la animación sociocultural desde una perspectiva participativa y

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la animación sociocultural desde una perspectiva participativa y
Animador Sociocultural: Revista Iberoamericana
La experiencia de Animabarrios
vol.1, n.1., out.2006/fev.2007
Maria José Hernández Serrano
LA ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL DESDE UNA PERSPECTIVA
PARTICIPATIVA Y COMUNITARIA:
LA EXPERIENCIA DEL PROGRAMA ANIMABARRIOS.
María José Hernández Serrano
Universidad de Salamanca
Recebido en 17 de julio de 2006
Aprovado en 30 de julio de 2006
Resumen
El programa Animabarrios se genera como una respuesta a las necesidades sociales
presentes en el colectivo infanto-juvenil de los barrios de Salamanca. Desde esta acción social
se ofrece una alternativa socioeducativa al ocio desde una perspectiva comunitaria y
participativa, que promueve como meta final la auto-organización de los destinatarios. En el
artículo se presentan los ejes fundamentales que amparan el desarrollo de las actividades del
programa: la contextualización (destinatarios, temporalización y recursos), la organización,
los principios, las áreas prioritarias de intervención y el funcionamiento de los equipos de
trabajo. Finalmente, se exponen algunas actividades desarrolladas en uno de los proyectos
locales, con el objetivo de compartir experiencias y recursos lúdico-formativos entre el
colectivo de animadores socioculturales que trabajan bajo estas mismas líneas de acción.
Palabras clave: Animación Sociocultural, educación social comunitaria, tiempo libre, ocio,
niños y jóvenes, recursos.
Participation and community approach apply to social and cultural activities.
Animabarrios program.
Animabarrios program is generated as an answer to the current social necessities in the
infantile-juvenile collective of the neighborhoods of Salamanca. This social action offers a
social-educative alternative to the leisure based on partipation an community approach, to
promote the final auto-organization among participants. The paper presents the development
of this program: contextualization (addressees, schedule and resources), the fundamental axes
that aid the development of the activities, the organization and the ways of work of the work team. Finally, some of the activities developed by one of these projects are exposed, with the
aim of sharing experiences and resources among the community of social-cultural workers.
Keywords: Social and cultural entertainment activities, social community education, free time
leisure, children and teens, resources.
Introducción
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En los últimos años se viene apreciado una creciente sensibilidad hacia la necesidad de
atender a la comunidad, aumentándose la producción en materia de investigación y las
consecuentes acciones prácticas. El interés por la comunidad es un fenómeno relativamente
reciente, que ha ido creciendo en paralelo al nacimiento de las libertades democráticas y del
llamado Estado del Bienestar (Froufe 1998). Su relevancia se debe a las carencias sociales
presentes en distintos colectivos, que han hecho precisa la actuación en y desde la comunidad,
con el objetivo de implicar a los sujetos en la transformación y mejora de su realidad.
Aunque históricamente el desarrollo de las comunidades se ha vinculado con
problemas de exclusión social (Pérez y Pérez 2006), en la actualidad, la acción comunitaria
tiene un sentido más abierto y se dirige a diferentes colectivos, sin que sus necesidades
respondan exclusivamente a desequilibrios socioeconómicos. Una muestra de este nuevo
enfoque es el programa Animabarrios (Ventosa 2002) que surge como una respuesta a otro
tipo de necesidades sociales presentes en el colectivo infanto-juvenil, y tiene por objeto
ofrecer una alternativa socioeducativa al ocio desde la Animación Sociocultural comunitaria y
participativa, que finalice en procesos autónomos de organización y gestión grupal. El trabajo
pretende exponer el desarrollo de este programa: la contextualización, los ejes fundamentales
de la acción, la organización, las bases metodológicas, los principios y las áreas de
intervención y, finalmente, algunas actividades desarrolladas por el equipo de trabajo de la
zona del Rollo.
Contextualización
El programa se enmarca en la ciudad española de Salamanca, una ciudad con un rico
patrimonio histórico, con una distinguida actividad cultural y artística, y con una firme
determinación en favor de los mejores servicios para los ciudadanos.
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Consta de más de 40 barrios y de múltiples zonas anexas en creciente expansión,
aunque demográficamente es una ciudad pequeña de aproximadamente 160.000 habitantes.
La mayor parte de la pirámide poblacional se concentra en las franjas correspondientes a las
etapas de adultez, adolescencia e infancia, ocupando las dos últimas franjas un 25% de la
población total (Censo Ayuntamiento de Salamanca 2006), lo que indica la fuerte presencia
del colectivo infanto-juvenil, población a la que se dirige el programa.
