reciben
anualmente precipitaciones menores a los 500 mm. Estas regiones representan más de un
tercio de la superficie terrestre, mientras las áreas cultivadas apenas abarcan una décima parte
(Griffin, 2000) (Fig. 1 y Tabla 1). Las tierras secas se encuentran predominantemente en
latitudes medias, entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio, a ambos lados del Ecuador. En
estas latitudes, la circulación atmosférica genera vientos secos y templados que descienden
desde las capas superiores de la atmósfera y son la principal causa de aridez. En efecto, las altas
presiones, que reinan de manera casi permanente en las proximidades de los 30º de latitud,
impiden las precipitaciones en esas zonas. Por otra parte, la presencia de cadenas montañosas
ubicadas geográficamente, a distancias considerables respecto de los océanos, contribuye a la
agravación del fenómeno, ya que los vientos húmedos que vienen desde las zonas oceánicas
descargan su humedad en las costas, transportando hacia tierra adentro escasa humedad. En
las tierras secas la amplitud térmica diaria también modela el paisaje generando una variedad
de suelos (arenas, arcillas y limos), que dan sustento a numerosos organismos. La biota que
habita las zonas áridas y semiáridas presenta numerosas especializaciones morfológicas,
fisiológicas y comportamentales, que le permiten adecuarse a las condiciones extremas
presentes y es en muchos casos endémica (Daley, 2000).
El hombre ha habitado las extensas tierras secas de nuestro planeta por miles de años y
ha desarrollado en ellas sus actividades productivas. Solo el 11 % de los suelos disponibles para
la agricultura no necesitan la aplicación de técnicas de riego, drenaje u otro tipo de tecnologías.
El 89% restante de los suelos debe ser adecuadamente manejado y acondicionado para
desarrollar prácticas agrícolas (FAO, 2001) debido a que puede ser demasiado seco (28%), o
poseer problemas relacionados con la calidad química óptima para la producción (23%), o ser
demasiado superficial (22%), o húmedo (10%) o permagélido (6%) (Fig. 2).
11
El 38% de la población mundial (2.300 millones de personas) vive en zonas áridas y
semiáridas. Las zonas áridas presentan mayores limitaciones para la producción, ya que sólo
reciben anualmente un promedio de precipitaciones entre 100 y 300 mm. En estas zonas,
aunque las opciones productivas son limitadas, se realiza ganadería extensiva. Las zonas
semiáridas son utilizadas también para la producción ganadera utilizando pasturas naturales,
pero con aplicación de tecnologías de riego es posible producir cultivos alimenticios y forrajes
(Tabla 2).
La degradación de los suelos en las zonas semiáridas y áridas producida por las
variaciones climáticas y las actividades humanas es un fenómeno de alcance mundial que
afecta a 3.600 millones de ha. Las causas de la desertificación son numerosas, el
sobrepastoreo, el incremento de la superficie utilizada para huertas, la deforestación y el
establecimiento de industrias relacionadas con la producción agrícola, y afectan a más 250
millones de personas (Fig.3).
El sobrepastoreo en África y en Australia es el factor fundamental de la degradación de
los suelos y la duración e intensidad de las sequías, llegando a afectar a más de 220 millones y
80 millones de ha, respectivamente. En Asia, Australia, Sudamérica y Europa, el número de
hectáreas comprometidas no alcanza a los 200 millones, en estos últimos tres continentes
llegan a ser afectadas 75, 60 y 40 millones de ha, respectivamente.
El incremento de la superficie utilizada para huertas llega a 200 millones de ha en Asia, y
a 110 millones en África. Esto se debe principalmente a la cantidad de personas que en estos
continentes se dedica a la agricultura como actividad económica de subsistencia,
estructurándose en minifundios de organización familiar. América del Norte, Europa y
Sudamérica destinan a este objetivo entre 50 y 100 millones de ha, mientras que en Australia la
cantidad de superficie dedicada al cultivo de huertas es escasa (10 millones de ha).
En Asia, la deforestación afecta a más de 300 millones de hectáreas, mientras que en
Sudamérica y en Europa este problema involucra entre 80 y 100 millones de hectáreas. África y
Australia ven comprometidas solamente 50 millones de hectáreas por esta problemática, ya
que en gran parte sus territorios son zonas áridas o semiáridas desprovistas de cobertura
forestal.
Los países industrializados europeos son los que producen la mayor cantidad de insumos
para la tecnificación de la agricultura y utilizan mayores superficies en actividades agrícolas
intensivas con uso de agroquímicos, semillas híbridas y equipamientos. Esta superficie puede
involucrar a 25 millones de ha.
En este contexto, podemos evidenciar que si bien el agua es un recurso esencial para la
vida y el desarrollo de las actividades humanas en cualquier región del planeta, en las zonas
áridas y semiáridas donde dicho recurso es limitante, el manejo integrado del mismo es una
condición fundamental y prioritaria. Si bien el 70% de la superficie del planeta posee agua, no
toda es accesible para el hombre. Los mares y océanos poseen el 97.5% del agua del planeta,
mientras que la mayor concentración de agua dulce se encuentra en los casquetes polares (2%)
y el agua almacenada a más de 1000 m de profundidad (0,5%). El agua fácilmente accesible de
ríos y lagos sólo alcanza el 0,02%.
La escasez de agua dulce potable o potencialmente potabilizable es uno de los desafíos
cruciales con que nos enfrentamos en este siglo. El aumento poblacional y la necesidad de
alimentación ejercen una presión creciente sobre un recurso limitado, que se deteriora por las
actividades del hombre. Esta situación es más grave en zonas semiáridas y áridas, por la
limitada cantidad disponible de agua y por el uso que se le da a dicho recurso.
Zonas Áridas y Semiáridas en Iberoamérica
12
En una visión global, Sudamérica presenta grandes extensiones de áreas áridas y
semiáridas, pero en una escala nacional los países que la integran poseen una gran
heterogeneidad de climas, suelos y distribución de los recursos, en especial del agua.
Las zonas áridas y semiáridas representan el 75% del territorio de la República
Argentina: En ellas habitan 9 millones de personas que representan el 30% de la población
total. Estas zonas son la Puna, la Prepuna, el Chaco, el Centro-Oeste y la Patagonia. Cada una
de ellas presenta caracteres distintivos, pero la ganadería es la actividad económica
predominante. Esta actividad está organizada en minifundios y en latifundios, dependiendo de
la región. En las regiones del Chaco y del Centro-Oeste la agricultura es la actividad más
importante, por lo que en muchos casos con el objetivo de aumentar la productividad de las
tierras, se han aplicado técnicas inadecuadas de riego. Estas técnicas generaron problemas de
salinización y sodificación de suelos en el 40% de la superficie (584.049 ha) (INTA, 1992). En la
Patagonia, las pérdidas y deterioro del suelo se deben prácticamente a la introducción del
ganado ovino y al sobrepastoreo.
El 61% del territorio boliviano sufre problemas erosivos por las intervenciones humanas
relacionadas con la actividad minera, la extracción forestal, la explotación petrolera y las
actividades agroindustriales. Este tipo de actividades productivas deterioran la calidad del agua
haciendo que los acuíferos y los someros cuerpos de agua, vean afectada su calidad y volumen.
Las zonas áridas y semiáridas de Brasil se encuentran en el nordeste y norte de Minas
Gerais, en lo que se conoce como “Polígono das secas”, debido a las sequías periódicas que se
allí se suceden. Esta zona ocupa 858.000 km2, lo que representa el 18% del territorio brasileño y
en ella viven 18,5 millones de personas las cuales desarrollan una economía de subsistencia y
se hayan en niveles de extrema pobreza (EMBRAPA, 1994; Banco Mundial, 2002). La
implementación de inadecuadas técnicas de riego han producido que el 30% de la zona sufra
problemas de salinización y sodificación.
El territorio continental chileno es predominantemente montañosos y posee pocas
áreas optimas para desarrollar actividades agrícolas, de estas áreas, el 70% son áridas y
presentan diferentes grado de erosión.
Colombia y Ecuador poseen el 13,6% y el 20%, respectivamente, de tierras secas, pero
en estas zonas están establecidas la mayoría de los centros urbanos y asentamientos rurales
(Lugo, 1995; Sierra et al., 1999) . En periodos de desabastecimiento de agua, se produce un
éxodo rural hacia a los centros urbanos. Este desplazamiento hace que surjan conflictos
sociales, que exista un crecimiento no planificado de las ciudades y que los servicios se saturen,
lo que lleva a generar situaciones de tensión social y pobreza.
En Perú, el 38% de su territorio corresponde a zonas áridas y semiáridas, en las cuales
reside el 88% de la población. En estas zonas se desarrollan principalmente actividades
agrícolas y mineras, que utilizan los acuíferos subterráneos (Villasante et al., 1997). La
extracción de volúmenes de agua desmedidos y la lenta recarga natural de los acuíferos,
produce el agotamiento local del recurso, perjudicando no sólo a los habitantes de la zona y sus
actividades productivas, sino también afectando al ecosistema integralmente. Además el uso
del riego por medio de técnicas erróneas hace que el 40% de la superficie cultivada de Perú esté
salinizada.
La República de Uruguay cuenta con una extensión de 176.215 km2, y aunque la
cantidad de precipitaciones supera los 500 mm, la irregularidad de las mismas y su variabilidad
interanual hacen que el agua escasee en los terrenos destinados a la agricultura y la ganadería
(Estudio Ambiental Nacional de Uruguay, 1992). Esto conjuntamente con factores
socioeconómicos hacen que las poblaciones rurales se hayan reducido en un 35 % por la
13
migración de los individuos hacia las ciudades.
Venezuela presenta una baja proporción de tierras áridas o semiáridas debido a su
ubicación altitudinal y a su clima (Dourojeanni, 1999). Sin embargo las zonas costeras linderas
al Mar Caribe presentan distintos grados de aridez debido a la erosión del suelo provocadas por
deforestación.
La ciudad de México es un claro ejemplo de la importancia del manejo adecuado de los
acuíferos. Históricamente esta ciudad se emplazó en el Lago Texcoco el cual en tiempos
precolombinos fue desecado parcialmente por los aztecas. En la actualidad, habitan en la zona
metropolitana de la ciudad de México 17 millones de personas, que representan el 18,3% de la
población total; sin embargo, la superficie que ocupa esta megaurbe en relación al territorio
total es de 0,3%. Esto determinó que el acuífero del Valle del México fuera sobreexplotado, con
el consecuente descenso del nivel de las aguas subterráneas y el hundimiento de la ciudad (BID,
1998). La recarga del acuífero es de solo 20 m3/s mientras que las extracciones son del orden
de 45m3/s, lo que genera un déficit de 25 m3/s. Se estima que en los últimos años la ciudad de
México se hundió 7,5 m. Este hundimiento da como resultado severos daños en la
infraestructuras y servicios urbanos y elevados costos en la obtención de agua potable.
Los países ibéricos España y Portugal, tampoco escapan a la problemática del agua.
España posee el 50% de su territorio de zonas áridas y semiáridas, mientras que en Portugal
este porcentaje es de 20% Ambos países poseen más del 80% de su población asentados en
estas zonas y han implementado estrategias conjuntamente con el resto de la Comunidad
Europea, que permiten un mejor uso y reuso del agua y su reposición en los acuíferos, la
construcción de embalses, humedales artificiales, el monitoreo y la aplicación de regulación y
normativas legales del uso del recurso (Instituto Nacional de Estadísticas de España, 2002).
El conjunto de países iberoamericanos comparte además de una cultura común,
similares dificultades relacionadas con el abastecimiento de agua en las zonas áridas y
semiáridas de sus territorios. Estas problemáticas tienen como eje el agotamiento y el deterioro
de los acuíferos. La sobreexplotación del recurso, generalmente destinado a las actividades
agropecuarias y en el caso de Chile, Bolivia y Perú a la explotación minera, provoca su
salinización. Ambas situaciones generan además de perdidas económicas, un éxodo rural hacia
los centros urbanos, los cuales se ven desbordados en la capacidad de brindar servicios básicos
a la población y por el surgimiento de conflictos sociales.
Las actividades humanas también estarían modificando la evolución de las regiones
áridas y semiáridas por vías indirectas. En efecto, se estima que la acumulación en la atmósfera
de gas carbónico proveniente de los automóviles, de la calefacción y de otras emanaciones de
origen industrial y agrícola pueden provocar un recalentamiento de la Tierra: el llamado “efecto
invernadero”. No es posible predecir aún las consecuencias a escala regional de ese fenómeno,
pero probablemente en algunos decenios la aridez aumentará en ciertas regiones y disminuirá
en otras. El hombre podría así desencadenar importantes cambios climáticos, comparables a
los que se han producido a lo largo de la historia geológica e Iberoamérica no estaría ajena a
esta situación.
Poca agua, mucha gente.
La disponibilidad de los recursos hídricos y su relación con la población mundial es muy
heterogénea. Asia tiene el 60% de la población mundial y sólo el 36% del recurso hídrico;
Europa posee el 13% de población y el 8% del recurso hídrico; en África vive el 13% de la
humanidad y tan sólo se dispone del 11% del agua; en cambio, en América del Norte y Central
reside el 8% de la población y ésta disfruta del 15% del recurso hídrico; y, finalmente,
Sudamérica tiene el 6% de la población del mundo, pero el 26% de los recurso hídricos. Estas
divergencias sumadas a la dificultad de estimar la cantidad de agua que se necesita para
14
mantener estándares de vida aceptables o mínimos hace que sea muy compleja la valoración de
este recurso. En general, se considera que un volumen de 20 a 40 litros de agua dulce por
persona por día, es el mínimo necesario para satisfacer las necesidades de bebida e higiene.
La cantidad de agua que las personas realmente utilizan en un país no sólo depende de
las necesidades mínimas y de cuánta agua se dispone para el uso, sino también del nivel de
desarrollo económico y del grado de urbanización. Mundialmente, se considera que de las tres
categorías corrientes del uso de agua dulce, la agricultura representa un 70% de todas las
extracciones anuales de agua; la industria, un 20% y el uso doméstico, un 10%.
En Latinoamérica, el uso de agua anual en promedio per capita está en el rango de
28.739 m3 a 472.813 m3 (Mata et al., 2001). En Centroamérica, las estimaciones sobre la
disponibilidad del agua indican que el 70% de la población vivirá la escasez del agua en los
próximos años (Izmailova y Moiseenko, 1998). Estas proyecciones permiten estimar que la
salud de la población se verá afectada. Según CEPAL (1999) 78 millones de latinoamericanos
aún no tienen acceso al servicio de abastecimiento de agua potable. La OMS y UNICEF (2000)
señalan que las sociedades que no cuenten con agua en cantidad y calidad suficiente, verán
impactada su salud. Este impacto se podrá intensificar en la transmisión de enfermedades
infectocontagiosas, en el incremento de los riesgos epidemiológicos y en las intoxicaciones
producidas por contaminantes, en particular en poblaciones vulnerables en su economía y
servicios. Algunas de las enfermedades transmitidas por el agua son el cólera, la fiebre tifoidea,
la poliomielitis, la meningitis y la hepatitis A y E (Rodríguez Contreras Pelayo, 2000). Los seres
humanos y los animales pueden actuar de huéspedes de bacterias, virus o protozoos que
causan estas enfermedades. En lugares que carecen de instalaciones de saneamiento
apropiadas, las enfermedades transmitidas por el agua pueden propagarse con gran rapidez.
Según las estimaciones, todos los años se registran 4.000 millones de casos de enfermedades
diarreicas, que causan 3 a 4 millones de defunciones, sobre todo entre la población infantil.
La disponibilidad de agua dulce en los países de Iberoamérica muestra una gran
heterogeneidad, desde 1.641 m3 por habitante en Perú hasta 61.750 m3 por habitante en
Paraguay (Tabla 3). Sin embargo, esta distribución de agua no es homogénea hacia el interior
de un mismo país. En un enfoque global que no considere la heterogeneidad en la distribución
del recurso y la presencia de zonas áridas o semiáridas, se pueden encubrir importantes
aspectos locales.
El porcentaje de extracción anual del recurso en relación con la disponibilidad del mismo
es mayor en aquellos países que poseen menores recursos. Además cuanto mayor sea el
incremento de la población y la calidad de vida de la misma, la extracción de agua es mayor
(Tablas 3 y 4). En todo el mundo, la demanda de agua dulce per cápita se incrementa
considerablemente a medida que los países se desarrollan económicamente y el número de
habitantes aumenta.
A medida que aumenta la población en las ciudades, debido a la natalidad y a las
migraciones rurales hacia los centros urbanos, será cada vez más difícil satisfacer la demanda
creciente de agua. En los países en desarrollo, el rápido crecimiento urbano suele ejercer una
fuerte presión en los sistemas de abastecimiento de agua. En los últimos cincuenta años, por
ejemplo se cuadruplicó la población de muchas ciudades de Latinoamérica, como Bogotá,
México D.F., Sao Paulo y Managua. Este crecimiento desmedido lleva a la generación de
conflictos entre diferentes sectores.
Los conflictos y disputas relacionados con el agua no son nuevos, sino que se
desarrollaron a lo largo de la historia, adoptando muchas formas (Tabla 5). A medida que las
poblaciones y los niveles de desarrollo industrial crecieron, se incrementó la competencia entre
usuarios por los recursos hídricos limitados. En algunas regiones, estas disputas se manifiestan
como conflictos entre los consumidores domésticos, los defensores del medio ambiente y los
15
agricultores. En otras regiones, la competencia ocurre entre países y en algunos casos estos
conflictos pueden terminar en enfrentamientos bélicos. La historia nos muestra que la escasez
de agua contribuye a la inestabilidad política, a conflictos socioeconómicos y guerras locales,
regionales e interestatales (Tabla 5).
Existen muchos mecanismos para reducir los riesgos de conflictos: el establecimiento de
principios universales y de tratados regionales del agua, los sistemas cooperativos de gestión
del agua, el mejoramiento en la comprensión de los recursos hídricos, y los procesos
reconocidos de resolución de disputas previamente a su derivación en conflictos. Sin embargo,
las deficiencias en la compilación, sistematización, análisis y difusión de datos suelen dificultar
la resolución de los problemas. Se necesita estandarizar los métodos de recolección y
valoración de datos, así como también incentivar la aplicación de mecanismos que permitan
compartir los datos sobre el agua a diferentes escalas (regional, estatal, nacional e
internacional). Una medida importante para evitar conflictos (entre agricultura,
abastecimiento de agua urbana y rural, y necesidades industriales) es la transmisión y difusión
de información y la búsqueda de la participación de las personas involucradas en la discusión
de los problemas y soluciones relacionados con los usos y las problemáticas del agua. En otro
nivel, también es necesario mejorar las estrategias conjuntas de manejo de cuencas
compartidas.
El incremento de la población ha sido acompañado de una notoria concentración de ésta
en las zonas urbanas, algunas de las cuales ya figuran entre las concentraciones de población y
actividades económicas más grandes a nivel mundial, y el despoblamiento de las zonas rurales.
La concentración de la población en las zonas urbanas es un reflejo del movimiento migratorio
del medio rural al urbano, del crecimiento vegetativo de las zonas urbanas y de la reclasificación
de las zonas rurales en urbanas. Este crecimiento se ha efectuado normalmente sin
planificación y sin considerar la interacción que existe entre el medio urbano y las cuencas
donde se asientan las poblaciones. La urbanización no planificada inutiliza tierras aptas para la
producción agropecuaria.
El proceso de urbanización de los países de Latinoamérica está alcanzando un nivel tal
que ha convertido a la región en una de las más urbanizadas del planeta junto con América del
Norte y Europa. La población urbana de la región representaba en el año 1950 el 41.4% del
total, alcanzando 68.9 millones de habitantes. En 1995 ese porcentaje había subido al 73.4%,
ya que el número de habitantes urbanos había aumentado más de cinco veces (349,8 millones)
y en el año 2030 se proyecta que habrá llegado al 83,2% y el número de residentes urbanos
ascenderá a 598,8 millones. Para enfrentar esta situación con mayores probabilidades de éxito,
Iberoamérica deberá compartir e intercambiar experiencias y conocimientos en relación al uso
y manejo del agua (Fernández Cirelli, 2001; FAO, 2001).
Un enfoque integrado
El agua dulce se obtiene en gran parte de lagos, ríos y embalses superficiales, así como
de aguas subterráneas. Cuando estas fuentes primarias de obtención de agua se contaminan, la
inversión para el control de dicha contaminación se incrementa de modo importante, para
adecuar la calidad del agua a los diferentes usos. En vista del incremento de los costos - así
como la falta de garantía de poder tratar y eliminar con absoluta seguridad los contaminantes
presentes en el agua - existe, desde hace ya algunos años, el convencimiento de que la mejor
forma de abastecer con seguridad y a un menor costo agua de buena calidad sólo puede ser
logrado mediante la protección de las fuentes de captación de agua, tanto superficial como
subterránea. Esto implica la realización de actividades de manejo y regulación de las cuencas de
captación (Fernández Cirelli, 2000).
Entre el agua, el aire, el suelo y los sistemas vivos - la hidrosfera, la atmósfera, la
litosfera (geósfera) y la biosfera, respectivamente - ocurren interacciones muy poderosas. La
16
calidad de un cuerpo de agua está influenciada por los procesos químicos y biológicos que
ocurren en su seno. Los cuerpos de agua lénticos y lóticos, permanentes o eventuales son
complejos ecosistemas que incluyen los cauces, las planicies y taludes aledaños, así también
como la biota asociada (plantas y animales) y la compleja red o sistemas de corrientes de agua
superficial y subterránea en que se dividen y estratifican dichos cuerpos de agua. Los cursos de
agua dentro de este amplio contexto desempeñan una serie de funciones ecológicas, tales como
modular el flujo de corriente, almacenar agua, remover materiales dañinos del agua y
proporcionar hábitats y microhábitats para el desarrollo de la biota terrestre y acuática. Los
cursos de agua y sus zonas adyacentes tienen características de suelo y vegetación muy
diferentes a las de zonas altas circundantes. Sostienen niveles más altos de biodiversidad,
abundancia de especies y tasas de productividad biológica, que la mayoría de los otros
elementos del paisaje. Inclusive los cauces que se consideran casi siempre secos en zonas
semiáridas proveen ecosistemas únicos, con la presencia de especies endémicas que
generalmente presentan algún tipo de especialización morfológica o fisiológica para soportar
las condiciones extremas a las que están sometidas (UICN, 2001).
Los cursos de agua evolucionan de acuerdo con y en respuesta a los ecosistemas
aledaños. Los cambios en los ecosistemas a los que pertenecen las cuencas de captación y las
planicies de inundación, tendrán impactos sobre los procesos físicos, químicos y biológicos,
que ocurren dentro de un curso de agua. Los cursos de agua normalmente funcionan dentro de
rangos naturales de flujo, movimiento de sedimentos, temperatura y otras variables, en lo que
se denomina un “equilibrio dinámico”, cuando se introducen cambios que alteren en forma total
o parcial este equilibrio, se presentan situaciones complejas, muchas veces difíciles de manejar
y que generalmente resultan conflictivas con las ocupaciones urbanas. El ecosistema
desarrollará un nuevo equilibrio dinámico, que no necesariamente será beneficioso para las
actividades humanas. En el caso que el sistema pueda volver a su estado inicial por sí mismo,
los plazos necesarios para que esto suceda pueden ser largos y recuperarlo por intervención
humana puede requerir inversiones significativas.
Gestión sustentable
El concepto de desarrollo sustentable posee cuatro pilares básicos: el económico, el
social, el cultural y el ambiental los cuales deben interconectarse en todas sus aspectos (Di
Castri, 1995). Se trata por lo tanto de articular estos cuatro objetivos a corto plazo, acción que
produce en muchos casos conflictos de intereses. Además, aún no se sabe cómo cuantificar lo
que sería un nivel óptimo de desarrollo sustentable, ya que éste es desconocido sobre todo en
relación a la calidad de vida y gestión ambiental, y además cambia permanentemente en el
tiempo y las culturas. Estos cuatro objetivos se miden usualmente con indicadores diferentes
por lo que unificarlos en un indicador común, es una tarea compleja (Fernández Cirelli, 2000).
La gestión sustentable del agua trasciende los aspectos de orden técnico, es un desafío
que compromete a la sociedad en su conjunto. Se necesita una comprensión más profunda de
los procesos ecológicos, socioeconómicos y de los sistemas de administración que reconozcan
las diferencias reales y evidencien las características distinguibles de las problemáticas y los
sectores involucrados en el manejo y gestión del agua en las tierras secas (Barrow, 2000).
En este contexto, es imprescindible propender a la formación de graduados
universitarios de cuarto nivel altamente calificados en el gerenciamiento de los recursos
hídricos, con una visión integradora y transdisciplinaria, capaces de interpretar el conjunto de
dimensiones del conocimiento, las tecnologías e instrumentos que se requieren.
El conocimiento científico y los avances tecnológicos son la base que permitirá
innovaciones en la gestión del agua que permitan superar la crisis que se plantea para el
próximo siglo. La carencia de datos relevantes, su calidad heterogénea y su inaccesibilidad son
caracteres comunes en los países de la región. Los datos disponibles no necesariamente son
17
útiles para atender a las cuestiones ambientales críticas y gran parte de ellos se refieren a
aspectos cuantitativos, sin considerar los parámetros cualitativos importantes como
indicadores de sustentabilidad.
La gestión integrada del agua, considerando en forma conjunta agua subterránea y agua
superficial, calidad y cantidad, oferta y demanda, tierra y agua, con una visión ecosistémica, en
el marco de la cuenca hidrográfica y con la participación de todos los sectores involucrados,
permitirá superar las crisis de escasez del recurso. Este paradigma, que resume el conjunto de
principios y estrategias para lograr el desarrollo sustentable, permitirá frenar el proceso de
desertificación al que las zonas secas son altamente vulnerables.
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Figura 1. Mapa de distribución de las áreas áridas y semiáridas.
20
Figura 2. Caracterización porcentual de suelos a nivel mundial (FAO).
(a)
(b)
(b)
(c)
(c)
(d)
(e)
(f)
(a)
(d)
(e)
(f)
Figura 3. Causas de la desertificación y del incremento de sequías en los diferentes continentes.
300
250
200
Deforestación
150
Sobrepastoreo
100
Huertas
50
Bioindustrias
21
Sudamérica
América del
Norte
Europa
Australia
Asia
0
Africa
millones de hectáreas
350
Tabla 1. Clasificación de los climas considerando la cantidad de precipitación media anual. Fuente: Wilsie,
C.P.. 1962. Crop Adaptation and distribution. W. H. Freedman and CO. San Francisco, California, U.S.A.
Precipitación Media Anual
Tabla 2. Usos de las tierras desérticas, áridas y semiáridas. FAO (2001)
Los desiertos reciben 100 mm o menos de lluvia, las tierras áridas entre 100 y
300 mm y las semiáridas entre 300 y 500 mm.
De acuerdo con sus opciones de uso de la tierra:
Pastoreo de temporada en años de pluviosidad
Desierto
excepcional a menos que se modifique drásticamente
con riesgo.
Sus opciones son limitadas, generalmente tiene pastos
Árida
naturales con producción ganadera extensiva. El riesgo
es posible bajo algunas condiciones.
Levemente más opciones que las tierras áridas.
Semiárida
Limitadas principalmente a pastos naturales y
producción ganadera pero es factible la producción de
cultivos alimenticios y forrajes en áreas especificas. En
algunos casos también es posible el riego.
22
Tabla 3. Disponibilidad de agua dulce en países iberoamericanos. Fuente: World Development Indicators,
World Bank, 2000.
100%
80%
60%
40%
20%
0%
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Ecuador
El Salvador
España
Guatemala
Honduras
México
% ind ustrial
Nicaragua
% a grícola
Panamá
Paraguay
Perú
Portuga l
Rep. Dominicana
Uruguay
Venezuela
23
% doméstico
Tabla 4. Extracción estimada de agua por sectores en los países iberoamericanos. Fuente: World
Development Indicators, World Bank, 2000.
Agua Dulce
24
Tabla 5. Conflictos relacionados con el recurso hídrico.
Año
Partes
Involucradas
Época
precolombina
(Sudamérica)
Incas y
Mochicas
1503
(Europa)
1898
(Africa)
1935
(América del
Norte)
1938
(Asia)
Las ciudades
italianas de
Florencia y
Pisa
Egipto,
Francia e
Inglaterra
Bases del
conflicto
Ocupación
de la
Ciudad de
Chan Chan
Conflicto
Armado
Maniobras
militares
Los estados de Maniobras
California y
militares
Arizona
China y Japón
Guerra
China Japón
Alemania,
USA, Italia,
Francia,
Inglaterra,
Japon, y otros
Segunda
Guerra
Mundial
1947
y continua
(Asia)
Bangladesh y
la India
Disputa por
el control
del recurso
agua.
Acciones
bélicas.
1950s
Korea,
Estados
Unidos, otros
1940-1945
Conflicto
armado.
Descripción
Los incas sitiaron la ciudad mochica de Chan Chan
durante 5 años, pero sólo después que cortaron el
acceso al agua de las canalizaciones, pudieron
conquistar a los mochicas.
Leonardo da Vinci y Machievelli diseñaron una
obra ingenieril para derivar las aguas del Arno que
venían de Pisa, durante el Conflicto de Pisa y
Florencia (Honan, 1996).
Un conflicto militar entre Francia e Inglaterra por el
dominio del Egipto. Sin embargo la disputa entre las
potencias europeas perjudicaba directamente a los
egipcios que vivían dependiendo del volumen y el
nivel de agua del Nilo (Moorhead, 1960).
El estado de Arizona envió a la guardia nacional
norteamericana y a las unidades militares al límite de
la frontera estatal de California para protestar en
contra de la construcción del dique Parker y el
desvío del río Colorado. Esta disputa fue llevada a la
corte (Reisner 1986)
El primer ministro chino Chiang Kai Shek ordenó la
destrucción del dique Huayuankou del río Amarillo
que estaba protegido por el ejercito Japonés. Los
diques fueron dinamitados y el agua arraso las
planicies destruyendo los emplazamientos militares
de Japón. Las aguas inundaron aproximadamente
entre 3.000 a 50.000 km2 y murieron entre 100.000 a
un millón de personas (Hillel 1991; Yang Lang
1989/1994).
Los embalses de las centrales hidroeléctricas, los
puentes, las canalizaciones y los polders de todo el
territorio europeo fueron destruidos por ambos
bandos, generando perdidas humanas y materiales
(Gleick, 1993).
La división del río Ganges entre Bangladesh y la
India por la construcción de una barrera en Farakka
hecha por India en 1962, incremente la tensión. Aun
este conflicto no se ha finalizado y en distintos
momentos hubo acciones bélicas en la zona (197782, 1982-84, 1985-88, 1996- 1997) (Samson y
Charrier, 1997).
Ataque a diques y embalses en la Guerra de Corea
(Gleick, 1993).
25
1960s
Vietnam del
Norte, Estados
Unidos
1970s
Argentina,
Brasil,
Paraguay
1975
Angola,
Sudáfrica
Iran, Iraq
1981
1991
Iraq, Kuwait,
US
1992
Bosnia,
Bosnian Serbs
1993
Yugoslavia
1995
Ecuador, Perú
1999
Lusaka,
Zambia
1999
Bangladesh
1999
Puerto Rico,
U.S.
Kosovo
1999
1999-2000
Namibia,
Botswana,
Zambia
Conflicto
armado.
Se bombardearon canales de riego y embalses en
Vietnam, se contaminaron muchos cuerpos de agua.
Brasil y Paraguay anuncian la construcción de la
represa Itaipú sobre el río Paraná. Argentina reclama
derecho de consulta debido a que aguas abajo del
embalse si surge un problema, el mismo repercute en
su territorio (Wallenstein y Swain, 1997).
Las tropas sudafricanas ocupan la presa
Conflicto hidroeléctrica de Ruacana incluyendo el embalse de
armado
Gove sobre el río Kunene. (Meissner, 2000).
Conflicto Iran bombardea la planta hidroeléctrica en Kurdistan
armado
en la guerra Iran-Irak (Gleick,1993).
Conflicto En la guerra del golfo se destrozaron muchas plantas
armado
de desalinización, y se contaminaron cuerpos de
agua (Gleick, 1993).
Conflicto La guerra de Bosnia, Sarajevo y Herzegovina,
armado
incluyo la destrucción de embalses y de fuentes de
captación de agua naturales provenientes de las
montañas (Burns, 1992; Husarska, 1995).
Conflicto La guerra de Yugoslavia se destruyó el embalse de
armado
Peruca (Gleick ,1993).
En la guerra Ecuatoriana-Peruana las zonas
Conflicto fronterizas en conflicto era la cabecera del río
armado
Cenepa (Wolf 1997).
La explosión de la bomba destruyó la tubería de
Acciones agua principal y cortó el agua para la ciudad de
terroristas. Lusaka (población 3 millones).
Se realizo una protesta dirigida por el primer
Protesta ministro Begum Khaleda Zia sobre el deterioro de
violenta los servicios públicos. En estas protestas hubo más
de 50 heridos (Ahmed, 1999).
Protesta pacifica en la Base Roosevelt Roads de la
Disputa
Armada Estadounidense en oposición a la presencia
política
de naves y al uso del agua con objetivos militares en
perjuicio de los pueblos locales cercanos (New York
Times, 1999).
Acciones Contaminación de cuerpos de agua como una
terroristas estrategia bélica dentro de la Guerra en Kosovo
(CNN ,1999).
Disputa
La isla de Kasikili/ Sedudu en el río Zambezi/Chobe
políticas fue disputada por el acceso al agua. Esta disputa esta
pres4eentada en la corte suprema de Justicia
(International Herald Tribune, 1999).
Disputa
política
26
LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN EN LAS TIERRAS SECAS DE ARGENTINA.
EL CASO DE MENDOZA
Elena María Abraham
IADIZA C.C.507-(5500)-Mendoza, Argentina
[email protected]
Palabras claves: desertificación, causas, consecuencias, acciones, Mendoza, Argentina.
Resumen
En este trabajo se analiza el proceso de desertificación, sus causas y efectos, su
extensión e importancia económica. Se describen las acciones y funciones de la Convención
Internacional de Lucha contra la desertificación (UN CCD). El impacto de la desertificación en
Argentina , en particular en la provincia de Mendoza, es considerado en detalle y describen las
políticas y acciones para impedir el avance de la desertificación.
Key words: desertification, causes, consequences, actions, Mendoza, Argentina
Abstract
The desertification process is analyzed taking into account causes and effects, extent and
economic relevance. Actions and functions of
United Nations Convention to combat
desertification (UN CCD). The desertification impact in Argentina, in particular in the province of
Mendoza, is carefully considered as well as the policies and actions to prevent the advance of
desertification.
Desertificación: Causas y efectos
La Convención Internacional de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y la
Sequía (UN CCD) define la desertificación como “la degradación de las tierras en zonas
áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores tales como las
variaciones climáticas y las actividades humanas”. Conviene aclarar el alcance de cada uno
de los términos utilizados en esta definición (CCD/PNUMA, 1995) :
• “Tierra”: constituye el sistema bioproductivo terrestre que comprende el relieve y el suelo, la
vegetación, otros componentes de la biota y los procesos ecológicos e hidrológicos que se
desarrollan dentro del sistema.
• “Zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas”: aquellas zonas en que la proporción
entre la precipitación anual y la evapotranspiración potencial está comprendida entre 0,05
y 0,65, excluidas las regiones polares y subpolares.
• “Sequía”: el fenómeno que se produce naturalmente cuando las lluvias han sido
considerablemente inferiores a los niveles normales registrados, causando un agudo
desequilibrio hídrico que perjudica los sistemas de producción.
• “Degradación de las tierras” implica la reducción o la pérdida de la productividad y
complejidad biológica o económica de las tierras agrícolas, los pastizales, y las regiones
forestadas, y se debe principalmente a la variabilidad climática y a las actividades
antrópicas no sustentables. Se produce por una combinación de procesos que actúan
sobre el ambiente. Estos incluyen la erosión hídrica, la erosión eólica y la sedimentación
provocada por estos agentes; la reducción a largo plazo de la cantidad o la diversidad de la
vegetación natural y la salinización o sodificación de los suelos.
27
La palabra “Desertificación” suele asociarse a la “formación de desiertos”, utilizándose
indistintamente los términos “desertización” y a veces “aridización”. Por definición, la
desertificación no es un problema de los desiertos: es la consecuencia de la
sobreexplotación que los grupos humanos hacen de las tierras secas del planeta. El
climafundamentalmente la recurrencia de fenómenos como las sequías- juega un papel
catalizador, pero no es determinante del proceso. Si lo son las prácticas agrícolas inadecuadas, el
sobrepastoreo, la deforestación, los procesos de urbanización, la expansión de la frontera
agropecuaria, el mal manejo del recurso hídrico que favorece el anegamiento y la salinización de
los suelos, o los procesos de empobrecimiento de la población, que generan miseria y migración.
Preferimos utilizar el término “desertización” para reservarlo a aquellos casos aislados donde
fehacientemente puedan determinarse sólo causas naturales, fenómenos físicos, que determinen
la formación de desiertos, teniendo en cuenta la excepcionalidad de este fenómeno, ya que en la
actualidad prácticamente no existen ambientes en el planeta que no estén afectados directa o
indirectamente- por la acción antrópica.
Las tres principales causas de la desertificación, explicitadas en el texto de la Convención
(CCD/ PNUMA, 1995), son el sobrepastoreo, la deforestación y las prácticas de una agricultura no
sustentable. El sobrepastoreo y la deforestación destruyen el estrato de vegetación protectora que
cubre las regiones áridas y semiáridas, haciendo posible que la erosión hídrica y eólica decapiten
los fértiles estratos superiores del suelo. Las prácticas agrícolas no sustentables eliminan los
nutrientes del suelo, salinizándolo, desecándolo, compactándolo o sellando su superficie y
provocando la acumulación de sustancias tóxicas. Estas diversas formas de degradación ecológica
y perturbación socioeconómica derivan de una combinación de:
• las condiciones climáticas adversas, en particular las sequías recurrentes graves;
• la inherente fragilidad ecológica del sistema de recursos de las tierras secas
• la explotación humana que sobrecarga la capacidad natural del ecosistema, y que propicia
el descuido y abandono de la tierra y la migración de los pobladores.
Extensión e importancia económica del proceso de desertificación:
Un problema Mundial
La desertificación es un problema ambiental y socio-económico de alcance planetario. Es
un proceso específico que se distingue de fenómenos similares, en otras zonas más húmedas del
mundo, porque tiene lugar en condiciones climáticas muy duras y afecta negativamente a zonas
con recursos naturales limitados de suelo, agua y vegetación. Es un proceso que contribuye al
agotamiento de la reserva mundial de humus - perturbando las transformaciones biogeoquímicas
mundiales- y a la pérdida de diversidad biológica, disminuyendo la biomasa y la productividad.
Reduce la proporción de agua disponible: a escala planetaria se dispone de un promedio de 7000
m3 / capita, lo que en las tierras secas no llega a 1000 m 3 , con una proyección de reducción a la
mitad para los próximos 20 años. Contribuye por otra parte al cambio climático aumentando el
albedo de la superficie terrestre y disminuyendo la tasa actual de evapotranspiración, modificando
el equilibrio energético en la superficie y la temperatura del aire contiguo y añadiendo polvo y
dióxido de carbono a la atmósfera. Por último, la desertificación es causa de la pobreza y es
agravada por la pobreza: según los índices de desarrollo humano del PNUD, los países afectados
se encuentran entre los menos avanzados (PNUMA, 1991).
A nivel mundial, 1 de cada 5 personas vive en una zona afectada por desertificación. Una
tercera parte de las tierras emergidas del planeta conforma las tierras secas. El mapa mundial de
la desertificación (Naciones Unidas, 1992), advierte que esta amenaza se cierne sobre el 74 % de
Australia, el 34% de África, el 31% de Asia, el 19% de América y el 2% de Europa. (Figs. 1 y 2).
Las tierras secas bajo riesgo de degradación se extienden en 110 países, con una población
28
afectada de más de 900 millones de personas, altamente vulnerables a las fluctuaciones
climáticas, marginados y prácticamente ignorados por los planeadores del desarrollo. Según datos
del Atlas de Desertificación (UNEP, 1992) "cada año alrededor de 6.000.000 de ha de tierras
anteriormente productivas en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, pierden su
capacidad de producir alimentos”. Esta destrucción de la capacidad productiva a nivel mundial
cuesta alrededor de U$S 42,3 billones por año (a los precios de 1990). El 70% de las tierras secas
del mundo utilizadas para agricultura, están afectadas en mayor o menor medida por
desertificación. En 1984, 135 millones de personas sufrieron sus efectos, convirtiéndose en los
llamados "inmigrantes de la tierra".
Los procesos de desertificación son complejos, afectando un ciclo de causa-efecto natural y
social. La deforestación, la degradación del suelo y la vegetación, el agotamiento de los campos
cultivados, la salinización de las tierras bajo riego, el agotamiento y contaminación de los recursos
hídricos superficiales y subterráneos, la desaparición de la fauna silvestre, son factores que tienen
tremendas consecuencias para muchos habitantes agobiados por la pobreza que viven en las
tierras secas. Sin capital ni control sobre las decisiones respecto a sus recursos, muchos no han
tenido otra opción que sobreutilizarlos o emigrar, abandonado sus tierras porque éstas ya no
pueden mantenerlos.
Recursos hídricos y desertificación
La deforestación, el sobrepastoreo y las inadecuadas prácticas de cultivo que utilizan los
grupos humanos para subsistir (en definitiva, los agentes de desertificación más generalizados),
conducen a un punto común: la alteración del ciclo hidrológico a través de la disminución de los
flujos disponibles, tanto superficiales como subterráneos.
El mal manejo del recurso hídrico produce algunos de los más importantes procesos de
desertificación:
1. Erosión hídrica: más intensa cuanto mayor inclinación tiene el relieve, arrastra el suelo de la
superficie, provocando importantes pérdidas en extendidas superficies (conviene recordar que 1
mm de suelo perdido equivale a 10 tm/ha y que la naturaleza puede demorar entre 3000 y 12000
años en producir 30 cm de espesor de la capa superior del suelo). La única manera de disminuir
este proceso en forma masiva es manejando la cobertura vegetal, a efectos de amortiguar la
fuerza erosiva de la lluvia. También es necesario la nivelación de los terrenos a cultivar para
favorecer la infiltración y disminuir el escurrimiento.
El manejo ecológico de las cuencas, regulando los caudales desde las partes altas,
posibilita la “cosecha” de aguas y tierras.
2. Drenaje y salinidad: E. SALATINO (1996) resume claramente los problemas de salinidad y
drenaje en las tierras secas. Según esta autora, las aguas cargadas de sales se acumulan en
depresiones, tanto subterráneas como superficiales, formando mantos freáticos salinos o charcas
y lagunas. Una vez en reposo, la mineralización progresiva de las mismas depende de los factores
climáticos o hidrogeológicos de la zona: la lluvia lava las sales, pudiendo llegar a eliminarlas; la
evaporación y transpiración, en cambio, consumen grandes cantidades de agua sin afectar las
sales, lo que eleva la concentración salina de las aguas. En zonas áridas y semiáridas, donde la
evapotranspiración es mayor que la precipitación, las aguas freáticas tienden a mineralizarse
progresivamente. Cuando la napa freática está cerca de la superficie del suelo -menos de 3
metros- éste puede salinizarse como consecuencia del aporte capilar del agua subterránea. Estas
sales permanecen en la solución del suelo, salinizándolo a su vez y dificultando el desarrollo de los
cultivos. A menudo se presenta esta situación en la parte más baja de la mayoría de los valles
agrícolas, en áreas sometidas a riegos intensivos por gravedad con bajas eficiencias de aplicación
y con drenaje restringido o nulo.
Entre los numerosos factores que favorecen la salinización de los suelos, en las zonas
29
áridas y semiáridas se destaca el mal manejo del recurso hídrico. Toda producción agrícola en
condiciones económicas necesita de un ambiente edáfico adecuado en la zona de explotación
radicular, el que depende de diversos factores, entre ellos el régimen hídrico, su aireación, nivel de
salinidad, etc. En la naturaleza, el régimen de reposición de agua al suelo no siempre se ajusta a
las reales necesidades de los cultivos, debiéndose recurrir en zonas áridas y semiáridas a la
regulación de la temperatura del suelo (riego), o eliminación de los excesos (drenaje). En zonas
áridas y semiáridas, en condiciones naturales, excepcionalmente se presentan problemas de
drenaje ya que, como se ha dicho, la precipitación es menor que la evapotranspiración. Cuando
dicha zona se pone bajo riego, varía el régimen de humedad edáfica debido a que los volúmenes
aportados al área radicular son generalmente mayores que los consumidos por las plantas. Es
sabido que las zonas racionalmente desarrolladas bajo riego rara vez alcanzan eficiencias globales
superiores al 60%. Esto indica que en el mejor de los casos el 40% del agua de riego no es
utilizada por las plantas. Esta pérdida escurre subsuperficialmente y en los lugares con estratos
transmisores impermeables causan problemas de elevación del nivel freático y por medio del
ascenso capilar el agua puede llegar a la zona radicular o a la superficie donde se evapora
depositando las sales que lleva disueltas.
La acumulación de sales en el perfil del suelo reduce la productividad de grandes áreas de
cultivo en todo el mundo y como consecuencia de ello se disminuye el valor de la tierra. Cuando la
acumulación de sales es tan alta que sobrepasa los límites de foliación de los cultivos, estas áreas
terminan siendo abandonadas por su baja o nula producción. No debe dejarse de lado en esta
evaluación la salinización producida por el uso de aguas subterráneas contaminadas.
3. Contaminación de las aguas: las actividades productivas y los asentamientos urbanos
producen efluentes que deterioran la calidad de recursos hídricos superficiales y subterráneos.
Este es un problema cada vez más extendido en América Latina. Algunas actividades como la
minería requieren el uso de reactivos químicos y producen relaves que llegan a los cursos de agua.
La actividad petrolera puede provocar contaminaciones masivas de los acuíferos subterráneos. La
industria evacua residuos orgánicos y deshechos que llegan al mar sin tratamiento previo, lo
mismo sucede con las excretas de las ciudades.
El manejo del agua se constituye pues en un aspecto fundamental de la lucha
contra la desertificación, que empieza con el conocimiento del recurso que compone la
oferta, su regulación y la demanda. Un aspecto fundamental a tener en cuenta en la
disponibilidad de agua en las tierras secas, es el re-uso. En muchos casos, el tratamiento y
reutilización de las aguas servidas puede significar un considerable aporte que se suma a la oferta
generalmente escasa- de las regiones áridas y semiáridas.
Es necesario trabajar este aspecto en un marco general de planificación y ordenamiento
ambiental, considerando el recurso hídrico como uno más aunque estratégico- dentro de un
sistema ambiental caracterizado por la oferta, la demanda y la accesibilidad.
La Convención Internacional de lucha contra la desertificación y la sequía (UNCCD)
Uno de los logros de la Conferencia de Río en 1992, fue la adopción de un Capítulo Especial
en el Programa 21 sobre la lucha contra la desertificación y la sequía. En dicho capítulo se
recomendaba que se continuaran haciendo esfuerzos políticos para negociar una Convención
Intergubernamental sobre la Desertificación. Este acuerdo -la Convención de Lucha contra la
Desertificación y la Sequía (UN CCD)- junto con cuatro Anexos sobre Ejecución Regional y un
Proyecto de Resolución para Acción Urgente en África, fue acordado en París el 17 de Junio de
1994, conmemorado desde entonces como el “Día Internacional de la Desertificación”.
Desde la UN CCD se hizo un llamado a los gobiernos de los países en tierras secas para
formar Comités Consultivos Nacionales a fin de establecer nuevas alianzas y el compromiso de
implementar la Convención. Desde que entró en vigor en 1996- la CCD ha sido ratificada por 175
30
países.
La UN CCD involucra un gran esfuerzo internacional que propicia la implementación de
Planes Nacionales de Lucha contra la Desertificación (PAN), con propuestas de actividades que
formen parte de un aprovechamiento integrado de la tierra de las zonas áridas, semiáridas y
subhúmedas secas para el desarrollo sustentable. Estas actividades tienen por objeto:
• La prevención o reducción de la degradación de las tierras.
• La rehabilitación de las tierras parcialmente degradadas.
• La recuperación de tierras desertificadas.
