Descargar número completo - Universidad Católica Argentina
Transcrição
Descargar número completo - Universidad Católica Argentina
Pontificia Universidad Católica Argentina Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación Departamento de Historia DE REBVS ANTIQVIS ISSN 2250-4923 N° 4 - 2014 DE REBUS ANTIQUIS ISSN 2250-4923 AUTORIDADES Pontificia Universidad Católica Argentina Rector Mons. Dr. Víctor Manuel Fernández Vicerrector de Asuntos Académicos e Institucionales Dr. Gabriel Limodio Vicerrector de Asuntos Económicos Dr. Horacio Rodríguez Penelas Vicerrectora de Investigación Dra. Beatriz Balian de Tagtachian Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación Decano Dr. Florencio Hubeñák Secretario Académico Dr. Roberto Aras Directora del Departamento de Historia Dra. Silvia Nora Arroñada Proyecto de Estudios Grecorromanos (PEHG) Directora Lic. Graciela Gómez Aso Secretaria Lic. Lorena Esteller De Rebus Antiquis Dirección Lic. Graciela Gómez Aso Secretario de Redacción Lic. Juan Pablo Alfaro Colaboradora de Edición Lic. Lorena Esteller i DE REBUS ANTIQUIS ISSN 2250-4923 CONSEJO EDITOR Florencio Hubeñak: Pontificia Universidad Católica Argentina Giuseppe Zecchini: Università Cattolica del Sacro Cuore (Milán, Italia) Hugo Bauzá: Universidad de Buenos Aires, Academia Nacional de Ciencias Pablo C. Díaz: Universidad de Salamanca (España) Renán Frighetto: Universidade Federal do Paraná (Brasil) Raúl Buono-Cuore: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile) Margarida María de Carvalho: Universidade Estadual Paulista / Franca (Brasil) Viviana Boch: Universidad Nacional de Cuyo Ana Teresa Marques Gonçalves: Universidade Federal de Goiás (Brasil) Las opiniones vertidas por los autores reflejan sus criterios personales y la revista no se hace responsable por las mismas. Los autores de los artículos publicados en el presente número ceden sus derechos a la editorial, en forma no exclusiva, para que incorpore la versión digital de los mismos al Repositorio Institucional de la Universidad Católica Argentina, como así también a otras bases de datos que considere de relevancia académica. ii DE REBUS ANTIQUIS ISSN 2250-4923 ÍNDICE: 1. Autoridades, Staff y Consejo Editor…………………………………….i 2. Índice……………………………………………………………………..iii 3. Artículos: - Fernando Echeverría Rey (Universidad Complutense de Madrid) El miedo en la guerra griega antigua y su conceptualización en las fuentes. Una introducción..........................................................................................1-24 - Milena Raimondi (Università Cattolica del S. Cuore di Milano) La distruzione delle statue di Pausania nella Sparta tardoantica (Lib. Ep. 1518)...........................................................................................................25-54 - Camilla Ferreira Paulino da Silva (UFES/CAPES) A moeda como un discurso: uma análise das representações de Otávio, Cleopátra e Marco Antônio.......................................................................55-67 - Lorena Esteller (Universidad Católica Argentina) Identidad y memoria como principio de legitimación. El caso de la construcción del poder imperial de Septimio Severo.................................68-77 - Natália Frazão José (LEIR/UNESP-Franca) Imagem e Poder: Considerações iniciais acerca das imagens discursivas sobre Augusto nas Biografias e Histórias do Principado Romano (séculos I a.C. a III d.C.).............................................................................................78-99 - Bruna Campos Gonçalves (LEIR/UNESP-Franca) O Conceito de Realeza de Temístio e Amiano Marcelino: o caso do Imperador Valentiniano I.........................................................................................100-112 - Viviana Boch (Universidad Nacional de Cuyo) Los romanos y los otros en la obra de Rutilio Namaciano....................113-130 4. Reseñas Bibliográficas: - BUONO-CORE VARAS, RAÚL. (2012) El Mediterráneo y la diplomacia en la Antigua Grecia. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso. Graciela Gómez Aso…………...........................................................131-133 - STADLER, THIAGO DAVID. (2013). O Império Romano em cartas: glórias romanas em papel e tinta. Plínio o jovem e Trajano 98/113 d.C. Curitiba: Juruá. Janira Feliciano Pohlmann..............................................................133-135 - BARROS, JOSÉ D’ASSUNÇÃO (2013). O tempo dos historiadores. Petrópolis: Vozes. Belchior Monteiro Lima Neto...........................................................136-139 - RÜPKE, Jórg. (2013). De Júpiter a Cristo. Cambios religiosos en el Imperio Romano. Buenos Aires: Eduvim. Ana Belén Lozano.............................................................................139-141 - ROMERO, JOSÉ LUIS (2012). Estado y sociedad en el mundo antiguo. Estudio introd. de Julían Gallego. México: Fondo de Cultura Económica. Juan Pablo Alfaro.............................................................................142-143 iii DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 ARTÍCULOS EL MIEDO EN LA GUERRA GRIEGA ANTIGUA Y SU CONCEPTUALIZACIÓN EN LAS FUENTES. UNA INTRODUCCIÓN FERNANDO ECHEVERRÍA REY Universidad Complutense de Madrid [email protected] Abstract: Fear is commonly regarded as a natural emotion in war, present as well in ancient Greek warfare. Greek literary sources occasionally emphasize the emotions connected to the contemporary experience of combat from a primarily narrative perspective. This paper will offer an introduction to the Greek notion and conceptualization of fear in the classical period and its relationship with war, intending to achieve a better understanding of its role in the literary sources and, ultimately, its relevance in Greek culture and warfare. Keywords: Greek warfare – emotions – fear – cognitive process Resumen: El miedo puede considerarse una emoción consustancial al combate, y por tanto presente también en la guerra griega. Las fuentes literarias inciden en ocasiones en las emociones que caracterizan la experiencia del combate, y lo hacen desde una perspectiva fundamentalmente narrativa. Este artículo presenta una introducción al modo en que los griegos concebían y conceptualizaban el miedo en época clásica y su relación con la guerra, con el fin de comprender mejor su papel en las fuentes y, en última instancia, su relevancia en la cultura y la guerra griegas. Palabras Clave: Guerra griega – emociones – miedo – proceso cognitivo El miedo es una experiencia común en el combate. Esta afirmación aparentemente obvia ha sido estudiada y analizada desde muy diversas perspectivas científicas en relación con períodos históricos contemporáneos, como las Guerras Mundiales, la guerra de Vietnam, o los más recientes episodios de Irak Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 1 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 o Afganistán 1. El enfoque de dichos estudios suele ser de tipo sociológico, para profundizar en la experiencia de combate del soldado moderno, lo cual tiene interesantes ramificaciones en la historia militar y en la historia de las emociones, un campo este último actualmente en expansión. Líneas de investigación que ponen el énfasis en la experiencia, siguiendo la estela del trabajo de John Keegan, The Face of Battle (1976), se han puesto particularmente de moda entre los historiadores militares de todos los períodos, líneas que desarrollan con una minuciosidad inédita hasta ahora el complejo mundo emocional de los hombres que durante milenios han afrontado la terrible experiencia vital del combate. Esta relación casi natural que existe entre el miedo y la guerra puede trasladarse fácilmente a cualquier período histórico, entre ellos la Grecia antigua. El estudio de una emoción tan aparentemente vinculada con la guerra como el miedo ha pasado en general desapercibido entre los clasicistas, una cuestión que a menudo se da por hecho en la moderna investigación sobre la guerra griega, por lo que no ha sido objeto de demasiada atención. Se suele resaltar el papel del miedo en los acontecimientos, así como los modos en los que los griegos combatían sus efectos más dañinos para el combate, pero no hay estudios conceptuales y terminológicos sistemáticos, ni análisis narrativos o literarios sobre la función del miedo en la literatura o en la mentalidad 2. Sin embargo, el miedo tiene varias dimensiones y juega diversos papeles en la literatura y la guerra griegas. Tiene, ante todo, una significativa dimensión individual, pues se cuenta comúnmente entre las emociones individuales más recurrentes, y es a menudo presentado como la causa o motivo profundo de decisiones personales relevantes: por mencionar algunos ejemplos contenidos en la obra de Tucídides, el temor a la caída de Megara en manos de los atenienses impulsa a Brasidas a intervenir 1 SHAY, J. (1994). Achilles in Vietnam: Combat Trauma and the Undoing of Character. New York, Atheneum; DEAN, E.T. (1997). Shook Over Hell: Post-Traumatic Stress, Vietnam and the Civil War. Cambridge, Harvard University Press; FUSSELL, P. (1989). Wartime: Understanding and Behavior in the Second World War. Oxford, Oxford University Press; HOLMES, R. (1985). Acts of War: The Behavior of Men in Battle. New York, Free Press. 2 HANSON (2000), 96-104; VAN WEES (2004), 151, 192-94; RAWLINGS (2007), 12-13, 54-55, 8790, 210-13. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 2 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 precipitadamente en la región en 424 (4.70.1), el temor a la derrota en una negociación lleva a Alcibíades a ofrecer a una embajada espartana la devolución de Pilos en 420 (5.45.1), y el temor a que sus decisiones no sean bien comprendidas por la asamblea conduce a Nicias a escribir una detallada carta de la situación del ejército ateniense en Siracusa en 413 (7.8.2) 3. El miedo tiene otra dimensión, más amplia, relacionada con la política “internacional”, en la que es habitualmente vinculado al poder: “la grandeza”, dice el político siracusano Hermócrates, “provoca envidia y miedo” (THUC. 6.78.2), ideas desarrolladas en el famoso “Diálogo de los Melios” (THUC. 5.85-113) 4. Esta relación evoca un mundo de violencia en el que el poderoso reafirma su estatus y autoridad sobre el débil mediante el uso de la fuerza física y la coerción. El miedo se convierte así en una herramienta al servicio del statu quo de las potencias dominantes. Este artículo pretende explorar esa primera dimensión individual del miedo, pero también (y de forma más fundamental) una tercera dimensión colectiva, relativa al grupo humano multiforme y heterogéneo que constituye un ejército, en conexión con las circunstancias del combate y la batalla. El miedo juega un papel crucial en el desarrollo de los acontecimientos militares de la Grecia antigua, que será analizado aquí, pero es también relevante a un nivel más profundo, narrativo: en manos de los historiadores y escritores antiguos se convierte en una poderosa herramienta para configurar y construir las “explicaciones” o “narrativas” sobre los hechos históricos. Estos intelectuales muestran una acusada tendencia a presentar el miedo como la principal (o incluso la única) causa de un suceso o una decisión, cuando en la práctica actúa en combinación con otros factores. Es preciso explicar, junto a otros muchos interrogantes, ese énfasis en el factor emocional. 1. ¿Una cultura del miedo? 3 Otros ejemplos en Tucídides: 1.137.2, 3.107.3, 4.28.4, 4.29.3, 4.70.1, 5.3.1, 5.16.3, 5.45.1, 5.46.4, 5.71.3, 6.54.3, 6.59.2, 6.61.6, 6.88.9, 7.8.2, 8.45.1, 8.50.1, 8.56.2, 8.56.4, 8.109.1. Ejemplos en Heródoto: 3.1.13, 3.119.3, 3.130.3, 5.35, 6.74.2, 7.38.1, 8.103.4. 4 Ver también THUC. 1.77.6.2, 3.11.2, 7.56.2.8, 7.63.3.9, 7.77.6.4. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 3 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 El miedo desempeña un importante papel en la cultura griega, un impacto que puede apreciarse ya en el mundo homérico 5: héroes y dioses de toda condición se ven afectados antes o después por él, ya sea ante situaciones de violencia como el combate, o ante disputas o conflictos personales. El vocabulario homérico del miedo es enormemente extenso y variado, y admite un gran número de términos de contenido metafórico como τρέω (temblar), ὀρίνω (agitar, turbar), πλήσσω (golpear, conmover) o στυγέω (odiar, aborrecer), todos ellos capaces de transmitir el significado “temer” en determinados contextos 6. Los poemas tienden a expresar emociones con gran facilidad; el miedo no se oculta en ciertas ocasiones, y parece haber una aceptación generalizada del hecho de que todo individuo puede sentir temor algunas veces 7. La clave, sin embargo, reside en la causa del temor: si la causa es lo suficientemente imperativa (como la amenaza directa de un dios, por ejemplo), ni siquiera los grandes héroes se avergüenzan de reconocer sentirse atemorizados, pues es acorde a su dignidad y estatus temer a los dioses; ningún gran héroe, sin embargo, reconocerá sentirse intimidado por un motivo de inferior estatus o importancia, pues ello evidentemente redundaría en una pérdida de respeto social. El miedo funciona así como un indicador de estatus, pues en una situación de conflicto sólo el individuo inferior experimenta esta sensación en el mundo homérico. En la Grecia histórica, el miedo es una emoción muy poderosa. Decisiones políticas críticas se toman como consecuencia, o por influjo, del miedo: los milesios, por ejemplo, deciden negociar con el rey persa Ciro en 546 a.C., quedando de ese modo “libres del miedo” (HDT. 1.143.1); también por miedo los jonios de las islas se rinden a los persas a mediados del siglo VI (1.169.2), y el tirano de Mileto Aristágoras desencadena la “Revuelta Jonia” en 499 (HDT. 5.35); Tucídides identifica el miedo como una de las causas profundas del estallido de la 5 VAN WEES (1992), 68, 76-77, 88-89; (1996), 8-10; (2004), 162 y notas 31-32. ZABOROWSKI (2002). 7 KONSTAN (2006), 136-138; STARR (1966), 60-61. 6 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 4 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 Guerra del Peloponeso (THUC. 1.23.6, 1.33.3, 1.88) 8, pero también como el principio por el cual gobiernan su imperio marítimo los atenienses (THUC. 1.57.4, 1.76.2, 6.83.4); se puede uno pasar a los persas por miedo (THUC. 1.74.4), o hacer defección de los atenienses (THUC. 4.88.1) o de los espartanos (THUC. 5.29.4); es mencionado también en los preparativos de la expedición ateniense a Sicilia (THUC. 6.11.5, 6.83.3), y puede provocar que algunas comunidades griegas se decidan a consultar un oráculo (HDT. 7.178.1, 8.36.1). En el debate crucial entre corintios y corcireos en los albores de la Guerra del Peloponeso, el miedo es mencionado constantemente como factor que influye en las decisiones (THUC. 1.31-44 y especialmente en 1.42.2), pues lo que está en juego es concertar o no una alianza con los atenienses. Este es un aspecto también frecuentemente influido por el miedo, pues concertar una alianza no es siempre el resultado de una decisión libre sino de una concatenación de factores que a menudo no dejan otra salida: en palabras de Tucídides, “el miedo provoca ciertamente la unión de todos” (πάντα γὰρ ὑπὸ δέους ξυνίσταται, THUC. 6.33.5). Ejemplos no faltan: la alianza de ciudades sicilianas contra los atenienses (THUC. 4.63.1, 6.21.1), la alianza de los traquinios con Esparta (THUC. 3.92.2), de los anfipolitanos con Esparta (THUC. 5.11.1), de los argivos con Esparta (THUC. 5.40.3-4), y más tarde con Atenas (THUC. 5.82.5). Los plateos llegarían a un acuerdo con los invasores tebanos en 431 ante el temor de que fuesen muy numerosos (THUC. 2.3.1), y los orcomenios se verían forzados a entrar en la alianza ateniense tras ser asediados y por temor a la destrucción de su ciudad (THUC. 5.61.5). El mismo miedo que provoca el cierre de una alianza puede llevar a una comunidad a entrar en guerra apoyando a un aliado poderoso: en los debates de 431, los corintios reconocen que los pueblos de Grecia se unirán con ellos y los espartanos en la guerra contra Atenas por interés (ὠφελίᾳ), pero también por miedo (φόβῳ, THUC. 1.123.1), en clara alusión al poder coercitivo de Esparta 8 RAWLINGS (2007), 12-13. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 5 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 sobre sus aliados menores. Idéntico argumento emplea Tucídides para explicar la capacidad de Agamenón de movilizar a los griegos contra Troya (THUC. 1.9.3). En términos generales, el miedo puede intervenir en todas las fases del largo proceso de toma de decisiones político (o militar), como vemos, y aparte de su naturaleza “reactiva” (es decir, como reacción a un estímulo o una amenaza), puede tener también una condición “preventiva”. En efecto, el deseo de anticipar un daño potencial es extraordinariamente común, por lo que el miedo puede desencadenar acciones de tipo preventivo que están en el ámbito de lo estratégico, a medio camino entre lo político y lo militar. La obra de Tucídides nos aporta sobrados ejemplos: los atenienses en 432 ordenan a los aliados de Potidea que derriben sus murallas ante el temor de que puedan hacer defección de la Liga (THUC. 1.56.2); también para prevenir futuros males los atenienses ejecutan sin juicio a unos embajadores peloponesios a los que capturan en su camino hacia Persia para entrevistarse con el Gran Rey (THUC. 2.67.4); en 427, persiguen a una flota peloponesia ante el temor de que saquee las indefensas ciudades de Jonia (THUC. 3.33.2); en 424, las ciudades griegas de la Calcídica que han hecho defección de Atenas llaman a un ejército peloponesio como apoyo, ante el temor de que los atenienses se lancen contra ellos de inmediato (THUC. 4.79.2); una de las anécdotas más famosas es tal vez el temor de los espartanos a que el espíritu innovador y emprendedor de los atenienses les llevase a aliarse con los mesenios asediados en Itome en 462, según Tucídides, y que provocaría la decisión espartana de despedirlos y mandarlos de vuelta a casa (THUC. 1.102.3) 9. El miedo es una emoción común también en la guerra griega. El combate griego, de hecho, es una experiencia aterradora. Plutarco recoge con detalle la vivencia del cónsul Emilio Paulo en la batalla de Pidna, y el terror que supuso para él enfrentarse a la temible falange macedonia: “Cuando vio que el resto de tropas mecedonias estaban también desprendiéndose los escudos de los hombros y 9 Otros ejemplos en Tucídides: 2.76.3, 3.33.2, 3.74.2, 3.93.1, 3.101.2, 3.113.6, 4.1.2, 4.8.7, 4.27.2, 4.29.3, 4.41.3, 4.55.1 (cf. 4.55.3), 4.71.1, 4.108.1, 4.108.1, 4.123.2, 5.32.4, 5.34.2, 5.40.1-3, 5.44.3, 5.52.1, 5.82.5, 5.97.1, 6.34.2, 6.59.2, 6.91.6, 6.98.2, 7.86.4, 8.89.2, 8.90.2. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 6 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 a una señal aguantaban a sus legionarios con las sarisas, y vio la fortaleza de su formación cerrada y la fiereza de su ataque, se vio dominado por el pasmo y el miedo (ἔκπληξις καὶ δέος), pues no había visto nunca nada tan terrorífico (φοβερώτερον)”. La visión dejó aparentemente honda huella en él, hombre de acción con una larga carrera militar a sus espaldas, pues “posteriormente solía recordar a menudo la experiencia y la visión de aquel día” (PLUT. Aem. 19.1-2). Hanson, que recoge abundantes referencias sobre esta cuestión en su trabajo 10, resume también la experiencia de combatir en la falange griega con tintes fuertemente emocionales: “Hacinados en la apretada masa de la formación, pocos aparte de la primera fila podían ver u oír al enemigo, o siquiera las voces de sus propios oficiales. La escasa conciencia que podían tener de la inminente colisión provenía únicamente de la presión de los hombres de alrededor, que eran igualmente presa de los rumores, el vaivén y el murmullo generalizado a través de las filas. Empujones accidentales o estremecimientos a causa de la presión podían indicar a los hoplitas en el centro y la retaguardia de la formación que la batalla había comenzado, o peor, que estaba en vías de perderse” 11. Tucídides afirma hasta en tres ocasiones que los grandes ejércitos pueden verse dominados por el pánico (THUC. 4.125.1, 5.71.1, 7.80.3), y Heródoto confirma que el miedo puede aparecer sin causas aparentes, atribuible únicamente a la intervención divina (HDT. 7.10.ε). En la extensa tradición literaria griega encontramos abundante confirmación textual del hecho de que para los griegos la guerra era una fuente recurrente de temor y preocupación: en Homero, por ejemplo, Ares es “el más odioso (ἔχθιστος) de los dioses dueños del Olimpo”, por su tendencia a la disputa y el combate (Il. 5.890-91), mientras que la guerra (πόλεμος) es “maligna, funesta” (κακός, Il. 1.284), “miserable, lamentable” (ὀϊζυρός, Il. 3.112), “destructiva, letal” (ὀλοός, Il. 3.133) e incluso “llena de lágrimas” (δακρυόεις, Il. 5.737); para Hesíodo, es “funesta” (κακός, Erg. 14, 161) y “terrible” (ἀργαλέος, 10 11 HANSON (2000), 97-98 HANSON (2000), 96-97 (traducción propia); cf. RAWLINGS (2007), 210. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 7 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 Erg. 229); Tirteo utiliza también esta última expresión (frg. 11.8 W), además de calificarla de “destructora” (δήϊος, frg. 11.18 W); para Esquilo, la guerra es también una experiencia “sangrienta” (αἱματόεις, Suppl. 1044). Las abundantes descripciones del combate contenidas en la poesía griega, desde la épica homérica a la tragedia clásica pasando por la lírica arcaica, convierten esa imagen funesta y terrible de la guerra en un tópico: la ilustración de una ciudad en guerra que muestra el escudo de Aquiles en la Ilíada (18.535-40) enfatiza la presencia de las divinidades personificadoras del combate, la Disputa (Eris) 12 y el Tumulto (Kydoimós), acompañados de la Parca, todos ellos personajes aterradores empapados en sangre; esa imagen se repetirá casi idéntica en el Escudo atribuido a Hesíodo (Scut. 248-57). La sensación predominante en la literatura griega es, por tanto, que la guerra es una terrible experiencia que infunde miedo, como resume Píndaro: “Dulce es la guerra para el inexperto (γλυκὺ δὲ πόλεμος ἀπείροισιν), pero aquel que tiene experiencia (ἐμπείρων δέ τις) se espanta terriblemente (ταρβεῖ περισσῶς) en su corazón cuando ésta se acerca” (frg. 110 Maehler). La vívida descripción que Tucídides realiza de la desastrosa retirada ateniense de Siracusa en 413 (7.75) constituye un ejemplo válido, que alcanza cotas extraordinarias de patetismo en el momento en el que el ejército abandona a los heridos (7.75.3), cuya suerte queda así sellada. En la narrativa griega, experiencias militares terribles, como la derrota ateniense en Sicilia, están completamente dominadas por vocabulario relacionado con el miedo (THUC. 7.6087). El miedo es sin duda una limitación táctica, que hace que los ejércitos combatan peor. Para Tucídides, tropas atemorizadas son inferiores (ἥσσους, THUC. 2.3.4; cf. 1.120.5), pues el miedo hace olvidar todo lo aprendido (THUC. 2.87.4), y en casos extremos puede conducir a alucinaciones: la visión del 12 En los Trabajos y Días, Hesíodo identifica esta Eris como una Disputa nefasta, “horrible, que engendra guerra funesta y combate” (Erg. 11-16). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 8 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 ateniense Epizelo en la batalla de Maratón es la más conocida (HDT. 6.117.2-3)13, pero Lisias también elucubra en un discurso con las visiones que el miedo pudo provocar a los combatientes en Salamina (LYS. 2.39), tal vez recordando el pasaje de Heródoto en el que afirmaba que los atenienses vieron el fantasma de una mujer antes de la batalla (HDT. 8.84.2) 14. El combatiente que se viese dominado por el miedo durante la lucha podía ser tachado de cobarde, y la cobardía era una de las actitudes más censuradas y perseguidas por las comunidades griegas. Homero lo describe con tintes paródicos: “al cobarde (τοῦ κακοῦ) se le muda el color, uno se le va y otro le viene, y su ánimo en la mente no es capaz de estar quedo sin temblor; cambia de postura, apoya su peso alternando una y otra pierna, el corazón le palpita en el pecho con fuertes latidos imaginando toda clase de parcas, y los dientes le castañetean” (Il. 13.279-83, trad. E. Crespo). Es significativo que el color, el temblor, las palpitaciones y el castañeteo de dientes sean ingredientes comunes en las descripciones homéricas de los síntomas del miedo 15. Los “tembladores” (τρέσαντες) aparecen ya en Homero (Il. 14.522) y Tirteo (frg. 11.14 W), y, en una sociedad que incentivaba la competición por el valor 16, solían existir castigos específicos para los individuos acusados de cobardía (al margen naturalmente del desprecio público): el más común era la atimía, la pérdida de derechos cívicos, que conllevaba una gran vergüenza pública y convertía al condenado en blanco de las burlas de la comunidad 17. Los 13 Heródoto no obstante no afirma que esa visión sea consecuencia del miedo, y es más bien la investigación moderna la que relaciona la experiencia de Epizelo con el estrés y el trauma del combate. HANSON (1990), 192-93; TRITLE (2000), 8 n.16, 64-65, 95 n.39; VAN WEES (2004), 151. Sobre el trauma en combate, ver CROWLEY (2012). 14 Epifanías en combate: PRITCHETT (1979), 11-46; VAN WEES (2004), 180; RAWLINGS (2007), 179-80. 15 Il. 3.34-35, 10.94-95, 10.375-76, 10.390, 13.279-283, 22.452-53, 24.359; Od. 4.703-5, 5.297, 10.201-202, 10.496-98, 10.556-58, 18.77, 18.341-42. 16 Sobre los trésantes, ver DUCAT (2006). Menciones al valor: Maratón (Hdt. 6.114), Termópilas (Hdt. 7.226-27), Salamina (HDT. 8.93), Platea (HDT. 9.71-75), Potidaea (PLAT. Symp. 220d-e; PLUT. Alc. 7). Ver en general PRITCHETT (1974), 276-80. 17 Se menciona a manudo el caso del político ateniense Cleónimo, que sería objeto de burla por parte de Aristófanes en sus comedias todavía años después de su “delito” de cobardía (haber abandonado su escudo en combate, supuestamente en la batalla de Delio): AR. Nu. 353-54, 672-80; Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 9 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 espartanos aparecen en las fuentes como especialmente sensibles a la cobardía: los dos espartanos supervivientes de las Termópilas serían juzgados severamente como cobardes, a pesar de haberse perdido la batalla como consecuencia de dolencias oculares, hasta el punto de que uno de ellos se suicidaría y el otro trataría de resarcirse con un comportamiento también casi suicida en la batalla de Platea (HDT. 7.231-32); los generales “desobedientes” en la batalla de Mantinea (418 a.C.) serían juzgados también por cobardía, no por insubordinación (THUC. 5.72.1); los supervivientes de Esfacteria (425 a.C.) y Leuctra (371 a.C.) serían condenados a atimía (THUC. 5.34; PLUT. Ages. 30.2). Dentro de esta lógica social, las decisiones tomadas a consecuencia del miedo e interpretadas por tanto como un acto de cobardía eran condenadas enérgicamente: Tucídides, por ejemplo, describe de forma severa el comportamiento de Cleón durante la batalla de Anfípolis (422), asegurando que “desde el principio no pensaba resistir (μένειν)” y que a la mínima dificultad “emprendió la huída” (5.10.9), por lo que su muerte a manos de un peltasta enemigo se presenta casi como una retribución. La poesía de Tirteo, que se considera uno de los principales hitos en la evolución de la temática literaria del período arcaico y el avance hacia valores característicos de la pólis, está construida en torno a la idea central de que es necesario ser valeroso en combate, y que la muerte es preferible a la cobardía: “Es hermoso (καλόν) morir cayendo entre los combatientes de vanguardia”, afirma (frg. 10.1 W), pues el hombre valiente “es un bien común (ξυνὸν ἐσθλόν) para toda la ciudad y el pueblo” (frg. 12.15 W), mientras que “nadie sería capaz de relatar todas las desgracias que sobrevienen a un hombre cuando sufre el deshonor (αἰσχρά)” (frg. 11.15-16 W), pues “será objeto de odio (…), deshonra su linaje, desmiente su noble rostro y toda infamia y toda vileza van con él” (frg. 10.7-10 W). Tirteo inaugura también otra imagen del coraje, que hará fortuna en la tradición griega posterior: el hombre valiente muere con todas las heridas en el pecho, señal de que jamás ha vuelto la espalda al enemigo (frg. 12.25 W). Por V. 15-27, 592, 821-23; Pax 444-46, 674-78, 1295-1304; Av. 288-90, 1473-81. Ver en general VAN WEES (2004), 111-12, 193-94; DUCAT (2005); CHRIST (2006); RAWLINGS (2007), 33-34. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 10 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 extensión, a la inversa “es un placer (ἁρπαλέον), en la guerra destructora, herir por detrás la espalda de un enemigo que huye, y es una visión de vergüenza (αἰσχρός) un cadáver que yace en el polvo con la espalda atravesada por la punta de una lanza” (frg. 11.17-20 W). Es posible ver un eco de esta idea en el fragmento de Arquíloco en el que sarcásticamente se jacta de que “siete muertos han caído, que habíamos alcanzado a la carrera, y somos mil sus asesinos” (frg. 61 D), pero la herencia de este pensamiento se conservará en la afirmación de Plutarco de que los tebanos del Batallón Sagrado fueron todos aniquilados en la batalla de Queronea, muertos en las posiciones en las que enfrentaron a la falange de Filipo (Pelop. 18.5). Otro aspecto relacionado con la cobardía era la denominada rhipsaspía, el acto de arrojar intencionadamente el escudo para huir. Esta práctica tiene sus primeras menciones en Arquíloco (frg. 5 W) y Alceo (frg. 428a L-P, corroborado en Hdt. 5.95), pero en la fase inicial de la época arcaica parece no tener las terrible implicaciones que adquirirá más tarde: el escudo se convertirá en una metáfora de la integridad del guerrero y por tanto de la formación, y en consecuencia arrojarlo supondría una falta pública de solidaridad. El ejemplo del político ateniense Cleónimo, mencionado más arriba, es paradigmático de ese rechazo y burla públicos. Desprenderse del escudo, sin embargo, podía ser una medida desesperada pero común para afrontar la huída en una situación de extremo peligro, como la desbandada ateniense en la batalla nocturna de Epípolas (413 a.C.), en la que la mayor parte de los soldados arrojaron sus armas para escapar (THUC. 7.45). El miedo es sin duda una emoción comprensible, e incluso esperable: según Heródoto, todo el mundo pensaba que los atenienses se verían dominados por el miedo ante la inminente invasión persa (HDT. 7.139), pues los griegos en general contemplaban con terror a los persas, y las expresiones de pánico claramente se intensifican en la narración herodotea a medida que los persas se aproximan a Grecia y se acerca el primer choque (HDT. 7.138.2, 7.173.4, 7.178.2, 7.183.1, 7.207, 8.4.1, 8.70.2, 8.75.2, 9.8.2, 9.33.5, 9.46.1). La resistencia Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 11 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 ateniense a pesar de ese miedo visceral y atávico no hace sino enfatizar todavía más su valor: Platón, por ejemplo, ensalzaría más tarde la peculiar “solidaridad” ateniense surgida como consecuencia de ese miedo, y que les permitiría derrotar a los persas (Leg. 699c) 18. Pues esta es, en efecto, la otra cara del miedo, el opuesto ineludible que cierra el círculo y completa la compleja realidad de la experiencia humana ante la amenaza, el peligro y, en última instancia, la muerte: el coraje, construido como un imperativo moral, como una categoría del comportamiento y los valores de una comunidad, cuya conceptualización social e ideológica ayuda a menudo a entender la conceptualización del propio miedo. 2. ¿Una cultura del valor? Frente a la realidad indiscutible del terror del combate, los griegos levantaron una ideología del coraje que sirviese de antídoto a los efectos paralizadores del miedo. El valor se concebía en Grecia como la virtud masculina por antonomasia (andreia), y era un elemento del carácter obligado para aquellos hombres que quisiesen reclamar un lugar destacado dentro de la comunidad 19. Como describe el famoso “discurso” de Sarpedón (Hom. Il. 12.310-28), el valor justificaba el estatus en la sociedad homérica: en la épica, el comportamiento valeroso se fundamentaba en la cultura de la timé, de la estima o deferencia social, pues empujaba a los héroes a obtener respeto a través de una conducta valiente en combate (VAN WEES, 2004: 163-64). El énfasis de los poemas en el valor, en efecto, es constante y extraordinariamente repetitivo 20. En el mundo de la lírica 18 ROWE (2007), 88-89. Andreia como valor masculino: CARTLEDGE (1998), 54 n.2 (para bibliografía actualizada); VAN WEES (2004), 192-94. 20 Basten, por ejemplo, citar las referencias a ἀλκή, “coraje, valor”, en los poemas épicos: Il. 4.234, 4.253, 4.418, 5.299, 5.718, 6.112, 6.265, 7.164, 8.140, 8.174, 8.262, 9.34, 9.39, 9.231, 9.706, 11.287, 11.313, 11.566, 11.710, 12.409, 13.48, 13.116, 13.197, 13.269, 13.330, 13.471, 13.786, 13.836, 15.250, 15.487, 15.490, 15.527, 15.734, 16.157, 16.270, 16.602, 16.753, 17.42, 17.61, 17.81, 17.181, 17.185, 17.212, 17.281, 17.499, 17.728, 18.154, 18.157, 18.158, 19.36, 19.161, 20.256, 20.381, 21.578, 22.282; Od. 2.61, 4.527, 6.130, 9.214, 9.514, 17.315, 22.237, 23.128, 24.509. 19 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 12 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 arcaica, el valor era también enfatizado como el más excelente de los servicios que un hombre podía prestar a su comunidad (CALLIN. frg. 1; TYRT. frgs. 10, 11 y 12 W). El valor tenía por tanto una natural dimensión individual (su práctica se basaba en intereses personales), pero el énfasis en la literatura es en su más significativa dimensión comunitaria: las exhortaciones al valor inciden en su función social, en la medida en que el comportamiento valeroso del individuo revierte en beneficio de la comunidad. La “ideología del valor” pretendía, por tanto, combatir los desastrosos efectos que el miedo podía tener en el ánimo, y por tanto en la cohesión, de una comunidad. Esquilo ilustraría ese hecho en los Siete contra Tebas, al presentar a Eteocles recriminando violentamente al coro de mujeres tebanas su derrotismo y desesperación ante la presencia del ejército enemigo, y reclamando precisamente que esa es la peor manera de servir a la ciudad en un momento de peligro (Sept. 182 ss.). Por otra parte, el conocido sub-género de las arengas militares, especialmente representado en los historiadores clásicos, consiste básicamente en un intento por parte del general al mando de controlar el estado anímico del ejército, tendente frecuentemente a la desmoralización como consecuencia del miedo 21. Tucídides parece mostrarse bastante consciente de la importancia de la moral de los ejércitos, y en ocasiones describe el estado anímico de las tropas y las medidas que los generales al mando toman: durante los enfrentamientos navales entre atenienses y peloponesios en el Golfo de Corinto en 429 a.C., por ejemplo, describe el desánimo peloponesio ante las sucesivas derrotas contra los atenienses y reproduce a continuación la arenga de su general Brasidas (THUC. 2.86-87). Como toda exhortación, no obstante, la ideología del coraje parece más bien la invocación de un ideal, y no tanto la plasmación de una realidad. En la literatura es preciso diferenciar entre los actos valerosos, relativamente abundantes, y las exhortaciones al comportamiento valeroso, absolutamente 21 Ver HANSEN (1993), PRITCHETT (1994), ANSON (2010). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 13 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 predominantes; esas exhortaciones parecen entrar en colisión con una aproximación más “pragmática” a la guerra: la puesta en práctica de ese comportamiento valeroso parece ser en los poemas homéricos más bien algo relativo, en función del contexto. En determinadas circunstancias los héroes no tienen el menor reparo en retroceder, abandonar la vanguardia, o incluso huir, si la situación lo requiere. La exhortación, por tanto, plantea un modelo de conducta ideal, y, lo que es todavía más importante, denuncia indirectamente la ausencia de dicho comportamiento en la práctica, o cuando menos su escasa frecuencia. El miedo, así pues, seguirá estando presente tanto en el combate griego como en la literatura, en todas su épocas, a pesar de esta “cultura del valor”, pues lo aterrador es, en última instancia, algo tan universal como la proximidad de la muerte, como confiesa Sófocles: “Incluso los hombres más valientes huyen cuando ven cercana la muerte que los va a privar de la vida” (Ant. 580-81). El miedo se combate, como vemos, desde planteamientos morales e ideológicos, entre los cuales debemos incluir la vergüenza, un condicionante social extraordinariamente poderoso que suele tener el efecto de exprimir al máximo las capacidades de los individuos 22: en el discurso fúnebre, Perícles afirma de los atenienses caídos que “consideraron en más defenderse y sufrir que ceder y salvarse; evitaron una fama vergonzosa y aguantaron el peligro de la acción al precio de sus vidas” (THUC. 2.42.4). Algunas prácticas específicas del combate podían tener también un efecto moralizador en los individuos, limitando los efectos del miedo. Una de las más importantes y generalizadas era el hecho de respetar los vínculos sociales, de amistad o de parentesco, en el reclutamiento y en la formación, con lo que los hombres combatían rodeados de sus compañeros, vecinos o familiares 23. Las fuentes dejan entrever, por tanto, una perspectiva más práctica, menos emocional, de la experiencia de la guerra por parte de los griegos, como cuando el 22 VAN WEES (2004), 193. HANSON (2000), 118-25; VAN CROWLEY (2012), 40-69. 23 WEES (2004), 96-97, 102-104; RAWLINGS (2007), 210-13; Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 14 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 siracusano Hermócrates reconoce en su intervención ante el congreso de ciudades griegas sicilianas reunido en Gela en 424 (THUC. 4.59) que nadie se deja dominar por el miedo si piensa que va a obtener algún provecho de la guerra. El miedo, por tanto, puede y debe ser dominado para poder perseguir los intereses y los objetivos marcados. En términos ideales, el miedo debería tener poder únicamente sobre las decisiones, mientras que las acciones deberían estar dominadas por el valor y el coraje. Heródoto afirma esto de forma explícita en su debate entre Jerjes y Artábano, en el que el consejero reflexiona que “un hombre sería sobremanera excelente (ἄριστος) si al deliberar sintiera miedo (βουλευόμενος μὲν ἀρρωδέοι), al considerar toda dificultad que le afectara, pero en la acción, por el contrario, fuera audaz (ἐν δὲ τῷ ἔργῳ θρασὺς εἴη)” (HDT. 7.49.5). Esa será la actitud de los delfios poco más tarde durante la invasión persa, sobreponerse al miedo y actuar con valor en favor de los demás (HDT. 7.178.1), y por ello los griegos les manifestarían “gratitud eterna (χάριν ἀθάνατον)” (HDT. 7.178.2). El miedo, por tanto, debe ser vencido como consecuencia del valor individual, es decir, de una voluntad moral superior, y no a causa del temor al castigo, como los griegos observan que sucede entre los persas (HDT. 7.103.4). El miedo, en consecuencia, tiene un lugar dentro de la ideología griega del valor y es, dentro de esta concepción, compatible con él, pues de hecho ambos están definidos de forma relacional, esto es, el uno en función del otro (KONSTAN, 2006:135-37). En una cultura que sobrevalora el coraje como elemento de identidad masculina, el miedo, emoción inevitable e ineludible, encuentra un hueco al ser presentado como una prueba de valía: ante el miedo es donde se ponen a prueba los griegos de verdad. La afirmación de Artábano que acabamos de ver, sin embargo, apunta otra dimensión, más compleja, de la conceptualización griega del miedo: el temor es el resultado, a menudo inevitable, de la “consideración” (ἐπιλεγόμενος) de los males que pueden sobrevenir a uno. Es aquí donde el miedo deja de ser una emoción irracional y entra en el ámbito de la reflexión. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 15 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 3. El miedo como proceso cognitivo En su tratado sobre la retórica, Aristóteles reflexiona en profundidad sobre el miedo y su naturaleza, y llega a la conclusión de que se trata de una emoción compleja, que implica una cierta participación de habilidades cognitivas. Según su definición, phóbos es “un sufrimiento o turbación nacido de imaginar un mal venidero que puede provocar destrucción o sufrimiento. Pues no tememos todos los males, por ejemplo ser injustos o estúpidos, sino sólo los que pueden producir grandes sufrimientos o pérdidas. Y además, si no nos parece que van para largo, sino que están próximos y a punto de ocurrir. Pues lo que va para largo no lo tememos” (Rhet. 1382a21-25). De su definición se deduce que el miedo implica, por un lado, conocimiento (experiencias similares previas con las que comparar la situación presente, conciencia de dicha situación y sus riesgos, percepción de los detalles y evolución de la situación), y, por otro, capacidad de inferencia (interpretar signos externos, experimentar empatía con los miedos ajenos, relacionar indicios y extraer conclusiones) (KONSTAN, 2006: 130-31, 143, 149, 154). Según Aristóteles, además, aprendemos comúnmente a temer determinadas cosas, así como a identificar los riesgos y los peligros. Qué debemos temer y cómo es hasta cierto punto resultado del aprendizaje, pues se trata de información en gran medida social y cultural. El individuo debe aprender a gestionar y aplicar esa información en las situaciones concretas, lo que requiere la participación de sus sentidos y su intelecto. No está, por tanto, conectado necesariamente a consideraciones morales, sino que se trata de un estado de alarma que surge de una evaluación personal de la realidad. La participación de esas habilidades cognitivas en la gestación de la emoción se advierte fácilmente en las fuentes, en aquellos episodios descritos con cierto detalle: por ejemplo, los plateos que en 431 se encontraron con la ciudad tomada por tropas tebanas se asustaron ante la perspectiva de que los invasores fuesen muy numerosos y se avinieron por tanto a un acuerdo inicial de rendición (THUC. 2.3.1); en la batalla de Delio (424 a.C.), el derrumbe ateniense se produjo cuando vieron en el horizonte las nubes de polvo de los regimientos de caballería Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 16 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 de reserva beocios, y que confundieron con un nuevo ejército enemigo (THUC. 4.96); en las campañas de Brasidas en Macedonia (423 a.C.), los aliados macedonios fueron presa del pánico ante la noticia de que los ilirios, bárbaros con una merecida reputación de belicismo, se habían pasado al enemigo y que por tanto corrían el riesgo de ser rodeados por fuerzas superiores (THUC. 4.125.1). En todos estos casos, la evaluación y valoración de una serie de indicios y datos lleva a la conclusión del peligro inminente, lo que a su vez provoca el miedo. Esta visión aristotélica convierte una emoción en principio “negativa” en una prueba de buen juicio: el miedo es la consecuencia lógica de una buena evaluación de la situación, por lo que no experimentar miedo en determinadas situaciones equivale a un defecto cognitivo. Konstan (2006: 138) utiliza el ejemplo de Héctor, que en la Ilíada siente temor ante el enfrentamiento con Aquiles (Il. 22.131-37), pues de acuerdo con Aristóteles ese miedo sería la natural consecuencia de la acertada valoración por parte de Héctor de la superioridad de su rival. Ello conduce a dos conclusiones preliminares: en primer lugar, el valor no consiste, por tanto, en evitar o suprimir el miedo, sino en superarlo, en vencerlo; y en segundo lugar, en la guerra el miedo es consecuencia de la conciencia de un desequilibrio, de una inferioridad: el bando en situación de inferioridad, por el motivo que sea, está más expuesto al peligro y al daño, lo cual suscita el miedo. Según Aristóteles, “son igualmente temibles los que son más poderosos que nosotros, pues si perjudican a quienes son más poderosos, con mayor razón podrían perjudicarnos a nosotros” (Rhet. 1382b14-16). El miedo, por tanto, depende de una estimación de las fuerzas respectivas, por lo que si el equilibrio o el estado de esas fuerzas varía el miedo puede aumentar o disminuir en consecuencia (KONSTAN, 2006: 140-46). Un ejemplo podemos encontrarlo en el miedo que los griegos sienten ante el avance de los persas en 480, resultado de las gigantescas proporciones del ejército enemigo (HDT. 7.138.2); otro ejemplo es el miedo espartano que conduce a la Guerra del Peloponeso, y que es consecuencia del ascenso ateniense en las décadas previas y que termina por alterar el equilibrio de fuerzas en Grecia (THUC. 1.23). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 17 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 Miedo y capacidad cognitiva pueden relacionarse también de otro modo: en el debate sobre la suerte de los mitileneos, el orador ateniense Diódoto concluye que su propuesta (juzgar sin excesiva severidad a los rehenes y tratar con prudencia a los mitileneos) es “provechosa para el futuro y temible (φοβερά) para nuestros enemigos. Pues quien toma prudentes decisiones (εὖ βουλεύεται) resulta más fuerte frente al adversario que quienes proceden por la fuerza de los hechos de modo insensato (ἀνοίᾳ)” (THUC. 3.48.2). Ello implica que las decisiones racionales pueden ser más intimidantes y temibles para el enemigo que las acciones impulsivas o apresuradas. El intelecto permite obtener un abanico más amplio de posibilidades y mecanismos o estrategias más efectivas para producir daño, por lo que el conocimiento no sólo es necesario en el reconocimiento del daño potencial, sino también útil para generar un miedo mayor y más intenso en el enemigo. El miedo implica también algún tipo de “inteligencia política”, para poder leer las situaciones públicas e identificar riesgos o ataques potenciales, pues es un componente consustancial a las relaciones entre individuos y facciones dentro de la comunidad. En su discurso ante la asamblea siracusana en 415 a.C., el orador Atenágoras reconoce que el miedo puede ser utilizado como una herramienta con fines políticos: “Quienes no se sienten personalmente tranquilos son los que quieren infundir terror en la ciudad a fin de ocultar el suyo propio con el miedo generalizado” (THUC. 6.36.1-2). Un hombre puede ser condenado al ostracismo a cusa del temor que su prestigio y su influencia despiertan en sus rivales, como indirectamente reconoce Tucídides (8.73.3), pero su ámbito natural son los episodios de stásis o “conflicto civil”, a causa de las constantes sospechas por las posibles maniobras de las facciones rivales (THUC. 8.92.11). Alcibíades aparece en ocasiones descrito como un consumado manipulador, capaz de controlar la situación política empleando el miedo si es necesario (THUC. 8.81-82). Por otro lado, el miedo puede actuar como el fundamento del correcto funcionamiento de las instituciones públicas, pues Tucídides afirma a través de Pericles (2.37.3) que Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 18 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 los cargos electos y las leyes se sostienen “por el miedo (διὰ δέος) y por la obediencia” que los ciudadanos sienten hacia ellos. Dos factores principales, por tanto, se combinan para generar la emoción del miedo: el peligro (la proximidad relativa de un daño potencial) y la confianza (la evaluación puntual de las posibilidades propias en una situación dada). Ambos factores funcionan en relación inversa entre sí: cuanto mayor es el riesgo, menor es la confianza, y viceversa. Este hecho encierra un gran potencial para nuestra comprensión del comportamiento individual y colectivo en combate. Más relevante todavía, sin embargo, es el hecho de que el miedo actúa normalmente en escalada: el aumento del riesgo y la disminución de la confianza es generalmente un proceso que tiene lugar en un período de tiempo concreto, más o menos largo, y por tanto tiende a su intensificación gradual. Ello implica que, según la visión aristotélica, cuanto más próximo se encuentre el daño, mayor será el riesgo y por tanto el miedo; Aristóteles reconoce que el ser humano no estará asustado o siquiera preocupado mientras la amenaza se encuentre todavía lejos: “Todos sabemos que vamos a morir”, afirma, “pero como no va a ser en seguida, no nos preocupamos” (Rhet. 1382a26-27). Las experiencias militares griegas apoyan esta idea: los siracusanos, por ejemplo, no creen las advertencias de su líder Hermócrates acerca de la expedición ateniense en la primavera de 415 pues el daño se encuentra todavía lejano (THUC. 6.35), pero Hermócrates está en lo cierto y los atenienses llegan a Sicilia en medio de la alarma siracusana (THUC. 6.45); su consternación será todavía mayor dos años más tarde, cuando por sorpresa una nueva armada ateniense llegue hasta ellos cuando todavía no han conseguido derrotar a la primera (THUC. 7.42.3). En 411, y en medio de los conflictos internos por la revuelta oligárquica, los atenienses reaccionan con celeridad a la inminente llegada de una flota peloponesia que se encuentra bordeando Salamina, y, según Tucídides, “acudieron en masa y a la carrera al Pireo, concediendo menos importancia a sus luchas intestinas que a la promovida por los enemigos de fuera, que no se hallaban ahora lejos sino en las proximidades del puerto” (8.94.3). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 19 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 Sócrates afirma que “la confianza genera despreocupación, descuido y desobediencia; el miedo, en cambio, hace a los hombres más atentos, más obedientes, más dispuestos a la disciplina”, y cita el ejemplo de los marinos, que sólo atienden con diligencia a sus obligaciones cuando esperan una tormenta o un ataque (XEN. Mem. 3.5.5-6). Cuando los ateniense reciben en el otoño de 413 noticias del desastre de Sicilia se sentirán terriblemente desesperados al pensar que todos sus enemigos aprovecharán su debilidad para caer sin tardanza sobre ellos (THUC. 8.1); el miedo se desata como consecuencia de la percepción de un peligro que consideran inminente, pero los acontecimientos posteriores demostrarán que sus temores eran infundados por lo que respecta al nivel de emergencia, pues no se llevarán a cabo acciones militares contra Atenas hasta la primavera del año siguiente. Ello implica que el miedo depende más bien de la percepción de la realidad, y no tanto de la realidad misma. Konstan sintetiza esta visión “cognitiva” del miedo descrita por Aristóteles de la siguiente manera: “La impresión que causa el miedo deriva de un juicio sobre el mundo, es decir, que alguien con un motivo para hacerte daño está en disposición de hacerlo. De ello se sigue que el miedo no es necesariamente una señal de cobardía sino más bien una respuesta inevitable (a menos que uno sea completamente insensible) a una amenaza plausible de peligro. Gestionar el miedo implica así evaluar el equilibrio relativo de fuerzas entre contendientes, un ejercicio de cálculo (lógismos) y razonamiento” (2006: 149; traducción propia). Esta perspectiva nos aleja de las emociones instintivas, o de las emociones como respuestas automáticas a estímulos específicos, e introduce el factor del intelecto dentro del mundo emocional, habitualmente alejado, pensamos, de la reflexión y la lógica. 4. Conclusiones El miedo se entiende normalmente como una emoción instintiva, una reacción directa y espontánea a estímulos específicos, y también “primaria”, más natural y esencial que otras y por tanto generadora de emociones secundarias. En Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 20 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 el contexto de la guerra, esas características de inmediatez y esencialidad parecen cobrar todavía más relieve por lo apremiante, urgente y vitalmente comprometido de las situaciones del combate. Frente a esta visión directa, la primera elaboración teórica del miedo que encontramos en la cultura griega, forjada por Aristóteles, presenta una imagen más sofisticada y compleja de la emoción, relacionándola con procesos cognitivos que implican lógica y raciocinio. Se trata de una visión muy elaborada, pero algunos especialistas la consideran no obstante generalizada entre los griegos y compartida por, al menos, los contemporáneos de Aristóteles 24. El análisis de las fuentes literarias que describen acontecimientos militares parece conducir también a la misma idea: el miedo se presenta como la consecuencia de una evaluación (bien que instantánea y en ocasiones demasiado apresurada) de la situación, evaluación que da como resultado una conciencia de la inferioridad del individuo en dicha situación y por tanto de su debilidad o desprotección. Que esa evaluación se produzca en décimas de segundo no quiere decir que no sea lógica, o que no sea ajustada o correcta. La cultura griega presenta, por tanto, una relación compleja con el miedo, que podemos leer precisamente desde esta perspectiva de la racionalidad: reniegan del miedo instintivo, porque se muestra como una emoción que se apodera del individuo sin que su voluntad sea capaz de contrarrestarla, y que le lleva a actuar de modo egoísta e insolidario (la cobardía, por tanto, se concebiría como un defecto de la voluntad, una incapacidad de dominar las emociones que tiene además efectos perjudiciales sobre los demás); pero aceptan el miedo racional, porque es una consecuencia natural de una evaluación ajustada de la realidad y pone de manifiesto una adecuada capacidad de juicio (en la medida en que es racional, además, es más contenido, y por tanto no tan susceptible de caer fuera de control). El primero es lógicamente despreciado, mientras que el segundo es únicamente comprendido, pero no tolerado; ambos, en última instancia, son objeto de rechazo: el miedo instintivo debe ser castigado y erradicado, el miedo racional 24 KONSTAN (2006), 149. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 21 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 debe ser en cambio superado (mediante la exhortación al comportamiento valeroso). Factores culturales e ideológicos relacionados con el comportamiento social, con los valores y con la moral, por tanto, configuran la noción predominante del miedo en la literatura griega clásica, y conforman uno de los sectores más determinantes del rico universo de las emociones en el ámbito de la guerra y la política griegas. Se trata de una noción, en definitiva, que reconoce las flaquezas de la voluntad humana (el miedo instintivo), que propone su propio modelo de conducta ante las situaciones de extremado riesgo (el miedo racional), y que articula respuestas para esas situaciones (el castigo en un caso, la ideología del valor en el otro). Las acciones, decisiones y reacciones de los generales y soldados se ajustan aparentemente a esos patrones en las descripciones literarias que conservamos de los acontecimientos militares. Es una inferencia lógica, aunque naturalmente discutible, que también las acciones, decisiones y reacciones de los generales y soldados griegos se ajusten a esos patrones en las frecuentes batallas y guerras de la época clásica. BIBLIOGRAFÍA 1. ANSON, E.M. (2010). The general’s pre-battle exhortation in Graeco-Roman warfare. G&R, 57, 304-18. 2. BARKER, E. & Christensen, J. (2006). Flight club: the new Archilochus fragment and its resonance with Homeric epic. MD (Materiali e Discussioni per l’analisi dei testi classici), 57, 9-41. 3. BYRNE, L. (1997). Fear in the Seven against Thebes. En DEACY, S. & PIERCE, K.S. (Eds.). Rape in Antiquity. London, Duckworth: 143-62. 4. CARTLEDGE, P. (1998). The machismo of the Athenian empire – or the reign of the phaulus? En FOXHALL, L. & SALMON, J. (Eds.). When Men Were Men. Masculinity, Power and Identity in Classical Antiquity. London, Routledge: 5467. 5. CHRIST, M. (2006). The Bad Citizen in Classical Athens. Cambridge, Cambridge University Press. 6. CROWLEY, J. (2012). The Psychology of the Athenian Hoplite. The Culture of Combat in Classical Athens. Cambridge, Cambridge University Press. 7. DAYTON, J.C. (2006). Athletes of War. An Evaluation of the Agonistic Elements in Greek Warfare. Toronto, Edgar Kent. 8. DODDS, E.R. (1951). The Greeks and the Irrational. Berkeley, University of California Press. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 22 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 9. DUCAT, J. (2005). Aristodémos le trembleur. Ktèma, 30, 205-16. 10. ― (2006). The Spartan ‘tremblers’. En HODKINSON, S. & POWELL, A. (Eds.). Sparta and War. Swansea, Classical Press of Wales: 1-55. 11. FISHER, N. (1998). Violence, masculinity and the law in classical Athens. En FOXHALL, L. & SALMON, J. (Eds.). When Men Were Men. Masculinity, Power and Identity in Classical Antiquity. London, Routledge: 68-97. 12. ― (2000). Hybris, revenge and stasis in the Greek city-states. En VAN WEES, H. (Ed.). War and Violence in Ancient Greece. London, Duckworth: 83123. 13. FOXHALL, L. (1998). Introduction. En FOXHALL, L. & SALMON, J. (Eds.). When Men Were Men. Masculinity, Power and Identity in Classical Antiquity. London, Routledge: 1-9. 14. FOXHALL, L. & SALMON, J. (Eds.) (1998). When Men Were Men. Masculinity, Power and Identity in Classical Antiquity. London, Routledge. 15. GOODMAN, M.D. & HOLLADAY, A.J. (1986). Religious scruples in ancient warfare. CQ, 36.1, 151-71. 16. HANSEN, M.H. (1993). The battle exhortation in ancient historiography. Historia, 42.2, 161-80. 17. HANSON, V.D. (2000). The Western Way of War. Infantry Battle in Classical Greece. Berkeley, University of California Press. 18. JAMESON, M.H. (1991). Sacrifice before battle. En HANSON, V.D. (Ed.). Hoplites: The Classical Greek Battle Experience. London, Routledge: 197-227. 19. KONSTAN, D. (2006). The Emotions of the Ancient Greeks. Studies in Aristotle and Classical Literature. Toronto, University of Toronto Press. 20. ― (2007a). Anger, hatred and genocide in Ancient Greece. Common Knowledge, 13.1. 21. ― (2007b), War and reconciliation in Greek literature. En RAAFLAUB, K.A. (Ed.). War and Peace in the Ancient World. Oxford, Malden Blackwell. 22. LENDON, J.E. (2005). Soldiers and Ghosts. A History of Battle in Classical Antiquity. New Haven, Yale University Press. 23. LLOYD, A.B. (1996). Philip II and Alexander the Great: the moulding of Macedon’s army. En Lloyd, A.B. (Ed.). Battle in Antiquity. London, Duckworth: 169-98. 24. PRITCHETT, W.K. (1971). The Greek State at War, vol 1. Berkeley, University of Californa Press. 25. ― (1974). The Greek State at War. vol 2. Berkeley, University of Californa Press. 26. ― (1979). The Greek State at War, vol 3. Religion. Berkeley, University of Californa Press. 27. ― (1991). The Greek State at War, vol 5. Berkeleyv. 28. ― (1994). The general’s exhortation in Greek warfare. En PRITCHETT, W.K. (Ed.). Essays in Greek History. Amsterdam, J.C. Gieben: 27-109. 29. RAWLINGS, L. (2007). The Ancient Greeks at War. Manchester, Manchester University Press. 30. ROISMAN, J. (2005). The Rhetoric of Manhood: Masculinity in the Attic Orators. Berkeley, University of California Press. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 23 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 1-24 ISSN 2250-4923 31. ROWE, C. (2007). Plato and the Persian Wars. En BRIDGES, E., HALL, E. & RHODES, P. J. (Eds.). Cultural Responses to the Persian Wars. Oxford, Oxford University Pres: 85-104. 32. SABIN, Philip & VAN WEES, Hans & WHITBY, Michael. (Eds.) (2007). The Cambridge History of Greek and Roman Warfare, 2 vols. Cambridge, Cambridge University Press. 33. STARR, C. (1966). Homeric cowards and heroes. En WALLACH, L. (Ed). The Classical Tradition: Literary and Historical Studies in Honor of Harry Caplan. Ithaca, Cornell University Press: 58-63. 34. VAN WEES, Hans (1996). Heroes, knights and nutters: warrior mentality in Homer. En LLOYD, A.B. (Ed.). Battle in Antiquity. London, Duckworth: 1-86. 35. ― (1998). A brief history of tears: Gender differentiation in archaic Greece. En FOXHALL, L. & SALMON, J. (Eds.). When Men Were Men. Masculinity, Power and Identity in Classical Antiquity. London, Routledge: 10-53. 36. ― (2004). Greek Warfare: Myths and Realities. London, Duckworth. 37. ZABOROWSKI, R. (2002). La Crainte et le Courage dans l’Iliade et l’Odysee. Contribution Lexicographique à la Psychologie Homérique des Sentiments. Varsovie, Stakroos. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 24 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 LA DISTRUZIONE DELLE STATUE DI PAUSANIA NELLA SPARTA TARDOANTICA (LIB. EP. 1518) * MILENA RAIMONDI Università Cattolica del S. Cuore di Milano Abstract: The late antique destruction of two bronze statues of Pausanias - the Spartan general responsible for the Greek victory at the Battle of Plataea (479 BC) - housed in the temple of Athena Chalkioikos in Sparta (Lib. Ep. 1518), has been interpreted as one of the few cases of a violent conflict between pagan and Christian population in Greece. Nevertheless the sources suggest that late antique Sparta was a bastion of Hellenic paganism and give a picture of a small and quiet town ruled by a pagan educated élite, where pagans like Libanius wanted to live. Since there is no evidence of a violent conflict between pagans and Christians in Sparta, and Libanius confirms that in 365 AD all the temples and cult statues were still in place, this paper addresses the issue from a different point of view and offers a new contribution to the history of Sparta in Late Antiquity. By using literary, archaeological and epigraphic evidence the paper explores: 1) the relationship between Roman administration and Spartan élite in the IVth century AD; 2) the historical memory of Pausanias in Late Antiquity. It will be emphasized that the obscure burning of the two statues helped to remove from Sparta the memory of Pausanias - a controversial figure, misrepresented in Late Antiquity and connected to the ancient staseis in Laconia - in order to promote a positive image of Sparta as a city without conflicts and ruled by the political system of Lycurgus (eunomia). As documented by local inscriptions in praise of late Roman governors, the mythical lawgiver Lycurgus was the paradigm of the imperial governors who rebuilded the town in the IVth cent. AD. It can be assumed that while Rome, Constantinople, Antioch and Athens were troubled by political and religious violence or by seditions between different factions, Sparta aimed to revive its traditional model of civic order in the new historical context of Late Antiquity. Keywords: late antique Sparta – Greek civic identity – memory of the Classical past – Greek paganism – pagans and Christians – Christian iconoclasm – Pausanias (the general of the Vth cent. BC) – violence and religious conflicts – Roman governors – Late Roman Empire – antique statues – Libanius. Riassunto: L’articolo offre un nuovo contributo alla storia di Sparta tardoantica a partire da una riconsiderazione dell’oscura distruzione tardoantica delle statue di Pausania, il * Desidero ringraziare Cinzia Bearzot, per alcune osservazioni in tema di storia greca, e Andrea Pellizzari, per i suoi puntuali rilievi libaniani e per avermi permesso di leggere in anteprima alcuni suoi lavori di imminente pubblicazione. La responsabilità di quanto scritto è ovviamente mia. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 25 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 vincitore di Platea, testimoniata da una lettera di Libanio (Ep. 1518), in genere interpretata nel contesto del conflitto tra pagani e cristiani e dell’iconoclasmo cristiano delle statue pagane. In assenza di una documentazione sull’esistenza di un conflitto tra cristiani e pagani nella Sparta del IV sec. d. C., si cerca di inquadrare la vicenda nel quadro delle relazioni tra la città e l’amministrazione imperiale nel IV secolo e della memoria storica della figura di Pausania. La riproposizione della figura di Licurgo come modello dell’operato dei governatori tardoantichi impegnati nella ricostruzione della città e la celebrazione del sistema licurgico fondato sulla eunomia e sulla risoluzione delle staseis dell’antica Sparta rendeva alquanto inattuale la figura di Pausania, un personaggio nella tarda antichità rappresentato come dannoso ai Greci e associato alla memoria delle antiche staseis a Sparta. Nel quadro di un revival tardoantico di Sparta, la distruzione delle statue di Pausania contribuì alla idealizzazione, promossa dall’élite locale, di Sparta come città saggia, ordinata e senza staseis che faceva della città laconica un modello ben diverso da quello offerto da importanti città tardoantiche quali Costantinopoli, Roma, Antiochia o anche Atene, notoriamente caratterizzate da staseis, scontri tra fazioni, violenza e conflitti politici e religiosi. Parole Chiave: Sparta tardoantica – Pausania il reggente – iconoclasmo Cristiano – distruzione delle statue – Libanio – governatori provinciali – memória e identità greca violenza e conflitti religiosi – pagani e cristiani – tardo impero romano. 1. Introduzione Nel IV secolo d. C., mentre il cosiddetto revival di Atene rilanciava la città attica come capitale dell’ellenismo, Sparta vedeva compiersi il suo inesorabile destino di anonima città provinciale, accentuando quella sua dimensione periferica che l’aveva caratterizzata lungo l’intera età imperiale e ancor prima in età ellenistica 1. L’interesse per l’arcaismo dorico, che si osserva tra II e III secolo nel 1 Il volume di riferimento per Sparta tardoantica è quello noto di CARTLEDGE, P.- SPAWFORTH, A. (2002). Hellenistic and Roman Sparta. A Tale of two cities. London-New York3: in particolare pp. 120-126 anche per il dibattito sulle fasi finali della città dopo il sacco di Alarico; sinteticamente ora anche KENNELL, N. M. (2010). Spartans. A New History. London: 192-194. SWEETMAN, R. (2012). Memory and Loss in Late Antique Cities of Knossos and Sparta. In N. CHRISTIE, N.AUGENTI, A. (Eds). Urbes Extinctae. Archaeologies of Abandoned Classical Towns. AldershotBurlington: 243-273 (non vidi). Il volume collettivo CAVENAGH, W. G. – GALLOU, C.GEORGIADIS, M. (Eds.) (2009). Sparta and Laconia from Prehistory to pre-modern. Proceedings of the Conference held in Sparta, 17-20 March 2005. British School at Athens Studies 16, London, non dedica attenzione alla fase tardoromana. In generale sul Peloponneso tardoantico si veda il volume di AVRAMÉA, A. (1997). Le Péloponnèse du IVe au VIIIe siècle. Changements et Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 26 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 contesto delle tendenze antiquarie della Greek Renaissance, sfuma alla metà del III secolo. Anche a Sparta, specie dopo l’invasione dei Goti del 267 2, vengono meno iscrizioni e liste di magistrati locali o le dediche per i vincitori delle competizioni agonistiche. Nella rarefazione della documentazione cittadina, che coincide con la fase della riorganizzazione tetrarchico-costantiniana, si contano, a partire dall’età tetrarchica e per tutto il IV secolo, pochissime dediche imperiali a vantaggio invece di un maggior numero di iniziative onorarie riservate ai governatori provinciali celebrati per aver patrocinato alcuni interventi urbanistici, vuoi nel quadro di una più vasta riurbanizzazione del Peloponneso come nel caso di Ampelio nel 359/60 3, vuoi a seguito di terremoti (in particolare quello del 375) come si ipotizza per l’operato del proconsole Anatolio 4. Quanto all’esistenza di una comunità cristiana, attestata nell’età di Marco Aurelio e gravitante sulla chiesa di Corinto 5, essa non parrebbe costituire, almeno nel IV secolo, un fenomeno di rilievo: il primo vescovo di Sparta noto ci porta al 457 d. C.6, mentre si data al VI secolo la basilica cristiana sull’acropoli 7. Per il IV secolo, la sopravvivenza di feste come quella della fustigazione - una cerimonia efebica che si svolgeva presso il tempio di Artemide Orthia celebrata ancora in età costantiniana 8 - nonché la magra prosopografia spartana testimoniano che la città persistances. Paris. Sul Peloponneso romano RIZAKIS, A. D.- LEPENIOTI, CL. E., (Eds.) (2010). Roman Peloponnese III. Society, Economy and Culture under the Roman Empire: Continuity and Innovation. Athens (Meletemata 63). 2 Sul problema delle città greche danneggiate dall’invasione degli Eruli nel 267 ora BROWN, A. R. (2011). Banditry or Catastrophe?: History, Archaeology, and Barbarian Raids on Roman Greece. In MATHISEN, R. W.-SHANZER, D. (Eds.). Romans, Barbarians, and the Transformation of the Roman World: Cultural Interaction and the Creation of Identity in Late Antiquity. FarnhamAshgate: 79-96. 3 Cfr. infra 49-51. 4 Cfr. infra 47-49. 5 Sull’organizzazione ecclesiastica del Peloponneso in sintesi AVRAMÉA, A. (1997), 37-38. 6 BON, A. (1951). Le Péloponnèse byzantin jusqu’en 1204. Paris: 8-9. 7 Sparta e la Laconia sono le regioni del Peloponneso dove si datano più tardi, al VI secolo, le chiese cristiane: SWEETMAN, R. (2010). The Christianization of the Peloponnese: The Topography and Function of Late Antique Churches. JLA, 3, 203-261; EAD. (2009). The Acropolis Basilica church, Sparta: the broader research issues. In CAVANAGH, W. G.-GALLOU, C.-GEORGIADIS, M.: 331-341. 8 KENNELL, N. M. (1995). The Gymnasium of virtue. Education and Culture in Ancient Sparta. Chapel Hill-London: soprattutto pp. 49-97 . Nel III sec. d. C. il tempio e l’altare furono inglobati Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 27 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 era “a bastion of pagan Hellenism” 9. Dominata da una élite pagana, Sparta appare nel IV secolo un centro minore per l’alta educazione, che viveva delle memorie del passato e di turismo culturale 10. Il retore pagano ateniese Imerio, in occasione della sua visita al vicino santuario di Apollo ad Amicle, pronunciò un discorso a Sparta 11, mentre l’imperatore Giuliano, nel suo encomio per la principessa Eusebia, celebrò Sparta insieme a Atene, Argo e Corinto, perché da queste città della Grecia la filosofia non si era allontanata 12. Conosciamo in effetti diversi intellettuali spartani del IV secolo, anche se per lo più attivi altrove. Si va da Apsine 13, retore ad Atene, allo storico Onesimo, vissuto all’epoca di Costantino14, e al grammatico pagano Nicocle 15, maestro di Giuliano a Costantinopoli. Epigono, successore del neoplatonico Crisanzio di Sardi 16, è forse l’unico filosofo spartano cui si addice la testimonianza giulianea, ma va segnalato che nella villa laconica di Erode Attico, utilizzata fino all’età tardoantica, è stato rinvenuto un mosaico in cui è raffigurato un filosofo di nome Eliconio 17. Con Giuliano, Sparta sembrò peraltro riguadagnare qualche notorietà nella compagine imperiale: l’Apostata, alla vigilia dello scontro con Costanzo II, nell’autunno del 361, scrisse anche alla città laconica una lettera, per noi perduta 18, mentre a partire dal 362 troviamo accanto a Giuliano il suo antico maestro Nicocle. in un’ampia struttura circolare per l’uditorio: ibidem, 50-51. Libanio assistette alla cerimonia all’epoca dei suoi studi ad Atene (Or. 14, 8). Per la condanna cristiana di tale pratica efebica sempre KENNELL (1995), 71. 9 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 125 e 183: “a bastion of late-antique paganisme”. 10 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 124; 182-184. 11 HIM. Or. 72 Colonna. 12 JUL. Or. II [III] 119 b-c. 13 PLRE I, p. 90, s. v. Apsines 2. 14 Padre forse di Apsine. PLRE I, p. 648, s. v. Onesimus 2. Status quaestionis in JANISZEWSKI, P. (2006). The Missing Link. Greek Pagan Historiography in the second half of the third century and in the fourth century AD. Warsaw: 332-352. 15 PLRE I, p. 630 s. v. Nicocles. 16 Il personaggio è noto solo da EUN. VS 24. 17 Il mosaico è datato al V secolo sulla base dell’identificazione, suggerita da PALAGIA, O. (2008). Sculpture from the Peloponnese in the Roman Imperial period. In RIZAKIS, A. D.-LEPENIOTI, CL. E. (Eds.): 433 e 433, n. 7, di questo Eliconio con l’omonimo cronografo cristiano di Bisanzio sul quale v. JANISZEWSKI (2006), 411-415. 18 ZOS. III 10, 3. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 28 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 In questo quadro, anonimo ma coeso, purtroppo molto lacunoso sul piano documentario, si inserisce un episodio di segno apparentemente diverso - la distruzione delle statue di Pausania, il vincitore di Platea, che si trovavano nel tempio di Atena Chalkioikos sull’acropoli - che testimonierebbe “open tensions between local Christian and the city’s pagan population” 19. La vicenda, ancorché molto marginale, riaccende le luci su un controverso protagonista del glorioso passato spartano 20 e costituisce un caso interessante e relativamente raro per studiare l’intreccio locale, in una delle città simbolo della grecità, di due questioni topiche più generali, quella dello smantellamento degli edifici di culto pagani nel IV secolo e quella della memoria storica ellenica costitutiva della tradizione pagana. E’ forse in tal modo possibile recuperare una pagina originale di storia spartana tardoantica. 2. La testimonianza di Libanio Fonte unica sulla distruzione di tali statue è una lettera di Libanio (Ep. 1518), considerata una delle rare attestazioni in Grecia di un conflitto violento tra cristiani e pagani 21. Nel 365 d. C., Libanio risponde ad una lettera che lo spartano Ausonio, un suo compagno di studi 22, gli aveva fatto recapitare attraverso l’antiocheno Miccalo di passaggio in Grecia 23: “A Ausonio. Consegnandomi la lettera, Miccalo pensava di dover faticare molto per farmi ricordare chi era colui che l’aveva scritta. Invece gli fu molto facile. Infatti, non appena disse: “Ausonio” e aggiunse: “lo Spartano”, io dissi: “dici il mio compagno di scuola, quello perbene, senza 19 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 125. NAFISSI,M. (2004). Pausania, il vincitore di Platea. In BEARZOT, C.- LANDUCCI, F. (a cura di). Contro le ‘leggi immutabili’. Gli Spartani fra tradizione e innovazione. Milano: 53-90. Su Pausania infra 51-56.. 21 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 125: “one of the few instances in Greece where violent conflict between pagans and Christians can be confidently documented”. 22 SEECK, O. (1906). Die Briefe des Libanius. Leipzig: 92, s.v. Ausonius I. 23 PLRE I, p. 602, s. v. Miccalus. 20 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 29 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 inganno, che si ricorda” e gli raccontai per filo e per segno l’aspetto del capo e del volto e che eravamo tutto l’uno per l’altro. 2. Poi, chiedendo in che condizioni tu foss, mi rallegrai molto per la tua altra forza ma il fatto che i tuoi piedi non godono di buona salute sai come mi addolorò? Anch’io condivido con te questa malattia. Sebbene sarebbe giusto che almeno i miei piedi non fossero doloranti visto che è già stata colpita la testa. Ora, invece, ho subito il torto di un nuovo male che si è aggiunto al vecchio. 3. Ma per te è di sollievo la regione: infatti recarsi ora ai confini della Laconia, ora nel centro, ora andare a Sparta e attraversare l’Eurota, ciascuna di questa cose o scioglierebbe il dolore o lo potrebbe alleviare. 4. Infatti anche noi abbiamo dei fiumi e un territorio, ma anche solo gli stessi nomi dei vostri incantano e ciò che per gli altri è grande da leggere, voi lo vedete. Poiché anche solo chiedere a Miccalo dei luoghi mi riempì di moltissimo piacere. 5. Sentivo dire infatti altre cose come volevo: di Atena, di Afrodite che ha per voi le armi, dei fratelli di Elena e delle altre cose che rimanevano. Tuttavia neppure a voi i giganti lasciarono Sparta intatta. 6. Dicono dunque che presso la tomba di Pausania non vi siano più i Pausania in cambio di quello 24, ma che andarono a fuoco a causa della sapienza di quelli che allora governavano e la dea, o terra e sole!, patì con moderazione”25. 24 Sul carattere compensativo delle due statue espiatorie di Pausania v. THUC. I, 134, 4: cfr. infra 31-32. 25 LIB. Ep. 1518: 1. Didouv" moi th;n ejpistolh;n Mivkkalo" pollw'n me;n w/[eto dehvsesqai povnwn, eij mevlloi me tou' gegrafovto" ajnamnhvsein: pavnu de; aujtw/' rJa/'ston ejgevneto to; e[rgon. wJ" ga;r ei\pen Aujsovnion kai; to;n Lavkwna prosevqhke, t o ; n s u m f o i t h t h ; n e[fhn t o ; n e j m o ; n l e v g e i " , t o ; n c r h s t o v n , t o ; n a [ d o l o n , t o ; n m n h v m o n a , kai; diexh/vein dh; kefalh'" te kai; proswvpou tuvpon kai; wJ" pavnta h\men ajllhvloi". 2. e[peita ejrwtw'n, ejn o{tw/ ei[h", th/' me;n a[llh/ dunavmei sou mavla hJdovmhn, to; de; mh; tw; povde soi ejrrw'sqai pw'", oi[ei, me hjniva… koinwno;" dev soi kai; aujto;" tou' pavqou". kaivtoi divkaion h\n ajpaqei'" ei\naiv moi tou;" povda" th'" kefalh'" beblhmevnh": nu'n de; hjdivkhmai prosteqevnto" kakou' kakw/' palaiw/' nevou. 3. ajlla; soi; me;n hJ cwvra paramuqiva: to; ga;r ejpievnai nu'n me;n ta; tevrmata th'" Lakwnikh'", nu'n de; ta; mevsa, nu'n de; ejpibaivnein Spavrth" kai; diabaivnein Eujrwvtan, touvtwn e{kaston ajnivan nu'n me;n a]n luvseie, nu'n dÆ a]n ejlavttw touvtwn e{kaston ajnivan nu'n me;n a]n luvseie, nu'n dÆ a]n ejlavttw poihvseien. 4. eijsi; me;n ga;r kai; hJmi'n kai; potamoi; kai; gh', ajlla; tw'n ge uJmetevrwn kai; aujta; ta; ojnovmata qevlgei, kai; a} mevga toi'" a[lloi" ajnagnw'nai, tau'ta uJmi'n oJra'tai: ejpei; kai; aujto; to; ejrevsqai peri; tw'n tovpwn to;n Mivkkalon hJdonh'" me pleivsth" ejnevplhsen. 5. h[kouon ga;r a[lla te oi|avper ejboulovmhn, kai; peri; th'" ÆAqhna'" kai; th'" ta; o{pla ejcouvsh" uJmi'n ÆAfrodivth" periv te toi'n ajdelfoi'n th'" ïElevnh" tw'n te a[llwn, a} e[meinen: ajlla; ga;r oujdÆ uJmi'n th;n Spavrthn ajfh'kan ajkevraion oiJ givgante". 6. tw/' gou'n tavfw/ tw/' tou' Pausanivou fasi;n oujk ejfestavnai tou;" ajntÆ ejkeivnou Pausaniva", ajllÆ ajpelqei'n eij" pu'r uJpo; th'" sofiva" tw'n tovte ajrcovntwn, kai; hJ qeov", w\ gh' kai; h{lie, pra/vw" h[negken. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 30 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 La lettera tocca la topica della sopravvivenza delle statue di culto, per l’esattezza di Atena nel tempio poliade di Atena Chalkioikos, di Afrodite armata e dei Dioscuri 26, anche se a dire il vero il testo di Libanio non distingue esattamente tra idoli e templi. Le due statue di Pausania andate distrutte erano quelle che si trovavano nel tempio di Atena Chalkioikos, dove il vincitore di Platea, processato e condannato, si era rifugiato ed era stato lasciato morire di fame in circostanze tristemente note nell’antichità. Qui gli Spartani, obbedendo all’oracolo delfico, avevano fatto erigere, già nel V secolo a. C., due statue in bronzo per espiare il loro sacrilegio 27. Pausania il periegeta nel II secolo d. C. vide le due statue nel tempio “al lato dell’altare” e riferisce anche di un culto espiatorio ad esse associato 28. Anche se nulla sappiamo del loro stato di conservazione, le due statue dovevano essere rimaste in loco fino al tardoantico. L’interpretazione secondo cui la lettera di Libanio prova l’esistenza di un violento conflitto religioso a Sparta tra popolazione locale cristiana e popolazione pagana si fonda sull’identificazione dei ‘giganti’ menzionati da Libanio con i 26 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 125 e p. 254, n. 9. Il riferimento a Atena porta alla statua di culto e al tempio di Atena Chalkioikos descritto in PAUS. III, 17, 2 con il commento di MUSTI, D.-TORELLI, M. (2008). Pausania. Guida della Grecia, III. La Laconia. Milano5 (I ed. 1991): 228-229. L’allusione a Afrodite è riferita da Spawforth al culto di Afrodite Enoplios di cui esisteva a Sparta nel III sec. d. C. un sacerdozio femminile ereditario. Sono noti due santuari spartani della dea Afrodite: un tempio arcaico con uno xoanon di Afrodite hoplismene (PAUS. III 15, 10) e un tempio per Afrodite Areia dietro alla Chalkioikos che conteneva le più antiche statue lignee della Grecia (PAUS. III 17, 5). L’epiclesi cultuale di Enoplios per l’Afrodite spartana è distinto dalla definizione di Pausania di Afrodite hoplismene che è riferita ad un tipo statuario: LAFOND, Y. (2006). La mémoire des cités dans le Péloponnèse d’époque romain: IIe siècle avant J.C.- IIIe siècle après J. C. Rennes: 242-243. L’Afrodite armata era tipica di Sparta e fu oggetto di interesse anche al di fuori di Sparta: POMEROY, S. B. (2002). Spartan women. Oxford: 122-123; BUDIN, S. L. (2010). Afrodite Enoplion. In SMITH, A. C.- PICKUP, S. (eds.). Brill’s Companion to Aphrodite. Leiden-Boston: 79-112 e in particolare pp. 85- 89. Per l’importanza del culto dei Dioscuri in età imperiale e per il loro santuario spartano CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002) 194-195. 27 THUC. I, 134, 4; PAUS. III 17, 7. 28 PAUS. III 17, 7 e 9. Il periegeta accusa il vincitore di Platea di tradimento della Grecia (PAUS. III 17, 8), dà per ampiamente nota la vicenda e riferisce un racconto circolante Bisanzio, ancora nel II sec. d. C., per spiegare per quale motivo Pausania, responsabile dell’uccisione di una fanciulla di quella città, non aveva beneficiato della condizione di supplice (PAUS. III, 17, 7-9). Che la tradizione anche sulle statue spartane fosse più ampia è confermato da una notizia trasmessa dalla Suda (P 820): a conclusione del lemma dedicato a Pausania, di tono prevalentemente ostile nei confronti dello spartano, la Suda ricorda l’erezione di una sola statua in bronzo per Pausania in occasione di una pestilenza, iniziativa che permise la salvezza della città Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 31 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 cristiani 29. Tigerstedt ha parlato di una battaglia tra pagani e cristiani a Sparta, “between iconodules and iconoclasts” 30. Nella stessa direzione Spawforth, nella sua sintesi di riferimento su Sparta in età romana, osserva che nel caso di Atena, Afrodite o dei Dioscuri la sopravvivenza delle loro statue di culto si giustificherebbe perché si trattava di santuari tutelati da famiglie sacerdotali dell’élite pagana; le statue di Pausania furono invece oggetto di “destruction…at the instigation of the ‘giants’ (the author’s pseudonym for Christians) acting in collaboration with ‘the then rulers’” 31, questi ultimi da identificarsi, coerentemente, con gli ufficiali romani piuttosto che con i magistrati locali. Ancora Spawforth propone di collocare l’episodio durante il regno di Costanzo II, quando si registrano diversi episodi di collusione tra clero cristiano e funzionari imperiali negli attacchi ai culti pagani 32. Partendo da questo schema interpretativo, che replica a Sparta una consolidata interpretazione che fa leva sul conflitto tra cristiani e pagani e sull’iconoclasmo cristiano delle statue pagane 33, viene tuttavia da chiedersi perché mai la violenza dei cristiani, in accordo con i governatori romani, si sia riversata sulle statue del disgraziato vincitore di Platea, e non invece su quelle di Atena, Afrodite o dei Dioscuri. Si dovrebbe ritenere che i cristiani avessero preso di mira le due statue bronzee di Pausania, che si trovavano nei pressi dell’altare della dea, forse scambiandole per quelle di qualche divinità: cristiani non particolarmente colti non distinguevano tra statue ornamentali e statue di culto, né tra diversi tipi 29 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 125 ma già TIGERSTEDT, E. N. (1974). The Legend of Sparta in classical antiquity, II. Stockholm: 547-548, n. 1264 che riprende SIEVERS, G. R. (1868). Das Leben des Libanius. Berlin: 115, n. 67. L’interpretazione si basa su un confronto con un passo di Platone adattato alla politica dell’Apostata citato da LIB. Or. 18, 123 e soprattutto con EUN. VS 6, 11, 1-2 relativo alla distruzione violenta del Serapeo di Alessandria ove Eunapio definisce Teofilo il vescovo di Alessandria come “un Eurimedonte che un tempo regnava sui prepotenti Giganti” (6, 11, 2; traduz. M. Civiletti). 30 TIGERSTEDT, E. N. (1974), 272. 31 CARTLEDGE, P.- SPAWFORTH, A. (2002), 125. 32 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 254, n. 9 sulla scorta degli studi di FOWDEN, G. (1978). Bishops and temples in the Eastern Roman Empire AD 320-435. JThS, n.s. 29, 58-61 e GREGORY, T. E. (1986). The survival of paganism in Christian Greece: a critical essay. AJPh, 107, 238. Una sintetica versione di questa interpretazione è ora in KENNELL (1995), supra n. 1, p. 193: “The new order also flexed its muscles: Christians burnt two bronze statues in the sanctuary of Athena”. 33 Infra 34-38. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 32 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 di statue, tutte nell’insieme oggetto di demonizzazione 34. Se comunque vogliamo seguire Spawforth, posto che le statue di Pausania si trovavano nello stesso tempio della Chalkioikos, dove vi era la preziosa statua di bronzo della dea, opera d’arte del bronzista arcaico Giziada 35, ne dovremmo trarre la conclusione che l’élite pagana era in grado di tutelare i più tradizionali culti locali 36 ma non le statue di Pausania, per impossibilità o per scelta. E allora, si rafforza l’interrogativo sulle modalità e sulle ragioni di questo raid cristiano alle statue di Pausania messo in atto dalla locale comunità cristiana con l’appoggio degli amministratori romani. Lo stesso Spawforth parla di “destruction of two lesser statues” 37 del tempio di Atena, ciò che, a ben vedere, configura un episodio a bassa intensità. 3. Legislazione antipagana e statue dei templi Le più recenti ricerche sulla sorte delle statue dei templi, nel contesto della politica antipagana, ne fanno un fenomeno articolato e complesso, che si snoda lungo diversi secoli, tra iconoclasmo cristiano e conservazione monumentale, secolarizzazione, cristianizzazione e riuso 38. Come noto, Costantino varò un censimento di beni mobili dei templi, con annessi provvedimenti di spoliazione 34 Si veda ora CASEAU, B. (2011). Religious intolerance and Pagan Statuary. In LAVAN, L.MULRYAN, M. (eds.). The Archaeology of Late Antique ‘Paganism’. Leiden-Boston: 479-485. Ulteriori indicazioni bibliografiche infra. 35 PAUS. III 17, 2 con il commento di MUSTI, D.-TORELLI, M. (2008), 229 per la cronologia di Giziada. 36 Infra. 37 CARTLEDGE, P.- SPAWFORTH, A. (2002), 125. 38 Il tema è oggetto di una vasta e crescente bibliografia. Si segnalano MANGO, C. (1963). Antique Statuary and the Bizantine Beholder. DOP, 17, 53-75; THORNTON, J. C. G. (1986). The Destruction of Idols-Sinful or Meritorious? JThS, 37, 121-129; SARADI MENDELOVICI, H. (1990). Christian Attitudes toward Pagan Monuments in Late Antiquity and their legacy in Later Byzantine Centuries. DOP, 44, 47-61; STEWART, P. (1999). The Destruction of statues in Late Antiquity. In MILES, R. (Ed.) Constructing Identities in Late Antiquity. London: 158-189; CASEAU, B. (2011), 479-502; KRISTENSEN, T. M. (2013). Making and Breaking the Gods. Christian Responses to Pagan Sculpture in Late Antiquity. Aarhus: (non vidi). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 33 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 dei templi e delle statue a vantaggio della res privata 39. Le statue di culto dovevano essere spogliate di ciò che avevano di valore che poi era destinato ad essere fuso e sottoposto a confisca 40. Le statue di bronzo invece dovevano essere trasferite a Costantinopoli per abbellire la nuova capitale. Alle misure di Costantino si è voluto di recente riferire anche un epigramma di Pallada, di solito attribuito alla fine del IV secolo, che allude alla distruzione di statue per produrre folles, monete di bronzo 41. Sotto i figli di Costantino si decise per la chiusura dei templi, che Costantino aveva lasciato a disposizione dei fedeli, e fu condannata con vigore la pratica dei sacrifici e dei culti alle statue. A quest’epoca si registrano diversi episodi di violenza, saccheggio e distruzioni di templi, anche ad opera di funzionari o palatini 42, che rivelano le contraddizioni di fondo tra la volontà di smantellare i culti pagani e la normativa che però contemporaneamente veniva emessa per tutelare gli edifici templari anche quando essi dovevano essere chiusi. Le norme antipagane furono comunque promosse e/o applicate in sede periferica 39 Importanti gli studi di BONAMENTE, G. (1992). Sulla confisca dei beni mobili dei templi in epoca costantiniana. In Costantino il Grande. Dall’antichità all’Umanesimo. Colloquio sul cristianesimo nel mondo antico, I. Macerata: 171-201; ID. (2007). Prefetti del pretorio, vescovi e governatori all’opera nell’applicare la legislazione antipagana. In DI PAOLA, L.