Animabarrios es un programa de animación sociocultural infanto-juvenil de alcance y
naturaleza municipal que se desarrolla a través de 9 proyectos, que se delimitan en torno a seis
zonas de la ciudad de Salamanca (Rollo, Garrido Norte, Garrido Sur, Chamberí, Pizarrales y
San José-Zurguén)1, y tres actividades denominadas “Animabarrios +17”: animación teatral,
break-dance y teatro intergeneracional.
En cuanto al organismo promotor, la estructura institucional que soporta este proyecto
es la Sección de Juventud del Ayuntamiento de Salamanca, que otorga, previo concurso
público, la gestión de los proyectos a diferentes asociaciones juveniles y de Animación
Sociocultural en cada una de las zonas. De este modo, este modelo mixto y concertado de
organización, como describe Ventosa (2002), favorece el desarrollo comunitario del territorio
mediante la incorporación e implicación del tejido asociativo de la comunidad.
Los destinatarios del programa son 400 participantes aproximadamente, contando cada
proyecto de zona con 50 participantes máximo, excepto los proyectos juveniles
“Animabarrios + 17” que cuentan con 25 personas cada uno. Para los proyectos de zona los
participantes se dividen en dos grupos, el colectivo infantil de 8 a 12 años y el colectivo
juvenil de 13 a 16 años. Para los proyectos Juveniles +17 se trabaja con grupos por centros de
interés y los participantes oscilan desde los 17 a los 25 años.
El programa se desarrolla de forma anual, divido en dos fases que varían según el
periodo vacacional escolar, generalmente de Octubre a Febrero y de Marzo a Mayo.
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El horario de las actividades coincide con los momentos de tiempo libre de los
destinatarios durante el fin de semana, y se desarrolla en dos días: los viernes de 17:00 a
20:30 horas y los sábados por la mañana de 10:30 a 14:00 horas, o por la tarde de 17:00 a
20:30 horas.
Las actividades se realizan principalmente en las instalaciones de los centros socioculturales, cívicos o sociales de cada una de las zonas, aunque dependiendo de la época del
año también se llevan a cabo actividades al aire libre en los recursos verdes de la zona o en
otras instalaciones públicas de la ciudad y de la comarca.
Ejes fundamentales de acción
El ocio y el disfrute del tiempo libre son facetas importantes en la vida de todas las
personas, si bien en la infancia y en la adolescencia debe concedérsele aún mayor
trascendencia, ya que en estos periodos evolutivos es en los que su dominio cognitivo y
volitivo se encuentra en pleno desarrollo y resulta más voluble. Sin embargo, baste un somero
análisis para comprobar que en la sociedad actual el ocio de los niños y jóvenes presenta
múltiples carencias. Su tiempo de ocio es ocupado principalmente por actividades
individualistas, generalmente relacionadas con el consumo de medios (televisión,
videojuegos, juegos en línea…). Además, son muy poco frecuentes las actividades de tipo
grupal, siendo las más usuales las denominadas “extraescolares”, que en el mejor de los casos
suelen relacionarse con sus preferencias (deportivas, artísticas, etc.) aunque no faltan quienes
confiesan que su asistencia se debe más a la ilusión que le hace a sus progenitores, que a ellos
mismos.
Por ello, desde el proyecto apostamos porque su tiempo de ocio sea propio y
desvinculado de obligaciones. Fundamentamos nuestra acción desde una dimensión
primordialmente lúdica, enmarcándola como una actuación liberadora y gratificante en sí
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misma, que posibilite el desarrollo personal e interpersonal creciendo de y con los otros
iguales de su comunidad.
Tenemos claro que no se trata de entretener el tiempo de nuestros participantes sino
más bien, y preferentemente, de fomentar momentos de ocio saludables, ayudándoles a
canalizar sus necesidades e intereses. Tratamos de mostrarles nuevas posibilidades lúdicas,
incluso formativas o pre-ocupacionales que puedan revertir en procesos propios de
autogestión, y que promuevan la creación de asociaciones propias en base a sus iniciativas e
inquietudes. De esta manera, y sin perder de vista el sentido socio-comunitario, también nos
centramos en el aspecto interaccional, en promocionar relaciones entre los miembros de su
comunidad y de las comunidades próximas, en acercarles a la comprensión de su realidad, y
en inculcarles una proyección crítica hacia la respuesta de sus necesidades.
Y finalmente, además de las funciones lúdica y socio-comunitaria, entendemos que es
necesario atender a otra dimensión relevante para el sujeto que se refiere a aspectos
educativos. Todo animador, monitor, o cuales quieran que sean sus apelativos, que reflexione
sobre su trayectoria descubre que detrás de las actividades que realizan se esconden
intenciones más o menos profundas de educación o guía para con las personas que dirige. En
definitiva, desarrollar un trabajo social supone interesarse por lo humano, por el cambio
social, y por una ilusión común de aportar una pequeña semilla para proporcionar una
infancia y una adolescencia feliz y saludable.