La UN CCD presenta un nuevo camino en la planificación de las medidas de acción, basado
en la aplicación de conceptos como ecodesarrollo, desarrollo sustentable, planificación integrada y
participativa, asociación (construcción de alianzas “partnership”) para resolver los problemas,
cooperación horizontal entre los países y regiones, participación de las comunidades locales
(enfoque "abajo-arriba", no basado en ideas "de afuera" para poner en práctica lo que la gente
necesita para mantenerse a si misma), sensibilización de género, lucha contra la exclusión y
fortalecimiento de los sectores marginales como las mujeres, los jóvenes y las comunidades
indígenas. En definitiva, la puesta en práctica de los principios de la Agenda 21, que propone una
visión holística y más pacifista del desarrollo, la equidad y el equilibrio territorial y social. Estos
principios necesitan ser aplicados bajo condiciones democráticas de estabilidad política,
avanzando en la definición de un orden político-económico mundial más equitativo, sustentable,
solidario y pacifista. Coloca la responsabilidad claramente en los Gobiernos, destacando la
necesidad de reforzar la capacidad de las autoridades locales y de descentralizar las estructuras
gubernamentales, de asegurar la participación y de fortalecer las instituciones.
Estos principios implican un gran reto, sobre todo para los países de América Latina, y para
ponerlos en práctica se requerirá del desarrollo de mejores técnicas para escuchar a la población y
oír lo que en realidad son sus auténticas necesidades e intereses, encarando algunos problemas
sumamente difíciles y delicados, como por ejemplo la tenencia de las tierras.
Con esta Convención se reconoce que los enfoques del pasado han tenido poco éxito
porque pasaban por alto a la gente: los millones de habitantes que se enfrentan con el problema
todos los días y que son la mejor esperanza para encontrarle solución. En este sentido, la
Convención insta al desarrollo de fuentes de subsistencia alternativas en las regiones afectadas a
fin de ofrecer más oportunidades y medios a los habitantes locales para alcanzar el desarrollo
económico y social sin aumentar la demanda excesiva sobre los frágiles recursos de la naturaleza.
Para llevar este enfoque a la práctica reconoce que es imprescindible lograr una mayor equidad
social educando y proveyendo de servicios a las poblaciones rurales, educando y capacitando a la
población, sensibilizando a los tomadores de decisión, fortaleciendo el papel de la mujer, los
jóvenes y los ancianos, recuperando los conocimientos y tecnologías tradicionales y sobre todo
mejorando las relaciones urbano-rurales para mitigar los desequilibrios territoriales.
El mensaje de la UN CCD y el trabajo de estos últimos años reconocido en Johannesburgo,
durante la “Río 2002”- ha permitido convencer a la comunidad internacional acerca de que la
magnitud del problema de la desertificación es comparable, a escala planetaria, con los problemas
que plantea la destrucción de la capa de ozono, el calentamiento del planeta y la pérdida de la
diversidad biológica, y exige el mismo grado de compromiso de la comunidad de donantes que el
que ya tienen para enfrentar estos problemas.
Desde la perspectiva de la política del desarrollo, la UN CCD es un instrumento nuevo, ya
que en ella se acordaron por primera vez -y con efecto vinculante desde el punto de vista del
derecho internacional- principios fundamentales de la cooperación para el desarrollo, participación
y descentralización, dándose a los Estados la posibilidad de reclamar a otros Estados el respeto de
31
estos principios. De igual modo los habitantes de un país pueden exigir a su gobierno la
observación de estos principios. Los países signatarios preconizan además de una amplia
participación de sus ciudadanos en la planificación, ejecución y evaluación de medidas de lucha
contra la desertificación una cooperación igualitaria entre todos los niveles del Estado y entre los
actores gubernamentales y no gubernamentales. Por primera vez, la UN CCD estipula de manera
vinculante el derecho de participación de la sociedad civil de las tierras secas en la toma de
decisiones sobre la explotación de los escasos recursos hídricos y de tierras.
A fin de intensificar la cooperación interestatal, la CCD prevé que los países signatarios
elaboren a nivel regional y subregional programas comunes de acción para el manejo de sus
recursos naturales. El primer paso es la formulación de los Programas Nacionales de Lucha contra
la Desertificación (PAN), para acceder a Programas Subregionales (PAS) y Regionales (PAR), que
involucran grupos de países para la macroplanificación. En América Latina hay países que ya
cuentan con esta herramienta y otros están en proceso de formulación.
La desertificación en América Latina
En las tierras secas de América del Sur, según datos de PNUMA (1991), el problema de la
desertificación alcanza cifras alarmantes: del total de 420,67 millones de ha de las tierras
utilizadas para fines agrícolas, 305,81 m. ha están degradadas, lo que representa un porcentaje
del 72,7%. Entre éstas, las tierras cubiertas por pastizales, dedicadas a la producción animal
(390,90 m. ha) son las que tienen mayor superficie afectada: 297,75 m. ha., o sea un 76% del
total. Le siguen las tierras de cultivo de secano (21,35 m. ha) de las cuales 6,64 m. ha están
degradadas (31%). Finalmente, de las 8,42 m. de ha de las tierras de regadío, 1,42 m. de ha están
degradadas (17%). Es evidente que revertir esta situación será no solamente muy difícil sino
sobre todo muy costoso. Las principales medidas preventivas, correctivas o de rehabilitación
tienen un alto costo por ha.
Siempre de acuerdo con los datos aportados por los expertos del PNUMA -que aunque de
1991, no han perdido vigencia- se puede calcular (Fig. 3) los costos indicativos de las medidas de
lucha contra la desertificación en las tierras agrícolas (regadío, cultivos de secano, y pastizales
dedicados a la ganadería) de las zonas secas de América del Sur (PNUMA; 1991, p.91-94).
Los gobiernos de América del Norte han invertido billones de dólares para minimizar las
pérdidas de tierras productivas. Baste recordar los efectos de la llamada "carrera por la fiebre del
oro" en las primeras décadas del siglo en las tierras de los estados del oeste de Estados Unidos y
compararlos con la situación actual. Hace más de 70 años, con la administración Roosevelt,
comenzó la política de conservación de suelos. En los últimos 60 años, EEUU ha gastado un billón
de dólares por año en el Servicio de Conservación de Suelos (actual Servicio de Conservación de
Recursos Naturales).
Ante estas cifras y ante esta decidida voluntad política, ¿Cómo puede esperarse que las
naciones más pobres de América Latina, agobiadas por el endeudamiento y la crisis se sustenten
sin inversiones similares? ¿Cómo pueden responder a las crecientes presiones de la declinación
socioeconómica, la pobreza y la migración y al mismo tiempo mantener la estabilidad? Estas
fueron las preguntas que se formularon los países latinoamericanos que participan en la UN CCD,
organizados en el GRULAC (Grupo de Países de América Latina y El Caribe). La única respuesta
posible es dedicar más atención a las necesidades de los habitantes de las tierras secas, para
asegurar que reciban el apoyo necesario para mantener medios de vida sostenibles en sus tierras,
invirtiendo no sólo en la tierra sino en la gente. La única manera es revertir el círculo vicioso de
pobreza y degradación, con una decidida acción política desde cada uno de los países afectados y
por otra parte, lograr el trabajo conjunto de grupos de países enfocados a ejecutar acciones en
común.
La desertificación en la Argentina
32
El 75% del territorio de la República Argentina se extiende bajo condiciones áridas y
semiáridas (Fig. 4).
Según los datos del PAN (2002), de los 270 m. de ha que componen el territorio nacional,
60 millones están afectadas por distintos procesos y grados de desertificación. En este territorio, la
desertificación avanza a razón de 650.000 ha por año, evidenciada a través de distintos procesos y
grados de erosión. La magnitud de las pérdidas económicas y sociales se evidencian si
consideramos que las tierras secas de Argentina producen el 50 % de la producción agrícola y el
47 % de la ganadera. Allí viven alrededor de 9 millones de personas (el 30 % del total nacional)
que ven disminuir su calidad de vida y sus posibilidades de progreso día tras día.
Las regiones áridas y semiáridas disponen sólo del 12 % de los recursos hídricos
superficiales del país (2.600 m 3/seg.). Las más importantes actividades productivas se desarrollan
en los oasis de riego, que en total suman alrededor de 1,5 m. de ha. El 40% de esta superficie
presenta problemas de desertificación provocados por la salinización y el revenimiento.
En los últimos 75 años ha disminuido el 66 % de la superficie forestal natural, por la
sobreexplotación para la producción de madera, leña o carbón, el sobrepastoreo y la expansión de
la frontera agropecuaria. De 106 m. de ha de bosque nativo que existían en 1914, en 1996 quedan
solamente 36 m. de ha, lo que significa sólo el 33% del potencial original. Se calcula una tasa de
deforestación del bosque nativo de alrededor de 850.000 ha/año. De continuar a este ritmo,
perderemos este valioso recurso en el año 2036.
En cuanto a la biodiversidad, el 40 % de las especies vegetales y animales de las
regiones marginales se encuentra en peligro de desaparición.
También las actividades mineras e industriales
especialmente la exploración y explotación petroleras.
producen
desertificación,
En realidad, la erosión que más preocupa no es la del suelo, sino la “erosión humana” que
producen los procesos de desertificación. Los pobladores de las zonas áridas enfrentan problemas
muy serios de tenencia de la tierra, litigios de títulos, ausentismo, minifundio y latifundio, lo que
unido al bajo valor de la producción primaria y a las dificultades de comercialización, generan
pobreza y migración. Muchos de los estados provinciales presentan ingresos per capita promedio
inferiores a la media nacional, y los porcentajes de hogares con necesidades básicas insatisfechas
duplican la media nacional. Problemas graves como el ausentismo, bajo valor de la producción
primaria, dificultades en la comercialización y escasas alternativas productivas, presionan sobre
los procesos de desertificación, originando problemas de marginalidad y exclusión en la periferia
de las grandes ciudades. El 83 % de la población argentina es urbana. Sorprende verificar que uno
de los mayores problemas de desertificación de Argentina es el. generado por el
crecimiento desordenado y anárquico de las zonas urbanas sobre tierras frágiles. La
desertificación de áreas periurbanas tiene su origen en la presión social de grupos marginados y
migrantes de las áreas rurales.
El Programa De Acción Nacional De Lucha Contra La Desertificación (PAN)
Argentina adhiere a la UN CCD por Ley 24.701 del '96. En 1995, se inicia el proceso de
formulación del PAN, coordinado por la SRNyDS, Punto Focal Nacional de la UN CCD, con apoyo de
FAO, PNUMA y PNUD.
Se coordinó una discusión amplia para construir alianzas con todas las instituciones
públicas nacionales y provinciales, ONGs, asociaciones de productores y de otros sectores -sobre
todo educativos- relacionadas con el problema de la desertificación. Se dividió el país en tres
regiones: Patagonia, Centro-oeste y Noroeste. Por cada región se seleccionó “facilitadores”, que
33
tuvieron la tarea de realizar una amplia convocatoria a todos los sectores, sobre todo políticos y
productivos. Se trabajó sobre la base de talleres, donde se discutieron diagnósticos y se
formularon propuestas y se compatibilizaron los resultados regionales para elaborar el PAN. Se
realizaron, a lo largo de un año, más de 36 reuniones en todo el país, que convocaron a asociados
en todos los niveles, con la participación de más de 2230 personas. El resultado es una propuesta
de planificación flexible, generada del proceso de consulta y participación, con la intervención de
los niveles apropiados de gobierno, las poblaciones y comunidades locales, los organismos de
ciencia y técnica, las ONGs y los tomadores de decisión.
Las grandes áreas del PAN incluyen: la identificación y el diagnóstico de los problemas más
relevantes, las acciones que se están desarrollando, proposiciones de acciones y proyectos, y los
mecanismos y fuentes de financiamiento nacionales e internacionales que deben activarse para
ponerlo en práctica.
El caso de Mendoza
La provincia de Mendoza es un buen ejemplo de formulación y aplicación del PAN. Situada
al pie de la Cordillera de los Andes se extiende en el centro-oeste argentino, entre los 32º y 37º
35´ de latitud sur y los 66º 30´ y 70º 35´ de long. oeste, con una superficie de 150.839 km2 y una
población de 1.508.138 habitantes al año 1995, distribuida en 18 departamentos. Todo su límite
occidental coincide con el macizo andino -divisoria de aguas internacional- lo que la identifica
como provincia de frontera.
Localizada en la zona templada, es una provincia mediterránea, de clima árido a semiárido,
con un promedio de precipitaciones de alrededor de 250 mm. Las condiciones morfoclimáticas
definen tres grandes regiones naturales:
• las montañas andinas, en el oeste
• la Payunia o patagonia extra-andina, ambiente de mesetas y volcanes en el sur
• las planicies, en el centro y este, conformadas por los piedemontes y llanuras
Las dos primeras, bajo la acción del anticiclón del Pacífico, coinciden con las provincias
fitogeográficas andina y patagónica respectivamente. Las planicies centrales y orientales están
condicionadas climáticamente por la influencia del anticiclón del Atlántico y, desde el punto de
vista fitogeográfico, corresponden a la provincia del monte (ROIG, F., 1982).
La cota de 1.000 m s.m. parte el territorio en dos mitades en sentido meridiano: montañas
y piedemontes al O y planicies por el E. Los principales ríos alóctonos con caudal permanente han
formado, sobre las planicies, los grandes conos aluviales que posibilitan el desarrollo de los "oasis"
irrigados. Las tierras más fértiles fueron depositadas por los aparatos fluviales, en un modelo
mesopotámico. La distribución de la población, de los principales centros urbanos y de las
actividades productivas muestra un agudo proceso de concentración en estos "oasis" irrigados,
dejando casi deshabitado el resto del árido territorio. Este desequilibrio territorial constituye la
base de casi todos los problemas ambientales en Mendoza, manifestados en la concentración
económica y demográfica. Los oasis, a pesar de su limitada extensión territorial (representan
entre el 2,5 y el 4 % de la superficie total provincial), constituyen el soporte de casi el 95% de la
población, con densidades máximas en las zonas urbanas de alrededor de 300 habitantes por km2.
En los oasis la actividad productiva se afirma en el riego sistematizado, y el agua subterránea. La
industrialización concierne sobre todo a los productos que proporcionan los cultivos de vid, frutas
y hortalizas.
Sobre un territorio de alta fragilidad, la competencia por el uso del agua surge
como uno de los principales conflictos ambientales en la interacción oasis-secano: las
áreas deprimidas del desierto ya no reciben aportes hídricos superficiales, pues los caudales de los
34
ríos se utilizan íntegramente para el riego de la zona cultivada y el consumo de los asentamientos
urbanos.
En el secano, caracterizado por una gran escasez de población, ineficiencias de la red vial y
por su dependencia en materia de equipamiento con respecto a centros urbanos muy alejados,
predomina la ganadería extensiva (cría de ganado mayor y menor). Esta actividad tiene muy baja
incidencia en la economía global de la provincia. Otras actividades significativas en el secano son la
minería (metalíferos, no metalíferos, rocas de aplicación y petróleo) con diferentes efectos
ambientales según los casos. A esto debe agregarse manifestaciones muy puntuales de un
turismo aún no bien estructurado aunque con efectos ya perceptibles en las áreas montañosas y
en algunas áreas protegidas.
La desertificación en la provincia
Todos los ecosistemas de la provincia están afectados por procesos de desertificación (Fig.
5), con estados desde moderados a muy altos y tendencia creciente. (ROIG et al. (1992).
La desertificación es la resultante de las demandas de una presión humana
sostenida sobre la oferta de un territorio con alta fragilidad. Para llegar a estos resultados,
ROIG et al. (1992) estudiaron la fragilidad de cada ecosistema en relación con la desertificación y
los indicadores de presión humana, para obtener el estado de desertificación de la provincia.
El método utilizado (ROIG et al., 1983, ABRAHAM, 1987 y 1994); KHARIM y ABRAHAM, 1993). se
basa en una concepción interdisciplinaria, estructurada en tres etapas:
I: INVENTARIO DE LOS
RECURSOS
II: EVALUACIÓN Y
DIAGNÓSTICO
III: PLANIFICACIÓN Y
GESTIÓN
0btención de la información
básica del soporte físico y
biológico (potencial abiótico
y utilización biológica) y del
sistema socio-económico
(utilización antrópica). Se
basa en la realización de mapas y
estudios temáticos, utilizando
sensores remotos y la obtención
directa de información en el
terreno.
El control de campo y el
monitoreo de los procesos se
hace en función de los sitios
críticos y representativos
seleccionados. La información se
organiza en SIG.
Se refiere a la obtención y
evaluación de indicadores de
desertificación. Se integra la
información en matrices, mapas
y estudios sintéticos. A través de
los indicadores obtenidos de los
mapas temáticos y de la
medición directa en el terreno, se
mide y se evalúa el grado de
fragilidad ambiental y la presión
humana para obtener finalmente
el peligro de desertificación de
cada ecosistema.
Los estudios comparativos
entre el estado actual del
ecosistema y el "inicial"
(estado del ecosistema base)
permiten comprender los
procesos desencadenantes de la
desertificación y su evolución. Se
puede realizar así la "historia
ambiental" de la región
(Abraham y Prieto, 1984 ,1991;
Abraham, 1994) para relacionar
los cambios ambientales con las
respuestas adaptativas de los
grupos humanos. Esto facilita la
identificación de las alternativas
de recuperación y desarrollo del
área, objetivo de la tercera
etapa
Aporta a la formulación de
propuestas de actuación para
la planificación regional, a
través de la planteo de
alternativas de desarrollo
sustentable.
En la etapa anterior se obtiene el
diagnóstico de la problemática y
las potencialidades del área. Esta
situación se confronta con los
objetivos y políticas de manejo y
las necesidades y demandas de
la población local. Atendiendo a
la fragilidad y el peligro de
desertificación del área se realiza
la zonificación para los usos
posibles y las restricciones. Esto
genera un programa básico de
uso, con una normativa
específica para cada zona
(programa de uso y gestión).
La ejecución del programa
permite el monitoreo del
proceso, con la identificación del
grado de recuperación y los
impactos que generan los usos
permitidos. Permite además
identificar los impactos de
aplicación del programa y
reformular objetivos y campos de
actuación
35
En relación con la fragilidad, se evaluaron factores y procesos relacionados con
indicadores de salinidad-alcalinidad de suelos; erosión hídrica y eólica; textura y espesor del
suelo; cobertura y estratificación de la vegetación; índice de aridez; velocidad del viento;
congelamiento del suelo. Los altos Andes áridos (4000 a 6960 m), así como los oasis no fueron
sido incluidos en el análisis. En el primer caso porque el agua no se encuentra disponible por
congelamiento y en el segundo por el alto grado de artificialización.
El análisis de los trabajos realizados muestra que la fragilidad a la desertificación en
nuestra provincia es alta y muy alta en prácticamente todos sus ecosistemas, destacándose por
sus valores críticos las montañas, las planicies aluviales del NE y la depresión de Llancanello. En el
ecosistema andino el factor que determina la fragilidad es básicamente la acentuación del relieve,
el congelamiento de los suelos y la escasa cobertura de vegetación. En las planicies está dada
principalmente por el déficit hídrico y los intensos procesos de salinización y alcalinización.
También muestran alto grado de fragilidad los piedemontes, cerrilladas y relieve volcánico de la
Patagonia extrandina (Payunia), en donde los indicadores principales son la erosión hídrica en los
dos primeros casos y una combinación de erosión hídrica con salinización, congelamiento del suelo
y escasa cobertura de vegetación en la Payunia. Las zonas de fragilidad moderada: las planicies
del centro-este, son aquellas en las que el relieve no presenta grandes desniveles, el material
superficial es homogéneo, la humedad es mas elevada y los médanos aparecen fijos o semifijos
por la vegetación. La fragilidad de los distintos ecosistemas de Mendoza determina las
potencialidades y limitaciones que el medio natural ofrece para el desarrollo de las actividades
humanas.
Sobre la oferta natural anteriormente detallada, la identificación de los factores derivados
de la presión humana posibilita la determinación del peligro de desertificación. La presión
humana es la identificación y valoración de las demandas de recursos naturales y espacios de
ocupación que los grupos sociales ejercen sobre un territorio. Para el caso de Mendoza se
consideró como indicadores de presión humana para evaluar la desertificación en cada
ecosistema: densidad de población, presión ganadera, uso de madera y leña e índice de pobreza.
Los resultados obtenidos muestran que los ecosistemas que presentan mayor presión humana,
como es el caso de las llanuras del centro-este, son áreas que si bien no registran alta densidad de
población ofertan y han ofertado a lo largo del tiempo recursos como los bosques de algarrobo
(Prosopis spp.) y buenos pastizales que las han hecho muy atractivas para su explotación , sin
considerar su sustentabilidad. Los problemas de tenencia de la tierra, el aislamiento y la
marginación de los habitantes del desierto han generado fuertes movimientos de éxodo y
migración rural. Esto conlleva por una parte el abandono de tierras productivas y de valores
tradicionales y por otra el incremento de los procesos de suburbanización en la periferia urbana,
con asentamientos que presionan sobre áreas frágiles y el crecimiento de sectores sociales
marginales, aumento de la inseguridad, y los delitos relacionados con la exclusión social.
La sumatoria de los indicadores de fragilidad y de presión humana permitió obtener el
mapa de peligro de desertificación por ecosistemas (Fig. 5), que demuestra que todos los
ecosistemas de la provincia presentan riesgos de desertificación desde moderado a muy alto. Este
mapa puede considerarse una síntesis, aproximada a como se da en el mundo real, de la relación
entre los principales procesos del soporte físico-biológico, y los desencadenados por la presión
humana sobre los recursos. Así se aprecia que coexisten en Mendoza áreas bajo riego, con
problemas de salinización y revenimiento freático (oasis de cultivo), con extensas llanuras fluvioeólicas, sujetas a sobrepastoreo y deforestación y las altas montañas andinas con sus
piedemontes y serranías antepuestas, donde las fuertes pendientes y los procesos criogénicos
facilitan la erosión provocada por el pastoreo de veranada y la creciente destrucción de las vegas o
mallines (humedales) de altura. En este ámbito, dominan las estepas arbustivas que ofrecen poca
protección al suelo. En los piedemontes se sufre el efecto de los aluviones, grandes avenidas de
agua y lodo que destruyen todo a su paso. En las bajadas y llanuras hay importantes procesos de
agradación de materiales, originándose inundaciones y cambios de cursos de ríos. El pastoreo no
controlado y la deforestación ha llevado a estos ambientes a etapas severas de desertificación. La
reforestación con freatófitas, el uso de riego por perforación, la racionalización ganadera vacuna y
caprina abren la posibilidad de transformar estas extensas áreas. En esta región se destacan por
36
su importancia los procesos de desertificación que afectan la cantidad y calidad de los recursos
hídricos superficiales y subterráneos, los relacionados con la urbanización no planificada y la
explotación minera y especialmente la petrolera. Un ejemplo demostrativo del proceso de
desertificación lo constituye la casi desaparición de los bosques de las llanuras orientales de
nuestra provincia. Estudios de historia ambiental muestran la degradación del bosque de
algarrobos en la llanura, el que fue talado y utilizado para la conformación del oasis vitivinícola. Se
ha estimado que en un período de 35 años, entre 1901 y 1935, época de expansión del trazado
ferroviario, la cantidad total de productos forestales extraídos fue de 992.748 Tm, lo que significó
198.550 ha deforestadas (ABRAHAM, E. y M. PRIETO (1994). Parte de la madera entonces
extraída de los bosques de la llanura se encuentra hoy en los oasis como postes y rodrigones de los
viñedos. Este tipo de estudios son importantes al momento de definir políticas de desarrollo de los
espacios áridos. Cuando se formulan políticas sólo para los oasis, se está decidiendo, por omisión,
sobre los espacios periféricos. Se trata entonces de aceptar el reto de una planificación con criterio
sistémico que articule la relación oasis-secano en un proceso de complementación y no de
competencia.
La lucha contra la desertificación en la provincia
Mendoza cuenta con gran cantidad de estudios en relación con la desertificación. Desde
programas de investigación básica generados por el IADIZA - CONICET, hasta el desarrollo de
experiencias de desarrollo sustentable del árido y del semiárido. Estos antecedentes han
permitido estructurar la lucha contra la desertificación en el territorio. Por otra parte, la
provincia ha desarrollado -especialmente en los últimos años- una estructura institucional y un
marco normativo vinculado a la investigación, a la administración y a la gestión ambiental que
brinda las bases para prevenir, controlar y revertir los procesos que atentan contra el
mantenimiento de la calidad ambiental. El trabajo conjunto de una suma de expertos,
científicos, agentes gubernamentales y responsables políticos constituye un aporte para la
consolidación de este proceso.
Mendoza participó activamente en el diseño e implementación del PAN. Durante 1996 se
realizaron numerosas jornadas preparatorias con los pobladores del desierto, de sensibilización
para alumnos y docentes, talleres regionales para científicos y tomadores de decisión y un taller
nacional de “Desertificación en oasis”. El Gobierno provincial colaboró y participó activamente. En
total se realizaron 15 talleres con la participación de 1.446 personas, representantes de
prácticamente todos los actores sociales relacionados con el problema de la desertificación. El
resultado de este trabajo fue la definición de políticas de lucha contra la desertificación que se
incorporaron como políticas de estado a la acción de los organismos gubernamentales provinciales
y la concientización de la sociedad civil para combatir la desertificación. Muchos de los conceptos
contenidos en esta presentación son producto de este trabajo colectivo.
Desde este marco de planificación, Mendoza contempla de manera integral las acciones
de prevención y lucha contra la desertificación en su gestión ambiental.
Causas y consecuencias de la desertificación en Mendoza
RIESGOS NATURALES
CAUSAS
CONSECUENCIAS
Sequía, Sísmico,
Aluvionales, Volcánicos
Falta de una propuesta integral de
desarrollo sustentable
Desequilibrio territorial y falta de
equidad social
!Debilidad de políticas de desarrollo
del árido.
!Deficientes políticas de relación complementación oasis/secano
!Problemas en la tenencia de la tierra
en el secano
!Degradación de recursos naturales
!Fuertes procesos de concentración en
los “oasis”.
!Pobreza, éxodo y migración rural y
suburbana
!Abandono de las tierras productivas
!Pérdida de biodiversidad
!Crecimiento urbano acelerado y no
controlado sobre áreas frágiles.
37
!Deforestación y sobrepastoreo
!Inadecuadas prácticas de cultivo
!Crecimiento urbano sobre áreas
frágiles
!Migración y abandono de tierras
!Deficiente utilización y gestión de los
recursos hídricos superficiales y
subterráneos
!A c t i v i d a d e s e x t r a c t i v a s
(Minería/Petróleo)
!Incendios en ecosistemas de
montaña, piedemonte y llanura.
!Pérdida de áreas agrícolas de alto
valor económico
!Competencia por el uso del suelo
!Efecto “aguas claras”
!Déficit en la gestión de recursos
hídricos
!Contaminación hídrica superficial y
subterránea
!Contaminación atmosférica
!Déficit en la gestión de residuos
sólidos, urbanos y de espacios
verdes
Políticas y acciones en la lucha contra la desertificación en la provincia de Mendoza
LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN EN MENDOZA
ACCIONES
POLÍTICAS
Mitigación de los
desequilibrios
territoriales y
sociales: esfuerzos
para la organización
de un espacio y una
sociedad más
equitativos,
mitigando los
efectos de la
concentración y la
debilidad de
acciones de
desarrollo
sustentable del árido
!Desarrollo
sustentable
!Descentralización /
fortalecimiento
gobiernos
locales
!Integración
territorial
(infraestructura
social en el
secano)
!Conocimiento para
la toma de
decisiones
!Capacitación /
fortalecimiento
de los cuerpos
técnicos
!Reconversión
tecnológica
(tecnologías
limpias,
alternativas,
competitivas)
OBJETIVOS
PROGRAMAS
PROYECTOS
MITIGAR EL
DESEQUILIBRIO
TERRITORIAL
Planificación y
ordenamiento
ambiental
. Propuesta de Ley de usos del
suelo
. Fortalecimiento de centros
intermedios
. Protección de áreas agrícolas
. . Planificación y
ordenamiento del piedemonte
al oeste del Gran Mendoza
. . Planificación y
ordenamiento del Valle de
Uspallata
. EIA y ordenamiento
territorial del área de
influencia de las grandes
obras públicas
. . Articulación de los nodos
multimodales (Palmira-Zona
Franca-Uspallata-Alvear y
Malargüe) para un desarrollo
equilibrado
AVANZAR HACIA LA
EQUIDAD
ECONÓMICA Y
SOCIAL
. Plan hídrico
provincial / Creación
de nuevos oasis
productivos
. Embalse de Aprovechamiento
Múltiple Potrerillos
. Canal Marginal del Atuel
. Trasvase del Grande al Atuel
. Ley Provincial de Arraigo,
para regularizar la tenencia de
la tierra de los pobladores del
desierto
. Producción sustentable de
ganado bovino en pasturas
naturales de zonas áridas y
semiáridas
. Factibilidad económica de
cultivos de arbustos forrajeros
tolerantes a la sequía
(Opuntia, Agave, Atriplex)
. Forestación y reforestación
con especies nativas,
. Programas
"Arraigo" y
"Colonización"
. Capacitación y
propuestas de
desarrollo
sustentable para los
habitantes del
desierto
. Plan vial y de
transporte.
38
ACCIONES
POLÍTICAS
OBJETIVOS
!Herramientas
económicas de
estímulos y
desaliento
!Fiscalización y
control
!Sensibilización de la
comunidad /
DISMINUIR LA
participación
PÉRDIDA DE LA
!Educación y
formación
BIODIVERSIDAD
ambiental
!Ciencia y tecnología
al servicio del
desarrollo
provincial
!Financiamiento
!Evaluación /
monitoreo y
control
FORTALECER
MONITOREO,
FISCALIZACIÓN Y
CONTROL
PROGRAMAS
PROYECTOS
especialmente del género
Prosopis (algarrobo)
. Expansión de la red caminera
para la integración del secano
provincial: ruta ganadera,
corredores productivos
interoasis
·Sistema Provincial de . Planificación y gestión de 14
Áreas Protegidas
áreas protegidas
. Cuerpo de guardaparques
provincial
·Reintroducción de
fauna silvestre
. Cría en cautiverio y liberación
controlada de ñandúes,
cóndores y llamas
. Estrategias de
. Estación piscícola “El
recuperación de
Manzano”
humedales
. Llancanelo y Guanacache
. Explotación
sustentable de
especies nativas de
.Algarrobo (Prosopis), junquillo
flora y fauna
(Sporobolus), Ñandú (Rhea
americana, Pterocnemia
. Banco de semillas
pennata)
del suelo y selección
de ecotipos de
forrajeras para el
. Banco de germoplasma
mejoramiento de
ecosistemas
.Guanaco (Lama guanicoe) y
desertificados
zorro gris (Pseudalopex griseus)
. Evaluación del
.Sistema de alerta temprana
estado, tendencia y
.Conformación y capacitación de
diseño de manejo de
brigadas
recursos faunísticos
. Consejos asesores
claves
- Varios proyectos específicos
. Plan Provincial de
Manejo del Fuego
. Ampliación de
espacios verdes
. Promoción y
desarrollo del
patrimonio forestal
. Preservación del
arbolado público
. De la actividad
minera y petrolera
. De caza, pesca y
desmonte
. Tratamiento de
residuos sólidos y
líquidos
. Programa de autogestión de
Empresas Petroleras para
prevenir y mitigar los efectos
de las actividades petroleras
en relación con la
desertificación
. Cuerpo de inspectores
provinciales y ad-honorem
. Saneamiento Integral del
Colector Pescara (Proyecto de
ferti-irrigación, control de
efluentes de la actividad
industrial y calidad del agua
para riego en el oasis)
39
ACCIONES
POLÍTICAS
OBJETIVOS
PROGRAMAS
PROYECTOS
. Plan Prov. de Residuos
Sólidos Urbanos . Apoyo a los
municipios para la erradicación
de basurales clandestinos
PROMOVER
CAPACITACIÓN
. Actividades de
sensibilización en la
lucha contra la
desertificación
. Fortalecimiento de ONGs
. Plan Provincial de Educación
Ambiental. Capítulo desert.
. Cursos de posgrado
. Programa de identificación y
evaluación de indicadores de
la desertificación
IMPULSAR
COOPERACIÓN
. Aportes al
Programa de Acción
Nacional de Lucha
Contra la
Desertificación
. Varias acciones a nivel
nacional e internacional
. Programa de Ordenamiento
ambiental y lucha contra la
desertificación
. PROALDE
. Aportes al SIG provincial
. Sistema de
Información
Ambiental Provincial
Entre las acciones reseñadas en el cuadro merecen destacarse los esfuerzos realizados a
través de los Programas Arraigo y Colonización en relación con el grave problema de la tenencia
de la tierra en zonas rurales. En el marco de la Ley Provincial de Arraigo, se mensuran las tierras
fiscales y se expropian las privadas con el objeto de regularizar la tenencia de los pobladores del
desierto. Otros Programas estratégicos son los relacionados con la planificación y el
ordenamiento ambiental de áreas críticas, como el piedemonte al O del Gran Mendoza, o el Valle
de Uspallata, así como de los grandes corredores bioceánicos y la expansión de la red caminera
para la integración del territorio provincial (ruta ganadera, corredores productivos interoasis) o
la Evaluación del Impacto Ambiental y ordenamiento territorial del área de influencia de las
grandes obras públicas. Complementan estas acciones la planificación y gestión de áreas
protegidas y los programas de reintroducción de especies de la flora y fauna silvestre.
El Programa de Saneamiento Integral del Colector Pescara tiene como objetivo el control
de efluentes de la actividad industrial y la calidad del agua para riego en el oasis. El Plan
Provincial de Residuos Sólidos busca ordenar y colaborar con los Municipios en la gestión de los
residuos sólidos urbanos, especialmente la erradicación de basurales clandestinos. Asimismo,
se lleva adelante un Programa de autogestión de las Empresas Petroleras para prevenir y
mitigar los efectos de sus actividades en la desertificación de los ecosistemas provinciales.
Todas estas acciones han tenido un importante componente de difusión, capacitación y
transferencia a los gobiernos locales (Municipios). En relación con los aportes en legislación,
está en tratamiento en la Legislatura Provincial, la Ley de Usos del Suelo. Una herramienta
fundamental para la instrumentación de estos Programas es el Sistema de Información
Ambiental Provincial.
Referencias
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Detección y control de la desertificación, IADIZA, Mendoza, 55:63).
40
ABRAHAM, E. M., 1995. "Metodología para el estudio integrado de los procesos de
desertificación. Aporte para el conocimiento de sus causas y evolución”. En: Vº Curso
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CPCA. Montecillo, México, 67:80.
ABRAHAM, E. M. y A. RODRIGUEZ SALAS, 1998. “Política ambiental en la Provincia de
Mendoza”. Aportes para el estado y la Administración gubernamental. Buenos Aires,
Asociación de Administradores Gubernamentales, Serie Ambiente y Desarrollo
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CCD/PNUMA, 1995. Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los
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KHARIM, N. y E. M. ABRAHAM, 1993. Comparative analysis of the dessertification assessment
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ROIG, F. et al., 1983. Documento de base para la elaboración del Plan Nacional de Acción de
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ROIG, F.(Ed) 1987. Detección y control de la desertificación. Mendoza, IADIZA, 364p.
ROIG, F. A., GONZALEZ LOYARTE, M. M., ABRAHAM, E. M., MENDEZ, E., ROIG, V. G. y MARTINEZ
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(Mendoza Province). Study case. (En: UNEP, "World Atlas of thematic Indicators of
Desertification”, E. Arnold, Londres, 69 p.).
SALATINO, E. 1996. Desertificación en oasis. (En: Plan de Acción de lucha contra la
desertificación en la Región Centro-Oeste de Argentina. Mendoza, IADIZA, Ed. CD).
UNEP, 1990. The Assessment of Global Desertification: Status and Methodology. Nairobi,
61p.
41
FIGURA 1. Mapa de la distribución de las tierras secas del mundo. (Fuente: UNEP, 1990)
FIGURA 2. Cuadro de estado de la desertificación de las tierras secas del mundo. (Fuente: UNEP, 1990)
2000
MUNDO:
6150 M ha de tierras secas
3600 M ha desertificadas
1800
AMÉRICA LATINA: 1750 M ha (total)
543 M ha de tierras secas
360 M ha desertificadas
1600
Superficie, millones de hectáreas
1400
1200
1000
800
600
400
200
África
Asia
Australia
Tierras desertificadas moderadamente o más
Europa
América
del Norte
América
del Sur
Tierras no desertificadas o ligeramente desert.
42
FIGURA 3. Costo medio estimado de las medidas directas de lucha contra la desertificación en tierras
secas de América del Sur (Fuente: UNEP 1990)
Meta principal
A. Prevención de
la
desertificación
Grado de degradación
de la tierra
Pérdida de
productividad %
Principales Medidas
preventivas,
correctivas o de
rehabilitación
1. Ligero a nulo
B. Medidas
correctivas para
mantener la
productividad
2. Moderado
0 - 10
Costo por hectárea en
dólares EEUU
América
Superficie
del Sur
t. ha
TIERRAS
Costo
DE
Millones $
REGADIO
América
Superficie
del Sur
t. ha
CULTIVO
Costo
DE
Millones $
SECANO
América
Superficie
del Sur
t. ha
PASTIZACosto
LES
Millones $
C. Rehabilitación de la tierra
degradada y recuperación de su
uso productivo
3. Grave
4. Muy grave
10 - 25
25 - 50
50 - 100
Vigilancia de la
calidad del suelo
y del agua,
mejoramiento de
la ordenación del
suelo y del agua,
implantación de
variedades de
cultivo mejoradas
y de
agrotecnologías
apropiadas
100 - 300
Como en 1, más
construcción de
drenajes
adecuados
Lixiviación y
drenaje
intensivos,
rehabilitación
biológica,
después como en
2
Como en 3, más
otras medidas
complejas de
rehabilitación,
incluido el
tratamiento
químico cuando
proceda
500 - 1500
2000 - 4000
3000 – 5000
6.998
1.047
310
60
8.415
700 – 2.100
524 – 1.571
620 – 1.240
180 - 300
2.024 – 5.211
14.711
5.950
561
124
21.346
736 – 2.207
595 – 1.785
281 – 842
248 - 496
1.860 – 5.330
93.147
88.007
184.431
15.316
380.901
466 – 1.397
880 – 2.640
7.377 – 11.066
46 - 107
8.769 – 15.210
TOTAL
FIGURA 4. Mapa de la distribución de las tierras secas en Argentina. (Fuente: ROIG, F. A., GONZALEZ
LOYARTE, M. M., ABRAHAM, E. M., MENDEZ, E., ROIG, V. G. y MARTINEZ CARRETERO, E. 1991)
43
FIGURA 5. Mapa de desertificación en la provincia de Mendoza. (Fuente: ROIG, F. A., GONZALEZ
LOYARTE, M. M., ABRAHAM, E. M., MENDEZ, E., ROIG, V. G. y MARTINEZ CARRETERO, E. 1991)
44
SECA E POBREZA: SUBSÍDIOS PARA A GESTÃO DOS RECURSOS HÍDRICOS
Raymundo José Garrido
Secretaria de Recursos Hídricos, Ministerio de Medio Ambiente, Brasil.
Palavras chaves: seca, pobreza, gestão recursos hídricos.
Resumo
Este trabalho é exploratório do problema formado pelo binômio da seca e pobreza na
região do semiárido brasileiro. Os argumentos apresentados partem da premissa que o Brasil não
pode mais conviver com os efeitos tão perversos de um e de outro. Dessa forma, o autor considera
necessário que toda e qualquer iniciativa que contribua para atenuar tais efeitos seja aproveitada
e avaliada em seus resultados para que, de alguma forma, possa ser colocada à disposição das
instâncias formuladoras de políticas públicas, seja no campo da gestão do meio ambiente, seja no
campo das políticas sociais, com o objetivo de contribuir para o processo de erradicação da
pobreza no Brasil e de uma convivência salutar com os efeitos adversos das secas no semiárido.
Em se tratando de uma síntese monográfica, o texto não avança em profundidade na
análise de cada fenômeno ou problema enfocado, cingindo-se, antes, a uma apreciação algo
superficial. Entretanto, abre “janelas” em várias direções para trabalhos derivados que serão, por
certo, de extrema importância para as políticas públicas brasileiras.
Key words: drought, poverty, water resources management.
Abstract
This paper explores the problem that results from the drought and poverty binomial of the
Brazilian Semiarid Region. The arguments presented take for granted the presupposition that
Brazil can no longer live along with the perverse effects of each of these. For this reason, the
author considers it to be necessary that each and every initiative that contributes to the
diminishing of such effects should be utilized and evaluated by its results, so that, they may be put
into use by the public policy formulation stages, be it in the environment management field, be it
in the social policy field with the goal of contributing to the process of poverty eradication in Brazil
and beneficial living conditions along with the adverse effects of the drought in the semiarid
region.
Since this is a monographic synthesis, the text does not go into depth, analyzing each
phenomenon or problem that is mentioned, restricting itself to an appreciation which is superficial.
However, it opens “windows” in several directions for other papers which will be, for sure,
extremely important for the Brazilian public policy.
Introdução
Há várias razões para a preocupação com o tema da seca no Brasil. A primeira delas está
no tamanho da região semiárida, que alcança quase um milhão de quilômetros quadrados,
abrigando uma expressiva população de pouco menos de vinte milhões de habitantes.
A segunda razão se relaciona com o quadro de pobreza reinante na região, que é agravado
pelo seu crescimento populacional sem a necessária criação de infraestrutura que contribua para
um patamar mínimo aceitável de nível de vida de seu habitante. Uma terceira razão é o fato de,
apesar da gravidade desse quadro, o Brasil, somente a partir de 1995, ter encontrado caminhos
que indicam estar se promovendo uma reversão no problema da seca, o que é, d'alguma forma,
alvissareiro.
45
Este texto se ocupa em comentar o binômio seca e pobreza, emblema de uma paisagem
negativa identificada com a porção interior do nordeste do Brasil, circunstância esta contra a qual
a sociedade brasileira vem empreendendo uma luta que, apesar de centenária, ainda não foi
capaz de erradicar, nem os perversos efeitos da seca nem o quadro de pobreza.
O objetivo mais importante deste ensaio é o de contribuir para o entendimento das razões
do problema composto da seca e da pobreza, como que sugerindo que a atuação do Estado
brasileiro aqui entendido como o conjunto formado pelo povo deste País , seu governo e seu
território possa dirigir a sua forma de atuação para programas conseqüentes, os quais venham a
decretar anos contados para os efeitos da seca e para a pobreza nordestina.
O caráter sinistro da seca
Os primeiros sinais de uma estação seca é o atraso das chuvas, pois é com a chegada
destas que se iniciam os trabalhos de plantio das culturas anuais, para os quais o agricultor conta
com tipos de financiamento que variam segundo a sua categoria econômica e com as modalidades
locais das relações de trabalho.
Nos anos normais, ou seja, sem seca, as famílias mobilizam os seus braços para o trabalho
em favor do qual põem suas reservas à disposição, principalmente as sementes guardadas e as
pequenas economias, complementadas por empréstimos junto a bancos, ou mesmo junto a
comerciantes dos quais recebem gêneros de primeira necessidade sob a forma de adiantamento.
Entretanto, nos anos secos, quando as famílias têm a confirmação de que a seca chegou,
ou seja quando percebem que os atrasos das primeiras chuvas não são apenas o prenúncio, mas a
certeza de que o fenômeno se instalou, os demais agentes envolvidos procuram reduzir suas
margens de risco e, entre as primeiras providências tomadas, estão a contração do crédito
bancário e o abandono da lavoura por parte dos proprietários, médios e grandes, que passam a
concentrar seus esforços naquilo o que consideram, nesse momento, o único patrimônio a
preservar: o gado.
Assim, os proprietários de terras despedem os agregados, partem para a compra de
pastagens e conduzem o rebanho de um ponto a outro, buscando áreas menos afetadas pelo
fenômeno. Os agregados e suas famílias, sem outra opção, partem em busca do que comer e de
emprego, via de regra nos centros urbanos, pequenos, médios e grandes. Aí chegando, geram um
desarranjo na vida das cidades, cujas populações buscam soluções paliativas como a providência
de donativos de toda a sorte, mobilizando as prefeituras, as paróquias e os clubes de serviço.
Mesmo assim, a cidade ainda sofre os efeitos da mendicância e da pilhagem a armazéns, com
visível deterioração do quadro urbano. É o flagelo da seca manifestando-se em sua verdadeira
dimensão, associando-se ao quadro de pobreza, característica permanente das cidades do
semiárido nordestino.
Somente o retorno da chuva pode reverter esse quadro. Na busca de parceiros para a
operação de amenizar o sofrimento dos flagelados, as prefeituras dirigem suas demandas às
demais esferas de poder, que comparecem com programas de urgência, incluindo o fornecimento
de água em carros-pipa, a abertura de frentes de trabalho, vacinação e uma série de outras
providências que não chegam a atacar o mal pela raiz. Este panorama já poderia ter sido
erradicado do semiárido brasileiro através de medidas estruturantes e da indução a uma
convivência com o fenômeno, o que só recentemente, por meio de novos programas de ação,
passou a se observar.
Os efeitos calamitosos da seca têm a capacidade de afetar violentamente a economia da
região, desaquecendo sobremodo o setor agrícola que é, em essência, a base do sustento, e
reduzindo, em conseqüência, o nível de atividade da agroindústria e do setor terciário, que se
situam a jusante do primeiro na cadeia de relações intersetoriais. A atividade comercial, todavia,
46
tende a ser ampliada, em razão da crescente venda de alimentos, financiada por meio de
estímulos do setor público que, historicamente, nessas situações, costuma financiar,
paliativamente, o comércio.
Conforme se percebe, a seca constitui evento crítico devastador para a vida de uma
comunidade, sobretudo quando esta é afetada pela pobreza de sua população. O ataque ao
problema, no caso brasileiro, implica a ação não apenas física sobre o meio hídrico, mas também
uma vigorosa atuação em fatores que condicionam o comportamento de diversos agentes, de
governo e não governamentais. E isto, diga-se, os sucessivos governos vêm fazendo,
provavelmente não na forma e intensidade necessárias para que o problema já estivesse
superado neste início de século XXI.
A seção quatro se ocupa de uma breve resenha comentando as diversas fases em que se
pode dividir o combate às secas no Brasil, com a intenção de indicar, ao final, o acerto dos
programas encetados a partir de 1995, até estes dias.
Pobreza e degradação ambiental
O grau de pobreza pode ser avaliado por métodos diversos. A renda das pessoas ou das
famílias é um dos indicadores mais característicos desses métodos. Uma vez estabelecida uma
linha demarcatória para o limiar de pobreza, pode-se fazer uso da proporção da população que se
situa abaixo dessa linha, determinando-se a extensão da pobreza. Adicionalmente, podem ser
adotados outros indicadores que servem para determinar a intensidade da pobreza. São exemplos
dessas medidas os índices de Sem (1976), e o de Foster, Greer e Thorbecke (1984), que não serão
tratados neste texto por falta de espaço.
O fenômeno da pobreza pode, ainda, ser avaliado através de variadas manifestações e
conseqüências como, por exemplo, a baixa taxa de cobertura de serviços de abastecimento
d'água, de esgotamento sanitário, pela mortalidade infantil, pela desnutrição, pela falta de acesso
a itens básicos de conforto doméstico mínimo.
Uma característica da pobreza é o fato de as populações pobres serem mais afetadas pelos
impactos ambientais do que as populações com renda acima da linha de pobreza. Com efeito, as
famílias pobres, em geral, vivem em periferias urbanas não dotadas da infraestrutura que enseje
um mínimo de bem estar, muitas vezes se localizam proximamente a fábricas que descartam
contaminantes, sólidos, líquidos ou gasosos, além de serem mais afetadas pelo fenômeno da
desertificação, do efeito estufa e de outras formas de degradação ambiental.
Mas, o que é verdadeiramente revoltante é que, comparados com os ricos, os pobres
contribuem muito pouco para a poluição e para a mudança climática. Quando a questão é o rejeito
de esgotos domésticos, os pobres atuam como simples agentes passivos de um processo perverso
de distribuição de renda que não lhes permite receber, dos poderes públicos, a infraestrutura
necessária à aglomeração urbana. Mesmo assim, o consumo de água, e conseqüentemente o
despejo de efluentes, é bem inferior ao que é descartado pelos que estão acima da linha de
pobreza. O mesmo se passa com o lixo, cuja emissão pelo pobre é mínima. Ocorre, aliás, em
muitos casos, que o pobre se alimenta de restos de lixo descartado justamente pelos que estão
acima da linha de pobreza, numa inaceitável condição sanitária de vida.