- MINUTOLI, D. (a cura di). Poteri centrali e poteri periferici nella tarda antichità. Confronti conflitti, Atti della Giornata di Studio, Messina 5 settembre 2006. Firenze: 13-34; ID. (2009). Politica antipagana e sorte dei templi da Costantino a Teodosio II. In CRISCUOLO, U.- DE GIOVANNI, L. (a cura di). Trent’anni di studi sulla Tarda Antichità: bilanci e prospettive. Atti del Convegno Internazionale, Napoli, 21-23 Novembre 2007. Napoli: 25-59; KLEIN, R. (1995). Distruzione di templi nella tarda antichità. Un problema politico, culturale e sociale. AARC, 10, 129-151. Per una valutazione sul rapporto tra la legislazione antipagana e il cosiddetto conflitto pagani-cristiani LIZZI TESTA, R. (2011). Legislazione imperiale e reazione pagana: i limiti del conflitto. In BROWN, P.- LIZZI TESTA, R. (Eds.). Pagans and Christians in the Roman Empire. The Breaking of Dialogue (IVthVIth Century A. D.). Proceedings of the International Conference at the Monastery of Bose (October 2008), Berlin: 467-491. 40 Così EUS. VC III 54, 6; Triak. 8, 3. 41 AP IX 528 su cui recentemente WILKINSON, K. W. (2009). Palladas and the Age of Constantine. JRS, 99, 38-39 e ID. (2010). Palladas and the Foundation of Constantinople. JRS, 100, 180-181 che lo collega ai provvedimenti costantiniani di spoliazione dei templi. Per una diversa interpretazione della parola fovllin in Pallada v. l’ampio studio di PONTANI, A. (2006-2007). Ancora su Pallada, AP IX 528, ovvero il bilinguismo alla prova. Incontri triestini di filologia classica, 6, 175-210 con ulteriori indicazioni bibliografiche. 42 Il dato è sottolineato dalle fonti antiche in riferimento soprattutto ai funzionari di Costanzo II: JUL. Ep. 60, 379 a-b; LIB. Or. 13, 13; 17, 34; 18, 23 e 126; PAN. LAT. 11 (8), 19, 5: Hi, cum in provincias immissi erant, qua sacra qua profana rapiebant, iter sibi ad consulatum pecunia munientes; AMM. MARC. 22, 4, 3: pasti enim ex his quidam templorum spoliis; GUIDA, A. (a cura di) (1990). Un anonimo panegirico per l’imperatore Giuliano. Firenze: 102-103. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 34 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 in forme alquanto differenziate da parte di prefetti del pretorio o governatori provinciali, tanto che vi è anche chi nega che i governatori provinciali si siano realmente impegnati su questo fronte 43. Quanto alle statue, anche dopo la chiusura dei templi nessun provvedimento stabilì la distruzione delle statue che si trovavano al loro interno e fu anzi la stessa amministrazione imperiale a promuoverne la salvaguardia 44. Le statue pagane andarono pertanto incontro, in parte, ad un processo di secolarizzazione, comportante il loro trasferimento in altri spazi urbani (bagni, terme, fori) o in residenze private, anche ad opera di pagani che ne coltivavano così la loro devozione privata 45. E’ peraltro testimoniata già da Giuliano l’Apostata la pratica cristiana di apporre alle statue pagane il segno di croce 46 e non mancò neppure la distruzione violenta con effrazioni di vario genere nel tentativo di neutralizzare i demoni pagani. Con attacchi cristiani sono stati spiegati casi di statue trovate distrutte in diverse località della Grecia 47. Tra i cristiani però la condanna dell’idolatria pagana non si tradusse automaticamente in un incoraggiamento aperto alla violenza contro gli idoli, che anzi fu talvolta apertamente condannata 48. Vi fu anche chi, lungi dall’avallare la distruzione delle statue, vide nella chiusura dei templi l’occasione per collezionare statue o materiale da costruzione sulle orme dello stesso Costantino 49. 43 MEYER-ZWIFFELHOFFER, E. (2011). Mala desidia iudicum? Zur Rolle der Provinzstatthalter bei der Unterdrückung paganer Kulte (von Constantin bis Theodosius II.). In HAHN, J. (Hrsg.). Spätantiker Staat und religiöser Konflikt. Imperiale und lokale Verwaltung und die Gewalt gegen Heiligtümer. Berlin-New York: 93-131. 44 Chiusura dei templi: CTh 16, 10, 4 (346/54 d. C.); CTh 16, 10, 7 (381 d. C. a Costantinopoli); CTh 16, 10, 10 (391 d. C. a Milano). Statue: CTh 16, 10, 18-19: CASEAU, B. (2011), 485. 45 CASEAU, B. (2011), 485-493. 46 JUL. Ep. 79 Bidez è una delle pochissime fonti letterarie sul fenomeno pressocoché integralmente documentato dalle statue rinvenute: v. ora per un censimento delle statue KRISTENSEN, T. M. (2012). Miracolous Bodies: Christian Viewers and the Transformation of ‘Pagan’ Sculpture in Late Antiquity”. In BIRK, S.- POULSEN, B. (Eds.). Patrons and Viewers in Late Antiquity. Aarhus: 31- 66. 47 SARADI, H. G. (2011). Late Paganism and Christianisation in Greece. In LAVAN: 294-299 in relazione alle statue del ginnasio di Messene, ad alcune statue di Corinto, Atene e Sparta senza però chiara indicazione cronologica. 48 Ora CASEAU, B. (2011), 486-487 con fonti e bibliografia. 49 CASEAU, B. (2011), 488. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 35 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 In questo quadro, non è necessario ipotizzare che nel 365 le statue di Atena, Afrodite e dei Dioscuri di cui parla Libanio sopravvivevano perché si trovavano in santuari tutelati da famiglie sacerdotali pagane. In realtà, quanto Libanio testimonia per Sparta è in pieno accordo con la normativa imperiale. Non sappiamo se i templi e le statue in questione erano state spogliate degli oggetti preziosi, come aveva stabilito Costantino, ma certamente esse non erano state né distrutte né spostate e, anzi, continuavano a trovarsi dove erano sempre state. Non fu evidentemente trasferita a Costantinopoli neppure la preziosa statua di bronzo di Atena realizzata da Giziada. Particolare non indifferente perché dalla Grecia furono portati a Costantinopoli i tripodi di Delfi 50 e proprio quello dedicato dai Greci all’indomani di Platea fu posto nell’ippodromo 51. Se la distruzione delle due statue di bronzo di Pausania, non precisamente datata da Libanio, si ricollega ai provvedimenti costantiniani ne ricaveremmo una scelta specifica di non trasferire a Costantinopoli tali statue, evidentemente di scarso interesse artistico, ma di bruciarle, forse semplicemente per riutilizzarne il metallo: si tratterebbe comunque di una distruzione operata in un contesto di applicazione molto limitata di norme burocratiche. Vero è che anche a Sparta si hanno tracce di statue distrutte o danneggiate da cristiani apparentemente al di fuori di provvedimenti legislativi: è stata rinvenuta a Sparta una testa colossale di divinità che presenta cinque croci incise per negare e esorcizzare i poteri che la statua pagana aveva avuto 52 ma non è chiaro quando ciò sia avvenuto. Anche una statua imperiale di bronzo decapitata, ritrovata a Sparta, aveva fatto pensare all’iconoclasmo cristiano 53. Quanto alle modalità ‘iconoclastiche’ di distruzione cristiana delle statue di bronzo, se l’incendio delle statue di Pausania può richiamare la fusione delle statue del 50 EUS. VC III 54, 3. MANGO, C., op. cit., p. 56. 52 KRISTENSEN,T. M. (2012), n. 45, p. 36 e p. 56; SARADI, H. G. (2011), n. 46, p. 296. 53 RICCARDI, L. A. (1998). The mutilation of the bronze portrait of severan empress from Sparta: ‘damnatio memoriae’ or Christian iconoclasm? AM, 113, 259-269. 51 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 36 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 Serapeo di Alessandria 54, la Pro templis di Libanio ricorda che una bella statua in bronzo di Asclepio a Berea in Siria fu fatta a pezzi (Or. 30, 22-23) mentre la documentazione archeologica annovera svariati casi di statue di bronzo fatte a pezzi, talvolta gettate nei fiumi oppure sepolte. Alla luce di questi elementi, la distruzione delle statue di Pausania presenta alcune singolarità rispetto al paradigma iconoclastico classico: in un quadro di conservazione del medesimo contesto cultuale-monumentale, che ospitava la statua della dea Atena, opera del medesimo artista che aveva realizzato il tempio e la decorazione bronzea da cui il tempio stesso prendeva nome, siamo di fronte ad una distruzione apparentemente selettiva o limitata, poco compatibile con un violento o sistematico attacco alle statue pagane. Si noti che accanto alla sopravvivenza (delle statue di culto) dei santuari di Atena, di Afrodite e dei Dioscuri, vi sarebbe stata anche quella tw'n te a[llwn, a} e[meinen (Lib. Ep. 1518) e dovremmo dunque ritenere che quelle di Pausania siano state le uniche statue a subire una distruzione. Inoltre, le due statue non furono fatte a pezzi con intento esclusivamente iconoclasta o, al contrario, sottoposte all’incisione di segni di croce. In altri termini, la testimonianza di Libanio, molto orientata sul piano religioso e retoricamente costruita 55, lascia molto nel vago le precise circostanze di tale distruzione (che, come detto, potrebbe essere stata dettata forse anche solo dalla semplice volontà di riutilizzarne il metallo) e non impedisce di ipotizzare scenari che non esauriscano l’interpretazione della vicenda nelle forme che l’iconoclasmo cristiano assume nella bibliografia moderna. A ben vedere, la stessa formulazione di Libanio non esclude neppure l’ipotesi che le due statue siano andate a fuoco accidentalmente in un contesto di scarsa tutela amministrativa degli edifici templari. Anche l’identificazione dei ‘giganti’ con i cristiani tout 54 SOCR. HE V 16, 11 ricorda che le statue furono fuse e trasformate in lebeti: si noti che secondo Socrate la distruzione del Serapeo fu autorizzata da uno specifico provvedimento imperiale; EUN. VS 6, 11, 3 parla invece di statue di pietra rubate dai funzionari romani Evagrio e Romano. Sulla sorte delle statue del Serapeo ora KRISTENSEN, T. M. (2010). Religious Conflict in Late Antique Alexandria: Christian Responses to ‘Pagan’ Statues in the Fourth and Fifth Centuries AD. In INGE, G.- KRASILNIKOFF, J. (Eds.). Alexandria. A Cultural and Religious Melting Pot. Arhaus: 162-167. 55 Infra 43-47. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 37 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 court è una delle interpretazioni possibili di tale fortunata metafora mitologica assai utilizzata nella letteratura antica 56: nello stesso corpus libaniano i giganti sono presenti come paradigmi di aponoia 57, thrasos 58 o di malvagità 59 senza alcuna relazione con i cristiani. 4. Sparta città saggia e moderata Se è difficile datare con precisione la distruzione delle statue di Pausania e chiarirne le esatte circostanze, non vi è dubbio però che allo sguardo retrospettivo di Libanio, Sparta appariva nel 365 non una città sede di “open tensions” o di un “violent conflict” tra popolazione cristiana e popolazione pagana, ma un’isola felice dove trovare sollievo per i propri malanni. Anzi, era l’intera Laconia, vista come chora, con il suo territorio e i suoi fiumi, con la città di Sparta e con la valle dell’Eurota, dove il corrispondente Ausonio poteva trovare un qualche sollievo ai suoi dolori fisici, a provocare sentimenti di piacere in Libanio. La lettera, nel suo complesso, riflette un’immagine pittoresca di Sparta, piccola e tranquilla città provinciale, testimoniata già da Cicerone o da Pausania il periegeta 60 e ben si inserisce nel clima di persistenze pagane tipiche del continente greco, dove si segnalano restauri e forse ricostruzioni di templi pagani nel IV secolo anche in città come Corinto, dove pure la comunità cristiana era antica e radicata 61. Era, quella di Sparta, una situazione esattamente opposta a quella sperimentata da Libanio ad Antiochia: anche lasciando da parte i recenti conflitti tra l’imperatore Giuliano e la popolazione antiochena sfociati, tra l’altro, nell’incendio del tempio di Apollo a Dafne, la situazione non fu per nulla pacifica neppure dopo la morte di 56 VIAN, F. (1952). La guerre des Géants devant les penseurs de l’antiquité. REG, 65, 1-39. LIB. Decl. 5, 78. 58 LIB. Ep. 1119. 59 LIB. Decl. 43, 73. 60 TIGERSTEDT, E. N. (1974), 167. 61 FOSCHIA, L. (2009). The Preservation, Restoration, and (Re)Construction of Pagan Cult Places in Late Antiquity, with Particular Attention to Mainland Greece (Fourth-Fifth Centuries). JLA, 2, 209-223 e specialmente p. 217. 57 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 38 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 Giuliano: Libanio, abbandonata l’idea di suicidarsi, aveva scelto di elogiare il defunto imperatore e ne era scaturita una campagna ostile culminata in un presunto attentato alla sua vita finché nel 364 un attacco provvidenziale di gotta, di cui si parla proprio nella lettera a Ausonio, permise al retore, già sofferente al capo, di sottrarsi per diverso tempo alla vita pubblica 62. Che Sparta presentasse in quegli anni caratteristiche assai diverse da quelle di Antiochia e che alla città laconica Libanio guardasse come ad un luogo ideale per pagani come lui, in fuga dal clima incandescente della capitale siriaca, è confermato dalla corrispondenza dello stesso Libanio con Euelpistio, un influente spartano, pagano, attivamente impegnato nella tutela della città laconica. All’indomani della morte di Giuliano l’Apostata, nel 364, Libanio scrive a Euelpistio 63 per raccomandargli Pergamio, un pagano di Antiochia diretto in Grecia e che Libanio sperava divenisse cittadino di Sparta per intervento di Euelpistio. Dalla corrispondenza con Elpistio apprendiamo che questo spartano era un ammiratore dell’Apostata, alla cui spedizione contro i Persiani non aveva potuto prendere parte, ma per la cui morte Euelpistio sarebbe stato addolorato. Libanio si rivolge a lui prima come to; mevgiston...fulakthvrion di Sparta, poi come a colui che garantisce la saggezza di Sparta - città contrapposta alle città grandi e popolose, dalla moralità discutibile (Costantinopoli 64 e forse anche Antiochia), alle quali Pergamio aveva preferito Sparta, città saggia e moderata (eijı Spavrthn h{kei th;n swvfrona) - infine come colui che può rendere cittadino di Sparta Pergamio. La registrazione di Pergamio come cittadino di Sparta è presentata come un atto gradito al mitico legislatore spartano Licurgo e rivela l’attualità tardoantica del noto tema del popolamento di Sparta 65. L’influente posizione di Euelpistio non solo a Sparta ma nel Peloponneso e in Grecia è confermata anche da una lettera che Libanio scrive, nello stesso periodo e sempre 62 LIB. Or. 1, 136-143. La gotta continuò fino al 371: LIB. Ep. 1239; 1274; 1300-1301; 1483. LIB. Ep. 1210 = LIB. Ep. 130 Norman. 64 NORMAN, A, F. (1992). Libanius. Autobiography and selected letters, II. Cambridge Mass.London: 259, n. c. 65 Per un ridimensionamento del topos dello spopolamento del Peloponneso e di Sparta in particolare CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 141-142. 63 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 39 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 per raccomandare Pergamio, a Aristofane di Corinto (Ep. 1214), un decurione pagano, vessato dall’amministrazione di Costante e trasferitosi in Oriente dove era stato implicato in una serie di guai giudiziari, da cui proprio Libanio (Or. 14) lo aveva felicemente difeso davanti a Giuliano nel 362 66. Libanio scrive che Pergamio era diretto a Corinto e Sparta, presso Aristofane e presso il capo dei Laconi (to; Lakwvnwn kefavlaion), cioè appunto Euelpistio 67. Non sappiamo come si sia concluso l’affare di Pergamio 68. Pergamio ricompare sulla scena solo qualche anno più tardi come delatore nella congiura di Teodoro contro l’imperatore Valente 69. Nel 365 Libanio scrive invece ancora a Euelpistio (Lib. Ep. 1519) un breve biglietto che si conclude con l’auspicio di intrattenere una corrispondenza a cui Libanio dice di essere interessato perché era molto importante per lui, sia in Grecia sia in Siria, essere stimato da Euelpistio 70. Si è pensato che Euelpistio avesse inteso partecipare – ciò che poi non avvenne - alla spedizione persiana nel 363 per le esigenze antiquarie della campagna giulianea, come era avvenuto con la partecipazione di contingenti militari spartani in occasione delle spedizioni di Lucio Vero e Caracalla 71. Nella celebrazione di Sparta che Libanio fa nella prima lettera indirizzata a Euelpistio nel 364, quando certo le tradizioni militari di Sparta non erano più attuali, l’antiocheno insiste però sulla saggia moderazione della città laconica assicurata da Euelpistio, sulla moralità di Sparta, sulla sua tradizione licurgica e infine sul fatto che la città laconica offriva ad un neocittadino desideroso di abitarvi il luogo 66 Sulla vicenda si veda l’ampia ricostruzione di WIEMER, H.-U. (1995). Libanios und Julian. Studien zum Verhältnis von Rhetorik und Politik im vierten Jahrhundert n. Chr. München: 125150. Il caso di Aristofane di Corinto nel contesto dei rapporti tra Libanio e Giuliano è ora discusso in PELLIZZARI, A., Testimonianze di un’amicizia: il carteggio fra Libanio e Giuliano, (in pubblicazione). 67 Così sulla base dell’emendazione, generalmente accolta, proposta a suo tempo da SEECK,O. (1906), 88, n. 2; cfr. WIEMER (1995), 144, n. 64; CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A.(2002), 124. 68 Raccomandato nel 364 anche a Nicocle (LIB. Ep. 1211) a Costantinopoli e a Domizio Modesto (LIB. Ep. 1216) 69 LIB. Or. 1, 176; AMM. MARC. 29, 1, 25. 70 LIB. Ep. 1519. 71 CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 124-125; sui contingenti spartani nelle spedizioni imperiali del II e III secolo v. CARTLEDGE, P.-SPAWFORTH, A. (2002), 118-119 e ora KENNELL, N (2009). Marcus Aurelius Alexys and the ‘homeland security’ of Roman Sparta. In CAVANAGH, W. G.-GALLOU, C.-GEORGIADIS, M. (Eds.), 285-291. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 40 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 ottimale dove poter apprendere molti e begli insegnamenti. Quest’ultimo particolare ha fatto pensare che Euelpistio fosse un uomo di cultura 72. E se così fosse, non è improbabile che la volontà di questo colto spartano di prendere parte alla disgraziata spedizione persiana fosse stata dettata dalla volontà anche di competere con l’aristocrazia intellettuale ateniese e di garantire alla città laconica, anch’essa omaggiata da una lettera di Giuliano, una adeguata controparte presso il principe. La partecipazione di Euelpistio alla spedizione giulianea, diventa infatti estremamente interessante se si tiene conto che, per celebrare le vittorie sui Persiani, Giuliano si era premurato di convocare a corte il retore ateniese Imerio, assegnando alla città attica un ruolo centrale nella amplificazione degli elementi antiquari della spedizione imperiale 73. Ad ogni modo, l’immagine di Sparta che Euelpistio nel 364, lasciatosi alle spalle la spedizione giulianea, doveva gradire non era quella militare ma quella morale e ‘licurgica’, non nuova ma di rinnovata attualità nel tardoantico 74. Essa è riflessa nella corrispondenza di Libanio con un altro spartano, Nicocle, nel medesimo periodo e quando ancora Giuliano era vivo. Nel 363 Libanio sfodera una serie di elogi che fanno leva sul ruolo educativo dello spartano, sia come precettore imperiale che aveva iniziato Giuliano ai misteri di Omero, sia come sacerdote della giustiza in quanto spartano 75. Ancora nel 364, Libanio scrivendo a Nicocle ritornava sul mito di Licurgo come educatore di Sparta. Era stata con ogni probabilità la Sparta di Licurgo, dalla moralità austera, saggia e ordinata, capace di educare, incarnata dai colti pagani Nicocle e Euelpistio, a godere dei favori dell’imperatore Giuliano 76 che aveva annoverato Sparta fin dagli anni del suo cesarato tra le città della Grecia da cui la filosofia non si era allontanata. Era questa immagine di Sparta che nel 365 72 TIGERSTEDT, E. N. (1974), 272 ne fa un collega di Libanio. RAIMONDI, M.. (2012). Imerio e il suo tempo. Roma: 214-215. Rimando alla mia monografia anche per una messa a punto sulla aristocrazia intellettuale ateniese a cui apparteneva Imerio. 74 Su Sparta come ‘città di Licurgo’ in età imperiale ampiamente TIGERSTEDT, E. N. (1974), 162168. 75 LIB. Or. 15, 27. 76 Per lo scarso rilievo della leggenda di Sparta in Giuliano TIGERSTEDT, E. N. (1974), 268-269 con rassegna dei passi. 73 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 41 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 rendeva la città laconica un luogo attraente soprattutto per pagani come Libanio e il suo sodale Pergamio, il primo alla prese con la reazione antigiulianea e il secondo desideroso di lasciare la capitale siriaca. 5. La sophia degli archontes In una Laconia che offriva sollievo ai mali del presente la distruzione delle statue di Pausania non poteva che ricadere, al solito, sull’apparato amministrativo imperiale: le due statue erano andate a fuoco “a causa della sophia di quelli che allora erano gli archontes”. Se si accetta l’identificazione degli archontes con i funzionari imperiali periferici (governatori provinciali, prefetti del pretorio, comites) 77 secondo l’uso del lessico libaniano 78, diventa interessante l’accenno alla sophia di tali archontes che sembra riecheggiare i temi dell’elogio contemporaneo dei governatori. Alcuni elogi epigrafici e retorici tardoantichi celebrano infatti proprio la sophia dei governatori 79. In una dedica, rinvenuta a Argo e risalente alla metà del IV secolo, Leucadio, forse un notabile locale, celebra il proconsole della Grecia Procliano to;n pavshı sofivhı ejpivstora 80. A Efeso, tra IV e VI secolo, il proconsole 77 DE SALVO, L. (2001). Funzionari ed élites locali. Gli a[rconteı di Libanio. AARC, 13, 737-759. PETIT, P. (1955). Libanius et la vie municipale à Antioche au IVe siècle après J.-C. Paris: 72 : “les mots formés à partir d’ a[rcein, c’est à dire ajrchv, a[rcwn, a[rconteı, ne désignent jamais des magistrats municipaux, comme il était de règle autrefois, mais des fonctionnaires impériaux” ; ulteriori riferimenti a pp. 72-73; 77; 254-255. In generale, peraltro, è ben documentato nella letteratura greca di età imperiale l’uso del vocabolo in relazione ai governatori provinciali : v. MASON, H. J. (1974). Greek terms for Roman institutions: a lexicon and analysis. Toronto: 110113. 79 Per un inquadramento recente del rapporto tra governatori e provinciali in età tardoantica in generale SLOOTJES, D. (2006). The Governor and his Subjects in the Later Roman Empire. LeidenBoston. 80 CHARNEUX, P. (1956). Inscriptions d’Argos. BCH, 80, 616-618, in particolare p. 617; testo e traduzione in FEISSEL, D. (1985). Inventaires en vue d’un recueil des inscriptions historique de Byzance, Inscriptions du Péloponnèse. T&M, 9, 289, numero 28 (“lui qui est savant en toute sagesse”); testo, traduzione e commento ora in GEHN, U., LSA-998 (“ who is learned in all wisdom”). Con la sigla LSA si rinvia all’importante database Last Statues of Antiquity (www.laststaues.classics.ox.ac) 78 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 42 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 dell’Asia Damocharis è to;n sofivh/ kratevonta kai; eujnomivh/ kai; ajoidh`/ 81. A Roma il senato e l’imperatore decretarono l’onore di una statua per to;n sofo;n Eujsevbion, il vicario d’Italia del 399 82. Si noti che alcuni di questi testi, come nel caso di Procliano e di Eusebio, si leggono su basi per statue di bronzo, ovvero per iniziative onorarie di notevole prestigio e che richiedevano l’assenso imperiale. Se passiamo agli elogi retorici rinveniamo altri esempi. Per Imerio il proconsole d’Asia Flaviano è a\kroı sofivan e sofo;ı eijpei`n (Or. 12, 23-24) 83. Sempre in Imerio il proconsole della Grecia Ermogene - asceso al proconsolato dopo un lungo tirocinio burocratico in virtù del suo bilinguismo greco-latino e del conseguimento di un’elevata formazione culturale apprezzata nella nuova capitale Costantinopoli - ha onorato la sophia e la sophrosyne e perciò Imerio avrebbe auspicato per lui l’erezione di una statua ad Atene o a Delfi presso il tripode dei sophoi 84. Il poeta egiziano Dioscoro di Afrodito elogia nel VI secolo Romano come sophos superiore ai sophotatoi 85. Per il carme di Dioscoro è stata opportunamnte sottolineata l’ambiguità dei termini sophia/sophos e il frequente significato professionale tardoantico di sophos come sinonimo di retore e sofista 86. Anche nel caso del vicario d’Italia Eusebio il termine sophos ha fatto ipotizzare che il funzionario fosse un retore greco 87. Essere sophos era certamente il risultato di un’elevata educazione e il 81 ENGELMANN, H.- KNIBBE, D.-MERKELBACH, R. (1980). Die Inschriften von Ephesos. IV. Inschriften griechischer Städte aus Kleinasien, 14, Bonn: 163, numero 1302. SOKOLICEK, A.GEHN, U., LSA-727 che traducono “Mighty in wisdom and justice and song”. SLOOTJES, D. (2006), 136 traduce ad esempio: “For him who prevailed in wisdom, in good government and the art of singing”. 82 CIL VI 1715= ILS 1274; FEISSEL, D. (1984). Notes d’épigraphie Chrétienne. BCH, 108, 549; MACHADO, C., LSA-1418. Sul funzionario PLRE II, p. 433, s. v. Cronius Eusebius 27. 83 SLOOTJES, D. (2006), 116 per l’aderenza di questi motivi imeriani alla precettistica dell’elogio. 84 HIM. Or. 48, 15. Sulla statua per Ermogene DELIGIANNAKIS, G. (2013). Late antique honorific statuary from the province of Achaia, A.D. 300-600. A contribution to the topography and public culture of late antique Greece. In SIOUMPARA, E. P.- PSAROUDAKIS, K. (Eds.). Themelion. 24 papers in Honor of Professor Petros Themelis from his students and colleagues. Athens: 121 ma già RAIMONDI, M. (2012), 92-93. 85 CRIBIORE, R. (2008). Menander the Poet or Menander Rhetor? An Encomium of Dioscoros Again. GRBS, 48, 95-109. 86 CRIBIORE, R. (2008), 99-100. 87 Così PLRE II, p. 433. Il testo greco è incluso in una iscrizione in latino che elogia il personaggio anche per la sua eloquentia. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 43 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 buon governo di quanti si presentavano come sophoi o onoravano la sophia era l’estrinsecazione del loro rapporto con la paideia, di tutela e protezione della cultura, come nei casi di diversi proconsoli elogiati da Imerio per il loro sostegno alla sua scuola, ma anche, talvolta, di possesso di tale requisito: il proconsole Ermogene che ha onorato la sophia è, per Imerio, basileus della retorica 88. Se è vero che Menandro retore non chiama la saggezza dei governatori sophia ma phronesis 89, tanto più l’elogio della sophia che noi leggiamo nei testi sopra citati e che conservava una sua certa ambiguità e pregnanza di significato doveva porre i governatori in diretto rapporto con le élites colte provinciali alle quali spettava in molti casi anche l’iniziativa di erigere statue onorarie e/o di comporre elogi. Nella lettera a Ausonio, il retore antiocheno sembra dunque da un lato evocare il codice dell’elogio dei documenti onorari 90 e dall’altro ironizzare sulla sophia di tali archontes rei di aver causato la perdita delle statue in questione. Il linguaggio epistolare libaniano è certamente lontano dal tono di certi discorsi contro i governatori o contro l’apparato burocratico e amministrativo tardoantico ma anche in questo caso sembra trasparire l’atteggiamento consueto di Libanio che legge anche la vicenda delle statue di Pausania sulla falsariga dei temi preferiti della sua battaglia politica, culturale e religiosa contro quelli che egli considerava nient’altro che parvenus. Soprattutto l’età di Costanzo II, un imperatore in realtà molto sensibile alla promozione culturale dei funzionari e alla valorizzazione del patrimonio culturale antico, apparve a Libanio un’epoca contraddistinta da attacchi ai templi e all’antica religione e, contemporaneamente, quale inevitabile premessa, dalla rapida ascesa politica di individui culturalmente indegni: nell’Orazione funebre Giuliano l’Apostata è lodato per la nomina di goveratori dotati di paideia che aveva posto fine alla scelta di governatori 88 HIM. Or. 48, 6. CRIBIORE, R., op. cit., p. 99, n. 14. 90 CABOURET, B. (2002). Le gouverneur au temps de Libanios, image et réalité. Pallas, 60, 191204. 89 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 44 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 ‘barbari’, i quali, esperti nella tachigrafia e privi del nous, avevano mandato in rovina lo stato 91. Ora, il pagano Ausonio, che Libanio aveva conosciuto con ogni probabilità durante gli studi ad Atene, condivide con l’antiocheno non solo una cultura retorica tradizionale (non a caso Libanio lo omaggia come un individuo dabbene e dalle nobili qualità), ma anche e soprattutto un’ottica provinciale, decisamente municipale. Di questo Ausonio null’altro è noto al di fuori della lettera di Libanio. In quella che sembra semplicemente una garbata risposta ad una missiva dello spartano, Libanio non chiede nessun favore al suo corrispondente con il quale, a giudicare da quanto si dice all’inizio, non doveva avere avuto più rapporti da molto tempo, forse dall’epoca degli studi. Il tono e il contenuto della lettera fanno ritenere che questo Ausonio non avesse perseguito alcuna carriera politica nell’amministrazione imperiale. Non è chiaro che cosa avesse scritto Ausonio a Libanio ma non era stato, a quanto sembra, Ausonio a riferire della distruzione delle statue di Pausania ed è Libanio ad informare il suo corrispondente di esserne venuto a conoscenza secondo una versione, presentata come circolante, nostalgica e conservatrice sul piano culturale e religioso, tipica dell’antiocheno e che poteva trovare accoglienza anche presso provinciali ellenici come lo spartano. 6. I governatori accanto a Licurgo E’ a questo punto interessante osservare che mentre non conosciamo nulla a proposito delle relazioni tra pagani e cristiani a Sparta nel IV secolo, quel poco che sappiamo della città laconica concerne alcune iniziative dei governatori provinciali onorati dagli organi cittadini. Si conservano due iscrizioni per statue in onore del poeta Optaziano Porfirio, proconsole della Grecia in età costantiniana, e dell’oscuro proconsole Anatolio, che esercitò il suo mandato sotto Graziano o Teodosio I, fatte erigere nel 91 LIB. OR. 18, 158. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 45 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 teatro di Sparta per iniziativa della città 92. Nell’epigrafe dedicatoria che si legge sulla base di entrambe le statue si esplicita che tali statue erano poste accanto a Licurgo 93, si presume in genere, accanto ad una statua di Licurgo 94. La presenza di Licurgo nel teatro è stata spiegata con il ruolo politico assunto dai teatri in età imperiale e tardoantica in particolare. A giudicare dalle due dediche epigrafiche per questi proconsoli del IV secolo, in un’epoca di intensi lavori di restauro del teatro, prolungatisi tra l’età tetrarchica e quella teodosiana, il mitico legislatore spartano assunse un ruolo centrale, di riferimento monumentale, nella sistemazione delle iniziative onorarie riservate a governatori e forse anche a notabili locali, di cui gli scavi effettuati nell’area del teatro hanno restituito forse alcuni ritratti. Sappiamo anche che nel IV secolo gli Spartani mostravano agli stranieri in visita a Sparta la casa di Licurgo 95 . L’associazione dei due proconsoli a Licurgo è stata considerata una ovvia evocazione adulatoria delle competenze giudiziarie che accomunavano il mitico legislatore ai governatori tardoantichi i cui modelli erano i giusti giudici del mito, da Licurgo a Minosse e Radamante 96. Si noti tuttavia che il tema della giustizia, frequente nell’epigrafia onoraria coeva, non compare esplicitamente nelle due epigrafi in questione. A Sparta, l’accostamento della statua dei governatori romani a quella di Licurgo doveva in effetti avere una portata più ampia, che ne enfatizzava la comune dimensione ‘ecistica’ di benefattori e di promotori della salvezza o della rinascita di Sparta, nel passato e nel presente, in una sorta di contiguità anche fisica che gli spettatori a teatro potevano facilmente cogliere. Publilio Optaziano Porfirio, “benefattore” e “salvatore di Sparta” (to;n dia;; 92 Optaziano Porfirio: FEISSEL, D. (1985), 284-285; fonti sul funzionario in PLRE, I, p. 649, s. v. Publilius Optatianus signo Porphyrius 3; Anatolio: FEISSEL, D. (1985), 288. 93 Nel caso di Optaziano para; tw`ë Lukouvrgw/ (sulla formula ROBERT, L., 1948. Hellenica, IV. Paris: 42 e 42, n. 2); in quello di Anatolio kata; ptovlin a[gci Lukouvrgou. 94 FEISSEL, D. (1985), 285; DELIGIANNAKIS, G. (2013), 127 ipotizza ora che la statua di Licurgo “was re-deployed here (from his sanctuary?)”. 95 HIM. Or. 64, 3. 96 DELIGIANNAKIS, G. (2013), 127: “Their placement next to Lycurgus obviously intended to evoke a flattering equation of their judicial skills with the legendary figure of the Spartan lawgiver”; cfr. già ROBERT, L. (1948), 21. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 46 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 pavntwn eujergevthn kai; swth`ra th`ı Lakedaivmonoı), è equiparato a Licurgo nell’ethos e nella praxis (Lukouvrgwë kata; to; h\qoı kai; th;n pra`xin). Anatolio, al cui nome di buon auspicio allude l’incipit dell’epigrafe, è elogiato come agathos e l’onore della statua in città presso Licurgo gli è tributato a imperitura memoria per aver ricostruito Sparta (Spavrthn t j eu[andron teu`xen ejreipomevnhn) 97. Non è dato sapere con quali specifiche iniziative Optaziano Porfirio avesse beneficato e salvato Sparta 98. Si è invece soliti ricollegare l’azione di Anatolio alle conseguenze del terremoto che colpì la Grecia nel 375 d. C., a seguito del quale il proconsole avrebbe provveduto a riparare i danni 99. Giova qui notare che nell’elogio epigrafico di Anatolio - un testo in poesia conforme ai gusti dell’epoca 100 – l’epiteto euandros riservato a Sparta è quello che compare in un antico carme militare spartano, attribuito nell’antichità a Tirteo e citato da Dione Crisostomo come esortazione “che si confà in tutto alla costituzione di Licurgo” e agli usi spartani 101. La Sparta “ricca di uomini valorosi” o “gente prode” dell’epigrafe evoca il problema del popolamento della città già affiorato dalla corrispondenza di Libanio. Se l’antiocheno presenta il reclutamento di nuovi cittadini a Sparta quale provvedimento gradito a Licurgo, anche l’elogio di Anatolio riporta in primo piano l’epoca arcaica, l’età aurea di Sparta, città della euandria, popolata da uomini valorosi. Non sappiamo se nel teatro di Sparta accanto a Licurgo vi fosse anche una statua per Ampelio, proconsole in Grecia nel 359 /60, il più attivo, tra i 97 Riporto per comodità la traduzione di FEISSEL, D. (1985), 288: “Bienheureux Orient, c’est ton beau nom qu’a reçu la fleur proconsulaire de Rome aux beaux édifices. Car, dans sa bonté, il écarte de tous les sorts funestes et de Sparte aux hommes vaillants il a relevé les ruines, laquelle lui a fait don d’une statue dans la cité auprès de Lycurge, afin qu’il fût sans cesse célébré parmi les mortels”. 98 Sul tema della salvezza delle città in relazione a governatori e a curiali in età tardoantica si veda ora PELLIZZARI, A. (2011). ‘Salvare le città’: lessico e ideologia nell’opera di Libanio. Koinonia, 35, 45-61. 99 Così PLRE, I, p. 61, s. v. Anatolius 8 (identificato con il consularis cui è indirizzata la costituzione di CTh 11, 1, 9 del 365 d. C.); FEISSEL, D. (1985), 288 che data pertanto l’epigrafe a poco dopo il 375; anche ROBERT, R. (1948), 63-64 con bibliografia anteriore. 100 FEISSEL, D. (1985), 288 rinvia a THEOGN. 13. 101 DIO CHRYS. Or. 2, 59. Testo con traduzione italiana e commento in NERI, C. (2003). Sotto la politica. Una lettura dei Carmina popularia melici. Lexis, 21, 214-215. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 47 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 governatori noti, nella riqualificazione della vita urbana in Grecia 102. Spiace infatti che non sia nota la collocazione originaria di un’iscrizione metrica, oggi perduta, in onore di questo proconsole e forse destinata ad una statua 103. Il testo è tal punto frammentario che è impossibile conoscere il dettaglio dei benefici evocati 104. Vale tuttavia la pena notare che, curiosamente, una delle poche parole che si legge è, forse, akropolis 105, anche se non è per nulla chiaro se si tratti dell’acropoli cittadina. Proprio nel teatro di Sparta, comunque, Ampelio aveva fatto eseguire lavori di una certa consistenza 106 ed è ben documentata, anche grazie ad un importante dossier epigrafico, l’intensa opera di urbanizzazione del Peloponneso. Il retore ateniese Imerio ebbe modo di elogiare questo proconsole ad Atene, anche per aver restituito benessere e decoro a Sparta 107. Nella maggior parte dei casi l’iniziativa di celebrare questi proconsoli novelli Licurghi venne da pagani, mentre in alcuni casi non è possibile pronunciarsi sull’identità religiosa dei dedicanti. La statua di Optaziano Porfirio fu finanziata da un magistrato locale, che è anche l’ultimo sacerdote del culto imperiale a noi noto a Sparta 108. Lo stesso proconsole, pagano e cristiano, potrebbe essere stato ancora pagano. Più difficile esprimersi sul caso di Anatolio: la dedica della città non ci fa conoscere precise personalità spartane, mentre sappiamo che il medesimo Anatolio dedicò una statua ad Atene in onore del potente prefetto cristiano Sesto Petronio Probo109. Di Publio Ampelio – un pagano dalla prestigiosa carriera sotto i cristiani Costanzo II e Valentiniano I – il ricco dossier epigrafico restituisce alcuni nomi degli epimeleti incaricati di far eseguire i lavori nella tettoia del palco di Sparta: Panthales potrebbe discendere da un 102 Sul proconsole PLRE I, pp. 56-57, s. v. Publius Ampelius 3. Importante lo studio di LEWIN, A. (2001). Il dossier di Publio Ampelio. AARC, 13, 621-646. 103 FEISSEL, D. (1985), 287 con ulteriori riferimenti. 104 FEISSEL, D. (1985), 287. 105 FEISSEL, D. (1985), 287 alla linea 6: [-------aj]kropoli[------]. 106 FEISSEL, D. (1985), 285-287. 107 HIM. Or. 31, 11. 108 CAMIA, F. (2010). The imperial cult in the Peloponnese. In RIZAKIS, A. D.-LEPENIOTI, CL. E. (Eds.), 393. 109 ROBERT, R. (1948), 53-55. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 48 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 omonimo spartano; Archiada e Teagene portano, invece, forse per pura coincidenza, due nomi ben noti nell’aristocrazia pagana ateniese tardoantica. Da Ampelio, un pagano a servizio del cristiano Costanzo II, a Anatolio, patrocinatore dell’elogio ateniese del cristiano Petronio Probo, l’interesse dell’amministrazione imperiale per Sparta sembra trovare la sua ragion d’essere nella volontà di garantire l’assetto urbano della città. Le testimonianze relative all’operato di Ampelio in Grecia ci parlano di interventi di promozione della vita urbana (i testi epigrafici fanno conoscere interventi a teatro; Imerio parla in genere di esedre, portici in Grecia ecc.) senza precisi riferimenti ad edifici religiosi o monumenti del passato. Dal dossier epigrafico delle opere di Ampelio si evince poi che toccava alle città finanziare i lavori 110, un aspetto che poteva alimentare tensioni tra le élites locali, nelle sedi dell’assemblea provinciale o delle curie cittadine, e l’amministrazione imperiale, tanto più se i lavori erano consistenti. Fu dunque essenzialmente in questa Sparta tardoantica, sospesa tra decadenza e ricostruzione, che andarono distrutte le statue di Pausania. Più che sullo sfondo delle “open tensions” o di un conflitto violento tra popolazione pagana e popolazione cristiana a Sparta con collegati atti iconoclasti, tale distruzione diventa interessante alla luce delle articolazioni dei rapporti tra provinciali e governo imperiale, in un’epoca in cui da un lato fu certamente messa in atto in forme varie e differenziate una spoliazione dei templi, oggetto in alcuni casi di scarsa tutela da parte dell’amministrazione periferica come mostra la coeva legislazione che sollecitava la cura degli edifici templari, e dall’altro si riattualizzavano ed enfatizzavano gli antichi modelli di governo ellenici nelle vesti di benefattori delle città. 7. Pausania tardoantico e le staseis a Sparta 110 LEWIN, A. (2001), 625-637. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 49 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 Scrivendo ad Ausonio, Libanio si mostrava dispiaciuto per la perdita di statue millenarie ma è lecito chiedersi fino a che punto colti spartani pagani, come lo stesso Ausonio o anche Euelpistio, ne fossero realmente addolorati. Alcuni indizi suggeriscono infatti che per l’élite colta pagana il vincitore di Platea non solo non rappresentava un modello di spartano ‘ideale’ ma, proprio nel tardoantico, finì per assumere connotazioni ancor più sinistre per la fama di Sparta e più in generale per gli Hellenes. Nel II secolo d. C., quando Sparta giocava un ruolo importante nella memoria delle guerre persiane 111, si poteva vedere nella città laconica, di fronte al teatro, un monumento funebre di Pausania accanto a quello di Leonida, presso il quale ogni anno si pronunciavano discorsi in loro memoria e si organizzavano competizioni agonistiche, i Leonideia 112. In tali concorsi Leonida e Pausania erano assimilati ad eroi 113. L’esistenza delle statue espiatorie nel tempio della Chalkioikos, che garantiva agli Spartani la fama di aver rispettato la volontà dell’oracolo delfico, poteva costituire, per certi versi, un pendant all’associazione della celebrazione di Pausania insieme a Leonida. Nel IV secolo d. C., venute meno, per quanto ne sappiamo, le principali manifestazioni agonistiche tipiche della vita civica greca ellenistica e altoimperiale, la distruzione delle statue bronzee di Pausania, che ne ricordavano le circostanze della morte e non certo la vittoria di Platea, non dovette produrre particolare commozione e la rielaborazione della memoria del passato andò incontro a semplificazioni e a nuovi aggiustamenti. In età tardoantica, infatti, la memoria del vincitore di Platea finì confinata nella tradizione storico-letteraria caratterizzata dalla ripetuta condanna dei comportamenti del personaggio. Il nome stesso di Pausania è pressoché del tutto assente dalla letteratura coeva, con la sola eccezione di Libanio. Allievo delle scuole retoriche ateniesi e ammiratore dell’Atene classica, Libanio è però il miglior testimone che la fortuna di Pausania nel IV sec. d. C. si muoveva sui 111 LAFOND, Y. (2006), 190-193. PAUS. III 14, 1 con il commento di MUSTI, D.-TORELLI, M. (2008), 212; LAFOND, Y. (2006), 191-193. 113 IG V 1, 660, ll. 5-6; LAFOND, Y. (2006), 191-192. 