Equipo de trabajo: organización y coordinación interna y externa.
El desarrollo de los proyectos de zona se lleva a cabo por diferentes equipos de
trabajo. Cada uno de los equipos está compuesto por tres animadores (Técnicos Superiores en
Animación Sociocultural y/o monitores de tiempo libre) y un coordinador (Educador Social
y/o Coordinador de tiempo libre), todos colaboradores de asociaciones juveniles de
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Salamanca. Se trata de equipos multidisciplinares, cuya formación inicial es muy diversa,
pero con un vínculo común a todos ellos basado en la capacidad de compromiso con la
intervención social.
Los equipos se caracterizan por su idiosincrasia proactiva, dinámica y tolerante,
principios que guían el desarrollo de sus actuaciones, y también por su proyección hacia la
mejora de la comunidad, de la que también son partícipes en cada zona.
Desde el punto de vista organizativo y de gestión se distinguen dos niveles. El nivel
interno, que hace referencia a la organización en los equipos de zona, en el que se realizan
reuniones semanales de coordinación y programación; y el nivel externo, referido a la
organización entre los coordinadores de las diferentes zonas, en el que también se realizan
reuniones de forma periódica.
En primer lugar, respecto a la organización interna de los equipos de zona, la
programación de las actividades se realiza teniendo en cuenta los criterios de factibilidad,
flexibilidad y adecuación propuestos por Vega y Ventosa (1993)2. El diseño constituye la base
de toda actuación racional, y es una de las partes más importantes del éxito posterior de la
acción comunitaria. Como apunta Froufe (1998) uno de los errores más graves en la
implementación de proyectos es la falta de control inicial en la ejecución de las actividades.
Por ello, cada equipo trabaja siguiendo el método del Cronograma. Este instrumento se utiliza
para la planificación mensual de las actividades, y se concreta después en reuniones
semanales que sirven para la preparación de la puesta en escena semanal.
Es preciso advertir que esta planificación no es completamente cerrada, sino que se
desarrolla considerando la importancia del feed-back, que posibilita a los destinatarios la
participación en el diseño. En cada sesión se establece un diálogo inicial para motivar su
participación, recibiéndose retroalimentación sobre su opinión, sus intereses, etc., como
reflexión progresiva que en ocasiones lleva a elegir una solución diferente de la adoptada
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durante el desarrollo de la propia acción. El feed-back es además un instrumento de
implicación efectiva ante las dificultades, coincidiendo con Colomer, en que “el feed-back no
sólo sirve para la reestructuración permanente del proceso, sino como respuesta a un
problema, buscando soluciones creativas, es decir, nuevas y eficaces” (1998:180).
En cuanto al desarrollo de las actividades, existe una buena coordinación y
complementación dentro de los equipos, y la ejecución de las tareas se realiza de acuerdo a los
conocimientos, las posibilidades y las habilidades de cada uno de los miembros. Además,
como animadores de cierta andadura, confiamos en la experiencia, y desarrollamos
continuamente la capacidad de empatía con nuestros destinatarios, muchas veces regresando a
nuestra propia niñez para comprender el significado de lo que ellos vivencian. Nuestra
imaginación y creatividad están en constante ebullición; el sentido del humor, la ilusión y
acertadas dosis de improvisación son el resto de la esencia y la efectividad de los equipos. En
este sentido, las expectativas sobre el resultado de las actividades cada vez son más positivas,
y se hacen más efectivas a medida que pasa el tiempo y conocemos mejor a los grupos, nos
interesamos por sus centros de interés y les motivamos y orientamos para que ellos mismos
les den respuesta.
En segundo lugar, en cuanto a la organización externa con los coordinadores de cada
zona, se promueve como meta común tener una visión conjunta de la intervención
comunitaria, para aplicarla de forma sistemática y coherente en cada uno de los barrios de la
ciudad. Para ello resulta esencial la puesta en común de las actividades programadas en cada
zona, que aporta nuevas ideas y permite intercambiar experiencias. Las reuniones periódicas
que se llevan a cabo son una oportunidad extraordinaria para compartir tareas, revisar
principios de actuación, metodologías, expectativas, reflexiones, soluciones, etc. Valoramos
positivamente esta coordinación como una plataforma de desarrollo supra-comunitario, que
promueve el contraste entre las diferentes realidades de la ciudad.
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Estas reuniones se dedican también para la programación de actividades conjuntas
(actividades inter-barrios), que se suelen desarrollarse en fechas señaladas (Navidad,
Carnavales, Fin de Curso) y que se desarrollan de forma rotativa en cada una de las zonas de
la ciudad, para promover el intercambio comunitario.