Conforme se percebe, o crescimento da riqueza, tanto quanto o da pobreza, faz aumentar
a degradação ambiental, sendo que, em ambos os casos, o pobre comparece em desvantagem,
ora na condição de vítima da degradação imposta pelo rico, ora como vítima reflexiva de sua
própria ação. A relação entre pobreza e degradação ambiental é tão íntima que, na Conferência
das Nações Unidas sobre o Meio Ambiente e Bem Estar Humano (Estocolmo, 1972), Indira Ghandi
afirmava que a pobreza era a pior forma de contaminação.
47
As estatísticas mundiais confirmam eloqüentemente a assertiva de Ghandi, conforme se
depreende dos dados seguintes: (i) cerca de três milhões de pessoas morrem anualmente de
diarréia, a maior parte sendo crianças de famílias pobres em País es subdesenvolvidos ou em
desenvolvimento; (ii) os pesticidas, herbicidas e outros produtos fitosanitários afetam,
anualmente, a saúde de cerca de vinte e cinco milhões de pessoas, matando centenas de milhares
dessas vítimas, grande parte sem sequer saber ler as instruções de uso desses produtos; (iii) dos
três milhões de pessoas que morrem por ano em razão da contaminação do ar, cerca de 2,4
milhões vivem abaixo da linha de pobreza e, curiosamente, a maior parte é de pessoas que vivem
no campo, respirando o ar de queimadas de estercos, lenha e resíduos de colheitas.
Os itens acima não esgotam todo um conjunto de outros problemas. O aquecimento
global, por exemplo, afetará mais os pobres pois, em caso de o nível do mar subir, serão estes os
que sofrerão os maiores efeitos das inundações. O avanço da desertificação vem ameaçando
crescentemente o sustento de cerca de um bilhão de pobres do planeta.
Pode-se dizer que o combate à pobreza constitui uma expressiva forma de combate à
degradação ambiental e seus efeitos. Em particular, a gestão dos recursos hídricos em muito se
beneficia do combate à pobreza, e vice-versa. É neste cenário que o presente texto encontra sua
motivação, buscando, através do caso do semiárido brasileiro, onde coabitam seca e pobreza,
explorar formas e idéias que possam ser úteis à formulação, ou ao ajuste, de políticas públicas
voltadas para a erradicação, ou pelo menos a mitigação, dos efeitos agressivos desses dois
fenômenos , um físico-climatológico, o da seca, e o outro, econômico-social, o da pobreza.
Fases do combate às secas no Brasil
Não se pode afirmar com segurança a partir de quando a irregularidade das chuvas no
Nordeste começou a preocupar as autoridades do Brasil. Os primeiros registros relativos às secas
datam do século XVII, mas não apontam dados como as áreas atingidas, o número de pessoas
vitimadas, os efeitos adicionais do fenômeno, as soluções adotadas. O século imediatamente
seguinte, a julgar-se pelos registros encontrados, parece ter sido bem mais seco do que os anos
seiscentos do milênio recém findo.
As informações relativas ao século XIX são mais esclarecedoras e dão conta que os
períodos 1809-10, 1816-17, 1824-25,1844-45, 1877-79 e 1888-89 foram visivelmente secos. A
ignorância em relação ao fenômeno nessa época é atribuída à pequena população do País ,
associada à falta de meios de comunicações rápidos, além de os olhares do governo central
estarem, à época, predominantemente voltados para o centro sul, por onde o Brasil começou a se
desenvolver.
Somente quando a seca atingia uma grande massa populacional, causando um número
significativo de mortes, é que as autoridades do poder central vinham em socorro da região, com
medidas, em geral paliativas, donativos as mais das vezes sob forma de víveres e dinheiro.
Historicamente tem-se como marco da luta contra as secas o ano de 1845, quando o
fenômeno foi combatido por meio de iniciativas locais para socorrer as populações atingidas.
Antes dessa data não há registro ou conhecimento da gravidade do problema, pelo menos como
preocupação nacional, provavelmente pela dimensão da população que, bem menor, não chegava
a dar a conotação de calamidade.
A seca seguinte somente viria a ocorrer em 1877, ou seja 32 anos mais tarde, o que
contribuiu, ao mesmo tempo, para que a população já fosse bem mais numerosa do que a que
enfrentou a seca anterior, e tendo feito cair no esquecimento as preocupações e sobretudo as
providências para suportar a inclemência do fenômeno.
Assim, a seca de 1877 surpreendeu a todos, com conseqüências bem sérias. Apesar do
48
longo interregno entre 1845 e 1877, a seqüência histórica mostraria que há uma certa
regularidade na ocorrência do fenômeno a períodos que oscilam entre dez e doze anos1, criando
uma expectativa quanto à sua manifestação o que efetivamente permite que a região se prepare
o que nem sempre ocorre com alguma margem de acerto, para os seus efeitos.
A referida seca de 1877 teve pelo menos o mérito de colocar a região nordestina na agenda
das preocupações nacionais, sobretudo por afetar a economia regional que era fortemente
baseada, conforme já mencionado, na oferta de seus produtos agrícolas, vulneráveis à seca.
Iniciar-se-ia, nessa época, o que convencionou-se, mais tarde, denominar de primeira fase do
combate a seca no semiárido brasileiro. Várias medidas foram tomadas e, no conjunto dessas
medidas foi criada, em 1909, a Inspetoria de Obras Contra as Secas IOCS, transformada em
Inspetoria Federal de Obras Contra as Secas IFOCS, em 1919. Em 1945 passaria a chamar-se
Departamento Nacional de Obras Contra as Secas DNOCS, cujo trabalho durante todo o período
1909-1945 teve como alvo principal a acumulação de águas, através da açudagem e das obras de
infraestrutura, daí porque esse período ficou conhecido como fase das obras de engenharia ou das
soluções hidráulicas.
A criação da Companhia Hidroelétrica do São Francisco CHESF, em 1945, trouxe para o
Nordeste o espírito de fortalecimento do setor elétrico que já se espraiara havia muito tempo no
centro-sul do País . Tal fortalecimento era um dos pilares do desenvolvimento nacional
desencadeado a partir dos anos trinta, pois não somente a alimentação com luz e força elétricas
das cidades, mas, também, o acionamento do equipamento fabril requeria a utilização do
potencial hidráulico como elemento de geração dessa energia, condição essencial para o ingresso
do País no estágio da industrialização.
A novidade serviu de alento para a resolução do problema da seca na região e o governo
passou a reconhecer a necessidade de promover, de fato, o aproveitamento das diversas coleções
de águas acumuladas em açudes durante a fase das soluções hidráulicas. É nesse contexto que
nasceria a Comissão do Vale do São Francisco CVSF, em 1948, mas que somente viria a entrar em
efetivo funcionamento dois anos mais tarde.
A CVSF, inspirada no modelo da Tennessee Valley Authority, havia sido concebida para
empreender sua ação sobre os corpos d'água, regularizando vazões de rios intermitentes,
recuperando matas ciliares ao mesmo tempo em que atuaria nos campos da educação e da saúde,
desenvolvendo campanhas que pudessem colocar a sociedade a par do novo método de gestão de
combate às estiagens. Sucede, entretanto, que a CVSF, ao contrário do que se esperava, teve uma
atuação acanhada, e até menor, realizando apenas o pequeno projeto e a pequena ação, e
decidindo com base em critérios de cunho nitidamente clientelista.
A fase do aproveitamento dos recursos hídricos e da infraestrutura construída pelo IFOCS,
ou seja, a segunda fase do combate à seca, caracterizada pelo crescente papel da CHESF e
obscuridade da CVSF, estender-se-ia até o final dos anos cinqüenta, passando pela seca de 195153, ocasião em que viria a ser criado o Banco do Nordeste, inicialmente destinado a financiar o
aproveitamento da referida infraestrutura, e alcançando a grande seca de 1958, quando teria
início a terceira fase, que pode ser denominada, apenas para fins didáticos, de fase do
desenvolvimento planejado. Pode-se afirmar, portanto, que a segunda fase reflete um período de
transição entre a das soluções hidráulicas (até 1945) e a então nova fase, inaugurada com a
criação da SUDENE.
A seca de 1958 serviu para demonstrar que a solução através da açudagem, ainda que
combinada com a atuação da Comissão do Vale, não teria sido capaz de resolver o problema. Vejase que, em 1958, os açudes encontravam-se cheios ou quase cheios, as estradas da região, obras
1
Os episódios de secas do final do século XX, entretanto, não seguiram o ciclo histórico, pois a década dos noventa
assistiu a secas a intervalos mais curtos e mesmo em anos geminados, numa clara conotação de alteração
climática cujo comportamento futuro ainda é incerto.
49
de engenharia realizadas pelo IFOCSDNOCS, representavam uma malha rodoviária três vezes
maior do que a média do País em termos de rodovia por quilômetro quadrado de território, e a
energia elétrica era farta, em razão da então recente duplicação da Usina de Paulo Afonso, em
1956. Entretanto, a seca chegou e aniquilou a agropecuária da região, obrigou os flagelados a
partirem em busca de solução para a fome e a sede, dando origem às costumeiras frentes de
trabalho, solução paliativa de que lançava mão o governo para amenizar o quadro de indigência. É
dessa época a expressão “indústria da seca”, cunhada por Antônio Callado, para caracterizar a
velha filosofia da acumulação de água que, isoladamente, sabe-se, é incapaz de resolver o
problema.
A postura imediatamente seguinte do Governo Federal veio com o estabelecimento de um
grupo de trabalho, tendo à frente o economista Celso Furtado e com o objetivo de elaborar um
plano de ação que tomasse em consideração não apenas a seca, mas também outros fatores do
atraso da região. O grupo concluiu por uma estratégia baseada em quatro pontos: (i)
intensificação dos investimentos industriais na região; (ii) transformação da economia agrícola da
faixa úmida para assegurar a adequada oferta de alimentos nos centros urbanos; (iii)
transformação progressiva da economia das zonas semiáridas para torná-las mais resistentes à
seca; e (iv) deslocamento da fronteira agrícola do Nordeste pela incorporação de terras úmidas do
Maranhão à economia regional.
Para colocar em prática a política recomendada por Celso Furtado e demais integrantes do
grupo de trabalho, era necessário reduzir o grau de superposição de ações de mais de uma
centena de órgãos e entidades públicas estaduais e federais atuando na região. É exatamente aí
que nasce a SUDENE, criada para assegurar a liderança do Governo Federal no processo de
desenvolvimento da região, disciplinando o uso de receitas fiscais para o Nordeste por meio do
planejamento regional.
Conforme assinalado, a segunda fase do combate à seca, que se estendeu desde a criação
da CHESF, em 1945, até o ano de 1959, é uma fase transitória durante a qual testou-se a
capacidade da Comissão do Vale do São Francisco em dar conseqüência a um importante objetivo
de aproveitar os recursos hídricos acumulados durante a fase da açudagem, que dominou toda a
primeira metade do atual século.
A terceira fase do combate à seca seria extremamente curta, entre 1959 e 1964, período
que caracterizaria a infância da SUDENE, durante o qual assistiu-se a um vigoroso programa de
desenvolvimento com reformas. Nesse intervalo foram delineados os primeiro e segundo planos
diretores da SUDENE, e teve início a discussão do terceiro plano. A quarta fase do combate à seca
estender-se-ia de 1965 a 1984, podendo ser subdividida em duas sub-fases: o período situado
entre 1965 e 1978, que ficou caracterizado como um período de modernização conservadora, e o
período que se estendeu entre 1979 e 1984, caracterizado pelo reforço às soluções tradicionais,
com a unificação dos diversos programas especiais, tais como os Pólo Nordeste e o Sertanejo, em
um único programa, que ficou conhecido como Nordestão.
Mas o que é verdadeiramente importante assinalar é que a série dos anos sessenta seria
plena de realizações da SUDENE, com um grande número de projetos, industriais e sobretudo
agropecuários, criando uma nova expectativa para o futuro da região e fazendo com que reinasse,
durante o período, o espírito do “agora vamos”, imaginando-se que as dificuldades da região
seriam vencidas, custasse o que custasse. É bem verdade que a fisionomia de alguns pólos da
região mudou completamente, sobretudo as capitais dos estados e alguns pólos do interior. Mas a
seca de 1970 viria para negar, mais uma vez, a eficácia do sistema, pois as medidas paliativas
tomadas nos episódios anteriores tiveram que ser uma vez mais adotadas, mostrando claramente
que o planejamento regional resolvera vários problemas, mas não necessariamente o da seca.
Nos dez anos que se seguiram, de 1984 a 1994, correspondentes à quinta fase do combate
à seca, as soluções passaram a ser menos paliativas e mais produtivas. Assinale-se que, durante o
50
quinquênio do Presidente José Sarney, a irrigação cresceu significativamente no País , através do
Programa Nacional de Irrigação PRONI, e em particular no Nordeste. É o que revelam os
comentários seguintes do Professor Otamar de Carvalho2 “Com efeito, as áreas irrigadas no
Nordeste, até 1985, corresponderam a 366.800 ha. Enquanto isso, no período 1986-88, foram
implantados mais 247.900 ha, correspondendo a um crescimento de 67,6% em relação ao total
conseguido até 1985”.
Por outro lado, as secas parciais de 90, 91, 92, 93 e 94 já foram enfrentadas com um forte
conteúdo de política de recursos hídricos, ainda que de forma pouco organizada. Durante esse
período encontrava-se em estágio avançado o debate nacional que viria a desaguar nas diversas
leis estaduais para a gestão do uso da água e, mais recentemente, na edição do diploma legal
federal, a Lei no 9.433/97, de organização administrativa para esse mesmo fim. É também desse
período a substituição de frentes de trabalho apenas paliativo por frentes de trabalho produtivo.
Saliente-se que, no início de 1995, tomaria forma, a partir de ações do Governo Federal, a
sexta e atual fase do combate ao fenômeno da seca, caracterizada pela organização e legitimação
do setor de gerenciamento dos recursos hídricos, associadas a um vigoroso programa de ações
estruturadoras, consubstanciadas no Proágua Semiárido, implementado através de acordo de
cooperação com o Banco Mundial 3. O Proágua Semiárido, além de promover o reforço institucional
da gestão do uso da água nos estados da região semiárida, elege, como tipo de intervenção
prioritária, as obras de adutoras, capazes de levar a água a destino, completando o circuito que a
água deve percorrer, e atendendo verdadeiramente, em conseqüência, às necessidades dos
usuários desse recurso natural.
As ações principais da atual fase de combate à seca incluem, conforme mencionado, o
ordenamento do setor de planejamento e gestão do uso dos recursos hídricos, além das
intervenções estruturadoras. Essas intervenções estão consolidadas nos diversos programas de
reforço institucional do setor de recursos hídricos, no Proágua Nacional e seu segmento voltado
para o semiárido do País , o Proágua Semiárido.
É também digno de referência o Programa Nacional de Combate ao Desperdício de Água
PNCDA, uma antiga demanda do setor de saneamento, que veio a materializar-se em 1997,
através de ação conjunta do Ministério do Meio Ambiente, dos Recursos Hídricos e da Amazônia
Legal (hoje Ministério do Meio Ambiente), do Ministério de Minas e Energia, e do Ministério do
Planejamento e do Orçamento (hoje Ministério do Orçamento e Gestão).
Notas sobre a pobreza no Brasil e ações de combate
O principal determinante da pobreza no Brasil é o elevado grau de desigualdade da
sociedade brasileira. Se as grandes desigualdades de renda do País fossem reduzidas, boa parte
da pobreza seria eliminada. Na verdade, com o nível de renda per capita já alcançado pela
sociedade brasileira, a pobreza poderia estar completamente erradicada se o grau de
desigualdade fosse similar à média internacional.
Dados oficiais mostram que mais de 32 milhões de pessoas vivem abaixo da linha da
pobreza, o que significa mais que toda a população do Canadá, sendo que 29% da população
vivem com menos de US$ 1 por dia, e o salário mínimo é insuficiente para comprar a cesta básica,
o que significa que centenas de pessoas não ganham o suficiente para se alimentar. Além disso,
41% das crianças de 6 a 24 meses se encontram em estado de desnutrição e 1 em cada 16
crianças morre, ainda nestes dias, antes de completar 5 anos de idade, muitas vezes por causa de
2
Carvalho, Otamar de. Economia Política do Nordeste: Secas, Irrigação e Desenvolvimento. Editora Campus. Rio de
Janeiro, 1988.
3
O apoio do Banco Mundial deveria ser complementado por financiamento do Fundo Econômico para a Cooperação
Ultramarina (Overseas Economic Cooperation Fund OECF), o que não chegou a se materializar no escopo do programa.
51
doenças que poderiam ser evitadas.
O fenômeno da pobreza é explicado de formas várias. Em primeiro lugar, são as condições
de posse e uso da terra prevalentes naquela região, com uma distribuição de terras muito
desigual. Os estabelecimentos rurais do Nordeste com menos de 50 hectares representam 75%
do número de imóveis, sendo a área por eles ocupada correspondente a, apenas, 12% da área
total. No outro extremo da distribuição das terras, os imóveis com área superior a 200 hectares
representam 7% do número de imóveis e ocupam 68,6% da área total (Brasil-INCRA, 1992último ano para o qual existe estatísticas sobre a estrutura fundiária). Ainda conforme o INCRA,
65% da área aproveitável para a agricultura no Nordeste, em 1992, eram ocupados por imóveis
com área igual ou superior a 200 hectares.
A pobreza pode ser medida pelo enfoque dos rendimentos. Costuma-se definir linha de
pobreza como o custo das necessidades básicas do indivíduo e a linha de indigência, calculada
conforme o custo das necessidades alimentares. Pelo método da linha de indigência, a linha de
pobreza é calculada como seu múltiplo. Este múltiplo é definido levando-se em conta que o gasto
com alimentação é apenas uma fração dos gastos mínimos necessários a uma pessoa, a que é
necessário acrescentar outros gastos necessários, como vestuário, habitação, entre outros. Na
construção da linha de pobreza leva-se em conta a renda domiciliar, e não a das pessoas
individualmente, porque em um domicílio há pessoas que não recebem qualquer renda e são
dependentes da renda de outrem, como as crianças, por exemplo. Além disso, há casos de mais
de uma família vivendo no mesmo domicílio e compartilhando certas despesas comuns.
A pobreza no Brasil pode ser ilustrada com os dados da tabela da Figura 1, referentes a
1997. Verifica-se que a intensidade da pobreza no País é muito mais elevada na zona rural do que
na zona urbana. Enquanto 28% da população urbana é pobre, na zona rural 58% das pessoas
vivem abaixo da linha de pobreza.
Figura 1 – A Estrutura da Pobreza no Brasil por Estado – 1997
Brasil
Localização geográfica
Situação do domicílio
Urbano
Rural
Grandes Regiões
Centro-Oeste
Nordeste
Norte
Sudeste
Sul
Linha de pobreza
Linha de Indigência
Proporção de pobres (%)
Proporção de indigentes (%)
Magnitude da Contribuição Freqüência Magnitude da Contribuição da
pobreza no
da categoria
na
indigência no categoria para a
interior da para a pobreza população interior da
indigência
categoria
categoria
33,9
100,0
100,0
14,8
100,0
27,6
58,5
64,8
35,2
79,6
20,4
10,4
32,1
55,9
44,1
23,8
60,0
45,5
19,7
25,8
4,9
51,2
6,6
25,5
11,7
7,0
28,9
4,9
43,8
15,4
7,6
32,1
19,5
6,4
8,3
3,6
62,5
6,5
18,8
8,6
Fonte: Pesquisa por Amostra de Domicílios (PNAD) 1997.
Do ponto de vista regional, observa-se que a incidência da pobreza é muito mais elevada
nas regiões Nordeste e Norte. No Nordeste especialmente, 60% da população vivem abaixo da
linha de pobreza 32% abaixo da linha de indigência , contra 20% na região Sudeste, onde apenas
52
6,8% da população vivem abaixo da linha de indigência. Em virtude da elevada incidência de
pobreza no Nordeste, a região, apesar de abrigar apenas 29% da população brasileira, responde
por mais da metade 51% dos pobres do País. Assim, nossa pobreza é em grande medida um
problema nordestino, embora esteja presente em todo o território nacional.
No que se refere à desigualdade, o coeficiente de Gini, que mede a concentração de
renda, é por demais eloqüente para indicar como o Brasil ainda é um País desigual. É o que
ilustra o gráfico da Figura 2.
Figura 2 - Brasil Coeficiente de Gini (concentração de renda) 1977-1997
1.0
0.9
0.8
0.625
0.7
0.6
O que é mais grave é que os resultados, além de mostrarem um grau de desigualdade
muito alto, revelam que essa desigualdade não tem se atenuado nos últimos tempos,
mantendo, ao contrário, uma elevada estabilidade, pois o grau de desigualdade hoje é
praticamente o mesmo de vinte anos atrás. Apesar de a pobreza ter sido reduzida em 1995, a
desigualdade nesse ano é maior que em 1993. Entre 1986 e 1989, a desigualdade aumentou,
atingindo um nível elevadíssimo em 1989, quando o coeficiente de Gini chegou a 0,64 e a razão
entre a renda dos 20% mais ricos e dos 20% mais pobres atingiu o índice recorde de 35.
Para que a pobreza seja reduzida, é necessário que a renda per capita cresça, ou que a
distribuição de renda se torne mais igualitária. Uma combinação das duas circunstâncias daria
grande velocidade à redução. Algumas simulações podem ser muito ilustrativas a esse respeito.
Se nosso coeficiente de Gini, de 0,60, fosse reduzido para 0,53, um grau de desigualdade ainda
superior ao da Colômbia, nossa proporção de pobres se reduziria de 28% (conforme os dados
do PNUD) para 15%. Para se chegar a essa mesma queda apenas através do crescimento da
renda média por habitante, mantendo-se inalterada a distribuição de renda, seria necessária
uma elevação da renda per capita de 35%, o que equivale a um crescimento de 3% ao ano,
durante 10 anos.
Encarar a realidade atual da sociedade brasileira nos permite considerar, portanto, que a
pobreza reage com maior sensibilidade aos esforços de aumento da eqüidade do que aos de
aumento do crescimento. Talvez a sociedade brasileira possa ousar, com responsabilidade,
definindo a busca de maior eqüidade social como elemento central de uma estratégia de
combate à pobreza. Entre as causas de raiz dessa absurda desigualdade está o pouco acesso às
oportunidades de educação e qualificação intelectual.
O sistema educacional brasileiro só recentemente despertou para a democratização das
53
oportunidades educacionais e para sua importância como fator essencial de combate às
desigualdades. Exemplo do caráter claramente oligárquico da política educacional é o fato de a
União Federal concentrar seus recursos no ensino superior, deixando o ensino fundamental e o
segundo grau à sorte das precárias finanças de municípios e estados. Além disso, o desemprego
e as precárias condições de trabalho contribuem decisivamente para o agravamento da pobreza
no Brasil.
A ação de maior envergadura do governo brasileiro no combate à pobreza é o Projeto
Alvorada, voltado para políticas e gastos sociais do Governo direcionados às microrregiões mais
pobres nos 14 estados brasileiros com o menor Índice de Desenvolvimento Humano.
O Alvorada prevê, entre outros objetivos: (i) a melhoria na renda e no bem-estar dos
pobres das zonas rurais através do acesso a infra-estrutura e serviços econômicos e sociais,
utilizando uma abordagem baseada nas demandas das comunidades; (ii) o aumento da
capacidade das comunidades rurais de se organizarem coletivamente para atender às suas
próprias necessidades; e (iii) melhorar a qualidade dos governos locais, através de uma maior
participação dos cidadãos, aumentando a transparência nas decisões, através da criação e
fortalecimento de associações comunitárias e conselhos municipais.
Os impactos específicos dos projetos incluem maior produtividade, maior renda familiar,
criação de empregos, diversificação de fontes de renda, melhoria nos indicadores sociais e
menor vulnerabilidade à seca. Em especial, as mulheres se beneficiarão do maior suprimento
de água, eletricidade e de investimentos sociais, entre outras melhorias, que devem ter
impactos positivos sobre a saúde familiar, além de liberar tempo e possibilitar sua participação
em atividades produtivas.
Entre os programas do Projeto Alvorada, destacam-se: (i) alfabetização solidária com o
objetivo de reduzir os índices de analfabetismo registrados nos estados selecionados; (ii) apoio
ao desenvolvimento do ensino fundamental educação de jovens e adultos com o objetivo de
promover a universalização do ensino fundamental; (iii) apoio ao ensino médio com o objetivo
de apoiar projetos estaduais no âmbito do ensino médio; (iv) garantia de renda mínima para
famílias carentes, possibilitando a permanência dos filhos de 7 a 14 anos na escola; (v)
erradicação do trabalho infantil, penoso e insalubre nas zonas rurais; (vi) água na escola, com o
objetivo de prover o abastecimento de água potável a escolas da região; (vii) saneamento e
redução da mortalidade infantil; (viii) saúde da família / agentes comunitários de saúde, COM
O objetivo de priorizar as ações de prevenção, promoção e recuperação da saúde da família;
(ix) redução da mortalidade materna e neonatal; (x) combate à pobreza rural nos estados do
nordeste; (xi) apoio à agricultura familiar; e (xii) geração de emprego e renda em áreas de
pobreza; (xiii) energia para pequenas comunidades.
Esse programa. De larga abrangência social, já se encontra em andamento e prevê, até
o ano 2002, investimentos da ordem de 11,6 milhões, dando uma expressiva contribuição para
o combate efetivo à pobreza no semiárido brasileiro.
Síntese das medidas atuais do combate às secas
O semiárido, onde se pratica agricultura de sequeiro, é a área mais duramente atingida
pelas estiagens prolongadas. Mas não é apenas o semiárido que sofre com os efeitos da seca. O
fenômeno atinge também o agreste, a área canavieira e cacaueira e até as serras úmidas. Com
toda esta abrangência, agrava-se a situação econômica regional e ocorre a crescente
descapitalização do homem do campo.
A política desenvolvida pelo Governo para mitigar os efeitos das secas abrange uma
ampla variedade de intervenções que incluem tanto medidas de caráter emergencial, quanto
atividades permanentes. Deixando de lado as primeiras, que estão relacionadas à assistência
54
às vítimas e à criação de frentes de trabalho, as medidas de caráter permanentes capazes de
produzir efeitos positivos são: (i) construção e operação de reservatórios estratégicos para
ampliar a rede de adutoras; (ii) a construção e operação de adutoras, levando a água ao
usuário; (iii) transposições de bacias que se mostrem viáveis; (iii) construção de barragens
subterrâneas, que propiciem a formação de pequenos "oásis" em sua área de influência; (iv)
promoção da aquicultura em canais e reservatórios para irrigação; (v) desenvolvimento dos
projetos de irrigação; (vi) adoção de práticas de economia de água, como a irrigação noturna,
controle da demanda; (vii) uso de águas subterrâneas onde viável, entre outras.
No que se refere à construção de açudes, o semiárido brasileiro já conta com uma
número algo avantajado desse tipo de intervenção sobre o meio hídrico. Entretanto, ainda há
sítios barráveis estratégicos que não foram aproveitados. O caráter estratégico desses sítios
obedece a dois critérios. O primeiro deles é a proximidade de aglomerações, cidades ou
atividades econômicas que aproveitem a água; e o segundo refere-se às características do
relevo e a possibilidade de se construírem reservatórios com elevada relação entre sua
profundidade média e a extensão do espelho d'água. Estes dois critérios têm seguido
perseguidos pelo Proágua Semiárido, programa que objetiva fazer com que a água deixe de ser,
dentro de alguns anos, um fator limitante ao desenvolvimento do semiárido.
Quanto às adutoras, estas têm sido o tipo de intervenção de maior retorno econômico e
social, porque têm, efetivamente, conduzido a água ao uauário desta, inibindo de todas as
formas o abandono da região. As barragens subterrâneas constituem uma solução de baixo
custo e localizada, umedecendo as terras para o plantio. A promoção da quicultura e o
desenvolvimento da irrigação representam importantes investimentos que geram
oportunidades de emprego. São, por outra, atividades de setores usuários da água que trazem
um grande benefício para o combate simultâneo aos efeitos da seca e à pobreza.
Finalmente, as práticas que conduzem ao uso racional da água, que incluem o uso
combinado de águas superficiais e subterrêneas, além de medidas de gestão e de noções de
educação ambiental, são essenciais para se combater aos efeitos da seca e da pobreza,
sobretudo pelo apelo ao espírito de poupança e de racionalidade no uso dos recursos da
natureza, em particular os recursos hídricos.
O Proágua Semiárido, que vem sendo desenvolvido pelo Governo Federal, em parceria
com os estados da região nordestina e com o apoio do Banco Mundial, tendo já investido quase
trezentos milhões de dólares entre 1998 e 2002, inclui todo esse novo conjunto de medidas que
caracteriza o combate às secas nos moldes atuais, além de, de forma indireta, dar um
excepcional contributo para o combate à pobreza.
Notas Finais
Após a breve resenha e argumentos dos tópicos anteriores, cabe apresentar alguns
pontos para reflexão no que diz respeito ao combate às secas e à pobreza no Brasil.
Inicialmente, é importante assinalar que o combate aos efeitos das secas no Brasil vem
sendo facilitado sobremaneira pela concentração urbana, o que não ocorria há cerca de
quarenta anos passados, dada a dispersão da população no meio rural. A verdade é que a
concentração urbana, pelo menos da forma como vem ocorrendo no Brasil, se por um lado gera
a pobreza periférica das médias e grandes cidades, por outro, reduz o risco da falta de água,
pois os sistemas de abastecimento são uma realidade em todo o País que já alcança o invejável
patamar de 92% de cobertura desse serviço nas zonas urbanas, embora o percentual no
Nordeste seja inferior a este.
A pobreza rural no Nordeste é também agravada pela instabilidade representada pelo
trabalho assalariado temporário, situação em que se encontravam 2,5 milhões dos 6,6 milhões
55
de trabalhadores rurais existentes na região em 1992. Aliado a isso, a falta de água de boa
qualidade e particularmente as doenças de veiculação hídrica, fator fundamental de
identificação de muitos dos traços deprimentes do binömio seca e pobreza. Inúmeros riscos à
saúde estão relacionados com as questões do uso da água. Para se ter uma idéia do alcance
desse problema, a esquistossomose é endêmica em todos os estados do Nordeste. A incidência
de dengue e da cólera no semiárido também foi altamente significativa, e a razão principal são
as precárias condições do saneamento básico e ambiental na região semiárida. A leptospirose,
no Brasil, ocorre todos os meses do ano, e a região Nordeste foi afetada em 34% dos casos
ocorridos no Brasil durante os últimos quinze anos. E, note-se, um dos fatores que favorecem
sua ocorrência são enchentes em aglomerações urbanas, fenômeno pouco conhecido, ou até
mesmo desconhecido, no semiárido. Neste caso, trata-se, antes, de um efeito da pobreza do
que mesmo da seca.
Como pode se verificar existe uma a relação entre a estrutura fundiária, a economia da
região, a saúde a pobreza e o flagelo da seca na zona semi-árida no Nordeste do Brasil. Os
efeitos da seca afetam violentamente a economia da região, prejudicando o setor agrícola que
é, em essência, a base do sustento, e reduzindo, em conseqüência, o nível de atividade da
agroindústria e do setor terciário, que se situam a jusante do primeiro na cadeia de relações
intersetoriais. Tudo isso contribui para o agravamento do quadro de pobreza.
Conforme já mencionado, o Brasil não pode ser considerado um País pobre, embora
possua uma parcela ainda elevada da população que vive em famílias cuja renda é inferior ao
mínimo necessário para satisfazer as suas necessidades básicas. Apesar do expressivo contingente
de pessoas pobres, o volume de recursos exigidos para erradicar a pobreza não é relativamente
alto, representando cerca de 4% do PIB e 25% do que o governo já gasta na área social.
O fato de o gasto público na área social representar quase quatro vezes o que seria
necessário para erradicar ou atenuar significativamente a pobreza no País indica que os
programas sociais públicos estão mal focalizados nos mais pobres.
Em suma, a combinação da má focalização dos gastos públicos sociais com o fato de que
esses gastos são mais do que suficientes para erradicar a pobreza no País permite concluir que é
possível eliminar a pobreza sem a necessidade de qualquer aumento no volume total de gastos
na área social. Embora se reconheça que o redesenho de programas públicos adequadamente
focalizados constitua uma tarefa complexa, essa conclusão nos parece auspiciosa na medida
em que aponta para uma solução para o problema da pobreza que depende mais do
aperfeiçoamento das políticas públicas do que da elevação dos gastos. Isso se torna
particularmente relevante em momentos de ajuste fiscal, tal como o que o País está
atravessando.
Apesar da evidente importância da redistribuição de renda para o combate à pobreza no
Brasil, os únicos mecanismos utilizados para reduzir a pobreza, além de extremamente
limitados quanto ao seu impacto, resultam, de modo sistemático, do crescimento econômico.
Nesse sentido, o estudo dos Eixos Nacionais de Integração e Desenvolvimento, que foi a base da
elaboração do Plano Plurianual do Governo de 2000/03, se apresenta como um importante
material a ser utilizado tanto para a reversão das desigualdades regionais do País quanto para a
promoção de um programa de desenvolvimento sustentável para os próximos anos.
Como já se sabe, a tarefa essencial consiste em melhorar a eficiência do gasto social e
priorizar sua focalização nos mais pobres, atuando tanto por meio de medidas assistenciais,
que apenas amenizam os sintomas presentes da pobreza, como daquelas essencialmente as
educacionais que têm o potencial de romper de forma definitiva o círculo vicioso da pobreza.
Erradicar a pobreza, miséria, e combater a fome, deve ser o objetivo principal da gestão
das águas no Nordeste Brasileiro, como forma de promover os vários tipos de desenvolvimento.
É necessário que se criem Conselhos Comunitários, quer seja Ambiental ou de Usuários da Água
56
(os comitês de bacia), que constituirão os foros que irão apresentar e discutir os projetos
relativos aos usos das águas, a aplicação das normas de uso e ocupação do solo, as medidas
preventivas de combate as doenças veiculadas pela água, saneamento básico, entre outros.
O crescimento sustentável do Nordeste e a conseqüente redução de sua pobreza, estão
diretamente relacionados com a garantia de abastecimento de água de forma segura e
confiável. A água constitui o recurso natural decisivo para a prosperidade do Nordeste. Na
indústria, na agricultura, no ambiente doméstico, a disponibilidade de água a justo preço é o
fator preponderante para o estabelecimento de uma economia forte e estável, além de um
adequado nível de qualidade de vida para a sua população.
O Nordeste sozinho, apesar de semiárido, dispõe de mais água que alguns países
europeus. No entanto, apesar das inciativas dos últimos dez anos, a região ressente-se da falta
de um gerenciamento adequado e da preocupação com a preservação dos recursos existentes.
O grande usuário da água do Nordeste, pode-se dizer, é o sol. Existe a necessidade urgente,
conforme já referido, de se otimizar a operação dos reservatórios de forma integrada, planejada
de tal forma a utilizar menores volumes reservados e reduzir as perdas por evaporação e o
potencial de salinização.
Diversos estados do Nordeste necessitam revisar suas estratégias, com base em suas
diretrizes para o desenvolvimento econômico, social e ambiental e na implementação do novo
modelo para o setor de recursos hídricos criado pela legislação recente para o setor.
São necessárias ações prioritárias de natureza institucional, técnica e administrativa,
que assegurem a regulamentação do uso, controle e preservação da água, bem como o
desenvolvimento econômico do Nordeste, dando suporte ao planejamento e gestão dos
recursos hídricos, dentro da política de desenvolvimento sustentável.
Por outro lado, a adaptação da vida da região à sua flora e fauna constitui um fator de
combate aos efeitos da seca e da pobreza. A sustentabilidade das unidades agropecuárias
dotadas de solos pobres e carentes de recursos hídricos, pode se refugiar na utilização
combinada da vegetação nativa a caatinga composta de vegetação xerófilas próprias de clima
seco, adaptadas à pouca quantidade de água e a introdução de plantas forrageiras xerófilas e
xerófitas como fonte alimentar para os rebanhos bovino, caprino e ovino. Com isto, a atividade
pecuária pode aumentar o vínculo das unidades produtivas com a economia de mercado, daí
resultando o incremento da renda monetária.
O clima árido e as secas não inabilitam a região à produção agropastoril. A base da
economia da região é a agropecuária, de sequeiro e irrigada, em certas áreas. Nas áreas de
sequeiro, os riscos de colheita são grandes e aumentam nos períodos de seca. Nas áreas
irrigáveis, há o risco de salinização, embora sejam crescentes a produção de olerícolas e a
fruticultura de manga, uva, banana e coco e outras cultivares.
Hoje, a utilização da caatinga ainda se fundamenta em processos meramente
extrativistas para obtenção de produtos de origens pastoril, agrícola e madeireiro. As
conseqüências desse modelo extrativista predatório se fazem sentir principalmente nos
recursos naturais renováveis da caatinga. Assim, já se observam perdas irrecuperáveis da
diversidade florística e faunística, aceleração do processo de erosão e declínio da fertilidade do
solo e da qualidade da água pela sedimentação.
O uso sustentável das caatingas é, apesar da pobreza destas em termos de fauna, um
importante ingrediente para o desenvolvimento do semiárido. Veja-se que, entre as diversas
espécies da caatinga, várias plantas são notoriamente consideradas como medicamentosas de
uso popular, sendo vendidas as folhas, cascas e raízes, em calçadas e ruas das principais
cidades, bem como mercados e feiras livres. Essa parte do patrimônio natural do semiárido
57
ainda não ingressou nos requisitos da economia moderna.
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61
62
SISTEMAS INTERTROPICALES DE ALTURA: HUMEDALES ALTIPLANICOS.
Irma Vila Pinto
Departamento de Ciencias Ecológicas. Facultad de Ciencias. Universidad de Chile. Casilla 653. Santiago.
Chile. [email protected]
Palabras claves: Altiplano. Clima semi-árido. Humedales.
Resumen
La meseta de altura conocida como altiplano que se extiende entre los 17° y 27° S sobre los 3000 m de
altura, se traza al Precámbrico aproximadamente 1.000 Ma. Geomorfológicamente, esta región se caracteriza
por gran diversidad de cuencas endorreicas, generadas durante el Terciario y el Cuaternario, cuando la región
experimentó intensa actividad volcánica y sedimentaria, la cual afectó a extensos sistemas lacustres que
evolucionaron a cuencas evaporíticas de diverso tamaño, proceso que continua hasta hoy y determina la
existencia de lagos, lagunas salinas y salares en la región. El ambiente altiplánico posee clima semi-árido con
promedios de entre 200 y 250 mm de agua caída durante un período breve de tiempo. El agua precipitada en
la alta montaña sostiene las zonas bajas las cuales son de aridez extrema.
La demanda alta del agua, la cual es mayor que la disponibilidad en estos sistemas requiere en el
presente del conocimiento adecuado para el manejo sostenible de ellos. El hombre está produciendo un
impacto importante en los “bofedales”, principalmente por el uso consuntivo del agua, tanto superficial como
subterránea a una tasa no precisada, disminuyendo los acuíferos lo cual pone en peligro la disponibilidad del
agua superficial. El agua existente en los humedales altiplánicos corresponde al factor gravitante y
fundamental que hace posible el desarrollo del hombre y la biota andina en esta planicie de altura. Este
trabajo sugiere una metodología interdisciplinaria de trabajo para la gestión del recurso.
Key words: altiplanic region, semiarid climate, wetlands
Abstract
The altiplanic plateau extends between 17° and 27° S on 3000m altitude. This region is
geomorphologicalty characterized by a great diversity of endorreic basins, originated in tertiary and
quaternary periods, when the region experimented intense volcanic and sedimentary activity. These
processes affected the extensive lacustrine systems that evolved to evaporitic basins of diverse size. This
process continues and determines the existence of lakes and saline lagoons in the region. The region has
semi-arid climate with annual precipitation between 200 to 250 mm. Water demand is higher than water
disponibility and knowledge of these ystems is requered for sustainable management. Anthropic influence
has an important impact on altiplanic wetlands ("bofedales"), since an unappropiate use of underground
water disminish surface water availability, with supports life and human development in the region. This work
suggests an interdisciplinary methodology for the water management.
Antecedentes
La cordillera de Los Andes alcanza entre los 14° y 27° S sobre los 3000 m de altura su anchura
máxima con 700 Km y 1 500 km de largo, conformando una de las mesetas más elevadas de la tierra conocida
como altiplano (Fig.1). La historia geológica del altiplano chileno se traza al Precámbrico aproximadamente
1.000 Ma (Charrier 1997). Geomorfológicamente, esta región se caracteriza por gran diversidad de cuencas
endorreicas, generadas durante el Terciario y el Cuaternario, cuando la región experimentó intensa actividad
volcánica y sedimentaria, la cual afectó a extensos sistemas lacustres que evolucionaron a cuencas
evaporíticas de diverso tamaño, proceso que continua hasta hoy y determina la existencia de lagos, lagunas
salinas y salares en la región (Chong 1988). El ambiente altiplánico posee clima semi-árido con promedios de
entre 200 y 250 mm de agua anuales. El agua precipitada en la alta montaña sostiene las zonas bajas las
cuales son de aridez extrema y con déficit permanente de agua (Salazar 1998; Keller y Soto 1998). Para el
altiplano chileno se han descrito 33 cuencas hidrográficas (Monti y Henriquez 1972), clasificadas como
hidrológicamente cerradas y cuyo único mecanismo de descarga es la evaporación, deviniendo muchos de
63
ellos sistemas de salares, como testimonio de un clima pasado más húmedo, se citan más de cien sólo en la
zona más sur del altiplano.
Entre los sistemas acuáticos altiplánicos más importantes cabe citar los humedales. Estos son
llamados “bofedales” en la región y son formaciones vegetales que se establecen en un ambiente edáfico,
principalmente orgánico, caracterizado por una condición hídrica de saturación permanente.
Los “bofedales” sustentan diversidad biológica de flora y fauna de importancia. Poseen valor
económico y cultural para el hombre andino porque han sido por siglos las zonas de abrevadero del ganado de
altura, los auquénidos llamas, vicuñas y alpacas.
La demanda alta del agua, la cual es mayor que la disponibilidad en estos sistemas requiere en el
presente del conocimiento adecuado para el manejo sostenible de ellos. El hombre está produciendo un
impacto importante en los “bofedales”, principalmente por el uso consuntivo del agua, tanto superficial como
subterránea a una tasa no precisada, disminuyendo los acuíferos lo cual pone en peligro la disponibilidad del
agua superficial. El agua existente en los humedales altiplánicos corresponde al factor gravitante y
fundamental que hace posible el desarrollo del hombre y la biota andina en esta planicie de altura.
El hombre también podría llegar a verse afectado directamente a través de una disminución de los
caudales superficiales destinados a la agricultura, disminución del potencial de forraje de las praderas
naturales, etc.
Durante los últimos años el estado de Chile se ha preocupado por complementar la normativa legal de
administración de los recursos hídricos establecida en el Código de Aguas para la protección de los sistemas
acuáticos altiplánicos mediante la prohibición de explotar los recursos subterráneos. De acuerdo con la
legislación de Chile, la Dirección general de Aguas debe proteger las áreas que alimentan las zonas de
humedales. Estas modificaciones se relacionan con la protección y conservación de los humedales del
altiplano (vegas y bofedales) mediante la prohibición de explorar y explotar los recursos subterráneos que son
la base esencial para estos ecosistemas, tomando en cuanta que dichos humedales representan por sí
mismos ecosistemas únicos que además sustentan especies altamente frágiles o raras en diversos géneros.
Con el fin de proteger la diversidad biológica incluido el hombre andino, se ha proyectado conocer la
disponibilidad del agua, su dinámica física y química conjuntamente con los requerimientos hídricos de la flora
y de la fauna. De acuerdo con las características más relevantes que sustentan un humedal se han
desarrollado objetivos específicos para el estudio y la estimación de los recursos hídricos asociados a sistemas
de humedales en la zona altiplánica chilena, sobre la base de la estimación de las tasas de evapotranspiración
y evaporación en zonas de vegas y bofedales.
Para desarrollar este objetivo se programaron las actividades siguientes:
• Caracterización hidrobiológica de formaciones representativas de vegas y bofedales y su proceso de
formación.
• Caracterización del régimen hidrológico espacio-temporal en la zona de estudio.
• Caracterización hidroquímica e isotópica de aguas que alimentan vegas y bofedales.
• Estimación de evaporación desde superficies libres en torno a zonas de vegas y bofedales.
• Estimación de tasas de evapotranspiración desde zonas de vegas y bofedales.
Características de los Humedales Andinos
El origen, la edad geológica, asociados al clima extremo de la zona, han producido una variada gama
de humedales, los cuales varían desde los Lagos Titicaca, Poopó y Chungará a lagunas, ríos y amplia variedad
64
de salares. Entre ellos, los sistemas más frecuentes y extensos son los “bofedales” , los cuales se caracterizan
por presentar un microrelieve muy ondulado interconectado por canales. Este microrrelieve, está
directamente relacionado con la presencia de especies herbáceas dispuestas en cojines compactos. La
mayoría tiene un perfil profundo generalmente orgánico, compuesto por raíces vivas, muertas y abundante
materia orgánica en descomposición. Se forman sobre suelo de turba alcalina. La diversidad biológica de
estos sistemas y la velocidad que ha adquirido la salinización durante los últimos años requiere de una gestión
urgente para su conservación.
En general se identifican cuatro características básicas que sustentan un humedal:
•Geomorfología, la cual determina la forma y el tamaño del humedal.
•Hidrología: las variaciones de disponibilidad hídrica (intra e interanuales) influyen en las variaciones de
biomasa y de especies del humedal. Está muy relacionada con los factores climáticos.
•Hidrogeoquímica: depende de la composición geológica de las zonas de recarga y de la geoquímica propia
del humedal. Regula la naturaleza de las comunidades vegetales.
•Biología: como expresión de las adaptaciones de los seres vivos a las condiciones climáticas, hidrológicas,
geomorfológicas y geoquímicas.
Este tipo de humedales posee un valor económico y cultural para la gente de la zona, además, se
relaciona directamente con el uso ganadero de estos sectores debido a su productividad como forraje.
Estas vegas y “bofedales”, respecto a los sistemas zonales del entorno, manifiestan una enorme
diversidad biológica, con un mayor número de especies vegetales las cuales son propias de estos sistemas.
Ubicación
Se ubican en la zona altiplánica, generalmente sobre los 4000 m de altitud, y se forman en el fondo
de quebradas o en valles, sobre suelos de turba alcalina generalmente profundos que presentan niveles de
agua subterránea altos y escurrimientos superficiales permanentes, y restringidos a lugares donde exista
agua corriente, mayor concentración de oxígeno y menor concentración de sales que en aguas estancadas.
También están en laderas de montañas o conos volcánicos donde existen vertientes o ríos superficiales o
subsuperficiales los “bofedales” son ecosistemas que se caracterizan por presentar un microrrelieve
fuertemente ondulado con una red intrincada de canales o cursos de agua corriente. Este microrrelieve está
directamente relacionado con la dominancia de especies herbáceas en cojines compactos por sobre las
especies rizomatosas que forman los céspedes planos o regulares de las vegas del mismo sector del norte de
Chile. Su perfil es profundo y generalmente orgánico, compuesto por raíces vivas, muertas y materia orgánica
en descomposición. La vegetación es de color verde intenso en el período de lluvias y amarillenta en el período
de sequía. La Tabla 1 detalla los humedales más importantes del altiplano sur.
Clima
El ambiente altiplánico posee clima semi-árido y el eje norte sur presenta lluvias entre 200 y 250 mm
de agua anuales, las cuales precipitan mayoritariamente en el verano durante el período climático conocido
como “invierno boliviano”, con fuertes tormentas, lluvias y nieve durante los meses de Diciembre y Marzo. El
agua precipitada en la alta montaña alcanza las cuencas más bajas por escorrentía e infiltración subterránea y
sustenta las regiones bajas las cuales son de aridez extrema y con déficit permanente de agua (Salazar 1998;
Keller y Soto 1998).
En cuanto a los aspectos agroclimáticos, se divide en dos sectores:
• El occidental: con una pluviometría media de 200-300 mm anuales
• El oriental: con una pluviometría poco mayor de los 300 mm anuales
Hidrología
65
Algunas depresiones cerradas del altiplano chileno drenan sus aguas (en forma superficial y
subterránea) hacia los salares de Surire, Huasco y Coiposa por el sector norte. Los relieves volcánicos
presentes en el altiplano son producto de la presencia del importante sistema lacustre Chungará-Cotacotani,
el cual origina también uno de los principales”bofedales” de la región, el “bofedal” de Parinacota, y
posteriormente al río Lauca. Más al sur de la región, una importante red riachuelos y lagunas sostiene al
“bofedal” de Isluga.