112 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 50 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 canali dei tradizionali stereotipi negativi che ne facevano un personaggio impudente, arrogante e dannoso per i Greci 114. Mentre infatti il retore antiocheno non esita a tributare il suo omaggio a Leonida facendone il modello della morte in guerra di Giuliano in Persia 115, il nome di Pausania fa la sua apparizione in uno o due passi, in forma negativa e mai in collegamento con le guerre persiane del V secolo a. C.. E’ discusso che Libanio si riferisca al vincitore di Platea nell’Orazione 64 ove il nome di Pausania compare in una lista di nomi di individui noti per la loro omosessualità 116. Al vincitore di Platea Libanio si riferisce invece in una lunga declamazione In difesa di Socrate. Per dimostrare che non vi è relazione tra staseis cittadine e pratica della sofistica, egli cita il caso di Sparta ove le staseis erano da attribuirsi ai comportamenti di Pausania, intemperante, arrogante e non sopportabile per i Greci (Decl. I 159: marturou'si Lakedaimovnioi kai; stasiavsante" ejfÆ o{son oujc e{teroi crovnon kai; th;n tw'n ajrcomevnwn tavxin metalabovnte", oujk ejpeidh; sofistai'" ajnevw/xan th;n Spavrthn, ajllÆ o{ti Pausaniva" ajselgh;" h\n kai; baru;" kai; toi'" Ellhsin ouj forhto;" oJ mhdepwvpote sofisth;n ijdwvn). Secondo Tigerstedt, Libanio mescola qui diversi aspetti: il comportamento di Pausania dopo le vittorie sui Persiani, le staseis prelicurgiche e la riorganizzazione arcaica di Sparta di cui parla il Panatenaico di Isocrate (177-181): si tratterebbe di un ragionamento confuso giacché il comportamento di Pausania non causò né staseis né un cambiamento nell’ordinamento dei governati 117. Nell’insieme, tuttavia, è corretta l’associazione tra l’immagine negativa di Pausania e l’immagine, altrettanto negativa, di una Sparta caratterizzata da staseis e riorganizzazioni interne, antinomica rispetto alla Sparta ideale, dalle ‘leggi immutabili’ e retta dal kosmos di Licurgo, a cui assai poco erano corrisposti i comportamenti di Pausania. La 114 TIGERSTEDT, E. N. (1974), 273. LIB. Or. 18, 297. 116 LIB. Or. 64, 83 con il commento di MOLLOY, M. E., Libanius and the Dancers, HildesheimZürich-New York: 1996, p. 251 che propone di identificare il Pausania citato nel passo o con l’amante di Agatone o con il vincitore di Platea tradito da un suo giovane amante. 117 TIGERSTEDT, E. N. (1974), 551, n. 1298. Più che Isocrate, la fonte riecheggiata da Libanio potrebbe essere Thuc. I 18-19. 115 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 51 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 declamazione libaniana ci dice in sostanza che il vincitore di Platea si prestava ad esemplificare, nella pratica scolastica, l’immagine più negativa di Sparta. Un’immagine, quella di una Sparta in balia delle staseis, violenta e disordinata, consacrata dall’autorevolezza di certa tradizione di età classica 118 e che nel IV secolo d. C. circolava ancora abbondantemente, tutt’altro che dimenticata e anzi complementare al mito di Licurgo su cui si reggeva l’idealizzazione della città in età imperiale. Sono indicative le testimonianze di Eunapio di Sardi e di Temistio. Nelle Vite di filosofi e sofisti, ad esempio, Eunapio rispolvera il pregiudizio antispartano nella narrazione dello scontro violento ad Atene tra gli allievi di Giuliano di Cappadocia e quelli dello spartano Apsine, che si risolse con l’arresto di alcuni studenti di Giuliano, processati ma poi assolti da un anonimo proconsole romano. Gli studenti di Apsine ebbero la meglio su quelli di Giuliano, dice Eunapio, perché essi avevano fatto ricorso all’uso violento e spartano delle mani (VS 9, 2, 2: cersi; de; bareivaı kai; Lakwnikai`ı crhsavmenoi). Lo student leader della scuola di Apsine, l’ateniese Temistocle, è il capo della disordinata fazione spartana (VS 9, 2, 6: proeisthvkei de; th`ı ajtavktou Spavrthı Qemistoklh`ı). Infine, a conclusione del processo, il proconsole “prese a parte Temistocle e gli Spartani, e rammentò loro le punizioni della Laconia tw`n ejn Lakedaimoniva/ mastivgwn uJpevmnhse), alle quali aggiunse anche quelle ateniesi”: l’anonimo proconsole mostra di conoscere la cerimonia della fustigazione presso il santuario di Artemide Orthia a cui si sottoponevano gli adolescenti spartani, ancora celebrata all’epoca 119, ma la presenta come una pratica punitiva e rieducativa del disordine spartano, non come esibizione del valore e della resistenza dei giovinetti spartani. All’immagine di una Sparta caratterizzata da disordini e sedizioni, strumentalizzata da Eunapio e dal proconsole, si ricollegava peraltro il mito di Licurgo. Temistio, ad esempio, celebra in diverse occasioni il legislatore spartano 118 Una rassegna delle fonti in PARADISO, A. (1994). Tucidide, Aristotele, la stasis a Sparta. Due modelli interpretativi. Métis, 9-10, 151-170. 119 Cfr. supra n. 8. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 52 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 per aver condotto la città laconica da una vita disordinata alla eunomia (povlin ejk bivou ajtavktou sunhvrmosen eijı eujnomivan) 120 o per aver posto fine ad una situazione in cui la città era dominata da illegalità, disordini e sedizioni 121. Temistio laddove elogia la philanthropia di Licurgo, paradigma del suo principe ideale, Teodosio, 122 non rinuncia a ricordare i comportamenti violenti o intemperanti degli Spartani 123 che alimentavano ancora nel tardoantico il tradizionale cliché antispartano. Ce ne è abbastanza per concludere che l’accostamento del nome di Pausania all’immagine più deteriore di Sparta non contribuiva alla conservazione e alla difesa della memoria storica e monumentale del disgraziato vincitore di Platea. Proprio le circostanze della sua morte erano state la conseguenza di una condotta trasgressiva. Inoltre le due statue ricordavano un comportamento duro e sacrilego che gli stessi Spartani avevano dovuto espiare. Non sappiamo se l’immagine ‘eroica’ del vincitore di Platea attestata a Sparta nel II secolo era ancora viva due secoli dopo e che cosa ne fosse del monumento funebre accanto a Leonida. Certo invece la città faceva ora i conti con la distorsione ‘scolastica’ dell’immagine di un Pausania sedizioso e nocivo ai Greci che appariva decisamente lontana dall’immagine della città che nel IV secolo si intendeva localmente promuovere e che trovava un riflesso anche nell’azione e nella celebrazione di governatori provinciali nelle vesti di novelli Licurghi. La perdita delle statue di Pausania non fu dunque probabilmente un trauma per nessuno, sia per quanti ne ignoravano del tutto la storia sia anche e soprattutto per l’élite colta locale che la poté accogliere come una damnatio memoriae. La distruzione di statue millenarie poteva forse non essere del tutto piaciuta e poteva essere anche stato un barbarico atto di spoliazione del tempio della Chalkioikos: nessuno si era però sognato di toccare le principali statue di culto e la censura anche locale della memoria di Pausania lasciava spazio alla riproposizione del 120 THEM. Or. 15, 193 d (età di Teodosio). THEM. Or. 19, 227 a. 122 THEM. Or. 19, 226 d. 123 THEM. Or. 19, 227 a. 121 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 53 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 25-54 ISSN 2250-4923 mito di una Sparta licurgica, saggia e moderata, ellenica, dove apprendere begli insegnamenti, e addirittura da ripopolare. Il quadro che si è qui ricostruito ci dice allora che la riattualizzazione tardoantica dell’immagine di Sparta come ‘città di Licurgo’ non fu solo la riproposizione topica di un mito ampiamente enfatizzato in età imperiale o l’esito del ripiegamento greco in un astratto culto del passato. In un’epoca in cui la rinascita di Sparta era ancora parte dall’agenda imperiale, l’immagine di una Sparta assennata, fedele all’opera di Licurgo, appariva straordinariamente capace di intercettare la nuova temperie tardoantica, rinnovando le fortune della città laconica come un luogo attraente e da prendere a modello, non certo come sede di staseis che le nuove staseis tardoantiche – dai conflitti tra pagani e cristiani o tra gli stessi cristiani, alle sedizioni urbane di alcune grandi città imperiali e, non ultimi, agli scontri ben noti a quest’epoca tra le fazioni studentesche della ‘rivale’ Atene - rischiavano di ricordare. Smantellamento degli edifici di culto pagani e riassestamento della memoria storica spartana avevano finito paradossalmente per incontrarsi. Così, mentre calava il silenzio sulle trasgressioni di Pausania, il mitico legislatore e eterno benefattore di Sparta Licurgo, che aveva posto fine alle staseis e al disordine spartano con l’eunomia e che aveva saputo agire con philanthropia, poté essere di nuovo il miglior paradigma ellenico sia dei governatori provinciali, onorati dagli organi cittadini nel locale teatro, sia dell’imperatore a Costantinopoli dove attivi spartani, come Nicocle, si erano per tempo trasferiti. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 54 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 A MOEDA COMO UM DISCURSO: UMA ANÁLISE DAS REPRESENTAÇÕES DE OTÁVIO, CLEÓPATRA E MARCO ANTÔNIO * CAMILLA FERREIRA PAULINO DA SILVA UFES/CAPES [email protected] Abstract: The present article discusses about the representation of Octavius, Mark Antony and Cleopatra in three coins, to reflect about how the ancient mintage contributed for these personages could shape their images to the populus romanus in general. Keywords: Coins – Representation – Roman Republic Resumo: O presente artigo discute sobre a representação de Otávio, Marco Antônio e Cleópatra em três moedas, de modo a refletir sobre como a cunhagem antiga contribuiu para que essas personagens moldassem suas imagens para o populus romanus em geral. Palavras-Chave: Moedas – Representações – República romana A história do período que denominamos como “final da República” ou como “República tardia” é deveras conhecida pela historiografia em geral. O assassinato de Júlio César, a formação do Triunvirato entre Lépido, Otávio e Marco Antônio, a divisão do Império entre esses homens, a disputa com Sexto Pompeu, a aliança de Antônio e Cleópatra e a ascensão de Otávio como primus inter pares e princeps foram exaustivamente analisados por classicistas de todas as épocas, formações, vertentes e nacionalidades. O que analisaremos nesse artigo não será o poder ou as relações de Cleópatra, Antônio e Otávio, mas sim a * Esse artigo foi apresentado em forma exposição oral na XIV Jornadas Interescuelas de Historia, na UnCuyo, em Mendoza, entre os días 2 e 5 de outubro. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 55 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 representação que eles buscaram para si nos anversos e reversos de moedas cunhadas em um contexto de disputas bélicas e discursivas. A invenção da moeda antiga, de fato, serviu para facilitar as transações comerciais – afinal, as moedas são artefatos econômicos e são cunhadas para tal fim, para pagar soldados, trabalhadores, alimentação, bebidas e etc. O que não negamos, porém, é a utilização dela como instrumento de reafirmação política, uma vez que os encarregados das cunhagens (os triumviri monetales 1) inseriam nas moedas imagens bem específicas e, de acordo com a época, de pessoas proeminentes em Roma. Acreditamos que a moeda auxilia na manutenção e construção de uma imagem louvável e dá suporte ao discurso da pessoa homenageada, e, além disso, que ela estava em consonância com os projetos políticos dessa pessoa. Um primeiro indício da importância de se cunhar os bustos pessoais nas moedas temos com a pretensão de Júlio César, em 44 a.C., de cunhar seu rosto nos anversos. Tal ato seria uma ruptura com a tradição monetária, uma vez que nunca antes uma pessoa viva havia sido homenageada dessa forma em Roma – o que sempre se fez foi homenagear as famílias e os feitos dos generais e políticos importantes, porém nunca uma pessoa havia visto seu rosto cunhado na face de uma moeda. Esse ato deve ser compreendido pensando no contexto político em que estava inserido: Júlio César acabara de receber o título de dictator perpetuus e seu poder tinha alcançado um nível que preocupava parte dos senadores, que culminou em seu assassinato. O fato do ditador ter conseguido aprovação para que seu rosto fosse cunhado abriu precedente para que os moedeiros passassem a cunhar os rostos dos próximos líderes e generais preeminentes em Roma. Isso exprime a crescente importância no âmbito individual que estava sendo dada aos generais, que ganhavam cada vez mais benefícios políticos. 1 Magistrados especialmente designados para controlarem a expedição de moedas em Roma. O nome da magistratura era Triumviri Auro, Argento, Aeri, Flando, Feriundo, e foi aumentada para quatro membros por Júlio César e depois retornou para o número original com Augusto (STEVENSON – SMITH – MADDEN, 1889: 817). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 56 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 A aprovação para que as pessoas pudessem a partir de 44 a.C. colocar nas moedas suas faces mudou drasticamente a forma de cunhar moedas. A tradição havia sido rompida, porém, de acordo com Prandi (1997: 166), essa é a lógica própria das tradições, que não são estáticas e baseiam-se em procedimentos de permanências e inovações que possibilitam a inserção do passado no presente. A tradição é amplamente utilizada na cultura romana como forma discursiva, sob a preleção de manutenção e respeito aos mores maiorum. Diversos autores, como Cícero, Salústio e Horácio demonstram em seus escritos a importância para a res publica da conservação dos costumes, ainda que saibamos que não existe uma “norma” ou “lei” do que seria esse costume – o mos maiorum pauta-se muito mais em uma ferramenta de discurso utilizada para que os membros da aristocracia romana utilizassem-se dos seus ancestrais e de supostas normas, supostos comportamentos de grandes homens para portar-se como melhores, como dignos por conta de um passado honroso e como portadores de uma verdade, do conhecimento de como agir. Ter o passado glorioso e as tradições ao seu lado dá respaldo às ações e demarcam legitimação. Takacs (2009: 7-8) chega a afirmar que “a ‘retórica do império’ (...) estava baseada nos costumes ancestrais. O código de comportamento dos nobres (...) permaneceu como parte vital do discurso que, acredito, continua hoje em dia entre as nações que têm ambições imperiais”. A moeda, então, resignificando-se estava também estabelecendo uma nova tradição, que vai demarcar toda a história monetária de Roma. Desde o começo do século I a.C. os imperatores, ou seja, os generais vitoriosos ganharam o direito de emitir moedas fora de Roma. Como aponta Fachin (1993: 13), esse fato atrelado ao contexto de guerras civis fez com que proliferassem emissões com menções aos protagonistas dos conflitos. Quando falamos, portanto, da cunhagem de Otávio e Marco Antônio estamos falando de um período em que cunhagem acabara de passar por uma grande modificação. Acreditamos, por isso, que o repertório simbólico empregado na confecção das moedas estava em consonância e era pensado de forma a apresentar esses dois romanos como pessoas destacadas e, de certa forma, com qualidades que os Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 57 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 elevava acima das outras pessoas da época. Ou seja, elas contribuíram para além do sentido econômico, mas serviram também como ferramenta política. Devemos mencionar, ainda, que a moeda tinha um caráter sagrado, já que ela era cunhada no Templo de Juno Moneta, ou seja, aquela que lembra, que aconselha, que adverte, o que remete muito à própria ideia que temos do que as imagens contidas nas moedas faziam: elas, assim como Juno Moneta, traziam uma mensagem a estivesse manuseando. Transformada em fonte histórica, a moeda passa a ser entendida, como demonstra Frère (1984: 12-14), como um artefato cultural, como um monumento de uma sociedade, por meio do qual podemos captar aspectos variados que podemos ampliar nossa visão de como os antigos utilizavam-se de símbolos, imagens e inscrições para fins específicos, além de ser uma fonte de informação para lacunas que as outras documentações não nos informam ou para asseverar alguma questão. 1. Histórico A disputa entre Antônio e Otávio não ficou restrita às disputas bélicas. Os dois, desde a chegada de Otávio em 44 a.C. requerendo a herança de Júlio César, viveram difamando um ao outro por meio de discursos. Temos vários indícios dessas disputas, e, claro, é mais fácil encontrar a infâmia de Marco Antônio, por ele ter saído derrotado da batalha de Ácio, em 31 a.C. e do cerco de Alexandria, no ano seguinte. Vários autores contemporâneos a eles louvaram Otávio e difamaram Antônio e sua relação com a rainha egípcia Cleópatra, como por exemplo, Virgílio, Horácio e Propércio. Antônio teve sua imagem prostrada desde o início das disputas, porque o grande orador Cícero dirigiu a ele suas Fílipicas, uma série de discursos que teriam sido proferidos no Senado contra o general. Porém, durante o tempo em que Otávio e Antônio alternaram entre aliança e ameaça de guerra, sabemos que o filho adotivo de César também fora difamado, como podemos perceber na narrativa de Suetônio (Diu. Aug., 10.3-4; 11): Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 58 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 (...) posto no comando do exército que havia levantado, com a patente de pro-pretor, e ordenado a se juntar a Hírcio e Pansa, que eram cônsules, e em auxiliar Décimo Bruto, ele finalizou a guerra que lhe havia sido confiada em três meses e em duas batalhas. Na primeira delas, como Antônio escreve, fugiu e só não foi visto até o dia seguinte, quando retornou sem sua capa e sem seu cavalo; mas na seguinte, todos concordam que ele desempenhou o papel não só como um líder, mas como um soldado também, e que, no meio da luta, quando seu porta-estandarte foi gravemente ferido, ele pegou a águia e a carregou por algum tempo. Como Hírcio perdeu sua vida em batalha durante essa guerra, e Pansa logo depois por causa de uma ferida, espalhou-se o rumor de que Otávio causou a morte de ambos, de modo que depois Antônio se pôs em fuga e o Estado ficou sem seus cônsules, Otávio pôde ganhar o controle exclusivo das tropas vitoriosas 2. O fato de ter vencido a batalha de Ácio foi crucial para a imagem que temos da glória de Otávio/Augusto. Até 31 a.C., não havia nada que colocasse Otávio em vantagem frente à força de Marco Antônio e Cleópatra. A bibliografia, de modo geral, tende a ver no Otávio da década de 30 a.C. o Augusto de 27 a.C., sendo que durante toda a década que precede a vitória e conquista do Egito ocorreu uma constante tentativa de Otávio em se reafirmar frente aos seus inimigos internos e externos. Um exemplo disso foi que, no ano 32 a.C., cerca de 300 senadores deixam Roma e vão junta-se a Antônio quando Otávio profere um discurso contra este (SHEPPARD, 2009: 31). Ora, se Otávio já supostamente era tido como glorioso e “enviado dos deuses”, tal como vai aparecer na poesia augustana posteriormente, por que teriam esses senadores abandonado Roma e ido juntar-se ao inimigo dele em Éfeso, onde formaram uma espécie de “contraSenado”? 2. As moedas e o poder A teatralidade da política romana é bem marcante nas moedas, que surgem nesse contexto muito interligadas aos “grandes” acontecimentos. Os eventos 2 Tradução de J. C. Rolfe (1979), da Loeb Classical Library. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 59 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 comemorativos, novos títulos e vitórias aparecem com grande frequência nos anversos e reversos, demonstrando muito bem que elas funcionavam como forma de expor os bons feitos e qualidades dos líderes romanos. Parecer bom na sociedade romana era tão importante que Beacham (2007: 152) afirma que foi por meio do talento teatral de Otávio que ele pode chegar onde ele chegou. 3 Ou seja, era muito importante parecer ser especial, não bastava ser – a divulgação das qualidades e das ações positivas era essencial para que um cidadão conseguisse portar-se como digno de alguma magistratura ou simplesmente para ser o primus inter pares, aquele que estava além dos concidadãos, tal como Otávio consegue sob o nome de Augusto. Um exemplo do uso da moeda como divulgação de um ato é um denário (Fig. 1) cunhado no ano de 37 a.C., no qual aparece Marco Antônio no anverso, rodeado pela inscrição “Antônio, áugure, cônsul designado novamente e pela terceira vez” e no reverso uma tiara armênia, com um arco e fecha no plano de fundo, rodeados com a inscrição “Imperador pela terceira vez e triúnviro pela constituição da república”. Fig. 1 – Denário de Marco Antônio (37 a.C.). Fonte: RRC/539/1. 3 Devemos mencionar que nesse capítulo, Beacham demonstra que a luta representacional por meio das moedas não foi restrita a Otávio versus Antônio – o primeiro também teve seu embate com Sexto Pompeu, que se apresentava como herdeiro de Netuno. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 60 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 Essa moeda é uma das únicas fontes pela quais sabemos a quantidade de vezes que Marco Antônio foi aclamado imperator – não temos como obter essa informação por meio da documentação escrita. Além disso, é deveras interessante ressaltar que a questão da guerra da Armênia é deveras discutível, uma vez que não foi uma vitória propriamente dita: Antônio, pretendendo seguir um antigo sonho de Júlio César de conquistar a Pártia, adentra no território oriental, mas sofre uma derrota durante a incursão. Porém, vale ressaltar que os numismatas acreditam que essa moeda possa ter sido emitida em Antioquia ou na viagem da campanha contra a Partia. Portanto, ela é anterior à derrota, foi cunhada durante os preparativos da guerra, como forma de pagamento dos soldados e ao mesmo tempo como um modo de propagandear os intentos de Antônio. Já a moeda do ano 34 a.C. (Fig.2), tem um tom diferente, nos mais variados sentidos: Fig. 2 – Denário de Marco Antônio e Cleópatra (34 a.C.). Fonte: RRC 543/1. No anverso desse denário aparece a cabeça de Marco Antônio, com a tiara da armênia atrás. A inscrição: “[moeda] de Antônio, com a Armênia conquistada”. No reverso temos a rainha Cleópatra portando um diadema representando sua realeza, um colar de pérolas e com o busto coberto por um vestido drapejado. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 61 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 Atrás de sua cabeça, uma proa de navio. A inscrição que a rodeira é “de Cleópatra, rainha dos reis e dos filhos que são reis”. Essa moeda foi cunhada em Alexandria, possivelmente durante a comemoração da vitória de Antônio contra o rei da Armênia, momento em que ele teria feito as famosas “doações de Alexandria”, ou seja, quando ele teria doado e dividido parte do território romano entre seus filhos com Cleópatra, de acordo com Newman (1990: p. 50). O triunfo em Alexandria teria chocado os romanos, uma vez que a tradição prescrevia que tal ato deveria e era restrito à cidade de Roma (PLUTARCO, Antonius, 54). A própria legenda do reverso com a ênfase em que os filhos da rainha também são reis podem ser um indício disso. A importância desse ato é conhecida: Otávio divulgou em Roma essa pretensão de Antônio, como forma de demonstrar como o antigo aliado estava enfeitiçado pela rainha egípcia e cometendo atos impensáveis para um romano que respeita as tradições. Ademais, o próprio fato dessa moeda, que é romana, conter no reverso uma mulher estrangeira com títulos é algo inovador e demonstra que a importância de Cleópatra não era de ser um reles suporte aos empreendimentos bélicos de Antônio ou somente sua amante: o papel dela como governante de um reino poderoso não foi desprezado pelo seu consorte, que a coloca num patamar igual ao de homens preeminentes, afinal, em nenhuma moeda romana as mulheres ganham títulos quando aparecem. Cleópatra era mais que uma rainha vassala de Roma. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 62 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 Fig. 3 – Dupôndio de Otávio (38 a.C.). Fonte: RRC 535/2. Essa moeda é intessante porque ela ressalta o valor dos símbolos para os romanos. Antes de mais, há que se ressalvar que o repertório simbólico de Otávio vai crescendo com o passar dos anos; à medida que seus empreendimentos bélicos e políticos vão laborando, sua imagem vai adquirindo força e isso é expresso pelas mudanças no “tom” das moedas. Por exemplo, as primeiras moedas de Otávio, ambas do ano 43 a.C. contém duas principais mensagens: no reverso de um áureo (RRC 490/2) aparece Júlio César, em uma óbvia assimilação de Otávio com seu pai adotivo, que a essa altura ainda não havia sido deificado. Sabemos, porém, que Otávio era muito jovem quando César fora assassinado e, portanto, a sua adoção fora essencial para dar impulso à sua carreira política. Outra moeda, um denário (RRC 490/1), tem no reverso uma estátua equestre. Ela demonstra a atenção de Otávio em homenagear os equestres, já que, como ele era ainda um jovem em busca de reputação militar, precisava de assegurar o apoio dos veteranos de César. No anverso dessa moeda, Otávio aparece de barba, um símbolo de luto. De fato, uma estátua fora erigida no Senado em honra a Otávio, após a vitória de Módena (contra Marco Antônio) e o fato de nessa moeda aparecer a inscrição S. C., ou seja, senatus consultum, alude a essa estátua (ZANKER, 1990: 38). Logo, nas primeiras moedas de Otávio nota-se que ele reforça suas primeiras vitórias e atrela, de todas as formas possíveis, sua imagem com a do o vitorioso Júlio César, para dar respaldo às suas ações e conseguir apoio dos veteranos. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 63 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 Nesse sestércio de 38 a.C. (Fig. 3), a referência a Júlio César é mais enfática. Uma vez que em 42 a.C., ele fora deificado, isso engrandeceu ainda mais o uso de sua herança por Otávio. A partir de então, além de filho do grande César, popular entre diversas legiões e conquistador das Gálias, ele estreitou laços com o plano divino. Várias serão as moedas e representações nesse sentido, demonstrando que a valorização da figura de César, de fato, ressaltava ainda mais a figura de Otávio como um grande general romano, ainda que conheçamos a má fama deste no que diz respeito à condução das batalhas. 4 No anverso temos a inscrição Diui filius, ou seja, filho do divino, com Otávio e uma estrela, conhecida como Sidus Iulius, a estrela de Júlio. Essa estrela é deveras importante no repertório simbólico de Otávio, que se apropria de uma situação ocorrida nos Ludi Uictoriae Caesaris, quando um cometa apareceu nos céus e foi interpretado como a apoteose de Júlio César (SILVA, 2010: 4). Essa estrela aparece em diversas outras moedas, fazendo-nos interpretar que o receptor da moeda, de modo geral, entenderia à primeira vista o que aquela estrela representava. Nota-se, portanto, que nessas três moedas as personagens retratadas estão buscando aliar-se a símbolos específicos de cada contexto para veicular mensagens positivas sobre suas ações ou simplesmente sobre suas pessoas; a moeda, portanto, ao veicular notícias e honrarias não está servindo apenas como modo dessas pessoas se louvarem e buscar um representação positiva perante a sociedade da época: ela também é utilizada nos momentos de confronto bélico como forma de se reafirmar. Sabemos que as moedas de Marco Antônio cunhadas no ano de 31 a.C., por exemplo, foram cunhadas especialmente para pagar seus soldados. Ou seja, cunhadas com um fim específico, para um público específico e com mensagens especialmente cunhadas para reforçar a identificação daquelas legiões com seu general. Ou, então, por que teria Antônio cunhado nas moedas que os numismatas classificam como “moedas legionárias” justamente estandartes 4 Vide SILVA (2013), no prelo; SUETÔNIO (Uita Diui Augusti) e TÁCITO (Annales, I.10) também discorrem sobre os defeitos de Augusto, algo impossível de encontrarmos na literatura contemporânea ao princeps. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 64 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 das legiões e navios de guerra? Afirmar que a moeda não era uma ferramenta política, acreditamos, é partir para uma interpretação ingênua de que os antigos não prestavam atenção aos símbolos e não tinham capacidade para interpretá-los. Como Gregory (1994: 81) afirma, as imagens, assim como os símbolos, espetáculos, desfiles e etc. interagem a fim de dar apoio e reforçar regimes políticos, e “podem atuar como incentivo à ação, (...) podem também ser confiadas a servir como sistema de retenção a uma ação individual” (GREGORY, 1994: 91). Beacham (1997: 158) resume bem essa questão, apontando que: Em essência, o efeito dessas performances rivais por Antônio e Otávio, que no final colocou a audiência romana a favor deste último (talvez porque ele provou ser um ator mais persuasivo), foi lançar uma veia obscura das imagens e metáforas teatralizadas entre rivais por preeminência política. E isso ajudou a estabelecer precedentes para um tipo de política determinadamente dramatizada que subsequentemente caracterizou com um alcance significante as ‘relações públicas’ da era augustana. 3. Considerações finais Acreditamos que a escolha dos símbolos utilizados nas moedas foi pensada levando em conta a carreira e a situação política das personagens no momento das cunhagens, ou seja, muito possivelmente a escolha de títulos, símbolos, deuses e até mesmo de material (ouro, prata, etc.) era influenciada, quando não requisitada, pelo representado. Levando em conta que no decorrer do conflito entre Marco Antônio e Otávio sempre esteve presente um forte conflito discursivo, que deveria servir como forma dos dois angariarem aliados portar-se como melhor que o outro, acreditamos que a cunhagem das moedas eram pensadas como forma de alcançar um status mais honrado nesse contexto. Como a moeda era emitida para fins específicos, como por exemplo o pagamento das tropas, a mensagem contida nela, que deveria ser breve e específica, era compreendida porque aqueles que a recebiam estavam especialmente ligados àqueles líderes. Ademais, não podemos rejeitar o sentido do uso das imagens pelos povos antigos: negar que essas pessoas Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 65 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 não pensavam no poder de influencia delas seria nos prender na nossa modernidade, em um mundo onde somos constantemente bombardeados por imagens a todo tempo. A moeda era um artefato especial; pensar em quais imagens que seriam cunhadas nos anversos e reversos e colocar o rosto de pessoas específicas não foi em vão: tinha um objetivo próprio de divulgar mensagem e de que ela chegasse à todas as pessoas possíveis. A moeda, na época imperial, vai ser uma das formas do imperador estar presente nas províncias mais longínquas do Império romano. Acreditamos, porém, que a moeda não funciona sozinha – ela está em consonância com outras formas de representação, como os próprios discursos dos dois generais, bustos, escritos e etc. A moeda, ademais, deve ser lida como um texto, como um discurso que é direito do privilegiado. Cleópatra, acima de tudo, é uma ameaça ao povo romano porque ela rompe com o que se esperava de um relacionamento com um reino vassalo e, portanto, com a tradição de relação que Roma estava acostumada a ter com o reino. Como o Egito era um local de grandes riquezas, principalmente no que diz respeito ao fornecimento de grãos para a Península Itálica, as ameaças que Cleópatra representava transpassava a de uma rainha com pretensões de guerra com Roma, afinal, se tinha uma coisa com a qual os romanos estavam acostumados era com a guerra. Acreditamos, ainda, que Cleópatra teve importância como principal inimiga no ideário e discurso de Otávio porque ela representava a monarquia e a mulher estrangeira, ou seja, era muito mais convincente Otávio dirigir seus ataques à figura dela que à de Antônio, general romano com grande influência em Roma, apesar de afastado nos últimos anos da década de 30 do centro do Império. O poder das imagens e do uso das moedas num contexto de luta política reforça a ideia de que a representação e os símbolos atuam de modo peculiar e são eles ferramentas quase que essenciais para que os atores políticos se reafirmem frente aos seus inimigos e frente à sociedade de maneira geral, conseguindo transmitir a imagem que eles pretendem para si, de acordo com o contexto e com os anseios da população. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 66 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 55-67 ISSN 2250-4923 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Documentação primária impressa i. PLUTARCO. (s/d). Vidas paralelas. Disponível em: <http://www.dominiopublico.gov.br/pesquisa/PesquisaObraForm.do?select_actio n&co_autor=174> ii. SUETÔNIO. (1979). The lives of the Caesars. Tradução de J. C. Rolfe. Cambridge: Harvard University Press. 2. Documentação numismática i. CRAWFORD, M. H. (1974). Roman republican coinage. Cambridge: Cambridge Press. 3. Dicionários i. STEVENSON, S. W. - SMITH, C. R. - MADDEN, F. W. (1989). Dictionary of Roman Coins. London: George Bell and Sons. 4. Bibliografia instrumental i. PRANDI, C. (1997). “Tradições”. En ROMANO, R. (Coord.). Enciclopédia Einaudi. Portugal: Imprensa Nacional-Casa da Moeda, pp.166-197. 5. Obras de Apoio i. BEACHAM, R. (2007). The Emperor as Impresario: Producing the pageantry of Power. En GALINSKY, K. (Coord.). The Cambridge Companion to the Age of Augustus. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 151-174. ii. FACHIN, M.C. (1993). Moeda e estabilidade política no final da República ROMANA: emissões monetarias de Marco Antônio. São Paulo: Usp. iii. Frère, H. (1984). Numismática: uma introdução aos métodos e a classificação. São Paulo: Sociedade Numismática Brasileira. iv. GREGORY, A. P. (1994). Powerful images: responses to portraits and the political uses of images in Rome. Journal of Roman Archaeology, pp. 80-99. v. NEWMAN, R. (1990). A dialogue of power in the coinage of Antony and Octavian. The American Journal of Numismatics, pp .37-64. vi. SHEPPARD, S. (2009). Actium 31 B., downfall of Antony and Cleopatra. New York: Osprey Publishing. vii. SILVA, C. F. P. (2013). A glória e a infâmia de Augusto em De Vita Caesarum, de Suetônio. Fama e Infâmia no Mundo Antigo. Edufes, Vitória. (No prelo). viii. SILVA, C. F. P. (2010). Contradições na formação do Principado: alguns apontamentos. En Anais do VII Encontro de História da Anpuh, Vitória: Edufes. pp. 1-10. ix. TAKÁCS, S. A. (2009). The construction of authority in Ancient Rome and Byzantium. Cambridge/New York: Cambridge University Press. x. ZANKER, P. (1990). The power of images in the age of Augustus. Michigan: The University of Michigan Press. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 67 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 IDENTIDAD Y MEMORIA COMO PRINCIPIO DE LEGITIMACIÓN. EL CASO DE LA CONSTRUCCIÓN DEL PODER IMPERIAL DE SEPTIMIO SEVERO LORENA ESTELLER Universidad Católica Argentina [email protected] Abstract: I will focus on the Roman Empire during the final years of the 2nd century A.D., which are considered by Classical Historiography as critical. This epithet is based on the detection of estructural and circumstancial changes linked to state power’s concept. Emperor Pertinax’s murder in 193 can be understood as the trigger of the civil war extended up to the year 197. During those years the tutelary of state power was jeopardized, when four Emperors were crowned at the same time. By the time this struggle ended, Lucius Septimius Severus was recognized as the victorious general and the first of his name in the new dynastic line. Considering these facts, it is the purpose of my work to analize the rising figure of Septimius Severus, from civil war’s clashing context through which the Emperial legitimacy had to be set. Keywords: Septimio Severo – Julia Domna – marriage – legitimacy – power omen Abstract: Los últimos años del siglo II de la era cristiana son considerados como uno de los períodos más críticos de la historia de Roma. Ello es debido a que el Imperio atravesaba una difícil crisis coyuntural-estructural. Uno de los primeros síntomas de la crisis se produjo en el año 193, cuando ocurrió la subasta del poder por las guardias pretorianas, tras el asesinato del emperador Pertinax. Este hecho condujo al nombramiento de cuatro emperadores simultáneos y que culminó con una guerra civil desatada entre los años 193 y 197. El general victorioso fue Lucio Septimio Severo, quien dará origen a la cuarta dinastía del Imperio Romano. El presente trabajo se enmarca en este contexto conflictivo de necesidad de construcción de la legitimidad del poder imperial. Este texto tiene por objetivo realizar un aporte en el análisis de dicha construcción a través del proceso de legalización de su autoridad que realizó el primer emperador de la dinastía Severa. Palabras Clave: Septimio Severo – Julia Domna – Matrimonio – legitimación – presagios de poder Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 68 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 El presente trabajo tiene por finalidad hacer un análisis preliminar sobre la legitimación del poder que realizó Lucio Septimio Severo durante su gobierno como primer emperador de la dinastía Severa. Para esto creemos que es fundamental entender que tanto la identidad como la memoria colectiva, en la Antigüedad, forman parte del proceso de legitimación del poder imperial. Este proceso de legalización sólo es posible comprenderlo por el contexto en el que surge. A finales del siglo II, el Imperio Romano atravesó una angustiosa crisis coyuntural-estructural que, a nivel político, llevó a la proclamación de cuatro emperadores de forma simultánea: Didio Juliano, aclamado por la guardia pretoriana, Clodio Albino, nombrado por las legiones de Bretaña, Pesenio Níger, por las de Asia y, finalmente, Septimio Severo, por las de Panonia. La situación culminó con una guerra civil, desatada entre los años 193 y 197, que tuvo como general victorioso a Septimio Severo. Debido al ambiente, anteriormente descripto, la historiografía moderna 1 ha caracterizado el acenso al poder de Septimio Severo de forma negativa al estimar 1 Desde el siglo XVIII a la fecha, Charles Louis de Secondant barón de MONTESQUIEU de la escuela ilustrada, en su obra histórica sobre los orígenes de Roma hasta su decadencia, contrapone a la dinastía Antonina con la Severa, otorgándole a esta última, una tendencia al relajamiento de las costumbres y un acentuado interés por el poder militar. Según dicho autor, estas acciones de los emperadores de la dinastía Severa condujeron a generar entre los romanos un sentimiento de terror (1942: 101-2). En la misma línea de pensamiento, encontramos a Edward GIBBON en su Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano. Para este autor, el emperador Septimio Severo fue “el principal autor de la decadencia del Imperio Romano” (2003: 104), debido a las características de su fuerte personalidad que lo llevaron a prescindir del instrumento político del Senado, aumentar el número de legiones, y considerar al Imperio como parte de su propiedad personal. Como representantes de la escuela francesa de Roma, León HOMO en primer lugar, a principios del siglo XX, ha identificado la crisis militar del 193 con el comienzo de la forma aguda de la enfermedad que atacó al Imperio, y considera que Lucio Septimio Severo, el fundador de la dinastía, fue en parte responsable de tal enfermedad. Según su criterio, considera que Septimio sustituye el moribundo sistema tradicional instaurado por Augusto por uno que, bajo “tres modalidades precisas: el rebajamiento del Senado, el esfuerzo del funcionarismo, la preponderancia del ejército” (1982: 342-4), intenta dar una solución práctica al problema a través de la monarquía militar. En la solución dada por Septimio, el autor percibe la base misma del Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 69 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 que dicho emperador solo se valió de aprovechar momentos críticos en el proceso político de Roma. Estos historiadores entienden que el primer emperador de la dinastía Severa utilizó la crueldad, el militarismo, la burocracia y la corrupción como únicos medios para lograr su permanencia en el poder. Sin embargo, creemos que en dicho análisis no se evidencia, de forma acabada, el proceso de legitimidad que logró establecer Septimio para consolidar su autoridad primero y, luego, la instauración de la última dinastía del Principado, que abarcó casi cuarenta años de duración en el Imperio. Por este motivo, adherimos al análisis realizado por los profesores españoles Fernández Ardanaz y González Fernández (2006: 24), quienes determinan que el elemento clave de la toma y conservación del poder imperial por Septimio Severo se debió a su auctoritas y potestas. Estos conceptos significan un saber y un poder socialmente reconocido, que fue posible alcanzar a través de una construcción simbólica de identificación-diferenciación, 2 la que permitió que su figura se reconociera socialmente con la de un legítimo emperador y quede así registrada en la memoria colectiva. 3 Es importante destacar, en este tramo inicial del trabajo, que la construcción y la afirmación de la identidad, en la situación de Septimio, deriva, justamente, de estar en un escenario de crisis coyuntural-estructural. Es por esta razón que el caso de la construcción de la identidad-legitimidad de Septimio Severo lo analizaremos a través de tres ejes: primero, la posición tomada por fracaso, ya que el creciente poder militar no tenía el contrapeso necesario del Senado ni la base económica para renovar al dañado Imperio Romano. En segundo lugar, a mediados del siglo XX, Piganiol interpretó el período de los emperadores Severos como un tiempo revolucionario. En ese tiempo, el Imperio se apartó del régimen aristocrático y moderado de los primeros emperadores Antoninos para torcer bruscamente desde Cómodo hacia un régimen que igualaba a todos los habitantes como ciudadanos y como participes del terror impuesto por el Estado (1981: 380). 2 Hacemos aquí referencia a la concepción de identidad del reconocido psicólogo social británico Henri TAJFEL (1981), quien desarrolló la Teoría de la Identidad Social. Esta teoría postula que las personas, de forma innata, se categorizan en grupos identificándose - diferenciándose de otros a los cuales no pertenecen. 3 Sobre el presente concepto sugerimos el trabajo del sociólogo francés Maurice HALBWACHS (1950) quien acuñó el concepto. Halbwachs postula que la memoria es una acción colectiva, de carácter reconstructivo, ya que recordamos u olvidamos por determinación cultural y social. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 70 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 Septimio Severo sobre el asesinato de Publio Helvio Pertinax, seguida de la asociación que efectúa el emperador Severo de su persona con la de Marco Aurelio por medio de la adopción y, finalmente, los sueños y presagios que anticiparon su poder púrpura. 1. El vengador de Pertinax Al ser proclamado emperador por las legiones de Panonia, Septimio Severo analizó la crisis política del Imperio y sus rivales. Dion Casio, historiador contemporáneo de él, consideró que Septimio fue el más astuto de los generales que se proponían hacerse del imperio, debido a que comprendió que, después del asesinato de Didio Juliano, era necesario no solo llegar a Roma, sino ganarse el afecto de uno de sus contrincantes, Albino, para luchar contra el otro, Niger, y obtener la auctoritas y potestas del Senado y del pueblo (DION CASIO 74.15). “Severo […] condenó a muerte a los que habían asesinado a Pertinax, antes de entrar a Roma, habiendo mandado cercar a los pretorianos, sin que estos supiesen lo que iba a pasar, después de haberles repreprochado amargamente su perfidia hacia su emperador, les hizo desarmar, les quitó sus caballos y lo expulsó de Roma” (DION CASIO 74.1). Por ello, antes de llegar a la capital, una de sus primeras acciones fue condenar a aquellos que habían asesinado a Pertinax. Luego marchó con sus tropas hacia la ciudad, donde hizo su entrada triunfal a medida que el pueblo lo aclamaba y los senadores caminaban delante de él (DION CASIO 74.4). Una vez en Roma, Septimio no ahorró recursos en la actividad laudatoria al encargar una estatua de oro de Pertinax, levantar un santuario en su honor y solicitar que su nombre fuera invocado en todas las plegarias y juramentos (DION CASIO 74.4-5). Ofreció, incluso a pesar del tiempo pasado, funerales magníficos y elevó a Pertinax al rango de los inmortales (DION CASIO 74. 4-5). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 71 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 Los actos descriptos y la desarticulación pacífica que realizó de los asesinos de Pertinax le valieron al nuevo emperador honor militar y la eliminación de la auctoritas y potestas negativa que tenía hasta ese momento al dar justicia a la muerte del anterior emperador ejecutada por los pretorianos. Perdió así la imagen negativa de apropiador del Imperio a través de la guerra civil por una identificación con los valores cardinales de un optimus princeps como la iustitia. De esta forma, Septimio logró una cierta estabilidad que le redituó ser reconocido por el pueblo y el Senado romano con el título del vengador de Pertinax. Quedó así en la memoria colectiva. 2. Legitimación por asociación “[…] (Septimio) fue al Senado […] saludó a todos tanto en común como en particular, diciéndoles que había acudido como vengador de Pertinax y que si imperio significaría el comienzo de la aristocracia. Nadie sería muerto sin juicio previo ni su propiedad confiscada y no se toleraría a ningún sicofanta. En cambio, proporcionaría a sus súbditos sólida felicidad. Todo lo haría a imitación de Marco y de Pertinax no sólo tendría el nombre sino los sentimientos.” (HERODIANO, 2.14.3) En el poco tiempo en que el nuevo emperador estuvo en Roma, antes de la guerra civil contra Niger, lo aprovechó para lograr la fidelidad del Senado al prometer a los senadores que iba a respetar las atribuciones de la institución republicana. Esto lo hizo mediante un discurso, en el cual, según registro de Dion Casio, Severo, siguiendo el ejemplo de los buenos emperadores, no perseguiría a ningún miembro del Senado. Y es más, juró y ordenó sancionar un decreto a tal fin junto con los senadores (DION CASIO 74.2). En segundo lugar, luego de la guerra civil, ya sin la necesidad de la legitimidad senatorial debido a su victoria militar, Severo se asoció a la familia de Marco Aurelio como hijo de este último emperador y hermano de Cómodo (DION Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 72 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 CASIO 74.7). Esta práctica de adopción, tal como lo menciona Domingo Plácido (2008: 144), ya fue utilizada por varios emperadores anteriores al ser uno de los rasgos más sobresaliente que conforma un punto más en la identificaciónlegitimación del poder imperial. La figura de Marco Aurelio fue reconocida desde la Antigüedad como modelo del optimus princeps. Siguiendo lo postulado por Hidalgo de la Vega (2004: 73-74) el “desempeño del estoicismo como sistema filosófico que aunaba el orden político universal con la voluntad divina, fue determinante […] aunque no único […] ya que en la Segunda Sofística se plasman las relaciones entre la tradición helénica y el presente romano como medio de identificación de los griegos como tales y como movimiento que destaca a la paideia como el instrumento más eficaz para mantener la grecidad, pero también para distinguir la identidad del mejor monarca”. Esta idea fue oportunamente expresada por Platón sobre la relación estrecha que deben tener la filosofía y el poder político en su conocido dictum en la Repúbica. Este pensamiento fue retomado por la historiografía romana, la cual elaboró el modelo del “buen príncipe”, donde se acentúa que el mejor régimen político es la realeza y que el rey debe estar en posesión de la paideia griega enseñada por un filósofo. O, aun mejor, como puede inferirse en la obra de Herodiano, ser él mismo filósofo, como ocurre en el caso de Marco Aurelio. Es necesario tener presente, tal como ya lo ha manifestado Said (2001: 39), que “ninguna identidad cultural aparece de la nada; todas son construidas de modo colectivo sobre las bases de la experiencia, la memoria, la tradición (que también puede ser construida e inventada), y una enorme variedad de prácticas y expresiones culturales, políticas y sociales”. Por esta razón, el recurso de la asociación-adopción hecho por Severo no resultó extraño a sus contemporáneos. Es en los tiempos de crisis cuando la mirada vuelve al pasado en busca de cierta solidez y certeza que posibiliten identidad (MENDOZA GARCÍA, 2009: 59). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 73 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 3. Sueños y presagios Por último, Septimio Severo se valió de sueños, presagios y profecías que le permitieron justificar de forma creíble para la época su lugar en el Imperio y obtener la fidelidad de los soldados y del pueblo romano. Es necesario tener en cuenta que en la Antigüedad el mundo real no se dividía tajantemente entre la realidad y la vigilia. Estas prácticas fueron uno de los rasgos más destacados del período, ya que se creía que en los sueños se hallaban las indicaciones sobrehumanas relativas al futuro, otorgándoles el significado de presagios. Estos sueños y presagios influyeron, en reiteradas oportunidades, en decisiones de carácter político. Por esta razón, fueron utilizados como medio de legitimación. Veamos a continuación cómo Dion Casio efectúa una síntesis de los muchos sueños y presagios que pusieron en aviso al emperador de su futuro púrpura: “Cuando fue admitido en el Senado, soñaba que era amamantado por una loba tal como había sido Rómulo. Cuando estaba a punto de casarse con Julia 4, Faustina, la esposa de Marco, preparó su cámara nupcial en el templo de Venus, cerca del palacio. En otra ocasión el agua brotó de su mano, a partir de la primavera, mientras él dormía. Cuando era gobernador en [Lyon], todo el ejército romano se acercó y lo saludó. […]. Una vez más [soñó] que en el Foro Romano un caballo tiró [a] Pértinax, que lo había montado, pero él mismo [logro montarlo] fácil por su espalda”. (DION CASIO 75.3) Como es posible observar en el pasaje recién transcripto, la justificación onírica es empleada por el Emperador para lograr conseguir su auctoritas. Tal 4 Elio SPARCIANO (1889: 252-3), en su biografía de Severo, menciona que: “[…] habiendo perdido a su esposa, y queriendo tomar otra, consultó por sí mismo el horóscopo de muchas doncellas que le ofrecieron, porque era muy hábil en astrología. Pero enterado de que había una en Siria a la que su nacimiento prometía un rey por esposo, la pidió en matrimonio: ésta era Julia. A quien obtuvo por mediación de sus amigos, y que poco después le hizo padre”. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 74 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 como afirma Cox Miller (2002: 17), una de las funciones principales de los sueños en los tiempos imperiales fue la de otorgar tangibilidad y concreción a las ideas abstractas e intangibles, como lo son el tiempo, la historia cósmica, el alma y la identidad de la persona. Resumiendo, es necesario tener en cuenta que la revelación de los sueños, en la Antigüedad, por proceder de un mundo superior al de la experiencia del despierto, tenía todo el peso, o peso aún mayor, que los hechos comprobados. Precisamente por estar rodeados de este prestigio, los acontecimientos de los sueños se presentaban, dado su origen sobrenatural, con una mayor “realidad” que los de la vida real y la vigilia (GIL FERNÁNDEZ, 2001: 14). Es posible inferir la importancia que los sueños tuvieron en ese tiempo por el hecho de que Dion Casio hiciera menciones de los sueños que tuvo el primer emperador de la dinastía Severa. Estos sueños fueron vistos como presagios divinos. Por lo tanto, al ser considerados avisos divinos, legitimaron su lugar estelar en el Imperio. 4. Conclusiones Luego de lo analizado en el presente trabajo, entendemos que ha sido evidente el proceso de legitimización que realizó el primer emperador de la dinastía Severa a partir de los distintos elementos que instrumentó. A saber: primero, el ascenso al poder tras vengar la muerte de Pertinax. Esta acción fue utilizada por Septimio para ganar legitimidad al desestimar su mote de usurpador. Segundo, la asociación de su persona con la de un emperador querido y admirado por el pueblo y principalmente por el Senado, como lo era Marco Aurelio, es otro elemento sobresaliente en el proceso de identificación-legitimación. En esta oportunidad, Severo, al realizar la ficticia adopción a la dinastía Antonina, logra evocar en la memoria colectiva, principalmente de los senadores, un sentimiento de continuidad y estabilidad a la labor efectuada por el optimus princeps por excelencia, Marco Aurelio. Por último, habría que destacar el recurso de los distintos designios divinos que el emperador Severo afirmó tener a partir de las manifestaciones oníricas. En esta oportunidad, la búsqueda de legitimidad estará Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 75 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 asociada a la voluntad divina revelada en sueños, como corolario del proceso de identificación-legitimación. Los tres ejes analizados en el presente trabajo dejan de manifiesto que la construcción de la legitimidad del poder imperial llevada a cabo por Lucio Septimio Severo parte de la necesidad de identificación con el pasado glorioso. Esta identificación es intencionada ya que se busca, en medio de la crisis, lograr un sentimiento de estabilidad y permanencia que quede en la memoria colectiva. El pasado al que se mira es también un producto creado por la memoria. Son las personas las que seleccionan, de forma consciente o no, los hitos y recuerdos que los identifican con su tiempo. De esta manera, la identidad se halla intrínsecamente unida a la memoria colectiva y, viceversa. De acuerdo con lo postulado por Gillis (Cfr. MENDOZA GARCIA, 2002: 25) “las identidades y las memorias no son cosas sobre las que pensamos, sino cosas con las que pensamos”. Por esta razón, identidad, memoria y legitimación deben ser entendidas dentro de un proceso. BIBLIOGRAFÍA 1. ARTEMIDORO (1989). La interpretación de los sueños. Madrid: Gredos. 2. DION CASIO (1927). Roman History. London: Loeb Classical Library. 3. ESCRITORES DE LA HISTORIA AUGUSTA (1889). Madrid: librería de la viuda de Hernando y Cª. 4. HERODIANO (1985). Historia del Imperio Romano después de Marco Aurelio. Madrid: Gredos. 5. CANDAU, J (1998). Memoria e Identidad. Buenos Aires: Ediciones Sol. 6. COX MILLER, P. (2002). Los sueños en la antigüedad tardía. Estudio sobre el imaginario de una cultura. Madrid: Ediciones Siruela. 7. DOODS, E. R. (1980). Los griegos y lo racional. Madrid: Alianza. 8. FERNÁNDEZ ARDANZ, S. – Gónzalez Fernández, R. (2006). El consenso y la autoritas en el acceso al poder del emperador Septimio Severo. Antigüedad y Cristianismo, 23, 23-37. 9. GIBBON, Edward (2003). Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano. Barcelona: Alba Editorial. 10. GIL FERNÁNDEZ, L. (2001). Los ensueños de griegos y romanos: esbozo de tipología cultural. En: Teja, R. (Coord.). Sueños, ensueños y visiones en la Antiguedad pagana y cristiana. Codex Aquilanensis. Cuaderno de Investigación del Monasterio de Santa María de la Real: Palencia. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 76 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 68-77 ISSN 2250-4923 11. GUBERMAN, M. y otros. (1995). La interpretación de los sueños. Abordaje teórico práctico de Artemidoro, Freud y Jung. Epimeleia, 4, 8, 249-265. 12. HALBWACHS, M. (1950). La Memoire Collective. Paris: PUF. 13. HIDALGO DE LA VEGA, M.J. (2004). La paideia griega, iniciación a la realeza: los perie basileias de Dión Crisóstomos. Stud. Histo., Historia Antigua, 22, 73-74. 14. MENDOZA GARCÍA, J. (2009. El transcurrir de la memoria colectiva: La identidad. Casa del Tiempo, 2, Época IV, N°17, 59-68. 15. HOMO, León. (1981). Nueva Historia de Roma. Barcelona: Iberia. 16. MONTESQUIEU, Charles de Secondat. (1962). Grandeza y decadencia de los romanos. Buenos Aires: Espasa-Calpe. 17. PLÁCIDO SUÁREZ, D. (2008). Poder y discurso en la Antigüedad Clásica. Madrid: Abanda. 18. SAID, E. (2001). Cultura, identidad e historia. En Schröder, Gerhart - Breuninger, Helga (Comps.). Teoría de la Cultura. Un mapa de la cuestión. Buenos Aires: FCE. 19. TAJFEL, H. (1981). Grupos humanos y categorías sociales. Barcelona: Herder. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 77 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 IMAGEM E PODER: CONSIDERAÇÕES INICIAIS ACERCA DAS IMAGENS DISCURSIVAS SOBRE AUGUSTO NAS BIOGRAFIAS E HISTÓRIAS DO PRINCIPADO ROMANO (SÉCULOS I A.C. A III D.C.) * NATÁLIA FRAZÃO JOSÉ * LEIR/ UNESP-Franca Abstract: Through this article, we propose to analyze some initial considerations about the discursive images of Augustus in the Biographies and Histories of the Roman Principate, I b.C. to III a.C. For that reason, we selected the work of Velleius Paterculus, Roman History (I b.C. - I a.C.), the biographies of Plutarch of Chaeronea, Caesar and Anthony (I and II a.C.), the biographies of Caius Suetonius Tranquillus, The Divine Julius and the Divine Augustus (I and II a.C.), the manuscripts of Lucius Florus, Epitome of Titus Livius (I and II a.C.), and, finally, the work of Dion Cássio, Roman History (II and III a.C.). Keywords: Roman Principate – Augustus – Discursive Images – History’s – Biographies Abstract: Neste artigo, propomo-nos a analisar algumas considerações iniciais acerca das imagens discursivas sobre Augusto nas Biografias e Histórias do Principado Romano, séculos I a.C. a III d.C. Para isto, selecionamos a obra de Veléio Patérculo, História Romana (séculos I a.C. - I d.C.), as biografias de Plutarco de Queronéia, César e Antônio (séculos I e II d.C.), as biografias de Caio Suetônio Tranquilo, O Divino Júlio e o Divino Augusto (séculos I e II d.C.), os escritos de Lúcio Anneu Floro, Epítome de Tito Lívio (séculos I e II d.C.), e, por fim, a obra de Dion Cássio, História Romana(século II e III d.C.). Palabras Clave: Principado Romano – Augusto – Imagens Discursivas – Histórias – Biografias * Gostaria de agradecer esta oportunidade à minha orientadora, Profa. Dra. Margarida Maria de Carvalho, a Profa. Graciela Gómez Aso (Diretora do PEHG - UCA) e a querida amiga Lorena Esteller. * Pesquisadora do Grupo do LEIR/ UNESP-Franca (Grupo do Laboratório de Estudos sobre o Império Romano); Mestre em História; Doutoranda em História – Bolsista FAPESP; Faculdade de Ciências Humanas e Sociais Universidade Estadual Paulista "Júlio de Mesquita Filho" - UNESP Campus Franca, São Paulo – Brasil. Orientadora: Profa. Dra. Margarida Maria de Carvalho. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 78 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 As análises em torno das construções da imagem de Augusto são bastante profícuas, sendo realizadas em diversas épocas, com motivações e repercussões múltiplas. Pesquisadores como Pierre Grimal 1, Susan Walker, Andrew Burnett 2, Paul Zanker 3 e Diane Favre 4, entre outros, direcionam seus olhares para a figura deste Princeps, para os discursos imagéticos e textuais que permearam as criações de sua persona. Obras de diferentes autores inseridos no arco cronológico do Principado Romano, tais como a Eneida de Vírgilio, ou mesmo as obras de Horácio, como as suas Epodes ou as Elegias de Propércio, entre muitas outras, servem de objeto para as pesquisas de tais estudiosos que pretendem enxergá-las como construções capazes de propagar determinadas concepções, elaboradas dentro de sociedades específicas e com várias finalidades. Desta forma, a diversidade de escritos sobre esse homem romano torna possível a existência de inúmeros Augustos, representações elaboradas em diversos períodos, frutos de criadores distintos. Durante nossa Iniciação Científica e Mestrado 5, conseguimos perceber que certos autores, que pertencem ao período do Principado Romano, fazem uso das imagens de Júlio César e Marco Antônio para construírem representações em torno de Augusto, construções estas que são frutos de suas épocas e que possuem objetivos próprios. Quando Júlio César faleceu nos Idos de Março do ano de 44 a.C., o seu sobrinho neto, Caio Otávio, contava com pouco mais de dezoito anos. A princípio, como ressalta o pesquisador Zanker (1989: 31), não parecia ter grandes chances 1 Trata-se da obra Vírgílio e o Segundo Nascimento de Roma, cuja primeira publicação é datada de 1985. 2 Susan Walker e Andrew Burnett são os autores de uma obra, publicada em 1981, intitulada The Image of Augustus. 3 Em sua obra The Power of Imagens in the Age of Augustus, datada de 1988. 4 Em seus estudos intitulados The Urban Image of Augustan Rome, de 1996. 5 Destacamos que nossa pesquisa de doutoramento apresenta certa continuidade com as pesquisas desenvolvidas durante a Iniciação Científica, intitulada As relações político-amorosas de Cleópatra VII como os militares romanos Júlio César e Marco Antônio: O testemunho de Plutarco ( realizado com o fomento da FAPESP, processo nº07/5009-8), e Mestrado, intitulada A Construção da Imagem do Imperador Augusto nas Obras de Veléio, Plutarco e Suetônio (realizado com o fomento da FAPESP, MS1 e MS2, processo n°2009/10941-1), ambas com a orientação da Profa. Dra. Margarida Maria de Carvalho. A nossa decisão de dar continuidade à nossa pesquisa foi orientada, principalmente, pelos conselhos da Banca de Defesa de Mestrado e do assessor da bolsa de Mestrado FAPESP. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 79 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 de vir a desempenhar um papel relevante no complexo jogo político romano. Sua jovem imagem aparecia, de certa forma, apagada. Até então, não se constituía em uma figura imponente, não possuía nenhuma reputação pública ou, ao menos, algum prestígio militar. Com efeito, como nos mostra Karl Galinsky (1996: 21), no campo da vida pública, Otávio não possuía nenhuma experiência, estatuto ou influência: era, de resto, muito jovem para tal. Para além disso, mesmo a sua constituição física não lhe atribuía nenhuma atenção: era de estatura baixa, de corpo frágil e já então debilitado pelo assombro de algumas enfermidades. No campo militar, não havia desempenhado, até então, grandes funções. Ainda segundo o autor supracitado, o jovem filho de Átia e de Otávio teria acompanhado seu tio-avô Júlio César durante algumas campanhas na Hispânia, onde suas façanhas foram de pouca repercussão. Ainda, de acordo com o autor, Otávio, após participar de tais disputas, teria sido enviado a Apolônia, onde usufruiu de ensinamentos sobre as artes liberais e também sobre os artifícios da retórica, lá permanecendo até a morte de seu futuro pai adotivo. Caio Júlio César é um importante personagem político do cenário republicano romano. Nascera no seio de uma antiga família de patrícios, os Iulii Caesarii, por volta de 100 a.C 6. Era herdeiro de Mário, opositor a Sila. Segundo Luciano Canfora (2002: 34), Júlio César desempenhou inúmeras funções: iniciou carreira militar desde muito jovem, passando a desempenhar diversos cargos e magistraturas no seio da administração romana. Com isso, ascendeu politicamente, militarmente e socialmente. Como nos mostra Zvi Yavetz (1983: 44), César demonstrou-se um excelente estrategista político, característica essa que pode ser exemplificada pela formação do Primeiro Triunvirato Romano, onde passou a figurar como um dos principais homens em meio à sociedade romana. Por conseguinte, é após a desagregação deste pacto governamental, que as ações de César aparecem com maior destaque. Nesse momento, sendo o único, com 6 Autores antigos, como Veléio (História Romana 2.41) e Plutarco (César 69,1), colocam seu nascimento no mês de julho, entre os dias 12 e 13. O nome deste mês seria em sua homenagem. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 80 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 exceção ao senado, frente ao governo de Roma, inicia as bases do sistema político que, a partir de seu herdeiro, viria a ser chamado de Principado Romano. Neste cenário, também podemos encontrar a figuração de Marco Antônio. Este, como salientam Andrew Littot (1994: 13) e Sandra Marchetti (2004: 10), nascido por volta de 83 a.C., era filho de Marco Antônio Crépido, neto do orador Marco Antônio assassinado por Mário, em 86 a.C. Sua mãe, Júlia Antônia, era uma prima distante de Caio Júlio César. De acordo com Eleanor Huzar (1978: 23), a primeira função militar desempenhada por Antônio é sob o comando de Aulo Gabínio, em uma missão em terras sírias. A partir de então, tal personagem teria se destacado nos inúmeros campos de batalha, conquistando, por conseguinte, um lugar em meio às tropas de Caio Júlio César. Suas habilidades e competência nos assuntos militares o elevam a um papel de destaque dentro do exército o que faz com que, segundo John Ramsey (2003: 551), Antônio e César criem uma certa relação de amizade. O militar romano transforma-se em uma espécie de braço direito de César, passando a assisti-lo em inúmeros assuntos, participando e comandando muitas operações militares do general. Ao fazer parte do círculo mais íntimo de César, coloca-se em evidência perante a sociedade de seu tempo e, sob a influência do general, começa a adquirir seus primeiros cargos políticos, tais como a nomeação como cônsul 7, magistratura que desempenhava no momento do assassinato de César e que o colocava em destaque, nesse momento, em meio à administração romana. Seus traços físicos, assim como sua força e virilidade, são elementos que aparecem evidenciados tanto nas descrições antigas, de autores romanos (tais como o próprio Plutarco), quanto na historiografia atual. Isso porque, desde o período em 7 Magistratura suprema estabelecida pelos comícios curiatos. Os cônsules, sempre eram eleitos dois, agiam depois de consultar o Senado, tendo o direito de convocá-lo e presidi-lo, assim como executar seus decretos e apresentar propostas de leis.Também podiam convocar comícios e presidi-los. Podiam concluir tratados com os inimigos em prévio acordo com o Senado; recebiam e apresentavam à instituição senatorial soberanos e embaixadores estrangeiros. No âmbito militar, podiam mobilizar legiões, fixar o contingente dos aliados, comandar o exército e dirigir as operações militares. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 81 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 que viveu, parece-nos haver um certo senso comum sobre suas atribuições físicas, as quais sempre o colocam como um homem de bela presença. Senso este que perdurou por séculos, sendo assimilado e representado de inúmeras formas, chegando aos dias atuais. Em suma, no momento em que o jovem Otávio chega a Roma, este não apresentava nenhuma das características de Júlio César ou mesmo de Marco Antônio, homem em plena ascensão nos meios político e militar romano. Assim, Otávio terá que construir sua imagem pública e política de uma forma totalmente distinta. Se nada possuía no campo da intervenção na vida pública, do prestígio junto ao povo ou na aristocracia romana, do brilho militar ou nos desempenhos de atividades institucionais, fará uso de outros recursos da vida política: utilizará da legitimação através das heranças hereditárias e tradicionais romanas. Para Paulo Alberto (2004:34), o fato de Júlio César tê-lo adotado, meses antes de morrer, em seu testamento, conferia a Otávio, além da herança de seus espólios e bens materiais, o status de herdeiro político. Este pode ter sido um dos principais elementos para a ascensão política, social, econômica e militar daquele que agora passará a ser chamado de Caio Júlio César Otaviano. Por conseguinte, esta hereditariedade será explorada até as suas últimas consequências. Como salienta mais uma vez Zanker: “Quando Caio Otávio entrou na disputa por seu legado em 44 a.C., com a idade de dezoito anos, sua única vantagem era o nome de seu tio-avô e pai adotivo, César.” (1989: 33). Desta maneira, logo a princípio, além de adotar o nome de César, o já Otaviano passa a assumir o papel de filho que vinga o pai e que possui a intenção de dar continuidade em seus projetos. Este estatuto de filho de César e, na prática, de seu continuador, era, pois, em nossa visão, uma das questões de maior importância para sua sobrevivência política, sendo um dos elementos que possibilitou a ascensão política do já denominado Otaviano. Tal aspecto ainda é explicitado pela forma através da qual o jovem fez uso do nome que a adoção lhe conferiu: Caio Júlio César Otaviano. Após a sua instituição testamentária como filho de César, passa a omitir o cognome de Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 82 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 Otaviano, passando a se autodenominar como Caio Júlio César, ou seja, o nome César que ascendia ao poder. Ao fazer uso de tal nome, dentro desses parâmetros, o herdeiro usufruía ainda mais da herança e da memória política e social que seu tio lhe deixara. Era um nome que transmitia todo seu poder e legitimação. Ainda, para a pesquisadora Anna J. Clark (2007: 206), após a deificação de César, em 42 a.C., o seu herdeiro passou a intitular-se como Divi Iulii Filius, ou seja, filho do Divino Júlio, atribuindo-se, desta forma, elementos do âmbito mítico e religioso. Assim, a divinação de César constituiu-se em um dos fatores fundamentais para a ascensão política daquele que clamava ser seu herdeiro. Ciente da importância da divinização de César, Otaviano nunca deixou de promover o culto ao Divino Júlio, erguendo em sua homenagem templos, realizando jogos e promovendo ritos, inclusive em territórios estrangeiros. Para Werner Eck (1998: 6), assim como para Jean-Pierre Néraudau (1996: 42), ao utilizar-se do caráter divino de César, Otaviano pretendia demonstrar a imagem de pietas para com o pai e, simultaneamente, para com o deus. Ser legatário de César, além disso, trazia consigo uma implicação no plano cultural e simbólico. Colocava-o, para além de herdeiro de César, herdeiro dos Júlios, família que atestava possuir ligações ancestrais com Vênus e Anquises 8, uma deusa e um herói. Este aspecto, de grande importância para a sociedade romana, também foi de muita utilidade para o jovem que pretendia ascender ao poder, uma vez que se colocava perante seus cidadãos como pertencente a uma linhagem nobre, a qual descendia dos deuses. Assim, o futuro Augusto irá explorar de forma decisiva sua ascendência mítica, a memória sobre a sua família, sobre seus antepassados. Toda essa construção cultural e ideológica 9 será transmitida pelo herdeiro de César por meio de vários artífices. Dentre estes, podemos encontrar a 8 Na mitologia greco-romana, Anquises foi um príncipe troiano, primo do rei Príamo. Era tido como o amante mortal de Vênus (Afrodite para os gregos), e, com ela, gerou Enéias, sobrevivente da guerra de Tróia e antepassado de Rômulo e Remo, fundadores de Roma. 9 Entendemos por ideologia um conjunto articulado de ideias, valores, opiniões, crenças, etc. que expressam e reforçam as relações que conferem unidade a um determinado grupo social (classe, Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 83 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 construção de templos, de monumentos e de outros elementos arquitetônicos capazes de comunicar as ligações existentes entre o futuro governante e seu antepassado César, além de também divulgar a concepção do jovem César como descendente dos deuses e heróis. Por conseguinte, tais construções serão difundidas por outros meios, tais como as produções literárias, históricas e artísticas. Desta forma, constroem-se imagens acerca da figura de Otaviano, ao mesmo tempo que são criadas imagens em torno da figura de César e de Antônio. Estas mesmas acepções ideológicas serão utilizadas para legitimar o governo do herdeiro de César em toda Roma. Entendemos legitimar em seu sentido mais amplo, o de tornar legítimo, fazer reconhecer como autêntico um poder, um título, uma dada situação. Logo, concordamos com a visão apresentada por Ana Teresa Marques Gonçalves (1991: 83), que todo poder busca ser legítimo, ou seja, busca a adesão daqueles que o obedecem. O vocábulo poder assinala a capacidade ou a possibilidade de agir, de produzir ações e comportamentos. Desta forma, torna-se legítimo o poder que age com a adesão do corpo social ou, ao menos, com o apoio de determinados grupos sociais (GONÇALVES, 1991: 83). Contudo, na análise do poder, deve-se levar em consideração, como destaca Georges Balandier (1982: 8), o plano simbólico e o imaginário, pois estes são fundamentais para a legitimação do governante e de sua autoridade. Um poder nunca é unicamente coercitivo. Ele só se mantém e se legitima perante a sociedade mediante a produção de imagens, pela manipulação de símbolos, logo, explorando-se o imaginário. Tais operações são realizadas de maneiras diversas, por meio de vários instrumentos e em meio a inúmeras instâncias. Portanto, torna-se possível notar que um poder não se coloca socialmente e politicamente através de uma força coercitiva. Para sua legitimação e, por partido político, seita religiosa, etc.), seja qual for o grau de consciência que disso tenham seus portadores; ou podemos definir, também, como o conjunto de ideias próprias de um grupo, de uma época, e que traduzem uma situação histórica. Tal conceito adéqua-se aos nossos estudos, uma vez que nossos autores são pertencentes a grupos sociais favorecidos e, por este motivo, podem partilhar de concepções bem próximas. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 84 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 conseguinte, aceitação por pelo menos parte da sociedade, também se faz necessário dispor de elementos ideológicos que justifiquem os atos e as opções de governo do detentor do poder (GONÇALVES, 1991: 84). Para isto, faz uso de um sistema de signos e emblemas, imagens e representações ideológicas que são transformados em fatores determinantes da concepção social. Ainda, este mesmo poder, em sua função legitimadora, reveste-se de várias roupagens, sendo compreendido, dessa maneira, a partir de inúmeros pontos de vista. É com base nos usos destes elementos, que Otaviano passa a colocar-se perante a sociedade romana, legitimando-se como herdeiro de César, usufruindo também destas construções para combater seus oponentes e demais homens que visavam o poder em Roma. Logo, neste momento, é que podemos encontrar a figura de Marco Antônio, homem que se encontrava em uma posição de evidência frente ao cenário político e militar romano após a morte de César. Nesse período, possuía a posição de cônsul, desempenhando um importante papel após o assassinato de César, quando, através de ações que pregavam a concórdia, impediu que novos conflitos civis irrompessem em Roma logo após a violenta cena ocorrida entre as paredes do Senado. Antônio possuía, nesta ocasião, certo destaque e, por esse motivo, esperava ocupar importantes cargos na administração romana. De acordo com Robert Gurval (1995: 23), com a chegada do herdeiro de César, os ânimos se exaltam. As disputas pelo poder acirram-se, assim como as contendas entre estes dois homens. Mesmo após a formação do Segundo Triunvirato, onde Otaviano, Antônio e Lépido passam a partilhar o governo de Roma e de suas províncias, as desavenças nunca ficaram de todo esquecidas. É nesse período, em meio aos conturbados elementos que passaram a compor a sociedade romana, que podemos encontrar a produção de construtos ideológicos que representavam de maneiras diversas as figuras de Júlio César, Marco Antônio e Otaviano. Também nesse momento, em nossa concepção, em concordância com a historiografia que aqui analisamos, Otaviano passa a usufruir de certos meios propagandísticos e ideológicos tanto para legitimar sua posição frente à sociedade Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 85 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 romana quanto para denegrir a imagem daquele que considerava como um de seus principais oponentes, Marco Antônio. Tais construções são utilizadas, inclusive durante a instauração da guerra civil entre estes dois homens. O que foi expresso e a forma de sua expressão foram determinados pela luta pelo poder. A concorrência entre os protagonistas do palco político transformou-se em fator decisivo na elaboração de imagens específicas, as quais foram transmitidas por meios artísticos, propagandísticos e culturais. É em meio a isto que podemos encontrar determinadas construções acerca das imagens de Augusto, imagens essas que, em nosso entender, se espelham nas figuras de Júlio César e Marco Antônio. Construções que, na documentação eleita para o desenvolvimento dessa pesquisa, intentam transmitir certos constructos ideológicos, onde César aparece como exemplo de bom governante, modelo a ser seguido e perpetuado por seu herdeiro, enquanto Antônio concentra em si os piores vícios e desvirtuamentos morais, características estas que devem ser afastadas de Roma. Logo, notamos nessas construções novos níveis de sentido, que surgem conforme nos aprofundamos na análise das obras de escritores deste período da História Romana. Tais escritos assimilaram e representaram esta vertente dos acontecimentos de inúmeras formas, com diversos objetivos. Contudo, faz-se necessário salientar que as representações acerca de tais personagens são bastante volumosas e, de certo modo, únicas. Existem inúmeros Augustos, Júlios Césares e Marcos Antônios. Cada representação, assim como nos mostra Roger Chartier (1990: 24), é fruto das concepções próprias de seus autores, de seus contextos históricos, de seus objetos e objetivos. Concordamos com a visão do autor supracitado, quando este interpreta as representações como construções que os grupos fazem sobre suas práticas. Sendo que essas práticas não são possíveis de serem percebidas em sua integridade plena, elas somente existem enquanto representações (1990: 32). Também sobre representações, aproximamo-nos das concepções de Pierre Bourdieu (2007: 447), o qual defende que as representações são sempre determinadas por aqueles que as constroem e pelas sociedades onde Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 86 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 estas estão sendo formuladas. Assim, não seriam construções neutras, pois tendem a infundir determinadas visões de mundo que implicam em escolhas e em condutas. (2007: 448). Ao observar as inúmeras representações existentes sobre os personagens romanos, principalmente Augusto, no qual aqui nos concentramos, chamou-nos a atenção nas imagens discursivas criadas pelos autores, não apenas as similaridades, mas, principalmente, as diferenças existentes nas descrições de autores de períodos diversos do arco cronológico do Principado Romano. Para entendermos o que são imagens discursivas, partimos do pressuposto de que um documento sempre carrega em si um discurso, o qual não está isento das impressões de seu contexto de produção e, muito menos, como relata Paul Veyne (1998: 34), da subjetividade do autor. Novamente, segundo Bourdieu (2004: 45), o discurso deve ser visto como uma práxis, como uma ação do sujeito sobre o mundo. A linguagem enquanto discurso é interação e um modo de produção social, sendo assim, ela não é neutra, inocente ou impensada. Trata-se do lugar privilegiado para a manifestação da ideologia do autor ou da sociedade em que este se insere. É em meio a esta produção discursiva que podemos encontrar, em nossa visão, a criação de imagens discursivas, a elaboração de determinadas representações acerca de indivíduos, suas vidas, seus feitos, suas virtudes e seus vícios; representações estas que possuem a intenção de transmitir a vida deste personagem, de transmitir uma imagem específica deste. Neste sentido, destacamos que as imagens discursivas elaboradas por autores antigos sobre certos personagens, tais como Augusto, são de extrema importância para a compreensão tanto sobre estes homens romanos quanto daqueles que os descrevem e de seus contextos sociais, políticos, econômicos e culturais. Neste momento, levamos em consideração as diversidades existentes no Império Romano, que serão refletidas nos relatos dos autores, diferenças que são expressas através da origem de tais escritores, dos postos que ocuparam em meio à administração romana e do gênero literário que cada um opta por adotar em suas criações. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 87 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 Selecionamos, em nosso trabalho de pesquisa que aqui apresentamos parte, as obras de cinco autores que se inserem no arco cronológico desse sistema político. São estes: Veléio Patérculo, Plutarco de Queronéia, Caio Suetônio Tranquilo, Lúcio Annaeus Floro e Dión Cássio. Os documentos utilizados nesta pesquisa consistem na obra de Veléio, História Romana – datada do final do século I a.C. e primeira metade do século I d.C –; nas biografias de Plutarco, César e Antônio –, datadas dos séculos I e II d.C e inseridas em sua obra Vidas Paralelas.; e nos trabalhos de Suetônio – O Divino Júlio e O Divino Augusto – biografias inseridas em seus escritos do II século d.C., as quais receberam o título de Vida dos Doze Césares 10; a obra de Floro - Epítome de Tito Lívio – datada do século II d.C. e, por fim, a obra de Dión Cassio – História Romana – datada do século III d.C. 11. Como já dito, a escolha de tais obras deu-se tanto pelas diferenças quanto pelas semelhanças, uma vez que, ao utilizarmos as obras de autores diversos, que vivenciaram o Império Romano de maneira distintas, podemos contrapor suas visões sobre esta estrutura política denominda Principado Romano, conseguindo, em decorrência disto, uma visão mais ampla do período como um todo. Além disso, abre-se a possibilidade de constatarmos como se dão as similaridades e as disparidades de opiniões acerca dos personagens descritos. Ainda, poderemos perceber como tais características são formadas e concebidas a partir do meio social em que cada autor estava inserido, através da peculiaridade de seus olhares e de suas formas de análise dos fatos. 10 Suetônio considera Júlio César o primeiro Imperador. Explicitamos que selecionamos tais autores por dois motivos. Inicialmente, eles se inserem no arco temporal do Principado Romano com o qual nos propomos a trabalhar. Por conseguinte, propõe-se a escrever Biografias e Histórias de Roma, gêneros com os quais trabalhamos e aque pretendemos dar continuidade. O autor Tito Lívio, apesar de se encontrar em um período muito próximo dos autores aqui selecionados e de ser o escritor de uma História de Roma, não foi por nós escolhido, pois os volumes de sua obra Ab Urb Condita, onde encontraríamos as referências aos personagens romanos Júlio César, Marco Antônio e Augusto estão perdidos, só existindo alguns fragamentos que foram reunidos em um único volume, chamado de Periochae, em um momento bem posterior àquele em que a obra foi cunhada. 11 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 88 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 Adotar o conceito de discurso ao nos referir às documentações estudadas torna-se imprescíndivel para definir a própria maneira como as tratamos. Sobre esse conceito, adotamos a acepção elaborada por Helena Naganime Brandão (1995), que se refere aos discursos como operadores de conexões entre o nível extralínguístico e o linguístico. Para a autora, o discurso é o resultado do percurso que o indivíduo faz desde a elaboração mental daquilo que intenta expressar até a enunciação desse conteúdo, o qual, por sua vez, é socialmente orientado (BRANDÃO, 1995: 10-12). Assim, fica evidente que em uma análise do documento que adote esta perspectiva, apenas o estudo linguístico interno não é capaz de abordar todas as características do discurso. É necessário que façamos uma articulação entre o processo linguístico com o social, com as intenções da escrita do texto. De acordo com Eni Pucinelli Orlandi (1999: 233), o conceito de discurso é um conceito teórico-metodológico usado para definir a maneira de se analisar um texto, a unidade de análise. Na análise do discurso, é necessário se levar em conta as condições de sua produção, interpretando as características discursivas que situam o texto em sua formação. Portanto, a autora supracitada mostra que a análise do discurso não pode prescindir jamais da análise do contexto histórico, político, social e cultural, pois as informações retiradas da documentação não têm sentido próprio se não forem referidos ao seu tempo, espaço e lugar de onde fala o autor. É em concordância com tais perspectivas que nos propomos a analisar os discursos de Veléio, Plutarco, Suetônio, Floro e Dión Cássio, compreendendo a exterioridade do que é anunciado. Em meio aos escritos desses cinco autores, pretendemos encontrar as semelhanças e diferenças nas descrições de Augusto. Intriga-nos que, apesar de serem autores que possuem características diferentes, tais como o período em que se inserem, a região, a posição que ocupam e o gênero de escrita que adotam, conseguimos perceber que todos realizam uma construção benéfica da imagem de Augusto. Contudo, tudo nos leva a crer que as motivações destes ao criarem estas imagens discursivas sobre este imperador são diferentes, característica esta que é Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 89 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 exposta no decorrer das obras e que pretendemos analisar. Tais discursos, são representativos de uma ideologia, de um imaginário social e político; são atores de difusão, de propagação. Transmitem a herança memorial, a reconstrução ou representação do passado a fim de produzir laços de confluência cultural, de acordo com os objetivos do próprio autor dentro de seu contexto e dos valores defendidos por este. São inseridos nestes discursos que, em nossa visão, podemos encontrar os resquícios de uma construção acerca da imagem de um governante, que por sua vez, responde às questões e necessidades próprias da época. Fazia-se necessário a legitimação do sistema político do Principado Romano que aparecia em solo romano, assim como a legitimação do homem (Augusto) que se colocava como seu detentor. Para nós, a construção da imagem de Augusto servirá também para a tentativa de legitimação de todo o sistema político do Principado Romano, não só de sua época, mas também em períodos posteriores, tais como aqueles em que se inserem nossos autores. Logo, os relatos discursivos são fundamentais: criam, recriam e propagam; fundamentam ideais através de abordagens que prefiguram a imagem do Imperador, resgatam vínculos e estabelecem ligações entre o passado e o presente. Utilizam da tradição 12 como fonte legitimadora do novo contexto político e social. Tradição esta que, em Roma, era representada pelo Mos Maiorum, o qual, segundo Pierre Grimal (1993: 54), significava os costumes ancestrais e os valores tradicionais romanos que permeavam a sociedade. É proveniente de tais considerações que propomos a análise da imagem do Imperador Augusto passadas pelas obras de Veléio, Plutarco, Suetônio, Floro e Dión Cássio, sempre as compreendendo como reflexos de uma criação imagética, representativa e ideológica própria de um dado momento da história da sociedade romana. Criação esta que não se restringe ao período do governo de Augusto, mas 12 Entendemos tradição em seu significado mais amplo, ou seja, que significa trazer, entregar, transmitir, ensinar. Logo, tradição é a transmissão de fatos culturais de um povo, é a sua memória cultural. È um conjunto de ideias, símbolos, práticas e representações que permeiam uma dada sociedade, sendo passados entre as gerações de seus habitantes. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 90 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 enraíza-se pelos anos posteriores, sendo utilizada para explicar, exemplificar e justificar as transformações do sistema político do Principado Romano e a ascensão de novos Princeps. Trata-se ainda de percebermos como essa concepção e criação em torno de Augusto faz uso da tradição romana, do Mos Maiorum, de seus valores e crenças: é neste momento que se nota a figuração de César e Antônio, importantes personagens romanos, atores principais do período republicano. Estamos cientes da dificuldade apresentada pela documentação escolhida. Trataremos de obras que são datadas de períodos cronológicos distintos e que apresentam formas de escrita diversas. Veléio, um militar do início do Principado, compôs um Compendium de História Romana, onde, através de um novo modelo de escrita , tenta narrar toda a trajetória enfrentada pelos romanos, desde a fundação da cidade até o governo de Tibério, proporcionando aos seus leitores um panorama geral sobre a História que envolve a cidade de Roma. Lúcio Annaeus Floro, escritor de origem africana dos séculos I e II d.C., escreveu uma Epítome da História de Roma, usando a obra de Tito Lívio como base, apesar desta não ser a única referência documental encontrada em sua obra. Sua Epítome, intitulada de Epítome de Tito Lívio, é divida em dois livros; o primeiro trata desde a fundação da cidade de Roma até a campanha de Crasso contra os partos e, o segundo, relata o período que vai desde as Guerras Civis até 27 d.C., quando Otaviano é proclamado Augusto. Para nós, a obra de Floro não pode ser considerada apenas como uma Epítome de Tito Lívio. Ela se constitui em algo novo, composição própria do autor, onde este apresenta sua própria concepção acerca daquilo que relata e, para isso, utiliza de vasta documentação, não se restingindo apenas aos escritos livianos. Por sua vez, Dión Cassio , nascido em finais do século II d.C., escreveu na primeira metade do século III d.C. Ele se insere, portanto, em meio à Dinastia Severiana, período que, segundo o pesquisador Jean-Michel Carrié (1999: 32), o Império Romano encontrava-se em mutação. Sua obra, História Romana, originalmente escrita em oito livros que abrangiam desde o desembarque de Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 91 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 Enéias até o ano de 229 d.C., é fruto deste momento, onde o autor vivenciou intensamente os acontecimentos do período, ocupando, inclusive, importantes posições políticas em meio à administração imperial, chegando ao cargo de Senador. Plutarco e Suetônio escrevem biografias. Plutarco, escritor beociano dos séculos I e II d.C., em suas Vidas Paralelas, ao narrar a vida de um homem grego ilustre, sempre narra a vida de um romano ilustre, tecendo, no final de suas biografias, breves comparações entre as vidas, os valores morais e os feitos de cada personagem. Em outras palavras, exprime, em suas biografias, todo o hibridismo cultural existente em sua própria vida, já que possuía tripla cidadania: a beociana, onde nasceu, a ateniense, onde estudou e passou parte de sua juventude, e a romana, onde ministrou palestras e desempenhou funções. Suetônio, portador da cidadania romana, também dos séculos I e II d.C., atém-se a descrever a vida de doze Imperadores Romanos, iniciando com Júlio César, preocupando-se com narrar informações diversas, de âmbitos público e privado. Aqui, mais uma vez, a obra é fruto direto da vivência do autor, posto que Suetônio desempenhou cargos importantes em meio à sociedade imperial romana, tal como a função de ab epistulis, que lhe possibilitou o contato com informações privilegiadas acerca dos imperadores, suas famílias, seus feitos e suas administrações. Porém, como já demonstramos, nosso interesse em analisar obras de caráter narrativos distintos está na percepção de que nelas podemos encontrar, em tempos e em concepções diferentes, inúmeras semelhanças e dissemelhanças, que são representantes de toda uma construção ideológica imperial que se encontrava enraizada em solo romano: a criação de uma figura específica de Augusto, a edificação de sua imagem como bom governante, herdeiro de César, oponente de Antônio, defensor de Roma, criação esta que serviu também para legitimar todo o sistema político do Principado Romano. Além disso, trata-se de percebermos se os escritores citados, com origens diferentes e formas particulares de escrita, constroem ou não confluências Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 92 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 culturais. Sendo que semelhanças e dissemelhanças são representantes de uma ideologia, de uma representação simbólica criada com o intuito de legitimar tanto o poder do governante quanto o novo sistema de governo que se colocava frente à sociedade romana. Acreditamos ainda que tais características das obras de Veléio, Plutarco, Suetônio, Floro e Dión Cassio podem exprimir uma memória, ao mesmo tempo que expressam sua antítese, o esquecimento. A memória, no sentido primário da expressão, é a presença do passado, a faculdade de reter e recordar este passado. Assim, a memória é uma construção psíquica e intelectual, a qual acarreta uma representação do passado de acordo com a pessoa que relembra, que nunca é somente aquela do indivíduo, mas de um indivíduo inserido num contexto familiar, social, político e cultural. Por si própria, uma linguagem, um percurso que, ao longo de seu caminho elástico, constrói sua própria narrativa. É uma função humana e social e, por isso mesmo, histórica. Na perspectiva de Maurice Halbwachs (2006: 35), toda memória é “coletiva”. A questão central na obra de Halbwachs consiste na afirmação de que as lembranças podem se organizar de duas maneiras: agrupando-se em torno de uma determinada pessoa que as enxerga de seu próprio ponto de vista, ou distribuindo-se dentro de uma sociedade, grande ou pequena, da qual são imagens parciais. A partir desta concepção, existiram memórias individuais e memórias coletivas. No entanto, as duas memórias mantêm um diálogo constante, interpenetrando-se com frequência. Logo, o indivíduo participaria dos dois tipos de memória. Por conseguinte, a memória individual não está inteiramente isolada e fechada. No intuito de evocar o próprio passado, o indivíduo necessita recorrer às lembranças de outros indivíduos, transportando-se para pontos de referências determinados pela sociedade. Para este autor, a memória individual existe sempre a partir de uma memória coletiva, posto que todas as lembranças são constituídas no interior de um grupo. A origem de várias ideias, reflexões, sentimentos, paixões que atribuímos a nós são, na verdade, inspiradas pelo grupo. Além de concepções sobre a memória, Halbwachs também assinala o papel da lembrança Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 93 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 (2006: 43). Esta seria uma reconstrução do passado com a ajuda de dados tomados de empréstimo. Portanto, podem-se criar representações do passado baseadas nas percepções de outra pessoa ou de uma sociedade. As lembranças podem ser simuladas quando entram em contato com as lembranças de outros. Por outro lado, afirma o autor, não há memória que seja somente “imaginação pura e simples” ou representação histórica que tenhamos construído que nos seja exterior, ou seja, todo este processo de construção da memória passa por um referencial que é o sujeito (Halbwachs, 2006: 78). Mais uma vez, o escritor demonstra que a memória individual não está isolada, encontra-se em constante relação com a memória coletiva e, com o que ele denomina com certa cautela, de memória histórica. Com essa perspectiva, concorda o historiador Peter Burke (2000: 69), o qual nos fala que a memória individual é condicionada pelo coletivo, por aquilo que denomina como memória coletiva e social. Em outras palavras, o meio político, social e cultural, direciona a forma de se recordar de algo e a maneira como esta recordação será utilizada. Partindo-se da premissa de que a memória social, como a individual, é seletiva, faz-se necessário identificar os princípios de seleção e observar como os mesmos variam de lugar para lugar, ou de um grupo para o outro, e como se transformam na passagem do tempo. “As memórias são maleáveis, e é necessário compreender como são concretizadas, e por quem, assim como os limites dessa maleabilidade” (BURKE, 2000: 73). Contudo, devemos ter em mente que a memória coletiva não é homogeneizante. Ela é uma somatória das memórias individuais existentes em uma sociedade e sobre determinados aspectos destas. Como parte integrante da memória, temos o seu reverso, o esquecimento. Este, por sua vez, pode ser ocasionado pelas lacunas no tempo, pelo ato de lembrar, o qual deixa pelo caminho pequenos pontos que fogem à luz da recordação. Também, possui sua outra face, àquela onde o fato de não lembrar, de esquecer, de apagar das linhas da recordação, é algo proposital ou, até mesmo, necessário. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 94 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 Concordamos com as visões de Luciane Omena e Pedro Paulo Funari (2012: s/p), quando estes ressaltam que a narrativa histórica é realizada a partir de um processo de seleção, de escolha. Aquilo que é narrado parte da escolha do autor, de sua opção do que narrar e como narrar. O mesmo acontece com o esquecimento. O ato de esquecer, assim como o ato de lembrar, não deve ser visto como algo inocente. A ação de não recordar, de retirar das linhas da História determinados dados, acontecimentos ou personagens, possui em seus cernes inúmeras intenções e motivações. De acordo com Harriet Flower (2006: XIX.), sanções contra a memória na cultura romana é algo profuso, que possui múltiplas facetas e ramificações em várias partes da sociedade romana. Constitui-se em uma forma de legitimação pessoal, em meio de ascensão social, quando não em modo de estruturação de todo um sistema político e social, tal como o Principado Romano. Não nos referimos aqui apenas ao damnatio memoriae 13, que trata de apenas uma parte, de aspecto formal e basicamente político, de todo um fenômeno complexo que abrange o esquecimento em Roma. Pelo contrário, ao tratarmos de Roma e do ato de não recordar, tentamos abranger suas complexidades e suas diversificadas formas de expressões, que podemos enxergar não só nos monumentos arquitetônicos, nas pinturas, ou mesmo na cunhagem de moedas, mas também em meio aos escritos literários de gêneros variados, tais como as biografias e as denominadas Histórias. No decorrer de nossas pesquisas anteriores, podemos perceber que o ato de esquecer não ocorre de maneira única ou direta. Aparece também de forma velada, até mesmo sutil, nas linhas daqueles que se propõe a narrar a trajetória histórica romana. O esquecimento, ou melhor, o por que dele ocorrer, ou de algo não ser mencionado, muito nos interessa quando tratamos a respeito das figuras de Augusto, Júlio César e Marco Antônio. Os jogos de memória, o lembrar e o esquecer, é 13 Termo em latim que quer dizer “danação da memória”, no sentido de remover da lembrança. O significado da expressão damnatio memoriae e da sanção era cancelar todos os vestígios dessa pessoa da vida de Roma, como se nunca tivesse existido, para preservar a honra da cidade. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 95 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 recorrente quando tratamos das vidas destes personagens. Ao mesmo tempo, atos honrosos e desonrosos são esquecidos, não lembrados na tentativa de se criar bons e maus governantes, de se legitimar o Princeps e, por conseguinte, o Principado. A era augusteana mudou a maneira do tratamento da memória de tais homens: enquanto as memórias de Augusto e Júlio César eram glorificadas, os esquecimentos sobre Antônio tinham início. Suas imagens pessoais, públicas e políticas passaram por modificações. No caso de Antônio, a sua lembrança é muito mais denegrida do que a dos outros dois. Por exemplo, o Senado atacou sua imagem pública após a derrota na batalha de Áccio (31 a.C.), suas estátuas e inscrições passaram por sanções e sua família foi proibida de usar o praenomen Marcus. (FLOWER, 2006: 116). Tais ações refletiam o cenário da época e suas repercussões perpetuaram-se em séculos posteriores, sendo contatas e recontadas, apresentando peculiaridades, mas, também, reminiscências. É trabalhando dentro dessa perspectiva que abordaremos as obras e as opiniões passadas pelos nossos cinco autores: Veléio, Plutarco, Suetônio, Floro e Dión Cassio. Para além de suas próprias convicções, certas ideias foram transmitidas através do tempo, propagadas em meio à sociedade romana, atingindo pessoas diferentes, de origens diversas e ordens sociais distintas. As diferenças são aparentes em meio às obras dos autores aqui analisados, divergências estas que podem ser dadas pela própria diversidade do Império Romano. Entretanto, há, pontos que se assemelham, convergem-se. Dentre tais pontos, podemos encontrar a idealização da imagem de Augusto, a maneira como este Imperador é relatado, o modo como sua lembrança é retratada, como a memória deste personagem é construída concomitantemente aos esquecimentos. Em outras palavras, os jogos de memória existentes em torno deste personagem, assim como ocorrem com as figuras de César e Antônio. Ao apresentarem aspectos semelhantes nas representações sobre Augusto, Júlio César e Marco Antônio, podemos notar que, além de nossos autores compartilharem de certos elementos memoriais sobre tais homens, também se apresentam como detentores daquilo que chamamos de hibridismo cultural. Nesse Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 96 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 quesito, concordamos mais uma vez com Burke (2003: 28), o qual nos fala que culturas distintas não permanecem imóveis. O que ele chama de práticas híbridas (2003: 28) – a fusão ou assimilação de práticas culturais semelhantes em culturas consideradas distintas – podem ser identificadas na religião, na música, na linguagem, nas festividades, nas artes, na literatura e, até mesmo nas questões ideológicas e nas práticas sociais. Logo, mesmo homens de sociedades consideradas distintas podem partilhar concepções semelhantes acerca de determinados pontos, sobre determinadas questões, tais como encontramos em Veléio, Plutarco, Suetônio, Floro e Dión Cassio. Apoiando-nos em todas as considerações acima arroladas, elaboramos nossa pesquisa que, neste momento, apresentamos uma parte, com o intento de demonstrar que as imagens discursivas sobre Augusto nas obras de Veléio, Plutarco, Suetônio, Floro e Dión Cássio intentam não só legitimar a figura deste imperador, mas legitimar o sistema político em que estes autores se inseriam, o Principado Romano. REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS i. Documentação 1. CASSIUS DIO COCCEIANUS (1961). Roman History. Introduction, notes and english translation by Earnest Cary. London: William Heinemann, vols. I - III 2. DION CASSIUS (2011). Histoire Romaine. Traducción, Introdución et Notes par Guy Lachenaud et Marianne Coudry. Paris: Les Belles Lettres. 3. FLORO (1984). Epitome of Roman History. Introduction, Translation and Notes of Edward Seymor Forster. Cambridge: Harvard University Press, 1984. 4. FLORO (2000). Epítome de la Historia de Tito Livio. Introducción, traducción y notas de Gregorio Hinojo Andrés y Isabel Moreno Ferrero. Madrid: Gredos, 2000. 5. HERÒDOTO (2007). Histórias. Lisboa: Edições 70. 6. HORÀCIO (2008). Odes. Tradução de Jefrey H. Kaimowitz. Baltimore: The Johns Hopkins University Press. 7. PLINY THE YOUNGER (2009). Complete Letters. Oxford: Oxford University Press, 2009. 8. PLUTARCO, SUETÖNIO (2007). Vidas de César. Tradução e notas de Antônio da Silveira Mendonça e Ísis Borges da Fonseca. São Paulo: Estação Liberdade. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 97 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 9. PLUTARQUE (1995). Vies Parallèles I. Traduction: J. Alexis Pierron. Revue et Corrigiée par Françoise Frazier.Introduction, notices, notes, bibliographie et chronologie par Jean Sirinelli. Paris: Flammarion. 10. SUETONE (1975). Vies des doze Césars. Préface de Marcel Benabou. Paris: Les Belles Lettres. 11. SUETONNIUS (2009). The Lives of Caesars. Oxford: Oxford University Press. 12. SUETONNIUS (2006). The Lives Of The Twelve Caesars – Complete. Los Angeles: Echo Library. 13. VELÈIO PATÈRCULO (2001). História Romana I. Trad. Maria Assunción Sánchez Manzano. Madrid: Gredos. 14. VELÈIO PATÈRCULO (2001). História Romana II. Trad. Maria Assunción Sánchez Manzano. Madrid: Gredos. ii. Obras e artigos 15. ALBERTO, P. F. (2004). O Simbólico na Construção da Imagem e do Programa Ideológico de Augusto. Ágora: Estudos Clássicos em Debate, 6, 27-50. 16. BALANDIER, G. (2007). O Poder em Cena. Brasília: UnB. 17. BOURDIEU, P. (2007). O Poder Simbólico. São Paulo: Bertrand Brasil. 18. BRANDÄO, H. N. (1995) Introdução à Análise do Discurso. Campinas: Editora da UNICAMP. 19. BURNETT, A. - Walker, S. (1981). The Image of Augustus. London: British Museum Publications. 20. BURKE, P. (2003). Hibridismo Cultural. São Leopoldo: Editora Unisinos. 21. ______. (2000). História como Memória Social. In Variedades de História Cultural. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 67-89. 22. CANFORA, L. (2002). Júlio César: o ditador democrático. São Paulo: Editora Estação Liberdade. 23. CLARK, A. J. (2007). Divine Qualitees. Cult and Community in Republican Rome. Oxford: Oxford University Press. 24. CHARTIER, R. (1990). A História Cultural: entre práticas e representações. Rio de Janeiro/Lisboa: Bertrand / Dfel. 25. ______. (2002). A Beira da Falésia: a história entre incertezas e inquietudes. Porto Alegre: Editora UFRGS. 26. ECK, W. (1998). The Age of Augustus. Oxford: Blackwell. 27. FAVRO, Diane. (1996). The Urban Imagem of Augustan Rome. Cambridge: Cambridge University Press. 28. FLOWER, H. (2011). The Art of Forgetting: Disgrace and Oblivion in Roman Political Culture (Studies in the History of Greece and Rome). North Carolina: The University of North Carolina Press. 29. FUNARI, P.P. - Omena, L. (2012). Memória e Esquecimento: Narrativa sobre imperador romano e senado. História, 31, no.1. 30. GALINSKY, Karl. (1996). Augustan Culture. An Interpretive Introduction. Princeton: Princeton University Press. 31. ______________. (2007). The Augustan Succession: An Historical Commentary on Cassius Dio's "Roman History Books" 55-56 (9 B.C. - A.D. 14) by P. M. Swan; Cassius Dio. The Classical Review, 57, No. 2, 373-374 32. GONÇALVES, A.T.M. (1991). A Figura do Optimus Princeps nos Compêndios de História Romana Produzidos no IV século d.C. Monografia apresentada ao Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 98 DE REBUS ANTIQUIS 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 78-99 ISSN 2250-4923 Departamento de Graduação em História da UFRJ, IFCS, sob a orientação da Profa.Dra. Norma Musco Mendes. ______. (2002). A Construção da Imagem Imperial: formas de propaganda nos governos de Septímio Severo e Caracala. Tese de doutoramento apresentada ao curso de Pós-Graduação em História Econômica da FFLCH da USP sob orientação do Prof.Dr. Norberto Luiz Guarinello. ______. (2006). A Legitimação do Poder Imperial e os Problemas Sucessórios nos Breviários de História Romana produzidos no IV século d.C. História Revista, Goiânia, 11, n.1, 1-15. _______. (2007). Septímio Severo e a Consecratio de Pertinax: Rituais de morte e poder. História, São Paulo, 26, n°1, 20 – 35. GRIMAL, P. (1992). Virgílio ou o segundo nascimento de Roma. São Paulo: Martins Fontes. GURVAL, R. (1995). Actium and Augustus: the Politic and Emotions of Civil War. Ann Arbor: University of Michigan Press. HALBWACHS, M. (2006). A Memória Coletiva. São Paulo: Ed. Centauro. HUZAR, E. (1978). Mark Antony. Minnesota: University of Minnesota. Nèraudau, Jean-Pierre. (1996). Auguste: La Brique et le Marbre. Paris: Les Belles Lettres. OMENA, L. M. (2009). Pequenos Poderes na Roma Imperial. Os setores subalternos na ótica de Sêneca. Vitória: Flor & Cultura. ORLANDI, E. (1999). Análise de discurso. Princípios e Procedimentos. Campinas: Pontes. VEYNE, P. M. (1998). Como se escreve a História e Foucault revoluciona a História. Brasília: Editora UNB. YAVETZ, Z. (1983). Julius Caesar and His Public Image. London: Thames & Hudson. ______. (1984). La plebe et le Prince. Foule et vie politique sous le haute – empire romain. Paris: Éditions la découvert. ZANKER, P. (1988). The Power of Imagens in the Age of Augustus. Michigan: University of Michigan Press. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 99 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 O CONCEITO DE REALEZA DE TEMÍSTIO E AMIANO MARCELINO: O CASO DO IMPERADOR VALENTINIANO I BRUNA CAMPOS GONÇALVES LEIR/ UNESP-Franca Abstract: In the context of Late Antiquity, we observe the ideals of Royalty of two authors who shared the political events between the governments of Constantius II to Theodosius (337-395 AD), namely: the philosopher Themistius (317-388 AD) with his political speeches; and the military Ammianus Marcellinus (325 / 330-395 AD) with his work Res Gestae. During our study, we will seek to observe the characteristics of each author, and converge their life experiences to meet the convergent and divergent points of its concepts around the Imperial responsibilities. In the meantime, we emphasize the interactions between Romans and barbarians, very noticeable at that time; and how this process of interaction of cultures has influenced the thinking of the late-ancient writers studied here. Observing how a philosopher and a military developed such ideals in relation to the ruler: Valentinian I (364-375 AD), for that we made a more specific analysis of VI Speech of Themistius - the Brotherly Love or About humanity - and the XVI - XXX Books of Ammianus Marcellinus. Thus, in a time of great cultural socio-political effervescence, two non-Christian writers have written their work, in order to re-member your audience the importance of the virtues and both based on examples from the classical tradition. Keywords: Late Antiquity – Royalty – Themistius – Ammianus Marcellinus Resumo: No contexto da Antiguidade Tardia, observamos os ideais de Realeza que se propagaram no Império Romano no século IV d.C., mais especificamente, nos relatos de dois autores que partilharam dos acontecimentos políticos ocorridos entre os governos de Constâncio II a Teodósio (337-395 d.C.), sendo eles: o filósofo Temístio (317-388 d.C.) com seus discursos políticos; e o militar Amiano Marcelino (325/330-395 d.C.) com sua obra Res Gestae. Ao longo de nosso estudo, buscaremos observar as características de cada autor, e confluir suas experiências de vida para encontrarmos os pontos convergentes e divergentes de seus conceitos em torno das responsabilidades Imperiais. Nesse ínterim, Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 100 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 ressaltarmos o entrelaçamento entre romanos e bárbaros, muito perceptível nesse momento; e como este processo de interação de culturas influenciou no pensamento dos escritores tardo-antigos aqui estudados. Preocupamo-nos em observar como um filósofo e um militar desenvolveram tais ideais em relação ao governante: Valentiniano I (364-375 d.C.), para tanto fizemos uma análise mais especifica dos Discurso VI – ao Amor Fraterno ou Sobre a Humanidade – de Temístio e dos Livros XVI a XXX de Amiano Marcelino. Assim, em um momento de grande efervescência sócio-político cultural, dois autores não cristãos escrevem seus trabalhos, com o intuito de relembrarem seu público à importância das virtudes e para tanto se baseiam em exemplos da tradição clássica. Palavras Chave: Antiguidade Tardia – Realeza – Temístio – Amiano Marcelino 1. A Realeza em Temístio e Amiano Marcelino O Império Romano vivenciou novas experiências durante a Antiguidade Tardia, período que abarca de meados do século III d.C. ao VIII d.C. e ao qual nos referimos nesse estudo. Dentre essas, observamos a confluência de antigos valores morais e de conduta misturar-se com as novas configurações e necessidade do Império Romano. Durante o século IV d.C. notamos novos parâmetros na disposição sóciopolítica imperial, na qual o Exército ganha ainda mais destaque, o estrangeiro se sobressalta no serviço militar romano e o culto aos Deuses começa a dividir seu espaço com a adoração ao Deus Cristão. Nessa conjuntura, plena de ideias híbridas, se insere os panegíricos de Temístio e a obra de Amiano Marcelino. Ambos provenientes do Império Romano Oriental, sendo o primeiro da região da Paflagonia, hoje pertencente à região da Turquia; e o segundo nato da Antioquia, que atualmente compõe a Síria. Cabe ressaltar que entendemos tais trabalhos como frutos de seu tempo, apresentando aspectos característicos do momento e das vivências de cada um dos autores. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 101 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 Os dois autores tardo-antigos, aqui trabalhados, possuem outras características em comum. Tanto um como o outro tiveram uma formação dentro da cultura clássica e da retórica; nasceram e foram criados dentro dos costumes não cristãos, embora acreditemos que, de certa forma, tiveram contato com os diversos cristianismos da época, pois todo esse conjunto político-religioso fazia parte de seu tempo; provinham de famílias abastadas, às quais deram todas as condições para crescerem nas profissões escolhidas por cada um deles. No que se referem à Realeza, buscamos entender o ponto de vista dos dois, do filósofo Temístio e do militar Amiano Marcelino, uma vez que encontramos em seus escritos preocupações semelhantes, destacando uma esfera de pensamento do momento vivido por eles. Sublinhamos que muitos autores da Antiguidade Tardia se detiveram nessa questão, não sendo privilégio nem do paflagoniano, nem do antioquiano, assim, compreendemos que não estamos abordando um todo, mas sim um fragmento do que se pensava a respeito da conduta de um governante imperial no século IV d.C. Nesse momento, buscaremos observar a correlação deles no que tange o pensar a Realeza. Em torno desse quesito, encontramos alguns pensamentos intrínsecos tanto em um quanto no outro, como é o caso das virtudes e da tolerância religiosa. No tocante às qualidades morais necessárias a um bom governante, percebemos que os dois gregos concordam. Ambos acreditam que o Imperador deveria ficar distante dos vícios, pois estes poderiam levá-lo à crueldade e à tirania, aspectos abomináveis em administradores imperiais. Salientam características como a humanidade, bem presente no pensamento temistiano, a temperança, a moderação, a clemência, a generosidade, a equidade, entre outras. Dessa forma, observamos o desenhar de constructos identitários entre Amiano e Temístio Para Temístio, “A vida será esplêndida e feliz quando surgir um rei jovem, temperante, dotado de boa memória, valente, generoso e alerta” (TEMÍSTIO, Disc. III.46a). O filósofo tomou emprestadas essas palavras de Platão, e buscou a todo Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 102 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 tempo levá-las aos monarcas, relembrando-os sempre de suas responsabilidades para com seus súditos. Da mesma forma, vemos na narrativa de Amiano, anos após, a valorização de semelhantes virtudes. Ele era um homem (Juliano) verdadeiramente a ser contabilizado juntamente com os espíritos heróicos, distinguido por seus feitos ilustres e sua inata majestade. Para tanto existe, na opinião dos filósofos, quatro principais virtudes, moderação, sabedoria, justiça e coragem e correspondentes a essas também algumas características externas, como o conhecimento da arte da guerra, autoridade, boa sorte, e liberalidade, estas como um todo e separadamente eram cultivadas por Juliano com constante zelo. (AMIANO MARCELINO, Hist., XXV.4.1) Nessa medida, acreditamos que os ideais desses giravam em torno dos mesmos valores de boa conduta. Os dois, filósofo e militar, acreditavam na ascensão imperial por meio da escolha divina; Deus escolheria o futuro governante na terra por intermédio dos homens responsáveis pela eleição imperial. Porém, cabe salientar que, para Temístio, era uma intervenção direta do Deus supremo enquanto que em Amiano há somente uma inspiração dos Deuses. De maneira que cabia ao então detentor do poder imperial atuar em conformidade com as virtudes, demonstrando, aptidão para o serviço designado, cuidar das pessoas que vivem em seu domínio, e quiçá até daquelas que estão do outro lado da fronteira. Nos discursos de Temístio, tais caracteres são abordados diretamente, e o autor vai adiante mostrando que o Imperador deveria ser a imagem e semelhança de Deus na terra, para tanto deveria se espelhar nas qualidades do Soberano universal. Pois, os monarcas eram os únicos capazes de colocar em exercício as virtudes divinas, principalmente a philantrōpía ou humanidade, que só podiam ser apreendidas pelos filósofos, não aplicadas. Diferentemente, Amiano não aborda o tema diretamente, mas deixa entrever em seu texto suas preocupações e o seu entendimento sobre os valores morais esperado a um imperador. Percebemos na leitura da Res Gestae, que o autor abomina a crueldade, e sendo assim contrapõe as atitudes virtuosas com as Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 103 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 ações excessivas dos imperadores, demonstrando quais considerava dignas ao bom príncipes e quais o tornava cruel, um tirano. Para o militar os Deuses inspiravam a escolha do governante na terra, porém era exclusivamente responsabilidade do escolhido se manter à altura do cargo designado a ele. Durante a análise dos ideais de cada autor, notamos que ambos eram contra a violência em torno da religiosidade. Tanto Temístio como Amiano se posicionam a favor de uma Tolerância Religiosa, sendo esse um traço identitário muito importante. O filósofo defende abertamente em seus discursos aos Imperadores à relevância para o bem social de se manter uma postura de respeito a todas as formas de adoração a Deus. De forma um pouco peculiar, vemos Amiano defender a liberdade de culto. No que tange à religiosidade, o militar procurou abster-se, mesmo porque não era sua intenção fazer uma história da religião. Mas como fruto de seu tempo, o autor acaba por mostrar em alguns pontos de seu trabalho seu posicionamento em torno dessa questão. Um exemplo marcante é sua crítica à política contra os professores cristãos do Imperador Juliano, governante este que o militar tardoantigo nutria uma intensa admiração. No que concerne à questão do elemento estrangeiro, notamos que há convergências e divergências entre os dois escritores: Temístio e Amiano Marcelino. Ambos demonstram em seus escritos uma preocupação quanto à política aplicada ao bárbaro. Enquanto o filósofo esboça uma linha de raciocínio parecida com a utilizada na defesa da multiplicidade de cultos religiosos, o militar rechaça uma política aberta de assimilação e tolerância dos não romanos. Dessa maneira, percebemos uma diferença entre os pensamentos dos dois autores gregos, no que se refere à postura diante dos bárbaros. Enquanto o filósofo achava que o governante deveria se importar com todos os homens habitantes na terra, o militar achava que o governante deveria se preocupara somente com aqueles que contribuiriam com a manutenção do Império Romano. Em nossa opinião, o pensamento de Temístio é típico de um funcionário da corte imperial que ocupa uma posição nos meandros das organizações públicas, enquanto que o Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 104 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 militar Amiano Marcelino atuava nos campos de guerras, presenciando diretamente os ataques dos povos bárbaros inimigos (não adaptáveis ao domínio político romano). Assim, em meio a essa efervescência do momento, percebemos convergências e divergências no pensamento de dois autores da Antiguidade Tardia: um militar, Amiano Marcelino, e um filósofo, Temístio. Uma questão que nos desperta interesse nos textos estudados é a posição de ambos os autores quanto a eleição e o governo de Joviano, pois foi um Imperador advindo das forças militares em um momento de tensão, em plena guerra contra os Persas. Dessa forma, é curioso notarmos como os conceitos de Realeza, aqui estudados, se expõem nesse governante que ascendeu de maneira distinta ao cargo de Imperador. 2. O Imperador Valentiniano I Logo após o falecimento do Imperador Joviano, o alto comando e os oficiais civis se reuniram em Niceia para, mais uma vez, escolherem o sucessor Imperial. Muitos foram cogitados ao cargo, porém decidiram por um Panoniano pertencente à guarda imperial, assim como seu antecessor. Valentiniano foi o escolhido. Destacamos, ainda, a existência, entre os militares presentes na reunião eletiva, de generais bárbaros, ou melhor, que haviam nascido em terras estrangeiras, mas que teriam adotado Roma. O que nos faz perceber a confluência das interações sóciopolítico-culturais que estavam ocorrendo naquele momento do IV século d.C., já que não percebemos uma distinção no peso das decisões de um militar genuinamente romano e um de ascendência bárbara. Na descrição de Amiano, o sucessor de Joviano teria sido escolhido pela cúpula bélica juntamente com um grupo de oficiais civis, por “inspiração dos poderes celestes e por unanimidade, Valentiniano foi escolhido como o homem adequado e que preenchia todos os requisitos” (26.1.5). O antioquiano, Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 105 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 anteriormente, comenta que estavam à procura de uma pessoa de comprovada dignidade para o cargo de Imperador. Sendo assim, compreendemos que o militar tardo-antigo teria visto na pessoa de Valentiniano a dignidade Imperial que procuravam. Quando recebeu a veste púrpura e o diadema, diante de todos os soldados, Valentiniano pronuncia um discurso, o qual inicialmente, de acordo com a narrativa de Amiano Marcelino, ninguém queria ouvir, mas no decorrer de suas palavras o novo Imperador ganha o apoio de todos os presentes. Em seu pronunciamento, Valentiniano ressalta a importância de escolher um colega com igual poder para lhe auxiliar no governo do vasto território Romano. Valentiniano cumpre sua promessa feita diante dos soldados, e escolhe como companheiro de governo seu irmão Valente. Ignorando os conselhos do comandante de cavalaria Dagalaifus, o qual expôs duas opções, nas palavras de Amiano: “Se você ama os seus familiares, excelente imperador, você tem um irmão; se é o estado que você ama, procure outro homem para vesti-lo com a púrpura”. (26.4.1). Hans Teitler sustenta que embora Amiano destaque muitos dos aspectos negativos de Valentiniano, principalmente a crueldade do governante, o autor militar, também, percebe alguns elementos positivos no Imperador panoniano, como coragem e autoridade (TEITLER, 2007: 64), como vemos na hora em que discursa aos soldados e quando aponta seu irmão para dividir as funções imperiais. Temístio, em seu único discurso que ressalta Valentiniano, sublinha o amor fraterno como um caminho para philantrōpía, a humanidade, característica marcante no ideal de Realeza do paflagoniano. O filósofo tem em sua autoria seis panegíricos a Valente, porém somente no primeiro desses discursos homenageia o Imperador Valentiniano, também. Já o militar escreve do livro XXVI ao XXX sobre o governo dos irmãos. Por Temístio fazer um discurso em homenagem a Valentiniano e Valente, no início do governo dos dois irmãos, pouco podemos perceber sobre os aspectos Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 106 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 característicos do governo do primeiro. Porém, notamos alguns elementos que permeiam a conjuntura da época e as aflições do filósofo, por exemplo: enaltece sua própria profissão, aponta o pouco conhecimento do Imperador, distingue a tirania, aclama todos como filho de Deus e sobressalta o amor fraterno, provavelmente não só porque era um dos objetivos de Temístio, mas por ser um discurso dirigido a dois irmãos. A nosso ver, Temístio estava preocupado com o governo desses dois príncipes, uma vez que não detinham conhecimento algum em filosofia, retórica ou da tradição clássica. Tudo indica que, a aflição do filósofo esteja ligada à fama desse novo Imperador Valentiniano I, a qual o militar Amiano indicou no seu texto, Valentiniano possuía uma crueldade que poderia caracterizar-se numa tirania. Tal preocupação é perceptível no discurso de Temístio aos dois governantes, Valentiniano e Valente, a começar pelo título do panegírico: Ao amor fraterno ou À philantrōpía, tendo pontuado em toda a oração os benefícios da filosofia e do amor fraterno que leva à philantrōpía e à imagem e semelhança de Deus. Em seguida, o filósofo destaca o vinculo de simpatia e parentesco da realeza e da filosofia, tendo em vista que ambas foram enviadas por Deus com missões idênticas: atender e corrigir os homens. Nesse momento de seu discurso, Temístio sublinha a incompatibilidade da tirania com a filosofia, e por assim dizer com a Realeza. Na visão do panegirista, é dever do governante manter a ordem dentro do Império, nessa perspectiva diferencia a tirania com um governo bem sucedido. A questão principal do discurso VI do Temístio, como o próprio nome diz, se concentra no amor fraterno e na humanidade. Buscou, a todo instante, pontuar as qualidades de ter um irmão como companheiro na administração de um império tão vasto, sem deixar de sublinhar que o amor que há entre eles pode se estender a todos, e dessa forma alcançam o Supremo celeste. Em contrapartida, o militar Amiano descreve o governo de Valentiniano e Valente com maiores detalhes, mesmo porque escreveu sua obra anos após o Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 107 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 governo dos dois Imperadores, ao contrário de Temístio que redigiu seu panegírico no calor dos acontecimentos enquanto os governantes ainda eram vivos. Nessas perspectivas, analisamos que o autor militar da tardo-antiguidade tem uma maior liberdade de crítica. Em um trecho do livro XXVII, o historiador antioquiano discute a natureza da crueldade, e aponta especificamente Valentiniano como detentor dessa falta de caráter. Na concepção de Amiano, o Imperador panoniano tem uma reputação de crueldade, que consegue um ínfimo controle no início de seu governo. Essa atitude descontrolada do governante acabou por prejudicar muitos homens, nas palavras de Amiano. Valentiniano era conhecido por ser um homem cruel, e embora no começo de seu reinado, no intuito de diminuir sua reputação de implacável, ele algumas vezes se esforçou para manter seu ímpeto feroz subordinado ao controle da mente, mas o impulso, guardado e na espreita, pouco a pouco irrompeu sem restrições e causou a destruição de muitos homens; e foi aumentada por surtos intensos de raiva. Os filósofos definem raiva como uma longa e continuada, algumas vezes permanente, úlcera da mente, usualmente causada pela fraqueza do intelecto. (AMIANO MARCELINO, Hist., XXVII.7.4). Porém, ao analisarmos o texto de Amiano, observamos que o militar além de levantar os aspectos negativos do governo de Valentiniano consegue distinguir as qualidades existentes no Imperador. O autor da Res Gestae dedica uma parte de seu livro XXX à exaltação das virtudes de Valentiniano, embora o faça após detalhar a crueldade, a ganância, a inveja e a covardia do Imperador. Os atributos de Valentiniano exaltados por Amiano Marcelino, no final do trigésimo livro, são substancialmente relacionados à força bélica do governante, por exemplo: prima pela disciplina militar; mostra habilidade e cuidado quando em guerra; inventor de novos tipos de armas; e reconhece o certo e o errado num concílio. Outras questões, também, chamam a atenção do militar, como a postura sóbria do Imperador, sem sentimentos obscenos; o cuidado com a concessão de Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 108 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 cargos, não privilegiava seus parentes; e a neutralidade de Valentiniano em assuntos religiosos. Ao ponderarmos todas as questões aqui levantadas, sobre o governo de Valentiniano, percebemos que ele não alcançou o ideal de Realeza sugerido por Amiano Marcelino. Uma vez que o governante não soube se moderar, ou seja, não foi capaz de controlar seu temperamento forte e cruel, e na perspectiva do autor militar o Imperador detinha poucas virtudes, que compunham o conceito de Realeza do antioquiano. Dentre essas qualidades, encontramos a aptidão de Valentiniano à guerra, sua conduta modesta e sua tolerância religiosa. No que concerne à visão do filósofo, o novo governante foi escolhido pelos céus e inicia seu governo com uma grande atitude, pois, ao escolher seu irmão para dividir a administração do vasto Império, mostra ser possuidor do amor fraternal, e consequentemente da humanidade, quesito importantíssimo no conceito de Realeza do filósofo. Porém, não encontramos nesse panegírico as outras características que permeia o ideal do panegirista, o que nos indica que não alcançou o conceito de Realeza de Temístio. Assim, notamos uma divergência no que concernem as características atribuídas a Valentiniano pelos autores gregos. Amiano descreve os feitos militares e a conduta do Imperador nas guerras, sua passagem por cidades e como aplicava sua justiça, ressalta em muitos momentos a crueldade com que Valentiniano tratou esses assuntos. Em contrapartida, Temístio buscou destacar o lado humanitário do governante, pois acreditamos que o filosofo tinha receio da atitude dos Imperadores em não corresponder às características daquilo que entendia como Realeza. BIBLIOGRAFIA i. Documentação Primária Impressa 1. MARCELLINUS, AMMIANUS (1982). History. With an English translation by John C. Rolfe. London: The Loeb Classical Library, 3v. 2. MARCELLIN, AMMIEN (1978). Histoire. Avec la traduction en français de Edouard Galletier e Jacques Fontaine. Paris: Belles Lettres. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 109 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 3. TEMISTIUS (2000). Discursos Políticos. Con traducción al español de Joaquín Ponce Ritore. Madrid: Gredos. 4. TEMISTIUS (1999). The private Orations of Themistius. With an English translation by Robert J. Penella. California: University of California Press. ii. Obras de apoio 1. ALFÖLDY, A. (1952). A Conflict of Ideas in the Late Roman Empire: The clash between the Senate and Valentinian I. Oxford: At the Clarendon Press. 2. AVERY, W. T. (1940). The "Adoratio Purpurae" and the Importance of the Imperial Purple in the Fourth Century of the Christian era. Memoirs of the American Academy in Rome. Vol. 17, pp. 66-80. 3. BARNES, T. D. (1998). Ammianus Marcelinus and the Representation of Historical Reality. New York: Cornell University. 4. BOEFT, J. den; DRIJVERS, J. W. - HENGSTAND, D. den - TEITLER, H. C. (orgs) (2007). Ammianus after Julian: The Reign of Valentinian and Valens in Books 26-31 of the Res Gestae. Leiden: Brill. 5. BROWN, P. (1992). Power and Persuasion in Late Antiquity. Towards a Christian Empire. USA: The University of Wisconsin Press. 6. BURKE, P. (2003). Hibridismo cultural. Coleção Aldus – 18. São Leopoldo: Ed. Unisinos. 7. CAMERON, Alan. (1964). The Roman Friends of Ammianus. The Journal of Roman Studies. Vol. 54, Parts 1 and 2, pp. 15-28. 8. CAMUS, P-M. (1967). Ammien Marcellin: Témoin des Courants culturels et Religieux a la fin du IVe. siècle. Paris: Les Belles Lettres. 9. CARRIE, J-M. - ROUSSELLE, A. (1999). L’empire romain en mutation: des Sévères à Constantin 192-337. Paris: Éditions du Seuil. 10. CARVALHO, M. M. (2006). Temístio, o imperador Juliano e a discussão em torno do conceito de realeza no século IV d.C. Revista História, Universidade Federal de Goiás, v. 11, n. 1, jan/jun. 11. ____. (2010). Paidéia e Retórica no Século IV d.C.: A Construção da Imagem do Imperador Juliano Segundo Gregório Nazianzeno. Anablume: São Paulo. 12. CRUMP, G. (1972). Ammianus and the late Roman Army. História, n. 23, pp. 91103. 13. DAGRON, G. (1968). L'empire romain d'Orient au IVe siècle et les traditions politiques de l’hellénisme: le témoignage de Thémistios, Travaux et Mémoires, vol. 3, pp.1-242. 14. DOWNEY, G. (1955). Education and Public Problems as Seen by Themistius. In.: Transactions and Proceedings of the American Philological Association. No. 86, pp.291-307. 15. ____. (1957). Themistius and the Defense of Hellenism in the Fourth Century. HTLR, no. 50, pp. 259-274. 