Bases metodológicas
La complejidad en el abordaje de la acción comunitaria debe emprenderse, como
apuntan Pérez y Pérez (2006) desde una perspectiva poliédrica de metodologías holísticas.
Por ello, la metodología pretendida en cada uno de los proyectos se desarrolla en dos frentes:
(1)
El primero teniendo en cuenta a la comunidad como protagonista, que debe
ser no sólo receptora sino también actora de su desarrollo, utilizando una
estrategia
participativa
de
investigación-acción
o
investigación
participativa (Quintana 1986). Esta metodología tiene por objeto guiar,
corregir y evaluar las decisiones y acciones intentando crear un clima de
cambio, de transformación y de mejora de la realidad social.
(2)
Y el segundo, desde planteamientos interpretativos y críticos para promover
la sensibilización y la respuesta a las necesidades sociales, utilizando el
método de la acción-reflexión. Este método complementa al anterior y
además es muy efectivo, cómo sostienen Pérez y Pérez, porque es el más
adecuado para favorecer compromiso con el proceso de desarrollo en las
acciones comunitarias (2006:91).
Nuestra intervención por tanto, se plantea desde la cercanía, teniendo en cuenta no
sólo sus intereses, sino sus ideas y proyectos, valorando principalmente sus iniciativas de
organización y gestión. Esto significa hacerles partícipes, haciéndonos primero accesibles,
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para que después ellos se sientan como los verdaderos protagonistas, capaces de reflexionar y
actuar sobre su realidad.
En este sentido nos planteamos la participación como un objetivo estratégico, tanto
desde el punto de vista de la implicación en las actividades, como en la transferencia
progresiva de responsabilidades al grupo. Como aclara Ander-Egg, participar no es sólo
consultar a la gente, delegarle responsabilidades o que los beneficiarios sugieran o critiquen
actividades (1989:75). Entendemos con este autor que participar equivale a intervenir
directamente en el proceso de toma de decisiones, abriendo espacios de participación y
expresión, primero tutelados, después autónomos. Sabemos, como argumenta este mismo
autor que los grupos pasan por diferentes fases de dinamismo, hay periodos activos, otros de
estancamiento, e incluso de retroceso. Por ello, entendemos que nuestra metodología debe ser
participativa en tanto que sirva para la motivación de la expresión de intereses, de la creación
cultural y de la sensibilización social.
Por otra parte, la metodología se fundamenta también en principios evolutivos, ya que
el punto de partida de cualquier intervención se centra en el conocimiento de los destinatarios
en todas sus dimensiones. Además, hay que tener en cuenta que la etapa en la que se
encuentran es un momento difícil e inestable, plagado de cambios que pueden incidir en el
disfrute y aprovechamiento de las actividades. Por ello, para orientar la previsión de
actividades, en nuestra programación y actuación se tienen en cuenta las características más
importantes de la etapa infanto-juvenil: la atracción por la libertad y lo desconocido, la
presión de grupo que obliga a repetir actividades a veces ilícitas, la imitación de modelos
estereotipados, el desprestigio de los adultos, la falta de recursos económicos que limita su
acceso a bienes culturales y de ocio, y la incapacidad para organizar su tiempo libre debido a
la ausencia de información sobre la oferta, entre otras (Llull 1999: 104).
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Y por último, como defiende Ayuso (2002) el desarrollo del proyecto debe estar
conectado con la realidad social que se pretende mejorar, por ello partimos de un análisis
sistemático sobre los recursos del contexto comunitario (cercano y próximo) detectando las
posibles situaciones origen de conflicto, así como otras actuaciones que puedan estar
relacionadas con sus inquietudes e intereses, para trabajarlas desde el proyecto con los
destinatarios.
Principios orientadores y áreas prioritarias de acción
Los objetivos generales que se establecen en el Programa Animabarrios son tres:
1. Ofrecer alternativas de ocio activo y socioeducativo a niños y jóvenes de
Salamanca, vinculados al entorno de su barrio y aprovechando los recursos de éste.
2. Prevención en el frente de la demanda de drogodependencias mediante una
contraoferta de ocio positivo que contrarreste la oferta de consumos de droga.
3. Fomentar el asociacionismo infanto-juvenil en y desde sus respectivos barrios, bien
mediante la conexión con la realidad asociativa allí existente, bien a través de la promoción de
asociaciones juveniles de nueva creación.