La mayor parte de estos recursos de agua no son aprovechables, exceptuando el río Lauca, el cual
aporta sus aguas (por medio de obras de canalización) a la central hidroeléctrica de Chapiquiña y luego,
aumenta el caudal del río San José.
Dentro de las vegas altoandinas se tienen dos tipos:
• Vegas altoandinas de salares o depresiones cerradas
• Vegas altoandinas de riberas de cursos de agua o depresión abierta
Caracterización química del agua
La calidad química de los sistemas acuáticos altiplánicos tales como los Lagos Titicaca, Poopó,
Chungará, Huasco y Ascotán entre otros muestran composición salina alta (Vila y Muhlhauser 1987;
Muhlhauser et al 1995). Además, ésta es muy variable en las distintas zonas del humedal. En promedio, el
orden de abundancia de cationes y aniones se detalla a continuación:
Cationes
Aniones
Na+ K + Li, Ca, Mg
Cl-, SO4--, HCO3- CO3--
La composición química de las aguas del altiplano y la precordillera es muy variada, en características
que fluctúan desde la propia fusión de nieves hasta salmueras, presentando la mayoría de ellas un contenido
significativo de sales que limitan su uso (Alonso y Vargas, 1985, 1988). A ello se agrega la presencia de
elementos con valores superiores a las normas internacionales, como arsénico para uso en agua potable y
bordo en riego (Alonso, 1992). Estas características se atribuyen a tres agentes condicionantes principales:
composición geológica, clima árido y volcanismo.
En cuanto los procesos de salinización, en el Altiplano y Precordillera existen numerosas cuencas
cerradas con superficie variable, desde unos pocos hasta varios miles de km2 y en cuya parte más baja se
ubican lagunas y salares que tendrían una compleja historia geoquímica. La sucesión de eventos de
precipitación de sales en períodos geológicos secos y de su redisolución en épocas húmedas, entre los cuales
se intercalan frecuentemente episodios volcánicos, se reflejan en la columna estratigráfica. En esta suele
encontrarse estratos salinos a distintas profundidades que constituyen fuentes de solutos, en especial para
aguas subterráneas.
La salinización del agua en estas cuencas es producto de dos mecanismos. Uno es el de incorporación
de solutos como consecuencia de reacciones químicas de alteración de rocas. Otro, posterior, es el de su
concentración por evaporación que puede llegar hasta la precipitación de sales. Par ambos procesos se ha
propuesto diversos modelos físico-químicos cuyos resultados se deberían comparar con observaciones de
terreno.
Vegetación
En el altiplano crecen sólo especies criófitas, lo cual conforma un clima de estepa de altura, con
especies tales como el matorral, los coironales y los bofedales. En áreas rocosas se encuentran llaretas que
crecen adheridas a la superficie. La pradera herbácea de mayor potencial la constituyen pajonales de coirón
(géneros Festuca y Stipa).
66
La vegetación de los “bofedales” está adaptada a las condiciones ambientales extremas de la Puna
altoandina. Las especies dominantes en estos sistemas son:
Oxychloe andina
Distichia muscoides
Patosia cfr. Clandestina
Scirpus atacamensis
Cuando el nivel freático se encuentra a mayor profundidad dominan las gramíneas perennes de los
géneros Deyeusia y Festuca, entre otras.
En las pozas y lagunas formadas abunda una flora acuática representada por algas y plantas
superiores.
A modo de ejemplo de la vegetación de los “bofedales”, se puede mencionar que en el “bofedal” de
Parinacota se han descrito 24 combinaciones de 16 especies de herbáceas y de matorral (Caviedes y Serey,
1992). La mayor parte de la biomasa vegetal corresponde a Oxychloe andina (Juncaceae), una geófita,
rizomatosa de hojas cortas y duras. Esta planta sólo crece sobre los 4000 m con un patrón vegetativo
específico del tipo parche y forma parte de 11 combinaciones de plantas en el humedal. Los parches de
vegetación están especialmente estructurados en forma de "colchones". La zona central consiste de Oxychloe
andina combinada con Werneria pygmaea, W. pinnafitlda, Distichia muscoides y Gentlana
prostata. En áreas más secas del bofedal dominan dos especies de poaceas: Festuca sp. y Deyeuxia sp.
La comunidad de plantas acuáticas tanto en los lagos como en los humedales está caracterizada por una
vegetación sumergida dominada por Myriophillum elatinoides, Azolla foliculoides, Elodea,
Potamogeton, Potamogeton pectinatus, Callitriche stagnalis y la especie emergente Deyeuxia sp.
En el ecotono tierra/agua se hacen dominantes dos especies del matorral: Parastrephia quadrangularis y
Parastrephia lepidophylla. La composición florística varía dependiendo de la pendiente, flujo de agua y
orientación. Taxonómicamente se puede considerar como endémicas de la Puna a los siguientes géneros de
plantas encontradas en el humedal de Parinacota (Kalin Arroyo, 1982); Oxychloe, Azorella, Gentiana,
Werneria y Parastrephia.
La vegetación en los humedales de alta altitud depende fundamentalmente de las condiciones
hidrológicas. En un gradiente desde terreno seco a zonas inundadas en el ecotono del mismo bofedal de
Parinacota, la estructura de la biomasa de O. andina muestra diferencias significativas: en el borde más seco,
aguas arriba, el cual se inunda ocasionalmente por período de tiempo cortos, se encuentra una biomasa
pequeña. La biomasa máxima se observa en áreas que son inundadas frecuente o permanentemente (Tabla
2). Las zonas ecotonales del humedal pueden tener una alta biodiversidad, sin embargo debido a factores
locales, la biodiversidad puede ser díficil de predecir. La mayor riqueza de especies está asociada con áreas
permanentemente inundadas, mientras la menor biodiversidad se observa cerca del borde que limita con el
sistema terrestre semi-desértico.
Fauna de invertebrados acuáticos.
Los subsistemas lóticos y lénticos de la Reserva Lauca son ricos en fauna acuática. Los invertebrados
están representados principalmente por crustáceos, insectos y gastrópodos. El valor más importante de los
invertebrados acuáticos en los humedales es el papel que tienen en el soporte sostenido de las cadenas
tróficas (Murkin y Wrubleski, 1988). En bofedales como Parinacota y lagos como Chungará y Cotacotani los
invertebrados acuáticos están mayoritariamente asociados con macrófitas y detritus vegetal. La abundancia
de los grupos dominantes de invertebrados pueden ordenarse como sigue: Desmenuzadores (Anfipodos) del
género Hyalella; Pastoreados (caracoles de los géneros Taphius y Ancylllus); filtradores y colectores
Diptera Chironomida); Hemiptera, Coleoptera, Odonata, Trichoptera y Ephemeroptera; otros
consumidores Anélidos, Hirudineos (sanguijuelas), Oligoquetos.
67
Existen diferencias leves entre los ambientes lénticos y lóticos. Por ejemplo, en los canales del
humedal donde el flujo de agua está en un rango entre 0,2 y 0,4 m/s las especies vegetales dominantes son:
Myriophillum elatinoides, Elodea potamogeton, Potamogeton pectinatus y Minulus luteus. En las
lagunas donde el flujo del agua está en un rango entre 0.05 y 0,1 m/s las plantas dominantes son:
Rannunculus sp., Azolla fillculoldes y Lemna giba (De Carolis, 1986). Un patrón de distribución similar
se observa con la fauna acuática. En los canales los grupos dominantes son: raspadores y desmenuzadores
(Anfipodos y Tricópteros). En las lagunas predominan los filtradores (Zooplancton y Dípteros Quironómidos).
En la red de canales las lagunas pequeñas funcionan como nodos, conectando una red de diferentes cursos
de agua.
Vertebrados acuáticos.
Los peces están representados en los humedales por dos especies, un pequeño bagre
(Trichomycterus laucaensis, "suche"), dominante en los sistemas lóticos y Orestias sp., "corvinilla", un
ciprinodóntido, dominante en los sistemas lénticos.
En estos sistemas de alta altitud es posible encontrar tres especies de anfibios: Pleurodema marmorata y
Telmatobius peruvianus (Leptodactilidae) y Bufo spinolosus (Bufonidae). Los humedales de alta
altitud de la Puna son también un refugio para una rica avifauna, dentro de la cual muchas especies son
migratorias, importante son la "tagua gigante (Fulica gigantea), que es endémica. El "pato jergón chico"
(Anas flavirostris). La "guayata" (Chloephaga melanoptera) y la "gaviota andina" (Larus serranus).
Hasta ahora las relaciones tróficas entre las comunidades de vertebrados e invertebrados acuáticos, anfibios
y aves no han sido investigadas. Ocasionalmente dos roedores entran desde el sistema terrestre al bofedal, se
trata de: Lagidium viscacia (vizcacha) y Phyllotis boliviensis (lauchón orejudo) (Muhlhauser, 1997).
La comunidad avícola es es muy abundante tanto en número de especies como en su abundancia,
destacan tres especies de flamencos, la tagua gigante, la gaviota andina y una gran diversidad de patos.
Como ejemplo de funcionamiento de un humedal se han estado realizando trabajos de investigación
interdisciplinarios en el sistema de humedales llamado “bofedal de Isluga”. Se encuentra hoy protegido de
permisos de extracción de agua, especialmente porque es un importante sitio de asentamiento de
poblaciones humanas altiplánicas.
Bofedal de Isluga
La cuenca del río Isluga se sitúa entre las cuencas del Salar de Surire y Salar del Huasco y forma parte
de la cuenca del salar de Coipasa al igual que la hoya del río Lauca. El río Isluga nace del nevado de este
nombre y después de traspasar la frontera chileno-boliviana cambia su nombre por el de Sitaní hasta que se
infiltra en los llanos del salar de Coipasa. Su hoya cubre aproximadamente 680 km2 en territorio chileno y su
precipitación media es del orden de 238 mm al año. En su curso inferior, el río atraviesa grandes bofedales que
sustentan la ganadería de los pueblos de la región, como Enquelga, Isluga y Pisiga.
No era posible establecer un balance hídrico en todos los sectores de este bofedal por no conocerse
con precisión las entradas y salidas en todos ellos. Por esta razón fue necesario identificar un sector de gran
extensión con entradas y salidas conocidas que permitiera establecer dicho balance con el mínimo error
posible.
Para cumplir con lo anterior se hizo un análisis prospectivo del bofedal de Isluga en toda su extensión
que incluyó descripción vegetacional, geomorfológica, hidroquímica e isotópica. Para luego, a partir de toda
esta descripción, proceder a elegir una zona donde realizar un análisis micro del “bofedal” estableciendo los
balances necesarios que permitan establecer la demanda hídrica propia de estos sistemas vegetacionales. La
Tabla 3 detalla las características químicas de este humedal, las cuales son significativamente variables entre
zonas de distinto grado de inundación, detallada como estaciones diferentes de análisis.
Se ha intentado fijar el marco conceptual en el cual se desarrolla la conservación de humedales en el
mundo y en Chile, y de cómo estos conceptos se relacionan con la temática del desarrollo sostenible y la
68
conservación de la diversidad biológica.
Estas actividades intentan identificar de manera integral la legislación nacional e internacional
vigente relacionada con la protección, conservación y manejo de humedales, así como las relaciones,
compatibilidades y compromisos que se han asumido en este marco. Esta actividad será una guía
fundamental para orientar el desarrollo de los lineamientos y de todas las acciones que se deberán diseñar
para operar la Estrategia Nacional de Conservación de los Humedales del país.
Así, se ha logrado identificar en término de variaciones estacionales la hidrología, las características de
la calidad química del agua, la flora y fauna acuáticas y de la vegetación de las vegas
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Figura 1.Ubicación de la meseta de altura o “ALTIPLANO”
70
Tabla 1. Características de Humedales en estudio.
71
Tabla 2. Biomasa de Oxychloe andina en un gradiente en Parinacota. Valores medios de 10 localidades en
cada zona °1 D.S. (Muhlhauser 1997)
Tabla 3. Características químicas de las zonas del Humedal de Isluga
72
GESTION INTEGRADA DEL AGUA EN LAS ZONAS ARIDAS DE LA REGION ORIENTAL DE CUBA
Dr. Lucas Fernández Reyes. Gerente del Programa Nacional Científico Técnico “Los Cambios Globales y la
Evolución del Medio Ambiente Cubano”.
Centro de Gerencia de Programas y Proyectos Priorizados. Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente.
Calle 20 No. 4103 e/ 41 y 47, Miramar, Playa, La Habana. Cuba CP 11 300
E. Mail: [email protected]
Documento elaborado a partir de la “Guía para la acción frente a la sequía” del Centro de Hidrología y Control
de la Calidad del Agua (Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos) y de los resultados del Programa
Nacional Científico Técnico “Los Cambios Globales y la Evolución del Medio Ambiente Cubano”.
Palabras claves: Cuba, sequías, gestión integrada del agua.
Resumen
Cuba esta ubicada en la categoría de los países con una alta intensidad de la presión sobre sus
recursos hídricos según los índices de escasez y la disponibilidad específica de agua, - exhibiendo, así una
situación de carestía donde a menudo la proporción de consumo supera la renovación natural del recurso.
Esto es evidente ya que la baja disponibilidad de agua por el habitante, es la más alta vulnerabilidad
durante los eventos de sequedad. Este país ha adoptado una conservación y manejo basados en un conjunto
de acciones que apuntan a disminuir la demanda de agua, mejorar la eficacia de su uso y prevenir la
degradación del recurso hídrico. Las acciones principales de este plan son la mejora de la red del suministro y
el establecimiento de medidas remediadoras, la aplicación de un programa eficiente, la substitución de agua
potable por una de baja calidad y la aplicación de medidas de manejo.
En este trabajo se analizan diferentes tipos de sequías (meteorológico, hidrológico, agrícola y
ecológico) que ocurren en el país enfocando lo rural como un tipo de sequía permanente.
Key Words: Cuba, droughts, integrated water management
Abstract
Cuba is placed in the category of the countries with a high intensity of the pressure on its hydraulic
resources according to the scarcity indexes and the specific availability of water- exhibiting, thus a dearth
situation where often the rate of consumption overcomes the natural renovation of the resource.
It is evident that the lower the water availability per habitant the higher the vulnerability during
drought events. From this the country has adopted a conservation and management of based on a set of
actions aimed to diminish the water demand, to improve the efficiency of its use and to prevent degradation of
hydraulic resources. Main actions of this plan are the improvement of the supply network, establishing saving
measures, implementation of an efficiency program, substitution of drinking water for a lower quality one and
the implementation of management measures.
In this paper different types of droughts are analyzed (meteorological, hydrological, agricultural and
ecological) that occurs in the country focusing aridness as a kind of permanent drought
Introducción
Las zonas áridas y semiáridas cubren aproximadamente el 40% de la superficie de la tierra, se
caracterizan por una precipitación anual baja, temperaturas generalmente elevadas y una elevada
evaporación.
73
Según la UNESCO (1993), las zonas áridas y semiáridas son aquellas en las que la relación entre la
precipitación media anual y la evapotranspiración potencial se encuentra en los rangos: 0,20<P/ETP<0,50 y
0,03<P/ETP<0,20, respectivamente.
El rasgo característico de ellas es la presencia de sequía de carácter más o menos permanente con
una elevada variabilidad de la precipitación tanto espacial como temporal. Presentan características
ecosistémicas que las diferencian notablemente de otras zonas como es el tipo de vegetación que sustentan,
la fragilidad de los ecosistemas y la escasa importancia económica que suelen tener, salvo que sean
portadoras de importantes recursos naturales de elevado interés económico.
La carencia de agua en estas zonas, generalmente determina la necesidad de regulación de los
recursos hídricos. Estas zonas requieren de un manejo integral y la implementación de medidas preventivas
que estimulen el uso racional y eficiente del agua y eviten su contaminación a causa de factores antrópicos.
En Cuba, las zonas áridas y semiáridas ocupan una parte considerable del territorio nacional. Al
mismo tiempo, en los últimos años se han venido presentando anomalías significativas en el régimen de las
lluvias que han intensificado los procesos de sequía. Este fenómeno se produce por la insuficiencia de lluvias
durante un significativo tiempo y espacio dado, causando severos impactos (Escalante y Reyes, 1998), tales
como la disminución de la cantidad de agua acumulada para el consumo humano, industrial y agrícola, el
aumento de enfermedades infecciosas, la salinización de las tierras, la erosión de los suelos, el aumento del
riesgo de incendios forestales, la disminución de la producción de alimentos y el deterioro ambiental. Los
errores humanos como el mal manejo del agua, la incorrecta aplicación de tecnologías y la deforestación
agravan el problema y causan con ellos daños irreversibles que conducen a la degradación de los recursos
hídricos y a la desertificación.
La realización de acciones preventivas oportunas y de medidas adecuadas en cada momento
contribuye a aminorar los daños que ocasiona la sequía. A diferencia de otros desastres naturales como los
ciclones de rápida ocurrencia, la sequía es un proceso de desarrollo lento, que puede prevenirse y mitigarse
su efecto, si se sigue un ciclo de vigilancia y se van tomando oportunamente las medidas necesarias, antes y
durante el avance del proceso. La mayor parte de estas medidas son de índole organizativas y corresponde
tomarlas a los organismos de la dirección de la economía a su nivel correspondiente, desde el mismo
momento en que conforman sus planes de producción. Para ello, los organismos decisores deben estar
dotados de la información necesaria y de los conocimientos básicos para que las medidas a adoptar permitan
aminorar los daños de la sequía.
Evidentemente, mientras menor sea la disponibilidad de agua per cápita, mayor es la vulnerabilidad
durante los eventos de sequía. De ahí que en el país se haya adoptado un plan de manejo y conservación del
agua basado en un conjunto de acciones, armónicamente integradas, dirigidas a reducir la demanda de agua,
mejorar la eficiencia en el uso y evitar la degradación de los recursos hídricos.
Características de las precipitaciones
En Cuba el clima predominante es del
tipo cálido tropical, con estación lluviosa en el
verano. En las zonas más altas de los
principales sistemas montañosos existe el
clima de tipo tropical húmedo de selva,
lluvioso durante todo el año; en la franja
costera sur de las provincias de Santiago de
Cuba y Guantánamo, clasifica como tropical
relativamente seco con pocas lluvias.
El comportamiento temporal de las
lluvias de forma regular a lo largo de los
meses, determina la existencia de dos
períodos bien diferenciados: uno húmedo,
74
entre mayo y octubre y donde ocurre el 80 % del total anual de 1375 mm, y otro seco, entre noviembre y abril,
donde precipita el 20 % restante.
La distribución espacial de las lluvias define la existencia de zonas húmedas, subhúmedas y
semiáridas en el territorio nacional.
No en todas las regiones tienen la misma disponibilidad de agua, como consecuencia de esa
distribución espacial, lo cual da lugar a contrastes como el que ocurre en el macizo montañoso SaguaBaracoa.
En la vertiente norte, los vientos alisios descargan unos 3 000 milímetros al año, mientras al sur,
donde vive más de la mitad de la población, solo caen de 300 a 600 milímetros al año.
El rasgo principal en la distribución de la lluvia para toda la isla es su aumento en dirección Este a
Oeste en las partes llanas y en general el aumento desde las costas hacia el centro.
Escurrimiento
Los factores físico geográficos tales como la forma de la cuenca, altitud media sobre el nivel del mar,
topografía, suelos, etc. determinan las características del escurrimiento superficial y en general de su red
fluvial, los cuales están relacionados directamente con el comportamiento de las lluvias como su única fuente
de alimentación.
En tiempo seco, las aportaciones de los ríos son proporcionados exclusivamente por el agua de las
capas freáticas que filtran directamente a los cauces, o por manantiales que existen en la superficie de
contacto entre terrenos permeables e impermeables. Cuando la escasez de lluvias se prolongan
extensamente y se agota el almacenamiento de agua en las capas del suelo, los ríos se cortan, lo cual ocurre
comúnmente, durante la sequía en numerosos ríos del país. Debido a la reducción de los caudales durante los
estiajes, el problema de la polución de las aguas superficiales por vertidos industriales y urbanos se acentúan
(Díaz, 1972).
Los recursos hídricos se estiman en 38.1 km3 de agua, de los cuales 31.7 km3 (21 % de la precipitación
media anual), escurre por los sistemas de drenaje superficial en 632 cuencas hidrológicas y 6.4 km3 se
encuentran en los acuíferos de 165 unidades hidrogeológicas. Del gran total, resultan potencialmente
aprovechables 23.9 km3 (Chongo, 2001).
• Características principales de la red fluvial
La situación geográfica y la configuración alargada y estrecha de Cuba le confieren determinadas
peculiaridades en la disposición de su red fluvial donde se distingue un parteaguas central a todo lo largo del
territorio, conformándose así dos vertientes: la norte y la sur.
La longitud de los ríos y el área de sus cuencas, en el 80% de los casos es inferior a 40 km y 200 km²,
respectivamente. Esta peculiaridad determina que, en el período seco del año, los ríos presenten escasos
caudales, lo cual condiciona la necesidad de su regulación para el posterior aprovechamiento del agua.
Constituyen excepciones los ríos que fluyen en dirección Este-Oeste como el Cauto con una longitud de 343
km y un área de cuenca próxima a los 9 000 km² y el Toa con una longitud de 118 km y un área de cuenca de
1.052 km².
• Regiones hidrológicas
En Cuba se han podido identificar dos grandes regiones y 19 subregiones hidrológicas en las que el
grado de asociación del escurrimiento fluvial, las precipitaciones y los parámetros fisiográficos se caracterizan
por su homogeneidad y estabilidad en el tiempo.
El comportamiento del escurrimiento superficial y subsuperficial tampoco es uniforme tanto espacial
como temporal.
75
El promedio del escurrimiento medio de la región Cuba Occidental Central para el período mayooctubre es de 79.4 %, con picos máximos de 20.5 y 17.1 % para los meses de junio y octubre,
respectivamente. El promedio de la región Cuba Oriental para igual período es de 69.4 %, cuyos picos
máximos también en junio y octubre son 16.1 y 16.2 %. Sin embargo, en esta última región son más
profundas las diferencias del escurrimiento entre las subregiones entre sí, destacándose la subregión MayaríSagua-Baracoa y especialmente el sector este de Moa-Toa, en el cual los mayores escurrimientos ocurren en
el período noviembre-abril alcanzando el 55.8 % del escurrimiento medio anual.
El promedio del escurrimiento medio de la Isla de Cuba de mayo a octubre es de 74.1 % y de
noviembre a abril de 25.9 %.
Las regiones más vulnerables a la sequía se relacionan con aquellas zonas donde la distribución del
escurrimiento medio endoanual es más marcada entre los diferentes períodos y en las que las etapas secas
son inferiores al valor de 4 % del escurrimiento medio. Estas son: Sierra del Purial Maisí, Peniplano
FloridaCamagüeyTunas, Valle de Guantánamo,Vertiente Sur de Sierra Maestra, Margen Derecha del Cauto,
Altura de Maniabón, Margen Izquierda del Cauto, Manzanillo Niquero y Vertiente Sur de Pinar del Río.
Caracterización de las aguas subterráneas
El agua subterránea esta siendo afectada por dos grandes fenómenos de suma importancia; uno el
Cambio Global, donde el principal agente natural modificador es el Cambio Climático, y el otro la intrusión del
agua de mar en las cuencas costeras, ambos de extrema complejidad funcional y de evidente impacto
socioeconómico, así como con la relación que guardan entre sí y con el factor antrópico, principal agente
modificador del medio ambiente.
Por tanto, el estudio de la penetración de la cuña de agua de mar en los acuíferos costeros de Cuba,
cársicos en su mayoría y por consiguiente, muy vulnerables a factores de riesgo, internos o externos, tanto en
las condiciones actuales como en un futuro, implica la necesidad de realizar estudios detallados, que permitan
precisar los mecanismos de comportamientos de estos fenómenos.
La dinámica de la intrusión marina en los acuíferos costeros, es un tema de extrema importancia si se
tiene en cuenta que en el país predominan las cuencas subterráneas con drenaje libre al mar (85 %)
constituidas por acuíferos de rocas carbonatadas, muy carsificadas y extremadamente permeables. El
incremento del nivel del mar y los déficit de lluvias, como factores negativos, pueden ocasionar grandes
impactos como el aumento de la salinidad y reducción en los volúmenes hídricos subterráneos.
En Cuba, más del 30 % del agua total que se utiliza es de origen subterráneo, con más de un 80 %
proveniente de cuencas costeras. Evidentemente, la preservación de tan grandes reservas naturales, es de
vital importancia económica y social para la nación.
Recursos hídricos
Para mejorar el aprovechamiento y la gestión de las aguas se ha desarrollado una infraestructura
hidráulica que permite disponer de 13.6 Km3 de agua. Esta disponibilidad, según su uso se distribuye a en tres
76
grandes consumidores: agricultura, abasto a la población y a la industria.
Potencial hidráulico de Cuba en 1999 (Chongo, 2001).
• Potencial Hidráulico Total
• Agua Superficial
• Agua Subterránea
• Agua disponible total
• Agua Superficial
• Agua Subterránea
38 139.0 Hm3
31 682.0 Hm3
6 457.0 Hm3
13 660.0 Hm3
9 165.0 Hm3
4 495.1 Hm3
(38.14 Km3)
(31.68 Km3)
( 6.46 Km3)
(13.66 km3)
( 9.16 km3)
( 4.50 km3)
La disponibilidad hídrica per cápita al año es de 1231 m3. Hay provincias como Pinar del Río,
Matanzas, Sancti Spíritus y Ciego de Avila cuyos per cápita superan los 2000 m3/año, mientras que la Habana,
Las Tunas, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo son inferiores a los 700 m3/año (Buján). 2000).
Los índices de escasez de agua y de disponibilidad específica son dos importantes indicadores que
caracterizan la presión a que pueden estar sometidos los recursos hídricos. Se entiende por índice de escasez
la presión a que es objeto el agua, expresado como el por ciento que representa el volumen que se usa
anualmente respecto de los recursos hídricos disponibles. La intensidad de esa presión es diferenciada en
cuatro niveles según la OMM, (1997):
Bajo 10 %; Moderado: 10-20 %; Mediano-alto: 20-40 %; Elevado: 40 %
El volumen estimado que usa anualmente el país es superior al 60 % de los recursos hídricos
disponibles (Buján, 2001), por lo cual Cuba está considerada con una disponibilidad de agua muy baja.
El índice de disponibilidad específica (IDEA) define el monto restante de agua per cápita que queda
después que los usos son calculados. Su estimación se define a partir de los siguientes parámetros:
IDEA = (recursos hídricos locales + ½ caudal afluente) consumo de agua / cantidad de población.
Si todos los recursos hídricos disponibles son consumidos por los diferentes sectores, la
disponibilidad específica de agua sería cero.
Shilklomanov (1997), al analizar las disponibilidades de agua, refriéndose solo a los recursos
superficiales disponibles, plantea las siguientes categorías de necesidades para los diferentes países:
1000 m3/año per cápita
1100 - 2000
“ “ “
2100 - 5000
“ “ “
5100 - 10000
“ “ “
10100 - 20000
“ “ “
> 20000 “ “ “
…………
………………..
………………..
………………..
………………..
... ………... …
catastróficamente baja.
muy baja.
baja.
media.
alta.
muy alta.
Si consideramos estas categorías para comparar la situación actual del país, se puede señalar lo siguiente:
Las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Sancti Spiritus, Ciego de Avila y el Municipio
Especial Isla de la Juventud están catalogadas como de baja disponibilidad. Las provincias de Villa Clara,
Cienfuegos, Camagüey y Granma se catalogan como de muy baja disponibilidad. Las provincias de Ciudad de
La Habana, Las Tunas, Holguín y Guantánamo como territorios con disponibilidades catastróficamente bajas.
Ambos indicadores (Indice de escasez e IDEA) sitúan a Cuba en la categoría de países en los que la
intensidad de la presión sobre sus recursos hídricos es elevada, con situación de escasez y donde a menudo el
ritmo de utilización supera la renovación natural del recurso.
Concepto de Sequías
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) considera a la sequía como un período de condiciones
meteorológicas anormalmente secas, y suficientemente prolongado como para que la falta de precipitación
77
cause un grave desequilibrio hidrológico. La sequía es el principal fenómeno resultante de la combinación de
eventos meteorológicos, físico-geográficos y la acción del hombre sobre el medio.
Según la OMM, por los impactos que producen se pueden distinguir varios tipos de sequía, entre las
que se encuentran:
Sequía meteorológica. Ocurre cuando se observan lluvias muy inferiores a las esperadas en un
período determinado. En dependencia de la extensión de dicho período, la sequía meteorológica tiene
diferentes implicaciones.
Sequía meteorológica con incidencia en la sequía agrícola. Ocurre cuando se observan lluvias
inferiores a las esperadas para un período superior al admitido sin agua para los cultivos de secano.
Sequía agrícola. Cuando las reservas de agua en el suelo no abastecen las necesidades de los cultivos
de secano. Ocurre ante la falta de lluvia durante la etapa de desarrollo de las plantas, entonces la
evapotranspiración es muy elevada y el contenido de humedad del suelo es la mitad o menos del máximo
potencial que éste admite.
Sequía meteorológica con incidencia en la sequía hidrológica. Ocurre cuando se observan lluvias
inferiores al 75 % de las esperadas para un período superior al correspondiente a las sequías cíclicas
interanuales o naturales. En Cuba hay dos sequías cíclicas Interanuales:
Sequía hidrológica: .Un período de tiempo anormalmente seco, lo bastante prolongado para dar
lugar a una escasez de agua, que se refleja en los niveles de escurrimientos y los lagos y en la disminución de
la humedad del suelo y el descenso de los niveles del agua subterránea.
Sequía hidráulica. Sobreviene cuando la disponibilidad de agua almacenada no permite garantizar el
ritmo de entregas considerado en el balance hidrológico anualmente planteado a las fuentes superficiales y
subterráneas de todo un territorio o sistema hidráulico. Las entregas se priorizan y se reducen a un nivel que
no cause graves afectaciones a las actividades vitales de la población, con vistas a alargar los recursos hasta la
fecha más probable de llegada al territorio de precipitaciones abundantes.
Sequía ecológica. Este concepto suele referirse principalmente a caudales ecológicos, disminución de
la producción de biomasa, erosión del suelo e incendios forestales.
Análisis de las sequías
• Repercusión de las sequías más recientes
Las alteraciones del ambiente mundial y el calentamiento de la tierra influyen en el comportamiento
errático del fenómeno climático ENOS (efecto del Niño/Oscilación Sur) cuya aproximación a las costas de
América del Sur alteran el comportamiento del clima en todo el planeta.
En nuestra zona geográfica durante las dos últimas décadas los inviernos han sido más secos y
cálidos y los períodos húmedos menos pluviosos, caracterizados por el incremento de las temperaturas,
pudiendo apreciarse el aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos de sequías moderadas y severas,
lo cual afecta los recursos hídricos alterando el ciclo hidrológico.
En los años hidrológicos 1992-1993, 1993-1994 y 1997-1998, se desarrollaron en Cuba intensos
procesos de sequías. La correspondiente al período 1997-1998 resultó la más intensa hasta ahora conocida.
En esta última sequía se observó que en el período seco fue extremadamente lluvioso de noviembre hasta
marzo y que seguidamente, a partir del mes de abril, hasta junio inclusive, se presentó una intensa sequía de
corto período, con escasos acumulados de lluvias, que afectó todo el país y muy en particular las regiones
central y oriental, ocasionando la aparición de grandes áreas con condiciones favorables para la evolución del
proceso de sequía meteorológica.
Entre mayo y septiembre del 2000 la sequía se hizo sentir con fuerzas, al registrar los pluviómetros
78
solamente el 77% del valor esperado. Las provincias orientales, en especial Guantánamo, donde la situación
fue más crítica, recibieron en esos meses 43 mm de lluvias menos, como promedio, que los restantes
territorios.
Al cierre del período seco 2000-2001, la situación siguió siendo crítica, a pesar de que las lluvias
durante el mismo superaron las expectativas en casi todo el país en un 11 %, no obstante al inicio del período
la mayoría de los embalses quedaron por debajo del mínimo del 70% que se requiere para un buen
desempeño agrícola.
• Afectaciones por la sequía
La inseguridad alimentaria de la población en un territorio es el aspecto en que más se manifiesta en
el riesgo de la Sequía. En general, respecto de los daños a la agricultura, la sequía afecta los planes de
producción, ya que disminuye los rendimientos de los cultivos, trae afectaciones a la calidad de los productos
agrícolas, baja la disponibilidad de pastos y forrajes, frena el desarrollo del ganado por falta de comida y, en
consecuencia, disminuye la producción de carne, de leche y de sus derivados.
También la sequía trae consigo la pérdida de la calidad de agua, pues generalmente, los mayores
peligros se dan, cuando los ríos se secan o evacuan pequeños gastos de agua, o cuando las reservas de los
acuíferos confinados decrecen mucho, puesto que las aguas no poseen la fuerza suficiente para diluir los
posibles contaminantes. En los acuíferos costeros abiertos al descender demasiado los niveles freáticos y
acercarse a la cota cero, se incrementa el riesgo de contaminación de las aguas por intrusión salina del agua
de mar. Estas situaciones se agudizan en períodos de sequía intensa, ya que se afecta directamente la calidad
de las aguas para la salud, el riego de los cultivos y los suelos.
La sequía contribuye a que en amplias zonas costeras y tierras secas de nuestro país, se
experimenten significativos síntomas de desertificación.
• Zonas del país más propensas a la sequía
La evaluación del comportamiento de las precipitaciones en Cuba en el período 1995 Agosto del 2000
(según la Dirección de Hidrología y Calidad de las Aguas del INRH) mostró que en este período las provincias
centrales han mantenido una tendencia a alcanzar su promedio histórico con mucho más frecuencia que las
occidentales y por supuesto que las orientales. Las provincias de Granma y Guantánamo no han alcanzado su
promedio histórico en ninguno de los diez años analizados.
De los años analizados, el 2000 arrojó los valores acumulados de lluvia más bajos; 622 mm en el
territorio nacional. En el acumulado
de Enero a Agosto los valores más
bajos se reportaron en Guantánamo
con 293 mm (35% de la histórica
para igual intervalo), Las Tunas con
454 mm (63%) y Santiago de Cuba
con 479 mm (57%), lo que corrobora
a estos territorios como las zonas
más vulnerables al fenómeno de la
sequía.
Las marcadas diferencias,
unido a los bajos niveles de
precipitaciones, altas temperaturas y
una elevada evapotranspiración,
hacen que la zona sudeste de las
provincias orientales y el Norte de la
provincia de Las Tunas, se
comporten como ecosistemas secos,
Indice de aridez por municipio en la zona oriental de Cuba
79
con altos riesgos de salinización y desertificación. Estas zonas requieren de un manejo integral y la
implementación de medidas preventivas que estimulen el uso racional y eficiente del agua y eviten su
contaminación a causa de factores antrópicos.
En el mapa se muestra la variación del índice de aridez en la zona oriental del país realizado por Lapinel y
Huerta en 1999.
En varios municipios enclavados en las áreas más áridas, se han desarrollado empresas agrícolas de
cultivos varios en las que se plantan grandes extensiones de cultivos con elevada demanda de agua, como el
plátano, que aunque cuentan con la infraestructura hidráulica para garantizar la producción, cuando no se
ajustan los planes de siembras a las disponibilidades de agua en años de sequías fuertes, los rendimientos se
deprimen y se vuelve insostenible la producción.
• Demanda hídrica y regiones edafoclimáticas de Cuba
En los años 85-90, el Instituto de Investigación de Riego y Drenaje, mediante la compilación de las
características climáticas, de suelos y de requerimientos de agua, realizó una regionalización de las demandas
de agua para los cultivos, la cual define tres regiones edafoclimáticas bien definidas en el país. La primera de
ellas (Zona 1), está considerada como subhúmeda; y por lo tanto, con demandas de riego moderadas.
La segunda unidad regional (Zona 2) se corresponde con la clasificación climática semiárida y tiene
una exigencia hídrica mayor con respecto a la zona anterior.
La tercera unidad regional (Zona 3) constituye un área especial a los efectos del riego, en ella se
acumulan las máximas demandas de agua para el 60% de los cultivos analizados. Se ubica
fundamentalmente en el valle de Guantánamo, y presentan dificultades para el riego, especialmente dadas
por el alto riesgo de salinidad que presentan los suelos.
Zonas de demanda hídrica (Fuente: INRH MINAG MINAZ, 2000)
Manejo y conservación de los recursos hídricos
Es evidente que, mientras menor sea la disponibilidad de agua per cápita, mayor es la vulnerabilidad
durante los eventos de sequía. De ahí que en el país se haya adoptado un plan de manejo y conservación del
agua basado en un conjunto de acciones, armónicamente integradas, dirigidas a reducir la demanda de agua,
mejorar la eficiencia en el uso y evitar la degradación de los recursos hídricos. Las principales acciones de
este plan son el mejoramiento de la infraestructura de abastecimiento, el establecimiento de medidas de
ahorro, la implementación de medidas de eficiencia, la sustitución del agua potable por aguas de inferior
calidad y la implementación de medidas de gestión.
• Mejoramiento de la infraestructura de abastecimiento
80
Persiguen la puesta a punto del sistema de distribución para reducir las pérdidas en las redes y para
posibilitar el control del consumo de agua por los diferentes usuarios. Aquí se incluyen las tareas de
reparación de redes, la eliminación de fugas, la reducción de presiones de suministro. La ejecución
sistemática de estas actividades se traduce en un ahorro significativo de los gastos de agua. Se estima que la
reducción de las presiones de suministro en un 50% reduce el flujo de una conductora en un 30%,
aproximadamente. No obstante, el régimen de presiones debe establecerse de acuerdo a la demanda, las
condiciones climáticas y el tipo de suelos, entre otras.
• Establecimiento de medidas de ahorro
Tiene como objetivo la reducción del consumo de agua tanto por las vías de la concienciación
ciudadana como a través de la regulación de los suministros de manera dirigida. Incluye el desarrollo de
programas de educación y sensibilización a la población y demás actores sociales en torno a su papel en la
toma de decisiones.
• Implementación de medidas de eficiencia
Presupone la introducción de modificaciones técnicas en los equipos y dispositivos de consumo, así
como de nuevos enfoques y tecnologías que permitan mejorar la administración de los recursos hídricos.
• Sustitución del uso de agua potable por agua de inferior calidad
Esta medida está encaminada a la sustitución del agua potable de la red de suministro general por
aguas tratadas, pluviales o salobres.
Aquí se incluye la reutilización de aguas residuales depuradas, o de otros tipos de aguas, a fin de
reducir el consumo de agua potable en usos que no requieren una calidad elevada del agua. Tanto la
reutilización como el reciclaje del agua están siendo estimuladas en Cuba. Desde hace algún tiempo se viene
utilizando aguas depuradas para el riego de áreas verdes y de campos de golf en zonas turísticas.
Otros tipos de agua que están siendo utilizadas, aunque en menores cantidades son las aguas grises,
las aguas pluviales y las aguas salobres o saladas.
Las aguas grises procedentes de lavadoras, duchas y lavamanos, luego de un sencillo tratamiento
pueden ser utilizadas para el riego de árboles y arbustos ornamentales.
Otros tipos de aguas como las salobres y saladas en zonas costeras son utilizados en los sistemas de
refrigeración de termoeléctricas, así como en las labores de baldeo y limpieza de determinadas áreas,
disminuyendo así la presión sobre el agua de mayor calidad.
• Implementación de medidas de gestión
Comprende un amplio espectro de acciones de gestión estrechamente vinculadas con el
mejoramiento de la infraestructura de abastecimiento, las medidas de ahorro y eficiencia, la sustitución del
uso de agua potable por agua de inferior calidad y el uso sostenible de los recursos hídricos. Entre ellas se
pueden citar: el ordenamiento y mejoramiento de las cuencas hidrográficas, la optimización del manejo del
agua disponible en cuencas hidrográficas, el restablecimiento del equilibrio hidrológico del sistema, la
realización de estudios de impactos, el monitoreo de los focos contaminantes, el perfeccionamiento del
sistema legal del agua vigente.
La captación de aguas pluviales es otra de las fuentes alternativas que sirven de complemento al
suministro tradicional. En algunas zonas el uso de las aguas de lluvia es más extendido.
El agua de lluvia puede jugar un papel importante en la lucha contra la salinización de los suelos. En
su condición de agua desprovista de sales puede ser almacenada y posteriormente utilizada, a través de los
sistemas de riego para el lavado de los suelos salinos.
81
En zonas costeras y cayerías con creciente desarrollo turístico el agua es un recurso escaso y de
elevada demanda. Generalmente debe ser suministrada desde sitios distantes, lo cual incrementa
notablemente su costo. Es por ello que en determinadas zonas se han instalado plantas potabilizadoras del
agua de mar. Esta solución tiene algunos inconvenientes, ya que las salmueras resultantes del proceso de
separación de las sales de mar constituyen un contaminante agresivo para el medio ambiente.
Sistema de aviso e información para la lucha contra la sequía
En Cuba el Instituto de Meteorología emite mensualmente boletines informativos con los pronósticos
de las sequías meteorológicas para períodos de 3 a 6 meses. Por su parte, las Direcciones Provinciales de
Recursos Hidráulicos emiten también boletines informativos sobre la disponibilidad de agua por territorios
con el tiempo suficiente, para que los usuarios apliquen las alternativas posibles en sus planes y se ajusten a
los volúmenes de agua que pueden disponer. Estos boletines son enviados a los Puestos de Dirección para la
Sequía, a las Delegaciones Provinciales de los Ministerios de la Agricultura y del Azúcar en cada territorio, así
como al Gobierno en cada localidad, para que tomen las medidas oportunamente.
En cada cuenca o localidad según sea el caso, se determinan los niveles mínimos a partir de los
cuales, tanto las cuencas subterráneas como los embalses se decretarían en las fases de alerta o de alarma.
En las cuencas subterráneas se procede a partir de los gráficos de balance, las características
hidroquímicas y la importancia de las mismas según su utilización predominante.
En el caso de los embalses estos niveles se determinan a partir del gráfico de despacho. La fase de
alerta afecta la entrega del embalse para una intensa sequía, mientras que la fase de alarma significa que se
afecta la entrega en etapas posteriores aunque no sea de sequía.
Para decretar alguna de las fases ha de tenerse en cuenta el momento en que se analiza la situación
de la escasez de agua, ya que la gravedad de la situación es diferente al inicio del período seco, en los meses
intermedios o próximo a finalizar el mismo.
Acciones en la Agricultura para el manejo del agua durante las sequías
El uso de la información meteorológica e hidrológica puede ayudar a aumentar la producción agrícola
y a reducir las pérdidas. En la agricultura de riego, el uso eficaz de la información hidrológica, climática y
meteorológica rinde buenos resultados en la planificación, diseño y operaciones agrícolas, y su práctica
sistemática permite que los sistemas de riego sean más eficientes. La operación de los sistemas de riego en
Cuba a través del pronóstico del riego por los métodos gravimétricos y bioclimáticos, han representado una
ventaja en los resultados productivos y en los indicadores de eficiencia de los sistemas. Así por ejemplo, en
cultivos como la papa se ha logrado incrementar los rendimientos entre 2.7 y 5.8 t/ha, en tomate entre 4.5 y
6.9 t/ha, en tabaco entre 0.2 y 2.7 t/ha y en pastos entre 0.6 y 1.0 t/ha/corte y en todos los casos, en 3 de cada
4 años los volúmenes de agua se redujeron cerca del 5 % respecto de los volúmenes tradicionalmente
consumidos” (IIRD, 1985)
En las zonas áridas o de baja disponibilidad del recurso agua, el empleo de sistemas agrotécnicos
apropiados resulta indispensable. A modo de ejemplo podemos citar la Tecnología integral para el uso y
manejo de suelos salinos merecedora en 1996 del premio ACC y en 1999 del Premio Mundial que otorga el
PNUMA al Proyecto más exitoso del año.
Esta tecnología ha sido concebida para el mejoramiento de los suelos con afectaciones salinas hasta 4
000 ppm y contempla las siguientes tareas:
-Levantamiento e inventario de los suelos y elaboración de cartogramas de salinidad a las
profundidades de 0-0,60 m y 0-1,00 m, a escala 1:10 000.
-Construcción de drenaje abierto y profundo (2,5 m) y espaciamiento entre ellos de 200 m, para
82
abatir el manto freático por debajo de su profundidad crítica.
-Preparación de suelos mediante laboreo mínimo con subsoladura profunda no menor de 80 cm.
-Aplicación de materia orgánica (cachaza o estiércol vacuno) en el momento de la siembra a razón de
100 t / ha y 4,5 kg/plantón de humus de lombriz durante el período vegetativo del cultivo.
-Selección del cultivo y la variedad adecuada.
-Riego por gravedad en sobredosis de un 25% cada 10 días.
-Monitoreo sistemático de la salinidad del suelo, profundidad de oscilación del manto freático y la
calidad del agua de riego.
Acciones en la Agroindustria Azucarera para el manejo del agua durante las sequías
Cuba cuenta con más de 150 centrales azucareros que consumen elevados volúmenes de agua. En
la fase industrial los principales usos están asociados a los procesos tecnológicos de molienda, enfriamiento
de equipos motrices, producción de vacíos en equipos de cocción, limpieza de áreas y equipos tecnológicos.
Como resultado de la puesta en vigor de un plan de eficiencia y gestión general del agua se ha logrado
reducir el gasto promedio a 1.1 m³ por tonelada de caña, llegando en algunos centrales a 0.5.
Entre las principales medidas implementadas están:
La eliminación de centrales azucareros sin sistemas de enfriamiento de los condensadores, cuyos
consumos de agua son excesivamente elevados (10-12 m³ por tonelada de caña).
Recirculación del agua de los equipos motrices, incluyendo los turbogeneradores.
Utilización del agua de la propia caña de azúcar, en cuya composición interviene 74 % de agua, 13%
de sólidos solubles y 13% de fibras.
Implantación de esquemas técnicos para la extracción del vapor y su utilización en múltiples
propósitos.
En la fase agrícola también se han implementado importantes medidas que han contribuido a elevar
la eficiencia en el uso del agua. Entre las más significativas se encuentran:
Utilización del agua del agua residual en el denominado “fertirriego”. Las aguas resultantes de la
molienda de la caña de azúcar presenta una elevada DQO de aproximadamente 5 000 mlg por litro, por lo que
puede ser utilizada en la doble función de fertilización y riego de las plantaciones de caña.
El empleo del riego subterráneo por goteo, el cual permite un ahorro sustancial de agua y mayor
aprovechamiento por los cultivos.
Los Cambios Globales y su impacto en los recursos hídricos
A nivel planetario se están produciendo cambios en el uso y en la cobertura de la tierra, en la
diversidad biológica, en la composición de la atmósfera y en el clima. Tales fenómenos y procesos son
definidos por el Programa Internacional Geósfera Biosfera como Cambios Globales
A tono con estas circunstancias, en el año 1996, entre las investigaciones priorizadas del país comenzó a
ejecutarse el Programa Nacional Científico Técnico “Los Cambios Globales y la Evolución del Medio Ambiente
Cubano” con los siguientes subprogramas:
83
Ciclo Hidrológico, Zonas Costeras e interacción Tierra Océano, Variabilidad del Clima y Cambio
Climático, Contaminación y Química Atmosférica, Interacción Océano Atmósfera, Ecosistemas terrestres,
Biodiversidad, Agroecosistemas y Suelos y Dimensión Humana
En el marco de este programa se han obtenido importantes resultados relacionados con los
fenómenos y procesos que tienen lugar en las zonas áridas de Cuba. Entre ellos se encuentran el estudio de la
sequía y sus causas y el establecimiento de un sistema de alerta temprana de la sequía; el impacto del cambio
climático por sectores clave del país y la formulación de las medidas de adaptación al mismo; la variabilidad
climática y su vínculo con la ocurrencia de fenómenos extremos en el país; el efecto antrópico sobre el
escurrimiento, humedecimiento y evaporación en las cuencas hidrográficas; el impacto de la salinidad, las
sequías climáticas y edáficas y el sobrehumedecimiento; la modelación de acuíferos cársicos costeros; la
Dimensión Humana del Cambio Global a través de las relaciones entre el desarrollo socioeconómico y el medio
ambiente.