16. DRIJVERS, J. W. - HUNT, D. (2006). The Late Roman World and its Historian: Interpreting Ammianus Marcellinus. London and New York: Routledge, 1999. 17. ERRINGTON, R. M. Roman Imperial Policy from Julian to Theodosius. The University of North Carolina Press, Chapel Hill. 18. GONÇALVES, A. T. M. (2006). A Legitimação do poder imperial e os problemas sucessórios nos breviários de história romana produzidos no IV século d.C. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 110 DE REBUS ANTIQUIS 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 História Revista. Revista do Departamanto de História e do Programa de PósGraduação em História da UFG. V.11 n.01,pp.1-15. HEATHER, P. (1998). Themistius: A political philosopher. In.: WHITBY, Mary. The propaganda of Power: The Role of Panegyric in Late Antiquity. Leiden: Brill. ____. (1999). The barbarian in late antiquity: image, reality, and transformation. In: MILES, Richard. Contructing Identities in Late Antiquity. London: Routledge, pp.234-258. ____ - MANCOUR, David (2001). Politics, Philosophy, and Empire in the Fourth Century: select Orations of Themistius. Liverpool: Liverpool University Press. HENRY, M. (1987). La Barbárie. Paris: Éditions Grasset & Fasquelle. JENKINS, K. (2004). A História Repensada. São Paulo: Contexto. JONES, C. P. (1997). Themistius and the Speech to the King. Classical Philology. Vol. 92, no. 2, pp. 149-152. LENSKI, N. (2000). The Election of Jovian and the Role of the Late Imperial Guards. Klio, v. 82, no. 2, pp. 492-515. ____. (2002). Failure of Empire: Valens and the Roman State in the Fourth Century A.D., Berkley: University of California Press. LIEBESCHUETZ, J.H.G.W. (1990). Barbarians and Bishops: Army, Church, and State in the Age of Arcadius and Chrysostom. Oxford: Clarendon Press. MACHADO, C. A. R. (1998). Imperadores imaginários: Política e Biografia na História Augusta. (Século IV d.C.). Dissertação apresentada ao curso de Mestrado em História da Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da Universidade de São Paulo. São Paulo. MENDES, N. M. - SILVA, G. V. (2004). As Representações do poder Imperial em Roma entre o Principado e o Dominato. Dimensões. No. 16, pp. 241-270. MERIDIER, L. (1906). Le Philosophe Thémistios: devant L’opinion de ses contemporains. Rennes: Imprimerie brevetée Francis Simon. MILLAR, F. (1967). Emperor at Work. The Journal of Roman Studies. V. 57, no.1/2, pp. 9-19. ____. (1977). The Imperor in the Roman World. London: Duckworth. PONCE, J. R. (2002). La Clemencia del Monarca y la Insuficiencia de la Ley en la antigüedad Tardía: El Testimonio de Temistio. Habis, no. 33, pp. 507-520. POTTER, D. S. (2004). The Roman Empire at Bay AD 180-395. London: Routledge. SABBAH, G. (1978). La Méthode d’Ammien Marcellin: Recherches sur la construction du Discours Historique dans les Res Gestae. Paris: Les Belles Lettres. ____. (2003). Ammianus Marcellinus. In.: MARASCO, G. Greek & Roman historiogrphy in Late Antiquity. Leiden: Brill. SAYAS, J. J. (1972). Aportaciones de Temistio a determinados problemas imperiales. Hispania Antiqua, pp.35-54. SEAGER, R. (1986). Ammianus Marcellinus: Seven Studies in His Language and Thought. Columbia: University of Missouri Press. SILVA, G. V. (2003). Reis, Santos e Feiticeiros: Constâncio II e os Fundamentos Místicos da Basiléia (337-361d.C.). Vitória: EDUFES. ____. (org.) (2006). Repensando o Império Romano: Perspectiva Socioeconômica, Política e Cultural. Vitória: EDUFES. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 111 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 100-112 ISSN 2250-4923 41. STERTZ, S. A. (1976). Themistius: A Hellenic Philosopher-Statesman in the Christian Roman Empire. The Classical Journal, vol. 71, no. 4, pp. 349-358. 42. THOMPSON, E. A. (1947). The Historical Work of Ammianus Marcelinus. Cambridge: Cambridge University Press. 43. ____. (1982). Romans and Barbarians: The Decline of the Western Empire. Madison, The University of Wisconsin Press. 44. VANDERSPOEL, J. (1989). Themistius on the Source of Purple ("Or." 4.61a). Mnemosyne, Fourth Series, Vol. 42, Fasc. 3-4, pp. 492. 45. ____. (1996). Themistius and the Imperial Court: Oratory, Civic Duty, and Paideia from Constantius to Theodosius. Michigan: University of Michigan Press 46. VALENSI, Louis. (1957). Quelques réflexions sur le pouvoir imperial dáprès Ammien Marcellin. Bulletin de l’Association Guillaume Budé, Paris, Les Belles Lettres, V. 16, no. 04, pp. 62-107. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 112 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 LOS ROMANOS Y LOS OTROS EN LA OBRA DE RUTILIO NAMACIANO VIVIANA BOCH Universidad Nacional de Cuyo Universidad Católica Argentina Abstract: This work seeks to interpret the fundamental ideas that gave meaning to the poem by Claudio Rutilio Namaciano and vision of those who watched as alien to their mentality, pressing urgent moments for the life of the Late Roman Empire. Although his work has been thoroughly analyzed, however, it is considered appropriate to make a new critical reading of it that allows finding relationships, proximity and differences with the findings and arguments of Quintus Aurelius Symmachus. Keywords: Claudio Rutilio Namaciano – aristocracy – regeneration – Quintus Aurelius Symmachus Resumen: Este trabajo busca interpretar las ideas fundamentales que dieron sentido al poema de Claudio Rutilio Namaciano y su visión de aquellos que observaba como ajenos a su mentalidad, en momentos acuciantes para la vida del Imperio Romano Tardío. Si bien su obra ha sido minuciosamente analizada, sin embargo, se considera oportuno realizar una nueva lectura crítica de la misma que permita encontrar relaciones, proximidades y diferencias con las apreciaciones y argumentaciones de Quinto Aurelio Símaco. Palabras Clave: Claudio Rutilio Namaciano – aristocracia – regeneración – Quinto Aurelio Símaco El interés de este estudio, consiste en analizar los postulados del multifacético discurso de la intelectualidad del Imperio Romano Tardío y la defensa de su identidad, respecto a aquellos que observaron como distintos. La concepción de alteridad o el conjunto de relaciones y vínculos que entabla el yo y el otro juega, en él, un papel primordial. La percepción aristocrática tradicional romana del otro como diferente y como objeto de especulaciones y criticas, se Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 113 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 convierte en un aspecto central a tratar 1. La exégesis de esta problemática, sus connotaciones particulares en el caso concreto de la obra de Rutilio así como su comparación con los escritos de Símaco, constituyen el objetivo esencial de esta investigación. Para llevar a cabo esta tarea, es necesario recordar que, tiempo después del saqueo de Roma, en el 410, Rutilo Claudio Namaciano 2 decidió abandonar la Urbs para regresar a la Galia, su lugar de origen. Viaje que ha quedado inmortalizado en su conocido poema El Retorno o De reditu suo 3, redactado en dos libros y que han llegado hasta hoy de manera incompleta. Rutilio viajó por mar por las costas del Tirreno, hasta llegar a su destino. 4 Si bien no hay dudas acerca del paganismo de Rutilio, cabe preguntarse qué vinculación concreta existió entre él y quienes integraron el círculo de Símaco 5; así como en qué aspectos es posible relacionar sus ideas, sobre todo en lo referente a la defensa de su identidad frente a otros, ajenos a su mentalidad. 1 MIRÓ VINAIXA (2000), 179-192; ÁVILA CRESPO (2000), 5-23. El poeta perteneció a una familia pagana ilustre, terratenientes del sur de Galia posiblemente de Tolosa o de Carcasona-Narbona. Estudió derecho, elocuencia y preceptiva literaria que, regulados a partir del 370 por un edicto de Valentiniano I era solo accesible a la aristocracia y permitía el acceso a las oficinas imperiales, en suma, abría las puertas a la administración. En su obra, menciona algunos familiares, entre ellos es digna de destacar la figura de su padre Lacanio, quien ocupó importantes cargos: conde del sagrado tesoro, cuestor del sagrado Palacio, consular de Etruria y Umbría y finalmente prefecto de la ciudad de Roma. Rutilio desarrolló en la Ciudad Eterna su carrera política, en épocas de Honorio fue maestro de los Oficios durante el 412 y Praefectus Urbis entre el 413-414. Ver GARCÍA TORAÑO MARTÍNEZ (2002), 19-21; ROBERTS (2001), 534-535 3 Lo fragmentario de esta obra conduce a pensar que quizás el título con la que se conoce no sea el auténtico, sino una mera indicación de su contenido. Tampoco parecen aceptables las denominaciones de Itinerarium; Iter Gallicum o Iter maritimum con las que figura en otras ediciones. El poema, cuya fecha de redacción, 415 o 417, todavía se discute, se encuentra escrito en dísticos elegíacos, se encuentra dividido en dos libros, el primero consta de 644 versos, con una laguna inicial y el segundo conserva en la actualidad los primeros 68 completos y dos fragmentos de 20 y 19 versos respectivamente, pero de insegura localización en el libro. Ver GARCÍA TORAÑO MARTÍNEZ (2002), 23. 4 LANA - MARINONE (1998), 715. 5 La figura de Quintus Aurelius Symmachus Eusebius, fue recordada por su hijo Memio, en una inscripción póstuma. En ella destacaba su eximia condición religiosa, política y social. Efectivamente Símaco había logrado los más altos cargos en la administración imperial, además de merecer ser recordado por su extraordinaria capacidad oratoria. A través del tiempo es identificado como sumo senador, perfecto orador y padre de la Patria: “A su óptimo padre Quinto Aurelio Símaco, cuestor, pretor, pontífice mayor, gobernador de Lucania y Brucio, conde de tercera clase, procónsul de África, prefecto de la Urbe, cónsul ordinario, orador elocuentísimo.” CIL VI, 1699. 2 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 114 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 La primera cuestión puede resolverse con facilidad a través de un análisis comparativo entre la obra rutiliana y las epístolas 6 del conocido orador. Ambos pertenecieron al ordo senatorial y la mención de contactos personales en común, evidencian la vigencia de una verdadera red de amicitia que funcionaba entre los miembros de dicha elite en la égida del Mediterráneo. Las relaciones entre sus miembros, el intercambio de favores, alabanzas y los mismos entretenimientos caracterizaron el tono de los escritos de ambos autores vinculándolos en su misma conciencia de grupo, como puede comprobarse en los escritos de Rutilio: “De vez en cuando los ruidos del Circo resuenan sorprendiendo mis oídos; una encendida salva de aplausos indica que los teatros están a rebosar; batidos por el aire recibo ecos de voces conocidas, bien porque realmente me lleguen o bien porque los fragüe mi cariño” (RUTILIO, I.200). A modo de ejemplo de dichas relaciones, cabe citar el libro IV del epistolario de Símaco en el cual se destaca la figura de tres hermanos Galos originarios de Tréveris, 7 Protadio, Minervio y Florentino, con los cuales mantenía una profusa correspondencia, a quienes solicitaba favores políticos, sociales, económicos y consideraba, por sus cargos y origen, dignos miembros de su clase. Estas figuras dejaban ver la gran influencia de la aristocracia gala en la corte imperial. Rutilio en su obra, además de describir las circunstancias de su viaje, las características de los lugares recorridos, conmemoraba a sus amigos aristócratas, elogiando sus orígenes, méritos y actuación política. 8 En el poema, sostienen Lana 6 Sobre esta temática resulta interesante consultar: SHACKLETON (1983), 315-323; BONNEY (1975), 357-374. 7 BELTRÁN RIZO (2002-2003), 282. 8 Entre los meritorios acompañantes que menciona y a modo de ejemplo, cabe mencionar a Rufio, Procónsul Africae, Quaesor Sacri Palatii, Praefectus Urbi, y Praefectus praeorio Italiae; Paladio, invitado a las campiñas de la Galias a aprender las leyes del foro romano y probablemente familiar de Rutilio; Albino, aristócrata pagano y Praefectus de la ciudad después de Rutilio, cónsul en el 444 a quien Valentiniano III encomendó una importante misión en las Galias; Victorino, también de origen galo, quien dejó Tolosa tras el ataque de Ataulfo y había ocupado el cargo de Vicario de Britania que le valió el título de comes illustris; entre otros personajes no menos significativos, entre ellos Protadio será destacado en este estudio oportunamente por su relación con Símaco. Cfr. citas a pie de pág. 20, 29, 80, 85, consignadas por PASTOR MUÑOZ (1973), 187-217. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 115 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 y Marinone, es vivísima su conciencia de grupo, este aspecto permite establecer una relación directa con los líderes del paganismo del siglo IV y demuestra que Rutilio y sus amigos estaban convencidos de pertenecer a una categoría de hombre superior, 9 como queda de manifiesto en las apreciaciones de Símaco: “Que mi discurso te haya agradado no me alegra menos que el hecho de que el senado, la mejor agrupación del género humano, lo haya escuchado con apreciación favorable” (SÍMACO, Cartas. I.52). Por su parte, Rutilio en sus escritos, buscaba resaltar la figura de los miembros de la elite senatorial en vistas a defender su lugar preeminente como fuerza política fundamental en la conducción del Occidente imperial. 10 Aspecto que quedaba claramente evidenciado en sus escritos: “La sagrada Curia se abre a los méritos del forastero, y no considera extraños a quienes nos cuadra que le pertenezcan. Gozan de la autoridad del orden senatorial y poseen parte del Genio que veneran: al que creemos, pertenece la Asamblea del dios supremo por los polos celestiales de la bóveda del mundo” (RUTILIO, I.15-20). Entre sus amigos subrayaba de manera elocuente a Protadio, cuya amistad compartía con Símaco, aspecto que ejemplifica con claridad las argumentaciones precedentes: “Si acaso alguien desea conocerlo por señales inequívocas, dispóngase a representarse en su corazón la imagen de la virtud. La pintura no producirá matices más verosímiles que la estampa que surge modelada de sus cualidades: resplandecen de lejos su sabiduría, visibles en su rostro encendido y su imagen de equidad digna de admiración. (…) Roma puede dar testimonio de quien fue su prefecto” (RUTILIO, I.540-550). Estos aristócratas de finales del siglo IV y comienzos del V, en medio de usurpaciones, de cambios producidos como consecuencia del avance de los bárbaros y de la adversa realidad epocal que los acompañaba, todavía creían que 9 LANA - MARINONE (1998), 717. RODA (1992), 666. 10 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 116 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 el juego del poder no estaba cerrado para ellos. Consideraban que aún era posible que el equilibrio político occidental pudiera invertirse a su favor. 11 Con respecto al segundo planteo, consistente en analizar la posibilidad de establecer una analogía entre el pensamiento de Rutilio y el de los miembros del círculo de Símaco, en relación con aquellos que no compartían sus postulados fundamentales, es oportuno tener en cuenta las apreciaciones del primero sobre las circunstancias que rodearon el devenir de los acontecimientos políticos y religiosos que acompañaron la primera década de la quinta centuria. En su obra, demostraba una visión cercana y distante a la vez de aquella que poseían Quinto Aurelio Símaco y sus amigos 12. Sus ideas tenían raíces virgilianas. Sin lugar a dudas, la Eneida constituyó el espejo inmortal donde Roma se observó a sí misma y encontró plasmado su futuro imperial. Los dioses y el destino adquirieron desde el comienzo del poema un relieve fundamental. Roma estaba llamada a regir los destinos del mundo, así lo concibió Virgilio y por medio de la Eneida lo trasmitió a todas las generaciones romanas. La mentalidad de este pueblo, su idea de un destino providencial que la llevaba a un Imperio Eterno, sin límite espacial ni temporal, se conformó a la luz de esta joya literaria. El mantuano destacaba en su poema el destino que acompañaría a Eneas desde la noche de la caída de Troya hasta su victoria sobre Turno en territorio itálico que determinaría el origen de Roma, la nueva Troya. 13 Estas ideas dieron a Roma la convicción de su origen divino y su misión universal: un Imperio sin fin que, como imagen del Imperio del padre de los inmortales y como manifestación inmanente del mismo, era eterno e inmodificable. El Imperium Romanum así concebido era el depositario de la pax, el ius, el mos y por lo tanto debía recibir en su seno a aquellos que estuvieran dispuestos a aceptar su protección. 14 11 RODA (1992), 667. Sobre la figura de Símaco y su significativa influencia en los acontecimientos e ideas de finales del siglo IV se recomienda consultar: SALZMAN (1989), 348-369; VIOLA, (2010). 13 GRAMMATICO (2006), 163. 14 VIOLA (2010), 25. 12 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 117 DE REBUS ANTIQUIS Desde estas coordenadas Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 es posible comprender la imagen que los romanos tenían incorporada en su mente: Roma estaba llamada a la conquista del mundo y de esta manera se fue conformando en la conciencia romana la idea de su eternidad. Así lo comprendieron los miembros de la intelectualidad pagana de las últimas décadas del siglo IV y las primeras del V, quienes poseían una clara conciencia de su identidad. Una base común de ideas fundamentaba sus escritos y los guiaba en una misma dirección. Según Sergio Roda, entre los escritos de Símaco y Rutilio puede observarse una similitud semántica y una coincidencia casi total en lo referente a la exaltación de los modelos e ideales senatoriales. 15 En De reditu suo, el autor exaltaba la imagen de sus miembros, capaces de llevar adelante la reconstrucción material y moral del Imperio, únicos aptos para concretar el resurgimiento de la gran Urbs. 16 Dichas consideraciones constituían la esencia de los elogios que Rutilio dedicaba en el libro primero de su poema, conocido como Himno a Roma, dedicado a la gran Urbs: “Escucha, Roma, hermosísima reina del mundo que es tuyo, acogida entre las celestes estrellas! Escucha engendradora de hombres y engendradora de dioses, gracias a tus templos, no nos mantenemos alejados del cielo! (…) Formaste de pueblos distintos una única patria; al imponer tu poder beneficiaste a los vencidos, ignorantes de justicia, y al ofrecerles compartir tus propias leyes, conformaste una ciudad con lo que antes era un mundo. Extiende al porvenir romano tus leyes perdurables, solo tú no has de temer los hilos del destino (…) el tiempo que te queda no está sujeto a límite alguno mientras la tierra perviva, mientras el cielo trasporte los astros” (RUTILIO, I.135-140). En este poema, el autor participó del culto a Roma que identificó con el Imperio. Para Rutilio, Roma era una diosa 17 y por lo tanto capaz por sí misma de 15 RODA (1992), 667. RODA (1992), 669. 17 Como se conoce, Roma tuvo desde sus orígenes un verdadero culto a su numen, que aparece con nombre propio y culto organizado por primera vez en Esmirna, para luego desarrollarse en época imperal, tal como se observa en el Ara Lugdumun dedicada a Roma y Augusto. Es evidente 16 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 118 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 defender su preeminencia imperial: “A ti, diosa, a ti, el último rincón romano te ensalza y ofrece su cuello libre, a tu pacífico yugo” (RUTILIO, I.75). De acuerdo con sus ideas, el Imperio era un todo articulado en múltiples partes, coordinadas en unidad. Tenía fe en ella. Puede considerarse a este himno como auténtica expresión de la aristocracia pagana que no aceptaba un Imperio construido sobre una lógica cristiana. Rutilio se dedicó a exaltar la grandeza pasada de Roma como difusora de su civilización en el mundo. El fervor por Roma y la fe en su inmortalidad como la eternidad de su obra, constituían una temática común y preponderante en los escritores de los siglos IV y V. 18 Cristianos y paganos coincidían en esta idea. El cristiano Prudencio, estaba convencido también de la eternidad de la Urbs pero de acuerdo con su mentalidad. Para él, el camino que conducía a una nueva visión de lo trascendente y su impacto en lo inmanente, tendría una evolución lógica en el contexto de un Imperio cristianizado: “Decayó desde aquel día el culto a los dioses vergonzantes; el pueblo, más escaso en sus santuarios, corre al altar de Cristo” (PRUDENCIO, Libro de las Coronas, I.500). Como hombre romanizado y cristiano vinculaba ambos aspectos con total claridad. 19 Con elocuente relato se dirigía a los romanos: “¡Dichosos si hubieran sabido que su prosperidad venia dispuesta por el gobierno de Cristo Dios, quien quiso que los reinados discurrieran según unas pautas prefijadas, que crecieran los triunfos de los romanos, y quien quiso incorporarse al mundo en la plenitud de los siglos!” (PRUDENCIO, Contra Símaco, I.290). Desde otra perspectiva, Rutilio en su elogio a Roma, la mostraba divinizada y espiritualizada por como símbolo de la “romanidad”. 20 Una personificación similar, de alto nivel emotivo y que pone al descubierto la esencia que esta relación entre la divinidad de Roma y su continuidad formó parte de la mentalidad romana tradiconal. Ver RIVAGORDA (1997), 182-183. 18 PASTOR MUÑOZ (1973), 4. 19 MIRÓ VINAIXA (2000), 185. 20 PASTOR MUÑOZ (1973), 5 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 119 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 misma del “ser romano” se encuentra el la tercera relatio de Quinto Aurelio Símaco que defendía la restitución del Altar de la Victoria 21 en la Curia senatorial: “Imaginemos ahora que Roma se presenta y se dirige a vosotros con estas palabras: «¡Vosotros, que sois los mejores entre los príncipes, los padres de la patria, respetad mis años, a los que me ha conducido la piedad de unos ritos! ¡Que pueda seguir las ceremonias ancestrales, puesto que no me pesa! ¡Que pueda vivir de acuerdo con mi costumbre, porque soy libre! Este culto sometió el orbe a mis leyes, los ritos sagrados alejaron a Aníbal de las murallas, a los senones del Capitolio» (SÍMACO, Informes, 3.9). La defensa de Símaco del destino imperial que acompañaba a Roma, la nueva Troya, desde la promesa hecha por Júpiter al linaje de Eneas se encontraba presente en estas argumentaciones. Llamada por los inmortales a regir los destinos del orbe, Roma no podía faltar a su compromiso ineludible. La razón de su supervivencia histórica se basaba en tales presupuestos. Nuevamente la idea de la Roma aeterna, ordenadora de toda realidad terrena, cobraba vigencia en armonía con el designio divino. Por su parte Rutilio, destacaba también en su poema la magnanimidad del Imperio, la idea de bellum iustum, para detener a los soberbios, aquellos que se oponían a sus conquistas civilizadoras, justificaba la guerra inevitable y ritual. Rutilio no imaginaba un mundo sin Roma y su Imperio. Su dinámica de comportamiento con los vencidos, estaba regida por estas nociones: “Cuando vences la clemencia, ablanda tu brazo armado (…). De ahí tu gran satisfacción en combatir y en perdonar, vences a quien has temido, amas a quien has vencido” (RUTILIO, I.70). Acentuaba también la faceta civilizadora del mismo, aspecto que daba sentido a su aparición en la Historia: “También tú, que abarcas el mundo con tus triunfos civilizadores, haces que todo viva con arreglo a una ley común” (RUTILIO, I.75). Rutilio en su alabanza señalaba que su Imperio era inigualable, pues: “Los 21 Para este tema se recomienda consultar HUBEÑÁK (2006), 223-254; MARSHALL (2004), 185195; BOCH (2013), 133-151; VERA (1981); VIOLA (2010). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 120 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 astros todos que mantienen su eterno movimiento no han visto nunca un Imperio tan hermoso” (RUTILIO, I.80). Entre el alegato de la tercera relatio de Símaco, acerca de la defensa del altar de la Victoria en el ámbito del senado romano, y la producción de Rutilio, había acontecido el saqueo de la Ciudad Eterna, realidad que interpelaba de manera directa el espíritu de la elite tradicional romana. En opinión de Lana y Marinone, a partir de este acontecimiento se había impuesto una brusca revisión de todos los aspectos vinculados la eternidad de la Urbs. 22 Roma, capite mundi, parecía agonizar, Rutilio se encontraba entonces frente a un mundo que colapsaba. Como aspecto novedoso, en su obra aparece la idea de resaltar la fuerza y capacidad de regeneración de la Ciudad Eterna: “En la adversidad tienes por costumbre confiar en el éxito a imitación del cielo los daños sufridos te enriquecen” (RUTILIO, I.120). Acentuaba la relación entre derrota y triunfo que tenía el Imperio y su lucidez para enriquecerse de las primeras y consolidar los segundos: “No difirió el río Alia en castigo a del victorioso Breno; el samnita pagó con la esclavitud su cruel pacto; tú, derrotada y tras numerosos desastre pusiste en fuga a Pirro y el propio Aníbal hubo de lamentar sus éxitos” (RUTILIO, I.125). Predecía que Roma, superaría las penurias presentes y volvería a brillar conforme a su destino. Rutilio no concebía un mundo en el cual desapareciera su Imperio: “lo que no puede hundirse resurge con renovado brío y salta empujado aún más arriba desde las más profundas simas” (RUTILIO, I, 130). Este análisis realizado por Rutilio, lo diferencia de la visión trasmitida por Símaco en su tercera relatio, quien temía la desaparición de su Imperio, y le otorga a su poema originalidad: “¿Quién es tan allegado a los bárbaros que no reclame el ara de la Victoria? Somos precavidos con respecto al futuro y evitamos los portentos producidos por cambios de situación” (SÍMACO, Informe, 3.3). 22 LANA - MARINONE (1998), 716. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 121 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 El escenario político que atravesaba Roma determinó una nueva apreciación de los acontecimientos, por tal motivo realizó un notable cambio en lo referente a la identificación de los auténticos causantes de tales circunstancias. Dos aspectos fueron abordados, uno político y otro religioso. En el primero, analiza la figura de Estilicón, 23 a quien somete a duras críticas y responsabiliza de los tristes sucesos acecidos en la Urbs, la protegida por los dioses: “Por eso resulta más dolorosa la fechoría del funesto Estilicón, porque fue traidor del secreto del Imperio” (RUTILIO, II.40). Rutilio lo acusa de destruir el genus romanum, de abrir la entrada a Roma y de intentar la tiranía: “(…) azuzó las armas de los bárbaros para el exterminio del Lacio. En las entrañas desguarnecidas metió un enemigo en armas” (RUTILIO, II.45). Como dice Rivagorda, Estilicón con su ambición de poder y preponderancia política, se oponía de manera directa a la idea de Roma como “pasado, presente y futuro” del género humano, cuya existencia histórica quedaría comprometida con la desaparición de sus símbolos tradicionales, 24 en concreto de los libros Sibilinos de cuya destrucción es acusado 25: “Y no solo ha procedido como un traidor en lo relativo a los ejércitos de los getas: anteriormente había reducido a cenizas el amparo de los oráculos sibilinos” (RUTILIO, II.50). Concluía 23 Resulta oportuno hacer una breve síntesis de los acontecimientos que rodearon en esta época la figura de Estilicón. Su caída desencadenó dos acontecimientos, por un lado mejoró las relaciones Oriente-Occidente Imperial y por otro, se produjo una fuerte campaña anti-bárbara. Esta situación provocó que gran número de soldados huyeran al norte, como describe Zósimo (V, 11) para unirse con las tropas de Alarico. En el 408 atravesó los Alpes y avanzó hacia Roma. Se entablaron entonces negociaciones entre Alarico y el Senado romano tratando de evitar su entrada pero fracasaron y finalmente alguien en Roma abrió la puerta Salaria y el invasor ingresó en la ciudad en el 410. Tras el saqueo de la ciudad Alarico intentó invadir África sin lograrlo, finalmente murió siendo reemplazado por Ataulfo que en el 412 sale de Italia con dirección a la Galia. Ver RIVAGORDA (1997), 180-181. 24 Los libros Sibilinos provenían de Cumas y contenían una serie de oráculos y recetas para impedir una serie de prodigios o fenómenos extraordinarios y que parecían anunciar catástrofes. De origen greco-etrusco, estos libros contenían conjuros de carácter extranjero, ceremonias y cultos helénicos o helenizantes. Se recurría a ellos en caso de urgencia y se les obedecía con prontitud. El dios Apolo se convirtió en garante de estos libros. El colegio de los Quindecimviri sacris faciundis era los encargados de consultar e interpretar estos Libros. Ver BAYET (1984), 115. La única fuente de noticias sobre la destrucción la aporta Rutilio. El hecho puede ubicarse entre el 402, fecha considerada como la última en que fueron consultados y la muerte de Estilicón en el 408. 25 RIVAGORDA (1997), 182. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 122 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 Rutilio su alusión a Estilicón de una manera sumamente dura: “(…) Estilicón pretendía arruinar las garantías del hado acerca de la eternidad del Imperio (…)” (RUTILIO, II.55). La visión de las circunstancias políticas que tenía Rutilio era clara, responsabilizaba de manera directa a Estilicón de las dolorosas circunstancias que viviría Roma 26. En este aspecto y contra la opinión generalizada de que Rutilio centró su interés en los bárbaros a quienes responsabilizó de la ruina 27, se considera que el poeta, si bien los menciona de manera continua, haciendo referencia al pueblo de Alarico y Ataúlfo y la desolación que provocaron, su verdadero interés estuvo en relacionar su avance con las malas políticas imperiales, 28 de allí sus invectivas contra Estilicón. Roma no podría tener ni paz ni tranquilidad hasta que dichos agresores fueran sometidos: “(…) que las tierras ya pacificadas paguen abundantes tributos, que el botín tomado a los bárbaros colme los pliegues majestuosos de tu toga” (RUTILIO, I.140). Es evidente que para el poeta, Estilicón encarnaba el “otro”, aquel que desde el ámbito político se oponía a los ideales del grupo aristocrático al que pertenecía y por lo tanto, a la pervivencia de un Imperio concebido según una lógica arcana. En esta línea se encuentra las alabanzas que realizó a Exuperancio, otro de sus nobles amigos, símbolo de su identidad, empeñado en despertar en los habitantes de las provincias de la Armórica, sentimientos de admiración a la paz y la legalidad como producto del accionar imperial, 29 recuperadas luego del retroceso de los godos: “(…) Exuperancio está ahora enseñando las costas de Armórica a estimar el retorno a la paz: ha restablecido la ley, ha restituido la 26 Cabe recordar que luego de su muerte fue considerado por Honorio como praedo publicus (CD TH, IX.42.22) y como hostilis publicus CD TH, VII.16.1; X.12.408). 27 Mientras Pastor Muñoz considera fundamental el papel de los bárbaros en la obra de Rutilio, Amparo Gaos Schmidt destaca la poca importancia que otorgó el autor a la irrupción de los bárbaros, atribuyéndolo a un posible deseo inconciente de refugiarse en la grandeza del pasado romano huyendo de las penurias del presente. GAOS SCHMIDT (2006), 149. 28 Es digna de tener en cuenta la importancia fundamental qe otorga Rutilio en su poema al Senado Romano como el fundamento político de Roma, ver RODA (1992), 668-669; así como las apreciaciones de la reaidad político-social del Imperio en esta época que destacan LANA MARINONE (1998), 716. 29 PASTOR MUÑOZ (1973), 14-15. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 123 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 libertad y no consiente que para sus sirvientes, los amos sean esclavos” (RUTILIO, I.215). En lo referente a la temática religiosa y de acuerdo con el análisis de los escritos de Rutilio, se puede afirmar que toda su obra es una alabanza al paganismo. Como auténtico pagano, convencido de sus creencias ancestrales, sostenía que los fundadores de Roma fueron divinidades: “como autores de tu linaje reconocemos a Venus y Marte, la madre de los Enéadas y padre de los Romúlidas” (RUTILIO, I.67). Se muestra respetuoso de importantes cultos: damos culto a la diosa que creó el olivo y al dios que descubrió en vino y al niño que fue el primero en hincar el arado en tierra 30: “Gracias a la destreza de Peón, la Medicina mereció los honores de un altar, y merced a su distinción personal, Alcides fue convertido en dios” (RUTILIO, I.70-75). A partir de esta consideración inicial es posible interpretar el contenido de sus alusiones que en tal aspecto realizaba. Rutilio puso de manifiesto una visión pendular entre política y religión según la cual, oscilaba entre su desacuerdo con las medidas adoptadas por emperadores cristianos y su idea de un imperio construido de acuerdo con una mentalidad profundamente romana. En estas coordenadas puede entenderse su rechazo por los monjes cristianos 31 a quienes 30 En estas líneas se hace referencia a Minerva, Baco, Triptólemo, Peón (médico de los doises identificado luego con Apolo y Asclepio) y a Hércules, nieto de Ascleo. Ver cit. 10, GARCÍATORRAÑO MARTÍNEZ (2002), 46. 31 A principios del siglo IV, cuando la iglesia comienza un movimirnto de protesta que, para resistir sus antiguos modos de vida deciden renuncar al mundo, son los apotaktitaí, apotaktitoí, apostolikoí. Esto se manifestaba en las regiones en las que el helenismo había sofocado la sabiduría indígena (Siria, Egipto, N de Asia Menor). Cuando los cristianos imprimen sus características evangélicas a este movimiento, se convierte en una fuerza de primer orden. Prolonga una concepción ascética del bautismo vinculada a la continencia, la pobreza y la vida de oración. Con el término monajós documentado en papiros desde el 324, esta clase de celibatarios (tágma) adquieren gran importancia. Abandonan su residencia y sus bienes. Dos grandes figuras aparecen: Antonio y Pacomio. Proporcionan el ejemplo a seguir. Aparecen dos modelos: los solitarios o anacoretas, y el cenobita que vive en comunión de un grupo organizado (Koinonía), estaban sostenidos si no por el clero local, al menos por algún previsor como Atanasio, se incorporaron a la disciplina eclesiástica y conquistaron importantes adeptos. Ver DI BERARDINO (1998), 1465-1467. 31 En Occidente una de las características del monacato, junto con su dependencia cultural respecto de Oriente es su carácter eclesial. Los primeros contactos con Egipto se deberán alb Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 124 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 identificaba también como distintos, como “otros”, como aquellos que no se ajustaban a los cánones de vida cívicos y tradicionales, criticándolos por lo que él consideraba fanatismo, por su abandono voluntario de la realidad de su tiempo 32. En el siglo IV, muchos cristianos fervientes decidieron permanecer célibes por su Dios y llevar una vida ascética, en primer lugar entre sus familias, luego en lugares aislados, en los límites del desierto, a lo largo del Valle del Nilo y las ramas de los Delta. Estos monjes cristianos, vivían ya sea en las grutas, en las laderas de los acantilados sobre el río o en chozas construidas cerca. 33 Se caracterizaron por el rechazo de todas las seducciones y las facilidades propias de la vida urbana, las comodidades, el gusto por los espectáculos o los manjares refinados. 34 Resulta evidente que Rutulio despreciaba a estos personajes, cuyas vidas respondían a las enseñanzas de los “padres del desierto”. Sus alusiones son puntuales contra su forma de vida, ya que, en algunos casos, habían abandonado sus funciones de decurión para abrazarla 35: “Los Augustos a Modesto, Prefecto del pretorio: Cierto devoto de la ociosidad se ha retirado al desierto y tiene servicios obligatorios en los municipios; bajo el pretexto religioso se ha unido con bandas de monjes ermitaños. Ordenamos por lo tanto, por Nuestro propio bien, exilio de Atanasio, de Eusebio de Vercelli y de Hilario de Poitiers y posteriomente al establecimiento de Jerónimo y Rufino en Oriente. Entre las primeras adpataciones en Occidente se observan encarnadas en la figura de Martín de Tours . En el siglo V son centros muy activos e irradian su influencia hacia Irlanda y surge un gran número de reglas. Ver DI BERARDINO (1998), 1466-1467. En ralación con esta temática es conveniente consultar TEJA (1999). 32 En Occidente una de las características del monacato, junto con su dependencia cultural respecto de Oriente es su carácter eclesial. Los primeros contactos con Egipto se deberán alb exilio de Atanasio, de Eusebio de Vercelli y de Hilario de Poitiers y posteriomente al establecimiento de Jerónimo y Rufino en Oriente. Entre las primeras adpataciones en Occidente se observan encarnadas en la figura de Martín de Tours . En el siglo V son centros muy activos e irradian su influencia hacia Irlanda y surge un gran número de reglas. Ver. DI BERARDINO (1998), 1466-1467. 33 REGNAULT (1998), 4. 34 RATTI (2012), 82. 35 El desprecio que las autoridades sentían por los monjes, se pone de manifiesto en el CD TH, 16. 3.1 de septiembre el 390, en el cual se les ordenaba a quienes fueran monjes retirarse a lugares deséticos. En esos momentos no erna bien visos por el Estado, sin embargo, en abril del 392, otra medida legal daba permiso a los menjes a trasitar libremente en los pueblos, esto último manifestaría que la opinión general y en concreto la opinión política obre ellos había cambiado. Ver CD TH, 16.3.2. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 125 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 que esas personas y otros de este tipo que se han escondido dentro de Egipto sean retirados de sus escondites por el Conde de Oriente y se recuerde que deben cumplir la prestación de los servicios públicos obligatorio de sus municipios, sino por el tenor de Nuestra sanción, deberá renunciar a las tentaciones de la propiedad familiar que decretamos será vindicada por aquellas personas que realicen los servicios públicos obligatorios” (Cd. Th. 12.1.63). 36 Existía una visión negativa relacionada con el abandono de sus funciones cívicas como expresó al describir los habitantes de la isla Capraria 37: “desolada isla llena de hombres que huyen de la luz, ellos se llaman a sí mismos con el apodo griego de monjes, porque desean vivir solos sin testigo alguno” (RUTILIO, I.440). Los identifica como a hombres que intentan escapar de la Fortuna 38: “Recelan de los dones de la fortuna porque temen sus reveses ¿Quién es capaz de hacerse desgraciado por no ser desgraciado? ¿Qué rabia es esa tan necia y propia de un cerebro extraviado, de no poder soportar lo bueno por miedo a lo malo?” (RUTILIO, I.445). Su juicio sobre ellos era negativo y categórico: “Puede que como atajo de esclavos estén expiando sus fechorías o que sus sombrías entrañase hallen henchidas de negra hiel” (RUTILIO, I.445). Para Rutilio, no era posible desentenderse de las obligaciones que eran propias de los ciudadanos exigidas por la divinidad tutelar de la Ciudad capite mundi. Los deberes que Fortuna, imponía a su comunidad, implicaba una concreta responsabilidad cívica. Al llegar a Gógone, cercana a Capraria, dirigió una nueva invectiva contra los monjes cristianos al referirse a uno de sus habitantes: “aquí se frustró sepultándose en vida un conciudadano nuestro, pues nuestro era hasta hace poco ese joven de ilustres ante pasados, (…) quien impelido por las Furias, abandonó hombres y tierras y vive en la 36 La traducción es nuestra. RIVAGORDA (1997), 184. 38 La Fortuna es un numen propiciatorio, es símbolo de la universalidad, su representación artística así lo expresa pues aparecía caracterizada por el cuerno de la abundancia, ciega y con un timón de navío o con una esfera. Por el poeta la Fortula es utilizada por sus características como gubernans, como rectora de los designios del Imperio a partir de Augusto, la figura de fortuna aparece vinculada con la fundación de Roma y la figura de Servio Tulio. Ver RIVAGORDA (1997), 183. 37 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 126 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 superstición, desterrado en vil escondrijo. Cree el vil infeliz que las divinidades celestiales se alimentan de su inmundicia y a sí mismo se tortura con mayor crueldad de los que harían dioses ofendidos” (RUTILIO, I.515). Es factible, que este rechazo, no se limitara a este grupo sino que estuviera dirigido al corazón mismo del cristianismo, el poeta era consciente de vivir en un Imperio cristiano y por ello, es posible que no se expresara directamente contra dicha fe que, como se sabe, vulneraba sus creencias tradicionales, encarnaba la imagen del “otro” aquel que no compartía sus mismas consideraciones sobre el destino del Imperio. En sus escritos se perfilaba la posibilidad del peligro inminente para este implicaba la ruptura de la pax deorum, sin embargo su visión era esperanzadora, creía que Roma retoñaría. Renacería victoriosa de ese mundo humeante que contemplaba entre ruinas, producto del avance de los bárbaros, Roma “dea genetrix”, diosa de los dioses, se recuperaría del desastre. 39 Los bárbaros, si bien la atacaron, pagaron su culpa. La confianza en la eternidad de Roma era difícilmente compatible para Rutilio con la fe cristiana, él era un auténtico pagano, su cultura y su educación rendían pleitesía a la ciudad cabeza del mundo. 40 En este sentido se aleja de la visión transmitida por Símaco y trasciende la polémica entre paganos y cristianos sobre la derrota, que Roma sea vencida, para él, era algo normal. El astro del cielo no puede morir, Roma es Eterna e inmortal. Entre política y religión, Rutilio Namaciano manifestaba su profundo amor a Roma. Capite mundi que llevaría adelante una misión trascendente que solo podía concretarse con el más sólido apego al mos maiorum y a la pietas. La ruptura de la pax deorom había sido el detonante del colapso imperial, para superar esta situación y reafirmar su supervivencia histórica era necesario reconstruirla y mantenerla. 41 Sus escritos constituyen un fiel testimonio de la idea que tenían de 39 LANA MARINONE (1998), 717. RATTI (2012), 81. 41 RIVAGORDA (1997), 186. 40 Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 127 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 su identidad, de sí mismos, los aristócratas romanos tradicionales y su percepción del otro, como aquel incapaz de comprender el profundo sentido de su mentalidad. A pesar de su desolación y melancólico relato, Rutilio representa en las primeras décadas de la quinta centuria el paradigma de romano tradicional que no claudica a pesar de las circunstancias adversas de su tiempo. Para el poeta, Roma es Eterna por la fuerza de sus leyes y el valor corroborante de su desgracia. Roma es vencedora y pacificadora, es magnánima y está llena de gloria: “Y así como una antorcha recobra nuevas fuerzas cuando se la inclina, así tú tratas de alcanzar los cielos aún más esplendorosa tras un seceso humillante” (RUTILIO I.130). Poseedora de gran vigor y capacidad de renovación, en ello se fundamenta su Eternidad y resurgirá de las contradicciones que la oprimen: “Antes sepultaría yo el sol en impío olvido que apartar de mi corazón tu gloriosa fama, pues derramas tus favores como rayos del sol por donde se agita vacilante el envolvente Océano” (RUTILIO, I.50-55). Roma era el centro del mundo, la propiciadora y garante de la unión de diferentes naciones. Era la encarnación de la justicia y la civilización, para él, como para los últimos baluartes del paganismo occidental, el símbolo, la personificación de su identidad, Roma era la Ciudad-Sol 42. BIBLIOGRAFIA 1. ÁVILA CRESPO, R. (2000). Identidad y alteridad una aproximación filosófica al problema del doble. Rev. de Filosofía, 20, 5-23. 2. BAYET, J. (1984). La religión romana, Madrid: Cristiandad. 3. BELTRÁN RIZO, E. (2002-2003). Correspondencia entre Quinto Aurelio Símaco y los tres hermanos de Tréveris. PYRENAE, 33, 34, 281-301. 4. BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. M. (1997). El cristianismo religión oficial”. Historia 16, año XXI, 56,65. 5. ______. (1998). Intelectuales, ascetas y demonios al final de la Antigüedad. Madrid: Cátedra. 6. BOCH, V. (2011). Imagen y realidad de las aristocracias Tardorromanas en el juego de los intereses políticos”. Terceras Jornadas Nacionales de Historia. Segundas Jornadas Internacionales de Historia Antigua. Córdoba, 136-145. 7. ______. (2013). Quinto Aurelio Símaco y la inmortalización de un paradigma. En: Europa. 7, Universidad Nacional de Cuyo, 133-151. 42 Ver PASTOR MUÑOZ (1973), 9. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 128 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 8. BONNEY, R. (1975) A New Friend for Symmachus? Zeitschrift für Alte Geschichte, Bd. 24, H. 2, 57-374. 9. CAMERON, A. (2011). The Last pagans of Rome. Oxford: University Press. 10. ______. (1967), Rutilius Namatianus, St. Augustine, and the Date of the De Reditu. The Journal of Roman Studies, 57, 1-2, 31-39. 11. CODEX THEODOSIANUS. (1952). Ed. and trans. C. Pharr, et. al, The Theodosian Code and Novels, corpus of Roman. Princeton: University Press. 12. CORPUS DE INSCRIPCIONES LATINAS. KAHLOS, M. (2010). Vettio Agorio Pretestato. Una vita senatoriale nella transizione. Roma: Victrix. 13. DI BERARDINO, A. (1998). Diccionario Patrístico de la Antigüedad Cristiana. Salamanca: Sígueme. 14. GAOS SCHMIDT, A. (2006).La fisión de Roma. Rutilio Namacian y Egeria, testimonios de la ruptura. Noua tellus, 24-1. 141-156. 15. GRAMMATICO, G. (2006). Creusa y Lavinia: Dos rostros femeninos en la estela del destino. Semanas de Estudios Romanos. Instituto de Historia. Vice-rectoría de Investigación y Estudios Avanzados. XIII. Universidad Católica de Valparaíso, 163-186. 16. HUBEÑÁK, F. (2006). El affaire del altar de la victoria. Uno de los últimos estertores de la romanidad pre-cristiana. Semanas de Estudios Romanos. Instituto de Historia Vice-rectoría de Investigación y Estudios Avanzados, XIII, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 223-254. 17. LANA, I. - MARINONE, N. (1998). Ultime voci pagane in Occidente. I. Rutilio Namaciano. Storia della civilta´ letteraria greca e latina. Diretta da Italo Lana ed Enrico V. Maltese. Volume terzo. Dall¨età degli antonini alla fine del mondo antico. Torino, 715-727. 18. MARSHALL, F. (2004). O Altar Da Vitória em Roma: espaço e sacralidade”. Semana de Estudios Romanos, XII, Instituto de Historia Vice-rectoría de Investigación y Estudios Avanzados Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 185-195. 19. MIRÓ VINAIXA, M. (1997). Paganos y herejes en la obra de Aurelio Pudencio. Estado de la cuestión. Congreso Internacional la Hispania de Teodosio, I, Salamanca, 179-192. 20. MORENO MARTÍNEZ, J. L. (2002). Aurelio Prudencio y el debate sobre el Altar de la Victoria. Kalakorikos, 7, 79-102. 21. PASTOR MUÑÓZ, M. (1973). Cuestiones en torno a Rutilio Namaciano. Historia Antigua. Seprata 3, 187-217. 22. PÉREZ MEDINA, M. (1990). Breves consideraciones en torno a la reacción pagana: 384-410 A.D. Studia Historica. Historia Antigua, 8, Salamanca, 61-71. 23. PRUDENCIO, A. (MCML). Obras Completas. Madrid: B.A.C. 24. RATTI, S. (2012). Polémiques entre païens et chrétiens. Paris: Les Belles Lettrres. 25. REGNAULT, L. (1998). The Day-to-Day Life of the Desert Fathers in Fourth Century Egypt. Translater by Étienne Poirier, Massachusetts: St. Bede’s Publications. 26. RIVARGORDA, M. (1997). La pervivencia religiosa pagana en el siglo V: el ejemplo de Rutilio Namaciano. La Tradición en la Antigüedad Tardía, Antig. Crist. XIV, Murcia, 179-187. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 129 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 113-130 ISSN 2250-4923 27. ROBERTS, M. (2001). Rome Personified, Rome Epitomized: Representations of Rome in the Poetry of the Early Fifth Century. The American Journal of Philology, 122, 4, 533-565. 28. RODA, S. (1992). Nobilità burocrática, aristocrazia senatoria, nobilità provinciali. Storia di Roma. III, Torino, 643- 673. 29. RÜPKE, J. (2013). De Júpiter a Cristo.Cambios religiosos en el Imperio Romano. Trad. Micaela van Muylem. Prólogo de Cecilia Ames. Córdoba: Editorial Universitaria de Villa María. 30. RUTILIO NAMACIANO (2002). El Retorno. Geógrafos latinos Menores. Introd., trad. y notas de. García Toraño Martínez, A. Madrid: Gredos. 31. SALZMAN, M.R (1989), Reflections on Symmachus' Idea of Tradition. Zeitschrift für Alte Geschichte, Bd. 38, H. 3, 348-364. 32. SHACKLETON BAILEY, D. R. (1983) Critical Notes on Symmachus' Private Letters. Classical Philology, 78, 4, 315-323. 33. SÍMACO (2000). Cartas. Introd., trad. y notas de José Antonio Valdés Gallego, Madrid: Gredos. 34. SÍMACO (2003). Informes. Discursos. Introd., trad. y notas Valdés Gallego, J. A Madrid: Gredos. 35. TEJA, R. (1999). Emperadores, obispos, monjes y mujeres. Protagonistas del cristianismo antiguo.Madrid: Trotta. 36. VERA, D. (1981). Commento Storico alle Relationes di Quinto Aurelio Simmaco. Introduzione, commento, testo, traduzione, appendice sul libro X, 1-2, indici. Pisa: Giardini Editori. 37. VIOLA, L. M. A. (2010). Quinto Aurelio Simmaco. Lo Splendore della Romanitas. La perfezione dell’ uomo religioso romano-italiano e la costituzione della civilità universale della Pace. Roma: Victriz. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 130 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS BUONO-CORE VARAS, RAÚL. (2012) El Mediterráneo y la diplomacia en la Antigua Grecia. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso. ISBN: 978-956-170524-1, páginas 207. El tema del Mediterráneo como tópico de estudio de los historiadores ha sido recurrente desde la antigüedad hasta hoy. Fue Fernand Braudel quien recuperó el espacio del Mediterráneo en función de su interpretación histórica al publicar en 1949, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. Con aquella reconocida obra el historiador francés enfocó su mirada en el Mediterráneo para explayarse acerca del valor intrínseco de las relaciones entre espacio y tiempo en el contexto de las sociedades del Mediterráneo a lo largo de la historia. Para estudiar la época de Felipe II desplegó un generoso estudio de la trascendencia del espacio Mediterráneo como lugar de encuentros y desencuentros entre el hombre y su medio geográfico y recurso fundamental para generar aquella dialéctica que daría forma a un mundo Mediterráneo del que emergieran contextos sociales, económicos, políticos y culturales desde los tiempos clásicos. Tras esta obra muchos historiadores desde mediados del siglo XX a hoy han abrevado en el recurso del maestro francés. El texto de nuestro colega y amigo Raúl Buono-Core Varas, se manifiesta en la misma línea interpretativa. Como Braudel, ha retomado el análisis del Mediterráneo, pero en función de la diplomacia en la Antigua Grecia. La finalidad de su trabajo ha sido analizar la importancia que la diplomacia ha mostrado en el contexto de su época. La diplomacia estaba inserta en el complejo espacio de las relaciones de poder que emergían del contexto social, económico, político y cultural de la sociedad griega antigua. De acuerdo con sus palabras “el Mediterráneo es el argumento clave para entender como se inicia el tipo de contactos que irán llevando a tipos de relaciones entre los pueblos que podríamos denominar, diplomáticas”. Su pretensión no es esbozar una historia más de viajeros, sino permitirse, a partir del enclave Mediterráneo, interpretar el sentido que para el hombre antiguo ha tenido el espacio en íntima coexistencia con los hombres de aquel tiempo. El autor se propone desde su introducción y a lo largo de la obra, demostrar que la diplomacia griega, guarda una estrecha relación y una sorprendente similitud con las formas, normas y el funcionamiento de la diplomacia moderna. El objetivo central de la obra es desmitificar la posición de los historiadores que hasta finales del siglo XIX consideraban al derecho internacional público como un logro de la civilización moderna. Clasicista Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 131 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 reconocido, el autor hurga en la antigüedad griega, su especialidad, con el fin de romper las ataduras de posicionamientos anquilosados y también para poner certeras apostillas acerca de la poca voluntad de los griegos para constituirse en un estado único, hecho que puso freno a arbitrajes probadamente efectivos como los dados en la modernidad. La obra esta dividida en cuatro partes, comprendidas por una serie importante de capítulos que ofician de soporte interpretativo para el autor: 1. El Mediterráneo en la antigüedad: una forma de comunicarse y relacionarse. 2. Grecia y las fronteras del mundo: la irrupción del pensamiento griego en las formas de convivencia. 3. Instrumentos para las relaciones internacionales y la diplomacia. 4. Diplomacia y diplomáticos. En la primera parte se desarrolla la navegación y el comercio marítimo. Este capítulo da cuentas de un estudio metódico de las primeras embarcaciones, rutas comerciales, instrucciones de navegación y las características del tráfico a lo largo de todo el Oriente, pero particularizando en el caso egipcio. Tras ello y en el contexto de las relaciones comerciales entre Egipto y Creta desarrolla las características de la talasocracia cretense y la consecuente dominación de este espacio marítimo y comercial por los Micénicos. Luego propone un estudio del Mediterráneo como espacio de poder, un estudio de las flotas militares y guerras navales en el Mediterráneo: el poder naval. Cierra esta primera parte un análisis del establecimiento de las fronteras del Mediterráneo: Grecia y Cartago. En la segunda parte el autor se dedica a desarrollar la importancia del pensamiento griego en el contexto del contacto cultural y los modos de comunicación y relación de los griegos con los otros. Se explaya en los valores e ideales de los griegos que desde la polis como ámbito formativo, deliberativo y de intercambio de ideas, produjeron proyectos y argumentaciones consistentes. Continúa con el estudio del sentido de la libertad griega frente al resto del mundo. En este capítulo, propone un estudio de las relaciones de los griegos con los otros, en orden a presentar a la libertad, como el medio de comprensión de su propia identidad, de la palabra como medio de consolidación de ideas, conceptos y construcciones políticas propias de la comunidad griega. Cierra esta parte con el estudio del bárbaro como sinónimo de lo anti griego o del mundo opuesto. En la tercera parte enfoca su análisis en la diplomacia y estudia las acciones y concepciones propias de la misma, a saber: la neutralidad, la tregua o la suspensión de las hostilidades, la tregua sagrada, el Sinecismo. Cierra con el estudio de los sistemas de información en el Mediterráneo que le permitirán cotejar, con mirada moderna, las acciones antiguas que pueden considerarse anticipatorias de la diplomacia tal como la conocemos hoy. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 132 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 En la cuarta parte, “Diplomacia y diplomáticos”, buscará compartir su posición acerca de la creación del “Sistema diplomático”, las características del arbitraje antiguo y sus limitaciones. El cierre de su obra plantea un estudio en espejo de los “embajadores” griegos y romanos en función de lo que el autor llamará la “profesionalidad” del embajador o legado. El profesionalismo romano se mantiene en el ámbito estrecho del “ius gentium” o derecho internacional. Este espacio expresa los fundamentos político-profesionales de los romanos a partir del juego de intereses que se discuten y emanan del Senado, tradicional institución que atiende los casos de declaratoria de guerra y de establecimiento de la paz con los contendientes. Para el autor como cierre o conclusión del libro, la diplomacia griega no solo fue la primera diplomacia europea, sino que demostró ser extraordinariamente profesional y moderna para los tiempos en que operó, transformándose en un poderoso antecedente para el desarrollo de la diplomacia hasta nuestra época Por lo dicho, por el inteligente planteo de un tema que posee fuertes lazos con las problemáticas que ligan el ayer con nuestra realidad, es que recomiendo vivamente la lectura de esta obra. GRACIELA GÓMEZ ASO STADLER, THIAGO DAVID. (2013). O Império Romano em cartas: glórias romanas em papel e tinta. Plínio o jovem e Trajano 98/113 d.C. Curitiba: Juruá. ISBN 9788536242927, Páginas 182. Esta obra es resultado de la tesis de maestría defendida por el colega, profesor e historiador Thiago David Stadler en la Universidade Federal do Paraná (Brasil), bajo la dirección del profesor Dr. Renan Frighetto - el mismo que hace la presentación de este libro. En la actualidad, Stadler sigue sus investigaciones doctorales y es profesor Maestro de la Faculdade Estadual de Filosofia, Ciências e Letras de la Universidade Estadual do Paraná (Campus de União da Vitória). Inserto en la temática general de las relaciones sociopolíticas desarrolladas en el ámbito de la cultura y del poder, el autor propone un estudio que tiene como punto de partida la idealización del princeps Trajano elaborada a través de las cartas de Plinio el Joven. Para lograr sus objetivos, Stadler eligió como objeto de sus exploraciones “la virtud”. Un principio que en los últimos años ha adquirido relevancia en trabajos de estudiosos españoles y brasileños, pues minuciosos exámenes acerca de las virtudes permítenos comprender, además de la concepción de poder imperial, las coyunturas sociopolíticas y administrativas de aquel escenario. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 133 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 Después de hacer un recorrido desde el mundo griego hasta las reutilizaciones de estos elementos en distintas épocas del universo romano, el investigador brasileño expone de qué manera algunas virtudes fueron utilizadas por Plinio con el intento de edificar la imagen imperial de Trajano y transformarlo en el optimus princeps tan necesario al Imperio de los romanos. En ese momento el autor produce un interesante y necesario acercamiento interdisciplinario presentando un dinámico estudio conjunto de historia y filosofía. Entre ejemplos retirados de la documentación epistolar seleccionada, comprobaciones y explicaciones, Thiago Stadler analiza y explica al lector cómo, a través del uso de virtudes específicas, Plinio el Joven, proyectó y moldeó la figura de Trajano como la del soberano ideal. Las observaciones de Stadler se basan especialmente en el Libro X del Epistularum de Plinio - una correspondencia intercambiada entre un funcionario de la administración imperial y su gobernante máximo. Sin embargo, otras epístolas también son investigadas por el autor en su libro. Eso permite que conozcamos más ampliamente el universo compartido y vivido por los actores de esta historia. En una breve introducción, el autor aclara que en determinados momentos de la investigación, se sintió estimulado a dar “voz” a los individuos sobre los cuales escribía. Tal provocación resultó en una “producción artística”, como el propio autor la denomina. Bajo el título “Cuides do céu, pois da terra teu enviado cuidará” y elaborada mediante el modelo de la Poetica de Aristóteles, Stadler hace una presentación de los principales personajes examinados en su libro. Esta exposición mezcla recientes estudios sobre el tema, documentación histórica y análisis propios del autor en una seria y novedosa presentación contextual que demuestra la habilidad discursiva de Stadler e invítanos a explorar nuestras destrezas al escribir historias - sí, verdaderas, pero siempre en el plural. Después de presentarnos los sujetos de su historia, Stadler divide su obra en tres partes, todas compuestas por títulos instigadores. En la primera, intitulada “Jamais o adoraremos como um deus, e sim como um pai”, el autor ofrece al público algunas consideraciones acerca de su planteamiento teórico y de su manera de escribir, punto en el cual el autor recuerda que concebimos nuestras historias por medio de vestigios. Por eso tenemos que hacer frente a los límites impuestos por la Historia como disciplina científica. En seguida, mediante observaciones derivadas de sus investigaciones en las cartas plinianas, rastrea diversas relaciones de clientelismo entre el círculo de los amicii de Plinio y entre este funcionario y Trajano. El enunciado “Virtudes: um instrumento ideológico para além da simples retórica”, en la segunda parte de la obra, expresa claramente las averiguaciones propuestas. Aquí Stadler materializa y personifica el concepto de virtud, teniendo como base, la documentación ya aludida. Siguiendo el camino del profesor Dr. Manuel Rodríguez Gervás, el historiador brasileño destaca que el momento vivido siempre ejercía presión en la elección de las virtudes aclamadas. Y la cautelosa selección de determinadas virtudes llevada a cabo por Plinio en honor a Trajano Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 134 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 contribuyó para la aproximación de este emperador con el mundo divino. Estrategia que, por su vez, ayudaba a consolidar la virtuosidad de los líderes romanos y que hace de Trajano un modelo de líder perfecto e imitado repetidas veces a lo largo de los siglos. La tercera y última parte del libro, intitulada “Mas os deuses apressaramse para colocar o governo em tuas mãos”, está dedicada a los exámenes detallados de las virtudes elegidas por Plinio para hacer referencias directas al emperador. Resaltamos que eran “referencias directas” porque, al fin y al cabo, las cartas eran escritas a Trajano, leídas y normalmente contestadas por él. Entre las virtudes observadas por Stadler, están pietas, fides, victoria, virtus, aeternitas, gloria, prudentia y otras. Ellas son analizadas una a una y, también, en las interrelaciones por ellas promocionadas, evidenciando como estos principios construían y fundamentaban la imagen imperial. Para finalizar su obra, Stadler trae al lector un interesante cuadro que, de cierta manera, resume las informaciones del Libro X de las cartas de Plinio investigadas en su trabajo. Un artificio que, según el autor, le ayudó muchísimo en sus exploraciones y en su escrito. Aquí Stadler invítanos a ofrecer al público más amplio, parte de los instrumentos de trabajo del historiador. Algunos de los borradores que acompañan nuestro camino desde la lectura de la documentación hasta la elaboración del texto, en el libro de Stadler ganarán revisiones y un formato que auxilian el lector a comprender las elaboraciones llevadas a cabo por Plinio el Joven en su intento de enaltecer y fortalecer la figura de Trajano como el optimus princeps. Esta brevísima síntesis del libro del historiador y profesor Thiago David Stadler nos lleva a verificar la importancia de los temas tratados en “O Império Romano em cartas: glórias romanas em papel e tinta. Plínio o jovem e Trajano 98/113 d.” para los estudios de las antigüedades en el mundo contemporáneo. Cuidadosas elaboraciones discursivas, la correcta elección de las palabras y las redes de relacionamientos fueron, son y siempre serán valorados en el cotidiano social. Por eso, acompañar el camino intelectual y social recorrido por Plinio el Joven a través del texto de Stadler es una experiencia esclarecedora para ampliar y enriquecer nuestros conocimientos acerca del mundo de antiguo de los romanos. JANIRA FELICIANO POHLMANN Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 135 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 BARROS, JOSÉ D’ASSUNÇÃO (2013). O tempo dos historiadores. Petrópolis: Vozes. ISBN 9788532646712, Páginas 296. O que é o tempo? Qual a sua importância para a disciplina História? Como os homens – aqui incluídos os próprios historiadores – o conceituaram ao longo dos diferentes períodos históricos? Como aliar a compreensão do tempo vivido com o da narrativa historiográfica? Tais perguntais são cruciais para José D’Assunção Barros em sua mais recente publicação: O tempo dos historiadores (2013). 1 O tempo, histórico e socialmente compreendido, é o tema central deste livro, que busca analisá-lo por meio de três perspectivas mutuamente interligadas: conceitual, histórica e narrativa. Essa forma tripartida de perceber o tempo é observada na própria divisão proposta na obra, que é feita a partir de três seções distintas: Tempo histórico: horizontes e conceitos, Tempos para entender a História e Tempos para escrever a História. Em suma, é por intermédio dessa perspectiva que Barros busca compreender o tempo, analisando-o e relacionando-o com a própria narrativa historiográfica. Em Tempo histórico: horizontes e conceitos, Barros inicia a sua análise conceitual do tempo dividindo-o em duas instâncias: o tempo cronológico ou físico, externo aos homens; e o tempo humano, subjetivamente compreendido e percebido como a conjunção entre passado, presente e futuro. O primeiro seria aquele que é estudado pelos físicos e astrônomos, sendo o tempo medido pelos calendários e por outras formas de mensurá-lo, estando fora das pretensões analíticas dos historiadores, que o utilizariam somente como uma ferramenta de auxílio e de localização cronológica de uma dada pesquisa. O segundo, considerado como tempo histórico, representado e subjetivamente sentido pelos indivíduos, seria o objeto propriamente dito da História, o elemento distintivo da disciplina em relação às demais ciências sociais. Partindo de uma definição clássica de Marc Bloch (2001, p. 5) acerca da História como “o estudo dos homens no tempo”, Barros conceitua o tempo – objeto da História – como aquele que estaria relacionado aos processos envolvendo os homens em uma dimensão diacrónica e socialmente compreendida, isto é, o tempo dos historiadores seria o tempo vivido pelos homens. Na segunda parte do livro, Tempos para entender a História, Barros busca analisar as variadas formas de representar e de conceber o tempo, tanto por parte dos historiadores – ao escreverem a historiografia em diferentes épocas – quanto pelas diversas sociedades humanas na história. O autor inicia a seção com a compreensão do tempo mítico concebido por uma ampla gama de sociedades, 1 José D’Assunção Barros é historiador e professor adjunto de História na Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro (UFRRJ), sendo doutor em História pela Universidade Federal Fluminense (UFF). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 136 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 com destaque para a greco-romana e a hindu. Em tal percepção temporal, o tempo é visto como cíclico e num constante retorno às origens míticas, sendo medido mais por genealogias do que por uma mensuração cronológica linear. Esta compreensão mítica e cíclica do tempo foi rompida pela percepção temporal oriunda dos antigos hebreus – da qual o cristianismo é herdeiro e continuador –, que introduziram uma concepção de ordenação cósmica de um tempo linear, irreversível e teleológico. Para Barros (2013, p. 63), “ao substituir pela salvação futura [...] a redenção na origem, e ao introduzir os eventos como peças-chave neste caminho linear em direção ao [...] juízo final, os hebreus e cristãos prepararam [...] a ideia de tempo que logo permitiria o surgimento da história”. Essa concepção do tempo linear, irreversível e teleológico se fortalece com os pensadores do século XVIII e XIX, tais como Hegel, Condorcet, Comte e Marx. Mesmo divergindo em relação às suas percepções de como deveria se processar as mudanças sociais que anunciariam um futuro melhor para a humanidade, tais autores colocaram em discussão uma representação do tempo que se caracterizava como linear, teleológico – não mais guiado pela providência divina, mas norteado pelo espírito da razão –, evolucionista e progressista. Em suma, o “projeto” iluminista colocou em destaque a representação de uma temporalidade linear, que sinalizava para um progresso inevitável em um futuro não muito distante. 2 Finalizando a segunda parte do livro, Barros analisa a representação do tempo proposta no decorrer do século XX, destacando a dos historiadores ligados à Escola dos Annales e a concebida por Reinhart Koselleck (1979). Em relação aos annalistas, Barros oferece maior ênfase à proposta da multiplicidade de durações enunciada por Braudel (2011) e à relação problemática entre presente e passado, percebida por Marc Bloch (2001). As diferentes percepções das durações associadas às estruturas, às conjunturas e aos acontecimentos são entendidas por Barros (2013, p. 96-97) como “o substrato mais refinado das contribuições do movimento dos Annales para um redimensionamento do tempo histórico, [...] sendo particularmente feliz em assegurar o misterioso acordo entre estrutura que permanece e movimento que se transforma”. A isto, soma-se a própria percepção problemática da histórica, uma disciplina-problema que buscaria compreender o presente pelo passado, mas também o passado pelo presente (BLOCH, 2001, p. 6068). No tocante às teorias de Koselleck (1979), Barros destaca como fundamental a análise da historicidade da representação do tempo: “trata-se de perceber como, em cada presente, as instâncias do passado e do futuro são postas 2 A esse corolário otimista em relação ao futuro e ao progresso da humanidade, Barros (2013, p. 77) destaca algumas vozes dissonantes entre autores “iluministas” do século XVIII, tais como: Rousseau, contra o enaltecimento dos progressos da civilização; Montesquieu, discorrendo acerca da decadência dos Impérios; Diderot e D’Alembert, refletindo sobre a ruína das grandes civilizações com as inevitáveis revoluções. Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 137 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 em relação”, sendo o tempo histórico constituído “precisamente no processo de determinação da distinção entre passado e futuro” (BARROS, 2013, p. 138). Buscando dar conta dessa percepção histórica do tempo, Koselleck (1979, p. 16) propõe os conceitos correlatos de campo de experiência (representado pelo passado que ainda reverbera no presente) e de horizonte de expectativa (que seria um futuro proposto como possível pelo próprio presente), ressaltando que o “enigmático fenômeno de aceleração do tempo”, sentido na pós-modernidade, seria consequência direta da sensação contemporânea de cisão entre passado e futuro. Acerca das proposições de Koselleck e de sua importância para os historiadores, Barros (2013, p. 163) afirma: Podemos extrair algumas implicações derradeiras acerca do fato de que os dois conceitos koselleckianos que estruturam a sua percepção da temporalidade – passado que se concretiza no presente visto como espaço de experiência, e o futuro-presente visto como horizonte de expectativa – tornaram-se de fato extremamente importantes para a historiografia recente. Hoje podemos, a partir destas noções, pensar melhor nas temporalidades: uma relação certamente mutável de acordo com as várias épocas, com as várias culturas, e com os vários posicionamentos historiográficos. Depois de demonstrar a sua filiação conceitual às concepções temporais propostas pelo movimento dos Annales e por Koselleck, Barros inicia a terceira parte de seu livro, Tempos para escrever a História, partindo das observações de Paul Ricoeur (2010) sobre tempo e narrativa históricos. Nesta seção, o autor enfatiza a importância do tempo da “intriga” historiográfica, que configura, como mímesis, os fatos dispersos da experiência (do tempo vívido no passado) em um sistema lógico de sentido. 3 Para tanto, Ricoeur (2010) recorre ao círculo hermenêutico, compreendido por ele como a interação de três diferentes mímesis: a da prefiguração (o tempo vivido); a da configuração textual (o autor que constrói a intriga narrativa acerca do vivido); e a da refiguração (a apropriação por parte do leitor do texto historiográfico). Segundo Barros (2013, p. 204), o círculo teria o seguinte percurso: “o mundo lógico do texto, ofertado pela mímesis 2, e o mundo do viver da mímesis 1 produzem esse espaço de interseção que se oferece à recriação na mímesis 3. É desta forma que se pode dizer que a narrativa histórica parte do vivido e retorna a este mesmo vivido”. Enquanto narrativa, a história está intimamente ligada ao seu leitor, ao receptor de suas “intrigas”. Por conta disto, o historiador deve se preocupar com a exploração criativa do tempo da narrativa historiográfica, fugindo dos padrões limitadores impostos por “um infindável jogo de repetições de modelos e práticas 3 Mímesis, para Ricoeur, pode ser concebida como uma imitação criadora, sendo esta a base de seu modelo hermenêutico (BARROS, 2013, p. 191). Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 138 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 historiográficas em que se formam sucessivamente as gerações de historiadores” (BARROS, 2013, p. 246-247). De acordo com Barros (2013, p. 246): Algumas das maiores restrições que têm perseguido os historiadores, sem que boa parte deles disto se dê conta, são precisamente aquelas que impõem determinadas formas estereotipadas de tratar o tempo – o que vai desde uma determinada maneira de representar o tempo ou de narrar os eventos sob a forma de uma sucessão frequentemente linear e progressiva, até às possibilidades demasiado restringidas de elaborar recortes temáticos para a pesquisa histórica. O tempo, portanto, como objeto por excelência da disciplina História, deveria ser problematizado em suas várias nuances, percebido conceitualmente e historicamente em suas diversas representações ao longo da história. Tendo tal perspectiva em mente, o historiador poderá fugir dos lugares comuns, deixar de lado a sua ingenuidade em relação à temporalidade, desconsiderando o tempo histórico como unicamente linear, cronologicamente progressivo e evolutivo. Exortando os historiadores a desnaturalizarem tal concepção do tempo histórico – já que ela própria fora historicamente construída –, Barros propõe a superação dos antigos padrões de exposição textual e de tratamento da temporalidade. Afinal, sendo o tempo a base do trabalho historiográfico, não há como não investir na própria experimentação literária que envolve as múltiplas possiblidades de reordenar o discurso do historiador. Em suma, este último deveria assumir “antes a posição de um ‘senhor do tempo’ do que a de uma de suas vítimas” (BARROS, 2013, p. 263). BELCHIOR MONTEIRO LIMA NETO Referências 1. BARROS, J. D. (2013). O tempo dos historiadores. Petrópolis: Vozes. 2. BLOCH, M. (2001). Apologia da história. Rio de Janeiro: Zahar. 3. BRAUDEL, F. (2011). História e ciências sociais: a longa duração. In NOVAIS, F. A.; SILVA, R. F. Nova história em perspectiva. São Paulo: Cosac, pp. 87-127. 4. KOSELLECK, R. (1979). Futuro-passado. Rio de Janeiro: Contraponto. 5. RICOEUR, P. (2010). Tempo e narrativa. São Paulo: Martins Fontes. RÜPKE, Jórg. (2013). De Júpiter a Cristo. Cambios religiosos en el Imperio Romano. Buenos Aires: Eduvim. ISBN: 978-987-1868-51-3, páginas 409. Jörg Rüpke, erudito alemán de la religión comparada y filología clásica, estudió en la Universidad de Bonn, la Universidad de Lancaster y en la Universidad de Tübingen, donde completó su Doctorado. Ocupó diversos cargos Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 139 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 en las Universidades de Potsdam, Erfurt, Stanford. Fue Coordinador del programa Nacional de Investigación SPP 1080 "Religión provincial y imperial” y, hasta la actualidad, Director del Grupo de Investigación KFG "La individualización religiosa en perspectiva histórica" en el Centro de investigaciones Max Weber de la Universidad de Erfurt. Su enfoque investigativo abarca la Religión dentro de la Historia de Roma y el antiguo Mediterráneo; la historia religiosa europea; y la Historiografía, la religión y el individuo. Entre sus libros publicados se encuentra éste volumen, editado por Darmstadt en 2011, y reeditado en español por la editorial Eduvium en la Colección Poliedros en el año 2013. El Prólogo a la edición en español, a cargo de la Dra. Cecilia Ames (UNC/ Universidad de Tübingen, Alemania), introduce al lector en la temática del libro, delimita el ámbito específico y el contexto histórico en el que se realiza la investigación y resalta la importancia que tiene la innovadora visión del autor con respecto a las religiones antiguas. La Dra. destaca la novedosa inclusión del cristianismo dentro de las religiones del Imperio Romano y el cambio de perspectiva que toma el autor al focalizarse en las transformaciones producidas tanto en las formas de expresión, como en la organización de la religión a través del período imperial. Los años de cooperación y trabajo en conjunto que unen a la Dr. Ames con el autor del libro, le permiten realizar un análisis valorativo y certero de la obra. “De Júpiter a Cristo” es resultado de la compilación de los trabajos de Rüpke, elaborados en el marco investigativo del programa “Religión romana del imperio y las provincias”. Es por ello que el lector se encontrará con capítulos que, si bien fueron elaborados de forma independiente y muestran un estudio de casos, se vinculan entre si bajo la hipótesis que afirma que el cambio decisivo dentro del período imperial romano fue una modificación de la idea de "religión" y un cambio en el lugar social de las prácticas y creencias religiosas. Basándose en esto, Rüpke analiza en el primer capítulo las diferentes posturas sobre las observaciones histórico-conceptuales del término “Religión del Imperio” donde explicita el estado de la cuestión a través de los hitos que aportaron los alemanes J.A.. Hartung, TH. Mommsen, G.Wissowa, a los que destaca sobre otras posturas. Como así también realiza un análisis de la “religión como comunicación”, teniendo en cuenta sus participantes, los contenidos, los medios y el control de ésta. El Libro se encuentra dividido en tres partes que analizan tanto la situación de Roma como la de sus Provincias y por último la totalidad del Imperio. Cada una de las partes se encuentra precedida por un resumen introductorio general. La Parte 1, globalización en forma tradicional, reúne trabajos que ejemplifican cual fue la forma en que la religión antigua es (y continúa siendo) una religión local, analizándola bajo la esfera del término contemporáneo de “Glocalización” y tomando a la ciudad de Roma como receptora de estos cultos. Para dicho objetivo se exponen casos como las inscripciones halladas en un Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 140 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 santuario del monte Aventino en honor a Júpiter Doliqueno (Cáp. 3); la religión personal del pastor Hermas (Cáp. 4); o las funciones especializadas en diferentes cultos, principalmente en las religiones orientales (Cáp. 5). La Parte 2, medios y modos de difusión de la religión en el Imperio romano, tiene por objeto el análisis de la exportación de la religión a partir de medios de propagación tomando a la ciudad de Roma como punto de partida .Para ello el autor tendrá en cuenta la difusión de los “signos religiosos”, quienes eran los que realizaban el transporte y si lo hacían en forma de textos o como símbolos materiales. Como así también trabajará sobre las diferencias locales y las modificaciones producidas en los sistemas religiosos. Los capítulos que incluye son: La comunicación religiosa en las provincias (Cáp. 6); La religión en la Lex ursonensis (Cáp. 7); La exportación del calendario y las celebraciones del Imperio romano (Cáp. 8); y ¿Religiones de libros como Religiones Imperiales? (Cáp. 9). En la Parte 3, cambios en el mundo romano: el giro religioso a escala global, el autor se centra en el Imperio romano pensándolo en su totalidad como un escenario de cambios religiosos, siendo a su vez agente y factor de dichos cambios. Analiza conceptos con los que se describen los fenómenos y las modificaciones expuestas en los capítulos anteriores bajo una perspectiva innovadora, haciendo a un lado la comparación en la cantidad de fieles y su desarrollo, para notar que el cambio se encuentra en el concepto de “religión” y en lo que los contemporáneos entienden por ello. Este apartado contiene los capítulos: Politeísmo y pluralismo: reflexiones acerca de la competencia religiosa en el Imperio romano (Cáp. 10); El pluralismo religioso y el Imperio romano (Cáp. 11); Las representaciones literarias de la religión romana en la apologética cristiana (Cáp. 12); Retórica y crítica retórica en la apologética latina temprana (Cáp. 13); La centralización religiosa: los cleros tradicionales y el rol de Pontifex Maximus en el período imperial tardío (Cáp. 14); Mundos iconográficos y límites religiosos (Cáp. 15); y ¿De qué modo el Imperio modifica una religión, y cómo la religión un Imperio? (Cáp. 16). Es un aporte sumamente importante para todos aquellos interesados en el mundo antiguo y en especial para investigadores y estudiosos de la historia de la religión, ya que la obra presenta un nuevo enfoque. Logra un abordaje innovador a partir del estudio de casos ejemplificadores, consistentes y contextualizados que permiten al lector ubicar el objetivo y contexto histórico de forma sencilla. El trabajo de introducción y seguimiento de un hilo conductor hacen de la obra una síntesis interesante de contenido y análisis. Es digno de destacar el manejo de documentos y bibliografía que el autor demuestra. Por ello, es una obra que aporta una visión novedosa y renovadora sobre la historia de la religión en general. ANA BELÉN LOZANO Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 141 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 ROMERO, JOSÉ LUIS (2012). Estado y sociedad en el mundo antiguo. Estudio introd. de Julían Gallego. México: Fondo de Cultura Económica. ISBN: 978607-16-0875-8, páginas 327. Sin lugar a dudas, la figura de José Luis Romero se ha constituido en un referente singular para todo el arco historiográfico nacional. Si bien el genial historiador argentino se ha destacado en el campo de la Historia Medieval, limitar la importancia de su pensamiento a dicha especialidad no sería más que amputar la amplitud de sus reflexiones. A 35 años de su fallecimiento, Fondo de Cultura Económica honra esta idea al publicar esta compilación de trabajos de su primera etapa profesional dedicados a la Antigüedad Clásica. En el caso de un historiador como Romero, nos parece natural que el comienzo de una vida interpretativa que ha legado conceptos clave para el estudio de la cultura occidental, haya iniciado su camino en un campo que, a nuestro criterio, resulta una “llave de comprensión”. Este volumen recopila su ya conocida tesis doctoral, La crisis de la república romana (1936; publicada por primera vez en 1942) y otros trabajos no tan divulgados pero que también procuran un aporte fundamental para el abordaje inicial de su reflexiones. Una serie de disertaciones ofrecidas en 1938 en el Colegio Libre de Estudios Superiores conocido como “El Estado y las facciones en la Antigüedad Clásica” y el artículo “Imagen y realidad del legislador antiguo” publicado por la revista Humanidades en 1936. Estos trabajos representan, por un lado, el aporte epistemológico, ideacional e interpretativo que Romero nos ha legado a los especialistas en el mundo clásico. En materia de conceptos o categorías aplicadas a dicho campo, algunas como “facción”, “cesarismo”, “proyecto político” o “filiación ideológica”. Pero por otro lado, allí ya se encuentran en germen algunas de sus ideas eje que permiten palpar la aspiración de una proyección historiográfica de largo alcance. La propia “teoría sobre la facción”, los binomios “campo-ciudad” y “masas populares-elite” o la importancia de las “ideologías” como fuente de transformación dentro de la historia, así como también la importancia y rol del historiador para su formulación, presentan algunas ideas centrales que acompañarán toda su producción intelectual. La Crisis de la República Romana, se ha constituido en un hito para los estudiosos del mundo romano y no creemos necesario aquí hacer un comentario exhaustivo y crítico sobre un trabajo que, entre los especialistas, ya es harto conocido. No obstante, para aquellos que aún no han tomado contacto con él, podemos indicar que el autor realiza en esta tesis una interpretación de la crisis republicana tomando la acción de los Graco y las condiciones que la circundan como el núcleo del proceso. En virtud de ello, la tesis se encuentra divida en dos partes. La primera, corresponde a la descripción de las condiciones políticas, Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 142 DE REBUS ANTIQUIS Núm. 4, Año IV/ 2014, pp. 131-143 ISSN 2250-4923 sociales, económicas e ideológicas que derivan en el “proyecto revolucionario” de los Graco. Mientras que la segunda, explica las características, problemáticas y consecuencias que suscitó dicho proyecto entre el 133 y el 123. Con una notable exposición de los comportamientos de los grupos sociales involucrados, las formas de agrupamiento político de los sectores oligárquicos, las transformaciones socio-económicas suscitadas por la rápida expansión territorial y el impacto de las doctrinas políticas y sociales helenísticas en la clase dirigente romana, Romero nos ofrece una interesantísima interpretación de la obra reformista de los Graco a la luz de estos fenómenos y de la naturaleza del principado como un régimen originado, en cierta medida, de la tradición política derivada de ésta. En El estado y las facciones en la Antigüedad, nuestro autor analiza la caracterización filosófica e histórica del estado en las fuentes antiguas para luego llevar a cabo una caracterización teórica de los distintos tipos de estado que registra: oligárquico griego, tiránico, democrático, autocrático helenístico, patricio-plebeyo romano, cesariano e imperial. Luego de este análisis, ensaya una sociología de las facciones que actúan por debajo del estado en el mundo antiguo, cuáles eran, sus características generales y su funcionamiento. Finalmente, Imagen y Realidad del legislador antiguo, lleva a cabo un estudio del significado de la Ley en las fuentes antiguas, particularmente Platón y Aristóteles, para luego detenerse en la figura de Solón. Romero aborda el tema desde la particular convicción de que será en un momento de crisis de la polis, cuando la imagen del legislador antiguo se forja en la memoria ateniense como modelo de conducción del estado. Pese a la recurrencia a ciertos conceptos de moda para su generación, y que tras décadas de investigación hoy podrían resultarnos criticables, los tres trabajos representan una obra histórica que, en líneas generales, hoy no ha perdido vigencia y participa en ocasiones del debate especialista. Agradecemos particularmente al Dr. Julián Gallego el Estudio Introductorio dedicado al volumen. Con gran perspicacia, el profesor de UBA destaca y revela los aspectos “ocultos” de estos trabajos; es decir los elementos metodológicos y epistemológicos utilizados por el autor y que pueden servir de guía a cualquier historiador. Por otra parte, lo ubica dentro de las corrientes historiográficas de su época, analizando las influencias que afectaron su producción historiográfica en este periodo. El derrotero de autores que sigue, como Raymond Bloch, Carcopino, Max Weber, T. Frank, Rostovtzeff, Münzer, Pöhlmann, Meyer, entre otros, lo ubican, a fines de los años ‘30, en la corriente renovadora que buscaba comprender la historia en clave económico-social. Finalmente, Gallego nos descubre los profundos impulsos filosóficos del pensamiento de Romero como la propia circunstancia contextual desde la cual y hacia la cual escribe. La conclusión es inapelable: Romero no tenía vocación de anticuario; hurga en el pasado, es cierto, y con una lucidez sorprendente, también cierto, pero para entender su propio presente. JUAN PABLO ALFARO Universidad Católica Argentina - www.uca.edu.ar/de-rebus-antiquis - [email protected] 143