Estos objetivos se concretan a nivel de proyecto de zona en una serie de principios de
orientación de la acción y de áreas de intervención que los equipos de trabajo han
determinado como prioritarias. Tanto los principios como las áreas se basan en una
consideración de la Animación Sociocultural desde una perspectiva comunitaria, lo que
supone la apertura hacia la comunidad y la promoción del trabajo conjunto; y desde una
perspectiva participativa implicando al colectivo tanto en el diseño como en el desarrollo de
las actividades.
Los principios orientadores de la acción son los siguientes:
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Acompañar al grupo en su cohesión y consolidación. Potenciar la
convivencia, reforzar habilidades sociales y normas, y favorecer la
resolución de conflictos.
-
Fomentar la creatividad y la producción y difusión de productos culturales,
en cuanto democratización y democracia cultural (González 1995)3. Conocer
su lugar de residencia próximo y lejano, despertando el interés por el entorno
cultural y artístico. Aprender, disfrutar y convivir en diferentes espacios.
-
Establecer procesos de sensibilización y concienciación. Estimular su acción
y promover actitudes prosociales. Desarrollar cauces de información y
orientación sobre el movimiento asociativo y su importancia.
-
Disfrutar de la compañía de los iguales, divertirse, y descubrir alternativas
de ocio. Desarrollar habilidades de interacción personal y social, evitando la
apatía y la pasividad.
Todos estos principios se relacionan con una serie de áreas de actuación, que sirven
para orientar el desarrollo de las actividades. Las áreas (ver Cuadro 1) se refieren a las
diferentes dimensiones que los equipos consideran prioritarias para la intervención,
entendiendo que la actuación más eficaz devendrá con el desarrollo de todas o de la mayor
parte de ellas de forma equilibrada. En este sentido, muchos proyectos de animación, aún
basándose en áreas similares a las que aquí se proponen, priorizan sólo un aspecto, dedicando
apenas tiempos o esfuerzos al resto, el caso más claro es el predominio exclusivo de los
aspectos lúdicos.
Desde cada uno de los proyectos se plantean siete áreas prioritarias relacionadas con
dimensiones esenciales del desarrollo individual, social y comunitario de los participantes. El
análisis inicial y continuado del grupo permite ir identificando en qué áreas presentan más
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carencias, que pueden ser tanto detectadas por el equipo, como manifestadas por los propios
participantes, y que permite dirigir las actividades hacia la respuesta de las mismas.
La pretensión de atender de forma proporcionada a cada una de las áreas, en
ocasiones, resulta complicado, ya que la evolución del grupo puede variar tanto que sea
preciso priorizar en unas más que en otras. Para ello, es esencial la evaluación continua
(interna y externa) que pueda proporcionar una visión general de las actividades y de las
áreas abordadas, de las metas conseguidas y de los aspectos que se deben mejorar.
A continuación explicaremos brevemente cuáles son las bases fundamentales de cada
una de las siete áreas prioritarias de actuación:
1
SENSIBILIZACIÓN
E INTEGRACIÓN
- Tomar conciencia
de los problemas
de la comunidad o
contexto cercano
7
PORMOCIÓN
ASOCIATIVA
- Creación de grupos
de ayuda mutua
- Promoción del
asociacionismo
2
DESARROLLO
GRUPAL
- Conocimiento y
afianzamiento
- Cohesión y
crecimiento grupal
- Resolver conflictos
ANIMACIÓN
6
RELACIONES
INTERGRUPALES
PARTICIPATIVA
Y
COMUNITARIA
3
PARTICIPACIÓN Y
COOPERACIÓN
- Actividades y
Encuentros
Interbarrios
- Motivar participar
- Organizarse para
intervenir
- Actuar para
transformar
4
DINAMIZACIÓN
5
DESARROLLO
PSICOMOTOR Y
CREATIVIDAD
- Fomentar un ocio
positivo y saludable
- Dinamizar la
participación lúdica
- Desarrollar la
expresión y la
creatividad
- Canalizar interés
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Cuadro 1. Áreas prioritarias de Intervención.
1. La primera prioridad hace referencia a la sensibilización e integración de los sujetos
en su comunidad. En este área se enmarcan las actividades dirigidas a desarrollar la
concienciación ante diferentes problemas: tanto los presentes en su comunidad (ejemplo:
problemas psico-físicos causados por las emisiones de una antena de cobertura de telefonía en
el barrio); como los propios del colectivo infanto-juvenil (ejemplo: la mercantilización del
ocio de los jóvenes, para acceder a los centros de interés es necesario prever costes
económicos: cine, música, moda..); así como otros más generales, enfocados a las actitudes y
los valores (ejemplo: consumismo, medio ambiente, guerra en Oriente, ley española
antitabaco, etc.).