El estudio de los Cambios Globales, sus causas, mecanismos e impactos, así como el establecimiento
de las medidas de adaptación y las posibilidades de mitigarlos es una necesidad apremiante para el
planeamiento estratégico integrado de las zonas áridas. Es necesario tener en cuenta estos cambios, ya que
no es posible proyectar planes de manejo a largo plazo a partir de fotografías estáticas del estado actual. Es
imprescindible conocer la dinámica de desarrollo y las tendencias de evolución de los fenómenos y procesos
para poder pronosticar los futuros escenarios que tendrán lugar en los próximos 10, 25, 50 y 100 años.
Conclusiones
La escasez en la disponibilidad de agua hace vulnerables las economías de los países, sobre todo
durante los eventos de sequía. De ahí la imperiosa necesidad de establecer planes de manejo y conservación
del agua, dirigidos a reducir la demanda de agua, mejorar la eficiencia en el uso y evitar la degradación de los
recursos hídricos. Los planes de manejo deben contemplar el mejoramiento de la infraestructura de
abastecimiento, el establecimiento de medidas de ahorro, la implementación de medidas de eficiencia, la
sustitución del agua potable por aguas de inferior calidad y la implementación de medidas de gestión.
El ordenamiento y mejoramiento de las cuencas hidrográficas, la optimización del uso del agua
disponible en las cuencas hidrográficas, el restablecimiento del equilibrio hidrológico del sistema, la
realización de estudios de impactos, el monitoreo de los focos contaminantes, el perfeccionamiento del
sistema legal del agua vigente son acciones indispensables para el manejo adecuado del agua.
La potabilización del agua de mar es una solución importante en zonas donde no existe el agua
potable o el suministro a grandes distancias resulta extremadamente costoso, pero genera un problema
ambiental, ya que las salmueras resultantes del proceso de separación de las sales de mar constituyen un
contaminante agresivo para el medio ambiente.
El represamiento de las aguas interiores en las zonas áridas o de escasez del recurso agua es una
necesidad para el desarrollo de las actividades económicas y el consumo de la población, pero esta acción
debe realizarse con extremo cuidado, ya que la alteración del caudal ecológico afecta el aporte de agua dulce
y de nutrientes terrígenos a los ecosistemas costeros.
El manejo de los recursos hídricos en las zonas áridas sólo es posible mediante el establecimiento de
un sistema integrado de gestión, que sea económicamente viable, ecológicamente sostenible y socialmente
apropiado para el territorio. Para ello se requiere de un conocimiento exacto y actualizado sobre la existencia,
estado y ubicación de los recursos y condiciones naturales y de los aspectos socioeconómicos, así como de
sus interrelaciones funcionales, ya que la sobreexplotación de cualquiera de estos recursos traería consigo la
ruptura del equilibrio funcional con trastornos irreversibles para el ecosistema.
Los planes de manejo del agua en zonas áridas deben estar sustentados en estudios integrales que
tengan en cuenta la dinámica de desarrollo y tendencias de evolución de los fenómenos y procesos. El
planeamiento estratégico integrado de las zonas áridas debe considerar los futuros escenarios que tendrán
lugar en los próximos 10, 25 y 50 años.
84
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85
86
DETERMINACION DE INDICES DE ARIDEZ EN LA ZONA SUR DEL ECUADOR PARA
ANALIZAR LA PROBLEMATICA DE LA DESERTIFICACION
Remigio H. Galárraga-Sánchez, Fernando Cazar y Vinicio Vergara
Departamento de Ciencias del Agua, Escuela Politécnica Nacional. Quito, Ecuador.
Palabras claves: desertificación, índice de aridez, sequía, sur de Ecuador.
Resumen
La desertificación se ha convertido en la actualidad en uno de los principales problemas
ambientales que enfrenta la humanidad, que afecta principalmente a las zonas áridas,
semiáridas y subhúmedas secas. Este fenómeno es el resultado de varios factores, entre ellos
las variaciones climáticas y las actividades humanas.
El problema de la desertificación en el Ecuador ha sido definido sólo como un asunto
cualitativo mas no cuantitativo, se tiene la necesidad de establecer los índices que permitan a
ciencia cierta conocer el avance de la desertificación, además teniendo como antecedente que
este problema agobia a la parte norte del Perú y esta extendiéndose por nuestro país,
justamente por la zona sur, se establece que esta será la zona de estudio para la determinación,
mediante los índices de aridez, del avance de la desertificación.
El problema de la desertificación se basa en el marco climático, por tanto, la
determinación de los índices de aridez, que son los que cuantifican la desertificación, se lo
deducirá bajo dos parámetros meteorológicos como son la precipitación y temperatura
promedias anuales (Lang, 1915), estos índices permitirán establecer y visualizar las zonas de
influencia a la desertificación en la zona sur del Ecuador.
Key words: desertification, aridity index, drought, Southern Ecuador.
Abstract
Knowingly that the problem of the desertification in Ecuador has been viewed only as a
qualitative but not a quantitative matter, one has the necessity of establishing indices that allow
to a certain degree to know the advance of the desertification. Also, having as antecedent that
this problem burdens to the northern part of Peru and that it is advancing towards southern
Ecuador, it is established that this it will be the study area for the assessment by means of the
indexes of aridity, so as to determine the advance of the desertification.
The basic problem of desertification in southern Ecuador is based on the climatic
framework of the area, therefore, determining the aridity indices (Lang, 1915), as qualifying
indices of desertification, is based on two mean annual meteorological parameters
(temperature and precipitation), and therefore to visualize the influence areas of desertification
in that area of Ecuador.
Antecedentes
El proceso de desertificación puede ser considerado actualmente como uno de los
llamados "problemas globales" del mismo orden de importancia que, por ejemplo, el
calentamiento de la Tierra, provocado por el uso de combustibles de origen fósil; la
deforestación de las selvas tropicales en diversas partes del mundo, con la consiguiente pérdida
de oxigeno, entre otros (CCD, 1995).
El problema fundamental de la desertificación se basa en el marco climático, que no
solamente incluye los aspectos relacionados con los recursos naturales y el ambiente físico sino
que involucra también lo que esta ligado fundamentalmente a lo social, demográfico,
87
económico y político de la comunidad. Se ha tomado como referencia la precipitación como un
indicador climático, y es en base a este parámetro que se ha logrado determinar zonas
propensas a desertificación en diversas partes del mundo.
Se ha determinado que más del 30 por ciento de la superficie de la Tierra, que cubre unos
cuarenta y cinco millones de kilómetros cuadrados y donde habita el 15 por ciento de la
población mundial total, está siendo amenazada, o es vulnerable, a los problemas de la
desertificación (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
1992).
La desertificación en el Ecuador tiene incidencia en el subdesarrollo, en el cual se incluyen
factores sociales, económicos y ambientales, tales como: reducción de la biomasa causada por
la deforestación, las malas cosechas, la pérdida de la fertilidad, la reducción del agua
disponible, las perturbaciones sociales, la migración, la contaminación del aire, suelo y agua,
entre otros (INEFAN, 1995).
En el Ecuador los factores que provocan la desertificación, ha alcanzado niveles
alarmantes (erosión, deforestación, sobrepoblación, malas técnicas agrícolas, sobrepastoreo,
emigración). De acuerdo con el MAG-ORSTOM (1984), prácticamente el 47.9 por ciento del país
esta afectada por problemas erosivos, la tasa de deforestación es del 2.3 por ciento anual la cual
le coloca entre una de las mas altas en Latinoamérica, la densidad poblacional es la mas alta de
América del Sur lo que ocasiona la sobreexplotación de los recursos naturales, tendencia a la
disminución de las lluvias en ciertas zonas, periodos largos de sequía. En el Ecuador se calcula
que ya existe 90.000 ha ya desérticas. (MAG/PSA,1999).
Figura 1. DISTRIBUCIÓN DE PRECIPITACIONES Y AREAS POTENCIALES A LA DESERTIFICACION
88
< 100 mm
250 – 500 mm
500 – 1000 mm
1000 – 2000 mm
2000 – 3000 mm
> 3000 mm FUENTE: Lugo, 1995
De modo general, como se puede ver en la Fig. 1, las áreas más afectadas por la
desertificación en el Ecuador son:
• Región Sierra: Norte: Imbabura (El Chota), Pichincha (Pomasqui, Puéllaro, San
Antonio, Guayllabamba),
• Centro: Chimborazo (Palmira), Sur: Loja ( la toma Catamayo)
• Región Costa: El Oro, Guayas (Santa Elena) y Manabí).
Es por esto que se hace necesario un análisis del problema de la desertificación, puesto
que su avance es de gran preocupación para la población del Ecuador, de ahí que la
determinación de índices de aridez sean indicativos de zonas propensas a este problema.
En este trabajo se proponene que los cambios climáticos son una de las causas de la
desertificación en el sur Ecuatoriano y que el avance del desierto de Sechura, en el norte del
Perú, es un síntoma de la expansión de la desertificación. En este contexto se plantean los
siguientes objetivos:
• Determinar los índices de aridez en la zona sur del Ecuador mediante la utilización de
parámetros meteorológicos, para analizar cuantitativamente la problemática actual
de la desertificación.
• Establecer las zonas de posible influencia de la desertificación en el sur Ecuatoriano, y
• Desarrollar y analizar la metodología a ser utilizada para la clasificación del clima
mediante los índices propuestos.
Descripción de la zona de estudio
La zona de estudio está localizada en la parte sur de la República del Ecuador en la zona
fronteriza con el Perú, como se puede ver en la figura 2. Comprende las provincias mas
septentrionales del Ecuador, las provincias de Loja y El Oro.
Provincia de Loja
La Provincia de Loja tiene una superficie aproximada de 10.790 kilómetros cuadrados lo
que corresponde al 4% del territorio Ecuatoriano. Está localizada entre las siguientes
coordenadas: Longitud Oeste; desde 79°08'15” hasta 80°32'10”, Latitud Sur; desde 03°19'49”
hasta 04°55'00” .
Se ubica al sur del país y lindera al sur con el Perú, al norte con la Provincia del Azuay, al
este con la Provincia de Zamora Chinchipe y al oeste con la Provincia de El Oro.
El 75 % de la superficie es de topografía accidentada; solo el 5 % del territorio esta
constituido por tierras que sirven para la agricultura, el 70 % se halla afectado por el fenómeno
erosivo. En esta provincia la incidencia de la pobreza es de un 80.44 % de la población
(INFOPLAN,1999). Esta región es considerada como una zona de Convergencia Intertropical, el
efecto de la interacción de las Corrientes Fría (Costera Peruana o ex Humbolt) y Cálida
89
Ecuatoriana y de los vientos Alisios de la Región Amazónica. El promedio de precipitación sobre
la zona de esta provincia es de 950 mm. Se diría que es una provincia semihúmeda, pero la
realidad es diferente por la distribución geográfica de las lluvias (Muñoz, 1997).
Provincia de El Oro
Esta Provincia tiene una extensión aproximada de 5.850 kilómetros cuadrados lo que
corresponde al 2% del territorio Ecuatoriano y temperatura media anual de 26 grados
centígrados. Se encuentra ubicada al sur oeste del Ecuador entre las siguientes coordenadas:
Longitud Oeste: desde 79°21'52” hasta 80°12'10”, Latitud Sur: desde 3°02'41” hasta 3°53'24”.
Lindera al sur con la Provincia de Loja, al norte con la Provincia del Guayas, al este con las
Provincias del Azuay y Loja y al oeste con el Océano Pacifico y con el Perú.
Figura 2. UBICACIÓN DE LA ZONA DE ESTUDIO
90
Estaciones meteorológicas
Las estaciones meteorológicas escogidas para este estudio son las siguientes:
TABLA 1. Ubicación de las Estaciones Meteorológicas
COORDENANDAS
LATITUD
CODIGO
M – 185
M – 072
ESTACIONES
MACHALA
UTM
MACHALA
AEROP.
ALTITUD
GEOGRAFICAS
EL ORO
LONGITUD
°
min
seg
°
min seg
msnm
3
16
0
79
57
31
25
3
15
50
79
57
40
4
M – 179
ARENILLAS
3
32
50
80
3
30
25
M – 040
PASAJE
3
18
43
79
46
7
15
M – 181
MARCABELI
3
46
58
79
54
32
520
COORDENANDAS
ALTITUD
GEOGRAFICAS
LOJA
LATITUD
LONGITUD
CODIGO ESTACIONES
°
min
seg
°
min seg
msnm
M – 146 CARIAMANGA
4
19
38
79
33
45
1960
M – 143
MALACATOS
4
12
53
79
16
30
1500
M – 148
CELICA
4
6
3
79
57
14
2700
M – 150
AMALUZA
4
35
7
79
25
28
1760
M – 033
LA ARGELIA
4
1
50
79
11
58
2160
M – 149 GONZANAMA
4
13
39
79
25
47
2040
M – 142
3
37
14
79
13
56
2525
M – 144 VILCABAMBA
4
15
16
79
13
5
1560
M – 147
YANGANA
4
21
46
79
10
32
1860
M – 180
ZARUMA
3
41
37
79
36
41
1150
3
59
34
79
22
15
1230
AEROP.
4
22
28
79
56
20
427
ZAMORA
4
5
37
78
57
0
970
M – 060
M – 065
M – 207
SARAGURO
LA TOMA
CATAMAYO
MACARA
FUENTE: Anuarios del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, período 1964-1996.
91
De estas estaciones se han tomado datos de temperatura, precipitación, en el período
comprendido desde el año de 1964 hasta 1996, los mismos que permitirán calcular los índices
de aridez, establecido por LANG (1915), quien establece como índices de aridez a la relación
entre la precipitación y la temperatura medias anuales.
Metodología de cálculo
Lang (1915), establece como índices de aridez a la relación entre la precipitación y la
temperatura medias anuales, clasificando al clima de la siguiente manera:
PP / t < 40
la zona es árida
PP / t > 40
la zona es húmeda
PP / t > 160
la zona es perhúmeda
donde:
PP = precipitación promedio anual (mm)
t = temperatura media anual ( °C)
De esta manera se procede a establecer curvas de nivel de igual índice de aridez, en las
diferentes estaciones escogidas, para tener una representación de las zonas más afectadas.
Estas curvas de isoaridez se las ha establecido en un valor de 1 al valor separador de zona árida
de la zona húmeda (según Lang), es decir el índice de valor 40, correspondería a 1, para tener
una mejor visualización de las zonas afectadas.
La aridez es el resultado de las interacciones entre diferentes factores climáticos tales
como: la lluvia, la temperatura, el viento y la evapotranspiración, los mismos que pueden
provocar escasez de agua, afectando a la degradación de los suelos y la perdida de la cubierta
vegetal, contribuyendo a que estos suelos se conviertan en secos áridos, propensos a la
desertificación.
Resultados
Se ha establecido tres periodos de estudio que permitirá visualizar mejor zonas
potenciales a la desertificación, los cuales son: primer período del año 1964 al 1974, segundo
período del año 1975 al 1985 y el tercer período del año 1986 al 1996.
Análisis de resultados
·
Se observa claramente que en vista de que el índice de aridez, el cual es función de solo
dos parámetros (P, T) promedios anuales, depende básicamente, para el caso de la zona sur del
Ecuador, de la variación de la precipitación, debido a que la temperatura no varía
significativamente durante el tiempo de observación. Se puede observar además que los años
más secos y húmedos, influyen muy profundamente en la determinación del índice (Anexo 1).
• En las gráficas del Anexo 2 se observa como el índice de aridez se distribuye en el tiempo,
teniendo en las estaciones de Pasaje, Malacatos, picos que sobrepasan el nivel de
referencia de zona árida húmeda, pero la tendencia de aridez sigue manteniéndose,
mientras que las estaciones de Machala Aeropuerto, La Toma Catamayo, los índices se
mantienen bajo el nivel de referencia de zona árida húmeda, y además que los valores
más significativos se encuentra en los años más secos, como se anoto anteriormente.
• Por medio de las curvas de isoaridez (Anexos 3 periodos 1, 2, y 3) se determinan las áreas
propensas a la desertificación, estas curvas están establecidas en tres períodos de diez
años: primer período 1964-1974, segundo período 1975-1985, y tercer período 19861996.
• En las gráficas del Anexo 8.3 correspondientes a los períodos primero y segundo se
visualiza dos áreas, donde el índice de aridez es bajo, (estaciones La Toma Catamayo,
Malacatos), esto implica que son áreas donde la aridez es evidente y por tanto áreas
92
TABLA 2. Índice de Aridez de las Estaciones
El ORO
MACHALA- MACHAL
MARCABEL ARENILLA
PASAJE
AEROP.
A-UTM
I
S
PERIODO 3
PERIODO 2
PERIODO 1
AÑO
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
*IA
IA
17,1
16,6
4,5
12,0
11,0
6,6
36,2
24,9
11,3
30,2
24,7
7,0
17,1
14,8
16,2
33,1
85,6
82,5
49,3
67,5
24,3
47,2
85,0
54,9
48,2
48,0
45,3
IA
IA
31,9
48,5
27,3
30,8
15,9
30,8
21,7
25,3
55,0
45,1
20,2
42,4
43,6
28,7
17,9
18,9
28,4
28,6
26,2
78,5
41,4
50,1
80,4
44,0
37,6
17,4
67,3
46,8
60,1
89,6
102,3
63,6
IA
65,7
8,4
21,0
45,8
52,4
17,2
11,6
15,0
63,8
31,4
propensas a la desertificación
• Hay estaciones en las que los índices de aridez han disminuido en los diferentes períodos,
lo que implica tener tendencia a la aridez y como consecuencia de esta, la
desertificación, un caso peculiar es la estación de Zamora (Anexo 3) que es una área
húmeda, donde la disminución del índice de aridez en los periodos, ratifica la existencia
del problema.
93
TABLA 2. Índice de Aridez de las Estaciones
LOJA
PERIODO 1
ZARUMA
IA
73,0
84,0
54,9
45,8
38,1
68,2
50,9
PERIODO 3
PERIODO 2
79,1
50,1
75,0
53,6
35,0
59,3
60,7
16,8
80,6
89,5
68,9
36,1
36,6
33,2
56,8
10,9
54,3
55,9
67,6
98,8
76,5
57,2
67,9
SARAGUR
LA
CATAMAY GONZANAM
ZAMORA
O
ARGELIA
O
A
IA
IA
IA
IA
IA
45,5
41,1
102,3
44,7
47,0
91,1
35,6
44,8
7,1
84,7
47,5
69,6
12,5
83,8
48,5
60,6
13,0
78,2
61,1
58,9
95,8
74,7
69,5
14,8
90,8
73,8
59,4
18,8
99,5
67,9
71,0
21,7
98,1
56,3
22,6
94,3
80,1
60,3
19,1
93,0
72,0
66,7
26,3
70,8
62,6
15,2
68,8
48,8
57,0
9,6
56,5
62,4
42,0
12,2
50,7
49,5
34,7
16,5
65,5
82,4
67,6
63,7
21,5
66,7
85,7
58,6
45,5
15,3
59,7
88,7
68,1
57,9
17,3
95,6
77,9
62,3
63,5
91,2
86,8
65,8
101,3
63,4
44,4
61,7
77,2
55,2
48,6
44,9
85,5
46,6
56,6
21,8
85,0
57,7
57,0
85,0
70,9
62,7
75,1
90,3
71,1
59,2
103,5
42,5
58,0
65,0
76,2
48,4
51,4
56,9
67,6
85,5
72,3
86,1
67,4
73,8
70,6
47,8
44,9
44,9
50,4
47,9
• Se nota también que, en ciertas estaciones, aumentan los índices de aridez, puesto que
están sujetas a precipitaciones altas, regulares y frecuentes, son los casos de Celica,
Cariamanga, Malacatos.
Conclusiones y recomendaciones
• Se ha llegado ha establecer los índices de Aridez y gráficas de los mismos, para la zona de
94
PERIODO 1
PERIODO 2
PERIODO 3
MALACAT VILCABAM YANGA CELIC MACAR CARIAMAN AMALUZ
OS
BA
NA
A
A
GA
A
IA
IA
IA
IA
IA
IA
IA
26,0
77,3
11,5
58,1
30,9
23,3
85,4
20,3
54,1
11,4
49,9
22,0
66,2
22,9
77,5
30,3
38,2
1,8
40,5
34,5
83,9
20,5
67,2
33,4
46,9
13,2
60,1
38,4
75,4
38,2
77,5
42,2
52,5
111,2
36,7
70,0
28,8
40,9
91,7
29,3
72,0
36,7
43,1
62,3
6,3
68,5
45,2
50,3
91,8
27,1
96,2
38,9
60,0
141,9
44,3
77,9
24,9
29,6
84,4
45,5
62,7
22,2
24,0
10,0
33,6
33,2
39,7
60,4
73,0
13,7
45,1
30,1
31,4
77,0
42,8
14,0
48,4
29,6
38,4
44,7
74,9
19,9
71,6
38,7
66,5
78,2
19,7
79,3
34,4
107,0
43,6
55,9
85,5
89,9
31,2
47,5
18,2
31,1
29,30
45,1
70,6
27,8
22,8
34,65
46,3
20,0
33,8
66,27
55,8
66,3
44,0
41,1
46,55
76,9
94,5
60,4
43,1
40,24
58,5
64,5
21,0
33,6
39,24
61,4
32,6
22,0
34,89
61,5
83,9
62,7
30,8
42,2
73,42
72,3
9,0
124,0
108,7
25,6
53,45
64,6
62,0
97,2
80,4
18,6
40,33
43,2
45,4
65,8
41,3
12,4
44,96
49,5
33,4
67,2
* IA: Índice de Aridez
estudio, los mismos que permiten visualizar las áreas propensas y avance de la
problemática ambiental de la desertificación en el sur ecuatoriano.
• La cuantificación de los índices de aridez permiten visualizar las zonas más propensas a la
desertificación, las cuales están ubicadas hacia el sur oeste del Ecuador.
• En la mayoría de estaciones se vislumbra que los índices de aridez disminuyen, lo que
significa que la aridez, en el transcurrir del tiempo, esta afectando a estas áreas, las
95
mismas que quedan vulnerables a la desertificación y por ende su avance.
• El presente estudio analiza los índices, únicamente a partir de la información
meteorológica de la zona sur del Ecuador y no ha tomado en cuenta patrones de cambio
de uso del suelo, prácticas agrícolas, erosión del suelo, topografía de la zona.
•Es necesario ampliar el estudio actual hacia determinar los patrones de cambio de uso de
suelo, profundizar el análisis de las series de sequía.
• Conociendo que los factores que provocan en mayor grado la desertificación en nuestro
país, como son la deforestación, el mal manejo de los suelos, se debería implementar
políticas correctivas, que a mas de concienciar a la comunidad de la problemática, el
gobierno debe tomar decisiones estrictas con respecto a sanciones o multas en caso
infringir las políticas a implementarse.
Referencias
AGNEW, C. y E. ANDERSON, 1992. Water Resourses in the Arid Realm, USA 1992
APARICIO MIJARES, F. J., 1999. Fundamentos de Hidrología de Superficie, Editorial Limusa,
México DF.
ECOCIENCIA, 1995. Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación,
Quito
INAMHI (Instituto Nacional de Meteorología e Hidrológica), Anuarios Meteorológicos, 1964
1996 Quito Ecuador.
INEFAN, 1995. (Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre), El
Problema de la Desertificación en el Ecuador, Quito.
MINISTERIO DEL AMBIENTE, 2000. Informe del Ecuador Sobre la Convención de Lucha Contra
la Desertificación. http://www.medioambiente.gov.ar/faq/desertificacion/default.htm,
¿Qué es la desertificación? http://www.semarnap.gob.mx/ssrn/risde/tepttes5.html
Red de Información en Suelos y Lucha contra la Desertificación (RISDE)
96
ANEXOS
Anexo 1
Datos de Precipitación, Temperatura e Índices de Aridez de algunas Estaciones
ESTACION
MACHALA - AEROPUERTO
(EL ORO)
PERIODO 1
AÑO PRECIPITACION TEMPERATURA
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
mm
404,4
400,0
113,4
307,3
273,2
160,40
936,90
613,60
275,70
°C
24
24
25
26
25
24
26
25
25
PROMEDIO
INDICES DE ARIDEZ
17,07
16,55
4,52
12,01
11,00
6,59
36,15
24,88
11,25
15,56
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
0,4
0,4
0,1
0,3
0,3
0,2
0,9
0,6
0,3
0,4
PERIODO 2
AÑO PRECIPITACION TEMPERATURA
1975
1976
1978
1980
1981
1982
mm
730,8
632,9
174,90
432,70
369,90
421,00
ESTACION
°C
24
26
25
25
25
26
PROMEDIO
INDICES DE ARIDEZ
30,24
24,74
6,97
17,08
14,75
16,14
18,32
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
0,8
0,6
0,2
0,4
0,4
0,4
0,5
MACARA-AEROPUERTO
(LOJA)
PERIODO 1
AÑO PRECIPITACION TEMPERATURA
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
mm
286,9
581,4
285,7
573
47,7
533,7
330,7
917,5
918,7
702,7
158
°C
25
25
25
25
26
26
25
24
25
24
25
PROMEDIO
97
INDICES DE ARIDEZ
11,48
23,26
11,43
22,92
1,83
20,53
13,23
38,23
36,75
29,28
6,32
19,33
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
0,3
0,6
0,3
0,6
0,0
0,5
0,3
1,0
0,9
0,7
0,2
0,5
PERIODO 2
AÑO
PRECIPITACION TEMPERATURA
INDICES DE ARIDEZ
mm
°C
1975
650,1
24
27,09
ARIDO
0,7
1976
1062,5
24
44,27
HUMEDO
1,1
1977
1136,9
25
45,48
HUMEDO
1,1
1978
250,3
25
10,01
ARIDO
0,3
1979
341,9
25
13,68
ARIDO
0,3
1980
349,3
25
13,97
ARIDO
0,3
1981
496,8
25
19,87
ARIDO
0,5
1982
512,4
26
19,71
ARIDO
0,5
PROMEDIO
24,26
ARIDO
0,6
ESTACION
PERIODO 1
AÑO
1972
1973
1974
VILCABAMBA
(LOJA)
PRECIPITACION TEMPERATURA
mm
1101,9
817,4
861,3
°C
21
20
20
PROMEDIO
INDICES DE ARIDEZ
52,47
40,87
43,07
45,47
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
1,3
1,0
1,1
1,1
PERIODO 2
AÑO
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1984
1985
PRECIPITACIÓN TEMPERATURA
mm
1005,5
1199,9
591
504,6
834,5
659,3
806,8
1117,2
644,20
°C
20
20
20
21
21
21
21
20
21
PROMEDIO
INDICES DE ARIDEZ
50,28
60,00
29,55
24,03
39,74
31,40
38,42
55,86
31,24
40,06
HUMEDO
HUMEDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
ARIDO
HUMEDO
ARIDO
HUMEDO
1,3
1,5
0,7
0,6
1,0
0,8
1,0
1,4
0,8
1,0
PERIODO 3
AÑO
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
PRECIPITACIÓN TEMPERATURA
mm
607,40
740,65
1185,64
944,10
842,10
830,30
737,30
1505,70
1097,90
851,60
924,40
°C
21
21
17,89
20
21
21
21
21
21
21
21
PROMEDIO
98
INDICES DE ARIDEZ
29,30
34,65
66,27
46,55
40,24
39,24
34,89
73,42
53,45
40,33
44,96
45,75
ARIDO
ARIDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
ARIDO
ARIDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
0,7
0,9
1,7
1,2
1,0
1,0
0,9
1,8
1,3
1,0
1,1
1,1
ESTACION
PERIODO 1
AÑO
ZARUMA
(LOJA)
PRECIPITACION TEMPERATURA
INDICES DE ARIDEZ
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1973
mm
1679,7
1848,1
1207,1
1008,1
837,6
1499,7
1119,8
1739,8
°C
23
22
22
22
22
22
22
22
73,03
84,00
54,87
45,82
38,07
68,17
50,90
79,08
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
ARIDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
1,8
2,1
1,4
1,1
1,0
1,7
1,3
2,0
1974
1102,4
22
50,11
HUMEDO
1,3
PROMEDIO
60,45
HUMEDO
1,5
PERIODO 2
AÑO
PRECIPITACION TEMPERATURA
INDICES DE ARIDEZ
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
mm
1574,7
1179,3
769,3
1304,6
1304,60
369
1772,7
1968,4
°C
21
22
22
22
22
22
22
22
74,99
53,60
34,97
59,30
60,68
16,77
80,58
89,47
HUMEDO
HUMEDO
ARIDO
HUMEDO
HUMEDO
ARIDO
HUMEDO
HUMEDO
1,9
1,3
0,9
1,5
1,5
0,4
2,0
2,2
1984
1516,8
22
68,95
HUMEDO
1,7
1985
772,80
21
36,06
ARIDO
0,9
57,54
HUMEDO
1,4
PERIODO 3
AÑO
PRECIPITACIÓN TEMPERATURA
INDICES DE ARIDEZ
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
mm
792,15
737,90
1251,71
235,90
1180,80
1219,30
1482,20
2142,40
°C
22
22
22
22
22
22
22
22
36,64
33,16
56,84
10,86
54,31
55,87
67,60
98,80
ARIDO
ARIDO
HUMEDO
ARIDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
HUMEDO
0,9
0,8
1,4
0,3
1,4
1,4
1,7
2,5
1994
1645,20
22
76,46
HUMEDO
1,9
1995
1256,60
22
57,18
HUMEDO
1,4
1996
1485,70
22
67,94
HUMEDO
1,7
55,97
HUMEDO
1,4
99
INDICE DE ARIDEZ
INDICE DE ARIDEZ
INDICE DE ARIDEZ
INDICE DE ARIDEZ
Anexo 2. Gráficos de los índices de aridez de varias estaciones
límite de zona árida - húmeda
100
Anexo 3Curvas de Isoaridez para los periodos 1, 2 y 3
PERIODO 1
101
PERIODO 2
102
PERIODO 3
103
104
LA GESTIÓN DE LA DEMANDA DE AGUA COMO INSTRUMENTO PARA UN DESARROLLO
SOSTENIBLE DE REGIONES ARIDAS Y SEMIARIDAS
Fernando López- Vera
Universidad Autónoma. Facultad de ciencias C-VI. 28049 Madrid.(España)
[email protected]
Palabras clave: gestión de la demanda, regiones áridas y semiáridas, desarrollo sostenible
Resumen
En las regiones con una economía hídrica madura como suelen ser las regiones áridas y semiáridas,
esto es regiones con una elevada utilización de sus recursos naturales de agua, la solución más eficaz que se
brinda es la adecuada gestión de la demanda para favorecer su desarrollo.
En este articulo se pasa revista a la problemática que presenta la gestión del agua en regiones áridas
y semiáridas y los principales instrumentos de gestión de la demanda como forma de liberar recursos y poder
incrementar la oferta de una forma sostenible.
Key words: Demand management, arid and semi-arid regions, sustainable development.
Abstract
In the regions with a mature hydric economy (i.e. arid and semi-arid regions as well as those with a
high utilisation of their water natural resources), the most effective solution is the adequate management of
the demand to favour their development.
In this paper, a review of the problem regarding the water management in arid and semi-arid
regions, outlining the main management instruments of the demand, is offered, as a way to both free
resources and increase the offer in a sustainable way.
Caracterización de las zonas áridas y semiáridas
Técnicamente las zonas áridas y semiáridas se suelen definir en función de ciertos indicadores
climáticos, uno de los más extendidos es la relación P /ETP, (Precipitación / Evapotanspiración Potencial)
utilizado por UNESCO (1993). Para rangos de este cociente inferiores a 0,50 se establece una jerarquía de
zonas semiáridas, áridas e hiperáridas según su valor. Pero estas regiones también presentan otras
diferencias hidrológicas con las zonas húmedas. Según Rodier, (1985) en ellas no existe una relación lineal
precipitación-escorrentía, siendo preciso conocer la distribución en el tiempo y el espacio de las
precipitaciones, los antecedentes de la humedad del suelo y las condiciones iniciales del sistema entre otras,
distinguiéndose más de veinte tipos distintos de regímenes.
Otra diferencia con las regiones templado-húmedas, es que en las regiones áridas la
evapotranspiración crece linealmente con la precipitación, hasta niveles que casi la igualan y presenta
características sistémicas especificas, así como una gran fragilidad de sus ecosistemas y en ocasiones estar
sometidas estas regiones a procesos de desertización, Pizarro Tapia, (1999).
Desde el punto de vista social y económico las regiones áridas y semiáridas se encuentran
condicionadas por la escasez de agua para satisfacer las apetencias o demandas más o menos solventes. En
numerosas ocasiones acogen poblaciones humanas al límite de sus posibilidades y a las que se les asigna muy
poca importancia económica. Sin embargo con frecuencia estas regiones disponen de recursos no renovables
(mineros, energéticos, etc ), turísticos y en regiones cálidas, un importante potencial agrícola. Actividades
todas ellas condicionadas por la carencia de agua, lo que asigna una importancia estratégica a este recurso
para el crecimiento económico de estas regiones y da origen en ocasiones a fuertes conflictos entre personas,
comunidades y países.
105
El modelo tradicional de satisfacer las necesidades de agua
Las zonas áridas y semiáridas han constituido un medio hostil para el hombre pero al mismo tiempo
son una tierra de oportunidades, por eso no es de extrañar que durante la revolución industrial del siglo XIX,
cuando se forjó la idea de que el hombre podía doblegar la naturaleza mediante tecnología surgiese la
doctrina de redimir las tierras semiáridas mediante el regadío a gran escala, Lopez- Vera, (2001). Estas ideas
se extendieron por el mundo; en Estados Unidos de America, Powel apoyado por el ideal mesiánico mormón,
aspiraba a convertir el desierto existente entre las cuencas del Green River y el Snake River en una nueva
Mesopotamia americana. En España, Joaquín Costa con el movimiento regeneracionista propugnaban la
transformación de las tierras secas en regadío como motor de desarrollo y medio de resolver la carencia de
alimentos de la época. El ideario regeneracionista se puede sintetizar en algunas frases como. .."España no
superara su atraso mientras se pierda una sola gota de agua de nuestros ríos en el mar" ...Este movimiento
decimonónico dio origen a una cultura del agua - en el sentido dado por Ortega y Gasset (Madrid 1883-1955),
como un conjunto de factores que permiten encarar un problema y darle solución- basada en la construcción
de grandes infraestructuras hidráulicas para crear una oferta de agua. Obras financiadas desde el estado y
estableciendo la gestión sectorial (riego, industria, abastecimiento, etc) del agua. Considerando la demanda
como una variable independiente a la que se debía satisfacer en todos los casos. Esta ha sido la cultura del
agua que ha inspirado la política y la gestión hidrológica durante el siglo XX en todo el mundo y que aun se
encuentra profundamente arraigada en nuestra sociedad y en la mayoría de los técnicos y responsables de la
gestión del agua en muchos países.
Este modelo de satisfacer las necesidades de agua mediante obras de infraestructura hidráulica si
bien ha sido su motor de desarrollo ha llevado a muchas regiones semiáridas a una situación límite, por
cuanto ha disparado la exigencia de más recursos obligando a trasvases o trasferencias de agua cada vez de
regiones más alejadas, creando tensiones sociales y un fuerte impacto medioambiental. Por otra parte se ha
demostrado la baja eficiencia económica de estas actuaciones, al haberse modificado profundamente los
parámetros económicos y las condiciones sociales vigente cuando se elaboró esta doctrina.
La nueva doctrina
A partir de la década de 1960, como consecuencia de las transformaciones sociales y económicas, del
desarrollo de nuevas tecnologías y el despertar de la conciencia ambiental se fragua una nueva cultura del
agua, según la cual no solo se contemplan las funciones económicas y de abastecimiento del agua, sino
también las funciones ambientales. Esta nueva cultura se formula en términos de desarrollo sostenible en el
sentido dado por el "informe Brundtland" (1987) - como aquél que satisface las necesidades presentes sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas- y como instrumentos
propugna la gestión integrada del agua, tanto sectorial como territorial. También presenta un planteamiento
estratégico multifuncional y la participación de nuevos actores profesionales y de la sociedad civil, como
propugna la Agenda 21 de la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río (1992).
En la nueva cultura, la oferta de agua pasa a ser la variable independiente mientras que la demanda
se considera una variable más en cualquier problema hidrológico que puede ser modificada mediante decisión
política, la intervención técnica y el consenso social. Así como ser sometida a un tratamiento económico al
analizar su solvencia, elasticidad y otros factores.
En la nueva cultura del agua las medidas estructurales pasan a un segundo término y se da más peso
a la gestión, López-Vera, (1999 y 2002).
Nos encontramos pues en un momento de transición, en el que una nueva cultura del agua, se abre
paso frente a una vieja cultura profundamente arraigada en nuestra sociedad y en el que los poderes políticos
y los técnicos responsables adoptan la retórica de la nueva cultura pero siguen tomando decisiones y
actuando según los viejos patrones.
Hoy parece necesario, sin renunciar al aumento del volumen de agua disponible, que se pueda
obtener, de acuerdo con las exigencias sociales y legales actuales, tanto por el sistema tradicional como por
los métodos no convencionales, poner todo el énfasis en el buen uso del agua ya regulada cualquiera que sea
106
su procedencia, en mejorar su gestión, de manera que se cambie de la actual política hidráulica a una política
de aguas. Los objetivos principales deben ser el ahorro de agua, evaluar las demandas según criterios
sociales y económicos, satisfaciéndola con el menor volumen posible, y preservando la calidad del recurso
para que conserve una de sus cualidades esenciales, la de ser reutilizable. Este modelo sin olvidar la
consideración del factor de producción, que entre otras tiene el agua, toma conciencia de su escasez, lo que
no sucede con los modelos tradicionales de oferta.
La aceptación social de este modelo de gestión de la demanda exige también clarificar primero, y transmitir
después a la sociedad todas las causas que influyen en los denominados "déficits hídricos", en nuestra
escasez de agua, mayoritariamente atribuida a razones climáticas, la sequía, por otra parte condiciones que
no podemos modificar directamente. Hay que tener en cuenta principalmente entre las causas de escasez de
agua, las cuestiones territoriales y las socioeconómicas, determinantes en la conformación de la demanda
hídrica. Se trata de cuestiones que se pueden modificar, aunque sean sin duda cambios lentos y no exentos de
conflicto, pues es necesario orientar la estructura productiva hacia otra menos intensiva en el consumo de un
recurso como el agua, hoy ya escaso y que puede serlo aún más si no cambiamos los hábitos y pautas de
comportamiento.
Instrumentos en la gestión de la demanda
Frente a la construcción de nuevas infraestructuras de oferta y en el continuo incremento de la
presión sobre los ecosistemas acuáticos naturales, la nueva cultura del agua propugna la optimización del uso
de las infraestructuras, la introducción de nuevas tecnologías de control, regulación, utilización y reutilización.
Constituyendo más que un cambio o conjunto de cambios evolutivos, una verdadera ruptura tecnológica y
cultural con el escenario anterior y persigue la estabilización e incluso la reducción de la presión sobre los
recursos naturales. Se trata pues, de conseguir con la buena gestión del agua, por una parte un uso
técnicamente eficiente, y por otra un uso asimismo eficiente social y económicamente, perspectivas estas dos
enmarcadas en la consecución y conservación del estado del bienestar.
Por consecuencia, los instrumentos a utilizar para la mejor gestión del agua procederán de diversas
disciplinas:
! Las ciencias de la naturaleza, experimentales y la ingeniería
! El derecho
! La sociología
! La economía
Sin perjuicio de lo anterior, es una cuestión fundamental la participación de los usuarios, que
normalmente adolece de una aceptación sincera por parte de las autoridades administrativas y de un ejercicio
responsable por parte de aquellos.
El uso universal del agua por cada uno de los ciudadanos, en mayor o menor medida, es la razón
esencial de la participación de los usuarios, para que puedan aportar su experiencia, sus propuestas de
solución y al mismo tiempo, que asuman las normas elaboradas entre todos de manera que se transformen en
hábitos, pues solo así será posible su cumplimiento efectivo, solo así tendremos, en primer lugar una cultura
del agua que, en segundo lugar, ha de ser nueva o sea adaptada a las actuales circunstancias hídricas. En esta
cuestión hay todavía un matiz importante, es necesario superar la división entre los usuarios de aguas
superficiales y subterráneas, anclada en la separación entre estas dos formas de circulación del agua.
Entre los instrumentos de gestión de la demanda dos tienen un peso especifico importante: Las
medidas de ahorro, propugnadas ya por Postel (1993) y las de optimización del uso del agua.
En los abastecimientos urbanos mediante:
! Mejoras de redes de transporte y distribución
! Mejora de la fontanería domestica
! Reordenación de riegos urbanos
! Xerojardinería y acolchados
! Mejora tecnológica de los sistemas de riego urbano y baldeo de viales.
107
! Reutilización de agua
! Desdoblamiento de redes de distribución y alcantarillado según calidades del agua.
! Campañas de información y concienciación ciudadana
En la agricultura mediante:
! Determinación de las superficies que tienen sentido regar en nuevos regadíos desde un punto de vista
económico y ecológico.
! Eliminación o reducción de regadíos de bajo interés económico, o que produzcan daños ecológicos,
mediante medidas de compensación económica y de mediación social.
! Sustitución de cultivos con especies de bajo consumo de agua para alcanzar el re equilibrio hidrológico.
! Modernización de regadíos mediante técnicas de mejora de los sistemas de administración de agua.
Esta diversificarse los instrumentos y los actores hace poco comprensible ante el gran público los
principios de la nueva cultura del agua, al tiempo que los cuerpos funcionariales asentados en la vieja cultura
ven en ella una amenaza a sus competencias.
Experiencia española
La situación hidrológica española presenta una problemática intermedia de la situación de los países
mediterráneos, Kayamanidou, (1998) y también puede considerársela representativa en cuanto a la situación
de la política de agua se refiere.
En España el 81 % de los recursos de agua se localizan en la mitad norte del país, mientras tiene un
este y sureste semiárido y árido, donde tiende a concentrarse la mayor parte de la población, monopoliza el
turismo de playa, tiene un fuerte desarrollo industrial y una larga tradición de horticultura altamente
productiva. Factores todos ellos que hacen que se dispare la demanda de agua.
La solución adoptada por el gobierno mediante un Plan Hidrológico Nacional (2001) - arropado en
una retórica ecológica- es construir desde la desembocadura del río Ebro (NE de España) un canal de unos
1000 km de longitud para trasvasar 1050 hm3 de agua al año. El proyecto ha levantado fuertes protestas en
algunos sectores por el fuerte impacto que origina en el delta del Ebro que es un área protegida desde el
punto de vista de biodiversidad, en las pesquerías litorales y las playas. Al tiempo que se cuestiona seriamente
su rentabilidad económica y social.
Según Estevan, (2001) teniendo en cuenta que la demanda urbano - industrial en las cuencas
receptoras es del orden de 1800 hm3 /año, el potencial de liberación de recursos aplicando técnicas de gestión
de demanda se cifra en un mínimo de 350 hm3/año. Siendo este del mismo orden de magnitud del "déficit" de
los abastecimientos que se quiere satisfacer mediante el trasvase.
Estas cifras se basan en las experiencias de aplicación de técnicas de gestión de demanda dentro de
la aplicación de la Agenda 21 en diversos municipios, como la red de municipios promovida por la Diputación
de Barcelona, las ordenanzas municipales de Alcobendas (Madrid), o de Alicante y Calviá (Mallorca), situadas
en la zona árida. En estas dos ultimas localidades se han requerido inversiones entre 1,315 y 1,579 millones
de USD por hm3 anual de agua liberada, sin ningún tipo de afección medioambiental, ni costes de
mantenimiento. Frente a los 2,631 millones que cuesta el hm3 de agua trasvasada más 0,132 millones de USD
de gasto anual de mantenimiento.
En cuanto a la aplicación de estas técnicas en la agricultura, cuya capacidad de ahorro es mayor,
aunque existen numerosas experiencias no han sido suficientemente valoradas.
No obstante la postura de las autoridades hidrológicas expuesta en el Libro Blanco del Agua
(Ministerio de Medio Ambiente 2000) banaliza las medidas de gestión de la demanda, atribuyéndolas un bajo
potencial de ahorro en el caso del abastecimiento urbano y reduciéndolo en el caso del regadío a la
introducción de técnicas de modernización de los mismos.
El problema de las inundaciones
108
Las regiones semiáridas no solo se caracterizan por la escasez del agua, sino que su irregular régimen
hidrológico, las hace víctimas de inundaciones. En estas el factor climático es aun más determinantes que en
la sequías, dada la rapidez con que se suele desencadenar el fenómeno, así como su corta duración. Sin
embargo, los efectos de estas grandes avenidas, pérdida de vidas humanas, elevados daños económicos y
circulación rápida hacia el mar (horas o días) de una fracción importante de la aportación media anual de la
cuenca, puede paliarse mediante una acción coordinada de infraestructuras de defensa y de una adecuada
ordenación del territorio.
En el ámbito de los usos del suelo tienen interés especial, ante las avenidas, la recuperación de la
vocación forestal de los suelos en las zonas medias y altas de las cuencas, con acciones de carácter
hidrológico - forestal, y en las zonas bajas el mantenimiento de cauces de desagüe y áreas de inundación;
estas ultimas solamente deberían utilizarse para actividades económicas, nunca como áreas residenciales,
cuya productividad pueda soportar los esporádicos, pero ciertos daños de las avenidas.
Objetivos a alcanzar mediante la buena gestión del agua
Los objetivos a alcanzar mediante la mejora de la gestión de los recursos hídricos disponibles, que
deben coordinarse estrechamente con los usos del suelo, serían los siguientes:
! Paliar los efectos de sequías e inundaciones con la acción combinada de medidas de infraestructuras y el
uso adecuado del territorio. Es decir, integrar la gestión del agua en la planificación territorial
! Satisfacción de las demandas solventes de agua con el menor volumen posible, destinando el ahorro
generado a reducir la presión sobre los recursos hídricos, no a establecer nuevas demandas.
! Proteger la calidad de las aguas, no solo como exigencia ecológica, sino como una vía para mantener la
reutilización del recurso a lo largo de las cuencas hidrográficas.
! Asignar el recurso usado en las actividades económicas, atendiendo primero a las más productivas, tanto en
términos de empleo generado como en términos ambientales y monetarios. Todo esto sin olvidar, en
relación con el regadío, la función de cohesión social y territorial que aún realiza en algunas comarcas.
La consecución de estos objetivos requiere la definición de distintos instrumentos para aplicar a la práctica
concreta en los sistemas de Explotación de Recursos. El carácter diverso de los instrumentos necesarios
obliga a agruparlo por áreas. Con carácter indicativo se señalan los siguientes:
! Planificación territorial e hidrológica. Diferenciando los usos sociales (abastecimiento y culturales del agua),
ambientales y económicos (Lopez-Vera, F 2001)
! Gestión técnica de los recursos hídricos (optimización de los sistemas de regulación, modernización de
regadíos, etc,)
! Modelos de asignación de recursos hídricos (criterios de equilibrio, equidad y productividad) El uso de
instrumentos de mercado y los bancos públicos de agua, para gestionar el agua con funciones económicas.
! Estudio de los costes del agua y su distribución entre los usuarios
! Fomento de la participación de los usuarios y de su participación.
Referencias
Estevan, A. 2001 La gestión de la demanda de agua en la planificación hidrológica española.
150 Aniversario del Canal de Isabel II. Madrid.
Kayamanidou, M.N. 1998 Planificación y gestión integrada del agua en las regiones del
Mediterráneo.Informe. Comisisón europea.DG XII. VE. Bruselas.
López. Vera., F. 1999 El Plan Hidrológico Nacional: Un problema de gestión. El Mundo. 6 septiembre 2000.
Lopez-Vera, F. 2001 Una nueva política para una gestión sustentable del agua.
En "Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua: Experiencias de cooperación."
109
Asociación de Universidades del Grupo Montevideo. Subsecretaria de Recursos Hídricos de la Nación
Argentina. Buenos Aires. pp 1-6.
López- Vera, F. 2002 Tres cuestiones sobre la sostenibilidad del aprovechamiento de los recursos hídricos.
Rev. Encuentros multidisciplinares. n° 10 Vol IV. FUAM. Madrid. Pp 36-42.
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López-Vera,F. 2002. Técnicas de gestión de la demanda como instrumento de liberalización de recuros en
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110
IMPACTO DE LA CONTAMINACION DEL RIO LAS VACAS SOBRE LA CALIDAD DEL AGUA DEL
RIO MOTAGUA, GUATEMALA.