2. El siguiente área aborda la participación y cooperación, y complementa a la
anterior. Es decir, primero se trabaja la sensibilización (información, orientación) y después se
motiva la participación (acción). Las actividades pertenecientes a esta área se diferencian en
cuanto a la participación como medio, buscando la implicación del colectivo (ejemplo:
actividades de interacción o cooperación dentro de otras más globales) y la participación
como fin (asumiendo las responsabilidades y tomando decisiones de forma individual y
grupal). En este sentido, es preciso destacar la importancia de esta última interpretación, ya
que otro de los objetivos prioritarios de la intervención es precisamente la autogestión y la
generación de grupos y asociaciones afines, que se aborda dentro de otra de las áreas
prioritarias, la séptima, dedicada a la promoción del asociacionismo.
3. El tercer área se refiere al desarrollo grupal. Consideramos prioritario cuidar la vida
del grupo con el que trabajamos, y por ello llevamos a cabo actividades específicas para su
desarrollo. El aspecto grupal es esencial, ya que el grado de integración grupal puede
condicionar el resto de actividades y además, como expone Deltoro (1995), una gran cantidad
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de proyectos fracasan por no tener en cuenta este aspecto. Por ello, y siguiendo las diferentes
etapas de la vida grupal propuestas por Francia y Mata (1997), se llevan a cabo actividades de
Comunicación, de Conocimiento, de Cooperación, de Toma de Decisiones y de Resolución de
Conflictos.
4. La cuarta área es la de dinamización, considerando este aspecto como una
dimensión esencial para el desarrollo socio-cognitivo de los sujetos. Su momento evolutivo
requiere una precisa atención hacia este ámbito, para enseñarles a disfrutar del ocio.
Entendemos con Arribas que las actividades lúdicas permiten desarrollar la autonomía y la
evasión de la realidad partiendo de su propia iniciativa (1995: 9). Constituyen uno de los
mejores vehículos para las relaciones sociales. Y en definitiva, resultan esenciales como
forma de acercamiento a otras alternativas menos saludables, desarrollando fundamentos
críticos y eligiendo las opciones adecuadas a sus necesidades. Para esto último, además de
participar e integrarnos en estas actividades, trataremos de motivar y canalizar sus propuestas,
adaptándonos a sus deseos y necesidades.
5. Otra de las áreas importantes es la que hace referencia a la creatividad y el
desarrollo psicomotor. Este área también responde a una necesidad evolutiva, desde la que
entendemos que se deben desarrollar actividades que fomenten su creatividad (artística,
cultural, expresiva, etc.) al igual que las dirigidas al desarrollo psicomotor (a través del
deporte o de las actividades dinámicas).
6. En sexto lugar está el área de relaciones intergrupales, que se refiere a las
actividades desarrolladas en colaboración con otros barrios de la ciudad (actividades interbarrios), implicando a diferentes colectivos y a sujetos de distintas edades. Las más comunes
son: encuentros, acampadas, festivales, rastrillos solidarios, fiestas de fin de curso,
Carnavales, etc. Dentro de este ámbito, incluso se ha planteado la posibilidad de realizar
intercambios con otros programas similares de ámbito nacional o internacional, que
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enriquezcan y amplifiquen las perspectivas de trabajo común y promuevan relaciones
multiculturales.
7. Y finalmente, la última área se refiere a la promoción asociativa. Se trata de convertir
los centros de zona donde se desarrollan las actividades en lugares de encuentro y de
referencia, donde los niños y jóvenes se reúnan para intercambiar objetivos, iniciativas,
inquietudes, etc., para que en último lugar consigan involucrarse en asociaciones o bien
formen las suyas propias, de manera que se vean cumplidas sus expectativas. Las actividades
desarrolladas bajo esta área se dirigen a apoyar al colectivo de los jóvenes en la creación de
nuevas entidades, reconociendo la importancia que tiene el asociacionismo y el
establecimiento de vínculos comunes que les alejen del discurso reiterativo e impasible que
mantienen ante sus propias dificultades e inquietudes, y en general, ante los problemas de
actualidad. Desde esta área se trata de motivarles y de aportar la asistencia organizativa que
precisen para que ellos mismos generen respuestas ante sus necesidades o intereses, mediante
cauces asociativos o de voluntariado.
Algunas actividades desarrolladas
De forma general, las actividades que se promueven desde el Programa son de
diversos tipos, desde talleres pre-ocupacionales (manualidades, tecnología, comunicación e
imagen…), creativos y de expresión (teatro, música, plástica...), socioeducativos (animación a
la lectura, habilidades sociales, educación ambiental, educación para la salud...); hasta:
actividades de aire libre, deportes, actividades lúdicas y de animación, promoción asociativa
(especialmente con los grupos de jóvenes), y todas aquellas que el grupo sugiera en relación a
sus intereses.
Desgranar en una síntesis todas las actividades desarrolladas por cada uno de los
proyectos durante estos últimos años no es tarea fácil, son muchas las experiencias y breve el
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espacio. Por ello, a continuación desarrollaremos brevemente algunas actividades que han
sido desarrolladas por el equipo de zona del Rollo en el Centro Cultural Miraltormes, a modo
de ejemplo representativo de la actuación y del trabajo desarrollado en el Programa.
Por la relevancia y las pretensiones de este artículo las actividades que se expondrán
están relacionadas con los ámbitos (1) de sensibilización e integración, (2) de participación y
cooperación y (3) de promoción asociativa. La intención no es otra que la de compartir
reflexiones, actuaciones y recursos entre el colectivo de animadores socioculturales que
apuestan por el desarrollo comunitario y la participación activa de los sujetos, en especial de
aquellos que trabajan con el colectivo infanto-juvenil, pero de forma general entre todos
aquellos que trabajan por un compromiso social y educativo.
Las actividades que presentaremos son cuatro: grabación de un CD, navidad en el
mundo, carta desde Bagdad y jornadas sobre asociacionismo juvenil:
1.- Grabación de un CD
Las posibilidades tecnológicas actuales y unos pocos recursos (micrófono, grabadora
digital y un software libre de montaje de audio) nos permitieron crear un pequeño estudio de
grabación en el que nuestros destinatarios se sintieron como auténticos cantantes
profesionales. La idea surgió a partir de una actividad de Karaoke en la que muchos de ellos
manifestaron su atracción por la música y su interés por cantar y versionar las canciones de
moda. Les orientamos para que se organizaran en grupos y trabajasen las canciones, las
ensayasen y finalmente las grabaran con nuestra ayuda y supervisión. Después del montaje se
recopilaron las canciones en un CD, que se distribuyó a todo el grupo, incluso a sus familiares
y amigos y que fue objeto de juicio y votación para la elección de la canción y del grupo del
año, en un pequeño festival abierto a la comunidad.
Esta actividad sirvió para dar salida a sus intereses y para favorecer su coordinación y
cooperación con los otros miembros del grupo que compartían sus mismos gustos musicales.
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Además de una creación cultural, los CDs se convirtieron en un extraordinario instrumento de
difusión comunitaria.
2.- La navidad en el mundo
Buscábamos despertar su interés por otras culturas y otras formas de celebrar la
festividad navideña. Queríamos sensibilizarles sobre las distintas representaciones y
tradiciones y para ello escogimos algunos de los países más representativos por su religión,
clima, economía, gastronomía y festividad. Con la información recopilada escribimos postales
de felicitación en las que se detallaban las costumbres de cada ciudad y se las hicimos llegar,
haciéndoles creer que habían sido enviadas por autóctonos. Con ellas debían elaborar un
calendario navideño mundial en el que se recogieran todos los acontecimientos importantes
que se celebraban en esas fechas con el menú, el vestuario necesario y los rituales más
significativos. Además de esta actividad, contactamos con una asociación de la zona, que
trabaja con colectivos inmigrantes, para solicitar su colaboración y asistencia a la actividad.
Un Keniata, una mexicana y un marroquí fueron los invitados de honor ese día. Los niños
pudieron preguntarles todo tipo de cuestiones sobre la navidad en su país, acercándose a otras
culturas, contrastando y enriqueciéndose con las aportaciones.
3.- Carta desde Bagdad
Con motivo de la reciente guerra de Bagdad nos planteamos como objetivo
sensibilizar al grupo respecto al significado y a las repercusiones de la guerra. Para ello
intentamos que se pusieran en el lugar de un niño de su misma edad que estaba viviendo la
guerra y que se lo contaba a ellos a través de una carta que acabábamos de recibir. Después de
leerla en alto, iniciamos un debate en el que les pedimos su opinión sobre el uso de las armas,
el ruido de las bombas, la información trasmitida por los medios de comunicación, etc. que
motivó su reflexión sobre la paz, la resolución de conflictos y la manipulación de
información. Después se les propuso responder a la carta y realizar un dibujo sobre la
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situación que el niño podía estar viviendo para comprender y empatizar con su situación. Su
interés y entrega hacia esta tarea fue tal que no faltaron ofrecimientos para la acogida del niño
en España. Esta actividad nos demostró la generosidad de los más pequeños y sirvió para la
reflexión de muchos de los valores más esenciales.