Pérez Sabino, J.F.*; Oliva Hernández, B.E.**; Callejas, B.***
*Universidad de San Carlos de Guatemala, Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, Unidad de Análisis
Instrumental, Edificio T-13, Ciudad Universitaria, Zona 12. Guatemala. E-mail: [email protected]
**Universidad de San Carlos de Guatemala, Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, Depto. de Análisis
Inorgánico. Edificio T-12, Ciudad Universitaria, zona 12. Guatemala. E-mail: [email protected]
*** Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Guatemala.
Palabras claves
Contaminación, parámetros fisicoquímicos, coliformes fecales, río Motagua, río Las Vacas, calidad
del agua.
Resumen
Se determinaron los niveles de diferentes parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos en diferentes
sitios en el río Las Vacas, así como en el río Motagua, antes y después de a unión de los dos ríos, con el fin de
evaluar el impacto de la contaminación del agua del río Las Vacas, sobre la calidad del agua del río Motagua.
Los muestreos se realizaron durante los meses de mayo, junio, agosto y octubre del 2000 y febrero del 2001,
por lo que abarcaron un período que comprende desde el inicio de la estación lluviosa hasta la estación seca,
en Guatemala. Los resultados de los análisis fisicoquímicos y bacteriológicos efectuados, indican que el agua
del río Las Vacas no es apta para usos de consumo humano, recreación o riego, y que representa un riesgo
para la salud de las poblaciones humanas y la biodiversidad de su cuenca y la del río Motagua, río sobre el cual
la contaminación del río Las Vacas presenta un impacto negativo significativo. En varios casos, se
encontraron niveles de contaminación que superaban los límites para descargas de aguas residuales, lo que
demuestra que la calidad del agua del río Las Vacas, es en algunos sitios y meses del año, similar a la de un
agua servida municipal.
Key words: pollution, physical, chemical parameters, Motagua River, Las Vacas river, water quality
ABSTRACT
The impact of the contamination of River Las Vacas upon River Motagua was studied between may
2000 and February 2001. Physical, chemical and biological parameters were determined in water, at different
sites along River Las Vacas. In River Motagua, the same parameters were determined before and after the
confluence of both rivers. River Las Vacas receives 63% of the waste waters (industrial and domestic) from
Guatemala city. River Motagua is the main river flowing to the Atlantic Ocean, and it runs along the largest
semiarid region in Guatemala, characterized by its extense thorn and dry forests. People use the water of
both rivers for irrigation, recreation, and in some places for human and animal consumption. Results show
high leves of contamination in River Las Vacas. Some parameters are even higher than the maximum
permisible limits for waste waters according to guatemalan legislation and recommended levels of US-EPA for
natural waters. A noticeable rise of the parameters studied was found in River Motagua after the discharge of
River Las Vacas (BOD, COD, nutrients, bacteriological), which represents an important risk for the health of
the population in the basin.
Introducción
La cuenca del río Las Vacas, canaliza la mayor parte de aguas servidas provenientes de drenajes
domiciliares, industriales y fluviales de la Ciudad de Guatemala hacia el río Motagua. El río Las Vacas recibe
los afluentes: río Negro, río Contreras, río Santa Rosita, río Chinautla, río El Zapote, río de Quezada, río
Chuapón, río El Aguacate, río Los Acoles, y río Los Plátanos (Universidad de San Carlos de Guatemala). El río
Motagua es utilizado para irrigación de plantaciones en la parte noreste del país, siendo por su caudal medio
anual el segundo río de importancia en el país, presentando en el sitio posterior a la unión con el río Las Vacas,
111
caudales promedio de alrededor de 8 m3/s en marzo y mayor de 250 m3/s en julio. La cuenca del río Motagua
presenta una extensión de 15,190km2 y sirve como cuerpo receptor de las aguas servidas de la ciudad de
Guatemala, a través de río Las Vacas (Universidad de San Carlos de Guatemala).
Uno de los efectos ambientales más serios provocados sobre los recursos hídricos superficiales por el
manejo inadecuado de los residuos sólidos es la contaminación de las aguas que muchas veces son fuentes de
abastecimiento de agua potable. Por una parte, la materia orgánica de los residuos disminuye el oxígeno
disuelto y aumenta los nutrientes, N y P, lo que ocasiona el aumento descontrolado de algas y genera
procesos de eutrofización. Por otra parte, los residuos sólidos municipales frecuentemente están mezclados
con residuos peligrosos industriales, lo que origina contaminación química. Como consecuencia, se produce
la pérdida del recurso para consumo humano o para recreación, se destruye la fauna acuática y también se
deteriora el paisaje. Además implica altas inversiones si se quiere recuperar el recurso (Acurio et al.,
1997).
En la Ciudad de Guatemala se encuentran aproximadamente el 60% de las empresas industriales del
país, las cuales por una falta de control adecuado en el vertido de aguas residuales, vierten sus desechos, los
cuales se convierten en factor contaminante al ser descargados en el sistema de drenajes sin previo
tratamiento, por o cual se convierten en un factor de contaminación. Estos vertidos adicionan substancias
orgánicas e inorgánicas que afectan tanto la composición del agua como al sistema de alcantarillado
propiamente. Entre los efectos se encuentran: los físicos como la turbidez y la presencia de sólidos
suspendidos en el agua; los químicos que modifican la composición y características orgánicas del agua; y los
bacteriológicos que multiplicarse provocan una alta prevalencia de enfermedades de origen hídrico
(Universidad de San Carlos de Guatemala, Primera conferencia Centroamericana sobre Ecología y Salud,
ECOSAL).
Un primer paso para evitar este tipo de contaminación, fue dado el 7 de febrero de 1989 cuando fue
aprobado el Acuerdo Gubernativo No. 60-89, el cual contiene el “Reglamento de requisitos mínimos y sus
límites máximos permisibles de contaminación para la descarga de aguas servidas”, el cual establece
restricciones sobre el vertido de aguas residuales directamente en los ríos o cuerpos de agua (Universidad de
San Carlos de Guatemala).
Estimaciones realizadas en 1989, sobre saneamiento básico rural, informan que casi un cuarto de
millón de personas del área rural hacía uso de ríos y arroyos para defecar, lavar su ropa y utensilios; sumado a
esto, la contaminación del agua por productos agroquímicos (fertilizantes y pesticidas) y desechos
industriales, así como altas cargas fecales y químicas, lo que constituye un peligro muy grande para la salud
de los guatemaltecos (Universidad de San Carlos de Guatemala). En Guatemala, las aguas servidas, tanto
domésticas como industriales, en muchos casos no reciben ningún tipo de tratamiento y son lanzadas
directamente en los cursos de las aguas de los barrancos. Esto ha contribuido a que la contaminación del
agua haya alcanzado todas las cuencas hidrográficas. La mayor carga (63%) la recibe el río Motagua,
(Universidad de San Carlos de Guatemala, Análisis de la Situación de Salud por Regiones) el cual ha
comenzado a mostrar niveles alarmantes de contaminantes (Situación Ambiental de la República de
Guatemala).
Un estudio realizado por la Dirección General de Energía Nuclear, en la descarga norte de la ciudad de
Guatemala, se reportó valores de fósforo total de 2,390.37 mg P/L, de nitratos de 8,409.09 mg N/L; de
nitrógeno total de 12,348.48 mg N/L, superando estos parámetros el valor del criterio permitido en el
reglamento de requisitos mínimos y sus límites máximos permisibles de la contaminación para la descarga de
aguas servidas (Quiroz, et al. 1995).
Un estudio más reciente efectuado por Solórzano y Herrera en 1997 (Solórzano , et al. 1997), reportó
valores de oxígeno disuelto de 4.32, 0.346 y 0.376 mg/L en mediciones efectuadas durante tres semanas
consecutivas, entre octubre y noviembre de 1995. Los valores de pH de 7.38, 7.51 y 7.45 para las mismas se
encuentran en la normalidad.
En vista de que el río Las Vacas recibe la mayor parte de las descargas de aguas residuales de la
ciudad de Guatemala, era importante conocer el impacto de este río sobre el río Motagua, el cual entre sus
diferentes usos, proporciona agua de riego a los habitantes de la cuenca y es utilizado con propósitos
112
recreativos, además de sostener zonas de gran biodiversidad, lo cual se ve amenazado por la gran carga de
contaminación que transporta el río Las Vacas. El área donde se encuentran los dos ríos, pertenece a la
región árida más extensa del páís, la cual presenta dos biotopos básicos: cactal y zarzal. Del cactal, se
encuentran los cactos (géneros Nopalea y Opuntia), así como los géneros Stenocereus y Pilosocereus y otras
especies xerofíticas. Del zarzal, se encuentran las leguminosas con espinas de los géneros Acacia y Mimosa,
así como otras de maderas duras, como el Guaiacum sanctum (Villar, et al. 1998).
Los objetivos planteados para el desarrollo del presente trabajo son los siguientes: 1) Determinar
como afecta la contaminación del río Las Vacas a la calidad del agua del río Motagua; 2) Evaluar las
fluctuaciones en los niveles de contaminación en los ríos Las Vacas y Motagua, en estaciones seca y lluviosa.
Metodología
Once sitios de muestreo fueron seleccionados tomando como base los sitios cercanos a poblaciones o
a posibles fuentes de contaminación, correspondiendo nueve a lo largo del río Las Vacas y dos en el río
Motagua, uno antes de a unión con el río Las Vacas y el otro posterior a dicha unión. El acceso a los primeros 6
sitios, comenzando desde el río Motagua, es de terracería y éstos se encuentran ubicados en zona rural. Los 5
sitios restantes se encuentran ubicados dentro de perímetro urbano de la Ciudad de Guatemala.
En cada muestreo se registraron datos para ubicación del sitio y de temperatura, pH, conductividad;
Para os análisis fisicoquímicos de laboratorio se tomaron cuatro muestras de agua de 1 litro en recipientes de
polipropileno, para los análisis bacteriológicos se tomaron dos muestras de agua de un litro en recipientes
adecuados para la realización de los análisis microbiológicos. Las muestras se transportaron para su análisis
en el laboratorio en hieleras, las cuales se mantuvieron con una temperatura interna menor a 4oC.
Los
muestreos se realizaron durante los meses de mayo, junio, agosto y octubre del año 2000 y durante febrero
del 2001.
Los análisis fisicoquímicos se realizaron siguiendo los procedimientos de la APHA-AWWA (American
Public Health Association), siendo para el fósforo total, el método del ácido ascórbico, así como los métodos
para la DBO5 y la DQO y para los sólidos sedimentables, por medio de conos de Imhoff. Los análisis
bacteriológicos de coliformes totales y coliformes fecales se realizaron por el método de tubos múltiples.
Figura 1. Mapa de la parte occidental de la cuenca del río Motagua y río Las Vacas. Las muestras de agua del
río Motagua fueron tomadas 200 metros antes de la unión de los dos ríos y 200 metros posteriormente a dicha
unión. (Mapa proporcionado por el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e
Hidrología, INSIVUMEH).
113
Resultados
En las tablas 1 al 6 se presentan los resultados de los análisis fisicoquímicos y bacteriológicos. El sitio
Motagua, corresponde al río Motagua antes de su unión con el río Las Vacas. Los Olotes corresponde al sitio
en el río Las Vacas, antes de su unión con el río Motagua. Unión Motagua Las Vacas corresponde al sitio de
muestreo ubicado posteriormente a la unión de los dos ríos. El resto de sitios, corresponden al río Las Vacas y
se encuentran en los cuadros, ubicados de arriba a abajo, según es más cercana la distancia al nacimiento del
río. De esta forma, el sitio Paso Desnivel Zona 15, corresponde al sitio más cercano al nacimiento del río (una
distancia menor a 1 Km). Por otra parte, el sitio Unión Motagua Las Vacas no fue muestreado en mayo y
octubre del 2000, debido a que no fue posible cruzar el río Las Vacas por la crecida, consecuencia de las
lluvias. El sitio Aldea Rincón Grande no se muestreo en agosto y octubre del 2000 debido a que el camino de
acceso estaba intransitable como consecuencia de las lluvias en la región.
Figura 2. Mapa que muestra la cuenca del río Las
Vacas, el cual atraviesa la parte noreste de la ciudad de
Guatemala y recibe el aporte de varios ríos que
transportan aguas residuales de la ciudad. Los
muestreos del agua del río Las Vacas fueron realizados
en sitios a lo largo de su recorrido, desde su
nacimiento. Mapa proporcionado por el Instituto de
Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología,
INSIVUMEH.
Tabla 1. Resultados de las mediciones de Sólidos Sedimentables en mL/L, medidos durante los 5 muestreos y
en los 11 sitios de muestreo. NM significa: No medido.
Sitio
May-00
Jun-00
Ago-00
Oct-00
Feb-01
Motagua
<0.1
0.3
0.4
0.05
0.05
0.16
Unión Motagua Las Vacas
NM
1
1.2
NM
1.5
1.2
Aldea los Olotes
1.25
1.1
1.2
0.3
1.1
1.0
Aldea Rincón Grande
0.6
3.25
NM
NM
1.7
1.85
San Antonio las Flores
3.5
13.5
1.5
1.5
2.5
4.5
Chinautla
3.6
5.5
2.5
3.0
3.25
3.6
Hospital las Piedrecitas
3.25
3.5
4
1.5
2.5
2.95
Puente Belice
0.8
2.5
1.1
50
0.3
10.9
Cayalá
0.1
0.3
0.1
310
0.05
62.1
Colegio Profesionales
0.05
4.5
2.7
2.5
1
2.15
Paso Desnivel zona 15
0.3
1.5
2
2
1.25
1.41
Promedio
1.35
3.36
1.67
41.21
1.38
114
Promedio
En la tabla 1 se presentan los resultados de sólidos sedimentables, en los cuales se puede apreciar
que en todos los sitios del río Las Vacas se superó e límite máximo permisible para descarga de aguas
domésticas municipales, establecido por el Reglamento guatemalteco de aguas residuales (Comisión
Nacional del Medio Ambiente). El sitio de muestreo en el río Motagua, antes de la unión con el río Las Vacas,
no superó en ninguno de los muestreos, el límite de 1 mL/L, mientras que el sitio ubicado posteriormente a la
unión de los ríos, lo superó en todos los muestreos.
En cuanto a la Demanda Química de Oxígeno (DQO), los resultados obtenidos se presentan en la
tabla 2, en el cual puede apreciarse el incremento en el valor de dicho parámetro que sufre el río Motagua,
posteriormente a la unión con el río Las Vacas. El Reglamento guatemalteco para la descarga de aguas
servidas establece un límite máximo permisible para aguas domésticas municipales de 500 mg/L en muestras
tomadas al azar en períodos de2 horas máximo y de 450 mg/L en períodos de 24 horas máximo (11). Puede
observarse como la Demanda Química de Oxígeno crece posteriormente a la unión con el río Las Vacas.
En la tabla 3 se muestran los resultados de los análisis de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO), en
los que se observan diferencias marcadas entre los valores de DBO en los sitios en el río Las Vacas y el sitio de
muestreo en el río Motagua, antes de a unión de los ríos. Posteriormente a dicha unión, la demanda
bioquímica de oxígeno en el río Motagua se duplica, como mínimo. El Reglamento guatemalteco de descarga
de aguas servidas establece un límite máximo permisible para aguas domésticas municipales de 250 mg/L en
muestras tomadas al azar en períodos de 2 horas máximo y de 200 mg/L en períodos de 24 horas máximo
(Comisión Nacional del Medio Ambiente). Puede observarse como la Demanda Bioquímica de Oxígeno crece
posteriormente a la unión con el río Las Vacas.
Los resultados de fósforo total se presentan en la tabla 4. En dicha tabla se observan valores
sumamente elevados para un agua de río, con promedios por sitio superiores a 1 mg/L fósforo total, con
excepción del sitio de muestreo ubicado en el río Motagua, antes de su unión con el río Las Vacas. Es notable
el incremento en la concentración de dicho parámetro en el río Motagua, posteriormente a dicha unión.
En las tablas 5 y 6 se observan los resultados de coliformes totales y fecales. Los valores obtenidos en
Tabla 2. Resultados de las mediciones de DQO en mg/L, realizadas durante los 5 muestreos en los 11 sitios de
muestreo. NM significa: No medido.
Sitio
May-00
Jun-00
Ago-00
Oct-00
Feb-01
Motagua
42
63
79
36
65
57.0
Unión Motagua Las Vacas
NM
283
189
NM
123
198.3
Aldea los Olotes
116
324
219
48
119
165.2
Aldea Rincón Grande
111
124
NM
NM
214
149.7
San Antonio las Flores
257
407
271
102
265
260.4
Chinautla
451
394
380
386
483
418.8
Hospital las Piedrecitas
363
443
411
174
295
337.2
Puente Belice
160
272
161
166
75
166.8
Cayalá
50
99
235
507
40
186.2
Colegio Profesionales
101
223
183
58
131
139.2
Paso Desnivel zona 15
379
201
240
272
225
263.4
Promedio
203.00
257.55
236.80
194.33
185.00
115
Promedio
Unidades Formadoras de Colonias (UFC) son extremadamente elevados para un agua de río, inclusive en el río
Motagua, antes de su unión con el río Las Vacas. También se observó un incremento en el valor de UFC en el
agua de río Motagua, posteriormente a la unión de los ríos. Los resultados son superiores a cualquier norma
ya sea de agua potable o de aguas naturales.
Tabla 3. Resultados de las mediciones de DBO en mg/L, realizadas en los 5 muestreos, en los 11 sitios de
muestreo. NM significa: No medido.
Sitio
May-00
Jun-00
Ago-00
Oct-00
Feb-01
Promedio
Motagua
1
3
8
1
1
2.8
Unión Motagua Las Vacas
NM
24
27
NM
29
26.7
Aldea los Olotes
47
23
32
15
26
28.6
Aldea Rincón Grande
32
38
NM
NM
29
33.0
San Antonio las Flores
178
104
70
25
59
87.2
Chinautla
405
97
185
45
93
165.0
Hospital las Piedrecitas
273
213
257
41
63
169.4
Puente Belice
61
99
90
25
20
59.0
Cayalá
15
22
24
16
7
16.8
Colegio Profesionales
80
136
110
20
38
76.8
Paso Desnivel zona 15
190
186
68
67
59
114.0
Promedio
128.20
85.91
87.10
28.33
38.55
Tabla 4. Resultados de los análisis de fósforo total en mg/L, realizados durante los 5 muestreos, en los 11 sitios
de muestreo. NM significa: No medido
Sitio
May-00
Jun-00
Ago-00
Oct-00
Feb-01
Motagua
0.09
0.24
0.60
0.12
0.11
0.23
Unión Motagua Las Vacas
NM
0.69
1.39
NM
1.93
1.34
Aldea los Olotes
1.64
0.72
1.37
1.76
1.80
1.46
Aldea Rincón Grande
1.69
1.09
NM
NM
2.49
1.75
San Antonio las Flores
2.06
2.44
1.75
6.15
2.28
2.93
Chinautla
2.54
1.43
2.24
5.62
3.00
2.97
Hospital las Piedrecitas
2.83
1.82
1.97
2.21
2.01
2.17
Puente Belice
1.09
1.53
1.64
2.49
2.16
1.78
Cayalá
0.67
0.70
1.29
3.29
1.93
1.57
Colegio Profesionales
1.84
1.55
1.89
1.34
2.47
1.82
Paso Desnivel zona 15
3.21
3.10
2.41
2.98
2.46
2.83
Promedio
1.77
1.39
1.65
2.88
2.06
116
Promedio
Tabla 5.
Resultados de los análisis de coliformes totales reportados en Unidades Formadores de Colonias UFC,
durante los 5 muestreos, en los 11 sitios de muestreo. NM significa: No medido. ND significa: No hay datos.
Sitio
May-00
Jun-00
Ago-00
Oct-00
Feb-01
Promedio
Motagua
3.00E+04
1.50E+06
5.75E+04
2.00E+07
7.50E+02
4.32E+06
Unión Motagua Las Vacas
NM
5.20E+05
5.20E+05
NM
1.20E+03
3.47E+05
Aldea los Olotes
3.00E+07
2.50E+06
2.50E+06
1.70E+06
1.50E+05
7.37E+06
Aldea Rincón Grande
5.50E+07
1.60E+07
NM
NM
2.00E+05
2.37E+07
San Antonio las Flores
3.50E+07
1.25E+08
1.60E+07
7.20E+07
1.50E+04
4.96E+07
Chinautla
1.00E+08
3.35E+08
1.25E+08
8.00E+07
2.00E+06
1.28E+08
Hospital las Piedrecitas
3.00E+07
1.60E+06
3.35E+08
1.25E+06
5.00E+05
7.37E+07
Puente Belice
1.50E+09
1.27E+07
1.60E+06
6.50E+07
5.00E+04
3.16E+08
Cayalá
1.50E+08
1.35E+08
1.30E+07
7.00E+06
2.00E+05
6.10E+07
Colegio Profesionales
5.25E+08
2.10E+08
1.35E+08
8.20E+06
ND
2.20E+08
Paso Desnivel zona 15
3.50E+08
3.50E+06
2.00E+08
2.50E+07
ND
1.45E+08
Promedio
2.78E+08
7.67E+07
8.29E+07
3.11E+07
3.46E+05
Tabla 6.
Resultados de los análisis de coliformes fecales reportados en Unidades Formadores de Colonias UFC,
durante los 5 muestreos, en los 11 sitios de muestreo. NM significa: No medido. ND significa: No hay datos.
Sitio
May-00
Jun-00
Ago-00
Oct-00
Feb-01
Promedio
Motagua
1.00E+03
1.59E+04
1.58E+04
7.00E+05
1.10E+03
1.47E+05
Unión Motagua Las Vacas
NM
2.10E+04
2.10E+04
NM
8.20E+03
1.67E+04
Aldea los Olotes
1.00E+06
1.50E+05
1.50E+05
7.75E+05
2.00E+05
4.55E+05
Aldea Rincón Grande
1.00E+06
3.00E+05
NM
NM
3.00E+04
4.43E+05
San Antonio las Flores
1.00E+06
5.00E+07
3.00E+05
3.90E+07
1.00E+05
1.81E+07
Chinautla
1.00E+07
3.35E+07
5.00E+07
3.50E+07
1.40E+08
5.37E+07
Hospital las Piedrecitas
1.00E+06
5.50E+04
3.35E+07
5.25E+05
2.50E+06
7.52E+06
Puente Belice
5.50E+07
6.06E+04
5.50E+04
5.10E+05
1.90E+05
1.12E+07
Cayalá
1.00E+07
9.00E+05
6.10E+04
5.50E+04
1.00E+04
2.21E+06
Colegio Profesionales
1.00E+06
2.74E+07
9.00E+05
1.90E+05
ND
7.37E+06
Paso Desnivel zona 15
1.00E+06
8.25E+05
2.70E+07
5.00E+05
ND
7.33E+06
Promedio
8.10E+06
1.03E+07
1.12E+07
8.58E+06
1.59E+07
117
Discusión
En todos los parámetros evaluados, ya sea fisicoquímicos o bacteriológicos, se observa un
incremento en los niveles en el río Motagua posteriormente a la unión con el río Las Vacas. El río Las Vacas
recibe la mayor parte de las descargas de aguas servidas municipales e industriales de la ciudad de
Guatemala, lo cual ha ocasionado una contaminación severa de este río. En algunos sitios se encontraron
niveles de contaminación superiores a los límites máximos permisibles establecidos en el Reglamento
guatemalteco de descarga de aguas servidas (Sólidos sedimentables, DQO y DBO5), por lo que el agua del río
Las Vacas se asemeja más a un agua servida que aun agua natural. Ya que la cuenca del río Motagua
presenta varias zonas de vida y por lo tanto una gran biodiversidad, es necesario que se tomen medidas para
disminuir la contaminación del río Las Vacas. La alta carga de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO 5),
observada en el río Motagua, posteriormente a la unión con el río Las Vacas, pone en peligro a la fauna
acuática así como a la terrestre que bebe el agua del río. Los coliformes fecales por su parte, son indicadores
de la contaminación por heces, por lo que en vista de los niveles tan elevados encontrados en los ríos Las
Vacas y Motagua, existe una alta probabilidad de que el agua esté contaminada además por microorganismos
patógenos. El agua del río Motagua, posteriormente a la unión con el río Las Vacas, es utilizada en algunos
casos para consumo humano, para propósitos recreativos en algunos balnearios, así como para el riego de
hortalizas y otros productos agrícolas de consumo en fresco, por lo que la amenaza que la contaminación del
agua representa para la salud de la población de la cuenca es muy importante.
Los resultados de DQO ponen de manifiesto la contaminación que provoca la falta de un manejo
adecuado de residuos tanto domésticos como industriales en la cuenca del río Las Vacas, ya que siendo un
agua natural, presenta niveles de DQO mayores que límites para aguas residuales de origen doméstico, lo
cual representa un riesgo para la integridad ecológica y la salud de las poblaciones humanas en la cuenca, así
como para la cuenca del río Motagua, al ser notable el deterioro en la calidad de las aguas de este río,
posteriormente a la unión con el río Las Vacas.
En cuanto a los niveles de DBO, el río Las Vacas presenta niveles mucho mayores a otros ríos
altamente contaminados en Guatemala. Por ejemplo, Basterrechea reportó en el período 1991-1992
(Basterrechea, M et al. 1993), niveles de DBO entre 0.1 y 8.6 mg/L, en Panzós, el cual es un sitio también
altamente contaminado por actividades humanas, tanto agrícolas como domésticas en una cuenca
densamente poblada. Según Basterrechea, cuando las descargas de materia orgánica son muy altas y se
observan niveles de DBO5 mayores que 10 mg/L, en el corto plazo, la producción es superada por la
demanda, lo que genera un déficit que conduce a la anaerobiosis de los sedimentos, con lo cual se liberan
amoníaco, fosfatos y metales (Basterrechea, M et al. 1993), incrementándose los niveles de
contaminación del agua. Inclusive, los resultados de DBO5 encontrados en el sitio de muestreo cercano al
Puente Belice, fueron superiores durante junio y agosto del 2000, al valor de 81.00 mg/L, reportado en la
descarga norte, en 1995 (Quiroz, et al. 1995).
En cuanto a niveles de fósforo total reportados con anterioridad en la cuenca del río Las Vacas, se
presentó un valor de 2,390.37 mg/L en la descarga norte de la Ciudad de Guatemala (Quiroz, et al. 1995),
indicándose que el criterio permitido es de 4 mg/L de fósforo total. Únicamente los sitios de San Rafael y
Chinautla, superaron dicho criterio, en octubre del 2000 (6.15 y 5.62 mg/L de fósforo total, respectivamente),
aunque en casi todos los puntos se obtuvieron concentraciones superiores a 1 mg/L, lo cual es demasiado alto
para aguas naturales. Por ejemplo, en 1991-1992, Basterrechea encontró valores entre 0.009 y 0.057 mg/L
de fósforo total, lo cual indica que el río Las Vacas presenta una contaminación por fósforo total mayor que el
río Polochic en esa época, en un factor de 100 (Comisión Nacional del Medio Ambiente ). Valores posteriores
reportados por Dix et al en 1998 (Dix, A. et al. 1999), en el río Polochic, mostraron concentraciones de
fósforo total superiores a 1 mg/L.
La necesidad de una urgente necesidad de instaurar el manejo de las cuencas de los ríos Las Vacas y
Motagua, queda evidenciada por los resultados obtenidos en el presente trabajo en conjunto con los
obtenidos en recientes estudios sobre la presencia de plaguicidas en el río Motagua, que indican
concentraciones relativamente elevadas de plaguicidas organofosforados y organoclorados, así como de
cipermetrina, inclusive, en el agua de abastecimiento municipal de las poblaciones en la cuenca del río
118
Motagua (Knedel, W. et al. 1999). Si bien el río Motagua presenta un caudal suficiente para cubrir la
demanda de agua para diferentes usos en la cuenca, la contaminación del agua del río representa un
obstáculo para el desarrollo socioeconómico de la región.
Conclusiones
El río Las Vacas tiene un impacto negativo sobre la calidad del agua del río Motagua, ya que
posteriormente a la unión de los ríos, los niveles de los parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos del río
Motagua se elevan considerablemente al compararse con los obtenidos antes de la unión de los ríos. Esto
representa un riesgo para los pobladores de la cuenca del río Motagua que hacen uso de sus aguas para
consumo humano, riego, recreación, así como para la biodiversidad de la cuenca, al alcanzarse niveles de
contaminación, nocivos para la vida acuática. Por otra parte, el agua del río Las Vacas presenta
características de Demanda Química de Oxígeno y Demanda Bioquímica de Oxígeno, propias de un agua
residual y no de agua de río, ya que en varios sitios de muestreo se superaron los límites máximos permisibles
para DQO y DBO establecidos por el Reglamento de Requisitos Mínimos y sus Límites Máximos Permisibles de
la contaminación para la descarga de aguas servidas.
Los sitios más contaminados en e río Las Vacas de acuerdo a los parámetros medidos en este estudio,
fueron los sitios ubicados en San Antonio Las Flores, Chinautla y el sitio cercano al Hospital Las Piedrecitas.
Las concentraciones de fósforo total encontradas en el río Las Vacas, indican que hace falta un
adecuado manejo de la cuenca del río, ya que presentaron niveles muy superiores a criterios de calidad para
aguas naturales, así como también, muy superiores a los encontrados en estudios efectuados en otros ríos
altamente contaminados por manejo inadecuado de cuencas, como el río Polochic. El manejo adecuado del
recurso hídrico en las cuencas de los ríos Las Vacas y Motagua, permitiría cubrir la demanda de agua para
diversos propósitos en la zona más árida del país, sin riesgos elevados para los consumidores, lo cual sería un
factor importante para elevar el nivel de vida de los habitantes de dichas cuencas.
Agradecimientos
Se agradece al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por el financiamiento del Proyecto 82-99,
“Caracterización Fisicoquímica y Bacteriológica de las aguas del río Las Vacas”, así como a las autoridades de
la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia, por el cofinanciamiento del estudio. Al señor Luis Sandoval,
Anahí Sandoval y a Karina Piérola, por su colaboración prestada en los muestreos, manejo de datos y trámites
administrativos, respectivamente.
Referencias
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municipales en América Latina y el Caribe. Publicación conjunta del Banco Interamericano de
Desarrollo y la Organización Panamericana de la Salud. División de Medio Ambiente y Desarrollo
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18th Edition. American Public Health Association. Washington D.C.
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Basterrechea, M et al. Marzo de 1993. Calidad del Agua del Lago de Izabal y Principales Tributarios. Informe
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Dix, A. et al. Guatemala, 1999. El Impacto de la Cuenca del Río Polochic sobre la Integridad Biológica del lago
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Knedel, W. et al. Guatemala, 1999 "Estudio de los niveles de residuos de plaguicidas en las cuencas de
119
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Quiroz, J. 1995. Análisis Económico de la Contaminación de Aguas en América Latina. Publicación conjunta
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Villar Anléu, L. La Flora Silvestre de Guatemala. Guatemala, 1998. Editorial Universitaria.
San Carlos de Guatemala.
120
Universidad de
DESARROLLO DE UNA METODOLOGÍA ENTRÓPICA PARA LA GESTIÓN INTEGRADA DE
CUENCAS HIDROLÓGICAS
Antón, D.1, Díaz-Delgado, C.2 y Quentin, E.2
Investigador invitado, 2Profesor investigador, Centro Interamericano de Recursos del Agua, F.I.,
Universidad Autónoma del Estado de México (CIRA-UAEM, México),Cerro de Coatepec, Ciudad Universitaria,
Toluca, Estado de México, c.p. 50130. , e-mail: [email protected]
1
Palabras clave: Gestión integrada, Cuencas hidrológicas, Entropía, Calidad del agua, Valor del agua.
Resumen
"Calidad del agua" es un concepto complejo que puede incluir aspectos físico-químicos, ecológicos,
socio-económicos, culturales y de aptitud de uso. Puede haber aguas de buena calidad para verter en un río,
que no lo sean para suministrar agua potable. En este carácter "relativo" de la noción de calidad estriba la
dificultad para establecer criterios consistentes para su determinación. Por ello, se ha buscado un
denominador común que permita definir la calidad en términos simples y comparables.
Es posible afirmar que el ciclo hidrológico se basa en el influjo de energía, que da lugar al
calentamiento, evaporación, ascenso, condensación, precipitación y flujo superficial y subterráneo del agua.
En el transcurso de estos procesos, el agua disuelve o arrastra sales y partículas, e incorpora organismos vivos
y materia orgánica. Estos procesos pueden ser explicados a través de las leyes de la termodinámica : la
primera, referente a la conservación de la materia y la energía, y la segunda, también llamada la ley de la
entropía.
Con base en dichos principios, se ha procurado establecer un conjunto de criterios e índices comparables
que tengan en cuenta la energía efectiva contenida en el agua, y/o aquella necesaria para obtener aguas
aptas para los diferentes tipos de usos. Una vez desarrollados los criterios e índices, se definieron patrones
físico-químicos y biológicos para determinar la magnitud de degradación entrópica alcanzada, y la energía
necesaria para devolverla a la condición original, o bien para destinarla a otro uso en función de la demanda y
volumen de agua requerida.
Key words : Integrated management, Watersheds, Entropy, Water quality, Water value.
Abstract
"Water quality" is a complex concept that can include physico-chemical, ecological, socio-economical
and cultural aspects, as well as type of use required. There can be waters with a quality good enough to
discharge it into a river, but not for providing potable water. With this "relative" nature of the quality notion,
the difficulty lies in the establishment of consistent criteria for its determination. For that reason, a common
denominator has been sought to make possible to definition of quality in simple and comparable terms.
It is possible to affirm that the hydrological cycle is based on the energy influence, that generates the
heating, evaporation, ascension, condensation, precipitation, surface and groundwater flow. In the course of
these processes, the water dissolves or drags salts and particles, and incorporates living organisms and
organic matter. These processes can be explained through the laws of thermodynamics : the first one,
referred to the conservation of matter and energy, and the second one, to the law of entropy.
Based on these principles, it has been tried to establish a set of criteria and comparable indices that
consider the effective energy contained in the water, and/or the necessary one to obtain waters that are apt
for different types of uses. Once these criteria and indices had been developed, physical-chemical and
biological patterns were defined to determine the magnitude of the entropic degradation reached, and the
energy required to bring it back to the original condition, or to destine it for another use based on the demand
and volume of required water.
Introducción
121
Atribuir valor a los recursos naturales es una tarea ardua y difícil. En primer lugar, porque la medida que
se utiliza generalmente para su ponderación es de tipo monetaria y el dinero y la naturaleza se gobiernan por
distintas leyes. Como decía muy bien Soddy (1926), el dinero se rige por las leyes de las matemáticas,
mientras que la naturaleza se rige por las leyes de la fisica. La matemática permite que las cantidades se
incrementen de acuerdo con la regla del interés compuesto, y otras análogas, mientras que la física está
regida por la segunda ley de la termodinámica: la degradación entrópica. Esta dicotomía fundamental explica
la dificultad que existe para la valoración monetaria de los bienes y elementos naturales.
La cantidad de agua que existe en la Tierra se mantiene relativamente estable. En términos abstractos,
este volumen parece ser más que suficiente para satisfacer todas las necesidades humanas actuales y del
futuro cercano. En los hechos, las cantidades disponibles son mucho menores. En primer lugar, porque la
función natural de las aguas no es su uso exclusivo por las sociedades humanas. El agua es también sustento
principal de todos los ecosistemas existentes en el planeta. Ello determina que para utilizar el agua sin causar
daños a la naturaleza, y por ende indirectamente a las sociedades humanas, hay que tener en cuenta los
ciclos bío-hidrológicos. Por esa razón, el uso de agua está limitado por las necesidades de las configuraciones
específicas de los ecosistemas locales, regionales y globales.
En los hechos, el problema principal que los seres humanos están experimentando con el agua es sobre
todo de calidad y en mucho menor grado de cantidad. La degradación entrópica causada por el consumo
humano afecta intensamente la calidad del agua, y en menor grado los volúmenes.
La cuestión consiste en que el reciclado natural producido por la energía solar (evaporación, fotosíntesis)
no alcanza para purificar todas las aguas residuales que se producen continuamente en todo el planeta, en
otras palabras, las sociedades contemporáneas están convirtiendo el mundo de aguas naturales
en un mundo de aguas residuales.
Debido a los crecientes volúmenes de aguas residuales de origen humano, que además se concentran
en áreas relativamente reducidas, los procesos de reciclado natural resultan insuficientes para lograr su
purificación. En cierta medida se busca corregir esa situación a través de la instalación de plantas o sistemas
de tratamiento de diverso tipo. Los procesos de tratamiento se realizan utilizando directa o indirectamente,
voluminosas cantidades de combustibles fósiles. Es evidente que los combustibles fósiles son energía solar
del pasado, acumulada en volúmenes finitos. Cuando se acaben el petróleo, el gas y el carbón, nos
volveremos a quedar con la única fuente realista de energía renovable: la radiación solar.
Esto conduce directa y lógicamente al tema que central de la investigación: el del valor del agua. En
general, lo que da valor al agua es sobre todo su calidad. Las aguas de ciertas calidades (por ejemplo tóxicas)
pueden tener valor definible como “negativo”, pues exigen grandes cantidades de energía para ser eliminadas
o tratadas para su ulterior utilización, mientras que otras aguas que no requieren ningún tratamiento pueden
tener gran valor. En otras palabras, lo que le da valor al agua es sobre todo la “calidad en cantidad”, y más
precisamente, los volúmenes de una cierta calidad. Por esa razón, se ha propuesto el desarrollo de una
metodología para analizar la disponibilidad y aptitud de uso de las aguas, y al mismo tiempo, proporcionar un
índice rápido para la toma de decisiones en el campo de la gestión hídrica.
Criterios e índices para establecer la calidad del agua
La determinación de la calidad de agua se refiere en general a la aptitud que tiene para su utilización
en actividades económicas y sociales. En términos cualitativos, las aguas de mayor calidad son aquellas que
poseen un tenor bajo en sales o gases disueltos, que no tienen microorganismos patógenos, con niveles muy
bajos de materia orgánica y con pocas o ninguna partícula en suspensión. Las aguas con estas características
son apropiadas para el consumo humano. Existe n diversos índices de calidad del agua, generalmente
calculados a partir de las concentraciones de sales y contaminantes de diverso tipo en la misma. La Comisión
Nacional del Agua (CNA, México) ha usado un índice que varía de 0 a 100, en donde 0 es la peor calidad. La
calidad se calcula a través de la siguiente ecuación:
122
Donde: I: Índice de calidad general; Ii: Índice de calidad del parámetro considerado; Wi: Valor de importancia
relativa del parámetro considerado. La importancia relativa que se adjudica a los parámetros se muestra en la
Tabla 1.
Tabla 1. Importancia relativa de los parámetros de calidad del agua
-
1.0
s
6-
suspendidos
Sólidos
disueltos
7-
Coductividad
eléctrica
- Dureza total
10- N Nitratos
11- N
amoniacal
12- Fostatos
totales
2.0
1.0
1.0
2.0
2.0
2.0
13- Cloruros
14- Oxígeno
disuelto
15- DBO
16- Coliformes
totales
17- Coliformes
fecales
18- Detergentes
0.5
5.0
5.0
3.0
4.0
3.0
La calidad del agua es también determinada de acuerdo con normas oficiales de los gobiernos que
establecen los límites máximos permisibles de contaminantes en las aguas para diferentes usos (consumo,
riego, descargas en aguas naturales, etc).
Las aguas residuales industriales son también definidas de acuerdo con su contenido en los diversos
contaminantes presentes. Se han establecido varios índices para definir el grado de contaminación, uno de
ellos, es el chimiotox, o factor de ponderación tóxica (Ftox) el cual fue establecido por el Plan d'action St
Laurent de Quebec, Canadá. La ecuación para calcularlo es la siguiente:
Donde: Ftox i : el factor de ponderación tóxica del parámetro i; 1 mg/l:una referencia arbitraria; CPSi :el criterio
de calidad del agua más sensible del parámetro i.
Con base en la ecuación precedente se calcula la unidad chimiotox o UCi: UCi = Cargai x Ftox i. Luego
se suman las unidades chimiotox de cada contaminante para definir el índice chimiotox (IC) y así conocer la
carga de contaminantes de un efluente, y por ende, la calidad del agua correspondiente. Los índices antes
señalados son específicos para cada tipo de agua y no son aplicables de modo general a todas las aguas.
Otra forma de encarar el problema es a través de la definición de indicadores ambientales que en
forma indirecta proporcionan la información requerida. Los indicadores son variables o valores derivados de
variables, que proveen información acerca de un fenómeno (Barrios Ordóñez y González Mora, 1999).
Las variables utilizadas por los autores antes mencionados son DBO5 (demanda bioquímica de
oxígeno), N-NH3 (nitrógeno amoniacal), OD (oxígeno disuelto) y CF (coliformes fecales). Este enfoque facilita
el análisis, aunque de todos modos tan sólo proporciona elementos acerca del efecto de los procesos de
degradación hídrica sin dar una idea integral de los ciclos energéticos y entrópicos que tienen lugar en los
123
sistemas hídricos.
Justificación de un instrumento de análisis entrópico del agua
Cuando llega el momento de la toma de decisiones en materia hídrica, los tomadores de decisión,
deben hacer frente a una amplia gama de datos y elementos de la realidad, que incluyen aspectos
geográficos, geológicos, ecológicos, hidrológicos, socio-culturales y tecnológicos. A éstos se agregan los
índices de calidad del agua o indicadores, cuya lectura no es siempre sencilla.
En materia hídrica, como en otros campos análogos, las decisiones finales suelen ser de tipo político,
y en la mayor parte de los casos su elemento definitorio es de orden económico.
Ahora bien, en los análisis económicos que llevan a la adopción de políticas de aguas, la evaluación
del “valor” del recurso toma en cuenta solamente los aspectos de valor monetario. Para agravar esta situación
en muchos casos se considera que el agua es un recurso inagotable, bastando construir suficientes bienes de
capital, tales como presas o baterías de pozos, para obtenerla. En los hechos, se desconoce la pérdida de valor
resultante de su utilización, y por ende del costo, requerido para devolverle a un valor que permita su
reutilización. En la medida que se pueda asignar un valor “natural” al agua, expresado en un índice único que
exprese el grado de degradación entrópica, más fácil ha de ser realizar un análisis y toma de decisión sobre
bases ciertas y firmes.
Teoría de la gestión de aguas: La gestión entrópica
El concepto de entropía
La entropía es un concepto complejo, que busca describir la dirección natural de los procesos físicos
en el universo. Éstos tienden a darse desde ordenado a lo desordenado, de lo heterogéneo a lo homogéneo.
La energía concentrada en un lugar del espacio tiende a difundirse en todas direcciones. Localmente dicha
difusión puede verse obstaculizada por otras fuerzas físicas, como la atracción gravitacional. Estas barreras a
la difusión global de la energía producen sistemas casi cerrados que constituyen ámbitos circunscriptos donde
actúa la ley de la entropía. Si los cuerpos celestes no emitieran ni recibieran energía (o su versión
concentrada: la materia) se podrían considerar como sistemas cerrados y para estos casos se podría aplicar la
Segunda Ley de la Termodinámica cuyo enunciado sostiene: “La entropía de un sistema cerrado nunca
disminuye y cada vez que es posible aumenta”. En la realidad el único sistema totalmente cerrado es el
universo entero, y es a él que se aplica el concepto antes mencionado.
El concepto de entropía también se aplica a los sistemas abiertos (o semiabiertos). Del mismo modo,
éstos tienden a desordenarse y uniformizar su materia y niveles de energía. Debido a su carácter abierto,
pueden experimentar procesos locales de disminución de la entropía que se explican por un aumento de la
entropía en otro lugar. El balance general es un incremento de la entropía. La evolución geológica de la Tierra
es el resultado de la interferencia de dos tendencias entrópicas, la del Sol que en su maduración difunde y por
ende “comparte” su energía, y la de la propia Tierra que, en forma similar, aunque menos intensa, está
irradiando continua y a veces insensiblemente su caudal energético. Esta radiación se manifiesta claramente
a través de los volcanes, lavas y otros fenómenos efusivos, o en forma menos visible a través del flujo de
energía desde el interior del planeta en dirección al espacio. Desde el punto de vista práctico, la entropía se
manifiesta en un conjunto de fenómenos físicos que, dadas las condiciones apropiadas, tienen lugar en una
única dirección.
El valor entrópico del agua
El volumen de agua del planeta es finito pero su potencial teórico para el uso es ilimitado. Lo que en
verdad está acotado es la rapidez del flujo. Éste depende sobre todo de la energía, y la energía disponible en la
superficie de la Tierra es limitada, casi enteramente suministrada por la radiación solar. Otro factor limitante a
largo plazo es la irreversibilidad final de su degradación entrópica, que si bien se expresa sobre todo a escalas
temporales muy grandes, puede ser acelerada a través de la intervención humana.
124
El valor entrópico del agua es en realidad su valor evaluado en el marco de la evolución entrópica
de la vida en el planeta. Se trata de un valor que disminuye a medida que aumenta la entropía, y que por ende
podría denominarse con más rigor: valor “anti-entrópico”. Como los seres humanos consideran que la
entropía es en los hechos una desvalorización de los recursos, utilizaremos la expresión valor entrópico para
definir la ausencia de desvalorización, o dicho de otro modo, la ausencia de entropía.
El valor entrópico del agua se relaciona con la energía consumida / utilizada para llevar al líquido a un
estado de menor entropía que se busca establecer. En ese sentido, el valor entrópico está dado por la energía
requerida para obtener una determinada calidad de agua a partir de un nivel de referencia.
En los sistemas naturales el mayor valor entrópico se logra a partir de la condensación del vapor de
agua de la atmósfera en las nubes y su precipitación a través de las lluvias, de la nieve o del granizo. La caída
del agua, tanto como su escurrimiento posterior rumbo a niveles menores de energía potencial, implica un
aumento de la entropía y por ende una pérdida del valor entrópico del recurso.
Luego de precipitada, el agua de lluvia se escurre y/o infiltra, y en su flujo disuelve e incorpora
sustancias dando lugar a pérdidas adicionales de valor entrópico. Al mismo tiempo que fluye, el agua se
transforma, cada vez más, en un medio adecuado para el desarrollo de organismos vivos. La funciones
fisiológicas fotosintéticas pueden producir, localmente, una valorización entrópica del recurso, mientras que
el resto de las funciones metabólicas tienden a disminuir el valor. El efecto acumulado de estos procesos lleva
a una aumento de la entropía del agua, y por ende a su desvalorización entrópica. Por otro lado, el uso
humano del agua es un factor que acelera el deterioro creciente de su valor, que se agrega a la degradación
debida a procesos naturales.
La agricultura de irrigación, tipo de uso hídrico mayor, cuando se considera en términos de volumen,
utiliza aguas de una cierta calidad y las regresa al medio natural con una calidad menor. La pérdida de valor
debido a la agricultura depende de las prácticas y sistemas de irrigación utilizados. En algunos casos, se utiliza
agua de alta calidad (mayor valor entrópico) y se vierte muy contaminada por agroquímicos o sales (menor
valor entrópico). En ese caso, la pérdida de valor es muy grande. En otros, se usa agua de menor calidad, y se
vierte al medio sin sustancias químicas ni sales (p.ej. en el caso de la agricultura orgánica). En esta situación la
degradación puede ser relativamente escasa.
Las ciudades, en cambio, a pesar de consumir menos agua que la agricultura, tienden a ser grandes
degradadoras del agua. En su mayor parte, toman el agua de la naturaleza, la someten a ciertos tratamientos
de potabilización (que consumen energía), elevando su valor entrópico, y luego la arrojan al medio cargada
de numerosos contaminantes. El reuso de las aguas residuales urbanas, que significa elevar nuevamente el
valor entrópico, requiere grandes cantidades de energía, que muchas veces están fuera del alcance de las
sociedades en cuestión.
Por su parte, las actividades industriales tienen en general, aunque no siempre, intensos efectos
nocivos sobre los recursos hídricos. Estos son variables de acuerdo al tipo de actividad y tecnologías de
producción utilizadas. De todas maneras, como regla general, el potencial de degradación del agua de la
actividad industrial es muy grande.
A pesar que el efecto final de la utilización humana del agua es la reducción del valor entrópico, en
muchos casos, en las etapas previas a su utilización, se pueden realizar “tratamientos” que, si bien consumen
energía, dan lugar a un aumento temporario del valor entrópico que la hacen apta para ser utilizada con el fin
propuesto.
En los hechos se han aplicado diversas metodologías para calcular el valor de la calidad del agua.
Como señalan Kneese y Bower (1968), las pautas de calidad requeridas no pueden ser establecidas
meramente en términos económicos, pues los beneficios directos o indirectos de una determinada calidad de
agua son difíciles de calcular en forma precisa. Si bien un método basado en el valor entrópico tampoco puede
ser fácilmente expresado en términos cuantitativos, ofrece un instrumento para definir, aunque sea
cualitativamente, las escalas de valor requeridas para la formulación de estrategias apropiadas para optimizar
la utilización de los recursos hídricos disponibles.
125
El ciclo energético del agua
Tabla 2. Lista de fenómenos y procesos del ciclo energético- hidrológico
Fenómenos y procesos
Condensación del vapor de agua
atmosférico
Caída de precipitaciones
Evaporación durante la caída
Impacto de las precipitaciones
Evaporación asociada a la intercepción vegetal
Infiltración
Escurrimiento
Erosión y transporte de materiales en suspensión
Disolución y transporte de sales disueltas
Evaporación directa de las aguas continentales
Transpiración (biológica)
Fotosíntesis (desarrollo organismos autótrofos)
Metabolismo de organismos autótrofos
Descomposición y metabolismo de organismos
heterótrofos
Evaporación oceánica
Ascenso convectivo
Calentamiento geotérmico
Ascenso hidrotermal y volcánico
Comportamiento energético asociado al fenómeno/
proceso
Absorbe
Símbolo
Liberación de energía potencial, cinética
Absorción de energía
Liberación de energía
Absorción
Libera energía potencial
Libera energía potencial, cinética
Libera energía potencial y cinética
Absorción y liberación de energía química, liberación de
energía potencial
Absorción
Absorción
Absorción
Liberación de energía química/ térmica
Liberación de energía química/ térmica
P
Ep
I
Ei
In
es
et
Dt
Absorción
Absorción
Absorción
Absorción
Eo
Ac
Cgt
Ahv
Cva
Ed
T
F
M
D
Una forma de presentar el ciclo hidrológico es a través de los intercambios de energía que se
producen en los diferentes procesos por los cuales el agua cambia de estado, de propiedades físicas o
químicas, o de posición en el espacio. La mayor parte de la energía consumida en el ciclo hídrico proviene
(directa o indirectamente) de la radiación solar. Sin embargo, existe una proporción menor que proviene de
fuentes geotérmicas, dando lugar al calentamiento de las aguas subterráneas, y de ciertos manantiales
hidrotermales. En la Tabla 2 y la Figura 1 se presenta una lista de los fenómenos y procesos del ciclo
energético- hidrológico.
Los sistemas naturales de reciclado
Todas las aguas residuales que no son recicladas artificialmente se integran al ciclo hidrológico y
quedan sometidas a los sistemas naturales de reciclado. Éstos se basan fundamentalmente en la acción solar,
ya sea directamente a través de la evaporación y posterior condensación, o indirectamente, a través del
filtrado que ocurre en ciertas formaciones geológicas debido a la acción de la gravedad, o de las
modificaciones producidas por la vegetación.
La capacidad planetaria de reciclado natural del agua es limitada, tanto local como globalmente. A
nivel local, las aguas suelen permanecer durante un cierto tiempo con sus condiciones de calidad deteriorada,
hasta ser evacuadas al mar o evaporadas, reintegrándose, más tarde, en ambos casos, al sistema natural bajo
la forma lluvias, nieves y granizos.
A nivel global, las aguas residuales no tratadas tienden a diluirse en océanos, mares y lagos,
incorporándose a éstos y disminuyendo su calidad. Este proceso es claramente visible en la cercanía de las
costas en donde las características de las aguas marinas se ven sensiblemente deterioradas por los aportes de
ciudades e industrias. Las aguas del mar son aguas superficiales de gran entropía (y por lo tanto con bajo
valor entrópico). Este valor natural, ya reducido, se ve disminuido aún más por la acción humana.
A medida que los mares y atmósfera tienen mayores dificultades para “digerir” los caudales
crecientes de aguas residuales humanas, la calidad general del agua planetaria disminuye, se hace más difícil
la eliminación de la carga de contaminantes, y la vida marina se ve crecientemente afectada.
126
Figura 1. Diagrama del ciclo energético - hidrológico
Criterios de clasificación
Para clasificar el agua de acuerdo con su valor entrópico se ha usado una serie de criterios, que se
relacionan a la vez con procesos de tipo entrópico y con los requerimientos de energía necesarios para llevar
las aguas desde los niveles inferiores (de menor valor entrópico) a otros superiores. En algunos casos, cuando
los procesos son irreversibles, está “elevación” de nivel entrópico puede no ser factible.
Los principales criterios utilizados son los siguientes:
El valor entrópico tiende a declinar a medida que el agua desciende, liberando energía potencial. El agua de
las nubes o de las montañas es más valiosa que la de los ríos, del mar o de los acuíferos de llanura;
También disminuye al incrementarse la concentración de sustancias disueltas, por ejemplo sólidos. El agua
“dulce” con pocas sales tiene mayor valor entrópico que las aguas salobres, y éstas a su vez mayor
valor que las aguas del mar y las salmueras;
El valor entrópico baja al aumentar los organismos heterótrofos (no fotosintéticos). Los fotosintéticos tienen
el efecto inverso durante el tiempo que actúa la función fotosintética. También disminuye el valor
entrópico al aumentar la concentración de materia orgánica. Luego de un cierto umbral, el aumento
de la entropía (consecuentemente disminución de su valor entrópico), puede llevar a la reducción e
incluso desaparición de los procesos vitales y materia orgánica;
El valor entrópico desciende al crecer la contaminación de las aguas (toxicidad para las diferentes formas de
vida).
Las causas que pueden disminuir la calidad del agua son variadas, algunas son naturales y otras se derivan del
tipo de utilización. Por esa razón, puede haber aguas con características muy diferentes que estén
clasificadas al mismo nivel. La razón es que todas ellas requieren cantidades comparables de energía
para ser llevadas a los niveles de referencia.
127
En la Tabla 3 se presentan los diferentes tipos de aguas clasificadas de acuerdo con su valor, así como
la utilización posible, su posición geológica y la presencia de vida.
Adjudicación de valor entrópico
Para calcular el valor entrópico se propone un método mixto, cualitativo - cuantitativo. En primer
lugar se adjudican valores entrópicos a las aguas de acuerdo a los criterios antes mencionados, otorgando 10
al valor entrópico máximo (aguas de las nubes altas, recién condensadas), y 0 a las aguas marinas de
salinidad media no contaminadas. Los valores intermedios se asignan combinando diversos criterios
cuantitativos y cualitativos. Los valores negativos se adjudican a las aguas hipersalinas o altamente
contaminadas. Para calcular el valor entrópico se propone utilizar la siguiente ecuación:
Donde: VE: es valor entrópico; NE: es el nivel entrópico (definido cualitativamente); Mc: son las
megacalorías requeridas para evaporar 1 m3 de agua a 15º C de temperatura y a la presión del nivel del mar.
De acuerdo con la ecuación anterior los diferentes niveles entrópicos corresponderían a los valores
presentados en la tabla 4.
Parámetros para definir los niveles de valor entrópico
La disminución del valor entrópico es un fenómeno natural que ocurre a partir del momento en que el
vapor de agua se condensa formando nubes, y especialmente cuando se precipita al suelo. En ese momento
las aguas comienzan a fluir perdiendo energía potencial, aumenta la salinidad, y se carga de organismos y
materia orgánica. El proceso suele ser revertido local y temporalmente, por ejemplo, debido a la acción
fotosintética de las algas u otras plantas, por el filtrado del agua en ciertas formaciones apropiadas, o a la
interacción de éstos u otros factores. Esto último ocurre en los casos en que la salinidad es demasiado
elevada, o alguna otra condición físico-química como el pH o la temperatura, general condiciones limitantes
para la vida. La tendencia general en las condiciones habituales de los paisajes terrestres es hacia el aumento
de la salinidad y del contenido en materia orgánica.
Por esa razón se puede medir la calidad entrópica a través de una escala mixta con base en los sólidos
disueltos (TSD) y/o en la demanda bioquímica de oxígeno (DBO).
Normalmente, el uso antrópico del agua produce una aceleración de estos procesos y por ende es
posible utilizar el mismo método para evaluar la calidad de los residuos líquidos.
La mayor parte de las aguas residuales domésticas están cargadas de materia orgánica y organismos
descomponedores (p.ej. bacterias y protozoarios), y normalmente poseen tasas de sólidos disueltos
(salinidad) mayores que las aguas originales. En esos casos, los niveles de TSD y DBO suministran una buena
medida del cambio de la calidad.
Los niveles de DBO admisibles (en mg/l), de acuerdo con las Normas Oficiales Mexicanas, para aguas
vertidas a los cuerpos de aguas naturales han de ser inferiores a 150 en el agua fluvial destinada a irrigación,
75 en la de uso urbano, 30 en los ríos destinados a protección de la vida acuática, 75 en las aguas costeras
dedicadas a la recreación y nulos en las aguas potables.
Sin embargo, hay ciertas aguas residuales, particularmente de origen industrial, cuya toxicidad
puede impedir la vida de los organismos. En esos casos el DBO no es una medida adecuada para determinar
la materia orgánica no biodegradable (hidrocarburos, amoníaco, grasas) y puede ser sustituido por la
Demanda Química de Oxígeno (el DQO).
128
En ciertas situaciones se agregan otros procesos de disminución del valor entrópico, que son
difícilmente cuantificables a través de la DBO o de la DQO. Son los casos en donde la presencia de metales y
de otros contaminantes potencialmente tóxicos están en suspensión o en solución en el agua.
Allí puede ser necesario agregar un parámetro adicional compuesto (metales y otros contaminantes:
MOC) donde se incluyen las concentraciones de metales (p.ej. Zn, Cu, Pb, Hg, Cd, Cr, Ni, Fe y Al) y de otras
sustancias tóxicas (arsénico, cianuro, fenoles, etc). En las Tablas 5, 6, 7 y 8 se presentan las concentraciones
correspondientes a cada uno de los niveles entrópicos.
Tabla 3. Nivel entrópico de las aguas
Nivel
entró
pico
10
9
8
7
6
5
4
Aguas naturales
Aguas
Aguas
superficiales,
subterráneas
atmosféricas
Nubes altas,
recién
condensadas
Nubes bajas, lluvia,
nieve
Manantiales,
torrentes de
montañas
Cursos altos de
Napas
ríos, lagos de
hipodérmicas de
montaña
agua dulce
Cursos medios de
Napas
ríos, lagos medios, hipodérmicas,
emisarios de
acuíferos poco
ciertos humedales profundos no
contaminados
Cursos bajos de
río, lagos de
llanura, humedales
oxigenados
Agua
subterránea
profunda dulce.
Poco profunda
ligeramente
salobre.
Utilización
del agua
natural
Agua
destilada
Aguas para
riego
Aguas para
riego
Aguas para
riego
1
Agua
Lagos y humedales subterránea
eutrofizados
profunda
Lagos salobres
ligeramente
salobre; aguas
poco profundas
salobres
Mares y lagos
Agua
salados
subterránea
salada.
Aguas para
lavado
Aguas
balnearias
0
Salmueras
0a-5
< -5
Salinas
Salmueras
subterráneas
Producción
de sal
Yacimientos de
sal
Producción
de sal
industrial
Posición geológica
Presencia de vida
Atmosférica, elevada
Agua
potable
Aguas
termales
3
2
Aguas
residuales o
contaminadas
Lluvia
moderadament
e ácida
Lluvia muy
ácida
Organismos muy
escasos, pocos
nutrientes
Atmosférica, baja
Organismos escasos,
pocos nutrientes
Cimas, cabeceras
Organismos de
valles
abundancia escasa a
intermedia
Zonas montañas,
Organismos de
sierras, colinas elev.,
abundancia
mesetas
intermedia
Zonas de colinas,
Organismos
sierras bajas, subsuelo abundantes
de poca profundidad
Organismos muy
abundantes en ríos y
Llanuras, colinas bajas lagos, localmente
Drenajes de
subsuelo
exceso de nutrientes.
riego, agua
medianamente a muy Vertidos de aguas de
residual tratada profundo.
riego pueden
provocar procesos de
eutroficación.
Drenajes de
riego, agua
residual
parcialmente
tratada
Vertidos
urbanos e
industriales
medios
Zonas bajas, áridas,
subsuelo de
profundidad variable
Vertidos
urbanos e
industriales
altamente
contaminados
Vertidos
industriales de
alta toxicidad
Salmueras
subterráneas
129
Nivel del mar, zonas
continentales
deprimidas, subsuelo
de profundidad
variable
Yacimiento de sal
Organismos muy
abundantes en los
lagos salobres. Los
vertidos de aguas de
riego pueden
provocar procesos de
eutroficación.
Organismos muy
abundantes en mares
y lagos, escasos en
vertidos urbanos.
Los vertidos urbanos
provocan frecuentes
procesos de
eutroficación.
Escasos organismos
debido a la toxicidad,
procesos de
eutroficación posibles
localmente
Ausencia de
organismos
En la Tabla 5, se detallan las concentraciones máximas permisibles de metales y otros contaminantes
para que las aguas puedan ser descargadas en los sistemas de alcantarillado urbano o municipal de acuerdo a
las normas mexicanas. En la Tabla 6, se presentan las concentraciones máximas permitidas para que las
aguas puedan ser vertidas en cuerpos de agua naturales y en la Tabla 7, se incluyen las concentraciones
máximas permisibles para agua potable. Los niveles de TSD, DBO, DQO y MOC aproximados propuestos
para cada tipo de calidad entrópica del agua son presentados en la Tabla 8.
A estas calificaciones hay que agregar las condiciones de energía potencial, relacionadas con la
posición gravitacional del agua considerada. Ésta se expresa en altura en metros sobre el nivel de base local
de la cuenca. Ésta puede ser positiva en el caso de las aguas superficiales y las aguas subterráneas más
elevadas, o negativa en las aguas subterráneas más profundas.
A medida que el agua desciende en su nivel de valor entrópico resulta más oneroso, desde el punto de
vista de la energía requerida, regresarla a las condiciones óptimas de uso. El agua salada puede ser
desalinizada natural o artificialmente, en ambos casos se requiere energía.
Las aguas con mayor DBO o DQO pueden “purificarse” como resultado de procesos naturales
(basados en la energía solar) o tratarse artificialmente en plantas apropiadas, cuya operación también
requiere energía. La “purificación” biológica o química de las aguas que contienen metales u otras sustancias
tóxicas análogas, en cambio, puede dar lugar a acumulaciones tóxicas en la biota, en los suelos y / o en
sedimentos. Estas aguas pueden ser tratadas y, consecuentemente, las concentraciones de metales o
sustancias tóxicas pueden ser reducidas. De cualquier manera, los procesos requeridos para lograr una
descontaminación significativa suelen entrañar un costo energético prohibitivo.
Finalmente, como resultado del flujo gravitacional (pérdida de energía potencial) el agua también se
“encarece” energéticamente, pues para su utilización hay que “elevar” fisicamente el agua a los sitios de
consumo con el consiguiente aumento del costo.
Relación aproximada entre el valor entrópico, la DBO y la DQO
Se ha procurado establecer una relación entre el Nivel Entrópico, el Valor Entrópico calculado por
medio de la ecuación previamente presentada, y las DBO y DQO que se observan en las aguas naturales y/o
residuales. Dicha relación es aproximada, pero permite presentar en términos cuantitativos los diferentes
niveles y valores. En la Tabla 9, se presentan las equivalencias propuestas entre dichos niveles y parámetros.
Costo energético
El costo energético requerido para elevar la calidad del agua de un nivel a otro varía de acuerdo con el
Tabla 4 Valor entrópico correspondiente para cada nivel entrópico.
Nivel entrópico
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
0 a –5
< -5
Valor entrópico correspondiente
1.00
0.99
0.96
0.91
0.84
0.75
0.64
0.51
0.36
0.19
0
-0.21 a -2.25
< -2.25
130
tipo de degradación entrópica que han sufrido las aguas y con la tecnología utilizada. En los ambientes
naturales el reciclado se produce naturalmente y el gasto energético es la energía solar radiante requerida
para evapotranspirar u oxigenar las aguas degradadas llevándolas al nivel de referencia. En los sistemas
artificiales el reciclado o potabilización tiene lugar mediante el tratamiento de las aguas utilizando varios
métodos y fuentes de energía. El gasto energético para evaporar agua de los cuerpos de agua naturales a una
temperatura ambiente de 20° C es de 600,000 kcal por m3 .
Tabla 5. Límites permisibles de metales y otros contaminantes en las descargas de aguas residuales a los
sistemas de alcantarillado urbano o municipal (MOC, promedio diario, en mg/l);
Metales
Máximo tenor permitido
(mg/l)
9.0
15.0
0.75
0.75
1.5
6
0.015
Zinc
Cobre
Cadmio
Cromo hexavalente
Plomo
Níquel total
Mercurio
Otros contaminantes
Arsénico total
Cianuro total
Grasas y aceites
0.75
1.5
75
Fuente: Norma Oficial Mexicana NOM-002-ECOL-1996
Tabla 6. Límites permisibles de metales y otros contaminantes en las aguas residuales tratadas que se+
descarguen en ríos, para protección de la vida acuática (MOC, promedio diario, en mg/l);
Metales
Máximo tenor permitido
(mg/l)
20
6
0.2
1
0.4
4
0.01
Zinc
Cobre
Cadmio
Cromo total
Plomo
Níquel total
Mercurio
Otros contaminantes
Arsénico total
Cianuro total
0.2
2
Fuente: Norma Oficial Mexicana NOM-001-ECOL-1996
131
Tabla 7. Límites permisibles de metales y otros contaminantes para agua potable (MOC, ;promedio diario, en
mg/l);
Metal
Máximo tenor permitido
(mg/l)
5.0
2.0
0.3
0.2
0.15
0.05
0.025
0.001
Zinc
Cobre
Hierro
Aluminio
Manganeso
Cromo total
Plomo
Mercurio
Otros contaminantes
Arsénico
Cianuros (CN-)
Nitratos (como N)
Nitritos (como N)
Fenoles o compuestos
fenólicos
0.05
0.07
10.0
0.05
0.001
Fuente: Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-1994
Los costos del reciclado artificial
Las aguas degradadas o salinizadas (con nivel entrópico bajo) pueden ser recicladas o
potabilizadas por medio de procedimientos artificiales. Las tecnologías utilizadas para ello son diversas. Los
métodos más económicos son los biológicos, que implican utilizar la energía de la fotosíntesis (p.ej. lagunas
de estabilización). En general se trata de sistemas apropiados para pequeños caudales (ciudades chicas y
medianas). Para caudales mayores, provenientes de grandes zonas urbanas e industriales, se utilizan
normalmente plantas de tratamiento más complejas que incluyen además el reciclado, descarte y/o
incineración de lodos. En ambos casos (métodos biológicos y físico - químicos) el producto obtenido no posee
calidad potable. Para lograrla se requiere utilizar métodos todavía más sofisticados y onerosos
energéticamente(p.ej. destilación).
La diferencia entre estos métodos es el costo. Los métodos biológicos son los más económicos, y, en
general, requieren gastos de operación mínimos, son variables de acuerdo con las condiciones geográficas
del lugar, pero normalmente inferiores a 0.01 U$S por m3.
Los métodos físico químicos (aguas de origen industrial) exigen inversiones considerables, del orden
de 1,000 a 2,000 M. de dólares para un caudal de aguas residuales de 5 a 10 m3 por segundo. Los gastos
operativos son variables de acuerdo con las condiciones de cada caso pero, en promedio, pueden ser
estimados en un 0.03 U$S por m3 de agua tratada. Si se agrega el costo de depreciación del capital, el costo
sería algo mayor, cercano a 0.05 U$S por m3 .
Los sistemas evaporativos son aún más costosos. La desalinización de 1 m3 de agua de mar cuesta
unos 3 U$S dólares por metro cúbico utilizando energía solar, mientras que usando combustibles fósiles o
energía eléctrica el costo sería varias veces mayor (US$ 10 a 50 dólares por m3 dependiendo del costo del
petróleo o de la energía eléctrica en cada lugar).
Es de hacer notar que si bien el costo de los métodos evaporativos es 100 a 500 veces más caro que
los físico - químicos, el producto final es de mucho mayor calidad.
132
En términos de niveles entrópicos, el agua urbana e industrial tratada no excede el nivel entrópico 4 o
5, mientras que el agua evaporada/ destilada alcanza un valor 8 o 9. Ello muestra las limitaciones de la
tecnología, aún extremadamente dependiente en el ciclo natural.
Así pues, los costos aumentan en forma logarítmica a medida que se eleva el nivel entrópico. Con la
tecnología disponible, llevar el agua del nivel 1 o 2 al nivel 5, cuesta aproximadamente unos 0.03-0.05 U$S
por m3, mientras que llevarla hasta el nivel 8, cuesta 100 a 300 veces más caro (3 a 10 U$S dólares).
De la Tabla 10, se desprende como regla general aproximada que el valor en U$S se duplica o triplica
para cada nivel, es decir, que desvaloriza dos o tres veces al descender un nivel. En realidad el costo monetario
depende de la tecnología y de las cantidades de aguas residuales producidas/tratadas en un lugar dado.
Sin duda alguna, nuevas tecnologías más apropiadas podrían disminuir esa diferencia a 1.5 o 1.8
entre los niveles. Si se decide aplicar un factor de 3 por nivel, el agua potable valdría 6561 veces más que el
agua de mar. Si aplicamos un factor de 2 valdría unas 256 veces más. Si lo reducimos a 1.5 sería unas 22.7
veces más. En todo caso estamos hablando de valores varias decenas de veces mayores, tal vez centenares o
miles de veces mayor.
Lo expresado anteriormente depende de varios elementos que pueden modificar substancialmente
los resultados. El más importante es la tecnología, el costo tecnológico aumenta geométricamente cada vez
que se busca elevar un nivel más la calidad del agua. Por esa razón se considera necesario aplicar un
coeficiente tecnológico que le otorgue sentido y dimensión ilustrativa al valor entrópico.
Así pues, se propone multiplicar el valor entrópico Ve por un coeficiente tecnológico de valor 1 para las
aguas con valor entrópico 0 (aguas marinas) duplicándolo para cada salto de nivel sucesivo. Esta duplicación
trata de responder a las dificultades tecnológicas crecientes a medida que se procura aumentar la calidad del
agua. En el último salto (de nivel 9 a nivel 10; equivalente a valores entrópicos de 0.99 y 1.00
respectivamente), el coeficiente tecnológico así calculado es igual a 512. Así el valor corregido Vc se obtiene
multiplicando el valor entrópico por el coeficiente tecnológico. En la Tabla 11, se presentan los coeficientes
tecnológicos utilizables para cada nivel, y el valor corregido de acuerdo con la siguiente ecuación:
Donde, Vc : es el valor corregido; Ve :es el valor entrópico; y Ct :es el coeficiente tecnológico.
Estudios futuros
La ubicación y disponibilidad de agua en las cuencas presentan una variabilidad espacio - temporal.
Ello obliga a realizar el estudio de gestión con ayuda de herramientas que permitan una representación de las
variables críticas en cuestión, relacionando el valor entrópico, los volúmenes disponibles y las demandas de
volumen y calidad agua requeridos. Lo anterior es posible realizarlo a través del empleo de los Sistemas de
Información Geográfica (SIG) y del uso apropiado de técnicas de optimización con base en la premisa de
entregar el volumen y calidad de agua requeridos al menor costo energético posible.
Así pues, el próximo paso en el desarrollo de la metodología entrópica para la gestión integrada de
cuencas hidrológicas consistirá en la construcción de algoritmos que conduzcan al uso práctico de la teoría
aquí presentada.
133
Tabla 8. Valor entrópico de las aguas terrestres medido con base en DBO, DQO, TSD y MOC.
* para efectos meramente estimativos se estableció que DBO/ DQO = 0.5
134
Tabla 9. Valor entrópico, DBO y DQO.
Tabla 10. Costo aproximado para elevar el valor entrópico del agua
Tabla 11. Valor entrópico adaptado tecnológicamente
135
Referencias
Si bien se utilizan otras fuentes de energía, como la electricidad de origen hídrico, y la propia energía solar a
través de procesos fotosintéticos, las plantas de tratamiento usan habitualmente importantes
cantidades de energía de origen fósil en sus diferente etapas y operaciones (para el funcionamiento
de bombas, hornos, vehículos, actividades de construcción y mantenimiento de la planta, etc).
Además de la energía solar hay que considerar la energía de origen terrestre (que incluye la energía
geotérmica y la energía proveniente de la radioactividad. Sin embargo, consideramos que el
potencial de este tipo de energía es escaso cuando se la compara con los montos diarios recibidos a
través de la radiación solar.
Indicadores ambientales de la calidad del agua; de Barrios Ordóñez J.E. y González Mora, I. D. del Instituto de
Ingeniería de UNAM y Red Nacional de Monitoreo, Gerencia de Saneamiento y Calidad del Agua,
Comisión Nal del Agua; N°42; mayo junio 1999.
Es el caso de los “agujeros negros” (black holes).
La Primera Ley de la Termodinámica es la ley de la conservación de la energía y la Tercera Ley, también
conocida como el teorema de Nernst, afirma que si uno pudiera alcanzar el cero absoluto todos los
cuerpos tendrían la misma entropía.
“Calidad” en el sentido de “apto para ser utilizado socialmente”.
Señalan Kneese y Bower, 1968: “El nivel de calidad de agua a ser alcanzado en cada uno de los cursos de agua
de la nación no puede ser establecido directamente en términos económicos- porque todos los
beneficios relevantes de la mejora de la calidad no pueden ser calculados…”.
P.ej. 100 a 1000 ppm de sólidos disueltos.
P.ej. 1000 a 10,000 ppm de sólidos disueltos
Las aguas de mar contienen unos 35,000 ppm de sólidos disueltos, las salmueras más de 200,000 ppm.
Normas Oficiales Mexicanas;. NOM-001-ECOL-1996
Normas Oficiales Mexicanas; NOM-002-ECOL-1996; NOM-003-ECOL-1997 y NOM-001-ECOL-1996.
Datos obtenidos de diversas fuentes: website de la Communauté Urbaine de Montreal, 1999,
http://www.cum.qc.ca/cum-an/station/couxstaa.htm; datos de Tripower Systems, L.L.C., Houston,
Texas, presentados en la American Power Conference 1997 Annual Meeting, Chicago, Illinois,
www.tripowersystems.com; Planetary Engineering Group Earth; www.pege.org
Costo del tratamiento en la Communauté Urbaine de Montréal.
Una planta de 500 MW puede producir unos 10 millones de litros por día de agua dulce, o sea 10,000 m3.
Límite máximo de descarga en ríos para la preservación de la vida acuática.
136
GESTION SUSTENTABLE DEL AGUA EN EL SEMIÁRIDO PARAGUAYO
Dra. Bertila Dominga Rejalaga Cubas
Instituto Nacional de Tecnología y Normalización. Departamento de Medio Ambiente
Avda. Gral Artigas3973 y Gral. Roa, Asunción, Paraguay
Casilla de correos 967 E- mail: [email protected]
Key words: semiarid region, salinity, drought, mass deforestation, environmental, renovate energy.
Abstract
The CHACO is a region on the left side of the Paraguay river and covers a surface area of
approximately 250 000 km2 , constituting almost one quarter of the entire Gran Chaco Americano and
stretching over 60% of the whole of 406.752 km2 Paraguay. Despite the expanse of this terrain, only 2,5% of
the Paraguayan population inhabit it, as uniformly high temperatures, droughts, flooding and inaccesibility
from major financial centres have hindered potential economic growth in the past. However, the Paraguayan
CHACO is increasingly gaining agricultural importance as most of the land in neighbouring eastern Paraguay
has already been cultivated, and mass-deforestation has left little potential for the development of the
region´s natural resources.
The Gran Chaco Americano is actually considered tobe ecologically at risk due to the increasing
human impact that its fragile ecosystem is subjected to.The system is especially susceptible because of its
delicate geological and climatological conditions. This sensitive situation is specifically reflected in wind
erosion and salinisation of soils and water. Since Paraguay has become a member of MERCOSUR the CHACO
has gained more significance because of its geographical position and wealth of natural resources.
Mennonite farmers live in a big colony in the Central Chaco. At present, their communities are the
most properous due to their meat and dairy production. However many other Paraguayan ranchers and
foreign investors also manage cattle farms in the CHACO. At present what is left of green, wooded areas is
used by very few indigenous hunter-gatherer groups as many indigenous people are now sedentary and
survive with difficulty by subsistence farming or hiring themselves out as day labourers to farmers.
Palabras claves: semi árido, salinización, sequía, deforestación, ambiente, energías renovables
Resumen
El Chaco Paraguayo posee una superficie de 247.000 Km2, que representa una cuarta parte del
Chaco americano, corresponde al 60.7% de la superficie total del país, alberga a apenas algo más de 100.000
habitantes, según el último Censo Nacional de Población y Vivienda, realizado en 1992, dando por resultado
una densidad de apenas 0,4 habitante por kilómetro cuadrado. Los chaqueños representan sólo el 2,5% de la
población total del Paraguay.
La Región Occidental o Chaco es un gran planicie casi sin elevaciones con excepción del Cerro León,
casi la totalidad del territorio esta asociado a un clima semiárido megatermal, sub-húmedo seco megatermal,
sub-húmedo húmedo y muy poco de árido
Los suelos de dicha región, principalmente son aluviales, una característica marcante de estos suelos
es la media a alta salinidad, que se acrecienta por su carácter alcalino en grandes áreas.
El Chaco semiárido es la extensa llanura ubicada en la porción central del Chaco Sudamericano, con
una precipitación media anual inferior a los 600 milímetros (en el Paraguay abarca la zona del departamento
de Boquerón). El bosque constituye un monte abierto de baja densidad de árboles y una altura inferior a los
10 metros. Las especies que se encuentran en estas áreas son, el Jacaranda (jacaranda cuspidifolia),
quebracho colorado, algarrobillo entre otros. Las condiciones climáticas no permiten la agricultura de secano,
siendo la ganadería la actividad mas importante.
137
Condiciones extremas de temperatura, largos períodos de sequía y exceso de agua dificultan el
desarrollo económico de esta región, además de su posición marginal con respecto a los centros económicos
y financieros.
El Gran Chaco Americano en general es considerado un niño problema por ser un ecosistema
sensible. Esta sensibilidad está dada por sus particulares condiciones geológicas y climatológicas, que
propiciadas por erosión eólica y salinización de suelos y aguas tanto superficiales como subterráneas. Con la
integración del MERCOSUR, el CHACO adquiere aún una mayor relevancia por su situación geográfica y sus
recursos naturales. Por ello, el gobierno paraguayo tiene el propósito de integrar al CHACO en el marco del
desarrollo sustentable
Gran Chaco Americano
Recursos naturales
Las practicas tradicionales para la utilización de los recursos naturales en otras áreas climáticas, como
la Región Oriental, no se adecuan a realidad natural del Chaco. Esta falta de adecuación de tecnologías
productivas al medio sub húmedo o semiárido de la Región Occidental desemboca necesariamente en
deterioro del medio ambiente, rendimientos decrecientes, utilización poco intensa e ineficiente de los
recursos, además de un general desaprovechamiento de un gran potencial productivo.
Para poder aplicar tecnologías productivas adecuadas a la realidad Chaqueña es necesario conocer el
sistema de los recursos naturales, ya sea para seleccionar métodos operativos conocidos, como para generar
nuevas tecnologías. Con esta finalidad y para precisar una primera visión global de potencialidades y
limitaciones del sistema productivo natural, se desarrollan en las siguientes paginas los aspectos de clima,
hidrología, suelos, vegetación y subregiones naturales.
Clima
Procesos climáticos globales, regionales y locales han tenido influencias en el desarrollo del Chaco.
Las condiciones de precipitación en los Andes son en parte responsables del volumen de los sedimentos
acarreados en los ríos, la diferenciación granulométrica y el área de sedimentación. La precipitación y la
evaporación en el Chaco mismo son parcialmente responsables de la distribución y composición vegetal.
El Chaco Paraguayo pertenece a la zona de transición entre el clima semiárido y el húmedo. Semiárido
por que por un largo tiempo existe un régimen deficitario de humedad porque la evaporación potencial es
mayor que la precipitación. En general se registran las precipitaciones en el Bajo Chaco con 1.400 mm de
promedio, disminuyendo hacia la frontera con Bolivia en el Oeste, a aproximadamente 500 mm. Los datos
promedios sobre precipitaciones en el Chaco no son muy ilustrativos para la recarga de los acuíferos, siendo
138
importante saber con que fuerza y que frecuencia caen las precipitaciones. Si las lluvias son poco fuertes, se
van a acumular superficialmente en grandes cantidades de agua que pueden llegar a favorecer la formación
de aguas subterráneas.
En todo el Chaco las temperaturas promedios anuales están por arriba de 23 º C La escasa
disponibilidad de información evaporimétrica sirve auque sea para tener una idea del fenómeno en la región.
Del análisis de los valores disponibles, se deduce un centro de alta evaporación con valores entre 2.200 mm
y 2.000 mm en el Este.
En el Chaco Paraguayo se distinguen tres zonas climáticas, los cuales están delimitadas
aproximadamente por las isoyetas de 1300 y 900 mm.Evapotranspiración potencial media anual y zonas
climáticas del chaco.
Evapotranspiración potencial media anual y zonas climáticas del chaco
139
Precipitaciones y temperatura medias anuales en la región Occidental o Chaco
Hidrología
El principal factor limitante para el desarrollo del CHACO es la escasez de agua dulce. En algunas
áreas no existe agua subterránea; en otros es tan salada que no es aprovechable ni para el humano ni para el
ganado. Solamente bajo condiciones especiales se desarrollan algunos reservorios de agua dulce en los
acuíferos. Por eso generalmente se usan tajamares y aljibes para el abastecimiento. Recientemente se
desarrolló un método para dotar agua dulce a través de una técnica de infiltración artificial de agua de lluvia
140
en el subsuelo, con el interés de paliar la escasez. Desde el punto de vista de la sedimentología (condiciones
de permeabilidad favorables) y la morfología (depresiones), se han realizado grandes excavaciones
(tajamares) donde el agua se acumula luego de las lluvias e infiltra en el subsuelo. En el período de mayor
precipitación, muchos ríos chaqueños transportan grandes cantidades de agua dulce, pero cuando la
secuencia de precipitaciones se normaliza o son bajas, sube el contenido de sal por la recarga del agua
subterránea salada. Como forma de asegurarse el suministro casi continuo de agua dulce, no son pocos los
estancieros que intentan captar el agua superficial mediante la construcción de pequeñas represas. Pero en
áreas donde el nivel de agua subterránea está próximo a la superficie, aguas abajo de las represas, se
produce el drenaje exclusivamente de agua salada, la que resulta la aparición de sal en superficie. Estos
mismos efectos se presentan en sitios donde no se han previstos los drenajes suficientes en la construcción de
caminos.
Los recursos de agua superficial son muy escasos están constituidos por dos grandes rios que
enmarcan el Chaco, el Paraguay y el Pilcomayo. Por el Rio Timane por los riachos del Chaco Oriental que
desembocan en el rio Paraguay, por lagunas temporales por desbordes del Pilcomayo y por las aguas de lluvia.
A la falta de recursos de agua superficial, se suma la gran cantidad de agua salada, siendo por eso
una región de constantes investigación por parte de organismos internacionales como nacionales.
Desde el punto de vista hidrogeológico solamente la parte Noroeste del Chaco constituida por
sedimento no consolidados de la Formación Chaco seria de interés por la presencia de acuíferos factibles a ser
explotados.
Tipos de acuíferos
a)
Acuíferos freáticos: (Ver figura).
b)
Acuíferos confinados y semiconfinados: (Ver figura)
Zona I - Acuíferos confinados/ semiconfinados (>120 m prof.), con agua dulce, en sedimentos no
consolidados del Cuaternario (arenas medias a finas>; caudales moderados (20- 80 m3/h).
141
Zona II - Acuíferos libres y confinados con agua salobre y salada en sedimentos no consolidados del
Cuaternario (arenas finas). Presencia de acuíferos someros con agua dulce, en forma de lentes o bolsones, en
ambiente de agua salada; caudales bajos (<5 m3/h).
Zona III - Combinación de las dos anteriores. Los acuíferos confinados, con agua dulce, se presentan
por debajo de los 150 -190 m de profundidad; caudales moderados (>20 m3/h).
Zona IV - Acuíferos libres y confinados con agua salada, en sedimentos Terciario-Cuaternarios.
Presencia esporádica de acuíferos someros con agua dulce en meandros y planicies de inundación de ríos y
riachos.
Zona V - Rocas Paleozoicas sin acuíferos. Esporádica presencia de acuíferos freáticos con agua
buena, en antiguos valles aluviales (arenas finas>; caudales bajos (<1.5 m3/h).
Zona VI - Acuíferos someros, con agua buena, en sedimentos del Cuaternario, de espesores
reducidos, que cubren rocas Paleozoicas con permeabilidad secundaria (potencial desconocido>.
Zona VII - Acuíferos libres y confinados, con agua dulce, en rocas sedimentarias (areniscas del
Paleozoico - Mesozoico); caudales moderados (>20 m3/h).
Calidad de agua
El Río Paraguay conduce agua pura muy blanda y apta para su aprovechamiento. El Río Pilcomayo
superior tiene conductividad de 500 a 1.500 microomhs/cm según la estación del año lo que significa apta
para su aprovechamiento. El Río Tiname parece tener agua de muy buena calidad y sin sedimento. En los rios
y riachos son variables según la estación del año. Son frecuentes los valores de 5.000 a 8.000 micromos/ cm
(agua no apta).
En los ríos y riachos la calidad del agua es muy variables según la estación del año. La conductividad
sube a valores muy altos durante el estiaje.
En la parte Occidental del Chaco hay agua de buena calidad, en acuíferos semi-confinados entre los
50 y 220 m de profundidad; los más importantes están debajo de los 100 m. En el Chaco Central hay lentes de
agua dulce en los paleocauces y otras depresiones. La calidad de agua empeora con el avance de la estación
seca.
Suelo
En el Chaco, la mayoría de los suelos se han desarrollado a partir de sedimentos de lluvia o
sedimentos arrastrados por los vientos. Son suelos jóvenes. En el noroeste del Chaco, en el área de las dunas,
los suelos están muy poco desarrollados, presentando una composición de granulometría muy fina,
susceptible fácilmente a la erosión. En estas circunstancias, una deforestación podría llevar a la región a
convertirse en un desierto. En el Chaco Central Occidental existen diferentes tipos de suelo. La napa freática
es profunda y los suelos tienen una textura limoso-arcillosa. En la mayoría de los suelos del Chaco Central los
horizontes superiores contienen marcadamente menos arcilla que los horizontes inferiores. Estos suelos son
clasificados como Luvisoles. Los Cambisoles se diferencian de los Luvisoles por la falta de horizontes con
mayor contenido de arcilla y por la estructura más débil. En cuanto a nutrientes, ambos son similares. Los
suelos de campo alto o paleocauses (causes de río antiguos) están rellenados con sedimentos de arena fina a
gruesa. Los suelos del Chaco Central Oriental tienen más sal que los suelos del Chaco Central Occidental, lo
que se refleja en la vegetación. La mayoría de los suelos de monte poco salinos son luvisoles y Cambiosoles.
Los suelos de monte salinos se caracterizan por sus mayores conenidos de sal. Los suelos típicos de este
grupo son los Solonetzes, que presentan un horizonte más arcilloso; además son más densos y tienen pocos
poros de drenaje rápido. Los suelos de campo alto de esta región son típicamente Planosoles con un horizonte
superior limoso-arenoso. El área de transición entre el Chaco Central y el Bajo Chaco está caracterizado por
suelos arcillosos. Los suelos típicos de esta región son los Solonetzes. En cuanto al Bajo Chaco propiamente,
los suelos que lo caracterizan son los Gleysoles, diferentes tipos de Solonetz y Fluvisoles. Los suelos de esta
142
región son suelos arcillosos; los contenidos de sal disminuyen hacia el este. Finalmene, los suelos del norte del
Chaco son suelos arcillosos, limo-arcillosos y limosos pesados, de origen fluvial intercalados en forma
secundaria por paleocauces discontinuos. Son suelos Cambiosoles crómicos y Regosoles, en algunas
formaciones. En la región centronorte los suelos son arcillosos, limo-arcillosos y limosos, intercalados en
forma secundaria por paleocauces arenosos. Se los clasifica como Luvisoles háplicos. En el noreste los suelos
poseen un relieve acentuado caracterizado como fuertemente ondulado a colinado. Son suelos rojizos de
textura arenosa en su superficie, mientras que en profundidad son arcillosos. Se clasifican en Luvisoles
háplicos y Gleysoles éutricos.
Vegetación
Los gradientes de temperatura, las precipitaciones a largo plazo, las condiciones del suelo: el nivel
superior de las aguas subterráneas y el contenido de sal, influyen directamente en el comportamiento y
densidad de la vegetación del Chaco.
En la región del Chaco seco (región del norte del Chaco) los suelos, la fauna y la vegetación parecen
haber alcanzado estabilidad en sus interrelaciones, aunque la vegetación está supeditada a los ciclos locales
del agua. La vegetación climáxica resulta del prolongado déficit de agua. Esta vegetación climáxica está
constituída de los bosques xerofíticos claros, en los que predomina el quebracho blanco, y en menor
proporción el quebracho colorado santiagueño o coronillo, el palo borracho, y el samuhú. A veces, los suelos
de esta región asocian vegetación de sabana con predominio de espartillo en el estrato herbáceo, y de flechilla
en las formaciones medanosas. A veces es un Bosque Xerofítico Claro el que coloniza los ambientes arenosos.
Fauna
El Chaco paraguayo, hoy en día, es sumamente rico en especies. Aproximadamente existen en él
unas 900 a 1.000 especies de vertebrados (Peces, Anfibios, Reptiles, Aves, Mamíferos): reptiles, venados,
armadillos, serpientes, oso hormiguero, tigre,puma, monos, buhos, y varios miles de invertebrados
(Insectos, Arácnidos, Crustáceos, Gusanos, etc.). Esta variada fauna vive en los más variados hábitat desde
los más extremos desiertos hasta los bosques húmedos. En la actualidad, la rica biodiversidad está siendo
severamente afectada por el rápido crecimiento de áreas deforestadas. El hombre todavía no da
consideración suficiente a este aspecto.
Conservación y manejo del agua
El principal factor limitante para el desarrollo del CHACO es la escasez de agua dulce. En algunas
áreas no existe agua subterránea; en otros es tan salada que no es aprovechable ni para el humano ni para el
ganado. Solamente bajo condiciones especiales se desarrollan algunos reservorios de agua dulce en los
acuíferos. Por eso generalmente se usan tajamares y aljibes para el abastecimiento. Recientemente se
desarrolló un método para dotar agua dulce a través de una técnica de infiltración artificial de agua de lluvia
en el subsuelo, con el interés de paliar la escasez. Desde el punto de vista de la sedimentología (condiciones
de permeabilidad favorables) y la morfología (depresiones), se han realizado grandes excavaciones
(tajamares) donde el agua se acumula luego de las lluvias e infiltra en el subsuelo.
Como la demanda de agua subterránea (Freática) en las zonas de mayor densidad poblacional
(Colonias Mennonitas) va en constante aumento se toma imperiosa la necesidad de restringir el uso del
mismo. por dos razones fundamentales:
a)
Las ciudades de mayor desarrollo económico Ej. Filadelfia está asentada sobre un
paleocause. de manera que ella misma constituye una posible fuente dc contaminación. Como ciudad
cabecera de las colonias mennonitas. en ella de desarrollan industrias, estaciones de servicios. lavaderos de
vehículos, talleres, actividades varias, las cuales representan focos de contaminación permanente .
b)
El creciente desmonte de la vegetación origina la salinización de los suelos, específicamente
por la elevación del nivel del agua subterránea salada. Las raíces finas de las plantas se marchitan y el agua
infiltrada ya no son absorbidos por ellos como ocurriría bajo condiciones normales sino que el agua penetra a
143
través de los suelos porosos y alcanza el agua subterránea ocasionando la elevación de la misma. Con esto el
agua subterránea salina llega hasta la zona de las raíces de las plantas. Las consecuencias son daños en los
cultivos o hasta la destrucción completa de los mismos.
Por lo tanto el manejo del agua debe ser restringido en la zona y siempre acompañado de la
utilización de agua de lluvia almacenada en tanques subterráneos o aljibes.
Calidad como factor de disponibilidad
Por su ubicación geográfica, características geomorfológicas, litológicas y climáticas, el factor
limitante para el desarrollo y colonización del Chaco Paraguayo. son sus recursos hídricos. A la falta de
recursos de agua superficial, se suma la gran cantidad de agua salada, siendo por eso una región de
constantes investigación por parte de organismos internacionales como nacionales.
Desde el punto de vista hidrogeológico solamente la parte Noroeste del Chaco constituida por
sedimento no consolidados de la Formación Chaco seria de interés por la presencia de acuíferos factibles a ser
explotados.
El agua como factor de desarrollo y calidad de vida
La participación del Chaco, específicamente de la zona central, genera 5.5 % del Producto Interno
Bruto (PIB), relación importante teniendo en cuenta las condiciones adversas, del ambiente natural, falta de
infraestructura y falta de agua potable en cantidad necesaria.
Las condiciones adecuadas de provisión de agua, interesaría la implementación en la región de un
aumento de la producción de leche y sus derivados, instalación de planta de fabricación de leche en polvo,
frigoríficos. envasadora de jugos de fruta cítricas, curtiembres y otros productos. elevando de esta manera la
calidad de vida de la población.
Actualmente en el Chaco central, las 2/3 partes del agua disponible provienen de fuentes
superficiales y 1/3 de aguas subterráneas. El sistema de abastecimiento es altamente vulnerable y está
relacionado con el volumen y frecuencia de las precipitaciones.
Presión antrópica
La deforestación en gran escala destruye los espacios de vida de los indígenas nómadas y reduce la
diversidad de fauna y flora. La quema subsiguiente contamina la atmósfera y los gases liberados traen como
consecuencia enfermedades del sistema respiratorio. En las colonias mennonitas, la construcción de los
caminos de tierra se dan con rumbo N - S y O - E hecho que favorece la erosión eólica, pues la dirección de los
vientos predominantes proviene del Norte. Consecuentemente, la población sufre los efectos del polvo de
manera casi permanente, lo que se traduce en problemas respiratorios cada vez más frecuentes.
Hasta los años sesenta ha predominado el uso de los pastos naturales en el Bajo Chaco (Chaco
Oriental). Es aquí donde observamos posteriormente una alteración gradual por deforestaciones limitadas e
implementaciones de gramíneas exóticas. Por otra parte, desde sus primeros asentamientos, las colonias
Mennonitas se han dedicado a la agricultura en los pocos suelos arenosos de los antiguos cauces del río
Pilcomayo, en el Chaco Central. Más tarde, han dado inicio a la deforestación extensiva del bosque natural e
implementación de pastura destinada a la ganadería. Es así que hoy se puede decir que, algunas áreas de uso
del ecosistema “CHACO” ha llegado a sus límites. El agua dulce escasea, los suelos se salinizan y se degradan
por la acción de la erosión eólica.
No obstante, son preocupantes los índices de pobreza observados en los demás segmentos
poblacionales del Chaco paraguayo. Leamos lo que dice el último informe de la Dirección General de
Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), de la Secretaría Técnica de Planificación de la Presidencia de la
República, titulado “Necesidades Básicas Insatisfechas” (NBI).
144
“La Región Occidental tiene casi tres de cada diez hogares (el 29,04%) en situación de alta carencia
(es decir, afectados por tres o cuatro NBI), proporción que excede al promedio nacional en 18,4 puntos”.
Por NBI la DGEEC entiende “situación de subconsumo, desnutrición, inadecuadas condiciones
habitacionales, bajos niveles educativos, precaria inserción en el mercado laboral, insuficiencia de ingresos y
una combinación de ausencia de oportunidades y capacidades no desarrolladas”.
Como la demanda de agua subterránea (Freática) en las zonas de mayor densidad poblacional
(Colonias Mennonitas) va en constante aumento se toma imperiosa la necesidad de restringir el uso del
mismo Las ciudades de mayor desarrollo económico Ej. Filadelfia está asentada sobre un paleocause de
manera que ella misma constituye una posible fuente de contaminación. Como ciudad cabecera de las
colonias mennonitas. en ella de desarrollan industrias, estaciones de servicios. lavaderos de vehículos,
talleres, actividades varias, las cuales representan focos de contaminación permanente como alcantarillado
doméstico (conductos contaminados de fosas, excretas, letrinas y tanques sépticos), desperdicios
domésticos (filtración desdes basurero), desperdicios agrícolas (absorción desde áreas de alimentación
animal) y desperdicios industriales (mataderos, lecherías curtiembres).