4.- Jornadas sobre asociacionismo juvenil
Nuestra intención con esta actividad fue crear una conciencia crítica y reflexiva sobre el
asociacionismo entre los jóvenes del grupo. Para ello realizamos unas jornadas en la que
primero se les informó, y después formó en torno a diversos temas: el voluntariado en la
acción sociocultural y el desarrollo comunitario, el asociacionismo juvenil como alternativa al
cambio social, la situación en España, y la creación, organización y constitución de las
asociaciones juveniles (dirigidas prioritariamente para el grupo de más edad). Después de
estas jornadas, ellos mismos fueron comprobando como muchos compartían necesidades y
metas comunes, que difícilmente podrían ser atendidas de forma eficaz por las instituciones
sociales existentes en su localidad, lo que les impulsó a preparar proyectos asociativos
basados en sus centros de interés. Al principio necesitaron de nuestra ayuda y orientación,
pero poco a poco fueron realizando pequeñas iniciativas autogestionadas, fruto también de
nuestra desvinculación progresivamente, responsabilizándose y madurando al afrontar éxitos
y fracasos, problemas y aventuras diversas.
Consideraciones finales
El futuro necesita propuestas comunitarias, que respondan y surjan de las necesidades
de las colectividades y para ello es indispensable que las administraciones locales y el tejido
asociativo formen estrechos lazos organizados al servicio de las comunidades. Se necesita el
esfuerzo de todos para retomar o construir la filosofía
de unión y de cooperación, de
sensibilización y motivación, en definitiva de promoción social. La experiencia desarrollada a
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lo largo de este artículo es una muestra de esta necesidad de coherencia para el trabajo
conjunto en pro de la comunidad, que se dirige hacia la reflexión sobre la importancia del
desarrollo social y cultural.
Dice el poeta Gabriel Celaya que para el efectivo desarrollo de este trabajo
socioeducativo el profesional tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de
pirata, un poco de poeta y un kilo y medio de paciencia concentrada. Confirmamos esta sabia
reflexión. Cuántas veces delante de ellos hacemos de buenos y de malos de la película,
cuántas nos ilusionamos tanto o más que ellos con una actividad, y cuánta energía y esfuerzo
llevamos desbordado… nunca sentimos que sea el suficiente, pero estamos seguros de que
ambos, tanto ellos como nosotros, habremos aprendido los unos de los otros.
Referencias bibliográficas
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Navarra: Editorial Verbo Divino.
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PÉREZ, Gloria y PÉREZ, M. Victoria. 2006. El Animador. Buenas prácticas de Acción
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QUINTANA, Jose María. 1986. Investigación Participativa. Madrid: editorial Nancea.
VEGA, Francisco J. y VENTOSA, Victor, J. 1993. Programar, acompañar, evaluar. Madrid:
Editorial CCS.
VENTOSA, Victor J. 2002. Desarrollo y Evaluación de proyectos sociales. Madrid: Editorial
CCS.
Datos de la Autora:
María José Hernández Serrano <[email protected]> es Educadora Social y Psicopedagoga por la
Universidad de Salamanca. Actualmente trabaja como becaria de investigación F.P.I.
elaborando su tesis doctoral e impartiendo conjuntamente la asignatura Pedagogía
Comunitaria en el Departamento de Teoría e Historia de la Universidad de Salamanca, en
España. Ha realizado publicaciones nacionales e internacionales en diversos congresos
científicos y revistas de investigación. Y desde hace cuatro años colabora con la Asociación
Juvenil Correcaminos, promotora y desarrolladora del Proyecto Animabarrios Rollo, junto
con Alejandra Coronado Santamaría, Ana Coronado Santamaría, Rubén Martín Domínguez y
Andrés Alén Iglesias.
1
. Para la distribución de las zonas y los proyectos se realizó un estudio inicial en el que se tuvieron en cuenta
variables como: el diagnóstico de la población diana (edad, distribución, intereses, necesidades…), los recursos y
la oferta de programas de tipo socio-educativo y la disponibilidad de infraestructura municipal para el óptimo
desarrollo de las actividades (Ventosa 2002).
2
. De acuerdo a estos autores la programación debe ser factible, prestando atención a las necesidades e intereses
de las personas con las que trabajamos; flexible, es decir, adaptada al dinamismo de los acontecimientos, no
rígido o inamovible, sin ser esclavos de una metodología única; y adecuada, precisando reflexionar
continuamente sobre la realidad (Vega y Ventosa 1993:43).
3
. La autora distingue, siguiendo a Ander-Egg (1986), por un lado la democratización de la cultura “en cuanto
forma de facilitar el acceso a los bienes culturales, se logra y consiste en la difusión de los beneficios de la
cultura al conjunto de la sociedad; y la democratización cultural, en cuanto pretende crear procesos de
participación en la vida cultural […] promoviendo –y esto es lo que verdaderamente le caracteriza- la
participación en la creación, administración, gestión y transmisión de la cultura; en definitiva, participación en la
realización de actividades culturales” (González 1995: 37).
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