Recomendaciones sobre recuperación de conocimientos naturales y tecnología apropiadas
El desarrollo desigual es superable sólo con buena infraestructura, con adecuadas reglas de juego,
con aumento de la productividad y con presupuesto suficiente para financiar el desarrollo social
Los resultados del proyecto Sistema Ambiental del Chaco (BGR, Alemania) presentan un
relevamiento integral del ecosistema “CHACO” y las consecuencias del impacto humano, y son estos mismos
resultados los que han dado inicio - especialmente en el Chaco Central - a la reacción de los usuarios en el
sentido de frenar o controlar estos procesos de deterioro. La información es utilizada para contrarrestar los
efectos negativo, con dos objetivos:
1 divulgar los resultados del Proyecto en el sentido de educar a los productores;
2 condicionar el otorgamiento de créditos para la producción en el marco del desarrollo sustentable.
Por lo antedicho, se recomienda fortalecer estas acciones y mejorar el control, de modo tal de
orientar la producción hacia un desarrollo sustentable. Más aun si se considera favorecer la intensificación de
la ganadería, en vez de ampliar la extensión de los sistemas actuales. En la zona oeste, el uso intensivo ha
llegado rápidamente a sus límites debido a la escasa y acíclica precipitación. Es por eso que, en estas áreas, se
recomienda la práctica silvopastoril, que evita la pérdida de la masa vegetal y la quema de rastrojo. Se destaca
que la pérdida de áreas ganaderas por salinización de suelos se reduciría considerablemente con un sistema
de alcantarillado a modo de drenaje y la erosión eólica se evitaría con la implementación de sistemas de
rompevientos apropiados.
En la zona de transición entre el Chaco Central y el Bajo Chaco, se recomienda no deforestar, por el
riesgo de salinización, sobre todo en áreas donde el nivel de agua subterránea se encuentra a una
profundidad menor a dos metros.
La protección del agua subterránea contra la contaminación se logra mediante la introducción de
reglamentos que prescribe el manejo de desperdicios y efluentes en la zona de protección.
Investigación realizada en el Instituto Nacional de Tecnología y Normalización (INTN) sobre las
necesidades energéticas del Chaco y apoyo a Industrias de la zona.
En general se ha prestado poca atención al desarrollo de tecnologías para el sector rural, para lograr
un desarrollo sustentable en dicho medio se necesita invertir en la adecuación de tecnologías a la vez de evitar
la contaminación energética. La viabilidad de este desarrollo dependerá en alto grado de la capacitación de
transferir, adaptar, crear y aplicar tecnologías ambientales adecuadas.
145
Las fuentes de energía no convencional cubren muchas de las premisas demandadas, anteriormente
citada, para aportar a un desarrollo rural de éste tipo, en particular la energía solar y eólica. El cabal
conocimiento de su potencial permite programar su aprovechamiento en el bombeo y tratamiento de agua
salada mediante desalinizador solar, cocción solar y secado de productos así como la electrificación rural.
La cuenca lechera más grande del país se encuentra ubicada en el Chaco Central, en esta área el
INTN ha colaborado en el asesoramiento de la puesta en marcha de una de sus plantas, a través de análisis
laboratoriales y control de calidad de los productos
Referencias
Cooperación Técnica Ministerio de Agricultura y Ganaderia; Año 2000. Dirección de Ordenamiento Ambienal,
Asunción-Paraguay; Bundesanstaltfur Geowissen-schaften und Rohstoffe, Hannover,
Bundesrepublik Deutschland. Proyecto Sistema Ambiental del Chaco.
Gobierno de la República del Paraguay, Año 1983.- Secretaria General de la Organización del los Estados
Americanos. Proyecto Chaco. Desarrollo Regional Integrado del Chaco Paraguayo.
Instituto Nacional de Tecnología y Normalización. Programa de Energías Renovables.
146
Conservação e poupança de água para conviver com a escassez e a seca1
Luis Santos Pereira2
1
2
Comunicação apresentada ao Seminário CYTED - Água, Salvador, Brasil, Março 2002
Professor Catedrático do Instituto Superior de Agronomia, Universidade Técnica de Lisboa, e coordenador
do Centro de Estudos de Engenharia Rural, Tapada da Ajuda 1349-017 Lisboa, [email protected]
Palavras chave: aridez, seca, desertificação, uso e consumo de água, indicadores de desempenho, usos
domésticos, usos de recreio, usos agrícolas.
Resumo
A convivência com a escassez de água, seja ela devida à aridez, às secas ou à influência do homem,
exige medidas de gestão e práticas de uso apropriadas às condições prevalecentes, bem diferentes das que
são praticáveis quando a água é abundante ou, pelo menos, não é escassa. Assim, faz-se primeiro uma
abordagem introdutória às dificuldades em reconhecer os problemas e as medidas a adoptar, nomeadamente
com referência ao Semi-Árido brasileiro, e discutem-se, de seguida questões pertinentes relativas a usos e
consumos de água e aos indicadores de desempenho para os diversos tipos de usos. Apresentam-se depois
várias aproximações à conservação e poupança de água aplicadas a diversos sectores utilizadores: (a)
sistemas hídricos de áreas urbanas (b) usos domésticos em interiores (sanitas, banhos, cozinhas, etc.) e
exteriores (piscinas, relvados, flores); (c) usos em jardins, parques, campos de golfe e áreas de recreio; (d)
usos na indústria e energia, incluindo a reciclagem; (e) conservação em agricultura de sequeiro; e (f)
poupança e conservação em agricultura irrigada.
Palabras clave: aridez, seca, desertificación, uso y consumo de agua, indicadores de desempeño, usos
domésticos, usos de recreo, usos agrícolas.
Resumen
La convivencia con de la escasez de agua, sea debida a la aridez, a las sequías o a la influencia
del hombre, exige medidas de gestión y prácticas de uso apropiadas a las condiciones prevalecientes,
bien diferentes de las prácticas que son efectuadas cuando el agua es abundante. Así, se plantea primero
un abordaje introductorio de las dificultades en reconocer los problemas y en las medidas a adoptar,
particularmente con referencia al semiárido brasilero, se discuten las cuestiones relacionadas al uso del
agua y a los indicadores de desempeño para los diversos tipos de usos. Se presentan a posteriori, varias
aproximaciones a la conservación y propagación de agua aplicadas a diversos sectores de uso: (a)
sistemas hídricos de áreas urbanas (b) usos domésticos interno (sanitario, baños, cocinas, etc.) y externo
(piscinas, jardines); (c) usos en jardines, parques, campos de golf y áreas de recreo; (d) usos en la
industria y energía, incluyendo el reciclage; (e) conservación en la agricultura de zonas secas; e (f)
propagación y conservación en la agricultura de riego.
Introdução
A escassez de água é característica de muitos ambientes e prende-se com várias causas, naturais e
antrópicas. A aridez e as secas constituem os regimes xéricos naturais, sendo a primeira permanente
enquanto as segundas são temporárias, embora possam ser de longa duração. A escassez de água pode ser
provocada pelo homem, isto é pelo mau uso e abuso dos recursos naturais, caso da desertificação e da
penúria de água, a primeira sendo permanente por afectar outros recursos naturais, como o solo, e ter
origens também nas variações climáticas. Discutimos estes conceitos e as suas implicações em termos de
gestão da água no Seminário de Buenos Aires (Pereira, 2001).
A grande questão que se põe é a de (re)aprender a convivência com a escassez de água e com as
secas. Houve várias civilizações que floresceram em tais condições. Muitas regiões vivem a herança do que os
antepassados construíram para o sucesso dessa convivência. Tais exemplos são numerosos em torno do
Mediterrâneo, no Próximo Oriente e na Ásia. Por motivos que a História nos faz conhecer, ocorreram rupturas
147
nessas heranças dos povos da América Latina. Mas sempre houve vozes que se levantaram a reclamar essa
convivência. Lembro uma obra fundamental cuja primeira edição data de 1949: "Solo e Água no Polígono das
Secas" por José Guimarães Duque.
Neste seu livro, Duque ()chama à atenção para a pressão da população sobre o Sertão: "Quando a
pressão da população sobre a capacidade de subsistência do Polígono Seco alcança o limite da resistência,
uma fracção de habitantes se movimenta e inicia-se a emigração interna. Forte deslocamento da massa
humana ou rompimento de equilíbrio biótico centra as disponibilidades do habitat e as necessidades
essenciais da vida é causado periodicamente pelo aumento natural dos habitantes ou por uma seca
diminuindo bruscamente o poder de sustentação. A sociedade humana, dentro da Zona Seca, vive em
periclitante harmonia biótica com o solo, a flora e a fauna e na incompreensão cultural da interdependência
ecológica e simbiótica dos seres vivos".
A outro passo diz: "(…) o sertão está-se tornando mais nu, mais lavado, mais deserto (…)". E mais
adiante: "(…) nós podemos e devemos evitar o alargamento contínuo da faixa seca, eliminando as causas
humanas deste mal (…). O desnudamento do solo não conduzirá o Polígono a um deserto físico (…) porém
provocará extremos meteorológicos, a insolação aumentada, o calor excessivo, o ressecamento intenso, a
erosão (…), cheias mais impetuosas e secas mais violentas (…)". Interessante é ver como estes conceitos se
quadram bem com a definição de desertificação adiante referida no Quadro 1.
Deixem-me então questionar os progressos que se fizeram nestes 50 anos, depois que este
diagnostico foi feito e que tantas medidas acertadas foram por ele propostas? A resposta não se prende com o
Sertão ou o Polígono das Secas, é universal. A sociedade orientou-se no sentido da abundância, da satisfação
plena. No diário “Público” de 5 de Março de 2002 vem a notícia, terrível: a quantidade de alimentos
desperdiçados no último ano na Coreia do Sul foi estimada em 4 milhões de toneladas o que excede a
quantidade de alimentos que a Coreia do Norte consegue produzir e onde a fome é endémica. Nesta
sociedade da abundância que criámos, como poderemos introduzir o conceito de conservar e poupar para
conviver com a escassez e as secas? Antón e Diaz Delgado, no seu livro “Sequia en un Mondo de Agua” (2000)
escrevem: "Enquanto as tradicionais paisagens húmidas se secam nas zonas rurais, as grandes cidades
dedicam-se a esvaziar e a degradar os rios, os lagos e os aquíferos. (…) Gerou-se uma concentração
patológica do procura onde não há recursos suficientes para satisfazê-la. São essas mesmas zonas urbanas as
que mais degradam os recursos. Não só consomem muita água, como a devolvem aos sistemas naturais em
más condições".
A atitude das sociedades urbanas perante a água nada tem a ver com o ambiente, o conceito de
escassez prende-se mais com a ineficiência dos gestores das redes de que com as causas naturais. O conceito
de conservação não existe e o de poupar tampouco quando referidos aos usos domésticos, industriais ou
turísticos. Mas, pelo contrário, conservar e poupar são palavras de ordem, quase gritadas, quando se referem
aos usos agrícolas, nomeadamente de regadio. De facto, se as sociedades não se importam de desperdiçar
tantos milhões de toneladas de alimentos, porquê deverão fazer um esforço para conservar ou poupar água?
Por outras palavras, se o sucesso se mede em termos de abundância, o que é isso de conviver com a
escassez? Será que isso não diz respeito apenas aos outros?
Convivência com a escassez de água: abordagens e conceitos
Em um livro agora concluído para a UNESCO, "Coping with Water Scarcity" (Pereira et al., 2002a).
procuramos abordar a conservação e poupança de água de várias formas .
Pelos conceitos, isto é procurando um pensar comum sobre o que é a escassez de água e as suas
implicações, inclusivamente no que se refere à inevitabilidade da convivência com a escassez. Relembram-se
as definições de regimes xéricos ou de regimes de escassez da água adoptados e analisados anteriormente
(Pereira, 2001) e que se resumem no Quadro 1.
148
Quadro 1. Regimes de escassez de água (adaptado de Pereira et al., 2002a)
Pelo reconhecimento dos processos físicos que conduzem à escassez, sejam eles climáticos,
hidrológicos ou hidrogeológicos. Sabe-se muito, mas sempre se vai sabendo pouco. De entre os processos
físicos relativos à escassez de água destacam-se os que se referem a:
• Clima particularmente à variabilidade espacial e temporal da precipitação, ao regime térmico e à
evaporação e evapotranspiração. Às dificuldades de lidar com a variabilidade natural, juntam-se
agora as de tratar a variação climática devida aos processos de mudança global que, é sabido,
poderão ter maior impacto nas regiões de escassez de água e aumentar a variabilidade natural.
• Hidrologia: nomeadamente os regimes de escoamento, tipicamente intermitentes, com cheias muito
rápidas, de águas subterrâneas, cuja recarga é difícil mas cuja degradação quantitativa e qualitativa
pode ser rápida, de sedimentos, com forte transporte dada a erosividade das chuvadas e do
escoamento e a erodibilidade dos solos desprotegidos, e da qualidade da água, já que a capacidade
de suporte de poluentes é extremamente baixa na grande maioria do tempo.
• Secas: è difícil mas é possível reconhecer as características das secas e dos seus processos e,
nomeadamente para o Nordeste do Brasil, a previsão das secas pode ser uma realidade em tempo
próximo recorrendo a melhor conhecimento das anomalias como o ENSO.(El Niño).
Pelas atitudes sociais relativamente ao valor que se dá à água para uso humano, para o ambiente,
como bem económico e, consequentemente, no que respeita às prioridades na afectação dos recursos para
diferentes usos, entre regiões e entre países: como chegar a acordos é outra coisa; Não é possível tratar a
água como um bem exclusivamente económico, de mercado. Há que:
• Reconhecer o valor social da água.
• Atribuir um valor ambiental à água.
• Reinventar as prioridades para a afectação dos recursos hídricos em termos de produtividade da água
e de rendibilidade social da água.
Pelas capacidades para mobilizar as águas superficiais e seus impactos, desde a criação de
reservatórios à colheita de escoamentos ("water harvesting") mas sempre tomando em conta os impactos
ambientais. Para além da gestão de reservatórios, cujos avanços tecnológicos nos chegam dos países de
149
abundância em água, as regiões de escassez necessitam de encontrar novas soluções para:
• Colheita de escoamentos: recolha das águas de chuva, terraceamentos, pequenas barragens,
barreiros “de salvação”, recolha de escoamentos, espalhamento de cheias, micro-bacias e outros
processos.
• Respeitar o ambiente: protecção das águas armazenadas, controlo de sedimentos, controlo da
qualidade das águas, protecção dos ecosistemas ripícolas, etc.
• Controlo das doenças “transmitidas” pela água.
Pela necessidade de bem gerir as águas subterrâneas, evitando que os recursos sejam minados e que
a qualidade das águas seja degradada, ou procurando favorecer a recarga dos aquíferos já que as águas
subterrâneas não são eternas; Assim, é necessário:
• Melhorar o conhecimento sobre a dinâmica das águas subterrâneas e dos processos que conduzem
ao seu esgotamento
• Distinguir claramente as condições de exploração de um aquífero, isto é entre ”minar” e “explorar”, o
que implica a necessidade de efectivamente gerir, monitorar e controlar os aquíferos na perspectiva
do seu uso sustentado.
• Dar atenção aos pequenos aquíferos, relevantes a nível local mas de grande vulnerabilidade.
• Avaliar os impactos ambientais, económicos e sociais da sobre-exploração, tais como a queda dos
níveis piezométricos e da produtividade, a degradação da qualidade da água, a intrusão salina, a
subsidência das terras, a redução dos caudais de base dos cursos de água, a secagem de zonas
húmidas, a alteração da paisagem, a necessidade de as populações buscarem outras fontes, etc.
• Implementar a recarga artificial.
• Gerir para o uso conjunto de águas superficiais, águas subterrâneas e águas não convencionais de
forma a maximizar o uso dos recursos e a ajustar os usos à qualidade dos recursos.
Pela utilização de recursos hídricos não convencionais, como é o caso das águas residuais tratadas e
das águas salinas e sódicas para a agricultura, das águas desalinizadas para uso domésticos, ou dos
processos tradicionais de colheita de nevoeiros e colheita de escoamentos em áreas rurais de regiões áridas.
Merecem referência um conjunto de acções que visem o seu uso sustentado, nomeadamente:
• Efluentes tratados:
- prioridade à saúde pública: avaliação de patogénicos e de tóxicos nos efluentes,
- tratamento da água conforme os usos: agricultura, parques e jardins, campos de golfe, usos
secundários urbanos e domésticos, aquacultura e recarga de aquíferos,
- práticas que minimizem os riscos para a saúde pública pelo contacto directo e através dos produtos,
- monitoreio, controlo e certificação da qualidade ambiental.
• Rega com águas salinas e salobras, sejam de drenagem agrícola ou de aquíferos:
- evitar a salinização dos solos
- controlar os impactos sobre as culturas.
150
• Outros recursos hídricos não convencionais: dessalinização, geralmente para usos domésticos,
colheita de nevoeiros, colheita de águas pluviais e escoamentos para usos domésticos de referir a
divulgação que vem sendo feita pelas ONG's no Nordeste, nomeadamente a Caritas Brasileira (2001)
e agrícolas, a chuva provocada, ainda que o seu sucesso se mantenha reduzido.
• Transferências entre bacias, como agora se planeia para o rio S. Francisco.
Pela formulação de medidas e práticas de conservação e poupança de água para usos domésticos,
urbanos, de lazer, industriais e agrícolas, tratadas adiante em secção própria. O potencial é grande, as
tecnologias são muitas mas estamos longe de as implementar.
Pela sugestão de medidas de carácter económico, cultural, legal e institucional que favoreçam a
conservação e a poupança de água, inclusivamente toda a panóplia da formação do preço da água. Estas
medidas devem ser orientadas para os principais grupos ou comunidades de utilizadores, nomeadamente
visando a sua participação na gestão:
• Comunidades locais.
• Centros urbanos.
• Zonas rurais e comunidades de agricultores.
• Grupos ou associações de utilizadores agrícolas e não agrícolas.
• Organizações e serviços da administração, sejam públicos ou privados.
Pelo reconhecimento da educação como meio privilegiado para a criação de novas atitudes, desde as
crianças aos adultos, desde os utilizadores aos gestores e decisores:
• Necessidade de mudar as atitudes públicas e populares relativamente à água. Como mudar essas atitudes?
• Que fins para um programa educacional?
• Educação e treinamento:
!
!
!
!
!
!
Educação para todos,
Educar crianças e jovens,
Novo papel para as mulheres,
Formação de utilizadores agrícolas e industriais,
Formação de gestores e de pessoal operativo e de manutenção,
Formação de educadores, de agrónomos e de engenheiros.
• Investigação e desenvolvimento: procurar novas tecnologias adaptadas às condições prevalecentes nas
regiões de carência hídrica, sejam tecnologias de gestão, de uso doméstico, de uso agrícola ou industrial.
• Publicidade e informação; uso inovador dos “media” para criar atitudes que favoreçam a valorização da
água, a sua conservação e a poupança.
Há séculos de experiências bem sucedidas, algumas infelizmente abandonadas, que nos
antecederam. Há milhares de medidas que vão sendo postas em prática por todo o mundo, algumas com
sucesso, outras não. Há imensos investigadores procurando soluções inovadoras. Há grande número de
gestores e decisores que procuram acertar. Mas há uma necessidade enorme de fazer melhor e contribuir
para melhorar.
Uso da água e indicadores de desempenho
Para muitos os termos “uso da água” e “consumo de água” são sinónimos. Porém, de facto, não é
assim. Uso da água corresponde à mobilização de uma determinada quantidade de água para um certo fim.
Todavia, uma parte dessa água é retornada ao ambiente, no mesmo ou, geralmente, noutro local,
imediatamente ou passado algum tempo, mas raramente com a mesma qualidade, eventualmente
151
degradada após ter sido usada. A parte não retornada corresponde ao consumo. Da água de boa qualidade
que se recebe em nossas casas a partir de um sistema de abastecimento uso doméstico - a maior parte é
retornada à rede de esgotos com qualidade degradada após ter sido usada em lavagens, banhos, retretes, e
só pequena parte é consumida nos alimentos ou por evaporação. Se aquela água residual for recolhida e
tratada, poderá ser usada outra vez mas em condições menos exigentes em termos qualitativos do que no
primeiro uso, Se não for recolhida e tratada para outros usos é desperdiçada e eventualmente irá degradar
outros corpos de água, rios ou aquíferos situados a jusante. Será perdida se adicionada a corpos de água cuja
qualidade é tal que não permita reuso.
Da mesma forma, em agricultura, a água usada é a que é mobilizada no rio, no reservatório
superficial ou no aquífero e a água consumida é a que se evapora a partir do reservatório, dos canais, do solo,
a que é transpirada pelas plantas cultivadas e pelas outras plantas não úteis que lhe acedem, bem como a que
é incorporada no produto. Várias outras fracções da água usada não são consumidas nomeadamente as que
se infiltrem e percolem até aquíferos subjacentes a partir de reservatórios, canais e o campo cultivado, ou que
escoem para cursos de água superficial por descargas dos canis ou por escoamento a partir dos campos
regados. Estas águas poderão ser usadas de novo ou ser adicionadas a corpos de água cuja qualidade não
permita o reuso.
Podemos igualmente distinguir perdas de água de desperdícios de água. No exemplo acima, perdas
serão as águas evaporadas que não correspondem à evapotranspiração da cultura regada e as águas
adicionadas a corpos de água que não permitem reuso. De resto, as restantes fracções ou foram consumidas
para o objectivo escolhido ou regressaram à natureza de forma a poderem ser usadas de novo, mais tarde e
por outros utilizadores. Serão desperdícios as quantidades de água que foram usadas em excesso, caso de
descargas a partir dos canais ou de excesso de água aplicada na rega. Os desperdícios conduzem quer a
perdas, quer a fracções reutilizáveis posteriormente mas sem que se retire benefício da sua utilização.
Devemos ainda distinguir entre usos benéficos e usos não benéficos. Serão benéficos aqueles que
levam à obtenção do produto desejado nomeadamente a evapotranspiração da cultura - e, no caso da rega,
ao controlo da salinidade do solo que exige a aplicação de uma fracção em excesso a fracção de lavagem que
percole através da zona radicular e arraste os sais para profundidades que não afectem a cultura.
Adoptando estes conceitos podemos dizer que a convivência com as secas exige que os
desempenhos dos sistemas hídricos, agrícolas e não agrícolas, grandes ou pequenos, devem ser tais que
Quadro 2. Indicadores de uso da água em regadio
152
favoreçam os usos benéficos e limitem ao máximo as perdas e os desperdícios. Igualmente, serão bons os
desempenhos que proporcionem o controlo das fracções não reutilizáveis. Tais conceitos e indicadores são
definidos no Quadro 2 para os usos agrícolas em regadio e no Quadro 3 para os usos domésticos, industriais,
recreacionais, paisagísticos e outros.
Adoptando estes conceitos e indicadores reconhecem-se as perspectivas para melhor usar a água
numa perspectiva de conservação do recuso e de poupança no seu uso com a vantagem de recorrer a
conceitos e indicadores que podem ser comuns a sistemas agrícolas e não agrícolas. Por exemplo, o conceito
de eficiência vem sendo usado de forma muito díspar entre profissionais de rega e por outros profissionais e,
frequentemente, de forma muito desajustada das realidades (Pereira et al., 2002a). Recorrendo aos
indicadores e conceitos referidos o conceito de eficiência fica reservado para finalidades específicas para as
quais a sua definição é precisa.
Teremos assim os indicadores referidos na Caixa 1. Nestas condições, a convivência com a escassez exige que
os sistemas hídricos proporcionem:
• uma elevada fracção consumida, de acordo com a natureza da produção, processo ou serviço em que
a água é usada, o que de certa forma corresponde à obtenção de elevada eficiência,
• a eliminação, ou pelo menos a minimização, da fracção não reutilizável e não benéfica já que tal
corresponde a eliminar perdas de água,
• o controlo da fracção reutilizável e não benéfica, isto é, controlar os desperdícios, mesmo que estes
sejam devidos a razões operacionais o que diminui os custos e permite afectar os recursos
desperdiçados a outros usos,
• a maximização da produtividade da água.
Quadro 3. Indicadores de uso da água em utilizações municipais, domésticas, industriais, recreativas,
paisagísticas e outras
153
4. Conservação e poupança de água
A conservação da água consiste em quaisquer medidas, políticas e de gestão, ou práticas dos
utilizadores que visem:
• conservar e preservar os recursos hídricos potencialmente disponíveis, tanto em termos de
quantidade como de qualidade, nomeadamente evitando as perdas,
• combater a degradação dos recursos hídricos disponíveis.
Por seu lado, a poupança de água consiste em quaisquer medidas, políticas e de gestão, ou práticas dos
utilizadores que visem
• limitar ou controlar a procura e o uso da água para qualquer utilização específica,
• evitar desperdícios e usos não benéficos da água.
Nos Quadros 4 e 5 resumem-se as medidas e práticas essenciais para, respectivamente, a
conservação e a poupança de água em relação com o regime de escassez predominante: aridez, seca,
desertificação e penúria de água. Para simplificação, estes são tratados em conjunto.
Algumas medidas e práticas são igualmente importantes para qualquer dos regimes enquanto outras
são claramente associáveis a dados regimes. Assim, fomentar no público e utilizadores atitudes favoráveis à
conservação e poupança ou adoptar tecnologias que conduzam à conservação e à poupança são comuns a
qualquer regime. Ao contrário, a construção de reservatórios, por exemplo, não é significativa em termos de
luta contra a desertificação e a penúria de água criadas pelo homem. Do mesmo modo, o controlo da erosão e
a reabilitação de solos, sendo essenciais no caso da desertificação não têm relevância no combate às secas.
É de salientar a necessidade de as soluções de conservação e poupança serem definidas e
implementadas de forma complementar. Tal poderá não ser exactamente visível em ambos os quadros dado
se tratar de referir apenas tópicos. As medidas e práticas a implementar devem ser detalhadas e
quantificadas em termos de impactos, custos e benefícios.
Seria importante, se houvera espaço para tal, apresentar as medidas mais comuns para a
conservação e a poupança nos principais usos. Assim limitamo-nos a referir as principais em termos de
sistemas urbanos, domésticos e de recreio já que se trata de medidas e práticas de uso geral (Quadros 6 a 8,
respectivamente). No que se refere aos sistemas urbanos, incluem-se no Quadro 6 as medidas principais
154
Quadro 4. Medidas e práticas de conservação da água em relação com os diferentes regimes de escassez
(adaptado de Pereira et al., 2002a)
155
Quadro 5. Medidas e práticas de poupança de água em relação com os diferentes regimes de escassez
(adaptado de Pereira et al., 2002a)
156
Quadro 6. Conservação e poupança em sistemas de abastecimento urbano (Pereira et al., 2002a)
visando um bom serviço aos utentes como condição básica para que os mesmos adoptem medidas,
equipamentos e práticas de poupança.
Do mesmo modo, incluem-se as medidas que devem permitir suscitar a poupança da parte dos
clientes, tais como a medição dos volumes fornecidos aos utilizadores, os preços da água, incentivos e
penalizações em relação com os usos, bem como a necessária informação aos utentes e sua educação para a
poupança.
Os usos domésticos são referidos no Quadro 7. Medidas e práticas são referidas por tipos de uso, tanto
em interiores como exteriores, que podem representar mais de 50 % dos usos domésticos.
No que se refere aos usos em interiores, os mais importantes são os banhos, que representam 33%
157
Quadro 7. Poupança de água em usos domésticos (Pereira et al., 2002a)
dos usos em áreas urbanas, as sanitas, que representam cerca de 24 % e as lavagens de roupa, com cerca de
22%. Estes são, portanto, os sectores em que as poupanças podem ser mais significativas. Quanto aos usos
em exteriores, os relvados são os maiores inimigos da poupança. A adopção de ajardinamentos com plantas
xéricas, bem adaptadas a condições de secura, é por isso a melhor solução para poupar. De salientar o
interesse de desenvolver sistemas duais quando seja grande o peso de usos domésticos menos exigentes em
termos de qualidade da água.
A poupança em áreas de recreio, a que se refere o Quadro 8, tem duas vertentes essenciais: uma
relativa à rega de jardins, parques e campos de golfe, outra relativa a usos semelhantes aos domésticos. No
primeiro caso o recurso a rega com águas usadas tratadas ao melhor nível para evitar problemas de saúde
pública pode constituir solução apropriada e conservativa, já que deixa as águas de qualidade dos sistemas
urbanos para fins mais nobres do que a rega.
No que se refere à agricultura, as medidas e práticas conservativas (Unger and Howell, 1999; Pereira
et al., 2002b) são apresentados no Quadro 9. Quanto à poupança e conservação em regadio pode resumir-se
em termos de:
• Redução da procura
158
Quadro 8. Conservação e poupança de água em áreas de recreio e desporto (Pereira et al., 2002a)
- culturas e variedades que requerem menos água
- rega deficitária
• Poupança e conservação de água
- sistemas de rega com boa uniformidade de distribuição
- condução da rega com precisão, evitando stress nos períodos críticos
- sistemas de reutilização de escorrências
- mulches para controlo da evaporação do solo
- gestão do solo para favorecer o armazenamento e limitar a evaporação
• Aumento da produtividade da água e da rendibilidade da produção
- adoptando práticas culturais adequadas (fertilização, sementes, sanidade vegetal, etc.)
- visando produtos de alta qualidade
- produzindo para o mercado e não para subsistência.
Conclusões
159
Quadro 9. Práticas culturais e de rega para conservação e poupança de água
A análise apresentada acima mostra que existem numerosas soluções para conviver com a escassez
de água. A dificuldade está e aceitar o desafio imposto, que se opõe à abundância e obriga à conservação e à
poupança, a implementar soluções próprias, a não importar sucessos de outros locais, a reconhecer o valor
da água de forma inovadora. Porém, é possível conviver com a escassez se para tanto as comunidades, os
poderes e a tecnologia encontrarem meios de colaborar, de procurar soluções integradas e de não aceitar a
inevitabilidade da pobreza.
Bibliografía
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Duque, J.G., 1980. Solo e Água no Polígono das Secas. Escola Superior de Agricultura de Mossoró (5ª ed.)
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Gestion Sostenible del Agua Experiencias de Cooperación (Proc. Int. Sem., Ibero-American Network
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160
CYTED-XVII: COOPERACION CIENTIFICO-TECNOLOGICA IBEROAMERICANA.
UNA HERRAMIENTA UTIL PARA APORTAR SOLUCIONES A LA PROBLEMÁTICA DE LAS
TIERRAS SECAS
Alicia Fernández Cirelli
Coordinadora Internacional CYTED XVII
Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua (CETA)
Avda. Chorroarín 280 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires ARGENTINA
[email protected]
Las regiones en el mundo que reciben una precipitación anual menor a 500 mm
comprenden más de un tercio de la superficie terrestre y en ellas habitan 2300 millones de
habitantes (38% de la población mundial). Estas tierras han sido clasificadas como semiáridas,
áridas o desiertos en orden creciente de limitaciones para la producción. Las superficies fácilmente
cultivables apenas abarcan una décima parte de nuestro planeta. . Si consideramos los climas del
mundo según la precipitación media anual, un poco más de la mitad han sido clasificados como
áridos y semiáridos. Aunque todas las zonas climáticas están expuestas a la desertificación, las
zonas áridas y semiáridas son las más susceptibles. No el hombre quien ha creado los desiertos,
pero no cabe duda de que contribuye a ello, sobre todo en nuestros días. La creciente presión
demográfica, así como la agricultura y la cría de ganado intensivas, provoca en las regiones
semiáridas una degradación acelerada de los suelos y una agravación de la sequía.
En realidad no hay un límite entre zonas semiáridas, áridas, predesérticas o
hiperdesérticas; hay una continuidad en la naturaleza. Somos nosotros los que le ponemos
barreras y la dividimos según el grado de aridez y las diferencias climáticas. El universo es de una
sola pieza; tengamos entonces una visión global y suficientemente amplia de la unidad del cosmos
y, por consiguiente, de solidaridad entre los seres vivos.
El agua es un recurso esencial para la vida y el desarrollo de las actividades humanas en
cualquier región del planeta, pero es en las tierras secas donde el manejo integrado del recurso se
convierte en imprescindible.
En Iberoamérica, todos los países en mayor o menor medida poseen regiones áridas, que
con prácticas inapropiadas corren peligro de desertificación.
El programa CYTED (Ciencia y Tecnología para el Desarrollo), programa multilateral de
cooperación científico-tecnológica de la Cumbre de Jefes
de Estado Iberoamericanos,
reconociendo la importancia de la escasez del agua como uno de los desafíos cruciales de este
siglo, aprobó en noviembre de 1999, el subprograma XVII: Aprovechamiento y Gestión de
Recursos Hídricos. Este subprograma se estructuró a partir de un estudio prospectivo que relevó
la situación de la región para conocer el panorama regional que pudiera definir su plan de acción
(Fernández Cirelli, 1999). La problemática de las tierras secas no fue ajena a su formulación del
CYTED-XVII, por lo que la integración y la articulación entre científicos y tecnólogos fue estimulada
a través de diferentes actividades encaradas por este programa.
El conocimiento científico y los avances tecnológicos son la base que permitirá
innovaciones en la gestión del agua que permitan superar la crisis de escasez que se plantea. La
carencia de datos relevantes es una característica bastante común en los países de la región. Por
otra parte, debe mencionarse la heterogénea calidad de la información existente, así como en
muchas casos su escasa accesibilidad. Los datos disponibles no necesariamente son útiles para
atender a las cuestiones ambientales críticas y gran parte de ellos se refiere a aspectos
cuantitativos, sin considerar los parámetros cualitativos importantes como indicadores de
sustentabilidad.
161
Los países de Iberoamérica constituyen una vasta unidad histórica y cultural que involucra
una gran extensión y diversidad desde el punto de vista de los recursos naturales y medio
ambiente. Esta característica es favorable para una eficaz complementación entre sus países. El
agua como parte indisoluble de los recursos naturales y el medio ambiente, está también
íntimamente relacionada en su uso y manejo a la cultura de los pueblos. Este es el marco que
posibilitará las acciones de integración, cooperación e intercambio alrededor del siguiente
objetivo general:
Integrar la infraestructura científico tecnológica existente en Iberoamérica, en el área de
los recursos hídricos, con los organismos normativos y de gestión, a fin de generar conocimientos
y diseñar estrategias que aporten el mejoramiento de la capacidad institucional para administrar
el recurso hídrico, establecer mecanismos eficaces para la coordinación de políticas y programas y
permitir un intercambio amplio de información y experiencias, que contribuyan a la modernización
y eficiencia en el uso y aprovechamiento del agua en un marco de crecimiento orgánico y
equilibrado entre los países de Iberoamérica.
Los objetivos específicos que facilitarán su logro pueden enunciarse como:
· Propiciar la interacción entre centros de investigación y desarrollo y universidades de la
región a través de intercambio de información y experiencias y la formulación de planes
conjuntos.
· Propiciar la vinculación de los centros de investigación y desarrollo y universidades con los
organismos de planificación y gestión a través del intercambio de información y
experiencias que permita que los desarrollos alcanzados sirvan de base para una
planificación más eficiente y, por otra parte, las necesidades surgidas de los organismos
de gestión sirvan de base para nuevas investigaciones.
· Diseñar mecanismos para la integración de las bases de datos sobre evaluación y manejo
de cuencas hidrográficas y aprovechar los resultados exitosos para mejorar el manejo de
otras cuencas internacionales.
· Reforzar la educación sobre esta problemática para aumentar la conciencia pública y
facilitar su participación positiva en el respaldo de la implementación y el cumplimiento
de las políticas ambientales.
· Propiciar la difusión de los conocimientos alcanzados a la sociedad civil como base para la
participación pública.
· Promover la colaboración activa con las redes regionales existentes en la temática de los
recursos hídricos.
Estos objetivos se plantearon a partir del análisis FODA de la información obtenida.
Como fortalezas, podemos mencionar la existencia de centros de investigación y desarrollo
dedicados al estudio de diferentes aspectos de la problemática de los recursos hídricos en todos
los países iberoamericanos, aunque con distinto grado de desarrollo, y la relevancia de la
universidades en todos los países de la región en la generación de conocimientos y su papel clave
para lograr la integración entre disciplinas, de la investigación con la docencia y con la normativa y
la gestión.
La potencialidad observada en el desarrollo de las áreas de investigación no se condice con
las observaciones recogidas en relación a las políticas hídricas nacionales: carencia de planes
integrales para el manejo de recursos hídricos, datos parciales sobre acuíferos y cursos hídricos,
ausencia de planes a nivel de cuencas hidrográficas, falta de inserción en el ámbito regional. La
limitada capacidad para administrar las aguas, las estructuras orgánicas fragmentarias y una
planificación, gestión y conservación inadecuada de las aguas aparecen como los problemas más
críticos. El marco institucional presenta en general, dificultades debidas a la incoherencia en las
normas y en las técnicas, a la ausencia de reglamentaciones a la legislación existente y la falta
162
coordinación interjurisdiccional. Asimismo, resultan insuficientes y de reducida eficacia los
equipos de medición y de inspección. Esta situación incide negativamente sobre la planificación a
largo plazo de los recursos hídricos.
Surgen como evidentes las necesidades de integración entre:
-los centros de investigación y los organismos normativos y de gestión, superando la
fragmentación que impide el enfoque integral necesario para una planificación eficiente.
-la investigación y la docencia, tanto formal como informal, para acercar los conocimientos
generados a la sociedad civil promoviendo su participación en la gestión integrada del
recurso.
-las diferentes disciplinas relacionadas con los recursos hídricos, para poder abordar una
problemática compleja.
Estas interacciones y vinculaciones permitirán superar la carencia relativa de datos
accesibles y confiables de la cantidad y calidad de los recursos hídricos subterráneos y
superficiales y contribuirán a coordinar políticas y programas en la región, a través de un
intercambio amplio de información y experiencias.
La gestión sustentable del agua trasciende los aspectos de orden técnico, es un desafío que
compromete a la sociedad en su conjunto. En este contexto, es imprescindible propender a la
formación de graduados universitarios de cuarto nivel altamente calificados en el gerenciamiento
de los recursos hídricos, con una visión integradora y transdisciplinaria, capaces de interpretar el
conjunto de dimensiones del conocimiento, las tecnologías e instrumentos que se requieren.
Un análisis integral que permita una solución adecuada en términos económicos,
ambientales y sociales, requerirá la confluencia de profesionales de diferentes disciplinas y
también participación de la sociedad civil. Una estrategia útil de vinculación está basada en la
suma de esfuerzos para el logro de objetivos comunes, complementando capacidades, que
pueden generar sinergia en la interrelación, con carácter horizontal. Esta última característica es
fundamental a la hora de vincular especialistas de diferentes disciplinas o de vincular
investigadores con gestores. Un instrumento adecuado para lograr la cooperación entre
disciplinas para la generación de conocimientos, entre los centros de investigación y los
organismos de planificación y gestión son las redes. Estas permiten:
· actualizar y difundir los conocimientos científico-tecnológicos alcanzados en el tema;
· facilitar el intercambio regional de experiencias e información;
· elaborar lineamientos básicos de futuras investigaciones y desarrollos, y
· potenciar las capacidades existentes en cada una de las instituciones.
El gran desafío que enfrentan todos los países iberoamericanos es el abastecimiento de
agua en calidad y cantidad adecuadas para todos sus habitantes. El agua es un recurso
multifuncional: abastecimiento humano, actividades agropecuarias, energía, transporte,
recreación. Es, por otra parte, un recurso muy escaso y además su demanda es creciente debido
al aumento poblacional y a los estilos de vida. Por lo tanto, la gestión del agua requiere de
profesionales capaces de dirimir y anticipar conflictos intrasectoriales, intersectoriales e
intergeneracionales, del uso que hagamos nosotros dependerá la disponibilidad futura del
recurso. Se necesita un enfoque integral y de ecosistema, considerando que los recursos hídricos
son parte de sistemas funcionales (como las cuencas hidrográficas) y deben tenerse en cuenta las
complejas interrelaciones entre los componentes físicos y bióticos.
En una primera aproximación, pueden plantearse cuatro ejes temáticos:
163
· vulnerabilidad de acuíferos
· eutrofización de lagos y embalses
· potabilización y depuración de aguas
· humedales
La elección de estos ejes temáticos, que están interrelacionados, surge de la necesidad más
acuciante: el agua potable. La problemática del agua debe ser enfocada de una manera integral y
las divisiones en temas sirven para un tratamiento más eficiente, pero si se pierde el carácter
multidisciplinario y multisectorial necesario para la resolución de los problemas de
aprovechamiento y gestión de los recursos hídricos, no habremos hecho un aporte positivo, sino
que seguiremos ahondando la fragmentación que se observa actualmente.
El agua subterránea abastece a un importante número de ciudades de la región y es el
recurso más utilizado en el área rural. La explotación intensiva de los acuíferos y la susceptibilidad
a la contaminación urbana, industrial y agropecuaria inciden en la calidad del agua.
La urbanización y la explotación agropecuaria intensiva producen aportes excesivos de
nutrientes a cuerpos lénticos como embalses y lagos, promoviendo la proliferación algal y otros
síntomas de eutrofización. Este proceso tiene un efecto adverso en la calidad del agua, ya que
grandes cantidades de plantas acuáticas causan disminución del oxígeno hipolimniótico,
aumentando la turbidez e interfiriendo en los procesos de potabilización del agua (taponamiento
de filtros). Existe también una relación entre el grado de eutrofización y la proporción de
trihalometanos formados durante la cloración del agua en el proceso de potabilización.
La potabilización de aguas requiere de criterios de elección de métodos en función del agua
cruda a tratar, que pueden presentar diferentes tenores salinos y grados de contaminación. La
contaminación del abastecimiento del agua de bebida pone en riesgo la salud pública, por la
exposición a una variedad de sustancias como patógenos, carcinógenos y nitratos.
Los humedales, además de servir de hábitat fundamental a una amplia variedad de
especies, brindan diversos beneficios a la sociedad. Los humedales, los lagos y los ríos son
ecosistemas relacionados entre sí, útiles para el abastecimiento del agua, la prevención de
intrusión salina, la reducción de los efectos de la erosión al mantener sedimentos, la retención de
nutrientes y la eliminación de sustancias tóxicas.
El CYTED aprobó las primeras redes temáticas, dentro del Subprograma de
Aprovechamiento y Gestión de Recursos Hídricos, a mediados de 2000. El planteo conceptual
subyacente es el de la menor alteración del ciclo hidrológico natural como una garantía para lograr
el acceso al agua a todos en la calidad y cantidad necesarias. No habrá sustentabilidad si no se
conocen y tienen en cuenta debidamente todas las fases de este ciclo.
En las redes temáticas no suele haber un proyecto de investigación común, sino que los
intereses de los asociados en torno a un tema se explicitan a través de una amplia gama de
actividades, como el intercambio de información y experiencias, la creación de bases de datos, el
intercambio y movilidad de los investigadores, la formación y especialización de recursos
humanos, la capacitación y homologación metodológica, la coordinación de las líneas de
investigación, la transferencia de conocimientos y tecnologías y la generación de proyectos
conjuntos de investigación. En estas redes temáticas participan centros de investigación,
universidades, y empresas, y no están limitadas a expertos de una sola disciplina, para poder
lograr la integración necesaria.
Las primeras redes aprobadas son las de:
· Red XVII.A: Vulnerabilidad de acuíferos, que reúne 42 grupos de investigación de 15
164
países, totalizando 274 investigadores.
· Red XVII.B: Eutrofización de lagos y embalses, que reúne 35 grupos de investigación de
14 países, totalizando 244 investigadores.
El desarrollo de estas redes supone disponer de información para elaborar diagnósticos,
análisis, evaluaciones y toma de decisiones sobre dos fuentes primarias de agua dulce
cuantitativamente importantes.
Las visiones del estado de acuíferos, lagos y embalses en los diferentes países de
Iberoamérica, que fundamentaron la necesidad de conformar estas redes temáticas se reúnen en
el primer volumen de El Agua en Iberoamérica (Fernández Cirelli, 2000)
En junio de 2001, se aprobaron las redes correspondientes a los restantes ejes temáticos
que constituyen el esqueleto fundamental del subprograma:
· Red XVII.C: Humedales, que reúne 34 grupos de investigación de 16 países, totalizando
224 investigadores.
· Red XVII.D: Potabilización y depuración de aguas, que reúne 22 grupos de investigación
de 12 países, totalizando 135 investigadores.
Estas redes se conformaron a partir reuniones de especialistas de la región que presentaron el
panorama de sus respectivos países y coincidieron en la necesidad de desarrollar estas redes
temáticas para lograr un fluido intercambio de información y experiencias, compartiendo éxitos y
fracasos, para reforzar las perspectivas de desarrollo regional (Fernández Cirelli, 2001).
Las redes temáticas servirán de sustento a una gestión integrada y participativa, que
garantice agua en cantidad y calidad para ésta y futuras generaciones. Para un manejo
sustentable de un recurso limitado y escaso, como es el agua, deben integrarse la gestión de la
calidad con la de cantidad, la gestión del agua superficial con la del agua subterránea, las políticas
de demanda con las políticas de oferta, el manejo del suelo y la vegetación con el manejo del agua,
deben integrarse los distintos usos del agua, el tema de las inundaciones, los sectores aguas
arriba y aguas abajo.
En las tierras secas, no podemos modificar las condiciones naturales (el clima, la geología),
pero con el aporte científico-tecnológico en un marco de integración con los problemas sociales,
podremos enfrentar mejor las contingencias.
Desde el análisis de la vulnerabilidad de acuíferos podrá evitarse la contaminación de las
fuentes de agua subterránea en estas regiones así como la sobreexplotación.
Desde la limnología se analizarán los procesos de eutrofización que alteran los cuerpos
lénticos como tajamares o pequeños embalses construidos para aumentar la oferta de agua, para
propender a su mejor utilización.
Desde la red de Humedales se enfatizará la necesidad de proteger los naturales y se
aportarán tecnologías de humedales artificiales para depurar aguas servidas y permitir su re-uso.
Desde la red de potabilización y depuración de aguas se brindarán tecnologías existentes o
desarrollarán y adaptarán aquellas que permitan abastecer de agua segura a la población de estas
zonas y de agua de calidad adecuada para las actividades rurales, que en general son actividades
de subsistencia.
El carácter holístico e integrador con que se concibió el CYTED-XVII no se diluye con las
redes temáticas y se potencia a través de las Jornadas Iberoamericanas sobre “Enfoques
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integrados de la problemática del agua” y de los Seminarios realizados anualmente “Un enfoque
integrado para la gestión sustentable del agua”. En las primeras se cumplen los objetivos de
capacitación y actualización, estando dirigidas tanto a generadores de conocimiento que se
desempeñan en el ámbito académico como a gestores del agua que actúan en distintas
jurisdicciones de Latinoamérica, para integrar estos actores y facilitar la tarea de difusión de
conocimientos a la sociedad civil. En los Seminarios, se enfatizan las experiencias de cooperación
y se analizan en un contexto particular, como las regiones semiáridas, que fueron la temática
abordada en el II Seminario CYTED-XVII.
Todas estas acciones, que más allá de los conocimientos científico-técnicos que generan y
difunden sus actores, consolidan la necesidad de la gestión integrada y participativa del agua
hacen de la cooperación multilateral en el ámbito iberoamericano una herramienta útil para
abordar los problemas de escasez de agua, que son aún más críticos en las tierras secas, donde se
presentan problemas de pobreza y marginalidad, además de problemas de salud.
Las acciones del CYTED-XVII, las publicaciones que se han editado y fundamentalmente
los resultados intangibles a través de intercambios de información y experiencias y de
conocimiento de otras situaciones con problemas análogos, de éxitos y fracasos en las soluciones
intentadas, consolidan la integración necesaria para hacer real nuestro lema de : Agua para todos
en cantidad y calidad apropiadas para éstas y futuras generaciones.
Referencias
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United States, and Oxford, United Kingdom UN.
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Agua. Experiencias en regiones semiáridas”. Actas de Congreso. Salvador, Bahía, Brasil,
marzo 2002
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IMPRESO EN:
Argentina, Buenos Aires, Octubre de 2002
DIAGRAMACIÓN E IMPRESIÓN:
Print&Service - Dorrego 1940 - Tel.: 4774-5138
Oscar Lofredo - [email protected]
PRIMERA EDICIÓN:
Octubre 2002
2002 CYTED
ISBN:
987-43-5080-6
Se permite la reproducción parcial otorgando los créditos correspondientes.
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